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La arquitectura cubana: del esplendor a una época oscura Por Osmar Laffita Desde Cuba Desde las postrimerías de la década de los cuarenta y hasta finalizada la década del 50 del siglo pasado, la arquitectura cubana ocupó uno de los primeros lugares del continente americano, solo superada por Estados Unidos, México, Brasil, y Argentina. La escuela de arquitectura cubana en esas décadas se destacó por sus atrevidos diseños, con conceptos bastante avanzados de la modernidad y el futurismo de las formas, así como un elevado sentido de lo estético. El buen gusto de los diseños armonizaba de manera agradable con el entorno en que se erigieron las edificaciones. Los proyectos de los diferentes arquitectos e ingenieros que se materializaron en los diferentes edificios que todavía perduran a lo largo de toda la isla, son el testimonio hasta donde se avanzó en la construcción de inmuebles, particularmente en La Habana, que sin exageración alguna estaban a la altura de los más avanzados de los diseños arquitectónicos de la época, por la naturaleza innovadora y altamente artística de cada uno de ellos. A inicios de los años 50, la arquitectura cubana se sumó a la corriente de construcción de edificios altos, de 20 y 30 pisos. Fueron construidos principalmente en El Vedado. Uno de ellos fue el edificio Focsa, la obra estrella de ese esplendoroso periodo y al que corresponde el mérito de haber iniciado en Cuba la era de los edificios altos. Página 1 de 4 – Semanario “El Veraz”- elveraz.com Su construcción se inició en 1954 y fue inaugurado en 1956. 58 años después, aun es el edificio más alto de Cuba. En los años 50, el Focsa ocupaba el segundo lugar mundial entre las obras de su tipo. Es considerado una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana. El proyecto del Focsa fue dirigido por el ingeniero Luis Sáez Dupace. La parte arquitectónica recayó en Ernesto Gómez Sampera. El empleo en su estructura de hormigón armado deslizante solo había sido empleado antes en el edificio Marinelli de la ciudad de Sao Paulo, en Brasil. Después del Focsa, se edificó el Hotel Habana Libre, en el cual se empleó exitosamente la técnica del hormigón armado, Luego se construyeron edificios de 25 y más pisos en la calle Línea, como el Somellan, con 30 pisos, y los que están ubicados en todo el tramo del Malecón desde la salida del túnel de 5ta Avenida hasta el Paseo del Prado. La década de 50 del pasado siglo también se destacó por el arrollador auge en la construcción de grandes y modernos hoteles, principalmente en La Habana y Varadero. Muestra de esa expansión constructiva son los hoteles Habana Libre, Riviera, el recién remodelado Capri, el Douville, el Saint John, Vedado, el Rosita de Hornedo (que es hoy la sede del CIMEX, la corporación de comercio minorista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias), el de la Marina Barlovento (Hemingway), Comodoro, Copacabana, Chateau Miramar, Lido, y en Varadero, el Internacional, el Oasis y el Kawama. Página 2 de 4 – Semanario “El Veraz”- elveraz.com Desde que los actuales gobernantes tomaron el poder en 1959 se paralizó el arrollador avance que experimentaba la arquitectura cubana. En el presente, está sumida en un total estancamiento. Fidel Castro odiaba de manera patológica aquellos avanzados proyectos arquitectónicos. Con la justificación demagógica de proporcionarle cobija a un sector numeroso de la población que no tenía donde vivir, abogó por diseños constructivos fáciles, que no requirieran mucho gasto de materiales. Así, se construyeron a lo largo y ancho del país edificios multifamiliares, escuelas, hospitales y hoteles con diseño de simetría única, parecidos a cajas de zapatos, que ahorraban espacio, una copia al carbón de los que existían en Moscú, Berlín, Praga, Varsovia, Kiev o Minsk. Un aberrante populismo constructivo se materializó en las famosas y por suerte ya desaparecidas "microbrigadas", con las cuales se promovieron horribles formas de urbanización y bodrios arquitectónicos. Muestra de ello son los repartos Alamar, el Eléctrico, San Agustín, en la capital, y el Distrito José Martí, en Santiago de Cuba, en los que la belleza, el buen gusto y la armonía con el entorno están totalmente ausentes. En todos estos repartos se les impuso a sus moradores una monotonía que genera aburrimiento y rechazo. Para donde quiera que se mire, todo es igual. Página 3 de 4 – Semanario “El Veraz”- elveraz.com Página 4 de 4 – Semanario “El Veraz”- elveraz.com