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ORL salud bienestar ÁREA PACIENTE Picaduras de medusas, prevención a pie de playa ©ginosphotos/iStock/Thinkstock El aumento global de las poblaciones de medusas, probado con series estadísticas desde hace décadas, intriga a la comunidad científica y preocupa al sector turístico. Su presencia frecuente en las playas españolas se ha convertido en un problema de salud pública, que se agrava en los años con más incidencia y obliga a las autoridades a restringir el baño. Las medusas se desplazan en el mar en enjambres y poseen tentáculos formados por células urticantes, o nematocistos, que usan de forma defensiva o para capturar presas. Los tentáculos pueden pertenecer a una medusa viva entera, pero mantienen su efectividad incluso en ejemplares que están muertos. En la mayoría de casos la picadura produce síntomas locales, en forma de dolor y un gran picor. Estos síntomas suelen ser pasajeros, aunque la lesión cutánea que producen puede perdurar días o hasta meses. También pueden producir reacciones sistémicas como temblores, fiebre, vómitos o calambres. Como la virulencia de la picadura va relacionada con la superficie de cuerpo afectada, los niños forman uno de los grupos de más riesgo, y también las personas mayores, que con la edad pierden capacidad de generar defensas naturales. Otros grupos de riesgo a tener en cuenta son las personas asmáticas o cardiópatas, ya que el veneno de las medusas es un cardiotóxico y un neurotóxico, es decir, que afecta a la circulación sanguínea, a las palpitaciones del corazón y al funcionamiento del sistema respiratorio. También son personas de riesgo las que han presentado anteriormente reacciones sistémicas a picaduras de medusa, ya que se han podido sensibilizar al veneno, de tal manera que ante nuevas picaduras pueden presentar reacciones alérgicas graves. La primera medida y la que debe tomarse más en cuenta es, como siempre, la prevención. No hay que bañarse ante alerta de medusas –la mayoría de playas lo indican con bandera amarilla o roja– y mucho menos tocarlas o acariciarlas. “Los trozos de tentáculos o medusas muertas que nos podemos encontrar en la arena de las playas también poseen capacidad tóxica-alérgica. Son capaces de envenenar incluso por varias semanas”, afirma la doctora Maribel Iglesias, del Hospital Universitario del Sagrat Cor, en Barcelona. En el mercado existen varios fotoprotectores de venta en farmacias que presentan sustancias antimedusas y evitan picaduras. Estas sustancias químicas actúan bloqueando la acción de los tentáculos. A pesar de que hay estudios que ponen de relieve su efectividad, conviene tener en cuenta que no son infalibles al 100%. Tras la picadura a pie de playa lo primero es salir del agua, no rascarse ni frotarse la piel y eliminar de la piel los restos de los tentáculos si son visibles. “No hay que frotar la piel de la zona afectada pero si se observan los restos de los tentáculos se pueden retirar con pinzas o con una tarjeta dura, tipo tarjeta de crédito”, explica la doctora Iglesias. En todo caso es mejor no lavarse con agua dulce, siempre con agua marina (o suero fisiológico). El agua dulce rompe las células urticantes y la reacción provocará aún más picor. “Se puede aplicar frío local con compresas frías de agua salada, cubitos de hielo envueltos en plástico… pero nunca calor, ya que aumenta la absorción sistémica del veneno”, afirma Iglesias. A continuación la herida debe ser lavada con tintura de yodo para evitar las infecciones, y cuidar la herida hasta que cicatrice. “Es un error utilizar ácido acético (vinagre) o urea (orina) en las www.orlsaludybienestar.es ©2016 Ediciones Mayo, S.A. 1 ORL salud bienestar ÁREA PACIENTE ©aiv1112/iStock/Thinkstock picaduras de medusa. También lo es usar cremas de antihistamínicos en la zona afectada, ya que causan un importante número de reacciones alérgicas locales”, apunta la doctora Iglesias. En los casos de afectación más general y más graves, como las reacciones alérgicas en los que la picadura provoca calambres y hasta dificultad respiratoria, es muy importante que el paciente se traslade lo antes posible al centro médico más cercano, donde recibirá tratamiento con corticoides o adrenalina intramuscular. Carabela portuguesa, belleza y peligro Entre las especies de medusas que se encuentran en aguas españolas posiblemente la más peligrosa es la Carabela portuguesa (Physalia physalis), un sifonóforo de gran belleza que a menudo atrae la curiosidad de bañistas, pero cuyo contacto puede acarrear consecuencias muy graves. No son propios del Mediterráneo, pero en los últimos años las corrientes las han arrastrado de forma puntual hasta la costa de Andalucía y Murcia, principalmente. La gran concentración de nematocistos y su potente veneno con propiedades neurotóxicas, citotóxicas y cardiotóxicas pueden llegar a producir en algunas situaciones un shock neurógeno provocado por el intensísimo dolor, lo que puede llevar al ahogamiento y en casos extremos, a la muerte. www.orlsaludybienestar.es ©2016 Ediciones Mayo, S.A. 2