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EL CATEQUISTA, LA CATEQUESIS Y EL KERIGMA. A LA LUZ DE LA EVANGELII GAUDIUM EL CATEQUISTA, DISCÍPULO DE JESÚS 1 Juan 8, 31-32: Decía Jesús a los judíos que habían creído en él: “Si os mantenéis fieles a mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.” La formación metodológica del catequista consiste en ser capaz de elaborar el método necesario para cada grupo y cada necesidad, además de ser el contenido, en el fondo, el que determina el método por el cual el catequista debe profundizar en el mensaje que anuncia, “método y contenido” están en el catequista íntimamente unidos. El método catequístico se diferencia de otro método por el carácter cristocéntrico. Es decir, que la catequesis no es un diálogo entre dos: catequista y catequizando, sino entre tres: Cristo, catequista y catequizando. La catequesis es en gran parte iniciación en la oración y comunicación con Dios. El catequista está comprometido en todo su ser, enseña sobre la oración, no sólo con palabras sino también con el testimonio de su propia oración. Esta oración también tiene que ser comunitaria en todo sentido. Tenemos que aprender a poner en común nuestra oración y a unirla con la Iglesia por medio de nuestra actitud participativa y por nuestra inserción en la Iglesia. También la celebración litúrgica forma parte de la catequesis. La fe no sólo tiene que ser proclamada y puesta en obra: tiene que ser celebrada. La celebración por excelencia de nuestra fe son los sacramentos. Ellos también forman parte de la respuesta a la Palabra de Dios. La catequesis es un período de preparación para participar en los sacramentos, un tiempo para el aprendizaje. Por eso la respuesta a Dios también es sacramental o litúrgica. También es pedagógico el carácter histórico de la revelación. La historia es el medio a través del cual Dios se nos ha revelado y significa que la revelación de Dios y de su plan de salvación tiene un carácter progresivo. Dios se revela no solo con verdades sino también con hechos. El carácter histórico implica dos cosas: 1) Lo que Dios nos comunica no es teoría pura sino lo que Dios nos comunica lo hace a través de gestos y obras. 2) Y además implica progresividad de esa revelación. La revelación bíblica cristiana tiene un carácter histórico comienza a partir de Abraham y culmina en Jesucristo. Dios se revela a Israel en un pacto o alianza de amistad. Israel conoce a Dios a lo largo del tiempo, interviene Dios y mantiene un diálogo con el pueblo. Dios no dice todo de una vez, pues esta revelación es pedagógica, se manifiesta Dios y su plan de salvación. El carácter histórico de la revelación es la comunicación de Dios sobre sí mismo y sobre la salvación de los hombres. En Jesucristo alcanzamos el supremo conocimiento de Dios. Jesús es la revelación plena del misterio de Dios. Jesús es la plenitud de la revelación. En la catequesis, Cristo mismo se hace presente, actúa y enseña. El misterio pascual es el fundamento de su presencia y de nuestra renovación interior. Cristo es también el Verbo, la Palabra de Dios hecha carne en quien se nos revela Dios. Gál. 3, 23-29 El hecho de que todo está centrado en Cristo nos obliga también a relacionar todos los aspectos de la enseñanza y de la educación con el mismo Jesucristo. Todo, en efecto, tiene su razón de ser y su coherencia en la Persona de Cristo; en Él confluye el Antiguo Testamento y toda la Historia de Salvación. De Él provienen la Iglesia y los sacramentos. Él nos da el don del Espíritu Santo y Él nos da acceso al Padre. 2 Él es el eje de toda reflexión teológica y de todo crecimiento en la fe. Por eso, todas las materias de estudio, las actividades, las búsquedas, los cuestionamientos y los interrogantes deben ser vistos y examinados en Cristo, nuestro Señor. La catequesis es, principalmente, un encuentro con Dios vivo en el medio de sus discípulos. Cada tema catequístico supone un objetivo y además varios mensajes de fe. También en la catequesis se tiene en cuenta las edades de los catecúmenos, las diferentes edades marcan espacios característicos y oportunidades pedagógicas específicas. Todas las edades brindan posibilidades íntimamente unidas al crecimiento humano y hay que procurar una metodología pedagógica propia para cada edad y cada grupo. También existe la necesidad de trabajar con discapacitados y con otros grupos especiales (enfermos, presos, aborígenes…..) pero al igual que otras tareas, el catequista debe cumplir su función más allá de lo espontáneo y carismático en tener una formación catequística que le permita profundizar su capacidad y su saber-hacer como catequistas. La vocación del catequista consiste esencialmente en tener capacidad para ayudar a los demás a crecer en la fe. Para eso el catequista debe desarrollar un carisma pedagógico y la capacidad de transmitir la fe de una manera ordenada y sintética. Esa capacidad nos lleva a formarnos como catequistas. La catequesis por la cual uno se forma y se educa como cristiano nunca se acaba: es un Itinerario Catequístico Permanente. Graciela Scian Catequista Confirmación de Adultos Parroquia de la Inmaculada y San Maximiliano M. Kolbe Diócesis: Avellaneda-Lanús Bibliografía consultada: Bases para la Catequesis de Niños, Adolescentes y Adultos. Ed. Claretiana Metodología Catequística. Ed. Claretiana Catecismo de la Iglesia Católica. 3