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El efecto de la comorbilidad de los trastornos por consumo de sustancias sobre el curso del trastorno bipolar: una revisión Mauricio Tohen, MD, DrPH, Shelly F. Greenfield, MD, MPH, Roger D. Weiss, MD, Carlos A. Zarate, Jr., MD y Lisa M. Vagge,BA. Varios estudios basados en poblaciones han puesto de manifiesto que entre Todos los pacientes con trastornos psiquiátricos mayores, aquellos con trastorno bipolar son los que tienen la mayor prevalencia de trastorno comórbido por abuso y dependencia de sustancias. La causa de esta elevada tasa de comorbilidad no se ha establecido con claridad, y la relación es probablemente bidireccional. Se realizó una búsqueda en Medline para identificar los artículos publicados en inglés entre 1980 y 1997 conteniendo los términos comorbilidad, manía, resultados y consumo de sustancias y después se identificaron los artículos citados en sus bibliografías. La literatura revisada mostró varios factores de riesgo asociados a la comorbilidad con trastornos por consumo de sustancias en los pacientes con trastorno bipolar: edad temprana de inicio del trastorno, sexo, antecedentes familiares de trastornos por consumo de sustancias y presencia de manía mixta. Las mejoras metodológicas que han permitido avanzar en la comprensión de esta área incluyen la distinción entre trastornos primarios y secundarios, entre los distintos subtipos de trastorno bipolar y entre el primer episodio y los subsiguientes de la enfermedad. Para determinar la secuencia temporal de aparición, es necesario realizar estudios longitudinales iniciados en el momento de aparición de la enfermedad. Una mejor comprensión de la asociación entre el trastorno bipolar y el trastorno comórbido por consumo de sustancias, facilitará una mejora en la detección e intervención, y posibilitará el uso de medidas preventivas más eficaces que podrán mejorar los resultados de los pacientes con trastorno bipolar. El Estudio Nacional sobre Comorbilidad(1) (National Comorbidity Survey) 12 detectó una prevalencia a lo largo de la vida del 1.6% para la manía. El Estudio ECA (Epidemiologic Catchment Área) (2) halló una prevalencia de abuso o dependencia de alcohol del 46.2% entre pacientes con trastorno bipolar tipo I significativamente superior al 13% estimado para la población general(3). Además, la prevalencia a lo largo de la vida del consumo o dependencia de sustancias hallada entre las personas con trastorno bipolar tipo I fue del 40.7% 2), en comparación al 6.2% de la población general(4). Los trastornos por consumo o dependencia de sustancias eran más pre-valentes entre las personas con trastorno bipolar que entre aquellas con otro trastorno del estado de ánimo, como depresión unipolar (27.2%). Como parte del estudio ECA, Helzer y Pryzbeck(5) demostraron que la probabilidad de que la manía y el abuso de alcohol ocurrieran conjuntamente era mucho más elevada de lo que cabía esperar aleatoriamente (odds ratio=6.2). De todos los demás trastornos sólo el trastorno de personalidad antisocial presenta una probabilidad superior a la de la manía de asociarse a los trastornos por consumo de alcohol. Goodwin y Jamison(6), tras revisar la literatura existente en 1990, argumentaron que la comorbi-lidad de los trastornos por consumo de sustancias (TCSs) con el trastorno bipolar no se había estudiado tan extensamente como dicha comorbilidad con el trastorno de depresión mayor, a pesar de la superior tasa de comorbilidad de los primeros y del impacto significativo de los TCSs sobre el curso del trastorno bipolar. Los autores también destacaron la escasez de datos empíricos sobre la secuencia cronoEste artículo se ha publicado en la revista (Harvard Rev Psychiatry 1998: 6: 133-141) RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 21 - 1999 lógica de la aparición del trastorno bipolar y los trastornos comórbidos. El objetivo principal de este artículo es proporcionar una revisión de la literatura existente sobre la comorbilidad del trastorno bipolar y los TCSs y sugerir guías para la investigación futura. Mediante el Medline se localizaron todos los estudios publicados en inglés desde 1980 hasta 1997, y más tarde se examinaron las referencias citadas en los artículos seleccionados en la búsqueda com-putarizada para identificar artículos relevantes adicionales. A continuación se presentan los datos en 4 apartados.(1) posibles explicaciones para la fuerte asociación entre el trastorno bipolar y los TCSs.(2) factores de riesgo para la comorbilidad de los TCSs y el trastorno bipolar.(3) cronología de la edad de aparición de los TCSs y el trastorno bipolar. Y(4) efecto de los TCSs comórbidos en la evolución clínica del trastorno bipolar. POSIBLES EXPLICACIONES PARA LA FUERTE ASOCIACIÓN ENTRE EL TRASTORNO BIPOLAR Y LOS TRASTORNOS POR CONSUMO DE SUSTANCIAS Se han propuesto varias explicaciones para la fuerte asociación entre los TCSs y el trastorno bipolar(2, 7-12). Una posible explicación es que ciertos trastornos psiquiátricos (tales como los trastornos del estado de ánimo) pueden ser factores de riesgo de los TCSs o pueden modificar su evolución(13,14). Alternativamente, los trastornos del estado de ánimo pueden ser secundarios a los TCSs por ejemplo, los síntomas pueden formar parte de la intoxicación o la abstinencia. Los estudios que demuestran la inducción de manía mediante la lesión cefálica o el consumo de drogas(15-17) también han proporcionado evidencia de la aparición de manía secundaria a TCSs. Otra posibilidad es que el "sesgo de derivar al paciente" explique la fuerte asociación entre estos dos trastornos, ya que es más probable que los pacientes con dos tipos de trastorno sean derivados para recibir tratamiento(9). Esta explicación se adapta mejor a los datos de prevalencia derivados de muestras clínicas. Pero es menos convincente como explicación general de la fuerte asociación entre el trastorno bipolar y el TCSs que se observa en los estudios basados en poblaciones(21,81). RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 21 - 1999 Dichos estudios hallan consistentemente elevadas tasas de trastorno por consumo de alcohol en pacientes bipolares(8,19). Algunos investigadores(10-12) han sugerido que los TCSs pueden ser consecuencia de la auto-medicación, ya que los sujetos con trastorno bipolar pueden abusar de sustancias en respuesta a sus síntomas. Sin embargo, este posible "efecto de automedicación" es controvertido y no ha sido claramente apoyado por investigación empírica. Por ejemplo, contrariamente a la expectativa de que los pacientes bipolares con manía eufórica seria más probable que consumieran una sustancia sedativa como el alcohol, Weiss y Mirin(20) hallaron que dichos pacientes consumían con mayor frecuencia cocaína. También se han desarrollado explicaciones de factores genéticos comunes. Aunque algunos investigadores(21,22) han sugerido que el trastorno bipolar se transmite de modo poligé-nico y que los factores genéticos implicados en los TCSs pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad bipolar, esta hipótesis se ha visto recientemente desacreditada(23) (para más detalles, véase la sección sobre los antecedentes familiares de TCSs). Finalmente, en la fuerte asociación entre estos dos trastornos se han Implicado patofisiologías compartidas. Algunos investigadores(2) han sugerido que puede existir una alteración común en los sistemas neurotransmisores, o que en la etiología de ambos trastornos pueden estar implicadas adaptaciones en las vías de señalización postreceptores, incluyendo la regulación de la expresión genética neuronal. Por ejemplo, la administración crónica de cocaína en animales se ha considerado un modelo pertinente para el trastorno del estado de ánimo refractario. La administración aguda de bajas dosis de cocaína en animales produce un importante modelo para los componentes eufóricos y psicomotri-ces de la hipomanía, y dosis superiores y crónicas pueden modelar los componentes disfórico y psicótico de la manía(24-27). El fenómeno de "prender fuego" puede presentar un modelo interesante de la prevalencia de la comorbilidad TCSs entre los pacientes con trastorno bipolar. Este modelo se ha aplicado al trastorno por crisis de angustia inducido por cocaína o psicoestimulantes- (28) . Crowe(29) ha documentado que los pacientes con trastorno por crisis de angustia inducido por cocaína tie- 13 nen un riesgo familiar de trastorno por crisis de angustia inferior al de los pacientes con trastorno por crisis de angustia no inducido por cocaína. Ballenger y Post(30) han sugerido que las tasas de aumentadas de recurrencia del trastorno bipolar en pacientes con abuso de alcohol comórbido pueden ser debidas al fenómeno de "prender fuego" producido por el alcohol. Goldberg y Harroe(3l) han publicado recientemente datos empíricos apoyando el fenómeno de "prender fuego" en el trastorno bipolar. El fenómeno de "prender fuego" produce cambios cerebrales no únicamente a corto plazo, a nivel de neuro-transmisores y receptores y de sus adaptaciones no genéticas, sino también a un plazo mucho más largo, mediante alteraciones de la expresión genética. Por ejemplo, la exposición aguda a anfetamina o cocaína lleva (a través de la fosforilación de la proteína de unión de elementos de respuesta cíclica del monofosfato de adenosina) a la inducción de c-fosl(3l) y varios factores transcriptores tipo fos que se han denominado "antígenos agudos fos-afines". Se ha visto que su inducción transitoria está relacionada con acontecimientos de larga duración y la transcripción de genes eventualmente efectivos. Los tipos fundamentales de mecanismos parecen ser similares en los trastornos del estado de ánimo y en la administración crónica de drogas. Ambos parecen conducir a la producción de adaptaciones en las vías de señalización postreceptoras, incluyendo la regulación de la expresión genética neuronal. En resumen, sigue sin quedar claro si una de las hipótesis descritas arriba, una combinación de estas, o incluso un mecanismo todavía no identificado es el responsable de la fuerte asociación entre el trastorno bipolar y los TCSs que se observa en las poblaciones clínicas y comunitarias. FACTORES DE RIESGO PARA LA COMORBILIDAD DE LOS TRASTORNOS POR CONSUMO DE SUSTANCIAS Y EL TRASTORNO BIPOLAR. Los factores de riesgo asociados a la comorbilidad de TCSs entre aquellos sujetos con trastorno bipolar incluyen edad temprana de aparición(10,32-36), sexo(36-4l), presencia de manía mixta(10,11,21,37,39,41-48) y antecedentes 14 familiares de TCSs(2123). Estos factores de riesgo se discuten a continuación. Edad temprana de aparición Algunos estudios han hallado que la emergencia del trastorno bipolar a una Edad temprana se asocia a comorbi-lidad TCSs(36). Recientemente, Soone y sus Colegas(10) hallaron que en personas con trastorno bipolar, la aparición era más temprana entre aquellos con TCSs que entre aquellos sin TCSs. Estos resultados son consistentes con los resultados de un estudio(32) que demostraban que pacientes con un trastorno depresivo mayor de aparición temprana tenían un riesgo de trastornos por abuso de alcohol superior al de aquellos cuya depresión había empezado más tarde. Sin embargo, otra investigación(35) demostró lo contrario en pacientes con depresión unipolar: el 54% de la cohorte de aparición en la edad adulta presentaba un trastorno por abuso de sustancias en comparación al 11 % de la cohorte de aparición en la adolescencia. Esta discrepancia puede atribuirse al reducido número de sujetos del último estudio o a las diferencias en la selección de la muestra. Sexo El sexo puede jugar un importante papel en la relación entre el trastorno bipolar y los TCSs comórbidos, pero los datos disponibles actualmente sobre este tema son controvertidos. Por ejemplo, varios estudios transversa-les(36,39,40) nan (jemostrado que entre los pacientes con trastorno bipolar, el abuso de alcohol es más probable entre los varones que entre las mujeres, y que el abuso de alcohol es un importante factor que conduce a la hospitalización en varones con trastorno bipolar(39). Sin embargo, una investigación prospectiva con pacientes hospitalizados por su primer episodio maníaco o mixto(37,38,41) halló que las mujeres tenían una probabilidad 6 veces superior a la de los varones de tener antecedentes comórbidos de abuso o dependencia de sustancias (10 de 25 [40%] versus 1 de 16 [6.3%]; p=0.02, test exacto de Fisher). Los hallazgos dispares de este estudio pueden ser explicados, al menos en parte, por otras diferencias entre los sujetos a parte del sexo: en este estudio los pacientes se hallaban en la primera etapa de su enfermedad y en una fase maníaca, mienRET, Revista de Toxicomanías. Nº. 21 - 1999 tras en los estudios previos trasnversales(36,39,40)el trastorno bipolar era de duración superior y los pacientes habían sido evaluados durante las fases depresiva y maníaca. Es posible que a medida que el curso del trastorno bipolar progresa, los TCSs puedan ser más prevalentes entre varones, mientras en etapas más tempranas son las mujeres las que tienen un riesgo superior. Otra explicación para las elevadas tasas de TCSs en mujeres en el estudio transversal es que las mujeres de ese estudio era más probable que estuvieran en una fase mixta-maníaca, que en sí misma ha demostrado estar altamente asociada con los TCSs(4L). Presencia de manía mixta Algunos estudios han hallado que la polaridad puede estar relacionada con el riesgo de TCS comórbido. Los pacientes con trastorno bipolar que padecen estados mixtos de manía presentan una prevalencia de TCSs comóri-dos superior a la de aquellos con estados eufóricos(10,41,46-48). Keller y sus colegas(47) hallaron que entre 155 pacientes con trastorno bipolar, los que presentaban síntomas mixtos y aquellos con ciclos rápidos tenían una probabilidad de abusar del alcohol superior a la de los que padecían manía pura y depresión pura. Sonne y sus colaboradores(10) hallaron que los pacientes con trastorno Bipolar que abusaban de sustancias era más probable que presentaran estados de ánimo disfóricos e irritativos y era dos veces más probable que experimentaran oscilaciones rápidas del estado de ánimo en comparación a los que no abusaban de sustancias. Por supuesto, en estos dos estudios transversales, no puede determinarse si el abuso de sustancias precedía o elicitaba los estados mixtos maníacos más frecuentes o si los estados mixtos maníacos aumentaban la probabilidad del abuso de sustancias. En el estudio del primer episodio de manía de McLean(37,38,41), el 60% de los pacientes con manía mixta presentaban consumo comórbido de sustancias, en comparación a solo el 27% de los que padecían manía pura. Además, el abuso y la dependencia de drogas fueron superiores entre las personas con manía mixta que entre aquellas con manía pura (20% versus 11 % respectivamente(37,38,41). Así, incluso en esta población de pacientes hospitalizados por su primer episodio maníaco, las personas con el subtipo mixto de trastorno bipolar tenían una RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 21 - 1999 prevalencia superior de TCSs comórbido. Hasta la fecha, solo hay un estudio publicado(42) que no aporte diferencias significativas entre los pacientes con manía pura y aquellos con manía mixta en la prevalencia de TCSs, ya sea abuso/dependencia de alcohol (40% versus 38% respectivamente) ya abuso/dependencia de fármacos psicoactivos (38% versus 21% respectivamente). Los resultados han sido menos consistentes en estudios sobre la posible relación entre polaridad y tipo de sustancia consumida. Varios investigadores(20,43,44) han hallado que el consumo de cocaína es más común durante los episodios de manía que los depresivos. Mayfield y Coleman(45) han descrito que durante el estado de ánimo exaltado aumenta el consumo de alcohol mientras el consumo excesivo es muy raro durante la depresión. Estos autores destacan que el incremento de consumo de alcohol durante la manía está relacionado con la pobreza de juicio y la impulsividad. Reich y sus colegas(11) hallaron que la mitad de 40 pacientes hospitalizados con trastorno bipolar tenían antecedentes de abuso de alcohol, y que dicho abuso había ocurrido con mayor frecuencia durante una fase maníaca que durante una depresiva. Winokur y sus colaboradores(39) hallaron que el 42% de los episodios maníacos de 61 pacientes se acompañaban de un aumento del consumo de alcohol. Sin embargo, algunos investigadores(39,46) han especulado que los pacientes con trastorno bipolar pueden consumir alcohol para aliviar el estado de ánimo disfórico. En resumen, la mayoría de estudios han sugerido que entre los pacientes con trastorno bipolar, los TCSs son más comunes entre personas con manía mixta que entre aquellas con manía pura. Sin embargo, no hay resultados consistentes en la literatura sobre drogas específicas que puedan estar asociadas con una fase concreta del trastorno bipolar. Antecedentes familiares de trastornos por consumo de sustancias Los antecedentes familiares pueden ser un factor de riesgo importante para el inicio de trastornos por consumo de alcohol entre personas con trastorno bipolar. Dos estudios comparando pacientes con trastorno bipolar con y sin trastornos por consumo de alcohol'21221 hallaron significativamente más trastornos por consumo de alcohol entre los 15 familiares de pacientes que también padecían trastornos por consumo de alcohol que entre los pacientes sin estos trastornos. Los autores sugirieron por tanto, que la enfermedad bipolar y los trastornos por consumo de alcohol se transmitían independientemente. Estas investigaciones están limitadas por tamaños muéstrales relativamente pequeños, y los autores no establecieron si los trastornos por consumo de alcohol eran cronológicamente primarios o secundarios a la enfermedad bipolar. En un estudio más reciente y de muestra mucho mayor, Winokur y sus cole-gas(23) no hallaron evidencia de la transmisión independiente de los trastornos por consumo de alcohol y el trastorno bipolar. Tras estudiar 231 pacientes hospitalizados y a régimen abierto con trastorno bipolar (70 con y 161 sin dependencia al alcohol) y sus familias, hallaron que los pacientes con trastorno bipolar con y sin dependencia de alcohol no diferían significativamente en los antecedentes familiares de trastornos por consumo de alcohol ni de trastornos del estado de ánimo. Ante estos resultados los autores mantienen la hipótesis de que los trastornos por consumo de alcohol entre los pacientes bipolares no se transmiten independientemente sino que a menudo son complicaciones secundarias del trastorno bipolar. CRONOLOGÍA DE LA EDAD DE APARICIÓN DE LOS TRASTORNOS POR CONSUMO DE SUSTANCIAS Y EL TRASTORNO BIPOLAR: IMPORTANCIA DE LOS ESTUDIOS SOBRE EL PRIMER EPISODIO Aunque muchos investigadores han observado que los TCSs son comunes entre personas con trastorno bipolar, sigue sin quedar claro si el TCS es una secuela de la inestabilidad del estado de ánimo inherente a la enfermedad, o un factor de riesgo para la precipitación o perpetuación de los episodios anímicos o un intento de automedicación de los síntomas, o si los síntomas de intoxicación o abstinencia se presentan en lugar de síntomas de trastorno de estado de ánimo(17). Clarificar la cronología de aparición de los diagnósticos primarios y comórbidos es un paso importante para examinar las relaciones potenciales(16). Varios estudios transversales han sugerido que los trastornos del 16 estado de ánimo generalmente preceden la aparición de TCSs. Por ejemplo, datos del estudio ECA(33) mostraron que entre las personas con depresión y TCSs, la depresión típicamente aparecía a una edad más temprana. Deykin y sus colegas(34) hallaron resultados similares. Más recientemente, datos del Estudio Nacional de Comorbilidad"3' demostraron en una muestra comunitaria, que los trastornos del estado de ánimo precedían con mayor frecuencia los TCSs. Sin embargo, estudiar la secuencia de las dos condiciones en una muestra transversal de pacientes con antecedentes de episodios múltiples de manía y depresión es probable que conlleve un sesgo en los resultados. A menudo dichas investigaciones no obtienen información sobre la edad de aparición de los trastornos; y si la obtienen, los datos son retrospectivos y esto produce un sesgo. Para desenredar esta cuestión, es preferible estudiar pacientes en el momento de la aparición de su trastorno bipolar y seguirles longitudinalmente. Hasta la fecha, se han llevado a cabo tres estudios prospectivos a largo plazo,con pacientes con trastorno bipolar(23,41,49). El estudio Iowa 500(50) siguió prospectivamente a pacientes con trastorno bipolar, pero no analizó información sobre el consumo comórbido de sustancias. El proyecto de McLean sobre el primer episodio de psicosis/manía(51) es un estudio de seguimiento prospectivo de 68 pacientes que acudieron a una unidad de hospitalización psiquiátrica en su episodio maníaco inicial. La prevalencia de comorbilidad de TCSs en esta "población de primer episodio" fue solo del 17%, en contraste a 41-61% hallada en poblaciones de episodios múltiples(1,2). Estos resultados sugieren que en la mayoría de pacientes, la aparición de la manía precede la aparición del TCS. Sin embargo, los resultados de esta muestra, incluyendo personas para las que el primer episodio de manía requirió hospitalización, pueden no ser aplicables a las personas cuyo primer episodio de manía únicamente precisó tratamiento a régimen abierto. De hecho, un estudio reciente que examina la cronología de los trastornos psiquiátricos comórbidos en pacientes con un primer episodio de psicosis(16) sugiere que el abuso de sustancias era antecedente en la mayoría de casos. Un tercer estudio de seguimiento prospectivo, el Proyecto de primer episodio de psicosis y manía de la Universidad de Cincinnaty(16,42,52) RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 21 - 1999 reclutó 71 pacientes con manía de las unidades psiquiátricas del Hospital Universitario de Cincinnati. Durante la estancia del paciente en el hospital, se recogió información sobre datos sociodemográficos y antecedentes familiares mediante entrevista clínica y la revisión de la historia clínica. El diagnóstico de posibles trastornos comórbidos se estableció mediante la Entrevista Clínica Estructurada para el Diagnóstico Versión del Paciente. Los investigadores hallaron en su muestra de 34 pacientes en su primer episodio, una prevalencia del 38% para los trastornos por consumo de alcohol y del 32% para los trastornos por consumo de drogas. Cuando estos pacientes se compararon a los 37 que habían sufrido múltiples episodios de manía, no se hallaron diferencias significativas en las tasas de prevalencia de TCSs. Es posible que el pequeño tamaño de las muestras limitara la capacidad del estudio para detectar diferencias en la prevalencia de TCSs entre pacientes con episodios múltiples de manía y aquellos en su primer episodio maníaco. Sigue sin quedar claro si el riesgo de TCSs en pacientes con trastorno bipolar aumenta o no a medida que la enfermedad progresa. Por lo tanto, los investigadores futuros que aporten tasas de comorbilidad, deberán también informar de si los pacientes están o no en su primer episodio de la enfermedad. Kessler y Price(53) han indicado que la prevención de trastornos comórbidos secundarios podría reducir los gastos dedicados al tratamiento de las enfermedades psiquiátricas, y por lo tanto es importante identificar los trastornos secundarios comórbidos y sus factores de riesgo. Dado que al menos algunos pacientes desarrollaran TCSs tras la aparición de su primer episodio de manía, en pacientes con trastorno bipolar deberán considerarse medidas preventivas primarias. Para aquellos que ya padecen TCSs comórbidos en el momento de la aparición del trastorno bipolar, deberían iniciarse intervenciones preventivas secundarias y terciarias. EFECTO DE LOS TRASTORNOS POR CONSUMO DE SUSTANCIAS COMÓRBIDOS EN LA EVOLUCIÓN CLÍNICA DEL TRASTORNO BIPOLAR. Varios estudios(49,54-57) han demostrado que los trastornos comórbidos por el consumo de alcohol afectan la evoRET, Revista de Toxicomanías. Nº. 21 - 1999 lución de los trastornos del estado de ánimo. Coryell y sus colaboradores'58' hallaron que lo sujetos diagnosticados de depresión y TCS comórbido presentaban más intentos de suicidio y episodios depresivos más largos que los pacientes sin TCSs. Un estudio reciente con 10 años de seguimiento de Mueller y sus colaboradores(59) comparó una cohorte con trastorno depresivo mayor y trastorno por consumo de alcohol (n=176) con una muestra de 412 sujetos con trastorno depresivo mayor sin trastorno por consumo de alcohol. Los autores hallaron que los pacientes deprimidos que nunca habían sufrido un trastorno por consumo de alcohol o cuyo trastorno por consumo de alcohol estaba en remisión, tenían una probabilidad tres veces superior a la de los bebedores activos de recuperarse del trastorno depresivo mayor. Hasin y sus colegas'361 sugirieron que el abuso de sustancias puede precipitar o empeorar el curso de la enfermedad afectiva. La información sobre el efecto de los TCSs sobre el curso del trastorno Bipolar comórbido es escasa. Keller y sus colegas(36) hallaron que el 13% de 67 pacientes con manía mixta o trastorno bipolar de ciclos rápidos presentaba al mismo tiempo un trastorno por consumo de alcohol, y que estos pacientes se recuperaban más lentamente que los que tenían manía pura o depresión pura. Himmerlhoch y sus colaboradores(46) hallaron que en una muestra de 84 Enfermos bipolares admitidos en una clínica de trastornos emocionales, el abuso de sustancias se asociaba con peores resultados. Los autores sugirieron que el consumo de alcohol y sedantes podía cambiar los síntomas de manía y convertirlos en síntomas de un estado mixto. De modo similar, Mayfield y Coleman(45) afirmaron que los ciclos rápidos podían estar precipitados por el consumo aumentado de alcohol durante el proceso de giro de la manía a la depresión. Varios estudios(11,18) han demostrado que los pacientes bipolares que abusan de sustancias es probable que tengan más ingresos hospitalarios psiquiátricos que los pacientes que no abusan de sustancias. Por ejemplo, Sonne y sus colegas(10) exploraron la aparición, curso y rasgos del trastorno bipolar en 44 pacientes. En comparación a aquellos que no presentaban al mismo tiempo un TCS, los pacientes consumidores de sustancias tenían el doble de hospitalizaciones y una edad de aparición de problemas 17 emocionales más temprana. También tenían una probabilidad cuatro veces superior de padecer otros trastornos comórbidos del Eje I y dos veces superior de sufrir manía disfórica en el momento de la entrevista. Estos resultados son consistentes con los hallados en otros estudios con otros trastornos psiquiátricos para los que la co-existencia de un abuso de sustancias era predictor de hospitalización frecuente(60). En un estudio prospectivo de 4 años de seguimiento de 75 pacientes con manía, Tohen y sus colegas(49) hallaron que la presencia de TCS estaba fuertemente asociada a un tiempo más corto de recaída y con un resultado psicosocial peor. Además, en una muestra de pacientes en su primer episodio(41) la mediana de tiempo de recuperación era inferior para aquellas personas que no abusaban de drogas en comparación a las que presentaban abuso comórbido de sustancias (43 días versus 55 días respectivamente, p=0.045). La presencia de abuso comórbido de drogas se asoció también a una inferior probabilidad de recuperación a los 2 años. En un estudio prospectivo de 3 años de seguimiento de 84 pacientes hospitalizados por primera vez por trastorno bipolar o depresión mayor con psicosis, Strakowski y sus colegas(57) hallaron que pocos pacientes alcanzaban un resultado favorable tras un año de hospitalización. La pertenencia a una clase socioeconómica baja, el pobre funcionamiento premórbido, el incumplimiento del tratamiento y el abuso de sustancias se asociaban de manera independiente a las tasas inferiores de recuperación o inicio posterior de la misma. La comor-bilidad puede cambiar el curso del trastorno bipolar afectando el Curso del tratamiento. Keck y sus colegas(52) hallaron que la mayoría de pacientes hospitalizados por manía no cumplían completamente la pauta de tratamiento, siendo la tasa de incumplimiento especialmente elevada entre los pacientes con TCSs comórbidos(52,61,62). También es posible que la resistencia Farmacológica a los estabilizadores del estado de ánimo aparezca porque los pacientes con abuso comórbido de sustancias responden menos a las pautas de tratamiento que en otros pacientes serían terapéuticas. Por ejemplo, Himmelhoch y Garfinkel(48) han hallado que el tratamiento con carbonato de litio es menos eficaz en pacientes con trastorno bipolar con TCSs que en aquellos sin TCSs. Este tipo de capaci- 18 dad de respuesta inferior puede ser debida por una parte al mayor incumplimiento de la medicación y por otra a la interferencia del abuso de sustancias específicas con las acciones farmacológicas de una agente dado, como el litio(63). El tratamiento de los trastornos comórbidos frecuentemente se hace secuencialmente (el paciente recibe primero tratamiento por el TCS y después por el trastorno bipolar) o en paralelo (el paciente recibe tratamiento simultáneamente por cada uno de los trastornos, a menudo en programas clínicos separados, no relacionados)(19,64). Sin embargo, ante la probabilidad aumentada de obtener resultados clínicos negativos entre los pacientes con trastorno bipolar y TCSs comórbidos, la investigación reciente se ha centrado en los tratamientos integrados(19). Esta nueva investigación ha venido motivada en parte por trabajos previos que demostraban que el tratamiento integrado de pacientes con esquizofrenia u otros trastornos psiquiátricos y TCSs comórbidos consigue mejores resultados clínicos(65). En la primera fase de un reciente proyecto de desarrollo de terapias conductuales del Instituto Nacional de Abuso de Drogas(65,66), se ha diseñado un programa de 20 sesiones, protocolizadas, integradas, de prevención de recaídas para los pacientes con tratorno bipolar y TCSs. Las sesiones de grupo se centran en temas como la identificación y afrontamiento de los estímulos elicita-dores, el control de los síntomas del trastorno bipolar sin abusar de sustancias, el reconocimiento de señales tempranas negativas para ambos trastornos, y la toma de medicación. Hasta la fecha, han recibido este tratamiento integrado tres cohortes de pacientes y los primeros resultados, en comparación a los obtenidos en el grupo de tratamiento clásico, son prometedores(66). CUESTIONES METODOLÓGICAS Dado que la metodología de los estudios previos era distinta, la comparación de resultados entre estas investigaciones puede conducir a dificultades interpretativas. Por ejemplo, las diferencias en las tasas de prevalencia del abuso de sustancias entre las personas con trastorno bipolar de los estudios previos(2,16,17,38,41,42,52,67) pueden ser debidas a discrepancias en las poblaciones en estudio, en los criterios de o definición de la manía mixta, en la RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 21 - 1999 duración global de la enfermedad (es decir, primer episodio maníaco versus episodios posteriores) y en la fase anímica en la que se calcula la tasas de TCS comórbido. Cambios seculares (es decir, cambios en las normas sociales) pueden también influir en la prevalencia estimada de comorbilidad(68,69). Por ejemplo, Weiss y colaboradores(69) compararon dos cohortes de pacientes que abusaban de la cocaína; una fue reclutada en los primeros años de la década de 1980 y la segunda en los años de la mitad de la misma década. Hallaron que la segunda cohorte presentaba una prevalencia inferior de trastornos comórbidos del estado de ánimo. Concluyeron que el abuso de cocaína se había vuelto más común en la población general en la mitad de la década de 1980, por lo que entre la población que abusaba de la cocaína, la proporción de personas con un trastorno coexistente del estado de ánimo había disminuido. Esta conclusión es consistente con la de Robins(69), que describió que cuando la norma cultural para el abuso de drogas o alcohol es elevada en una población, la psicopatología se vuelve menos importante en la génesis de los TCSs. Varias cuestiones metodológicas, como el orden de aparición, la duración de la enfermedad, y las diferencias en las cohortes reclutadas en diferentes momentos pueden resolverse utilizando estudios de seguimiento prospectivo. Además, los estudios prospectivos pueden ser útiles para evaluar los factores de riesgo y los factores protectores para el desarrollo de trastorno bipolar y TCSs comórbidos. Los métodos estadísticos de los diseños longitudinales, como análisis de supervivencia y modelos de regresión de Cox(70), son bastante útiles para la evaluación de los datos prospectivos. Por ejemplo, con estos métodos los investigadores pueden determinar el efecto de los TCSs comórbidos sobre el tiempo de recuperación o recaída del trastorno bipolar, estudiar el tiempo de aparición de los TCSs en los pacientes con trastorno bipolar con distintos tipos y número de factores de riesgo o evaluar pacientes con otros factores de riesgo asociados para el desarrollo de uno o ambos trastornos. Dado que el tratamiento puede confundir la aparente importancia pronostica de la comorbilidad con TCS, podría considerarse como una covariante tiempo-dependiente en los modelos de regresión. RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 21 - 1999 GUÍAS PARA LA INVESTIGACIÓN FUTURA Kessler y sus colegas(71) han propuesto unas directrices para la Investigación en futuros estudios de comorbilidad. Para evitar los problemas metodológicos de la investigación previa sobre comorbilidad, sugieren la realización de estudios longitudinales detallados para determinar las diferencias entre los pacientes con y sin comorbilidad en términos de antecedentes familiares, factores de riesgo y evolución clínica. Los autores subrayan la importancia de distinguir entre los trastornos primarios y secundarios e identificar los subtipos. Señalan que en la mayoría de estudios la distinción entre trastornos primarios y secundarios se ha establecido en base a información obtenida retrospectivamente. Dado que tanto el trastorno bipolar como el trastorno por consumo de alcohol empiezan a una edad temprana de la vida, en algunos casos puede no ser factible diferenciar las edades de aparición de cada uno de los trastornos. Kessler y Price(53) han indicado que la confusión de secuencia temporal puede llevar a extraer conclusiones incorrectas. Pero ni siquiera la determinación correcta de la secuencia temporal puede establecer la causalidad. Por ejemplo, un persona puede abusar de drogas durante la etapa prodrómica de un episodio maníaco. Y sería un error concluir en este caso que el consumo de sustancias ha causado el trastorno bipolar. Aunque la comorbilidad se ha mostrado como un factor predictivo importante del curso y del resultado del tratamiento en las enfermedades psiquá-tricas, se ha investigado poco sobre la comorbilidad. Kessler y colaboradores(71) han denunciado que se ha dedicado menos atención a las investigaciones longitudinales para determinar las causas de comorbilidad que a los estudios centrados en las consecuencias de las condiciones comórbidas. Quizás mediante el diseño de "estudios de resultados" en los que los investigadores documenten longitudinalmente el cambio de estado (remisiónrecidiva) tanto del diagnóstico primario como del secundario, sea posible aumentar la comprensión tanto de los efectos interactivos de los trastornos como de las causas de comorbilidad. De esta manera, estos estudios podrían determinar si la remisión del trastorno primario aumenta la probabilidad de remisión del trastorno comórbido. Finalmente, el desarrollo de tratamientos específicos integrados para personas 19 con comorbilidad de trastorno bipolar y TCSs es una área de investigación prometedora(62,65,72). La estrategia de tratamiento integrado permite al clínico abordar algunos de los temas principales a los que se enfrentan los pacientes con comorbilidad de trastorno bipolar y TCSs(l9), incluyendo la ambivalencia sobre el cumplimiento del tratamiento, el enfrentamiento a las situaciones de alto riesgo, el auto control del ansia de consumir drogas y del estado de ánimo y la modificación del estilo de vida para mejorar el auto-cuidado. En resumen, la elevada prevalencia y el mal pronóstico de los pacientes con TCSs comórbidos al trastorno bipolar sugieren que los "estudios de resultados" deberían examinar las interelaciones de los trastornos. Además, la evaluación de los tratamientos de mantenimiento para el trastorno bipolar debería considerar también la evolución, progreso, y tratamiento de los TCSs comórbidos. Dada la fuerte asociación entre el trastorno bipolar y los TCSs, los clínicos deberían evaluar detalladamente el consumo de alcohol y otras sustancias de los sujetos que reciben de novo el diagnóstico de trastorno bipolar. Deberían derivar a aquellos que reúnan los criterios de TCSs para que reciban el tratamiento adecuado. Los pacientes que consumen alcohol o drogas deberían recibir información sobre el potencial impacto clínico negativo que estas sustancias pueden ejercer sobre la evolución y la gravedad de su trastorno del estado de ánimo. Se les debería aconsejar que dejaran de consumir estas sustancias y se les debería proporcionar el tratamiento y apoyo adecuados. Los pacientes con trastorno bipolar que no consumen alcohol u otras drogas deberían recibir reforzamiento positivo sobre como su abstinencia de estas sustancias demuestra un importante aspecto de auto-cuidado, y también se les debería informar sobre el impacto negativo del consumo de drogas y alcohol sobre el curso de su enfermedad. De este modo, los clínicos pueden ayudar en la prevención primaria y secundaria del abuso y dependencia de sustancias de sus pacientes con trastorno bipolar. 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