Download anestesia en pacientes con enfermedades endocrinas
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
ANESTESIA EN PACIENTES CON ENFERMEDADES ENDOCRINAS Por M. L. JAMES, M.D. Una revisión del manejo anestésicD, en pacientes con desórdenes suprarrenales y tiroideos. Tomado de Anesthes!2.. Volumen XXV N9 2 - Abril de 1970 Traducción : Juan Ramón Correa C., M.D. hipofisarios, Aunque muchos pacientes con en fermedades endocrinas son bien pre parados por el médico para el Acto Operatorio, a veces el Anestesiólogo se ve en la ohligación de diagnosti car e instaurar una terapia, sobre todo en los casos aogudos. Este -ar tkulo subraya la fisiopatología y el control anestésico de las alteracio nes arriba anotadas. LA IDPOFISIS Hipofunción. ffil hipopituitarismo en los adultos es causado por la destruc ción del tejido glandular normal por la invasión de procesos compresivos, tales como el craneofaringioma y los adenomas glandulares no funcionan tes. Cirugías y traumatismos ante riores pueden también haberla des truído. En las mujeres puede ser el resultado de un infarto adenohipofi sario a causa de una grave hemor,ra gia post~partum (síndrome de Shee han). En los niños es raro y su etiolo gía a menudo desconoci:da, 25% de los niños estudiados tenían lesiones del sistema nervioso central. Puede haber deficiencia selectiva de una o más hormonas. Los desór denes fisiológicos presentes, pueden ser explicados por la carencia o au sencia de una de las siguientes: 1. Hormona del creoimiento, hay re tardo del orecimiento infanttl y sensibilidad a la insulina en to das las edades, con hlpoglicemias espontáneas. 2. ACTH. Aparece una falta de se creción de cortisol que a su vez disminuye la capacidad renaJl pa ra excretar sobrecargas acuosas, siendo muy fáoiles las intoxica ciones hidricas con hipernatre mia. 3. Tirotrofina, suelen encontrarse síntomas tales como bradicardia, hipotensión, hi.percolesterolemia, ECG de bajo voltaje e hipotermia. 4. Hormonas gonadotróficas, la no aparición de los caracteres se xuales secundarios o la desapa rición de los existentes. 216 5 . Hormona antidiurética, causa la diabetes insípida, ,p ero solo ocu rre en el panhipopituitarismo, por la destrucción completa de am bos lóbulos. La poliuria puede no ocurrir a causa de estar enmas carada por la retención acuosa causada a su vez por el cortisol también ausente. Estas deficiencias pueden ser :par ciales o completas. . Si la secreción de corticotrofina es tá alterada la deficiencia de cortisol se ve agravada en cualquier forma de stress, como un traumatismo o una infección, ingesta de agua en ex ceso, dosis normales de ana!lgésicos o sedantes, grandes alturas, frío o du rante el parto o la cirugía efectuada sobre la hipófisis misma. Todos los anteriores pueden conducir al coma hipofisario el cual demanda una te rapia intensiva. Los casos no controlados deben prepararse para la anestesia y la ci rugía con las siguientes medidas: 1. Infusión endovenosa de glucosa al 5%, controlando la presión venosa central (PVC) luego si es necesario, continuar con solución salina. 2. Si la temperatura redal es ba ja se debe recalentar cuidadosa mente al paciente. 3. Hidrocortisona endo,v enosa 100 mgs. cada 4 horas. 4. L-triyodotironina a dosis mínimas 2.5 a 5 rngs. (cada 24 horas). Los casos controlados deben reci bir glucocorticoides en dosis de man tenimiento (25 a 50 mgs. de acetato de cortisona) y tiroxina 0, 1 a 0,3 mgs. diarios vía ora!l. Los mineral corticoides no está.n indicados debi do a que en la mayoría de los casos de hipopituitarismo la secreción de al dosterona probablemente sea ade cuada. Todos los casos necesitarán hidro cortisona adicional de acuerdo al ré gimen sugerido en el cuadro N9 1, no está indicada la tiroxina y no hay peligro si se omite por unos días. CUADRO N9 1 Día de la cirugía: Hidrocortisona 100 mgs/ I.M. Una hora antes de la cirugía. Hidrocortisona 100 mgs.;I.V. durante la operación. Hidrocortisona 100 mgs./ I.M. 6 horas después. 19 al 39 días post-operatorio: Hidrocortisona 100 mgs/ I.M. cada 6 horas. Días subsiguientes: Retornar al régimen preoperatorio o a las dosis de mantenimiento. La anestesia general no debe pre sentar problemas indebidos si se pre para el paciente de una manera ade cuada. Sin embargo el h~p{)pituita risrno se asocia con una sensibilidad alta a los narcóticos y a 10B anesté sicos de una manera general. La pre medicación debe ser mínima y se de ben usar dosis bajas de agentes in ductores. No hay contraindicaeión pa ra usar la anestesia peridural o ra quídea, con la ventaja de no usar nar cóticos y anestési'Cos. Puede ocurrir hipotensión si el cu brimiento con esteroides, es~roidea es inadecuado y debe corregirse con hidrocortisona endovenosa, 100 a 200 mgs. Hiperpituitarismo. El exceso de hor mona del crecimiento produce en los ~dultos acromega.'lia y en los niños y adolescentes gi'gan.tismo. Los acromegálicos son particula r mente susceptibles a las en.fermeda des carcliovasculares y por lo tanto a .p adecer insuficiencia cardíaca y ac cidentes cerebro-vasculares. A menu" do tienen el corazón hipertrófico y flácido. Cerca del 20 % de ellos pa decen de dialbetes MeHitus insulino resistente, la cual a su vez agrava el riesgo de las complicaciones cardio vasculares. En los estados finales de 'l a enfer medad el tumor expansivo puede ce sar de producir la 'h ormona y la des trucción de los tejidos normales sub yacentes puede causar hiopopituitaris mo parcial o .t otal. Ocasionalmente la acromegalia hace parte de un sin drome pluriglandu'lar asociándose a hiperparabiroidismo y a la calculosis renal. Desde el punto de vista anató mico la macroglosia y el prognatismo pueden dificultar la intubación. La anestesia general está indicada para la remoción del ~denorna, en for ma análoga como para cualquier ope ración supratentorial usando solucio nes hipertónicas para mejorar el ac ceso quirúrgico. .si el tumor es activo, el paciente puede ser resistente a los agentes anestésicos, y las dosis hipnóticas de Pentotal deben valorarse de acuerdo a la respuesta del enfermo. Paradó jicamente una resistencia simi'lar se encuentra en los enanos hipopituita rios con quistes de la bolsa de Rath ke. La Ih ipotermia puede estar indi cada para operar grandes tumores donde podría presentarse un daño hi potal!imico. Un traumatismo tal pue de a su vez producir edema cerebral, irritación del sistema nervioso autó nomo lo cual produciría hipel'pirexia. Se usa actualmente la respiración con trolada, y la hipotens·ión deliberada es actua.'lrnente innecesaria y desacon sejaJble. Es necesario el monitoreo ECG y el control intra-arterial de la pre sión sanguínea. Con cifras bajas de Pa C02, son menos probables las arritmias causadas por ,l a tracción de los lóbulos frontales. 217 Controles post-operatorios conti nuos de los niveles de electrolitos y del balance acuoso. Si el flujo urina rio excede a la ingesta en cualquier momento en más de 600 mI., o si la orina sobrepasa Ilos 200 mI. hora ad ministrar tannato de pitresina en aceite, 5 unidades I. M. Se dice que su acción dura cerca de 72 horas, por lo tanto puede ocurrir una sobrecarga hídrica si se aumenta la ingesta. Sin embargo en 101 hipofisectomías reali zadas en el Hospital Ra:ddiffe, a solo 52 pacientes se les administró Pitre sina. La cobertura esteroidea se empieza durante la hipofisectomía con 100 mgs. de hidrocortisona endovenosa y se continúa esta dosis cada seis ho ras durante cuatro días y luego se reduce a los niveles de mantenimiento. La depresión de la función tiroidea no aparece antes de dos o tres sema nas de tal suerte que ·las necesidades de rtiroxina no comienzan antes de los 10 días o aún más. Si hay diaibetes mellitus presente puede ser necesaria la insulina solu ble en el post-operatorio, pero en es tos días hay niveles mucho más ba jos de la hormona del crecimiento que a su vez disminuye la severidad de la misma. AIgunas formas de rebino patía diabética se mejoran con la hipofisectomía. Los requerimientos in sulínicos de un diabético en la ma ñana de la operación son sólo 1/ 6 de las de seis usuales, y en el post-ope ratorio éstos suelen ser de 1/ 3 o 1/ 2 de los requeridos por el paciente. La dialbetes de aparición tardía controla da con agentes hipoglicémicos or8iles en un paciente sometido a hipofisec tomía, no necesita insulina el día de la operación. frecuentemente. Las metástasis del carcinoma mamario son la indicación más común para realizar :l a hipofi seotomía, por lo tanto consideramos justmcado incluir los siguientes co mentarios. La enfermedad y su trata miento 'Produce: 1. Anemia, trombocitopenia y predisposición a sangrar. Un estudio realizado en el Departamento de Oto rrinolaringología del Hospital Raddif fe, entre los años 60 y 70 en todos los pacientes con carcinoma mama rio diseminado, sometidos a hipafi sectamía ·transetmoidatl arrojó los si guientes resultados: de 101 pacientes el con mayor nivel de hemoglobina en el momento de admisión tenía 11,8 gms. %; 80 pacientes requirie ron transfusiones sa..nguíneas (1,2 li tros la mayor) y se informó sangra do moderado o severo en 11 y sólo fueron empleados dos técnicas qui rúrgicas standar. 2. - Derrames pleurales, los cua les debían ser drenados a fin de evi tar dificultades respiratorias. Las metástasis, a..demás, pueden obstruír un bronquio y producir atelectasia. De esa misma serie de pacientes, 26% tenían derrames 'Pleurales visi bles a los Rayos X y un 16% sufría de fracturas patológicas de las costi llas. 3. Alteraciones óseas secundarias y riesgo de fracturas pa..tológicas al co locar al paciente en la mesa de ope raciones. 4. Edema pigmentado de :los bra zos y las manos que ocultan los va sos sanguíneos siendo necesario usar las venas de los pies para instaurar la terapia endovenosa. METASTASIS CARCINOMATOSAS 5. Alteraciones hepáticas secunda rias con daño funcional, estos son los casos que no responden bien a la Hipofoisectomía. La vía de entrada origInal de los Neurocirujanos era a través del tem poral o de láminas frontales. Con el desarrollo de la ruta transetmoidatl y del acercamiento osteo-plástico transnasal, por los Otorrin01anringó logos la operación se realiza más Es esencial la cobertura esteroidea, dando también Pitresina y Tiroxina en el postoperatorio como anotába mos antes. En las series anteriores hubo dos períodos críticos 'PaTa ad ministrar Pitresina, el 29 y 99 días del postoper8itorio. HIPOF1SECTOMIA PARA LAS 218 LA CORTEZA SUPRARRENAL Hipofunción. De'b e pensarse 'e n una insuficiencia suprarrenal en las si guientes condiciones: 1. roideo. Pacientes tratados con este 2. - En las adrenalectomías pre vias, realizadas usualmente 'Para tra tar el carcinoma mamario o la En fermedad de Cushing. 3. - En la enfermedad ue Addi son; debida a: tuberculosis, atrofia primaria, invasión carcinomatosa me tastásica, amiloidosis o infarto. Hoy en día la causa más frecuen te de hipocorticalismo es :l a debida al tratamiento esteroideo. Estos supri men la secreción de cortitrofina, lo cual a su vez produce atrofia supra rrenal secundaf\ia, e inadecuada res puesta frente al stress del eje hipo talámOihipofisosUiprarrenal. Este des ajuste puede persistir hasta un año después de administrar uosis ex'cesi vas de Prednisona 'de 7,5 rugs/ día. La recuperación tiende a acelerarse cuando el paciente ha recibido dosis menores por períodos más cortos. Grandes cantidades de esteroides aplicadas en fOf\ffia tópica pueden a b sorberse y suprimr la secreción de cor.ticotrofina, especialmente cuando se usan con vendajes plásticos oclu sivos. El grado de supresión varía con los pacientes y el tipo de este roiue utilizado. Jamés y colaboradores demostraron que esto solo ocurre mientras dura el tratamiento. Pumpton y colaJboradores así como otros investigadores, han sido inca paces de encontrar una relación con sistente entre la duración del trata miento, las dosis administradas y el grado de supresión del eje hipofiso suprarrenal. Se ·h an usado varios exá menes para demostrar la integridad de dicho eje. Entre ellos se han in cluído: 1. - Aumento de los niveles plas máticos delcortisol. Subsiguientes al retiro de 'los esteroides. La uesven taja de este sencillo test ,e s la de no medir la respuesta máxima hipofiso 3uprarrenal frente al stress. Puede ha ber una alteración grave a pesar del aumento del cortisol a niveles nor males. 2. - La respuesta suprarrenal a la cOI1bicotrofina. El corlisol plasmá tico es medido antes, media Ihora y una hora después de la inyección in tramuscular de 250 mgs. de ACTH sintética (tetracosactrin, Synact:hen) su desventaja radica en demostrar solo la reserva suprarrenal y no la respuesta hipofisaria. 3. - El test de la metyrapona. Se basa en el aumento de la excreción de los 17 -exogenicoesteroides en pre sencia de un eje hrpotalamo-hilpofiso suprarrenal intacto. La metyrapona bloq~ea la ll...¡hidroxilación de las moléculas esteróideas de tal manera que los niveles ,plasmáticos de cor tisol uisminuyen. Con una hi,póf.jsis funcionando, los niveles de corticotrofina deben au mentar 'Para que 'las suprarrenales a su vez incrementen la síntesis de es teroidea y así se encuentra superpro ducción de los precursores del corti sol. Estos se hal'l an en la orina como 17-exogenico-esteroiues. 4. - La respuesta a las hipoglice mias inducidas por la insuHna. Pue de producirse una forma de stress por la inyección intravenosa de dosis de insulina ue 0,15 uniuades/K (hasta 0.3 unidades/ K se usan en caso de inslllino resistencias, como en -la acro megalia). Se ha definido como una respuesta normal el aumento del cor tisol plasmático desde 5 mgs. hasta un máximo de 20 mgs. o más. Este tipo de respuesta frente a un stress inducido es considerada como una de las valoraciones más exactas del eje antes mencionado . En la enfermedad suprarrenalpri maria (Addison) . Hay también defi ciencia ue mineral-corticoides tanto co.mo de Glucocorticoides. Producién dose a su vez pérdidas renailes de so dio, de tal forma que disminuye el volumen del líquido extracelular, apa rocienuo hipotensión con hemoconcen tración. Un flujo renal bajo a su vez aumenta la uremia, y la retención de 219 los iones de hidrógeno y de amonía co. La falta de glucocorti<!oides dis minuye el filtrado glomerular y a su vez también favore~e la retención de urea. Los glucocorticoides no solo son necesarios para que los riñones res pondan a los mineralcol'ticoides, prin cipalmente la aldosterona; sino que su deficiencia se asocia con hipoten sión y disminuóón de -la contractili dad del miocardio. Hay también ten dencia en estos pacientes a ,l a hi:po gli~emia por la reducción concomi tante de la gluconeogénesis y por la sensIbilidad aumentada a la insulina. Estos desórdenes se acentúan en las llamadas CrISIS Addisonianas , producidas por un traumatismo o una infección. Stuart Mason y cola boradores han revisado el cuadro clí nico de :l a enfermedad de Addison y han descrito dos grupos. En el pri mero la aparición de los síntomas es lenta, mientras que en el segundo la enfermedad es aguda y rápidamente fatal, siendo éstos particularmente sensibles a los stress y a las inter venoiones. PREPARACION PARA LA ANESTESIA Y OIRUGlA En las crisis Addisonianas son esenciales los tratamientos vigorosos. 1. Succinato de hidrocortisona endovenosa comenzando con 100 gms. y repitiendo las dosis cada cuatro o seis horas. La hidrocortisona se pre fiere a ;l a Prednisona, debido a que esta última no corrige la pérdida re nal de sodio. 2. - Soluciones endovenosas glu cosadas y saUnas. Bajo control de la Presión Venosa Central, dando de 2 a 4 litros en doce horas, alternando las so'¡uciones saJlinas normales con Dex,t rosa en salina. 3. - Suministrar mineralcorticoi des tales como la desoxicorticostero na en forma de acetato en solución oleosa por vía intramuscular, 10 mgs. inicialmente, con1Jinuándose con flu oro~ortigona Dor vía oral en dosis de Los casos bien controlados de en fermedad de Addison o ,c on supre sión del eje hipofisosuprarrenal que vayan a ser sometidos a cirugía solo requerirán suplencia de hidro'c ortiso na. En una utilísima reV'isión de este problema Pumpton y colruboradores recomiendan la cobertura solo para los pacientes con tratamiento este roideo en el momento de la cirugía y para aqueBos a quienes se les haya suprimido en los dos meses anterio res. "Después de este tiempo es más racional evitar la cobertura de ruti-· na, permaneciendo siempre alertas a la remota posibilidad de un fallo su prarrenal, estando preparados para dar hidrocortisona por vía endoveno sa, inmediatamente ocurran <!aídas tensionales inexplicables. Usando el succinato de hidrocortisona que es soluble en agua en vez del acetato de hidrocortisona o el acetato de cor tisona". En las intervenciones mayo res es prdbruble que solo sea necesa ria la cobertura durante los tres pri meros días. (Ver cuadro N9 1), de bido a que los niveles de cortisol dis minuyen a la normalidad durante es te tiempo en los 'p acientes sanos so metidos a cirugía. El retiro súbito es probaJblemente el mejor estímulo pa ra adenohipófisis, no recomendándo se las disminuciones progresivas. Pa cientes sometidos a un stress mínimo o a pequeñas intervenciones solo re querirán suplencia las primeras 24 horas . Procedimientos menores con poco traumatismo solo necesitan una dosis única de 100 mgs. por vía in trrumuscu1ar de hidrocortisona con la prem:edicación endovenosa durante la inducción anestésica. En el pasado hrubía tendencia a proporcionar cobertura preanestésica a todos los pacientes que hubiesen recibido esteroides en los dos años anriores. Ello es 'p robaJblemente in necesario y, ademá:s, peligroso por el riesgo de infecciones, cicatrización tardía, hipocalemias agudas e hiper tensión . Anestesia. - Precaución con la premedicación porque to.dos estos ca sos son susceptibles a todos los bar bitúricos y narcóticos. Dar solo la les. El paciente con hi.poadrenalismo bien controlado requerirá hidrocort1 sona adicional por encima de las do Bis normales de mantenimiento, se gún se sugiere en el cuadro NQ 1. Una premedicación adecuada inclu ye la Fenoticiana a bajas . dosis o un derivado de los diazepox:idos como el Nitrazepan 5 mgs. por vía oral. El Pentotal solo y probablemente el ci c!opropano por sí mismos no alteran ~l eje. Un régimen adecuado de anes tesia sería: Dosis mínimas de Pento tal, seguida de una mezcla de ~xíge no óxido nitroso, relajantes. Dlstur bi~s electrolíticos no deben ocurrir en Jos casos bien manejadOS . Los pacientes con crisis Ad~iso nianas no controladas dewn ser sIem pre trrutados antes de Il a ane~tesia. La hipotensión y la hiperka'l emIa son las dos posibles complicaciones aun que esta última no parece ser la res pons8Jble de complicaciones cardíacas significativas. Si los electroJitos plas máticos permanecen dentro de lími tes norma-les, las deficiencias de cor tisol producen un aplanamiento o in versión de la onda T y prolongación del intervalo QT. Controlar el balance de líquidos y los niveles de electrolitos durante el pos,toperatorio. La hidrocortisona se da de acuerdo al cuadro N Q1. Si apa rece hipotensóni esta puede ser debi da a un imbalance de líquidos , o a bajas en el cortisol plasmático. SINDROME DE CUSffiNG Los hallazgos clínicos prinópales de este síndrome provienen del exce so de cortisol. La mayoría de estos pacientes tienen hiperplasia suprarre nalbilateral asociada algunas veces a tumores hipofisarios. Una minoría presenta tumores suprarrenales bien sea benignos o malignos que afectan solo a una glándula. Una variedad de tumores no endocrinos (prove nientes de células de origen extrain testinal tales como las de los bron quios) pueden producir este síndro me. Este aspecto ha sido revisado recientemente por Mattingly. Preparación 'Para la anestesia y ci- rugía.-El exceso de glucocorticoides produce gluconeogénesis y supresión de la utilización periférica de la glu cosa. En un significativo número de casos puede halber di!libetes mellitus clínica, la cual requiere contr?l pre operatorio disminuyendo la mgesta hidrocarbonada y posiblemente con Insulina. El alto nivel de cortisol es el responsable del balance nitrogena do negativo y de la debi1l<i.dad muscu lar. Estos pacientes son susceptibles a las infecciones a causa de su diabe tes y de los niveles de cortisol eleva dos. Debe tenerse mucho cuidado a fin de prevenir las infecciones cutá neas, renales y res·p iratorias. La si cosis puede causar dificultades, sien do necesaria la sedación con Clorpro :mazina. Pacientes severamente afec tados pueden necesitar preparación con -la metirapona la cual bloquea la síntesis de la hidrocortisona, siendo esencial un control bioquímico ade cuado. Mucho cuidado debe tenerse al mo vilizar al paciente debido a lo común de las esteoporosis. En este síndro me ocasionalmente se producen la hi pokalemia y la alkalosis metabólica. Las complicaciones frecuentes de la hipertensión y del fallo miocárdico pueden necesitar tratamiento diuréti co, lo cual agravará la pérdida de po tasio a menos que se den suplemen tos adecuados. Se sugiere un régimen preoperatorio el cual inc~uiría en to dos los casos potasio adicional en la forma de tabletas de liberación lenta, seis veces al día (unos 48 millq de K extra). Debe restringirse la ingesta de sodio. Se debe dar cobertura esteroidea a todos los casos durante y después de la operación, siempre que ambas glándulas sean total o parcialmente removídas. Los esteroides -p reopera torios son innecesarios, porque los niveles de los mismos son siempre altos. Una suprarrenal puede atrofiar se e inactivarse si la opuesta tiene un tumor secretante que haya supri mido la producción hipofisaria de corticotropina. Anestesia. - Una técnica adecua da inoluye el uso de Pentotal, pan curonium (su molécula esteoroidea 221 no tiene significación en el contexto de este síndrome), intubación N20, 02 y ventilación con presión positi va intermitente. Debe haber un con trol electrocardiográfico con visasco pio, para poder detectar las hipoca iemias, por el des{!enso en la ampli tud de la onda T prolongación del intervalo QT, ondas U aumentadas y cambios en el segmento STo Desafor tunadamente ninguno de estos sig nos son enteramente específicos de la hipocalemia. Post-operatoriamente administrar de 1,5 a 2 litros de glucosa, 250 m'!. de solución salina normal y 250 mgs. de hidrocortisona 'Por vía endoveno sa las primeras 24 horas. Las solu ciones salinas están restringidas a causa de que los niveles plasmáticos de cortisol aún están elevados. La debilidad muscülar puede surgir de la depleción del -p otasio y a veces ocurren dificultades respiratorias y predisposición subsiguiente a las in fecciones pulmonares en un paciente de po-r sí susceptible a las mismas. La hidrocortisona tiene un débil efecto mineralcorticoide, por lo tan to, sea probablemente innecesario ad ministrarlos hasta tanto la dosis dia Tia de ésta sea inferior a 100 mgs. De a:hí en adelante se agrega fludro cortisona, 0.1 mgs. en días a,lternos. Es costumbre en estos pacientes dis minuír más ,l entamente la dosis post operatoria de hidrocortisona en vez de lo sugerido en el cuadro N9 1, de bido a que sus tejidos se han acos tumbrado a elevados niveles de cor tisol y las disminuciones rápidas de las dosis hasta los niveles de mante nimiento normales pueden producir cuadros 'clínicos semejantes a las cri sis addisonianas. -L os pacientes con adrena,lectomía total, a quienes se .Jes someta a cual quier intervención, requieren inevita blemente dosis de ester01des eleva das. Son también aconsejables en pa cientes con adrenalectomÍa subtotal sometidos a cirugía a causa de que el tejido suprarrenal restante puede ser insuficiente durante el stress. ALDOSTERONISMO PRIMARIO Es raro yes debido a tumores se 222 cretores de aldosterona (síndrome de Conn) , o a hiperplasia O a una com binación de ambas, loca,lizado en la zona glomerular. Hay pérdida renal de potasio e hidrógeniones, retención de sodio, cloro y agua e hipertensión. Debilidad muscular y alcalosis meta bólica como resultado de la hipopota semia. Cerca de la mitad de los casos tienen alterada la tolerancia a la glu cosa. El diagnóstJico es extremadamente difícH y se basa en la actividad de la renina plasmática, y en la esti mación -de la producción de aldoste rona. La depri'Vación del sodio produ ce retención de potasio, lo mismo que la a-dministración de espironolac tona. La administración sostenida de espironalactonas produce disminución de la hi'Pertensión en el aldosteronis mo primario, no así en el secundario. La enfermedad primaria responde a la cirugía suprarrenal. Estos pacien tes deben ser tratados durante se manas con espironolactona (aldacto na A) a dosis de 100 a 400 mgs. dia rios, y dieta hiposódica. Pueden ser necesarias las dosis adicionales de potasio. En dos casos, la manipulación de la glándula durante la operación pro dujo cambios tensiona,les, estas hi:p er tensiones son resistentes al trimetor fan. En vista de los niveles bajos de potasio debe tenerse extremado cui dado con el uso de los relajantes del tipo despo.Jari~ante. LA MEDULA SUPRARRENAL Hiperfunción, feocromocitoma. Este tumor puede ser benigno, pero en un estudio realizado en la Clínica Mayo, 14% fueron malignos y 9.2% fueron múltiples. Los tumores pro ductores de catecolaminas raramen te son de localización extra-abdomi nal. Existe una asocia-ción entre la neurofibroma,tosis y el feocromocito ma. La enfermedad a veces se diag nostica durant.e el embarazo y es cau sa de una eleV'ada mortalidad post natal, un 45%. En la enfermedad clásica, los sm tomas son de 8iparUC'lOn paroxística, haciéndose luego constante pero esta forma no se observa siempre. Las ca tecolaminas aumentadas, producen efectos ,a lfa adrenérgicos, especial mente vaso constricción cutánea y efectos betamiméticos tales como ino tropismo y cronotropismo cardíaco. Puede ocurrir hiperglicemia, pero una dialbetes marcada no suele aparecer como problema clínico. Hay ca~da del volumen plasmático y del hematocri to, que puede ser Ira causa de la hi potEinsión postoperatoria después de la extirpación del tumor, pero pare ce no hruber suficiente evidencia para sustentar esta hipótesis. Preparación para la anestesia y la cirugía. - La hiperactividad simpá tica debe controlarse con bloquean t es adrenérgicos, Alfa bloqueadores administrados tres días antes permi tirían una restauración espontánea del volumen sanguíneo. El paciente se torna más tranquilo y fácil de pre medicar y hay menos elevaciones de la presión sanguínea. Los beta blo queadores controlarán las arritmias y Ia taquicardia agravadas por el bloqueo alfa. Los beta bloqueadores no deben usarse solos, debido a que el corazón no recibiría la excitación necesaria para la demanda de una excesiva actividad alfa adrenérgica. Los siguientes factores, los cU8iles pueden ser suprimidos o disminuidos estimulan la 11beración de catecola minas: Hay ventajas, sin embargo, en el bloqueo parcial opuestas al bloqueo completo. 1. - Hipoxia, hipercarbia y dro gas liberadoras de histamina. ' 2. - Agentes simp8iticomiméticos. 3. - Movilización y manipulación del tumor. 4. - Miedo, stress y dolor. Antes del empleo de las drogas an tiadrenérgicas, 24% de los pacientes con feocromocitoma morían a causa de la intervención, aun cuando la en medad fuese diagnosticada antes, y 50 % cuando no lo era. Hoy en día un feocromocitoma no diagnosticado es un serio peligro, porque produce hipertensiones progresivas en el cur so de intervenciones, cuya anestesia general sería sin complicaciones de no existir éste. Los períodos críticos suelen pre sentarse dur~nte la inducción, la co locación del paciente y manipulación del tumor. Esto suele provoca'r am plias y elevadas hi'p ertensiones con muerte por insufioiencia cal1díaca y j o hemorragia cerebral. Otro período crítico ocurre cuando se pinza la ve na a la cual drena el tumor, porque se pueden presentar hipotensiones si el volumen sanguíneo no ha sido res taurado antes o durante la cirugía. El riesgo de hipotensión continúa duante el post. El tumor se localiza más fácilmente povque su manipulación produce hi pertensión y si el tumor es múltilple, la extirpación incompleta no disminui rá la hipertensión de tal manera que se puede detectar la ,p resencia del te jildo residual. El bloqueo completo produce mayor hipotensión con el Pentotal y no ocurre taquicardia co mo respuesta a la ,p érdida de sangre. El método de preparación propues to por Ross y colruboradores en el Hospital Médico Universitario es el siguiente: Desde el día de su diagnóstico: fenoxtbenz8imina oral en dosis (en tre uno y dos mg. j K) suficientes pa ra reducir la presión sanguínea en posición supina, pero sin Ip roducir síntomas de hipotensión en posición erecta. Han ocurrido muertes en pa cientes diagnosticados mientras es peraban su turno para cirugía a los cuales no se les administró bloquea dores adrenérgicos. Preoperatoriamente: 3 días antes fenoxrbenzamina 1 mg. j K en 250 mI. de dextrosa al 5 % por vía endove nos a durante una hora. Dos días antes, la fenoxibenzami na se repite como antes seguida de la administración oral de 40 mg. de propanolol, midiendo el pulso y la tensión arterial cada 15 minutos. 223 Este reglmen se repite cada dos hovas hasta baja,r la frecuencia del pulso a 80 por minuto. colaboradores informan de un caso con marcadas os.cilaciones de la pre sión aunque ellos solo lo us.'aron a Un día antes, repetir las mismas dosis depropanolol y fenoxibenzami na. concentraciones del 2%. La principal desventaja del halo tano es el ries.go de arritmias a cau- sa de los altos niveles. de catecola minas endógenas, pero se reducen consider8iblemente s.i mantienen la Pa02 y la PaC02 dentro de límites normales. Mé'>.s a~~ ,:., Etston y Shimo sato, demostraron que el halotano re ducía los niveles de catecolaminas circulantes durante la estirpación operatoria. El día de la operación, una hora antes. 20 mg. de papaverina y 0.4 mg. de hioscina, y no dar fenoxiben zamina si la presión sanguínea está por debajo de 160/110, si no lo está dar 50 mg. intravenosrumente. El pro panoloI se utiliza para mantener la frecuencia por debajo de los 80 pul saciones por minuto, dando dosis la mitad de las usadas en los dí-as pre vios. Las fenotiazinas deben evitarse a causa de su prolongada acción an tiadrenérgka, que puede provocar hi potensiones postoperatorias. Anestesia. Debe escogerse un mé todo que no provoque la liberación de catecolaminas ni ,p roduzca compli caciones como las provenientes de un fenómeno al.fa. El éter y el ciclo evo can la liberación aunque el primero tiene muchos abogados tanto en In glaterra como :en USA. Es posible que la Hberación de histamina por el curare no sea tanta. No se acons.eja el suxametonio a caus.a de que la es. timulación ganglionar libera cateco laminas., o porque las fas.ciculacio nes. aumentan la pres.ión sobre e,l tu mor aunque esto 'p arece improbable y este relajante ha sido usado s.in que se infol1men complicaciones .. En la práctica: Pentotal como hip nótico a dosis míni.mas, pero en la presenda de un bloqueo alfa com pleto puede producir una grave hi potens.ión. E1 paciente se relaja con pancuronium y s.e intuba después. de dar analges.ia tópica en la laringe. Se adminis,tra 02 y óxido nitroso, bajo presión positiva intermitente. La metadona o la fenopiridina pue den uS.arse como analgésicos. suple mentarios porque provocan una libe ración de histamina mínima. El flutane tiene la ventaja de con trarrestar la constricción arteriolar, Rollason informa de un buen control de la presión aun con dosis de 4 % del mismo. Sin embargo, Murphy y , .' Realizar un control mantenido de la frecuencia del pulso, la presión ar terial, y la 'Presión venosa central. Suminis.trar dosis de 1-5 mg. de fen tolamina cuando aumente la pres.ión sanguníea, y propanolol a las mis mas dosis cuando haya taquicardia. Las necesidades de este bloqueante adrenérgico están muy disminuídas si ha habido una buena preparación. Después de pinzar las venas que dre nan el tumor, administrar soluciones libr.emente. Con el bloqueo los signos de la pérdida sanguníea por hemo l'ragia s.e encuentran enmascarados, más aún, estos padentes suelen ser propensos a 1aS. hipotensiones e hipo volemiascrónicas s.i no han sido con venientemente preparados.. Con tmns.fus.iones suficientes. los. vas.opres.ores. no s.on neces.anos.. Es. aconsejaJble us.ar dos goteos endove nosos, uno para la trans.fusión s.an guillea y el otro para adminis.trar las drogas., y posiblemente s.angre, por que la pérdida de la misma debe S.er rápida y completamente repues.tas. La atropina debe usarse con precau ción. La nora,drenalina tiene un efec to cronotrópico y la atropina dismi nuye el freno del barorreceptor a la taquicardia. TIROIDES Hipofunsión Fisiopatología. La falta de hormo na tiroidea produce un enlentecimien to general del metabolis.mo, hay dis minución del metabolismo' basal y tendencia a la hipotermia. El flujo cardíaco es menor, lo mismo que el pulso. A menudo haidropericardio. La a;rterioesclerosis se agrava posi blemente en relación al aumento del colesterol serico. Se observan ECG de bajo voltaje , y ondas T a:bnorma les. La retención de líquidos posible mente sea el resultado de una secre ción inadecuada de la hormona anti diurética, con la aparición de hipo natrenia e hipocloremia. Puede apa recer hipog¡'i~emia atri·b uíhle a los ni veles bajos de hormona tiroidea y de hormonas supra;rrenales, o a la hipo termia. En los casos no tratados puede haber disminuciones marcadas de la temperatura corporaJl, y apare cer coma, especiaLmente en presencia de infecciones. La mortalidad en este caso (coma mixodematoso) en la úl tima década era del 80 %, las muer tes ocurrían por 'el fallo circulatorio periférico y .por las infecciones. En el coma mixedematoso el centro res piratorio tiene disminuída su sensi bilidad a la hipercarbia y a la hipo xia. Nordquist y Col, fueron los pri meros en señalar el riesgo de depre sión respiratoria, y reportaron la so hrevivencia de un paciente con coma mixedematoso tratado con ventilación con presión positiva intermitente. Se ha reconocido una Neuropatía y miopatía. En las series de Nickel y Frame el 28% de los pa'Cientes mixe dematosos tenían signos objetivos de debilidad muscular. Buede también encontrarse miotonÍa la cual puede ser medida como la mitad del tiempo de relajación del reflejo del tendón de Aquiles . Este tiempo es inversa mente proporc'¡onal a la tasa del me tabolismo basal. La miotonía no pa rece causar dificultades con el suxa metonilUm. La laringe apa;receinfil trada ~on mucop01isacridos, de tal manera que la mucosa se hace ede ma;tosa. Pueden ocurrir crisis hemo rrágicas. Hay disminución de la glo bulina anti!hemofílica, del fa:ctor IX y XI, probablemente como parte de la disminución general de la síntesis proteica. Preparación p·a ra la anestesia y la cirugía. Los desórdenes hroideos no pueden ser controlados tan rápida mente como los slUprarrena!les. Por ejemplo, el efecto de la tiroxina no se desarrolla 'completamente antes de tres días y aun dosis de triyodoti ronina administradas subcutánea mente tardan 24 horas en aumentar el bmr desde 40 a niveles normales. El paciente mixedematoso no trata do que tenga que ser sometido a ci rugía de urgencia, es un riesgo gran de, presentando aún mayor peligro los pacientes en coma. Un tratamiento enérgico es necesa rio antes de comenzar la cirugía. Para el reemplazaJmiento hormonal se utiliza la Triyodotironina a causa de que su acción es más rápida y de ser tres veces más potente que la tiroxina, pero las dosis iniciales deben ser mínimas. Se recomienda que éstas no sean mayores de 5 Ug en las primeras 24 horas. Se ha in forma;do la aparición de angina des pués de dosis de 50 U g de triyodoti ronin a , seguidas de fal'lecimiento dos días después. Controlar la PaC02 e instaurar ven,ti1ación con presión pos,itiva inter mitente sí está indicada. La produc ción de C02 es baja de tal manera que la ventilación alveolar debe ser menor. El recalentamiento es innece sario y aun peligroso, a causa de que incrementada las demandas metabó licas. No obstante se haya indicado cuando la temperatura desciende de 30 grados centígrados, para evitar el peligro de las arritmias. Es aconse jaJb1e aumentarla hasta solo 30 gra dos centígrados. Puede haber fallo sUlprarrenal presente como parte de una enfermedad auto inmune, o pue de éste ser precipit,a do por un retor no rápido del metabolismo, de tal forma que haya que administrar hi drocortisona (100 mg. cada seis u ocho horas). Así probablemente me jorará la función renal y se corregi rá la hiponatremia que también es común. Pueden requerirse vasopreso res para mantener la presión arte rial, ,p ovque la hipotensión es una complicación reconocida, pero la res puesta a los mismos es pobre hasta tanto no se hayan recuperado los ni veles sanguíneos de la hormona .ti roidea. La conciencia retorna entre las 24 a 48 horas en los casos mo derados de coma. Debido a que las infecciones a menudo precipitan el coma puede ser necesaria una tera 225 pia intensiva con antibióticos. La ci rugía debe demorarse tanto como sea pos~ble, debido a la tardanza de la triyodotircmina en actuar y porque los casos no controlados tienen una alta mortalidad. éstos no son manifestaciones de so breactividad simpática. Además, re visiones recientes de las relaciones entre el tiroide y las catecolaminas sugieren que estas últimas no están potencializadas por la tiroxina. Anestesia. - Como el centro respi ratorio está realmente deprimido, los narcóticos y sedantes deben evitarse o usarse con muoha precaución. El halotane tiende a incrementar la pér dida calorica por la vasodilatación periférica y exacerbada la hipoten sión y la arritmia. A pesar de la neu ropatia la ventilación controlada con gas y oxígeno parece o:f.recer la téc nica más segura. Uno de los grandes peligros del htpotiroidismo es su 8Jpa rición insidiosa con cambios lentos en el estado físico del paciente, que pueden no ser observados por médi co que trata el paciente. El aneste s'iólogo que visita al enfermo por .p ri mera vez, en la consulta preanesté sica debe estar en condiciones de diagnosticar un mixedema. Es im portante anotar que los casos de tiro texicosis tratados con 1-131 desaITo llan mixedema dentro de los diez años siguientes en un 40 a 50% de ellos. MuChos de estos estudios se han basado en hipermetabolismos induci dos en voluntarios humanos y en ani.ma1es, los cuales no pueden apli carse a la tirotox'icosis clínica. Mc Devitt y Col. han sostenido la tesis de Howitt y Rowlands de que la fre cuencia cardíaca después de un blo queo beta simpático con propanolol, en pacientes con tirotoxicosis, aun que reducido, permanece más alto que la frecuencia cardíaca normal. IDPERFUNCION Fisiopa1;()logía. - Hay un estado de hLperoata'bolismo y se dice que la hormona tiroidea desacopla la fos forHización oxidativa. En vez de al macenarse energía en forma de de pósitos de alto contenido como el ATP, por ejemplo, esta se pierde co mo calor. Es como <!uando las ruedas gimn patinando sin ningún avance. E1 consumo metabólico basal de 02 está aumentado. Muchos de los hallazgos de la ti rotixicosis ta!les como la excitabili dad, taquicardia, sudoración, gluco genolisis y aumento del volumen de eXJpulsión sistó1ico, pueden atribuír se a una respuesta excesiva a las ca tecolaminas circulantes. Harrison ha revisado intensivamente este hecho, pero la semejanza entre la hipeacti vidad simpática y el hLpertiroidismo es incompleta. En este último hay vasodilataeión y calor cutáneos au ment3Jdos, diarrea y exoftalmos, y 226 Más aún, un bloqueo beta no alte ra el consumo Pe oxígeno, el gasto cardíaco, las presiones sistémicas ar teriailes o auriculares derechas. Esto sugiere que la hormona tiroide ac túa directamente sobre el miocardio, una hipótesis adelantada ya por Ya ter y otros en los años 30-31. De he cho, se han usado implantes de tiro xina con el intento de establecer un marcaipaso .en perros. a los cuales se les había provocado un bloqueo ex peI'lLmental. 'El comzón de los pacientes tiro de más de 40 años no responde de una manera adecuada a las demandas metabólicas aumenta das, y por lo tanto, el fallo cardíaco es más común a esta edad. El ECG muestra una taquicardia sinusal, Hi pertrofia ventricular izquierda e in tervalos QRS aumentados. toxi~ósicos Los depósitos de glucógeno están disminuidos, puede haber fallo hepá tico por la excesiva glicogenolisis . Son posi1b les las def1iciencias subclíni cas del complejo vitamínico É. La diarrea y la sudoración pueden pro ducir depresión acuosa y distuI'\bios electrolíticos. La!bilidad emocional, ansiedad y la atrofia y debilidad muscular son frecuentes. Los desór denes musculares no son de natura leza miasténica, no siendo afectados por la neostigmina, y el paciente con tirotoxicosis y miastenia se empeora a medida que su toxicidad mejora, es ta es la llamada relación oroclógi ca. Se ha informado la miopatía tiro toxicócica, que aunque rara afecta los músculos respiratorios y bulba res y se mejora con drogas antiti roideas. Preparación para la anestesia y la cirugía, debe hacerse siempre antes de intentar esta última. Las drogas más comúnmente usadas son el car bimasol y los metil o propilticura cilos. Bloquean la síntesis dev¡'roxi na no afectando su liberación, tar dan de seis a oc'ho semanas en a ctuar. Las dosis se ajustan de acuerdo a la frecuencia del pulso en reposo, y a los síntomas del paciente. Pueden pro ducir agranulocitosis (0,5 a 1 % de los pacientes) y efectos secundarios tales como deficiencia de vitamina K y neuritis periféricas que son los úni cos que interesarían al anestesiólogo. Antes de la tiroidectomía se le admi nistran yoduros al paciente durante 10 a 14 días porque estos aumentan la consistencia glandular y disminu yen su vascularización. Después de esta terapéutica puede extirparse la glándula dentro de las tres sema nas siguientes a la primera dos,is. Ya que son absorbidos por el intes tino en la forma iónica. Los yoduros de potasio (60 mg. tres veces al día) son tan efectivos como el yoduro de lugol tradicional. La rapidez de éste para ~minuir la actividad glandu lar es mucho más rápida que la de las otras drogas antitiróiJdeas, pero su mecanismo, discutido por Means y Col no se conoce completamente. Aunque Zondek sugiere que tienen una ac ción bifáska de estimulación y se creción. Probablemente interlfieren la respuesta enzimátioa responsaJble de la liberación de la hormona activa por la glándula. I Otras medidas importantes inclu yen la administración de ' complejo vitamínico B, sedación adecuada, e in gesta de glucosa. Una crisis tirotóxica puede ser pro voca;da en un paciente tirotóxico, por una infección, traumatismo, altera ciones emocionales, acidosis diabética o por el parto. El diagnóstico general mente es obvio por la exageración de los signos y síntomas de la toX!icidad. Sin embargo el dolor abdominal y la diarrea con hipertermia pueden ser diagnosticados erróneamente como un abdomen agudo. Este estado se obser va más comúnmente después de la tiroidectomÍa en paóentes con mala preparación preoperatoria. El tr8Jtamiento debe ser vigoroso y rápido porque se han informado mortalidades del 25 % . El control se basa en : 1. - Contro'lar la l~beración de la hOl'lIlona ti.r oidea con yoduro sódico, si es necesario .p or vía endovenosa, 1-2 g. al día. También se adminis tran los yoduros, a causa de su ac ción posterior y para prevenir la li beración hormonal de rebote, cuando se supriman éstos. 2. - Controlar la hilperactividad del sistema nervioso-simpático con el Propanolol endovenoso, asegurándose de que no haya falla cardíaca con comitante. Esta droga reducirá la ta quicardia sinusal y ayudará a contro lar cualquier fibrilación de aparición rápida, que no responda a la digital. Disminuye también el temblor y la su doradón. 3. - Corrección endovenosa de la deshidratación y la deplesión salina caus8Jda por la sudoración. La gluco sa endovenosa es necesaria para con trarrestar la disminución de los de pósitos de glucógeno y para suminis trar calorías. 4. - Enfriamiento, por medio de compresas húmedas, ventiladores y sábanas refrigeradoras para dismi nuir la temperautra. 5. - Si hay fallo cardíaco presen te, tratarlo con digitálicos y diuré ticos. Se omiten los bloqueadores adre nérgicos (revisar el segundo punto). 6. - Tratamiento dcl f8JHo supra rrenal. Los corticosteroiJdes son meta bolizados más rápidamente en el hí gado (y también más rápidamente sintetizados) en la timtoxicosis. Su efectividad parece estar disminuída en las crisis tiróideas por la posibi lidad de una insuficiencia co.rticoste roide relativa. Waldstein y Col, su gieren que las dosis de 100 miligramos 227 de hildrocortisona tres veces al día son beneficiosas. Anestesia. Los casos bien contro lados no presentan muchos proble mas. Los tiobarbitúr~cos tienen una acción antitiroidea solo a grandes do sis, no obstante son generalmente útiles. Las fenotiazinas son también beneficiosas porque parece que au mentan la acción de 'las drogas anti tiróideas y reducen la secreción de tirotrofina. Su efecto antis1mpático mimético es también beneficioso. Se ha sugerido que el Halotano po dría estar contraindicado en los hi pertiroidismos no tratados a causa de aumentar la activroad de Ilas ca tecolaminas y la hilpercarbia. Sin em bargo, los niveles altos de PaCo2 cau santes de arritmias pueden prevenir se y los niveles plasmáticos de cate colaminas no son aumentados. La técnIca más segura en los hiper tiroidismos tratados insuficient'e mente sería: Pentotal, Gas, Oxígeno, rela jantes y ventilación con presión po sitiva intermitente. Aun en las in filtraciones con Adrena'lina (al 1 por 200.000) la incidencia de arritmias du rante la tiroidectomÍa en los pacien tes tóxicos y no tóxicos con trata mien~o previo fu e de solo un 4 % . En el último informe el número de arritmias subsiguientes a la infiltra ción en pacientes anestesiados con gas-oxígeno-halotano y respiración es pontánea fue del 28%. Siendo todos rápidamente controlados con 1 mg. de P r opanoloI endovenoso. Complicaciones post-operatorias pre coces. 1. - Traumatismo del nervio la ríngeo recur,rente. Se informan inci dencias entre el 0,2' y el 2 % . La la ringoscopia post-operatoria inmediata no ofrece garantías y tiene mayor valor cuando se hace de tres a cinco días después. Aún la paráHsis de am bas cuerdas vocales deja una vía aé rea adecuada, al menos de que ocu rra edema de la glotis. Debe realizarse la intubación o la traqueostomía si hay el menor signo de CJ.bstrucción y al mismo tiempo administrar mez clas de oxígeno y helio. 228 La traqueostomía se mantiene ha;:; ta la recuperación 'del nerv'¡o. Si el daño nervioso es .p ermanente la vía aérea laríngea es suficiente al menos que ocurra edema como sería en el caso de una infección respiratoria. La aritenoidectomía provee una vía aérea mayor sin la necesidad de una traqueostomía permanente. 2. - Hemorragia. Un hematoma profundo en los músculos peritraquea les puede ser muy peligroso a causa de la compresión laríngea. Puede au mentar ráJpid8l.lllente y necesita übe ración urgente. Es menos común que el traumatismo del nervio (1 en 139 tiroidectomías). Los hematomas sub cutáneos pequeños tienen menor im portancia y no demandan evacuación inmediata. 3. - Hipoparatiroidismo. Este se man1foiesta unas 24 a 48 horas des pués, con parestesias y tetania con signo de Chvostek y de Trousseau pos·i tivos y niveles bajos del calcio sérico. Han ocurrido muertes a causa de un hipoparat-irCJ.idismo e}!fuaustivo. 1 mI. de gluconato cálcico en solu ciones al 10 % aliviarán la tetania. Debe administrarse caJ.ciferdl por vía oral en dosis de 1,25 mg. (50.000) unidades cada 0000 horas. La terapia debe ir de acuerdo a controles fre cuentes del CaiJ.co sérico. Buede usarse el dilhidrotaquisterol en lugar del cal ciferol. Debe haber una ingesta alta de calcio por vía ora~ (gluconato cál cico 600 mg. cuatro veces al día). La hipocalcemia d~be curar dentro de un año, pero a menudo persiste con el peligro de la formación de ca taratas, y desórdenes mentales. Bocio no tóxico. El aumento de tamaño no maligno de la glándula no produce a menudo .dificultades al anestesiólogo al me nos que sea retroesternal. En tal ca so un corte del mismo puede reque rirse a fin de facilitar su remoción. La hemorragia en los quistes goto sos retroesternales puede ocluir las venas mediastínicas s uperiores. La presión ejercida por el crecimiento del ·bocio puede causar atrofia cartilagi nosa de la tráquea siendo la extu bación al final de la cirugía seguida de obstrucción respiratoria porque la trá quea se invagina durante la ins piración. Carcinoma tiróide'O. Este puede producir más dificulta des que el bocio retroesrternal. El cre cimiento produce costras en la tJ'á quea la cual puede estar muy estre ohada, y el edema mucoso post-intu bación puede aumentar notaJblemente la res!stencia al flujo aéreo, más aún 18; ~arm?e puede hallarse desplaZiada, difICultandose la intubación. Conclusiones. La preparación para cirugía e1ecti va de un paciente con una enferme da.d endocrina diagnosticada suele ne cesitar s'emanas de terapéutica cui dadosa. La anestesia puede entonces llevarse a cabo sin complicaciones. El mayor peligro radica en los desórde nes endocrinos agudos, tales como los feocromocitomas no diagnosticados, o el coma hipOipituitario. En tales cir cunstancias se requiere una gran ha bU,idad en el. manejo del paciente an tes de someterlo a la cirugía. Nota. La bibHogrMía debe consul tarse en el texto original.