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González EH, et al • Infección urinaria nosocomial... artículo original/artigo original Infección urinaria nosocomial en el paciente con vejiga neurogénica Nosocomial urinary infection in patients with neurogenic bladder Elizabeth Hernández González1 Francisca Zamora Pérez2 Margot Martínez Arroyo3 Esteban Alberti Amador4 MD, Especialista 2do grado Medicina Interna, Master en Infectología y Medicina Tropical. Clínica Lesiones de la Médula Espinal, Centro Internacional de Restauración Neurológica. Ciudad de la Habana. Cuba. 2 MD, Especialista 2do grado Medicina Interna, Master en Nutrición. Clínica Lesiones de la Médula Espinal, Centro Internacional de Restauración Neurológica. Ciudad de la Habana. Cuba. 3 MD, PhD, Especialista 2do grado Inmunología. Profesor Titular. Laboratorio Microbiología. Centro Investigaciones Médico-Quirúrgicas. C. Habana, Cuba. 4 MD, PhD, Especialista 2do grado Microbiología. Profesor Titular. Investigador Auxiliar. Departamento Biología Molecular. Centro Internacional Restauración Neurológica. C. Habana, Cuba. 1 Rev Panam Infectol 2008;10(1):13-19 Conflicto de intereses: ninguno Recibido en 5/6/2007. Aceptado para publicación en 26/11/2007. Abstract In the clinic for the attention of spinal cord injured (SCI) patients, the Urinary Tractus Infections (UTI) are the causes of high incidence and prevalence rates as a consequence of multiple risk factors associated with the neurogenic bladder. Objectives: To describe forms of presentation of UTI in spinal cord lesioned patients with neurogenic bladder as well as their microbiological and epidemiological behaviour. Patients and Method: We performed a descriptive; retrospective-type study on 28 patients in order to evaluated and schedule a neurorestorative treatment for the affectation of the SCI. They all received clinical, imaging test and bacteriologic assessment, to determine risk factors, anatomic and microbiological behavior. Results: The most frequent forms of presentation of infections are: recurrent symptomatic bacteriuria. Most acute germs are: Escherichia coli (for a 60% of isolation), followed by P. mirabilis (14%), Klebsiella pneumoniae, Staphylococcus coagulase negative and Enterococcus faecalis (11%). Sensitiveness to aminoglycosides was kept high, where we observed a growing resistance to sulphas (>70%) and fluoroquinolones (>45%) as well as the frequent circulation of multirresistant microorganisms. Conclusions: Clinical peculiarities of urinary infections in the patient with neurogenic bladder, allow to perform more adequate strategies for treatment as to the clinical, microbiological and epidemiologic criteria. Key words: Urinary tract infections, spinal cord injures, E. coli, neurogenic bladder. Resumen En la Clínica de atención a pacientes lesionados medulares espinales (LME), las Infecciones del tractus urinario (ITU) alcanzan una alta incidencia y prevalencia como consecuencia de múltiples factores de riesgo asociados a la vejiga neurogénica. Objetivos: Este estudio tiene como objetivo describir las formas clínicas de presentación de las ITU en pacientes con LME así como el comportamiento microbiológico y epidemiológico de las mismas. Pacientes y Método: Realizamos un estudio descriptivo, de tipo retrospectivo a 28 pacientes con LME, que se encontraban hospitalizados para evaluación y tratamiento neuro-restaurativo. A los mismos se les realizaron estudios clínicos (imagenológicos, cultivo de orina, vaginal y uretral) para definir posibles factores de riesgo para la infección. Resultados: La bacteriuria sintomática recurrente fue la forma más frecuente de presentación. Los gérmenes aislados fueron: Escherichia 13 Rev Panam Infectol 2008;10(1):13-19 coli en el 60% de los aislamientos, seguido por Proteus mirabilis en el 14%, Klebsiella pneumoniae, Staphylococcus coagulasa negativa y Enterococcus faecalis, 11%. La sensibilidad a los aminoglucósidos se mantiene alta, aunque se observa una creciente resistencia a las Sulfas (>70%) y a las quinolonas (>45%) además, de reportarse un incremento de uropatógenos multirresistentes. Conclusiones: Existen particularidades clínicas de las ITU en pacientes con vejiga neurogénica, que necesitan adecuadas estrategias para el manejo clínico, microbiológico y epidemiológico de las mismas. Palabras clave: Infección urinaria, paraplejia, lesión medular espinal, E. coli, vejiga neurogénica. Introducción Las infecciones del tractus urinario (ITU) son una de las causas más comunes de infecciones bacterianas. El impacto que producen en el paciente varía en dependencia de las diferentes poblaciones que afecten, de acuerdo al sexo, la edad, la comorbilidad, las anormalidades anatómicas así como el medio donde se encuentre (ya sea en la comunidad o en el hospital), la sintomatología de las mismas (asintomáticas o sintomáticas) y su localización, ya sea superior o inferior. Existen algunas particularidades en la presentación de las ITU, en pacientes con vejiga neurogénica, cuya morbilidad o condición generalmente crónica, la convierte automáticamente en una infección complicada, de difícil manejo, que hace necesario conocer en profundidad la neuroanatomía y neurofisiología de la vejiga normal y patológica así como, disponer de recursos diagnósticos adecuados y un manejo terapéutico multidisciplinario, donde los antibióticos juegan un rol fundamental; si tenemos en consideración la emergencia de los uropatógenos, en pacientes que necesitan nuevos ciclos de tratamientos por la recurrencia de los episodios de infección. Por otro lado, la vejiga neurogénica necesita con frecuencia de procedimientos invasivos para su evacuación, como los cateterismos intermitentes o permanentes, y pueden utilizar otros dispositivos asociados para el vaciamiento, así como sufrir complicaciones como litiasis, divertículos, cistitis crónica, reflujos vésico-ureterales, e insuficiencia renal, que pueden deteriorar la vejiga ya lesionada, siendo necesario en determinados pacientes, realizar procedimientos quirúrgicos desde la exploración endoscópica hasta la ampliación vesical con intestino.(1) En el medio hospitalario, según el estudio EPINE, la tendencia de las infecciones urinarias nosocomiales ha disminuido con relación al incremento de la incidencia de las infecciones respiratorias(2) y de otras localizaciones, como las del sitio quirúrgico y las bacteriemias. La tendencia actual en nuestra institución ha sido variable, con predominio de las mismas en relación a las respira- 14 torias en los últimos años, lo cual puede tener relación con las características clínicas de éstos pacientes,(3,4) donde además existen estadías hospitalarias prolongadas por encontrarse los pacientes, realizando un programa de tratamiento neuro-restaurativo. Desde el punto de vista patogénico, el tractus urinario de éstos pacientes presenta anormalidades anatómicas y funcionales, que predisponen a la colonización y posterior invasión del mismo. Esto es favorecido, por factores de virulencia de los uropatógenos (tipo de cepa, presencia de adhesinas o fimbrias tipo 1, fimbrias P y F), y a otros factores de patogenicidad dependientes del huésped: la presencia de reflujo vésico-ureteral, altos residuos pos-miccionales, tipo de grupo sanguíneo, la presencia de estado secretor entre otros. Las manifestaciones clínicas habituales de las ITU, están generalmente ausentes, por los trastornos de la sensibilidad que presentan los pacientes lesionados medulares, como son el ardor a la micción, el dolor hipogástrico o lumbar, la disuria o polaquiuria, tenesmo), y se manifiestan, en dependencia de si afecta o no el tractus urinario superior o inferior, por fiebre asociada o no a bacteriemia, molestias o dolores abdominales difusos, incontinencia de orina, incremento de la espasticidad, hiperreflexia autonómica, así comos cambios en las características físicas de la orina, con incremento de la turbidez y fetidez.(4) Tendencias actuales en el diagnóstico y comportamiento de las infecciones urinarias en pacientes con vejiga neurogénica por lesión de la médula espinal Las modernas técnicas neuro-quirúrgicas y de cuidados intensivos para pacientes en la fase aguda, hacen que cada vez más pacientes sobrevivan a una lesión medular traumática y por tanto, que más personas vivan con secuelas de las mismas, siendo las infecciones urinarias una causa de incremento de la morbilidad tanto a nivel de la comunidad, como en centros de rehabilitación.(4,5) La incidencia de ITU en pacientes con LME, varía acorde a la presencia de factores anatómicos y funcionales (como disinergia esfínter-detrusor, presencia de altas presiones vesicales, altos residuos pos-miccionales, reflujo vésico-ureteral, método de vaciamiento vesical, se trate de micción por rebosamiento o al pañal, a través de cateterismo intermitente o permanente (ya sea de larga o corta duración del mismo), por el uso de colector o condón, cateterismo limpio o métodos de estimulación vesical así como de factores relacionados con las características sociales, demográficas y las escalas funcionales de la discapacidad.(5) El criterio microbiológico tradicional de infección urinaria con >105 CFU/mL ha sido inaceptado por baja sensibilidad para el diagnóstico clínico de ITU en pacientes con LME. El consenso de la conferencia NIDRR González EH, et al • Infección urinaria nosocomial... recomendó los siguientes criterios para el conteo de uropatógenos en el diagnóstico de bacteriuria significativa en tales pacientes(6) y está basado en el método de vaciamiento vesical que se utilice: >102 CFU/mL para muestras de orina tomadas por cateterismo intermitente (CI) estéril; > 104 CFU/mL para muestras recogidas por colector o catéter-condón y cualquier concentración de uropatógenos detectable de muestras procedentes de sondas permanentes o aspiración suprapúbica. Estos criterios cuantitativos de bacteriuria tienen óptima sensibilidad y especificidad y enfatizan la necesidad de evaluar el método de drenaje de la vejiga para el diagnóstico y tratamiento de la misma.(7,8) La frecuencia de bacteriuria reportada para pacientes lesionados medulares es de 18,4 episodios pacientes-años, otros autores reportan que la incidencia en pacientes hospitalizados es de 2.72 episodios por 100 días-paciente o cerca de 10 episodios por pacientes-años.(4) De acuerdo al método de vaciamiento vesical,(5) se producen 2.72 episodios por cada 100 días-paciente con el cateterismo intermitente estéril, 0.41 episodios por cada 100 días-pacientes con el cateterismo intermitente limpio, 0.36 episodios por cada 100 dp con el uso del colector o condón en el hombre, en este caso se producen micciones por rebosamiento y 0.34 episodios por cada 100 dp mediante métodos de estimulación suprapúbica (Valsalva y Credé) en la mujer, así como 0.06 episodios por cada 100 dp, en vaciamientos normales. La incidencia general se estima en 0.68 episodios por cada 100 dp.(5,6-8) Las ITU adquiridas en el medio hospitalario contribuyen a la circulación de cepas bacterianas multirresistentes, la emergencia de algunos uropatógenos (como son las enterobacterias productoras de betalactamasas de espectro extendido) lo que incrementa la morbilidad y las complicaciones del tractus urinario superior e inferior, interfiere en los programas de rehabilitación, así como aumentan los costos económicos.(9-11) Basados en la guía de buenas prácticas clínicas para el tratamiento de la bacteriuria, en el paciente lesionado medular, las terapias antimicrobianas empíricas y profilácticas no son recomendadas.(12) Es necesario conocer el comportamiento clínico, microbiológico y epidemiológico de las mismas así como trazar estrategias que permitan un adecuado tratamiento en las diferentes formas de presentación, tanto en la comunidad como en el medio hospitalario, lo cual permitirá preservar el tractus urinario superior, reducir las presiones intravesicales, mejorar la continencia y reducir las infecciones, que son los objetivos más importantes en el manejo de pacientes con vejiga neurogénica y sus complicaciones como la cistitis crónica, el cáncer vesical, y el deterioro de la función renal.(13,14) Realizamos un estudio descriptivo retrospectivo a los pacientes hospitalizados e incluidos en el programa neuro-restaurativo de la clínica de lesiones raquimedulares del CIREN, con el objetivo de describir las tasas de incidencia de infecciones urinarias, según criterio de infección nosocomial,(15) las formas más frecuentes de presentación, los factores de riesgo asociados, el comportamiento microbiológico, así como los patrones de sensibilidad y resistencia que presentan los uropatógenos que circulan en el medio hospitalario. Pacientes y Métodos Pacientes: De los pacientes hospitalizados, fueron diagnosticados y reportados con infección urinaria intrahospitalaria, 28 pacientes lesionados medulares (CIREN), con más de 6 meses de evolución de la lesión, todos de etiología traumática, que previa semana de evaluación, se realizaron: examen físico, exámenes hematológicos, electrofisiológicos, psicológicos, imagenológicos (que incluye además, ecografía del tractus urinario y cistografía miccional o retrógrada y microbiológicos, urocultivo, exudado vaginal para las mujeres y uretral para los hombres, respectivamente), que presentaban criterio para realizar programa de tratamiento, y que por tanto se mantuvieron hospitalizados al menos entre 4-12 semanas. Recolección de muestras: La orina para estudio microbiológico se obtuvo mediante cateterismo intermitente estéril o mediante sonda permanente, realizándose la inserción aséptica del catéter y utilizando sistemas cerrados, (en el caso de la sonda permanente), la cual fue sustituida en las 6 horas previas al estudio, pinzándose la misma para obtener orina de retención de 3 horas, lo cual es recomendado para reducir la contaminación de las muestras (según el manual de normas y procedimientos de la clínica). Procesamiento de las muestras: Para el diagnóstico bacteriológico en la orina, se adicionaron 500 µL de orina en frascos de calidad óptica que contenían un medio de cultivo líquido (DIRAMIC KIT Diagnóstico),(16,17) basado en un programa informático, que consta de un sistema analítico de fluidos, que detecta crecimiento bacteriano utilizando un principio conductimétrico; la detección del crecimiento bacteriano se basa en los cambios de las características nefelométricas del caldo inoculado, evidenciándose luego de una inoculación durante 4 horas a 37oC. Para determinar la susceptibilidad antimicrobiana in vitro de las cepas aisladas, se utilizó el sistema Diramic 6.0, cuya lectura de los resultados se lleva a cabo introduciendo un sensor de fluidos en cada pocillo de la microplaca, donde previamente se colocan los discos con antimicrobianos, así como por el método tradicional de difusión en disco desarrollado por Kirby-Bauer(18) para la evaluación de las 15 Rev Panam Infectol 2008;10(1):13-19 Tabla 1. Factores de riesgos locales y sistémicos para ITU en pacientes con vejiga neurogénica No. pacientes % Catéter permanente Factor de riesgo 2 7,14 Divertículos y pseudo-divertículos 2 7,14 Litiasis vesical o renal 2 7,14 Procdto diagnóstico (cistografía previa) 6 21,4 Cateterismo intermitente 21 75 Procedimiento quirúrgico previo 1 3,5 Immuno-depresión 1 3,5 Vejiga neurogénica solamente 3 10,5 cepas de Enterococcus sp así como para patógenos multirresistentes. Resultados y Discusión De los 28 pacientes estudiados, el 57,1% son adultos jóvenes, comprendidos entre 15-30 años, y el 32,1% entre 31-45 años, por ser las lesiones medulares de 16 origen traumático, y dentro de éstas, las causadas por accidente automovilístico o herida por arma de fuego, la causa más frecuente que produce discapacidad en la población joven. En cuanto al nivel de lesión, 18 pacientes presentaban lesiones dorsolumbares, con paraplejia secuelar y 10, lesión cervical, con cuadriplejia; 12 de estos pacientes, eran del sexo femenino y 16 del sexo masculino, lo cual tiene un comportamiento epidemiológico similar a los reportes que se realizan.(3,19) Las ITU representan el 53.9% de las infecciones nosocomiales reportadas en éste período, con una tasa de incidencia de 4-5 episodios por cada 1000 días-pacientes y una incidencia acumulada de 17 por cada 100 egresos, lo cual puede tener relación con los factores de riesgo ya descritos, así como por tratarse de pacientes con estadías hospitalarias prolongadas, no obstante existen escasos reportes en la literatura sobre instituciones con similares características.(5) Las formas clínicas de presentación de la ITU más frecuente en el grupo estudiado (grafico 1), fue la bacteriuria sintomática con o sin cambio de germen, reportada en el 67% de los pacientes y la pielonefritis aguda (PNA) reportada en el 17,8%, predominando en los hombres, ya que aunque las infecciones urinarias son más frecuentes en la mujer en este grupo de edad, en este caso, las lesiones medulares se observan con más frecuencia en hombres y por tanto, la muestra también estuvo constituida predominantemente por pacientes del sexo masculino. Por otra parte, el 50% del grupo de mujeres, presentó vaginosis bacteriana asociada a la bacteriuria (6/12), que pudiera estar relacionada patogénicamente con el episodio de bacteriuria sintomática en las mismas (9/12). Estos hechos pueden explicarse por el riesgo “anátomo-fisiológico” adicional que presenta el sistema urinario femenino, con uretra más corta, las relaciones sexuales y los frecuentes fenómenos de incontinencia rectal, que en la mujer parapléjica, favorecen la colonización del periné y el introito vaginal, lo cual es el primer paso para el posterior ascenso e invasión de los uropatógenos, de los tejidos del sistema urinario.(20-21) Los patógenos predominantes en tales estos episodios fueron: E. coli, encontrado en el 60% de los aislamientos (grafico 2), K. pneumoniae y P. mirabilis (11% y 14% respectivamente), y gérmenes Gram positivos: S. coagulasa negativa y E. faecalis (11 %), y aunque no existe una diferencia importante con la etiología de ITU en pacientes sin LME, en éste último grupo, el predominio del E. coli es habitualmente mayor del 80% en relación a otros patógenos.(22) La orquiepididimitis y la uretritis se reportó aisladamente (1/28), ya que están producidas más frecuentemente por otras etiologías como por Chlamydia trachomatis y Neisseria gonorrhoeae,(23) de transmisión sexual, y que González EH, et al • Infección urinaria nosocomial... son menos prevalentes en éstos pacientes. Los factores de riesgo más frecuentes relacionados con los episodios de ITU por orden decreciente (tabla 1): el uso del cateterismo intermitente, que realizan el 75% de los pacientes, los procedimientos diagnósticos previos como la cistografía miccional o retrógrada (21.4%) así como el uso de la sonda permanente, la presencia de anormalidades anatómicas en la pared vesical (divertículos o pseudodivertículos) y la litiasis (7.1% respectivamente); otros antecedentes como procedimientos quirúrgicos previos, aunque son frecuentemente relacionados, sólo ocurrió en un paciente. El uso del sondeo permanente, presente en 2/28 pacientes, y que es un factor asociado con alta incidencia de bacteriuria, se incrementa en dependencia de la duración del mismo hasta 8,1% por cada día-sonda, según algunos reportes,(1,24) no ha sido un hecho común en este estudio, ya que los pacientes incluidos en el mismo realizan programa de rehabilitación, que incluye la esfera vesical y el sondeo permanente se limita a la menor duración posible, y sólo en situaciones muy particulares, ya que la rehabilitación de la vejiga es uno de los objetivos básicos de programa. Otros factores como el tiempo de evolución de la lesión medular, condiciones socioeconómicas y demográficas, presencia de altas presiones vesicales o altos residuos pos-miccionales, no fueron analizados en este grupo de pacientes. No se encontró presencia de reflujo vésico-ureteral en ningún paciente estudiado, factor de riesgo reconocido que se asocia a UTI recurrente y a episodios de PNA, y que se reporta con una prevalencia de 10% en lesionados medulares, sobre todo en pacientes con nivel de lesión T10-L2. El estudio convencional para demostrar la presencia de reflujo es la cistografía miccional, que puede en ocasiones tener limitaciones para demostrar el mismo, necesitándose estudios seriados y dinámicos, para ver la fase miccional y pos-miccional, la cual no se logra con frecuencia en éstos pacientes; de ahí que existe la posibilidad de que no se pudiera demostrar la presencia del mismo en algún paciente estudiado o que sea necesaria una muestra mayor de pacientes.(1,25) Con respecto a la susceptibilidad de los uropatógenos (gráfico 3) el E. coli mostró una sensibilidad a la amikacina y a la nitrofurantoína mayor > 90% y una creciente resistencia a la gentamicina (25%), a pesar de que los Aminoglucósidos han sido una de las familias de antimicrobianos de elección para las infecciones urinarias complicadas por enterobacterias, siendo un dato de alerta para el manejo en nuestro medio; se muestra una resistencia a las Sulfas mayor de 70% que es considerada alta en comparación con otros estudios,(26) aún cuando existen limitaciones para la comparación, ya que son reportes globales que incluyen infecciones tanto de la comunidad como del medio hospitalario y no necesariamente son infecciones complicadas, así por ejemplo en Estados Unidos, aunque existen variaciones regionales, la resistencia al co-trimoxazol varía entre un 33-43%, en España e Israel es aproximadamente de 30%, y en Bangladesh de 60%. Otros reportes de ITU asociados a sonda permanente, la resistencia de E. coli a las Sulfas es de 37,5%(22,27) pero son registros 17 Rev Panam Infectol 2008;10(1):13-19 de pacientes hospitalizados de diferentes servicios, no definiéndose si tienen vejiga neurogénica, que es donde la recurrencia de los episodios de bacteriuria y los repetidos ciclos con antimicrobianos, favorecen el fenómeno de la resistencia. Este patrón de resistencia del E. coli a las sulfas ha sido motivo de cambios en la política de antimicrobianos en nuestra institución, limitándose el mismo tanto para el uso profiláctico como en el uso empírico en los últimos años, resultando en una discreta reducción de la resistencia (de más del 70%), al 60% en el año 2006 (gráfico 4), no obstante permanece aún por encima de los reportes ya comentados, ya que el TMP/SMX ha sido uno de los antimicrobianos más comúnmente utilizados para profilaxis por largos períodos de tiempo en el paciente lesionado medular, lo que puede haber generado resistencia a las mismas.(28,29) Existe además una importante y progresiva resistencia a las Quinolonas, que oscila desde el 67% para el acido nalidixico, 55% para ciprofloxacina y 43% para Norfloxacina, la cual es alta también en relación a lo reportado,(30) teniendo importancia clínica y epidemiológica, ya que esta familia de antimicrobianos es de elección en las infecciones del tractus urinario y de las más utilizadas en los últimos años, y alguno de los mecanismos más frecuentes de resistencia implicados se han relacionado con mutaciones que ocurren en las subunidades de la DNA girasa bacteriana. Este mecanismo anteriormente descrito en algunas enterobacterias como E. coli, así como el mediado por porinas (que reduce la entrada del quimioterápico dentro de la bacteria), disminuye la eficacia e incrementa la resistencia al tratamiento. En muchos casos la disminución de la acumulación intrabacteriana de quinolonas depende de un mecanismo activo de reflujo del quimioterápico, mecanismo localizado en la membrana citoplasmática de la bacteria.(31) Este comportamiento también ha generado cambios en la política antimicrobiana, por parte del comité de control y prevención de infecciones hospitalarias en los últimos años, con reciclaje de algunos antimicrobianos como (sulfas y quinolonas), según se recomienda como medida alternativa, tanto para el manejo de la UTI como para otras infecciones intrahospitalarias, para reducir la resistencia en el medio hospitalario, con resultados alentadores en algunos reportes.(32-36) La circulación de patógenos resistentes a tres o más familias de antimicrobianos (multirresistentes) es también un fenómeno descrito en pacientes con LME (gráfico 5), tanto con infecciones adquiridas dentro del hospital como extrahospitalarias, donde el E. coli es el patógeno predominante, con patrones de resistencia a las familias de las sulfas, quinolonas, betalactámicos y tetraciclinas. Estos patrones de sensibilidad/resistencia han sido descritos hace más de una década 18 en las infecciones urinarias complicadas,(30) pudiendo representar hasta el 20% de los aislamientos, lo cual ha sido y es motivo de la recurrencia de los episodios de bacteriuria y frecuentes fallos terapéuticos.(37,38) Las bacterias con alta tasa de resistencia las quinolonas suelen combinar mecanismos, ya sea por mutaciones en los genes que codifican la DNA girasa y la topoisomerasa IV, así por alteraciones en el transporte a nivel de membrana, mediado por porinas. Recordemos que algunos antibióticos, como tetraciclinas y cloramfenicol requieren también de las porinas para ingresar a los microorganismos, por lo que en muchos de estos casos se observará resistencia cruzada entre quinolonas y otros antimicrobianos. Estos mecanismos de resistencia pueden manifestarse solos o en combinación, si bien parece que in vivo el aumento en el grado de resistencia a las Quinolonas es producto de varios mecanismos simultáneos o secuenciales, que demuestran las bacterias Gram negativas, relacionado además con la gran frecuencia de utilización de las mismas en las ITU. La influencia de algunos o múltiples de los mecanismos de resistencia aquí descritos pudieran ser una explicación plausible al fenómeno de multirresistencia en nuestro reporte.(39) Las enterobacterias también poseen otros mecanismos de resistencia, como son la producción de enzimas que inactivan a los antibióticos betalactámicos, más estudiados en E. coli y K. pneumoniae. y que deben sospecharse e identificarse como productoras de b-lactamasas, (por ser resistentes a todas las Cefalosporinas, a las Penicilinas de amplio espectro y al Aztreonam), y a otros familias de antibióticos como TMP/SMX y a los Aminoglucósidos, ya que el mecanismo de resistencia se transfiere en el mismo plásmido,(40) y que aunque no fue estudiado en nuestra serie, tuvimos aislamientos de cepas de E. coli con episodios de UTI persistentes por resistencia a múltiples familias de antimicrobianos, lo cual es altamente sugestivo de dicho fenómeno, el que será estudiado para futuros reportes. Conclusiones La bacteriuria sintomática recurrente es la ITU más frecuente observada en el paciente con LME, favorecida por las características de la vejiga neurogénica, por los factores de riesgo asociados, y a repetidos ciclos con antibióticos, que producen un aumento de la circulación de uropatógenos resistentes, haciéndose necesario un adecuado sistema de vigilancia epidemiológica, que permita modificar de acuerdo a los mapas microbiológicos, la política a utilizar por parte del comité de control y prevención de infecciones hospitalarias, con reciclajes de algunas familias de antibióticos. Todo esto conduciría a una reducción de las tasas de incidencia de infecciones urinarias, a la disminución de la morbilidad por esta causa, a reducir los costos económicos y su González EH, et al • Infección urinaria nosocomial... interferencia en los programas de rehabilitación, además de contrarrestar la emergencia de la resistencia de las enterobacterias en el medio hospitalario. 1. 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Ave 25 No15805, e/ 158 y 160 - CP 11300 Cubanacan - Playa - CH - Cuba. e-mail: elizabeth.hdez@infomed.sld.cu 19