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271 METODOS DIAGNOSTICOS EN GASTROENTEROLOGIA Pruebas funcionales gastroduodenales y biliopancreáticas Dr. Jorge L. Duque.: Jefe Servicio Gastroenterologia,Clínica Leon XIII Medellín. Medicina nuclear, ultrasonido y tomografia computadorizada Dr. Roberto Esguerra G.: Departamento de Imágenes Diagnósticas, Centro Médico de los Andes, Fundación Santa Fe de Bogotá. Endoscopia digestiva diagnóstica Dr. Arecio Peñaloza R. : Jefe del Servicio Gastroenterologia y Endoscopia, Universidad del Rosario, Hospital de San José, Bogotá. Endoscopia terapéutica Dr. Sidney Fassler: Profesor de Gastroenterologia, Universidad del Rosario; Jefe Unidad Endoscopia, Hospital La Samaritana, Bogotá. PRUEBAS FUNCIONALES GASTRODUODENALES Y BILIOPANCREATICAS J.L. DUQUE Las pruebas funcionales gastro-duodenales y bilio-pancreáticas han ocupado un puesto importante en el estudio, diagnóstico, pronóstico y valoración terapéutica de la patología que acontece en esa área. La evolución de las técnicas radiológicas y endoscópicas y su expresión imagenológica en la tomografia computarizada, la ultrasonografía, la gammagrafía metabólica, la arteriografía selectiva, la colangiografia transparietohepática, la pancreatocolangiografía retrógrada y la laparoscopia, aparentemente han sofocado el interés por aquéllas, aunque permanece su valor, siempre que sean efectuadas en fonna adecuada y por personal idóneo. Las pruebas estandarizadas de máxima estimulación histamínica, prueba de hollander, vaguectomía química, diagnez azul, dosificación de gastrina y doce horas secreción nocturna, establecen un diagnóstico fisiopatológico péptico definido. La prueba de la secretina, pancreozimina, colecistoquinina o sondaje duodenal o prueba de Meltzer-Jones, el sondaje minutado con bromosulfaleína, y la prueba de la quim o tripsina, efectuadas según los cánones del trabajo clínico, ayudan a clarificar el diagnóstico de la patología biliopancreática de más común ocurrencia. Las pruebas mencionadas, en general, consumen mucho tiempo y causan molestias al paciente. Por lo anterior, debe tenerse especial y extremo esmero en su ejecución, para que los resultados obtenidos sean confiables. De otro modo, no se justifica su uso en la medicina moderna. Máxima estimulación histamínica. Es la Acta Médica C o l o m b i a n a Vol. 9 N o . 5 ( S e p t i e m b re - O c t u b r e ) 1 9 8 4 272 prueba que mide la masa de células parietales y da la dimensión de la población de unidades funcionales productoras de ácido clorhídrico; está precedida por la medida de una hora de secreción basal. Se utiliza como estimulante la histamina base o sus sales o también el isómero de la histamina, el histalog. Secreción gástrica y pentagastrina. La gastrina es producida en las células G del antro gástrico y sus niveles se encuentran elevados en gastrinomas, en antro retenido y en el síndrome de Zollinger-Ellison. La producción de gastrina se puede estimular con calcio y secretina. Es necesario especificar que la secretina inhibe la secreción de gastrina del antro, pero estimula la gastrina en los casos de gastrinoma. En la prueba de secreción gástrica con la gastrina, o su compuesto sintético, la pentagastrina, se busca obtener cifras similares a las obtenidas con la máxima estimulación histamínica. Si se utiliza la pentagastrina intravenosa, se administran de 1 a 2 ug./kgr./hora, en solución salina intravenosa lenta. Si la prueba se efectúa en pacientes gastrectomizados y/o vaguectomizados la dosis será de 6ug./kgr./hora. Si la vía utilizada es la muscular, la dosis es igualmente de 6ug./Kgr./hora. Se toman muestras en la forma convencional, cada 10 minutos durante 40 minutos. Algunos autores han utilizado la inhalación de la pentagastrina, lug. cada 10 minutos durante una hora y toma de muestras cada 15 minutos. Prueba de Hollander. Básicamente estudia la actividad vagal. Se practica en pacientes prequirúrgicos y más usualmente en pacientes que han sido sometidos a cualquiera de las técnicas de vaguectomía. Bien conocido es el principio fundamental de esta prueba funcional, que consiste en un estímulo vagal secundario a la hipoglicemia obtenida con la insulina, la tolbutamida, o la 2-Deoxy-D-Glucosa y siempre a través del hipotálamo. Se considera la prueba positiva, es decir que sí hay actividad vagal cuando se reúnen las siguientes condiciones: 1. Que el nivel de hipoglicemia obtenido esté por debajo de 50 mgrs. 100 cc.; 2. Si en la prueba de secreción gástrica basal no hay ácido clorhídrico, debe obtenerse en la postestimulación un mínimo de concentración de 10 MEq. de HC1 litro; e. Si en la prueba de secreción gástrica basal hay alguna concentración de ácido clorhídrico, se debe obtener un aumento mínimo de 20 MEq. de HC1 litro sobre la obtenida en la basal. Se denomina prueba de Hollander temprana positiva, la que ofrece signos de actividad vagal en la primera hora de la estimulación y es considerada como la verdadera prueba positiva. PUXeba de Hollander tardía positiva, es aquella en la cual los elementos positivos de la prueba se obtienen después de la primera hora de estimulación y se considera que ésta opera a través del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal y por lo tanto no habla exclusivamente de actividad vagal. La prueba de Hollander es negativa, es decir, que no hay actividad vagal, cuando no se obtienen concentraciones de ácido clorhídrico de más de 10 MEq. por litro en casos de aclorhidria basal, o por encima de 20 MEq. de HC1 por litro, de los niveles basales. Reunida una de estas dos condiciones, es imprescindible, antes de declarar un Hollander negativo, que se tenga una máxima estimulación histamínica positiva. En pacientes con vaguectomía troncular, se obtiene una positividad, es decir, un Hollander negativo, en un 45 a 55% de los casos. En pacientes con vaguectomía selectiva, la negatividad del Hollander asciende a un 65%. No tenemos datos estadísticos en pacientes sometidos a vaguectomía supraselectiva o vaguectomía gástrica superior. Es de anotar que los datos anteriormente mencionados se han obtenido en los primeros 6 meses de practicar la vaguectomía. Hemos notado, con clara regularidad, que la efectividad de la vaguectomía se va perdiendo y el vago "rean u d a " su función en forma lenta, especialmente después del primer año de la cirugía. METODOS DIAGNOSTICOS EN GASTROENTEROLOGIA Vaguectomía química. Si bien esta prueba no ha sido muy difundida, su valor radica en investigar, con franca reproducibihdad, q u é efecto tendría la vaguectomía en cualquier paciente propuesto. La influencia teórica del vago en la secreción gástrica total es de un 45% . No obstante, en la fisiopatología de la enfermedad péptica en general y más aún en la enfermedad duodenal, esta influencia vagal puede ser mayor o menor y este grado de influencia se puede detectar con esta prueba. Lo anterior ofrece obvias ventajas en el uso de fármacos anticolinérgicos y en la ejecución o no de cualquiera de las vaguectomías, si el paciente es quirúrgico. Se efectúa inicialmente la máxima estimulación histamínica, tanto basal como en postestimulación. Luego, en día diferente, se repite exactamente la misma prueba, pero 30 minutos antes de iniciar la fase basal y la postestimulación, se aplica, vía intramuscular, un anticolinérgico de acción comprobada (propantelina bromuro). Las cifras obtenidas en ambas pruebas son comparadas y las diferencias analizadas. Obviamente, en pacientes cuya fisiopatología es de tipo vagal, la diferencia de cifras es altamente significativa. En pacientes con síndromes poliadenomatosos y en el de Zollinger-Ellison, las diferencias no tienen significación estadística. 12 horas de secreción gástrica nocturna. Es la prueba basal de secreción gástrica de mayor valor en el estudio y diagnóstico de las diferentes patologías gastroduodenales. Sus inconvenienes primordiales, la extensión de la prueba por 12 horas nocturnas y las pocas posibilidades de dormir por parte del paciente, hacen que tenga poco uso, aunque su valor diagnóstico permanece inalterable. Las cifras normales obtenidas en nuestros estudios fueron de un volumen de 600 cc. en 12 horas nocturnas, con una producción de 18 MEq. de HC1. En pacientes con enfermedad duodenal, el volumen promedio fue de 1 . 5 0 0 cc. con producción de 30 a 50 MEq. de HC1. En nuestros casos de Zollinger-ElliActa Med. Col. Vol. 9 No. 5, 1 9 8 4 273 son, se obtuvieron promedios de volumen de 12.000 cc. con HC1 entre 80 y 100 MEq. Diagnez azul. Esta prueba se utilizó y aún tiene aplicación relativa en el estudio epidemiológico del carcinoma gástrico. Básicamente mide la presencia de ácido clorhídrico libre, es decir mide un PH mayor de 3.5. Se hace reaccionar una resina carbacrílica de intercambio catiónico con el azure A que es un indicador inocuo. En esa reacción, los iones de hidrógeno de la resina son reemplazados por los iones del azure. Cuando este nuevo compuesto es ingerido (resina-indicador), si hay en la cavidad gástrica ácido clorhídrico libre, con PH mayor de 3.5, se libera el colorante. Este es absorbido y eliminado por la orina. Si no hay ácido clorhídrico libre, no hay liberación del colorante y por lo tanto es eliminado por vía rectal sin absorción alguna. La prueba tiene limitantes; no debe efectuarse en pacientes con estenosis pilórica, en enfermos renales y en enfermedades debilitantes, tampoco se hará en pacientes con trastornos en la absorción intestinal, en retención vesical y en pacientes con gastrectomía total. En estudios epidemiológicos de carcinoma gástrico, se toman los pacientes con prueba de diagnez azul negativa y se les practica sistemáticamente la máxima estimulación histamínica, endoscopia digestiva superior con biopsias programadas y estudios de citología. 6HFUHFLyQ DOFDOLQD \ mucosa gastroduodenal. La habilidad para evitar la autodigestión gástrica es reconocida. El epitelio de la mucosa gástrica normal es relativamente impermeable al ácido. La secreción alcalina gástrica, está básicamente constituida por bicarbonato y mucus-gel adherente. El epitelio superficial gástrico y duodenal transporta H C2 3 a la superficie que en conjunción con la capa de mucus-gel, protege la mucosa de la autodigestión por el ácido y la pepsina luminal. En ausencia de ácido en la secreción gástrica, aparece el bicarbonato en la luz y 274 éste puede ser titulable. El bicarbonato gástrico es entre un 2 y un 10% de la máxima producción de ácido. La producción de bicarbonato duodenal, excede 2 a 6 veces el bicarbonato gástrico. La histamina, gastrina y secretina no tienen efecto en la producción del bicarbonato. Normalmente el contenido gástrico y duodenal proximal son ácidos, por lo tanto el bicarbonato es neutralizado cerca a la superficie de la mucosa y por ello mantiene la membrana apical de las células superficiales en un ambiente aproximado de PH7. La probabilidad de que relativa pequeña cantidad de bicarbonato proteja la vecindad de la mucosa del ácido luminal, depende de las calidades expuestas de la capa de mucus-gel. El mucus se secreta como gel visco-elástico que se adhiere a la superficie gastroduodenal, como una pequeña pero continua capa. Esta capa provee: 1. Una barrera mezcladora en la cual hay interacción entre bicarbonato y H + ; 2. Una barrera impermeable a la pepsina luminal; 3. Protección contra el factor raspado-erosión. Las propiedades de protección están en la capa de mucus-gel de la superficie y no en las glicoproteínas de la luz. Esta capa de mucusgel adherente continua mide unos 200 um. La secreción alcalina gástrica es inhibida por antimetabolitos, anoxia, inhibidores de la anhidrasa - carbónica (acetazolamida) y por ulcerogénicos (antiinflamatorios no esteroideos, sales biliares, hormona paratiroidea, noradrenalina y etanol). La secreción alcalina gástrica es estimulada por: carbachol, prostaglandinas PGE 2 y P G F 2 , glucagon y C.C.K. La secreción alcalina duodenal es inhibida por antimetabolitos, anoxia, actazolamida e indometazina por inhibir la ciclo-exogenasa. La secreción alcalina duodenal es estimulada por la teofilina por la inhibición de la fosfodiesterasa, prostaglandinas, noradrenalina, 6IP y glucagón. Pruebas funcionales pancreáticas. Se obtienen estimulando la secreción pancreática, coleccionando su secreción y analizándola. En general, si hay poco parénquima funcional, habrá poca respuesta secretoria. Infortunadamente los límites normales para volumen, bicarbonato y enzimas, son muy amplios y no están precisamente delineados. En la Prueba de Lund se estudia el contedo duodenal, para enzimas, especialmente latripsina, después de estimularlas con una comida de prueba y previa intubación del duodeno. En pancreatitis crónica las unidades de tripsina descienden de 17 U.I. litro a niveles por debajo de 6 U.I. litro, aproximadamente en el 60% de los casos. En la prueba de la secretina se utiliza una dosis de 1 U.I. de secretina/Kgr IV, previa intubación del duodeno con la sonda de Diamond o de Dreiling. Se colecta la secreción obtenida después de la estimulación y en ella se valoran volumen y niveles de bicarbonato. En personas normales, el volumen es de 2 a 4 cc./Kgr/80 minutos y niveles de bicarbonato de 90 a 130 MEq. litro. En pancreatitis crónica, el flujo es menor de 2 cc./Kgr/80 minutos y la concentración de bicarbonato por debajo de 90 MEq. litro. En carcinoma de páncreas, el volumen de secreción de jugo pancreático es bajo pero la concentración de bicarbonato tiende a ser normal. La prueba conjugada/secretina/pancreozimina para la evaluación enzimàtica, parece no dar informe adicional. En la prueba de quimotripsina dando un peptido sintético, el N-Benzoyl-L-Tirosyl y el P-Aminobenzoico, el cual es desdoblado por la quimotripsina, se libera PABA (ácido paramonobenzóico) el cual es medido en la orina, debiéndose recuperar normalmente el 75% de lo ingerido. En pancreatitis crónica, sólo se recupera un 40% y en carcinoma pancreático, un 50%. Esta es una prueba de función acinar. Drenaje o sondaje biliar y duodenal. El estudio de la secreción biliar ha servido y aún es importante en el estudio de la patología biliar y duodenal. Meltzer encontró que el sulfato de magnesio depositado en el METODOS DIAGNOSTICOS EN GASTROENTEROLOGIA duodeno estimula la contracción vesicular. Lyon describió la falta de contracción vesicular dando el sulfato de magnesio por vía oral y separó el contenido obtenido de la intubación duodenal en lo que él llamo bilis A, B y C. De aquí que la prueba se conozca con el nombre de Meltzer-Lyon. Posteriormente, Ivy en 1924, encuentra en extractos de mucosa duodenal una sustancia que hace contraer la vesícula, sustancia que posteriormente es aislada y se conoce como la colecistoquinina. La prueba del sondaje duodenal o del drenaje biliar se efectúa intubando el duodeno con una sonda de Reffus (con oliva metálica) bajo el control fluoroscópico; con el paciente en decúbito lateral derecho se estimula el duodeno pasando por la sonda 30 cc. de sulfato de magnesia al 50% . Se deja drenar el material y se obtienen en forma secuencial las bilis A, B y C. Los volúmenes normales de estos tres 275 distintos tipos de bilis son de 30, 50 y 30 cc. respectivamente; se considera que la bilis A es del duodeno, la B vesicular y la C hepática. Actualmente el estímulo se hace con la aplicación intravenosa de una ampolla de colecistoquinina. Bangolea, Velasco y Suárez han descrito el drenaje biliar minutado con aceite de oliva. Nosotros hemos encontrado de algún valor, en pacientes con posible ictericia obstructiva, el sondaje duodenal minutado, pero con la adición de la bromosulfaleína intravenosa. En general, la prueba del sondaje duodenal o drenaje biliar tiene valor diagnóstico en las colecistosis hiperplásticas, especialmente en la colesterolosis. Es diagnóstica también en las parasitosis duodenales especialmente en la giardiasis que ocurre en estados de inmunodeficiencia. Es de valor variable en las patologías de tipo inflamatorio vesicular, coledociana y hepática. MEDICINA NUCLEAR, ULTRASONIDO Y TOMOGRAFIA COMPUTADORIZADA R. ESGUERRA En el proceso diagnóstico de muchas de las alteraciones del hígado, de las vías biliares y del páncreas, es frecuente que el médico se encuentre ante la duda de cuál método diagnóstico es el más apropiado en cada caso particular. Esta decisión debe tomarse teniendo en cuenta varios factores. Desde el punto de vista médico se debe evaluar el beneficio que puede obtener el enfermo, contra el riesgo y la incomodidad a que va a estar sometido. En el orden económico debe considerarse cuál de los métodos puede proporcionar la información deseada a un menor costo. Finalmente en el aspecto técnico será necesario conocer A c t a Med. Col. Vol. 9 No. 5, 1 9 8 4 qué equipos hay disponibles en el lugar en donde se trabaja y especialmente si hay médicos específicamente entrenados en la técnica que se desea usar. Aunque principalmente analizaremos los factores de orden médico, en lo económico hay que mencionar que tanto el ultrasonido ( US) como la medicina nuclear (MN) son procedimientos cuyo costo no sobrepasa el usual para estudios radiográficos similares; en cambio la tomografia computadorizada (TC) es muy costosa. En cuanto a los factores técnicos, en Colombia hay equipos de ultrasonido prácticamente en todas las ciudades, los de 276 MN están limitados a los principales hospitales universitarios, mientras no existen más de 10 centros de TC en todo el país. No sobra insistir en que la información obtenida con cada uno de los métodos no solamente depende de éste, sino que la experiencia y el entrenamiento específico del médico que realiza el examen, son determinantes de su valor real. Así, cualquiera de los métodos puede perder su alcance potencial e incluso convertirse en un factor negativo para la salud del paciente cuando quien lo realiza no reúne estos requisitos. Como se trata de metodologías diferentes, es fácil suponer que proporcionan información diferente en uno o más aspectos. Sin embargo como las tres han aparecido en el curso de pocos años la mayor parte de los médicos han venido a conocerlas en el curso de su ejercicio profesional y muchas veces no han tenido la información detallada que les permita conocer a fondo sus alcances y limitaciones. El US se basa en la reflexión de una onda sonora, ocasionada por las diferentes densidades de los tejidos. La MN en cambio, aprovecha las propiedades fisiológicas de los órganos para introducir en ellos sustancias radiactivas que emiten radiaciones que son registradas por un aparato detector. La TC construye imágenes de cortes del organismo mediante la ayuda de un sistema computadorizado que aprovecha la manera como los rayos X son atenuados o absorbidos por los diferentes tejidos. Los tres métodos pertenecen a la categoría de los " n o invasivos" y carecen de riesgo a no ser por aquel implícito en la aplicación de medios de contraste yodados que se emplean con frecuencia en la TC. Tanto la TC como el US tienen muy buen poder de resolución, es decir definen con claridad pequeños detalles mientras la resolución de la MN es menor. Con las dos primeras se obtienen cortes transversales o longitudinales de los órganos y con la MN se aprecian en su totalidad en un plano frontal, obteniéndose imágenes originadas en la función. El US es el que más se afecta por factores que dependen del paciente, lo cual limita su utilidad especialmente en casos de gran obesidad o cuando hay gas que se interpone en la zona que se desea examinar. Para estudiar la patología del hígado, las vías biliares y el páncreas el mejor método es la TC debido a que permite una detallada visualización de los tres, así como de las áreas vecinas. Casi invariablemente se puede apreciar con claridad el páncreas y solamente existen limitaciones cuando la cantidad de grasa que rodea el órgano es muy pobre (como ocurre en los pacientes caquécticos), lo que impide diferenciarlo claramente de las estructuras vecinas. Aunque generalmente identifica la patología tumoral del páncreas, en ocasiones existe dificultad para diferenciar una lesión benigna de una maligna o para apreciar un pequeño tumor productor de hormonas, caso en el cual debe recurrirse a la arteriografía selectiva. En las vías biliares permite analizar con claridad la altura a la que se encuentra una patología de tipo obstructivo e investigar las lesiones tumorales primarias de la vesícula biliar. En el hígado permite establecer con gran precisión la presencia de lesiones que ocupan espacio y establecer si son sólidas o quísticas. Tiene en cambio una utilidad limitada en las lesiones difusas exceptuando unos pocos casos como el de la hemocromatosis, cuyos patrones han sido bastante estudiados. La MN no tiene en la actualidad ninguna utilidad en el estudio de las lesiones pancreáticas. En las alteraciones hepáticas es muy útil, especialmente para la investigación y seguimiento de aquellas que ocupan espacio. En las vías biliares, la colecintigrafía o gammagrafía hepática con Hida es en la actualidad el procedimiento de elección para el estudio inicial de una colecistitis aguda y puede afirmarse que la visualización de la vesícula prácticamente descarta el diagnóstico. También tiene mucha utilidad para evaluar la vesícula METODOS DIAGNOSTICOS EN GASTROENTEROLOGIA desde el punto de vista funcional determinando la fracción de eyección vesicular y el tiempo de vaciado luego de un estímulo, datos que permiten una adecuada identificación y clasificación de las disquinesias biliares. El US permite un buen estudio de las lesiones que ocupan espacio dentro del hígado, pero hay que mencionar que aquellas quísticas, cuyo contenido es de densidad muy similar a la del parénquima normal, pueden pasar inadvertidas como sucede con algunos abscesos hepáticos amibianos. El estudio de las vías biliares puede efectuarse en forma muy adecuada y debe ser el examen inicial en los casos de litiasis, pues los cálculos se identifican con gran facilidad permitiendo en casos de obstrucción identificar la altura de ésta, así como apreciar la dilatación del sistema, aunque cuando la localización del cálculo es muy distal hay dificultades para identificarlo. Los cambios que ocasiona en la pared de la vesícula la colecistitis crónica se pueden apreciar claramente con el ultrasonido. La presencia de gas y la de grasa en individuos muy obesos dificulta la visualización del páncreas, pero cuando no existen estas limitaciones se puede estudiar en forma adecuada. Hay unos métodos nuevos relacionados con los tres que hemos discutido, por lo que vale la pena mencionarlos. El más conocido y el que tiene más futuro es la resonancia nuclear magnética (RNM), cuya tecnología evidentemente no se encuentra todavía en un grado óptimo de desarrollo pero que, aun con los equipos actuales, proporciona excelentes imágenes con contenido funcional a nivel metabólico; su principal aplicación actual es en el sistema nervioso central, pero en hígado y páncreas ofrece perspectivas Acta Med. Col. Vol. 9 No. 5, 1 9 8 4 277 muy interesantes. La tomografía axial por emisión de positrones (TEP), se basa en los principios de la MN pero con parte de la tecnología de la TC; su principal limitante es la de requerir de equipos sofisticados y costosos en el propio hospital para la producción de los isótopos necesarios. Finalmente en los últimos años se han desarrollado equipos de MN que permiten realizar estudios tomográficos sin que su utilidad esté todavía plenamente aceptada. Aunque es peligroso aconsejar indicaciones para cada estudio pues como hemos visto, la decisión de emplear uno u otro debe tomar en cuenta varios factores, me parece útil dar algunas recomendaciones que parecen claras en la actualidad. Así, la medicina nuclear debe ser el método inicial en el estudio y seguimiento de lesiones que ocupan espacio en el hígado, en la colecistitis aguda y en las disquenesias biliares. El ultrasonido, en la litiasis de la vesícula y las vías biliares, en la colecistitis crónica y en el estudio del páncreas en pacientes caquécticos. La tomografía computadorizada es el método inicial cuando se sospechan lesiones pancreáticas o cuando se requiera tener información adicional de las áreas vecinas; es además el método complementario para el estudio de lesiones previamente identificadas por los otros métodos cuando se desea tener mayor información; su principal limitación es un alto costo. No debe olvidarse la utilidad de otros métodos como la colangiografía transhepática en lesiones obstructivas de la vía biliar, la arteriografía selectiva para estudiar tumores pancreáticos productores de hormonas, la pancreatografía retrógrada endoscópica en lesiones pancreáticas no identificadas adecuadamente con la TC y la colangiografía retrógrada en el estudio y tratamiento de la patología obstructiva distal de la vía biliar. ENDOSCOPIA DIGESTIVA DIAGNOSTICA A. PEÑALOZA La gastroenterología como muchas otras disciplinas médicas se ha ido beneficiando por las nuevas técnicas de exploración que han permitido profundizar nuestros conocimientos fisiológicos y comprender mejor los diferentes fenómenos patológicos. Dentro de estas técnicas exploratorias está la endoscopia digestiva cuyo progreso fue impresionante bajo la influencia de Jackson, Schindler, Wolf, Benedict, Henning y Debray pero su crecimiento y seguridad diagnóstica se hicieron explosivas en las dos últimas décadas con la introducción de la fibra óptica, que transmite la luz con mínimas pérdidas de intensidad, dando origen a los fibroendoscopios, que permiten una muy buena exploración que era muy limitada con los instrumentos rígidos y semirrígidos. La era de la fibroendoscopia se inicia a partir de 1955 cuando en Japón, la gastrocámara es aplicada al uso clínico y especialmente de 1958 cuando Hirschowitz construye el primer panendoscopio. El endoscopista debe conocer a conciencia los requisitos mínimos de la técnica y su aplicación para evitar agregar a la lesión orgánica del paciente, una lesión iatrogénica por mal uso del lenguaje y de la interpretación de los hallazgos endoscópicos, enfermedad iatrogénica difícil de irradicar posteriormente; una mala interpretación puede causar más perjuicio que beneficio. La rápida evolución de la fibroendoscopia obliga al endoscopista a una actualización permanente, siendo en manos entrenadas un examen relativamente sencillo e inocuo aunque no exento de complicaciones que se deben prever y diagnosticar adecuadamente. La endoscopia de rutina y la que se practica con mayor frecuencia, es la que explora esófago, estómago y duodeno del tubo digestivo superior, recto y colon izquierdo del tubo digestivo inferior. La fibroscopia de urgencia permite generalmente localizar el origen de las hemorragias digestivas tanto altas como bajas, permite así mismo la extracción de cuerpos extraños y una valoración precoz del efecto de substancias cáusticas sobre la mucosa digestiva; es más difícil de practicar y obliga a un mayor adiestramiento. La fibroscopia especializada conlleva no sólo la obligación de un gran dominio de la endoscopia de rutina sino una agresividad y consiguiente incremento de peligro; debe reservarse a endoscopistas muy entrenados y comprende la cateterización de la papila de Vater con opacificación del canal de Wirsung y de la vía biliar, la colonoscopia total hasta ciego y última asa ileal y la enteroscopia o estudio endoscópico del intestino delgado. En el campo terapéutico se utiliza en el control de dilataciones esofágicas, colocación de prótesis, esclerosis de várices esofágicas, infiltración intratumoral de citostáticos y la utilización de rayo láser. El empleo de colorantes ha permitido penetrar en la intimidad de determinadas lesiones digestivas y conocer mejor su evolución y desarrollo. Su utilidad se complementa con el uso de la biopsia, citología, bacteriología, manometría y fotografía. El diagnóstico preciso y temprano de las enfermedades pancreáticas y de la vía biliar no es fácil aun con el desarrollo y progreso de los nuevos métodos diagnósticos hoy existentes; por esto tiene mucho interés la colangiopancreatografía endoscópica, procedimiento seguro si se practica adecuadamente. En 1969, OI informa la primera pancreatografía endoscópica exitosa, pero fue T. Kasugai quien estableció su ordenamiento preciso, siendo uno de los pioneros en América Latina el mejicano José Ramírez-Degollado. En 1975, Na- METODOS DIAGNOSTICOS EN GASTROENTEROLOGIA kamura logra la exploración endoscópica de la vía biliar y pancreática introduciendo un fibroscopio muy delgado a través del canal de biopsia de un duodenoscopio pero la deformación de la imagen en este fibroscopio interior, la dificultad de su inserción en el orificio papilar y la presencia de bilis en colédoco que obstaculizaba la visión limitaron el procedimiento. Hoy con fíbroscopios delgados y cuando hay una papilotomía endoscópica bastante amplia, es posible practicarla. Como técnicas complementarias podemos citar la citología de líquidos biliar y pancreática, estudio de función secretora pancreática y la manometría biliopancreática; en el terreno quirúrgico está la papilotomía endoscópica, la colocación de prótesis en vía biliar y últimamente la ultrasonografía pancreática endoscópica; como complicaciones está el aumento transitorio de la amilasemia, especialmente cuando el llenado alcanza los acinos pancreáticos. Cuando hay defecto de evacuación biliar o pancreática puede presentarse- colangitis o pancreatitis severas; la colangiografía percutánea transhepática inmediata, da buenos resultados profilácticos en estos casos. La colonoscopia diagnóstica permite la exploración de todo el intestino grueso; en 1963, Machida de Japón bajo la dirección de los doctores Oshiba y Watanabe, fabrica los primeros colonofibroscopios y en 1969 Hiromi Shinya, en Estados Unidos, introduce la técnica de la polipectomía colonoscópica. Su técnica requiere mucha práctica y paciencia; su aceptación había sido obstaculizada por los problemas de preparación del paciente, las dificultades técnicas para llegar hasta el ciego y el tiempo empleado en practicarlo, dificultades que se han ido obviando con la mayor destreza de endoscopista y los Acta Med. Col. Vol. 9 No. 5, 1 9 8 4 279 avances técnicos con fíbroscopios más delgados. Un diagnóstico fibro-colonoscópico puede impedir una laparatomía innecesaria o identificar previamente una patología no sospechada que se beneficiará con una pronta conducta quirúrgica. Aparte de estos métodos endoscópicos por orificios naturales, debemos mencionar la laparoscopia, que se fabrica por un orificio artificial. Es un procedimiento tan viejo como nuestro siglo; la primera aplicación de su técnica se le acredita a Ott y a Kelling en 1901 y lubgo a Jacobeus en 1910, pero es a partir de Kalk en 1950 cuando se hizo común en Europa extendiéndose luego a Latinoamérica con Royer y Ocariz, siendo aceptada en los últimos años en los Estados Unidos. Es verdad que con la ultrasonografía y la tomografía computarizada sus indicaciones han disminuido pero continúa siendo de invaluable valor en el diagnóstico diferencial de muchas ictericias, en las enfermedades difusas hepáticas como la cirrosis y hepatitis crónica no alcohólica, en los tumores malignos hepáticos y las ascitis, generalmente complementada con biopsia dirigida, asociando dos exámenes morfológicos: el examen macroscópico y el examen histológico. Practicada de urgencia puede evitar una laparatomía exploradora o imponerla. Con la inclusión de la ultrasonografía laparoscópica y de la laparoscopia magnificadora su utilidad se ha acrecentado, además se puede aprovechar para técnicas quirúrgicas usando corriente de alta frecuencia. El presente de la fibroscopia digestiva es verdaderamente rico y su futuro aún más promisorio con la fibroscopia magnificadora, la ultrasonografía fibroscópica, la televisión involucrada al fibroscopio y un posible mayor dominio en el manejo del rayo Láser. 280 ENDOSCOPIA TERAPEUTICA S. FASSLER Podemos referirnos a la endoscopia terapéutica bajo dos aspectos generales: A. Los gestos terapéuticos que se efectúen sobre lesiones que pueden aparecer a cualquier nivel del tubo digestivo que sean accesibles a los instrumentos endoscópicos. B. Aquellos métodos terapéuticos que se apliquen a lesiones específicas en cada uno de los órganos accesibles a dichos instrumentos. Patología general. Se refiere al tratamiento de las lesiones tumorales, ya sean benignas o malignas, que puede ser curativo en las primeras, y paliativo y en ocasiones curativo en las segundas. Por otra parte, la otra eventualidad que debe contemplarse en forma general, es la referente al tratamiento de las lesiones sangrantes o potencialmente sangrantes. En relación con los tumores benignos, el procedimiento consiste en la resección de lesiones elevadas, situadas en el esófago, estómago, duodeno o colon, en una o varias sesiones y en forma parcial o total. Este postulado también es aplicable a los tumores polipoideos, especialmente del colon, que muestren cambios de malignidad hacia su vértice, pero cuyo pedículo esté libre de células tumorales; en estas circunstancias se puede hablar de terapéutica curativa. Cuando algunos tumores, debido a sus características o al estado mismo del paciente, no son susceptibles de tratamiento quirúrgico ortodoxo, son susceptibles de paliación mediante procedimientos endoscópicos mejorando la calidad de vida. Tal es el caso del manejo del carcinoma del esófago, que una vez dilatado y/o seccionado, puede albergar una endoprótesis que alivia la disfagia y permite una mejor nutrición por vía oral; lo mismo sucede con el carcinoma de la ampolla de Vater, mediante la sección de la misma y la colocación de una prótesis, que permite regresión de la ictericia y desaparición del prurito. Estos procedimientos, así como algunos otros que mencionaremos más adelante, se han podido desarrollar gracias a la aplicación de corrientes eléctricas de corte, coagulación o combinaciones de las mismas. Con relación al tratamiento de las lesiones sangrantes, se han descrito diferentes métodos tendientes a controlarlas, dependiendo su escogencia de las disponibilidades de equipo, el entrenamiento del endoscopista y de la naturaleza de la lesión. Entre los más utilizados podemos mencionar los electrodos de coagulación monopolar, bipolar, termocauterio y la fotocoagulación o uso de rayos láser. De estos, el utilizado por el personal de nuestra unidad es el de la coagulación monopolar, ya que la bipolar y el láser están fuera de nuestro alcance y el termocauterio no parece ofrecer ventajas sobre los otros. En esta forma, se puede aplicar corriente de coagulación sobre el vaso protruyente de una úlcera, ya sea en el momento mismo del sangrado o en forma diferida, ya que bajo algunas circunstancias se puede predecir cuándo una lesión determinada tiene posibilidades de resangrar. Igualmente, se puede aplicar corriente de coagulación a las angiodisplasias. La aplicación de substancias vasopresoras a través de un catéter en ocasiones es muy útil en el control de una hemorragia por Síndrome de Mallory-Weiss y puede evitar la cirugía. Patología específica. Utilizando una división topográfica, nos referiremos a las lesiones de cada u n o de los órganos alcanzables por los endoscopios digestivos. Esófago: mediante el electrobisturí, se puede intentar el tratamiento del divertículo de Zenker; el principio es simple y consiste en METODOS DIAGNOSTICOS EN GASTROENTEROLOGIA practicar una miotomía interna. Ya sea con el fibroscopio, o con esofagoscopios rígidos, se pueden extraer cuerpos extraños de la luz esofágica. La ventaja de utilizar el fibroscopio sobre los equipos rígidos, radica en que para el primero, la anestesia general no es imperativa y una buen sedación es suficiente para obtener colaboración del paciente. En los casos de estenosis puntiformes la dilatación sin guía favorece una perforación esofágica; estas guías se colocan en el momento de la endoscopia diagnóstica e inmediatamente después se pasa a la dilatación. En las estenosis por cáusticos se infiltran cortieoides mediante inyectores adecuados, que junto con las dilataciones posteriores pueden evitar un procedimiento quirúrgico. La escleroterapia es un procedimiento que día a día gana más adeptos. Inicialmente los programas de esclerotrombosis de várices esofágicas estuvieron dirigidos a aquellos pacientes cuyas várices hubieran tenido al menos un episodio de sangrado, especialmente a los de la ,clase C de Child; sin embargo, algunos grupos de trabajo, y entre ellos el nuestro, piensan que, siendo el procedimiento relativamente inocuo, no puede negárseles a los pacientes de los grupos A o B de dicha clasificación, o a aquellos que teniendo várices no han tenido episodios de sangrado. Existen varios métodos de esclerosis, así como diferentes agentes o mezclas de los mismos. Primordialmente las diferencias radican entre si las inyecciones se practican dentro de la vena o en forma perivenosa. Los resultados son no sólo promisorios sino tal vez el arma más eficaz con que se cuenta en la actualidad para prevenir el sangrado o resangrado de várices esofágicas. La cardiomiotomía es un procedimiento que se basa en el principio de miotomía en el divertículo de Zenker. La colocación de prótesis en estenosis producidas por carcinoma de esófago es un procedimiento paliativo aplicable a aquellos pacientes a quienes no se les puede ofrecer otra solución en vista A c t a Med. Col. Vol. 9 No. 5, 1 9 8 4 281 de la relación riesgo-beneficio, o aquellos que por rechazo personal, no se les puede colocar una sonda de gastrostomía para alimentación. Estómago: existen adminículos especiales de corte que se pueden introducir a través de los canales del fibroscopio y permiten seccionar material de sutura no absorbible, el cual puede actuar como cuerpo extraño con la formación concomitante de granulomas y úlcera subyacente. Es conocida la disolución de fitobenzoares mediante múltiples lavados practicados directamente dentro del benzoar. En las mismas circunstancias se pueden aplicar enzimas proteolíticas que ayudan a su disgregación y posterior evacuación a través del píloro o de una boca anastomótica. Se ha descrito una técnica de cistogastrostomía por vía endoscópica cuando, con el diagnóstico de seudoquiste pancreático, en la gastrocopia se encuentra la protrusión del quiste en la cara posterior del estómago; con el electrobisturí se incide el estómago hasta ponerse en contacto con el contenido del seudoquiste, favoreciendo su drenaje. Para la practica de la gastrostomía por vía endoscópica se establece un punto dérmico mediante transiluminación con el fibroscopio en la cara anterior del estómago utilizando luego el electrobisturí; ésta técnica se reserva para pacientes que no están en condiciones de soportar una anestesia general. Duodeno y vías biliares: la papilotomía (Oddi) practicada por vía endoscópica es otro de los procedimientos endoscópicos que han modificado las conductas en el manejo de los pacientes con litiasis biliares residuales, recidivantes e inclusive de aquellos con litiasis primaria del colédoco, por una parte, y en las pancreatitis agudas de origen biliar, por otra. Existen varios tipos de papilótomos pero en esencia se trata de un electrobisturí que permite la sección de fibras musculares; la amplitud del corte determina el tamaño de la papilotomía, haciendo que los cálculos intra- 282 coledocianos o ampulares caigan a la luz duodenal. Si los cálculos no migran se pueden extraer a través de una canastilla del tipo "Dormía". Si no se pueden extraer es aún posible colocar una endoprótesis con "memoria", que mantiene el cálculo o cálculos alejados de la zona esfinteriana, impidiendo su impactación. Un segundo procedimiento que se puede practicar es la fistulectomía, corrigiendo un trayecto fistuloso post-quirúrgico por medio de una esfinteotomía amplia. Así como se puede corregir, se puede crear una fístula. Se practica una colédocoduodenostomía a través de la cual puede producirse la migración de los cálculos con la consecuente descompresión de la vía biliar. Si llegase a ser necesario esta fístula puede convertirse según lo ya expuesto, en una esfinterotomía amplia. Estos procedimientos tienen gran utilidad en litiasis y procesos fibróticos del esfínter, y en una alta proporción tienen carácter curativo. Existen procedimientos paliativos, BIBLIOGRAFIA B A C H R A C H WH. O n e question of a p i t u i t a r y adrenal comp o n e n t in t h e gastric secretory response to insuline hypoglicemia. Gastroenterology 1963; 4 4 : 1 0 4 . B A R O N JH. T h e pharmacology of gastric acid. Scand J Gastroenterol 1983; 18:7. BOBBA K. K R I S H N A M U R T H Y GT, K I N G S T O N E, et al. 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Organos intraperitoneales: estos procedimientos se practican a través de un laparoscopio operatorio o por el método de doble o triple punción. Aparte de la cirugía ginecológica por laparoscopia, que no es del caso tratar aquí se debe mencionar la sección de adherencias peritoneales, mediante el mismo procedimiento de electrocoagulación y electrosección descrito anteriormente. CHICAGO. 1983: 13. H O L L A N D E R F. Insuline test for the presence of intact nerve fibres after vagal o p e r a t i o n f o r peptic ulcer. Gastroenterology 1946; 1:601. I S E N B E R G JI, B R O O K S AM, G R O S S M A N MI. Pentagatrin V.S. Betzaole as stimulant of gastric secretion. JAMA 1968; 2 0 6 : 2 8 9 7 . J O H N S T O N D, JEPSON K. Use of pentagastrin on a test of gastric acid secretion. Lancet 1968; 2 : 5 8 5 . KAY AW. E f f e c t of large dosis of histamine on gastric secretion of H.CL. An augmented histamine test. Brith Med J 1953; 2 : 1 1. L E V I N E E, K I R S N E R JB, PALMER WL. 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