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E l Mercosur y los cambios en el sistema político internacional E l Mercosur y los cambios en el sistema político internacional Mónica Hirst / Roberto Russell Programa Mercosur de la Fundación OSDE con la supervisión académica y certificación de la Universidad Nacional de San Martín. Coordinador académico Licenciado Omar Bagnoli © 2001 Fundación OSDE Cubierta: A+U / Diseño Gráfico Este ejemplar es de consulta exclusiva del personal de OSDE y carece de valor comercial Impreso en Argentina - Printed in Argentina Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 ISBN: 987-9358-05-8 ÍNDICE GENERAL INTRODUCCIÓN ................................................... 11 Módulo I EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL SISTEMA INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEO 1 2 3 4 5 6 6.1 6.2 6.3 6.4 6.5 6.6 UNIDAD 1. LA PAZ DE LOS CIEN AÑOS Y LA FORMACIÓN DE LOS ESTADOS NACIONALES EN EL CONO SUR ................................................. INTRODUCCIÓN ..................................................... EL CONGRESO DE VIENA Y EL CONCIERTO EUROPEO .. LAS INSTITUCIONES DE LA PAZ DE LOS CIEN AÑOS ... LA HEGEMONÍA DE GRAN BRETAÑA ....................... LA ERA IMPERIAL EN EUROPA: EL TIEMPO DE LAS RIVALIDADES ................................ SUDAMÉRICA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL ....... Ruptura y continuidad con el pasado colonial .............. Primero el Estado, luego la Nación: el caso argentino .... La particularidad del proceso chileno ......................... Brasil: del Imperio a la República ............................... Los Estados pequeños del Cono Sur: Uruguay y Paraguay .. Entre el conflicto y la cooperación .............................. Autoevaluación ........................................................ Índice general 17 17 18 21 22 24 25 25 28 31 33 35 38 43 7 Fundación OSDE 1 2 3 4 5 6 7 7.1 7.2 7.3 1 2 3 4 5 6 7 UNIDAD 2. EL CORTO SIGLO XX ......................... INTRODUCCIÓN ..................................................... 1919-1939: LA CRISIS DE LOS VEINTE AÑOS ............ DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL A LA GUERRA FRÍA ... LA EVOLUCIÓN INICIAL DE LA GUERRA FRÍA ............. LA DESCOLONIZACIÓN Y LA FORMACIÓN DEL TERCER MUNDO ............................................... ENTRE LA DÉTENTE Y LA ÚLTIMA ESCALADA .............. LA “PAZ NEGATIVA” EN SUDAMÉRICA ...................... Sudamérica en la época de entreguerras .................... América latina en la Guerra Fría ................................ La región latinoamaericana en los años finales de la bipolaridad ............................................................. Autoevaluación ........................................................ 45 45 47 50 53 UNIDAD 3. EL MUNDO DE LA POSGUERRA FRÍA .. INTRODUCCIÓN ..................................................... LA POSGUERRA FRÍA: FUERZAS DE SIGNO OPUESTO EL FIN DE LA GUERRA FRÍA ....................................... EL FENÓMENO DE LA GLOBALIZACIÓN ................... GLOBALIZACIÓN Y ESTADO-NACIÓN ...................... REGIONALISMO ...................................................... EL PROCESO DE DEMOCRATIZACIÓN ........................ Autoevaluación ........................................................ 75 75 76 81 87 92 97 100 103 55 57 60 60 64 69 74 Módulo II POLÍTICA REGIONAL, EL MERCOSUR POLÍTICO Y LA PROBLEMÁTICA ARGENTINA 1 2 8 UNIDAD 4. AMÉRICA LATINA EN LA POSGUERRA FRÍA ...................................... INTRODUCCIÓN ..................................................... AMÉRICA LATINA Y LAS TRANSFORMACIONES MUNDIALES ................ 107 107 109 Índice general Mónica Hirst / Roberto Russell 3 4 5 6 LA TERCERA OLA DE DEMOCRATIZACIÓN: LA EXPERIENCIA DEL CONO SUR .............................. 111 EL REGIONALISMO EN LAS AMÉRICAS: REACTIVACIÓN Y LIMITACIONES ESTRUCTURALES ............................. 119 LA BÚSQUEDA DE NUEVAS OPCIONES INTRARREGIONALES .............................. 124 LAS PRINCIPALES VOCACIONES DE LA REGIÓN ........ 127 Autoevaluación ........................................................ 130 1 2 3 3.1 3.2 3.3 UNIDAD 5. POLÍTICAS DE SEGURIDAD NACIONAL INTRODUCCIÓN ..................................................... LA NUEVA AGENDA REGIONAL DE SEGURIDAD ....... POLÍTICAS DE SEGURIDAD EN EL CONO SUR ........... De la transición a la consolidación democrática........... La dimensión externa: la Posguerra Fría ...................... La dimensión regional ............................................... Autoevaluación ........................................................ 131 131 133 137 137 143 149 155 1 2 3 3.1. 3.1.1 3.1.2 3.1.3 3.2. 3.2.1 3.2.2 3.2.3 3.2.4 4 5 UNIDAD 6. LA CONSTRUCCIÓN POLÍTICA DEL MERCOSUR .................................... INTRODUCCIÓN ..................................................... LA ESPECIFICIDAD POLÍTICA DEL MERCOSUR ............. LOS ACTORES ......................................................... Actores de primer nivel ............................................. Los agentes gubernamentales ..................................... El empresariado ....................................................... Las dirigencias políticas ............................................ Actores de segundo nivel .......................................... Los partidos políticos ................................................. Los pequeños y medianos empresarios ........................ Las organizaciones laborales ..................................... El segmento técnico-académico .................................. LOS PUNTOS DE POLITIZACIÓN ............................... LAS PERSPECTIVAS POLÍTICAS DEL MERCOSUR .......... ANEXO. LAS INSTITUCIONES DEL MERCOSUR .......... Autoevaluación ........................................................ 157 157 159 160 161 161 163 165 165 166 168 169 171 172 178 181 185 Índice general 9 Fundación OSDE 1 2 3 4 5 6 UNIDAD 7. LA INSERCIÓN INTERNACIONAL DE LA ARGENTINA ............................................... INTRODUCCIÓN ..................................................... FRUSTRACIÓN Y CRISIS DE IDENTIDAD ..................... EL PARADIGMA GLOBALISTA .................................... UNA VISIÓN DESDE EL SUR ..................................... DEMOCRACIA Y POLÍTICA EXTERIOR: LOS AÑOS DE ALFONSÍN ........................................ ESTABILIDAD Y GOBERNABILIDAD ............................. Autoevaluación ........................................................ 187 187 189 195 200 204 213 237 UNIDAD 8. CONCLUSIONES ................................ FUTURO(S) POLÍTICO(S) DEL MERCOSUR ................... EL MERCOSUR EN LA BALANZA ............................... UN QUINQUENIO ACCIDENTADO ........................... EL MERCOSUR COMO COMUNIDAD ....................... EL MERCOSUR Y EL CONTINENTE AMERICANO ........ Autoevaluación ........................................................ 239 239 241 245 248 261 264 GLOSARIO ..................................................................... 265 BIBLIOGRAFÍA ............................................................... 307 1 2 3 4 5 10 Índice general INTRODUCCIÓN L a política exterior de un país es producto de una combinación variable y fluida de circunstancias y procesos internos y externos. A pesar de que los límites entre lo doméstico y lo internacional tienden a desdibujarse, la distinción entre factores de naturaleza interna y externa sigue siendo válida para comprender adecuadamente la conducta de los Estados en el mundo. El marco externo comprende una variable de naturaleza agregada, como el sistema global, y variables específicas, que se refieren principalmente a los atributos y comportamientos de los gobiernos y de los actores no gubernamentales de otros países. Dicho de otro modo, cuando se consideran los factores externos se apela a la conocida fórmula «desde afuera hacia adentro», con el propósito de comprender cómo actúan los condicionamientos externos con respecto a una determinada política exterior. Pero sin duda, dicha política también obedece a factores internos. Cuando el análisis se realiza desde este punto de vista, se invierte la fórmula anterior y, entonces, lo que se procura explicar son conductas «desde adentro hacia afuera». Para ello, se recurre a variables tales como el tipo de régimen, las estrategias de desarrollo y los factores históricos, culturales y sociales. El impacto de estos últimos es difícil de evaluar aunque es indudable que, llegado el momento, generan demandas de acción y restringen o amplían el menú de opciones disponibles para los actores que deben tomar las decisiones. Este libro procura explicar la inserción internacional de América latina y, más específicamente, de los países del Cono Sur y de la Argentina en particular analizando, para el caso de cada uno de los períodos en que puede dividirse dicha inserción, cómo la evolución del orden mundial y de los propios países influyó sobre su visión del mundo y, consecuentemente, sobre el modo en que se vincularon tanto con el sistema interestatal como con la economía mundial. El énfasis del texto recae sobre la dimensión política de las relaciones internacionales. Así es como se pone el acento en el desa- Introducción 11 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL rrollo del orden político internacional a partir del Congreso de Viena y en las transformaciones políticas producidas en el Cono Sur, desde la formación de los respectivos Estados nacionales que favorecieron, según los momentos, políticas exteriores centradas en la rivalidad o en la cooperación. En las dos primeras Unidades se analizan los principales rasgos del sistema internacional durante dos períodos -La paz de los cien años y la formación de los Estados nacionales en el Cono Sur (18151914) y El corto siglo XX (1914-1989)- al tiempo que se explican la evolución política de los países del Cono Sur durante esos mismos años, las políticas exteriores que siguieron y las relaciones intrarregionales. La Unidad 3 se ocupa de cuatro procesos globales que sirven de marco para el resto, ya más focalizadas en el tratamiento específico de América latina. Estos procesos, que se iniciaron en momentos distintos durante la segunda mitad del siglo XX, son el fin de la Guerra Fría, la extensión y profundización de la globalización, el regionalismo abierto y la democratización. Su análisis ayuda a comprender las nuevas oportunidades y desafíos que hoy tiene América latina. Precisamente, la Unidad 4 estudia el impacto de esos cambios globales en la región mostrando con bastante detalle las especificidades del Cono Sur respecto del resto, como así también las existentes dentro de la propia subregión. Por cierto, las diferencias observables en cada país obedecen en gran medida a factores de naturaleza interna. Por ello, esta Unidad procura reflejar la interrelación que se produce entre los factores domésticos y los internacionales con el objeto de explicar las posiciones adoptadas, no siempre coincidentes y en ocasiones opuestas, por los países del Cono Sur. Desde un mismo enfoque, la Unidad 5 estudia el nuevo contexto de seguridad de América latina, señalando las diferencias existentes entre el Norte y el Sur de la región, y las políticas de seguridad del Cono Sur, tanto en el ámbito global como en el hemisférico y subregional. Se explican las causas que generaron un patrón distinto de relaciones cívico-militares en cada país, la vinculación entre política de seguridad nacional y política exterior, y los cambios producidos 12 Introducción Mónica Hirst / Roberto Russell en las condiciones de paz y seguridad en el Cono Sur como consecuencia de la democratización y de las distintas iniciativas de cooperación económica. La Unidad 6 se ocupa de la construcción política del Mercosur, al que se identifica como el único caso en el mundo que combinó simultáneamente un proceso de consolidación democrática con otro de creación de un espacio económico común. Se analizan los principales actores involucrados en el proceso asociativo, diferenciándolos en dos niveles según su grado de participación. En el primero se sitúan los agentes gubernamentales, los empresarios y las elites políticas, mientras que en el segundo se ubican los partidos políticos, las organizaciones sindicales, las pequeñas y medianas empresas y los segmentos técnico-académicos. La segunda parte de la Unidad se ocupa de un tema fundamental en todo proceso de integración a medida que el mismo se profundiza: la politización de la agenda como consecuencia de la ampliación de los actores que participan y de los intereses en disputa. Los temas de politización tratados se ligan a los universos de la economía política internacional, la economía política interna, las políticas exteriores y de seguridad internacional y, finalmente, las opciones de institucionalización del Mercosur. La Unidad 7 analiza la inserción internacional de la Argentina marcando tres etapas claramente diferenciables y que corresponden a tres modelos de política exterior: la relación de preferencia con Gran Bretaña (1880-1930), el paradigma globalista (1946-1989) y el acomodamiento pragmático con Occidente (1989-2001). En esta parte, se identifican los factores internos y externos que dan cuenta de una política exterior que fue un fiel reflejo de lo que ocurría dentro del país, pues sus inconsistencias no resultaron mayores que las de la política interna y pusieron de manifiesto un problema de identidad de larga data que aún persiste. No obstante ello, la Unidad también señala importantes continuidades que expresan el modo en que la Argentina reaccionó a un medio externo caracterizado por la Guerra Fría y la problemática Norte-Sur. Los cambios producidos en el mundo a partir de fines de los ‘80 llevaron al país a buscar un nuevo esquema de inserción internacional que todavía es materia de debate. Este últi- Introducción 13 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL mo aspecto se destaca tanto en esta Unidad como en la siguiente y última Unidad 8 –Conclusiones- que se detienen en la consideración del futuro político del Mercosur. Ambos temas están estrechamente relacionados dado que el debate en la Argentina sobre su inserción externa tiene a la entidad del Mercosur como eje central. El libro no ofrece respuestas a este dilema. Las variables en juego son muchas y es imposible establecer el rumbo que finalmente adoptará el país y, en definitiva, la suerte del Mercosur. Sí intenta explicar el desarrollo histórico de las relaciones intrarregionales y su situación actual con el propósito de aportar elementos de peso para comprender mejor los desafíos externos que la Argentina tiene por delante, como así también las oportunidades que dispone. También subraya que la construcción del Mercosur ha demandado muchos esfuerzos y que el proceso tiene en su haber logros importantes. Dicho de otro modo, que el Mercosur trasciende en mucho la mera integración económica de los cuatro países que lo integran: los avatares de la coyuntura no deben hacer perder de vista la riqueza de una historia que, a pesar de sus avances y retrocesos, ha posibilitado cambiar para siempre el signo de las relaciones políticas en el Cono Sur. La elaboración de los textos reunidos en este libro han contado con el apoyo de Khatchik Der Ghougassian y Fabián Calle, como también con la edición de Cecilia Barros Gil y la asistencia de Verónica De Majo y Jazmín Saenz. 14 Introducción UNIDAD 1 LA PAZ DE LOS CIEN AÑOS Y LA FORMACIÓN DE LOS ESTADOS NACIONALES EN EL CONO SUR 1. INTRODUCCIÓN L a independencia de los países sudamericanos y su proceso de formación como naciones tuvo lugar en las primeras décadas del siglo XIX durante el período conocido como la “paz de los cien años”. Luego de las guerras napoleónicas, el Congreso de Viena (1815) institucionalizó el equilibrio de poder como el instrumento político para evitar una guerra prolongada en Europa y esta modalidad de concertación se transformó en la principal medida diplomática entre las grandes potencias. En este período, Gran Bretaña ocupó un lugar privilegiado en el mundo por su poderío militar y económico, alcanzando una posición hegemónica que perduró prácticamente hasta 1885. La economía mundial llegó a niveles de crecimiento sin precedentes gracias a la Revolución Industrial cuyo epicentro se ubicó, precisamente, en el Reino Unido. A partir de la segunda mitad del siglo, sin embargo, la supremacía británica perdió terreno frente a nuevos competidores. En efecto, terminadas las guerras de la unificación en Alemania, así como la guerra civil en Estados Unidos, ambos países se transformaron rápidamente en exitosas potencias económicas, sin compartir necesariamente la filosofía británica del libre comercio. Después de 1898, y a raíz de su triunfo en la guerra contra España, Estados Unidos inició su política imperialista en la región de América Central y el Caribe, legitimada por el Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe y acompañada por la “diplomacia del dólar” en apoyo a las empresas estadounidenses. Aunque el mecanismo de la concertación se mantuvo entre las potencias europeas, la búsqueda de nuevos mercados inauguró la era del imperialismo, marcada por el regreso de las guerras prolongadas, la carrera armamentista y las alianzas político- Módulo I / Unidad 1 17 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL militares de carácter cada vez más agresivo. La paz de los cien años terminó en 1914 con el advenimiento de la Primera Guerra Mundial. En este contexto internacional, las ex colonias de Iberoamérica (particularmente Brasil y el Virreinato del Río de la Plata) surgieron como países independientes. Luego de una primera etapa de formación (1810-1830), los estados sudamericanos consolidaron sus fronteras nacionales y establecieron un esquema de relaciones económicas y políticas entre sí y con el resto del mundo, especialmente con las potencias europeas. En este período, las relaciones intrarregionales tendieron más hacia el conflicto que hacia la cooperación: la Guerra del Paraguay (1865-70) así como la del Pacífico (1879-83) fueron sus manifestaciones más contundentes. No obstante ello, también fue la etapa en que se sentaron las bases para una futura cooperación. 2. EL CONGRESO DE VIENA Y EL CONCIERTO EUROPEO E l año 1815 inaugura una nueva era en las relaciones internacionales diferente en varios aspectos al orden westfaliano que 1 marcó la política europea desde 1648 en adelante . Este nuevo período se caracterizó por la ausencia de guerras prolongadas entre las grandes potencias y el crecimiento de la economía internacional junto con el mejoramiento de los sistemas de transporte y comunicación. El mecanismo diplomático establecido en Viena, el Concierto Europeo, preservó el equilibrio de poder con el objeto de impedir el ascenso de una potencia hegemónica en el continente y consolidó la estructura multipolar del sistema internacional. Las guerras napoleónicas no sólo habían alterado el orden en Europa sino que amenazaban directamente la legitimidad de las mo1 La sangrienta guerra de los Treinta Años marcó el fin de los grandes principios religiosos y políticos. Al finalizar la misma en 1648, la Paz de Westfalia fijó los límites territoriales de los estados, consagró la libertad religiosa y política de los pueblos y aceptó la aplicación del principio del equilibrio de poder entre los estados como factor importante para establecer el orden internacional, tratando de impedir por este mecanismo la preponderancia de uno de ellos sobre los demás. 18 Módulo I / Unidad 1 Mónica Hirst / Roberto Russell narquías continentales, por la difuEl mecanismo diplomático sión de las ideas de la Revolución establecido en Viena, el Francesa y por la participación Concierto Europeo, preservó popular en la empresa bélica. En el equilibrio de poder con el objeto de impedir el efecto, la Revolución consagró en ascenso de una potencia Europa el ascenso más dramátihegemónica en el co al poder de la burguesía y mocontinente y consolidó la dificó radicalmente las relaciones estructura multipolar del de poder dentro de la sociedad. sistema internacional. A diferencia de países como Gran Bretaña u Holanda, donde la clase media -el sector más dinámico, educado y próspero de la sociedad- había cambiado el autoritarismo del ancien régime mediante su gradual participación en los asuntos públicos, las ideas de los filósofos de la Ilustración, inspiradas en estas mismas experiencias británica y holandesa, se impusieron en Francia de manera violenta para poner fin a los derechos “divinos” y hereditarios de la nobleza y del clero, y delegar el poder absoluto al pueblo. Las dos consecuencias más importantes de la Revolución Francesa fueron la práctica democrática y el nacionalismo, dos conceptos que el tiers état, como se calificaban aquellos que pedían el cambio, consideró inseparables. La soberanía del pueblo significó que el único Estado legítimo era aquél que se basaba en la expresión de la voluntad de una entidad colectiva llamada nación. Consecuentemente, el territorio estatal dejó de ser una herencia o una asignación arbitraria resultante de una guerra o de la necesidad de preservar el equilibrio de poder, para transformarse en la patria, Las guerras napoleónicas en cuya defensa se movilizarían no sólo habían alterado el voluntariamente los ciudadanos. orden en Europa sino que Con el imperio francés amenazaban directamente (1804-1815) se creó el primer la legitimidad de las monarquías continentales, ejército de masas de la historia por la difusión de las ideas y se marchó a la guerra en dede la Revolución Francesa y fensa de los principios revoluciopor la participación popular narios de la libertad y de la en la empresa bélica. nación. El objetivo era restar le- Módulo I / Unidad 1 19 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL gitimidad al viejo orden monárquico basado en la autoridad del principio divino o hereditario, reivindicando en su lugar un gobierno fundado en la Constitución y no en la fuerza de la tradición. Pero la campaña militar, llevada a cabo en nombre de la “liberación” pronto se transformó, además, en una guerra de conquista cuyo objetivo era asegurar a Francia el dominio hegemónico de Europa. Las tres grandes potencias de Europa del Este, Prusia, Rusia y Austria, percibieron el nuevo dogma de la Revolución Francesa como una amenaza directa a la continuidad de las dinastías en el poder, ya que todas ellas eran monarquías hereditarias y no tendrían el mismo lugar en un mundo de estados nacionales gobernados por unidades políticas sustentadas en la soberanía popular. El predominio hegemónico de Francia también fue asimilado por Gran Bretaña como una amenaza para su seguridad. Si bien el régimen político establecido en Londres después de la Revolución Gloriosa (1688), evolucionaba hacia una monarquía constitucional y no tenía mucho en común con el orden del ancien régime en Europa, la rivalidad de Inglaterra con Francia alcanzaba una nueva etapa. Tradicionalmente, eran dos las preocupaciones de Gran Bretaña con respecto a la seguridad: mantener la supremacía en los mares para obstruir cualquier amenaza al libre comercio, que era la base de su prosperidad, e impedir el acceso al poder de una potencia hegemónica en el continente, dado que ello le quitaría mercados, interferiría en las comunicaciones imperiales marítimas y, finalmente, podría dar lugar al bloqueo y hasta a la invasión de las islas británicas. Mientras no ambicionaba ninguna expansión territorial en Europa y se preocupaba mucho más por sus colonias en Asia y África, el Reino Unido se mostró ansioso por un equilibrio de poder general al otro lado del Canal de la Mancha y estuvo dispuesto a intervenir para mantenerlo. Las guerras de la Revolución habían distorsionado precisamente este equilibrio y la Francia napoleónica se presentó entonces como la mayor amenaza a la seguridad de Gran Bretaña. En Viena, las potencias continentales compartieron como nunca antes las preocupaciones británicas por el equilibrio de poder. Sin embargo, quisieron ir más lejos y usar la coalición para asegurar la 20 Módulo I / Unidad 1 Mónica Hirst / Roberto Russell inmunidad de las dinastías euroEn Viena, las potencias peas frente a las ideas revolucio- continentales compartieron narias. Así se formó la Santa como nunca antes las preocupaciones británicas Alianza, cuyos líderes -Austria, por el equilibrio de poder. Prusia y Rusia- se declararon obligados a intervenir en nombre de la religión para preservar el statu quo interno en Europa. La idea fue rechazada por Gran Bretaña por considerar que su realización significaría un involucramiento británico en la política europea más activo de lo que requería su propia seguridad. Por cierto, las relaciones entre las potencias que participaron del Concierto Europeo no fueron siempre armoniosas. Rusia persiguió sus planes de expansión y, a lo largo del siglo XIX, se enfrentó con el Imperio Otomano con el afán de alcanzar el Mediterráneo, Francia nunca se olvidó de sus privilegios adquiridos con Napoleón en España e Italia, y Austria y Gran Bretaña mantuvieron su rivalidad por el liderazgo del Concierto. Más aún, mientras este mecanismo aseguraba una relativa estabilidad en Europa gracias a la cooperación entre las potencias, el comportamiento de éstas fuera de Europa y, sobre todo en torno de la 2 Cuestión Oriental , reflejó la clásica lucha por el poder. 3. LAS INSTITUCIONES DE LA PAZ DE LOS CIEN AÑOS E n los cien años que van desde el Congreso de Viena hasta la Primera Guerra Mundial, según la interpretación clásica de Karl Polanyi, las potencias europeas encontraron un interés común en la estabilidad del sistema que funcionó a través de cuatro instituciones, que constituyeron los pilares de la civilización del siglo XIX. Dos de ellas eran políticas: el equilibrio de poder y el Estado liberal, y dos 2 La Cuestión Oriental se refiere al despertar nacional de las minorías cristianas del Imperio Otomano en el siglo XIX y a la rivalidad de las grandes potencias que procuraron aprovechar este fenómeno para expandir su influencia en el Cercano Oriente y el Norte de África, por donde pasaban las principales rutas de comercio hacia la India y el Lejano Oriente. Módulo I / Unidad 1 21 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL económicas: el patrón oro y En los cien años que van desde el mercado autorregulado. De el Congreso de Viena hasta la las cuatro, la última fue la que Primera Guerra Mundial, estableció el vínculo entre la según la interpretación clásica organización política y econó- de Karl Polanyi, las potencias europeas encontraron un mica del mundo y, durante las interés común en la estabilidad tres últimas décadas del siglo, del sistema que funcionó a mantuvo vivo el interés en evitravés de cuatro instituciones, tar una guerra generalizada. que constituyeron los pilares La larga paz europea de la civilización del siglo XIX. sufrió sus primeras turbulencias a mediados del siglo XIX. El año 1848 marcó el principio del fin de los órdenes monárquicos. Al triunfo de la revolución en Francia le siguieron sublevaciones populares en Alemania, Italia, Hungría y Austria donde los defensores de la democracia radical pidieron terminar con el reino de las dinastías y fundar la república. Después de la Guerra de Crimea (1854-6), el mecanismo del Concierto Europeo dejó de ser eficaz como medio privilegiado para evitar la guerra. 4. LA HEGEMONÍA DE GRAN BRETAÑA E n el sistema multipolar del siglo XIX, Gran Bretaña se adjudicó el papel de “sostenedora” del equilibrio de poder. Tradicionalmente su política internacional siguió cuatro lineamientos estratégicos: supremacía del poderío naval; alianzas tácticas, flexibles, circunstanciales y nunca permanentes; equilibrio y no conquista; involucramiento en vez de aislaEn el sistema multipolar del miento. Pragmática, sostenible y de siglo XIX, Gran Bretaña se bajo costo, esta política llevó al adjudicó el papel de Reino Unido a ocupar la posición “sostenedora” del de primera potencia mundial desequilibrio de poder. de 1815 a 1871. La habilidad co- 22 Módulo I / Unidad 1 Mónica Hirst / Roberto Russell mercial y la maestría en las altas finanzas -ambas ligadas al formidable crecimiento económico que la Revolución Industrial, en sus dos sucesivas fases, le había asegurado a Gran Bretaña entre 1760 y 1885- dieron sustento a esta política. En la segunda fase de la Revolución Industrial, que se inició alrededor de 1830, las industrias de base -el carbón, el hierro y el acero- proporcionaron al crecimiento económico británico un sostén mucho más firme. Entre 1830 y 1850 se tendieron miles de kilómetros de vías de ferrocarril en Gran Bretaña, mientras la construcción a escala mundial prosiguió hasta 1880 con un impacto muy profundo en la reorganización de la vida social y económica de diferentes partes del planeta, donde se proyectaba el poderío imperial británico. El cambio en la orientación de la economía británica revolucionó las industrias pesadas, aumentó la remuneración salarial y el empleo, generó una sensación de mejora del nivel de vida y provocó un notable incremento en la exportación del capital británico: hacia 1870 se habían invertido en el exterior más de 700 millones de libras esterlinas, una cuarta parte de las cuales fue a Estados Unidos. La filosofía del laissez-faire consolidó el perfil del Estado liberal con una mínima intervención en el proceso económico. Entre 1815 y 1865, y a pesar de la retórica antiimperialista de Gran Bretaña, su imperio se expandió de modo galopante, consolidando así su posición hegemónica. Algunas adquisiciones fueron de carácter estratégico-comercial, pero otras resultaron del asentamiento de británicos en búsqueda de territorios desde Sudáfrica hasta Canadá, pasando por Australia, donde la resistencia de los nativos fue a menudo aplastada por las tropas británicas. Módulo I / Unidad 1 23 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 5. LA ERA IMPERIAL EN EUROPA: EL TIEMPO DE LAS RIVALIDADES A partir de 1860 y más precisamente al término del triunfo del norte industrializado en la Guerra de Secesión en Estados Unidos (1866) y de la unificación alemana (1871), Gran Bretaña no gozó más del monopolio industrial. Estos países se presentaron como serios competidores cuando después de desarrollar su propia base industrial dejaron de ser economías dependientes del Reino Unido. La pérdida de la competitividad británica tuvo dos efectos: las empresas británicas se retiraron cada vez más del ámbito de la producción para dedicarse a las finanzas y a los servicios, un sector mucho más rentable, y el Estado se lanzó a la conquista económica con el objetivo de abrirse a zonas inexploradas y nuevos mercados. Así, como resultado de la segunda fase de la Revolución Industrial, el nuevo proyecto de poder británico fue el colonialismo, que se revistió con el disfraz ideológico de “la misión civilizadora del hombre blanco”. En esta era de rivalidades, el concepto de Realpolitik fundamentó una conducta agresiva en la política exterior, que se basó en el precepto de que sólo triunfa el Estado que acumula más atributos de poder y demuestra más voluntad de poder. En la segunda mitad del siglo XIX, ninguna institución podía competir con el Estado en la movilización y el control de los recursos demográficos, económicos, industriales, tecnológicos y científicos. La educación y la salud pública se masificaron en prácticamente todos los países europeos en fechas coincidentes, entre 1868 y A partir de 1860 y más 1875. Junto a la generalización de la enseñanza escolar obliga- precisamente al término del triunfo del norte toria, se estableció el servicio industrializado en la Guerra militar también obligatorio y se de Secesión en Estados difundieron los himnos patriótiUnidos (1866) y de la cos, las banderas, los escudos na- unificación alemana (1871), cionales, los desfiles militares…, Gran Bretaña no gozó más del monopolio industrial. esto es, toda una cultura militar- 24 Módulo I / Unidad 1 Mónica Hirst / Roberto Russell nacional que fomentaba el “orgullo imperial” de Europa. A partir de 1890 todos los países europeos constituyeron “partidos coloniales” que exacerbaron las rivalidades imperiales: los enfrentamientos por la expansión territorial fomentaron la carrera armamentista y el clima de “darwinismo social” que, sumados al ímpetu del nacionalismo agresivo, prepararon las condiciones para el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, poniendo fin a la “larga paz”. A partir de 1890 todos los países europeos constituyeron “partidos coloniales” que exacerbaron las rivalidades imperiales: los enfrentamientos por la expansión territorial fomentaron la carrera armamentista y el clima de “darwinismo social” que, sumados al ímpetu del nacionalismo agresivo, prepararon las condiciones para el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, poniendo fin a la “larga paz”. 6. SUDAMÉRICA EN LA POLÍTICA INTERNACIONAL 6.1. Ruptura y continuidad con el pasado colonial L os países sudamericanos heredaron los antagonismos existentes entre las dos metrópolis ibéricas, que lideraron el proceso de la expansión europea en el mundo de fines del siglo XV. La línea de demarcación entre la América castellana y la lusitana trazada en el Tratado de Tordesillas de 1494, si bien significó de entrada un distanciamiento en lugar de una aproximación entre las futuras colonias, también tuvo como fin impedir que la conquista se transformase en un nuevo motivo de confrontación. El vacío demográfico en muchos países de América del Sur y una mayor concentración de los españoles en la costa del Pacífico contribuyeron a que las fricciones por la expansión colonial fuesen poco significativas. Por otra parte, se registraron continuas incursiones de otras potencias europeas, que utilizaron el territorio conquistado para diferentes fines, especialmente el contrabando. Módulo I / Unidad 1 25 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Desde el punto de vista político-administrativo, en el período que antecedió inmediatamente a la independencia, Sudamérica tenía rasgos más comunes con la Europa medieval que con el orden de los estados nacionales conformados con posterioridad a la Paz de Westfalia de 1648. Sin embargo, en las elites se había instalado ya el concepto del Estado-nación como elemento ideológico hegemónico, tal como prevalecía en el continente europeo y en América del Norte. Y esto explica en gran medida por qué los revolucionarios no pudieron pensar en otro orden que no fuese el modelo predominante. La imposibilidad de definir una nación hispanoamericana por la extensión del territorio, la irregularidad demográfica y el estado de las comunicaciones no impidió, sin embargo, el desarrollo durante siglos de una identidad criolla colectiva basada en el origen común, el idioma compartido y la filiación a la Iglesia Católica Apostólica Romana. En Sudamérica, la prosperidad generada por una economía orientada hacia la exportación consolidó a través del tiempo una tendencia liberal y gobiernos oligárquicos civiles. Más al norte, en la región andina y en América Central, el desarrollo minero fue mucho más importante que la agricultura para la actividad económica. La demanda de mano de obra era escasa y la oferta, fundamentalmente indígena, mucha. La economía política de la explotación mineLa imposibilidad de definir ra, por lo tanto, no generó ni una nación inmigración masiva, ni una ráhispanoamericana por la pida urbanización y tampoco extensión del territorio, la un mercado doméstico incipienirregularidad demográfica y el estado de las te. Y, en el orden político, ayucomunicaciones no impidió, dó a la formación de regímenes sin embargo, el desarrollo más durables y menos liberales durante siglos de una que los de Sudamérica, a meidentidad criolla colectiva nudo dictaduras inspiradas en basada en el origen común, el positivismo, más proclives al el idioma compartido y la progreso económico que a los filiación a la Iglesia Católica Apostólica Romana. principios constitucionales. 26 Módulo I / Unidad 1 Mónica Hirst / Roberto Russell Entre las tantas diferenLa emancipación de cias existentes entre nuevas Iberoamérica se relaciona naciones hispanoparlantes y con la “paz de los cien años” por el impacto de dos el Brasil colonial, cabe señafactores: las ideas de la lar la formación de sus elites. modernidad y el incremento Mientras que las primeras tedel interés comercial y nían un sistema de educación estratégico de Gran Bretaña superior desarrollado en unien la región. versidades locales, además de prensa escrita y una vida intelectual muy activa, la oligarquía brasileña se formó vinculada a la metrópoli y se vio obligada a estudiar en Portugal, pues hasta la independencia no existieron en Brasil ni universidades, ni prensa escrita. Este hecho contribuyó a la continuidad del orden monárquico, mientras que las colonias españolas rompieron desde el inicio sus lazos con la ex metrópoli y optaron por la vía republicana. La emancipación de Iberoamérica se relaciona con la “paz de los cien años” por el impacto de dos factores: las ideas de la modernidad y el incremento del interés comercial y estratégico de Gran Bretaña en la región. Las regiones hispánicas abrazaron el republicanismo mientras que las regiones lusitanas mantuvieron continuidad en la forma de gobierno después de la independencia, con la coronación de Pedro I como Emperador de Brasil. En cuanto al incremento del interés de Gran Bretaña, se levantaron los obstáculos que el dominio colonial había establecido al comercio con la primera potencia mundial, permitiendo la entrada de sus productos a los mercados de la región. Particularmente relevante fue la forma en que interactuaron las ideas y los intereses de las elites locales y de las potencias de la época como factores de transformación de la región. De hecho, la historia de las relaciones internacionales de los países latinoamericanos comenzó con el proceso de construcción de los Estados después de la independencia y antes de que estuvieran claras las respectivas identidades nacionales. Al principio fueron las grandes ciudades -México, Caracas, Santa Fe de Bogotá, Buenos Aires y Módulo I / Unidad 1 27 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Santiago de Chile- las que, Hacia 1810, las elites alentadas por el ejemplo de iberoamericanas a menudo usaban los conceptos de la insurgencia de las ciudades “Nación” y “Estado” como españolas ante la invasión sinónimos, ambos asociados a francesa, tomaron la iniciatila circunstancia de compartir va de la emancipación y se un mínimo conjunto de leyes, adjudicaron un papel hegeun mismo territorio y un mónico en el proceso de consmismo gobierno. trucción del Estado nacional, basando su legitimidad en su estatus de antiguas “capitales del reino”. Hacia 1810, las elites iberoamericanas a menudo usaban los conceptos de “Nación” y “Estado” como sinónimos, ambos asociados a la circunstancia de compartir un mínimo conjunto de leyes, un mismo territorio y un mismo gobierno. 6.2. Primero el Estado, luego la Nación: el caso argentino E ntre 1810 y 1820 no existió en la Argentina un Estado sino gobiernos transitorios y, recién después de 1830, se recibió el influjo del principio de las nacionalidades. En este contexto, la independencia derivó en una lucha entre tres formas de organización de la vida política local: centralismo, federalismo y confederalismo. Sólo cuando se superaron los conflictos generados entre esas tres opciones se logró concretar la idea de soberanía y el reemplazo legítimo del orden monárquico español. Hacia 1810, el ideal de independencia y unidad del viejo Virreinato inspiraba a todos los líderes regionales con la excepción de José Gaspar Rodríguez de Francia, quien impuso una política de aislamiento en el Paraguay. Todos los líderes rioplatenses compartían un mismo objetivo aunque diferían en los métodos. José Artigas, en Uruguay, visualizaba una federación, mientras que los dirigentes de las Pro- 28 Módulo I / Unidad 1 Mónica Hirst / Roberto Russell vincias Unidas promovieron dos alternativas: la unitaria y la federal. La primera defendía la unificación de todas las fracciones territoriales bajo el mando de Buenos Aires, mientras que la segunda favorecía la unión de todas las provincias bajo un sistema de igualdad y de mutuo respeto de la autonomía local. La postura unitaria encontraba sus raíces en la estructura virreinal, de la que heredó la centralización del poder público y, sobre todo, la recaudación de los derechos fiscales (aduana), en tanto que el federalismo surgió como reacción al centralismo porteño, a veces abusivo, a la vez que puso de manifiesto la existencia de peculiaridades regionales. En los hechos este reclamo se tradujo en una constitución federal que garantizaba a cada provincia el autogobierno. Juan Manuel de Rosas cerró un ciclo de casi 20 años de inestabilidad política. Los ideales federales reinaron desde 1830 a 1852 y, aunque la reacción de los unitarios se hizo sentir, el destino de sus principales defensores fue el exilio. Domingo F. Sarmiento y Bartolomé Mitre se refugiaron en Chile y la mayoría de los antirrosistas se concentraron en Montevideo. Rosas, que ambicionaba reconstruir el Virreinato del Río de la Plata, impuso la supremacía de Buenos Aires y reprimió toda tendencia secesionista. No reconoció la autonomía del Paraguay e intentó, a través de Manuel Oribe, que Uruguay se uniese a la confederación. En los veinte años del dominio de Rosas, las relaciones entre la Argentina y Brasil atravesaron una época de tensión que se agravó por la disputa de poder entre “blancos” y “colorados” en Uruguay. La intervención de las tropas argentinas en el territorio uruguayo complicó las relaciones entre Rosas y el Imperio, y la ratificación por parte de Brasil de su reconocimiento de la independencia de Paraguay en 1844 deterioró aun más la situación. En 1850 se firmó un Tratado de Alianza Defensiva entre Brasil, Paraguay y Entre Ríos para derrocar a Rosas, quien fue derrotado en la batalla de Monte Caseros, en febrero de 1852, y se refugió en Inglaterra. En Buenos Aires, Justo José de Urquiza formó un nuevo gobierno y en 1856 la Argentina y el Imperio firmaron un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación. Módulo I / Unidad 1 29 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL La derrota del rosismo en 1852 permitió el regreso de los exiliados, soldados e intelectuales, entusiasmados por “el tremendo murmullo que se levantaba más allá de los mares”, en palabras de Juan Bautista Alberdi. Para definir la organización nacional y construir una nación moderna, no sólo asociaron lo que pasaba en su país con el espíritu de su tiempo sino que hicieron suyo el ideario nacionalista liberal. La determinación de producir un giro cultural desde la tradición hispánica hacia el modelo de sociedad industrializada de los países europeos, se reflejó claramente en el rechazo a cualquier forma de designación hereditaria de los gobernantes y en la adopción de un modelo basado exclusivamente en el consentimiento popular, siguiendo a los demócratas de Filadelfia. Sin embargo, hasta 1916, en virtud de una distinción entre “libertad política” y “libertad cívica”, se redujo el número de ciudadanos con derecho a votar. La unidad nacional, por otra parte, se alcanzó mediante dos leyes de la década de 1880: una de ellas federalizó a Buenos Aires y sometió la ciudad a la jurisdicción exclusiva del gobierno nacional, y la otra prohibió a las provincias la formación de cuerpos militares. La clase dirigente argentina que condujo el país durante poco más de un siglo a partir de la independencia, coincidía respecto de la política económica y las fórmulas para brindar prosperidad. Pero no era así en otros campos: serios conflictos afectaron a la República en torno de la legitimidad del propio régimen y su reforma. La clase dirigente argentina En política exterior, por otra que condujo el país durante parte, las diferencias se dieron poco más de un siglo a partir de la independencia, en torno a la forma de hacer coincidía respecto de la frente a los conflictos con los espolítica económica y las tados vecinos. El vínculo con el fórmulas para brindar mundo transatlántico se fortaleprosperidad. Pero no era así ció con los crecientes flujos coen otros campos: serios merciales, financieros y conflictos afectaron a la República en torno de la humanos; sin embargo, quedalegitimidad del propio ba por determinar el lugar de régimen y su reforma. la Argentina en la región. El 30 Módulo I / Unidad 1 Mónica Hirst / Roberto Russell ideal modernizador priorizó la tendencia europeísta, mientras que para el resto del continente se favoreció una política de unión americana en verdad hispanoamericana- con el propósito, según Alberdi, de neutralizar a Brasil sin necesidad de ir a la guerra. Pero mientras los mercados dictaban esta relación privilegiada y cada vez más excluyente con Europa, los litigios limítrofes y las fricciones con los países vecinos impusieron la cuestión regional en la agenda de la política exterior argentina. Así, a principios del siglo XX, los debates en torno de la paz y la guerra, la conducción de la política exterior y la interpretación del interés nacional pusieron frente a frente a quienes defendían la prioridad del comercio y a los partidarios de la política de poder, que representaban una pequeña minoría. La necesidad de preservar el clima de paz y orden para asegurar la prosperidad económica llevó a la diplomacia argentina a adherirse a los procedimientos arbitrales para la resolución de los conflictos. 6.3. La particularidad del proceso chileno C hile alcanzó su unidad política mediante un proceso mucho más rápido y a un costo menor que las demás colonias espa ñolas. La capacidad de organización del Estado, y no el tamaño de su territorio, constituyó un atributo de poder, que se incrementó más adelante con la victoria en la Guerra del Pacífico. En sólo quince años, después de la independencia (1818), los políticos chilenos lograron forjar un gobierno constitucional que se caracterizó por su duración y adaptabilidad. En 1833 se elaboró la primera Constitución que consagró un sistema centralizado, caracterizado por un fuerte presidencialismo que duró hasta la década de 1890 a pesar de las tensiones reinantes entre la capital, Santiago de Chile y las provincias lejanas del sur y del norte en los agitados años ‘20 y, más claramente, de las guerras civiles de 1851 y 1859. Desde la década de 1860, las ideas liberales de reforma constitucional ocuparon el centro de la escena política y en la década siguiente se produjo la transición hacia una política netamente Módulo I / Unidad 1 31 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL liberal. A las cuestiones relativas a La agenda internacional la demarcación de las funciones chilena tuvo muy presente el eclesiásticas y seculares en la so- tema de las fronteras, pues aunque victorioso en la ciedad, se sumaron los cambios en Guerra del Pacífico, Chile el procedimiento electoral tendienemprendió con Perú y tes a limitar la influencia del ejecu- Bolivia un largo proceso de tivo. La economía chilena creció a negociación diplomática aún partir de las exportaciones minerainconcluso. les, mientras dos conflictos, la guerra con España (1864) y sobre todo la del Pacífico (1879-83), contribuyeron a aumentar la presencia de Chile en América latina y en el mundo. Después de la victoria en esta última guerra, este país extendió su territorio nacional como consecuencia de la conquista del litoral boliviano y de las provincias del sur de Perú. Pero también es cierto que por esta victoria Chile mereció más recelos que simpatías en la comunidad internacional. De hecho, en la Argentina, Colombia y Venezuela la guerra generó sentimientos antichilenos. Al mismo tiempo, el país ingresaba en una era de gran prosperidad económica que duraría hasta principios del siglo XX, destacándose en esta actividad la exportación del salitre. En la política exterior de Chile el pensamiento de Andrés Bello ocupó un lugar central. Bello realizó importantes contribuciones jurídicas en materia de no intervención, inmutabilidad de los tratados y cooperación entre los países de la región. Para la política exterior de Chile, el papel de Bello tuvo un sentido fundacional semejante al del canciller brasileño, el Barón do Rio Branco; ambos desempeñaron un papel fundamental en la institucionalización de sus respectivas cancillerías. La agenda internacional chilena tuvo muy presente el tema de las fronteras, pues aunque victorioso en la Guerra del Pacífico, Chile emprendió con Perú y Bolivia un largo proceso de negociación diplomática aún inconcluso. A fines del siglo XIX, la turbulencia política interna se sumó a las dificultades en las negociaciones con sus vecinos y a la crisis de la producción del salitre. Al mismo tiempo, tanto Chile como la Argentina y Brasil se abrieron a la inmigración europea, que transformó el tejido social de estos países y contribuyó a su modernización a partir de las primeras décadas del siglo siguiente. 32 Módulo I / Unidad 1 Mónica Hirst / Roberto Russell 6.4. Brasil: del Imperio a la República L a transición a la independencia en Brasil fue un proceso menos turbulento que el de las ex colonias españolas. Hubo una clara diferencia entre el inestable proceso de construcción del Estado en los diez países vecinos y la consolidación política del Brasil. La legitimidad del gobierno se aseguró por la perduración en el poder de un miembro de la Casa de Braganza que, ante la invasión del ejército napoleónico a Portugal, trasladó su sede a Brasil. La continuidad del orden monárquico se explica también por la aspiración de las elites brasileñas a formar un Estado centralizado, algo que la vía republicana podría impedir u obstaculizar. Pero el traslado de la Corte portuguesa a Río de Janeiro determinó también la futura transformación de los vínculos económicos y comerciales de Brasil, cuyos puertos se abrieron a los productos británicos. Ya la Revolución Industrial había contribuido en buena medida al crecimiento de Brasil entre 1780 y 1800 cuando las manufacturas británicas trazaron su camino -vía Lisboa y el contrabando- hacia el expansivo mercado brasileño, despertando el interés de las elites locales. En el plano interno, el orden monárquico evitó un proceso de fragmentación por la lucha por el poder, como el que se observó prácticamente en toda América latina, aunque tampoco faltaron las tendencias autonómicas. Por su parte, las relaciones de Brasil con sus vecinos se caracterizaLa transición a la ron fundamentalmente por el independencia en Brasil fue un proceso menos conflicto y una identidad difeturbulento que el de las renciada. ex colonias españolas. Hubo A partir de 1870, Brasil una clara diferencia entre el amplió el espacio de su polítiinestable proceso de ca regional. La nueva vinculaconstrucción del Estado en ción se inició con la alianza con los diez países vecinos y la la Argentina y Uruguay para consolidación política del Brasil. luchar contra Paraguay. En esta Módulo I / Unidad 1 33 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL época también comenzó el La proclamación de la República en 1889, un año proceso de transformación indespués de la abolición de la terna que llevaría al triunfo del esclavitud, consolidó la movimiento republicano. En identidad americana de los últimos años del Imperio Brasil. “Republicanización” y creció la importancia de los “americanización” pasaron a factores políticos, económicos ser sinónimos para la elite y sociales que generaron una brasileña, cuyo nuevo identificación y una vinculaproyecto de inserción continental valorizaba en ción con los países vecinos. particular a la Argentina y a Los importantes flujos migraEstados Unidos. torios, la reducción del trabajo esclavista en la actividad económica, la formación de una elite política identificada con los ideales republicanos y el desarrollo de una incipiente producción manufacturera, fueron los aspectos más destacados que produjeron el cambio. La proclamación de la República en 1889, un año después de la abolición de la esclavitud, consolidó la identidad americana de Brasil. “Republicanización” y “americanización” pasaron a ser sinónimos para la elite brasileña, cuyo nuevo proyecto de inserción continental valorizaba en particular a la Argentina y a Estados Unidos. Aunque no constituyó una ruptura con la política exterior del Imperio, la transición introdujo nuevos elementos. Al mantenimiento de un sentido tradicional de vinculación con el pasado se sumaron poco a poco nuevas premisas, principalmente a partir de la gestión del Barón do Rio Branco (1902-12): la preservación de la unidad territorial con una demarcación de fronteras ventajosa, la construcción de una agenda positiva con Estados Unidos, la valorización creciente de los nuevos espacios multilaterales de la nueva política internacional, una política de equilibrio de poder regional, la neutralización del poderío militar argentino y la construcción de una agenda regional cooperativa con la Argentina. Las visitas recíprocas de los presidentes Julio Roca a Brasil (1899) y Campos Salles 34 Módulo I / Unidad 1 Mónica Hirst / Roberto Russell a la Argentina (1900) simbolizaron el acercamiento entre los dos países que, además, resolvieron su controversia con respeto a la cuestión limítrofe de Misiones. Sin hablar todavía de “integración”, este acercamiento expresaba ya una visión estratégica de cooperación bilateral. 6.5. Los Estados pequeños del Cono Sur: Uruguay y Paraguay L a asimetría de poder entre los grandes países del Cono Sur, la Argentina, Brasil y Chile, por un lado, y Uruguay y Paraguay, por el otro, fue un factor fundamental de diferenciación de los respectivos procesos de construcción de los Estados. A pesar de sufrir esta misma asimetría de poder con respecto a sus vecinos, y de ser ocupados por ellos, Uruguay y Paraguay no lograron aproximarse entre sí. El primero nació a partir de una negociación entre la Argentina, Brasil y Gran Bretaña, y no de un proceso histórico natural. Este hecho, inevitablemente, debilitó la identidad de Uruguay, pero al mismo tiempo le evitó problemas graves de fronteras, previamente acordadas entre sus dos vecinos más poderosos. Paraguay, por su parte, se formó a partir de su aislamiento internacional y se marginó de la región. Luego de la Guerra de la Triple Alianza, esta marginación le fue impuesta por los vecinos, afectando profundamente su crecimiento. Uruguay nació de la fragmentación del espacio geográfico colonial de la región del Plata, donde se había desarrollado una base económico-social única, con una identidad cultural específica. La identidad uruguaya se confundía totalmente con la Cuenca del Plata, y no por casualidad los deseos independentistas al principio del siglo XIX de la Banda Oriental, recibieron un fuerte apoyo de los argentinos a quienes consideraban casi connacionales. Sin embargo, con esta lucha de los uruguayos simpatizaron también los habitantes de Rio Grande do Sul, no obstante su lealtad a Brasil. Las costumbres y los valores Módulo I / Unidad 1 35 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL culturales que habían formado y generado una mentalidad propia y original siguieron vigentes a pesar de las delimitaciones territoriales de las nuevas naciones. Los lazos, viejos y nuevos, se mantuvieron entre los habitantes de los dos lados de la frontera hasta después de la Convención Preliminar de La Paz en 1828. Por su identidad totalmente enraizada en la cuenca del Plata, las elites uruguayas se vincularon con los movimientos de liberación de Rio Grande Do Sul, un hecho que no facilitó la normalización de las relaciones con el gobierno de Brasil. Estas elites orientales se sentían mucho más cercanas a los argentinos que, como se explicó, se involucraron durante la época rosista en las luchas por el poder en Uruguay. El proceso de consolidación nacional (1852-75) tuvo lugar en un contexto económico muy desarticulado y de enorme dependencia de Brasil. Su estabilidad y modernización se vincularon fuertemen3 te al batllismo , que en treinta años permitió al país organizar el funcionamiento del Estado y regularizar la actividad económica, conciliando las aspiraciones de la burguesía modernizadora con los reclamos de las clases populares. Las reformas favorecieron la reestructuración administrativa del país, y el Estado salió fortalecido por el incremento del número de ministerios y la creación del Tribunal Supremo de Justicia. Se promulgaron leyes liberales que limitaron progresivamente la influencia de la Iglesia. Se ampliaron los beneficios de la educación mediante la creación de los liceos departamentales y la sanción de la gratuidad de la enseñanza secundaria y superior. En las relaciones laborales, el Estado asumió el papel de árbitro entre las clases interviniendo a favor de los asalariados más débiles. Además, el Estado definió las pautas del desarrollo que tuvieron marcado carácter nacionalista. También en esa época emergió una potente sociedad urbana. El entendimiento entre la Argentina y Brasil le permitió a Uruguay consolidarse como país y el fin de las intervenciones militares le posibilitó la futura apertura y vinculación con la región. 3 Fracción del partido Colorado uruguayo y, por extensión, ideología y praxis de la misma. Surgió a fines del siglo XIX en torno de las ideas políticas, económicas y sociales de José Battle y Ordóñez, por oposición a las ideas conservadoras de otros dirigentes de su mismo partido. 36 Módulo I / Unidad 1 Mónica Hirst / Roberto Russell En el caso de Paraguay, la guerra de la Triple Alianza y la ocupación argentino-brasileña inauguraron una época prolongada de inestabilidad política, interrumpida en la década de 1920 para reinstalarse posteriormente después de la Guerra del Chaco. La historia paraguaya de 1870 a 1932 estuvo signada por la anarquía política y una economía agraria dominada por los intereses argentinos. Desde su independencia (1811) los líderes paraguayos adoptaron una política aislacionista. Las condiciones geográficas de un país sin salida al mar y con los ríos como única vía de contacto con el mundo ayudaron a este encierro. Ni la Argentina ni Brasil reconocieron a Paraguay como país independiente hasta mediados del siglo XIX. El rechazo de Asunción a la invitación de unirse a las Provincias Unidas en la época de la independencia generó descontento en la elite política argentina. En este contexto, la estrategia de Paraguay se basó en preparativos para contener posibles ataques desde el sur. El acercamiento con Brasil se produjo por la rivalidad de ambos países con la Argentina rosista. Sin embargo, las negociaciones entre el Imperio y Asunción fueron marcadas por tensiones y mutuas acusaciones, y llegaron a su término recién en 1856 cuando se resolvieron los temas controvertidos, especialmente aquellos vinculados con la libertad de navegación. Para los uruguayos, Paraguay era hasta 1860 un país prácticamente desconocido. La relación de hostilidad con Artigas profundizó su marginación regional. En estas condiciones de aislamiento y difíciles vinculaciones con sus vecinos aconteció la Guerra de la Triple Alianza que selló el destino del país. La Guerra se originó tras el proceso de militarización inaugurado en Paraguay en 1862, durante el gobierno de Francisco Solano López. Su objetivo era asegurar al país una voz más potente en los asuntos regionales a través del fortalecimiento militar y la realización del Gran Paraguay, mediante la unificación de Corrientes, Entre Ríos y Uruguay, para transformarse en una potencia atlántica. Subestimando la reacción de Brasil y de la Argentina, Paraguay invadió primero el territorio brasileño y luego la provincia argentina de Corrientes. Frente a la agresión paraguaya, Brasil, la Argentina y Uruguay firmaron el 10 de mayo de 1865, en Buenos Aires, un Tratado de Alianza Defensiva y Módulo I / Unidad 1 37 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Ofensiva conocido como el Tratado de la Triple Alianza. Los cinco años que duró la guerra significaron para Paraguay una profunda devastación económica y política. Brasil y la Argentina obtuvieron claras ventajas, a pesar de que después del fin de las operaciones militares y de la ocupación del Paraguay, las negociaciones para el tratado de paz generaron fricciones entre ambas naciones. La guerra contribuyó a la constitución de la identidad nacional argentina, así como a la estructuración de su ejército nacional, mientras que para Brasil significó la legitimación de sus instituciones monárquicas y de su ejército. 6.6. Entre el conflicto y la cooperación T al como hemos visto, todos los nuevos países -con la excepción de Brasil y Chile- atravesaron décadas de inestabilidad interna. Además, se involucraron en guerras que estallaron esencialmente por cuestiones de fronteras aún indefinidas. En efecto, seis guerras poscoloniales se libraron entre 1825 y 1883: a) entre la Argentina y Brasil (1825-28) que resultó en la independencia del Uruguay; b) entre Perú y la Gran Colombia (1828-29); c) entre Perú y la Confederación Boliviana (1836-39); d) la Guerra Grande (1836-1852) que involucró distintas facciones de la Argentina, Brasil y Uruguay así como cortas intervenciones de Francia y Gran Bretaña; e) entre la Triple Alianza (la Argentina, Brasil y Uruguay) y Paraguay (1865-70); f) la Guerra del Pacífico (1879-83) entre Chile, por un lado, y Perú y Bolivia, por el otro. A partir de estas guerras se crearon los grandes mitos de las pérdidas territoriales, que luego fomentaron el proceso de construcción de las distintas nacionalidades en el Cono Sur. El sentido fundacional de estas guerras fue destacado en las historias oficiales y en los programas educativos de todos los países, a menudo concebidos para el adoctrinamiento nacional de los ciudadanos. El lamento de Brasil por la “provincia cisplatina”, las diez “desmembraciones” sufridas por Paraguay, el proyecto de Estado mesopotámico constitui- 38 Módulo I / Unidad 1 Mónica Hirst / Roberto Russell do por la Liga de los Pueblos Libres para Uruguay, y los territorios presuntamente perdidos por la Argentina, Bolivia y Chile fundamentaron sentimientos de grandes frustraciones en la región. Todo ello se tradujo en un lenguaje nacionalista, a menudo violento, y sirvió de caldo de cultivo para mantener el distanciamiento de los países a lo largo del siglo XX. Estas mismas motivaciones llevaron a la formación de los ejércitos nacionales y generaron hipótesis de conflicto, algunas de las cuales todavía perduran. El impacto preponderante de los mitos de las pérdidas territoriales tiende a velar que fue precisamente en esta época turbulenta cuando se manifestaron también las tendencias cooperativas y los esfuerzos de acercamiento, y se dieron los primeros pasos para buscar soluciones conjuntas. Así, a mediados de la década de 1830, casi todos los países sudamericanos habían aceptado el principio 4 del uti possidetis , que fijaba las fronteras de los nuevos estados según los límites jurídicos de las divisiones administrativas de las ex colonias españolas. Y aun cuando las guerras en curso todavía determinaban la suerte de las fronteras y de los estados, no faltaron los congresos donde se trató el tema de la cooperación hispanoamericana e incluso alguna forma de integración política como en Panamá (1826), Lima (1847-48), Santiago y Washington (1856) y Lima (1864-65). La victoria de Chile en la Guerra del Pacífico, el inicio de la república en Brasil y el fin de la inestabilidad institucional en la Argentina fortalecieron la preeminencia de los tres poderes en los asuntos sudamericanos. En 1905 se había establecido un equilibrio de poder que dio lugar a la idea de un “pacto ABC”, por las iniciales de los tres países. Hasta el fin de la Primera Guerra Mundial, y aun hasta los primeros años de la década del ‘20, esta suerte de “concierto” vigiló el mantenimiento de la estabilidad regional mediante la práctica de una diplomacia activa, bastante similar al sistema 4 Literalmente “según poseas”; esto es, “en las condiciones en que te encuentras”. Esta frase de Justiniano se emplea de modo especial para precisar que las partes beligerantes conservan los territorios y las posiciones ocupadas hasta el momento de cesación de las hostilidades. Módulo I / Unidad 1 39 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL europeo posterior a 1815. En los tres países, además, triunfó la ideología liberal que se expresó en el orden doméstico e interestatal a través del establecimiento de democracias oligárquicas, de la liberalización del comercio y del énfasis en el desarrollo económico en un contexto pacífico. Este período de consolidación de las nacionalidades y del surgimiento de una agenda política subregional fue también la época de mayor inserción de los países latinoamericanos en la economía internacional, como proveedores de materias primas y productos agrícolas para los países industrializados e importadores de manufacturas, un sistema exitoso que les aseguró una prosperidad de casi cincuenta años a partir de las dos últimas décadas del siglo XIX y mientras perduró el modelo de comercio centro-periferia. En las relaciones con los países europeos, Gran Bretaña fue el principal referente económico, mientras que Francia se destacó por su clara influencia cultural en las elites. Cabe notar que en esa época se produjo el acercamiento entre Londres y París y disminuyeron los antagonismos del pasado, fundamentalmente por la preocupación suscitada por nuevos competidores como Alemania o Italia. Por otra parte, la recesión de 1873-95 también fue un factor importante para el desarrollo económico de América latina; mientras que casi todos los demás países europeos adoptaron medidas proteccionistas, Gran Bretaña siguió fiel al librecambio, dejando caer su agricultura y procurando sus alimentos de los mercados de ultramar. A partir de 1898, Estados Unidos fue reemplazando progresivamente a las potencias europeas, y las nuevas ideas panamericanistas o los proyectos de poder que se vincularon con la nueva potencia del Norte vinieron a perturbar este “orden conservador”. El acercamiento diplomático entre la Argentina y Brasil, así como la idea de un “concierto ABC”, se insertaron en el contexto de la panamericanización de las relaciones internacionales en el hemisferio occidental. Se observaba el agotamiento del sistema europeo y la gradual confirmación de Estados Unidos como nuevo referente económico y político mundial. Hasta su victoria en la guerra contra España (1898), la política 40 Módulo I / Unidad 1 Mónica Hirst / Roberto Russell exterior de Washington hacia el continente se definió de acuerdo con la Doctrina Monroe que procuraba impedir la intervención de las potencias europeas en los asuntos americanos. A partir de 1904, con el Corolario de Roosevelt a la Doctrina Monroe, Estados Unidos se adjudicó el derecho a intervenir en los asuntos hemisféricos. En la práctica, esto inauguró una serie de iniciativas panamericanas a partir de 1889, como así también una época prolongada -de 1898 a 1934- de intervenciones militares y hasta de ocupaciones, en América Central y en el Caribe, que fueron acompañadas de una política de apoyo a las empresas norteamericanas conocida como la “diplomacia del dólar”. Frente a esta presencia de Estados Unidos, cuya hegemonía en el sistema americano se confirmó con el correr de los años, los países latinoamericanos tuvieron dos posiciones distintas. Por un lado, asumieron una actitud defensiva que se reflejó sobre todo en los princi5 pios de no intervención de la Doctrina Drago , principal fundamento de la posición común de América latina en la Segunda Conferencia de Paz de La Haya (1907). Por otra parte, otros países percibieron a la nueva potencia como una oportunidad de crecimiento y bregaron por relaciones más estrechas con Washington, como fue el caso de Brasil. El acercamiento de Brasil a Con la preocupación Estados Unidos provocó la predominante por consolidar la desconfianza de los demás solidez y la seguridad de las países latinoamericanos que, fronteras brasileñas, el jefe del por ejemplo, se opusieron a Itamaratí entre 1902 y 1912, que lograse un lugar el Barón do Rio Branco, corrió permanente en distintos foros el eje diplomático de Londres internacionales como en la a Washington y forjó una fuer- Liga de las Naciones en 1926. 5 Luis María Drago (1859-1921) fue Ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina entre 1902-1903. Ocupando este cargo, se produjo la intervención de Alemania, Italia y Gran Bretaña en Venezuela para obligar a este país a pagar su deuda externa. Esto lo incitó a enviar una nota de protesta al gobierno de Estados Unidos en la cual sostiene el principio (conocido luego como”Doctrina Drago”) de que la deuda pública de un Estado no es razón para justificar la intervención armada del/de los Estado/s acreedor/es. Esta posición fue aceptada, con ligeras enmiendas, en la II Conferencia Internacional de Paz de La Haya, de 1907. Módulo I / Unidad 1 41 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL te alianza no escrita, que perduró prácticamente hasta el fin de los años ‘20. El acercamiento de Brasil a Estados Unidos provocó la desconfianza de los demás países latinoamericanos que, por ejemplo, se opusieron a que lograse un lugar permanente en distintos foros internacionales como en la Liga de las Naciones. Ciertamente, el Barón do Rio Branco pensaba en el equilibrio de poder con la Argentina cuando propuso la alianza con Estados Unidos, pero su interés en profundizar el “pacto ABC” reflejó también su deseo de consolidar un esquema diplomático complementario destinado a balancear las relaciones con Washington. El concierto de los tres países, si bien no significó una política internacional común, tuvo peso en las relaciones internacionales de la época. El reconocimiento de Panamá en 1903, el proyecto de Tratado de Cordial Inteligencia Política y Arbitraje que Brasil propuso junto a Chile en 1909 (aunque finalmente no se materializó), las negociaciones relativas al Tratado para Facilitar la Solución Pacífica de las Controversias Internacionales (1915) y la mediación de los tres países en 1914 en el conflicto entre México y Estados Unidos por la ocupación estadounidense de la ciudad de Veracruz, son algunos ejemplos de la cooperación trilateral. Por supuesto, ni los cálculos de equilibrio de poder, ni las divergencias en la política exterior estuvieron ausentes en ese período entre los tres países más poderosos de América del Sur. Con todo, en esta época se establecieron las bases de las relaciones internacionales de la región, y tanto las rivalidades como las iniciativas de cooperación se renovarían luego a lo largo del siglo XX. 42 Módulo I / Unidad 1 AUTOEVALUACIÓN 1. ¿Cuál fue la respuesta diplomática y estratégica de las potencias europeas a las consecuencias de las Revolución francesa y a la derrota de Napoleón? 2. ¿Qué rol desempeñó Gran Bretaña en el escenario descrito en el ítem anterior? 3. ¿A qué se denomina «paz de los cien años» y qué efectos tuvo este período sobre América latina? 4. ¿Qué particularidades presenta el caso de Brasil? 5. ¿Cuál era la lógica subyacente al concepto de «concierto ABC»? 6. ¿Qué marco de alianzas o de competencias desarrollaron los países del Cono Sur con respecto a los EE.UU.? Unidad 1 / Autoevaluación 43 UNIDAD 2 EL CORTO SIGLO XX 1. INTRODUCCIÓN L a Primera Guerra Mundial marcó el fin del sistema multipolar del siglo XIX y alteró la estructura de poder en el mundo. En 1914 se inició “el corto siglo XX”, como lo calificó el historiador Eric Hobsbawm, que se extendió hasta la disolución de la Unión Soviética, en 1991. A pesar del impacto sin antecedentes que causó la conflagración mundial de 1914 a 1918 en términos de daños humanos y materiales y sus consiguientes efectos sociales y psicológicos, las potencias vencedoras no lograron reordenar el sistema internacional. Luego de promover una nueva institución para asegurar la paz -la Liga de las Naciones-, Estados Unidos se retiró de la política internacional sin asumir el liderazgo del sistema ni jugar el papel de garante de la economía internacional. En Rusia, la Revolución de 1917, que ambicionaba ser mundial, quedó circunscripta al espacio geopolítico del antiguo imperio zarista, donde nació un nuevo Estado multinacional que después de 1945 se transformó en la segunda superpotencia del planeta. Entre 1919 y 1939 el mundo atravesó “la crisis de los veinte años”, según el título del liLa Primera Guerra Mundial bro de Edward Carr que tramarcó el fin del sistema ta sobre ese período. A los multipolar del siglo XIX y diez primeros años de crisis, alteró la estructura de poder en el mundo. En 1914 se inició caracterizados por una “el corto siglo XX”, como lo reactivación económica articalificó el historiador Eric ficial y un excesivo optimisHobsbawm, que se extendió mo sobre la recuperación hasta la disolución de la Unión definitiva de la paz, les siSoviética, en 1991. guieron -tras la caída bursá- Módulo I / Unidad 2 45 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Con la rendición de Japón en til de 1929- los diez años de 1945, que dio fin a la la Gran Depresión, el auge de guerra, la estructura los regímenes totalitarios y la multipolar eurocéntrica del carrera armamentista que llesistema internacional se vó al estallido de la Segunda agotó definitivamente. Luego Guerra Mundial. el mundo se dividió en dos Con la rendición de Jabloques antagónicos, pón en 1945, que dio fin a la liderados por Estados Unidos y la Unión Soviética. guerra, la estructura multipolar eurocéntrica del sistema internacional se agotó definitivamente. Luego el mundo se dividió en dos bloques antagónicos, liderados por Estados Unidos y la Unión Soviética. La aparición de las armas nucleares introdujo un profundo cambio en las relaciones político-militares de las grandes potencias. En este período de “la larga paz” (1945/1989), según la calificación del historiador John Lewis Gaddis, la política internacional se desarrolló fundamentalmente bajo las pautas que marcó la rivalidad bipolar de la Guerra Fría. Las dos superpotencias, sin embargo, evitaron el enfrentamiento directo y, a pesar de la polarización ideológica, a menudo colaboraron para que los numerosos conflictos y enfrentamientos armados no se transformasen en una guerra generalizada. Para los países sudamericanos, el corto siglo XX fue una época que osciló entre la crisis y la expansión. A partir de 1929, las alteraciones mundiales afectaron sus economías abriendo las puertas a procesos de sustitución de importaciones. La tardía industrialización fue seguida por crisis sociales y políticas cuya respuesta, a menudo, fue el involucramiento de los militares en la política interna. Las relaciones interestatales tampoco fueron armoniosas. La “paz negativa”, es decir, la estabilidad sostenida en el cálculo del equilibrio de poder, no estuvo exenta de tensiones y hasta de enfrentamientos militares. Sin embargo, nunca faltaron las iniciativas Para los países de cooperación política y ecosudamericanos, el corto siglo nómica regional. XX fue una época que osciló Entre 1947 y 1970 entre la crisis y la expansión. América latina se mantuvo 46 Módulo I / Unidad 2 Mónica Hirst / Roberto Russell como una zona estable en la Entre 1947 y 1970 América esfera de influencia de Estalatina se mantuvo como una zona estable en la esfera de dos Unidos, país con el que influencia de Estados Unidos, desarrolló relaciones basapaís con el que desarrolló das en un amplio alineamienrelaciones basadas en un to económico, político y amplio alineamiento militar. Luego, la crisis del económico, político y militar. sistema interamericano agudizada a partir de los años ‘80, reflejó el agotamiento de ese patrón de vinculación. A su vez, durante los últimos años de la Guerra Fría, el acercamiento políticodiplomático entre la Argentina y Brasil abrió el camino a profundos cambios en las relaciones regionales, que se aceleraron con el proceso de democratización e integración económica. 2. 1919-1939: LA CRISIS DE LOS VEINTE AÑOS C on la Primera Guerra Mundial, el sistema europeo del siglo XIX entró en una crisis terminal que duró veinte años y desembocó en la Segunda Guerra Mundial. En estas dos décadas que separan las negociaciones de paz en Versailles (1919) y el inicio de la Segunda Guerra Mundial con la invasión nazi de Polonia (1939), varios factores impidieron la consolidación de una paz basada en la “seguridad colectiva” y la concreción de la estabilidad económica. La propuesta lanzada por el presidente estadounidense, Woodrow Wilson, al finalizar la Primera Guerra Mundial, preveía el reemplazo de la política del equilibrio de poder por un orden basado en la ética democrática de una diplomacia abierta y en sistemas de gobierno transparentes. Una nueva institución, la Liga de las Naciones, agruparía a los países democráticos que resolverían las disputas mediante el debate abierto y el arbitraje, en vez de la tradicional práctica de la diplomacia secreta, la formación de alianzas y la guerra. Pero la opción de Estados Unidos por el aislamiento internacional Módulo I / Unidad 2 47 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL le quitó a la nueva institución la autoridad que necesitaba. Así, la Liga de las Naciones no fue capaz de terminar con el recelo mutuo de los países miembros ni con sus obsesiones de seguridad para generar un nuevo clima de confianza mundial. Junto a un optimismo utópico derivado de la promesa de terminar para siempre con la guerra, se mantenía la práctica del equilibrio entre los estados europeos. La paz de Versailles, además, generó mucha insatisfacción. Varios países habían participado de la guerra con la expectativa de recompensas territoriales que no se cumplieron. Alemania consideró injustas y excesivas las sanciones que se le impusieron y que generaron un descontento popular, lo que se sumó a las condiciones sociales y económicas que venían nutriendo al nazismo. Al mismo tiempo, el desmembramiento de los imperios austro-húngaro y otomano llevó a la creación de nuevos estados independientes, la mayoría de ellos muy frágiles, con limitada vocación democrática y sin ninguna experiencia en la política internacional. Para las potencias europeas, la principal función de estos países era la de actuar como un cordón sanitario para impedir la expansión de la revolución rusa en el viejo continente. Los bolcheviques, no obstante, recuperaron el espacio geopolítico del ex imperio zarista donde nació un nuevo Estado multinacional, la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). De esta manera, de los tres grandes imperios del siglo XIX sólo el ruso no se fragmentó, aunque la nueva estructura política fue radicalmente distinta de la anterior. Con la creación de la URSS, la consigna leninista de que era posible una “convivencia pacífica” entre los estados capitalistas y socialistas se puso en práctica en la política exterior de Moscú con la colaboración de los Partidos Comunistas de Europa y el mundo. El impacto de los ideales revolucionarios, que estimularon una importante movilización ideológica, fue mucho más amplio y profundo en las sociedades decepcionadas por las promesas incumplidas de las instituciones liberales. En términos económicos, el período que va de 1919 a 1939 fue de enormes turbulencias. Gran Bretaña restauró el Patrón Oro con el objetivo de recuperar el papel hegemónico que había tenido antes de la guerra; sin embargo, no logró estabilizar los mercados. Londres 48 Módulo I / Unidad 2 Mónica Hirst / Roberto Russell había dejado de ser el centro financiero mundial, que se había trasladado al otro lado del Atlántico. Pero a diferencia de Gran Bretaña en el siglo XIX, Estados Unidos -que después de la guerra se había transformado en el mayor país acreedor- no asumió el liderazgo de la economía mundial. Por otra parte, las graves sanciones impuestas a Alemania provocaron la hiperinflación y la crisis económica de la República alemana e impidieron la recuperación de ese país que seguía siendo vital para todo el continente europeo. Este escenario no resistió el impacto de la caída bursátil de 1929 y la Gran Depresión que le sucedió en los años siguientes. Como reacción a la crisis de 1929, se expandieron el proteccionismo, el rol del Estado y la planificación nacional de las economías. Los principios liberales del mercado fueron duramente criticados por las ideologías revolucionarias y los movimientos fascistas que proliferaron en toda Europa. En Italia, Alemania, Portugal y España el ascenso al poder de gobiernos totalitarios redujo el espacio de los valores democráticos. La Alemania nazi se transformó en un Estado revisionista cuestionando el Tratado de Versailles y, a partir de 1936, luego de retirarse de la Liga de las Naciones, empezó un programa de rearme violando los términos de los acuerdos de 1919. El expansionismo nazi tomó curso, favorecido por la falta de consenso de las potencias europeas, como quedó demostrado en 1938 cuando tras ceder a las presiones de Alemania admitieron luego la posterior ocupación de Checoslovaquia. En Estados Unidos, la victoria electoral del Partido Demócrata en 1932 generó renovadas expectativas económicas y políticas. Para terminar con la depresión, el gobierno tomó una serie de medidas conocidas como el New Deal, que incluyó principalmente: asistencia al desempleo, subsidios para evitar la bancarrota de las empresas, un amplio programa de obras públicas y nuevas reglas para la actividad económica. En los asuntos exteriores, la administración demócrata lanzó un proyecto de liderazgo internacional con la intención de poner fin al aislamiento de Estados Unidos. Por primera vez una administración estadounidense desarrolló una política de alcance mundial para promover la estabilidad económica y condiciones pacíficas. Módulo I / Unidad 2 49 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 3. DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL A LA GUERRA FRÍA L a Segunda Guerra Mundial (1939-1945) entre las potencias del Eje y las Fuerzas Aliadas causó la muerte de 55 millones de seres humanos y devastó gran parte del territorio europeo. Desde 1943, Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética, previendo el triunfo de las fuerzas aliadas, comenzaron a establecer los parámetros del mundo de la posguerra. La victoria de los aliados tuvo como inmediato resultado la promoción de la democracia en diferentes partes del mundo, al tiempo que se aceleraba la desintegración de los últimos imperios coloniales en Asia y África, ampliando significativamente la comunidad internacional. La idea de que las instituciones multilaterales eran vitales para asegurar la paz y la nueva estabilidad económica ganó aceptación mundial. La responsabilidad de crear las reglas de la coexistencia pacífica y los principios universales a ser respetados por todos los miembros de la comunidad internacional fue delegada a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), fundada en 1945 por cincuenta países. Un año antes, en 1944, se había celebrado la Conferencia Económica Internacional de Bretton Woods que luego dio lugar a la creación el Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI). La alianza de las tres potencias vencedoras en la Segunda Guerra no sobrevivió al fin de la conflagración, una vez que el clima del entendimiento alcanzado durante las negociaciones fue sustituido por tensiones y rivalidades. La proyección de poder de Moscú abarcaba a todos los países que habían sido liberados por el Ejército Rojo, incluyendo las tres repúblicas bálticas y los territorios pactados con Alemania en 1939. Las demandas políticas de los soviéticos se transformaron en una fuente de irritación para Washington, cuya intención era asegurar su liderazgo mundial. La tensión entre ambos proyectos de poder pronto dividió al mundo en dos campos antagónicos, lo que condicionó el reordenamiento del sistema internacional. 50 Módulo I / Unidad 2 Mónica Hirst / Roberto Russell La órbita soviética era Después de la guerra, geográficamente menor, pero Moscú decidió mantener su de alineamiento más sólido. presencia militar y política en La zona de influencia Europa Central. Los partidos estadounidense era más comunistas dominaron la vida extensa, pero menos estable y política local, lo que llevó a la previsible. transformación de los países centroeuropeos en una órbita de influencia soviética. Las resistencias a los esquemas soviéticos en Hungría (junio de 1947) y Checoslovaquia (febrero de 1948) fueron aplastadas por la fuerza. Una de las consecuencias más dramáticas de esta realidad se dio en 1949 con la formación de dos estados alemanes, después del bloqueo soviético a Berlín un año antes. Del otro lado, Estados Unidos anunció el Plan Marshall (1947) para acelerar la reconstrucción de Europa Occidental. Se esperaba que una importante transferencia de recursos, mediante inversiones públicas y préstamos, contribuyera a la contención de la expansión soviética favorecida por las victorias electorales de los partidos comunistas en los países de Europa Occidental. La estructura bipolar de la Guerra Fría se consolidó con la emergencia de dos pactos militares antagónicos: el de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 1949, bajo el liderazgo de Estados Unidos, y el Pacto de Varsovia en 1955, bajo el ala de la URSS. La órbita soviética era geográficamente menor, pero de alineamiento más sólido. La zona de influencia estadounidense era más extensa, pero menos estable y previsible. Arruinada por la guerra, la Unión Soviética lanzó en 1946 los Planes Quinquenales para su recuperación económica. Simultáneamente, las economías de Europa del Este sufrieron profundas reestructuraciones que incluyeron la planificación centralizada, la estatización de la producción industrial y de los servicios, y la reforma agraria. La cooperación entre las economías del Este europeo fue institucionalizada a través del Consejo de Asistencia Económica Mutua (COMECOM), mientras que en el ámbito político se formó la Oficina de Información Comunista (COMINFORM ), como órgano de coordinación del movimiento comunista mundial. Módulo I / Unidad 2 51 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL La confrontación Este-Oeste desencadenó una carrera armamentista entre las dos superpotencias que ganó dramaticidad a partir de 1949, cuando la Unión Soviética experimentó su primera bomba atómica. Para Estados Unidos, la contención a la expansión comunista se convirtió en la prioridad de su política exterior a partir de fines de 1946. Lanzada en marzo de 1947 como la “Doctrina Truman”, esta política marcó el pensamiento estratégico estadounidense durante toda la Guerra Fría. En el plano doméstico, la política de contención fue reforzada por una campaña ideológica anticomunista -el macartismo- que dejó sus marcas en la vida intelectual y artística del país. Al mismo tiempo, el fuerte crecimiento económico facilitó la construcción de un consenso contencionista bipartidario apoyado por toda la sociedad. La victoria de las fuerzas comunistas de Mao-Tse-Tung y la proclamación de la República Popular China en 1949, fueron interpretadas por Washington como una nueva amenaza a la seguridad del mundo occidental. La aprobación del memorándum del Consejo de Seguridad Nacional, rotulado como NSC 68, que promovía el fortalecimiento militar de Estados Unidos y de sus aliados, dio una nueva dimensión a la doctrina de contención. En la guerra de Corea (19501953) se pusieron en práctica por primera vez los supuestos y recomendaciones del NSC 68. A partir de esa época, Estados Unidos se preocupó por mantener la superioridad estratégica multiplicando los pactos militares multilaterales y los acuerdos bilaterales en todo el mundo. Así, en 1959, el gobierno norteamericano tenía más de un millón de hombres en bases militares en 42 países. 52 Módulo I / Unidad 2 Mónica Hirst / Roberto Russell 4. LA EVOLUCIÓN INICIAL DE LA GUERRA FRÍA A partir de fines de la década del ‘50, la estructura bipolar se había consolidado en un sistema rígido de alianzas. Las reglas informales de coexistencia entre las superpotencias se fundaron en el interés común de evitar una confrontación directa, el respeto de las esferas de influencia y la no intromisión en la vida política de la superpotencia rival. El arma nuclear cambió la tradicional estrategia militar basada en la defensa y el ataque. El cálculo estratégico de la disuasión transformó el equilibrio de poder en un equilibrio de terror, bajo el supuesto de que la amenaza de la destrucción mutua asegurada impediría una guerra generalizada. De todos modos, las esferas de influencia que se formaron no fueron estáticas. Ya en 1948 apareció la primera fisura en el bloque comunista con la disidencia de Yugoslavia y la fractura se concretó en 1959 cuando la Unión Soviética y China explicitaron sus divergencias. Entretanto, Moscú recurrió a la fuerza para reprimir sublevaciones en Alemania Oriental (1953), Hungría y Polonia (1956) e intervino militarmente en Checoslovaquia (1968) y Polonia (1980). A su vez, Estados Unidos procuró evitar la formación de gobiernos que simpatizaron con la URSS en su esfera de influencia, a menudo recurriendo a intervenciones directas o indirectas en América latina y el Medio Oriente. En esta última región fomentó el golpe de Estado en Irán (1953) y desembarcó sus marines en el Líbano (1958). Más aún, frente al proceso de descolonización y la multiplicación de los movimientos revolucionarios en el Tercer Mundo, la administración de John Kennedy adoptó la doctrina de la Respuesta Flexible que diversificó los métodos de la contención y activó una red mundial de servicios de inteligencia controlada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA). El inicio de la década del ‘60 estuvo marcado por episodios de alta tensión entre las dos superpotencias, cuyos máximos exponentes fueron la construcción del Muro de Berlín (1961) y la crisis de los misiles en Cuba (1962). Esta última representó la primera manifestación real de la teoría de la disuasión. Luego de drámaticos momentos de tensión mundial y de la aceptación implítica por par- Módulo I / Unidad 2 53 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL te de los Estados Unidos de la división de Berlín y de la existencia de un régimen socialista en Cuba, las superpotencias adoptaron una actitud de mayor cooperación y demostraron predisposición a un mayor acercamiento. En la década del ‘60 las superpotencias iniciaron negociaciones bilaterales para concretar tratados de limitación de la carrera armamentista. En este contexto, se firmó el primer Tratado de Proscripción de los Ensayos Nucleares (1963). La confrontación EE.UU.-URSS limitó las opciones de las potencias europeas en materia de política exterior. Mientras Gran Bretaña profundizó su alianza con Estados Unidos, Francia buscó mantener mayor autonomía y Alemania sufrió las consecuencias de su fragmentación. Bajo la tutela militar-estratégica de la OTAN, los países de Europa Occidental consolidaron sus democracias, con la excepción de los gobiernos autoritarios de España y Portugal. Al mismo tiempo, la recuperación europea a partir del Plan Marshall generó las condiciones para nuevas formas de cooperación económica entre los países del viejo continente, que pudieron expandir generosas políticas públicas orientadas hacia el Estado de Bienestar. La unión aduanera entre Bélgica, Holanda y Luxemburgo, conocida como BENELUX, fue seguida por la institucionalización de la Organización Europea de Cooperación Económica, y en 1951 Francia y Alemania dieron el primero paso hacia la integración regional con la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. Estas iniciativas culminaron en el Tratado de Roma (1957) cuando los seis países firmantes se comprometieron a formar la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Agencia Europea de la Energía Atómica (Euratom). 54 Módulo I / Unidad 2 Mónica Hirst / Roberto Russell 5. LA DESCOLONIZACIÓN Y LA FORMACIÓN DEL TERCER MUNDO A fines de la década del ‘40, se desencadenó un extenso proceso de descolonización que se prolongó hasta los ‘70. El desmantelamiento de los imperios coloniales, con raras excepciones, se dio en forma pacífica y, en muchos casos, adquirió una connotación revolucionaria. Las experiencias comunes de pasado colonial y prolongadas luchas de liberación estimularon el diálogo entre los nuevos dirigentes asiáticos y africanos. Además de compartir el interés por acelerar la descolonización, las jóvenes naciones aspiraban a consolidar una postura de neutralidad frente a la Guerra Fría. La fundación del Movimiento de los países No Alineados (1955) creó una identidad política para este nuevo segmento de la sociedad internacional conocido como Tercer Mundo. En el Medio Oriente, la partición de Palestina en 1947 inauguró un largo período de rivalidad árabe-israelí, marcado por tensiones y guerras, que se extiende hasta la actualidad. Durante la Guerra Fría, el apoyo de Estados Unidos a Israel, que se convirtió en su aliado principal extra OTAN después de 1967, tuvo como contrapartida la solidaridad de la Unión Soviética con la causa árabe. Para los países del Tercer Mundo la diplomacia multilateral se transformó en una alternativa para atenuar los efectos de la bipolaridad y las asimetrías mundiales. Este bloque buscó sensibilizar a la comunidad internacional frente a la desigualdad de la distribución de la riqueza mundial y la necesidad de incluir la cuestión del subdesarrollo como un tema de responsabiPara los países del Tercer lidad colectiva en la agenda Mundo la diplomacia de la comunidad internaciomultilateral se transformó en nal. Después de la creación 1 una alternativa para atenuar del Grupo de los 77 , la ONU los efectos de la bipolaridad y promovió, en 1964, la I Conlas asimetrías mundiales. ferencia de Comercio y Desa1 Es la denominación que reciben los países del Tercer Mundo, cuyo documento constitutivo es la Carta de Argel, de noviembre de 1967. No obstante esta numeración, en enero de 1976, tras el ingreso de la Organización de Liberación de Palestina, contaba con 106 países miembros. Módulo I / Unidad 2 55 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL rrollo, cuando se instituyó la UNCTAD como un foro de debate y deliberación para la reforma del sistema del comercio mundial. Con el avance de la descolonización, el Movimiento de los No Alineados incorporó nuevos temas en su agenda, como la lucha contra el régimen del apartheid en Sudáfrica, la crítica al sionismo, la defensa del desarme y un nuevo orden económico internacional. En los ‘70, el Tercer Mundo alcanzó su máximo protagonismo en la política internacional por el impacto del boicot petrolífero de la OPEP, la derrota de Estados Unidos en Vietnam, la legitimidad del Movimiento de los No Alineados y el activismo de los países en desarrollo en el sistema de las Naciones Unidas. El diálogo Norte-Sur fue activado en la Conferencia sobre la Cooperación Económica Internacional de París en 1975. Su momento de mayor proyección se vivió en la reunión de Cancún (1981), cuando se abrió el debate sobre la creación de un nuevo orden internacional. Sin embargo, en la década del ‘80, el protagonismo del Tercer Mundo perdió su ímpetu debido a la reactivación de la rivalidad bipolar, la recesión en los países en desarrollo y la proliferación de los conflictos entre las naciones africanas y asiáticas, de los cuales la guerra entre Irán e Irak (1980-1988) fue el más prolongado. La región sudasiática se transformó en la zona subdesarrollada más castigada por la Guerra Fría. A la creciente presencia militar de las dos superpotencias se sumó la influencia de China a partir de los ‘60. Tras una guerra prolongada en Vietnam, Washington anunció su retirada del conflicto que se prolongó hasta 1973 cuando, luego de lentas negociaciones, se firmó un acuerdo de paz. La participación de Estados Unidos en esa guerra provocó protestas y cuestionamientos por parte de la sociedad norteamericana lo que, sumado a la crisis política del gobierno de Richard Nixon y a la peor recesión económica enfrentada por el país desde la década del ‘30, terminó minando los pilares de su política de poder. 56 Módulo I / Unidad 2 Mónica Hirst / Roberto Russell 6. ENTRE LA DÉTENTE Y LA ÚLTIMA ESCALADA E n 1971, el sistema de Bretton Woods colapsó como resultado de la pérdida de la paridad del dólar con el oro y las sucesivas devaluaciones de la moneda estadounidense. En medio de las perturbaciones monetarias, la economía mundial sufrió el impacto de la crisis petrolera, causada por la reducción de la oferta por parte de los países productores de petróleo agrupados en la OPEP. Las divergencias entre Estados Unidos y Europa fueron profundizadas por la aplicación de medidas proteccionistas y las discrepancias por la gestión de las sucesivas crisis petroleras en 1973 y 1979. Al mismo tiempo, el eje Atlántico perdió su primacía frente a la expansión del área del Pacífico, impulsada por el desempeño de Japón, que en 1978 ya era la segunda economía mundial. Un nuevo ciclo de negociaciones en el GATT en 1973, conocido como la Ronda de Tokio, buscó mejorar el diálogo entre los países industrializados, que decidieron formar en 1975 el Grupo de los Siete (G-7) para coordinar sus políticas económicas. En los años setenta, la Unión Soviética parecía consolidar el orden y la estabilidad en su esfera de influencia, a diferencia de Estados Unidos que atravesaba una época de debilitamiento. Sin embargo, el alcance de la paridad estratégica con Washington, En 1971, el sistema de Bretton tanto en materia nuclear como Woods colapsó como en términos de presencia gloresultado de la pérdida de la bal militar terrestre y marítima, paridad del dólar con el oro y fue seguido por crecientes di- las sucesivas devaluaciones de ficultades económicas. Los la moneda estadounidense. En medio de las perturbaciones bajos índices de crecimiento, monetarias, la economía sumados al costo de los submundial sufrió el impacto de sidios comerciales a los paíla crisis petrolera, causada ses de su órbita, pesaron cada por la reducción de la oferta vez más, dificultando la conpor parte de los países tinuidad de una misma polítiproductores de petróleo agrupados en la OPEP. ca de poder. Módulo I / Unidad 2 57 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Al mismo tiempo, China, que buscaba transformarse en una superpotencia, creó su propia área de influencia. Admitida en las Naciones Unidas en 1972, se transformó automáticamente en un miembro permanente del Consejo de Seguridad ocupando el lugar de Taiwan. Desde entonces, la defensa de posiciones pacifistas marcó la política internacional de Pekín, que ha procurado proyectar la imagen de un país socialista en desarrollo. En Europa, una vez vencida la resistencia francesa, el proceso comunitario se profundizó con la formación de un mercado agrario común (1968) y, más adelante, con el aumento de seis a nueve de los miembros de la CEE (1973) y la elección del primer Parlamento Europeo (1979). También en este período se regularizó el status de Berlín con la normalización de las relaciones entre las dos Alemanias, lo que permitió el ingreso de ambas a la ONU. La política de acercamiento culminó en la Conferencia de Helsinki, en 1975, para la promoción de la seguridad y la cooperación entre los estados europeos, con la presencia de Estados Unidos y Canadá. Los compromisos con la OTAN no impidieron que los países europeos adoptasen sus propias políticas de seguridad. Mientras Francia y Gran Bretaña desarrollaron fuerzas estratégicas con fines disuasivos, Alemania Federal, que tenía prohibido ese tipo de actividad, fue más permisiva con el despliegue en su territorio de armamento nuclear estadounidense. La distensión, o détente, permitió a las dos superpotencias comprometerse con significativas iniciativas de desarme. Este proceso empezó con una Declaración de Principios donde los respectivos jefes de estado defendían los principios de soberanía, igualdad, no interferencia, ventajas mutuas y negociaciones por medios pacíficos. Las primeras negociaciones de limitación de armamentos (SALT I) transcurrieron entre 1969 y 1972, acompañadas por cinco cumbres presidenciales en las cuales se negociaron criterios de control de armamentos, cooperación económica y tecnológica, y la paz en Medio Oriente. Agotado por la guerra de Vietnam, Estados Unidos buscó dar una nueva forma a la política de contención con la “Doctrina Nixon”. Además del reemplazo de la presencia militar por una política de 58 Módulo I / Unidad 2 Mónica Hirst / Roberto Russell “amigos estratégicos” en distintas partes del mundo, Washington adoptó diferentes posturas hacia los países comunistas, buscando por primera vez una aproximación comercial y diplomática con China. La détente empezó a declinar cuando a mediados de los ‘70 la Unión Soviética se involucró en los conflictos internos de Angola y Etiopía, y llegó a su fin cuando invadió Afganistán en 1979. Los costos de la escalada militar y la nueva carrera armamentista se hicieron sentir fuertemente en la economía soviética. En este mismo período, la política exterior de Estados Unidos intentó un viraje importante para recuperar el liderazgo mundial. En efecto, la administración demócrata de Jimmy Carter endureció sus líneas de acción después del fracaso de los enfoques idealistas de la contención. Washington respondió a los avances soviéticos con la reactivación de los programas de defensa. El SALT II fue retirado del Senado, se impuso el embargo de cereales a la URSS y se interrumpió la asistencia tecnológica. La postura estadounidense se endureció aun más con la victoria electoral de los republicanos en 1981, quienes retomaron la dura retórica de la primera época de la Guerra Fría. Además de incrementar el presupuesto de Defensa, la nueva administración inició un vasto programa de rearme, que incluyó el desarrollo de una nueva generación de misiles, submarinos nucleares y la creación de un escudo espacial antimisilístico. Sin embargo, la reactivación de la rivalidad bipolar encontró en los años ‘80 menores adhesiones que las alcanzadas en el contexto de rigidez dogmática de las décadas anteriores. La guerra de Vietnam había dejado sus huellas en la sociedad estadounidense; Europa había conquistado mayor autonomía; en el área de influencia de Washington la subordinación política ya no repetía patrones anteriores; y nuevas ideologías, como el integrismo religioso, se difundían en los países del Tercer Mundo. La competencia con Estados Unidos, al menos con el mismo vigor de las décadas anteriores, se hizo insostenible para la URSS. La crisis económica interna, los magros resultados de la invasión a Afganistán y el deterioro del sistema político autocrático debilitaron los pilares del imperio soviético. Módulo I / Unidad 2 59 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 7. LA “PAZ NEGATIVA” EN SUDAMÉRICA 7.1. Sudamérica en la época de entreguerras L as primeras décadas del siglo XX fueron testigo de importantes transformaciones en el ámbito sudamericano. En los años 192030 la vida político-económica de los países de la región se hizo más compleja debido a la diversificación de actores e intereses, a los avances de los procesos de industrialización y a la expansión de las políticas públicas. En cuanto a los vínculos económicos externos, la declinación de la presencia británica fue acompañada por el establecimiento de lazos más firmes con Estados Unidos y Alemania. Al mismo tiempo, se inició una etapa de intensa inestabilidad política con frecuentes rupturas del orden institucional y con la imposición de regímenes autoritarios influenciados por las nuevas ideologías europeas. Se destacaron, entre otras, las experiencias de la Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Perú. En el contexto regional, los países sudamericanos afrontaron tres situaciones de conflicto: la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay (1932/35), las hostilidades entre Perú y Colombia (1933-34) y el choque militar entre Perú y Ecuador (1941). En los tres casos, la mediación de los países vecinos, especialmente de la Argentina, Brasil y Chile, con el respaldo de Estados Unidos, resultó decisiva para poner fin a las operaciones bélicas o contener las tensiones interestatales. El conflicto del Chaco fue motivado por disputas territoriales heredadas del período colonial. Bolivia buscaba acabar con su aislamiento y asegurarse el acceso al Atlántico mientras que Paraguay actuó en función de sus intereses económicos sobre las entonces supuestas riquezas petrolíferas del Chaco Boreal. Después de un enfrentamiento militar que duró tres años, se estableció el armisticio que permitió iniciar una Conferencia de Paz en Buenos Aires, que concluyó sus trabajos en 1938. Perú y Colombia se enfrentaron por un litigio territorial en la zona del Amazonas. La negativa del gobierno de Lima a que su vecino utilizase el puerto de Leticia llevó a varios incidentes, a raíz de los 60 Módulo I / Unidad 2 Mónica Hirst / Roberto Russell cuales Perú denunció el Tratado de 1922, base de la demarcación fronteriza entre ambos países. Luego de la suspensión de las relaciones diplomáticas y el incremento de la tensión, la Liga de las Naciones intervino para tratar de resolver el conflicto. Este esfuerzo contó con el respaldo de los países sudamericanos, en especial de Brasil. A fines de 1933 se celebraron negociaciones en Río de Janeiro y la paz se reinstaló entre Perú y Colombia con la reconfirmación de la validez del Tratado de Lima. La demarcación de la región amazónica también provocó serias controversias entre Perú y Ecuador que alcanzaron un pico de tensión a fines de 1941, cuando los dos países concentraron sus fuerzas armadas a ambos lados de la frontera. Estados Unidos demostró interés por asumir el papel de pacificador y, aun cuando toda su atención estaba puesta en la Segunda Guerra Mundial, promovió la mediación de los gobiernos de la región. Gracias a la coordinación de los esfuerzos diplomáticos de la Argentina, Brasil y Chile, ambos países, Perú y Ecuador, firmaron un acuerdo en Río de Janeiro (1942) y se formó una Comisión de Demarcación que inició sus tareas con grandes dificultades. Además de la intensificación de las relaciones entre la Argentina y Brasil, la cooperación regional en el período de entreguerras marcó importantes avances. Chile participó de los esfuerzos para la resolución de los conflictos del Chaco y los existentes entre Perú y Ecuador, y firmó con Brasil un Tratado de Navegación y un Acuerdo de Comercio e Intercambio Cultural (1941). Paraguay buscó tejer con Brasil coincidencias en política exterior, las que favorecieron el diálogo político, las conexiones económicas y la cooperación militar. Se reabrieron las negociaciones bilaterales acerca de los asuntos limítrofes -que permanecían paralizadas desde 1872-, y esto permitió que en 1943 los dos países firmaran el Tratado de Comercio y Navegación. Estas iniciativas le permitieron a Paraguay expandir sus vinculaciones también con la Argentina. A su vez, el acercamiento de Brasil hacia Uruguay persiguió el objetivo de debilitar los fuertes vínculos económicos y políticos que éste mantenía con la Argentina. El esfuerzo ganó ímpetu en 1942 cuando Uruguay decidió alinearse con Esta- Módulo I / Unidad 2 61 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL dos Unidos siguiendo los pasos de Brasil. Bolivia también participó de las iniciativas de cooperación regional, particularmente con Brasil, con la firma en 1938 de un tratado de conexiones de ferrocarriles y, al año siguiente, mediante la negociación de programas de intercambio cultural y visitas presidenciales. En este contexto, las relaciones entre la Argentina y Brasil cobraron impulso. Acuerdos económicos, políticos y culturales inauguraron una nueva agenda diplomática. Los más destacados fueron el Tratado Antibélico de No Agresión y Conciliación, firmado primero por la Argentina y Brasil (1933) y luego por Chile, México, Paraguay y Uruguay. Al mismo tiempo, ambos países intensificaron sus esfuerzos para reequipar sus fuerzas armadas, y las autoridades militares brasileñas demostraron especial preocupación por el desequilibrio de poder que el incremento de la capacidad militar argentina pudiese crear en Sudamérica. La cooperación con Estados Unidos tuvo precisamente como objetivo mejorar su posición militar frente a la Argentina. Las orientaciones de ambos países en materia internacional tampoco eran convergentes. A partir de 1940, el gobierno argentino intentó proyectar su política exterior en América latina, en contra de los intereses de Estados Unidos. La máxima confrontación entre Buenos Aires y Washington ocurrió en 1942 durante la Sexta Conferencia de Ministros de Asuntos Exteriores, que recomendó romper relaciones con las potencias del Eje. En esta Conferencia sólo la Argentina y Chile insistieron en el mantenimiento de la posición de neutralidad. Brasil decidió alinearse con Estados Unidos, pero cuidando al misTerminada la Guerra, los mo tiempo que la no converpaíses victoriosos, Estados Unidos en particular, gencia con la Argentina no se concentraron sus esfuerzos en convirtiera en un conflicto dila reconstrucción de Europa, lo plomático. que dejó poco espacio para A partir de este molas aspiraciones mento se consolidó el alinealatinoamericanas en el miento de Brasil y de la proceso de la reorganización mayoría de los países latinoamundial. 62 Módulo I / Unidad 2 Mónica Hirst / Roberto Russell mericanos con los Estados Unidos. En contrapartida, la Argentina sostuvo hasta el final de la Segunda Guerra una posición independiente que la marginó de la comunidad interamericana. En efecto, su neutralidad -que recién abandonó el 27 de marzo de 1945 al declarar la guerra a Alemania y Japón- la enfrentó duramente con los Estados Unidos a partir de enero de 1942 e hizo que fuera expresamente excluida de la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y de la Paz, realizada en México en marzo de 1945, y de los tramos inaugurales de la Conferencia de San Francisco, que redactó la Carta de las Naciones Unidas. Brasil, por su lado, negoció el reequipamiento de sus fuerzas armadas y el apoyo a proyectos de desarrollo económico a cambio de las concesiones al gobierno estadounidense. Terminada la Guerra, los países victoriosos, Estados Unidos en particular, concentraron sus esfuerzos en la reconstrucción de Europa, lo que dejó poco espacio para las aspiraciones latinoamericanas en el proceso de la reorganización mundial. Al mismo tiempo, la política estadounidense de defensa de la democracia que procuraba evitar la expansión de políticas nacionalistas apoyadas en prácticas populistas, comprometió la continuidad de gobiernos autoritarios en la región. Esta política favoreció en un primer momento la participación de Sudamérica en lo que se llamó la segunda ola mundial de democratización. Módulo I / Unidad 2 63 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 7.2. América latina en la Guerra Fría D espués de 1946, las relaciones internacionales de Sudamérica estuvieron condicionadas por la Guerra Fría. A partir de 1947 empezó a gestarse el Sistema Interamericano con la firma del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), seguida en 1948 por la aprobación de la Carta de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que definió las normas de convivencia en el ámbito interamericano y estableció un sistema de solución pacífica de los conflictos regionales y los principios de la cooperación económica. En gran medida, el desarrollo de la cooperación latinoamericana estuvo subordinado a la evolución de las relaciones interamericanas. Hasta la segunda mitad de este siglo, la interacción política entre los estados latinoamericanos fue muy superficial; las relaciones comerciales resultaron insignificantes y el intercambio cultural prácticamente inexistente. Con frecuencia, una agenda interestatal negativa se tornaba más relevante que la positiva. A pesar de que los procesos políticos y económicos de la región enfrentaban desafíos similares, los estados difícilmente identificaban intereses comunes que los condujeran a favorecer iniciativas conjuntas. Herencias históricas similares y la proximidad geográfica no fueron capaces de generar lealtades políticas profundas en la región. De hecho, la mayoría de las iniciativas de cooperación intrarregional no eran más que tributos formales al pensamiento bolivariano, que contribuían a la disociación entre retórica y realidad. Más aún, dado que las vinculaciones entre los países latinoamericanos eran muy limitadas, resultaban frecuentemente bombardeadas por intereses anticooperativos que alimentaban una politización de cuño nacionalista. Paradójicamente, a medida que la diplomacia multilateral interamericana apoyada por Estados Unidos comenzó a expandirse, particularmente durante la década del ‘40, el concepto de cooperación latinoamericana. De hecho, la interacción económica y política 64 Módulo I / Unidad 2 Mónica Hirst / Roberto Russell regional se expandió gradualmente a la sombra de la construcción del proyecto hegemónico estadounidense. Mientras el multilateralismo se convirtió en un instrumento relevante para la política hemisférica de Estados Unidos, los países de la región enfrentaron por primera vez la necesidad de organizar sus intereses desde una perspectiva propia. A medida que los gobiernos latinoamericanos comenzaron a preocuparse por la posición de la región en el nuevo orden mundial, temían que las instituciones globales pudieran restringir su autonomía. En respuesta, Estados Unidos se mostró más renuente a apoyar el regionalismo interamericano. En ese momento, los gobiernos latinoamericanos jugaron un papel importante en la creación de las Naciones Unidas que se tornó decisiva para el establecimiento de la línea divisoria entre regionalismo y universalismo en la política mundial. A medida que emergió el sistema bipolar y la contención se transformó en la prioridad de la política exterior de Estados Unidos, el concepto de regionalismo en las Américas se modificó, la resistencia de Estados Unidos desapareció y sus instituciones se tornaron herramientas de la Guerra Fría. Al mismo tiempo, los estados de América latina comenzaron a pensar que era necesario promocionar el multilateralismo intralatinoamericano para enfrentar desafíos económicos comunes. El nacionalismo económico fue entonces emparejado con las estrategias defensivas regionales, como un esfuerzo por compensar la negligencia de Estados Unidos en la posguerra. En 1948, los países latinoamericanos -con la oposición de Estados Unidos- promovieron la creación de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en el contexto de la ONU, con el objetivo de instituir un foro para la defensa de sus intereses económicos. La CEPAL se transformó en el principal espacio técnico e intelectual de promoción del desarrollo económico regional. Entre sus principales recomendaciones se destacaron la intervención económica del Estado, la reglamentación de la inversión extranjera, el énfasis en la industrialización y la atención a las necesidades básicas de la sociedad. Las recetas de la CEPAL fueron aplicadas o defendidas en varios países latinoamericanos por segmentos políticos nacionalistas, como los Módulo I / Unidad 2 65 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL El nacionalismo auténticos en Cuba, los socialatinoamericano se identificó listas en Guatemala, la Acción con experiencias de otras Democrática en Venezuela, el regiones subdesarrolladas. El APRA en Perú, el justicialismo proceso de descolonización en y el radicalismo en la ArgentiAsia y África, los movimientos na y el trabalhismo en Brasil. nacionalistas en Medio En 1952 la victoria de la reOriente y los primeros pasos volución nacionalista en Bolidel Movimiento de los No Alineados fueron observados, via vinculó la defensa de las todos ellos, con mucho interés. banderas nacionalistas con las reformas en la producción minera y la expropiación de las empresas extranjeras. En todos los casos la expansión del nacionalismo fue acompañada por sentimientos antinorteamericanos que reconocieron a Estados Unidos como la máxima expresión del poder imperial. El nacionalismo latinoamericano se identificó con experiencias de otras regiones subdesarrolladas. El proceso de descolonización en Asia y África, los movimientos nacionalistas en Medio Oriente y los primeros pasos del Movimiento de los No Alineados fueron observados, todos ellos, con mucho interés. Sin embargo, para Estados Unidos esta actitud latinoamericana reflejaba una estrecha asociación entre los nacionalistas y las fuerzas comunistas. En algunos casos se dio una estrecha vinculación entre nacionalismo y acercamiento regional. La política exterior argentina conocida como Tercera Posición, por ejemplo, destacaba la importancia de la integración regional latinoamericana y durante el gobierno de Perón (1946/55) se establecieron acuerdos políticos y comerciales con Chile, Paraguay, Ecuador y Bolivia. Los sectores antiperonistas argentinos temían una relación especial con Brasil, basada en la formación de una coalición populista subregional. Este tipo de tensión fue superado a partir de la segunda mitad de los ‘50, cuando se inició un nuevo diálogo basado en la convergencia de los proyectos desarrollistas instalados entonces en la Argentina y Brasil. Paralelamente a este acercamiento, surgió por primera vez el interés por una política única de defensa del Atlántico Sur. En este sentido, por iniciativa del gobierno argentino se 66 Módulo I / Unidad 2 Mónica Hirst / Roberto Russell celebró una conferencia sobre el tema en1957, con la participación de Brasil, Uruguay y Paraguay. Sin embargo, el resultado fue apenas la ratificación de los tratados de defensa ya existentes y se descartó la idea de un pacto de seguridad regional. A partir de la guerra de Corea, crecieron las expectativas norteamericanas acerca del apoyo de los países latinoamericanos a su política de contención a la Unión Soviética. No obstante, para éstos era más importante reforzar la cooperación en el ámbito interamericano que asumir compromisos en zonas alejadas de sus intereses. A pesar de las presiones de Estados Unidos, siempre se logró mantener a la OEA fuera de las crisis y conflictos de naturaleza global. En estas circunstancias, el gobierno estadounidense optó por el fortalecimiento de algunos vínculos bilaterales a través del programa de Asistencia Militar. En 1952 se firmaron siete acuerdos militares con países de la región (Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, Perú y Uruguay) y se fortaleció el concepto de la seguridad colectiva, que preveía la provisión de asistencia militar (equipamiento y entrenamiento) a cambio del suministro de materiales estratégicos. Este tipo de acuerdo fue rechazado sólo por la Argentina, Guatemala y México. La cooperación militar y el alineamiento político de los países latinoamericanos con Estados Unidos se prolongaron a lo largo de la década del ’50, pero simultáneamente, se acentuaban las asimetrías entre Estados Unidos y América latina en el plano económico. A fines de los años ‘50, aproximadamente el 45% de las exportaciones latinoamericanas se dirigía al mercado norteamericano mientras que menos del 25% de las estadounidenses se destinaba a la región latinoamericana. Esta tendencia se profundizó aun más en las décadas siguientes. Los desencuentros entre Washington y los países latinoamericanos fueron sumando tensiones crecientes debido a que los reclamos de la región eran sistemáticamente desoídos. Fue en esas circunstancias que Brasil, sin mayor éxito, lanzó la Operación Panamericana (1958) con el objetivo de comprometer al gobierno estadounidense con proyectos de desarrollo para América latina. En este Módulo I / Unidad 2 67 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL período Brasil y la Argentina El triunfo de la Revolución pusieron en práctica las conCubana (1959) puso a sultas políticas y la definición América latina en el mapa de la Guerra Fría. de posturas comunes con respecto al impacto de la Guerra Fría en América latina, exacerbado por la revolución cubana. Al mismo tiempo, los países latinoamericanos participaron en esos años de la primera ola de formación de espacios económicos regionales. Siguiendo a su manera el paradigma europeo, la Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay firmaron en 1960 (más tarde se sumaría Bolivia) el Tratado de Montevideo para la creación -en un plazo de doce años- de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC). También avanzó el proyecto de organización de un mercado común centroamericano. El triunfo de la Revolución Cubana (1959) puso a América latina en el mapa de la Guerra Fría. Por primera vez, un gobierno norteamericano se mostró preocupado ante la posibilidad de una amenaza a su seguridad nacional proveniente de la región. Como consecuencia, en 1961 se anunció el lanzamiento de la Alianza para el Progreso, un programa que preveía la utilización de fondos públicos y privados por un total de 20.000 millones de dólares para financiar durante diez años proyectos de mejoras sociales y económicas en Latinoamérica. No obstante, los resultados del programa fueron pobres: entre 1961 y 1968 apenas la mitad de la inversión prevista fue destinada a la región, y su mayor parte fue utilizada para el pago de la deuda externa y la repatriación de capitales. 68 Módulo I / Unidad 2 Mónica Hirst / Roberto Russell 7.3. La región latinoamericana en los años finales de la bipolaridad A partir de los años ‘60, la estabilidad político-institucional en Sudamérica fue interrumpida por sucesivos golpes de Estado comprometidos con las ideas de contención profesadas por el gobierno estadounidense. A pesar del fuerte condicionamiento ideológico que imponía la relación con Estados Unidos, a partir de esta década los países de la región ampliaron poco a poco el espectro de sus vinculaciones externas. Entre 1960 y 1980, el comercio con la Unión Soviética creció de 60 a 1.600 millones de dólares. Asimismo se incrementaron los vínculos con las naciones europeas y Japón, interesados en realizar inversiones en áreas de la industria y en proyectos de infraestructura. Esta diversificación fue estimulada por el buen desempeño económico de países como Brasil y México, que gracias a sus notables índices de crecimiento fueron catalogados como “potencias medianas”. También se fortalecieron los lazos económicos intrarregionales. Diversas iniciativas de integración y cooperación revelaron nuevos intereses en el acercamiento político y económico: - el Mercado Común Centroamericano (1960), el Tratado de de la Cuenca del Plata (1969), el Mercado Común Caribeño (CARICOM, 1972), el Sistema Económico Latino-Americano (SELA, 1975), el Grupo Andino (1976), el Tratado de Cooperación Amazónica (TCA, 1978) y la sustitución de la ALALC por la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI, 1980). En el campo de la seguridad se destacó el Tratado de Proscripción de Armas Nucleares en América Latina (Tratado de Tlatelolco, 1967), seguido por la creación de la Organización para la Prohibición de Armas Nucleares en América Latina (OPANAL) en 1969. Módulo I / Unidad 2 69 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Las iniciativas de acercamiento entre América latina y Estados Unidos de la década del ‘60, ya sea por medio de la Alianza para el Progreso o a través de la cooperación militar, fueron insuficientes para sostener un vínculo más duradero. Incluso en el ámbito militar, donde las relaciones con Estados Unidos habían sido más intensas, surgieron síntomas de desacuerdos, estimulados por las nuevas oportunidades que generaba la ampliación del mercado mundial de armamentos. La crisis de las relaciones Estados Unidos-América latina llevó luego al vaciamiento del sistema interamericano y en 1969 los gobiernos latinoamericanos firmaron el Consenso de Viña del Mar que pedía la revisión de la política estadounidense para la región. Mientras tanto, los resultados de las iniciativas de reforma de la OEA en 1967 y 1973, y del TIAR en 1975 fueron nulos. A esta lista también se suma el rechazo a la política de defensa de los derechos humanos lanzada por Washington. El mayor desgaste ocurrió en 1982, durante la Guerra de las Malvinas, cuando las instituciones interamericanas fueron marginadas del conflicto y Estados Unidos dio prioridad a sus vínculos con Gran Bretaña. Por su lado, el predominio de los gobiernos militares en Sudamérica exaltó las percepciones conflictivas. En el Cono Sur, las políticas de seguridad estuvieron condicionadas por visiones defensivas alimentadas por cuestiones limítrofes no resueltas y por nuevas disputas en torno de los recursos energéticos. A la par de los primeros gestos de acercamiento mencionados, durante toda la década del ‘70 se profundizaron las agendas contenciosas, especialmente entre la Argentina y Chile, y entre la Argentina y Brasil. Las relaciones argentino-brasileñas atravesaron por En el Cono Sur, las políticas de una etapa de graves controseguridad estuvieron versias en torno de la utilizacondicionadas por visiones ción de los recursos hídricos defensivas alimentadas por del río Paraná. El rechazo de cuestiones limítrofes no resueltas y por nuevas Brasil a la postura argentina disputas en torno de los de establecer un mecanismo recursos energéticos. de consultas previas a la cons- 70 Módulo I / Unidad 2 Mónica Hirst / Roberto Russell trucción de la planta hidroeléctrica de Itaipú se fundó en su interpretación de que se trataba de un tema que afectaba la soberanía nacional sobre sus recursos naturales. La posición de Brasil se fortaleció en 1973 cuando firmó con Paraguay el Tratado para el Aprovechamiento Hidroeléctrico del Río Paraná que preveía la creación de una empresa brasileño-paraguaya responsable de su administración. Después de un largo proceso de negociación se alcanzó una solución tripartita que compatibilizaría los proyectos de Itaipú (Brasil-Paraguay) y Corpus (Argentina), y que fue sellada con el Tratado Itaipú-Corpus de 1979. El conflicto entre la Argentina y Chile por el Canal de Beagle fue superado algunos años más tarde con la firma, por iniciativa del gobierno democrático argentino, del tratado de Paz y Amistad (1984). Éste puso fin a una etapa tremendamente conflictiva en la que el régimen militar que entonces gobernaba la Argentina estuvo a punto de embarcarse en una guerra con Chile a fines de 1978. Otra señal de la predisposición a un nuevo acercamiento entre los países de la región fue la iniciativa de cooperación amazónica lanzada por Brasil en 1976 y concretada dos años más tarde cuando este país firmó junto con Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela el Tratado de Cooperación Amazónica (TCP), cuyo propósito era generar políticas complementarias de población y desarrollo en el área. Esta iniciativa respondía, además, al creciente interés internacional en esa región y a la determinación de los países firmantes del TCP de poner fin al aislamiento de las zonas amazónicas dentro de sus propios territorios nacionales, reforzando al mismo tiempo su vocación regional. En medio de este esceEn medio de este escenario, las relaciones económicas nario, las relaciones económientre Estados Unidos y cas entre Estados Unidos y América latina sufrieron un América latina sufrieron un deterioro muy visible que deterioro muy visible que alalcanzó su peor momento en canzó su peor momento en la la década del ‘80 cuando la década del ‘80 cuando la reregión enfrentó graves gión enfrentó graves probleproblemas económicos. Módulo I / Unidad 2 71 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL mas económicos. En ese Los estados latinoamericanos se sintieron fuertemente momento, los latinoamericaagraviados por la actuación nistas en los Estados Unidos estadounidense durante la compartían la hipótesis de Guerra de las Malvinas e que las expectativas insatisinterpretaron el episodio como fechas de los países de Améel golpe final a la credibilidad rica latina podrían conducir de los mecanismos de a una fragmentación definiseguridad colectiva. tiva de la comunidad interamericana. La segunda crisis petrolera y las medidas monetaristas norteamericanas fueron los principales factores externos que causaron una crisis financiera generalizada en la región. Con el propósito de crear una estrategia de negociación conjunta, un grupo de países latinoamericanos formó en 1984 un foro de coordinación de posiciones, conocido como el Consenso de Cartagena, para tratar la deuda externa. El fuerte impacto que tuvo al principio esta iniciativa fue neutralizado por las negociaciones directas que se establecieron entre los gobiernos latinoamericanos y los países acreedores. En este marco, la región se sumergió a lo largo de los ‘80 en un período de estancamiento generalizado que le valió la calificación de “década perdida”. Fue en este contexto que América latina experimentó una nueva etapa en sus relaciones políticas intrarregionales. Mientras la interacción económica entre los estados de la región pasaba por una de sus peores etapas, se observaron progresos en el ámbito de la cooperación política. Estimulados nuevamente por la negligencia de Estados Unidos, este avance fue notable en el campo de la seguridad regional. Los estados latinoamericanos se sintieron fuertemente agraviados por la actuación estadounidense durante la Guerra de las Malvinas e interpretaron el episodio como el golpe final a la credibilidad de los mecanismos de seguridad colectiva. Así, el impacto de la Guerra del Atlántico Sur en 1982 sobre los instrumentos hemisféricos tales como el TIAR, obligó a una profunda revisión del sistema interamericano. Este proceso se complicó más aún, cuando surgieron los desacuerdos entre Estados Unidos y América latina en relación con las crisis de América Central y de la deuda externa de la región. En el 72 Módulo I / Unidad 2 Mónica Hirst / Roberto Russell primer caso, la coordinación intrarregional fue motivada por una creencia compartida de que las políticas de Estados Unidos, como las de otras potencias extranjeras, habían llevado a una escalada militar que amenazaba a toda Latinoamérica. La formación del Grupo Contadora (1983) por Colombia, México, Panamá y Venezuela, y del Grupo de Apoyo a Contadora (1985) por la Argentina, Brasil, Perú y Uruguay, estimuló a los gobiernos de América Central para alcanzar una solución diplomática que poco a poco restableció la paz en la región. En diciembre de 1986 los países del Grupo Contadora y del Grupo de Apoyo se reunieron en Río de Janeiro y crearon formalmente una nueva organización, el “Mecanismo Permanente de Consulta y Concertación Política”, conocido originalmente como el Grupo de los Ocho y rebautizado en 1988 como “Grupo de Río”. Durante su cuarto encuentro, realizado en Caracas en octubre de 1990, se propuso el ingreso de Chile y Ecuador, y se invitó a Paraguay y a Bolivia a integrarse para completar el mecanismo sudamericano. Las subregiones del Caribe y América Central serían luego invitadas a designar, cada una, un representante, de forma rotativa por un período específico. El Grupo comenzó a funcionar como una plataforma para actos de repudio colectivo, mientras ofrecía a los estados de la región un mecanismo que les permitía no involucrarse en situaciones de crisis. No obstante, una falla básica del Grupo de Río fue su incapacidad para ganar el reconocimiento de Estados Unidos como mecanismo de representación política de la región latinoamericana. De hecho, este reconocimiento fue logrado más fácilmente por parte de la Unión Europea. Finalmente, la coordinación política entre los gobiernos latinoamericanos no avanzó de acuerdo con las expectativas previas, y en su lugar se produjo un incremento de las iniciativas de integración subregionales. Este tema se analiza en las próximas Unidades. Módulo I / Unidad 2 73 AUTOEVALUACIÓN 1. ¿Qué hecho histórico marca el final de la «paz de los cien años» y qué impacto tuvo sobre el esquema de poder eurocéntrico que imperó hasta ese momento? 2. ¿A qué alude E. Hobsbawm cuando se refiere al «corto siglo XX»? Exprese una breve reflexión sobre esta conceptualización. 3. ¿Qué impacto tuvo la Segunda Guerra Mundial en el ordenamiento geopolítico de América latina? 4. ¿Cuáles fueron algunos de los orígenes de la Guerra Fría y qué lugar ocupó América latina en dicho período? 5. ¿Cuáles son las instituciones integrantes de Bretton Woods y qué objetivos perseguían sus creadores? 6. ¿Qué efectos produjo la Guerra de Malvinas en el esquema de seguridad interamericano? 74 Unidad 2 / Autoevaluación UNIDAD 3 EL MUNDO DE LA POSGUERRA FRÍA 1. INTRODUCCIÓN A partir de mediados de la década del ochenta, la Guerra Fría comenzó a mostrar signos de agotamiento. Vientos de cambio soplaron con fuerza desde que la Unión Soviética inició un ambicioso programa de reformas que fue acompañado por una nueva política internacional de distensión con Estados Unidos. El nuevo acercamiento entre Moscú y Washington condujo a la firma de acuerdos de desarme. Luego, la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la URSS, marcaron el fin de la era bipolar. Estados Unidos se posicionó como única superpotencia y asumió, no sin vacilaciones, el liderazgo del nuevo ordenamiento internacional. La defensa de la democracia y la economía de mercado se convirtieron en las dos prioridades de su política exterior. Al mismo tiempo, se consolidaba la integración europea y se derrumbaban, uno tras otro, los regímenes totalitarios instalados en los países del Este. Los temas globales se impusieron sostenidos por una amplia movilización de la opinión pública internacional y de las Apartir de mediados de la década del ochenta, la Guerra organizaciones no gubernamentales. Nuevas expectati- Fría comenzó a mostrar signos de agotamiento. Vientos de vas frente a las instituciones cambio soplaron con fuerza multilaterales y los regímenes desde que la Unión Soviética internacionales señalaron inició un ambicioso programa una tendencia hacia lo juríde reformas que fue dico, con la creación de noracompañado por una nueva mas que trascendían los política internacional de distensión con Estados Unidos. límites de la soberanía nacio- Módulo 1 / Unidad 3 75 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL nal. En el campo económiEl conjunto de cambios co, la globalización genemencionados conduce a la ró nuevas tensiones, formación de nuevos escenarios especialmente a partir de de orden mundial marcados sucesivas crisis financieras simultáneamente -pero en provocadas por una ex- formas diferenciadas- por cuatro procesos principales: el fin de la traordinaria movilidad del Guerra Fría, la globalización, el flujo de capitales. Finalregionalismo y la mente, numerosos países, democratización. en todos los continentes, transitaron hacia la democracia al tiempo que ponían en marcha distintos esquemas de integración siguiendo las pautas del así llamado “nuevo regionalismo”. El conjunto de cambios mencionados conduce a la formación de nuevos escenarios de orden mundial marcados simultáneamente -pero en formas diferenciadas- por cuatro procesos principales: el fin de la Guerra Fría, la globalización, el regionalismo y la democratización. 2. LA POSGUERRA FRÍA: FUERZAS DE SIGNO OPUESTO E l conflicto Este-Oeste se desmanteló definitivamente en 1989. El proceso de distensión y apertura de los países centroeuropeos se aceleró con el derrumbe del Muro de Berlín, el derrocamiento del Jefe de Estado de Rumania, Nicolás Ceasescu, y el quiebre del Partido Comunista de Checoslovaquia. En diciembre, George Bush y Mijail Gorbachov anunciaron en Malta el fin de la Guerra Fría. Para formalizar la conclusión de la era bipolar se realizó en París la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea, que condujo a la disolución del Pacto de Varsovia. Con la firma de los acuerdos de desarme START I y II (1991 y 1993) se produjo una significativa disminución del arsenal nuclear estadounidense y soviético, y se abrieron las puertas para nuevos compromisos en el campo del desarme. A medida que el mundo se despedía de la bipolaridad, una 76 Módulo I / Unidad 3 Mónica Hirst / Roberto Russell sucesión de eventos importanLa victoria norteamericana en la Guerra del Golfo, que tes de signo opuesto abrió estalló en enero de 1991, numerosos interrogantes sosimbolizó la confirmación de bre el futuro del orden munla superioridad estratégica de dial. En 1990 se reunificó este país en la Posguerra Fría. Alemania, se anunció el fin del apartheid en Sudáfrica y se inició el conflicto civil-religioso en la ex Yugoslavia. La victoria norteamericana en la Guerra del Golfo, que estalló en enero de 1991, simbolizó la confirmación de la superioridad estratégica de este país en la Posguerra Fría. Estados Unidos se posicionó como única superpotencia, y su nuevo status le adjudicó nuevas responsabilidades. Con la llegada de Bill Clinton a la Casa Blanca (1993), la defensa de la democracia liberal y la extensión de la economía de mercado se transformaron en las metas principales de la política exterior norteamericana. Al mismo tiempo, Washington se mostró más prudente en situaciones que implicaban intervenciones militares, como quedó demostrado en Somalia (1993), la ex Yugoslavia (1994/5), Haití (1995), Irak (1996 y 1998), y Kosovo (1999). El desmantelamiento del poderío soviético coincidió con el ascenso de Boris Yeltsin como presidente de la Federación Rusa en junio de 1990, en un clima doméstico conflictivo. Al año siguiente, Yeltsin decretó la disolución de la URSS y formó, con Ucrania y Bielorrusia, la Comunidad de Estados Independientes (CEI) a la que se adhirieron más adelante otras ex repúblicas soviéticas. En los nueve años y medio que duró la presidencia de Yeltsin, la Federación Rusa atravesó sucesivas crisis políticas y económicas. Dos procesos simultáneos se destacaron en el escenario europeo: de la antigua órbita socialista, formada por ocho países, surgieron 27 naciones independientes, mientras la Comunidad Económica Europea amplió la cantidad de sus miembros y profundizó el proceso de integración. El Tratado de Maastricht, firmado a fines de 1991 por doce naciones europeas, selló el compromiso de crear una moneda común y de constituir la Unión Europea. Este paso no resultó fácil dadas las dispares reacciones producidas en el ámbito Módulo I / Unidad 3 77 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL europeo, y su confirmación Dos procesos simultáneos se destacaron en el escenario fue materia de prolongadas europeo: de la antigua órbita negociaciones comunitasocialista, formada por ocho rias. países, surgieron 27 naciones Simultáneamente, la independientes, mientras la región de los Balcanes tranComunidad Económica sitó hacia la fragmentación. Europea amplió la cantidad de La implosión de la ex Yugossus miembros y profundizó el lavia exacerbó las divisiones proceso de integración. El Tratado de Maastricht, étnicas y religiosas que llevafirmado a fines de 1991 por ron a una rápida escalada doce naciones europeas, selló militar. El estallido de la gueel compromiso de crear una rra en Bosnia a fines de 1991 moneda común y de constituir entre serbios, bosnios y la Unión Europea. croatas generó un cuadro dramático de persecución de las minorías, que se repetiría luego en Kosovo y, ya fuera de los Balcanes, en Chechenia. Estos nuevos conflictos sustituyeron las confrontaciones que habían amenazado la paz mundial en las décadas anteriores. La expectativa inicial de que la ONU ampliara su actuación en esos focos llevó a la multiplicación y redefinición de las misiones para el mantenimiento y restablecimiento de la paz. De las trece operaciones que se realizaron entre 1989 y 1995, doce estuvieron destinadas a países que enfrentaban conflictos internos originados en antiguas rivalidades étnicas o religiosas. Al mismo tiempo, se evidenció la incapacidad de la ONU para prevenir este tipo de crisis, lo que abrió el espacio para un mayor protagonismo militar de la OTAN. Los ataques contra el gobierno de Belgrado demostraron la predisposición de la alianza atlántica a ejercer su poderío militar, cuando lo juzgara conveniente y necesario. En Medio Oriente, Asia y África también se vislumbraban señales de cambio. En 1993 se firmó un acuerdo de paz en el que Israel reconoció la legitimidad de un Estado palestino. En Asia, profundos cambios en la política económica de China creaban una fuente 78 Módulo I / Unidad 3 Mónica Hirst / Roberto Russell inagotable de oportunidades comerciales y financieras con gran impacto sobre el sistema económico internacional. En Sudáfrica, el fin del régimen del apartheid condujo a la restauración de la democracia que culminó con la elección de Nelson Mandela como presidente. Un conjunto de nuevos temas ganó relevancia en la agenda internacional y dio lugar a una permanente movilización de la opinión pública internacional. Interpretados como amenaza o riesgo para el planeta, estos temas estimularon la proliferación de organizaciones no gubernamentales (ONG). La protección del medio ambiente, la defensa de los derechos humanos, las migraciones, el tráfico de drogas, el terrorismo y el comercio ilegal de armas cobraron relevancia en los foros mundiales. Se inició un nuevo ciclo de conferencias mundiales con el objeto de proponer nuevos enfoques y soluciones comunes a estos temas globales. En 1992 se celebró en Río de Janeiro la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo; al año siguiente la Segunda Conferencia Mundial de Derechos Humanos en Viena; en 1994 la Conferencia de El Cairo sobre Población y Desarrollo y la reunión de Pekín dedicada a temas de la mujer; y, en 1997, tuvo lugar en Kioto una nueva reunión sobre temas ambientales dedicada especialmente a los problemas climáticos. Casi dos centenares de países participaron de estos eventos donde tuvieron una presencia masiva las ONG del mundo entero. El nuevo escenario mundial fue propicio también para los regímenes de no proliferación. Tras dos décadas de negociaciones se concluyó en 1993 la Convención de Prohibición de Armas Químicas y, más adelante, el Acuerdo Internacional para la Prohibición de Minas Antipersonales. También fue prorrogada por tiempo indeterminado la vigencia del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP). En el ámbito comercial, la institucionalización de reglas comunes llevó a la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que en 1995 sustituyó al GATT. En este contexto, ganó fuerza la expectativa de que el multilateralismo sería fortalecido, avanzándose en dirección a una “gobernabilidad global”. Las organizaciones vinculadas a las cues- Módulo I / Unidad 3 79 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL tiones económicas y de seguEn este contexto, ganó fuerza ridad ampliarían su protala expectativa de que el gonismo como guardianes multilateralismo sería fortalecido, avanzándose en de la paz y la estabilidad dirección a una económica, y al mismo tiem“gobernabilidad global”. po tendrían un papel clave en la definición de los parámetros para el tratamiento de los temas globales. Mientras se fortalecía la convicción de que la solución de los temas globales ya no podría ser más competencia exclusiva de los Estados nacionales y que se necesitaba someterlos a un control jurídico y moral de escala global, los países más poderosos, en especial Estados Unidos, recurrían a la diplomacia coercitiva como instrumento de presión para defender sus intereses nacionales. Así, por ejemplo, la inclusión de temas ambientales y de condiciones laborales en las negociaciones comerciales abrió un nuevo capítulo de fracturas en el eje Norte-Sur. La sucesión de elementos de signo opuesto que acabamos de enumerar, desató un amplio debate acerca de la naturaleza del cambio producido por el fin de la Guerra Fría y sobre los futuros escenarios de orden mundial. Otros tres procesos estrechamente relacionados, tanto entre sí como con el fin de la Guerra Fría, también contribuyeron a elevar el nivel de ese debate: la extensión y profundización de la globalización, el auge del regionalismo y la ola de democratización que atravesó gran parte del mundo en desarrollo. Distinguir analíticamente estos cuatro procesos es fundamental para ordenar y hacer inteligible una enorme cantidad de datos y fenómenos relativos a la cuestión del cambio de las relaciones internacionales. Además, ayuda a responder las preguntas sobre lo “nuevo” en la política y economía mundiales y a captar mejor el impacto de las transformaciones señaladas en América latina y, particularmente, en el Cono Sur. 80 Módulo I / Unidad 3 Mónica Hirst / Roberto Russell 3. EL FIN DE LA GUERRA FRÍA E l fin de la Guerra Fría puede verse como la conclusión de una confrontación ideológica o de una lucha entre dos grandes poderes, o ambas cosas a la vez. Este proceso ha abierto una fase de transición en la política internacional, cuyas características dominantes son la incertidumbre y la oposición de fuerzas de integración y de fragmentación del ambiente internacional, como por ejemplo, fuerzas que favorecen la globalización de la economía vs. las que defienden políticas más proteccionistas, ideologías universalistas vs. los distintos tipos de fundamentalismo religioso... Mientras que ciertos hechos parecen indicar cambios cualitativos en la política mundial, otros sugieren que en esencia nada ha cambiado. La tesis del cambio cualitativo es la que sustentan los analistas que mayoritariamente se inscriben en la tradición liberal. Apoyados tanto en los clásicos y en los aportes de los teóricos de la integración y de la interdependencia, como en los nuevos desarrollos del derecho internacional, sostienen que las relaciones internacionales, al menos entre un número creciente de países, han experimentado un conjunto de transformaciones inéditas. La consolidación de sistemas democráticos, la extensión de la interdependencia económica, los cambios culturales y el desarrollo de nuevos esquemas de seguridad interestatal son los factores que apuntan para concluir que en una parte significativa del mundo es improbable que se repitan las situaciones de violencia interna y guerra interestatal vividas no hace tanto tiempo atrás. En una visión aun más benigna, hay quienes argumentan que el fin de la Guerra Fría puede facilitar la formación paulatina de una “comunidad global”, abierta y pacífica, regida por reglas ampliamente aceptadas, que sirven a los intereses tanto de los estados como de los individuos y de la humanidad en su conjunto. La expresión más conocida de la vertiente liberal es la tesis de Francis Fukuyama sobre el «fin de la historia» presentada en 1989 en un ensayo que dio la vuelta al mundo. Su punto de partida es el con- Módulo I / Unidad 3 81 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL cepto hegeliano de historia según el cual, cuando una forma política, económica y social logra imponerse a otras formas alternativas, se alcanza el fin de la evolución moral del hombre y su pasaje a un estado poshistórico. El autor percibe este fenómeno en la victoria del estado liberal capitalista sobre las formas de estado comunista y fascista que lo desafiaron en el pasado. Esto le permite proclamar “el fin de la historia” para aquellas regiones en donde este ideal social se ha logrado plenamente. Con ello quedarían conformados dos mundos coexistentes: uno no conflictivo donde las democracias estrechan sus lazos para su mutuo beneficio (formado por las naciones avanzadas de Occidente) y otro en el cual persisten las contradicciones (los países del ex bloque soviético y del Tercer Mundo). Este escenario elimina la posibilidad de conflictos bélicos de amplio alcance, ya que los estados más importantes han superado la etapa de la guerra y los conflictos se focalizan en el (poco relevante) “mundo histórico”. El fin de la historia trae entonces un mundo más pacífico y, a la vez, más gris: no hay filosofía porque no hay nada por qué discutir, ni causa por la cual luchar, y la vida no tiene otro sentido que la satisfacción de patrones de consumo cada vez más sofisticados. Dicho esto, reconoce que la historia puede con el tiempo “renacer” en torno a nuevas contradicciones y alternativas. Hechos tales como las guerras de Ruanda y de los Balcanes, la tragedia de Somalia, los conflictos en la ex periferia interna del imperio soviético, el auge del fundamentalismo, las marchas y contramarchas del conflicto en Medio Oriente, pusieron en Hechos tales como las guerras jaque a las visiones optimisde Ruanda y de los Balcanes, la tragedia de Somalia, los tas de los liberales. En opoconflictos en la ex periferia sición a la tesis de interna del imperio soviético, Fukuyama, diversas voces se el auge del fundamentalismo, levantaron para señalar que las marchas y contramarchas la humanidad siempre “retordel conflicto en Medio Oriente, na a la historia”. Los trabapusieron en jaque a las jos en clave neorrealista y la visiones optimistas de los tesis de Samuel Huntington liberales. 82 Módulo I / Unidad 3 Mónica Hirst / Roberto Russell sobre el «choque de las civilizaciones» son la muestra más representativa de este tipo de percepciones. Los neorrealistas consideran que el conflicto entre los estados seguirá dominando la política internacional y que la seguridad dependerá del equilibrio de poder y de las alianzas que se forman en función de ese equilibrio y no de afinidades ideológicas o de relaciones de parentesco «civilizatorio». Para estos autores, todo cambio de «orden» sólo puede resultar de una modificación sustancial en la distribución de los atributos de poder entre los grandes poderes o de acontecimientos muy importantes en el seno de alguna de las unidades políticas principales. Algunos estados ganan y otros pierden poder en un juego perpetuo caracterizado por las rivalidades interestatales, la desconfianza y el conflicto. Con independencia de lo que produce esta conducta típica (la naturaleza humana o la condición anárquica del sistema internacional), la conclusión es sólo una: todo futuro será en esencia como el pasado. En definitiva, el cambio se limita esencialmente a lo cuantitativo y, por ende, el nuevo escenario de orden mundial estará signado por la clásica rivalidad entre los grandes poderes (Estados Unidos, Europa, Japón, China, Rusia y, probablemente, la India) que competirán, como lo han hecho otros estados en el pasado, por poder y prestigio. Estados Unidos será el más grande de los poderes pero no dominante y los códigos de conducta resultarán de los acuerdos que se logren entre los distintos centros de poder. Esta visión equivale al escenario de “fragmentación” de la economía internacional con el que trabajan algunos analistas desde la óptica de la economía política. En este ambiente, las oportunidades de explotar las ventajas potenciales de la globalización, expresadas a través de mercados más abiertos e integrados, se perderían a manos de un regionalismo cerrado (fragmentación), además de que se agravaría el conflicto político entre los grandes poderes, tanto entre sí como por las áreas de influencia. Por su parte, el trabajo de Huntington adelanta un conjunto de hipótesis sobre el futuro de las relaciones internacionales. Para este autor, el conflicto entre civilizaciones suplantará al ideológico y a otras formas de enfrentamiento como forma dominante, aunque no exclu- Módulo I / Unidad 3 83 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL yente, de conflicto mundial. Si bien los estados se mantendrán como los actores más poderosos de la escena internacional, las fracturas entre civilizaciones se constituirán en las principales líneas de combate del futuro. Así, el eje principal de la política mundial será la rivalidad entre Occidente y lo que él denomina el «resto». Dentro de esta categoría incluye siete civilizaciones (japonesa, hindú, eslavo-ortodoxa, latinoamericana, africana, confuciana e islámica). Las dos últimas son las que, desde su punto de vista, ofrecen más peligros para la seguridad de la civilización occidental. En cuanto a las implicancias de políticas para Occidente que encierra esta situación, el autor aconseja, entre otras medidas de importancia, promover una mayor cooperación y unidad dentro de la civilización occidental, especialmente entre los componentes europeo y norteamericano, e incorporar a Europa Oriental y América latina a Occidente, pues se trata de sociedades que tienen culturas parecidas pero que no integran ese mundo. Para otros analistas, la línea de fractura principal del orden mundial es la división Norte-Sur. Los países del Norte, desde Estados Unidos a Japón pasando por Europa y Rusia, junto a unos pocos países del Sur geográfico, concentrarán los beneficios económicos, dando lugar a una aguda separación entre países ricos y pobres. Los primeros integrarán una zona de paz, sustentada en relaciones estables y cooperativas, mientras que los segundos seguirán atrapados en un círculo vicioso de conflicto, atraso económico y guerra. Además, algunos países del Sur se convertirán en la mayor fuente de amenazas para el Norte en la medida en que accedan a distintos tipos de armas de destrucción masiva, en especial las nucleares. Estas distintas interpretaciones sobre el futuro de las relaciones internacionales expresan el gran legado de incertidumbre que dejó el fin de la rivalidad bipolar. Ello no impide, sin embargo, rescatar algunos fenómenos propios de la Posguerra Fría que son significativos para el análisis de los asuntos mundiales. Primero, la disminución del nivel de antagonismo de distintas visiones del mundo. Ello no sólo se debe a la defección de la ex Unión Soviética y al colapso de las concepciones que sostenían al socialismo real, sino también al debilitamiento relativo de los supues- 84 Módulo I / Unidad 3 Mónica Hirst / Roberto Russell tos en los que se basaron los Estas distintas interpretaciones reclamos del Sur frente al sobre el futuro de las relaciones internacionales Norte, especialmente duranexpresan el gran legado de te la década del setenta y del incertidumbre que dejó el fin ochenta. En efecto, las tradide la rivalidad bipolar. cionales tesis de confrontación entre ricos y pobres en la arena de las relaciones económicas internacionales han sido reemplazadas por la búsqueda de posiciones de consenso. No se niega aquí importancia a otras ideas en cuanto a su potencial de conflicto (por ejemplo el nacionalismo o los distintos tipos de fundamentalismo religioso), pero su envergadura no alcanza para impedir que el orden internacional sea hoy más homogéneo que el de la Guerra Fría. Segundo, el cambio de naturaleza de la competencia básica. Durante la Guerra Fría la rivalidad se fundaba en el sentido de misión de cada una de las partes. Había en esta disputa componentes esencialmente políticos, militares e ideológicos. Actualmente la competencia también concierne a la influencia nacional, pero se trata de una influencia que se obtiene a través del éxito comercial y del liderazgo industrial y científico. Esto implica, a su vez, un cambio trascendente en las bases de poder: de la capacidad y destreza militar a la destreza y capacidad económica y tecnológica. Tercero, el ascenso al tope de la agenda global de temas que habían ocupado en el orden anterior un lugar subordinado, debido a los límites que imponía la lógica bipolar de la Guerra Fría (por ejemplo, deterioro del medio ambiente, pobreza, proliferación de armas de distinto tipo, migraciones, narcotráfico y terrorismo). Al mismo tiempo, como se explica en la Unidad 4, el fin de la Guerra Fría afectó sustancialmente el contenido de las agendas políticas y de seguridad de la inmensa mayoría de los estados. Cuarto, la apertura de un espacio de acción mayor para los organismos internacionales y para el fortalecimiento y desarrollo de regímenes internacionales en numerosas áreas, particularmente en los sectores tradicionales de la seguridad interestatal (desarme, control de armamentos, proliferación nuclear y misilística, etc.) y en los temas Módulo I / Unidad 3 85 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL de «agenda negativa», tales los casos del narcotráfico, el terrorismo y el deterioro ambiental. Quinto, una nueva y compleja distribución del poder global. El mundo es unipolar en lo militar, pues no hay otro gran poder comparable a los Estados Unidos, y multipolar en lo económico, tal como ya lo era durante la etapa inicial de la Guerra Fría. Sin embargo, el fin de la confrontación Este-Oeste ha producido un cambio de sentido de la multipolaridad; la anterior tenía lugar en el marco de un sistema internacional ideológicamente heterogéneo y bipolar desde el punto de vista estratégico-militar. Alemania y Japón, por ejemplo, eran grandes potencias económicas, pero su seguridad dependía de Estados Unidos. En el futuro, en cambio, el poder económico de estos países no estará más determinado por una estructura bipolar que les imponga constreñimientos sustanciales a su libertad de accción en materia de política exterior. Así, cabe esperar que desempeñen nuevos y ampliados roles políticos, especialmente regionales. La incógnita que hoy tenemos es si la actual multipolaridad económica tenderá o no a la polarización. Este último término designa la propensión de los actores a agruparse en torno de los polos. Un sistema, bipolar o multipolar, tiende a la polarización (y puede hacerse polarizado) cuando los grandes poderes forman bloques cuyas interacciones externas se caracterizan por crecientes niveles de conflicto mientras que las internas se hacen más cooperativas. Conforme a esta dinámica, los sistemas polarizados reducen significativamente las oportunidades de interacción a escala mundial. Esta cuestión nos remite directamente a uno de los temas que despierta mayores preocupaciones tanto en esferas académicas como gubernamentales: si los polos económicos tendrán la capacidad de mantener una relación cooperativa o si, por el contrario, se polarizarán dando lugar a la formación de un escenario global fragmentado o inestable, signado por políticas neomercantilistas y guerras comerciales. Finalmente, y con independencia de la futura distribución del poder mundial y sus formas asociadas de alineamiento y conflicto, el fin de la Guerra Fría ha producido un aumento de la influencia de 86 Módulo I / Unidad 3 Mónica Hirst / Roberto Russell Estados Unidos en América latina. Esta situación es completa e indisputable ya que: – a) se funda en una concentración de poder que no tiene precedentes y – b) no existen rivales extrahemisféricos significativos que puedan amenazarla. Este nuevo marco implica para América latina una reducción importante de sus opciones estratégicas en materia de inserción internacional. 4. EL FENÓMENO DE LA GLOBALIZACIÓN E l término “globalización” se presta a aplicaciones múltiples y da amplio lugar para confusiones generalizadas. Para muchos no es más que un mito o una moda; para otros es el nombre actual de un proceso en desarrollo desde hace varias centurias. Algunos le cantan loas mientras que otros advierten sobre sus efectos perniciosos para las sociedades y estados nacionales. La literatura especializada también muestra vacilaciones, aunque hay un aspecto en el que todos los especialistas coinciden, el concepto globalización puede entenderse o interpretarse en varios sentidos, o dar ocasión a juicios diversos. En síntesis, se trata de un término equívoco. Ciertamente, las ambigüedades y confusiones revelan circunstancias y procesos muy complejos en los que hay muchos intereses en juego. Por ello, las opiniones El término “globalización” se sobre la globalización son tan presta a aplicaciones múltiples diferentes y hasta opuestas: en y da amplio lugar para un extremo se ubican quienes confusiones generalizadas. niegan su existencia y en el Para muchos no es más que otro quienes consideran a la un mito o una moda; para globalización como un camotros es el nombre actual de bio de época, como una transun proceso en desarrollo desde hace varias centurias. formación fundamental de la Módulo I / Unidad 3 87 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL geografía humana. De un punto al otro, los matices son innumerables. Este estado de cosas requiere aclarar algunas ideas sobre los aspectos centrales incluidos en el actual debate sobre la globalización, esto es, su entidad, alcance, origen, causas, e implicancias para el Estadonación. En cuanto a la entidad del fenómeno, es preciso distinguir la globalización, que es un proceso, del globalismo, que es una situación. El término globalismo define un estadio cualitativamente nuevo en el desarrollo de la situación humana caracterizado por el predominio de comportamientos, relaciones sociales y formas de organización que se definen por contextos específicamente globales. Dicho de otra manera, globalismo sería un estado del mundo dominado por redes de interdependencia globales al tiempo que perduran, aunque en un lugar secundario, otras relaciones sociales de naturaleza local, nacional y regional. Desde esta perspectiva, es manifiesto que el globalismo no es (ni fue) una situación prevaleciente. En el campo económico, por ejemplo, la mayor parte de las transacciones económicas no se realizan en los mercados globales sino en los nacionales: más del 80% de la producción mundial se destina a los mercados internos de los países, las exportaciones representan menos del 20% del producto mundial y alrededor de 9 de cada 10 de los trabajadores del mundo producen para los mercados de sus respectivos países. En el orden de lo político, el Estado-nación sigue siendo una fuente fundamental de identidad y lealtades. Además, expresiones políticas que sustentan intereses locales han cobrado renovado vigor y se extienden desde Escocia y Cataluña hasta el Norte de Italia y Quebec, por citar localidades no excluyentes. Asimismo, fuerzas de fragmentación abanderadas en causas religiosas, nacionales y étnicas, sacuden casi a la mitad de África y a países como la India, Indonesia y Turquía. En suma, el globalismo tiene un alcance limitado. Que la humanidad marche o no en dirección de este estadio depende del curso de la globalización entendida como proceso. En este sentido, ésta puede definirse como el conjunto de fuerzas que contribuyen al globalismo; 88 Módulo I / Unidad 3 Mónica Hirst / Roberto Russell dicho en forma más simple, En suma, el globalismo tiene a la unificación del mundo, a un alcance limitado. Que la humanidad marche o no en la formación tanto de un sisdirección de este estadio tema como de una sociedad depende del curso de la global. globalización entendida como La clásica diferenciaproceso. ción entre sistema y sociedad es útil para interpretar el proceso de globalización. Cuando se habla de sistema se hace referencia a lo meramente fáctico (por ejemplo, la internacionalización creciente de la producción, las finanzas y los intercambios). Por su parte, el concepto sociedad global incluye pero trasciende esta dimensión, ya que ella presupone la existencia de expectativas, valores e ideas comunes acerca de la vida en sociedad y el establecimiento de reglas e instituciones que posibiliten la coexistencia y la cooperación entre los diversos actores que forman parte del sistema global. Apretadamente, podría hablarse aquí de una integración social normativa. Así, una sociedad global requiere un sistema global, aunque este último puede existir sin que se dé la primera. Es de interés notar que numerosos textos referidos directa o indirectamente a la globalización destacan tanto la emergencia de un incipiente sistema global como la inexistencia de una sociedad global o, al menos, las enormes dificultades para constituirla. Aun más, para muchos autores el incremento de las relaciones sociales globales no haría más que profundizar las diferencias culturales y enfatizar la propia identidad y los sentimientos “tribales”. En su ya citado ensayo sobre el choque de civilizaciones, Samuel Huntington opina que las interacciones entre personas de diferentes civilizaciones acentúan la conciencia de pertenencia a una civilización, lo cual, a su vez, vigoriza las diferencias y animosidades que se remontan a lejanos antecedentes históricos. El impacto de las fuerzas de globalización sobre las distintas civilizaciones en el sentido de una mayor integración o fragmentación es una cuestión abierta. El aspecto importante a señalar aquí es que la formación de una sociedad global no implica arrasar con la diversidad. Muchos de los que así piensan conciben a la globalización como la Módulo I / Unidad 3 89 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL extensión a (y absorción por) otras civilizaciones de ciertos valores occidentales. Por el contrario, la globalización puede ligarse con ideas que conciben al mundo como un solo lugar (esto se refleja hoy en expresiones tales como “aldea global” y “planeta tierra”) y que valoran positivamente la diversidad. Cabe apuntar que existe un proceso paralelo en el plano de las ideas a la gestación del sistema global, que se extiende a partir del Siglo XV con el desarrollo de reflexiones sobre lo que podríamos denominar “la circunstancia humana global”. Estas ideas, ligadas a diversas concepciones religiosas y humanistas relativas a la sociedad civil y a la ciudadanía mundial, han recorrido un largo camino y ocupan un lugar de gran importancia en el debate intelectual y en la praxis política actuales. Se manifiestan, por ejemplo, en las actividades transnacionales de las organizaciones de derechos humanos y de protección del medio ambiente que hablan en nombre de la sociedad global. Por otra parte, la distinción sistema global-sociedad global no debe llevarse a los extremos. Aun las relaciones globales de mercado y la mucho más limitada coordinación de la producción involucran el crecimiento de expectativas e ideas comunes acerca de la vida social. Esto es, incluyen aspectos que hacen a una sociedad mundial. Desde una perspectiva histórico-sociológica, puede admitirse que fuerzas de globalización (al igual que de fragmentación) han existido a lo largo de toda la evolución de la humanidad debido a que expresan necesidades humanas básicas. Esta forma de abordar el tema ayuda bastante a encuadrar parte del debate sobre la globalización. Sin embargo, la pregunta sobre el origen del fenómeno requiere respuestas más precisas. Puede caerse en una situación algo absurda y sostener que la globalización empezó con el origen del hombre. O, para no ir tan lejos y dar tan solo un ejemplo, con los griegos o los romanos. Aunque puede aceptarse que los imperios antiguos contribuyeron a la unificación de partes del mundo, es claro, nuevamente, que el fenómeno tiene una relación lejana con estas fuerzas de integración del pasado que no produjeron importantes vinculaciones de naturaleza global. Estas últimas recién comienzan a desarrollarse efectivamente con la expansión de la economía mundial y el ascenso del Estado 90 Módulo I / Unidad 3 Mónica Hirst / Roberto Russell moderno a fines del siglo XVI. Esta primera ola de la globalización tiene sus raíces en la Revolución Mercantil y en los grandes descubrimientos marítimos de los siglos XV y XVI, que posibilitaron la organización de un espacio amplio del mundo a partir de iniciativas emanadas de Occidente. Aquí se encuentra el origen del proceso que hoy se denomina globalización y que ha atravesado distintas fases que pueden distinguirse utilizando tres variables principales: a) cantidad de territorios y sociedades comprendidas (alcance); b) niveles de interconexión global (densidad); y c) impacto sobre la naturaleza y funciones del Estado (intensidad). La segunda ola de la globalización, más importante que la primera, fue producto de la Revolución Industrial del siglo XIX y adquirió un alcance planetario. Finalmente, la tercera ola conocida como “globalización gruesa” en la literatura especializada en las relaciones internacionales- es una consecuencia del desarrollo científico-tecnológico de la segunda mitad del siglo XX y está dirigida por las tecnologías de la información. Hasta el presente, cada fase de la globalización muestra un incremento notorio en el alcance y en la densidad del proceso y un impacto cada vez más fuerte sobre el Estado. Esto cabe, especialmente, para la actual fase de la globalización -conocida en la literatura especializada como “globalización gruesa”- que se inicia a mediados del siglo XX bajo el impulso de los avances producidos en la tecnología del transporte y las comunicaciones y que presenta numerosos rasgos distintivos en el campo de la política, el comercio, la producción, las finanzas, las organizaciones, la ecología, las comunicaciones y la cultura. En este último aspecto, se aprecia un aumento significativo de lo que podría llamarse “conciencia global”. Cabe apuntar, finalmente, que las distintas dimensiones del proceso de globalización no marchan en forma pareja, simultánea o lineal. Incluso, pueden darse casos de “desglobalización”; por ejemplo, la globalización económica que se produjo aproximadamente entre 1850 y 1914, a través del imperialismo y del incremento del comercio y de los flujos de capital entre países, fue revertida en forma significativa entre 1914 y 1945. Módulo I / Unidad 3 91 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 5. GLOBALIZACIÓN Y ESTADO-NACIÓN C omo en el caso de las consecuencias del fin de la Guerra Fría sobre el orden mundial, el impacto de la globalización sobre el Estado-nación también es un tema abierto. Quienes otorgan primacía a la política sobre la economía sostienen que los estados son los que fijan el marco y definen las políticas que favorecen o no la globalización. Según esta perspectiva, la globalización es un fenómeno más, como la participación en organismos regionales o internacionales, que plantea ciertos límites a la acción estatal. En un mundo más interdependiente, los estados se “autolimitan” a través de acuerdos y tratados con otros estados, o de su participación en organismos internacionales. Con ello aceptan ciertos constreñimientos sobre su conducta y reciben a cambio algunos beneficios. A modo de ejemplo, el FMI puede imponer a los gobiernos condiciones que obligan a la adopción de ciertas políticas pero ellos las aceptan en la medida en que su participación en esos planes se asocia con ciertos beneficios, como por ejemplo, la estabilidad macroeconómica y la obtención de créditos externos. De manera análoga, los procesos vinculados con la globalización pueden alterar los poderes estatales (perdiéndose algunos, ganándose otros) o bien conducir a una mayor interdependencia estatal, sin que esto implique una pérdida de soberanía. En el extremo opuesto, otros analistas llegan a decir que la lógica del proceso de globalización hace al Estado “redundante” y que la gobernabilidad a nivel nacional es poco (o nada) efectiva frente a la globalización económica. Autores como Reich y Ohmae perciben a los estados como “autoridades locales” del sistema global, algo así como las “municipalidades” del siglo XXI, encargadas de proveer servicios mundanos. La implicación lógica de este tipo de análisis es la creciente pérdida de significación del Estado-nación. En una posición intermedia, otros autores asocian la globalización con la emergencia de un nuevo orden mundial formado por centros múltiples de poder y esferas de autoridad superpuestas. En este orden, los estados comparten las tareas de gobierno con un com- 92 Módulo I / Unidad 3 Mónica Hirst / Roberto Russell plejo sistema de instituciones públicas y privadas, locales, regionales, transnacionales y globales. En otras palabras, un sistema de gobernabilidad global de la política mundial. Con el objeto de ordenar las ideas sobre este debate, conviene aclarar algunos aspectos importantes: – Primero, es necesario destacar que esta discusión carece en general de perspectiva histórica y, por eso mismo, tiende a desconocer o soslayar que desde la formación del sistema internacional moderno (el así llamado orden westfaliano), el Estado se ha ido transformando a lo largo de los siglos debido a varios factores. La literatura neomarxista ha mostrado, por ejemplo, la relación que existe entre el desarrollo del capitalismo y los cambios en las formas de Estado, tal el caso del reemplazo progresivo del Estado liberal por el de bienestar producido en Europa a partir del último cuarto del siglo XIX como resultado de la extensión de la industrialización y la movilización de los obreros industriales. Por cierto, esta dinámica de cambio de las formas de Estado tiene hoy más fuerza que nunca. La globalización “gruesa” ha jugado un papel fundamental en la transformación de la naturaleza del Estado de bienestar en los centros y del Estado así llamado desarrollista en las periferias. Es igualmente claro que el Estado tiene menos control sobre los procesos políticos, económicos y sociales que se producen dentro de su territorio y que su actividad está más sujeta que nunca a demandas y presiones de actores externos, geográficamente dispersos y más fluidos. A primera vista, esta situación puede llevar a conclusiones apresuradas de este tipo: que las fuerzas transnacionales están arrollando al Estado, que los límites territoriales tienen cada vez menos importancia o que la soberanía se desvanece en la irrelevancia. Sin embargo, y en un sentido contrario, es posible sostener que el Módulo I / Unidad 3 93 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL – – 94 Estado también goza de capacidades ampliadas. Se destaca aquí su participación en regímenes internacionales y procesos de integración, el aumento de las funciones transgubernamentales y el desarrollo de agencias e instituciones internacionales que requieren mayor acción estatal. Además, existe sobrada evidencia empírica que da testimonio del poder y la durabilidad del Estado, como lo muestran las persistentes pujas por la soberanía y el territorio o la resistencia generalizada a someter los conflictos interestatales a un “árbitro supremo”. El propio orden interestatal ha creado barreras difíciles de franquear por formas de organización no estatales, que aspiran a ser reconocidas como participantes legítimos en las relaciones internacionales y mundiales. En este marco, discutir sobre la declinación o muerte del Estado no lleva demasiado lejos. El Estado será el actor político principal por mucho tiempo. Segundo, y en estrecha relación con el punto anterior, el debate sobre globalización y Estado apenas toca la cuestión del impacto de este proceso en distintos estados. Así, se deja de lado un elemento clave para adentrarse en las consecuencias de la globalización sobre estados que ocupan lugares diferentes en la estructura de poder global. La pérdida de autonomía asociada con la globalización no ha sobrevenido en forma pareja en países medianos o pequeños que ocupan posiciones similares en el sistema internacional. Esto muestra que los factores internos juegan un papel importante con respecto al efecto del proceso de globalización sobre las sociedades nacionales, como por ejemplo, la capacidad de transformación de los estados a las circunstancias económicas/tecnológicas mundiales, la estabilidad política o la solidez de las instituciones. Tercero, la relación entre globalización y soberanía del Estado-nación debe observarse con cuidado. La cuestión Módulo I / Unidad 3 Mónica Hirst / Roberto Russell principal no es La cuestión principal no es la pérdida de la soberanía legal la pérdida de la sino la disminución progresiva soberanía legal de la autonomía política y sino la disminueconómica, muy notoria en el ción progresiva caso de los estados que no de la autonomía pertenecen a la categoría de política y econógrandes poderes. mica, muy notoria en el caso de los estados que no pertenecen a la categoría de grandes poderes. Puede incluso darse el caso de “estados fallidos” que conservan una soberanía nominal. Ésta es la situación de muchos estados africanos, tales como Burundi, Congo-Zaire, Liberia, Mozambique, Sierra Leona y Sudán que, a pesar de las dificultades que tienen para controlar sus propios territorios, son reconocidos por otros estados, pertenecen a organismos internacionales y cuentan con representaciones en el exterior. Así, más que de una pérdida de derechos de soberanía se trata de una merma de la capacidad estatal para controlar procesos y acontecimientos que ocurren dentro y fuera de sus fronteras. Donde se hace más evidente esta disminución de autonomía es en el ámbito económicofinanciero. Hay una profunda divergencia entre los constreñimientos territoriales del Estado y la creciente movilidad transnacional del capital. Esta merma de la capacidad estatal, por su parte, tampoco parece indicar que los estados serán reemplazados en un futuro relativamente cercano por una nueva entidad política. El cambio de estructuras de autoridad sólo puede tener lugar a través de un proceso evolutivo en el cual los actores principales consideran que la elección de nuevas instituciones y reglas responde mejor a sus intereses que las actuales. Por un tiempo prolongado, el impacto de la globalización se ejercerá mayormente sobre el radio de acción de la Módulo I / Unidad 3 95 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL – – 96 autoridad estatal La creciente complejidad de la antes que en la agenda global requiere el desarrollo de políticas generación de conjuntas y cooperativas alguna norma basadas en principios, normas fundamentaly procedimientos destinados a mente nueva de enfrentar problemas y organización de amenazas que, por su la vida política. naturaleza, no pueden ser Cuarto, la globa- resueltos o atacados en forma individual por ningún Estado, lización lleva a por más poderoso que sea. la mayoría de los estados a enfatizar un enfoque colectivo más que unilateral frente a una amplia gama de temas. La creciente complejidad de la agenda global requiere el desarrollo de políticas conjuntas y cooperativas basadas en principios, normas y procedimientos destinados a enfrentar problemas y amenazas que, por su naturaleza, no pueden ser resueltos o atacados en forma individual por ningún Estado, por más poderoso que sea. Además de los estados, las ONG jugarán un papel cada vez más significativo en todos estos temas globales. Quinto, la globalización ha tenido un impacto fenomenal sobre las formas de Estado, los procesos de integración y las estrategias de desarrollo «orientadas hacia adentro» en América latina, que han debido modificarse, y como otra cara de la misma moneda, las políticas exteriores se han definido cada vez más en clave económica. Módulo I / Unidad 3 Mónica Hirst / Roberto Russell 6. REGIONALISMO L a literatura sobre relaciones internacionales considera a las regiones como áreas preferenciales formadas por espacios territoriales pertenecientes a varios estados. Se identifican como principales “atributos de regionalidad”: una etnia, lenguaje, religión, cultura o historia comunes (lo que sería la “conciencia de una herencia común”); patrones comerciales (flujos de comercio) importantes; complementariedad económica y tipo de régimen político e ideología similares. La existencia de estas áreas puede conducir a la integración y cooperación regional de sus estados, generalmente impulsados por la proximidad geográfica, la necesidad de promover el crecimiento económico y de mejorar la posición negociadora en los mercados mundiales. El concepto regionalismo se utiliza para abarcar especialmente dos fenómenos: la integración y la cooperación regional. El factor geográfico es el que distingue al regionalismo de otras formas de asociación interestatal. Durante el siglo XX, el regionalismo vivió un ciclo pendular. Por un buen tiempo, antes de la Segunda Guerra Mundial, fue asociado al imperialismo y a las esferas informales dominadas por los grandes poderes. No sorprende entonces que, luego de la guerra, el regionalismo ocasionara fuertes reacciones en su contra y que las instituciones de posguerra fueran explícitamente globales. Como se vio en la Unidad 2, Estados Unidos se opuso a los bloques y a la organización regional de la economía mundial, pues existía el convencimiento de que la división del mundo en bloques regionales cerrados y competitivos era lo que había contribuido a la depresión económica y, en última instancia, a la guerra. Así, la alternativa promovida fue un sistema económico abierto, multilateral y no discriminatorio. La paz y la seguridad eran imposibles en El concepto regionalismo se un mundo de regiones ecoutiliza para abarcar nómicas exclusivas. Entre especialmente dos fenómenos: otros aspectos de importan- la integración y la cooperación regional. cia, la conformación del sis- Módulo I / Unidad 3 97 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL tema económico de Bretton Woods apuntó a poner fin a los bloques comerciales y a las esferas económicas de influencia. Esta agenda liberal respondía plenamente a los intereses de seguridad norteamericanos. Con la formación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero en 1951, los experimentos regionales ganaron nueva vida, dentro de un contexto que corresponde a la primera ola del regionalismo. La oposición norteamericana también se redujo cuando se percibió la funcionalidad de algunas organizaciones regionales para su estrategia de contención del comunismo. La experiencia europea fue imitada rápidamente en el mundo en desarrollo. Los sesenta y los primeros años de los setenta fueron un período de proliferación de agrupamientos regionales que trataban de compensar los pequeños mercados nacionales y la dependencia económica, mediante la puesta en práctica de estrategias de sustitución de importaciones. Durante este período, el regionalismo se acompañó con frecuencia de instituciones con extensas burocracias. Sin embargo, pocas cumplieron con las expectativas, tal el caso de las creadas en América latina. En la década del ‘80, cuando la apertura de los mercados se impuso en los países socialistas y en las economías en desarrollo, los acuerdos regionales parecían condenados a desaparecer. Otra vez Europa señaló el camino a partir del Tratado de Maastricht de 1992, cuyo mayor reto consistía en transformar progresivamente la Comunidad en una Unión Europea desarrollando su dimensión política. Ello dio comienzo a la segunda ola del regionalismo que difiere de la primera en los siguientes aspectos: a) es impulsada por intereses económicos y actores privados, más que por gobiernos que persiguen objetivos de política exterior; b) tiene una agenda de políticas más complejas e instituciones relativamente subdesarrolladas; c) involucra asociaciones de tipo Norte-Sur; y d) incrementa la conciencia o identidad regional, en un contexto más amplio de resurgimiento de cuestiones de identidad y pertenencia. Un factor esencial para explicar este resurgimiento es el cambio en la política exterior norteamericana. A partir de mediados de los 98 Módulo I / Unidad 3 Mónica Hirst / Roberto Russell ochenta, el regionalismo se transformó en un complemento natural e indispensable de sus otras dos estrategias comerciales, el multilateralismo y el unilateralismo, para consolidar su agenda de integración profunda como paso previo a las negociaciones multilaterales. La Iniciativa de las Américas, anunciada por el presidente Bush en 1991, y el posterior proyecto de constitución del ALCA fueron la expresión regional de esta nueva estrategia comercial norteamericana de alcance global. Por cierto, el nuevo regionalismo ha hecho resurgir viejas discusiones. En un extremo están aquellos que lo ven como una amenaza al multilateralismo dado que puede conducir a la fragmentación del sistema de comercio internacional en bloques rivales. En el otro extremo se postula que los acuerdos regionales no sólo son compatibles con el orden multilateral sino que constituyen el camino más efectivo para la cooperación internacional. La disputa resultante ha vuelto a dividir a realistas de liberales. Los primeros analizan el regionalismo en términos muy similares a la política de formación de alianzas. Los grupos regionales surgen como respuesta a desafíos externos. Este desafío se puede presentar tanto en la forma de un contexto económico internacional competitivo como de una potencia hegemónica externa. En el primer caso, el regionalismo es entendido como estrategia para la competencia comercial. La presencia de Estados Unidos en acuerdos regionales, por ejemplo, respondería a la necesidad de contar con una herramienta de negociación y presión frente a Japón o a la Unión Europea. La misma lógica se aplica para los países pequeños o subdesarrollados: el agrupamiento regional es la respuesta natural de los débiles en un mundo de poderosos. En el segundo caso, el surgimiento de bloques regionales se asocia a la existencia de un poder hegemónico externo. Aquí se encontrarían tanto los bloques que surgen por la presión directa de una potencia regional como los que constituyen una respuesta defensiva frente a esa potencia, en un intento de modificar el balance de poder a su favor. La postura liberal, representada por el institucionalismo neoliberal, concibe a la integración regional como una respuesta a Módulo I / Unidad 3 99 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL niveles crecientes de interdependencia. De acuerdo con esta teoría, la interdependencia genera una “demanda” de cooperación interestatal con el fin de reducir externalidades y costos de transacción y facilitar los intercambios. La cooperación regional resultante se vehiculiza a través de la creación de instituciones, elemento central para la resolución de los problemas propios de la acción colectiva. Estas formaciones no son analizadas en términos de equilibrio de poder o formación de alianzas sino a partir de los beneficios que proveen en los campos de la economía, la seguridad, las comunicaciones, la información, la transparencia, etc. 7. EL PROCESO DE DEMOCRATIZACIÓN L a ola de democratización de alcance global que se desató en la década del ‘70 constituye la última fase de un movimiento pendular iniciado en la tercera década del siglo XIX. En efecto, el proceso de expansión y consolidación de la democracia moderna (aquella que es contemporánea al Estado-nación) se dio en forma de “olas” caracterizadas por la transición de grupos de regímenes no democráticos a regímenes democráticos dentro de un mismo período de tiempo y que superan los movimientos en la dirección opuesta (la contraola). La primera ola se extendió desde 1828 a 1926. Tuvo sus raíces en las Revoluciones francesa y norteamericana. Sin embargo, las instituciones democráticas nacionales recién emergieron de manera gradual en el siglo XIX y, en primer término, en los Estados Unidos. A lo largo de casi cien años, La ola de democratización de esta ola llegó a incluir a más alcance global que se desató de treinta países, entre los en la década del ‘70 que se encontraron la Argenconstituye la última fase de un tina, Chile y Uruguay. movimiento pendular iniciado El crecimiento económien la tercera década del siglo co, la urbanización y la emerXIX. 100 Módulo I / Unidad 3 Mónica Hirst / Roberto Russell gencia y desarrollo de una clase trabajadora de organización incipiente, fueron los principales factores que alentaron este fenómeno. En sus orígenes, la democracia de la primera ola tenía un contenido mínimo: una cantidad importante (la mitad o más) de la población masculina con posibilidad de ser electa y una dirigencia responsable (bien ante un parlamento representativo, bien frente a un electorado) sujeta a elecciones periódicas. Más adelante, este contenido se amplió para incluir la ampliación del sufragio, la introducción del voto secreto y la incorporación de más estados a la ola. La contraola se produjo a partir de la instauración del fascismo en Italia y Alemania y de gobiernos autoritarios en el Este y Sur europeos y en América latina. Las fuerzas no democráticas opuestas a la ola fueron básicamente (según el tiempo y contexto de cada Estado) monárquicas, imperialistas, oligárquicas y socialistas. La segunda ola abarcó el período 1943-1962 y se enmarcó en el contexto de la segunda posguerra. La ocupación aliada promovió la transición democrática en Alemania (Occidental), Italia, Japón y Corea. Por su parte, el fin del colonialismo produjo la independencia o surgimiento de nuevos estados (India, Sri Lanka, Filipinas, Israel y Nigeria) que se incorporaron al mundo democrático. Los principales factores causales fueron político-militares antes que socioeconómicos, a diferencia de lo sucedido durante la primera ola. Entre 1945 y 1950, fenómenos paralelos de democratización en América latina, Grecia y Turquía acompañaron este proceso. Las fuerzas no democráticas opuestas a la segunda ola fueron el poder colonial (si bien no hubo grandes resistencias) y la introducción de la amenaza comunista, a partir de la conformación del bloque soviético. La contraola se dio con la sucesión de golpes de estado que instalaron gobiernos militares en América latina, Pakistán y Corea, Grecia, Turquía y Nigeria en las décadas del sesenta y setenta. Finalmente, la tercera ola se inició el 25 de abril de 1974 con la caída del régimen dictatorial de Antonio Salazar, vigente en Portugal desde 1926. A partir de este momento, y durante los quince años subsiguientes, treinta países en Europa, Asia y América latina transitaron hacia la democracia, y otros liberalizaron en buena medida sus Módulo I / Unidad 3 101 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL regímenes autoritarios. De Portugal, la ola se movió a Grecia y España, y desde allí a América latina y Asia. Por último, una segunda etapa abarcó al mundo comunista. Sólo en Africa su extensión ha sido limitada. Las principales causas generales que contribuyeron a la emergencia de regímenes democráticos fueron: la experiencia democrática previa, los niveles relativamente altos de desarrollo económico (existencia de una amplia clase media educada), las derrotas militares, la división interna de la coalición autoritaria, la presión de la Iglesia, la promoción de ideales democráticos por parte de las principales fuentes de poder e influencia mundial (Estados Unidos, organismos internacionales) y el efecto “contagio” -el factor específico de esta ola- producido por el avance en las telecomunicaciones y el transporte. Ya a partir de la segunda ola, la definición mínima de democracia, que caracterizó a la primera ola en su fase inicial, se amplió para incluir: a) elecciones libres, abiertas, transparentes y periódicas, en las que virtualmente toda la población adulta es elegible; b) voto universal (femenino, minorías étnicas); y c) garantía de las libertades que hacen posible el juego democrático (expresión, prensa, reunión y organización). Los estados de la segunda y tercera ola se movieron hacia alguna de (o todas) estas dimensiones. En las unidades que siguen, se procura mostrar el impacto de los cuatro procesos aquí analizados -el fin de la Guerra Fría, la globalización, el regionalismo y la democratización- sobre las relaciones internacionales de América latina, con especial énfasis en los países del Cono Sur. 102 Módulo I / Unidad 3 AUTOEVALUACIÓN 1. ¿Cuáles son, a su entender, los factores que condujeron a la finalización de la denominada Guerra Fría? 2. ¿Cómo respondió Europa Occidental a los cambios derivados del fin de la contienda bipolar? 3. ¿Cuáles fueron los argumentos propuestos por los analistas liberales con respecto al nuevo ordenamiento internacional? 4. ¿Qué factores han llevado a tener una visión menos idealista y lineal del mundo de la Posguerra Fría? 5. ¿A qué se alude cuando se habla de globalización? 6. ¿Cabría considerar a los procesos de regionalización como contrapuestos al avance de la globalización? ¿Por qué? Unidad 3 / Autoevaluación 103 UNIDAD 4 AMÉRICA LATINA EN LA POSGUERRA FRÍA 1. INTRODUCCIÓN E l fin de la Guerra Fría originó nuevos temas y dio lugar a la aparición de nuevos actores que influyeron directamente en los asuntos internacionales latinoamericanos. A pesar de que la región no asumió un papel protagónico en el diseño de la agenda de la Posguerra Fría, se vio afectada por su desarrollo, tanto económico como político. Al mismo tiempo, el cambio de las polaridades en el escenario mundial tuvo un efecto diferenciado sobre las políticas exteriores latinoamericanas. Las dispares interpretaciones sobre el fin del sistema bipolar conllevaron distintas percepciones sobre los costos y los beneficios del fin de la Guerra Fría para la región. América latina pasó a ser la única «área de influencia» superviviente después del desmantelamiento del orden bipolar. La convergencia generada en cuanto a las premisas de política económica y a los procesos de incorporación de valores democráticos, acompañados por la desaparición casi generaliEl fin de la Guerra Fría originó nuevos temas y dio lugar a la zada de focos político-ideoaparición de nuevos actores lógicos antinorteamericanos, que influyeron directamente dotaron de un nuevo ropaje en los asuntos internacionales a las relaciones de América latinoamericanos. A pesar de latina con Estados Unidos. que la región no asumió un Pero al tiempo que esta vin- papel protagónico en el diseño culación adquiría mayor grade la agenda de la Posguerra Fría, se vio afectada por su vitación, su base asimétrica desarrollo, tanto económico de distribución de poder se como político. mantenía inalterada. Simul- Módulo II / Unidad 4 107 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL táneamente, el nivel de conEl fin de la Guerra Fría, la vergencia entre Estados Unidemocratización y los lazos económicos intrarregionales dos y América latina genemás estrechos no han raba nuevas expectativas en estimulado una mayor cuanto a la posibilidad de institucionalización, ya sea en institucionalización de esta el ámbito interamericano o relación, tanto en el ámbito latinoamericano. económico-comercial como en el político-estratégico. Aún no está claro cómo el multilateralismo ampliado de la Posguerra Fría puede volverse efectivo, tanto en los asuntos interamericanos como en los intralatinoamericanos. El fin de la Guerra Fría, la democratización y los lazos económicos intrarregionales más estrechos no han estimulado una mayor institucionalización, ya sea en el ámbito interamericano o latinoamericano. De hecho, el entusiasmo general de la Posguerra Fría por las instituciones y los regímenes intergubernamentales no tardó en afectar al Sistema Interamericano, particularmente a la OEA. Más aún, el lanzamiento del “Compromiso de Santiago con la Democracia y la Renovación del Sistema Interamericano” en 1991 -con la resolución 1080- apuntó a revitalizar los objetivos políticos y de seguridad de las instituciones interamericanas, de acuerdo con nuevos desafíos globales y regionales. Con el fin de la Guerra Fría se consolidaron los regímenes democráticos y se profundizaron los procesos de integración. El desplazamiento de las actividades de las Fuerzas Armadas contribuyó a desmantelar las hipótesis de conflicto de la región y permitió consolidar la voluntad de cooperación política e integración económica. La nueva ola de reformas de los años noventa procuró la estabilidad monetaria, la apertura comercial y la desregulación de la actividad económica. La combinación de democratización y estabilidad económica fue crucial para la creación del Mercosur. 108 Módulo II / Unidad 4 Mónica Hirst / Roberto Russell 2. AMÉRICA LATINA Y LAS TRANSFORMACIONES MUNDIALES D e norte a sur, los vientos de cambio señalados soplaron fuertemente sobre América latina. La profundización de los procesos de regionalización y globalización y la emergencia de una nueva agenda política, estimulada por la superación de la primera etapa de la Posguerra Fría, repercutieron en los comportamientos externos de los países latinoamericanos. No obstante, no se produjo como consecuencia de una reacción coordinada, basada en la negociación de intereses convergentes, sino de una serie de iniciativas unilaterales espontáneas que reflejaron motivaciones y objetivos semejantes. Al comenzar la década del ‘90, las relaciones intrarregionales de América latina inauguraron un período floreciente de cooperación y paz interdemocráticas. Se consolidó el proceso de democratización, prosperaron las negociaciones bilaterales pendientes soAl comenzar la década del bre viejas disputas fronterizas ‘90, las relaciones junto con la creación de meintrarregionales de América didas de confianza, y se delatina inauguraron un período sarrollaron iniciativas de floreciente de cooperación y paz interdemocráticas. Se integración económica a lo consolidó el proceso de largo de la región. El Cono democratización, prosperaron Sur se convirtió en una las negociaciones bilaterales subregión paradigmática de pendientes sobre viejas este proceso. disputas fronterizas junto con Un indicador ilustratila creación de medidas de vo de este momento fue la confianza, y se desarrollaron construcción diferenciada de iniciativas de integración económica a lo largo de la nuevas autoimágenes por región. El Cono Sur se parte de los países latinoaconvirtió en una subregión mericanos de mayor gravitaparadigmática de este ción. La convicción de que proceso. poseían atributos que legiti- Módulo II / Unidad 4 109 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL maban su presencia en foros multilaterales tradicionalmente vedados por la asimetría de la estructura de poder mundial, se tradujo en distintas iniciativas tendientes a ampliar su proyección externa. De hecho, a pesar de poseer un significado distinto, las gestiones de México para ingresar a la OCDE, las negociaciones de la Argentina para establecer un mecanismo de cooperación con la OTAN y el deseo de Brasil de ocupar un lugar permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas fueron manifestaciones de una inquietud similar. Estos ejemplos, además de indicar las esencias de las estrategias internacionales de estos tres países, fueron un nuevo tipo de señal de la región frente al momento de definiciones que se vivían en el ámbito global. La actuación internacional de América latina se sujetó a las tensiones derivadas del proceso de regionalización que se profundizaba en el norte y a las estrategias de vinculación externa predominantes en el sur del continente. Por una parte, se mantenía la tendencia, observada a partir de los años ‘80, hacia una creciente fractura entre el norte y el sur, provocada por el impacto dispar de los intereses de seguridad de Estados Unidos; efectivamente, si bien esta tendencia no eliminaba atributos permanentes -como la geografía, la historia, la composición étnica, el idioma, etc- que vinculan a ambas subregiones, desalentó en la práctica las iniciativas que promovían una identidad común latinoamericana en el sistema internacional. Por otra parte, América del Sur presentaba un cuadro singular de conductas que se orientaron simultáneamente tanto hacia la fragmentación y la integración como a una articulación particularmente intensa entre factores internos y externos. La erosión progresiva de las fronteras entre la política y la economía que se observaba en el sistema internacional de la Posguerra Fría, se vio favorecida en América latina por la reducida importancia de la región en el proceso de reordenamiento mundial. Su marginalidad política y su bajo nivel de conflictividad interna se convirtieron en factores auspiciosos para su adaptación a las nuevas premisas de vinculación interestatal que privilegiaban el impacto de la globalización y de la interdependencia en lugar de la política de poder. 110 Módulo II / Unidad 4 Mónica Hirst / Roberto Russell En suma, los países latinoamericanos absorbieron los impactos políticos y geoeconómicos en la conducción de sus relaciones exteriores producidos por las aceleradas transformaciones globales que se dispararon en los ‘90, a pesar de que ninguno de ellos tuvo un papel protagónico. Naturalmente, el legado de una historia política marcada por la inestabilidad y el quiebre del orden institucional, sumado a un cuadro de agudos problemas sociales y económicos, creó una seria desventaja para la región en su convivencia con la comunidad internacional. No obstante ello, los avances producidos en los procesos de consolidación democrática junto a nuevos indicios de vitalidad económico-comercial, fueron factores clave para atenuar esta situación desfavorable. 3. LA TERCERA OLA DE DEMOCRATIZACIÓN: LA EXPERIENCIA DEL CONO SUR E l retorno de la democracia en el Cono Sur fue un proceso diferenciado, tanto en lo que se refiere a su evolución interna como a los estímulos externos. Este proceso se inició en los finales de la Guerra Fría, consolidándose lentamente durante la década del ‘90. En todos los casos, la desarticulación de los regímenes autoritarios fue acompañada por signos de distensión y mayor disposición para la cooperación entre los países de la subregión. En el plano externo, este período significó para los países del Cono Sur un momento de limitada proyección internacional en términos político-estratégicos y económico-comerciales. La “centroamericanización” de la política latinoamericana de Estados Unidos y las restricciones impuestas por la crisis de la deuda externa convirtieron a esta subregión en un área de reducido interés para la comunidad internacional. Marcados por el síndrome de la “década perdida”, estos países pasaron a tener como principal elemento de atención internacional sus respectivos procesos de democratización. Se tornaron particularmente importantes las vinculaciones transnacionales estable- Módulo II / Unidad 4 111 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL cidas por redes interpartidarias y organizaciones de defensa de los derechos humanos y se produjo una sintonía con las jóvenes democracias ibéricas. La ola de democratización en América latina, y particularmente en el Cono Sur, inauguró un ciclo político en la región signado por la incertidumbre sobre su continuidad y consolidación. Aunque parecían quedar atrás los años de las polarizaciones político-ideológicas, las articulaciones externas con fines antidemocráticos y el apoyo de las elites domésticas a las soluciones golpistas, se temía por la fragilidad de las amplias coaliciones prodemocráticas debido a la precariedad del marco institucional en que estos procesos se daban y a las pésimas condiciones económico-financieras en las cuales los países recuperaban sus libertades civiles. Asimismo, la falta de previsibilidad política durante la transición democrática en el Cono Sur fue acompañada por una fase crítica en la gestión de las economías nacionales, causada especialmente por el endeudamiento externo de esta subregión. La construcción de proyectos basados en el consenso y en el compromiso -si bien fue un aspecto crucial para poner en marcha los procesos de transición- no propició per se una realidad que condujera a la consolidación de las nuevas democracias en la Argentina, Brasil y Uruguay. La principal duda era si finalmente se estaba o no rompiendo la alternancia cíclica de gobiernos autoritarios y democráticos iniciada en la década del ‘30, y si el cambio de régimen esta vez conllevaba factores que garantizaran su irreversibilidad. Como quedó dicho, las transiciones democráticas del Cono Sur desarrolladas en los años ‘80 no constituyeron un fenómeno aislado de la comunidad internacional. Por su parte, la contaminación entre procesos de democratización en la región se debió, por un lado, a un esfuerzo político deliberado y, por el otro, a contactos entre grupos prodemocráticos de la región. Hubo diferencias entre el tipo de influencia ejercida por Estados Unidos y por Europa -en particular la CEE- en la construcción de esta nueva realidad regional, que respondieron a sus respectivos papeles geopolíticos y a las especificidades políticas internas. El gobier- 112 Módulo II / Unidad 4 Mónica Hirst / Roberto Russell no norteamericano, en su condición de poder hegemónico, acostumbrado a actuar a partir de motivaciones unilaterales dirigidas a situaciones específicas, no desplegó una política de mayor interacción con las fuerzas prodemocráticas de la región. Éstas tuvieron mayor apoyo de las organizaciones no gubernamentales y de algunos segmentos del Congreso estadounidense. Los países europeos, en cambio, más movilizados por la cuestión de la reconstitución de una comunidad de democracias y familiarizados con la dinámica de difusión y contaminación política, manifestaron desde las órbitas gubernamentales y no gubernamentales su interés en profundizar vínculos con los actores involucrados en los procesos de transición del Cono Sur. Esta sensibilidad se vio aumentada por las experiencias de democratización en España y en Portugal, generándose en el ámbito comunitario una afinidad importante con los procesos de cambio de régimen en el Cono Sur. Cabe destacar, además, el papel desempeñado al respecto por la Iglesia Católica en algunos casos, particularmente en Chile y Paraguay. La tercera ola fue para el Cono Sur una nueva muestra de su sensibilidad a las transformaciones de naturaleza global. Segmentos de las elites políticas y económicas de los países de la región fueron manifestando gradualmente mayor interés en absorber nuevos valores en nombre de su propia modernidad. Al mismo tiempo, la falta de conocimiento de las limitaciones que impone un período de transición suscitó tanto en estos países como fuera de ellos evaluaciones pesimistas sobre el futuro de sus democracias. Sin embargo, estudios especializados sobre la profunda diferencia entre las etapas de transición y de consolidación democrática han relativizado este tipo de percepción subrayando la naturaleza inevitablemente problemática de una realidad posautoritaria. Además de los desafíos políticos inherentes a un proceso de reconstrucción democrática, se debe subrayar el contexto económico particularmente adverso en el cual estos procesos de transición se desarrollaron: la segunda mitad de la “década perdida”. El hecho de que la ola de redemocratización en el Cono Sur no involucrara de forma simultánea a todos los países del área, llevó a que las relaciones intrarregionales estuviesen marcadas por tenden- Módulo II / Unidad 4 113 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL cias centrípetas y centrífugas. Las primeras estuvieron presentes en la Argentina, Brasil y Uruguay, países que manifestaban nuevos impulsos integracionistas y de cooperación. Las segundas lo hicieron en Chile y Paraguay, cuyos gobiernos procuraron mantener políticas que los distanciaran de los nuevos vientos democráticos que soplaban sobre y desde sus vecinos. Poco a poco se generó un nuevo tipo de diferenciación entre las democratizaciones asociadas a proyectos de integración y otras como el caso de Chile- cuyo proceso de liberalización política no implicó la adopción de una estrategia asociativa con sus vecinos. Cabe destacar que la llamada condicionalidad democrática impuesta por la Argentina y Brasil tuvo mayor influencia sobre Paraguay que sobre Chile, país que ganó mayor autonomía frente a las preferencias económicas y políticas de la subregión. La percepción convergente despertada entre los países del primer grupo fue mayor con respecto a sus nuevas realidades de lo que fue con relación a sus respectivos pasados. En este sentido, fueron particularmente llamativas las evaluaciones de los nuevos gobernantes sobre el papel desempeñado por las fuerzas armadas durante el período autoritario. El mayor contraste se dio entre Brasil y los demás países en transición, en los cuales la ausencia de instituciones democráticas en los años previos había sido acompañada por gestiones económicas poco eficaces. Otro tema crucial para el reencuadramiento de los militares en la vida política de estos países fue el de los derechos humanos y el tipo de procedimiento jurídico para tratar los abusos cometidos por los gobiernos autoritarios. Como se verá en la próxima Unidad, las soluciones adoptadas influyeron sobre el nuevo patrón de relaciones cívico-militares de estos países. Uruguay fue al principio el país con mejor desempeño en la restauración del control civil sobre el militar, consiguiendo en poco tiempo reducir la presencia de las fuerzas armadas en el sistema político local. Al mismo tiempo se aproximaban, aunque sin identificarse, las experiencias de Chile y Brasil; ambos países atravesaban procesos políticos pactados que aceptaron el mantenimiento de una serie 114 Módulo II / Unidad 4 Mónica Hirst / Roberto Russell de prerrogativas de sus respectivas fuerzas armadas, las que contaban con los méritos de los resultados económicos de sus períodos de gobierno. A su vez, el diferente patrón de relación cívico-militar establecido durante ambos períodos de transición determinó, en cada caso, la participación de las fuerzas armadas en la definición de los objetivos estratégicos de estos países. Entretanto, la principal diferencia fue que para Chile los conflictos y diferendos con sus países vecinos -en particular con Bolivia y la Argentina- todavía constituían páginas abiertas de su política de defensa, mientras que para Brasil ya no perduraban temas de esta naturaleza en su agenda de seguridad. Las relaciones entre los nuevos gobiernos de la Argentina, Brasil y Uruguay estuvieron en esta etapa fuertemente influenciadas por las dificultades económicas y políticas que enfrentaban. En los tres casos, el impacto positivo del cambio de régimen que había ayudado al principio a moderar desafíos políticos y económicos internos, se agotó después de un par de años, observándose una clara diferenciación entre la primera y segunda etapa de los gobiernos de transición. Las crisis internas enfrentadas por los gobiernos de Raúl Alfonsín, José Sarney y Julio Sanguinetti también limitaron la utilización del proceso de redemocratización como un instrumento de credibilidad externa. Más aún, a medida que el conjunto de cambios globales afectaban el sistema internacional, se fue transformando el sentido funcional de la democracia en la comunidad internacional. En los tres casos, se observó en la etapa final de sus gobiernos una sobrevalorización de la diplomacia presidencial, cuya resonancia en el ámbito interno y externo fue cada vez más limitada. La secuencia de cambios de regímenes en la región fue un factor que estimuló una mayor sintonía entre los proyectos de inserción externa de estos países. En el caso de la Argentina y Uruguay, las políticas exteriores de transición fueron conducidas por sus respectivos cancilleres asesorados por los segmentos políticos vinculados a ellos. En Brasil, la política internacional se mantuvo bajo el control de la corporación diplomática, cuyo profesionalismo demostrado en la etapa autoritaria le había asegurado reconocimiento y legitimidad por parte de las fuerzas prodemocráticas en el país. Módulo II / Unidad 4 115 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Los aspectos mencionados llevaron a que fuesen diferentes las condiciones político-burocráticas en las cuales se desarrollaron las convergencias de política internacional entre estos tres países. En la Argentina y en Uruguay el nivel de desarticulación del Estado y su repercusión sobre el servicio diplomático allanó el camino para una mayor participación de los segmentos políticos en el proceso de formulación y ejecución de la política exterior, y representó un instrumento de proyección para sus cancilleres. En el caso de Brasil, en cambio, la presencia de un ministro político no restringió la actuación de la corporación diplomática, que pudo así controlar las líneas de acción de la política exterior, manteniendo una autonomía conquistada gradualmente durante el período del régimen militar. Guardando sus especificidades, estos países encararon dificultades políticas y económicas semejantes durante el período de transición democrática. Se creó para los tres una vinculación entre crisis macroeconómica y fragilidad institucional. La tarea de reconstrucción de un orden democrático fue sobrecargada por escenarios de restricciones económicas internacionales y profundos desequilibrios en el plano doméstico. La carga de sus endeudamientos externos, que ocasionó crisis fiscales de grandes dimensiones, agravó -particularmente en la Argentina y Brasil- las recurrentes tendencias inflacionarias de sus economías. En la Argentina, la crisis del sector público, además de estar relacionada con la fuga de capitales y con la estatización de la deuda externa, se agravó debido a la erosión tributaria sufrida por el Estado. También en Brasil el limitado control sobre las cuentas públicas se tornó una fuente de desequilibrio que afectó las posibilidades de éxito de los esfuerzos de estabilización de la economía. En estos dos países se experimentaron programas de estabilización (Plan Austral en la Argentina y Plan Cruzado en Brasil) siguiendo metodologías heterodoxas semejantes, que no pudieron revertir los regímenes de alta inflación que dominaban sus economías. Se terminó, entonces, creando un círculo vicioso en el cual las dificultades enfrentadas en el ámbito de la gestión económica eran acompañadas por crisis políticas que dificultaban la construcción de bases de apoyo sólidas y re- 116 Módulo II / Unidad 4 Mónica Hirst / Roberto Russell presentativas que neutralizasen el impacto social generado por la inestabilidad macroeconómica. La semejanza de problemas en estos países, especialmente en la Argentina y Brasil, generó un nuevo patrón de diálogo y consultas entre los gobiernos de la subregión caracterizado por la fluidez de contactos entre los presidentes Alfonsín y Sarney y una interacción frecuente de los equipos económicos de ambos países. En este marco, las diferentes realidades políticas de Chile y Paraguay generaron algún tipo de tensión en el ámbito del Cono Sur. Al tiempo que los gobiernos de transición reconocían sus restricciones políticas, también procuraban evitar transgredir el principio de no intervención. Se partía del supuesto de que la democracia era prominente en toda el área, debiéndose respetar las diferencias de tiempo histórico de cada nación. Este tipo de percepción no impidió que gestos puntuales marcasen la diferencia entre gobiernos democráticos y autoritarios. Los espacios privilegiados para tales gestos pasaron a ser los foros de concertación latinoamericanos. Por ejemplo, a Chile no se le permitió participar en el Grupo de Apoyo a Contadora, y a Paraguay le fue vedada la entrada en el Grupo de los Ocho (que posteriormente se transformaría en el Grupo Río). Para los gobiernos de transición, este tipo de discriminación atendía esencialmente a presiones de los partidos locales, que mantenían vinculaciones con los movimientos de oposición chileno y paraguayo. De la misma forma que pesaba sobre los procesos de transición democrática la duda en cuanto a su consolidación, también había incertidumbre acerca de los nuevos términos de las relaciones intrarregionales y particularmente de los nuevos programas de integración. La sombra creada por las experiencias de integración del pasado, sumada a evidencias tan palpables como el reducido intercambio entre estas economías, alimentaban la desconfianza. Analistas políticos y económicos cuestionaban el abandono definitivo por parte de los países de la región de las premisas nacionalistas, pero los que propiciaron procesos de cooperación fueron al mismo tiempo partidarios de posturas defensivas, tanto en el plano económico como en el militar. Este tipo de cuestionamiento era reforzado por la fragilidad Módulo II / Unidad 4 117 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL institucional y la inestabilidad macroeconómica, particularmente en la Argentina y en Brasil. Pese a esta falta de certezas, en 1989 el panorama político en el Cono Sur y la dinámica de las relaciones intrarregionales revelaban un cuadro bastante diferente al de 1985. Además del hecho de que en la Argentina, Brasil y Uruguay la continuidad democrática parecía incuestionable, en Chile y Paraguay había señales de que se estaban por cerrar sus ciclos autoritarios. Crecía la percepción de que los aspectos problemáticos de la transición democrática no significaban necesariamente su fracaso. Por su naturaleza intrínseca, este período correspondía a una etapa de inseguridad y contradicciones que conducían muchas veces a comportamientos erráticos tanto en el campo interno como en el externo. Al mismo tiempo, se había generado un nivel de interacciones en el ámbito gubernamental y societario inaudito para esta subregión. En resumen, la segunda mitad de la década del ‘80 fue un período de intenso paralelismo político entre la Argentina, Brasil y Uruguay. El desenvolvimiento de una activa diplomacia presidencial estimuló un sentido de fraternidad política entre los gobiernos de los tres países, que tuvo como principales consecuencias la coordinación de sus políticas exteriores en el tratamiento de diversos temas de la agenda internacional y el desarrollo de una cooperación e integración subregional activas. En el primer caso se destacaron: las convergencias sobre la crisis centroamericana, la desmilitarización del Atlántico Sur, el diálogo diplomático con la URSS de la era Gorbachov, las posiciones frente a los regímenes de no proliferación y, en el plano económico, fente a la crisis de la deuda externa y los temas de la agenda de la Ronda Uruguay en el GATT. Con respecto a la cooperación económica, fueron relevantes dos programas: el Programa de Integración y Cooperación Económica Argentino-Brasileño y la reactivación del CAUCE entre la Argentina y Uruguay, y el Programa de Expansión Comercial (PEC) entre Uruguay y Brasil. Se tornó habitual entre los analistas y operadores de la política exterior de estos países establecer una relación directa entre el cambio de régimen y el nuevo patrón de relaciones subregionales. 118 Módulo II / Unidad 4 Mónica Hirst / Roberto Russell Además del hecho de que históricamente existió una vinculación entre cooperación económica interestatal y relaciones interdemocráticas, en el caso de estas tres naciones dicha vinculación fue reforzada por el nivel de convergencia de sus políticas exteriores. Al mismo tiempo, quedó en claro una vez más que los programas de cooperación son precedidos por medidas de distensión que no se dan necesariamente de democracia a democracia. De la misma forma que el PICE y los núcleos de convergencia argentino-brasileños fueron una derivación del Tratado Itaipú-Corpus negociado entre gobiernos autoritarios en 1979, el Tratado de Paz y Amistad entre una Argentina democrática y un Chile autoritario en 1984 se tornó un precedente decisivo para las negociaciones interdemocráticas argentino-chilenas, que tuvieron lugar a partir de la primera mitad de los años ‘90. 4. EL REGIONALISMO EN LAS AMÉRICAS: REACTIVACIÓN Y LIMITACIONES ESTRUCTURALES L a distribución desigual del poder económico y político fue siempre un problema tanto para las relaciones entre países latinaomaericanos como hacia el interior de cada uno de ellos. Ambos tipos de asimetría han generado -en el pasado y siguen generando en el presente- dificultades para expandir el La distribución desigual del multilateralismo regional. poder económico y político fue siempre un problema tanto Este problema estuvo para las relaciones entre relacionado con el predomipaíses latinaomaericanos nio de Estados Unidos en el como hacia el interior de cada área desde principios del siuno de ellos. Ambos tipos de glo XX, lo que contribuyó a asimetría han generado -en el agravar la marginación de pasado y siguen generando América latina en los asunen el presente- dificultades tos internacionales, particupara expandir el multilateralismo regional. larmente a par tir de la Módulo II / Unidad 4 119 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Guerra Fría. Así, siguiendo las premisas clásicas de la Doctrina Monroe, tanto en el pasado como en el presente, los lazos económicos y políticos con otras potencias extrarregionales resultaron secundarios para la mayoría de los países de la región. A medida que se impuso la presencia económica y política norteamericana mediante prácticas coercitivas y unilaterales, Estados Unidos pudo consolidar su status de potencia hegemónica en la región. Éste fue un proceso desigual que creó varias diferencias entre los estados latinoamericanos. La primera y principal diferenciación se dio por la desigual distribución de recursos económicos y poder militar entre Estados Unidos y América latina. Como quedó fundamentado en capítulos anteriores, esto fue resultado de un proceso histórico ocurrido desde el fin del siglo XIX y consolidado tras la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos se convirtió en una potencia mundial. En aquel contexto, América latina se transformó en una esfera de influencia de Estados Unidos, y los intereses de este país tuvieron un enorme efecto sobre las estructuras económicas y políticas regionales. Aun así, es importante tener en cuenta que el camino ha sido de doble sentido, dado que las elites políticas y económicas de la región tuvieron una participación activa en el proceso. De hecho, la diferenciación entre la subregión conformada por México, América Central y el Caribe por un lado, y América del Sur por el otro, se mantuvo y se profundizó en la Posguerra Fría como consecuencia de la importancia creciente que fueron adquiriendo nuevos temas en la agenda de Estados Unidos con relación a los países del área. Asuntos como el narcotráfico y las migraciones comenzaron a ser abordados como problemas internos por sectores estadounidenses gubernamentales y 1 no gubernamentales. La noción de una agenda “interméstica” se tornó apropiada para afrontar la complejidad creciente de las conexiones intergubernamentales e intersociales entre Estados Unidos y el Caribe, América Central y México. 1 Con este neologismo aludimos a la conformación de una agenda que combina asuntos internacionales y domésticos, simultáneamente. 120 Módulo II / Unidad 4 Mónica Hirst / Roberto Russell Otro aspecto en relación con las diferentes prioridades estadounidenses en el área, se refiere a las formas de presión ejercidas desde Washington. Mientras que el Caribe, América Central y México tienden a ser dominados por los intereses de Estados Unidos, los países de América del Sur tienden a ser persuadidos. La tercera diferenciación se refiere a la importancia relativa de los diferentes países, en particular los de América del Sur que casi siempre tuvieron un peso marginal para Estados Unidos. Esta marginalidad no fue recíproca ni en el pasado ni en el presente, dado que su importancia para los países latinoamericanos siempre ha sido inversamente proporcional a la que éstos revisten para Washington. Ya a principios de los ‘90, académicos y funcionarios de Estados Unidos y de América latina, con posiciones ideológicas diferentes, compartían la idea de que había comenzado una nueva era de convergencia en el ámbito hemisférico. Representantes de la izquierda sostenían una posición defensiva ante el llamado “Consenso de Washington”, pues creían que el fin de la Guerra Fría imponía nuevas restricciones sobre el Tercer Mundo y, en particular, sobre América latina. Los sectores de derecha y de centro, sin embargo, compartían una visión optimista afirmando que podía desempeñar un papel positivo en el nuevo orden mundial. En este caso, se percibía la sincronización de las reformas orientadas al mercado y la democratización como el mejor logro para materializar dicha aspiración. Cuatro temas se convirtieron en prioridades absolutas de la nueva agenda interamericana: comercio regional, defensa de la democracia, protección de los derechos humanos y seguridad colectiva. Mientras, por un lado, las nuevas condiciones políticas y económicas internacionales e intralatinoamericanas estimulaban la idea de que la ineficacia de los nuevos compromisos podría significar la pérdida de una oportunidad histórica, por otro lado se reconocía que, en relación con todos los temas, la mayoría de los obstáculos previos no habían sido superados. De hecho, la definición de políticas multilaterales para cada uno de estos temas ha suscitado diferencias entre los miembros de la comunidad interamericana. En relación con las discordancias suscita- Módulo II / Unidad 4 121 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL das, deberían señalarse dos aspectos paradójicos. El primero es que nunca hubo tanta coincidencia respecto de estos cuatro temas en el ámbito interamericano: jamás el libre comercio ha sido tan defendido, las normas democráticas han estado tan difundidas, las medidas de construcción de confianza y los compromisos de no proliferación han sido tan estrictamente observados y el respeto por los derechos humanos se ha tomado tan seriamente. Sin embargo, tales coincidencias no permitieron a los estados de la región ir más allá de una convergencia mínima. Se suponía que la convocatoria de las cumbres presidenciales de Miami (1995), Santiago (1998) y Quebec (2001) sellarían esta nueva etapa de las relaciones entre América latina y Estados Unidos, generándose un nuevo sentido comunitario en las relaciones interamericanas. Sin embargo, las dificultades en la coordinación de las posiciones de los países de la región, los impasses generados para profundizar una nueva agenda de negociaciones comerciales y de políticas de seguridad sumadas a las indefiniciones políticas en los Estados Unidos han tornado este panorama más incierto. Desde la vigencia del NAFTA (1995), en vez de un clima de cooperación entre los estados de América latina, la agenda interamericana ha reactivado los típicos celos intrarregionales. Otro punto a destacarse es que las organizaciones no gubernamentales aumentaron considerablemente su influencia sobre la política de Estados Unidos para América latina en los últimos años, tanto en el nivel bilateral como multilateral. Como es bien sabido, la participación de las ONG en la política internacional ha sido un fenómeno global vinculado con las crecientes interacciones sociales asociadas a la interdependencia compleja. Mientras los gobiernos han sido los principales actores en las organizaciones internacionales, las ONG han ganado espacio y voz adentro y afuera de las organizaciones intergubernamentales. En los asuntos interamericanos, y particularmente en la Organización de Estados Americanos (OEA) y en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las ONG han ampliado su influencia en áreas tales como derechos humanos, medio ambiente y estándares laborales en 122 Módulo II / Unidad 4 Mónica Hirst / Roberto Russell un esfuerzo por configurar las Por lo tanto, se puede observar que ni el fin de la posiciones de los gobiernos Guerra Fría ni la globalización de Estados Unidos y América redujeron las asimetrías latina. Sin embargo, es imporinteramericanas. Actualmente, tante tener en cuenta que este América latina es la única esfuerzo no parte de realida- área en la cual Estados Unidos des internas similares, dado no enfrenta la contradicción que la presencia de las ONG entre su superioridad militar absoluta y su declinación en los Estados Unidos y en Caeconómica relativa. nadá es bastante distinta de la que se observa en los países latinoamericanos. Esta diferencia es aun más notable cuando se considera la formulación de la política exterior de esos países. En el caso de las instituciones interamericanas, esta diferenciación puede agravar las asimetrías Norte-Sur dado que multiplica las presiones y los intereses de aquellos que se sientan del lado más poderoso de la mesa. Por lo tanto, se puede observar que ni el fin de la Guerra Fría ni la globalización redujeron las asimetrías interamericanas. Actualmente, América latina es la única área en la cual Estados Unidos no enfrenta la contradicción entre su superioridad militar absoluta y su declinación económica relativa. Gracias a un amplio marco de convergencias, la influencia estadounidense en los asuntos económicos y políticos latinoamericanos se ha expandido dentro y entre los países de la región. Simultáneamente, se profundizaron las diferencias en la comunidad latinoamericana: el nuevo “tratamiento especial” sancionado a partir de la creación del NAFTA ha introducido un nuevo elemento de diferenciación al patrón de relaciones Estados Unidos-América latina. Para los países del Cono Sur este patrón fue reforzado tras la iniciación por parte de Chile de negociaciones comerciales bilaterales con Estados Unidos. Módulo II / Unidad 4 123 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 5. LA BÚSQUEDA DE NUEVAS OPCIONES INTRARREGIONALES E l boom de los acuerdos regionales de comercio en América latina se convirtió en un aspecto importante de sus políticas de liberalización económica. Las negociaciones económico-comerciales entre grupos reducidos de países estimulaban simultáneamente un impulso asociativo y una orientación selectiva. A pesar de su carácter fragmentado, se trataba de un único proceso en el cual la integración regional se tornaba un instrumento crucial de articulación con el sistema económico internacional. La proliferación de acuerdos comerciales bilaterales y minilaterales procuraba mejorar las condiciones de negociación de los países del área, sea en un proceso de regionalización hemisférica liderado por Estados Unidos o en un régimen de comercio multilateral. El crecimiento del comercio intralatinoamericano desde principios de los ‘90 reveló los efectos de esta transformación, tanto en el ámbito de los procesos subregionales como de determinadas vinculaciones bilaterales. Naturalmente, éste es un proceso con costos y beneficios desiguales, particularmente cuando ocurre entre socios con fuertes asimetrías. En términos políticos, el nuevo impulso integracionista coincidió con un momento de renovación generalizada de gobiernos en América latina, los que pasaron a incluir en sus respectivas políticas exteriores iniciativas de asociación intrarregionales. Al contrario de lo que ocurrió en otras épocas, el El boom de los acuerdos interés por la integración reregionales de comercio en gional apareció asociado a América latina se convirtió en líneas pragmáticas y un aspecto importante de sus desideologizadas de acción políticas de liberalización internacional, acompañadas económica. Las negociaciones de una preocupación crecieneconómico-comerciales entre te por el desarrollo de la digrupos reducidos de países estimulaban simultáneamente plomacia económica. Se un impulso asociativo y una procuró mantener un bajo orientación selectiva. perfil en el campo político 124 Módulo II / Unidad 4 Mónica Hirst / Roberto Russell En términos políticos, el nuevo propiamente dicho, perdiénimpulso integracionista dose el interés por las iniciacoincidió con un momento de tivas de concertación al estilo renovación generalizada de de las que habían surgido en gobiernos en América latina, la década pasada. los que pasaron a incluir en De hecho, la negociasus respectivas políticas ción de los acuerdos comerexteriores iniciativas de ciales intrarregionales se asociación intrarregionales. Al contrario de lo que ocurrió presentó como el campo más en otras épocas, el interés por activo de las políticas exteriola integración regional res latinoamericanas. La maapareció asociado a líneas yoría de las veces conducidas pragmáticas y por las Cancillerías, estas nedesideologizadas de acción gociaciones contaron con el internacional, acompañadas apoyo técnico de otras agende una preocupación creciente por el desarrollo de la cias del Estado y de un crediplomacia económica. ciente interés empresario. Este último sector, forzado por los nuevos regímenes de comercio exterior de sus países, se movilizó por primera vez positivamente frente a las nuevas negociaciones comerciales intrarregionales. Al mismo tiempo, la integración regional en América latina no disponía de un paraguas institucional que articulase coherentemente las negociaciones en curso. A diferencia de los años sesenta, cuando la CEPAL cumplía un rol político y la ALALC una función operativa, en los noventa este proceso se caracterizó por una sumatoria de iniciativas intergubernamentales no institucionalizadas. Así, instituciones como la CEPAL, la ALADI y el mismo Grupo de Río se ubicaron en la retaguardia y no en la vanguardia de estas iniciativas. A principio de los ‘90 estaban en vigencia 22 acuerdos comerciales diferentes en el hemisferio americano, 18 de los cuales pertenecían exclusivamente al ámbito latinoamericano. Algunos representaban el resultado de la reactivación y reformulación de pactos comerciales previos y otros eran nuevos. A pesar de que no se podía cuestionar que el boom de los acuerdos comerciales regionales indicaba una evolución decisiva de América latina hacia el abandono del protec- Módulo II / Unidad 4 125 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL cionismo previo, no deberían Desde el punto de vista confundirse esos pasos con un extrarregional, la nueva integración latinoamericana proceso homogéneo de interecibió dos tipos de gración regional que inevitainfluencias. En primer lugar, la blemente conduciría a una orientación “librecambista” nueva era de multilateralismo proveniente de Estados Unidos económico en el área. Tamy del modelo del NAFTA. bién es importante señalar que, en todos los casos, la institucionalización había sido mantenida en un nivel mínimo mientras la soberanía se preservaba como un elemento vital para llevar adelante las negociaciones interestatales. Desde el punto de vista extrarregional, la nueva integración latinoamericana recibió dos tipos de influencias. En primer lugar, la orientación “librecambista” proveniente de Estados Unidos y del modelo del NAFTA. En este caso, se concebía la integración regional como un proceso abierto formalizado por negociaciones de acuerdos de libre comercio. En segundo lugar, la orientación institucionalista que provenía de la CEE y concebía a la integración regional como una sucesión de etapas (zona de libre comercio, unión aduanera, mercado común) en la cual las negociaciones debían estar protegidas por una estructura administrativa y decisoria que dispusiera de dosis crecientes de supranacionalidad. El resultado de En segundo lugar, la esta superposición de influenorientación institucionalista cias es aún incierto para que provenía de la CEE y concebía a la integración América latina, pues depenregional como una sucesión de de de una serie de factores, etapas (zona de libre principalmente del éxito del comercio, unión aduanera, ALCA y de las condiciones de mercado común) en la cual las continuidad y consolidación negociaciones debían estar del Mercosur. protegidas por una estructura Entre los dilemas enfrenadministrativa y decisoria que dispusiera de dosis crecientes tados por los actuales esquede supranacionalidad. mas asociativos latinoame- 126 Módulo II / Unidad 4 Mónica Hirst / Roberto Russell ricanos está el hecho de que, con excepción del NAFTA, todos partieron de un intercambio comercial reducido, ya que efectivamente el comercio intrarregional representa una porción marginal del comercio exterior de la región. Además, todas las iniciativas latinoamericanas operaban con calendarios ambiciosos y difíciles de cumplirse. Esta dificultad se torna aún mayor en los casos en que se contempla la formación de una unión aduanera o de un mercado común, como ocurre con el Mercosur, el Pacto Andino y el CARICOM. Muchas veces estas metas se veían cuestionadas cuando se comprobaba la limitada importancia del intercambio intrarregional. La única excepción corresponde a los países pequeños de la región como Bolivia, Paraguay y Uruguay. El NAFTA y el Mercosur constituyen las iniciativas de mayor envergadura. Sin embargo, las condiciones de uno y otro para consolidarse han sido muy diferentes. Como se analizará en la Unidad 6, las condiciones de consolidación del Mercosur son aun bastante problemáticas, más aún en el contexto de las negociaciones para conformar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). De hecho, el proceso del ALCA es y será el factor más poderoso en la región para definir la expectativa de vida de las iniciativas de asociación económica impulsadas desde los años ‘90. 6. LAS PRINCIPALES VOCACIONES DE LA REGIÓN L os cambiantes patrones de la política y la economía mundial repercuten sobre las relaciones interestatales e intersociales de la región. Como resultado de ello, un conjunto de indicadores podría estar señalando nacientes tendencias; nuevas facetas en las relaciones interamericanas e intralatinoamericanas, por ejemplo, podrán contribuir a impulsar la cooperación interestatal y el multilateralismo en esta región. Las cuatro facetas que se describen brevemente a continuación indican que, a partir del fin de la Guerra Fría, las tendencias anticooperativas en los asuntos hemisféricos pasaron a coexistir, más que nunca, con vocaciones de carácter cooperativo. Módulo II / Unidad 4 127 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL La primera faceta se refiere a las implicancias de la estructura asimétrica de poder en las relaciones interamericanas, lo que da origen a la caracterización de América latina como esfera de influencia de los Estados Unidos. Sin embargo, el fin de la Guerra Fría, acompañado por la expansión del regionalismo y el hecho de que América latina no enfrenta amenazas extrarregionales o intrarregionales de importancia, mejoran las chances de profundizar la noción de responsabilidades y obligaciones compartidas entre el Norte y el Sur de las Américas. La actual convergencia de valores económicos y políticos ha fortalecido los intereses recíprocos en profundizar los lazos interamericanos. También es cierto que la cooperación regional no ha sido acompañada por demostraciones unilaterales de fuerza, como ha ocurrido, por ejemplo, en la Rusia poscomunista. La segunda faceta se refiere a la percepción común en América del Norte y del Sur de que se deben preservar y fortalecer las instituciones internacionales en el nuevo orden mundial. Sin embargo, las variables políticas parecen favorecer más fuertemente la promoción de la institucionalización internacional en el nivel global que en los niveles interamericano e intralatinoamericano. La tercera faceta alude al hecho de que los lazos económicos intrahemisféricos se han incrementado enormemente en los últimos años tanto en la dirección Norte-Sur como en la Sur-Sur. El crecimiento de los flujos de inversión y comercio en la región ha sido estimulado por la liberalización comercial unilateral, los acuerdos económicos regionales y la estabilidad macroeconómica. En ambos casos la interacción social se ha expandido y continuará haciéndolo, llevando a la creación de nuevas redes de intereses. Las interacciones transfronterizas en el ámbito de la política, la actividad cultural y las difeLa violencia es esencialmente rentes formas de organizaun problema doméstico en el ción social constituyen un hemisferio americano y, nuevo dato para la región. aunque no esté todavía La cuarta faceta se reconsolidada, la paz fiere a la relativa inmunidad interdemocrática tiende a prevalecer en la región. de las Américas a los nuevos 128 Módulo II / Unidad 4 Mónica Hirst / Roberto Russell problemas de seguridad mundiales -como las guerras civiles, el terrorismo y el crimen organizado- particularmente en cuanto a sus efectos sobre las relaciones interestatales. Incluso situaciones graves de fragmentación interna como la que se produce con los zapatistas en México o con la narcoguerrilla en Colombia se mantienen dentro de un marco de diálogo político que se diferencia claramente de los conflictos intraestatales en otras partes del mundo. La violencia es esencialmente un problema doméstico en el hemisferio americano y, aunque no esté todavía consolidada, la paz interdemocrática tiende a prevalecer en la región. No obstante, se trata de una vocación incompleta que ocasionalmente puede fallar, como ocurrió cuando estalló la guerra entre Perú y Ecuador. Los compromisos de no proliferación se han incrementado notablemente, las políticas de balance militar y las hipótesis de conflicto encuentran un limitado apoyo interno, y las relaciones entre civiles y militares, a pesar de que no siguen siempre el mismo patrón, tienden a fortalecer las prácticas democráticas. Entretanto, la paz, la democracia y los acuerdos comerciales regionales no alterarán el concepto de soberanía a menos que la distribución desigual de poder sea de hecho atenuada por las instituciones multilaterales. Este tema será profundizado en la próxima Unidad. Módulo II / Unidad 4 129 AUTOEVALUACIÓN 1. ¿La interacción pacífica y la integración en el Cono Sur se vieron favorecidas por el escenario de la Posguerra Fría? Fundamente su respuesta. 2. ¿Existen procesos políticos y económicos anteriores al fin de la Guerra Fría que sean significativos para explicar el avance en la integración regional de América latina? En caso afirmativo, explicítelos y justifique su mención. 3. ¿Qué evolución tuvieron las tradicionales asimetrías de poder económico y político en el hemisferio durante el desarrollo de los años ´90? 4. ¿Qué rol se le podría asignar al NAFTA y a los EE.UU. tomándolos como factores exógenos a la integración regional de América latina? 130 Unidad 4 / Autoevaluación UNIDAD 5 POLÍTICAS DE SEGURIDAD REGIONAL 1. INTRODUCCIÓN E n América latina empezaron a convivir una vieja y una nueva agenda de seguridad, ambas influidas por los cambios en la política global en la materia. Esto generó importantes contrastes en la incidencia de las dos agendas sobre el norte y el sur de la región, vinculados al diferente impacto del fin de la Guerra Fría y a la proyección de los intereses económico-comerciales norteamericanos. La ola de democratización experimentada en la región a partir de los ‘80 alentó cambios en los conceptos y prácticas de seguridad dentro y entre los Estados del Cono Sur. La existencia de valores políticos comunes y desafíos económicos similares contribuyó a poner fin a disputas y rivalidades que en el pasado habían entorpecido las iniciativas de cooperación regional. Las expectativas reinantes vislumbraban que la cooperación en el campo de la seguridad, junto con la integración económica y la coordinación política, conducirían a un proceso irreversible. En el pasado, las hipótesis de conflicto regional constituían una parte sustancial de las doctrinas de seguridad, que justificaban la expansión de los gastos militares y el mantenimiento de prerrogativas políticas por parte de las fuerzas armadas. En los últimos veinte años, la democratización ha restringido la gravitación política de los militares y tales doctrinas fueron La ola de democratización desactivadas en casi todos experimentada en la región a los casos. Sin embargo, la partir de los ‘80 alentó cambios cultura política subyacente en los conceptos y prácticas de a las hipótesis de conflicto seguridad dentro y entre los no desapareció totalmente, Estados del Cono Sur. Módulo II / Unidad 5 131 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL adecuándose a las nuevas cirEn el pasado, las hipótesis de cunstancias internas e internaconflicto regional constituían cionales. una parte sustancial de las Las iniciativas de codoctrinas de seguridad, que operación en materia de segujustificaban la expansión de los gastos militares y el ridad en el Cono Sur a partir mantenimiento de de mediados de los ‘80 estuvieprerrogativas políticas por ron directamente relacionadas parte de las fuerzas con la intensificación de los armadas. vínculos económicos argentino-brasileños. Estos emprendimientos formaban parte de un paquete de acuerdos en el cual el comercio administrado y la cooperación tecnológica correspondían a una única estrategia. En consecuencia, los acuerdos de integración económica contribuyeron a legitimar las políticas de cooperación en el campo de la seguridad. Este proceso se profundizó con la constitución del Mercosur, que aceleró la integración económica mediante la creación de mecanismos automáticos para la eliminación de las barreras comerciales intrarregionales. Además de los aspectos vinculados al ámbito interno y regional, también es necesario tener en cuenta la poca relevancia estratégica de esta región en los asuntos globales. Efectivamente, a diferencia de otras subregiones del mundo y aun de América latina, el Cono Sur no enfrenta amenazas regionales o extrarregionales que pongan en riesgo su seguridad; ocupa un lugar marginal en la agenda estratégica mundial y no convive con conflictos étnicos o religiosos como Europa central u otras áreas del Tercer Mundo. Tampoco ha sido consideraLas iniciativas de cooperación en materia de seguridad en el da una zona prioritaria por las Cono Sur a partir de mediados grandes potencias -particularmente Estados Unidos- y con de los ‘80 estuvieron directamente relacionadas con toda probabilidad continuará la intensificación de los ocupando esta posición. Aun vínculos económicos argentino- cuando la marginación estrabrasileños. tégica generó costos económi- 132 Módulo II / Unidad 5 Mónica Hirst / Roberto Russell cos para los países sudameEn todos los casos que se ricanos, también redujo el imanalizan en esta Unidad, las pacto de las diferencias políticas de defensa resultaron de la combinación del patrón intrarregionales en las polítide relaciones cívico-militares cas de seguridad. con la política exterior. En todos los casos que se analizan en esta Unidad, las políticas de defensa resultaron de la combinación del patrón de relaciones cívico-militares con la política exterior. En cada uno, sin embargo, la política internacional ha tenido una influencia diferente en las políticas de seguridad. 2. LA NUEVA AGENDA REGIONAL DE SEGURIDAD C on el fin del conflicto Este-Oeste, México, América Central y el Caribe -con excepción de Cuba- fueron incorporados de facto a la zona de acción militar-estratégica de Estados Unidos, registrándose un proceso exitoso de recomposición de la hegemonía norteamericana en esta subregión. Por otra parte, el término de la crisis centroamericana (ver Unidad 2) condujo a una política de desmilitarización de la zona, gracias a la fuerte reducción de la asistencia provista por Washington y al retorno de las democracias en los países del Istmo. En este caso, las circunstancias externas determinaron el marco militar-estratégico, como así también la propia evolución del cuadro político local. Los países sudamericanos, a pesar de ver recortados sus márgenes de acción, contaron con una relativa autonomía para la definición de sus políticas de seguridad. Éstas, a su vez, estuvieron condicionadas por la evolución de la política interna, al contrario de lo que se observó en América Central. No fue casual que los años ‘70 hayan sido testigos en América del Sur del período de mayor carrera armamentista y desarrollo de tecnologías sensibles, alimentado por la agudización de percepciones conflictivas y disputas de influencia subregional. Cabe señalar que varios países sudamericanos -la Ar- Módulo II / Unidad 5 133 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL gentina, Brasil, Chile- se trans- En relación con los temas de la nueva agenda de seguridad formaron en esa época en internacional, conocidos como activos participantes del meramenazas “no militares”, este cado internacional de armatipo de convergencia se vio mentos, actuando como reducida, diferenciándose los compradores y vendedores. dilemas del norte y del sur de En el campo de la tecnología América latina en función del sensible, se destacaron los margen de autonomía existente con repecto a avances logrados por la ArEstados Unidos. gentina y Brasil en el desarrollo de programas nucleares y de misiles. Algunos autores relacionan esta escalada con la crisis del Sistema de Seguridad Interamericano, lo cual es parcialmente correcto, pues este sistema pudo haber sido efectivo para evitar una confrontación bélica intrarregional pero no para solucionar las disputas que fomentaban las hipótesis de conflicto de los países latinoamericanos. Como se analizó anteriormente, la superación de conflictos en América del Sur estuvo estrechamente relacionada al proceso de redemocratización iniciado en los años ‘80 cuando se crearon las condiciones necesarias para una serie de iniciativas de cooperación e implementación de medidas de confianza en el campo de la seguridad regional. En su conjunto, las negociaciones intrarregionales en temas de seguridad correspondieron a un proceso de desmilitarización de la política latinoamericana, que abandonó sus premisas conflictivas sustentadas en preconceptos geopolíticos. Las nuevas medidas de confianza tuvieron puntos de convergencia con los proyectos de seguridad colectiva y de control de armamentos, que orientaron la política de seguridad de la coalición vencedora de la Guerra Fría. En efecto, se dio una articulación positiva entre las iniciativas de seguridad sudamericanas y los intereses antiarmamentistas y de no proliferación que entonces predominaban a nivel global, fuertemente apoyados por Estados Unidos. En relación con los temas de la nueva agenda de seguridad internacional, conocidos como amenazas “no militares”, este tipo de convergencia se vio reducida, diferenciándose los dilemas del norte y 134 Módulo II / Unidad 5 Mónica Hirst / Roberto Russell del sur de América latina en función del margen de autonomía existente con repecto a Estados Unidos. Identificadas como problemáticas transnacionales o transfronterizas, cuestiones como el tráfico de drogas, la destrucción ambiental y los flujos migratorios estimularon el surgimiento de nuevos principios del derecho internacional que pusieron en tela de juicio las políticas de seguridad basadas en la defensa de la soberanía nacional. Asimismo, el peso desigual de estas cuestiones para los diferentes países de la región favoreció una mayor fragmentación y la búsqueda de soluciones individuales, haciéndose más remota la formación de coaliciones intrarregionales. Por eso mismo, hubo menores resistencias para una actuación más efectiva del Sistema Interamericano. En el caso de los países andinos, particularmente de Bolivia, Colombia y Perú, la transferencia de abundantes recursos e instrumentos de asistencia militar norteamericanos destinados al combate del narcotráfico, erosionaron progresivamente las fronteras entre los intereses de Estados Unidos y las políticas de seguridad locales. La militarización de esta problemática debilitó la posición original de estos países, que cuestionaban la aplicación de un tratamiento meramente policial para el tema y defendían la necesidad de soluciones que contemplaran sus causas económicas y sociales. Si bien esta divergencia no frenó la acción de Washington en la región, le restó legitimidad y credibilidad, dificultando la implementación de mecanismos más efectivos de cooperación entre las autoridades norteamericanas y latinoamericanas para enfrentar el problema de las drogas. Buscando atenuar estas diferencias, el gobierno estadounidense reforzó su política de control de la demanda y fue más cauteloso en su política asistencialista del lado de la oferta. Una lógica semejante se manifestó en el tratamiento de la temática ambiental, que afecta principalmente a los países amazónicos. En este caso, la proyección internacional de dicha problemática se ha hecho más extensa que la anterior, tanto en términos de actores gubernamentales como de instituciones y grupos no gubernamentales. Todos los organismos de crédito internacional, la mayoría de las instituciones políticas representativas, los grupos de interés y las agen- Módulo II / Unidad 5 135 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL cias gubernamentales especializadas que operan en los países industrializados han incluido entre sus funciones la tarea de corregir los abusos ambientales en una escala global. El hecho de que se trate de un tema tan ampliamente difundido incrementó en Estados Unidos la presión interna hacia una política más rigurosa por parte de los gobiernos latinoamericanos. El abordaje internacional del tema ambiental enfrentó un claro dilema norte-sur que mostraba una dificultad básica: mientras su identificación como un asunto global se asoció a un proceso de politización y al diseño de una nueva estrategia económica externa por parte del norte -lo que le confirió inclusive un sentido de amenaza-, su tratamiento no dejó espacio para la incorporación de los matices políticos y económicos que predominan en el sur. Por ejemplo, su inclusión en las negociaciones económico-comerciales entre Estados Unidos y México abrió un importante precedente en cuanto a su instrumentación en procesos de armonización asimétrica. Al mismo tiempo, la posibilidad de que este proceso se extienda en la región podrá generar controversias entre los propios países latinoamericanos, al verse presionados y condicionados de modo diferente por ciertos compromisos de protección ambiental. Finalmente, se debe mencionar la cuestión migratoria, un tema que hasta ahora ha pertenecido esencialmente a la agenda del norte de América latina, pero que en un futuro no tan lejano podría convertirse en un punto sensible en la agenda intrarregional de América del Sur. Constituyendo un claro ejemplo de lo que previamente se denominó un problema “interméstico”, los flujos migratorios existentes actualmente entre México, América Central y el Caribe por un lado, y Estados Unidos por el otro, adquirieron una nueva dimensión. Los movimientos transfronterizos de trabajadores indocumentados comenzaron a ser tratados como un problema de seguridad económica norteamericana a semejanza de lo que ocurre en la CEE. La previsión de que los habitantes de origen hispano superarán el 20% de la población total de los Estados Unidos en el año 2020 disparó una preocupación por frenar la entrada de mano de obra no calificada. Más allá de su impacto sobre el mercado de 136 Módulo II / Unidad 5 Mónica Hirst / Roberto Russell trabajo local, estas migraciones fueron percibidas como causantes de tensiones sociales que amenazan la seguridad interna y de acuerdo con algunas interpretaciones, ésta habría sido una de las principales motivaciones para que sectores gubernamentales en Estados Unidos aceptasen la propuesta mexicana de negociar un acuerdo de libre comercio. En América del Sur, la relevancia del tema migratorio dependerá del futuro de los procesos de integración regional, particularmente del Mercosur. En este caso, los contrastes demográficos y los indicadores sociales, especialmente entre la Argentina y Brasil, requerirán una acción coordinada entre sectores gubernamentales, empresariales y sindicales, ya que deberán evitarse las distorsiones en los respectivos mercados de trabajo que fomenten la percepción de que el crecimiento de los flujos migratorios entre ambos países deba ser tratado como una cuestión de seguridad. 3. POLÍTICAS DE SEGURIDAD EN EL CONO SUR 3.1. De la transición a la consolidación democrática C omo fue mencionado, las relaciones cívico-militares correspondientes al período de transición democrática tuvieron un impacto directo sobre los cambios y continuidades de las políticas de seguridad en la región. A pesar de que todos los países del Cono Sur experimentaron procesos de redemocratización, las relaciones cívico-militares evolucionaron de manera diferente en cada caso. El grado de autonomía y el poder político de las fuerzas armadas en la Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay ha variado en cada país de acuerdo con las prerrogativas militares o los nuevos conceptos de seguridad. La especificidad de las relaciones cívico-militares en cada caso -producto de negociaciones internas y presiones internacionales que tuvieron lugar durante las distintas etapas de transición y consolidación democráticas- se reflejó en opciones diferenciadas de Módulo II / Unidad 5 137 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL política exterior, sobre todo entre la Argentina y Brasil, lo que terminó generando un proceso de politización en el ámbito regional. En el caso de la Argentina, el colapso del régimen militar, causado por su derrota en la Guerra de las Malvinas junto con una desastrosa política económica, fue acompañado por un fuerte desprestigio del poder castrense. La difícil situación de la transición democrática postergó un debate interno sobre el papel de las fuerzas armadas en un contexto político pluralista. Durante esta fase (1983-1989) la Argentina mantuvo su anterior política de defensa, aunque ajustada a las premisas de la política exterior del gobierno democrático de Raúl Alfonsín (este último aspecto se analizará en el Unidad 7). Inicialmente, la designación de un Ministro de Defensa civil no fue fácilmente aceptada por las fuerzas armadas argentinas, ya que esta subordinación era percibida como una injusta capitulación, pues los militares argentinos sostenían que si bien habían perdido una guerra externa, habían ganado la guerra interna contra la subversión. Durante la fase de transición democrática, los militares argentinos fueron excluidos de la toma de decisiones en política exterior, no obstante lo cual, las fuerzas armadas lograron preservar cierta influencia en cuestiones de seguridad internacional. El hecho de que la autonomía tecnológica fuese percibida como una prioridad por el nuevo gobierno democrático, generó un interés común entre las autoridades civiles y militares por mantener la industria de armamentos y los programas de tecnología sensible. Sin embargo, las precarias condiciones macroeconómicas afectaron severamente los proyectos de la industria de armamentos, obligando a disminuir su producción o bien a posponer gran parte de su actividad. Los únicos programas mantenidos íntegramente fueron los de desarrollo y construcción del prototipo del misil Cóndor II y del avión de entrenamiento Pampa 2000. Considerado por varios analistas como un proceso de transición “incompleto”, el régimen democrático chileno inaugurado con el gobierno del presidente Patricio Aylwin (1990), fue uno de los menos exitosos de la región a la hora de subordinar el poder militar a la autoridad civil. Fortalecidos por un desempeño macroeconómico exitoso, los militares chilenos lograron retener prerrogativas políticas y 138 Módulo II / Unidad 5 Mónica Hirst / Roberto Russell ventajas económicas que limitaron enormemente el poder de las autoridades civiles. Estas prerrogativas formaron parte de las precondiciones negociadas entre civiles y militares para poner en marcha la transición a la democracia. De este modo, las fuerzas armadas chilenas mantuvieron un control absoluto sobre la política de defensa que les permitió continuar con una próspera y diversificada industria de armamentos. Estas negociaciones incluyeron, también, una amnistía para los crímenes políticos cometidos entre 1973 y 1978, la no investigación del proceso de privatización anterior y la transferencia automática del 10% de las exportaciones de cobre a las fuerzas armadas. En 1986, la Ley del Cobre fue reemplazada por una “Ley Reservada” que duplicó la contribución mínima, mediante la cual se estableció que en el caso de que las exportaciones del mineral fueran insuficientes para cubrir esta contribución mínima, el Estado debería compensar la diferencia resultante a las fuerzas armadas. Contrariamente a la experiencia argentina, la transición democrática brasileña fue la más larga del Cono Sur. En este caso, el proceso resultó menos costoso para las fuerzas armadas, que mantuvieron importantes prerrogativas en la política interna y en la política de defensa. Incluso preservaron su prestigio interno debido a los resultados de su gestión económica. Además, el consenso cívico-militar en torno del modelo económico del país sobrevivió al cambio de régimen político. Este consenso ayuda a explicar por qué los cambios en la política exterior brasileña fueron menos significativos que los experimentados por otros vecinos del Cono Sur, particularmente la Argentina y Uruguay. Fue en este contexto que una exitosa política de exportación permitió a los militares brasileños desarrollar una industria de armamentos que ubicó a Brasil entre los diez mayores exportadores del mundo a mediados de los ‘80. Durante el gobierno de José Sarney (1985/1990) la subordinación militar a las autoridades civiles evolucionó muy gradualmente. La nueva Constitución de 1988 determinó los límites de esta subordinación. La presencia formal de las autoridades militares en el gobierno continuó inalterable, lo que les aseguró un poder de veto implícito y, consecuentemente, los costos generados por las nuevas reglas del Módulo II / Unidad 5 139 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL juego democrático fueron reducidos para las fuerzas armadas. En cuanto a la política exterior, las modificaciones introducidas fueron el resultado de cuidadosas negociaciones entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y las autoridades militares, que también defendieron hábilmente sus intereses en otras esferas gubernamentales, como la tecnológica. Del mismo modo, lograron expandir su presencia en la región amazónica, un área que se convirtió en una preocupación creciente para el poder castrense. Aun más, los militares brasileños aprendieron a defender sus intereses en el Congreso, buscando aliados entre los partidos políticos con el fin de influir sobre iniciativas en el campo de la defensa subordinadas a la aprobación legislativa. Aunque Uruguay y Paraguay juegan un papel menor en la política de seguridad del Cono Sur, es importante subrayar ciertos aspectos vinculados a los desarrollos de sus relaciones internas cívico-militares. Como se señaló en el capítulo anterior, Uruguay fue el caso más exitoso de adhesión rápida y no traumática de los militares a la democracia. Sus fuerzas armadas lograron preservar una función institucional con una interferencia muy limitada en la política interna. En cambio, en el caso de Paraguay subsistió una cierta tensión cargada de incertidumbre en las relaciones cívico-militares dado que la adhesión de las fuerzas armadas a los valores democráticos fue lenta y La consolidación de las limitada. instituciones democráticas en La consolidación de las el Cono Sur ha sido un proceso instituciones democráticas en tan difícil como el reemplazo el Cono Sur ha sido un prode regímenes militares por ceso tan difícil como el reemciviles. En todos los casos, este proceso fue un logro político plazo de regímenes militares costoso con diferentes efectos por civiles. En todos los casobre las relaciones cívicosos, este proceso fue un logro militares y estuvo, además, político costoso con diferencondicionado a las fórmulas tes efectos sobre las relacioadoptadas para el tratamiento nes cívico-militares y estuvo, de los problemas derivados de además, condicionado a las las violaciones de los derechos fórmulas adoptadas para el humanos. 140 Módulo II / Unidad 5 Mónica Hirst / Roberto Russell tratamiento de los problemas derivados de las violaciones de los derechos humanos. Como vimos, la Argentina representó la experiencia más efectiva de subordinación militar al control civil durante la etapa de consolidación democrática. Cabe destacar en este caso que el fracaso de las rebeliones militares de mediados de los años ´80 acentuó la desmoralización de las fuerzas armadas. Este hecho generó las condiciones políticas para completar el proceso de subordinación militar llevado a cabo por el gobierno de Carlos Menem (1989-1999). Este proceso se vio reforzado por los programas de privatización y racionalización del Estado, que llevaron a la desactivación de la mayoría de los programas de tecnología militar que habían sobrevivido durante el gobierno de Alfonsín. Por otra parte, la audaz política militar de Menem estuvo también asociada a su nueva política exterior: el abandono de los programas de tecnología militar y la adopción de nuevas posiciones en materia de seguridad internacional, deben ser interpretados como señales de una relación más estrecha con Estados Unidos. Así, tres factores influyeron sobre el nuevo patrón de la relación cívico-militar argentina: primero, los resultados positivos del programa de estabilización económica; segundo, un fuerte liderazgo presidencial; y, tercero, el apoyo explícito otorgado por Estados Unidos a la política militar del gobierno de Menem. En Chile y Brasil, las relaciones cívico-militares fueron más complejas que en la Argentina. En el primer caso, constituían todavía un capítulo no resuelto de la democratización del país. La violación de los derechos humanos durante los años de la dictadura y la resistencia de los militares a renunciar a las prerrogativas aseguradas en 1989 mediante la concertación lograda entre las fuerzas políticas para acordar la transición a la democracia, se mantuvieron como temas delicados en la política interna de Chile. Brasil constituyó un caso diferente a los dos anteriores: no fue un ejemplo de cambio drástico como el argentino ni tampoco de continuidad forzada como el chileno. Las fuerzas armadas brasileñas se tornaron una poderosa corporación que adecuó sus prácticas políticas a las reglas del juego democrático. De este modo, los militares se Módulo II / Unidad 5 141 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL convirtieron en un actor relevante de las políticas interna y exterior, reaccionando cuando consideraban afectados sus intereses corporativos y los lineamientos básicos de la política de defensa. Al inicio de la etapa de consolidación democrática brasileña, se generó la expectativa de una subordinación militar más efectiva al poder civil y, al mismo tiempo, se esperaba que el Ministerio de Relaciones Exteriores liderara los cambios en la política de seguridad internacional del país. Al igual que en la Argentina, los nuevos objetivos de seguridad de Brasil obedecían a nuevas orientaciones políticas y económicas tanto a nivel interno como internacional. De este modo, el abandono de las viejas ideologías y de las políticas estatistas daba lugar a un conjunto de medidas de liberalización y estabilización económica. Pronto se observó una gran dificultad para realizar todos los cambios anunciados. Se abandonó la idea de modificar las relaciones cívico-militares y se reconoció a las fuerzas armadas como un actor relevante del proceso de consolidación democrática del país, lo que les permitió conservar una influencia significativa sobre las premisas y prácticas de la política de defensa. Por eso mismo, la creación en 1998 del Ministerio de Defensa fue el resultado de amplias negociaciones donde la racionalización burocrática y la mejora de la imagen internacional de Brasil se convirtieron en los móviles más importantes, por encima de la subordinación cívico-militar. Por otra parte, el poder de presión de las fuerzas armadas les permitió alcanzar incrementos salariales y mantener su capacidad para expresar sus opiniones e inquietudes en todos los asuntos de política exterior relacionados con las políticas de defensa. Las relaciones cívico-militares en Uruguay y Paraguay mantuvieron más o menos el mismo perfil que en la etapa de transición democrática. En Uruguay, el principal problema de los militares fueron sus limitados recursos económicos para consolidar una misión institucional. Los recortes presupuestarios restringieron seriamente las actividades de sus diferentes sectores, imponiendo mayores reducciones de personal de alto rango y de adquisiciones de nuevo equipamiento. Como compensación, el gobierno expandió la participación del país en mi- 142 Módulo II / Unidad 5 Mónica Hirst / Roberto Russell siones de paz de la ONU y creó una Academia de Entrenamiento de Fuerzas de Paz en 1994. Finalmente, en Paraguay se lograron pocos progresos en cuanto a reducir el poder político y las prerrogativas de los militares. Para los gobernantes se tornó difícil separar la política partidaria (Partido Colorado) de los asuntos militares, perpetuando así la idea de que el fortalecimiento y la purificación de las instituciones civiles podría provocar un golpe militar. Asimismo, la voluntad de combatir la corrupción dentro de las fuerzas armadas y su creciente participación en el tráfico de drogas fue siempre bastante limitada. 3.2. La dimensión externa: la Posguerra Fría L as políticas de seguridad de los países del Cono Sur, tanto en el pasado como en el presente, han estado directamente vinculadas a sus políticas exteriores. El fin de la Guerra Fría introdujo importantes cambios en esta vinculación para la Argentina y Brasil, y en menor grado para Chile. En Uruguay y Paraguay, aunque los cambios políticos globales repercutieron en las premisas y en las prácticas de las políticas exteriores, sus efectos sobre las políticas de seguridad han sido menos significativas para la política regional. Aun cuando el fin de la Guerra Fría fue considerado como un fenómeno positivo por todos los países de la región, este hecho no condujo a una interpretación común de las transformaciones ocurridas en el sistema internacional. Como consecuencia, las políticas exteriores de la Argentina y Brasil fueron menos convergentes que durante la última etapa de la Guerra Fría. La política exterior argentina siguió premisas muy diferentes durante los períodos de transición y consolidación democrática. El gobierno de Menem percibió el fin del sistema bipolar como una oportunidad para redefinir objetivos de política internacional. Entre ellos se destacó la búsqueda de una relación más estrecha con Estados Unidos. El gobierno argentino prontamente adhirió a los principales Módulo II / Unidad 5 143 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL regímenes de no proliferación, destacándose el Régimen de Control de Tecnología Misilística (MTCR) y el Tratado de No Proliferación (TNP). Tanto las decisiones de política exterior como las de política de seguridad estuvieron fuertemente influenciadas por el acercamiento a los Estados Unidos. Esto explica la decisión argentina de apoyar a Estados Unidos en numerosas iniciativas multilaterales y unilaterales, así como su interés de establecer un vínculo con la OTAN. En diferentes ocasiones, esta orientación pronorteamericana distanció a la Argentina del resto de América latina, particularmente en asuntos de seguridad. Ejemplos en este sentido fueron el respaldo argentino a la intervención militar en Haití en 1999 y a la continuidad de la exclusión de Cuba del Sistema Interamericano. En lo referente a cuestiones de seguridad, el Ministerio de Relaciones Exteriores contó con la colaboración del Ministerio de Defensa, aunque el entendimiento entre ambas agencias gubernamentales no fue siempre fácil. La cuestión más importante compartida por ambos ministerios fue la participación argentina en operaciones de paz de la ONU. En Brasil, la política exterior y de seguridad internacional se desarrolló de modo diferente. El tratamiento de sus asuntos internacionales resultó fundamentalmente de una compleja interacción entre determinantes externos y percepciones e intereses internos. Aunque ocasionalmente el Ministerio de Relaciones Exteriores estuvo dirigido por funcionarios no diplomáticos, la corporación diplomática logró preservar su influencia y legitimidad como el principal actor en la toma de decisiones de política exterior. El protagonismo de Itamaraty se apoyó en un sistema de creencias que ha caracterizado la política exterior de Brasil desde mediados de la década del ‘70. En los últimos años, la Cancillería logró conservar un importante nivel de autonomía al tiempo que expandió gradualmente su interacción con diversos grupos sociales y otras agencias gubernamentales. Desde la Guerra del Golfo, los cambios introducidos en materia de seguridad internacional evolucionaron lentamente. A partir de entonces, la política exterior de Brasil inició un proceso de reacomodamiento en el cual las transformaciones estratégicas globales repercutieron en ella pero no lograron alterar su esencia. Junto a la 144 Módulo II / Unidad 5 Mónica Hirst / Roberto Russell creencia de que la continuidad y el consenso eran fundamentales para lograr credibilidad internacional, surgieron nuevas prioridades de política exterior y las percepciones de Brasil con respecto al nuevo orden mundial fueron gradualmente ajustadas. Así, Brasil flexibilizó su discurso oficial sobre las tensiones Norte-Sur, buscando desempeñar el papel de “constructor de consenso” entre ambos extremos de la comunidad internacional. Con esta perspectiva, inició una campaña para lograr un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. La candidatura brasileña se ha basado en la idea de que el Consejo de Seguridad debe contar con una representación más equitativa del Norte y del Sur para aumentar su legitimidad y eficacia en los asuntos mundiales. El ajuste gradual de las premisas de la política exterior de Brasil fue particularmente complejo en los asuntos de seguridad internacional. Luego de haber expandido sus compromisos regionales de no proliferación, el gobierno de Cardoso asumió una mayor responsabilidad para controlar las exportaciones de tecnología sensible. Este hecho permitió la adhesión de Brasil al Régimen de Control de Tecnología Misilística (MTCR) y al Tratado de No Proliferación (TNP). En el contexto interamericano se manifestaron diferencias entre Brasil y Estados Unidos respecto de los asuntos de seguridad, dado que el primer país se resistió a ampliar la agenda de seguridad regional y global para incluir las llamadas amenazas no militares. En el frente interno, las políticas de seguridad internacional de Brasil se vieron condicionadas por las presiones y los intereses de los militares. El nacionalismo continuó siendo una fuente imporEn el contexto interamericano se manifestaron diferencias tante de cohesión dentro de entre Brasil y Estados Unidos las fuerzas armadas, producrespecto de los asuntos de to de la valorización de los seguridad, dado que el primer atributos geoestratégicos del país se resistió a ampliar la país y del temor a una mayor agenda de seguridad regional presencia militar de Estados y global para incluir las Unidos en Sudamérica. Esta llamadas amenazas no militares. inquietud se acrecentó con las Módulo II / Unidad 5 145 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL operaciones militares norteamericanas vinculadas a la lucha contra el narcotráfico en la región, con el establecimiento de bases de radares en otros países amazónicos y, más recientemente, con el lanzamiento del Plan Colombia. Con respecto a los asuntos mundiales, el pensamiento militar brasileño percibió el antagonismo Norte-Sur como la contradicción global predominante en el nuevo orden internacional. En este sentido, se puso de manifiesto una particular preocupación por las dificultades para acceder a la tecnología de punta de los países industrializados, denunciando que existiría un “cartel del conocimiento” en la política mundial. Este tipo de percepciones no impidió que las fuerzas armadas brasileñas ampliasen su participación en las misiones de paz de la ONU, especialmente en países africanos de habla portuguesa (Angola y Mozambique) con los cuales existe una familiaridad cultural y lingüística, profundizada a partir de los años ‘70 con una presencia diplomática y económica significativa. Brasil participó en la Misión de Observadores de la ONU en El Salvador (ONUSAL), en la de Mozambique (ONUMOZ) y en Angola (UNAVEM). Hasta diciembre de 1994, sólo 150 oficiales brasileños habían participado en misiones de paz, un contingente mucho más reducido que el argentino (1.300) y el uruguayo (930). En 1995, sin embargo, Brasil envió 1.000 oficiales a Angola y su actuación ganó luego relevancia en Timor del Este. La internacionalización de las políticas ambientales y su inclusión en la nueva agenda de seguridad global también generaron preocupaciones en círculos militares brasileños, que tienden a interpretar como un recorte de la soberanía los enfoques globalistas que consideran a la región amazónica una fuente de preocupación ecológica mundial. En realidad, este tema se volvió extremadamente complejo en la política interna brasileña, tanto que abarcó un conjunto diversificado de actores gubernamentales y no gubernamentales. Al respecto, las fuerzas armadas lanzaron un proyecto para establecer un amplio sistema de monitoreo y comunicación que incluye la instalación de gran cantidad de radares, satélites y censores aéreos. Bajo la denominación de SIVAM (Sistema de Vigilancia de la Amazonia), este programa ha sido considerado una 146 Módulo II / Unidad 5 Mónica Hirst / Roberto Russell reacción contra la idea de una “internacionalización” de la Amazonia y su propósito es: controlar el tráfico de drogas y las actividades fronterizas de contrabando, supervisar la seguridad de las poblaciones indígenas, preservar los recursos ambientales y asegurar una presencia más efectiva en un área de cinco millones de kilómetros de fronteras abiertas. Al mismo tiempo, se puso de manifiesto el interés de sectores políticos y gubernamentales brasileños en alcanzar una integración más efectiva entre el territorio de la Amazonia y el resto del país. Entretanto, la creciente importancia de la región amazónica en la política interna ha sido una motivación de peso para la profundización de los vínculos políticos y económicos con otros vecinos del área, en especial con Venezuela. En el caso de Chile, existe una clara distinción entre la política exterior y la política de seguridad internacional que resulta de las tensiones en las relaciones cívico-militares. Mientras el Ministerio de Relaciones Exteriores ha apoyado todas las iniciativas destinadas a fortalecer los regímenes e instituciones multilaterales interamericanas, las autoridades militares han defendido una postura más prudente, buscando preservar un margen de maniobra para desarrollar proyectos autónomos. Desde la perspectiva militar chilena, el Estadonación es todavía un concepto esencial y, por lo tanto, la seguridad internacional debe estar estrechamente asociada a la política de defensa nacional. En política exterior, Chile ha adoptado un enfoque globalista que reconoce la creciente importancia de las amenazas no militares, y su diplomacia ha sido activa en promover la flexibilización del principio de la soberanía nacional frente a situaciones en las que la democracia y los derechos humanos se encuentran amenazados. Al respecto, cabe mencionar que el gobierno chileno fue uno de los principales impulsores de la resolución 1080 de la OEA, que propugna una respuesta conjunta de los países del hemisferio ante una alteración del orden institucional en alguna de las naciones miembro. El fortalecimiento de los vínculos entre la Argentina y Brasil fomentados por el Mercosur produjo nuevos acercamientos y diferencias en el campo de la política internacional. Muchas disonancias en Módulo II / Unidad 5 147 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL cuestiones de seguridad interEl fortalecimiento de los nacional habían sido despevínculos entre la Argentina y jadas desde que Brasil Brasil fomentados por el Mercosur produjo nuevos introdujera cambios en su política exterior con el aban- acercamientos y diferencias en el campo de la política dono de posiciones defensiinternacional. vas frente a las presiones de Estados Unidos. En consecuencia desaparecieron las discrepancias de amplio espectro como las que emergieron al inicio de los años ‘90, aunque se mantuvieron algunos puntos específicos de desacuerdo. Dos temas se tornaron particularmente delicados: la posición de ambos países frente a una posible ampliación del Consejo de Seguridad de la ONU y las negociaciones de la Argentina con los Estados Unidos para convertirse en un aliado militar extra OTAN. En el primer caso, la posición oficial argentina se opuso a que Brasil fuera el único país latinoamericano que ocupara un lugar permanente en el Consejo, interpretando esta eventualidad como un acontecimiento que desequilibraría la correlación de fuerzas en la región. En el segundo, la percepción por parte de la diplomacia brasileña fue que la negociación argentino-norteamericana, además de su sentido simbólico, crearía condiciones poco deseables de estímulo a una mayor presencia militar de Estados Unidos en la parte sur del continente americano. 148 Módulo II / Unidad 5 Mónica Hirst / Roberto Russell 3.3. La dimensión regional L a democratización y las iniciativas de cooperación económica en el Cono Sur permitieron mejorar las condiciones de paz y seguridad en la región pero no condujeron a un proceso de integración en este campo. Los acuerdos de integración intrarregional dieron lugar a un nuevo capítulo en la política de seguridad del Cono Sur como parte de las externalidades producidas por la expansión de las relaciones económicas; a la vez que la existencia de regímenes democráticos y la creciente interdependencia entre los países de la región, representan un elemento suficientemente poderoso para neutralizar el impacto de las diferencias políticas interestatales. En cuanto a los pequeños Estados del Cono Sur, llama la atención su actuación contrastante en la política de seguridad regional. Paraguay ha sido una fuente permanente de preocupación para la Argentina y Brasil. En primer lugar, por la presencia dominante de los militares en su política interna y, en segundo término, por el involucramiento de sus fuerzas armadas en el narcotráfico. Uruguay, en cambio, no ha representado una amenaza para sus vecinos debido a su estabilidad política y al bajo perfil de sus fuerzas armadas en los asuntos internos. Las diferencias entre las políticas exteriores de la Argentina y Brasil no impidieron que ambos incrementaran las medidas de confianza en el área de la proliferación nuclear. Después de cinco años de negociaciones, los dos países firmaron en Foz de Iguazú, a finales de 1990, un acuerdo de salvaguardas mutuas por el cual La democratización y las inspeccionarían sin restriccioiniciativas de cooperación nes sus respectivas instalacioeconómica en el Cono Sur nes nucleares. Este acuerdo permitieron mejorar las representó un gran avance condiciones de paz y seguridad en la región pero estratégico dadas sus repercusiones a nivel bilateral, regio- no condujeron a un proceso de integración en este campo. nal y global. Terminaba así Módulo II / Unidad 5 149 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL una etapa iniciada en 1980 con los Convenios de Cooperación Nuclear y luego fortalecidos por los gobiernos de transición democrática, sobre la base de la confianza mutua y del aumento de la cooperación. Se daba un paso relevante para la plena adhesión por parte de ambos países al Tratado de Tlatelolco, anunciándose el comienzo de gestiones para la actualización y perfeccionamento del texto del Tratado. Por útimo, a nivel global se atenuaban las desconfianzas por parte de los países industrializados, originadas por las resistencias de la Argentina y Brasil a adherise al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), algo que hasta hoy no fue logrado en el caso de India y Paquistán. El acuerdo entre la Argentina y Brasil es conocido como Acuerdo Nuclear Cuatripartito, porque involucra a los dos países, a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y a la agencia de inspección argentino-brasileña. Su contenido es semejante a otros convenios internacionales que establecían modalidades de salvaguardas especiales sin responder a los requerimientos rígidos del modelo TNP. Su vigencia se dio a partir de febrero de 1994, después de su aprobación por el Congreso brasileño. La Argentina es el país que ha demostrado mayor interés en entrelazar la integración económica con la seguridad regional. Desde principios de los años ‘90 los círculos académicos, militares y diplomáticos han impulsado la idea de crear un sistema de seguridad para el Cono Sur. La falta de progresos en este sentido incrementó las preocupaciones del país por la posibilidad de un creciente desequilibrio militar frente a sus vecinos. Chile es el país que representa la mayor preocupación para la Argentina debido a su continua producción y adquisición de armamentos y al mantenimiento de una política de defensa que implica hipótesis de conflicto con todos sus vecinos. Con Brasil, en cambio, se considera que ya no existen hipótesis de conflicto y, por La Argentina es el país que ha demostrado mayor interés en lo tanto, debería desarroentrelazar la integración llarse gradualmente una económica con la seguridad alianza estratégica. Para regional. ello se requiere, desde el 150 Módulo II / Unidad 5 Mónica Hirst / Roberto Russell punto de vista argentino, una reducción equilibrada de las armas convencionales así como también el establecimento de un mecanismo permanente de intercambio de información sobre proyectos espaciales y misilísticos. Los militares argentinos continúan impulsando programas de cooperación orientados a la consolidación de los vínculos en el campo de la seguridad con su contraparte brasileña. Las fuerzas armadas chilenas fueron al principio menos entusiastas que sus colegas argentinos acerca de la integración regional y sus efectos sobre las políticas de seguridad. La percepción dominante entre los militares trasandinos es que los Estados tienen intereses diferentes que limitan la complementación y cooperación regional. De este modo, la cooperación en el área de seguridad con países vecinos estaba condicionada por las políticas de defensa nacional. Paradójicamente, esta percepción sobre el Estado-nación de los militares chilenos coexistía con decisiones de política exterior adoptadas por la Cancillería que favorecían la cooperación hemisférica en materia de seguridad. Para Brasil, el Cono Sur es parte de una agenda de seguridad regional y global más amplia. Desde que abandonó el alineamiento militar con Estados Unidos a mediados de los ‘70, la Argentina se convirtió en su socio más importante en materia de cooperación sobre seguridad bilateral. Esta cooperación no sólo intensificó las condiciones de paz y estabilidad en Sudamérica sino que sirvió para fortalecer la credibilidad de Brasil ante la comunidad internacional. Además, la cooperación con la Argentina permitió a Brasil consolidar un clima pacífico en sus fronteras del sur y de este modo hacer frente a las amenazas a la seguridad que se presentan a lo largo de las fronteras del norte del país. La problemática situación en la Amazonia, junto con las inquietudes originadas por los nuevos enfoques globales sobre medio ambiente, han desplazado los intereses de los militares brasileños desde la frontera sur a la norte. Pero las diferencias entre las opciones de política exterior y de seguridad de la Argentina y Brasil a partir de los años ‘90 introdujeron un nuevo elemento de preocupación en el ambiente diplomático y militar de Brasil. La principal inquietud es que la Argentina llegue de- Módulo II / Unidad 5 151 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL masiado lejos en su política de desarme unilateral, generando una situación inconveniente de desequilibrio en el área que obligue a sus vecinos a seguir el mismo camino. Además, ciertos sectores de las fuerzas armadas brasileñas perciben la falta de convergencia entre las políticas exteriores de ambos países como un impedimento a la expansión de la cooperación militar. Sin embargo, reconocen que la cooperación en seguridad será una consecuencia natural y necesaria de la integración económica regional. Finalmente, cabe destacar la posibilidad de que Brasil asuma el estatus de potencia regional. Su creciente presencia económica y diplomática en Sudamérica, tendría una repercusión inevitable sobre la política regional. A pesar de la desarticulación de las hipótesis de conflicto en los últimos quince años y de una interacción intergubernamental e intersocietaria sin precedentes, todavía queda un largo camino por delante para lograr una integración en el ámbito de la seguridad. Por cierto, éste será un recorrido accidentado que dependerá de la evolución de los contextos interno, internacional y regional. La democratización es una condición importante pero no suficiente para profundizar la cooperación en materia de seguridad en el Cono Sur. En efecto, los diferentes patrones de relaciones cívico-militares que se observaron durante la consolidación democrática no contribuyeron a desarrollar una identidad común ni una misión compartida entre las fuerzas armadas de la región. Estos hechos demuestran las dificultades para avanzar hacia una integración política y de seguridad en el corto y mediano plazo. Sin embargo, al constituir una zona “sin guerras” y un área estratégica marginal en los temas globales, las diferencias en política exterior no adquieren un sentido trascendente para la seguridad regional. Las medidas de confianza mutua, las negociaciones de no proliferación nuclear entre la Argentina y Brasil iniciadas a mediados de los ‘80 -consideradas hoy en día un ejemplo de zonas libres de armas nucleares- y la democratización -que impulsó mecanismos de acuerdo pacíficos fortaleciendo una “cultura” del legalismo en esta región- han consolidado las bases para la paz y la estabilidad interestatal en el Cono Sur. En realidad, si bien la cooperación en 152 Módulo II / Unidad 5 Mónica Hirst / Roberto Russell temas de seguridad y la democratización no han conducido a la integración en el área de seguridad, resultaron efectivas para disminuir la desconfianza y la animosidad previas entre los estados del Cono Sur, especialmente entre la Argentina, Brasil y Uruguay. Dada la menor convergencia en materia de política exterior, los factores económicos han sido la fuente más importante de identificación de intereses comunes en esta región. Así, la convivencia entre dinámicas de fragmentación en el plano de la política de poder y de integración en el plano de la interdependencia, viene generando una dinámica compleja y múltiple en las vinculaciones subregionales, especialmente entre la Argentina y Brasil. Al tiempo que se observan discordancias poco triviales como las que fueron mencionadas, se constata una contaminación positiva del proceso de asociación en diversos campos, incluido el de las políticas de defensa. Al respecto, programas bilaterales de cooperación proliferan en las áreas de infraestructura, energía, tecnología, educación y cultura. También debe destacarse la dinámica creada entre las fuerzas armadas de ambos países, que ganó un sentido espontáneo y poco tiene que ver con la idea de crear un sistema interamericano de seguridad cooperativa defendido al inicio de los años ‘90 por la Argentina, con relativo respaldo de Washington (de hecho las diferencias entre la Argentina y Brasil suscitadas por esta idea explican en parte por qué el gobierno argentino terminó optando por un acuerdo militar solitario con los Estados Unidos). La actual cooperación militar argentino-brasileña no está dirigida a la construcción de una instancia institucional de defensa, sino que se trata esencialmente de un conjunto de medidas de confianza que reflejan positivamente el proceso de asociación bilateral en curso. La interacción entre los ejércitos argentino y brasileño se desarrolla en el plano internacional, en el ámbito de las operaciones de paz de la ONU y , en el plano regional, a través de la realización de operaciones conjuntas en las zonas fronterizas. También se han expandido los ejercicios navales dirigidos a mejorar la defensa del Atlántico Sur, mientras que las fuerzas aéreas de la Argentina y Brasil han intensificado su cooperación para permitir un control común del espacio aéreo, así como la concepción de progra- Módulo II / Unidad 5 153 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL mas de tecnología espacial. Como fue mencionado, el objetivo de la actual Otro campo de cooperación cooperación militar importante se desarrolla ensubregional no es el de crear tre las autoridades policiales un mecanismo y de justicia para un mayor institucionalizado de defensa control del narcotráfico. En o una comunidad plural de este contexto, se busca aseseguridad. gurar una base operativa mínima en torno de posiciones e intereses comunes en el campo de las políticas de defensa. Para ello, anualmente se debaten nuevos enfoques de seguridad en simposios estratégicos desarrollados por equipos militares de alto nivel de la Argentina y Brasil. En relación con esto, en 1997 los dos países crearon una “Comisión Permanente de Coordinación” para cuestiones de defensa mutua. Como fue mencionado, el objetivo de la actual cooperación militar subregional no es el de crear un mecanismo institucionalizado de defensa o una comunidad plural de seguridad (éste será el tema que trataremos en la última Unidad). No obstante, los programas cooperativos recientes que surgieron del proceso de integración regional han aumentado la confianza y la transparencia entre los militares del Mercosur. Desde el punto de vista conceptual, las doctrinas militares han disminuido su antagonismo con la idea de generar una zona de paz en el Cono Sur, a la vez que se abandonaron posiciones conflictivas a la luz del reconocimiento compartido de que las amenazas externas en el Cono Sur son mínimas o inexistentes, y que las políticas de defensa de la región están comprometidas con el mantenimiento del orden democrático. 154 Módulo II / Unidad 5 AUTOEVALUACIÓN 1. ¿Cuáles fueron los efectos de la ola democratizadora en las políticas de integración? 2. ¿Qué rol ocupan actualmente las hipótesis de conflicto en América latina? 3. ¿A qué se alude cuando se habla de amenazas no militares y qué peso tienen en la agenda hemisférica? 4. ¿Qué papel le cabe a la relación Argentina-Brasil, en la construcción de un escenario regional más cooperativo? 5. ¿Cuáles son las posturas de la Argentina y Brasil en cuanto a entrelazar la integración económica con la seguridad regional? 6. ¿El Cono Sur tiende hacia la formación de mecanismos institucionalizados en el plano de la Defensa y de la Seguridad? Fundamente su respuesta. Unidad 5 / Autoevaluación 155 UNIDAD 6 LA CONSTRUCCIÓN POLÍTICA DEL MERCOSUR 1. INTRODUCCIÓN E l Mercosur constituye la principal experiencia en América del Sur de la llamada “segunda ola de integración regional”. Creado en 1991, enfrentó a partir de 1996 la etapa más difícil de su conformación. El paso a una agenda compleja, a medida que se iban completando las reducciones arancelarias, puso de relieve las diferencias que prevalecían para avanzar en la integración de los sectores de servicios, el acceso a los mercados financieros, la armonización fiscal y la coordinación macroeconómica. Paralelamente, en este mismo período se registraron los progresos más importantes de la agenda externa del Mercosur. Se firmó un acuerdo marco con la Unión Europea, se estableció la pertenencia parcial de Chile y Bolivia, y se afirmó como bloque en el ámbito de las negociaciones del ALCA. A partir de los años ‘90, la literatura académica sobre regionalismo, incluso en los países industrializados, comenzó a citar al Mercosur como el principal ejemplo de “Integración Sur-Sur”. A su vez, el peso político del Mercosur cobró relevancia en las negociaciones hemisféricas, desde una estrategia defensiva. El sentido de continuidad constituye otro atributo de El Mercosur constituye la este proceso de integración principal experiencia en América del Sur de la llamada regional. Desde su lanzamien“segunda ola de integración to, jamás dejó de estar en la regional”. Creado en 1991, cima de la lista de prioridaenfrentó a partir de 1996 la des de sus países miembros etapa más difícil de su en materia de política exteconformación. rior. Se trata de una situación Módulo II / Unidad 6 157 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL La integración regional del inversa a lo que ocurría en los años ‘60 y ‘80, cuando Cono Sur no abarca solamente temas comerciales. la integración regional se conActualmente, todas las virtió en el instrumento de uso políticas públicas de sus socios político esporádico de los lícomprenden una agenda deres de turno. Actualmente, subregional (educación, el Mercosur representa para cultura, salud, medio sus principales socios una ambiente, obras públicas, seguridad, turismo, etc.). “política de Estado”. En los últimos diez años, el grupo ya convocó a veinte reuniones cumbre y más de una decena de encuentros presidenciales extraordinarios, revelándose como un canalizador de energía política sin precedentes para la Argentina y Brasil. Al mismo tiempo, el proceso se volvió una valiosa fuente de capital político para la inserción regional y mundial de sus socios. La integración regional del Cono Sur no abarca solamente temas comerciales. Actualmente, todas las políticas públicas de sus socios comprenden una agenda subregional (educación, cultura, salud, medio ambiente, obras públicas, seguridad, turismo, etc.). Acompañando esta dinámica expansiva, se observa una creciente incorporación por parte de las provincias (Estados) que buscan crear, en el proceso asociativo, su propia agenda. No obstante, se trata de un proceso anárquico que carece de una orientación institucional. Los países miembros establecieron un vínculo directo entre la defensa de la democracia y la integración regional. Más allá de su sentido interdemocrático, el Mercosur pasó a proyectarse como una “Zona de Paz”. Esta identidad contrasta notablemente con la subregión andina, en la cual prevalece un cuadro de turbulencia y fragilidad que amenaza las condiciones de seguridad del área. En resumen, el Mercosur construyó en diez años su identidad política y económica. Sin embargo, se avanzó más en el análisis y en el debate sobre su significado económico que sobre su identidad institucional. A medida que se profundizan y diversifican los temas de su agenda, se torna importante comprender las consecuencias políticas del proceso de integración subregional. 158 Módulo II / Unidad 6 Mónica Hirst / Roberto Russell 2. LA ESPECIFICIDAD POLÍTICA DEL MERCOSUR L a formación del Mercosur constituye el único caso en el que se combinan, simultáneamente, procesos de consolidación democrática y de formación de una zona de paz con la creación de un espacio económico común. La dimensión política del Mercosur surge precisamente de esta combinación. A los efectos de establecer una comparación pueden mencionarse los casos del sur de Europa para los cuales, sin embargo, la integración regional ya era una realidad avanzada cuando los países de la subregión (Portugal, España y Grecia) adhirieron al sistema de democracias de mercado y a la Comunidad Europea. El ejemplo de Australia-Nueva Zelanda también es útil para señalar la unicidad de la experiencia del Mercosur, especialmente de la vinculación Argentina-Brasil. En ese caso, el funcionamiento de regímenes democráticos constituía un presupuesto político-institucional previamente consolidado y que guardaba relación con el tipo de colonización y con la participación de ambos países en el Commonwealth Británico. La vinculación entre los procesos de consolidación democrática de los países miembros del Mercosur y el de integración, se tornó crecientemente compleja en función de la sobreposición establecida entre la multiplicidad de actores presentes en el proceso de asociación y los desafíos enfrentados internamente en ambos países. El desarrollo de una agenda “interméstica”, natural en cualquier dinámica de construcción de un espacio económico regional, se tornó un proceso lento e incompleto en el caso del Mercosur. Así las soluciones políticas intergubernamentales se convirtieron en el elemento “formateador” del perfil político de la asociación, creándose una total sobreimposición entre el desempeño de los gobiernos de ambos países -sus condiciones de gobernabilidad- y el compromiso político con la integración subregional. Un análisis político del Mercosur debe partir de su caracterización como un proceso intergubernamental, sobre el cual han influido factores exógenos y endógenos. Los primeros comprenden Módulo II / Unidad 6 159 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL las políticas económicas, las políticas exteriores y las dinámicas políticas internas de cada Estado miembro; los segundos se refieren a los aspectos institucional-burocráticos, socioeconómicos y político-ideológicos vinculados con los procesos de integración regional. Dado que el eje Argentina-Brasil constituye el núcleo político del proceso asociativo, el peso de los factores señalados, particularmente los de carácter exógeno, no es igual para todos los Estados miembros. Al mismo tiempo, no hay que perder de vista los condicionantes externos resultantes de la economía política internacional. Para los países que participan de esta iniciativa, la vinculación con el proceso de globalización, constituye el principal incentivo para la adopción de una estrategia de regionalismo abierto. Utilizada como un instrumento para estimular nuevas oportunidades de comercio e inversiones, esta asociación fue percibida como un medio para perfeccionar la competitividad internacional de sus socios. Pese a que un proceso integracionista de esta naturaleza genera situaciones crecientemente homogéneas, la permanencia de heterogeneidades nacionales le otorga al Mercosur su especificidad política. Esta especificidad está dada en función de tres aspectos políticos claves: la actuación de sus diferentes actores (burocráticos, políticos y sociales), sus temas de politización y su base de sustentación ideológica. 3. LOS ACTORES S e pueden identificar dos tipos de actores en el Mercosur: los de primero y los de segundo nivel, diferenciándose según el grado de participación, el cual está determinado por condicionantes económicos y políticos y por el formato institucional del propio proceso asociativo. En el primer nivel se ubican los sectores burocráticos, los grupos empresarios y las máximas dirigencias políticas; en el segundo se sitúan los partidos políticos, las organizaciones sindicales, las pequeñas y medianas empresas y los segmentos técnico-académicos. 160 Módulo II / Unidad 6 Mónica Hirst / Roberto Russell 3.1. Actores de primer nivel 3.1.1. Los agentes gubernamentales M ás allá de una pequeña burocracia para fines administrativos que opera desde una Secretaría en Montevideo, en todos los países miembros del Mercosur existe un cuerpo de funcionarios gubernamentales en los ministerios de relaciones exteriores y en las agencias económicas especializadas, que conducen el proceso de integración subregional. Los primeros diplomáticos involucrados en el proceso poseían la experiencia de la ALALC-ALADI como la principal escuela de formación para el desempeño de esta tarea. En los últimos diez años, nuevas generaciones de diplomáticos participaron en los procesos de negociación juntamente con técnicos y burócratas de otras agencias gubernamentales. Así, en todos los países miembros se dio una nueva dinámica interburocrática con grados variados de coordinación. Para la mayoría de los funcionarios vinculados con temas de integración, el Mercosur es un proceso de aprendizaje espontáneo, donde las posiciones e intereses nacionales deben armonizarse con los de un proceso de negociación subregional. Durante la primera mitad de los años ´90, las negociaciones intergubernamentales en torno del Mercosur fueron el campo más activo de la diplomacia económica de sus países miembros. A partir del lanzamiento de la Agenda ALCA y de la creación de la OMC en 1996, se generaron otros dos espacios privilegiados para la diplomacia económica. En el caso del Mercosur, los equipos técnicos operan desde las cancillerías y además dependen de la aprobación de sus respectivos gobiernos, a los que deben rendirles cuenta sobre el resultado de cada negociación. Asimismo, cuando se cumple una agenda común de negociaciones, como ocurre en el ámbito de los diferentes subgrupos de trabajo, los avances logrados resultan simultáneamente de entendimientos inter e intragubernamentales. El dinamismo del proceso subregional ha generado nuevos desafíos para los diplomáticos, particularmente en lo que respecta a los intereses y presiones que surgen en el frente interno. Este tipo de Módulo II / Unidad 6 161 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL desafío está relacionado con el carácter “interméstico” de un proceso de integración, a medida que se amplía y se profundiza su agenda. En este caso, las cancillerías deben enfrentar presiones e intereses internos provenientes de tres ámbitos: a) Otras agencias del Estado -principalmente económicas- que tienen una creciente injerencia en las negociaciones intergubernamentales, tornándose cada vez más importante la coordinación interburocrática con otros ministerios. La diversificación de la agenda del Mercosur lleva a la presencia activa no sólo de los ministerios económicos, sino también de otras áreas como Justicia, Educación y Cultura. En este contexto, se creó una vinculación de cuestiones que muchas veces erosiona la frontera entre lo internacional y lo nacional, y entre la política y la economía. Diversas cuestiones como disputas fronterizas, uso compartido de fuentes energéticas, asuntos ambientales, comunicaciones, seguridad y política internacional se vincularon en forma creciente con la creación de un espacio económico ampliado. Los ministerios económicos ya han creado un espacio propio de negociaciones a partir de los mayores grados de interdependencia en las áreas de inversiones, operaciones financieras y gestión macroeconómica. b) Los intereses sociales afectados positiva o negativamente por las negociaciones intergubernamentales. Los contactos y las consultas con sectores empresarios locales se volvieron decisivos para los entendimientos entre los países de la región a partir del fin de la liberalización comercial automática. c) Los gobiernos estaduales/provinciales de regiones beneficiadas o perjudicadas por el avance del proceso de integración. Se destacan dos tipos de provincias, las que se encuentran en regiones fronterizas y aquéllas con producciones más afectadas por la asociación intrarregional. Para atender esta problemática se creó un grupo que reúne seis provincias argentinas que conforman la Comisión Regional de Comercio Exterior del Nordeste Argentino (CRECENEA: Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Misiones y Santa Fe) y cuatro estados brasileños que conforman el Consejo de Desenvolvimento do Sul (CODESUL: Mato Grosso, Paraná, Rio Grande do Sul y Santa 162 Módulo II / Unidad 6 Mónica Hirst / Roberto Russell Catarina) para profundizar los vínculos entre ambas regiones. En el caso de Brasil, las provincias que comparten fronteras con los socios del Mercosur son justamente las que más han sufrido el impacto del proceso de integración. 3.1.2. El empresariado E l segmento empresario representa los intereses de los grupos económicos de mayor peso o de las empresas transnacionales que operan en la subregión. Al abandonar posiciones defensivas motivadas por políticas proteccionistas, este segmento se mostró interesado en la ampliación de redes transfronterizas que le permitieran combinar el impacto de las políticas de estabilización con acuerdos preferenciales de comercio. En este campo, se debe diferenciar la actuación de las empresas transnacionales, los grandes grupos nacionales, y los medianos y pequeños productores. El primer segmento goza de un alto grado de autonomía, y ha adoptado estrategias de regionalización que podrían implementarse en forma independiente respecto del proceso de integración regional. El segundo grupo representa la mayor fuente de presión en las negociaciones intergubernamentales y ha buscado una estrategia que equilibre el impacto de los procesos de reforma interna con las oportunidades generadas por un mercado ampliado. Las estrategias y las alianzas empresariales en el caso de ambos sectores poseen cierto grado de autonomía frente al proceso de negociación intergubernamental. El interés de las medianas y pequeñas empresas (PYMES) por los procesos de integración subregional, está en gran medida determinado por su capacidad de vinculación con los segmentos mencionados. La principal fuente de oportunidades para estas empresas reside en el proceso de tercerización impulsado por las industrias de gran tamaño -nacionales e internacionales- que abre espacios para los llamados nichos de especialización intraindustrial. Módulo II / Unidad 6 163 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL A partir de los años Entre las decisiones adoptadas en la reunión de Ouro Preto a ‘90 se produjo un importanfines de 1994, se destaca la te incremento en las vinculacreación de un Foro Consultivo ciones interempresarias Económico Social, cuya mediante los acuerdos de disprincipal función es dar mayor tribución, la formación de organicidad y sentido regional tradings o el montaje de fira los intereses empresariales. mas de representación. También creció el flujo de inversiones transfronterizas estimulado por las privatizaciones que tuvieron lugar en toda la subregión. Este fenómeno constituye un proceso con notables desigualdades en los niveles nacional y subregional, debido a las asimetrías subregionales o a las diferencias de recursos económicos y políticos de que disponen las empresas. Estas desigualdades resultan de los tamaños diferentes de los mercados internos y del apoyo otorgado por los gobiernos nacionales. Entre las decisiones adoptadas en la reunión de Ouro Preto a fines de 1994, se destaca la creación de un Foro Consultivo Económico Social, cuya principal función es dar mayor organicidad y sentido regional a los intereses empresariales. Sin embargo, hasta el presente los avances en esta dirección han sido mínimos, observándose una clara preferencia por priorizar los canales informales de presión o las prácticas lobbystas ya desarrolladas a nivel nacional. De todas formas, se observa una influencia notable de los sectores empresarios sobre el proceso negociador, particularmente en los campos automotriz, electrónico, de productos químicos y metalúrgicos. 3.1.3. Las dirigencias políticas L a voluntad presidencial se ha transformado en un propulsor político central de las negociaciones del Mercosur. El interés de los gobernantes mercosureños por la continuidad y la profundización del proceso asociativo procura conjugar liderazgo personal, sentido de oportunidad económica y necesidad de pro- 164 Módulo II / Unidad 6 Mónica Hirst / Roberto Russell yección internacional. La volunLa voluntad presidencial se ha transformado en un tad presidencial fue un elemenpropulsor político central de to importante tanto para las negociaciones del fortalecer el proceso como Mercosur. El interés de los para establecer sus límites. El gobernantes mercosureños hecho de que esta voluntad no por la continuidad y la esté identificada con prograprofundización del proceso mas partidarios ha favorecido asociativo procura conjugar liderazgo personal, sentido su continuidad de un gobierno de oportunidad económica y a otro. En realidad, el tema de necesidad de proyección la integración regional ha sido internacional. el punto de menor divergencia nacional entre los gobiernos de la subregión. Desde la firma del Tratado de Asunción, el cambio de presidentes y de partidos gobernantes no tuvo mayor impacto sobre el proceso de integración subregional. En la mayoría de los países del área, éste no fue tema de politización interna. La creación del Mercosur coincidió con los cambios de gobierno en la Argentina, Brasil y Uruguay, y representó un viraje importante en cuanto a la estrategias de integración adoptadas. Este viraje estuvo vinculado con nuevas premisas de política económica, comprometidas en mayor o menor grado con proyectos neoliberales. 3.2. Actores de segundo nivel E l segundo nivel de actores -partidos políticos, organizaciones sindicales, pequeños y medianos empresarios, y segmentos técnico-académicos- ha tenido un papel secundario respecto de los procesos de democratización experimentados por los países de la subregión y las limitaciones institucionales del Mercosur. A pesar de que en todos los casos se observa la vigencia de regímenes políticos democráticos, la capacidad de organización de los intereses de estos actores es insuficiente para asegurar su influencia sobre el formato y el Módulo II / Unidad 6 165 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL contenido del Mercosur. En otras palabras, la vinculación entre la profundización de la democracia y de la regionalización carece aún de adecuados canales institucionales y de organización política. En ese sentido son bien contrastantes las experiencias de las sociedades industriales europeas y las que se observan en los países del Mercosur. Es notablemente más significativa la influencia ejercida por estos actores en el actual proceso comunitario europeo e incluso en Estados Unidos y Canadá, donde el grado de institucionalización del NAFTA es limitado. En la Unión Europea, las redes interpartidarias cumplieron un papel decisivo para la ampliación de las funciones del Parlamento Europeo después del Acta Única Europea, y las vinculaciones intersindicales desempeñaron un papel crucial en la conducción de la agenda social comunitaria. En el caso del NAFTA, los sindicatos y las organizaciones no gubernamentales norteamericanas se transformaron en actores protagónicos en la definición de pautas de negociación intergubernamentales, especialmente durante la segunda etapa, cuando se negoció un acuerdo complementario sobre temas laborales. Más recientemente, estas organizaciones extendieron su influencia a las negociaciones del ALCA. A continuación se examinará brevemente el tipo de actuación de estos sectores en el Mercosur. 3.2.1. Los partidos políticos L a participación de los partidos políticos en el Mercosur ha sido marginal. El Tratado de Asunción contempló en su Artículo 24 la creación de una Comisión Interparlamentaria, sin atribuirle una función específica. Una vez constituida, la propia comisión determinó que sus atribuciones serían de carácter consultivo, deliberativo y de formulación de propuestas. De hecho, sus vínculos con los órganos técnicos del Mercosur han sido informales e inconstantes, motivando que la movilización parlamentaria en torno de la agenda de integración sea limitada o desarticulada. 166 Módulo II / Unidad 6 Mónica Hirst / Roberto Russell Contrariamente a lo que se observa en la experiencia europea, los partidos políticos de los países del Mercosur no cuentan con redes interpartidarias en la subregión. Tampoco existe una afinidad ideológica o programática que estimule este tipo de interacción: cada país tiene una estructura partidista propia y sus programas no encuentran correspondencia político-ideológica en los otros países, lo que explica la dificultad para crear una trama de intereses y posiciones comunes que vayan más allá de la defensa de la democracia. Al mismo tiempo, la ausencia de participación de las múltiples entidades políticas, particularmente de los parlamentos, afecta a la inclusión del Mercosur en la “agenda ciudadana” de las democracias de la subregión. En el ámbito político interno, la participación de la Argentina en el Mercosur es un proyecto bipartidista y éste ha sido, de hecho, el principal punto de continuidad entre las políticas exteriores de los gobiernos radical y justicialista. Entre tanto, la preocupación del Congreso por el tema de la integración ha sido fragmentada y dispersa, inclusive en momentos de tensión y politización de las negociaciones subregionales. En Brasil, el interés por el Mercosur se concentra en los representantes de los estados del sur del país, preocupados casi siempre por los costos de este proceso para los agricultores del área. También se observa inquietud en sus sectores nacionalistas, particularmente en los partidos de izquierda, que perciben la vinculación con la Argentina como una forma de profundizar la influencia de recetas neoliberales sobre las políticas locales. En el caso uruguayo, la movilización parlamentaria frente al Mercosur fue mayor en la etapa inicial, cuando el gobierno buscó asegurar un amplio apoyo interno a su decisión de adherir al Tratado de Asunción. En cambio, en Paraguay, la clase política -y en especial los sectores más duros del partido gobernante- constituye uno de los focos de cuestionamiento a la participación del país en el Mercosur. Módulo II / Unidad 6 167 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 3.2.2. Los pequeños y medianos empresarios E l Programa de Liberación Comercial del Acta de Buenos Aires y el Tratado de Asunción, que impusieron nuevas reglas al comercio intrarregional, obligaron a que las PYMES desarrollaran nuevas estrategias con el fin de mejorar la competitividad y el acceso a los mercados de la región. No obstante, tratándose de unas 3,5 millones de unidades cuando se incluyen las microempresas (más del 70% se concentra en Brasil), este sector productivo no tiene suficiente peso como para reclamar programas de apoyo que le permitan enfrentar las nuevas condiciones competitivas impuestas por el Mercosur. Para estas empresas se tornó vital encarar los procesos de reconversión, cambios de gestión, actualización tecnológica, búsqueda de socios y de formas de acceder a nuevos mercados, dentro y fuera del Mercosur. En este contexto, la obtención de apoyos públicos para reducir los costos de producción y mejorar las condiciones de financiación e inversión ha sido crucial. Pero las limitaciones impuestas por las políticas nacionales para lograr este tipo de apoyo, la inestabilidad macroeconómica y los ajustes impuestos por las nuevas estrategias productivas de las empresas transnacionales incrementaron aun más la vulnerabilidad de las PYMES. En el ámbito del Mercosur, los mecanismos institucionales y las fuentes de apoyo público en Brasil, aunque insatisfactorias desde el punto de vista local, han sido superiores a las que ofrecen sus socios para lidiar con este tipo de adversidades. En general, las PYMES argentinas y uruguayas encuentran dificultades para mantener un nivel competitivo frente a sus pares brasileñas, por lo que las reacciones generadas por el abandono de una estrategia industrialista en el contexto de una asociación económica con Brasil, se ven agravadas por la ausencia de convergencias entre las políticas públicas de estos países. 168 Módulo II / Unidad 6 Mónica Hirst / Roberto Russell 3.2.3. Las organizaciones laborales E l riesgo de que el proceso de integración reduzca los puestos de trabajo, genere nuevas prácticas de “dumping social” e incremente aun más el desempleo, constituye la principal inquietud de los líderes sindicales de la subregión. La preocupación dominante en este caso pasó a ser la articulación entre el Mercosur y el proceso de internacionalización de los mercados, en el cual la reducción de los costos de producción, incluyendo la mano de obra, se tornó una condición necesaria para mejorar la competitividad local. En este contexto, la defensa del empleo constituye una prioridad de la agenda sindical del Mercosur. A pesar de que, en cada caso, la actuación de las organizaciones gremiales está sujeta a diferentes contextos políticos, se buscó la elaboración de una agenda laboral común. El primer paso fue la homogeneización de los compromisos internacionales de los cuatro países, en especial la adhesión a los convenios de la OIT. En segundo lugar, se iniciaron negociaciones para la redacción de una Carta de los Derechos Fundamentales del Mercosur, con el objeto de crear un instrumento básico para la construcción de un sistema laboral integrado con la definición de normas y mecanismos de control para la protección laboral y social en la subregión. La Argentina propuso “medidas compensatorias” para el país afectado por situaciones de “dumping social”, en tanto que Brasil, manteniendo la misma posición que defiende en la OMC, se mostró contrario al empleo de “medidas de control supranacional” para el tratamiento de temas laborales. Respecto de la circulación de mano de obra, tanto la Argentina como Uruguay no pudieron contar con el apoyo paraguayo y brasileño para incluir algunas restricciones que impidiesen una liberalización plena. En el ámbito del denominado Subgrupo Nº 11, dedicado a los temas laborales, la agenda se concentró en temas como la permanencia y residencia del trabajador, el reconocimiento de títulos profesionales, las condiciones de seguridad en el trabajo y la armonización de las legislaciones laborales. La comisión de Empleo y de Formación Módulo II / Unidad 6 169 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Profesional se convirtió en una de las comisiones más activas dentro de aquel subgrupo. En el ámbito de las organizaciones sindicales regionales, el proceso del Mercosur fue particularmente importante para ampliar el activismo y la representatividad de la Coordinación de las Centrales Sindicales del Cono Sur (CCSCS) creada en 1986 (que también incluye a Chile). No obstante, para los líderes sindicales argentinos, el Mercosur constituye más una fuente de preocupación que de movilización. Se teme que las dificultades para competir con productos brasileños profundicen políticas de flexibilización laboral, así como también que la libre circulación de mano de obra abra las puertas para un aluvión migratorio que incremente aun más las tasas de desempleo en la Argentina. El hecho de que el sindicalismo argentino atraviese un período de fragmentación y desmovilización reduce su capacidad de presión sobre el proceso de integración y conduce a una actuación de bajo perfil. En Brasil, el Mercosur ha generado una creciente movilización del sector sindical, tanto en función de sus potenciales consecuencias sobre el mercado de trabajo como por la percepción de que este proceso podría transformarse en un instrumento de proyección subregional de los modelos políticos de organización laboral de este país. La actuación del sindicalismo brasileño en el Mercosur, en particular de la Confederación Única de Trabajadores (CUT), se debe principalmente al interés de evitar una expansión de las polítiEn Brasil, el Mercosur ha cas de liberalización del generado una creciente movilización del sector mercado de trabajo. También sindical, tanto en función de se creó una vinculación ensus potenciales consecuencias tre la agenda social del sobre el mercado de trabajo Mercosur y del ALCA, lo que como por la percepción de que profundizó las posturas deeste proceso podría fensivas de las organizaciotransformarse en un nes gremiales brasileñas y instrumento de proyección acercó sus posiciones a las subregional de los modelos políticos de organización de los sectores empresarios. laboral de este país. Así los sectores sindicales ten- 170 Módulo II / Unidad 6 Mónica Hirst / Roberto Russell También se creó una dieron a posicionarse de forvinculación entre la agenda ma alineada con los respectisocial del Mercosur y del vos grupos empresariales, ALCA, lo que profundizó las revelando una mayor tendenposturas defensivas de las cia a generar coaliciones organizaciones gremiales pluriclasistas nacionales que a brasileñas y acercó sus articular redes intrarregionales. posiciones a las de los Cabe mencionar aquí que este sectores empresarios. tipo de coalición coincide en Brasil con la gradual reactivación de políticas neoproteccionistas. Las centrales sindicales de los países del Mercosur están preocupadas por las políticas adoptadas por las empresas multinacionales, las que, por operar con estrategias productivas regionales, podrían llegar a ignorar las especificidades nacionales y sectoriales en las negociaciones salariales. En este contexto, se torna aun más difícil la opción entre estrategias centralizadas o descentralizadas de negociaciones en el Mercosur. El primer tipo corresponde a un sindicalismo que opera con sistemas monopolistas, mientras se observa que en todo el mundo los modelos descentralizados son más exitosos en sus negociaciones. Sin embargo, la descentralización profundiza una fragmentación de la acción sindical, tornando más difícil la construcción de una acción política con mayor influencia decisoria sobre el Mercosur. 3.2.4. El segmento técnico-académico A lo largo de sus primeros diez años de vida, el Mercosur ha movilizado en forma expansiva a los sectores intelectuales y técnicos en sus países miembros. Tanto en las universidadesespecialmente en la Argentina y Brasil-, como en los ámbitos de investigación y de cursos de posgrado, ha surgido un pensamiento crítico más condicionado por las agendas nacionales que por una perspectiva regional. Al mismo tiempo, el Mercosur estimuló un mayor interés por el conocimiento de las realidades pasadas y presen- Módulo II / Unidad 6 171 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL tes de los países miembros generando nuevas redes de interacción académica, particularmente en el campo de las ciencias sociales y humanas. En el ámbito técnico, el Instituto para la Integración de América latina (INTAL) –vinculado al Banco Interamericano de Desarrollo (BID)es el principal espacio de producción de estudios de seguimiento y evaluación del proceso asociativo. Desde el exterior, los países e instituciones de Europa se tornaron la principal fuente de apoyo para la realización de encuentros y estudios sobre el Mercosur. De esta forma se creó una oportunidad para la proyección de la experiencia comunitaria europea en la etapa más importante de su consolidación. Al lado de los espacios relativamente cerrados de debate y producción de conocimiento manejados por académicos y técnicos, se observa una intensa utilización, por parte de estos mismos, de los medios de comunicación para abordar temas relacionados con la integración regional. De hecho, las posiciones contrarias y favorables de todos los actores mencionados se han transformado en un instrumento de movilización de la opinión pública en todos los países del Mercosur. 4. LOS PUNTOS DE POLITIZACIÓN L a profundización de la agenda del Mercosur amplió el espacio de controversia dentro y entre sus países miembros. Tanto soluciones técnicas como decisiones estratégicas tienden a politizarse en función de la multiplicidad de actores e intereses involucrados en el proceso asociativo. La politización ocurre todas las veces que se manifiestan intereses diferentes sobre los contenidos de esta agenda. Incluso el aumento de los puntos de convergencia en el ámbito técnico-burocrático no impide el surgimiento de nuevas diferencias. La politización generada en el Cono Sur por la integración regional comprende viejas y nuevas cuestiones en las que se superponen intereses nacionales y estrategias comunes. 172 Módulo II / Unidad 6 Mónica Hirst / Roberto Russell El proceso está muy sesgado por las diferencias entre sus dos principales socios, que son explícitas. De hecho, la dicotomía amistad/rivalidad entre la Argentina y Brasil tiene un peso absoluto sobre el metabolismo político del Mercosur. La rivalidad argentino-brasileña es alimentada por la memoria del pasado y una desconfianza crónica que emerge cíclicamente por reacciones de uno u otro lado, generadas por medidas unilaterales, sea en el campo del comercio exterior, de las políticas macroeconómicas o de la política internacional. Las discrepancias causadas terminan exacerbando sentimientos y percepciones negativas que extrapolan las razones mencionadas. En contrapartida, la superación de las diferencias, además de permitir la negociación favorable de temas específicos, es generadora de expectativas optimistas “definitivas” sobre el futuro del Mercosur. En una breve clasificación de los temas de politización se pueden identificar cuatro universos que generan controversias entre y dentro de los países de la subregión: el primero está ligado al universo de la economía política internacional, el segundo a la ecoEl proceso está muy sesgado nomía política interna, el por las diferencias entre sus tercero a la política exterior dos principales socios, que son explícitas. De hecho, la y de seguridad internacional, dicotomía amistad/rivalidad y el cuarto a las opciones de entre la Argentina y Brasil institucionalización del protiene un peso absoluto sobre ceso asociativo. En cada teel metabolismo político del mática, las controversias Mercosur. La rivalidad provienen del impacto difeargentino-brasileña es alimentada por la memoria renciado de la integración del pasado y una subregional sobre cada Esdesconfianza crónica que tado miembro. emerge cíclicamente por Las controversias en reacciones de uno u otro lado, el campo de la economía generadas por medidas política internacional se cenunilaterales, sea en el campo tran en el tipo de estrategia del comercio exterior, de las más adecuado para enfrenpolíticas macroeconómicas o de la política internacional. tar los desafíos y las oportu- Módulo II / Unidad 6 173 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL nidades que provienen del Al tiempo que la concepción medio económico externo. La del Mercosur como una compatibilización de legislaexperiencia de regionalismo abierto se tornaba una ciones nacionales con las manera de emitir una señal nuevas reglas de funcionapositiva para la comunidad miento del sistema de comereconómica internacional, la cio internacional y la convivencia de diferentes vinculación positiva con los sistemas de economía de espacios económicos regiomercado creó un nuevo tipo nales constituyen una preocude tensión dentro del Mercosur. pación compartida por todos los estados miembros del Mercosur. No obstante, coexisten diferentes tipos de estrategias económicas externas, condiciones desiguales de competencia empresarial, afinidades político-culturales diversas y recursos institucionales de diferente escala. Al tiempo que la concepción del Mercosur como una experiencia de regionalismo abierto se tornaba una manera de emitir una señal positiva para la comunidad económica internacional, la convivencia de diferentes sistemas de economía de mercado creó un nuevo tipo de tensión dentro del Mercosur. En este contexto se producen los debates sobre la estrategia internacional del Mercosur. Desde su fase constitutiva, la principal controversia giró en torno de la percepción de que la profundización del proceso subregional y sus vinculaciones con Estados Unidos representan opciones excluyentes. Se desarrolló entonces un debate sobre los costos y los beneficios de aceptar un “patrón NAFTA” de negociación con el gobierno norteamericano. Este debate fue superado a partir de los avances de las negociaciones del ALCA, cuando se creó una agenda de entendimientos comerciales hemisférica. Otros temas controvertidos fueron el sentido prioritario o no de un Acuerdo de Libre Comercio Sudamericano para fortalecer la integración subregional y el tipo de vinculación a establecerse entre Chile y el Mercosur. De hecho el proceso del ALCA es, claramente, el factor más poderoso para definir la expectativa de vida del Mercosur. Bene- 174 Módulo II / Unidad 6 Mónica Hirst / Roberto Russell ficiado por las ambigüedades De hecho el proceso del de la sociedad política norteALCA es, claramente, el americana en relación a la amfactor más poderoso para definir la expectativa de p l i a c i ó n d e l N A F TA , e l vida del Mercosur. Mercosur pudo atravesar hasta el presente sus crisis de crecimiento sin mayores presiones externas. No obstante, las diferencias intra Mercosur sobre el tema no disminuyeron y la proyección de los intereses políticos y económicos de Estados Unidos favorables a la amplia liberalización comercial en el hemisferio, podrán llevar a una politización desfavorable a la consolidación del Mercosur como una unión aduanera. Los temas de la politización en el campo de la economía política interna involucran cuestiones económicas y sociales. En este caso la discusión reside en los costos y los beneficios generados por los procesos asociativos en cada país. En la Argentina, este debate se superpone a las reacciones producidas por el amplio programa de estabilización y liberalización económica puesto en marcha desde principios de los años ‘90. La preocupación central es la diferencia de ritmo y la extensión de la política de estabilización adoptada en Brasil y los riesgos de que, en el contexto de una vinculación asimétrica, la continuidad de la política industrialista brasileña profundice la vulnerabilidad económica argentina. Dos macrocuestiones se presentan en este debate: una se vincula con el ámbito de la producción y la otra con el del trabajo. En ambas, la problemática remite al papel del Estado y a su proyección institucional sobre el mercado en el marco de un proceso de integración regional. En este sentido se plantea la necesidad de compromisos amplios por parte de los gobiernos con los intereses industriales locales y la prioridad o no de que se mantengan iniciativas de protección que pudieran interferir en negociaciones interestatales ya consumadas. Si bien el surgimiento de la cuestión social en el proceso de integración regional se relaciona con el nivel y el tipo de asimetrías económicas entre los Estados miembros, está también determinado por realidades previas o que se producen en forma concomitante. Por Módulo II / Unidad 6 175 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL lo tanto, desde el punto de vista político, la falta de medidas que amplíen los instrumentos de regulación y protección al trabajo juntamente con la vigencia de políticas de flexibilización laboral, podrán profundizar la politización antiintegracionista en el ámbito sindical del Mercosur. Dos problemáticas emergen en el caso de la politización respecto de la política exterior y de la seguridad internacional. La primera se refiere al grado de coordinación necesaria entre estas políticas y el proceso de interdependencia económica, y la segunda al impacto per se de este proceso sobre las condiciones de seguridad de los estados miembros del Mercosur. Se trata de establecer una forma de vinculación entre las relaciones económico-comerciales, la política internacional y de seguridad regional y su proyección sobre las relaciones interestatales. Las controversias generadas involucran nuevas y viejas cuestiones de las agendas intrarregionales estimulando una confrontación entre visiones, las que privilegian políticas exteriores y de defensa de carácter autonomista, y aquellas que defienden la necesidad de convergencias en un marco de seguridad cooperativa. Este tipo de diferencias entre los socios del Mercosur, especialmente entre la Argentina y Brasil, ya fueron analizadas en la Unidad anterior. La literatura sobre cooperación internacional destaca que es más fácil identificar intereses comunes en el campo económico que en las áreas de política exterior y de seguridad internacional. Para llegar a esta etapa se necesita un proceso de maduración histórica que todavía no se ha alcanzado en el Mercosur. En este contexto, el surgimiento de controversias sobre opciones diferentes de política internacional puede precipitar crisis innecesarias y desviar la atención de los temas que realmente importan en un proceso de integración regional. Las diversas posiciones adoptadas en torno del formato institucional del Mercosur responden a distintas interpretaciones sobre la mejor forma de asegurar la continuidad del proceso de integración subregional. El principal punto en cuestión se refiere a la estructura institucional más indicada para el proceso asociativo, especialmente a partir de su consolidación como una unión aduanera. 176 Módulo II / Unidad 6 Mónica Hirst / Roberto Russell Por tratarse esencialmente de un proceso intergubernamental, este debate refleja la defensa de los intereses nacionales proyectados sobre el mismo. Se ha establecido en este caso una vinculación entre el grado de institucionalización y el propio éxito del proceso de integración. El debate sobre el modelo institucional del Mercosur ha comprendido tres aspectos específicos: su formato administrativo, sus recursos jurídicos y su sistema decisorio. Se contraponen aquí dos fórmulas: el institucionalismo intergubernamental y el institucionalismo supranacional. La primera opción implica un avance más lento y cauteloso del proceso de integración, en tanto que la segunda implica un avance más rápido. El institucionalismo intergubernamental procura preservar a los gobiernos como actores protagónicos exclusivos, sobre la base de un sistema decisorio que opera por consenso a partir de un mínimo denominador común y una expansión controlada de la agenda oficial del Mercosur. El institucionalismo supranacional, por su parte, presupone una activa participación de grupos de interés transnacionales, la creación de una burocracia propia, la adopción progresiva de un sistema de votación calificada que privilegie los intereses comunes de los Estados miembros y la consolidación del proceso de integración activado por una lógica expansiva. En lo que concierne a la cuestión jurídica, el principal debate se refiere al tema de la solución de controversias en el Mercosur. Las posiciones oscilan entre las que consideran dicho mecanismo excesivamente complejo, razón por la cual no es utilizado, y otras que defienden la creación de una instancia judicial más sólida. Esta controversia está fuertemente influenciada por la estructura asimétrica del Mercosur. La adopción de una fórmula supranacional es defendida por los Estados menores, en tanto que los socios mayores -y particularmente Brasil- han sido más favorables a mantener el modelo intergubernamental, considerado como un “institucionalismo light”. La tendencia verificada es que, mientras los países pequeños puedan ser compensados con pagos laterales, los grandes ejercerán un poder de veto de facto asegurando la convergencia sobre Módulo II / Unidad 6 177 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL un mínimo denominador común. En el caso del Mercosur esta dinámica ha sido liderada por Brasil y la Argentina, entre los cuales el principio de reciprocidad -específica o difusa- constituye una regla implícita. La politización generada por la cuestión institucional tiene lugar entre y dentro de los países miembros. En todos los países de la subregión, los actores de segundo nivel tienden a defender la creación de una estructura supranacional para el Mercosur. Esta solución es percibida como un medio para ampliar el poder de presión e influencia de los diferentes segmentos sociales y económicos afectados por el proceso de integración subregional. 5. LAS PERSPECTIVAS POLÍTICAS DEL MERCOSUR L a continuidad del Mercosur estará condicionada por su capacidad de convivencia con dos dilemas estructurales, uno económico y otro político. Ambos corresponden a fuentes de tensión permanentes para el proceso asociativo. El primero está constituido por la superposición entre las asimetrías y las estrategias productivas de sus países miembros. El segundo, por la dicotomía entre poder y responsabilidad. La tensión entre asimetría y estrategia productiva es producida por las diferencias generadas entre la estructura postsustitutiva, que viene consolidándose en la Argentina, y la reactivación de una estrategia industrialista del lado brasileño. Esta diferencia en el contexto de las asimetrías, que siempre estuvieron presentes en la vinculación entre los dos países, además de dificultar la integración de sus economías, abre un espacio para presiones internas y externas que rápidamente ganan el perfil de politizaciones negativas. En términos concretos, Brasil conservó y modernizó sectores productivos pesados, como el automotriz, el químico, el de bienes de capital y el de informática. Para la Argentina, las ventajas comparativas se concentran en la industria alimenticia y en el sector energético. Al mismo tiempo, en el 178 Módulo II / Unidad 6 Mónica Hirst / Roberto Russell ámbito argentino existe aún la expectativa, por parte de los llamados economistas heterodoxos, de que el Mercosur -especialmente el mercado brasileño- produzca una inyección industrialista en el país. Para los menos comprometidos con el pasado industrial, el Mercosur debería ser esencialmente una plataforma para fomentar tasas positivas de crecimiento económico. El segundo dilema mencionado está vinculado con las lógicas de poder que coexisten en el Mercosur. Los desequilibrios entre la instancia bilateral Argentina-Brasil y los demás socios, creó un espacio para el ejercicio de un poder de veto “de hecho”, que apartó a los miembros menores de los espacios decisorios del proceso asociativo. Esta dinámica se volvió una fuente de tensión que exigirá una mayor adecuación y flexibilidad. Para que el peso diferenciado de los socios del Mercosur no constituya una fuente de problemas, es necesario que la negociación establezca un puente entre el poder y la responsabilidad. Una dificultad de naturaleza semejante se manifiesta en el interior de la articulación argentino-brasileña. La posición económica dominante de Brasil abre un espacio natural para el ejercicio de un liderazgo hegemónico, incompatible con la propuesta de una alianza estratégica. El punto de equilibrio entre la negación de un proyecto hegemónico y la aceptación recíproca de la responsabilidad por el liderazgo, constituye el punto político más sensible de la El Mercosur, más que un relación Argentina-Brasil. La nuevo atributo de poder para posición líder de Brasil comBrasil, deberá constituir una prende obligaciones y benefuente de legitimación de su ficios, y su aceptación no presencia en la sociedad podrá darse sobre la base de internacional. Para la dinámicas coercitivas. Su Argentina, el proceso fuerza motriz deberá ser la asociativo constituye una fuente de renovación de sus reciprocidad y la plena conaspiraciones externas, que no vicción en el interés común. excluyan la preservación de El Mercosur, más que su identidad. un nuevo atributo de poder Módulo II / Unidad 6 179 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL para Brasil, deberá constituir una fuente de legitimación de su presencia en la sociedad internacional. Para la Argentina, el proceso asociativo constituye una fuente de renovación de sus aspiraciones externas, que no excluyan la preservación de su identidad. Al mismo tiempo, es el único espacio de actuación en el cual ambos países pueden enfrentar los nuevos condicionamientos mundiales que conducen a la erosión de la autonomía. La solución de este dilema para la Argentina pone en cuestión una serie de aspectos que tienen que ver con su identidad internacional, la superación de herencias mal resueltas y la capacidad de direccionamiento adecuado de sus intereses. Éstos son los temas de la próxima Unidad. 180 Módulo II / Unidad 6 Mónica Hirst / Roberto Russell ANEXO LAS INSTITUCIONES DEL MERCOSUR Durante el período de transición, el Tratado de Asunción estableció los siguientes órganos para la formación del MERCOSUR: • • • • el Consejo del Mercado Común, el Grupo del Mercado Común, la Comisión Parlamentaria Conjunta, y la Secretaría Administrativa del MERCOSUR. Mediante el Protocolo de Ouro Preto se crearon: • • la Comisión de Comercio del MERCOSUR, y el Foro Consultivo Económico Social. Pasamos a precisar sucintamente el ámbito de cada uno de estos órganos. 1. El Consejo del Mercado Común (CMC) es el órgano superior en la estructura decisoria y el responsable de la conducción política. Se constituye, por ello, en el guardián del Tratado de Asunción, de los Protocolos y Acuerdos celebrados en su marco, y determina las políticas fundamentales para conformar el mercado común. Está compuesto por los Ministros de Relaciones Exteriores y los Ministros de Economía de los respectivos Estados. Puede reunirse las veces que lo estime oportuno y por lo menos una vez al año lo hará con la participación de los Presidentes de los Estados que conforman el grupo. Asimismo, quedó establecido un sistema de rotación para la Módulo II / Unidad 6 181 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL presidencia del CMC por orden alfabético y por un período de seis meses. Las reuniones son coordinadas por los Cancilleres y pueden ser invitados otros ministros o autoridades de nivel ministerial. Las decisiones del CMC se toman por consenso y con la presencia de todos los Estados parte. 2. 182 El Grupo del Mercado Común (GMC) es el órgano ejecutivo del MERCOSUR. Está integrado por 32 técnicos a razón de ocho por país (cuatro miembros permanentes y cuatro alternos que representan a los siguientes organismos: Ministerio de Relaciones Exteriores, Ministerio de Economía o equivalentes -áreas de Industria y Comercio Exterior- y Banco Central). El GMC es coordinado en cada país por su Ministerio de RR.EE. o equivalente. Es un órgano con facultad de iniciativa y tiene entre otras las funciones de velar por el cumplimiento de las decisiones adoptadas por el Consejo y elevar propuestas al CMC. También el GMC podrá constituir los Subgrupos Técnicos de Trabajo (SGT) que sean necesarios para el cumplimiento de sus objetivos. La mayoría de los SGT se formaron de acuerdo con los términos del Acta de Buenos Aires de junio de 1990 y comenzaron a trabajar en la segunda mitad de dicho año. Al firmarse el Tratado de Asunción, se ratificó la metodología y se integraron a los SGT los representantes del Paraguay y Uruguay. Inicialmente se crearon diez SGT y luego se agregó el número once. Los once subgrupos de trabajo durante el período de transición fueron: - SGT 1 : Asuntos Comerciales, - SGT 2 : Asuntos Aduaneros, - SGT 3 : Normas Técnicas, - SGT 4 : Política Fiscal Monetaria, - SGT 5 : Transporte Terrestre, - SGT 6 : Transporte Marítimo, - SGT 7 : Política Industrial y Tecnológica, - SGT 8 : Política Agrícola, - SGT 9 : Política Energética, Módulo II / Unidad 6 Mónica Hirst / Roberto Russell - SGT 10: Coordinación de Políticas Macroeconómicas, y - SGT 11 : Relaciones Laborales. Actualmente los grupos de trabajo son los siguientes: - SGT 1: Comunicaciones, - SGT 2: Minería, - SGT 3: Reglamentos Técnicos, - SGT 4: Asuntos Financieros, - SGT 5: Transporte e Infraestructura, - SGT 6: Medio Ambiente, - SGT 7: Industria, - SGT 8: Agricultura, - SGT 9: Energía, y - SGT 10: Asuntos Laborales, Empleo y Seguridad Social. El GMC define los alcances y los objetivos de los SGT y determina los temas tratados por cada uno de ellos. Los SGT funcionan, acuerdan y presentan los resultados obtenidos al GMC el cual, como órgano ejecutivo, resuelve y/o eleva los temas que así lo requieran para ser tratados en las reuniones del CMC del Mercosur. También se acordó que la mayor parte de las reuniones de los SGT se realicen en la sede permanente de Montevideo. El GMC cuenta con el apoyo de Reuniones de Ministros (p.ej., Ministros de Trabajo, de Educación, de Justicia, de Agricultura, etc.) y de Reuniones Especializadas (p.ej., de Secretarios de Turismo, de Ciencia y Tecnología, de Cultura, de Medio Ambiente, etc.). 3. La Comisión de Comercio del MERCOSUR (CCM) fue creada con el fin de administrar y velar por la aplicación del Arancel Externo Común (AEC) y de los demás instrumentos de política comercial (las prácticas desleales de comercio, las restricciones no arancelarias, el régimen de origen, la defensa del consumidor y de la competencia, las zonas francas, los regímenes auto- Módulo II / Unidad 6 183 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL motriz, textil y azucarero, etc.). La CCM está subordinada jerárquicamente al GMC y se reúne obligatoriamente al menos dos veces por mes. Tiene facultad frente a disputas comerciales y se pronuncia mediante directivas que son obligatorias para los Estados miembros. Está integrada por diez comités técnicos. 4. El Foro Consultivo Económico y Social (FCES) es un órgano que representa a los sectores económicos y sociales; precisamente por ello, tiene funciones consultivas y se pronuncia mediante recomendaciones al GMC. A pesar de lo previsto en el Protocolo de Ouro Preto comenzó a funcionar a partir de 1996. 5. La Secretaría Administrativa tiene sede en Montevideo y sus funciones principales son: a) organizar y difundir la documentación del MERCOSUR; b) funcionar como centro de comunicaciones para el intercambio de información y verificar el cumplimiento de plazos y compromisos asumidos en el marco de los distintos SGT; c) facilitar el contacto directo entre las autoridades del GMC; y d) organizar los aspectos logísticos de las reuniones a realizarse en el marco del GMC. 6. La Comisión Parlamentaria Conjunta, establecida en el Cap VII, Art.24 del Tratado de Asunción, se constituyó en Montevideo en diciembre de 1991 y cumple las funciones de estudiar los proyectos de acuerdos específicos negociados por los Estados parte antes del envío a cada Poder Legislativo para su tratamiento, y de transmitir sus recomendaciones a los Poderes Ejecutivos. Por otro lado, los negociadores de cada Estado deben mantener informados a sus respectivos Congresos sobre la evolución del Programa Mercosur. 184 Módulo II / Unidad 6 AUTOEVALUACIÓN 1. ¿A qué se denomina «segunda ola de integración regional» y en qué se diferencia de la primera ola? 2. ¿Qué peso y rol tienen los actores sociales en el proceso de integración del MERCOSUR? 3. ¿Cuál es el que juegan las diplomacias presidenciales en la constitución y preservación del MERCOSUR? 4. ¿Qué desafíos plantea el ALCA al futuro del MERCOSUR? 5. ¿Qué importancia reviste la continuidad del MERCOSUR para Brasil y la Argentina? Unidad 6 / Autoevaluación 185 UNIDAD 7 LA INSERCIÓN INTERNACIONAL DE LA ARGENTINA 1. INTRODUCCIÓN L as trasformaciones producidas en el orden político y económico mundial siempre afectaron de manera importante y, con frecuencia decisiva, a la Argentina, por su posición periférica en el sistema internacional. La división internacional del trabajo establecida durante la hegemonía británica, posibilitó al país un modo de inserción externa que fue perdiendo sustento a medida que declinaba el poder de Gran Bretaña y el mundo se dirigía hacia una guerra que pondría fin a la “paz de los cien años”. La Primera Guerra Mundial y la gran depresión de 1930 desnudaron las vulnerabilidades del modelo agroexportador y abrieron un intenso debate sobre el nuevo lugar que la Argentina debería ocupar en el sistema internacional. La posición de privilegio que había tenido Europa fue disputada por otras dos relaciones - Estados Unidos y América latina- que no siempre se presentaron como excluyentes. Por cierto, la evolución de la política argentina tuvo un impulso también significativo en la acción internacional del país en esos años. Luego de la Segunda Guerra Mundial, la ArgentiLa Primera Guerra Mundial y na fue altamente sensible a la gran depresión de 1930 desnudaron las tres procesos históricos: el vulnerabilidades del modelo surgimiento, desarrollo y desagroexportador y abrieron un composición del orden de la intenso debate sobre el nuevo Guerra Fría, la extensión y lugar que la Argentina ahondamiento de la glodebería ocupar en el sistema balización y la formación internacional. de una nueva estructura Módulo II / Unidad 7 187 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL institucional de alcance planeEl fin de la Guerra Fría tario formada por las Nacioencontró a la Argentina caminando hacia la segunda nes Unidas y otros organismos fase de la transición y regímenes internacionales. democrática en medio de una Esto último abrió a los países profunda crisis económica que subdesarrollados una ventana posibilitó la revisión profunda de oportunidad inédita en el de la estrategia de desarrollo campo multilateral para insque, con numerosos altibajos, talar y promover sus demanhabía seguido desde la das en favor de un orden década de 1940. político y económico mundial más equitativo y, específicamente, señalar el impacto negativo de la rivalidad Este-Oeste y de los desequilibrios Norte-Sur sobre la paz mundial y el desarrollo económico de las naciones periféricas. La Argentina adoptó frente a estos temas un perfil activo y, por momentos, una acción protagónica en América latina sobre la base de un esquema de política exterior que procuró aumentar el espacio de acción autónoma del país a través de la diversificación de sus relaciones exteriores, sin barreras ideológicas. La inestabilidad política interna impidió, sin embargo, que esta línea de acción se desarrollase en forma consistente. El fin de la Guerra Fría encontró a la Argentina caminando hacia la segunda fase de la transición democrática en medio de una profunda crisis económica que posibilitó la revisión profunda de la estrategia de desarrollo que, con numerosos altibajos, había seguido desde la década de 1940. El país mostró, a partir del fin de este conflicto, una porosidad sin comparación en América latina a la nueva situación internacional. En forma ostentosa, estrechó filas con Estados Unidos en materia política, económica y de seguridad, tanto en el plano bilateral como multilateral y hemisférico. Razones económicas y una variable “histórico-psicológica” -la nostalgia por un pasado recordado como mejor, unida a la percepción del gobierno de Menem de que la Argentina se había equivocado gravemente en la elección de sus alianzas durante la Segunda Guerra Mundial- llevaron a la diplomacia argentina a buscar un nuevo vínculo de preferencia, esta vez 188 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell con los vencedores de la Guerra Fría. Al mismo tiempo, la Argentina dio pasos importantes en las relaciones con sus vecinos profundizando una tendencia inaugurada a partir del proceso de democratización; el más significativo, sin duda, fue la creación del Mercosur. Sin embargo, esta política tuvo numerosos vaivenes que volvieron a mostrar las dificultades que tiene el país para definir su política hacia la subregión y, en definitiva, el orden de sus alianzas y preferencias externas. Al mismo tiempo, la Argentina dio pasos importantes en las relaciones con sus vecinos profundizando una tendencia inaugurada a partir del proceso de democratización; el más significativo, sin duda, fue la creación del Mercosur. Sin embargo, esta política tuvo numerosos vaivenes que volvieron a mostrar las dificultades que tiene el país para definir su política hacia la subregión y, en definitiva, el orden de sus alianzas y preferencias externas. 2. FRUSTRACIÓN Y CRISIS DE IDENTIDAD D esde 1880 hasta 1930, la Argentina logró un nivel de integración al sistema internacional que no volvería a repetirse. A partir de 1860, pero especialmente en los ochenta, las clases dirigentes del país construyeron un modelo de política exterior que siguió cuatro orientaciones principales: el europeismo, la oposición a Estados Unidos, el aislamiento de América latina y el pacifismo. El vínculo con Europa, particularmente con Gran Bretaña, fue la llave que permitió al país integrarse exitosamente a la economía mundial en calidad de productor y exportador de materias primas y alimentos. Por el contrario, Estados Unidos no ofrecía entonces posibilidades ciertas de entrar en su propio mercado, tanto por sus barreras proteccionistas como por la baja complementariedad de las dos economías. Además, en el mismo momento en que la Argentina Módulo II / Unidad 7 189 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL ponía en práctica un proyecto de política exterior que se extendió sin altibajos hasta los años ‘30, los líderes de Estados Unidos, luego de la Guerra Civil, procuraban facilitar el comercio en el hemisferio desplazando a los europeos hacia una posición subordinada. La famosa frase pronunciada por Roque Sáenz Peña en la Conferencia Panamericana de 1889/90 en Washington, “Sea América para la humanidad”, resume mejor que ninguna otra el lugar de las prioridades externas del país y, al mismo tiempo, las prevenciones de los círculos dirigentes de la Argentina frente a los Estados Unidos. Por su parte, la política de aislamiento hacia América latina se concretó en un rechazo sistemático al establecimiento de esfuerzos asociativos permanentes y fue una consecuencia directa de la debilidad de los vínculos comerciales del país con la región. El principal interés por América latina surgió de los litigios fronterizos con los vecinos que se agudizaron durante los años de consolidación de los respectivos estados nacionales. Las primeras y todavía tibias aperturas de tipo cooperativo hacia la región recién se producirían en la segunda década del siglo XX. Finalmente, la vigencia de la paz fue percibida como una condición necesaria para que el país pudiera comerciar sin obstáculos con Europa y dedicar todos sus esfuerzos a la movilización de la riqueza nacional. El modelo agroexportador vivió su hora de gloria hasta 1914. Las profundas transformaciones producidas en la política y en la economía mundiales tras la Primera Guerra Mundial lo fueron poniendo en jaque para restarle progresivamente toda viabilidad. Luego de 1930, los cambios en el sistema de comercio mundial le asestaron el golpe de gracia y tornaron vanos los esfuerzos realizados para recrear la antigua relación especial con Gran Bretaña El fin del modelo desató un debate sobre las alianzas que deberían favorecerse (Europa-Estados Unidos o, más tibiamente, América latina), el grado de apertura de la economía al comercio exterior, el desarrollo del mercado interno y las estrategias de industrialización. En un nivel más profundo, este debate puso de manifiesto el problema de identidad que enfrentaba el país tras el agotamiento de una forma de inserción que parecía imperecedera y que dejó profundas secuelas en la cultura política argentina. 190 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell En efecto, el éxito vertiginoso del modelo agroexportador inhibió la formulación de una política de largo plazo para hacer de la Argentina un país con prestigio e influencia en el sistema internacional. Más tarde, la falta de realización de las expectativas que había despertado se tradujo en una sensación generalizada de frustración, que se agudizó al ritmo que el país perdía posiciones en el mundo y en la propia región. Crisis sucesivas de variado tipo -la mayor, sin duda, la derrota de Malvinas- fueron llevando el sentir colectivo en una dirección opuesta al de la Argentina del Centenario. La vieja frustración se convirtió también en desesperanza y el destino de grandeza en porvenir incierto o, peor aún, en falta de porvenir. Un sentir para nada ajeno en la Argentina de principios del siglo XXI. Quienes más se habían beneficiado del modelo durante casi medio siglo, todavía pensaban en la década de 1940 que se podía “volver a la normalidad”, una aspiración definitivamente sepultada durante el primer gobierno de Perón. En efecto, para esa época Londres ya no tenía condiciones de proporcionar capitales, bienes y equipos que el país necesitaba para poner en marcha sus nuevas estrategias de desarrollo orientadas a la industrialización. Ese rol le cupo a Estados Unidos, pero esta vez sin ninguna posibilidad de construir un vínculo que operara como un equivalente funcional al consEn efecto, el éxito vertiginoso truido con Londres durante del modelo agroexportador los años de apogeo del moinhibió la formulación de una delo exportador. política de largo plazo para hacer de la Argentina un país Al principio de los con prestigio e influyente en el cuarenta, otras voces, todasistema internacional. Más vía en franca minoría, postarde, la falta de realización tulaban una vinculación de las expectativas que había estrecha con Washington despertado se tradujo en una considerada necesaria tansensación generalizada de to por razones políticas y de frustración, que se agudizó al ritmo que el país perdía mercado como para sustenposiciones en el mundo y en la tar el crecimiento de las inpropia región. dustrias “naturales”, es Módulo II / Unidad 7 191 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL decir, las que elaboran materias primas locales de manera eficiente y, por ello, con capacidad de competir en los mercados externos. Los partidarios de esta posición también asignaban un lugar de importancia a América latina y en particular a Brasil, debido a la necesidad de superar la estrechez del mercado interno y de diversificar los externos. En versiones propias del nacionalismo de esa época, otras corrientes de pensamiento proponían que la Argentina asumiera un rol de liderazgo en América latina con el objeto de consolidar la unión de los pueblos latinoamericanos en oposición al creciente poderío de los Estados Unidos en la región. Estas posiciones fueron defendidas desde dos vertientes en gran medida opuestas: el nacionalismo de derecha, de inspiración católica y tradicionalista, y un incipiente “socialismo nacional”, que habría de nutrir tanto al pensamiento radical como al peronismo. Ya en la Guerra Fría, todos los gobiernos, de un modo u otro, consideraron necesario -o se vieron obligados por presiones internas y circunstancias externas- a precisar la identidad del país. El caso límite se dio durante los años del Proceso (1976-1983) cuando la Argentina fue definida como parte del “extremo Occidente”, un área del mundo percibida como un reservorio de los valores occidentales amenazados por el comunismo y por la incapacidad atribuida al “Occidente central” de afrontar adecuadamente la lucha contra el “marxismo internacional”. No conforme con esto, Galtieri desplazó a Viola del gobierno señalando que había llegado la hora de marchar unidos a los Estados Unidos en la “guerra ideológica” que se libraba en el mundo. No obstante, poco tiempo después, tras la derrota de Malvinas, identificó a la Argentina como parte de un Sur explotado por las potencias imperialistas de Occidente. La situación posterior a la guerra de Malvinas, llevó a una reorientación forzosa de la política exterior: se negó de plano que el conflicto Este-Oeste fuese la fractura más importante del sistema internacional, lugar que se asignó al conflicto Norte-Sur; se puso énfasis en la idea de la occidentalidad cultural de la Argentina y en la vinculación existente entre Occidente y democracia, algo que, desde luego, nunca antes había figurado en el discurso oficial; y, finalmente, se 192 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell La situación posterior a la reivindicó el “poder moral del guerra de Malvinas, llevó a país para buscar la paz, la una reorientación forzosa de justicia y la democracia en las la política exterior: se negó de relaciones internacionales”. plano que el conflicto EsteLuego de su discutible trayecOeste fuese la fractura más toria ética, esta apelación a importante del sistema internacional, lugar que se la moralidad en un momento asignó al conflicto Norte-Sur; agónico fue, ciertamente, una se puso énfasis en la idea de de las expresiones más desla occidentalidad cultural de la concertantes e improcedentes Argentina y en la vinculación del régimen militar. existente entre Occidente y Al término del Proceso, democracia, algo que, desde el estado de la Argentina frenluego, nunca antes había te al mundo era penoso. Las figurado en el discurso oficial; y, finalmente, se reivindicó el violaciones a los derechos “poder moral del país para humanos, el rechazo del laubuscar la paz, la justicia y la do arbitral sobre la cuestión democracia en las relaciones del Beagle, el posterior escainternacionales”. lamiento de este tema hasta la amenaza de guerra contra Chile a fines de 1978 y el conflicto bélico de Malvinas dieron forma a una imagen negativa del país en el exterior que derivó en una pérdida considerable de credibilidad y confianza externas. A los ojos extranjeros, la Argentina aparecía a tientas, aturdida tras tantos años de desencuentros y frustraciones. Así, el gobierno de Alfonsín tampoco pudo escapar a la constante de identificar el lugar del país en el mundo. En su esquema de política exterior, la Argentina fue definida como un país occidental (desde el punto de vista cultural), no alineado y subdesarrollado. La diplomacia que puso en práctica se ajustó con bastante precisión a esta definición. En la segunda fase de la transición, y ya en la Posguerra Fría, el gobierno de Menem propuso una nueva identidad para la Argentina: la de un país “normal”. Con los ojos puestos en la histórica relación de preferencia con Gran Bretaña, considerada una de las claves de la inserción exitosa de la Argentina en el sistema internacio- Módulo II / Unidad 7 193 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL nal de fines del siglo XIX y Sintetizando, todos los principios del XX, se juzgó gobiernos, desde Perón (1946) hasta Menem (1989), que los mejores intereses del consideraron que su mayor país coincidían con los de desafío en materia de política Occidente, mundo al que perexterior era lograr una tenece la Argentina, por his“nueva inserción toria, cultura y grado de internacional”. desarrollo relativo. “Normalidad” se identificó con “occidentalismo” y con oposición a participar en causas “tercermundistas” que fueron conceptuadas como impropias y extrañas. Sintetizando, todos los gobiernos, desde Perón (1946) hasta Menem (1989), consideraron que su mayor desafío en materia de política exterior era lograr una “nueva inserción internacional”. En algunos casos, las propuestas de “reinserción” internacional fueron presentadas como la faz externa de proyectos políticos definidos como “fundacionales” que, en tal carácter, procuraron constituir una “nueva Argentina”. Esta característica del país impidió la realización de una política exterior consistente. Más aún, dicha política mostró algunas importantes rupturas y, en ocasión del conflicto del Atlántico Sur, un giro brusco en las afiliaciones internacionales. El hecho de que esta oscilación ocurriera durante el gobierno de Leopoldo Fortunato Galtieri, que se había autoproclamado el aliado más fiel de Estados Unidos en América latina, no hizo más que fortalecer la imagen de la Argentina, dentro y fuera del país, como una nación errática, impredictible y propensa a la desmesura en el ámbito internacional. Numerosas acciones sirven para abonar esta tesis. Alcanza con citar a título de ejemplos la anulación por parte del gobierno de Arturo Illia de los contratos petroleros y la no renovación del acuerdo de garantía de inversiones firmados por Arturo Frondizi, quien a su vez había liderado la oposición del bloque radical de la Cámara de Diputados a la ratificación del contrato suscripto por Perón con la petrolera Standard Oil de California el 25 de abril de 1955; el ingreso al Movimiento de Países No Alineados en septiembre de 1973, pocos años después de haber favorecido durante la Tercera Conferencia Interamericana Ex- 194 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell traordinaria de Cancilleres, celebrada en Buenos Aires en febrero de 1967, la institucionalización del Comité Consultivo de Defensa de la OEA como órgano militar; o las variaciones experimentadas durante los cortos tres años del tercer gobierno peronista que arrancó levantando banderas antiimperialistas y antinorteamericanas para concluir en intentos fallidos por estrechar los lazos con Estados Unidos. Estos sucesos abarcan una dimensión importante de la política exterior que encuentra su principal fuente de explicación en la inestabilidad de la política interna. Sin embargo, existe otra dimensión de esta política, tan o más significativa que la primera, que corresponde a la de sus continuidades. Esta otra cara, menos perceptible a primera vista que la de las rupturas, también resulta sorprendente si se tiene en cuenta, de nuevo, la sinuosa historia política del país desde 1930 hasta el inicio de la democratización. 3. EL PARADIGMA GLOBALISTA A partir del fin de la Segunda Guerra Mundial y hasta la finalización del gobierno de Alfonsín, la Argentina reemplazó el paradigma de la relación especial con Gran Bretaña por un nuevo paradigma dominante que se convirtió en el principal cuadro de referencia de la acción internacional del país por más de medio siglo. Sus premisas constitutivas fueron las siguientes: a) el no alineamiento con Estados Unidos que nunca implicó equidistancia entre los bloques; b) el alto perfil en los foros internacionales en defensa de la paz, el desarme y la distensión Este-Oeste; c) el rechazo a organismos y regímenes internacionales que procuran congelar la distribución del poder mundial, particularmente en materia de desarrollo de tecnologías sensibles; d) la oposición al establecimiento de organismos supranacionales que coarten la autonomía y el desarrollo argentinos; Módulo II / Unidad 7 195 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL e) el impulso a la integración latinoamericana, aunque desde una perspectiva gradualista y asentada en el reconocimiento de la gran diversidad de situaciones económicas nacionales; f) la ejecución de una estrategia de desarrollo orientada a la sustitución de importaciones a nivel nacional y regional como vía principal para superar las vulnerabilidades del modelo tradicional basado en las exportaciones primarias; g) la introducción de reformas en el sistema económico y financiero internacional que contemplen los intereses de los países en desarrollo; y h) la diversificación de los socios comerciales externos sin barreras ideológicas. Hacia afuera, el paradigma globalista exigió la puesta en práctica de una diplomacia más sofisticada que la requerida por el de la relación especial con Gran Bretaña y, hacia adentro, procuró responder a las demandas crecientes de un país mucho más complejo que el de los años de apogeo del modelo agroexportador. A pesar de que sus premisas fueron compartidas por la mayoría tanto de las fuerzas políticas y económicas, como de los militares y de la sociedad argentina, nunca pudieron plasmarse con la facilidad ni los niveles de consenso que alcanzó el paradigma de inserción internacional de la Argentina “próspera”. A derecha e izquierda del espectro político, fue acosado por quienes favorecieron otros dos paradigmas alternativos: el de la relación de preferencia con una gran potencia, esta vez con Estados Unidos, y el paradigma secesionista que proponía, desde una vereda opuesta, el antagonismo con Washington, la militancia activa con las causas políticas y económicas del Tercer Mundo y un mayor acercamiento a la URSS que, sin embargo, nunca significó el alineamiento de la Argentina con los objetivos estratégicos y políticos globales de Moscú. El primer paradigma ocupó un espacio significativo en la orientación de la política exterior de la Revolución Libertadora (1955-1958), del gobierno de José María Guido (1962-1963) y del período de Leopoldo Fortunato Galtieri en la etapa pre-Malvinas (diciembre 1981marzo 1982). El segundo inspiró la acción efímera de los sectores del 196 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell peronismo de izquierda que El paradigma “globalista” controlaron la Cancillería durespondió a una nueva rante el breve período de realidad externa e interna Héctor José Cámpora. signada por las polaridades Los opositores al paEste-Oeste y Norte-Sur y por radigma globalista embistie- la necesidad del país de poner en marcha una nueva ron en forma permanente estrategia de desarrollo que contra él para limitar su viabrazó, con más o con menos gencia plena, tanto por ray hasta mediados de los ‘70, zones ideológicas como de el sistema de creencias de poder (o por ambas a la cuño nacionalista-desarrollista vez). Al mismo tiempo, quieen boga durante esos años en América latina. nes comulgaban con sus premisas también obstaculizaron su funcionamiento por disputas circunstanciales, donde las ideologías se subordinaron a una mera lógica de oposición fundada en el logro de objetivos políticos de corto plazo o en la sola determinación de trabar o entorpecer la acción del gobierno de turno. Durante los gobiernos constitucionales esta lógica se expresó fundamentalmente en el Congreso, tanto en los debates como en las votaciones. Los gobiernos militares la sufrieron en su propio seno al estar cortadas las vías de expresión institucional. Finalmente, los límites del paradigma globalista fueron desbordados en numerosas ocasiones por la persistente tentación de los líderes argentinos, civiles y militares, a asumir compromisos que no guardaban ninguna relación con el declinante poder relativo del país en el sistema internacional y en el continente americano. Así, el gobierno de Isabel Perón (1974-1976) se creyó en condiciones de asumir, en medio de la crisis que lo azotaba, el rol de vocero regional de América latina ante Estados Unidos. Más aún, durante esos años todavía se oían voces oficiales que hablaban de una “Argentina potencia”. El paradigma “globalista” respondió a una nueva realidad externa e interna signada por las polaridades Este-Oeste y Norte-Sur y por la necesidad del país de poner en marcha una nueva estrategia Módulo II / Unidad 7 197 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL de desarrollo que abrazó, con más o con menos y hasta mediados de los ‘70, el sistema de creencias de cuño nacionalista-desarrollista en boga durante esos años en América latina. Con el Proceso, la puesta en marcha de una nueva política económica orientada hacia afuera no derivó en una revisión profunda de la acción internacional del país, que siguió en líneas gruesas las premisas del paradigma globalista, si bien a los tumbos y con muchas diferencias dentro del grupo gobernante. En el eje Este-Oeste, la Argentina se definió como un país occidental aunque todos los gobiernos, incluso aquellos que mostraron una inequívoca voluntad de estrechar filas con Estados Unidos, procuraron mantener espacios de decisión propia frente a las demandas y presiones norteamericanas. Estas diferencias, normalmente expresadas en forma enfática, suelen ocultar que la política exterior hacia Estados Unidos a lo largo del período siguió un patrón básico de conducta que se nutrió de la tradición diplomática argentina y de un conjunto de ideas fuerzas, muchas de ellas aggiornadas al marco de la Guerra Fría, que también inspiraron la acción internacional de los países más importantes de América latina. Este patrón se integró con cinco elementos básicos: la pertenencia cultural de la Argentina a Occidente; el alineamiento del país con Estados Unidos en caso de un conflicto bélico con la Unión Soviética; el no alineamiento con los intereses políticos y económicos norteamericanos, globales y regionales, debido a diferencias auténticas de intereses y de visiones entre los dos países, propias de su desigual posición relativa en el sistema internacional; la definición de una agenda bilateral y regional con claras jerarquías temáticas en la que los temas económicos ocupan el primer lugar, aun por cuestiones de seguridad; y la oposición a la intervención norteamericana en los asuntos internos de los países de la región. 198 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell La profundización de la dependencia económica del país con respecto a Estados Unidos desde fines de los cuarenta atenuó en ocasiones este perfil autonomista, pero jamás lo puso en la retaguardia. De todos modos, los gobiernos argentinos se mostraron menos dispuestos a confrontar con Estados Unidos que en la etapa de predominio del paradigma de la relación especial con Gran Bretaña, más forzados por la necesidad que por convicción. Más aún, el mayor acercamiento económico a Estados Unidos fue generalmente justificado desde un “nacionalismo de fines” y, en la práctica, acompañado de políticas compensatorias hacia América latina, Europa Occidental y los países socialistas y de medidas dirigidas a obstaculizar aspiraciones norteamericanas, particularmente en el plano hemisférico. La relación con Europa Occidental fue importante, especialmente a partir de los setenta, para paliar la dependencia de capitales y tecnología norteamericanos, en el marco de un juego diplomático en el que, a diferencia de lo sucedido en el caso de los países socialistas, no intervinieron los factores ideológicos que dividían al mundo durante los años de la Guerra Fría. Estos factores, sin embargo, no impidieron que los vínculos con el Este se convirtieran, en palabras del canciller de Viola, Oscar Camilión, en una “característica estructural” de la política exterior argentina. Su entidad aumentó en la misma medida en que decrecían las ventas de productos argentinos al mercado europeo. Módulo II / Unidad 7 199 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL 4. UNA VISIÓN DESDE EL SUR D esde la Tercera Posición, el tercermundismo, el desarrollismo o el no alineamiento, la política exterior de la Argentina, cuestionó, con distinto énfasis según los momentos, las asimetrías del orden internacional y las políticas tendientes al statu quo e intervencionistas de las grandes potencias. En el eje NorteSur, propuso reformas al orden económico internacional con el objeto de reducir la sensibilidad y vulnerabilidad del país al medio externo. En materia de relaciones comerciales internacionales, el paradigma globalista de la política exterior recogió las concepciones desarrollistas propias de los ‘50 y ‘60, que alcanzaron su articulación teórica más acabada en los trabajos de la CEPAL conducidos por el economista argentino Raúl Prebisch. Estas ideas inspiraron la así llamada Carta de Alta Gracia de marzo de 1964, con que concluyó la reunión convocada por la Comisión Especial de Coordinación Latinoamericana (CECLA), con el objeto de aunar una posición regional para la Primera Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD I), de 1964. Como en Alta Gracia, la Argentina jugó un rol importante en la Conferencia de Ginebra, en la que Raúl Prebisch se desempeñó como Secretario General. En esa ocasión, y con el conDesde la Tercera Posición, el senso latinoamericano, se tercermundismo, el presentó un informe que condesarrollismo o el no sideró a la estructura del alineamiento, la política comercio internacional como exterior de la Argentina, cuestionó, con distinto énfasis una de las principales ressegún los momentos, las ponsables de las vulnerabiasimetrías del orden lidades de los países en internacional y las políticas desarrollo. El documento tendientes al statu quo e proponía, entre otros aspecintervencionistas de las tos sobresalientes, mejorar el grandes potencias. acceso de los productos pri- 200 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell marios a los mercados compradores; estabilizar el poder de compra de las naciones subdesarrolladas por medio de un sistema de financiaciones compensatorias; estimular la exportación de productos industrializados de los países subdesarrollados; adoptar medidas de sustitución de importaciones; y fortalecer el comercio con los países socialistas. Por su posición geográfica, la Argentina dio prioridad a los vínculos horizontales con sus vecinos, aunque no logró establecer un patrón de relaciones duradero capaz de vencer antiguos recelos en el Cono Sur. Las políticas dirigidas a fortalecer la cooperación regional para encarar con criterios comunes los temas internacionales y los problemas del subdesarrollo fueron superadas por los enfoques de política de poder que enfatizaban la competencia y la lucha por la influencia en el ámbito subregional. Ya con Perón, a partir de fines de los años ’40, los esfuerzos para construir un bloque económico sudamericano pusieron de manifiesto esta situación ambigua. Acciones genuinas orientadas al fortalecimiento de la autonomía regional mediante la constitución de uniones aduaneras y otras formas de complementación económica fueron acompañadas por una indudable ambición política de convertir a la Argentina y al movimiento peronista en el eje de este proyecto. Además, estas políticas se pusieron en marcha en un momento en que el país no tenía las condiciones para enfrentar los costos económicos propios de todo liderazgo internacional. En el balance final, la política latinoamericana del peronismo fue vista en los países vecinos más como un intento expansionista que como un proyecto verdaderamente cooperativo. Hacia fines de los cincuenta, visiones compartidas sobre la realidad regional y mundial posibilitaron un acercamiento inédito entre la Argentina y Brasil. El paso más importante, dirigido a cambiar el signo de la relación bilateral para pasar de la competencia por la influencia subregional a la cooperación, fue la firma de los acuerdos de Uruguayana el 22 de abril de 1961 por los presidentes Arturo Frondizi y Janio Quadros, cuyo principal objetivo fue coordinar una acción internacional común frente a los grandes centros de poder mundial Módulo II / Unidad 7 201 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL como así también en distintos foros internacionales. El propósito de los dos presidentes era el de extender este “espíritu de Uruguayana” a otros países del Cono Sur, en especial a Chile. A pesar de su indudable importancia, la aproximación argentina a Brasil se circunscribió a la concertación política debido al temor de Frondizi a que la integración económica con ese país pudiera, sin antes consolidar la integración nacional, generar una nueva división internacional del trabajo que reservara a la Argentina el rol de proveedora de bienes primarios. La inquietud del líder desarrollista se fundaba en las ventajas que Brasil ya había sacado a la Argentina en el sector industrial desde mediados de los cincuenta. Estos esfuerzos cooperativos, como los promovidos por el gobierno de Illía, que tuvo una actitud más favorable hacia la integración regional, quedaron interrumpidos por los golpes militares. La Revolución Argentina se inició con una posición de extrema cautela respecto de la cooperación e integración regionales, que se fue modificando hasta el punto de reconocer, en los años de Lanusse, que América latina era “el punto de partida y el fundamento de la experiencia internacional de la Argentina”. Sin embargo, la agenda de política exterior hacia la región fue dominada por la creciente preocupación argentina respecto de la marcha ascendente de Brasil, que se reflejaba en el incremento de su gravitación política y económica en América del Sur. La relación con el país vecino se definió en clave de rivalidad desde dos vertientes: la geopolítica, que ponía el acento en el desequilibrio del poder entre ambos países con una indisimulada envidia por los resultados del “milagro brasileño”; y la teoría de la dependencia, que destacaba el peligro del “subimperialismo brasileño” en la Cuenca del Plata y el papel de Brasil, a partir de una alianza privilegiada con Washington, de gendarme de Estados Unidos en la subregión. El tema principal que dividió a los dos países fue el de la utilización del potencial energético de los ríos de uso compartido -más específicamente, la disputa sobre la central hidroeléctrica que terminaría construyéndose en Itaipú- y dio lugar a un áspero enfrentamiento que trascendió el plano bilateral. Más aún, el tercer gobierno peronista 202 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell (1973-1976) decidió el ingreso de la Argentina al Movimiento No Alineados en septiembre de 1973 y los militares que condujeron el Proceso se quedaron en ese foro, entre otras razones de importancia (además de la búsqueda de apoyo a la cuestión Malvinas) por considerar que ofrecía un ámbito importante para defender la tesis argentina sustentada en la necesidad de acudir a la “consulta previa” entre países que comparten un río de curso sucesivo con el objeto de evitar perjuicios a los de aguas abajo. Por su parte, Brasil consideraba que la Argentina utilizaba su posición como un pretexto para impedir la realización de obras hidroeléctricas que eran vitales para su desarrollo económico y puso en práctica una política de hechos consumados. El temor al “expansionismo brasileño” y al aislamiento en la Cuenca del Plata impulsó a los gobiernos argentinos durante los años setenta a procurar un acercamiento hacia el Pacífico desde una matriz geopolítica que compartieron civiles y militares. Sin embargo, también en este caso, el conflicto por la cuestión del Beagle no sólo dificultó el acercamiento con Chile, sino que llevó a fines de 1978 a una situación prebélica que fue detenida gracias a la acción diplomática del Vaticano y de Estados Unidos, ambos interesados en evitar una escalada con peligrosas repercusiones en el Cono Sur. Con el inicio de la gestión vaticana –encarnada en el cardenal Antonio Samoré- y la firma del Acuerdo de Montevideo el 8 de enero de 1979 por el que ambas partes aceptaron la mediación papal y se comprometieron a retrotraer la situación militar a la existente en 1977, las relaciones con Chile se caracterizaron por la presencia de elementos tanto perturbadores –movilizaciones de tropas, cierre de fronteras, incidentes- como de expresiones de apoyo a las gestiones del Vaticano -movilizaciones a favor de la paz-. El conflicto recién se cerraría con el advenimiento de la democracia en la Argentina en 1983. Luego de muchas idas y venidas, las diferencias con Brasil por la cuestión de las represas hidroeléctricas se destrabaron con la firma del Acuerdo Tripartito sobre Corpus-Itaipú del 19 de octubre de 1979 entre la Argentina, Brasil y Paraguay, que abrió interesantes perspectivas para avanzar en el terreno de la cooperación. Poco después la Argentina y Brasil firmaron en Buenos Aires el 17 de mayo de 1980 Módulo II / Unidad 7 203 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL un acuerdo de cooperación Luego de muchas idas y para el desarrollo y la aplicavenidas, las diferencias con ción de los usos pacíficos de Brasil por la cuestión de las represas hidroeléctricas se la energía nuclear. En medio destrabaron con la firma del de este clima, la ocupación de Acuerdo Tripartito sobre Malvinas reflotó en Itamarati Corpus-Itaipú del 19 de viejos estereotipos sobre la octubre de 1979 entre la volatilidad argentina, a pesar Argentina, Brasil y Paraguay, de que Brasil se solidarizó que abrió interesantes abiertamente con la causa perspectivas para avanzar en argentina. Luego de la guerra, el terreno de la cooperación. el gobierno brasileño asumió una cautelosa posición de “esperar y ver” respecto de la puesta en marcha de distintas iniciativas de cooperación bilateral. Esta tarea debió también aguardar el retorno de la democracia. 5. DEMOCRACIA Y POLÍTICA EXTERIOR: LOS AÑOS DE ALFONSÍN L a inclusión de la democracia como un aspecto de la política exterior abrió un nuevo capítulo en la inserción internacional de la Argentina. Por primera vez en los años ‘80, el cambio de régimen y la identidad nacional del país aparecen en forma asociada. En este marco, la política exterior fue concebida en gran medida como un instrumento para ayudar a fortalecer el proceso de democratización. De hecho, la primera fase de la transición a la democracia debió hacer frente a un conjunto de factores externos adversos: la última etapa de agudización del conflicto Este-Oeste, la crisis de la deuda latinoamericana, la guerra de América Central y la existencia de dictaduras militares, aunque en distintas etapas de apertura política, en todos los países vecinos (Brasil, Chile, Para- 204 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell guay y Uruguay). Desde la De hecho, la primera fase de óptica del gobierno de la transición a la democracia debió hacer frente a un Alfonsín, este conjunto de conjunto de factores externos factores tenía un aspecto en adversos: la última etapa de común: su impacto negativo agudización del conflicto Estesobre la estabilidad política Oeste, la crisis de la deuda de la Argentina. Para encalatinoamericana, la guerra de rar estas adversidades la poAmérica Central y la lítica exterior se ordenó en existencia de dictaduras militares, aunque en distintas torno a los siguientes ejes: a) etapas de apertura política, en un alto perfil diplomático en todos los países vecinos diversos frentes para rein(Brasil, Chile, Paraguay y sertar al país en el mundo y Uruguay). proteger el proceso de transición a la democracia; b) el desarrollo de una «relación madura» con los Estados Unidos, que equidistara tanto del alineamiento automático como de posiciones de confrontación o ruptura; c) un alto perfil en los foros donde se debaten las cuestiones Norte/Sur; y d) un alto perfil en América latina, particularmente en el Cono Sur. Seguidamente, y de manera breve, se detalla cada uno de estos ejes. a) Los múltiples puntos de apoyo. La «herencia» del Proceso es una variable fundamental para explicar y comprender el alto y diversificado perfil de la política exterior del gobierno radical durante sus primeros dos años. Alfonsín y quienes los secundaban estaban convencidos de que sólo con hechos y predicando con el ejemplo se podría revertir la mala imagen de la Argentina en el mundo, formada durante los años del régimen militar. En consecuencia, sostuvieron que para «decantar» una imagen nueva había que poner en práctica una activa y diversificada acción diplomática; ella se dirigió principalemente a los países y actores considerados afines a la Argentina -sea por similitud de situaciones o por comunidad de valores-. Módulo II / Unidad 7 205 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL En un principio, el manejo de las relaciones con los países desarrollados de Occidente fue percibido como el mayor desafío inmediato para el éxito de esta política que llamaron “la búsqueda de múltiples puntos de apoyo externo”. Las autoridades radicales sabían que la vuelta a la democracia despertaría en el exterior numerosas simpatías y esperanzas, pero que ello no sería suficiente para despejar las incógnitas que abría el proceso de transición en la Argentina. Sabían también que esta situación problemática era una especie de lecho de Procusto en el que deberían permanecer por algún tiempo. Este aspecto venía del lado de la herencia y, por ende, tocaba a quienquiera que hubiese tomado las riendas del país. La protección externa del proceso de transición a la democracia fue el otro costado de la política de apertura de los «veinte frentes». Esta fase de la diplomacia del gobierno de Alfonsín se puso en práctica de dos maneras distintas, aunque complementarias. Por una parte, mediante la creación y desarrollo de vínculos externos que actuasen como disuasores frente a los sectores antidemocráticos internos, de modo tal que cualquier violación a la democracia en la Argentina tuviera una respuesta categórica del exterior, una especie de «efecto gatillo» en términos políticos y económicos. Los «acuerdos especiales» con Italia y España fueron la muestra más elocuente de esta política, puesto que su continuidad y observancia quedaron condicionadas al mantenimiento de la democracia en la Argentina. Por otro lado, y como contracara de lo anterior, la política exterior procuró impedir, frenar o atemperar las consecuencias negativas de las variables políticas y económicas externas sobre el proceso de transición. Esto es, crear una malla protectora frente a las amenazas del exterior. En este plano defensivo, los esfuerzos mayores de la diplomacia radical se hicieron para desconectar a la Argentina de las consecuencias del conflicto Este-Oeste. Las acciones desarrolladas frente a la crisis de América Central y las negociaciones con Fidel Castro tendientes a desarticular la expansión del terrorismo chileno hacia la Argentina, se inscribieron en este marco de políticas defensivas. Asimismo, la reorientación de la participación argentina en el grupo NOAL tuvo mucho que ver con esta dimensión de la política exterior como 206 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell malla protectora. Precisamente, el aspecto que más se estimó para justificar el aumento del perfil de la Argentina en No Alineados fue la percepción de que su «bandera principal» era la promoción de la distensión entre los bloques. b) Las relaciones maduras con Estados Unidos. Con el propósito de dotar a las relaciones bilaterales de mayor certidumbre y estabilidad, el gobierno de Alfonsín se propuso alcanzar y desarrollar una «relación madura» con los Estados Unidos. Para ello, procuró desde el inicio de su mandato dejar en claro las diferencias existentes en los distintos temas de la agenda bilateral, particularmente en la cuestión de la deuda externa, destacando al mismo tiempo su disposición a profundizar un diálogo maduro que privilegiara las coincidencias en un marco de respeto a los intereses y perspectivas divergentes de cada país. Esta forma de aproximación a Washington, aunque permitió reencauzar las relaciones de los dos países sobre bases más firmes y previsibles, tropezó con dificultades prácticas. Las políticas de la administración Reagan orientadas a recomponer y fortalecer la dominación norteamericana en la región, aunadas a la seria crisis interna del país, redujeron progresivamente el margen de acción del gobierno radical. Las relaciones bilaterales atravesaron dos períodos diferenciables: el primero, se extiende desde el restablecimiento de la democracia hasta el lanzamiento del Plan Austral (junio de 1985), y el segundo, comienza en ese momento y se prolonga hasta el fin anticipado del gobierno radical (junio de 1989). Durante el primer período, el gobierno norteamericano manifestó claramente su beneplácito por el retorno de la Argentina a la democracia y su firme voluntad política de apoyar el proceso de transición, aunque expresó ciertos resquemores debido a las incertidumbres existentes sobre el rumbo que finalmente adoptaría la administración de Alfonsín, tanto en materia de economía interna como de política exterior. Las primeras declaraciones del presidente argentino y de las más altas autoridades de la diplomacia radical sonaron en los oídos del Módulo II / Unidad 7 207 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Ejecutivo norteamericano como un nuevo capítulo de las plañideras posiciones latinoamericanas. Los mayores recelos y desconfianzas se produjeron en el andarivel económico de la relación, dado que el gobierno de Alfonsín promovía recetas para salir de la crisis económica que no se correspondían con las defendidas por la administración Reagan. Tampoco eran compatibles las propuestas de uno y otro gobierno para enfrentar la cuestión de la deuda externa regional. En consecuencia, y de manera progresiva, fue aumentando en Washington el escepticismo respecto de la capacidad de las nuevas autoridades de la Argentina para afrontar eficazmente la crisis económica del país. Acaso la expresión inglesa bad economy is bad politics sintetiza mejor que cualquier explicación la percepción de la administración Reagan de la situación argentina en esta primera etapa. Por ello, y a pesar de que reconoció en numerosas oportunidades la grave situación económica heredada por el gobierno radical, el Ejecutivo norteamericano enfatizó la necesidad de que el país hiciera un esfuerzo propio para solucionar sus problemas económicos señalando, al mismo tiempo, que los factores más importantes que obstaculizaban el desarrollo argentino eran de naturaleza interna. Las dudas se despejaron definitivamente con el lanzamiento del Plan Austral que contó, desde un primer momento, con el visto bueno del gobierno de los Estados Unidos y del mundo financiero internacional. La declarada disposición del equipo económico argentino que asumió a principios de 1985, de enfrentar los compromisos externos sin salirse de las reglas de juego del orden financiero internacional y las políticas anunciadas para poner en marcha un plan de ajuste y de reformas estructurales aventaron los fantasmas de la primera etapa. De este modo, las mayores convergencias bilaterales en el plano económico-financiero posibilitaron encaminar positivamente la relación con los Estados Unidos, que hasta ese entonces había encontrado en el campo económico -a diferencia de lo sucedido durante el Procesolos mayores puntos de fricción. Por cierto, la agenda política también tuvo aspectos conflictivos de distinta naturaleza. Hubo un primer conjunto de temas que no afectaron de manera negativa la relación. Ellos incluyeron las diferentes 208 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell posiciones de los dos gobiernos frente a la crisis centroamericana, la integración del Grupo de Apoyo a Contadora y la cuestión de los derechos humanos en Cuba. Sin embargo, hubo un segundo grupo de cuestiones que Washington consideró de agenda negativa: la firma de los acuerdos de pesca con los soviéticos en aguas de Malvinas, la no ratificación de Tlatelolco, la no adhesión al Tratado de no Proliferación Nuclear y el desarrollo del proyecto Cóndor II. En defensa de Alfonsín, es necesario considerar que en los tres temas mencionados en último término su margen de maniobra, en el supuesto de que hubiera querido seguir otras políticas, era extremadamente limitado. El peronismo en su conjunto, la derecha no liberal y toda la izquierda se hubieran opuesto duramente a estas medidas, tal como se opusieron en nombre de la defensa de los “intereses nacionales” a los débiles intentos de privatización de empresas públicas impulsados por el gobierno radical (p.ej., el caso de Aerolíneas Argentinas). Aun más, también cuestionaron por “débil” e incluso “entreguista” a la administración de Alfonsín por las posiciones que adoptó en el tema de la deuda externa, en la crisis centroamericana y, más que en ningún otro asunto, en Malvinas. El propio Menem, por su parte, había prometido durante la campaña electoral la continuación del proyecto Cóndor II y su exportación, dado que su objetivo entonces declarado era reactivar la producción para la defensa, incorporar tecnología bélica y vender armamentos al exterior. En síntesis, las relaciones mejoraron notablemente, aunque la agenda todavía incluía ciertos temas de naturaleza conflictiva o que, por lo menos, podían dar lugar a diferencias importantes. c) El estrechamiento de las relaciones con Europa Occidental. El énfasis inicial puesto en las relaciones con Europa apuntaba, específicamente, a diversificar los puntos de apoyo de la política exterior hacia Occidente y contrabalancear el peso de Estados Unidos. El cambio de régimen político en la Argentina, aunado al hecho de que la mayoría de los líderes europeos tuviera visiones similares a las del propio Alfonsín y a las de la cúpula política de la Cancillería argentina sobre algunas cuestiones importantes de la problemática Módulo II / Unidad 7 209 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL mundial (por ejemplo, la posición frente al origen y naturaleza de la crisis centroamericana o una aproximación más política al menos en el plano del discurso a la cuestión de la deuda externa) alentó expectativas sobre las posibilidades de fortalecer y dinamizar una relación que había atravesado circunstancias sumamente delicadas. Desde este punto de partida, el gobierno de Alfonsín desarrolló una acción diplomática que atravesó dos fases. La primera procuró utilizar el capital político ofrecido por la recuperación de la democracia en el país para recomponer los vínculos políticos bilaterales y lograr apoyo económico por parte de algunos gobiernos europeos, particularmente una posición más benigna en el tema de la deuda y la apertura de oportunidades en el ámbito comercial. En esta fase, los países seleccionados para desplegar esta estrategia de aproximación a Europa Occidental fueron Alemania, España, Francia e Italia. Sin embargo, las expectativas iniciales colocadas en el terreno económico pronto se vieron frustradas. En efecto, la retórica europea de apoyo a la democracia argentina no se tradujo en acciones concretas en la esfera económica. Durante los primeros contactos de alto nivel entre autoridades de la Argentina y de Europa Occidental realizados en 1984, es decir, a poco de comenzar a andar la democracia en el país, los dirigentes europeos subordinaron su apoyo al gobierno argentino al cumplimiento de dos condiciones: el logro de la estabilidad económica y la firma de un acuerdo previo con los organismos multilaterales de crédito y la banca acreedora. En breve, se produjo una situación de fuerte asimetría entre el alto perfil alcanzado en el plano político-diplomático y el bajo perfil de las relaciones económicas. A raíz de estas limitaciones, desde el inicio del año 1987 el Gobierno puso en marcha la segunda fase de la relación argentino-europea, más selectiva, orientada a crear un marco institucional de “mecanismos originales” que permitiera abrir canales de acceso al capital y a la tecnología europeos. El comercio pasó a un lugar secundario y la acción se orientó esencialmente a buscar asociaciones “particulares”, privilegiando las inversiones, especialmente en las pequeñas y medianas empresas (PYMES). En este marco, se situaron los acuerdos firmados con Italia y España ya citados. 210 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell d) La participación activa en los temas de la agenda Norte/Sur. El gobierno radical asumió que la Argentina debía desempeñar un papel activo en la cuestión Norte-Sur, dada la pertenencia «estructural» del país al mundo en vías de desarrollo. Este reconocimiento expreso de la condición de la Argentina de país en vías de desarrollo fue acompañado de una percepción clara acerca de la diversidad del mundo subdesarrollado y de la coexistencia en su interior de intereses y prioridades distintas. Desde esta perspectiva, se procuró fortalecer las relaciones con los países del Sur, mediante el apoyo a diversos esquemas de cooperación, concertación e integración selectivas, con el objeto de enfrentar conjuntamente problemas similares o defender intereses comunes. No obstante estos objetivos, las relaciones con el Sur encontraron en la práctica abundantes dificultades. El gobierno de Alfonsín retomó una buena parte de la retórica y de los argumentos clásicos del Sur, en el mismo momento en que tanto el libreto como los instrumentos tradicionales de la acción diplomática multilateral de los países subdesarrollados alcanzaba un punto de agotamiento y de obsolescencia. La mayor complejidad y fluidez del orden mundial, la creciente interdependencia entre las naciones del Norte, el fenómeno de la difusión del poder, la formación de alianzas y el desarrollo de negociaciones por áreas temáticas, entre otros factores de peso, habían dejado al Sur casi a la deriva y profundizado su incapacidad estructural para articular y organizar eficazmente la dimensión correspondiente a sus «coincidencias objetivas». e) Las relaciones con América latina. En este marco, América latina en general y los países vecinos en particular, fueron el escenario donde se pusieron en práctica iniciativas y políticas de cooperación, integración y concertación entre los países del Sur. La región en su conjunto fue vista con un pie en el umbral de una nueva fase histórica caracterizada por dos desafíos clave, que constituían el anverso y reverso de una misma moneda: la consolidación de la democracia y la realización de la integración. Así, se desarrolló una clara política tendiente a la defensa de la demo- Módulo II / Unidad 7 211 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL cracia y la paz en la región Simultáneamente, el gobierno que se evidenció, entre otros de Alfonsín avanzó en el aspectos, en la firma del Tradesarrollo de nuevas formas tado de Paz y Amistad con de cooperación y concertación, procurando trascender los Chile (noviembre de 1984), esquemas de integración de en la decisión de modificar las últimas décadas. hipótesis tradicionales de Indudablemente, el ejemplo conflicto con los países vecimás claro de esta política de nos, en la firma del Acuerdo acercamiento selectivo a la Nuclear con Brasil que posiregión fue el proceso de integración con Brasil iniciado bilitó la inspección de instaa partir de julio de 1986 que laciones nucleares, en el encontró en la simultaneidad coauspicio a la propuesta de la transición democrática brasileña de crear una zona de ambos países la causa de de paz y cooperación en el su mayor impulso. Atlántico Sur y en el apoyo a la solución negociada de la crisis centroamericana. Simultáneamente, el gobierno de Alfonsín avanzó en el desarrollo de nuevas formas de cooperación y concertación, procurando trascender los esquemas de integración de las últimas décadas. Indudablemente, el ejemplo más claro de esta política de acercamiento selectivo a la región fue el proceso de integración con Brasil iniciado a partir de julio de 1986 que encontró en la simultaneidad de la transición democrática de ambos países la causa de su mayor impulso. De esta manera, se profundizó la tendencia hacia el acercamiento bilateral iniciada en 1979 con el acuerdo que puso fin a la vieja disputa sobre utilización de recursos naturales compartidos y que se afianzó, con una serie de pasos importantes, entre los que cabe mencionar, las gestiones diplomáticas de Brasil en favor de los derechos argentinos sobre Malvinas y la coordinación de posiciones en foros tales como la Asamblea General de Naciones Unidas, la UNCTAD y el GATT. Del mismo modo, la crisis de la deuda, el proteccionismo comercial del mundo industrializado, la necesidad de preservar la región del conflicto Este-Oeste operaron como elementos aglutinantes, 212 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell rescatando (en especial, del lado argentino) la vieja idea de la capacidad de “arrastre” en términos de la autonomía individual y colectiva del entendimiento previo y solidario de la Argentina y Brasil. Para el gobierno de Alfonsín, la integración con Brasil procuraba varios objetivos de fundamental importancia: la consolidación del proceso democrático en ambos países, la modificación cualitativa de las relaciones político-estratégicas y comerciales bilaterales, el fortalecimiento y ampliación de condiciones tendientes a impulsar el proyecto de modernización del país, la concertación de posiciones y la defensa de intereses comunes en materia externa, tanto de orden político como económico (la articulación de las políticas hacia Brasil en el nuevo marco regional ya se analizó en la Unidad 4). 6. ESTABILIDAD Y GOBERNABILIDAD C uando Carlos Saúl Menem asumió la presidencia de la Argentina en julio de 1989, el mundo y el país vivían circunstancias muy distintas de las que habían caracterizado la primera etapa de la transición a la democracia conducida por Raúl Alfonsín. En el orden externo, la Guerra Fría se desvanecía; la globalización económica se extendía y profundizaba; el proceso de democratización, en distintas fases, comprendía a casi toda América latina; la crisis de América Central se había aplacado y en buena medida solucionado, y la cuestión de la deuda externa estaba encuadrada en un marco de negociación provisto por los gobiernos de los países acreedores y los organismos multilaterales de crédito. En el plano interno, la crisis hiperinflacionaria del primer semestre de 1989 produjo el fin anticipado del gobierno de Alfonsín, los reclamos propios de los primeros años de la recuperación democrática -la defensa de los derechos humanos y la vigencia de las libertades públicas- habían pasado a un segundo lugar y las principales demandas sociales se moldeaban al calor de la crisis económica. Módulo II / Unidad 7 213 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL En este contexto, el gobierno de Menem definió el interés nacional en términos de desarrollo económico, algo que fue mucho más que una mera adecuación al fin de la Guerra Fría o la globalización creciente de la economía. Estos procesos han afectado a América latina más o menos por igual y llevado a la mayoría de los países de la región a definir sus políticas exteriores en clave económico-comercial. Sin embargo, en el caso de la Argentina hubo tres variables específicas que influyeron de manera importante en el rumbo adoptado. Primero, la firme percepción del gobierno de Menem de que era necesario poner fin a la confrontación de naturaleza política con Estados Unidos. En este sentido, la oposición tradicional a este país fue considerada una estrategia inútil, además de un indudable escollo para alcanzar los objetivos económicos propuestos. Segundo, el escaso o nulo poder de los militares para influir en temas de política exterior (a diferencia de lo que sucedía en Brasil o Chile, por ejemplo) como consecuencia de su fracaso en la gestión del gobierno y de la derrota de Malvinas. Ambos factores desataron una transición a la democracia por colapso, lo que posibilitó subordinar, en forma creciente, las fuerzas armadas al poder civil. Y tercero, la creencia del gobierno de Menem -compartida por vastos sectores sociales- de que la construcción de una estrecha alianza política y económica con los países occidentales era una condición necesaria de la inserEn este contexto, el gobierno ción exitosa de la Argentina de Menem definió el interés en el orden mundial de la Posnacional en términos de guerra Fría. En forma persisdesarrollo económico, algo tente, se sostuvo que esta que fue mucho más que una orientación de la política extemera adecuación al fin de la Guerra Fría o la globalización rior era la que correspondía creciente de la economía. Estos naturalmente a un país como procesos han afectado a la Argentina. América latina más o menos Las prioridades econópor igual y llevado a la micas también determinaron mayoría de los países de la la definición de un primer círregión a definir sus políticas culo de países a los que se exteriores en clave económicootorgó preferencia: Estados comercial. 214 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell Unidos, los países miembros Las prioridades económicas de la UE y los que conforman también determinaron la definición de un primer círculo el Mercosur, más Chile y Bolide países a los que se otorgó via. De este modo, el alto perpreferencia: Estados Unidos, fil en otras áreas del mundo, los países miembros de la UE como la participación en la y los que conforman el Guerra del Golfo y en la criMercosur, más Chile y Bolivia. sis de Haití, se explica por razones que tuvieron que ver con el diseño de políticas dirigidas a los países del círculo preferido, en especial a Estados Unidos. Pasamos ahora a analizar diversos aspectos de las relaciones internacionales de este período. a) Las relaciones con Estados Unidos Las relaciones entre la Argentina y Estados Unidos nunca fueron tan estrechas e intensas como en los años noventa. Del lado argentino, una combinación fluctuante de necesidad, convicción, audacia, oportunidad y oportunismo fueron los componentes de la puesta en práctica de una política exterior, que situó al país a lo largo de toda la década en el lugar del aliado más solícito de Estados Unidos en América latina. Además, el pasado caracterizado por un comportamiento hostil hacia Washington, al que el peronismo aportó en su momento una cuota importante, y la historia más reciente de inestabilidad política y económica doméstica, convencieron al gobierno de Menem de que la construcción de un vínculo basado en la confianza mutua imponía la “carga de la prueba” a la Argentina. Incluso se consideró necesario mostrar en forma ostentosa que la voluntad de cambio era auténtica. Así, se adoptaron varias medidas importantes y de fuerte impacto interno que no dejaron ninguna clase de dudas acerca de la firme voluntad de estrechar relaciones con Estados Unidos; por ejemplo: a) envío de dos naves de guerra al Golfo Pérsico para participar en la alianza multinacional contra Irak; Módulo II / Unidad 7 215 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL b) c) d) e) f) g) h) i) j) k) 216 voto favorable en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas a la propuesta de los Estados Unidos sobre la investigación de los derechos humanos en Cuba, introduciendo un cambio sustancial en la posición del país en la materia; cambio del perfil del voto argentino en la Asamblea General de la ONU, con el propósito de acercarlo a las posiciones norteamericanas (ver el cuadro Coincidencia de votos con Estados Unidos…, siguiente); retiro del Movimiento de Países No Alineados; ratificación del Tratado de Tlatelolco; adhesión al TNP; desactivación total del plan misilístico Cóndor II y traspaso del personal científico, instalaciones y materiales involucrados en el proyecto a una entidad civil (la nueva Comisión Nacional de Actividades Espaciales); ingreso como miembro pleno al Régimen del Control de Tecnologías Misilísticas (MTCR en sus siglas en inglés), cuya finalidad es limitar los riesgos de la proliferación de armas de destrucción masiva mediante el control de las transferencias -de equipo y tecnología- que puedan contribuir a la instalación de sistemas portadores de este tipo de armas; ingreso como miembro pleno al Grupo de Países Proveedores Nucleares (GPPN) o Club de Londres, en virtud de haber incorporado a la legislación interna las directivas de ese Grupo para el control de las exportaciones sensitivas; ingreso como miembro pleno al denominado “Grupo Australiano”, que establece controles en materia de exportaciones de sustancias químicas y biológicas; envío de alrededor de cien gendarmes a Haití para participar en tareas de monitoreo de la policía haitiana y en el mantenimiento de la seguridad interna y policial; Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell Coincidencia de votos con Estados Unidos en la ONU de los países del Mercosur y Bolivia y Chile (1989-2000) Votos totales (%) Año Argentina Brasil Bolivia Chile 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 13,3 12,5 41 44,4 53,8 67,9 68,8 60,7 56,1 50 44,4 44,2 11,8 14,9 22,7 22,7 28 39,1 41,1 42,4 42,6 41,7 38,9 39,7 12,5 17,1 25,8 32,7 33,3 43,6 45,6 44,9 44,9 39 37,1 38,1 23,7 16,5 25 28,4 33,9 46,3 45 46,6 44,8 40,7 40,3 41,9 Uruguay Paraguay 17,9 18,2 35,8 35,7 37,5 47 46,1 48,5 45,6 39,7 36,4 41,1 17,8 17,7 25,9 26,2 45,5 45 51,6 43,5 43,3 43,1 39,4 41,1 Fuente: United States Department of State: Report to Congress on Voting Practices in the United Nations, US Government Printing Office, Washington D.C. , 1989-2000. l) ll) búsqueda -y posterior obtención de parte de Estados Unidos- del nombramiento de la Argentina como Gran Aliado extra OTAN, una categoría que hasta ese momento sólo correspondía a Australia, Corea del Sur, Israel, Japón, Jordania y Nueva Zelandia; participación activa en distintas operaciones de paz de Naciones Unidas, ocupando de lejos el primer lugar en América latina. Además, y en el plano hemisférico, la Argentina y Estados Unidos vieron casi con los mismos ojos la mayoría de los problemas de seguridad; algo similar sucedió en materia de defensa y promoción de la democracia. Módulo II / Unidad 7 217 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL La aspiración a mantener “relaciones carnales” con Washington, en el plano del discurso, y el envío de naves a la Guerra del Golfo, en la práctica, fueron las expresiones más contundentes de la necesidad percibida (y declarada) de exhibir la nueva política exterior hacia Estados Unidos. Estos gestos “exagerados” hacia Washington, tal como solía definirlos el propio canciller Di Tella, contribuyeron a delinear un nuevo paradigma de política exterior, pero no pueden ellos mismos considerarse paradigmáticos. Por el contrario, es preciso dejarlos de lado para apreciar cabalmente los elementos constitutivos del nuevo patrón de relaciones bilaterales establecido por el gobierno de Menem, que muy probablemente servirá de cauce al vínculo entre la Argentina y Estados Unidos por un largo tiempo. En su nivel más básico, este patrón constituye una respuesta a una nueva situación mundial -globalización y posguerra fría- y doméstica -democratización y crisis terminal de la estrategia de desarrollo orientado hacia adentro-. El modo de vinculación con Estados Unidos inaugurado por Menem se funda en un enfoque de convergencias entre ambos países que comprende valores, puntos de vistas y objetivos comunes, pero no implica que se deba seguir una política de alineamiento automático debido a diferencias en cuestiones particulares que son propias de toda relación intensa. Es cierto que la idea misma de una “relación carnal” y la sistemática disposición del presidente Menem a apoyar a Estados Unidos en distintas causas globales y regionales ocultaron este último aspecto. La Argentina coincidió freLa aspiración a mantener cuentemente con Was“relaciones carnales” con hington por tener Washington, en el plano del intereses comunes y por discurso, y el envío de naves a la Guerra del Golfo, en la práctica, convicción. También lo fueron las expresiones más hizo, aunque en mucho contundentes de la necesidad menor medida, por compercibida (y declarada) de exhibir placencia, condescenla nueva política exterior hacia dencia u oportunismo. Estados Unidos. Esto último se debió prin- 218 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell cipalmente al estilo propio del presidente Menem, al igual que ciertas acciones en las que la Argentina fue más papista que el Papa, tales los casos de las críticas fervorosas al régimen de Fidel Castro o las declaraciones de Menem al final de su mandato, rápidamente atenuadas, señalando que la Argentina estaba dispuesta a enviar tropas a Colombia para intervenir en la guerra interna que vive ese país o pronta a dolarizar su economía. Al mismo tiempo, la Argentina mantuvo diferencias con Estados Unidos por sus intereses distintos o contrapuestos en una amplia gama de temas que abarcaron desde los subsidios agrícolas, la protección de la propiedad intelectual y los métodos de negociación en la OMC y el ALCA, hasta el rechazo a la ley HelmsBurton, el grado de autonomía de la Corte Penal Internacional, la certificación unilateral en la cuestión del narcotráfico o la situación de los derechos humanos en China e Irán. La idea de encontrar un modus vivendi con Estados Unidos funcional a los intereses de la Argentina, particularmente económicos, no era para nada novedosa, aunque jamás pudo plasmarse como en los años de Menem. En la etapa de la Guerra Fría esta idea alcanzó su mayor desarrollo intelectual durante los gobiernos de Frondizi y de Alfonsín. Ambos construyeron esquemas conceptuales bastante similares que separaron los “consensos básicos” bilaterales en el plano de los valores, de las “diferencias instrumentales” para realizarlos. En los dos casos, el objetivo era poner de manifiesto que las divergencias propias de la relación bilateral no tocaban -o al menos, no deberían tocar- cuestiones fundamentales que, como tales, constituían la base permanente del vínculo argentino-norteamericano. El gobierno de Menem ahondó este esquema aprovechando las oportunidades que le brindaron a un tiempo el fin de la Guerra Fría, la globalización económica y financiera y un proceso de democratización que, a diferencia de los dos nombrados, mostraba al momento de su asunción señales inequívocas de consolidación. Su reconocido pragmatismo y olfato político lo orientaron casi instintivamente a optar por una forma particular de “bandwagoning” con Estados Unidos, contrariando su propia historia y la de su partido. Otros actores gubernamentales y algunos académicos, más Módulo II / Unidad 7 219 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL sofisticados que el presidente, se encargaron de dar a esa política sustento intelectual. El mapa de ruta que elaboraron siguió, aunque sin reconocerlo, mucho de lo trazado en los dos esquemas anteriores. Sus detractores tampoco percibieron esos elementos comunes. Así, se volvieron a distinguir analíticamente dos niveles para encuadrar la relación con Estados Unidos: el de la macrorrelación (que requería la constitución de un marco general de acuerdos fundamentales, para lo cual era indispensable eliminar las “confrontaciones inútiles” con Washington) y el de la microrrelación (que corresponde al nivel de las múltiples interacciones entre actores públicos y privados de los dos países en las que se juegan intereses auténticos y, en consecuencia, donde no pueden hacerse concesiones). Este esquema ayuda a comprender una parte sustancial de la política exterior de Menem hacia Estados Unidos, en especial durante su segundo mandato cuando decayeron los gestos exagerados. En palabras de Di Tella: “Al principio tuvimos la necesidad de afirmar de manera clara y categórica nuestro alineamiento con Occidente, pero 1 esta etapa ya pasó. Ahora podemos criticar a los Estados Unidos” . Los gestos ampulosos del presidente Menem poco antes de concluir su gobierno -el caso paradigmático fue el intento fallido de aproximarse más estrechamente a la OTAN en julio de 1999- poco tuvieron que ver con los de la etapa a la que se refiere Di Tella. Fueron expresiones degenerativas del esquema original propias de un fin de ciclo y orientadas a una eventual vuelta al gobierno en el año 2003. El golpe de efecto de los gestos iniciales y el de los postreros en su faz degenerativa, el exhibicionismo y oportunismo permanentes del presidente -que por cierto caracterizaron toda su trayectoria política-, y el estilo diplomático de su gobierno, velaron tanto adentro como afuera del país que la relación argentino-norteamericana siguiera en los noventa una tendencia generalizada en toda América latina -con la única excepción de Cuba- de mayor acercamiento a los Estados Unidos. El impacto, finalmente, fue más fuerte que en ningún otro caso por venir de quien venía (un país tradicionalmente rival gobernado 1 La Nación, 24 de mayo de 1997. 220 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell por el peronismo) y por la forma extrema en que se lo llevó a la práctica. Más importante aún, estos dos factores también ocultaron el nivel de consenso que se había forjado en la Argentina desde 1983 entre las clases dirigentes sobre el modo de relacionarse con Estados Unidos. Este acuerdo fue producto de la experiencia y de la necesidad. La mayoría de los argentinos, en diversa medida, vivió en los últimos veinticinco años un proceso de «aprendizaje social» que se nutrió del terrorismo de Estado, la guerra de Malvinas y la hiperinflación. Luego se agregaron las experiencias buenas y malas de la primera y segunda fase de la transición a la democracia. Este «aprendizaje social» ha llevado a asumir actitudes más abiertas y menos ideologizadas y a no sobrestimar las capacidades propias. Por cierto, el gobierno de Menem aportó una cuota importante en la construcción del consenso porque tomó varias medidas cuyo resultado -querido o no- fue la reducción del margen del debate. Produjo shocks culturales, abordó frontalmente una serie de temas tabú (por ejemplo la ratificación de Tlatelolco y la adhesión al TNP) y adoptó decisiones que marcaron caminos sin retorno (tal el caso de la desactivación del Cóndor II). Así, se pegó fuerte en el núcleo de muchos temas considerados hasta ese entonces intocables y que tenían un impacto decisivo en la relación con Estados Unidos. Sin dejar de reconocer méritos propios, debe aceptarse que el fin de la Guerra Fría influyó en la adopción de algunas de estas decisiones. La necesidad, por su parte, jugó un rol fundamental en el achicamiento de los márgenes del debate doméstico sobre la relación con Estados Unidos. Pocos discuten que la superación de los problemas económicos de la Argentina, en el marco de la apertura económica y de una economía cada vez más globalizada, requiere, entre otros factores de peso, un alto nivel de acuerdo político, económico y de inversiones con los Estados Unidos y Occidente en su conjunto. Este aspecto estuvo presente cuando asumió Menem y también al inicio del mandato de Fernando De la Rúa, quien se hizo cargo de la presidencia de la Argentina el 10 de diciembre de 1999, luego de vencer al peronismo en las elecciones presidenciales del 24 de octu- Módulo II / Unidad 7 221 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL bre de ese mismo año. En un Pocos discuten que la contexto signado por la vulsuperación de los problemas nerabilidad económica extereconómicos de la Argentina, na y serias dificultades de en el marco de la apertura económica y de una economía gobernabilidad, el nuevo cada vez más globalizada, gobierno debió recurrir varequiere, entre otros factores rias veces al apoyo político de peso, un alto nivel de y económico de Washington. acuerdo político, económico y El primer año y medio de de inversiones con los Estados gestión del gobierno de De Unidos y Occidente en su la Rúa estuvo signado por conjunto. presiones sociales diversas que tiraron de la soga en sentido opuesto: por un lado, para ampliar y profundizar las reformas económicas prometidas de segunda generación y a mantener en caja el déficit fiscal y, por otro, a satisfacer necesidades sociales y de empleo, en un cuadro de situación caracterizado por la falta de oportunidades laborales, una fractura social inédita en la historia del país y una creciente conflictividad y desesperanza. Así, el presidente De la Rúa ha navegado, con grandes sobresaltos, entre las demandas de los mercados y la de los sectores sociales postergados y excluidos. Hasta ahora ha sido más sensible a las primeras. Con ello, ha alienado parte importante de su base de sustentación política y ha perdido respaldo de la opinión pública debido a la ausencia de políticas efectivas que aminoren las brechas sociales y la marginalidad. Por cierto, la falta de respuesta a los reclamos sociales como así también la sensación de fatiga frente a reformas económicas cuyos beneficios no llegan a la gran mayoría de los sectores medios y populares, puede conducir a quienes hoy se consideran los perdedores del “modelo neoliberal” a cuestionar con mayor dureza las políticas económicas establecidas en los noventa. Más aún, estos reclamos pueden venir acompañados de expresiones antinorteamericanas y antiglobalistas. Como es bien sabido, esta situación trasciende el caso argentino; la persistencia o crecimiento de la pobreza y la exclusión social 222 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell sigue siendo uno de los problemas más graves que afecta a las sociedades latinoamericanas y ocupará, en consecuencia, un lugar también central en la agenda interamericana en los años venideros. Las posiciones y propuestas frente a esta cuestión cruzan horizontalmente a todos los países y han dado lugar desde hace varias décadas a incesantes debates en el hemisferio. Los líderes de la Argentina y Estados Unidos conocen las graves consecuencias sociales y políticas que pueden producir situaciones de persistente desempleo e inequidad social; éste es un campo en el que las circunstancias, más que las convicciones, irán modelando políticas y el grado de coincidencias y divergencias entre ambos países. A pesar de estas dificultades que están a la vista, no parece haber demasiado espacio en la Argentina para que las demandas de los sectores hoy postergados se articulen efectivamente en un proyecto político de fuerte oposición a Estados Unidos ni en clave antidemocrática. El nivel de convergencia alcanzado en las relaciones bilaterales se asienta en valores comunes e intereses de largo plazo que resistirán, probablemente con holgura, los embates de coyunturas complejas y difíciles. No existe en la agenda argentino-norteamericana ningún asunto de naturaleza político-estratégica que pueda traducirse en conflictos importantes como los producidos en los años de la Guerra Fría. Los temas económicos de siempre (aranceles, subsidios a las exportaciones, acceso a mercados) y otros más nuevos (formación del ALCA, protección de la propiedad intelectual, copyrigths, trademarks, acuerdos de «cielos abiertos»), aunque darán lugar a diferencias, no amenazarán ni el marco establecido ni el curso principal de la relación bilateral. Los nuevos temas de la agenda negativa de Estados Unidos con la región (por ejemplo, corrupción, medio ambiente, narcotráfico y seguridad ciudadana) encuentran a ambos países en el mismo bando o, al menos, en posiciones bastantes cercanas. b) Las relaciones con Europa Con la toma de mando de Carlos Saúl Menem se inicia una nueva fase en la relación Argentina-UE que se extiende hasta fines de 1995. Durante este período, el gobierno peronista desarrolló un con- Módulo II / Unidad 7 223 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL junto articulado de políticas que formaron parte de su estrategia general dirigida a todo Occidente. Luego de la firma del Acuerdo Marco Interregional de Cooperación entre la Comunidad Europea y sus Estados miembros, y el Mercosur y sus Estados partes (AMIC), en diciembre de 1995, comenzó una segunda etapa durante la cual, manteniendo los lineamientos básicos de la primera, el espacio subregional (Mercosur) adquiere creciente importancia para canalizar las relaciones del país con Europa. Esto último no implica la desaparición, merma o desvalorización de las relaciones bilaterales (Argentina-UE y, especialmente, con los países que la integran), sino que antes bien, los ámbitos nacional y subregional se desarrollan de manera interactiva y complementaria. Tras asumir, el gobierno de Menem se fijó dos objetivos específicos de corto plazo hacia la UE: ganar la confianza europea en el plano económico y restablecer relaciones diplomáticas con el Reino Unido, para alcanzar progresivamente un espacio que posibilitara retomar las conversaciones sobre la soberanía de Malvinas. Ambas metas fueron consideradas como complementarias y como un requisito de avances posteriores. Consecuentemente, en noviembre de 1989 el gobierno argentino puso en marcha dos gestiones simultáneas: inició conversaciones con la Comunidad Europea para alcanzar un Acuerdo Marco de Cooperación, al tiempo que realizaba tratativas con el Reino Unido orientadas a restablecer las relaciones diplomáticas y consulares. El logro del segundo objetivo, además de su importancia intrínseca, se consideraba indispensable no sólo para frenar cualquier eventual veto británico al acuerdo con la CE sino también para contar con la disposición de Londres a “facilitar” la cooperación entre la Argentina y Europa. Esto último fue formalmente incluido en la declaración emitida por los representantes diplomáticos de la Argentina y el Reino Unido al término de la reunión de Madrid I (octubre de 1989), que resultó uno de los hitos cruciales para el restablecimiento de relaciones diplomáticas y consulares en febrero de 1990. De este modo, se allanó definitivamente el camino para la firma del Acuerdo Marco de Cooperación Comercial y Económica con la 224 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell Comunidad Europea, suscrito en Luxemburgo el 2 de abril de 1990, exactamente ocho años después de la ocupación de las Malvinas por la dictadura militar. El documento es de los así llamados de “tercera generación” y, por lo tanto, abarca un área de cooperación más amplia que el Acuerdo Comercial que ambas partes habían convenido 2 en Bruselas el 8 de noviembre de 1971. Este último acuerdo, que entró en vigor el 9 de enero de 1972, se limitaba a la esfera comercial (las dos partes se concedieron, con importantes restricciones, el tratamiento de nación más favorecida) y a la cooperación en el ámbito agrícola. También creaba una Comisión Mixta para estimular la cooperación económica y comercial. El Acuerdo de 1990 extiende esa cooperación al campo agropecuario, industrial y tecnológico e incorpora una cláusula evolutiva que permite ampliar la cooperación a áreas no previstas. Además, y al igual que los Tratados Bilaterales firmados con España e Italia durante los años del gobierno de Alfonsín, hace de la democracia el eje articulador de la cooperación. Así, el documento incluye una cláusula denominada “Fundamento democrático de la cooperación” donde se señala que “Las relaciones de cooperación entre la Comunidad y la Argentina, así como todas las disposiciones del presente Acuerdo, se fundamentan en el respeto de los principios democráticos y los derechos humanos que inspiran las políticas internas e internacionales de la Comunidad y de la Argentina.” En el nivel bilateral, la diplomacia argentina desarrolló una intensa gestión tendiente a promover y asegurar las inversiones europeas. El resultado palpable de esta actividad fue la firma de Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de Inversiones con Bélgica, Italia, Luxemburgo y el Reino Unido (1990), España, Francia y Suecia (1991), Austria, Dinamarca y Holanda (1992), Alemania y Finlandia (1994) y Portugal (1994). Además, se firmaron acuerdos para evitar la doble imposición fiscal con España, Dinamarca, Finlandia y Suecia. 2 Los acuerdos de tercera generación (ATG) son acuerdos de cooperación que incluyen una cláusula democrática (vigencia de regímenes democráticos en los países signatarios como condición para el funcionamiento del Acuerdo) y una cláusula evolutiva (posibilidad de ampliar las esferas de cooperación y de incorporar nuevas iniciativas conjuntas). Módulo II / Unidad 7 225 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Simultáneamente, se realizaron avances interesantes en materia de vinculación política y de cooperación con varios países europeos mediante la creación o extensión de los mecanismos de consultas políticas regulares (Alemania, Finlandia, Francia, Italia, Reino Unido y Suecia) y la firma de convenios de cooperación intergubernamentales e interinstitucionales en diferentes áreas. Asimismo, la Argentina compartió operaciones de mantenimiento de la paz en el marco de la ONU con fuerzas de países europeos en Croacia y Chipre. A partir de la firma del AMIC en diciembre de 1995 se formalizó un cambio importante en la estructura de la relación ArgentinaEuropa. A los dos canales tradicionales de vinculación -UE y países miembros- se agregó un tercero, el subregional Mercosur, que se ha convertido en un eje estructurante tanto de la acción e inserción externas de la Argentina como de las políticas y decisiones de terceros. El Acuerdo se fundamenta en el respeto a los principios democráticos y los derechos humanos y expresa la voluntad política de profundizar la noción tradicional de cooperación, de fortalecer el diálogo político y de establecer, luego de atravesar varias etapas preparatorias, una asociación interregional que implica la liberalización progresiva y recíproca de los intercambios de todo el comercio dentro de las condiciones que confirmen los compromisos de ambas partes con la OMC. De este modo se constituye en un instrumento intermedio y preparatorio de la asociación interregional, sin plazos ni compromisos. Cuenta, además, con importantes precedentes jurídicos en los acuerdos de tercera generación firmados por la UE con la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay entre 1990 y 1991 y en los numerosos acuerdos bilaterales de ambas agrupaciones. El AMIC no quita validez ni importancia a las relaciones bilaterales entre la Argentina y la UE y sus países miembros. El Acuerdo Marco de Cooperación Comercial y Económica de 1990 sigue siendo un vehículo importante para canalizar asuntos propios de la cooperación bilateral y para profundizar la institucionalización de las relaciones argentino-europeas, tanto en el ámbito comunitario como en el de los países miembros. 226 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell En el plano específicamente bilateral, el período 1995-2000 registró el índice histórico más alto de contactos y visitas de autoridades y altos funcionarios entre la Argentina y los quince Estados de la Unión, como así también de legisladores, dirigentes de partidos políticos y de organizaciones no gubernamentales, autoridades subnacionales, personalidades del ámbito cultural y empresarios. Como resultado de esta intensa actividad se extendieron los mecanismos de consultas bilaterales para incluir a Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Luxemburgo y los Países Bajos; se concluyeron numerosos acuerdos intergubernamentales e interinstitucionales y se aprobaron para su entrada en vigor otros acuerdos concertados con anterioridad. Una parte creciente de este conjunto de acuerdos apunta a profundizar la cooperación con los países europeos en aspectos poco explorados, tales como asistencia en materia judicial y parlamentaria, utilización de la energía nuclear con fines pacíficos, lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, promoción del turismo, intercambios en materia de defensa y seguridad, gestión urbana, desarrollo en áreas de alta tecnología, seguridad social, control de aduanas, reconocimientos de diplomas y títulos de estudio y pasantías de técnicos y profesionales. Además, se renovaron o firmaron convenios para evitar la doble imposición fiscal con Alemania, Bélgica, Países Bajos y Reino Unido (1996) e Italia (1997). La nueva densidad de la relación argentino-europea se asienta en un inédito nivel de coincidencias de intereses políticos y de perspectivas económicas generales. Esto último, por cierto, no implica la desaparición, ni siquiera la atenuación, de las diferencias económicas específicas de carácter más estructural. La experiencia de los años ‘80 y ‘90 indica que el porvenir de esta relación depende de factores específicos de cada parte (democracia y estabilidad macroeconómica en la Argentina, los desafíos impuestos por la ampliación y profundización de los respectivos procesos de integración, etc.) y de otras variables externas a la relación, en especial las modalidades que manifiesten las relaciones Estados Unidos-UE, tanto entre sí como con América latina. Esta misma experiencia también señala la fuerte asimetría de intereses que existe entre las dos partes. Del lado europeo, esta asime- Módulo II / Unidad 7 227 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL tría se explica por el poder relativo de la Argentina, su ubicación geográfica y su situación respecto de otros países en términos de mercado e inversiones, al tiempo que para la Argentina, Europa es un socio importante en materia política y fundamental como mercado y como fuente de inversiones directas y de abastecimiento, en particular de bienes de capital. Nuestro país, en cambio, es un socio comercial de escasa significación para la UE: en 1999, las compras de la Europa de los quince a la Argentina constituyeron tan sólo el 0,634% de sus importaciones totales extra UE, mientras que sus ventas representaron el 0,84% de sus exportaciones totales extra bloque. Igualmente, las cifras del conjunto del Mercosur muestran que la gravitación de este bloque en el comercio extrarregional de la UE tampoco es significativa. En 1999, el Mercosur representó sólo el 2,88% del comercio total extrarregional de la UE. Además, y al igual que en el resto de América latina, las relaciones comerciales entre la Argentina y la UE exhiben a partir de 1993 un creciente superávit a favor de esta última, que se explica por factores coyunturales (los altos niveles de inversión directa europea que produjeron, en sus fases iniciales, fuertes importaciones de bienes de capital para instalar o modernizar empresas) y por otros dos factores que tradicionalmente han influido en el comercio entre la Argentina y Europa (la protección europea de productos para los cuales nuestro país tiene una clara ventaja comparativa y la excesiva concentración de las exportaciones argentinas en el sector primario). Este último factor asemeja a la Argentina al resto de los países de América latina. Las exportaciones a la UE siguen concentradas en los siguientes rubros: productos primarios (semillas y frutas oleaginosas, carnes y sus preparados, pescados y crustáceos, frutos comestibles, pieles y cueros, cereales, legumbres y hortalizas), manufacturas de origen agropecuario (en especial alimentos para ganado) y combustibles y energía. Las manufacturas de origen industrial apenas alcanzaron el 14,8 % de las exportaciones a la UE en 1999. En cambio, la gran mayoría de las importaciones argentinas provenientes de la UE se compone de bienes manufacturados de alto 228 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell valor agregado: los principales sectores de importación son los de bienes de capital, los bienes intermedios y los accesorios de bienes de capital. Esta pauta del comercio exterior argentino es más marcada en el caso de las exportaciones hacia la UE que con el resto del mundo, dado que los productos alimenticios y las materias primas de origen agropecuario tienen un peso aun mayor en la composición sectorial del comercio. Es muy probable que el caudal de importaciones argentinas desde la Unión se mantenga y, más aún, se incremente. Esta tendencia, sin embargo, sólo podrá sostenerse en los años venideros si la Argentina logra expandir en forma importante sus exportaciones a la Unión y a otros mercados para financiar su cuenta de importaciones. Para ello, entre otros factores, es preciso que los bienes manufacturados aumenten su participación porcentual en las exportaciones argentinas y que la UE, por su parte, posibilite un mayor acceso a su mercado de productos competitivos argentinos. Ambos aspectos, de naturaleza contingente, integran el núcleo de la agenda de negociaciones UEMercosur, en razón de que el resto de los países miembros de este último bloque enfrenta problemas similares a los de nuestro país. Ciertamente, el cambio más importante de las relaciones económicas de la Argentina y la UE se produjo en materia de inversiones directas europeas, siguiendo una tendencia general que atraviesa a toda América latina y que responde a factores de carácter global (el 3 crecimiento de IED en los ‘90 fue un fenómeno de alcance mundial) y a otros propios de la región (reformas estructurales, liberalización de los regímenes de inversión y avances positivos en materia de integración regional). Varios países europeos han desempeñado un rol de importancia creciente que se refleja tanto en los flujos como en el stock acumulado de IED en el país. En el período 1992—1999, España fue el inversor más importante con un 31% de los flujos de IED desplazando a EE.UU, país que era el principal inversor hasta 1998. Les siguen en orden de importancia, los Países Bajos (8%), Francia (7%), Chile (5%) y el Reino Unido (4%). Estos seis países explican el 75% de los 3 Véase el Glosario Módulo II / Unidad 7 229 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL flujos acumulados en el período. Este incremento de los flujos tuvo un impacto contundente sobre la distribución del stock de IED existente en la Argentina: en 1997, el 43 % del acervo acumulado correspondía a inversiones europeas mientras que las de Estados Unidos representaban el 30%. Ese 43 % se distribuía del siguiente modo: Italia (8 %), Francia y Países Bajos (7 %), España (6 %) y otros países de la UE, principalmente Reino Unido y Alemania (15 %). En esta década, los principales intereses de ambas partes se definirán en términos económicos. Al igual que en los ‘90, los temas centrales serán el comercio (que reúne aspectos de agenda positiva y negativa), las inversiones y la cooperación económica (ambas inscriptas en una agenda básicamente positiva). En este escenario, no se debe sobrestimar el peso de las “afinidades culturales”. En ocasiones, ellas pueden facilitar los vínculos económicos o algunas decisiones de inversión, como ha sido el caso de ciertas inversiones españolas en la Argentina. Sin embargo, no se trata de un factor determinante. Inversamente, los factores políticos de naturaleza positiva (por ejemplo, democracia, derechos humanos) se han convertido, a diferencia de lo ocurrido en otras décadas, en elementos constitutivos de las relaciones económicas y de su acrecentamiento. Por cierto, el plano comercial es el que ofrece mayores obstáculos y oportunidades dado que lo que estará en juego durante los próximos años será la conformación de una asociación interregional UE-Mercosur. Ante este desafío, los países del Mercosur han definido con claridad sus intereses y estrategias comerciales. Ellos se resumen en dos puntos básicos: que la liberalización sea compatible con la OMC y que las negociaciones sean comprensivas e incluyan todos los sectores de interés esencial para las economías de los Estados partes. Esta posición, aunada a las prioridades de política comercial europea, permite predecir que la formación de un área preferencial de comercio encontrará muchas piedras en el camino y que, en el mejor de los casos, el horizonte podría empezar a despejarse en la segunda mitad de esta década. Finalmente, cabe mencionar que la disputa de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido por la cuestión Malvinas no tuvo avan- 230 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell ces significativos desde el inicio de la democratización. Sin embargo, la relación bilateral muestra tres aspectos positivos: primero, la reconciliación entre los dos países que se inició con el restablecimiento de relaciones diplomáticas y consulares en febrero de 1990 y culminó con la visita oficial del presidente Menem a Londres en octubre de 1998. Segundo, la restauración y estrechamiento de los lazos políticos, económicos, culturales y científico-técnicos. Por último, una estrecha colaboración de los dos países en el seno de la ONU y otros organismos y foros internacionales que se ha traducido, por ejemplo, en votaciones de la Argentina y el Reino Unido altamente coincidentes y en acciones conjuntas de las fuerzas armadas de los dos países en distintos escenarios regionales. Esta conjunción de factores da oxígeno a quienes postulan que el eje articulador de la política hacia Malvinas debería ser la ampliación y profundización de las relaciones políticas y económicas con el Reino Unido acompañadas por el incremento de los vínculos con los isleños para crear, gradualmente, una situación de interdependencia, no sólo con la Argentina sino también con América del Sur, en un contexto de incierta viabilidad económica para las islas. Así, se supone que el estrechamiento de los lazos con el Reino Unido reduciría la gravitación del lobby de los habitantes de las islas en Londres, quienes tienen un peso claramente desproporcionado, tal como lo han comenzado a admitir empresarios, inversionistas y medios de prensa británicos. En tanto, el contacto con los isleños debería producir un mayor entendimiento, lo que a su vez llevaría a la flexibilización de sus posiciones y, por consiguiente, a la creación de mejores condiciones para negociar. Esta posición, que podría considerarse la más blanda, es la que en líneas generales sostuvo el gobierno de Menem. Desde luego, hay posturas menos conciliatorias que proponen, siempre dentro de un marco diplomático y pacífico, medidas tales como elevar el nivel de presión a los británicos en aspectos vinculados a la pesca y a la exploración y explotación de hidrocarburos, aumentar el aislamiento de los isleños y retomar las vías de negociaciones multilaterales. Con independencia de las importantes diferencias que aún existen al respecto, es claro que la Argentina mantendrá sus reclamos de Módulo II / Unidad 7 231 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL soberanía sobre las islas Malvinas, Sandwich y Georgias del Sur y su disposición a negociar según los términos de la Resolución 2065 de las Naciones Unidas (que reconoce que hay una disputa de soberanía), sin precondiciones y sobre todos los temas. A partir de estos parámetros, es muy probable que la Argentina logre construir en esta década una política de Estado en la cuestión Malvinas. Las principales fuerzas políticas del país coinciden en la necesidad de contar con esa política aunque, seguramente, establecer su contenido llevará varios años. También se coincide en que la solución de la controversia sobre la soberanía requerirá un período largo. La experiencia recogida en los noventa muestra, finalmente, que el contenido y el desarrollo de la política argentina hacia Malvinas dependerá en gran medida de las posiciones que asuma Gran Bretaña: sin duda, una actitud recalcitrante alentará una mayor dureza del lado argentino. c) Las relaciones con América latina: el énfasis hacia el Mercosur y Chile A partir del inicio del gobierno de Menem, la política exterior argentina hacia América latina puso un gran énfasis en las relaciones con los países vecinos. En este marco geográficamente acotado, el Mercosur y las relaciones con Chile se han constituido, en orden de importancia, en las dos prioridades de la diplomacia argentina. La política exterior hacia los otros países latinoamericanos mantuvo un perfil más bajo, tanto en el plano bilateral como multilateral, particularmente en el caso del Grupo de Río. Las relaciones con Chile han experimentado una serie de cambios cualitativos que parecen dejar definitivamente atrás los recelos y rivalidades del pasado. Los dos países han solucionado Las relaciones con Chile han los 24 conflictos limítrofes que experimentado una serie de tenían pendientes en la décacambios cualitativos que da de los ochenta. El penúltiparecen dejar definitivamente mo de ellos fue por la Laguna atrás los recelos y rivalidades del Desierto, un área del pasado. precordillerana de 532 kiló- 232 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell metros cuadrados sometida a arbitraje por una decisión que los presidentes Menem y Aylwin tomaron en 1991. El fallo del tribunal arbitral (integrado por juristas de Argentina, Chile, El Salvador, Colombia y Venezuela) fue emitido el 21 de octubre de 1994 y concedió a la Argentina la soberanía sobre la totalidad de la zona en disputa. El último conflicto se dio por los así llamados Hielos Continentales; en este caso, los dos gobiernos procuraron resolver el diferendo mediante un acuerdo político alcanzado en 1991, que trazó una línea convencional de reparto del área conocida como “poligonal”. Debido a la oposición a la misma por parte de los Congresos de la Argentina y de Chile, los dos países alcanzaron un nuevo acuerdo que retornó al principio rector de la frontera natural y que fue progresivamente consensuado, tanto entre ambos gobiernos como en cada legislatura. Finalmente, el 2 de junio de 1999 el nuevo tratado de límites fue ratificado por la Cámara de Diputados de Chile y por el Senado argentino. Mientras que en la Argentina la aprobación fue rotunda (42 votos contra 5) en Chile fue más dividida (58 votos a favor contra 38). La conclusión de los conflictos territoriales pendientes posibilitó la aprobación por parte de los Congresos de la Argentina y de Chile del Tratado sobre Integración y Complementación Minera, que había sido suscripto en diciembre de 1997 por los presidentes Menem y Frei. El 20 de diciembre de 2000, en San Pedro de Atacama tuvo lugar el canje de los instrumentos de ratificación del tratado. Ambos países también habían firmado un acuerdo en abril de 1995 para armonizar las versiones argentinas y chilenas de la historia regional. Los mapas escolares y los textos educativos en las dos naciones, entre otros datos importantes, son históricamente incorrectos, debido principalmente a los conflictos fronterizos del pasado. El acuerdo pide a los educadores e historiadores argentinos y chilenos que estudien conjuntamente este tema y que hagan recomendaciones sobre lo que se debe enseñar en las escuelas y lo que se difunda a la opinión pública. En el campo económico, los dos países han logrado también avances notables. Chile se ha convertido en un mercado importante para las exportaciones argentinas, que de un total de 591,9 millones Módulo II / Unidad 7 233 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL de dólares en 1993 ascendieron a 2.665 millones en el año 2000. A su vez, la Argentina pasó a ser un destino significativo para las inversiones directas chilenas, que alcanzaron la cifra de 8.436 millones de dólares durante el período 1990-9. Chile se ha transformado, así, en el principal inversor latinoamericano en la Argentina y se ubica en el cuarto lugar, luego de Estados Unidos, España y Francia. Las mayores inversiones se han realizado en energía eléctrica (U$S 428,58 millones), supermercados (U$S 273,68 millones), alimentos, bebidas y tabaco (U$S 209,89 millones), papel y madera (U$S 190,48 millones), construcciones y materiales (U$S 170,13 millones) y gas y petróleo (U$S 154,54 millones). Les siguen las industrias automotriz (U$S 20 millones), textil (U$S 18 millones) y química (U$S 4,60 millones), mientras que en otras inversiones se reparten 111,62 millones de dólares. Según se aprecia, muchas de las inversiones se concretaron en sectores anteriormente considerados de «seguridad nacional», tales como el de la energía eléctrica o la minería en las zonas fronterizas cordilleranas. En breve tiempo, las relaciones con Chile reflejaron el incremento de la confianza mutua y el aumento de la interdependencia entre ambos países. En el caso del Mercosur, la situación ha sido menos lineal porque el proceso involucra aspectos aun más importantes, que exigen definiciones sobre el tipo de vinculación deseada en el mundo y en la región. Tanto en los años de Menem como en la actualidad, el discurso oficial ha definido al Mercosur como una alianza estratégica y una política de Estado. En la práctica, sin embargo, la posición de la Argentina frente al proceso de integración ha estado lejos de ser consistente. Tres factores principales dan cuenta de los titubeos argentinos: los avances y retrocesos del Mercosur producidos por factores externos y por responsabilidades propias de la Argentina y de Brasil; la crisis económica doméstica; y la sombra del ALCA que ha jugado, según los momentos, como un catalizador del proceso (en sus orígenes) o como una amenaza para el cumplimiento de sus objetivos iniciales o, más aún, de licuación (fase actual). La ambigüedad de la Argentina se manifestó al poco tiempo de andar el Mercosur. A diferencia de Brasil, el gobierno de Menem tuvo 234 Módulo II / Unidad 7 Mónica Hirst / Roberto Russell una reacción inicial de entusiasmo frente a las propuestas norteamericanas de crear un área de libre comercio hemisférica, cuyo principal incentivo fue el de anclar (lock-in) las reformas económicas y bajar el riesgo país. Domingo Cavallo, como Ministro de Economía de ese gobierno, llegó incluso a sugerir que si la Argentina era invitada a formar parte del ALCA tendría que aceptarlo, aunque fuera en forma separada de sus socios del Mercosur. Sin embargo, las expectativas argentinas se diluyeron bastante rápidamente debido a las dificultades del presidente Clinton para obtener del Congreso de Estados Unidos la autorización para negociar a través del mecanismo de “vía rápida” (fast-track). Esta situación, unida a los beneficios “mercantilistas” obtenidos por la Argentina al acceder en forma preferencial al mercado de Brasil a través del Mercosur, ayudó a forjar un fuerte acuerdo político interno en el sentido de que este bloque debía ocupar un lugar de privilegio en las relaciones externas del país. El Mercosur pasó entonces a ser visualizado como el instrumento más idóneo (o en último caso, el más a mano) para mejorar las condiciones de inserción externa del país, no sólo comercial sino también productiva, en una economía internacional globalizada, y aumentar la capacidad de negociación y de influencia nacional en la configuración de los regímenes económicos internacionales, tanto en el nivel global como hemisférico. No obstante ello, y por temor a una excesiva dependencia de Brasil, el gobierno de Menem se mostró siempre más favorable a la constitución de un área hemisférica de libre comercio -en la que el Mercosur y el ALCA deberían a un tiempo complementarse y contrapesarse entre sí- que a una estrategia comercial limitada a América del Sur. El gobierno de De la Rúa ha insistido desde la toma de mando en que el Mercosur perfeccionado es el mejor camino que puede transitar el país para ingresar el ALCA. Sin embargo, su disposición a relanzar el Mercosur no ha podido concretarse por la crisis del proceso de integración, en una fase descendente desde 1997, y por la propia crisis de gobernabilidad del país que ha derivado en la formación de una nueva alianza de gobierno en reemplazo de la alianza UCR-Frepaso, que mostró ser tan sólo una mera coalición electoral. Módulo II / Unidad 7 235 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Esta situación ha vuelto a abrir en la Argentina el debate sobre el sentido de sus vinculaciones con la región que hoy se presenta en la superficie, como la opción ALCA o Mercosur. Aunque la Argentina es el socio menor de los dos mayores que integran este último emprendimiento, el camino que siga resultará uno de los factores clave para asegurar la profundización del proceso o para mantenerlo en su actual estadio de irrelevancia, o peor aún, llevarlo a su licuación. Éste parece ser el dilema de la hora actual. Sin embargo, también es preciso pensar el futuro del Mercosur considerando los elementos de la comunidad que se han ido construyendo en los últimos quince años y que no pueden deshacerse fácilmente por presiones sectoriales o por coyunturas críticas, por más graves que sean. Este aspecto más “estructural” del Mercosur es el tema de análisis de la Unidad siguiente, que hemos denominado Conclusiones, pues en ella se resumen los fundamentos históricos y las perspectivas del tema central que nos preocupa. 236 Módulo II / Unidad 7 AUTOEVALUACIÓN 1. ¿Qué eventos pusieron en evidencia la vulnerabilidad del modelo económico argentino? 2. ¿ Por qué han tenido ese efecto demostrativo? 3. ¿Qué consecuencias tuvo la Guerra de Malvinas sobre el diseño de la política exterior argentina? 4. Especifique las características centrales del denominado “paradigma globalista». 5. ¿Cuáles fueron los ejes del diseño de la política exterior luego de la restauración democrática en 1983-89? 6. Identifique los determinantes internos y externos de la política exterior a partir de 1989. 7. ¿Cuál es la percepción prevaleciente en la Argentina acerca del vínculo que se debe tener con los EE.UU.? Unidad 7 / Autoevaluación 237 UNIDAD 8 CONCLUSIONES 1. FUTURO(S) POLÍTICO(S) DEL MERCOSUR P asado el impacto inicial del fin de la Guerra Fría, el espacio de la cooperación económica y política en la comunidad internacional se amplió extraordinariamente. La regionalización de los mercados se tornó una tendencia común en un mundo más sujeto a tempestades financieras, donde la soberanía fiscal y monetaria está frecuentemente amenazada. Así, los países procuran una solución regional en un escenario mundial en el que fuertes condicionamentos económicos y políticos internos y externos aceleran la erosión entre la dimensión nacional e internacional. Las vinculaciones intra Mercosur -especialmente entre la Argentina y Brasil- y su poder de atracción sobre el resto de los países sudamericanos constituyen un cambio significativo, entre tantos casos de construcción de espacios regionales. Sus Pasado el impacto inicial del principales socios se encuenfin de la Guerra Fría, el tran permanentemente enespacio de la cooperación económica y política en la frentados a los vaivenes de comunidad internacional se la economia global, lo que amplió extraordinariamente. genera preocupaciones coLa regionalización de los munes y creciente interdepenmercados se tornó una dencia. Surge así un tipo de tendencia común en un mundo mutualismo (entendido como más sujeto a tempestades un ejercicio de intercambio financieras, donde la impulsado por la lógica de soberanía fiscal y monetaria está frecuentemente la reciprocidad) que expanamenazada. de las posibilidades de co- Módulo II / Unidad 8 239 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL operación pero también de La utilización del Mercosur conflito. como un elemento de identidad, que confirma hacia Nace aquí el potencial el exterior el compromiso estratégico de las relaciones simultáneo con la democracia argentino-brasileñas basadas y la estabilidad económica, en una plataforma de seguriadquirió un sentido dad económica, que es un reestratégico para la inserción quisito para grantizar internacional de la Argentina condiciones de gobernay del Brasil. bilidad y, consecuentemente, de continuidad democrática. La utilización del Mercosur como un elemento de identidad, que confirma hacia el exterior el compromiso simultáneo con la democracia y la estabilidad económica, adquirió un sentido estratégico para la inserción internacional de la Argentina y del Brasil. Esta identidad, si bien se fortaleció a partir del impacto catalizador producido por la iniciativa norteamericana de crear un Área de Libre Comércio hemisférica, también se vio debilitada por ello. El concepto de alianza estratégica, por lo tanto, se apoya en la articulación de factores de economía política interna e internacional. Su sentido está desvinculado de las nociones clásicas de seguridad militar y se asocia a nuevas premisas de seguridad económica. La definición de los límites de la soberanía en el contexto de una creciente interdependencia intrarregional y de la globalización internacional es el principal desafio para el Mercosur y particularmente para la asociación Argentina-Brasil. En un contexto de globalización/ regionalización de los mercados, en el que los acontecimientos externos pueden tener efectos desestabilizadores graves, la erosión entre lo interno y lo externo otorga un sentido fuertemente defensivo a esta alianza. Al mismo tiempo, el Mercosur constituye la experiencia más cercana al modelo de paz interdemocrática ya alcanzada en el espacio sudamericano. A pesar de sus carencias institucionales y de su “timidez” política, se trata de una iniciativa que ha otorgado un sentido comunitario a los procesos de democratización, a la revisión de las políticas de defensa de los Estados miembros y al estrecho compromiso 240 Módulo II / Unidad 8 Mónica Hirst / Roberto Russell de las políticas exteriores con las estrategias de asociación regional. Con ello, el Mercosur logró una rápida proyección internacional que supera los resultados concretos de sus negociaciones intrarregionales. Al completar su décimo aniversario, el Mercosur enfrenta nuevos y viejos desafíos relacionados con el estilo y con el contenido del multilateralismo que su presencia como actor político introdujo en la región sudamericana. Pueden identificarse tres espacios sobre los cuales este proyecto asociativo influye: – el de las políticas exteriores de sus Estados miembros, particularmente de sus principales socios; – el tablero sudamericano; y – el ámbito hemisférico. Para analizar el desempeño político actual y virtual del Mercosur conviene repasar brevemente el período más reciente de su evolución. Como se mencionó en Unidades anteriores, se parte de la constatación esencial de que, en el contexto de la llamada “segunda ola de la integración regional”, el Mercosur, además de representar la principal experiencia asociativa de América del Sur, es la única referencia regional de estabilidad y pluralidad constituida en la Posguerra Fría. 2. EL MERCOSUR EN LA BALANZA D espués de una década de vigencia, se pueden enumerar los resultados positivos y negativos relativos al desempeño del Mercosur. En cuanto a los logros, podemos realizar las siguientes consideraciones: a. Los indicadores de comercio revelan un crecimiento de las exportaciones intrarregionales del 27,6 por ciento anual entre 1991 y 1997. De 5,1 mil millones en 1991, el comercio intrarregional llegó a 20 mil millones de dólares en 1997. Este resultado fue tres veces superior a las exportaciones destinadas al resto del mundo. Módulo II / Unidad 8 241 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL b. c. d. e. 242 Se observa una conexión creciente entre la expansión de las inversiones externas directas y el comercio intrarregional. En la Argentina y en Brasil el aumento pasó de una media de 2,4 mil millones en los años 1986/91 a 10,6 en los años 1992/97, alcanzando 22,6 en 1997. Una parte importante de este aumento estuvo relacionado con el comercio entre las empresas. El Mercosur adquirió en poco tiempo una notable proyección internacional a través de la construcción de agendas positivas y negativas. Las negociaciones con la Unión Europea, con otras asociaciones regionales en América latina, con países individuales como Chile y Bolivia, son ejemplos de nuevas agendas positivas. También cabe destacar el cambio del peso político del Mercosur en las negociaciones hemisféricas. De hecho, a partir de los años ‘90 el Mercosur se constituyó en el principal ejemplo de “integración Sur-Sur”. El sentido de continuidad constituye otro atributo del Mercosur. Desde su lanzamiento, jamás dejó de estar en la cima de la lista de prioridades de la política exterior de sus países miembros. Se trata de una situación inversa a la que se dio en los años ‘60-80, cuando la integración regional se convirtió en un instrumento de uso político esporádico por parte de los líderes de turno. Para sus principales socios, el Mercosur representa una “política de Estado”: en los últimos diez años ha convocado veinte cumbres presidenciales y más de una decena de encuentros presidenciales extraordinarios, revelándose como un canalizador de energía política sin precedentes para la Argentina y Brasil. Al mismo tiempo, se constituyó en una fuente de capital político para la inserción regional y global de sus socios. Siguiendo el modelo denominado “neofuncional” en la teoría política, el Mercosur demostró capacidad de irra- Módulo II / Unidad 8 Mónica Hirst / Roberto Russell f. diación espontánea . La integración regional en el Cono Sur no involucra apenas temas comerciales. Actualmente, todas las políticas públicas de sus socios comprenden una agenda subregional (educación, cultura, salud, medio ambiente, obras públicas, seguridad, turismo, etc). A pesar de constituir un proceso anárquico que carece de una estructura institucional, esta dinámica expansiva ha sido acompañada por una creciente participación de las provincias que buscan crear sus propias agendas y lazos transfronterizos. Se estableció en el Cono Sur un vínculo directo entre defensa de la democracia e integración regional. Además de su sentido interdemocrático, el Mercosur se proyectó como una Zona de Paz. Esta identidad se volvió cada vez más contrastante con la subregión andina, donde prevalece un cuadro de turbulencia y fragilidad institucional que amenaza las condiciones de seguridad del área. Al mismo tiempo, se puede hacer una lista igualmente importante con los aspectos menos exitosos del proceso asociativo: a. La constitución del Mercosur como una Unión Aduanera se tornó más accidentada de lo que se había previsto originalmente. El cúmulo de controversias causado por el no cumplimiento de los compromisos asumidos y la inflexibilidad por parte de los intereses proteccionistas nacionales, generaron una agenda de conflictos comerciales e incompatibilidades en numerosos temas que comprometen la plena vigencia de un Arancel Externo Común. b. Al funcionar con una estructura decisoria intergubernamental, el Mercosur carece de una base institucional apropiada. Disponer de una personalidad jurídica desde hace más de cinco años y convivir con una agenda comercial cargada de disputas sin contar con un órgano jurídico permanente que se responsabilice por la solución de controversias, da Módulo II / Unidad 8 243 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL c. d. e. 244 lugar a procesos de politización que afectan su credibilidad. La dificuldad no se restringe sólo a las resistencias a ceder soberanía, sino también a las limitaciones económicas y de recursos humanos. La cuestión del déficit democrático del Mercosur ha sido superada principalmente en el ámbito empresario. De hecho, se observa un creciente poder de influencia de los diferentes segmentos productivos sobre los avances y retrocesos de los procesos de negociación intergubernamentales. Entretanto, la ausencia de participación de las demás entidades políticas, la presencia marginal de las organizaciones de trabajadores y la irrelevancia de los parlamentos, tornan cosmética la inclusión del Mercosur en la “agenda cuidadana” de las democracias de la subregión, como ya hemos analizado oportunamente en este libro. Una consecuencia de la estructura concentrada del proceso decisorio del Mercosur es la generación de distorsiones informativas y de fallas en la comunicación a la opinión pública. Informaciones erróneas o incompletas generan frecuentemente campañas “difamatorias” sobre el impacto del proceso, que influyen sobre las percepciones y conducen a politizaciones negativas. Tales fueron los casos de la ausencia de información sobre la supuesta “invasión” de productos brasileños a la Argentina en el año 1999 y el de los números erróneos sobre la transferencia de empresas instaladas en este país hacia Brasil. La dicotomía amistad/rivalidad Argentina-Brasil actúa con poder absoluto sobre el metabolismo político del Mercosur. La rivalidad bilateral es alimentada por la memoria del pasado y por una desconfianza crónica que se reactiva cíclicamente. Estos ciclos suelen producirse por reacciones de uno u otro lado generadas ante medidas unilaterales, ya sea en el campo del comercio exterior como de Módulo II / Unidad 8 Mónica Hirst / Roberto Russell las políticas macroeconómicas o de la política internacional. Las diferencias causadas terminan produciendo sentimientos y percepciones negativas de amplio espectro en los dos países. 3. UN QUINQUENIO ACCIDENTADO E l primer y el segundo quinquenio de vida del Mercosur presentan un contraste notable. A partir de 1997, el pasaje a una agenda compleja a medida que se completaban las reducciones tarifarias automáticas, puso en evidencia las diferencias existentes para producir avances en los sectores de servicios, en el acceso a los mercados financieros y en materia de armonización fiscal y de coordinación macroeconómica. Paradójicamente, en este mismo período se produjeron los avances más importantes en la agenda externa del Mercosur. Se alcanzó un acuerdo marco con la Unión Europea, se estableció la adhesión parcial de Chile y de Bolvia y se garantizó, junto al gobierno norteamericano, la continuidad del Mercosur en el ámbito de las negociaciones del ALCA. Estos logros, que resultaron únicamente de un esfuerzo colectivo, fueron capaces de neutralizar la fuerza de los impulsos fragmentadores. Tanto la Argentina como Brasil procuraron preservar –uno frente al otro- su soberanía y la prerrogativa del unilateralismo en el campo de las negociaciones comerciales; en el primer caso, se iniciaron negociaciones directas con México y, en el segundo, con el Pacto Andino. Al mismo tiempo, los sectores empresarios ejercieron una creciente influencia sobre los procesos de negociación, particularmente en los campos automotriz, electrónico, químico y metalúrgico. Por su lado, los segmentos sindicales tendieron a alinearse con los grupos empresariales de sus respectivos países, revelando una tendencia a formar coaliciones pluriclasistas nacionales en lugar de una articulación de redes intrarregionales. Vale mencionar que en Brasil este Módulo II / Unidad 8 245 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL tipo de coaliciones coincidió A fines de 1999, el Mercosur fue duramente afectado por con la gradual reactivación los cambios introducidos en la de políticas neoprotecpolítica cambiaria brasileña. cionistas. En la Argentina, más que vincularse a políticas industrialistas, la adopción de medidas proteccionistas -como la resolución 911 para la aplicación de salvaguardas- representó una reacción preventiva contra los plazos finales de vigencia de las listas de excepción previstas en los entendimentos comerciales intra Mercosur. A fines de 1999, el Mercosur fue duramente afectado por los cambios introducidos en la política cambiaria brasileña. Ese año, las importaciones brasileñas intra Mercosur tuvieron una caída superior al 20%, mientras que las exportaciones de Brasil a la Argentina sufrieron el mismo tipo de descenso. Por primera vez, la diplomacia presidencial se mostró inoperante debido al impacto per se de las nuevas medidas sobre las economías de ambos países, agravadas por las respectivas coyunturas políticas. Luego de atravesar un mal momento, el Mercosur inició en 2000 una nueva etapa llamada de “relanzamiento”. El progreso -después de tres años- en las negociaciones sobre un régimen automotriz, que culminó con la ratificación por la Argentina y Brasil del acuerdo, significó el principal avance en las relaciones de estos dos países. Entretanto, su impacto positivo fue limitado por dos circunstancias, una interna y otra externa, vinculadas al proceso asociativo. La primera fue el cuadro prolongado de recesión económica de la Argentina, agravado por los problemas de gobernabilidad de la nueva dirigencia de este país. La segunda fue la puesta en marcha de un proceso de negociación entre Estados Unidos y Chile con vistas a un acuerdo de libre comercio. La Argentina, y especialmente Brasil, habían tenido expectativas desmesuradas en torno a la adhesión chilena. Una señal en dirección contraria puso en evidencia las debilidades del Mercosur cuando se dinamizan las negociaciones hemisféricas. Por lo tanto, a pesar de sus avances, el proceso asociativo quedó condicionado a tres factores: el desempeño macroeconómico de Brasil, las condicio- 246 Módulo II / Unidad 8 Mónica Hirst / Roberto Russell nes de gobernabilidad de la Argentina y la política de Estados Unidos respecto del ALCA. Los efectos de la devaluación cambiaria brasileña pusieron sobre la mesa los problemas de la interdependencia asimétrica que existe en el Mercosur. De la misma manera que el crecimiento del Producto Bruto Nacional de Brasil permite la reactivación de las transacciones intrarregionales, cualquier movimento en dirección contraria lleva a un nuevo estancamiento. La crisis de gobernabilidad en la Argentina enflaqueció su sociedad con Brasil en todos los campos, inclusive en el de la política exterior. Si bien el gobierno de De la Rúa procuró reducir las diferencias en las políticas internacionales de los dos países, se mostró reticente a acompañar los nuevos pasos de Brasil en el ámbito regional. Así, observó con cierta frialdad la iniciativa brasileña de crear en el ámbito sudamericano un espacio de identidad diferenciado que ampliase las condiciones de proyección estratégica del Mercosur. Por cierto, la posibilidad de convertir esta propuesta en una acción convergente entre los gobiernos de De la Rúa y Cardoso habría otorgado automáticamente mayor trascendencia a la iniciativa. Vale recordar el movimiento de naturaleza semejante producido a fines de los años ‘50 con el lanzamiento de la operación Panamericana, cuando el gobierno argentino endosó plenamente la iniciativa de Brasil. Esto no ocurrió en la cumbre de jefes de Estado sudamericanos, convocada en agosto de 2000 por el gobierno brasileño. Al distanciamiento político arSin dudas, el proceso del ALCA gentino se sumó el efecto será a la larga el factor más desmovilizador causado por el poderoso para definir la anuncio norteamericano del expectativa de vida del Mercosur. Beneficiado por las Plan Colombia para el combaambigüedades de la clase te de la narcoguerrilla en ese política norteamericana en país, con impacto inevitable relación a la ampliación del sobre la región sudamericana. NAFTA, el Mercosur pudo Sin dudas, el proceso hasta el presente atravesar del ALCA será a la larga el sus crisis de crecimiento sin factor más poderoso para mayores presiones externas. Módulo II / Unidad 8 247 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL definir la expectativa de vida del Mercosur. Beneficiado por las ambigüedades de la clase política norteamericana en relación a la ampliación del NAFTA, el Mercosur pudo hasta el presente atravesar sus crisis de crecimiento sin mayores presiones externas. Pero los avances en las negociaciones para constituir el ALCA o una red de acuerdos bilaterales, proyectarían y favorecerían los intereses políticos y económicos de Estados Unidos favorables a una amplia liberalización comercial hemisférica, dificultando la consolidación del Mercosur como una unión aduanera. La evaluación del desempeño del Mercosur debe contemplar dos vertientes: la primera, de naturaleza asociativa, refuerza los atributos políticos del Mercosur como una sociedad, unida por intereses comunes; la segunda, de naturaleza comunitaria, subraya los atributos políticos del Mercosur como una comunidad cohesionada por lealtades comunes. Este tema será visto en el punto siguiente. 4. EL MERCOSUR COMO COMUNIDAD L a evolución más reciente del Mercosur pone en cuestión su continuidad. Como en cualquier proceso asociativo exitoso, la posibilidad de consolidar el bloque se vincula a la construcción de un proyecto comunitario. El primer elemento habilitante del Mercosur como una comunidad fue el abandono del uso de la fuerza, e incluso de la disuasión, entre sus Estados miembros. Ya sea por su identificación como un régimen o como una organización regional, el bloque se mueve a partir de preferencias y necesidades comunes indentificadas libremente. La lealtad política de los Estados miembros se fundamenta en dos motivaciones esenciales: la defensa de la democracia y la preservación de la paz. Desde el punto de vista conceptual, pasos significativos dados en la última década permiten considerar al Mercosur como una incipiente Comunidad Pluralista de Seguridad (CPS). La implementación de medidas de construcción de confianza, la inclusión de la cláusula de- 248 Módulo II / Unidad 8 Mónica Hirst / Roberto Russell mocrática en el texto del Tratado de Asunción y la formalización de una Zona de Paz son las iniciativas más relevantes en tal sentido. Al mismo tiempo, el Mercosur ha cumplido algunas funciones políticas esenciales que valorizan el multilateralismo entre sus Estados miembros, como así también en el espacio sudamericano e incluso en el ámbito hemisférico. Todos los análisis realizados sobre espacios regionales dan un valor positivo a esta vocación, contrastando las condiciones intra Mercosur con otras sinergias en América del Sur. Con el propósito de profundizar esta idea, cabe repasar los “elementos de medición” que hacen de una región una CPS: 1) valores convergentes, 2) capacidad de respuesta común, 3) cultura diplomática, 4) liderazgo, 5) desempeño económico positivo, 6) incentivos económicos, 7) vinculaciones económicas, 8) transacciones intersocietarias, 9) formación de una elite regional, 10) paz regional, 11) amenazas exteriores, y 12) semejanzas étnicas y/o lingüísticas. De acuerdo con estos parámetros, cabe considerar tres escenarios multilaterales en los que el bloque gravita: el propio Mercosur, particularmente el de las relaciones Brasil-Argentina; América del Sur; y el ámbito hemisférico o ALCA. La comparación de la forma en que estos factores se manifiestan en cada uno de los tres escenarios mencionados, muestra condiciones diferenciadas en cada caso para la creación de espacios comunitarios: 1. Valores convergentes Contemplan el contenido axiológico a partir del cual se nutre la acción política interna y externa de los Estados en un espacio comunitario. Específicamente, los valores que simultáneamente orientan la vida política interna y establecen un patrón de leatades en el ámbito regional. a) Mercosur: la democracia y la paz representan valores comunes reforzados mutuamente. Antes de la constitución del Mercosur, la vinculación entre la Argentina y Módulo II / Unidad 8 249 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL b) c) Brasil fue impulsada por los procesos de democratización y por el abandono de las hipótesis de conflicto entre ambos países. América del Sur: a pesar de que la democracia y la paz representan objetivos procurados colectivamente, los países de la región mantienen posiciones diferentes frente a las situaciones de crisis política e inestabilidad institucional. ALCA: la defensa de la democracia y la seguridad regional son objetivos comunes, que procuran alcanzarse bajo el liderazgo norteamericano. 2. Capacidad de respuesta común Corresponde a la voluntad política y a los instrumentos creados para la acción coordinada en el campo de la política exterior, especialmente frente a conyunturas de crisis. a) b) 250 Mercosur: aún no se estableció un mecanismo de cooperación en materia de política exterior. La acción conjunta para la preservación de valores comunes ocurre de forma no sistemática. Se manifestó en las crisis institucionales de Paraguay y en el conflicto Ecuador-Perú, pero estuvo ausente en la crisis política de Perú y aún no se dio frente a la situación colombiana. En todos los casos se carece de mecanismos institucionales, observándose la máxima utilización del instrunento de la diplomacia presidencial. América del Sur: no existe una definición de objetivos y premisas comunes de política exterior. El espacio interestatal de coordinación política es el Grupo de Río, que no es una instancia exclusivamente sudamericana debido a la presencia mexicana y al ingreso de representates de América Central y el Caribe. El comba- Módulo II / Unidad 8 Mónica Hirst / Roberto Russell c) te al narcotráfico es el único tema de política internacional plenamente aceptado en la agenda de América del Sur. ALCA: cuenta con un mecanismo de reuniones bianuales de Cumbres Presidenciales, que de hecho crean el marco político para la negociación del área de libre comercio, y también con una agenda paralela de asuntos de defensa, que se trata en reuniones ministeriales. Además del conjunto de instancias que generan un “régimen hemisférico virtual”, se dispone de la OEA para alcanzar respuestas comunes en materia de defensa y promoción de la democracia (resolución 1080) y la protección de los derechos humanos. Las condiciones asimétricas de este proceso concentran en Estados Unidos la capacidad de establecer agendas y condicionar respuestas. 3. Cultura diplomática Contempla los elementos histórico-culturales que conforman el perfil de las posiciones diplomáticas colectivas. Se destacan las tensiones entre las vocaciones que refuerzan el multilateralismo y aquéllas que conducen al unilateralismo. a) Mercosur: coexisten múltiples factores que afectan la maduración de una cultura diplomática propia. Se resiste a la plena extinción de la percepción conflitiva argentinobrasileña alimentada por la memoria compartida de una historia de rivalidades desde el período de formación de las respectivas nacionalidades. A esto se suma el peso institucional de la Cancillería brasileña que, además de una menor porosidad política que la de los otros socios, ha consolidado una cultura diplomática aún vigorosa en la región. Módulo II / Unidad 8 251 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL b) c) América del Sur: fuertes tendencias de fragmentación sustentadas en un pasado de conflictos fronterizos conviven con una cultura integradora signada por el legalismo, que conduce a la solución pacífica de las controversias y que apuesta a la cooperación. La diferencia entre la cultura luso-brasileña, marcada por el principio del uti posidetis, y el juridicismo hispánico ha reforzado el aislamiento de Brasil. El hecho de que su entorno sudamericano sea percibido como un elemento más circunstancial que esencial de su identidad lleva a que le sea más fácil fomentar agendas asociativas (comercio, infraestrutura) que comunitarias. ALCA: el peso de la historia del panamericanismo y del sistema interamericano se suma a la proyección de una “nueva cultura hemisférica” promovida por Estados Unidos durante toda la década del ‘90. A ello se agregan las visiones diferentes en América latina sobre el costo y el beneficio de una relación preferencial con el poder hegemónico. Más que una cultura diplomática hemisférica se pueden observar vínculos bilaterales impulsados por percepciones convergentes e intereses mutuos. 4. Liderazgo Se refiere a la vigencia de un centro decisorio que conduce el proceso comunitario basado en la concentración de poder y en el ejercicio de un liderazgo “de hecho”. Se pueden indicar como ejemplos alternativos la experiencia europea, cuyo centro decisorio propulsor fue compartido por Francia y Alemania, y más tarde neutralizado por la institucionalización del proceso; y el NAFTA, en el cual la posición hegemónica de Estados Unidos le asegura recursos estables de poder. 252 Módulo II / Unidad 8 Mónica Hirst / Roberto Russell a) b) c) Mercosur: basado en una distribución desigual de poder, comprende dos dinámicas decisorias. A partir de la diferenciación entre los países de mayor y menor poder relativo, el eje Argentina-Brasil conduce el proceso desde su creación. Por otra parte, el liderazgo de facto de Brasil, en función del peso institucional de su política exterior y de su economía, si bien lleva a un avance del proceso asociativo, inhibe la construcción de una agenda comunitaria. América del Sur: la presencia de Brasil y la manifestación de su interés en la constitución de un espacio sudamericano con identidad propia implican un proyecto de liderazgo regional. Su materialización enfrenta obstáculos de difícil superación, tales como la fragmentación entre la América Andina y el Mercosur, la proyección del poder hegemónico norteamericano y los titubeos del Mercosur. ALCA: aquí, más que la identificación del “actor-líder”, la cuestión principal es el contenido y la forma del liderazgo. La conducción de este proceso, que conduciría a la construcción de un “área de influencia positiva”, dependerá de la voluntad política (consenso doméstico) del actor hegemónico y del éxito sin grandes turbulencias de las adhesiones de los países latinoamericanos, ya sea por coincidencia de opción o por afinidad electiva. 5. Desempeño económico positivo La formación de un espacio comunitario encuentra estímulos en indicadores de crecimiento y estabilidad que generan nuevos ciclos de vitalidad económica. a) Mercosur: a partir de los años ‘90 se observaron tasas positivas de crecimiento, de expansión comercial y de Módulo II / Unidad 8 253 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL b) c) inversiones externas directas en todas las economías del bloque. También se produjeron avances cruciales en los procesos de estabilización y liberalización, particularmente en las economías argentina y brasileña. América del Sur: después del impacto de la “década perdida”, la región sudamericana experimentó un notable proceso de crecimiento durante la década del ‘90, acompañado por la adopción de sucesivas políticas de liberalización y desregulación económicas. ALCA: la adopción de políticas económicas liberales en toda América latina contó con el fuerte respaldo del gobierno norteamericano. Simultáneamente, la expansión de la economía norteamericana fue un estímulo material para la constitución de un “nuevo escenario hemisférico”. 6. Incentivos económicos Escenarios económicos promisorios constituyen la esencia del éxito de un proceso de asociación que se ve facilitado por la existencia de vínculos intrarregionales previos. La posibilidad de crear nuevas fuentes de dinamismo a través de la regionalización de mercados es otro incentivo de gran importancia para la integración económica. a) b) 254 Mercosur: durante el primer quinquenio se dio una relación positiva entre el crecimiento de las economías nacionales, el aumento de las inversiones externas directas y el mejor posicionamento del bloque en las negociaciones exteriores . América del Sur: aún son difusos los incentivos económicos para la formación de un bloque sudamericano. Actualmente, el área más destacada es la de proyectos de infraestrutura en los campos energético y de las comunicaciones. Módulo II / Unidad 8 Mónica Hirst / Roberto Russell c) ALCA: son elevados los incentivos económicos para la formación de un área hemisférica de libre comercio. La expectativa de un mejor posicionamento de la región en el proceso de globalización económica se une al objetivo de asegurar un mayor compromiso de Estados Unidos con el crecimiento de las economías latinoamericanas. La evaluación positiva del impacto del NAFTA sobre la economía mexicana sustenta este tipo de percepción. 7. Vinculaciones económicas La formación de espacios regionales comunitarios deberá estar acompañada por la intensificación de vínculos económico-comerciales intrabloque. El incremento del comercio intrabloque será más significativo que el crecimiento de las exportaciones de los Estados miembros hacia terceros países. Aquí aparece el tema sensible de las asimetrías, cuando el tamaño de las economías es desigual. a) b) c) Mercosur: se observó un notable aumento del comercio intra Mercosur hasta 1997, acompañado por la expansión de vinculaciones empresarias, especialmente en el ámbito de las empresas transnacionales. Este proceso fue afectado por las crisis económicas en Brasil y la Argentina a partir de 1998. América del Sur: el comercio intraandino mantiene un bajo nivel de expansión, como también el eje Pacto Andino-Mercosur. La ALADI, como marco institucional de las transacciones, ha contribuido muy poco a esta expansión. ALCA: el aumento del flujo comercial más significativo se produjo en las exportaciones norteamericanas hacia los países de la región como consecuencia de sus respectivos procesos de apertura comercial. Este precedente Módulo II / Unidad 8 255 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL se tornará crucial cuando se negocien las condiciones de preferencias recíprocas al mercado norteamericano a partir de la vigencia del Tratado previsto para 2005. 8. Transacciones intersocietarias El aumento de las transacciones comerciales deberá ser acompañado por la expansión de redes de interacción entre grupos de intereses, especialmente en el ámbito empresarial. Posteriormente, el acceso a un mercado de trabajo ampliado estimulará el flujo de profesionales y trabajadores. También se prevé la articulación entre regiones y gobiernos locales, a nivel provincial y municipal. a) b) c) 256 Mercosur: se observa un aumento de transacciones y contactos entre empresas de diferente tamaño, organizaciones no gubernamentales, gobiernos de los estados provinciales y municipales. La realización de eventos regionales estimula el contacto y la creación de nuevas redes de interés. América del Sur: a pesar de ser poco manifiesto, existe un mayor interés por las transacciones interempresarias. Aún son significativas las limitaciones en las comunicaciones intraandinas, intraamazónicas y entre la América Andina y el Mercosur. ALCA: el aumento de las inversiones directas provenientes de los Estados Unidos en toda la región como consecuencia de la implementación de políticas de desregulación, produjo un significativo aumento de la presencia empresarial norteamericana. Al mismo tiempo, se observa una expansión de las vinculaciones en todos los campos de la actividad privada, incluyendo educación y cultura. Cabe mencionar también la actuación de organizaciones no gubernamentales relacionadas con temas ambientales y de derechos Módulo II / Unidad 8 Mónica Hirst / Roberto Russell humanos, estimuladas por el activismo de sus contrapartes locales a partir de los nuevos contextos democráticos. 9. Formación de una elite regional Corresponde a un estadio avanzado de un proceso comunitario, cuando la convergencia de intereses supera a las identidades culturales nacionales. Para su conformación son esenciales contextos políticos plurales, proyectos educacionales y culturales de largo plazo eficaces que neutralicen percepciones conflictivas. a) b) c) Mercosur: en el ámbito económico se observa la gradual formación de un segmento empresarial que participa en las inversiones transfronterizas y/o se vincula a las empresas transnacionales. No obstante, la ausencia de parentezco partidario y el escaso conocimiento de la cultura política “del otro” dificulta la formación de una nueva elite con visión comunitaria. En el campo cultural y educacional, la interacción, fomentada más por iniciativas gubernamentales que privadas, se expande gradualmente con vistas a la creación de proyetos comunes. Se destaca, además, la importancia del turismo intrabloque como incentivo. América del Sur: fuerte predominio de especificidades culturales y limitadas redes de interacción impiden la formación de una elite sudamericana. A nivel intergubernamental se observa una articulación entre elites que se manifiesta esencialmente en actividades diplomáticas y en ámbitos institucionales empresarios. Se observa en ambos casos el predominio de las identidades nacionales y subregionales. ALCA: la formación de una elite sigue un patrón asimétrico de asimilaciones e influencias. Se observa un flujo inmi- Módulo II / Unidad 8 257 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL gratorio y de profesionales latinoamericanos hacia Estados Unidos. Este proceso estimula el surgimiento de nuevos segmentos de elite en las sociedades latinoamericanas y gradualmente fomenta la expansión de grupos hispánicos socialmente ascendentes en Estados Unidos. Al mismo tiempo, la presencia cultural y educacional de este país en toda América latina amplía su penetración en todos los segmentos de las sociedades locales. 10. Paz regional La ausencia de conflictos regionales es una condición necesaria para la formación de un espacio comunitario. La superación de las hipótesis de conflicto y el abandono de las políticas de defensa sustentadas en el dilema de la seguridad deben corresponderse con situaciones de plena satisfacción territorial y la valorización de una agenda regional cooperativa. a) b) 258 Mercosur: se observa la plena superación de las agendas conflictivas y el abandono completo de las políticas estimuladas por la competencia bélica. Al mismo tiempo debe señalarse la implementación de múltiples medidas de construcción de confianza, destacándose el acuerdo nuclear firmado por la Argentina y Brasil en 1990. Además, cabe mencionar la realización de ejercicios militares conjuntos y la creación de mecanismos de consulta para las políticas de defensa y la institucionalización del Mercosur como una Zona de Paz. América del Sur: coexisten en la región hipótesis de conflicto, controversias fronterizas no resueltas y situaciones de tensión diplomática. Además de viejas herencias históricas (Chile-Bolivia, Colombia-Venezuela, Ecuador-Perú), nuevas tensiones se manifiestan como resultado de la presencia de la narcoguerrilla en la América andina. Módulo II / Unidad 8 Mónica Hirst / Roberto Russell c) Actualmente, América del Sur es clasificada como una zona de guerra negativa (no-war zone). En este contexto, el Mercosur representa la principal fuente de estabilidad para el continente. ALCA: las políticas de defensa contituyen el punto más sensible de la agenda hemisférica. El predominio militarestratégico de Estados Unidos dificulta la construcción de una agenda de cooperación que prevenga acciones unilaterales. A partir de la puesta en marcha del Plan Colombia se profundizaron las diferencias intrahemisféricas. Al mismo tiempo, no se puede desconocer que la presencia del poder hegemónico es factor activo de la estabilidad regional. 11. Amenazas exteriores Una zona comunitaria se forma a partir de la percepción de que las amenazas exteriores son comunes. Durante la Guerra Fría, la noción de enemigo común se construyó más facilmente que en el período actual. Al eliminar la posibilidad de conflictos intrarregionales, la constitución de zonas de paz favorece la formación de alianzas frente a enemigos externos. a) b) Mercosur: la subregión que forma el Mercosur es un área marginal en el mapa de las amenazas a la paz y a la seguridad internacionales. Esta condición torna remota la posibilidad de que se produzcan amenazas externas y crea un espacio para acciones favorables a la paz mundial. Tanto la Argentina como Brasil y Uruguay desempeñan un importante papel en las operaciones de paz conducidas por la ONU y en algunos casos se han dado acciones coordinadas entre los tres países. América del Sur: la inexistencia de enemigos externos, sumada a la presencia estabilizadora de Estados Unidos Módulo II / Unidad 8 259 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL c) y Brasil, favorecen las condiciones de paz de la región. No obstante, la presencia de la narcoguerrilla facilita la vinculación con fuentes de amenaza externa. ALCA: la revisión del concepto de enemigo para Estados Unidos a partir del fin de Guerra Fría redefinió simultáneamente el sentido del alineamiento con su política de seguridad. La participación en crisis locales y la identificación de amenazas de sentido difuso permiten a la región adoptar un mayor distanciamiento frente a las prioridades de política de defensa norteamericana. El alineamento frente a crisis extrahemisféricas, como ocurrió desde la época de la Guerra Fría, está sujeto a las preferencias de política exterior de cada país. Las presiones norteamericanas por posiciones coordinadas se concentran en la agenda de amenazas regionales (por ejemplo, Haiti, Colombia, etc.). 12. Semejanzas étnicas y/o lingüísticas Menores diferencias étnicas y lingüísticas favorecen la comunicación intrarregional y reducen las percepciones conflictivas. a) b) 260 Mercosur: los países de esta subregión comparten tradiciones culturales (religión, historia e influencias exteriores) semejantes, y las diferencias lingüísticas son marginales. Desde la creación del Mercosur se observa una significativa expansión de la enseñanza del español en Brasil y del portugués en los países hispanoparlantes. América del Sur: si bien no se observan presencias étnicas con implicancias conflictivas, se nota una importante diferenciación cultural entre la América Andina y el Mercosur. La fuerte presencia de poblaciones indígenas en el primer caso produce importantes contrastes entre la formación social y la cultura política de ambas subregiones. Módulo II / Unidad 8 Mónica Hirst / Roberto Russell c) ALCA: el contraste étnico entre Estados Unidos y los países latinoamericanos, que responde a diferentes procesos de colonización, tenderá a reducirse con el rápido aumento de la población de origen hispano en la sociedad norteamericana. Al mismo tiempo, las diferencias culturales y de formas de vida se redujeron con el proceso de globalización, la veloz difusión de la información y la homogeneización de los hábitos de consumo. Las principales diferencias se dan en la cultura política, en el acceso a nuevas tecnologías, en las oportunidades económicas y en el peso de la desigualdad social. 5. EL MERCOSUR Y EL CONTINENTE AMERICANO A pesar de sus carencias y tropiezos, el Mercosur es un actor político de gran relevancia en el continente americano. Su desempeño económico y su compromiso con la paz y la democracia permiten identificarlo como una Comunidad Pluralista de Seguridad. Al mismo tiempo, se observa la aparición de otros espacios que estarían “compitiendo” con él, particularmente América del Sur y el ámbito hemisférico. En los tres casos se proyectan dinámicas asociativas que superan los objetivos comerciales. Sería prematuro prever la natureza excluyente del vínculo entre los tres Apesar de sus carencias y ámbitos señalados. Entretantropiezos, el Mercosur es un to, como se evidencia en la actor político de gran comparación de las vocaciorelevancia en el continente nes comunitarias, el espacio americano. Su desempeño sudamericano constituye el económico y su compromiso caso más problemático. con la paz y la democracia En la actualidad los permiten identificarlo como gobiernos latinoamericanos y una Comunidad Pluralista de Seguridad. de EE. UU. muestran una ten- Módulo II / Unidad 8 261 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL dencia a buscar mecanismos que eviten la exarcerbación de las tendencias fragmentadoras y conflictivas. Desde el punto de vista de los liderazgos regionales, el éxito de estos mecanismos dependerá de la evolución de las agendas -cooperativas o competitivas- que definan los principales actores de cada espacio asociativo. En un primer plano, se destacan Estados Unidos y Brasil como países líderes del ALCA y del Mercosur, respectivamente. El hecho de que ambos procesos asociativos partan de adhesiones no coercitivas lleva a que las negociaciones intrabloque cobren una enorme importancia en su resultado. Se destacan los entendimientos de Estados Unidos con sus socios del NAFTA -México y Canadá- y de Brasil con la Argentina. Como ya fue mencionado, el futuro del Mercosur dependerá, en gran parte, de la evolución de las negociaciones políticas y económicas que apuntan a la formación de un espacio hemisférico común y del tipo de entendimiento que se alcance para su consolidación. La compatibilización de ambos procesos, sin reducir la importancia de la agenda intra Mercosur, es el principal desafío para sus Estados miembros, especialmente para la Argentina y Brasil. Ésta es la clave de la construcción de su alianza estratégica, en la actualidad y en el futuro. A ese fin, ambos países deberán concebir nuevas políticas que encaren resueltamente los problemas que, de uno y otro lado, han entorpecido la marcha del Mercosur. La Argentina y Brasil comparten en forma bastante pareja la responsabilidad por la actual crisis del proceso asociativo. Los dos países estarían en mejores condiciones de defender sus intereses nacionales negoComo ya fue mencionado, el ciando en conjunto frente a futuro del Mercosur Estados Unidos la construcdependerá, en gran parte, de ción de un área de libre cola evolución de las mercio hemisférica. Ésta es la negociaciones políticas y posición que Brasil ha defeneconómicas que apuntan a la dido en forma sistemática y formación de un espacio con fuerte consenso interno, hemisférico común y del tipo de entendimiento que se aunque ha fallado en dotar al proceso de un claro alcanza para su consolidación. 262 Módulo II / Unidad 8 Mónica Hirst / Roberto Russell liderazgo y en asumir parte de los costos que ello implica. Por su parte, la Argentina atraviesa una nueva crisis de identidad que hoy se expresa en sus dificultades para reconocer y definir sus intereses nacionales, tanto en el Mercosur como en el ALCA. Estos percances vuelven a poner de manifiesto las tendencias de integración y fragmentación que han estado siempre presentes en la política exterior argentina y brasileña en relación con América latina. Módulo II / Unidad 8 263 AUTOEVALUACIÓN 1. Mencione y explique los procesos económicos y políticos que afectaron negativamente la consolidación del MERCOSUR. 2. ¿Qué peso adquiere el MERCOSUR en el escenario económico y político del hemisferio? 3. ¿Cuáles son las posibles consecuencias del MERCOSUR en el plano de la seguridad? 4. Desde su punto de vista, ¿qué factores influirán sobre el futuro del MERCOSUR? 264 Unidad 8 / Autoevaluación GLOSARIO ALALC (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio). Data de 1960 y fue una de las primeras y más ambiciosas iniciativas de integración regional. Estaba conformada por Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay y Uruguay. Posteriormente se adhirieron Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Su secretaría se estableció en Uruguay. Su creación quedó establecida en el Tratado de Montevideo y tenía como objetivo avanzar progresivamente en la formación de una Zona de Libre Comercio por medio de mecanismos de listas de productos a los cuales se les darían preferencias comerciales entre los países miembros. Sus rondas de negociación avanzaron rápidamente en los primeros años, pero luego se fueron registrando crecientes dificultades para avanzar en la liberalización de los sectores más sensibles y protegidos. Hacia fines de la década del ’60, se hicieron evidentes las dificultades para avanzar en la liberalización, lo que motivó la búsqueda de un nuevo marco de negociaciones que recién se daría en 1980 con la creación de la Asociación Latinoamericana (ALADI). ALCA. El Área de Libre Comercio de las Américas es el nombre que recibe, desde la Cumbre de Presidentes de los países del Hemisferio realizada en Miami en 1994, la formación de una futura Zona de Libre Comercio entre estos países con fecha tentativa de inicio en el año 2005. Como antecedente de esta propuesta impulsada por la administración de Bill Clinton, cabe remontarse a la denominada “Iniciativa de las Américas” enunciada por el Presidente George Bush en 1991. La negativa del Congreso de los EE.UU. a otorgar el denominado fast track motivó que entre 1994 y principios de 2001 las actividades diplomáticas ligadas a la negociación del acuerdo se hayan Glosario 265 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL limitado a la elaboración de un borrador tentativo (poblado de puntos aún pendientes de ser consensuados por los 33 países) que se dio a conocer en la Conferencia de Ministros de Comercio realizada en Buenos Aires en marzo de 2001. Este mismo borrador luego fue motivo de análisis y respaldado por la Cumbre de Presidentes del Hemisferio que se llevó a cabo en Québec en abril del mismo año. Entre los puntos consensuados se destaca la voluntad de las partes de poner en funcionamiento la Zona de Libre Comercio antes de finalizar 2005 y la utilización del principio negociador de “single undertaking” (o sea, nada está resuelto hasta que todo esté resuelto). Apartheid. Nombre que recibió la política de segregación racial contra la población negra que ejecutó el gobierno blanco de Sudáfrica desde fines de la década del ´50. Esta práctica generó reacciones armadas por parte de organizaciones negras como el Congreso Nacional Africano (CNA) y una constante violencia y agitación social. El apartheid se extendió hasta principios de la década de los ´90, momento en que el régimen blanco (sometido a crecientes presiones internacionales e internas) avanzó en la convocatoria a elecciones democráticas libres y con voto universal. Las mismas dieron como vencedor a Nelson Mandela, el líder más importante del CNA, detenido desde los años ´60. Balance de Poder. Es uno de los instrumentos utilizados por los Estados en el sistema internacional para limitar los riesgos de ser conquistados o dominados por otros. De hecho, desde la Paz de Westfalia de 1648, los Estados-nación son los principales actores de este balance de poder, que se basa en el desarrollo de capacidades militares y económicas propias y en la eventual articulación de alianzas con otros Estados, con el objeto de limitar la influencia o peligro que pueden derivarse de un Estado (o alianza de Estados) que cuente con importantes recursos bélicos y económicos. El balance de poder, la autoayuda y la prudencia de cada uno de los Estados, son las premisas básicas del pensamiento realista de las Relaciones Interna- 266 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell cionales. En la opinión de esta influyente corriente de pensamiento, la existencia de un estado de anarquía (no entendida como caos sino como ausencia de una instancia superior que resuelva los conflictos o diferendos entre los Estados) motiva que los actores del sistema internacional se vean compelidos (a riesgo de verse perjudicados por la imprudencia o la debilidad) a desarrollar estrategias de equilibrio de poder. Bandwagoning. La estrategia conocida como “bandwagoning” consiste en la decisión de un Estado de adherir a las políticas y estrategias de una o más potencias mayores con el objeto de aprovechar los beneficios (económicos, políticos, militares, prestigio…) derivados de ese alineamiento. En este sentido, la decisión de la Argentina de enviar fuerzas a las operaciones militares lideradas por los EE.UU. en la zona del Golfo Pérsico entre 1990/91 es un claro ejemplo de este tipo de estrategia. Barón do Rio Branco (José María da Silva) (18451912). Este diplomático y Canciller brasileño es considerado el fundador de la diplomacia de este país y ha dejado una impronta indeleble en los rasgos generales de la política exterior de esta potencia regional. Entre los mismos se destaca la expresa voluntad de reconocer el creciente poder económico y militar de los EE.UU. y, por ende, estrechar los lazos de interacción con ese país. El poder económico y militar que detentaba la Argentina a principios del siglo pasado, así como sus estrechos lazos económicos y políticos con el Reino Unido fueron factores que alentaron al Barón de Rio Branco a seguir estos lineamientos estratégicos. A partir de entonces, este acercamiento a Washington sería una constante de la política exterior brasileña, al menos hasta principios de los ´70. Asimismo, durante su gestión a la cabeza de la Cancillería brasileña buscó la forma de establecer mecanismos que tendieran a mejorar los niveles de confianza mutua con la Argentina y limitar eventuales carreras armamentistas. Glosario 267 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Bipolar. La estructura de poder bipolar hace referencia al momento histórico que abarca desde el fin de la Segunda Guerra Mundial a la conclusión de la Guerra Fría. Durante esas décadas, los EE.UU. y la URSS se constituyeron en las dos únicas superpotencias, dados sus masivos arsenales convencionales y nucleares así como por sus recursos humanos y económicos. La formación de un escenario bipolar vino a reemplazar tres siglos de multipolarismo en la estructura de poder internacional (desde la Paz de Westfalia en 1648). La bipolaridad ha sido reconocida por autores como J.L. Gaddis y por influyentes teorías de las Relaciones Internacionales (p. ej., el realismo estructural o el neorrealismo) como un factor estabilizador frente a las dos conflagraciones mundiales del siglo XX y que estuvieron precedidas por escenarios multipolares. El fin de la Guerra Fría en 1989, ha motivado un sustancial consenso acerca de la actual existencia de un denominado “momento unipolar”, que se caracteriza por la presencia de una única superpotencia: EE.UU. Bretton Woods. Desde la Cumbre de 1941 entre los mandatarios de los EE.UU, F.D. Roosevelt, y del Reino Unido, W. Churchill, que diera origen a la denominada “Carta del Atlántico”, ambas potencias (con el agregado posterior de Francia y otras potencias occidentales) comenzaron a diseñar lo que sería la arquitectura política y económica internacional una vez que fuera derrotado el nazismo. Este proceso concluyó en 1944 con el Acuerdo de Bretton Woods, en el cual quedó explicitada la decisión de avanzar en la conformación de la Organización de las Naciones Unidas, con el objeto de preservar la Paz Mundial; del Fondo Monetario Internacional, destinado a asistir y a asesorar a los países en la prosecución de equilibrios macroeconómicos y monetarios; del Banco Mundial o Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, destinado a asistir a los países para financiar la reconstrucción de su infraestructura; y del GATT, destinado a alentar prácticas comerciales más libres. Otro de los pilares del Bretton Woods, fue la decisión de establecer una paridad orodólar que brindara previsibilidad y estabilidad al sistema económico internacional. 268 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell Este conjunto de instituciones económicas y políticas buscaron alejar al mundo de posguerra de algunas de las consecuencias derivadas de la depresión económica de 1929. Para ello, según la percepción de los diseñadores de Bretton Woods se debía evitar que el sistema internacional cayera en el círculo vicioso conformado por inestabilidad económica, radicalización ideológica y guerra, que había asolado al mundo en las décadas anteriores. Carr, Edward. Historiador inglés de formación marxista, que también se destacara por sus estudios del sistema internacional. En este sentido, es considerado como uno de los principales exponentes de la corriente realista de las Relaciones Internacionales. Su obra La crisis de los 20 años, publicada en 1939, es considerada un clásico de esta corriente de pensamiento que le otorga una central importancia a la lucha por el poder, a los atributos de poder de los Estados y al conflicto. Asimismo, esta obra permite abordar de manera enriquecedora la interacción entre las consecuencias políticas y económicas de la Primera Guerra Mundial, la crisis económica internacional que se extendió durante la década del ´30 y el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Carrera armamentista. Proceso por el cual dos o más Estados tienden a reconocerse mutuamente como amenazas a sus intereses nacionales y buscan maximizar la adquisición y/o el desarrollo de materiales bélicos, y el alistamiento de efectivos militares con el objeto de contrarrestar o, en el caso que sea posible, sobrepasar las capacidades bélicas de o de los rivales. Las fallas de información o errores de apreciación sobre las inversiones que en estas áreas llevan a cabo los otros Estados, hacen que se tienda a configurar lo que se ha dado en conocer como el “Dilema de Seguridad”, o sea, la generación de una espiral de gastos en el campo de la defensa y la acentuación de la desconfianza y la incertidumbre entre las partes enfrentadas. Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Fue creada en 1948 en el seno de las Naciones Unidas y ha desempeñado un papel pionero y protagónico en la promoción de la integración Glosario 269 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL latinoamericana. La CEPAL, cuya sede se encuentra en Santiago de Chile, sentó las bases teóricas para impulsar el proceso de integración regional y colaboró en la formación, en 1952, del Comité de Cooperación Económica de América Central, antecedente directo del proceso que culminó con la firma del Tratado de Managua. También participó en los trabajos técnicos que condujeron al establecimiento de la ALALC en 1960. Desde entonces ha estado presente en la formación de la mayoría de los esquemas de integración del continente. Comisión Especial de Coordinación Latinoamericana (CECLA). Fue creada en noviembre de 1963 en San Pablo durante la Reunión Anual a nivel ministerial del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES) de la OEA, con el objeto de coordinar la posición de los países latinoamericanos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), que se habría de celebrar en Ginebra en 1964. Más adelante, la CECLA desarrolló una intensa actividad de coordinación durante los años ’60 para establecer posiciones comunes, particularmente frente a Estados Unidos. Cóndor II. Misil balístico de alcance intermedio (cercano a los 1200 km) que comenzó a ser desarrollado por la Fuerza Aérea Argentina en las instalaciones de La Falda, en la Provincia de Córdoba, a comienzos de la década de los ´80 en cooperación con empresas europeas, como la MBB de Alemania. Tanto Egipto como Irak (ambos aliados de los EE.UU. durante la década de los ´80) mostraron un activo interés en la adquisición del mismo. La administración del presidente Alfonsín preservó la continuidad del proyecto iniciado en el último tramo del régimen militar, pero el emprendimiento fue cancelado definitivamente en 1990-91 en el marco del fin de la relación preferencial de Irak con Egipto y los EE.UU., como consecuencia de la invasión de Kuwait (y la consecuente Guerra del Golfo) y la política argentina de alineamiento con los EE.UU. El equivalente brasileño del Cóndor II, el vector Sonda, fue preservado y reorientado en sus funciones hacia tareas ligadas a la actividad científica y comercial en el espacio, pero aún no se encuentra en estado operativo. 270 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell Conferencia de Chapultepec. Se realizó en 1945 en la ciudad de México y tenía por principal objetivo ofrecer a los gobiernos de América que formaban parte del grupo de las Naciones Unidas, la oportunidad de considerar en forma conjunta la manera de reforzar la futura cooperación entre los países del hemisferio con las Naciones Unidas y reforzar la solidaridad interamericana. La Argentina no asistió a la misma por la disputa diplomática con EE.UU. derivada de la negativa de Buenos Aires a declarar la guerra a las potencias del Eje. Conferencia de Helsinki. Estas negociaciones, lideradas por los EE.UU. y la URSS, se desarrollaron en el contexto internacional caracterizado por la política de “distensión” o “détente” entre ambas superpotencias en el primer tramo de la década del ´70. Las negociaciones derivaron en un documento firmado en 1975 durante la presidencia de G. Ford en los EE.UU. y la presencia de H. Kissinger como Secretario de Estado. Dentro de lo establecido figuraba el reconocimiento formal norteamericano del control soviético sobre Europa del Este (que de hecho ejercía desde 1945), al tiempo que se establecía la voluntad de la URSS de flexibilizar en cierta medida la prohibición de actividades por parte de grupos y organizaciones ligadas a los Derechos Humanos dentro del bloque oriental. Esta concesión, considerada en esos momentos como un hecho menor, es vista en retrospectiva como una importante estrategia diplomática de los EE.UU. que aceleró y facilitó la formación de organizaciones y liderazgos políticos y sociales que serían importantes en el momento de la crisis de los regímenes comunistas a fines de los ´80. Conferencia de San Francisco. Se considera como la conformación formal de las Naciones Unidas. La Carta fundacional de este organismo se firmó el 26 de junio de 1945, al concluir la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional, y entró en vigor el 24 de octubre del mismo año. Conferencia Panamericana. Ronda de conferencias de los Estados del hemisferio americano, que fueron el escenario propicio para que la Argentina desarrollara una postura diplomática y de política Glosario 271 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL exterior tendiente a contrarrestar el ascendente peso de los EE.UU. y su proyección sobre Latinoamérica. En este sentido, la última década del siglo XIX derivó en la victoria militar estadounidense sobre las fuerzas españolas desplegadas en Cuba y en Filipinas, con lo que los EE.UU. ingresaron al selecto listado de potencias con aspiraciones imperiales. Frente a los riesgos de una nueva guerra mundial y la formación de bloques económicos cerrados motivados por la crisis de 1929, los impulsos panamericanistas de Washington volvieron a tomar fuerza en la década del ´30 y parecen reforzarse nuevamente a partir de la llegada de la actual administración Bush por medio de la revitalización del proyecto del ALCA y en un contexto de consolidación de la Unión Europea como espacio económico, político y monetario, asociada al fracaso de la “ Ronda del Milenio” en el ámbito de la OMC para avanzar en una nueva liberalización del comercio internacional. Congreso de Viena. Estableció las bases geopolíticas e ideológicas que rigieron Europa durante el siglo XIX. Los absolutismos que derrotaran a Napoleón, liderados por Rusia, Austria y Prusia, avanzaron junto a la monarquía constitucional del Reino Unido y a la reinstaurada monarquía francesa, tanto en el respeto de las fronteras nacionales entre estas potencias como en la asignación de una importancia central a evitar episodios revolucionarios como los ocurridos en Francia a fines del siglo XVIII. El Congreso de Viena distó de ser exclusivamente un cabal ejemplo de las lógicas de equilibrio de poder interestatal, dado que los temas de seguridad interior adquirieron una trascendencia fundamental para las familias reinantes. Entre los negociadores enviados por estas potencias al Congreso, se destacaron: Metternich, en representación de Austria; Lord Castlereagh, en nombre de Inglaterra y Tayllerand, por Francia. La escuela realista clásica de la Teoría de las Relaciones Internacionales (en especial autores como H. Morgenthau, G. Kennan y H. Kissinger) verían a estos juegos de balance de poder y automoderación de los Estados relevantes del sistema internacional, como un ejemplo a tener en cuenta en el momento de pensar la acción de los estadistas y líderes y las conductas de las potencias en el siglo XX. 272 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell Consenso de Washington. Denominación que recibe el conjunto de políticas de corte neoliberal que se comenzó a implementar en América latina desde fines de la década de los ’80, con el objetivo controlar los procesos inflacionarios y avanzar en reformas estructurales. El mentor de este término es el economista John Williamson, que en 1989 lideró una conferencia entre destacados economistas internacionales cuyas conclusiones se publicaron en un libro editado por el Institute of International Economics de Washington. A fines de la década del ’90, el propio Williamson dio a conocer lo que se llamó el Consenso de Washington Revisado, en el cual se destaca la necesidad de complementar las reformas económicas iniciales con otras que tiendan a profundizar la capacidad de control y regulación del Estado, la transparencia, la independencia del poder judicial y la inversión en recursos humanos. Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe. A principios del siglo XIX y en el marco de la «política del garrote» impulsada por el gobierno de Theodore Roosevelt, la Doctrina Monroe evolucionó hacia la justificación del control y la injerencia de los Estados Unidos en los asuntos internos de los estados latinoamericanos. El Corolario Roosevelt fue anunciado el 6 de diciembre de 1904 en un mensaje presidencial al Congreso: «El mal proceder crónico, o la impotencia que resulte en un relajamiento de los lazos sociales propios de una sociedad civilizada, puede requerir en última instancia, tanto en América como en otras partes, la intervención de alguna nación civilizada, y en el Hemisferio Occidental, la adhesión de los Estados Unidos a la Doctrina Monroe puede forzar a este país, aun a su pesar, a ejercer un poder internacional de policía en tales situaciones de flagrante mal proceder o impotencia». Al igual que la Doctrina Drago, el Corolario Roosevelt se pronunció contra la intervención europea en el continente americano, pero no en contra de la intervención como tal. Por el contrario, reclamaba para Estados Unidos el monopolio de ese derecho de intervención que fue invocado hasta los años ’20 para justificar numerosas intervenciones armadas en América Latina y para proteger los intereses norteamericanos de la influencia externa. Glosario 273 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Corte Penal Internacional. El estatuto de esta Corte fue aprobado en Roma en 1998 y ya lo han firmado más de 90 países y cinco lo han ratificado. La Corte será establecida efectivamente cuando 60 países ratifiquen su estatuto y tendrá jurisdicción sobre crímenes de guerra y contra la humanidad, cometidos en cualquier lugar de la tierra. Con su implementación se espera que la impunidad por violaciones a los derechos humanos que reina hoy en día, pueda llegar a su fin. Entre las principales potencias, EE.UU., Francia, China e Israel no han adherido a la misma. Crisis de los misiles en Cuba (1962). De esta forma se conoce uno de los momentos de máxima tensión que se vivieron durante la Guerra Fría. Ello se produjo a consecuencia del desplazamiento de misiles de la URSS hacia la Isla de Cuba, que estaban en condiciones de alcanzar la casi totalidad del territorio de los EE.UU. En este contexto, la administración Kennedy procedió a establecer una cuarentena (o bloqueo naval) en torno a Cuba con el objeto de impedir el ingreso de nuevos embarques de armamento soviético. Finalmente, luego de 13 días de máxima tensión, las dos superpotencias llegaron a un acuerdo informal por el cual Moscú retiraría los vectores nucleares de la Isla y Washington se comprometía a no efectuar una futura invasión a Cuba y retirar, en un plazo de 6 meses, misiles con cabezas nucleares que la OTAN había desplegado en la década del ´50 en territorio turco. Darwinismo social. Forma como se conoce la readaptación tergiversada de las conclusiones evolutivas de Darwin a sistemas de ideas o ideologías caracterizadas por contener tintes racistas, xenófobos y/o de aceptación de prácticas de exclusión social. En este sentido, este tipo de reflexiones tendió a justificar actitudes imperiales de potencias centrales a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Asimismo, tuvieron su máxima expresión posturas como las alentadas desde el nazismo a partir de su nacimiento en la década del ´20 y su posterior ascenso al poder en 1933. 274 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell Doctrina Monroe. Esta renombrada doctrina (sintetizada en la frase “América para los americanos”) fue acuñada por el Presidente estadounidense de ese nombre en la década de 1820 como forma de marcar la posición de su país frente a los posibles intentos de las potencias europeas nucleadas en la denominada “Santa Alianza”, de recuperar su presencia o protagonismo imperial en el Hemisferio. Doctrina Nixon. De esta forma se conoce la visión estratégica del presidente republicano y de su Asesor en materia de Seguridad Internacional y posterior Secretario de Estado, H. Kissinger, que tiende a reconocer las limitaciones de los EE.UU. para intervenir y actuar de manera activa y decisiva en todas las agendas y regiones del mundo. En este sentido, esta Doctrina detectó un conjunto de potencias regionales claves por su influencia y peso específico, con las que EE.UU. debería establecer lazos de interacción para favorecer los intereses estadounidenses en el escenario internacional. Esta visión de la administración Nixon, se enmarcaba en la concepción más desideologizada de los asuntos mundiales y en el reconocimiento del ascenso de algunos rasgos multipolares (o sea, el mayor peso de otros Estados que no fueran solamente EE.UU. y la URSS) que caracterizaron la concepción de H. Kissinger. En lo que respecta al ámbito sudamericano, Brasil era la potencia regional considerada como más influyente y relevante. Doctrina Truman. En 1946 este Presidente estadounidense comunicó al Congreso la decisión de su gobierno de ayudar militar y económicamente a Turquía y a Grecia, para contener las estrategias de desestabilización que estaba desarrollando el comunismo prosoviético. Esta Doctrina es considerada como el inicio formal de la Guerra Fría y el involucramiento de Washington en la contención del avance de partidos comunistas en Europa y la disuasión frente a eventuales injerencias armadas de Moscú en esta zona y en la propia Turquía. La Doctrina Truman se vería complementada de manera casi contemporánea por el denominado “Plan Marshall” (en honor al Secretario de Estado de Truman), destinado a brindar una masiva ayuda Glosario 275 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL económica y preferencias comerciales a los países de Europa Occidental con el objeto de que se recuperasen de las consecuencias sociales y económicas de la Segunda Guerra Mundial. El nivel de devastación provocada en una parte sustancial de Europa, comenzó a ser vista por Washington como un elemento que favorecía el ascenso al poder de los Partidos Comunistas prosoviéticos. El corto siglo XX. De esta forma el historiador E. Hobsbawm denomina al siglo pasado, dada su visión acerca que el mismo se extiende desde el inicio de la Primera Guerra Mundial al fin de la Guerra Fría en 1989. Equilibrio de terror. Forma como se denominó durante la Guerra Fría la lógica de disuasión estratégica-militar de los EE.UU. y la URSS, a partir de los respectivos arsenales nucleares. En este sentido, la base conceptual es contar con la cantidad de misiles y cabezas nucleares necesarias para poder destruir la totalidad de la infraestructura económica y militar del rival. La estrategia consiste en poseer la capacidad de “segundo golpe” o sea estar en condiciones de provocar un daño masivo en el rival a pesar de haber soportado un eventual ataque sorpresivo por parte del mismo. Esta lógica se conoce aún como “Destrucción Mutua Asegurada”. Era del imperialismo. Período que abarca desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XX, en el cual las potencias europeas y los EE.UU. procedieron a tomar el control sobre países y regiones en diversas áreas del mundo (en especial en África, Asia y Medio Oriente). Usualmente se tiende a hacer una diferencia temporal entre la primera tanda de potencias imperiales (el Reino Unido, Francia y Holanda) y una segunda (Alemania, Italia y EE.UU.). Esta última potencia comenzó su avance imperial a nivel mundial recién a fines del siglo XIX y principios del XX. Escudo espacial antimisilístico. En 1983 el Presidente de los EE.UU., R. Reagan, formalizó en un discurso al país la voluntad 276 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell de su administración de avanzar en la construcción de un sistema de defensa contra misiles balísticos que pudieran ser disparados por la URSS contra territorio de los EE.UU. La complejidad tecnológica y los masivos gastos que implicaba, hicieron que se fuera comprobando la inviabilidad de avanzar de manera concreta sobre este proyecto. Sus críticos lo denominaron despectivamente “Guerra de las Galaxias” por su proyectado uso de satélites provistos de sistemas láser que destruirían las cabezas nucleares soviéticas en el espacio antes de ingresar al espacio aéreo estadounidense. No obstante, la cancelación de este programa como consecuencia del proceso de distensión en las relaciones entre Washington y Moscú a partir de 1985 (y el posterior fin de la Guerra Fría en 1989) nunca fue total. Con presupuestos limitados, el Pentágono y un conjunto de empresas avanzaron en posibles versiones limitadas de este “escudo”. En el último tramo de los ´90, la administración Clinton autorizó iniciar un conjunto de pruebas tendientes a analizar en los hechos la posibilidad de interceptar vectores misilísticos por medio de misiles interceptores de gran alcance y alta precisión. Este proyecto ha sido denominado “National Missile Defence” (NMD) y cuenta, a partir del ascenso de la administración Bush, con un activo respaldo político y eventualmente económico. El objetivo declarado del NMD sería dotar a los EE.UU. y sus aliados de la capacidad de interceptar una cantidad limitada de cabezas nucleares (un poco más de 100) lanzadas por países rivales como China, Corea del Norte, Irán o Irak. En la visión de Washington, el hecho de que Rusia cuente con miles de cabezas nucleares haría que el NMD no implique por sí mismo el fin de la disuasión nuclear entre Washington y Moscú. Estados fallidos. Este término se popularizó en el lenguaje académico de los años ´90 para hacer referencia a Estados que sufrían crisis políticas y económicas terminales, como consecuencia de guerras civiles y/o colapsos de diferente naturaleza. La ausencia de un poder central y el ascenso de lógicas feudales, clanes o bandas que ejercen el control sobre parte del territorio son algunas de las características de este tipo de Estados. Un caso paradigmático es el Glosario 277 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL de Somalia y el de Afganistán (al menos hasta fines de los ´90 en que los denominados “talibanes” alcanzaron el control sobre el 90% del país). Estructura multipolar eurocéntrica. De esta manera se hace referencia al escenario estratégico que caracterizó a Europa desde la formación de los Estados-nación en el siglo XVII. La existencia de 4 a 5 potencias relevantes por sus capacidades militares y económicas derivaba en constantes juegos de equilibrio de poder y alianzas cambiantes. El hecho de que las potencias europeas fueran los actores rectores del sistema internacional (al menos hasta el ascenso a fines del siglo XIX de potencias como los EE.UU. y Japón) derivó en un peso dominante del Viejo Continente al momento de intentar comprender la evolución de la política mundial. Extremo Occidente. De esta forma algunos exponentes del gobierno militar que rigió la Argentina entre 1976-83 hacían referencia a la supuesta condición de la Argentina como baluarte o pieza fundamental en la lucha contra el denominado movimiento marxista internacional. La participación en la preparación del golpe de Estado en Bolivia en 1980 y el envío de instructores y armas a los denominados “Contras” en Nicaragua (milicias que enfrentaban al gobierno sandinista que llegara el poder en 1979), fueron algunas de las expresiones concretas de esta idea de cruzada anticomunista. No obstante ello, a partir de 1979 la Argentina se consolidó como uno de los principales proveedores de cereales y oleaginosas de la URSS. Fukuyama, Francis. Este politólogo de ascendencia japonesa cumplió durante los ´80 tareas de asesoramiento en el gobierno de los EE.UU. y luego desarrolló funciones de investigador en la Rand Corporation. En 1989 publicó El fin de la historia que generó amplios y arduos debates a lo largo del primer tramo de la década pasada. En este texto, el autor desarrolla una argumentación parcialmente inspirada en Hegel (destacado teórico político alemán de 278 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell fines del siglo XVIII y principios del XIX). Para Fukuyama, el fin de la Guerra Fría venía a coronar un proceso mundial de avance imparable del liberalismo económico y político. Gaddis, John Lewis. La obra de este autor es considerada como una de las fuentes más importantes de información en todo lo referido al estudio de la Guerra Fría. En este sentido, en sus diversos libros desarrolló un análisis detallado de la denominada “estrategia de la contención” implementada (y readaptada a lo largo de las cuatro décadas) por Washington en su enfrentamiento estratégico-ideológico con la URSS. GATT. El Acuerdo General de Aranceles y Tarifas es una de las instituciones derivadas de la arquitectura político-institucional diseñada por las potencias occidentales en Bretton Woods en 1944. Si bien en un primer momento el objetivo era avanzar en la conformación de una institución dotada de más peso decisorio (como tendría la OMC a partir de 1994), la negativa del Senado estadounidense (tradicional bastión de posturas que desconfían de la delegación de la soberanía nacional a organismos internacionales) motivó que sólo sobreviviera una versión menos institucionalizada como fue el GATT. Su propósito, a partir de su creación en 1947, fue alentar espacios de negociación multilateral que generalizaran medidas tendientes a limitar el proteccionismo arancelario y facilitara el comercio internacional. Con ello se procuró alejar el riesgo de repetir las experiencias de “guerras comerciales” y “regionalismos cerrados” que imperaron a partir de la crisis económica mundial de 1929. En la visión estratégica de los negociadores de Bretton Woods, estas lógicas proteccionistas y propulsoras de la autarquía habrían favorecido el ascenso de procesos económicos, ideológicos y políticos que derivarían en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En el marco del GATT, las principales potencias occidentales y parte sustancial de los países en desarrollo avanzaron en sucesivas rondas de negociaciones comerciales (p.ej., Ronda Kennedy, Ronda Tokio y Ronda Uruguay) tendientes liberalizar progresivamente el flujo de bienes Glosario 279 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL entre sus miembros. La última fue la Ronda Uruguay que se extendió desde 1987 hasta 1993. Actualmente, el marco normativo brindado por el GATT está subsumido en la OMC. Gran Aliado extra OTAN -o Major Non NATO Ally (MNNA) Status-. Los beneficios de pertenecer a este grupo son en gran medida simbólicos y representan una relación de trabajo más estrecha entre estos países y los EE.UU. Asimismo, no implica una garantía de defensa mutua como la existente entre los países de la OTAN. No obstante, también presenta algunas ventajas concretas para el país que tiene esta categoría. Los países MNNA son elegibles para: 1) la prioridad en la entrega de material de defensa del programa EDA; 2) la compra de munición de uranio empobrecido para la lucha contra tanques; 3) la participación en programas de desarrollo e investigación; 4) la participación en el programa “Defense Export Loan Guarantee (DELG) que respalda préstamos privados para el comercio de productos para la defensa. El único país del hemisferio americano que se encuentra dentro de la categoría de MNNA es la Argentina. Esta decisión fue firmada por el Presidente Clinton el 6 de enero de 1998. En la visión de algunos especialistas, este gesto fue una forma de balancear la decisión de autorizar la entrega de información técnica a Chile con vistas a la posible venta de aviones de combate F-16 C/D Block 52, de fabricación estadounidense. Gran Depresión. Crisis económica que tuvo como símbolo la caída masiva de la Bolsa de Valores de New York en 1929. El estallido de esta “burbuja especulativa” motivó un efecto en cadena que se extendió a casi la totalidad de las regiones del mundo, motivando agudas crisis socioeconómicas y políticas. En este sentido, la Gran Depresión es vista como uno de los factores que facilitaron el ascenso de regímenes totalitarios y autoritarios en países como Alemania y Japón. Al respecto, cabe recordar que la propia historia de interrupciones institucionales en la Argentina se dio en 1930 en un contexto signado por las consecuencias de esta depresión. 280 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell Grupo de Contadora. El Grupo de Contadora fue creado en 1983 para hacer frente a la situación explosiva que reinaba en América Central y responder de manera ejemplar a una triple preocupación, a saber: poner fin a los terribles sufrimientos que padecían los pueblos de América Central a causa de los conflictos militares de sus países, defender el derecho de cada uno de ellos a la independencia y contribuir a la solución de una crisis cuyas repercusiones implicaban graves riesgos para la paz en el mundo. Los Ministros de Relaciones Exteriores de Colombia, México, Panamá y Venezuela se reunieron en la isla de Contadora, donde decidieron aunar sus esfuerzos y firmaron el Acta de Contadora para la Paz y la Cooperación en Centroamérica. Este plan de paz recibió el respaldo del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y de numerosos organismos regionales e internacionales. En 1985 se crearon Grupos de Apoyo en Argentina, Brasil, Perú y Uruguay en torno a los consejeros del Grupo de Contadora, que a partir de entonces se reunieron conjuntamente. Grupo de los 7 (G-7). Es el ámbito institucional que agrupa a las principales potencias democráticas y capitalistas (EE.UU., Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá) y que realiza anualmente una Cumbre de primeros mandatarios y conferencias de Ministros y funcionarios. En sus orígenes en la década del ´70 se denominaba G-5. En sus inicios (y aún hoy) uno de los temas que concentra la atención de este Grupo es el análisis y desarrollo de políticas tendientes a moderar los niveles de turbulencia e inestabilidad de la interdependencia económica internacional. No obstante, a lo largo de los últimos años han ido ganando espacio temas como el deterioro del medio ambiente, el terrorismo internacional y el lavado de dinero por actividades ilícitas. A partir de 1998 sus miembros han decidido invitar a Rusia a las cumbres centradas en cuestiones políticas. Con ello se ha conformado el grupo que se conoce desde entonces como G-8. Glosario 281 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Grupo de los 8 (G-8). Con motivo de la crisis de la deuda de los años ochenta se creó el Consenso de Cartagena, grupo que aspiraba a formular una plataforma común latinoamericana para la negociación de la misma. Con una visión más amplia y de carácter político, se formó en 1987 el Grupo de los Ocho, a nivel de Jefes de Estado y de Gobierno, el que posteriormente fue ampliado en el denominado Grupo de Río. Grupo de Río. El Grupo de Río es un Mecanismo Permanente de Consulta y Concertación Política creado con la Declaración de Río de Janeiro en 1986, como seguimiento a la experiencia desarrollada por el Grupo de Contadora. Fue fundado para promover el diálogo y la paz en Centroamérica, y su posterior ampliación al Grupo de los Ocho, con los países democratizados en el Cono Sur. En 1986, los Cancilleres de Argentina, Brasil, Colombia, México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela suscribieron el inicio del Grupo de Río con el objetivo de «fortalecer y sistematizar la concertación política de los Gobiernos mediante la realización de un proceso de consultas regulares sobre temas que afectan o interesan a los países de la región en el contexto de una creciente unidad latinoamericana». El Grupo de Río está compuesto por 14 países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, más dos países que representan rotativamente a los grupos regionales de Centro América y el Caribe, que durante 1996 fueron Costa Rica y Trinidad y Tobago. Guerra del Golfo. La crisis que dio origen al conflicto se inició el 2 de agosto de 1990, cuando Irak, liderado por el presidente Saddam Hussein, invadió el emirato de Kuwait. El objetivo aparente era controlar las reservas petrolíferas kuwaitíes. Irak anexó Kuwait formalmente el 8 de agosto. Una fuerza multinacional bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas, que ascendió a 500.000 soldados de tierra, mar y aire -principalmente de Estados Unidos, Arabia Saudita, Gran Bretaña, Egipto, Siria y Francia (y que contó con apoyo indirecto de otros muchos países, entre ellos la Argentina)-, se reunió contra el 282 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell Ejército iraquí, estimado entonces en 540.000 soldados. Bajo el mando del general estadounidense H. Norman Schwarzkopf, la coalición multinacional inició un intenso bombardeo aéreo de objetivos militares en Irak y Kuwait. La operación se conoció como ‘Tormenta del Desierto’. A mediados de febrero, con bajas militares y civiles cada vez más numerosas, Irak señaló su deseo de retirarse de Kuwait. La coalición rechazó una serie de ofertas condicionales iraquíes, en las que sirvió de mediador la Unión Soviética. El 27 de febrero, la ciudad de Kuwait había sido liberada y miles de soldados iraquíes se habían rendido, habían desertado o habían sido capturados o muertos. Las bajas de las fuerzas de la coalición fueron escasas: el 28 de febrero, cuando las operaciones ofensivas habían finalizado, sólo 149 soldados habían muerto y 513 habían sido heridos. Los representantes iraquíes aceptaron los términos aliados para una tregua provisional el 3 de marzo y el cese del fuego permanente el 6 de abril. Irak aceptó pagar indemnizaciones a Kuwait, revelar la localización y alcance de sus reservas de armas químicas y biológicas, y eliminar sus armas de destrucción masiva. Sin embargo, más tarde, los inspectores de las Naciones Unidas se quejaron de que el gobierno de Bagdad frustraba sus intentos de control de los acuerdos, por lo que las Naciones Unidas establecieron sanciones económicas contra Irak. Hobsbawm, Eric. Este historiador británico de formación marxista, es uno de los académicos más renombrados por sus amplios y profundos estudios sobre los procesos políticos, económicos y sociales de los últimos tres siglos. Realizó importantes estudios sobre el análisis de los procesos imperiales que signaron el escenario internacional durante este período, los procesos revolucionarios, la formación y expansión del capitalismo y, más recientemente, abordó en su libro El siglo XX las consecuencias que sobre el presente y el futuro tendrá lo que él denomina “el breve siglo XX”. En esta obra, destaca la existencia de procesos de marginación social, darwinismo social, deterioro ambiental y fanatismos religiosos y étnicos que tienden a producir un escenario por demás alarmante para las próximas décadas. Glosario 283 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Huntington, Samuel. Este destacado politólogo estadounidense se ha constituido en uno de los intelectuales más influyentes de las últimas cuatro décadas. Entre sus obras de destaca El orden político en las sociedades en cambio, publicada en 1968, en donde argumenta sobre la necesidad de replantear la forma como EE.UU. articula su política internacional con los países en vías de desarrollo y el denominado Tercer Mundo, a partir de una reflexión sobre las etapas de modernización y desarrollo político y económico de estos países. En su visión, la política estadounidense debía establecer estrechos lazos con Estados clave que contaran con regímenes políticos no necesariamente democráticos, pero que le garantizaran estabilidad política y económica y que no estuvieran bajo la influencia soviética (o la abandonaran). A principios de los ´90, vuelve al centro del debate teórico con su libro La tercera ola democratizadora (ver “olas democratizadoras”) y el artículo El choque de civilizaciones. Según su argumentación, el fin de la Guerra Fría hace que el sistema internacional se adentre de pleno en confrontaciones culturales y de civilizaciones que determinarán la geografía y naturaleza de las futuras tensiones y conflictos geopolíticos. En este sentido, la civilización occidental-democrática tendría que prepararse para crecientes grados de confrontación de intereses con potencias de raíces culturales confucianas y musulmanas. IED (inversión extranjera directa). Denominación que recibe la inversión realizada por empresas en otros mercados nacionales, con el objeto de acceder al mercado interno de un determinado país y/o de terceros. Los flujos de IED tienen una importancia central para las estructuras productivas de diversos países desarrollados y en desarrollo. Si bien una parte sustancial de las IED se producen entre naciones desarrolladas, países emergentes como China, Brasil e India están adquiriendo una creciente relevancia en esta campo. Asimismo, también se registra este tipo de inversiones entre países en desarrollo; en este sentido, se destacan casos como las IED de empresas chilenas en la Argentina durante la década del ’90. Este tipo de inversiones, tiende a incrementar la capacidad industrial o de servicios de quienes las reciben y a impactar positivamente en su balance de pagos internacionales. 284 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell Invasión a Afganistán. La invasión de las fuerzas militares soviéticas a Afganistán en 1979 es vista como el fin formal del período de “distensión” o détente que los EE.UU. y la URSS desarrollaron a lo largo de la década del ´70. El motivo declarado de la operación soviética fue respaldar al gobierno prosoviético que gobernaba Afganistán desde 1977. La presencia soviética se extendió hasta fines de los años ´80, en que Moscú decidió replegar sus fuerzas luego de casi una década de no poder quebrar la resistencia de las guerrillas islámicas apoyadas por los EE.UU., Pakistán e Irán. Laissez-faire. Este “dejar hacer” se constituyó, desde el principio del desarrollo de las concepciones liberales-librecambistas en la Inglaterra del siglo XVIII, en un principio rector del ordenamiento internacional que se derivaría de la hegemonía de esta potencia a lo largo del siglo posterior. Desde su perspectiva teórica, el liberalismo alentaba un comercio internacional signado por las ventajas comparativas de los países y regionales con el objeto de incrementar la eficiencia de la economía y la riqueza general. La larga paz (1945/1989-91). De esta forma define el historiador J.L. Gaddis el período que abarcó la Guerra Fría entre los EE.UU. y la URSS. En su visión, este escenario bipolar moderó las tendencias hacia enfrentamientos directos y masivos entre las potencias rectoras y evitó la repetición (agudizada por la presencia de armamento de destrucción masiva) de las catástrofes humanas de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Ley Helms-Burton. Esta Ley sancionada por el Poder Ejecutivo de los EE.UU el 12 de marzo de 1996, fue activamente impulsada por el influyente Senador republicano Jesse Helms, Presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales de la cámara alta del Congreso estadounidense. El objetivo de esta normativa, es el de sancionar a aquellas empresas y países que desarrollen actividades económicas en Cuba y que de alguna manera hagan uso de las propiedades que fueran expropiadas por el régimen de Castro a estadounidenses. Si Glosario 285 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL bien el Presidente Clinton sancionó la Ley, procedió a aplicarla parcialmente con el objeto de no acentuar tensiones con los socios comerciales europeos, que cuentan con sustanciales inversiones y relaciones comerciales con Cuba. La Ley Helms-Burton es considerada un claro exponente de la creciente tendencia unilateral (con especial fuerza en el Senado) de ciertos sectores políticos de los EE.UU. en cuanto se refiere al plano de las relaciones internacionales. Liga de las Naciones. Esta institución internacional fue creada por impulso de las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial y contó con el activo respaldo del Presidente de los EE.UU., W. Wilson. No obstante, la negativa del Senado de los EE.UU. a viabilizar la presencia de esta potencia en la organización derivó en una aguda debilidad de este ámbito pensado para preservar la paz internacional luego del trauma provocado por la Gran Guerra que se extendió entre 1914-18. Movimiento de Países No Alineados. Este movimiento tomó fuerza a partir de fines de la década del ´50 y comienzos de los ´60, bajo el liderazgo de Nasser y Tito (gobernantes de Egipto y Yugoslavia, respectivamente). La idea rectora de este nucleamiento de países en desarrollo y, muchos de ellos, salidos de recientes procesos de descolonización, era la de marcar la existencia de un espacio internacional que no se viera sujeto al control que ejercían los EE.UU. y la URSS sobre sus respectivos bloques. Basado en la no participación en ninguno de los dos bloques de agrupaciones militares y políticas derivados de la Guerra Fría, condenó al colonialismo y al racismo, defendió la independencia y la soberanía de todos los países, y se pronunció por la coexistencia pacífica, el desarme nuclear y la reorganización de las relaciones económicas internacionales. No obstante, la creciente presencia y actividad hacia el interior de este movimiento de países aliados o estrechamente ligados a la URSS motivaron una creciente distorsión con respecto a sus lineamientos originales. 286 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell La primera conferencia de 25 estados no alineados se realizó en setiembre de 1961 en Belgrado (Yugoslavia) y en la conferencia de 1989 llegaron a participar 102 estados miembros. La Argentina se sumó al mismo en 1973, durante el primer tramo del gobierno justicialista encabezado por H. Cámpora, en tanto que el retiro formal de esta organización se concretó en 1991 en el contexto del alineamiento del gobierno de C. Menem con los EE.UU. Nacionalismo. El nacionalismo tiende a destacar el proceso de identificación del ciudadano (en el caso que cuente con derechos políticos y económicos) o habitante de un país o miembro de una diáspora, con el destino y grandeza de ese proyecto colectivo. Las primeras evidencias del salto al primer plano del sistema internacional de corrientes nacionalistas, se dieron de la mano de la Revolución Francesa y el período napoleónico. Esta mezcla de revolución y nacionalismo fue vista como una amenaza por las familias reales de Europa, tal como quedó reflejado en el Congreso de Viena y en la Santa Alianza. La segunda mitad del siglo XIX marcó la expansión y generalización del ascenso de tendencias nacionalistas, de la mano de la formación de Ejércitos de masas y el quiebre del cosmopolitismo de las elites gobernantes. Las unificaciones de Alemania y de Italia, así como la victoria del Norte en la Guerra Civil de los EE.UU., ocurridas en esta segunda mitad del siglo XIX son algunos de los momentos claves en este proceso de conformación del nacionalismo. El término es utilizado para indentificar una ideología o un movimiento. Como ideología fue exportado durante el siglo XIX y el XX a otras partes del mundo. Neofuncional. Uno de los máximos exponentes de esta corriente de pensamiento internacional fue E. Haass, que desarrolló los fundamentos del pensamiento neofuncionalista, en especial para analizar el proceso de conformación de la Comunidad Económica Europea (CEE) a partir de la década del ´50. Según esta visión, dicho proceso de integración (y otras experiencias que se pudieran dar en el futuro, tal como el caso del MERCOSUR) no sólo debería ser analiza- Glosario 287 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL do a partir de las decisiones e interacción entre las estructuras de los gobiernos que la llevaban adelante, sino también prestarle una particular atención a la construcción de intereses comunes y canales de interacción entre actores económicos y sociales que actuaban en estos países, conjunto éste que tendía a darle una mayor profundidad y densidad a dicho proceso de integración. Neomarxista. En el campo de la Teoría de las Relaciones Internacionales, la corriente neomarxista se caracteriza por enfatizar la estrecha vinculación existente entre la evolución y expansión del capitalismo y el rol de las grandes potencias internacionales durante los últimos 500 años. En este sentido, autores como R. Cox y I. Wallerstein se constituyen en algunos de los exponentes de la misma, destacando ambos la existencia de ciclos hegemónicos (encarnados sucesivamente por potencias como Holanda, Inglaterra y los EE.UU.) que han actuado extendiendo el capitalismo a escala global. Desde este punto de vista, no cabría considerar las relaciones internacionales básicamente desde una perspectiva centrada solamente en los Estados y sus disputas por el poder, sino reconocer la existencia de sectores sociales y económicos capitalistas transnacionales que crean y consolidan redes que van más allá de las fronteras e intereses de cada país. Un factor a destacar en este tipo de abordaje teórico, es el hecho de que ya desde principios de los años ´70, analistas como I. Wallerstein advertían la precaria condición económico-estructural que sufría (y de manera progresivamente más aguda) la URSS dada su no pertenencia al mundo capitalista y a la marginación de los procesos innovadores que se aceleraron en el campo tecnológico con su consecuente transformación de los procesos de producción capitalista evidentes desde fines de los ´60 y comienzos de los ´70. Neorrealista. De esta forma suele denominarse la corriente realista estructural de la Teoría de las Relaciones Internacionales. K. Waltz, con su libro El hombre, el Estado y la Guerra publicado en 1959, brindó los fundamentos básicos de este abordaje académico 288 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell que se erigió en el núcleo del debate teórico durante parte sustancial de la Guerra Fría y que aún hoy continúa presentando una importante vigencia. En la concepción neorrealista, la forma más adecuada de explicar el fenómeno de la guerra y la paz en el sistema internacional no debe buscarse a nivel de la naturaleza humana (tal como lo hace la visión realista clásica de autores como Tucídides y Maquiavelo), el tipo de régimen político y económico existente al interior de los Estados (tal como lo hace la corriente liberal) sino a nivel del sistema internacional, o sea, en la estructura de poder que ordena a los Estados de acuerdo con sus capacidades militares y económicas. La existencia de un sistema internacional anárquico, esto es, la ausencia de una instancia superior a la cual los Estados pueden recurrir para resolver sus diferencias y preservar su seguridad, deriva en que la cuestión central sea la seguridad y la supervivencia de los propios Estados, para lo cual deben recurrir a lógicas de autoayuda, a lógicas de competencia y a juegos de suma cero entre los Estados, al tiempo que estas unidades políticas deben maximizar de manera racional la búsqueda de poder. En la visión neorrealista, la existencia de un sistema internacional bipolar o multipolar deriva en escenarios en los que las políticas de los actores se ven influenciadas de manera diversa. En este sentido, el bipolarismo es visto como proveedor de sustanciales grados de estabilidad y previsibilidad entre las dos principales potencias, lo que tiende a limitar la posibilidad de una escalada terminal que derive en una guerra total. No es así, en cambio, el caso de escenarios multipolares, en donde los riesgos de choques entre las potencias rectoras se multiplica (tal como ocurrió en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial). NSC 68. Este memorándum del Consejo de Seguridad Nacional de los EE.UU., tuvo como uno de sus principales mentores a P. Nitze (destacado especialista en Seguridad Internacional), quien influyó de manera decisiva en la readaptación de la denominada “Estrategia de la contención” diseñada por los EE.UU. en la segunda mitad de la década del ´40 con el objeto de detener el avance político, ideológico y militar del comunismo soviético. En los meses previos a la apro- Glosario 289 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL bación del NSC 68, se habían producido algunos hechos de central importancia para la evolución de la naciente Guerra Fría: en 1949 la URSS había hecho estallar su primer artefacto nuclear (4 años después que los EE.UU.) y, en el mismo año, China pasó a ser controlada por las fuerzas comunistas lideradas por Mao (que contaron con el activo apoyo político y militar de Stalin). El NSC 68 reconocía lo que luego se popularizaría como “Teoría del dominó” (o sea, la caída de un Estado en manos del comunismo, provocaría un efecto en cadena) y, por ende, la necesidad de contener por medios militares, económicos y diplomáticos el avance del comunismo en regiones y países que iban más allá de la Europa Occidental y del Japón (tal como lo enfatizaba el diplomático y estratega estadounidense G. Kennan en sus escritos de 1946 y 1947 que dieron origen al marco teórico de la “contención”). El desencadenamiento de la Guerra de Corea (195053) y la participación directa de fuerzas militares de los EE.UU. y de China comunista, reforzaron la percepción de Washington acerca de la globalización de la amenaza soviética y, en consecuencia, de la necesidad de no limitarse a preservar la “contención” a la reconstrucción económica y política de Europa Occidental y Japón, como mejor forma de limitar las posibilidades de expansión del comunismo tal como lo propulsara G. Kennan. El NSC 68, entonces, le otorgaría un mayor peso al uso de la fuerza militar y al despliegue de fuerzas en regiones estratégicas. Nueva agenda. De esta forma se denomina el listado de amenazas a la seguridad que a partir del fin de la Guerra Fría acrecentó su importancia a la vista de los estudios académicos, en el plano de la política de los Estados. Entre estas amenazas se destacan: el terrorismo internacional, el narcotráfico, el cambio climático, la proliferación de armas de destrucción masiva y las crisis humanitarias en diversos Estados. OCDE (Tratado de la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo). Fue firmado en 1960 por Alemania Federal, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, España, Estados 290 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell Unidos, Francia, Grecia, Irlanda, Islandia, Italia, Japón, Holanda, Luxemburgo, Noruega, Portugal, Suiza, Turquía y el Reino Unido (Japón lo hizo en 1964). Entró en vigencia en 1961. Entre sus objetivos centrales se destacan: 1) alcanzar las máximas tasas posibles de desarrollo económico y ocupación y un nivel de vida creciente en los países miembros, manteniendo al mismo tiempo la estabilidad financiera, con lo que favorecerán el desarrollo de la economía mundial; 2) contribuir a una saludable expansión económica de los países, sean o no miembros, en proceso de desarrollo; 3) favorecer la expansión del comercio mundial sobre bases multilaterales y no discriminatorias, de acuerdo con las obligaciones internacionales. OMC. La Organización Mundial del Comercio (OMC) es el máximo organismo internacional en materia de negociaciones comerciales. Fue creada en 1994 en el contexto de lo previsto en la denominada “Ronda Uruguay” del GATT. La OMC se constituyó en la sucesora del GATT y a diferencia de él posee un mayor grado de institucionalización y de poder de decisión (enforcement) frente a las disputas comerciales entre sus Estados miembros. La utilización de paneles de resolución de controversias, dotados de poderes inapelables, la erigen en un salto cualitativamente trascendente con respecto a los mecanismos de resolución de conflictos del pasado. Entre los casos más renombrados que le ha tocado tratar a lo largo de estos años se destacan: el panel que favoreció a Ecuador (y a empresas estadounidenses productoras de bananas) en su disputa comercial con la Unión Europea (UE) por la política de esta última en el campo de la importación de bananas; el panel que fallara a favor de Venezuela frente a los EE.UU. por el ingreso de naftas venezolanas a este país y la reciente decisión de un panel de autorizar a Canadá a aplicar aranceles especiales a productos brasileños, como forma de compensar las supuestas pérdidas ocasionadas por el Brasil a la principal empresa canadiense de fabricación de aviones, a raíz de los subsidios que Brasilia entregaría a la industria aeronáutica nacional. Potencias mundiales como China y Rusia aún no han ingresado formalmente a la Glosario 291 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL OMC, si bien han venido desarrollando (en especial China) intensas negociaciones para conseguir la anuencia de todos los Estados miembros para concretar esa incorporación. OPEP. La Organización de Países Productores de Petróleo aglutina a algunas de las principales potencias petroleras del mundo. Entre sus miembros más importantes se destacan Arabia Saudita, Irak, Irán, Kuwait y Venezuela. No obstante, existen otros importantes productores que no pertenecen a la misma, como México, Noruega y Rusia, por ejemplo. El salto al primer plano de la atención internacional de la OPEP se dio a partir de la denominada crisis del petróleo de 1973 (la cual implicó la cuadruplicación del precio del barril). Esta crisis se produjo debido a la respuesta de los países árabes (que constituyen la masa crítica de esta organización) a la guerra árabe-israelí de 1973. El embargo petrolero contra las potencias occidentales que eran vistas como aliadas o favorables a Israel, generó una aguda escalada de precios y la acentuación de procesos inflacionarios y recesivos en el ámbito internacional. Una nueva crisis se produjo en 1979, esta vez motivada por la revolución islámica en Irán. A partir de la década de los ´80 y la casi totalidad de los ´90, las contradicciones, las tensiones internas y el incremento en la producción de países no ligados a la OPEP, fueron debilitando el protagonismo de esta organización. No obstante, a partir del año 2000 sus miembros parecen haber logrado recrear un marco de consenso básico para impulsar un incremento importante en el valor del petróleo, que pasó de valer 11 dólares a 25/30 por barril. OTAN. La Organización del Tratado del Atlántico Norte fue creada en 1949 con el objeto de ligar formalmente y de manera institucionalizada la alianza estratégica entre los EE.UU., Canadá y las potencias de Europa Occidental, en momentos en que quedaba en evidencia (en especial a partir del golpe de Estado comunista en Checoslovaquia en 1948) la existencia de una Guerra Fría entre los dos bloques liderados por Washington y Moscú. Uno de los pilares sobre el que reposa la OTAN es el de la asistencia mutua en caso de agre- 292 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell sión externa, ya que el ataque contra uno de sus integrantes es considerado un ataque al conjunto de países miembros. El fin de la Guerra Fría en 1989 y la desintegración de la URSS en 1991, no sólo no implicó la desintegración de la Alianza Atlántica sino que se integraron tres nuevos Estados en 1999 (Polonia, Hungría y la República Checa). Es evidente, entonces, que la extinción de la contienda bipolar ha derivado en una creciente orientación de la OTAN hacia estrategias de prevención y manejo de crisis complejas, como las que se dieron en Bosnia y Kosovo. A ello se sumaron una mayor atención a temas como la proliferación de armas de destrucción masiva, la constitución de fuerzas de despliegue rápido para poder operar en conflictos regionales en tiempos relativamente breves y el terrorismo internacional. Pacto Andino. Acuerdo de integración económica firmado en 1969 por los gobiernos de Colombia, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú. Este acuerdo tiene por objetivos promover el desarrollo equilibrado y armónico de los países miembros, acelerar su crecimiento mediante la integración económica, facilitar su participación en el proceso de integración previsto en el Tratado de Montevideo y establecer condiciones favorables para la conversión de la ALALC en un mercado común; todo ello con la finalidad de procurar un mejoramiento persistente en el nivel de vida de los habitantes de la subregión. Pacto de Varsovia. En 1955 la URSS avanzó en la conformación de este pacto de seguridad mutua con los países ubicados en su zona de influencia en Europa Central y del Este. Esta decisión fue la respuesta a la autorización de los EE.UU. y sus aliados europeos para que Alemania procediera a reconstruir sus FF.AA. y su poder militar dentro del marco de la OTAN. Los antecedentes de dos invasiones de fuerzas alemanas al territorio ruso durante ambas Guerras Mundiales, sirvieron como argumento para que Moscú rechazara de plano el rearme alemán. A su vez, el Pacto de Varsovia actuó como un factor tendientes a brindar cierta legitimidad a las intervenciones armadas Glosario 293 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL soviéticas en crisis como las de Hungría de 1956 y Checoslovaquia en 1968. El fin de la Guerra Fría y el retiro militar soviético de Europa del Este a partir de 1989, derivaron en la desintegración del Pacto de Varsovia. Pampa 2000. Se trata de un avión de entrenamiento avanzado para uso militar que comenzó a ser diseñado y construido por la Fábrica Militar de Aviones (FMA) de la Argentina y la empresa Dornier de Alemania. Su producción en serie no superó las dos decenas de aparatos. No obstante, a partir del año 2000 y en el marco de un acuerdo entre el Ministerio de Defensa y la empresa Lockheed Martin de los EE.UU. se convino reiniciar la fabricación (modernizada) de este avión para ser usado por la FF.AA. argentinas y eventualmente ser exportado. Panamericanismo. Promovido principalmente por los Estados Unidos, se inició con la primera Conferencia Internacional de Estados Americanos (1889-1890), la cual dio lugar a la Unión Internacional de Repúblicas Americanas con sede en Washington D.C. (organismo que posteriormente se denominó Unión Panamericana). La carretera panamericana, concebida en 1923, y el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que se originó en la Conferencia Interamericana para el Mantenimiento de la Paz (Buenos Aires, 1936), fueron los resultados más relevantes de este período. En la novena Conferencia de Estados Americanos, reunida en Bogotá en 1948, la Unión Panamericana se transformó en la Organización de Estados Americanos (OEA). Patrón oro. El patrón oro fue, junto a la hegemonía británica del siglo XIX, uno de los dos factores fundamentales de expansión capitalista y paz internacional a lo largo del período histórico concluido con el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial. Si bien este patrón contaba con la ventaja de limitar las presiones inflacionarias, es visto en perspectiva como un elemento que reforzaba tanto los ciclos de expansión como de contracción de la economía internacional. La crisis 294 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell global de 1890 fue un ejemplo de ello. Si bien luego de la Primera Guerra Mundial las potencias rectoras intentaron preservar el patrón oro, ya para la década del ´30 se hacían evidentes las dificultades de sostenerlo en un contexto de aguda depresión como la iniciada en 1929. Paz de los 100 años. Forma en que se denomina el período posterior al triunfo de la coalición antinapoleónica. Los principales Estados miembros de la misma eran el Reino Unido, Rusia, Austria y Prusia. A lo largo de ese siglo, no se registraron guerras de grandes proporciones o que motivaran choques de amplias alianzas enfrentadas, como las que asolaron a Europa a partir de la Revolución Francesa y durante el incremento del poder de Napoleón. Ello no implicó la inexistencia de guerras relevantes, tal como fueron los casos del enfrentamiento entre Prusia y Austria en 1866 y Prusia y Francia en 1870 o la misma Guerra de Crimea (1853-1856). El fin de esta larga etapa de sustancial estabilidad en el tablero europeo, será el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. En ese momento, lo que comenzara como una acción militar de Austria contra Serbia derivaría en un efecto en cadena que motivaría el ingreso a la guerra de Rusia (en defensa de Serbia) y de Alemania (en defensa de Austria). Asimismo, el plan de invasión alemana a Francia a través de territorio belga no llegaría a concretarse en los tiempos y formas planeadas por Berlín, lo cual motivaría una larga guerra de trincheras y de desgaste entre Francia y el Reino Unido contra Alemania hasta 1918. Paz de Versailles (1919). Así se denomina el Tratado de Paz firmado en Francia entre las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial y las vencidas. Los duros y draconianos términos del Tratado son reconocidos como uno de los factores que aportaron inestabilidad a la evolución de la política internacional en las dos décadas posteriores y que tendrían su corolario en el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Las masivas reparaciones de guerra que Alemania fue obligada a aportar a sus vencedores, así como el desmantelamiento de sus FF.AA. y sus pérdidas territoriales, derivaron en un terreno fértil para el ascenso de ideologías como el nazismo. Glosario 295 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL PICE. En julio de 1986, los Presidentes Sarney y Alfonsin firmaron en Buenos Aires el Acta de Integración Argentino-Brasileña que instituyó el Programa de Integración y Cooperación Económica (PICE). El objetivo de este programa era propiciar un espacio económico común, mediante la apertura selectiva de los respectivos mercados y el estímulo a la complementación progresiva de los sectores empresariales de cada Estado a las nuevas condiciones de competitividad. Plan Austral. Plan heterodoxo de control de la inflación llevado adelante por el gobierno argentino a partir de 1985. Los intentos por desindexar la economía, se vieron perjudicados por un escenario internacional adverso (p. ej., las altas tasas de interés internacionales) y la existencia de condicionamientos internos derivados de un clima de protesta sindical y rebeliones militares. Hacia fines de 1986 y principios de 1987, el programa en cuestión presentaba claros indicios de agotamiento como consecuencia del descongelamiento en las negociaciones salariales de gremios importantes y del incremento del déficit cuasifiscal, derivado de los redescuentos generados en el Banco Central. Plan Colombia. Es el nombre que recibe el programa de ayuda militar y económica a Colombia que la administración Clinton elevó al Congreso en el año 2000 y que fuera aprobado ese mismo año. El monto del Plan se acerca a los 1.600 millones de dólares a ser entregados en equipos y asistencia durante el transcurso de dos años (2001-2002). Entre el equipamiento militar previsto se destacan 63 helicópteros de combate, el entrenamiento de 3 batallones especiales, armas livianas, radares, etc. El objetivo declarado del Plan Colombia es facilitar la lucha contra el narcotráfico (en especial en la zona Sur del país) de las fuerzas armadas y de seguridad colombianas. Si bien la nueva administración Bush ha anunciado que respalda el cumplimiento de este Plan, su Secretario de Estado, C. Powell, ha enfatizado la necesidad de avanzar en una “respuesta regional” a la crisis de Colombia y evitar que la misma se limite a una cuestión bilateral entre Washington y Bogotá. 296 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell Polanyi, Karl (1886-1964). Este destacado historiador y académico nació en Viena y pasó parte de su juventud en Budapest. Durante este período adhirió a círculos radicales integrado por personalidades como Georg Lukacs y Karl Mannheim. Durante la Primera Guerra Mundial fue capturado en el frente ruso y luego de su liberación regresó a Viena para desarrollar actividades de periodista. Emigró al Reino Unido en 1933 y luego en 1940 se radicó en los EE.UU. con el objeto de dictar clases en Bennington College. En este contexto, escribió en 1944 su principal obra, La Gran Transformación. La principal tesis de este autor es la de caracterizar al capitalismo como una anomalía histórica. En su visión, las anteriores estructuras económicas estaban asentadas en relaciones sociales, mientras que en el capitalismo esta situación se vería revertida, ya que las relaciones sociales serían definidas por las relaciones económicas. La gran transformación que implicó la revolución industrial es vista como un elemento que reemplazó los antiguos modelos de interacción social, pues a partir de esta transformación el Estado pasa a ser un garante del capitalismo y de sus clases dominantes, recurriendo al uso de la fuerza cuando es necesario. Polarización ideológica. En el momento de analizar el sistema internacional de cada período histórico, no sólo se deben mirar las polaridades (o sea, la cantidad de potencias relevantes) sino también la variable “polarización ideológica”. Con ello se hace referencia a la distancia o nivel de enfrentamiento y tensión que existe entre estas potencias, en el plano de las ideas y de las concepciones del mundo. La Guerra Fría fue ejemplo de una disputa entre dos polos de poder (en términos de capacidades militares y económicas), pero también en el plano ideológico dado que cada una de las superpotencias encarnaba la defensa de diferentes concepciones políticas y económicas. Política de Estado. De esta forma se denominan las políticas nacionales que cuentan con el respaldo de los sectores políticos y sociales mayoritarios. Ello le brinda perdurabilidad en el tiempo, dado que los eventuales cambios de gobierno no implican la alteración sustancial en sus contenidos. Glosario 297 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL Posición hegemónica. Hace referencia a la posición de preeminencia militar, económica, tecnológica y cultural que adquieren determinadas potencias durante ciertos períodos históricos. Desde este punto de vista, no cabría confundir “hegemonía” con “imperio global” (o sea, una superación del estado de anarquía que caracteriza el sistema internacional por la eventual presencia de un poder que ejerce el control sobre el resto de las unidades) ni con unipolaridad. En este sentido, el Reino Unido a lo largo del siglo XIX se constituyó en una potencia hegemónica a pesar de existir un sistema multipolar con 4 o 5 potencias relevantes. Asimismo, existe un consenso académico acerca de la posición hegemónica de los EE.UU. entre 1945 y 1973, que convivía con la presencia de un mundo bipolar (la rivalidad EE.UU.URSS). El contexto global posterior a la caída del Muro de Berlín (1989) y a la desintegración de la URSS (1991), es calificado por diversos teóricos como unipolar (dada la posición de preeminencia del poder estadounidense) pero no necesariamente hegemónico. Cabe recordar la existencia de una importante tradición académica (tanto realista estructural como neomarxista) que tiende a relacionar la existencia de períodos hegemónicos con estabilidad económica y política a nivel global. A diferencia de la hegemonía, la polaridad se centra en detectar la unidad política (o sea, el Estado) que está al tope de la pirámide del poder estratégico-militar. Prebisch, Raúl (1901-1985). Economista argentino, fue Secretario General de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe y posteriormente de la Comisión de las Naciones Unidas para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (United Nations Conference on Trade and Development). Desarrolló la tesis según la cual las empresas coloniales y el comercio internacional no han sido útiles para el desarrollo económico sino que, al dislocar las estructuras e instituciones socioeconómicas de las colonias, generaron una serie de problemas (dependencia de las exportaciones, crecimiento desequilibrado…) que bloquearon las posibilidades de desarrollo. Los países del tercer mundo, decía Prebisch, han caído en un estado de «dependencia» del primer mundo, convir- 298 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell tiéndose en productores de materias primas en una relación de «centroperiferia» con sus metrópolis. Para que estos países puedan entrar en una senda de desarrollo sostenido se haría necesario que se les permitiera un cierto proteccionismo en el comercio exterior y el desarrollo de estrategias de substitución de importaciones. Realpolitik. Denominación que recibió en Alemania durante el siglo XIX y el primer tramo del XX, el conjunto de visiones y políticas que tienden a reconocer el sistema internacional como un ambiente signado por la autoayuda de cada uno de los Estados y la maximización de los intereses nacionales por medio del uso del poder militar y económico. Desde esta percepción, los espacios de la cooperación son insignificantes o imposibles dado que lo que impera en el escenario internacional es la competencia y los juegos de suma cero. Régimen de Control de Tecnología Misilística (MTCR). El objetivo central de este régimen internacional, creado en 1987, es el de limitar la proliferación en los países de la periferia de misiles balísticos de mediano alcance (o sea, con rangos superiores a los 500 km e inferiores a los 3.000 km). El hecho de que EE.UU. y la URSS decidieran ese mismo año retirar del escenario europeo los misiles de este tipo (básicamente el SS-20 soviético y el Pershing II estadounidense), emplazados durante fines de los ´70 y principios de los ´80, dio el marco propicio para que las principales potencias occidentales avanzaran en la constitución de este régimen. Tanto la Argentina como el Brasil adhirieron al mismo en la década del ‘90. Resolución 2065. Tras dos años de intensa acción diplomática en el seno de las Naciones Unidas, la Argentina logró que la Asamblea General aprobase el 16 de diciembre de 1965 la Resolución 2065 (XX), que toma nota de la existencia de una disputa de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido e insta a las dos partes a negociar sobre la cuestión. El documento, sin duda el triunfo más importante de la política exterior del gobierno de Arturo Illia, fue aprobado por 94 votos a favor, ninguno en contra y 14 abstenciones, Glosario 299 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL entre ellas las de Estados Unidos y Gran Bretaña. A partir de ese momento, los reclamos argentinos de soberanía sobre las islas contaron con el apoyo de la mayoría de los países que integran la Asamblea General. Respuesta flexible. Concepto estratégico desarrollado por la presidencia de J.F. Kennedy con el objeto de hacer frente a eventuales amenazas soviéticas en el contexto de la Guerra Fría. La respuesta flexible venía a reemplazar la estrategia de “respuesta masiva” (o sea, el uso de armas nucleares contra la URSS y sus aliados en caso que se viera afectada la seguridad estadounidense). Por medio de la nueva visión de Kennedy, los EE.UU. debían reforzar sus arsenales convencionales (en especial en Europa y Asia) y potenciar la capacidad de lucha contra movimientos subversivos. Los hechos revolucionarios en Cuba, la traumática experiencia francesa en Argelia y Vietnam (y el creciente involucramiento estadounidense en ese conflicto) actuaron como algunos de los impulsores de este cambio de estrategia. Todo ello no implicó un debilitamiento o descuido del arsenal estratégico-nuclear estadounidense, sino que por el contrario reforzó las capacidades en este campo. Revolución Industrial. Forma como se denomina a la introducción de las máquinas de vapor en los procesos industriales, en especial en el sector textil. El centro económico de este proceso innovador se concentró en el Reino Unido. Ello confirió a la economía británica un claro liderazgo, que potenció el poder que su Marina tenía sobre los océanos y principales estrechos y pasos marítimos. Esta combinación de factores, contenía algunos de los pilares (junto a las estrategias de equilibrio de poder que desarrollaba gracias a su potencial marítimo y su posición insular) sobre los que se basaría la denominada hegemonía británica que abarcó parte sustancial del siglo XIX. Los procesos socioeconómicos y políticos derivados de esta revolución y la consecuente crisis de los remanentes de prácticas económicas artesanales y feudales en diversos países europeos, derivaron en los estudios desarrollados por K. Marx durante el siglo XIX. 300 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell SALT I. Denominación del primer Tratado de Limitación de Armas Estratégicas firmado por los EE.UU. y la URSS en 1972. El objetivo era poner ciertos límites a la multiplicación de misiles balísticos intercontinentales provistos de cabezas nucleares. La firma de este Tratado se concretó en el contexto de la denominada política de la “distensión” o détente que impulsó el presidente estadounidense R. Nixon junto con H. Kissinger. El hecho de que el SALT I se centrara básicamente en la cantidad de misiles portadores de cargas nucleares y no en la implicancia de las propias cargas nucleares, derivó en la inexistencia de una limitación creíble y concreta de la cantidad de explosivos nucleares estratégicos de ambas superpotencias. En este sentido, el desarrollo (primero en los EE.UU. y luego en la URSS) de los denominados sistemas MIRV (sistema que permite a un mismo misil balístico portar hasta 10 o 12 cabezas nucleares destinadas a atacar otros tantos blancos) es la base para entender las limitaciones que en los hechos tuvo este Tratado. Santa Alianza. De esta forma se denominó la alianza entre las potencias con regímenes absolutistas (Rusia, Austria y Prusia) que a partir del Congreso de Viena de 1815 asumieran como una tarea de fundamental importancia el control de movimientos políticos y sociales con tendencia democrática y revolucionaria. El propósito de estos Estados fue garantizar la estabilidad de sus casas reales, en un contexto en que la agitación popular y nacionalista derivada de la Revolución Francesa y el período napoleónico, no se habían extinguido plenamente. Los hechos revolucionarios que agitaron Europa en 1848, si bien fueron reprimidos y controlados, se erigieron en una muestra de ello. A diferencia de estas tres potencias absolutistas, la monarquía constitucional del Reino Unido no adhirió a los postulados de la Santa Alianza. Segunda fase de la Revolución Industrial. Esta fase de desarrollo se remonta a la primera mitad del siglo XIX. Estuvo basada en el uso industrial del acero, del carbón y de la química pesada. Si bien el Reino Unido tuvo un protagonismo decisivo en la misma, otros Glosario 301 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL países como Alemania y los EE.UU participaron en forma activa y creciente en este proceso. Ello motivó que para fines de ese siglo, sus respectivas economías y desarrollos industriales fueran aun superiores a las del Reino Unido. SIVAM. El Sistema de Vigilancia Amazónica es un proyecto del Brasil iniciado en 1994 en colaboración con la empresa Raytheon de los EE.UU., la cual se impuso a la competencia de la empresa Thomson de Francia. El objetivo del SIVAM es incrementar el control y los niveles de información por imágenes y por radar, sobre cerca del 40% de la superficie amazónica. En este sentido, el sistema ha tenido un costo cercano a los 1,4 mil millones de dólares y está compuesto por aviones dotados de radares, por radares localizados en tierra, por el procesamiento de imágenes satelitales y por un amplio sistema de comunicación. La creciente importancia estratégica, reflejada en la Directiva Estratégica anunciada por el Presidente Cardoso de 1996, que el Brasil le otorga al control de las actividades ligadas al narcotráfico, la depredación ambiental, el contrabando de armas y la presencia de organizaciones subversivas y paramilitares que operan en Colombia, hace que el SIVAM se constituya en un instrumento de central importancia para la política de Defensa y Seguridad del Brasil. START II. Este Tratado de limitación de armamento estratégico fue negociado por los EE.UU. y la URSS con el objeto de reducir en un 50% el número de cabezas nucleares estratégicas. Si bien el proceso de negociación concluyó en 1993, tanto el Senado de los EE.UU. como el Parlamento ruso aún no lo han aprobado. Pese a ese freno legislativo, ambos países comenzaron hace ya varios años a bosquejar lo que podría denominarse START III, con el propósito de reducir aun más los respectivos arsenales estratégicos. En este sentido, a lo largo de los primeros meses de la actual presidencia de G.W. Bush se han dado a conocer propuestas emanadas de esta administración republicana, que considera la posibilidad de avanzar de manera unilateral en las reducciones previstas por el START II. 302 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell Tradición liberal. La corriente liberal en la Teoría de las Relaciones Internacionales tiene como antecedente teórico a la obra I. Kant, filosofo alemán del siglo XVIII. El énfasis de la misma (contrapuesta a las tradiciones realistas) está colocado en la trascendencia que tendría para la estabilidad y la paz en el sistema internacional, la difusión de regímenes republicanos-liberales dotados de economías de mercado. Desde esta perspectiva, la combinación de la libertad política y económica son asumidas como factores que desalientan y reducen el riesgo de guerra entre este tipo de Estados. No obstante, no cabe confundir las argumentaciones liberales con idealismo o ingenuidad. En este sentido, el propio Kant reconocía la larga travesía de violencia y guerras crecientemente destructivas que debía recorrer la humanidad antes de darse cuenta de que tendría que buscar la forma de moderar la pulsión a la destrucción y a la guerra, al tiempo que en ningún momento minimizaba la importancia de factores como el equilibrio de poder y las limitaciones a la injerencia en los asuntos internos de los Estados. Tratado de Maastricht. Fue suscripto en 1991 por los países que conformaban la Comunidad Económica Europea (CEE) con el objeto de avanzar en la constitución de una Unión Económica (denominada Unión Europea (UE)). Entre los puntos de este Tratado se destaca el establecimiento de un conjunto de parámetros de convergencia macroeconómica (nivel de inflación, relación entre deuda y PBI y nivel de déficit fiscal) con el objeto de establecer una unión monetaria a partir de la creación del euro. Actualmente, y luego del proceso de transición iniciado a partir de su firma, 12 países de la UE han logrado cumplir con los parámetros establecidos en estos campos, o al menos mostrar una tendencia clara hacia ese objetivo. Al mismo tiempo se decidió avanzar en la constitución de un Banco Central Europeo independiente de los poderes políticos nacionales (que tiene como premisa evitar el incremento de la inflación) y un mayor grado de homogeneidad y coordinación en el plano de la Seguridad y Política Exterior. El Tratado fue la respuesta estratégica y económica que los países de la ex CEE desarrollaron para hacer Glosario 303 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL frente al escenario derivado del fin de la Guerra Fría, a los procesos de democratización y giro hacia el capitalismo del ex bloque soviético en Europa del Este y a la existencia de un contexto internacional caracterizado por la conformación de espacios económicos regionales. Tratado de No Proliferación Nuclear. Firmado el 12 de junio de 1968, tiene como objetivo restringir la expansión de armamento nuclear y evitar que los países en posesión de este tipo de armas las exporten a naciones sin capacidad de producirlas. En la visión de este tratado, sólo las cinco potencias -EE.UU, Rusia, Francia, el Reino Unido y China- tienen derecho a poseer armamento nuclear. Existen países que no se han adherido al acuerdo que poseen tecnología atómica y siguen desarrollando su armamento, como India, Israel y Pakistán. Cuba tampoco aceptó adherirse. Tratado de Tlatelolco. Concebido en 1967 para la proscripción de las armas nucleares en América latina, fue el primero en su tipo a nivel internacional. Fue firmado en la capital de México, específicamente en la zona de Tlatelolco (antiguo centro comercial azteca que hoy integra la ciudad capital), por Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador El Salvador, Guatemala, Haití, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela. Entre sus signatarios posteriores se destacan la Argentina y Brasil. Del conjunto de obligaciones asumidas merecen subrayarse las siguientes: “Las Partes Contratantes se comprometen a utilizar exclusivamente con fines pacíficos el material y las instalaciones nucleares sometidos a su jurisdicción, y a prohibir e impedir en sus respectivos territorios: 1) el ensayo, uso, fabricación, producción o adquisición, por cualquier medio, de toda arma nuclear, por sí mismas, directa o indirectamente, por mandato de terceros o en cualquier otra forma; y 2) el recibo, almacenamiento, instalación, emplazamiento o cualquier forma de posesión de toda arma nuclear, directa o indirectamente, por sí mismas, por mandato a terceros o de cualquier otro modo”. Además, “las Partes Contratantes se comprometen, asimismo, a abstenerse de realizar, fomentar o autorizar, directa 304 Glosario Mónica Hirst / Roberto Russell o indirectamente, el ensayo, el uso, la fabricación, la producción, la posesión o el dominio de toda arma nuclear o de participar en ello de cualquier manera”. Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). Este Tratado firmado por los países del hemisferio americano en 1948, se constituyó en uno de los principales instrumentos con los que contó EE.UU. en el ámbito hemisférico durante parte sustancial de la Guerra Fría. El principio rector del TIAR era que, frente a una eventual amenaza o agresión externa, los países del hemisferio deberían asistir al Estado atacado. En este sentido, el objetivo no declarado de Washington era contar con respaldo político y militar en caso de una eventual crisis con la URSS. Las limitaciones del TIAR para responder a otro objetivo que no fuera éste, quedaron en evidencia durante la Guerra de Malvinas de 1982. En ese momento, el sistema previsto por el Tratado no entró en funciones a pesar del conflicto de la Argentina con una potencia extra hemisférica. UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo). Fue creada en 1964 como entidad intergubernamental permanente y es el principal órgano de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la esfera del comercio y el desarrollo. Su propósito es incrementar las oportunidades de comercio, inversión y progreso de los países en desarrollo y ayudarles a hacer frente a los retos derivados de la mundialización, y a integrarse en la economía mundial en condiciones equitativas. Está integrada por 188 Estados miembros y su Secretaría tiene asiento en Ginebra. Unificación alemana. Las victorias militares de Prusia en sus guerras contra Dinamarca en 1862, contra el Imperio Austro-Húngaro en 1866 y contra Francia en 1870, derivaron en el proceso de unificación de los principados y territorios alemanes y en la proclamación del Imperio en 1871 bajo el liderazgo del Emperador Guillermo I y su Canciller Otto Von Bismarck. La prudencia estratégica alentada por esta dupla se vio erosionada con el ascenso al trono de Guillermo II y Glosario 305 EL MERCOSUR Y LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLÍTICO INTERNACIONAL el alejamiento de Bismarck, derivando en el escenario que enmarcó el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914 y la posterior derrota de Alemania. Vía rápida/Fast Track. Así se llama el proceso de “vía rápida” que el Poder Legislativo de los EE.UU. puede conceder al Ejecutivo (algo que ha sido una constante desde principios de la década del ´70 hasta 1994), con el objeto de facilitar el proceso de negociaciones comerciales con otros países. Por medio de este mecanismo, los países que llegan a un acuerdo con los negociadores estadounidenses no corren el riesgo de que el Congreso de este país altere o modifique en parte o en un todo el acuerdo. De esta forma, la rama legislativa de los EE.UU. sólo puede expedirse rechazando de plano o aceptando en su totalidad del acuerdo comercial en cuestión. Wilson, Woodrow. Presidente de los EE.UU. durante dos períodos, considerado como uno de los máximos exponentes de la visión liberal-idealista de las Relaciones Internacionales. En este sentido, su rechazo a intervenir desde un principio en la Primera Guerra Mundial derivó en argumentaciones que tendían a mostrarlo como aislacionista y contrario a “contaminar” a su país con la “vieja política europea”. No obstante, en 1917 (luego de ganar su reelección presidencial y que se debilitara la oposición del Senado a la intervención en la guerra) ordenó la plena participación en defensa de la coalición liderada por el Reino Unido y Francia. La decisiva intervención de los EE.UU. fue un factor central en la derrota de Alemania y sus aliados (Austria y Turquía). No obstante, la enfermedad que padeció en el último tramo de su presidencia y la negativa del Senado a apoyar la participación estadounidense en la Sociedad de las Naciones dieron por tierra con parte sustancial de la arquitectura de poder mundial que W. Wilson había pensado para el momento de finalizar la Primera Guerra Mundial. Desde la perspectiva del tiempo transcurrido, sus posturas y políticas comenzaron a ser reconocidas como un ejemplo de prudencia así como de un delicado equilibrio entre idealismo y realismo. 306 Glosario BIBLIOGRAFÍA BETHEL, Leslie (ed.) (1991). Historia de América latina . Cambridge University Press-Crítica. Madrid. Tomos VII a X. BOTANA, Natalio (1997). El orden conservador. Sudamericana. Buenos Aires. CAMPBELL, Jorge (1999). Mercosur: entre la realidad y la utopía. CEI, Nuevo Hacer. Buenos Aires. CARASALES, Julio César (1997). De rivales a socios. El proceso de cooperación nuclear entre Argentina y Brasil. GEL. Buenos Aires. CARR, Edward (1964). 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