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COMUNIDADES CRISTIANAS POPULARES DE ZARAGOZA LA HOJA http://ccparagon.pangea.org I de as y c o l ab o ra c i o n e s : C o ord i n ad o ra ó l a h o j a . c c p a @ g m a i l . c o m Todas las tardes, dos mujeres mayores se sientan frente a frente en el salón de un piso del barrio de Amara de San Sebastián. Son vecinas y consuegras. Una de ellas le va dando con una cucharilla y mucha paciencia un yogur de café a la otra, enferma de Alzheimer. La primera es viuda de un comandante asesinado -Soy Chacho, hola mamá (Sigue en la página 2) Mayo 2007 DECLARACIÓN DE LA PARROQUIA DE SAN CARLOS BORROMEO DOS MUJERES CONTRA EL ODIO La escena se repite cada día durante el último año y medio hasta que, el 27 de Enero, Esperanza Chaos Lloret muere. Tenía 83 años y había nacido en Tetuán, donde su padre, un militar del Ejército español, estaba destinado entonces. Luego se casaría con un médico, Daniel de Juana Rubio, oriundo de Miranda de Ebro (Burgos), que también hizo la guerra como teniente asimilado en las tropas de Franco, por lo que fue condecorado con una medalla de campaña, dos cruces rojas y una cruz de guerra. De todo ello da fe un carné de Falange Española y de las Jons expedido el 16 de octubre de 1943 donde aparece sonriente a sus 35 años. Daniel de Juana y Esperanza Chaos tuvieron dos hijos, Altamira y José Ignacio, que nacieron y se criaron en una casona de Legazpia donde el doctor pasaba consulta a los trabajadores de Patricio Echeverría, una de las principales acerías de Guipúzcoa. La vivienda estaba al lado de la casa cuartel de la Guardia Civil y por las tardes José Ignacio jugaba al fútbol con los hijos de los guardias. Nº 31 Asamblea de la Parroquia de San Carlos Borromeo, Madrid REUNIDOS EN NOMBRE DEL SEÑOR OTRA IGLESIA ES IMPOSIBLE A PROPÓSITO DE JON SOBRINO José María García-Mauriño Todos conocemos la reciente condena del Vaticano a Jon Sobrino. Otra vez la Santa Inquisición ha actuado contra un teólogo de la liberación. No ha habido hogueras que quemaran a este hombre. Pero quiere reducirlo al silencio. La estructura jerárquica de esta Iglesia sigue su trayectoria inmisericorde contra las doctrinas que no se ajustan a su criterio. Se creen en posesión de la verdad absoluta. Siguen creando heterodoxos, es decir, personas que por tener otra opinión, una opinión distinta de la jerarquía de la Iglesia, son dignos de exclusión y que hay que condenarle al silencio. En esta Iglesia hay pluralidad de pensamiento. Pero se cree el Vaticano que su pensar es el único y el verdadero. Y el que no lo siga, o tenga otra forma de pensar, otros planteamientos es un hereje, un heterodoxo, Desde luego la Jerarquía no (Sigue en la página 3) La decisión tomada por el Arzobispado de Madrid de cerrar nuestra parroquia nos hace pensar que la entreverada esperanza de que el Papa actual diese signos de apertura y confirmase el caminar renovador de una iglesia posconciliar, se ha ido desvaneciendo. Ahí están las recientes alarmas teológicas de Roma contra Jon Sobrino y otras que se están produciendo en diversas partes de la Iglesia. Nuestra parroquia (conocida como parroquia de los marginados) presidida por los curas Javier Baeza, Enrique de Castro, y Pepe Díaz, y constituida por una pléyade de personas muy diversas, (Sigue en la página 6) CONTENIDOS • Otra Iglesia es imposible A propósito de Jon Sobrino ......... 1 • Declaración de la parroquia de San carlos borromeo .......................... 1 • Dos mujeres contra el odio .............................. 1 • A modo de editorial ..................... 2 • ¡Revisión del concordato YA! ...... 3 • Rechazo de la tesis doctoral de Jesús Gil en la pontificia ........................ 4 • Señor obispo, no nos insulte ....... 4 A MODO DE EDITORIAL U na Hoja como la que os hacemos llegar esta vez obliga a un comentario. Ha salido con el material que nos ha llegado. Es lo que hay. Jon Sobrino, Entrevías, la Pastoral del Obispo de Huesca, La Tesis rechazada de Jesús Gil, el Concordato... Diferentes cuestiones y un denominador común que a nadie se le oculta. Un guiso servido sobre lecho de crispación social, demagogia del poder y falta de espíritu crítico del pueblo. Y sobre todo de falta de amor. Por amor traducimos el esset - hemet del Dios de los Profetas, o del Cántico de Zacarías: amor misericordioso, misericordia entrañable, amor maternal, el sentimiento de una madre por lo que lleva o ha llevado en las entrañas. Esta hoja duele mucho. En todas nuestras Hojas suele colarse mucho dolor —si no fuera así o el mundo ya no sería el que conocemos o nosotros no seríamos nosotros. Pero el dolor de esta Hoja afecta especialmente a un sistema concreto de nuestro Cuerpo. Y duele mucho. No sé si estaréis de acuerdo. Por eso La Hoja comienza con una historia de amor, de amor maternal, además de amor dolido. (Viene de la página 1 - Dos mujeres contra ek odio) Durante las dos últimas décadas, unas veces los lunes y otras los miércoles, el terrorista Iñaki de Juana Chaos, encarcelado en las prisiones más alejadas de Euskadi por asesinar a 25 personas — entre ellas 17 guardias civiles—, empleaba esa fórmula, casi siempre la misma, para iniciar la conversación con su madre. Los cinco minutos reglamentarios de charla versaban sobre cuestiones banales, el tiempo o un jersey verde que el terrorista quería que su madre le hiciera llegar, pero jamás hablaban de política y mucho menos de ETA. Sencillamente porque Esperanza Chaos, a la que en familia llamaban Nina, nunca justificó los crímenes de su hijo ni formó parte del colectivo de apoyo a los presos de ETA. Tampoco llegó a saber jamás qué o quiénes influyeron en él para que, a principios de los 80, abandonara su trabajo en la Ertzaintza y se fugara a Francia. Cuentan personas que la quisieron mucho que Esperanza se cayó redonda al suelo el 16 de enero de 1987 cuando le contaron que a su hijo lo acababan de detener en Madrid. La fotografía que al día siguiente vio publicada en los periódicos no se parecía en nada a las que de él guardaba en el álbum familiar. En ellas aparece de corbata en el bautizo de su sobrina o jurando marcial la bandera española tras el periodo de instrucción en Alcalá de Henares. Nada en la trayectoria del hijo hacía presagiar un futuro cercano a ETA. Más bien al contrario. Cuando De Juana regresó del servicio militar llevaba consigo un diploma, expedido por el Ayuntamiento de Madrid el 27 de mayo de 1977, en reconocimiento por su valiente lucha contra un incendio que sufrió la capital entre el 15 y el 20 de abril de aquel año. Más tarde, ingresó en la segunda promoción de la policía autonómica vasca. “Aún faltaban unos años”, recuerda un familiar, “para que De Juana, muy propenso siempre a los amoríos, se ennoviara con una enigmática mujer llamada Helena y residente en Bayona”. taxista de San Sebastián para que fuera a recogerlo en cuanto obtuviera la libertad. Pero entre las nieblas del Alzheimer y una mano oportuna que apagaba la televisión en el momento justo, Esperanza se fue alejando de la realidad de su hijo en huelga de hambre. El caso es que Esperanza Chaos jamás volvió a ver a su hijo en libertad. Ya por entonces viuda, inició una difícil carrera por mantener viva su relación con su hijo al tiempo que rechazaba una y otra vez las invitaciones para integrarse en el colectivo de apoyo a los presos de ETA. La madre del terrorista más famoso recorrió más de 300.000 kilómetros en coche —le aterrorizaba el avión— para ver a su hijo preso. Su llegada a las distintas cárceles, según recuerdan funcionarios de prisiones, nunca pasó desapercibida. “Venía como a una boda, con anillos y collares, elegante y alegre, siempre educada y cordial con nosotros, nada que ver con el carácter frío ni la mirada agresiva del hijo ni mucho menos con la actitud desafiante de la mayoría de los familiares de presos de ETA”. En una ocasión, un guardia civil, aun sabiendo a quién iba a visitar, se atrevió a pegar la hebra con ella. Las dos ancianas están sentadas frente a frente. Una se quedó viuda el 2 de enero de 1977, a las ocho y media de la mañana. Tres pistoleros de ETA se apostaron frente a su marido, el comandante del Ejército José María Herrera, y lo acribillaron con disparos de metralleta en la misma puerta de su casa. Pasado el tiempo, el hijo del militar se casó con una muchacha llamada Altamira de Juana. La anciana enferma es precisamente la madre de Altamira y de Iñaki de Juana Chaos. Lo que une a estas dos mujeres, más allá de la familia o incluso de la fatalidad de una vida marcada por ETA, es el interés común, tácito, de que el odio no prolongue el trabajo de las pistolas. El País Vasco también está lleno de historias así. Madres de hijos que matan y mujeres de hombres que mueren tejiendo una red invisible de afecto imposible de fotografiar, indetectable para el radar de los telediarios. -De Tetuán, ¿eh? O usted es hija de funcionario o de militar. -De militar, agente. -Pues permítame que la acompañe. Al día siguiente del fallecimiento de la madre del terrorista, las asociaciones vinculadas a los presos de ETA publicaron en Gara hasta 10 esquelas en su memoria. Una de ellas aparecía firmada por Helena, la enigmática mujer de Bayona. En todas se refieren a Esperanza Chaos como la madre de un preso político vasco. Tal vez ignorando, o tal vez no, que la única familia política de Esperanza Chaos era, lo que son las cosas, la viuda de un militar asesinado por ETA. La última vez que vio a su hijo fue el 7 de julio de 2005, en la cárcel madrileña de Aranjuez. Esperanza ya apenas podía caminar. Había seguido manteniendo la costumbre de mandarle 150 euros mensuales, que rebañaba con trabajo de su pensión, e incluso llegó a hablar con un LA HOJA 2 (Viene de la página 1 - Otra Iglesia es imposible) es la Iglesia, la Iglesia no es el Vaticano y el Vaticano no es el Reino de Dios. Mientras siga mandando y gobernando la Curia Romana, otra Iglesia es imposible. Mientras siga vigente el actual Código de Derecho Canónico que entroniza al Papa como un Rey Absoluto, otra Iglesia es imposible. Mientras esta institución eclesiástica siga atada y bien atada a este Capitalismo perverso, otra Iglesia es imposible. Mientras siga formando parte de las estructuras de esta Globalización financiera y especulativa, esta Iglesia no puede abrir la boca para pronunciar el Mensaje de Jesús de Nazaret. Mientras no sea capaz de reco- nocer los Derechos humanos dentro y los exija hipócritamente fuera, otra Iglesia es imposible. Mientras continúe en el entramado político, económico, jurídico y social del mundo de los ricos, es imposible que pueda decir una palabra al mundo de los empobrecidos. Se encuentra situada en la línea del Sistema que hace cada vez más pobres a los pobres, y más ricos a los ricos. Ha olvidado completamente la sentencia de Jesús que dice que no se puede servir a dos señores, no podéis servir a Dios y al Capital. Esta Iglesia que condena a Jon Sobrino por su doctrina y su trayectoria vital con el mundo de los pobres, es imposible. Nos unimos al comunicado de la Asociación de Teólogos y teólogas Juan XXIII que dice: Queremos expresar nuestro más sincero y profundo agradecimiento a Jon Sobrino por lo que significan para todos nosotros su obra teológica y su testimonio evangélico informado por la opción por los pobres. Otras comunidades de creyentes y de cristianos de a pie que intentan seguir al Maestro, estimamos que sí es posible. La Iglesia se forma sobre todo desde abajo, desde las bases, desde las masas empobrecidas, no sólo desde las cúpulas. ¡REVISIÓN DEL CONCORDATO YA! Petición de las CCP del Estado Español para acabar con lo que denominan Anacronismo jurídico Ya son verdaderos ríos de tinta los que están corriendo tras la última sentencia del Tribunal Constitucional que no ha podido declarar la inconstitucionalidad de determinados aspectos del despido de la profesora canaria de religión que había rehecho su vida afectiva después de haberse divorciado. Las Comunidades Cristianas Populares del Estado Español (CCP), convencidas de que estos hechos no hacen sino trasladar a la Iglesia el lamentable clima de crispación social al que nos están abocando los dos principales partidos del país, aunque mucho más el PP, queremos manifestar, que el verdadero problema -y a la vez el auténtico escándalo- que subyace y provoca estas tensiones no es otro que los trasnochados acuerdos Iglesia - Estado de 1976 y 1979. nunciado en otras ocasiones afirmando que la escuela no es el ámbito educativo de la Fe, ni en el de la financiación de la Iglesia Católica, a pesar de que, lejos de eliminarse o reducirse para tender hacia la autofinanciación ha pasado del 0,52% del IRPF al 0,7% en su asignación tributaria. Un acuerdo que además nace blindado ya que necesita para su modificación del apoyo de las tres quintas partes del Parlamento. Luego dice la vicepresidenta que el Gobierno está atado de pies y manos. Nos parece intolerable que los obispos pretendan contratar y despedir a 17.000 profe- sores de religión -que sin acceso normalizado como el resto de docentes debe pagar el estado-, juzgando sus conductas con arreglo a unos parámetros más que trasnochados y que contravienen desde el estatuto de los trabajadores hasta el respeto a los derechos humanos; Nos parece un abuso que quieran mantener unos privilegios tan descarados, en un estado aconfesional; y nos parece que no se puede permitir una injerencia como la del portavoz de los Obispos que el pasado 2 de marzo arremetía contra la asignatura de educación para la ciudadanía (como vienen haciendo www.concordato.org Aunque en el lenguaje coloquial, se suele usar la denominación “Concordato”, nos estamos refiriendo al “Instrumento de ratificación del Acuerdo entre el Estado Español y la Santa Sede sobre asuntos económicos, firmados en la Ciudad del Vaticano el 3 de enero de 1979”. Instrumento, que así se llama. El acuerdo es signado por Marcelino Oreja y el Cardenal Villot, seis días después de que entrara en vigor la Constitución Española de 1978, que no olvidemos, afirmaba la implantación de un Estado aconfesional. No entramos aquí en el tema de las clases de religión sobre el que ya nos hemos pro- LA HOJA 3 contra la mayoría de las leyes y disposiciones que dicta un gobierno democráticamente elegido en las urnas); ni mucho menos aún, que amenace con ir a los tribunales si el gobierno les priva del derecho a elegir al profesorado de religión. ciudadanos y que no conlleven privilegios especiales para nadie. Comunidades Cristianas Populares de Zaragoza A este respecto les recordaríamos a nuestros Jerarcas lo que señalaba el Concilio Vaticano II en su conocida Gaudium et Spes donde decía: La Iglesia no pone su esperanza en privilegios dados por el poder civil, renunciando incluso al ejercicio de ciertos derechos legítimamente adquiridos tan pronto como conste que su uso puede empañar la pureza de su testimonio…. Denunciar el Concordato ya y revocar los citados acuerdos del 76 y 79 con la Santa Sede es una tarea urgente e imprescindible que pide desde hace tiempo una gran parte de la sociedad, así como una parte de la propia iglesia, entre la que nos encontramos las CCP del estado español. El año pasado junto a más de 70.000 firmantes pertenecientes al más amplio abanico de sensibilidades sociales, políticas, culturales y religiosas, (www.concordato.org) así lo manifestamos. No entendemos como un gobierno del PSOE que se dice de izquierdas, que primaba su carácter laico en su programa electoral del 2004 con la escuela pública como estandarte, y que lo aplica durante el primer año con las valientes leyes de matrimonios homosexuales y de modificación del Código Civil en materia de divorcio, totalmente coherentes con la no confesionalidad del Estado, da un giro tan involutivo y preocupante presionado por la Jerarquía Católica. Quizás por ello, tras heredar unos acuerdos que ya tenían que estar denunciados desde 1982, según consta en el propio Acuerdo de ratificación antes citado (Arts. II. 2 y II. 4), no solo no los ha denunciado todavía sino que además parece hasta justificarlo con sus acciones, tan contradictoria por cierto con su propio. Eso si que es ceder al chantaje de un grupo de presión. Finalmente queremos expresar que la denuncia de los citados acuerdos con la Santa Sede -además de reconocer que sería bueno hasta para la propia Iglesia Católica-, no implica que no se deban negociar otros nuevos acuerdos -y no solo con ella-; Eso sí unos convenios acordes con el estado de derecho que vivimos en España, plenamente democráticos, que sean respetuosos con la leyes a las que se someten todos los SEÑOR OBISPO, NO NOS INSULTE RECHAZO DE LA TESIS DOCTORAL DE JESÚS GIL EN LA PONTIFICIA Jesús Gil García, licenciado en Filosofía y Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca, y Licenciado en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, miembro de las Comunidades Cristianas Populares de Zaragoza, trabajador de la Diputación General de Aragón en un Centro de Reforma de Menores, se jubila en 2003 y decide preparar su tesis doctoral en Teología, como servicio a las CCP. Realiza los cursos de doctorado en el Instituto de Pastoral de Madrid y presenta su proyecto de tesis sobre “La teología de las Comunidades Cristianas Populares. Una reflexión desde Aragón”, bajo la dirección de Julio Lois Fernández. Es aprobado el proyecto por la Universidad Pontificia de Salamanca. El pasado año 2006 concluye la tesis y la presenta en la Secretaría General de la Universidad Pontificia. A comienzos de Diciembre recibe la noticia que la mencionada tesis es rechazada por los censores, nombrados para valorarla, antes de la defensa publica. La razón fundamental es ideológica. No se acepta la teología que elaboran las Comunidades Populares en su trayectoria desde los años setenta junto con los teólogos que las acompañan. Se dan unas supuestas razones que esconden la verdadera causa del rechazo: la ideología defendida por la teología de las CCP. Ni siquiera a nivel universitario se admite el pluralismo teológico. Lo más importante, y lo único, es la defensa de la ortodoxia, fuera de la cual no se admite pensamiento alguno. La teología académica de los sectores oficiales de la Iglesia desprecian la reflexión teológica realizada por las CCP en su devenir histórico.¡Lamentable, pero cierto! LA HOJA 4 Las Comunidades Cristianas Populares de Zaragoza, miembros de la Iglesia católica en Aragón, nos sentimos profundamente indignados por el contenido de la carta del Obispo de Huesca y Jaca publicada el pasado domingo. Nosotras y nosotros no estuvimos en la manifestación del pasado sábado ni en las concentraciones convocadas por el partido de la oposición para protestar por la medida de prisión atenuada del etarra De Juana Chaos. Pertenecemos a la gente que la carta episcopal califica de “traidores hasta el egoísmo más desleal”. No somos parte de “esa gente sencilla que espontáneamente han querido solidarizarse con los débiles ignorados, despreciados y hasta perseguidos”.¡Señor Obispo, no nos insulte y sea más tolerante con los que no piensan como Ud.! Toda persona tiene derecho a pensar como crea más conveniente y a tomar partido por una determinada opción política. Nos lo concede a todas y todos la Constitución española. Pero Ud. además es Obispo, responsable de una Iglesia local y su ministerio implica ser vínculo de unidad y portavoz del mensaje misericordioso y amoroso de Jesús de Nazaret. Nos escandaliza constatar que en el diagnóstico que Ud. hace del momento actual no haya referencia alguna ni al evangelio ni a Jesús el Cristo Liberador. Sus palabras transmiten rencor y odio, alimentan la división y obstaculizan la pacificación en nuestro país. Utiliza palabras durísimas contra las personas que no pensamos lo mismo que Ud y nos llamamos también cristianos. Habla de resentimiento, de corrupción, de manchar el nombre de la paz y de la piedad, de pervertir el sentimiento noble del perdón. Utiliza un lenguaje sarcástico sobre la defensa de la vida. Con su actitud, Señor Obispo, nos escandaliza. Su postura nos retrotrae a tiempos pasados, cuando la jerarquía de la Iglesia en la guerra civil no dudó en alinearse descaradamente con la derecha política y apoyar la dictadura franquista. Siempre que la cúpula eclesiástica toma partido lo hace al lado de la derecha, marginando a los que no nos consideramos reflejados en esa opción política. ¡Qué casualidad!. Ser cristiano no implica ser de derechas. Muchos de nosotros y nosotras nos identificamos más claramente con las decisiones de la izquierda política, porque la creemos más cercana con el mensaje de Jesús de Nazaret. Con su carta, difícilmente ayuda en esta apasionante encrucijada a “roturar sus campos para que broten espigas de paz serena y de bien colmado para los hermanos”. Le sugerimos que pida perdón por los insultos y desprecios que lanza contra todos aquellos que no opinan como Ud. Zaragoza 13 de Marzo de 2007 PASTORAL DEL OBISPO DE HUESCA Los idus de marzo Queridos hermanos y amigos: paz y bien. “Los idus de marzo” es una célebre obra de Thornton Wilder que toma como título la fecha fatídica en la que asesinaron a Julio César. Se ambienta la novela en los últimos días de la república romana, y describe con escéptica ironía la capacidad de los hombres para el heroísmo, la generosidad y la virtud, así como para el egoísmo, la traición y la deslealtad. En este marzo nuestro, mes de memoria de tantos otros idus, hemos vuelto a ver a gente así: héroes hasta la virtud más generosa, y traidores hasta el egoísmo más desleal. Entre los primeros están las víctimas de la serpiente terrorista y las gentes sencillas que espontáneamente han querido solidarizarse con los débiles ignorados, despreciados y hasta perseguidos. En lugar de tirarse al monte, volvieron a la calle. No para una consentida kale borroka, sino para pasear de nuevo con inmensa dignidad su indignación. Era la enésima concentración que en las principales ciudades se dieron cita, a plena luz aunque era de noche, sin encapuchados y sin mentiras. No eran vociferantes, sino ciudadanos de bien que no quieren asistir impávidos al espectáculo que algunos gobernantes nos brindan en el pim-pampum de la feria del disparate político. Y entre los segundos están los que pretenden cambiar la historia sacándose de la chistera del resentimiento lo que dicen ellos que ocurrió. Como adolescentes montan y desmontan operaciones económicas jugando al a ver quién llega más, cuando se trata de costear favores inconfesables con el dinero más ajeno, lavando como pueden las deudas de su propia corrupción. Son los que manchan el nombre de la paz y el de la piedad, convirtiéndolo en moneda de cambio con el que pagar -cueste lo que cueste- la particular guerra contra sus adversarios políticos, sociales y mediáticos, llegando a pervertir un sentimiento noble como es el perdón, a fin de camuflar el chantaje del que siendo rehenes ellos mismos, nos hacen víctimas a todos los demás. Como consigna de un nuevo pásalo, lo repiten sin parar, sin ninguna pausa y con mucha prisa: lo hemos hecho por piedad, hemos salvado la vida a un asesino que celebra sus veinticinco matanzas brindando con champán, le hemos salvado la vida porque defendemos la vida. Yo he tomado nota de esta declaración insólita por parte de quien miente de manera habitual, y pasando por encima de su cinismo asustado ante la opinión pública, levanto acta de su advenediza declaración: defienden la vida. Estamos de enhora- LA HOJA 5 buena.Supongo que estarán al quite de quien se quite la vida en la eutanasia que viene... porque defienden la vida. Supongo que no pondrán más obstáculos para saber la verdad de la maraña confusa y confundida de otra matanza, el 11-M, cuya sospecha les mira... porque defienden la vida. Supongo que respetarán la libertad de quienes quieren una educación no ideologizada ni sectaria para sus hijos... porque defienden la vida. Supongo que ya no jugarán a romper la familia con sus leyes para amiguetes... porque defienden la vida. Supongo, en fin, que encabezarán la defensa del más amenazado de todos los seres humanos: el no nacido, luchando contra el aborto en primera línea... porque defienden la vida. Si no lo hacen así, nos habrán vuelto a colar su mentira, que hasta pueden hacerla legal, pero que es y será siempre inmoral. Pero si en marzo mayea, quizá en mayo marceará, y allí daremos cuenta. Porque hay idus que no deberían haber pasado nunca, pero ya que han sucedido, sólo se desea que no duren mucho más una vez acontecidos. A Dios nos encomendamos en esta apasionante encrucijada en la que debemos roturar sus campos para que broten espigas de paz serena y de bien colmado para los hermanos. Recibid mi afecto y mi bendición. + Jesús Sanz Montes, ofm Obispo de Huesca y de Jaca,11.03.2007 ( Viene de la página 1 - Declaración Parroquia de Entrevías) seglares de familias aristócratas, los Letraes testigo de cómo han entrado en ella y dos (saduceos y escribas). encontrado condiciones para llamarla su casa, casa que les ha permitido hacer amisCon ellos Jesús fue implacable en la denuntad y comunidad con otros, buscar y reafircia de su orgullo e hipocresía, de su afán de mar el sentido de la vida y compaginar sus figurar y dominar. Lo que menos les toleraba afanes y luchas humanas con la fe en Jesús era sus abusos en nombre de la religión. Su de Nazaret. Algo, pues, más que un lugar de sentencia de que “hay que destruir el templo” rutina para cumplir preceptiva y ordenadalos exegetas la interpretan como que el temmente unos rituales religiosos. plo, en cuanto tal, ya no es necesariamente el lugar del encuentro con Dios y menos No nos imaginamos a Jesús de Nazaret, que cuando ese templo ha estado simbolizando dice estar allí donde se reúnan dos o más en a un Dios favorecedor de los privilegios de la su nombre, dispersando y alejando de su casta sacerdotal y legitimador de impuestos lado, a un grupo, a una persona cualquiera, y cargas para los campesinos: “Llega la hora que buscara oírlo, conocerlo, estar con él y en que los verdaderos adoradores adorarán seguirlo. Lo suyo era la cercanía, la mezcla al Padre en espíritu y en verdad” (Jn 4, 21con la gente, la instintiva preferencia por 23). quienes veía más débiles, caídos, excluidos o necesitados: publicanos, pecadoEl pueblo por el contrario, desconocedor de res, prostitutas, extranjeros, etc. la ley y menospreciado, lo escuchaba encantado, hacía correr su nombre de boca en A Jesús no se le veía reunido en lugares boca. distinguidos, especialmente preparados, donde se le recibiera con Podemos comprobar con gozo que el docupompa y reverencia. Improvisaba mento del Vaticano II Presbyterorum Ordinis, cualquier lugar. Había quienes, dedicado a los sacerdotes, refleja este espíprovenientes de clase o función ritu cuando escribe que los presbíteros social relevante, se le acerca“viven entre los demás hombres como entre ban taimados, dispuestos a hermanos”, “no deben alejarse del pueblo de examinarle y tenderle una Dios ni de ningún hombre”, “no deben sentrampa. Eran los Sumos tirse extraños a su existencia y condiciones Sacerdotes, los de vida”, “deben conocerlos de verdad”, y Senadores puedan así “hacerse como San Pablo todo para todos” (PO, 3), “tratando, por lo tanto, a todos con eximia humanidad, a ejemplo de su Señor” (PO, 6). Las tareas de los presbíteros, según el Vaticano II, son claras: 1ª) Ejercer su ministerio al modo como lo ejerció Jesús, sacerdote del pueblo para el pueblo. 2ª) Predicar el Evangelio de Dios a todos, pero adaptado a las circunstancias concretas de la vida, según las diversas necesidades de los oyentes. 3ª Constituir y aumentar el pueblo de Dios. 4ª) Educarlo en una fe sincera y libre: “De poco aprovecharán las ceremonias por bellas que sean, si no se ordenan a educar a los hombres para que consigan su madurez cristiana”. Tal educación debe ayudarles a discernir los acontecimientos y a cultivar una vida comunitaria. 5ª) “Considerar que los pobres y los débiles, con quienes el Señor se presentó especialmente asociado, y cuya evangelización se da como signo de la obra mesiánica, les están confiados de manera especial” (PO, 6). No entendemos que una parroquia de marginados, en consonancia con el LA HOJA 6 Evangelio y el Vaticano II, se la pretenda configurar como una parroquia más o menos burguesa de nuestras ciudades, donde predomina frecuentemente la primacía estereotipada del cura y la regularidad estética del culto y no la participación directa y viva de la comunidad. Si nos empeñamos en seguir al pie de la letra, y nada más que al pie de la letra, el diseño litúrgico del Misal romano con sus pormenorizadas rúbricas, damos como muerta toda vida y creatividad litúrgica. Más que en creadores nos convertimos entonces en recitadores mecánicos de fórmulas litúrgicas, que nos impiden llevar a la celebración eucarística la realidad viva de nuestro tiempo, de nuestra gente, de nuestra comunidad y de nuestras personas concretas. ¿Por qué una comunidad de hoy no puede crear sus oraciones propias como lo hacían las comunidades anteriores en sus respectivas circunstancias? ¿Qué hace suponer que aquellas fórmulas —particulares de entonces— deben ser asumidas al pie de la letra y no puedan ser sustituidas por otras de hoy? Lo esencial —que es lo que hay que guardar— es permanente; pero lo accidental, cambia y es variable. Esta estéril y aburrida repetición de fórmulas y modelos del pasado es lo que ha llevado a calificar a buena parte de nuestra liturgia de momia sagrada. No es difícil descubrir, tras la decisión de cerrar nuestra parroquia de San Carlos Borromeo, una peculiar concepción teológica: • La autoridad eclesiástica se considera aparte y por encima de la comunidad y, por tanto, como autónoma y válida por sí misma. • La persona es a natura corrupta e impotente para el bien. • La persona y toda la realidad creada se desenvuelve bajo dos dimensiones: una profana y otra sagrada. • La sanación, realización, santificación y gobierno de la persona no es posible sin la mediación de los ministros sagrados, depositarios y portadores de la verdad, de la santidad y del gobierno. En el fondo, hay una desposesión de la santidad o bondad ontológica de la persona, de sus capacidades innatas para actuar con reflexión, libertad y responsabilidad y, lógicamente, una desconfianza radical en sí mismo y una dimisión de sí en otras instancias externas que le aseguran lo que por sí mismo no podría adquirir. Este pensar sostiene en incolumidad el valor sagrado de la autoridad, la dependencia total de ella, y la justificación de toda suerte de arbitrariedad y despotismo. Naturalmente, nada de esto casa con lo que dice el concilio Vaticano II: “La personal dignidad y libertad del hombre no encuentran en ninguna ley humana mayor seguridad que la que encuentra en el Evangelio de Cristo, confiado a la Iglesia. Pues este Evangelio proclama y enuncia la libertad de los hijos de Dios, rechaza toda esclavitud, respeta como santa la dignidad de la conciencia y la libertad de sus decisiones, amonesta continuamente a revalorizar todos los talentos humanos en el servicio de Dios y de los hombres. Y, así, la iglesia proclama los derechos humanos y reconoce y estima en mucho el dinamismo de nuestro tiempo, con el que se promueve estos derechos por todas partes” (GS, 41). A la hora de discernir la validez y oportunidad de esta decisión eclesiástica, nos proponemos seguir fieles al Señor y a los hermanos, guiándonos por los siguiente principios: 1. Volver a Cristo, norma fundante y fundamental de la Iglesia El Vaticano II decretó la renovación. Sin renovación la iglesia languidece y se ancla estéril en el pasado. Pero la reforma en la Iglesia no es posible sino es volviendo a Jesús. No hay más futuro para la Iglesia que el que viene de Jesús. La Iglesia sólo fue grande cuando ensayó humildemente el seguimiento de Jesús. Para discernir lo que es abuso, desviación o infidelidad en la Iglesia no tenemos más medida que el Evangelio. Muchas de las tradiciones establecidas en la Iglesia pueden llevarla a un verdadero cautiverio. Con gran acierto, el Concilio volvió a recordarnos que la Iglesia no tiene más centralita que la persona de Jesús. Y si ella pretende seguir a Jesús, no tiene si no seguir contando al mundo lo que ocurrió con Jesús, proclamar su enseñanza y su vida. Jesús no fue un soberano de este mundo, no fue rico, sino que vivió como un aldeano pobre y, por su programa, —anuncio del Reino de Dios: dignidad, igualdad y emancipación de los más pobres— fueron los grandes de este mundo (imperio y sinagoga) los que lo persiguieron y eliminaron. Su condena a morir en la cruz, arrojado fuera de la ciudad como a un estercolero, es la muestra suprema de su incompatibilidad con los señores de este Parroquia de San Carlos Borromeo, Entrevías - Madrid www.sancarlosborromeo.es mundo. Destrozado por el poder, es el siervo sufriente, imagen de otros innumerables siervos, derrotados por los que gobiernan y se hacen llamar señores, pero acreditado y resucitado por Dios mismo. 2. Volver a una Iglesia anunciadora del Reino y servidora. “La Iglesia recibe la misión de anunciar el reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en todos los pueblos” (LG, 5). Lo que Dios desea para el mundo, en perspectiva cristiana, lo ha hecho manifiesto a través de Jesús. Y la Iglesia, si algún encargo tiene, es el de manifestar lo hecho por Jesús. Nunca la Iglesia es meta de sí misma. La salvación viene de Jesús, no de la Iglesia. Nunca ella tuvo otro Señor. Cristo mismo no se anunció a sí mismo ni se predicó a sí mismo sino al Reino. La Iglesia, discípula y seguidora suya, debe hacer lo mismo. Su vocación es servir, no dominar: “Sirvienta de la humanidad”, la llamaba el Papa Pablo VI. Este servicio lo hace viviendo en el mundo, sintiéndose parte del mundo y en solidaridad con él, pues “el mundo es el único tema por el que Dios se interesa”. 3. Volver a una Iglesia democrática y democratizadora que haga real la igualdad “En el Pueblo de Dios es común la dignidad de los miembros, común la gracia de la filiación; común la llamada a la perfección: una sola salvación, única la esperanza e indivisa la caridad. No hay, por consiguiente, en Cristo y en la Iglesia ninguna desigualdad por razón de la raza, de la nacionalidad, de LA HOJA 7 la condición social o del sexo, porque no hay judío ni griego; no hay siervo o libre; no hay varón ni mujer. Pues todos vosotros sois “uno” en Cristo Jesús (Gal 3,28 gr.; Col 3, 11)” (LG, 32). “Existe una auténtica igualdad entre todos en cuanto a la dignidad y a la acción común a todos los fieles en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo” (LG, 32). La democratización de la Iglesia es asunto suyo vital para que pueda adquirir credibilidad en la sociedad actual. Pero esa democratización no es posible sin lograr una auténtica convivencia de hermanos e iguales. Y este objetivo no se logra ciertamente por las sendas de un sacerdocio presbiteral superior, privilegiado y excluyente, tal como aparece configurado con concentración absoluta del poder en el vértice, y delegado en los demás grados de la jerarquía. que partir de la vida de Jesús, el cual, siendo laico, “produjo un cambio de sacerdocio” (Hb 7,12), “fue sacerdote por la fuerza de una vida indestructible” (Hb 7,16). La constitución del sacerdocio de Jesús está en que “se asemeja a sus hermanos, es compasivo, prueba el sufrimiento, ofrece en su vida mortal oraciones a gritos y lágrimas, es decir, se identifica con su pueblo, sin avergonzarse de llamarlos hermanos”. La vida entera de Jesús fue una vida sacerdotal, en el sentido de que se hizo hombre, fue un pobre, luchó por la justicia, fustigó los vicios del poder, se identificó con los más oprimidos, los defendió, acogió y trató sin discriminación a las mujeres, entró en conflicto con los que tenían otra imagen de Dios y de la religión y tuvo que aceptar por fidelidad ser perseguido y morir crucificado fuera de la ciudad. Este original sacerdocio de Jesús es el que hay que proseguir en la historia. Consecuentemente, es esto lo que enseña el Vaticano II: “Todos los bautizados son consagrados como sacerdocio santo” (LG, 10). Como enseña el apóstol Pablo hay en la Iglesia diversidad de funciones, pero ninguna de ellas se traduce en rango, superioridad o dominio. Todos son hermanos y hermanas y, en consecuencia, iguales. Una tarea ésta inmensa de cara a las mujeres, doblemente discriminadas en la Iglesia como laicas y mujeres. La responsabilidad es de todos, dentro de un modelo comunitario, con diversidad de carismas, derramados por el Espíritu para el servicio de la comunidad. Una iglesia comunitaria y pluralista. El Vaticano II no pone el fundamento de la Iglesia en el esquema bipolar clérigos-laicos que quita protagonismo, participación y responsabilidad a la asamblea cristiana. Todo cristiano y toda cristiana participan en la triple función de Cristo: enseñar, santificar y gobernar. La Iglesia entera, pueblo de Dios, prosigue el sacerdocio de Cristo, sin perder la laicidad, en el ámbito de lo profano e inmundo, de los echados fuera. Este sacerdocio es lo primero y sustancial; el otro, el presbiteral, es un ministerio admirable, pero en cuanto ordenado al común es posterior, secundario y de servicio. El presbítero es, antes que nada ministro de la Palabra, que debe comunicar a todos, sin que se vea ceñido exclusivamente al altar y a la administración de los sacramentos. 4. Volver a una Iglesia profundamente humana que establezca una nueva relación con el mundo El cambio de relación de la Iglesia con el mundo es uno de los cambios mayores operados por el Vaticano II. Son muchos los textos en que el concilio habla de tender un puente hacia el mundo, de querer entablar un diálogo con él, de sentirse solidario con su historia, de considerar sus senderos como propios, etc. La Iglesia expresaba su conciencia de necesitar ser evangelizada, de reconocer el dinamismo de la época actual y cuanto de bueno, verdadero y justo existe en la variedad de las instituciones humanas, de escucharlo y aprender de él, de proclamar los derechos humanos. (Cfr. GS, 1, 40,42,43). El Concilio se abría con inmensa simpatía al mundo, a la ciencia, al progreso, a los valo- res humanos, a la colaboración entre la ciencia y la fe, al respeto de la autonomía de lo creado y a los derechos de la razón, de la ciencia y de la libertad. Resulta estimulante volver a recordar estas palabras del papa Pablo VI: “Vosotros, humanistas modernos, reconoced nuestro nuevo humanismo: también nosotros —y más que nadie— somos promotores del hombre” (Pablo VI, 7-XII-1965, nº 8). Lo mismo expresó el papa Juan Pablo II en su encíclica Diver in misericordia: “Mientras las diversas corrientes del pasado y del presente pensamiento humano han sido y siguen siendo propensas a dividir e incluso contraponer el teocentrismo y el antropocentrismo, la Iglesia, en cambio, siguiendo a Cristo, trata de unirlas en la historia del hombre de manera orgánica y profunda. Este es también uno de los principios fundamentales, y quizás el más importante, del Magisterio del último concilio” (Dives in misericordia, 1). Valoración y conclusiones Afortunadamente, la base y guía fundamental del cristiano es el Evangelio, que juzga cualquier comportamiento, incluido el de la jerarquía. Todo mandato debe ser conforme a razón y a las pautas del Evangelio. Y, en la medida en que no sea ni racional ni evangélico, es lícito no obedecerlo. Hay que saber obedecer, pero también y hay que saber mandar. Por lo personal y comunitariamente vivido, por lo inmediatamente acontecido, entendemos y, por eso, lo denunciamos, que la autoridad eclesiástica, representada por el cardenal de Madrid, ha actuado de modo arbitrario e ilícito. Tal actuación 1. Tal actuación demuestra que dicha autoridad ha juzgado y manifestado sin fundamento, que la comunidad parroquial de San Carlos Borromeo celebra la Eucaristía en disconformidad con el espíritu y exigencias de la verdadera liturgia católica. LA HOJA 8 2. El procedimiento seguido hasta adoptar esta decisión, demuestra todo un talante distante, desconfiado, autoritario, que no se ha movido a impulsos de lo exigido por un trato y diálogo de igualdad fraternal. La autoridad desconoce el ritmo real de nuestra comunidad, no la ha escuchado ni respetado, y más que un servicio de apoyo, felicitación y aliento ha expresado un comportamiento de incomprensión, reproches y prepotencia hacia los sacerdotes y miembros de toda la comunidad. Una decisión de ese tipo no es aprobable ni evangélicamente, ni teológicamente, ni éticamente, ni jurídicamente. 3. Es inadmisible la valoración dual que se ha hecho, a distancia y sin conocimiento de causa, de que en lo social la comunidad es admirable y en lo litúrgico y catequético un desastre. Ese dualismo no existe en la comunidad sino en la mente de quien tal piensa y ordena. En la comunidad parroquial el anuncio del Evangelio es esencial y sirve para iluminar, guiar y formar los comportamientos de la comunidad. Su vivir no está separado de su fe, de una fe en el seguimiento de Jesús, norma fundamental de todo el quehacer cristiano. 4. Tenemos motivos suficientes para exponer nuestro desacuerdo con los juicios y decisión de nuestro Pastor e invitarle a mostrar más confianza y respeto en sus hermanos en la fe, a implicarse antes de juzgar en su vida, problemas, sufrimientos, luchas y esperanzas de sus asambleas eucarísticas, a reconsiderar y lamentar la decepción que les ha producido y reparar la mala imagen que de la Iglesia está proyectando en muchos ambientes y multitud de personas y en muchísimos de los que, contra lo que él y sus asesores piensan, han encontrado en esta parroquia atracción, claves y motivaciones evangélicas y humanas para sentirse más humanos y luchar por un mundo más justo y fraterno. 5. Nos duele que, ante tanta vida, de tantos años, surgida de tanto amor, generosidad y compromiso nos veamos precisados a sufrir actitudes y acciones tan injustas e impropias de unos hermanos en la fe, cuya misión es promover y asegurar la unidad en la fe, el amor y la esperanza. Declaración reflexionada, comentada y aprobada en Asamblea Comunitaria