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DOMINGO VI PASCUA AÑO V – nº 233 - 9 / 05 / 2010 Liturgia y vida Yo creo que una de las frases más consoladoras de todo el evangelio de Juan es esta que dice Jesús a sus discípulos, poco antes de partir para el Padre: “Al que me ama, mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él”. El amor a Cristo nos pone en comunión directa con el Padre Dios. Hemos insistido tanto, a lo largo de los siglos, en la importancia de la comunión sacramental, que hemos llegado a creer que sólo estamos en comunión con Dios cuando comulgamos sacramentalmente. Y, por supuesto, no es así. La comunión con Dios es siempre una comunión espiritual; no puede ser de otra manera, porque Dios es espíritu. Las especies sacramentales, el pan y el vino, son materiales, pero el Dios que se hace presente en ellas es, como no puede ser de otra manera, un Dios Espíritu. Tan espiritualmente presente está Dios en el alma de la persona que ama a Dios, y en la comunidad que celebra y concelebra cristianamente la cena del Señor, como lo está en las especies sacramentales que recibimos en la comunión. Es el amor a Dios el que nos une al Dios presente en las especies sacramentales, porque Dios vive y se hace presente en la persona que le ama. Una persona que ama a Dios es un verdadero templo de Dios, un sagrario donde vive y mora el verdadero Dios. Y dice, además: “El que me ama guardará mi palabra”. Cristo no habla de un amor de boquilla, de un amor que empieza y acaba en la palabra «amor». Tampoco habla de un amor exclusivamente afectivo y sentimental, que hoy aparece y mañana se va sin haber dejado huella fija y perenne. Cristo habla de un amor que es entrega incondicional, de un amor que ama como el mismo amor con el que Cristo nos amó. San Agustín decía que “el amor es mi peso, hacia allí voy, hacia donde él me lleva”. El verdadero amor nos conduce y nos arrastra, nos lleva hacia la persona amada. El amado vive y mora en nosotros y todo lo que hacemos lo hacemos pensando en él y para él. Cuando decimos que amamos a una persona y no estamos dispuestos a sufrir y hasta darlo todo, si fuera necesario, por esa persona, no estamos hablando del amor con el que Cristo nos amó. Un amor sin obras, como una fe sin obras, es un amor muerto, un amor que no nos hace vivir en comunión con Dios. Amar a Dios supone e implica una voluntad firme y decidida de cumplir la Palabra de Dios. “La paz os dejo, mi paz os doy”. El amor a Dios nos produce paz y alegría, nos hace personas equilibradas y optimistas. No queremos ser ingenuos ni irresponsablemente utópicos, pero no permitimos que nuestro corazón tiemble, ni se acobarde ante las innumerables e inevitables dificultades que la vida nos presenta. Una persona en la que mora Dios, que está siempre en comunión con Dios, sabe que lleva encerrada, en el frágil vaso de su cuerpo, la fortaleza de Dios. Evidentemente podrá sentir miedo físico, debilidad psicológica y hasta imperfección espiritual, pero sabrá que la fortaleza del Dios que mora y vive dentro de él le va a proporcionar la fortaleza necesaria para resistir los achaques del cuerpo y las debilidades de su espíritu. Muy seguros tenían que estar los apóstoles de la presencia del Espíritu de Jesús en medio de ellos, para atreverse a hacer esta afirmación: “Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros…”. Pero los apóstoles y presbíteros, con toda la Iglesia, sabían muy bien que la solución que habían dado al altercado y a la violenta discusión que habían provocado las palabras de Pablo y Bernabé en defensa de los gentiles que no querían circuncidarse, eran palabras dictadas por el Espíritu. No habían buscado interés alguno personal, es más, habían tenido que retorcerse el alma y hacer de tripas corazón para admitir que la circuncisión no era la puerta grande y segura por donde tenían que entrar todos los que quisieran hacerse discípulos del Maestro judío de Nazaret. Fue un momento realmente decisivo y trascendente para la Iglesia católica y para el evangelio universal que les había mandado predicar el Maestro. ¿Seremos nosotros, los católicos de este siglo XXI, capaces de renunciar a tantos ritos y a tantas ceremonias occidentales y muy nuestras, para admitir que los que vienen de lejos y de fuera puedan sentirse entre nosotros como en su propia casa y en su propia iglesia? GABRIEL GONZÁLEZ DEL ESTAL 1 Palabra de Dios PRIMERA LECTURA Lectura de los Hechos de los Apóstoles. Hch 15,1-2.22-29. En aquellos días, unos que bajaban de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban como manda la ley de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes de la comunidad y les entregaron esta carta: «Los apóstoles, los presbíteros y los hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras. Hemos decidido por unanimidad elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor. En vista de esto mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que no os contaminéis con la idolatría, que no comáis sangre ni animales estrangulados y que os abstengáis de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud». SEGUNDA LECTURA Lectura del libro del Apocalipsis. Ap 21,10-14.22-23. El ángel me transportó en espíritu a un monte altísimo y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. El muro tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero. SALMO RESPONSORIAL Sal 66,2-3.5.6 y 8. R./ ¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R./ Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud, y gobiernas las naciones de la tierra. R./ ¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe. R./ EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según San Juan. Jn 14,13-29. En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: -El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado ahora que estoy a vuestro lado; pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy: No os la doy como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: «Me voy y vuelvo a vuestro lado». Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. LECTURAS DE LA MISA PARA LA SEMANA Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado 2 10 11 12 13 14 15 San Juan de Ávila San Atanasio, mártir San Pancracio, mártir Ntra. Sra. de Fátima San Matías, apóstol San Isidro, labrador Hch 16,11-15 / Sal 149 / Jn 15,26-16,4a Hch 16,22-34 / Sal 137 / Jn 16,5-11 Hch 17, 15.22-18,1 / Sal 148 / Jn 16,12-15 Hch 18,1-8 / Sal 97 / Jn 16,16-20 Hch 1,15-17.20-26 / Sal 112 / Jn 15,9-17 Hch 18,23-28 / Sal 46 / Jn 16,23b-28 Esta es nuestra fe TESTIGOS DEL PERDÓN (y IX) Por el perdón se cree en la Palabra de Dios. Cuando se recibe el perdón de los pecados, se deja actuar al Espíritu Santo. Los sacerdotes son ministros del perdón. El Pueblo de Dios tiene derecho al don que Jesús ha entregado a la Iglesia. El Pueblo de Dios perece huérfano de misericordia si no se le ofrece el perdón. Jesús, antes de curar al paralítico, le perdona los pecados. No es indiferente que Jesús haya querido perdonar antes de curar. Tantas veces la parálisis, la falta de actividad interior, hasta de imaginación creadora, pueden venir del estado de la conciencia. Unos y otros, ministros y fieles, tenemos en el perdón la posibilidad de recuperar la visión de la imagen que llevamos esculpida, la de nuestro Creador, que la dejó grabada en nosotros. ÁNGEL MORENO de Buenafuente Máxima divinización “Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de salteadores que, después de despojarle y darle una paliza, se fueron, dejándole medio muerto. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión. Acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y le montó luego sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al posadero, diciendo: ‘Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva’. Díjole Jesús: ‘Vete y haz tú lo mismo’” (Lc 10, 31-37). El perdón sacramental tiene la virtud de renovar históricamente la gracia: se renueva la gracia bautismal. Por el perdón se renace y es posible volver a empezar. Se experimenta el amor entrañable de Dios y se impide que la imaginación sucumba ante las sombras de tentación. Por el perdón uno se siente comprendido y querido. El perdón nos convierte en perdonados, y nace la alegría en el interior del alma. Se disuelve el generador de la violencia y del mal. En MAYO, el mes de María, la Madre Dios siempre perdona. Jesucristo nos manda perdonar. El Espíritu Santo se derrama sobre los Apóstoles y concede el don de perdonar. A la Iglesia se le ha dado el poder de perdonar. El Buen Pastor busca a la oveja perdida. El padre del hijo pródigo lo abraza a su retorno. Hay más gozo en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no necesitan penitencia. Los santos siempre se han sentido pecadores. Es distintivo cristiano el perdón mutuo. El amor no lleva cuentas del mal. El amor todo lo perdona. El amor disculpa siempre. El que perdona siembra su propio juicio. El que perdona se asemeja a Dios. Rosario todos los días (excepto los jueves) a las 18 h. Los sábados: Eucaristía a las 19 h. Todo en la Ermita ¡VEN A VERLA! 3 AVISOS Encuentro Jóvenes El viernes, 21 de mayo, participaremos los jóvenes de la parroquia en el Encuentro- Vigilia de Pentecostés del Arciprestazgo. Será en la Parroquia de Sta. María de Majadahonda a las 21 h. Nosotros iremos juntos desde Hoyo. Podéis apuntaros en la parroquia. Celebración de la Unción de Enfermos OPERACIÓN KILO Hoy domingo 9 de mayo, en las Misas de 12 y 13:30 h. Hoy domingo 9 de mayo en la Misa de las 13,30 h. recibirán el Sacramento de la Unción de Enfermos todos aquellos cristianos que vayan a ser sometidos a una operación grave, que sean enfermos graves, ancianos limitados o niños enfermos graves. Tenerle en cuenta en vuestras oraciones. Recogida de: aceite, leche, útiles de aseo y conservas. Organizado por A. Familias Numerosas de Hoyo para Cáritas parroquial INTENCIONES DE MISA: DOMINGO LUNES MARTES MIÉRCOLES JUEVES VIERNES SÁBADO DOMINGO 9 10 11 12 13 14 15 16 10:00 - OFELIA Y ROBERTO Cabieces, JUAN Salafranca, DIF. FAM. BENDITO CAÑIZARES, HERMELINDA, GLORIA, MARCELA, GUADALUPE; 12:00 – POR EL PUEBLO;13:30 - EMILIO,; 19:00 – 19:00 - CONCEPCION, ALVARO, MANUEL, IGNACIA, CONCHITA, TOMAS; 19:00 – PILAR; 10:00 – JOSÉ; 19:00 – 10:00 - CARMEN, FAM. DE PIÑA; 19:00 – 10:00 – JESÚS, ASUNCIÓN; 19:00 – EUGENIO, PILAR 10:00 – ANIVERSARIO DE ENCARNITA GONZALEZ ARTECEROS ; 19:00 Ermita - MARIANO, JULIA, PACO 10:00 - DIF. FAM. BENDITO CAÑIZARES; 12:00 – POR EL PUEBLO;13:30 - EMILIO, ESTEBAN, MARÍA, ARMANDO, PACO; 19:00 – Para conocer… conocer… EN TU DECLARACIÓN, PON LA X Un año más, los españoles nos disponemos a hacer nuestra declaración de la renta. Es momento de recordar la necesidad que la Iglesia tiene de la colaboración de todos. Las aportaciones directas de los católicos y de todas aquellas personas que valoran nuestra labor, son nuestra principal fuente de financiación. Tu colaboración económica, garantiza que todas las actividades que desarrollamos sigan realizándose. Porque nuestra tarea no desfallece, se necesita que tu colaboración sea permanente. Desde 2008, el sostenimiento de la Iglesia depende exclusivamente de los católicos y todas aquellas personas, que reconocen la labor de la Iglesia. Quienes libremente quieran hacerlo pueden marcar la casilla de la Iglesia Católica en su Declaración de la Renta. Un 0,7 por ciento de sus impuestos se dedicarán así, sin coste adicional para el contribuyente, a la ingente labor que la Iglesia desarrolla, principalmente al mantenimiento del culto (templos y celebraciones), a la retribución del clero y a acciones pastorales y caritativas. Este sencillo gesto no le supone a nadie ni pagar más, ni que le devuelvan menos y, además, en esas mismas condiciones, se puede marcar también, al mismo tiempo, la casilla a favor de “Otros fines sociales”. Si eres suscriptor, podrás deducir el 25% de tu aportación en la declaración del IRPF. Fuentes de financiación de la Iglesia Las aportaciones directas de los fieles: Es la principal fuente de financiación de la Iglesia. Existen distintas modalidades: colectas, donativos, legados, herencias, etc. Pero debemos destacar la suscripción periódica (mensual o semestral) como el modelo más deseable. Actualmente representan alrededor del 75% de los recursos económicos de la Iglesia. Este 75% incluye el 5% de rendimientos del patrimonio y otro 20% de otras fuentes de financiación. Asignación Tributaria: A partir de la Declaración de 2007 (a realizar en 2008), la Iglesia recibe del Estado el 0,7% de la cuota íntegra de los contribuyentes que manifiesten su deseo de que ese porcentaje de sus impuestos se destine a la Iglesia Católica. El resultado de la Asignación viene a ser el 25% del presupuesto. Rendimientos del patrimonio eclesiástico: La Iglesia ha ido constituyendo un patrimonio estable que administra con criterios de prudencia, cumpliendo la voluntad de sus donantes, y del que obtiene rendimientos, alrededor del 5%, para acometer obras apostólicas. Otras fuentes de financiación. Los ingresos por la realización de algunas actividades económicas, subvenciones a través de convocatorias públicas, etc., viene a representar un 20% del presupuesto de la Iglesia. Más información en www.portantos.com 4