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PÁGINA EDITORIAL
El escándalo de la Iglesia
EDITORIAL
M
Francisco, un Papa
que arma lío
ás claro ni el agua. Si existía todavía por
ahí, una ligera duda, sobre la controvertida personalidad del Papa Francisco, es él mismo quien afirma que ¡va a haber lío!, Una expresión que advierte que su pontificado será de
fuertes cambios, al interior y fuera de la Iglesia.
Fue durante una reunión con jóvenes argentinos, que asistieron a Río de Janeiro a la Jornada Mundial de la Juventud, donde S.S Francisco se refirió a su intención de revolucionar la
manera en que vienen trabajando las diócesis
de todo el mundo y textual dijo: ¡Quiero lío
en las diócesis! ¡Quiero que se salga afuera!
¡Quiero que la Iglesia salga a la calle! ¡Quiero
que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea
comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo
que sea estar encerrados en nosotros mismos.
Las parroquias, los colegios, las instituciones,
¡son para salir! Si no salen, se convierten en una
ONG, y la Iglesia no puede ser una ONG.
En este mismo encuentro el Papa, hace un
llamado a los jóvenes laicos a ser ellos quienes alcen la voz, a exigir más a sus sacerdotes
y obispos, a las propias autoridades, que hasta
hoy han actuado de manera indiferente ante la
necesidades reales que tienen los jóvenes tanto
en el aspecto espiritual como en el material
Pero esta no es la primera vez que el Papa,
emite tan duras y directas palabras a sus ministros, ya en ocasiones anteriores, se ha dirigido
a ellos exhortándolos a trabajar de manera directa con sus feligreses, se ha referido a la importancia de pasar de una pastoral sacramental
a una de evangelización, porque los tiempos
modernos así lo exigen. También ha sido muy
claro en su mandato a los presbíteros para que
dejen la comodidad de sus parroquias y salgan
a trabajar y les ha dicho que “dejen de peinar a
la oveja” haciendo clara alusión a que no deben
seguir en un estado de pasividad, sino que se
requiere ir más allá.
En estos tiempos los sacerdotes, no deben
conformarse con tener un pequeño grupo de
fieles, que cada domingo asisten a Misa, ahora están obligados a salir por el resto de los
bautizados, en su mayoría jóvenes, quienes no
encuentran sentido al participar en, rituales que
no conocen, ni entienden. Hoy se requiere de
nuevos métodos, para tener una experiencia
de vida en Cristo y volver a dar un sentido a
la espiritualidad que cada día se va pediendo
mas y mas por el triunfo de la razón sobre la
fe, porque el hombre al abandonar a Dios queda solo y se deja dominar por el mundo y su
mundanidad. Así no es posible que la fe pueda
arraigar en el corazón del hombre y, lo que es
peor, se produce un alejamiento, casi siempre
irreversible, de Dios.
Necesitamos mantener la pastorales sacramentales y fomentar la pastorar de evangelización, crear itinerarios de formación Cristiana
que respondan a las necesidades del hombre
moderno, a través del redescubrimiento del
bautizo, que nos da la fe, y la fe nos da la vida
eterna.
El Papa Francisco, también ha hecho exhortaciones para que los clérigos abandonen
el camino de la comodidad y la ostenta, y él
mismo ha puesto la muestra, con acciones que
hasta hoy ningún Papa había hecho.
Es claro que el Santo Padre, es un hombre
que quiere más de la Iglesia y de todos los que
la integran, desde los laicos hasta los altos jerarcas. No está dispuesto a seguir con la monotonía y es seguro que todas las diócesis del
mundo, tendrán que acoplarse al ritmo de trabajo que su Santidad está exigiendo.
La profunda voluntad de reformismo del
Papa Francisco, como el mismo lo dijo, va a
causar lío.
Por eso, tenemos que dar gracias al Dios
por este Papa que tiene un concepto completamente de servicio, de ayuda, de poner en su
lugar lo que no está.
Por: Manuel Ocampo Ponce
Universidad Panamericana
L
os católicos sabemos que la Iglesia es sacramento universal de salvación, que es
garantía de la continuidad de Cristo y de la redención de Cristo entre los hombres en cuanto continúa la salvación y el perdón de Cristo. Sabemos
que en la Iglesia somos engendrados en la fe, que
la Iglesia es la única depositaria de la revelación
divina. Sin embargo, hoy resulta muy importante
que los cristianos comprendamos y sepamos responder al cuestionamiento que muchos se hacen
y que consiste en preguntar ¿cómo una institución particular, que se da en un contexto histórico
y que está marcada por deficiencias humanas,
puede ser el lugar obligado del encuentro con
Cristo? Constantemente se nos cuestiona sobre el
por qué la salvación universal ha de pasar por la
mediación de los hombres, ritos y dogmas de la
Iglesia Católica.
Sin duda no hay nada más importante para
la humanidad entera que su encuentro con Dios
pero: ¿cómo es posible que este encuentro dependa de condiciones relativas, que se refieren
a tiempos e individuos determinados? Esto es
lo que se llama el escándalo de la Iglesia y es la
razón de que muchas personas acaben diciendo
que creen en Dios pero no en la Iglesia.
En efecto, es fácil creer en Dios pero no es
fácil creer en una Iglesia que tiene deficiencias
humanas.
Pero si analizamos el fondo de estas afirmaciones, nos daremos cuenta de que las personas
que dicen creer en Dios pero no en la Iglesia, lo
que buscan en realidad, es creer en un Dios a la
medida que les permita ser jueces de lo que es
bueno o malo; cada uno pretende ser su propio
Dios y por lo tanto no creer en el Dios que predica la Iglesia. En muchos casos se trata de buscar excusas en las deficiencias de la Iglesia para
construir un Dios a la medida, un Dios conforme
a lo que cada uno desea. Y es que el escándalo
consiste principalmente en el hecho de que:
¿cómo lo más importante para la humanidad ha
de requerir la mediación de personas y dogmas?
Por eso, de lo que se trata en muchos casos, es
de eliminar el escándalo del dogma y de las exigencias morales concretas. No es otra cosa que
el mismo viejo problema del pecado original que
consistió en querer determinar el bien y el mal a
nuestro gusto y al margen de Dios y de su orden
establecido.
Y si profundizamos un poco más veremos
que el escándalo de la Iglesia es el mismo escándalo que el de la encarnación: ¿cómo es posible
que un hombre de raza judía llamado Jesús, haya
pretendido ser el camino la verdad y la vida? El
hecho de que Jesús enseñe -como los profetascuál es el camino, es aceptable; pero que Jesús se
identifique con el camino la verdad y la vida, que
se identifique con Dios, es algo que el mundo no
puede aceptar y mucho menos que la salvación
de los hombres dependa de la aceptación de Jesús
que es un hombre concreto. Eso es un escándalo.
Por todo esto es tan importante que los cristianos sepamos que la salvación es un don que
viene de Dios, porque el hombre por sí mismo
no puede salvarse del pecado y de la muerte, y
entonces comprenderemos que no hay nada más
lógico y sublime que el hecho de que Dios adquiera la condición humana y nos haga llegar su
salvación a través de la mediación humana. En
el hombre todo está mediado por la sacramentalidad del cuerpo; nuestros pensamientos, nuestro
amor y amistad… todo se realiza a través de la
mediación del cuerpo. Por eso Dios utiliza la mediación humana al encarnarse, porque no se trata
de un Dios lejano sino de un Dios tan cercano,
tan humilde, tan humillado que resulta molesto
para el hombre porque hace evidente el orgullo
humano, la vanagloria y la debilidad humana.
Por eso muchos prefieren que Dios esté lejos,
en una nube, donde no estorbe. Dios se ha hecho
carne por amor y a ese Dios humillado de la encarnación corresponde la mediación sacramental
de la Iglesia como cuerpo místico de Cristo y
como pueblo de Dios. Por eso en la Iglesia fundada por Cristo, y que somos todos los bautizados,
lo encontramos a Él.
Dios salva al hombre y al mundo a través
del escándalo de la mediación humana y esa
mediación es la garantía de que en la Iglesia
encontramos a Cristo. Sin la mediación de la
Iglesia fundada por Cristo no habría garantía de
salvación más que nuestra voluntad e impotencia. Definitivamente la salvación nos viene de
fuera por medio de la Iglesia. El hombre necesita
de la comunidad para ser engendrado en la fe y
para vivir esa fe. Las fuentes genuinas de nuestra unión sobrenatural con Cristo son la oración
y los sacramentos; la Palabra de Dios y el estar
insertados en la comunidad que escucha y vive
su Palabra.
Los cristianos sabemos que la Iglesia Católica es la verdadera porque a todas luces se ve en la
Escritura que Cristo tuvo la intención de fundar
esa Iglesia. Que en Cristo se cumplen todas las
profecías y que en vida, Cristo puso muy claras
sus bases de modo que después de su resurrección y con el Don del Espíritu Santo, la Iglesia
comenzó a existir.
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