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Una comunidad siempre en Camino ( que recuerda el pasado, vive el presente y se proyecta al futuro) 1962 - 2012 1 Una comunidad siempre en Camino ( que recuerda el pasado, vive el presente y se proyecta al futuro) Parroquia “Cristo Crucificado” “Agradezco a cada uno de nuestros hermanos que formamos esta comunidad parroquial, por aquellos que a pesar de muchas dificultades siguen con fuerza y valentía su fe y su compromiso cristiano. También por los rostros de hombres, mujeres y niños que se unirán a esta hermosa comunidad para seguir construyendo el Reino de Dios” Pbro. Fabián Velásquez Oyarzo 2 PRESENTACION Después de siete meses de trabajo, con buena participación y comunión eclesial, finalmente ve la luz nuestra “recopilación histórica” que trata de recoger parte del hermoso camino de fe vivido y celebrado en estos cincuenta años de vida. Corría el año 1962 cuando Monseñor Rencoret, primer Arzobispo de Puerto Montt, fundó la parroquia bajo el título de “Cristo Crucificado”. Primera parroquia del sector alto de la ciudad - llamada tercera terraza- terreno que sólo comienza a ocuparse después del terremoto del año 60. Mirar la historia es asumir la historia y descubrir la inmensa riqueza que hay en ella, es descubrir el paso de Dios en cada uno de los acontecimientos y de las personas. Por ello hemos querido trazar estas líneas para escribir y reflexionar sobre el camino recorrido en comunidad, el lugar físico en donde hacemos vida el Evangelio y le entregamos al Señor todas nuestras alegrías y tristezas. Queremos recoger en estas páginas las propias experiencias de vida en comunidad, y recordar a los sacerdotes y fieles laicos que han pasado sembrando esperanza en nuestras vidas y que nos han formado como cristianos, que pasaron entregando lo mejor de sí mismos por la causa del Reino de Dios y su justicia. Gratitud a Dios, en primer lugar, que nos ha ido conduciendo, y gratitud también a tantos hermanos nuestros que han colaborado en las diversas etapas de la elaboración de este texto, bajo la guía de la señora Betty y don Manuel. Con esperanza, entregamos pues, este libro para su publicación. Para que pueda cautivar con mayor fuerza a todos los agentes pastorales de nuestra Comunidad a seguir trabajando por el amor a Cristo y a la Iglesia. Todo ello nos ayudará a fortalecer la comunión parroquial y nos impulsará a la vasta misión evangelizadora de Cristo. Ponemos este libro en manos de la Santísima Virgen María, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Que por su pasión y cruz lleguemos a la gloria de su resurrección. Pbro. Fabián Velásquez Oyarzo Párroco Puerto Montt, 11 de Octubre de 2012 Inicio del Año de la Fe (Memoria del Beato Juan XXIII) 3 INDICE PRIMERA PARTE Contexto ………….……………………………………………………………….. 6 Capítulo 1 Cimientos en tierra fecunda………………………………….……………………. El pionero: un joven sacerdote………………………………………………….… Obispo y Arzobispo……………………………………..…………………………. El precursor: un cura obrero ……………………………………………………… Movimiento europeo……………………………………………………………… Bases sólidas ……………………………………………………………………… Otras agrupaciones………………………………………………………………… En la línea del Concilio Vaticano Segundo………………………………............... “Nos conocía a todos”. Testimonio……………………………………….............. Legión de María……………………………………………………….................... Luchadora incansable. Testimonio ………………………………………………. Una vida al servicio de Dios. Testimonio…………… ………………………….. Llega un joven diácono………………………………… ………………………... 11 12 14 15 15 16 17 17 18 19 20 21 24 Capítulo 2 Un pueblo dividido en dos……………………………………………………….. Cardenal Raúl Silva Henríquez: un pastor junto a su rebaño Un “curita especial”……………………………………………………………… Una historia de amor. Obispo promotor de la paz y la justicia…………….…………………………….. Un pastor por trece años…………………………………………………………. Un religioso múltiple……………………………………………………………... Regreso del padre Nelson………………………………………………………… Los pobres fueron sus amigos. Testimonio………………………………………. 26 27 28 30 32 33 34 35 36 Capítulo 3 Década con una visita santa………………………………………………………... Un párroco multifacético……………………………………………………..….. Un apostolado sin claudicar………………………………………………………. Testimonio de entrega absoluta. …………..……………………………………… 39 39 41 42 4 Capítulo 4 Retorno a la democracia………………………………………………………….. Los doce años del padre Clementino…………………………………………….. De Aysén llega el nuevo Arzobispo……………………………….. …………… 45 46 50 Capítulo 5 La década tecnológica y un nuevo santo…………………………………………. Primer Cónclave del Siglo XXI ………………………………………………….. Qué haría Cristo en mi lugar……………………………………… …………….. Siniestrado inicio de década…………………………………………... …………… Llega el Arzobispo Cristian Caro………………………………………………… Un cura para la reconstrucción…………………………………………………… Su mirada en los pobres…………………………………………………………… Nuevos diáconos……………………………………………………….................... Un testimonio de vida. ……………………………………………………………. Llega un carismático…………………………………………….............................. A la espera de un nuevo párroco…………………………....................................... Un joven para una parroquia cincuentenaria……………………………………… 52 52 53 54 57 58 63 67 68 69 72 72 Capítulo 6 Trabajo diaconal………………………………………………………………… Vivencias hermosas de diácono. Testimonio Diácono Jorge Barría……………… Confirmado por Monseñor Rencoret. Testimonio Diácono Antonio Alcázar Querido por todos. Testimonio Diácono Ananías Uribe………………………… 73 75 76 78 SEGUNDA PARTE Renovación Eclesial. La renovación parroquial a la luz de Aparecida….. ……… . La renovación de la parroquia…………………………………………………… Comunidad viva……………………………………………………… …………. 80 83 86 5 CONTEXTO HISTORICO TERREMOTO 1960 Convulsionada por conflictos y acontecimientos sociales, políticos, religiosos, económicos y de toda índole, y a su vez marcada por el terremoto más destructivo del que se tenga memoria en los registros de la Humanidad, la década del sesenta en Chile, y especialmente en la zona sur (Concepción a Puerto Montt) ha quedado grabada en la memoria colectiva como una época dolorosa porque para muchos la vida ya no volvió a ser la misma. Es que un movimiento del planeta de 9,5 grados Richter era algo impensado, nunca visto ni imaginado, ni menos para comenzar de esta forma la década. Una Naturaleza bravía se ensañaba con poblados, caletas, ciudades dejando una estela de muertos con un maremoto que cruzó los océanos asolando a Filipinas, Japón y Australia también con muertos, heridos y destrozos. En el ámbito local (provincia de Llanquihue) las víctimas fatales fueron centenares. Desaparecía el molo de la costanera y el ochenta por ciento de las casas estaba en el suelo. El plano de la ciudad fue el que recibió el impacto más potente. Muchos de sus habitantes, despavoridos huyeron hacia la parte alta a buscar refugio. Desde los campos también huían hacia la urbe. Quienes vivían cerca del mar arrancaron dejando las ruinas de sus moradas para cobijarse donde ni siquiera había trazado de calles. Matas de murra, chacayales, pampas, terrenos baldíos y húmedos, una que otra vivienda en pie, ruinas y árboles en el suelo era el triste panorama que les daba la bienvenida a los puñados de hombres y mujeres que buscaban protección para ellos y sus crías. Pero estaban a salvo en lo alto del cerro en las llamadas “poblaciones callampas” que comenzaban a surgir por doquier, sin servicios básicos como el agua y la luz. Fue exactamente el 22 de Mayo de 1960 en que el sismo sacudió a las provincias del sur trayendo desolación, impotencia y pavor ante las fuerzas naturales que modificaron el paisaje. Ese aciago día, a las 15 horas se sintió un movimiento telúrico que inquietó a los puertomontinos sin causar mayor alarma. Pero diez minutos más tarde ocurrió lo que nadie pudo imaginarse y que quedará grabado a fuego en la memoria colectiva: el terremoto de mayor intensidad en la historia mundial. Por su parte, el maremoto que a continuación irrumpió arrasó con las caletas del sur y con nuestro puerto. La ciudad de Valdivia atravesada por el río Calle Calle era amenazada con su desaparición total. Una operación de ingeniería nunca vista en el Lago Riñihue, la salvó de haber sucumbido bajo el agua. El 22 de Mayo puede describirse como una tarde de domingo otoñal. Al 6 mediodía el tren había partido desde la estación de Puerto Montt con destino a Santiago. Llevaba entre sus pasajeros a un matrimonio que debió caminar desde Puerto Varas horas y días de regreso en medio del desastre natural para lograr reunirse con sus tres pequeños retoños. Todos cuentan sus historias y entregan testimonios dolorosos. El panorama de destrucción casi fue total en población Modelo populoso sector del plano. El barrio entero se hundió por el derrumbe del Cerro La Virgen arrastran do con su avalancha las casas con sus moradores en el interior. Bomberos – que trabajaron arduamente en el desastre – cuentan historias pavorosas de lo que fue el rescate de las víctimas. También en el centro se incendió el edificio de la Caja Nacional de Ahorros frente a la plaza de armas, y el hospital quedó a punto de derrumbarse. Con parte de su estructura clausurada, se debió habilitar un hospital de emergencia donado por Estados Unidos. Desembarcó en El Tepual una semana más tarde los Globemaster norteamericanos. Estos gigantescos aviones de transporte militar sobrevolaban la ciudad provocando asombro. Fue la expresión de una ayuda internacional nunca antes vista. Una hilera de camiones militares de USA trasladaban las piezas del hospital de campaña con capacidad de 400 camas y una planta eléctrica propia hasta el regimiento. Poco después se instaló definitivamente en terrenos colindantes a población Lago Chapo y Manuel Montt, muy cerca de nuestra parroquia y otra parte se habilitó en la cancha de Deportivo Lintz en el sector del mismo nombre. Se estima que en Puerto Montt fallecieron unas 500 personas, y los desaparecidos fueron más de tres mil. En la provincia esa cifra subió a 15 mil. En Carelmapu el mar se llevó a tantos, en Maullín ocurrió algo similar. Quienes sobrevivieron a la devastación no serían nunca más los mismos. Conocieron en carne viva la fragilidad del ser humano frente a la implacable naturaleza. Los relatos de los abuelos han pasado de boca en boca, de generación en generación, y el ulular de las sirenas de los bomberos del salvataje cada año trae a la mente aquel penoso recuerdo. Con este mega sismo comienza a tejerse la historia de las nuevas poblaciones, parroquias y capillas en los cerros, Pichi Pelluco, Mirasol, Antonio Varas, Manuel Montt, Chiloé. En esta última, con sangre se escribió otro trozo de la historia puertomontina de la década de los sesenta que trascendió fronteras y que hizo volver al tapete noticioso nacional e internacional a este aporreado Puerto Montt. La masacre de Pampa Irigoin. Era el año 1969 y la ciudad tenía unos 80 mil habitantes. Muchos no contaban con un techo donde vivir porque el Estado no era capaz de satisfacer tanta demanda, ni la ayuda internacional daba abasto para las sentidas necesidades post terremoto. Había ocupaciones de terrenos fiscales y particulares. Situado a un costado de la carretera panamericana, existía un predio baldío no apto para labores agrícolas, de propiedad de Rociel Irigoin 7 Oyarzún, comerciante y agricultor. Era un sitio eriazo hasta donde acudieron a levantar sus mediaguas obreros y campesinos que habían emigrado a la ciudad. Un centenar protagonizó la toma pacífica. No había orden de desalojo. Su dueño sólo había dado cuenta del hecho a la policía sin pedir intervención ni desalojo. Era un conocido vecino que esperaba vender el sitio en algún momento. Sin embargo, sin previo aviso, cayó la represión en forma brutal y sorpresiva el domingo 9 de marzo de 1969 a las 7 horas. Diez muertos, entre ellos un recién nacido. Nadie sabe por qué se actuó con tan inusitada violencia Sólo se sabe quién dio la orden. El ministro del Interior de la época que años más tarde caería acribillado. Pero no todo es desgracia. También la década del sesenta trae recuerdos gratos como el Mundial del 62. Pocos imaginaron después del terremoto pensar que Chile seguiría siendo sede de este magno encuentro. Y lo fue, gracias a un arduo trabajo de reconstrucción y de levantar estadios y de reacondicionarlos para cumplir con las duras exigencias de los organizadores. Y se cumplió. Chile se coronaba tercero. Y con el Mundial también debutaba la televisión. En algunas tiendas mostraban imágenes de estos primeros aparatos. Algo nunca visto. Un acontecimiento que sobrecogía. Se pudo ver la llegada del hombre a la Luna. Un 20 de julio de 1969, los astronautas Amstrong y Oldrin a bordo del Apolo 11 alunizaban en el Mar de la Tranquilidad. Un hito sin precedentes retransmitido a todo el orbe. La modernidad daba sus primeros pasos para seguir más tarde con la más alta y sofisticada tecnología de la década actual. No en vano han pasado cincuenta años, y pareciera que ya nada puede asombrarnos. Justicia social, clamaban los obreros en los sesenta. Se observaba las primeras ollas comunes y se vivía un ambiente agitado en los campos con la incipiente Reforma Agraria, mientras los campamentos urbanos recibían a cientos de obreros agrícolas en busca de oportunidades para enfrentar la vida con dignidad. Seguían creciendo en la periferia los cordones de pobreza. En el país, corrientes políticas antagónicas mostraban una beligerancia nunca vista, y la división se agudizaba. Era una espiral de violencia acentuada al extremo. Nadie se imaginó ni remotamente en lo que desembocaría, una dictadura que se prolongó durante dos décadas (70 y 80). La Iglesia Católica cumpliendo con su misión estuvo junto a los más débiles. Más tarde llegaría la democracia para quedarse hasta hoy. En 1987, cuando aún se vivían momentos duros, la presencia del Papa Juan Pablo II en Chile, y en concreto en Puerto Montt en un caluroso día de abril, fue una bendición, un bálsamo, un remanso en estos convulsionados 50 años. 8 Esto no es más que una rápida pincelada de la historia de estas cinco décadas para contextualizar los inicios de un cura soñador y de unos cuantos fieles que en el sector alto de Puerto Montt se abocaron a la tarea de despeje de ramas y arbustos para construir un modesto galpón a un costado del lugar que hoy ocupa la familia Quintana. Fue escenario de las primeras misas de lo que más tarde sería la Parroquia “Cristo Crucificado” de población Antonio Varas que hoy festeja sus cincuenta años. En forma paralela y aprovechando el material de construcción se levantaba la parroquia hermana, de Fátima, en población Libertad. IGLESIA COMPROMETIDA En la década del sesenta se inicia un nuevo proceso en el seno de la Iglesia Católica. Sin duda un gran acontecimiento que llegó de la mano del Papa Juan XXIII y que traería profundos cambios y provocaría grandes reformas. Para muchos, fueron dos las figuras cruciales de la evolución del pensamiento social católico. El Papa Juan XXIII (1958 - 1962) y el Papa Juan Pablo Segundo (1978-2005) personajes determinantes en la imagen del catolicismo moderno. Juan XXIII sentó las bases de una nueva orientación eclesial, una comprensión en que la Iglesia tiene de si misma y de su forma de relacionarse con el mundo. Se abre en forma decidida en la preocupación por los pobres y por los no católicos. Esto queda de manifiesto en las encíclicas de carácter social publicadas por Juan XXIII “Mater et Magistra” (1961) y Pacem in Terris (1963). Es una invitación a los cristianos a construir un mundo más humano. Surge luego el Concilio Vaticano Segundo a partir de los conceptos “dignidad” y “derechos humanos” que pasan a ser la piedra angular del catolicismo al mundo. De a poco los cristianos comienzan a entender cuál será su tarea en esta nueva visión de la Iglesia. Para unos fue difícil aceptar el cambio. Otros lo acogieron en su integridad. En su esencia, el hombre es el centro de la Evangelización “íntegramente” con sus angustias, alegrías, frustraciones y aspiraciones. A continuación sacamos un extracto con los fundamentos de la Pastoral Social de la Iglesia donde destacan la dignidad de la persona humana, el bien común, la subsidiariedad y la solidaridad. “El primer principio específico es el de la dignidad de la persona humana que proporciona el fundamento para los derechos humanos. Para pensar correctamente sobre la sociedad, la política, la economía y la cultura uno debe primero entender qué es el ser humano y cuál es su verdadero bien. Cada persona, creada a imagen y semejanza de Dios, tiene una dignidad inalienable y, por tanto, debe ser tratada siempre como un fin y no 9 sólo como un medio. Cuando Jesús, usando la imagen del buen pastor, hablaba de la oveja perdida, nos enseñaba lo que Dios piensa del valor de la persona humana individual. El pastor deja a las 99 en el aprisco para buscar a la perdida. Dios no piensa en los seres humanos en masa, o en porcentajes, sino como individuos. Cada uno es precioso para él, irreemplazable. En su carta encíclica Centessimus Annus, el Papa Juan Pablo II subrayaba la centralidad de este principio: "... toda la doctrina social de la Iglesia, es la correcta concepción de la persona humana y de su valor único, porque el hombre… en la tierra es la sola criatura que Dios ha querido por sí misma. En él ha impreso su imagen y semejanza, confiriéndole una dignidad incomparable" ( Centessimus Annus, No. 11 ). De ahí que la Iglesia no piense primero en términos de naciones, partidos políticos, tribus o grupos étnicos, sino más bien en la persona individual. La Iglesia, como Cristo, defiende la dignidad de cada individuo. Comprende la importancia del estado y de la sociedad en términos de servicio a las personas y a las familias, en vez de en sentido contrario. El estado, en particular, tiene el deber de proteger los derechos de las personas, derechos que no son concedidos por el estado mismo sino por el Creador”. Una invitación Esta es la historia de una comunidad viva. No aspira a ser más que el testimonio de la cotidianeidad de una parroquia de barrio con relatos anónimos y otros con nombres y apellidos. Hubiera sido hermoso recoger todas las historias personales porque sabemos que hay muchas, pero el tiempo y el espacio conspiran. Son cincuenta años transcurridos en un templo que guarda y desborda tristezas y alegrías por doquier. Muchos en este recinto tuvieron su primer encuentro con Cristo. “Allí me casé, bautice a mis hijos, hicieron la primera comunión, los confirmé, celebré mis bodas de plata, despedí a mi mamá, conocí a mi esposo” son frases dichas con emoción por los entrevistados. Y ellos hacen la historia de los cincuenta años que estamos cumpliendo. Aquí hay extractos que los compartimos con ustedes. 10 Capítulo 1 (1960 -1970) Cimientos en tierra fecunda (1962) No fue necesario recurrir a los archivos para conocer la partida de nacimiento de la parroquia “Cristo Crucificado” fundada hace cincuenta años - el 7 de enero de 1962 - y que creció y se formó junto a las poblaciones que la rodean, post terremoto: Antonio Varas, Manuel Montt, Chiloé, Anef, y otras. Contamos con valiosos testimonios de católicos que, junto a los curitas de la época, tomaron la pala y la picota para empezar su construcción con esperanza, fe y la imperiosa necesidad espiritual de reunirse bajo un techo para encontrarse con Dios. Se vivían tiempos muy difíciles. La vida no era la misma tras el terremoto del sesenta. Hambre, miseria, devastación, desesperanza, sueños trizados y constante peregrinaje del campo a la ciudad o lo que quedaba de ella. (El ochenta por ciento de las casas de Puerto Montt sucumbieron tras la catástrofe natural de una magnitud nunca registrada en la historia del mundo). En lo que corresponde a nuestro entorno, aquí estamos hablando de la periferia, de una tierra de nadie donde había mucho por hacer para después construir. Primero, barracones colectivos de emergencia, chacayales, riachuelos y acequias, pozos negros. Desmalezar era la consigna. Los testimonios que entregamos los ofrecemos de herencia a las nuevas generaciones. Es historia viva, narrada en forma sencilla, y es ejemplo de tenacidad, sudor y lágrimas frente a la adversidad. Eran aquellos tiempos en que todo se estrellaba contra los molinos de viento, hasta los anhelos e ilusiones más simples, como el disponer de un techo donde capear el frío y sentirse seguros, luego de tanta desgracia dejada por el sismo. * Las calles apenas estaban trazadas; era un campo de nadie, como el terreno dinamitado después de una batalla. Las * vertientes*, los desniveles, arbustos y montículos hacían más difícil la tarea. En la noche, oscuridad total, agua de pozo. No había plata, sólo entusiasmo, y los fondos estatales permitían construir cobertizos y tinglados para grupos de familias. Se vivía una emergencia. La gente sentía una imperiosa necesidad espiritual, lo que significaba levantar con mucho esfuerzo un pequeño recinto para encontrarse con Dios. Por ello no fue una novedad construir lo que se llamaría la casa parroquial: dos piezas de madera de 4 por 4 metros, dotada de agua y pozo negro. * Un gran adelanto para aquel tiempo en que las demás construcciones eran barracones con pozo negro común. A la entrada* un galponcito multiuso, justo a un costado del lugar donde hoy se 11 emplaza la casa * de la familia Quintana Olavarría. Fue algo así como la primera piedra hace cincuenta años de lo que hoy es nuestra Parroquia “Cristo Crucificado”, la madre de todas las iglesias de la tercera terraza. De aquí nacerían * Fátima en * Libertad; el Buen Pastor, en La Colina; Santa Teresa de Los Andes, en Antihual, Nuestra Señora de Guadalupe,* en La Paloma y Nuestra Señora de la Candelaria, en Alerce. De una tercera se pasó a una cuarta terraza, y la ciudad * sigue creciendo * con el correr de las décadas. El pionero: un joven sacerdote (1962- 1965) En el reducido lugar ya descrito fueron las primeras misas del padre Bernardino Ojeda Barría, sacerdote recién salido del seminario y nombrado administrador parroquial. Su entusiasmo juvenil contagió a otros feligreses que lo ayudaron a levantar este pequeño refugio de Dios, sitio de encuentro y de unión de las familias los domingos, de tertulias, de charlas y de pequeñas alegrías. Era como la casa de todos. Si hasta el Mundial de Fútbol del 62 fue celebrado allí. Se instaló una radio a todo volumen y se aplaudían los goles. Eran las pequeñas alegrías de la gente entre tanta pena y destrucción. Frente a la adversidad, la vida seguía y había que fundar piedra sobre piedra, despejar, desmalezar, afirmar ese modesto galponcito que era el templo, la casa del Señor. En los registros figura la primera partida de bautismo. Correspondió a Segundo Mardones Anguita, el 13 de enero de 1962. La primera bautizada fue Juana Eliana Casas, y el primer matrimonio compuesto por Juan Gutiérrez y María Ernestina Barría Chávez también se celebró el 13 de enero del mismo año. El Padre Bernardino comenzó a relacionarse con sus primeros colaboradores, (algunos ya fallecidos) Odilio Saldívar que más tarde sería diácono al igual que Miguel Ramírez Gatica; Juan Bautista Chávez, Juan Osvaldo Rain Gallardo. Este último había llegado de Temuco en 1963. Con anterior formación cristiana en su juventud (Los Siervos de María en Aysén) así relata aquel inicio. Actualmente vive en población Chiloé. “Nos tomó a su cargo el P. Bernardino Ojeda. Trabajamos muy duro. Fuimos los primeros marianos. El nos formó, y después continuamos con Cursillos de Cristiandad. Formamos a los primeros catequistas hombres, y luego a las mujeres. Partió la Escuela de Diáconos, y se ordenaron dos de la población: Ananías Uribe y Guillermo López. Integramos un coro que cantaba en las catedrales de Valdivia y Osorno. Yo tocaba guitarra y 12 cantaba. Evangelizábamos con la música. Provenía de la Acción Católica y formamos la Legión de María de hombres, con otras personas de la Población Libertad y éramos como ocho con la dirección espiritual del P. Ojeda. Después las mujeres formaron la Legión de María”. Se creó entonces una cooperativa en el seno de la parroquia, surgida tanto por necesidades económicas como para afianzar los lazos de unión de los nuevos pobladores. En las dificultades siempre se intenta vivir en comunidad, es como si * estar reunidos se soportaran mejor las vicisitudes, en este caso las réplicas del sismo que por años persistieron en distintas magnitudes en todo el sur. La cooperativa partió con la entrega de modestos cinco paquetes de vela, (no existía luz eléctrica); cinco kilos de azúcar y paquetes de fideos. Cuando creció - según relatan nuestros testigos - la formación cristiana deficiente de quienes componían este grupo, echó abajo el proyecto. “Si teníamos de ahorro mil pesos, la gente llevaba dos mil pesos en mercadería, y luego simplemente no pagaba. Por eso tuvimos muchos problemas. Pero sí puedo decir que en ese galpón donde se celebraban las misas había mucha unidad, sobre todo los domingos. Recuerdo a la gente reunida, conversando, echando la talla”, relata Raín. En terrenos de los alrededores continuaba la construcción de fosas. A la población Antonio Varas le seguían otras como Manuel Montt, Anef y Chiloé y un sector que se levantaba mediante la autoconstrucción. Las necesidades de techo eran enormes. Visionario fue en ese entonces, monseñor Alberto Rencoret Donoso (el segundo obispo de la Diócesis) en su afán por crear este templo en medio de construcciones que surgían para atender las necesidades espirituales de la nueva feligresía. No había ninguna edificación. Ni consultorio, sede social, nada. Muchos años más tarde llegarían * desde otros sectores de la ciudad, la Escuela 3 Melipulli que es centenaria. Se ubicaba en calle Lota, entre JJ Mira y Urmeneta, en tanto la Tercera Compañía de Bomberos tenía su cuartel en calle OHiggins, casi al lado del cerro, a media cuadra de calle Benavente. Fue así como “Cristo Crucificado” pasó a ser la parroquia madre de la tercera terraza, creándose luego la capilla de Fátima, la de Alerce y más tarde la parroquia El Buen Pastor en Antuhue. En nuestro humilde templo, se aglutinaban los primeros grupos parroquiales, se organizaban, y ocurrió algo que no estaba previsto ni programado, y que fue un bálsamo para la comunidad. La visita del Cardenal Raúl Silva Henríquez. Este hecho marcó un hito en los inicios del templo. Es lo primero que relatan nuestros entrevistados. El Cardenal celebró misa en este humilde recinto engalanado en su pobreza para la ocasión. Según relató, “lo importante no es la 13 construcción hermosa de un templo, sino la hermosura del alma de las personas”. Cuentan que quienes allí estaban querían comulgar con él, y se apresuraron a ubicarse en un primer lugar, pero ninguno pudo porque el sacerdote entregó la comunión. Revisando la historia, la visita al sur del país de altos dignatarios de la Iglesia Católica como el Cardenal Silva Henríquez y otros obispos en ese tiempo, tuvo como objetivo constatar el desastre de daños que dejó el mega terremoto en las parroquias, capillas, santuarios y colegios católicos de la zona sur y que ascendieron a los 20 millones de dólares. Sin embargo, en la retina de quienes vivieron esos momentos está nítida la imagen del Cardenal y del recogimiento que produjo debido a su alta investidura. El máximo dignatario de la Iglesia Católica oficiando misa en uno de los puntos más pobres de Puerto Montt. Más tarde, en la década del 80 se le vio de pasada en una visita no oficial viajando desde Chiloé a Santiago. Sólo estuvo pocas horas en espera de cambio de vuelo, ocasión en que entregó su bendición a los católicos puertomontinos a través de un medio local. Siguiendo con el memorial de nuestra parroquia, en el año 1966 el padre Bernardino renuncia al ministerio sacerdotal. Irenia Ortega, feligresa desde aquella época y hoy activa integrante de Acción Social, así recuerda su adiós. “Me acuerdo que era un curita joven. En ese tiempo los sacerdotes eran de una transparencia tal que compartían con nosotros hasta sus decisiones más personales. En una ocasión, al término de la misa, sin rodeos anunció su partida. Habló de los seres humanos, de sus imperfecciones, y de sus debilidades. Fue así como contó que dejaba a una gran familia que era nuestra comunidad para formar su propia familia, y todo se tomó con la mayor naturalidad, sin mayores comentarios. Se fue a vivir al sur”. OBISPO Y ARZOBISPO ( 1958- 1963 ) ( 1963-1969 ) A principio de los sesenta cuando comenzaba la construcción de nuestra parroquia, el obispo de la Diócesis era Monseñor Alberto Rencoret Donoso, nombrado por el Papa Pío XII el 21 de marzo de 1958. Posteriormente, el 10 de mayo de 1963 el Papa Juan XXIII eleva a Puerto Montt a la dignidad de Arzobispado, quedando Monseñor Rencoret como primer Arzobispo. Oriundo de Talca, ordenó en este periodo a diez sacerdotes para la Diócesis, y debido al crecimiento de la población post terremoto, estableció nuevas parroquias en los barrios de la ciudad como en el nuestro, San Alberto de Crucero, Bellavista, Alerce y Puerto Chico. Durante su periodo fundó el Hogar Nuestra Casa para niños en situación irregular, y el Hogar “Dr. Adolfo Rencoret” para niñas, además, una casa de acogida para asesoras del hogar. Más tarde presenta su renuncia por 14 enfermedad, la que es aceptada por el Papa en mayo de 1970. Falleció en 1978. Hay que consignar que previo a él, el primer Obispo de la Diócesis de Puerto Montt fue Monseñor Ramón Munita Eyzaguirre, nombrado el 1 de abril de 1940. Llegó procedente de Ancud donde ostentaba igual cargo. Hoy, la principal avenida de la cuarta terraza lleva su nombre. El precursor, un cura obrero (1965- 1967) Según los testimonios, el artífice central del actual templo “Cristo Crucificado” fue el padre belga formado en Francia, Valerio de Zutter, nombrado vicario cooperador. Llegó a acompañar al Padre Bernardino en su ministerio y permaneció hasta 1967. Este cura galo que fue más tarde administrador parroquial trabajó también en la construcción de la Capilla de Fátima en población Libertad. En 1991 se inauguró allí la nueva parroquia. Junto con otros sacerdotes franceses como el padre Eugenio Bodet y Andrés Mutlet, además de religiosos de España y Alemania llegaron invitados por monseñor Rencoret a trabajar en esta jurisdicción. Todos recuerdan de él su capacidad de organización para la ejecución de la obra y su participación directa, ya que era un obrero más en este empeño. El arribo del Padre Valerio constituyó un cambio radical en la vida de la parroquia. “Llegó y nos preguntó qué sabíamos hacer. Le contestamos lo que sabíamos de construcción. Se interesó mucho y nos dijo, yo los voy a contratar. Preguntó cuánto ganábamos, y él nos contrató por el mismo sueldo. Así se armó el equipo y yo tuve la suerte de estar a cargo de los obreros, como jefe de obras. El otro, el maestro Millachine, se encargó de las maderas. El Padre Valerio trabajaba con nosotros codo a codo y no aceptaba donaciones. Pagaba todo, y al enfrentar el problema de los cimientos de la construcción y las bases, los cálculos no dieron para levantar la capilla de Fátima, por lo que sacó un poco de aquí y un poco de allá para que alcanzara para los dos templos, lo que hallé hermoso”, cuenta Raín, el flamante jefe de obras. Movimiento europeo Al mencionar al padre Valerio de Zutter (llegado a Chile a fines de 1964) muchos se preguntarán por qué un cura belga llega a una comunidad tan remota en el sur del mundo, y de tanta pobreza, donde no había nada hecho, ni siquiera los cimientos, y todo estaba en ruinas. Porque es él quien figura en los registros como el iniciador de esta obra. Revisando un 15 poco la historia del catolicismo en Europa, se puede consignar que fue en Francia en la década de los 40 en que nació un movimiento eclesial de “los curas obreros”, extendiéndose esta corriente a España en los 50. Si bien fue rechazado en un comienzo por sectores muy conservadores, después esta corriente alcanzó pleno auge rehabilitándose en los años 60 tras el Concilio Vaticano Segundo promovido por el Papa Juan XIII. (Entre los curas obreros franceses destacó Abate Pierre, fundador de los Traperos de Emaús). De esta forma muchos sacerdotes y monjas provenientes de congregaciones como la de los jesuitas, los salesianos y otras llegaron a Chile de Italia, Francia, España y Alemania. En los sesenta había una fuerte corriente de la Iglesia en Francia interesada en cooperar material y espiritualmente con los países tercermundistas, acorde con el Concilio Vaticano Segundo. Se crean las ONG (organizaciones no gubernamentales) de ayuda a los países del Tercer Mundo. * (1) Bases sólidas Volviendo a nuestra parroquia, su estructura quedó con bases sólidas y muros de madera, así como el techo. El encamisado no permite que se deteriore, pero en cambio en la parte inferior todo el contorno, a juicio de Raín, ha bajado varios centímetros porque se hunde por el cemento y la madera juntos, lo que produce un desgaste. “La iglesia se ladeó al principio, a un costado de la parte más débil. La enderezó el diácono Guillermo López que también fue jefe de obras. Con los arreglos practicados se logró que el templo no siguiera inclinándose”. Sin embargo los años han seguido desgastando la construcción. Cuentan que el actual templo, cuando corría el año 1966, se hizo en cuatro meses de arduo trabajo. En ese entonces mucho se hablaba de dónde saldrían los fondos porque todo se hacía de la nada. “Según supimos por el padre Bernardino, el financiamiento al menos para los materiales que se requerían, provenía de organismos internacionales contactados por el padre Valerio. En forma paralela al templo, se levantaba al fondo la casa de dos pisos, también con dineros que proveía el sacerdote”, probablemente de alguna ONG francesa que lo respaldaba. Otra institución extranjera que llegó a ser muy potente en la década de los sesenta fue Cáritas, también de la Iglesia Católica. (1) Expresión para designar al conjunto de países subdesarrollados, dependientes de las grandes potencias. 16 Alivió el hambre de miles de familias del sur de Chile. Llegaban toneladas de alimentos, aceite, polenta, harina, leche en polvo y otros no perecibles, además de fardos de ropa. Todo se repartía en las poblaciones y campamentos donde vivían las familias más vulnerables. Se recuerda al padre Valerio y a Sor Estanislá distribuyendo la ayuda internacional. (Hasta hoy esta institución apoya a los países menos desarrollados)”, nos señalan. Otras agrupaciones Siguiendo con el quehacer del templo, han tenido presencia en los inicios de la parroquia, la Asociación Nacional de Empleadas de Casa Particular, Anecap que tuvo su sede en una casita de construcción liviana de cinco piezas situada donde hoy está la casa parroquial. Más adelante, los scouts hicieron su arribo de la mano del Padre Nelson Aguilar. “Estos jovencitos llegaron a revolucionar todo. En el lugar donde hoy se emplaza la cruz hicieron una ruca y luego tres pequeñas piezas donde guardaban sus símbolos. Se les antojó hacer cemento y me pidieron ayuda. Yo les cobré tres quintales de harina y les hice el trabajo”, recuerda Raín. También en los inicios (estamos hablando en la década del 60) hay que mencionar el funcionamiento los sábados y domingos de la Escuela de Diáconos donde acudían unos cuarenta laicos. Sólo quince aprobaron. De la población del sector rindieron satisfactoriamente Ananías Uribe, Guillermo López, y Washington Chávez. El diácono Miguel Ramírez fue anterior puesto que su nombramiento lo hizo el obispo. En línea con el Concilio Vaticano Segundo Como ya hemos señalado, la llegada del Padre Valerio a mediados de los 60 fue determinante para la construcción de la obra. El trabajo agobiaba. El sabía muy bien cuál era su misión como cristiano. Estaba en la línea del Concilio Vaticano Segundo y conocía la tarea de la Iglesia en el mundo. Inserto en la comunidad, se interioriza de la vida cotidiana de cada familia. En forma periódica llega a sus precarias viviendas, conversa, comparte y dialoga, conoce sus inquietudes y solidariza con sus muchas penurias y esperanzas. Pronto organiza los Trabajos Comunitarios. En concreto, consistía en urbanizar terrenos para construir otras poblaciones y barrios. Se abre caminos, huellas, se construye pozos negros, comienza a delinearse calles y aceras. Hay ayuda de Cáritas y se afianza el espíritu cristiano llevando a cabo la tarea con empeño, alegría y fe. La juventud se hace presente, y con ellos el Padre Valerio organiza “La Juventud Obrero Católica” (J.O.C) movimiento juvenil de trabajadores, educativo y 17 evangelizador que, con un método de “revisión de vida” forma militantes para vivir radicalmente una experiencia obrera y cristiana. También este sacerdote promueve la Pastoral Familiar, y es el primero en trabajar con la Catequesis Familiar cimentando las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) para construir una nueva sociedad. Con él como director espiritual y Sor Estanilá Candia, de a poco las mujeres se van integrando a la Legión de María, profundizando una gran labor en la Iglesia. Padre Valerio de Zutter El siguiente texto fue extraído de una carta enviada por el sacerdote Valerio de Zutter (en la imagen) a un obispo en Francia, avisándole de su enfermedad y de su regreso a Francia. “Si el Señor me llama, estoy listo casi dichosamente entregado. La voluntad de Dios se haga. Ofrezco todo en adelante para el bien de la Iglesia, para que el Padre sea más conocido y servido en el mundo. “Nos conocía a todos” “Como el pastor conoce a sus ovejas, así él nos conocía. Tenía un mapa y sabía dónde vivía cada vecino de población Antonio Varas, con nombre y apellido. Después se crearon otros sectores de Antonio Varas. Esto era sólo un proyecto. Visitaba las calles que se iban abriendo. De repente decía, hoy visitaré a todos los del pasaje Mechuque, y a la gente le ayudaba en sus trámites, y las orientaba. No solamente nos preparó en la parroquia como catequistas, se ocupaba de todo”. Son recuerdos que han quedado guardados en su memoria. Ella es María Elena Sánchez, una activa colaboradora de la parroquia desde su génesis hasta hoy, madre de tres hijos, y viuda hace ocho años. Llegó a vivir al sector luego del terremoto. Cuenta que en ese entonces había tres sectores definidos de la población. “Nosotros vivíamos en la parte tradicional. Disponíamos de luz eléctrica hasta las 12 de la noche porque nos abastecía un generador”. En 18 ella ha quedado grabado un día especial de 1964. Entraba vestida de novia a la Parroquia junto a su flamante esposo hace exactamente 48 años para prometerse una existencia juntos en la felicidad y en la adversidad para toda la vida. Y así fue, hasta que la muerte los separó. El celebrante fue el padre Valerio, y ella guarda esos momentos como un tesoro y ahora los comparte con la comunidad. Se aprecian las construcciones antiguas del recinto parroquial, y el mal estado en que se encuentra el terreno donde hoy se ubica el estacionamiento. En primer plano, un joven scout de los primeros grupos. La Legión de María El año 1951 la Legión de María llegó a Chile con la autorización del Cardenal José María Caro a petición del Obispo Manuel Larraín. En la actualidad está presente en todo el mundo, y sus oraciones se rezan en 125 lenguas. En Puerto Montt la fundó el Padre Alvaro Oyarzún en 1960. Nuestro primer párroco Bernardino reclutó a los primeros legionarios entre los ocho laicos que se presentaron a trabajar en el naciente templo. Luego, con la llegada del Padre Valerio de Zutter y de Sor Estanislá Candia se inició el trabajo legionario con las damas. Asesorada por Sor Estanislá, una de las precursoras fue nuestra querida hermana Gricelda Castro, fallecida el 19 2007. Ambas dejaron una huella fecunda hasta hoy. Con el nombre de “Nuestra Señora de los Dolores” y siendo su lema “A Jesús por María”, las legionarias están presentes en todas las actividades parroquiales, atendiendo con espíritu cristiano a quienes necesitan ayuda y consuelo sobre todo en la enfermedad, y en el momento de partir hacia la Casa de Dios. Cada 25 de marzo es la renovación de la promesa legionaria y al mismo tiempo se celebra el aniversario del grupo parroquial y mundial de la organización. Hoy son diecisiete las damas que componen la Legión de María en nuestra parroquia, siendo su presidenta Luzmila Avila. Luchadora incansable Entrevistarla, es regresar a los años 60 porque recuerda con detalle los inicios de esta gran obra. Dejamos establecido que esta conversación con la hermana Gricelda Castro Provoste quedó registrada poco antes de que ella partiera a la Casa del Señor el 8 de septiembre de 2007, día de la Natividad. Nos cuenta que llegó al sector arrancando del terremoto. Jovencita, con tres hijos (luego se sumarían otros siete) un marido casi siempre ausente por su oficio de carpintero, Gricelda nos entregó su testimonio antes de partir. “Se vivía la pobreza dura. Fui golpeada por la vida porque a veces no tenía cómo dar el sustento a mis hijos, pero logré salir adelante y ahora la tarea está cumplida, gracias a Dios. Para el terremoto sentía cómo tremendos aviones extranjeros volaban y rugían sobre mi casa. Era algo nunca visto. Traían ayuda. Todos la esperábamos. Yo siempre fui muy allegada a la Iglesia por mis padres. Mi marido se ausentaba por meses, llegaba de repente con algunas chauchas y luego partía, pero saqué adelante a mis hijos. Primero está El y después lo material, fue lo que a ellos les enseñé”. Gricelda trabajó de la mano del padre Bernardino. “Con Miguel Ramírez que era el catequista mayor, salíamos a visitar a la gente, teníamos que guiarnos unos a otros, colocar vigas para pasar por las acequias, hacer huellas para llegar a las barracas, abarcamos nuestras visitas hasta lo que hoy es la población Libertad”. Aún no existían esos barrios, tampoco Antihual, La Paloma o Antuhue. Hasta allá llegaba Gricelda a catequizar. Trabajó con casi todos los sacerdotes en estas décadas. “Nunca hice distinción por ninguno. Sí es cierto que tuve más cercanía con el padre Mauricio. Lo quería como a un hijo, como a un hermano, tenía un carácter como mi papá, era algo especial, pero a todos los he querido por igual”. Le costó iniciarse en la Catequesis por su modestia y temor a no saber cómo hacerse entender. Se aprendía los rezos de memoria para luego enseñarlos. Su guía y escuela fue Sor Estanislá y con ella salía a evangelizar por las casas y pabellones de emergencia. Después se integró de lleno a la Legión de María siendo su líder por muchos años. “Siempre traté a mis viejitas como a niñas chicas, 20 no podía haber un mal comportamiento. Con nuestras actitudes debíamos ser ejemplo de María. Las retaba cuando había razones, me inquietaba cuando alguna se ausentaba y empezaba a buscarla. Allí hice mi apostolado”. Para Gricelda, todos los problemas que se presentan en la vida se superan, se puede salir adelante con la ayuda de Dios. Rescata la oración como lo más importante, y pedir mucha fuerza al Espíritu Santo. Nos confiesa que tuvo una revelación. “En un momento de mucho dolor y sufrimiento que viví en una etapa de mi vida, puedo afirmar que una noche la Virgen se me presentó y también sentí la presencia de Cristo, y me dije, ¡Dios mío¡ Jesús está en mi casa”. Aconseja no soltarse nunca de la mano de Dios, y permanecer siempre aferrada a El. Gricelda, mujer de fe, sencilla y humilde, hizo votos de pobreza. Ayudó como un obrero más a construir las bancas del templo, barrió los pasillos por años y adornó el altar para que siempre luciera hermoso. Después de una vida fecunda nos dejó, y hoy su descendencia continúa la obra, entre ellos sus hijos Luis Garrido, ministro de comunión, y Marlene, del coro Quilapulli. Esta última nos cuenta que su madre, poco antes de partir, le confidenció que ella tocaba la puerta de Jesús pero no le abría. Marlene le respondió que todavía no era su hora. El día de su muerte le dijo: Me espera la Santísima Trinidad, y se fue feliz y en paz. Otra foto histórica que hemos recopilado. Agentes pastorales posan junto al Padre Héctor Pericó y al Obispo Jorge Hourton (al centro). Entre ellas vemos a la señora Gricelda (de abrigo blanco). 21 Una vida al servicio de Dios “Mi vida ha sido siempre muy plena porque en todos mis actos he sentido la presencia de Dios”, así nos relata nuestra querida hermana en la fe, Nora Elena Carmona Paredes, quien junto a su esposo ya fallecido hace 16 años (Miguel Ramírez Gatica, diacono) forma parte de la historia del templo. Sus recuerdos la llevan a la época del terremoto del 60. Con la sencillez y humildad que la caracterizan cuenta que con su grupo familiar vivían la emergencia en población Modelo debajo de un árbol y un techo cubierto de latas, en condiciones muy precarias. Se vivían duros momentos y ellos esperaban la entrega de su nueva casa Corvi en población Antonio Varas que aún no se urbanizaba. Su profunda religiosidad la heredó de la formación que recibió de sus padres. Su esposo Miguel Ramírez Gatica, marino de profesión, y con quien estuvo casada durante 47 años, fue legionario de los Jesuitas y uno de los primeros diáconos de Chile. Ejerció su servicio por 27 años, siempre respaldado por su familia. De ese hogar nacieron cinco hijos, todos de Iglesia hasta hoy y el gran orgullo de la madre. Uno fue fundador del movimiento Palestra, y la menor perteneció al movimiento Levítico de nuestra parroquia. Muchos años junto a su esposo trabajaron en La Paloma colaborando en la construcción de una capilla cercana a la vía férrea. Con orgullo dice que fueron 15 años que se dedicó a sembrar allí la palabra de Dios. Luego su servicio lo prolongó en nuestra parroquia que ya estaba tomando cuerpo. Ha pertenecido a la comunidad eclesial de base, es cursillista y ha estado en diferentes comunidades, Encuentro Matrimonial, Catequesis, Ministro de Comunión, siempre lista y dispuesta a colaborar en todo lo que se le pida. Hoy integra el grupo parroquial “Amistad” de adultos mayores. En ella no hay excusas ni sabe de sacrificios. “En todos estos años nuestra parroquia ha sido muy bendecida, el Señor ha sido muy misericordioso en darnos tantos regalos”. La señora Norita habla del triste panorama que se vivía en los 60. “Se catequizaba en las casas porque no había espacio físico en el pequeño recinto parroquial. Así me inicié yo, porque debí prepararme para dar catequesis a mi hija que hoy tiene 51 años”. Alrededor, sólo barracas y pobreza. Sus primeras palabras son para el padre Valerio, el artífice del actual templo. “Era francés, hablaba como extranjero pero se le entendía bien, tenía unos grandes ojos azules y era dueño de una bondad infinita. Siempre se le vio muy allegado a la gente humilde. Se amarraba la sotana en la cintura y se arremangaba para remover la tierra y ser un obrero más, codo a codo con el resto. Trataba de llevar alivio a la gente más pobre y desesperanzada. Pagaba el trabajo de quienes construían el templo. Con 22 una pesa iba cancelando el salario con harina, manteca, leche. Había mucha ayuda de Cáritas. Junto a sor Estanislá visitaba los barrios y repartía alimentos. El padre Valerio no hacía vida social, los pobres eran sus preferidos y con ellos compartía. Recuerdo que había un armonio que nadie sabía tocar, estaba como adorno, pero se veía bonito en ese humilde templo”. Comenta que en los primeros años siempre el trato de los párrocos fue de mucha cercanía con la comunidad. Era habitual verlos en sus casas, comiendo sopaipillas, saboreando un tecito con pan amasado o un simple mate. No causaba extrañeza, y era parte de la cotidianeidad de ese entonces. “En mi hogar siempre hubo visita de curas. El padre Nelson Aguilar que llegó en 1967, era un hombre sencillo. Mi casa era su casa. Se vestía informalmente, y siempre se le veía trabajar. Confiaba mucho en mi esposo que lo secundaba en las labores pastorales. Me mandó por años a la capilla de Alerce”. También tiene recuerdos hermosos del padre Héctor Pericó. “Fue un sacerdote de alma muy grande. Ibamos a las mingas (donde se levantaban casas) a cantar con mi marido, y él tocaba la guitarra. Siempre nos visitaba y se caracterizaba por su sencillez. Recuerdo un gran acontecimiento. La visita del Cardenal Silva Henríquez. No lo voy a olvidar. En esos tiempos estaba monseñor Jorge Hourton. Era el obispo. Llegaba a mi casa preguntándome, ¿me hiciste sopaipillas?. Así era de sencillo y cercano. Fue un hombre muy misericordioso y le tocaron años duros, pero su férrea defensa fue para los más débiles. Nadie hablaba de los derechos humanos, pero él fue un defensor de esa causa”. Por último su memoria la lleva al período de otros dos sacerdotes que dejaron su huella en nuestra parroquia. El padre Marcos Parra. “Era joven, tocaba la guitarra, se movilizaba en bicicleta y era muy directo para decir las cosas. El padre Guillermo en tanto, fue también muy apreciado, y me hizo una propuesta, ser ministro de comunión. Me dijo, piénsalo y después me respondes. Yo le dije, no hay nada que pensar”. 23 Esta fotografía del recuerdo muestra al centro al obispo Jorge Hourton (1970-1974) en una de sus tantas visitas a nuestra parroquia. Era habitual verlo visitando las casas de los miembros de la comunidad, con quienes compartía y mantenía mucha cercanía. También al lado izquierdo se halla el padre Héctor Pericó. Llega un joven diácono (1967 1970) Desde el Seminario San José de la Mariquina llega el joven diácono Nelson Aguilar España a colaborar con el padre Valerio. Este último no daba abasto para cumplir con el quehacer parroquial y comunitario. Aquí se conjugaron la voluntad de Dios y el conocimiento de los hombres porque se juntaron dos personalidades con espíritu luchador, sensibilidad y justicia social, vocación de servicio. Ambos emprendedores, con ganas de servir al prójimo. Por ello, siguieron en la tarea de trabajar para dignificar a los hombres y mujeres del sector alto de Puerto Montt que estaban creando sus poblaciones. El año 1967 es ordenado el padre Aguilar, y comienza su apostolado en nuestra parroquia como vicario cooperador. El padre Valerio en tanto permaneció aquí hasta 1969, momento en que viaja enfermo a Francia. Por la gravedad de su salud (padecía de cáncer) el 3 de agosto de 1969 fallece, rodeado del cariño de los suyos. Así desaparece el gran constructor de nuestra parroquia. Con el padre Nelson continúa muy activo el movimiento de la Juventud Obrero Católica. Surgen los scouts, la Juventud Parroquial Católica JUPAC, la JEC. Catequesis Familiar, Legionarias de María, Movimiento Cursillos de Cristiandad, se forma la Anecap. Entre fines del 69 y comienzos del 70 se inicia la formación de diáconos permanentes, dirigidos por monseñor Jorge Hourton nombrado Administrador Apostólico de la Diócesis el 18 de mayo de 1970. Han acompañado a la comunidad, las religiosas sor Matilde, con catequesis; sor Añese, sor Aloisa y sor Estanislá que hacen su apostolado desde la génesis 24 de la comunidad. El padre Nelson Aguilar se mantuvo de párroco hasta 1970 para regresar años después. Destaca su sencillez, su trato y cercanía con la gente. Fue muy querido, y muchos hasta hoy lo recuerdan con emoción. Los testimonios recogidos de su paso por la parroquia nos hablan de un hombre santo. Provenía de una familia campesina de la provincia, y siendo apenas un adolescente de 14 años sintió el llamado de Dios. Ingresó a esa edad al seminario donde se formó por siete años. Lo ordenó sacerdote el 22 de julio de 1967, monseñor Alberto Rencoret Donoso. Después se le destinó a la parroquia “San Pedro” de Los Muermos para retornar a “Cristo Crucificado” entre 1977 y 1982. Fue por muchos años asesor espiritual de los seminaristas en San José de la Mariquina y párroco de Angelmó. En la actualidad una calle de población Padre Hurtado lo recuerda. Su última destinación fue la parroquia de Los Muermos. Falleció tras una breve y dolorosa enfermedad en el Hospital de Puerto Varas el 29 de marzo de 1993, cuando se empinaba en los 58 años de edad. La Escuela de Laicos del Arzobispado lleva su nombre. Hay numerosos testimonios de su caridad cristiana. Muchos recuerdan episodios vividos con él. Eliana Oyarzún, de larga trayectoria, y con innumerables historias por contar. Ella, hoy de nuevo es una activa catequista y está vinculada por más de una década al trabajo social. De esta forma comparte una anécdota vivida con el padre Nelson que muestra su carácter y espíritu caritativo. “Junto con Gricelda Castro - que era la encargada de Catequesis - preparamos una convivencia con motivo del cierre de las actividades de fin de año. Era una sorpresa para el padre. La mesa lucía rebosante de kuchenes, berlines, tortas, canapés y otras exquisiteces. Nosotras como organizadoras estábamos felices y orgullosas. De pronto aparece el padre Nelson y enmudece. Y nos dice ¿qué han hecho? Le explicamos de qué se trataba. Y muy molesto nos responde: ¿acaso no saben que afuera la gente se muere de hambre? Yo debería tomar el mantel y tirarlo para que caiga todo y después obligarlas a recoger los alimentos y entregárselos a los pobres. Nosotras quedamos para adentro”. Eliana también recuerda que siempre para su cumpleaños o aniversario sacerdotal le regalaban zapatos. Al día siguiente ya tenían distinto dueño. Su generosidad no tenía límites. Todo lo regalaba y compartía con los más humildes. Primero eran los otros, después era él. Otro testimonio lo recogimos de Manuel Arancibia, hoy jubilado. En ese tiempo era funcionario * meteorólogo de la Dirección de Aeronáutica. Ahora es un activo miembro de la comunidad parroquial desde el 2006 *, y encargado de Comunicaciones. “Conocí mucho al padre Nelson Aguilar, muy trabajador, lo aprendió del padre Valerio. Era un hombre que se caracterizaba por su extremada sencillez. Tanto en invierno como en verano, con frío o con calor, siempre andaba con sus sandalias haciendo 25 realidad sus votos de pobreza. Era acogedor, pero muy estricto con su filosofía de vida. Si algo no le parecía bien, lo decía en plena misa, sin rodeos y en forma directa. En una oportunidad debía hacer su primera comunión la hija de un alto militar y su familia quiso pasar por alto las charlas de formación. Muy molesto, el padre Nelson en la prédica del domingo dijo, “aquí todos por igual hacen el curso, y la hija del coronel también”. A la derecha nuestra hermana Norita, junto a un grupo de señoras que asistían a la Catequesis en la década del 70. 26 Capítulo 2 (1970 – 1980) Un pueblo dividido en dos La década del setenta está marcada en Chile por la interrupción abrupta del sistema democrático, y la irrupción de la dictadura militar el año 1973. Al inicio de la década el país estaba polarizado. Se vivía un clima de inseguridad, con paros, protestas, desabastecimiento, movimientos sindicales politizados. El caos se presentía dando paso al miedo, al temor. Es en ese panorama donde se produce el golpe militar y el Presidente democráticamente elegido es derrocado. Los medios de comunicación son silenciados, sólo una radio oficial transmite bandos y marchas militares. Se vive en Estado de Sitio. *Todo el pueblo está bajo control, censurado. A mediados de la década la economía cae al suelo y la cesantía crece. Aparecen los * poco dignos planes de absorción de mano de obra del Pem y POJH para la clase obrera. La justicia *se subordina al poder político. No hay Parlamento. * El gobierno militar afirma que está en guerra, pero el enemigo es indeterminado. No hay duda. Chile está convulsionado y la década que en su nacimiento tenía dividido al país en dos, con el correr de los años exhibe ante el mundo una imagen de atropello sistemático a los derechos esenciales del hombre. Se vive como en un largo silencio*. El tiempo * juzgarán esta parte de la historia. Ante este desolador cuadro, la Iglesia actúa. Sale en defensa de los más débiles y habla por un pueblo callado, arriesgando muchos sacerdotes su propia integridad física. El martirio lo vivió un sacerdote francés de 33 años en población La Victoria en Santiago. Un obispo de Puerto Montt también sufrió la persecución por defender a los más débiles. Cardenal Silva Henríquez: un pastor junto a su rebaño Pero qué sucedía en ese entonces con la conducción de la Iglesia Católica en Chile? Retrocediendo una década en la línea del tiempo, ante el asombro de muchos - que no lo consideraban como el elegido para reemplazar a José María Caro - en mayo de 1961 el Papa Juan XXIII nombra arzobispo de Santiago al obispo de Valparaíso, Raúl Silva Henríquez (sacerdote salesiano y abogado). En febrero de 1962 es nombrado Cardenal. Durante 20 años se vio enfrentado a una de las épocas 27 más radicales de nuestra historia, marcada por numerosas demandas sociales y por la aguda polarización política que terminó con el quiebre democrático y la instauración de la dictadura. En este contexto, el Cardenal Silva, cuyo pensamiento se fundamentó en su gran fe y amor a la patria, y siendo fiel a su labor de pastor, pasó a ser la voz de los sin voz, de los desamparados. En su fecunda obra social promovió la creación de instituciones en favor de la extrema pobreza y de defensa de los derechos humanos. Esto se refleja en su obra “Mi sueño de Chile” “Quiero que en mi país todos vivan con dignidad. La lucha contra la miseria es una tarea de la cual nadie puede sentirse excluido. Quiero que en Chile no haya más miseria para los pobres. Que cada niño tenga una escuela donde estudiar. Que los enfermos puedan acceder fácilmente a la salud. Que cada jefe de hogar tenga un trabajo estable y que le permita alimentar a su familia”. Se hace alusión a este extracto del texto porque - transcurridas las décadas sus anhelos siguen vigentes. El 10 de junio de 1983, al cumplir 75 años de edad, dejó la Arquidiócesis de Santiago sucediéndole Monseñor Juan Francisco Fresno Larraín. En su despedida final, en abril de 1999 recibió por su obra social, un espontáneo testimonio de cariño de miles de chilenos. “Raúl, amigo, el pueblo está contigo”. Su sello y huella indelebles están en el Comité Pro Paz y la Vicaría de la Solidaridad. Un “curita especial” (1970- 1973) Volvamos a la historia de nuestra parroquia y a los convulsionados años de la década. Con la ida del padre Nelson Aguilar a Los Muermos, llega a la Parroquia el padre Héctor Pericó González, ordenado presbítero por el Obispo Alberto Rencoret Donoso el año 1966. Había nacido en Santiago el 4 de septiembre de 1924. Desde el primer momento se observa que seguirá la misma línea de sus antecesores. Gran importancia brinda a la Catequesis y a la Legión de María. Los grupos juveniles siguen su tarea con renovado entusiasmo. A los existentes se agregan el MOANI (Movimiento Apostólico de Adolescentes y Niños), corriente nacida en Francia el año 1929, presente en Chile desde 1955 y traído a “Cristo Crucificado” por el Padre Pericó. Da protagonismo a los niños y adolescentes para prevenir el abuso infantil y seguir a Jesús y transformar su vida y su ambiente. Surge el Movimiento Juvenil PALESTRA que promueve la formación de líderes y dirigentes para buscar la liberación de la humanidad basado en la Biblia, la Mística de San Pablo y el espíritu 28 creador de la juventud. Asimismo el Padre Pericó funda el grupo Levíticos, hoy Acólitos. Eran agrupaciones mixtas con gran mística litúrgica. Participaban en retiros, jornadas formativas y tenían una revista que circulaba en la diócesis. Los scouts recibieron una fuerte formación cristiana y se les alentó a construir un refugio, en ese tiempo, un lugar inhóspito en población Libertad. El Espíritu del Señor se hacía presente en él y cultivaba la amistad con jóvenes y niños, a los que les enseñaba a practicar la fraternidad, la humildad y el amor. Su estilo de vida era sencillo y su espiritualidad acusaba un llamado a la pobreza y a la invitación que hace Jesús de Nazareth. Era un “curita especial”, No le importaba las clases sociales y atendía a todos por igual, de día, de noche, de madrugada, sin descanso. En su período el presidente del comité de trabajo fue Armando Andrade. El año 1971 bajo la guía de Monseñor Jorge Hourton se ordenan algunos diáconos, entre ellos Miguel Ramírez, primer laico que se integra al ministerio del diaconado en “Cristo Crucificado”, y también uno de los primeros de Chile. Fue un valioso *estímulo para uno de los hombres que luchó desde el principio por su comunidad. Antes de abandonar la Parroquia en 1973, el Padre Pericó crea el Comité de Trabajo. Ocupó otros cargos en el Arzobispado. Esta foto corresponde a la Falleció en Santiago el año 2000. ordenación sacerdotal del padre Lo sucedió el padre Marcos Parra. Héctor Pericó por parte del obispo Alberto Rencoret. 29 La imagen es de la década del 70. Se trata de una jornada de formación en la Casa Nazareth. Allí aparece nuestro hermano Manuel Quintana (fallecido el 2006) quien fue vecino de toda una vida de nuestra parroquia. Una historia de amor Por dos años, estando el padre Valerio aún en la parroquia, Rosa Ester Olavarría Oyarzún era una jovencita que junto a otra secretaria atendían la sede de Anecap, situada donde hoy está la casa parroquial. Eran cuatro pequeñas piezas. Hasta ese lugar llegaban las trabajadoras de casa particular. Estaban muy bien organizadas al alero de la Iglesia. Se les tramitaban sus imposiciones para las jubilaciones y estas humildes piezas eran su casa de acogida. Manuel Quintana en tanto, era un joven que en ese entonces acolitaba y vivía con los curitas. Estamos hablando de comienzos del 70. Rosa se inició en el catecismo. “El Padre Pericó fue mi jefe espiritual, y gracias a la formación de tres años que nos brindó, yo pude ser mamá guía, e íbamos a las casas a hacer catequesis en tiempos en que no había locomoción colectiva. Se caminaba mucho, dábamos charlas de bautizo, de matrimonio, y allí nos conocimos con Manuel. Los dos trabajábamos dentro del recinto parroquial. En 1974 nos casamos”. Y fue un matrimonio hasta que la muerte los separó. Manuel dejó de existir el año 2006, quedando una descendencia de tres hijos, Soraya, de 33 años, asistente social, Miguel Antonio y Oscar Rolando, kinesiólogo. Cuenta la señora Rosa que el Obispo Hourton fue como su segundo padre. “Estamos viviendo en este lugar por él (a un costado del recinto parroquial), ya que 30 nos dejó una autorización por escrito para levantar aquí nuestro hogar. Claro que en ese tiempo esto era un cunquillal, un gualve. Empezamos de cero, había que arreglar el terreno. Croaban las ranas, se debía emparejar, hacer cunetas hasta poder levantar los cimientos de nuestra casa. No hubo problemas mientras estuvieron los obispos Vicuña y Cazzaro. Con el correr de los años hubo malos entendidos que nos mantuvieron por un tiempo alejados del templo, pero nunca de Dios. Siempre quisimos comprar el terreno para sanear, pero no se podía, y fue un dolor que se llevó mi marido al morir, y se lo dijo al padre Darío Nicolás con quien era muy amigo. En el período del padre José Cornejo por fin pudimos sanear, ya que él actuó de intermediario ante al comité económico del Arzobispado que accedió a vender, y gracias a eso ahora tengo mi título de propiedad, pero fue una odisea que se arrastró por décadas”. Rosa no siente rencor, lo acepta como cosas que pasan en la vida. Muestra una fotografía del día de la ordenación sacerdotal del Padre Pericó. La dedicatoria reza: “Por ti, Manuel, y muchos hermanos, seguí el sacerdocio, a fin de entregarles el amor. Tu amigo, Héctor Pericó”. El 22 de febrero de 1974 el padre Héctor Pericó impartía el sacramento del matrimonio a Manuel Quintana y Rosa Olavarría, miembros de nuestra comunidad. 31 Obispo promotor de la paz y la justicia (1970- 1974) A monseñor Jorge Hourton Poisson - que dirigió la Arquidiócesis de Puerto Montt en calidad de Administrador Apostólico desde 1970 a 1974 se le debe asignar un rol de importancia. Originario de Francia, le tocó vivir la época más dura de nuestra historia recién pasada, irguiéndose como defensor de los Derechos Humanos y vocero de familiares de presos políticos y fusilados en nuestra zona. Puso la cara y el pecho no sólo por sus sacerdotes perseguidos, sino por todos aquellos que sufrieron el dolor en su máxima expresión. No vaciló en viajar hasta Santiago para defender a uno de los suyos, el párroco de Puerto Chico que fue un perseguido político y debió marcharse a otra ciudad. Sabía que se enfrentaba con el arma de su fe en Cristo a un enemigo casi imbatible. Esto le valió ser tildado de “obispo rojo” y estar en la mira de quienes ostentaban el poder. Si hasta fue silenciada la misa que se transmitía a diario por la Radio Cooperativa Vitalicia aquí en Puerto Montt, y que hoy continúa a través de Radio Nueva Belén. Se temía que el “cura comunista” pasara su avisito durante el sermón. Dos meses más tarde – es decir, el 1 de noviembre de 1973 - se logró reponer la transmisión quedando de garante, Luis Ditzel Marín, (encargado de radio del Arzobispado, un connotado vecino y ferviente católico). Estuvo preso diez días cuando los militares consideraron que el cura se extralimitaba en su prédica. Estas historias las consigna el propio obispo en sus memorias.*(2) En tanto, en una revista de la época se califica a monseñor Hourton como un peregrino del mundo desde el momento en que a los 7 años salió de Francia y comenzó su itinerario. Los avatares de su vida son un bálsamo que se debiera conocer, reporta el escrito. Escribió sus memorias que son un aporte al futuro de Chile porque, a partir de su testimonio se puede construir una Patria donde el centro de la belleza esté en su gente. Tuvo una atención especial por los desvalidos y los que estaban al borde del camino. Su lema episcopal fue “Para evangelizar a los pobres”, lo que hizo carne en esos difíciles años. En su libro testimonial y luego de terminar sus cinco años de labor pastoral como obispo de Puerto Montt viaja a Roma siendo recibido por el Santo Padre, en ese entonces, el Papa Paulo Sexto. Así lo recuerda en su libro “Clava sobre mí su mirada y casi con solemnidad me dice: (2) Memorias de un obispo sobreviviente: Episcopado y Dictadura (Monseñor Jorge Hourton) 32 En nombre de Cristo le agradezco todo lo que usted ha hecho en Puerto Montt durante estos cinco años”. Casi me saltan las lágrimas. “No se desaliente con los problemas políticos, ya pasarán. Base toda su acción pastoral en su unión con Cristo, y lo demás vendrá por añadidura”. Está muy bien informado, hasta el detalle, pues esos consejos son generosos, y para relativizar lo que es relativo y no lo esencial. Como para explicarme, atino a decir: “Santo Padre, hemos tratado de estar muy cerca de los pobres porque es mucha la gente que sufre hoy en Chile, hay torturas y muertes injustas”. Percibo una sombra de tristeza en su cara y me responde que a él también le han dolido mucho las cosas que ha sabido y que le ha dicho el Cardenal Silva cuando lo visitó hace poco”. Cuando era obispo, Jorge Hourton visitó en forma permanente nuestra parroquia y compartió con los feligreses, e incluso visitaba los hogares de los catequistas de población Antonio Varas y compartía la tacita de té con ellos, y las sopaipillas como con la señora Norita, entre muchas otras familias. Hay testimonios y recuerdos que hablan de esas vivencias. Recorría las capillas del Seno del Reloncaví participando en primeras comuniones y confirmaciones en el campo. Vivió la verdad del Evangelio al lado de la justicia, la sabiduría, la prudencia y el profundo amor, señaló una autoridad al momento de su partida final el 5 de diciembre del 2011. Monseñor Hourton ordenó a dos sacerdotes diocesanos y los primeros cuatro diáconos permanentes de la Arquidiócesis. Tras su ida y por unos meses, se desempeñó como administrador apostólico el Obispo de Osorno, Monseñor Francisco Valdés Subercaseaux. En tanto monseñor Hourton fue designado Obispo Auxiliar del Cardenal Raúl Silva Henríquez. Un pastor por trece años (1974- 1987) El 16 de julio de 1974 se nombra al segundo Arzobispo de Puerto Montt. El era hasta entonces Obispo de Chillán. Se trata de Monseñor Eladio Vicuña Aránguiz que toma posesión en agosto de ese año. Proviene de una familia de profunda religiosidad, y fue ordenado sacerdote en Santiago en 1934. Participó en cuatro sesiones del Concilio Vaticano Segundo. Fue un pastor que se caracterizó por construir numerosas obras. A modo de ejemplo reparó por tercera vez la Catedral. De igual forma en su periodo construye la casa habitación de los arzobispos en terrenos donde hoy se emplaza el Colegio Arriarán Barros. Se inaugura la Casa Nazareth. También es obra de Monseñor Vicuña la Gruta de Lourdes. Se crean las parroquias de Pichi Pelluco, Mirasol y El Buen Pastor. Ordenó a siete sacerdotes diocesanos y seis diáconos permanentes e incardina a un 33 diácono más*(3). Supo mantener una relación cordial con el gobierno de la época, por lo que su larga permanencia de trece años en el sur estuvo exenta de conflictos con el Ejecutivo. Le correspondió jugar un papel sobresaliente en su calidad de anfitrión durante la visita del Papa Juan Pablo Segundo a Puerto Montt. Un mes más tarde, el 13 de mayo de ese mismo año, por razones de edad, Su Santidad acepta su renuncia. Queda como administrador apostólico el Presbítero Leandro Serna Serna. El Arzobispo Vicuña falleció en Santiago el 29 de julio del 2008 a la edad de 97 años, y sus restos permanecen en la Cripta de la Catedral de Chillán. En su Misa Exequial lo despidió Monseñor Bernardino Piñera. En un sentido homenaje, el prelado se inspiró en palabras del Papa Paulo VI dichas en sus últimos años. “Los hombres de hoy no quieren maestros, quieren testigos, y solamente escuchan al maestro cuando es también testigo”. Quiero hablarles del sacerdocio, pero no perderé la oportunidad de hablarles del testigo, porque Eladio Vicuña fue uno de los mejores testigos que yo haya conocido en mi vida de lo que es ser un sacerdote católico. Según el Antiguo Testamento, el sacerdote se define por tres rasgos: es profeta, es liturgo y es pastor. El profeta no es tanto el que anuncia el porvenir, es el que habla en nombre de Dios, a quien conoce, y que comunica lo que él vive de Dios a los demás. El liturgo es el que conecta a Dios con los hombres y a éstos con Dios, y el pastor es el que conduce a las ovejas donde hay pasto abundante y agua fresca para que puedan crecer y desarrollarse. En el Nuevo Testamento la imagen cambia, se purifica, se sublima: la imagen del sacerdote es Cristo. Cristo que predica el Evangelio, que celebra la Eucaristía en el cenáculo, que padece en la cruz para redimir a los hombres. El sacerdote es un discípulo de Cristo, un hombre que trata de ser como Él, y sigue realizando algo de las tres misiones del sacerdote del Antiguo Testamento. Eladio fue totalmente y solamente sacerdote. No le conocí ninguna afición, ningún interés que no estuviera directamente relacionado con su misión de sacerdote”. Un religioso múltiple *(1973 – 1976) Seguimos con nuestra historia local. Religioso asuncionista y ordenado el 17 de diciembre de 1967 se hace cargo de nuestra parroquia el año 1973 el padre Marcos Parra, quien la dirigió hasta 1976. Su designación se hizo en Santiago a petición de él mismo. (3)Datos obtenidos de “Pioneros de Cristo” (Monseñor Leandro Serna). 34 Deseaba vivir la experiencia sacerdotal en una parroquia de barrio fuera de la vida en comunidad. Desde el punto de vista apostólico, se le reconoce su excelencia como sacerdote muy celoso de su investidura y muy trabajador. Alguien recuerda que hizo desmantelar el altar y sacar todas las imágenes del templo, lo que por cierto no fue bien visto por algunos de sus feligreses. Era muy jovial, tocaba la guitarra y se movilizaba en bicicleta. Se trasformó en lo que él quiso ser, un cura de barrio que vivió su experiencia sacerdotal en momentos muy duros, de mucha pobreza, y donde impregnó a la feligresía la fuerza y el coraje para salir adelante con toda la fortaleza y vitalidad, y teniendo siempre como guía a Cristo. Trabajó intensamente en las comunidades rurales. La Paloma, La Vara, Alerce, y otros lugares aledaños conocieron de su incesante labor. Atendía la población La Colina celebrando la eucaristía en la sede social. Su quehacer fue múltiple, ya que impulsó la creación de otros movimientos juveniles, no necesariamente en el marco parroquial sino de cualquier índole, ya sea de acción social, recreativo o deportivo. De esta manera, un grupo de jóvenes motivados por este llamado formó el centro juvenil “Alborada” que mantenía una línea social, de ayuda a los necesitados. Dio máxima importancia al comité de trabajo iniciado por el Padre Pericó. En estos años colabora en la catequesis Sor Maria Oliva. Se echan las bases de un voluntariado de adultos mayores. En síntesis, el padre Marcos demostró ser un gran aporte a la pastoral de la Diócesis, sobre todo en el campo juvenil y escolar, y un puntal de acero para su comunidad parroquial. Rodeado de un grupo de niñitas y niños en el día de su Primera Comunión, se observa en la imagen destacada al padre Dionisio Muñoz, recién ordenado sacerdote. 35 Regreso del padre Nelson (1976- 1982) Fue en abril de 1976 en que regresó a “Cristo Crucificado” el padre Nelson Aguilar España. A su llegada constata con satisfacción que la comunidad que dejó en marcha se halla mucho más sólida. Funcionan dos grupos de scouts, al que se agrega el grupo “Jorge Hourton” de población Libertad. El 29 de diciembre de 1979 sucede un gran acontecimiento parroquial. El arzobispo Vicuña ordena a tres diáconos permanentes para nuestro templo. Guillermo López, Ananías Uribe y Washington Chávez. Este último es destinado a la capilla “Nuestra Señora de Fátima” de población Libertad. Ellos aliviarán el trabajo pastoral del párroco debido al notorio crecimiento de la comunidad. Poblaciones como Chiloé, La Colina, Libertad y otras se suman a las legendarias Antonio Varas y Manuel Montt. Los grupos parroquiales existentes eran scouts (dos tropas) Juventud Fraterna, Jufra, Pastoral Juvenil, Catequistas, Mamás guías, Legión de María adulta y juvenil, Cursillos de Cristiandad. Además renace el centro juvenil “Alborada” después de un tiempo en receso. Trabajan en la catequesis Sor Aloisia, Sor Daría, Sor Amelle. Esta última da vida a la Jufra, (Juventud Franciscana). También debemos recordar a las damas presentes en la vida parroquial, señoras Ana, Gricelda, Filomena, Nora, Irma y muchas más que de una u otra forma hicieron historia junto a la parroquia. Algunas de ellas han entregado su testimonio. En 1981 nace “El Buen Pastor” en La Colina, creación que era muy necesaria por el crecimiento habitacional. Fue atendida por el padre Dionisio, ordenado ese mismo año. El 8 de septiembre de 1982 es declarada parroquia abarcando gran parte del sector alto. El padre Nelson acompaña a nuestra comunidad hasta 1982. El padre Nelson Aguilar España dejó huellas profundas en la comunidad de “Cristo Crucificado”. Se destaca de él su humildad y sencillez, su espíritu de servicio y entrega sin límites. 36 Los pobres fueron sus amigos En la década del 80, Irma Cárcamo Ruiz era catequista, legionaria, ministro de Comunión y colaboradora directa del padre Nelson. Nos recibe en su casa para esta entrevista. Está delicada de salud, lo que le impide participar en la vida comunitaria de Iglesia. Cada domingo recibe a Comunión en su hogar de población Chiloé. En su sala de estar, figuran – aparte de un altar los retratos del Padre Nelson y del padre Juan Espinoza. Habla con la agitación y el deseo de poder transmitirnos cómo el padre Nelson hizo carne la palabra de Jesús. Nos cuenta que fue humilde hasta el extremo, caritativo, vivió y compartió la pobreza dura. Era incapaz de comer si sabía que a su lado alguien padecía hambre. Se sacaba el pan de la boca para dárselo. “Nunca pidió un peso a la gente, y hasta con la plata de la colecta juntaba para pagar la boleta de la luz. Solía decirme, “a mí no me interesa el dinero, y mira cómo la gente más humilde da en la misa cinco pesos con esfuerzo porque no tiene más, y lo entrega con amor, como la viuda que se desprendió de las únicas monedas que tenía”. Llegaba gente a pedir alimentos. Yo le decía. Padre sólo quedan fideos para prepararle a usted un plato de comida, y me respondía, entrégalo. El no comía. Ese era el padre Nelson, hombre de corazón enorme. Los pobres fueron sus amigos y su preocupación constante. Sólo accedió a apadrinar a mi hijo porque mi esposo siempre estaba fuera del hogar por ser marino mercante. Lo formó y lo guió como un verdadero papá, y en su lecho, cuando ya estaba enfermo y sabía que su fin se acercaba, se lo encargó a su hermano Teobaldo”. Irma es una mujer agradecida de Dios por haber servido a la Iglesia en aquellos años y conocer a personas de esa nobleza y estatura. “En una ocasión terminábamos con Gricelda de asear el templo, porque en aquellos años no se pagaba ese servicio y los grupos eran los que barrían. Vimos que no había flores, sólo ramas y plantas. No poníamos flores plásticas porque al padre no le gustaban, tampoco había plata para comprar. Llegó el cura y me preguntó por los scouts que yo dirigía, y partió con ellos. A nosotros nos causó mucha risa cuando llegamos a misa al día siguiente y vimos todo el altar amarillo. Se había ido a buscar chacay con los scouts y hermoseó todo con esas flores. A modo de explicación nos dijo, son flores de Dios, la Naturaleza la dio. Así era él. También en verano se perfeccionaban las catequistas en el Colegio María Auxiliadora, y el padre me entregaba una bolsa de plata de las colectas y me decía “úsala para los pasajes de la gente. No quiero que gasten un peso, y si alcanza compra un pancito para cada uno. Nunca ocupamos plata nuestra”. Irma recuerda que el sacerdote iba a catequizar a La Paloma que en ese entonces eran campamentos. Preguntaba puerta a puerta qué necesitaban. Era un trabajo silencioso, callado. Luego, con orgullo nos cuenta que también el padre Nelson fue el promotor del Vía Crucis del 37 Viernes Santo desde Puerto Montt a Puerto Varas, idea que concretó cuando estaba en nuestra parroquia, y después se sumó el resto de la Diócesis. Esta feligresa con mucha añoranza y nostalgia se emociona al recordar a otro sacerdote. El es el padre Juan Espinoza, otro apóstol de Cristo. “Se recibió de curita el 6 de febrero de 1969 y la primera misa de difunto que celebró fue la de mi madre en San Alberto de Crucero. Vivía allí con su mamá. Ella le dejó de herencia un campo porque era de Los Muermos. Le dio la plata a su hijo y él no halló mejor idea que comprar un terreno en Lagunitas para construir un hogar de menores. Reunió madera hasta que pudo construirlo y empezó con la atención de un niño, ahora son treinta. Su hermana, la Kenita (María de los Angeles) está a cargo de esta hermosa obra. Fue un padre caritativo. Recorría la feria pidiendo frutas muy maduras o verduras, y a quienes podían dar más, les pedía un saco de papas, así alimentaba a sus hijos, los niños del hogar”. Irma tiene mucho más que contar pero el tiempo y el espacio apremian. Queda pactada una segunda conversación. 38 Capítulo 3 1980 – 1990 Década con una visita santa La década de los 80 llega con profundos cambios sociales y económicos. Se instaura en Chile un modelo de economía de libre mercado. La clase obrera sufre los embates del neoliberalismo. Es la década del Plebiscito del No que marca el comienzo de la recuperación de la democracia. Se vive pobreza. El 13 de mayo de 1981 el mundo cristiano enmudece. Una noticia estremecedora recorre todos los continentes. Un extremista turco en la plaza de San Pedro en Roma atenta contra la vida del Papa Juan Pablo Segundo. Queda herido de gravedad pero logra recuperarse. Esta década también trajo aires de guerra, de conflictos bélicos como el de Argentina con Inglaterra por Las Malvinas. En tanto 1987 es un año que se recordará con alegría y mucha paz interior por varias generaciones. Llega a Chile el Santo Padre, el Papa Juan Pablo Segundo, y también recorre la bahía de Puerto Montt. Algo nunca imaginado. Nadie que haya vivido ese momento, con el Papa Juan Pablo Segundo saludando desde una embarcación engalanada en un día de abril primaveral – con un cielo azul intenso y los volcanes luciendo una blancura casi antinatural - olvidará las emociones y sensaciones que permanecerán atesoradas en las páginas más bellas de la historia de Puerto Montt. También en esta década, el 3 de septiembre de 1988, el Papa Juan Pablo segundo proclama beata a Laura Vicuña. En aquella homilía el Santo Padre manifiesta que “la beata Laura Vicuña, Gloria Purísima de Argentina y Chile, despierta un renovado compromiso espiritual en estas dos naciones”. ¿Quién era Laura Vicuña? Nacida en Santiago en 1981 en un hogar acomodado, era hija de un alto militar que murió cuando ella era muy pequeña. La familia debió huir a Argentina por la revolución que se vivía y que derroca al gobierno de la época. Más tarde, viviendo el exilio, su madre mantiene una unión libre con un hacendado en Junín de Los Andes. Internada en el Colegio de las Religiosas María Auxiliadora, Laura se percata de que el ser a quien ella más ama, vive en pecado mortal. Decidida a salvar su alma, ofrece su vida a Dios para reparar las ofensas. A los 10 años contrae una gravísima enfermedad que la lleva a la muerte. 39 Un párroco multifacético (1983-1985) El 12 de abril de 1983 llega a dirigir *la parroquia el Presbítero Juan Manuel Espinoza, de quien tan gratos recuerdos tiene Irma (testimonio anterior). Por su excesiva carga de trabajo, se le asigna como Vicario Cooperador al Padre Albino Tampier, sacerdote muy tranquilo y carismático, cercano a las personas. Era radio aficionado y mantenía un modesto equipo de radio, con el que también servía a la comunidad. El padre Juan Espinoza entregó su vida por los más desvalidos. El Padre Juan, además de su labor de párroco, tenía la responsabilidad de la Pastoral del Hospital y era capellán del presidio de Chin Chin. Es en este último lugar donde vivió momentos difíciles en su labor de apoyo espiritual. No se trataba sólo de atender a los reos comunes. Atendía espiritualmente - y en esos años allí centró su labor - a los presos políticos sin contacto con el exterior, menos con sus familias. Este cura era el consuelo y la voz de aliento. Estaba junto a los que sufrían, a los perseguidos. Su trabajo de apoyo cristiano le valió más de alguna acusación de quienes ostentaban el poder. Incluso se le acusó de “extremista”. Sin embargo pudo salir airoso de esta situación. Lo consigna en sus memorias el Obispo Hourton. Con todo, este sacerdote además se daba tiempo para llevar a cabo un hermoso proyecto: habilitar un lugar para acoger a niños desamparados, conocido luego como el “Hogar de Niños Juan Pablo I” en Lagunitas. En estas actividades era acompañado por voluntarias de nuestra parroquia. Una de ellas, Juana Fuentes, hoy de Acción Social, cuenta que en esos años formaba parte de un grupo de amigas que ayudaban al padre Juan, y apadrinaron el hogar. “Organizamos beneficios, tuvimos un kiosco para la semana puertomontina para ayudarlo en su obra. Era un hombre muy bueno con la gente, muy caritativo, le ayudaba su hermana en este afán”. En el año 1984 *se creó el Grupo “Sagrado Corazón de Jesús”, integrado por unas doce mamitas que preparaban a sus hijos para la Primera Comunión. En el año 1985 con la asesoría de Sor Emelina Toledo 40 se organizan y eligen como presidenta a Florentina García. Después la coordinación pasó a manos de la religiosa Francisca Acalodo y la presidenta fue Mercedes Vera. Hoy esta comunidad la dirige Adriana Mansilla. Finalmente el 12 de marzo de 1985 el Padre Juan renuncia al cargo de párroco por motivos de salud. Este buen hombre falleció en Puerto Montt el 2 de julio de 1994 en un accidente automovilístico. Miles de personas le dieron su último adiós en la Catedral. Un apostolado sin claudicar Hablar con ella es empaparse de energía, de alegría de vivir, de entusiasmo. Doña Emelina Alvarez derrocha todas esas cosas y mucha salud. La entrevistamos mientras atiende el comedor de los niños, lo que viene haciendo por más de dos décadas todos los fines de semana, con viento, lluvia o temporal. Para ella no hay frío ni enfermedades ni tampoco decae la fuerza. Se ve una mujer joven. El sábado de la entrevista en el salón parroquial es un día muy especial. Es primera vez que el Colegio San Francisco Javier patrocina el comedor. Los primeros seis meses del 2012 fueron duros y muy pobres porque no hubo ninguna institución que lo apadrinara. “Siempre digo que así como empezamos hace 23 años estábamos ahora, porque era mucha la pobreza. Con los jóvenes, había que recolectar alimentos por las casas. Gracias a Dios ahora contamos con el respaldo del Colegio San Javier”. Nos relata que sus inicios en nuestra parroquia están en la comunidad del Sagrado Corazón que creó el padre Juan Espinoza una vez que finalizó la catequesis de sus hijos. “Nos preguntó ¿qué van a hacer ahora? Le dijimos, nos vamos a organizar, padre. Ya está, pero falta el nombre. Yo propuse Damas Colaboradoras de la parroquia, y el padre Juan dijo no, ustedes serán el grupo del “Sagrado Corazón de Jesús”. Esto fue en 1983, y hasta hoy continúo, claro que hasta el 2005 fuimos sólo dos hasta que llegó Sor Estanislá”. Emelina es viuda y madre de cinco hijos. Uno de ellos, Cristian Pulgar, en ese entonces de 17 años, la motivó. Corría el año 89 y vivían en población Anef. El era del grupo juvenil “Cristo Amigo Siempre”, y con sus amigos se percataron de la miseria que se vivía en los alrededores. “Las familias habitaban unas piezas muy precarias, y se tapaban con puros trapitos y no había nada para comer. Los niños eran los que más sufrían el hambre. Los jóvenes se sensibilizaron y empezaron a recolectar alimentos. Por dos meses atendimos a veinte niños en mi casa, pero era muy pequeña. Después hablé con el padre Clementino para entusiasmarlo y formar el comedor. No había nada, ni siquiera una olla o una taza. Empezamos de cero. Eso fue hasta el año 1991. El padre era capellán del Colegio Inmaculada 41 Concepción y habló con las monjitas, y ellas se hicieron cargo de la obra hasta el 2009 en que se atendía todos los sábados y domingos. Me acompañan en esta labor jóvenes voluntarios. Después del 2009 al 2011 nos colaboró el Colegio American School sólo los domingos”. En este comedor se ha atendido con almuerzo a generaciones. Los niños de ayer ahora son padres que van de la mano con sus hijos. Luego serán los hijos de los hijos porque cuesta cortar el cordón de la pobreza. Cuando están enfermos se les envía la comida en una ollita. Cuando la necesidad lo amerita, se atiende a algunas mamás con un plato de comida caliente. Emelina con decisión afirma que seguirá con su trabajo voluntario que se extiende por 23 años, sin descanso, y sin vacaciones. “Estaré aquí hasta que el Señor lo diga, y El sabe que nunca he fallado ni han flaqueado mis fuerzas. Sólo El me sacará de este lugar porque yo no pido nada”. Testimonio de entrega absoluta Dueño de una voz privilegiada, del don de la palabra y facilidad de la expresión, con sensibilidad artística, mucha agudeza, gran capacidad de discernimiento y de ver la vida con los ojos del corazón, Héctor Pérez no necesita mayor presentación. Este hombre de radio (actualmente labora en Radio Nueva Belén) fue por muchos años junto a su esposa Norma, miembro activo de la comunidad de “Cristo Crucificado”, y ha visto pasar gran parte de su historia en estos cincuenta años. (Hoy está radicado en otro sector poblacional). Padre de tres hijos, Néstor Iván, Héctor Eduardo y Norma Cecilia (ex ministra de Estado) ha podido captar en los decenios situaciones que para el resto han pasado inadvertidas. Es que lo esencial es invisible a los ojos, como nos enseña El Principito, y ahí está la mayor virtud del relato de nuestro entrevistado. Retrocediendo a la década del 80 nos cuenta que participó en Encuentro Matrimonial junto a su compañera donde colaboró por muchos años. Y aquí nos narra el testimonio de vida del padre Juan Espinoza. Un día cualquiera, este sacerdote les pide ayuda. Se trata de formar la Catequesis para preparar a los novios. Allí estuvieron entregando orientación cristiana nada menos que por veinte años. Ello les permitió conocer a fondo al padre Juan. “Era un verdadero padre de familia, cariñoso con todos. Amaba mucho a los niños. Vivía en una pobreza que no he visto en otros sacerdotes, salvo en el padre José Fernández. Tuvo una niñez desgarradora. No conoció a su padre. Vivía con su madre a la que atendía con esmero, también una hermana. Llegó como capellán de la parroquia San Alberto de Crucero, después fue capellán de la cárcel, del hospital, y atendía el hogar de niños abandonados “Juan Pablo Primero” que él mismo creó. También tuvo sus pequeños dolores, como cuando preparó a los pequeños y engalanó su 42 hogar, con la esperanza de que la caravana que traía al Santo Padre desde el Aeropuerto El Tepual a Puerto Montt se detuviera unos instantes para saludar a sus niños que lo esperaban con banderitas. Fue un gesto que le dolió mucho. El estaba ilusionado y los niños también. Un día cualquiera, haciendo misa en la cárcel, ya lo había hecho en la parroquia y se dirigía a la capellanía en el hospital, un camión lo embistió. Fue consecuente toda su vida y murió dando precisamente la vida por los niños huérfanos, por los enfermos, por los presos. Vivió imitando a Jesús pobre, sencillo y humilde. Después derramó su sangre en la cruz. Su martirio lo vivió en el pavimento. Fue muy amigo del padre Darío Nicolás”. Nuestro hermano Héctor Pérez de igual forma participó por años junto al padre Clementino Ruiz, a quien también lo tiene en sus mejores recuerdos. Nos regala este testimonio.”Era amigo personal y “yunta” del padre Leandro Serna. Ambos, cuando tenían un tiempo libre, se iban a la Cordillera, a Aguas Calientes. Lo defino como un hombre ascético porque en la práctica buscaba la perfección espiritual y vivía con mucha sobriedad y en forma modesta. Su misión aquí en Chile y entre nosotros fue de una fuerza increíble, y pudo dar vida así a otras cuatro parroquias del sector alto que en su periodo se levantaron. Tenía un carisma muy especial. Fue jefe de grupo de Cursillos de Cristiandad *(4) en Puerto Montt, el que hicimos con n uestra señora. Este movimiento nació en la épopca de la post guerra civil española y es el intento de un encuentro personal con Dios. Pero en mi caso, lo que me hizo acercar a Dios fue mi ceguera. Han pasado los años, esto lo he superado y ahora vivo feliz. Puedo decir, después de 30 años, que ha sido una bendición, porque ahora veo mejor algunas cosas que antes no veía. Me he acercado más al Señor y lo siento haciendo música. Siempre he tenido una sensibilidad musical especial, y a veces una canción, un tema, me hace llorar. Lo mío fue una lección de humildad”. Héctor tuvo un grave accidente a nueve meses de haberse casado el año 1962. Era un joven enfermero de la Fach y una explosión de oxígeno lo dejó ciego al reventar la manguera. Se acuerda Héctor que el padre Clementino con su simpatía y dialecto español cantaba “Olas que vienen y van”. “Parece que lo estoy sintiendo. Era muy carismático. Me saludaba diciendo: “Pues, dichosos mis ojos que te ven. Y yo le respondía, pues dichosos mis ojos que no lo ven”. Nos comenzamos a preocupar porque llegó un período en que se quedaba en silencio en medio de la prédica. Nos mirábamos asustados. *(4) Hoy en día, Cursillo funciona en más de 60 países y un promedio de 1500 diócesis del mundo. 43 Era el inicio del Alzheimer que más tarde terminó con su vida. Su última destinación fue Puerto Varas. Recuerdo que ahí tuvimos una conversación personal. El no se hallaba cómodo en esa parroquia. La gente era de un estatus más elevado y más fría, arrogante. El se sentía como un servidor personal. Desde ese lugar partió a España con los suyos”. Héctor comenta que a veces en una comunidad parroquial se dan situaciones de liderazgo y de lucha de poder, lo que es triste, porque en la Casa de Dios, todos somos sus hijos e iguales. El Arzobispo Cazzaro despide al párroco Clementino Ruiz (a su lado). En primer plano, monseñor Leandro Serna. 44 Capítulo 4 1990-2000 Retorno a la democracia La década trae consigo el retorno a la democracia en Chile. Se viven cambios radicales en la conducción del país. Es un período de transición. Sale a la luz la verdad en materia de Derechos Humanos. Por Decreto Supremo, el 25 de abril de 1990 se crea la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación conocida como Comisión Rettig para esclarecer la verdad de las graves violaciones a los derechos humanos cometidas entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1989. Muchos se resisten a creer, pero la historia es quien juzga. En tanto esta década para la Iglesia Católica Chilena es de gran significado. Tiene su primera santa. En efecto, el 21 de marzo de 1993 una joven religiosa (Juana Fernández Solar) nacida en los albores del 1900 y de muy corta vida, fue canonizada y declarada primera santa del país con el nombre de Santa Teresa de Los Andes. De ella, se puede decir que desde pequeña mostró su profunda religiosidad, siempre influida en su vocación por santa teresa de Jesús. Un año antes de morir, ingresó a las Carmelitas Descalzas de Los Andes. En 1920 su delicada salud se resiente, falleciendo a los 19 años. En un artículo de muerte recibe los hábitos como Sor Teresa de Jesús. Su proceso de beatificación se inició 40 años antes, y el Papa Juan Pablo Segundo en su visita a Chile en 1987, en medio de una convulsionada celebración eucarística en el Parque Ohiggins, la proclamaba beata. El Santo Padre la definió como “La luz de Cristo y el faro luminoso que debe guiar a los chilenos”. Seis años más tarde, en 1993 fue canonizada por el mismo pontífice en la Basílica de San Pedro en Roma. Se le venera como Santa Teresa de Los Andes. Hoy el santuario de Auco – donde descansan sus restos – constituye uno de los lugares más masivos de peregrinación. Pero volvamos a nuestra jurisdicción. Se observa cambios profundos y de todo orden. A modo de ejemplo, Alerce, una villa de unos 2 mil 500 habitantes, comienza a crecer y más tarde se transforma en ciudad satélite con más de 50 mil pobladores. Hoy se construye una segunda parroquia en el lugar. Este polo urbano surgió en 1998 y refleja el explosivo crecimiento que ha tenido Puerto Montt en las últimas décadas. Se duplican los permisos de edificación, se construye en altura, aparecen dos nuevas terrazas y se levantan numerosas escuelas. Se instala más de un centenar de empresas en esta década en la capital regional, un moderno barrio 45 industrial. Se perfila la nueva Ruta 5 Concesionada con su doble calzada y se observa muchos otros adelantos. Los 12 años del Padre Clementino (1985-1997) El 29 de marzo de 1985 asume como párroco el Presbítero Clementino Ruiz Santos. Se prolongó su estadía hasta el 5 de enero de 1997. En efecto, estuvo casi doce años al frente del templo. Fue el periodo más extenso de todos los sacerdotes de la historia de “Cristo Crucificado”. En su biografía, podemos señalar que este querido sacerdote que llegó de España a servir a Dios nació en Perazancas de Ojeda, Palencia, el 12 de noviembre de 1928. Estudió en el Seminario Conciliar de Palencia. Su Ordenación Sacerdotal se hizo en un estadio de Barcelona, el año 1952. Coincidiendo con un Congreso Eucarístico, se ordenaron 600 sacerdotes de una sola vez, constituyéndose en un gran acontecimiento. Después de varios años de párroco en España llega a Chile acogiendo el llamado del Papa Pío XII a evangelizar esta parte del planeta, e invitado por Monseñor Munita. La travesía la hizo en barco y arribó a Buenos Aires en 1958 para seguir viaje a nuestro país. Lo anecdótico fue que en su corta permanencia en Santiago, al Padre Clementino lo destinaron a un reemplazo en la Parroquia El Buen Pastor donde ejercía en ese tiempo como párroco, el que fuera después Arzobispo, Monseñor Eladio Vicuña Aránguiz. Este último mencionaba el hecho de haber estado en la ordenación del Padre Clementino sin conocerlo, ni menos saber que después sería su reemplazante. En El Buen Pastor de la capital estuvo 15 días para ser llamado luego por monseñor Munita a misionar en el sur. En febrero de 1958 se traslada a Llanquihue y el año 1960 a Los Muermos donde vivió la experiencia del terremoto. En un viaje realizado a España por encargo de Monseñor Hourton participó en los Cursillos de Cristiandad. A su regreso a Chile, se constituye en el asesor del movimiento Cursillos de Cristiandad hasta 1990. Fue vicario de Llanquihue, ecónomo de Tegualda, vicario cooperador de Los Muermos, párroco de Frutillar. Desde allí es destinado a esta humilde parroquia de barrio y a una modesta casa de cura que no tenía más de cuatro piezas construidas de material ligero. Su última destinación en Chile fue la de párroco de Puerto Varas (1997-2000). Su filosofía de vida fue su llamado constante a la unidad de todos, unidad con Dios, con la Iglesia y con el párroco para entregar todos juntos un testimonio de fe, de espiritualidad y de caridad. Siempre llamó a conocer mejor la doctrina de Cristo para evangelizar de la mejor manera en todos los ambientes de la sociedad. 46 En nuestro templo supo granjearse muy rápido el cariño de la feligresía. El mismo atendía pues nunca tuvo secretaria. Muy dedicado al trabajo parroquial, mantuvo siempre mucho apego con la juventud. Fue un hombre reservado. Nuestra hermana Adriana Mansilla, del Sagrado Corazón, recuerda que desde España recibía una cantidad modesta de dinero. La destinaba a comprar recetas médicas a los enfermos de su comunidad en detrimento de sus propias necesidades. Era austero y estaba muy alejado de la vida social. Se le describe como recto, formal, cercano a la gente, y con una voz privilegiada. En algunas contadas convivencias entonaba con nostalgia canciones de su amada España, como esta de María Dolores Pradera. “A la orilla de un palmar/ yo vi de una joven bella/ su boquita de coral/ sus ojitos dos estrellas/. Al pasar le pregunté/ que quién estaba con ella/ y me respondió llorando/ sola vivo en el palmar…” Otra canción predilecta que entonaba con emoción era “De colores”. “De colores se visten los campos en primavera/ y por eso los grandes amores de muchos colores me gustan a mí”. Así lo recuerda Mercedes Sánchez, activa dirigente pastoral y por largo tiempo secretaria parroquial en el período del padre Mauricio González. “Cantaba hermoso con un vozarrón de barítono y con ese acento característico de los españoles. Se notaba en su voz la añoranza por la tierra amada. Cuando se fue a España, con su salud ya quebrantada, hubo despedidas en la parroquia, y yo me escapé junto a otras feligresas y llegamos hasta el mismo aeropuerto a dejarlo. Me abrazó y me dijo: Mercedes, nos vemos en el cielo. Yo le dije, así será padre porque es difícil que yo vaya a España”. En su dilatado trabajo destacan hechos relevantes. A modo de ejemplo, en agosto de 1987 se trae la imagen de Cristo Crucificado que adorna el templo hasta hoy, desde el taller del artesano religioso Edgardo Oyarzo, de Frutillar. Reemplazó a la que estaba desde los inicios. En un día de temporal, el dirigente laico Manuel Arancibia conduce en la parrilla de su vehículo, la imagen muy bien protegida con frazadas y fundas de nylon para no dañarla. 47 También hubo momentos de entretención en el período del Padre Clementino, a quien se aprecia al centro junto a un grupo de agentes pastorales al comenzar un paseo. Comité de trabajo activo El comité de trabajo - cuyo presidente era Manuel Montoya y más tarde lo sería Miguel Miranda - no cejó en su empeño. Gracias al esfuerzo comunitario fue posible materializar numerosos adelantos, como la construcción de un salón aprovechando el terreno existente detrás de la casa de reuniones. Se fabricó con material sólido y techo metálico. El problema fue que por estar bajo nivel sufría continuas inundaciones. Quedaba inservible por el agua apozada y la humedad en invierno. El resto del tiempo se ocupaba en variadas actividades. Un adelanto trascendental lo constituyó la construcción de la actual casa parroquial. El Padre Clementino había postulado a la obtención de un vehículo para atender el extenso territorio parroquial. Fue visitado por la delegación de una fundación alemana que, al percatarse de la precariedad de la casa que él ocupaba, concedió con prioridad la construcción de la actual casa parroquial. Al retirarse, le comunicaron que también lo dotarían de un vehículo. Corría el año 1991. Años antes, el 4 de septiembre de 1988, en lo que fue un gran acontecimiento, se inauguró la Cruz Metálica en una eucaristía presidida 48 por el arzobispo. Fue necesario eliminar la cabaña en forma de ruca que por largos años acompañó a los scouts. Hay que consignar que durante el periodo del padre Clementino surgen nuevos templos en los alrededores. El 10 de mayo de 1996 se erige como parroquia “Nuestra Señora de Fátima” de población Libertad, siendo su primer párroco el Padre Roberto Icarte Encina. Se mantiene allí hasta su deceso el 24 de julio de 2004. En tanto el 22 de mayo del mismo año es declarada parroquia la capilla “Nuestra Señora de El padre Clementino junto al Guadalupe”. Se nombra párroco diácono Ananías impartiendo el al Padre Eugenio Céspedes. sacramento de la Primera Comunión. También el 3 de julio de igual año se funda el Comité de Trabajo “Antonio Varas” reemplazando al anterior y adquiriendo personería jurídica, lo que le permite postular a proyectos de concursos públicos. El 21 de marzo de 1997 se declara parroquia a la capilla “Santa Teresa de Los Andes”, y se nombra Administrador Parroquial al Padre Juan Carlos Hernández Mansilla. Durante tres años funciona el conjunto juvenil folklórico “Millaray” de gran calidad vocal y escénica. Asimismo, acompañan el quehacer parroquial del padre Clementino, el diácono Ananías Uribe, Sor Emelina, Sor María y sor Estanislá. Décadas cantando Fue también durante el periodo del padre Clementino en que Karina comenzó su apostolado. Cantar a Dios acompañada por su potente voz y su guitarra. Era una niña en los 80, y hoy sigue en un grupo coral, ahora acompañada por su hijo Luis Eduardo, también guitarrista. Karina Soto así rememora los inicios. “Empezamos sólo dos niñas a cantar y tocar guitarra por un buen tiempo en el período del padre Clementino. Eso era todo el coro. En la actualidad son varios. Recuerdo que se organizó el 49 festival “Una canción para Jesús” y llegó hasta un grupo folklórico del norte con una representación de la Virgen de la Tirana. Fue muy bonito. No estuve en el periodo del padre Guillermo. Retorné con el padre Mauricio que fue un formador. El es músico. Cuando alguien desafinaba en las misas, nos entendíamos con gestos y señas hasta que nos indicaba cuál era el desafinado. Fue un muy buen maestro y aprendimos mucho de él”. Karina piensa seguir cantando sin importar los años que pasen. Su voz de contralto se mantiene igual. De Aysén llega el tercer arzobispo (1988- 2001) Desde el Vicariato de Aysén llega el tercer Arzobispo de Puerto Montt. El 10 de abril de 1988 toma posesión del cargo Monseñor Bernardo Cazzaro Bertollo. Acostumbrado a evangelizar a través de las ondas radiales en una zona aislada geográficamente, a su arribo se esfuerza para poner en marcha un proyecto de evangelización radial para cubrir el área rural de la jurisdicción. Así nacen las Radios Belén AM y Aurora FM, disponiendo de un equipo de prensa. Con el correr de los años, ambas emisoras se han mantenido hasta hoy, evangelizando. Durante su periodo, y dado el explosivo crecimiento poblacional, crea nueve parroquias. Ellas son: Nuestra Señora de Fátima, en población Libertad (1991); Madre del Pueblo de Dios, en Villa Artesanía (1996); San José Obrero, en Villa Cordillera (1996); Santa Teresa de Los Andes, en población Antihual (1997); San Peregrino Laziosi, en Pelluco (1996); Nuestra Señora de Guadalupe, en Vila La Paloma (1996); Nuestra Señora de La Candelaria, en Carelmapu (2000); Parroquia de La Sagrada Familia, en la nueva comuna de Hornopirén (1991), y en Alerce reactivó la parroquia que se había suprimido el año 2000. Fue el Arzobispo que más sacerdotes ordenó para la Arquidiócesis: 21 presbíteros, y ocho diáconos. El 2000 instala el primer monasterio de la Arquidiócesis en Colegual donde están las religiosas de la Orden Monjas Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento, venidas de Cotija, México. Monseñor Cazzaro de igual forma consiguió los terrenos para el monasterio de Las Carmelitas. El Santo Padre hizo efectiva su renuncia dos años después de haber sido presentada la solicitud en 1999, tras cumplir la edad requerida. Fue el 27 de febrero del 2001 en que nombran a su sucesor, Monseñor Cristian Caro Cordero. Quedó como administrador apostólico el vicario general, Daniel Acuña hasta el 31 de marzo del mismo año. Monseñor Cazzaro había nacido en Italia en 1924, ordenándose sacerdote en 1949 en Roma. Radicado en Chile, obtuvo la nacionalización en 1970. Pertenecía a la Orden de Los Siervos de María. 50 Al centro se observa al Arzobispo Monseñor Bernardo Cazzaro junto al padre Dionisio Muñoz (a la izquierda), al sacerdote Tomás Palma, y al recordado párroco de nuestra parroquia, Héctor Pericó, en un oficio religioso. 51 Capítulo 5 2000-2010 La década tecnológica y un nuevo santo Primer Cónclave del Siglo XXI La década del 2000 marca la era tecnológica. Si bien en los 90 el Internet hace su aparición, es en este tiempo en que comienza la masificación de la nueva tecnología y con ello se desata la carrera de las redes sociales. Estamos viviendo la cultura de la globalización. Nada es lejano y todo está al alcance de la mano, adquiriendo las comunicaciones un rol preponderante. Es la década vivida entre dos siglos y dos milenios y que fue declarada por la ONU como el Decenio Internacional de una Cultura de Paz y No Violencia para los Niños del Mundo. En otro orden, Estados Unidos sufre el mayor atentado terrorista en la historia tras los ataques a las torres gemelas y el Pentágono que dejaron más de tres mil víctimas. Fueron los años de la guerra contra el terrorismo mundial. En el ámbito religioso, en octubre del 2003 fue beatificada por el Papa Juan Pablo Segundo, Sor Teresa de Calcuta, fallecida en septiembre de 1977. Fue una de las más grandes misioneras del siglo XX, como lo señaló el Santo Padre en su beatificación. Fundó la congregación Misioneras de la Caridad en la India, obra que se extendió al resto del mundo. Hoy cuenta con miles de integrantes que sirven en orfanatos, hospicios, centros de salud para enfermos de Sida y otros males. Fue una “madre para los pobres”, un símbolo de compasión para el mundo y un testigo viviente de la sed de amor de Dios. Por más de 45 años se dedicó a atender a los pobres, enfermos, huérfanos y moribundos. El 2 de abril del 2005 el mundo católico se entristece por la muerte del Papa Juan Pablo Segundo. Su funeral en la Plaza de San Pedro ha sido el más concurrido de la historia de la Humanidad. Trece días más tarde – el 15 de abril – en el primer Cónclave del siglo XXI, el Cardenal Joseph Ratzinger (78 años) es elegido Papa de la Iglesia Católica con el nombre de Benedicto XVI, ocupando el lugar 265. Nació en Alemania. Profesor de Teología y Dogmática, se ordenó sacerdote en 1951 y en 1977 Cardenal. Fue un estrecho colaborador del Papa Juan Pablo Segundo. Eligió ese nombre, según explicó a los peregrinos en la Plaza de San Pedro, para relacionarse idealmente al venerado Pontífice Benedicto XV “que ha guiado a la Iglesia en un periodo atormentado por el primer conflicto mundial. Fue valiente y auténtico profeta de paz y actuó con extrema valentía desde el 52 inicio para evitar el drama de la guerra y después al limitar las nefastas consecuencias”. Benedicto XVI manifestó su deseo de poner su ministerio al servicio de la reconciliación y de la armonía entre los hombres y los pueblos “profundamente convencido que el gran bien de la paz es sobre todo don de Dios, don frágil y precioso que debe ser invocado, tutelado y construido día tras día con el aporte de todos”. ¿Qué haría Cristo en mi lugar? Pocos meses más tarde – el 23 de octubre de 2005 – el Vaticano reconocía oficialmente la santidad de un chileno, el sacerdote jesuita Alberto Hurtado Cruchaga. Fue la ocasión en que miles de compatriotas, junto a las máximas autoridades de Estado, se congregaron en la Plaza de San Pedro para celebrar este acontecimiento de un significado histórico para la Iglesia Católica y de todo un pueblo. En la figura del santo están los rostros de los excluidos de la sociedad, los marginados, los del borde del camino, los que no tienen dónde cobijarse, los enfermos, los abandonados. Ese día ellos fueron los protagonistas. El Presidente de la República de ese entonces, Ricardo Lagos Escobar lo definió como “un Padre de la Patria del siglo XX, un padre que nos pertenece a todos”. El 18 de agosto del 2001 al conmemorarse el Día de la Solidaridad en su memoria, el arzobispo de Santiago, Monseñor Ricardo Ezzati expresó en su homilía. “¿Dónde encontrar la motivación más auténtica de la vida apasionada e inquieta del Padre Hurtado? Una expresión suya lo explica todo: “¿Qué haría Cristo en mi lugar?, se preguntaba a menudo. Y esta era también la pregunta que proponía a sus colaboradores invitándolos a compartir el riesgo de sus iniciativas. Se hizo discípulo del Maestro e invitó a muchos, especialmente a los jóvenes a compartir su compañía. De Él aprendió a darse sin reserva, haciendo de su vida una misa prolongada. Se puede decir que el proyecto de Jesús de Nazareth se transformó en su propio proyecto; en él invirtió toda su inteligencia y creatividad; su profesionalidad de educador y sensibilidad social, y especialmente, la fecundidad de su vida santa”. En la parte final, expresó: “Los santos son fecundos y su fecundidad perdura en la historia multiplicándose, casi al infinito. Son fecundos porque vitalmente injertados en la vida de Cristo, porque por sus venas, por su inteligencia, creatividad y corazón, corre la misma caridad de Dios, que es Amor, y que quiere vida abundante para todos sus hijos. El Padre Alberto Hurtado nos ha dejado este rico patrimonio. A lo largo de Chile, en cada Hogar de Cristo, allí donde se educa y se aprende un oficio para ganarse honradamente la vida, en cada techo levantado para superar la extrema pobreza y en cada gesto de 53 solidaridad, el patrimonio que él legara al país, se multiplica haciendo brotar vida nueva. Allí va creciendo también la profecía de una patria más acogedora y más integradora, donde crece el gozo del pan compartido, alrededor de la gran mesa de la fraternidad”. Sigamos con la historia del tiempo. En otros ámbitos y en esta misma década ¿qué sucedía en el resto del mundo? En Chile, el 2006 una mujer por primera vez ocupa la presidencia en La Moneda, y el 2008 el afro americano Barack Obama llega a la Casa Blanca rompiendo la barrera racial. Surgen los temas valóricos en la agenda nacional. Siniestrado inicio de década (1997-2000) Fue el 12 de enero de 1997 en que el padre Guillermo Arturo López González llega como párroco y su período se extendió hasta diciembre del 2000. En este tiempo se granjeó el aprecio de sus feligreses. Era un hombre joven, de carácter fuerte, estricto, casi autoritario. Así y todo, se ganó la simpatía de muchos. Esto quedó de manifiesto cuatro años más tarde, al momento de conocerse la noticia de su alejamiento y de su nueva destinación en Puerto Varas. Se señala en el discurso leído en su despedida que los fieles están consternados con su partida, dolidos, pero resignados. Ya el alejamiento del padre Clementino había calado muy hondo. No en vano fueron doce años que vivió junto a su feligresía, creándose fuertes lazos de afecto. Con todo, el padre Guillermo con temple y temperamento absorbentes, demostró su preocupación por la casa de Dios en lo espiritual y material. Se desempeñó en su periodo como secretaria parroquial, Elizabeth Peña. En el mes de mayo de 1997 fueron nombrados ministros extraordinarios de la Eucaristía, seis feligreses de la comunidad, William Becerra, Jorge Pavez, Antonio Alcázar, Manuel Arancibia ,Manuel Muñoz y Manuel Ladrón de Guevara. Así se investía al primer grupo de Ministros Extraordinarios de la Comunión de la Parroquia Cristo Crucificado, bajo la administración del Párroco Guillermo López González. Fueron seis varones respetables de esta comunidad que ejercieron el servicio por dos años, aunque muchos de ellos siguieron en esta labor hasta el año 2002, como William Becerra y Antonio Alcázar, este último siguió más adelante en su carrera de laico comprometido y se consagró Diácono el año 2007. Gina Ruiz, activa agente pastoral de Encuentro Matrimonial y de dilatada trayectoria en la parroquia junto a su esposo Willy e hijos, así lo 54 relata: “El Padre Guillermo López abrió el camino para que esta comunidad siempre fuera una de las más entusiastas, y que aportara un buen número de fieles dedicados a este hermoso servicio de compañía y atención a los enfermos que permanece hasta los días de hoy”. Fue necesario hacer una reparación a fondo debajo del presbiterio. Se cambiaron las bases para afirmar el piso. También se reformó la fachada del templo, reemplazando la antigua puerta por la actual de 3 metros. Hubo un cambio radical en la amplificación, electrificación e iluminación del recinto, financiado todo por la comunidad. De igual forma se rellenó el piso del salón quedando sobre nivel, y se levantó el techo para dejarlo apto, de forma tal que permitiera ser ocupado todo el año. Los archivos indican que, gracias a la colaboración del matrimonio Oscar Fajardo, Cecilia Caro y sus hijos, que trabajaron largas jornadas, fue posible pintar el templo en su interior. Por su parte, el club de ancianos “La Amistad” construyó una sala de reuniones situada en la antigua cabaña de los scouts, gracias a un proyecto presentado a la municipalidad. Devastador incendio A raíz de la presencia de movimientos juveniles (Grupo Sin Fronteras, coros y otros) se levantaron nuevas edificaciones a continuación de los salones de reuniones donde se celebraban actividades pastorales. Sin embargo, toda esta nueva construcción no alcanzó a inaugurarse. El 5 de abril del 2000 se declaró un incendio que destruyó las nuevas edificaciones, más la recién inaugurada sala de “La Amistad” y la antigua casa de reuniones que quedó seriamente dañada, al igual que el salón recién remodelado. El siniestro que se declaró en la noche, caló hondo. Se estableció que, desconocidos que entraban a pernoctar, encendieron una fogata que no pudieron controlar. La noticia la consignó en sus páginas principales el diario local. Daba cuenta de la destrucción de gran parte de las edificaciones y la casa donde 70 niños almorzaban los fines de semana. En un principio lo perdido se avaluó en 5 millones de pesos, después la cifra se elevó a 20 millones de pesos. Ante este panorama, nadie se amilanó. La gente se puso de pie. Era una comunidad viva, y como tal, cada grupo aportó con lo suyo para sortear la contingencia. Tras la consternación inicial, la consigna fue “manos a la obra”. Se rehabilitó la antigua casa parroquial reparando el techo. Se construyó un radier, se mejoró la cocina para el funcionamiento del comedor de niños y también allí poder efectuar las catequesis. En este trabajo se recibió la inestimable cooperación de la Obra Kolping. En distintas etapas de 55 construcción de infraestructura del recinto se ha contado con la colaboración de instituciones como la Fundación Alemana, Adveniat, Municipalidad de Puerto Montt y el notable aporte de la comunidad. Lo primero fue reconstruir lo perdido, pero antes se levantó un muro divisorio para proteger el entorno del recinto en los costados norte y oeste. Para lograrlo, se organizó un beneficio. Fue una gran velada de la “Noche de San Juan”. La Escuela Melipulli facilitó el gimnasio, Inacap puso a disposición el área de Cocina para la preparación de los platos. En la entretención se contó con la participación del Conjunto “San Pedro de Angelmó”, Folklore “Cuatro Colinas”, “Reminiscencia” y muchos otros. En la animación estuvo Willy Becerra y su esposa Gina. Este matrimonio hasta hoy ocupa ese lugar y son los animadores oficiales de cada beneficio y evento que realiza la parroquia. Ambos son activos miembros de Encuentro Matrimonial. Esa vez fue una fiesta en grande. Todos querían colaborar. Igual se organizó una ramada para el 17 de septiembre. Con lo recaudado y otros aportes, se construyó el muro divisorio de setenta metros de largo y tres de altura, protegiéndose así el recinto de incursiones nocturnas. Quedó como obra del padre Guillermo, y pendiente el resto de la reconstrucción Sin duda que la partida a Puerto Varas del padre Guillermo fue traumática, sobre todo para un grupo de los fieles. De esta forma lo grafica don Manuel Arancibia. “Aquí, en esta parroquia se ha dado una situación muy particular, y es que cada sacerdote que llega está obligado a formar su propio equipo. Ello, porque muchos agentes pastorales se alejan cuando nombran a un nuevo cura y no resisten el cambio. Se me viene a la memoria por ejemplo, la ida del padre Guillermo López. Cuando se fue de párroco a Puerto Varas se llevó prácticamente a todo su equipo parroquial. Muchas veces la gente endiosa a los sacerdotes, y el cariño y apego es tal que algunos se van a las nuevas destinaciones para seguir con el mismo curita, como en este caso. No debería ocurrir porque uno va por Dios a la Iglesia y no por los hombres”. Durante su periodo siguieron activos los grupos Legión de María, Sagrado Corazón, Club de Ancianos La Amistad, Catequesis de Acólitos, Mamás de Acólitos, Jóvenes sin Fronteras, Infancia Misionera, Comedor Infantil, Coro, Cali, Encuentros Matrimoniales, Ministros de Eucaristía y Damas Pontificias. 56 Junto con sus labores parroquiales, el padre Guillermo fue asesor de la Pastoral Familiar Arquidiocesana. Cuando asumió la administración de nuestra parroquia manifestó su deseo de que la comunidad se sintiera acogida por él, “pues nadie sobra. Al contrario faltan manos y voluntad para seguir construyendo el Reino de Dios. Primeros Ministros de Comunión. Para conseguirlo, debemos caminar juntos con mucho amor. Quiera Dios que Cristo desde lo alto de la Cruz - Patrono de esta Parroquia - nos abrace a todos, nos acoja y nos ayude a caminar juntos por el tiempo que Dios lo permita”. Hay que señalar que un lugar importante dio a los niños en el altar, donde les hablaba, y a través de ellos a los adultos con homilías sencillas que no dejaban a nadie indiferente. Años más tarde, cuando se hallaba por más de una década en la parroquia lacustre - el 4 de enero del 2011- el padre López se aleja de Chile. Así lo consigna el diario local de la época. Es despedido en El Tepual por sus fieles de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Puerto Varas para iniciar su formación sacramentina en Brasil. Se emociona por los 17 años vividos en Puerto Montt y Puerto Varas, especialmente en la ciudad lacustre, donde asegura que algún día retornará porque allí se ordenó. “Podría irme a la iglesia mas linda del mundo, pero ninguna como Puerto Varas”, dice al momento de su adiós. Lo sucedió el padre Tomas Palma, que también dejó llorando a su comunidad en Pichi Pelluco. Llega el arzobispo Cristian Caro ( 2001 a la fecha) Con gran solemnidad, el 31 de marzo del 2001 asume como cuarto Arzobispo de Puerto Montt, Monseñor Cristian Caro Cordero. En su biografía se señala que nació en el seno de un hogar muy católico el 16 de febrero de 1943. Monseñor Caro en visita a la parroquia junto a feligreses. 57 Se recuerda que cuando estudiaba cuarto año de Medicina en la Universidad Católica surgió con fuerza el llamado de Dios que venía sintiendo desde su niñez. En 1965, año de término del Concilio Vaticano Segundo, ingresó al Seminario Pontificio Mayor de Santiago. Fue ordenado sacerdote por el Cardenal Raúl Silva Henríquez, el 23 de diciembre de 1973 en Puente Alto. En 1991 fue nombrado Obispo Titular de Arcavica y Obispo Auxiliar del Arzobispado de Santiago. El lema elegido para su escudo episcopal fue “La primacía de Cristo en todo”. Ese mismo año fue elegido Secretario General de la Conferencia Episcopal de Chile. Mientras acompañaba a Monseñor Francisco Javier Errázuriz al Consistorio en que el Santo Padre lo ordenó Cardenal, conoció la noticia de su nombramiento como Arzobispo de Puerto Montt. En su trabajo pastoral en nuestra Diócesis, se preocupó de organizar la Pastoral Diocesana con la realización de asambleas y jornadas, publicando las Orientaciones Pastorales y el Directorio de Pastoral Sacramental. Del mismo modo reinicia la Escuela de Aspirantes al Diaconado Permanente y la Escuela de Laicos “Padre Nelson Aguilar”. Ha impulsado la educación católica. En su periodo ha logrado construir un edificio destinado a acoger a los candidatos al Seminario Menor para su debida preparación. Con el apoyo de todos, se logró restaurar la Catedral entre el 2002 y 2006. Para ello fue preciso llevar a cabo una campaña masiva de recolección de fondos que dio sus frutos. El año 2008, antes de realizar la Visita “Ad Limina” recorrió todas las parroquias de la Arquidiócesis. El 2007 crea la parroquia San Alberto Hurtado en el sector poblacional del mismo nombre. También el Monasterio de Nuestra Señora del Monte Carmelo, lo que permite a la Arquidiócesis contar con dos monasterios contemplativos. Son numerosas sus obras. Monseñor Caro es un pastor querido y respetado por sus fieles.(5) Un cura para la reconstrucción (2001-2007) Con la partida del padre Guillermo y sus seguidores, el presbítero Juan Carlos Hernández Mansilla asume la administración por un mes, del 4 de enero al 4 de febrero del 2001. En ese lapso nombran *Párroco al presbítero Mauricio Ramón González Minvielle ejerciendo hasta el 24 de marzo del 2007. Coincide con el nombramiento como nuevo pastor de la Arquidiócesis de Puerto Montt de Monseñor Cristian Caro Cordero, el 31 de marzo del 2001. En este período la comunidad trabaja con firmeza y empeño, anhelando reponer lo destruido en el incendio. (5) Datos obtenidos de “Pioneros de Cristo” (Monseñor Leandro Serna) 58 Es un inicio duro porque el camino por delante es la reconstrucción. Tanto las catequesis como grupos y movimientos continúan su labor habitual ocupando hasta el último rincón. No hay quejas por falta de espacio. La secretaría parroquial funciona en la misma casa habitación del sacerdote, y respalda al padre Mauricio, como secretaria, Mercedes Sánchez, conocida y querida por varias generaciones. La “tía Meche”. Al llegar a la parroquia, el Padre Mauricio se encontró con un sector poblacional conformado por familias de condición muy modesta, y en muchos casos con personas que no tenían lo mínimo para subsistir. En ese tiempo, además de las poblaciones actuales, había campamentos en el sector Antonio Varas, al costado del estadio, donde hoy en día se ubica la Escuela Alemania. Estos reductos albergaban a muchas familias que vivían en mediaguas construidas en terrenos bajos, llenos de agua, cuyos techos se llovían, y muchas veces tenían una sola pieza para un grupo numeroso. Familias de muy bajos ingresos y alta vulnerabilidad social recurrían a diario a la casa parroquial a pedir alimentos pues no tenían para comer. Ante tanta necesidad y el constante llamado a la puerta, nuestro Señor Jesús, a través del Padre Mauricio, manifestó la necesidad de contar con un grupo de ayuda en la parroquia, orientado a compartir con las familias alimento y ropa de abrigo. Este llamado fue acogido por un pequeño grupo de agentes pastorales. Se elaboró un sencillo proyecto para conformar una comunidad de acción social. Se constituyó en agosto del 2001 trabajando en precarias condiciones con los medios que había disponibles en la parroquia, y con la enorme ayuda de la comunidad que generosamente llevaba alimentos y ropa para entregar a las familias necesitadas. Así lo recuerda Andrea Cárdenas, guía, artífice y primera presidenta de este grupo. “Después de una reunión de catequistas en la casa parroquial, nos despedíamos cuando en el pasillo el padre Mauricio me dijo con una enorme profundidad en su mirada, como si el que hablara no fuera él sino Jesús. “Hay tanta necesidad que podrías hacer un pequeño proyecto para tener un grupo de ayuda”. Yo sentí que era la voluntad de Dios que eso se haga. Preparé un par de hojas con los objetivos y forma de trabajo, se lo mostré al padre y comenzamos a buscar gente que quisiera acompañar este proyecto. Catequistas y otras personas se fueron uniendo a esta pequeña comunidad de ayuda, y hoy son quince quienes integran Acción Social “San Alberto Hurtado”. Por mi propia vivencia puedo decir que “el Señor siempre provee” que muchas veces se realiza el milagro “de la multiplicación de los panes” que “dando a otro el que más recibe es uno mismo” y que “la oración mueve montañas”, pues si hay algo que sea la voluntad del Señor, el Espíritu Santo es el que sopla para que las cosas resulten de la manera que El quiere, sólo basta confiar en Dios. El Padre Mauricio tiene una enorme capacidad de ver la necesidad y el corazón de 59 la persona. Se interesa en ella, verdaderamente, como Cristo lo hacía. Es muy cercano y respetuoso a la persona, de sus tiempos para el crecimiento espiritual, y está siempre disponible como sacerdote”. Andreíta, con su sabiduría y entrega incondicional a Dios, reflexiona y dice luego. “Del Padre Mauricio valoro y agradezco su enseñanza para orar siempre, cada vez que nos reuníamos, los silencios después de la comunión en misa, la alabanza y agradecimiento a Dios, su perseverancia para enseñar el evangelio, su interés para enseñar canciones para la liturgia, su esmero por sacar lo mejor de las voces para el canto, aún sin tener condiciones naturales para ello, su capacidad para motivar el examen de conciencia, su delicadeza en el trato con las personas”. La “casa chica” Volviendo al grupo de Acción Social, era de tal envergadura la carencia de espacio en aquel tiempo que la “casa chica” donde este grupo se reunía tenía piso pero con tablas saltadas. Había trechos de pura tierra. Era de una precariedad absoluta y no había dónde dejar los alimentos, por lo que se guardaban en una maleta grande tipo baúl, vieja, de madera, con llave. En cada reunión, la esmirriada maleta viajaba desde la casa chica a la bodega a guardarse. Al ver tanta necesidad el Padre Mauricio cedió un rincón de su garaje para almacenar la ropa y los alimentos. Los colgadores con la ropa regalada había que sacarlos rápido cuando el padre entraba el auto o había que apilar la leña. Así de grande era la escasez de una sala. Después allí, quitando parte de la leñera se construyeron en forma muy modesta dos piezas, y hoy en ese mismo lugar existe una casa completa, muy bien habilitada y equipada, orgullo de “las señoras de azul” y fue obra de este recordado sacerdote. Un trovador Muchos definen al padre Mauricio como un hombre carismático. Sólo le bastaba tomar su guitarra y cantar de lo humano y lo divino en las misas y convivencias para saber que se estaba frente a un músico de verdad. “Cambia, todo cambia/ que yo cambie no es extraño”. Era un trovador. Los coristas lo sabían, y en la misa ante cualquier desafinación, pegaba la mirada hacia ellos. Hubo grupos corales potentes durante su permanencia porque exigía calidad. 60 Con juicio, con juicio Carmen Vera, hermana de nuestra comunidad y miembro del Coro Quilapulli nos regala este testimonio del padre Mauricio. Como grupo coral nacieron y crecieron con él. “¡Respire, respire¡ vamos. Está rasgando la nota; apriete las cuerdas. Con juicio, y tantas otras expresiones que utilizaba nuestro querido padre Mauricio González, quien luchaba a diario para desarrollar nuestras escasas habilidades musicales. Con tesón y constancia nos fue dando forma, recordándonos siempre que no debíamos perder el objetivo de la tarea, que era alabar a nuestro Padre Dios. A través de la oración permanente, clases de música y mucha paciencia de su parte, fuimos adquiriendo confianza y comenzamos a participar y colaborar en las misas de la parroquia. Todavía lo sentimos como nuestro director musical, y tenemos presente sus sugerencias y correcciones no sólo en lo musical sino en lo personal. Fue nuestro guía espiritual, acompañándonos con mucha delicadeza en nuestras alegrías y momentos de dolor. En lo personal, siempre tengo presente sus palabras esperanzadoras que me regaló cuando enfrentaba momentos difíciles. “Ten paciencia”. “¿Qué tendrá reservado el Señor para ti?”, “¿Qué momentos de felicidad?”. “Cuando todo pase y mires hacia atrás podrás entender”. Y sí curita, tenías razón, el Padre Dios me tenía reservado muchas alegrías”. Nuestra hermana da gracias a Dios por haber tenido la ocasión de conocer y compartir con un sacerdote tan especial, carismático “que nos acercó a la oración permanente y que estará en el corazón de Quilapulli y de nosotros para siempre”. Un formador Siempre fue cercano a los jóvenes y a los niños. Un testimonio de gratitud nos regala Olivia Hernández, mamá de Hugo que comenzó a los 8 años a acolitar con el padre Mauricio. “Estuvo hasta los 16 años con él. Fue un gran apoyo en su adolescencia y en su formación. Con el padre aprendió a misionar, a orar, hasta a cocinar. Yo en un principio tenía temor de dejarlo ir a misionar. Es hijo único y muy apegado a mí. El padre un día me dijo. “Déjalo ir, un día te vas a acordar de mí. Le va a servir mucho”. Realmente el padre Mauricio fue el pilar de mi hogar, y doy gracias a Dios porque lo guió y apoyó. Ahora mi hijo tiene 25 años, trabaja y estudia, y es un hombre de bien. Sigue en la parroquia apoyando a los jóvenes. Recuerdo que lo aconsejó hasta cuando tuvo su primera polola. Le hablaba golpeado en temas que, para uno como mamá, es difícil hablar con ellos”. 61 Viajes a Carelmapu Como había que reconstruir los salones parroquiales destruidos por el incendio, se requería dinero. De igual forma era preciso implementar un salón velatorio, reparar el templo, la casa parroquial, la “casa chica”. Eran obras materiales pero que incidían con fuerza en el trabajo pastoral. Con el padre Mauricio como guía y motor y la comunidad cumpliendo con sus tareas, se hizo el trabajo. Beneficios, bingos, rifas, fiesta dieciochera, Noche de San Juan, si hasta a Carelmapu se llegó con el afán de hacer posible el sueño de un salón parroquial digno, amplio y cómodo. Se participó con alegría cristiana, obviando las incomodidades con compañerismo. Había que conseguir fondos. La iniciativa de Carelmapu surgió de pronto. Durante tres años la comunidad participó de la Fiesta de la Virgen de la Candelaria en Carelmapu que se celebra el 2 de febrero. Con camas y petacas (y hasta una cocina), a la usanza gitana y con el padre a la cabeza, casi medio a la aventura, jóvenes, dueñas de casa y adultos mayores se trasladaban a esa caleta repleta de gente en estos días de fiesta y gran fervor religioso para instalar un puesto de cocinería con venta de empanadas y bebidas. Se diferenciaba esta ramada del resto porque no vendía alcohol. Las señoras más experimentadas – en su mayoría de la Legión de María - no levantaban cabeza preparando la masa y friendo sin descanso día y noche en un galpón. Lo que más sobraba era entusiasmo. El permiso lo otorgaba gratis el alcalde de Maullín, Juan Cárcamo, quien en su juventud había sido miembro activo de la parroquia. Dicen que hasta una vaquilla quedó ofrecida por el edil para un bingo. Aparte de reunir buena plata de los peregrinos, estos viajes contribuyeron a la amistad y la unidad. En otro ámbito, tras consultas a distinto nivel (civil, de gobierno y religioso) se concreta el arriendo de un retazo del terreno parroquial para instalar una antena repetidora, lo que significó un importante aporte a las finanzas parroquiales. Con fondos reunidos por la comunidad y con la ayuda de la Fundación Alemana para el Desarrollo y la Fundación San José de la Dehesa fue posible levantar el nuevo salón parroquial de material sólido, tal como fue la instrucción precisa del obispo. Cuenta con 230 metros cuadrados. Se dividen en un salón parroquial de 152 metros cuadrados, dos amplias salas de reuniones y una cocina. Su inauguración fue el 14 de diciembre del 2005 con una eucaristía presidida por el Arzobispo Cristian Caro concelebrada por el padre Mauricio, y con asistencia del diácono Ananías y toda la comunidad. En esa ocasión hace su debut el grupo folklórico de la parroquia. Entre sus logros figuran la reconstrucción de toda la secretaría parroquial, la habilitación de un velatorio en la contra sacristía, la 62 construcción de los baños. De la misma manera se recuperaron también las salas del Adulto Mayor. En síntesis, fue un cura luchador y hacedor, en cuyo periodo se materializaron importantes obras. Afortunadamente el Padre Mauricio alcanzó a contemplar el fruto del trabajo, y sentir la satisfacción del deber cumplido con creces en seis años que pasaron como un suspiro. Sin embargo no alcanzó a ocupar la secretaría parroquial porque se entregó justo cuando partía a estudiar a Santiago. En su periodo funcionaban los siguientes grupos: Acólitos y mamás, Acción Social, Amigos con Cristo, CALI, Catequesis, Club de Ancianos La Amistad, Comedor de Niños, Coro, EJE, Encuentros Matrimoniales, Legión de María, Misioneros, Renovación en el Espíritu Santo, Sagrado Corazón de Jesús. En forma habitual era visitado por su madre, (la señora “Reinita”) de avanzada edad, además de sus hermanos, cuñados y sobrinos que compartían con la comunidad. Mercedes Sánchez, secretaria del padre Mauricio, tiene lindos recuerdos de su mamá. “Era muy cariñosa con todos y de mucha cercanía con la comunidad. Una mujer de piel. Se entretenía jugando a las cartas con los acólitos. Pero sí tenía su genio. Era estricta y muy apegada a las reglas y normas. Había un horario para desayunar, almorzar y tomar onces, y a veces esto complicaba al padre que, por su trabajo pastoral, no tenía horario. La señora Reinita amaba a su hijo y cuando debía regresar a su ciudad, siempre lo encargaba para que lo cuidáramos. Ella además era concertista en piano y dirigía una radio. Nosotros la quisimos mucho”. El padre Mauricio González, imparte el sacramento del bautismo, como se observa en la fotografía. 63 Su mirada en los pobres (2007-2008) Enlazado con lo anterior, la despedida del padre Mauricio coincidió con la inauguración y bendición de la nueva oficina de la parroquia en la reconstruida “casa chica” que fue la primera casa parroquial en 1962. Ese mismo día - el 24 de marzo del 2007 – mientras el padre Mauricio se alejaba, tomaba posesión como administrador parroquial el padre José Vicente Cornejo Díaz, procedente de Santiago. Muy delgado, con su metro 98 de estatura que casi tocaba el cielo, voz modulada, y muy afable, se acerca a las personas y las escucha con atención. Siente una especial cercanía por los más humildes. Destaca en el padre José el orden y la prolijidad, su programación y planificación pastoral, pero por sobre todo, su especial interés por las personas pobres. Su trabajo fue hermoso, y dejó tras él una estela de cariño. Muy organizado, supo dirigir a la comunidad de forma armoniosa, generando una grata atmósfera de tarea conjunta. Encaraba los problemas con realismo, y consultaba la opinión de otros para resolver de manera acertada. Recuerdos y añoranzas Claudia Garrido, agente pastoral, miembro del coro Quilapulli aporta formación y sabiduría. Es dueña de una prolija formación cristiana por ser lectora habitual de material bíblico. Así recuerda al Padre José. “Como se nos iba un sacerdote tan querido (Padre Mauricio) los inicios del padre Pepe como le decíamos de cariño fueron un poco difíciles, hasta que lo comenzamos a conocer y a querer con sus propios carismas. Lo recuerdo como uno de los sacerdotes más altos que hemos tenido, tanto, que a su lado todos parecíamos más pequeños de lo que éramos en realidad. Era un hombre sencillo aunque por su estampa de artista de cine, no lo pareciera. Por lo mismo, guardaba una sana distancia con la comunidad en general, y dejaba bastante tiempo para su oración personal y preparación de charlas y catequesis. También procuraba que sus espacios de vivienda fueran más bien privados, al revés de lo que se acostumbraba en esa época. Lo recuerdo especialmente delicado con las cosas sagradas. Le gustaban las lecturas bien preparadas, el altar muy limpio, generalmente brillaba, lo 64 mismo su salita de oración en la casa parroquial, las imágenes, las flores, todo debía estar perfectamente dispuesto para la celebración de la eucaristía y para la oración. Sus misas, bien preparadas, sobrias y con mucho recogimiento. En sus reuniones siempre todo ordenado y esquematizado para no perder tiempo y discutir sólo lo esencial”. Más adelante nos señala que era un sacerdote de muchas amistades y contactos, y todo lo conseguía con una sonrisa y muy poco dinero, y por supuesto trabajando con la comunidad. “La imagen restaurada de la Virgen María se la debemos a las Hermanas Carmelitas de Puerto Montt, la pintura de todo el templo a unos contactos de Santiago que siempre apoyaban a la comunidad, por su intermedio. En ese tiempo también se reparó el piso completo del altar. Se continuaba trabajando en el mejoramiento del salón parroquial, del sonido, y se trajeron las imágenes del Vía Crucis. Un trabajo similar se realizó para el nuevo Sagrario. Conseguía para la comunidad los mejores lugares disponibles para realizar jornadas con sus catequistas, y todas eran facilidades para los suyos. No puedo olvidar que de igual forma era muy delicado en los temas económicos, y a veces nos daba un poco de risa que llegara con las bolsitas de la colecta cuando lo acompañábamos a algún funeral fuera de casa. Hombre sano, pero alegre, que podía compartir una cena o un té si lo invitaban, un partido de fútbol, una película del Padre Hurtado con los jóvenes de Confirmación un día cualquiera en su casa”. Pero el Padre Pepe le guardaba a Claudia una sorpresa. Algo que ella no se lo imaginó y que hoy atesora en su memoria como algo hermoso y que lo comparte con todos. “Mis últimos recuerdos de él datan de junio de 2008 cuando en mi última misa me despedía de la comunidad para asumir un nuevo trabajo en Santiago. Fue una misa especial y delicada que el padre José quiso que me llevara a mi nuevo lugar, el regalo de ser Ministro Extraordinario de Comunión para continuar mi trabajo pastoral, una vez que fuera autorizada en Santiago. Estuve muy emocionada porque además pidió a la comunidad que me impusiera las manos y que orara por mí como un envío invocando la presencia del Espíritu Santo. Recuerdo ese momento con mucho cariño y agradecimiento hacia él y hacia toda mi comunidad. En ese momento recordé que ya habíamos hablado mucha veces del Espíritu Santo, de lo juguetón que era, de su alegría, de lo simple y niño que era en sus manifestaciones y planes, y cuán cerca sentíamos su presencia cuando se hacían oraciones de alabanza en la comunidad. Al mirar hacia atrás me doy cuenta que el mismo Espíritu nos ha seguido acompañando. A cada uno en su propia historia y verdadera vocación, en su propio lugar de felicidad y desarrollo, en las alegrías y fracasos de 65 nuestra comunidad, y todo ha estado siempre en sus manos para mayor gloria del Padre”. La foto corresponde a la m isa de despedida del padre Mauricio González y a la toma de posesión del nuevo administrador parroquial, padre José Cornejo. Junto a ellos, Monseñor Cristian Caro Cordero. Más anécdotas Continuando con la administración del Padre José, y como una anécdota más para recordar, resultó llamativo para todos que usara una motocicleta para desplazarse, la que pronto tuvo que guardar por no ser apta para el clima. Después se le vio en un auto. Trabajó promoviendo ideas modernas y organizando la vida parroquial en forma dinámica y modernizando el templo. Computadores, data show y nueva tecnología trajo este curita. Salen los carteles y afiches pegados en el interior del templo con los avisos de la semana y las antífonas. El piso brilla y el altar luce más reluciente, como tan bien lo recuerda Claudia. Se refrescan las ceremonias y los ritos dando un nuevo sentido al quehacer parroquial. Se moderniza el recinto instalando alarmas en todo el perímetro para una mayor seguridad. Se pinta el templo, techo y muros. Le da importancia a los grupos juveniles y a la formación religiosa llevando a cabo numerosos retiros. Otro episodio. El padre José se hizo famoso en Puerto Montt y en los canales de TV de Santiago, luego de que el juez del Segundo Juzgado de Policía Local de Puerto Montt, en una inédita sentencia, lo hiciera pagar una multa rezando salmos (los salterios) durante tres meses. Esto, por dejar estacionado su auto en un sector destinado a furgones escolares frente al 66 colegio de donde era capellán. Al alegar no tener el dinero para el pago de la multa de 1,5 UTM (casi 50 mil pesos) el juez accedió a cambiarle el parte por los rezos diarios. Una feligresa debía vigilar el cumplimiento de la condena. Nuevos diáconos El 21 de abril del 2007 tiene lugar la ceremonia de ordenación de los diáconos permanentes, Antonio Alcázar Soto y Jorge Barría Elgueta, quienes se desempeñarán junto a Ananías Uribe en nuestra parroquia. Es un alto honor contar con tres diáconos permanentes, y un motivo de gran regocijo de la comunidad. Antonio Alcázar sería destinado años más tarde a la Parroquia “Madre del Pueblo de Dios”, de Villa Artesanía, y Jorge Barría se trasladaría a Santiago junto a su familia. Ese día, con alegría cristiana se les brindó la bienvenida, recordando que fue el 29 de diciembre de 1979, exactamente hace 27 años, en que fueron ordenados diáconos permanentes Ananías Uribe, Guillermo López y Washington Chávez.*. Los diáconos secundan al sacerdote pasando a ser nuevos servidores para atender a una población que, en el caso de nuestra parroquia, es de unas diez mil personas. Ambos estudiaron seis años para llegar a ordenarse, lo que les significó sin duda abandonar actividades familiares y ratos de descanso, sacrificio compartido por sus familias. El servicio al Señor está primero por esta nueva responsabilidad. Por vocación, ellos fueron llamados por Dios a ser discípulos y misioneros de Cristo. Siguiendo con la cronología, el 9 de septiembre del 2007 se inaugura la ampliación de la Casa de Acción Social, agregándose dos salas más para atención de público y otra para bodega, optimizando el trabajo social. La bendición estuvo a cargo del padre José, acompañado por los diáconos Ananías, Antonio y Jorge. Este último pasó a ser el asesor espiritual de este grupo. Un poco más tarde, el 7 de octubre del mismo año se inaugura y bendice el pórtico de entrada de la sacristía, en homenaje a Gricelda Castro, quien en vida siempre abogó por la protección de este acceso, dado las inclemencias del tiempo. También en el período del padre José se contrató a las personas que trabajaban en la parroquia, regularizando las relaciones contractuales. Lo acompaña como secretaria, Leyla Dib. En enero del 2008 el Padre José organiza un paseo parroquial por el día a Panitao. Le daba mucha importancia a la recreación de su comunidad. En otro orden, se gestiona la regularización de la casa habitación ubicada en el retazo oeste del recinto parroquial con calle Chacabuco. Este sitio había sido cedido al matrimonio Quintana- Olavarría el año 1971 por el padre Pericó, previa 67 consulta al Obispado. Durante todo el tiempo transcurrido (cuatro décadas) no hubo acuerdo para el traspaso hasta que, por mediación del padre José, se llega a un acuerdo, y finalmente el comité económico del Arzobispado accede a vender ese espacio a los ocupantes, como se consigna en otra parte de esta historia, con el testimonio de Rosa Olavarría de Quintana. Más tarde, el 26 de abril del 2008, en una eucaristía presidida por el Arzobispo Caro, concelebrada por el padre José, se bendice el nuevo sagrario y estaciones del Vía Crucis, obra del artesano religioso Edgardo Oyarzo. En junio del 2008 durante tres días el Arzobispo lleva a cabo la visita pastoral entrevistándose con la comunidad, y visitando a los enfermos del sector en compañía de Acción Social. Además de los grupos parroquiales se visita las escuelas de los alrededores, Inacap. Conapran, ULA, Bomberos, Hogar de Niñas, y se efectúa una completa revisión de la organización y finanzas parroquiales. La visita tuvo una calificación óptima. El encuentro con el consejo parroquial ampliado contó con la asistencia de los grupos Catequesis, Pre Matrimonial, Pre Bautismal, Familiar, de Primera Comunión en colegios, Pre Juvenil, de Confirmación, de Adultos, Grupo Acción Social “San Alberto Hurtado” , Club “La Amistad” de Adulto Mayor, Comedor Abierto, Liturgia, Comité Económico, Comité de Trabajo Antonio Varas, Coros, Quilapulli, Acólitos, Ministros de la Comunión, movimientos Eje, Cristo Crucificado, Legión de María, Encuentros Matrimoniales, Sagrado Corazón y Renovación en el Espíritu Santo. En su despedida - que fue masiva y muy sentida - él estuvo acompañado de su señora madre y de otros familiares. Hubo numerosas muestras de afecto de su comunidad. Regresó a Santiago y más tarde se retiró del sacerdocio. Un testimonio de vida Los últimos serán los primeros. Es la forma de vida cotidiana de nuestra hermana en Cristo, Nelly Haro, esposa y madre ejemplar. No hace alarde ni ostenta nada. Siempre está en el último lugar, y la preferencia la tienen quienes la rodean o su entorno, pero no ella. Una sencillez la adorna y la hace más hermosa de lo que es. Nelly es una mujer de silencios, de mucha reflexión y oración, una ferviente mariana que tiene un testimonio de vida que entregar. Su misma conducta silenciosa la repite en el templo, y siempre ocupa el último puesto para pasar inadvertida. También es la primera en abandonar la Iglesia al término de la misa. 68 Hace unos años, Nelly de repente se enfermó, y comenzaron las dificultades para desplazarse. Una artrosis empezó a minar su salud, y ella entregó ese dolor y sufrimiento a la Virgen. Nos cuenta que desde la década del sesenta que participa en la Iglesia, asistiendo a la misa los domingos, pero hace unos años trabaja en comunidades de la parroquia. En un principio fue Acción Social. Más tarde con el padre Mauricio se integró al trabajo de Voluntariado del Hospital Base. También en Liturgia. Aún cuando hay periodos en que le es difícil caminar, ella visita a los enfermos y les lleva la Comunión. Su trabajo se acrecentó con el Padre José, y comenzó de lleno a abocarse al Mes de María Misionero. No importaba las caminatas, y las visitas casa por casa. Sus malestares y dolor físico se los ofrecía al Señor. Hace tres años está a cargo del Mes de María en el templo, y eso la hace feliz. Su enfermedad no ha avanzado, y por el contrario siente una notoria mejoría. Hoy luce casi sana. “La Virgen me tiene así, y yo suelo decirle que mis pies le pertenecen y que quiero seguir caminando para continuar mi labor en la Iglesia porque hay mucho por hacer. Ahora le he pedido a las hermanas de la Legión de María que me reciban en su comunidad, quiero integrarme a ellas, ya me acogieron, y eso me hace feliz”. La fe mueve montañas y Nelly lo sabe. “Hay que buscar a Cristo a través de María y tener mucha fe. Con esfuerzo pero con la fortaleza que la Virgen me da, he llegado al Monasterio de Santa Teresa de Los Andes. Es sobrecogedor y sé que Dios y la Virgen están ahí, cuidándome”. Asimismo recuerda con afecto el paso del Padre Juan Braulio por nuestra parroquia. Con él trabajó en la Pastoral del Hospital Base. “Me dejó muchas enseñanzas, evangelizaba dejando lecciones de fe. Visitaba a los enfermos, una vez lo hizo con mi padre, y se lo voy a agradecer siempre”. Llega un carismático (2009-2011) El 8 de febrero del 2009 asume la administración parroquial el padre Juan Braulio Cornejo Grez. Se queda hasta el 5 de mayo de 2011. Procedente de Chiloé, pero oriundo de Santiago, fue un religioso que continuó en la línea del anterior. Muy carismático y evangelizador, centró su trabajo en los jóvenes y también en la formación religiosa. Para ello, organizaba periódicas jornadas de formación, Temas valóricos y de contingencia incluía en sus talleres. Era seguido por mucha gente, sobre todo de Renovación en el Espíritu Santo, movimiento del cual era asesor. Llegaban de todas las parroquias a participar en estas jornadas y en las misas de sanación cada mes. Durante su periodo, se imprime y distribuye gratis un boletín parroquial el 2009 “El Arado”. Para la juventud, organiza misas juveniles 69 con instrumentos rockeros que tienen gran éxito; además brinda espacio a expresiones del arte como la danza, el teatro, las batucadas, entre otras. Siempre se destacó por su prédica, su capacidad para relacionar pasajes de la Biblia, su energía para las homilías, y también su gran entusiasmo para programar y realizar actividades pastorales, su interés y dedicación para la formación de los agentes pastorales, el uso de diversas técnicas actuales para motivar el aprendizaje, la incorporación de diversos profesionales para ayuda de la comunidad. Un día especial El 29 de diciembre de 2009 es un día muy especial para “Cristo Crucificado”. En una concurrida eucaristía se rinde un homenaje muy sentido a don Ananías Uribe al conmemorarse treinta años de su diaconado. Recibe el cariño de los fieles que lo sienten como parte de su familia. Don Nano se ha ganado el corazón de la comunidad por su bondad, sencillez, bonhomía y por su buena disposición al acudir con prisa donde se le llama y se le necesita para apoyo espiritual. Obras materiales En obras materiales, el 10 de abril del 2011 se inauguran nuevas salas de reuniones que servirán para dar un mejor servicio a los grupos parroquiales. Se esparce gravilla en el extenso patio para una mejor presentación y seguridad. Muchas feligresas, en su mayoría de la comunidad de Adulto Mayor habían sufrido feas caídas en el ripio. Llegar a la secretaría parroquial sorteando las piedras sueltas era una odisea. También se levanta una pasarela desde la puerta de la contra sacristía en dirección a la oficina parroquial que brinda más comodidad. Se construye una vereda pavimentada desde el portón hasta las salas de reuniones. Esto, gracias a la campaña del sobre. Se concursa a programas participativos de la municipalidad, y se logra ganar el proyecto que permite dotar de cielo falso al salón de reuniones, y obtener instrumentos musicales para el coro Quilapulli. El Padre Juan Braulio lleva a cabo la campaña del banco, logrando cambiar los antiguos asientos de madera sin respaldo por unos modernos que se ubican en cada costado del templo. Se organiza y se lleva a efecto el proyecto Cevas, atendido por los jóvenes. En su período funcionan los siguientes grupos y movimientos En Area Catequesis; Catequesis Familiar, Confirmación, Pre Bautismal, Pre Matrimonial, Catequesis de Adultos, Catequesis de Colegios. Area Niños: Catequesis de Niños, Scouts, Infancia Misionera, Taller de Guitarra. Area Juvenil. Confirmación, EJE (Encuentro de Jóvenes en el Espíritu) JDM (Juventud 70 Diocesana Misionera), Scouts, CEVAS. Area Liturgia, Acólitos, Ministros de Eucaristía, Coros (Oseas, Quilapulli, Panderos del Señor, Boaneger, Retro, Adonais y Jóvenes de Renovación en el Espíritu Santo. Area Social. Acción Social grupo “San Alberto Hurtado”, y Comedor de Niños, Misión Fraterna, constituida por un grupo de jóvenes que en las noches recorren diversos sectores llevando compañía y café a la gente de calle. Area Comunidades: Legión de María, Sagrado Corazón de Jesús, Renovación en el Espíritu Santo, Encuentros Matrimoniales, Cali, Club Adulto Mayor La Amistad, Papás de Acólitos, Comité de Trabajo Antonio Varas, Grupo Escaladores de la Fe, grupo Con María en el Corazón de Jesús. También existe un grupo de batucada que ameniza actividades religiosas y comunitarias, talleres de teatro, danza y hip hop. Se crea un servicio de ayuda a la comunidad consistente en atención médica y psicológica, apoyo pedagógico con clases de reforzamiento de enseñanza media y universitaria; clases de Inglés, taller de ajedrez para niños y deportes, entre otros. Entusiasta y “buena onda” Cuando se hizo cargo de la parroquia, se desempeñaba como secretaria Leyla Dib, quien continuó en sus funciones administrativas. Conoció de cerca su trabajo y lo recuerda como un hombre entusiasta y “buena onda”, con mucha llegada a los jóvenes por su forma de reaccionar, lo que a veces descolocaba a los adultos. “Era como yo decía, un niño hiperactivo, y una de sus frases más clásicas se traducía en “yo lo soñé, lo siento en mi mente y en mi corazón”. Cuenta que realizó muchas campañas con la comunidad, como la Misión Parroquial, la bendición de mascotas para San Francisco, motivó a los jóvenes para llevar a cabo la “Fiesta de la luz” todos los 31 de octubre. Junto con ellos, repartía dulces a los niños del sector parroquial. Dentro de su labor pastoral, Leyla menciona las mismas juveniles una vez al mes, las formaciones para agentes pastorales, las misas carismáticas parroquiales donde se motivaba la participación de los papás de Catequesis Familiar. También promovió el servicio gratuito de profesionales para la gente del sector. “Llegamos a tener un médico, dos psicólogos, una asistente social y dos profesores que ayudaban a los niños y jóvenes a nivelar sus materias. Aún continúa uno de ellos brindando sus servicios”. Dentro de las campañas que impulsó, Leyla enumera la Campaña del Sobre, Una Banca para tu parroquia, la del Cemento, la de gravilla para el patio. Se construyó la vereda desde la entrada hasta la oficina parroquial, una pasarela para unir la vereda con el velatorio, como ya se mencionara antes. En lo social, consiguió ayuda para el comedor infantil y para Acción 71 Social en su campaña de Navidad. “Pero lo que más destacaba de él, eran sus prédicas que lograban remecer a las personas al escucharlas. Hombre carismático, el motor de su tiempo fue siempre el Espíritu Santo”. El padre Juan Braulio termina su administración mediante su renuncia al sacerdocio presentada después de un largo proceso de meditación, evaluación y discernimiento. A la espera de un nuevo párroco ( 2011-2012 ) Con la inesperada partida del padre Juan Braulio llega como administrador reemplazante hasta la nominación oficial del nuevo párroco, al Padre Eugenio Céspedes Alarcón, párroco de la Parroquia “Nuestra Señora de Guadalupe” de La Paloma. Se mantuvo al frente de la dirección de “Cristo Crucificado” hasta el 4 de marzo del 2012. Hubo otros religiosos que lo secundaron en su labor, como los sacerdotes Dionisio Muñoz, Guido Márquez y Rigoberto García. El padre Céspedes, además de su parroquia, tenía a cargo otras comunidades sin poder dedicarle muchos días a nuestro templo. Sin embargo, en su corto período, se llevan a cabo algunas iniciativas. Una de ellas es plantear la idea de trabajar con la intención de construir un nuevo templo y reemplazar el actual que cumplirá cincuenta años. Como preparación de los 50 años de fundación de la parroquia, se organiza a fines del 2011 la semana aniversario, con variadas actividades, concursos, carros alegóricos, recolección de alimentos, y se lleva a cabo por segunda vez el Cevas, consiguiendo el apoyo de la Junaeb para la alimentación de los niños. Un joven para una parroquia cincuentenaria (2012- hasta hoy) El 4 de marzo del 2012 es nombrado Párroco de “Cristo Crucificado” el padre Ramón Fabián Velásquez Oyarzo, oriundo de Correntoso, siendo este su primer nombramiento de párroco. Con sus 35 años, es uno de los más jóvenes sacerdotes de la Diócesis y le ha correspondido por seis años servir a partir de ahora en esta comunidad cincuentenaria. La Eucaristía en que toma posesión de la parroquia la preside el Arzobispo Cristian Caro y concelebran varios sacerdotes y diáconos. El nuevo párroco se dará un año de plazo para conocer a su comunidad. Mientras tanto prosiguen las actividades de recolección de fondos para reemplazar el templo, que es la gran tarea y desafío que viene por delante. 72 En los pocos meses al frente de la comunidad, la feligresía ya lo siente como su pastor, y lo ha acogido con cariño. Su trato para todos es por igual En él no hay favoritos. Todos somos sus hijos. Lo dejó muy en claro desde el principio. Es un hombre sencillo, creativo, de mucha agudeza y de un corazón noble. Para el tercer aniversario de su Ordenación Sacerdotal, celebrada en una eucaristía, dijo ya haber recibido su primer regalo. El haber podido juntar a los miembros de los cuatro coros de la parroquia que ese día terminaron sus cánticos con el Cumpleaños Feliz. El ya asumió que es el padre de nuestra comunidad y que tiene la gran tarea de conducir por buen camino a su rebaño, y de lograr una meta: la necesaria construcción de un nuevo templo para enfrentar los próximos cincuenta años. Diseñar, implementar y desarrollar un plan pastoral acorde a los tiempos y realidad del sector parroquial, para encarnar el proyecto de Jesús, con las virtudes heroicas de amor –y sobre todo – perdonar. 73 Capítulo 6 Trabajo diaconal En la historia de nuestra parroquia, los diáconos han tenido una presencia preponderante en su trabajo en las décadas transcurridas. Es así como en los años sesenta se destaca el trabajo de Miguel Ramírez Gatica, uno de los primeros diáconos de Chile y que sirvió en nuestra jurisdicción por 27 años. Era el esposo de nuestra hermana Norita, y su labor fue fecunda y reconocida por los sacerdotes de esa época. Años más tarde y luego de participar en los Cursillos de Cristiandad se ordenan diáconos Ananías Uribe, Guillermo López y Washington Chávez, este último destinado a la parroquia de Fátima en población Libertad. Ellos cumplieron en ese entonces, una labor destacada porque se vivía otro tiempo, las dificultades eran inmensas, grandes eran las distancias, había mucho por hacer. Otros dos diáconos Como se consignaba, el 21 de abril del 2007, fueron ordenados dos nuevos diáconos para nuestra jurisdicción. Ellos son Antonio Alcázar Soto y Jorge Barría Elgueta. Ambos se integraron de lleno a la atención de los feligreses y del servicio en el templo, con liturgias y sacramentos. Ahora son servidores de la caridad porque han de ser caritativos, servir al trabajo de todos, celebrar la liturgia, proclamar la palabra, ser misioneros y catequizar sin descanso. Han recibido del obispo por imposición de las manos el sacramento del Diaconado, así como antes recibieron el Sacramento del Matrimonio concedido por la En abril del 2007 la Arquidiócesis celebró la incorporación a la Iglesia Iglesia. de 12 nuevos Diáconos. 74 Ahora por vocación, han sido llamados por Dios a ser discípulos y misioneros de Cristo. Los dos ya no están en nuestra parroquia. Jorge Barría se trasladó junto a su familia a Santiago, y Antonio Alcázar presta servicios en otra parroquia de nuestra ciudad. Ambos pertenecían a la comunidad de Encuentro Matrimonial de “Cristo Crucificado” junto a sus esposas, Elízabeth y Betty. Ellas siempre los han acompañado en su trabajo pastoral, y hoy lo continúan haciendo en distintos lugares. Vivencias hermosas El diácono Jorge Barría Elgueta – actualmente radicado en Santiago junto a su familia – nos entrega su testimonio con alegría y satisfacción, porque con ello siente que nuestra comunidad – a la que sirvió por algunos años y de la que guarda gratos recuerdos – no lo ha olvidado. “Llegamos como familia a las celebraciones dominicales el año 1996 y comenzamos a asistir al Curso de Laicos que sólo pudo continuar mi esposa Ely, ya que por mi trabajo no pude seguir. En forma paralela, con el padre Clementino iniciamos un curso bíblico con una concurrencia de diez personas, Luego, en octubre del mismo año, fuimos invitados a vivir en Encuentro Matrimonial, movimiento que integramos a la fecha. Al año siguiente (1997) vivimos Cursillo (de colores) y como anécdota, fuimos Willy Becerra y yo como canje por dos matrimonios que no fueron a Encuentro Matrimonial”. Prosigue su relato declarando que con estas vivencias hermosas, la comunidad, junto al párroco de ese entonces, padre Guillermo López, comienzan a dirigir su mirada hacia ellos. Algo que lo marcó para siempre y que hoy recuerda con emoción. “Aquí va mi primera sorpresa que me estremece totalmente. Pues un domingo equis del mismo año, el sacerdote se halla sin ministro para la comunión, y como no me ubicaba por mi nombre, comenzó a llamarme por el que se le ocurriera, dirigiendo su mirada hacia donde estábamos, hasta que dice: el esposo de Elízabeth, pase adelante. Yo intuía para qué era, y a 75 la vez me decía, no puede ser. Mis piernas me temblaban mientras me dirigía hacia adelante. Apenas subí a ese inalcanzable altar, el padre dice, tranquilo Jorge, yo te daré la bendición. Y lo hace sobre mis impuras manos, y posterior instrucción sobre cómo portarla, y es así como posteriormente fui propuesto como Ministro de la Comunión. Mientras tanto, por invitación de Willy Becerra junto a Gina, y preparados por ellos, nos comprometimos a la catequesis pre bautismal, lo que hicimos por espacio de unos catorce años”. Cuenta más adelante que desde el año 1997 al 2011 junto y por obra de Cristo logran llevar dieciocho matrimonios a Encuentro Matrimonial, “y muchos dieron frutos, como por ejemplo por nombrar a uno y que fueron los primeros, me refiero a Carlos González y Carmen Gloria”. Recuerda que en esos mismos años su esposa es invitada a realizar el curso de catequista universitaria, reconociéndole el año y medio del curso de laico que aprobó con éxito, por lo cual fue invitada a continuar sus estudios para recibirse de profesora básica con mención en Religión. Se recibió en diciembre del 2001. Luego prosigue: “parecía que ya nos mantendríamos en casa, que con lo experimentado y crecido podríamos con la ayuda de Dios ser buenos catequistas y mejor aún buenos cristianos. Pero había algo más. En el periodo y recién llegado el padre Mauricio González, soy propuesto como candidato a la Escuela del Diaconado (2002-2006), cinco años con diferentes matices de bendiciones y grandes pruebas, en especial nuestro último retiro. Solos, sin esposas, donde decidíamos el Sí definitivo a Dios, a ser servidores para nuestros hermanos y a recibir nuestro séptimo sacramento “el Orden Sagrado”. Cuando Monseñor Cristian Caro me ordena junto a mis once hermanos, nuestra parroquia estaba encabezada por el Padre José Cornejo, y un tiempo después recibimos al carismático padre Juan Braulio, con el cual se me abre un mundo lleno de Gracia, pues me hace ver cómo podemos dejarnos utilizar por El Señor, y El hará maravillas con cada uno de nosotros”. Confirmado por Monseñor Rencoret Por muchos años su vida ha estado dedicada al trabajo pastoral. Por un tiempo prolongado lo hizo en nuestra parroquia. El es el diácono Antonio Alcázar Soto, quien se bautizó en 1957 y ese mismo año hizo su primera comunión en la parroquia de Angelmó. Sin embargo, el sacramento de la Confirmación, lo recibió de manos de Monseñor Alberto Rencoret Donoso en nuestra parroquia en 1968. Cuenta que en 1980 recibió el sacramento del matrimonio junto a su esposa Betty Meza, de la cual 76 nacieron sus tres hijos, Luis, Daniel y Francisco. Con mucho orgullo nombra a sus cuatro nietos que son la alegría de su vida. La imagen es del Congreso Eucarístico del 8 de Diciembre del 2000. Representó a nuestra parroquia en el ofertorio la familia Alcázar-Meza. Se observa al padre Eugenio Céspedes y al seminarista en aquel entonces, Ramón Alvarez. Para el diácono Alcázar, el llamado de servicio al hermano y de seguir a Cristo comenzó con el trabajo en la Pastoral del Colegio Arriarán Barros junto a las Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús. “Ahí comencé a conocer y a seguir el camino del Señor. Además como ministro fui elegido para realizar el sacramento en bautizos, exequias, matrimonios, liturgias. Y también por falta de sacerdotes, en algunas comunidades y en los campos”. Fue precisamente en sus años de ministro de comunión cuando le tocó conocer de cerca a un matrimonio cuyo testimonio de vida lo impactó. Ello, por la fidelidad a toda prueba y en toda circunstancia que ambos se profesaban, aún cargando una pesada cruz. “Llevaban sesenta años de casados, y él se hallaba postrado por quince años. La relación era de un amor incondicional entre ellos, y el amor que le profesaban a Cristo Sacramentado era muy grande. A pesar de la enfermedad y la discapacidad del marido, jamás renegaron contra Dios”. Revela de igual forma que el deseo de ser diácono surgió cuando era coordinador de la Pastoral de Padres y Apoderados del Colegio Arriarán Barros con las religiosas del Sagrado Corazón de Jesús. “Fue en el año 1977 que llegué a la parroquia “Cristo Crucificado” estando la conducción a cargo del padre Guillermo López González. Desempeñé diversos cargos, presidente del Consejo Parroquial, Ministro Extraordinario de Comunión, etc. A la vez laboré en la coordinación de la Pastoral Familiar Arquidiocesana. Junto con mi esposa Betty hemos 77 trabajado en cada desafío que Dios nos ha puesto por delante, como también en las obras pontificias y en los movimientos pastorales”. Animado por el Espíritu, en 1999 entró a estudiar al Hogar Catequístico Universitario. Pero la llamada correcta sería un año más tarde para la Primera Escuela de Diaconado Permanente. Tras su coordinación y estructuración en el mundo eclesial, estuvo cinco años preparándose para el Ministerio Diaconal. Llegó a su cúlmine el 21 de abril del 2007, cuando recibió el Diaconado una mañana en la Capilla del Colegio Inmaculada Concepción. “Si bien inicié mi ministerio en la parroquia “Cristo Crucificado”, la desarrollé de manera íntegra en la parroquia “San Pedro” de Los Muermos. Estuve laborando en cada una de las hermosas capillas separadas por kilómetros de campo. Luego fui destinado a la parroquia “Madre del Pueblo de Dios” donde trabajé primero con el padre Daniel Acuña y el Padre Tránsito. Hoy continúo con el padre Héctor Añiñir y con el Diácono Cristian”. Querido por todos Ya bordea los 80 años nuestro querido diácono, Ananías Uribe, esposo de la señora Rosa Triviño y padre de tres hijos. En diciembre del 2009 nuestro apreciado don Nano fue festejado en grande por la comunidad al cumplir 30 años de diaconado. Querido y admirado por todos, ha sido un pilar en la parroquia, y ha visto pasar uno tras uno a los sacerdotes con sus distintas miradas y formas de llevar su ministerio, pero jamás de su boca ha salido una queja. Conocido por todos, ha casado, bautizado y catequizado y asistido espiritualmente a muchos pobladores del sector, los que pueden dar fe de sus cualidades. Se le describe como reservado, prudente, amable, de buen genio, paciente, humilde, servicial, siempre atento a correr a la parroquia en cualquier circunstancia e imprevisto en que el sacerdote no alcanzó a llegar. Frente a esto, la solución es la llamada a don Nano para seguir adelante con el servicio. Su esposa y sus hijos han sabido compartir al jefe de hogar con el gran hogar que es la Iglesia. Ellos saben que el servicio a Dios a veces es exigente y está primero. Lo comprenden y apoyan en todo momento. Don Nano entró a la Iglesia a través de un Cursillo de Cristiandad, movimiento de Iglesia que ha sido clave en la vida de muchas personas que deben su conversión a los tres días que dura el curso. A su término, él no pudo sustraerse al llamado al Curso Diaconal convocado por Monseñor Eladio Vicuña. Es así como el 29 de diciembre de 1979 es ordenado 78 diácono permanente y asignado a la parroquia Cristo Crucificado donde ha estado desde entonces junto a tantos párrocos. El 29 de diciembre de 1979 es ordenado diácono don Ananías Uribe. Aquí lo vemos entrando al templo junto a su esposa Rosa Triviño, el día en que cumplió sus Bodas de Oro, el 27 de enero de 2012, rodeado del cariño de sus hijos, familiares y miembros de la Iglesia. De terrenos eriazos a una comunidad Conversar con él es como hacerlo como un hombre santo. Retrocede a través de los años y escudriña el pasado. Recuerda que los terrenos donde hoy se emplaza la parroquia no eran más que un sitio baldío y donde algunos se arrogaban ser sus dueños. “Lo que recuerdo es que en estos terrenos los militares del regimiento Sangra hacían sus ejercicios de guerra. También se utilizaba para talaje de los animales vacunos que traían desde Aysén. En 1960 nos azotó el terremoto que destruyó gran parte de la ciudad. El Serviu se encargó de tomar Nuestro querido don Nano durante posesión de este retazo y comenzó a la Primera Comunión de una poblar algunos lugares. Es en esos pequeña. 79 momentos en que la comunidad católica comienza a pedir un lugar para construir el templo, con el visto bueno del obispo de entonces”. Don Nano continúa relatando que esos fueron los inicios de “Cristo Crucificado”. “Algunos hombres y mujeres de buena voluntad comienzan a trabajar para levantar el templo que partió con una caseta para que el cura llegara a servir en esta comunidad”. Don Nano retrocede en el tiempo y nos cuenta luego que él residía en población Modelo, y fue allí donde lo sorprendió el terremoto. En Modelo se le cayó su casa, “Yo me quedé a cargo de mi madre y la acompañé en todo. Nuestras primeras habitaciones fueron los barracones y ahí viví por un tiempo. Estaban estos barracones en lo que ahora es la población Anef. Recuerdo que en esos tiempos llegó el padre Valerio el que comenzó de buena fe a construir esta parroquia. Llegaba mucha mercadería de ayuda, y el padre Valerio pagaba a los obreros con mercadería. La madera era donada por algunos campesinos. Después, este padre enfermó y se fue a su país, quedó el templo techado y tinglado. Más tarde fue declarada parroquia Cristo Crucificado, y esos terrenos abiertos y baldíos son hoy nuestra comunidad”. ¿Qué motivó a don Ananías a ser diácono? Es la pregunta que le formulamos. Y nos responde con la sencillez y humildad que lo caracterizan. “Tengo que recordar mi niñez. Viví en el mundo de la pobreza y siempre quise ser más. Tenía muy buena cabeza para estudiar, pero por falta de dinero no pude hacerlo. Aprendí a leer y a escribir en una escuela de campo. Me gustaba mucho la música. Quedé huérfano de padre a los 12 años. A esa edad llegó a mis manos la Historia Sagrada. Me gustó leer los episodios del Antiguo Testamento. ¡Cómo me hubiese gustado estudiar para sacerdote¡ ”. Más adelante nos narra otros pasajes de su vida. “A los 33 años me casé, y le doy gracias al Señor por haber conocido a Rosa, mi mujer, una buena mujer, buena madre para sus hijos. Con el tiempo comprendí que el Señor me amó desde pequeño. Siempre me cuidó y protegió de todo mal; me libró de tantos peligros en mi vida. Conocí al Señor en un Retiro Espiritual en los días de Semana Santa. Fueron inolvidables, y luego el llamado a estudiar en la Escuela de Diáconos. Allí le dije, Sí a mi Señor. El me llamó y me consagró diácono permanente. Soy un agradecido de mi Señor y me he comprometido a servir en mi comunidad hasta los últimos días de mi vida.”. Termina *cerrando esta nota con estas palabras: “Hermanos, los amo mucho”. 80 Segunda Parte Renovación Eclesial La renovación parroquial a la luz de Aparecida (Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, inaugurada por el Papa Benedicto XVI el 13 de mayo de 2007 en el santuario de Aparecida, Brasil). La Conferencia del Episcopado Latinoamericano supuso una amplia consulta a las comunidades eclesiales de nuestro continente. El documento preparatoria a esta, como nunca, recogió las inquietudes y anhelos de los fieles cristianos del continente. La invitación más imperiosa que surge desde Aparecida la encontramos en el número 11: “La Iglesia está llamada a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias. No puede replegarse frente a quienes sólo ven confusión, peligros y amenazas. Se trata de renovar la novedad del Evangelio arraigada a nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario. Ello no depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos que encarnen dicha tradición y novedad”. La mayor amenaza de la Iglesia es “una fe católica reducida a bagaje, a elenco de algunas normas y prohibiciones, a prácticas de devoción fragmentadas, a adhesiones selectivas y parciales de las verdades de la fe, a una participación ocasional de algunos sacramentos, a la repetición de principios doctrinales, a moralismos blandos o crispados que no convierten la vida de los bautizados. Nuestra mayor amenaza es el gris pragmático de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad. A todos nos toca recomenzar desde Cristo, reconociendo que no se puede ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona que da un horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. (DA.12) 81 ASUMIR la tarea de abandonar las estructuras caducas que no favorecen la transmisión de la fe es uno de los PROPOSITOS. LA RENOVACION de la Parroquia no consiste solamente en cambiar una estructura sino que en una renovación del corazón o más bien de una conversión de este. Es necesario seguir un itinerario pastoral marcado por la búsqueda de la conversión personal y comunitaria en lo que son las cuatro dimensiones permanentes de la pastoral. 1.- Es el KERIGMA, ello implica todo lo que hacemos para anunciar al Señor y así puede ser conocido y asumido como camino, verdad y vida. Nos referimos al primer anuncio. A las diferentes tareas de evangelización: la catequesis, la predicación, la práctica de la lectura orante, los retiros. 2.- La LITURGIA, en especial en la Eucaristía, pero a la vez en las diversas celebraciones, a las fiestas, a los encuentros de oración, a las múltiples formas de piedad popular, en tanto todas ellas favorezcan al encuentro personal y comunitario con Jesús y su Evangelio. 3.- La KOINONIA, la necesidad de profundizar en la espiritualidad de la comunión y en la praxis comunitaria. La vida comunitaria está llamada a ser una manifestación distintiva de los discípulos de Jesús, ya sea al interior de las propias comunidades, ya sea como realidad buscada y promovida en el conjunto de la sociedad. 4.- La DIACONIA, mantener actitudes permanentes de servicio. Todo lo que hacemos y promovemos en servicio del ser humano, en especial de los sufrientes, postergados o excluidos. Estas cuatro dimensiones que estructuran nuestra acción pastoral nacen de Jesucristo, de su vida y de su misión. Es sobre todo el Buen Samaritano que no deja tendido a nadie en la orilla del camino. Asumir estas dimensiones ayuda a que en nuestras vidas y en la acción pastoral ser vaya impregnando la vida nueva de Jesús. Para hablar de renovación pastoral es necesario comenzar por abrazar la vida nueva que nos viene de Jesucristo, en otras palabras, iniciar la propia conversión personal. 82 LA RENOVACION La renovación en la Iglesia es parte de su ser. De alguna u otra manera está inscrita en su ADN y ¡cómo no¡ si fue el señor Jesucristo quien hizo nueva todas las cosas. Hablar de renovación en la Iglesia es actitud de fidelidad al Señor de la historia, ese Señor que asume nuestra condición y que entra en nuestra historia para hacerse historia y rescatarnos. La renovación es una firme decisión misionera y responde a la vocación de fidelidad a Dios. “Esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de parroquias y movimientos” (DA.365 LOS CRITERIOS DE LA RENOVACION La conversión personal: que nace del encuentro con Jesucristo. Esta actitud nos lleva a poner todas nuestras vidas al servicio del Reino. Estamos llamados a asumir una actitud de permanente conversión pastoral, que implica escuchar con atención y discernir “lo que el Espíritu está diciendo a la Iglesia” (Ap 2,29) a través de los “signos de los tiempos en los que Dios se manifiesta” (DA.366) El contexto histórico: toda acción pastoral debe tener en cuenta el lugar, la naturaleza y las circunstancias que nos toca vivir y experimentar. Por eso debe integrarlas también nuestra planificación que es la que permite aprender de los logros y de las dificultades que se encuentran en los procesos pastorales. Tenerlos en cuenta y reconocerlos, no solamente nos hace adecuados en la acción pastoral sino que también son una actitud de fidelidad a Dios en cuanto saber reconocer los signos de los tiempos. “La pastoral de la Iglesia no puede prescindir del contexto histórico donde viven sus miembros. De allí nace la necesidad de una renovación eclesial, que implica reformas espirituales, pastorales y también institucionales”. (DA.367). El modelo de la renovación: lo haremos al estilo de la primera comunidad cristiana (Hch 2,46-47) DA 175. La Renovación de las distintas estructuras pastorales y eclesiales pasa por la palabra y la eucaristía, la vida comunitaria y la práctica de la caridad. 83 La conversión Pastoral: tiene un solo objetivo “revitalizar nuestro modo de ser católico y nuestras opciones personales por el Señor para que la fe cristiana arraigue más profundamente en el corazón de las personas”. (DA 13). Un paso necesario para la conversión pastoral es vivir la espiritualidad de la comunión, que es el alma de nuestra querida Iglesia, porque es a través de ella que el espíritu de Dios hace su obra. La espiritualidad de la comunión es paso necesario para la conversión pastoral, es comunión con el Señor y entre nosotros, y nos fortalece para salir al encuentro de nuestros hermanos que se encuentran lejos (DA 368). La conversión pastoral es una actitud que surge del corazón de quien está enamorado de Cristo y se urge para anunciar a este Señor que nos ha redimido. Este amor nos urge, nos guía y conduce para “que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera. Así será posible que el único programa del Evangelio siga introduciéndose en la historia de cada comunidad eclesial” (DA 370). El proyecto pastoral de una Parroquia camino de pastoral orgánica – proyectos que hacen presente de manera pedagógica la voluntad solidaria de Jesucristo – debe ser una respuesta consciente y eficaz para atender las exigencias del mundo de hoy, con indicaciones programáticas concretas, objetivos y métodos de trabajo, de formación y valoración de los agentes y la búsqueda de los medios necesarios, que permitan que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y en la cultura. Los laicos deben participar del discernimiento, la toma de decisiones, la planificación y la ejecución. Este proyecto exige un seguimiento constante por parte del sacerdote y los agentes pastorales, con una actitud flexible que les permita mantenerse atentos a los reclamos de la realidad siempre cambiante (DA 371). LA RENOVACION DE LA PARROQUIA Es un anhelo muy sentido en la Iglesia desde ya hace algún tiempo y de no pocos sectores (DA. 172). La renovación de las Parroquias pasa por abandonar una pastoral de mantenimiento y asumir una pastoral que sale al encuentro de las necesidades de las personas. Una pastoral que no supone la fe sino que tiene como punto de partida el anuncio de Jesucristo como Señor y salvador. Las parroquias tienen que ser espacios de la iniciación 84 cristiana, de la educación y la celebración de la fe, abiertas a la diversidad de carismas, servicios y ministerios, organizadas de modo comunitario y responsable, integradoras de movimientos de apostolado ya existentes, atentas a la diversidad cultural de sus habitantes, abiertas a los proyectos pastorales y a las realidades circundantes (DA. 170). La renovación de las parroquias, al inicio del tercer milenio, exige reformular sus estructuras, para que sea una red de comunidades y grupos, capaces de articularse logrando que sus miembros se sientan y sean realmente discípulos y misioneros de Jesucristo en comunión. Desde las parroquias, hay que anunciar lo que Jesucristo hizo y enseñó (Hch 1,1). Su propia renovación exige que se deje iluminar siempre de nuevo por la palabra viva y eficaz” (DA. 172). La Renovación de la Parroquia necesita de “Presbíteros Discípulos con una profunda experiencia de Dios” (cf DA.199). “La Renovación de la parroquia exige actitudes nuevas en los párrocos y en los sacerdotes que están al servicio de ella. La primera exigencia es que el párroco sea un auténtico discípulo de Jesucristo, porque sólo un sacerdote enamorado del Señor puede renovar una parroquia. Debe ser un ardoroso misionero que vive el constante anhelo de buscar a los alejados y no se contenta con la simple administración” (DA 201). La parroquia renovada es ante todo, una comunidad de comunidades que son corresponsables de la vida comunitaria, la formación y la Misión. “No basta la entrega generosa del sacerdote. Se requiere que todos los laicos se sientan corresponsables en la formación de los discípulos y en la misión. Esto supone que los párrocos sean promotores y animadores de la diversidad misionera y que dediquen tiempo generosamente al sacramento de la reconciliación. Una parroquia renovada multiplica las personas que prestan servicios y acrecientan los ministerios. Igualmente, en este campo se requiere imaginación para encontrar respuesta a los muchos y siempre cambiantes desafíos que plantea la realidad, exigiendo nuevos servicios y ministerios. La integración de todos ellos en la unidad de un único proyecto evangelizador es esencial para asegurar una comunión misionera” (DA. 202) Asumir Aparecida y sus desafíos de profunda conversión misionera debe ser el espíritu que anime las Líneas Pastorales de la Iglesia y de nuestra comunidad. Es una responsabilidad y un trabajo constante para que esto sea realidad. 85 COMUNIDAD VIVA A continuación se entrega una breve reseña con un archivo fotográfico de las numerosas comunidades que integran la Parroquia “Cristo Crucificado” año 2012. Será un registro de este cincuentenario que permanecerá vivo en la memoria de las nuevas generaciones que vendrán y ocuparán un nuevo templo que reemplazará el actual. Porque es el gran desafío hoy día. Comunidades de la Parroquia “Cristo Crucificado” año 2012 Club de Adulto Mayor La Amistad: lleva treinta y cinco años de vida sin interrupción al servicio de los adultos mayores de la comunidad. Se fundó en 1977, siendo párroco el Padre Nelson Aguilar. Sus actividades incluyen actos de devoción, como el rezo del Santo Rosario, lecturas bíblicas, mucha oración y actividades recreativas. La directiva la conforman: Julia Urra (presidenta); Adela Bustos (secretaria) y Oritia Vera (tesorera). Participan como organización en el Departamento Diocesano del Adulto Mayor. En la foto, parte del numeroso grupo junto al párroco Fabián Velásquez. 86 Legión de María: fue fundada el 30 de agosto de 1962 por el padre Valerio de Zutter, ayudado por sor Estanislá Candia, con el nombre de “Nuestra señora de los Dolores” . Su lema es “A Jesús por María”. Su apostolado, aparte de reuniones y trabajo semanal, es visitar la cárcel, hospital, asilos de ancianos, dando énfasis a la visita a hogares de enfermos para prepararlos para los sacramentos. Las legionarias han estado presentes en todas las actividades parroquiales prestando una valiosa y efectiva ayuda, atendiendo con espíritu cristiano a quien necesite ayuda y consuelo, sobre todo en momentos de enfermedad y de la partida a la Casa del Padre. Una vez al año, el 25 de marzo, se reúnen en una ceremonia llamada ACIES donde renuevan su promesa de servir a Dios y a la Iglesia por medio de la Virgen María. De izquierda a derecha aparecen Ana Corina Oyarzún, Ariela Gutiérrez, Irene Vargas, Luzmila Avila, Padre Fabián Velásquez, Irma Robarte, Marta Vilches, Marianela Haro, Celia Santana, Elena Ainol y Carmen Almonacid. 87 Sagrado Corazón de Jesús: se formó en 1982 por un grupo de madres que terminaban la preparación de sus hijos de Primera Comunión y que anhelaban seguir formando parte activa de la comunidad parroquial. Párroco en ese entonces era el padre Juan Espinoza, quien las motivó a buscar apoyo en la hermana Emelina Toledo que por 27 años ha sido asesora del grupo, y a pesar de hallarse hoy delicada de salud, las sigue respaldando para sacar adelante el trabajo de este grupo apostólico. Integran esta comunidad, Adriana Mansilla, Julia García, Leda Oyarzún, Leticia Aguila, Marta Hernández, Nora Vargas, Blanca Cerpa, Emelina Alvarez, Hilda Gutiérrez, Ariela Gutiérrez, María Inés Fuentes, Alicia Torres, María Angélica Maldonado, Marlene Tello, María Zaida Mansilla, Edith Díaz. 88 Ministros de Comunión: la Comunidad de Ministros Extraordinarios de Comunión se inició con el padre Guillermo López. Fue él quien abrió el camino para realizar el servicio de compañía y atención a los enfermos, llevando a Jesús Sacramentado hasta los hogares de los feligreses que, por razones de salud, no pueden participar en la misa. Los ministros son nombrados por el Arzobispo por un periodo de dos años, pudiendo extender su servicio hasta por tres períodos. Actualmente son ocho los ministros extraordinarios en nuestra comunidad. De izquierda a derecha, primera fila, María de Jesús Faúndez, Yolanda Hernández, Marianela Haro, Andrea Cárdenas. Segunda fila, Víctor Manuel Andrade, Luis Garrido, Patricia Vega y Luis Maturana. 89 Coro Quilapulli: este coro nació el 4 de septiembre del 2002 cuando un grupo de catequistas de niños (ACN) se reunió para aprender a tocar guitarra y a cantar, motivados por la necesidad de contar con un coro que anime y acompañe algunas de las celebraciones litúrgicas parroquiales. Cuenta con catorce integrantes. El objetivo general es servir al Señor a través de la música. En sus inicios sde lññamaba “Coro de las 10”. El guía espiritual y profesor fue el padre Mauricio González, quien con gran paciencia y carño les enseñó a tocar guitarra, y a tomar conciencia a que el canto debe ayudar a la alabanza y oración de los fuieles, y la elección de los mismos debe realizarse a la luz de los textos bíblicos y tiempo litúrgico correspondiente. En la foto aparecen sus integrantes, siendo presidenta y representante legal, Marlene Garrido Castro, y directora, Andrea Cárdenas Huentelicán. Además Carmen Vera Rogel, Liz Jessica Triviño Garrido, Claudia Garrido Poblete, Luis Garrido Castro, Marcelo Ojeda Soto, Consuelo Mansilla Barrientos, Martina Garrido Aguila, Natacha Garrido Aguila, Rodrigo Moreno Escalona, Gabriela Jiménez Meza, Javier Navarro Gómez, Marcelo González y Manuel Pérez. 90 CALI, Contribución a la Iglesia: es mandamiento de la Iglesia que pide a los fieles contribuir con el 1% de sus ingresos para financiar los gastos de la Iglesia, tanto consumos básicos, agua, luz, teléfono, manutención del sacerdote, formación de seminaristas, obras de apostolado, ayuda a los necesitados, y otros. Se encuentra en la parroquia desde su fundación. Sus integrantes se reúnen en forma mensual para entregar lo recaudado y mantener estrecho contacto con el sacerdote. Son la voz y corazón de la Iglesia que acude a los hogares recaudando el 1%, a la vez que actúan como misioneros y son presencia viva de la comunidad en la Iglesia. La coordinadora parroquial es Mercedes Sánchez, acompañada por Blanca Bahamonde, Adriana Mansilla, Orfelia Mansilla, Ema Valerio, Luisa Raín, Eugenia Vargas, Gladys Loncomilla y Manuel Arancibia. 91 Catequesis Primer y Segundo Año: estos grupos lo conforman jóvenes comprometidos con la parroquia que dedican gran parte de su tiempo a preparar a los niños para sus sacramentos. Los catequistas de primer año son Gabriel González, Manuel Andrade y Fernando Marín; y de segundo año, María José Pincheira y Loreto Cárdenas. 92 Confirmación: los catequistas que preparan a jóvenes para recibir el Sagrado Sacramento de la Confirmación son Patricio González y Richard Paredes. Los integrantes de este año 2012 que reciben su preparación son Yovany Almonacid, Brenda Villarroel, Fabián Navarro, Fernando Leyton, Yovana Almonacid. 93 Papás de Catequesis de Primer Año: junto a su catequista Nolvia Alvarez aparecen los papás de Catequesis. Papás de Catequesis Segundo Año: el otro grupo de padres de Catequesis junto a las catequistas Patricia Vega y Rosa Santana. 94 Catequistas de Adultos: Los catequistas Eliana Oyarzún y Jorge Ramírez preparan a quienes recibirán el Sagrado Sacramento de la Confirmación. Ellos son: Rosa González, Freddy Vera, Vanessa Saldivia, Cynthia Dersis, Paola Langenbach. 95 Acción Social “San Alberto Hurtado”: nació el 2001. Su objetivo es apoyar con alimentos, ropa y sustento espiritual a las familias más necesitadas del sector. También agasajan a los niños para Navidad, y a los adultos con canastas navideñas. En forma anual se realiza la Cena de Cristo Pobre. Toda la ayuda lograda es gracias a la generosidad de la comunidad parroquial. Otra actividad importante es el rezo del Santo Rosario los miércoles, pidiendo por la salud de los enfermos. Integran el grupo: Irenia Ortega, Mirta Legue, Marcia Mombert, Juana Fuentes, Marta Pinto, Marcia Davis, Olivia Hernández, Eliana Oyarzún, Nolvia Alvarado, Yolanda Hernández, Lily Muñoz, Betty Rivera, Mercedes Sánchez, Uberlinda Soto, Norma Pérez, Jessica Bahamonde, Maribel Rubio, Ema Vera, Ilse Fernandoy. 96 Renovación Carismática: comenzó a funcionar en 1985 cuando era párroco el padre Clementino Ruiz. Esta comunidad nace por la necesidad de participar en grupos de oración de aquellas personas que se identifican con esta corriente de gracia, siendo un don gratuito del Espíritu Santo derramado sobre la Humanidad como en Pentecostés. Hoy son 19 integrantes, donde se refleja el amor, la unión y la solidaridad. Integran el grupo: Marlys Gebahuer, Celeste Arratia, Carlos Barría, María Castro, Ruth Oelckers, Rodrigo Moreno, Judith Uribe, Lauro Melián, Marta Monje, María de Jesús Faúndez, Juan Uribe, Traudy Leiva, Gabriela Jiménez, Luzmira Araneda, Nancy Ochoa, Irene Alvarado, Héctor Díaz, Elsa Uribe, Ana María Bahamonde. 97 Coro Boanerges: nació junto a la capilla San Juan Diego de América, de la cuarta terraza. Tiene más de siete años de servicios y su misión es hacer de las misas una celebración de alegría. Se ha incorporado instrumentos adicionales a las guitarras, como batería, quena, bongó, panderos, etc. Sus integrantes han trabajado con esmero para generar recursos y lograr nuevos elementos para mejorar la técnica y el desarrollo musical. Participan en las misas de la capilla San Juan Diego de América, parroquia “Nuestra Señora de Guadalupe” y parroquia “Cristo Crucificado”. Se denominan “Boanerges”, Hijos del Trueno, así como Jesús nombró a Santiago y Juan, por su ímpetu y carácter. Los integrantes son, en el orden desde el ángulo superior izquierdo en sentido de las manijas del reloj: Romina Brito, Loreto Cárdenas, Jorge Barrientos, Arturo Brito, Natalie y Marcos, Boris Fuentes, Camila García, Constanza Leyton, Olivia y Carlos, Luis Brito. 98 Coro SOS: es otro de los coros con que cuenta nuestra parroquia. Fueron captados en el mes de septiembre en una “Misa a la Chilena”. Sus integrantes son Karina Soto (directora); Felipe Pineda, Rodrigo Arancibia, Juan Valderas, Andrea Mansilla, Avian Valderas, Angela Valderas, Gonzalo Guerrero, Camila Galindo, Luis Eduardo Chaura. 99 Comedor Infantil: por décadas atiende en nuestra parroquia el Comedor Infantil, siempre dirigido por Emelina Alvarez. Los fines de semana acuden niños de familias muy modestas del sector a almorzar. Emelina tiene como voluntarios a María Teresa Chávez, Angel Fernando Cancino, Guillermo Chávez, Francisco González, Boris Gallardo, Marcelo Marin, Irene Bahamondez. En la foto aparece Emelina con dos de sus ayudantes en plena preparación del almuerzo. 100 Cristóvenes: jóvenes de la parroquia integran esta comunidad. De izquierda a derecha se observa a María Belén Uribe, Hugo Barría, Carola Mañao, Daniela Uribe, Esteban Uribe, Gabriel González (detrás de Esteban); Héctor Mardones, Víctor Andrade, María Teresa Chávez, Jovita Uribe, Elsa Torres y Franco Leal. 101 Coro Oseas: en espíritu y Alabanzas nació el 9 de enero del 2009. Ya el año pasado lanzaron su primer CD que lleva por nombre “Necesito de ti” y están próximos a lanzar otro, con la ayuda del Señor. Cantan con gran entusiasmo alabando a Dios. Integrantes: Claudia Fernandoi, Gabriela Hernández, Beatriz Subiabre, Lesly Ferrada, Olaya Molina, Freddy Mayorga, Víctor Arriagada, Andrés Mansilla, Albino Arriagada y Francisco Alcázar. 102 Acólitos: una hermosa misión cumplen los acólitos. Están siempre dispuestos a ayudar a los sacerdotes en las misas y en las actividades religiosas. Algunos de ellos se observa en la fotografía. De izquierda a derecha Héctor Mardones, Zulema Pincheira, Daniel Pérez y Sebastián Sepúlveda, Faltan Roberto y Benjamín Pincheira. } 103 Encuentro Matrimonial: es una comunidad muy activa y trabajadora, siempre dispuesta a servir a la parroquia. Desde hace años constituyen uno de los grupos más numerosas. Se trata de matrimonios que en forma periódica se reúnen. En la imagen ser observa a parte de sus integrantes, entre ellos a Enrique Gómez, Carmen Gloria Bolbarán, Carlos González, Gina Ruiz, Willy Becerra, Beatriz Subiabre y Albino Arriagada. 104 Bodas de Oro: El 12 de abril del 2008 fue un día especial, sobre todo para cuatro hermanos de nuestra parroquia. Se trata de los matrimonios conformados por Alvaro Villegas y Adriana Mancilla, y Manuel Arancibia y Luzmira Avila. Ese día y a la misma hora ambas parejas cumplieron sus Bodas de Oro, renovando su compromiso ante el altar en una Eucaristía presidida por el administrador parroquial de ese entonces, José Cornejo. Hay que indicar que Manuel Arancibia es presidente del comité de trabajo y además encargado de Comunicaciones de nuestra parroquia. 105 Agradecimientos: A la Ilustre Municipalidad de Puerto Montt. 106