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Enfermedades Inflamatorias de Intestino Las enfermedades inflamatorias de intestino (EII, en inglés Inflamatory Bowel Disease o IBD), son condiciones crónicas que afectan el tracto gastrointestinal. Las más importantes son la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Estas condiciones, cuya causa y cura se desconocen, ocurren más comúnmente en personas jóvenes, aunque pueden presentarse a cualquier edad. Son más frecuentes en países desarrollados, y se observa un aumento en incidencia de estas enfermedades según la economía y las condiciones de vida y de salud pública de un país van mejorando. Un estudio hecho por la Unidad de Investigación de Gastroenterología de la Universidad de Puerto Rico en colaboración con Triple S, demostró una prevalencia estimada de 41.4 casos por 100,000 habitantes para la enfermedad de Crohn, 62.2 por 100,000 para colitis ulcerosa y 106.1 por 100,000 para EII en el 1996. Un estudio similar para el 2005 revela una prevalencia de 38.2 casos de EII por 100,000, siendo colitis ulcerosa más común. Este estudio utilizó criterios más estrictos para el diagnóstico. La realidad probablemente se encuentre entre ambos resultados. El curso de EII se caracteriza por episodios de inflamación crónica en algún área del tracto gastrointestinal que mejoran (remisión) o empeoran (relapso) por tiempo, pero que en raras ocasiones desaparecen por completo. Varios factores participan en el desarrollo de estas enfermedades. Se han descrito ya varios genes que se asocian a enfermedad de Crohn y a colitis ulcerosa, siendo el más famoso el NOD-2 o CARD 15, un gen en el cromosoma 16 que se ha descrito en un porciento de personas que padecen de enfermedad de Crohn. Se postula que en presencia de algún gen especifico, factores externos desencadenan el proceso de inflamación intestinal. El sistema inmune del tracto gastrointestinal de las personas con EII reacciona de una forma descontrolada ante este estímulo, y la inflamación permanece activa crónicamente. Entre los factores que más se han estudiado como precipitantes de EII se encuentran las bacterias. El cigarrillo y los medicamentos anti-inflamatorios no-esteroidales también pueden afectar las condiciones. No se han podido corroborar otros agentes como componentes en la dieta, el estrés, o la contaminación. Colitis ulcerosa. La colitis ulcerosa solamente afecta el intestino grueso o colon, de ahí su nombre. La inflamación usualmente se limita a la mucosa (la capa más superficial del intestino). Puede afectar sólo el recto (proctitis), o envolver el colon parcialmente o en su totalidad (pancolitis o colitis universal). Los síntomas más comunes de colitis ulcerosa son diarreas con sangre, dolor abdominal y pujos. Si la condición es severa, puede haber fiebre, pérdida de peso y anemia. Es importante descartar la presencia de alguna infección u otras condiciones que pueden causar síntomas e inflamación intestinal similares. Las complicaciones de esta condición incluyen hemorragia severa, estrecheces de intestino, colitis fulminante y perforación. Después de muchos años de enfermedad, la incidencia de cáncer de colon aumenta en pacientes con colitis ulcerosa. Afortunadamente existen cambios en las biopsias conocidos como displasia que aparecen usualmente antes de que se desarrolle un cáncer. Por esta razón, es recomendable que después de más de 10 años de padecer de colitis universal y 12 de colitis del lado izquierdo del colon, se evalúe el colon con colonoscopía y biopsias anualmente para detectar los cambios de displasia antes de que se desarrolle el cáncer. En caso de demostrar la displasia, se puede proceder con cirugía, removiendo el colon, para evitar el cáncer. Enfermedad de Crohn. Esta enfermedad puede afectar cualquier parte del tracto gastrointestinal, desde la boca hasta el ano. El proceso inflamatorio puede atravesar todas las capas del intestino, causando complicaciones como fístulas (comunicaciones del intestino con áreas u órganos adyacentes) o perforaciones. Los sitios mas comúnmente afectados por enfermedad de Crohn son el ileón (parte final del intestino delgado) y el colon. Esto se conoce como ileitis y colitis. Los síntomas más comunes de enfermedad de Crohn son dolor abdominal, pobre apetito, pérdida de peso, fiebre y diarreas. En niños, la manifestación puede ser atraso en el crecimiento. Las complicaciones de la enfermedad incluyen estrecheces, obstrucción intestinal, abscesos, perforaciones, fístulas a sitios tales como la vejiga, la piel o los genitales, malnutrición y anemia. Los pacientes con enfermedad de Crohn por muchos años también pueden desarrollar cáncer de intestino delgado o de colon. Manifestaciones extraintestinales. Las enfermedades inflamatorias de intestino pueden presentar síntomas asociados al envolvimiento de otros órganos en el cuerpo. Estos incluyen lesiones de piel llamadas eritema nodoso (nódulos rojos, calientes y dolorosos más frecuentemente en la parte anterior de la pierna), y pioderma gangrenoso (úlceras en la piel); inflamación en los ojos (uveitis y episcleritis); artritis; y enfermedad del hígado y vías biliares (colangitis esclerosante). La enfermedad de Crohn se puede asociar a piedras en la vesícula y el riñón. Muchas veces, las manifestaciones de piel, ojos y coyunturas se activan a la vez que la enfermedad intestinal. Diagnóstico. El diagnóstico de EII requiere de la sospecha del médico, ya que no son enfermedades comunes y los síntomas, sobre todo al principio, pueden ser poco específicos. Además de laboratorios de sangre y heces fecales (buscando infección o parásitos), es necesario visualizar el tracto gastrointestinal. El diagnóstico de colitis ulcerosa se hace por medio de una endoscopía del colon (sigmoidoscopía o colonoscopía), en la cual se observa la inflamación de la mucosa del intestino y se pueden tomar muestras (biopsias) para ser examinadas. En ocasiones también se puede utilizar una radiografía del colon llamada Enema de Bario. El diagnóstico de enfermedad de Crohn también se puede hacer por colonoscopía, demostrando la presencia de colitis con las características de enfermedad de Crohn, y muchas veces, examinando a través del mismo instrumento el íleon también. Las biopsias ayudan a distinguir entre colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn. El esófago, estómago y duodeno se pueden evaluar con una endoscopía gastrointestinal superior o con radiografías utilizando bario (un medio de contraste líquido). El intestino delgado usualmente se visualiza con unas radiografías llamadas Serie de Intestino Delgado (Small Bowel Series en inglés), en la cual se van tomando placas según el bario avanza a través del intestino. En muchas ocasiones, se utiliza la tomografía computarizada del abdomen (CT scan), para detectar inflamación más allá del intestino y diagnosticar complicaciones como abscesos y perforaciones. También se puede usar para sustituír las placas de intestino delgado, combinando el uso de contraste por boca y por vena (Enterografía por CT). La resonancia magnética (MRI en inglés) es de gran ayuda en evaluar fístulas y abscesos en el área perianal. Una técnica llamada endoscopía por cápsula, en la cual el paciente se traga una cápsula con una cámara que va tomando retratos de todo el intestino delgado puede ser de ayuda cuando el diagnóstico de enfermedad de Crohn no se ha podido establecer de otra forma. Este examen está contraindicado en casos donde existen áreas estrechas, ya que la cápsula se puede alojar en ellas y causar una obstrucción. En algunas ocasiones, el diagnóstico de enfermedad de Crohn se hace durante una cirugía exploratoria por un abdomen agudo. Tratamiento. No existe cura conocida para estas enfermedades. El tratamiento de EII consiste en aliviar los síntomas, controlar o disminuir la inflamación, y tratar de evitar los relapsos de las enfermedades. Síntomas. El tratamiento de los síntomas consiste en aliviar el dolor, controlar la diarrea, y mejorar la nutrición y anemia. Dieta. No existe una dieta específica para pacientes con EII. Durante los períodos de actividad, se recomienda que se eviten los alimentos irritantes y pesados, pero el paciente es quien mejor puede determinar cuales éstos son. En casos donde existen estrecheces, se recomienda una dieta baja en fibra para disminuir el riesgo de una obstrucción. Se recomienda una dieta balanceada y nutritiva, con los suplementos indicados. El paciente con algún defecto de digestión o absorción (ej: intolerancia a la leche) debe ajustar su dieta de acuerdo a su condición. Medicamentos específicos. Existen medicamentos específicos para el tratamiento de EII. Estos consisten en anti-inflamatorios como azulfidina y productos 5ASA, inmunosupresores como azatioprina, 6-mercaptopurina y metotrexato, corticoesteroides, inhibidores específicos de sustancias inflamatorias como anticuerpos contra factor necrotizante de tumor (infliximab, adalimumab, certolizumab) o anti-integrina (natalizumab), antibióticos como metronidazole y ciprofloxacin, y productos como probióticos. La búsqueda de mejores tratamientos es un área de investigación de gran actividad. Cirugía. Un porciento considerable de pacientes de EII van a requerir alguna cirugía. La cirugía para colitis ulcerosa es la remoción de todo el intestino grueso (colectomía total) con una ileostomía permanente o una reconstrucción de un reservorio anal. Esta se lleva acabo en casos de colitis fulminante, en hemorragia masiva, cuando la enfermedad no responde a tratamiento o el tratamiento es tóxico, o en casos de displasia o cáncer. En la enfermedad de Crohn, la cirugía se hace en casos de estrechez con obstrucción, fístulas que no responden a medicamentos, abscesos, fístulas perianales, perforaciones o cáncer. En estos casos se trata de remover la menor cantidad posible de intestino, ya que la enfermedad no se puede curar con la operación. Otros aspectos de EII. Como otras enfermedades crónicas, el paciente con EII frecuentemente experimenta ansiedad o depresión. El conocimiento de su enfermedad por el paciente y sus familiares es de vital importancia para poder lidiar adecuadamente durante los períodos de actividad. El apoyo psicológico profesional puede ser de gran ayuda en algunos casos. Existen grupos específicos para ofrecer educación y apoyo a pacientes de EII, sus familiares y el público en general. Es posible llevar una vida plena y productiva aún padeciendo de EII. Esther A. Torres MD, MACP, MACG, AGAF Catedrática en Medicina Directora, Centro de Enfermedades Inflamatorias de Intestino UPR Escuela de Medicina Universidad de Puerto Rico