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Enfermedades comunes del páncreas Clínicas Iberoamericanas de Gastroenterología y Hepatología Volumen 2 Editores Àngels Ginès Unidad de Endoscopia Digestiva. ICMDM. Hospital Clínic. Barcelona Enrique de Madaria Unidad de Patología Pancreática. Hospital General Universitario. Alicante ERRNVPHGLFRVRUJ © 2015 Elsevier España, S.L.U. Avda. Josep Tarradellas, 20-30, 1.º 08029 Barcelona, España Fotocopiar es un delito (Art. 270 C.P.) Para que existan libros es necesario el trabajo de un importante colectivo (autores, traductores, dibujantes, correctores, impresores, editores…). El principal beneficiario de ese esfuerzo es el lector que aprovecha su contenido. Quien fotocopia un libro, en las circunstancias previstas por la ley, delinque y contribuye a la «no» existencia de nuevas ediciones. Además, a corto plazo, encarece el precio de las ya existentes. Este libro está legalmente protegido por los derechos de propiedad intelectual. Cualquier uso fuera de los límites establecidos por la legislación vigente, sin el consentimiento del editor, es ilegal. Esto se aplica en particular a la reproducción, fotocopia, traducción, grabación o cualquier otro sistema de recuperación y almacenaje de información. ISBN (versión impresa): 978-84-9022-673-5 ISBN (versión electrónica): 978-84-9022-682-7 Depósito legal (versión impresa): B 25083-2014 Depósito legal (versión electrónica): B 25084-2014 Servicios editoriales: Gea Consultoría Editorial, s.l. Advertencia La medicina es un área en constante evolución. Aunque deben seguirse unas precauciones de seguridad estándar, a medida que aumenten nuestros conocimientos gracias a la investigación básica y clínica habrá que introducir cambios en los tratamientos y en los fármacos. En consecuencia, se recomienda a los lectores que analicen los últimos datos aportados por los fabricantes sobre cada fármaco para comprobar las dosis recomendadas, la vía y duración de la administración y las contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible del médico determinar las dosis y el tratamiento más indicados para cada paciente, en función de su experiencia y del conocimiento de cada caso concreto. Ni los editores ni los directores asumen responsabilidad alguna por los daños que pudieran generarse a personas o propiedades como consecuencia del contenido de esta obra. El Editor Directores de la colección Antoni Castells Henry Cohen Comité editorial Secretario de redacción Miguel Montoro Coordinadores España Ángel Lanas, Zaragoza José M. Piqué, Barcelona Julio Ponce, Valencia Enrique Quintero, Tenerife Fermín Mearin, Barcelona Javier P. Gisbert, Madrid Fernando Gomollón, Zaragoza Coordinadores de los grupos de trabajo de la AEG Francesc Balaguer, Barcelona Àngels Ginés, Barcelona Enrique de Madaria, Alicante Miguel Mínguez, Valencia Javier Molina-Infante, Cáceres Miguel Montoro, Huesca Jordi Serra, Badalona Comité internacional Federico Villamil, Argentina Luis Carlos Sabbagh, Colombia Guido Villa Gómez, Bolivia Luiz Gonzaga Vaz Coelho, Brasil Roque Saenz, Chile Herbert Burgos, Costa Rica Carlos Ledesma, Ecuador Lawrence J. Brandt, Estados Unidos María Luisa Mearin, Holanda Miguel Valdovinos, México Carmelo Blasco, Paraguay Carlos Zapata, Perú Fernando Contreras, R. Dominicana Jose Miguel Moreno, Salvador Carolina Olano, Uruguay Guillermo Veitia, Venezuela v Colaboradores Isis K. Araujo Acuña José Lariño-Noia Unidad de Endoscopia, Hospital Clínic, Universitat de Barcelona, Barcelona (España) Institut Clínic de Malalties Digestives i Metabòliques (ICMDM) Fundación para la Investigación en Enfermedades del Aparato Digestivo (FIENAD) Servicio de Aparato Digestivo, Hospital Clínico y Universitario de Santiago de Compostela, A Coruña (España) William R. Brugge Director, Pancreas Biliary Center Professor of Medicine Harvard Medical School Medicine and Gastrointestinal Unit, Massachusetts General Hospital, Boston (EE. UU.) J. Enrique Domínguez-Muñoz Fundación para la Investigación en Enfermedades del Aparato Digestivo (FIENAD) Servicio de Aparato Digestivo, Hospital Clínico y Universitario de Santiago de Compostela, A Coruña (España) Gloria Fernández-Esparrach Unidad de Endoscopia Digestiva, Hospital Clínic, Universitat de Barcelona, Barcelona (España) Institut Clínic de Malalties Digestives i Metabòliques (ICMDM) Institut de Investigacions Biomediques Pi I Sunyer (IDIBAPS) Centro de Investigación Biomédica en Red: Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBERehd) Paula Gil Simón Servicio de Aparato Digestivo Hospital Universitario Río Hortega, Valladolid (España) Belén González de la Higuera Unidad de Vía Biliar y Páncreas, Servicio de Aparato Digestivo, Complejo Hospitalario de Navarra, Pamplona (España) Julio Iglesias-García Fundación para la Investigación en Enfermedades del Aparato Digestivo (FIENAD) Servicio de Aparato Digestivo, Hospital Clínico y Universitario de Santiago de Compostela, A Coruña (España) Abdurrahman Kadayifci Pancreas Biliary Center Medicine and Gastrointestinal Unit, Massachusetts General Hospital, Boston (EE. UU.) Joan Maurel Santasusana Servicio de Oncología Médica, Hospital Clínic Barcelona, Barcelona (España) Centro de Investigación Biomédica en Red: Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBERehd) Xavier Molero Richard Servei d’Aparell Digestiu, Grup de Recerca en Patologia Pancreàtica, Hospital Vall d’Hebron, Barcelona (España) Manuel Pérez-Miranda Servicio de Aparato Digestivo Hospital Universitario Río Hortega, Valladolid (España) Vinciane Rebours Pancreatology Unit, Hôpital Beaujon, Clichy. París (Francia) David Ruiz-Clavijo Unidad de Vía Biliar y Páncreas, Servicio de Aparato Digestivo, Complejo Hospitalario de Navarra, Pamplona (España) Oriol Sendino García Unidad de Endoscopia Digestiva, Hospital Clínic, Universitat de Barcelona, Barcelona (España) Institut Clínic de Malalties Digestives i Metabòliques (ICMDM) Institut de Investigacions Biomediques Pi I Sunyer (IDIBAPS) Vikesh K. Singh Pancreatitis Center, Division of Gastroenterology Johns Hopkins University School of Medicine, Baltimore, Maryland (EE. UU.) Eva C. Vaquero Raya Servicio de Gastroenterología, Hospital Clínic i Provincial de Barcelona, Barcelona (España) vii viiiColaboradores Alba L. Vargas García Juan J. Vila Costas Servicio de Aparato Digestivo Hospital Universitario Río Hortega, Valladolid (España) Unidad de Vía Biliar y Páncreas y Unidad de Endoscopia, Servicio de Aparato Digestivo, Complejo Hospitalario de Navarra, Pamplona (España) Prefacio Con el segundo volumen de «Clínicas Iberoamericanas de Gastroenterología y Hepatología», titulado Enfermedades comunes del páncreas, nos hemos propuesto realizar una actualización de los temas más importantes, tanto por su frecuencia como por su actualidad, de la patología pancreática. El páncreas es un órgano que clásicamente ha ofrecido especiales dificultades al médico, tanto por su localización como por las escasas posibilidades que tiene aún la medicina moderna de interferir en la historia natural de las enfermedades que lo afectan. La presente monografía realiza un recorrido por la fisiopatología, el diagnóstico y el tratamiento de la pancreatitis aguda y crónica, del cáncer de páncreas y de los tumores quísticos, y ofrece una visión sobre las posibilidades actuales de diagnóstico precoz de los pacientes de alto riesgo de neoplasia. Nuestro objetivo ha sido, por tanto, realizar una revisión crítica y basada en la evidencia de las enfermedades que más comúnmente afectan a esta glándula, que se adapte tanto a las necesidades de formación continuada de los especialistas como a las de conocimiento de los médicos generales. Este volumen es el resultado de la colaboración de un panel de expertos, tanto nacionales como internacionales, que han realizado un esfuerzo de síntesis y sistematización de cada uno de los contenidos. Detrás del proyecto están también el tesón y la rigurosidad científica de su creador, el coordinador de docencia de la Asociación Española de Gastroenterología (AEG), el Dr. Miguel Montoro, cuya capacidad de liderar nuevos proyectos docentes supera cualquier estándar, y la fidelidad de una editorial como Elsevier, que ha apoyado siempre este tipo de iniciativas. Queremos agradecer también a los directores de la colección, los doctores Antoni Castells y Henry Cohen, su implicación en un proyecto tan novedoso e interesante. Esperamos que esta monografía sea útil en la práctica clínica diaria y contribuya a estimular el interés de todos sus lectores por las enfermedades del páncreas. Àngels Ginès Enrique de Madaria Editores ix C A P Í T U L O 1 Tratamiento de la pancreatitis aguda grave V. K. Singh Resumen La pancreatitis aguda (PA) es una enfermedad frecuente, asociada a una morbilidad importante y a una mortalidad significativa. Recientemente se han publicado nuevas definiciones y clasificaciones de gravedad adaptadas a nuestro mayor conocimiento de la historia natural de la PA. Existen múltiples variables y sistemas predictores de gravedad en PA, pero todos están lastrados por un bajo valor predictivo positivo y ninguno destaca como más preciso. No hay una pauta de fluidoterapia que haya mostrado inequívocamente un impacto positivo en el curso de la enfermedad. La nutrición enteral de inicio precoz parece mejorar la evolución de aquellos pacientes con PA grave. No se ha demostrado que los antibióticos profilácticos disminuyan las complicaciones infecciosas, pero se debe ser enérgico en tratar las infecciones pancreáticas o extrapancreáticas una vez se producen. En los últimos años ha habido un cambio notable en el tratamiento de la necrosis pancreática infectada, pasando de la cirugía abierta a medidas mínimamente invasivas. 2 Palabras clave: tratamiento, pancreatitis clasificación de Atlanta revisada (CAR) y aguda grave, insuficiencia orgánica per- la clasificación basada en determinantes (CBD)3 (tabla 1-1). Aunque ambas clasifisistente, necrosis infectada. caciones hacen hincapié en la importancia del fallo orgánico persistente (aquel que INTRODUCCIÓN: DEFINICIÓN DE dura más de 48 h) en la definición de la LA PANCREATITIS AGUDA GRAVE pancreatitis aguda grave, se diferencian Durante unas dos décadas se ha em- en la importancia otorgada a la necrosis pleado la clasificación de Atlanta de 1992 infectada y enfermedades concomitantes. para definir la pancreatitis aguda grave A pesar de estas diferencias, dos estudios con fines clínicos y de investigación1. Al distintos han comparado la CAR y CBD reconocer los problemas de la clasifica- sin encontrar diferencias en su capacidad ción de Atlanta, recientemente se han de predecir mortalidad y necesidad de desarrollado dos nuevas clasificaciones cuidados intensivos4,5. Se demostró que la para definir la pancreatitis aguda grave CBD era mejor para predecir la necesidad mediante el consenso de expertos inter- de intervención, y la CAR, la duración del nacionales en pancreatología. Estas son la ingreso hospitalario4. Como la necesidad © 2015. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos 1 2 Enfermedades comunes del páncreas TABLA 1-1. Categorías de gravedad en la clasificación de Atlanta de 1992, clasificación de Atlanta revisada (CAR) de 2012 y clasificación basada en determinantes (CBD) Categorías de gravedad Leve Moderada Grave Crítica Clasificación de Atlanta, 1992 Sin complicaciones locales Sin fallo orgánico Complicaciones locales y/o Fallo orgánico y/o Índice APACHE II ≥ 8 o de Ranson ≥ 3 Clasificación de Atlanta revisada (CAR), 2012 Sin complicaciones locales Sin fallo orgánico Clasificación basada en determinantes (CBD) Sin necrosis (peri)pancreática Sin fallo orgánico Complicaciones locales y/o Fallo orgánico transitorio y/o Exacerbación de enfermedades concomitantes Fallo orgánico persistente Necrosis peri(pancreática) estéril y/o Fallo orgánico transitorio de intervención está determinada en gran medida por la sospecha de necrosis infectada, el rendimiento de la CBD en cualquier cohorte de pacientes estará basado en el número y la estrategia utilizada para tratar pacientes con necrosis infectada. El estudio de Nawaz et al. tenía casi cuatro veces más pacientes con necrosis infectada que el de Acevedo-Piedra et al. (8 frente a 2,8%), mientras que el estudio de la India que validó prospectivamente la CBD en una cohorte de pacientes presentó un 11% de necrosis infectadas6. Como el estudio de Nawaz y el indio incluían pacientes trasladados de otros centros (no en el caso del de Acevedo-Piedra), sus grupos claramente acumulaban más pacientes con necrosis pancreática y, por tanto, necrosis infectada. Y, aún más importante, el número de pacientes con necrosis infectada parece estar dis- Necrosis peri(pancreática) infectada o Fallo orgánico persistente Necrosis peri(pancreática) infectada y Fallo orgánico transitorio minuyendo. Posibles motivos de esta reducción son iniciación más precoz de la nutrición enteral; tratamiento antibiótico más intensivo para las infecciones extrapancreáticas, especialmente bacteriemia, que podría prevenir la «siembra» de la necrosis pancreática, y el reconocimiento de que la ausencia de una prueba no invasiva precisa para diagnosticar necrosis infectada resulta en la clasificación errónea de muchos pacientes con necrosis estéril y síndrome de respuesta inflamatoria sistémica como portadores de necrosis infectada. Además, el cambio de paradigma de la cirugía precoz hacia abordajes míni mamente invasivos «escalonados» (stepup approach) en los pacientes con necrosis infectada ha resultado en un descenso significativo de la mortalidad. Todos estos puntos cuestionan la clasificación de la necrosis infectada como «grave» o Capítulo 1 Tratamiento de la pancreatitis aguda grave «crítica» según la CBD y apuntan a que las diferencias entre CAR y CBD podrían desvanecerse con el tiempo y estudios comparativos de mayor tamaño. © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. FACTORES DE RIESGO DE LA PANCREATITIS AGUDA GRAVE Aunque la descripción detallada de los factores de riesgo de la pancreatitis aguda grave queda fuera del objetivo de esta revisión, es importante destacar que existen características clínicas y del paciente que aumentan el riesgo de gravedad. Los factores de riesgo propios del paciente son edad avanzada7, consumo de alcohol8, primer episodio9,10 y obesidad11. Los pacientes obesos tienen más riesgo de sufrir pancreatitis aguda grave por la lipotoxicidad de la grasa12. Se ha evaluado la capacidad de numerosos parámetros de laboratorio en las primeras 24 h del ingreso para predecir pancreatitis aguda grave. La hemoconcentración al ingreso (hematócrito > 44%) o la imposibilidad de reducir el hematócrito antes de que transcurran 24 h del ingreso se describieron como factores predictivos de necrosis pancreática en varios estudios13,14, pero no en otros15,16. Las discrepancias entre los estudios anteriores se deben probablemente al hecho de que en el hematócrito al ingreso y el desarrollo de necrosis pancreática intervienen como factores de confusión los valores basales del hematócrito17, el estado del paciente en el momento del traslado18 y momento de aparición de los síntomas en relación con la llegada al hospital19. El nitrógeno 3 ureico en sangre (BUN) ha demostrado ser el parámetro de laboratorio individual más sólido a la hora de predecir mortalidad en la pancreatitis aguda20. Un estudio que evaluó a 1.043 pacientes encontró que BUN al ingreso ≥ 20 mg/dl o aumento del BUN a las 24 h se asociaban con una odds ratio (OR) de 4,6 y 4,3 para la mortalidad, respectivamente21. La controversia primaria sobre el BUN ha sido si su aumento se debe a la depleción del volumen intravascular o catabolismo proteico, frecuente en la pancreatitis aguda y otros trastornos inflamatorios. La proteína C reactiva (PCR) ha demostrado ser un factor predictivo de necrosis pancreática y pancreatitis aguda grave22. Sin embargo, las concentraciones de PCR se ven influidas por hepatopatías23, que pueden existir en muchos pacientes con pancreatitis aguda obesos o alcohó licos. Las concentraciones de PCR, además, alcanzan el máximo a las 7296 h del inicio de los síntomas, lo que limita su precisión pronóstica, puesto que los pacientes acuden típicamente tras un tiempo variable del debut de la sintomatología24,25. Hay otros parámetros de laboratorio estudiados como marcadores pronóstico de pancreatitis aguda grave, por ejemplo, procalcitonina26, angiopoyetina-227,28 e interleuquinas29, pero ninguno tiene un uso clínico generalizado debido al coste, disponibilidad y ausencia de superioridad clara sobre parámetros analíticos más habituales. Aunque el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS) se observa en el 21-72% de los pacientes con pancreatitis 4 aguda, es el SRIS persistente (> 48 h) el que aumenta el riesgo de pancreatitis aguda grave30-32. Puesto que el SRIS es sencillo de calcular, barato y puede medirse varias veces durante el ingreso, se ha recomendado como herramienta para valorar la respuesta al tratamiento con la premisa de que atenuar el SRIS conducirá a menores tasas de insuficiencia orgánica y mortalidad en la pancreatitis aguda. Desde la introducción de los criterios de Ranson en 197433, se han desarrollado varios sistemas de índices pronósticos, clínicos y radiológicos, para la predicción de pancreatitis aguda grave. Las limitaciones fundamentales de los criterios de Ranson son que en su creación intervino un número pequeño de pacientes con pancreatitis aguda grave, en vez de una gran población de pacientes con pancreatitis aguda de gravedad variable, y que se requieren 48 h para establecer el pronóstico. En las 3 últimas décadas, se ha hecho hincapié en el desarrollo de sistemas de índices capaces de predecir con precisión la pancreatitis aguda grave basándose en variables obtenidas durante las 24 h siguientes al ingreso. Los sistemas de índices clínicos son APACHE II y BISAP. El índice APACHE II se ha usado para la estratificación del riesgo en la pancreatitis aguda desde 198934, pero no ha llegado a utilizarse de forma generalizada en la práctica clínica porque resulta engorroso y fue diseñado específicamente como instrumento de la unidad de cuidados intensivos (UCI). El índice BISAP incorpora 5 variables habitualmente obtenidas en las primeras Enfermedades comunes del páncreas 24 h de ingreso: BUN > 25 mg/dl, alteración del estado mental, SRIS, edad > 60 años y derrame pleural. El índice BISAP se obtuvo y validó en dos cohortes distintas de 17.992 y 18.256 pacientes, con un área bajo la curva (ABC) de 0,82 para la mortalidad, comparado con el ABC de 0,83 obtenida mediante el índice APACHE II en la cohorte de validación 35. Varios estudios han demostrado que el índice BISAP es tan preciso a la hora de predecir pancreatitis aguda grave como otros sistemas de índices más complicados36-41. Existen algunos sistemas de índices radiológicos, como el grado de Balthazar y CTSI. Aunque las pruebas de imagen predicen con precisión la necesidad de intervención gracias a su revelación de complicaciones locales, los sistemas de índices radiológicos y clínicos han demostrado ser equivalentes en la predicción precoz de pancreatitis aguda grave42,43. Por tanto, las directrices recientes realizadas por la International Association of Pancreatology (IAP)/ American Pancreatic Association (APA) recomiendan realizar pruebas de imagen solo en aquellos pacientes con sospecha de complicaciones o que presenten deterioro clínico durante el ingreso44. Aunque el valor predictivo negativo global respecto a la mortalidad45 y fallo orgánico persistente46 es elevado para la mayoría de los sistemas de índices pronósticos, su valor predictivo positivo es malo. Esto impide que los clínicos puedan establecer con precisión qué pacientes en los que hay predicción de pancreatitis aguda grave según los sistemas de Capítulo 1 Tratamiento de la pancreatitis aguda grave índices de estratificación del riesgo inicial desarrollarán realmente una pancreatitis aguda grave. Por otra parte, el alto valor predictivo negativo de estos sistemas sí identificará con precisión a aquellos pacientes que tendrán una evolución leve, y estos son la mayoría en la pancreatitis aguda. © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. REANIMACIÓN CON FLUIDOS Aunque la reanimación con fluidos ha sido y continúa siendo el tratamiento fundamental de la pancreatitis aguda grave, los indicios que respaldan esta práctica clínica son limitados47 y se basan principalmente en estudios experimentales que han demostrado que la reanimación intensiva con fluidos previene la hipoperfusión microcirculatoria y, en consecuencia, complicaciones tales como el fallo orgánico y la necrosis pancreática48,49. Sin embargo no hay ensayos clínicos que lo demuestren. Los estudios anteriores adolecían de muchas limitaciones, como diseño retrospectivo, pequeño número de pacientes, ausencia de ajuste respecto a otras intervenciones concomitantes, tiempo variable desde el inicio de los síntomas hasta el ingreso, gravedad de la enfermedad y protocolos de reanimación con fluidos50,51. No obstante, hay otros posibles motivos importantes por los que aquellos estudios de reanimación con líquidos no han demostrado efectos beneficiosos en la pancreatitis aguda grave. El primero es el concepto de «margen terapéutico», correspondiente a la liberación inicial de citocinas y mediadores 5 proinflamatorios, en el que la reanimación intensiva con líquidos podría ser útil para prevenir la amplificación siguiente de la inflamación y extravasación capilar52. Es posible que un ingreso demorado respecto al inicio de los síntomas coloque a muchos pacientes con pancreatitis aguda grave fuera de ese «margen terapéutico». El segundo es el sesgo de «causa inversa», el concepto de que los pacientes con pancreatitis grave o sospecha de la misma habrían recibido mayores cantidades de líquidos y, por tanto, no es posible diferenciar si el motivo de la mala evolución posterior se debe a la cantidad de líquidos administrados o a la presencia de pancreatitis aguda grave. Esto se ha ofrecido como posible explicación de los hallazgos de dos estudios previos, en los que la administración de más de 4 l de líquido en las primeras 24 h se asociaba con fallo orgánico persistente53 y complicaciones respiratorias54. El tercer motivo es que en la pancreatitis aguda se produce a menudo el secuestro de volumen debido a la mayor permeabilidad capilar. Es posible que la simple administración de grandes cantidades de líquido solo aumente el secuestro del mismo, ya que la permeabilidad capilar persiste, y esto resulte en un mayor riesgo de complicaciones locales y sistémicas. Un estudio experimental mostró que el bloqueo del receptor de endotelina reduce la permeabilidad capilar en la pancreatitis aguda55. La identificación precoz de aquellos pacientes con más riesgo de sufrir secuestro de líquido56 y el tratamiento mediante fármacos que reduzcan la permeabilidad 6 capilar resultará con suerte en mejores resultados para los pacientes con pancreatitis aguda grave. Aunque muchas directrices de sociedades científicas ponen el acento mayoritariamente en el tratamiento intensivo y precoz con fluidos57,58, las directrices recientes de la IAP/APA aportan a los clínicos recomendaciones detalladas sobre el tipo y velocidad de la administración de cristaloides, así como medidas para vigilar la respuesta al tratamiento44. Proponen administrar líquidos a una velocidad de 5-10 ml/kg/h hasta conseguir determinados objetivos clínicos y analíticos y el uso de solución de Ringer lactato, de acuerdo con un estudio que demostró valores significativamente menores de PCR y SRIS a las 24 h con el uso de solución de Ringer lactato, comparado con salino59. Los parámetros empleados para evaluar la respuesta son: frecuencia cardíaca, presión arterial media, diuresis, hematócrito (objetivo: 35-44%) y BUN (objetivo < 20 mg/dl). También recomendaron el uso de vigilancia invasiva del volumen intravascular en los pacientes de UCI. NUTRICIÓN El reposo intestinal es una de las medidas terapéuticas habituales en la pancreatitis aguda. Resulta eficaz para los pacientes con pancreatitis aguda leve, ya que pasan rápidamente a ingerir dieta tras unos días de ingreso. A los pacientes con pancreatitis aguda grave se les dejaba clásicamente en reposo intestinal durante largos Enfermedades comunes del páncreas períodos de tiempo. La disfunción de la barrera intestinal es frecuente en la pancreatitis aguda grave, y puede resultar en SRIS, así como en infecciones sistémicas y pancreáticas debido al paso de bacterias a través de la mucosa intestinal60. Los primeros estudios experimentales demostraron que la nutrición yeyunal precoz mejora la función de barrera intestinal y previene el paso de bacterias61. Este fue también el resultado de un estudio que demostró que la nutrición yeyunal hipocalórica resultaba en un número significativamente menor de complicaciones sépticas, comparado con la nutrición parenteral62. Aunque solo el 3% de los pacientes de dicho estudio tenía pancreatitis aguda grave, se encontraron hallazgos similares en este subgrupo. Un metaanálisis de 8 estudios que sumaba 381 pacientes con pancreatitis aguda grave demostró tasas significativamente menores de mortalidad, insuficiencia orgánica, infección e intervenciones quirúrgicas en aquellos distribuidos aleatoriamente a recibir nutrición enteral, comparado con la parenteral63. Se eligió la vía nasoyeyunal en vez de la nasogástrica para reducir teóricamente la secreción pancreática, sin embargo un estudio de pacientes con pancreatitis aguda grave, que recibieron nutrición por sonda nasogástrica en las primeras 48 h del ingreso, demostró que esta se tolera bien y no se asocia con deterioro clínico64. Un estudio de seguimiento comparó 27 y 23 pacientes con pancreatitis aguda grave asignados de forma aleatoria a recibir alimentación nasogástrica y nasoyeyunal, Capítulo 1 Tratamiento de la pancreatitis aguda grave © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. respectivamente, y no encontró diferencias en los índices APACHE II, PCR y dolor evaluado según la escala visual analógica65. El comienzo de la nutrición enteral en las 48 h siguientes al ingreso en pacientes con pancreatitis aguda grave, real y predicha, se asociaba con tasas significativamente menores de infecciones sistémicas y pancreáticas, así como de mortalidad, en un metaanálisis de 11 estudios y 775 pacientes 66. Esta medida también ha recibido el respaldo de un ensayo clínico aleatorizado (ECA) reciente en el que el comienzo precoz (< 48 h) de la nutrición enteral se asociaba con menos mortalidad, insuficiencia respiratoria, necesidad de UCI y necrosis infectada que el comienzo demorado (> 48 h)67. Aunque un estudio anterior de probióticos en pacientes con predicción de pancreatitis aguda grave mostró una mayor mortalidad68, un metaanálisis posterior de seis estudios que sumaban 536 pacientes no ha demostrado ni beneficios ni perjuicios asociados al uso de probióticos, pero es cierto que los estudios eran muy heterogéneos69. ANTIBIÓTICOS PROFILÁCTICOS Muchos estudios han evaluado la profilaxis antibiótica en pacientes con necrosis pancreática como medio para prevenir infecciones secundarias. Sin embargo, los datos científicos referentes a esta práctica son limitados. Un metaanálisis reciente de 14 ECA con 841 pacientes con pancreatitis aguda grave no encontró descensos de necrosis infectadas, 7 infecciones extrapancreáticas, mortalidad o intervenciones quirúrgicas con el uso de antibióticos profilácticos70. Estos ECA presentaban múltiples limitaciones y, curiosamente, un estudio demostró una relación inversa entre calidad del estudio y reducción del riesgo absoluto de mortalidad71. Es importante diferenciar el uso de antibióticos profilácticos para prevenir infecciones secundarias de la necrosis del uso de antibióticos para tratar infecciones extrapancreáticas confirmadas, que un estudio cifró en el 24% de los pacientes con pancreatitis aguda grave72, y estas conllevan tasas de mortalidad equivalentes a la necrosis infectada por sí misma73. Este mismo estudio describió que las infecciones extrapancreáticas y las necrosis infectadas se diagnostican con una mediana de 8 y 26 días después del ingreso, respectivamente, y las tasas de bacteriemia eran significativamente mayores en los pacientes con necrosis infectada que en otros con pancreatitis aguda 72. Por tanto, el tratamiento intensivo con antibióticos de las infecciones extrapancreáticas precozmente durante el ingreso podría prevenir la «siembra» e infección secundaria de la necrosis pancreática74. La variabilidad en la documentación y el tratamiento de las infecciones extrapancreáticas podría ser una posible explicación de las distintas conclusiones a las que llegaron los ECA previos respecto a su eficacia en la pancreatitis aguda grave. También hay que reseñar la posible importancia del momento en que se administran los antibióticos, ya que las concentraciones 8 de antibióticos en el tejido pancreático podrían ser mayores al inicio, y posteriormente reducirse a lo largo de la evolución de la pancreatitis aguda, según modelos experimentales75. NECROSIS INFECTADA La evaluación, el tratamiento y el pronóstico de la necrosis pancreática infectada han cambiado radicalmente en los últimos 10-20 años. La morfología inicial de la pancreatitis aguda en las pruebas de imagen, así como el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas, definen el acúmulo agudo de líquido y/o material necrótico, además de su evolución a acúmulos organizados con una pared bien definida (seudoquistes y necrosis pancreática encapsulada) de acuerdo con la clasificación de Atlanta revisada (fig. 1-1). Como el término «seudoquiste» se ha utilizado en sentido laxo durante varias décadas para denotar seudoquistes y necrosis pancreática encapsulada, es difícil separar los resultados de intervenciones dirigidas a estas complicaciones FIGURA 1-1. Diferenciación de los acúmulos de líquido en la pancreatitis aguda según la clasificación de Atlanta revisada. Enfermedades comunes del páncreas basándose en los estudios anteriores. Incluso en los pacientes con pancreatitis necrosante aguda, la morfología es variable. La mayoría tiene necrosis parenquimatosa y peripancreática (o extrapancreática), pero hay un grupo más pequeño de pacientes que solo presenta necrosis peripancreática y su pronóstico tiende a ser mejor que el de aquellos con necrosis mixta, parenquimatosa y peripancreática, a no ser que esté presente una infección76. Aunque anteriormente se recomendaba la aspiración con aguja fina percutánea para diagnosticar necrosis infectada, tiene una tasa de falsos negativos del 20%77 y una aspiración estéril sigue resultando en intervención quirúrgica o radiológica en el 50% de los pacientes78. Un trabajo reciente realizó un análisis a posteriori de los 208 pacientes de un estudio prospectivo y encontró que los criterios clínicos (signos de infección) o de imagen (burbujas de gas dentro del líquido en la tomografía computarizada [TC]) resultaban en infección confirmada mediante drenaje percutáneo en el 80 y 94% de los pacientes, respectivamente79. Los autores recomiendan reservar la aspiración con aguja fina para aquellos pacientes sin signos clínicos o de imagen correspondientes a infección. Otro estudio prospectivo con 369 pacientes evaluó 4 criterios clínicos con el fin de predecir necrosis infectada en los 7 primeros días de ingreso o después de este período: fiebre, leucocitosis, fallo orgánico y ausencia de infección extrapancreática, y encontró que estos criterios tenían una © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 1 Tratamiento de la pancreatitis aguda grave sensibilidad del 100%, especificidad del 94%, valor predictivo negativo del 100% y valor predictivo positivo del 58%80. Globalmente, debido a la frecuente presencia de SRIS y la dificultad para distinguir infecciones pancreáticas de las no pancreáticas en pacientes con pancreatitis necrosante, la sospecha clínica de necrosis infectada determina sobremanera el tratamiento posterior. Durante muchas décadas, el desbridamiento quirúrgico ha sido el tratamiento de referencia para los pacientes con pancreatitis necrosante aguda e infección pancreática sospechada o confirmada, así como fallo orgánico persistente/múltiple. Sin embargo, han aparecido datos a favor de una asociación inversa entre el momento de la cirugía y la mortalidad81. La demora permite que los acúmulos necróticos agudos se organicen en necrosis pancreática encapsulada, con la consiguiente sencillez del desbridamiento, independientemente del abordaje. Si la demora no es posible y la intervención resulta necesaria para tratar un acúmulo necrótico agudo infectado, hay que insertar un drenaje percutáneo con el fin de controlar la fuente. Esta estrategia recibió un gran respaldo del ECA de referencia realizado por el Dutch Pancreatitis Study Group (DPSG), en el que 88 pacientes con colecciones necróticas agudas/necrosis encapsulada infectadas (infección confirmada o altamente sospechada) fueron asignados de forma aleatoria a una estrategia «escalonada», consistente en inserción de drenaje percutáneo seguida en caso de no mejoría o 9 empeoramiento de drenaje endoscópico o quirúrgico, o bien al tratamiento clásico: desbridamiento quirúrgico abierto. Los pacientes del brazo «escalonado» alcanzaron el criterio de valoración primario, una variable compuesta (fallo orgánico y/o mortalidad y/o complicaciones) significativamente menos que los asignados de forma aleatoria a someterse al desbridamiento quirúrgico abierto (40 en vez del 69%, respectivamente)82. Aún más interesante, el 35% de los pacientes en los que se realizó drenaje percutáneo no precisó ningún otro tratamiento, y esto también ha sido demostrado en una gran revisión sistemática de 11 estudios y un total de 384 pacientes83, además de un estudio de seguimiento de 639 pacientes del DPSG84. Una conferencia de consenso multidisciplinar sobre la pancreatitis necrosante recomendó la inserción percutánea de catéter, retrasando el drenaje lo máximo posible (al menos 4 semanas desde el inicio de los síntomas) para permitir que el acúmulo se organice, y a continuación intentar el drenaje endoscópico o un desbridamiento retroperitoneal mínimamente invasivo asistido por imagen85. La figura 1-2 muestra un algoritmo para el abordaje de los acúmulos necróticos agudos. La elección de endoscopia o cirugía (preferiblemente mínimamente invasiva) tras el drenaje percutáneo para aquellos pacientes que lo necesiten en la estrategia «escalonada» es objeto de debate. Un estudio retrospectivo que comparó la necrosectomía mínimamente invasiva (n = 14), necrosectomía transgástrica 10 Enfermedades comunes del páncreas FIGURA 1-2. Algoritmo del tratamiento de pacientes con un acúmulo necrótico agudo. endoscópica (n = 18) y necrosectomía abierta (n = 30) describió una tasa de mortalidad del 63% para esta última intervención, comparado con el 21 y el 6% de las técnicas mínimamente invasivas y endoscópicas, respectivamente. Este estudio comunicó una tasa de perforación gástrica del 28%, mayor de la esperada, que precisó laparotomía posterior86. Un ECA pequeño comparó la necrosectomía transgástrica endoscópica con la retroperitoneal asistida por imagen y laparotomía87. Aunque el criterio de valoración primario del estudio era la concentración de IL-6, los pacientes en el brazo de endoscopia del estudio tuvieron tasas significativamente menores del criterio de valoración compuesto (fallo orgánico y/o mortalidad y/o complicaciones) que los correspondientes al brazo de cirugía. El DPSG está realizando un ECA de mayor tamaño con seguimiento88. Desde la publicación del primer trabajo sobre tratamiento endoscópico de la necrosis pancreática encapsulada en 1996 89 se han desarrollado varias técnicas endoscópicas. Su descripción exhaustiva queda fuera del objetivo de esta revisión, pero la necrosectomía endoscópica directa mediante quistogastrostomía o quistoduodenostomía ha sido evaluada en 2 estudios de cohortes prospectivas90,91. Comunicaron tasas de éxito clínico de 80-88% con una media de 4-6 intervenciones. El elevado número de intervenciones y la maestría necesaria para lograr el éxito clínico son las limitaciones de esta técnica. Una estrategia combinada, mediante endoscopia y drenajes percutáneos, para necrosis infectada y encapsulada sintomática en 117 pacientes obtuvo una tasa de éxito clínico del 88% a los 2 años (media) de seguimiento 92. Esta estrategia precisa Capítulo 1 Tratamiento de la pancreatitis aguda grave el trabajo coordinado de radiólogos y endoscopistas para realizar cada intervención dentro de un margen temporal escaso. Se han desarrollado otras estrategias, como inserción de dispositivos93, creación de fístulas transluminales94 y uso de peróxido de hidrógeno para degradar los restos necróticos dentro de la cavidad95. Un estudio reciente de casi 586.000 pacientes con pancreatitis aguda del National Inpatient Sample (NIS) de EE. UU. encontró que la incidencia de desbridamiento pancreático quirúrgico había disminuido significativamente, del 0,44 al 0,25%, entre 1998 y 2010, y que la mortalidad asociada a la cirugía mostraba un descenso significativo, del 29 al 10%96. Estos datos indican que probablemente se estén realizando menos desbridamientos quirúrgicos y, cuando se hacen, es en un momento posterior de la evolución de la pancreatitis necrosante. © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. BIBLIOGRAFÍA 1. Bradley EL 3rd. A clinically based classification system for acute pancreatitis. Summary of the international symposium on acute pancreatitis, Atlanta, GA, September 11 through 13, 1992. Arch Surg 1993;128:586-90. 2. Banks PA, Bollen TL, Dervenis C, et al. Classification of acute pancreatitis – 2012: revision of the Atlanta classification and definitions by international consensus. Gut 2013;62:102-11. 3. Dellinger PA, Forsmark CE, Layer P, et al. Determinant based classification of acute pancreatitis severity: an international multidisciplinary consultation. Ann Surg 2012;256: 875-80. 4. Nawaz H, Mounzer R, Yadav D, et al. 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Asimismo, se comenta el manejo integral de las colecciones pancreáticas teniendo en cuenta su tipo y el tiempo de su evolución. Palabras clave: seudoquiste pancreático, ecoendoscopia, drenaje, conducto pancreático, cirugía endoscópica por orificios naturales. INTRODUCCIÓN La pancreatitis aguda (PA) es un proceso inflamatorio agudo que se deriva de la activación precoz de las enzimas pancreáticas dentro de las células acinares con afectación variable de tejidos circundantes y órganos a distancia. Su espectro clínico es amplio, desde una inflamación intersticial hasta una inflamación intensa con necrosis pancreática y complicaciones locales o sistémicas. Los procesos que provocan el desarrollo de una PA leve o grave no son bien conocidos 1, pero © 2015. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos parecen estar regulados por la liberación de diferentes mediadores inflamatorios originados por la activación de los zimógenos dentro de las células acinares2. Estos mediadores inflamatorios son los que marcan la gravedad de la enfermedad. Actualmente, la PA genera más de 274.000 ingresos anuales en EE. UU. y es el proceso gastroenterológico más frecuente de ingreso hospitalario, con un incremento del 30% entre 2000 y 20093. Se trata, por tanto, de un cuadro con una prevalencia significativa en nuestro medio y que requiere un consumo importante de recursos sanitarios. En 1992 tuvo lugar en Atlanta un simposio del que surgió un sistema consensuado de clasificación universal de la PA que ha sido muy útil al aportar 17 18 definiciones de su gravedad y sus complicaciones4. Sin embargo, algunas de estas definiciones han resultado algo confusas, lo que, unido a los avances en el conocimiento de la fisiopatología del fallo orgánico, la necrosis pancreática y los adelantos diagnósticos por métodos de imagen, ha obligado a hacer una revisión de la clasificación original de Atlanta que ha permitido incorporar los conceptos modernos de la enfermedad5. Entre ellos cabe subrayar una revisión importante y clarificadora de la terminología de las complicaciones locales de la PA, de manera que se han definido cuatro tipos de colecciones en función del contenido y del tiempo de evolución. Estas colecciones se denominan colección peripancreática fluida aguda (CPFA), seudoquiste pancreático (SQP), colección necrótica aguda (CNA) y necrosis encapsulada (NE). Esta nueva clasificación representa un gran avance y facilita la toma de decisiones terapéuticas en estos pacientes. Es importante, por tanto, abandonar la terminología genérica de SQP para referirse a todas estas colecciones. A lo largo del capítulo seguiremos esta nueva terminología y únicamente nos referiremos a SQP cuando hablemos de las colecciones fluidas de más de 4 semanas de evolución, como se detalla más adelante. El objetivo de este capítulo es realizar una actualización del manejo endoscópico de cada una de estas colecciones, con una valoración del papel que desempeña el tratamiento endoscópico en el manejo integral de las mismas. Enfermedades comunes del páncreas HISTORIA NATURAL DE LAS COLECCIONES PANCREÁTICAS Según la nueva clasificación de Atlanta, las colecciones pancreáticas pueden ser clasificadas en función de su contenido, puramente líquido o con necrosis asociada, y de su tiempo de evolución, directamente relacionado con la encapsulación de las colecciones5. Se distinguen así cuatro tipos. La colección peripancreática fluida aguda (CPFA) se desarrolla generalmente en la primera fase de la PA6. Estas colecciones se caracterizan porque son fluidas homogéneas en la tomografía computarizada (TC), carecen de pared bien definida, están confinadas a planos fasciales normales en retroperitoneo y pueden ser múltiples5. En su mayoría se resuelven de forma espontánea en las primeras semanas tras la PA. En un estudio observacional prospectivo reciente que incluyó a 302 pacientes con esta enfermedad, se documentó el desarrollo de una CPFA en 129 casos (42,7%)7. En estudios prospectivos previos esta incidencia varió entre el 34 y el 37%8,9. Además de su resolución espontánea, las colecciones de este tipo permanecen habitualmente estériles y en esta fase es excepcional la necesidad de maniobras terapéuticas invasivas. Cuando una CPFA perdura más de 4 semanas desarrolla generalmente una pared bien definida y pasa a denominarse seudoquiste pancreático (SQP), caracterizado además por presentar un contenido totalmente líquido rico en © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 2 Manejo endoscópico de las colecciones pancreáticas amilasa y otras enzimas pancreáticas. Se considera que los SQP se forman por una disrupción del conducto pancreático principal o de ramas secundarias, lo que facilita su cronificación. El desarrollo de un SQP en el contexto de una PA sobre páncreas sano es poco frecuente. Así, en el trabajo mencionado previamente, de los 129 pacientes con CPFA se desarrolló un SQP tan solo en 19 (14,7%)7. En 90 pacientes (69,8%) se produjo la resolución espontánea de la CPFA y en los otros 20 pacientes (15,5%) no se pudo completar el seguimiento. En cuanto a los 19 pacientes con SQP, se produjo la resolución espontánea durante el seguimiento en 5 (26,3%), una disminución de su tamaño en 11 (57,9%) y no se pudo completar el seguimiento en otro paciente. Dos pacientes con SQP desarrollaron infección de su contenido y requirieron tratamiento percutáneo, en un caso, y drenaje endoscópico, en el otro7. Una colección que se desarrolla en las primeras 4 semanas de evolución de la PA y contiene cantidades variables de líquido y tejido necrótico se denomina colección necrótica aguda (CNA) 5 . Puede resultar difícil distinguirla de una CPFA durante la primera semana de evolución de la PA, pero posteriormente la distinción entre ambas es más clara. Al igual que con el SQP, la CNA puede estar asociada a rotura del conducto pancreático. El cuarto tipo de colección pancreática es la necrosis encapsulada (NE), que consiste en una cantidad variable de tejido necrótico encapsulado dentro de una 19 pared de tejido reactivo y surge como consecuencia de la encapsulación de una CNA. En las pruebas de imagen se observa una pared bien definida alrededor de la colección, cuya formación completa típicamente ocurre a las 4 semanas del origen de la PA. El porcentaje de resolución espontánea de las CNA y NE es desconocido, por lo que no conocemos la historia natural completa de todas las colecciones pancreáticas10. La presencia de necrosis en un proceso de PA empeora el pronóstico, de manera que la mortalidad en pacientes con pancreatitis necrotizante puede llegar al 15%, e incluso al 30% en aquellos pacientes con necrosis infectada11. Esta infección ocurre típicamente entre 2 y 4 semanas tras el inicio de la pancreatitis, pero puede ocurrir en cualquier momento del curso evolutivo. Puede ser demostrada mediante tinción Gram o cultivo de material aspirado por punción percutánea o endoscópica, pero también por la presencia de gas dentro de la CNA o NE en técnicas de imagen. INDICACIONES Y CONTRAINDICACIONES PARA EL DRENAJE ENDOSCÓPICO DE COLECCIONES PANCREÁTICAS Las indicaciones aceptadas para proceder al drenaje endoscópico de colecciones pancreáticas han cambiado en los últimos años, de manera que el tamaño de la colección, su duración o la cantidad de necrosis existente ya no son por sí solas indicación de maniobras intervencionistas12,13. 20 Actualmente se acepta de un modo global el tratamiento endoscópico de colecciones pancreáticas únicamente en aquellos casos de colecciones sintomáticas, con dolor o saciedad precoz, colecciones complicadas con infección y colecciones que produzcan síntomas obstructivos de víscera hueca en vecindad, como obstrucción de estómago, duodeno o vía biliar12-14. También se acepta que aquellas colecciones que producen compresión vascular deben ser tratadas de forma profiláctica10,15. Por otra parte, el drenaje endoscópico estaría contraindicado en colecciones no encapsuladas, lo cual suele ser normal antes de las 4 semanas de evolución. También deben plantearse alternativas al tratamiento endoscópico en colecciones alejadas del tracto gastroduodenal (> 1 cm) o con seudoaneurisma vascular, en cuyo caso debería procederse previamente a radiología intervencionista antes del drenaje endoscópico16. La presencia de neovascularización por hipertensión portal se considera una contraindicación relativa. Enfermedades comunes del páncreas únicamente mediante la primera de estas dos técnicas. La importancia de la utilización de la USE para el drenaje de colecciones pancreáticas frente al drenaje mediante endoscopia convencional ha quedado demostrada en diversos estudios17-20. Para realizar el drenaje mediante endoscopia convencional es necesario que la colección genere una impronta en la luz gastroduodenal detectable mediante endoscopia, y esto no ocurre en el 42-48% de los casos21,22. Una vez identificada dicha compresión luminal se realiza una punción ciega a través de la pared gástrica o duodenal en el punto de mayor impronta mediante la utilización de un esfinterótomo de aguja. En un primer estudio prospectivo aleatorizado se comparó el drenaje mediante USE en 14 pacientes con el drenaje mediante endoscopia convencional en 15 pacientes17. El éxito técnico fue significativamente superior en el primer grupo (100 frente a 33,3%, p < 0,001), con un mejor perfil de seguridad, pues se presentaron complicaciones en el 4,2% de los pacientes del grupo USE frente al 20% del de endoscopia convencional (p = 0,32). Los motivos por los que no se TÉCNICA ENDOSCÓPICA PARA DRENAJE DE COLECCIONES pudo completar el drenaje mediante endoscopia convencional fueron ausencia PANCREÁTICAS de compresión luminal (en 9 pacientes) El drenaje endoscópico de las coleccio- y hemorragia del punto de punción nes pancreáticas está considerado un (en 1). Posteriormente, un segundo estratamiento mínimamente invasivo. tudio prospectivo y aleatorizado comGeneralmente requiere la utilización de paró el resultado del drenaje mediante ultrasonografía endoscópica (USE) y USE y endoscopia convencional en 31 y fluoroscopia, aunque en pacientes en si- 29 pacientes, respectivamente20. El éxito tuación clínica crítica puede ser realizado técnico fue significativamente superior © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 2 Manejo endoscópico de las colecciones pancreáticas en el grupo guiado por USE (94 frente a 72%, p = 0,039), con menores complicaciones (7 frente a 10%, p > 0,05). En todos los casos de fracaso del drenaje convencional, este se pudo completar posteriormente mediante USE. En estos estudios queda claramente demostrada la superioridad de la utilización de USE en el drenaje de colecciones pancreáticas frente al drenaje mediante endoscopia convencional, que, aunque tiene una tasa de resolución de las colecciones similar17-19, presenta un éxito técnico inferior y un mayor riesgo de complicaciones asociadas. Por otra parte, la utilización de la USE permite un mejor estudio de las colecciones y puede llegar a cambiar el manejo en el 5-9% de los casos, bien al realizar un diagnóstico alternativo o al comprobar la resolución del SQP23. En general, el procedimiento se lleva a cabo con anestesia general y en posición de decúbito lateral izquierdo para evitar la aspiración del contenido quístico a vías respiratorias y facilitar la visión fluoroscópica. Suele realizarse profilaxis antibiótica con quinolonas, que posteriormente se mantiene o no en función de las características del material drenado; si no hay signos de infección de la colección, el antibiótico se retira al cabo de 3 días y en caso contrario se mantiene hasta 2 semanas en función del resultado del antibiograma. Antes de la punción es necesario realizar una exploración lo más completa posible de la colección mediante USE. Debe prestarse especial atención a la distancia 21 existente entre la luz de la colección y la luz gástrica o duodenal, la presencia de material sólido dentro de la colección, la circulación colateral por hipertensión portal, la relación de la colección con vasos en vecindad, la comunicación con el conducto de Wirsung y la presencia de enfermedad biliar asociada como coledocolitiasis. Previamente al drenaje de la colección hay que practicar una TC para proceder a su caracterización según la clasificación de Atlanta5. Los datos de la TC son determinantes en la elección del tratamiento endoscópico a realizar. El drenaje del SQP es técnicamente más sencillo y eficaz y presenta menor índice de complicaciones que el de una NE. DRENAJE DE SEUDOQUISTE PANCREÁTICO (SQP) Mediante USE se elige el punto óptimo de punción para efectuar el drenaje sin vasos interpuestos (fig. 2-1), en una posición en la que el ecoendoscopio esté lo más rectificado posible y con una distancia entre las luces quística y gástrica o duodenal menor de 1 cm. La punción se realiza mediante aguja de 19G (Expect, Boston Scientific Corp, Natick, MA, EE. UU.) sin estilete y con la jeringa de aspiración precargada, con lo que se lleva a cabo una aspiración inmediata de aproximadamente 30 cm3 de contenido del SQP. Este contenido se utiliza para realizar cultivo microbiológico y determinación de amilasa y marcador antígeno carcinoembrionario (CEA). 22 Enfermedades comunes del páncreas FIGURA 2-1. En la imagen se muestra un rastreo con señal Doppler de un seudoquiste pancreático (SQP) de aproximadamente 11 cm de diámetro, sin que se aprecie señal vascular a nivel intraquístico (A). Como se puede comprobar, el contenido de la colección es totalmente anecoico, como corresponde a un SQP. En B se aprecia cómo se introduce la aguja (flecha) en el SQP con control ecográfico. La distancia entre la luz quística y la luz gástrica donde se encuentra el endoscopio es menor de 1 cm. Con el ecoendoscopio rectificado y el paciente en posición de decúbito lateral izquierdo y tras conseguir una visualización óptima mediante fluoroscopia, pasamos una guía a través de la aguja de ecoendoscopia hasta que forma varios bucles dentro del quiste (C). Tras dilatación mecánica inicial de bajo calibre, dilatamos con balón hidrostático la fístula transmural con control endoscópico (D). Posteriormente, sobre la misma guía introducimos una prótesis de doble pigtail (E). Recanulamos la fístula con guía tantas veces como prótesis vayamos a introducir (F); en este caso se colocan finalmente tres prótesis de doble pigtail (G y H). © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 2 Manejo endoscópico de las colecciones pancreáticas Tras obtener muestra del contenido del SQP se introduce una guía (Dreamwire, Boston Scientific Corp, Natick, MA, EE. UU.) con varios bucles dentro del SQP. Esto permite mantener una posición segura y estable con el endoscopio. Para realizar la dilatación del trayecto fistuloso, inicialmente se utiliza un catéter dilatador rígido de 7F de calibre sobre la guía. Habitualmente, si se mantiene una posición con el endoscopio rectificado, esta dilatación inicial no supone ninguna dificultad. Posteriormente se introduce un balón dilatador (Hurricane Rx, Boston Scientific Corp, Cork, Irlanda) y se dilata la fístula hasta 10 mm, tras lo cual se produce una salida masiva del contenido del SQP a la luz gástrica que hay que aspirar con el endoscopio. Hasta este punto, la técnica debe realizarse con visión ecográfica y fluoroscópica, mientras que a partir de este momento se utiliza la visión endoscópica y fluoroscópica. Posteriormente se coloca una prótesis plástica de doble pigtail (Solus, Cook Medical, Limerick, Irlanda) de 10F de calibre y 5 o 7 cm de longitud a través de la guía. Una vez colocada la primera prótesis, generalmente se introducen otras dos de similares características tras sendas recanulaciones de la fístula. 23 En el caso de las NE se introduce una prótesis metálica autoexpandible totalmente cubierta de 1 cm de calibre y 6 cm de longitud (Walflex, Boston Scientific Corp, Natick, MA, EE. UU.). De forma coaxial se coloca sobre la misma guía una prótesis de doble pigtail de 10F de calibre y 5 cm de longitud, con el fin de evitar lesiones por decúbito dentro de la colección y la migración de la prótesis. Esta técnica fue utilizada por Penn et al. con éxito en 17 de 20 pacientes. En los 3 restantes se produjo migración de la prótesis metálica, manteniéndose el doble pigtail dentro de la colección24. Tras la colocación de las prótesis se reca nula la colección a través de las mismas y se introduce un catéter de lavado nasoquístico por el que realizar lavados mediante 1.000-1.500 cm3 de suero fisiológico durante al menos 5 días, deteniéndolos durante las horas de sueño. El uso de catéter de lavado nasoquístico combinado con las prótesis transmurales en colecciones con necrosis ha sido descrito previamente con buenos resultados25,26. Mediante esta técnica se consigue la resolución de la gran mayoría de las NE, incluidas las complicadas con infección de la necrosis. En un metaanálisis publicado recientemente que incluyó los resultados de 12 estudios con un total DRENAJE DE NECROSIS de 481 pacientes con necrosis infectada ENCAPSULADA (NE) tratada únicamente con medidas conserPara el drenaje de las NE se aplica la vadoras, entre ellas drenaje percutáneo o misma técnica que para el drenaje de los endoscópico, se consiguió éxito terapéuSQP hasta el momento de la dilatación tico sin necesidad de ningún tipo de nemediante balón hidrostático, que se suele crosectomía en el 59% de los pacientes27. Sin embargo, actualmente no es posible realizar mediante un balón de 8 mm. 24 identificar cuáles son los pacientes que pueden ser manejados de manera eficaz y segura sin necrosectomía12. En los casos con una gran cantidad de necrosis asentada sobre colecciones grandes y anfractuosas suele ser necesaria la adición de necrosectomía, bien por acceso retroperitoneal, o bien endoscópico. En este punto, en varios estudios se ha demostrado que el éxito terapéutico del tratamiento endoscópico depende en gran medida de la cantidad de necrosis existente28,29. La necrosectomía endoscópica suele indicarse cuando mediante la técnica descrita previamente no se resuelve la NE. Para ello se retiran las prótesis colocadas previamente y el catéter de drenaje nasoquístico. Se recanula la fístula transgástrica y se dilata con balón hidrostático hasta 15-20 mm. Posteriormente se accede al interior de la colección con un gastroscopio fino y, tras distensión mediante dióxido de carbono (CO2), se procede a hacer lavado con agua a baja potencia a través del canal del endoscopio, con aspiración posterior y repetición varias veces de estos lavados. Tras esta maniobra y mediante cesta de Dormia, asa de polipectomía o trípode de extracción de cuerpo extraño, se extraen los fragmentos de necrosis no adheridos y no aspirables a través del endoscopio, procurando retirar la mayor cantidad posible. La fístula se mantiene con la colocación de al menos tres prótesis plásticas de doble pigtail y un catéter de lavado nasoquístico, sin interrumpir los lavados continuos. Si es necesario, se repite la necrosectomía Enfermedades comunes del páncreas hasta que la cavidad muestre paredes sin tejido desvitalizado adherido. Se considera que la necrosectomía endoscópica es una técnica viable, razonablemente segura y eficaz cuando se realiza en centros con suficiente experiencia11,30. Sin embargo, todavía existen muchas dudas respecto a cuál es la mejor técnica que se debe utilizar, si es imprescindible la distensión mediante CO2 o si se puede hacer una necrosectomía parcial y no completa11. Por otra parte, en el momento actual no existe material específico para realizar esta técnica, por lo que sus resultados pueden estar limitados debido a este hecho. Recientemente han sido diseñadas unas prótesis de aposición luminal pensadas específicamente para el drenaje de colecciones pancreáticas, que han demostrado su eficacia en diferentes estudios31,32. Estas prótesis están totalmente cubiertas y ofrecen un calibre máximo de 15 mm, por lo que permiten realizar necrosectomía endoscópica en repetidas sesiones sin necesidad de recambio de la prótesis, lo cual facilita enormemente el procedimiento. VALORACIÓN DUCTAL Independientemente del tipo de colección pancreática drenada, a las 4-6 semanas se recomienda control de la respuesta al tratamiento mediante TC abdominal. Si la colección se ha resuelto, se retiran las prótesis colocadas previa wirsungrafía, como se detalla más abajo. En caso de persistencia de la colección, Capítulo 2 Manejo endoscópico de las colecciones pancreáticas © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. se lleva a cabo una nueva sesión de drenaje con colocación de nuevas prótesis, catéter de lavado nasoquístico o asociación de necrosectomía endoscópica. Al igual que otros autores, consideramos crucial descartar patología ductal pancreática en todo paciente con SQP o NE, dado que, si la resolución de la colección por vía transmural no se acompaña de un correcto diagnóstico y tratamiento de la patología ductal existente, el riesgo de recurrencia es alto 14,30,33. En nuestra unidad preferimos hacer la 25 valoración ductal mediante colangiografía retrógrada endoscópica (CPRE), preferiblemente cuando el drenaje transmural ha sido efectivo y nos disponemos a retirar las prótesis transmurales. En esa misma sesión, y antes de la retirada de las prótesis, se introduce el duodenoscopio hasta la segunda porción duodenal y se realiza una wirsungrafía para descartar la presencia de rotura (disruption) o estenosis ductal (fig. 2-2). Si existiera dicha patología, se procedería al tratamiento de la misma de forma adecuada, FIGURA 2-2. En este paciente se realizó drenaje transgástrico de necrosis encapsulada (NE) mediante prótesis metálica cubierta y de doble pigtail coaxial, con resolución de la colección. En la wirsungrafía realizada previamente a la retirada de las prótesis transgástricas se puede apreciar la presencia de una estenosis de conducto pancreático cefálico (flecha) que coincide con la localización previa de la NE marcada por el extremo caudal de las prótesis transgástricas (A). Como tratamiento de dicha estenosis, se introduce prótesis pancreática plástica de 7F de calibre (B). 26 Enfermedades comunes del páncreas fundamentalmente con la inserción de una o varias prótesis pancreáticas. En nuestra experiencia, en pacientes con colecciones pancreáticas tras una PA es habitual la presencia de rotura ductal parcial o completa con un síndrome de desconexión ductal pancreática (fig. 2-3). Varadarajulu et al. describen una rotura ductal en 10 pacientes y un síndrome de desconexión ductal en otros 4 pacientes de un total de 18 pacientes con SQP tratado endoscópicamente14. En los pacientes con pancreatitis crónica subyacente, la patología ductal más frecuentemente encontrada es la estenosis, asociada o no a pancreatolitiasis y rotura ductal. La CPRE proporciona además la opción de un drenaje transpapilar mediante colocación de prótesis ductal como complemento a un drenaje transmural o como único tratamiento, sobre todo en seudoquistes localizados en cabeza o cuerpo de páncreas. El drenaje transpapilar está considerado el abordaje menos traumático. Se acepta que en aquellos pacientes con pancreatitis crónica subyacente con SQP menores de 6 cm comunicados con el conducto pancreático puede realizarse un drenaje transpapilar como único tratamiento34. Entre el 22-57% de los SQP están comunicados con el conducto pancreático35. En estos pacientes, el drenaje transpapilar puede ser utilizado como única medida si se FIGURA 2-3. Paciente con seudoquiste pancreático cumplen los criterios previamente men- (SQP) menor de 6 cm que se drena por vía transpapilar; la wirsungrafía se comprueba que se produce una fuga cionados, o como tratamiento comple- en de contraste a la colección sin identificar el conducto de mentario al drenaje transmural. Se trata Wirsung caudal (A). Tras realizar una inyección forzada contraste, se consigue identificar el conducto caudal de una opción con muy buenos resulta- de (flecha) (B) y, posteriormente, colocar una prótesis dos si se seleccionan bien los candidatos. mediante el puenteo de la desconexión ductal (C). Capítulo 2 Manejo endoscópico de las colecciones pancreáticas © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. RESULTADO DEL DRENAJE ENDOSCÓPICO DE COLECCIONES PANCREÁTICAS El drenaje endoscópico del SQP es más sencillo, y a su vez más resolutivo, que el drenaje de una NE. Por otra parte, en el contexto de una pancreatitis crónica los SQP tienen una mejor respuesta al tratamiento endoscópico que los secundarios a PA. En un estudio reciente que incluyó a 117 pacientes con SQP drenados endoscópicamente, se consiguió la resolución del SQP en el 98,3% de los casos36. En el 87,2% la resolución se obtuvo mediante tan solo un procedimiento endoscópico, sin diferencias significativas de éxito terapéutico con respecto al calibre (7 o 10 F) o el número de prótesis colocadas. En otras series disponibles en la literatura, la tasa de éxito técnico varía entre el 89-100% y el éxito terapéutico, entre el 82-100%18,21,37-39. La recurrencia de los SQP tras el drenaje endoscópico es inferior al 1%, con series en las que se describe un 0% de recurrencia a los 2 años, cuando la enfermedad ductal asociada se trata mediante prótesis transpapilares y se dejan las prótesis transmurales de forma indefinida si existe un síndrome de desconexión ductal14. Sin embargo, el resultado del drenaje endoscópico de la NE no es tan bueno, y en las diferentes series publicadas se demuestran tasas de éxito de tratamiento significativamente menores33. El éxito terapéutico descrito en un estudio multicéntrico japonés (JENIPaN) que incluyó a 57 pacientes con NE tratados mediante necrosectomía endoscópica, fue del 75%, con una mediana de 27 5 sesiones endoscópicas por paciente. De los 14 pacientes en los que el tratamiento endoscópico fue ineficaz, 8 recibieron otro tipo de tratamiento percutáneo o quirúrgico, mientras que 6 pacientes fallecieron durante el período de tratamiento sin haber conseguido la resolución de la NE40. La peor situación clínica del paciente, definida como un tipo ASA III o superior, se asoció al fracaso del tratamiento endoscópico. En un estudio similar alemán que incluyó a 93 pacientes se consiguió la resolución de la NE en el 80% de los pacientes41. En otra serie multicéntrica procedente de EE. UU. con 104 pacientes tratados con necrosectomía endoscópica se consiguió un porcentaje de éxito terapéutico superior, alcanzando el 91,3% de los casos42. En esta serie, los fracasos se debieron a resolución incompleta en dos pacientes y a fallecimiento en siete. El porcentaje de recurrencia de la colección alcanzó el 6%. La mediana de sesiones endoscópicas para completar con éxito el tratamiento endoscópico en estos pacientes se sitúa entre tres y seis en los diferentes estudios11. El drenaje transpapilar como tratamiento único ha demostrado ser eficaz en el 80-90% de los casos, especialmente en aquellos localizados en la cabeza del páncreas35. COMPLICACIONES DEL DRENAJE ENDOSCÓPICO DE COLECCIONES PANCREÁTICAS Aunque el drenaje endoscópico de colecciones pancreáticas se considera un tratamiento mínimamente invasivo, no 28 está exento de complicaciones. Las más frecuentes son hemorragia, perforación, infección posprocedimiento y migración de las prótesis. Un estudio prospectivo orientado a conocer la frecuencia de estas compli caciones incluyó a 148 pacientes con colecciones pancreáticas de 92,3 mm de diámetro medio drenadas mediante USE43. Estas colecciones fueron categorizadas como SQP en 72 pacientes (48,6%), absceso en 38 (25,7%) y necrosis en 38 (25,7%). Se produjo una perforación en la fístula transgástrica en 2 pacientes (1,3%) con SQP localizado en el proceso uncinado. Estas perforaciones no fueron sospechadas por el endoscopista durante el procedimiento, que en ambos casos transcurrió sin incidencias. En otros SQP localizados en el proceso uncinado drenados por vía transduodenal no se produjo perforación, por lo que los autores atribuyen estas perforaciones a una ausencia de adherencia del SQP a la pared gástrica a pesar de estar a una distancia menor de 1 cm. Los autores plantean como hipótesis que, tras la descompresión del SQP por las prótesis, este se separó del estómago al estar originado en proceso uncinado y las prótesis quedaron alojadas en el retroperitoneo. Recomiendan, por tanto, evitar el drenaje transgástrico de SQP localizados en el proceso uncinado. Otros autores relacionan las perforaciones con la punción de las colecciones con electrocauterio21,44,45. Por este motivo se recomienda evitar la utilización de electrocauterio durante la creación y la dilatación de la fístula, Enfermedades comunes del páncreas y hacer una dilatación mecánica gradual43. La mayoría de estas perforaciones se pueden manejar mediante medidas conservadoras con tratamiento antibiótico y aspiración nasogástrica, aunque en algunos casos es necesaria la cirugía21,43-45. La hemorragia es más frecuente en el drenaje de colecciones mediante en doscopia convencional sin USE. En el estudio de Varadarajulu et al. se produjo hemorragia tras el drenaje en un paciente (0,67%)43. En un estudio prospectivo y aleatorizado que comparó el drenaje de SQP mediante USE y endoscopia convencional se produjo hemorragia grave en dos pacientes (13,3%) drenados mediante endoscopia convencional, uno de los cuales falleció por hemorragia masiva intraquística17. En este estudio no se produjo ningún caso de hemorragia en el grupo de pacientes drenados mediante USE. Esta técnica permite, además, identificar el sangrado intraquístico durante el procedimiento, lo que permite actuar de manera adecuada 46. En otro estudio reciente que incluyó a 99 pacientes drenados endoscópicamente, se produjo hemorragia en 5; en la mayoría cedió de forma espontánea26. En este sentido, la hemorragia que se produce en el tracto fistuloso es más fácilmente tratable por métodos endoscópicos como esclerosis o colocación de hemoclips. La hemorragia intraquística que podemos identificar mediante la ecografía al hacer el drenaje es inaccesible a los métodos de tratamiento endoscópico. Aunque en su mayoría ceden de forma espontánea o mediante lavado © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 2 Manejo endoscópico de las colecciones pancreáticas intraquístico con suero y adrenalina diluida, pueden llegar a requerir tratamiento vascular intervencionista por radiología o incluso cirugía. La migración de las prótesis es otra complicación relacionada con el drenaje endoscópico de las colecciones pancreáticas. Su incidencia varía entre menos del 1 y el 2%26,43. Mientras que la migración externa no suele ser tan problemática, ocurre normalmente de forma inadvertida y exige únicamente la repetición del procedimiento; la migración interna de la prótesis al interior de la colección representa una complicación grave y un reto para el endoscopista43. Si la migración interna se produce durante la colocación de la prótesis, es mejor intentar extraerla en esa misma sesión ampliando la dilatación de la fístula transmural e introduciendo un gastroscopio fino al interior de la colección para recuperarla. Si el estado del paciente no lo permite, se puede intentar la extracción de la prótesis posteriormente, antes de la resolución completa de la colección. En nuestra unidad hemos extraído prótesis migradas internamente a la colección hasta 7 días después de su migración. Otra posible complicación del drenaje endoscópico de colecciones pancreáticas es la infección de estas. Desde el momento en que se manipula la colección comunicándola con la luz gastroduodenal, se puede producir la infección si no hay un adecuado drenaje33. En la serie publicada por Varadarajulu et al. se produjo infección de la colección en cuatro pacientes (2,7%), que fue resuelta mediante nuevo 29 drenaje endoscópico en dos pacientes y mediante cirugía en los otros dos43. Por último, una complicación grave, potencialmente fatal, y exclusiva de la necrosectomía endoscópica es la embolia gaseosa (o aérea). Esta complicación se produce debido al paso masivo de aire al torrente sanguíneo cuando el endoscopio penetra en la colección y esta se distiende con el aire. La embolia gaseosa ha sido descrita en diferentes series multicéntricas; así, en el estudio GEPARD procedente de Alemania, que incluyó a 93 pacientes a los que se realizó necrosectomía endoscópica, se produjo la embolia gaseosa en 2 pacientes41. En otro estudio llevado a cabo en EE. UU, ocurrió en 1 de los 104 pacientes incluidos42. En el estudio JENIPaN procedente de Japón también se produjo 1 caso de embolia aérea en una serie de 57 pacientes a los que se realizó necrosectomía endoscópica40. Todos los casos de embolia aérea de las distintas series, salvo uno41, acabaron con el fallecimiento de los pacientes. Aunque no está demostrada su utilidad, actualmente se recomienda utilizar distensión con CO2 durante la necrosectomía para evitar esta complicación. En general, la tasa de complicaciones, al contrario que el éxito terapéutico, es significativamente menor con el drenaje endoscópico del SQP que con el drenaje de la NE19. En un estudio reciente que comparó los resultados de la quistogastrostomía quirúrgica frente a la endoscópica con 20 pacientes en cada grupo, no se produjo ninguna complicación en relación con el tratamiento endoscópico14. 30 Por otra parte, en las series ya comentadas de pacientes sometidos a necrosectomía endoscópica el porcentaje de complicaciones es muy superior. Así, en el estudio GEPARD se produjeron complicaciones en el 26% de los pacientes, con una tasa de mortalidad del 7,5%41. En la serie publicada por Gardner et al., las complicaciones llegaron al 14% con una mortalidad del 2%, y en el estudio JENIPaN la tasa de complicaciones fue del 33% con una mortalidad global del 11%40,42. El drenaje transpapilar presenta un porcentaje de complicaciones del 16%, especialmente pancreatitis post-CPRE y complicaciones infecciosas35. DRENAJE ENDOSCÓPICO DENTRO DEL MANEJO INTEGRAL DE LAS COLECCIONES PANCREÁTICAS El tratamiento endoscópico de los SQP y las NE constituye una opción terapéutica mínimamente invasiva que ofrece un alto porcentaje de éxito terapéutico con una morbimortalidad razonablemente baja en comparación con otras opciones disponibles. Sin embargo, el tratamiento endoscópico no es la única posibilidad terapéutica y, en muchas ocasiones, no es la mejor. Sí es cierto que a lo largo de los últimos años se ha impuesto como la opción de primera elección para el tratamiento en muchos centros13,33. Esta tendencia puede variar en función de la experiencia y los medios técnicos y humanos disponibles, de manera que el manejo óptimo de estos pacientes se Enfermedades comunes del páncreas hará en aquellos centros que dispongan de un endoscopista intervencionista avanzado, de radiólogo intervencionista y de cirujanos específicamente dedicados a la cirugía biliopancreática. En el tratamiento del SQP, el drenaje endoscópico se ha impuesto claramente al resto de opciones terapéuticas, y podemos afirmar que, hoy en día, constituye el método de elección para el drenaje 13,33,47. El drenaje endoscópico ha sido comparado retrospectivamente con el percutáneo del SQP en un reciente estudio que incluyó a 41 pacientes tratados percutáneamente y 40 por vía endoscópica directa (12 casos) o guiada por USE (29 casos)48. No se encontraron diferencias significativas entre el drenaje endoscópico y el percutáneo en cuanto a éxito técnico (90,2 frente a 97,5%; p = 0,36), éxito clínico (78,4 frente a 74,3%; p = 0,86), ni en el índice de complicaciones (14,6 frente a 15%; p = 0,96), pero sí en la necesidad de reintervenciones, que fue significativamente mayor con el drenaje percutáneo (42,5 frente a 9,8%; p = 0,001). Por otro lado, la estancia media hospitalaria fue superior en el grupo de pacientes drenado por vía percutánea (6,5 frente a 14,8 días; p = 0,001), al igual que la mediana de exploraciones de imagen requeridas durante el seguimiento (6 frente a 4; p = 0,02), a pesar de que el período de seguimiento fue más largo en el grupo de endoscopia. En otro estudio retrospectivo se analizaron los resultados del drenaje percutáneo o endoscópico en 23 pacientes © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 2 Manejo endoscópico de las colecciones pancreáticas con colecciones peripancreáticas posquirúrgicas 49. Once pacientes fueron tratados por vía percutánea y nueve por vía endoscópica, y en tres se inició el tratamiento por vía percutánea pero posteriormente requirieron drenaje endoscópico transgástrico. El éxito fue del 100% para las dos técnicas, aunque el éxito clínico del drenaje percutáneo fue del 79 frente al 100% conseguido con el endoscópico. Por otra parte, en el grupo de drenaje percutáneo se produjeron cinco complicaciones frente a una en el grupo de endoscopia. Según estos estudios, el abordaje endoscópico presenta ciertas ventajas sobre el percutáneo para el drenaje de SQP, con una eficacia y una seguridad similares. Por otra parte, el tratamiento endoscópico de los SQP también ha sido comparado favorablemente con la cirugía. En un estudio aleatorizado reciente que comparó el drenaje endoscópico de SQP con el quirúrgico con 20 pacientes en cada grupo, no hubo diferencias significativas en cuanto a éxito terapéutico (95 frente a 100%), complicaciones (0 frente a 10%), necesidad de reintervención (5 frente a 5%) ni recurrencia del SQP (0 frente a 5%)14. Sin embargo, la mediana de estancia hospitalaria (2 frente a 6) y los costes hospitalarios (7.011 frente a 15.502 dólares) fueron significativamente inferiores en el grupo de SQP tratados endoscópicamente. Además, el drenaje endoscópico no requiere una incisión abierta o la colocación de un catéter de drenaje externo, con lo que evita la aparición de complicaciones como la hernia incisional 31 o la fístula cutánea, que pueden ocurrir en hasta el 27% de los casos47,50. El abordaje inicial de elección de la NE no está tan claro, dado que los resultados obtenidos son claramente peores con cualquiera de los métodos utilizados, y muchas veces es necesaria la combinación de técnicas endoscópicas, percutáneas y quirúrgicas. Aunque la necrosectomía quirúrgica abierta constituye el tratamiento de elección tradicional en los pacientes con necrosis pancreática infectada o sintomática, en los últimos años se han desarrollado otras técnicas de tratamiento de las colecciones pancreáticas para intentar mejorar la alta morbilidad (34-95%) y mortalidad (11-39%) del tratamiento quirúrgico tradicional 51. Actualmente, es posible realizar un abordaje transmural endoscópico, un abordaje percutáneo o una combinación de ambos. Existen incluso técnicas quirúrgicas menos invasivas como la necrosectomía laparoscópica o la necrosectomía transretroperitoneal videoasistida. Hasta fechas recientes no existía evidencia científica que permitiera saber si los resultados obtenidos con estas nuevas vías de abordaje eran superiores a los de la cirugía tradicional. En 2010 se publicó un estudio multicéntrico procedente de los Países Bajos que, de forma prospectiva y aleatorizada, comparaba los resultados obtenidos mediante necrosectomía quirúrgica abierta frente a un abordaje mínimamente invasivo consistente en drenaje percutáneo o endoscópico, seguido de un segundo drenaje similar si 32 no se producía mejoría tras 72 h o necrosectomía transretroperitoneal videoasistida como alternativa52. En el grupo de necrosectomía quirúrgica se incluyeron 45 pacientes con necrosis pancreática infectada y 43 en el de abordaje mínimamente invasivo; inicialmente se realizó drenaje percutáneo en 40 y endoscópico en 1. El 35% de los pacientes del grupo de abordaje mínimamente invasivo no requirió ningún tipo de necrosectomía. Se produjo un porcentaje de complicaciones graves significativamente superior en el grupo de necrosectomía quirúrgica (69 frente a 40%; p = 0,006), no hubo diferencias en el de mortandad (16 frente a 19%; p = 0,7) y en el seguimiento a los 6 meses se comprobó que los pacientes sometidos a necrosectomía quirúrgica presentaban una mayor incidencia de hernias incisionales (24 frente a 7%; p = 0,03), diabetes mellitus de reciente aparición (38 frente a 16%; p = 0,02) y necesidad de tratamiento con enzimas pancreáticas sustitutivas (33 frente a 7%; p = 0,002). Por otra parte, los costes fueron también significativamente inferiores en el grupo tratado con abordaje mínimamente invasivo. Estos resultados fueron posteriormente confirmados en un metaanálisis que analizó 215 pacientes con necrosis infectada tratados con abordaje mínimamente invasivo y 121 con necrosectomía quirúrgica53. El grupo neerlandés ha publicado un segundo estudio clave en el que comparó de forma aleatorizada los resultados de la necrosectomía quirúrgica (necrosectomía transretroperitoneal videoasistida Enfermedades comunes del páncreas o necrosectomía laparoscópica) con la necrosectomía endosc ópica transgástrica y que incluía a 10 pacientes con necrosis infectada en cada grupo 54 . La respuesta proinflamatoria medida mediante la determinación de IL-6 fue significativamente inferior tras la necrosectomía endoscópica que tras la quirúrgica (p = 0,004). Esto es importante dado que el fallo multiorgánico, y consecuentemente el fallecimiento de estos pacientes, es debido fundamentalmente a la respuesta proinflamatoria55. De hecho, la incidencia de fallo multiorgánico tras el tratamiento endoscópico fue significativamente inferior (0 frente a 50%; p = 0,03), así como la incidencia de fístula pancreática (10 frente a 70%; p = 0,02) y la necesidad de uso de enzimas pancreáticas (0 frente a 50%; p = 0,04)53. La mediana de procedimientos de necrosectomía necesarios fue significativamente superior en el grupo endoscópico (3 frente a 1; p = 0,007)54. Uno de los factores más importantes para decidir el abordaje inicial es el tiempo de evolución de la NE. Está claro que retrasar cualquier tipo de intervención en pacientes con necrosis pancreática mejora los resultados del tratamiento56. En un estudio prospectivo y aleatorizado que comparó la necrosectomía quirúrgica precoz (en las primeras 48-72 h de ingreso) frente al manejo conservador con necrosectomía tardía (pasados 12 días desde el ingreso) se comprobó que la mortalidad en el grupo de cirugía precoz alcanzó el 56 frente al 27% del grupo manejado más conservadoramente con cirugía © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 2 Manejo endoscópico de las colecciones pancreáticas diferida (odds ratio [OR] = 3,4)55. La mayor parte de estas muertes fueron debidas a fallo multiorgánico y shock cardiogénico. A partir de este estudio, la actitud en el manejo de las colecciones pancreáticas ha cambiado completamente y se intenta retrasar la cirugía lo máximo posible57. En este sentido, la nueva clasificación de Atlanta tiene una importancia crucial de cara al tratamiento endoscópico, dado que solo se recomienda plantear tratamiento endoscópico en aquellos pacientes con SQP o NE, es decir, en quienes presentan colecciones pancreáticas de más de 4 semanas de evolución, dado el riesgo de complicación que supone realizar dicho tratamiento en fases más precoces5,56. En pacientes seleccionados que presenten un deterioro clínico progresivo se puede plantear un drenaje endoscópico a partir de la tercera semana si en las técnicas de imagen se demuestra la encapsulación de la colección. Si se tienen en cuenta los datos disponibles en la literatura, en aquellos pacientes con deterioro clínico progresivo que requieran tratamiento invasivo antes de la tercera semana el tratamiento inicial debe consistir en un drenaje percutáneo retroperitoneal, con posibilidad de añadir posteriormente necrosectomía transretroperitoneal videoasistida o necrosectomía endoscópica transgástrica si no hay mejoría. Otros factores que influyen en la elección del abordaje inicial de las colecciones pancreáticas son factores anatómicos, antecedentes de cirugías previas, estado clínico del paciente e integridad del conducto pancreático. 33 En conclusión, en los últimos años se han producido avances importantes en el manejo endoscópico de las colecciones pancreáticas. Por un lado, existen recomendaciones más claras en cuanto al momento en que debe plantearse el tratamiento endoscópico de un SQP o de una NE. La nueva clasificación de Atlanta indica que para el tratamiento endoscópico debe retrasarse al menos 4 semanas o 3 si en las pruebas de imagen se comprueba madurez de las paredes de la colección pancreática. Para el tratamiento del SQP, el drenaje endoscópico está considerado hoy en día de primera elección. Por otra parte, se ha demostrado que el tratamiento mínimamente invasivo de la NE en el que se encuadra el drenaje endoscópico ofrece importantes ventajas sobre la necrosectomía quirúrgica. En los próximos años son necesarios nuevos estudios que aclaren si el abordaje inicial endoscópico es mejor que el percutáneo para el manejo de la NE, así como cuál es la mejor combinación de los tratamientos disponibles para utilizar como alternativa de rescate. BIBLIOGRAFÍA 1. Somogyi L, Martin SP, Venkatesan T, Ulrich CD. Recurrent acute pancreatitis: an algorithmic approach to identification and elimination of inciting factors. Gastroenterology 2001;120:708-17. 2. 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El tratamiento se basa en la identificación y resolución de causas locales que desencadenen dolor, en el uso combinado de analgésicos según las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para dolores crónicos, en la eliminación de factores causantes de pancreatitis crónica y en el empleo razonado de medidas invasivas (endoscópicas o quirúrgicas) cuando fallen los tratamientos conservadores. La presencia de un seudoquiste requiere una aproximación terapéutica particular. Palabras clave: dolor, pancreatitis crónica, ecoendoscopia, seudoquiste, paracetamol, metamizol, tramadol, pregabalina, morfina, antiinflamatorio no esteroideo (AINE), antioxidantes, opiáceos, enzimas pancreáticas, endoprótesis, bloqueo del plexo celíaco, radioterapia, pancreatectomía. de ataques de pancreatitis aguda y que comportan un potencial nivel de complicaciones graves de magnitud similar) hasta síntomas resultantes del fallo de la función de la glándula (diabetes, malnutrición). También existen formas de muy baja o nula expresividad clínica. Se han formulado varias teorías para explicar el origen del dolor pancreático en INTRODUCCIÓN estos pacientes, cuyo protagonismo central La pancreatitis crónica es una enfer- en la evolución de la enfermedad es un medad progresiva potencialmente fatal tanto enigmático cuando consideramos causada por una inflamación crónica que otras enfermedades crónicas fibroinpersistente de variable intensidad que flamatorias que afectan a órganos vecinos conduce a fibrosis y atrofia del parénqui- (como hepatitis crónica, gastritis crónica o ma. La expresión clínica de este proceso nefritis crónica) no generan las caracterísadopta diversas formas que van desde ticas del dolor propio de la pancreatitis brotes agudos de pancreatitis (que, en crónica. Aunque ninguna de las teorías es la práctica clínica, son indistinguibles del todo satisfactoria, el dolor se atribuye © 2015. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos 37 38 a fenómenos inflamatorios locales, a hipertensión intracanalicular o intersticial y, más recientemente, a una neuropatía/ neuroplasticidad pancreática o central. Actualmente se acepta que el dolor pancreático puede ser el resultado de una combinación de estos factores. En este capítulo expondremos recomendaciones comúnmente aceptadas sobre el tratamiento del dolor en estos pacientes y argumentaremos nuestra estrategia de actuación en aquellos puntos en los que no exista un consenso generalizado. No es un objetivo de este capítulo entrar en consideraciones etiológicas o fisiopatológicas a no ser que sean importantes en la elección de modalidades terapéuticas particulares. Desde el punto de vista de la actuación clínica, la pancreatitis crónica puede considerarse el paradigma de enfermedad donde el concepto de medicina personalizada adquiere un pleno sentido. No solo la expresión clínica de esta entidad es muy variable, sino que también las causas que conducen al desarrollo de la misma están muy condicionadas por factores genéticos y ambientales no del todo comprendidos. Además, la sintomatología y las estrategias terapéuticas que se han de aplicar varían de paciente a paciente en función del estadio de la enfermedad y de las diversas y complejas complicaciones que pueden presentarse. Enfermedades comunes del páncreas impacto tiene en la calidad de vida de los pacientes con pancreatitis crónica. Se calcula que puede llegar a afectar al 90-95% de los casos y es motivo frecuente de hospitalización, pero es posible que esta cifra esté sobredimensionada, dado que la prevalencia de pancreatitis crónica paucisintomática no es bien conocida. El dolor que experimentan estos pacientes puede ser de baja intensidad, aunque a veces llega a ser insoportable y de difícil control farmacológico. Se ha calculado que en EE. UU. los ingresos hospitalarios por pancreatitis aumentaron un 62% entre los años 1988 y 20041, con un coste directo o indirecto muy elevado. FORMAS DE PRESENTACIÓN DEL DOLOR EN LA PANCREATITIS CRÓNICA Desde el punto de vista terapéutico es importante tener en cuenta que el dolor se puede presentar de forma continua o intermitente, y con una intensidad muy variable, desde leve malestar epigástrico a intenso dolor que requiere atención médica urgente. Así, es importante ajustar la dosis de analgésicos según la presencia e intensidad del dolor, ya que fácilmente podemos incurrir en sobredosificación si mantenemos la misma prescripción terapéutica cuando el dolor reduce sus niveles de intensidad. Por ello, los derivados opiáceos de liberación DIMENSIÓN DEL PROBLEMA prolongada están contraindicados en El dolor abdominal es el síntoma más estos pacientes, ya que fácilmente confrecuente, el que suele llevar al paciente ducen a adicción por sobredosificación a buscar atención médica y el que mayor inadvertida. Capítulo 3 Manejo del dolor en la pancreatitis crónica © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. En España, la mayoría de pacientes con pancreatitis crónica sufren dolor en brotes, en compañía o no de episodios de pancreatitis. Menos de un 20% refieren dolor continuo, que también presenta fluctuaciones de intensidad, independientemente de que, además, estos pacientes puedan tener brotes agudos adicionales de pancreatitis2. 39 ESTRATEGIA TERAPÉUTICA (fig. 3-1) Ante un paciente con pancreatitis crónica que presenta dolor hemos de precisar en lo posible las características de este (continuo o intermitente, antiguo o de nueva presentación, intensidad, etc.) y establecer un plan de acción inmediata FIGURA 3-1. Diagrama de flujo que describe nuestra estrategia terapéutica ante un paciente con pancreatitis crónica y dolor abdominal. AINE, antiinflamatorio no esteroideo. 40 para tratar el dolor y un plan de acción a largo plazo para mitigar posibles recidivas. El plan de acción inmediata debe incluir un tratamiento farmacológico efectivo y una investigación clínica en busca de complicaciones recientes que puedan requerir un tratamiento específico. El plan a largo plazo se detallará más adelante. Las complicaciones que se asocian a pancreatitis crónica y que pueden causar o exacerbar dolor se detallan en el cuadro 3-1. Para detectar la presencia de estas complicaciones se aconseja realizar una batería de exploraciones que pueden incluir, en función de la sospecha diagnóstica, ecografía abdominal, tomografía computarizada (TC) con un protocolo CUADRO 3-1. Complicaciones que se asocian a pancreatitis crónica y que pueden causar o exacerbar dolor • Brote agudo de pancreatitis • Seudoquiste y complicaciones asociadas (hemorragia, infección, rotura, compresión) • Obstrucción ductal (hemosuccus • Hemorragia intraductal pancreaticus)a • Estenosis duodenal y dificultad de vaciamiento gástrico • Ulcus duodenal y litiasis biliarb • Estenosis colónicac • Colangitis aguda pancreáticas sólidas o • Neoplasias quísticasd • Dismotilidad digestiva Cursa con dolor en el 50% de los casos. Enfermedades asociadas frecuentes a pancreatitis crónica. c La simple dilatación del colédoco sin presencia de colangitis o litiasis no se considera responsable del dolor abdominal. d El 4-6% de los pacientes con pancreatitis crónica desarrollarán un cáncer de páncreas. a b Enfermedades comunes del páncreas pancreático específico, ecoendoscopia y/o resonancia magnética con contraste con o sin infusión de secretina. La presencia de un seudoquiste en un paciente con pancreatitis crónica y dolor requiere la adopción de una estrategia particular que se discutirá más adelante. TRATAMIENTO ANALGÉSICO La potencia comparada entre analgésicos se puede deducir de estudios prospectivos aleatorizados y controlados en dosis única contra placebo frente a un dolor agudo, pero los resultados no siempre son extrapolables a situaciones de dolor crónico y las asociaciones de fármacos solo han sido bien estudiadas en este contexto en algunos casos. Para tratar el dolor en la pancreatitis crónica conviene administrar fármacos: • En presencia de dolor (continuo o episódico). • Con indicación de dosis eficaces a intervalos adecuados. • Mediante ajuste de las dosis a la evolución de la intensidad del dolor. • Con vigilancia de las funciones renal, respiratoria y hepática. • Teniendo presente el entorno hospitalario o ambulatorio para decidir la vía de administración de los analgésicos y adoptar medidas de monitorización de la intensidad del dolor. En líneas generales, se acepta seguir las indicaciones de la OMS para el tratamiento del dolor crónico, que propone administrar fármacos contra el dolor de una forma escalonada, empezando por Capítulo 3 Manejo del dolor en la pancreatitis crónica © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. FIGURA 3-2. Esquema de la escalera de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el empleo de fármacos en pacientes con dolores crónicos. analgésicos no esteroideos, y asociar progresivamente otros fármacos en función de la efectividad conseguida en el control del dolor (fig. 3-2). En dolores de intensidad moderada se puede emplear paracetamol 5001.000 mg/4-6 h (máximo 4 g/día). La toxicidad hepática del paracetamol es mayor en pacientes alcohólicos. El metamizol es una buena alternativa (0,5-2 g/ 6-8 h, máximo 8 g/día), pero su uso está limitado en algunos países por aparición de discrasias sanguíneas (trombopenia, agranulocitosis). El metamizol, en dosis de 1-2 g por vía intravenosa, consigue una potencia analgésica equivalente o superior a 800 mg de ibuprofeno o 100 mg de diclofenaco, todos ellos muy superiores a 10 mg de morfina o 100 mg de petidina. No se ha evaluado en estudios de calidad la combinación de paracetamol con metamizol. En dosis equipotentes, el paracetamol y el metamizol parecen igualmente eficaces en el control de un dolor de moderada intensidad. 41 Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son efectivos y potentes, pero pueden inducir lesiones gastrointestinales y cardiovasculares y alterar la función renal. Estos efectos son dosis-dependientes, por lo que debe evaluarse el riesgo/beneficio de forma individual. La combinación de paracetamol e ibuprofeno incrementa la potencia analgésica de ambos fármacos y permite emplear dosis menores. La combinación de paracetamol y ketoprofeno también se ha demostrado eficaz. El paracetamol asociado a codeína (60 mg/4-6 h) o a tramadol (50-100150 mg/4-6 h) incrementa su efectividad. La codeína y otros derivados opiáceos afectan más que el tramadol a la motilidad del tubo digestivo y pueden provocar estreñimiento pertinaz, que es de difícil tratamiento. En este sentido, el tramadol ha mostrado tener un mejor perfil de seguridad3. No existe experiencia con el empleo de antidepresivos o anticonvulsivantes como terapia adyuvante en el tratamiento del dolor en pancreatitis crónica, aunque su uso está recomendado en dolores crónicos de otra etiología y se han empleado en el manejo del dolor en la pancreatitis crónica. Solo la pregabalina ha sido analizada en estudios controlados aleatorizados, donde ha mostrado un discreto beneficio en pacientes seleccionados. Se aconseja iniciar el tratamiento con dosis de 75 mg/12 h y aumentar la dosificación según tolerancia hasta llegar a los 300 mg/12 h4,5. Los efectos secundarios directamente atribuibles a pregabalina son de tipo neurológico (sensación de embriaguez). 42 Las recomendaciones sobre el uso de opiáceos mayores para dolor crónico no canceroso son controvertidas. En general, se reservan para dolores no controlables con otros fármacos, en busca de la adición de efectos analgésicos. Sin embargo, el beneficio no siempre es evidente. El dolor por pancreatitis crónica muestra amplias oscilaciones de intensidad y existe riesgo de sobredosificación y de favorecer adicción y/o depresión respiratoria. Este riesgo disminuye mucho si se ajusta la dosis a la intensidad del dolor. Por ello son preferibles opiáceos de metabolización rápida en dosis e intervalos variables ajustados a la intensidad del dolor a preparaciones de larga duración (como fentanilo en parche cutáneo, 25-100 mg/72 h). Podemos emplear morfina, oxicodona y buprenorfina. El uso de petidina (meperidina) no está justificado por riesgo de neurotoxicidad, que se incrementa en presencia de insuficiencia renal y no ofrece ninguna ventaja sobre la morfina. Un efecto secundario común de los opiáceos mayores es la aparición de estreñimiento. Para combatir estreñimiento secundario a opiáceos se ha intentado emplear naloxona, naloxegol, lubiprostona, prucaloprida, metilnaltrexona o incluso combinaciones de opiáceos con estos antagonistas (oxicodona/naloxona) con resultados subóptimos6,7. Como se ha mencionado, en un paciente con dolor crónico se recomienda introducir analgésicos de forma escalonada. Puede empezarse con paracetamol. Si el dolor es intenso o no cede, podemos añadir ibuprofeno de forma Enfermedades comunes del páncreas puntual o tramadol, preferible en tratamientos prolongados por presentar menores efectos adversos. El metamizol es una buena alternativa, pero debemos vigilar el hemograma. Si el dolor no se controla podemos realizar una prueba de tratamiento con opiáceos mayores mediante el ajuste de las dosis al dolor. Es aconsejable reconsiderar su empleo si el tratamiento se prolonga más de 3 meses, atendiendo a la aparición de efectos adversos o a la falta de beneficio real. Una buena pauta es la administración de 10-40 mg/4 h de morfina oral. Las alternativas son: morfina MST® (10-40 mg/ 8-12 h), oxicodona (10-40 mg/12 h) y buprenorfina sublingual (0,2-0,4 mg/ 6-8 h) o intramuscular (0,3-0,6 mg/6-8 h). Antes de indicar tratamiento con opiáceos se puede introducir pregabalina en el esquema terapéutico. PLAN DE ACCIÓN NO INMEDIATO O A LARGO PLAZO Corrección de factores etiológicos El empleo de fármacos analgésicos es solo un aspecto de la planificación multimodal del tratamiento del dolor en pacientes con pancreatitis crónica. En muchas ocasiones desconocemos la causa de la enfermedad y de los factores que influyen en su evolución, pero a largo plazo conviene tratar las causas conocidas de pancreatitis crónica, ya que esta acción puede llegar a eliminar los síntomas. Los efectos más espectaculares se consiguen con el tratamiento específico de la pancreatitis autoinmune y de la pancreatitis © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 3 Manejo del dolor en la pancreatitis crónica de causa obstructiva. La pancreatitis auto inmune será discutida en el capítulo 5 de esta monografía, mientras que entre las causas de obstrucción ductal conviene recordar toda la patología duodenal y peripapilar, los tumores papilares mucinosos intraductales y las lesiones causantes de estenosis ductales (accidentales o por lesiones inflamatorias previas). La aproximación al tratamiento de causas obstructivas suele requerir intervenciones endoscópicas o quirúrgicas. En caso de que se identifique una masa sospechosa en el páncreas, se debe plantear una opción quirúrgica y considerar la presencia de pancreatitis autoinmune. Si no se identifican criterios de irresecabilidad (afectación vascular, peritoneal o metástasis), una masa pancreática sospechosa de cáncer tiene indicación quirúrgica sin necesidad de confirmación histológica previa. Esta actitud está justificada para evitar la diseminación de células neoplásicas por los trayectos de punción. Debemos considerar dos excepciones: a) la citología o la biopsia se realizan mediante ecoendoscopia a través de la pared duodenal (aunque la negatividad de la muestra para células de cáncer no excluye neoplasia), y b) existe sospecha fundada de pancreatitis autoinmune y solo una biopsia llevará al diagnóstico. Es evidente que, con este planteamiento, algunos pacientes con masas inflamatorias serán tratados con pancreatectomías a costa de mejorar la expectativa de supervivencia de los pacientes con cáncer resecable. Otras causas de pancreatitis crónica se relacionan en el cuadro 3-2. 43 CUADRO 3-2. Factores asociados al desarrollo de pancreatitis crónica (PC): TIGAR-O Tóxico-metabólicos Alcohol Tabaco Hipercalcemia Hiperlipidemia (infrecuente y controvertido) Insuficiencia renal crónica Fármacos Tóxicos Idiopáticos Inicio precoz Inicio tardío Tropical Otros Genéticos Mutación gen del tripsinógeno catiónico Mutación gen CFTR Mutación gen SPINK1 Quimotripsina C Déficit a1-antitripsina (posible) Autoinmunes PC autoinmune aislada PC autoinmune asociada a otras enfermedades (síndrome de Sjögren, enfermedad inflamatoria intestinal, cirrosis biliar primaria, colangitis esclerosante primaria) Recurrentes y graves Pancreatitis aguda grave posnecrótica Pancreatitis aguda recurrente Isquemia Postirradiación Obstructivos Pancreas divisum Disfunción del esfínter de Oddi Obstrucción ductal Lesiones postraumáticas Lesiones quísticas duodenales periampulares 44 Aunque faltan estudios controlados que lo confirmen, la experiencia clínica nos dice que la abstención de alcohol y tabaco tiende a reducir a largo plazo el nivel basal de dolor y los brotes agudos de la enfermedad. A la inversa, no existe ningún motivo para que no aconsejemos a nuestros pacientes que dejen de beber alcohol y de fumar. Tanto la ingesta de alcohol como el hábito de fumar se han visto asociados a una peor evolución de la enfermedad y a un mayor número de brotes de pancreatitis. Antioxidantes Diversos estudios clínicos sugieren que los antioxidantes pueden ser beneficiosos en el tratamiento de la pancreatitis crónica. Un estudio prospectivo aleatorizado y doble ciego demostró que una combinación de antioxidantes consigue mejorar el dolor y la calidad de vida de estos pacientes, en especial de aquellos que no beben alcohol, si bien la magnitud del beneficio real no fue espectacular8. La intención de obtener un beneficio con el uso de antioxidantes se establece a largo plazo (2,5-6 meses) y no se anticipan efectos adversos importantes. Un estudio posterior no pudo confirmar estos datos, pero incluyó un elevado número de pacientes enólicos9. Enfermedades comunes del páncreas tratados con enzimas pancreáticas sin cobertura entérica. Sin embargo, estudios posteriores no confirmaron estos efectos y una revisión sistemática de la base de datos Cochrane tampoco pudo dar soporte a esta estrategia terapéutica10. Sin embargo, algunos pacientes pueden beneficiarse de un período de prueba de 2 meses si se administran enzimas sin protección duodenal y asociados a fármacos que contrarresten la acidez gástrica. Recientemente, un estudio diseñado por otro motivo observó que el porcentaje de pacientes con pancreatitis crónica sin dolor aumentó del 49 al 81% tras 1 año de tratamiento con enzimas pancreáticas11. MEDIDAS INVASIVAS Si el tratamiento farmacológico y la eliminación de posibles factores etiológicos fracasan en el control del dolor, o el paciente requiere opiáceos de forma persistente, se aconseja adoptar medidas invasivas, entre las que consideramos intervenciones endoscópicas y quirúrgicas. Utilidad de procedimientos endoscópicos Aunque los tratamientos quirúrgicos son más efectivos que los endoscópicos, algunas sociedades médicas recomiendan emplear en primer lugar la aproxiEnzimas pancreáticas mación endoscópica porque es menos No se ha demostrado eficacia concluyente invasiva, se puede repetir, llega a controcon el tratamiento con enzimas pancreá- lar el dolor y puede ser la única opción ticas. Estudios iniciales reportaron efectos en pacientes de alto riesgo quirúrgico. beneficiosos sobre el dolor abdominal Las opciones endoscópicas se limitan a en pacientes con pancreatitis crónica actuaciones menores (esfinterotomía) © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 3 Manejo del dolor en la pancreatitis crónica o a dilatación de estenosis, colocación de endoprótesis, extracción de cálculos, drenaje de seudoquistes y bloqueo del plexo celíaco. Salvo en el drenaje de seudoquistes, la efectividad global de estas medidas es discutida. Es evidente que muchos pacientes obtienen un beneficio inmediato, pero los resultados a largo plazo no están convenientemente estudiados. Para tratar una obstrucción ductal se pueden intentar aproximaciones endoscópicas12-14. Si existen litiasis ductales de más de 4 mm que causan obstrucción con dilatación ductal preestenótica, se puede recomendar la práctica de litotricia extracorpórea previa a la extracción endoscópica. Si existe una única estenosis ductal con dilatación preestenótica, algunos grupos aconsejan dilatar la estenosis y colocar una endoprótesis en el conducto principal que se puede dejar unos 12 meses si el dolor mejora. Con el objeto de obtener beneficio inmediato, pero no permanente, se ha empleado el bloqueo del plexo celíaco, que se puede hacer guiado por TC o por ecoendoscopia. Generalmente, se inyecta alrededor del plexo celíaco la combinación de un corticoide (triamcinolona) y un anestésico local (bupivacaína). El objetivo es bloquear los nervios sensitivos que proceden del páncreas y se dirigen al córtex. Sin embargo, los resultados no son muy buenos, con mejorías iniciales del 50% pero perdurables solo en el 10% de los pacientes. Además, las complicaciones no son irrelevantes, ya que se presentan con relativa frecuencia episodios de ortostatismo- 45 hipotensión, diarrea e incluso aumento paradójico del dolor, además de otras complicaciones infrecuentes pero potencialmente más graves. Radioterapia Una alternativa terapéutica que se ha propuesto en pacientes con dolor pancreático no controlado secundario a pancreatitis crónica y alto riesgo quirúrgico es la administración de una dosis única de radioterapia en el territorio pancreático2. La idea nace de los buenos resultados antiálgicos y antiinflamatorios de una dosis similar aplicada a patología osteoarticular. Los resultados de un estudio prospectivo no controlado sugieren que algunos pacientes pueden beneficiarse de esta estrategia terapéutica y evitar una cirugía mutilante (fig. 3-3). En este estudio, la radioterapia consiguió controlar los brotes de pancreatitis aguda, redujo marcadamente el nivel de dolor continuo, aumentó la calidad de vida de los pacientes y se acompañó de un incremento significativo del peso corporal. Cirugía El último escalón del manejo de pacientes con pancreatitis crónica y dolor se ha reservado a la cirugía. El objetivo del tratamiento quirúrgico es resolver el dolor pancreático no controlado mientras se preserva en lo posible la función exocrina y endocrina. Se han publicado unos cuantos estudios de calidad que demuestran que los procedimientos quirúrgicos son efectivos en el control del dolor y en mejorar la calidad de vida de estos pacientes. 46 Enfermedades comunes del páncreas FIGURA 3-3. A. Simulación del campo de radiación que reciben los diferentes órganos abdominales. La línea roja delimita la zona que recibirá una radiación calculada de 8 Gy. La línea amarilla delimita la zona que recibe 4 Gy, y la línea azul, la zona que recibe 1 Gy. B. Representación esquemática de los brotes de pancreatitis en cada paciente a lo largo del tiempo. La línea de puntos indica el punto de aplicación de la radioterapia. *Paciente que recidivó y se sometió a cirugía. **Paciente fallecido 4 meses después de recibir tratamiento por complicaciones pulmonares de fibrosis quística. ***Paciente que recibió dos sesiones de tratamiento por recidiva temprana. ****Segunda sesión de radioterapia por recidiva del dolor sin evidencia de pancreatitis aguda. Las flechas indican la aplicación de una nueva sesión de radioterapia. (A. por cortesía de Guarner L et al. Am J Gastroenterol 2009.) En general, los tratamientos quirúrgicos son efectivos de forma inmediata en el control del dolor (85%), pero su efectividad desciende al 50% en el seguimiento a largo plazo. El pronóstico siempre es peor en alcohólicos y en fumadores. El problema clínico es decidir el momento óptimo en el que un paciente con pancreatitis crónica y dolor debe ser intervenido como consecuencia de dolor incontrolado. Se distinguen dos tipos de intervenciones quirúrgicas: las de drenaje y las resecciones. Algunos pacientes pueden beneficiarse de intervenciones de drenaje ductal (pancreaticoyeyunostomía) siempre y cuando el ducto principal esté dilatado y no exista una masa en la cabeza de páncreas. En este sentido, estas intervenciones quirúrgicas parecen ser más efectivas que las medidas endoscópicas para el control del dolor15,16. Si no existe dilatación ductal o las intervenciones de drenaje no son efectivas, se plantean diversas modalidades de pancreatectomía cuya efectividad global en el control del dolor pancreático es muy superior a las intervenciones de drenaje. Las modalidades quirúrgicas que parecen © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 3 Manejo del dolor en la pancreatitis crónica tener mejores resultados a largo plazo son las intervenciones de resección de la cabeza pancreática con preservación duodenal, pero no existe consenso sobre las ventajas de estas resecciones en comparación con las más clásicas pancreatoduodenectomías con o sin antrectomía17. La cirugía sobre una pancreatitis crónica es más compleja en presencia de hipertensión portal por trombosis de la vena esplénica o la mesentérica superior, y conlleva mayor incidencia de complicaciones. Si hay trombosis portal, se aconseja esplenectomía siempre y cuando la vena mesentérica superior esté permeable. Para tomar una decisión quirúrgica ponderada conviene conocer el estado de la función endocrina, la presencia o no de hipertensión portal segmentaria e incluso la existencia de mutaciones genéticas (SPINK1, PRSS1, CFTR, etc.) que pueden condicionar la evolución del remanente pancreático a largo plazo. En algunas condiciones particulares se puede plantear la realización de una pancreatectomía total con autotrasplante de islotes de Langerhans18, ya que la pancreatectomía total simple aboca a diabetes mellitus de difícil control. En ocasiones, esta opción puede no ser viable en pancreatitis crónicas muy evolucionadas por destrucción extensa del parénquima pancreático. 47 llegar a desarrollar un seudoquiste. Como axioma se acepta que la presencia de un seudoquiste en un paciente con pancreatitis crónica y dolor se debe considerar una causa posible del dolor, independientemente del tamaño. Puede que no se trate de la causa primaria del dolor, sino más bien de una manifestación secundaria de un proceso inflamatorio subyacente persistente, pero en la práctica esta diferenciación es solo teórica, ya que las actuaciones terapéuticas tienden a resolver ambos problemas. Por tanto, en presencia de un seudoquiste en pacientes con dolor abdominal se recomienda que las intervenciones terapéuticas consideren el tratamiento concomitante del seudoquiste. • En primer lugar, es necesario precisar el diagnóstico de seudoquiste. Se debe desconfiar de formaciones quísticas pancreáticas o peripancreáticas en aquellos pacientes en los que no existe historia o signos morfológicos claros de pancreatitis crónica (fig. 3-5). La presencia de calcificaciones no es un signo patognomónico de pancreati tis crónica y no excluye la posibilidad de que el quiste tenga otra naturaleza (tumor mucinoso, tumor neuroendo crino, etc.). Hay que desconfiar también de los quistes que presentan septos o tienen una masa «inflamatoria» junto a la pared. DOLOR PANCREÁTICO Se • considera un seudoquiste compliY SEUDOQUISTE (fig. 3-4) cado el que comprime órganos adyacentes (colédoco, colon, riñón, bazo, Es esta una situación especial en la evoetc.), se infecta, induce hemorragia lución de una pancreatitis crónica. Entre o compromiso vascular (trombosis, el 20 y el 40% de los pacientes pueden FIGURA 3-4. Aproximación a paciente con pancreatitis crónica y seudoquiste. A. Debemos desconfiar del diagnóstico de seudoquiste en pacientes con una formación quística pancreática o peripancreática en los que no existe historia clara de PC, no presentan signos morfológicos claros de PC, el quiste presenta septos o existe una masa «inflamatoria» junto a la pared de la formación quística. B. Un seudoquiste infectado requiere drenaje urgente. La decisión de una aproximación percutánea inicial o una intervención quirúrgica definitiva es opcional. Se debe realizar examen de Gram y cultivo del contenido del SQ. También hay que enviar muestras para estudio citológico y de CEA. La punción percutánea está contraindicada en presencia de ascitis o hemorragia intraquística. El drenaje percutáneo solo resuelve el 30-40% de los SQ, pero si está infectado hay que dejar un drenaje hasta decidir un tratamiento definitivo. Si existe una vía de acceso favorable, la ecoendoscopia con punción y drenaje es una buena alternativa a la punción percutánea y evita la posible formación de fístulas externas. C. La presencia de complicaciones vasculares, de dilatación o estenosis ductal condiciona la decisión terapéutica. Complicaciones a tener en cuenta un seudoquiste son: 1) hemorragia intraquística, intraabdominal o digestiva; 2) formación de seudoaneurisma; 3) trombosis venosa; 4) infección; 5) compromiso de órganos vecinos (colédoco, colon, riñón, bazo, etc.); 6) ruptura intraabdominal, y 7) formación de fístulas. D. Si el Wirsung está dilatado, es recomendable buscar una solución de derivación quirúrgica ductal. Si el SQ no comunica con el conducto principal, puede resecarse. Siempre es razonable remitir material para citología y CEA. El abordaje de un seudoquiste con hemorragia o compromiso vascular suele requerir una cirugía exerética. En otras situaciones, si existe dilatación del Wirsung o comunicación con el árbol ductal, se pueden plantear intervenciones de drenaje, endoscópicas, laparoscópicas o de cirugía abierta. E. De un 20 a un 60% de seudoquistes no complicados pueden evolucionar hacia su resolución espontánea, en especial si tienen su origen en un brote de pancreatitis aguda. Si persisten o crecen, deben de ser abordados, independientemente de su tamaño, para evitar complicaciones futuras (entre 10 y 40%). PC, pancreatitis crónica; QD, quistoduodenostomía; QG, quistogastrostomía; SQ, seudoquiste. Capítulo 3 Manejo del dolor en la pancreatitis crónica FIGURA 3-5. Imagen de resonancia magnética © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. en paciente de 23 años con pancreatitis de repetición y dilatación ductal discreta, cuya orientación diagnóstica inicial fue de pancreatitis crónica y formación de seudoquiste. La dilatación quística de la cabeza pancreática con comunicación con el conducto principal ya estaba presente en la primera imagen del primer brote de pancreatitis, y algunos detalles morfológicos sugerían que se trataba de una neoplasia papilar intraductal mucinosa. El diagnóstico fue apoyado por un antígeno carcinoembrionario (CEA) intraquístico elevado y confirmado tras resección quirúrgica y examen histológico. seudoaneurisma). Puede incluso inducir la formación de fístulas y llegar a una ruptura. • Un seudoquiste infectado requiere drenaje urgente. La decisión de una aproximación percutánea o endoscópica inicial o una intervención quirúrgica definitiva es opcional. La punción percutánea está contraindicada en presencia de ascitis o hemorragia intraquística. El drenaje percutáneo solo resuelve el 30-40% de los seudoquistes; pero es útil si está infectado: hay que dejar un drenaje hasta decidir 49 un tratamiento definitivo. En todo caso, se debe realizar tinción de Gram y cultivo del contenido del seudoquiste, así como enviar muestras para estudio citológico y para determinación de antígeno carcinoembrionario (CEA). Si existe una vía de acceso favorable, que puede ser tanto transpapilar como transmural, la endoscopia o ecoendoscopia con punción y drenaje es una buena alternativa a la punción percutánea y evita la posible formación de fístulas externas19. • Aunque no esté infectado, es pertinente evaluar el seudoquiste mediante angiografía por TC y/o arteriografía en busca de complicaciones vasculares y de dilataciones o estenosis ductales, ya que estas condicionan la decisión terapéutica. Si el seudoquiste no está complicado se pueden adoptar varias modalidades de drenaje o incluso considerar un tiempo de seguimiento si el paciente no presenta dolor abdominal, ya que del 20 al 60% de los seudoquistes no complicados pueden evolucionar hacia su resolución espontánea, en especial si tienen su origen en un brote de pancreatitis aguda. • Independientemente de su tamaño, si persisten o crecen, se deben abordar para evitar complicaciones futuras (10-40%). Se puede practicar cirugía exerética en un seudoquiste complicado con hemorragia o compromiso vascular. En otras situaciones se pueden plantear intervenciones de drenaje endoscópicas, laparoscópicas o de cirugía abierta si existe dilatación del conducto de Wirsung o comunicación 50 Enfermedades comunes del páncreas con el árbol ductal. La elección de una 8.Bhardwaj P, Garg PK, Maulik SK, Saraya A, Tandon RK, Acharya SK. A randomized conu otra modalidad terapéutica debe ser trolled trial of antioxidant supplementation for individualizada. pain relief in patients with chronic pancreatitis. • Si el seudoquiste no se comunica con Gastroenterology 2009;136:149-59. e2. el conducto principal, puede resecarse. 9.Siriwardena AK, Mason JM, Sheen AJ, Makin AJ, Shah NS. Antioxidant therapy does not Siempre es razonable remitir material reduce pain in patients with chronic panpara citología y determinación de CEA. BIBLIOGRAFÍA 1. Everhart JE. The burden of digestive diseases in the United States. 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Lariño-Noia Resumen La insuficiencia pancreática es una consecuencia de diferentes patologías de origen pancreático que conducen a una pérdida del parénquima pancreático, obstrucción del conducto pancreático principal, disminución de la estimulación pancreática o inactivación de las enzimas pancreáticas debidas a hiperclorhidria. También se recogen en este apartado las consecuencias de la cirugía pancreática y de la cirugía gastrointestinal. Entre las manifestaciones clínicas están la distensión abdominal, la flatulencia, la esteatorrea y la malnutrición. La malnutrición, factor fundamental para la pérdida de peso, se ha relacionado con una elevada morbimortalidad, secundaria a un incremento en el riesgo de complicaciones relacionadas con la propia desnutrición y con eventos cardiovasculares. La evaluación de la función pancreática exocrina, mediante la cuantificación de la grasa fecal, y el test de aliento optimizado con triglicéridos marcados con 13C (13C-MTG) son los métodos de elección para su diagnóstico. En la práctica clínica, se consideran pacientes de alto riesgo para presentar insuficiencia pancreática aquellos con pancreatitis necrotizante grave, cirugía pancreática y gastrointestinal, tumores de cabeza de páncreas y pancreatitis crónica calcificante. Además de aliviar los síntomas relacionados con la maldigestión, el objetivo principal del tratamiento enzimático sustitutivo es garantizar un estado nutricional normal. El tratamiento de la insuficiencia pancreática exocrina se basa en la administración de enzimas pancreáticas exógenas. En la actualidad se ha abandonado la recomendación clásica de restricción de la ingesta de grasa en estos pacientes. El tratamiento enzimático sustitutivo debería imitar el patrón fisiológico de la secreción exocrina del páncreas. En este punto, las enzimas pancreáticas en la forma de minimicroesferas con recubrimiento entérico están consideradas como la mejor preparación comercializada de enzimas pancreáticas. En general, el tratamiento de la insuficiencia pancreática exocrina en pacientes operados es similar al de los que padecen pancreatitis crónica. En este artículo de revisión analizamos la situación actual del diagnóstico y del tratamiento de la insuficiencia pancreática exocrina. © 2015. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos 53 54 Palabras clave: insuficiencia pancreática exocrina, maldigestión, malabsorción, pancreatitis, cirugía pancreática, adenocarcinoma de páncreas, elastasa fecal, test de aliento con triglicéridos marcados, Van de Kamer, esteatorrea, coeficiente de absorción de grasa, malnutrición. INTRODUCCIÓN La insuficiencia pancreática exocrina es una de las principales consecuencias de las enfermedades que conducen a una pérdida de parénquima pancreático (pancreatitis crónica, fibrosis quística, pancreatitis aguda necrotizante, diabetes mellitus tipo 1 y 2), a una obstrucción del conducto pancreático principal (tumores pancreáticos o ampulomas), a una disminución de la estimulación pancreática (enfermedad celíaca) o a una inactivación de las enzimas pancreáticas mediada por el ácido (síndrome de Zollinger-Ellison)1. Además, las resecciones quirúrgicas pancreáticas y gastrointestinales, como la gastrectomía o la duodenopancreatectomía, son causas frecuentes de insuficiencia pancreática exocrina debido a la asincronía posprandial, a la disminución de la estimulación pancreática y a la propia pérdida del parénquima pancreático (en el caso de cirugías de resección). La manifestación clínica fundamental de la insuficiencia pancreática exocrina es la desnutrición. Otros síntomas, como las molestias abdominales o las características heces grasas asociadas a la esteatorrea (sueltas, grasientas, con olor fétido Enfermedades comunes del páncreas y voluminosas, difíciles de eliminar), no están siempre presentes, dado que los pacientes tienden a limitar la ingesta de grasa. De hecho, la maldigestión es la causa principal de la pérdida de peso en pacientes con insuficiencia pancreática exocrina. Estos pacientes presentan niveles plasmáticos circulantes bajos de micronutrientes, vitaminas liposolubles y lipoproteínas, lo que se ha relacionado con una alta morbilidad y mortalidad secundaria a un mayor riesgo de complicaciones relacionadas con la malnutrición y eventos cardiovasculares2. De he cho, la pancreatitis crónica se asocia con un riesgo cuatro o cinco veces mayor de muerte en comparación con la población general3,4. DIAGNÓSTICO DE INSUFICIENCIA PANCREÁTICA EXOCRINA La valoración funcional del páncreas exocrino puede ser importante para apoyar el diagnóstico de pancreatitis crónica en aquellos casos en los que los hallazgos morfológicos en las pruebas de imagen no son concluyentes. Sin embargo, el papel más relevante de la valoración funcional del páncreas es el de la detección de la insuficiencia pancreática primaria o secundaria en pacientes con enfermedad pancreática conocida o después de una cirugía gastrointestinal, con el fin de ayudar a establecer la indicación del tratamiento enzimático sustitutivo, y el control y la monitorización de su eficacia. El patrón oro para el diagnóstico de insuficiencia pancreática exocrina es la © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 4 Diagnóstico y tratamiento de la insuficiencia pancreática exocrina cuantificación del coeficiente de absorción de grasa (CAG) tras la determi nación de grasa fecal medida mediante el test clásico de Van de Kamer. Sin embargo, esta prueba tiene varios inconvenientes importantes que limitan su aplicabilidad clínica. Los pacientes deben seguir una dieta estándar que contiene alrededor de 100 g de grasa al día durante 5 días consecutivos y recoger la totalidad de las heces producidas en los últimos 3 días. Esto no es fácil de cumplir para muchos pacientes. La recogida de las heces durante esos 3 días es necesaria para permitir un período suficientemente largo con el fin de evitar errores y variabilidad. Pero no solo el cumplimiento del paciente es una importante limitación en la cuantificación de la grasa fecal; también es complejo el manejo de las muestras en el laboratorio. Las muestras recogidas esos 3 días deben homogeneizarse primero, para procesarse posteriormente de forma manual, lo que hace que la prueba sea desagradable e incómoda. Un nuevo método basado en la técnica del infrarrojo cercano mediante un análisis de espectrometría por infrarrojos (NIRA) ha simplificado enormemente el proceso de cuantificación de la grasa fecal y, por tanto, ayuda a su aplicación en la práctica clínica5. No obstante, las dificultades asociadas con el cumplimiento del paciente y la homogeneización de las muestras siguen pendientes de resolución. Se ha desarrollado un test de aliento optimizado con triglicéridos marcados con 13C (13C-MTG) como una alternativa a la CAG para el diagnóstico de la 55 FIGURA 4-1. Fundamento del test de aliento con triglicéridos marcados con 13C (13C-MTG). insuficiencia pancreática en la rutina clínica6. En esta prueba, se administra por vía oral un sustrato marcado junto con una comida de prueba. Después de la hidrólisis intraduodenal del sustrato por las enzimas pancreáticas específicas, los metabolitos marcados con 13C se liberan, se absorben en la luz intestinal y se metabolizan en el hígado. Como consecuencia del metabolismo hepático, se libera el 13CO2, que se elimina en el aire espirado (fig. 4-1). La cantidad de 13CO2 exhalado, que refleja de forma indirecta la función pancreática exocrina, se debe medir mediante espectrometría de masas o, menos aconsejable, mediante análisis de infrarrojos. Según el protocolo desarrollado por nuestro grupo, se mezcla en una comida de prueba sólida, que contiene 16 g de grasa, un total de 250 mg de 13C-MTG6. Se recogen las muestras de aliento en tubos de 10 ml antes (muestra basal) y en intervalos de 15 o 30 min durante 6 h después de la ingesta de la comida. Entre 20-30 min antes de la comida se administra una dosis única 56 de un procinético (p. ej., metoclopramida) por vía oral para evitar artefactos en relación con el vaciamiento gástrico. Mediante espectrometría de masas se mide la cantidad de 13CO2 en las muestras de aliento obtenidas. El resultado de la prueba se expresa como la cantidad total de 13CO2 recuperado a lo largo de 6 h. La sensibilidad diagnóstica del test de aliento con 13C-MTG para determinar maldigestión grasa es mayor del 90%6. Este test es también muy eficaz para diagnosticar insuficiencia pancreática exocrina secundaria, como tras una resección gástrica total o parcial o después de una duodenectomía. Este test es fácil de aplicar en la rutina clínica; también es muy robusto y reproducible. Además, esta prueba no solo es útil en el diagnóstico de la insuficiencia pancreática exocrina, sino también para monitorizar la eficacia del tratamiento enzimático sustitutivo en estos pacientes6. A pesar de que tanto el test de aliento con 13CO2 como la CAG son los métodos de elección para el diagnóstico de la insuficiencia pancreática exocrina, ninguno de ellos está ampliamente disponible en la práctica clínica. Algunos aspectos prácticos pueden ayudar en el manejo de estos pacientes. En primer lugar, la probabilidad de insuficiencia pancreática exocrina después de una pancreatitis necrotizante grave, una cirugía gastrointestinal y pancreática, así como en pacientes con tumores de cabeza de páncreas es mayor del 80%. Por ello, en estos casos no es necesaria ninguna prueba diagnóstica antes de iniciar el tratamiento enzimático Enfermedades comunes del páncreas FIGURA 4-2. Imagen mediante ultrasonografía endoscópica de una pancreatitis crónica calcificante (señalada por la flecha amarilla sobre las calcificaciones intraductales). sustitutivo. En segundo lugar, se sabe que existe una gran correlación entre la función pancreática y los hallazgos morfológicos en los pacientes con pancreatitis crónica avanzada. De hecho, la mayoría de los pacientes con pancreatitis crónica calcificante y dilatación del conducto pancrático principal requieren tratamiento enzimático sustitutivo (fig. 4-2)7. En este contexto, los hallazgos morfológicos pueden utilizarse como un método in directo para diagnosticar la insuficiencia pancreática exocrina. Finalmente, un estudio reciente de nuestro grupo ha demostrado que mediante la evaluación de una serie de marcadores nutricionales en sangre periférica se puede predecir la presencia de insuficiencia pancreática exocrina. En concreto, niveles bajos de magnesio, hemoglobina, prealbúmina y proteína fijadora del retinol, junto con niveles elevados de hemoglobina glucosilada, se asociaron a insuficiencia pancreática exocrina8. Capítulo 4 Diagnóstico y tratamiento de la insuficiencia pancreática exocrina © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. TRATAMIENTO DE LA INSUFICIENCIA PANCREÁTICA EXOCRINA 57 apoya la prescripción de tratamiento enzimático sustitutivo en todos los pacientes con insuficiencia pancreática exocrina independientemente del graEl objetivo del tratamiento enzimático do de esteatorrea y la presencia o no de sustitutivo con enzimas pancreáticas es síntomas asociados, con el fin de evitar controlar los síntomas relacionados con déficits nutricionales. la maldigestión, pero sobre todo lograr un estado nutricional normal. El trata- Modificaciones dietéticas en pacientes miento se basa en la administración oral con insuficiencia pancreática exocrina de enzimas pancreáticas exógenas. Las El enfoque inicial clásico en pacientes con modificaciones en la dieta fueron consiinsuficiencia pancreática exocrina era resderadas como un factor clave en el tratringir la ingesta de grasa, con la idea de tamiento de la insuficiencia pancreática disminuir la esteatorrea. En este contexto, exocrina; sin embargo, en la actualidad se suele recomendar una dieta con mesu utilidad es más que discutible. nos de 20 g de grasa al día. Sin embargo, una restricción en la ingesta de grasa se Indicaciones del tratamiento relaciona con una ingesta insuficiente de enzimático sustitutivo vitaminas liposolubles, que, de hecho, son Las indicaciones clásicas para el trata- mal absorbidas en pacientes con insufimiento enzimático sustitutivo en pacien- ciencia pancreática exocrina6. Además, tes con insuficiencia pancreática exocri- estudios sobre el comportamiento de enna son una excreción diaria fecal de más zimas endógenas y exógenas durante su de 15 g de grasa con una dieta con un tránsito por el intestino delgado muestran contenido en grasa de unos 100 g diarios que la vida media de la actividad enzimáy la presencia de síntomas relacionados tica se ve reforzada por la presencia de sus con la esteatorrea9. La indicación del tra- respectivos sustratos11. Ello significa que tamiento en pacientes con insuficiencia para mantener la actividad de la lipasa pancreática exocrina asintomática o con durante el tránsito intestinal es necesaria una excreción de grasa inferior a 15 g la presencia de triglicéridos en la dieta. De diarios era controvertida. Sin embargo, hecho, un modelo experimental de insuun estudio reciente ha demostrado que ficiencia pancreática exocrina en perros pacientes con esteatorrea asintomática demostró que la digestión y la absorción con una excreción de grasa fecal inferior de grasas fue mayor cuando los suplea 15 g/día presentan niveles bajos de pa- mentos de enzimas se tomaron junto con rámetros nutricionales como vitaminas una dieta rica en grasa, en comparación liposolubles, prealbúmina y ferritina, con un dieta baja en grasa12. Como conque pueden normalizar con tratamien- secuencia de todo ello, se debe evitar la to enzimático sustitutivo10. Este estudio restricción de grasas como norma en el 58 manejo de pacientes con insuficiencia pancreática exocrina. Se recomienda realizar comidas frecuentes, en pequeña cuantía, evitando alimentos difíciles de digerir (p. ej., legumbres). Una dieta rica en fibra parece aumentar la secreción de lipasa pancreática, pero también inhibe su actividad en más de un 50%. Por ello, su utilidad en pacientes con insuficiencia pancreática exocrina es muy discutida y, de hecho, no se considera adecuada13. Los triglicéridos de cadena media, que son absorbidos directamente por la mucosa intestinal, pueden ser útiles en casos aislados para proporcionar un aporte extra de calorías en pacientes con pérdida de peso, y para reducir la esteatorrea en pacientes con una pobre respuesta al tratamiento enzimático sustitutivo. Por último, los pacientes pueden requerir suplementos de vitaminas liposolubles. Conceptos clave para un adecuado tratamiento enzimático sustitutivo La secreción de enzimas pancreáticas aumenta rápidamente, hasta seis veces por encima de los niveles interdigestivos, en respuesta a una comida, y alcanzan los valores máximos entre 20 y 60 min tras la ingesta14. A partir de ese momento, la secreción disminuye hasta un incremento de tres a cuatro veces por encima de los niveles interdigestivos y se mantienen en ese nivel entre 3 y 4 h antes de volver a los niveles interdigestivos. En un sujeto sano se produce una secreción máxima de 3.000-6.000 UI/min de lipasa, con una secreción media de Enfermedades comunes del páncreas 2.000-4.000 UI/min de lipasa después de la ingestión de una comida normal15. De esta forma, durante 3 h tras una comida normal el páncreas sano produce entre 360.000 y 720.000 UI de lipasa, equivalentes a una secreción de entre 1.080.000 y 2.160.000 USP o Eur. Ph. U de lipasa. El tratamiento enzimático sustitutivo pautado debería ser capaz de imitar este patrón en los pacientes con insuficiencia pancreática exocrina. Ninguno de los preparados comercializados de enzimas pancreáticas es capaz de aportar estas cantidades de lipasa activa en la luz duodenal en un número aceptable de cápsulas con cada comida. Sin embargo, debido al posible efecto de la lipasa gástrica y, sobre todo, a la secreción exocrina pancreática residual, la digestión y la absorción de nutrientes mejoran de manera significativa, e incluso puede llegar a normalizarse en la mayoría de los pacientes con insuficiencia pancreática exocrina mediante los tratamientos disponibles en la actualidad. Para evitar la esteatorrea, los preparados de enzimas deben ser capaces de aportar, junto con las comidas, al menos 30.000 UI de lipasa activa (90.000 USP o Eur. Ph. U) a nivel duodenal15,16. Este objetivo puede lograrse de manera óptima con la administración de preparaciones de enzimas con cubierta entérica en forma de minimicroesferas. Las enzimas administradas en preparados sin cubierta entérica son inactivadas por la secreción ácida gástrica, mientras que preparados en esferas o tabletas de un tamaño > 2 mm no pasan al duodeno Capítulo 4 Diagnóstico y tratamiento de la insuficiencia pancreática exocrina © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. de manera paralela a la comida para una adecuada digestión. Con base en el concepto de que las enzimas deben ejercer su acción sobre la comida ingerida, y que su vaciamiento gástrico debe ocurrir en paralelo con los nutrientes para optimizar la digestión y la absorción, el tratamiento enzimático sustitutivo ha de administrarse junto con las comidas y los snacks. Un estudio abierto, prospectivo, aleatorizado, comparativo y cruzado que incluía a 24 pacientes con pancreatitis crónica con maldigestión grasa secundaria a insuficiencia pancreática exocrina evaluó el efecto del esquema de administración de las enzimas pancreáticas17. La eficacia del tratamiento fue significativamente mayor cuando las enzimas se administraban a lo largo de la comida o justo después de comer, en comparación con su administración justo antes de las comidas17. Eficacia del tratamiento enzimático sustitutivo en la insuficiencia pancreática exocrina Los preparados enzimáticos en forma de minimicroesferas con recubrimiento entérico están considerados como los más elaborados dentro de aquellos disponibles comercialmente. Diversos estudios aleatorizados, doble ciego, controlados con placebo en pacientes con pancreatitis crónica, fibrosis quística o tras cirugía pancreática han demostrado la eficacia de este tipo de preparados a dosis en rango de entre 40.000 y 80.000 USP o Eur. Ph. U con las tres comidas principales (mitad de dosis con 59 las comidas menores) en la mejoría de la digestión grasa y proteica, así como en la reducción del número de deposiciones y en la ganancia ponderal de los pacientes6,18-22. Factores asociados a una eficacia insuficiente del tratamiento enzimático sustitutivo A pesar del uso de preparaciones enzimáticas con recubrimiento entérico en minimicroesferas, la digestión no se llega a normalizar en casi la mitad de los pacientes23. Existen algunos factores relacionados con una pobre respuesta al tratamiento, sin conseguir eliminar la esteatorrea, como el incumplimiento del propio tratamiento por parte del paciente, un estado de hiperacidez en la luz intestinal o la presencia de un sobrecrecimiento bacteriano24. El cumplimiento del tratamiento por parte de los pacientes es un factor crucial en el manejo de la insuficiencia pancreática exocrina. Los pacientes deben entender tanto la importancia del tratamiento como el modo y el momento en que deben ser administrados los fermentos17. Además, la dosis pautada de enzimas debe ser lo suficientemente alta, y es necesaria una dosis mínima de 40.000-50.000 USP o Eur. Ph. U de lipasa por comida, con la mitad de esa dosis por snack9,10. La secreción pancreática anormalmente baja de bicarbonato en pacientes con insuficiencia pancreática exocrina se asocia con un pH ácido en el intestino proximal. Un pH por debajo de 4 se asocia con una inactivación irreversible 60 de la lipasa pancreática endógena y de la exógena no recubierta, así como con la precipitación de las sales biliares, lo que contribuye a la maldigestión grasa 25. Además, las enzimas pancreáticas con cubierta entérica para ser liberadas necesitan un pH > 5, lo que puede ocurrir en los segmentos más distales del intestino delgado en pacientes con una secreción baja de bicarbonato, asociada a una menor eficacia terapéutica26. Hasta un 40% de los pacientes con insuficiencia pancreática exocrina secundaria a una pancreatitis crónica presentan un estado de sobrecrecimiento bacteriano asociado27. Esto se debe probablemente a un defecto en la función interdigestiva «protectora» de la motilidad gastrointestinal y de la secreción biliopancreática. De hecho, en los pacientes con pancreatitis crónica se ha demostrado que pueden perder la sincronía fisiológica entre la motilidad gastrointestinal interdigestiva y la secreción pancreática. Este fenómeno, junto con una secreción de enzimas pancreáticas notablemente disminuida, puede favorecer el desarrollo del sobrecrecimiento bacteriano28. Optimización del tratamiento enzimático sustitutivo El primer paso para garantizar la eficacia del tratamiento enzimático sustitutivo de pacientes con insuficiencia pancreática exocrina es confirmar que los pacientes están realizando correctamente el tratamiento. En segundo lugar, la dosis de enzimas debe ser lo suficientemente Enfermedades comunes del páncreas alta; se precisa la administración de una dosis mínima de 40.000 a 50.000 Eur. Ph. U de lipasa por comida y 20.000 a 25.000 Eur. Ph. U de lipasa por snack. En casos de respuesta insuficiente, puede intentarse inhibir la secreción ácida gástrica y, si esto no es suficiente para normalizar el estado nutricional del paciente, incrementar la dosis de enzimas administradas. Por último, en aquellos pacientes no respondedores debe valorarse la presencia de un sobrecrecimiento bacteriano y, en caso positivo, ser tratado convenientemente (fig. 4-3). Como se mencionó previamente, un pH intraduodenal bajo puede inactivar la lipasa endógena y la exógena no recubierta, evitar la liberación de lipasa activa de los gránulos recubiertos en el interior del intestino proximal y conducir a una precipitación de las sales biliares. La inhibición de la secreción ácida gástrica, mediante un incremento del pH intragástrico y, por tanto, la disminución de la carga de ácido intraduodenal, mejora la eficacia del tratamiento enzimático sustitutivo. La combinación de pancreatina en minimicroesferas con cubierta entérica y de un antagonista de los receptores H2 o de un inhibidor de la bomba de protones ha mostrado ser beneficiosa en pacientes con fibrosis quística29,30. Recientemente, un estudio ha demostrado el modo en que la adición de un inhibidor de la bomba de protones consigue mejorar o incluso normalizar la digestión grasa en pacientes con insuficiencia pancreática exocrina y respuesta incompleta al tratamiento enzimático Capítulo 4 Diagnóstico y tratamiento de la insuficiencia pancreática exocrina 61 FIGURA 4-3. Recomendaciones © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. actuales para el tratamiento enzimático sustitutivo en pacientes con insuficiencia pancreática exocrina. sustitutivo en forma de minimicroesferas con cubierta entérica23. Este tratamiento combinado no debe ser utilizado en pacientes con una respuesta óptima al tratamiento aislado con enzimas23. Independientemente del tratamiento pautado, la evaluación de la respuesta al tratamiento se basa en parámetros clínicos, como la ganancia o ausencia de pérdida de peso y la mejoría de los síntomas de la esteatorrea. Sin embargo, se ha demostrado recientemente que esta evaluación clínica no es apropiada, y solo la normalización de la digestión grasa, demostrada mediante métodos objetivos, como la normalización del CAG, del test del aliento con 13C-MTG o de parámetros nutricionales, asegura un estado nutricional normal en pacientes con insuficiencia pancreática exocrina6,10. Tratamiento de la insuficiencia pancreática exocrina en pacientes operados En la mayoría de los pacientes, tras gastrectomía o duodenopancreatectomía se desarrolla una insuficiencia pancreática exocrina31,32. Se han implicado múltiples factores, entre ellos la disminución de la estimulación de la secreción pancreática posprandial debida a la interrupción de los reflejos neuronales y la reducción de la liberación de colecistoquinina; la disminución primaria de la secreción pancreática; la llegada de partículas de nutrientes grandes, difíciles de digerir, a la luz yeyunal debido a la resección pilórica, y la asincronía entre el vaciamiento gástrico y la secreción biliopancreática31-33. A pesar de la importancia de la insuficiencia pancreática exocrina en el estado nutricional de los pacientes 62 operados, existen pocos estudios que hayan evaluado la utilidad del tratamiento enzimático sustitutivo, y se dispone de pocos datos sobre cuál es la mejor preparación de enzimas en este tipo de pacientes33. Las enzimas con cubierta entérica en microesferas han mostrado capacidad de asociarse a un mayor incremento de peso con respecto a las no recubiertas en aquellos pacientes sometidos a duodenopancreatectomía34. Además, un ensayo clínico prospectivo, aleatorizado y controlado con placebo en pacientes con insuficiencia pancreática exocrina tras cirugía pancreática ha demostrado una gran eficacia del tratamiento enzimático sustitutivo en forma de minimicroesferas con cubierta entérica en dosis de 75.000 Eur. Ph. U de lipasa con cada comida y 50.000 Eur. Ph. U con snacks22. La inhibición de la secreción ácida gástrica con un inhibidor de la bomba de protones puede ser de ayuda en aquellos pacientes con respuesta incompleta al tratamiento con enzimas en monoterapia. De acuerdo con estos datos, y como regla general, la insuficiencia pancreática exocrina posquirúrgica debe manejarse de forma similar a la asociada a la pancreatitis crónica. BIBLIOGRAFÍA 1. 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Vaquero Resumen La pancreatitis autoinmune (PAI) es una enfermedad infrecuente pero que es necesario conocer, principalmente por dos motivos: tiene un tratamiento efectivo y puede ser causa de masa pancreática, con lo que puede asociarse a resecciones pancreáticas injustificadas al simular patología tumoral. Se han descrito dos tipos de PAI. La PAI de tipo 1 cuya descripción histológica corresponde a la pancreatitis esclerosante linfoplasmocitaria, o PAI sin lesiones epiteliales granulocíticas, es la manifestación pancreática de la enfermedad sistémica asociada a IgG4, por ello presenta con frecuencia afectación de otros órganos (con mayor frecuencia la vía biliar). Su diagnóstico sin biopsia pancreática es posible, y el tratamiento corticoideo es efectivo pero tiene tendencia a la recidiva. La de tipo 2 es una enfermedad propiamente pancreática, sin afectación de otros órganos, no diagnosticable sin biopsia pancreática; corresponde al subtipo histológico de pancreatitis ductocéntrica idiopática o PAI con lesiones epiteliales granulocíticas, no suele recidivar tras tratamiento y se ha descrito una mayor asociación con enfermedad inflamatoria intestinal que en el caso de la PAI de tipo 1. Actualmente el diagnóstico se basa en criterios radiológicos, analíticos, anatomopatológicos y de respuesta a tratamiento, basados en la literatura científica y en el consenso de expertos. El tratamiento de elección de la PAI son los corticoides, que se asocian a una remisión completa de las manifestaciones pancreáticas y extrapancreáticas. En caso de recidiva no está claro el papel de fármacos inmunosupresores. El rituximab es un tratamiento prometedor, dada su alta eficacia en series de casos. Palabras clave: pancreatitis autoinmune, enfermedad sistémica asociada a IgG4, pancreatitis autoinmune de tipo 1, pancreatitis autoinmune de tipo 2, pancreatitis esclerosante linfoplasmocitaria, pancreatitis ductocéntrica idiopática. INTRODUCCIÓN El término pancreatitis autoinmune (PAI) fue propuesto en 1995 por Yoshida © 2015. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos et al. tras describir una serie de pacientes con pancreatitis que presentaban estenosis difusa del conducto de Wirsung, aumento del tamaño pancreático, hipergammaglobulinemia y buena respuesta a corticoides1. En 2001, Hamano et al. describieron en estos pacientes la elevación de IgG4 en suero2, y este hallazgo se convertiría posteriormente en un marcador serológico y tisular3 de gran valor para el diagnóstico de la enfermedad. 65 66 En la última década ha habido contribuciones relevantes en cuanto a su patogenia, diagnóstico y tratamiento. Una de ellas ha sido definir la existencia de dos clases de PAI, la de tipo 1 y la de tipo 2, como entidades distintas 4-6. La primera se ha reconocido como la manifestación pancreática de la llamada «enfermedad sistémica asociada a IgG4»7,8, en tanto que la segunda se considera una enfermedad específica del páncreas. Su correcta catalogación es importante, ya que marcará la evolución, el pronóstico y el tratamiento. En esta revisión detallamos los acuerdos actuales para la clasificación, las herramientas diagnósticas y las recomendaciones terapéuticas para la PAI. DEFINICIÓN Enfermedades comunes del páncreas la misma. Un sondeo nacional llevado a cabo en Japón estima su prevalencia en 0,82 casos por cada 100.000 habitantes9. Sin embargo, el número de casos es más significativo cuando el análisis se realiza de acuerdo con los informes anatomopatológicos de las resecciones pancreáticas, según los cuales el 3-5% de las pancreatectomías llevadas a cabo por sospecha de cáncer de páncreas10-13 y el 11-21% de las realizadas por patología pancreática benigna10,11,14,15 corresponden a PAI. Estas cifras ponen de relieve que, a pesar de su baja frecuencia, la PAI conlleva cirugía innecesaria en un porcentaje no despreciable de casos. La forma de tipo 1 es más frecuente que la de tipo 2. En Asia, casi la totalidad de las PAI descritas son de tipo 116, en tanto que en EE. UU. y Europa representan en torno al 80-90% de los casos17. No obstante, según estudios anatomopatológicos de la pieza pancreática, el porcentaje descrito de PAI de tipo 2 alcanza el 28-40% del total de las PAI18-20. Ello denota la especial dificultad diagnóstica de la forma de tipo 2, dada la necesidad de muestra histológica para confirmar su diagnóstico. En 2010, durante el congreso de la International Association of Pancreatology (IAP) celebrado en Fukuoka, un grupo de expertos definió la PAI como una forma particular de pancreatitis que a menudo se manifiesta como ictericia obstructiva asociada o no a masa pancreática. Cursa con cambios histológicos característicos consistentes en infiltrado linfoplasmocitario y fibrosis y presenta una respuesta excelente al tratamiento TIPOS DE PANCREATITIS AUTOINMUNE con corticoides5. EPIDEMIOLOGÍA La PAI es una enfermedad muy poco frecuente. Es difícil, sin embargo, proporcionar un dato preciso de su prevalencia dada la dificultad diagnóstica de Uno de los avances destacables de los últimos años ha sido categorizar la enfermedad en los tipos 1 y 25. Ambos subtipos presentan características histopatológicas y clínicas propias4,16,18,21,22. La tabla 5-1 resume las principales 67 Capítulo 5 Avances en pancreatitis autoinmune TABLA 5-1. Características diferenciales entre la pancreatitis autoinmune (PAI) de tipo 1 y la de tipo 2 Nomenclatura histológica Edad Sexo Síntomas: • Ictericia obstructiva • Dolor abdominal Aumento de tamaño del páncreas (focal o segmentario) Elevación de nivel de IgG4 en suero IgG4 en páncreas (> 10/CGA) Afectación de otros órganos Asociación a EII Respuesta a corticoides Recaídas PAI de tipo 1 PELP PAI sin LEG 6.ª década de la vida Hombres > mujeres PAI de tipo 2 PDCI PAI con LEG 4.ª-5.ª décadas de la vida Hombres = mujeres Frecuente Infrecuente Frecuente Frecuente Frecuente Frecuente Frecuente Sí Sí Infrecuente (2-6%) Buena Frecuente No No No Frecuente (10-30%) Buena Infrecuente © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. EII, enfermedad inflamatoria intestinal; LEG, lesiones epiteliales granulocíticas; PDCI, pancreatitis ductocéntrica idiopática; PELP, pancreatitis esclerosante linfoplasmocitaria. diferencias entre ellos. La PAI de tipo 1, cuya descripción histológica corresponde a la pancreatitis esclerosante linfoplasmocitaria o PAI sin lesiones epiteliales granulocíticas, se manifiesta a menudo en forma de ictericia obstructiva, es más frecuente en hombres que en mujeres (3-4:1), muestra un pico de presentación durante la sexta década de vida y cursa por lo general con elevación de IgG4 en suero. A menudo existe afectación de otros órganos, por lo que este subtipo se considera la manifestación pancreática de una enfermedad sistémica asociada a IgG4. Es característica la resolución de las manifestaciones pancreáticas y extrapancreáticas con corticoides. No obstante, la recurrencia de la enfermedad en estos pacientes es elevada tras el cese del tratamiento esteroideo (31%)17 o tras resección quirúrgica pancreática (41%)23. La pancreatitis de tipo 2 corresponde al subtipo histológico de pancreatitis ductocéntrica idiopática o PAI con lesiones epiteliales granulocíticas. En estos casos, la enfermedad afecta a pacientes una década más jóvenes que en la de tipo 1, no muestra predilección por el sexo, no cursa con elevación sérica significativa de IgG4, no se asocia a afectación de otros órganos y, en el 11-30% de los casos, se asocia a enfermedad inflamatoria intestinal (colitis ulcerosa más frecuente que enfermedad de Crohn). La respuesta al tratamiento con corticoides es buena y las recaídas al retirar el tratamiento esteroideo son infrecuentes (8%)17. Dado que la PAI de tipo 2 carece de marcadores serológicos (no aumento de IgG4) y de afectación de otros órganos, su diagnóstico definitivo precisa estudio histológico del páncreas. Ello explica que sea diagnosticada con menos frecuencia que la de tipo 1. 68 MANIFESTACIONES CLÍNICAS La presentación clínica varía en función del tipo de PAI y del tiempo de evolución de la enfermedad. En el subtipo 1 en fase activa, la manifestación inicial más frecuente es la ictericia obstructiva indolora, la cual puede ser causada por una masa inflamatoria en la cabeza pancreática o por afectación de la vía biliar como parte del síndrome asociado a IgG424,25. La presentación en forma de ictericia obstructiva hace realmente complejo el diagnóstico diferencial con el cáncer de páncreas y el colangiocarcinoma. El dolor abdominal y la pancreatitis aguda o recurrente son otras posibles manifestaciones de la PAI, en especial de la de tipo 219 y de las formas con afectación focal26. Con los años, la PAI puede evolucionar a pancreatitis crónica con atrofia y calcificaciones pancreáticas27,28 y desarrollar insuficiencia pancreática exocrina y endocrina21. El aumento focal de la cabeza pancreática, la ausencia de estenosis en el conducto de Wirsung y la historia de pancreatitis recurrente se han asociado a una más rápida progresión hacia pancreatitis crónica (30% a los 10 años en ausencia de estos dos factores y 60% a los 10 años en presencia de estos dos factores)27. Ocasionalmente, la PAI se identifica incidentalmente mediante una prueba de imagen o por la existencia de hiperamilasemia mantenida tras una pancreatitis aguda26. AFECTACIÓN DE OTROS ÓRGANOS La PAI de tipo 1 es a menudo una manifestación de la «enfermedad sistémica asociada a IgG4». Esta entidad se ha Enfermedades comunes del páncreas reconocido como una afectación sistémica que puede implicar múltiples órganos. La participación de otros órganos se reconoce por la aparición de tumefacción o formación de masa en el o los órganos afectados, la existencia de hallazgos histológicos típicos (infiltración linfoplasmocitaria densa con abundantes células plasmáticas IgG4, fibrosis estoriforme, flebitis obliterativa, hipereosinofilia) y el aumento sérico de IgG4 (≥ 135 mg/dl)29,30. La infiltración tisular de IgG4 se considera positiva cuando existen ≥ 10 células plasmáticas inmunorreactivas para IgG4 por campo de gran aumento (CGA) y cuando la proporción de células IgG4/ IgG total ≥ 40%. Cabe precisar que la existencia aislada de IgG4 en el tejido no es suficiente para establecer el diagnóstico de enfermedad asociada a IgG4, ya que diversas enfermedades inflamatorias (p. ej., artritis reumatoide, colangitis esclerosante, vasculitis, enfermedad inflamatoria intestinal, gastritis autoinmune, rinosinusitis, enfermedad de Rosai-Dorfman, plasmocitosis cutánea, etc.) y neoplásicas (linfoma, neoplasias pancreatobiliares) pueden también presentar abundantes células plasmáticas IgG4+30. Los criterios establecidos para el diagnóstico de enfermedad asociada a IgG4 son los siguientes: 1) diagnóstico «definitivo» cuando existen tres criterios (masa o tumefacción, histología positiva y serología positiva); 2) diagnóstico «posible» si existe masa o tumefacción con signos histológicos compatibles pero sin elevación sérica de IgG4, y 3) diagnóstico «probable» cuando existe masa o tumefacción y elevación sérica de IgG4 69 Capítulo 5 Avances en pancreatitis autoinmune TABLA 5-2. Afectación de diferentes órganos en la enfermedad sistémica asociada a IgG4 Órgano afectado Páncreas Vía biliar Glándulas submaxilares Glándulas lacrimales y salivales Tiroides © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Aorta Retroperitoneo Hígado Órbitas oculares Riñón Mediastino Pulmón Hipófisis Piel Patología Pancreatitis autoinmune Colangiopatía por IgG4 Tumor de Kuttner Enfermedad de Mikulicz Tiroiditis de Riedel, tiroiditis de Hashimoto Aortitis, periaortitis Fibrosis retroperitoneal Seudotumores hepáticos Seudotumores Nefritis intersticial Fibrosis mediastínica Neumonitis intersticial Hipofisitis autoinmune Seudolinfoma cutáneo pero el estudio histológico es negativo o no está disponible8. Las manifestaciones extrapancreáticas pueden preceder, coexistir o presentarse de manera metacrónica a la PAI. Se ha descrito afectación por IgG4 en casi todos los tejidos del organismo (tabla 5-2). La afectación más frecuente es la de la vía biliar (colangiopatía por IgG4), la cual se manifiesta como ictericia obstructiva y, en ocasiones, fiebre. Estos casos plantean un diagnóstico diferencial difícil con la colangitis esclerosante y el colangiocarcinoma31. La enfermedad en los diferentes órganos suele desarrollarse de manera subaguda y presenta buena respuesta a corticoides. Además de aumento de IgG4 en suero, la elevación sérica de IgE y la hipereosinofilia son hallazgos característicos que se identifican en el 50-86% de los pacientes32,33. Una última consideración es que no cualquier trastorno autoinmune (p. ej., artritis reumatoide, psoriasis, síndrome de Sjögren, linfoma, colitis ulcerosa) puede incluirse como parte del síndrome asociado a IgG4, ya que no comparten los mismos mecanismos patogénicos ni cumplen los criterios clínicos ni histológicos establecidos8. HALLAZGOS HISTOLÓGICOS La PAI presenta cambios histológicos en el páncreas bien definidos que son fácilmente distinguibles de los cambios ocurridos en la pancreatitis crónica de etiología alcohólica u obstructiva. Algunos son hallazgos comunes a los tipos 1 y 2 y otros sirven para distinguir ambos34. Hallazgos comunes en las PAI de tipos 1 y 2 La infiltración linfoplasmocitaria y el estroma celular inflamatorio son hallazgos muy característicos de la PAI (fig. 5-1A). El infiltrado linfoplasmocitario es denso y se acentúa en torno a los ductos de pequeño tamaño con compresión de la luz ductal pero sin destruir el epitelio ductal. Ello ocasiona una imagen ductal en herradura o estrella muy característica de la PAI que difiere de la dilatación ductal observada en la pancreatitis crónica de otro origen. La infiltración linfoplasmocitaria se extiende de forma difusa en el parénquima pancreático, donde se acompaña de fibrosis y destrucción acinar. El resultado es un estroma celular inflamatorio, en el cual abundan los linfocitos, las células plasmáticas y áreas parcheadas de eosinófilos, propio de la PAI, pero no de otros tipos de pancreatitis crónica. 70 Enfermedades comunes del páncreas FIGURA 5-1. A. Extenso infiltrado linfoplasmocitario y fibrosis periductal en un paciente con pancreatitis autoinmune (PAI) de tipo 1. La inmunohistoquímica revela abundantes células plasmáticas IgG4+ (objetivo 40 ×). B. Lesión epitelial granulocítica que destruye el epitelio ductal en un paciente con PAI de tipo 2 (objetivo 200 ×). Hallazgos característicos de la PAI de tipo 1 La fibrosis estoriforme, la flebitis obliterativa, los folículos linfoides prominentes y las células plasmáticas IgG4+ son hallazgos muy característicos de la PAI de tipo 1, aunque también se observan en menor proporción en la de tipo 2. La fibrosis estoriforme, o arremolinada, es un tipo peculiar de fibrosis ocasionada por un entramado de fibras cortas de colágeno entrelazadas en diversas direcciones e infiltradas por un denso componente linfoplasmocitario, con predominio en torno a venas y ductos. Este patrón se describe en el 90% de las PAI de tipo 1 y el 29% de las de tipo 2. La flebitis obliterativa traduce la inflamación de las venas por infiltración linfoplasmocitaria y consiguiente obstrucción de la luz vascular. Si bien es difícil de reconocer, su identificación es de gran interés por ser un signo patognomónico de PAI. Esta alteración se describe en el 90% de las PAI de tipo 1 y en el 57% de las de tipo 2. La existencia de agregados y folículos linfoides prominentes en el parénquima y grasa peripancreática es otro hecho característico de la PAI (100% en el tipo 1 y 47% en el 2), pero que también se observa en aproximadamente la mitad de los casos de pancreatitis crónica alcohólica y pancreatitis crónica obstructiva. La detección de abundantes células plasmáticas IgG4+ (≥ 10 células IgG4 +/ CGA) es un dato clave en el diagnóstico de PAI de tipo 1, en tanto que en la PAI de tipo 2 no existen células plasmáticas IgG4+ o son poco abundantes (< 10/ CGA). No obstante, cabe considerar que la existencia de células IgG4+ no es un dato específico de PAI, ya que pueden observarse en otras formas de pancreatitis Capítulo 5 Avances en pancreatitis autoinmune crónica (11-57%) y en el adenocarcinoma ductal de páncreas (12-47%). Hallazgo característico de la PAI de tipo 2 Las lesiones epiteliales granulocíticas son patognomónicas de la PAI de tipo 2 (fig. 5-1B). Estas lesiones consisten en infiltrados de neutrófilos en los ductos de mediano y pequeño tamaño; las células inflamatorias ocasionan la obliteración de la luz ductal y la destrucción acinar. HALLAZGOS EN LAS PRUEBAS DE IMAGEN (fig. 5-2) © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. La PAI ocasiona cambios parenquimatosos y ductales característicos que pueden ser identificados mediante diversas pruebas de imagen. La tomografía 71 computarizada (TC) con contraste intravenoso es la prueba de elección inicial, ya que, además de para identificar las alteraciones que caracterizan la PAI, es también útil para el diagnóstico diferencial con el cáncer de páncreas (p. ej., para detectar metástasis hepáticas) y para identificar la afectación de otros órganos como parte de la enfermedad sistémica asociada a IgG435,36. Los hallazgos parenquimatosos típicos de PAI observados en la TC son el aumento difuso del páncreas con pérdida de la lobularidad (imagen de páncreas «en salchicha») y la hipoatenuación del parénquima en la fase pancreática con realce tardío durante la fase venosa37. La PAI puede también manifestarse como una masa focal pancreática hipodensa, FIGURA 5-2. A. Imagen del páncreas en fase arterial obtenida mediante pancreatografía por resonancia magnética (RM) en un paciente con PAI. El páncreas muestra aumento difuso del tamaño, con pérdida de la lobularidad, que le da aspecto de páncreas «en salchicha». Las flechas amarillas señalan halo hipointenso que rodea la cola del páncreas. Las flechas naranjas indican lesiones hipointensas en el riñón correspondientes a infiltrados inflamatorios por afectación de IgG4. B. Imagen colangiográfica por RM en el mismo paciente. El colédoco muestra estenosis distal con dilatación proximal secundaria a compresión de la vía biliar a su paso por la cabeza del páncreas. El conducto de Wirsung ofrece una morfología irregular, con trayecto tortuoso a nivel de la cola pancreática. Imágenes cedidas por el Dr. Juan Ramón Ayuso, Hospital Clínic de Barcelona. 72 y es en estos casos cuando el diagnóstico diferencial con el cáncer de páncreas es más complicado. En la resonancia magnética (RM) es característico observar el páncreas aumentado de tamaño, hipointenso en secuencias potenciadas en T1 en comparación con el tejido pancreático no afecto o con el hígado, hiperintenso en secuencias potenciadas en T2 y con real ce tardío en fase venosa. El halo periférico peripancreático es un hallazgo muy característico de la PAI y que no se identifica en el cáncer de páncreas38. Esta imagen se encuentra en el 12-40% de los pacientes y se manifiesta como una cápsula hipodensa en la TC e hipointensa en secuencias T1 y T2 en la RM. La wirsungrafía mediante RM y la colangiografía retrógrada (colangiopancreatografía retrógrada endoscópica [CPRE]) son útiles para identificar cambios ductales característicos de la PAI y realizar el diagnóstico diferencial con el cáncer de páncreas39. Los hallazgos ductales característicos de la PAI son los siguientes: 1) estenosis larga del conducto de Wirsung (afectación > 1/3 del conducto de Wirsung); 2) ausencia de dilatación proximal a la dilatación, y 3) estenosis irregular, arrosariada o múltiple (difusa o focal) del conducto de Wirsung 39,40. La elección entre RM o CPRE depende del área geográfica y del centro hospitalario. La CPRE es la prueba de elección en Asia y la técnica recomendada para el diagnóstico de PAI según el Consenso Internacional de los Criterios Diagnósticos (CICD)5. Su uso Enfermedades comunes del páncreas sería aconsejable en casos en que la TC no pueda identificar imágenes típicas de PAI y exista la duda diagnóstica con el cáncer de páncreas41. La ventaja que ofrece la CPRE con respecto a la RM es que aporta una mejor visualización del conducto de Wirsung, especialmente de los tramos estenosados que no pueden ser visualizados mediante la RM42. Por otro lado, las ventajas de la RM son la de ser una técnica menos invasiva y la de aportar información ductal y parenquimatosa. Otra prueba de gran valor en el diagnóstico de la PAI es la ecoendoscopia, ya que además ofrece la posibilidad de conseguir muestra pancreática. El hallazgo típico es el aumento difuso del páncreas con patrón hipoecoico homogéneo o una masa focal hipoecoica en ausencia de signos característicos de pancreatitis crónica43,44. En cuanto a la obtención de muestra pancreática a través de ecoendoscopia, el CICD5 recomienda obtener biopsia tru-cut pancreática y no mediante punción con aguja fina, dada la dificultad de la punción en obtener material suficiente para un estudio anatomopatológico adecuado45-47. Sin embargo, en contra de esta recomendación, otros trabajos describen que la punción con aguja fina es capaz de proporcionar muestra suficiente de tejido pancreático para identificar los cambios histológicos característicos de la PAI48,49. Otros trabajos señalan la baja eficiencia diagnóstica de la biopsia pancreática, la cual ofrece un diagnóstico de PAI en solo el 26% de los casos50. Ello se atribuye a la distribución parcheada de la enfermedad; se ha descrito que solo 73 Capítulo 5 Avances en pancreatitis autoinmune el 18% de los casos muestran una afectación difusa del parénquima y en el 82% restante las áreas afectas se distribuyen entre otras histológicamente normales51. © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. DATOS SEROLÓGICOS Actualmente carecemos de marcadores serológicos específicos para el diagnóstico de PAI. La elevación sérica de IgG4 es un dato característico de la PAI de tipo 1. No obstante, su interpretación merece algunas reflexiones en cuanto a su sensibilidad y su especificidad diagnóstica52. La ausencia de elevación de IgG4 en suero no excluye el diagnóstico de PAI. Algunos estudios describen que el 50-77% de pacientes con esta pancreatitis cursan con niveles normales de IgG453-55. El subtipo 2 nunca cursa con aumento significativo de IgG4 y, entre los pacientes con PAI de tipo 1, un 25% son seronegativos para IgG453. En referencia a su especificidad, esta viene determinada en gran parte por el nivel de corte establecido, y es importante considerar que la IgG4 puede hallarse elevada en otras patologías pancreáticas (especialmente en cáncer de páncreas y pancreatitis crónica) y extrapancreáticas (dermatitis atópica, asma, pénfigo, parasitosis). Para valores de IgG4 > 135 mg/dl, la especificidad de la IgG4 es limitada (79-93%)56,57, por lo que con este nivel de corte se identifican como positivos el 5% de los sujetos controles y el 10% de los pacientes con cáncer de páncreas57. Si se establece un nivel de corte superior a dos veces la normalidad (IgG4 > 280 mg/dl), ningún control y solo el 1% de los pacientes con cáncer de páncreas muestran IgG4 elevada; en tales casos, la especificidad de este marcador es del 99%57. Por el momento no disponemos de datos epidemiológicos que definan la precisión diagnóstica de la IgG4 en España, y los datos procedentes de diversos estudios son muy heterogéneos según el área geográfica, el nivel de corte o el tipo de PAI analizada52. Otros hallazgos serológicos presentes en la PAI de tipo 1 son la hipergammaglobulinemia, la elevación de IgG total, la existencia de anticuerpos antinucleares y de factor reumatoide, la hipereosinofilia, la elevación de IgE y la disminución de IgM e IgA, aunque ninguno de ellos se ha incluido en el sistema CICD. TRATAMIENTO El objetivo del tratamiento es conseguir la desaparición de los síntomas y la resolución de las manifestaciones pancreáticas y extrapancreáticas. Aunque algunos pacientes mejoran espontáneamente, se ha comprobado que el tratamiento reduce las complicaciones relacionadas con la enfermedad (32 frente a 70%)58 y aumenta la tasa de remisión (98 frente a 74%)59 en comparación con los pacientes no tratados. El tratamiento inicial de elección se basa en los corticoides y está indicado en la fase activa de la enfermedad, pero no en una fase postaguda en la que la pancreatitis ha evolucionado hacia la cronicidad, excepto cuando existan manifestaciones extrapancreáticas asociadas. Las indicaciones para iniciar 74 el tratamiento son ictericia obstructiva por estenosis del colédoco debido a aumento de la cabeza pancreática, afectación extrapancreática (p. ej., colangiopatía por IgG4, fibrosis retroperitoneal, nefritis tubulointersticial, neumonía intersticial), dolor abdominal, pancreatitis recurrente y como prueba para confirmación diagnóstica5,59,60. Las insuficiencias endocrina61 y exocrina62 también pueden ser una indicación terapéutica, ya que muestran recuperación en la mayoría de los casos tras tratamiento con corticoides. En caso de que exista ictericia obstructiva está indicada la colocación de una prótesis biliar, la cual podrá retirarse en la mayoría de casos 4-6 semanas después de haber iniciado el tratamiento con corticoides. Aunque no existe un protocolo terapéutico estandarizado, la mayoría de las pautas recomiendan utilizar prednisona en una dosis inicial de 30-40 mg/día (o 0,5 mg/kg/día) durante 2 semanas63 y, tras confirmar que ha habido respuesta radiológica y clínica, continuar con descenso gradual de la dosis durante los siguientes 3-4 meses. Sin embargo, dada la elevada recurrencia de la PAI tras el cese del tratamiento (31% en la de tipo 1 y 9% en la de tipo 2)17, algunos grupos recomiendan mantener el tratamiento a largo plazo (6-24 meses) con corticoides en dosis bajas (2,5-5 mg/día), lo cual reduce la tasa de recaídas al 9%59. En caso de recurrencia, se puede realizar un segundo tratamiento con corticoides en monoterapia o corticoides en combinación con un inmunomodulador como azatioprina, Enfermedades comunes del páncreas metotrexato, ciclosporina, 6-mercaptopurina, ciclofosfamida o micofenolato, el cual ha mostrado ser efectivo en el 97% de los casos59. Estos datos contrastan, sin embargo, con un reciente estudio de la Clínica Mayo donde se describe que el 50% de los pacientes que reciben un segundo tratamiento por recaída de la enfermedad no responderán o mostrarán intolerancia a este segundo tratamiento64. En estos pacientes, el tratamiento con rituximab (un anticuerpo anti-CD20) resulta una alternativa muy efectiva para conseguir la remisión de la enfermedad64,65. Se consideran factores predictivos de recurrencia la estenosis proximal del conducto biliar y la elevación persistente de IgG417. DIAGNÓSTICO La IAP elaboró en 2010 el CICD de la PAI 5. Este documento unifica los criterios diagnósticos definidos hasta entonces por diversas sociedades (japonesa, coreana, asiática, Clínica Mayo, Mannheim, italiana). El CDI establece el diagnóstico de PAI mediante la combinación de uno o más de los siguientes aspectos: 1) hallazgos en la imagen a) del parénquima pancreático (mediante TC o RM) y b) del conducto pancreático (mediante CPRE); 2) serología (IgG, IgG4, anticuerpos antinucleares); 3) afectación de otros órganos; 4) histología del páncreas, y 5) respuesta a corticoides. Cada uno de estos aspectos se categoriza en los niveles 1 y 2, según su fiabilidad diagnóstica (v. tablas 5-3 y 5-4). 75 Capítulo 5 Avances en pancreatitis autoinmune © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. TABLA 5-3. Criterios de nivel 1 y 2 para el diagnóstico de la pancreatitis autoinmune (PAI) de tipo 1 según el Consenso Internacional de los Criterios Diagnósticos (CICD)5 P Criterio Imagen del Parénquima Nivel 1 Típica: aumento difuso con realce retardado D Imagen Ductal S Serología AOO Afectación de Otros Órganos H Histología del páncreas Rt Respuesta a tratamiento con esteroidesb Estenosis larga (> 1/3) o múltiple del CW sin dilatación distal IgG4 > × 2 (> 270 mg/dl) sobre el límite alto de la normalidad a)Histología (≥ 3 de los siguientes): 1. Marcada infiltración linfoplasmocitaria sin infiltración granulocítica 2. Fibrosis estoriforme 3. Flebitis obliterativa 4. 10 células plasmáticas IgG4 positivas/CGA O b)Imagen (≥ 1 de los siguientes): 1. Estenosis biliar proximal (hiliar/intrahepática) segmentaria/múltiple o proximal y distal 2. Fibrosis retroperitoneal Pancreatitis esclerosante linfoplasmocitaria (PELP) —mediante biopsia o resección— (≥ 3 de los siguientes): 1. Infiltrado linfoplasmocitario periductal sin infiltración granulocítica 2. Flebitis obliterativa 3. Fibrosis estoriforme 4.≥ 10 células plasmáticas IgG4 positivas/CGA Resolución radiológica rápida (≤ 2 semanas) o marcada mejoría de las manifestaciones pancreáticas/extrapancreáticas Nivel 2 Indeterminada (incluye forma atípicaa): aumento focal con realce retardado Estenosis segmentaria/focal del CW sin dilatación distal (diámetro < 5 mm) IgG4 ×1-2 (135-270 mg/dl) sobre el límite alto de la normalidad a)Histología. Incluye biopsia de la papila del conducto biliar (ambos de los siguientes): 1. Marcada infiltración linfoplasmocitaria sin infiltración granulocítica 2. 10 células IgG4 positivas/CGA O b)Evidencia clínica o radiológica (≥ 1 de los siguientes): 1. Aumento simétrico de glándulas salivales o lacrimales 2. Afectación radiológica renal descrita en asociación con la PAI Pancreatitis esclerosante linfoplasmocitaria (PELP) —mediante biopsia— (≥ 2 de los siguientes): 1. Infiltrado linfoplasmocitario periductal sin infiltración granulocítica 2. Flebitis obliterativa 3. Fibrosis estoriforme 4.≥ 10 células plasmáticas IgG4 positivas/CGA Forma atípica: masa de baja densidad, dilatación ductal o atrofia pancreática distal. Estos hallazgos atípicos en un paciente con ictericia obstructiva son muy sugestivos de cáncer de páncreas. Estos casos deben ser considerados cáncer de páncreas, a menos que existan importantes evidencias colaterales de PAI y se haya realizado un exhaustivo diagnóstico para descartar malignidad. b El tratamiento con corticoides solo debe realizarse tras un estudio exhaustivo que descarte el cáncer de páncreas, incluida la ecoendoscopia con biopsia para obtención de muestra pancreática. CGA, campo gran aumento; CW, conducto de Wirsung. a 76 Enfermedades comunes del páncreas TABLA 5-4. Criterios de nivel 1 y 2 para el diagnóstico de la pancreatitis autoinmune (PAI) de tipo 2 según el Consenso Internacional de los Criterios Diagnósticos (CICD)5 P Criterio Imagen del Parénquima Nivel 1 Típica: aumento difuso con realce retardado D Imagen Ductal AOO Afectación de Otros Órganos Histología del páncreas (mediante biopsia/resección) Estenosis larga (> 1/3) o múltiple del CW sin dilatación distal marcada H Rt √ Respuesta a tratamiento con corticoidesb Pancreatitis ductocéntrica idiopática (PDCI) (2 de los siguientes): 1. Infiltración granulocítica de la pared ductal (LEG) con o sin inflamación acinar granulocítica 2. Pocas o ninguna célula plasmática IgG4 positiva (0-10 células/CGA) Resolución radiológica rápida (≤ 2 semanas) o marcada mejoría de las manifestaciones pancreáticas Nivel 2 Indeterminada (incluye forma atípicaa): aumento focal con realce retardado Estenosis segmentaria/focal del CW sin dilatación distal marcada (diámetro < 5 mm) Enfermedad inflamatoria intestinal 2 de los siguientes: 1. Infiltración acinar granulocítica y linfoplasmocitaria 2. Pocas o ninguna célula plasmática IgG4 positivas (0-10 células/CGA) Forma atípica: véase la nota correspondiente en la tabla 5-3. Véase la nota correspondiente en la tabla 5-3. a b TABLA 5-5. Diagnóstico definitivo o probable de pancreatitis autoinmune (PAI) de tipo 1 según el Consenso Internacional de los Criterios Diagnósticos (CICD)5 Diagnóstico PAI de tipo 1 definitiva PAI de tipo 1 probable Base del diagnóstico Histología Evidencia por imagen Típica/indeterminada Imagen Típica Indeterminada Indeterminada Respuesta a corticoides Indeterminada Evidencia colateral Confirmación histológica de PELP (nivel 1 H) Cualquier nivel 1 no D o nivel 2 Más de 2 niveles 1 (+ nivel 2 Da) Nivel 1 S/AOO + Rt o nivel 1 D + nivel 2 S/AOO/H + Rt Nivel 2 S/AOO/H + Rt Aunque el nivel D (ductal) se ha establecido como nivel 2, en este caso el nivel 2 D cuenta con valor de nivel 1. AOO, afectación de otros órganos; H, histología; PELP, pancreatitis esclerosante linfoplasmocitaria; Rt, respuesta a tratamiento con corticoides; S, serología. a Tras aplicar estos criterios se puede llegar al diagnóstico definitivo o probable de PAI de tipo 1 o 2, aunque en algunos casos no es posible distinguir entre ambos, y en tal caso se trata de PAI indeterminada (tablas 5-5 a 5-7). Estos criterios permiten establecer el diagnóstico definitivo de pancreatitis de tipo 1 sin necesidad de incluir la histología. Por el contrario, la de tipo 2 requiere confirmación histológica para llegar al diagnóstico definitivo. 77 Capítulo 5 Avances en pancreatitis autoinmune TABLA 5-6. Diagnóstico definitivo o probable de pancreatitis autoinmune (PAI) de tipo 2 según el Consenso Internacional de los Criterios Diagnósticos (CICD)5 Diagnóstico PAI de tipo 2 definitiva Evidencia por imagen Típica/indeterminada PAI de tipo 2 probable Típica/indeterminada Evidencia colateral Confirmación histológica de PDCI (nivel 1 H) o enfermedad inflamatoria intestinal + nivel 2 H + Rt Nivel 2 H o enfermedad inflamatoria intestinal + Rt H, histología; PDCI, pancreatitis ductocéntrica idiopática; Rt, respuesta a tratamiento con corticoides. TABLA 5-7. Diagnóstico de pancreatitis autoinmune (PAI) indeterminada según el Consenso Internacional de los Criterios Diagnósticos (CICD)5 Diagnóstico PAI indeterminada Evidencia por imagen Típica/indeterminada Evidencia colateral (solo casos D, nivel 1 o 2) D1/2 + Rt Rt, respuesta a tratamiento con corticoides. RIESGO ASOCIADO DE NEOPLASIAS EN PACIENTES CON PANCREATITIS AUTOINMUNE © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Algunos trabajos describen una mayor incidencia de neoplasias en diversos órganos, como estómago, pulmón y próstata, en los pacientes con PAI, especialmente durante el primer año siguiente al diagnóstico17,66. Otros estudios también señalan la asociación de PAI con el desarrollo de neoplasia papilar mucinosa intraductal de páncreas67-69. BIBLIOGRAFÍA 1. Yoshida K, Toki F, Takeuchi T, Watanabe S, Shiratori K, Hayashi N. Chronic pancreatitis caused by an autoimmune abnormality: proposal of the concept. Dig Dis Sci 1995;40:1561-8. 2. Hamano H, Kawa S, Horiuchi A, Unno H, Furuya N, Akamatsu T, et al. High serum IgG4 concentrations in patients with sclerosing pancreatitis. N Engl J Med 2001;344:732-8. 3. Aoki S, Nakazawa T, Ohara H, Sano H, Nakao H, Joh T, et al. Immunohistochemical study of autoimmune pancreatitis using anti-IgG4 antibody and patients’ sera. Histopathology 2005;47:147-58. 4. Chari ST, Kloeppel G, Zhang LZ, Notohara K, Lerch MM, Shimosegawa T. 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Brugge Resumen La incidencia de lesiones quísticas del páncreas (LQP) está aumentando progresivamente desde hace unos años. Las LQP muestran una gran variabilidad en cuanto a características clínicas y también en las pruebas de imagen. Por otra parte, el diagnóstico y la diferenciación de estas lesiones son cruciales por el riesgo de desarrollo de cáncer de algunas de ellas. Habitualmente las LQP se diagnostican y diferencian, en primer lugar, por técnicas de imagen convencionales como ecografía abdominal, tomografía computarizada y resonancia magnética. Sin embargo, su capacidad de distinguir entre lesiones benignas y malignas sigue siendo limitada. La ultrasonografía endoscópica (USE) podría ser más útil en el diagnóstico y diferenciación de las LQP por su alta resolución, aunque fundamentalmente su gran ventaja reside en la posibilidad de realizar punción aspirativa con aguja fina (PAAF) de dichas lesiones para realizar análisis bioquímico, citológico e incluso de ADN del líquido intraquístico, lo que puede ayudar a clarificar el diagnóstico y su clasificación. Las opciones terapéuticas de las LQP son: control evolutivo mediante técnicas de imagen, tratamiento endoscópico o resección quirúrgica. No obstante, la toma de decisiones no siempre es fácil debido a las limitaciones en las técnicas actuales, tanto de imagen como de diagnóstico citológico e histológico. A medida que otras opciones diagnósticas y de manejo no invasivas estén disponibles, la toma de decisiones será mucho más fácil en estos pacientes. Palabras clave: páncreas, lesiones quísticas, seudoquiste, quiste mucinoso, neoplasias mucinosas papilares intraductales, ultrasonografía endoscópica (USE). INTRODUCCIÓN Las LQP son un grupo amplio de tumores pancreáticos con características demográficas, morfológicas, histológicas y © 2015. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos clínicas variables. En los últimos años ha aumentado considerablemente el número de pacientes con LQP. Esta prevalencia creciente podría deberse a una mejora significativa de las técnicas de imagen, al mayor conocimiento de su existencia y al aumento de la esperanza de vida en los países desarrollados. Además, cada vez se descubren más LQP en pacientes asintomáticos1. Los estudios basados en 83 84 pruebas de imagen describen una prevalencia de LQP entre el 1,2 y el 19%1-3. Así, de 24.039 pacientes a quienes se practicó una tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM), 290 (1,2%) presentaban LQP en ausencia de antecedentes de pancreatitis en la mayor parte de casos4. En una serie de autopsias de 300 pacientes, se encontraron 186 lesiones quísticas en 73 de ellos (24,3%)5. La prevalencia de LQP aumenta con la edad2. A grandes rasgos, las LQP pueden clasificarse en dos grupos: neoplásicas y no neoplásicas (cuadro 6-1). Los quistes neoplásicos suelen denominarse neoplasias quísticas del páncreas (NQP). Es importante distinguir los quistes no neoplásicos de los neoplásicos, y los no CUADRO 6-1. Clasificación de las lesiones quísticas del páncreas Quistes no neoplásicos Seudoquiste Quiste simple o congénito Quiste de retención Quistes neoplásicos (neoplasias quísticas del páncreas) Lesiones quísticas mucinosas Neoplasia mucinosa papilar intraductal Cistoadenoma mucinoso Lesiones neoplásicas quísticas no mucinosas Cistoadenoma seroso Neoplasia sólida-seudopapilar Neoplasia neuroendocrina quística Neoplasia quística de células acinares Otras lesiones neoplásicas Adenocarcinoma ductal con degeneración quística Enfermedades comunes del páncreas mucinosos de los mucinosos porque estos últimos se consideran lesiones precancerosas. Por lo general, los quistes no neoplásicos representan hasta el 80% de todas las LQP. No obstante, la tasa de NQP aumenta significativamente con la edad1,4. En los últimos años, tanto los métodos diagnósticos como los algoritmos de manejo y opciones terapéuticas para las LQP se han desarrollado enormemente. En este capítulo revisaremos los tipos principales de LQP de acuerdo con los últimos avances en el diagnóstico y tratamiento. QUISTES NO NEOPLÁSICOS: SEUDOQUISTES Los seudoquistes pancreáticos son colecciones de líquido de características inflamatorias asociados a pancreatitis. Se desarrollan mayoritariamente en hombres adultos como complicación de pancreatitis aguda alcohólica, biliar o traumática6. El término «seudoquiste» hace referencia al hecho de que estas lesiones quísticas carecen de revestimiento epitelial y, por tanto, no son auténticos quistes. Los acúmulos de líquido adyacentes al páncreas son la complicación más frecuente de la pancreatitis aguda y crónica. En el curso de una pancreatitis aguda, se producen con frecuencia acúmulos focales de líquido alrededor del páncreas que carecen de pared de tejido de granulación o fibroso7. El desarrollo de una pared bien definida compuesta por tejido de granulación o fibroso diferencia los Capítulo 6 Diagnóstico y tratamiento de las lesiones quísticas del páncreas © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. seudoquistes de los acúmulos focales de líquido comentados anteriormente. La formación del seudoquiste suele precisar al menos 4 semanas desde el debut de la pancreatitis aguda. En ocasiones se desarrollan seudoquistes de forma insidiosa en pacientes con pancreatitis crónica sin antecedentes de pancreatitis aguda8. Los seudoquistes suelen contener un líquido muy rico en enzimas pancreáticas y habitualmente son estériles. Suelen ser únicos pero en el 10% de los casos son múltiples. Habitualmente tienen forma ovalada o redondeada, aunque algunos son irregulares y multiloculados (fig. 6-1). Su tamaño oscila entre 2 y 20 cm6-8. Los seudoquistes pancreáticos pequeños suelen estar íntimamente relacionados con el páncreas y rodeados por una pared fina. Los seudoquistes grandes pueden ocupar espacios adyacentes al estómago o páncreas o incluso extenderse a zonas lejanas al páncreas, incluyendo el tórax. Las paredes de los seudoquistes están siempre compuestas por fibrosis 85 y tejido inflamatorio. La mayoría de los seudoquistes del páncreas tienen su origen en una rotura de sistema ductal pancreático y se mantienen por la llegada continua de la secreción pancreática a partir de dicha fuga7. Los síntomas asociados a los seudoquistes en el seno de una pancreatitis crónica son habitualmente leves. Los más frecuentes son dolor abdominal recidivante, saciedad precoz, náuseas y vómitos. Por lo general, el tamaño y el tiempo de persistencia del seudoquiste son los factores predictivos más importantes de la aparición de síntomas9. En los seudoquistes grandes, puede existir una masa palpable percibida por el propio paciente o el médico explorador. Como resultado de la compresión gástrica, se observa pérdida de peso en el 20% de los pacientes, a causa tanto de ingesta escasa como de maldigestión. En el 10% de los pacientes puede aparecer colestasis, que se manifiesta por ictericia, coluria, prurito y heces acólicas. La aparición de FIGURA 6-1. Esquema de los detalles morfológicos de las lesiones quísticas pancreáticas más frecuentes. 86 la colestasis suele ser lenta, debida a la compresión del conducto biliar por el seudoquiste o por el propio páncreas inflamado. La fiebre es infrecuente en los seudoquistes crónicos o no complicados, de forma que su presencia debe hacer sospechar una infección de los mismos10. Diagnóstico Los seudoquistes pancreáticos se diagnostican habitualmente por el contexto clínico del paciente, aunque en algunos casos en que el episodio de pancreatitis aguda ha pasado desapercibido, o cuando existe una pancreatitis crónica leve, el diagnóstico puede ser más difícil. La ecografía abdominal suele ser el método de elección en el estudio inicial de los seudoquistes. Por lo general, aparecen en forma de estructura anecoica con refuerzo acústico posterior. La sensibilidad de la ecografía es inferior a la de la TC, que alcanza el 90-100% en la detección de seudoquistes pancreáticos. Una lesión redondeada, llena de líquido y rodeada por una pared gruesa y densa adyacente al páncreas en la TC abdominal de un paciente con antecedentes de pancreatitis es prácticamente diagnóstica de seudoquiste pancreático6. Típicamente, el páncreas adyacente muestra signos de pancreatitis aguda o crónica. Los seudoquistes de gran tamaño pueden localizarse en el mediastino o la pelvis, o afectar al mesenterio. Aunque suelen ser uniloculares, en ocasiones existen tractos fibrosos dentro del seudoquiste que causan múltiples tabicaciones. La cavidad del seudoquiste también puede Enfermedades comunes del páncreas contener detritus o sangre, que aparecen como áreas de alta atenuación dentro de la cavidad llena de líquido. Por técnicas de imagen, y en ausencia del análisis del contenido intraquístico, puede resultar difícil o imposible distinguir entre un seudoquiste y un cistoadenoma mucinoso. La TC puede aportar información sobre las estructuras circundantes y poner de manifiesto alteraciones adicionales. La RM y colangiopancreatografía por resonancia magnética (CPRM) también son métodos diagnósticos sensibles, pero no suelen añadir información adicional a la TC 11. La colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) no debe utilizarse en el diagnóstico de los seudoquistes, pero resulta útil para su tratamiento en algunos casos. La ultrasonografía endoscópica (USE) se utiliza, en general, para el estudio de LQP ya detectadas por otras técnicas de imagen y es muy útil en el diagnóstico diferencial entre los seudoquistes y otras LQP12. Los seudoquistes aparecen como estructuras anecoicas llenas de líquido adyacentes al tracto digestivo superior y al páncreas. Los acúmulos de líquido iniciales asociados a la pancreatitis aguda no están rodeados por pared, mientras que los seudoquistes muestran con frecuencia un halo hiperecoico grueso. La presencia de calcificaciones en la pared de una LQP es altamente sugestivo de cistoadenoma mucinoso (CAM), más que de seudoquiste. Es frecuente la presencia de un material denso en la porción declive de la cavidad, que puede corresponder a detritus, sangre o material Capítulo 6 Diagnóstico y tratamiento de las lesiones quísticas del páncreas FIGURA 6-2. Seudoquiste pancreático de una sola © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. cavidad y 7 cm de diámetro, con detritus en su interior. necrótico (fig. 6-2). La exploración con Doppler-color de la pared de un seudoquiste con frecuencia revela múltiples vasos, que pueden ser prominentes, o incluso varices paragástricas. El análisis del líquido intraquístico obtenido por punción aspirativa con aguja fina guiada por USE en tiempo real (USE-PAAF) permite diferenciar los seudoquistes de los quistes neoplásicos en más del 90% de los casos (fig. 6-3)10. Así, una concentración elevada de amilasa en el líquido aspirado indica conexión de la lesión con el sistema ductal pancreático y ayuda a confirmar el diagnóstico de seudoquiste. Los seudoquistes suelen tener concentraciones relativamente bajas de antígeno carcinoembrionario (CEA), lo cual resulta útil para distinguirlos de la neoplasia mucinosa papilar intraductal (NMPI) y del CAM13. El análisis del líquido aspirado de un seudoquiste revela detritus, histiocitos y células inflamatorias. Por el contrario, si existen células epiteliales, hay que sospechar que se trata de una 87 FIGURA 6-3. Aspiración con aguja fina guiada por ultrasonografía endoscópica de un seudoquiste en paciente con pancreatitis crónica enólica. La amilasa del líquido intraquístico estaba muy elevada y la citología resultó negativa para células malignas (no se identificaron células epiteliales). neoplasia quística, no un seudoquiste13. La presencia de granulocitos en el líquido aspirado apunta a infección aguda. Tratamiento Los exudados peripancreáticos que aparecen en la pancreatitis aguda suelen resolverse espontáneamente. De la misma forma, si no existe una disrupción del sistema ductal, los seudoquistes también pueden solucionarse de forma espontánea. Los seudoquistes pequeños, de diámetro inferior a 4 cm, a menudo desaparecen solos y casi nunca se asocian a complicaciones, pero, en general, los seudoquistes de mayor tamaño son sintomáticos o causan complicaciones. La resolución espontánea de los seudoquistes se produce por drenaje al tubo digestivo o al conducto pancreático. En estudios longitudinales a largo plazo, menos del 10% de los pacientes sufren complicaciones. Las indicaciones principales de drenaje 88 de los seudoquistes son su persistencia o la aparición de complicaciones (infección, hemorragia, obstrucción biliar). El 40% de los seudoquistes menores de 6 cm precisan ser drenados14. El drenaje de los seudoquistes pancreáticos puede llevarse a cabo mediante distintas técnicas15. Es posible insertar un tubo de drenaje en la cavidad por vía percutánea bajo control por TC/ecografía (drenaje externo). La tasa de éxito a corto plazo de esta intervención, relativamente sencilla, es muy alta, pero conlleva un riesgo elevado de infección y resulta poco confortable para el paciente6. El drenaje quirúrgico de los seudoquistes se consigue creando una fístula o comunicación entre la cavidad del seudoquiste y el estómago o intestino delgado. La tasa global de éxito del drenaje quirúrgico es muy alta, pero se trata de una técnica invasiva con una alta tasa de complicaciones. Por tanto, debería reservarse para aquellos pacientes que no toleran otros métodos de drenaje o cuando estos han fracasado16. El drenaje de los seudoquistes pancreáticos mediante técnicas endoscópicas es el método preferido actualmente 17. Puede realizarse por un abordaje transpapilar con CPRE o directamente a través del estómago o la pared duodenal. El abordaje transpapilar con drenaje puede realizarse cuando el seudoquiste se comunica con el conducto pancreático principal, habitualmente en la cabeza del páncreas. Este abordaje también ha demostrado ser eficaz para drenar seudoquistes infectados o los asociados a estenosis o extravasaciones del conducto Enfermedades comunes del páncreas pancreático principal18. Cuando el seudoquiste se sitúa adyacente a la pared gastroduodenal se usa un abordaje transgástrico o duodenal. La USE se utiliza para determinar el tamaño, la localización y espesor de la pared del seudoquiste. Una pared de espesor mayor de 1 cm y la presencia de grandes vasos o varices, puestos de manifiesto por la USE, son contraindicaciones relativas del drenaje endoscópico. La USE es imprescindible cuando el seudoquiste no protruye en la pared del tubo digestivo. Para el drenaje guiado por USE debe utilizarse un endoscopio lineal terapéutico. Esta técnica de drenaje es también útil en los seudoquistes infectados o incluso cuando existe necrosis (necrosectomía endoscópica). Para ello es necesario crear una cistogastrostomía o duodenostomía con la ayuda de un balón de dilatación y creando una fístula que se mantiene abierta gracias a la colocación de una o varias prótesis (fig. 6-4). Globalmente, la tasa de complicaciones del drenaje FIGURA 6-4. Quistogastrostomía endoscópica tras dilatación con balón; se aprecia claramente la fístula. 89 Capítulo 6 Diagnóstico y tratamiento de las lesiones quísticas del páncreas endoscópico electivo está en torno al 10% de todas las NQP. Un estudio po13%, con tasas de éxito superiores al 90% blacional realizado en Corea describió las y de recidiva inferiores al 10%10. proporciones de NQP como: NMPI 41%, CAM 25,2%, NSS 18,3%, CAS 15,2%, y NEOPLASIAS QUÍSTICAS otras 0,3%1,19. Es importante diferenciar DEL PÁNCREAS entre los diferentes tipos de LQP, ya que El cuadro 6-1 muestra la clasificación su diagnóstico y tratamiento son disde las NQP. Los cuatro tipos principa- tintos (tabla 6-1). les de NPQ son: neoplasia mucinosa papilar intraductal (NMPI), cistoadenoma Cistoadenoma mucinoso mucinoso (CAM), cistoadenoma seroso El CAM se define como una neoplasia (CAS) y neoplasia sólida-seudopapilar epitelial formadora de una cavidad (NSS). Por su alta prevalencia y su im- quística que habitualmente carece de portancia clínica, la NMPI se trata aparte comunicación con el conducto panen el capítulo 7. La proporción de NQP creático y está compuesta por epitelio varía según la población estudiada. Así, cilíndrico productor de mucina y un en los países occidentales los CAS supo- estroma subyacente de tipo ovárico1,20. nen el 32-39%; los CAM, el 10-45%; las Prácticamente todos los CAM están roNMPI, el 21-33%, y las NSS, menos del deados por una capa gruesa de células TABLA 6-1. Características de las lesiones quísticas pancreáticas más frecuentes Parámetros Factores demográficos © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Localización TC/RM NMPI (NMPI-CP Seudoquiste y NMPI-RS) Abuso de alcohol, Mediana edad y antecedentes edad avanzada de pancreatitis, sexo masculino, mediana edad Frecuente en la Frecuente en cola del páncreas, la cabeza del único, tamaño de páncreas; puede pequeño a muy ser incidental y grande multifocal Habitualmente, unilocular, cambios inflamatorios del parénquima CAM Sexo femenino, mediana edad CAS Habitualmente, mujeres de edad avanzada Cuerpo y cola del páncreas, lesión única, incidental Todo el páncreas, muchos quistes pequeños (microquistes) o bien oligo-/ macroquístico Quistes grandes con Microquístico, NMPI-CP: múltiples quistes tabiques gruesos, afectación difusa pequeños, cicatriz calcificaciones o focal del CPP fibrosa central con periféricas, NMPI-RS: quiste calcificaciones, engrosamiento de o racimo de en ocasiones la pared quistes, puede oligoquístico ser multifocal, comunicación ductal (Continúa) 90 Enfermedades comunes del páncreas TABLA 6-1. Características de las lesiones quísticas pancreáticas más frecuentes (cont.) Parámetros Hallazgos de la USE Citología NMPI (NMPI-CP Seudoquiste y NMPI-RS) NMPI-CP: Lesión quística dilatación del de una sola CPP, ocasionales cavidad, anecoica nódulos y de paredes hiperecoicos gruesas, cambios que nacen de la inflamatorios del pared ductal parénquima NMPI-RS: pequeños acúmulos en racimo de uvas de RS dilatadas, ocasionales nódulos murales Mucina de Restos aspecto coloide, degenerativos, tinciones células de mucina inflamatorias, positivas histiocitos Células epiteliales No hay células mucinosas con epiteliales atipia de grado variable Celularidad escasa Análisis del No espeso, líquido quístico transparente o verdoso o marronáceo, no mucinoso, en ocasiones hemorrágico Concentración de CEA muy baja, amilasa y lipasa habitualmente elevadas Endomicroscopia Aún no descritos confocal Espeso, viscoso, con moco Concentración de CEA habitualmente elevada La amilasa puede estar elevada en cerca del 60% Positivo para mutación de KRAS (80%) Estructuras vellosas epiteliales Sin red vascular CAM Lesión macroquística con pocos tabiques En ocasiones calcificaciones focales periféricas Sin dilatación ductal Pueden observarse proyecciones papilares atípicas CAS Múltiples áreas quísticas pequeñas y anecoicas, y aspecto en «panal de abejas», a veces fibrosis central o calcificaciones Células epiteliales mucinosas con atipia de grado variable Mucina de aspecto coloide Positiva para las tinciones de mucina Habitualmente acelular y no diagnóstica Pequeños acúmulos de células con morfología cuboidal poco definida Positiva para la tinción de glucógeno, negativa para mucina Transparente y no espeso, puede ser hemorrágico Concentraciones de CEA y amilasa muy bajas Espeso, viscoso, con moco Concentración de CEA habitualmente elevada Positivo para mutación de KRAS (14%) Negativo para mutación de GNAS Estructuras vellosas epiteliales Sin red vascular Pared quística engrosada, red vascular Bandas fibrosas CAM, cistoadenoma mucinoso; CAS, cistoadenoma seroso; CEA, antígeno carcinoembrionario; CPP, conducto pancreático principal; NMPI, neoplasia mucinosa papilar intraductal; RM, resonancia magnética; RS, rama secundaria; TC, tomografía computarizada; USE, ultrasonografía endoscópica. © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 6 Diagnóstico y tratamiento de las lesiones quísticas del páncreas fusiformes que contienen receptores de progesterona y estrógenos. El tejido denso similar al ovárico puede simular un hamartoma ovárico y, en ocasiones, un sarcoma. La posible procedencia del tejido ovárico del componente estromal de los CAM está respaldada por su morfología y tendencia a presentar luteinización. Se ha propuesto la hipótesis de que estroma ovárico ectópico incorporado al páncreas durante la embriogénesis podría liberar hormonas y factores de crecimiento, causando la proliferación y formación de quistes del epitelio adyacente. El epitelio de transición mucinoso es el origen de casi todas las neoplasias malignas originadas en los CAM. De un modo similar a las NMPI, los CAM se clasifican según el grado de displasia: 1) CAM con displasia leve o moderada; 2) CAM con displasia de alto grado, y 3) CAM con carcinoma invasivo asociado21,22. Macroscópicamente, los CAM se presentan en forma de masas redondeadas únicas y pueden ser uniloculares o multiloculares. La cavidad quística contiene mucina espesa o una mezcla de mucina y material hemorrágico-necrótico. Como se ha comentado anteriormente, no existe comunicación entre el tumor y el sistema ductal, a menos que se haya formado una fístula, hecho que puede ocurrir con relativa frecuencia. En este sentido, un estudio japonés multicéntrico, demostró comunicación con el conducto pancreático en el 18,1% (25 de 138) de los pacientes con CAM23. 91 Los CAM aparecen casi exclusivamente en mujeres, con una incidencia máxima en la quinta década de la vida. Habitualmente se localizan en el cuerpo y la cola del páncreas. Se ha descrito que hasta la tercera parte de los CAM alberga un carcinoma invasivo. Los factores de riesgo para la presencia de neoplasia maligna son gran tamaño tumoral, masas o nódulos murales asociados y edad avanzada. La presencia de calcificaciones periféricas, engrosamiento de la pared y tabiques gruesos también puede ser indicativa de degeneración maligna. Cerca del 30% de los pacientes no tiene síntomas ni signos en relación con el tumor24. Los pacientes sintomáticos refieren dolor abdominal, masa palpable, pérdida de peso, anorexia, cansancio o ictericia. Algunos pueden debutar con pancreatitis. Los resultados de los análisis de laboratorio habituales suelen ser inespecíficos. Aquellos con obstrucción del conducto biliar muestran alteraciones de la función hepática de tipo colestásico25. Desde el punto de vista morfológico, en la TC, los CAM aparecen en forma de lesiones quísticas grandes con tabiques finos que se visualizan mejor con la administración de contraste intravenoso. Es posible observar calcificaciones situadas en la periferia de la lesión en contraste con las calcificaciones estrelladas y centrales de los CAS. En la RM, los quistes tienen una alta intensidad de señal (blancos) en las secuencias T2. Las secuencias T1 con administración de gadolinio intravenoso consiguen una mejor visualización de las paredes y tabiques. En un estudio 92 realizado en 52 pacientes con CAM, la presencia de estos tres hallazgos conllevó un riesgo de malignidad del 95%26. En la exploración con USE, los CAM se presentan como lesiones quísticas de paredes finas, tabicadas y llenas de líquido, de 1-2 cm o más de diámetro3. Casi nunca se observa comunicación con el sistema ductal del páncreas. El aumento de tamaño y la presencia de irregularidades o engrosamiento de la pared, así como la existencia de masas sólidas intraquísticas adyacentes son hallazgos indicativos de neoplasia maligna. La concentración de CEA en el líquido intraquístico es elevada debido a secreción del epitelio mucinoso. La distinción entre CAM y NMPI es imposible a partir de la citología del líquido intraquístico. Las guías actuales recomiendan el tratamiento quirúrgico de todos los CAM, a menos que haya contraindicaciones para la intervención27. En CAM < 4 cm sin nódulos murales, se recomienda la resección laparoscópica, así como resecciones conservadoras de parénquima y pancreatectomía distal con preservación del bazo. La resección quirúrgica es curativa en la práctica totalidad de los pacientes con CAM no invasivo y, en este caso, no se requiere vigilancia tras la resección, al contrario que en la NMPI. En los CAM con carcinoma invasivo asociado, el pronóstico depende de la extensión del componente invasivo, estadio del tumor y posibilidad de resección. Las tasas de supervivencia a 2 y 5 años de los pacientes con CAM y carcinoma invasivo asociado tratados con resección Enfermedades comunes del páncreas quirúrgica son aproximadamente del 67 y del 50%, respectivamente1. En los pacientes no candidatos a cirugía o en aquellos que rechazan la cirugía podría plantearse tratamiento mediante ablación del quiste guiada por USE, aunque en la actualidad no existe evidencia de la capacidad curativa de esta técnica. Cistoadenoma seroso Los CAS son neoplasias quísticas que tienen su origen en las células centro acinares y están compuestas por células epiteliales cuboidales, ricas en glucógeno. Las cavidades quísticas contienen líquido seroso. Según el grado de displasia, las neoplasias serosas quísticas se clasifican en CAS o cistoadenocarcinoma seroso, extremadamente infrecuente. Los CAS son más frecuentes en mujeres entre la quinta y la sexta décadas de la vida, y las localizaciones predominantes son el cuerpo y la cola del páncreas. A pesar de ser benignas, estas lesiones tienden a crecer lentamente y pueden alcanzar un diámetro considerable28. Cerca del 90% de los pacientes con síndrome de Von Hippel-Lindau (VHL) desarrollan CAS. El 70% de estas lesiones presenta una mutación en el gen VHL29. Al contrario, las mutaciones de KRAS casi nunca se observan en los CAS. Se trata de lesiones que prácticamente siempre son benignas, de forma que solo se han descrito 25 casos de malignización en la literatura médica. Los CAS suelen ser lesiones únicas, redondeadas, con diámetro que en ocasiones supera los 20 cm. Al corte, las cavidades quísticas están compuestas © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 6 Diagnóstico y tratamiento de las lesiones quísticas del páncreas por numerosos microquistes llenos de líquido seroso (v. fig. 6-1) y revestidas por una sola capa de células epiteliales de tipo cuboidal. A menudo el centro de la lesión contiene una cicatriz fibronodular densa formada por tejido hialinizado acelular y unos pocos acúmulos de quistes minúsculos. Contienen abundantes receptores vasculares del factor de crecimiento epitelial, y una estructura vascular compleja hace la función de soporte de la lesión. Los CAS no se comunican con el conducto pancreático. Según la clasificación de la OMS de 2010, existen cuatro variantes de tumores serosos del páncreas con componente epitelial idéntico al del CAS: CAS macroquístico, adenoma seroso sólido, asociado al VHL y neoplasia neuroendocrina serosa mixta. Los CAS macroquísticos se caracterizan por estar formados por una o pocas cavidades quísticas y se localizan con mayor frecuencia en la cabeza del páncreas. Los adenomas serosos sólidos son neoplasias bien delimitadas con un aspecto macroscópico sólido en las que las células se organizan en pequeños acinos alrededor de una mínima luz central. La variante asociada al VHL hace referencia a múltiples CAS y variantes macroquísticas que aparecen en pacientes con VHL. En estos pacientes los CAS afectan típicamente al páncreas de forma difusa30. La neoplasia neuroendocrina serosa mixta es un tipo infrecuente de CAS que se caracteriza por la asociación de CAS y neoplasia neuroendocrina, ya sea en forma de lesiones independientes o mixtas. Esta asociación es altamente sugestiva de VHL (el 10-17% de estos 93 pacientes presentan uno o varios tumores neuroendocrinos pancreáticos). La mayoría de los pacientes con CAS no tienen síntomas ni signos al diagnóstico. Los pacientes sintomáticos pueden presentar dolor abdominal, masa palpable, anorexia, ictericia, cansancio/ malestar general o pérdida de peso. En la TC y RM, los CAS presentan la imagen microquística clásica o bien, y de forma menos frecuente, son oligoquísticos (fig. 6-5). Las lesiones microquísticas están compuestas por múltiples quistes de pequeño tamaño y una cicatriz fibrosa FIGURA 6-5. Imágenes de tomografía computarizada de un cistoadenoma seroso. A. Vista axial. Obsérvense los tabiques que nacen de la cicatriz central. B. Vista sagital. Destaca la imagen de alta intensidad focal dentro del quiste, correspondiente a hemorragia (flecha). 94 central con calcificaciones, que aparece hasta en el 30% de los casos y que, si existe, se considera patognomónica. En algunos casos, el conjunto de múltiples microquistes más el componente denso y fibroso de la cicatriz confiere a estas lesiones un aspecto casi sólido en la TC. El patrón oligoquístico es a menudo difícil o imposible de distinguir de los CAM en TC/RM por las similitudes morfológicas31. En la imagen de USE, el CAS típico tiene múltiples áreas quísticas pequeñas y anecoicas, y tabiques finos. Por las características vasculares de estas lesiones, el líquido aspirado mediante USE-PAAF suele ser hemático o contener macrófagos cargados de hemosiderina. La concentración de CEA es baja en el líquido intraquístico. La rentabilidad de la citología obtenida por USE-PAAF es baja32. En cambio, parece que por microscopia confocal (ELC) con sonda intraquística puede obtenerse una imagen de la red vascular capilar subepitelial que es muy típica del CAS (sensibilidad del 63% y especificidad del 100%), tal como se demuestra en un estudio reciente que incluyó a 18 pacientes (fig. 6-6). El pronóstico de los pacientes con CAS es excelente. Incluso en los casos muy infrecuentes de cistoadenocarcinoma seroso se han descrito supervivencias prolongadas tras la resección. Actualmente, las indicaciones propuestas de resección quirúrgica son: presencia de síntomas, tamaño superior a 4 cm y, obviamente, ausencia de certeza sobre el tipo de neoplasia quística. Aunque Enfermedades comunes del páncreas FIGURA 6-6. Red vascular en la pared de la cavidad quística, puesta de manifiesto mediante endomicroscopia confocal en un paciente con cistoadenoma seroso. (Por cortesía del Dr. Bertrand Napoléon, Hôpital Jean Mermoz, Lyon, Francia; estudio clínico CONTACT.) el aumento de tamaño de la lesión no indica necesariamente que exista degeneración maligna, parece ser que los CAS grandes crecen más rápido y, por tanto, tienen más probabilidad de causar síntomas28,30. Neoplasia sólida-seudopapilar La NSS es una neoplasia de bajo grado de malignidad, compuesta por células epiteliales monomorfas que forman estructuras sólidas y seudopapilares. Microscópicamente, consta de un componente seudopapilar sólido y de otro hemorrágico-necrótico que puede formar una cavidad quística. La porción sólida está formada por células monoformas pobremente cohesionadas y bandas de estroma mixoide con vasos sanguíneos de paredes finas. Cuando las células neoplásicas mal cohesionadas se desprenden, las células restantes y el estroma forman las seudopapilas. No hay © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 6 Diagnóstico y tratamiento de las lesiones quísticas del páncreas mucina, y el glucógeno no es abundante en las células de estos tumores. Macroscópicamente, las NSS son masas grandes, redondeadas y únicas (tamaño medio 8-10 cm), están bien delimitadas y a menudo tienen cierta fluctuación al tacto. La sección de la pieza pone de manifiesto áreas sólidas lobuladas y zonas con una mezcla de hemorragia, necrosis y degeneración quística. A menudo estas tumoraciones sufren una degeneración quística hemorrágica33. Aunque no existan criterios histológicos de malignidad como invasión perineural o vascular o infiltración del parénquima circundante, las NSS pueden metastatizar. Por este motivo, todas las NSS se clasifican como neoplasias malignas de bajo grado34. Aparecen mayoritariamente en mujeres jóvenes con edad media al diagnóstico entre los 30 y los 40 años. Los pacientes sintomáticos presentan dolor, masa palpable, anorexia, náuseas/vómitos, ictericia o pérdida de peso. No se ha demostrado una localización preferente en el páncreas. En la TC, las NSS aparecen en forma de masas encapsuladas bien delimitadas con áreas variables de tejido blando y focos necróticos, sin tabicación. La cápsula suele ser gruesa y capta contraste, y pueden existir calcificaciones periféricas hasta en el 30% de los casos. En la RM, este tipo de tumor se presenta como una masa bien definida con una mezcla de intensidad de señal alta y baja en T1 y T2, lo que refleja la naturaleza heterogénea de estas lesiones. Si las cavidades contienen restos hemáticos, muestran una 95 intensidad de señal alta en T1, y baja o heterogénea en T235. En la USE, las NSS suelen aparecer como masas hipoecoicas bien definidas, sólidas, sólido-quísticas o predominantemente quísticas, en algunos casos con calcificaciones en su interior. La precisión diagnóstica de la USE-PAAF en las NSS es del 65%. El líquido intratumoral aspirado muestra en ocasiones restos necróticos. Los niveles de CEA del líquido intratumoral son bajos, como reflejo de la naturaleza no mucinosa del epitelio36. El tratamiento fundamental es la cirugía. La resección quirúrgica completa es curativa en el 85-95% de los pacientes1. Incluso en casos con invasión local, recidiva o metástasis, se han documentado supervivencias prolongadas37. No existen factores predictivos biológicos o morfológicos claros de buen o mal pronóstico; sin embargo, se han propuesto como indicadores de mal pronóstico la edad avanzada y la existencia de aneuploidía en el ADN. Aproximación global al manejo de las lesiones quísticas del páncreas Se han sugerido múltiples algoritmos para el manejo de las LQP (fig. 6-7)14,38. Todos ellos hacen hincapié en el tamaño y la morfología de la lesión quística. Ante una LQP, el primer punto, y más importante, es diferenciar entre seudoquiste y neoplasia quística (NQP). El diagnóstico de seudoquiste se basa fundamentalmente en los datos clínicos del paciente (antecedente de pancreatitis) y en la 96 Enfermedades comunes del páncreas FIGURA 6-7. Algoritmo propuesto para el manejo de las lesiones quísticas del páncreas. CAM, cistoadenoma mucinoso; CAS, cistoadenoma seroso; NMPI, neoplasia mucinosa papilar intraductal; NMPI-CP, NMPI del conducto principal; NMPI-RS, NMPI de rama secundaria; RM, resonancia magnética; TC, tomografía computarizada; TNE, tumores neuroendocrinos; USE, ultrasonografía endoscópica. información adicional procedente de parámetros bioquímicos y de las pruebas de imagen. Sin embargo, pacientes con NQP pueden presentarse con pancreatitis, y aquellos con seudoquistes no siempre tienen antecedentes claros de pancreatitis; por tanto, en ocasiones los datos clínicos no solo no son de ayuda sino que pueden crear confusión. Una vez descartado el seudoquiste (en este caso, el análisis del líquido obtenido por USE-PAAF suele ser muy informativo, por el aspecto macroscópico marronáceo del líquido, la presencia de células inflamatorias y los niveles elevados de amilasas), hay que determinar el tipo de NQP: mucinoso (NMPI y CAM) o seroso (CAS). En caso de que se trate de una NMPI, debe considerarse la intervención quirúrgica según los criterios de las guías actuales de manejo de estos tumores. Los CAM deben operarse siempre. Si se trata de una lesión de tipo seroso, no está indicada la cirugía, a no ser que se trate de lesiones de gran tamaño (> 4 cm) o sintomáticas. En el momento actual, no existen criterios basados en la evidencia sobre la indicación de USE-PAAF en las LQP. Por lo general, no es necesario practicar USE-PAAF de todas las lesiones quísticas si el diagnóstico es claro por las pruebas de imagen. En caso de incertidumbre diagnóstica, hay que analizar el líquido Capítulo 6 Diagnóstico y tratamiento de las lesiones quísticas del páncreas intraquístico para análisis citológico y medición de CEA, KRAS y GNAS. Cada determinación puede hacerse con menos de 0,3 ml de líquido. La posible malignidad de una lesión quística solo puede confirmarse mediante el estudio citológico del líquido obtenido por USE-PAAF. La búsqueda de mutaciones del ADN en el líquido intraquístico podría complementar los resultados de la citología, especialmente si la cantidad de líquido disponible es muy escasa. © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. BIBLIOGRAFÍA 1.Yoon WJ, Brugge WR. Pancreatic cystic neoplasms: diagnosis and management. Gastroenterol Clin North Am 2012;41:103-18. 2.Laffan TA, Horton KM, Klein AP, et al. Prevalence of unsuspected pancreatic cysts on MDCT. AJR Am J Roentgenol 2008;191: 802-7. 3.Moparty B, Brugge WR. Approach to pancreatic cystic lesions. 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El diagnóstico diferencial de este tumor con la pancreatitis crónica obstructiva, otras neoplasias quísticas mucinosas del páncreas o incluso el adenocarcinoma es a menudo difícil y supone todo un reto. Por otra parte, los TMPI son lesiones malignas o premalignas, por lo que el diagnóstico preoperatorio correcto tiene un gran impacto clínico tanto sobre el pronóstico como en la decisión terapéutica. Sin embargo, los TMPI son un grupo heterogéneo de neoplasias con distinto comportamiento según su histología. En los últimos años ha aparecido una gran cantidad de información que ha sido recogida en varios consensos internacionales de expertos, entre los que el más reciente es el de Fukuoka. Debido a que los niveles de evidencia actuales son bajos, este consenso propone unas recomendaciones útiles a la hora de planificar el tratamiento y/o el seguimiento de los pacientes que presentan estas lesiones. En general, el TMPI de conducto principal debe tratarse quirúrgicamente por la elevada frecuencia de displasia de alto grado y carcinoma invasivo en el momento del diagnóstico. Respecto al TMPI de rama secundaria, la actitud es cada vez más conservadora y la decisión quirúrgica se reserva para aquellos casos que presentan signos de elevado riesgo de malignidad. La edad es una variable que debe considerarse y, en algunos casos, puede condicionar la decisión. Palabras clave: tumor mucinoso papilar de nuevas técnicas de imagen no invasiintraductal (TMPI), neoplasia mucinosa, vas que permiten obtener imágenes de quistes de páncreas. gran resolución tanto del parénquima como de los conductos pancreáticos ha contribuido a que esta entidad sea recoINTRODUCCIÓN nocida cada vez con mayor frecuencia2. Desde los primeros casos de TMPI de El diagnóstico diferencial de los TMPI páncreas descritos en 1982 por Ohashi y con la pancreatitis crónica obstructiva, Maruyama1, el interés por este tumor pan- los cistoadenomas o el adenocarcinoma creático ha ido en aumento. La aparición es a menudo difícil. Por otra parte, los © 2015. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos 99 100 TMPI son lesiones malignas o premalignas, por lo que un diagnóstico correcto tiene un gran impacto clínico tanto sobre el pronóstico como en la decisión terapéutica. Por este motivo, muchos estudios se han centrado en la descripción de las características morfológicas que sugieren el diagnóstico y, en segundo lugar, en la caracterización de los signos sospechosos de degeneración neoplásica. En los últimos años se ha recopilado una gran cantidad de información que finalmente ha sido recogida en varios consensos internacionales de expertos; el más reciente es el de Fukuoka3. Debido a que los niveles de evidencia actuales son bajos, este consenso propone unas recomendaciones útiles a la hora de planificar el tratamiento y/o el seguimiento de los pacientes que presentan esta entidad. El objetivo de esta revisión es describir las características histológicas, clínicas y morfológicas de estos tumores. Se dedica especial atención a la descripción de aquellas características que permiten sugerir un diagnóstico preoperatorio de malignidad y establecer el diagnóstico diferencial con la pancreatitis crónica, entidad a la que se asocian en muchas ocasiones. Enfermedades comunes del páncreas aspectos. En 1996, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció una nueva nomenclatura para los tumores pancreáticos en virtud de la cual los términos «tumor productor de muci na» o «ectasia mucinosa intraductal» deben ser reemplazados por «neoplasia o tumor mucinoso papilar intraductal»4 al considerar este último como una entidad clínica única que, además, debe diferenciarse de otros tumores quísticos mucinosos del páncreas5-10. En la última clasificación de la OMS de 2010, el TMPI pancreático se define como una neoplasia epitelial intraductal visible constituida por células productoras de mucina, a menudo caracterizada por la dilatación segmentaria o difusa de los ductos pancreáticos, el crecimiento papilar intraductal y la secreción de moco. EPIDEMIOLOGÍA Y GENÉTICA En la última década se ha producido un aumento en el diagnóstico de TMPI, como muestran los resultados de las series quirúrgicas. Actualmente, en los centros con un gran volumen de intervenciones, el 10-20% de todas las resecciones pancreáticas son debidas a TMPI11-14. Además, este grupo de lesiones representa un 20-50% de las neoplasias quísticas panDEFINICIÓN creáticas, pero solo el 1% de los cánceres La definición de TMPI del páncreas ha de páncreas15,16. Contrariamente a lo que ocurre con supuesto durante mucho tiempo un problema debido a la diversidad de la otras neoplasias pancreáticas, estos tunomenclatura empleada y al tipo de le- mores se localizan más frecuentemente siones que incluye. Afortunadamente, en en la cabeza del páncreas y alcanzan la actualidad existe consenso en ambos la máxima prevalencia entre la sexta y © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 7 Tumor mucinoso papilar intraductal la séptima décadas de la vida. Aunque los estudios iniciales sugerían un predominio en los hombres de 3:2, los datos actuales muestran una incidencia similar entre ambos sexos17. Los TMPI son lesiones premalignas. Hasta el 50% de los pacientes presentan carcinoma invasivo, y el 75%, displasia severa/carcinoma in situ en el momento de la intervención18,19. Existe una secuencia hiperplasia-adenoma-carcinoma cuya historia natural no se conoce bien, aunque se sabe que su progresión es extremadamente lenta. Estos tumores son neoplasias de tipo ductal y, por tanto, expresan marcadores de las líneas celulares ductales y glucoproteínas tipo MUC. Las alteraciones moleculares que caracterizan los adenocarcinomas ductales, como la mutación de KRAS y de p53, la expresión de EGFR y ERBB2 y la pérdida de CDKN2A, también están presentes en los TMPI, pero con menor frecuencia; son más prevalentes en aquellos TMPI con mayor grado de displasia. Así, la proporción de TMPI con mutación del gen KRAS aumenta progresivamente con la secuencia epitelio normal e hiperplasia papilar/displasia leve/displasia severa-carcinoma in situ y carcinoma invasivo (17, 29 y 57%, respectivamente)20,21. Otro gen que se ha implicado en la tumorogénesis del carcinoma de páncreas es el gen supresor DPC4. A diferencia del adenocarcinoma ductal de páncreas, en el que el gen DPC4 se encuentra inactivado en más de la mitad de los casos, en la mayoría de los TMPI sí está presente la expresión 101 de DPC4, lo que sugiere una diferencia fundamental en la carcinogénesis de estos tumores y explica, quizá, el curso más benigno de estos últimos22. En pacientes con síndrome de Peutz-Jeghers y TMPI se ha observado la inactivación alélica de STK11. Cada vez hay más evidencia de que los pacientes con TMPI tienen un mayor riesgo de presentar un cáncer primario extrapancreático que los pacientes con adenocarcinoma ductal convencional. Desde la publicación del primer caso, diversos estudios han demostrado que entre el 10 y el 40% de los pacientes con TMPI presentan una neoplasia extrapancreática; los cánceres colorrectal, gástrico, de pulmón y de mama son los más frecuentes. En un estudio italiano reciente que incluyó a 390 pacientes con TMPI, la asociación de neoplasias extrapancreáticas fue del 23,6%; las más frecuentes eran el cáncer colorrectal, el carcinoma de células renales y el cáncer de tiroides. Además, en su mayoría existía un diagnóstico previo (80,4%) y en una minoría eran sincrónicos (14,4%) y metacrónicos (5,2%)23. Los factores de riesgo descritos para la aparición de dichas neoplasias en pacientes con TMPI son varios, y entre los más frecuentes destacan la edad avanzada y la historia familiar de cáncer colorrectal o gástrico. La presentación de una neoplasia extrapancreática en estos pacientes se asocia a un peor pronóstico24 y la elevada frecuencia de pólipos de colon descrita en pacientes con TMPI (24%) hace recomendable la realización de colonoscopias en estos pacientes25. 102 CLASIFICACIÓN Los TMPI representan un grupo heterogéneo de neoplasias que se caracterizan por una proliferación intraductal de células columnares productoras de mucina. En el TMPI, el epitelio neoplásico puede ser liso o formar estructuras papilares (fig. 7-1) y puede originarse en el epitelio del conducto pancreático FIGURA 7-1. A. Imagen macroscópica de formaciones papilares (asterisco) dentro del conducto pancreático principal dilatado (puntas de flecha). B. Imagen microscópica de formaciones papilares intraductales. Hematoxilina-eosina ×100. Enfermedades comunes del páncreas principal (TMPI de conducto principal, 21-36%), de ramas secundarias (TMPI de rama secundaria, 38-48%) o de los dos (TMPI mixto, 28-41%)4-6 (tabla 7-1). Aún no está claro si el tipo mixto representa una progresión del tipo de conducto principal, del tipo rama secundaria o es una enfermedad diferente con un perfil característico26. En el consenso de Sendai se estableció que la terminología más adecuada podría ser «predominio de tipo conducto principal» o «predominio de tipo rama secundaria»27 (fig. 7-2). El TMPI de conducto principal se caracteriza por una dilatación segmentaria o difusa del conducto pancreático principal > 5 mm, sin otras causas de obstrucción. El 65% de estos tumores se localizan en la cabeza pancreática. Recientemente se ha establecido un valor de corte de 5 mm, ya que aumenta la sensibilidad del diagnóstico de TMPI sin disminuir la especificidad3. Una dilatación de 5-9 mm es considerada un signo preocupante, mientras que un conducto pancreático principal > 10 mm es un signo de riesgo de degeneración. En el momento del diagnóstico, el 60% presentan displasia de alto grado, y el 45%, carcinoma invasivo asociado28-30. Globalmente, en el 10-20% de los pacientes la enfermedad tiene una distribución multifocal. El TMPI de conducto secundario se caracteriza por la presencia de quistes > 5 mm de diámetro que se comunican con el conducto pancreático principal o con una rama secundaria. La mayoría de estas lesiones se localizan en la cabeza pancreática o en el proceso 103 Capítulo 7 Tumor mucinoso papilar intraductal TABLA 7-1. Características histológicas y morfológicas de los tipos de tumores mucinosos papilares intraductales agrupados según la afectación macroscópica del conducto pancreático principal o de las ramas secundarias © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Aspecto microscópico Tipo histológico Localización Hallazgos morfológicos Pronóstico Tipo «conductos secundarios» Ectasia ductal mucinosa Foveolar gástrico Cuerpo y cola del páncreas Múltiples quistes Mejor (adenomas) FIGURA 7-2. A. Hallazgos típicos de un tumor mucinoso papilar intraductal de rama secundaria en la ultrasonografía endoscópica. B. Colangiopancreatografía por resonancia magnética: presencia de quistes (flechas) en comunicación con el conducto pancreático, que no se encuentra dilatado (puntas de flecha). Tipo «conducto principal» Neoplasia papilar intraductal Intestinal Cabeza del páncreas Dilatación del conducto de Wirsung Peor (carcinomas) uncinado y en el 30% de los casos se identifican quistes en varias (> 2) áreas pancreáticas14,31. La revisión de 7 series realizada en el consenso de Sendai 27 muestra una frecuencia de malignidad del 6-46%, con una media del 25%, y una frecuencia de cáncer invasivo del 0-31%, con una media del 15%. El TMPI mixto presenta criterios de ambos y tiene una presentación clínica y un pronóstico similar al TMPI de conducto principal. En función del grado de atipia citológica, los TMPI pueden presentar displasia de bajo grado, displasia moderada (intermedio o borderline), displasia de alto grado (carcinoma in situ) y carcinoma invasivo (fig. 7-3). Desde el consenso internacional de Fukuoka se recomienda abandonar el término de carcinoma in situ en favor del de displasia de alto grado y reservar el término de malignidad para el carcinoma invasivo, tal y como se recoge en la clasificación más reciente de la OMS32. En caso de que una lesión presente varios grados de displasia, se considerará el mayor grado de displasia presente. 104 Enfermedades comunes del páncreas FIGURA 7-3. A. Imágenes microscópicas de tumor mucinoso papilar intraductal (TMPI) de rama secundaria con diferentes grados de displasia: epitelio columnar sin displasia con núcleos regulares sin atipia dispuestos en la base (zona entre las posiciones horarias de las 12 y las 3, flecha entera), displasia leve con estratificación de núcleos con poca atipia (zona entre las posiciones horarias de las 3 y las 6, flecha discontinua) y displasia moderada con desorganización del epitelio que presenta atipia nuclear (zona entre las posiciones horarias de las 6 y las 9, flecha punteada). Hematoxilina-eosina ×200. B. Imagen microscópica de TMPI con displasia de alto grado: formación micropapilar con atipia nuclear de alto grado y mitosis. Hematoxilina-eosina ×400. Histológicamente, los TMPI no invasies negativo para MUC1. La mayoría 15 vos pueden clasificarse en cuatro tipos : de los TMPI de rama principal son de 1.Tipo gástrico: es virtualmente indiseste tipo. Estas lesiones presentan tinguible de la mucosa gástrica. Exhabitualmente displasia moderada o presa MUC5AC y MUC6, con negatide alto grado y degeneración hacia vidad para MUC1 y MUC2. Tiene una carcinoma con más frecuencia que baja actividad proliferativa (habituallos de tipo gástrico; habitualmente se mente, displasia de bajo grado) y ratrata de carcinomas de tipo coloide o ramente presenta una transformación mucinoso. maligna en forma de adenocarcinoma 3.Tipo pancreático-biliar: se caracteriza por una compleja configuración papitubular. Sin embargo, cuando un adelar. Suele presentar un grado de atipia nocarcinoma invasivo se origina en un mayor que el observado en los TMPI TMPI de tipo gástrico, la supervivende tipo intestinal y habitualmente se cia es menor. La mayoría de los TMPI califica como carcinoma in situ, como de rama secundaria son de este tipo. 2.Tipo intestinal: muy similar morfolómínimo. Esta variante se caracteriza gicamente a los adenomas vellosos del por la expresión de MUC1/MUC5AC colon. Expresa los marcadores intesy la falta de expresión de MUC2/ tinales CDX2, MUC2 y MUC5AC y CDX2. Los carcinomas invasivos que 105 © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 7 Tumor mucinoso papilar intraductal surgen de este grupo suelen ser de tipo tubular y tienen en general un comportamiento más agresivo. 4.Tipo oncocítico: posee una arquitectura similar a los pancreático-biliares, pero presenta unas papilas morfológicamente más complejas. Suele tener un elevado grado de displasia y expresa habitualmente MUC1 y MUC6. A pesar de su naturaleza altamente proliferativa, estas lesiones son poco invasivas. Se caracterizan también por la falta de expresión de mutaciones de KRAS. En cuanto a los carcinomas invasivos que se originan en un TMPI, pueden distinguirse dos subtipos histológicos: tubular y coloide. Esta distinción tiene importancia desde el punto de vista pronóstico, ya que los carcinomas coloides con diferenciación intestinal tienen mejor pronóstico que los carcinomas tubulares. En lugar de hablar de carcinoma mínimamente invasivo en un TMPI, sería más apropiado clasificarlos de acuerdo con los protocolos convencionales de estadificación y utilizar las categorías T1a (≤ 0,5 cm), T1b (de > 0,5 cm a < 1 cm) y T1c (1-2 cm)32. computarizada [TC] o resonancia mag nética [RM]) indicadas para el estudio de otras patologías (urológicas, ginecológicas, vasculares, etc.). Cuando son sintomáticos, los TMPI se pueden presentar con dolor abdominal (55%), pérdida de peso (45%), ictericia (17%), pancreatitis (15%), diabetes o esteatorrea, síntomas que son comunes a otras patologías pancreáticas como la pancreatitis crónica (fig. 7-4). En los casos del tipo «conducto principal», la diabetes mellitus y los episodios previos de pancreatitis aguda son más frecuentes que en el tipo «conductos secundarios»34. En cualquier caso, no es infrecuente que los pacientes refieran estos síntomas durante varios años; la duración de los síntomas antes del diagnóstico es más larga en los casos de tipo «conductos secundarios» que en los del «conducto principal» (media de 24 y 12 meses, respectivamente). DIAGNÓSTICO No existen estudios comparativos y a doble ciego que hayan evaluado la utilidad de las diferentes técnicas de imagen en el diagnóstico de los TMPI, por lo que no existen conclusiones definitivas al respecto. De todas formas, y puesto que en CLÍNICA muchos casos las imágenes no son patogAproximadamente el 25% de los pacien- nomónicas, probablemente el índice de tes con un TMPI de conducto principal sospecha es uno de los factores que más y la mayor parte de los que tienen un influyen en la rentabilidad de la técnica. TMPI de rama secundaria están asin- Como hemos comentado anteriormente, tomáticos 33. El hallazgo incidental en la mayoría de las lesiones quísticas panestos pacientes se hace al ser someti- creáticas se detectan de forma incidental. dos a pruebas de imagen (tomografía En general, los consensos de expertos 106 Enfermedades comunes del páncreas FIGURA 7-4. Diferencias y similitudes entre el tumor mucinoso papilar intraductal (TMPI) y la pancreatitis crónica desde el punto de vista clínico y patológico. DAG, displasia de alto grado. sugieren que la colangiopancreatografía por RM (colangio-RM) es la técnica de imagen de elección para la detección y caracterización de las lesiones quísticas pancreáticas, siendo superior a la TC multidetector3,27. La ultrasonografía endoscópica (USE) es otra técnica de elección que presenta una sensibilidad para la detección y caracterización de las lesiones quísticas pancreáticas muy similar a la de la colangio-RM, pero, además, ofrece la oportunidad de una punción aspirativa con aguja fina (PAAF) dirigida por USE, que permite el análisis del líquido intraquístico obtenido. La colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) ha sido considerada durante muchos años la técnica de elección en el diagnóstico de los TMPI, pero no está exenta de morbilidad y mortalidad y tiene limitaciones importantes, por lo que en el momento actual no debe utilizarse solo con fines diagnósticos. Si bien es cierto que permite identificar el signo patognomónico de esta entidad (salida de material mucoide a través de la papila), este signo solo está presente en el 45-80% de los casos según las series34,35 y también puede objetivarse durante la realización de la USE, por lo que la CPRE 107 Capítulo 7 Tumor mucinoso papilar intraductal © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. no se considera indicada como técnica diagnóstica. Además del diagnóstico, las técnicas de imagen permiten en algunos casos sospechar preoperatoriamente la existencia de degeneración maligna. Un metaanálisis reciente36 publicado en 2014 demostró que la presencia de nódulos murales aumentaba la probabilidad de que un TMPI de rama secundaria fuera maligno con una odds ratio (OR) de 6, seguido por la dilatación del conducto de Wirsung > 9 mm (OR 3,4), el engrosamiento parietal (OR 2,3) y el tamaño del quiste superior a 3 cm (OR 2,3). En la tabla 7-2 se describen las características morfológicas sugestivas de degeneración maligna de los TMPI de rama secundaria. Técnicas de imagen Colangiopancreatografía por resonancia magnética La resolución de contraste de la colangioRM facilita una muy buena visualización de los septos (70%) y los nódulos murales (80%) que se caracterizan por una señal T2 atenuada, así como la comunicación ductal (80%)37-39. Respecto a la visualización de material mucoide (que en las imágenes T2 presenta una señal muy parecida a la del jugo pancreático) en el interior de los canalículos, hasta el momento ninguna secuencia ha demostrado su eficacia. La comunicación del quiste con el conducto pancreático puede ser difícil de visualizar por colangio-RM, pero el uso de secretina facilita la visualización de la comunicación de los TMPI de rama secundaria con el conducto pancreático principal. Por otra parte, la valoración del tamaño de los quistes durante el seguimiento es muy reproducible con colangio-RM. De forma global, la precisión de la colangioRM en el diagnóstico de las diferentes lesiones quísticas pancreáticas se sitúa en torno al 50%40. La colangio-RM permite además el estudio de extensión locorregional de los tumores degenerados, así como valorar su resecabilidad. En cuanto a la predicción de malignidad, un diámetro del conducto pancreático principal > 6 mm identifica correctamente los casos de TMPI maligno (en esta categoría se encuentran tanto el carcinoma in situ TABLA 7-2. Criterios clínicos y de imagen de riesgo de malignización para los tumores mucinosos papilares intraductales de rama secundaria según el consenso internacional de Fukuoka Signos de alto riesgo Ictericia Componente sólido hipercaptante CPP ≥ 10 mm CPP, conducto pancreático principal. Hallazgos preocupantes Pancreatitis Quiste ≥ 3 cm CPP 5-9 mm Engrosamiento hipercaptante de la pared Nódulos murales no hipercaptantes Cambio brusco del tamaño del CPP + atrofia distal Presencia de ganglios 108 FIGURA 7-5. Imagen ecoendoscópica de mucina en el interior del conducto principal dilatado. como el invasivo) con una sensibilidad del 83% y una especificidad del 59%41. Ultrasonografía endoscópica El aspecto ecoendoscópico más característico de los TMPI es la presencia de un conducto pancreático principal dilatado con mucina en su interior (fig. 7-5)42. La sensibilidad, la especificidad, el valor predictivo positivo y el valor predictivo negativo de la USE en el diagnóstico de TMPI son del 86, 99, 78 y 99%, respectivamente43. Cuando el diagnóstico por imagen es más dudoso, la obtención de material mucoide por punción guiada por USE (USE-PAAF) es altamente sugestiva de TMPI44. Varios autores han investigado la utilidad de la USE en la diferenciación de TMPI benignos y malignos. Sugiyama et al.45 y Kubo et al.46, tras examinar pre operatoriamente con USE a 28 y 51 pacientes, respectivamente, con sospecha de TMPI, describieron tres características ecoendoscópicas que sugieren la Enfermedades comunes del páncreas existencia de malignización: conducto pancreático principal > 10 mm de diámetro, tumor quístico > 40 mm y nódulos > 10 mm en la pared de los conductos. De acuerdo con estos criterios, la USE diagnosticó correctamente a 44 pacientes (10/13 malignos y 34/38 benignos), con precisión, sensibilidad y especificidad del 86, 77 y 89%, respectivamente. La USE no pudo distinguir correctamente los casos con carcinoma in situ, lo cual pone de manifiesto las limitaciones de esta técnica, como de las demás, en el diagnóstico de las fases precoces de la degeneración neoplásica de los TMPI. En cuanto a los TMPI invasivos, y tal y como era previsible, no existen diferencias significativas entre la precisión diagnóstica de la USE y la TC (rotura de la pared del conducto pancreático principal y extensión al parénquima, masa intrapancreática, invasión del duodeno o de la vía biliar principal, presencia de ganglios peripancreáticos metastásicos o extensión extrapancreática)47. El valor añadido de la USE frente a las otras técnicas de imagen reside en la posibilidad de realizar una PAAF de los nódulos murales y del contenido de los quistes. Sin embargo, el análisis citológico de las muestras obtenidas mediante USE-PAAF presenta una precisión diagnóstica solo ligeramente superior a las técnicas de imagen (50-60%) debido a la baja celularidad que se obtiene habitualmente con la PAAF convencional44,48. Por ello, la determinación de marcadores tumorales, © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 7 Tumor mucinoso papilar intraductal fundamentalmente el antígeno carcinoembrionario (CEA), puede aportar más información para realizar el diagnóstico diferencial de las lesiones quísticas pancreáticas, si bien los resultados de los estudios publicados son heterogéneos. En un estudio clásico, Brugge et al. 49 propusieron un valor de corte de 192 para CEA en el líquido pancreático, con una sensibilidad del 75%, una especificidad del 84% y una precisión diagnóstica global del 79% en el diagnóstico diferencial entre neoplasia quística mucinosa y no mucinosa. En un metaanálisis que incluyó 12 estudios con un total de 450 pacientes, un CEA menor de 5 sugería el diagnóstico de lesión no mucinosa con una sensibilidad de 50% y una especificidad del 95%50. Se han intentado varias estrategias para mejorar la sensibilidad de la USEPAAF de estas lesiones. El cepillado guiado por ecoendoscopia ha demostrado que permite obtener una mayor celularidad que la punción convencional (62-73 frente a 23-36%)51. Sin embargo, es técnicamente difícil realizar un cepillado de lesiones localizadas en la cabeza pancreática y, por otro lado, el índice de complicaciones, sobre todo de hemorragia poscepillado, es bastante alto (5%), de manera que la USE-PAAF no se ha extendido como técnica diagnóstica habitual. Recientemente se ha publicado un estudio donde se realiza endomicroscopia confocal guiada por ecoendoscopia de las lesiones quísticas mediante la introducción de una minisonda a través de una 109 FIGURA 7-6. Aspecto de un tumor mucinoso papilar intraductal con microscopia confocal donde se observa la apariencia de las formaciones papilares intraquísticas. (Por cortesía del Dr. Bertrand Napoleón.) aguja de 19 G52 (fig. 7-6). Este estudio ha demostrado una sensibilidad del 59% para el diagnóstico de neoplasias quísticas pancreáticas con una elevada tasa de complicaciones (9%). Se requieren más estudios en el futuro para evaluar el impacto de la endomicroscopia confocal en el diagnóstico de estas lesiones. Diagnóstico diferencial Cistoadenoma El TMPI de rama secundaria se presenta en muchas ocasiones como un quiste único de características inespecíficas hallado de forma incidental. Por este motivo, debe realizarse el diagnóstico diferencial con cualquier lesión que pueda manifestarse como un quiste unilocular; el más frecuente es el cistoadenoma (tanto seroso como mucinoso). A pesar de compartir la naturaleza mucinosa, el cisto adenoma mucinoso presenta diferencias clinicopatológicas claras que permiten 110 Enfermedades comunes del páncreas TABLA 7-3. Diagnóstico diferencial del tumor mucinoso papilar intraductal de rama secundaria y del cistoadenoma mucinoso Característica Sexo (% mujeres) Edad (década de la vida) Síntomas Localización Multifocalidad Aspecto Comunicación con el CPP CPP TMPI Cistoadenoma mucinoso ∼ 55% 6.ª, 7.ª Poco frecuentes Cabeza del páncreas Sí En «racimo de uvas» Sí Normal o dilatado > 5 mm > 95% 4.ª, 5.ª ∼ 50% Cuerpo/cola del páncreas No Naranja Rara Normal o desviado CPP, conducto pancreático principal. diferenciarlo del TMPI. Tiene un estroma de tipo ovárico característico y raramente se encuentra en varones y localizado en la cabeza del páncreas. La presencia de más un quiste y la existencia de una comunicación con el conducto pancreático principal son sugestivas de TMPI, aunque la comunicación no siempre se observa (tabla 7-3). El análisis citológico y los niveles de CEA y amilasas obtenidos con la USE-PAAF pueden ser útiles49,50. Pancreatitis crónica El diagnóstico diferencial del TMPI y la pancreatitis crónica es en ocasiones difícil, sobre todo si se tiene en cuenta que ambas entidades pueden coexistir. A pesar de que la pancreatitis crónica tiene una etiopatogenia muy diferente y se caracteriza histológicamente por la sustitución del parénquima pancreático normal por fibrosis y atrofia glandular, clínicamente puede manifiestarse con síntomas muy parecidos (v. fig. 7-4). En el cuadro 7-1 se describen los hallazgos morfológicos más característicos de ambas entidades en las técnicas de CUADRO 7-1. Características morfológicas del tumor mucinoso papilar intraductal (TMPI) y de la pancreatitis crónica TMPI Dilatación del CPP* Dilatación de ramas secundarias Quistes* en comunicación con el CPP Mucina intracanalicular Ausencia de calcificaciones Ausencia de estenosis de conductos Pancreatitis crónica Alteraciones del parénquima Aspecto lobulillar Márgenes irregulares Puntos hiperecogénicos Tractos hiperecogénicos Calcificaciones parenquimatosas Presencia de quistes* Alteraciones de los conductos Irregularidad del CPP Estenosis del CPP Dilatación del CPP* Paredes hiperecogénicas Colaterales visibles Cálculos intraductales Hallazgos comunes a ambas entidades por las técnicas de imagen habituales. CPP, conducto pancreático principal. * 111 Capítulo 7 Tumor mucinoso papilar intraductal © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. imagen53. Como puede verse resaltado en rojo, la presencia de cavidades quísticas y la dilatación del conducto pancreático principal son comunes a ambas. Por ello, en el diagnóstico diferencial de una lesión quística en comunicación con el conducto pancreático debe incluirse el seudoquiste pancreático, especialmente en los pacientes que refieren historia previa de pancreatitis. Clásicamente se consideraba que la presencia de calcificaciones solo tenía lugar en la pancreatitis crónica. Sin embargo, y por el hecho de que ambas entidades pueden coexistir, la existencia de calcificaciones no permite descartar que se trate de un TMPI. La dificultad para diferenciar ambas entidades comporta el riesgo de retrasar el diagnóstico de TMPI, con las consiguientes implicaciones pronósticas54. Aunque no existe literatura al respecto, es posible que en muchos casos diagnosticados de pancreatitis crónica coexista un TMPI, lo que implicaría una prevalencia más elevada que la comunicada hasta el momento. TRATAMIENTO Las recomendaciones terapéuticas han cambiado de forma considerable en las dos últimas décadas. Hasta 1990, la cirugía se indicaba de forma generalizada, pero en muchos casos solo existía displasia de bajo grado en la pieza. Desde 2006, la resección se recomienda para todos los casos con TMPI de conducto principal que reúnen la doble condición de ser buenos candidatos quirúrgicos y presentar una buena probabilidad de supervivencia3,27. Esta actitud se sustenta en la frecuencia observada de malignidad (carcinoma in situ e invasivo), que oscila entre el 60 y el 92% con una media del 70%, 2/3 de los cuales corresponden a un cáncer invasivo14,30,31. Un signo que añade preocupación es la presencia de un conducto de Wirsung dilatado (5-9 mm). En estos casos, de forma similar a los casos de TMPI de rama secundaria, resulta más prudente indicar una USE (para estratificar mejor el riesgo) antes de establecer indicación quirúrgica inmediata. En los casos de rama secundaria, el manejo en el momento actual es más conservador. Este cambio se ha producido al constatar la baja incidencia de malignidad en las piezas de resección cuando se aplican criterios menos restrictivos y con un bajo valor predictivo positivo. De hecho, de cada cinco pacientes que eran operados, solamente uno presentaba una lesión avanzada55. De este modo, la cirugía se reserva para los casos que presentan signos de alto riesgo (v. tablas 7-2 y 7-4). Otro factor TABLA 7-4. Indicación de cirugía para los tumores mucinosos papilares intraductales de rama secundaria según los diferentes consensos internacionales Sendai, 2006 Síntomas atribuibles a los quistes Quiste > 30 mm CPP > 6 mm Nódulos intramurales Fukuoka, 2012 Componente sólido hipercaptante CPP ≥ 10 mm Quistes ≥ 2 cm en pacientes jóvenes CPP, conducto pancreático principal. 112 que debe tenerse en cuenta es la edad de los pacientes, de manera que debe considerarse la posibilidad de cirugía en los pacientes jóvenes con quistes > 2 cm Enfermedades comunes del páncreas (fig. 7-7). Se ha propuesto que el rápido aumento del tamaño del quiste y la presencia de atipia severa comportan un mayor riesgo de malignidad, por lo FIGURA 7-7. Algoritmo de tratamiento y seguimiento de los tumores mucinosos papilares intraductales en función de la presencia de signos de riesgo y del tamaño de los quistes. DD, diagnóstico diferencial; RM, resonancia magnética; TC, tomografía computarizada; USE, ultrasonografía endoscópica. (Adaptado de las recomendaciones de Fukuoka.) Capítulo 7 Tumor mucinoso papilar intraductal © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. que ambos parámetros han de incluirse entre los factores de riesgo. Los casos con hallazgos preocupantes (v. tabla 7-2) deben ser evaluados por USE para estratificar mejor su riesgo. Los casos con quistes > 3 cm pero sin hallazgos preocupantes también pueden ser explorados con USE para verificar la ausencia de engrosamientos parietales o nódulos murales. Todos los pacientes con quistes de menos de 3 cm y sin signos preocupantes deben someterse a seguimiento según su tamaño. Tipos de cirugía La pancreatectomía con resección linfática es la técnica de elección cuando se sospecha la existencia de un carcinoma invasivo. En caso de afectación difusa del conducto de Wirsung, se recomienda realizar una pancreatectomía total asociada a menudo a esplenectomía. Sin embargo, la evaluación preoperatoria presenta ciertas dificultades, como se ha comentado anteriormente. En las lesiones de pequeño tamaño sin ninguna sospecha de malignidad analítica, clínica ni radiológica, se puede plantear una resección parcial, siempre supeditada a la exploración peroperatoria de los márgenes de la pieza de resección. La idea de realizar una pancreatectomía total de entrada, en base a que el TMPI es una lesión frecuentemente multicéntrica, ha quedado relegada debido a la elevada morbilidad y las consecuencias clínicas que comporta este proceder (insuficiencia exocrina y 113 endocrina pancreática). Más allá de estas consecuencias, no se ha demostrado que la resección de un TMPI maligno mediante pancreatectomía total sea superior a la observada con la pancreatectomía parcial56. Respecto a la aparición de una lesión metacrónica pancreática maligna, todavía no se ha demostrado si la realización de una pancreatectomía total profiláctica es razonable. En algunos casos de TMPI de rama secundaria susceptibles de tratamiento quirúrgico, se ha descrito la realización de una resección local (enucleación o resección segmentaria). La implementación rutinaria de estudio intraoperatorio de los márgenes de resección por congelación está ampliamente recomendada. Si los márgenes intraoperatorios son positivos para displasia de alto grado, debería ampliarse la resección hasta obtener al menos displasia moderada o incluso realizar una pancreatectomía total. Cuando el análisis anatomopatológico final demuestra invasión o márgenes positivos para displasia de alto grado no detectados en el estudio intraoperatorio, debe indicarse una nueva cirugía en los pacientes considerados buenos candidatos quirúrgicos. El objetivo de la resección pancreática limitada es preservar la función pancreática exocrina y endocrina. Sin embargo, este tipo de resección tiene sus problemas: mayor dificultad técnica y una elevada incidencia de complicaciones postoperatorias como las fístulas pancreáticas, además del riesgo de recurrencia. Algunas de las técnicas quirúrgicas parciales se detallan en la tabla 7-5. 114 Enfermedades comunes del páncreas TABLA 7-5. Diferentes técnicas quirúrgicas utilizadas en el tratamiento del tumor mucinoso papilar intraductal (TMPI) Localización del TMPI Cabeza del páncreas Cuerpo del páncreas Cola del páncreas Técnica quirúrgica Resección de la cabeza del páncreas con preservación duodenal Duodenopancreatectomía cefálica Pancreatectomía ventral Resección del proceso uncinado Pancreatectomía dorsal Segmentectomía media Pancreatectomía distal con preservación del bazo Pancreatectomía distal con esplenectomía SEGUIMIENTO La decisión de realizar seguimiento en lugar de cirugía es, en ocasiones, una cuestión de juicio clínico basado en la edad del paciente, las comorbilidades y la estimación del riesgo de degeneración maligna de la lesión. Ha quedado claro que el riesgo de cáncer es elevado en los casos de TMPI de conducto principal, pero menor en los de TMPI de ramas secundarias. La técnica de imagen utilizada en el seguimiento debe proporcionar información adecuada relativa a: 1) tamaño de la lesión; 2) tamaño del conducto principal, y 3) presencia de nódulos murales. Los dos primeros criterios pueden ser evaluados satisfactoriamente por la TC y la colangio-RM, pero la USE es mejor para la evaluación de los nódulos murales. La figura 7-7 muestra en forma de algoritmo el manejo del TMPI de rama secundaria. Si no se considera la cirugía por la ausencia de hallazgos preocupantes, los intervalos de seguimiento no han sido claramente establecidos. De hecho, en el consenso más reciente de Fukuoka se establecieron unos intervalos más espaciados que en el consenso previo y que dependen del tamaño de la lesión quística3. En la tabla 7-6 se describen los intervalos de seguimiento recomendados para algunas situaciones especiales con familiares afectos o después de la resección quirúrgica. TABLA 7-6. Intervalos de seguimiento para algunas situaciones clínicas especiales recomendados en Fukuoka Situación Diagnóstico inicial ≥ 2 familiares de primer grado afectos Posresección Intervalos de seguimiento Sin signos de alto riesgo: RM/colangio-RM a los 3-6 meses para comprobar estabilidad En caso de progresión o antecedentes familiares de adenocarcinoma hereditario: RM/colangio-RM anualmente o cada 3-9 meses Con hallazgos preocupantes: cirugía Sin hallazgos preocupantes: RM/colangio-RM cada 3 meses y USE anual durante los primeros 2 años En caso de estabilidad: cada 6 meses Sin lesiones residuales: a los 2 y 5 años Con displasia en el margen de resección: cada 6 meses Colangio-RM, colangiopancreatografía por resonancia magnética; USE, ultrasonografía endoscópica. Capítulo 7 Tumor mucinoso papilar intraductal 115 FIGURA 7-8. Probabilidad de supervivencia de los pacientes con tumores mucinosos papilares intraductales en función del grado de displasia. (Adaptado de Adet et al.57.) © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. PRONÓSTICO El pronóstico de los TMPI benignos resecados quirúrgicamente es excelente, con una supervivencia a los 10 años > 95%, tanto en los de conducto pancreático principal como en los de rama secundaria. Por otro lado, la supervivencia a los 5 años de los pacientes con TMPI malignos resecados es del 40-50%, marcadamente superior a la descrita para el adenocarcinoma ductal de páncreas31,57 (fig. 7-8). BIBLIOGRAFÍA 1. Ohashi K, Murakami Y, Takehoshi T, Muruyama M. Four cases of mucin-producing cancer of the pancreas on specific findings of the papilla of Vater. Prog Dig Endosc 1982;20:348-51. 2. Farrell JJ, Brugge WR. Intraductal papillary mucinous tumor of the pancreas. Gastrointest Endosc 2002;55:701-14. 3. Tanaka M, Fernández-del Castillo C, Adsay V, Chari S, Falconi M, Jan J-Y, et al. International consensus guidelines 2012 for the management of IPMN and MCN of the pancreas. 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No existen recomendaciones definitivas sobre cuándo debe iniciarse el programa de cribado, qué intervalo es el más adecuado e incluso a qué poblaciones debe aplicarse. Además, tampoco hay información suficiente respecto a la relación coste-beneficio de dichos programas. Este capítulo pone sobre la mesa el debate a través de la revisión de la literatura existente y de las recomendaciones de los consensos o conferencias de expertos sobre el tema. Palabras clave: adenocarcinoma de páncreas, cribado, pancreatitis hereditaria, cáncer de páncreas familiar, síndromes de cáncer familiar. INTRODUCCIÓN El adenocarcinoma ductal del páncreas (cáncer de páncreas [CP]) sigue siendo la cuarta causa de muerte por cáncer en EE. UU.1 y uno de los cánceres más mortales en el mundo. Aunque los tratamientos han mejorado, la supervivencia media a los 5 años es < 5%. Sin embargo, la escasa incidencia del CP en la población general hace que no se apliquen programas de cribado a nivel poblacional. Desde hace © 2015. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos unos 10 años, algunos centros terciarios ofrecen estos programas a pacientes con riesgo elevado de CP: antecedentes familiares de CP o una predisposición genética identificable. No obstante, el protocolo específico del programa sigue siendo objeto de debate, pues no existen estudios de coste-efectividad y las series publicadas no permiten confirmar que los programas de cribado de pacientes de alto riesgo disminuyan la mortalidad. Las recomendaciones publicadas sobre cribado de CP se basan principalmente en la evidencia de aumento del riesgo del cáncer en ciertos individuos, más que en la eficacia probada de los programas de detección precoz. 119 120 Una conferencia de consenso en 2011 (reunión del Cancer of the Pancreas Screening Study [CAPS]) que contó con 50 expertos de todo el mundo concluyó que las personas con alto riesgo de CP deben seguir un programa de cribado a excepción de que no sean candidatas a posibles tratamientos quirúrgicos 2. Se recomendó una estrategia multidisciplinar, combinando detección y tratamiento en centros de gran volumen. La predisposición hereditaria al CP se da en tres situaciones clínicas distintas: 1) síndromes hereditarios que predisponen a tumores; 2) síndromes asociados a inflamación crónica del páncreas (pancreatitis hereditaria [PH]), y 3) cáncer de páncreas familiar (CPF). Se estima que estas tres situaciones podrían representar cerca del 10% de todos los casos de CP. El mayor o menor riesgo de desarrollar CP cuando existen antecedentes familiares depende del número de familiares en primer grado con CP3. Se ha calculado que este riesgo es 6,4 veces mayor en personas con dos familiares de primer grado con CP, y 32 veces mayor en aquellos con tres o más familiares de primer grado con CP4. Además, el riesgo aumenta en familias con CP de aparición en edad temprana en comparación con las familias donde los individuos afectados son de más edad (edad < 50 años, riesgo relativo [RR] = 9,3). En la conferencia de expertos de 2011 se subrayó que no existe consenso respecto a la necesidad de aplicar protocolos de cribado cuando, aunque haya familiares con CP en edad temprana, estos no sean Enfermedades comunes del páncreas de primer grado, así como tampoco en pacientes con diabetes de debut2. ¿QUIÉN TIENE QUE SOMETERSE A PROTOCOLOS DE CRIBADO DE CP? Síndromes de cáncer familiar Los síndromes de cáncer familiar con asociación conocida a un mayor riesgo de CP son el cáncer hereditario de mama y ovario (CHMO), síndrome familiar del melanoma múltiple con lunares atípicos, síndrome de Peutz-Jeghers, carcinoma colorrectal hereditario no polipósico (CCNPH) y poliposis adenomatosa familiar (PAF). Se calcula que el 15-20% de los casos de CP hereditario está en relación con estos síndromes5. Las mutaciones germinales del gen BRCA2 están implicadas en el cáncer de mama-ovario hereditario y representan la causa más importante de CP heredado, (5-17% de las familias con CP familiar)6,7. El riesgo relativo (RR) de CP en portadores de la mutación del gen BRCA2 es de 3,5 (intervalo de confianza [IC] al 95%, 1,87-6,58)8. En individuos de ascendencia judía y antecedentes familiares de CP hay que plantear el consejo genético y determinar si existe la mutación 6174delT del gen BRCA2, presente en el 1% de los judíos asquenazíes y el 4% de los pacientes con CP9,10. No se ha demostrado que el riesgo de CP esté aumentado en los portadores de la mutación del gen BRCA1, aunque en un estudio de cohortes se demostró un discreto incremento del riesgo de CP (RR = 2,3) en © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 8 Cribado de cáncer de páncreas: a quién y cómo estos individuos11. Tampoco hay consenso para proponer cribado de CP en los portadores de mutaciones del BRCA2 sin antecedentes familiares de CP o en portadores de la mutación del BRCA1 sin familiares de primer grado con CP. Se ha descrito que el PALB2, que se une al BRCA2, es un gen de susceptibilidad. Se encontraron mutaciones del PALB2 en el 3% de los pacientes con CPF en Europa y EE. UU.12. Por otra parte, se encuentran mutaciones germinales del gen p16 (CDKN2A) en familias con síndrome familiar del melanoma múltiple con lunares atípicos, enfermedad autosómica recesiva. El riesgo de CP en los portadores de la mutación del gen p16 se calcula que es unas 13-22 veces mayor que en la población general13. El síndrome de Peutz-Jeghers es una enfermedad autosómica dominante causada por mutaciones germinales del gen supresor tumoral STK11. El riesgo de desarrollar CP es 132 veces mayor que en la población general14. Los pacientes con mutaciones en los genes de reparación de errores de replicación (MLH1, MSH2, MSH6, PMS2; síndrome de Lynch) tienen un riesgo calculado del 3,7% de desarrollar CP a lo largo de la vida (8,6 veces mayor)15. Los individuos con PAF también tienen más riesgo de sufrir CP. Se ha estimado que el RR era de 4,6 (IC al 95%, 1,2-11,4) en los afectados16. Recientemente se han identificado mutaciones heterocigóticas germinales del gen de la ataxia-telangiectasia (ATM) en dos familias con CP familiar. La 121 prevalencia de mutaciones del ATM en la población estadounidense con CP familiar es del 2,4% (4 de 166), pero esta cifra aumenta al 4,6% (4 de 87) en las familias con tres o más miembros afectados17. Cáncer de páncreas familiar (CPF) El CPF se diagnostica cuando existen dos o más familiares de primer grado con CP sin criterios de otros síndromes de tumores hereditarios. Esta definición podría extenderse a familias con CP en tres o más familiares de cualquier grado. En el momento actual no se conoce ningún gen específico asociado al CPF. Sin embargo, de acuerdo con los casos descritos, se ha identificado un patrón de herencia autosómica dominante en el 58-80% de las familias con CPF18-20. Los estudios realizados a partir de los registros EUROPAC (European Registry of Hereditary Pancreatitis and FaPaCa) y FaPaCa (registro poblacional de CPF en Alemania) han descrito un fenómeno de anticipación en el 59 y el 85%, respectivamente, sobre todo, de las familias con CP familiar. Así, los pacientes de generaciones más recientes desarrollan la enfermedad unos 10 años antes que sus familiares. El tabaquismo es un factor de riesgo reconocido en el CPF, especialmente en pacientes < 50 años, en los cuales aumenta el riesgo de CP en unas 2-3,7 veces respecto a la predisposición heredada y reduce la edad de inicio en 10 años aproximadamente20. El riesgo de CP parece ser más alto en miembros de familias con CPF de inicio precoz (< 50 años), comparado con familias 122 con edad de inicio > 50 años. Según los datos procedentes de este mismo registro, el riesgo de desarrollar CP a lo largo de la vida es del 38% para personas con tres familiares de primer grado afectados si uno de estos ha sido diagnosticado antes de los 50 años de edad. Pancreatitis hereditaria (PH) La PH es una causa infrecuente de pancreatitis crónica. La prevalencia es de 0,3/100.000 en los países occidentales. Esta enfermedad se debe a mutaciones en el gen PRSS1, localizado en el brazo largo del cromosoma 7, que codifica el tripsinógeno catiónico. El patrón de herencia es autosómico dominante con penetrancia incompleta (80%). Desde 1996 se han descrito más de 30 mutaciones. Las tres más frecuentes son R122H, N29I y A16V. Los primeros síntomas aparecen en la infancia, la mayoría antes de los 10 años. Los síntomas principales son dolor pancreático y pancreatitis aguda (> 70%). La edad media de aparición de los cambios morfológicos de la glándula, como las calcificaciones, es de los 22 a los 25 años. La insuficiencia pancreática exocrina y la endocrina acontecen en el 34 y el 26% de los pacientes a una edad mediana de 29 y 38 años, respectivamente21. El diagnóstico de PH se define por la presencia de una mutación en el gen del tripsinógeno catiónico (con o sin manifestaciones clínicas o radiológicas de pancreatitis crónica) (criterio genético) o por la presencia de pancreatitis crónica con historia familiar Enfermedades comunes del páncreas (criterio genealógico y clínico). La historia familiar debe cumplir uno de los siguientes criterios: pancreatitis aguda de repetición o pancreatitis crónica en dos familiares de primer grado, o en tres o más familiares de segundo grado en dos o más generaciones y en ausencia de factores desencadenantes tras un estudio diagnóstico negativo respecto a etiologías conocidas de pancreatitis crónica. Independientemente de su causa, la pancreatitis crónica es un factor de riesgo del adenocarcinoma de páncreas. En 1993, una primera serie incluyó pacientes de 6 países, de 1946 a 1989, con una mediana de seguimiento de 7 años. La causa de la pancreatitis crónica era conocida en el 83%. El segundo estudio fue monocéntrico y el período de inclusión abarcó de 1973 a 1997. La mediana del seguimiento fue 9 años. Todos los pacientes eran alcohólicos y tenían pancreatitis crónica demostrada con criterios validados. Ambos estudios describen un aumento del riesgo de CP, con una tasa de incidencia estandarizada (TIE) de 16,5 (11,1-23,7) y 27 (7,3-68,3), respectivamente. A los 10 y 20 años del inicio de la pancreatitis crónica, la tasa de riesgo de cáncer fue del 1,8 y del 4%, respectivamente22,23. El riesgo de adenocarcinoma de páncreas en pacientes con PH ha sido descrito en tres estudios epidemiológicos. El primero incluyó 10 países europeos, Japón y EE. UU. y a 246 pacientes 24. En el 30% de ellos se estudiaron posibles mutaciones de PRSS1, pero no en otros genes que participan en la cascada © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 8 Cribado de cáncer de páncreas: a quién y cómo enzimática de la tripsina, como son CFTR y SPINK1. En este grupo se diagnosticaron ocho cánceres. La TIE fue de 53 (23-105). En el segundo estudio (EUROPAC), que incluyó a 418 pacientes, el riesgo acumulado de cáncer fue del 9,8% (3,6-16) y del 18,8% (8,6-29) a los 60 y 70 años de edad, respectivamente25. En el estudio poblacional francés de pacientes con PH, el riesgo acumulado a los 50, 60 y 75 años fue del 10% (IC al 95%: 1-18%), del 18,7% (IC al 95%: 3-32%) y del 53,5% (IC al 95%: 7-76%), respectivamente. La PH se asoció a un riesgo relativo y absoluto elevado de adenocarcinoma de páncreas en comparación con la población general (TIE: 87; IC al 95%: 42-114). La TIE fue de 69 (IC al 95%: 25-150) para los varones y 142 (IC al 95%: 38-229) para las mujeres. El sexo, tipo de mutación de PRSS1, patrón de herencia de PRSS1 y la presencia de mutaciones de SPINK1 y CFTR no se asociaron a un mayor riesgo de adenocarcinoma de páncreas, pero sí el tabaquismo y la diabetes mellitus (RR: 13; IC al 95%: 3-65). El RR de cáncer en los fumadores fue de 8,55 (IC al 95%: 1-70), con un riesgo acumulado superior al 50% a los 70 años26. En el estudio de Lowenfels et al., el tabaquismo se asoció a un riesgo doble de CP con respecto a la población no fumadora. Además, el CP aparecía 20 años antes en fumadores que en no fumadores. En conjunto, estos resultados apoyan la recomendación a los pacientes con PH de evitar el tabaco o de dejar de fumar27. 123 ¿CÓMO REALIZAR EL CRIBADO DE CP? Consejo genético y test genéticos Antes de realizar el análisis molecular y proponer pruebas de cribado de cáncer, debe realizarse consejo genético a pacientes y familiares. Los objetivos del consejo genético son explicar el riesgo real de CP, qué mutaciones conocidas predisponen al mismo, las medidas preventivas en caso de existir, así como los riesgos, beneficios y aspectos psicológicos de los programas de cribado en pacientes y familiares. El impacto social y psicológico de la aplicación de estos programas es importante y son necesarios, por tanto, mecanismos de apoyo tanto para el paciente como para su familia. Para evaluar el riesgo de CP se requiere un árbol genealógico preciso que abarque al menos tres generaciones. Todos los casos de cáncer referidos tienen que ser confirmados mediante el análisis de historiales médicos (y el informe anatomopatológico). En estudios de cohortes, hasta el 20% de los casos de presunto CP referidos en familiares no eran tales, sino otros tipos de cáncer18. Según el árbol genealógico definitivo, se proponen o no test genéticos en busca de los síndromes de CP hereditario, tras obtener el consentimiento informado, como recomiendan las guías clínicas. La conferencia de expertos de 2011 recomendó analizar las mutaciones germinales de BRCA2, PALB2 y ATM en los pacientes con CPF y en sus familiares. 124 El análisis de la mutación de CDKN2A puede estar también indicado, especialmente en familias con melanoma-CP2. El análisis de otros genes que confieren predisposición para el CP solo está justificado si los antecedentes familiares son indicativos del síndrome tumoral asociado y en la familia se ha producido al menos un caso de CP2. Como no existe tratamiento específico para prevenir el CP, la mejor estrategia preventiva es reducir los factores de riesgo (abstinencia de tabaco) Anatomía patológica: lesiones de interés Las lesiones que pretenden hallar los programas de cribado consisten en CP resecable inicial, con ganglios negativos, y dos de las lesiones pancreáticas precancerosas no invasivas: neoplasia intraepitelial pancreática (PanIN, del inglés pancreatic intraductal neoplasm) y neoplasia mucinosa papilar intraductal (NMPI). El modelo de progresión de la tumorogénesis pancreática para el carcinoma ductal de páncreas esporádico está bien descrito. Estudios morfológicos y genéticos posteriores han demostrado que las lesiones intraductales displásicas no invasivas, denominadas «neoplasia intraepitelial pancreática» (PanIN), son precursoras del carcinoma ductal infiltrante. Se cree que las PanIN progresan desde displasia de bajo grado (PanIN-1A y PanIN-1B) a displasia moderada (PanIN-2) y displasia de alto grado o carcinoma in situ (PanIN-3). La PanIN es, con mucho, la lesión precursora más Enfermedades comunes del páncreas frecuente del CP (esporádico y CPF). Afecta a los conductos pancreáticos de menor tamaño (< 5 mm) y no suele ser visible en pruebas de imagen. Las NMPI consisten en dilatación de conductos (> 5 mm), ya sea en las ramas o el conducto pancreático principal que llegan a formar cavidades quísticas. Pueden detectarse mediante técnicas radiológicas y de imagen habituales. Se sabe que estos dos tipos de lesión pueden coexistir. Los estudios de piezas quirúrgicas pancreáticas procedentes de pacientes con CPF han demostrado que lesiones precursoras multifocales están presentes en la mayoría de las piezas y que las PanIN, especialmente las PanIN-3, son notablemente más frecuentes en los casos familiares que en las muestras procedentes de pacientes con CP esporádico. Las NMPI también parecen ser más frecuentes en casos familiares que en los esporádicos28,29. Ambas, NMPI y PanIN, se asocian con atrofia parenquimatosa lobulillar, que es probablemente el origen de las alteraciones tipo pancreatitis crónica observadas en los estudios de imagen de estos pacientes28. Brune et al. describieron la presencia de PanIN en el 10,7% de los pacientes con antecedentes familiares floridos de adenocarcinoma de páncreas sin pancreatitis crónica pero con atrofia parenquimatosa en grado variable. La ultrasonografía endoscópica (USE) es la única técnica que ha demostrado utilidad para identificar alteraciones correspondientes a PanIN. Respecto a la NMPI, se ha propuesto que la © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 8 Cribado de cáncer de páncreas: a quién y cómo presencia de NMPI de rama secundaria (NMPI-RS) podría ser un indicador potencial del desarrollo de CP concomitante en personas cuyas familias presentan CPF, como ya había sido descrito para la NMPI esporádica30,31. En el caso de la PH, el mayor riesgo de adenocarcinoma pancreático se ha atribuido a la larga evolución del proceso inflamatorio pancreático. Con referencia a la relación entre inflamación crónica y cáncer, varios estudios han demostrado una prevalencia e incidencia mayores de lesiones de PanIN en pacientes con pancreatitis crónica alcohólica, respecto a la población general. En todos estos estudios las lesiones presentaban displasia de bajo grado32-34. Se observó también que la frecuencia y el grado de displasia de las PanIN no estaban relacionados con el grado de fibrosis ni la duración de la enfermedad, pero sí con el grado de la inflamación ductal34. Se cree que la regeneración y la proliferación continua del epitelio promueven la carcinogénesis. En estos estudios no se encontró correlación entre la incidencia de lesiones de PanIN y mutaciones KRAS, duración de la enfermedad ni presencia de calcificaciones. En un estudio realizado en 13 pacientes con PH sin sospecha de neoplasia, intervenidos por complicaciones en relación con la pancreatitis crónica, 10 piezas (77%) presentaron PanIN (mediana de edad de 24 años). Las lesiones PanIN-1, 2 y 3 se encontraron en el 83, el 66 y el 42% de los pacientes, respectivamente. Esta frecuencia es muy superior a la encontrada en el páncreas de personas sanas de 125 la misma edad o en la pancreatitis crónica alcohólica. Algunas de estas lesiones se diagnosticaron durante la infancia. El análisis inmunohistoquímico mostró que las PanIN se asociaban a alteraciones de la regulación del ciclo celular (ciclina D1 y Ki-67) y de la apoptosis (p53)35. ¿Cuándo debe iniciarse el programa de cribado? No existen recomendaciones definitivas en la literatura médica. En caso de los familiares de pacientes de CPF, la mayoría de los expertos recomienda iniciar el programa de cribado a los 50 años2 o bien 10 años antes de la edad del caso índice (si fue antes de los 50 años). En la PH debida a mutaciones de PRSS1, el cribado debería comenzar a los 40 años debido a que la aparición de CP es más temprana en esta enfermedad2. Los fumadores con antecedentes familiares de CP tienen mayor riesgo de desarrollar CP que los no fumadores, pero no existe consenso respecto a qué edad iniciar el cribado. Tampoco existe consenso sobre hasta qué edad deben realizarse exploraciones de cribado en pacientes de alto riesgo sin lesiones pancreáticas. Programa de cribado para las personas de alto riesgo En la última década se han propuesto distintos protocolos. El resumen de resultados publicado por el grupo CAPS mostró que el rendimiento diagnóstico ha oscilado entre el 1,3 y el 50%. De 1.040 pacientes sometidos a cribado, se 126 detectó y resecó una lesión pancreática en 70 (6,7%). La anomalía detectada con mayor frecuencia fueron pequeñas lesiones quísticas correspondientes a NMPIRS (34 y 53% de los pacientes de 50-59 y 60-69 años de edad, respectivamente)11. Apenas se detectaron masas sólidas (20 de las 70 resecciones mostraron un adenocarcinoma ductal pancreático)18,36,37. El 40% (8/20) de estos CP no se detectaron en la exploración inicial sino durante el seguimiento. La USE y la resonancia magnética (RM) se consideran las técnicas de imagen más precisas para detectar pequeñas lesiones pancreáticas, tanto sólidas como quísticas, además de no irradiar, lo cual es importante para los individuos que tienen que someterse a múltiples exploraciones a lo largo de la vida. Existen muy pocos estudios que valoren el rendimiento diagnóstico de las pruebas de imagen en los programas de cribado en este contexto clínico. El estudio prospectivo CAPS3 comparó a doble ciego la tomografía computarizada (TC) estándar, RM/colangiopancreatografía por RM (CPRM) con secretina y USE en un programa de detección sistemática38. La USE y la RM resultaron mejores que la TC en la detección de lesiones pancreáticas pequeñas, especialmente de las quísticas, con una concordancia buena o excelente entre las dos técnicas respecto al número de lesiones, tamaño y localización de las mismas. La USE, RM/CPRM y TC identificaron lesiones pancreáticas en el 42,6, 33,3 y 11% de los pacientes estudiados, respectivamente38. Enfermedades comunes del páncreas Sin embargo, el diagnóstico incorrecto de lesiones identificadas por USE y/o RM no es infrecuente, especialmente en las exploraciones de cribado. La vigilancia del CP puede ser eficaz para detectar lesiones preneoplásicas avanzadas y cáncer asintomático, pero requiere un centro terciario con médicos especializados, sobre todo en USE, pues esta técnica es muy operador-dependiente. Por tanto, los programas de cribado pueden no ser aplicables a todos los centros. En la pieza de resección, algunas lesiones quísticas eran cistoadenomas serosos benignos o PanIN con displasia de bajo grado asociada con atrofia parenquimatosa centrolobulillar18,39. Este hecho subraya los riesgos del tratamiento excesivo con el uso de las pruebas de detección sistemática disponibles en el momento actual. El papel de la punción aspirativa con aguja fina guiada por USE (USE-PAAF) en la evaluación de lesiones sólidas o quísticas en pacientes asintomáticos sigue siendo objeto de debate, y no hay consenso sobre su uso en los programas de vigilancia. El examen citológico del material obtenido por USE-PAAF procedente de pequeños quistes o lesiones sólidas pancreáticas tiene una utilidad limitada debido a la frecuente escasez celular de las muestras. Por otra parte, la poca cantidad de líquido obtenido de las lesiones quísticas pequeñas no suele ser suficiente para la determinación de marcadores y tampoco es posible obtener muestras de todas las lesiones en el caso de NMPI-RS múltiples. El test ideal Capítulo 8 Cribado de cáncer de páncreas: a quién y cómo probablemente estaría en relación con la detección de mutaciones asociadas con la oncogénesis pancreática en el líquido intraquístico o el jugo pancreático. © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Intervalo adecuado para el cribado Aunque no existe consenso, de acuerdo con la conferencia CAPS, podría plantearse el cribado mediante USE y RM con una frecuencia anual. En caso de NMPI-RS confirmada, podría acortarse el tiempo entre las revisiones (6 meses) según la medida de la lesión de mayor tamaño2. Indicación y tipo de cirugía No hay consenso sobre qué lesiones identificadas en el cribado requieren cirugía ni tampoco sobre el momento y la extensión de la misma. Los escasos trabajos publicados se basan en un número limitado de pacientes. Debido a los riesgos de la pancreatectomía, no se recomienda la cirugía profiláctica en personas asintomáticas de alto riesgo sin lesiones identificables. Sin embargo, existe controversia sobre si las personas en riesgo con pequeñas lesiones quísticas o sólidas indeterminadas (PAAF negativa para malignidad) asintomáticas deberían ser vigiladas o sometidas a una resección, así como sobre el tipo de cirugía que habría que plantear en este último supuesto. En lo que sí hay consenso es en que, cuando está indicada, la cirugía pancreática tiene que realizarse en un centro especializado con gran volumen de pacientes40. Las lesiones sólidas evidentes (≥ 1 cm, o visualizadas mediante varias técnicas 127 de imagen) son sospechosas de neoplasia maligna y hay que recomendar su resección. Sin embargo, y especialmente cuando se utiliza la USE, es posible detectar lesiones sólidas dudosas que pueden corresponder a áreas de fibrosis pancreática regional focal. Así pues, la decisión de extirpar una lesión de acuerdo únicamente con los hallazgos de la USE debe meditarse detenidamente. Se aconseja la confirmación de la lesión mediante una segunda técnica de imagen. En la conferencia de expertos de 2011, no se alcanzó el consenso respecto a si habría que resecar las pequeñas lesiones sólidas detectadas únicamente mediante USE. No obstante, la mayoría de las lesiones identificadas en las pruebas de detección sistemática son quísticas, y la mayoría corresponden a NMPI-RS con displasia de bajo grado. En este sentido, el consenso de Sendai estableció los criterios de riesgo de degeneración maligna de las NMPI (en individuos sin riesgo hereditario de CP)41. Según esta guía, en pacientes con sospecha de NMPI-RS, debe plantearse la resección si el paciente tiene síntomas atribuibles al quiste o quistes, si estos son > 3 cm de diámetro o contienen nódulos murales41. Por lógica, si estas son las recomendaciones para individuos sin antecedentes familiares de CP, estos umbrales de resección deberían ser iguales o más bajos para los individuos con antecedentes familiares evidentes. Aunque no se llegó al consenso sobre el criterio del tamaño para la resección en NMPI-RS u otras lesiones quísticas en individuos de alto riesgo, la 128 mayoría de los expertos de la conferencia de 2011 estuvieron de acuerdo en que habría que plantear cirugía ante la sospecha de NMPI-RS de tamaño ≥ 2 cm. Sin embargo, en el examen anatomopatológico de la pieza quirúrgica de pacientes sometidos a resecciones de NMPI menores de 1 cm es posible identificar lesiones PanIN-339,42. Por otra parte, se ha identificado displasia de alto grado y afectación del conducto principal en las piezas de resección de una o más NMPIRS de pequeño tamaño (< 3 cm)39,42. No obstante, en el momento actual no hay datos suficientes para ampliar los criterios del umbral quirúrgico en pacientes con lesiones identificadas en las pruebas de cribado. Como se ha comentado anteriormente, no hay que recomendar la pancreatectomía total profiláctica a pacientes asintomáticos en riesgo sin anomalías morfológicas, por la notable morbilidad de la intervención y la penetrancia incompleta y variable del CP en los distintos grupos de CPF. Una vez encontrada una lesión pancreática (con más de una prueba de imagen) dudosa en cuanto a malignidad, el tipo más adecuado de intervención quirúrgica sigue siendo objeto de debate. Algunos centros recomiendan la pancreatectomía total si se confirma que la lesión morfológica es precancerosa o CP, pues a menudo existen lesiones precancerosas multifocales o neoplasias en zonas distintas en los pacientes con riesgo de CP. Sin embargo, la conferencia de expertos de 2011 recomendó la pancreatectomía parcial y seguir con la Enfermedades comunes del páncreas vigilancia habitual para el páncreas restante. La actitud definitiva debería variar según el informe anatomopatológico de la lesión: pancreatectomía total en caso de lesiones PanIN-3, y planteamiento individual en PanIN-2. En cualquier caso, la decisión debe tomarse en el seno de una discusión multidisciplinar e incluir como parámetros a considerar el consumo de tabaco asociado y la edad del paciente. Pancreatitis hereditaria: detección sistemática especial La elevada prevalencia de PanIN puede tener implicaciones clínicas en el manejo de los pacientes con PH con el fin de prevenir el desarrollo de cáncer. Brune et al. describieron lesiones PanIN en el 10,7% de los pacientes con historia familiar de adenocarcinoma de páncreas sin pancreatitis crónica. La USE resultó útil para identificar PanIN, que con frecuencia se asocia a atrofia parenquimatosa en grado variable y fibrosis focal28. Brentnall et al. propusieron un patrón morfológico específico para los pacientes con alto riesgo de adenocarcinoma de páncreas según la USE, pero los cambios descritos son inespecíficos y podrían ser similares a las lesiones de la pancreatitis crónica o alcoholismo crónico36,37. Es conocido que la utilidad diagnóstica de la USE disminuye drásticamente en pacientes con pancreatitis crónica porque las alteraciones intraductales y tisulares asociadas a la inflamación crónica y fibrosis (grandes cantidades de fibrosis y calcificaciones) impiden la detección © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 8 Cribado de cáncer de páncreas: a quién y cómo precoz de lesiones precursoras de neoplasia. Por extrapolación, la valoración del parénquima en pacientes con PH es muy arriesgada. Las recomendaciones publicadas hace poco tiempo por el grupo CAPS no mencionaban específicamente a los pacientes con PH2. De acuerdo con la literatura médica, puede proponerse cribado de CP con periodicidad anual a los pacientes con PH > 40 años y realizarse en un centro médico experto en la atención a pacientes con PH. Aunque no hay evidencia científica, TC y RM serían las técnicas a utilizar pues las calcificaciones reducen enormemente la rentabilidad de la USE. No obstante, en ausencia de calcificaciones puede asociarse la USE. De todas formas, no hay estudios que hayan evaluado de forma prospectiva la utilidad de ninguna técnica de imagen en este grupo de pacientes. Por otra parte, no hay marcadores tumorales específicos en suero, heces o jugo pancreático, solos o combinados, que permitan la detección precoz de lesiones en la PH. El beneficio de someter a los pacientes de PH a las pruebas de cribado probablemente mejore con el desarrollo del análisis proteómico 43. Se ha sugerido que las mutaciones KRAS presentes en prácticamente todos los pacientes con cáncer podrían resultar útiles. Sin embargo, un estudio de seguimiento a 4 años de pacientes con pancreatitis crónica no encontró aumento significativo de las mutaciones del gen KRAS en el jugo pancreático44. Una serie quirúrgica francesa de pacientes con PH describió 129 una densidad elevada de PanIN35 en estos casos. Este dato sugiere que quizá sería posible detectar PanIN en biopsias quirúrgicas de la cola del páncreas de estos pacientes con una alta sensibilidad. El momento adecuado para realizar dicha biopsia quirúrgica sigue siendo objeto de debate, y deben tenerse en cuenta la edad del paciente y la presencia de factores de riesgo de PanIN, como tabaquismo, así como los resultados de las técnicas de imagen. En cualquier caso, en pacientes asintomáticos la decisión debe basarse siempre en la opinión de un grupo de expertos que valore individualmente a cada paciente. En presencia de PanIN-3 en la pieza de resección podría plantearse una pancreatectomía total preventiva. ANÁLISIS COSTE-BENEFICIO DE LOS PROGRAMAS DE CRIBADO Y DE LAS INTERVENCIONES EN PACIENTES DE ALTO RIESGO Existe muy poca información acerca de la rentabilidad de los programas de cribado de CP en individuos de alto riesgo. Los resultados de dos estudios de coste-efectividad en este contexto en miembros asintomáticos de familias con CP hereditario ilustran claramente la falta de información al respecto: cuál es el umbral de riesgo óptimo para empezar el programa de cribado, cuál es la historia natural de las lesiones PanIN o la rentabilidad de los biomarcadores, qué técnica usar y cuáles son los efectos perjudiciales de un programa de estas características. 130 Rulyak et al. utilizaron un análisis de decisión para comparar la utilidad de la USE en la detección de displasia pancreática con la conducta expectante (no realización de pruebas) en una cohorte hipotética de 100 miembros de familias con CPF. En este estudio, la USE demostró ser mejor opción que la abstención45. En cambio, en un estudio llevado a cabo por Rubenstein et al. en 2007 empleando un modelo de Markov, la estrategia abstencionista fue mejor que la pancreatectomía profiláctica en estos pacientes46. CONCLUSIONES El cribado del adenocarcinoma pancreático debe recomendarse en personas de alto riesgo: síndromes de predisposición hereditaria a tumores, PH y CPF. Estas situaciones son bastante infrecuentes y complejas. Los programas de cribado deben realizarse siempre en centros terciarios con médicos dedicados a los trastornos pancreáticos y, a ser posible, siguiendo protocolos estandarizados. No obstante, el protocolo ideal sigue siendo objeto de debate, no existe información definitiva sobre la relación coste-eficacia de dichos programas y tampoco se ha demostrado que su aplicación a los pacientes de alto riesgo se traduzca en una disminución de la mortalidad por CP. La conferencia de consenso de expertos de 2011 (reunión CAPS) propuso muchas recomendaciones. No obstante, existen aún múltiples interrogantes sobre este tema. Probablemente las investigaciones futuras deberían centrarse Enfermedades comunes del páncreas en el uso de biomarcadores, pruebas de imagen moleculares, epidemiología genética, etc. BIBLIOGRAFÍA 1.Jemal A, Bray F, Center MM, et al. Global cancer statistics. CA Cancer J Clin 2011;61:69-90. 2.Canto MI, Harinck F, Hruban RH, et al. International Cancer of the Pancreas Screening (CAPS) Consortium summit on the management of patients with increased risk for familial pancreatic cancer. Gut 2013;62(3):339-47. 3.Klein AP, Brune KA, Petersen GM, et al. Prospective risk of pancreatic cancer in familial pancreatic cancer kindreds. Cancer Res 2004;64:2634-8. 4.Grover S, Syngal S. Hereditary Pancreatic Cancer. Gastroenterology 2010;139:1076-80. 5.Hruban RH, Canto MI, Goggins M, et al. Update on familial pancreatic cancer. Adv Surg 2010;44:293-311. 6.Hahn SA, Greenhalf B, Ellis I, et al. BRCA2 germline mutations in familial pancreatic carcinoma. 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C A P Í T U L O 9 Tratamiento médico del cáncer de páncreas J. Maurel Resumen El cáncer de páncreas (CP) metastásico es una enfermedad heterogénea. Aunque FOLFIRINOX (combinación de leucovorina, 5-fluorouracilo, irinotecán y oxaliplatino) y la combinación de gemcitabina/nab-paclitaxel pueden considerarse tratamiento estándar en primera línea en pacientes con buen estado general (escala Eastern Cooperative Oncology Group-Performance Status [ECOG PS] de 0-1 y < 70 años), el tratamiento con gemcitabina en monoterapia debe entenderse como estándar en pacientes de > 70 años sin criterios de fragilidad o ECOG PS de 2. Deberían promoverse estudios clínicos prospectivos que tuvieran en cuenta biomarcadores que permitieran diferenciar de forma clara el subtipo epitelial (sensible a quimioterapia) del mesenquimal (resistente a quimioterapia). Estos dos subtipos no son homogéneos y podrían ayudar a entender el fenómeno de resistencia adquirida a quimioterapia. Palabras clave: adenocarcinoma de páncreas, quimioterapia, tratamiento paliativo, FOLFIRINOX, gemcitabina, nab-paclitaxel, supervivencia. INTRODUCCIÓN El tratamiento del CP es diferente según el estadio clínico definido por tomografía computarizada (TC) multicorte. El 15-20% de los casos se consideran resecables; el 5%, borderline resecables; el 10% son localmente avanzados, y el 65-70% de los casos son metastásicos. La presente revisión se centra en el CP metastásico. FACTORES PRONÓSTICOS La anamnesis de estos pacientes debe incluir aspectos que permitan evaluar © 2015. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos los requerimientos analgésicos y la intensidad del dolor mediante escalas analógicas. También debe evaluarse la pérdida de peso —superior o inferior al 10%— en los 3 meses previos al diagnóstico. El estudio de extensión se realiza con TC toracoabdominal y debe obtenerse siempre diagnóstico citológico. La determinación de los niveles de CA19.9 puede ayudar en la evaluación de la eficacia de los tratamientos, aunque solo los criterios RECIST (Response Evaluation Criteria in Solid Tumors; RECIST 1.1) son válidos para la evaluación de eficacia en los ensayos clínicos. La evaluación del estado general de los pacientes con la escala Eastern Cooperative Oncology Group-Performance Status (ECOG PS) 133 134 es fundamental para establecer la estrategia de tratamiento, ya que el pronóstico de los pacientes es distinto en función de su puntuación en dicha escala1. Los pacientes con presentación sincrónica raras veces presentan ECOG PS de 0 (pacientes asintomáticos y capaces de realizar las actividades físicas previas al diagnóstico). Los pacientes con síntomas relacionados con la enfermedad, pero capaces de rea lizar las actividades físicas previas al diagnóstico, presentan un ECOG PS de 1. Los pacientes con ECOG PS de 2 son ambulatorios en más del 50% del horario diurno, pero no son capaces de desarrollar las actividades físicas habituales. La mediana de supervivencia de estos pacientes oscila entre 2-4 meses y a menudo se los excluye en los estudios aleatorizados de fase III. Los pacientes ancianos (> 70 años) sin comorbilidades con ECOG preservado (de 0 o 1) presentan el mismo pronóstico que el resto de pacientes con CP, pero la tolerancia y la eficacia de tratamientos más intensivos no está bien definida2; por tanto, deberían diseñarse estudios dirigidos específicamente hacia este grupo de pacientes. En la analítica es importante recoger los niveles de albúmina, ya que los niveles bajos (< 3,5 g/l) se han asociado a un peor pronóstico3. Enfermedades comunes del páncreas metastásico. En este estudio, más del 70% de los pacientes presentaba un ECOG PS de 2. El 23% de los pacientes tratados con gemcitabina alcanzaron un beneficio clínico, mientras que este solo se obtuvo en el 4,8% del grupo tratado con 5-FU (p = 0,002). La mediana de tiempo hasta la progresión y la supervivencia global fueron estadísticamente superiores en el grupo tratado con gemcitabina (9 frente a 4 semanas, p = 0,0002; y 5,65 frente a 4,41 meses, p = 0,002)4. En los últimos años se han evaluado múltiples pautas frente a gemcitabina en monoterapia en estudios de fase III (tabla 9-1). Sin embargo, las combinaciones de gemcitabina con oxaliplatino 5, capecitabina 6, pemetrexet7 o inhibidores de topoisomerasa8,9 no han demostrado eficacia en CP frente a gemcitabina en monoterapia. El avance en el conocimiento de las alteraciones moleculares ha permitido desarrollar terapias dirigidas en CP. Los inhibidores del EGFR10,11 y los inhibidores del factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF)12,13 no han demostrado eficacia en CP metastásico. Los pacientes con ECOG PS de 0 y ECOG PS de 1 de < 70 años son tributarios de tratamiento con FOLFIRINOX14 o gemcitabina/nab-paclitaxel15. En los pacientes con ECOG PS de 2 o ≥ 70 años, pero sin criterios de morbiliTRATAMIENTO DEL CÁNCER dad, la gemcitabina en monoterapia pueDE PÁNCREAS METASTÁSICO de considerarse el tratamiento de elecBurris et al. publicaron un estudio que ción, ya que esta población de pacientes permitió establecer la gemcitabina co- no está suficientemente representada en mo el tratamiento estándar en el CP los dos estudios aleatorizados14,15. 135 Capítulo 9 Tratamiento médico del cáncer de páncreas TABLA 9-1. Estudios de fase III en el tratamiento del cáncer de páncreas metastásico Tratamiento experimental (TE) Oxaliplatino + G G en infusión continua Capecitabina + G Pemetrexed + G Irinotecán + G Exatecán + G Erlotinib + G Cetuximab + G Bevacizumab + G Axitinib + G Abraxane® + G FOLFIRINOX N.° de pacientes 833 HR (IC al 95%) NR 533 565 360 349 569 766 602 632 861 342 0,78 (0,66-0,93) 0,98 (0,82-1,18) NR NR 0,82 (0,69-0,99) 1,06 (0,91-1,23) 1,04 (0,88-1,24) 1,01 (0,78-1,3) 0,72 (0,62-0,83) 0,57 (0,45-0,73) Mediana de supervivencia en meses (TE frente a G) 5,7 frente a 4,9 6,2 frente a 4,9 7,1 frente a 6,2 6,3 frente a 6,2 6,3 frente a 6,6 6,7 frente a 6,2 6,2 frente a 5,9 6,3 frente a 5,9 5,8 frente a 5,9 8,3 frente a 8,5 8,5 frente a 6,7 11,1 frente a 6,8 G, gemcitabina; HR, hazard ratio; IC, intervalo de confianza; NR, no reportado. © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Por último, los pacientes de ≥ 85 o ≥ 70 años con ECOG PS > 2 y criterios de fragilidad son tributarios de tratamiento de soporte y la mediana de supervivencia es inferior a 2 meses. Estas medidas de soporte deben realizarse también en los pacientes candidatos a tratamiento activo con quimioterapia. El CP se asocia con frecuencia a intenso dolor que requiere el uso de opiáceos. Las opciones de tratamiento del CP metastásico se resumen en la figura 9-1. A pesar de la eficacia de la combinación de gemcitabina/nab-paclitaxel y de FOLFIRINOX (23-31% de respuestas objetivas, respectivamente), el tiempo hasta progresión es de 6-7 meses; la mediana de supervivencia, de 11 meses y FIGURA 9-1. Estrategias de tratamiento en función del estado general (según la escala Eastern Cooperative Oncology Group-Performance Status [ECOG PS]), de la edad y de las comorbilidades de los pacientes. 136 la supervivencia a 2 años es < 10%. Por tanto, a pesar de incrementar las respuestas objetivas, el tratamiento se considera paliativo y las curaciones, anecdóticas. Una consecuencia intrínseca a estos resultados de primera línea es que solo el 30% de los pacientes es sensible inicialmente a la quimioterapia y que prácticamente el 100% de los pacientes tratados adquiere resistencia en los 12 meses posteriores al tratamiento. No hay evidencia en ensayos aleatorizados frente a soporte de que, tras progresión a los dos esquemas estándar (FOLFIRINOX y gemcitabina/nab-paclitaxel), ningún fármaco haya demostrado eficacia en CP en segunda línea. El único estudio aleatorizado en segunda línea frente a soporte tras progresión a gemcitabina se cerró debido a un lento reclutamiento de casos16. BASES BIOLÓGICAS DE LA RESISTENCIA A LOS TRATAMIENTOS CON QUIMIOTERAPIA Y TERAPIAS DIRIGIDAS El CP es una enfermedad biológica compleja en la que coexisten mutaciones de KRAS (> 90%), p53 (> 52%), CDKN2A (23%) y SMAD 4 (22%)17, alteraciones en la expresión de distintos micro-ARN18 y cambios en la activación o represión de proteínas críticas implicadas en la resistencia a tratamientos de quimioterapia y nuevos fármacos (fig. 9-2). Es muy importante entender que los tratamientos, ya sean de quimioterapia o con terapias dirigidas, pueden alterar Enfermedades comunes del páncreas tanto el porcentaje de mutaciones como la expresión de los micro-ARN y la función de estas proteínas críticas. Por tanto, la información biológica del CP hay que tratarla desde el conocimiento de que es un proceso dinámico que cambia a medida que realizamos los tratamientos. Distintos biomarcadores han intentado separar en modelos preclínicos la población de pacientes sensibles de los resistentes a quimioterapia (fundamentalmente, gemcitabina) y terapias dirigidas. Entre las terapias dirigidas testadas en líneas celulares de CP se encuentran agonistas de TRAIL; inhibidores de los receptores con función tirosina-cinasa (RTK) de membrana, como EGFR, HER-3, IGF-1R y c-MET; otros receptores de membrana, como los de las vías de Hedgehog, NOTCH, WNT y TGF-B1; downstream pathways, como ERK, PI3K, AKT, mTORC, PTEN, RAC1, RAL, JAK2/STAT-3, o factores de transcripción nuclear, como NF-kB, TCF-4 y ZEB1. Recientemente se ha intentado diferenciar al menos dos subtipos de CP: el clásico o epitelial y el mesenquimal19. Esta sencilla clasificación permite separar un grupo de CP (epitelial), sensible a tratamientos con inhibidores de MEK/ PI3K, de un grupo más resistente que, sin embargo, sería sensible a inhibidores de ZEB1 (mesenquimal)20. Esta diferenciación entre CP epitelial y mesenquimal también permite distinguir entre CP sensibles a gemcitabina (epitelial) y resistentes (mesenquimal)21. La adquisición del fenotipo mesenquimal se ha asociado a la activación de las vías de Notch, ZEB1 Capítulo 9 Tratamiento médico del cáncer de páncreas 137 © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. FIGURA 9-2. Carcinoma pancreático. Interacción con el estroma y linfocitos activados. A. Potenciales mecanismos de resistencia asociados a diferenciación epitelio-mesénquima con incremento de b-catenina y ZEB1 en el núcleo. B. Potenciales mecanismos de resistencia asociados a diferenciación epitelio-mesénquima sin expresión de b-catenina y expresión de ZEB1 en el núcleo. CAF, fibroblastos asociados a cáncer; CD, célula dendrítica; CT, célula tumoral; RTK, receptor tirosina-cinasa; TCR, receptor de células T. y NF-kB22. A pesar de los datos in vitro, no hay una evidencia clínica de que estos subtipos reflejen una diferencia en cuanto a la sensibilidad a la quimioterapia o las terapias dirigidas. Hay tres aspectos, al menos, que han de tenerse en cuenta en CP para desarrollar estos biomarcadores en clínica. Por un lado, una definición clara de estos biomarcadores que permita diferenciar el patrón epitelial del mesenquimal no está establecida y distintos estudios in vitro consideran las mismas líneas tumorales en un grupo o en el otro en función de los biomarcadores que se 138 utilizan. Segundo, el papel del estroma acompañante a las células epiteliales, no evaluado, obviamente, en los estudios in vitro, puede incidir en clínica de forma distinta a los estudios preclínicos. Para ello es importante desarrollar estudios en modelos ortotópicos que permitan estudiar, en un modelo lo más parecido a la clínica, los agentes utilizados en las líneas celulares. Por último, la evaluación de biomarcadores en pacientes metastásicos con enfermedad sincrónica presenta una dificultad técnica a la hora de obtener biopsias que permitan reproducir en la práctica clínica los datos obtenidos por los biomarcadores in vitro. DESARROLLO DE NUEVOS DISEÑOS CLÍNICOS EN CÁNCER DE PÁNCREAS Enfermedades comunes del páncreas al tratamiento estándar. El criterio de valoración (o end-point) pueden ser respuestas objetivas (RECIST 1.1) o la supervivencia libre de progresión (PFS, del inglés progression-free survival), pero si se utiliza la PFS se deberían aplicar criterios de estratificación. • Estudios basados en biomarcadores. Este tipo de estudios trata a los pacientes con un esquema específico (estándar o experimental) y establece a priori unas diferencias en la respuesta o en la PFS en función de la firma de los biomarcadores establecida previamente, de manera que el porcentaje de pacientes con marcadores favorables y desfavorables reciba el mismo tratamiento. Las diferencias esperadas entre los dos grupos de pacientes en función de los biomarcadores definen el tamaño muestral. Ninguno de los estudios realizados en CP con terapias dirigidas ha utilizado estas estrategias. La evaluación de biomarcadores en pacientes metastásicos con enfermedad sincrónica presenta una dificultad técnica a la hora de obtener biopsias que permitan profundizar en clínica los datos obtenidos por los biomarcadores in vitro. La biopsia tru-cut guiada por ecoendoscopia podría obtener biopsias suficientes para proporcionar esta información y diseñar este tipo de estudios. Como ha quedado patente en el primer punto, el desarrollo de las terapias dirigidas en CP no ha permitido la aprobación de ninguna terapia dirigida (excepto erlotinib). Por tanto, en CP parece claro que los datos obtenidos en los estudios preclínicos deberían ser validados en clínica en estudios traslacionales. Este tipo de trabajos no se han realizado nunca en estudios aleatorizados en CP. Dos estrategias podrían desarrollarse de forma precoz en estudios de fase II aleatorizados antes de la realización de los estudios de fase III. • Estudios con enriquecimiento de población en función de biomarcadores favorables. Este tipo de estudio alea- BIBLIOGRAFÍA toriza a los pacientes con una firma 1. Cubiella J, Castells A, Fondevila C, Sans M, de biomarcadores favorable al trataSabater L, Navarro S, et al. Prognostic factors miento experimental + estándar frente in nonresectable pancreatic adenocarcinoma: © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 9 Tratamiento médico del cáncer de páncreas a rationale to design therapeutic trials. Am J Gastroenterol 1999;94:1271-8. 2. Pant S, Martin LK, Geyer S, Wei L, Van Loon K, Sommovilla N, et al. Baseline serum albumin is a predictive biomarker for patients with advanced pancreatic cancer treated with bevacizumab: A pooled analysis of 7 prospective trials of gemcitabine-based therapy with or without bevacizumab. 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La pancreatitis aguda recidivante secundaria a pancreas divisum, microlitiasis o disfunción del esfínter de Oddi puede tratarse mediante CPRE con esfinterotomía. Por otra parte, la CPRE con inserción de prótesis en el conducto pancreático y extracción de pancreatolitiasis es menos invasiva que la cirugía para el dolor refractario a tratamiento médico secundario a la pancreatitis crónica con estenosis o litiasis del conducto pancreático principal, aunque su eficacia a largo plazo es inferior. El tercer campo de aplicación de la CPRE en las enfermedades del páncreas, además de las pancreatitis aguda y crónica, es la obstrucción biliar neoplásica, cuya causa más común es el cáncer de páncreas. El drenaje biliar mediante prótesis metálicas insertadas por CPRE es el tratamiento paliativo de elección en los pacientes con cáncer de páncreas. El drenaje biliar preoperatorio mediante prótesis plásticas solo debe utilizarse en caso de colangitis, ictericia sintomática o demora quirúrgica, ya que no es eficaz para disminuir la incidencia de complicaciones posquirúrgicas. Palabras clave: colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE), esfinterotomía, prótesis, pancreatitis aguda, pancreatitis crónica, cáncer de páncreas, ictericia obstructiva, drenaje biliar, tratamiento endoscópico. © 2015. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos INTRODUCCIÓN La CPRE tiene un importante papel en el tratamiento de algunos pacientes con pancreatitis aguda o crónica y de la mayoría de los pacientes con obstrucción biliar neoplásica, cuya causa más frecuente es 141 142 el cáncer de páncreas. Históricamente, la CPRE ha tenido también un papel diagnóstico en estos tres contextos clínicos. Hoy día, sin embargo, el papel diagnóstico de la CPRE en la enfermedad pancreática ha sido asumido por la ultrasonografía endoscópica (USE), la colangiopancreatografía por resonancia magnética (CPRM) y la tomografía computarizada (TC). CPRE EN LA PANCREATITIS AGUDA La pancreatitis aguda (PA) es una enfermedad frecuente, con una incidencia cercana a los 50 casos por cada 100.000 habitantes en nuestro medio. Su causa más común es la litiasis biliar (40-70%). Se postula que la obstrucción del conducto pancreático por la presencia de un cálculo en la papila o por el edema producido tras el paso del cálculo a su través podría ser el mecanismo que origina y mantiene el proceso inflamatorio del páncreas. Aunque la CPRE permite la extracción de la coledocolitiasis y el restablecimiento del drenaje biliar, su papel en la PA es controvertido. La indicación y el momento de realizarla dependen no solo de la etiología de la PA, sino de su forma de presentación y curso clínico. CPRE urgente en la pancreatitis aguda biliar La mayoría de las PA son cuadros leves o moderados que evolucionan de forma satisfactoria con un tratamiento conservador. No obstante, hasta el 15-20% de las PA son graves, con una tasa de mortalidad del 10-50% y con un elevado riesgo de complicaciones1. Enfermedades comunes del páncreas En la mayoría de los pacientes con PA por coledocolitiasis, los cálculos pasan espontáneamente al duodeno. Sin embargo, en algunos casos los cálculos originan obstrucción persistente, con el consiguiente desarrollo de pancreatitis grave y/o colangitis. Todavía no está del todo resuelta la cuestión de si la CPRE en las primeras 24-72 h en la PA biliar disminuye el riesgo de progresión a PA de mayor gravedad. Neptolemos et al.2 evaluaron los beneficios de la CPRE junto con la esfinterotomía endoscópica (EE) frente a un tratamiento conservador en pacientes con probable PA biliar. Se observó que los pacientes con PA grave a quienes se les realizó CPRE en las primeras 72 h tras el ingreso tuvieron una menor morbilidad y estancia hospitalaria (24 frente a 61%; p < 0,05) que en el tratamiento conservador. Fan et al.3 analizaron a 195 pacientes con sospecha de PA biliar estratificados según los criterios pronósticos de Ranson. En un grupo se realizó CPRE en las primeras 24 h y en el resto se llevó a cabo tratamiento conservador (excepto en los casos en los que desarrollaban colangitis). Se objetivó una tasa de morbilidad significativamente menor en el grupo de CPRE urgente (16 frente a 33%; p = 0,03), así como una disminución en la mortalidad (2 frente a 8%; p = 0,009). No queda claro en estos estudios si los pacientes con PA grave y ausencia de colangitis aguda se podrían beneficiar de una CPRE en las primeras 24-72 h. En este sentido, Fölsch et al.4 analizaron el papel de la CPRE en pacientes con 143 Capítulo 10 Papel de la CPRE en los pacientes con enfermedad pancreática TABLA 10-1. Ensayos clínicos controlados sobre la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) urgente en la pancreatitis aguda biliar 1988 1993 1997 2007 Neoptolemos et al.2 Fan et al.3 Fölsch et al.4 Oria5 Leicester Hong-Kong Alemania Argentina Reducción significativa Morbilidad Mortalidad Sí No Sí No No No No No Pronóstico grave ↓ sepsis biliar Colangitis = excluido Colangitis = excluido Se indican autor (y referencia), procedencia, conclusión global y hallazgos relevantes específicos de cada estudio. © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. PA biliar, con exclusión de los casos que podrían obtener un mayor beneficio con esta técnica, como son aquellos con BT > 5 mg/dl. En este estudio multicéntrico no se objetivó ningún beneficio en la realización de CPRE urgente en pacientes con PA sin obstrucción biliar ni sepsis. Los resultados, en parte discrepantes, de estos estudios se resumen en la tabla 10-1. Puede concluirse que está indicado realizar CPRE urgente con esfinterotomía a los pacientes con PA de etiología biliar y colangitis asociada (fig. 10-1). La coledocolitiasis por sí sola o sus marcadores indirectos (dilatación de la vía biliar y la ictericia obstructiva) son indicación de CPRE, pero, como se explica más adelante, esta indicación no tiene necesariamente un carácter urgente5. Solamente las coledocolitiasis que causan colangitis inciden de una FIGURA 10-1. Esfinterotomía endoscópica (EE) urgente en pancreatitis aguda (PA) biliar asociada a colangitis aguda. Cálculo impactado en la papila (A). La EE (B) y la extracción del cálculo (C) liberan la obstrucción del conducto pancreático y de la vía biliar, con la consiguiente resolución de la colangitis aguda, con lo que disminuye la gravedad de la PA. 144 Enfermedades comunes del páncreas Otra opción terapéutica alternativa a la CPRE en este contexto es la colangiografía intraoperatoria asociada a la extracción laparoscópica de la coledoAbsoluta colitiasis, un procedimiento quirúrgico • Colangitis asociada a PA más complejo que la CPRE y cuyo uso Relativa* aún no se ha generalizado. Cuando se • Ictericia obstructiva • Criterios pronósticos de gravedad: practica colangiografía intraoperatoria • Precozmente: PA < 72 h sin la opción de extracción laparoscópica • Endoscopista: > 50 EE/año de la coledocolitiasis, una colangiografía • Con EE sistemática positiva obliga a reconvertir el procediNo indicada miento a cirugía abierta o a realizar una • PA de etiología no biliar • PA biliar sin criterios de gravedad CPRE intraoperatoria o postoperatoria. En nuestra experiencia, la opción más *Indicación sin consenso unánime. Se citan los factores que aumentan la eficacia de la CPRE en esta indicación. costo-efectiva es someter a CPRE pre EE, esfinterotomía endoscópica. operatoria al pequeño grupo de pacientes con PA y coledocolitiasis persistente forma directa en la gravedad de la PA, confirmada por USE o CPRM. No obsreversible mediante CPRE (cuadro 10-1). tante, este esquema terapéutico varía de un centro a otro según la experiencia CPRE electiva en la pancreatitis multidisciplinar de cada uno. aguda biliar CPRE electiva sin colecistectomía CPRE electiva asociada a colecistectomía laparoscópica La EE aislada es, si cabe, más eficaz Una vez resuelto el episodio de PA, el tra- que la propia colecistectomía para tamiento se dirige a prevenir la recidiva prevenir la recidiva de la PA biliar7. La y a eliminar la causa subyacente. El tra- incidencia de nuevos episodios de PA tamiento de elección de la PA biliar es la tras una EE es del 2%, frente al 5-10% colecistectomía, preferiblemente por vía de recidivas tras una colecistectomía. Sin laparoscópica. La necesidad de una CPRE embargo, dada la baja morbimortalidad con intencionalidad terapéutica debe re- de la colecistectomía y su eficacia para servarse para la minoría de pacientes que prevenir los demás síntomas y complipresentan coledocolitiasis demostrada en caciones asociados a la litiasis biliar, la la ecografía abdominal, USE o CPRM. EE debe reservarse solo para pacientes de Puede considerarse también la CPRE alto riesgo quirúrgico (fig. 10-2). Puede en pacientes con predictores clínico- considerarse también cuando se prevé analíticos de alto riesgo, como ictericia una demora quirúrgica superior a los 3 con BT > 4 mg/dl asociada a dilatación meses. Por ejemplo, en la PA biliar que ocurre durante la gestación, la EE parece biliar evidenciada por ecografía6. CUADRO 10-1. Indicaciones de colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) urgente en la pancreatitis aguda (PA) Capítulo 10 Papel de la CPRE en los pacientes con enfermedad pancreática 145 FIGURA 10-2. Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) electiva por pancreatitis aguda © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. (PA). Vía biliar no dilatada (4 mm) con una estenosis relativa a nivel de la papila (A, flecha), aparentemente sin cálculos. Pequeño defecto de repleción en el colédoco distal a mayor aumento (B, círculo). Tras la esfinterotomía endoscópica (EE), se objetiva la salida de un minúsculo fragmento de barro biliar con drenaje de contraste y bilis al duodeno (C). Aunque la colangiografía no demuestre cálculos en el colédoco, la EE parece aumentar la eficacia de la CPRE urgente en la PA biliar y prevenir los episodios recidivantes. un gesto menos agresivo que la colecistectomía, que puede así practicarse de forma electiva tras el alumbramiento. En la PA necrotizante de etiología biliar, una EE elimina el riesgo de recidiva durante el tiempo necesario para la resolución de la inflamación peripancreática, que puede dificultar la colecistectomía. Al margen de los pacientes no aptos para colecistectomía y de quienes —por un motivo u otro— van a experimentar una demora significativa, la CPRE con EE sistemática tiene un papel muy destacado en los pacientes ya colecistectomizados que vuelven a sufrir un episodio de PA. Las causas más habituales son la coledocolitiasis residual o recurrente y la disfunción del esfínter de Oddi, que puede ser previa al primer episodio de PA. En cualquier caso, tanto la litiasis residual como la disfunción del esfínter de Oddi de tipo I o estenosis papilar (que cursa con dilatación del colédoco) se resuelven mediante la EE, de ahí la conveniencia de practicarla de forma sistemática, siendo prescindible la realización de manometría biliar para confirmar la alteración motora. En el caso de disfunción del esfínter de Oddi de tipo II (sin dilatación del colédoco), se 146 considera que son tributarios de EE los pacientes con presión basal del esfínter anormalmente elevada (> 40 mmHg), lo que hace necesaria la realización de manometría para seleccionarlos; no obstante, recientemente se ha informado de que en estos pacientes la indicación empírica de EE es mejor estrategia que la decidida por manometría8. En todas las situaciones la EE se realiza sobre el segmento biliar del esfínter de Oddi, que se ha mostrado con eficacia similar a la esfinterotomía combinada de los segmentos biliar y pancreático para la prevención de la recidiva de la PA9. Por todo ello, el recurso a la USE y CPRM para prescindir de la CPRE en caso de no encontrar coledocolitiasis carece de sentido en los pacientes colecistectomizados que sufren PA recidivante, ya que la finalidad de la CPRE en este caso es la EE. CPRE electiva en la pancreatitis recidivante idiopática Algunos autores sugieren prescindir de pruebas diagnósticas invasivas tras un único episodio leve de PA idiopática10. Sin embargo, cuando la etiología biliar es la más prevalente en la población, la microlitiasis resulta la etiología más frecuente de PA sin causa aparente, y el cociente riesgo-beneficio para la CPRE con EE se invierte, por lo que puede ser una opción que deba tenerse en cuenta11. Cuando no hay indicios ecográficos o bioquímicos de etiología biliar de una PA idiopática (microcristales), lo más razonable es utilizar antes algún método Enfermedades comunes del páncreas menos invasivo (sondaje duodenal, CPRM, USE) que permita llegar a un diagnóstico. De este modo, la CPRE se puede obviar en los casos en que se detectan diagnósticos de PA alternativos (p. ej., cáncer de páncreas) o practicarse solo con carácter terapéutico (p. ej., en el pancreas divisum). Con un estudio de imagen sofisticado negativo, los casos con al menos un apoyo bioquímico para microcristales podrían considerarse para EE 12, o bien directamente para colecistectomía. En resumen, las causas más frecuentes de PA considerada inicialmente como idiopática son la presencia de microcristales y la disfunción del esfínter de Oddi12, que con frecuencia coexisten. La EE es eficaz para prevenir la recidiva de la PA en ambos casos. La actitud de proceder a CPRE con eventual EE debe individualizarse para cada paciente (edad, número, frecuencia y gravedad de los episodios previos, etc.) en cada centro (modalidades diagnósticas alternativas disponibles y experiencia en CPRE). La práctica de CPRE ante un único episodio leve de PA tras un estudio negativo mediante historia clínica y analítica completas, USE y CPRM no parece justificada. Por el contrario, sí es razonable proceder a la CPRE cuando las técnicas de imagen no invasivas demuestran la existencia de una patología subsidiaria de tratamiento endoscópico, existen datos, al menos indirectos, de PA por microcristales o el antecedente de varios episodios previos con un estudio exhaustivo negativo (cuadro 10-2). Capítulo 10 Papel de la CPRE en los pacientes con enfermedad pancreática CUADRO 10-2. Indicaciones de colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) electiva en la pancreatitis aguda Asociada a colecistectomía* Sospecha fundada o confirmada de coledocolitiasis: • Preoperatoriamente: • Métodos indirectos → alteraciones PFH/ecografía • Métodos directos → CPRM/USE • Intraoperatoriamente: • Igual a los anteriores + CIO • Postoperatoriamente: • CIO o recidiva sintomática (PA, ictericia obstructiva) Como alternativa a la colecistectomía** • Paciente de alto riesgo quirúrgico con vesícula in situ • Paciente colecistectomizado con recidiva © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. de PA biliar • Demora para colecistectomía > 3 meses (embarazo, pancreatitis necrotizante) • En la pancreatitis aguda idiopática • CPRE diagnóstica + terapéutica: episodios recidivantes con estudio completo negativo • CPRE terapéutica (EE u otras): etiología definida o sospecha fundada de microcristales *PA de etiología biliar. CPRE con EE selectiva (en caso de coledocolitiasis). **PA de etiología biliar: CPRE con EE sistemática (con y sin coledocolitiasis). CIO, colangiografía intraoperatoria; CPRM, colangiopancreatografía por resonancia magnética; EE, esfinterotomía endoscópica; PA, pancreatitis aguda; PFH, pruebas de función hepática; USE, ultrasonografía endoscópica. CPRE EN LA PANCREATITIS CRÓNICA Origen del dolor en la pancreatitis crónica La pancreatitis crónica (PC) es una enfermedad inflamatoria del páncreas 147 caracterizada por cambios morfológicos irreversibles que provocan típicamente dolor y/o pérdida permanente de la función pancreática exocrina y endocrina. El diagnóstico debe realizarse mediante datos clínicos, métodos de imagen y/o pruebas funcionales13. Se trata de una patología infradiagnosticada donde el dolor epigástrico recurrente es el síntoma más frecuente en el momento del diagnóstico, ya que se presenta en el 75% de los pacientes con PC a lo largo de su vida14. El tratamiento endoscópico de la PC tiene como objetivo principal aliviar el dolor, que suele ser de etiología multifactorial: remodelación de los nervios del páncreas, neuropatía, aumento de la presión intraductal, isquemia pancreática, etc. Las complicaciones tales como seudoquistes, estenosis de la vía biliar principal y cáncer de páncreas también pueden ser causa de dolor y, por tanto, objetivos del tratamiento endoscópico15. En el dolor de origen pancreático, el tratamiento endoscópico se ha de considerar una vez que se han intentado otros medios para su control (analgesia según escalones de Organización Mundial de la Salud [OMS], eliminación de factores etiológicos tóxicos como alcohol y tabaco, tratamiento sustitutivo con enzimas pancreáticas) sin conseguir una respuesta clínica adecuada. El objetivo del tratamiento endoscópico es la remisión del dolor mediante diferentes procedimientos, entre ellos el bloqueo del plexo celíaco guiado por USE o la CPRE para descompresión del conducto pancreático principal (CPP) en caso de estenosis 148 ERRNVPHGLFRVRUJ y cálculos intraductales. Puede utilizarse litotricia extracorpórea para facilitar su extracción. Intervenciones endoscópicas y manejo del dolor en pancreatitis crónica Ensayos controlados aleatorizados han demostrado un adecuado control del dolor pancreático con tratamiento endoscópico en el 15% de los pacientes, frente al 34% con tratamiento quirúrgico. Por tanto, ninguna de las opciones es plenamente satisfactoria. De todas formas, estos resultados no son extrapolables a todos los pacientes con pancreatitis crónica y dependen de la presencia y el tipo de estenosis ductal, la presencia de cálculos intraductales, etc.16,17 (tabla 10-2). La cirugía en pacientes con PC tiene una tasa de morbilidad del 18-53% y una mortalidad del 0-5% para las resecciones y del 0-4% en el drenaje del CPP18. El tratamiento endoscópico tiene una morbilidad del 3-9% y una mortalidad del 0-0,5%19,20. La elección de tratamiento, endoscópico o quirúrgico, debe siempre realizarse Enfermedades comunes del páncreas por un equipo multidisciplinario y según la experiencia del centro. Cálculos pancreáticos Existen diversas clasificaciones de los cálculos pancreáticos de acuerdo con su radiopacidad (radiolúcidos/radiopacos) y ubicación (cabeza, cuerpo, cola, en CPP, ramas secundarias o intraparenquimatosas)21. Para cálculos mayores de 5 mm en el CPP, se recomienda litotricia extracorpórea con ondas de choque seguida de extracción endoscópica de los fragmentos, tratamiento que resulta efectivo en el 90% de los casos. En centros con mayor experiencia en esta técnica y en cálculos menores de 5 mm puede intentarse la extracción sin fragmentación previa. Estenosis del conducto pancreático principal Las estenosis del CPP pueden ser únicas, múltiples, dominantes (provocan dilatación > 6 mm CPP) y no dominantes. El tratamiento endoscópico se realiza mediante dilatación y colocación de endoprótesis (stents), de plástico y/o TABLA 10-2. Ensayos clínicos controlados sobre tratamiento endoscópico de descompresión en la pancreatitis crónica no complicada* Autor y año Seguimiento Tratamiento Pacientes (n) Respuesta (%) Completa Parcial Dite16, 2003 5 años CPRE Cirugía 36 36 6 años LEOC + CPRE 19 Derivación quirúrgica 20 Dumonceau17, 2007 4 años LEOC LEOC + CPRE 26 29 15 46 16 16 40 35 58 ND 34 52 Cahen14,15, 2007 55 ND *Se indican los autores y el año del ensayo, la duración del seguimiento clínico, el número de pacientes incluidos y la tasa de respuesta analgésica. CPRE, colangiopancreatografía retrógrada endoscópica; LEOC, litotricia extracorpórea con ondas de choque; ND, no disponible. Adaptada de Dumonceau et al., 201313. © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 10 Papel de la CPRE en los pacientes con enfermedad pancreática metálicos, y es técnicamente posible en el 85-98% de los casos. Se recomienda la colocación de un stent de plástico 10 French (F, equivalente a 3 mm) en las estenosis dominantes, con recambios programados durante 1 año incluso en pacientes asintomáticos, para prevenir complicaciones provocadas por la obstrucción del stent. La colocación de stents simultáneos se plantea en los pacientes con estenosis del CPP persistente después de 1 año de tratamiento con stent único15. Una duración inferior a este período y stents de menor calibre han demostrado ser poco efectivos. El manejo endoscópico resulta seguro y efectivo en el 57% en los pacientes con pancreatitis crónica obstructiva y es la técnica de elección en pacientes inoperables o que rehúsan un tratamiento quirúrgico17. De hecho, las intervenciones quirúrgicas pueden acarrear consecuencias importantes tras una cirugía de resección pancreática. También pueden tratarse las estenosis del CPP con prótesis metálicas totalmente cubiertas. Estudios preliminares han demostrado que son seguras, con resolución de la estenosis y mejoría del dolor en la mayor parte de los pacientes tratados15. El éxito clínico se evalúa mediante la medida de la respuesta clínica según escalas del dolor. 149 a fibrosis, compresión por seudoquiste o neoplasia. Se recomienda tratamiento en caso de estenosis sintomáticas, cirrosis biliar secundaria, cálculos biliares, progresión de la estenosis o elevación asintomática de fosfatasa alcalina más de dos a tres veces por encima de su rango normal y/o bilirrubina sérica elevada durante más de 1 mes15. Siempre debe descartarse una etiología maligna de estas estenosis con la toma de muestras por cepillado. Se recomienda tratamiento de las estenosis con stents plásticos simultáneos, y se aconsejan recambios periódicos programados (cada 3 meses) para evitar la obstrucción de los mismos y el riesgo consiguiente de colangitis15. Pueden emplearse también stents metálicos autoexpandibles totalmente recubiertos, que se mantienen permeables durante más tiempo, y así se evita cierto número de exploraciones. En el caso de estenosis recidivantes, a pesar del tratamiento endoscópico, debe valorarse el drenaje biliar quirúrgico. CPRE EN LA OBSTRUCCIÓN BILIAR NEOPLÁSICA Síndrome de obstrucción biliar neoplásica El adenocarcinoma ductal de páncreas representa el 90% de las neoplasias pancreáticas y es la causa más frecuente de Estenosis biliares relacionadas obstrucción biliar neoplásica. El síncon pancreatitis crónica drome clínico con el que típicamente se La obstrucción biliar complica el cur- manifiesta es la «ictericia indolora». La so de una pancreatitis crónica en el ictericia es la manifestación del cáncer 3-23% de los pacientes. Puede deberse de páncreas que con más frecuencia lleva 150 a su diagnóstico y constituye el objetivo principal del tratamiento paliativo, único enfoque terapéutico posible para muchos de los pacientes. La ictericia en el cáncer de páncreas se debe casi siempre a obstrucción de la vía biliar por una estenosis secundaria a infiltración tumoral a la altura del colédoco medio y distal y se asocia a prurito, riesgo de colangitis y otras alteraciones con un impacto clínico menos evidente, como malabsorción y deterioro de la inmunidad y de la función renal. Su paliación repercute en una mejoría significativa de la calidad de vida22, y es necesaria para administrar la quimioterapia, bien sea neoadyuvante o paliativa. Hay que recordar que solo el 10-20% de los pacientes son tributarios de exéresis quirúrgica con intención radical y potencialmente curables. Tratamiento endoscópico paliativo Durante las tres últimas décadas, la inserción de prótesis por vía endoscópica mediante la CPRE ha ido ganando terreno hasta establecerse como el método paliativo de elección de la ictericia obstructiva secundaria al cáncer de páncreas. La inserción endoscópica de prótesis permite la resolución de la ictericia en más del 90% de los casos con una tasa de complicaciones del 5-10%, habitualmente leves23,24. Esta eficacia es igual a la de la cirugía23,25 y el drenaje percutáneo26, mientras que las complicaciones inmediatas son significativamente menores. Una vez liberada la prótesis a través de la estenosis del conducto biliar, la bilis drena a través de la misma hasta el Enfermedades comunes del páncreas duodeno. Clínicamente, la «despigmentación» (desaparición del tinte ictérico) suele ser evidente a partir del tercer o cuarto día y la bilirrubina vuelve a los niveles normales al cabo de una semana, aunque este tiempo varía en función de la duración e intensidad de la elevación previa y de la presencia o no de lesión parenquimatosa hepática asociada. Tipos de prótesis biliares Los resultados de la CPRE en la paliación de la ictericia obstructiva secundaria al cáncer de páncreas se ven muy influenciados por el tipo de prótesis implantada. Existen tres tipos de prótesis biliares: plásticas, metálicas y metálicas recubiertas. Prótesis plásticas El modelo más usado se denomina «tipo Ámsterdam», y consiste en un cilindro recto con una luz en su interior y dos solapas para anclarla a través de la estenosis. El calibre más común es el de 10 F (3 mm). Las prótesis plásticas fueron las primeras en desarrollarse. Sus principales ventajas son su bajo coste y la posibilidad de extraerlas mediante la CPRE. Su principal inconveniente es que se obstruyen por el depósito de barro biliar, siendo su permeabilidad media de 4 meses24. La probabilidad de obstruirse es proporcional al tiempo transcurrido desde su inserción. La obstrucción de la prótesis conlleva la recidiva de la ictericia, frecuentemente asociada a signos y síntomas de infección (colangitis), y obliga a recambiarla mediante una nueva CPRE. Todo ello implica un deterioro en la calidad de vida Capítulo 10 Papel de la CPRE en los pacientes con enfermedad pancreática 151 de los pacientes y ocasionalmente puede contribuir a la muerte del paciente a causa de la enfermedad de base. Se han probado múltiples estrategias para prevenir el taponamiento de las prótesis plásticas por barro biliar, como modificar su diseño y el material plástico del que están hechas o añadir tratamientos farmacológicos. La única que ha mejorado, en parte, el problema ha sido la de aumentar el calibre hasta 10 F (las prótesis de menor diámetro se obstruyen antes), sin que las de mayor calibre mejoren los resultados. © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Son relativamente sencillas de implantar, ya que ello se hace en su forma «comprimida», con un diámetro de entre 6-7 F. Permanecen permeables mucho más tiempo que las prótesis plásticas, ya que alcanzan diámetros muy superiores (24-30 F, equivalente a 8-10 mm). Su permeabilidad media es de unos 7-8 meses, y el porcentaje de oclusiones está en torno al 20%. Estas cifras son, respectivamente, el doble y la mitad de las equivalentes obtenidas con prótesis de plástico23 (4 meses y 40% de las oclusiones). El mayor inconveniente de las prótesis metálicas es que provocan una reacción Prótesis metálicas hiperplásica del tejido circundante, Están constituidas por una malla metálica que acaba por englobarlas, con lo que cilíndrica autoexpandible y globalmente su extracción endoscópica se hace casi son muy parecidas a los stents coronarios. imposible (fig. 10-3). A este fenómeno FIGURA 10-3. Prótesis biliar metálica en cáncer de páncreas. Infiltración de la malla metálica de la prótesis por tejido hiperplásico tumoral (A, flecha) a nivel del colédoco distal, que provoca dilatación del árbol biliar proximalmente. Se restablece el drenaje biliar mediante la inserción de una nueva prótesis metálica cubierta dentro de la previa (B, flechas), lo que se manifiesta por el vaciamiento inmediato de contraste al duodeno (B, *). 152 se le denomina «ingrowth» (infiltración) o «embedding» (imbibición o incrustamiento). El ingrowth es el principal mecanismo de disfunción de las prótesis metálicas y ocurre tanto con tejido tumoral como con tejido no tumoral. Por este motivo se ha evitado utilizar prótesis metálicas en estenosis benignas, ya que la infiltración termina por taponarlas al cabo de 1-2 años. La incrustación de la prótesis (embedding) obligaba a cirugías muy complejas para su extracción y para prevenir así la aparición de colangitis recidivantes. La consecuencia práctica es que los endoscopistas han sido reacios a utilizar estas prótesis de entrada durante la CPRE, ya que no siempre estaba claro entonces el diagnóstico de malignidad o la posibilidad de resección de la lesión. Las prótesis metálicas, desarrolladas en los años noventa, no acabaron de cumplir sus expectativas a pesar de su coste significativamente mayor. En la práctica, casi siempre obligaban a una segunda CPRE para recambio electivo de una prótesis plástica previa, una vez establecido de forma concluyente el carácter maligno y no resecable de la lesión. Prótesis metálicas recubiertas Durante la última década, el fenómeno del ingrowth se ha logrado prevenir mediante el recubrimiento de la malla de las prótesis metálicas con membranas de material plástico27. Aunque algunos estudios comparativos sugieren la superioridad de estas prótesis metálicas recubiertas frente a las no cubiertas27, en la mayoría de las series la tasa de disfunción (recidiva de la ictericia o colangitis) ha Enfermedades comunes del páncreas sido prácticamente la misma28. El motivo ha sido la migración espontánea hacia el duodeno de estas prótesis. Otro problema añadido es un posible aumento de la incidencia de colecistitis (por obstrucción del conducto cístico) o de pancreatitis (por obstrucción del conducto pancreático), ambas en cualquier caso muy bajas. Aunque el resultado clínico, por tanto, no es superior al de las prótesis metálicas convencionales, las prótesis metálicas recubiertas pueden extraerse endoscópicamente con bastante facilidad29. Ello ha hecho que la incertidumbre que frenaba el uso de prótesis metálicas de entrada, y obligaba a una segunda CPRE, ya no sea tan relevante. La inserción de una prótesis metálica recubierta ante una estenosis altamente sospechosa de malignidad no solo no dificulta una posterior cirugía con intención radical (el cirujano puede extraer la prótesis fácilmente), sino que parece la estrategia más costo-eficaz29. Drenaje biliar preoperatorio La ictericia aumenta el riesgo de complicaciones sépticas, entre otras, de la cirugía de resección pancreática. Este dato ha llevado a plantearse la hipótesis de si la descompresión biliar previa a la cirugía podría disminuir de forma eficaz la incidencia de complicaciones posquirúrgicas. Aunque algunos trabajos en los que se ha probado esta hipótesis han sugerido un posible beneficio del drenaje biliar preoperatorio, los estudios mejor diseñados no han demostrado ventajas cuando el drenaje biliar se ha llevado a cabo con prótesis plásticas30. Si la incidencia de complicaciones post-CPRE Capítulo 10 Papel de la CPRE en los pacientes con enfermedad pancreática era elevada, el drenaje preoperatorio resultaba incluso perjudicial. Por tanto, en la práctica, el drenaje preoperatorio mediante prótesis plásticas no está indicado de rutina en aquellos pacientes operables con cáncer de páncreas e ictericia en los que la cirugía pueda programarse en el plazo de 2 semanas. Queda todavía por determinar si la incidencia de complicaciones posquirúrgicas pudiese disminuir cuando la CPRE la llevan a cabo operadores expertos mediante prótesis metálicas cubiertas28. En los pacientes en quienes la ictericia se presenta con signos de colangitis, o bien van a ser sometidos a quimioterapia neoadyuvante o están sintomáticos y la cirugía no puede llevarse a cabo antes de 2 semanas (circunstancia bastante habitual en la práctica), la descompresión biliar mediante prótesis endoscópicas estaría indicada. © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. AGRADECIMIENTO El equipo editorial y los autores del capítulo agradecen al Dr. Ponce su valiosa contribución en los apartados donde se hace alusión a la disfunción del esfínter de Oddi. BIBLIOGRAFÍA 1. Tenner S, Baillie J, DeWitt J, Swaroop S. American College of Gastroenterology Guideline: Management of Acute Pancreatitis. Am J Gastroenterol 2013;108:1400-15. 2. Neoptolemos JP, Carr-Locke DL, London NJ, Bailey IA, James D, Fossard DP. 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