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FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN -1- FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN INDICE I. La problemática evangelizadora de la Iglesia, después de la Segunda Guerra Mundial………………………………………………………………………. 3 II. La situación del Papa Pío XII frente a la renovación católica……….…… 12 III. El Papa Juan XXIII y el Concilio Ecuménico Vaticano II……………..….…. 16 IV. El Papa Pablo VI y la “nueva evangelización” según la Exhortación Apostólica Post- Sinodal “Evangelii Nuntiandi”……………………………..….…. 22 V. La nueva evangelización en el Pontificado del Beato Juan Pablo II…. 28 VI. La nueva evangelización en el Pontificado de Benedicto XVI………..… 34 VII. La nueva evangelización en el Pontificado del Papa Francisco..……. 36 VIII. FASTA y la “nueva evangelización”…………………………………………..…… 49 IX. A modo de epílogo: la adveniente cultura………………………………..……… 54 -2- FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN I.La problemática evangelizadora de la Iglesia, después de la Segunda Guerra Mundial Sería contrario a la continuidad del Magisterio Pontificio, pensar que la “nueva evangelización” a la que nos convoca el Beato Juan Pablo II 1 , supone que la Iglesia o nunca ha evangelizado, o que el modo como ahora debe hacerlo, nada tiene que ver con la precedente evangelización. El Papa, en su discurso a la 19° Asamblea del CELAM, así la define: “la N.E. es querer volver a Cristo con un nuevo ardor, nuevos métodos y nuevas expresiones”. La Iglesia evangeliza a partir del mandato recibido el día de la Ascensión: “recibiréis el poder del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines de la tierra” (Hech. 1,8). Al cumplirse el día de Pentecostés se dio el milagro, quedó la Iglesia instaurada con sus dos co-principios, los apóstoles y el Espíritu Santo. A partir de entonces comenzó la evangelización como ese “ir a Cristo” del que habla el Beato Juan Pablo II, y de la que debería ir surgiendo un modo de civilización: la civilización del amor. Queda claro, de todos modos, que la Iglesia no civiliza para evangelizar, sino que evangeliza para civilizar. De aquí se siguen tres notas que dan un tono singular a la evangelización y la hacen esencial a la vida cristiana: 1.La evangelización surge del mandato misionero de Cristo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda creatura” (Mc. 16,15). Este mandato lo participa todo cristiano a partir de su bautismo. 1 Cf. Novo Millennio Ineunte, n.40. Tengamos en cuenta que el Beato Juan Pablo II usa más de 300 veces en sus discursos escritos, esta “expresión”; Fisichella, Rino, La nueva evangelización, Ed. Salterrae. Santander 2012. -3- FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN 2.El mandato misionero de Jesús lo participa toda la Iglesia: “A Él sujetó todas las cosas bajo sus pies, y lo puso por cabeza de todas las cosas en la Iglesia, que es su cuerpo, la plenitud del que lo acaba todo en todos” (Ef. 1, 22). 3.La expectativa propia de los hombres de todos los tiempos, a conocer dónde está el camino, la verdad y la vida (Jn. 14, 1-11). Lo verdaderamente nuevo no es el hecho de la evangelización que, como ya hemos dicho, la Iglesia lleva a cabo desde el día mismo de Pentecostés, en que algunos de los que estaban presentes pensaron que los Apóstoles estaban borrachos y se fueron, mientras que otros, a los que Pedro les anuncia la resurrección de Cristo, asombrados por lo que están viendo y escuchando, “con el corazón compungido” le preguntaron “Hermano, que tenemos que hacer”, y Pedro contesta: “arrepiéntanse de los pecados, bautícense y recibirán al Espíritu Santo” (Hech. 2, 13-42). Lo verdaderamente nuevo es la situación del mundo, después de la Segunda Guerra Mundial, donde los cinco grandes se lo reparten según los criterios ideológicos con que participaron en la guerra, al fin de la cual derrotaron al modelo del nacional socialismo. La Europa Oriental y China continental quedaron bajo la férula del marxismo ruso, y la Europa Occidental con el Japón incluido, bajo el poder de la plutocracia anglo-americana. El proceso de secularización que precipitó la guerra de modelos, se irá poco a poco instaurando como un laicismo agresivo que intenta negar las raíces de la cultura y civilización cristianas que se van poco a poco desplomando. Al respecto nos recuerda el Papa Benedicto XVI que esta evangelización será nueva: “no en los contenidos, sino en el impulso interior, abierto a la gracia del Espíritu Santo, que constituye la fuerza de la ley nueva del Evangelio y que renueva siempre a la Iglesia; nueva en la búsqueda de modalidad que corresponde a la fuerza del Espíritu Santo y serán adecuadas a los tiempos y situaciones; nueva porque es necesario incluso en pensar que ya han recibido el anuncio del Evangelio” 2 . 2 Benedicto XVI, Homilía en la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, -4- FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN ¿Cuál era la situación de la Iglesia después de la Segunda Guerra Mundial? La situación de la Iglesia es delicada si miramos a lo interno de su realidad doctrinal. Es como si todo el andamiaje de la hasta entonces considerada como la Iglesia jerárquica, con su inamovible contenido doctrinal y espiritual, fundado en la tradición, la doctrina de los Santos Padres, de los grandes Doctores como Santo Tomás de Aquino, y el Magisterio ordinario y extraordinario de la misma comenzará a tambalear. Aparece, especialmente en Francia, aunque también en otros países pero de modo más aislado, una atmósfera de renovación católica, anterior a la gran guerra, pero que ahora, terminada la conflagración mundial, intenta instalarse respondiendo a inquietudes, problemas y situaciones derivadas de las circunstancias. La Iglesia, después de la reforma protestante, se había estructurado con rigidez, tanto en lo doctrinal como en lo disciplinar conforme a las pautas del Concilio de Trento. A medida que el proceso de secularización va avanzando y genera las líneas de pensamiento del modernismo, la Iglesia busca amoldarse para preservar la salud doctrinal y la comunión eclesial. No obstante, si atendemos al ejercicio del Magisterio Pontificio, vemos como los Papas, sobre todo de los siglos XIX y XX, van a denunciar los errores de las filosofías modernas y los embates a la sana doctrina que promueve el modernismo. Podemos destacar, en este sentido, el protagonismo doctrinal de León XIII, Pío X y el Concilio Vaticano I. Santo Tomás de Aquino aparece, sobre todo con la encíclica “Aeterni Patris” (4-VIII-1879) de León XIII, como el gran doctor de la Iglesia a cuyo pensamiento es necesario volver para rechazar los “pestíferos principios” de la filosofía moderna. No olvidemos que el Papa Pío X, en su encíclica “Pascendi Dominici Gregis” (8-IX-1907) y el decreto “Lamentabili” (7-VI-1907) reprueba 65 errores del modernismo. Esta línea estructura el pensamiento de la Iglesia y se mantiene hasta el Papa Pío XII, a quien le toca gobernar la Iglesia durante la Segunda Guerra Mundial y su proyección posterior. Es 29/VI/2010. -5- FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN precisamente durante su pontificado cuando se empieza a hacer presente en el ámbito eclesial un movimiento de renovación católica que apunta a: 1.Afirmar el protagonismo del hombre con su capacidad creacional y su aporte positivo al desarrollo del mundo. 2.Afirmar el desarrollo y vigencia de la historia a la realización tanto individual como social. Estos dos aspectos acercan al movimiento de renovación católica, que en Francia lideran entre otros, los dominicos de “Le Saulchoir”, al modernismo. Sin embargo, en estos planteos no siempre queda claro el afirmar la continuidad de la tradición, el carácter objetivo de la revelación y las declaraciones dogmáticas. En esta línea de pensamiento estaba el P. Chenu (1895-1990) 3 , que no pudo zafar a las implicancias de un historicismo que, denunciado por algunos obispos, lo obliga a dejar París, en 1954, y recluirse en el convento de Rouen, por mandato del General de la Orden Dominicana, P. Manuel Suárez. Otro tema que aparece sostenido por el movimiento de renovación católica es un rechazo a una visión del mundo como sólo lugar de pecado y corrupción. Es decir, el rechazo a un anterior antinaturalismo por la afirmación de un supernaturalismo puro, olvidando que el cosmos es una creación de Dios, y por lo tanto participa de un cierto tono sacral. En el mundo se encarnó. Cristo, el Salvador, y puede y debe ser espiritualizado. Un tema que causo especial resquemor en la cúpula católica fue el del ECUMENISMO. La renovación católica intentará trabajar por la unión de los cristianos. El dominico Ives Congar O.P. (1904-1995) 4 irrumpe en este empeño de renovación, en 1932, como profesor de teología en Le Saulchoir y aportando al proceso una clara vocación eclesiológica y ecuménica. Su tesis de doctorado en teología, de 1931, versa sobre “La unidad de la Iglesia”. En 1937 publica “Cristianos desunidos”, que es censurado por el Santo Oficio y, por ese motivo no puede reeditarlo a pesar de los muchos pedidos que tiene al respecto. Es que ese tema del “ecumenismo”, era tan 3 4 Cf. Franco, A.; Marie Dominique Chenu O.P.; edit. Morcelliena; Brescia 2003. Cf. Congar, I.; Diario de un teólogo, (1946-1955); edit. Trotta; Madrid, 2004. -6- FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN novedoso que la sola palabra generaba desconfianza en muchos obispos, sin excluir al Santo Oficio. Sin embrago, en 1950 el Santo Oficio promulga una “Introducción” sobre el ecumenismo a la cual el P. Congar adhiere. Uno de los puntos de la Introducción señala que no se debe hacer nada referido al ecumenismo sin el control y permiso de la jerarquía y, eventualmente, de Roma. En 1952, el Padre Congar sufre su primera sanción de parte del Santo Oficio y está referida a la primera edición de “Verdadera y falsa reforma en la Iglesia”. Le prohíben reeditarlo y traducirlo. En 1954 es apartado de la enseñanza y es enviado a la Escuela Bíblica de Jerusalén. En ese mismo año Congar es autorizado a publicar una traducción española de “Verdadera y falsa reforma en la Iglesia”, pero su segunda edición deberá esperar 20 años. “Cristianos desunidos” Se vuelve a imprimir sin ninguna modificación en 1964. Para esa época al teólogo dominico se le han levantado dos censuras y sale casi indemne del primer ataque lanzado contra él desde Roma. En 1960 es nombrado consultor de la comisión teológica preparatoria del Concilio Vaticano II, en el cual se desempeñará como experto entre 1962 y 1965. En 1964, el Papa Pablo VI lo hace Cardenal de la Iglesia. El entonces Cardenal Montini, después Pablo VI, se distancia del Santo Oficio en lo que hace al juicio a Congar. El tema de la presencia de los laicos en la Iglesia ocupa un lugar privilegiado en los movimientos de renovación católica de la post-guerra. Por ese motivo, el P. Congar ha publicado en 1946, en “Le vie intelectuel” y en “Masses Ouvrieres” simultáneamente “Sacerdotes y laicos en la Iglesia” y en 1948, “Para una teología del laicado”. Pero su obra cumbre sobre este tema que tardó en publicarse en razón de la desconfianza de algunos obispos, fue “Jalones para una teología del laicado” 5 . La obra fue escrita en Le Saulchoir en 1951. En ella se examina la posición de una teología del laicado en el designio de Dios. En la segunda parte se aborda el laicado en función de sus actividades en la vida eclesiástica. La renovación católica va a intentar cambiar el concepto clásico de “misión” en la Iglesia que sólo se aplicaba a la tarea misionera en países que 5 Congar, I.; Jalones para una teología del laicado; edit. Estela, Barcelona 1961. -7- FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN aún no habían sido evangelizados. Era la así llamada MISSIO AD GENTES. El tema implicaba directamente a los sacerdotes. La pregunta era: ¿cómo ejercer el sacerdocio en una sociedad secular y como resultado de una conflagración mundial con millones de muertos? ¿Cómo hacer para que la ecuación Iglesia-mundo pudiera ser actualizada? ¿Cómo hacer para percibir, en medio de los horrores de la guerra, que el mundo no era solo un lugar de corrupción y pecado, sino el lugar donde el Verbo de Dios se había encarnado e instaurado su Reino? ¿Cómo reducir las distancias, quebrar las dialécticas, poder entrar en diálogo con los hombres de la modernidad, sus ideologías, sus modelos laicos de realización? 6 La renovación católica habla de “lugares de misión” y el desafío para que la Iglesia los evangelice: los obreros, los empresarios, las universidades, los asentamientos urbanos, las poblaciones carenciadas. La renovación católica, como ya lo dijimos, afirmaba que para ejercer el sacerdocio no se podía estar separado de esas realidades sociales. Algunos sacerdotes hacían la experiencia de asumir “la misión” dada esta nueva perspectiva y se transformaban en “obreros”. La Iglesia se inquieta por esta nueva experiencia evangelizadora. Roma tiene información que el comunismo, agresivo y emprendedor espera ganar a esos sacerdotes para su causa. La defección de algunos de ellos a su ministerio sacerdotal, agrava el asunto. La consecuencia final de todos estos temas que parecieron alimentar una renovación de la Iglesia para asumir la misión evangelizadora, en el mundo de la post-guerra, terminaron con una decisión impuesta por Roma a la Orden Dominicana y ejecutado por el Maestro General. El 6 de febrero de 1954, el P. Suárez exige la dimisión de los tres provinciales de la provincia dominicana de Francia y los reemplaza por religiosos no elegidos por los frailes sino designados por él. Censura y supervisa las revistas y publicaciones, aleja de París a cuatro teólogos dominicos: Boisselot, Chenu, Congar y Féret, profesores de le Saulchoir. También exige que los sacerdotes obreros abandonen las fábricas antes del 1 de marzo de 1954. 6 Cf. Fosbery, A., O.P.; La identidad del sacerdocio ministerial; ed. Aquinas, Buenos Aires 2004. -8- FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Estas medidas provocan reacciones no sólo en nivel de lo eclesial. Quedan enfrentadas dos dimensiones de la Iglesia: la jerárquica o institucional, y la neumática o carismática. Desde el punto de vista de lo que cada una de ellas representa se van a identificar como “integristas” o “progresistas”. La ideología tratará de desplazar a la doctrina. Veamos a modo de síntesis, cuáles eran los problemas que el movimiento de renovación católica veía como necesario abordar para que la Iglesia pudiera asumir su tarea evangelizadora en la sociedad: 3.Una Iglesia amurallada y a la defensiva frente al proceso de secularización. 4.Una absolutización de lo relativo, incluido en ello a Santo Tomás de Aquino que se lo quiere identificar con la verdad absoluta y sin distinguir que es una “escuela de teología” como otras más de la Iglesia. 5.Afirmar el protagonismo del hombre en su capacidad creacional y su capacidad de aportar positivamente al desarrollo del mundo. 6.Afirmar el desarrollo y vigencia de la historia en la realización tanto individual como social del hombre. 7.Rechazo a la visión del mundo como un lugar de pecado y corrupción, es decir, el rechazo a un antinaturalismo. 8.Rechazo a la afirmación de un sobrenaturalismo absoluto. 9.El ecumenismo como modo de absorber la unión de los cristianos. 10.Una eclesiología que saque a la Iglesia del encerramiento y la habilite a la evangelización del mundo de hoy. 11.Afirmar el protagonismo del laico en la Iglesia a partir de una definición positiva y no negativa del mismo. 12.Asumir los nuevos lugares de misión para evangelizar el mundo. 13.Para ejercer el ministerio sacerdotal adecuadamente, es necesario identificarse con la estructura social que se quiere evangelizar. 14.Los sacerdotes obreros como experiencia evangelizadora en la -9- FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN sociedad postmoderna. 15.La renovación católica apunta a una Iglesia neumática o carismática y se distancia de la Iglesia jerárquica o institucional. CONCLUSION: 1.La renovación católica que lentamente empieza a asomar a partir de los años 1922/25 especialmente en Francia con los artículos que se publican en “Revue des Jeneuse”, vuelve a tomar cuerpo a partir de 1945 con el fin de la Guerra Mundial. 2.Su inspiración teológica original hay que encontrarla en las obras del Cardenal Newman 7 y el movimiento de Oxford, de modo especial en lo que mira a la formulación de una nueva eclesiología y al desarrollo de la teología del Espíritu Santo. Debemos sumar también los trabajos del R.P. Humberto Clerissac 8 , donde se adelanta una más definida visión de la Iglesia carismática integrada a la Iglesia jerárquica. A esta línea teológica acompañan los teólogos de teología bíblica del Padre Vicente Lagrange O.P., y la escuela bíblica de Jerusalén, que dispone a los estudios históricos-críticos de la exégesis bíblica. 3.En contra de estas líneas de pensamiento podemos citar, entre otros, al R.P. Garrigou- Lagrange O.P. 9 . Esta parece ser la línea más tradicional de la Iglesia que, por eso mismo se lo identifica como “integrista”. También el R.P. M.M. Labourde O.P. 10 . 4.La renovación católica busca dialogar más que confrontar con el modernismo y, en muchos casos, se aparta del pensamiento dogmático de la Iglesia aceptando una visión puramente histórica de la Revelación. En esta línea está el R.P. Marie Dominique Chenu 11 . 5.En esta dirección, pero sin incorporar los principios kantianos del 7 8 9 10 11 Cf. Newman, J. H.; Apología pro vita sua; edit. BAC; Madrid 1977. Cf. Clerissac, H.; El misterio de la Iglesia; edit. Sol y Luna; Buenos Aires 1943. Cf. Garrigou-Lagrange, R. O.P.; De Revelatione; edit. Ferrari; Roma 1945. Cf. Labourde, M. O.P.; Dialogue théologique; Revue Thomiste 1947. Cf Chenu, M. O.P.; Une école de Theologie; Le Saulchoir. - 10 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN modernismo, están el R.P. Ives Congar O.P. 12 , y los jesuitas H. De Lubac y J. Danielou. 6.En estos intentos de renovación católica están presentes, con sus aportes y confusiones, los problemas que la Iglesia tendrá que asumir y clarificar para poder convocar, oportunamente, a una propuesta de nueva evangelización en la sociedad actual. 12 A este respecto, Fosbery, A. O.P.; La cultura católica, cap. XXIII a XXVI; edit. Tierra Media; Buenos Aires 1999. - 11 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN II.La situación del Papa Pío XII frente a la renovación católica El Sumo Pontífice Pío XII (1932-1958), por un lado se esmera en mantener la enseñanza tradicional de la Iglesia, para lo cual promulga la encíclica “Humani Generis in Rebus” (12-VIII- 1950) y con la autoridad que le compete en el ejercicio del Magisterio eclesiástico, va a afirmar y resguardar “los principios mismos de la cultura cristiana” 13 . El 17 y el 23 de septiembre de 1946 amonestó a la congregación general de los jesuitas y al capítulo general de los dominicos, advirtiéndoles que Roma no tolerará ningún tipo de desviación con respecto al tomismo de escuela, pero al mismo tiempo no se muestra indiferente frente a los problemas que presenta la renovación en orden a la evangelización. El Papa Pablo VI enviará en 1974, con motivo del 7° centenario de Santo Tomás de Aquino una carta al Maestro de la Orden Dominicana, presentando un Santo Tomás y su tomismo desde el que se puede dialogar con la modernidad. Respecto al tema de los laicos, en el Congreso Mundial celebrado en Roma en 1950, y que presidió un argentino, el ingeniero Vázquez, Pío XII, sin llegar a desnaturalizar a la Acción Católica tal como la entendió y fundó “no sin divina inspiración” 14 el papa Pío XI, es decir, como la “participación de los laicos en el apostolado jerárquico de la Iglesia”, sin embargo se atreve a afirmar que las otras obras de apostolado que nuclean a los fieles, o sea laicos, sacerdotes, también están llamadas a “hacer acción católica”. Con esta afirmación Pío XII abre también a los laicos que no son de Acción Católica la posibilidad de evangelizar en la Iglesia, sin que deban participar de modo directo de los criterios o pautas que establezca la jerarquía. Se entiende que siempre y cuando quieran hacer y hagan lo que hace la Iglesia. 13 Cf. Fosbery, A., O.P.; ibd, cap. XXV. 14 Discursos publicados en la Documentation catholique; 24-XI-1946; col. 13131324. - 12 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN La Acción Católica seguirá representando el apostolado oficial o de derecho público de la Iglesia pero, compartiendo este objetivo de evangelización con otras obras e instituciones católicas. Esta decisión del Papa mira, evidentemente, a una renovación de la vida interna de la Iglesia. Hacía ya algunos años que, especialmente en Francia, los sacerdotes H. Godin y Y. Daniel habían planteado el tema referido al concepto de “misión” que, desde ese momento, estamos hablando del año 1943, sólo se aplicaba a aquellos países lejanos que aún no habían sido evangelizados. Los sacerdotes enviados a esos lugares “de misión” eran llamados “misioneros”. También las instituciones religiosas de hombres y mujeres que se fundaban para estos fines eran llamadas “congregaciones misioneras”. Los sacerdotes Godin y Daniel con su libro “Francia país de misión” cambian la perspectiva evangelizadora de la Iglesia. Ahora los lugares de “misión” son otros: las empresas, las universidades, las poblaciones carenciadas, los obreros. Pero había una propuesta más en el planteo. Para responder a este nuevo estilo de “misión”, los sacerdotes debían identificarse con aquello a lo que se quería evangelizar. No bastaban ni el puro anuncio ni el testimonio. Había que añadir “el ser como uno de ellos”. Nacen los sacerdotesobreros acerca de los cuales ya hablamos. Nos queda por ver la actitud de Pío XII. El Papa al comienzo apoya la iniciativa sugiriendo que sólo deben trabajar no más de 3 horas en las fábricas. Esta experiencia misionera tuvo sus altibajos. Algunos sacerdotes defeccionaron en su ministerio, otros fueron captados por ideologías no cristianas y, como ocurrió en Marsella, los mismos proletarios les pidieron a los sacerdotes obreros, que eran sus compañeros de trabajo, que dejaran de ser “obreros” y que se dediquen a atenderlos desde su ministerio sacerdotal. Se funda entonces “la misión obrera de Marsella”. Todas estas experiencias lo llevaron a Pío XII a suspender la tarea de los sacerdotes obreros pero reemplazando su misión sacerdotal por la fundación de la “Misión de Francia”. A estos efectos promulgó la Constitución Apostólica “Omnium Eclesiarum”, el 15 de agosto de 1954. Después de un tiempo de experiencia y peregrinación, la Misión de Francia recibió su estatuto definitivo en el cual se reconoce el carácter de “diócesis de prelatura nullius”, con su seminario propio y su facultad para incardinar y ordenar a sus propios sacerdotes. Era una experiencia única en la - 13 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Iglesia que luego el nuevo C.I.C. recogerá en el c. 302 reconociendo la existencia de asociaciones clericales de fieles “que están bajo la dirección de clérigos y hacen suyo el ejercicio del orden sagrado y son reconocidos como tales por la autoridad competente”. Hay, en aquella decisión del Papa, también un acercamiento al tono carismático de la Iglesia, sin negar, por supuesto, la dimensión jerárquica que él mismo va a ejercer. Un aspecto más a reconocer en el Papa Pío XII. En el discurso dirigido al 73 Congreso General de los católicos alemanes, marca las líneas generales de lo que él llama “la nueva ordenación social”: primero rescata para la Iglesia la preocupación de haber estudiado y de haber sentido el problema de los obreros y de toda la “cuestión social” en su conjunto, poniendo como ejemplo la enseñanza de la “Rerum Novarum”. Después señala que las tres fuertes columnas donde descansa el programa social de la Iglesia son: la verdad, la justicia y la caridad cristiana. No habla de “solidaridad” como se estila ahora, pero ella está implícita en la caridad vista como amor al prójimo. En la vigilia de la Navidad de 1942, Pío XII sorprende al mundo con un radiomensaje donde se va a ocupar de los derechos humanos varios años antes que lo hagan las Naciones Unidas. En plena guerra mundial el Papa levantó su voz para reclamar por la dignidad de la persona. Con esta formulación el Sumo Pontífice reconoce los derechos que tiene el hombre en su condición humana y no por concesión estatal. Estos derechos son “naturales” y como tal deben ser “reconocidos” por el estado y no “otorgados”. Son expresión del “querer creacional de Dios. La “cuestión social” (trabajo, educación, estado, familia) se inserta así en el patrimonio doctrinal de la tradición personalista del iusnaturalismo católico y se separa, al mismo tiempo, del pensamiento racionalista en que abrevó el liberalismo fundante de uno de los modelos de sociedad laica. De esta manera Pío XII pone a la Iglesia en el umbral de los planteos posteriores que mirarán a la renovación de la “cuestión social”. Tampoco olvida Pío XII a los medios de comunicación social a los que intenta orientar a través de una serie de discursos, radiomensajes, exhortaciones y una encíclica la “Miranda Prorsus” del 3 de septiembre de 1957. El planteo eclesiológico Pío XII lo hace en la encíclica “Mystici Corporis” (29-VI-1943) donde va a mostrar, apartándose de una eclesiología puramente apologética, cómo la Iglesia en cuanto Cuerpo Místico de Cristo se estructura, jerárquicamente de arriba hacia abajo, pero eso no contradice el - 14 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN hecho que también sea llamado “pueblo de Dios”. Sin que explícitamente lo afirme están incorporadas a la Iglesia, no sólo la dimensión sacral de lo institucional y jerárquico sino también lo carismático. Años después, el Papa Juan Pablo II afirmará de modo contundente que lo institucional y lo carismático forman parte esencial de la única Iglesia de Cristo. Por último podemos agregar que en la encíclica “Mediator Dei” (20-XI-1947) el Papa pone los fundamentos de la liturgia católica que luego dará pie a buscar una ordenada renovación. CONCLUSION: En Pío XII se manifiesta claramente la continuidad del Magisterio Pontificio ya que, de alguna manera están presente los temas más importantes que, de modo a veces confuso o equivocado desde el punto de vista doctrinal, reclaman los intentos de renovación católica durante y finalizada la segunda guerra mundial. - 15 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN III.El Papa Juan XXIII y el Concilio Vaticano II Cuando el 11 de octubre de 1962 el Papa Juan XXIII inauguro el Concilio Vaticano II, la Iglesia hace ya muchos años que está en estado de deliberación y, sin querer pecar de reduccionistas, enfrentada internamente entre dos posturas: la de los que afirman la identidad de la Iglesia jerárquica e institucional conforme a los postulados del Concilio de Trento y no conceden nada de lo que, desde los requerimientos de una renovación católica, apuntan a una Iglesia más espiritual y carismática, abierta al diálogo con el mundo de la modernidad. Ya hemos visto por donde transitan algunos de estos planteos. En esa ocasión el Papa hace un discurso sereno y esperanzado. Quiere, a través del Concilio: “afirmar una vez más, la continuidad del magisterio eclesiástico para presentarlo, de una forma excepcional, a todos los hombres de nuestro tiempo, teniendo en cuenta las desviaciones, las exigencias y las posibilidades de la Edad Moderna” 15 . Hay en esta afirmación del beato Juan “el Bueno” una clara nota de originalidad respecto al modo como pretende afirmar la continuidad histórica y doctrinal del Magisterio, pero atendiendo por un lado a las desviaciones en el pensamiento, en el obrar individual y en los comportamientos sociales del hombre de la modernidad pero, al mismo tiempo, sin descuidar las exigencias y posibilidades propias del tiempo que la Iglesia debe transitar. La intención del Papa aparece clara. Se trata que el Concilio indague, en orden a la evangelización, no en abstracto, tampoco a modo de historicismo, sino desde una cierta historicidad, es decir, incorporando la reflexión histórica, para poder dilucidar la situación en que se encuentra la cultura contemporánea hija de la modernidad. Este modo de indagación permitirá apuntar a una adecuada renovación que facilite el diálogo Iglesia-mundo, que se encontraba 15 Juan XXIII, Discurso n. 2. - 16 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN quebrado y en franca confrontación. Surgirán de los documentos conciliares las pautas para “una nueva evangelización” fundada en el operar de una única Iglesia de Cristo, que asumirá tanto lo institucional como lo carismático de la realidad eclesial. De esta manera el Papa abre el Concilio a todas esas inquietudes doctrinales y misioneras que ya estaban situadas en el Iglesia, aguardando a ser atendidas, asumidas, realizadas o corregidas. No es de extrañar esta postura del Papa porque, al mismo tiempo lo dice en su discurso, la razón por la que convoca el Concilio no parte de una lectura catastrófica de prevaricación y ruina del mundo moderno; tampoco el pensar que, en comparación con la épocas pasadas, la situación haya empeorado, en el sentido de creer que en los concilios ecuménicos precedentes: “todo procediese próspero y rectamente entorno a la doctrina y la moral cristiana, así como en torno a la justa libertad de la Iglesia” 16 . Hay, por lo tanto una toma de postura positiva frente al mundo. El mundo no es sólo un lugar de corrupción y de pecado sino un lugar donde se encarnó el Hijo de Dios para salvarnos. Por lo tanto el mundo es un lugar de misión que espera la gracia de Dios. Se trata de custodiar y enseñar, de modo cada vez más eficaz, el sagrado depósito de la doctrina cristiana para que, sirviéndose de ella, el Concilio pueda alcanzar los múltiples campos de la actividad humana referidos al individuo, a la familia, a la sociedad. La misión que el Papa impone al Concilio hay que llevarla a cabo considerando que la Iglesia no separa del patrimonio sagrado de la verdad recibido de los Padres; mirando al presente y considerando las nuevas condiciones y formas de vida introducidas en el mundo moderno: “que han abierto nuevas rutas al apostolado moderno” 17 . 16 Ib., n. 9. 17 Ib. - 17 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN El Papa no habla de “nueva evangelización” pero la está describiendo. Podemos decir que Juan XXIII al inaugurar el Concilio con este discurso, inaugura también una actitud que impondrá un nuevo estilo a la Iglesia conciliar para situarse frente al mundo. Habrá que rejuvenecer a la Iglesia, dice el Papa, para luego buscar la unidad y restablecer el diálogo con la modernidad. El Concilio tiene un objetivo primordial que es religioso. Sin embargo, este objetivo religioso hay que lograrlo en un tiempo y en un momento de la historia marcado profundamente por el signo de la secularización. Se establece entonces una metodología de diálogo con el mundo moderno a partir de una visión concientemente optimista de la historia de la humanidad. El Concilio pone a la Iglesia en actitud de diálogo frente a la modernidad. El secularismo no va a ser enfrentado por medio de condenaciones; la Iglesia ya lo ha venido haciendo y este es un ciclo de su Magisterio que se cierra con Pío XII, el cual, por otro lado, facilitó con la amplitud de los temas propios de la sociedad contemporánea que a él le correspondió tratar, el tránsito hacia la continuidad de una única enseñanza, desde la que se muestra la renovación y fidelidad que siempre deben aparecer unidas en el camino de la Iglesia: “Así todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de su arcón lo nuevo y lo viejo” (Mt. 13, 51-52). Será este nuevo espíritu del Concilio apuntando al rejuvenecimiento y unidad de la Iglesia el que fundamentará, con sus diversos documentos, la perspectiva de una nueva evangelización. Los documentos conciliares se orientan hacia la dirección debida, después de tantas confusa y muchas veces erradas propuestas. Pero también es cierto que había muchos planteos de renovación católica que inspiraba el Espíritu Santo y que aguardaban una respuesta adecuada conforme al Magisterio de la Iglesia. Se debe encarnar el Evangelio, para lo cual hay que empezar por renovar y purificar el misterio de Dios y su revelación en la Iglesia misma. El Concilio aborda entonces una eclesiología nueva que intenta salir de la decadencia a la que había sometido la sola repetición de formulas, las más de las veces, apuntando a un tono apologético fruto de la confrontación con las interpretaciones teológicas de la reforma protestante. - 18 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN El Concilio encausará su eclesiología a partir de la Iglesia como misterio de revelación y sacramento en Cristo, o sea como una: “señal o instrumento de la íntima unión con Dios... y se propone declarar con mejor precisión a sus fieles y a todo el mundo su naturaleza y su misión universal” 18 . Lo original de esta reflexión teológica está, en primer lugar, en considerar a la Iglesia como respondiendo a la voluntad salvífica universal del Padre Eterno; a la misión y obra del Hijo y del Espíritu Santo, santificador de la Iglesia. Es decir se manifiesta la Iglesia, Reino de los cielos, desde el misterio de la Santísima Trinidad. Aparecen desarrolladas las varias figuras bíblicas de la Iglesia, para terminar esta primera indagación, afirmando, acorde con la enseñanza paulina, el sentido de los Padres y Doctores de la Iglesia y el ejemplo de los concilios anteriores, el misterio de la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo. De este modo se presenta a la Iglesia como una realidad visible y espiritual a un tiempo. Es decir que se identifica lo institucional y lo carismático como expresión misma del misterio de la Iglesia. El Concilio da, de esta manera, un paso importantísimo integrando y no enfrentando, lo jerárquico institucional y visible con lo carismático, espiritual e invisible en la unidad de la Iglesia. La Iglesia será, al mismo tiempo, Cuerpo Místico de Cristo y Pueblo de Dios. Pero de algún modo al describirla no se podrá afirmar que es Pueblo de Dios sin, al mismo tiempo decir que es Cuerpo Místico de Cristo. Enseña el Concilio que, como Pueblo de Dios la Iglesia está integrada por los fieles católicos y por los no cristianos; tiene un indiscutible carácter misionero y en ella se reciben los dones de la gracia y de las virtudes teologales y morales infusas y los dones del Espíritu Santo para que el fiel pueda transitar los caminos del conocimiento y el amor de Dios para su santificación y, por otra parte, recibe los carismas del Espíritu Santo que disponen a la edificación del Reino de los cielos, en medio del tiempo y la historia de los hombres. Después pasa a considerar la constitución jerárquica de la Iglesia, 18 Lumen Gentium, n. 1. - 19 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN tratando primero del episcopado y luego de los laicos a quienes define de modo positivo diciendo que a ellos “les pertenece por propia vocación buscar el reino de Dios tratando y ordenando, según Dios, los asuntos temporales” 19 . De esta manera el Concilio va a asumir los criterios del P. I. Congar O.P. en su obra “Jalones para una teología del laico” que sufrió a su tiempo una desconfianza por parte de alguna autoridad eclesiástica en los años 50. Finalmente incorpora a la Iglesia como Pueblo de Dios y Cuerpo Místico de Cristo, a los religiosos. Termina afirmando la índole escatológica de la Iglesia peregrinante y su unión con la Iglesia celestial. El Concilio pondrá como epílogo de la “Lumen Gentium”, a la Bienaventurada Virgen María, considerada como Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Este será el Documento más importante de todos los que trata el Concilio y que, al decir del Papa Pablo VI, deberá ser el Documento desde el cual hay que considerar todos los demás. En la consideración teológica de esta eclesiología conciliar estarán presentes la reflexión bíblica, patrística, los grandes Doctores de la Iglesia como San Agustín y Santo Tomás y su Magisterio ordinario y extraordinario. Este será también el aporte original y novedoso de la eclesiología del Concilio que permitirá después leer la realidad de la cultura contemporánea y sus problemas, tal como se los describe en la “Gaudium et Spes”, o sea la “Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual”. Si a estas Constituciones del Concilio, que por eso mismo deben ser asumidas como enseñanza irrefutable del Magisterio de la Iglesia, le sumamos las Constituciones dogmáticas sobre la divina revelación y sobre la sagrada liturgia, tendremos el fundamento para plantear, posteriormente, la problemática de una nueva evangelización del mundo de hoy. El pensamiento del Concilio se explicita después con una serie de Decretos que miran al deber pastoral de los obispos, al ministerio y vida de los presbíteros, a la formación sacerdotal, a una renovación de la vida 19 Lumen Gentium, n. 31. - 20 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN religiosa, al apostolado de los seglares donde en el n° 20 deja aclarado que toda institución de fieles que quiera asumir la tarea evangelizadora de la Iglesia es “acción católica”. Después los Decretos se van a ocupar de las Iglesias Orientales, de la actividad misionera, del ecumenismo y de los medios de comunicación social. Se cierran esta serie de Documentos con tres Declaraciones: sobre la libertad religiosa, sobre la educación cristiana de la juventud y sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. Aparece la amplia tarea renovadora, doctrinal y ecuménica del Concilio 20 con la cual la Iglesia se pone en condiciones, como quería Juan XXIII, de establecer un diálogo con la modernidad y promover todo aquello que pueda contribuir a la unión de los que creen en Jesucristo. La Iglesia puede, después del Concilio, disponerse a asumir una nueva evangelización atendiendo al actual orden de cosas “del que están surgiendo nuevas condiciones para la humanidad” 21 . Debemos, sin embargo señalar que hay dos tipos de mentalidades post-conciliares: la de los que aguardan, llenos de confianza, el despertar primaveral de las energías espirituales de la Iglesia y la de aquellos que pretenden del Concilio una revolución doctrinal e institucional. CONCLUSION: 1. 2. El Papa Juan XXIII pone a la Iglesia en estado de deliberación y convoca a todos los obispos del mundo a juntarse en un Concilio Ecuménico para rejuvenecer la Iglesia y mostrarla así rejuvenecida a los hermanos separados para invitarlos a la unidad. Con los Documentos conciliares se asumen muchas de los problemáticas que intentaban revisar los movimientos de renovación católica y, al mismo tiempo se dispone a la Iglesia para llevar adelante una nueva evangelización. 20 Cf. Discurso del Papa Pablo VI del 29-IX-1963. 21 Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, n. 1. - 21 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN IV.El Papa Pablo VI y la “nueva evangelización” según la Exhortación Apostólica PostSinodal “Evangelii Nuntiandi” Diez años después de la clausura del Concilio Ecuménico Vaticano II y un año después de la Asamblea General de Sínodo de los Obispos, consagrada a la evangelización, el 8 de diciembre de 1975, el Papa hace conocer la Exhortación Apostólica Post-Sinodal “Evangelii Nuntiandi”. En ella el Papa, respondiendo al pedido de los miembros de la III Asamblea General del Sínodo de los Obispos, hace conocer las más importantes conclusiones de esa Asamblea Episcopal. Pablo VI intenta dar un “impulso nuevo, capaz de crear tiempos nuevos de evangelización en una Iglesia todavía más arraigada en la fuerza y el poder de Pentecostés” 22 . Como se puede ya apreciar por el mismo lenguaje que usa el Pontífice, que estamos frente a lo que luego Juan Pablo II llamará “nueva evangelización”. El planteo del Papa es muy claro: “Las condiciones de la sociedad nos obligan, por tanto, a revisar métodos, a buscar por todos los medios el modo de llevar al hombre moderno el mensaje cristiano, en el cual podrán hallar la única respuesta a sus interrogantes y sacar la fuerza para su empeño de solidaridad humana. Para dar una respuesta válida a la exigencia del Concilio que nos están acuciando, necesitamos absolutamente ponernos en contacto con el patrimonio de fe que la Iglesia debe preservar en toda su pureza, y a la vez, el deber de presentarlo a los hombres de nuestro tiempo, con los 22 Pablo VI; Discurso de clausura de la III Asamblea general del Sínodo de los Obispos; 26-X-1974). - 22 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN medios a nuestro alcance, de una manera comprensible y persuasiva” 23 . El eje central de la evangelización se plantea como “la fidelidad a un mensaje del que somos servidores, y a las personas a las que hemos de transmitirlo intacto y vivo” 24 . Para responder a estos objetivos el Pontífice se plantea tres acuciantes preguntas: 1.¿Qué eficacia tiene en nuestros días la energía escondida de la Buena Noticia, capaza de sacudir perfectamente la conciencia del hombre? 2.¿Hasta dónde y cómo esta fuerza evangélica puede transformar verdaderamente al hombre de hoy? 3.¿Con qué método hay que proclamar el Evangelio para que su poder sea eficaz? 25 Estas preguntas, al decir del Papa, desarrollan la cuestión fundamental que la Iglesia se propone hoy día y que se puede anunciar así: “Después del Concilio y gracias al Concilio que ha constituido para la Iglesia una hora de Dios en este ciclo de la historia, la Iglesia, ¿es más o menos apta para asumir el Evangelio y para inserirlo en el corazón del hombre por convicción, libertad de espíritu y eficacia?” 26 . Todo el texto de la Exhortación post -sinodal estará ordenado a responder a estas preguntas y mostrar los fundamentos, contenidos, medios, destinatarios, agentes, para terminar resaltando el espíritu que debe alimentar a una nueva evangelización 27 . En la conclusión final se recuerda la consigna del Año Santo que está por terminar y se proclama a María como “estrella de evangelización” 28 . 23 24 25 26 27 28 Evangelii Nuntiandi IV, n. 3. Ib. n. 4. Ib. n. 4. Ib. Cf. Exhortación parte I, II, III, IV, V, VI y VII. Ib. n. 81,82. Estamos en el Año Santo de 1975. - 23 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Nos parece importante, teniendo en cuenta que este es un Documento sobre la nueva evangelización, elaborado para miembros del Consejo Plenario de FASTA, hacer especial referencia al lugar que se le asigna “al laico”, a quien se identifica como “agentes de la evangelización” 29 y a los movimientos laicales (que así los llama el Papa) que dan lugar a la misión de los laicos en la Iglesia 30 . Respecto a los laicos el Papa señala que “su vocación específica los coloca en el corazón del mundo y a la guía de las más variadas tareas temporales”. Años después en Aparecida se dice que “el laico es un hombre del mundo en el corazón de la Iglesia y, a la vez, un hombre de la Iglesia en el corazón del mundo”. El Papa señala con mucha claridad que “su primera e inmediata tarea no es la institución y el desarrollo de la comunidad eclesial -esa es la función específica de los pastores-, sino el poner en práctica todas las posibilidades cristianas y evangélicas escondidas, pero a su vez ya presentes y activas en las cosas del mundo. El campo propio de su actividad evangelizadora es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la economía y también de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación de masas, así como otras realidades abiertas a la evangelización como el amor, la familia, la educación de los niños y jóvenes, el trabajo profesional, el sufrimiento, etc.” 31 . muchos Para cumplir con esta misión evangelizadora, la Iglesia necesitará laicos “responsables de estas realidades y claramente comprometidos con ellas, competentes para promoverlas y concientes que es necesario desplegar su plena capacidad cristiana, tantas veces oculta y asfixiada, tanto más estas realidades -sin perder o sacrificar nada de su coeficiente humano, al contrario, manifestando una dimensión trascendente, frecuentemente desconocida- estarán al servicio de la edificación del Reino de Dios” 32 . 29 Ib. n. 70. 30 Ib. n. 73. 31Ib. n. 70. 32 Ib. n. 70. - 24 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN El Papa da un paso más y señala que “en el seno evangelizador de los laicos es imposible dejar de subrayar la acción evangelizadora de la familia” 33 entendida, a partir del Concilio como “Iglesia doméstica”. La familia debe ser un espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde ésta se irradia. Una familia se hace, de este modo, evangelizadora de otras muchas familias y del ambiente en que ella vive. Añade el Sumo Pontífice: “las circunstancias nos insisten en prestar una atención especialísima a los jóvenes... Es necesario que los jóvenes, bien formados en la fe y arraigados en la oración, se conviertan cada vez más en los apóstoles de la juventud” 34 . No hay duda que como FASTA nos sentimos identificados con las características que el Papa señala para esta nueva evangelización. Tengamos en cuenta que cuando se publica la Exhortación post-sinodal, FASTA ya tiene más de diez años de fundación. Podemos afirmar entonces que esta similitud de objetivos y medios no es otra cosa que una inspiración del Espíritu Santo. Pero todavía hay más. El Papa señala otra dimensión que debe caracterizar la presencia activa de los laicos en la Iglesia: “Junto a los ministerios del Orden Sagrado, en virtud de los cuales algunos son elevados al rango de pastores y se consagran de modo particular al servicio de la comunidad, la Iglesia reconoce MINISTERIOS SIN ORDEN SAGRADO pero que son aptos para asegurar un servicio especial en la Iglesia” 35 . Estos ministerios laicales surgen de atender “a las necesidades actuales de la humanidad y de la Iglesia” 36 . Los ministerios laicales, aunque nuevos en apariencia pero muy vinculados a experiencias vividas por la Iglesia a largo de su existencia, afirma el Papa, son “catequistas, animadores de la oración y del canto, cristianos al servicio de la Palabra de Dios o a la asistencia de los hermanos 33 Ib. n. 71. 34 Ib. n. 72. 35 Ib. n. 73. 36 Ib. - 25 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN necesitados, jefes de pequeñas comunidades, responsables de los movimientos apostólicos u otros responsables” 37 . En esta ligera secuencia de ministerios laicos que el Papa señala, también nos sentimos identificados como FASTA. Estos ministerios son “procesos para la implantación, la vida y el crecimiento de la Iglesia y para su capacidad de irradiarse en torno a ella y hacia los que están lejos” 38 . El verdadero valor pastoral de estos ministerios laicales y que puedan ser constructivos, dependerá que se realicen con respeto absoluto a la unidad de la Iglesia y se beneficien de la orientación de los pastores “que son precisamente los responsables y artífices de la unidad de la Iglesia” 39 . Respecto al espíritu con que se deben asumir las tareas evangelizadoras, Pablo VI señala siete condiciones. Los verdaderos evangelizadores: 1.deben ser dignos de la vocación y ejercerla sin reticencias debidas a la duda o al temor (74) 2.deben realizarlas bajo el aliento del Espíritu Santo (75) 3.como auténticos testigos (76) 4.buscando siempre servir a la unidad y comunión de la Iglesia y sus comunidades (77) 5.como auténticos servidores de la verdad (78) 6.animados por el amor de Dios, del prójimo (79) 7.evangelizando con el fervor propio de los santos (80). El Papa termina su Exhortación recordando a los fieles, que “en la mañana de Pentecostés la Virgen Santísima presidió con su oración el camino de evangelización bajo el influjo del Espíritu Santo”. 37 Ib. 38 Ib. n. 73. 39 Ib. - 26 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Por ese motivo la declara “estrella de evangelización” (82), y bendice a todos los fieles, sus comunidades y familias haciendo suyas las palabras del Apóstol Pablo en Filipenses 1, 3-4; 7-8. CONCLUSION: 1. No hay duda que, si la Iglesia después convocará con Juan Pablo II y con Benedicto XVI en Aparecida, a asumir una nueva evangelización como “discípulos misioneros”, en la Exhortación post-sinodal “Evangelii Nuntiandi”, a 10 años de clausurado el Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI daba los fundamentos, modos y fines capaces de crear “tiempos nuevos de evangelización” conforme a las inspiraciones del Espíritu Santo. 2. FASTA, desde su fundación ha transitado las sendas marcadas por el Concilio Vaticano conforme a la interpretación de Pablo VI, clarividente comentador de los Documentos Conciliares. - 27 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN V.La nueva evangelización en el pontificado del Beato Juan Pablo II Cuando el hoy beato Juan Pablo II asume el pontificado la situación de la Iglesia es incierta, a pesar de los documentos conciliares. Estamos en 1978, han pasado trece años de la clausura del Concilio y, sin embrago, en la Iglesia aún continua presente una complicada y difícil situación de enfrentamientos ideológicos que comenzaron a darse a partir de la segunda guerra mundial, como ya vimos, y con el correr del tiempo y durante la “guerra fría” se han radicalizado. En la Audiencia General del 5 de agosto de 1967, Pablo VI advierte que, según sea el modo de concebir la fe y anunciarla a los contemporáneos surgen dos mentalidades post-conciliares: ■ la de los que aguardan, llenos de confianza el despertar primaveral de las energías espirituales de la Iglesia, ■ la de aquellos que pretenden del Concilio una revolución doctrinal e institucional. Para el Papa ciertos inquietantes problemas provienen de miembros de la Iglesia, religiosos, sacerdotes y obispos que debieran ser sostenedores devotos de su doctrina y disciplina, en razón de sus compromisos y de las funciones que les han sido confiadas. Sin embargo equivocan los criterios desde los cuales hay que interpretar los documentos conciliares, y son fuente de actividades y comportamientos equívocos. Han pasado dos años desde que Pablo VI clausuró el Concilio con una misa celebrada en la Plaza de San Pedro, el 8 de diciembre de 1965. El pontífice ya promulgó todos los documentos conciliares. ¿Qué pasa entonces? Es que si bien el Concilio se ha clausurado promulgando el Papa todos sus documentos, algunos fieles, quebrando la armonía propia de la - 28 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN enseñanza conciliar, instauran con su pensamiento y actitudes una confrontación que lastima la vida apostólica de la Iglesia. Por un lado están los que, cerrándose a las claras enseñanzas conciliares, se niegan a aceptar sus criterios de renovación y quieren mantener la Iglesia ajena a los cambios históricos “del que surgen nuevas condiciones para la humanidad”, y entonces, en vez de disponerse a asumir las exigencias de una nueva evangelización, quieren encerrarse en la Iglesia tal como se la entendió en el pasado, especialmente después de Trento. Algunos de estos preterizantes le niegan al Papa la facultad que tiene para promulgar la renovación indicada por el Concilio, especialmente en todo lo que supone su renovación litúrgica. Más aún, se animan a afirmar cismáticamente que la Iglesia tiene un “pontificado vacante”. En esta línea reconocemos a los así llamados “lefebristas”. Por otro lado están los que inspirados en las teologías nordatlánticas buscan que el Concilio sea interpretado como un modo de lograr que la Iglesia cambie las estructuras sociales porque, siguiendo al pastor bautista Harvey Cox, afirman que “hacer teología es hacer política”. En Europa, muchos fieles, sacerdotes, religiosos y laicos apoyaron la ideología del “eurocomunismo” usando para sus disquisiciones más sociológicas que religiosas el diagnóstico marxista de la realidad. En Latinoamérica el problema es más complicado. El marxismo se ha instalado en Cuba y desde allí intenta, primero por invasiones militares a países como Nicaragua y Honduras instalarse en el continente. Fracasan y entonces buscarán, a partir de 1960, cuando se celebra en La Habana la reunión de la Organización Latinoamericana para el Socialismo (OLAS), llevar adelante una tarea de infiltración y subversión ideológica a los países, instituciones y cuerpos intermedios tratando de provocar una verdadera revolución cultural, renunciando al objetivo marxista-leninista de la lucha de clases y, en cambio, motivando su accionar en el pensamiento del marxista italiano Antonio Gramsci, referido a la revolución cultural. La globalización alimenta una cierta convergencia del modelo ideológico angloamericano y el modelo gramsciano que se abocan, aunque de modo diverso, unos como fin y otros como medio de legalidad democrática, para lograr un modelo de estado laico. Donde aún no esté instalado, hay que intentar lograrlo, y profundizarlo donde ya, de algún modo, lo esté. La consigna será “hacer lo políticamente correcto” que no es un planteo moral sino que se trata de legitimar todo - 29 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN comportamiento político que permita alcanzar el poder, sostenerlo y aumentarlo para promover la revolución cultural. Ellos saben muy bien que en latinoamérica las dos fuerzas que se opondrán a estos objetivos, y lo dice explícitamente Gramsci, son la Iglesia y las fuerzas armadas. A una hay que silenciarla haciéndole perder autoridad moral frente a la opinión pública. A la otra hay que someterla y reducirla en el uso y participación del poder militar. En este contexto político y social de latinoamérica aparece la teología de la liberación. Detrás de su planteo se van reuniendo algunos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos bajo denominaciones muy diversas: “sacerdote del tercer mundo”, “sacerdotes para el socialismo”, etc. En la Conferencia General de los Obispos latinoamericanos tenida en Medellín, se intenta asumir la expresión “liberación” para interpretarla conforme a la doctrina de la Iglesia pero ellos rechazan las conclusiones de Medellín porque provienen de la jerarquía católica y ellos plantean el tema desde las bases. Como fruto del Concilio el Espíritu Santo que actúa junto a los Apóstoles, como un co-principio de la Iglesia, va de modo silencioso e invisible actuando en la conciencia de muchos fieles convocados, en general, antes que la misma Iglesia jerárquica lo admita, para que asuman carismas y con ellos ejerciten lo que Pablo VI llamó “ministerios laicos” y terminen formando nuevas asociaciones e instituciones de la Iglesia que van a llevar adelante una “nueva evangelización” por inspiración del Espíritu Santo y sin que, a veces, los mismos protagonistas lo perciban. Juan Pablo II tiene muy en claro todo este panorama. Empieza por retomar la orientación doctrinal y apostólica del Concilio, mostrando de esta manera, la continuidad del Magisterio Pontificio. Para definir con claridad los principios fundantes de la moral cristiana su encíclica “Veritatis Splendor”; para refutar los planteos que la conciencia laical hace sobre el tema de la vida, su enseñanza en “Evangelium Vitae”. Con las enseñanzas de estas encíclicas, el Papa pone a la Iglesia, conforme a la nueva evangelización, en diálogo con el mundo contemporáneo. Después hablará de Cristo como el redentor del hombre (4-III-1979) sobre el misterio y el culto de la Eucaristía “Dominicae cenae” (14-II-1980). Sobre la misericordia de Dios en “Dives in misericordia” (30-XI-1980). Sobre la reconciliación y la penitencia en “Reconciliatio et paenitentia” (2-XII-1984); sobre la Virgen en “Redemptoris - 30 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Mater” (25-III-1987); sobre la misión del Redentor en “Redemptoris missio” (7-XII-1990); sobre la familia en “Familiaris consortio” (22-XI-1981), sobre la dignidad de la mujer en “Mulieris dignitatem” (15-VIII-1988). Sobre la cuestión social trató en “Laborem exercens” (14-IX-1981); “Sollicitudo rei socialis” (30XII-1987); y “Centesimus annus” (1-V-1991). Por citar algunas de su más importantes apostólicas. encíclicas, exhortaciones apostólicas, constituciones Respecto a la problemática de la teología de la liberación en Latinoamérica, es importante recordar su intervención en la clausura de las Conferencias Generales de los Obispos en Puebla (1979) y Santo Domingo (1992). Recordemos también que la Sagrada Congregación para la doctrina de la Fe, que presidía el entonces Cardenal Ratzinger, dio a conocer un documento sobre “Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación” (6-VIII-1984) donde se destaca que hay un sentido correcto de “liberación” que sostiene la Iglesia y otro errado cuando se basa en el diagnóstico marxista de la realidad. El Papa intentará, a la vez, poner a toda la Iglesia en dirección a la “nueva evangelización”. Con la autoridad que le otorga el ser Vicario de Cristo, introduce la fórmula “nueva evangelización” acerca de la cual hace referencia más de 300 veces. Con esta expresión, a modo de “intuición profética”, muestra el camino que la Iglesia debe recorrer con su múltiples formas de pastoral. La palabra del apóstol Pablo se hacían presente como un eco en la Iglesia post-conciliar que gobierna Juan Pablo II: “Para mí es un deber predicar el evangelio. ¡Hay de mí si no predico el evangelio!” (1Cor.9, 16). Su intento lo explicita en la Constitución Apostólica “Fidei Depositum” que hace conocer el 11 de octubre de 1992, cuando se cumple el trigésimo aniversario del Concilio Vaticano II, con motivo de la publicación del “Catecismo de la Iglesia” redactado en orden a la aplicación doctrinal del Concilio. Allí señala tres cosas: 1. conservar el depósito de la fe que no es otra cosa que “la misión que el Señor confió a su Iglesia y que ella realiza en todo tiempo”, 2. siguiendo el propósito de Juan XXIII, “hacer patente la misión apostólica y pastoral de la Iglesia” , - 31 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN 3. “conducir a todos los hombres, mediante el resplandor de la verdad del Evangelio, a la búsqueda y acogida del amor de Cristo que está sobre toda cosa” (Ef. 3, 19). De modo muy general señalaremos que en orden a conservar el depósito de la fe, el Papa promulga el “Catecismo de la Iglesia”. Para abrir el diálogo con el pensamiento contemporáneo hace conocer su encíclica “Fides et ratio”. El protagonismo del laico en la nueva evangelización queda claramente afirmado en su exhortación apostólica “Christi fideles laicis” del 30/XII/1988. Una cosa más referida al laico y siempre vista en orden a la “nueva evangelización”. En la reforma del Concilio el Papa aprueba que el derecho de asociación de los fieles en la Iglesia sea de derecho natural y no positivo, con lo cual abre el camino para que la autoridad de la Iglesia ya no “otorgue” ese derecho sino que lo reconozca en la medida que el laico se asocie a otros para hacer lo que hace la Iglesia. En 1998 convoca a un congreso a celebrarse en Roma a las nuevas asociaciones e instituciones de la Iglesia y luego los reúne en la Plaza de San Pedro, en la vigilia de Pentecostés, y allí en un recordado discurso señala que desde los comienzos de su pontificado ha prestado una especial atención a estas nuevas asociaciones e instituciones de la Iglesia y da sus características: • son laicales, es decir no surgen por iniciativa jerárquica, • ofrecen a sus miembros un espacio donde puedan hacer la experiencia del misterio de Dios en sus vidas, • y asumen una misión evangelizadora en la Iglesia. Para Juan Pablo II, estos movimientos son un “reaseguro contra el secularismo”, muestran como lo jerárquico-institucional y lo carismático no se rechazan sino que ambos pertenecen a la esencia de la Iglesia. En este sentido el Papa señala que la Iglesia toda, Cuerpo Místico de Cristo es también un “movimiento”. En la Iglesia, a través de las nuevas asociaciones e instituciones se ejercen, en orden a la evangelización, los “ministerios laicos” de los que habló Pablo VI. - 32 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Para poder incorporar y orientar a estos nuevos movimientos en la Iglesia, funda el Consejo Pontificio para los Laicos, al cual le asigna la función de orientarlos, reconocerlos y convocarlos cuando la Iglesia los disponga. Estas convocatorias comenzaron invitando a las jornadas mundiales de la juventud. CONCLUSION: 1. 2. 3. El beato Juan Pablo II reta, de modo especial a las Iglesias de Latinoamérica a renovarse, conservando el “depósito de la fe”, haciendo patente la misión apostólica y pastoral de la Iglesia, conforme a los postulados de una “nueva evangelización”, nueva en su ardor, en sus métodos y a sus expresiones. Para responder a este objetivo el beato Juan Pablo II dará una clara orientación doctrinal a la Iglesia y, de esta manera cerrará el Concilio Ecuménico Vaticano II, que produjo un estado de deliberación en la Iglesia más allá de Pablo VI y la promulgación de los Documentos conciliares. En la Exhortación Apostólica “Catechesi Tradendae” (16-X-1979) el beato Juan Pablo II se va a ocupar de una de las tareas primordiales de la Iglesia, como es la catequesis, con la cual la Iglesia, respondiendo al mandato de Cristo (Mt, 28, 19), asume la misión de anunciar las verdades de la Revelación, enseñando a todos los hombres lo que Él le había enseñado a los Apóstoles, sus palabras, su signos y sus mandamientos. Para cumplir con esta misión el Señor le dejó a la Iglesia su Espíritu. En “Catechesi Tradendae”, Juan Pablo II deja perfectamente delineado el método a usar en la “nueva evangelización”. Notemos que esta Exhortación se hace pública al año de comenzar su pontificado. - 33 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN VI.La nueva evangelización en el Pontificado de Benedicto XVI Sólo queremos destacar que, acorde con la continuidad del Magisterio Pontificio, Benedicto XVI se atreve a dar un paso más, y crea el Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización, en las vísperas de los Santos Pedro y Pablo de 2010 40 . En la homilía que hizo en la Basílica de San Pablo Extramuros dijo: “He decidido crear un nuevo organismo, en forma de Consejo Pontificio, con la tarea de promover una renovada evangelización en los países donde ya resonó el primer anuncio de la fe y están presentes Iglesias de antigua fundación, pero que están viviendo una secularización progresiva de la sociedad y una especie de “eclipse de Dios”, que constituyen un reto para encontrar los medios adecuados con la finalidad de volver a proponer la verdad perenne del evangelio de Cristo”. CONCLUSION: 1.Con esta decisión de Benedicto XVI, la “nueva evangelización” pasa a incorporarse como un objetivo no sólo de la Iglesia carismática sino de la Iglesia jerárquica e institucional. Esto no deja de ser un desafío. 2.La fundación del Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización es, sin lugar a dudas, el modo de responder al beato Juan XXIII cuando convocó al Concilio Vaticano II para lograr instaurar una nueva relación Iglesia-Mundo. En la Carta de Benedicto XVI, esta nueva relación se debe dar por medio de una adecuada laicidad que respete el orden natural y las ordenaciones propias del orden temporal; afirma el sentido sacral-creacional 40 Cf. Benedicto XVI, Carta Apostólica “Ubicumque et semper” (21-IX-2010) - 34 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN del cosmos; genera una conciencia religiosa para percibir la presencia de la historia de la salvación en medio de la historia que construye el hombre y que evita toda forma de clericalismo en el servicio, orientación y desarrollo de los cuerpos intermedios de la sociedad. La laicidad al afirmarse, rechaza tanto al “clericalismo” que busca subordinar lo social y lo político a lo religioso y al “laicismo” que niega la presencia de lo religioso en el orden temporal. En la “nueva evangelización” la laicidad será el modo adecuado como se deben relacionar, el trono y el altar, complementándose para que tanto el Estado como la Iglesia se orienten al bien común de la sociedad41. 3.El Magisterio teologal de Benedicto XVI es enormemente amplio, pero en orden a la “nueva evangelización” debemos destacar su esfuerzo por rescatar la libertad religiosa y el ecumenismo tal como lo planteara Juan XXIII: buscar lo que nos acerca y no lo que nos separa. En definitiva Benedicto XVI proclamará en su Magisterio el valor de la libertad con verdad y de la justicia con libertad. 41 Cf Fosbery, A., O.P.; “La acción apostólica de FASTA frente al laicismo imperante”; Buenos Aires 2008. - 35 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN VII.La nueva evangelización en el Pontificado del Papa Francisco Cuando el Papa Francisco asume el Pontificado la globalización como modo político de convergencia en el laicismo ya está instalada. Durante el pontificado del beato Juan Pablo II cae el imperio marxista políticamente fundado en la lucha de clases de Lenin. Sin embargo, queda en pie un marxismo aparentemente blando, con “alma democrática” cuyo objetivo será la revolución cultural. Revolución cultural por un lado que avanzará partiendo de la manipulación del lenguaje para, desde allí abordar, como objetivos que intentan lograr que todo aquello que para la moral cristiana como así también para una ética natural fueron considerados delitos, hoy se transformen por vía de legalidad democrática en “derechos”. Estos planteos ideológicos abarcan la ideología del género, los modos diversos de anticoncepción, el aborto, el matrimonio igualitario, la manipulación genética, la eutanasia, y como consecuencia lógica el afirmar la institucionalización de “nuevas formas de familia”, la reforma radical de todo el cuerpo jurídico, incluidas las constituciones de estado, conforme a estas nuevas concepciones de la vida tanto en lo individual como en lo social. A estas concepciones ideológicas la “izquierda cultural” agrega los derechos de una reclamada “soberanía política” para los así llamados “pueblos originarios”. Todo este planteo es sostenido y a la vez potenciado por los organismos internacionales que, de esta manera logran salir de la confrontación y, como ya lo señalamos, encontrar un modo de convergencia afirmando el laicismo de estado. A la ideología de “izquierda” se sumará la ideología de la “derecha” liberal entendida como relativismo frente a la verdad, permisivismo frente a los comportamientos morales y al ejercicio de la autoridad, consumismo frente al desarrollo social y hedonismo indiscriminado frente al apetito de felicidad. El proyecto de globalización laical mira a sumar la “cultura de la muerte” de la izquierda con el “capitalismo salvaje” de la derecha. - 36 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Frente a estos desatinos del mundo, el proceso de una adecuada postura católica tendrá que avanzar uniendo “renovación” a “fidelidad”, como fruto de la “conciencia” y “memoria” propias de la Iglesia y que ilumina y mueve el Espíritu Santo. La Iglesia dio su respuesta al desafío, a través de los Documentos conciliares, con los cuales, sin embargo no se pudo evitar que en el seno mismo de la Iglesia apareciera: “una cierta polaridad, con frecuencia irreductible, en ciertos excesos de la misma que se manifiesta en diversos campos con una inmadurez superficial o una obstinación contumaz; en definitiva, una sordera amarga ante los llamamientos al sano equilibrio, conciliador de las tensiones, emanados de la gran lección llamada Concilio” 42 . A Juan Pablo II le tocará, durante su largo pontificado, enfrentar no sólo la problemática interna de la Iglesia sino el paso del planteo ideológico subversivo de “liberación o dependencia” al de “globalización y convergencia”, caído el régimen marxista-leninista ruso. Los llamados a una veraz “renovación católica” estarán explicitados por el beato Juan Pablo II, convocando a toda la Iglesia para asumir una “nueva evangelización”. Benedicto XVI, fiel a la continuidad del magisterio pontificio, en la carta apostólica “Ubicumque et semper”, del 21 de septiembre del 2010, anunció la creación del Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización, y allí así se expresa: “La misión evangelizadora de la Iglesia ha asumido en la historia formas y modalidades siempre nuevas según los lugares, las situaciones y los momentos históricos... Haciéndome cargo de la preocupación de mis venerados predecesores, considero oportuno dar respuestas adecuadas para que toda la Iglesia, dejándose regenerar por la fuerza del Espíritu Santo, se presente al mundo contemporáneo con un impulso misionero 42 Pablo VI, Alocución Consistorial, 24-V-1976. - 37 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN capaz de promover una NUEVA EVANGELIZACION. Esta se refiere sobre todo a las Iglesias de antigua fundación, que viven realidades bastantes diferenciadas, a las que corresponden necesidades distintas, que esperan impulsos de evangelización diferentes: en algunos territorios, en efecto, aunque avanza el fenómeno de la secularización, la práctica cristiana manifiesta todavía una buena vitalidad y un profundo arraigo en el alma de poblaciones enteras; en otras regiones, en cambio, se nota un distanciamiento más claro de la sociedad en su conjunto respecto de la fe, con un entramado eclesial más débil, aunque no privado de elementos de vivacidad; también existen, lamentablemente, zonas casi descristianizadas, en las cuales la luz de la fe está confiada en pequeñas comunidades; estas tierras, que necesitarían un renovado primer anuncio del evangelio, parecen particularmente refractarias a muchos aspectos del mensaje cristiano. La diversidad de las situaciones exigen un atento discernimiento; hablar de nueva evangelización no significa tener que elaborar una única fórmula igual para todas las circunstancias. Y, sin embargo, no es difícil percatarse que lo que necesitan todas las Iglesias que viven en territorios tradicionalmente cristianos es un renovado impulso misionero, expresión de una nueva y generosa apertura al don de la gracia”. Al Papa Francisco le toca asumir la posta en estas circunstancias. Quizá sea demasiado pronto para dar las características que va a tener la “nueva evangelización” para el Papa Francisco, pero no olvidemos que él presidió el comité redactor del Documento conclusivo de “Aparecida”, durante la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en el año 2007. En la introducción del documento se señalan algunas notas características para quien quiera asumir una “nueva evangelización en Latinoamérica”: 1.Los Obispos de América se reúnen como pastores para seguir impulsando la acción evangelizadora de la Iglesia, llamada a hacer de todos sus miembros “discípulos misioneros” de Cristo, para que “nuestros pueblos tengan vida en Él”. 2.Las “semillas del Verbo”, presentes en las culturas autóctonas, - 38 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN facilitaron a nuestros hermanos indígenas encontrar en el Evangelio “respuestas vitales a sus aspiraciones más hondas”. 3.La visitación de Nuestra Señora de Guadalupe fue acontecimiento decisivo para el anuncio y reconocimiento de su Hijo, pedagogía y signo de inculturación de la fe, manifestación y renovado ímpetu de propagación del Evangelio. 4.Desde la primera evangelización hasta los tiempos recientes, la Iglesia ha experimentado luces y sombras. “Ciertamente el recuerdo de un pasado glorioso no puede ignorar las sombras que acompañaron la evangelización del continente” 43 . 5.Demos gracias a Dios y lo alaben por todo lo que se nos ha regalado: de belleza y fecundidad de las tierras de este Continente y la riqueza de humanidad que se expresa en las personas, familias, pueblos y culturas. Sobre todo demos gracias porque se nos ha dado a Jesucristo, la plenitud de la Revelación de Dios, que con su muerte y resurrección rompió las cadenas del pecado y de la muerte y nos reveló el amor misericordioso del Padre y la vocación, dignidad y destino de la persona humana. 6.La fe en Dios amor y la tradición católica en la vida y cultura de nuestros pueblos son sus mayores riquezas. 7.Las raíces católicas permanecen en su arte, lenguaje, tradiciones y estilo de vida, a la vez dramático y festivo en el enfrentamiento de la realidad. 8.El Santo Padre responsabilizó, como Iglesia, en “la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios” 44 . 9.El don de la tradición católica es un cimiento fundamental de identidad, originalidad y unidad de América Latina y el Caribe. Realidad histórica-cultural marcada por el Evangelio de Cristo, en la que abundan las miserias y pecados pero donde sobreabunda la gracia. 10.Esta V Conferencia se propone “la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios y recordar a los fieles que, en virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y 43 Cf. Benedicto XVI, Audiencia General, 22-V-2007. 44 Ib. n. 3. - 39 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN misioneros” 45 . 11.Se abre paso un nuevo período de la historia con desafíos y exigencias caracterizado por el desconcierto generalizado por las nuevas turbulencias sociales y políticas, por la difusión de una cultura lejana y hostil a la tradición cristiana, por la emergencia de variadas ofertas religiosas, que tratan de responder, a su manera, a la sed de Dios que manifiestan nuestros pueblos. 12.La Iglesia está llamada a repensar profundamente y asumir con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales. 13.Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio, arraigado en nuestra historia. 14.Hay que lograr el encuentro personal y comunitario con Cristo, que suscita discípulos y misioneros. 15.Se necesitan hombres y mujeres nuevos que encarnen dicha tradición y novedad. 16.La mayor amenaza “es el gris pragmático de la vida cotidiana de la Iglesia que va desgastando la fe, degenerado en mezquindad” 46 . 17.Hay que transitar caminos de vida eterna, de plenitud de vida que Cristo nos ha traído y que hace desarrollar también en plenitud la existencia humana, en su dimensión personal, familiar, social, cultural. 18.No hay que tener miedo (Mt. 28, 5) y no buscar “entre los muertos al que vive” (Lc. 24, 5). Suplicar la gracia de la conversión y mantener viva la esperanza que no defrauda. 19.Mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen con gratitud y alegría el encuentro con Jesucristo. 20.Esta V Conferencia se celebra en continuidad con las precedentes y quiere dar ahora un nuevo impulso a la evangelización, a fin que estos pueblos sigan creciendo y madurando en su fe, para ser luz del mundo y testigos de Jesucristo con su propia vida. 45 Ib. 46 Cf. Ratzinger, J; Situación actual de la fe y la teología; L’Observatore Romano, 1 de noviembre de 1999. - 40 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN 21.Nuestra alegría se basa en el amor del Padre y en la participación en el misterio pascual de Jesucristo. 22.Conocer a Jesucristo por la fe es nuestro gozo, seguirlo es una gracia y transmitirlo a los demás es un encargo que el Señor nos ha confiado. No hay duda que estas pautas generales del documento de Aparecida revelan no sólo el sentir de todos los Obispo de Latinoamérica y el Caribe sino el sentir del Papa Francisco que protagonizó la V Conferencia con su presencia y aportes. Si nos atenemos a la continuidad del Magisterio Pontificio, es evidente que la “fidelidad” al depósito de la fe está suficientemente explicitada en los Pontífices precedentes, desde Pío XII en adelante. El problema que hoy le aflige al Papa es “la renovación”. Por eso él no duda en hacer suyo el reclamo a una “nueva evangelización, nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión”. En los pocos meses que el Papa Francisco está ejerciendo el Pontificado ha querido, con sus gestos y enseñanzas en diferentes circunstancias, transmitir lo que para él, sin ser esencial en lo que hace a la “nueva evangelización” está, sin embargo, en los umbrales de la relación humana. No se puede ser discípulo-misionero de la “nueva evangelización”, sin estar dispuesto a revisar los modos o comportamientos propios de las relaciones humanas. Ellas son como la puerta de entrada para irradiar después, con el testimonio de la vida, la espiritualidad y el carisma propio de la vocación-misión. El Papa Francisco ha apuntado, en los primeros meses de su Magisterio, a transmitir, con sus gestos y enseñanzas, lo que podemos definir como la primera actitud prudencial para la “nueva evangelización”. Esta actitud reclama el ejercicio de las virtudes sociales. El Papa Francisco con sus gestos expresa humildad, sencillez, austeridad, comprensión, acercamiento, tolerancia, amistad, buen humor, simpatía, bonhomía. Nada más lejos de él que los comportamientos - 41 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN autoritarios, rígidos, duros, despóticos, arrogantes. Todo en él tiene el tono de una gran magnanimidad. El objetivo claro que lo orienta hacia una “nueva evangelización” lo identifica con una auténtica vocación pastoral y, por eso mismo, misionera. Es cercano a la gente, sencillo y directo en su modo de comunicar, pero para nada “revolucionario” en términos de doctrina. En sus gestos y enseñanzas se integran la “renovación católica” con la fidelidad de la fe. En este sentido su primera Encíclica, “Lumen Fidei” mira a la fe como luz y don que Dios participa al hombre, por amor y misericordia, de modo que el hombre pueda encontrarse con Dios. Para entender sus enseñanzas valdría bien recordar aquella frase de Chesterton: “Yo no soy conservador porque no me gustan las cosas que conservan ni soy socialista porque no me gustan las cosas que cambian”. Intentar catalogar al Papa Francisco como de “izquierda” o de “derecha”, o como “integrista” o “progresista”, “liberal o tradicionalista”, es no entender nada de lo que él quiere transmitir con sus gestos y sus enseñanzas. El es, sencillamente, un Papa católico que busca la renovación de la Iglesia, conforme a las pautas del Concilio Vaticano y en total fidelidad a su doctrina. Veamos algunas de estas “nuevas expresiones” respecto a cómo evangelizar la realidad hoy. Ellas surgen de alguno de sus discursos y homilías. Nos limitaremos a hacer sólo referencia a la fecha en que fueron expresados: (El movimiento) es camino, el movimiento está en la construcción de la Iglesia, en el Evangelio, el movimiento está en la confesión de la fe. Por lo tanto: caminar, construir, confesar siempre con la cruz de Cristo. (14-III) Tengamos el valor de caminar en la presencia del Señor, con la cruz del Señor, de edificar la Iglesia sobre la sangre del Señor que se derramó en la cruz y de confesar la única gloria: a Cristo crucificado. (14-III) Dios nunca se cansa de perdonar. Nunca. El problema es que nosotros nos cansamos, no queremos pedir perdón. (17-III) (A ejemplo de San José) custodiar a Jesús y María, custodiar toda la creación, custodiar a todos, especialmente a los más pobres, custodiarnos a nosotros mismos; he aquí un servicio... al que todos estamos llamados, para hacer brillar la estrella de la esperanza: protejamos con amor lo que Dios nos ha dado. (19-III) - 42 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Jesús lava los pies a sus discípulos. También nosotros entre vosotros, no es que tenemos que lavar los pies todos los días uno al otro, pero ¿qué significa esto? Que tenemos que ayudarnos, unos a otros. A veces me enfado con uno, con otra. olvídalo, olvídalo, y si te pide un favor, hazlo. Ayúdense unos a otros: Jesús nos enseña esto. (29-III) No os dejéis robar la esperanza, siempre con la esperanza adelante. (29-III) (A los obispos) tengan siempre las puertas abiertas y a no dejarse seducir por la ambición de carrera, de dinero y por compromisos con el espíritu del mundo. (24-V) (A los obispos) la falta de atención ablanda al Pastor, lo distrae, lo convierte en olvidadizo e incluso en intolerante... lo convierte en perezoso transformándolo en un funcionario, un clérigo preocupado más por el mismo, por la organización y las estructuras que por el bien del Pueblo de Dios (24-V) Seguir a Jesús es propiamente esto: ir por amor con Él, detrás de Él, el mismo camino, la misma vía. Y el espíritu del mundo no lo va a tolerar y nos hará sufrir, pero un sufrimiento como el de Jesús. Pidamos esta gracia: seguir a Jesús en el camino que Él nos ha revelado y que Él nos ha enseñado. Esto es hermoso, porque Jesús jamás nos deja solos. Siempre está con nosotros. (28-V) (El compromiso de la unidad entre los cristianos) no se deriva de razones de orden práctico sino de la voluntad misma del Señor Jesucristo que nos ha hecho hermanos suyos e hijos de un único Padre. De ahí que la oración que rezamos juntos sea de importancia fundamental. (14- VI) Tenemos que ser humildes, pero con una verdadera humildad, con nombre y apellido: soy un pecador por esto, por esto y por esto. Como lo hace Pablo: “Yo perseguí a la Iglesia”. Como lo hace él, pecadores concretos. No pecadores con esa humildad que más parece una cara de estampita. ¡Oh no, una humildad fuerte! (14-VI) Diálogo, discernimiento y frontera. Vuestra labor principal no es construir muros sino puentes. Se trata de crear un diálogo con todos los hombres, incluso con aquellos que no comparten la fe cristiana, pero que dan culto a otros valores y con aquellos que - 43 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN se oponen a la Iglesia y la persiguen de formas diferentes. Con el diálogo es siempre posible acercarse a la verdad, que es don de Dios y que así ambas partes se enriquezcan. (14-VI) Hay que tener abiertos el corazón y la mente, evitando la enfermedad espiritual de la referencia a sí mismo. También la Iglesia cuando se comporta así, se enferma, envejece. Que nuestra vista, bien fija en Cristo, sea profética y dinámica hacia el futuro. De esta manera seremos siempre jóvenes y audaces en la lectura de los acontecimientos. (14-VI) (Hay que ser) hombres de frontera, con la capacidad que viene de Dios. En el mundo de hoy, sujeto a rápidos cambios y agitado por cuestiones de gran relevancia para la vida de la fe, es urgente un valiente compromiso para educar en una fe convencida y madura, capaz de dar sentido a la vida y de ofrecer respuestas convincentes a todos aquellos que están buscando a Dios. (14-VI) Se trata de sostener la acción de la Iglesia en todos los campos de su misión (14-VI) La Biblia nos revela al Dios vivo; Jesucristo da vida, y el Espíritu Santo nos mantiene en ella; seguir el camino de Dios lleva a la vida, mientras que seguir a los ídolos conduce a la muerte (16VI) Una revolución para cambiar la historia, tiene que cambiar en profundidad el corazón humano. Las revoluciones que han tenido lugar durante todos los siglos han cambiado sistemas políticos y económicos, pero ninguno de ellos ha cambiado realmente el corazón del hombre. La verdadera revolución, la que transforma radicalmente la vida, la ha hecho sólo Jesucristo por medio de su resurrección que, como le gusta recordar a Benedicto XVI “ha sido la más grande mutación de la historia de la humanidad y ha dado vida a un mundo nuevo”. ( 18-VI) También nosotros muchas veces nos volvemos enemigos de los demás: no les queremos. ¡Es Jesús quien nos dice que debemos amar a nuestros enemigos! ¡Y esto no es fácil! A veces pensamos que Jesús nos pide demasiado, y pensamos: “Dejemos esto para las monjas de clausura que son santas”; dejemos esto para algún alma santa, pero para la vida común esto no funciona. ¡Y esto tiene que funcionar! Miren al Padre que hace resplandecer el sol para los buenos y malos “y que hace llover sobre justos y - 44 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN pecadores”. Porque Dios ama a todos. (18-VI) Vengarse no es cristiano. ¿Cómo podemos lograr amar a nuestros enemigos? Rezando por sus enemigos, por aquellos que les persiguen y díganle a Dios que les cambie el corazón. (18-VI) (Los presbíteros y obispos) deben evitar la “modernidad espiritual”. Ceder al espíritu del mundo, que hace actuar por la propia realización y no por la gloria de Dios, configura esa especie de “burguesía del espíritu y de la vida” que incita a acomodarse, a buscar una vida confortable y tranquila. (21-VI) Dios quiere que los sacerdotes vivan con plenitud una gracia especial de “paternidad”: la espiritual con respecto a las personas que le han sido encomendadas. (26-VI) Me conmueve ver a Abraham, este hombre de noventa años con el bastón en la mano defendiendo su sacrificio del asalto de las aves rapaces. Me hace pensar en un padre, cuando defiende la familia, los hijos. (26-VI) Todos nosotros debemos sentir la alegría de la paternidad, también nosotros (sacerdotes) que somos célibes. La paternidad es dar vida a los demás. Para nosotros será la paternidad pastoral, la paternidad espiritual: pero es vida, llegar a ser padres. (26-VI) Jesús no impone nunca, Jesús es humilde, Jesús invita: si tú quieres ven. La humildad de Jesús es así, Él nos invita siempre, no impone. (30-VI) Podemos agregar algunas cosas más que dijo en otras ocasiones. Por ejemplo respecto a la educación señaló que: “Debemos ser magnánimos con el corazón grande, sin miedo. Apostar siempre por los grandes ideales. Pero también la magnanimidad con las cosa pequeñas, con las cosas cotidianas. Esta magnanimidad es importante encontrarla con Jesús. Es el que nos abre las ventanas al horizonte” (a los alumnos de los colegios jesuitas de Italia). “Al educar hay que equilibrar bien los pasos. Un paso firme sobre el marco de la seguridad, pero el otro yendo hacia la zona en riesgo. No se puede educar sólo en la zona de seguridad. Esto es impedir que crezcan las personalidades. Pero ni siquiera se puede educar sólo en la zona de riesgos: eso es demasiado peligroso... Hay que buscar nuevas formas de educación no convencionales, según la necesidad de los lugares, tiempos y personas” (a los padres y docentes). “La pobreza hoy es con grito y todos nosotros debemos pensar si podemos volvernos un poco más pobre para - 45 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN parecemos a Jesús pobre” (a los alumnos de los colegios jesuitas de Italia). “No se puede vivir sin amigos. Son importantes” (Ib.). Para Vittorio Messori, biógrafo de Juan Pablo II, el Papa Francisco es “heredero de una tradición de catolicismo social” (cf. Corriere della Sera). No olvidemos que en nuestra Patria se dio una fuerte corriente social en el catolicismo 47 . Para Fréderic Mounier, corresponsal del diario “La Croix”, el Papa Francisco rompe deliberadamente los códigos que quieren clasificar a la Iglesia y sus actores en “conservadores” y “progresistas”. Frente a la alianza objetiva entre “liberales” en materia de ética pública (considerando conservadores de derecha) y “libertarios” en materia de ética privada (progresistas de izquierda) el Papa traza el surco de la Iglesia, manifestando un lazo que molesta. Ese lazo entre ética privada y pública es la espina dorsal de la doctrina social de la Iglesia y por esa razón es que el Papa Francisco es y seguirá siendo incalificable. Para Juan Arias, de el diario “El País” de Madrid (30-III), el Papa está al frente de una Iglesia que “a pesar de los pecados que arrastra”, es de las instituciones mejor organizadas del mundo que cuentan con la friolera de 1.200 millones de fieles, un ejército de sacerdotes y religiosos, con 114.736 instituciones asistenciales en el mundo; 5.246 hospitales; 74.000 dispensarios y leprosarios; 15.208 residencias de ancianos incurables; 1.046 universidades; 205.000 colegios; 70.000 asilos con 7.000.000 de alumnos; 687.282 centros sociales y 131 centros de personas con SIDA en 41 países. Y agrega el periodista Arias: “Si al mundo de hoy le falta un gran líder, capaz de devolver esperanza y abrir nuevos horizontes a una sociedad desencantada y en ruinas, la Iglesia parece haberlo encontrado. Y no un líder místico, encerrado en sus rezos, con una misión arcaica y autoritaria de la fe, sino alguien que ha pedido a los soldados de ese ejército hoy bajo su mando, que dejen de ser “coleccionadores de antigüedades” y cultivadores de “teologías narcisistas” y se vayan a manchar sus pies con el barro “de las periferias del mundo” donde se encuentran los más explotados por el poder. Un jesuita que posee “racionalidad y fe”, como afirman quienes le conocen de cerca, que además de teología ha estudiado psicología y literatura, y que, al mismo tiempo ha escogido como símbolo papal un “corazón franciscano”, puede llegar a ser más que un mero líder espiritual de una Iglesia”. 47 Cf. Fosbery, A.; Las vertientes de la argentinidad; edit. Aquinas; Buenos Aires 2010. - 46 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Finalmente quisiéramos recordar la posición del Papa Francisco referido a la dignidad humana, antes de ser Papa. En su discurso en la ciudad de Buenos Aires, cuando era Arzobispo, denunció las “nuevas esclavitudes de nuestra época” y sus diversas formas: la explotación laboral en talleres clandestinos, los chicos en situación de calle, el fracaso para liberarlos de esa esclavitud estructural, la trata de personas, el uso y abuso del cuerpo. “Se cuida mejor a un perro que a un ser humano”, llegó a afirmar. Referido a la trata de personas se pronunció sobre la dignidad de la mujer y las niñas ante la trata y suplicó al Señor que “cambie” el corazón de los “esclavistas”. “Estos que entran en la ciudad abierta a ver que pueden saquear, que vida pueden anular, que niños pueden vender, que familia pueden destruir, que mujer pueden explotar”. El cardenal Bergoglio defendió el valor de cada vida humana ante el crimen del aborto, promoviendo la dignidad de cada mujer y especialmente de las madres durante el embarazo. “El aborto nunca es solución” afirmó. “Debemos escuchar, acompañar y comprender desde nuestro lugar a fin de salvar las dos vidas: respetar al ser humano más pequeño e indefenso, adoptar medidas que puedan preservar su vida, permitir su nacimiento y luego ser creativos en la búsqueda de los caminos que los lleven a su pleno desarrollo”. Bergoglio destaca también la importancia de la familia: “la familia es condición necesaria para que una persona tome conciencia y valore su dignidad. En nuestra familia se nos trajo a la vida, se nos aceptó como valiosos por nosotros mismos. Sin la familia que reconoce la dignidad de la persona por sí misma, la sociedad no logra percibir este valor en las situaciones límites. Sólo una mamá y un papá pueden decir con alegría, con orgullo y responsabilidad: vamos a ser padres, hemos concebido a nuestro hijo. La ciencia mira a esto como desde afuera y hace disquisiciones acerca de la persona que no parten del centro de su dignidad”. CONCLUSION: 1.El Papa Francisco pone a toda la Iglesia en movimiento hacia una “nueva evangelización”. Apunta primariamente a realizar un - 47 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN “nuevo ardor” a partir de “nuevas expresiones”. 2.En esta dirección se orienta su primera Encíclica “Lumen Fidei”. La fe entendida como iluminación interior de Dios que ilumina el propio corazón del creyente, que fundamenta toda evangelización, que se transmite por los sacramentos y que relaciona con el bien común de la Iglesia (eucaristía) y el bien común social (el “bonum vivere” del hombre). 3.El Papa avanza más sobre el tema de la “renovación” que sobre el tema de la “fidelidad”, que la da por supuesto en el “Depositum fidei” y asumido sin ninguna reticencia en los documentos conciliares. 4.Respecto a que la “nueva evangelización” requiere “nuevos métodos”, tengamos en cuenta el Documento de Aparecida que, si bien expresa el pensamiento de todos los obispos de Latinoamérica y el Caribe, no debemos olvidar que también expresa el pensamiento del entonces Cardenal Bergoglio, que presidió el comité redactor. - 48 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN VIII.FASTA y la “nueva evangelización” FASTA está ordenada a la “nueva evangelización”, si bien no se hablaba en esos términos cuando ella fue fundada (7-X-1962). Nace del corazón de una Orden que lleva ocho siglos evangelizando en la Iglesia, como es la Orden de Predicadores, pero buscando responder a la problemática histórica que de modo manifiesto comienza a plantearse a partir de la segunda guerra mundial y lleva a la Iglesia a reclamar nuevos caminos de renovación. Desde sus principios será una obra de laicos; a la que posteriormente (1985) agregará sacerdotes y por último laicas consagradas llamadas “catherinas” (2005). Todo este desarrollo es fruto de un carisma particular con el cual FASTA pretende responder desde la fe al secularismo reinante y manteniendo el tono de su espiritualidad dominicana. Si es cierto, como enseña Santo Tomás, que los carismas se legitiman por los milagros, no hay duda que el carisma que ordena a FASTA como organismo y organización, a evangelizar la familia, la juventud y la cultura es legítimo. Por esta razón la Iglesia, a través del Consejo Pontificio para los Laicos promulgó el decreto que la reconoce como una Asociación Internacional de Fieles de Derecho Pontificio (1997). Pasa a formar parte de las nuevas asociaciones e instituciones de la Iglesia, todas intentando, de una forma u otra, ser un “reaseguro contra el secularismo imperante” y, por eso mismo, orientadas hacia una “nueva evangelización”. El beato Juan Pablo II señalaba en su discurso dado a los miembros de estas nuevas asociaciones e instituciones de la Iglesia en la Plaza de San Pedro, en la vigilia de Pentecostés de 1998, que desde los comienzos de su pontificado había prestado especial atención al tema de los “nuevos movimientos”. Y se atreve entonces a manifestar sus características: 1.Son laicales, es decir que no sólo lo integran laicos conforme a la nueva definición que dice el Concilio 48 , sino porque además no surgen de una norma del derecho positivo de la Iglesia, sino que han sido suscitados por el Espíritu Santo y responden a una norma del derecho natural, tal como lo reconoce el nuevo 48 Cf. Lumen Gentium, n. 31. - 49 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Código de Derecho Canónico. 2.Ofrecen a sus miembros un espacio para hacer la “experiencia” del paso del misterio de Dios por sus vidas. Fíjense que el beato dice “experiencia”, o sea que no basta conocer la doctrina sino que hay que vivirla. 3.Asumen una misión evangelizadora en la Iglesia. Por esto se transforman en instrumentos aptos para la “nueva evangelización”. Si recordamos el primer esbozo de Estatuto de la Milicia Juvenil, tendremos presente que allí decíamos que la Milicia Juvenil era un “movimiento laico” que convocaba a aquellos jóvenes que quisieran dar a sus vidas un elevado ideal de amor a Dios y a la Patria, y que la primera configuración del “estilo miliciano” (en su momento no hablábamos de carisma) era el construir la invisible presencia del Reino de Dios en nuestros corazones (espiritualidad) para desde allí asumir la temporalidad (carisma ordenado a la misión). Como se puede percibir, no es extraño a FASTA “la nueva evangelización” ya que, pertenecemos por nuestra propia razón de ser a las “nuevas asociaciones y movimientos laicales de la Iglesia” y, por otro lado, respondemos en un todo a las características que el beato Juan Pablo II señalara para la “nueva evangelización” que no es otra cosa que “querer volver a Cristo con un nuevo ardor, nuevos métodos y nuevas expresiones” 49 . Es notable ver como el Estatuto, en su Preámbulo Fundamental, coincide en un todo con lo manifestado por el entonces Papa Juan Pablo II. Esto sólo puede explicarse por la acción del Espíritu Santo donando los carismas para edificar la Iglesia. Así por ejemplo: “Esta nueva Fraternidad aparece como la manifestación de esa gran tarea de renovación de la Iglesia que es el Concilio Vaticano II”. (Cf. Estatuto de FASTA, Preámbulo n.9) “El impulso fundacional de los primeros años, ya configurado institucionalmente, se abre ahora hacia un crecimiento apostólico que, por un lado compromete la respuesta de fidelidad y entrega de los milicianos a la tarea común y, por otro, empuja para plasmar en obras que siempre aparecen como desafíos de la Providencia”. (10) Día de acción de gracias. La Ciudad Miliciana comienza a tener sus 49 cf. página inicial de este documento. - 50 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN propios sacerdotes. (14) El objetivo apostólico de la Ciudad Miliciana apunta a continuar el Reino de Dios que ya está en medio de nosotros. Esta tarea reclama, por un lado un compromiso de fe y, por otro, un compromiso de acción. (15) La primera configuración de nuestro estilo apostólico está fundada en la necesidad de construir la invisible presencia del Reino de Dios en nuestros corazones (espiritualidad) y, desde ella y en razón de ella, conformar la temporalidad (carisma). (15) Nuestro ámbito de acción evangelizadora es la ciudad. (16) Apuntamos a evangelizar la cultura, volcando nuestra tarea hacia la juventud y la pastoral doctrinal. Así lo impone nuestra propia historia institucional, expresión valedera de la voluntad de Dios. Creemos de esta forma, responder al llamado evangelizador de la Iglesia (cf. “Const. Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual”, n. 53-62; “Evangelii Nuntiandi”, n. 25-39; Puebla, n. 385-443). FASTA nace en los años 60. Son los años del Concilio y son los años en que Latinoamérica enfrenta uno de los procesos más graves de agresión socialista, de los documentos de protesta sistemática en la Iglesia; de la teología de la liberación, de los espacios bipolares de análisis, tales como los que refieren a dependencia-liberación; opresores-oprimidos; tercermundistas-lefebristas. (17) En esta época nace FASTA tratando de insertarse en la Iglesia conciliar, evitando los errores esenciales que afectaban el pensamiento y la acción pastoral de la Iglesia: pro marxismo y secularización. (18) De aquí su opción pastoral: la cultura, la familia y la juventud. Y de aquí también su intento de evangelizar afirmando todos los valores de la cultura católica. (19) De aquí su amor sereno, viril y esperanzado a la Patria. (20) En esta tarea de renovación FASTA quiere: Mirar al presente, a las nuevas formas de vida del mundo moderno, que condiciona el apostolado. Exponer la doctrina auténtica de la Iglesia que, en lo substancial no ha cambiado, pero con arreglos y métodos de investigación propios del pensamiento moderno. Estudiar y dialogar, más que dogmatizar y condenar. (21) Se trata de construir las dos ciudades integrando fe y razón (21). FASTA aspira a instaurar un diálogo profundo con el mundo de hoy, - 51 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN marcado por un radical proceso de secularización, pero a partir de una visión concientemente esperanzada de la historia de la humanidad. (21) (cf. Pablo VI, Alocución 7/12/65) FASTA aspira a hacerse salvadora y promotora del mundo de hoy a través de sus tareas apostólicas. (22) Todas las cuestiones que hoy comprometen la conciencia y la actitud del hombre, como ser: sus supremas aspiraciones a la existencia, a la dignidad de la persona humana, a la honrada libertad, a la renovación del orden social, a la justicia, a la paz comprometen la acción evangelizadora de FASTA. (23) Los miembros de FASTA deben estar siempre inspirados en la misión evangelizadora de la Iglesia, evitando: un tolerante y excesivo relativismo de apertura al mundo exterior; un historicismo insubstancial; una equivocada propensión a aceptar lo novedoso por lo novedoso mismo; una sensibilidad desordenada para atender los problemas contingentes y circunstanciales; una marcada proclividad para volcarse a aceptar sin más, formas de pensamiento e ideologías ajenas a la doctrina de la Iglesia. (24) En esta acción pastoral, FASTA tenderá a que sus miembros, y, de modo especial, sus jóvenes milicianos se transformen en hombres de auténtico prestigio por su doctrina, preparados para desempeñar las funciones más importantes y ser testigos de la fe en el mundo. (25) (cf. Declaración sobre la educación cristiana de la juventud, n. 10) Nuestros milicianos son hombres de acción. Esa acción que permitirá cumplir con la misión de “asumir las estructuras temporales para ordenarlas según el espíritu del Evangelio”. (27) Es una acción que se proyecta al cumplimiento del ideal. (27) Es una acción que compromete la realización personal y la realización institucional, a la vez. (27) En cada miliciano, está la institución. No es una acción de “beatos”, que es un modo de ridiculizar a la Iglesia. (27) Es una acción de “milicianos”, ordenada a descubrir para sí y para los - 52 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN demás, la misericordia de Dios hacia los hombres. (27) Esta acción miliciana no fructificará si no se funda en la acción y el sacrificio, y si no la hacemos de rodillas. (27) Ha llegado el momento de profundizar en la realización de nuestro ideal personal de servicio a Dios y a la Patria, de lo contrario, nos quedaremos jugando entre la beatería y la insolencia. En definitiva el ridículo enorme que siempre supone reducir las cosas de Dios a la medida de nuestros egoísmos humanos. CONCLUSION: 1.FASTA está identificada con la “nueva evangelización” desde los momentos mismos de su fundación. 2.La acción apostólica de FASTA ha mostrado siempre que es una acción apostólica nueva tanto en su fervor, en sus métodos y en su expresión, tal como se lo explicita en el Preámbulo Fundamental de los Estatutos. 3.En este Consejo Plenario debemos empeñar nuestro esfuerzo en “revitalizar el organismo y ajustar la organización” para poder dar un paso más en la misión de evangelizar la familia, la juventud y la cultura, respondiendo en un todo a los reclamos de “renovación y fidelidad” de la Iglesia. 4.Para responder al reclamo de una “nueva evangelización” debemos analizar la tarea apostólica de FASTA a la luz de las 58 propuestas del reciente “Sínodo de Obispos sobre la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana” (7-X-2012). En el texto se abordan cuatro puntos: a.La naturaleza de la nueva evangelización (1-12) b.Su contexto (13-25) c.Las respuestas pastorales a las circunstancias contemporáneas (26-40) d.Los agentes de esta misión (41-58) - 53 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN IX. A modo de epílogo: la adveniente cultura 50 Queremos situar al hombre desde el tema de la “adveniente cultura”. Pero debemos precisar que no intentamos, en este caso, hacer prospectiva; tampoco pretendemos pronosticar, a modo de futurología, los acontecimientos que afectarán al hombre y a la cultura en este milenio. En principio queremos situarnos desde la perspectiva desde la cual los Obispos Latinoamericanos usaron esta expresión en el Documento de Puebla (Pb. N. 421). Podemos entonces señalar que la expresión “adveniente cultura” es asumida, en el contexto en el que Puebla trata de la cultura, como lo que llega desde afuera, lo que es extraño a la cultura de nuestros países y esto entendido de dos maneras: lo que intenta imponer una universalidad cultural novedosa y uniformante a los pueblos y a los diversos grupos humanos 51 y lo que obstaculiza la toma de conciencia de nuestro ser cultural. En este doble sentido interpreta el Episcopado Latinoamericano la expresión “adveniente cultura”. Pero cabe una tercera acepción que surge del sentido escatológico de la vida cristiana y que impulsa a la Iglesia a cumplir la misión evangelizadora en el mundo. La “adveniente cultura” será, entonces, la cultura católica que, como fruto de su acción misionera, la Iglesia tendrá que recrear a pesar de los condicionantes que el secularismo le impone al hombre situado ante el tercer milenio 52 . Veamos: 1.- La “adveniente cultura” como universalidad hegemónica y alteridad No nos referimos a la “universalidad” en cuanto legítima 50 Cf. Fosbery, Aníbal, La cultura católica, edit. Tierra Media, Buenos Aires 1999. 51 III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano; Documento de Puebla n. 427 52 Id. ns. 434 - 436 - 54 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN característica de todo auténtico proceso cultural. Se trata en este caso, de un imperialismo cultural hegemónico que pretende ser universal y que es fruto de la cultura urbano – industrial, inspirada por la mentalidad científico técnica, impulsada por las grandes potencias y marcada por las ideologías. 53 Acerca de esta “adveniente cultura” previenen los Obispos Latinoamericanos, dado que: “los pueblos, las culturas particulares, los diversos grupos humanos, son invitados, más aún, constreñidos a integrarse en ella”. 54 Han pasado ya muchos años de esta denuncia y hoy podemos decir que el avance hacia esta forma de cultura universal, entendiendo como tal, los procesos de nivelación y uniformidad que no respeta las diferentes culturas, debilitándolas, absorbiéndolas o eliminándolas, forma parte del Nuevo Orden Mundial. Más aún, este proceso intenta ser promovido desde las Naciones Unidas y los foros internacionales como la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de El Cairo (1944), la Cumbre Mundial el Desarrollo Social de Copenhague (1995); la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, de Beijing (1995); la Conferencia Mundial sobre el habitad de Estambul (1996) y la Cumbre de la Tierra (1997). En su conjunto alcanzan una serie de conclusiones concatenadas sobre las que se apoyan programas de acción para ejecutar por los gobiernos de las naciones pobres, a cuya aceptación se condiciona el otorgamiento de los créditos internacionales y que configuran el decir del Papa Juan Pablo II, “una auténtica conjura internacional contra la vida”. Esta “adveniente cultura universal” ha desembocado, sobre el fin de este milenio, en uno de los más repugnantes imperialismos demográficos que conoce la historia de la humanidad. También podríamos señalar, desde otra perspectiva, que la “adveniente cultura” es la concreción de una serie de mega tendencias que han precipitado, sobre el fin del milenio, una amenaza a 53 Id. n. 421 54 Id. - 55 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN la posibilidad misma de tomar conciencia de nuestro ser cultural. Cada vez resulta más difícil definir lo que somos como nación, como patria, como comunidad regional, continental, en el concierto universal. Se ha como debilitado todo lo que gestó nuestra realidad histórica; nuestras creencias, nuestra herencia; el patrimonio común que alguna vez fundó nuestra identidad nacional. Estas “megatendencias” han como volatilizado el pasado y han dejado al hombre a la intemperie y sin cultura. Entre el conjunto de estas “megatendencias”, John Naisbit señala como la más revolucionaria a la información: “Ninguna es más sutil, dice él, más explosiva, que esta primera, el megacambio de una sociedad industrial en una sociedad de la información”. La “adveniente cultura universal” se transforma de esta manera, por razón del cambio que provoca en “adveniente” por futurición y por provenir desde afuera de la propia identidad cultural en “adveniente” por alteridad. El secularismo es causa de este doble vaciamiento cultural. Así, el hombre ante el tercer milenio, está situado frente a una concepción del mundo según la cual este último se explica por sí mismo, sin que sea necesario recurrir a Dios: Dios resultaría pues superfluo y hasta un obstáculo. “Dicho secularismo, para reconocer el poder del hombre, acaba por sobrepasar a Dios e incluso por renegar del El. Nuevas formas de ateísmo - un ateísmo antropocéntrico, no ya abstracto y metafísico sino práctico y militante - parecen desprenderse de él. En unión con este secularismo ateo se nos propone todos los días, bajo formas distintas, una civilización de consumo, el hedonismo erigido en valor supremo, una voluntad de poder y de dominio, de discriminaciones de todo género: constituyen otras tantas inclinaciones inhumanas de este “humanismo”. 55 Pero también se puede abordar la “adveniente cultura” desde la dimensión escatológica de la Iglesia. Se trata entonces de descubrir el rostro verdaderamente humano de este hombre para anunciarle la buena noticia del Evangelio. 55 Pablo VI, Exh. Ap. “Evangelii Nuntiandi”; n. 55 - 56 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN La “adveniente cultura” será entonces la cultura que el hombre podrá recrear desde la fe, para reabrir los caminos de la salvación al hombre del tercer milenio. Aquí se coloca el Papa Juan Pablo II en su Carta Apostólica “Tertio Millennio Adveniente” donde, además de convocar a un gran jubileo reclama “continuar sin interrupción la misión de la Iglesia dentro de la universal familia humana” (n. 57) Se repite en este caso, dice el Papa, la situación del Areópago de Atenas, donde habló Pablo (Cfr. Redemptoris Missio; n. 284 - 286): “Hoy son muchos los “areópagos” y bastante diversos: son los grandes campos de la civilización contemporánea y de la cultura, de la política y de la economía. Cuanto más se aleja occidente de sus raíces cristianas, más se convierte en terreno de misión, en la forma de variados “areópagos”.” La Iglesia tendrá que llegar hasta los “areópagos” del tercer milenio para anunciarle al hombre el Evangelio y convertirlo primero, en sujeto adveniente de la gracia y luego, en sujeto adveniente de cultura. El Papa Francisco sitúa a la Iglesia en continuidad con este Magisterio, como aparece claro en su primera Encíclica “Lumen fidei” y en las ya muchas nuevas expresiones de su enseñanza. 2.- La “adveniente cultura” como cultura católica a instaurar Partimos de un postulado: no hay cultura católica en Occidente. Sería ilusorio plantear el objetivo de una restauración cultural. Estamos situados en una perspectiva diferente. Los hechos no dan para volver a hacer presente lo que fue. En este sentido Europa se fue convirtiendo en un gran museo de la cultura católica pero sin cultura católica. El desafío es otro, hay que implantar la Iglesia en la sociedad para - 57 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN que de allí se pueda volver a forjar una cultura católica. Tienen que volver a soplar los nuevos aires del Espíritu para que desde allí se haga posible una “cultura”. La cultura no puede ser preparada o planificada. Simplemente aparece. Es el encuentro de la naturaleza con la impronta del hombre y su libertad, su movilidad, su espíritu. Las ciudades son el fruto más acabado de la cultura y por eso tampoco se sabe porqué se funda una ciudad. Las ciudades son, están, cambian o mueren como las culturas que las han fundado. “Uno debe comenzar dolorosamente de nuevo – decía T. S. Eliot – y no se puede instaurar una nueva cultura ya lista. Hay que esperar a que el pasto crezca para alimentar a las ovejas de las cuales se obtendrá la lana con la que se confeccionará el nuevo abrigo. Hay que vivir varios siglos de barbarie. No viviríamos para ver la nueva cultura, tampoco nuestros tataranietos. En caso de que viviéramos, ninguno de nosotros sería feliz en ella.” Se trata precisamente, de una “adveniente cultura”. La Iglesia no puede renunciar a este desafío. Tampoco se lo puede plantear como objetivo y mucho menos programarlo o planificarlo. Se trata de una meta escatológica. Se dará en el tiempo sin ser plenamente del tiempo. Porque lo que genera la “adveniente cultura” desde lo católico es una realidad invisible, intangible. La cultura en cuanto católica surge del Credo, y los contenidos del Credo, que son los contenidos del Reino, son invisibles. La “adveniente cultura” debe comenzar por lo que no se ve para llegar a lo que se ve. Recién será cultura. Mientras tanto habrá que esperar, pero en el sentido teologal de la esperanza. El Concilio Ecuménico Vaticano II ha sido como un punto de llegada de la Iglesia peregrina. Un recalar en la historia después de veinte siglos de camino. El panorama que se abría a los ojos de los Padres Conciliares era francamente dramático y, al mismo tiempo, esperanzador. Así lo describía Pablo VI: “Un tiempo que cualquiera reconocerá como orientado a la conquista de la tierra más bien que al Reino de los Cielos; un tiempo en el que el olvido de Dios se hace habitual y parece, sin razón, sugerido por el progreso científico; un tiempo en el que el - 58 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN acto fundamental de la personalidad humana, más consciente de sí y de su libertad, tiende a pronunciarse a favor de la propia autonomía absoluta, desatándose de toda ley trascendente; un tiempo que el laicismo aparece como consecuencia legítima del pensamiento moderno y más alta filosofía de la ordenación temporal de la sociedad; un tiempo, además, en el cual las expresiones del espíritu alcanza cumbres de irracionalidad y desolación; un tiempo, finalmente, que registra, aún en las grandes religiones étnicas del mundo, perturbaciones y decadencias jamás antes experimentadas”. 56 ¿Y dónde está entonces la esperanza? En que la Iglesia debe volver a emprender confiadamente el camino en el tiempo y en el mundo, “hacia la meta que está más allá de la tierra y más allá de los siglos.” 57 Juan XXIII, aquel anciano Papa, tuvo la juvenil valentía de convocar un Concilio. La Iglesia transita en medio de una sociedad que ya no le reconoce ni su presencia, ni su cultura. Hay que detenerse en el tiempo para volver a empezar. Pablo VI será el Papa que acompañará a la Iglesia para que lo intente. Se va a esmerar por señalar los criterios de discernimiento que hagan posible a la Iglesia, tender un puente hacia el mundo contemporáneo. Esto, de alguna manera, significa volver a empezar. Significa tender la unidad sobre la vida humana contemporánea y no espantarse, significa separarse y diferenciarse de la sociedad profana en la que la Iglesia vive sumergida, para animar su vitalidad interior con el Espíritu del Señor, pero, al mismo tiempo, tomar conciencia y definirse como el fermento vivificador e instrumento de salvación de ese mismo mundo; significa descubrir y reafirmar su misión esencial a “hacer de la humanidad, en cualquiera condiciones en que ésta se encuentre, el objeto de su apasionada misión evangelizadora”. 58 De esta esencial actitud de la Iglesia Conciliar tendrá que surgir una “adveniente cultura”. Pero no nos equivoquemos. No se trata de restaurar la cultura católica que fue. 56 Pablo VI; Alocución al Concilio del 7 de diciembre de 1965; Concilio Ecuménico Vaticano IIº, edic. BAC; Madrid 1966: pg. 825. 57 Id. Alocución del 29 de septiembre de 1963; pg. 762 58 Id. pg.772 - 59 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Tampoco se pretende dibujar una utopía. Acordémonos de Eliot y dispongámonos a rezar y esperar. La primera actitud de la Iglesia frente a la “adveniente cultura” tendrá que ser religiosa. No se empieza por la cultura. Se llega a la cultura. Si decimos “adveniente cultura” es porque damos, de hecho, que esa cultura que estamos reclamando no está. El vacío ya fue ocupado por otra que también es “adveniente” porque viene de afuera. El impacto se va a dar. Hay que prepararse para el impacto. Pero hay que edificar (el Señor dijo “Yo edificaré”) espacios donde lo sacral vuelva a primar. A la “adveniente” cultura de la individualidad, que es incapaz de crear un orden, una jerarquía; que ha destruido todo lo noble y lo superior; que no admite distinción alguna entre el bien y el mal; entre la belleza y la vacuidad; entre la decencia y la obscenidad; entre la adecuación y la desarmonía, hay que oponer un espacio sacral desde donde se pueda recrear el ser, el bien, la verdad, la belleza. Algo así como un espacio hecho a la medida de lo humano donde el misterio del Dios encarnado haga posible, a modo del más alto principio de organización, la comprensión total de ese espacio, de ese tiempo, de la mentalidad y las aspiraciones del hombre. De allí surgirá la cultura como proyección del ser recreado desde su original verdad, bondad y belleza. Pero, en el núcleo fundante no hay cultura. Hay la experiencia intangible del misterio de Dios revelado. La cultura viene después. Y el principio religioso organizador de ese espacio se debe manifestar no en lo cultural sino en lo cultual. ¿Qué otra cosa fue Belén sino el primer espacio donde se manifestó el misterio de Dios como signo cultual de salvación?: “... Y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” 59 . El pesebre era lo primitivo, lo original, lo que no estaba profanado. Era el espacio virginal no contaminado para recibir a la Virgen y al Emanuel. La posada era la cultura expresada en la plenitud de los tiempos. Por eso no había allí lugar para ellos. La Iglesia se hace después posada para recoger al hombre herido y asaltado por los paganos y los bárbaros. Pero el tema empezó en el pesebre no en la posada. En el misterio no en la cultura. 59 Lc. 2, 12 - 60 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN También lo que importa hoy, cuando el hombre, apartado de Dios parece alcanzar una cierta “plenitud” de su tiempo, es recrear un espacio para el Misterio. Primero en el corazón del creyente porque si no hay “sujeto adveniente” no habrá “cultura adveniente”. Después en la familia y luego en la Iglesia como comunidad de fe, de amor, de esperanza. Comunidades vivas donde los cristianos puedan acudir “asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones” 60 . Donde la comunión impulse a la conversión; donde perseveren en un mismo espíritu, partiendo el pan por las casas y compartiendo sus cosas con sencillez y alegría. Donde alaben a Dios y aparezcan a los demás como extraños y a la vez simpáticos 61 . Nada de esto tiene que ver con la cultura pero es lo único que puede permitir una “adveniente cultura”. Hay que implantar en la ciudad de los hombres los espacios sacrales desde donde sea posible, entonces, que las realidades visibles del mundo, del hombre y de la Iglesia misma, puedan ser leídas o consideradas desde las realidades invisibles que tienen al Señor como autor. Esto también condiciona la “pastoral” de la Iglesia. Una pastoral que apunta a la “praxis coyuntural”, fundada en la teología del cambio social o de la revolución; que identifica el misterio del Dios Revelado con la dirección del mundo; que produce un proceso de tensión secularizante y desacralizadora; que, como quiere Cox, nos hace “aprender a hablar de Dios de una manera secular y encontrar una interpretación no religiosa de los conceptos bíblicos” 62 . puede servir quizá para transformar la realidad pero no alcanza para transfigurarla. Es decir, no llega a ser cultura. Quizá aquí convendría recordar, detrás de la “Teología de las realidades terrenas”, a Jürgen Moltman con su “Teología de la Esperanza” (1969); y a Metz, en el campo 60 Act. 2, 42 61 Act. 2, 44 – 47 62 Cf. Cox, H.; The secular city; secularization and urbanization in theological perspective; London 1965; pg. 4. - 61 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN católico con su “Teología del Mundo” (1970). Para ellos, como así también para pensadores como Jacques Ellul y Joseph Comblin, en el tema de la Ciudad 63 y por supuesto, para todos los teólogos de la liberación, la nueva Ciudad, síntesis de técnica y política en proceso de permanente devenir, es secular. La Tecnópolis no apunta a la cultura sino al cambio social. La Iglesia que solo emerge como función kerigmática o diakonal, no intenta “salvar” almas sino concretar el compromiso profético con el mundo. Aquí lo que “adviene” no es ciertamente la cultura sino la revolución. Frente a este humanismo laico y profano que ha aparecido, finalmente, en toda su terrible estatura y que lo coloca el hombre ante el tercer milenio, la respuesta de la Iglesia, tal como el Papa Juan Pablo II la manifiesta, es una: “Jesucristo, único Salvador del mundo, ayer, hoy y siempre” 64 La enseñanza de los últimos Papas, incluyendo de modo muy particular al Papa Francisco por la claridad y fuerza que pone al señalar este tema, llama insistentemente la atención no hacía el mundo sino hacia la persona de Cristo y su misterio. Por un lado, perfecta firmeza: “Jesucristo es el mismo”, y `por otro, poderoso dinamismo que se propaga en el tiempo: “Ayer, hoy y siempre”. Es decir, la índole escatológica de la Iglesia “que va peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, anunciando la cruz y la muerte del Señor hasta que el venga” (ICor. 11, 26); de la Iglesia que “se vigoriza con la fuerza del Señor resucitado para vencer con paciencia y con caridad sus propios sufrimientos y dificultades internas y externas y descubre fielmente en el mundo el misterio de Cristo, aunque entre penumbras, hasta que el fin de los tiempos se descubra con todo esplendor” 65 . 63 Ellul, J.; Sans feu, ni lien; París 1975; versión española con el título “La Ciudad”; Buenos Aires 1972; Comblin, J.; Thelogie de la ville; París 1968; versión española Navarra 1972 64 Heb. 13, 8. 65 Concilio Ecuménico Vaticano II; Constitución Dogmática sobre la Iglesia; nº 8. - 62 - FASTA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Vocación de catacumba, dirán algunos. Es posible. La Iglesia, de todos modos, no se espanta ni dramatiza. Ella, experta en el misterio de Dios es también, y por eso mismo ya que “el Verbo se hizo hombre habitó entre nosotros”, experta en humanidad. Desde una cierta imperturbabilidad que le da el sentido escatológico de la fe, espera, aguarda, escudriña los signos con conciencia teologal de los tiempos. Desde allí se ocupa del hombre, tal cual hoy en realidad se presenta: “del hombre vivo, del hombre enteramente ocupado de sí, del hombre que no solo se hace el centro de todo su interés, sino que se atreve a llamarse principio y razón de toda realidad. Todo el hombre fenoménico, cubierto con las vestiduras de sus innumerables apariencias ... el hombre trágico en sus propios dramas, el hombre superhombre de ayer y de hoy, y, por lo mismo, frágil y falso, egoísta, feroz; luego el hombre descontento de sí, que ríe y que llora; el hombre versátil, siempre dispuesto a declamar cualquier papel, y el hombre rígido que cultiva solamente la realidad científica; el hombre tal cual es, que piensa, que ama, que trabaja, que está siempre a la expectativa de algo; el hombre sagrado por la inocencia de su infancia, por el misterio de su pobreza, por la piedad de su dolor; el hombre individualista y el hombre social; el hombre que alaba los tiempos pasados y el hombre que sueña en el porvenir; el hombre pecador y el hombre santo.” 66 A este hombre hay que brindarle un espacio sacral desde el cual pueda transfigurar la realidad, más allá del cambio social. Sólo queda optar por una pastoral: la que implanta el misterio de Dios en la ciudad secular. La cultura adveniente, a partir del misterio, hará posible hacer de la Ciudad del Hombre la Ciudad de Dios. Sólo la tensión escatológica hará surgir “la adveniente cultura” como cultura católica. Este hecho no se dará a modo de restauración. La cultura siempre reclama movilidad, libertad, creacionalidad, es decir, la novedad del descubrimiento. La “adveniente cultura” desde lo católico, será también descubrimiento: “He aquí que hago nuevas todas las cosas”. 66 Pablo VI; Alocución del 7 de diciembre de 1965, n. 8; id. pg. 827. - 63 -