Download CIRUGÍA DE LA EPILEPSIA - Programa Prioritario de Epilepsia
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
CAPITULO XII Cirugía de Epilepsia Introducción. A pesar de los grandes avances generados en las últimas décadas y discutidos en los capítulos anteriores en el diagnóstico y clasificación de los síndromes epilépticos, la identificación de factores de riesgo y tratamiento farmacológico y el incremento en los programas de educación social y profesional, aun estamos lejos de poder cumplir con la más ambiciosa, pero también más genuina, promesa de la profesión médica: ofrecer a cada paciente el mejor tratamiento posible de acuerdo a su condición. Probablemente la epilepsia sea uno de los padecimientos que mejor ilustran la complejidad de esta promesa por múltiples factores de tipo biológico, social, económico e incluso político, de los que ya se ha hablado, bastando por ahora, únicamente recalcar que el paciente se ve afectado, no solamente por el efecto de las crisis y los medicamentos sobre su propio organismo, sino por el efecto que la enfermedad, tan estigmatizada, produce sobre su entorno. A su vez, en esta patología probablemente sea la cirugía el recurso que mejor ilustra esta complejidad, no es un recurso para todos los pacientes y debe ser adecuado de manera holística e integral no sólo al tipo de crisis, tipo de epilepsia y/o síndrome epiléptico, sino a las posibilidades de mejoría, riesgos quirúrgicos, expectativas del paciente y familiares, y recursos humanos y tecnológicos, considerando la calidad de vida del paciente. El mayor reto que enfrenta la cirugía de epilepsia, no solamente en nuestro país, sino en el mundo entero es el lograr definir con precisión algoritmos de tratamiento basados en evidencia (series grandes, aleatorizadas, ajenas a intereses personales o casos aislados), pero sin dejar de lado la cuidadosa selección individual, no solo de las características morfo-funcionales de la epilepsia sino los aspectos psicosociales y psiquiátricos, asegurando la confianza, comprensión y cooperación del paciente o familiares. Así pues, la cirugía es un recurso que puede ofrecerse solamente en los casos de epilepsia refractaria a tratamiento médico, también llamada cirugía de difícil control o fármaco-resistente. Esta condición se ha calculado que corresponde a un 20-30% de todos los pacientes epilépticos. En México se ha estimado que cerca de 2% de la población sufre epilepsia, lo cual arrojaría una cifra de 400,000-600,000 pacientes con epilepsia de difícil control. De hecho, una buena parte del costo económico y social de este padecimiento lo representa esta proporción de pacientes con epilepsia de difícil control o refractaria a tratamiento médico. La epilepsia de difícil control está asociada a pérdida de la memoria, bajo rendimiento académico, depresión, daño psico-social, y un incremento del 15% en el riesgo de muerte comparado con las epilepsias controladas con fármacos. Un estudio epidemiológico realizado en EUA por Begley et al, demostró que el costo anual para una población de 2.3 millones de casos de epilepsia prevalentes se acerca a los 12.5 billones de dólares, de los cuales cerca del 85% se dedica a personas con epilepsia de difícil control. A los costos directos del tratamiento de estas personas se suman los costos indirectos representados por la pérdida de días laborales de los pacientes y/o sus familiares o cuidadores primarios, y el gran costo social que representa su mala calidad de vida y el prejuicio prevalente respecto a la enfermedad. Resulta evidente, que deben buscarse alternativas terapéuticas para ofrecer un alivio a estos pacientes con epilepsia refractaria, tanto en términos de la reducción de las crisis como mejoras en su calidad de vida. Una de las estrategias alternativas que, sin duda, ha tenido el mayor éxito es la llamada cirugía de la epilepsia. La cirugía de la epilepsia ha evolucionado a pasos agigantados desde la primera cirugía realizada por Victor Horsley con etapas históricas en las que gozó de gran popularidad y otras en las que tendió a olvidarse. Hoy día, debe considerarse como una estrategia multidisciplinaria imprescindible en un programa integral de epilepsia. Indiscutiblemente que es un recurso subutilizado no sólo en los países en vías de desarrollo sino en el mundo entero. Se reconoce que la cirugía no debe considerarse un último recurso y en diversos centros quirúrgicos han surgido programas multidisciplinarios que se suman a los centros históricamente consolidados como centros avanzados o de referencia, el Instituto Neurológico de Montreal, la Clínica de Cleveland, el programa quirúrgico de Yale, el programa quirúrgico del grupo de Minnesota entre otros. Actualmente existen en América Latina programas formales de cirugía de epilepsia únicamente en 5 países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México. Se están iniciando programas en Uruguay, República Dominicana y Cuba 1. En cualquier programa quirúrgico de epilepsia, debe intervenir un equipo con una formal y adecuada instrucción académica que incluye al menos un neurólogo epileptólogo, un electroencefalografista con intereses clínicos, un neuroimagenólogo, un neuropsicólogo, un neuropsiquiatra y un neurocirujano adiestrado en cirugía de epilepsia. Se ha comprobado que el éxito fundamental de los programas quirúrgicos se basa en una adecuada selección de candidatos y una adecuada resección quirúrgica guiada por evidencias contundentes morfo-funcionales del inicio epileptogénico. Los procedimientos quirúrgicos para el tratamiento de la epilepsia pueden dividirse de acuerdo a su objetivo principal como se muestra en la Tabla 1. En la actualidad el 70-80% de las cirugías de epilepsias en el mundo corresponden a cirugía del lóbulo temporal. Esto se debe a que es la epilepsia refractaria más frecuente, la que presenta los mejores resultados post-operatorios y la que en el 80% de los casos no requiere estudios invasivos. En cambio las resecciones extratemporales que corresponden únicamente a 15% -20% de los procedimientos en la población adulta ofrecen mayor complejidad debido a la mayor dificultad para la delimitación de la zona epileptogénica y preservación de áreas elocuentes, requiriendo con mayor frecuencia métodos invasivos o modalidades de imagenología más sofisticadas. En preescolares y niños predominan las resecciones extratemporales, multilobares y la hemisferectomía. Aunque la terminología ha sufrido algunas modificaciones de acuerdo a preferencias personales, vale la pena mantener los conceptos de zona y lesión epileptogénica definidos cuando se habla de las resecciones quirúrgicas (Tabla 2). Zona epileptogénica. Esta se define como la región de la corteza cerebral que es responsable de la generación de las crisis. Las características eléctricas, las modificaciones del flujo sanguíneo y el metabolismo de esta zona entre periodos interictal e ictal, sirven de elementos de orientación topográfica para delimitarla. La definición de la zona cortical que debe ser resecada depende directamente de esta información. En el periodo interictal, las puntas son la expresión electrofisiológica más directa de la hiperexcitabilidad de origen epiléptico. Corresponden a una disfunción neuronal específica del proceso epiléptico, que se define como la suma de varias ondas de despolarización paroxística. Su extensión cortical es variable y está influenciada por diversos factores. Las puntas están evidentemente presentes en la zona epileptogénica, pero también a menudo a distancia de ésta. Persisten a veces después de la exéresis del generador aún si las crisis han desaparecido. Su significado es por consiguiente complejo y discutido, por lo que no permiten por sí solas definir de manera precisa la zona epileptógena. La crisis corresponde a una descarga paroxística e hipersincrónica que se origina a nivel de una zona cortical más o menos extensa y que se puede propagar. El área donde se originan las crisis define la zona epileptógena. La técnica de video EEG consiste en la filmación del paciente y de su comportamiento con un registro simultáneo del EEG, lo que permite correlacionar ambos. Mediante técnicas de video EEG es factible realizar la evaluación clínica de las crisis a la vez que se realiza un registro ictal de las mismas. El flujo sanguíneo cerebral disminuye en el periodo interictal en el área en donde se encuentra la zona epiléptica. Pero esta zona de hipoperfusión habitualmente se extiende a una parte del encéfalo más grande que la que corresponde al sitio de origen de las descargas eléctricas. En el periodo ictal, es decir, durante la crisis existe un aumento considerable del gasto sanguíneo y la zona de hiperflujo se superpone con la zona que da origen a la descarga eléctrica. Tabla 1. Tipos de cirugía de acuerdo a objetivo. Tipo de cirugía Procedimientos Curativa Lobectomía temporal y sus modalidades (también referida como ortodoxa) Lesionectomía/corticectomía o lesionectomía Paliativa Hemisferectomía y sus modalidades Callosotomía Resecciones multilobares Resección subpial múltiple Estimulación del nervio vago Diagnóstica Colocación de tiras y rejillas Colocación de electrodos profundos Experimental Estimulación cerebral profunda (Neuromodulación) Radiocirugía Tabla 2. Definición de la terminología más utilizada en la cirugía de epilepsia para definir áreas o sitios cerebrales relacionados con la epilepsia. Lesión Epileptogénica Anormalidad anatómica visible bajo visión directa o mediante estudios de imagen, que es la responsable, de forma directa o indirecta, de las crisis del paciente. Zona Epileptogénica Sitio de la corteza cerebral en donde tiene su inicio la crisis, sin embargo incluye tejido que, sin ser el origen Foco Epileptogénico Zona de Inicio Ictal Zona Irritativa preciso de las crisis, puede ser potencialmente epileptogénico en forma autónoma y su resección completa significa el cese del proceso epileptogénico. Término en desuso, aunque frecuentemente utilizado en Latinoamérica, sinónimo de zona de inicio ictal. Sitio de la corteza cerebral en donde tienen su origen las crisis. Área o áreas del cerebro de donde se registran puntas y ondas agudas en el EEG. Lesión epiléptica y zona epileptogénica. Las CP tienen frecuentemente una causa orgánica específica: displasias corticales, tumores de lento crecimiento y de bajo grado de malignidad, como hamartomas, oligodendrogliomas y tumores disembrioblásticos. Estas lesiones son epileptógenas, pero la descarga eléctrica puede provenir de la corteza cerebral aledaña y/o de la lesión misma. Por ejemplo, los cavernomas supratentoriales causan epilepsia hasta en el 58% de los casos y generalmente las crisis tienden hacia la refractariedad. En este tipo de lesión hemos pregonado que la lesionectomía debe ser seguida de corticectomía, evaluada mediante registro de ECoG. Lo mismo suele acontecer con las displasias corticales, en ocasiones la actividad eléctrica anormal proviene de la lesión, en otras del tejido perilesional y en otras en forma mixta. Sin embargo, en los casos de patología dual, es decir, la persistencia de dos lesiones epileptogénicas, generalmente esclerosis hipocampal con otra lesión que puede ser extratemporal, ipsilateral o contralateral, el éxito quirúrgico dependerá de la resección de ambas lesiones. Comúnmente se interviene la lesión con mayor actividad clínica y mayor concordancia electrofisiológica, y se observan los resultados. Es conveniente mencionar que el epileptólogo debe de tener la sagacidad de diagnosticar aquellos síndromes o epilepsias malignas con objeto de evitar deterioro neurológico causado por la severidad de las crisis al inducir la liberación de factores derivados del cerebro, aumento de neurotransmisores excitotóxicos, disminución de neurotransmisores inhibitorios y radicales libres que son responsables de la inducción de apoptosis (muerte celular programada) y necrosis. Así mismo, debe evitarse el fenómeno de epileptogénesis secundaria. Hoy día la tendencia en el manejo quirúrgico es “cuanto antes mejor”. Epilepsia de difícil control. Hemos establecido que únicamente son candidatos a cirugía los pacientes con epilepsia de difícil control. Pero antes de considerar una epilepsia como refractaria deben precisarse algunos puntos. Primero: debemos asegurarnos que las crisis persistentes son efectivamente manifestaciones de epilepsia. Hasta un 15% de pacientes epilépticos sin control farmacológico presentan crisis psicógenas. El diagnóstico del tipo de crisis y su respectiva frecuencia pueden ser difíciles de definir, requiriendo monitoreo con video EEG para estudiar al mismo tiempo el aspecto clínico de las crisis y su traducción electroencefalográfica. Segundo: el diagnóstico sindromático debe estar bien definido y la epilepsia correctamente clasificada; ciertos AE tienen gran especificidad: una mala elección farmacológica puede ser responsable de una “pseudorresistencia” al tratamiento. Tercero: Es necesario cerciorarse que los tratamientos que han “fracasado” se llevaron correctamente, un seguimiento inadecuado de las prescripciones médicas es práctica frecuente entre los pacientes epilépticos, al igual que en otras enfermedades crónicas. No existe consenso en lo que debe considerarse como un ensayo terapéutico adecuado y cuando debe decidirse si se considera un fracaso del mismo. Algunos autores han sugerido persistencia de crisis incapacitantes a pesar de por lo menos un año de tratamiento con AE de primera generación (CBZ, PHT y VPA) a dosis máximas toleradas, independientemente de los niveles plasmáticos. Es evidente que muchos pacientes se beneficiarán de una referencia temprana, especialmente en vista del daño neurológico secundario favorecido por el pobre control de las crisis, el deterioro de su calidad de vida y los efectos secundarios de la medicación. Evaluación preoperatoria. Una vez referidos los candidatos a cirugía deberá procederse a su evaluación prequirúrgica la cual generalmente se lleva a cabo en etapas, que en el mejor de los casos serán concurrentes. La justificación tras esta batería es que cada uno de los estudios tiene valor independiente en la localización de la zona epileptogénica, objetivo principal de la evaluación prequirúrgica y condición sine qua non para un control posquirúrgico adecuado (Figuras 1 y 2). Figura 1. Evaluación y toma de decisión en pacientes con epilepsia de difícil control. Algoritmo de Estudio Revisión de Estudios Previos Historia Clínica Completa Procedimientos Ortodoxos de Cirugía de Epilepsia Temporal/ Extratemporal Lesional/ No Lesional Estudios Electrofisiológicos (Diversas Modalidades) Procedimientos Paliativos Estudios de Neuroimagen (Diversas Modalidades) Estimulación del Nervio Vago Valoración Neuropsicológica y Psiquiátrica Neuromodulación Prueba de Amytal Sódico Registros Invasivos No candidato Quirúrgico Candidato Quirúrgico (Experimental) Radiocirugía Gamma/Novalis (Experimental) Figura 2. Identificación morfo-funcional y opciones de manejo. Paciente con Epilepsia de Difícil Control Si Manejo quirúrgico ortodoxo Si ¿Se trata de epilepsia sintomática o lesional? Si ¿Epilepsia en área funcional silente? Se identificó la zona epileptógena o de inicio ictal? ¿El paciente no acepta o tiene contraindicación para cirugía convencional? No Valorar la realización de procedimientos invasivos No ¿No se ha identificado zona de inicio ictal? F o c a l i z a c i ó n ¿Epilepsia multifocal? Valorar Estimulación Crónica Intermitente del Nervio Vago/ Otras alternativas Alonso-Vanegas/Bramasco Avilez 2004 Historia clínica. La evaluación debe iniciarse con una detallada revisión de la historia clínica, con énfasis en la semiología de las crisis y su evolución, de ser posible revisión de estudios previos y/o registros hospitalarios, por ejemplo el encontrar zonas tempranas de actividad delta o descarga epiléptica tendrá valor lateralizante o focalizante. Evaluación neuropsicológica. Deberá llevarse a cabo una exhaustiva evaluación con objeto de determinar alteraciones en las funciones cognitivas incluyendo lenguaje, inteligencia, memoria verbal y viso-espacial y funciones concretas de áreas cerebrales relevantes en el caso específico. Frecuentemente existe una correlación entre las áreas de disfunción cognitiva y la zona epileptogénica. Los pacientes con una zona epileptogénica activa izquierda tienden a tener menor puntuación en las evaluaciones verbales, en tanto que los pacientes con epilepsia del lóbulo temporal derecho en las evaluaciones viso-espaciales. Sin embargo, la adecuada determinación de una línea basal neuropsicológica en cada paciente es invaluable, ya que toda evaluación subsecuente dependerá de su documentación inicial. Las evaluaciones psiquiátricas y psicosociales deberán establecer el estado mental, emocional y calidad de vida del paciente, su motivación y comprensión de la cirugía propuesta, el apoyo familiar o las necesidades de psicoterapia o medicación psicotrópica así como las expectativas que de la cirugía se ha formado el paciente. En algunos casos deberá resolverse algún aspecto psicosocial o psiquiátrico antes de la cirugía. Registros electroencefalográficos. La evaluación clínica y electroencefalográfica de la crisis permite emitir una hipótesis acerca de la localización de la zona epiléptica o incluso puede ser suficiente en algunos casos para determinarla de manera segura. Todos los pacientes se someterán a por lo menos 7-10 registros de EEG interictales, los cuales siguen siendo un estudio diagnóstico útil, aunque se reconoce que pueden llevar a conclusiones erróneas. Por lo tanto, los pacientes deben hospitalizarse para monitoreo prolongado con video EEG, que permite una correlación clínica electrográfica ictal. Generalmente deben retirarse los AE en forma cuidadosa y paulatina. El uso de electrodos esfenoidales es útil para definir anormalidades en las estructuras mediales del lóbulo temporal y pueden dejarse fijos por varias semanas sin efectos adversos. Prueba de amytal. La inyección de amytal sódico intra-arterial (prueba de Wada) para lateralización del lenguaje y memoria es de suma importancia para evaluar las estructuras temporales mediales de uno y otro hemisferio independientemente y determinar dominancia hemisférica. Está indicada en pacientes zurdos o ambidiestros cuando los estudios previos han apuntado hacia una lesión hemisférica izquierda y/o hemiparesia derecha congénita. Estudios de imagenología. La importancia de la neuroimagenología no puede dejar de enfatizarse ya que desempeña un papel dual, permite por un lado la identificación de anormalidades focales que ayudan en la localización de la zona epileptogénica y por otro, la identificación de las relaciones anatómicas del blanco quirúrgico y la corteza funcionalmente elocuente. 1.-IRM. Entre las modalidades de imagenología anatómica la IRM ha prácticamente desplazado a la TC, debido a su gran resolución para determinar la anatomía normal y patológica cerebral. Puede detectar anormalidades en 80-90% de las epilepsias temporales y en 20-40% de las epilepsias extratemporales. La esclerosis de las estructurales mediales del lóbulo temporal es el hallazgo patológico más común en adolescentes y adultos con CPC de difícil control. Se demuestra en la IRM como un área de atrofia (volumetría) o un incremento en la señal de T2 (relaxometría) de las estructuras anteriormente mencionadas. La sensibilidad de la IRM es mayor al 90 % en estos casos. En casos de epilepsia del lóbulo temporal la presencia de atrofia en la región del hipocampo en la IRM preoperatoria augura un mejor pronóstico del tratamiento quirúrgico, sin embargo, en ocasiones solo se aprecia disminución del volumen del lóbulo temporal que es más importante en la región polar, en otros casos se pierde la relación y/o definición entre sustancia blanca y gris. Es importante además determinar alteraciones en la forma y posición del hipocampo, disminución del fornix y/o tálamo ipsilateral. La sensibilidad de la IRM es cercana al 100% en la detección de lesiones tumorales, malformaciones arteriovenosas, anormalidades mayores de migración celular, heterotopias y hamartomas, encefalomalacia y gliosis. Aunque las imágenes axiales en T2 con secciones de 5 mm e intervalo de 2,5 mm pueden detectar la mayoría de lesiones ocupativas, se requiere de cortes coronales con técnica de FLAIR para una precisa identificación de la anatomía de las estructuras mediales del lóbulo temporal. 2.-IRMf. Mediante esta técnica se pueden utilizar diversos paradigmas o tareas específicas para la determinación de áreas funcionales, la técnica de BOLD se ha utilizado para determinar las áreas motora, del lenguaje y memoria principalmente, aunque en la actualidad estamos validando esta técnica comparando sus resultados con los obtenidos mediante la estimulación eléctrica cortical transoperatoria con paciente despierto. 3.-IRM con espectroscopía (RME). La RME analiza compuestos químicos. Los metabolitos más estudiados en el cerebro para la evaluación de sujetos con epilepsia parcial son N-acetil aspartato (NAA), colina, creatina, fosfocreatina y lactato. El NAA se relaciona con densidad neuronal y axónica, es decir se encuentra en las neuronas, en tanto colina y creatina se encuentran predominantemente en las células gliales, la colina parece correlacionar con cambios en los fosfolípidos de la membrana y posible actividad proliferativa de las células gliales. De tal suerte, que uno puede anticipar un decremento relativo de NAA en condiciones patológicas que cursan con pérdida neuronal y un incremento de colina y creatina en zonas de gliosis. La utilidad de la RME para identificar zonas epileptogénicas correlacionándolas con la lateralización y focalización que ofrece el EEG, ha sido demostrada por varios autores. 4.-Modalidades fisiológicas de imagenología. PET y SPECT son técnicas importantes utilizadas en varios centros de referencia incluyendo el nuestro para el estudio de los pacientes. PET y SPECT se llevan a cabo como estudios interictales e ictales respectivamente en la evaluación preoperatoria. Los estudios interictales con PET miden el metabolismo cerebral de la glucosa, y frecuentemente muestran que la región hipometabólica es mucho mayor que la zona epileptogénica. El SPECT ictal mide flujo sanguíneo cerebral y muestra un área de hiperperfusión que puede también ser mayor que la zona epileptogénica. En epilepsias del lóbulo temporal, PET puede relevar áreas de hipometabolismo interictal en el 85% de los casos, a su vez SPECT puede demostrar áreas de hiperperfusión hasta en un 70%. Las alteraciones de la migración neuronal pueden presentar dos patrones interictales de PET, ya sea hipometabolismo focal o el patrón específico de actividad de materia gris desplazada. El hipometabolismo interictal en los pacientes con epilepsia parcial se ha considerado como estacionario. Las investigaciones recientes demuestran que puede variar en tamaño dependiendo de la actividad epiléptica. El metabolismo asimétrico de glucosa revelado con PET se correlaciona con las medidas cognitivas en pacientes con epilepsia unilateral del lóbulo temporal medial. Las alteraciones en la unión de receptores prometen ser un medio adicional para la identificación de anormalidades funcionales de la epilepsia. En epilepsia temporal medial los cambios en los receptores benzodiacepínicos pueden reflejar pérdida neuronal y sináptica específica de la zona epileptogénica. El análisis congruente de todos los estudios anteriores puede definir con precisión una zona epileptogénica única, en cuyo caso se podrá proceder a la cirugía. En otros casos se demuestran zonas de inicio múltiples o independientes, por lo que los pacientes serán malos candidatos a cirugía resectiva u ortodoxa, sin embargo, pueden ser candidatos adecuados a métodos paliativos o estimulación crónica intermitente del nervio vago. En un tercer grupo de pacientes pudo no haber sido posible determinar el sitio de inicio, existe discrepancia entre una lesión aparente y la zona epiletogénica de máxima actividad ictal o bien se ha demostrado un área de inicio dentro de tejido elocuente, por lo que deberá procederse a la evaluación invasiva. Evaluación preoperatoria invasiva. Esta exploración consiste en un monitoreo de la actividad eléctrica por medio de electrodos implantados en el parénquima cerebral o en la corteza. Se pueden colocar rejillas y tiras por medio de una craneotomía o bien hacerse la colocación de electrodos de contactos múltiples por estereotaxia en forma ortogonal. Se puede asociar un registro de video al registro electrofisiológico, con el fin de estudiar las correlaciones electroclínicas durante las crisis. Esta correlación tiene por objeto confirmar las hipótesis formuladas anteriormente acerca de la localización de la zona epiléptica. El registro debe durar el tiempo necesario para registrar varias crisis espontáneas. La estimulación eléctrica permite realizar un mapeo cortical funcional y localizar las relaciones entre la zona epileptogénica y las estructuras vecinas. Indicaciones y resultados quirúrgicos. Lobectomía temporal y resecciones extratemporales. 1.-Indicaciones. La resección de la zona epiléptica está indicada en epilepsias parciales, en las cuales hay una zona epileptogénica única. La zona epiléptica debe estar localizada en una región cuya resección no tenga como consecuencia un déficit neurológico y/o neuropsicológico que genere incapacidad. Las crisis deben ser frecuentes y severas, al punto de alterar la vida cotidiana del paciente y tener una evolución suficientemente larga. Este lapso de tiempo tiene por objetivo asegurarse que la epilepsia sea de difícil control y que no haya desaparición espontánea de las crisis. Un mejor conocimiento de las epilepsias en el niño y de los factores pronóstico, permiten actualmente proponer un tratamiento quirúrgico de manera temprana, para evitar daños colaterales a consecuencia de las crisis. 2.-Abordaje quirúrgico. Depende de la localización y la importancia de la resección en cada caso en función de los datos topográficos preoperatorios. Sin embargo, hay algunas cirugías estandarizadas. En todos estos procedimientos se realiza ECoG para determinar la/las zonas de mayor actividad eléctrica anormal y, así, poder realizar una resección acuñada al caso particular, en el 30% de estos procedimientos realizamos estimulación eléctrica cortical transoperatoria para determinar el área motora o del lenguaje (Figura 3). La lobectomía temporal y sus variantes son el procedimiento más comúnmente utilizado en cirugía de epilepsia y se describe en las series grandes de la literatura mundial que ocupa el 50-80% de todos los procedimientos. Esta técnica no sólo considera la resección de la neocorteza temporal sino la resección de las estructuras mesiales del lóbulo temporal, amígdala e hipocampo. Se han propuesto lobectomías selectivas cuya extensión depende del lado de la lesión con el fin de respetar al lenguaje en el hemisferio dominante. Cuando la zona epileptogénica involucra únicamente estructuras temporales internas, la intervención puede limitarse a una amigdalo-hipocampectomía. La mortalidad prácticamente ha desaparecido en este procedimiento quirúrgico y, la morbilidad no es mayor al 5%. Figura 3. Abordaje selectivo resección T3, amigdalectomía total con pes hipocampectomía. giro parahipocampal y 3.-Resultados. La cirugía es más eficaz en epilepsias temporales. Las crisis desaparecen totalmente en alrededor del 70-85% de los pacientes, utilizándose la escala de Engel (Tabla 3). En caso de epilepsia frontal se obtiene este resultado únicamente en 50% de los pacientes, aunque con nuestra modificación a la técnica original auguramos un mejor pronóstico; en casos parietales y occipitales en 50-55% de ellos se obtiene un control total de las crisis. En algunas ocasiones se puede observar disminución significativa de las crisis, pero la mejoría real es más difícil de evaluar. Como la cirugía tiene una cierta morbilidad, la apreciación del beneficio real debe tomar en cuenta todos los efectos secundarios. En resumen, más de 70% de los pacientes obtienen un beneficio importante con la corticectomía, es decir, desaparición de las crisis sin secuelas. Tabla 3.Escala de clasificación de Engel de resultados posoperatorios. CLASE Clase I: Libre de crisis SUBTIPOS a. Completamente libre de crisis desde la cirugía b. Solamente CPS no discapacitantes desde la cirugía c. Algunas crisis discapacitantes después de la cirugía, pero libre de crisis en por lo menos los últimos 2 años d. CG después del retiro de los AE Clase II: a. Inicialmente libre de crisis discapacitantes, pero con crisis de Crisis manera infrecuente actualmente infrecuentes b. Crisis discapacitantes infrecuentes desde la cirugía (casi libre c. Crisis ocasionales discapacitantes desde la cirugía, pero de crisis) infrecuentes en los últimos 2 años d. Solamente crisis nocturnas, que no provocan discapacidad Clase III: a. Reducción significativa de las crisis Mejoría b. Períodos libres de crisis prolongados que acumulan más de la significativa mitad del tiempo de seguimiento, pero no mayores de 2 años Clase IV: a. Reducción significativa de las crisis Sin mejoría b. Sin cambios apreciables (menos del 60% de reducción) significativa c. Empeoramiento de las crisis Lesionectomías. 1.-Indicaciones. En estos casos, la lesión y zona epileptogénica debe ser claramente identificada. La zona epiléptica no puede ser extirpada por tratarse de áreas funcionales en las que la exéresis de la corteza causaría un déficit difícilmente aceptable. Esta consideración no se aplica a la epilepsia temporal en la cual es particularmente frecuente que la zona epiléptica sea independiente de la lesión epileptógena. 2.-Abordaje quirúrgico. Si la lesión es muy pequeña o se encuentra muy cerca de estructuras funcionales, se puede utilizar para su localización un aparato de estereotaxia o neuronavegación. Una vez localizada la lesión se realiza ECoG y estimulación eléctrica perilesional, en la mayor parte de los casos se realiza la lesionectomía completa seguida de corticectomía perilesional (Figura 4). 3.-Resultados. La exéresis de cavernomas, tumores de crecimiento lento gangliogliomas, hamartomas, etc., permite controlar la epilepsia hasta en un 80% de los casos, esta cirugía debe ser guiada con electrocorticografía y en la mayoría de los casos debe incluirse en la resección, tejido perilesional. Figura 4. Lesionectomía guiada por estereotaxia y ECoG de un ganglioglioma del giro parahipocampal más corticectomía perilesional, con preservación del hipocampo en su totalidad, para evitar déficit funcional (memoria). Callosotomía. 1.-Indicaciones. Es una cirugía paliativa y el criterio principal para su selección es el tipo de crisis. Las callosotomías están principalmente indicadas en las crisis tónicas o atónicas con caídas y menos específicamente, en las CTCG, que son manifestación de varios síndromes epilépticos. Esta intervención no proporciona beneficio en casos de crisis parciales, siendo en ciertos casos, incluso, perjudicial. En relación a la localización de la zona/zonas epileptogénicas, las epilepsias bifrontales son la mejor indicación. En epilepsias generalizadas criptogénicas o sintomáticas, se han propuesto callosotomías en el síndrome de West y el SLG, pero generalmente se trata de epilepsias de naturaleza desconocida en las cuales coexisten CG y CP. En resumen, se trata siempre de epilepsias con crisis malignas frecuentemente asociadas a retraso intelectual. Para evitar graves trastornos cognoscitivos postoperatorios, es necesario asegurarse que el hemisferio dominante para el movimiento, es decir la mano y el lenguaje estén del mismo lado. 2.-Abordaje quirúrgico. Es preferible seccionar los dos tercios anteriores del cuerpo calloso que realizar una sección total. Aunque los resultados en relación a las crisis sean probablemente menos satisfactorios, una callosotomía anterior es mejor tolerada que la sección completa. Si los resultados son insuficientes, siempre existe la posibilidad de completar la sección posteriormente. 3.-Resultados. En el periodo postoperatorio es frecuente observar un síndrome frontal con mutismo, apraxia de la marcha y/o incontinencia. Este es habitualmente transitorio en callosotomías anteriores, y desaparece en pocas horas o días. Por lo general se identifica un síndrome de desconexión únicamente en caso de sección completa. Usualmente éste desaparece espontáneamente. Se observa una disminución de al menos 74% en la frecuencia de las crisis tónicas y atónicas con caídas. Sin embargo, los fracasos son frecuentes y es necesario definir mejor cuáles son los factores pronósticos. Hemisferectomía y procedimientos similares. 1.-Indicaciones. Estos procedimientos están limitados a hemiplejías infantiles, con epilepsia de origen vascular o malformativo, como el síndrome de Sturge-Weber y las hemimegalencefalias. También son una excelente alternativa en el síndrome de Rasmussen. Antes de realizar la cirugía, es necesario asegurarse que las crisis se originan únicamente en el hemisferio lesionado. 2.-Abordaje quirúrgico. La técnica tradicional de exéresis del hemisferio lesionado, conservando únicamente los núcleos grises centrales, proporcionaba un beneficio significativo sobre las crisis, mejorando también las alteraciones conductuales, frecuentemente asociadas. Sin embargo, ocasionaba complicaciones secundarias en relación con microsangrados residuales en la cavidad residual en comunicación con los ventrículos, generando hemosiderosis. Se han propuesto diversas soluciones para evitar estas complicaciones, creando al mismo tiempo una exclusión funcional de todo el hemisferio, a través de desaferentación interna total, lobectomía temporal y resección de la cara orbitofrontal. El abordaje puede ser lateral o vertical. 3.-Resultados. De acuerdo a las series publicadas se obtiene beneficio en el control de las crisis en cuando menos 70% de la población sometida a HS, con mejoría en la personalidad en aproximadamente la misma proporción. Los resultados de la hemisferectomía, están íntimamente relacionados a la patología de base más que a las técnicas utilizadas. De acuerdo a Holthausen et al., el porcentaje de pacientes libres de crisis es mayor en el grupo de pacientes con síndrome de Sturge-Weber (82.1%), seguido por el de pacientes con hemiatrofia (77.3%), encefalitis de Rasmussen (77.1%), causas vasculares (76.1%), otras causas (67.9%) y displasia (56.6%). Transección subpial múltiple (TSM). 1.-Indicaciones. Difieren de las de la corticectomía, porque la zona epiléptica no es accesible a una resección quirúrgica por estar situada en un área funcional. Las indicaciones también son diferentes de las de las lesionectomías porque generalmente no hay una lesión epileptogénica identificable. 2.-Abordaje quirúrgico. La propagación de una descarga eléctrica durante una crisis requiere de una red de neuronas interconectadas horizontalmente. La organización funcional del cerebro por el contrario está dispuesta de manera vertical en columnas cortico-subcorticales. La cirugía consiste en realizar secciones verticales de la corteza, suficientemente cercanas unas de otras, en promedio 5mm, para impedir la propagación de una descarga crítica hipersincrónica y suficientemente alejadas para conservar la organización funcional de la corteza. 3.-Resultados. Estos no han sido aún evaluados en forma aleatorizada o controlada, pero parecen lo suficientemente prometedores en ciertas epilepsias centrales y parietales o en la región opercular del hemisferio cerebral izquierdo (área de Broca) como para continuar su práctica. En un meta análisis de 211 casos se documentó que en los pacientes en los que se realizó TSM más resección se obtuvo más de 95% de reducción en las crisis en 87% de pacientes en crisis generalizadas, en 68% de pacientes con CPC y 68% de pacientes con CP, bajando estos porcentajes a 71%, 62% y 63% en pacientes con TSM sin resección. Se encontró déficit neurológico agregado en 23% de pacientes con TSM y resección y en 19 % de pacientes con TSM sin resección. Estimulación crónica intermitente del nervio vago (ECINV). 1.-Indicaciones. La ECINV se ha convertido, desde su aprobación por la FDA en 1997 en un procedimiento ampliamente aceptado en pacientes con epilepsia multifocal de difícil control, que no son candidatos a cirugía resectiva o procedimientos de desconexión, y en pacientes, quienes no han tenido una respuesta significativa con procedimientos de cirugía de epilepsia o rechazan estos mismos, por razones personales. No se trata de una terapia de primera elección sino una selección por exclusión de otras alternativas, al menos con la evidencia que se ha acumulado hasta el momento en diversos centros mundiales. 2.-Técnica quirúrgica. Este procedimiento (Figura 6) se realiza bajo anestesia general, paciente en decúbito dorsal, con extensión del cuello y 30 grados de rotación de la cabeza a la derecha, se realiza una incisión horizontal en el lado izquierdo del cuello de 5cm, se abre la vaina carótida y se identifica la vena yugular, el nervio vago y la arteria carótida común. Se realiza una disección del nervio vago de 3cm. Como siguiente paso, se hace una incisión transversal de 6cm siguiendo el borde lateral del pectoral mayor y se diseña una bolsa para contener el generador. Se procede a enrollar los tres (negativo, positivo y de fijación) contactos del electrodo en el nervio vago. Se conecta el electrodo al generador. Se realizan pruebas de impedancia y conexión, finalmente se cierra por planos y se realizan pruebas finales para verificar la funcionalidad del sistema. Quince días después se programa en el consultorio el generador y se inicia la estimulación con los parámetros que el médico determine. Figura 5. A, D: ECoG, técnicas distintas, electrodos separados colocados en sitios específicos tipo araña y rajillas de contactos múltiples, las letras demarcan la actividad eléctrica anormal, B: Implantación de electrodos en agudo en amígdala, hipocampo y giro parahipocampal (registro profundo), C: Neocorticectomía, E: Resección en bloque de hipocampo, giro parahipocampico y amígdala, F: Cortes coronales de IRM que demuestra sitio de resección quirúrgica. B A C A D E F 3.-Resultados. Los efectos secundarios reportados han sido múltiples, sin embargo, los más comunes son; tos, ronquera y acortamiento de la respiración inducida durante la estimulación. En cuanto a la morbilidad quirúrgica en las series publicadas se documentó una tasa de infección del 3%. Sin embargo, en la experiencia del autor la tasa de infección ha sido del 0% en más de 50 casos. La publicación original sobre el resultado de la estimulación vagal era que existía una reducción del 50% de las crisis en 30% de los pacientes y, que esta respuesta era más importante después de un año de estimulación. En términos generales, hoy día se acepta en distintas series, que existe una respuesta favorable en el 50-60% de los pacientes y, que una proporción de estos también se beneficia al usar el magneto manualmente. Una gran proporción de pacientes manifiesta mejoras en el estado de ánimo, en el estado de alerta y, en general, una mejora en la calidad de vida, independientemente de la reducción de las crisis. En la Figura 7 se ilustra la mejoría en la calidad de vida medida mediante la escala de QoLie-31 (quality of life), que ha resultado significativa en la experiencia del autor en 35 casos con más de 15 meses de seguimiento posoperatorio. Figura 6. Secuencia del procedimiento quirúrgico estimulador vagal. para la colocación del Conclusiones. Indudablemente que los resultados obtenidos hasta ahora son prometedores, en un reciente meta-análisis de todas las series publicadas desde 1991 con ≥20 pacientes por centro y seguimiento promedio ≥5 años se documentó que el promedio de pacientes libres de crisis es de 66% en resecciones temporales, 46% en resecciones occipitales y parietales, y 27 % en resecciones frontales, en tanto que en el grupo de callosotomía es de 35% y en el caso de transecciones subpiales de 16%. Además, el primer ensayo clínico aleatorizado y controlado que demostró la eficacia del tratamiento quirúrgico para epilepsia temporal contribuyó significativamente a eliminar las dudas prevalecientes respecto a la utilidad, beneficio e impacto de la cirugía. Este trabajo corroboró que es posible realizar estudios aleatorizados y controlados (recordando que éticamente pudo justificarse porque el tiempo de espera en este programa quirúrgico era mayor a un año), que finalmente deben ser el siguiente paso para afianzar el papel de esta modalidad dentro del armamentario terapéutico de la epilepsia. Indudablemente, que la única manera de disipar los conocimientos erróneos y la referencia quirúrgica reducida o tardía de los pacientes con epilepsia de difícil control que aún prevalecen en la comunidad de las neurociencias, es a través de la elaboración y difusión de lineamientos y normatividad bien definida tanto para los programas educativos, como los protocolos de estudio y procedimientos pre, trans y posoperatorios. Son varios los aspectos que deben esclarecerse con mayor precisión en los programas de cirugía de epilepsia con el fin de que los avances y resultados puedan ser comparativos y se establezcan con claridad las indicaciones, cronología dentro de la historia natural y beneficios de cada uno de los procedimientos. Hoy día la experiencia obtenida en los distintos centros adolece de objetividad de acuerdo a los principios individuales de cada cirujano y la falta de estandarización en los procedimientos de selección de candidatos, técnicas quirúrgicas, así como escalas de medición de resultados y procedimientos de seguimiento. Los diversos órganos reglamentarios de la cirugía de epilepsia a nivel internacional están trabajando en la elaboración de escalas de clasificación de resultados que incluyan no solamente una medida del control o supresión de las crisis sino también de la mejoría en otros aspectos de la calidad de vida del paciente y una importante consideración del costo beneficio de esta opción terapéutica. Aunque sea brevemente vale la pena mencionar que la reciente introducción de los cursos de posgrado en nuestro país tanto en cirugía de epilepsia como epileptología seguramente consolidarán el trabajo que se ha realizado a través del programa prioritario de epilepsia en beneficio de tantos pacientes con epilepsia, asegurando la formación de especialistas dedicados y comprometidos a asegurar la calidad de la atención integral. Mundialmente se está invirtiendo una gran cantidad de recursos económicos y humanos en la investigación y desarrollo de tecnologías que permitan sincronizar el uso de diversas modalidades tecnológicas, por ejemplo EEG e IRM, sin embargo, es importante considerar que en los países en los que apenas se inician los programas quirúrgicos existe una gran proporción de pacientes que se beneficiarán tan solo de un estudio exhaustivo, congruente y metódico con los recursos hasta ahora disponibles y que permiten identificar el mejor procedimiento quirúrgico para proporcionar el máximo beneficio a cada paciente. Figura 7. Comparación de resultado de calidad de vida medida mediante la escala de QoLie-31 antes y después de la estimulación del nervio vago (ENV). 55 C A L I 50 D A D D 45 E V I 40 D A 35 Pre-ENV Post-ENV p<.001 Los procedimientos experimentales en cirugía de epilepsia vislumbran cierto beneficio, sin embargo, al respecto deben hacerse dos consideraciones para el caso de los países den vías de desarrollo: primero, que el costo de estas tecnologías de vanguardia limitarán su aplicación en el corto plazo, y segundo, que todos los estudios de validación sobre estas técnicas deberán estar protocolizados y realizarse en centros de tercer nivel de referencia con expertos calificados y programas de cirugía de epilepsia bien establecidos.