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09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES FUNDACIÓN Dra. Marisa Rubio Ortega-Marañón Fundación José Ortega y Gasset y Gregorio Marañón 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio Dra. Marisa Rubio Ante todo soy médico de familia de vocación asistencial, ejerzo en el Centro de Atención Primaria Montilivi de Girona desde hace más de 15 años. Soy tutora de médicos de familia desde hace 20 años, serlo ha sido y es, un motor único para mantener mi aspiración al trabajo bien hecho, nunca agradeceré bastante lo que he podido aprender de la mano de los residentes y espero haberles dado las herramientas que les permitan mantener la ilusión, aún en las más difíciles circunstancias. Desde hace 10 colaboro en el Grup d'Ètica de la CAMFiC, gracias a ellos he podido compartir preocupaciones, perspectivas y reflexiones sobre el quehacer de cada día. Hace 3 años me animé a completar mi formación en bioética cursando el Máster Interuniversitario de Bioética, que fue una experiencia inolvidable en la que forjé amistades que aún me ayudan a mejorar como persona y como profesional de la medicina. Desde entonces trabajo en un proyecto de investigación sobre aspectos éticos de las relaciones interprofesionales en al ámbito de la sanidad. 2 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio índice Introducción (ser profesional) 4 Altruismo profesional 5 Amenazas al altruismo: la gestión de los conflictos de interés 6 Altruismo y prescripción farmacéutica 6 Responsabilidad de la formación continuada 7 Respeto 9 Respeto a la diferencia de opinión (tolerancia) 10 Respeto y límites competenciales 11 Principio de no interferencia 12 Respeto a la jerarquía 13 Respeto en el trato 14 Lealtad Lealtad al paciente 15 15 Las solicitudes de cambio de médico 15 La gestión de la segunda opinión médica 15 Lealtad al colega 16 Cooperar en los planes de cuidado 16 Compartir información 17 El médico con facultades menoscabadas: la lealtad bien entendida 19 Lealtad a la institución Participación en la organización para hacerla de calidad Bibliografía 22 22 23 Bibliografía esencial 23 Bibliografía optativa 23 Página web recomendada 24 3 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio Introducción (ser profesional) La reflexión ética sobre el funcionamiento del trabajo en equipo se debe dirigir hacia su objetivo prioritario, la atención sanitaria de calidad donde es necesario explorar los valores que los profesionales manifiestan en su interacción, lo cual se convierten en la clave para que los pacientes reciban el mejor cuidado posible. La profesión médica se define por la complejidad de los conocimientos necesarios para su ejercicio, la vocación de servicio, el compromiso con unos elevados valores éticos y la autonomía de regulación. Ser profesional significa manifestar en la práctica diaria la interiorización del altruismo, la dedicación plena al servicio de los pacientes y el respeto a la persona como actitud fundamental. Reinders, en una reflexión sobre los cambios del concepto de profesión, sostiene que la profesionalidad debe ser entendida como el compromiso de un cuerpo de conocimientos y habilidades con un conjunto particular de valores. La diferencia entre los técnicos y los profesionales radica en este compromiso. Hagamos una referencia a Aristóteles recordando que la técnica (techné) tiene su meta en el producto resultante de la actividad, mientras que la práctica (praxis) se orienta hacia el porqué de la misma. Es decir, nos interesa la calidad asistencial como resultado, pero como profesionales adoptamos y compartimos unos valores que nos hacen mejorar para procurar hacer un trabajo excelente. La capacidad para atender eficazmente a los pacientes depende en buena medida de la capacitación de los profesionales para tratase entre sí con integridad, honestidad y respeto. La relación entre profesionales es una cuestión que atraviesa toda la estructura deontológica de la profesión; se podría decir que uno no puede ser un buen médico si no entiende su pertenencia al grupo, interioriza el valor del respeto mutuo, y lo exhibe en su práctica cotidiana. La realidad del día a día pone a prueba nuestros valores como profesionales de manera especial cuando se trabaja en instituciones complejas y de grandes dimensiones, que en su seno integran servicios tan distintos como son la atención aguda hospitalaria, la atención primaria, o las redes socio-sanitarias. El trabajo en estas instituciones fragmenta las responsabilidades en el cuidado del paciente, a menudo promueve la desvinculación y puede cambiar o distorsionar en los profesionales el concepto de salud y enfermedad, en función de su realidad cotidiana. Tanta es la distancia física y cultural de los médicos de diferentes especialidades y ámbitos asistenciales que el concepto tradicional de profesión como colectivo está en peligro. El distanciamiento entre el significado tradicional y el ejercicio en la práctica reclama una reconstrucción del sentido de la profesión para reforzar su dimensión ética, adaptándola a las necesidades actuales. 4 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio Aceptemos los peligros y amenazas que los cambios sociales, los del entorno de ejercicio y la influencia que la actual crisis económica pueda suponer, sea en instituciones públicas o en el ámbito de la medicina privada. Aprovechemos el momento para ahondar en el significado de profesión médica, los valores que la mueven y su aplicación en las relaciones entre colegas. Puede ser el momento de verlo como oportunidad, no sólo para afrontar el reto social de dar la atención de calidad que los pacientes requieren, sino también para salir renovados como colectivo profesional. El Código de Deontología (CD) recoge el ideario profesional, las normas de conducta y los consejos para conseguir la excelencia profesional. Entre los valores que propone como motor y guía de las normas de conducta cita: el altruismo, la dedicación, la honradez, la veracidad, la empatía y el respeto. Para enfocar el presente estudio hemos priorizado: el altruismo, la dedicación y el respeto. Son tres valores fundamentales que articulan la pertenencia a un colectivo profesional, sirviendo al mismo tiempo como guías para solucionar los problemas de interrelación entre colegas. Altruismo profesional “La profesión médica está al servicio del ser humano y de la sociedad. La principal lealtad del médico es la que debe a su paciente y la salud de éste debe anteponerse a cualquier otra conveniencia”(Art. 5). El altruismo es el valor que genera las actitudes y comportamientos propios de la vocación de servicio. La vulnerabilidad del ser humano es la realidad que justifica nuestra existencia como profesionales. La relación médico-paciente nace del instintivo grito de ayuda ante la presencia de un daño, una enfermedad, o una necesidad en la salud. Este hecho condiciona una asimetría radical en la relación, de ahí la necesidad de asegurar que se actuará anteponiendo los intereses del paciente a los propios. Los médicos, en el acto de colegiación, hacen público su compromiso de prestar una asistencia sanitaria de calidad humana y científica donde la prioridad es el paciente. Esto significará a menudo aparcar nuestra comodidad, digerir el amor propio, o superar barreras organizativas y estructurales, con el objetivo de procurar una atención de calidad a nuestros pacientes. Es a veces algo tan sencillo como dejar de hacer otras cosas para llamar por teléfono a un paciente que pasa un mal momento. Otras veces puede suponer renunciar a un viaje promocional porque compromete nuestra independencia en la prescripción. Antiguamente, cuando el ejercicio de la medicina era estrictamente liberal, el altruismo se expresaba en la obligación de atender a las personas sin recursos. Sin embargo, nuestra sociedad ha cambiado y la protección a la salud se ha convertido en un derecho 5 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio fundamental. En respuesta a este derecho los Estados del Bienestar han organizado la provisión y administración de los servicios de salud. La sostenibilidad de estos servicios plantea el reto de compaginar el beneficio del paciente individual con la responsabilidad social en la utilización de recursos públicos. La exigencia de unos usuarios conocedores de sus derechos, con escasa percepción de las posibilidades reales de los servicios de salud en un momento dado, añade un punto de complicación. Esta conflictividad debe superarse desde la reconstrucción del significado de altruismo, más allá de su dimensión individual, planteando también responsabilidades ante la colectividad. Amenazas al altruismo: la gestión de los conflictos de interés Definimos el conflicto de interés como la situación originada cuando el juicio de una persona puede ser distorsionado de un modo no razonable por un interés diferente al que está obligado a perseguir por su rol. En el caso de los profesionales sanitarios el primer deber es el bienestar de los pacientes, siendo intereses secundarios las ventajas personales que se puedan obtener. El interés secundario puede ser financiero, o no. A veces nos movemos por dinero, pero también puede ser el prestigio, o el afán de aparecer en publicaciones científicas lo que nos desvía de nuestra primera obligación planteando el conflicto. El núcleo de la cuestión es cómo estos intereses personales afectan a la atención del paciente. Altruismo y prescripción farmacéutica La utilización de medicamentos constituye un ejemplo paradigmático de cómo la independencia del juicio profesional es amenazada por agentes externos. Cuando se pregunta a los profesionales sobre las fuentes de conflictos de interés en la práctica diaria en los discursos surgen con fuerza dos agentes: la institución y la industria farmacéutica. Ambos operan con intereses diferentes y de distinto modo según el entorno asistencial. La divergencia se traslada a los profesionales promoviendo estilos de conducta a menudo contradictorios. Las discrepancias, unidas al desconocimiento mutuo, dificultan la relación entre colegas y perjudican al paciente Las instituciones sanitarias promueven estrategias destinadas a racionalizar el gasto farmacéutico avalados por la medicina basada en la evidencia, estimulan estilos de prescripción conservadora, alientan el uso de genéricos y otros fármacos de larga experiencia, al tiempo que penalizan las innovaciones 6 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio terapéuticas. Sin embargo, estas estrategias sólo se implementan en atención primaria de modo que se refuerzan estilos diferentes, y a menudo encontrados entre los diferentes niveles asistenciales A la industria farmacéutica le interesa introducir sus novedades, para ello utiliza un amplio abanico de técnicas de marketing, desde la participación en estudios de investigación al patrocinio de la formación médica. Su interés se centra especialmente en los profesionales de prestigio reconocido en el colectivo médico, sea por su especial formación o por sus cualidades de liderazgo. La distancia, física y contextual, la falta de información y comunicación sobre los argumentos que sostienen las decisiones clínicas crean en ocasiones situaciones de recelo donde se tiende a interpretar la actuación ajena como secundaria a un conflicto de interés. Los profesionales perciben estas discrepacias como una fuente importante de fustración en el ejercicio diario cuando se procede a cambios en la prescripción poco argumentados, sea en la atención especializada cuando el médico de familia sustituye un medicamento de marca por un genérico o en la primaria cuando el especialista opta por una novedad terapéutica en el lugar de un fármaco de larga esperiencia clínica. La comunicación y el conocimiento mutuo son las herramientas necesarias para romper la barrera de la desconfianza que el ejercicio en organizaciones complejas ha producido en los profesionales. Responsabilidad de la formación continuada Uno de los pilares que sostienen el concepto de profesión es la formación superior necesaria para su ejercicio. Esta formación se sostiene en cuatro dimensiones básicas: el conocimiento (aprender a conocer), la praxis (aprender a hacer), la ética (aprender a ser) y la relación con otros (aprender a convivir). La confianza de la población, ya sea en el médico a título individual o en la profesión en conjunto, depende del grado de integridad y validez de las credenciales que garantizan la competencia profesional. En el ámbito de la responsabilidad de la formación, conviene ahondar en las relaciones establecidas entre médicos docentes, médicos residentes y estudiantes de medicina. Ser médico implica el deber de compartir conocimientos con colegas, discípulos y pacientes. Cuando se trata de situaciones de manifiesto desequilibrio, como las que existe entre médico titular, residente o estudiante es precisa una reflexión explícita. 7 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio El trato debe ser guiado por el respeto, la empatía y la compasión. No es correcto delegar la atención de pacientes a nadie, incluido otro médico, que no esté adecuadamente cualificado y experimentado. La delegación debe ser gradual y bajo una supervisión adecuada. La obtención del título nos acredita para el ejercicio de la medicina. Sin embargo, la experiencia demuestra que un médico que ha recibido sus credenciales en un momento determinado de su carrera profesional no necesariamente mantiene sus conocimientos y habilidades actualizados a lo largo de su vida. “La formación médica continuada es un deber ético, un derecho y una responsabilidad de todos los médicos a lo largo de su vida profesional” (Art 7.3) Del compromiso de la profesión con la competencia profesional dependerá el grado de autorregulación que la sociedad nos permita gestionar. La inercia clínica, entendida como la aceptación práctica sin sentido crítico de conceptos anticuados o la resistencia a reconsiderar cambios de criterio utilizando argumentos de escaso fundamento científico debe ser combatida desde el seno de la profesión. En el ejercicio institucional no hay una delegación de la responsabilidad sobre la propia formación, pero si hay una obligación de organizar el tiempo de la jornada laboral de modo que el médico disponga de un espacio para la actualización de los conocimientos, así como para la docencia y la investigación (Art 46.1). Dos aspectos relacionados con la formación médica afectan a la relación entre compañeros:la independencia de los contenidos y la financiación de las actividades formativas. En la formación continuada los profesionales establecen un vínculo especial, unos adoptan el papel de expertos y docentes, y otros el de discípulos; la confianza, de unos en otros, depende de la honestidad de los expertos. La independencia de los contenidos sólo puede ser evaluada si existe transparencia en el caso de existir patrocinio. Hacer explícita la vinculación entre docentes, organizadores, y patrocinadores es una necesidad para poder juzgar la imparcialidad de los contenidos y la libertad de los ponentes (Art 23.7). Buscar fuentes docentes con criterio independiente y reconocida validez es responsabilidad de cada profesional. Tan importante es el estudio como la evaluación crítica de la validez en contenidos de las fuentes de docencia. En este sentido, la selección de cursos, seminarios o reuniones científicas avaladas por sistemas de acreditación en formación médica continuada son una garantía de calidad. 8 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio En nuestro sistema organizativo, las sociedades científicas asumen el núcleo esencial de lo que una profesión representa: definir los contenidos técnicos y científicos de las especialidades que conforman el colectivo profesional. Definir estos contenidos es al tiempo definir sus límites y su proyección de futuro. Las sociedades científicas ofrecen un contexto de colaboración donde los más capaces innovan, arriesgan y logran avances para el colectivo; definen y dotan de contenidos al área competencial de la especialidad, organizan la formación continuada del colectivo, favoreciendo la transmisión del conocimiento entre los miembros en un ambiente de colaboración entre iguales. Las sociedades deben afrontar dos grandes amenazas, la independencia de criterio, prueba de fuego cuando dependen de agentes externos para subsistir, y la atomización del conocimiento tanto por el aislamiento frente a otras Sociedades como por la subdivisión de la especialidad fruto de grupos de trabajo que acaben por definirse como áreas competenciales independientes. La Organización Médica Colegial tiene el reto de ejercer el liderazgo de un sistema de garantías para que los médicos puedan recibir formación independiente, veraz, y actualizada de la mano de colegas, sean de la misma especialidad o de especialidades diferentes. De este modo se responde a la exigencia deontológica de compartir conocimientos científicos entre colegas, al tiempo que se reforzaría la percepción social de ser un colectivo ejemplar. Respeto El respeto obliga a ver en cada paciente, y también en cada colega, a un ser humano de valor inconmensurable. Se traduce en la relación con el paciente en la delicadeza con que nos aproximamos a su intimidad, el celo que ponemos en su protección y el esfuerzo que invertimos en informar tanto sobre su estado de salud como sobre las posibilidades terapéuticas que la ciencia nos permite. El deber de respeto hacia las personas, por ser éste el núcleo de la relación clínica, nos obliga más allá de la Ley. Sin respeto no hay confianza y sin ésta nuestro trabajo acaba perdiendo su sentido como relación de ayuda. Para definir la relación entre colegas el CD utiliza el término confraternidad, un término que requeriría profundización. Es dudoso que sea una obligación moral que exija establecer relación de amistad entre colegas. Sin embargo, sí parece que la norma deontológica nos invita a evitar las rivalidades y exige resolver los conflictos personales de un modo tal que no repercuta negativamente en los pacientes ni en la imagen pública de la profesión. Esta relación “amistosa” entre colegas se debe traducir en la práctica en un clima de tolerancia, reconocimiento (competencial y jerárquico) y trato respetuoso. 9 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio Respeto a la diferencia de opinión (tolerancia) La acepción de tolerancia que aquí nos interesa es el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. El respeto por los colegas da sentido a la condescendencia, superando diferencias de opinión, cuando no entran en juego cuestiones fundamentales de ciencia o conciencia. Cuando un profesional tiene objeciones éticas importantes ante una orden debería mediar un dialogo en profundidad. En este sentido el CD hace referencia explícita la responsabilidad de los directores de equipo en procurar un ambiente de tolerancia para la diversidad de opiniones profesionales (Art 40.3) y el deber de mantener buenas relaciones con el resto de profesionales sanitarios, considerando oportunamente sus opiniones acerca del cuidado de los pacientes. (Art 41). Las organizaciones asistenciales, en colaboración con el Colegio, deberían contar con mecanismos para solucionar las diferencias de opinión entre los integrantes del equipo. Sin embargo, en la práctica, las discrepancias entre colegas parecen inevitables. De hecho, son identificadas por los profesionales de atención primaria como la causa más importante (por su frecuencia y dificultad de resolución) de dilemas éticos en la práctica cotidiana. Los estudios sobre la coordinación entre niveles asistenciales centran los desacuerdos en las derivaciones al especialista hospitalario y la prescripción delegada. Las derivaciones al ámbito hospitalario tienen, en muchas ocasiones, que pasar por el filtro de los servicios de urgencias. Las discrepancias de criterio diagnóstico, tanto en la orientación del mismo como en las pruebas diagnósticas a realizar, suponen una fuente de frustación tanto de los profesionales de atención primaria como de los que atienden urgencias hospitalarias. Los discursos de los profesionales atribuyen a la falta de información, tanto clínica como de expectativas profesionales, la causa de los malos entendidos. La comunicación personal, generalmente telefónica, suele ser un mecanismo útil para que los profesionales traten sus diferencias, al compartir tanto información sobre el paciente como preocupaciones personales o profesionales. La dificultad de poder utilizar el teléfono como medio de comunicación personal, por falta de tiempo o dificultad de localización mutua, hacen de este medio tan personal algo poco práctico. Las limitaciones en la comunicación personal de los profesionales ponen de manifiesto que los límites compentenciales son algo dinámico, que si bien tiene un componente teórico marcado por los programas de cada especialidad, tienen una amplia zona de intersección donde el contexto asistencial, el compromiso personal 10 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio y las habilidades de cada profesional marcan los límites de actuación. La comunicación y el conocimiento personal son claves para evitar tanto la interferencia como los perjuicios al paciente derivados de las visiones personales. Respeto y límites competenciales La especialización supone una fragmentación necesaria en la disciplina médica paralela al incremento de conocimientos científicos. Las instituciones establecen delimitaciones discrecionales justificadas por la necesaria distribución de tareas. Existe poca regulación jurídica sobre el ejercicio de las profesiones. La Ley 44/2003 de ordenación de las profesiones sanitarias aborda la necesidad de articular el ejercicio en función de criterios de conocimientos, competencia y en su caso de titulación. El título es exigido como garantía remota de competencia. Quien ejerce sin título incurre en una conducta dolosa, intencionada: el delito es tipificado en el Código Penal de 1995, en su Artículo 403, como intrusismo. Sin embargo, quien es poseedor del título de médico puede dañar por imprudencia o negligencia siendo este el tipo legal que se le aplica, pero es inmune al delito de intrusismo. En el Art.42.e de los Estatutos Generales de la Organización Médica Colegial se incluyen entre los derechos de los colegiados, el de “no ser limitados en el ejercicio de la profesión, siempre que tal ejercicio discurra por los cauces deontológicos establecidos”. El cauce deontológico para establecer los límites internos del ejercicio profesional viene definido por la competencia [link 1]. El nuevo CD, en su Artículo 24, reconoce la reserva de algunos actos médicos a los médicos especialistas que posean el título correspondiente, sin perjuicio de que un médico con la suficiente destreza y conocimientos pudiera realizar tales actos en beneficio del paciente. Esta novedad incluida en el CD es un reconocimiento de una necesidad emergente, la de crear un nuevo sistema de formación que dé respuesta a los progresivos avances de la medicina. Es previsible que en los próximos años se precise, cada vez más, de expertos en áreas muy concretas del conocimiento médico. Pero es una fantasía pensar que todos los profesionales tendrán que ser “especialistas”; unos pocos deberán especializarse (superespecialistas), pero otros deberán ser generalistas con un abanico de posibilidades polivalentes pudiendo adquirir capacitaciones especiales. Estas necesidades podrían cubrirse con un sistema de formación funcional y flexible, creando áreas de capacitación que deberán complementarse con sistemas de evaluación que legitimen las competencias adquiridas. En la práctica el reconocimiento de los límites de la propia competencia se manifiesta con la consulta a colegas cuando, la complejidad o la gravedad de, una situación así lo requieran. (Art 39.2) 11 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio El reconocimiento de la competencia ajena se manifiesta en la confianza hacia las exploraciones y pruebas complementarias realizadas por un colega. La repetición de las mismas sin una justificación clínica clara no sólo es un gasto superfluo sino que somete, innecesariamente, al paciente al riesgo de reacciones adversas. El principio de no interferencia El principio de no interferencia nos insta a no inmiscuirnos en la asistencia que otro colega está prestando, a excepción de una situación de urgencia o cuando tiene lugar la libre consulta del paciente a otro médico (Art 39.1). Sin embargo, su sentido, cuando el proceso asistencial requiere de profesionales de diferentes ámbitos de atención, precisa de aclaraciones conceptuales. El principio de no interferencia nos reclama un respeto por las pautas de control y seguimiento planteadas por un colega. Los ingresos hospitalarios y la continuidad de los cuidados en el ámbito del domicilio son ocasiones donde poner en práctica el respeto profesional y aplicar adecuadamente el principio de no interferencia. EL proceso de derivación hacia el hospital obliga a informar de las circunstancias relevantes que rodean la solicitud de ingreso, desde los motivos de consulta (la gravedad o complejidad del proceso) a las circunstancias concretas del paciente (patologías concomitantes, aspectos personales, familiares, sociales o culturales que puedan modificar las actuaciones profesionales…). En el momento del alta hospitalaria es necesario informar tanto de las actuaciones que han tenido lugar en ingreso, como razonar los planes de seguimiento propuestos. Actuar como si nuestra responsabilidad se limitase a nuestro ámbito competencial es peligroso para la seguridad de nuestros pacientes. Cuando la única información sobre la atención recibida en el nivel secundario es una receta, la incomprensión de los planes de cuidados es casi inevitable. Del mismo modo cuando la información sobre los motivos de una consulta es casi inexistente, la repetición de pruebas con la dilapidación de recursos que supone, está a la orden del día. Todo ello es actualmente un serio problema de nuestra organización sanitaria cuyas raíces se encuentran más allá de los meros problemas organizativos, en la dimensión ética de la profesión. Del cumplimiento de las responsabilidades profesionales en el ejercicio de las interconsultas no nos libera la organización, pues ser profesional significa, también, hacer un buen uso de los recursos. De la calidad de la información en los procesos de atención compartida depende la rentabilidad de las pruebas complementarias. 12 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio Respeto a la jerarquía En las últimas décadas la medicina ha tenido un funcionamiento jerárquico, sobre todo en el ámbito hospitalario. Por el contrario los equipos de atención primaria han sido más horizontales. Ambos modelos planteas problemas éticos. Necesitamos liderar nuevos estilos de gestión más centrados en el compromiso y la asunción de responsabilidades. Se impone una reformulación del trabajo en equipo, conformado por un conjunto de profesionales que según la situación del paciente tienen un papel más activo en el proceso y donde se trabaje por proyectos de corresponsabilidad sistema-paciente con una ciudadanía más exigente, informada y con mayores expectativas. El papel de la jerarquía, dentro de los equipos, se debe interpretar como responsabilidad en el liderazgo, obligación de mantener la exigencia ética y tolerancia para la diversidad de opiniones más que instrumento de dominio o exaltación personal. (Art 40.1) En el ejercicio dentro de las instituciones la jerarquía entre colegas tiene una dimensión muy concreta: la relación de los clínicos con los gestores. No es infrecuente oír hablar de la “visión del clínico” en oposición a la “visión del gestor” aún cuando ambos son médicos y trabajan con un objetivo común: ofrecer servicios de calidad. La relación entre médicos clínicos y médicos gestores se rige con las mismas reglas que la del trato entre colegas. Superar la brecha abierta entre las posiciones de unos y otros es imprescindible para conseguir una atención de calidad en un sistema que debe perdurar aún en los tiempos más duros de crisis económica. Para ello clínicos y gestores deberían asumir una serie de cuestiones relacionadas tanto con el compromiso profesional, como con el desarrollo y actualización de competencias profesionales, sean técnicas, de gestión del conocimiento, de comunicación o valores como la confianza, la empatía y la humildad. El clínico debe entender que su papel no sólo es la aplicación de conocimientos científico-técnicos para atender los problemas de la salud. Esto es sólo un planteamiento de mínimos. La organización del equipo, de la consulta, la accesibilidad, los costes, la satisfacción de los paciente, el trato etc., son elementos que forman parte de las competencias profesionales que deben desarrollarse, mantenerse y practicar día a día. Los profesionales deben estar dispuestos a participar activamente en los cambios organizativos, incorporando fórmulas que aumenten su responsabilidad y capacidad de gestionar su propio trabajo. Es preciso huir de la cultura de la queja donde la culpa siempre es de “ellos” y las soluciones deben venir de fuera. 13 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio El gestor debe entender que su papel está al servicio de los profesionales asistenciales. Para ello es preciso que conozca los equipos y profesionales que están realizando los servicios, sus dificultades, orientando sus esfuerzos y facilitarles su labor. La prioridad del gestor es garantizar los medios necesarios para que los clínicos desarrollen su trabajo y puedan ofrecer un servicio de calidad. Es preciso romper elementos de desconfianza hacia el profesional asistencial (validar recetas, limitar el acceso a pruebas complementarias…) y sustituirlos por mecanismos de evaluación y mejora continua. Probablemente el punto final de esta búsqueda del espacio común sea aumentar la prevalencia de las personas con “doble función”. Actualmente sólo los Directores de los equipos de atención primaria y los Jefes de servicio de hospital son a la vez clínicos y gestores (y no siempre). Considero aconsejable que existan más gestores que dediquen una parte de su tiempo a la actividad clínica, que no dejen totalmente la asistencia cuando acceden a un cargo de gestión. A la vez, es importante que algunos clínicos asuman responsabilidades de forma delegada en algunas áreas de actividad de sus Directores, Distritos o Servicios, en aquellos aspectos en los que sus conocimientos y/o habilidades así lo hacen aconsejable. Respeto en el trato El trato respetuoso comienza con la cortesía y amabilidad con la que nos dirigimos a un colega, sea cual sea la relación que nos una (Art 37.2). Y termina con una abstención de la crítica despectiva, máxime en presencia de pacientes, familiares o terceros (Art. 38.3) Las diferencias de opinión se deben tratar en privado, y si una conversación no soluciona el problema estamos obligados a buscar el ámbito adecuado para dirimir las diferencias que el CD establece que se resuelvan dentro del ámbito profesional o colegial (Art.38.3) En este sentido el Colegio es el marco idóneo para resolver conflictos en un clima de confianza y confidencialidad, exponiendo puntos de vista, argumentando modos de actuación y buscando puntos de encuentro con la ayuda de otros colegas La crítica entre colegas, cuando se hace en público o foros inadecuados, nos perjudica como colectivo, fomenta la desconfianza social y, en el caso de pacientes concretos les expone innecesariamente a la tesitura de tener que elegir entre dos opiniones de un modo conflictivo, con el resultado de pérdida de confianza en un profesional y en ocasiones con deterioro de su prestigio público. 14 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio Lealtad Lealtad hacia el paciente Dos cuestiones relacionadas con el respeto a las decisiones del paciente afectan a la relación entre profesionales. Las solicitudes para cambiar de médico La relación médico-paciente se asienta en la mutua confianza. La ruptura de este vínculo cristaliza en la solicitud de cambio de médico. La ley y la deontología reconocen este derecho que debe ejercerse en función de las previsiones y necesidades de la ordenación sanitaria. El ejercicio del derecho al cambio de médico no exime al médico del deber de cuidar actitudes, lenguaje, formas y en general conductas que favorezcan una relación de plena confianza. Tampoco nos exime del deber de dar un trato equitativo a nuestros pacientes, en particular con aquellos que bien por cuestiones culturales, de extracción social o carácter nos resultan especialmente difíciles en trato. No resulta adecuado ni para con el paciente, a quien se puede llegar a poner en una situación de abandono, ni para con los compañeros, provocar directa o indirectamente los cambios de médico, sin una previa reflexión y justificación. La capacitación en competencias comunicativas y en cualidades humanas forma parte del desarrollo profesional exigible a cualquier médico, en ellas está la fuente de soluciones para manejar relaciones clínicas difíciles. Hay pacientes difíciles, con independencia del médico que les atienda, lo cual cuestiona que la solución de una relación conflictiva sea propiciar un cambio de médico, aunque se pueden dar casos donde sea recomendable el cambio, pensando en el bien del paciente. Pero indudablemente ésta es una cuestión ética relevante que suscita dilemas que pueden ser objeto de análisis en un equipo de consulta a un comité de ética. la gestión de la segunda opinión La mayor preocupación social por la salud, la accesibilidad a la información sanitaria, facilitada por la emergencia de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) han promovido la consideración de una segunda opinión médica como un derecho del ciudadano. La necesidad de una segunda opinión puede surgir del profesional, del paciente o de una tercera persona y suele tener por objeto disipar dudas. No 15 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio siempre se acompaña de una visita presencial y es deontológicamente aceptable la utilización del correo electrónico y de la telemedicina siempre que se asegure la identificación mutua y la intimidad del paciente (Art 26.4). La consulta a los compañeros debe estar guiada por una necesidad asistencial. Si un paciente pide una derivación en una situación que el médico no cree indicada este debe examinar el razonamiento del paciente, identificar sus preocupaciones y crear un plan de acción consensuado. Hacerlo así es tanto una cuestión relacionada con el principio de justicia como con el de no maleficencia. Desde la perspectiva social una segunda opinión gestionada inadecuadamente genera ineficiencia en el sistema sanitario, uso inadecuado de pruebas complementarias, e, incluso, iatrogenia. Renunciar a la función de filtro, ejercido en atención primaria, es renunciar al valor que la revisión de la información previa da a las pruebas complementarias. La capacidad resolutiva y la atención integrada en determinados pacientes y patologías entre nivel hospitalario y atención primaria debería ser una preocupación relevante para gestores y clínicos. En el ejercicio institucional esta preocupación debería traducirse en el diseño de protocolos y guías de actuación ajustados en cada zona según los problemas que planteen mayores retos y los recursos disponibles. El ejercicio de una segunda opinión médica entraña el riesgo de deterioro de la relación cuando las opiniones entre colegas son dispares o cuando, la falta de tacto y consideración genera recelo. Si este deterioro es insalvable y el paciente decidiera seguir el dictamen del consultor el médico que venía tratando al paciente queda liberado de continuar su asistencia (Art 39.2). Es un deber deontológico facilitar la segunda opinión cuando el caso reúne los requisitos razonables, proporcionando copia de informes y pruebas que eviten gastos y molestias. Aunque en ocasiones puede herir el amor propio hay que procurar que el paciente no sienta el temor de molestar al médico cuyo criterio se quiere contrastar. La lealtad al colega Cooperar en los planes de cuidado Cooperar en los planes de cuidados exige un sistema que promueva la apertura interdisciplinaria, aprender a valorar las competencias de los colegas con especialidades distintas, valorar las actuaciones de otros trabajadores de la salud y, ser conscientes de los objetivos de la colaboración. 16 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio La competencia en el trabajo en equipo incluye la capacidad para presentar y defender las propias opiniones, analizar situaciones complejas, elaborar planes de atención e intervención, dar la opinión sobre el comportamiento de los demás, manejar conflictos y diferencias de opinión y, planificar actividades conjuntas. En la coordinación, para superar las diferencias, es preciso interiorizar la importancia de argumentar cada una de las decisiones que se toman sobre la atención al paciente y la de comunicarlas, bien al resto del equipo más inmediato (compañeros de servicio), bien a los profesionales que continuarán la atención del paciente más allá del entorno en el que nos movemos (compañeros de distinto ámbito asistencial). Hacerlo no sólo es una cuestión de respeto a los colegas sino una cuestión de lealtad al paciente, es por su seguridad, para que tenga la calidad asistencial que espera y merece que haremos todos los esfuerzos posibles para que los planes de cuidados consigan los mejores resultados en salud posibles [link]. Algunas revisiones sistemáticas apuntan que los programas de cooperación acortan los tiempos de hospitalización, mejoran la utilización de recursos por parte de los profesionales, amplían el tiempo entre ingresos, mejoran la adherencia de los pacientes a los programas de seguimiento y, en general, se incrementa la satisfacción de los pacientes [link]. En situaciones clínicas complejas, donde intervienen múltiples consultores, surge, necesariamente, la figura del médico responsable que garantice lo mejor para el paciente. El médico responsable es el encargado de gestionar las actuaciones de cada uno de los profesionales implicados en la asistencia, liderando los procesos de coordinación y comunicación. El médico de atención primaria por la continuidad en el trato con el paciente está en una posición óptima para asumir esta responsabilidad. Dentro del ámbito hospitalario la figura del médico internista hace este papel en beneficio del paciente. La cooperación entre los profesionales, de distintas especialidades o ámbitos de atención es una manifestación del interés colectivo por el bien del paciente. Esta cooperación debe constituir una recíproca fuente de inspiración y una estrategia para promover la competencia profesional, la corresponsabilidad y la pronta asistencia de los pacientes. Compartir información La responsabilidad asistencial compartida (Art 38.2) implica la necesidad de compartir la información necesaria para asegurar una buena atención. Existen pruebas que demuestran la conciencia de los profesionales sobre la 17 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio importancia de los déficits en la información [link]. La aplicación de la TIC es un elemento estructural imprescindible para conseguir la transmisión de información que potencie enfoques integrales, evite repetición innecesaria de exploraciones, disminuya los errores por cambios inadecuados de tratamientos y mejore los conflictos interprofesionales. La implantación de la historia clínica electrónica permitirá a los profesionales, acceder y compartir de forma inmediata la información relevante sobre los pacientes para poder prestar una mejor asistencia desde cualquier centro de atención primaria y hospitalaria, favoreciendo la continuidad asistencial. La confidencialidad de los datos debe estar siempre garantizada, no es admisible un soporte que no la garantice (Art 19.9). El reto para las organizaciones es asegurar la seguridad de la base de datos. El reto para los profesionales interiorizar los accesos legítimos a la misma. Los profesionales debemos interiorizar que es la asistencia sanitaria al paciente concreto lo que nos legitima para acceder a su historia clinica, no el hecho en sí de ser médicos. El interés personal por conocidos, colegas, amigos o familiares nos reclama conctactar personalmente y aceptar la información que sobre el estado de salud nos quieran revelar, en ningún caso nos legitima para acceder a la historia clínica, o solicitar información a los médicos responsables de la asistencia. Abstenernos de preguntar a un colega sobre el estado de salud de quien no somos responsables es un acto de delicadeza que manifiesta tanto sensibilidad por la privacidad ajena como por el deber de secreto profesional. Los principios que regulan la información que todo médico tiene el derecho y obligación de constatar (Art 19.2) son: - El principio de sobriedad (pertinencia) - El principio de transparencia - El principio de responsabilidad - El principio de protección universal Los profesionales deben recabar y registrar lo estrictamente necesario para asegurar una atención médica de calidad. La transparencia nos alienta a compartir con el paciente el tipo de información que sobre su persona está recogido, así como quién y bajo qué condiciones se puede acceder a ella. Los profesionales han de ser cuidadosos en la introducción de datos en las historias procediendo, cuando sea necesario, a su actualización y rectificación; 18 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio la veracidad de los datos puede determinar la calidad de la asistencia en un momento determinado. Las medidas de seguridad implican a cada uno de los profesionales que pueden acceder al contenido de las historias clínicas. Ser médicos no nos autoriza a indagar en el contenido de las historias clínicas de familiares o conocidos, es la necesidad en la atención sanitaria la que marca la legitimidad del acceso a las historias. La investigación, la docencia, la gestión y los controles de calidad son motivos legítimos de acceso a los datos, siempre y cuando este acceso se haga de forma disociada de los datos de identificación personal. El médico con facultades menoscabadas: la lealtad bien entendida La salud y bienestar del profesional son cuestiones importantes para garantizar la praxis de calidad. Las presiones que reciben los médicos (sean de los usuarios o las organizaciones en que trabaja) unidos al compromiso profesional, son un factor de riesgo para la aparición de trastornos relacionados con el estrés y las adicciones. Es un hecho que los profesionales de la medicina, cuando sufren problemas de salud, se comportan de manera diferente de la que recomiendan a sus pacientes. En general, sus comportamientos y actitudes son contradictorios, tanto cuando son pacientes, como cuando hacen de terapeutas de médicos enfermos. La reacción más característica es la negación o minimización de su problema de salud o, frecuentemente, la ocultación, como si tener un problema de salud fuese una debilidad, una vulnerabilidad imposible de asumir. Otra característica destacable es que les resulta muy difícil establecer una relación médico paciente normal y seguir el proceso habitual: cita programada en la agenda, espera previa a la consulta, pruebas diagnósticas siguiendo los protocolos, historia clínica abierta y actualizada, etc. Les resulta especialmente difícil seguir las indicaciones terapéuticas que se les prescriben. La mayoría de estudios sobre utilización de servicios de salud por parte de médicos ponen de manifiesto que la opción más frecuente es la consulta informal a compañeros de trabajo y la autoprescripción. Entre los fármacos más utilizados para el propio consumo están los antibióticos, los analgésicos y los hipnóticos. [Link] La incorporación al sistema sanitario como médico residente supone una etapa de especial riesgo para sufrir problemas de salud, en especial relacionadas con el ámbito de la salud mental. Los residentes se encuentran en una etapa profesional en la que deben consolidar sus competencias para llegar 19 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio a ser unos buenos médicos especialistas. La práctica comporta trabajar en entornos laborales complejos caracterizados, numerosas veces, por la presencia de una importante presión asistencial, la incorporación a las guardias, la posible falta de soporte y de horas de sueño, la aparición de dilemas éticos y morales, una interacción intensa con los pacientes y los familiares, la vivencia de situaciones emocionales impactantes (dolor, muerte…). En definitiva, situaciones que podrían definirse como estresantes. La falta de reconocimiento por parte del tutor/superior y la inadecuada progresión en la asunción de responsabilidades pueden ser factores precipitantes de malestar psicológico y conductas adictivas. [Link] Cuando el problema de salud es mental y/o adictivo, la ocultación es casi sistemática, y es posible que si continúan ejerciendo puedan poner en riesgo la salud de sus pacientes, la relación con los compañeros y la vida privada. Aún siendo conscientes de este perjuicio, el miedo, el sentimiento de culpa y la estigmatización social de la propia enfermedad hacen que los médicos y profesionales de la salud acostumbremos a negarla y ocultarla. La falta de iniciativa y decisión para afrontar el problema empeora el pronóstico. Cuando un médico renuncia a buscar soluciones eficaces a su problema, esta conducta supera el ámbito de lo estrictamente personal. En este sentido el CD en su Art 7.5 dice textualmente “Siendo el sistema sanitario el instrumento principal de la sociedad para la atención y promoción de la salud, los médicos han de velar para que en él se den los requisitos de calidad, suficiencia asistencial y mantenimiento de los principios éticos. Están obligados a denunciar las deficiencias, en tanto puedan afectar a la correcta atención de los pacientes.” Y el Art. 22 reclama al médico que cuando siente su capacidad de juicio o habilidad técnica menoscabada, sea por razón de edad, enfermedad u otras causas, deberá pedir consejo a un compañero de confianza para que le ayude a decidir si se debe suspender o modificar su actividad profesional. Cuando el médico no fuera consciente de tales deficiencias el compañero que las advierta deberá comunicárselo, primero a él y en caso necesario al Colegio de Médicos. En 1998 se crea, por primera vez en Europa, desde el Colegio de Médicos de Barcelona (COMB) con el apoyo de la administración sanitaria pública, Departamento de Sanidad de la Generalitat de Cataluña, el primer programa de abordaje global de los problemas de salud de los médicos, especialmente los mentales o relacionados con las adicciones, el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME). Desde entonces la Organización Médica Colegial ha promovido su instauración en todas las Autonomias del Estado Español. 20 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio Los objetivos de este programa son: 1- Ayudar al mayor número posible de médicos enfermos. 2- Asegurar que reciban la asistencia especializada necesaria. 3- Favorecer la rehabilitación de los profesionales 4- Procurar que la medicina se haga en las mejores condiciones posibles para la salud de los ciudadanos El PAIME se desarrolla como un modelo de atención integral al médico enfermo, cumpliendo un doble objetivo. Por una parte, conseguir que el facultativo se sienta respaldado y, por otra, ofrecer una garantía de protección y de buena praxis a los pacientes. El éxito de este programa sólo se puede conseguir si cuenta con el apoyo mayoritario de la propia profesión médica. Los profesionales deben cambiar la actitud ante un compañero con las facultades disminuidas. No es leal ni para con el paciente ni para con el compañero participar en la ocultación del problema, ni alentar con la conducta personal el miedo a la estigmatización o a la pérdida de reputación y credibilidad. El CD (Art. 38.4) nos insta, en el caso de que la actuación de un colega nos parezca contraria a las reglas de la ética médica o de la práctica profesional ha hablarlo, primero con el interesado. El modo de hacerlo precisa del despliegue tanto de habilidades de comunicación como de valores como la empatía y la compasión. Entre ignorar el problema y difamar al colega con un problema la solución es el acercamiento comprensivo, el acompañamiento discreto hacia programas terapéuticos que ya han demostrado su eficacia en el tratamiento y rehabilitación de médicos con problemas de adicción o enfermedades mentales. El sistema sanitario debe cooperar garantizando a los profesionales de la salud la misma accesibilidad que a la población general a una atención de calidad asegurando la confidencialidad. Cuando el problema de la calidad asistencial deriva de una falta de actualización de las competencias, sean de conocimiento o habilidades la obligación de lealtad ante los pacientes nos insta a colaborar con el colega para que supere las deficiencias y adecue su práctica clínica a la buena praxis. La American College of Phisicians propone como una estrategia para garantizar la buena praxis médica la revisión entre colegas de los casos en los que haya sospecha de mala praxis. Ante una actuación sospechosa de malpraxis, sobre todo si hay riesgo 21 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio para un paciente concreto se propone la evaluación de esta actuación por otro colega (revisión por pares). Este mecanismo, propuesto como de obligación moral, aportaría un punto de confianza a los pacientes y la sociedad en general. Se trata de poner en práctica la auditoria entre iguales como barrera a las auditorias externas promovidas desde otros ámbitos como pudiera ser el judicial. La honestidad y transparencia del proceso actuarían como garantía social de supervisión de la práctica. Lealtad a la institución Participación en la organización para hacerla de calidad La incorporación de la tecnología médica ha sido creciente e imparable en la atención sanitaria. Ha supuesto para las instituciones y organizaciones sanitarias una creciente complejidad, se ha pasado de realizar una prestación de servicios sencilla, basada en la autoridad del médico a una prestación compleja donde intervienen muchos actores, al tiempo que se disparan los costes sanitarios. La racionalidad del gasto es un imperativo para la sostenibilidad social de los sistemas y forma parte de la dimensión social de la profesión médica. La medicina en el entorno de instituciones y organizaciones supone el reto de argumentar las actuaciones profesionales. La protocolización, y desde los años 90 la medicina basada en la evidencia, ha sido la manera en la que profesionales y organizaciones han tratado de afrontar esta situación de conflicto. En la medida en que se aprenda a argumentar, en especial el uso de la tecnología más avanzada y costosa, incluyendo en las alegaciones tanto elementos casuísticos (centrados en el paciente concreto) como normativos, se podrá mantener la autonomía que le identifica como profesional. El reto, en organizaciones que integran servicios que abarcan tanto redes de hospitales de agudos, redes de salud mental, asistencia sociosanitaria o atención primaria, es conseguir guías de actuación que coordinen a todos los profesionales implicados en la atención del paciente en cualquiera de los puestos de asistencia que le ofrece la organización, de modo que la percepción sea de sintonía. Pero siendo conscientes de que ni las guías ni la sintonía serán eficaces sin una actitud profesional de colaboración con raíces éticas. Esta sintonía tiene un significado tanto desde la perspectiva de la satisfacción del paciente como de la eficiencia del sistema. La falta de coordinación ocasiona, con cierta frecuencia, desconocimiento de la labor que han realizado otros compañeros con la consiguiente repetición innecesaria de pruebas y el 22 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio consiguiente gasto que conlleva. El Código nos advierte de la importancia de procurar el trabajo eficiente (Art 7) y de la importancia de evitar el exceso de actuaciones médicas cuando se ejerce la medicina en equipo (Art 40.1). La organización, y los profesionales, están obligados a procurar que el acceso de las actuaciones realizadas y el resultado de las mismas lleguen adecuadamente a los profesionales que tendrán responsabilidades clínicas sobre el paciente; el interés es tanto la seguridad del paciente concreto como la sostenibilidad del sistema. Bibliografía Bibliografía esencial Comisión Central de Deontología. Las fronteras internas del ejercicio profesional. [Monografía en Internet] 05/07. Disponible en: http://www.comisiondeontologica.cgcom.es Comisión Central de Deontología. Ética y deontología de la segunda opinión médica. [Monografía en Internet] 12/05. Disponible en: http://www.cgcom.org.es Bibliografía optativa American College of Phisicians. Ethics Manual. Philadelphia.2005 [acceso 23 de septiembre 2011]. Disponible en: http://www.acponline.org/running_practice/ethics/ Fernández Lis E, Luque Merllado J. Revisión sistemática sobre coordinación terapéutica entre atención primaria y atención especializada. Aten Primaria. 2007;39:15-21. Smith SM, Allwright S, O’Dowd T. Efectividad de la atención compartida en el punto de enlace entre la atención primaria y especializada en el tratamiento de enfermedades crónicas (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca Cochrane Plus, 2008 Número 2. Oxford: Update Software Ltd. Disponible en: http://www.updatesoftware.com. (Traducida de The Cochrane Library, 2008 Issue 2. Chichester, UK: John Wiley & Sons, Ltd. Grimshaw JM, Winkens RAG, Shirran L, Cunningham C, Mayhew A, Thomas R, Fraser C. Intervenciones para mejorar las derivaciones de pacientes ambulatorios desde la atención primaria a la atención secundaria (Revisión Cochrane traducida). En:La Biblioteca Cochrane Plus, 2008 Número 2. Oxford: Update Software Ltd. 23 09 ÉTICA DE LAS RELACIONES INTERPROFESIONALES Dra. Marisa Rubio Disponible en: http://www.update-software.com.(Traducida de The Cochrane Library, 2008 Issue 2. Chichester, UK: John Wiley & Sons, Ltd. Página web recomendada http://www.fgalatea.org/cast/biblioteca.php La fundación galatea se crea con la finalidad de actuar fundamentalmente en beneficio de la salud de los profesionales de la salud. En esta página se puede encontrar una excelente bibliografía tanto de estudios de investigación sobre la salud de los profesionales sanitarios y sus condicionantes, como de guías para la promoción de la salud y prevención de riesgos laborales en los profesionales sanitarios. Salud, estilos de vida y condiciones de trabajo de los médicos y médicas de Cataluña. Publicación de la Fundación Galatea Estudio sobre la salud de los residentes de Cataluña. Publicación de la Fundación Galatea 24