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Artículo principal Depresión en el adulto mayor Carlos Alberto Cardeño Castro1 Resumen La depresión en el adulto mayor no se reconoce fácilmente y su presencia tiene implicaciones importantes en la calidad de vida, el desempeño social y el comportamiento de las patologías de base en los pacientes. Existe una clínica en los trastornos depresivos del adulto mayor que es importante reconocer, ya que la forma de comunicarla es diferente, y con frecuencia se presentan síntomas aislados en los pacientes, que causan menoscabo de la funcionalidad. En el enfoque inicial de la terapia antidepresiva del adulto mayor deben tenerse en cuenta los condicionantes del estado de salud y los medicamentos y las potenciales interacciones farmacológicas que puedan presentarse. Palabras clave: Depresión, adulto mayor, demencia. Title: Depression in Aged Abstract Depression in older adults is not easily recognized and their presence has important implications for the quality of life, social performance and behavior of the underlying conditions in patients. There is a clinical in depressive disorders in older adults that is important to recognize because the communication is different, also occur in patients isolated symptoms of mood that cause functional impairment. The initial focus of antidepressant therapy for older persons must take into account the constraints of the health and multiple drugs and potential drug interactions that may occur. Keywords: Depression, aged, dementia. A medida que aumenta el porcentaje de la población de adultos mayores, también lo hace el número de los que tienen depresión. En la práctica, los pacientes ancianos tienen manifestaciones clínicas especiales que dificultan el diagnóstico para los médicos no psiquiatras, ya que no se ajustan a los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV-TR). No reconocer este trastorno oportunamente puede traer complicaciones para los pacientes y sus cuidadores, además del aumento en comorbilidad, mortalidad y el incremento en el riesgo de suicidio. Los trastornos depresivos constituyen un grupo heterogéneo de entidades caracterizado por un estado de ánimo deprimido, disminución del disfrute, apatía y pérdida del interés en actividades cotidianas, ideas de minusvalía y desesperanza, insomnio, anorexia e ideación suicida. A menudo, los pacientes manifiestan ansiedad y síntomas somáticos Médico. MSc. en Psiquiatría de enlace. Hospital Universitario San Vicente de Paúl, Medellín, Colombia. 1 4 variados. Se ha estimado que cerca de 340 millones de personas en todo el mundo sufren este tipo de trastornos y se estima que la depresión se presenta en el 10% de todos aquellos que asisten a consulta con el médico general. En Estados Unidos, el Epidemiological Catchment Area (ECA), realizado por el Instituto de Salud Mental y el National Comorbidity Study (NCS), revelaron una prevalencia anual de depresión del 9,5% y del 11,3%, respectivamente. En los pacientes mayores de 65 años, el ECA determinó una prevalencia del 1% en la comunidad general, lo cual es un porcentaje bajo si se tiene en cuenta que existen otros estudios que demuestran prevalencias superiores. Esto se puede explicar porque existe una tendencia en los pacientes ancianos a reportar los síntomas somáticos y a disminuir el reporte de los síntomas cognitivos (1). En nuestro medio, el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental demostró una prevalencia anual de depresión del 1,9% y una prevalencia a lo largo de la vida del 19,6%, con una diferencia del 2,4% mayor para el sexo femenino respecto al sexo masculino. También se ha encontrado presente dos a tres veces más en personas con un familiar biológico afectado por un trastorno depresivo mayor (TDM) (2). La edad de comienzo del TDM es variable, pero se acepta que el primer episodio depresivo se presenta a los 18 o 25 años de edad. El desarrollo de los síntomas se presenta a lo largo de días o semanas, la mayoría de las veces con alteraciones del sueño y quejas somáticas inexplicables por otra patología. Una vez desarrollada la crisis, es necesario establecer el tratamiento de forma rápida y adecuada para evitar las complicaciones como el suicidio o las depresiones no tratadas. En las personas mayores de 65 años, la prevalencia de sintomatología depresiva que no cumple criterios diagnósticos oscila entre el 15% y el 25%; pero causa malestar y dificultades en el funcionamiento diario. En los pacientes ancianos hospitalizados por causas médicas se ha presentado un porcentaje del 25% al 40% con síntomas depresivos o el diagnóstico que cumple criterios completos. Algunos grupos especiales de pacientes presentan diagnóstico de depresión, por ejemplo, en aquellos con diagnóstico de enfermedad de Alzheimer se ha determinado un porcentaje de entre el 17% y el 31%; en enfermedad cerebrovascular, el 25%, y en enfermedad de Parkinson, cerca del 40% (3). El TDM se acepta como una enfermedad crónica que requiere atención adecuada; aunque algunas personas sólo presentan un episodio, es sabido que entre el 50% y el 85% tienen recaídas. El curso crónico de esta enfermedad a veces causa que de un 20% a un 25% de los pacientes tenga síntomas residuales que dificultan el desempeño social y laboral. Teoría biológica de la depresión Los trastornos del estado del ánimo tienen diferentes hipótesis etiológicas. El origen biológico de la depresión se postula como una de las teorías que más estudios y aplicaciones prácticas ha generado. La introducción de los fármacos en el tratamiento de las alteraciones afectivas planteó la posibilidad de que el cambio de la bioquímica cerebral fuera el causante de las variaciones clínicas. Como se conoce, la transmisión catecolaminérgica está implicada en diferentes sistemas de los seres humanos. La dopamina, la adrenalina y la norepinefrina constituyen un grupo de neurotransmisores que se relaciona con los sistemas cardiovascular, respiratorio 5 y nervioso central. Además, estas aminas biogénicas se encuentran relacionadas con la regulación del apetito, el sueño, la función sexual, la sensibilidad al dolor, la temperatura corporal, los ritmos circadianos, las respuestas al estrés y la ansiedad, entre otros. La aplicación del conocimiento de la fisiología y farmacología de las aminas ha permitido postular, por ejemplo, una teoría acerca del origen de la depresión mayor (4). Esta teoría fue propuesta en la década de los sesenta. De manera simple, la hipótesis bioquímica plantea que algunas de las depresiones se producen por la deficiencia de norepinefrina, serotonina y dopamina. Este postulado se produce por la observación de que el aumento neto de catecolaminas en la brecha sináptica produce mejoría clínica en los pacientes. El resultado obtenido con el tratamiento con antidepresivos tricíclicos y las concentraciones de metabolitos de noradrenalina en el líquido cefalorraquídeo lo confirman (5). Aunque gran parte de la investigación se ha centrado en la noradrenalina y la serotonina, la dopamina también ha sido relacionada con la génesis de la depresión. De hecho, se piensa que es responsable de la anhedonia, síntoma central en la depresión. En personas con este diagnóstico se han encontrado bajas cantidades de ácido homovanílico, que presentan un aumento con la mejoría clínica. También se ha observado que la administración del precursor dopamínico L-dopa produce mejoría en algunos pacientes con cuadros afectivos unipolares (4). La serotonina (5-HT) se ha relacionado con el origen de la depresión. Se ha observado que la disminución en sus concentraciones puede aumentar la vulnerabilidad para la presencia de la alteración en el estado del ánimo. En pacientes con estos cuadros se encuentra disminución en el triptófano (precursor serotoninérgico), disminución de la frecuencia de disparo de las neuronas 5-HT, aumento de la recaptura y disminución de la respuesta postsináptica del receptor al agonista. La investigación inicial de las cantidades del metabolito principal de serotonina, el 5-HIAA, produjo resultados contradictorios; pero actualmente se acepta que se encuentra disminuido en el líquido cefalorraquídeo de pacientes con depresión unipolar (5). En el adulto mayor, condiciones como la enfermedad de Alzheimer presentan síntomas depresivos y se ha entendido que los pacientes con formas moderadas de demencia expresan su sintomatología más frecuentemente que las personas con demencias crónicas. A medida que empeora la demencia, la sintomatología depresiva disminuye; también se ha observado que el tratamiento de los cuadros depresivos en pacientes con demencia mejora la posibilidad del manejo de la demencia. En el caso de las demencias subcorticales, los síntomas motores se presentan frecuentemente y pueden confundir la clínica de los pacientes. En el caso de demencias asociadas a enfermedad de Parkinson, el tratamiento de la depresión parece mejorar su manejo (6). Signos, síntomas y diagnóstico Los episodios depresivos pueden tener diferentes formas de presentación. En los criterios diagnósticos aportados por el DSM-IV se pueden encontrar varios perfiles sintomáticos. Según el episodio, este puede definirse como leve, moderado o grave. Los leves son 6 cuadros depresivos con un deterioro funcional mínimo. Las depresiones moderadas cumplen con un número de síntomas mayor al de los episodios leves y causan una dificultad funcional superior. En los episodios depresivos graves, la sintomatología interfiere con las actividades de la vida diaria de una manera importante. Es usual, por lo tanto, encontrar en estos pacientes dificultad en la actividad motriz, en el desempeño cognitivo y en la modulación de las emociones. Conforme aumentan los síntomas, lo hace también el riesgo de suicidio, desenlace usual de la enfermedad depresiva (7). Los criterios diagnósticos del episodio depresivo mayor, de acuerdo con el DSM-IV, son: A. Presencia de cinco (o más) de los siguientes síntomas durante dos semanas, lo cual representa un cambio respecto a la actividad previa. Al menos uno de los síntomas debe ser: 1. Estado de ánimo depresivo o pérdida del interés o de la capacidad de sentir placer (no se deben incluir los síntomas claramente debidos a una enfermedad médica o las ideas delirantes o alucinaciones no congruentes con el estado de ánimo). 2. Estado de ánimo deprimido casi la mayor parte del día, casi cada día, según lo indica el paciente o la observación realizada por otros. 3. Disminución acusada del interés o la capacidad para sentir placer en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi todos los días. 4. Pérdida importante del peso sin hacer régimen o aumento del peso, o pérdida o aumento del apetito casi cada día. 5. Insomnio o hipersomnia casi cada día. 6. Agitación o enlentecimiento psicomotor casi cada día. 7. Fatiga o pérdida de energía casi cada día. 8. Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos. 9. Disminución de la capacidad de concentrarse o pensar, indecisión casi cada día. 10. Pensamientos recurrentes de muerte, ideación suicida sin un plan específico o un intento de suicidio claro. B. Los síntomas no cumplen los criterios para un episodio mixto. C. Los síntomas causan un malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. D. Los síntomas no se deben a los efectos fisiológicos directos de una sustancia o de una enfermedad médica. E. Los síntomas no se explican mejor por la presencia de un duelo. El curso de la enfermedad puede causar un trastorno depresivo mayor con un único episodio o un trastorno de depresivo mayor recurrente. En los pacientes adultos mayores, el ánimo deprimido puede no estar presente, ya que los pacientes conservan su posibilidad de responder a las exigencias afectivas del medio; también se presenta que los pacientes deprimidos ancianos fluctúan en su estado de ánimo. La anhedonia es rara en los pacientes de este grupo etario. El retardo psicomotor se presenta en los pacientes con depresiones de características melancólicas. En la evaluación de los trastornos de sueño es necesario tener en cuenta que en el anciano es fragmentado y, en ocasiones, se presenta una disminución del tiempo total de sueño (8). 7 Los pacientes mayores que experimentan una depresión pueden tener pensamientos de muerte que incluyen ideación suicida y planes activos para lograrlo. En la entrevista que se tenga con el paciente se debe explorar activamente esta área para determinar la importancia en el contexto global del paciente. También es recomendable explorar las características asociadas al riesgo de suicidio, como edad mayor, sexo masculino, enfermedades comórbidas, aislamiento social, viudez y antecedentes de intento de suicidio (8). En los pacientes adultos mayores existe un incremento en la posibilidad de que se combinen demencia y depresión; por esta razón es necesario explorar la presencia de deterioro cognitivo que puede presentarse entre el 20% y el 50% de los pacientes con depresión de inicio tardío. Las áreas principalmente afectadas son función ejecutiva, actividad motriz, concentración y atención, memoria de trabajo verbal y habilidad visoespacial (6). Se sabe que un episodio depresivo no tratado dura de seis a veinticuatro meses, y que existe un grupo de pacientes deprimidos (entre el 5% y el 10%), que puede presentar depresión durante más de dos años antes de iniciar el tratamiento. También existen formas subclínicas o subumbrales que se presentan después de un cuadro depresivo mayor. En estas situaciones, el paciente no se recupera el 100% y queda por lo menos con dos síntomas, uno de los cuales puede ser anhedonia o irritabilidad. Tratamiento El enfoque terapéutico de la depresión en los pacientes adultos mayores implica intervenciones farmacológicas y psicosociales. Desde mediados del siglo XX, cuando se emplearon algunos antituberculosos en aplicaciones psiquiátricas, el desarrollo farmacológico ha sido importante y se han obtenido medicamentos eficaces y con buen perfil de tolerancia. Tratamiento no farmacológico Se ha encontrado que la terapia cognitiva conductual, la interpersonal y la terapia breve psicodinámica son efectivas en los pacientes con depresión moderada o crónica, o en los pacientes que tienen contraindicaciones para el tratamiento farmacológico con antidepresivos. Se le debe sugerir al paciente la posibilidad de llevar a cabo este tipo de intervenciones para analizar y fortalecer las posibilidades de respuesta a estresores; también es posible con la psicoterapia mejorar o cambiar esquemas que afectan la adaptación o la respuesta a situaciones vitales de las personas. En la terapia cognitiva conductual, el paciente trabaja con el psicoterapeuta en la identificación de pensamientos automáticos que producen estados emocionales negativos para la persona. Este trabajo se acompaña de intervenciones conductuales, como tareas semanales, registro de actividades y reestructuración cognitiva (9). Tratamiento farmacológico El tratamiento farmacológico tiene tres fases, dependiendo del curso de la enfermedad: intervención en fase aguda, continuación y mantenimiento. Los fármacos utilizados en esta patología se dividen por características bioquímicas, blanco molecular y mecanismo 8 de acción. Se tienen entonces los antidepresivos tricíclicos, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, los inhibidores de la monoaminooxidasa, los inhibidores selectivos de la recaptación de noradrenalina, los dopaminérgicos y los nuevos medicamentos denominados duales (Tabla 1). Las dosis suministradas al adulto mayor deben ser menores a las dadas a las personas en edad media de la vida. Los efectos adversos más comunes se encuentran en la Tabla 2 (10,11). Tabla 1. Antidepresivos y su clasificación Antidepresivo Dosis (mg) Imipramina 50-150 Amitriptilina 50-150 Clomipramina 75-150 Fluoxetina 10-50 Sertralina Inhibidores selectivos de la recaptación de Paroxetina serotonina Citalopram 50-150 Tricíclicos Fluvoxamina Inhibidores de la monoaminooxidasa 10-40 20-40 100-300 Fenelcina 15-60 Tranilcipromoina 20-40 Dopaminérgico Bupropión 150-300 Antagonistas serotoninérgicos Mirtazapina 15-45 Duloxetina 20-60 Venlafaxina 75-225 Duales Tabla 2. Efectos adversos Tricíclicos Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina • Visión borrosa, boca seca, taquicardia sinusal, • Cefalea constipación, retención urinaria, disfunción cognitiva • Náusea • Mareo e hipotensión • Síndrome de descontinuación • Bloqueo de efectos de α metildopa • Insomnio • Sedación y ganancia de peso • Disfunción sexual • Bloqueo de la conducción cardiaca • Síndrome serotoninérgico Los agentes tricíclicos no se consideran de elección en los pacientes mayores, aunque en casos seleccionados de depresión grave se consideran una opción. Se recomienda que en los pacientes se realice un electrocardiograma basal, cuando se encuentre el QTc superior a 480 milisegundos, bloqueo de segundo grado o superior, bloqueo bifascicular, bloqueo de rama izquierda estos fármacos no se deben iniciar. 9 Los inhibidores de la recaptura de serotonina son los agentes de elección en los pacientes adultos mayores con comorbilidad médica o sin esta. Paroxetina, sertralina, fluoxetina y citalopram han demostrado utilidad y seguridad en la depresión geriátrica. Otros antidepresivos han demostrado su efectividad en los pacientes geriátricos, venlafaxina y duloxetina (7). Referencias 1. Akiskal H. Mood disorders: introduction and overview. En: Sadock B, Sadock V, eds. Comprehensive Psychiatry 8th ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; 2001. p. 1284-97. 2. República de Colombia, Ministerio de la Protección Social (MPS). Estudio nacional de salud mental. Bogotá: MPS; 2003. 3. Thase M. Mood disorders: Neurobiology. En: Sadock B, Sadock V, eds. Comprehensive Textbook of Psychiatry 7th ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; 2000. p. 1318-27. 4. Nestler E, Hyman SE, Malenka RC. Molecular neuropharmacology. A Foundation for Clinical Neuroscience 2nd ed. New York: The McGraw-Hill Companies, Inc; 2009. 5. Krishnan V, Nestler E. The molecular neurobiology of depression. Nature. 2008;455:894-902. 6. Khouzam H. The diagnosis and treatment of depression in the geriatric population. Compr Ther. 2009;35:103-14. 7. Flood M, Buckwalter K. Recommendations for mental health care of older adults: Part 1, an overview of depression and anxiety. J Gerontol Nurs. 2009;35:26-34. 8. Steinman L, Frederick J, Prohaska T, et al. Recommendations for treating depression in community-based older adults. Am J Prev Med. 2007;33:175-81. 9. Khouzam H, Emes R. Late life psychosis: assessment and general treatment strategies. Compr Ther. 2007;33:127-43. 10. Alexopoulos G, Katz I, Reynolds C, et al. Pharmacotherapy of depression in older patients: a summary of the expert consensus guidelines. J Psychiatr Pract. 2001;7:361-76. 11. Janicak PG, Davis JM, Preskorn SH, et al. Principles and practice of psychopharmacotherapy 4th ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; 2006. Conflictos de interés: el autor manifiesta que no tiene conflictos de interés en este artículo. Recibido para evaluación: 25 de abril del 2011 Aceptado para publicación: 25 de mayo del 2011 Correspondencia Carlos Alberto Cardeño Castro Servicio de Psiquiatría, Bloque 4 Hospital Universitario San Vicente de Paúl Calle 64 No. 51D-154 Medellín, Colombia ccardeno@une.net.co 10