Download Utilización de opioides en el paciente con dolor crónico no oncológico
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Artículo de comunicación Rev. Arg. Anest (2005), 63, 5: 270-276 Artículo de comunicación Fundación Dolor Utilización de opioides en el paciente con dolor crónico no oncológico Introducción Los beneficios de la utilización de analgésicos opioides en síndromes dolorosos secundarios a enfermedad oncológica tienen un reconocimiento unánime, sobre todo a partir de la instauración y comprobación de la efectividad del método conocido como escalera analgésica propuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a mediados de la década de 19801-3. La propia OMS declaró que la morfina, la codeína y el paracetamol son medicamentos esenciales para este esquema terapéutico; la utilización de morfina con fines médicos aumentó significativamente, como lo muestra la Tabla I4. No obstante ello, en algunos países persisten obstáculos que impiden disponer y acceder a los analgésicos opioides5. La utilización de opioides para el tratamiento de síndromes dolorosos vinculados con patología no oncológica es controversial debido a la posibilidad real de que los propios pacientes o terceras personas los usen indebidamente.7,8 Sin embargo, el aumento de las prescripciones de los analgésicos opioides con fines médicos no se corresponde con los informes sobre abuso de estas sustancias, como claramente se desprende del Gráfico 19. Disponemos de un amplio respaldo bibliográfico que avala la baja incidencia de problemas de abuso de sustancias entre los pacientes que reciben crónicamente opioides. Porter et al, en un estudio colaborativo sobre un total de 11.882 pacientes que recibían opioides, detectó solamente 4 casos de abuso. El riesgo de adicción en esta población fue estimado en menos del 1%. Perry et al no detectaron ningún caso de abuso en una serie de 10.000 pacientes con quemaduras de diferentes grados tratados con opioides, y Medina et al notificaron solamente tres casos de abuso sobre un total de 2.369 pacientes en un centro de cefaleas10-12. De acuerdo con el Drug Abuse Warming Network Report (DAWN Report) de 1996, en los Estados Unidos las menciones de analgésicos opioides involucrados en internaciones por problemas de abuso de sustancias representaron solamente el 3,8% del total, como se muestra en la Tabla II13. Múltiples trabajos que cumplen con los requisitos de máxima evidencia (ramdomizados, doble ciego y controla- Dr. *Fernando J. Leone dos por placebo), como así también informes de casos, refieren los beneficios de la terapia opioide como tratamiento principal en síndromes dolorosos complejos luego de intentos terapéuticos fallidos14-24. TABLA I Evolución del consumo de opioides6 PAÍS Argentina Australia Canadá Chile Colombia Dinamarca Estados Unidos Francia Italia México 1984 mg/cápita 1997 1999 0,105 10,832 6,349 0,112 0,233 10,345 3,042 0,491 1,151 0,032 1,326 39,156 38,049 1,523 1,190 77,084 25,970 25,784 2,960 0,048 1,47 57,07 52,04 1,97 1.27 70,7 28.95 31,79 2,35 0,14 Consumo en kilogramos Abuso (The DAWN Report) Gráfico 1. Consumo y abuso de morfina en los EE.UU., 19801996 (modificado). Unidad Docente Asistencial Tornú * Coordinador Médico. Centro de Evaluación, Diagnóstico y Tratamiento del Dolor. Servicio de Anestesiología. Hospital General de Agudos Dr. E. Tornú GCBA. 1 270 | Volumen 63 / Número 5 Utilización de opioides en el paciente con dolor crónico no oncológico TABLA II Abuso de drogas de acuerdo con el DAWN Report de 1996 13 Categoría % Analgésicos opioides Analgésicos no opioides Alcohol en combinación con otras drogas Drogas ilícitas Otras drogas 3,8 8,6 18,3 33,2 36,1 TABLA III Conductas sugestivas de abuso de sustancias30,31 - Terminología Debido a que los opioides son uno de los varios tipos de medicamentos controlados con posibilidad de ser usados con fines no médicos, a fin de clarificar la terminología utilizada para definir situaciones clínicas, como dependencia física y tolerancia, que a menudo se confunden con adicción y abuso, se analizan las definiciones propuestas para estos términos25: - Dependencia física: Propiedad de algunos fármacos, incluyendo los opioides, de provocar un síndrome de abstinencia después de una reducción abrupta de la dosis, la suspensión del opioide o la administración de un antagonista. - Tolerancia: Disminución de uno o varios de los efectos de un fármaco (ya sean favorables o adversos) causados por la exposición al mismo. Puede ser farmacológica o deberse a aprendizaje asociativo. - Abuso: Uso de una droga de manera contraria a las convenciones socioculturales. Según esta definición, se considera abuso a la utilización de cualquier droga ilegal o a la toma de fármacos de manera no convencional (por ejemplo: sin seguir las instrucciones del médico). - Adicción: Término utilizado comúnmente que no aparece en la nosología psiquiátrica actual, pero que se puede definir como el uso anormal de una droga caracterizado por la pérdida de control, el uso compulsivo o en aumento, y la preocupación y continuación de su uso, a pesar de los daños sufridos. La dependencia física y la tolerancia son fenómenos farmacológicos vinculados con la exposición a receptores específicos de los agentes agonistas, que se producen no solo con la administración de opioides sino también de otros fármacos, especialmente psicofármacos26. El desarrollo de tolerancia a los efectos adversos opioides ocurre habitualmente con la exposición crónica; si bien se ha demostrado tolerancia a los efectos analgésicos en el laboratorio, en la práctica clínica no resulta en un proble- - - Venta de fármacos de prescripción. Falsificación de prescripciones. Robar o pedir prestado fármacos/drogas de otros. Inyectarse formulaciones orales. Obtención de drogas de prescripción a partir de fuentes no médicas. Abuso concurrente de consumo de alcohol o drogas ilícitas. Múltiples aumentos escalonados en la dosis u otros incumplimientos. Búsqueda repetida de prescripciones de otros médicos o en salas de guardia. Comprobación de deterioro de la capacidad de funcionar en el trabajo, en la familia o socialmente, relacionadas con el uso de drogas. Resistencia a los cambios de tratamiento. ma. Solamente aumentando la dosis se consigue el mismo resultado. La causa más común de la necesidad de incrementar las dosis de opioide en el paciente con cáncer es la progresión de la enfermedad o la interferencia de factores emocionales que amplifiquen la percepción dolorosa. Estos conceptos son válidos también para pacientes con dolor crónico no oncológico27. La dependencia física plantea un problema de manejo clínico que frecuentemente se confunde con adicción; es sabido que la suspensión abrupta de un opioide produce la aparición de un síndrome de abstinencia caracterizado por una sintomatología precisa. Diferentes estudios y la evidencia clínica muestran que es posible resolver este problema con terapias específicas efectivas. La precaución que debe tomarse es disminuir paulatinamente el opioide hasta retirarlo por completo. La adicción refleja un patrón de conducta aberrante y el uso compulsivo de un fármaco con fines no médicos buscando diversos efectos psicológicos, a pesar del evidente perjuicio para la salud. Debemos diferenciar la adicción de la conducta derivada de lo que se conoce como pseudoadicción, relacionada con el temor a la falta del medicamento, cuando se ha conseguido alivio o debido a un tratamiento inadecuado, conducta que cesa con el control del dolor. En la Tabla III se detallan las conductas anómalas más sugestivas de abuso de sustancias28,29. En la Tabla IV se presenta un resumen del diagnóstico diferencial que debe hacerse con esas conductas anómalas. La ignorancia y confusión de los conceptos expuestos anteriormente entre los agentes de salud, los responsables de legislar y controlar y, más grave aún, entre el público en Revista Argentina de Anestesiología 2005 | 271 Artículo de comunicación general, llevan a la perpetuación de los mitos, de las creencias erróneas sobre los analgésicos opioides y el refuerzo de la opiofobia, con la consecuente infrautilización de los analgésicos opioides en aquellos pacientes que evidentemente se beneficiarían con su prescripción32. TABLA IV Diagnóstico diferencial de conductas anómalas de ingesta de drogas29,31 - Pseudoadicción. - Trastorno por abuso de sustancia. - Otros trastornos psiquiátricos: - Depresión. - Ansiedad. - Trastorno límite de la personalidad. - Síndrome mental orgánico. - Intención criminal. Experiencia clínica La puesta en marcha en nuestra Institución, en la Unidad de Cuidados Paliativos en el año 1995, en el Centro de Evaluación, Diagnóstico y Tratamiento del Dolor en el año 1999, y en la Unidad Asistencial de la Fundación Dolor de la AAAARBA (Asociación Argentina de Anestesia, Analgesia y Reanimación de Buenos Aires) en el año 2000, ha provocado consecuentemente un aumento notable en la utilización de opioides con fines médicos en el ámbito hospitalario. El Gráfico 2 y la Tabla V, nos ilustran sobre el consumo, el tipo de opioide prescripto y las formas farmacéuticas utilizadas33. La población de pacientes con dolor crónico no oncológico que es tratada en nuestro centro y recibe opioides se eleva al 72%, porcentaje en el que se incluye a los pacientes que previamente a la primera consulta recibían estos medicamentos y además a todos aquellos en los cuales se decidió incorporar un opioide (ver Gráfico 3). Los beneficios de la utilización de opioides en pacientes con dolor secundario a enfermedades osteoarticulares crónicas, como la artritis y la artrosis, son evidentes en aquellas personas con riesgo de toxicidad severa a los antiinflamatorios no 4925 5225,2 3364 2362 2120 545 Gráfico 2. Consumo de opioides, Hospital Tornú (DEMO en gramos)* (Fuente: Departamento de Farmacia). *DEMO: Dosis equivalente a morfina oral TABLA V Consumo discriminado de opioides, Hospital Tornú (DEMO en gramos)* (Fuente: Departamento de Farmacia) Año 1995 1997 1998 1999 2000 2001 Nro recetas Codeína Morfina Oxicodona Metadona Hidromorfona Hidrocodona 363 1281 1631 1858 2340 2339 68 1318 1171 1330 174 144 170 1441 1428 741 963 1734 504 753 288 1065 908 117 155 2718 2411 1 5 28 0,2 *DEMO: Dosis equivalente a morfina oral 272 | Volumen 63 / Número 5 Utilización de opioides en el paciente con dolor crónico no oncológico tos instaurados previamente han fallado. El detalle de los criterios que utilizamos para indicar una prueba con opioides se muestra en la Tabla VI. Con opioides - ¿Qué médico debería prescribir el analgésico opioide? Pacientes activos 0 100 Población Pacientes activos Con opioides Sin opioides 200 300 400 Nro pacientes % 350 252 98 100 72 28 Gráfico 3. Tratamiento farmacológico en pacientes con síndromes dolorosos no oncológicos. Fuente: Grupo de Trabajo Dolor Hospital Tornú (2002) esteroideos (AINEs). Sin embargo, debe efectuarse un seguimiento y monitoreo estricto de todos aquellos pacientes medicados crónicamente con opioides, sobre todo utilizando instrumentos de evaluación del estado cognitivo34-36. El estado cognitivo del paciente es el mejor monitor para detectar la toxicidad opioide; cuando ésta se presenta, es en general reversible y no ocasiona daño, lo que no ocurre con los AINEs (Ej.: gastropatía severa, insuficiencia renal, alteración de la función plaquetaria, etc.)37,38. Incorporar a un paciente a un régimen terapéutico opioide implica responder varias cuestiones39-43: - ¿A qué paciente con dolor crónico no oncológico se le debería prescribir un analgésico opioide? La respuesta a esta pregunta surge luego de una evaluación exhaustiva, debiéndose confeccionar una historia clínica minuciosa en el que conste: - Características del dolor. Interferencia del dolor en la vida del paciente. Examen físico directo. Revisión de los estudios complementarios. Revisión de los tratamientos e intervenciones previas. Anamnesis farmacológica detallada. Evaluación de co-morbilidades. La morfina debería poder ser prescripta por cualquier profesional médico habilitado, especialmente por el médico de cabecera, de familia, en la sala periférica o aquel que se desempeñe en servicios de urgencia y que deba atender pacientes con dolor severo. No debería ser incumbencia del especialista; esta postura no significa una liberalización ni un uso indiscriminado de los analgésicos opioides; implica, por el contrario, capacitar y entrenar al médico que lucha contra el dolor en la primera línea de combate de acuerdo con las recomendaciones de la OMS para la implementación de programas tendientes al fomento de la Medicina del Dolor y los Cuidados Paliativos (decisión política, disponibilidad de medicamentos y capacitación). - ¿Cómo debería ser prescripto el opioide? El analgésico opioide debería tener un objetivo perfectamente identificado, con metas y obligaciones que el paciente debería conseguir (alivio del dolor y mejoramiento del estado funcional, físico y social). Debería establecerse un acuerdo médico-paciente para la concreción de ese objetivo y utilizarse preferentemente preparaciones de liberación sostenida u opioides de efecto clínico prolongado (v.g.: morfina-oxicodona de liberación sostenida o metadona), si el síndrome doloroso lo permite, reservando aquellos de absorción inmediata para el dolor agudo, incidental o irruptivo. La vía de elección para el tratamiento crónico es la oral. - ¿Qué parámetros deberíamos evaluar para decir que el resultado es adecuado? Para poder evaluar correctamente la eficacia del tratamiento con analgésicos opioides deberían considerarse los siguientes aspectos: - ¿Cuál es el paciente apropiado para recibir un tratamiento con analgésicos opioides? - Autoevaluaciones diarias del dolor. - Nivel de funcionamiento físico y social. Mejoramiento en la autonomía, retorno a las tareas habituales, etc. - Efectos adversos de los opioides. - Uso indebido o conducta sospechosa de abuso de sustancias. - Motivo de los cambios en las dosis acordadas. - Cumplimiento en tiempo y forma de la prescripción acordada. El paciente que podría mejorar con la terapia opioide es el que anteriormente ha respondido a opiodes, o aquel que no los ha recibido todavía pero todos los tratamien- La confirmación de la ocurrencia de alguna conducta dudosa implica la suspensión del tratamiento con analgésicos opioides. Revista Argentina de Anestesiología 2005 | 273 Artículo de comunicación - ¿Cómo y cuándo debería ser retirado el opioide? Si el objetivo y las metas prefijadas no fueron alcanzados, debe discontinuarse la terapia opioide. Los analgésicos opioides deben ser retirados en forma paulatina, disminuyendo progresivamente la dosis. Ejemplo: si la dosis diaria es equivalente a 100 mg de morfina oral, se puede disminuir esta dosis en un 50%, y luego un 50% más cada 48-72 horas. Cuando la dosis diaria es equivalente a 10 mg de morfina oral, el opioide del que se trate puede ser interrumpido totalmente. Conclusión Los analgésicos opioides en pacientes con síndromes dolorosos no oncológicos no deberían ser la primera línea terapéutica; sólo se justifican si otras drogas o técnicas fallaron. Los problemas serían menores si se utilizasen formulaciones de liberación sostenida con el fin de evitar los picos y valles en la concentración analgésica efectiva. La oral es la vía de elección en tratamientos crónicos y se debería evitar la vía intravenosa; sin embargo, en casos seleccionados, la vía subcutánea resulta una opción segura y efectiva. Resultaría apropiado la co-administración del opioide con alguna de las drogas no opioides parcialmente efectivas. La prescripción debe incluir claramente la meta que se persigue, como así también las obligaciones del paciente respecto a la adherencia y cumplimiento del tratamiento. Los pacientes con síndromes dolorosos crónicos complejos, que requieren la utilización de analgésicos opioides, deben ser evaluados y reevaluados permanentemente desde la visión multidimensional de la problemática del dolor. A modo de reflexión final, antes de utilizar un analgésico opioide para el tratamiento de pacientes con síndromes dolorosos crónicos deberían considerarse, preferentemente en ateneo clínico, los siguientes tópicos: - Medicación Anamnesis farmacológica detallada en el que conste el tipo de medicamento recibido, dosis diaria, posología, etc.; si ha recibido analgésicos no opioides, antidepresivos tricíclicos o estabilizadores de membrana. - Programa de rehabilitación ¿Tuvo acceso? ¿Cuál fue el resultado? - Técnicas no invasivas Recibió estimulación eléctrica transcutánea (TENS), electroanalgesia, acupuntura, etc. ¿Cuál ha sido su resultado? - Terapias psicológicas ¿Se instrumentaron técnicas de relajación, de afrontamiento, conductales o distractivas? ¿Se obtuvo algún beneficio? - Procedimientos invasivos Inyección intraespinal de fármacos, procedimientos de neuromodulación. ¿Cuáles fueron los resultados? - ¿Ha participado de algún programa interdisciplinario coordinado para el control del dolor? Resumen de lo actuado. TABLA VI Criterios para indicar una prueba opioide Podría mejorar Probablemente no mejorará Alto riesgo de abuso o eventos adversos - El paciente que mejoró parcialmente en etapas agudas o subagudas de su enfermedad. - El paciente que no recibió opioides y fallaron otros tratamientos farmacológicos. - El paciente con dolor: → nociceptivo. → neuropático. → mixto. - El paciente que recibió opioides en etapas agudas o subagudas y no experimentó mejoría en el dolor o la función. - El paciente con: → desórdenes de conversión. → somatización. → desórdenes dolorosos asociados a factores psicológicos. - Historia de abuso o abuso actual de alcohol u otra sustancia. - Historia de uso de altas dosis de benzodiacepinas. - Trastornos de personalidad. - Desórdenes del estado de ánimo. - Sin trabajar por más de 6 meses. - Historia de pobre respuesta a opioides. 274 | Volumen 63 / Número 5 Utilización de opioides en el paciente con dolor crónico no oncológico Bibliografía 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. World Health Organization. Cancer Pain Relief. Geneva, Switzerland: World Health Organization; 1986. Ventafridda V, Tamburini M, Caraceni A, et al. A validation study of the WHO method for cancer pain relief. Cancer. 1987; 5,59(4):850-6. Zech DF, Grond S, Lynch J, et al. Validation of World Health Organization Guidelines for cancer pain relief: a 10-year prospective study. Pain. 1995; 63(1):65-76. Uso de Medicamentos Esenciales. Tercer informe del Comité de Expertos de la OMS. Organización Mundial de la Salud. Serie de Informes Técnicos 770. Organización Mundial de la Salud, Ginebra. 1988; p. 34. Disponibilidad de opiáceos para las necesidades médicas y científicas. Informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) correspondiente a 1995. Naciones Unidas. Joranson DE, et al. Trends in Global Availability of Opioid Analgesics. Pain and Policy Studies Group WHO Collaborating Center for Policy and Communications in Cancer Care. http:/ /www.medsch.wisc.edu/painpolicy Bartleson JD. Evidence For and Against the Use of Opioid Analgesics for Chronic Nonmalignant Low Back Pain: A Review. Pain Medicine. 2002; 3 (3): 260-271. Nicholson B. Responsible Prescribing of Opioids for the Management of Chronic Pain. Drugs. 2003; 63 (1): 17-32. Substance Abuse and Mental Health Administration. Annual emergency department data. Data From the Drug Abuse Warming Network, 1994, Number 14-A. Rockville, Md: Public Health Service, Office of Applied Studies; 1996. SMA publication 96-3104. Porter J et al. Addiction rare in patients trated with narcotis. New Eng Jour Med. 1980; 302. Perry S et al. Management of pain during debridement; a survey of US Burns Units. Pain. 1982; 13:267-280. Medina JL et al. Drug dependency in patients with chronic headache. Headache. 1977; 17:12-14. Joranson DE, Ryan KM, Gilson AM, Dahl JL. Trends in Medical Use and Abuse of Opioid Analgesics. JAMA, April 5, 2000; 283:1710-1714. Kalso E. Opioids in chronic non-cancer pain. 10th World Congress on Pain. San Diego. Plenary Sesion. 2002; Abstracts pg. 248. Graven S, deVet H, van Kleefe M, et al. Opioids in chronic nonmalignand pain: a criteria-based review of the literature. Devor M, Rowbotham M, Wiesenfeld-Hallin Z, eds. Proceedings of the 9th World Congress on Pain. Progress in Pain Research and Management. Volume 16. Seattle: IASP Press, 2000; 965-72. Caldwell JR, Hale ME, Boyd RE, et al. Treatment of osteoarthitis pain with controlled release oxycodone or fixed combination oxycodone plus acetaminophen added to nonsteroidal antiinflamatory drugs. A double blind, randomised, multicenter, placebo controled trial. J Rheumatol,1999; 26:862-869. Jadad A. Opioids in the treatment of neurophatic pain: A systematic review of controlled clinical trials. In Bruera E, Portenoy R. Eds. Topics in Palliative Care. New York: Oxford University Press. 1998; 31-40. Watson CP, Babul N. Efficacy of oxycodone in neurophatic 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. pain. A randomised trial in postherpethic neuralgia. Neurology, 1998; 50: 1837-1841. Moulin DE, Iezzi A, Amireh R, et al. Randomised trial of oral morphine for chronic non-cancer pain. Lancet, 1996; 347: 143-147. Arkinstall W, Sandler A, Goughnour B, et al. Efficacy of controled-release codeine in chronic non-malignant pain: A randomized, placebo-controlled clinical trial. Pain, 1995; 62:169-178. Raja SN, Haythornthwaite JA, Pappagallo M, et al. Opioids versus antidepressants in postherpetic neuralgia. A randomized, placebo-controlled trial. Neurology. 2002; 59: 1015-1021. Bergmans L, Snijdelaar DG, Katz J, et al. Methadone for Phantom Limb Pain. Case Report. Clin Journ of Pain. 2002; 18 (3): 203-205. Leone FJ. Curci C, Bashkansky D y otros. Metadona y dolor neuropático: Serie de casos. Rev Arg Anest. 2000; 58 (3):15557. Kalso E. Opioids for persistent non-cancer pain. BMJ. 2005; 330:156-157. American Psychiatric Association: Diagnostic and statistical manual of mental disorders: DSM-IV. 4th ed., Washington, DC: American Psychiatric Association, 1994. Sees KL, Clark HW: Opioid use in the treatment of chronic pain: assessment of addiction. J Pain Symptom Manage 8(5): 257264, 1993. Dunbar SA, Katz NP: Chronic opioid therapy for nonmalignant pain in patients with a history of substance abuse: report of 20 cases. J Pain Symptom Manage. 1996; 11(3): 163-171. Weissman DE, Haddox JD. Opioid pseudoaddiction an iatrogenic syndrome. Pain. 1989; 36 (3): 363-366. Passik SD, Kirsh KL, McDonald MV, et al. A pilot survey of aberrant drug-taking attitudes and behaviors in samples of cancer and AIDS patients. J Pain Symptom Manage. 2000; 19 (4): 274-286. Passik S, Portenoy R. Problemas de abuso de sustancias en pacientes con cáncer. Oncology. 1999; 1:27-34. Derogatis y cols. Prevalencia de desórdenes psiquiátricos en pacientes con cáncer. JAMA. 1983; 249-251. Covington E. Opiophobia, opiophilia, opioagnosia. President´s Message. Pain Medicine. 2002; 1 (3):217-223. Leone F, Bertolino M, Martín S y col. Consumo de codeína y morfina en un hospital general. Oncología Clínica. 1996; 1 (1): 36. Roth SH. A new role for opioids in the treatment of artritis. Drugs. 2002; 62 (2):256-263. Ytterberg SR, Mahowald ML, Woods SR. Codeine and oxycodone use in patients with chronic rheumatic disease pain. Arthritis & Rheumatism. 1998;41 (9):1603-1612. Lipman AG. Treatment of chronic pain in osteoarthritis: do opioids have a clinical role? Curr Rheumatol Rep. 2001; 3 (6): 513-519. Hawkins C, Hanks G. The gastroduodenal toxicity of nonsteroidal antiinflamatory drugs. A review of the literature. J Pain Symptom Manage. 2000; 2:140-151. Michael M, et al. Gastrointestinal toxicity of nonsteroidal antiinflammatory drugs. The New England Journal of Medicine. 1999; 340 (24): 1888-1899. Savage S. Opioid therapy of chronic pain: Assessment of consequences. Acta Anaesthesiol Scand. 1999; 43: 909-917. Revista Argentina de Anestesiología 2005 | 275 Artículo de comunicación 40. Brevik H. Opioids in cancer and chronic non-cancer pain therapy indications and controversies. Acta Anaesthesiol Scan. 2001; 45: 1059-1066. 41. Collet B. Chronic opioid therapy for non-cancer pain. Br J Anaesth. 2001; 87:133-43. Evaluado y aceptado por Fundación Dolor: 14/12/05 276 | Volumen 63 / Número 5 42. Portenoy R. Opioid therapy for chronic nonmalignant pain: A review of the critical issues. J Pain Symptom Manage. 1996; 11:203-217. 43. Gourlay G. Clinical pharmacology of the treatment of chronic non-cancer pain. IASP Refresher Course. 9th World Congress on Pain.1999. Vienna. Dirección postal: Combatientes de Malvinas 3002 (1427) Buenos Aires E-mail: fjleone@dolortornu.com.ar Web: www.dolortornu.com.ar