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Facultad de Psicología Grado en Psicología Trabajo Fin de Grado ESTUDIO DEL TRASTORNO LÍMITE DE PERSONALIDAD Autora: Irene Hidalgo Rodríguez Tutora: María José Fernández Guerrero Salamanca, 2016 Universidad Pontificia de Salamanca 1 Universidad Pontificia de Salamanca RESUMEN El trastorno límite de la personalidad está enmarcado dentro de las patologías actuales y su presencia en la sociedad es realmente alarmante. Los pacientes diagnosticados de esta patología representan del 30% al 60% de las poblaciones clínicas con trastornos de la personalidad, y la tasa de suicidio consumado se sitúa aproximadamente en el 9%, lo que supone 400 veces la tasa de suicidio de la población general. Dada su importancia, el objetivo del presente trabajo es realizar una revisión bibliográfica del trastorno desde diferentes perspectivas psicológicas. Palabras clave: trastorno límite, trastornos de personalidad comorbilidad, diagnóstico, tratamiento. ABSTRACT The borderline personality disorder is defined in the current pathologies and it´s presence in society is really alarming. Patients diagnosed with this pathology represent from 30% to 60% of clinical populations with personality disorders and the completed suicide rate is about 9%, which is 400 times the suicide ratee of the general population. Given it´s importance, the aim of this work is to conduct a literature review of the disorder from different psychological perspectives. Key words: borderline disorder, personality disorder, comorbidity, diagnosis, treatment. 1 Universidad Pontificia de Salamanca ÍNDICE 1. Introducción ...................................................................................................... 3 2. Historia y evolución del trastorno límite .......................................................... 5 3. Epidemiología. ................................................................................................. 8 4. Definición y criterios diagnósticos del trastorno límite ................................... 9 4.1 Clasificaciones por consenso (DSM- IV-TR, DSM-5 y CIE-10)…...9 4.2 Modelos tradicionales en psicopatología y personalidad. .................. 12 5. Etiología ........................................................................................................ 20 6. Comorbilidad .................................................................................................. 24 6.1 Comorbilidad con trastornos del Eje I ............................................. 27 6.2 Comorbilidad con trastornos del Eje II............................................... 30 7. Diagnóstico diferencial ................................................................................... 32 7.1 Trastornos del Eje I............................................................................. 32 7.2 Trastornos del Eje II ........................................................................... 34 8. Tratamiento..................................................................................................... 42 8.1 Tratamiento psicoterapéutico ............................................................. 42 8.2 Tratamiento farmacológico................................................................. 47 9. Mitos ...... ........................................................................................................ 49 10. Conclusiones................................................................................................... 51 11. Referencias bibliográficas .............................................................................. 53 12. Anexos. Testimonios de personas con TLP.................................................... 60 2 Universidad Pontificia de Salamanca 1. INTRODUCCIÓN La prevalencia del trastorno límite de personalidad actualmente es bastante elevada. Entre el 10% y 13% de la población padece este trastorno (Quiroga y Errasti, 2001), y del 30% al 60% de las poblaciones clínicas con trastornos de la personalidad (Caballo, 2004), lo que refleja la necesidad de estudio e investigación en este campo. Sin embargo, a pesar de ser una de las patologías con mayor prevalencia, existe mucha confusión al respecto. Se trata de un trastorno complejo por su dificultad de clasificación (debido al solapamiento de síntomas que presenta con otros trastornos), por su abordaje y severidad (resultado de las características de estos pacientes) y por la variabilidad inter e intraindividual de sus síntomas. Otro problema añadido es la multiplicidad diagnóstica, ya que como apuntan Pailhez- Vindual & Palomo-Nicolau (2007) entre el 80% y 90% de pacientes con trastorno límite tienen otro diagnóstico añadido y el 40% tienen dos o más. Por último, tampoco debemos olvidar el enorme sufrimiento que esta patología ocasiona tanto al paciente como a familiares y entorno social. Por ejemplo, las conductas autolesivas están presentes entre el 60% y 80% de los pacientes con TLP (Trastorno Límite de Personalidad) y son el motivo más frecuente de hospitalización. Con todos estos motivos argumento la realización de nuestro trabajo, cuyo objetivo es profundizar en el trastorno límite de la personalidad para dotarle de la relevancia y atención que requiere, establecer una clara delimitación y diferenciación de los demás trastornos, contribuyendo al abandono de su uso en numerosas ocasiones como un “cajón de sastre”, examinar los factores que actúan en su aparición, pudiendo de esta manera realizar una buena prevención e instaurar los tratamientos más adecuados para su abordaje, ya que se requieren medidas efectivas que auxilien a estos pacientes. Para ello se examinan los elementos considerados para un adecuado diagnóstico, tanto desde las clasificaciones establecidas por consenso como el DSM o CIE como desde aquellos modelos que realizan una aproximación dimensional del trastorno. Asimismo se tienen en cuenta los distintos factores que se interrelacionan para la aparición de la patología, considerando componentes genéticos y neurobiológicos, psicosociales, biosociales y las aportaciones de diversos autores que realizan una 3 Universidad Pontificia de Salamanca explicación etiológica basándose en la teoría del apego de Bowlby y la teoría de la mente. Posteriormente, se hace referencia a la coexistencia con otros trastornos del Eje I y Eje II siguiendo la clasificación del DSM-IV; esta comorbilidad se da en mayor medida con trastornos afectivos, trastornos de ansiedad, trastornos por uso o abuso de sustancias y trastornos de la conducta alimentaria. También se establecen los criterios para un adecuado diagnóstico diferencial teniendo en cuenta las características que identifican y diferencian a cada patología del resto ya que el TLP posee características compartidas con otras patologías, por lo que suelen recibir un mayor número de diagnósticos. Por último se tienen en cuenta los diferentes tratamientos surgidos desde diferentes modelos teóricos aunque es especialmente relevante que el tratamiento se ajuste al dependiendo del momento en que se encuentre y las creencias erróneas sobre esta patología presentes en la sociedad. 4 Universidad Pontificia de Salamanca 2. HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL TRASTORNO LÍMITE El primero que escribió sobre los Trastornos de Personalidad fue Hipócrates en el siglo I. V a. C quien describió e identificó los cuatro temperamentos básicos, en un intento por definir características de personalidad relativamente estables: Colérico (irritable) Melancólico (pesimista) Flemático (apático) Sanguíneo (optimista) En 1884 Hughes hace el primer uso del término borderline y define a estos pacientes como personas que pasaron toda su vida de uno u otro lado de la línea. Aunque en 1833, Emil Kraepelin consideró la patología límite como un inicio de esquizofrenia, sin embargo es muy importante su aportación y muchos lo consideran un promotor del concepto, ya que en 1921 realizó una clasificación diagnóstica del trastorno límite de personalidad (impulsividad, inestabilidad afectiva en las relaciones con los demás, autolesiones y una ira intensa). Schneider creó el concepto de “personalidad anormal” y describe diez tipos de personalidades psicopáticas: hipertímicos, depresivos, inseguros, fanáticos, anancástico u obsesivo, necesitado de estimación, lábil de ánimo, abúlico, asténico y desalmado. En la descripción de personalidad lábil en 1951 da un gran paso a la aproximación del trastorno ya que afirma que “las personalidades anormales deben ser tajante y fundamentalmente separadas de las psicosis ciclotímicas y esquizofrénicas” (p. 45) Ernest Kretschmer en 1926 describió las personalidades patológicas como aquellas que se sitúan en el medio de un continuo entre la esquizofrenia y la psicosis maniacodepresiva y que fluctuaban dependiendo de su cercanía a uno u otro extremo. Adolf Stern en 1938 formalizó y utilizó el concepto “borderline”, mediante el cual describía a personas que se asemejaban a “las personalidades como sí”, término 5 Universidad Pontificia de Salamanca utilizado por Helen Deutsch, y que no encajaban ni en las personalidades neuróticas ni psicóticas. Les llamó “el grupo límite de la neurosis”. Knight, en 1953 utilizó por primera vez el término “estado borderline”. Sin embargo, es John Gunderson es junto a Kernberg actualmente el principal especialista de la patología borderline, así como lo son sus tratamientos para estos pacientes. Kernberg en 1967 realiza una de las aportaciones más importante con “los niveles de organización de la personalidad” al hacer hincapié en la integración de elementos intrapsíquicos que son estables a lo largo del tiempo. Posteriormente, Kernberg categoriza a los pacientes borderline como una patología entre lo neurótico y lo psicótico, basándose en la psicología del yo y la teoría de las relaciones objetales, permitiendo un acercamiento a la estructura del trastorno en el cual se encontraría lo psicótico, borderline y neurótico. Para este autor la clasificación del diagnóstico se basa en tres categorías: Manifestaciones no específicas de debilidad yoica: se encontraría la falta de control de impulsos, baja tolerancia a la ansiedad y una falta de habilidad para disfrutar (insuficiente desarrollo de canales de sublimación) Existencia de “defensas primitivas”: entre ellas la más importante es la disociación o integración de la información como “buena o mala”, lo que conlleva considerar a una persona o el mundo que le rodea como totalmente bueno o malo. La tercera categoría incluye la dificultad de integración del yo y el juicio de realidad (ausencia de psicosis). “Kernberg dice que los borderline pueden describirse a sí mismos durante cinco horas sin que el terapeuta pueda alcanzar a tener un retrato realista de cómo son en realidad” (Serrani, 2011, p. 374). Para Gunderson, una manera de establecer una buena diferenciación del trastorno y enfatizar su carácter mantenedor en el tiempo (no como una reacción puntual a un estímulo), fue con la elaboración en 1981 junto a otros colaboradores del DIB-R (Diagnostic Interview for Borderlines) (Millon, 2006). En ella, se evalúan las cinco 6 Universidad Pontificia de Salamanca áreas más afectadas en los pacientes borderline, diferenciándolo claramente de los síndromes esquizofrénicos y neuróticos. Adaptación social Patrones de impulso/acción Afectos Psicosis Relaciones interpersonales Además, como explica Escribano (2006), Gunderson propone las siguientes características para el diagnóstico de este trastorno: Automutilación Comportamientos suicidas Preocupación excesiva por el abandono y la soledad Actitud muy exigente Pensamiento cuasipsicótico Regresiones terapéuticas Dificultades en la contratransferencia Por último, es importante destacar a Marsha Linehan la cual destaca por su teoría socio- biológica (basada en su terapia conductual dialéctica), en la cual realiza una aproximación integradora al trastorno límite incorporando elementos de diversos enfoques. Según este enfoque teórico, como aclara Serrani (2011), el borderline nace con una tendencia innata biológica a reaccionar más intensamente a menores niveles de estrés y le lleva más tiempo retornar a la línea de base que las personas que no presentan esta patología. Además cobra especial importancia el ambiente, ya que si el entorno en el que son criados, sus creencias acerca de si mismos y el entorno son continuamente devaluados, todos estos factores se unirían para crear adultos inseguros acerca de sus propios sentimientos. 7 Universidad Pontificia de Salamanca 3. EPIDEMIOLOGÍA Existe una elevada incidencia del trastorno límite en la actualidad. Es el trastorno de personalidad con mayor prevalencia en poblaciones clínicas, ya que representan del 30% al 60% de las poblaciones clínicas con trastornos de la personalidad (Caballo, 2004), el 10% de los pacientes que son atendidos en centros ambulatorios y el 20% de los pacientes psiquiátricos ingresados (Quaderns de salut mentals sobre el trastorno límite de la personalidad, 2006), resultado de su alta comorbilidad con trastornos de ansiedad, trastornos afectivos, trastornos por uso de sustancias y frecuentes intentos de suicidio (Cervera-Martínez, Haro-Cortés & Martínez-Raga, 2005). Por otro lado presentan elevadas tasas de conductas autolesivas y tasas de suicidio y por lo tanto hacen un gran uso de los recursos de salud mental. Las conductas autolesivas están presenten entre el 60% y 80% de los pacientes con TLP y son el motivo más frecuente de hospitalización en estos pacientes, situándose su tasa de suicido alrededor del 10%, especialmente en menores de 30 años (Espinosa, BlumGrynberg & Romero- Mendoza, 2009) La tasa de suicidio consumado se cifra aproximadamente en el 9%, lo que supone 400 veces la tasa de suicidio de la población general (Cervera- Martínez, Haro- Cortés & Martínez-Raga, 2005) Existen diversas teorías sobre las razones de este aumento. Serrani (2011) expone como razones de este aumento, el avance de tratamiento de otros trastornos afectivos como la depresión, ya que dejan disponibles mayores recursos para la identificación de este tipo de trastornos o la mejora de su tratamiento, lo que descarta la idea de considerar este diagnóstico como una “sentencia de muerte”. Otros autores como Escribano-Nieto (2006) lo consideran el resultado de la inmadurez, banalidad y falta de cohesión que caracterizan la sociedad actual o como respuesta a las transformaciones que están teniendo lugar en la sociedad (Fernández-Guerrero, 2007). Por último, aunque el diagnostico de trastorno limite se ha estado diagnosticando en mujeres con mayor frecuencia, los resultados de investigaciones actuales lo desmienten. Sin embargo, el riesgo de padecer esta enfermedad entre los 20 y 30 años tanto en hombres como mujeres (Serrani, 2011). 8 Universidad Pontificia de Salamanca 4. DEFINICIÓN Y CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DEL TRASTORNO LÍMITE Existen dos aproximaciones a los trastornos de la personalidad: los que defienden la personalidad como dimensiones y los trastornos de la personalidad como exceso de esas dimensiones (ej. modelo de los cinco factores) y la que sustenta el modelo psiquiátrico, el cual considera clasificaciones tipo DSM o CIE donde realizan una aproximación categorial al trastorno. 4. 1. CLASIFICACIONES POR CONSENSO La primera aparición del trastorno límite tuvo lugar en 1980 en el DSM III y posteriormente en 1992 fue incluido en el CIE-10, cuya organización se basa en rasgos definitorios de las patologías y refleja el consenso sobre la clasificación de los trastornos mentales. A continuación se exponen los criterios para el diagnóstico de un trastorno límite de personalidad definido según el DSM- 5 (APA, 2013, p. 364). Patrón general caracterizado por una inestabilidad en las relaciones personales, en la autoimagen, afectividad y elevada impulsividad y presente en diversos contextos como se observa en cinco (o más) de los siguientes ítems: 1. Esfuerzos desesperados por evitar un abandono real o imaginado. 2. Patrón de relaciones interpersonales intensas e inestables que se caracteriza por una variación entre los extremos de idealización y devaluación. 3. Alteración de la identidad: elevada y permanente inestabilidad de la autoimagen y sentido del yo. 4. Impulsividad en dos o más áreas que son potencialmente perjudiciales para sí mismo (p.ej., gastos, sexo, drogas, atracones alimentarios, conducción temeraria). (Nota: No incluir el comportamiento suicida ni de automutilación que figuran en el Criterio 5.). 5. Reiteradas conductas, actitudes o amenazas de suicidio, o comportamiento de automutilación. 6. Sentimientos crónicos de vacío. 7. Ira inapropiada o intensa o dificultades para controlarla (p.ej., muestras frecuentes de genio, enfado constante, peleas físicas repetidas). 9 Universidad Pontificia de Salamanca 8. Ideación paranoide transitoria relacionado con el estrés o síntomas disociativos graves. La clasificación del CIE- 10 (OMS, 1992) aunque también es adoptada por numerosos profesionales no concibe el trastorno límite de personalidad como tal sino que lo define como un trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad en el cual se exponen los siguientes criterios: Existe una fuerte inclinación a comportarse de modo impulsivo sin tener en cuenta las consecuencias junto a una afectividad inestable y voluble. La capacidad de planificación se encuentra reducida y es frecuentes que intensos ataques de ira deriven en comportamientos agresivos y conductas explosivas. Estos comportamientos tienen lugar principalmente al ser objeto de críticas o ser frustrados en sus actos impulsivos. Además se diferencian dos modalidades de este trastorno de personalidad que comparten estos aspectos generales de impulsividad y falta de autocontrol Trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad de tipo impulsivo. Trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad de tipo límite. A continuación se describen en profundidad cada uno de los criterios diagnósticos del TLP según la clasificación del DSM- 5. a) Esfuerzos desesperados por evitar un abandono real o imaginario y dificultades para controlar la ira. La mayor parte del tiempo sienten una gran preocupación y ansiedad ante la idea de encontrarse solos, lo que deriva en una actitud hipervigilante, dependiente y reacciones emocionales intensas. Un desprecio o rechazo puede desencadenar reacciones intensas de rabia expresadas física o verbalmente, aunque Linehan (1993) explica que existen pacientes borderline que no con capaces de mostrarla por miedo a perder el control (Mason & Kreger, 2012). 10 Universidad Pontificia de Salamanca b) Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizadas por una alternancia entre la idealización y devaluación. El miedo al abandono, los pensamientos dicotómicos, la dificultad de integrar los aspectos positivos y negativos de sí mismo y de los demás y los procesos de idealización y devaluación están implicados en este criterio. La baja tolerancia a la frustración y dificultad para canalizarla adecuadamente, la extrema inseguridad, la hipersensibilidad, la tendencia a personalizar las reacciones o comentarios de los demás, la dificultad para aprender de la experiencia, la alteración de la identidad y problemas de apego, entre otros son otros factores están involucrados en este criterio (Mosquera, 2013). Además la adopción de una actitud hipervigilante y dependiente hacia los demás, en muchas ocasiones provoca un efecto contrario al que pretenden conseguir. c) Alteración de la identidad. Carecen de una visión integrada de sí mismos, de una autoimagen consistente. Sus valores, actitudes y opiniones dependen tanto de los demás que tienen la sensación de no tener una identidad (Fernández- Guerrero, 2007), lo que se relaciona con los sentimientos crónicos de vacío y la dependencia hacia otras personas. De esta manera, intentan adquirir una identidad pasajera a través de otras persona por lo que adoptan diferentes roles dependiendo de la situación en la que se encuentren. d) Impulsividad en dos o más áreas que son potencialmente autolesivas. Los trastornos de la conducta alimentaria, la promiscuidad en las relaciones sexuales, o abuso o dependencia de sustancias son algunos ejemplos de la elevada impulsividad que presentan. e) Inestabilidad afectiva debido a una reactividad intensa del estado de ánimo Son muy característicos de esta patología la labilidad afectiva y los cambios bruscos del estado de ánimo. Normalmente está presente un estado de ánimo disfórico o deprimido seguido de períodos de hostilidad, angustia o desesperanza y son pocos los momentos 11 Universidad Pontificia de Salamanca en los que llegan a experimentar un grado de tranquilidad o satisfacción (Mosquera, 2013). El miedo al abandono, la dificultad para controlar la ira, presencia de errores de pensamiento, especialmente el pensamiento dicotómico está relacionado con este criterio. Además, a diferencia de la sintomatología del trastorno bipolar, las oscilaciones en el estado de ánimo están muy influidas por factores externos y suelen ser menos duraderas. f) Sentimientos crónicos de vacío, conductas autolesivas y amenazas de suicidio. Algunos autores lo consideran un elemento clave, sobre todo para la diferenciación con otros trastornos. Está muy relacionada con la alteración en la identidad que conduce a los sentimientos de vacío y aburrimiento crónico y las conductas autolesivas que llevan a cabo para escapar del sufrimiento y controlar el dolor emocional. En otros casos los comportamientos de automutilación pueden ser el resultado de falta de habilidades interpersonales y una manera de pedir ayuda. Sin embargo, entre el 8% y 10% de pacientes límite llegan a consumarlo (Espinosa, Blum Grynberg & Romero Mendoza, 2009). g) Ideaciones paranoides transitorias relacionadas con el estrés o síntomas disociativos graves La desrealización, despersonalización, amnesia disociativa o alteración de la identidad están presentes en el trastorno de estrés postraumático y en personas con esta patología que han sufrido abusos en la infancia, por lo que esta sintomatología se desarrolló en un primer momento como un mecanismo de defensa ante una situación de intenso malestar emocional. 4. 2. MODELOS TRADICIONALES EN PSICOPATOLOGÍA Y PERSONALIDAD Debido a la dificultad de categorizar a una persona dentro de un solo trastorno (Douglas y Widiger, 2008) y por las limitaciones que presenta (Clark, 2007) algunos 12 Universidad Pontificia de Salamanca autores optan por una concepción dimensional de la personalidad y sus patologías. Dentro de los modelos existentes para una descripción de los rasgos de personalidad destaca el enfoque de Catell (1965), los Cinco Grandes (Costa y McCrae, 1992), los modelos de Eysenck (1985), Gray (1982), Zuckerman (1986), Cloninger (1994) o Siever y Davis (1991). Modelo de los Cinco Grandes Factores La clasificación realizada por el modelo de los Cinco Grandes Factores (Costa y Mc Rae, 1992) de personalidad (Big Five) es el que mayor acuerdo presenta entre los modelos dimensionales de la personalidad. Además ha sido sometido durante décadas a análisis factoriales con muestras de diferentes edades, sexos y culturas (Cupani, Sánchez, Gross, Chiepa & Dean, 2013). Los cinco grandes factores expuestos por este modelo son: Extraversión vs. reserva Amabilidad vs. hostil Responsabilidad vs. impulsivo Neuroticismo vs. estable emocionalmente Apertura a la experiencia vs. concreto. Según estudios metaanalíticos realizados por Douglas y Widiger (2008) & Saulsman y Page (2005) en cuanto a las correlaciones entre los diez trastornos de personalidad que se establecen en el DSM- IV y los cinco grandes factores, el trastorno límite presentaba una correlación negativa con el rasgo responsabilidad y el rasgo amabilidad y una correlación positiva con el rasgo neuroticismo (Chiepa & Cupani, 2011). El modelo de Cloninger Este modelo de 1944 realiza una evaluación de siete dimensiones de la personalidad mediante la aplicación del TCI (inventario del temperamento y carácter). Las dimensiones temperamentales resultan esenciales, ya que la clasificación del sujeto en una dimensión temperamental permite discriminar a qué cluster del DSM pertenece el sujeto. 13 Universidad Pontificia de Salamanca Svrakic, Whitehead, Przybeck y Cloninger (1993) encuentran que puntuaciones bajas en dos dimensiones del carácter (autodirección y cooperación) presentan una elevada correlación con los síntomas presentes en casi cualquier trastorno de personalidad; especialmente el trastorno límite, perteneciente al grupo B de los trastornos de personalidad (dramáticos y emocionales) está asociado con elevadas puntuaciones en la dimensión búsqueda de novedad (Bayón, 2006). 4 dimensiones temperamentales Búsqueda de novedad Evitación del peligro Dependencia de recompensa Persistencia 3 dimensiones caracteriales Autodirección Cooperatividad Autotrascendencia Modelo evolucionista de Theodore Millon Millon (1969), con formulaciones similares a las de Kernberg y su idea de un nivel de organización de la personalidad, en lugar de considerarlo como una entidad diagnóstica diferenciada hace referencia al trastorno límite como un nivel moderado de gravedad del funcionamiento de la personalidad, situándolo en un continuo y compuesto por varios subtipos (que se explican más adelante). Presenta una propuesta integradora de los trastornos de personalidad (Cardenal, Sánchez y Tallo, 2007), ya que considera cada uno de ellos teniendo en cuenta ocho criterios: comportamiento observable, interpersonal, estilo cognitivo, mecanismos de defensa, autoimagen, representaciones objetales, organización morfológica y estado de ánimo-temperamento; además integra en su teoría y tratamiento diferentes modelos teóricos. Utiliza un enfoque evolucionista ya que los describe como maneras desadaptativas de funcionamiento que se deben a deficiencias para relacionarse con el medio (Koldobsky, 2005). Para realizar esta explicación de los trastornos, elabora un modelo biosocial en el cual incorpora tres polaridades. Como exponen Cardenal, Sánchez & 14 Universidad Pontificia de Salamanca Ortiz-Tallo (2007), Millon realiza una descripción de los trastornos de personalidad como constructos evolutivos que proceden de las tareas que afrontan los organismos, entre las cuales se encuentran la lucha por sobrevivir (placer vs. dolor), la adaptación al medio (pasivo vs. activo) y la inversión que se realiza en los demás frente a la inversión que se realiza en uno mismo (self y los otros como origen del refuerzo). A partir de estos tres fundamentos realiza una clasificación de cuatro tipos de trastornos: Personalidades deficientes en placer: esquizoide, evitación y depresivo. Personalidades interpersonalmente desequilibradas: dependiente, histriónico, narcisista, antisocial. Personalidades con conflicto intrapsíquicos: sádico, compulsivo, negativista y masoquista. Personalidades defectuosas estructuralmente: esquizotípico, límite, paranoide, descompensado. Las personalidades deficientes en placer no tienen capacidad de experimentar placer, como por ejemplo la personalidad esquizoide; las personalidades interpersonalmente desequilibradas oscilan intensamente de un extremo a otro de la polaridad como es el caso de la personalidad dependiente; y las personalidades con conflictos intrapsíquicos muestran una gran ambivalencia y se disputan entre las preferencias de los demás y las suyas. En las personalidades defectuosas estructuralmente es característica una gran descompensación en la estructura de organización de la personalidad, explosión emocional, pensamiento peculiar y comportamientos extraños con escaso autocontrol (Millon & Davis, 1998; Millon & Grossman, 2005). Millon (2006) además identifica diferentes variantes del trastorno límite, ya que estos distintos subtipos están presentes en función de los rasgos de personalidad predominantes. a) Subtipo límite dependiente o desanimado. Comparte características del trastorno dependiente y evitador y depresivo. Evitan la competitividad, no toleran las responsabilidades, establecen una vinculación parasitaria y están constantemente preocupados por su seguridad en las relaciones. 15 Universidad Pontificia de Salamanca Su táctica consiste en establecer un vínculo de manera sumisa únicamente con una o dos personas, por lo que pierden su identidad al fundirla con la de otra persona. b) Subtipo límite histriónico o impulsivo. Presenta características del trastorno histriónico y antisocial. Son caprichosos, superficiales y seductores. Muestran una elevada distraibilidad cognitiva, hiperactividad e irresponsabilidad. Tienen una necesidad elevada de contacto social y atención contante y si no la consiguen pueden aumentar sus estrategias de seducción e impulsividad. c) Subtipo límite pasivo-agresivo o petulante. Presenta características negativistas y un comportamiento impaciente e irritable, inquieto, desafiante, pesimista, testarudo, resentido y se quejan constantemente. No encuentran comodidad con los demás, tienden a envidiarlos y a veces tienen sentimientos de minusvalía e inutilidad. Viven en una contradicción entre acercarse y perder su independencia o estar aislados. d) Subtipo “límite autodestructivo”: Presenta características masoquistas. Al igual que los límites petulantes, son incapaces de encontrar un sitio cómodo entre los demás pero no se vuelven más amargados con el paso del tiempo. Descargan sus sentimientos destructivos e ira contra sí mismos como consecuencia de sus características masoquistas y a medida que pasa el tiempo se van encerrando más en sí mismos. Aunque en apariencia presentan y se esfuerzan por mantener una apariencia de sociabilidad, se esconde un deseo de independencia, por lo que esa contradicción se manifiesta en quejas por haber sido tratados injustamente o porque no es valorado su sacrificio. Teorías psicoanalíticas Para Kernberg el origen del trastorno límite se sitúa en una excesiva carga agresiva derivada del abandono maternal donde esa relación madre e hijo darían lugar a representaciones intrapsíquicas diádicas y a relaciones objetales patológicas. Pone el énfasis en las interacciones tempranas con los cuidadores de los pacientes y en la 16 Universidad Pontificia de Salamanca difusión de identidad ya que es ahí donde no se produce una adecuada integración del self. Es en la tercera etapa del desarrollo (desde el sexto y octavo mes de vida que concluye entre los 18 meses y 3 años) denominada diferenciación entre las representaciones del sí mismo y las representaciones objetales, donde si se produce una fijación patológica o regresión determinará la organización de la personalidad fronteriza (Kernberg, 1967). Para Kernberg, el diagnóstico de lo que llama Organización Borderline de la Personalidad (OBP), diferenciado de la organización neurótica y psicótica se basa en tres criterios que se explican a continuación (aunque aclara que el diagnóstico no depende de los síntomas descriptivos sino de la patología yoica característica): 1. Ausencia de psicosis y existencia de un self difuso y contradictorio. 2. Signos no específicos que incluye aspectos tales como baja tolerancia a la ansiedad, pobre control de impulsos y una habilidad poco desarrollada y pobre para disfrutar del trabajo y los pasatiempos de forma significativa. 3. Las defensas primitivas como por ejemplo la disociación o splitting (todo bueno o malo), pensamiento mágico, identificación proyectiva, etc. Bergeret (1996) sin embargo, no concibe la organización límite como una auténtica estructura ya que se trata de un fallo en la integración de un yo sólido, estable e integrado. Sitúa el origen del trastorno en la incapacidad de interiorizar una imagen de su madre como alguien que le proporciona cuidados y cariño en un cierto momento de su desarrollo. Para George Adler (1981) también la disponibilidad de la madre daría lugar al miedo al abandono y la imposibilidad de desarrollar un objeto internalizado. Peter Fonagy (1999) sin embargo pone el énfasis en la incapacidad de mentalización y de un apego inseguro como consecuencia de abusos en la infancia; de esta manera, mediante la ausencia de la capacidad de mentalización eluden ser conscientes de la voluntad intencionada de sus progenitores de herirlos o lastimarlos. 17 Universidad Pontificia de Salamanca Teorías cognitivas En las teorías cognitivas destacan las aportaciones de autores relevantes como Beck y Freeman quienes consideran el trastorno desde un punto más cognitivo que afectivo. Beck y Freeman (1990) señalan que el punto importante se encuentra en las creencias disfuncionales de los pacientes límite que a su vez influyen en las emociones y conductas. Linehan (1993) propone un modelo integrador en el cual la característica fundamental que define a estos pacientes y que mantiene su conducta es la incapacidad de regular las emociones, consecuencia de una vulnerabilidad emocional y un entorno invalidante (contexto que no favorece la regulación emocional y un desarrollo adecuado) Esta autora, creadora de la DBT (Terapia Dialéctica Conductual) reajusta los criterios del DSM- 5 en los siguientes cinco criterios: La desregulación emocional (inestabilidad afectiva, ira, etc.) La desregulación conductual (conductas impulsivas, suicidas, autolesivas, etc.) La desregulación interpersonal ( evitación del abandono, la inestabilidad, las relaciones interpersonales intensas) La desregulación de la autoexperiencia (vacío, disturbios de identidad) La desregulación cognitiva (ideación paranoide y disociativa). Modelo biopsicosocial de Joel Paris Joel Paris (1994) según el modelo biopsicosocial considera los factores de vulnerabilidad y las características del entorno como etiología del trastorno. El temperamento predispone a los niños a padecer un trastorno, lo que se vería acrecentado ante la presencia de factores de riesgo; en su infancia podría presentar ciertas características temperamentales pero con un adecuado entorno no desarrollarían el trastorno. Autores basados en la teoría del apego Por otro lado existen numerosos autores que utilizan la teoría del apego de Bowlby para intervenir en los trastornos de personalidad. Autores como Aaronson el al. (2006) 18 Universidad Pontificia de Salamanca y Westen et al., (2006) apuntan que el trastorno limite está relacionado con un apego desorganizado y sucesos traumáticos no resueltos. Fonagy et al (1996) hallaron que el 92% de estos pacientes presentaban apego inseguro, principalmente de tipo preocupado y no resuelto, el cual es el que mayor relación presenta con abuso y negligencia durante la infancia (Fonagy & Bateman, 2008). Gunderson (1996) sitúa el miedo al abandono como el origen de la patología limite que a su vez es la consecuencia del establecimiento de un apego no seguro. La necesidad constante de comprobación de cercanía con los otros y las llamadas de atención pertenecen al establecimiento de un apego ambivalente o desorganizado y la incapacidad de invocar una introyección tranquilizante en estos pacientes. 19 Universidad Pontificia de Salamanca 5. ETIOLOGÍA Las causas del Trastorno Límite de Personalidad son diversas y complejas y no existe un acuerdo acerca de cuáles son las que prevalecen en el desarrollo de TLP. Sin embargo, la investigación ha puesto de manifiesto la interacción de diversos factores biológicos, sociales y psicológicos que influyen en la aparición del trastorno. Factores genéticos y neurobiológicos Existe evidencia suficiente de la mayor presencia del diagnóstico TLP en personas cuyos familiares de primer grado también lo presentan. Según el grupo de trabajo de la guía de práctica clínica sobre el trastorno límite de personalidad. (2011), estudios en gemelos sugieren que el factor vulnerabilidad del TLP es del 69%. Se ha demostrado que algunos síntomas muy característicos del trastorno como la impulsividad e inestabilidad se heredan de manera independiente, por lo que tendrían riesgo de padecer otros trastornos relacionados como el trastorno antisocial de la personalidad, depresión mayor o conductas adictivas que tienen que están relacionados con estos síntomas. Por otro lado, algunos autores han estudiado la relación de las alteraciones bioquímicas como factor de vulnerabilidad en el TLP, pero sólo actuarían como un facilitador para la aparición del trastorno, nunca como causa única. El papel que cumple la serotonina es clave, dado que se ha encontrado que los niveles son mucho menores en las personas con TLP, relacionándose con la impulsividad y agresión, aunque no de manera causal; parece ser que la disminución de serotonina podría inhibir o dificultar que la persona controlara la impulsividad relacionada con las conductas autolesivas. Como apuntan Cervera, Haro & Martínez- Raga (2005), se ha demostrado que la respuesta de prolactina disminuida o fenfluramina (estimula la liberación de serotonina y su recaptación) en personas con TLP se relaciona con agresión, impulsividad motora e irritabilidad. Además, aunque también se han evidenciado en historias de tentativas de depresión, solo se relaciona con agresión impulsiva en trastornos de personalidad. Otros neurotransmisores implicados son la vasopresina, los ácidos grasos, observándose también la intervención del eje hipotálamo- hipófiso- suprarrenal. 20 Universidad Pontificia de Salamanca También parece ser de especial relevancia la influencia de la actividad cerebral en la fenomenología del trastorno, ya que las funciones ejecutivas, en especial la atención, a veces pueden estar alteradas. Diversos estudios muestran una menor actividad en la amígdala durante la visualización de imágenes emocionalmente aversivas o emocionales y una mayor actividad en la corteza prefrontal. Servicio madrileño de salud (2009) han llegado a algunas conclusiones en el estudio de pacientes con TLP: 1. Diferencias consistentes en neuroimagen estructural y funcional. 2. La RNM muestra un menor volumen de la amígdala e hipocampo 3. Menor actividad basal tras estimulación en CPF y cingulado anterior respecto a controles y mayor actividad en amígdala 4. Mayor alteración en pruebas de imagen en sujetos con mayor agresividad clínica 5. Las mujeres tienden a presentar menores alteraciones en neurobiología funcional que los varones. Factores Psicosociales Algunos de los factores de riesgo en el desarrollo del TLP son: Estilo educativo Actitudes de los padres Factores de desarrollo Factores perinatales Antecedentes en otros familiares de trastorno del estado de ánimo y abuso de sustancias La falta de implicación emocional Abuso emocional Trauma en la infancia Desestructuración familiar Según el Quaderns de salut mental sobre el trastorno límite de la personalidad (2006), las variables más asociadas a un desarrollo posterior de TLP son: déficit de atención con hiperactividad, relaciones familiares poco definidas, un posible trauma en la infancia y la falta de límites. 21 Universidad Pontificia de Salamanca Muchos autores aluden a la importancia de los cambios y transformaciones sociales que hemos sufrido en las últimas décadas como por ejemplo los valores familiares, cohesión y estilos de ocio. Los modelos característicos de crianza son un factor muy importante para el posterior desarrollo de TLP. Según la teoría de Linehan se estima que las experiencias continuas de crítica o cuestionamiento actúan como un factor para que el niño posteriormente cuestione la veracidad de sus propias emociones y tenga una falta de autorregulación emocional. También es importante destacar que muchos autores, debido a la alta incidencia del abuso en la infancia en personas con este trastorno, establecen una semejanza o comparación con el Trastorno de Estrés Postraumático, aunque no todas las personas tienen por qué haberlos sufrido. Proceso de apego Según las teorías del apego, la aparición del trastorno límite está relacionado con el desarrollo de un apego inseguro. La base de esta teoría se fundamenta en la existencia de un contexto confuso en el cual el niño se desarrolla, donde la crianza de la madre varía de una sobreprotección a una ausencia de involucración. De esta manera, aumenta la inseguridad del niño, favoreciendo un apego desorganizado y una confusión respecto a sus emociones; también quedan afectadas las relaciones con sus padres y su entorno, lo cual le llevará tener dificultades posteriormente con sus iguales y parejas la puesta en marcha de distintos mecanismos de defensa característicos de este trastorno. Stern en 1938 ya hizo un retrato robot de la madre de los pacientes borderline, las cuales eran personas neuróticas o psicóticas que dotaron a sus hijos de una sobreprotección, meticulosidad en higiene y alimentación y cuidados físicos, pero carecían de capacidad sana de afecto espontáneo. Como consecuencia, posteriormente los hijos sufrían el temor al abandono que les habían provocado las privaciones que habían experimentado por sus propios padres (Fernández Guerrero, 2007). Por ejemplo Fonagy et al (1996) encontraron que el 92% de los padres con trastorno límite de personalidad presentaban apego inseguro, en su mayor medida de tipo preocupado y no resuelto. 22 Universidad Pontificia de Salamanca En 2002, Nickell et al. hallaron que controlando la influencia del sexo, las experiencias traumáticas en la infancia y la presencia de un trastorno mental en el Eje I, el apego inseguro temprano es un factor predictivo significativo para el TLP (Mosquera & González, 2013). Por otro lado, algunos autores han utilizado la teoría de la mente para intentar explicar el comportamiento de las personas borderline. Para Fonagy y Target la etiología del trastorno borderline se encontraría en el fracaso o incapacidad de la mentalización, producto de una medida adaptativa que adoptó el sujeto para afrontar una situación traumática. Es decir la amenaza le impide desarrollar la capacidad para discriminar lo interno y lo externo al tener que centrar la atención en el mundo externo en el cual se desarrolla el trauma. Otros autores como Mason & Kreger, (2012), defienden que las personas con Trastorno Límite tienen una asombrante capacidad para interpretar las reacciones de los demás, las señales no verbales y las pistas sociales. Esto funcionaria como un mecanismo de adaptación y supervivencia, donde aquellos que han sufrido abusos físicos o verbales lo han desarrollado como un mecanismo para predecir su vida en una situación donde no sabían lo que el abusador iba a hacer o cómo iba a reaccionar. Algunos estudios demuestran que tienen mayor facilidad de discriminación en las emociones negativas ajenas, es decir tienen una gran habilidad para detectar emociones, pero una gran tendencia a distorsionarlas. 23 Universidad Pontificia de Salamanca 6. COMORBILIDAD La comorbilidad hace referencia a la presencia de uno o más trastornos simultáneamente en la misma persona. Sin embargo, Cervera- Enguix, Bennasar & Bobes García (1998) entienden tres maneras de concebirla: Comorbilidad en sentido estricto. Tiene lugar cuando a un trastorno inicial se anexiona un segundo sin ninguna relación etiopatogénica. Es decir, la aparición del segundo trastorno sería fruto de la casualidad y por lo tanto no tendría interés para la investigación. Comorbilidad como complicación: Se produce cuando emerge un segundo trastorno como consecuencia del primero, es decir, es fruto de él y por su abordaje debe incluir también el tratamiento del primero. Comorbilidad aparente: En realidad no es una auténtica comorbilidad, sino que un mismo trastorno es susceptible de más de un diagnóstico. A partir de estas definiciones se derivan los principales modelos explicativos de la comorbilidad entre los trastornos mentales y los diferentes trastornos de personalidad: Modelo de diátesis o vulnerabilidad: el trastorno de personalidad aumentaría la vulnerabilidad y predisposición para la aparición de otros trastornos. Modelo de espectro o continuidad: se considera el trastorno del Eje I como una desviación extrema del trastorno de personalidad, donde ambas patologías presentan una etiología común. Modelo de atenuación: ambos trastornos comparten los mismos síntomas pero que se manifiestan de manera más o menos intensa dependiendo del momento evolutivo del paciente. Modelo de co-ocurrencia o solapamiento: ambos comparten los mismos síntomas aunque tengan bases etiológicas y patogénicas diferentes. Modelo de complicación: se considera al trastorno de personalidad un agravamiento o complejidad causada por el trastorno mental 24 Universidad Pontificia de Salamanca Modelo de modificación: la presencia de un trastorno modifica la sintomatología y evolución del otro aunque ambos poseen etiologías diferentes. En concreto, el trastorno límite presenta una alta comorbilidad con trastornos del Eje I., siguiendo los criterios del DSM- IV. La mayoría de autores coinciden en señalar la mayor prevalencia del trastorno límite de personalidad junto a trastornos del estado de ánimo, (de especial manera el trastorno depresivo mayor), trastornos de ansiedad, trastornos por abuso o dependencia de sustancias, trastornos de la conducta alimentaria, trastorno de estrés postraumático, trastornos somatomorfos y trastornos por déficit de atención e hiperactividad. Por lo tanto, dada su importancia debido a las altas tasas de comorbilidad del trastorno límite con las patologías mencionadas a continuación se procede a explicar cada uno de ellos. En la tabla 1 queda representada la frecuencia con que se manifiesta el TLP junto a otros trastornos del Eje I. La mayor comorbilidad se da en primer lugar con trastornos afectivos (93%), en segundo lugar con trastornos de ansiedad (88%), en tercer lugar con trastornos por uso o abuso de sustancias (64%) y por último con trastornos alimentarios (53%). 25 Universidad Pontificia de Salamanca Tabla 1. Comorbilidad del TLP con trastornos del Eje I (Quaderns de salut mental, 2006). Trastornos afectivos: 93% presenta un trastorno afectivo 83% depresión mayor 38% distimia 9% bipolares II Trastornos de ansiedad: 88% presenta un trastorno de ansiedad 56% trastornos por estrés postraumático (61% de las mujeres y 35% de los hombres) 48% crisis de angustia (trastorno de pánico) 46% fobia social 32% fobia simple 16% trastorno obsesivo compulsivo 13% trastorno por ansiedad generalizada 12% agorafobia Trastornos por uso o abuso de sustancias: 64% presenta un trastorno por uso de sustancias 52% abuso o dependencia del alcohol 46% abuso/dependencia de otras sustancias Trastornos de la conducta alimentaria 53% presenta un trastorno del comportamiento alimentario 26% bulimia 21% anorexia 26 Universidad Pontificia de Salamanca 6.1 COMORBILIDAD CON TRASTORNOS DEL EJE I Trastorno de la conducta alimentaria (TCA) El porcentaje de personas que presentan desórdenes alimentarios junto a trastornos de la personalidad es elevado, ya que las cifras se sitúan aproximadamente en el 30%. (Grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos de la Conducta Alimentaria, 2009). Otros autores aportan cifras más elevadas. Según los resultados de una revisión llevada a cabo por Echeburúa, Marañón & Grijalvo (2002), el 72% de las pacientes estudiadas presentaba, al menos, un trastorno de personalidad. Las pacientes con anorexia purgativa mostraban un mayor número de trastornos de personalidad que aquellas que presentaban anorexia restrictiva y las pacientes con bulimia presentaban perfiles pasivo-agresivo y límites. Posteriormente mediante una clasificación de las pacientes en función de si presentaban conductas purgativas o no, las pacientes purgativas presentaban trastornos de personalidad, de manera más significativa y en mayor número. Las tasas de comorbilidad entre los trastornos de personalidad y los trastornos de la conducta alimentaria se sitúan: 25, 33% en pacientes con anorexia 30,44% en pacientes con bulimia nerviosa 32,13% en trastorno por atracón 31,07% en formas purgativas 24,75% en formas no purgativas (Jáuregui Lobera, Santiago Fernández & Estébanez Humanes, 2009) Los trastornos de personalidad que se dan en mayor medida en personas con trastornos de la conducta alimentaria son: los trastornos de personalidad del grupo B y los del grupo C fundamentalmente. En un estudio llevado a cabo por Marino y Zanarini (2001) con una muestra de 279 mujeres el 76,3% de éstas presentaba un trastorno de personalidad límite. La anorexia tiene una alta relación con la presencia de trastornos del grupo C (evitador, dependiente y obsesivo) pero no tanto con el trastorno límite. Sin embargo en 27 Universidad Pontificia de Salamanca bulimia lo más frecuente es el grupo B (histriónico y límite), ya que como exponen Echeburúa y Marañón (2011), lo que caracteriza a la anorexia es una mayor necesidad de control, rigidez mental y menor impulsividad y se relaciona con características obsesivas y dependientes; sin embargo en bulimia son más característicos elevados niveles de impulsividad, mayor inestabilidad emocional y poca capacidad de autocontrol, lo que agrava el pronóstico En cuanto a los elevados niveles de asociación entre TLP y bulimia existen diversas teorías: Por un lado, algunos autores opinan que la existencia de ambos trastornos en el mismo momento puede deberse a que en ambos suelen existir antecedentes de trauma infantil como abuso físico, emocional o sexual, lo que podría significar el desarrollo tanto de un trastorno límite como de un trastorno de la conducta alimentaria. Por otro lado, existe la idea de que la presencia de uno de los dos trastornos puede favorecer la aparición del otro. Por ejemplo en bulimia, en la cual es característica la impulsividad podría favorecer la aparición de un trastorno límite en una persona vulnerable o que una persona con un trastorno límite, en el cual son frecuentes la impulsividad y las conductas compensatorias pudiera desembocar en un trastorno de la conducta alimentaria o complicarlo. En cuanto al pronóstico, la comorbilidad entre TLP y TCA predice una peor evolución, mayor cronicidad y peor adherencia al tratamiento. Hay una mayor presencia de atracones, vómitos, síntomas ansioso-depresivos y número de intentos de suicidio. Además, en las fases más agudas de los trastornos alimentarios los síntomas del TLP también aparecen con una mayor intensidad (Bobes, Casas & Gutierrez, 2011) Trastorno por abuso o dependencia de sustancias. Un amplio rango de población con trastornos adictivos está diagnosticado de patología dual. Los estudios epidemiológicos internacionales y el propio NIDA (National Institute on Drug Abuse), de EEUU establecen que al menos seis de cada diez pacientes que consultan por trastornos por uso de sustancias presenta patología dual (Bobes, Casas & Gutiérrez, 2011). Arias Cárdenas et al. (2013) pertenecientes a la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), llevaron a cabo el “Estudio Madrid sobre prevalencia y características 28 Universidad Pontificia de Salamanca de los pacientes con patología dual en tratamiento en las redes de salud mental y de atención al drogodependiente”. Los resultados son los siguientes: Los pacientes que presentaban una patología dual, mostraban una mayor dependencia que abuso y gravedad del trastorno por uso de sustancias en alcohol y cannabis. Si se valoraba la adicción al alcohol lo largo de la vida, el 76, 6% tenían una patología dual frente a 68,0% no duales. En concreto, los pacientes duales tenían mayor número de diagnósticos en el eje I y eje II. Entre los trastornos de personalidad destacan: paranoide, esquizoide, antisocial y límite. Además, los pacientes duales tenían mayor riesgo de suicidio valorado por la MINI (Mini-International Neuropsychiatric Interview), el cual tendía a ser de mayor gravedad. En especial, en el trastorno límite de personalidad, la impulsividad y el alivio de ciertos síntomas como la ansiedad y depresión (evitación del daño) y la búsqueda de nuevas sensaciones favorecen el abuso y dependencia de sustancias. El consumo y abuso de sustancias es realizado de manera impulsiva, pudiendo desembocar en conductas de promiscuidad sexual y conductas de automutilación entre otras. La comorbilidad entre trastorno límite de personalidad y trastornos adictivos es elevada. La presencia del trastorno límite entre personas con trastorno por abuso o dependencia de sustancias varía del 11% al 69%, lo que sitúa al trastorno límite como segundo grupo de comorbilidad entre los trastornos de personalidad y los trastornos adictivos. En concreto en pacientes dependientes de opiáceos la prevalencia del TLP se sitúa entre el 8% y el 34%. (Cervera- Martínez, Haro- Cortés & Martínez-Raga, 2005) El diagnóstico de un TLP comórbido con un trastorno por abuso o dependencia de sustancias está relacionado con una peor adherencia al tratamiento, mayor probabilidad de recaídas y en general un peor pronóstico y cronicidad de ambas patologías. 29 Universidad Pontificia de Salamanca Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) Cada vez está cobrando más importancia la relación entre TDH y TLP. Debido a la alta asociación y solapamiento de síntomas entre ambas patologías, algunos autores plantean que puedan pertenecer a una entidad nosológica única y que la presencia de TDAH sea un factor de vulnerabilidad para el posterior desarrollo de un TLP. La existencia de TDAH en pacientes diagnosticados de trastorno límite es bastante alta, con una prevalencia del 41,5% en la infancia y 16,1% en la edad adulta (Grupo de trabajo de la guía de práctica clínica sobre el trastorno límite de personalidad, 2011). Ramos–Quiroga, Sáez–Francàs, Bosch, Corrales, Ferrer & Casas (2009) aportan cifras aún más elevadas, manifestando que del 40% al 59% de pacientes límite presentan TDAH en la infancia, en especial aquellos que presentan una mayor gravedad del cuadro. Trastorno Depresivo Mayor Generalmente, los trastornos de personalidad del grupo B presentan elevadas tasas de comorbilidad con los trastornos del Eje I, especialmente con el trastorno depresivo mayor, trastorno distímico y otros trastornos del humor. En concreto en el trastorno límite, las tasas de trastornos depresivos oscilan entre el 40% y el 87% de los casos, siendo el trastorno depresivo mayor el diagnóstico más común del eje I (Grupo de trabajo de la guía de práctica clínica sobre el trastorno límite de personalidad, 2011). 6.2 COMORBILIDAD CON TRASTRNOS DEL EJE II Al igual que en el apartado anterior se procederá a explicar la comorbilidad del trastorno límite de personalidad con los demás trastornos del Eje II (otros trastornos de personalidad), siguiendo los criterios del DSM- IV ya que en el DSM- 5 los trastornos no siguen un orden de clasificación teniendo en cuenta los Eje I y Eje II. Según la mayoría de los resultados de estudios publicados, las asociaciones más frecuentes se dan con el trastorno histriónico, antisocial, esquizotípico y dependiente. La mayor relación se da con dos grupos de trastornos (Fernández-Guerrero, 2007): Por un lado, con el trastorno antisocial, histriónico y sádico (como manifestación de la impulsividad). 30 Universidad Pontificia de Salamanca Por otro lado con el dependiente, evitador y esquizotípico (como manifestación de los rasgos más autolesivos e introvertidos). Las cifras aportadas por el grupo de trabajo de la guía de práctica clínica sobre el trastorno límite de personalidad (2011), reflejadas en la siguiente tabla, apuntan la elevada comorbilidad del trastorno límite con los demás trastornos de personalidad. La mayor coexistencia se daría en primer lugar con el trastorno dependiente y evitativo, posteriormente con el paranoide y por último con el histriónico y antisocial. Tabla 2. Comorbilidad del TLP con otros trastornos de personalidad T. Dependiente T. Evitativo T. Paranoide T. Antisocial 20% 50% 40% 30% - T. Histriónico 25% (principalmente 25%-63% diagnosticado en hombres) 31 Universidad Pontificia de Salamanca 7. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Debido al solapamiento de síntomas del trastorno límite con otros trastornos del eje I y eje II y las dificultades que presenta una adecuada delimitación y clasificación del trastorno, los pacientes límite suelen recibir un mayor número de diagnósticos. Por estos motivos es muy importante tener en cuenta los elementos que identifican y diferencian a cada patología del resto y las dificultades que podemos encontrarnos. Como explican Pailhez-Vindual & Palomo-Nicolau (2007) entre el 80% y 90% de pacientes con trastorno límite tienen otro diagnóstico añadido y el 40% tienen dos o más. 7.1. TRASTORNOS DEL EJE I Trastorno Bipolar En muchos casos puede ser confundido el diagnóstico de patología límite con el trastorno bipolar, especialmente con el bipolar tipo II en el cual son características las conductas hipomaníacas. Aunque ambas alteraciones poseen características compartidas como la impulsividad e inestabilidad afectiva, en el trastorno límite las conductas tienen un carácter crónico, consistente, permanente. Sin embargo el trastorno bipolar se caracteriza por la presencia de episodios de manía- hipomanía y depresivos, intercalado con períodos de normalidad. Una característica fundamental del trastorno bipolar no presente en la sintomatología de pacientes límite es la clara pérdida de percepción de realidad, la presencia de alucinaciones o delirios y la conducta social inapropiada, que normalmente requiere la intervención de otras personas para controlar al paciente (Kernberg & Yeomans, 2013). Por el contrario, en el trastorno límite son frecuentes los sentimientos crónicos de vacío, miedo al abandono y falta de integración del concepto de sí mismo. Además en el TLP cumple un papel muy importante los factores externos como desencadenante de una inestabilidad emocional, en contraposición a la sintomatología bipolar donde las situaciones estresantes o el entorno social no actúan como factor predisponente. 32 Universidad Pontificia de Salamanca Trastorno depresivo mayor Aunque la sintomatología depresiva esté en ocasiones presente en el trastorno límite, existen diferencias entre un trastorno depresivo mayor y los síntomas depresivos propios del TLP. Una diferencia fundamental se encuentra en que el trastorno límite guarda una mayor relación con la distimia, donde la sintomatología depresiva es menos severa y duradera, ya que se trata de un estado de ánimo permanentemente bajo y mantenido en el tiempo. Sin embargo, en los trastornos depresivos mayores la sintomatología depresiva suele cursar de manera crónica, episódica y caracterizada por frecuentes recaídas y mayor severidad. Otros aspectos diferenciales en personas con TLP son: la rabia, la intolerancia a la frustración, el sentimiento de vacío, la elevada reactividad emocional (Fortes- Álvarez, Sánchez- Cabezudo & Antequera- Iglesias, 2012) y la influencia de factores externos en la depresión propia del trastorno límite. Además respecto al tipo de comentarios propios del sujeto, propuesto por Turner (1996) en el TLP se hace referencia a problemas de identidad y conflictos de dependencia- independencia y en la depresión típica son características las referencias a la culpa y la pérdida (Caballo & Camacho, 2000). Trastorno de estrés postraumático (TEPT). Existe una gran confusión entre el TLP y TEPT, lo cual se debe a que muchos de los pacientes diagnosticados de TLP han sido víctimas de abusos físicos, psicológicos o sexuales, sobre todo en la primera infancia. Esto ha derivado a que en ocasiones algunos profesionales de la salud hayan considerado el TLP como un subtipo del TEPT. Sin embargo, las demandas excesivas de atención o protección y las expresiones de ira producto de los sentimientos de abandono y frustración son característicos de un trastorno límite. En contraposición, una tendencia a actuar de forma paranoide en las relaciones personales a diferencia de las acusaciones e impulsividad expresadas por los pacientes borderline, nos indica la existencia de un TEPT (Fernández-Guerrero, 2007). Kernberg & Yeomans (2013) apuntan que es característico del trastorno límite el desarrollo y expresión de nuevos síntomas muchos años después del suceso traumático, 33 Universidad Pontificia de Salamanca incluyendo síntomas somáticos, disociativos, labilidad emocional, impulsividad, comportamientos autodestructivos y dificultades en las relaciones interpersonales con una manifestación de inmadurez emocional. Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) Ambos trastornos presentan un solapamiento parcial de síntomas, sobre todo presentan características similares en lo referido a la inestabilidad emocional e impulsividad. Sin embargo, la presencia de déficits atencionales, de organización y planificación y la presencia de hiperactividad, despistes diarios y sensación de inquietud es característico del TDAH. Por el contrario el miedo al abandono y la alternancia en la idealización- devaluación de las relaciones del TLP es lo que caracteriza la inestabilidad de las relaciones interpersonales. Aunque en ambos casos está presente un elevado componente de impulsividad, las características y naturaleza de ésta es diferente. En el TDAH tiene lugar una impulsividad relacionada con la precipitación, impaciencia e hiperactividad. Sin embargo en el TLP la impulsividad guarda mayor relación con emociones negativas como la frustración o ansiedad, que tienen como resultado conductas autolesivas (Ramos- Quiroga, Sáez- Francàs, Bosch, Corrales, Ferrer & Casas, 2009). Por otro lado, un aspecto esencial es la edad de inicio de los trastornos. Los síntomas del TLP aunque pueden observarse en la adolescencia y sólo pueden diagnosticarse en la edad adulta, nunca se manifiestan en la infancia, al contrario del TDAH donde los síntomas se manifiestan desde la infancia temprana. 7.2 TRASTORNOS DEL EJE II Debido a la elevada importancia de un buen diagnóstico diferencial a continuación pueden apreciarse diferentes figuras que muestran los elementos que tienen en común y las diferencias del trastorno límite de los demás trastornos de personalidad. 34 Universidad Pontificia de Salamanca Trastorno paranoide de la personalidad Aunque puedan observarse comportamientos similares en el trastorno límite y trastorno paranoide de la personalidad estas conductas difieren en las razones manifiestas. En la Figura 1 se representa cómo tanto las reacciones de ira y los problemas en las relaciones interpersonales que están presentes en ambos motivos emergen por diferentes motivos. En el trastorno límite los ataques de ira tienen lugar como consecuencia de miedo al abandono y vivencia de amenaza a su identidad; sin embargo, en el trastorno paranoide tiene su origen en una suspicacia y desconfianza generalizada. En cuanto a los problemas interpersonales, en el TLP están mediados por los procesos de idealización- devaluación y labilidad emocional y en el trastorno paranoide también están derivados de la desconfianza que tanto caracteriza a esta patología. Trastorno antisocial de la personalidad También es importante establecer una diferenciación sobre a qué están dirigidas las conductas tanto en el trastorno límite como en el trastorno antisocial de la personalidad. Mientras que en el trastorno antisocial las relaciones interpersonales o comportamientos manipulativos pretenden la obtención de un beneficio material o gratificación, en el TLP estas conductas responden a una necesidad de establecer una relación que le aporte seguridad, que se caracteriza por una búsqueda de atención y cuidado y cuyo origen se encuentra en la sensación de vacío y miedo al abandono. De igual manera, aunque ambos trastornos presentan un gran componente agresivo no se manifiesta de la misma forma. En el trastorno antisocial de la personalidad es una agresividad planificada, meditada y exteriorizada hacia los demás; sin embargo en el trastorno límite esta agresividad es el producto de una elevada impulsividad en la cual no existe planificación, cuya rabia no pretende premeditadamente ser “descargada” contra nadie y normalmente es dirigida hacia sí mismo (conductas autolesivas). (Ver figura 2). 35 Universidad Pontificia de Salamanca Como consecuencia de TLP - Miedo al abandono - Vivencia de juicio o evaluación de su personalidad o identidad Reacciones de ira ante pequeños estímulos TPP TLP Como consecuencia de una suspicacia y desconfianza generalizada Los procesos de idealizacióndevaluación e inestabilidad emocional provoca una dificultad en el mantenimiento o estabilidad de sus relaciones personales Problemas en las relaciones interpersonales TPP Dificultades en el establecimiento de relaciones de confianza derivados de una intensa suspicacia - Ausencia de: Miedo al abandono Conductas autodestructivas Sentimiento de vacío crónico Impulsividad Alteración de la identidad Figura 1. Diferencias entre trastorno límite y trastorno paranoide. 36 Universidad Pontificia de Salamanca TAP Destinadas a obtener: - Beneficio material - Gratificación - Poder Relaciones interpersonales Conductas manipulativas TLP TAP Producto de: - Necesidad de filiación - Miedo al abandono - Búsqueda de atención y cuidado de los demás - Planificada - Dirigida a los demás (heterogresiva) Agresividad TLP - Resultado de una elevada impulsividad - Sin planificación - Dirigida hacia sí mismo (autoagresiva) Figura 2. Diferencias entre trastorno límite y trastorno antisocial. Trastorno histriónico de la personalidad El trastorno histriónico de la personalidad, al igual que el trastorno límite, posee como elemento fundamental la necesidad constante de atención, inestabilidad emocional y conductas manipulativas. Sin embargo entre los aspectos decisivos para su diferenciación (como se observa en la figura 3) debe tenerse en cuenta que en el trastorno histriónico no existen los comportamientos autolesivos o autodestructivos, la alteración de la identidad o los sentimientos crónicos de vacío. 37 Universidad Pontificia de Salamanca TLP -Comportamiento manipulativo - Necesidad de atención - Inestabilidad emocional THP - Ausencia de: Conductas autodestructivas Alteración de la identidad Sentimientos crónicos de vacío Figura 3. Diferencias entre trastorno límite y trastorno histriónico. Trastorno dependiente de la personalidad Como se representa gráficamente en la figura 4, tanto en el trastorno límite como en el trastorno dependiente de la personalidad existe un fuerte temor al abandono, lo que puede provocar en muchas ocasiones una gran confusión y que pacientes límite hayan sido en un primer momento considerados pacientes con trastorno dependiente. Aunque es cierto que comparten esta característica, las conductas o consecuencias derivadas de estos sentimientos de abandonos difieren en gran medida. El paciente límite suele mostrar comportamientos dirigidos a evitar ese abandono, con respuestas exageradas de rabia, cuya consecuencia es una red social inestable. Sin embargo la persona dependiente en lugar de evitarlo responde con sumisión, realiza una sustitución de la relación anterior por otra nueva y presenta mayor estabilidad en sus relaciones interpersonales. 38 Universidad Pontificia de Salamanca - Respuestas de ira o rabia TLP - Lleva a cabo conductas para evitar el abandono -Relaciones interpersonales inestables Temor al abandono - Respuestas de sumisión TDP -Búsqueda de otra relación que reemplace a la anterior - Relativa estabilidad en las relaciones interpersonales Figura 4. Diferencias entre trastorno límite y trastorno dependiente. Trastorno narcisista de la personalidad En muchas ocasiones, la persona que padece un trastorno límite puede sentir un gran miedo al abandono ante críticas o desprecios, ya que son considerados como indicios de que esa situación de abandono pudiera llegar a darse, lo que a su vez provoca esas reacciones intensas de ira. Sin embargo el paciente narcisista concibe las críticas o desprecios como una humillación, lo que a su vez aumenta el sentimiento de inferioridad encubierto, pero en él no existe el miedo al abandono (ver figura 5). 39 Universidad Pontificia de Salamanca Consecuencia de: TLP - Miedo al abandono -Amenaza o personalidad Reacciones de ira ante críticas o desprecios TNP juicio de su Vivencia de humillación que desemboca en sentimientos de inferioridad - Mayor control de impulsos -Mayor integración del autoconcepto - Ausencia de conductas autodestructivas - Ausencia de miedo al abandono - Creen merecer un trato especial Figura 5. Diferencias entre trastorno límite y trastorno narcisista. Trastorno esquizotípico de la personalidad El trastorno límite y esquizotípico de la personalidad también comparten algunos elementos. Entre ellos se encuentra la existencia de ideas paranoides y problemas en las relaciones interpersonales. En el TLP estas ideas tienen lugar de forma breve y únicamente ante situaciones de presión o estrés y tienen su origen en el miedo al abandono. En cambio, en el trastorno esquizotípico es característica la existencia de estas ideas de forma casi permanente sin responder a factores emocionales. Por otro lado, toda la sintomatología y conductas del paciente límite tiene como consecuencia una inestabilidad en las relaciones personales entre otras cosas; el paciente esquizotípico podría entablar relaciones íntimas y de confianza pero existe una ausencia de interés. Estos rasgos diferenciales se expresan en la figura 6. 40 Universidad Pontificia de Salamanca TLP Existencia de ideas paranoides TEP Suelen ser pasajeras y surgen ante situaciones estresantes o miedo al abandono Relativamente estables No se asocian a intensos síntomas afectivos TLP Fracaso en las relaciones sociales Problemas en las relaciones interpersonales TEP Falta de interés en las relaciones sociales Figura 6. Diferencias entre trastorno límite y trastorno esquizotípico. 41 Universidad Pontificia de Salamanca 8. TRATAMIENTO 8.1 TRATAMIENTO PSICOTERAPÉUTICO Terapia cognitivo- conductual El enfoque de Beck y Freeman (1995) está orientado al cambio de pensamientos, ya que lo consideran el origen de la conducta y emociones. Por tanto, la terapia se basa en la modificación de errores de pensamiento o distorsiones cognitivas, esquemas y pensamientos negativos o automáticos. Aunque las técnicas cognitivas suelen centrarse en el aquí y ahora, sin embargo en los trastornos de personalidad se consideran las experiencias previas para conseguir una mayor comprensión de la creación y desarrollo de esas creencias nucleares o esquemas cognitivos (Grupo de trabajo de la guía de práctica clínica sobre el trastorno límite de personalidad, 2011). En concreto, en los pacientes con trastorno límite se realiza un mayor énfasis en los pensamientos dicotómicos, ya que según Beck (1995) es el error de pensamiento más definitorio de este trastorno: desempeña un papel importante en las relaciones extremas, en los abruptos cambios de ánimo característicos del TLP y genera muchos dilemas Las técnicas cognitivo-conductuales se han utilizado con más frecuencia para tratar síntomas concretos que comportamientos globales. Sin embargo algunas técnicas como entrenamiento en relajación, técnicas de imaginación, modelado, economía de fichas o entrenamiento en habilidades sociales han resultado eficaces en el tratamiento de los trastornos de personalidad (Caballo, 2001). Según Beck y Freeman (1995) las creencias básicas que se observan en terapia y podrían definir este trastorno son tres: 1. “ El mundo es peligroso y malo“ 2. “Soy impotente y vulnerable” 3. “ Soy intrínsecamente inaceptable” Beck y Freeman (1995) proponen seis pasos en el tratamiento del trastorno límite: 42 Universidad Pontificia de Salamanca 1. Fomentar una relación de confianza con el paciente 2. Reducir el pensamiento dicotómico 3. Control creciente de las emociones 4. Mejorar el control de la impulsividad 5. Fortalecimiento en el sentido de identidad 6. Abordar los supuestos de base Aunque es un tipo de terapia muy extendida actualmente, no existen estudios publicados que avalen la eficacia de esta terapia aplicada al TLP hoy día (Quiroga y Errasti, 2001). Terapia cognitiva centrada en esquemas Young en 1994, desarrolló la terapia cognitiva centrada en esquemas para el tratamiento de los trastornos de personalidad. Está enfocada a la identificación y modificación de esquemas cognitivos disfuncionales creados y desarrollados en la infancia, los cuales son excesivamente rígidos, han servido como guía u orientación para el posterior procesamiento de la información (mantenimiento de esos esquemas) y cuya consecuencia es un estilo habitual de afrontamiento disfuncional. Los esquemas que están presentes en la infancia en personas con trastorno límite son (Caballo, 2001): Miedo al abandono Falta de amor La dependencia No sentirse como sujeto individual e independiente Ausencia de confianza Carencia o falta de autodisciplina Temor a no manejar las emociones Sentimientos excesivos de culpa Privación emocional Algunas diferencias con respecto a la terapia de Beck son: Mayor importancia otorgada a la relación terapéutica. 43 Universidad Pontificia de Salamanca Mayor énfasis del funcionamiento interpersonal y emocional Las experiencias en la primera infancia como determinantes de la conducta adulta Realizan mayor número de sesiones Mayor uso de la confrontación (Escribano Nieto, 2006) Terapia cognitivo- analítica Es una terapia integradora y breve, desarrollada por Ryle en los años 80. Tiene su origen en las relaciones objetales del psicoanálisis y la corriente cognitivo-conductual y se combinan elementos de diferentes marcos teóricos. Se denomina analítica porque intenta acceder a elementos que no son accesibles de manera consciente y cognitiva porque se promueve la capacidad de autoreflexión y la adquisición de un mayor control de sus pensamientos, emociones y conductas (Rodríguez-Moya & Fernández-Belinchón, 2013). Realiza una comprensión del trastorno límite desde el “Modelo de los múltiples estados del self”. Tiene en cuenta el trastorno límite como una forma de daño más severa y generalizada para el yo, en el cual los períodos de privación, negligencia o abuso y el posterior desarrollo de un trauma en la infancia provocaría una disociación de los distintos estados del self, deterioro de la capacidad de autoreflexión, de las relaciones interpersonales y del sentido de identidad entre otros (Grupo de trabajo de la guía de práctica clínica sobre el trastorno límite de personalidad, 2011). Según el servicio madrileño de salud, (2009), los objetivos de la terapia son: Identificación de roles recíprocos internalizados Descripción y corrección de los patrones interpersonales desadaptativos. Realizar una descripción y asociación entre los distintos estados del self. Terapia dialéctico- conductual La creadora de esta terapia es Marsha Linehan. Está basada en un modelo biosocial, según el cual el origen del trastorno se sitúa en factores biológicos, psicológicos y 44 Universidad Pontificia de Salamanca sociales. A partir de aquí desarrolla la terapia dialéctico-conductual con una perspectiva que incorpora a los modelos conductuales la filosofía dialéctica y técnicas de meditación. Sitúa la etiología del trastorno en una disfunción de la regulación emocional, a su vez resultado de la interacción de irregularidades biológicas y entornos disfuncionales o invalidantes. El término dialéctica hace referencia a los conflictos y tensiones que son necesarios para la aceptación de los pacientes en un contexto que a la vez les impulsa al cambio. (Servicio madrileño de salud, 2009). Aunque inicialmente se desarrolló para pacientes depresivas con una presencia elevada de conductas autolíticas, actualmente es la única terapia existente dedicada exclusivamente al tratamiento del trastorno límite y la que mayores niveles de eficacia ha demostrado. Las características fundamentales definitorias de esta terapia son (Servicio madrileño de salud, 2009): 1. Énfasis en la aceptación y validación de la conducta actual 2. Abordaje de las conductas que pueden obstaculizar la terapia 3. Importancia dada a la relación terapéutica 4. La aceptación y cambio como resultado de un proceso dialéctico. El programa de tratamiento consta de un año de terapia individual, en concreto una hora semanal y un grupo de habilidades (2-3 horas semanales) y su objetivo primordial es el manejo de la conducta suicida y parasuicida, aunque también en menor medida se tienen en cuenta otras conductas que obstaculizan la terapia, la calidad de vida, objetivos personales, habilidades interpersonales, etc. (Quaderns de salut mental sobre el trastorno límite de la personalidad, 2006). Aunque según los resultados del metaanálisis llevado a cabo por el grupo de trabajo de la guía de práctica clínica sobre el trastorno límite de personalidad (2011), no existe suficiente evidencia para recomendar la terapia a pacientes con TLP, sí se aconseja para reducir los intentos de suicidio, ideas suicidas, sintomatología depresiva y probabilidad de abandono de la terapia y de ingreso psiquiátrico. 45 Universidad Pontificia de Salamanca Terapia basada en la mentalización Es una terapia de corte psicodinámico, desarrollada por Bateman y Fonagy para el tratamiento del trastorno límite y fundamentada en la teoría del apego de Bowlby. Bateman y Fonagy (2006) definen la mentalización como la capacidad para percibir e interpretar la conducta como vinculada a estados mentales intencionales (Sánchez Quintero & Vega, 2013). Consideran la incapacidad de mentalización el elemento fundamental en el desarrollo del trastorno límite cuyo origen se encuentra en una alteración en el desarrollo del apego. Por lo tanto, los objetivos terapéuticos son (Servicio madrileño de salud, 2009). Mejora de la capacidad de mentalización y autorreflexión Promover visiones del mundo más complejas y flexibles Incrementar la comprensión interpersonal Ampliar el manejo y expresión emocional Integración coherente del autoconcepto Psicoterapia focalizada en la transferencia Se trata de una terapia desarrollada por Kernberg, de orientación psicodinámica e integra elementos de la teoría de las relaciones objetales. Hace hincapié en la difusión de la identidad de la persona borderline y la existencia de mecanismos de defensa primitivos y un juicio de realidad deteriorado y pone especial énfasis en la transferencia y contratransferencia producida en la relación terapeutapaciente, ya que entiende que estas tendencias en las relaciones interpersonales son propensas a darse también en la terapia Pretende, en una situación controlada, reactivar las relaciones de objeto internalizadas disociadas para posteriormente en la relación de transferencia integrarlas en una identidad más plena (González Baz, 2014). Por tanto los objetivos del tratamiento están orientados al tratamiento de la difusión de identidad, los mecanismos de defensa y una identidad coherente e integrada de sí mismo, es decir, como explica Pérez (2011),”está orientada a disminuir los síntomas, 46 Universidad Pontificia de Salamanca promover un cambio a nivel del sentido de sí mismo del paciente y de los otros y en última instancia, a integrar las representaciones escindidas del self y del objeto“(p. 22). Terapia icónica para la estabilización emocional Esta terapia surge en 1999 y se consolida en 2002 para aplicarla a pacientes emocionalmente inestables. El desarrollo de la terapia se fundamenta en: 1. Modelo explicativo. Se realiza una explicación de las conductas inestables puestas en marcha habitualmente que surgen como consecuencia de la frustración. Son clasificadas en: Conductas inadaptadas. Engloba las conductas autoagresivas, heteroagresivas o de escape que facilita el insight del paciente. Conductas secundarias o compensatorias. Se encuentras las conductas de manipulación y proceso de idealización- devaluación. Factores de vulnerabilidad o predisposición: baja autoestima, pensamiento dicotómico, esquemas cognitivos negativos y dependencia. 2. Modelo terapéutico. Aprendizaje de estrategias de autocontrol mediante técnicas y estrategias cognitivoconductuales. Por ejemplo del “distanciamiento emocional se pasaría “solución de problemas” cuando la persona se encontrara en un estado adecuado. Además todos estos contenidos y estrategias que se deben seguir, mencionados anteriormente quedan representados mediante imágenes y flechas que le indican al paciente el tipo de conductas de afrontamiento que debe llevar. Lo que se pretende que el paciente de manera visual, pueda evocar con mayor facilidad los contenidos trabajados en la terapia en momentos considerados clave. 8.2 TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO Actualmente no existe ningún tratamiento específico para pacientes con trastorno límite, sino que como indica Escribano Nieto (2006), en relación a los síntomas 47 Universidad Pontificia de Salamanca preponderantes se decide el tipo de tratamiento más conveniente. En cualquier caso, el tratamiento farmacológico siempre debe estar acompañado de una psicoterapia. Estabilizadores del estado de ánimo o anticonvulsivos. Son utilizados en la sintomatología del trastorno bipolar y se utilizan para el tratamiento de la inestabilidad afectiva, aunque también han demostrado ser eficaces para la impulsividad, sintomatología depresiva, agresividad y conductas autolesivas. Antidepresivos. Son frecuentemente utilizados para reducción de la disforia, irritabilidad y comportamientos autolesivos. Los más estudiados son los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (IRSS) y son considerados el tratamiento más conveniente junto con los estabilizadores del estado de ánimo (Servicio madrileño de salud. Guía del Trastorno Límite de la Personalidad, 2009). Sin embargo, los antidepresivos IMAO presentan bastantes riesgos en personas con esta patología. Antipsicóticos. Son utilizados para tratar los síntomas cognitivos como la ideación paranoide y referencial, ilusiones, episodios de desrealización o síntomas de tipo alucinatorio (Escribano Nieto, 2006). Ansiolíticos. Las benzodiacepinas se utilizan para el tratamiento de la ansiedad elevada, aunque en algunos casos como explica el servicio madrileño de salud (2009), ha tenido un efecto de desinhibición conductual, especialmente con alprazolam y es más conveniente el uso de anticomiciales que disminuyen la ansiedad y también tienen un efecto concreto sobre la disforia. . 48 Universidad Pontificia de Salamanca 9. MITOS SOBRE EL TLP A continuación se exponen algunas creencias erróneas que suelen estar presentes tanto en pacientes con esta patología como en el ámbito social y son normalmente aceptadas sin que su veracidad sea cuestionada. Sin embargo es muy importante tenerlas en cuenta ya que la presencia de estas ideas afecta enormemente a la evolución, pronóstico del tratamiento y recuperación del paciente y normalmente favorecen los sentimientos de culpa y la desesperanza. Sólo las mujeres tienen TLP. Esta idea es falsa, ya que hombres y mujeres pueden presentar esta patología, aunque es cierto que en los hombres se suele diagnosticar más frecuentemente el trastorno antisocial de la personalidad. Diversos estudios han demostrado que incluso cuando ambos cuadros son prácticamente idénticos los profesionales de la salud tienen una mayor tendencia a diagnosticar trastorno límite más frecuentemente a mujeres (Mason & Kreger, 2012). El TLP no se puede tratar o los pacientes con TLP no mejoran. Desde la aparición oficial de este trastorno en el DSM-III en 1980 se ha generado un gran debate entre profesionales acerca del tratamiento y pronóstico. La aceptación de una postura tan negativa hacia estos pacientes y sus posibilidades de tratamiento provoca el efecto de “profecía autocumplida” (Mosquera, 2013). La falta de información de los clínicos durante y después de su formación, la dificultad de clasificación de este trastorno, su uso como “cajón de sastre” y las características de estos pacientes pueden derivar en la consideración de trastorno como intratable. Sin embargo, aunque es cierto que requiere un arduo trabajo, pueden mejorar con un tratamiento interdisciplinar adecuado. No existe el TLP. Esta idea es falsa y está demostrada por numerosos estudios la alta prevalencia de este trastorno en la sociedad. 49 Universidad Pontificia de Salamanca Según Pascual-Mateos (2008), otros estudios más recientes realizados en poblaciones clínicas muestran que entre el 30% y el 60% de los pacientes con trastornos de la personalidad presenta este trastorno. Esta idea puede tener su origen en el desconocimiento de las nuevas investigaciones, la creencia de que es un subtipo de otra enfermedad como por ejemplo el Trastorno Bipolar o descartar la idea de diagnosticar a un paciente de borderline porque piensan que es demasiado estigmatizante (Mason & Kreger, 2012). Las personas con TLP son manipuladoras. Aunque en numerosas situaciones familiares o personas cercanas al paciente límite puedan sentirse manipulados o encontrarse en situaciones sin salida, no se trata de una manipulación consciente e intencionada. Normalmente estas personas encuentran en las conductas autolesivas, ataques de rabia, etc., una vía de escape para afrontar el dolor emocional. El TLP está provocado por abusos en la infancia. Sólo 1/3 de la población con TLP tiene una historia de abuso severo y extendido y además solo un 20% de los individuos con historia de abusos severos pasa a tener psicopatología grave de adultos (Kernberg & Yeomans, 2013). 50 Universidad Pontificia de Salamanca 10. CONCLUSIONES En primer lugar se ha realizado un breve repaso por las definiciones de diversos autores sobre el trastorno límite, destacando a Stern quien formalizó el concepto “borderline” o a Kernberg con su aportación de la organización borderline de la personalidad. Posteriormente se ha profundizado en la descripción y diagnóstico del trastorno límite teniendo en cuenta tanto la definición del DSM y CIE (considerados como las clasificaciones establecidas por consenso) como aquellos modelos que tienen en cuenta los trastornos de personalidad y sus patologías como excesos de ciertos rasgos o dimensiones (entre las que se encuentran el enfoque de los cinco grandes factores, el modelo de Cloninger o la teoría de Millon entre otras). También se ha expuesto cómo la agrupación de diversos factores se interrelacionan para la aparición del TLP (ya que no existe un único factor preponderante). Para ello se ha presentado la etiopatogenia del trastorno desde distintos enfoques, entre los que se encuentran los modelos centrados en la teoría del apego, teoría de la mente, modelos biosociales, psicosociales y neurobiológicos. Igualmente se ha tratado la elevada incidencia del TLP, ya que representan del 30 al 60 % de la población clínica con trastornos de personalidad; además las conductas autolesivas están presentes entre el 60 y 80% de los pacientes y el suicidio alrededor del 9 o 10% (400 veces la tasa de suicidio de la población general), lo que suponen cifras alarmantes. Por otro lado también se ha indagado en la elevada comorbilidad del TLP con otros trastornos tanto del Eje I como del Eje II (siguiendo la clasificación del DSM- IV) ya que la elevada coexistencia con el trastorno depresivo mayor, trastorno de la conducta alimentaria, trastorno de conductas adictivas y TDAH implican una peor detección, evolución y tratamiento del trastorno. Asimismo es importante realizar un adecuado diagnóstico diferencial ya que la sintomatología compartida con otros cuadros, la dificultad de clasificación y delimitación, y la comorbilidad con otros trastornos promueve, entre otras cosas, que la mayoría de pacientes límite reciba un mayor número de diagnósticos (entre el 80% y 90% de pacientes con trastorno límite tienen otro diagnóstico añadido y el 40% tienen 51 Universidad Pontificia de Salamanca dos o más). Para esclarecer las semejanzas y diferencias entre el TLP y los demás trastornos de personalidad se han realizado diferentes representaciones gráficas como se puede observar en el apartado 7.2 (Diagnóstico diferencial del TLP con los trastornos del Eje II). Además para que el tratamiento de esa patología resulte eficaz éste debe ser interdisciplinar y personalizado a cada paciente dependiendo del momento en el que se encuentre, destacando la terapia cognitivo conductual de Beck y Freeman, la dialéctica conductual de Linehan o la terapia icónica para la estabilización emocional entre otras. Para finalizar, existen distintas creencias erróneas sobre estos pacientes y el trastorno límite que suelen ser aceptadas por profesionales de la salud sin cuestionar su veracidad y que deben ser erradicadas, ya que pueden afectar a la evolución, pronóstico y recuperación del paciente y favorecen la culpabilidad y desesperanza. Resumiendo, la clasificación de la mayoría de autores como un trastorno difícil se debe a las características y variabilidad intraindividual que presentan estos pacientes y la comorbilidad y la dificultad de detección del TLP. Por ello, es necesario establecer una adecuada delimitación y diagnóstico del trastorno, tener en cuenta los diversos factores que se interrelacionan para su aparición y conocer la coexistencia con otras patologías y su características diferenciales, favoreciendo de esta manera la prevención, detección y tratamiento. 52 Universidad Pontificia de Salamanca 11. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Aaronson, C.J., Bender, D.S., Skodol, A.E. & Gunderson, J.G (2006). Comparison of Attachment Styles in Borderline Personality Disorder and Obsessive-Compulsive Personality Disorder. Psychiatric Quarterly, 77(1), 69-80. doi:10.1007/s11126-0067962-x. Adler, G. (1981). The borderline- narcissistic personality disorder continuum. Am J Psychiatry, 138 (1), 46-50. American Psychiatric Association. (2013). Guía de Consulta de los Criterios diagnósticos del DSM-5. Madrid: Médica- Panamericana. Arias Cárdenas, F. et al. (2013). 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Me hizo mucho daño, porque al día anterior había comenzado a creer que realmente me quería. Cuando el teléfono finalmente sonó sobre las diez de la noche, ya había decidido romper con él, deshacerme de él antes de que él se deshiciese de mí. Resultó que todavía estaba viendo la película. Me sentí tan ridícula… pero el dolor, el miedo y el retorcido terror en mi interior eran muy reales.” (Mason & Kreger, 2012, p. 28) También es característica la alteración de identidad; la búsqueda de un sentido coherente de ellos mismos es interminable. “¿Que cómo soy? La verdad es que no lo sé. No tengo claro lo que quiero, ni lo que me gusta ni lo que puedo llegar a hacer. Un día me levanto pensando que sé quien soy o que tengo claro lo que quiero, pero enseguida me doy cuenta, de que me estoy moviendo por algo que he visto o escuchado. Por ejemplo, un día me pongo a ver una película y me encuentro fantaseando con su argumento, pensando que podría llevar la vida de la protagonista. Otro día escucho a una persona que me resulta interesante y cuando me doy cuenta la estoy imitando (sus gestos, su manera de hablar, sus gustos…). Al final nunca soy yo, pero es que no sé serlo, ¿qué es eso?, ¿quién soy?, ¿qué me gusta realmente?, ¿qué voy a hacer con mi vida? No tengo ni la más mínima idea. Eso me gustaría saber a mí, ¿me puedes contestar tú?”. (Mosquera, 2013, p. 61) 60 Universidad Pontificia de Salamanca El siguiente fragmento lo escribió el novio de una paciente con trastorno límite. “Conocí a mi ex novia cuando yo tenía 29 años y ella 31. Yo había tenido dos relaciones largas de varios años bastante “normales”, tranquilas y con respeto mutuo. Nada me preparaba para lo que iba a llegar. Con el tiempo empiezan a aparecer las primeras señales, subidas de tono repentinas, ataques emocionales a mi persona, etc. Como uno sabe que las relaciones a veces tienen altibajos, lo intenta justificar pensando que la otra persona tendrá un mal día, que serán algo aislado, etc. Pero lejos de ser aislado, se venía repitiendo con ataques verbales cada vez más violentos. Alternaba días en los que me trataba muy bien con ataques de ira inexplicables y repentinos que me dejaban destrozado. Yo me dejé la piel por ayudarla y entenderla,, dejé de lado mi trabajo, familia, amigos… ella era el centro y lo que más me importaba, pero sólo servía para que la próxima explosión fuera más violenta” Obtenido de http://www.sin-limite.org/forum/topics/testimonio-ex-pareja-de-tlp A continuación se expone un ejemplo de pensamiento dicotómico. “Soy Border por eso. Si pudiera definir mi forma de vida en tres palabras, estas serían: todo o nada. Un día la vida es para mí una eterna fiesta, llena de risas y bromas, donde nada es tan serio ni tan importante pero al siguiente me parece más cruel de lo que de verdad es. Por eso no te preocupes si estoy riendo a carcajadas y al instante suelto el llanto... es "normal" y pasará. No acepto relaciones a medias, a la gente que quiera estar conmigo le pido estar "conmigo o en mi contra", a cambio doy exactamente lo mismo. A veces dudo de que mi existencia real, me pregunto si mi existencia es de verdad o soy parte de un sueño o una película de la que yo no soy la protagonista... Soy capaz de cuidar mi salud hasta la exageración o llegar a lastimarme tanto, que te quitaré el sueño. 61 Universidad Pontificia de Salamanca ¿Qué quieres que sea? ¿Con quién quieres estar? puedo ser lo que te dé la gana: dulce o tosca; discreta como una tumba o la más chismosa que pueda existir. Precavida o bien, osada a tal punto que temerás por mi vida. Seré lo que te haga feliz... mientras quieras estar contigo. De un instante al otro me puedo volver violenta y agresiva, cuando eso ocurre no entiendo razones, por favor no intentes calmarme, aléjate Un día me tiraría de un paracaídas, solo para que me veas, y mañana me escondería en un rincón de mi recámara, de ti y del mundo. Puedo ser una grandísima mentirosa... o lastimarte con mi sinceridad.. Te sorprenderá saber –porque lo sabrás- que tu puedes tener una idea acerca de mi personalidad y otras personas otra completamente distinta, aunque ambos tengan fundamento.. Poseo una extraña y desarrollada facilidad de ver tus puntos débiles y también los fuertes, entonces cuídate, porque lo que digas o hagas muy probablemente algún día será usado en tu contra. Puedo convencerte de algo, aun cuando ni yo misma esté convencida de ello. Hoy quiero pasar el resto de mis días contigo, sin embargo mañana me puedo arrepentir. Si un día te digo que no te quiero volver a ver no te sientas culpable, porque no lo eres también eso es frecuente. Algo puedo asegurarte, nadie sufre más que yo. Solamente hay una cosa que no cambia, quiero superar esto”. Extraído de https://www.trastornolimite.com/tlp/ii-por-favor-ayudame-testimonio 62 Universidad Pontificia de Salamanca