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Inmunol 25/1 10/5/06 17:15 Página 39 Revisión Inmunología Vol. 25 / Núm 1/ Enero-Marzo 2006: 39-49 Modulación del tráfico leucocitario: Papel de las quimiocinas y de los opioides O.M. Pello, J.M. Rodríguez-Frade, L. Martínez-Muñoz, M. Mellado Departamento de Inmunología y Oncología, Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), UAM Campus de Cantoblanco, Madrid, España. . MODULATION OF LEUKOCYTE TRAFFICKING: ROLE OF CHEMOKINES AND OPIOIDS Recibido: 13 de Marzo 2006 Aceptado: 22 de Marzo 2006 RESUMEN El correcto movimiento y posicionamiento celular son elementos claves en el desarrollo, determinantes tanto en situaciones fisiológicas como patológicas. Probablemente sea en el sistema inmunológico donde más extensamente se han estudiado los procesos de migración celular, ya que muchos aspectos de la respuesta inmune están directamente relacionados con la regulación del tráfico leucocitario. La migración de leucocitos es un proceso altamente coordinado en el que participan muchas moléculas y sus correspondientes receptores. En esta revisión, nos centramos principalmente en las quimiocinas, moléculas con capacidad quimioatrayente, y en los opioides, ya que, aunque normalmente su actividad se ha considerado restringida al sistema nervioso, también afectan a las células inmunes y modulan su movilidad. La respuesta inmune es un proceso muy dinámico que depende de la concentración de una gran variedad de moléculas que aparentemente pueden no tener ninguna relación así como de la presencia de los receptores para esas moléculas en la membrana celular. ABSTRACT Correct cell movement and positioning are central elements in development, and influence both normal physiology and disease states. Cell movement has probably been studied most extensively in the immune system, where many aspects of the immune response are closely related to coordination of leukocyte trafficking. Leukocyte migration is thus a highly regulated process that implicates many molecules and receptors. In this review we focus our attention on chemokines, classical chemoattractant molecules and on opioids, molecules that usually act on the nervous system but that also affect immune cells and modulate their movement. The final immune response is a very dynamic process that depends on the amount of a variety of different apparently unrelated molecules and on the presence at the cell membrane of their corresponding receptors. KEY WORDS: Chemokines/ Opioids/ Inflammation/ Cell migration. PALABRAS CLAVE: Quimiocinas/ Opioides/ Inflamación/ Migración celular. 39 Inmunol 25/1 10/5/06 17:15 Página 40 MODULACIÓN DEL TRÁFICO LEUCOCITARIO: PAPEL DE LAS QUIMIOCINAS Y DE LOS OPIOIDES INTRODUCTION En un organismo, procesos como la morfogénesis embrionaria, la reparación de heridas, la regeneración tisular o la propia respuesta inmune entre otras, dependen del movimiento organizado de las células. El proceso de migración celular es de hecho un proceso altamente coordinado en el que participan multitud de moléculas. En el caso del sistema inmunológico, la migración de células es importante no sólo en los procesos de extravasación que se producen durante la respuesta inflamatoria, sino que también representa un punto clave en la homeostasis del propio sistema. La migración de leucocitos desde el torrente circulatorio hasta un tejido determinado es un proceso muy regulado en el que participan de forma orquestada muchas proteínas: selectinas, integrinas, moléculas de adhesión, quimiocinas, citoquinas, metaloproteasas, etc.(1). Incluso se ha demostrado recientemente que moléculas como los opioides, cuyo ámbito de actuación parecía restringido al sistema nervioso, también actúan sobre las células del sistema inmunológico y de hecho, interfieren con los procesos de migración celular(2). EL PROCESO DE MIGRACIÓN LEUCOCITARIA En el proceso de extravasación se suceden ordenadamente una serie de pasos secuenciales: En primer lugar se producen interacciones lábiles entre el leucocito y el endotelio vascular que permiten a aquellos disminuir su velocidad y facilita que puedan establecerse contactos más estables (3). Posteriormente, el leucocito comienza a rodar por la superficie del endotelio, proceso denominado «rolling». Las moléculas de adhesión que juegan un papel más importante en este momento son las selectinas. Estas moléculas están formadas por una única cadena polipeptídica con una región transmembrana, un segmento intracelular corto y una región extracelular de longitud variable por donde interaccionan con los ligandos. Las células endoteliales expresan selectinas tipo –E y tipo –P y los leucocitos selectinas-L(4). Para que se produzcan los fenómenos de adhesión, las células endoteliales van a expresar ligandos para las selectinas presentes en los leucocitos. Recíprocamente, los leucocitos expresan en su membrana los ligandos correspondientes para las E-selectinas y las P-selectinas. A continuación tiene lugar la adhesión firme de los leucocitos a la superficie del endotelio, proceso marcado por la interacción entre moléculas de adhesión y sus receptores denominados integrinas. En esta fase también juegan un papel importante las quimiocinas, proteínas proinflamatorias que son liberadas al torrente circulatorio y una vez en la luz del vaso son retenidas por glicosaminoglicanos en la superficie endotelial, de este modo son accesibles para 40 VOL. 25 NUM. 1/ 2006 interaccionar con sus receptores en los leucocitos y posibilitan la activación de las integrinas. Las integrinas son heterodímeros formados por dos cadenas diferentes, α y β, que tienen un largo extremo extracelular por donde se unen al ligando y una región corta citoplasmática. Las integrinas son activadas tras la unión de su ligando, y ello promueve un cambio conformacional del heterodímero, iniciándose así la correspondiente señalización intracelular que incluye activación de tirosinas cinasas y reorganización del citoesqueleto de actina(5,6). En este momento de firme adhesión, la combinación de la señalización activada por las integrinas junto con la presencia de quimiocinas inmovilizadas sobre la superficie endotelial, induce cambios en la morfología de los leucocitos(710). Los microvilli propios de los leucocitos desaparecen de la superficie de contacto con el endotelio, proceso en el que participan la proteína G de bajo peso molecular Rac-1 y la fosfatasa DOCK2(11). Los filamentos de F-actina, pasan de un patrón radial simétrico a concentrarse en la zona que va a constituir el frente de avance de la célula, denominado «leading edge»(12,13). En el frente de avance se concentran especialmente receptores de factores quimioatrayentes, lo que asigna a esta estructura celular un papel en la detección de gradientes quimiotácticos(7,14,15). El otro extremo de la célula, urópodo(16), consiste en una proyección en forma de pseudópodo y representa una estructura especializada con gran movilidad y funciones adhesivas. Los cambios morfológicos conllevan también una redistribución de moléculas señalizadoras: proteínas G de bajo peso molecular como cdc42 y Rac-1, cinasas como AKT y PAK1 o el fosfatidil inositol trifosfato (PIP3) se localizan en el frente de avance mientras que, por ejemplo RhoA y PTEN se redistribuyen al urópodo(17,18). La polarización celular alcanza también a algunas estructuras celulares como es el caso de las mitocondrias, que se relocalizan hacia el urópodo en un proceso que puede estar relacionado con la producción de ATP necesaria mantener la polarización celular(19). La idea general es que la extravasación de la célula se realiza finalmente siguiendo un gradiente quimioatrayente generado por las quimiocinas. El gradiente quimioatrayente y la participación de proteasas hace que los leucocitos atraviesen el endotelio y se dirijan al sitio de inflamación o al lugar que deben ocupar en el órgano linfoide. Recientemente, algunos autores han sugerido que la transmigración puede ocurrir incluso en ausencia de gradiente quimioatrayente. En experimentos realizados in vitro se observa que células en ausencia de flujo se mueven sobre el endotelio ignorando el gradiente quimioatrayente, sin embargo, la sola presencia de flujo hace que las células atraviesen entre las uniones del endotelio, aún en ausencia de quimiocinas(20). Inmunol 25/1 10/5/06 17:15 Página 41 INMUNOLOGÍA REGULACIÓN DE LA RESPUESTA INMUNE: LAS QUIMIOCINAS Las quimiocinas son una familia de proteínas de bajo peso molecular (8-14 KDa) con un alto grado de homología, que originalmente fueron identificadas por su capacidad quimoatrayente y proinflamatoria, actuando sobre distintas poblaciones leucocitarias(21,22). Estructuralmente, las quimiocinas son proteínas muy relacionadas entre sí. Presentan 4 residuos de cisteína altamente conservados y en función de la disposición de dos de ellos, los más cercanos al extremo amino terminal, se puede establecer una primera clasificación en cuatro familias. Así, clásicamente se definen las quimiocinas CC o β-quimiocinas, donde los dos residuos de cisteína están adyacentes. Las quimiocinas CXC o α-quimiocinas que presentan un residuo aminoacídico entre las dos primeras cisteínas. Las CX3C que poseen tres aminoácidos entre las dos cisteínas iniciales y las que se incluyen en la familia C que sólo presentan una cisteína en el extremo N-terminal. Esta primera clasificación coincide con la localización cromosómica de los genes que las codifican: Las quimiocinas CC, son codificadas por genes presentes en los cromososmas 17q11 y 12, e incluyen entre otras, MCPs con capacidad quimoatrayente de monocitos, MIPs y RANTES, que son proteínas inflamatorias que actúan sobre macrófagos y un grupo de quimiocinas con actividades relacionadas con procesos homeostáticos en lugar de inflamatorios como son TARC, I-309, 6Ckine o TECK. Los genes que codifican para quimiocinas CXC se localizan en el cromosoma 4q13, y actúan sobre neutrófilos, monocitos y células T. Los de la familia C se encuentran en el cromosoma 1q y los de la familia CX3C en el cromosoma 1.6. El único miembro de esta familia, CXC3L1 o fractalquina actúa sobre células NK y es destacable que puede aparecer en forma soluble o anclada a la membrana celular mediante un dominio rico en mucinas(22-24). En la actualidad se prefiere una clasificación más funcional, basada en el tipo de proceso en el que participan, hecho que además está relacionado con que su expresión sea constitutiva o inducible. Al primer grupo, pertenecen las quimiocinas que juegan un papel relacionado con la propia organización estructural del sistema inmune, es decir, con los procesos de homeostasis; entre ellas están SDF-1α, TECK o SLC, que son expresadas constitutivamente en tejidos específicos. En el segundo grupo se incluyen aquellas quimiocinas relacionadas con procesos inflamatorios, cuya liberación es inducida por diferentes estímulos como por ejemplo citocinas, opioides o las propias quimiocinas entre otros y que están implicadas en la infiltración de distintos tipos celulares como macrófagos, linfocitos, neutrófilos, etc. que ocurre durante la inflamación. En este grupo se incluyen por ejemplo IL-8, IP-10, MIG, MCPs, MIPs o RANTES(25,26). O.M. PELLO ET AL. En la actualidad se ha adoptado una nueva nomenclatura, que sirve tanto para nombrar los ligandos como sus receptores, y que está basado en su organización estructural CC, CXC, C o CX3C, seguido por una «L» (de ligando) y un número que corresponde a la posición que ocupa el gen que codifica a cada proteína dentro del cromosoma(27) o por una «R» de receptor seguido de un número, de manera que encontramos once receptores para la familia de quimiocinas CC (CCR111), siete en la familia CXC (CXCR1-7) y un único receptor en las familias C (XCR1) y CX3C (CX3CR1). Esta nomenclatura es la que a partir de ahora utilizaremos (Fig. 1). UNIÓN QUIMIOCINA-RECEPTOR Y SEÑALIZACIÓN INTRACELULAR Las quimiocinas ejercen su función uniéndose a receptores específicos que se expresan en la membrana de las células sobre la que van a ejercer su función. Estos receptores pertenecen a la familia de receptores de siete dominios transmembrana acoplados a proteínas G, GPCRs (del inglés «G Protein-Coupled Receptor»), y están formados por una única cadena polipeptídica de unos 350 aminoácidos. Al atravesar siete veces la membrana plasmática, tanto el extremo amino terminal como tres de los bucles que unen los dominios transmembrana quedan expuestos hacia el exterior de la célula, participando en la unión del ligando, mientras que el extremo carboxi terminal y otros tres bucles se orientan hacia el interior de la célula y participan principalmente en la transmisión de la señal intracelular. Los receptores de quimiocinas presentan como característica importante la presencia de la secuencia DRYLAIV en el segundo bucle intracelular, que es crítica para su función(28). En el caso del receptor CCR2, la mutación de la tirosina del domino DRY por una fenilalanina resulta en un receptor no funcional(29). En general existe un alto grado de promiscuidad en la unión de las quimiocinas a su receptor, de modo que un mismo receptor se puede unir a diferentes quimiocinas con similar afinidad y un mismo ligando puede unirse a diferentes receptores. Sin embargo, también hay parejas específicas de quimiocina-receptor como es el caso CXCL13-CXCR5. En este sentido, la reciente descripción de CXCR7 como receptor que une CXCL12 y CXCL18(30) ha hecho replantearse el concepto de especificidad para la pareja CXCL12-CXCR4 considerado hasta el momento como el caso más representativo de fidelidad ligando-receptor en esta familia de proteínas. Las quimiocinas también se unen a otros receptores «silenciosos» que a pesar de ser estructuralmente similares a los GPCRs, no se acoplan a ninguna proteína G. Aunque se sabe que estos receptores se internalizan, no se ha descrito 41 Inmunol 25/1 10/5/06 17:15 Página 42 MODULACIÓN DEL TRÁFICO LEUCOCITARIO: PAPEL DE LAS QUIMIOCINAS Y DE LOS OPIOIDES Células B VOL. 25 NUM. 1/ 2006 Dendriticas CCR6 CCL20 CXCR4 CXCR5 CXCR7 CXCL12 CXCL15 CXCL11,12 CCL3,5 CCL2,7,13 CCL17,22 CCL3-5 CCL19,21 CCL1 CXCR1 CXCR2 CXCR3 CXCR4 CXCL8 CXCL1-3, 5-8 CXCL9-11 CXCL12 XCR1 CCL3,5 CCL3-5 CCL20 CCL25 CXCR4 CXCR7 CXCL12 CXCL11,12 CCR7 CCR9 CXCR4 CCL19,21 CCL25 CXCL12 Naive CCR7 CCL19,21 TH1 CCR2 CCR5 CCL2,7,13 CCL3-5 CXCR3 CXCL9-11 CCR2 CCR3 CCR4 CCR8 CCL2,7,13 CCL5,7,8,11,13,24,26 CCL24 CCL1 Inmaduras Células NK CCR1 CCR2 CCR4 CCR5 CCR7 CCR8 CCR1 CCR5 CCR6 CCR9 Maduras Células T CD4+ XCL2 TH2 Monicitos CCR1 CCR2 CCR5 CCL3,5 CCL2 CCL3-5 Células T CD8+ CXCR4 CXCR7 CXCL12 CXCL11,12 Naive CCR7 CCL19,21 CX3CR1 CX3CL1 CTL CXCR3 CXCL9,11 Figure 1. Clasificación de los receptores de quimiocinas y sus ligandos. Se muestran los receptores de quimiocinas, sus ligandos en su nomenclatura moderna y los tipos celulares donde se expresan dichos receptores. ninguna vía de señalización que sea activada tras su unión al ligando. En este grupo encontramos a los receptores DARC(31), que une quimiocinas tanto de la familia CC como de la CXC(32), CCX-CKR(33) y D6, que une quimiocinas CC(34,35). Aunque todavía existe controversia sobre el papel de estos receptores, se postula que ejercen un control sobre la cantidad de quimiocinas presentes en un lugar determinado, lo que vendría a traducirse en una optimización de la respuesta pro- o anti-inflamatoria(36). Así, los ratones deficientes para D6 desarrollan psoriasis tras tratamiento con PTA ya que no pueden regular la reacción inflamatoria(37). Este mismo receptor D6 es expresado por fibroblastos fetales en la placenta, donde juega un importante papel como barrera protectora de quimioqinas proinflamatorias(38). Aunque clásicamente los GPCRs han sido descritos como monómeros, cada vez hay más datos que hacen pensar que 42 su forma funcional es la oligomérica. No existe una regla fija de como estos receptores dimerizan y, de hecho, los dominios implicados en la dimerización parecen diferir según la familia de GPCR a la que pertenezca el receptor y así encontramos receptores que usan, entre otros, sus dominios extracelulares, como es el casos de algunos canales de calcio, otros que emplean regiones de los dominios transmembrana, como es el caso del receptor β-adrenérgico(39) o incluso algunos que, entre otras zonas, utilizan dominios en el extremo carboxi- terminal, como es el caso del receptor para el ácido γ-aminobutírico (GABA) (40). Los receptores de quimiocinas no son una excepción y de hecho, hay numerosas evidencias que demuestran la existencia no sólo de homodímeros sino también de heterodímeros. En el caso del CCR5 se ha demostrado que residuos presentes en las regiones transmembrana 1 y 4 constituyen el motivo de Inmunol 25/1 10/5/06 17:15 Página 43 INMUNOLOGÍA dimerización(41). La interacción «receptor-receptor» tiene una clara relevancia fisiológica. Así en algunos casos el oligómero formado presenta cambios en la afinidad por sus ligandos, otras veces se modifica la cinética de los receptores en la superficie celular alterando su tráfico intracelular y su internalización(42), e incluso a veces, como ocurre en el caso de los receptores de quimiocinas, pueden activarse rutas de señalización diferentes dependiendo de la conformación de receptores estabilizada (43). Por todos estos motivos, la dimerización/oligomerización debe ser considerada un punto de control importante en la regulación de la respuesta celular inducida por estas moléculas y en este sentido, péptidos correspondientes al motivo de dimerización de CCR5 bloquean su función in vitro e in vivo(41). Como ocurre con otros GPCRs(44-47) la unión de la quimiocina a su receptor estabiliza la conformación dimérica del receptor y posibilita la activación de la vía JAK/STAT(48-50). La unión del ligando provoca cambios conformacionales en la estructura de los dominos transmembrana, que son transmitidos a los intracelulares, lo que permite la unión de las Janus quinasas, su activación por transfosforilación y la fosforilación del propio receptor. Esto hace que se exponga el motivo presente en el segundo y tercer bucle intracelular implicado en la unión y activación de proteína G(51,52). El intercambio de GDP por GTP que se produce en la subunidad α de la proteína G la hace entonces disociarse de las subunidades βγ(53). El hecho de que muchas de las respuestas debidas a quimiocinas en el sistema inmune sean inhibidas con toxina de pertussis (PTX), indica que la proteína G implicada es una proteína Gi(28,54,55). Sin embargo, también se ha descrito la implicación de otras proteínas G asociadas a diferentes conformaciones del receptor, por ejemplo, el heterodímero CCR2-CCR5 activa una proteína Gq/11(50) o a distintos modelos celulares, la invasión de células de melanoma en respuesta a SDF-1α depende de G13(56). Tanto la subunidad α como el dímero βγ activan un gran número de moléculas señalizadoras entre las que se incluyen Adenil Ciclasa, la cinasa de fosfoinositidos (PI3K), la fosfolipasa Cβ (PLCβ), las proteínas G de bajo peso molecular, Rac1, RhoA y Cdc42 que conectan directamente los receptores con el esqueleto de actina promoviendo cambios en su organización, tirosinas cinasa como c-Src, RGS, cinasas de la familia ERK/MAPK o fosfodiesterasas(51,57-59). Dependiente de las proteínas G es también la activación de serin-treonin cinasas de la familia GRK, que fosforilan la región C-terminal de estos receptores y crean sitios de unión para arrestinas. La unión de β-arrestina al CCR2 provoca la internalización de este receptor en vesículas de clatrina, en un proceso en el que también participa la GTPasa dinamina(60). Especial relevancia tiene la activación de las Janus cinasas por parte de las quimiocinas por cuanto la ruta JAK / STAT O.M. PELLO ET AL. es también activada por las citocinas, moléculas que comparten escenario en una multitud de situaciones fisiopatológicas con las quimiocinas. Mientras que en el caso de las citocinas existe una especificad clara entre la citocina y el miembro de JAK o STAT que resulta activado, hoy todavía no sabemos si ocurre igual en el caso de las quimiocinas. Sin embargo, como ocurre en el caso de las citocinas, un estímulo continuado con una quimiocina provoca la expresión de miembros de la familia SOCS (del inglés «supressors of cytokine signaling») que por unión al receptor foforilado en el caso de SOCS3 o a las JAKs si es SOCS1, bloquean su señalización. Esta es una prueba evidente de la interferencia existente entre estas dos familias de proteínas. Así se ha comprobado que la expresión de SOCS3 mediada por un estímulo continuado con hormona de crecimiento provoca la no funcionalidad del receptor de quimiocinas y viceversa(61,62). Estamos por tanto ante un nuevo mecanismo de regulación de la función de citocinas y quimiocinas que demuestra la complejidad y el fino control al que el sistema inmunológico está sometido. REGULACIÓN DE LA RESPUESTA INMUNE: LOS OPIOIDES Durante un proceso inflamatorio, además de las proteínas referidas, existen otras muchas moléculas cuyas funciones originalmente se han relacionado con otros procesos fisiológicos. Entre ellas se encuentran los opioides y sus receptores, componentes del sistema nociceptivo encargado de inducir analgesia y por lo tanto de modular el dolor, aunque también participan en otros procesos biológicos como miosis, bradicardia, sedación general, hambre, hipotermia, insensibilidad y disminución de reflejos(63). Los principales grupos de opioides endógenos son: las endomorfinas, encefalinas y dinorfinas, péptidos que resultan del procesamiento de tres precursores más largos: pro-endomorfina (64), pro-enkefalina A(65) y pro-dinorfinas(66). Los receptores de opioides fueron descritos por primera vez en el cerebro de mamíferos(67-69). Al igual que los receptores de quimiocinas, pertenecen también a la familia de los GPCRs. Existen tres tipos principales: MOR (del inglés «μopioid receptor»), DOR (δ-opioid receptor) y KOR (κ-opioid receptor)(70) y uno estructuralmente relacionado, denominado receptor de nocipeptina o NOR(71). Hoy se sabe que las células del sistema inmune también expresan receptores de opioides. Existen evidencias funcionales y moleculares de que son expresados por neutrófilos, macrófagos, monocitos, linfocitos y células dendríticas(72). Pero además, estas células también producen sus propios ligandos(73). El dolor agudo y el crónico, están 43 Inmunol 25/1 10/5/06 17:15 Página 44 MODULACIÓN DEL TRÁFICO LEUCOCITARIO: PAPEL DE LAS QUIMIOCINAS Y DE LOS OPIOIDES VOL. 25 NUM. 1/ 2006 capaz de disminuir la expresión de quimiocinas proinflamatorias a la vez que induce un aumento en la expresión del receptor CCR5, uno de los principales co-receptores para la entrada del virus HIV-1, lo que explicaría la mayor severidad del SIDA en los casos de drogodependientes donde la efectividad de la respuesta inmune está, además, disminuida, favoreciendo la infección y propagación del virus(78). Hoy sabemos que los opioides también modulan la quimotaxis de algunos tipos celulares como ocurre con los monocitos, donde promueven adhesión a fibronectina tanto in vitro como in vivo(79) (Fig. 2). Figure 2. La estimulación del receptor δ-opiáceo (DOR) promueve la adhesión de monocitos. Mediante técnicas de adhesión estática y adhesión en flujo, se puede ver como al estimular los monocitos con opioides, estos se adhieren con fuerza a la fibronectina. La figura muestra un panel sin estimular (izquierda) y otro en el que los monocitos se han estimulado 5 min con un compuesto sintético, DPDPE, agonista específico del DOR (Derecha). frecuentemente relacionados con procesos inflamatorios que se originan como consecuencia de la destrucción de tejido o de una reactividad autoinmune. Está comprobado que los opioides se pueden acumular en órganos linfoides como bazo y timo, y que además alcanzan una alta concentración en los puntos de inflamación(73,74). Los opioides, actuando sobre sus receptores presentes en los leucocitos son capaces de participar en la regulación de la respuesta inmune, así modulan la producción de ciertas citocinas, la producción de anticuerpos y también participan en la regulación de la actividad fagocítica de macrófagos y neutrófilos(75-77). La morfina, por unión al receptor MOR es 44 UNIÓN OPIOIDE-RECEPTOR Y SEÑALIZACIÓN INTRACELULAR Aunque tradicionalmente se ha visto que los receptores de opioides señalizan vía proteína Gi, también pueden reclutar otras proteínas G insensibles al tratamiento con PTx como es el caso de Gz(80), la humana G16 y su homóloga murina G15(81). En el caso de la Gi, esta activación conduce a inhibición de Adenilato Ciclasa y a activación de cinasas como PLC, PKC, PI3K y MAPK(82). Así mismo, se inhiben canales de Ca2+ celulares, a la vez que se estimulan los canales de K + por lo que en suma generan una hiperpolarización de la membrana plasmática. En monocitos, DPDPE también activa la proteína Gi como paso previo a la cascada señalizadora que termina en la adhesión celular, pero en condiciones donde la Gi está inhibida, por ejemplo tras el tratamiento con PTx, la proteína Gz se asocia al receptor y posibilita también la activación de la misma ruta (79). El receptor NOR puede interaccionar funcionalmente con las proteínas G insensibles a PTx: Gz, G12, G14 y G16(83). La activación de DOR en monocitos promueve la disociación de la subunidad βγ de la proteína G, que es responsable de la activación de la PI3Kγ y por lo tanto de provocar el aumento en membrana de los niveles de PIP3. La presencia de PI3P facilita el reclutamiento de mediadores como Vav-1, que actúa promoviendo el intercambio de GDP por GTP en Rac-1 y por lo tanto facilitando la activación de esa proteína G de bajo peso molecular. La unión del ligando a DOR también provoca la activación de Src cinasas que fosforilan a Vav-1. La activación final de Rac-1 permite la conexión con el citoesqueleto de actina y el desarrollo de un fenotipo adhesivo (79) (Fig. 3). Los receptores de opioides también oligomerizan y pueden encontrarse referencias bibliográficas de las formas monoméricas, diméricas u oligoméricas para MOR(84), DOR(8486) y KOR(85). Respecto a la dinámica que rige la oligomerización de estos receptores, se ha observado para el DOR mediante Inmunol 25/1 10/5/06 17:15 Página 45 INMUNOLOGÍA O.M. PELLO ET AL. Adenilato ciclasa α Gi β γ Gz Src PI3Lγ Vav-1 Rac-1 Citoesqueleto de actina Integrinas α5β1 Figure 3. Ruta de señalización tras la activación del DOR en monocitos y que lleva a un incremento en la adhesión a fibronectina. Tras ser activado con el correspondiente ligando, el DOR recluta la proteína Gi o Gz si el experimento se hace en presencia de PTx, y la subunidad βγ de cualquiera de ellas desencadena una ruta de señalización intracelular en la que están implicadas, entre otras, PI3Kγ, Src, Vav-1, Rac-1 y finalmente proteínas del citoesqueleto celular que son capaces de promover un cambio conformacional de las integrinas α5β1 y conferir a la célula un fenotipo adherente sobre fibronectina. técnicas de BRET y de FRET, igual que ocurre para los receptores de quimiocinas, que los complejos ya existen en la célula en ausencia de ligando(87). También se han descrito complejos heterodiméricos, es decir, formados por dos receptores distintos y así el primero descrito fue el complejo DOR-KOR, resultado de una exposición simultanea a los ligandos selectivos de dichos receptores(85), al que siguió el heterodímero DOR-MOR(88). Estos heterodímeros, comparados con los correspondientes homodímeros, presentan disminuida su afinidad por los agonistas y antagonistas selectivos y aumentada su afinidad por los agonistas y antagonistas no selectivos(85). Además, el heterodímero DOR-KOR presenta una inhibición sinérgica de la actividad adenil ciclasa y un marcado aumento en la fosforilación de las MAP Kinasas(85). Sin embargo, también se producen heterodímeros de receptores de opioides con otros GPCRs como los que forman DOR y KOR con el receptor β2-adrenérgico(87,89), o los formados por DOR, KOR y MOR y algunos receptores de quimoquinas como CCR5(90,91). INTERACCIONES ENTRE QUIMIOCINAS Y OPIOIDES EN EL SISTEMA INMUNE: PAPEL EN LA REGULACIÓN DE LA RESPUESTA INMUNE Además de la adhesión promovida por opioides en algunas células del sistema inmunológico, se ha descrito también que la morfina altera las interacciones entre leucocitos y células endoteliales en un proceso dependiente de la producción de óxido nítrico (92). De hecho, el óxido nítrico reduce la adhesión de los leucocitos al endotelio disminuyendo la expresión de moléculas de adhesión en el endotelio(93). Los mecanismos de adhesión no sólo afectan a la respuesta inmune, sino que también pueden afectar a la modulación del dolor. Así, la interrupción del rolling por bloqueo de selectinas atenúa la analgesia promovida por opioides(94) y el bloqueo de ICAM-1 sobre el endotelio vascular induce una clara disminución de leucocitos «portadores» de opioides al lugar de inflamación(95). También se han descrito fenómenos de desensibilización cruzada entre receptores de quimiocinas y receptores de opioides(2,91,96,97). En estos casos, lo que ocurre es que la presencia de uno de los dos tipos de ligandos, quimiocinas u opioides, promueve la activación de su receptor y en consecuencia la activación de serin-treonin cinasas que fosforilando al receptor provocan su inactivación, proceso que también alcanza al otro receptor. En el efecto participan además cinasas como PKA y las PKC dependientes de Ca2+, aunque también se ha descrito la participación de PKC que actúan de manera independiente de ese catión(96). El pretratamiento con opioides no provoca la desensibilización de todos los receptores de quimiocinas por igual, y así la estimulación de monocitos y neutrófilos con ligandos del MOR y del DOR inhiben la posterior respuesta a quimiocinas como CXCL8, CCL2, CCL3 o CCL5 pero no afectan a CXCL12, o CCL4(97). La inactivación del receptor puede ir acompañada de modificaciones en la internalización del receptor o incluso afectar a la unión de ligando. En neutrófilos tratados con ligandos del DOR, se ha descrito la desensibilización de los receptores de quimiocinas CXCR1 y CXCR2 de manera que no son funcionales cuando encuentran su correspondiente ligando, CXCL8, aunque ni la unión del ligando ni su cinética de internalización se ve alterada(2). Un segundo punto de regulación cruzada de las respuestas, es la propia formación de complejos heterodiméricos entre receptores de quimiocinas y de opioides(90,91). Aunque en este sentido, gran parte de los trabajos publicados hasta el momento se han centrado en el estudio del receptor de quimiocinas CCR5, debido a que junto con el CXCR4 es uno de los principales correceptores para el HIV, todavía no se conoce si esos heterodímeros convenientemente estabilizados son capaces de activar 45 Inmunol 25/1 10/5/06 17:15 Página 46 MODULACIÓN DEL TRÁFICO LEUCOCITARIO: PAPEL DE LAS QUIMIOCINAS Y DE LOS OPIOIDES Figure 4. Análisis por FRET de la dimerización entre CXCR4 y DOR. Células HEK293 fueron co-transfectadas de manera transitoria con proteína fluorescente Cyan fusionada al C-terminal de CXCR4 (CFP-CXCR4) y con proteína fluorescente Yellow fusionada al C-terminal del hDOR (YFP-COR) en una relación 1:2. Los paneles superiores muestran la expresión de ambas proteínas antes del «photobleaching». Los paneles intermedios muestran la expresión de las proteínas individuales después del «photobleaching» de la YFP. Los paneles inferiores muestran en una escala de falsos colores la emisión de la CFP antes y después del «photobleaching» demostrando que la proteína YFP está suficientemente cerca de la CFP como para robar parte de la energía que emite y ello es prueba de que la distancia entre los receptores es inferior a 12Å y por lo tanto están formando dímeros. rutas de señalización específicas o por el contrario son complejos silenciosos (Fig. 4). CONCLUSIONES GENERALES El movimiento celular resulta un paso crítico en multitud de procesos fisiopatológicos y es de especial relevancia en el sistema inmunológico. Como tal, es consecuencia de la integración de múltiples estímulos que recibe la célula en un momento y lugar determinado. Estímulos que incluyen proteínas clásicamente relacionadas como selectinas, integrinas, citocinas y quimiocinas, 46 VOL. 25 NUM. 1/ 2006 pero también otras moléculas que en situaciones concretas pueden compartir escenario con las anteriores. Por ejemplo, en un proceso inflamatorio se secretan también opioides, que cumplen una función de estímulo de analgesia a través del sistema nociceptivo, pero a la vez tienen un efecto directo sobre las células del sistema inmune y modifican las respuestas de otras moléculas en el microambiente celular o de sus receptores. Así, por ejemplo, las citocinas modulan los niveles de otras citocinas o de las propias quimiocinas y sus receptores. Curiosamente, también los opioides pueden actuar a estos niveles y de esa manera afectar a la respuesta final. Sin embargo, también hay interacciones más directas y en ese contexto la existencia de homo- y heterodímeros de receptores ha puesto de manifiesto nuevos puntos de control en los sistemas, al abrirse la posibilidad de que un mismo receptor se comporte de manera diferente dependiendo de la conformación que adopte en la membrana celular. Otro punto de control ocurre como consecuencia de que algunas de esas moléculas activan vías de señalización similares y puedan presentar fenómenos de «cross-talk». Así, fenómenos como la desensibilización cruzada entre receptores de opioides y quimiocinas o activación de la ruta JAK/STAT y expresión de SOCS por citocinas y quimiocinas tienen una gran importancia a la hora de modular las repuestas individuales que originan todos estos mediadores. Otro punto a considerar es el dinamismo de todos estos procesos. La respuesta final va a depender en gran medida de los niveles de cada molécula en un momento determinado, pero también de qué receptores exprese una determinada célula en ese momento. Esta complejidad de acción posibilita un control muy fino y la integración de todos los sistemas responsables de la respuesta final. AGRADECIMIENTOS «Grupo de Quimiocinas y Señalización», Departamento de Inmunología y Oncología (DIO) del Centro Nacional de Biotecnología (CNB). OMP disfruta de una beca predoctoral de la «Fundación Ramón Areces». El DIO está financiado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y por Pfizer. CORRESPONDENCIA: Dr. Mario Mellado Departamento de Inmunología y Oncología Centro Nacional de Biotecnología Campus Universitario de Cantoblanco E-28049 Madrid España Phone: (+34) 91/585-4852. Fax: (+34) 91/372-0493 E-mail: mmellado@cnb.uam.es Inmunol 25/1 10/5/06 17:15 Página 47 INMUNOLOGÍA BIBLIOGRAFÍA 1. Springer, TA. Traffic signals for lymphocyte recirculation and leukocyte emigration: the multistep paradigm. Cell 1994;76:301314. 2. Grimm MC, Ben-Baruch A, Taub DD, Howard OM, Wang JM, Oppenheim JJ. Opiate inhibition of chemokine-induced chemotaxis. Ann N Y Acad Sci 1998;840:9-20. 3. Proudfoot AE, Handel TM. Glycosaminoglycan binding and oligomerization are essential for the in vivo activity of certain chemokines. Proc Natl Acad Sci USA 2003;100:1885-1890. 4. Simon SI, Green CE. 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