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¿Cómo aquietar su alma, en medio de las tormentas?
¿Cómo aquietar su alma, en medio de las tormentas?
E
l mundo en el que vivimos es como una pista de autos de carreras. Todo tiene que ser ya
y ahora. La tecnología (que no es mala) de hecho la usamos para enviar estos mensajes,
nos acelera los procedimientos del diario vivir. Ya sea para pagar los servicios como luz,
agua, las cuentas bancarias, el celular, o hasta comprar comida. Usamos los medios que nos
ayudan a agilizar, mientras tanto seguimos en la tarea que se está realizando en ese momento.
Bien lo dijo nuestro Señor, no somos de este mundo, pero estamos en este mundo. Y en
algunos casos, entramos en esta gran carrera en medio de la autopista del materialismo. Si bien
es cierto, el tratar de hacer las cosas más rápido, nos garantizará más eficiencia en algunas
áreas, por otra parte lo que hace esta velocidad es producir algo que cambia hasta nuestro
temperamento, esto es el afán.
Incluso, algunas personas se apresuran en su tiempo de oración, para así poder ocuparse de
otras tareas. El afán lleva a la desesperación, y conforme la desesperación toma más fuerza, la
paz pareciera más lejana. Y una persona sin paz, cualquier viento circunstancial, lo puede sentir
como un huracán. Tenemos el ejemplo del salmista.
Salmo 107: 28: 30 “En su angustia clamaron al SEÑOR, y él los sacó de su aflicción.
Cambió la tempestad en suave brisa: se sosegaron las olas del mar. Ante esa
calma se alegraron, y Dios los llevó al puerto anhelado”
Es sumamente necesario saber cómo aquietar nuestra alma. En los momentos de angustia,
nada es más seguro que clamar al Señor Todopoderoso. Dios es el único que puede sacarnos de
aflicción. La definición de la palabra aflicción según el diccionario es:
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Causar molestia o sufrimiento físico.
Causar tristeza o angustia moral.
Preocupar, inquietar.
Sentir sufrimiento físico o pesadumbre moral.
En los países más desarrollados, la aflicción, la depresión y los trastornos mentales, están
consumiendo más personas cada día, entre ellas a los creyentes. Estos trastornos se conocen
ahora como enfermedades mentales.
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Algunas de estas enfermedades son:
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Depresión
Trastornos de ansiedad, incluyendo trastorno de pánico,
Trastorno obsesivo-compulsivo,
Trastorno de estrés post-traumático y fobias
Trastorno bipolar
Trastornos de la personalidad
Todas estas “enfermedades” lo que hacen es alterar el alma. Si el alma está alterada, las
decisiones generales de la vida cotidiana pueden verse afectadas. Estas y otras enfermedades
entre las cosas que pueden provocar, es que la persona afectada, piense que ya su vida no le
importa a Dios, y que están tan sumergidos en esos problemas que creen que ya no hay
solución. Lo que ahora llaman enfermedades mentales, en los tiempos bíblicos, eran
simplemente situaciones espirituales. Yo creo firmemente que La Biblia es la verdad de Dios.
La recomendación del salmista es: clamar al Señor.
En ese clamor está garantizada la respuesta de Dios siempre con una solución de bendición. El
salmo dice “Cambió la tempestad en suave brisa”. Esas tempestades pueden ser calmadas de la
mano de Jesucristo. Luego continua diciendo “se sosegaron las olas del mar”. Es como el refrán
popular “después de la tormenta, viene la calma”.
En los momentos de angustia y de situaciones difíciles, nada es mejor que la calma. Sigo citando
el salmo anterior “Ante esa calma se alegraron, y Dios los llevó al puerto anhelado”. Que
poderoso este versículo. Las tormentas son inevitables, pero la seguridad de llegar a puerto
seguro es mantenerse de la mano con el Señor, el Príncipe de Paz.
Salmo 46: 10-11 “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre
las naciones; enaltecido seré en la tierra. Jehová de los ejércitos está con
nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob”
Muchas citas bíblicas hablan de estar quietos, de estar en reposo de que Dios es Dios de paz.
Pero, ¿cómo se puede hacer para tener ese sosiego en medio de las tormentas?. Estos son
algunos ejemplos de cómo actuó Jesús, y el rey David ante algunas situaciones.
Pasaba tiempo a solas con el Padre.
Lucas 9: 18 Biblia DHH “Un día en que Jesús estaba orando solo, y sus discípulos
estaban con él, les preguntó: — ¿Quién dice la gente que soy yo?”
Hay momentos donde podemos orar en grupo, en el autobús, o en un avión, pero debemos de
tener tiempo de intimidad, esto es, tiempo a solas con Dios.
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Retirarse en clamor y ayuno.
Mateo 14: 13 “Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto
y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades”
Cuando los discípulos de Juan el Bautista, regresaron de enterrar el cuerpo, después de que
Herodes lo mandara a decapitar, fueron y le dieron la noticia a Jesús. Su primo hermano había
sido asesinado, y esta noticia no era nada agradable. El Maestro entendió que debía de
apartarse, y estar con Él Consolador. Existen situaciones en nuestra vida que no son agradables,
y la opción más sabia, es calmarse, orar y estar apartado para que Dios nos de la fortaleza y la
dirección de los pasos a seguir.
Buscar el alimento espiritual para estar quieto.
Salmo 131: 2 Biblia TLA “Más bien, me he calmado; me he tranquilizado como se
tranquiliza un niño cuando su madre le da el pecho. ¡Estoy tranquilo como un
niño después de haber tomado el pecho!
La descripción que hace David nos ilustra como es el proceso después de haber tomado el
alimento. Un bebé puede tener el juguete más lindo, pero cuando tiene hambre simplemente
entiende que es hora de comer. Llora y si no le dan el alimento llora más fuerte, hasta que llega
la madre y le da su alimento. Hasta la respiración de ese niño cambia.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, y siempre es la solución más segura a las enfermedades,
situaciones emocionales o espirituales y a las vicisitudes de la vida. Jesucristo prometió que
estaría con nosotros todos los días de nuestra vida, y la garantía es que está dispuesto a
ayudarnos.
Hebreos 4: 12 Biblia DHH “Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más
cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del
alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los
pensamientos y las intenciones del corazón”
Sea lo que sea, enfermedad, sentimientos, problemas o tormentas, nuestra vida en Cristo
puede ser más fácil. La clave es mantenerse firme en el Señor, y por medio de la Palabra
aquietar el alma, para que el Espíritu Santo, haga lo que Dios dijo que iba a hacer, en el nombre
de Jesús, amen.
Paz y bendiciones para usted.
Eduardo Peraza
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