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BOLETINES COLPSIC NO. 014 * CAMPO DE PSICOLOGÍA DE LA SALUD ISSN (en línea): 2462-8611 Boletines Colpsic Campo de Psicología de la Salud MAYO – 2016 BOLETÍN NO. 014 EL AUGE DE LAS CIRUGÍAS ESTÉTICAS Y LA SALUD MENTAL Por Constanza Londoño, Subdirectora Nacional del Campo de Psicología de la Salud de Colpsic, Diana Pulido y Karen Liceth Cabarcas, colegiadas activas de la Universidad Católica de Colombia. © Colegio Colombiano de Psicólogos www.colpsic.org.co Bogotá, D.C., Colombia Sala Nacional Colegial Presidentes Capitulares Betty Luz Ruiz Carolina Aguilar Bedoya Esmeralda Torres Betancourt Fabio Alexander Salazar Piñeros Francisco Apolinar Larrañaga Pineda Hélmer Chacón Peralta Henry Sánchez Olarte Juan José Cañas Serrano Juliet Vanessa Salazar Rodríguez Nelson Ricardo Vergara Chaparro Rodrigo Mazo Zea Consejo Directivo Nacional Presidencia Claudia María Sanín Velásquez Vicepresidencia Germán Antonio Gutiérrez Domínguez Miembros Consejo Directivo Nacional Andrés Manuel Pérez Acosta José Rodríguez Valderrama Juan Diego Tobón Lotero Leonidas Castro Camacho Martha Leonor Restrepo Forero Nancy Vargas Espinosa Olga Lucía Hoyos de los Ríos Dirección Ejecutiva Nacional Evelyn Carrioni Denyer Dirección de Comunicaciones Ana María Houghton Illera Compiladora Diana Carolina Monroy Sánchez Subdirectora de Campos Programas y Proyectos Revisión de estilo Juan Pablo Torres Sánchez Diseño y diagramación Mónica Paola Martínez Abril - Ingrid Vanessa Becerra Flórez La Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética en 2011 publicó una lista mundial de los diez países en los que más procedimientos quirúrgicos estéticos, es decir no realizados por motivos médicos o de salud, se habían realizado durante el 2010; USA ocupó el primer lugar y Colombia se ubicó en el décimo lugar, con una cifra cercana al millón de cirugías estéticas, entre liposucciones y mamoplastias de aumento; y determinaron que los cinco procedimientos no quirúrgicos más usados eran la inyección de toxinas o neuromoduladores (Botox, Dysport, etc.), la inyección de ácido hialurónico, la depilación de vello con láser, la inyección de grasa autóloga (tomar la grasa del propio cuerpo e inyectarla al mismo paciente en otra parte del cuerpo) y tratamiento Láser de Luz Pulsada Intensa - IPL (4.4 %). Los altos costos económicos, conductuales y de salud derivados de las Cirugías Plásticas Estéticas pueden ser considerados motivos suficientes para que las personas decidan no someterse a EL AUGE DE LAS CIRUGÍAS ESTÉTICAS Y LA SALUD MENTAL Páginas 1 - 2 PATOLOGÍAS PSIQUIÁTRICAS QUE SE ASOCIAN AL CONSUMO DE MARIHUANA Páginas 2 - 4 INTERVENCIONES DESDE LA PSICOLOGÍA POSITIVA PARA LA PSICOLOGÍA DE LA SALUD Página 4 PSICONEUROENDOCRINOINMUNOLOGÍA Y EPIGENÉTICA CONDUCTUAL: CONTRIBUCIONES PARA UNA MEJOR COMPRENSIÓN DEL PROCESO SALUDENFERMEDAD Páginas 5 - 6 BOLETINES COLPSIC NO. 014 * CAMPO DE PSICOLOGÍA DE LA SALUD este tipo de procedimientos, o para que por lo menos busquen garantías de calidad sobre el entrenamiento de los profesionales que las practican, sobre el tipo de técnicas usadas y sobre las condiciones en las que se realizan; no obstante la cantidad de cirugías practicadas anualmente crece sin freno y así mismo las complicaciones derivadas de las mismas que han sido presentadas en los medios y que muestran historias de mujeres y hombres con daños irreparables, sin que se logre mayor impacto en la aceptación social de las cirugías. Es tal el panorama en Colombia que en 2010 se creó una fundación que reúne a las víctimas de la mala práctica estética, la cual busca promover la erradicación de los malos procedimientos o tratamientos estéticos, brindar educación acerca de las cirugías y orientar a los usuarios acerca de la denuncia ante los entes reguladores, los medios de comunicación y la comunidad en general. Esta asociación reporta que las cirugías con mayores efectos no deseados o complicaciones son la rinoplastia, blefaroplastia y liposucción. El aporte de la psicología de la salud inicia con una reflexión que apunta a analizar por qué las personas asumen riesgos físicos, psicológicos, laborales y sociales para someterse a procedimientos para agrandar el busto o las nalgas, corregir supuestos defectos faciales, adelgazar y acentuar la cintura; que no necesariamente logran los resultados esperados e implican asumir deudas para someterse a los procedimientos que “les permitirán ser más bellas”. Pero sin duda la acción de este campo debe trascender y trabajar tanto en el desarrollo de guías y protocolos, como en garantizar su inclusión en las agendas de política pública sanitaria de inmediato. Algunos estudios realizados con personas que se han sometido a cirugías plásticas, han señalado que la importancia relativa dada al cuerpo y la aceptación social deseada, son la base para que las personas decidan someterse a cirugías estéticas aún por encima del dolor que les reporte y de la incertidumbre acerca de los resultados. La necesidad de verse atractivo y ser socialmente considerado bello, son la base del problema; pues algunas personas centran su vida, su valía personal y preocupaciones, en la forma de su cuerpo y consideran que de lograr la forma física impuesta socialmente como bella en la actualidad lograrán resolver los conflictos internos que las aquejan. También se ha hecho evidente que el hecho de estar rodeado por personas que aceptan y usan estos procedimientos como parte de la cosmética, no solo tienden a aceptar las cirugías sino que además se someten más fácilmente de forma consecutiva a ellos. En primer lugar, aunque esta preocupación excesiva por la apariencia física no es saludable, los medios de comunicación la han alimentado ya que cada vez dedican más tiempo en su programación a promover el uso de la medicina estética, las transformaciones físicas sin esfuerzo y a remarcar los mensajes acerca del supuesto vínculo entre la belleza, la esbeltez, el éxito y la felicidad. Ideas que encuentran su nicho en personas que de por sí, muestran un riesgo alto de padecer o padecen un trastorno de la conducta alimentaria, depresión, ansiedad y trastornos dismórficos corporales, y la tendencia a mostrarse desconfiados y temerosos del daño que otras personas les puedan hacer. En segundo lugar, es frecuente encontrar personas que una vez deciden someterse a uno de estos procedimientos y rompen la barrera del temor, inician una carrera casi irracional por conseguir la imagen corporal deseada y se someten de forma consecutiva o simultánea a procedimientos quirúrgicos sin tener en cuenta el riesgo incrementado de sus efectos. Y en tercer lugar, es importante preguntarse si las personas que se someten a las cirugías plásticas, esperan que éstas actúen de forma similar a la terapia psicológica y les permitan resolver sus preocupaciones, superar sus miedos y les otorguen control, de tal modo que llenen los vacíos emocionales personales no superados. Como si la cirugía al “reparar” el cuerpo, “aliviara” el alma. 2 Representantes del Campo de Psicología de la Salud - Colpsic Subdirectora Nacional del Campo Constanza Londoño Representantes Regionales Carolina Ángel Henao Capítulo Eje Cafetero Diana Mercedes Andrade Capítulo Huila y Amazonía Elio Fernando Ramírez Capítulo Valle del Cauca Helmer Chacón Peralta Capítulo Tolima Lamentablemente, y aunque las sociedades de cirujanos reconocen la importancia de realizar valoraciones psicológicas a los candidatos a las cirugías plásticas con fines estéticos, algunos cirujanos y esteticistas parecen ignorarlo y practican los procedimientos, tomando como único criterio el hecho de que la persona tenga el dinero para pagar. Queda la inquietud acerca de ¿cuál es el papel de los psicólogos de la salud en éste panorama?, ¿qué acciones debería adelantar el Colegio Colombiano de Psicólogos (Colpsic) frente a los medios de comunicación y frente a los entes reguladores del sistema sanitario colombiano? PATOLOGÍAS PSIQUIÁTRICAS QUE SE ASOCIAN AL CONSUMO DE MARIHUANA Por Ps. MsC. Helmer Chacón Peralta, Representante Regional Capítulo Tolima, Docente Universidad UAN y Ps. Leidy Carolina Santana Torres, colegiada adscrita al Colegio Colombiano de Psicólogos El consumo de sustancias psicoactivas se ha presentado, como un fenómeno creciente en la sociedad, que afecta a personas de diferentes edades y contextos, generando un problema de salud pública que afecta el desarrollo en diferentes ámbitos como son el personal, familiar y social; adicionalmente se presenta también un incremento en el desarrollo de trastornos mentales que en algunos casos se relacionan con el consumo de drogas, originando comorbilidad o patologías asociadas. BOLETINES COLPSIC NO. 014 * CAMPO DE PSICOLOGÍA DE LA SALUD Según Bobes, Casas y Gutiérrez, (2011): Se considera sustancia psicoactiva con capacidad adictiva o, coloquialmente “droga”, a toda sustancia farmacológicamente activa sobre el Sistema Nervioso Central (SNC), que introducida en un organismo vivo, puede llegar a producir alteraciones indeseables y dañinas del nivel de conciencia, de las funciones psíquicas básicas, de la construcción y curso del pensamiento, de los procesos sensoperceptivas y como resultado de todo ello, del comportamiento (p. 2). Del mismo modo Luque (2011), define: …algunas de estas sustancias por sus características fisicoquímicas, como susceptibles de abuso por parte de quien las utiliza, pudiendo incluso generar una dependencia, que según la cuarta edición del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV-TR), supone la presentación de síntomas cognoscitivos, del comportamiento y fisiológicos debido a que el individuo continúa consumiendo a pesar de tener problemas significativos relacionados con la sustancia (p. 8). Teniendo en cuenta lo anterior y según lo referido en el (DSM-IV-TR), las sustancias que producen dependencia son: alcohol, anfetaminas, marihuana, cocaína, alucinógenos, inhalables, nicotina, opioides, fenciclidina y los sedantes hipnóticos o ansiolíticos (American Psychiatric Association, 1994 citado en Arias et al., 2011). Por tal razón, el panorama mundial en la actualidad es preocupante. Según la Organización de las Naciones Unidas (UNODC, 2013): …mientras que el uso de las drogas tradicionales, como la heroína y la cocaína, parece estar disminuyendo en algunas partes del mundo, el abuso de medicamentos recetados y de nuevas sustancias psicoactivas, es cada vez mayor. Mientras tanto, el mercado de la cocaína parece estar expandiéndose en América del Sur y en las economías emergentes de Asia (p. 11). De acuerdo a lo anterior, según Arias et al. (2013), el consumo de cannabis y de otras sustancias, se ha asociado con una amplia variedad de trastornos mentales, destacando el posible papel causal de dicho consumo en la etiología de trastornos mentales graves como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, de igual manera, se dice que el sistema cannabinoide está implicado en la regulación emocional, por lo que el consumo de cannabis también puede alterar dicha regulación, asociarse con trastornos de ansiedad y depresivos, entre otros. Es así, que esta relación es conocida a su vez como comorbilidad, psicopatologías psiquiátricas o diagnóstico dual; y según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1995) es la coexistencia en el mismo individuo de un trastorno inducido por el consumo de una sustancia psicoactiva y de un trastorno psiquiátrico; de conformidad con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNOUDC,2000), una persona con diagnóstico dual, es una persona a la que se le ha diagnosticado un problema por el consumo abusivo de alcohol o drogas, además de otro tipo de diagnóstico, normalmente de carácter psiquiátrico, por ejemplo, trastornos anímicos o esquizofrenia (PINUCD, 2000). Lo anterior indica que el concepto de patología o diagnóstico dual es un término reciente, sin embargo, el fenómeno no lo es; se trata, de lo que clásicamente se denomina “comorbilidad”, es decir, lo que actúa al mismo tiempo (Martín citado en Pérez Del Rio, 2011) tal y como se describía con anterioridad su elevada prevalencia, ya detectada en estudios científicos, ha contribuido a que el interés científico por este tema haya crecido enormemente desde hace un par de décadas (Torres, 2012). En complemento con lo anterior, las patologías psiquiátricas en el mundo, son una situación cada vez más evidente, tal y como lo señalan las últimas previsiones de 3 la OMS, quienes estiman que para el año 2020, el 75 % de las personas con una enfermedad mental crónica tendrá, además, algún problema de adicción. Por otra parte, según el primer estudio epidemiológico, realizado en España en el año 2008 sobre la patología psiquiátrica asociada al consumo, este trastorno ya afecta al 53 % de los pacientes que demandan tratamiento en las redes sanitarias públicas por problemas de este tipo y/o trastornos adictivos (Torres, 2012). REFERENCIAS Arias, F., Szerman, N., Vega, P., Mesias, B., Basurte, I., Morant, C., Ochoa, E., Poyo, F., & Babin, F. (2013). Abuso O Dependencia Al Cannabis Y Otros Trastornos Psiquiátricos. Estudio Madrid Sobre Prevalencia De Patología Dual. Actas Esp Psiquiatr 2013; 41(2):122-9. Arias, F., Barreiro, C., Berdullas, J., Iraurgui I., Llorente del Pozo J., López, A., Madoz, A., Martínez, J., Ochoa, E., Palau, C., Palomares, A., & Villanueva, V. (2011). Manual De Adicciones Para Psicólogos Especialistas En Psicología Clínica En Formación. Socidrogalcohol. I.S.B.N.: 978-84-933094-3-5 Depósito Legal: V-1926-2011. Bobes, J., Bascarán, M. T., Bobes-Bascarán, M. T., Carballo, J. 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Este artículo explica qué se entiende por intervenciones positivas y propone algunas estrategias empíricamente probadas desde la misma. Las intervenciones positivas son aquellas centradas principalmente en aspectos positivos de la vida de la persona, como indica Haidt (2002), que priman el trabajo en las fortalezas y no en las debilidades del paciente. Sin y Lyubomirsky (2009), precisan que son las intervenciones dirigidas a cultivar sentimientos, cogniciones y comportamientos positivos, donde la principal meta es construir bienestar subjetivo, emociones positivas y encontrarle sentido a la vida. Promover el desarrollo de fortalezas puede beneficiar psicológicamente a la persona y motivarla, puesto que el aumento de éstas es auto reforzante, siempre y cuando se haga de forma apropiada. Experimentar estados positivos emocionales y cognoscitivos puede llevar a una mejor condición general de salud. Diversos autores consideran la probabilidad de que un estado de salud positiva aumente la longevidad y contribuya a mejorar el afrontamiento de problemas como hipertensión, inflamaciones y enfermedades cardiovasculares (Moskowitz, 2003; Tugade, Fredrickson, & Feldman-Barrett, 2004; Steptoe, O’Donnell, Badrick, Kumari, & Marmot, 2007; Boehm, & Kubzansky, 2012); igualmente Uchino, Cacioppo y Kiecolt-Glaser (1996), reportan que a mayor apoyo social, mejores son las funciones de los sistemas cardiovascular, endocrino e inmune. Varios autores proponen intervenciones de psicología positiva para depresiones leves y moderadas, ansiedad (Fava et al., 2005; Forbes, & Dahl, 2005; y Seligman, Rashid, & Parks, 2006) y para prevenir recaídas (Fredrickson, & Joiner, 2002; y Fava, & Ruini, 2003). Algunas de las estrategias desde la psicología positiva son: a) Las tres cosas buenas: radica en escribir en la noche tres eventos positivos que tuvieron lugar durante el día y lo que significó cada uno; b) Visita de gratitud: actividad en la cual se escribe una carta detallada de agradecimiento a alguien significativo y se le entrega (Seligman, Steen, Parks, & Peterson, 2005). De igual manera para mejorar relaciones sociales desde la psicología positiva pueden emplearse dos estrategias: a) tener conductas de amabilidad diaria por una semana y anotarlas, por ejemplo escuchar a otro, hacer un favor, acompañar a alguien, hacer visitas, dar un regalo, ayudar a otro en una actividad (Dunn, Aknin, & Norton, 2008; y Lyubomirsky et al., 2005); y b) establecer una comunicación activa constructiva con el otro, que implica escuchar al otro cuando comparte buenas noticias, mantener contacto visual, realizar elogios y hacer preguntas que demuestren interés (Gable, Rais, Asher, & Impett, 2004). Para la estrategia de saboreo, que tiene como propósito concentrarse en aspectos positivos de la experiencia, varias veces en el día puede dedicar unos minutos al acto de saboreo gustativo, visual, táctil, olfativo, auditivo y luego combinar varias (Bryant, 2003; Bryant, & Verloff, 2007). Una vez ensayadas todas las estrategias se sugiere al paciente que emplee aquellas con las que se siente más cómodo. REFERENCIAS Boehm, J. K., & Kubzansky, L. D. (2012). The heart’s content: The association between positive psychological well-being and cardiovascular health. Psychological Bulletin, 138, 655–691. Bryant, B.F. (2003). Savoring beliefs inventory (SBI): a scale for measuring beliefs about Savouring. Journal of Mental Health, 12, 176-196. Bryant, B. F., & Verloff, J. (2007). Savoring: a new model of positive experience. Mahwah, NJ: Lawrence Erlbaum Associates. Dunn, E. W., Aknin, L. B., & Norton, M. I. (2008). Spending money on others promotes happiness. Science, 319, 1687-1688. 4 Fava, G. A., & Ruini, C. (2003). Development and characteristics of a well-being enhancing psychotherapeutic strategy: Well-being therapy. Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry, 34, 45–63. Fava, G. A., Ruini, C., Rafanelli, C., Finos, L., Salmaso, L., & Mangelli, L. (2005). Wellbeing therapy of generalized anxiety disorder. Psychotherapy and Psychosomatics, 74, 26–30. Forbes, E. E., & Dahl, R. E. (2005). Neural systems of positive affect: Relevance to understanding child and adolescent depression? Development and Psychopathology, 17, 827–850. Fredrickson, B. L., & Joiner, T. (2002). Positive emotions trigger upward spirals toward emotional wellbeing. Psychological Science, 13, 172–175. Fredrickson, B.L. (2004). The broaden and build theory of positive emotions. Philosophical Transactions Royal Society of London, 359, 1367–1377. Gable, S. L., Reis, H. T., Asher, E. R., & Impett, E. A. (2004). What do you do when things go right? The intrapersonal and interpersonal benefits of sharing positive events. Journal of Personality and Social Psychology, 87, 228-245. Haidt, J. (2002). It’s more fun to work on strengths than weaknesses (but it may not be better for you). Manuscript retrieved from http://people.virginia.edu/~jdh6n/strengths_analy sis.doc Lyubomirsky, S., Sheldon, K. M., & Schkade, D. (2005). Pursuing happiness: The architecture of sustainable change. Review of General Psychology, 9, 111-131. Moskowitz J. T. (2003). Positive Affect Predicts Lower Risk of AIDS Mortality. Psychosomatic Medicine 65(4): 620–626. Seligman, M. E. P., Steen, T., Parks, A. C., & Peterson, C. (2005). Positive psychology progress: Empirical validation of interventions. American Psychologist, 60, 410–421. Seligman, M. E. P., Rashid, T., & Parks, A. C. (2006). Positive psychotherapy. American Psychologist, 61, 774–788. Sin, N. L., & Lyubomirsky, S. (2009). 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Psychological Bulletin 119(3): 488–531 BOLETINES COLPSIC NO. 014 * CAMPO DE PSICOLOGÍA DE LA SALUD PSICONEUROENDOCRINOINMUNOLOGÍA Y EPIGENÉTICA CONDUCTUAL: CONTRIBUCIONES PARA UNA MEJOR COMPRENSIÓN DEL PROCESO SALUDENFERMEDAD Por César Andrés Gómez Acosta, MSc., adscrito a Colpsic. Actualmente, y en particular en algunos contextos occidentales, se plantean múltiples situaciones psicosociales altamente estresantes para la mayoría de los sujetos; un examen final, un tráfico lento, una charla a un público exigente, un informe a nuestro empleador, una discusión familiar o con la pareja, entre otros acontecimientos (la lista podría ser interminable), que si se experimentan continua y sostenidamente pueden convertirse en factores de riesgo crónicos para el desarrollo tanto de comportamientos poco adaptativos, como de una diversidad de complicaciones para la salud física y mental (Mathews & Janusek, 2011). Si bien desde la psicología existe un importante acervo que documenta empíricamente las relaciones entre la presencia de estrés y algunos comportamientos riesgosos (como pueden ser los asociados a adicciones, violencias, y los que implican peligros potenciales para los sujetos), son mas bien pocos y muy recientes los estudios que vinculan la presencia de acontecimientos estresantes con un posible deterioro a largo plazo en la salud somática de los individuos. En ese orden, y en respuesta al segundo punto, el presente escrito muestra una breve pero a la vez sugerente reflexión acerca de los aportes de la psiconeuroendocrinoinmunología y la epigenética conductual para una mejor comprensión del proceso saludenfermedad de los sujetos. La psiconeuroendocrinoinmunología corresponde a un área de las ciencias de la salud cuyo objetivo es dar cuenta de los procesos de interacción dados entre las células nerviosas, endocrinas e inmunes, para definir patrones de mayor resistencia o vulnerabilidad somática a partir de un afrontamiento adaptativo o inadecuado de los acontecimientos estresantes (Lutgendorf & Constanzo, 2003). En tal caso, se han documentado evidencias acerca de cómo el exceso de cortisol debido al sometimiento del organismo a condiciones crónicas de estrés, sumado a sucesos como prácticas poco saludables y a predisposiciones heredadas, inciden en un aumento de la carga alostática, con su consecuente deterioro de tejidos y al surgimiento de apoptosis temprana, los cuales estarían a su vez relacionados con la aparición de síntomas tan disímiles como cánceres (Constanzo, Sood, & Lutgendorf, 2011), enfermedades cardiovasculares (Saban, Mathews, DeVon, & Janusek, 2014), síndrome de ovario poliquístico (GómezAcosta, Vinaccia, & Quiceno, 2015) y Alzheimer (Levone, Cryan, & o’Learu, 2015), entre otras patologías. Así mismo, esta condición puede incidir tanto en la reducción de la competencia inmunológica (aumentando la vulnerabilidad ante ciertos vectores microbianos), como en el aumento de algunas células inmunes y citoquinas, induciendo por esta vía a algunas enfermedades autoinmunes (Glaser & Kiecolt-Glaser, 2005). Por su parte, la epigenética conductual pretende demostrar cómo factores de tipo ambiental-social, o específicamente conductual, pueden influenciar la sobreexpresión o inhibición de la transcripción de genes, afectando el normal curso del desarrollo fenotípico del individuo en su tiempo de vida (GonzálezPardo & Pérez-Álvarez, 2013). Desde esta perspectiva, se asume la conexión teórica existente entre las actividades socialesconductuales-cerebrales-somáticas manifiestas, superando las posturas dualistas tradicionales, pero además contribuyendo con múltiples observaciones que ayudan a comprender los mecanismos específicos intervinientes en el proceso psiconeuroendocrinoinmunológico en los organismos (Reul et al., 2014). Ante tal situación, se advierte al lector que la inclusión de dichas 5 perspectivas en la práctica profesional e investigativa de la psicología de la salud permitirían: 1. Coadyuvar a la comprensión del proceso mediante el cual la inmersión en situaciones estresantes difíciles de controlar contribuyen, a partir de mecanismos epigenéticos, a la configuración de perfiles de vulnerabilidad. 2. Desarrollar elementos que permitan predecir cómo la intervención de índole psicosocial en salud puede tener no solo una influencia en los aspectos cognitivos, emotivos y conductuales, que incluso puede inducir, también por vía epigenética, determinadas repercusiones positivas en la salud somática del individuo, complementando las acciones que desde el enfoque biomédico alopático se realizan con las personas a diario en muchos lugares del mundo. 3. Contribuir a la explicación sobre cómo el proceso de control de los entornos ecológicos y sociales afecta la expresión de anormalidades y cómo a partir de diferentes acciones psicosociales en salud pública (que connotan fundamentalmente comportamientos saludables) se podría incluso contribuir a la conservación del epigenoma (Cole, 2013), conllevando a una mayor calidad de vida y menor riesgo patogénico para las especies, incluyendo los humanos. REFERENCIAS Cole, S. (2013). Social regulation of human gene expression: mechanism and implications for Public Health. Framing Health Matters, 103 (1) 84-92. Constanzo, E., Sood, A., & Lutgendorf, S. (2011). Biobehavioral Influences of Cancer progression. Inmmunology Allergy Clinical North American 31 (1), 109-132. Glaser, R., & Kiecolt-Glaser, J. (2005). Stress-induced immune dysfunction: implications for health. Nature Review of Immunology, 5, 243-251. Gómez-Acosta, A., Vinaccia, S., & Quiceno, J. (2015). El Síndrome de Ovario Poliquístico: Aspectos Psicológicos. Revista Chilena de Obstetricia y Ginecología, 80 (4), 341-347. González-Pardo, H., & Pérez-Álvarez, M. (2013). Epigenetics and its implications for psychology. Psicothema, 25 (1), 3-12. Levone, B., Cryan, J., & o’Learu, O. (2015). Role of adult hippocampal neurogenesis in stress resilience. Neurobiology of Stress, 1, 147-155. Lutgendorf, S., & Constanzo, E. (2003). Psychoneuroimmunology and health psychology: an integrative model. 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