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Compresión carotídea manual externa: una opción de tratamiento para la fístula carótido-cavernosa External manual carotid compression: an option of treatment for carotid-cavernous fistula Carlos Enrique Luján Mercado1 Sergio Alberto Vargas Vélez2 RESUMEN Palabras clave (DeCS) Arteria carótida común Fístula del seno cavernoso de la carótida Key words (MeSH) Carotid artery, common Carotid-cavernous sinus fistula Las fistulas durales arteriovenosas intracraneales pueden ocurrir en cualquier parte dentro de la duramadre. Los pacientes pueden estar clínicamente asintomáticos o experimentar desde leves síntomas hasta hemorragias catastróficas, según la localización y el patrón de drenaje de la fístula. En la fístula del seno cavernoso, hay ramas durales de las arterias carótida interna o externa que se comunican con el seno cavernoso. La compresión manual externa de la carótida es una técnica no invasiva para el tratamiento de esta clase de fístula. Algunos pacientes con fístula arteriovenosa del seno cavernoso pueden presentar resolución completa mediante esta opción terapéutica. SUMMARY Intracranial dural arteriovenous fistulas can occur anywhere within the dura mater. Patients may be clinically asymptomatic or may experience symptoms ranging from mild symptoms to fatal hemorrhage, depending on the location and venous drainage pattern of the arteriovenous fistulae. In cavernous sinus dural arteriovenous fistulae (CS- DAVF), dural branches of the internal or external carotid arteries communicate with the cavernous sinus. The external manual carotid compression is a noninvasive method to treat this kind of fistulae. Some patiens with CS- DAVF can achieve complete resolution by external compression therapy. Caso clínico 1 Residente de Radiología de la Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia. 2 Neurorradiólogo. Profesor de Neurorradiología de la Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia. 2542 Paciente masculino de 62 años de edad, con exoftalmos unilateral izquierdo, de un año de evolución, asociado a aumento de la presión intraocular, con disminución progresiva de la agudeza visual por el mismo ojo y, además, cefalea hemicraneana ipsilateral, y quien venía siendo tratado por especialista, de forma ambulatoria, con esteroides sistémicos, por posible Enfermedad de Graves unilateral, sin mejoría de su cuadro. Dado el diagnóstico de glaucoma, recibía tratamiento oftalmológico tópico. Se le realizaron estudios de función tiroidea, los cuales fueron normales, por lo que se decide realizar estudios de imágenes para aclarar el diagnóstico, y se ordena una tomografía de órbitas. Al momento del estudio tomográfico se documentó, también, la presencia de síntomas y signos clínicos de efectos secundarios, producto de la terapia esteroidea sistémica. Los hallazgos de la tomografía demostraron dilatación de la vena oftálmica superior izquierda (Fig. 1). Se decide complementar con arteriografía cerebral, donde se confirma el diagnóstico de fístula carótido-cavernosa izquierda, la cual se alimenta por ramas durales de la carótida cavernosa y por el seno coronario derechos (Fig. 2). Con el diagnóstico confirmado, se procede a realizar tratamiento endovascular. Inicialmente se intentó un abordaje por terapia endovascular (TEV) a través del seno petroso inferior derecho (el izquierdo se encontraba ocluido), con microguía y microcatéter y a través del seno coronario, el cual une ambos senos cavernosos, para la colocación de coils en el seno cavernoso izquierdo, pero técnicamente fue imposible, por las fenestraciones del seno coronario. En un segundo tiempo se intentó el abordaje oftálmico izquierdo, con ayuda del doppler puncionando, con set de micropunción, la vena oftálmica superior izquierda, pero la guía se anudó y no se pudo avanzar. Debido a que el paciente no tenía seno petroso inferior izquierdo, por lo anteriormente descrito, se presentación de casos Fig 1. Corte axial de tomografía que demuestra dilatación de la vena oftálmica superior izquierda. Fig 2. Angiografía. Inyección en la arteria carótida derecha, donde se demuestra la fístula carótido-cavernosa izquierda, la cual llena principalmente por ramas durales de la carótida cavernosa bilateral, con mayor aporte arterial del lado derecho, comunicándose por el seno coronario (intercavernoso). decidió ensayar la técnica de la compresión manual, para lo cual el paciente fue instruido para realizarse a sí mismo la compresión de la arteria carótida y vena yugular izquierdas, con la mano contralateral, inicialmente durante 10 segundos, una vez cada hora, y se hizo aumento progresivo tanto de la frecuencia del masaje como de la duración del mismo, según la tolerancia del paciente, hasta llegar a un máximo de 4 a 6 compresiones por hora, con una duración máxima de 30 segundos. El seguimiento se hizo durante 4 meses, con controles clínicos mensuales y realizando estudio de control por imagen a los 4 meses (arteriografía cerebral); se demostró entonces el cierre de la fístula (Fig. 3). El paciente tuvo remisión total de sus síntomas clínicos. Discusión Las fístulas arteriovenosas intracraneales representan del 10% al 15% de todas las malformaciones vasculares intracraneales (1). En la fístula dural arteriovenosa (FDAV) del seno cavernoso (SC), ramas durales de la arteria carótida interna y externa se comunican con el seno cavernoso. La fistula dural carótido-cavernosa se manifiesta clínicamente por quemosis, exoftalmos unilateral, parálisis de nervios extraoculares, dolor retro-orbitario y soplo subjetivo u objetivo (2,3). Aunque el pronóstico generalmente es favorable, algunos pacientes con drenaje retrógrado de la FDAVSC pueden presentar edema cerebral o hematoma subcortical (4-6). Dentro de las opciones terapéuticas actuales están el manejo conservador, la irradiación, la embolización transarterial con partículas o cianoacrilato, la embolización transvenosa y el masaje compresivo (1). Aunque el masaje carotídeo externo (7) se utiliza con cierta frecuencia en el manejo de las FDAV-SC, los factores que contribuyen al cierre y curación de la fístula no han sido aclarados. El masaje solo está indicado en pacientes disciplinados, motivados y que no tengan ninguna contraindicación, entre las cuales se mencionan la enfermedad ateroesclerótica grave, por el riesgo de tromboembolismo; fístula carótido-cavernosa con drenaje importante hacia las venas corticales, por el riesgo de hemorragia o infartos cerebrales; hipersensibilidad del cuerpo carotídeo, por el riesgo de cuadros vagales; pacientes con estados de hipercoagulabilidad (deficiencia de proteína C, proteína S, antitrombina III), y pacientes con deterioro rápido de la visión (8). Para la realización del procedimiento el paciente debe estar en reposo, ya sea en una cama o una silla, para reducir los riesgos de caída en caso de un cuadro vagal. Debe, además, suspender todos los medicamentos que interfieran la coagulación, como el ácido acetilsalicílico. Algo muy importante es que las primeras compresiones deben ser supervisadas por el médico. En caso de síntomas de isquemia cerebral se debe suspender este tratamiento. Se pueden hacer compresiones alternantes de ambas carótidas en caso de que la fístula tenga aporte bilateral. Rev Colomb Radiol. 2008; 19(4):2542-3 Fig 3. Control angiográfico de cuatro meses después del tratamiento compresivo manual. Se demuestra oclusión completa y cierre de la fístula. Con este método se ha descrito la curación en un 22% a un 34% y una mejoría clínica en un 33% de los pacientes (8). Conclusión Aunque se ha demostrado curación espontánea de las fístulas arteriovenosas durales, la terapia compresiva manual carotídea es una alternativa en el manejo de las fístulas arteriovenosas del seno cavernoso de bajo flujo, por medio de lo cual se puede alcanzar una resolución completa de las mismas. Sin embargo, se deben tener en cuenta factores que sugieren la posibilidad de éxito con esta técnica, como son una presión intraocular normal, un intervalo corto entre el inicio de los síntomas y el tratamiento compresivo y el drenaje venoso vía vena oftálmica superior sin compromiso del seno petroso inferior. Se debe instruir bien al paciente en la realización de la técnica y hacer un seguimiento clínico estricto, dado el riesgo de efectos no deseados durante la compresión. Referencias 1. Kiyosue H, Hori Y, Okahara M, Tanoue S, Sagara Y, Matsumoto S. Treatment of intracranial dural arteriovenous fistulas: current strategies based on location and hemodynamics, and alternative techniques of transcatheter embolization. Radiographics. 2004;24(6):1637-53. 2. Houser OW, Baker HL Jr, Rhoton AL Jr. Intracraneal dural arteriovenous malformations. Radiology. 1972;105(1):55-64. 3. Seeger JF, Gabrielsen TO, Giannotta SL, Lotz PR. Carotid-cavernous sinus fistulas and venous trombosis. AJNR Am J Neuroradiol. 1980;1(2):141-8. 4. Awad IA, Little JR, Akarawi WP, Ahl J. Intracraneal Dural Arteriovenous Malformations: Factors predisposing to an aggressive neurological course. J Neurosurg. 1990;72(6):839-50. 5. Brown RD Jr, Wiebers DO, Nichols DA. Intracraneal dural arteriovenous fistulae: angiographic predictors of intracraneal hemorrhage and clinical outcome in nonsurgical patients. J Neurosurg. 1994;81(4):531-8. 6. Lasjaunias P, Chiu M, terBrugge K, Tolia A, Hurth M, Bernstein M. Neurological manifestations of intracraneal dural arteriovenous malformations. J Neurosurg. 1986;64(5): 724-30. 7. Kai Y, Hamada J, Morioka M, Yano S, Kuratsu J. Treatment of cavernous sinus dural arteriovenous fistula by external manual carotid compression. Neurosurgery. 2007;60(2):253-7. 8. Castaño CH. Neuroradiología Intervencionista. 1ra ed. Barcelona: Rubes Editorial; 2006. Correspondencia Carlos Enrique Luján Mercado Calle 79 No.72A 64, apto. 305 Medellín, Colombia celumer@une.net.co Recibido para evaluación: 29 de septiembre del 2008 Aceptado para publicación: 20 de octubre del 2008 2543