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ISBN 84-7877-274-X Julio 2000 Número 1 www.pharma.es.novartis.com Coordinadores Miguel Catalá Bauset Tomás Lucas Morante Registro Español de Acromegalia Seis casos clínicos NOVAENDO ISBN 84-7877-274-X Junio 2000 Número 1 www.pharma.es.novartis.com Coordinadores Miguel Catalá Bauset Hospital Clínico Universitario. Valencia Tomás Lucas Morante Clínica Puerta Hierro. Madrid Comité Científico José Antonio Amado Alfonso Leal Marqués de Valdecilla. Santander Hospital Virgen del Rocío. Sevilla Ricardo Astorga Basilio Moreno Hospital Virgen del Rocío. Sevilla Pedro Benito Hospital Reina Sofía. Córdoba Concepción Blanco Hospital Príncipe de Asturias. Madrid Hospital Gregorio Marañón. Madrid Gabriel Obiols Hospital Vall d’Hebron. Barcelona Pedro de Pablos Hospital Dr. Negrín. Las Palmas de Gran Canaria Óscar Bruno Hospital De Clínicas. Buenos Aires Antonio Picó Hospital General de Alicante. Alicante Felipe Casanueva Universidad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela Juan José Díez Hospital La Paz. Madrid Eduardo Faure Hospital Clínico. Zaragoza Sergio García Universidad Nacional de Rosario. Argentina Ricardo García-Mayor Carlos del Pozo Hospital Mútua de Terrassa. Barcelona José Real Hospital Clínico. Valencia Pilar Ruiz-Valdepeñas Hospital 12 de Octubre. Madrid Julia Sastre Hospital Virgen de la Salud. Toledo Hospital Xeral de Vigo. Vigo Graciela Stalldecker Sonia Gaztambide Hospital Ramos Mejía. Buenos Aires Hospital de Cruces. Barakaldo Alberto Gilsanz Hospital La Fe. Valencia Alberto Goday Hospital del Mar. Barcelona Antonio Gómez-Pan Elena Torres Hospital Clínico. Granada César Varela Hospital Ramón y Cajal. Madrid Fernando Villamil Hospital de la Princesa. Madrid Hospital Virgen del Rocío. Sevilla Irene Halperin Susana Webb Hospital Clínic. Barcelona Hospital de St. Pau. Barcelona © 2000 NOVARTIS Miguel Catalá Bauset Tomás Lucas Morante Edita: EDIKA MED Consell de Cent, 207 08011 Barcelona E-mail: nadial@teleline.es http://www.seker.es/edikamed ISBN 84-7877-274-X Impreso por: Ediprint, S.C.C.L. Llobregat, 36 - 08291 Ripollet (Barcelona) Depósito legal: B-27.638-2000 Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Índice Índice Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . V Artículo de revisión Registro Español de Acromegalia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 M. Catalá y demás participantes del REA Casos clínicos Embarazo no inducido tras probable hipófisis linfocitaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8 M. A. Gálvez, R. Palomares, S. Tofé, M. S. Corpas, P. Benito Resistencia hipofisaria selectiva a hormonas tiroideas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 P. Iglesias, J. J. Díez Papel terapéutico de la quinagolida en el tratamiento de la acromegalia persistente tras cirugía transesfenoidal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 J. J. Díez, P. Iglesias Absceso hipofisario recidivante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 C. Blanco, J. Estrada, J. Álvarez Gestación en mujer acromegálica tratada con análogos de somatostatina y bromocriptina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 E. Boix, A. Picó Mujer de 44 años con incidentaloma pancreático . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 A. Rodrigo, M. Civera, J. T. Real, M. Catalá NOVAENDO Editorial Editorial Iniciamos el camino: En un mundo dominado por la comunicación como el actual, la información, incluida la científica, nos bombardea insistentemente hasta agotarnos. Por ello, al alumbrar una nueva publicación se debe plantear cuál es su necesidad y su utilidad para la persona a la que va dirigida, para que pueda realmente cumplir una función y su lectura no se quede en un mero hojeo superficial. Por otro lado, el sector de las revistas científico-médicas se ha ido volviendo cada vez más competitivo, por lo que no es fácil conseguir que una nueva publicación alcance altos niveles de reconocimiento. Dentro de este escenario, la neuroendocrinología no es, ciertamente, ninguna excepción. Vistas estas premisas, ¿por qué una nueva revista de neuroendocrinología? Tanto en España como en Latinoamérica existen importantes grupos dedicados al estudio de la neuroendocrinología, clínica y básica, que suelen nutrirse de publicaciones en lengua ingle- sa. Si bien es indudable que esto continuará siendo así, puede resultar muy interesante disponer de una publicación en castellano que nos permita intercambiar experiencias y estrechar relaciones, y es con esta noble vocación y estas no menos nobles pretensiones que nace la revista Novaendo. Los contenidos de Novaendo estarán centrados en el área de la neuroendocrinología y las hormonas gastrointestinales, ofreciendo una visión práctica y actualizada de su patología. Pretendemos publicar tres números al año, conteniendo cada uno un artículo de revisión en profundidad sobre un tema de fisiología y patología hipotálamo-hipofisaria y seis casos clínicos de estas mismas áreas, aportados por distinguidos especialistas de ambos lados del Atlántico. En consonancia con todo lo anterior, esperamos que este primer número de Novaendo sea el inicio de un fructífero camino para todos aquellos grupos hispanoparlantes interesados en intercambiar conocimientos y avanzar juntos en el campo de la neuroendocrinología. Dr. MIGUEL CATALÁ Dr. TOMÁS LUCAS NOVAENDO V Artículo de revisión Registro Español de Acromegalia Miguel Catalá Bauset* y demás participantes del REA *Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico Universitario de Valencia.Valencia Introducción La acromegalia es una enfermedad producida por la hipersecreción crónica e inapropiada de hormona de crecimiento (GH), que se inicia después del cierre de los cartílagos de conjunción. Si aparece antes del cierre epifisario, se origina el gigantismo, en el que siempre hay asociados rasgos de acromegalia. En la mayoría de casos es originada por un adenoma hipofisario el resto de causas son excepcionales. Se caracteriza por el crecimiento somático desproporcionado, aparición de alteraciones metabólicas y con frecuencia se asocian complicaciones sistémicas (artropatía, cardiopatía y neuropatía). Es una situación clínica dramática y espectacular que conduce a una incapacidad progresiva con disminución de la esperanza de vida. El término de acromegalia proviene del griego (akron = extremidad y megas = grande) y trata de tipificar el crecimiento exagerado de las partes distales del organismo. El síndrome acomegálico es muy característico y viene condicionado por el efecto: a) Sistémico de los niveles plasmáticos elevados de GH per se a través de su mediador, el factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1), responsables del crecimiento de los tejidos esqueléticos, blandos y otros, así como de alteraciones endocrinas y metabólicas. b) Compresivo del adenoma hipofisario con tendencia al crecimiento, que puede originar cefaleas, trastornos visuales, papiledema, alteraciones neurológicas y endocrinas. La evolución de la enfermedad es más agresiva en gente joven, con aparición rápida de las manifestaciones clínicas; en los sujetos más mayores el curso clínico es más insidioso y precisa de años para ser evidente. Los síntomas y signos debidos a la hipersecreción de GH preceden con frecuencia a la aparición del adenoma hipofisario clínicamente visible [1]; a pesar ello, sólo el 13 % de los pacientes acuden al médico por apreciar cambios en su organismo [2] y el 40 % son diagnosticados por el médico generalista, dentista o casualmente por hallazgos radiológicos [3]. El estudio epidemiológico de la acromegalia es problemático por su baja frecuencia y por tener un curso clínico insidioso; en consecuencia suele demorarse el diagnóstico. La mayoría de estudios realizados son regionales, y de ellos podemos obtener datos de prevalencia y de morbilimortalidad de la enfermedad en dichas zonas geográficas. De los datos epidemiológicos disponibles [4-8], se deduce que la incidencia anual se cifra en 3-4 casos por millón de habitantes y su prevalencia es de unos 35-70 casos por millón de habitantes (tabla I). La enfermedad suele aparecer entre los 30 y 50 años y generalmente entre su aparición y el diagnóstico transcurre una media de 6 a 10 años o más [1-11]. La distribución por sexos es similar, aunque en algunas series [4, 5, 7] es más frecuente en la mujer. Se trata de una patología infrecuente, pero grave, con una tasa de mortalidad 2-3 veces superior a la encontrada en la población general. Las causas de mortalidad (tabla II) han sido ampliamente estudiadas, demostrando que el exceso de mortalidad es debido fundamentalmente a enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, neoplásicas y respiratorias [2-4, 57, 9-12]. Al analizar los datos de mortalidad en estas series se aprecia que el 51 % de los pacientes fallecen por causas vasculares, el 21 % por neoplasias y el 10 % por complicaciones respiratorias. En las publicaciones iniciales [13] se indicaba que la primera causa de muerte era el coma diabético. El pronóstico de estos pacientes depende esencialmente de su diagnóstico precoz y de la aplicación del tratamiento adecuado [4,11]. Se ha comprobado que la supresión prolongada de los niveles de GH mejora ostensiblemente la esperanza de vida [9]. Los avances tecnológicos (disponibilidad de radioinmunoanálisis para medir GH e IGF-1 y nuevas técnicas de imagen) permiten realizar un diagnóstico precoz, y si a ello añadimos que el control clínico y bioquímico de la enfermedad se puede conseguir con la ayuda NOVAENDO 1 Artículo de revisión TABLA I • Epidemiología en la acromegalia Referencia Duración Región Población* Prevalencia** Incidencia*** Alexander [4] 1960-71 Newscastle (Inglaterra) 3,1 53 2,8 Bengtsson [5] 1955-84 Göteborg (Suecia) 1,5 69 3,3 Ritchie [6] 1969-84 Irlanda del Norte 1,5 63 4,0 Etxabe [7] 1970-89 Vizcaya (España) 1,2 60 3,1 De Pablos [8] 1980-93 Palmas de GC (España) 0,7 35 2,5 56 3,14 Media + Población expresada en millones de habitantes. ++ Prevalencia expresada en número de casos por millón de habitantes. +++ Incidencia por millón de habitantes. TABLA 2 • Causas de muerte en la acromegalia n Muertes (O/E) Cardiovascular (O/E) Cerebrovascular (O/E) Respiratorias (O/E) Neoplasias (O/E) Otras Alexander [4] 164 *45 (3,3) φ13 (2,9) *14 (8,2) φ7 (3,9) φ7 (1,9) 4 Bates [9] 79 *28 (2,6) 16 7 3 2 Bengtsson [5] 166 62 *21 *11 (3,6) — Θ15 (2,7) 15 Etxabe [7] 74 φ10 (3,2) φ3 (2,7) — — φ5 (7,1) 2 Navarro [2] 266 Θ10 (3,2) Θ19 (1,5) Θ7 (2,2) 3 (1,4) 11 (1) 7 Rajasoorya [10] 151 32 15 (3) 5 (3,3) — 3 (1) 9 Ritchie [6] 131 36 12 5 3 11 5 Wright [11] 194 55 (1,9) φ13 (1,6) Θ8 (2,8) *10 (3,3) 10 (1,4) 14 Orme [12] 1.420 *(1,8) *(2,5) *(2,6) *(4,8) *(1,7) Significativa: * para ambos sexos. φ para hombre. Θ para mujeres. (O/E) = Mortalidad observada en acromegalia frente a la esperada en la población general. de la neurocirugía, radioterapia y con los análogos de la somatostatina, lógicamente la supervivencia es mayor. Registro Español de Acromegalia La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), consciente de la importancia de la acromegalia en el ámbito de la Endocrinología y de la ausencia 2 NOVAENDO de datos epidemiológicos en la población española, propugna un estudio retrospectivo de los pacientes con dicha enfermedad para elaborar el Registro Español de Acromegalia (REA). El REA se inició en enero de 1997 con la colaboración de Novartis Farmacéutica S.A., y la creación por parte de la SEEN de un comité científico encargado de diseñar el protocolo de recogida de datos con la finalidad de facilitar su notificación y el posterior análisis estadístico. Se invita a participar a todos aquellos centros Artículo de revisión en los que el Servicio de Endocrinología esté tratando al menos un paciente acromegálico. Objetivo Disponer de datos epidemiológicos de la acromegalia en la población española, para poder analizar su incidencia, prevalencia, morbilidad, enfermedades asociadas, tipo de tratamiento empleado y resultados, mortalidad y sus causas, etc. Cuaderno de recogida de datos que incluye la identificación del notificador, del paciente y del centro. Datos en el momento del diagnóstico (clínicos, analíticos, bioquímicos y radiológicos), tipo de tratamiento (médico, cirugía y radioterapia), patologías asociadas y datos de seguimiento. Las hojas de recogida de datos una vez cumplimentadas, se remiten a la secretaría (RDES S.L.), encargada de introducirlas en una base de datos y de su posterior procesamiento. Desde abril del 1999 se pueden remitir los datos a través de Internet en la siguiente dirección: http://www. acromegalia.com. Se requiere un navegador v 4.0 o superior. Para acceder al registro se precisa de un código de usuario y una palabra clave, que se obtienen a través de la opción «solicitud de acceso al R.E.A». Cada informador sólo tiene acceso a la información de los pacientes que ha introducido. Hombres 39 % Mujeres 61 % 6 12 18 24 30 36 42 48 54 60 66 72 78 8490 96 Relación hombres: mujeres 1:1.5 FIGURA 2 • Demora en el diagnóstico 300 200 100 0 2 6 10 14 18 22 26 30 34 38 42 46 50 54 Demora (años) Mediana 5 años (1-54) • Consentimiento informado por parte de los pacientes para la recolección de sus datos clínicos según la ley orgánica 5/1992, artículo 30. • Valoración de los resultados por el comité científico. TABLA 3 • Pacientes registrados Andalucía Baleares Canarias Cantabria Castilla-La Mancha Castilla-León Catalunya Comunidad de Madrid Comunidad Murciana Comunidad Valenciana Euskadi Extremadura Galicia Navarra 130 120 110 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Edad (años) Edad media 46 ± 14 años Metodología Comunidad autónoma FIGURA I • Distribución por edad y sexo N.º de pacientes 86 16 26 2 7 78 217 138 2 60 78 11 43 38 802* *1.007 casos recogidos actualmente en la base de datos (205 pendientes de clasificar identificadores) Resultados El número de pacientes registrados es de 1.007 y han participado 80 notificadores de diversos centros hospitalarios, repartidos en 14 comunidades autónomas (tabla III). Se han analizado los datos de 802 pacientes, 313 hombres (39 %) y 489 mujeres (61 %), siendo la relación hombre/mujer de 1/1,5. La edad media en el momento del diagnóstico fue de 46 ± 14 años (figura 1). El tiempo medio transcurrido entre la aparición de los primeros síntomas y la confirmación del diagnóstico ha sido de 5 años (figura 2). El diagnóstico de acromegalia se notifica en 769 pacientes (95,9 %), el de gigantismo en 13 (1,6 %) y en los 20 restantes no constan datos. Al analizar la etiología, se observa que en el 95,9 % de los casos la enfermedad es producida por un adenoma hipofisario, en un 0,5 % por secreción ectópica y en el 3,5 % no constan datos. NOVAENDO 3 Artículo de revisión Opciones terapéuticas El tratamiento quirúrgico se realizó en 675 pacientes (84,2 %), en 628 (93 %) el abordaje se hizo por vía transesfenoidal y en 47 (7 %) por vía transcraneal. En la mayoría de enfermos (591) se realizó una sola intervención, en 74 pacientes se realizaron dos, 8 pacientes fueron intervenidos 3 veces, un paciente fue intervenido en cuatro ocasiones y otro en cinco (figura 3). Los resultados de la cirugía (figura 4) utilizando como criterios de curación niveles de GH tras sobrecarga oral de glucosa inferior a 2 ng/ml con niveles de IGF-1 normales, son los siguientes: Curados: 29,3 % No curados: 32,7 % Faltan datos: 37,9 % Situación de los pacientes no curados tras la intervención (figura 5): Pacientes % No tratamiento 31 14 Radioterapia y fármacos 68 30,8 Reintervención 26 11,8 Fármacos 46 20,8 Radioterapia 50 22,6 Tratamiento de los 127 pacientes no intervenidos (figura 6): % Pacientes Radioterapia 19 15 Radioterapia y fármacos 27 21,3 Fármacos 48 37,8 Agonistas dopaminérgicos 20 42,7 Análogos de la somatostatina 28 57,3 No tratamiento 33 26 Patologías asociadas La más frecuente es la diabetes mellitus (35 %), seguida de hipertensión arterial (32 %) e hipopituitarismo (30 %). Con menor frecuencia se aprecia bocio (19 %), síndrome del túnel carpiano (17 %), neoplasias (11 %), colelitiasis (8 %) y síndrome de apneasueño (8 %) (figura 7). En el análisis del número de pacientes afectos de neoplasias y su localización encontramos: colorrectal en 28 (7 carcinomas y 21 pólipos), mamaria en 17, gástrica en 8, pulmonar en 3, ginecológica en 9 y en 42 pacientes se observan en otras localizaciones (figura 8). Mortalidad Se registraron 39 pacientes fallecidos (17 hombres y 22 mujeres), con una edad media de 62 años (34-86), lo que da una tasa de mortalidad del 4,9 %. Al analizar 4 NOVAENDO FIGURA 3 • Tratamiento quirúrgico No intervenidos 15,8 % Abordaje transesfenoidal Abordaje transcraneal 700 600 591 300 400 300 200 74 100 Intervenido 84,2 % 0 1 2 8 1 1 3 4 5 N.º de intervenciones por paciente FIGURA 4 • Resultados de la cirugía Desconocido 37,9 % No curado 32,7 % Curado 29,3 % Criterios de curación: GH tras SOG < 2 ng/ml y niveles de IGF-1 normales FIGURA 5 • Tratamiento en los pacientes no curados tras la intervención No tratamiento 14 % Radioterapia + fármacos 30,8 % Reintervención 11,8 % Fármacos 20,8 % Radioterapia 22,6 % las causas de mortalidad se comprueba que la patología cardiovascular (38,5 %) es la primera causa de muerte, seguida de las neoplasias (13 %) y en tercer lugar las enfermedades respiratorias (5 %). La notificación ha sido por conocimiento directo en 20 casos y en el resto por información recibida a través de los familiares (figura 9). Artículo de revisión FIGURA 6 • Tratamiento de los sujetos no intervenidos Radioterapia 15 % Fármacos 37,8 % No tratamiento 26 % FIGURA 8 • Neoplasias asociadas Localización N.º de pacientes afectos 10 20 30 40 0 Colorrectales 7 Gástricas Ginecológicas 19 17 11 8 8 Localización 0 50 17 2 4 N.º de pacientes 6 8 10 12 14 16 15 Patología cardiovascular 5 Neoplasias 5 Patología respiratoria Pulmonares 3 Otras localizaciones 35 32 30 Diabetes mellitus Hipertensión arterial Hipopituitarismo Bocio Síndrome del túnel carpiano Neoplasias Colentiasis Síndrome de apnea del sueño FIGURA 9 • Exitus 21 (pólipos) Mamarias Porcentaje de pacientes afectos 5 10 15 20 25 30 35 40 0 Agonistas DA 42,7 % Análogos SMS 57,3 % Radioterapia + Fármacos 21,3 % FIGURA 7 • Enfermedades asociadas 2 11 Otras causas 9 42 No consta 6 Total 39 pacientes (4,9 %) Discusión En base a los estudios epidemiológicos reseñados anteriormente [4-8], y teniendo en cuenta que el censo actual de la población española es de 39.852.651 habitantes, podemos estimar la existencia de unos 2.230 pacientes con acromegalia y la aparición de unos 125 nuevos casos por año. Los datos analizados corresponderían aproximadamente a una tercera parte de los pacientes registrados, por lo que no es posible valorar la prevalencia ni la incidencia. Se comprueba una preponderancia del sexo femenino, con una relación mujer/hombre de 1,5/1, resultados similares a los encontrados en otros estudios [4,7]. La edad media cuando se diagnostica la enfermedad es de 46 ± 14 años, similar a la encontrada en los estudios de Goteburgo [5] que era de 46 años, del norte de Irlanda [6] con 45 años y en el País Vasco [7] con 44 años; en el estudio realizado por De Pablos [8] en Las Palmas, la edad media era de 55 años, pero en dicho estudio no hay ningún caso de gigantismo. La estimación de demora en el diagnóstico ha sido de 5 años de mediana, similar a la descrita por Alexander [4] de 6,6 años, e inferior a otras series [5, 6, 8] en las que transcurre una media de 10 años. La cirugía es la primera opción terapéutica en la acromegalia, excepto en los casos en que exista contraindicación. En las tres últimas décadas, el abordaje transesfenoidal es la vía de elección; la transfrontal ha quedado relegada exclusivamente para los macroadenomas con expansión supraselar. El porcentaje de curación mediante cirugía depende del tamaño del tumor, de la habilidad y especialización del neurocirujano y de los criterios utilizados para definir la curación. En el REA la curación mediante cirugía se alcanza en el 29,3 % de los pacientes. En las series de Hardy y Teasdale [14-15] se consiguen niveles de GH basal inferiores a 5 ng/ml en el 78 y 68 % de los casos, respectivamente. En la serie de Fahlbus [16] se obtiene una GH basal por debajo de 5 ng/ml en el 71 % de los pacientes, pero si utiliza el criterio de GH tras sobrecarga oral de glucosa menor de 2 ng/ml, el porcentaje desciende al 56 %. Resultados similares se alcanzan en las series de la Clínica Puerta de Hierro de Madrid (datos comunicados personalmente), con un 57 % de curaciones, y del Hospital San Pablo de Barcelona [17], con el 61 % de curaciones, porcentaje muy superior al registrado en el REA. La radioterapia puede ser utilizada como primer escalón terapéutico, pero generalmente se utiliza después de la cirugía en casos de no curación o recidiva. En el REA encontramos que el 30,8 % de los pacientes no curados con cirugía son tratados con radioterapia asociada a fármacos y el 14 % con radioterapia exclusivamente. El 15 % de los pacientes no intervenidos fueron tratados con radioterapia y el 21,3 % fueron tratados mediante radioterapia y fármacos. NOVAENDO 5 Artículo de revisión El arsenal farmacológico para el tratamiento de la acromegalia está constituido por los agonistas dopaminérgicos y los análogos de la somatostatina. La eficacia de los antagonistas es modesta en los tumores secretores de GH, siendo más eficaz en tumores coproductores de prolactina y GH. Los análogos de la somatostatina han demostrado ser muy eficaces en el tratamiento de estos pacientes. El desarrollo de nuevas formulaciones de liberación prolongada, que incrementan su potencia y duración de acción, ha cambiado la actitud terapéutica. El tratamiento con análogos está indicado cuando la cirugía no es eficaz o está contraindicada, en el período de latencia en pacientes tratados con radioterapia, como tratamiento prequirúrgico en macroadenomas invasivos y es de primera elección en pacientes ancianos o cuando el paciente no acepta la cirugía o la radioterapia. En el REA recibieron tratamiento farmacológico el 37,8 % de los pacientes no intervenidos, y de ellos, el 57,3 % han sido tratados con análogos de la somatostatina y el 42,7 % con antagonistas dopaminérgicos; este porcentaje puede estar condicionado por la inclusión en el REA de pacientes tratados previamente a la comercialización en nuestro país de los análogos de la somatostatina. Respecto a los pacientes intervenidos y no curados, el 20,8 % reciben tratamiento farmacológico. Los datos de enfermedades asociadas son similares a las encontradas en la literatura. Cabe resaltar la baja incidencia de pólipos de colon registrada en el 2,6 % de los casos frente al 46 % descrito en un estudio prospectivo realizado en el Hospital Clínico de Valencia [18]. La mortalidad es muy baja comparada con las series descritas en la tabla III, que oscila entre el 13 y el 37 %; quizás esta baja tasa de mortalidad sea debida a las dificultades por parte de los notificadores para cumplimentar los datos de identificación de los pacientes fallecidos. El estudio de las causas de defunción es similar al descrito en otras series [2, 5, 6, 10]. Conclusiones 1. La causa más frecuente de la enfermedad es el adenoma hipofisario. 2. La edad media de aparición de la enfermedad es de 46 años y la demora en la realización del diagnóstico es de 5 años, datos preocupantes por el aumento de morbilidad que comportan. 3. Se observa con mayor frecuencia en mujeres. 4. El abordaje transesfenoidal es la técnica quirúrgica más utilizada. La radioterapia y los fármacos son utilizados para el control de muchos de estos pacientes. 5. La diabetes y la hipertensión arterial son las patologías que con más frecuencia se notifican y como es sabido, ambas son consideradas como factor de riesgo cardiovascular. 6. La primera causa de mortalidad es la cardiovascular, seguida de las neoplasias y en tercer lugar las enfermedades respiratorias. A lo largo de estos 3 años se han evaluado posibles errores de registro, se han realizado cambios y se han incorporado nuevos datos que esperamos sean de utilidad en la evaluación final. El comité está abierto a cualquier sugerencia que se pueda aportar y que redunde en beneficio de este estudio epidemiológico. Comité Científico Dr. Ricardo Astorga Hospital Virgen del Rocío de Sevilla Dr. Pedro Benito Hospital Reina Sofía de Córdoba Dr. Miguel Catalá Hospital Clínico Universitario de Valencia Dra. Sonia Gaztambide Hospital Basurto de Bilbao Dr. José Manuel Gómez Hospital Bellvitge de Barcelona Dra. Irene Halperin Hospital Clínico de Barcelona Dr. Tomás Lucas Hospital Puerta de Hierro de Madrid Dr. Basilio Moreno Hospital Gregorio Marañón de Madrid Dr. Pedro De Pablos Hospital Dr. Negrín de Las Palmas Dr. Antonio Picó Hospital General de Alicante 6 NOVAENDO Dra. Elena Torres Hospital Clínico de Granada Dr. César Varela Hospital Ramón y Cajal de Madrid Dr. Juan Antonio Vázquez Hospital Basurto de Bilbao Dra. Susana Webb Hospital San Pablo de Barcelona Data Manager: Dra. Mercè Albareda Hospital San Pablo de Barcelona Participantes en el REA Miguel Aguirre Sánchez-Covisa M.ª Mercè Albareda Riera Marisol Alcaraz Tafalla Isabel Alonso Troncoso Victor Manuel Andía Melero Luis Arribas Palomar Juan José Beitia Martín Pedro Benito López Ignacio Bernabeu Morón Concepción Blanco Carrera Mauro Boronat Cortés M.ª José Carrera Luis Castillo López Miguel Catalá Bauset M.ª del Mar Cordero Díez Enrique Costilla Martín M.ª Victoria Cózar León Guillem Cuatrecasas Cambra Daniel Antonio de Luis Román M.ª Paz de Miguel Novoa Pedro de Pablos Velasco Carlos del Pozo Picó Juan José Díez Gómez Alberto Díez Hernández Alejandra Durán Rodríguez-Hervada Isabel Esteva de Antonio Artículo de revisión Pablo Fernández Catalina Angel Luis Fraile Sáez Luis Forga Llenas José Andrés García Centenera Manuel Gargallo Fernández Sonia Gaztambide Sáenz Paloma Gil del Álamo Alberto Gilsanz Peral Antonio Gippini Pérez Luis Alberto Gómez Marcelino Gómez Balaguer Juan José Gorgojo Martínez Eduardo Guerrero Martínez Irene Halperin Rabinovich Pedro Iglesias Lozano Fátima Illán Gómez Miguel Ángel Jaunsolo Barranechea Albert Lecube Torelló Gaspar Liante Peñarrubia Martín López de la Torre Casares Antonio López Guzmán Elena López Hernández Ana Lucas Martín Tomás Lucas Morante Tomás Martín González José Martín Comín Juan Francisco Merino Torres Inmaculada Moimenta Ramírez María José Morales Gorria Francisco Morales Pérez Basilio Moreno Esteban Jesús Murillo Sanchís Isabel Pavón de Paz Fernando Pazos Toral Antonio Pérez Pérez J. Javier Pi Barrio Gonzalo Piedrola Morató Josep M.ª Pou Torelló Paloma Rodríguez Guerrero Enrique Romero Bobillo Enrique Ruiz Pérez M.ª del Pilar Ruiz-Valdepeñas Herrero Bibliografía 1. Melmed S. Acromegaly. N Eng J Med 1990; 322 (14): 966-977. 2. Navarro JDN. Acromegaly. Clin Endocrinol 1987; 26: 481512. 3. Molitch ME. Clinical manifestations of acromegaly. Endocrinol Metab Clin North Am 1992; 21: 597-614. 4. Alexander L, Appeton D, Hall R, et al. Epidemiology of acromegaly in the Newcastle region. Clin Endocrinol (Oxf) 1980; 12: 71-79. 5. Bengtsson BA, Eden S, Ernest I, et al. Epidemiology and long-term survival in acromegaly. A study of 166 cases diagnosed between 1955 and 1984. Acta Med Scand 1988; 223: 327-335. 6. Ritchie CM, Atkinson AB, Kennedy AL, et al. Ascertainment and natural history of treated acromegaly in Northern Ireland. Ulster Med J 1990; 59: 55-62. 7. Etxabe J, Gaztambide S, Latorre P, Vázquez J. Acromegaly: an epidemological study. 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NOVAENDO 7 Casos clínicos Embarazo no inducido tras probable hipófisis linfocitaria M. A. Gálvez, R. Palomares, S. Tofé, M. S. Corpas, P. Benito Sección de Endocrinología y Nutrición. Hospital Universitario Reina Sofía. Córdoba Resumen A pesar del número cada vez mayor de hipofisitis linfocitarias comunicadas, son excepcionales los casos de embarazos posteriores. No se conoce si embarazos sucesivos cursan con recidiva del proceso inflamatorio, aunque los pocos casos publicados no sugieren esto. Este caso clínico corresponde a una paciente que tras una probable hipofisitis linfocitaria en su primer embarazo con afectación inicial de los ejes suprarrenal, tiroideo y gonadal, recuperó la función gonadal y se quedó embarazada sin inducción de la ovulación. L a hipofisitis linfocitaria fue descrita por primera vez en 1962, los casos iniciales fueron diagnosticados en necropsias de pacientes fallecidos por un cuadro clínico indicativo de hipopituitarismo, cuya anatomía patológica mostraba infiltración linfocitaria y destrucción de la hipófisis anterior. En 1980 se realizó la primera descripción in vivo, tras biopsia de una masa hipofisaria en una paciente con hipopituitarismo y aumento de la presión intracraneal. La descripción posterior de numerosos casos ha permitido conocer las características más destacadas de esta entidad, así como la gran variabilidad en su presentación [1]. Su forma de presentación clásica es en mujeres jóvenes, al final de la gestación o tras el parto, con sintomatología de hipopituitarismo anterior de instauración insidiosa, hipertensión intracraneal y déficit campimétrico por compresión quiasmática mediante técnicas de imagen que muestran una masa hipofisaria. Se han comunicado formas clínicas diferentes a la descrita, como algunos casos en varones, de inicio brusco, ausencia de hipertensión intracraneal o con afectación de la hipófisis posterior [2]. Caso clínico Mujer de 30 años que ingresó en la Sección de Endocrinología procedente del servicio de urgencias por sospecha de síndrome de Sheehan. Entre sus antecedentes personales destacaba un parto por cesárea sin hemorragia, 2 meses antes, tras un embarazo a término. Había presentado esterilidad durante 8 años por 8 NOVAENDO estenosis tubárica corregida por dilatación endoscópica. En el séptimo mes de la gestación presentó cefalea hemicraneal izquierda de gran intensidad que se acompañó de náuseas y cedió en 48 horas. A los 30 días del parto, presentó nuevo episodio de cefalea hemicraneal con vómitos y pérdida de visión central por lo cual consultó en varias ocasiones en el servicio de urgencias. En el momento del ingreso, la paciente presentaba un cuadro caracterizado por intensa astenia desde el parto que en repetidas ocasiones había sido atribuida a una depresión posparto. Asimismo refería hinchazón de párpados, descamación de la piel, sensación de mareo con el ortostatismo e intenso decaimiento. No había sido posible la lactancia y se encontraba amenorreica desde el parto. La exploración física puso de manifiesto una hipotensión mantenida (PA, 80/40 mmHg), junto a una intensa palidez mucocutánea y presencia de edemas palpebrales. La palpación del cuello no reveló bocio ni adenopatías cervicales. La distribución del vello corporal era normal. La auscultación cardiorrespiratoria y la exploración abdominal fueron normales. Se realizaron las siguientes pruebas complementarias: hematimetría (13.800 leucocitos, 75 N; 11,4 M; y 15,6 L; 3,22 × 106 hematíes, 244.000 plaquetas); hemoglobina: 9,3 g/dl. Bioquímica: glucemia, función renal, lípidos, iones, transaminasas y calcio/fósforo dentro de la normalidad. Albúmina, 3,2 g/dl; hormona tirostimulante (TSH), 0,48 mU/l; tiroxina libre, < 0,4 ng/dl; cortisol, 2,5 µg/dl; prolactina, 0,6 ng/ml; estradiol, 32 pg/ml; hormona luteinizante (LH), 0,3 mU/ml; hormona foliculostimulante (FSH), 1,2 mU/ml. Radiografía de tórax sin hallazgos de interés. Resonancia magnética (RM) Casos clínicos hipofisaria: hipófisis de tamaño y morfología dentro de la normalidad con intensidad homogénea. Tras la instauración del tratamiento sustitutivo suprarrenal y tiroideo, la paciente presentó clara mejoría clínica. A los 4 meses del alta hospitalaria tuvo una menstruación espontánea y posteriormente se quedó embarazada. En la actualidad, se encuentra en su octavo mes de embarazo y hasta el momento no han presentado incidencias destacables. No ha sido preciso modificar la dosis del tratamiento esteroideo, aunque sí la de levotiroxina. Se ha realizado una campimetría cada mes a partir del tercer mes de gestación y todas han sido rigurosamente normales. Discusión Tradicionalmente el diagnóstico de la hipofisitis linfocitaria se ha realizado tras la confirmación histológica de la presencia de un infiltrado inflamatorio de predominio linfocitario que destruye el parénquima hipofisario. Aunque el origen autoinmunitario de esta entidad está claro, no se conocen los antígenos implicados, lo que hace que la determinación de autoanticuerpos hipofisarios sea poco útil para el diagnóstico. Las técnicas de detección de anticuerpos habituales se han mostrado poco sensibles y específicas. En los últimos años, con la generalización del uso de la RM se han descrito hallazgos que se consideran característicos de este proceso y que permiten el diagnóstico sin la realización de una biopsia en presencia de la sintomatología clásica. Estos hallazgos son el aumento generalizado de la glándula hipofisaria con el realce de ésta y el de la meninge adyacente tras la administración de gadolinio [3]. Sin embargo, aunque estas características radiológicas son las más habituales, los hallazgos comunicados son muy variables. Debido a la evolución propia de este proceso es imposible distinguir entre la imagen de una hipófisis normal y la de una hipofisitis evolucionada. Desde el punto de vista hormonal, el patrón observado con más frecuencia es un hipopituitarismo anterior total con discreta elevación de las cifras de prolactina. El eje que con más frecuencia se afecta es el suprarrenal seguido del tiroideo y no es rara la conservación o recuperación del eje gonadal, a diferencia del hipopituitarismo causado por otras patologías hipotálamo-hipofisarias. El caso aquí presentado es un hipopituitarismo diagnosticado a los 2 meses de un parto no traumático, lo que señala el diagnóstico de un síndrome de Sheehan. La paciente había presentado dos episodios de cefalea muy intensa, uno en el octavo mes y otro al mes del parto acompañado de pérdida de visión, que son indicativos de la sintomatología de hipertensión intracraneal típica de la hipofisitis linfocitaria, aunque durante estos episodios no se realizó estudio de imagen. Asimismo, la evolución de la afectación de la función hipofisaria es compatible con dicha entidad, pues se considera característico de ella la conservación del eje gonadal, a dife- rencia del resto de los hipopituitarismos, como ya se ha indicado. La ausencia de datos radiológicos en la RM no descartaría este diagnóstico, ya que tras la fase aguda es frecuente la resolución espontánea del proceso expansivo, quedando una hipófisis normal o atrófica. Desde el punto de vista del tratamiento clínico, hoy se defiende una actitud conservadora salvo cuando existe afectación quiasmática progresiva o grave. Hay autores que proponen la utilización de corticoides en diferentes pautas con el fin de detener el proceso inflamatorio, pero las series publicadas son tan poco numerosas que no permiten establecer conclusiones sobre la eficacia de estos tratamientos. Siempre que exista afectación hormonal, se habrá de sustituir el eje afectado. La evolución de la hipofisitis linfocitaria no se conoce con exactitud, es frecuente la disminución del efecto masa con afectación permanente de la función hipofisaria. Se han comunicado tanto una evolución hacia una silla turca vacía como recidivas con reaparición de la masa hipofisaria y déficit hormonales tras un período de resolución. Hasta la fecha, sólo se han comunicado dos embarazos [4, 5] tras una hipofisitis linfocitaria, uno de ellos tras tratamiento inductor de la ovulación. En ninguno de estos casos hubo recidiva del proceso inflamatorio durante la gestación ni ninguna complicación. Comentario Este nuevo caso de hipófisis linfocitaria, a pesar de no estar confirmado anatomopatológicamente, ilustra la peculiaridad de esta enfermedad en la afectación de las hormonas hipofisarias y la posibilidad de embarazo espontáneo al conservarse el eje de las gónadas, aunque puedan afectarse otros. Bibliografía 1. Pérez-Maraver M, Villabona Artero C, Soler Ramón J. Hipofisitis, espectro de una patología creciente. Rev Clin Esp 1999; 199: 664-669. 2. Beressi N, Beressi JP, Cohen R, Modigliani E. Lymphocytic hypophysitis. A review of 145 cases. Ann Med Interne (Paris) 1999; 150: 327-341. 3. Saowao S. Onoue Y, Ishisara T y cols. Lymphocytic adenohypophysitis: skull radiographs and MRI. Neuroradiology 1998; 40: 114-120. 4. Hayes FJ, McKenna TJ. The ocurrence of lymphocytic hypophysitis in a first but nor subsequent pregnancy (carta). J Clin Endocrinol Metab 1996; 81: 3131-3132. 5. Verdú Ll, Martín Caballero G, García López G, José Cueto M. 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Se presenta un nuevo caso de hipertiroidismo central debido a una resistencia hipofisaria selectiva a las hormonas tiroideas en el que se evalúan las respuestas de TSH a fármacos que tienen la capacidad de inhibir la secreción de TSH, como bromocriptina y octreótide. E l hipertiroidismo secundario o de origen hipofisario es una causa extremadamente infrecuente de tirotoxicosis [1]. Se desarrolla como consecuencia de la secreción inapropiada de tirotropina (SITSH) por la adenohipófisis y la consiguiente estimulación de la función tiroidea. Se caracteriza por presentar concentraciones plasmáticas elevadas de tiroxina (T4) libre y triyodotironina (T3) junto con concentraciones normales o elevadas de tirotropina (TSH). Se conocen dos formas de SITSH [2]: una forma neoplásica, la más frecuente, originada por un adenoma hipofisario, y otra forma no neoplásica, debida a una resistencia hipofisaria selectiva a las hormonas tiroideas (RHSHT), de la que se han descrito, hasta el momento actual, menos de 100 casos [1-5]. A continuación se presenta un nuevo caso de la forma no neoplásica de SITSH y se exponen las respuestas de TSH a la administración aguda de bromocriptina y de octreótide. Caso clínico Una mujer de 76 años consultó por pérdida de peso. Había sido diagnosticada en 1987 de enfermedad de Hodgkin, que se encontraba en remisión en el momento del estudio. Refería pérdida de 6 kg de peso en 6 meses con nerviosismo e hiperhidrosis. No presentaba astenia, taquicardia ni palpitaciones. La exploración física mostró un peso de 40,2 kg, índice de masa corporal (IMC) de 21,9 kg/m2, presión arterial de 130/70 mmHg y frecuencia cardíaca de 72 lpm. No se palpaba bocio ni adenopatías, ni había signos de 10 NOVAENDO oftalmopatía. La auscultación cardiopulmonar y la exploración abdominal fueron normales. Las manos estaban calientes y sudorosas, sin temblor distal. La bioquímica general, hemograma, radiografía de tórax y electrocardiograma fueron normales. El estudio hormonal mostró: TSH 10 µU/ml (valores normales [VN], 0,47-5); T4 libre, 26,5 pmol/l (VN, 9-23); T3 total, 2,4 ng/ml (VN, 0,8-2); subunidad α 0,3 µU/ml (VN < 1,6); cociente subunidad α/TSH 0,03; prolactina, 15 ng/ml (VN < 27); hormona foliculoestimulante [FSH], 96 mU/ml (VN, 3-20); hormona luteinizante, 43,2 mU/ml (VN, 2-15), 17ß-estradiol, 30 pg/ml (VN, 23-145); cortisol, 23 µg/dl (VN, 6-23); corticotropina (ACTH), 24 pg/ml (VN < 52); hormona del crecimiento (GH), 5,3 ng/ml (N < 5) e IGF-1, 44 ng/ml (VN, 71-290). Se realizó un estímulo con TRH (250 µg iv), GHRH (100 µg iv) y ACTH (250 µg iv) con determinaciones de TSH, prolactina, hormona de crecimiento (GH) y cortisol, cuyos resultados se muestran en la tabla 1. Los anticuerpos antitiroglobulina, antiperoxidasa y TSI fueron negativos. La ecografía tiroidea fue normal. La gammagrafía tiroidea mostró hipercaptación difusa más intensa en el lóbulo derecho. Una resonancia magnética (RM) del área hipotálamo-hipofisaria no puso de manifiesto alteraciones morfológicas. Con la finalidad de evaluar el ritmo circadiano de TSH y las respuestas de TSH a agonistas dopaminérgicos y análogos de somatostatina, se realizó un perfil horario de TSH durante 6 horas en situación basal, así como tras la administración de 2,5 mg de bromocriptina oral y de 100 µg de octreótide por vía subcutánea, cuyos Casos clínicos TABLA I • Resultados de la prueba de estímulo hormonal realizada con hormona liberadora de tirotropina (TRH, 250 µg, iv), hormona liberadora de hormona del crecimiento (GHRH, 100 µg, iv) y corticotropina (ACTH, 250 µg, iv) Tiempo (min) 0 30 60 90 Tirotropina (µU/ml) 7,2 36,8 29,2 23,8 Prolactina (ng/ml) 16,6 66 46 33,5 Hormona del crecimiento (ng/ml) 5,1 7,9 3,3 3,1 Cortisol (µg/dl) 18,5 26,9 34,5 35,7 FIGURA I • Perfil horario de tirotropina (TSH) en situación TSH (µU/ml) basal (salino) y tras la administración de bromocriptina (2,5 mg, po) y octreótide (100 µg sc). El intervalo de normalidad para TSH (0,47-5 µU/ml) se indica mediante líneas horizontales. 14 12 10 8 6 4 2 0 0 1 Salino 2 3 4 5 6 Tiempo (horas) Bromocriptina 7 8 Octreótide resultados aparecen en la figura 1. La paciente presentó mala tolerancia a la bromocriptina el día de la prueba, por lo que se le ofreció la opción de realizar un tratamiento de prueba con octreótide que la paciente rechazó. Discusión Las concentraciones elevadas de T4 libre, T3 total y TSH del presente caso clínico establecen el diagnóstico de hipertiroidismo secundario a SITSH, causa extremadamente infrecuente de hipertiroidismo. La SITHS responde básicamente a dos causas. La primera de ellas es la secreción autónoma de TSH por un tumor de las células tirotropas adenohipofisarias (TSHoma). Esta entidad, también denominada forma neoplásica de SITSH, es la más frecuente, ya que constituye aproximadamente el 75 % de los casos de hipertiroidismo de origen hipofisario. El otro 25 % está representado por la forma no neoplásica, cuyo mecanismo patogénico se debe a una resistencia hipofisaria selectiva a las hormonas tiroideas (RHSHT) [2]. El diagnóstico diferencial entre estas dos entidades no siempre es fácil. En la RHSHT la respuesta de TSH a TRH es por lo general suprafisiológica, la subunidad α es normal, el cociente subunidad α/TSH es inferior a 1 y no existen alteraciones morfológicas en la hipófisis. Por el contrario, el TSHoma se caracteriza por una respuesta plana o reducida de TSH a TRH, concentraciones elevadas de subunidad α, cociente subunidad α/TSH > 1, y presencia de una masa hipofisaria en las pruebas de imagen [1, 2, 6]. En nuestro caso, la presencia de una hiperrespuesta de TSH a TRH, concentraciones normales de subunidad α, cociente subunidad α/TSH < 1 y la ausencia de imagen de adenoma en la RM establecen el diagnóstico de hipertiroidismo secundario a RHSHT. La resistencia a las hormonas tiroideas (RHT) fue descrita por primera vez hace más de 30 años [7]. En este síndrome diferentes tejidos muestran diversos grados de resistencia a la acción de las hormonas tiroideas. Cuando la resistencia afecta la hipófisis y el resto de los órganos diana se habla de resistencia generalizada a las hormonas tiroideas (RGHT). En otros casos, la resistencia afecta de manera selectiva a los tejidos periféricos, pero no a la hipófisis: es el caso del síndrome de resistencia periférica selectiva a las hormonas tiroideas (RPSHT). Por último, cuando la resistencia a las hormonas tiroideas afecta exclusivamente la hipófisis, pero no a los tejidos periféricos, se habla de RHSHT. De los tres síndromes sólo dos (RGHT y RHSHT) forman parte del síndrome SITSH; sin embargo, sólo la RHSHT cursa clínicamente con hiperfunción tiroidea [1, 6, 8]. La RHSHT fue descrita por primera vez en 1975 [9]. Desde entonces, se han descrito menos de un centenar de casos [1-3]. El síndrome se desarrolla como consecuencia de mutaciones puntuales en el gen que codifica el receptor ß de las hormonas tiroideas (RHT ß) localizado en el cromosoma 3 [4]. En la mayoría de los casos (66 %) son formas familiares, con un patrón autosómico dominante, mientras que el 33 % corresponde a casos esporádicos. Los individuos afectados pueden ser identificados a cualquier edad y existe una predisposición por el sexo femenino (2:1) [1, 6, 10]. La NOVAENDO 11 Casos clínicos consecuencia de la mutación del gen del RHT ß es la incapacidad para la unión de la T3 con su receptor. Ello produce una disminución del tono inhibitorio de las hormonas tiroideas sobre la secreción de TSH, una estimulación continuada del tiroides por parte de la TSH, y un hipertiroidismo secundario debido a que los tejidos periféricos responden normalmente a la acción de las hormonas tiroideas. La descripción de mutaciones idénticas en el gen de RHT ß en miembros de la misma familia con RHSHT y con RGHT, junto con una sensibilidad periférica a la administración de T3 exógena similar en ambos casos ha llevado a pensar en la posibilidad de que la RHSHT y la RGHT sean el mismo proceso. La diferente sintomatología, hipertiroidismo en la RHSHT y eutiroidismo en la RGHT, es para algunos el resultado de la naturaleza subjetiva de los síntomas y de la baja especificidad de los signos de la disfunción tiroidea [11]. Independientemente de que correspondan o no al mismo proceso, su diferenciación es importante con vistas al tratamiento. Mientras que la RGHT no requiere ningún tratamiento, la RHSHT suele necesitar algún tipo de intervención. Se han empleado ß-bloqueantes, ansiolíticos y fármacos que actúan directamente sobre la secreción de TSH como análogos de hormonas tiroideas (ácido triyodotiroacético o TRIAC y D-tiroxina), agonistas dopaminérgicos y análogos de la somatostatina. La administración de L-T4, sola o con L-T3, suprime adecuadamente la hiperproducción de TSH, pero no es recomendable en la RHSHT porque empeora la tirotoxicosis. El tratamiento dirigido al tiroides debe evitarse, ya que existe la posibilidad teórica de provocar una hiperplasia tirotropa e incluso un TSHoma. En el caso de que la terapia dirigida a la hiperproducción de TSH sea inefectiva o no tolerada, se podría optar por el tratamiento con radioyodo o la tiroidectomía subtotal, controlando la concentración de TSH y el tamaño hipofisario [1, 5]. En el presente caso, la concentración de TSH mostró una adecuada reducción tras la administración aguda de bromocriptina y octreótide, aunque no pudo confirmarse la eficacia de estos fármacos a largo plazo, ya que la paciente no acudió a revisión. En el momento actual la experiencia con estos agentes en la RHSHT es escasa. Algún estudio, con un número reducido de pacientes, ha mostrado que ambos fármacos tienen una utilidad limitada, debido a los efectos adversos y a la baja tasa de éxito para mantener la supresión de TSH a largo plazo [12, 13]. Sin embargo, estos fármacos deberían ser considerados como alternativas terapéuticas al TRIAC y D-tiroxina. Es posible que el empleo de otros agonistas dopaminérgicos de introducción más reciente (quinagolida, cabergolina), o de preparados de duración más prolongada (bromocriptina LAR, octreótide LAR y lanreótide) puedan ser considerados en un futuro alternativas terapéuticas a largo plazo para los pacientes portadores de RHSHT. 12 NOVAENDO Comentario Ante una resistencia hipofisaria selectiva a hormonas tiroideas, siempre subyace la posibilidad de un microadenoma hipofisario no evidente en la resonancia magnética. En esta situación, las pruebas bioquímicas son de importancia capital en el diagnóstico diferencial y el caso que se presenta es ejemplo claro de ello. Se realiza asimismo una clara y concisa revisión de los síndromes de resistencia a hormonas tiroideas. Bibliografía 1. McDermott MT, Ridgway E Ch. Central hyperthyroidism. Endocrinol Metab Clin North Am 1998; 27: 187-203. 2. Wynne AG, Gharib H, Scheithauer BW, Davis DH, Freeman SL, Horvath E. Hyperthyroidism due to inappropriate secrection of thyrotropin in 10 patients. Am J Med 1992; 92: 15-24. 3. Asteria C, Rajanayagam O, Collingwood TN, Persani L, Romoli R, Mannavola D y cols. Prenatal diagnosis of thyroid hormone resistance. J Clin Endocrinol Metab 1999; 84: 405-410. 4. Beck-Peccoz P, Chatterjee VK, Chin WW, DeGroot LJ, Jameson JL, Nakamura H y cols. 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Madrid. *Hospital General de Segovia. Segovia Resumen La persistencia o recidiva de la hipersecreción de hormona del crecimiento se presenta en un gran número de pacientes acromegálicos después de haber sido sometidos a cirugía transesfenoidal. El tratamiento más habitual en estos casos son los análogos de somatostatina. Los agonistas dopaminérgicos representan una alternativa a los análogos de somatostatina en la terapia de estos pacientes. Estos compuestos, que se administran por vía oral y conllevan un menor coste que los análogos de somatostatina, pueden ser especialmente útiles en pacientes que presentan adenomas mixtos secretores de hormona del crecimiento y prolactina. Se presenta el caso de un paciente acromegálico con un macroadenoma secretor de hormona del crecimiento y prolactina que fue tratado con éxito con quinagolida, un agonista de receptores dopaminérgicos de reciente introducción, tras persistencia de la enfermedad después de tratamiento quirúrgico. Sus concentraciones hormonales se normalizaron rápidamente y la eficacia del tratamiento persistió durante tiempo prolongado sin presentarse efectos adversos. L a adenomectomía por vía transesfenoidal constituye el tratamiento de elección en la mayoría de los pacientes con acromegalia [1]. Sin embargo, la persistencia de la hipersecreción de hormona del crecimiento (GH), o bien la recidiva de la enfermedad tras un tiempo de remisión, es un problema clínico frecuente, sobre todo en pacientes portadores de macroadenomas hipofisarios [2]. En el momento actual, la mayoría de los autores recomienda en estos pacientes el tratamiento con los nuevos preparados de liberación prolongada de octreótide o lanreótide [3]. No obstante, estudios recientes han mostrado que los pacientes con tumores que segregan GH y prolactina, o que muestran inmunorreactividad para prolactina, presentan una mayor probabilidad de respuesta favorable al tratamiento con agonistas dopaminérgicos que los pacientes con tumores que sólo segregan GH [4, 5]. En este trabajo se describe el caso de un paciente con un adenoma hipofisario secretor de GH y prolactina que mostró una excelente respuesta clínica y analítica al tratamiento prolongado con dosis bajas de quinagolida, un agonista de receptores dopaminérgicos de naturaleza no ergótica, de reciente introducción en la práctica clínica. Caso clínico Un varón de 54 años de edad acudió a consulta tras haber sido sometido a cirugía transesfenoidal por presentar acromegalia. No presentaba antecedentes familiares de enfermedades endocrinas y como antecedentes personales destacaba una hipertensión arterial para la que se le prescribió tratamiento con doxazosina. El paciente refería una historia de 5 años de evolución de aumento de peso, incremento en el número del zapato e imposibilidad para ponerse anillos habituales, aparición de fibromas en tórax y abdomen, cambio de la voz, moderada hiperhidrosis y aumento del tamaño de la mandíbula. No había percibido cambios faciales. Había sido diagnosticado en otro centro de síndrome de apnea del sueño. El diagnóstico de acromegalia se confirmó mediante el hallazgo de concentraciones elevadas de GH e IGF-1 y la presencia de un macroadenoma hipofisario en un estudio mediante resonancia magnética (RM). Fue sometido a cirugía por vía transesfenoidal en dos ocasiones, por persistencia de restos tras la primera intervención. A los 6 meses de la segunda intervención el paciente refería reducción del grosor de los dedos y una discreta mejoría de su hiperhidrosis. No refería astenia, NOVAENDO 13 Casos clínicos cefalea, reducción del campo visual, dolores óseos ni síndrome del túnel carpiano. La exploración física puso de manifiesto ensanchamiento de alas nasales y labios, así como macroglosia, aumento de partes blandas en manos y pies, y acrocordomas en cuello, axila y tórax. Se palpaba un mínimo bocio. La auscultación cardiopulmonar y la exploración abdominal fueron normales. El peso fue de 87,5 kg, la talla de 172 cm y la presión arterial de 160/90 mmHg. Sus resultados analíticos mostraron un hemograma y sistemático de orina normales. Las determinaciones bioquímicas generales fueron normales con la excepción de glucemia (116 mg/dl), colesterol (279 mg/dl) y ácido úrico (7,32 mg/dl). Se le realizó una sobrecarga oral con 75 g de glucosa que mostró unas cifras de glucemia basal de 107 mg/dl y a las 2 horas de 248 mg/dl. La concentración de GH fue de 1 ng/ml en todo momento. La concentración basal de IGF-1 fue de 450 ng/ml y la de prolactina de 198 ng/ml. El resto de determinaciones hormonales hipofisarias fueron normales. La RM hipofisaria mostró un resto adenomatoso hipofisario que ocupaba toda la cavidad selar y el seno cavernoso derecho (fig. 1). IGF-1 se habían reducido a 275 ng/ml y las concentraciones basales de GH y prolactina eran de 0,44 ng/ml y 10,6 ng/ml, respectivamente. A los 8 meses de tratamiento presentó las respuestas hormonales a glucosa y TRH que aparecen en la tabla 1. A los 2 años de comenzar el tratamiento con quinagolida las concentraciones de GH, IGF-1 y prolactina continuaban siendo normales (tabla 2). La RM hipofisaria mostró una moderada reducción del tamaño del adenoma hipofisario con algunas áreas de necrosis en su interior (fig. 2). Los síntomas de la acromegalia estaban controlados y la tolerancia al fármaco seguía siendo excelente. Discusión La persistencia o recurrencia de la actividad de la enfermedad tras cirugía transesfenoidal constituye un problema terapéutico frecuente en pacientes acromegálicos, especialmente en los portadores de macroadenomas hipofisarios [2, 6]. Los análogos de somatostatina son los fármacos prescritos con mayor frecuencia en FIGURA I • Resonancia magnética hipofisaria con contraste paramagnético que muestra una silla turca abalonada, excavada y ocupada B se aprecia que el proceso expansivo ocupa en su práctica totalidad por un proceso expansivo (corte sagital, AA) En el corte coronal (B) la mitad derecha de la cavidad selar, el seno cavernoso derecho e invade el suelo de la silla turca en su parte lateral. A Ante el hallazgo de restos tumorales hipofisarios e hiperprolactinemia se le prescribió quinagolida, fármaco que el paciente no llegó a tomar ante la aparición de una reacción de hipersensibilidad cutánea atribuida a un hipolipemiante. Nueve meses más tarde el paciente volvió a consulta refiriendo persistencia de los síntomas mencionados. En ese momento se le realizó una sobrecarga oral con 75 g de glucosa y una prueba de estímulo con TRH cuyos resultados aparecen en la tabla 1. La concentración simultánea de IGF-1 fue de 960 ng/ml. Estos hallazgos indicaban la persistencia de restos adenomatosos de un tumor mixto secretor de prolactina y GH. El paciente comenzó tratamiento con 150 µg/día de quinagolida con buena tolerancia y sin referir ningún efecto adverso. Al mes de tratamiento sus cifras de 14 NOVAENDO B estos casos. Otra opción posible es el empleo de radioterapia hipofisaria que debe acompañarse del tratamiento médico durante el tiempo necesario para que se observen los efectos subsiguientes a la radiación [3]. Los agonistas de receptores dopaminérgicos no se han considerado en los últimos tiempos agentes de primera elección en el tratamiento de la acromegalia persistente o recurrente tras cirugía, en parte porque este grupo farmacológico ha sido desplazado por el gran avance que ha supuesto la introducción en la práctica clínica de las formas de liberación prolongada de los análogos de somatostatina como el octreótide y lanreótide [7]. Sin embargo, los agonistas dopaminérgicos fueron los primeros fármacos empleados en el tratamiento médico de la acromegalia. La bromocriptina, el compuesto con Casos clínicos TABLA I • Resultados de la sobrecarga oral de glucosa y la prueba de estimulación con TRH antes de instaurar tratamiento y tras 8 meses de tratamiento con quinagolida (150 µg/día) Exploración basal Tras quinagolida Sobrecarga oral con 75 gramos de glucosa Tiempo (min) 0 30 60 90 120 150 0 30 60 90 120 150 Glucosa (mg/dl) 99 173 218 240 205 116 107 188 235 230 174 92 1 1 2 2 2 2 1 1 1 1 1 1 GH (ng/ml) Prueba de estimulación con TRH, 400 µg i.v. Tiempo (min) 0 30 60 90 0 30 60 90 TSH (µU/ml) 1,2 5,8 4,1 3 1 3,6 2,5 1,8 GH (ng/ml) 3 8 9 7 1 1 1 1 199 230 295 210 1 10 8 6 Prolactina (ng/ml) TRH, hormona estimulante de tirotropina; GH, hormona del crecimiento; TSH, tirotropina. TABLA 2 • Concentraciones hormonales basales antes y durante el período de tratamiento con quinagolida Prolactina (ng/ml) GH (ng/ml) IGF-1 (ng/ml) Basal 1 mes 8 meses 15 meses 24 meses 199 10,6 1,6 1 0,9 3 0,44 0,43 0,37 0,60 960 275 119 135 143 GH, hormona de crecimiento; IGF-1, factor de crecimiento insulínico tipo 1. FIGURA 2 • Resonancia magnética hipofisaria con contraste paramagnético (corte sagital, AA; corte coronal, BB) realizada tras dos años de tratamiento con quinagolida que muestra una silla turca ocupada en su tercio inferior por un proceso expansivo que ocupa el seno cavernoso derecho. Con respecto al estudio previo se aprecia una moderada reducción del tamaño del adenoma hipofisario con algunas áreas de captación heterogénea del contraste en su interior. A B NOVAENDO 15 Casos clínicos el que se cuenta con mayor experiencia, presenta una eficacia modesta. Un 50 % de los pacientes acromegálicos tratados con bromocriptina experimentan mejoría sintomática, mientras que un 20 % muestran valores de GH inferiores a 5 ng/ml y sólo un 10 % normalizan sus cifras de IGF-1 [4]. Recientemente se han introducido dos nuevos compuestos, la cabergolina y la quinagolida, que poseen una mayor duración de acción que la bromocriptina. La quinagolida, un derivado benzoquinolínico, presenta la peculiaridad de ser un compuesto no ergotamínico activo en dosis considerablemente inferiores a las empleadas de forma habitual con bromocriptina. Además, su semivida más prolongada permite la administración en una dosis diaria [8, 9]. La información disponible sobre la eficacia de la quinagolida en el tratamiento de la acromegalia no es muy abundante [10]. En un estudio la quinagolida, en dosis de 300 µg/día durante 3-6 meses, se mostró capaz de normalizar las concentraciones de GH e IGF-1 en 5 de 12 pacientes con acromegalia resistente a bromocriptina [9]. Otros investigadores, sin embargo, no han confirmado la superioridad terapéutica de quinagolida respecto a bromocriptina [8]. Por el contrario, un estudio reciente ha demostrado que el tratamiento con quinagolida, en dosis de 300 a 600 µg/día, durante 6 meses, normalizó las concentraciones de GH e IGF-1 en el 43,8 % de los pacientes [5]. El paciente presentaba datos analíticos indicativos de la presencia de restos tumorales de un macroadenoma mixto secretor de GH y prolactina, si bien no se disponía de información inmunohistoquímica de sus intervenciones previas. Cabe destacar que el tratamiento con quinagolida fue muy efectivo, rápido, persistente y desprovisto de efectos adversos. En efecto, la exploración realizada transcurrido sólo un mes de tratamiento encontró valores normales de prolactina, GH e IGF-1. Llama la atención la importante reducción conseguida en las concentraciones de prolactina (94 % al mes y 99 % a los 8 meses) y de IGF-1 (71 % al mes y 88 % a los 8 meses). Esta acción se acompañó de una abolición de la respuesta paradójica de GH a TRH que presentaba el paciente en la exploración basal, sin fármaco (tabla 1). El efecto de la quinagolida se mantuvo sin cambios llamativos durante 2 años, en los que el paciente no refirió ningún tipo de intolerancia. Además, los efectos se mantuvieron con una dosis de fármaco considerablemente baja (150 µg diarios). Cabe mencionar aquí también que la quinagolida, igual que otros agentes dopaminérgicos, presenta las ventajas, frente a los análogos de somatostatina, de su administración oral y de su menor coste, aspectos importantes al tratarse de fármacos que se emplean en tratamientos prolongados. El paciente presentó una moderada reducción del tamaño tumoral al cabo de 2 años de tratamiento. Al contrario de lo que sucede en los prolactinomas, los agonistas dopaminérgicos rara vez reducen el tamaño de los adenomas secretores de GH. En un análisis de diez estudios se encontró una reducción del tamaño tumoral en el 29 % de los pacientes tratados con bromocriptina [11]. En lo que concierne a la quinagolida, con los datos 16 NOVAENDO actualmente disponibles en la bibliografía, no es posible extraer conclusiones definitivas sobre los cambios en el tamaño tumoral inducidos por el tratamiento prolongado con este agonista dopaminérgico [5, 8, 9]. En resumen, en el paciente comentado la quinagolida ejerció un efecto cuantitativamente importante sobre los valores hormonales, rápido, mantenido a lo largo del tiempo y carente de efectos secundarios, acompañado de una moderada acción reductora del tamaño del adenoma. Esto inidica que en los casos de adenomas hipofisarios mixtos secretores de GH y prolactina, la quinagolida puede ser una opción terapéutica de elección para el control de la hipersecreción hormonal persistente o recurrente tras cirugía transesfenoidal. Comentario El caso destaca que los agonistas dopaminérgicos tienen aún algún papel terapéutico en la acromegalia. Además de en los tumores mixtos de hormona de crecimiento (GH) y prolactina (PRL) como el paciente que se expone, deben ser probados en aquellos pacientes que tras la cirugía transesfenoidal permanezcan activos y con valores moderados de GH e IGF-1 y resto tumoral limitado. Bibliografía 1. Díez JJ. Conceptos actuales en el diagnóstico y tratamiento de la acromegalia. Rev Clín Esp 1996; 196: 622-635. 2. García-Uría J, Lucas T, Cuerda C, Pineda E, Estrada J, Bravo G. Acromegaly: long-term surgical results in 300 patients. J Endocrinol Invest 1997; 20 (supl. 7): 98. 3. Díez JJ, Iglesias P. Current management of acromegaly. Exp Op Pharmacother 2000. En prensa. 4. Melmed S, Ho K, Klibanski A, Reichlin S, Thorner M. Recent advances in pathogenesis, diagnosis, and management of acromegaly. J Clin Endocrinol Metab 1995; 80: 3395-3402. 5. Colao A, Ferone D, Marzullo P, Di Sarno A, Cerbone G, Sarnacchiaro F y cols. Effect of different dopaminergic agents in the treatment of acromegaly. J Clin Endocrinol Metab 1997; 82: 518-523. 6. Fahlbusch E, Honegger J, Buchfelder M. Surgical management of acromegaly. Endocrinol Metab Clin North Am 1992; 21: 669-692. 7. Newman CB. Medical therapy for acromegaly. Endocrinol Metab Clin North Am 1999; 28: 171-190. 8. Chiodini PG, Attanasio R, Cozzi R, Dallabonzana D, Oppizzi G, Orlandi P, Strada S, Liuzzi A. CV 205-502 in acromegaly. Acta Endocrinol (Copenh) 1993; 128: 389-393. 9. Lombardi G, Colao A, Ferone D, Sarnacchiaro F, Marzullo P, Di Sarno A y cols. CV 205-502 treatment in therapy-resistant acromegalic patients. Eur J Endocrinol 1995; 132: 559-564. 10. Jaquet P. Evidence for dopamine agonists in the treatment of acromegaly. J Endocrinol 1997; 155: S59-S60. 11. Jaffe CA, Barkan AL. Treatment of acromegaly with dopamine agonists. Endocrinol Metab Clin North Am 1992; 21: 713-735. 16 Casos clínicos Absceso hipofisario recidivante C. Blanco, J. Estrada, *J. Álvarez Servicio de Endocrinología. Hospital Príncipe de Asturias. Alcalá de Henares. *Clínica Puerta de Hierro. Madrid Resumen Se presenta el caso de una mujer joven con una masa hipofisaria que resultó ser un absceso y requirió varias intervenciones transesfenoidales. Aunque ante una masa hipofisaria se piensa automáticamente en un adenoma hipofisario, siempre debe plantearse un pequeño diagnóstico diferencial, que incluya al absceso hipofisario. Las características radiológicas y la presencia de diabetes insípida orientan hacia absceso aun en ausencia de infección detectable. L os abscesos hipofisarios constituyen una enfermedad rara, y hasta la actualidad sólo se han descrito menos de 100 casos [1-11]. El diagnóstico preoperatorio es difícil, ya que tanto la forma de presentación como la imagen radiológica son a menudo indistinguibles de otras lesiones expansivas selares más frecuentes, principalmente adenomas hipofisarios. Se presenta un caso de absceso hipofisario recidivante y se discuten los resultados clínicos y radiológicos más relevantes en el diagnóstico diferencial con los adenomas hipofisarios. Caso clínico Una mujer de 27 años consultó en abril de 1994 a su oftalmólogo por disminución de la visión lateral. Además, refería cefalea retrocular diaria y fiebre de hasta 39 ºC, sin foco ni datos de meningismo, que cedió con tratamiento antibiótico empírico. En febrero del mismo año había tenido un feto muerto a las 35 semanas de gestación por desprendimiento de placenta con anemización posterior que no requirió transfusión. Desde el parto estaba en amenorrea y refería poliuria, polidipsia y nicturia. Se realizó campimetría que mostró hemianopsia bitemporal, por lo que se solicitó resonancia magnética (RM), observando la presencia de una masa selar con expansión supraselar. La paciente fue remitida a endocrinología para valoración con los siguientes resultados analíticos: Na, 140 mEq/l; K, 4,1 mEq/l; osmolaridad en plasma, 293 mOsm/kg; osmolaridad en orina, 146 mOsm/kg; cortisol en plasma, 2,2 µg/dl; PRL, 103 ng/ml; LH < 0,5 UI/l; FSH, 1,7 UI/l; T4 libre, 0,73 ng/dl; TSH, 0,76 µUI/ml. Con el diagnóstico de presunción de macroadenoma hipofisario con panhipopituitarismo, elevación de PRL secundaria a compresión del tallo hipofisario y diabetes insípida, la paciente fue remitida a neurocirugía. Fue intervenida mediante abordaje transesfenoidal en 1994, con salida de material purulento al abrir la duramadre. En la intervención no se observó tumor y el diagnóstico anatomopatológico del material resecado fue tejido necrótico. La paciente fue dada de alta con levotiroxina (100 µg/día), hidroaltesona (30 mg/día), estrógenos y progestágenos combinados y desmopresina intranasal (0,05 ml/día). En la RM realizada 3 meses después se encontró una lesión expansiva selar con crecimiento supraselar de naturaleza quística-necrótica hipointensa con respecto al parénquima cerebral en T1, que tras la administración de gadolinio mostraba realce periférico con amplia zona central hipocaptante compatible con degeneración quística o necrosis. Fue reintervenida por vía transesfenoidal con salida espontánea de tejido blanco cremoso. El examen histológico no reveló células tumorales, sino células inflamatorias y tejido hipofisario normal. En 1996 tuvo un embarazo gemelar previa estimulación ovárica con gonadotropinas e inseminación intrauterina. En el puerperio fue remitida al servicio de endocrinología de nuestro centro para seguimiento. La paciente se encontraba asintomática con el tratamiento hormonal sustitutivo mencionado anteriormente salvo persistencia de poliuria y nicturia, por lo que se aumentó la dosis de desmopresina. Los valores hormonales eran los siguientes: TSH < 0,06; T4 libre, 1,36 ng/dl (con levotiroxina 100 µg/día); FSH, 0,4 UI/l; LH < 0,5 UI/l; E2 < 40 pg/ml; cortisol plasma, 3,1 µg/dl; ACTH, 3 pg/ml. Se realizó campimetría que demostró cuadrantopnosia bitemporal superior y RM que mostraba la presencia de una masa selar con extensión supraselar que contactaba con el quiasma de características similares a la observada tras la primera intervención (fig. 1). NOVAENDO 17 Casos clínicos A y sagital (B). B Resonancia FIGURA I • Plano coronal (A) magnética en T1 tras la administración de gadolinio. Masa selar con expansión supraselar y zona central hipocaptante con aumento de la captación periférica del contraste. Ausencia de hiperintensidad de señal correspondiente a neurohipófisis. A de la silla turca y que se mantenía estable, con zonas marcadamente hiperintensas que probablemente corresponden a material de relleno introducido en la cirugía. No se ha observado recuperación de la función hipofisaria, manteniendo el mismo tratamiento comentado previamente al que se añadió GH en 1999 al comprobar déficit de la misma y ser aceptada para tratamiento por parte del comité de hormona del crecimiento. Discusión B Con la sospecha de absceso hipofisario fue remitida de nuevo a neurocirugía. En julio de 1997 fue reintervenida por vía transesfenoidal y se comprobó la presencia de un absceso semisólido en el interior de la silla turca y una fístula del líquido cefalorraquídeo anterior y superior. Se procedió a la evacuación del tejido necrótico y cierre de la fístula. Tras la intervención fue tratada con antibióticos por vía intravenosa de forma empírica. La campimetría posterior fue normal. En sucesivas RM realizadas durante el seguimiento se observó la presencia de contenido selar que no excedía los márgenes 18 NOVAENDO La mayoría de los abscesos hipofisarios se producen en una glándula previamente normal, aunque en un tercio de los casos se asocian a otras lesiones selares, como adenomas hipofisarios, craneofaringiomas o quistes de la hendidura de Rathke, que se infectan de forma secundaria [1, 7, 10]. La necrosis posparto y la necrosis aséptica de un adenoma hipofisario también se han relacionado en la formación de abscesos [6]. Con frecuencia se desarrollan por extensión directa de una infección en estructuras adyacentes como el seno esfenoidal [11]. Otras veces se asocian a meningitis o bacteriemia [3, 4]. Sin embargo, a menudo no hay signos evidentes de infección y los cultivos del material aspirado son negativos en más del 50 % de los casos o aíslan patógenos contaminantes [2, 5]. En nuestra paciente no se observó tejido tumoral en las repetidas intervenciones. Los antecedentes de desprendimiento de placenta y su asociación temporal con el inicio de los síntomas, orientan a la necrosis posparto como manifestación inicial. Posteriormente, la hipófisis lesionada pudo infectarse de forma secundaria por vía hematógena ante la presencia de fiebre elevada en el puerperio sin foco infeccioso próximo aparente. Las fístulas del líquido cefalorraquídeo también predisponen a la formación de abscesos. La fístula encontrada en nuestra paciente en la última intervención pudo ser una secuela de las cirugías previas y participar en la recidiva del absceso. Los síntomas de presentación de los abscesos hipofisarios son con frecuencia indistinguibles de los producidos por los adenomas [4]. Incluyen cefalea, alteraciones visuales e hipopituitarismo de grado variable, todos ellos presentes en nuestro caso, en que el déficit visual fue el motivo de consulta. Sin embargo, la diabetes insípida es extremadamente rara en los adenomas hipofisarios, mientras que está presente en el 50 % de los abscesos [2]. Nuestra paciente tenía diabetes insípida desde el inicio del cuadro y en la RM no se observaba la hiperintensidad de señal característica de la neurohipófisis, hallazgo que se ha señalado como indicativo de absceso [1]. En la RM sin contraste los abscesos pueden ser interpretados como adenomas hipofisarios, puesto que comparten ciertas similitudes radiológicas. En imágenes obtenidas en T1 son isointensos o moderadamen- Casos clínicos te hipointensos con respecto al parénquima cerebral e hiperintensos en T2. Las imágenes obtenidas tras la administración de gadolinio, con captación periférica en anillo y zona central hipointensa o isointensa con respecto al parénquima cerebral, orientan más al diagnóstico de absceso. Sin embargo, este hallazgo tampoco es específico, ya que adenomas hipofisarios necrosados, quistes de la hendidura de Rathke o craneofaringiomas intraselares pueden producir una imagen similar [1, 2, 12]. La presencia de engrosamiento del tallo hipofisario, en especial si se asocia a masa intraselar quística, debe hacer sospechar el diagnóstico de absceso [2]. En conclusión, ante una masa hipofisaria debe considerarse la posibilidad de un absceso hipofisario en el diagnóstico diferencial, aun en ausencia de signos de infección. La presencia de diabetes insípida y la RM tras contraste pueden resultar particularmente útiles para orientar el diagnóstico. Comentario Ilustra el caso la necesidad de pensar en otras posibilidades y establecer un diagnóstico diferencial mínimo ante toda masa hipofisaria. Bibliografía 1. Wolansky LJ, Gallagher JD, Heary RF, Malantic GP, Dasmahapatra A, Shaderowfsky PD, Budhwani N. 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Se describe un embarazo en una paciente acromegálica con hiperprolactinemia y enfermedad activa, tras cirugía y radioterapia cuando se logró controlar su enfermedad con análogo de somatostatina y agonista dopaminérgico y reanudó la función gonadal normal a pesar del diagnóstico previo de déficit de gonadotropinas. L a acromegalia produce alteraciones en el eje gonadotropo con irregularidades menstruales e infertilidad secundaria asociada. La disponibilidad de análogos de la somatostatina y, sobre todo, de los análogos de acción prolongada, como el lanreótide, que facilitan una mayor adherencia al tratamiento, ha supuesto un importante avance en el tratamiento de la acromegalia, permitiendo un aumento sustancial de la proporción de acromegálicos que cumplen criterios clínicos y bioquímicos de curación, lo que debería promover la fertilidad en estos enfermos. Se presenta el caso de una mujer acromegálica, con gestación tras tratamiento de la acromegalia con el análogo de la somatostatina de acción prolongada, lanreótide. Caso clínico horas con los siguientes resultados: concentración integrada de GH, 47,7 ng/ml (VN, 0 ng/ml); PRL, 27,9 ng/ml (VN, 1,8-16 ng/ml) e IGF-1 1.624 ng/ml (VN, 112-450 ng/ml) (fig. 1). Los ejes tirotropo y corticotropo se encontraban indemnes. No se observó respuesta paradójica de GH frente al test de TRH. Una tomografía computarizada (TC) craneal puso de manifiesto una masa de 5 × 2,5 cm con extensión supraselar, infraselar y a senos cavernosos (fig. 2). La paciente fue sometida a cirugía transesfenoidal con resección tumoral parcial. Tras la cirugía la paciente presentó hipopituitarismo, por lo que se inició trata- FIGURA I • Sobrecarga oral de glucosa. GH ng/ml 35 30 Mujer de 21 años que consultó por cefalea, ptosis palpebral izquierda y diplopía de inicio brusco. En la anamnesis dirigida refería amenorrea de 5 meses de evolución, parestesias en las manos e hipersudación. No refería incremento de partes acras ni otros síntomas de disfunción endocrina. En la exploración física la paciente presentaba galactorrea bilateral a la expresión mamaria, así como una parálisis del III par craneal derecho. Se realizó una prueba de sobrecarga oral de glucosa (fig. 1) y un estudio de secreción espontánea de hormona del crecimiento (GH) desde las 22 horas a las 8 20 NOVAENDO 25 20 15 10 5 0 Basal 30 min 60 min GH ng/ml 90 min 120 min Casos clínicos FIGURA 2 • Tomografía axial computarizada craneal de la paciente donde se visualiza el gran macroadenoma hipofisario con extensión lateroselar invadiendo senos cavernosos. se suspendió el tratamiento con lanreótide y bromocriptina. Se mantuvo tratamiento sustitutivo con hidroaltesona y levotiroxina. Durante el embarazo los títulos de GH e IGF-1 se mantuvieron estables con cifras inferiores a 5 y 600 ng/ml respectivamente. Los valores de PRL se mantuvieron entre 18 y 25 ng/ml. Se modificó el régimen de insulinoterapia para conseguir un control metabólico óptimo, incrementándose las necesidades de insulina entre el 100-250 %. Los controles tensionales durante el embarazo fueron normales. En el segundo trimestre de la gestación la paciente presentó cefalea intensa y alteraciones inespecíficas en los campos visuales con campimetrías normales. No se observaron cambios en el tamaño tumoral evaluado mediante RM. Pese a ello se reinició bromocriptina a dosis de 15 mg/día, con lo que desapareció la sintomatología. A las 36 semanas se practicó cesárea electiva, con recién nacido varón de 3.300 g sin complicaciones. La RM posparto tampoco reveló aumento tumoral. La evaluación hormonal posparto fue: PRL, 1 ng/ml; IGF1, 562 ng/ml, y GH, 1,6 ng/ml. Las necesidades de insulina se redujeron a dosis pregestacionales. Se mantuvo tratamiento con bromocriptina y la paciente reinició menstruaciones normales a los 3 meses de la cesárea. Material y métodos miento sustitutivo con hidroaltesona (20 mg/día), levotiroxina (100 µg/día) y anovulatorios orales. Ante la persistencia de restos tumorales y valores poscirugía elevados de GH, IGF-1 y PRL (28 ng/ml; 840 ng/ml; 20 ng/ml, respectivamente) se administró radioterapia con acelerador lineal, recibiendo un total de 50 Gy, y se inició tratamiento con bromocriptina (15 mg/día) y octreótide (100 µg/8 horas). Al mes de iniciado el tratamiento, los valores de PRL se normalizaron. Tres meses después la paciente reingresó por poliuria, polidipsia y pérdida de peso. La glucemia plasmática era de 306 mg/dl, la cetonuria mayor de 150 mg/dl, pH 7,31 y HCO3 de 26,2 mmol/l. Anticuerpos anti-GAD 40 U/ml (VN, 0) y antiislote pancreático 20 U JDF (VN, 0). La paciente fue diagnosticada de diabetes mellitus tipo 1, iniciándose insulinoterapia. Un año tras el diagnóstico de la acromegalia se sustituyó el octreótide por 30 mg de lanreótide intramuscular cada 14 días, manteniendo el resto del tratamiento sin cambios. Once meses después de iniciar el tratamiento con lanreótide la paciente quedó gestante. Por decisión propia había suspendido el tratamiento con anovulatorios 3 meses antes. Las concentraciones de GH e IGF-1 previas a la gestación eran 3,6 y 592 ng/ml respectivamente. Inmediatamente después de conocerse la gestación Para la determinación de GH se utilizó IRMA Hybritech. Los valores de IGF-1 se determinaron mediante RIA de Nichols. Las concentraciones de PRL se midieron mediante RIA. Los anticuerpos anti-GAD se determinaron mediante RIA. Discusión La amenorrea e infertilidad son hallazgos frecuentes en la acromegalia. Diferentes mecanismos patogénicos pueden ser responsables de ésta. La existencia de una masa hipofisaria puede producir hipopituitarismo con disminución de la reserva hipofisaria de gonadotropinas. La hiperprolactinemia, que hasta en un 30-40 % de los casos acompaña a la acromegalia, puede producir disfunción del eje hipotálamo-hipófiso-gonadal. Por último, GH e IGF-1 también parecen tener un papel en la regulación de la función ovárica [1]. La introducción de los análogos de la somatostatina en el tratamiento de la acromegalia, sobre todo de los fármacos depot de larga duración, ha modificado sustancialmente la estrategia terapéutica de esta enfermedad, hasta el punto de relegar la radioterapia a situaciones muy concretas, como es la resistencia a dichos fármacos. Existe más experiencia con octreótide, pero recientemente en Europa se dispone de análogos de larga duración, lanreótide LP y octreótide LAR, que presentan la ventaja adicional frente a aquél de poder NOVAENDO 21 Casos clínicos administrarse de forma depot cada 10-14 o 28 días. Actualmente, se dispone ya de estudios que han observado una reducción de la GH con lanreótide por debajo de 5 ng/ml en un 50-90 % de los pacientes tratados [2]. El octreótide LAR consigue valores de GH inferiores a 2,5 ng/ml y valores normales o casi normales de IGF-1 en un 33 y un 66 % de pacientes respectivamente [3]. Este elevado grado de control de la enfermedad debe facilitar la posibilidad de embarazo en las mujeres acromegálicas. La paciente descrita recuperó la función hipofisogonadal durante el tratamiento con bromocriptina y lanreótide, lo cual indica que el hipogonadismo previo poscirugía y posradioterapia era secundario al efecto directo de la GH y/o la PRL sobre la reserva de gonadotropinas, más que al efecto masa del tumor sobre el tallo o a la yatrogenia provocada por la cirugía o la radioterapia. De los 62 casos descritos de embarazo hasta la fecha en pacientes acromegálicas, éstos se han conseguido en diferentes contextos clínicos de la enfermedad, desde enfermas no diagnosticadas previamente a enfermas tratadas con bromocriptina, octreótide y cirugía transesfenoidal, con tratamiento para la fertilidad o sin él. En los últimos 10 años se han descrito 8 casos de embarazo tras tratamiento con octreótide [4-7] y un caso tras tratamiento con lanreótide [8], siendo éste el segundo caso descrito de embarazo tras tratamiento con lanreótide [9]. En todos los casos, excepto en dos, el octreótide se suspendió cuando se confirmó el embarazo. La exposición fetal durante el primer mes de embarazo no indujo malformaciones. Tampoco se observaron complicaciones en los 2 casos en los que el octreótide se mantuvo durante la gestación. En el presente caso no se observó complicación alguna por la exposición fetal durante el primer mes a lanreótide, aun asumiendo los efectos más prolongados en forma de depot, ni a la bromocriptina, que por su parte tampoco ha demostrado efectos teratógenos en estudios previos, incluso en casos en los que se ha utilizado durante todo el embarazo. Aun así, y hasta que se disponga de más resultados, los análogos de la somatostatina deben ser suspendidos preventivamente una vez confirmada la gestación. 22 NOVAENDO Comentario Se trata de un caso excepcional. Destaca la coexistencia de acromegalia y embarazo y el valor para favorecer esta situación de los nuevos tratamientos médicos de la acromegalia y la dificultad de diagnosticar déficit de gonadotropinas en presencia de hiperprolactinemia y elevación de GH e IGF-1 y la necesidad de reevaluar el mismo cuando el tratamiento médico logra normalizar los valores. Bibliografía 1. Díez JJ. 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De Menis E, Billeci D, Marton E, Gussoni G. Uneventful pregnancy in an acromegalic patient treated with slow-release lanreotide: a case report. J Clin Endocrinol Metab 1999; 84: 1489. 9. Sánchez R, Boix E, Navarro P, Picó A. Gestación en una paciente acromegálica tratada con lanreótide y bromocriptina. Med Clin (Barc) 1999; 113: 198. Casos clínicos Mujer de 44 años con incidentaloma pancreático A. Rodrigo, M. Civera, J. T. Real, M. Catalá Servicio de Endocrinología y Nutrición. Hospital Clínico Universitario de Valencia. Universidad de Valencia Resumen Los incidentalomas son tumores encontrados de forma casual por la práctica de exploraciones complementarias, generalmente radi0lógicas, como ecografías, resonancia magnética o tomografías computarizadas. Estos tumores afectan frecuentemente al sistema endocrino y plantean importantes dudas en cuanto a su diagnóstico, tratamiento y seguimiento. En la actualidad, necesitamos estudios de seguimiento a largo plazo para definir correctamente las mínimas pruebas diagnósticas a practicar ante la presencia de estos tumores. L os tumores endocrinos pancreáticos son raros, con una incidencia global de 1 por cada 100.000 habitantes y año [1]. Los insulinomas se presentan en 1 de cada 250.000 habitantes/año, los gastrinomas en 1 de cada 2 millones de habitantes/año y los vipomas en 1/10 millones/año. En la mayor parte de los casos el diagnóstico se debe a las manifestaciones clínicas por la producción hormonal; síndrome de Zollinger-Ellison en el caso de hiperproducción de gastrina, hipoglucemias por hiperproducción de insulina, etc. Sólo el 25 % de los tumores endocrinos pancreáticos son no funcionantes, es decir, no se asocian a valores plasmáticos elevados de ninguna hormona, y pueden ser inmunohistoquímicamente positivos o negativos para determinadas hormonas [2]. En estos casos el efecto masa de la lesión puede producir síntomas y llevar al diagnóstico de la tumoración. Se presenta el caso clínico de una paciente con un incidentaloma pancreático, que resultó ser un tumor neuroendocrino no funcionante. Caso clínico Se trataba de una mujer de 44 años, con antecedentes de obesidad e hipertensión arterial tratada con verapamilo y trandolapril, que fue incluida en un ensayo clínico aleatorizado cuyo protocolo exigía la realización de una ecografía abdominal. En ésta se apreció una tumoración bien delimitada de 4 × 2,5 cm de localización entre cabeza y cuerpo pancreático. En la anamnesis dirigida no se encontró ningun síntoma atribuible a dicha tumoración. La exploración física mostró una obesidad grado III (índice de masa corporal, 37,8 ), presión arterial de 130/80 mmHg, y no se palpaban masas ni visceromegalias en el abdomen. El resto de la exploración por aparatos fue normal. Ante los hallazgos descritos se solicitó una tomografía computarizada (TC) abdominal que mostró una imagen nodular en la cabeza pancreática de 30 × 50 mm que alteraba la morfología de la glándula, no habiendo adenopatías retroperitoneales ni nodularidad hepática. En la resonancia magnética (RM) abdominal también practicada se observó una tumoración de 5 × 2,5 cm de diámetro, hiperintensa respecto al resto de la glándula en T2 con supresión grasa. Tras la administración de contraste, se apreció una captación intensa del mismo que se homogeneizó posteriormente con la glándula pancreática. No se observó infiltración grasa ni de las estructuras vecinas. El hemograma, hemostasia, bioquímica, antígeno carcinoembrionario (Ca 19.9) y alfafetoproteína se encontraba en los límites normales. Las determinaciones hormonales de insulina (8 µU/ml), péptido C (2,31 ng/ml), glucosa (98 mg/dl), gastrina (49,9 pg/ml), glucagón (118 pg/ml), VIP (20,8 pmol/l), PP (33,8 pmol/l) y somatostatina (31,7 pg/ml) fueron normales. Asimismo, se practicó una punción con aguja fina guiada ecográficamente, cuya citología fue compatible con un tumor neuroendocrino. Ante el diagnóstico de tumor pancreático neuroendocrino no productor, la paciente fue intervenida quirúrgicamente, y se practicó una pancreatectomía NOVAENDO 23 Casos clínicos casi total (aproximadamente el 95 % de la glándula) y colecistectomía. El informe anatomopatológico fue de neoformación pancreática de 3,5 cm de diámetro formada por células poligonales o cilíndricas con núcleos pleomórficos y nucléolos evidentes, dispuestas en trabéculas y cordones. La tumoración se encontraba rodeada por una cápsula fibrosa irregular infiltrada por lengüetas neoplásicas, pero sin alcanzar los bordes de resección. La inmunohistoquímica reveló positividad para enolasa neuronal específica (ENE) y gastrina, y fue negativa para insulina, VIP, somatostatina, glucagón, S-100 y serotonina. Como complicaciones posoperatorias la paciente desarrolló una diabetes mellitus pancreopriva, que requirió la administración de insulina NPH en bajas dosis con un excelente control glucémico (última HbA1c. 5,6 %). Con el diagnóstico final de gastrinoma pancreático no productor se ha realizado el seguimiento clínico de la paciente durante 2 años con TC semestrales y determinaciones hormonales. No han aparecido imágenes sospechosas de recidiva en las pruebas de imagen practicadas ni alteraciones en los valores de gastrina. Tampoco se ha detectado desde un punto de vista clínico, hormonal y por técnicas de imagen otras tumoraciones asociadas a MEN 1. Discusión Desde el punto de vista funcional, los tumores endocrinos pancreáticos suelen ser productores de más de una hormona. El predominio de una de ellas condiciona las manifestaciones clínicas del cuadro y su denominación [3]. Entre estos tumores con expresividad clínica hormonal, los más frecuentes por orden de frecuencia son: insulinomas, gastrinomas, VIPomas, glucagonomas y somatostatinomas [4]. Dada la positividad en la inmunohistoquímica de la ENE y la gastrina, queda clara la naturaleza neuroendocrina del tumor de esta paciente. Sin embargo, la forma del diagnóstico y las características del caso son del todo atípicas. Se trata de un incidentaloma pancreático, cuya prevalencia en autopsias varía del 0,5 al 3 % [2]. Según diferentes autores este tumor podría incluirse entre los no funcionantes al no detectar valores plasmáticos elevados de gastrina o entre los gastrinomas si se considera su positividad para esta hormona en la inmunohistoquímica practicada [5]. Esta diferente clasificación determina las variaciones en la prevalencia y supervivencia entre las series publicadas. Los gastrinomas son tumores neuroendocrinos productores de gastrina que causan por lo general el síndrome de Zollinger-Ellison. Este síndrome suele ser más común en varones con una edad media de presentación de 50 años [6]. En el 20 al 25 % de los casos los pacientes presentan un MEN 1 [7]. 24 NOVAENDO Por otra parte, es extremadamente infrecuente que un gastrinoma no se asocie a un síndrome de ZollingerEllison [5], como es el caso de la paciente presentada. Además, aproximadamente el 60 % de los gastrinomas [3, 5, 8] y el 70 % de los tumores no funcionantes [2, 8] son malignos. En estos tumores la malignidad viene determinada por el desarrollo de metástasis hepáticas [2, 3, 5]. Los gastrinomas pancreáticos son con frecuencia mayores de 3 cm y se asocian con metástasis hepáticas. Sin embargo, la paciente comentada no presentó metástasis hepáticas en el momento del diagnóstico ni en su evolución, a pesar del considerable tamaño del tumor. Es posible que si se hubiera dejado esta tumoración a su evolución natural, la paciente hubiese desarrollado por el tamaño tumoral un síndrome debido al efecto masa con dolor abdominal, ictericia, pérdida de peso, e incluso hemorragia por varices esofágicas debidas a hipertensión portal y metástasis hepáticas. También se han descrito casos de pancreatitis aguda [2]. Estos datos, junto a la alta frecuencia de malignidad, justifican la necesidad de un tratamiento quirúrgico a pesar de la ausencia de sintomatología hormonal y compresiva. En el supuesto de que la paciente desarrollase metástasis en la evolución de su enfermedad se podría intentar quimioterapia con estreptozotozina sola o asociada a 5-fluorouracilo [9], o el uso de análogos de la somatostatina [2, 3]. En resumen, se trata de una presentación atípica de un gastrinoma sin síndrome de Zollinger-Ellison aparentemente benigno. Comentario En el caso presentado se trató de un gastrinoma no productor. Lo interesante del caso clínico es, por una parte, el descubrimiento casual del tumor en una mujer joven asintomática, la benignidad del mismo pese al tamaño tumoral y a tratarse de un gastrinoma, y finalmente la baja prevalencia de estos tumores neuroendocrinos. Bibliografía 1. Krejs GJ. Non-insulin-secreting tumors of the gastroenteropancreatic system. En: Wilson JD, Foster DW, Kronenberg HM, Larsen PR, eds. Williams textbook of Endocrinology. Filadelfia: Saunders, 1998; 1663-1673. 2. Varas Lorenzo MJ. PPoma y tumores pancreáticos endocrinos no funcionantes. En: Varas Lorenzo MJ, ed. Endocrinología gastroenteropancreática. Madrid: SMAR, 1997; 379-395. 3. Vassilopoulou-Sellin R, Alani J. Islet cell tumors of the pancreas. Endocrinol Metab Clin North Am 1994; 23: 53-65. 4. Solcia E, Fiocca R, Rindi G, Villani L, Cornaggia M, Cappella C. The pathology of the gastrointestinal endocrine system. Endocrinol Metab Clin North Am 1993; 22: 795-821. Casos clínicos 5. Jensen RT. 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