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Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud PERCEPCIÓN DEL ESTIGMA SOCIAL EN PACIENTES CON TUBERCULOSIS JURISDICCIÓN SANITARIA 1, ZACATECAS Graciela Guel Alvarado Pascual Gerardo García Zamora Juan Lamberto Herrera Martínez Flor de María Sánchez Maestría en Ciencias de la Salud Unidad Académica de Medicina Universidad Autónoma de Zacatecas E-mail: dra_guel@yahoo.com.mx RESUMEN Objetivo. Identificar la percepción del estigma social, en pacientes zacatecanos afectados por Tuberculosis (TB), que acuden a recibir tratamiento en la Jurisdicción 1 Zacatecas dentro del sector público. Material y métodos. Estudio cualitativo descriptivo y exploratorio sobre este tópico, en una muestra de diez pacientes, seleccionados en base al criterio propositivo hasta el punto de redundancia mediante una entrevista semi estructurada, con identificación y codificación de segmentos por medio del programa ATLAS TI. Resultados. La Tuberculosis como enfermedad está asociada directamente a la muerte, debido a la falta de conocimiento sobre los altos índices de curación por parte del paciente y su familia, así como de los cuidados y medidas necesarias para evitar el contagio, los cuales pueden garantizar el éxito del tratamiento y romper la cadena de transmisión del bacilo. Padecer tuberculosis se relaciona con pecado, castigo y sufrimiento. La creencia de que encierra una alta contagiosidad, puede dejar al paciente y su familia abandonados a su suerte al perder la categoría de «personas» e incluso de seres humanos. Conclusiones. Es necesario mejorar los procesos de sensibilización del personal de salud, en especial en el área de problemas infectocontagiosos, pues su atención debe centrarse en la persona y no en la enfermedad como tal, lo cual permitirá modificar con efectividad los conceptos negativos que existen hacia los portadores de ella. Palabras clave: percepción social, estigma, tuberculosis. ABSTRACT Objective. To identify the perceived social stigma, in native patients affected by Tuberculosis (TB) in Zacatecas, who come to receive treatment in the Sanitary Jurisdiction 1 within the public sector. Material and Methods. Qualitative, descriptive and exploratory study on this topic in a sample of ten 1 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud patients selected based on criteria purposeful to the point of redundancy using a semi structured interview, with identification and coding segments through the ATLAS TI program. Results. Tuberculosis as a disease is directly associated with death due to lack of knowledge about the high rates of healing, by the patient and his family, as well the care and measures to prevent infection, which can ensure the success of treatment and break the chain of transmission of the bacillus. Tuberculosis is associated with punishment and suffering. The belief about a high infectivity encasing, con leave abandoned the patient and his family, sometimes losing the category of "persons" and even of the human beings. Conclusions. To improve the processes of health awareness, especially in the area of infectious diseases, attention should be focused on the person and not in the illness itself, which will effectively change the existing negative concepts of carrying it. Keywords: social perception, stigma, tuberculosis. INTRODUCCIÓN Cuando un individuo nace, automáticamente ocupa una posición dentro del seno familiar como primogénito, hijo menor, etcétera, de igual modo obtendrá, en el transcurso de su vida, una posición dentro del tejido social (independientemente de la económica) de acuerdo al rol que desempeñe al interior del mismo. Cuando se nace o se adquiere un atributo o rasgo diferente, o una enfermedad como la Tuberculosis, VIH o Lepra, entre otras, ya sea porque genera una discapacidad, marca visible o deformidad, la persona es considerada automáticamente dentro de una categoría social distinta, y de acuerdo a la “gravedad de la diferencia” será considerado inferior, indigno, o inaceptable. Cuando esta nueva condición esté presente, es probable que se vea excluido no sólo del grupo social sino, también del familiar. Si bien la categoría del estigma es producto de la percepción del colectivo social, resulta auténtica para el individuo que la padece (estigma interiorizado), al grado de creer ser merecedor de tal discriminación, donde resulta excluido o incluso maltratado. Todo lo anterior se manifiesta mediante actitudes de menosprecio, intolerancia e inclusive violencia hacia quien es considerado como diferente y por lo tanto menos valioso, lo que genera un ambiente hostil y humillante al que la padece. En abril de 1993 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la tuberculosis (TB) una Emergencia Mundial,1 le dio el carácter de «remergente» con comorbilidad asociada a la pandemia del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) y a enfermedades crónico degenerativas como la Diabetes Mellitus tipo 2. Esta patología causó la muerte de 1.6 millones de personas2 y entre sus 2 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud principales factores se consideraron: el olvido de su existencia por las autoridades, la falta de medidas sanitarias para su control, además de la pérdida de trascendencia concedida a esta milenaria enfermedad. Tradicionalmente, la Tuberculosis se percibe como un proceso que resulta de la infección por el bacilo Mycobacterium, también es considerada una enfermedad social que causa gran sufrimiento, una patología de las "poblaciones en riesgo", un signo de pobreza, y ahora, una pandemia mundial.3 Es tan antigua como el hombre mismo y sigue afectando a los seres humanos; diversos estudios la han identificado en momias de Egipto que datan de 5,400 años. Constituye una entidad médica y social que implica profundas experiencias emocionales, personales y familiares, que van desde el aislamiento hasta la estigmatización y devasta las conexiones interpersonales, tanto física como emocionalmente,4 por lo que implica algo más que medicamentos, microbios o categorías de riesgo. Es responsable del mayor número de muertes en la población humana producida por un patógeno microbiano único5 y aun hoy, representa una causa importante de morbilidad, mortalidad y discapacidad. El estigma asociado a la TB tiene su anclaje en numerosas fuentes, su entendimiento resulta esencial para poder desarrollar respuestas efectivas ante los temores y ansiedades de profundo arraigo, sobre todo los relacionados con las posibilidades del contagio.6 A pesar de que los factores socioeconómicos son ya señalados a nivel global y nacional como causantes de 7 TB, tradicionalmente, los modelos biomédicos de atención a esta enfermedad, se centran en el diagnóstico, investigación de contactos, tratamiento o búsqueda de la curación y dejan sin abordar los aspectos sociales. Hasta hace cincuenta años no existían fármacos conocidos para curarla, afortunadamente en la actualidad se cuenta con opciones efectivas de tratamiento, las cuales son relativamente accesibles; sin embargo, la sobrexposición a los antibióticos ha traído consigo la resistencia de algunas cepas de Mycobacterium, que se vuelven resistentes y requieren, con más frecuencia, tratamientos de ultima generación, que resultan más costosos, demandan un periodo más largo de ingesta y tienen menores posibilidades de cura. Resulta importante resaltar el hecho de que el estado de Zacatecas no ha sido clasificado como prevalente de Tuberculosis; sin embargo, debido a la alta movilidad poblacional y a la dispersión característica de migrantes al interior de las comunidades con casos activos de tuberculosis pulmonar, permiten el arraigo de estos temores, más por falta de conocimiento, que por el carácter infectocontagioso de la enfermedad. 3 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud Con más de cinco décadas en la era moderna de la lucha contra la tuberculosis, y más de tres unida a la epidemia del VIH/SIDA, el estigma asociado representa uno de los retos importantes para los programas de control,8 y un obstáculo para la atención oportuna y de calidad a estos pacientes.9 Resulta necesario que las instituciones de salud visualicen la necesidad del paciente de ocultar imperiosamente su condición debido al rechazo social, con el fin de que se realicen avances claros a sus favor en las políticas de salud; más allá de la promoción dirigida a medidas de detección, se debe tener claro que el problema ya existe y que es necesario apoyar a los paciente y sus familias, porque al ser señalados, son susceptibles de negárseles la respuesta social y limitárseles el acceso a la atención y curación. La mayor parte de las contribuciones a la teoría del estigma pertenecen a las interacciones sociales propuestas por Durkheim, Goffman, Ritzer, y Falk. Sus aportaciones han informado e inspirado conocimientos sobre aplicaciones de prevención e intervención;10 sin embargo, casi en su generalidad no se han aplicado,11 son estudios descriptivos, que señalan rasgos de personalidad evaluados a través de test psicológicos de tipo psicométrico y proyectivo,12 o niveles de depresión secundarios al padecimiento, pero no se profundiza particularmente en ello; la mayoría de los estudios sobre el estigma y su percepción se encuentran en patologías deformantes (lepra) o discapacitantes (esquizofrenia).13 Otras investigaciones llevan de la mano al nuevo acompañante de la Tuberculosis, el virus de Inmunodeficiencia Humana Adquirida 14 VIH/SIDA, pero sólo se analiza el estigma específico en materia de TB.15 En 2011 se registraron en México 18,848 casos nuevos de TB en todas sus formas, de los cuales el 81.60 por ciento correspondieron al tipo pulmonar, 1.60 por ciento meníngea, 5.70 por ciento ganglionar y 11.10 a otras formas; el 20 por ciento de casos nuevos de TB estuvieron asociados al tipo 2 de Diabetes Mellitus, 4.9 por ciento a casos nuevos en Pediatría (<15 años), 5.90 por ciento de relación TB/SIDA, que ocasionaron 2,222 defunciones en 2009, de las cuales 1,872 fueron ocasionadas exclusivamente por tuberculosis pulmonar (84 por ciento). En el Estado de Zacatecas se registraron 75 casos por esta causa y siete defunciones durante el 2009. A través del presente trabajo se ha pretendido hacer una pausa obligada, reflexionar y proveer elementos que expliquen la presencia y manejo que realizan del problema de estudio los pacientes de la capital zacatecana, como reflejo de la situación al interior del Estado, con el objetivo de conocer la percepción sobre el estigma social que sufren las personas con Tuberculosis que acudieron a tratamiento en la Jurisdicción Sanitaria 1 de los Servicios de Salud de Zacatecas. 4 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud MATERIAL Y MÉTODOS Se realizó un estudio descriptivo y exploratorio de corte cualitativo, sobre la percepción del estigma social en pacientes con Tuberculosis, mediante una entrevista con una guía semi-estructurada. Con los datos obtenidos a través de la Plataforma del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica de la Dirección General de Epidemiologia (RHOVE) y con el apoyo de la responsable del área epidemiológica de la Jurisdicción Sanitaria 1, se desarrolló un plan de trabajo específico para la búsqueda de participantes, con base a los casos registrados de todas las formas de Tuberculosis de 2009 a 2010, que hubieran sido atendidos dentro de esa Jurisdicción, con inclusión de pacientes de reciente diagnóstico (no mayor a 24 meses), que fueran mayores de edad y desearan contribuir en el estudio, sin importar el sexo. Posteriormente se ubicaron los domicilios mediante mapas digitales (google maps) y se trazó una ruta para realizar las visitas domiciliarias, de igual modo se concertaron las citas mediante correos electrónicos o llamadas telefónicas de acuerdo a cada caso en particular, se logró reunir a diez participantes en un rango de edad de 22 a 70 años. Todos aprobaron el formato de consentimiento informado. La entrevista fue realizada en su domicilio para que los participantes pudieran conversar de una manera cómoda, amplia, desde su realidad y desde un ámbito más informal. No fue dirigida pero se contó con un guion temático (Tabla1) a fin de estructurar la sesión y sugerir los temas que se considerasen importantes durante su evolución. TABLA 1 GUÍA TEMÁTICA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE ZACATECAS MAESTRÍA EN CIENCIAS DE LA SALUD PERCEPCIÓN DE ESTIGMA SOCIAL EN PACIENTES CON TB FOLIO NÚMERO 1.- Nombre 2.- Edad (en años) 3.- Fecha y lugar de nacimiento (dd/mm/aaaa) 4.- Estado civil Casado(a) / Soltero(a) / Otro 5.- Escolaridad (años de educación) 6.- Ocupación actual 7.- Dirección 8.- Teléfono 9.- Tipo de seguridad social 10.- Tipo de diagnóstico 11.- Religión, asistencia al templo, iglesia por semana 12.- Cómo percibe su salud: (Cómo percibe su estado de salud desde hace seis meses a ahora) 13.- El diagnóstico como fue? (Donde y quén lo dio? Cómo se llega a él?) 14.- Tuberculosis, porque dá? 15.- Le brindaron información acerca de su enfermedad desde el inicio? 16.- Trabajo 17.- Amigos y familia. Cómo es ahora la relación con ellos? 5 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud La entrevista fue elaborada y consensuada previamente. En primera instancia se recabaron datos personales, socioeconómicos y demográficos, posteriormente se solicitó a los participantes que relataran en forma extensa sus experiencias y opiniones acerca de la enfermedad, religión (tipo, asistencia, apego), percepción de su estado de salud a partir del diagnóstico (6 meses a la fecha de la entrevista), causas atribuibles a la enfermedad por el paciente; recepción y orientación al momento del diagnóstico (sitio de afectación, qué información recibió, quién y bajo que circunstancias se lo dio) y si afectó o no su vida laboral, o relaciones familiares. Las entrevistas se realizaron una sola vez con una duración aproximada de 90 minutos, todas fueron grabadas y posteriormente transcritas, su análisis se realizó en tres etapas: 1. Descubrimiento en progreso (lectura longitudinal) 2. Codificación de datos y refinamiento de la comprensión del tema de estudio (lectura transversal) por medio del programa ATLAS TI 3. Relativización de los hallazgos. (Interpretación de resultados) Se realizó una categorización a partir de los comentarios de los pacientes y se analizó la percepción del estigma social dentro de cuatro categorías principales. 1. Percepción Social, 2. Estigma Interiorizado, 3. Percepción del estado de Salud 4. Acceso a los servicios de salud. RESULTADOS La edad de las personas entrevistadas osciló entre los 22 y 72 años, con un promedio de 53.40 años. Las mujeres fueron el grupo predominante de la investigación (7), el 50 por ciento de la muestra ubicó su lugar de residencia en el Municipio de Zacatecas, un 30 por ciento en Guadalupe y un 20 por ciento en Trancoso. (Tabla 2). 6 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud TABLA 2 CARACTERÍSTICAS DE LOS PARTICIPANTES Nombre Edad Sexo Folio Localidad Localización de la enfermedad Clasificación final Sol 34 F 001 Zacatecas Ganglionar Curado Luna 22 F 002 Zacatecas Intestinal, peritoneo Curado Estrella 36 F 003 Zacatecas Pleural Curado Rey 70 M 004 Trancoso Pulmonar Curado Raquel 62 F 005 Guadalupe Pulmonar Continúa en tratamiento Eva 72 F 006 Guadalupe Otras Curado Flor 52 F 007 Guadalupe Ganglionar Curado Artemisa 56 F 008 Zacatecas Pulmonar Continúa en tratamiento Roberto 64 M 009 Zacatecas Pulmonar Pulmonar Israel 66 M 010 Trancoso Pulmonar Continúa en tratamiento Del análisis y cruce de las entrevistas prevalecen 6 grupos de códigos principales: Antecedentes de la enfermedad Acceso a la salud Tratamiento Contagio Vulnerabilidad Relaciones y redes sociales Antecedentes de la enfermedad Si bien todos manifestaron conocimiento de la existencia de la enfermedad, su carácter mortal y capacidad de contagio persona a persona, no existía el conocimiento pleno de la misma; tienen el precedente de la contagiosidad ante la cercanía, que refieren haber adquirido a través de charlas de padres o abuelos. «Yo recuerdo antes un viejito ya señor grande que tosía y tosía , a nosotros no nos dejaban acercarnos porque decían que él era muy malo, y míreme a mi si no soy malo» (Israel). « No si yo no sé que hice en esta vida tan malo, por qué mi Dios me castiga, si yo iba a las misas desde Nantes y mi Dios me mandó esto» (Eva) Se clasifica mas como una enfermedad antigua y bíblica, en la mayoría de los casos pareciera una confusión en el plano subjetivo con la lepra, «Si mis hijos no son malos, yo pos no era muy pegado a Dios, pero 7 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud pos Dios me mandó esto» (Artemisa). Existe la premisa de la contagiosidad y la muerte secundaria a su padecimiento, las cuales se encuentran presentes en la relatoría, «No.. si Dios castiga, así…(tose)...así sin palo, sin mano y sin cuarta» (Raquel). Aquí se concibe la enfermedad como castigo divino. Cabe destacar que se tiene consciencia de la magnitud del padecimiento, pero se desconoce en la mayoría de los sujetos las posibilidades de su curación, “Mejor morirme, si eso es lo que quiero morirme ya” (Israel). No es hasta que comenzaron el tratamiento médico, que se vislumbra la posibilidad de la cura, en algunos de ellos el diagnóstico se dio de manera separada del tratamiento, es hasta que se inicia el mismo, que adquieren conciencia parcial de la enfermedad, «pos yo sabía que eran eso todos cochinos, que están a gargajo y gargajo eso que tan tose y tose» (Roberto). El personal de salud Ocho de los participantes recibieron algún tipo de asesoría durante su tratamiento y mencionan que les explicaron cómo funcionan los fármacos, sin embargo, no recibieron una orientación clara sobre la probabilidad de manifestar efectos secundarios. «Al principio yo las vomitaba saben bien feo, y te arde mucho el estomago, después te sientes tan mal que mejor haces por no vomitarlas» (Luna). Es importante destacar que una vez dado el diagnóstico refieren que existió un marcado cambio de actitud del prestador de servicio hacia la persona afectada por tuberculosis, es tratada «de manera demasiado especial», en forma huraña, se intensifica en sobremanera el lavado de manos por parte del personal de salud, y se presenta desapego en la relación médico-paciente, «No si ora ya es diferente, cuando yo empecé que llevaba el tratamiento allá con el otro dotor hasta ni me dejaba entrar allí con él, me consultaba de allí de la puerta» (Rey). El uso de cubre bocas por parte del personal sanitario, expresiones y actitudes de miedo cada vez que el paciente tose frente a ellos, «pos así son les da un miedo se tapan la boca, hacen gestos como si por verlo a uno se fueran a morir» (Sol), así como el ser etiquetado a la llegada al servicio como «el de Tuberculosis». «Si llevar la muestra con esas químicas no, era bien feo por que te gritan esa la de tuberculosis traiga su muestra y se te quedan viendo, y se tapan les da un asco» (Luna) Por lo que en varias ocasiones se prefiere la práctica privada que si bien conlleva un gasto mayor, el trato es diferente, y se otorga más información sobre los planes de tratamiento a seguir. « Pos yo jui con un dotor uno de esos de los pulmones y el si me dio la mano y todo y nos explicó, pero ya no jui después porque nos cobraba bien caro, pero eso si nos trataba re bien» (Israel). Seis de los pacientes describieron su relación con el personal de salud para la atención de la tuberculosis como buena o regular al momento de las citas, sobre todo si fueron canalizados a un médico en particular, en caso contrario se comenta como mala. 8 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud Tratamiento Casi todos sabían de la importancia de mantener la adherencia al tratamiento, (refieren se les comentó en reiteradas ocasiones) a fin de curar la enfermedad «No si ya tomándome las pastillas si pues empecé a comer más, poquito a poquito» (Luna). En su mayoría el tratamiento fue entregado con el blíster completo, sin metodología TAES (Tratamiento Acortado Estrictamente Supervisado) que debe seguirse de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana NOM-006-SSA2-1993 para la Prevención y Control de la Tuberculosis en la Atención Primaria a la Salud. Al hablar de los efectos del antifímico, la mayoría refirió las molestias digestivas «Pues te las tomas porque tienes qué, son muchísimas, además arde mucho el estomago, más por que no puedes comer ni antes ni después de tomártelas» (Sol), expresan la dificultad que conlleva el ser metódicos en las tomas de medicamento, los ayunos, y las horas especificas de toma; coinciden en la mejoría notable durante los primeros tres meses, sobre todo en los casos pulmonares, particularmente con la disminución notable de la tos, por lo que refieren como beneficio el tomar el tratamiento «Si me tome todas esas pastillotas coloradas es pa´ no enfermar a las criaturas, pa’que vengan como enantes y me visiten» (Eva). Contagio La posibilidad de estar o ser contagiado es uno de los factores con mayor trascendencia, una vez que se conoce, es que se dan las medidas extremas de precaución, las cuales se encontraron relacionadas con la percepción de vulnerabilidad y susceptibilidad de las personas para contraer la enfermedad. «Figurese uste, que lo tengan a uno así, si yo les di pa que comieran, ora que yo tengo este me traten así, como perro sin entrar a mi casa, que te tengan como perro con el traste marcado» (Rey), además de la falta de conocimiento sobre los mecanismos de transmisión «No si antes, pos yo cuidaba las chivas, de aquí de los vecinos, pa tener pos así que comer, pero ora no, que porque las enfermo» (Rey). El miedo al rechazo y a contagiar a los seres queridos también se convirtió en una manera de aislamiento «No ya ni los hijos ni los nietos, a mi me da miedo que se enfermen por mi» (Artemisa), el temor a morir solos, a ser rechazados por sus parejas o familia, al asco a la repulsión, tanto de los demás como de ellos mismos «Lo realmente indignante es el asco de tu familia cada vez que toses, que te aparten los trastes» (Artemisa). Se unen en la mayoría de los enfermos los reproches constantes, dudas sobre cómo se dio el contagio, o qué pudieron hacer para merecer la enfermedad (castigo) «pos mi esposo ya no se acerca, dice que se le pega la enfermedad, que sabe onde andaba yo, pa´que se me pegara, pero pos de verdad no, si yo le tengo ley» (Raquel) En los casos pulmonares la incesante tos actúa «como anuncio» de que se es portador de la enfermedad. 9 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud Diagnóstico Las reacciones que las personas mostraron al momento del diagnóstico oscilaron entre la depresión, la tristeza, duda (sobre curarse), ira (más de cómo fueron infectados), miedo al rechazo (pareja, familia, compañeros y perder trabajo). Algunos trataron de ocultar el diagnóstico de la tuberculosis a otras personas (no a su familia) refiriendo se trataba de otra enfermedad «Pues al principio ni sabíamos que era, luego mi mama les dijo en la escuela que era cáncer, pero pues en la casa ya sabían que no era cierto» (Luna). Se prefiere tener cáncer o «pulmonía» para justificar la tos y la pérdida de peso, refieren haberse sentido heridos, humillados y desplazados por los comentarios de la gente, «si luego luego dijeron que yo tenía sida que por eso tan flaca» (Estrella). Refieren como punto lacerante que se les haya pedido dormir por separado o en otra residencia durante la enfermedad, «lo malo es que te dejen así, solo, malo, como si ya no existieras, hablan de ti como si nadie te viera, como si estuviera muerto» (Israel). Se une la imposibilidad (por mala información) de convivir con sus hijos, «que si me cambio, nooo si esta maldita enfermeda, mejor me muriera, no me deja ni ver a mis hijos imagínese uste, dos años sin siquiera poder darles un beso a mis criaturas» (Flor); se relatan las penurias económicas, sobre todo, la pérdida del empleo «pos ahora sin trabajar cómo le doy de comer a mi niña y mi hija, no pos ella lava ajeno, pero pos igual le dicen que si estoy malo mejor no vaya» (Roberto); cuando se les despidió e informó que ya no podían trabajar por su condición y el riesgo de infectar a otros, por parte de sus empleadores o patrones, no se realizó en ningún caso demanda laboral «No pos el patrón era dentista, y pos él sabe a eso de la medicina y pos dijo que le iba yo a enfermar a los niños si seguía haciéndole el quiacer en su casa» (Flor). Vulnerabilidades y estigma Mientras más se profundiza en las experiencias, se identifican los impactos negativos secundarios a la enfermedad: baja autoestima, baja moral, depresión, tristeza, miedo a la transmisión y al rechazo, vergüenza, culpa y la percepción de emociones y sentimientos negativos hacia ellos, por lo que se muestran cautos sobre a quién revelan su condición. «Si a los niños luego luego los apartan las viejas quesque porque les van a pegar la enfermedad si el enfermo es uno» (Luna). Es la falta de información que conduce al prejuicio, al miedo y al estigma. El entorno social reacciona negativamente, sobre todo, por el temor a infectarse. Esta patología sigue siendo asociada directamente con la pobreza, indigencia, falta de aseo y castigo divino (merecido) «Si las que se decían 10 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud muy mis amigas ahora ya ni me hablan y me sacan la vuelta si antes del mismo plato comíamos ahora les da asco saludar» (Estrella). La correlación de tener TB con ser sucio o sucia y la creencia de que la tuberculosis se transmite por contacto casual y físico (la tos como vehículo de contagio) «Sí, a mi me da miedo quel DIF venga y me quiten a los niños porque estoy enferma» (Eva), razones por las que el estigma sigue siendo tan real para los y las enfermas. Se describe en términos de discriminación familiar (distanciamiento), de los compañeros (miedo de visitar, hablar o relacionarse por miedo al contagio), del trabajo (perder el empleo por temor al contagio y la sensación de discriminación), y del aislamiento o rechazo de sus seres queridos, en especial de los niños y sus cónyuges, «Mi viejo si me apoya pero pos ya no está junto conmigo viene y me deja el taco pero nada más» (Eva), la percepción de que una persona con TB es sucio o desagradable «No es cuestión de cochinos, si uno ahí se baña y todo, pero no entienden lo ven a uno como puerco» (Artemisa), «Si ni por que por saludar uno se las pegue» (Sol) Siete de los participantes manifestaron que la tuberculosis duele tanto física como emocionalmente, sobre todo, cuando se les llama «tuberculosos». Relaciones familiares y redes sociales «No, amigos cuáles…esos se acabaron con esta maldita enfermeda» (Rey). Ocho de ellos refieren pocos o ningún visitante, «A veces pos los amigos pasan en la camioneta y le dan a uno veinte pesos pa la torta pero nada más» (Rey), perder los amigos y la falta de acercamiento de las redes familiares es la principal dificultad para afrontar la enfermedad, el sentirse odiados, “apestados”, o literalmente solos, a pesar de haber superado los síntomas «lo que yo no entiendo es que si ya me cure, si me tome todo por que sigo enfermo para ellos» (Israel), el que las personas queridas se alejaran debido a la enfermedad, es la principal causa de miedo y recelo a la sociedad, «es como estar muerto en vida» (Roberto). Sobre todo porque a pesar del término del tratamiento y a pesar de la cura, este distanciamiento no cambia, es decir, una vez que se tuvo la enfermedad y las relaciones interpersonales se afectaron, jamás vuelven a restructurarse, «es como vivir pa´ siempre con esto» (Eva). Medidas para evitar el contagio Las medidas especiales adoptadas para evitar la contaminación son difíciles de sobrellevar, sobre todo cuando se les pidió usar enseres domésticos etiquetados, «Lo que mas me encorajina es que me traigan como perro con el plato marcado» (Estrella), derivado del miedo al contagio por fómite; este código de “Trastes” se presentó de maneja general; en mayor o menor medida fueron separados todos los 11 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud enseres domésticos que las personas portadoras de TB utilizan, además de solicitarles que se muden de casa a fin de no compartir el sanitario con el resto de la familia y el uso de cubre bocas «la máscara», «el trapo», «esa cosa que te tapa la cara». Ya que mencionan es como si anunciaran la enfermedad «yo sé que pa´ no enfermar a mas gentes pero…. (Solloza) ¿pa´ que me queman mi ropa? (Rey); se sienten rechazados, diferentes, etiquetados y expulsados «afuera como a los animales, que no pueden comer donde las gentes» (Raquel). CONCLUSIONES Desde la ontología podemos discernir que las características individuales per sé que conforman la identidad, corresponden directamente a las interacciones sociales de grupo y se ven alteradas de manera preponderante al momento en que se pierde la característica considerada principal «el estado de salud».16 Tanto a nivel del individuo como al interior del núcleo familiar, ven afectadas sus redes sociales, desde los miembros de convivencia cercana hasta los de la comunidad (léase compañeros de trabajo, pareja, etcétera), de tal forma que el recorrido de la persona afectada por tuberculosis en el plano emocional enfrenta diversas situaciones y fases: antes de la enfermedad, frente a su nueva realidad, a raíz del reciente diagnóstico, durante su tratamiento y en algunos sujetos, posteriores a la curación, siguen enfrentando el prejuicio social que suponen aparentemente insalvable.17 Es aquí donde el paciente entra en el juego social del encubrimiento, la negación, o enmascarando el diagnóstico, considera la tuberculosis como un atributo negativo, indignante, poseedor de un mal y una marca irónicamente intangible: la tos; de ahí que las referencias primordiales se establezcan a raíz de ella como el principal determinante de la culpa, del malestar, es ella precisamente la que delata la enfermedad, (ya que no en todos los enfermos la pérdida de peso fue un factor importante)18 y lleva implícito el contagio; origen del distanciamiento social, la desacreditación de la persona, y de su diferencia, que se percibe en el acto mismo de toser. Con frecuencia, a medida que transcurre el tiempo, la persona afectada pasa por dos situaciones (nunca de igual forma, ni en el mismo orden y no necesariamente ambas) primero oculta la enfermedad, y así su vergüenza, pena o miedo (estigma interiorizado),19 sin embargo, no la oculta para todos ni de forma permanente, lo utiliza como un mecanismo defensivo, ante el medio social al que pertenece y al que desea seguir perteneciendo. La otra situación se presenta cuando una vez que es categorizado como «enfermo» o «tuberculoso» comienza la disociación entre la imagen ideal y la real de sí mismo, mas allá de las características físicas (caquexia, fatiga etc.), la persona afectada se 12 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud encuentra frente a su nueva identidad social real, es decir la exclusión del grupo social de pertenencia y esta nueva “categoría social” adquirida por la enfermedad;20 en el choque entre ambas surge el aislamiento y permiten que se les relegue del ámbito social y familiar, de tal manera que se crea entonces una imagen alterna del individuo, el cual se ve a sí mismo como una persona deteriorada o sin valor.21 Cuando hablamos de la característica «patognomónica», el estigma social interiorizado,22 radicará en la búsqueda incansable de aceptación, en esta necesidad de pertenencia a cualquier costo, por lo que recurre a las diferentes alternativas de curación: homeópatas, embrujos o remedios (té de zorrillo o caldo de zopilote) a fin de «corregir» su diferencia; de igual modo la búsqueda de respuestas sobre la enfermedad son variadas, busca incansable el sentido de pertenencia, intenta adjudicar la culpa de la enfermedad a causas ajenas, no sólo a la patología como tal, sino aquellas que busquen la transición de culpable (castigo, pecado) a víctima (maleficio, mal de ojo, brujería), a fin tener motivos «aceptables» de padecerla y justificar el rehuir responsabilidades y compromisos sociales; para establecer de manera «digna» una barrera que le exima de convivir con contactos mixtos (normalesestigmatizados).23 La identidad del estigmatizado va pasando así por distintos procesos, los cuales se sustentan en las experiencias vividas durante el proceso de la enfermedad y sus preceptos morales-religiosos que le acompañan, crea una idea de «código de comportamiento» 24 a fin de solventar diversas situaciones basadas en la premisa de normalidad, dado el previo conocimiento que tiene de su condición, desarrolla procesos de autodefensa: evita lugares donde pueda ser cuestionado, posiblemente rechazado, sujeto de cortesía o pena llegando al punto donde simplemente «enmascara la enfermedad» encubriéndola con otra socialmente aceptable como el cáncer, a pesar de esto, la familiaridad de ningún modo conducirá a la normalidad, por el contrario, en una organización impersonal como la que representan la mayoría de las instituciones de salud, donde el conocimiento de la situación llega por medio de notificaciones oficiales, representa un factor más de desacreditación hacia el individuo.25 El conocimiento de la enfermedad, tanto en el plano social, formal o informal será la base de la imagen pública del individuo, es aquí donde la ética medica juega un papel fundamental, al intentar limar o manejar la situaciones, se termina estereotipando y generando juicios de valor que favorecen la marginación, ante la falta de grupos de apoyo o personal capacitado para dicha acción; la ética médica del personal de salud26 que, dadas sus características profesionales, raramente satisfacen las necesidades de los pacientes, en su mayoría debido a las enormes cargas de trabajo o la falta de 13 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud conocimiento sobre la enfermedad, que sin lugar a dudas termina en un trato diferente al paciente con tuberculosis, vulnerándolo aun más. Desde el plano familiar esta actitud del personal se traduce contrariamente en sobreprotectora que será adoptada de manera inicial por el pariente más cercano (pareja, madre, hijos), desgraciadamente dada la complejidad del padecimiento así como las presiones sociales que ejerce a su alrededor, los esfuerzos por la re-integración familiar fallan, y es relegado también en éste ámbito; así, cuando los lazos no son lo suficientemente arraigados, como en la gran mayoría de los casos, conllevan a la desintegración familiar.27 Para evitarlo la persona afectada recurrirá a chantajes, ansiedad, o el uso de des-identificadores, más asociados al miedo que a la soledad, lo que lleva a cuestionar este enfoque de «una enfermedad inexistente»,28 la diferencia entre el sano y el enfermo deja de ser como parte del continuo a pesar de llegar a la curación, es inevitable entonces que la persona afectada se vea a sí misma como un extraño, impotente ante la sensación de frustración, o incapacidad de retomar las riendas de su propia identidad, dando origen a la auto estigmatización más percibida que declarada, traducida en sensaciones de pena, humillación, vergüenza, depresión, autoinculpación, que conllevan a síndromes depresivos mayores e incluso la ideación suicida.29 Es lógico hablar entonces del potencial discriminatorio de la TB, ya que si bien la percepción del estigma interiorizado y social, va más encaminado al plano de las emociones sentidas, la discriminación puede describirse como la acción secundaria que de manera consciente o no, fomenta las sensaciones de la persona afectada, como un refuerzo positivo de las emociones negativas percibidas, de las cuales es plenamente consciente, tanto por su entorno social, como por la justificación moral atribuible a la enfermedad, se encuentra potencialmente ligado a las concepciones teológicas atribuibles a la lepra,30 que si bien, ambas conllevan la misma clasificación de mycobacteriosis, la connotación de culpa es similar en la atribución del castigo divino con respuestas sociales y emocionales (vergüenza, culpa, retraimiento social, y la percepción de no ser querido) de manera similar, aun sin la presencia de malformación física.31 La percepción emocional es similar en el señalamiento de la comunidad, al ser calificados como peligrosos, contagiosos o sucios, la toma de precauciones extremas de manejo de fómites, y ser considerados potencialmente riesgosos para el contagio de los miembros vulnerables de su núcleo familiar. Esta situación deteriora el ambiente familiar y favorece el hecho de intentar constantemente ocultar la enfermedad como si se tratara de algo indigno o inconfesable; lo que complementa el ciclo del estigma.32 14 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud Es la conjunción de estos fenómenos y la modificación de la conducta del individuo, que a través del interaccionismo simbólico nos permite conocer la importancia de la interrelación de los proceso y cómo contribuyen a la configuración de las acciones que seguirán estos pacientes, otorgando un patrón predecible y la oportunidad de realizar intervenciones adecuadas33 en los procesos de interrelación, mismos que contribuyen de forma decisiva a la configuración de la personalidad del individuo y favorecen el desarrollo de capacidades de interacción social como forma de acercarse a la realidad, con sus aportaciones y limitaciones pero enfocados a la lucha contra la enfermedad.34 Es necesario reconocer que los modelos bio-psicosociales comprometen per sé diferentes interacciones y determinantes, bajo la premisa básica de un modelo donde no es posible restringir a un órgano o sistema el todo de su entidad, sino dirigiendo las acciones más allá de la entidad nosológica, biológica, psicológica, y cultural, abordando al individuo como un todo, que se ve afectado mas allá de los conceptos, mitos y realidades, aunado a la necesidad imperiosa de un soporte de conciencia social.35 El estigma asociado a tuberculosis se ha identificado como un obstáculo trascendental para el acceso a la atención médica que repercute directamente en la calidad de vida, no sólo del paciente, sino de la familia en general, está presente en todas partes: trabajos, escuelas, círculos sociales e incluso en los servicios de salud, lo cual por consecuencia, lleva a obstaculizar el tratamiento e impide la reintegración social del individuo quien después de la enfermedad arrastrará la etiqueta de «tuberculoso» de por vida.36 Si bien en la búsqueda de dichas experiencias lleva implícita la importancia del punto de vista de la persona y no de la enfermedad, el poder llegar al interior de las emociones y percepciones del individuo, carente del sentido de pertenencia social, presupondría la imperiosa necesidad de mejorar el ejercicio médico más allá de los márgenes del expediente clínico, darse a la tarea de ir mas allá del papel profesional e involucrarse realmente con el paciente, vislumbrar la necesidad que de una atención integrada, humana, con calidad, calidez y sobretodo más allá de la categorización y estratificaciones.37 Es urgente una atención «centrada en la persona, no en la tuberculosis».38 Los problemas para el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno de la tuberculosis en Zacatecas están muy relacionados con las percepciones que los enfermos tienen sobre los catastróficos cambios que la enfermedad produce en su vida cotidiana y las alternativas de atención que eligen, de acuerdo con sus creencias religiosas, personales y en su mayoría a las posibilidades económicas. Dicho proceso de atención conlleva en su mayoría al diagnóstico tardío (2 a 6 meses posteriores al inicio de los síntomas) y en algunos de los casos se opta por el abandono del 15 Ibn Sina. Revista electrónica semestral en Ciencias de la Salud tratamiento. De acuerdo a la clase social de los pacientes, puede advertirse que las condiciones generales de salud, vivienda, y trabajo son factores predisponentes de la enfermedad. La presente investigación reitera la importancia de los factores sociales y económicos en el grado interpretativo de la enfermedad, ya que el estigma puede entenderse más allá de un designio divino, como un fenómeno histórico que prevalece en la sociedad sobre la forma de tratar a los pacientes que la padecen. Los resultados del presente estudio ayudarán a investigadores, programas y estudiantes para comprender el estigma y la aplicación de estrategias e intervenciones para su reducción; las implicaciones que tiene en el tratamiento, así como para informar a los proveedores de servicios de salud y tomadores de decisiones acerca de cómo las personas afectadas por tuberculosis en el estado Zacatecas interpretan, viven y padecen la enfermedad. El estigma secundario a tuberculosis en Zacatecas existe es real y tangible, sólo basta tomarse la molestia de preguntarle a la «persona» sentada en la sala de espera o en la silla del consultorio, frente al médico, enfermera o al personal de salud, (cuya obligación es servir), cómo se siente a partir de su diagnóstico, para descubrir la serie de vejaciones y vicisitudes que debe sortear diariamente, muchas veces por ignorancia, falta de conocimiento o de información adecuada al momento del diagnóstico, para darnos cuenta del miedo a morir, la impotencia y los prejuicios que se manifiestan ampliamente, por una enfermedad curable, cuyo tratamiento es gratuito Aun hoy en el siglo XXI la tuberculosis permanece en el aparente anonimato sin campañas de orientación en medios de comunicación que erradiquen las creencias erróneas, e ignorados por las elites de salud, los pacientes permanecen olvidados y marginados, esto nos lleva a reflexionar que un bacilo de 4 micras de diámetro, puede transformar la figura icónica de la madre o el padre, sublime, querida y admirable, a la de un ser degradado nombrado «tuberculoso» indigno de vivir bajo el mismo techo. 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