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Vigilia de la Inmaculada Esquema de la Celebración Ritos Iniciales Canto inicial. Saludo presidencial. Monición. Oración colecta. Palabra Eclesial Monición. Anuncio del Jubileo de la Misericordia por el Santo Padre Francisco. Lectura de la Bula de apertura del Año Santo de la Misericordia. Palabra de Dios: Monición. Después de cada lectura, se ofrece un cirio ante la imagen de la Stma. Virgen María. Texto 1º: Salmo responsorial Oración presidencial. Silencio. 3 Texto 2º: Salmo responsorial. Oración presidencial. Silencio. Texto 3º: Salmo responsorial. Oración presidencial. Texto 4º: Salmo responsorial. Oración presidencial. Silencio. Texto 5º: Salmo responsorial. Oración presidencial. Silencio. Homilía. Respuesta a la Palabra proclamada: Monición. Oración Universal: Inicio Presidencial. Preces. El Jubileo en la Iglesia diocesana: Lectura de un texto del Obispo diocesano invitando a los fieles a vivir el Jubileo. 4 Oración del Padre nuestro: Oración del Año Santo Jubilar. Ritos Finales: Bendición. Canto del Magnificat. Despedida. AMBIENTACIÓN: En esta Vigilia de oración sería conveniente situar en lugar destacado, pero cercano a los fieles, una imagen de la Virgen Inmaculada, o un Icono de la Madre de Dios. Que este bien iluminado, y al que se puedan acercar, durante la proclamación de la Palabra de Dios y en otros momentos, algunos cirios. La Iglesia, si es posible, podríamos tenerla en una cierta penumbra que ayude a crear un buen clima de oración. 5 RITOS INICIALES Canto: Saludo: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. R/. Amén. El Dios de la esperanza, que por la acción del Espíritu Santo nos colma con su alegría y con su paz permanezca siempre con vosotros. R/. Y con tu espíritu. Monición: Congregados con motivo de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, y el inicio del Año Jubilar de la Misericordia. Es nuestro deseo escuchar la Palabra de Dios, renovando en nuestro interior el misterio de María, Virgen Inmaculada. Y, por intercesión de nuestra Santísima Madre, prepararnos a vivir en intensidad este Año Jubilar de la Misericordia que el Papa Francisco ha querido regalar a la Iglesia y al mundo. 6 Oración colecta: Oremos. Oh Dios, Padre de Jesucristo, nuestro Salvador, que en Santa María, Virgen y Madre, nos has dado la imagen de la Iglesia, envía tu Espíritu en ayuda de nuestra debilidad, para que, perseverando en la fe, crezcamos en el amor y caminemos juntos hasta la meta de la bienaventurada esperanza. Por Jesucristo nuestro Señor. PALABRA ECLESIAL Monición: Escuchemos algunos textos del Papa Francisco anunciando el Jubileo de la Misericordia, y el sentido que él desea que tenga este Año Santo. La voz del Santo Padre nos ayude a entender el camino de la Misericordia que la Iglesia inicia en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Anuncio del Jubileo por el Santo Padre: El Papa Francisco pronuncio el día 13 de marzo, en el marco de la celebración de la Penitencia, el siguiente anuncio: “Queridos hermanos y hermanas, he pensado con frecuencia de qué forma la Iglesia puede hacer más evidente su misión de ser testigo de la misericordia. Es un 7 camino que inicia con una conversión espiritual; y tenemos que recorrer este camino. Por eso he decidido convocar un Jubileo extraordinario que tenga en el centro la misericordia de Dios. Será un Año santo de la misericordia. Lo queremos vivir a la luz de la Palabra del Señor: «Sed misericordiosos como el Padre» (cf. Lc 6, 36). Esto especialmente para los confesores: ¡mucha misericordia! Este Año santo iniciará con la próxima solemnidad de la Inmaculada Concepción y se concluirá el 20 de noviembre de 2016, domingo de Nuestro Señor Jesucristo Rey del universo y rostro vivo de la misericordia del Padre. Encomiendo la organización de este Jubileo al Consejo pontificio para la promoción de la nueva evangelización, para que pueda animarlo como una nueva etapa del camino de la Iglesia en su misión de llevar a cada persona el Evangelio de la misericordia. Estoy convencido de que toda la Iglesia, que tiene una gran necesidad de recibir misericordia, porque somos pecadores, podrá encontrar en este Jubileo la alegría para redescubrir y hacer fecunda la misericordia de Dios, con la cual todos estamos llamados a dar consuelo a cada hombre y a cada mujer de nuestro tiempo. No olvidemos que Dios perdona todo, y Dios perdona siempre. No nos cansemos de pedir perdón. Encomendemos desde ahora este Año a la Madre de la misericordia, para que dirija su mirada sobre nosotros y vele sobre nuestro camino: nuestro camino penitencial, nuestro camino con el corazón abierto, durante un año, para recibir la indulgencia de Dios, para recibir la misericordia de Dios.” 8 Bula de convocatoria del Jubileo de la Misericordia: (Este texto puede ser leído por uno o varios lectores. Despacio. Si se cree conveniente, por razón pastoral se podría suprimir algún o algunos párrafos). Escucharemos, a continuación, algunos párrafos de la Bula del Santo Padre convocando este Jubileo de la Misericordia. “FRANCISCO, OBISPO DE ROMA, SIERVO DE LOS SIERVOS DE DIOS. A CUANTOS LEAN ESTA CARTA, GRACIA, MISERICORDIA Y PAZ.” “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, « rico de misericordia » (Ef 2,4), después de haber revelado su nombre a Moisés como « Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad » (Ex 34,6) no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina. En la « plenitud del tiempo » (Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto según su plan de salvación, Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a Él ve al Padre (cfr Jn 14,9). Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona[1] revela la misericordia de Dios.” 9 “Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado.” “Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre. Es por esto que he anunciado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes.” “Cada Iglesia particular, entonces, estará directamente comprometida a vivir este Año Santo como un momento extraordinario de gracia y de renovación espiritual. El Jubileo, por tanto, será celebrado en Roma así como en las Iglesias particulares como signo visible de la comunión de toda la Iglesia.” “He escogido la fecha del 8 de diciembre por su gran significado en la historia reciente de la Iglesia. En efecto, abriré la Puerta Santa en el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. La Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento. Para 10 ella iniciaba un nuevo periodo de su historia. Los Padres reunidos en el Concilio habían percibido intensamente, como un verdadero soplo del Espíritu, la exigencia de hablar de Dios a los hombres de su tiempo en un modo más comprensible. Derrumbadas las murallas que por mucho tiempo habían recluido la Iglesia en una ciudadela privilegiada, había llegado el tiempo de anunciar el Evangelio de un modo nuevo. Una nueva etapa en la evangelización de siempre. Un nuevo compromiso para todos los cristianos de testimoniar con mayor entusiasmo y convicción la propia fe. La Iglesia sentía la responsabilidad de ser en el mundo signo vivo del amor del Padre.” “Vuelven a la mente las palabras cargadas de significado que san Juan XXIII pronunció en la apertura del Concilio para indicar el camino a seguir: « En nuestro tiempo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad … La Iglesia Católica, al elevar por medio de este Concilio Ecuménico la antorcha de la verdad católica, quiere mostrarse madre amable de todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad para con los hijos separados de ella ».” “En las parábolas dedicadas a la misericordia, Jesús revela la naturaleza de Dios como la de un Padre que jamás se da por vencido hasta tanto no haya disuelto el pecado y superado el rechazo con la compasión y la misericordia. Conocemos estas parábolas; tres en particular: la de la oveja perdida y de la moneda extraviada, y la del padre y los dos hijos (cfr Lc 15,1-32). En estas parábolas, Dios es presentado siempre lleno de alegría, sobre todo cuando perdona. En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y 11 de nuestra fe, porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón.” “La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción pastoral debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia. La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo. La Iglesia « vive un deseo inagotable de brindar misericordia ».[8] Tal vez por mucho tiempo nos hemos olvidado de indicar y de andar por la vía de la misericordia. Por una parte, la tentación de pretender siempre y solamente justicia ha hecho olvidar que ella es el primer paso, necesario e indispensable; la Iglesia no obstante necesita ir más lejos para alcanzar una meta más alta y más significativa. Por otra parte, es triste constatar cómo la experiencia del perdón en nuestra cultura se desvanece cada vez más. Incluso la palabra misma en algunos momentos parece evaporarse. Sin el testimonio del perdón, sin embargo, queda solo una vida infecunda y estéril, como si se viviese en un desierto desolado. Ha llegado de nuevo para la Iglesia el tiempo de encargarse del anuncio alegre del perdón. Es el tiempo de retornar a lo esencial para hacernos cargo de las debilidades y dificultades de nuestros hermanos. El perdón es una fuerza que resucita a una vida nueva e infunde el valor para mirar el futuro con esperanza.” “En este Año Jubilar la Iglesia se convierta en el eco de la Palabra de Dios que resuena fuerte y decidida como palabra 12 y gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Nunca se canse de ofrecer misericordia y sea siempre paciente en el confortar y perdonar. La Iglesia se haga voz de cada hombre y mujer y repita con confianza y sin descanso: « Acuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor; que son eternos » (Sal 25,6).” “Dado en Roma, junto a San Pedro, el 11 de abril, Vigilia del Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia, del Año del Señor 2015, tercero de mi pontificado.” 13 PALABRA DE DIOS Monición: En esta noche de oración la Palabra de Dios resonara en nuestra Iglesia y en nuestros corazones. En el silencio, Los textos evangélicos nos volverán a descubrir quién es la Elegida de Dios, nuestro Padre. Volveremos a recibir el regalo de tenerla como Madre y de nuevo las palabras de María resonarán en nuestros oídos y corazones. “Haced lo que Él os diga”. Escuchemos en silencio y recogimiento la Palabra que Dios nos dirige. Y al final de cada lectura se colocará una vela a los pies de la imagen de Nuestra Madre, Santísima Virgen Inmaculada. 14 Lectura 1ª: San Lucas 1, 26 – 38 (Leccionario V. pag. 300 -301 ) Jdt 13, 18bcde. 19 (Leccionario V. pag. 278 ) Resp: Tú eres el orgullo de nuestra raza. Oración: Oremos. Señor, Dios nuestro, que nos has dado en la Virgen María el modelo de quién escucha tu Palabra y la pone en práctica, abre nuestro corazón al gozo de la escucha, y por medio de tu espíritu haz que seamos lugar santo en el que tu Palabra de salvación se cumpla hoy. Por Jesucristo nuestro Señor. Silencio. 15 Lectura 2ª San Lucas 1, 39 – 55 (Leccionario V. Pág. 301 – 302) Ps. 112, 1-2. 3-4. 5-6.7-8 (Leccionario V, Pág. 281-282) Resp: Bendito sea el nombre del Señor. Ahora y siempre. Oración Oremos. Oh Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, mira a la Virgen María, cuya existencia terrena se ha desarrollado bajo el signo de la gratuidad y de la alabanza; concédenos también a nosotros el don de la plegaria incesante y del silencio, para que toda nuestra vida cotidiana se transfigure con la presencia del Espíritu Santo. Por Jesucristo nuestro Señor. Silencio. 16 Lectura 3ª San Juan 19, 25 – 27 (Leccionario V, Pág. 307) Ps. 18, 8. 9. 10. 11. (Leccionario V. pag 369) Resp: Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Oración: Oremos. Padre eterno, que has puesto en María, la Virgen, el trono real de la sabiduría, ilumina a la Iglesia con la luz de la Palabra de la vida, para que en el resplandor de la verdad caminemos hasta el pleno conocimiento de tu misterio de amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Silencio. 17 Lectura 4ª San Juan 2, 1 – 5 ( Leccionario V, Pág. 306 ) PS. 18, 8. 9. 10. 11. ( Leccionario V. pag 369 ) Resp: Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Oración Oremos. Padre eterno, que has puesto en María, la Virgen, el trono real de la sabiduría, ilumina a la Iglesia con la luz de la Palabra de la vida, para que en el resplandor de la verdad caminemos hasta el pleno conocimiento de tu misterio de amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Silencio 18 Lectura 5ª San Mateo 12, 46 – 50 (Leccionario V, Pág. 300) Ps. 88, 2-3. 4-5. 21-22.25.27 (Leccionario V, Pág. 335) Resp: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor. Oración Oremos. Oh Dios, Padre bueno, que en María, primicia de la redención, nos has dado una Madre de inmensa ternura, abre nuestros corazones a la alegría del Espíritu y haz que, a imitación de la Virgen, sepamos alabarte por las maravillas realizadas en Cristo, tu Hijo. El que vive y reina contigo. Silencio 19 Homilía Respuesta a la palabra proclamada Monición: Hemos acogido, con reverencia, las palabras del Papa Francisco que nos orientado sobre el significado de este Año Jubilar. Y en actitud orante hemos dejado que la Palabra de Dios nos vuelva a recordar el Misterio de la Virgen Inmaculada. Ella nos ha recordado que debemos “Hacer lo que Él – su Hijo – nos dice”. Ahora, como comunidad orante, respondemos a esa Palabra con nuestra oración. Oración Universal: Presidente:Uniendo nuestra oración a la de María Inmaculada, le presentamos nuestras súplicas al Padre. Lector: Oremos diciendo (cantando): Oh Señor, escucha y ten piedad. –– Por nuestra Iglesia, por el Papa Francisco, por nuestro Obispo Rafael, por los sacerdotes y diáconos, por el pueblo santo de Dios. Para que todos seamos fieles a la Palabra viva de Dios. 20 Oremos. –– Por nuestra Iglesia diocesana de Cádiz y Ceuta. Para que continué caminando en la senda del Señor en este Año Jubilar de la Misericordia. Oremos. –– Por las comunidades de religiosos y religiosas de nuestra Diócesis. Para que sigan siendo signo del evangelio para todos. Oremos. –– Por la paz y la concordia entre todos los pueblos de la tierra. Oremos. –– Por los jóvenes de nuestra tierra. Para que abran el corazón a la llamada de Dios a la vida sacerdotal y religiosa. Oremos –– Por quienes carecen de trabajo, de un hogar digno, por quienes están hundidos en el mundo de la marginación, de la droga. Para que la sociedad les ofrezca un cambio radical en sus vidas, y cada uno de los discípulos de Cristo les tendamos una mano amiga. Oremos. –– Por cuantos llegan a nuestras costas buscando una vida mejor. Por cuantos desaparecen en aguas del estrecho. Para que nuestra tierra sea hogar de acogida. Oremos. 21 –– Por nuestros familiares, amigos y conocidos difuntos. Para que sean recibidos en el reino de la paz y el amor de Dios. Oremos. –– Por cada uno de nosotros. Para que seamos en todos los momentos y circunstancias discípulos del Señor Jesús. Oremos. Presidente:Escucha, Padre de Amor y misericordia, escucha nuestras súplicas. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. 22 El jubileo en la Iglesia diocesana Monición Escuchemos las palabras de nuestro Pastor, el Obispo diocesano. Él nos alienta a vivir este Años Jubilar. Palabras del Obispo Oración del Padre Nuestro. Presidente. Oración del Jubileo Presidente:Y ahora, como pueblo de Dios, oremos a Señor Jesús con la oración del Año Jubilar. Oración comunitaria Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación. 23 Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena del buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios! Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso. Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios. Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres proclamar la libertad a los prisioneros y 24 oprimidos y restituir la vista a los ciegos. Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén. RITOS FINALES: Presidente: Oremos. Oh Dios, que por la concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión llegar a ti limpios detonas nuestras culpas. Por Jesucristo nuestro Señor. Presidente: El Señor esté con vosotros. Ilumina, Señor, a tu pueblo para que cumpliendo tu santa voluntad pueda practicar siempre el bien. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén. 25 La bendición de Dios todopoderoso, + Padre, + Hijo y + Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. Canto Despedida: Glorificad al Señor con vuestra vida. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. 26 SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCION DE LA VIRGEN MARIA Monición de entrada En nuestro caminar del Adviento celebramos hoy la fiesta de la Inmaculada Concepción: María, limpia de pecado y concebida sin pecado original. María, madre por la fe y la obediencia a Dios, espera con nosotros la venida del Hijo que nos trae la gracia y la verdad. Celebremos la salvación unidos a ella. Monición a la Liturgia de la Palabra Sentémonos para escuchar la Palabra de Dios. Con san Pablo bendeciremos a Dios porque, antes de crear el mundo, nos destinó a ser hijos suyos en la persona de Cristo. Este Dios, que después de la desobediencia de nuestros primeros padres no nos ha abandonado. Al contrario, envió su Espíritu sobre María para que su Hijo Eterno fuese “Dios con nosotros”. Estas son las maravillas de nuestro Dios que el salmista canta asombrado y nosotros con El. Signo litúrgico El color blanco o dorado que hoy usamos es signo de la 27 victoria de Cristo Resucitado sobre el mal. Celebramos esa victoria hoy manifestada en su Madre Santísima. Por privilegio papal en España podemos usar el color azul en este día por la referencia al blasón azul real y en premio a la lucha de los teólogos y pueblo español en defensa de este dogma mariano. El azul es color mariano por excelencia también por expresar la pureza celestial. Sugerencia litúrgica: Comienzo de construcción del Belén familiar El Papa Benedicto XVI nos dice: "En muchas familias, siguiendo una hermosa y consolidada tradición, inmediatamente después de la fiesta de la Inmaculada se comienza a montar el belén. El belén nos ayuda a contemplar el misterio del amor de Dios, que se reveló en la pobreza y en la sencillez de la cueva de Belén". Es laudable mantener la tradición de no colocar la imagen del Niño Jesús hasta la Nochebuena como signo de espera . 28