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Asociación Argentina para el Estudio de la Cadera y la Rodilla Asociación Argentina para el Estudio de la Cadera y la Rodilla Revista Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla Órgano de la Asociación Argentina para el Estudio de la Cadera y la Rodilla Volumen 1 Número 1 - Abril 2015 ISSN en trámite - Registro de la Propiedad Intelectual en trámite Consejo editorial Editor Responsable Editor Adjunto Secretarios Consultor en Investigación Coordinación Editorial Correctora de estilo-traductora Diagramadora Dr. Carlos M. Autorino Dr. Oscar Contreras Dr. Mauricio Chiotta Romano Dr. Harold Simesen de Bielke Dr. Federico Bottaro D.G. Silvia Schiavone Trad. Marisa López D.G. María Martínez La revista de la Asociación Argentina para el Estudio de la Cadera y la Rodilla es una publicación electrónica de acceso abierto. La revista es propiedad de de la Asociación Argentina para el Estudio de la Cadera y la Rodilla. Vicente López 1878 C1128ACB - C.A.B.A – Argentina Tel/Fax: 54 11-4801-2320. int. 310/311 www.acarorevista.org.ar Comisión Directiva ACARO 2014 Presidente: Dr. Horacio Caviglia Vicepresidente: Dr. Alejandro Salem Secretario General: Dr. Martín Buttaro Prosecretario: Dr. Fernando Lopreite Tesorero: Dr. Pedro Bruno Protesorero: Dr. Pablo Sierra Director de Publicaciones: Dr. Daniel Bello Subdirector de Publicaciones: Dr. Fernando Comba Secretario de Actas: Dr. Guillermo Rodriguez Sammartino Secretario Educativo: Dr. Federico Burgo Secretario Gremial: Dr. Roberto Olivetto Secretario Institucional: Dr. Andrés Silberman Secretario Ejecutivo: Dr. Bartolomé L. Allende Coordinador Operativo: Dr. Germán Viale Vocales Titulares: Dr. José Arrondo Dr. Ricardo Denari Dr. Gustavo Galatro Dr. Gabriel Martínez Lotti Dr. Diego Mengelle Vocales Suplentes: Dr. Alexis Eljatib Dr. Fabián Landa Dr. Pablo Lafalla Dr. Jorge Plos Año 1 · Número 1 · 2015 Las opiniones editoriales o científicas que se emitan con firma compromente al autor y no a la Asociación Argentina para el Estudio de la Cadera y la Rodilla. El Consejo Editorial autoriza la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación, siempre y cuando sea utilizada con fines educativos y de investigación, respetando los derechos de autor y citando la fuente. Índice Revista Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 4 EDITORIAL Dr. Carlos M. Autorino 6 CARTAS Dr. Francisco Forriol Campos Dr. Javad Parvizi, MD Dr. Bernard N. Stulberg, MD Dr. Javier Vaquero Martín Dr. Alejandro González Della Valle Dr. Paulo Alencar Dr. Matthew Hubble Prof. Dr. Thorsten Gehrke 13 Osteotomía desrotadora femoral en la osteonecrosis. Planeamiento preoperatorio Gustavo Galatro, Guillermo Cambiaggi, Ernesto Abella, Nosratollah Vatani, Horacio Caviglia Hospital General de Agudos “Dr. Juan A Fernández”, Buenos Aires 19 Luxación protésica de cadera. Su relación con la experiencia del cirujano Horacio Gómez, Anibal Garrido, José I. Arrondo, Sebastián Falcinelli Instituto Dupuytren, Buenos Aires 28 Comportamiento del tallo pulido cementado en el reemplazo total de cadera con 10 años de seguimiento Fernando A. Lopreite, Diego Mana Pastrián, Germán Garabano, Hernán del Sel Servicio de Ortopedia y Traumatología, Hospital Británico de Buenos Aires 35 Anillos de reconstrucción acetabular en la artroplastia total de cadera Gabriel Martínez Lotti Centro de Ortopedia, Traumatología y Medicina del Deporte, COT, Rosario 41 Conflicto femoroacetabular. Alternativas de tratamiento Luis J. Turus Centro de Ortopedia y Traumatología, Rosario 48 Fracturas femorales atípicas por bifosfonatos Roberto Olivetto, Adrián L. Olivetto, Javier M. Olivetto Sanatorio Americano, Rosario 56 Fracturas del tallo femoral en artroplastia total de cadera híbrida. Reporte de dos casos clínicos evaluados con análisis de falla de materiales Guillermo Rodríguez Sammartino Departamento de Artrosis y Prótesis Articulares, Clínica de Fracturas y Ortopedia S.A., Mar del Plata EDITORIAL Es para mí motivo de satisfacción presentar la Revista de Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla, órgano editorial de la Asociación Argentina para el Estudio de la Cadera y la Rodilla. La Comisión Directiva actual ha apoyado el proyecto con entusiasmo ejemplar. El proyecto editorial corona un proceso evolutivo de ACARO. La Asociación Argentina para el Estudio de la Cadera y la Rodilla se ha consolidado en el ámbito no solamente nacional, sino también regional como organismo de referencia en cirugía reconstructiva de cadera y rodilla. Digno es reconocer el mérito de quienes nos precedieron. El equipo de trabajo es actualmente acotado, entusiasta, ilusionado, tenaz, nuestras edades son diversas. Coincidimos en la vivencia de percibir una experiencia conmovedora en nuestra trayectoria profesional. Reconocemos limitaciones. Agradeceremos comentarios correctivos. A su vez, nos hemos propuesto ser y promover la revisión por pares exigente y honesta. En suma, corregir es ayudar a otros; aceptar la corrección es motivo de reflexión; en ambos casos, la corrección nos orientará a ser mejores. ¿Cómo ha sido concebida la Revista? Será un ámbito editorial desde el cual se comunicarán estudios de cirugía reconstructiva de cadera y rodilla. El concepto no estará limitado a la cirugía protésica, sino que animará la amplitud de la especialidad (investigación básica, diagnóstico, conservación articular, rol de los procedimientos endoscópicos, salvataje de miembros, identificación de factores de riesgo, análisis de complicaciones, reporte de eventos adversos, etc.). Dedicaremos empeño especial a la edición de la Sección de Videos, entendiendo que será una herramienta fundamental en el proceso educativo de competencias prácticas. En los números inaugurales, serán publicados trabajos: a) recientemente premiados en ACARO y b) originales presentados por sus autores para optar a la membresía titular de ACARO. Este número inicial estará integrado por estudios sobre Cadera. Destacados especialistas, todos ellos muy reconocidos en el medio local, han apoyado a este proyecto a través de cartas de bienvenida: a ellos expresamos deuda de gratitud. De alguna manera, representan a un universo cultural muy diverso: 4 • un argentino trabajando en el Hospital for Special Surgery (Alejandro González Della Valle). • un brasilero formador de opinión desde la prestigiosa Universidad Federal de Paraná, Brasil (Paulo Alencar). • un inglés que dirige un centro que lidera una corriente de opinión (Matthew Hubble). • un investigador de origen familiar asiático, profesor en Filadelfia, convertido genuinamente en líder de opinión, destacando como uno de sus temas de predilección las infecciones periprotésicas (Javad Parvizi). • un alemán, líder de opinión en revisiones sépticas en un tiempo y en cirugía de conservación de miembros en casos de pérdidas estructurales masivas (Thorsten Gehrke). Uno de los proyectos más destacados del siglo XXI en la especialidad ha sido, sin lugar a dudas, el Consenso de Filadelfia sobre Infecciones periprotésicas: Parvizi y Gehrke merecen nuestro agradecimiento por liderar dicho proyecto. • dos españoles, ambos con destacada carrera universitaria; uno de ellos referente internacional en investigación en Ortopedia y Traumatología (Francisco Forriol Campos) y el otro con formación de destrezas quirúrgicas tanto en procedimientos reconstructivos a cielo abierto cuanto con técnicas artroscópicas (Javier Vaquero Martín). Ambos han liderado proyectos educativos los cuales bien ganado tienen el calificativo de modelos ejemplares. • un norteamericano, asimismo profesor universitario, cirujano referente en artroplastia protésica, dedicado, en particular, al estudio de estrategias conducentes a la reducción de la morbilidad vinculada con artroplastias (Bernard Stulberg). Es muy interesante que todos ellos hayan descrito visiones que resultan complementarias. En dicho contexto, surgen una serie de aspectos en común, exactamente coincidentes con la personalidad con la cual nace la Revista, permitiéndome resumir conceptualmente: EL ESCENARIO La cirugía reconstructiva de cadera y rodilla se halla frente a desafíos complejos y de elevado nivel de exigencia para el equipo médico especializado, identificando a algunos destacados: el incremento Año 1 · Número 1 · 2015 de las revisiones destacando la pérdida de capital óseo y la infección periprotésica, la edad avanzada de los pacientes que mantienen expectativa funcional exigente, evidencia científica limitada en la mayoría de los capítulos inherentes al tratamiento de la peor de las complicaciones (Gehrke). “… se han producido avances importantes en el cuidado perioperatorio de los pacientes, con la consecuente mejoría de los resultados quirúrgicos tempranos.” (Della Valle) “… debemos actuar con cautela y buen juicio.” (Hubble) LA EDUCACIÓN La educación es medular en la visión estratégica de la Asociación Argentina para el Estudio de la Cadera y la Rodilla, en alineación definida con una premisa fundacional de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología. La versión electrónica facilitará el acceso en diversos tiempos y lugares. La incorporación de videos permitirá la instrucción de destrezas, herramientas específicas de una especialidad quirúrgica. “… el formato electrónico que ha elegido la junta directiva aporta una ventaja sustancial sobre las publicaciones disponibles a día de hoy en este campo de nuestra especialidad como es la inclusión de videos.” (Vaquero Martín) “Los temas podrán ser abordados con sonido e imagen”. “El acceso a la información a cualquier hora y lugar…” (Alencar, Della Valle) LA INNOVACIÓN Es prudente mantener una actitud cautelosa frente a la publicidad, muchas veces invasiva, motivada principalmente por intereses comerciales. Es importante aclarar que no se trata de negar el acceso a lo novedoso ni a cirujanos ni a pacientes, sino de promover el acceso con prudencia. “A medida que evolucionamos en nuestro mundo actual la información es fácil de obtener, pero no siempre filtrada adecuadamente.” (Stulberg) Un aspecto fundamental vinculado con la innovación es el impacto que genera la incorporación de nuevos diseños, materiales y tecnologías en la Economía Sanitaria. “El costo asociado con este procedimiento quirúrgico es cada vez mayor” y “el éxito del procedimiento quirúrgico está creando un problema accesibilidad.” (Parvizi) Precisamente las barreras de acceso son cada vez mayores en países con sistemas de salud con limitaciones presupuestarias. En dicho contexto, es que se fortalecen las prácticas basadas en los informes de los Registros y los estudios formales diseñados para proveer niveles de evidencia más relevantes. LAS MEJORES PRÁCTICAS Paciente satisfecho con resultado funcional y de largo plazo: corolario deseado del acto médico ético. El alivio del dolor y la mejora funcional en la cadera y la rodilla son actualmente predecibles. “Al mirar hacia el futuro, creo que las mayores mejoras en el rendimiento vendrán ayudando al cirujano a mejorar los aspectos técnicos de la implantación de la prótesis y reconociendo los factores del paciente que influyen en la recuperación.” (Stulberg) Lamentablemente, es razonable asumir que, en nuestra especialidad, habrá complicaciones. Corresponde diferenciar “lo posible” de “lo probable”. Que haya complicaciones: es posible. ¡Es nuestro deber poner los medios para que sean poco probables! ¿Cómo lograrlo?: destaco algunos cursos de acción accesibles a toda la comunidad profesional: identificando los factores de riesgo de los pacientes, adquiriendo y perfeccionando destrezas, seleccionando los implantes con rendimiento comprobado, admitiendo las propias limitaciones. La investigación y la evaluación de resultados, especialmente el estudio de los factores sobre los cuales es razonable enfatizar acciones en busca de mejora de resultados, son fundamentales para lograr calidad en el acto médico. Hay un aspecto particular que merece mención especial: el idioma. IDIOMA Es ciertamente limitada la disponibilidad de publicaciones periódicas sobre reconstrucción de cadera y rodilla editadas en español. Nuestro idioma (español o castellano) es una lengua romance del grupo ibérico, continuación moderna del latín hablado o vulgar en Hispania (Imperio Romano). REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 5 Es la segunda lengua del mundo medida por el número de personas que la tienen como lengua materna, tras el chino mandarín. Asimismo, es la segunda en comunicación internacional tras el inglés. “Si, además, tenemos en cuenta que es una revista en español tanto mejor, pues facilitar el acceso a leer y a escribir en las publicaciones es una necesidad cada vez mayor para cualquier cirujano.” (Forriol Campos). ACARO ha tenido una visión estratégica alineada con el concepto expresado precedentemente de modo tan claro: la facilitación del acceso a la educación es piedra fundamental. Educarnos a nosotros mismos sobre los datos aportados por la mejor evidencia y familiarizarnos con las mejores prácticas, con el objetivo de tomar las mejores decisiones posibles para nuestros pacientes, es nuestro deber como cirujanos. (Hubble) En los próximos Editoriales, expondré reflexiones personales sobre Innovación, Reporte de evento adverso, Libertad de prescripción, Modalidades de vinculación con la Industria y Honorarios profesionales. Prof. Carlos María Autorino Expresidente (2011-2013) Buenos Aires, 19 de marzo de 2015 Un espacio común Ver nacer una nueva revista de Cirugía Ortopédica y Traumatología, máxime dedicada a una subespecialidad como es la cirugía de cadera y de rodilla, siempre es motivo de satisfacción. Si, además, tenemos en cuenta que es una revista en español tanto mejor, pues facilitar el acceso a leer y a escribir en las publicaciones es una necesidad cada vez mayor para cualquier cirujano. Publicar se dice que es el final de un duro proceso científico como es la investigación, pero para el cirujano, además, es un autocontrol de calidad, la documentación que habría que entregar ante cualquier auditoría. Es verdad que la calidad de las publicaciones no siempre reflejan la calidad de sus autores, pero, de alguna manera, también son el reflejo del trabajo de una sociedad científica y de una comunidad de profesionales. La calidad profesional de un cirujano no se debe ver por la casa donde vive, el carro que maneja o su lugar de veraneo. En una sociedad seria, que intenta ofrecer lo mejor a sus ciudadanos, la calidad de un profesional se debería visualizar por los resultados que obtiene y la población que estudia, y esto solo se manifiesta por sus aportaciones científicas, basadas en sus buenos resultados, pero también en los malos que le hacen pensar y reconducir sus hábitos, evitando que los demás caigan en sus mismos errores. Publicar en cirugía es asegurarse de que los resultados son óptimos, en el sentido de que se efectúa una revisión y 6 un seguimiento de los pacientes correctos, donde no se pierden pacientes y si lo hacen se sabe cuál es la causa. Por todas estas razones, me alegra que aparezca esta nueva publicación, pues facilitará que los profesionales de lengua española tengan un acceso más fácil y un control menos sesgado que cuando se acude a publicaciones internacionales. Esto exige valoraciones profundas de los trabajos, con un buen equipo de revisores, con el afán de ayudar a mejorar la presentación, a criticar la metodología, a resaltar los resultados y a obtener conclusiones útiles. En resumidas cuentas a educar a los más jóvenes a escribir, pues escribir un artículo científico es un proceso que requiere aprendizaje, esto significa aprender, ejercitarse y esforzarse por escribir y revisar; enviar y corregir y, con el tiempo, ser, a su vez, un revisor con criterio honesto y científico para ayudar a otros. Mi felicitación a ACARO por sacar adelante este proyecto y mis ánimos para que el esfuerzo de todos sea fructífero y, sobre todo, un impulso a las nuevas generaciones que vienen para que hagan cada vez mejor su trabajo y se sientan acompañadas desde el principio. Francisco Forriol Campos Catedrático de Cirugía Ortopédica y Traumatología Universidad San Pablo – CEU Madrid, España Año 1 · Número 1 · 2015 Devoción por la educación: mantenerse fuera del problema Es para mí un gran honor escribir esta breve nota para la edición inaugural de la Revista de Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla. Deseo congratular al editor doctor Carlos María Autorino y al equipo que lo acompaña por el lanzamiento de esta gran iniciativa. Estoy orgulloso de poder llamar a numerosos colegas de Sudamérica mis buenos amigos. Lo que ha resultado obvio de mis numerosas visitas a la Argentina y a otros países sudamericanos es la dedicación de los cirujanos por la educación. La Revista planeada recorre-rá un largo camino poniendo a disposición de la comunidad ortopédica de América del Sur y del resto del mundo un nuevo ámbito para acceder al estado actual de conocimiento de la ciencia en relación con la reconstrucción del adulto. Nuestra profesión se encuentra en una coyuntura crítica. La artroplastia protésica sigue ofreciendo una mejora increíble en la calidad de vida de nuestros pacientes. Tanto es así que la reconstrucción de la cadera y la rodilla en los EE.UU. superó el millón de procedimientos en 2014. Asimismo, el reemplazo articular está en rápido ascenso en otros países. Mientras que nuestra sociedad disfruta del éxito que estos procedimientos ofrecen, veo tres grandes desafíos para el futuro. En primer lugar, el costo asociado con este procedimiento quirúrgico es cada vez mayor; puede llegar a ser tan grande que los políticos y los administradores pueden comenzar a buscar vías para contener los costos. Esto último se ha visto en los EE.UU. recientemente: el gobierno y otros pagadores han reducido el reembolso del cirujano drásticamente el año pasado, lo cual puede afectar el acceso a la atención de los pacientes. En otras palabras, el éxito del procedimiento quirúrgico está creando un problema de accesibilidad. En segundo lugar, a pesar del gran éxito del procedimiento, algunos de nuestros pacientes siguen siendo víctimas de complicaciones ocasionales asociadas a este procedimiento. Una de las peores complicaciones, la cual se traduce en una amplia morbimortalidad de los pacientes, es la infección articular periprotésica. Preveo que, en la próxima década, será desafío de nuestra profesión idear estrategias que puedan hacer frente a esta complicación temida. Por último, la comunidad médica en general y la ortopédica en particular parecen ser afectados por la comercialización directa al consumidor que la industria ha implementado. Esto último y a su vez el gran cambio que ha significado la “era de la información” en la cual vivimos está obligando a los “consumidores” a buscar lo mejor y lo máximo en nuestra profesión. Aunque muchas de las innovaciones han traído una gran mejora en la atención a nuestros pacientes, algunas de las innovaciones prematuras que se introdujeron de manera caótica han perjudicado a muchos de nuestros pacientes. Así, por ejemplo, durante la última década, hemos observado cómo las superficies metal-metal, la modularidad del vástago femoral y algunas otras de las llamadas innovaciones no acabaron de cumplir su promesa, provocando gran sufrimiento para algunos pacientes. Por lo tanto, en nuestra profesión, debemos estar siempre atentos al adoptar innovaciones en el futuro. ¿Qué mejor ámbito que la Revista recientemente lanzada con el compromiso de la educación, como ámbito adecuado para publicar los datos sobre las innovaciones impulsadas advirtiéndonos sobre la cautela que debemos tener frente a las exageraciones de la comercialización? No tengo ninguna duda de que el editor y su equipo velarán para informar a la comunidad ortopédica de los peligros que acechan impulsados en el mercado de innovaciones que no pueden soportar la prueba del tiempo. Javad Parvizi, MD Profesor de Cirugía Ortopédica Rothman Institute at Thomas Jefferson University Philadelphia, PA, EE.UU. REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 7 Quisiera felicitar al profesor Carlos Autorino y a los integrantes del Consejo Editorial por el lanzamiento de esta nueva Revista de Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla y, a su vez, a ustedes, lectores, por comprometerse a avanzar en su conocimiento y experiencia en el área de la cirugía reconstructiva de cadera y rodilla. He tenido el privilegio de practicar la cirugía reconstructiva y la cirugía de artroplastia en particular, durante más de tres décadas. He estado expuesto a muchos innovadores en el campo, y he sido capaz de ofrecer a mis pacientes un alivio predecible del dolor y una mejora de la función en la cadera y la rodilla, debido a la manera cuidadosa en la que los investigadores de una amplia variedad de especialidades científicas y zonas geográficas han evaluado cuidadosamente los resultados y reportado el resultado de su trabajo. Se han producido avances relevantes en nuestra comprensión de las superficies, los materiales, los rendimientos clínico y radiográfico, las técnicas quirúrgicas y el análisis luego de estudiar los implantes recuperados en revisiones de artroplastias tanto fracasadas como exitosas. Esto ha contribuido a que el cirujano ortopédico pueda ofrecer operaciones seguras y predecibles para sus pacientes. Hemos visto las innovaciones que han mejorado el rendimiento, así como aquellas que no han tenido éxito. Este tipo de innovación constante se centró en la identificación de problemas dignos de mejora, así como en el estudio cuidadoso de nuevos enfoques para hacer frente a ellos, y es necesario que este proceso continúe. Con los años, hemos llegado a reconocer como un campo que el rendimiento del dispositivo a largo plazo depende de factores del paciente, las características de los implantes (y el rendimiento) y las características técnicas relacionadas con la implantación. Al mirar hacia el futuro, creo que las mayores mejoras en el rendimiento vendrán ayudando al cirujano a mejorar los aspectos técnicos de la implantación de la prótesis y reconociendo los factores del paciente que influyen en la recuperación. El rendimiento de los implantes, en general, ha mejorado, de forma constante, durante las últimas tres décadas, y aun cuando las mejoras todavía se pueden hacer, una prótesis actualmente disponible correctamente 8 implantada debería funcionar bien durante 20 o más años. Por lo tanto, las mejoras son probables, pero no se esperan grandes cambios en el rendimiento de los implantes; sin embargo, es en el paciente y en los aspectos de perfeccionamiento de la técnica que sigue habiendo margen de mejora considerable. Así, por ejemplo, en la última década, hemos visto que las tasas de fracaso temprano en el reemplazo total de rodilla están relacionadas con el paciente (como una infección) o la técnica (por ejemplo, la inestabilidad y la mala alineación); ambos factores se pueden controlar directamente. Las consideraciones previas hacen recomendable que los cirujanos debamos centrarnos en las herramientas y técnicas, así como en la adquisición de las destrezas en su uso adecuado, ya que estas prótesis se implantan con resultados predecibles y las dificultades perioperatorias se gestionan adecuadamente. A medida que evolucionamos en nuestro mundo actual, la información es fácil de obtener, pero no siempre filtrada adecuadamente. La Revista le ayudará al cirujano a evaluar la técnica, los pacientes y los dispositivos, las modificaciones que pueden ayudar a él/ella y a su equipo, en la obtención y entrega de un resultado previsible y un paciente satisfecho de manera duradera. Debemos dar la bienvenida a la Revista de Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla con entusiasmo y fomentar la participación de sus autores y lectores para colaborar a alcanzar los objetivos. Deseo a la Revista, sus lectores y los pacientes, un gran éxito a la par que como nuestra profesión progresa de continuo. Año 1 · Número 1 · 2015 Bernard N. Stulberg, MD Professor of Surgery Cleveland, Ohio EE.UU. Es para mí un honor poder dirigirme a los primeros lectores de la nueva Revista de Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla y, por otro lado, una gran satisfacción poder colaborar con mis amigos de ACARO encabezados por Horacio Caviglia, Presidente de la Sociedad, y por Carlos Autorino, Editor de esta publicación. Fundada en 1983, ACARO lleva a cabo, desde entonces, una importante actividad científica que cristaliza en su Congreso y su Curso anual, y que ahora se ve complementada con la aparición de una revista que será el órgano de expresión de todos sus socios y, sin duda, centro de atracción para muchos países sudamericanos. Cabría preguntarse el porqué de una nueva revista en un mundo en el que la avalancha de información nos sepulta con más publicaciones de las que somos capaces de “digerir”. Se publican más de 2 millones de artículos científicos al año y el número de revistas se duplica cada 10-15 años. La respuesta no es difícil de encontrar en este caso: la cirugía reconstructiva de cadera y sobre todo de rodilla ha experimentado un desarrollo espectacular en el último medio siglo y se observa un incremento exponencial del número de pacientes operados en los próximos años. La actividad puntera en este campo de los socios de ACARO, de la que fui testigo en el último Congreso bianual, justifica con creces su deseo de poder disponer de una revista que les proporcione educación continuada y actualizada, así como un espacio donde plasmar los resultados de sus estudios y, seguramente en un futuro, darlos a conocer a la comunidad internacional a través de su deseada indexación en Medline. Por otro lado, el formato electrónico que ha elegido la Junta Directiva aporta una ventaja sustancial sobre las publicaciones disponibles a día de hoy, en este campo de nuestra especialidad, como es la inclusión de videos. El viejo adagio de que “una imagen vale más que mil palabras” es especialmente oportuno en una especialidad quirúrgica tan mecánica y tan “visual”. Pero, además, si la imagen es en movimiento, es fácil apostar a que su valor se multiplica y todos estamos de acuerdo en que difícilmente podríamos plasmar por escrito, con las necesarias limitaciones de palabras que nos imponen las revistas científicas, toda la información presente en la descripción de una técnica quirúrgica mediante un video. Es una revista que llega a tiempo para recoger las propuestas a los desafíos que la cirugía protésica de cadera y rodilla nos plantea hoy, entre los cuales van a cobrar una importancia fundamental en los próximos años, por ejemplo, los nuevos materiales que permiten una mejor osteointegración y que incluso pueden tener una geometría o un recubrimiento que nos permita luchar contra la infección aguda. También, se imponen los instrumentales con guías personalizadas o los nuevos sistemas de navegación y las prótesis más adaptadas a la biomecánica, al tamaño o a las necesidades de los pacientes que nos permitirán un mayor índice de satisfacción de nuestros enfermos. Dado que se incluirán trabajos sobre traumatología de estas dos articulaciones, no podemos olvidar la plaga que se nos avecina en los países desarrollados en forma de fracturas de cadera. El aumento de la esperanza de vida y la mayor actividad de nuestros ancianos nos hacen prever un aumento de casos en nuestros hospitales. Se ha calculado que, en la Unión Europea, el número de fracturas de cadera se duplicará en 2050 y que se producirán dos fracturas por minuto en este territorio, por lo que su asistencia plantea un problema de salud pública. La disponibilidad de camas y quirófanos es siempre limitada y muchas veces insuficiente en nuestros Servicios, por lo que solo podremos afrontar este desafío siendo más eficientes en el tratamiento y previniendo la osteoporosis. Por supuesto que no he pretendido ser exhaustivo en esta visión de futuro y muchos otros aspectos de la cirugía de estas articulaciones serán nuestras prioridades en el futuro y será apasionante descubrirlos y afrontarlos. La revista que hoy ve la luz, por primera vez, va a ser una herramienta imprescindible para guiar por el buen camino de la evidencia científica a los cirujanos especialistas, y servirá de foro dinámico e interactivo para compartir experiencias. Enhorabuena a los impulsores del proyecto al que le deseo una larga y saludable vida. Javier Vaquero Martín Profesor de Cirugía Ortopédica Hospital Universitario Gregorio Marañón Madrid, España REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 9 Este es el primer número de la Revista de Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla, la más reciente de las numerosas iniciativas académicas de la Asociación Argentina de Cirugía de Cadera y Rodilla. Es un privilegio haber sido seleccionado para presentar este comentario y para formar parte del Consejo Editorial. La cirugía reconstructiva de cadera y rodilla ha evolucionado rápidamente durante los últimos 20 años. En el campo de los reemplazos articulares, la expansión de las indicaciones quirúrgicas a pacientes más jóvenes y activos, así como también a pacientes más ancianos y debilitados, ha resultado en un aumento notable y sostenido del número de reemplazos articulares que se realizan anualmente. En forma paralela, se han producido avances importantes en el cuidado perioperatorio de los pacientes, con la consecuente mejoría de los resultados quirúrgicos tempranos. En el mismo período, se han producido sustanciales cambios en el diseño de las prótesis y en el uso de materiales: en la cirugía protésica de la cadera, el uso de polietileno de alto entrecruzamiento molecular ha generado una disminución notable del desgaste y la sobrevida protésica libre de osteólisis en los últimos 15 años. Otros cambios que aún no han llegado a provocar una clara mejoría de los resultados clínicos incluyen el uso de superficies articulares de cerámica y metal, el resurgimiento de las prótesis de superficie, los tallos femorales cortos y el incremento de la modularidad femoral. Los abordajes quirúrgicos han disminuido de tamaño. Hoy, el cirujano ortopédico es consciente de que, con los instrumentos quirúrgicos modernos, es posible efectuar reemplazos articulares, en forma predecible, a través de incisiones más cortas. El uso de la navegación quirúrgica, implementada recientemente en la cirugía ortopédica, ha incrementado la precisión en la posición de los componentes protésicos. Paralelamente y, en un corto período de tiempo, hemos sido testigos de la expansión de la cirugía artroscópica de cadera. Esto es una consecuencia de los avances en el entendimiento de las deformidades congénitas y adquiridas de la cadera que explican el dolor de una cadera no artrítica en el adulto joven. El trabajo pionero de Renhold Ganz sobre el conflicto entre 10 el labrum, el reborde acetabular y el cuello femoral, junto con los avances en la calidad de las imágenes obtenidas por resonancia magnética, ha dado un nuevo e inesperado vuelo a nuestra especialidad, que clásicamente se había limitado a la cirugía protésica. Es un desafío mantenerse actualizado en una especialidad con un acelerado ritmo de cambio como la nuestra. Una publicación electrónica como la Revista de Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla proveerá al cirujano especialista y en entrenamiento con contenido actualizado y accesible desde cualquier lugar. El formato electrónico de la Revista se adapta a las necesidades del ortopedista moderno y a los permanentes cambios de nuestra especialidad, tiene un menor costo de producción y es una alternativa más ecológica que una publicación impresa. La Revista se publicará exclusivamente en forma electrónica con un volumen inicial de cuatro números por año. El contenido incluirá temas de reconstrucción articular del adulto, trauma, ortopedia pediátrica de cadera y rodilla, así como también procedimientos reparadores y reconstructivos no protésicos, como artroscopia y osteotomía. Asimismo, contará con una sección de videos, de casos problema y de complicaciones. El formato virtual permitirá un fluido intercambio de opiniones entre los lectores y los autores, que se adapta a las necesidades de comunicación de la vida moderna. En resumen, espero que la Revista de Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla sirva de guía para los cirujanos en entrenamiento y en la práctica clínica para encontrar respuestas a las numerosas preguntas que surgen diariamente durante el tratamiento de nuestros pacientes; y también como foro para compartir y discutir ideas, técnicas, tecnologías y procesos que lleven a un mejor cuidado de nuestros pacientes. Año 1 · Número 1 · 2015 Alejandro González Della Valle Hospital for Special Surgery Nueva York, EE.UU. Es un placer y un privilegio dirigirme a través de este mensaje a los lectores de la Revista de Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla que editará ACARO en versión electrónica. Los tiempos modernos han creado nuevos hábitos frente a la disponibilidad de los recursos tecnológicos; así, el medio electrónico es un medio muy atractivo de comunicación. La Revista en versión electrónica ofrecerá el acceso a un gran número de cirujanos ortopédicos interesados en la cadera y la rodilla, así como a los médicos en formación, estudiantes y otros profesionales interesados en nuestra especialidad. Con la tecnología actualmente disponible, los temas pueden ser tratados con recursos de sonido e imagen, incluyendo videos instructivos para facilitar la comprensión. El acceso a la información en cualquier momento y en cualquier lugar, con un contenido más rico, convertirá a la revista electrónica en un medio muy popular para la educación médica continua. Como miembro de honor de ACARO y estando atento a las actividades de esta importante institución durante décadas, es con gran orgullo que dirijo estas palabras a los argentinos y de otras nacionalidades amigas, felicitando a los organizadores por esta iniciativa que traerá un gran impulso a la divulgación científica en el área de la Cirugía de Cadera y Rodilla. ¡¡Disfruten!! Bienvenida la Revista de Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla, y muchas felicitaciones al equipo de redacción en esta primera edición. Estos son tiempos emocionantes en el mundo de la cirugía de la cadera y la rodilla. Los avances en materiales y de superficies de fricción, en las exposiciones quirúrgicas y la técnica, en el uso de la navegación y en la cirugía robótica, todos ofrecen una gran esperanza para el futuro. Sin embargo, en medio de todo este entusiasmo, debemos actuar con cautela y buen juicio. Los recientes problemas con el metal en la artroplastia de metal han hecho darnos cuenta más que nunca de la necesidad de basar nuestra conducta en pruebas en lugar de la moda o la aspiración como base para la toma de decisiones en la cirugía ortopédica. Los registros nacionales conjuntos de países de todo el mundo están dándonos cada vez más datos de largo plazo complementando otros estudios de investigación y de resultados sobre los cuales corresponde basar nuestras decisiones. Educarnos a nosotros mismos sobre los datos aportados por dicha evidencia y familiarizarnos con las mejores prácticas, con el objetivo de tomar las mejores decisiones posibles para nuestros pacientes, es nuestro deber como cirujanos. Ahora, ACARO tiene su propia revista para este propósito, para informar, educar, para permitir la discusión y como un foro para la presentación de la investigación y las mejores prácticas en cirugía de la cadera y la rodilla de la Argentina y en todo el mundo. Este promete ser un recurso maravilloso para el futuro. Para aquellos que han trabajado tan duro para traer la Revista a la vida, gracias. Les deseo mucho éxito a Ustedes, a la Revista y a sus lectores. Paulo Alencar Universidade Federal do Paraná Curitiba, Brasil Matthew Hubble, FRCS Clinical Director, Princess Elizabeth Orthopaedic Centre Royal Devon & Exeter Hospital Exeter EX2 5DW, Reino Unido REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 11 En primer lugar, me gustaría dar las gracias a mi gran amigo Carlos Autorino y a sus colegas por darme la oportunidad de escribir para el número inaugural de la Revista de Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla. Asimismo, felicitar a ACARO por editar su propia publicación periódica. Asistí, por primera vez, a una reunión de ACARO en Buenos Aires, hace ya 15 años, en el 2000, y desde ese momento, he visitado la Argentina en numerosas oportunidades habiendo encontrado muchos buenos amigos; hemos asistido a reuniones maravillosas en las cuales fueron frecuentes excelentes discusiones sobre artroplastia. El momento fundacional de la Revista está muy bien elegido, porque enfrentaremos cada vez más desafíos en la reconstrucción de la cadera y la rodilla, especialmente en el campo de las revisiones en la próxima década. Hay que diferenciar entre los problemas generales y los específicos. Desafíos generales son los pacientes cada vez de mayor edad con una gran cantidad de comorbilidades, a la vez que con expectativas exigentes de recuperación de nivel de actividad con la articulación artificial. El mayor desafío general es, por supuesto, la infección 12 articular periprotésica. Todavía hay una falta de evidencia científica en casi todas las etapas del tratamiento de la peor complicación. Todavía no hay ningún estudio prospectivo aleatorizado controlado publicado en la literatura y que aún no están seguros sobre el diagnóstico y el tratamiento óptimo. Pero, también, hay muchos desafíos específicos, como la inestabilidad y la enorme pérdida de reserva ósea en la cadera y la rodilla con artroplastia. Estoy absolutamente convencido de que la nueva Revista traerá un poco de luz en la oscuridad en el futuro y el elevado nivel de los miembros de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología, a la vez que de la Asociación Argentina para el Estudio de la Cadera y la Rodilla garantizarán la calidad de la publicación. Les deseo a todos mis amigos mucho éxito con la Revista y espero que llegue pronto la importancia internacional. Con los mejores deseos y saludos cálidos. Año 1 · Número 1 · 2015 Prof. Dr. Thorsten Gehrke ENDO-Klinik, Médico Director Osteotomía desrotadora femoral en la osteonecrosis Planeamiento preoperatorio Gustavo Galatro, Guillermo Cambiaggi, Ernesto Abella, Nosratollah Vatani, Horacio Caviglia Hospital General de Agudos “Dr. Juan A. Fernández”, Buenos Aires Correspondencia: Dr. Gustavo Galatro ggalatro@hotmail.com RESUMEN El objetivo de este trabajo es describir la manera de realizar el planeamiento de la osteotomía transtrocantérica desrotadora de la cabeza femoral para la osteonecrosis. El principio básico está basado en un trabajo de investigación no publicado, realizado por el doctor Rodolfo Cosentino, en el cual la rotación no debe ser >60º para evitar el daño vascular agregado al ya existente de la cabeza femoral. Para el planeamiento preoperatorio de la osteotomía transtrocantérica desrotadora del fémur solo se necesitan radiografías de frente y de perfil de la cadera, y un corte axial de resonancia magnética nuclear. La radiografía permite conocer el diámetro de la cabeza femoral y el corte axial de la resonancia puede ser rotado mediante un simple programa de computación para saber cuánto debe ser rotado con el fin de quitar la zona de necrosis fuera del área de carga acetabular. Ambos resultados se trasladan a la tabla matemática diseñada y esta nos refiere qué grado de rotación debe trasladarse la cabeza femoral. Palabras clave: Necrosis de la cabeza femoral, osteotomía desrotadora ABSTRACT Transtrochanteric osteotomy in osteonecrosis of femoral head. Preoperative planning The objective of this study is to describe how to perform the planning of transtrochanteric femoral osteotomy for osteonecrosis. The basic principle is based on unpublished research conducted by Dr. Rodolfo Cosentino, in which the rotation should not exceed 60° to avoid vascular damage added to that existing in the femoral head. To perform preoperative planning of rotational transtrochanteric femoral osteotomy we only need front and lateral radiographs of the hip and an axial section of magnetic resonance. The radiography allows us to know the diameter of the femoral head and the axial section of magnetic resonance can be rotated by a simple computer program to know how much should be rotated in order to remove the necrotic area outside the area of acetabular load. Both results are transferred to the designed mathematical table and it informs us what degree of rotation must move the femoral head. Key words: Osteonecrosis of femoral head, rotational osteotomy REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 13 Introducción La osteonecrosis es una enfermedad que afecta la cadera; se caracteriza por la falta de circulación de la cabeza femoral que puede llevar al colapso de la superficie articular y provocar una coxartrosis secundaria.1 No hay datos sobre la incidencia de esta enfermedad en la Argentina. En los Estados Unidos, a finales de la década de 1990, se detectaban entre 10.000 y 20.000 casos nuevos.2,3 En esa época, la población era de 281.421.906 habitantes, por lo cual la incidencia era de aproximadamente 1 de cada 25.000 habitantes. En la Institución donde se llevó a cabo este trabajo, se atiende una población numerosa de pacientes con serología positiva para el virus de la inmunodeficiencia humana, quienes reciben fármacos retrovirales; esta situación se ha asociado a un mayor número de casos de osteonecrosis de la cabeza femoral.4,5 Además, hay un grupo de atención para pacientes con patología sanguínea, los que también presentan una marcada incidencia de esta enfermedad. Esto determina que este cuadro tenga una frecuencia muy alta entre los pacientes con patología de la cadera que se atienden en nuestro Servicio. Tratamientos y resultados El tratamiento conservador tiene resultados controvertidos y, en nuestra Institución, sólo lo indicamos si el paciente sufre comorbilidades que impidan la cirugía.6-10 El forage se indica sólo para pacientes con lesión prerradiológica, identificada en la resonancia magnética.11 Una vez que se presenta la lesión radiológica, es preciso determinar su tamaño y ubicación, si hay colapso y su magnitud, y finalmente, debe evaluarse si hay artrosis. El reemplazo articular está indicado en las lesiones necróticas de tipo III (colapso subcondral) y IV (artrosis) de la clasificación de Ficat y Arlet. La relación del tamaño y la ubicación de la lesión son cruciales para la indicación y el resultado de la osteotomía. Steimberg ha diseñado la forma de calcular la extensión y el volumen de la lesión, utilizando las imágenes coronales y axiales de la resonancia magnética.13 La osteonecrosis se considera leve cuando es <15%, moderada entre el 15% y el 30% y grave >30%.3 Dentro de las osteotomías femorales proximales, existen dos variedades convencionales: la rotacional y la osteotomía en varo (que consiste en cambiar la porción medial de la cabeza femoral por su porción lateral, es más beneficiosa en aquellas 14 lesiones con escaso compromiso lateral). Hay diferentes técnicas dentro de las osteotomías desrotadoras de fémur. La más utilizada es la osteotomía de Sugioka; otros autores han hecho modificaciones a esta técnica, basándose en que el porcentaje de buenos resultados con la osteotomía de Sugioka es alto solamente en los reportes de casos del propio Sugioka. Este autor14 comunica un 78% de excelentes resultados en las osteotomías realizadas por él, contra el 17% de buenos resultados en aquellas practicadas en la Clínica Mayo.15 Dean, de la Clínica Mayo, en su artículo publicado en 1993, informa el abandono de la técnica de Sugioka para tratar la osteonecrosis, porque, en 18 caderas operadas con esta técnica y un seguimiento de 5 años, obtuvo resultados satisfactorios en el 17% y resultados insatisfactorios en el 83% (debieron ser revisados con prótesis).15 Las osteotomías angulares logran resultados variables: favorables del 40% al 96%, entre los 3 y los 26 años de seguimiento posoperatorio.16,17 Con las osteotomías intertrocantéricas, se obtuvo un 69% de resultados satisfactorios cuando los ángulos necróticos eran <200º; en cambio, si eran mayores, los resultados eran menos satisfactorios.18 En los pacientes sometidos a este procedimiento, los resultados fueron satisfactorios en el 91% con grado II, el 56% con grado III y el 32% con grado IV.18 Clasificación Para definir el tratamiento de esta afección, utilizamos la Clasificación de la Asociación Japonesa para el Estudio de la Osteonecrosis, la cual es pronóstica, porque advierte sobre la posibilidad del colapso cefálico.19-21 Tipo I: Necrosis cefálica en contacto con la zona de carga del acetábulo: Ia: cuando el contacto es <33%. El colapso es del 0%. Ib: cuando el contacto es entre el 33% y el 66%. El colapso es del 19%. Ic: cuando el contacto es >66%. El colapso es del 94%. Tipo II: Aplanamiento de la cabeza con gran necrosis cefálica, sin cambios artrósicos. La probabilidad del colapso es del 100%. Tipo III: Necrosis ósea en forma quística IIIa: sin contacto con la superficie de carga del acetábulo. El colapso es del 13%. IIIb: con contacto de la superficie articular del acetábulo. EL colapso es del 100%. Año 1 · Número 1 · 2015 La osteotomía desrotadora femoral está indicada en los estadios Ib, Ic, II y IIIb, siempre y cuando pueda trasladarse el área necrótica de la zona de carga mediante la desrotación de la osteotomía. Las osteotomías desrotadoras realizadas en nuestra Institución se rotan con un máximo de 60º, sobre la base de los trabajos de investigaciones anatómicas del doctor Cosentino, quien demostró que la cabeza femoral puede ser rotada 60º, sin producir daño de la circulación de la cabeza femoral. Esta técnica ha sido publicada previamente. verde sobre la imagen exportada que nos permite rotarla manualmente. A medida que la rotamos, nos muestra los grados, incluso con centésimas, de la translación lograda. 26 Cuando el área de necrosis ya no está expuesta al área de carga del acetábulo, esta es la magnitud que debemos rotar en la osteotomía, está graduada en grados y, así, observar el desplazamiento angular necesario para llevar la zona necrótica a un área de no carga. Nunca se debe traspasar los 60º de rotación, para evitar el daño vascular, como describió el doctor Cosentino. Objetivo El objetivo de este trabajo es presentar el cálculo de modelo matemático de translación de la cabeza femoral y cómo puede hacerse simplemente el planeamiento preoperatorio sobre la resonancia magnética y mediante un programa convencional. Planeamiento El cirujano debe establecer el grado de rotación necesario para que la superficie necrótica quede fuera o, al menos, hasta un 15% del área de apoyo. Para ello, es necesaria una resonancia magnética. En la Figura 1, se observa un corte axial de una necroartrosis de cadera. Figura 2. Rotación de 15º. Figura 3. Rotación de 30º. Figura 1. Rotación de 0º. El planeamiento preoperatorio se efectúa sencillamente con el programa Adobe Photoshop usando el sistema de rotación gradual de gráficos (obituary rotations).25 Se utiliza la imagen axial de la resonancia magnética, la cual se va rotando anterior 15º, 30º, 45º o 60º, hasta que la zona necrótica sale del área de carga del acetábulo (Figuras 2-5). Si luego de rotar la imagen >60º, se observa que >20% del área necrótica queda todavía sobre el área de carga del acetábulo, no se recomienda esta técnica. Otra forma sencilla es exportando la imagen al programa PowerPoint, se copia la imagen y se pega; luego, se selecciona Formato de imagen y ahí se activa un punto Figura 4. Rotación de 45º. REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 15 metálica. En las radiografías, se mide exactamente esta distancia y sabemos si hay magnificación y cuál es el grado. Figura 5. Rotación de 60º. La radiografía de pelvis de frente se toma a 1,20 m con foco en el pubis y con los pies en 15º de rotación interna, con el fin de compensar la anteversión del cuello femoral. La radiografía de frente de la cadera por operar se toma a igual distancia, con la misma posición del pie, pero el foco se encuentra en el centro de la cabeza femoral. La radiografía de perfil se realiza con la pierna cruzada sobre la mesa (Figuras 6 y 7). Figura 7. Posición del rayo y de la placa radiográfica. Posteriormente se toma el diámetro de la cabeza femoral en las tres radiografías y se corrige el porcentaje de magnificación de cada una de ellas. A continuación, se promedian entre sí y se obtiene una media, la cual es utilizada para ser extrapolada a nuestra tabla de cálculo. Cálculo matemático Se ha diseñado un cálculo matemático para conocer el grado de desplazamiento de la rotación de acuerdo con el diámetro presente en la cabeza femoral. Los diámetros antropométricos de la cabeza estimados varían entre 30 y 60 mm. Una vez conocidos el diámetro de la cabeza y el grado de rotación necesaria, se lo exporta a la tabla matemática diseñada y esta le informará al cirujano cuántos milímetros de área de necrosis son trasladados al hacer la osteotomía (Tabla). Figura 6. Posición del paciente y del rayo. Todas estas radiografías se toman con adminículo que consiste en dos bolillas metálicas de acero incluidas en un acrílico, las cuales están separadas exactamente por un centímetro entre ambos centros de cada bolilla 16 Desplazamiento en milímetros La practicidad de este cálculo matemático es para asistir al cirujano cuando realiza la osteotomía. Los pacientes se operan en decúbito dorsal y el método de fijación de la osteotomía es el clavo deslizante DHS. En la técnica quirúrgica, el tornillo cefálico se coloca antes de la osteotomía y se lo fija en una posición rotacional anterior igual a la cantidad de grados que el cirujano desea rotar, calculada en el planeamiento preoperatorio. Si la corrección es de 45º, el tornillo cefálico debe quedar ubicado de tal forma que al colocar la placa del DHS, Año 1 · Número 1 · 2015 esta quede a 45º de inclinación anterior con respecto al plano de la mesa. Se coloca la placa lateral del clavo DHS y se verifica el grado de desplazamiento anterior con respecto al plano de la mesa, que debe coincidir con la corrección deseada. Si no se consigue esta corrección, se corrige la posición de rotación del tornillo hasta obtenerla (Figura 8). Cuando el tornillo está en la posición adecuada, se marca en la cabeza femoral su relación con el borde del acetábulo. Posteriormente, se realiza la osteotomía, se coloca la placa lateral del clavo DHS y se rota la osteotomía hasta que la placa del clavo quede paralela a la mesa de cirugía. Se fija la placa al fémur con un Davier y se miden los milímetros que se ha trasladado la cabeza femoral desde el borde del acetábulo hacia anterior; esto nos informa el grado de desplazamiento en milímetros y la rotación obtenida. Este método de control nos asegura que el tornillo no ha girado sobre sí mismo y tener una apreciación falsa de la rotación. Bibliografía 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. Mont MA, Marulanda GA, Jones LC, et al. Systemic analysis of classification systems for osteonecrosis of the femoral head. J Bone Joint Surg Am 2006;88(Suppl 3):16-26. Lavernia CJ, Sierra RJ, Grieco FR. La osteonecrosis de la cabeza femoral. J Am Acad Orthop Surg 1999;7(4):250-261. Vail TP, Covington DB. La incidencia de la osteonecrosis. En: Urbaniak JR, Jones JR (eds.) Osteonecrosis: Etiología, Diagnóstico, Tratamiento. Rosemont, IL: Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos; 1997:43-49. Allison GT, Bostrom MP, Glesby MJ. Osteonecrosis in HIV disease: epidemiology, etiologies, and clinical management. AIDS 2003;17(1):1-9. Glueck CJ, Freiberg RA, Fontaine RN, Tracy T, Wang P. Hypofibrinolysis, thrombophilia, osteonecrosis. Clin Orthop Relat Res 2001;(386):19-33. Hasse B, Ledergerber B, Egger M, et al; Swiss HIV Cohort Study. 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Año 1 · Número 1 · 2015 Luxación protésica de cadera Su relación con la experiencia del cirujano Horacio Gómez, Anibal Garrido, José I. Arrondo, Sebastián Falcinelli Instituto Dupuytren, Buenos Aires Correspondencia: Dr. Sebastián Falcinelli sebafalcinelli@me.com RESUMEN Introducción: Una de las complicaciones más temidas en la cirugía de cadera es la luxación protésica. Según algunos autores, esta complicación ocurre en el 0,6-5% de los casos. La correcta evaluación intraoperatoria y posoperatoria es vital y depende mucho de la experiencia del cirujano y de los estudios por imágenes que se utilicen para el control. Materiales y Métodos: Se evaluaron 62 pacientes sometidos a un reemplazo protésico por el mismo equipo quirúrgico. Durante la cirugía, cada uno de los cuatro cirujanos (con distintos niveles de experiencia) determinó la ubicación de los componentes y, luego, esos datos fueron comparados con los resultados radiológicos y tomográficos. Resultados: No se encontraron diferencias significativas al comparar los resultados de los cuatro cirujanos entre sí. Los aciertos obtenidos por el cirujano de mayor experiencia son superiores a los del cirujano de menor experiencia cuando se analiza, por separado, cada caso. Los datos obtenidos por radiología fueron muy similares a los obtenidos por tomografía computarizada. Conclusión: La experiencia del cirujano es un factor importante en la correcta orientación de los componentes. Los estudios radiográficos correctamente realizados son tan válidos como la tomografía para evaluar el posicionamiento. Palabras clave: Reemplazo total de cadera, luxación, complicaciones ABSTRACT Prosthetic hip dislocation. The relationship with the surgeon’s experience Introduction: One of the most feared complications in surgery is the prosthetic hip dislocation. According to some authors, this complication is detected in 0.6-5% of the cases. The correct intra and postoperative evaluation is vital and it depends on the surgeon’s experience and the imaging tests used for control. Materials and Methods: Sixty-two patients who underwent prosthetic replacement by the same surgical team were evaluated. During surgery, the position of the components is determined by each of the four surgeons (with different levels of experience) and then data is compared with the radiographic and tomographic results. Results: No significant differences were found among the four surgeons. The results achieved by the most experienced surgeon are superior to those of the less experienced surgeon, when they are analyzed separately. The data obtained by X-ray were very similar to those obtained by CT scan. Conclusion: The experience of the surgeon is important, but not essential, for the correct orientation of the components. If radiographic studies are performed correctly, they are as valid as the CT to evaluate positioning. Key words: Total hip arthroplasty, dislocation, complications REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 19 Introducción El reemplazo total de cadera es una de las técnicas más exitosas en la cirugía ortopédica por los resultados funcionales obtenidos y los grados de satisfacción que se logran. Las complicaciones en el posoperatorio inmediato que pueden llevar a esta cirugía a un resultado catastrófico son dos: la infección aguda y la luxación protésica. La frecuencia de esta última oscila entre el 0,6% al 5%, según los diferentes autores.1-7 La causa de la inestabilidad protésica depende de múltiples variables y debe tenerse en cuenta la vía de abordaje, el tamaño de la cabeza, la relación cabeza-cuello, la patología de base, la edad del paciente, el sexo, etc.8 Uno de los errores de técnica más frecuente, en esta complicación, es la incorrecta orientación de los componentes tanto femoral como acetabular, esto se encuentra asociado a una prótesis inestable y, por consiguiente, a luxaciones recurrentes. Obviamente este no es el único motivo y, como seguramente se ha observado, muchas veces, nos encontramos con prótesis inestables con ambos componentes perfectamente colocados. Según Paprosky, la tensión del abanico glúteo es responsable de hasta un 33% de las luxaciones en reemplazos primarios. Siempre fue un objetivo esencial conseguir una anteversión y una inclinación acetabular y femoral correctas. En la literatura, se menciona que la experiencia del cirujano y su curva de aprendizaje son variables muy importantes relacionadas con el buen posicionamiento de los componentes. Por ello, asumimos que las diferencias en los resultados estarán muy relacionadas con la experiencia y la curva de aprendizaje. Pese a las numerosas técnicas descritas y el instrumental específico para medir la orientación de los componentes durante la operación, el cirujano se respalda en su experiencia dentro del acto quirúrgico para colocar una prótesis de cadera en la correcta posición.9 El control posoperatorio radiográfico de una prótesis de cadera es un método simple y accesible en cualquier centro quirúrgico para evaluar la orientación de los componentes protésicos.10 Pero, al mismo tiempo, es un método que depende del operador, que supone un conocimiento mínimo de las mediciones y orientaciones anatómicas de la pelvis y el fémur. Cualquier modificación en la colocación del paciente, en la mesa de rayos modificará también los valores obtenidos de la radiografía resultante. Se presentará, entonces, un verdadero dilema en cuanto a si la radiología es un método suficiente para la evaluación protésica o es 20 necesario recurrir a estudios tomográficos asociados para obtener datos reales. El propósito del presente trabajo es determinar la influencia de la experiencia del cirujano en la evaluación intraoperatoria de la orientación de los componentes en el reemplazo total de cadera (tallo femoral y componente acetabular) y determinar el valor de la radiología simple en la evaluación posoperatoria de la orientación de los componentes, y su margen de error en dicha determinación comparado con el de la tomografía computarizada. Materiales y Métodos Entre marzo de 2009 y junio de 2010, se evaluaron 62 pacientes (17 varones y 45 mujeres) sometidos a un reemplazo total de cadera; 45 fueron operados por artrosis; 15, por fractura medial de cadera y uno, por osteonecrosis aséptica. Dieciséis de estas prótesis fueron no cementadas; 28, híbridas y 18, totales cementadas. Todos los pacientes fueron intervenidos por el mismo equipo quirúrgico compuesto por un cirujano con 30 años de experiencia en cirugía de cadera (HG), un primer ayudante con 12 años de experiencia (JA), un segundo ayudante con 5 años de experiencia (SF) y un residente. Siempre se utilizó el mismo abordaje posterolateral de cadera. La recolección de datos se realizó en dos tiempos: uno intraoperatorio y otro posoperatorio. Tiempo intraoperatorio Luego de colocar los componentes protésicos, se les pidió a cada uno de los cuatro integrantes del equipo quirúrgico que estimaran en qué posición fueron colocados los implantes femoral y acetabular durante la cirugía, registrando, en forma independiente, en un cuadro comparativo el grado de anteversión e inclinación, de ambos componentes, según la opinión de cada cirujano. Estos datos fueron cotejados posteriormente con un control radiológico y tomográfico posoperatorio. Tiempo posoperatorio Se dividió en una evaluación radiológica y una evaluación tomográfica de la orientación de ambos componentes. a) Evaluación radiológica Las proyecciones radiográficas posoperatorias fueron realizadas teniendo en cuenta los parámetros descritos por Gómez y cols.11 Frente panorámico de caderas Proyección radiográfica Paciente en decúbito dorsal con almohadilla en zona lumbar para evitar báscula pelviana, las piernas caídas Año 1 · Número 1 · 2015 (en 90º) al borde de la camilla radiológica para corregir vicios de rotación. El foco se ubica a 2 cm superior de la sínfisis púbica. En esta radiografía, se mide el ángulo de inclinación acetabular, dato que será utilizado en la próxima proyección (Figura 1). flexión, rótulas al cenit y abducción-aducción neutra, esto se logra dejando al paciente con ese miembro al borde de la camilla con su rodilla flexionada a 90º, lo que asegura que no existirá rotación de cadera que distorsionaría la medición de la anteversión femoral. El miembro contralateral se coloca a 90º de flexión de cadera y rodilla y leve abducción, permitiendo el paso del rayo en forma axial. El chasis se coloca hundido en el hipocondrio por estudiar y apoyado sobre la camilla radiológica para evitar errores de medición de la anteversión acetabular. El rayo debe incidir con una angulación respecto a la línea que une ambas espinas ilíacas anterosuperior, igual al índice acetabular (Sharp), medido en el frente panorámico (Figura 3). Figura 1. Obtención de datos El ángulo de inclinación acetabular se midió entre una horizontal pelviana tomada entre los puntos inferiores de ambas imágenes en lágrima y la línea que une el borde acetabular superior e inferior. El ángulo de inclinación femoral se determinó entre el eje de la diáfisis femoral y el eje del cuello protésico (Figura 2). Figura 3. Figura 2. Perfil real o quirúrgico de cadera Proyección radiográfica Paciente en decúbito dorsal, la cadera por evaluar debe estar en posición funcional, es decir, con 10º de Obtención de datos El ángulo de anteversión acetabular se midió entre una línea que une los márgenes acetabulares anterior y posterior, y una línea paralela al borde de la placa radiográfica (su horizontalidad se aseguró al apoyar el chasis sobre la camilla). El ángulo de anteversión femoral se determinó entre una línea media de la diáfisis femoral y la línea media del cuello protésico; esta medición tiene una distorsión mínima publicada por Dunn en una tabla correctora (Figura 4). REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 21 b) Evaluación tomográfica Todos los estudios tomográficos fueron realizados en el mismo equipo y por el mismo técnico, controlado en todos los casos por uno de los cirujanos intervinientes. La posición del paciente en la mesa del tomógrafo fue en decúbito dorsal, con almohadilla lumbar para evitar báscula pelviana, miembros paralelos y rótula al cenit para evitar falsas mediciones. La anteversión acetabular se midió en un corte transversal (Figura 6) que pasara por el mayor diámetro anteroposterior del cotilo y una línea paralela al sacro a la cara anterior del sacro (en algunos casos, se usó superposición de cortes). Figura 6. Figura 4. Cortes realizados Coronal: a nivel del mayor diámetro del componente acetabular y, de ser necesario, superpuesto con otro corte coronal que pase por ambas imágenes en lágrima. Axial: se buscaron fundamentalmente tres cortes, el primero es uno transverso al mayor diámetro del componente acetabular; el segundo, un corte sacro (su cuerpo) en su tercio medio, y el tercer corte que involucre la mayor longitud de cuello para ser utilizado en la medición de la anteversión femoral. Axial de rodilla: tomando ambos cóndilos femorales, para ser utilizado en la medición de la anteversión femoral. Obtención de datos La inclinación acetabular se midió en un corte coronal (Figura 5) que pasara por el mayor diámetro cefalocaudal del cotilo y una línea que uniera ambas imágenes en lágrima; en caso de ser necesario, se efectuó una superposición de imágenes coronales. Figura 5. 22 La anteversión femoral se midió en un corte transversal del cuello femoral (Figura 7) y una línea bicondílea ipsilateral (utilizando la superposición de imágenes de ambos cortes axiales). Todos los datos fueron volcados en una planilla Excel para su comparación. Figura 7. Resultados Hemos denominado cirujano A a quien realizó el procedimiento quirúrgico (30 años de experiencia), B al primer ayudante (12 años de experiencia), C al segundo ayudante (5 años de experiencia) y D al residente (de tercer año). Todos los resultados fueron comparados, en forma conjunta, entre ellos (interobservador) e individualmente con los resultados radiográficos y tomográficos. Año 1 · Número 1 · 2015 Resultados por cirujano (interobservador) Los resultados de la anteversión femoral (Figura 8) intraoperatoria se establecieron en un rango de 10º a 30º para los cuatro cirujanos; con un promedio de 16,29º para el cirujano A, 16,93º para el B, 16,06º para el C y 16,69º el D. El promedio general para esta medida fue de 16,49º. Los resultados de la anteversión acetabular (Figura 9) intraoperatoria oscilaron entre 5º y 25º para los cuatro cirujanos; con un promedio de 15,88º para el cirujano A, 15,64º para el B, 15º para el C y 15,40º el D. El promedio general para esta medida fue de 15,48º. Los resultados de la inclinación acetabular (Figura 10) intraoperatoria están comprendidos en un rango de 35º a 50º para los cuatro cirujanos; con un promedio de 40,64º para el cirujano A, 41,04º para el B, 41,37º para el C y 41,45º el D. El promedio general para esta medida fue de 41,12º. º º º º Figura 10. Resultados radiográfico y tomográfico El resultado radiográfico promedio de la anteversión femoral fue de 19,25º y el tomográfico para esta medida fue de 22,03º (Figura 11). El resultado radiográfico promedio de la anteversión acetabular (Figura 12) fue de 17,61º y el tomográfico para esta medida fue de 18,50º. El resultado radiográfico promedio de la inclinación acetabular (Figura 13) fue de 41,51º y el tomográfico para esta medida fue de 40,45º. Anteversión femoral Comparativa entre los resultados de la RX y la TAC º º º º Sin diferencias >5º entre los estudios Figura 8. Figura 11. Anteversión acetabular No encontramos una diferencia significativa en las mediciones intraoperatorias entre los cuatro cirujanos cuando se evalúan los resultados entre sí sin tener en cuenta los estudios por imágenes. Comparativa entre los resultados de la RX y la TAC Sin diferencias >5º entre los estudios Figura 12. º º Inclinación acetabular Comparativa entre los resultados de la RX y la TAC º º Sin diferencias >5º entre los estudios Figura 9. Figura 13. REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 23 Discusión Una de las complicaciones más temidas por los cirujanos de cadera es la luxación. Los últimos reportes internacionales describen una incidencia de entre el 0,6 y el 5% y la variabilidad corresponde justamente a las distintas patologías asociadas12,13 que se consideran responsables y a la dificultad de evaluarlas todas. La colocación inadecuada de los componentes acetabular y femoral es una de las causas de luxación más frecuente y previsible dentro de los múltiples factores que están en juego en la estabilidad de una prótesis de cadera.14,15 Otras alteraciones, como la debilidad muscular, el tamaño de la cabeza femoral, el abordaje o la osteotomía trocantérica, también responsables de la luxación, no siempre son tenidas en cuenta en los estudios.16-18 La correcta medición de la orientación de los componentes de una prótesis obtenida por diferentes métodos ha sido y es un desafío en la práctica diaria del cirujano de cadera, y numerosos son los estudios que describen uno y otro método.19 Asimismo, se han establecido valores angulares considerados “correctos” en el posicionamiento tanto femoral como acetabular;20 Lewinnek y cols. recomiendan una inclinación acetabular de entre 30º y 50º, y una anteversión de la copa de entre 5º y 25º,21 mientras que McCollum establece un rango de anteversión acetabular de 20º a 40º.22 El uso de la tomografía como método de evaluación definitivo aparece con frecuencia en la literatura.23,24 Takashi y cols. consideran este método como el más aceptable para evaluar la orientación, ya que los resultados radiográficos suelen estar influenciados por el mal posicionamiento del paciente en la mesa de rayos, así como también por la técnica empleada. De todas maneras, sigue siendo este último lo más utilizado por el cirujano convencional, por lo cual enfatizamos que no es del todo necesario cambiar el método, sino corregir y realizar adecuadamente aquel método muy utilizado por la mayoría, ya que se trata de una técnica (la radiológica) más accesible en el ámbito general de la traumatología. Como vimos en este trabajo existen estudios bibliográficos que describen cómo realizar un correcto posicionamiento del paciente a la hora de tomar la radiografía que necesitaremos para efectuar nuestras mediciones (Gómez y cols.). Conclusiones a) Con respecto a la anteversión acetabular: Solo el 35% de las mediciones tomográficas realizadas con respecto a la anteversión acetabular están en el rango comprendido entre 14º y 21º. Dicho rango 24 es el que corresponde al 83% de las mediciones intraoperatorias realizadas por el cirujano A. Existe, por lo tanto, una tendencia a subestimar la versión acetabular y, en consecuencia, a colocar el cotilo en una mayor anteversión definitiva real. Los resultados revelan que hay una ligera tendencia a exagerar la colocación en anteversión tanto del componente acetabular como del femoral. Como vemos en el gráfico comparativo para el cirujano A en relación con la tomografía computarizada (Figura 14). Posiblemente esta tendencia se deba al temor que se tiene de colocar en retroversión o neutro los componentes, riesgo que nos llevaría inevitablemente a una prótesis inestable y, por ende, a una cirugía fallida. Wines y cols.24 hacen también una mención de esta tendencia, y la adjudican a una intención del cirujano por evitar un mal posicionamiento de la prótesis y una cadera inestable. Figura 14. b) Con respecto a la anteversión femoral: El 46% de las mediciones tomográficas se encuentran en un rango de 14º a 21º para la versión femoral, lo que se corresponde con el 79% de las evaluaciones intraoperatorias del cirujano de mayor experiencia (Figura 15). La tendencia aquí sigue siendo la infravaloración de la posición del fémur durante la cirugía. Figura 15. Valor de la radiografía para estas mediciones: (Figura 16) Encontramos que si la medición de la anteversión femoral o acetabular se lleva a cabo con el método aquí descrito (Gómez), los resultados son similares a los que se obtienen mediante la tomografía computarizada. Como es el estudio radiográfico de más fácil acceso y económicamente más conveniente, lo recomendamos para la evaluación posoperatoria, siempre que se sigan las indicaciones antes mencionadas para posicionar correctamente al paciente. Año 1 · Número 1 · 2015 c) Con respecto a la inclinación acetabular: Se halló una gran similitud en los resultados expresados intraoperatoriamente por el cirujano A y los datos obtenidos por tomografía. Estos resultados se repiten cuando se comparan los otros cirujanos, independientemente de su experiencia. Creemos que dicho fenómeno se debe a que es mucho más fácil evaluar la abducción del componente acetabular que su versión. la anteversión femoral expresados en forma oral por el cirujano A y con el cirujano D (menor experiencia), vemos que el cirujano de mayor experiencia acertó en 18 casos, mientras que el cirujano de menor experiencia lo hizo en solo 10 de los casos (Figura 17). 2) Anteversión acetabular: Lo mismo ocurre en el caso de la anteversión acetabular, donde los resultados del cirujano A son 24 aciertos, en tanto, que el cirujano D logró solo 12 (Figura 18). Figura 16. Valor de la radiografía para esta medición: Tal cual lo ocurrido con las dos mediciones anteriores, los resultados con el método descrito por Gómez son similares a los obtenidos mediante la tomografía. La experiencia quirúrgica ha sido siempre evaluada por distintos autores como un factor determinante en los resultados finales de un procedimiento. Esto se manifiesta más aun en el caso de los reemplazos protésicos donde la curva de aprendizaje tiene una relación directa con los índices de luxación y el correcto posicionamiento de los componentes.25,26 Como cabría esperar, también, existen trabajos que demuestran lo contrario: Reize y cols. estudian la influencia de la experiencia y el posicionamiento del componente acetabular sin encontrar diferencias significativas entre los dos grupos.27 Por nuestra parte, no encontramos diferencias significativas entre las evaluaciones intraoperatorias de los cirujanos entre sí (coeficiente interobservador), y vemos los mismos errores de dispersión, independientemente de la experiencia de cada uno de ellos. d) Evaluación de los casos en forma particular Si analizamos cada caso en particular, encontraremos diferencias evidentes en cuanto a los niveles de error de cada cirujano comparativamente con los resultados finales medidos por radiografía o tomografía: 1) Anteversión femoral: Al comparar los resultados de Figura 17. Figura 18. Consideramos valioso destacar que la correcta interpretación intraoperatoria de la posición de los componentes sigue siendo el método más accesible para cualquier cirujano y que la experiencia que guía las manos del especialista en el acto quirúrgico solo puede ser adquirida a lo largo de los años. Esto último queda en evidencia cuando vemos que ninguno de los pacientes que integran el estudio sufrió, hasta la fecha, ningún episodio de luxación. REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 25 Bibliografía 1. Berry DJ. Unstable total hip arthroplasty: detailed overview. En: Sim FH (ed.) American Academy of Orthopaedic Surgeons Instructional Course Lectures. Vol 50. St Louis: CV Mosby; 2001:265-274. 2. Callaghan JJ, Heithoff BE, Goetz DD, et al. Prevention of dislocation after hip arthroplasty: lessons from long-term follow-up. Clin Orthop 2001;393:157-62. 3. Cobb TK, Morrey BF, Ilstrup DM. The elevated-rim acetabular liner in total hip arthroplasty: relationship to postoperative dislocation. J Bone Joint Surg Am 1996;78:80. 4. Goldstein WM, Gleason TF, Kopplin M, Branson JJ. Prevalence of dislocation after total hip arthroplasty through a posteolateral approach with partial capsulotomy and capsulorrhaphy. J Bone Joint Surg Am 2001;83(Suppl 2):2. 5. Hedlundh U, Ahnfelt L, Hybbinette CH, et al. Dislocations and the femoral head size in primary total hip arthroplasty. Clin Orthop 1996;333:226. 6. Hedlundh U, Ahnfelt L, Fredin H. Incidence of dislocation after hip arthroplasty: comparison of different registration methods in 408 cases. Acta Orthop Scand 1992;63:403-406. 7. Takashi, Sugano N, Miki H, Koyama T, Takao M, Yoshikawa H. Influence of component positions on dislocation: computed tomographic evaluations in a consecutive series of total hip arthroplasty J Arthroplasty 2004;19(2):162-126. 8. Gleason TF, Kopplin M, Branson JJ. Prevalence of dislocation after total hip arthroplasty through a posteolateral approach with partial capsulotomy and capsulorrhaphy. J Bone Joint Surg Am 2001;83(Suppl 2):2. 9. Knight JL, Atwater RD. Preoperative planning for total hip arthroplasty: Quantitating its utility and precision. J Arthroplasty 1992;7(Suppl):403–409. 10. Widmer KH. A simplified method to determine acetabular cup anteversion from plain radiographs. J Arthroplasty 2004;19:387. 11. Gómez H, Munafo-Dauccia R, Garrido A. Evaluación radiográfica de la cadera: importancia del perfil real (quirúrgico). Rev Asoc Argent Ortop Traumatol 1989;54(4):488-502. 12. Jolles BM, Zangger P, Leyvraz PF. Factors predisposing to dislocation after primary total hip arthroplasty: A multivariate analysis. J Arthroplasty 2002;17:282–288. 13. Joshi A, Lee CM, Markovic L, Vlatis G, Murphy JC. Prognosis of dislocation after total hip arthroplasty. J Arthroplasty 1998;13:17-21. 14. Pierchon F, Pasquier G, Cotten A, et al. Causes of dislocation of total hip arthroplasty: CT study of component alignment. J Bone Joint Surg Br 1994;76:45-48. 15. Robinson RP, Simonian PT, Gradisar IM, Ching RP. Joint motion and surface contact area related to component position in total hip arthroplasty. J Bone Joint Surg Br 1997;79:140. 16. Mc Auley JP, Ridgeway SR. Preoperative planning to prevent dislocation of the hip. Orthop Clin North Am 2001;32:579–586. 17. Morrey BF. Instability after total hip arthroplasty. Orthop Clin North Am 1992;23:237-248. 18. Paterno SA, Lachiewicz PF, Kelley SS. The influence of patient-related factors and the position of the acetabular component on the rate of dislocation after total hip replacement. J Bone Joint Surg Am 1997;79:1202-1210. 19. Ranawat C. Master techniques in Orthopaedic Surgery. En: Sledge C (ed.). The Hip, Philadelphia: LippincottRaven; 1998:217–238. 20. Dorr LD, Wolf AW, Chandler R, Conaty JP. Classification and treatment of dislocations of total hip arthroplasty. Clin Orthop 173:151, 1983 21. Lewinnek GE, Lewis JL, Tarr R, Compere CL, Zimmerman J. Dislocation after total hip replacement arthroplasties. J Bone Joint Surg Am 1978;60:217. 22. McCollum DE, Gray WJ. Dislocation after total hip arthroplasty. Clin Orthop 1990;261:159. 23. Jaramaz B, DiGioia III AM, Blackwell M, et al. Computer assisted measurement of cup placement in total hip replacement. Clin Orthop 1998;2354:70. 24. Wines C, McNicol D. Computed tomography measurement of the accuracy of component version in total hip arthroplasty. J Arthroplasty 2006;21(5). 26 Año 1 · Número 1 · 2015 25. Hassan DM. Accuracy of intraoperative assessment of acetabular prosthesis placement. J Arthroplasty 1998;13(1). 26. Rittmeister M, Callitsis C. Factors influencing cup orientation in 500 consecutive total hip replacements. Clin Orthop Relat Res 2006;445:192-196. 27. Reize P, Geiger EV, Suckel A, Rudert M, Wülker N. Influence of surgical experience on accuracy of acetabular cup positioning in total hip arthroplasty. Am J Orthop (Belle Mead NJ) 2008;37(7):360-363. REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 27 Comportamiento del tallo pulido cementado en el reemplazo total de cadera con 10 años de seguimiento Fernando A. Lopreite, Diego Mana Pastrián, Germán Garabano, Hernán del Sel Servicio de Ortopedia y Traumatología, Hospital Británico de Buenos Aires Correspondencia: Dr. Fernando Lopreite flopreite@hotmail.com RESUMEN Introducción: El tallo femoral pulido de geometría tricónica presenta un índice de éxito demostrado en el largo plazo. La geometría de estos tallos ha sido ideada para transferir la carga al fémur proximal, en forma progresiva, mediante un hundimiento controlado en el cemento. El objetivo de este trabajo es evaluar la evolución del comportamiento mecánico de los mismos tallos femorales en el mismo grupo de pacientes a 10 años de seguimiento promedio. Materiales y Métodos: Se evaluaron clínica y radiológicamente 40 tallos femorales pulidos cementados C-Stem (DePuy, Warsaw, Indiana, EE.UU.) implantados en 40 pacientes (2002-2005). Se realizó una evaluación observacional de una serie de casos con seguimiento en el tiempo (Nivel de evidencia IV – Clasificación Oxford). Un paciente fue excluido (falleció). De los 39 pacientes evaluados, 24 eran mujeres (61,5%) y 15, varones (38,5%). La edad promedio al momento del nuevo análisis fue de 70,59 años (rango: 47-87 años). El seguimiento promedio fue de 120 meses (rango: 104-136 meses), equivalentes a 10 años. Cabe destacar que casi el 53,8% del grupo tiene 10 o más años de seguimiento (21 casos). Se determinó, en cada caso, el estado del cementado femoral, el hundimiento del tallo y los posibles cambios en la estructura ósea del calcar femoral. Resultados: La tasa de supervivencia de los 39 tallos femorales fue del 100% a 10 años promedio. Hubo un solo caso de revisión acetabular por luxación recidivante. El hundimiento global del tallo femoral entre los 3 y los 10 años fue, en promedio, de 0,123 mm (rango: 0-1,5 mm). Todos los tallos se hundieron en algún momento de los primeros 3 años de evolución, y sólo 5 de ellos (12,8%) continuaron su hundimiento entre los 3 y los 10 años (rango: 0,5-1,5 mm). Veinticinco tallos se hundieron <2 mm (64,1%); 8, 2 mm (20,5%) y 6, >2 mm (15,3%). Al evaluar el manto de cemento, se observó que no hubo cambios en el 97,4% (38 caderas), salvo en un caso (2,56%). En cuanto a la evaluación del calcar, se evidenciaron cambios con respecto al control del tercer año en el 17,9% (7 casos). En los registros, está asentado que todos los pacientes permanecen asintomáticos y activos. Conclusión: Está claro que la geometría y la superficie de los tallos femorales cementados son lo que permiten que tengan una mayor supervivencia, y son características que deben ir en simultáneo para el adecuado funcionamiento del implante. Este estudio permite evidenciar el comportamiento a 10 años de un tallo pulido a través de la medición radiográfica del hundimiento, que ocurriría en una fase inicial, en forma más acentuada, para luego, sólo en algunos casos, continuar el hundimiento de manera cada vez más lenta. La deformación plástica del cemento junto con una geometría adecuada del tallo permite que el hundimiento sea controlado. Palabras clave: C-Stem, tallo pulido, hundimiento, cemento ABSTRACT Total hip arthroplasty with cemented polished stem. Evaluation of results at 10 years of follow-up Introduction: The polished tricone femoral stem´s geometry has a proven success rate in the long run. This special geometry has been designed to transfer the load to the proximal femur progressively in a controlled collapse into the cement mantle. The 28 Año 1 · Número 1 · 2015 aim of this study is to evaluate the mechanical behavior of the same femoral stems in the same group of patients with a median follow-up of 10 years. Materials and Methods: Forty polished cemented femoral stems (C-Stem, DePuy, Warsaw, Indiana, USA) implanted in 40 patients (2002-2005) were clinically and radiologically evaluated. An observational assessment of a case series was performed with follow-up (Level of Evidence IV - Oxford Classification). One patient was excluded (he died). Of the 39 patients evaluated, 24 were women (61.5%) and 15 were men (38.5%). The average age at the new analysis was 70.59 years (range: 47-87 years). The average follow-up was 120 months (range 104-136 months), equivalent to 10 years. Nearly 53.8% of the group has 10 or more years of follow-up (21 cases). Femoral cement status, subsidence of the stem and the possible changes in the femoral bone structure were determined in each case. Results: Survival rate was 100% at an average of 10 years. A revision was performed (only acetabular side) for recurrent dislocation. The total collapse of the femoral stem between 3 and 10 years averaged 0.123 mm (range 0-1.5 mm). All the stems in the series sank sometime in the first 3 years, and only 5 of them (12.8%) continued its collapse between 3 and 10 years (range 0.5-1.5 mm). Twenty stems subsided <2 mm (64.1%), 8 cases 2 mm (20.5%), and 6 cases >2 mm (15.3%). The assessment of the cement mantle showed that no changes occurred in 97.4% (38 hips), except in a case (2.56%). All patients are asymptomatic and active. Conclusion: It is clear that the geometry and the surface of cemented femoral stems allow to achieve an excellent survival rate. This study evidence the 10-year performance of a polished stem through the radiographic measurement of subsidence. Subsidence would occur in the early stages more steeply, and then in some cases, goes on slowly. Plastic deformation of the cement mantle together with a suitable geometry of the stem allows controlled subsidence. Key words: C-Stem, polished stem, subsidence, bone cement Introducción Desde la década de 1970, la utilización del tallo pulido cementado en el reemplazo total de cadera ha logrado buenos resultados en el largo plazo.1 El tallo femoral C-Stem (Johnson & Johnson) es un implante de geometría tricónica, con superficie pulida espejo, diseñado para la fijación cementada. El diseño tricónico pulido fue introducido en 1993, siguiendo el concepto original de Charnley del tallo pulido de lomo plano (flat back). Presenta un índice de éxito demostrado en el largo plazo, en términos de supervivencia del implante, bajo índice de revisión y buenos resultados clínicos.2-5 La geometría de estos tallos ha sido ideada para transferir la carga al fémur proximal, en forma progresiva, evitando el salteo de fuerzas hacia la porción distal del implante, con la consecuente desfuncionalización femoral proximal.6 El hundimiento y la deformidad plástica del cemento son otras características esperables del comportamiento de estas prótesis. Es conocido que no debe ser inicialmente rápido y no debería ser demasiado importante (>5 mm), ya que se lo considera falla mecánica del implante.6-10 La mejora en la calidad de la cementación (tapón distal, cementación retrógrada con pistola y presurización), con el uso de un centralizador distal, permite lograr un espesor uniforme del manto de cemento rodeando al implante, que no debe ser <2 mm,11-13 y ha dado lugar a una mejora en la supervivencia de los tallos femorales pulidos cementados.6 Este mismo grupo realizó un trabajo prospectivo publicado en 2010, en el que se evaluaba el comportamiento mecánico inicial del tallo C-Stem. El hundimiento global del tallo femoral fue, en promedio, de 1,28 mm, en un máximo de 3 años. En el primer año, el hundimiento fue de 1,16 mm; en el segundo año, de 0,32 mm y, en el tercero, de 0,045 mm. El 94,7% de las caderas presentó algún cambio radiológico a nivel del calcar femoral (Figura 1).14 Figura 1. Controles radiográficos: posoperatorio inmediato, al año y a los 3 años de la cirugía. Nótese el adelgazamiento del calcar en la figura de la derecha. El objetivo de este trabajo es evaluar la evolución del comportamiento mecánico de los mismos tallos femorales en el mismo grupo de pacientes a 10 años de seguimiento promedio. REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 29 Materiales y Métodos Se evaluaron clínica y radiológicamente 40 tallos femorales pulidos cementados C-Stem (DePuy, Warsaw, Indiana, EE.UU.) implantados en 40 pacientes, operados consecutivamente por el mismo cirujano (F.A.L.), entre octubre de 2002 y mayo de 2005, en nuestro Hospital. Se realizó una evaluación observacional de una serie de casos con seguimiento en el tiempo (Nivel de evidencia IV – Clasificación Oxford). De los 40 pacientes incluidos en este análisis, uno fue excluido por no cumplir con el seguimiento mínimo (fallecimiento). Entre los 39 pacientes evaluados, 24 eran mujeres (61,5%) y 15, hombres (38,5%). La edad promedio al momento del nuevo análisis fue de 70.59 años (rango: de 47 a 87 años). La demanda funcional se evaluó sobre la base de la actividad laboral actual. En la publicación anterior, se agruparon de la siguiente manera: A. Jubilado (15 casos, 37,5%), B. Trabajo de escritorio (14 casos, 35%) y C. Trabajo de fuerza (11 casos, 27,5%). En la nueva evaluación, la conformación del grupo se modificó: A. Jubilado (26 casos, 66,6%), B. Trabajo de escritorio (8 casos, 20,5%) y C. Trabajo de fuerza (5 casos, 12,8%) (Tabla 1). Tabla 1. Cambios en la demanda funcional según el tiempo de seguimiento. Las patologías que motivaron la cirugía fueron: 25 coxartrosis primarias (62,5%), 8 necrosis avasculares (20%), 4 fracturas mediales de cadera (10%) y 3 coxartrosis secundaria a fractura de acetábulo (7,5%). El seguimiento promedio fue de 120 meses (rango: de 104 a 136 meses), equivalentes a 10 años. Cabe destacar que casi el 53,8% del grupo tiene 10 o más años de seguimiento (21 casos). Se determinó, en cada caso, el estado del cementado femoral, el hundimiento del tallo y los posibles cambios en la estructura ósea del calcar femoral. En cada paciente, el comportamiento del tallo fue evaluado a nivel radiográfico, siempre por el mismo observador (D.M.). Para este trabajo, se utilizaron los resultados finales de hundimiento, estado del calcar femoral y estado del cementado, obtenidos hasta los 3 años de seguimiento en el trabajo anterior. De esta manera, podemos dar continuidad a la información obtenida hasta los 40 meses de seguimiento promedio de la evaluación previa, y extenderla hasta los 113.5 30 meses actuales. Inicialmente, se usó el cuadro de Excel del trabajo previo para extraer los datos filiatorios y de análisis global de la información recolectada, y se establecieron los resultados generales obtenidos en cada caso hasta los 3 años. Estos resultados fueron comparados con los de la nueva evaluación (10 años) de las mismas variables utilizadas previamente. Los controles radiográficos empleados fueron: por un lado, el de los 3 años y este fue comparado con el último control radiográfico disponible de cada paciente, que es obtenido del control anual obligatorio solicitado a todos los pacientes operados de cualquier artroplastia. El hundimiento fue evaluado con la misma metodología que en el trabajo anterior, con una medición milimétrica efectuada en cada control radiográfico, siempre a cargo del mismo evaluador. El primer paso es el control riguroso del tamaño real para establecer que cada imagen es comparable con las demás del seguimiento. Para ello, se controla que la cabeza protésica, que siempre fue de 22,225 mm, mida 22 mm en cada una de las radiografías, la de los 3 años y la última del seguimiento. También, se tuvo en cuenta que, en la radiografía, el coxis coincida con el pubis y que estén a 2 cm de distancia, para tener una referencia de posición pelviana, y a nivel femoral, la radiografía fue tomada con ambos miembros en rotación interna de 15°. A continuación, se realizó la medición milimétrica del hundimiento y el eje del tallo femoral, y la evaluación de cambios a nivel del cementado y el calcar femoral. La técnica para medir el hundimiento del componente femoral es similar a la utilizada por otros autores, se mide la distancia en milímetros desde el extremo distal del tallo femoral hasta la punta del centralizador del sistema (Figura 2). Se confeccionó un cuadro de seguimiento en el que se registraron los cambios identificados en cada caso. Figura 2. Centralizador y capuchón de punta de tallo, utilizado como referencia para la medición radiográfica. Año 1 · Número 1 · 2015 En la evaluación del calcar femoral, se empleó una clasificación propuesta por uno de los autores (F.A.L.).14 La distancia existente entre el extremo proximal del trocánter menor y el punto proximal medial del corte del cuello femoral en la radiografía posoperatoria inmediata se define como “altura de calcar”, y se la divide en tres tercios iguales (proximal, medio y distal). Se identifican 3 tipos, según la altura medida en cada control radiográfico. De esta forma, se establecen los tipos: 1: la altura del calcar llega al tercio proximal, 2: alcanza el tercio medio y 3: sólo ocupa el tercio distal. Si se identificara un adelgazamiento de la cortical del calcar, se adiciona la letra “A” a cualquiera de los tipos antes descritos. Esto se debería a la reabsorción o “espongialización” de la cortical del calcar femoral. Para poder establecer la situación del calcar a la fecha, fue necesario revisar la radiografía posoperatoria inmediata, a fin de poder establecer la altura inicial del calcar y, luego, se definieron si existían o no cambios entre la radiografía de los 3 años y la última del seguimiento. La situación clínica de los pacientes se determinó a partir de la revisión de su historia clínica ambulatoria que, en todos los casos, fue confeccionada por el mismo cirujano (F.A.L.). De la historia se extrajeron algunos datos como: edad actual, actividad laboral actual, síntomas en la cadera operada y uso de algún tipo de asistencia para la marcha. Todos estos datos fueron recolectados en una nueva planilla de Excel para poder comparar resultados obtenidos. Resultados La supervivencia del tallo femoral C-Stem en este grupo de 39 pacientes a 10 años de seguimiento promedio fue del 100% hasta el momento de la evaluación. Un paciente de la serie requirió una revisión sólo del lado acetabular, por una luxación recidivante, cuyo episodio inicial se presentó a los 5 años del posoperatorio con inestabilidad por debilidad muscular. La revisión se practicó a los 5 años de la cirugía primaria y se le colocó un cotilo tripolar. El hundimiento global del tallo femoral entre los 3 y los 10 años fue, en promedio, de 0,123 mm (rango: de 0 a 1,5 mm). Debemos destacar dos situaciones: la primera es que el 100% de los tallos de la serie se hundieron en algún momento de los primeros 3 años de la evolución, y la segunda es que sólo 5 de ellos (12,8%) continuaron hundiéndose entre los 3 y los 10 años (rango: de 0,5 a 1,5 mm), los restantes 34 casos se estabilizaron al tercer año y no siguieron hundiéndose. De los 39 tallos evaluados a 10 años de seguimiento promedio, 25 se hundieron <2 mm (64,1%); 8, 2 mm (20,5%) y los restantes 6, >2 mm (15,3%). Entre los 6 que se hundieron >2 mm, 3 lo hicieron 3 mm o más. Los 5 tallos que continuaron hundiéndose entre los 3 y los 10 años tienen 10 años de seguimiento o más. Estos componentes se hundieron, en total, 1 mm, 2 mm, 2,2 mm, 3 mm y 3,6 mm, respectivamente. Dos de ellos forman parte de los 3 tallos que más se hundieron, pero los restantes 3, si bien continuaron hundiéndose, lo hicieron en forma similar al promedio general. Se registraron 3 casos que se hundieron >2 mm hasta el tercer año y ninguno de ellos continúo su hundimiento luego, incluso uno de ellos se hundió 3,5 mm hasta el tercer año y, luego, al evaluarlo al décimo año, el hundimiento había progresado. En el seguimiento radiográfico, no se observó ningún tipo de cambio evidente a nivel del eje del tallo femoral. Al evaluar el manto de cemento, se notó que no hubo cambios en el 97,4% (38 casos), pero, en uno (2,56%), se pudo observar un foco de osteólisis en zona 4 de Grüen, en el control del décimo año. En este paciente, el tallo continuó hundiéndose durante todo el seguimiento, llegó a un total de 3 mm a los 10 años. En cuanto a la evaluación del calcar, se evidenciaron cambios con respecto al control del tercer año en el 17,9% (7 casos). Los cambios radiológicos estuvieron determinados por remodelación o reabsorción del calcar. En 4 casos, la reabsorción se extendió hasta dos tercios de su altura y, en los 3 restantes, se observó un adelgazamiento cortical. No se determinó ninguna falla clínica en este grupo de pacientes, durante este período. En los registros, está asentado que el 100% permanece asintomático y activo. En 3 de ellos, se agregó un suplemento (bastón) en la marcha por inestabilidad de causa neurológica, son mujeres de 79, 82 y 84 años, sin signo de Trendelenburg, pero que utilizan un bastón por inseguridad en la marcha. Discusión Cuando se realiza una artroplastia total de cadera, se modifican tanto la función como la estructura del fémur proximal y el acetábulo, y es muy importante entender este concepto al analizar el diseño de un implante protésico que influirá en su comportamiento mecánico y sus resultados, acorde al principio de la ley de Wolff.15 Está claro que la geometría y la superficie de los tallos femorales cementados son las que permiten que tengan una mayor supervivencia, y son características REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 31 que deben ir en simultáneo para el adecuado funcionamiento del implante. Se ha comprobado que la condición de pulido en los tallos cementados mejora su supervivencia al disminuir la formación de partículas metálicas y de cemento liberadas a la articulación, producto de la fricción en dicha superficie por micromovimiento.1,16 En lo que concierne a la migración, los tallos cementados de superficie mate que migran más de 0,4 mm a los 2 años presentan una alta incidencia de falla.17 Alfaro-Adrian y cols.,18 en una evaluación de tallos cementados pulidos versus mate, encontraron que los primeros migran 3 veces más rápido que los segundos, y que la migración es de entre 1 y 2 mm en el primer año. En nuestra serie, publicada en 2010, en la que evaluamos prospectivamente el comportamiento de 40 tallos pulidos triple cono (C-Stem), observamos un hundimiento promedio de 1,16 mm en el primer año, de 0,32 mm en el segundo y de 0,045 mm en el tercero. Esta migración ocurrió en la interfase cemento-tallo.14 Crawford y cols.19 evaluaron, en laboratorio, el fluido líquido en la interfase cemento-tallo entre componentes rugosos y pulidos, sometiéndolos a carga cíclica, y observaron que ningún tallo rugoso pudo evitar la circulación del fluido sinovial en dicha interfase, que está sellada en el caso de los tallos pulidos al hundirse estos, con la consiguiente disminución de circulación de líquido sinovial. El no sellado de la interfase tallocemento permite la circulación de partículas de metal, cemento y polietileno, y en aquellos sectores donde la calidad del cementado es inadecuada (contacto directo del implante con el hueso), se producirá el contacto de estas partículas con el hueso y la reacción inflamatoria, con la consecuente generación de cavidades osteolíticas.20 Middleton y cols.21 y Howie y cols.22 compararon series de pacientes con tallos mate y pulidos, y ambos hallaron que algunos tallos mate debieron ser revisados por aflojamiento aséptico, mientras que esto no ocurrió con ninguno de los tallos pulidos. Los resultados clínicos exitosos a largo plazo utilizando la artroplastia de baja fricción de Charnley han permitido identificar al salteo de fuerzas en el fémur proximal como una complicación por tener en cuenta en el seguimiento prolongado. Para solucionar este problema y mejorar la transferencia de carga al fémur proximal, se diseñó el tallo pulido de triple cono (C-Stem, Johnson & Johnson).23 La geometría de los tallos de doble y triple cono (Exeter y C-Stem, respectivamente) permite transferir las tensiones de carga al fémur proximal, evitando, en teoría, la desfuncionalización de este sector.17,21,23,24 La 32 ausencia de un collar de apoyo en el calcar hace posible que el tallo migre distalmente, encajando y sellando la interfase prótesis-cemento. El hundimiento controlado dentro del manto de cemento no sólo sella la interfase, sino que también permite mejorar la estabilidad del implante axialmente y en el plano torsional.25,26 En la serie publicada por este mismo grupo, en 2010, se pudo evidenciar el comportamiento inicial del tallo C-Stem en 40 casos, a través de controles radiográficos en los que se midió manualmente su hundimiento progresivo. Este hundimiento ocurrió en una fase inicial, en forma más acentuada, para luego ir disminuyendo hasta llegar al tercer año. La evolución del calcar femoral mostró cambios en el 94,7% de los casos, que correspondieron a algún grado de remodelación con afinamiento cortical. No se observó reabsorción completa del calcar en ningún caso. Actualmente, el tallo C-Stem presenta una tasa de supervivencia demostrada en el largo plazo. En 2013, Wroblewski y cols.23 sobre 621 caderas analizadas en las que se utilizó el tallo pulido triple cono (C-Stem) reportan una supervivencia del 100% a los 10 años y del 98,96% a los 14 años. A pesar de ello, el comportamiento definitivo en el tiempo de los tallos pulidos continúa siendo tema de controversia, sobre todo en cuanto a su estabilidad definitiva en el manto de cemento. Un hundimiento considerable o rápido se asocia comúnmente a un factor predictivo de aflojamiento, y la migración progresiva es interpretada como aflojamiento femoral.7-10 La evaluación radiográfica por análisis radioestereométrico (digital) es, hoy en día, el método más preciso para valorar el movimiento de un implante. Las mediciones por este método son aproximadamente 10 veces más precisas que las manuales. Además, tienen el complemento de que la valoración se realiza en las 3 dimensiones del espacio. Esto es muy importante si se considera que las fuerzas que atraviesan la cadera tienden a provocar la rotación interna del implante, y que es una causa conocida de aflojamiento mecánico.27 Si bien la medición digital parece ser más precisa, está condicionada a la experiencia de quien establece los parámetros en el programa de la computadora. La medición milimétrica manual en estudios radiográficos comparables es menos variable que la digital en la comparación interobservador, y continúa siendo un método de validez.28,29 Murray y cols.30 reportan la migración progresiva de un tallo pulido doble cono a lo largo de 10 años. Por análisis radioestereométrico establecen que la migración es una combinación de hundimiento y rotación interna; Año 1 · Número 1 · 2015 sostienen que la migración es más rápida al inicio (primeros 3 meses) y, luego, se enlentece, pero no se detiene. Comunican un hundimiento promedio de la punta del tallo de 1,28 mm en 10 años, pero 0,36 mm ocurrieron entre los 2 y los 10 años. La migración total de la cabeza fue de 1,91 mm a los 10 años, pero 1,09 mm ocurrieron entre los 2 y los 10 años. La observación de que la migración distal es progresiva, pero lenta sugiere que no es mediada por una fractura en el cemento, sino por la expansión progresiva y la deformidad plástica del manto, y la compresión de la interfase cemento-hueso, pero con un manto de cemento sano y funcionando correctamente (Tabla 2).31 Tabla 2. Resultados del hundimiento en el tiempo En nuestra serie, pudimos observar al igual que Wroblewski y cols., que el tallo C-Stem tiene una supervivencia del 100% a los 10 años de seguimiento. En coincidencia con el concepto de Murray y cols., fue posible comprobar que el tallo pulido continúa su hundimiento pasados los 2 o 3 años de implantado, aunque lo hace de una manera más lenta. En nuestra serie, el hundimiento global del tallo femoral entre los 3 y los 10 años fue, en promedio, de 0,123 mm. Cabe destacar que, de los 39 casos evaluados, sólo 5 (12,8%) continuaron hundiéndose entre los 3 y los 10 años (rango: de 0,5 a 1,5 mm), los restantes 34 casos parecen haberse estabilizado al tercer año. No es posible saber si alguno de esos 34 casos tuvo algún tipo de hundimiento en una magnitud que no se pudiese mensurar por el método manual. Todos los pacientes permanecían asintomáticos hasta el último control. Será necesario evaluar con mayor tiempo de seguimiento cuáles son las consecuencias de este hundimiento, al parecer controlado, en estos tallos femorales que aún no han tenido complicaciones, y si la estabilidad torsional termina siendo un factor de falla definitiva. Las limitaciones de este trabajo son: el número de casos evaluados y la medición radiográfica efectuada con técnica manual. Los puntos a favor son: trabajo prospectivo, adecuado seguimiento por 10 años, el mismo cirujano y el mismo observador en todos los casos, no hay bibliografía nacional disponible y es un tema de controversia actual en el marco internacional. Conclusiones Está claro que la geometría y la superficie de los tallos femorales cementados son condiciones fundamentales que permiten una mayor supervivencia, y son características que deben ir en simultáneo para el adecuado funcionamiento del implante. Este estudio permite evidenciar el comportamiento a 10 años de un tallo pulido a través de la medición radiográfica manual del hundimiento, que ocurriría en una fase inicial, en forma más acentuada, para luego, sólo en algunos casos, continuar hundiéndose, de manera cada vez más lenta. La deformación plástica del cemento junto con una geometría adecuada del tallo permite que el hundimiento sea controlado y limitado en el tiempo. Bibliografía 1. Loudon JR, Charnley J. 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El objetivo de este trabajo fue evaluar nuestra experiencia con anillos de reconstrucción en defectos acetabulares de tipos 3 y 4 de la clasificación de la AAOS. Materiales y Métodos: Catorce pacientes presentaban defectos acetabulares de tipos 3 y 4, en los que se utilizaron anillos de reconstrucción e injerto óseo fragmentado y estructurado. Se emplearon anillos de reconstrucción de Müller, Ganz y BurchSchneider. Los métodos de estudio fueron: escala clínica de Merle d´Aubigné-Postel, evaluación de posición acetabular de Johnston, radiolucencia cotiloidea de Hodgkinson, incorporación de aloinjertos de Gerber y evaluación del aflojamiento radiográfico según los criterios de Gill. Resultados: Los valores medios preoperatorios de la escala de Merle d´Aubigné-Postel fueron 2,1 para el dolor; 3,4 para la marcha y 3,5 para la movilidad. Los valores medios a la revisión fueron 5,5 para el dolor; 5,4 para la marcha y 5,2 para la movilidad. De acuerdo con los criterios de Gerber, hubo una reabsorción del injerto grave y dos leves. Al aplicar los criterios de Gill, hubo un paciente con aflojamiento del implante y dos con aflojamientos posibles. Conclusiones: En revisiones de artroplastias totales de cadera con defectos acetabulares de tipos 3 y 4, recomendamos el uso de anillos de Burch-Schneider y de Ganz, que permiten que los injertos estén sometidos a menor estrés, una rápida incorporación y un mejor resultado final. Palabras clave: Artroplastia, cadera, anillos, estabilidad, injerto óseo ABSTRACT Rings for acetabular reconstruction in revision hip arthroplasty Introduction: The number of revisions and re-revisions in total hip arthroplasty is increasing. The acetabular surgery is the main cause of revision for aseptic loosening of the implant frequently accompanied by loss of bone stock, requiring bone grafting and rings for acetabular reconstruction. The aim of this study was to evaluate our experience with rings for reconstruction of type 3 and 4 acetabular defects (AAOS classification). Materials and Methods: Fourteen patients had type 3 and 4 acetabular defects, in which reconstruction rings and fragmented and unstructured bone graft were used. The following reconstruction rings were used: Müller, Ganz and Burch-Schneider. Study methods included Merle d´Aubigné-Postel clinical scale, Johnston evaluation of acetabular positioning, Hodgkinson evaluation of acetabular radiolucency, Gerber allograft incorporation and radiographic loosening according to Gill criteria. Results: The preoperative mean values of the Merle d’Aubigné-Postel scale were 2.1 for pain; 3.4 for gait and 3.5 for mobility. The mean values to revision were 5.5 for pain; 5.4 for gait and 5.2 for mobility. According to Gerber criteria, there was a severe graft resorption and two minor graft resorptions. Gill criteria showed one patient with implant loosening and two possible loosening. Conclusions: In revision total hip arthroplasty with type 3 and 4 acetabular defects we recommend Burch-Schneider and Ganz rings, because grafts are subjected to less stress, and they allow a rapid incorporation and better result. Key words: Arthroplasty, hip, ring, stability, bone graft REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 35 Introducción La artroplastia total de cadera primaria ha sido uno de los procedimientos quirúrgicos que han cambiado la calidad de vida de los pacientes que sufren diferentes dolencias ortopédicas y traumáticas de la cadera en los últimos 50 años. Sin embargo, el número de revisiones y re-revisiones va en aumento, así como su grado de complejidad, y la cirugía acetabular es la principal causa de revisión de los componentes protésicos por aflojamiento aséptico. La reconstrucción acetabular en la artroplastia de revisión de cadera continúa siendo un procedimiento técnicamente difícil con un alto índice de fallos y complicaciones, lo cual plantea mayores y nuevos retos, debido al mayor número de cirugías de reemplazo articular, a la menor edad en que se realizan y al aumento en la expectativa de vida de los pacientes.1 Algunas de las indicaciones para la revisión acetabular son: aflojamiento aséptico, infección, osteólisis, desgaste e inestabilidad, y la migración acetabular es la principal causa de exploración quirúrgica junto con la pérdida de stock óseo que esta trae aparejada. Existen diversas clasificaciones de los defectos acetabulares, entre las más utilizadas, se encuentra la de Paprosky y cols.2 en la cual el defecto del acetábulo se clasifica en tres categorías sobre la base de la integridad de la línea de Köhler, la osteólisis de la lágrima, la osteólisis del isquion y la migración del componente acetabular. Otra clasificación empleada es la de la American Academy of Orthopaedic Surgeons (AAOS),3 descrita por D´Antonio, la cual señala cuatro tipos de defectos según el patrón y la localización del defecto óseo: tipo 1, defecto segmentario, sin pérdida sustancial de soporte óseo; tipo 2, defectos contenidos o cavitarios de hueso; tipo 3, pérdida ósea no contenida con defecto acetabular <50%, el cual es segmentario y puede involucrar tanto la columna anterior como posterior; tipo 4, pérdidas de soporte óseo no contenidas ≥50%, afectan ambas columnas y puede estar asociado a discontinuidad pelviana; el tipo 5 es la artrodesis. Esta clasificación es la que se utiliza en nuestro Centro de trabajo y si bien, a nuestro entender, es la más práctica, no plantea soluciones posibles. Los propósitos de la cirugía de revisión acetabular son mejorar el stock óseo, restaurar la anatomía y proporcionar una fijación estable para el nuevo componente acetabular. El empleo de anillos de protección acetabular e injertos óseos permite crear un soporte óseo anatómico donde se alojará el cotilo de revisión.4 36 El objetivo de este trabajo fue evaluar nuestra experiencia con anillos de reconstrucción en defectos acetabulares de tipos 3 y 4 de la clasificación de la AAOS. Materiales y Métodos Se llevó a cabo una revisión retrospectiva de los defectos acetabulares tratados en nuestro Centro, con el uso de la clasificación de la AAOS para evaluarlos. Se realizaron 48 recambios protésicos por defectos acetabulares. Al evaluar a los pacientes, 2 habían sido sometidos a una artroplastia de resección por procesos sépticos activos, 6 habían fallecido, a 9 fue imposible localizarlos y 17 tenían defectos 1 y 2 tratados mediante revisiones cementadas y no cementadas, y no requerían la ayuda de otro tipo de implante de soporte.5 Los 14 restantes presentaban defectos acetabulares de tipos 3 y 4 de la clasificación de la AAOS, en los que se utilizaron anillos de reconstrucción e injerto óseo fragmentado y estructurado. Los anillos de reconstrucción utilizados fueron los de Müller, Ganz y Burch-Schneider. El anillo de Müller6 es de titanio y se presenta modelado como el techo anatómico del acetábulo para reforzar la región de estrés de la articulación. El anclaje se realiza al hueso sin cemento, se inserta en el acetábulo con un ligero press-fit y se asegura con 3-5 tornillos. El anillo de Ganz7 tiene la característica de poseer un gancho que se inserta en la escotadura acetabular para garantizar un reposicionamiento preciso del centro de la articulación. El implante es de titanio, con superficie rugosa en contacto con el hueso. El gran número de agujeros para tornillos ofrece múltiples opciones para una óptima fijación primaria. La aleta craneal permite puentear el defecto superior y proteger el injerto del hueso impactado. El gancho y la aleta son deformables para la adaptación al hueso. El anillo de refuerzo para revisiones de Burch-Schneider8 es de titanio y permite tratar los defectos acetabulares restableciendo el centro de rotación original. Asegura la fijación a hueso intacto, la aleta superior se fija al íleon a través de tornillos y la inferior se impacta en el isquion. Todos los procedimientos estuvieron a cargo del mismo equipo quirúrgico y se efectuó una evaluación clínica y radiográfica en el posoperatorio inmediato, a los 6 meses y, luego, anualmente. Nueve mujeres y 4 hombres (un caso bilateral) fueron sometidos a cirugía. La media de la edad era de 62 años (mín. 52 años, máx. 78 años), el peso corporal medio era de 68,6 kg (mín. 55 kg, máx. 95 kg) y el seguimiento medio fue de 48 meses (mín. 14 meses, máx. 96 meses). El diagnóstico que llevó a la cirugía primaria fue coxartrosis (7 casos), necrosis avascular cefalofemoral (4 Año 1 · Número 1 · 2015 casos) y fracturas (3 casos). Los anillos utilizados fueron los de Müller (3 pacientes), de Ganz (3 pacientes) y de Burch-Schneider (8 pacientes). El estado clínico valoró el dolor, la función y la movilidad mediante la escala de Merle d’Aubigné-Postel.9 Se consideró fracaso clínico si había dolor (de grado ≤4) o ante una re-revisión. El dolor en el muslo no se consideró como signo de fracaso clínico del acetábulo, mientras que el dolor en el glúteo o en la ingle se consideró como signo de fracaso clínico por aflojamiento del componente acetabular. En la evaluación radiológica, la posición del componente acetabular10 se determinó utilizando la altura de la cúpula llamada distancia A, la distancia horizontal entre la cúpula y la lágrima de Köhler, llamada distancia B y el ángulo acetabular trazando una tangente a la imagen en lágrima. Los puntos más proximales de los orificios obturadores fueron tomados como referencia cuando la lágrima de Köhler no era visible. Las líneas radiotransparentes alrededor de la cúpula fueron valoradas de acuerdo con las zonas de DeLee y Charnley.11 Para facilitar esto, se utilizó la clasificación de Hodgkinson y cols.:12,13 tipo 0, cuando no existían líneas transparentes de ningún grosor; tipo I, líneas radiotransparentes, independientemente del grosor, en la zona 1; tipo II, líneas radiotransparentes en las zonas 1 y 2; y tipo III, líneas radiotransparentes en las tres zonas acetabulares. Otro ítem para destacar cuando se utilizan aloinjertos es su incorporación. Para ello, hemos tenido en cuenta los conceptos de Gerbery y cols.14 quienes observaron que la remodelación suele ser más lenta, de modo que el simple estudio radiográfico resulta de limitada utilidad para valorar su estado de incorporación. Por lo tanto, una reabsorción inferior a un tercio del injerto se consideró como menor; entre un tercio y la mitad del injerto, como moderada; y más de la mitad del injerto, como grave. Para evaluar el aflojamiento radiográfico, se utilizaron los criterios de Gill15 que establecen tres tipos de aflojamientos: Aflojamiento de tipo III: ruptura de tornillos, migración acetabular >5 mm, modificación del ángulo del anillo >5°, radiolucencia medial, superior o alrededor de los tornillos. Aflojamiento probable de tipo II: radiolucencia progresiva medial o superior. Aflojamiento posible de tipo I: radiolucencia no progresiva y no alrededor de los tornillos. Otro elemento de evaluación fue si existían diferencias en los resultados según el empleo de anillos de reconstrucción de Müller, Ganz o Burch-Schneider. Técnica quirúrgica Abordaje posterolateral. Incisión de piel, tejido celular subcutáneo y fascia. Se realiza la artrotomía y la luxación de la cadera. Después de retirar el componente acetabular y el cemento, se extirpa cuidadosamente la membrana de la interfase y se remite material para cultivo directo, diferido, recuento de leucocitos intraoperatorio y anatomía patológica. Se evalúa el defecto acetabular por visualización, palpación y copas de prueba acetabular. Una vez comprobada la correcta estabilidad femoral y, en caso de aflojamiento, se realiza el recambio correspondiente, utilizando siempre vástagos femorales no cementados de tipo Wagner. Posteriormente, se procede al fresado acetabular respetando la estructura ósea remanente. El aloinjerto se descongela con solución salina tibia con el aporte de 2 g de vancomicina. Si se usan aloinjertos estructurados, se prefieren las cabezas femorales de varones o mujeres premenopáusicas, o cóndilos femorales, que se tallan con sierra oscilante; es útil para el moldeado contar con una hemipelvis plástica esterilizada. Luego, se utilizan dos o tres tornillos maleolares para la fijación del injerto. A continuación, se procede al aporte de aloinjerto fragmentado impactado de 0,5 x 0,5 cm y su impactación con instrumental ad hoc, a fin de rellenar defectos centrales. Colocación del anillo de reconstrucción tratando de respetar la biomecánica y el centro de rotación. Fijación del anillo con 3 tornillos ilíacos e introducción de la aleta en el isquion o la aleta en el agujero obturador en caso del anillo de Ganz. Cementado de cotilo con la orientación adecuada sin tener en cuenta la dada al anillo, a fin de mejorar la estabilidad del implante. Recambio de la cabeza femoral y reducción de artroplastia total. En los casos de disrupción pelviana, se efectuó osteosíntesis con placa de reconstrucción pelviana (AO Synthes). El drenaje se retiró a las 24 horas. Se indicó antibioterapia con cefazolina 1 g cada 6 horas, por 48 horas. La profilaxis tromboembólica se realizó con movilización precoz, vendaje elástico de ambos miembros inferiores y aplicación subcutánea de enoxaparina por 30 días. El plan de rehabilitación consistió en autorización a sentarse a las 24 horas y a ponerse de pie a las 48 horas, sin carga del miembro inferior. A los 20 días, comenzó con hidroterapia y la carga progresiva en piscina climatizada. A las 6 semanas, se aconsejó REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 37 marcha a cuatro puntos y, a las 8 semanas, marcha con bastón canadiense hasta su retiro a las 12 semanas. Resultados No hubo infecciones; un paciente a quien se le había colocado un anillo de Müller debió someterse a un recambio a los 18 meses por un anillo de BurchSchneider, a causa del aflojamiento aséptico del primero. A un paciente con insuficiencia renal se le realizó doble abordaje (posterolateral y abdominal), a fin de separar los vasos y extraer el cemento óseo intrapelviano. Los valores medios preoperatorios de la escala de Merle d´Aubigné-Postel fueron 2,1 para el dolor; 3,4 para la marcha y 3,5 para la movilidad. Los valores medios a la revisión fueron 5,5 para el dolor; 5,4 para la marcha y 5,2 para la movilidad. El ángulo de inclinación acetabular media fue de 47,3 en el posoperatorio inmediato y de 49,7 en la última evaluación. La distancia A fue de 28,5 mm en el posoperatorio y de 26,5 mm en la última revisión. La distancia B fue de 32 mm poscirugía y de 34,1 mm en la revisión. En el examen radiográfico, al evaluar las zonas radiolúcidas, de acuerdo con la clasificación de Hodgkinson, se apreciaba lo siguiente: tipo 0 (11 casos), tipo 1 (1 caso) y tipo 3 (2 casos). Al aplicar los criterios de Gill, hubo un paciente con aflojamiento a quien se le efectuó el recambio correspondiente, y dos con aflojamientos posibles, hoy asintomáticos. De acuerdo con los criterios de Gerber, hubo una reabsorción del injerto grave y dos leves. Discusión La revisión del componente acetabular de la artroplastia total de cadera sigue siendo un tema de difícil solución,16 más aún cuando existe una pérdida grave de la reserva ósea, y los objetivos de la reintervención son proporcionar una superficie de apoyo estable, restaurar la anatomía normal y la longitud de la extremidad inferior. En defectos menores, grados I y II de la clasificación de la AAOS, el reborde acetabular mantiene la función de soporte, por lo que el uso de componentes no cementados permite un contacto directo con hueso bien vascularizado o el uso de aloinjertos fragmentados asociados a componentes cementados, donde en ambos casos, observamos que la estabilidad y fijación del implante son similares a las obtenidas en la cirugía primaria.17,18 38 Sin embargo, en grandes defectos, la mayoría de las series publicadas muestran malos resultados cuando se emplean cúpulas sin cementar asociadas a injertos estructurales en defectos acetabulares >50%,19,20 ya que el reborde acetabular no tiene función de soporte, la cantidad de contacto directo entre el hueso sano y el cotilo es limitada, la osteointegración es difícil de conseguir, por lo que deben añadirse anillos metálicos asociados a aloinjertos esponjosos y cotilos cementados. A diferencia de lo que sucede en el aloinjerto cortical, durante la fase de revascularización, la estructura abierta del aloinjerto esponjoso permite una invasión más rápida de la vascularización, por lo que la sustitución de hueso tiene lugar sin que se debilite mecánicamente el aloinjerto esponjoso.21 Diferentes series refieren la completa sustitución de injerto esponjoso por hueso neoformado.22 Otra ventaja del injerto triturado y compactado es su fácil adaptación a las irregularidades que muestra el defecto acetabular, por lo que su relleno y su resistencia son mayores, es decir que el aporte de aloinjerto esponjoso fragmentado solucionaría el defecto óseo y reconstituiría la lesión pelviana para futuras revisiones. La controversia con el uso o no de anillos es muy amplia. Boldt y cols.22 analizaron una serie de reconstrucciones acetabulares realizadas con injerto molido e impactado y tuvieron fallas radiológicas con migraciones >4 mm sólo en los casos de tipo III de la clasificación de Paprosky, al tercero y cuarto años posoperatorios. Los grandes defectos acetabulares reconstruidos sólo con cemento han evolucionado con aflojamiento precoz. Harris y cols., 23,24 utilizando cabezas femorales congeladas con copas cementadas sin anillo de refuerzo, obtuvieron un 100% de éxito a los 3.6 años, que descendió al 54% a los 8 años y al 32% a los 13 años; por ello, proponen colocar el centro de rotación de la cadera elevado con cotilo no cementado para evitar el uso de injerto estructurado. Las principales desventajas de este método son: un centro de rotación elevado que puede requerir formas especiales de reconstrucción femoral para recuperar la longitud del miembro inferior, inestabilidad del implante, diámetro pequeño de la cúpula acetabular y la no recuperación del stock óseo perdido. Por otra parte, Ranawat, en su serie de 24 pacientes con defectos acetabulares de tipos III y IV, de 4 años de evolución media, tratados con cotilos de tipo jumbo, obtuvo buenos resultados clínicos y de osteointegracion. Whaley y cols.25 comunicaron resultados alentadores con este tipo de caderas en un grupo de 89 artroplastias Año 1 · Número 1 · 2015 realizadas en la Mayo Clinic, con una supervivencia del 93% a los 8 años. La principal ventaja de utilizar cúpulas extragrandes es el contacto con el hueso, una superficie amplia para la fijación biológica y una mayor zona para distribuir las cargas. La desventaja es que se sacrifica más hueso para revisiones futuras y que pueden producir pinzamiento contra las estructuras blandas, especialmente con el tendón del psoas ilíaco. Loprete y cols.26 aconsejan la técnica de Sloff27,28 en defectos de tipos I y II, y recomiendan los anillos de reconstrucción acetabular para defectos de tipo III, ya que cuando no se los utilizó, los resultados fueron decepcionantes. Saleh y cols. demostraron que el uso de aloinjertos estructurales en grandes defectos acetabulares puede llegar a tener éxito en la reconstrucción acetabular siempre y cuando el injerto esté protegido con anillos de reconstrucción. Gross29 y otros autores30-32 recomiendan el empleo de injerto estructurado en combinación con injerto molido, y proteger esta reconstrucción con un anillo de refuerzo para permitir la incorporación y la remodelación. Una vez incorporado, es el injerto el que da soporte mecánico al anillo y evita la fractura por fatiga del material. Al analizar nuestros resultados hemos observado una mejoría clínica significativa en los puntajes de Merle d´Aubigné-Postel, en la mayoría de los pacientes, independientemente del anillo utilizado. Los resultados radiográficos en la incorporación del injerto y la movilización del componente acetabular han sido dispares: una perfecta incorporación del aloinjerto y un mantenimiento del centro de rotación de la cadera en los pacientes con anillos de refuerzo de Ganz y Burch-Schneider, no así cuando se colocaron los anillos de Müller. En estos casos, observamos la no incorporación de los injertos en su totalidad y un caso de revisión por aflojamiento clínico y radiográfico. La explicación radicaría en la mayor estabilidad de los anillos de Burch-Schneider y de Ganz, que determina que los injertos estén sometidos a menor estrés, una rápida incorporación y un mejor resultado final. Por lo tanto, recomendamos su utilización en defectos de tipos III y IV asociados a injerto esponjoso impactado. En la actualidad, el metal trabecular33 seguramente permitirá resolver numerosos problemas que vayan surgiendo en las artroplastias de revisión asociadas a defectos acetabulares, con la posibilidad de eliminar el uso de aloinjertos estructurales y proporcionar una estructura que consiga una fijación más biológica que mecánica. Bibliografía 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. Gross AE, Duncan CP, Garbuz D, et al. Revision arthroplasty of the acetabulum in association with loss of bone stock. Instr Course Lect 1999;48:57. Paprosky WG, Perona PG, Lawrence JM. Acetabular defect classification and surgical reconstruction in revision arthroplasty. A 6-year follow-up evaluation. J Arthroplasty 1994;9(1):33. D’Antonio JA, Capello WN, Borden LS, et al. Classification and management of acetabular abnormalities in total hip arthroplasty. Clin Orthop 1989;(243):126. 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El diagnóstico temprano es el pilar fundamental ante la necesidad de retrasar la opción más radical de tratamiento, la artroplastia. Se han descrito dos tipos morfológicos como causas del atrapamiento femoroacetabular: lesión de tipo CAM, femoral, caracterizada por un trastorno de la esfericidad cefálica y cervical, y lesión PINCER, acetabular, causada por un trastorno de cobertura, ambas generan limitaciones en el rango óptimo de la movilidad. Se analizan las modalidades diagnósticas y alternativas en el tratamiento quirúrgico: técnica de luxación controlada, miniabordaje anterior y técnica artroscópica. Palabras clave: Cadera, artrosis, choque femoroacetabular, diagnóstico, tratamiento ABSTRACT Femoroacetabular conflicts. Treatment alternatives Femoroacetabular conflict has proven to be the most frequent cause of hip pain in young active adults. Biomechanical principles implicated in the development of osteoarthritis are based on transmission of forces through the surface joint, initiating the cartilage degeneration due to overload. Early diagnosis is the mainstay because of the need to delay the more radical therapeutic option, the arthroplasty. Two morphological types have been described as the etiology of femoroacetabular impingement: femoral CAM type injury, characterized by a disorder of the cephalic and cervical sphericity, and acetabular PINCER lesion, caused by a coverage disorder; both generate constraints in the optimal range of motion. Diagnostic and alternative modalities are discussed in the surgical treatment: controlled dislocation, mini-anterior approach and arthroscopic technique. Key words: Hip, osteoarthritis, femoroacetabular impingement, diagnosis, treatments REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 41 Introducción Durante la última década, se han producido avances importantes en el conocimiento y la comprensión del pinzamiento femoroacetabular como factor causal del dolor de cadera y el consecuente desarrollo de artrosis. A partir de los trabajos anatómicos de Ganz, el síndrome de fricción femoroacetabular toma preponderancia en la escena científica de la etiopatogenia de la artrosis primaria de la cadera. El impingement o choque femoroacetabular se define como un conflicto de espacio entre la cabeza-cuello femoral y el borde acetabular, fundamentalmente al realizar los movimientos de flexión, aducción y rotación interna de la articulación coxofemoral. Este hecho puede producir lesiones del labrum y del cartílago adyacente desencadenando el proceso degenerativo. Dos mecanismos son los responsables de este conflicto. Origen femoral CAM El CAM o efecto leva es ocasionado por la presencia de una alteración en la esfericidad de la unión cabeza/cuello femoral donde el radio de curvatura es mayor que su homónimo acetabular. La repetición del movimiento causará un cizallamiento a nivel condrolabral con deslaminación o despegamiento del cartílago acetabular y lesión labral generalmente a nivel anterosuperior del reborde acetabular. La deformidad femoral puede ser secundaria a la enfermedad de Legg-Perthes-Calvé o deslizamiento epifisario femoral proximal; sin embargo, la mayoría de los pacientes no tiene un antecedente de trastornos de cadera en la infancia,1 quienes son encuadrados como de carácter idiopático (Figura 1). Figura 1. Origen femoral CAM Origen acetabular PINCER El efecto pinza (PINCER) es causado por un exceso de cobertura de la cabeza femoral por parte del acetábulo, lo que provoca el choque precoz y disminuye el rango óptimo de movilidad. La repetitividad del movimiento fisiológico puede conducir, además de a las lesiones 42 del labrum y cartílago, a una reacción ósea heterotópica y así aumentar la restricción del movimiento. En general, está asociado a casos de retroversión acetabular, en los que el impingement es anterior o por coxa profunda y el conflicto es circunferencial (Figura 2). Figura 2. Origen acetabular PINCER En los últimos 10 años, en nuestro Centro, hemos recorrido diferentes alternativas en el tratamiento de esta patología, tomando como punto de partida la técnica de Ganz, luego la vía anterior divulgada por Ribas y, en los últimos años, realizamos el tratamiento de manera artroscópica. El objetivo de este trabajo fue evaluar nuestros resultados con las diferentes vías de abordaje, y valorar la recuperación y satisfacción de los pacientes. Materiales y Métodos Se evaluaron, en forma retrospectiva, los pacientes con diagnóstico de impingement femoroacetabular operados mediante las diferentes técnicas utilizadas, desde 2003 hasta diciembre de 2012. Las técnicas quirúrgicas fueron luxación controlada de cadera, miniabordaje anterior sin luxación y artroscopia en posición supina. En este período, se intervinieron 62 caderas con luxación controlada bajo la técnica de Ganz en 60 pacientes, 2 casos eran bilaterales. El seguimiento incluyó a 52 pacientes (53 caderas). Ochos se perdieron en el seguimiento, por cambio de domicilio o incumplimiento de las entrevistas programadas. Del total de los pacientes controlados, 39 eran hombres y 13, mujeres, con una media de la edad en el momento de la cirugía de 32 años (rango de 17 a 51 años). Las causas que llevaron al tratamiento fueron secuelas de enfermedad de Perthes (9 pacientes), en los que se realizó además de la osteoplastia cervicocefálica, el alargamiento relativo del cuello en 6 oportunidades; deslizamiento epifisario femoral proximal (grado III) (3 casos), en quienes se utilizó la técnica de Dunn modificada; necrosis ósea bilateral como secuela de tratamiento por astrocitoma con signos de atrapamiento Año 1 · Número 1 · 2015 femoroacetabular (un caso, 2 caderas), en el que se realizó, además de la remodelación cervicocefálica, mosaicoplastia con aloinjerto masivo, y de origen idiopático (39 pacientes). Catorce pacientes fueron tratados con la técnica de miniabordaje anterior sin luxación (Smith-Petersen modificado), todos con diagnóstico de síndrome femoroacetabular de carácter idiopático. El seguimiento fue posible en todos los pacientes. En el 50% de estos casos, se utilizó, en forma combinada, la inspección artroscópica como método de inicio en la técnica.2 Cuarenta y siete pacientes (48 caderas) fueron tratados con técnica artroscópica, todos con diagnóstico de síndrome femoroacetabular idiopático. La media de la edad era de 28 años (rango de 19 a 46 años). Catorce eran mujeres, el 60% presentaba lesión del labrum sin compromiso femoral, y 33 varones, el 70% tenía lesión de tipo CAM y el 30% eran combinadas. El diagnóstico preoperatorio se confirmó mediante radiografía anteroposterior, axial (Dunn modificada 45º de flexión, 20º de abducción, rotación neutra) y tomografía axial computarizada con reconstrucción tridimensional.3 Las mediciones efectuadas en estos estudios por imágenes fueron el ángulo alfa (>50º), el ángulo centro-borde evaluando cobertura cefálica y el offset cervicocefálico. Se utilizó la clasificación de Tönnis para determinar el estadio de enfermedad en el momento del tratamiento. Se recurrió a la artrorresonancia con gadolinio solo cuando existía una disociación clínico-imagenológica, como complemento, lo que permitió diagnosticar las lesiones condrales y del labrum acetabular secundarias al pinzamiento, además de evaluar la deformidad articular, con una sensibilidad del 90% y una especificidad del 91%.4,5 Para este análisis, se utilizaron el puntaje de Merle d´Aubigné que evalúa dolor, movilidad y marcha en el preoperatorio y a los 6 meses de la cirugía, y el Western Ontario and McMaster Universities Osteoarthritis Index (WOMAC) que mide la calidad de vida del paciente con relación al dolor, la movilidad y la función, mediante un puntaje del 0 al 100. Cabe aclarar que, como se señala en la literatura, esta es una patología frecuente y que grandes poblaciones de individuos que la sufren nunca han desarrollado síntomas. Por tal motivo, es de capital importancia agotar el tratamiento médico-kinésico.6 La cronología del tratamiento realizado, que se detalla a continuación, fue según la curva de aprendizaje de las diferentes técnicas quirúrgicas por parte del equipo quirúrgico. Luxación quirúrgica de la cadera La luxación quirúrgica de la cadera, tal como fue descrita originalmente por Ganz y cols.7 permite una visualización de 360º de la cabeza femoral y acceso a la cavidad cotiloidea, como así también a la parte proximal del fémur, lo que hace posible abordar diferentes enfermedades de la cadera. Mediante esta técnica se puede efectuar la reparación del labrum, la resección del reborde acetabular, la osteocondroplastia de la cabeza y el cuello femoral, el alargamiento relativo del cuello femoral, el avance trocantérico, la reducción y la fijación del deslizamiento epifisario proximal. Con el abordaje posterolateral centrado en el trocánter mayor, se arriba a la fascia y, mediante rotación interna del miembro inferior, se aborda por posterior el trocánter mayor teniendo especial reparo en la inserción del glúteo medio con su borde posterior que preserva y protege las ramas profundas de la arteria circunfleja femoral profunda.8,9 Una vez completada la osteotomía, se desliza hacia anterior el fragmento trocantérico que vincula el vasto externo con el glúteo mayor logrando exponer el plano capsular. La capsulotomía en Z deberá preservar la integridad del labrum acetabular en la rama posterior de esta incisión logrando retraer el músculo piramidal y realizando la maniobra de luxación anterior mediante flexión y rotación externa. Una vez expuesta la cabeza femoral, se identifica el límite de la giba o lesión de tipo CAM caracterizado por el cambio de coloración y estructura del cartílago femoral. Así mismo, si existiesen datos clínicoradiográficos de lesión de tipo PINCER, es posible liberar el labrum, realizar la resección de la ceja anterior y su reanclaje. Es de gran valor evaluar, mediante un movimiento de flexión y rotación interna, el rango de seguridad posterior a la osteoplastia sea femoral o acetabular. Una vez constatada la ausencia de conflicto femoroacetabular, se efectúa la reparación capsular y, luego, la osteosíntesis del trocánter mayor con la ayuda de dos tornillos corticales de 4 mm. Miniabordaje anterior sin luxación En la técnica de miniabordaje anterior (Smith-Petersen modificado) preconizada por Ribas,10,11 se realiza la incisión longitudinal hacia distal y lateral (3 cm) de la espina ilíaca anterosuperior. El primer reparo muscular es el tensor de la fascia lata que, mediante la elevación REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 43 de su fascia y abordado por medial, es lateralizado, para identificar el plano anterior capsular. Cruzando este plano, se identifica la rama ascendente de la arteria circunfleja anterior, que debe ser ligada. Para realizar la capsulotomía, los reparos son similares a los de la técnica de luxación controlada, reparando en la integridad labral en el momento de la apertura capsular. A este nivel, las palancas de Hoffman se colocarán en reborde superior e inferior cervical para obtener una completa visualización sin necesidad de liberar estructura muscular alguna. En los pacientes con lesión de tipo PINCER o combinada, se efecutó la resección acetabular en un primer tiempo junto con el reanclaje labral con arpones biodegradables (Bio-SutureTak, Arthrex, de 3 mm) para dar paso a la osteoplastia femoral. Dichas resecciones óseas se efectúan con fresas esféricas motorizadas de 5 mm, el límite superolateral es el ingreso de los vasos retinaculares y, como frontera inferior, el repliegue sinovial inferior. Una vez terminada la regularización ósea, se procede al cierre capsular con puntos reabsorbibles previa comprobación del rango de seguridad (flexión, aducción y rotación interna y flexión, abducción y rotación externa). Rutinariamente instilamos una dilución analgésica (bupivacaína, morfina, dexametasona, ketorolac) a nivel articular y en partes blandas. En el posoperatorio inmediato, se suministran antiinflamatorios no esteroides, antibióticos por 24 horas, tromboprofilaxis y medicación protectora de la mucosa gástrica. Artroscopia de cadera La técnica artroscópica para tratar el impingement femoroacetabular se realizó siempre con el paciente en decúbito dorsal, bajo anestesia general y en mesa ortopédica con dispositivos destinados a la tracción de los miembros.12,13 Antes de los gestos quirúrgicos, siempre se evaluaron los rangos de movilidad y, bajo intensificador de imágenes, se constató la patología cefálica tomando una imagen axial del cuello, imagen que se mantiene hasta el final de la cirugía. Ponemos real énfasis en el posicionamiento del paciente en cuanto a la protección del poste perineal, como así también en el cuidado de los pies protegiéndolos con botas blandas de gomaespuma y firme sujeción a la camilla. Se efectuó tracción primaria del miembro antes de armar los campos quirúrgicos hasta obtener una separación de la cadera de 10 mm aproximadamente, para luego liberarse. 44 Los portales habituales son dos: anterolateral ubicado en el borde anterosuperior del trocánter mayor, y el anterior situado por debajo y por fuera de donde se cruzan las líneas trocantéricas y longitudinal de la espina ilíaca anterosuperior. A través de estos es posible explorar los compartimientos centrales y el periférico, ambos con óptica de 70º.14 En el compartimiento central, será posible evaluar el labrum y el cartílago acetabular, además del ligamento redondo en toda su extensión utilizando los diferentes portales. Una vez liberada la tracción del miembro, el compartimiento periférico se visualiza por completo, gracias a pequeños cambios en su flexión y rotación. Tomamos como límites o parámetros de ubicación de la giba femoral, a nivel inferior, el pliegue sinovial inferior; a nivel superior, el labrum acetabular en toda su extensión; a nivel lateral, el repliegue de los vasos retinaculares. Para obtener una correcta visualización de estos reparos, es necesario haber realizado una suficiente capsulotomía por ambos portales hasta su unión. Una vez identificado el bump o giba, se procede a la limpieza del cartílago mediante shaver, y se termina la osteoplastia femoral con fresas esféricas motorizadas de 5 mm. Es conveniente realizar este fresado óseo con el motor en reversa, a fin de disminuir, de esta manera, la posibilidad de penetración intempestiva sobre la esponjosa femoral.15 Los lavados frecuentes son importantes para evitar el paso de detritus a la articulación. Cuando consideramos que la resección ha sido correcta, comenzamos a realizar las pruebas del margen de seguridad mediante la flexión y rotación interna de la cadera, con el fin de obtener un movimiento libre de choque. Finalizado este paso, se deja a nivel de compartimiento periférico la dilución previamente señalada. Manejo posoperatorio Tanto en los pacientes tratados con técnica artroscópica como por vía anterior sin luxación, la rehabilitación se inició al día siguiente de la cirugía y consistió en ejercicios de flexión activa de cadera hasta 80º, ejercicios activos de rotación del miembro en extensión. Se protegió la carga con muletas y se permitió un apoyo parcial durante 72 horas. Luego, bicicleta fija manteniendo el límite impuesto de flexión. Cuando se retiraron los puntos de sutura (12 días), se inició la actividad de rehabilitación acuática asistida. El protocolo impuesto para los pacientes tratados Año 1 · Número 1 · 2015 con técnica de Ganz fue similar, se prolongó el uso de muletas por tres semanas, como así también la flexión de cadera, evitando las fuerzas extremas sobre el trocánter mayor en el momento de acción impuesto por el glúteo medio. Resultados El tiempo promedio de internación fue de 48 horas (rango de 24 a 72 horas) para los pacientes tratados con luxación controlada y de 24 horas para los operados por miniabordaje y por vía artroscópica. El seguimiento fue de 1.6 años como promedio (rango de 1 a 5 años) para los tratados con luxación quirúrgica, de 11 meses (rango de 6 a 18 meses) en los operados por vía anterior y de 16 meses (rango de 7 a 25 meses) en aquellos tratados por vía artroscópica. En pacientes con luxación controlada de Ganz, el puntaje de Merle d´Aubigné mejoró significativamente, desde un valor preoperatorio de 12,87 hasta 17,25 en el posoperatorio, en casos Tönnis 0, y de 12,75 a 17 en casos Tönnis I (Figura 3). Figura 3. Técnica de luxación controlada de la En aquellos con técnica de miniabordaje anterior, este puntaje mejoró significativamente: 12,77 en el preoperatorio a 17,33 en el posoperatorio, en casos Tönnis 0, y de 12,81 a 17,18 en casos Tönnis I (Figura 4). En los pacientes con técnica artroscópica, este puntaje mejoró significativamente: de 14,25 en el preoperatorio Figura 4. Técnicas de miniabordabje anterior. a 17,25 en el posoperatorio, en casos Tönnis 0, y de 12,25 a 17 en casos Tönnis I (Figura 5). Figura 5. Técnicas de artorscopia de cadera. La autoevaluación de la satisfacción con los resultados, determinada por la escala de WOMAC, mostró mejorías significativas con las tres técnicas; no se hallaron diferencias entre los subgrupos (Tönnis 0 y I). Solo el caso con necrosis avascular bilateral de cadera, secundaria al tratamiento corticoide por astrocitoma no fue incorporado en la clasificación de Tönnis. Los puntajes preoperatorios fueron, en promedio, 68 (rango de 62 a 88) para la técnica de Ganz, 66 (rango de 60 a 84) con miniabordaje anterior y 72 (rango de 49 a 86) en la técnica artroscópica: 95,7; 94,3 y 96,1, respectivamente. Las complicaciones halladas con la técnica de luxación quirúrgica de Ganz fueron un caso con ruptura de los tornillos (3,5 mm) de la síntesis trocantérica, con migración anterior del trocánter mayor a los 45 días de la cirugía, por lo que fue necesaria la osteosíntesis con tornillos de 4,5 mm. No hubo casos de necrosis ósea avascular de la cadera, reportamos cuatro casos de osificación heterópica grado II de Broker, que no causaron limitación de la movilidad. Se presentaron dos casos de diferente sexo con progresión de la enfermedad degenerativa, ambos clasificados como Tönnis II, el varón a los 3 años y la mujer a los 4 años de la cirugía. En un caso de la serie de vía anterior y diagnóstico de sobrecobertura acetabular, se realizó la exostosis anterosuperior con reanclaje del labrum, con mejoría de la restricción de la movilidad, pero con persistencia del dolor. La técnica artroscópica provocó un caso de parestesias en la región del nervio pudendo, que revirtió espontáneamente al cabo de 4 semanas, un paciente REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 45 con Tönnis II con progresión de la enfermedad y un caso de resorte anterior como consecuencia de una resección insuficiente del bump femoral, candidato a revisión artroscópica. Al analizar cada técnica en particular, cabe destacar la amplia gama de patologías que se presentan con un síndrome femoroacetabular que pueden ser tratadas por luxación quirúrgica con una relativa rapidez de la curva de aprendizaje. En el caso del abordaje anterior, la patología por tratar se limita a los casos de impingement mayormente de origen femoral CAM, ya que nos resultó más complejo el trabajo sobre el labrum. Esta técnica tiene a favor su rápida curva de aprendizaje. Con la técnica artroscópica se obtiene una completa visualización de la cavidad acetabular y su labrum, por lo que se logra un buen abordaje de las patologías en este sitio, lo mismo ocurre a nivel femoral. Como contrapunto este procedimiento tiene un lento proceso de aprendizaje, tomando como parámetro particular, de 25 a 30 artroscopias. Discusión Se han propuesto diferentes técnicas para realizar la osteoplastia desde que se conoce este síndrome, se las divide en técnica artroscópica pura, técnicas abiertas, como la luxación controlada de la cadera, y abordaje anterior con sus variantes y, también, asociado al uso de artroscopia.16-18 Mengelle y cols.19 han mostrado muy buenos resultados con el abordaje anterior sin luxación, a corto y mediano plazo, con un índice no significativo de complicaciones. Laude y cols.20 revisaron los resultados de 97 pacientes, en los que emplearon un abordaje anterior de Hueter con asistencia artroscópica; obtuvieron los mejores resultados en pacientes <40 años con Tönnis 0. Sink y cols.,21 en un estudio multicéntrico sobre complicaciones después de la luxación controlada de cadera, demostraron que esta técnica es un enfoque quirúrgico seguro con un riesgo mínimo de morbilidad a largo plazo. Graus llevó a cabo un estudio comparativo entre cirugía a cielo abierto y técnica artroscópica para tratar esta patología, sin obtener diferencias significativas entre ambas. Beaulé y cols.22 analizaron la decisión óptima sobre la intervención quirúrgica en adultos jóvenes con pinzamiento de cadera y concluyeron en que la cirugía debe ser adaptada a la morfología anormal de la cadera del paciente y, sobre todo, debe responder a deformidades subyacentes. 46 Matsuda y cols.23 efectuaron una revisión sistemática comparativa de la luxación quirúrgica, el miniabordaje anterior y la cirugía artroscópica para el síndrome femoroacetabular; su conclusión fue que todos los procedimientos son eficaces para aliviar el dolor y mejorar la función a corto y mediano plazo. En esta serie, la calidad de vida mejoró significativamente en todos los pacientes evaluados, como así también el retorno a las actividades deportivas habituales. Todos los reportes analizados que mostraban resultados satisfactorios y, también, nuestra evaluación se basaron en tratamientos realizados en estadios precoces de la enfermedad (Tönnis 0 y I), esto señala la importancia de la detección y el tratamiento tempranos. A pesar de todas las publicaciones analizadas que muestran buenos resultados con diferentes técnicas, aún resta saber si estos resultados se podrán mantener a mediano y largo plazo y, en definitiva, si estos tratamientos prevendrán la artrosis. Conclusión El síndrome de fricción femoroacetabular presenta los mejores resultados a mediano plazo en los estadios 0 y I de Tönnis. Recomendamos el miniabordaje anterior y la artroscopia para los pacientes con síndrome femoroacetabular primario como método inicial en la técnica artroscópica. La luxación controlada, el miniabordaje anterior y la artroscopia son tres opciones terapéuticas válidas, con una tasa de complicaciones o una morbilidad mínimas, en particular, con estas dos últimas técnicas. Los pacientes de la serie artroscópica se recuperaron más rápido y la satisfacción fue más temprana, pero la curva de aprendizaje es más lenta y compleja. La luxación controlada es una excelente opción en los pacientes con síndrome de fricción femoroacetabular secundario a deformidades femorales o acetabulares debido a patologías o procedimientos previos, lo que extiende el espectro de tratamiento. Se ha demostrado ampliamente que cualquiera de estos tratamientos mejora los síntomas y el rango de movilidad, aunque la incógnita es la evolución a largo plazo de la articulación. Año 1 · Número 1 · 2015 Bibliografía 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. Siebenrock KA, Wahab KH, Werlen S, Kalhor M, Leunig M, Ganz R. 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Olivetto Sanatorio Americano, Rosario Correspondencia: Dr. Roberto Olivetto olivetto@ciudad.com.ar RESUMEN Introducción: Las fracturas osteoporóticas de los ancianos representan uno de los mayores problemas en costos de salud, en el mundo. Se calcula que entre 10 y 21 millones de mujeres sufren fracturas, y que se producen más de 9 millones de fracturas al año. Dentro de las terapéuticas más utilizadas para su tratamiento y prevención se encuentran los bifosfonatos. Se estima que pueden reducir entre un 30-50% las fracturas osteoporóticas. No obstante, su uso prolongado por más de 5 años puede generar alteraciones en la calidad ósea que la predisponen a desarrollar fracturas atípicas. Materiales y Métodos: Desde enero de 2008 hasta marzo de 2014, se evaluaron retrospectivamente 9 fracturas de fémur atípicas en 6 mujeres (3 bilaterales) con prolongado consumo de bifosfonatos y 4 con síntomas de fracturas inminentes. Dos de ellas fueron tratadas con enclavado profiláctico, un paciente unilateral y el otro en forma bilateral simultánea. Una paciente no aceptó el tratamiento quirúrgico y se fracturó espontáneamente. Resultados: Nueve fracturas eran subtrocantéricas y tres, diafisarias. Los tres casos de enclavijado profiláctico curaron sin desarrollar una fractura completa. Cuatro de los 9 casos de fracturas subtrocantéricas habían sido tratados en otras Instituciones. Todos debieron ser reoperados por seudoartrosis. Entre las 5 pacientes tratadas en forma primaria, fue necesario volver a operar a 3 por retraso de la consolidación. El tiempo promedio para la consolidación fue de 8,5 meses. Conclusiones: El uso de bifosfonatos, por tiempo prolongado, puede incrementar el riesgo de sufrir fracturas atípicas femorales, aunque el riesgo absoluto sigue siendo bajo. En nuestra casuística, fue notable la demora en la consolidación y la necesidad de cirugías secundarias para lograrla. Palabras clave: Fracturas femorales atípicas, bifosfonatos, osteoporosis Nivel de evidencia: IV. Estudio retrospectivo de casos ABSTRACT Atypical femoral fractures due to bisphosphonates Introduction: Osteoporotic fractures in elderly people represent one of the major problems in global health costs. It is estimated that they affect between 10 and 21 million women, producing over 9 million fractures annually. One of the most commonly used medications is bisphosphonates. They reduce the risk of vertebral, wrists and hips fractures in osteoporotic patients by 30% to 50%. Its long-term use can generate alterations in bone quality that can predispose to atypical low energy fractures. Materials and Methods: From January 2008 to March 2014, we evaluated retrospectively 9 atypical femur fractures in 6 women (bilateral 3) with prolonged use of bisphosphonates and 4 with symptoms of impending fractures. Two patients were treated with prophylactic nailing, one of them bilateral and simultaneous. One patient did not accept surgical treatment and fractured spontaneously. Results: Nine were subtrochanteric fractures and three had a diaphyseal location. The three cases of prophylactic nailing resolved without developing a complete fracture. Four of the 9 subtrochanteric cases had been previously treated in other institutions, and they had to be re-operated for nonunion. Three of the 5 patients with primary treatment were re-operated for delayed healing. The average time to achieve union was 8.5 months. Conclusions: The prolonged use of bisphosphonates may increase the risk of atypical fractures of the femur, although the absolute risk remains low. In our cases we found significant delay in consolidation and the need of secondary surgeries to achieve it. Key words: Atypical femoral fractures, bisphosphonates, osteoporosis. Level of evidence: IV. Retrospective cases 48 Año 1 · Número 1 · 2015 Introducción Se ha demostrado que la administración de bifosfonatos es una terapia efectiva respecto del costo para disminuir las fracturas vertebrales y no vertebrales en pacientes posmenopáusicas con osteoporosis.1 En 2005, al cumplirse 10 años de su utilización, se empezaron a publicar reportes de casos de fracturas femorales denominadas atípicas por su patrón especial de presentación en pacientes con más de 5 años de consumo ininterrumpido.2 Aunque no se conocen con claridad los efectos a largo plazo sobre el metabolismo óseo, se les atribuye la responsabilidad de fracturas transversales subtrocantéricas por mecanismo de baja energía en mujeres posmenopáusicas con antecedente de consumo prolongado.3 Las fracturas osteoporóticas de la diáfisis femoral son raras, la mayoría de los casos publicados se relacionan con el uso prolongado de bifosfonatos por más de 3 años.4 Para ser consideradas fracturas atípicas deben evaluarse los siguientes criterios de inclusión. Criterios menores - Reacciones periósticas localizadas en la cortical externa - Engrosamiento generalizado de la cortical diafisaria - Síntomas prodrómicos, como dolor de muslo o inguinal - Fracturas bilaterales - Retraso de la consolidación - Comorbilidades asociadas, como deficiencia de vitamina D, artritis reumatoide, trastornos paratiroideos, etc. - Uso de medicación, como bifosfonatos, glucocorticoides, inhibidores de la bomba de protones, etc.5 Criterios mayores - Localización desde la región subtrocantérica hasta la región supracondílea alta - Asociación con trauma mínimo de baja energía - Fracturas incompletas que involucran la cortical lateral (Figura 1) - De trazo transverso u oblicuo corto (Figura 2) - Sin conminución. Con espícula medial Materiales y Métodos Se llevó a cabo una evaluación retrospectiva de 9 fracturas de fémur atípicas en 6 mujeres (3 bilaterales) con prolongado consumo de bifosfonatos (alendronato 70 mg/sem, promedio 5.2 años) y 4 con síntomas de fracturas inminentes asistidas en el período comprendido entre enero de 2008 y marzo de 2014. En 2 pacientes con fracturas inminentes, se efectuó enclavado endomedular profiláctico: uno unilateral y el otro bilateral y simultáneo. Otra paciente no aceptó la indicación quirúrgica y se fracturó espontáneamente. Se tomaron radiografías de ambos fémures para detectar lesiones similares en el lado sano. En 6 casos, se consiguieron radiografías tomadas antes de la fractura, en las que se observaban lesiones típicas con engrosamientos de la cortical, en todas, y fracturas incompletas, en dos (Figura 3). Siete pacientes habían sufrido síntomas prodrómicos, REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 49 con una duración de entre 30 y 90 días. Algunos de ellos fueron interpretados como lumbocruralgias y otros, como trocanteritis por sus médicos tratantes. A ninguna paciente se le indicó la suspensión de los bifosfonatos ni reposo con carga parcial. Todas las fracturas se produjeron por traumas de baja energía, como caída de propia altura, descenso de transporte de pasajeros o torsión del miembro sobre su eje con el pie fijo. Todas habían sido medicadas con alendronato 10 mg/día durante los primeros 2 años. Luego, recibieron 70 mg/ sem por un período de 5 a 7 años. Dos pacientes lo tomaron por casi 10 años. Tres que habían consumido alendronato durante 4 años fueron pasadas a ibandronato 150 mg/mes durante 2 años más. Tres mujeres habían sido medicadas, además, con corticoides por trastornos reumáticos y bronquiales. Resultados Se trataron 13 lesiones femorales atípicas, 9 de ellas con fracturas establecidas y 4 con síntomas de fractura inminente. Tres casos eran fracturas bilaterales no simultáneas. El intervalo promedio entre una fractura y la contralateral fue de 17 meses. Sólo una paciente tuvo síntomas prodrómicos 20 días antes de fracturarse. Nueve fracturas eran subtrocantéricas y 3, diafisarias, 7 casos del lado derecho y 6 del lado izquierdo. Las 3 fracturas enclavijadas profilácticamente (2 pacientes, uno bilateral y simultáneo, y el otro unilateral) curaron sin desarrollar una fractura completa. Las pacientes tuvieron un corto período de internación y no requirieron cirugías complementarias. De los 9 casos subtrocantéricos, 4 habían sido tratados previamente en otras Instituciones con placa y tornillos (un caso), con sistema de compresión dinámica DCS (un caso), con clavo endomedular largo (un caso) y con clavo 50 corto (un caso) (Figuras 4 y 5). Todas ellas debieron ser operadas nuevamente por seudoartrosis o retraso de la consolidación. En dos casos, se realizaron un cambio de clavo e injertos y, en los otros 2, se colocaron prótesis totales de cadera de revisión con tallos largos, uno cementado y otro no cementado por asociarse con artrosis sintomática de la cadera homolateral. Estas pacientes habían sido operadas 2 veces cada una por seudoartrosis con rotura de los implantes. Figura 4. Fractura subtrocantérica. Figura 5. Enclavado intramedular largo. Año 1 · Número 1 · 2015 Tres de las 5 pacientes tratadas en forma primaria debieron ser intervenidas nuevamente por retraso de la consolidación: una con dinamización del clavo e injertos y las 2 restantes con agregado de injerto de cresta autóloga aspirada y aplicación percutánea con aguja de Jamshidi (Figuras 6 y 7). Una paciente tratada en otro Servicio con un clavo corto, sufrió una nueva fractura a nivel del cerrojo distal y tuvo que convertirse a enclavado intramedular largo. La edad promedio de las pacientes era de 69 años (rango de 64 a 76 años). Todas las fracturas cumplían con los requisitos: eran subtrocantéricas o diafisarias, de trazo horizontal u oblicuo corto, con espícula medial, por trauma de baja energía y en mujeres osteoporóticas con uso prolongado de bifosfonatos orales.2 Los casos de fracturas inminentes presentaban el típico engrosamiento de la cortical lateral y 2 pacientes tenían fracturas incompletas. Siete de los 9 casos operados tuvieron retraso de la consolidación o seudoartrosis. El tiempo de consolidación promedio fue de 8.5 meses (rango de 5 a 18 meses) (Figura 8). Tres pacientes evolucionaron a seudoartrosis atrófica. Un caso permanecía sin consolidar al momento del cierre de esta presentación. Cuatro fueron tratadas con teriparatida luego de suspender el alendronato y mejoraron sensiblemente en cuanto el tiempo de consolidación y la densidad ósea.6 Figura 6. Fractura subtrocantérica. Figura 8. Consolidación a los 10 meses de posoperatorio. Figura 7. Clavo cervicocefálico. Consolidación 11 meses. En 3 casos, se realizaron biopsias del foco cuando se trataron las seudoartrosis quirúrgicamente, y el informe anatomopatológico reveló escasa actividad en 2 pacientes y signos de necrosis en otra mujer que había sido tratada a cielo abierto con placa y tornillos. No se detectaron infecciones asociadas. Una paciente desarrolló una trombosis venosa profunda que fue tratada por los Servicios de Hematología y Clínica Médica. REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 51 Cabe remarcar la cantidad de reoperaciones y gestos quirúrgicos complementarios que demandaron hasta lograr la curación de las lesiones si se compara con otros trabajos presentados sobre el mismo tópico. Tabla 1. Distribución por región anatómica y tipo de fractura. Discusión Desde 2005, se comunican casos de fracturas femorales atípicas asociadas al consumo prolongado de alendronato. La primera comunicación fue la de Odivina con una serie de 9 pacientes.7 Se presume que se debería a la supresión crónica de la remodelación ósea por apoptosis de los osteoclastos. Este fenómeno disminuye notablemente la resistencia ósea.5 El alendronato tiene una gran afinidad por unirse a la hidroxiapatita del hueso y esto los haría más susceptibles a la acumulación del microtrauma y a la fragilidad ósea consecuente.3 Los bifosfonatos son análogos sintéticos del pirofosfato e inhiben la formación y agregación de cristales de fosfato de calcio. De esta manera, se incrementa el contenido mineral óseo en las primeras etapas, pero luego, la inhibición crónica de la remodelación afecta las propiedades mecánicas del hueso. Las mujeres que los consumen por más de 5 años tienen un riesgo 46 veces mayor de sufrir una fractura, 1 de cada 1000 frente a 0,02 de cada 1000 en las que no los utilizan. Aun así se calcula que el riesgo sigue siendo bajo. Se estima que el 50% de los casos son bilaterales. La sintomatología clínica puede manifestarse con dolores en el muslo al caminar, que calman con el reposo, o la fractura puede ocurrir directamente y es siempre por traumas de baja energía.8 Se localizan en la región 52 subtrocantérica o diafisaria con trazo horizontal u oblicuo corto y una espícula medial.9 La fisiopatología sigue sin dilucidarse, pero algunos autores sugieren la acumulación de excesivas fuerzas de tracción en la cortical externa del fémur debilitado en cuanto a sus propiedades mecánicas.10 Radiográficamente se observan esclerosis y engrosamiento de la cortical a nivel subtrocantérico (compatible con la formación de callo) con trazo transversal incompleto que se prolonga en la medular. A todas las pacientes se les solicitó densitometría ósea, y medición de calcio y fósforo en sangre. No se determinaron los valores de vitamina D ni de hormona paratiroidea. La terapia con bifosfonatos es efectiva en cuanto al costo para reducir los riesgos de sufrir fracturas osteoporóticas en mujeres posmenopáusicas o con metástasis u otras enfermedades, como mieloma múltiple, aunque se han descrito efectos adversos, como necrosis del maxilar inferior, esofagitis, artralgias y fracturas atípicas del fémur cuando los tratamientos se prolongan por más de 5 años. Goh y cols.11 y Neviaser y cols.1 relacionaron el uso de bifosfonatos con fracturas subtrocantéricas de fémur en series de 13 y 70 pacientes, respectivamente, y detectaron que el 76% de las pacientes habían recibido bifosfonatos. En un estudio de casos y controles, Lenart y cols.12 asociaron el uso de bifosfonatos con fracturas de fémur en mujeres posmenopáusicas. Hallaron que 15 de 41 pacientes los habían utilizado y se las comparó con 9 sobre 82 fracturas laterales en los casos de control. Estudios en animales sugieren que el uso prolongado de bifosfonatos conduce a una acumulación de microdaño en la estructura ósea que se traduce en debilitamiento de las propiedades mecánicas.13 La supresión de la remodelación ósea en un modelo animal se asoció con un incremento del microdaño de entre 4 y 7 veces, y con una reducción del 20-40% de la energía necesaria para producir una fractura.12 Cabe consignar que el porcentaje de recambio en la diáfisis de un hueso humano es muy bajo (alrededor del 3% por año) y parece poco probable que su simple disminución sea la responsable del aumento del riesgo de fractura. En 2010, la American Society for Bone and Mineral Research establece que, sobre la base de toda la información publicada, la incidencia de fracturas denominadas atípicas es muy baja y resulta dificultoso involucrar a los bifosfonatos como agentes causales de dichas fracturas. Además, remarca los beneficios Año 1 · Número 1 · 2015 Tabla 2. Detalle de los pacientes según sexo, edad, tipo de fractura, tratamiento, complicaciones y tiempo de curación. que se logran al disminuir la incidencia de fracturas vertebrales y no vertebrales desde su introducción en 1995, en los Estados Unidos.14,15 Cuando se detecta una paciente con dolores en el muslo y antecedentes de ingesta de bifosfonatos, aunque no tenga signos radiográficos de engrosamiento de la cortical o fractura incompleta, se debe pedir un centellograma óseo o una resonancia magnética. Si los resultados son positivos, se debe aconsejar el enclavijado profiláctico para prevenir la morbilidad que conlleva una fractura de fémur establecida. Los casos con poco dolor y mínimos cambios radiológicos pueden ser controlados periódicamente, con cambio de la medicación y descarga de peso con muletas o andadores ortopédicos. Si los síntomas continúan por más de 3 meses, se recomienda el enclavado. En una serie de fracturas bilaterales publicada por Capeci,16 en 2009, recomienda el enclavado contralateral como preventivo de la fractura, aunque también argumenta que hacen falta más estudios para poder establecer cuándo son necesarios dichos enclavados intramedulares. Se ha reportado que, aunque se suspenda el alendronato tomado por más de 5 años, se sigue evidenciando la supresión de la remodelación ósea por otros 5 años, aunque el riesgo de fractura no se incrementa durante este período.17,18 Cuando una paciente esté llegando a este límite de tiempo habría que evaluar radiológicamente sus fémures y considerar la posibilidad de reemplazar el tratamiento de la osteoporosis con otra medicación. Algunas pacientes tienen una marcada supresión de la reabsorción ósea con inhibición de la formación y remodelación, hecho que las hace más susceptibles a padecer fracturas con traumas menores por la disminución de la resistencia mecánica.18,19 Ciertos estudios refieren tiempos de consolidación muy prolongados (superiores a 22 meses) de estas fracturas. Nuestras pacientes también tuvieron un sensible aumento en el tiempo de consolidación con un promedio de 8.5 meses. Capeci16 publica un tiempo de 4 meses para la consolidación. El uso de teriparatida podría acelerar los tiempos de consolidación y la mejoría de la calidad ósea.6 REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 53 Es un análogo de la hormona paratiroidea humana y está formado por su porción activa, concretamente los aminoácidos 1-34 de los 84 que contiene la hormona endógena. Actúa favoreciendo la formación de hueso nuevo estimulando a los osteoblastos, aumentando la absorción de calcio por el intestino y disminuyendo la eliminación de calcio por el riñón. La sumatoria de todos estos efectos aumenta la masa ósea y disminuye la probabilidad que se produzcan fracturas vertebrales. La teriparatida se obtiene a través de la bacteria E. coli, mediante tecnología de ADN recombinante. Conclusiones La mayoría de las publicaciones indican que son fracturas atípicas las que sufren las mujeres posmenopáusicas con osteoporosis y tratamiento con bifosfonatos, que pueden tener síntomas prodrómicos, como dolor de muslo o fractura espontánea sin aviso previo, de ubicación subtrocantérica o diafisaria secundaria a un trauma de baja energía. El tratamiento quirúrgico indicado son los clavos endomedulares largos acerrojados. La razón por la cual siempre hay que colocar clavos largos es que el fémur está afectado en su totalidad y, por lo tanto, se puede volver a fracturar como ocurrió en una paciente de nuestra casuística cuando se había implantado un clavo corto.20,21 El diagnóstico previo se puede hacer con radiografías simples o con la ayuda del centellograma o la resonancia magnética que muestran hipercaptación y edema óseo. Se necesitan nuevos estudios para establecer, con un buen margen de seguridad, qué fármaco se puede administrar y durante cuánto tiempo para evitar estos probables efectos secundarios. Bibliografía 1. Neviaser AS, Lane JM, Lenart BA, Edobor-Osula F, Lorich DG. Low-energy femoral shaft fractures associated with alendronate use. J Orthop Trauma 2008;22(5):346-350. 2. Rizzoli R, Akesson K, Bouxsein M, et al. Subtrochanteric fractures after long-term treatment with bisphosphonates: a European Society on Clinical and Economic Aspects of Osteoporosis and Osteoarthritis, and International Osteoporosis Foundation Working Group Report. Osteoporos Int 2011;22(2):373-390. 3. Park-Wyllie LY, Mamdani MM, Juurlink DN, Hawker GA, Gunraj N, Austin PC, Whelan DB, Weiler PJ, Laupacis PEA. Bisphosphonate use and the risk of subtrochanteric or femoral shaft fractures in older women. JAMA 2011;305(8). 4. Black DM, Schwartz AV, Ensrud KE, Cauley JA, Levis S, Quandt SA, Satterfield S, Wallace RB, Bauer DC, Palermo L, Wehren LE, Lombardi A, Santora AC, Cummings SR; FLEX Research Group. Effects of continuing or stopping alendronate after five years of treatment. The Fracture Intervention Trial Long-Term Extension (FLEX), A randomized trial. JAMA 2006;296:2927-2938. 5. Visekruna M, Wilson D, McKiernan FE. Severely suppressed bone turnover and atypical skeletal fragility. J Clin Endocrinol Metab 2008;93:2948-2952. 6. Aspenberg P, Genant HK, Johansson T, Nino AJ, See K, Krohn K, et al. Teriparatide for acceleration of fracture repair in humans: a prospective, randomized, double-blind study of 102 post-menopausal women with distal radial fractures. J Bone Miner Res 2010;25:404-414. 7. Odvina CV, Zerwekh JE, Rao DS, Maalouf N, Gottschalk FA, Pak CY. Severely suppressed bone turnover: A potential complication of alendronate therapy. J Clin Endocrinol Metab 2005;90(3):1294-1301. 8. Ensrud KE, Barrett-Connor EL, Schwartz A, Santora AC, Bauer DC, Suryawanshi S, Feldstein A, Haskell WL, Hochberg MC, Torner JC, Lombardi A, Black DM; Fracture Intervention Trial Long-Term Extension Research Group. Randomized trial of effect of alendronate continuation versus discontinuation in women with low BMD: results from the Fracture Intervention Trial long-term extension. J Bone Miner Res 2004;19:1259-1269. 9. Shane E, Burr D, Ebeling PR, et al; American Society for Bone and Mineral Research. Atypical subtrochanteric and diaphyseal femoral fractures: report of a task force of the American Society for Bone and Mineral Research. J Bone Miner Res 2010;25(11):2267-2294. 10. Blaimont P, Halleux P, Jedwab J. [Distribution of bony restraints in the femur] [en francés]. Rev Chir Orthop Reparatrice Appar Mot 1968;54:303-319. 54 Año 1 · Número 1 · 2015 11. Goh SK, Yang KY, Koh JS, et al. Subtrochanteric insufficiency fractures in patients on alendronate therapy: A caution. J Bone Joint Surg Br 2007;89(3):349-353. 12. Lenart BA, Neviaser AS, Lyman S, et al. Association of low-energy femoral fractures with prolonged bisphosphonate use: A case control study. Osteoporos Int 2009;20(8):1353-1362. 13. Mashiba T, Hirano T, Turner CH, Forwood MR, Johnston CC, Burr DB. Suppressed bone turnover by bisphosphonates increases microdamage accumulation and reduces some biomechanical properties in dog rib. J Bone Miner Res 2000;15(4):613-620. 14. Méndez-Gil A, Prat-Fabregat S, Domingo-Trepat A, Navarro-López M, Camacho-Carrasco P, Carreno-Delgado A, Zumbado-Dijeres JA, García-Elvira R, Ríos-Martín M, García-Tarrino R, Ares-Rodríguez O, Ballesteros-Betancourt JR, Suso-Vergara S. What do we know about atypical fractures in patients on bisphosphonates treatment? A literature review using a case series. Rev Esp Cir Ortop Traumatol 2013;57(2):95-105. 15. Ott SM. Editorial: long-term safety of bisphosphonates. J Clin Endocrinol Metab 2005;90:1897-1899. 16. 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Femoral stress fractures associated with long-term bisphosphonate treatment. Clin Orthop Relat Res 2012;470:759-765. REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 55 Fracturas del tallo femoral en artroplastia total de cadera híbrida Reporte de dos casos clínicos evaluados con análisis de falla de materiales Guillermo Rodríguez Sammartino Departamento de Artrosis y Prótesis Articulares, Clínica de Fracturas y Ortopedia S.A., Mar del Plata Correspondencia: Dr. Guillermo Rodríguez Sammartino grsammartino@gmail.com RESUMEN Introducción: Las fracturas de los tallos femorales son una complicación infrecuente luego del reemplazo total de cadera. Ocurren en diversos lugares del tallo y con diferentes materiales de manufactura. Hay factores asociados, clínicos, relacionados con el paciente o con la prótesis, que aumentan el riesgo de falla por fractura. El análisis de falla permite ver más a fondo las causas que provocaron esta fractura. Materiales y Métodos: Se presentan dos casos clínicos de fractura del tallo femoral. Uno es a nivel del cuello, hecho con acero inoxidable y con mecanismo de corrosión como causa de la falla. El segundo caso es una fractura a nivel de la mitad del tallo, fabricado con aleación de cromo-cobalto-molibdeno, con signos radiográficos de despegamiento proximal. Ambos implantes fueron recuperados y se les realizó un análisis de falla exhaustivo. Resultados: El análisis de falla de un caso mostró que la corrosión fatiga fue la causa de fractura y el modelado CAD predijo el lugar de la fractura. Se analizó la composición química del acero y se notaron deficiencias en la cantidad de níquel, que disminuían la resistencia a la corrosión. El análisis del segundo caso determinó que fueron dos procesos corrosivos diferentes, corrosión intergranular y por movimiento, los que provocaron la fractura. Fue claro el mecanismo facilitador que daba el despegamiento proximal del tallo. Conclusiones: La fractura de un tallo femoral, aunque infrecuente, no deja de ser un motivo de revisión con cierta dificultad técnica. Existen factores de riesgo bien definidos que debemos conocer. El análisis de falla brinda información valiosa sobre cómo se produjo la falla y, también, datos útiles para el diseño y la selección de implantes. Palabras clave: Fractura de tallo femoral, análisis de falla, corrosión ABSTRACT Femoral stem rupture in hybrid total hip replacement. Analyses of material failure Introduction: Femoral stems fracture is an uncommon complication after total hip replacement. These fractures take place at different levels of the stem and with different materials. There are known clinical, patient-related or prostheses-related associated risk factors that increase the risk of failure. Failure analysis allows us to determine the mechanism of fracture with more detail. Materials and Methods: Two clinical cases of femoral stem fracture are reported: a fracture of the neck in a stainless steel stem with corrosion-fatigue as a failure mechanism, and the other one a mid-stem fracture of chromium-cobalt-molybdenum with radiological signs of debonding at the proximal femur. Both implants were retrieved and failure analysis was done. Results: Failure analysis showed that, in the first case, corrosion-fatigue was the cause of fracture and CAD modeling predicted the exact localization of the fracture. The chemical composition of the steel showed areas with less nickel that diminished the corrosion resistance. The failure analysis of the second case showed two different types of corrosion, intergranular and fretting, that caused the fracture. The proximal debonding of the stem facilitated the propagation of the crack. Conclusions: Femoral stem fracture is an infrequent complication, but the revision needed to solve the problem is technically challenged. There are known risk factors for stem fracture that we should know. Failure analyses give us valuable information about the failure process and bring us data about design and implant selection. Key words: Femoral stem fracture, failure analysis, corrosion 56 Año 1 · Número 1 · 2015 Introducción La fractura del tallo femoral luego de una artroplastia total de cadera no es muy frecuente. Hay reportes de fallas por fractura en la mitad del tallo y, también, a nivel del cuello, ya sea en tallos no modulares, modulares o con doble modularidad.1-6 Del mismo modo, existen informes de fallas de material por fractura en tallos de diferentes metales, como acero inoxidable, aleaciones de titanio, aleaciones de cromo-cobalto-molibdeno y en uniones o acoples con metales similares o disímiles.6-10 Estas fracturas del tallo o del cuello pueden darse de forma catastrófica con poco tiempo de uso de la prótesis o ser una manifestación tardía a lo largo de un prolongado período de uso del implante. Hoy en día, el análisis de falla permite, en muchos casos y con gran precisión, determinar los factores mecánicos y materiales que provocaron dicha falla. Además, se pueden conocer cuáles son los factores clínicos agregados que favorecen dicha falla, por ejemplo, aflojamiento del implante, falta de stock óseo proximal con buena fijación distal, aumento de peso del paciente, exceso de actividades de impacto, defectos metalúrgicos, tallos femorales de diámetro pequeño, etc. Reportamos dos casos de fractura del tallo femoral en pacientes adultos luego de una artroplastia total de cadera híbrida de muchos años de evolución. Uno de ellos es una fractura a nivel del cuello, por debajo del acople de tipo cono Morse, en un tallo de acero inoxidable y el otro es una fractura a nivel de la mitad del tallo hecho de una aleación de cromocobalto-molibdeno que tenía signos radiográficos de despegamiento proximal (debonding) de varios años de evolución. Ambos tallos femorales fueron recuperados para su estudio mediante análisis de falla de materiales en la Facultad de Ingeniería de Mar del Plata, mediante fractografía por observación directa y con microscopia óptica de baja resolución, microscopia electrónica de barrido, análisis metalográfico por fluorescencia de rayos X por energía dispersiva (EDX), modelado virtual asistido por computadora (CAD-3D) para poder realizar el análisis tensional correspondiente. El propósito del estudio es determinar, en cada caso, cuál fue el mecanismo de falla que provocó el inicio de la fractura, su propagación y, finalmente, su ruptura. De esta forma, se intenta saber qué tipo de mecanismo de corrosión ocurrió en cada caso. Mediante el análisis metalográfico que determina qué tipo de metal compone la muestra y el análisis computacional con aplicación de tensiones se pueden evaluar y anticipar la localización de la fractura y su patrón de propagación. Caso clínico 1 Hombre de 68 años de edad, peso 82 kg, talla 1,64 m, índice de masa corporal 30,4, que ingresa por la Guardia, el 1 de enero de 2013, a causa de dolor agudo de cadera derecha con imposibilidad de caminar. No tenía enfermedades generales ni tomaba medicación en ese momento. Había sido sometido a una artroplastia total de cadera híbrida de ese lado 12 años atrás, con diagnóstico primario de artrosis. Estaba trabajando y, al bajar unas escaleras, perdió parcialmente la estabilidad y apoyó de repente todo el peso en el pie derecho. Esto provocó su caída y la derivación a la Guardia de nuestra Institución. Ingresa como paciente de medicina laboral con cobertura de Asociación de Riesgo del Trabajo. Hasta ese momento, era una persona asintomática que desarrollaba tareas de estiba. La radiografía del ingreso muestra una fractura del cuello del tallo femoral, apenas distal al cono de acople cabeza-tallo, el trazo de fractura es oblicuo casi vertical y la cabeza con el remanente de cuello permanece dentro del cotilo. Tanto el tallo femoral como el cotilo no presentan signos radiográficos de aflojamiento (Figura 1). REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 57 Se efectúa la revisión del componente femoral a los 11 días del ingreso. Mediante una osteotomía extendida de trocánter mayor, se accede a la cadera, fácilmente se extraen la cabeza y el cuello remanente del tallo desde dentro del inserto del componente acetabular. La cabeza del componente femoral estaba fuertemente unida a la porción proximal del cuello fracturado. El fragmento distal del tallo estaba firmemente fijado al manto de cemento, tuvo que ser extraído utilizando toda la longitud y la visión que otorga una osteotomía extendida de trocánter mayor. Se empleó un tallo de revisión modular no cementado de titanio de fijación distal, con doble lazada de alambre para fijar la osteotomía. El componente acetabular estaba firme, sin signos intraoperatorios de aflojamiento, en buena posición, con estabilidad intraoperatoria satisfactoria y sin signos significativos de desgaste del polietileno, por lo que no se efectuó la revisión acetabular. Tiempo quirúrgico total: 2 horas y 20 minutos, sin complicaciones. Ambas partes del tallo fueron recuperadas, lavadas con detergentes enzimáticos y con aire comprimido a presión, guardadas al vacío y enviadas al laboratorio de análisis de falla de la Facultad de Ingeniería de Mar del Plata, para completar su estudio (Figura 2). 58 Caso clínico 2 Mujer de 81 años de edad, peso 72 kg, talla 1,60 m, índice de masa corporal 28,1, que concurre al consultorio debido a dolor de comienzo abrupto en la cadera derecha al intentar colocarse una bota mientras estaba sentada en una silla. A partir de ese momento, no pudo descargar peso o caminar en forma independiente. Sus antecedentes quirúrgicos son reemplazo de ambas caderas con prótesis híbridas, la cadera izquierda operada 16 años atrás y la derecha, 14 años atrás. En la cadera derecha, refiere dos episodios de luxación tratados en forma no quirúrgica. Se toman radiografías y se observa una fractura del implante a nivel de la mitad del tallo. El trazo es horizontal, con desplazamiento en varo del segmento proximal y la cabeza femoral está dentro del inserto del componente acetabular. Tanto el componente acetabular como el segmento distal del tallo no presentan signos radiográficos de aflojamiento u osteólisis (Figura 3). Año 1 · Número 1 · 2015 La paciente asistía a controles periódicos desde hacía tres años por la cadera derecha con dolor leve en la región lateral, pero con poca dificultad para desarrollar sus actividades diarias. En las radiografías, se observaba un despegamiento (debonding) de todo el segmento proximal con imágenes radiolúcidas en las caras lateral y proximal del tallo, entre el tallo femoral y la capa de cemento. No había signos radiográficos de aflojamiento en la interfase cemento-hueso. La porción distal del tallo se mostraba firme sin aflojamiento en las radiografías de control. Nuestra propuesta de revisión data del 2010, pero nunca optó por realizarse el recambio debido a que la sintomatología dolorosa era leve, no interfería en su vida relativamente sedentaria y su elevado riesgo cardiológico desalentaba la cirugía de revisión (hipertensión arterial, coronariopatía, dislipidemia, angina crónica estable, infarto agudo de miocardio en 1990, antecedente de triple bypass en ese mismo año, secuela de necrosis del área inferior cardíaca, riesgo quirúrgico ASA III). El trazo de fractura es inmediatamente proximal al segmento distal fijo del tallo femoral, es decir que ocurrió en la zona entre el despegamiento de la porción proximal del tallo y la región distal que se encuentra bien firme al manto de cemento (Figura 4). Se efectuó la revisión del componente femoral mediante una osteotomía extendida de trocánter mayor. El segmento proximal se extrajo con facilidad luego de abordar y llegar al cotilo. El segmento distal del tallo y la totalidad del manto de cemento, tanto distal como en la región proximal del fémur donde se había despegado la prótesis se encontraba firme y debió retirarse utilizando el acceso que brinda la osteotomía extendida. Se implantó un tallo no modular poroso largo, no cementado de cromo-cobalto-molibdeno de fijación distal con cabeza modular. Se cerró la osteotomía con triple alambre. El componente acetabular estaba firme, en buena posición, con adecuada estabilidad intraoperatoria y sin mayores signos de desgaste, por lo que se optó por no reemplazarlo. El tiempo quirúrgico fue de 140 minutos. Ambos segmentos del tallo femoral fueron recuperados para el análisis de falla de materiales, limpiados con detergentes enzimáticos y aire comprimido a presión, guardados al vacío y entregados en el laboratorio de la Facultad de Ingeniería de Mar del Plata (Figura 5). Análisis de falla de los tallos femorales en la Facultad de Ingeniería de Mar del Plata La falla de un material es la pérdida de función de un elemento tanto por deformación (fluencia) como por separación de sus partes (fractura o ruptura). El análisis de falla es un estudio exhaustivo que integra diferentes pruebas para lograr determinar las causas probables de la falla/ruptura de un material. En estos casos, se utilizaron los siguientes métodos de observación y análisis. Fractografía: análisis de las superficies de fractura. Se realiza en forma macroscópica a ojo desnudo o con microscopio óptico de baja resolución, de aumentos de 20x o 50x con iluminación rasante. También, se efectúa en forma microscópica con microscopia electrónica de barrido que permite observar y caracterizar, a escala REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 59 nanométrica y micrométrica, los materiales, junto con la posibilidad de obtener imágenes tridimensionales de la superficie de fractura de un amplio rango de materiales. Permite, además, establecer la topografía sectorial de la superficie de fractura. Análisis metalográfico: estudio microscópico de las características estructurales de un metal o una aleación. Es posible determinar el tamaño del grano (la microestructura del metal), el tamaño, la forma y la distribución de varias fases o inclusiones que tienen efecto sobre las propiedades del metal. Para esto se utiliza el análisis químico por espectrometría de emisión óptica o de chispa. Con este análisis, se pueden identificar los materiales que componen la muestra, así como el porcentaje de cada uno de ellos. Para lograrlo se detectan las longitudes de onda características de cada elemento cuando sus electrones son excitados mediante una chispa. Fluorescencia de rayos X por energía dispersiva (EDX): técnica de muestreo que reconoce un gran número de elementos químicos y permite definir los resultados en tiempo real determinando qué tipo y porcentaje de materiales o elementos componen el material en estudio. Tiene una precisión de hasta 0,002% (20 ppm). Esta técnica consiste en evaluar la emisión secundaria o fluorescente de una muestra al ser irradiada con rayos X. Cada radiación es característica de un elemento químico determinado. Por lo tanto, interpretando cada radiación, se puede determinar la conformación química detallada de la muestra. Esto genera un espectro de energía dispersiva que muestra el tipo y la cantidad de cada elemento de la muestra. Modelo de diseño asistido por computadora (Computer-Assisted Design, CAD) en 3D: uso de programas de computación que permiten modelar en tres dimensiones (3D) el elemento por estudiar. Este programa puede crear un molde del implante o tallo femoral en estudio que es la visualización previa fotorrealista de ese material. En resumen, el programa crea un modelo virtual del elemento en estudio, en este caso, el tallo femoral. Estos modelos tridimensionales originados en el programa pueden ser generados como sólidos, formas poligonales o mallas según el algoritmo gráfico adoptado por el programa CAD que se emplea. Análisis tensional o tensión equivalente de Von Misses: utilizando como base el modelo tridimensional generado por CAD, se evalúan las tensiones que soporta dicho elemento y se expresan los resultados en contornos de colores para mostrar las tensiones generadas en cada lugar específico. Esto permite determinar qué grado de esfuerzo (stress) y 60 deformaciones soporta un componente, e identificar las zonas más solicitadas (pronas a rupturas), las zonas con mayor tensión equivalente (criterios de Von Misses) y las zonas sobredimensionadas. Todo esto permite predecir la posible localización de la falla o ruptura del material basada en la forma del diseño, y en qué cargas y tensiones se aplican a ese componente. Estos criterios definen que la falla elástica se produce cuando la energía de distorsión elástica rebasa cierto valor (criterio de falla elástica). Al estimar en qué lugar determinado del componente se aplican las tensiones máximas y sabiendo cuál es el valor máximo de tensión admisible de ese material, se puede estimar el grado de resistencia de la estructura y en qué lugar, de superar el valor máximo de tensión admitida para ese material, se produciría la falla o la ruptura. Análisis de falla del caso clínico 1 Se realizó la observación fractográfica del tallo femoral que se fracturó a nivel del cuello femoral pocos milímetros a distal del acople de tipo cono Morse, donde se une con la cabeza modular del tallo femoral. El origen y modo de crecimiento de las fisuras (cracks) que provocan la falla se pueden estudiar mediante la observación de la superficie de fractura (fractografía). Esto se lleva a cabo con microscopia óptica con aumentos de 20x a 50x e iluminación puntual rasante que permite evidenciar la textura de la superficie. De esta manera, el análisis de estas superficies brinda información respecto del sitio de inicio, la dirección y el modo de propagación de la fractura, así como del tipo de cargas actuantes. La superficie de fractura del cuello muestra claramente el punto de inicio y las marcas de playa (beach marks) típicas de una falla por fatiga corrosión (Figura 6). El sitio de comienzo de fractura es la región anterolateral del cuello femoral. La inspección detallada del tallo mostró una fisura secundaria en la cara medial del tallo (Figura 7). Esta fisura, si bien estaba presente, no fue la causa de falla de la prótesis. La posible falla a futuro se encontraba en el segmento del tallo femoral sostenido, en forma adecuada, por el manto de cemento. Esta fisura era visible a simple vista y estaba en el mismo lugar que el del inicio de la fractura principal. Esta fisura se abrió, en forma experimental, para poder observar su superficie, para esto se practicó un corte del ligamento remanente desde el lado externo. Al abrir esta fisura se observó que también poseía una superficie típica de propagación por fatiga (Figura 7). Año 1 · Número 1 · 2015 El análisis químico semicuantitativo de la sonda de fluorescencia de rayos X por energía dispersiva (EDX) muestra la composición de un acero inoxidable 316L. Esta composición química fue corroborada, con mayor exactitud, mediante un espectrómetro de chispa, los resultados de este análisis y las composiciones de referencia de estos aceros (AISI 304 y AISI 316) se resumen en la Tabla. La única diferencia en la composición entre el acero 316L y el acero inoxidable 316 es el máximo de carbono, es decir, 0,03% y 0,08%, respectivamente. Si bien la cantidad de carbono satisface para la calidad de acero 316L, el porcentaje de níquel resulta por debajo del estándar. El níquel sirve para estabilizar la fase austenítica (forma más estable que contiene más del 12% de níquel, no es ferromagnético) a temperatura ambiente y mejora la resistencia a la corrosión. Dada la estructura metalográfica encontrada, de granos equiaxiales, con carburos uniformemente distribuidos, se puede esperar del material una tensión de fatiga <200 MPa para un número de ciclos >106 (Figura 9). Análisis microscópico y químico del material Se inspeccionaron las superficies de fractura principal bajo microscopia electrónica seleccionando las muestras de tamaño adecuado para su inspección (Figura 8). La superficie de fractura tiene la estructura morfológica típica de la propagación por fatiga. Esto se manifiesta en el examen con microscopio óptico de baja resolución como marcas de líneas de playa. Esta es la zona sometida a máximas tensiones de tracción a cada paso cuando el paciente camina (Figura 10). En la zona donde se inició la fractura, se observan estrías o marcas de propagación por fatiga y fisuras secundarias. En la región superior derecha, se detectan líneas paralelas de la superficie mecanizada del cuello. Estas estrías remanentes no fueron eliminadas totalmente por el pulido de la prótesis. REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 61 El análisis metalográfico cerca de la zona de inicio de la fractura corresponde a una estructura de acero austenítico. Presenta, además, carburos distribuidos en la matriz y algunos sitios de inicio de fisuras secundarias (Figura 11). paciente, aplicando la máxima magnitud generada por los efectos dinámicos de la marcha, con aplicación de torsión, según las especificaciones de las normas IRAM 9422-3:1997 (1), IRAM 9422-4;1997 (2), IRAM 94226;1997 (3), IRAM 9422-7;1997 (4) e IRAM 9422-8;1995 (5). La región más solicitada es la curvatura medial del tallo, en la que las cargas producen tensiones de compresión superiores a las de la fluencia del material, pero como todo este segmento estaba fijo con un correcto manto de cemento y con la estructura ósea íntegra, esta fractura no progresó (Figura 13A). La que sí progresó y motivó la falla por fractura del cuello protésico fue la fisura a ese nivel, debido a que allí las tensiones son de tracción y generan condiciones más propicias para la aparición y propagación de fracturas (Figura 13B). Al analizar este caso de falla de una prótesis a nivel del cuello, se evidencia que el motivo de la falla es un caso de corrosión-fatiga, demostrado por las marcas de líneas de playa y la forma de propagación característica. Este tipo de falla no es raro, pues esta zona del cuello es sometida a fuertes solicitaciones de tracción debido a la excentricidad de las cargas. Composición química del material de la prótesis (%) Al solo efecto de realizar un análisis tensional de la prótesis, se generó un modelo CAD en 3D de esta (Figura 12). Si bien la prótesis está formada por dos partes, un tallo donde se acopla una cabeza modular mediante un cono Morse, la cabeza se modeló unida al tallo, ya que esta unión no resultó crítica en el motivo de la falla. El modelo se restringió al tallo femoral hasta la altura de la inserción en el fémur. Las cargas aplicadas corresponden a la de una persona de peso similar al del 62 Año 1 · Número 1 · 2015 Llama la atención haber encontrado una segunda fisura secundaria que no llegó a hacerse crítica, es decir, no llegó a fracturarse mientras estaba implantada con buena fijación por parte del cemento y con buena integridad de la estructura ósea. El comienzo de esta falla era en la cara medial. Es en este lado donde puede haber condiciones de micromovimiento entre el tallo y el cemento que generen condiciones de corrosión por micromovimiento (fretting) que puedan producir a futuro las condiciones para fracturarse. Ambas fisuras habían estado propagándose a lo largo del tiempo, pero la ruptura final se produjo en el cuello, porque existe una mayor velocidad de avance de la fisura por la forma en que recibe la carga. Dado el nivel tensional y el gran número de ciclos a los que había sido sometida esta prótesis (del orden de 107) era de esperar el fallo por fatiga. Dado el peso y la actividad del paciente (estibador) quizás debería haberse utilizado un material con propiedades mecánicas superiores. Sin duda, el diagnóstico radiográfico permite establecer la integridad del implante, así como definir, con certeza, el grado de fijación del tallo femoral; sin embargo, no permite detectar fisuras incipientes en el metal que pudieran generar rupturas de la prótesis. Análisis de falla del tallo femoral del caso clínico 2 Este es el caso de un tallo femoral cementado con 12 años de implantación y signos radiográficos de despegamiento (debonding) en los segmentos proximal y lateral. Este aflojamiento se produce por una interfase entre el tallo metálico y el manto de cemento. No hay aflojamiento en la interfase cemento-hueso que es donde, en forma más frecuente, se producen los aflojamientos de los tallos femorales cementados. Se analizó la superficie de fractura del segmento distal del tallo que estaba firme en buenas condiciones de fijación (Figura 14). La observación fractográfica de la superficie de fractura muestra que la fisura inicial se produjo en la región distal, pero las superficies no tienen marca de progreso como las que se ven cuando la propagación se produce durante mucho tiempo y bajo condiciones de carga variable. En este caso, la superficie es muy rugosa y muestra planos de clivaje característicos de límites de granos o dendritas grandes (corrosión intergranular). No hay marcas de líneas de playas. La propagación de la fractura, en este caso, es rápida. Mediante el análisis microscópico y químico del material, se inspeccionaron las superficies de fractura principal y un plano perpendicular a la fisura, que fue mecanizado y pulido para inspección metalográfica. El análisis químico semicuantitativo con sonda EDX para fluorescencia de rayos X por energía dispersiva en microscopio electrónico evidenció que la composición del material es una aleación de cobalto, cromo, molibdeno (Figura 15). Asimismo, se observó que la superficie de fractura agrupa zonas de mayor fragilidad (zonas más claras). Mediante la inspección en modo de electrones retrodifundidos, se diferenció una fase, cuya composición química resultó ser más rica en molibdeno (Figura 16). El modelo diseñado por CAD se restringió en el tallo de la prótesis femoral hasta la altura de la efectiva fijación de la prótesis dentro del fémur, ya que se observaba en las radiografías que el segmento proximal del tallo había hecho un despegamiento (debonding) del manto de cemento dejando sólo el segmento distal del tallo firme, sin aflojamiento y sostenido por este (Figura 17). REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 63 Las cargas aplicadas responden a la de una persona del peso de la paciente, aplicando la máxima magnitud generada por los efectos dinámicos, con aplicación de torsión según las especificaciones de las normas IRAM 9422-3:1997 (1), IRAM 9422-4:1997 (2), IRAM 94226:1997 (3), IRAM 9422-7:1997 (4) e IRAM 9422-8:1997 (5). La sección más solicitada en estos cálculos teóricos se produce justamente a la altura de la mitad del tallo femoral (zona roja), que es el lugar exacto donde se produjo la falla o fractura (Figura 18). El mecanismo de falla debió haber sido fatiga de bajos ciclos propagando rápidamente en forma frágil. Este material, si bien tiene elevadas resistencia mecánica y dureza, presenta una resistencia a la fatiga no muy superior a las aleaciones de acero inoxidable. En este caso, la presencia de una fase frágil formada por carburos durante la solidificación de la pieza fundida ha favorecido la ocurrencia de la falla. 0,67%.1-5 Al mejorar las técnicas de manufactura y con el comienzo del uso de nuevas aleaciones de cromocobalto-molibdeno o de titanio, los componentes se volvieron más resistentes a las fracturas.6 Se han publicado reportes de fallas por fractura con una prevalencia muy variada: 2% para tallos forjados de cromo-cobalto-molibdeno,6 2,6% en estudios presentados entre 1973 y 1975, 0,15% en el Registro de Implantes Sueco de 1999-2003 y hasta el 11% en otros diseños de tallos.1-4 Se podría decir que este análisis de falla muestra que intervinieron, al menos, tres tipos de corrosión: 1) corrosión-fatiga: que son cargas cíclicas repetitivas por debajo del umbral de fractura, 2) corrosión intergranular: que es la causa de falla por propagación más rápida y 3) corrosión por micromovimiento (fretting) que, al haber una sujeción deficiente del tallo (aflojamiento proximal con fijación distal satisfactoria) generaba las condiciones de fragilidad que, finalmente, llevaron a la fractura (Figura 19). Discusión La prevalencia de fracturas de tallos femorales es variada. En los comienzos de la historia de los reemplazos de cadera con tallos de acero inoxidable era del 0,23% al 64 Los informes de fracturas de cuellos de tallos femorales son aún más escasos.11-14 Se han descrito fracturas de Año 1 · Número 1 · 2015 cuello protésico en tallos no modulares, de modularidad simple (cono de acople Morse cabeza-cuello) y de doble modularidad (cono de acople Morse cabeza-cuello más cono de acople Morse cuello-tallo).1,8-10 Muchos factores asociados aumentan el riesgo de fractura del componente femoral, ya sea a nivel del tallo o del cuello. Los dividimos de la siguiente manera: - Factores relacionados con el paciente: sexo masculino, sobrepeso excesivo, actividades de alto impacto, enfermedad bilateral de cadera, enfermedad de columna lumbar y reemplazos de cadera bilateral.1,4-9 - Factores relacionados con la cirugía: posicionamiento en varo del tallo, tallo subdimensionado en tamaño, aflojamiento proximal con fijación distal adecuada, manto de cemento asimétrico, poco soporte proximal por ausencia de calcar, marcado del tallo al pasar alambres de cerclaje, recubrimientos rugosos o con PMMA proximal en tallos cementados.3,4,9 - Factores relacionados con la prótesis: selección inadecuada de materiales, defectos de manufactura o de metalurgia, fallas de diseño por puntos álgidos débiles o áreas de mayor solicitación, disminución del área transversal del tallo.6,7,10 Con respecto a este último punto, se agregan los tallos con aumento de modularidad, es decir, aquellos llamados de doble modularidad con conos de acople cabeza-cuello y cuello-tallo. Las fracturas de los tallos femorales, en general, ocurren luego de muchos años de uso in vivo y resultan de un mecanismo de fractura por fatiga del material.18???? Los episodios traumáticos de alta energía, con frecuencia, ocasionan fracturas periprotésicas del fémur proximal, pero típicamente no causan falla del implante por fractura sin un mecanismo de falla subyacente.19 Los mecanismos de falla subyacente que favorecen el inicio y la propagación de la fractura del material son fenómenos corrosivos. La corrosión se define como la degradación de un material debido a la reacción al medio ambiente en que se encuentra. Esta degradación implica el deterioro de sus propiedades físicas, ya sea por debilidad, por pérdida de material o por ruptura de estructuras que lo forman. Los materiales que se ven afectados por corrosión son los metales, los polímeros (plásticos, gomas) o las cerámicas (concreto, ladrillos). Como los metales son los materiales estructurales más utilizados es sobre ellos que se habla al referirse a corrosión. La mayoría de este proceso es de naturaleza física y electroquímica. La corrosión ocurre en los metales, porque los usamos en ambientes donde son químicamente inestables. Solamente el cobre y los metales preciosos (oro, plata, platino) se encuentran en la naturaleza en estado metálico. Todos los otros metales, inclusive el hierro, el metal más utilizado, son procesados de minerales. Los metales tienen gran fuerza y rigidez; por este motivo, se los emplea para fabricar las prótesis de cadera, pero son susceptibles a la degradación electromecánica (corrosión). Los metales más empleados en cirugía reconstructiva están limitados a tres clases: acero inoxidable (basados en hierro), aleaciones basadas en cobalto y aleaciones basadas en titanio. Cualquiera de ellos debe tener las siguientes propiedades para ser apto como implante articular: composición química biocompatible que evite reacciones tisulares adversas, excelente resistencia a la degradación por corrosión en el ambiente de fluidos humanos, fuerza aceptable para soportar las cargas cíclicas de la marcha, un bajo módulo de elasticidad para evitar la reabsorción ósea periprotésica y alta resistencia al desgaste para evitar la generación de debris. Aleaciones utilizadas en implantes Acero inoxidable, AISI 316L, ASTM F55 y F138. Contiene: cromo 17-20%/níquel 13-15%/molibdeno 2-3%(29)/Fe: balance L significa bajo contenido en carbono (<0,03) lo cual lo hace menos susceptible a la corrosión intergranular.7 Aleaciones basadas en cobalto REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 65 Este tipo de aleaciones tienen muy buena resistencia a la corrosión. Las más usadas son: cromo-cobaltomolibdeno fundido (F75), cobalto-cromo-níquel forjado (F90) y cobalto-níquel-cromo-molibdeno forjado (F562); este último es el que tiene mejor conducta anticorrosiva.6,8,16,17,20,21 La American Society for Testing and Materials (ASTM) y las normas ISO (International Organization for Standardization), en los Estados Unidos, y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), en la Argentina, especifican las características químicas, mecánicas y microestructurales de los materiales que forman las aleaciones para ser usadas en la fabricación de un implante quirúrgico, pero no especifican las propiedades del producto final, es decir, del tallo femoral. Desde el momento en que no hay un estándar del producto terminado, en cuanto a especificación de propiedades tensionales y microestructurales, no es posible predecir la conducta de servicio que tendrá dicho implante metálico.35 La Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos tiene un sector de reportes de eventos adversos causados por los implantes, denominado MAUDE, donde se comunican los implantes que han tenido fallas, por ejemplo, fracturas. En este sector, están reportados los implantes que han sido retirados de la venta (recall).36 Los metales que se usan como implantes reaccionan, en forma espontánea, al tomar contacto con el oxígeno formando una capa o film de óxido más o menos protectiva, este fenómeno se llama pasivación. Esta capa es muy delgada, de pocos nanómetros, pero es altamente protectiva entre la superficie del metal y el ambiente agresivo que la rodea. La protectividad de esta capa está dada por la tasa de transferencia de iones que permite. Cualquier violación en esta capa de óxido llevará, en forma inmediata, a la corrosión hasta que esta vuelva a formarse. El tiempo que tarda en formarse esta capa se llama tiempo de repasivación y depende de la composición del metal y de la disponibilidad de oxígeno. Por ejemplo, para las aleaciones de TiAlV es de tan solo 60 milisegundos. La corrosión general o uniforme es la que sufre todo metal al ser sumergido en soluciones electrolíticas, esto provoca la remoción uniforme de material desde la superficie. Tanto el acero inoxidable, como las aleaciones basadas en cobalto o titanio tienen una alta resistencia a este tipo de corrosión, lo que hace que este proceso sea lento, visiblemente indetectable. Toda la corrosión uniforme que puede sufrir en su vida útil este metal excede los límites de vida de nuestros pacientes. 66 Son los otros tipos de corrosión los que debemos evitar o, al menos, disminuir. Para explicar todas las otras formas de corrosión que afectan a los metales de los implantes, evaluaremos los análisis de falla de los casos clínicos presentados. El ambiente corrosivo que rodea a los tallos es simulado en forma experimental como solución fisiológica de ClNa al 0,9% con algunas sales inorgánicas a temperatura de 37°C. Esto que se asemeja al plasma, es altamente agresivo, pues tiene mucho contenido de iones tipo cloruros con gran capacidad corrosiva. El líquido sinovial, además de todo esto, tiene componentes orgánicos, entre ellos proteínas, que forman una capa de biofilm sobre la superficie del metal la cual favorece el proceso de corrosión. El caso clínico 1 se trata de una fractura del cuello de una prótesis de acero inoxidable 316L por un mecanismo de falla por corrosión-fatiga. El análisis de la superficie de fractura muestra que el sitio de comienzo de la fractura fue en el sector anterolateral del cuello y con una dirección de propagación hacia posteromedial con una inclinación de 30°. En este caso, la composición del acero inoxidable 316L tenía una cantidad adecuada de carbono, pero era deficiente en la cantidad de níquel, que es el elemento que mejora la resistencia a la corrosión. La observación por microscopia electrónica muestra que la propagación fue por fatiga, pues se evidencian las marcas de playa o de tipo almejas (clamshell). Este es un tipo de falla de lenta evolución. Por otra parte, la modelación asistida por computadora revela que, en teoría, la región medial del cuello es la zona más solicitada. En este sector, hay cargas compresivas y excéntricas que pueden superar la fluencia de este material. El trabajo de Wroblewski y cols.18 muestra un patrón similar de falla en 70 tallos Charnley de reverso-plano (flat-back) fracturados. Estos tallos tienen los bordes anterior y posterior, vistos desde el costado, en ángulo recto y la superficie entre ellos es plana. Todos los trazos de fractura eran oblicuos, con inclinación hacia arriba al lado opuesto. La propagación, similar a nuestro análisis de falla, siempre comenzando desde el ángulo anterolateral, pero en estos casos, en lugar del cuello, es a nivel del tallo en la unión del segmento curvo y el segmento recto. Existía, en estos casos, una torsión del segmento proximal hacia atrás y hacia abajo. Los tallos presentaban un reborde elevado del lado medial que es la última parte donde se fractura el tallo al no poder soportar la carga y fallar por ruptura. La oblicuidad de la fractura, el doblado o la torsión Año 1 · Número 1 · 2015 del segmento proximal, la forma de propagación del trazo de fractura y el lugar del reborde medial metálico indican que la carga principal de la cadera viene en dirección anterosuperior. En el apoyo del talón (heel strike), la cadera recibe carga en flexión y, en el despegue (push-off), el cuerpo se proyecta hacia arriba y adelante. Por lo tanto, la carga de la cadera es hacia abajo y atrás. Como el tallo está lateralizado (off-set) en relación con la cabeza femoral, la carga en la cabeza del componente ejerce un momento torsional alrededor del tallo. El esfuerzo máximo (stress) se concentra en el ángulo anterolateral, que es donde comienzan las fracturas. Otro trabajo que muestra, mediante análisis de falla, un mecanismo de falla por fatiga, es el de Woolson y cols.6 son 8 fracturas de tallo en 564 cirugías. Las fracturas eran también en la unión del tercio medio y distal del tallo, en el ángulo anterolateral, y con imagen de marcas de playa que muestran la lenta y progresiva propagación por fatiga al aplicarse cargas cíclicas. Es interesante destacar que las fracturas comenzaron, en la mayoría de los casos, donde estaba el grabado láser con información de la prótesis. Esta zona, que era más lisa, se presumía que era por el derretimiento localizado por las altas temperaturas (1350°) del grabado láser que provoca una zona defectuosa de 10-20 micrones, dando un punto álgido de debilidad (stress riser) que precipita el inicio de la fractura. El reporte de Chao y cols. 3 describe fracturas de tallos no cementados de aleación de TiAlV, en el que el mecanismo de fractura correspondió a un proceso de fatiga en el 90% de los casos. Esta falla ocurrió en el cuello cerca de la unión cabeza-cuello. El análisis detallado de la superficie de fractura revela que no había marcas superficiales atribuibles a daño físico producido por la implantación o la extracción. En cambio, sí tenía estriaciones por fatiga con marcas de playa, que muestran la secuencia de eventos de propagación, fisura (crack) de inicio, fisura de frenado, fisura de reinicio, lentamente progresiva y discontinua. Al igual que en nuestros casos la fractura se inició en la región anterolateral del cuello. A modo de breve conclusión, el mecanismo de falla que actuó, en forma primaria en este caso, se denomina corrosión-fatiga y se caracteriza por la degradación mecánica de un material (en este caso, el cuello de un tallo de acero inoxidable 316L) en un ambiente corrosivo, sometido a cargas cíclicas. Estas cargas, tensionales y cíclicas, por debajo del umbral de fractura del material (fluencia o fuerza de fatiga) se ven, a veces, ayudadas por marcas (pitting) que llevan a la formación de fisuras que desencadenan la ruptura total. El caso clínico 2 se trataba de un tallo cementado de cromo-cobalto-molibdeno de superficie texturada a proximal y superficie pulida en espejo a distal, con signos de aflojamiento radiográfico de tipo despegamiento (debonding) que sufre fractura por dos mecanismos de corrosión coexistentes: corrosión intergranular y corrosión por micromovimiento (fretting). La paciente tenía indicación de revisión desde hacía varios años, pero por problemas cardíacos, no había aceptado el recambio protésico. La fractura del tallo con el remanente distal fijo llevó a una revisión de mayor magnitud. La observación fractográfica muestra que la superficie de fractura es rugosa con planos de clivaje característicos a partir de los límites de granos del metal (unidad microestructural). En este tipo de corrosión intergranular, el ataque corrosivo se produce sobre los límites de los granos de metal o de aleación que forman el implante, o adyacentes a ellos. No hay marcas de líneas de playas. La propagación de la fractura, en este caso, es rápida. Al definir la composición de la aleación se evidencia que las zonas de mayor fragilidad contenían una composición química más rica en molibdeno. El modelo diseñado por computadora muestra que el tallo, al estar fijo hasta la mitad de la longitud, recibía una carga tensional muy alta en el punto de transición de fijación distal-aflojamiento proximal. Esto provoca el modo de falla de tipo IV descrito por Grueny y cols.22 como fatiga por ménsula inclinada (bending cantilever fatigue). La pérdida total o parcial del soporte proximal del tallo mientras la porción distal está firmemente unida al cemento hace que este migre o se deforme hacia medial. Al separarse el tallo del manto de cemento proximal, la transferencia de carga al fémur proximal desaparece y el tallo de transforma en una ménsula inclinada que debe resistir cargas cíclicas repetitivas. El ejemplo del trabajo de Grueny y cols.22 muestra un caso de fractura del tallo similar al evaluado en este estudio. Este segmento proximal con insuficiente sostén provoca movimiento o micromovimiento entre el tallo y el manto de cemento. Este es el segundo tipo de corrosión llamado corrosión por micromovimiento (fretting) y es el mismo tipo de corrosión que ocurre en los conos Morse. Despegamiento es el término que se utiliza para describir la pérdida de unión entre el tallo metálico y el manto de cemento acrílico. Las primeras manifestaciones radiográficas son la formación de una línea radiolúcida en la región lateral y proximal del tallo provocada por REVISTA. Cirugía Reconstructiva de Cadera y Rodilla 67 la leve subsidencia del tallo. Este despegamiento, al menos para los tallos de tipo Charnley, podría ser la manifestación de un proceso de aflojamiento o aflojamiento futuro (líneas radiolúcidas >2 mm) o para los tallos pulidos, esta leve subsidencia podría manifestar una fijación más firme en el manto de cemento. En general, si la línea radiolúcida es <2 mm, no es de aparición temprana y el tallo pulido en espejo no es signo de aflojamiento y no tiene efecto significativo en la supervivencia a largo plazo de la prótesis.23 El trabajo de Woolson y cols.6 de 564 cirugías con 8 fracturas de tallo mostraba el modo de falla típico del tallo Precoat y Precoat Plus de Zimmer; este implante al igual que el tallo del caso 2 presenta el tercio proximal con una superficie texturizada (rugosa) y, en algunos casos, recubiertas con PMMA. Todos estos tallos (al igual que en nuestro caso) mostraban despegamiento del implante metálico del manto de cemento proximal, pero ninguno tenía signos de aflojamiento en la interfase cemento-hueso, tanto a proximal como a distal. En cuanto a la asociación de aflojamiento del tallo femoral con fractura del tallo, hay estudios que lo asocian en un 62% de los casos.3 Si bien la causa primaria de aflojamiento de los tallos femorales cementados es la pérdida de fijación en la interfase cemento-hueso, el uso de superficies ásperas o rugosas a proximal para aumentar la fijación no ha resultado satisfactorio. Hay muchos estudios de tallos cementados con superficies rugosas a proximal con pobres resultados.28-30 Esta superficie rugosa hace que se formen más espacios o gaps en la interfase cemento-tallo31-34 y estos sirven de iniciadores para el despegamiento (debonding). Recomendaciones de aplicación clínica Situaciones que aumentan el riesgo de fractura del tallo - Tallos femorales cementados con signos de aflojamiento proximal y migración en varo del tallo. - Tallos femorales cementados con despegamiento proximal y líneas radiolúcidas tallo-cemento en región proximal y lateral del fémur proximal, con buena fijación distal. Esto es motivo suficiente para una revisión profiláctica antes de que se fracture el tallo. - Tallos de revisión no cementados largos, con buena fijación distal, sin soporte proximal (uso de osteotomía extendida de trocánter) con diámetros <13,5 mm o con acoples modulares con conos de bajo diámetro. 68 - - Pacientes obesos, con índice de masa corporal >30, activos, tallo femoral en varo. Pacientes muy altos y con peso corporal elevado: no utilizar sistemas de doble modularidad, sobre todo con cuellos largos y cabezas grandes. Situaciones para prestar atención: reabsorción del calcar, fallas de fijación ósea o del manto de cemento proximal. Evitar el uso de tallos cementados con región proximal de superficie texturizada rugosa y región distal pulida en espejo. Limitar el uso de la modularidad de acuerdo con la necesidad específica. A mayor cantidad de acoples, mayor micromovimiento en esas uniones, mayor probabilidad de liberación de iones metálicos y de fracturas. Conclusión La fractura de un tallo femoral, en el cuerpo del tallo o a nivel del cuello es una complicación que requiere una cirugía de revisión con cierta dificultad técnica. Los mecanismos que producen o aceleran estas fracturas generan, además, otros tipos de complicaciones por la liberación de iones, metalosis, reacciones adversas a metales, reacciones de hipersensibilidad, etc. Debemos estar atentos a las situaciones que aumentan el riesgo de fractura, a saber, pacientes obesos, activos, tallos en varo, aflojamiento proximal con fijación distal, etc. Es importante prestar atención a la selección de los implantes, elegir aquellos con supervivencia >90% a 10 años de seguimiento, para estar dentro de estándares de tratamiento. El desarrollo de los registros de implantes nacionales seguro nos ayudará a seleccionar implantes adecuados. Agradecimiento Al Ingeniero Aníbal Márquez, miembro del Departamento de Materiales de la Facultad de Ingeniería de Mar del Plata, por realizar los análisis de falla presentados en este trabajo. Año 1 · Número 1 · 2015 Bibliografía 1. Charnley J. Fracture of femoral prostheses in total hip replacement: a clinical study. 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