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Volumen 1, Número 4, Septiembre de 2011 Colección Temas Maestros Serie Psicosis Trastorno Bipolar Trastornos del Sueño Depresión Indice General Dirección, Fuentes Científicas..................................................................................................... 3 Artículos Originales A - El Insight en la Esquizofrenia y su Relación con Variables Afectivas, Cognitivas y Psicopatológicas Rosario Bengochea Seco, Cantabria, España...................................................................... 4 Entrevistas a expertos B - Analizan los Posibles Vínculos entre la Esquizofrenia y las Anomalías Físicas Menores José G. Franco, Reus, España............................................................................................... 8 Reseñas distinguidas 1 - Importancia de la Evaluación del Funcionamiento Psicosocial en la Esquizofrenia Annals of General Psychiatry.............................................................................................. 10 2 - Conciencia de Enfermedad en Pacientes Psicóticos: la Relación con la Neurocognición, la Cognición Social y los Síntomas Clínicos Depende de la Fase de la Enfermedad Schizophrenia Bulletin......................................................................................................... 11 3 - Predictores de Recuperación en Caso de Psicosis: Análisis de los Factores Clínicos y Sociales Asociados con la Recuperación en Pacientes que Cursan un Primer Episodio Psicótico luego de 5 Años de Evolución Schizophrenia Research..................................................................................................... 13 4 - Violencia y Psicosis Posictal: Comparación entre la Psicosis Posictal, la Psicosis Interictal y la Confusión Posictal Epilepsy & Behavior............................................................................................................. 15 Más Reseñas distinguidas.......................................................................................... 16 - 19 Novedades distinguidas 7 - Asociación no Sistemática entre el Apetito y el Peso Corporal en Pacientes Tratados con Olanzapina BMC Psychiatry.................................................................................................................... 20 8 - La Mitad de los Pacientes con Enfermedad de Parkinson y Psicosis Reciben Antipsicóticos Archives of Neurology........................................................................................................... 21 9 - Existen Factores Específicos Asociados con la Posibilidad de Internación Psiquiátrica en Casos de Esquizofrenia European Psychiatry............................................................................................................... 22 Más Novedades distinguidas........................................................................................... 23 Eventos recomendados................................................................................................28 Contacto Directo..........................................................................................................29 Autoevaluaciones de Lectura.......................................................................................30 Colección Colección Temas Maestros, Serie Psicosis, Volumen 1, Número 4 Temas Maestros Sociedad Iberoamericana de Información Científica Rafael Bernal Castro Presidente Serie Psicosis Rosa María Hermitte Directora PEMC-SIIC Dr. Marcelo Corti Dirección Editorial Consejo Superior Programa SIIC de Educación Médica Continuada (PEMC-SIIC) Elías N. Abdala, Miguel Aievato, Arturo Arrighi, Laura Astarloa †, Michel Batlouni, Pablo Bazerque, Carlos Bertolasi †, Alfredo Buzzi, Rafael Castro del Olmo, Marcelo Corti, Carlos Crespo, Reinaldo Chacón, Juan C. Chachques, Blanca Diez, Bernardo Dosoretz, Ricardo Drut, Juan Enrique Duhart, Miguel Falasco, Germán Falke, Juan Gagliardi, J.G. de la Garza, Estela Giménez, Vicente Gutiérrez Maxwell, Alfredo Hirschon Prado, Rafael Hurtado, León Jaimovich, Miguel A. Larguía, Antonio Lorusso, Néstor P. Marchant, Olindo Martino, Carlos Mautalén, Pablo Mazure, José María Méndez Ribas, Alberto Monchablón Espinoza, Oscar Morelli, Amelia Musacchio de Zan, Roberto Nicholson, Domingo Palmero, Omar J. Palmieri, Rodolfo Sergio Pasqualini, Santiago Pavlovsky †, Jorge A. Pilheu, Eduardo Pro, María Esther Río de Gómez del Río, Gonzalo Rubio, Ariel Sánchez, Amado Saúl, Elsa Segura, Fernando Silberman, Artun Tchoulajman, Norberto Terragno, Roberto Tozzini, Marcelo Trivi, Máximo Valentinuzzi, Eduardo Vega, Alberto M. Woscoff, Roberto Yunes, Ezio Zuffardi. SIIC, Consejo de Dirección: Edificio Calmer Avda. Belgrano 430, (C1092AAR), Buenos Aires, Argentina. Tel.: +54 11 4342 4901 www.siicsalud.com Registro Nacional de la Propiedad Intelectual en trámite. Hecho el depósito que establece la ley Nº 11723. Los textos que en esta publicación se editan expresan la opinión de sus firmantes o de los autores que han redactado los artículos originales. Trabajos Distinguidos/Trabalhos Destacados y Temas Maestros son marcas y procedimientos internacionalmente registrados por la Sociedad Iberoamericana de Información Científica. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin previa autorización por escrito de la Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC). Información adicional en www.siicsalud.com Artículo completo en www.siic.info Fuentes Científicas Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina Acta Psychiatrica Scandinavica Actas Españolas de Psiquiatría Actas Luso-Españolas de Neurología, Psiquiatría y Ciencias Afines Agencia Sistema de Noticias Científicas (aSNC-SIIC) Alcmeon American Journal of Medicine American Journal of Psychiatry American Journal on Mental Retardation (AJMR) Annals of Internal Medicine Archives of General Psychiatry Archives of Internal Medicine Archives of Neurology Australian and New Zealand Journal of Psychiatry British Journal of Psychiatry British Medical Journal (BMJ) Canadian Journal of Psychiatry Canadian Medical Association Journal (CMAJ) Chinese Medical Journal (CMJ) Clinical Neuropharmacology Clinical Psychology Clinical Psychology: Science and Practice Current Opinion in Neurobiology Current Opinion in Psychiatry Depression and Anxiety Drugs European Archives of Psychiatry and Clinical Neuroscience European Neuropsychopharmacology General Hospital Psychiatry German Journal of Psychiatry International Clinical Psychopharmacology International Journal of Psychoanalysis International Psychogeriatrics Jornal Brasileiro de Psiquiatría Journal of Anxiety Disorders Journal of Child and Adolescent Psychopharmacology Journal of Clinical Investigation Journal of Clinical Psychiatry Journal of Clinical Psychopharmacology Journal of Geriatric Psychiatry and Neurology Journal of Internal Medicine Journal of Nervous and Mental Disease Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry Journal of Neuropsychiatry and Clinical Neurosciences Journal of Pediatric Psychology Journal of Psychiatry and Neuroscience Journal of Psychopharmacology Journal of Sex Research Journal of Studies on Alcohol Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry Journal of the American Medical Association (JAMA) Journal of the European College of Neuropsychopharmacology Journal of the Formosan Medical Association Journal of the Royal Society of Medicine (JRSM) Kaohsiung Journal of Medical Sciences Lancet Medical Journal of Australia Medicina (Buenos Aires) Neurology New England Journal of Medicine (NEJM) Postgraduate Medical Journal Postgraduate Medicine Psiquis Psychiatric Annals Psychiatric Bulletin Psychiatric Rehabilitation Journal Psychiatry Psychiatry Research-Neuroimaging Psychiatry-Interpersonal and Biological Processes Psychology and Psychotherapy-Theory Research and Practice Psychosomatics QJM: An International Journal of Medicine Revista Argentina de Clínica Psicológica Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría Revista del Hospital Psiquiátrico de la Habana Salud(i)Ciencia – SIIC Schizophrenia Bulletin Science & Medicine Scientific American Southern Medical Journal São Paulo Medical Journal Tohoku Journal of Experimental Medicine Trabajos Distinguidos de Clínica Médica Trabajos Distinguidos de Factores de Riesgo Trends in Neurosciences (TINS) World Psychiatry 3 Sociedad Iberoamericana de Información Científica Artículos originales (http://www.siicsalud.com/main/expinv.htm) Las normas de divulgación biomédica acotan las posibilidades de comunicación de los investigadores o los someten a rígidos esquemas editoriales que, en oportunidades, limitan la redacción y, en consecuencia, la posterior comprensión de los lectores.SIIC propone escribir sin ataduras a renombrados médicos del mundo. Las estrictas supervisiones científicas y literarias a que son sometidos los Artículos originales aseguran documentación de calidad, en temas de importancia estratégica. A - El Insight en la Esquizofrenia y su Relación con Variables Afectivas, Cognitivas y Psicopatológicas Rosario Bengochea Seco Sociedad Iberoamericana de Información Científica Función que desempeña: Psicología, Psicología Clínica, Esquizofrenia; Centro Hospitalario Padre Menni, Santander, Cantabria, España Bibliografía completa, especialidades médicas relacionadas, producción bibliográfica y referencias profesionales del autor. Otro trabajo de su autoría: Gil D, Bengochea R, Arrieta M, Lastra I, Sánchez R, Alvarez A, Diego M, Prat R. Uso del Test Barcelona para la valoración cognitiva de los pacientes con esquizofrenia. Actas Españolas de Psiquiatría 38, 2008 Página de la autora: www.siicsalud.com/dato/dat053/09914022a.htm Abstract Research into insight has come to the conclusion that this is a multidimensional variable, associated with other variables such as psychotic symptoms, cognitive impairment, and depression. In this study, which was performed on a sample of 136 subjects who were diagnosed with schizophrenia, the authors planned to reproduce a previous study in which the existence of two factors related to insight were established: a psychotic factor, and a cognitive factor. The psychotic factor refers to a general knowledge of the illness, which correlates with psychotic symptoms. The cognitive factor refers to a broader and more specific understanding of the illness, and it requires the preservation of certain cognitive areas. The study also states the need to study the relationship between the different dimensions of insight and variables such as depression, anxiety and suicidal ideation. The results support the presence of both factors. The psychotic factor was associated with depression and anxiety, whereas the cognitive factor was not. The therapeutic implications of these results are discussed. Introducción La investigación sobre el insight en la esquizofrenia y su relación con otras variables clínicas ha sido extensa en los últimos años. El interés radica en que aproximadamente la mitad de estos pacientes muestra problemas de insight con respecto a la enfermedad1,2 y en las relaciones significativas encontradas entre insight y variables como la psicopatología,3-18 la adaptación funcional,5,19-21 y la competencia y ajuste sociales.10,22-32 También se han registrado numerosos resultados de la relación entre insight y funcionamiento cognitivo. Sin embargo, los estudios realizados no demuestran unanimidad en las áreas cognitivas específicas que se relacionan con el insight. Dickerson y col.22 encontraron relación con el pensamiento abstracto; Mutsatsa y col.,31 con la memoria operativa o de trabajo; Keshavan y col.14 asocian el insight con la memoria, el aprendizaje y la función ejecutiva; Ritsner Participaron en la investigación: David Gil Sanz, Marta Arrieta Rodríguez, Mar Fernández Modamio, Centro Hospitalario Padre Menni; Ismael Lastra Martínez, Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, Santander, España 4 Resumen La investigación sobre el insight ha concluido que se trata de una variable multidimensional, que se relaciona con otras variables como la sintomatología psicótica, el deterioro cognitivo y la depresión. En el presente estudio, realizado con una muestra de 136 sujetos diagnosticados de esquizofrenia, los autores plantean verificar un estudio anterior en el que establecían la existencia de dos factores del insight: un factor psicótico y un factor cognitivo. El primero hace referencia a un conocimiento general de la enfermedad, que correlaciona con la sintomatología psicótica. El factor cognitivo se refiere a un conocimiento más amplio y específico de la enfermedad y requiere el funcionamiento preservado de ciertas áreas cognitivas. Asimismo, se plantea estudiar la relación entre las diferentes dimensiones del insight y variables como la depresión, la ansiedad y las ideas de suicidio. Los resultados obtenidos corroboran la existencia de ambos factores. El factor psicótico se relacionó con la depresión y la ansiedad, mientras que el factor cognitivo no. Se discuten las consecuencias terapéuticas de estos resultados. y Blumenkrantz,33 con la atención sostenida y la función ejecutiva, en tanto que Gil y col.17 lo relacionan con la atención, la memoria operativa, las estrategias de memorización y aprendizaje, y el razonamiento verbal y no verbal. Otra variable analizada en numerosas ocasiones en la esquizofrenia ha sido la depresión. Judd34 afirma que los pacientes con esquizofrenia tienen más probabilidad de sufrir a lo largo de su enfermedad un episodio de depresión que el resto de la población, esta probabilidad es incluso 14 veces mayor. Existen pruebas de que afecta especialmente tras el primer episodio psicótico,35,36 o bien durante una crisis o inmediatamente después de ésta37 y, al igual que el insight, parece ser un factor asociado con una peor evolución de esta enfermedad.38,39 Es numerosa la evidencia de la relación existente entre insight y depresión.7,31,40-48 Por otro lado, aunque son pocos los estudios que vinculan el insight con las ideas de suicidio,49-51 la relación entre insight y depresión se ha correlacionado con un mayor riesgo suicida.45,52,53 Schwartz52 plantea la existencia de una relación lineal entre insight, desesperanza, depresión y riesgo de Colección Temas Maestros, Serie Psicosis, Volumen 1, Número 4 suicidio, donde la depresión sería una variable mediadora entre el insight y el suicidio. Bourgeois y col.53 también exponen que la depresión y la desesperanza podrían mediar entre la conciencia de enfermedad y el riesgo suicida, y que si bien el insight puede ser un factor de riesgo al inicio de la enfermedad, tras un período de seguimiento de dos años este riesgo se reduce, e incluso el insight se convierte con el tiempo en un buen indicador de adhesión al tratamiento. 54 Por último, una variable poco analizada en relación con el insight es la ansiedad. Dickerson y col.,55 Freudenreich y col.56 y Saravanan y col.57 encuentran relación entre ambas, mientras que otros estudios no lo hacen.58 La dificultad derivada de los estudios del insight y su relación con otras variables, así como la variabilidad de resultados, parecen derivarse del concepto de iinsight utilizado, ya que puede ser tomado como una medida única o bien como un constructo multidimensional.17,59 Así, aunque la mayoría de los estudios relacionan una medida general de insight con depresión, otros encuentran relaciones al valorar dimensiones específicas de éste. Moore y col.60 señalan que es la conciencia de las consecuencias de la enfermedad la que se relaciona con depresión; Smith y col. 8 y Schwartz y Petersen43 la asocian con la conciencia de síntomas positivos; en tanto que Sim y col.61 la vinculan con la conciencia general de enfermedad, de las consecuencias sociales y de la eficacia del tratamiento. El objetivo de este trabajo fue revisar los resultados anteriores sobre la existencia de dos factores del insight17 (uno basado en una conciencia general de enfermedad, asociado con la sintomatología, y otro basado en un conocimiento más específico que guardaría relación con las capacidades cognitivas), así como analizar la relación existente entre la conciencia de enfermedad y los síntomas de tipo afectivo. Materiales y métodos La muestra estuvo compuesta por 136 pacientes diagnosticados de esquizofrenia, según los criterios CIE-10, que acudían a un centro de rehabilitación psicosocial perteneciente al Centro Hospitalario Padre Menni, de Santander, España. En el momento del estudio, todos los pacientes recibían medicación antipsicótica. Las características sociodemográficas de la muestra son las que siguen: 63.2% hombres y 36.8% mujeres; el promedio de años de evolución de la enfermedad fue de 11.70 (desviación estándar [DE] = 8.49); en cuanto a los rangos de edad, el 17.6% tenía menos de 25 años; el 44.9%, entre 25 y 35; el 22.1%, entre 36 y 45, y el 15.4% era mayor de 45 años. Con respecto al nivel de estudios, el 14% tenía estudios incompletos, el 33.1% estudió primaria, el 46.4% cursó secundaria, y el 6.5% poseía estudios universitarios. La capacidad de insight se valoró como medida general mediante el ítem «ausencia de juicio e introspección» de la Positive and Negative Syndrome Scale (PANSS), y de forma específica mediante una entrevista con preguntas que hacían referencia a diferentes componentes del insight: conciencia de padecer una enfermedad, conciencia de necesitar un tratamiento, conciencia de las consecuencias funcionales producidas por el trastorno, conciencia de tener síntomas positivos, conciencia de tener síntomas negativos y atribución de los síntomas. La forma de valorar estos ítems fue mediante una escala tipo Likert (0, ausencia de insight; 1, conciencia parcial; 2, conciencia completa). Para valorar la sintomatología se utilizó la PANSS, en la versión española de Peralta y Cuesta.62 Tabla 1. Coeficiente de correlación de Pearson entre el factor 1 del insight y las subpruebas del Test Barcelona. Factor 1: Dimensión “cognitiva” del insight (Conciencia síntomas positivos, Conciencia síntomas negativos, Atribución síntomas, Conciencia consecuencias) Subtests del Test Barcelona Dígitos directos Dígitos inversos Evocación por categorías Memoria de textos inmediata (evocación) Memoria de textos inmediata (preguntas) Memoria de textos deferida (evocación) Memoria de textos diferida (preguntas) Aprendizaje verbal Memoria visual inmediata Memoria visual diferida Cálculo mental (puntuación) Cálculo mental (tiempo) Cálculo escrito (puntuación) Cálculo escrito (tiempo) Problemas aritméticos (puntuación) Problemas aritméticos (tiempo) Semejanzas Comprensión Clave de números Cubos (puntuación) Cubos (tiempo) Pearson p 0.192 0.129 0.024 0.156 0.118 0.117 0.031 0.279 0.179 0.125 0.228 0.224 0.211 0.231 0.176 0.181 0.214 0.057 0.196 0.211 0.167 0.033 0.156 0.802 0.088 0.199 0.204 0.736 0.002 0.049 0.207 0.013 0.015 0.024 0.013 0.059 0.054 0.021 0.538 0.034 0.020 0.068 El rendimiento cognitivo se evalúo mediante el Programa Integrado de Exploración Neuropsicológica «Test Barcelona», de J. Peña-Casanova.63 Se eligieron los siguientes ítems de los que componen esta prueba: dígitos directos, dígitos inversos, evocación categórica, memoria verbal (textos inmediatos y textos diferidos), aprendizaje de palabras, memoria visual (inmediata y reproducción diferida), cálculo (mental y escrito), problemas aritméticos, abstracción verbal (semejanzas y comprensión), clave de números y cubos. Los ítems fueron seleccionados sobre la base de la versión abreviada que los autores proponen para la valoración de deterioro cognitivo en la esquizofrenia. La evaluación de la sintomatología depresiva se realizó mediante el Beck Depression Inventory (BDI).64 Se evaluó la ansiedad con el State-Trait Anxiety Inventory (STAI), de Spielberger.65 En cuanto a las ideas de suicidio, los datos se obtuvieron mediante entrevista, considerándose como ideas de suicidio cualquier pensamiento actual de desear la muerte o pensar en quitarse la vida. Análisis estadístico Para revisar la existencia de dos factores del insight, se realizó de nuevo un análisis de componentes principales con rotación varimax. Se extrajeron los factores con valores propios (eigen-values) mayores o iguales a 1. La relación de los factores resultantes con las demás variables incluidas en el estudio, salvo las ideas de suicidio, se analizó mediante el coeficiente de correlación de Pearson. La asociación con las ideas de suicidio se valoró mediante regresión lineal. Los análisis estadísticos se realizaron con la versión 13.0 del programa estadístico SPSS.66 Resultados Los resultados obtenidos mediante el análisis de componentes principales corroboraron la extracción de dos 5 Sociedad Iberoamericana de Información Científica Tabla 2. Coeficiente de correlación de Pearson entre el factor 2 del insight y los ítems de la PANSS. Factor 2: Dimensión “psicótica” del insight (Conciencia de enfermedad, Conciencia tratamiento, PANSS: Ausencia de juicio e introspección) Items de la PANSS Escala positiva (PANSS-P) Escala negativa (PANSS-N) Psicopatología general (PANSS-PG) Puntuación total P1. Delirios P2. Desorganización conceptual P4. Excitación P5. Grandiosidad P7. Hostilidad N3. Contacto pobre N7. Pensamiento estereotipado PG1. Preocupaciones somáticas PG8. Falta de colaboración PG9. Inusuales contenidos del pensamiento PG11. Atención deficiente PG13. Trastornos de la volición PG16. Evitación social activa Pearson p -0.347 -0.175 -0.263 -0.237 -0.266 -0.210 -0.280 -0.180 -0.360 -0.279 -0.255 0.176 -0.374 -0.177 -0.217 -0.208 -.0180 0.000 0.049 0.003 0.009 0.002 0.017 0.001 0.042 0.000 0.001 0.004 0.048 0.000 0.046 0.014 0.019 0.044 factores principales. El factor 1, que explicaba el 64% de la varianza, estaba compuesto por los ítems conciencia de síntomas positivos, conciencia de síntomas negativos, atribución de los síntomas y conciencia de las consecuencias de la enfermedad. El factor 2, que explicaba el 12% de la varianza, incluía los ítems conciencia de enfermedad, conciencia de necesidad de tratamiento, y el ítem de la PANSS ausencia de juicio e introspección. El coeficiente de correlación de Pearson mostró que el factor 1 del insight se relacionaba con las subpruebas del Test Barcelona dígitos directos, aprendizaje de palabras, memoria visual inmediata, cálculo, semejanzas, clave de números y cubos (Tabla 1). Por otra parte, el factor 2 del insight correlacionó con las puntuaciones de las escalas positiva, negativa y de sintomatología general de la PANSS, así como con los siguientes síntomas: delirios, desorganización conceptual, excitación, suspicacia/prejuicio, hostilidad, contacto escaso, pensamiento estereotipado, preocupaciones somáticas, falta de colaboración, inusuales contenidos del pensamiento, atención deficiente, trastornos de la volición y evitación social activa (Tabla 2). En cuanto a la relación con los síntomas de tipo afectivo, el factor 1 no mostró relación alguna ni con el STAI ni con el BDI. El factor 2, sin embargo, correlacionó con las puntuaciones de ansiedad rasgo del STAI (r = 0.220, p = 0.015) y con el BDI (r = 0.199, p = 0.026). La regresión lineal mostró que ninguno de los factores del insight se relacionaba con las ideas de suicidio, aunque la variable conciencia de las consecuencias de la enfermedad, que forma parte del factor 1, sí se asoció con las ideas de suicidio (t = 2.292, p = 0.024). Conclusiones Como en el estudio anterior,17 se pone de manifiesto la existencia de dos factores del insight, uno que se puede denominar factor cognitivo, con los ítems conciencia de síntomas positivos, conciencia de síntomas negativos, atribución de síntomas y conciencia de las consecuencias 6 (factor 1), y otro, al que llamamos factor psicótico, con los ítems conciencia de enfermedad, conciencia de tratamiento y ausencia de juicio e introspección de la PANSS (factor 2). De esta manera, se establece una diferencia entre una conciencia de enfermedad inespecífica y genérica (factor 2), y el reconocimiento más preciso de los síntomas y las consecuencias de la enfermedad (factor 1), lo cual justificaría la consideración del insight como un constructo multidimensional. Las correlaciones que encontramos entre el factor 1, al que llamamos dimensión cognitiva del insight,17 y aquellas pruebas que valoran funciones cognitivas superiores han sido también constatadas en otros estudios.14,46 Los resultados apoyan la hipótesis de que un menor deterioro de las funciones cognitivas permite tener un insight más amplio, que vaya más allá de una conciencia general de la enfermedad, hasta capacitar para entender aspectos más específicos de ella y sus consecuencias. Esto tendría interés desde el punto de vista de la rehabilitación cognitiva, como paso previo a la intervención psicoeducativa. Con respecto a los análisis anteriores,17 además de las relaciones que se establecieron entre el factor 2 y los síntomas descritos en la escala positiva, la psicopatología general y los ítems P1, P7, N7, PG8 y PG13 de la PANSS, se establecen nuevas asociaciones. Estos resultados entre ausencia de insight y psicopatología señalan al insight como un síntoma más de la enfermedad, de forma que el aumento de insight requeriría una estabilización sintomática para su abordaje. Por otro lado, la asociación entre los síntomas de ansiedad y depresión con el factor 2 del insight, y la ausencia de relación con el factor 1, nos podría estar indicando la presencia de una mayor sintomatología de tipo afectivo cuando existe una conciencia general de padecer una enfermedad, pero sin reconocer claramente en qué consiste esa enfermedad. Sin embargo, tomar conciencia sobre los síntomas específicos de la esquizofrenia, y realizar una atribución adecuada de esos síntomas, se relaciona con una disminución de la sintomatología ansiosa y depresiva. Estos resultados recomendarían la implementación de programas psicoeducativos en los que se trabaje la conciencia de enfermedad en todos sus aspectos. Con relación a esto, estudios anteriores refieren que insight y depresión parecen estar vinculados con el inicio de la enfermedad, aunque sugieren la existencia de un proceso de ajuste a la enfermedad que hace que ese impacto se reduzca paulatinamente.44 Una cuestión a debatir, partiendo de nuestros resultados, sería de qué forma los programas de psicoeducación deben incluir la toma de conciencia sobre las consecuencias sociales y funcionales de la enfermedad, dadas las relaciones encontradas entre la conciencia de las consecuencias de la enfermedad y las ideas de suicidio. Aunque éste debe ser un tema más investigado, una posibilidad sería implementar intervenciones psicoeducativas que tuvieran en cuenta el impacto emocional que el aumento del insight puede causar en los pacientes, de cara a trabajar sobre dicho impacto sin pérdida de eficacia en términos de prevención y abordaje de recaídas.67 Entre las limitaciones del estudio, la más importante es el hecho de que la muestra consta de pacientes que acuden a un centro de rehabilitación psicosocial, lo cual podría afectar la evaluación tanto del insight como de la sintomatología afectiva. Por otro lado, sería importante incidir en una mayor Colección Temas Maestros, Serie Psicosis, Volumen 1, Número 4 investigación, tanto de ideas como de conductas autolíticas asociadas con las variables de estudio, para mostrar una visión más amplia de las consecuencias del insight, sobre todo aquellas vinculadas con síntomas depresivos. Y por último, en investigaciones futuras sería interesante valorar la influencia tanto sumatoria como por separado de ambas variables, insight y depresión, en la evolución de la enfermedad. Los autores no manifiestan conflictos de interés. Copyright © Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC), 2011 Bibliografía 1. Amador XF, Friedman JH, Kasapis C, Y SA, Flaum M, Gorman JM. Suicidal behavior in schizophrenia and its relationship to awareness of illness. Am J Psychiatry 153(9):1185-1188, 1996. 2. Fenning S, Everett E, Bromet EJ, Jandorf L, Fennig SR, Tanenberg-Karant M y col. Schizophr Res 22(3):257-263, 1996. 3. Collins AA, Remington GJ, Coulter K, Birkett K. Insight, neurocognitive function and symptom clusters in chronic schizophrenia. Schizophr Res 27(1):37-44, 1997. 4. Sanz M, Constable G, Lopez-Ibor I, Kemp R, David AS. A comparative study of insight scales and their relationship to psychopathological and clinical variables. Psychol Med 28:437-446, 1998. 5. 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B - Analizan los Posibles Vínculos entre la Esquizofrenia y las Anomalías Físicas Menores Las anomalías físicas menores (AFM) son variantes morfológicas producidas durante el desarrollo en el útero, frecuentes en los pacientes con esquizofrenia y en otros con enfermedades del neurodesarrollo. La existencia simultánea de las AFM y de las alteraciones citoarquitectónicas relacionadas con la esquizofrenia tiene potenciales implicaciones en la investigación etiológica, en la evaluación del riesgo y en la caracterización clínica de la enfermedad. Entrevista exclusiva a José G. Franco Coordinador de la Unidad de Rehabilitación Hospitalaria y de Media y Larga Estancia, Hospital Psiquiatric Universitari Institut Pere Mata IISPV, Universitat Rovira i Virgili, Reus, España Reus, España (especial para SIIC) SIIC: ¿Cuáles son los modelos actualmente aceptados en relación con la etiología de la esquizofrenia? JF: Aunque se han postulado diversas hipótesis sobre el origen de esta enfermedad, el modelo que ha acumulado mayor cantidad de evidencia y el más aceptado en la actualidad es el que considera que se trata de un trastorno del neurodesarrollo. Según dicho modelo, que abarca aspectos genéticos, teratógenos y sociofamiliares, ciertos acontecimientos que tienen lugar desde la última parte del primer trimestre de gestación hasta la adolescencia, producirían alteraciones en el neurodesarrollo que desembocarían en la activación de circuitos neuronales patológicos durante la adolescencia o el inicio de la vida adulta. En cuanto a los aspectos genéticos, se sabe por estudios con gemelos que la esquizofrenia tiene una heredabilidad cercana al 80%, pero su manera de transmisión es desconocida, compleja y no mendeliana. Ha habido múltiples intentos de relacionar la esquizofrenia con agentes infecciosos. Mediante estudio de cohortes se ha asociado la infección respiratoria viral materna con el riesgo de esquizofrenia en el hijo (posiblemente anticuerpos maternos atravesarían la placenta y reaccionarían de forma cruzada con el tejido cerebral fetal). El citomegalovirus y el virus de Epstein-Barr, entre otros, también han sido relacionados con la enfermedad. Además, se han estudiado numerosos anticuerpos específicos o no contra neurotransmisores y áreas concretas del cerebro. En relación con los aspectos psicosociales, se ha postulado que en algunos casos el estrés sociofamiliar podría actuar como precipitante final del trastorno en personas susceptibles. ¿A qué se denominan anomalías físicas menores (AFM)? Las AFM son variantes morfológicas que se producen entre el segundo y tercer trimestre de la gestación, más o menos sutiles y sin mayor relevancia funcional o cosmética. Estas anomalías se deben a causas genéticas, ambientales (infecciones maternas o exposición a tóxicos, entre otras) o a una combinación de ambas. No son necesariamente 8 consecuencia de un trastorno sino que pueden ser variantes de la normalidad. En algunos casos, como en el síndrome de Down, se ha postulado que están vinculadas con defectos cromosómicos que permitirían una mayor variabilidad en la expresión genética, con el consecuente fenotipo asociado. Las AFM, independientemente del área anatómica en que se encuentren, son relevantes en el estudio del neurodesarrollo porque podrían usarse como marcadores de riesgo, sobre todo cuando en una persona con un factor de riesgo conocido para una determinada enfermedad confluyen más de tres de estas variantes morfológicas. Algunos ejemplos de AFM son: hipertelorismo, implantación baja de las orejas, paladar ojival o plano, quinto dedo de la mano curvado, presencia de surco transverso en la palma de la mano o tercer dedo del pie más largo que el segundo, entre otras. ¿Qué métodos de evaluación se utilizan para categorizar a las AFM? En la mayoría de los trabajos sobre este tema se ha usado la escala Waldrop o alguna modificación de ésta. Esta herramienta fue usada por primera vez en el estudio de la relación entre las AFM y la conducta de niños preescolares. La versión en español de este instrumento agrupa seis zonas anatómicas (cabeza, ojos, oídos, boca, manos y pies) y en cada una de ellas pueden valorarse diversos ítems (para un total de 14 AFM y un intervalo de puntuación entre 0 y 22 para toda la escala). Las AFM también se pueden evaluar de otras maneras, como por ejemplo mediante la obtención de imágenes tridimensionales (hologramas láser). ¿Es posible correlacionar al neurodesarrollo embrionario con las AFM y la esquizofrenia? Sí. En los estudios post mortem se ha comprobado que en el lóbulo frontal y en zonas mediales del temporal de personas con esquizofrenia hay alteraciones citoarquitectónicas debidas a fallos ocurridos entre el final del primer trimestre y principios del segundo trimestre de la gestación. Mientras se producen dichos fallos, se están formando otras estructuras susceptibles de presentar AFM, Colección Temas Maestros, Serie Psicosis, Volumen 1, Número 4 como el paladar, que se empieza a desarrollar entre la sexta y la novena semanas de la gestación y continúa formándose hasta las semanas 16 a 17. Las estructuras implicadas en la esquizofrenia se desarrollan durante este período, la formación hipocampal se diferencia entre las semanas 9 y 10, y entre las semanas 9 y 13 se diferencia la corteza entorrinal. De todas maneras, debe entenderse que el modelo del neurodesarrollo en la esquizofrenia es dinámico, lo que implica una serie de eventos que finalmente llevarían a la aparición de la enfermedad. ¿Cuáles son los principales aspectos epidemiológicos relacionados con las AFM? Once estudios evaluados en un metanálisis publicado en 2007 confirman que los pacientes con esquizofrenia presentan más AFM en todas las áreas evaluadas por la escala Waldrop que los controles, independientemente del país de procedencia de la muestra y de otros posibles factores de confusión. Tanto los hombres como las mujeres con diagnostico de esquizofrenia tienen una mayor frecuencia de AFM que los controles, pero los hombres con este trastorno obtienen puntajes mayores (más AFM) que las mujeres. En personas con esquizofrenia, la relación entre la raza y las AFM ha sido estudiada por varios autores que han incluido en sus trabajos pacientes caucásicos, africanos, asiáticos y mestizos mexicanos; se encontró que todos estos grupos tienen una mayor frecuencia de las anomalías que los controles y que no hay diferencias entre diversos grupos étnicos. Parece haber una mayor frecuencia de AFM en personas con esquizofrenia esporádica que en aquellos con esquizofrenia familiar, lo que ha llevado a especular que las AFM estarían relacionadas con posibles injurias sobre el desarrollo embrionario. Esta asociación no implica necesariamente que las AFM sean consecuencia del daño, ya que cabe la posibilidad de que estén determinadas genéticamente y que sean ellas las que permitan que el efecto de la injuria (o de otros factores de riesgo genéticos) sea mayor. ¿Existen factores hereditarios y familiares que se asocien con las AFM? Las AFM pueden ser variantes de la normalidad. Es importante destacar que se trata de marcadores inespecíficos del desarrollo embrionario (han sido denominadas por algunos autores como “fósiles del desarrollo”). En algunos casos pueden seguir un patrón familiar sin estar relacionadas con alguna enfermedad en concreto. Las AFM han sido vinculadas también con otras afecciones. ¿Cuáles son los conocimientos actuales que asocian estas alteraciones con el autismo? Ya que las AFM están en relación con el desarrollo embrionario en general, han sido estudiadas en otras entidades clínicas en las que se piensa que hay alteraciones en etapas tempranas de la gestación, como es el caso del autismo. En este trastorno, se ha encontrado una mayor frecuencia de hipertelorismo, sindactilia y anomalías de boca y orejas en comparación con controles, independientemente del cociente intelectual. Se ha informado la coincidencia de anomalías físicas (desde AFM del pabellón auricular hasta anotia) y autismo en niños expuestos en el útero a la talidomida. La probable mayor frecuencia de anomalías auriculares (el disco ótico aparece en la cuarta semana del desarrollo) concuerda con la idea de que el autismo es un trastorno del neurodesarrollo, cuyas causas habría que buscarlas a partir de etapas tempranas del desarrollo. ¿Cuáles son las repercusiones más relevantes de los resultados de este análisis para la práctica clínica? Las AFM son muy útiles en el campo de la investigación de la interacción de la genética con aspectos teratógenos en el origen de la esquizofrenia. También pueden servir como marcadores de riesgo de enfermedades del neurodesarrollo cuando en un mismo individuo con susceptibilidad y otros factores de riesgo confluyen varias de ellas. No se ha encontrado relación entre las AFM y los síntomas negativos o las alteraciones cognitivas propias de la esquizofrenia. La relación entre AFM y síntomas positivos no ha sido estudiada, pero se ha informado que los pacientes con psicosis funcionales y un número elevado de AFM tienen hospitalizaciones más largas, más frecuencia de discinesia tardía y peores respuestas a las pruebas sensibles a la función del lóbulo parietal izquierdo. Todos estos hallazgos podrían estar asociados con los síntomas positivos de la esquizofrenia, lo que podría llevar a la hipótesis de que posiblemente las AFM se asocien con el síndrome positivo del trastorno. Copyright © Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC), 2011 9 Sociedad Iberoamericana de Información Científica Reseñas distinguidas Esta sección se compone de revisiones médicas estrechamente relacionadas con el ejercicio de la profesión. Los resúmenes SIIC de Reseñas distinguidas tienen una extensión promedio de dos páginas. 1- Importancia de la Evaluación del Funcionamiento Psicosocial en la Esquizofrenia Brissos S, Molodynski A, Figueira M y colaboradores Janssen-Cilag Pharmaceutical, Lisboa, Portugal [The Importance of Measuring Psychosocial Functioning in Schizophrenia] Annals of General Psychiatry 10(18), Jun 2011 La afectación del funcionamiento social es uno de los síntomas característicos y un indicador de evolución de los pacientes esquizofrénicos; por lo tanto, su resolución debe incluirse entre los objetivos terapéuticos. Si bien el tratamiento antipsicótico resulta útil para mejorar la sintomatología, no es suficiente para lograr la recuperación del funcionamiento laboral y social en los pacientes esquizofrénicos. Debe tenerse en cuenta que, más allá de la remisión sintomática, el tratamiento de esta población debe incluir como objetivo la mejoría del funcionamiento psicosocial y de la calidad de vida. El objetivo del presente artículo fue evaluar la relación entre el funcionamiento social, la psicopatología y la cognición en pacientes esquizofrénicos. Además, se discutieron definiciones y terminologías vinculadas con este tema. Funcionamiento psicosocial y esquizofrenia La disfunción psicosocial característica de la esquizofrenia incluye la afectación de la interacción social, la dificultad para mantener relaciones y el desempeño inadecuado en el lugar de trabajo. Comienza durante los primeros estadios de la enfermedad y tiene lugar tanto durante los episodios agudos como en etapas de remisión. Aún no existe una definición consensuada de funcionamiento social. De hecho, a veces se emplea como sinónimo de desempeño, adaptación, competencia o disfunción social. El funcionamiento social puede definirse como la capacidad para funcionar en diferentes roles sociales sin dejar de lado la satisfacción del individuo respecto de su desempeño, la capacidad de cuidado personal y la participación en actividades recreativas. Finalmente, se destaca que la valoración del funcionamiento social debería ser parte de la evaluación de la respuesta al tratamiento antipsicótico. Aspectos vinculados con el funcionamiento psicosocial Factores sociodemográficos La disfunción social se observa antes del inicio de los síntomas psicóticos. Según lo informado, los pacientes que no tienen empleo presentan una evolución significativamente negativa en términos de funcionamiento en comparación con los pacientes que trabajan. Además, la enfermedad prolongada y la presencia de episodios de larga duración se asociaron con una evolución funcional desfavorable. Psicopatología El funcionamiento de los pacientes esquizofrénicos no se relaciona necesariamente con los síntomas positivos. De Información adicional en www.siicsalud.com: autores, instituciones investigadoras, especialidades en que se clasifican, etc. 10 hecho, otros síntomas como los depresivos y los negativos se identificaron como determinantes importantes del funcionamiento psicosocial. No obstante, la relación entre los síntomas negativos y el funcionamiento sería compleja. A propósito, los síntomas negativos se relacionan con el déficit cognitivo y la relación entre la neurocognición y el funcionamiento se encuentra mediada parcialmente por los síntomas de la enfermedad. Además, en un estudio se informó que los síntomas negativos son mediadores de la asociación entre la neurocognición y la evolución de los pacientes esquizofrénicos. Cognición El déficit cognitivo puede preceder el comienzo de la esquizofrenia y constituye una característica principal, aunque heterogénea, de la enfermedad. En este sentido, determinados pacientes tienen un desempeño neurocognitivo normal y presentan afectación del funcionamiento intelectual. Entre los dominios cognitivos afectados se incluyen la atención, la memoria y el funcionamiento ejecutivo. La cognición es importante en caso de esquizofrenia dada su relación con el funcionamiento de los pacientes. Uno de los dominios cognitivos que predice el funcionamiento psicosocial en mayor medida es la memoria verbal. Asimismo, algunos autores sugieren que las variables cognitivas predicen mejor el funcionamiento en comparación con la sintomatología, aunque la información al respecto es heterogénea. Se propuso que, en caso de esquizofrenia, los cambios en el funcionamiento neurocognitivo se asocian con modificaciones del desempeño funcional. Sin embargo, se requeriría alcanzar cierto nivel de mejoría cognitiva antes de lograr una modificación significativa del funcionamiento. De ser así, la mejoría del desempeño cognitivo sería un paso necesario para mejorar el funcionamiento de los pacientes esquizofrénicos. La relación entre la neurocognición y el funcionamiento estaría mediada por la cognición social. De hecho, se propuso que la afectación de la cognición social parece disminuir el desempeño laboral y, en consecuencia, obstaculizaría la rehabilitación de los pacientes. El funcionamiento de los individuos esquizofrénicos se asoció con las emociones y con la afectación del reconocimiento del afecto; esta relación sería independiente de la neurocognición. Lamentablemente, los parámetros disponibles no permiten evaluar en forma adecuada la asociación entre el funcionamiento y la afectación cognitiva. Dado que ambos aspectos guardan una relación cercana, su evaluación debería ser simultánea. El proyecto Measurement and Treatment Research to Improve Cognition in Schizophrenia (MATRICS) resultó en la creación de diferentes herramientas para evaluar el efecto del tratamiento de los pacientes esquizofrénicos en términos de cognición. Estas herramientas, denominadas MATRICS Consensus Cognitive Battery, tienen un nivel adecuado de fiabilidad y se correlacionan en forma significativa con la valoración de la capacidad funcional. Otra herramienta de utilidad para evaluar los aspectos de la cognición más relacionados con la evolución de los pacientes esquizofrénicos es la Brief Assessment of Cognition in Schizophrenia. También se destaca la utilidad de la escala Screen for Cognitive Impairment. Colección Temas Maestros, Serie Psicosis, Volumen 1, Número 4 Evaluación del funcionamiento social Si bien existen diferentes herramientas para la evaluación del funcionamiento social, no queda claro cuál de ellas es la más adecuada. Uno de los obstáculos que supone la evaluación del funcionamiento es la existencia de diferentes definiciones de este concepto. Según los resultados de un estudio, los parámetros de evaluación más adecuados son la Social Functioning Scale y la Social Behavior Schedule. No obstante, la mayoría de las escalas no se creó para aplicar en la población esquizofrénica. Además, la evaluación de las propiedades psicométricas de las herramientas disponibles es limitada. A esto se suma la falta de consenso respecto de la definición y la evaluación del funcionamiento social y sus indicadores objetivos y subjetivos, entre otras cuestiones. Según Burns y Patrick, las escalas disponibles para la evaluación del funcionamiento social en pacientes esquizofrénicos no son adecuadas para su aplicación en la práctica clínica debido a su complejidad. Si bien la escala Global Assessment of Functioning es fácil de utilizar, el resultado obtenido no refleja el funcionamiento en forma pura, ya que se encuentra influenciado por la sintomatología. Con el fin de sortear este obstáculo se creó la Social and Occupational Functioning Assessment Scale (SOFAS); no obstante, no existen instrucciones claras para su aplicación. La escala Personal and Social Performance se creó sobre la base de la SOFAS y permite la evaluación de indicadores de funcionamiento social e interpersonal, cuidado personal y conducta agresiva. Su aplicación es rápida, fue validada tanto en pacientes agudos como estabilizados y resulta en una valoración confiable y sensible. Con posterioridad se creó la Schizophrenia Outcomes Functioning Interview con el fin de evaluar el funcionamiento según el nivel de deterioro cognitivo y la sintomatología. El resultado de esta entrevista se consideró fiable y válido para la evaluación integral del funcionamiento de los pacientes. El empleo de parámetros de evaluación basados en el desempeño cotidiano y social, con el fin de valorar el funcionamiento de los pacientes esquizofrénicos, es cada vez más frecuente. No obstante, su aplicación consume tiempo y recursos que no siempre están a disponibilidad del profesional. Lo antedicho permite apreciar la ausencia de un parámetro de referencia para valorar el funcionamiento de los pacientes esquizofrénicos. Entre las limitaciones de las escalas mencionadas se destaca que su creación generalmente tuvo lugar en sociedades occidentales y la aplicación en otros contextos culturales puede ser inadecuada. En segundo lugar, muchas escalas se crearon con fines investigativos y su empleo no es de utilidad en la práctica clínica. Dada la conciencia de enfermedad parcial observada en el caso de la esquizofrenia, las herramientas para autoadministración no arrojarían resultados confiables. Por el contrario, su aplicación por parte de los profesionales no resulta fiable debido a la escasez de información sobre la vida cotidiana de los pacientes. Si bien los familiares pueden ser informantes confiables, los datos brindados dependen del contacto que éstos mantengan con el paciente. Objetivos terapéuticos Existen intervenciones psicosociales destinadas a mejorar el funcionamiento personal y social de los pacientes. No obstante, los estudios controlados sobre la farmacoterapia antipsicótica de los pacientes esquizofrénicos, en que se evalúan estos parámetros, son escasos. Además, la mayoría de los estudios al respecto tiene una duración demasiado corta para valorar cambios del funcionamiento social de los sujetos. Según lo informado, la mejoría moderada del funcionamiento cognitivo puede asociarse con mejoría significativa del desempeño social. No obstante, es necesario contar con estudios de mayor duración para obtener conclusiones definitivas. Además, existe una necesidad cada vez mayor de contar con información sobre la evolución de los pacientes por parte de los prestadores de los servicios de salud y otros organismos. Estos datos permiten tomar decisiones sobre la distribución de recursos, la eficacia de las intervenciones y sus efectos sobre el sistema de salud. Conclusión La evaluación del funcionamiento social debe considerarse fundamental a la hora de llevar a cabo estudios aleatorizados y controlados sobre el tratamiento de los pacientes esquizofrénicos. El déficit cognitivo afecta el funcionamiento social. No obstante, los síntomas depresivos y negativos también son importantes. Es necesario contar con parámetros adicionales para evaluar el funcionamiento social de los pacientes esquizofrénicos, ya que la mayoría de las herramientas existentes tiene limitaciones. Estos parámetros deberían permitir la valoración del funcionamiento social en forma independiente de la sintomatología y ser de fácil aplicación. La evaluación del funcionamiento social debe ir acompañada por el análisis de los dominios cognitivos más afectados en caso de esquizofrenia, con el fin de apreciar la respuesta al tratamiento. Esto permitirá adaptar las estrategias terapéuticas a las necesidades de cada paciente y monitorizar la evolución. El resultado final será la aplicación de intervenciones terapéuticas destinadas a mejorar aspectos específicos del funcionamiento social y la obtención de resultados más satisfactorios. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/124856 Comentario Este trabajo recuerda la necesidad de una evaluación y un abordaje global del paciente con diagnóstico de esquizofrenia. El tratamiento no se limita a la estabilización de la sintomatología positiva aguda, y los conceptos aquí expuestos lo reafirman. Para mejorar la práctica asistencial en estos pacientes se requiere de herramientas optimizadas de evaluación y de una definición consensuada de lo que se denomina funcionamiento social. Se espera que las investigaciones futuras continúen contribuyendo para poder realizar una mejor rehabilitación de los pacientes esquizofrénicos. 2- Conciencia de Enfermedad en Pacientes Psicóticos: la Relación con la Neurocognición, la Cognición Social y los Síntomas Clínicos Depende de la Fase de la Enfermedad Quee P, Van der Meer L, Aleman A y colaboradores University Medical Center Groningen, Groningen, Países Bajos [Insight in Psychosis: Relationship with Neurocognition, Social Cognition and Clinical Symptoms Depends on Phase of Illness] Schizophrenia Bulletin 37(1):29-37, Jun 2011 La consideración de la fase de la enfermedad a la hora de evaluar la relación entre la cognición social, la neurocognición, la sintomatología y la conciencia de enfermedad de los pacientes psicóticos es adecuada. La psicosis no afectiva se asocia con una disminución frecuente de la conciencia de enfermedad que, a su vez, 11 Sociedad Iberoamericana de Información Científica guarda relación con la disfunción psicosocial, el incumplimiento terapéutico y el riesgo de internación. Las descripciones de conciencia de enfermedad aplicadas en la mayoría de los estudios resultan demasiado subjetivas y no permiten efectuar un análisis cuantitativo. Este concepto puede describirse como un grupo de creencias asociadas con diferentes dimensiones que incluyen el reconocimiento de la enfermedad mental, de la necesidad de tratamiento y de la naturaleza patológica de los delirios y las alucinaciones por parte del paciente. La evaluación de los factores asociados con la disminución de la conciencia de enfermedad permitiría comprender mejor las psicosis y crear estrategias terapéuticas. De acuerdo con los resultados de diferentes estudios, todos los dominios neurocognitivos predicen la disminución de la conciencia de enfermedad en igual medida. Por lo tanto, la asociación entre la neurocognición y la disminución de la conciencia de enfermedad debe evaluarse mediante un parámetro compuesto. Otro aspecto neuropsicológico asociado con la disminución de la conciencia de enfermedad sería la afección de la cognición social, cuyo estudio generalmente se abocó a la percepción de emociones y a la teoría de la mente. Debe considerarse que existe cierta superposición entre los conceptos de cognición social y neurocognición. Finalmente, la conciencia de enfermedad también se relaciona con los síntomas clínicos. De hecho, algunos autores consideran que la sintomatología predice la conciencia de enfermedad en mayor medida que la neurocognición. De todas formas, puede considerarse que la conciencia de enfermedad es un concepto multidimensional influenciado por características psicóticas de rasgo y de estado. Estas se asocian con la neurocognición y los síntomas positivos, respectivamente, en tanto que la influencia de la cognición social aún no queda clara. Finalmente, los factores relacionados con la conciencia de enfermedad diferirían según la fase de la enfermedad que cursa el paciente. El presente estudio se llevó a cabo en el contexto del estudio Genetic Risk and Outcome of Psychosis (GROUP). Se efectuó una evaluación neuropsicológica que incluyó la valoración de la cognición social y la creación de parámetros compuestos. Los autores propusieron que la conciencia de enfermedad se explicaría en mayor medida mediante un modelo que incluye aspectos neurocognitivos, vinculados con la cognición social y con la sintomatología en lugar de un modelo que sólo incluya la cognición social, la neurocognición o ambos. Pacientes y métodos Se incluyeron 270 pacientes de 18 a 50 años con psicosis no afectivas. El diagnóstico se confirmó mediante la Comprehensive Assessment of Symptoms and History y de acuerdo con los criterios de la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV). La sintomatología y el nivel de discapacidad se evaluaron mediante la escala Global Assessment of Functioning (GAF). Además se aplicó la Wechsler Adult Intelligence Scale-III (WAIS-III). La psicosis de inicio reciente se definió en presencia de un episodio psicótico durante el año previo a la evaluación. La psicosis de más de un año de duración o el antecedente de más de un episodio se definió como episodios múltiples o psicosis crónica. La conciencia de enfermedad se evaluó mediante la aplicación de la Positive And Negative Syndrome Scale Información adicional en www.siicsalud.com: autores, instituciones investigadoras, especialidades en que se clasifican, etc. 12 (PANSS) y la Birchwood Insight Scale (BIS). Ambos resultados fueron combinados para crear un parámetro compuesto cuyo puntaje se correlacionó con la conciencia de enfermedad. La neurocognición fue evaluada mediante las pruebas WAIS-III Digit Symbol Coding, Continuous Performance Test-HQ, Word Learning Task, WAIS-III Arithmetic, WAIS-III Block Design, Response Set Shifting y WAIS-III Information. En este caso también se creó un parámetro compuesto por las diferentes variables. La cognición social fue evaluada mediante pruebas que incluyeron la valoración de la percepción de la emoción y la teoría de la mente. Por último se valoró la gravedad de los síntomas clínicos mediante la PANSS. Resultados Se observó una correlación significativa entre la conciencia de enfermedad referida por los pacientes y apreciada por los profesionales. Asimismo, el puntaje de las escalas PANSS y BIS se correlacionó en forma significativa con el nivel de conciencia de enfermedad. La neurocognición, la cognición social y la sintomatología se correlacionaron en forma significativa con la conciencia de enfermedad. A su vez, se observó una correlación significativa entre la neurocognición y la cognición social y una correlación inversa entre dichos factores y la sintomatología clínica. De acuerdo con el análisis de regresión múltiple llevado a cabo, la neurocognición predijo significativamente el nivel de conciencia de enfermedad. No se hallaron diferencias entre los pacientes con psicosis de inicio reciente o episodios múltiples o psicosis crónica en cuanto al nivel de conciencia de enfermedad, neurocognición, cognición social y sintomatología clínica. No obstante, la fase de la enfermedad tuvo un efecto moderador al interactuar con la neurocognición, al igual que la edad y el sexo. Dicho efecto moderador también se verificó al considerar la cognición social y los síntomas clínicos. Por lo tanto, la consideración de la fase de la enfermedad a la hora de evaluar la relación entre la cognición social, la neurocognición y la sintomatología y la conciencia de enfermedad de los pacientes psicóticos es adecuada. De acuerdo con lo antedicho, los autores llevaron a cabo un análisis de regresión en forma separada según la presencia de psicosis de inicio reciente o episodios múltiples o psicosis crónica. En el primer grupo, el efecto de la neurocognición, la cognición social y la sintomatología clínica no resultó significativo para explicar el nivel de conciencia de enfermedad. En cambio, en los pacientes con episodios múltiples o psicosis crónica, la neurocognición permitió explicar el nivel de conciencia de enfermedad en forma significativa. La consideración adicional de la cognición social o de los síntomas clínicos aumentó significativamente la varianza. Es decir, tanto la neurocognición como la cognición social y los síntomas clínicos se asociaron con el nivel de conciencia de enfermedad en pacientes con episodios múltiples o psicosis crónica. Discusión Los resultados obtenidos permiten indicar que la consideración separada de la neurocognición, la cognición social y los síntomas clínicos resulta en la asociación de todos los factores con el nivel de conciencia de enfermedad en pacientes psicóticos. Dicha relación se ve influenciada por la fase de la enfermedad. En este sentido, en los pacientes con episodios múltiples o psicosis crónica, la neurocognición, la cognición social y los síntomas permitieron explicar el nivel de conciencia de enfermedad. En cambio, ninguno de los factores tuvo dicho efecto en el grupo de pacientes con psicosis de inicio reciente. Colección Temas Maestros, Serie Psicosis, Volumen 1, Número 4 En el presente estudio, la neurocognición, la cognición social y la sintomatología se valoraron mediante parámetros compuestos que permitieron integrar diferentes funciones. Por lo tanto, la valoración llevada a cabo se consideró más fiable en comparación con la efectuada en estudios donde solo se valoró una función, por ejemplo la memoria de trabajo. Por el contrario, este abordaje no permitió valorar el papel de las funciones cognitivas por separado, aunque puede sugerirse que en la población de pacientes con episodios múltiples o psicosis crónica existe una asociación entre cada variable cognitiva y la conciencia de enfermedad. En coincidencia con lo informado en estudios anteriores, la cognición social se correlacionó significativamente con la neurocognición. Ambas variables explicaron la varianza vinculada con la conciencia de enfermedad. No obstante, a diferencia de lo informado en estudios anteriores, los autores pudieron observar que ante la aplicación de un modelo de regresión que contiene variables neurocognitivas, la adición de la cognición social permite explicar un monto adicional de varianza. A diferencia de lo observado en estudios anteriores, no se verificó una relación significativa entre el nivel de conciencia de enfermedad y la neurocognición o la cognición social en pacientes con psicosis de inicio reciente. Según otros autores, existen factores específicos que contribuyen con la conciencia de enfermedad en pacientes con psicosis de inicio reciente. Por ejemplo, estos pacientes reconocerían un malestar aunque no lo atribuirían a la enfermedad mental. También se sugirió la importancia de la gravedad del cuadro clínico. En este sentido, la relación entre la conciencia de enfermedad y los rasgos del paciente sería más notoria una vez alcanzada la estabilización sintomática. En general, los resultados obtenidos coinciden con lo hallado en otros estudios. No obstante, el empleo de parámetros de evaluación más exhaustivos podría permitir la obtención de resultados más fidedignos. Entre dichos parámetros se incluye la Schedule of Assessment of Insight-Expanded version y la Scale to Assess Unawareness of Mental Disorder. Además, la aplicación de este tipo de escala puede favorecer la comprensión del papel de los diferentes dominios que integran la conciencia de enfermedad. La PANSS se empleó tanto para evaluar los síntomas clínicos como la conciencia de enfermedad. Esto habría afectado el nivel de varianza observado al incluir los síntomas clínicos en el análisis llevado a cabo. En tercer lugar se destaca que el hallazgo de una correlación no implica la existencia de una relación causal. En este sentido, tanto la neurocognición como la cognición social son factores subyacentes a la conciencia de enfermedad. En cambio, no queda clara la dirección de la asociación entre el monto de síntomas y el nivel de conciencia de enfermedad. Conclusión La conciencia de enfermedad presente en pacientes psicóticos se asocia con diferentes factores. La consideración de la etapa de la enfermedad permitiría comprender mejor el concepto de conciencia de enfermedad. Al considerar la falta de conciencia de enfermedad en pacientes con episodios múltiples o psicosis crónica no solo deben tenerse en cuenta dominios cognitivos clásicos sino que también es importante la consideración de la cognición social. De todos modos, la distinción entre los dominios cognitivos clásicos y la cognición social no es clara. Según lo informado, los pacientes con buen nivel de conciencia de enfermedad presentan más síntomas depresivos y desesperanza. Esto se vincularía con la estigmatización generada por la esquizofrenia. En cambio, la mejoría del nivel de conciencia de enfermedad mediante el tratamiento no generaría depresión. Por el contrario, disminuiría el riesgo de suicidio. Son necesarios estudios adicionales que permitan evaluar la mejoría de la conciencia de enfermedad en pacientes con psicosis de inicio reciente. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/124826 3- Predictores de Recuperación en Caso de Psicosis: Análisis de los Factores Clínicos y Sociales Asociados con la Recuperación en Pacientes que Cursan un Primer Episodio Psicótico luego de 5 Años de Evolución Albert N, Bertelsen M, Nordentoft M y colaboradores Copenhagen University, Copenhagen, Dinamarca [Predictors of Recovery from Psychosis: Analyses of Clinical and Social Factors Associated with Recovery among Patients with First-Episode Psychosis after 5 Years] Schizophrenia Research 125(2):257-266, Feb 2011 La proporción de pacientes esquizofrénicos que alcanza la recuperación es considerable. Entre los factores que predicen la evolución favorable se incluyen el sexo femenino, el nivel elevado de habilidades sociales y el bajo nivel de síntomas negativos. La recuperación de los pacientes psicóticos no es un concepto bien definido, aunque existe consenso sobre la importancia de considerar parámetros clínicos como la remisión y parámetros de funcionamiento como la capacidad académica o laboral. Según la escasa información disponible, la remisión puede tener lugar en un tercio a un cuarto de los pacientes psicóticos. En caso de esquizofrenia, se sugiere una asociación entre el inicio temprano o la ausencia de tratamiento durante un período prolongado y la mayor gravedad a largo plazo. En pacientes que cursan un primer episodio psicótico, la evolución desfavorable se asoció con el diagnóstico de esquizofrenia, el sexo masculino, el nivel elevado de síntomas negativos y el abuso de sustancias, entre otros factores. Otro predictor de evolución a largo plazo es la trayectoria clínica durante los primeros estadios de la enfermedad. A propósito, la teoría de la fase crítica postula que los 2 primeros años de la enfermedad son cruciales en términos de evolución a largo plazo. El estudio prospectivo de seguimiento a largo plazo OPUS se llevó a cabo en pacientes que cursaban un primer episodio psicótico. Los participantes fueron evaluados durante un período de seguimiento de 1, 2, 5 y 10 años. El objetivo del presente estudio fue evaluar la proporción de pacientes incluidos en el estudio OPUS que reunían los criterios de recuperación una vez transcurridos 5 años desde la primera evaluación psiquiátrica. Además, se evaluaron los predictores de recuperación y la evolución clínica y social de los pacientes que alcanzaron la recuperación completa y de los que pudieron mantener un buen funcionamiento académico y laboral, a pesar de la ausencia de recuperación completa. Pacientes y métodos El estudio OPUS se llevó a cabo en 547 pacientes de 18 a 45 años con un trastorno del espectro esquizofrénico. El diagnóstico se corroboró mediante la Schedule for Clinical 13 Sociedad Iberoamericana de Información Científica Assessment in Neuropsychiatry. El objetivo fue comparar la aplicación de un tratamiento estándar en comparación con un programa intensivo de intervención temprana de 2 años de duración. Esta última estrategia consistió en una combinación de terapia comunitaria asertiva, psicoeducación familiar y entrenamiento en habilidades sociales. Ambos grupos recibieron tratamiento antipsicótico. Los pacientes fueron evaluados al inicio y luego de 1, 2 y 5 años de seguimiento. El presente estudio se llevó a cabo con el objetivo de evaluar el pronóstico de los pacientes que presentaban un primer episodio psicótico. La muestra final incluida en el presente análisis incluyó 255 individuos. Durante las entrevistas se recavó información sobre el diagnóstico principal y el abuso de sustancias mediante la Schedule for Clinical Assessment in Neuropsychiatry (SCAN 2.1); también se aplicaron la Scale for Assessment of Positive Symptoms (SAPS) y la Scale for Assessment of Negative Symptoms (SANS) con el fin de evaluar la gravedad de los síntomas. Los factores sociodemográficos evaluados incluyeron la ocupación y el nivel educativo, entre otros. La remisión del cuadro clínico se valoró mediante el Life Chart Schedule. Además, se aplicó la escala Global Assessment of Functioning (GAF). La duración de la psicosis no tratada fue evaluada mediante la Interview for Retrospective Assessment of Onset of Schizophrenia. Para valorar la cantidad de amigos y familiares con que contaban los pacientes se aplicó la entrevista Social Network Schedule. El funcionamiento premórbido se valoró mediante la Premorbid Adjustment Scale. Finalmente, la cantidad de días de internación fue valorada de acuerdo con la información incluida en el Danish Psychiatric Central Register. La recuperación se definió en presencia de remisión estable durante 2 años, de acuerdo con la aplicación del Life Chart Schedule. Además, se consideró la ausencia de internación o de residencia en hogares asistidos, la obtención de un puntaje en la GAF mayor de 60 y la actividad laboral o académica. Para valorar la recuperación luego de 1 y 2 años de seguimiento se aplicaron las entrevistas SAPS y SANS. La recuperación luego de un año de seguimiento se consideró si el paciente vivía en forma independiente. En cambio, en la evaluación efectuada luego de 2 años sólo se consideraron recuperados los pacientes que no habían sido internados ni ubicados en hogares asistidos durante el último año. Resultados Un total de 255 pacientes fue evaluado durante el período de seguimiento de 5 años. Los pacientes evaluados en esa oportunidad fueron más jóvenes en comparación con los que abandonaron el estudio. La probabilidad de seguimiento a los 5 años también se asoció con la presencia de un allegado que funcionó como informante. La mayoría de los pacientes presentaba esquizofrenia. El 13.5% de ellos alcanzó la recuperación a los 5 años de seguimiento, en tanto que el 86.5% restante no lo hizo. En cuanto a los pacientes con trastornos psicóticos no esquizofrénicos, los porcentajes fueron de 23.6% y 76.4%, respectivamente. La realización de un análisis univariado de las variables sociodemográficas permitió apreciar que el sexo femenino y la adaptación social y escolar adecuadas aumentaron las probabilidades de recuperación. Asimismo, el cumplimiento escolar, la existencia de una pareja y amigos y la actividad Información adicional en www.siicsalud.com: autores, instituciones investigadoras, especialidades en que se clasifican, etc. 14 laboral al inicio del estudio también incrementaron la probabilidad de recuperación. En cuanto a las variables clínicas, las asociadas en forma significativa con la probabilidad de recuperación fueron el resultado de la GAF y de la gravedad de los síntomas negativos. La realización de un análisis multivariado arrojó resultados algo diferentes. Al tener en cuenta tanto las variables sociodemográficas como las variables clínicas, se observaron resultados significativos respecto del sexo femenino, la mayor edad, la adaptación social, el crecimiento junto a ambos padres y los síntomas negativos. Además, se halló una correlación significativa entre el sexo femenino y la existencia de un vínculo de pareja y entre la edad y la convivencia con un niño. Es decir, las mujeres parecieron encontrar pareja más frecuentemente y la edad avanzada aumentaría la probabilidad de convivir con un niño. Los autores sugieren que los efectos desfavorables relacionados con el sexo masculino se relacionarían, en cierta medida, con la incapacidad para formar una pareja. En cuanto a la influencia de la convivencia con un niño sobre la posibilidad de recuperación, los resultados son imprecisos. La cantidad de pacientes recuperados o laboralmente activos fue de 40 y 76, respectivamente; es decir, 36 pacientes tenían un trabajo pero no estaban recuperados. Los predictores de recuperación fueron similares frente a los predictores de actividad laboral. El motivo más importante de ausencia de recuperación entre los pacientes laboralmente activos fueron la presencia de síntomas psicóticos, el antecedente de internación o residencia en hogares asistidos y la obtención de un puntaje menor de 60 en la escala GAF. Con el fin de efectuar un análisis más exhaustivo, se consideró la recuperación al año y a los 2 años de seguimiento. Ambas variables fueron predictores significativos de la recuperación a los 5 años de seguimiento. Además, los 40 pacientes que alcanzaron la recuperación fueron clasificados según las características de la recuperación. Un total de 13 pacientes presentó recuperación temprana estable, es decir, reunieron los criterios de recuperación en cada oportunidad de evaluación. La recuperación temprana e inestable se definió en presencia de recuperación en una o 2 oportunidades de evaluación y no sólo a los 5 años. Este grupo también estuvo integrado por 13 participantes. Finalmente, la recuperación tardía se observó en 18 pacientes, que sólo alcanzaron la recuperación a los 5 años de seguimiento. Los motivos de ausencia de recuperación a los 5 años, entre los pacientes que habían presentado recuperación a los 2 años, incluyeron el desempleo, la presencia de síntomas psicóticos, la internación psiquiátrica, la obtención de menos de 60 puntos en la escala GAF y la presencia de síntomas negativos. Discusión De acuerdo con los resultados obtenidos y en coincidencia con lo informado por otros autores, la proporción de pacientes esquizofrénicos que alcanza la recuperación es considerable. Los factores que predijeron la evolución favorable fueron el sexo femenino, la menor edad, el crecimiento con ambos padres, el nivel elevado de habilidades sociales y el bajo nivel de síntomas negativos. En presencia de recuperación se observaron períodos más breves de internación y de tratamiento con dosis más bajas de antipsicóticos. Asimismo, los pacientes que alcanzaron la recuperación tuvieron un perfil más favorable en términos de independencia y desempeño laboral. Debe considerarse que una proporción significativa de los pacientes que se recuperaron sólo alcanzaron este estado a los 5 años. Esto se observó a pesar de la independencia y el buen desempeño laboral. Por lo tanto, los autores concluyen que la Colección Temas Maestros, Serie Psicosis, Volumen 1, Número 4 recuperación no es una condición estable en pacientes psicóticos. La definición de recuperación aplicada en el presente estudio no incluyó información correspondiente a las redes sociales y la actividad recreativa, aunque algunos autores sugirieron la importancia de estas variables. En coincidencia con lo informado en estudios anteriores, la adaptación social premórbida se asoció con la evolución favorable. Generalmente, la duración de la psicosis no tratada se asocia con evolución desfavorable, aunque esta variable no tuvo un efecto significativo sobre la recuperación según los resultados de los análisis llevados a cabo. De todos modos, la duración de la psicosis no tratada fue menor entre los pacientes que se recuperaron en comparación con los que no lo hicieron. El valor predictivo de los síntomas negativos en términos de evolución, observado en el presente estudio, coincide con lo informado en trabajos anteriores. Según la información disponible, los síntomas negativos se encuentran entre los factores que mejor predicen la evolución de los pacientes psicóticos. No se hallaron diferencias significativas entre los predictores de recuperación y los predictores de buen desempeño laboral. En cuanto a las razones por las cuales los pacientes con capacidad laboral no se consideran recuperados se destaca que una proporción considerable de los sujetos que trabajaban presentaron síntomas psicóticos o tomaron antipsicóticos durante el seguimiento. Es posible indicar que los pacientes que se recuperan constituyen un grupo no afectado por los problemas más significativos de la enfermedad. Los resultados obtenidos no coinciden con la hipótesis que plantea que el curso de la esquizofrenia sigue un perfil de meseta dentro de los 2 primeros años para luego estabilizarse. En cambio, es posible indicar que la recuperación de los pacientes psicóticos es un estado cambiante. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/124850 4- Violencia y Psicosis Posictal: Comparación entre la Psicosis Posictal, la Psicosis Interictal y la Confusión Posictal Kanemoto K, Tadokoro Y, Oshima T Aichi Medical University, Nagakute, Japón [Violence and Postictal Psychosis: A Comparison of Postictal Psychosis, Interictal Psychosis, and Postictal Confusion] Epilepsy & Behavior 19(2):162-166, Ago 2010 La conducta violenta organizada como manifestación directa de las crisis epilépticas o como automatismo no es frecuente en pacientes epilépticos; en cambio, la violencia puede observarse durante la confusión posictal. Históricamente, la epilepsia se vinculó con la violencia. Esta concepción estigmatizante persiste a pesar de la falta de fundamentos al respecto, aunque perdió aceptación luego de la publicación de estudios que indicaron que la agresividad es un fenómeno que, si bien puede observarse durante las crisis epilépticas, tiene baja frecuencia. No obstante, el tema resurgió en 1988, cuando Logsdail y Toone introdujeron el concepto de psicosis posictal. El presente estudio se llevó a cabo con el objetivo de evaluar la relación entre la conducta violenta y las crisis epilépticas en diferentes puntos cronológicos. Además, se describieron casos clínicos representativos. Asociación cronológica entre las crisis epilépticas y los actos violentos La asociación entre la epilepsia y la violencia predominó hasta 1990 sobre la base de argumentos poco sólidos vinculados con la afectación del control de los impulsos, la disfunción cognitiva y los rasgos psicopatológicos característicos de la enfermedad. Es sabido que la probabilidad de una respuesta violenta organizada es mayor durante el periodo de confusión posictal. También es posible que la afectación emocional grave tenga lugar en presencia de un aura psíquica y resulte en una conducta agresiva. No obstante, la continuidad de este tipo de aura no es frecuente. Los actos violentos paraictales pueden explicarse mediante modelos neurológicos. De todos modos, esta concepción biológica resulta demasiado simple para explicar la violencia interictal. En cambio, es necesario efectuar una evaluación que incluya aspectos sociológicos y psicológicos. Violencia durante la confusión posictal, la psicosis posictal y la psicosis interictal A continuación se evaluarán casos de violencia en pacientes con confusión posictal, psicosis posictal y psicosis interictal. Los episodios de confusión posictal posteriores a la aparición de crisis focales complejas fueron documentados durante un período de un mes posterior a la internación. Todos los pacientes presentaban crisis parciales complejas con foco temporal. Los episodios tuvieron lugar en forma espontánea y fueron considerados conductas violentas sólo en presencia de ataques hacia personas que resultaron en un daño grave. Los ataques de violencia se registraron en el 22.8%, 4.8% y 0.7% de los episodios de psicosis posictal, psicosis interictal o confusión posictal, respectivamente. Es decir, la violencia fue más notoria en presencia de episodios de psicosis posictal. Lo mismo se verificó al considerar los intentos de suicidio, que tuvieron lugar en el 7% y 1.6% de los pacientes con psicosis posictal o interictal, respectivamente, en tanto que no se registraron en caso de confusión posictal. La violencia vinculada con la resistencia ante la atención profesional tuvo lugar en el 3% de los pacientes con confusión posictal, exclusivamente. Por último, los actos violentos y los intentos de suicidio o la ideación suicida se registraron en un tercio a un cuarto de los casos. Presentación de casos Psicosis posictal Paciente de 28 años con antecedente de sentimientos paroxísticos de temor a quedarse solo, de 20 años de evolución, seguidos por episodios de pérdida de conciencia desde la edad de 11 años. Con el transcurrir del tiempo, el paciente presenta crisis de mayor intensidad y frecuencia a pesar de recibir tratamiento farmacológico. A los 26 años tiene trastornos mentales posictales posteriores a la aparición de crisis parciales complejas, caracterizados por actos violentos. La disforia tiene lugar luego de crisis parciales complejas sucesivas de varias horas de duración, sin intervalos de lucidez. Este estado de ánimo dura una semana y se caracteriza por una tendencia violenta, continua e impredecible. Una vez superado cada episodio el paciente es capaz de recordarlo en detalle pero no puede explicarlo ni refiere sentimientos de culpa. Los episodios violentos posictales recurren cada 2 meses. La exploración mediante resonancia magnética nuclear (RMN) muestra asimetría hipocampal. Los registros electroencefalográficos (EEG) ictales indican que la zona epileptógena se ubica en la 15 Sociedad Iberoamericana de Información Científica amígdala y el hipocampo anterior izquierdos. La lobectomía temporal inferior izquierda con hipocampoamigdalotomía revela esclerosis del asta de Ammon. Transcurrido un semestre desde la cirugía, el paciente recupera su nivel de funcionamiento laboral premórbido y logra restablecer vínculos sociales. No se observan crisis durante un lapso de 10 años, el paciente logra interrumpir el tratamiento, sin recurrencia posquirúrgica de episodios de disforia o violencia. Confusión posictal Paciente de sexo femenino, de 31 años, y 29 años de evolución de epilepsia del lóbulo temporal. Su enfermedad comienza a la edad de 10 meses, cuando presenta un estado epiléptico febril prolongado. A los 4 años comienza con dolor abdominal paroxismal que, con posterioridad, es seguido por pérdida de conciencia. Durante estos episodios, la paciente pronuncia palabras no acordes con la situación. Luego, el dolor epigástrico se transforma en un malestar difuso seguido por crisis parciales complejas de frecuencia semanal. No se logra el control completo de las crisis a pesar del tratamiento, aunque la frecuencia puede disminuirse. En una ocasión, la paciente presenta un comportamiento agresivo en una tienda de recuerdos, donde arroja objetos y agrede al personal que intentó calmarla. Fue necesaria la participación de varios oficiales para controlarla y trasladarla con el fin de recibir atención médica. Llamativamente, la paciente no presenta excitación ni irritabilidad. La evaluación clínica indica orientación adecuada con amnesia total del suceso violento. La evaluación EEG revela espigas en la región temporal anterior derecha durante el sueño, en tanto que la exploración mediante RMN permite apreciar esclerosis hipocampal izquierda. en el pasado se propuso que los pacientes con crisis presentaban más episodios violentos en comparación con aquellos sin crisis epilépticas, con posterioridad se observó que la mayoría de las conductas violentas sucede en períodos libres de crisis. De acuerdo con la información obtenida, la psicosis posictal tiene una frecuencia relativamente elevada en comparación con la psicosis interictal, entre otros cuadros, y es potencialmente peligrosa, aunque tratable, en la mayoría de los casos. Asimismo, la conducta violenta organizada como manifestación directa de las crisis o como automatismo no es frecuente, aun en pacientes con crisis frontales. En cambio, la violencia puede observarse durante la confusión posictal, como expresión de resistencia ante la asistencia por parte de otros individuos. En estos casos, el profesional debe aguardar un lapso aproximado de media hora antes de iniciar el contacto físico con el paciente, quien ya estará estabilizado. A diferencia de lo antedicho, los episodios de psicosis posictal pueden ser peligrosos, especialmente si existe antecedente de violencia durante otros episodios. Una ventaja es que estos episodios tienen un origen biológico y se relacionan con las crisis, cuyo control también permitirá el control de la violencia. Además, la violencia asociada con la psicosis posictal generalmente se dirige a un blanco definido por las alucinaciones y los delirios y no a cualquier individuo que se encuentre cerca. Por lo tanto, existe un tiempo disponible para manejar la situación. El tratamiento de los pacientes epilépticos que presentan conductas violentas debe adecuarse a la fisiopatología subyacente. En el caso de la violencia asociada con la psicosis posictal, el tratamiento simplemente consistirá en el control de las crisis. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/124827 Psicosis interictal Paciente de 29 años que comienza a presentar conductas bizarras a los 18 años. Es tratado con carbamazepina pero debe interrumpirla debido a la aparición de una erupción, y recibe fenitoína. El paciente se gradúa y comienza a trabajar pero presenta un empeoramiento del cuadro clínico, con crisis más graves en términos de frecuencia e intensidad, que no pueden controlarse a pesar del tratamiento con dosis elevadas de fenobarbital y fenitoína. La falta de control de las crisis origina el despido de su trabajo. A los 28 años recibe zonisamida y logra una mejoría de las crisis, aunque presenta paranoia y alucinaciones. En una ocasión, a raíz de una alucinación auditiva de comando, sale de su domicilio con un bate metálico para agredir a quien supuestamente le da órdenes. Este hecho suscita su internación psiquiátrica. Los delirios y las alucinaciones no ceden a pesar del tratamiento con fenitoína y haloperidol. En el momento de la consulta, el paciente no sufre crisis hace más de un año pero presenta un cuadro psicótico florido. La evaluación mediante RMN no arroja hallazgos concluyentes, en tanto que el EEG muestra una descarga no epileptiforme. Se suspende la fenitoína y se administra carbamazepina, ya que la erupción que el paciente presenta no era de tipo Stevens-Johnson. Tras la reaparición del aura, el paciente presenta generalización secundaria. Luego, los delirios y las alucinaciones remiten y el paciente toma conciencia de la irracionalidad de su experiencia. El aumento de la dosis de carbamazepina permite controlar las crisis totalmente. Los síntomas psiquiátricos no recurren durante los 10 años siguientes hasta que a los 33 años se observa la reaparición de crisis parciales complejas en varias oportunidades por año. Conclusión En la actualidad no se considera elevado el riesgo de la asociación entre la epilepsia y la conducta violenta. Si bien 16 5- Percepción de Emociones Faciales en la Esquizofrenia: Revisión Metanalítica Kohler C, Walker J, Moberg P y colaboradores University of Pennsylvania School of Medicine, Filadelfia, EE.UU. [Facial Emotion Perception in Schizophrenia: A Meta-Analytic Review] Schizophrenia Bulletin 36(5):1009-1019, Jul 2010 La esquizofrenia se caracteriza por un nivel elevado de afectación de la percepción de emociones, capacidad que se encuentra influenciada por variables diversas como la duración, el estadio y el subtipo de esquizofrenia. Según lo observado en pacientes esquizofrénicos, existe una asociación entre el funcionamiento social y la capacidad para percibir las emociones que, a su vez, se relaciona con el nivel de independencia y con el desempeño laboral. Esta enfermedad se caracteriza por un nivel superior de afectación de la percepción de emociones en comparación con otros trastornos psiquiátricos. Además, la percepción de emociones se encuentra influenciada por variables diversas como la duración, el estadio y el subtipo de esquizofrenia. La evaluación de la percepción de emociones puede efectuarse mediante pruebas cualitativas de identificación de emociones específicas o mediante pruebas cuantitativas de diferenciación de la intensidad de la expresión de emociones. Ambos tipos de pruebas fueron aplicados en numerosos estudios y, en algunos casos, se propuso que se obtendrían resultados diferentes según el tipo de prueba Colección Temas Maestros, Serie Psicosis, Volumen 1, Número 4 empleada. En la mayoría de los estudios transversales al respecto se observó una asociación entre la gravedad de la enfermedad, la sintomatología y la capacidad para percibir emociones. No obstante, la asociación entre el cuadro clínico y la percepción de las emociones podría ser mejor evaluada mediante estudios longitudinales. Según lo observado en estudios de seguimiento de corto plazo efectuados en pacientes agudos, el tratamiento antipsicótico no mejora en forma significativa la percepción de emociones. En cambio, la estrategia terapéutica específica destinada a mejorar la percepción de las emociones resultaría beneficiosa. Esto indica un déficit de rasgo. Es necesario contar con estudios adicionales al respecto. El presente metanálisis se llevó a cabo con el objetivo de evaluar la información obtenida en estudios sobre la percepción de emociones en pacientes esquizofrénicos. El propósito fue cuantificar la magnitud del déficit relacionado con la percepción de emociones faciales e identificar variables que influyen sobre esta afectación. Las variables seleccionadas incluyeron aspectos clínicos y demográficos. Los autores propusieron que el déficit de percepción de emociones observado en pacientes esquizofrénicos se asociaría con la sintomatología y no con el diagnóstico, la estabilización de la psicosis o el deterioro inherente a la progresión de la enfermedad. En segundo lugar, se propuso que el tratamiento antipsicótico no tendría un efecto definido sobre la percepción de emociones. Pacientes y métodos Se seleccionaron estudios incluidos en las bases de datos Medline, PsychINFO y PubMed. También se llevó a cabo una búsqueda manual de estudios a partir de las referencias incluidas en los artículos y las revisiones originales. Los estudios seleccionados se habían realizado con el fin de efectuar evaluaciones formales de identificación y diferenciación de las emociones faciales en pacientes esquizofrénicos e individuos sanos. Las pruebas cualitativas implicaron la selección de la emoción facial presentada a partir de diferentes opciones; en cambio, las pruebas de diferenciación de las emociones faciales requirieron la apreciación de las diferencias de expresión de las emociones sin necesidad de identificar las emociones en cuestión. Resultados Se incluyeron 53 artículos vinculados con 86 estudios sobre la identificación y la diferenciación de las emociones faciales a partir de la presentación de imágenes. De acuerdo con el análisis de la información disponible, la magnitud de efecto fue elevada y heterogénea. Además, se observó un sesgo de publicación. Con el fin de explicar la heterogeneidad hallada, los autores analizaron las variables demográficas, clínicas y psicométricas. Las pruebas empleadas para valorar la percepción de emociones faciales incluyeron la identificación o la diferenciación de las emociones. Los resultados obtenidos permitieron apreciar un déficit significativo que no difirió según la evaluación de la identificación o la diferenciación del afecto facial. Por lo tanto, ambos dominios se reunieron en una variable única denominada «percepción de emociones faciales». Los estudios incluyeron pacientes con esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo. No se hallaron diferencias significativas según el diagnóstico de los participantes en términos de magnitud de efecto. Además, se incluyeron pacientes ambulatorios, hospitalizados o ambos. En este caso, se verificó un nivel significativo de heterogeneidad en términos de magnitud de efecto según la población incluida. Concretamente, los pacientes internados presentaron un déficit superior en comparación con los sujetos ambulatorios o con el grupo integrado por ambos tipos de pacientes. No se observaron diferencias significativas entre estos dos últimos grupos. La edad de inicio y la duración de la enfermedad fueron heterogéneas según el estudio considerado. La edad de inicio de la enfermedad tuvo una magnitud de efecto moderada y significativa. Es decir, la afectación fue mayor ante un cuadro de inicio más tardío. En cambio, la duración de la enfermedad no se asoció significativamente con la magnitud de efecto. La cantidad de hospitalizaciones por paciente tampoco afectó significativamente la magnitud de efecto. Los resultados de los estudios según la sintomatología clínica fueron mixtos y dependieron del instrumento de evaluación aplicado. Por ejemplo, en los estudios en que se empleó la Scheduled Assessment of Negative Symptoms y la Scheduled Assessment of Positive Symptoms se observó una relación significativa entre la percepción de emociones faciales y el puntaje obtenido. En cambio, el resultado de la aplicación de la Positive and Negative Syndrome Scale no permitió explicar la heterogeneidad de los hallazgos. Por último, el resultado de la Brief Psychiatric Rating Scale se relacionó significativamente con la magnitud de efecto, aunque la información al respecto fue escasa. El tratamiento antipsicótico se asoció con una variabilidad significativa de la magnitud de efecto. Los estudios efectuados en pacientes no medicados fueron los que arrojaron resultados más desfavorables, seguidos por los efectuados en sujetos medicados y, en última instancia, por los que incluyeron ambos tipos de pacientes. Un análisis posterior indicó la ausencia de diferencias entre los pacientes medicados y no medicados, en tanto que el grupo mixto presentó un nivel significativamente menor de afectación. Debe considerarse que la información se obtuvo a partir de una cantidad limitada de estudios, lo cual disminuye la fiabilidad de los resultados. La magnitud de efecto también difirió según el tipo de antipsicótico administrado. Los pacientes tratados con agentes típicos presentaron un nivel superior de afectación en comparación con los pacientes tratados con antipsicóticos atípicos o con los grupos que incluyeron ambos tipos de pacientes. No obstante, no se hallaron diferencias significativas entre estos dos últimos grupos. La dosis, valorada en equivalentes de clorpromazina, no influyó significativamente sobre los resultados. La edad de los participantes influyó sobre la afectación del reconocimiento de las emociones. En este caso, a mayor edad se observó un nivel mayor de afectación. En cuanto al sexo, la inclusión de una mayor proporción de hombres en el grupo de referencia se asoció con un menor nivel de afectación de la percepción de emociones faciales en el grupo de pacientes. En cambio, no se observó un efecto significativo al considerar el porcentaje de hombres esquizofrénicos. El nivel educativo no afectó los resultados. Finalmente, el porcentaje de controles caucásicos influyó sobre la magnitud de efecto. Esto no se observó respecto del grupo de pacientes. Discusión De acuerdo con los resultados obtenidos, los pacientes esquizofrénicos presentaron un déficit significativo de la percepción de emociones en comparación con los individuos sanos. La magnitud de efecto de esta afectación fue heterogénea debido a la presencia de factores demográficos Información adicional en www.siicsalud.com: autores, instituciones investigadoras, especialidades en que se clasifican, etc. 17 Sociedad Iberoamericana de Información Científica y relacionados con la enfermedad como la edad de inicio, la sintomatología y el tratamiento, entre otros. Como era de esperar, la magnitud de efecto vinculada con la afectación de la percepción de emociones en caso de esquizofrenia fue elevada. Como ya se mencionó, la evaluación de la percepción de emociones puede incluir pruebas de identificación o diferenciación de las emociones. Las primeras se relacionan con las habilidades semánticas y vinculadas con el lenguaje, en tanto que las pruebas de diferenciación requieren la evaluación de discrepancias y dependen, en mayor medida, de habilidades visuales y espaciales. Los resultados obtenidos permiten indicar que ambos tipos de pruebas tienen una relación limitada con la neurocognición. La ausencia de efectos significativos sobre los resultados al considerar el diagnóstico de esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo es esperable, ya que ambas enfermedades se consideran similares en términos de síntomas, evolución y cognición. En cambio, las características demográficas como la edad y el origen étnico influyeron sobre los resultados. Puede afirmarse que a medida que avanza la edad, disminuye la capacidad de los pacientes para percibir las emociones. Asimismo, los hombres presentarían un nivel mayor de dificultad para percibir emociones en comparación con las mujeres, hallazgo que tuvo lugar en el grupo de referencia. En cuanto al efecto del origen étnico, si bien se propuso que las emociones son universales y su reconocimiento no se vincula con este parámetro, en estudios recientes se informó la influencia del origen étnico sobre el reconocimiento de las emociones. Es posible que la percepción de las emociones sea más adecuada entre individuos del mismo origen y, más aún, con un vínculo familiar. Dada la ausencia de efectos sobre los resultados según el nivel educativo, los autores propusieron que la neurocognición y la cognición social son funciones independientes. La evaluación de la gravedad de la enfermedad y del tratamiento antipsicótico arrojó resultados imprecisos. Según lo observado en estudios anteriores, la capacidad para percibir las emociones en caso de esquizofrenia no se relacionaría con el cuadro clínico. En el presente análisis se identificaron factores vinculados con la gravedad de la enfermedad, como la hospitalización, que afectaron la percepción de las emociones en forma negativa. En estudios recientes se informó que los pacientes paranoides presentan un nivel menor de afectación a la hora de reconocer las emociones en comparación con el resto de los pacientes esquizofrénicos. No fue posible evaluar la asociación entre la falta de tratamiento y la percepción de las emociones con un nivel elevado de fiabilidad. No obstante, se observaron más limitaciones entre los pacientes tratados con antipsicóticos típicos. Es posible que los agentes atípicos sean más beneficiosos que los agentes típicos respecto de la capacidad de los pacientes para reconocer las emociones. A la hora de analizar los resultados debe tenerse en cuenta la presencia de limitaciones inherentes al procedimiento metanalítico llevado a cabo. Según los autores, Son necesarios estudios adicionales que permitan conocer con mayor claridad la asociación entre la percepción de las emociones y las características clínicas de los pacientes esquizofrénicos. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/124838 18 6- Alteraciones Neuroanatómicas que Preceden la Aparición de la Psicosis: Estudio Multicéntrico Mechelli A, Riecher-Rössler A, McGuire P y colaboradores King’s College London, Londres, Reino Unido [Neuroanatomical Abnormalities that Predate the Onset of Psychosis: A Multicenter Study] Archives of General Psychiatry 68(5):489-495, May 2011 Es posible que la exploración mediante resonancia magnética nuclear permita predecir la aparición de psicosis en individuos de alto riesgo y utilizar los recursos terapéuticos en forma racional con el fin de retrasar o prevenir la enfermedad. El 20% a 50% de los pacientes que presentan síntomas psicóticos atenuados combinados con una disfunción general y social tendrán psicosis franca en un lapso máximo aproximado de 24 meses. Es decir, este síndrome se considera de riesgo ultraelevado para la aparición de psicosis, aunque no siempre tiene el mismo desenlace. Se sugiere que el tratamiento de estos pacientes puede disminuir el riesgo de transición hacia la enfermedad. Dado que no resulta simple la distinción entre los pacientes que evolucionarán hacia la psicosis y los que no lo harán, la aplicación eficiente de estrategias terapéuticas al subgrupo con mayor probabilidad de psicosis se ve limitada. Según los resultados de estudios realizados mediante resonancia magnética nuclear (RMN), los pacientes que presentarán psicosis pueden distinguirse del resto al apreciar sus características neuroanatómicas. Si bien se informaron diferencias vinculadas con los volúmenes regionales de la sustancia gris, los hallazgos fueron heterogéneos. El presente estudio se llevó a cabo en diferentes centros de atención ubicados en Reino Unido, Alemania, Suiza y Australia. El objetivo fue identificar los trastornos neuroanatómicos presentes en pacientes con riesgo ultraelevado para la aparición de psicosis. Asimismo, se compararon los hallazgos neuroanatómicos obtenidos en la población que presentó psicosis con posterioridad frente a aquella que no evolucionó hacia la enfermedad. Los pacientes fueron evaluados al inicio del tratamiento y monitorizados durante 2 años. Además, se incluyeron individuos sanos para conformar un grupo de referencia. Se propuso que los pacientes con riesgo ultraelevado para la aparición de psicosis presentarían diferencias volumétricas regionales de características similares a las observadas en caso de esquizofrenia que los distinguirían de los sujetos sanos. Los autores del presente estudio evaluaron las diferencias entre los pacientes que evolucionaron hacia la psicosis y los que no lo hicieron en términos de volumen de la sustancia gris en regiones de interés. Pacientes y métodos Los pacientes recibían atención en centros especializados en psicosis y reunían los criterios de riesgo ultraelevado para la aparición de psicosis: síntomas psicóticos atenuados, breves, limitados e intermitentes, un familiar de primer grado con trastorno psicótico y deterioro marcado en el funcionamiento social u ocupacional. En total, fueron 182 individuos. La mayoría no tenía antecedentes de tratamiento antipsicótico. El grupo control estuvo conformado por 167 individuos con características demográficas similares en comparación con los pacientes. La adquisición de neuroimágenes se efectuó mediante RMN ponderada en T1. Una vez transcurrida una media de Colección Temas Maestros, Serie Psicosis, Volumen 1, Número 4 30.6 meses desde esta evaluación, el 26.4% de los pacientes con riesgo ultraelevado para la aparición de psicosis presentaron la enfermedad. Las diferencias entre ambos grupos, en términos de volumen de la sustancia gris, fueron valoradas mediante morfometría basada en vóxeles. El cerebro fue analizado en su conjunto. Además, se llevó a cabo un análisis de regiones de interés cuyo volumen había resultado alterado en estudios anteriores efectuados en individuos con riesgo elevado de psicosis o que presentaban un primer episodio psicótico. Estas regiones incluyeron los giros parahipocampal izquierdo, frontal inferior derecho y temporal superior izquierdo. Resultados Los grupos fueron similares en términos de edad, sexo, volumen total de la sustancia gris y origen étnico. Los pacientes con riesgo ultraelevado para la aparición de psicosis presentaron un volumen de sustancia gris inferior en la corteza frontal; específicamente, este hallazgo tuvo lugar en el giro orbital medial y recto bilateral y en el giro cingulado anterior derecho. No se hallaron volúmenes de sustancia gris superiores entre los pacientes con riesgo ultraelevado para la aparición de psicosis en comparación con el grupo de referencia. El tratamiento farmacológico no influyó significativamente sobre los resultados obtenidos. En comparación con el grupo de pacientes que no presentó psicosis, en el grupo que evolucionó hacia la enfermedad se halló un volumen de sustancia gris inferior en el giro hipocampal izquierdo anterior. Este resultado no se vio afectado por el tratamiento farmacológico. Por último, no se hallaron diferencias significativas entre ambos grupos al evaluar el volumen de sustancia gris en los giros temporal superior izquierdo y frontal inferior derecho. Discusión Los pacientes con riesgo ultraelevado para la aparición de psicosis presentaron un volumen de sustancia gris significativamente inferior en las cortezas cingulada anterior y prefrontal en comparación con el grupo de referencia. Este hallazgo coincidió con lo esperado y tuvo lugar en regiones vinculadas con la fisiopatología de la esquizofrenia. En segundo lugar, se halló una disminución relativa del volumen de la sustancia gris de la región del giro parahipocampal izquierdo circundante al uncus del hipocampo en pacientes con riesgo ultraelevado para la aparición de psicosis que presentaron la enfermedad con posterioridad. Este parámetro difirió entre el grupo de pacientes que presentó psicosis y el grupo control, en tanto que no se hallaron diferencias significativas al respecto entre el grupo control y el grupo de pacientes de riesgo que no presentaron psicosis. El volumen parahipocampal izquierdo permitió diferenciar a los pacientes que presentaron psicosis de aquellos que no evolucionaron del mismo modo, con una precisión de hasta el 67%. No se hallaron diferencias significativas entre los grupos al analizar el volumen de sustancia gris en los giros frontal inferior y temporal superior. En estudios anteriores se informó una disminución del volumen y una afectación de la función parahipocampal en individuos con riesgo elevado de psicosis. Este hallazgo también tuvo lugar en pacientes con síntomas psicóticos aislados o que cursaban un primer episodio psicótico en comparación con individuos sanos o con riesgo elevado que no presentaron psicosis con posterioridad. Puede sugerirse que la región parahipocampal es un sitio de disminución frecuente del volumen de la sustancia gris en pacientes esquizofrénicos. Además, en modelos efectuados en animales de experimentación se observó una relación entre la afectación de la actividad hipocampal y la disfunción del sistema dopaminérgico subcortical. Esto coincide con la asociación entre la disfunción parahipocampal y las psicosis. La evaluación mediante RMN se realizó en ausencia de diferencias clínicas entre los grupos de pacientes que evolucionaron o no hacia la psicosis. Por lo tanto, las diferencias halladas podrían constituir indicadores neurobiológicos de vulnerabilidad o marcadores neuropatológicos de transición hacia la psicosis. Entre las limitaciones del presente estudio se destaca la utilización de resonadores diferentes según el sitio de evaluación. Las secuencias de adquisición de imágenes también fueron heterogéneas. No obstante, refieren los autores, la metodología aplicada permitió obtener resultados coherentes. Es posible que la exploración mediante RMN permita predecir la aparición de psicosis en individuos de alto riesgo y utilizar los recursos terapéuticos en forma racional. Son necesarios estudios adicionales que permitan identificar marcadores individuales de psicosis en pacientes de alto riesgo. Conclusión La exploración mediante neuroimágenes puede ser útil para predecir la aparición de psicosis en individuos con riesgo elevado para presentarla. La aparición de esta enfermedad en esta población se asociaría específicamente con la disminución del volumen de la sustancia gris en la región parahipocampal. Este hallazgo puede facilitar la aplicación racional de recursos terapéuticos destinados a retrasar y prevenir la enfermedad. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/124824 Comentario Para la detección de pacientes con riesgo elevado de psicosis es necesaria una evaluación clínica adecuada. Si además se dispone de estudios de imágenes cerebrales que contribuyan en la detección, podría ser un punto de partida interesante para tomar las conductas pertinentes con el objetivo de evitar los cuadros de descompensación psicótica. Sin embargo, aún se requieren más investigaciones que identifiquen marcadores individuales de psicosis en la población de riesgo. Información adicional en www.siicsalud.com: autores, instituciones investigadoras, especialidades en que se clasifican, etc. 19 Sociedad Iberoamericana de Información Científica Novedades distinguidas Los resúmenes de la sección Novedades distinguidas corresponden a estudios publicados en prestigiosas revistas internacionales, clínicas o especializadas. La extensión promedio de cada trabajo de esta sección es de una página. 7- Asociación no Sistemática entre el Apetito y el Peso Corporal en Pacientes Tratados con Olanzapina BMC Psychiatry 10(72), Sep 2010 Existe una asociación entre el tratamiento antipsicótico y el aumento ponderal que involucraría el efecto de la droga sobre receptores y centros del apetito y la saciedad. Asimismo, se postuló la importancia de la alteración del nivel de determinadas hormonas, de la sensibilidad a la insulina, de la actividad del eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal (HHS) del nivel de actividad física y del índice metabólico. Cada antipsicótico tiene un perfil de acción farmacológica que se asocia con un determinado nivel de modificación del peso corporal y otros parámetros metabólicos. En este sentido se destacó la asociación entre el aumento ponderal y la afinidad por los receptores histaminérgicos H1. Asimismo, el antagonismo de los receptores muscarínicos M3 periféricos y el efecto sobre los receptores serotoninérgicos 2C centrales podría asociarse con la aparición de diabetes. Aún no queda claro el papel del cambio de apetito respecto del aumento ponderal asociado con el tratamiento antipsicótico. Según los resultados de un estudio, la gratificación tardía y el funcionamiento ejecutivo influyen sobre la alimentación y la regulación ponderal en pacientes esquizofrénicos tratados con antipsicóticos. También se observó una asociación entre la obesidad y la disfunción cognitiva y entre esta última y el control del apetito. Otro hallazgo de interés es el aumento de la reactividad ante indicios externos vinculados con la alimentación en pacientes tratados con antipsicóticos atípicos. Finalmente, se sugirió que la psicoeducación combinada con la farmacoterapia puede limitar el aumento ponderal asociado con el tratamiento antipsicótico. El presente estudio se llevó a cabo con el objetivo de evaluar si los cambios del nivel de apetito son indicadores de aumento ponderal en pacientes tratados con olanzapina. Los autores propusieron que los cambios del nivel de apetito pueden constituir indicadores de riesgo de aumento ponderal y orientar el tratamiento de los pacientes. Se incluyeron participantes de cuatro estudios prospectivos de fase IV sobre la seguridad y la eficacia del tratamiento con olanzapina realizados en pacientes adultos con diagnóstico de esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo o trastorno bipolar, entre otras entidades. La dosis de olanzapina empleada en los estudios 1, 2 y 3 osciló entre 5 y 20 mg/día. El estudio 4 fue observacional y los pacientes recibieron la dosis de olanzapina considerada más adecuada por el profesional tratante. El apetito se evaluó mediante la escala Eating Behavior Assessment (EBA), la Platypus Appetite Rating Scale (PARS), el Eating Inventory (EI), el Food Craving Inventory (FCI) y la Eating Attitude Scale (EAS). La evaluación de las características demográficas arrojó diferencias entre los participantes de los estudios en términos de origen étnico. En el estudio 1 participó una población mayoritariamente afroamericana, en tanto que los estudios 2 Información adicional en www.siicsalud.com: autores, instituciones investigadoras, especialidades en que se clasifican, etc. 20 y 3 incluyeron pacientes generalmente caucásicos y la población evaluada en el estudio 4 fue asiática. En todos los estudios se verificó un aumento estadísticamente significativo del peso corporal asociado con la administración de olanzapina. Asimismo, en el estudio 1 se observó un aumento del apetito, en tanto que en el resto de los estudios el apetito disminuyó a medida que transcurrió el tiempo. En cuanto a la asociación entre el resultado de las escalas de evaluación del apetito y el cambio ponderal, en los estudios 1 y 4 se observó un aumento del puntaje en presencia de aumento ponderal. Asimismo, en dichos estudios los pacientes que presentaron un aumento del apetito sufrieron un aumento ponderal significativamente superior en comparación con los pacientes que no manifestaron cambios del nivel de apetito. No obstante, la disminución del apetito no se asoció con un nivel significativamente menor de aumento ponderal. En los estudios 2 y 3, el aumento del puntaje correspondiente al nivel de apetito no se asoció sistemáticamente con un cambio ponderal en comparación con la ausencia de aumento de dicho puntaje. Otro hallazgo destacable fue la asociación entre la disminución del puntaje total correspondiente a la evaluación del apetito y el nivel bajo de aumento ponderal. Finalmente, se observó que la evaluación del nivel de apetito y del cambio ponderal durante las primeras etapas de tratamiento no brindó información adicional respecto de la predicción del cambio ponderal total. Los resultados obtenidos permiten indicar una asociación inconsistente entre el cambio del nivel de apetito y del peso corporal en pacientes tratados con olanzapina. Puede sugerirse que el cambio ponderal temprano es un factor predictivo más adecuado de cambio ponderal a largo plazo en comparación con el nivel de apetito al inicio del tratamiento. Dicho hallazgo coincide con lo informado en estudios anteriores. Es posible que las escalas utilizadas para evaluar el nivel de apetito no hayan permitido una valoración precisa, aunque se sugiere la ausencia de asociación entre el aumento ponderal y el aumento del apetito en pacientes que reciben olanzapina. Otra posibilidad a considerar a la hora de analizar la ausencia de resultados consistentes es la relación entre el aumento ponderal y determinados mecanismos bioquímicos. Debe tenerse en cuenta que en los estudios analizados se aplicaron diferentes escalas y se evaluaron poblaciones heterogéneas. Entre las diferencias entre las poblaciones se destaca la magnitud de mejoría asociada con el tratamiento. Según los resultados de estudios anteriores efectuados en pacientes esquizofrénicos, la mejoría de los síntomas psicóticos se asocia con un aumento de la ingesta. Finalmente, se destaca que las escalas más similares en términos de resultados e ítem incluidos fueron la EBA y la EAS. Ambas escalas fueron las únicas que indicaron una asociación sistemática entre el aumento del apetito y el aumento ponderal. Entre las limitaciones del presente análisis se mencionan las diferencias de diseño de los estudios incluidos. Además, es posible que la evaluación del apetito no haya sido lo suficientemente temprana como para apreciar cambios significativos. En tercer lugar, la aplicación de diferentes escalas de evaluación, en su mayoría no validadas, limita la Colección Temas Maestros, Serie Psicosis, Volumen 1, Número 4 comparación. Por último, no se consideró el nivel inicial de psicopatología ni la diferencia de dosis de olanzapina. Son necesarios estudios adicionales para definir los puntos de corte a considerar ante la aplicación de las escalas empleadas en los estudios incluidos. Existiría una asociación incongruente entre el cambio del nivel de apetito y del peso corporal en pacientes tratados con olanzapina. El cambio ponderal temprano sería un mejor predictor de cambio ponderal a largo plazo en pacientes tratados con olanzapina en comparación con la evaluación del nivel de apetito. En presencia de aumento ponderal durante las primeras etapas del tratamiento los pacientes deberían recibir asesoramiento con el fin de llevar un estilo de vida saludable combinado con el control regular del peso corporal. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/124807 8- La Mitad de los Pacientes con Enfermedad de Parkinson y Psicosis Reciben Antipsicóticos Archives of Neurology 68(7):899-904, Jul 2011 Se estima que el índice de prevalencia de psicosis en pacientes con enfermedad de Parkinson (EP) oscila entre el 20% y el 40%. También se halló que hasta 45 000 de los pacientes con EP que residen en Estados Unidos sufren síntomas psicóticos. Entre los factores asociados con la presencia de psicosis en caso de EP se destaca la edad avanzada, el tratamiento con antiparkinsonianos, la presencia de deterioro cognitivo y depresión y la gravedad y duración de la EP. Las consecuencias de los síntomas psicóticos en caso de EP incluyen trastornos funcionales y conductuales y necesidad de cuidados más intensivos. El tratamiento de los pacientes con EP y síntomas psicóticos (EPSP) incluye la prescripción de antipsicóticos, a pesar de la escasez de información sobre su eficacia y la posibilidad de empeoramiento del parkinsonismo. Un tema preocupante es el índice elevado de demencia en caso de EPSP, ya que la administración de antipsicóticos también se asocia con un aumento de la morbimortalidad en pacientes con demencia. De hecho, la Food and Drug Administration (FDA) advirtió sobre los riesgos del tratamiento con antipsicóticos en pacientes con demencia. Esto aumenta aun más el riesgo de tratamiento antipsicótico en pacientes con EP. El patrón y la frecuencia de prescripción de antipsicóticos en pacientes con EP no son conocidos con precisión. Según lo informado en un estudio, la probabilidad acumulada de iniciar el tratamiento antipsicótico durante los primeros 7 años de tratamiento con agentes dopaminérgicos alcanza el 35%. El presente estudio fue llevado a cabo con el objetivo de evaluar las características de la prescripción de antipsicóticos en pacientes con EP y síntomas psicóticos. La información para realizar el presente estudio se obtuvo de las bases de datos del Department of Veterans Affaire (VA), donde se incluyen 60 000 casos de EP, aproximadamente. Se identificaron los pacientes con EP idiopática diagnosticada de acuerdo con los criterios incluidos en la novena Clasificación Internacional de las Enfermedades Modificada (CIE-9-CM). Se evaluaron pacientes con EPSP, clasificados según el nivel de demencia. Además se incluyó un grupo de comparación integrado por pacientes con demencia y psicosis en ausencia de EP. Los antipsicóticos atípicos considerados fueron la clozapina, la olanzapina, la quetiapina, la risperidona, la ziprasidona y el aripiprazol. Los agentes típicos incluyeron la flufenazina, el haloperidol, la perfenazina, la trifluoperazina y el tiotixeno. Se recabó información sobre las características demográficas de los pacientes con el fin de determinar su asociación con la prescripción de antipsicóticos. También se valoró el efecto del diagnóstico sobre dicha prescripción. El análisis principal incluyó información correspondiente a 9 504 pacientes, en su mayoría de sexo masculino. Los pacientes con EPSP y demencia tenían una edad más avanzada y una probabilidad superior de estar casados y ser de origen caucásico en comparación con los pacientes con demencia y psicosis sin EP. El 50% de los pacientes con EPSP recibió prescripción para antipsicóticos. El 3.4% y el 48.2% del total de los pacientes recibieron antipsicóticos de alta potencia o agentes atípicos, respectivamente. La droga atípica más prescrita fue la quetiapina, seguida por la risperidona, el aripiprazol y la olanzapina. La clozapina rara vez fue prescrita. Tanto la prescripción de antipsicóticos en general como la prescripción de agentes atípicos fueron más frecuentes en pacientes con EPSP y demencia. En dicho grupo, la droga más prescrita fue la quetiapina. La prescripción de antipsicóticos fue más frecuente en pacientes con EPSP y demencia en comparación con lo observado en casos de demencia y psicosis. Los antipsicóticos atípicos fueron más prescritos en caso de EPSP y demencia, en cambio los antipsicóticos típicos lo fueron en el grupo sin EPSP. En relación con el uso específico de AP, la quetiapina y la clozapina fueron m´ss utilizadas en el grupo con EPSP; lo contrario sucedió con la risperidona. Los factores predictores de prescripción de antipsicóticos en pacientes con EPSP fueron el diagnóstico de demencia comórbida y la menor edad. En pacientes con demencia, dichos predictores incluyeron el diagnóstico de EP y la menor edad. La comparación de los patrones generales de prescripción de antipsicóticos entre 2002 y 2008 indicó la ausencia de diferencias en casos de EPSP, en presencia o ausencia de demencia. No obstante, el uso de risperidona y olanzapina disminuyó, en tanto que el empleo de quetiapina y ziprasidona aumentó. Además, la prescripción de aripiprazol fue frecuente una vez introducida la droga en el mercado. Finalmente, se observó un aumento del empleo de antipsicóticos atípicos tanto en caso de demencia y psicosis como en caso de EPSP. Los resultados obtenidos permiten indicar que la mitad de los pacientes con EPSP reciben prescripción para antipsicóticos. Dicha prescripción es aun más probable en presencia de comorbilidad entre la EPSP y la demencia. También se destaca la ausencia de cambios entre 2002 y 2008 en cuanto a la prescripción de antipsicóticos en pacientes con EPSP, si bien la FDA advirtió la asociación entre la prescripción de antipsicóticos y la mortalidad de los pacientes con demencia. Los antipsicóticos prescritos con más frecuencia en pacientes con EPSP fueron los atípicos. Tanto la olanzapina como la risperidona tienen un nivel limitado de eficacia en pacientes con EP y pueden empeorar el parkinsonismo. No obstante, fueron prescritas en el 30% de los casos de EPSP. Otro hallazgo a destacar es que el 7% de los pacientes recibieron prescripción para un agente típico de alta potencia. No obstante, se desaconseja la prescripción de antipsicóticos típicos, especialmente de alta potencia, debido a que pueden empeorar el cuadro clínico característico de la EP. En cuanto al aripiprazol, su prescripción fue frecuente en 2008 aunque en un estudio se sugirió que no es bien tolerado en pacientes con EP. Respecto de la quetiapina, los resultados obtenidos permitieron confirmar que es el 21 Sociedad Iberoamericana de Información Científica antipsicótico más empleado en caso de EP. Si bien su administración resulta bien tolerada y efectiva, en estudios controlados con placebo se obtuvieron resultados negativos al respecto. Las recomendaciones del Quality Standards Subcommittee de la American Academy of Neurology permiten indicar la eficacia de la clozapina en pacientes con EPSP. De hecho, la clozapina es la única droga recomendada en dichos casos, aunque sólo fue prescrita en menos del 2% de los pacientes. Este resultado podría deberse a cuestiones vinculadas con la necesidad de aprobación y con la seguridad del tratamiento. La probabilidad de prescripción de antipsicóticos aumentó en pacientes con demencia en comorbilidad con EP. También se destaca el aumento de la probabilidad de prescripción de antipsicóticos en pacientes con EP en comorbilidad con deterioro cognitivo leve. Estos hallazgos resultan destacables si se considera que la morbimortalidad aumenta en pacientes con EP y demencia que reciben antipsicóticos. De todos modos, es posible que los profesionales sólo consideren el diagnóstico de psicosis en presencia de síntomas graves. Además, la prescripción de antipsicóticos se asoció con la menor edad de los pacientes. Esto podría indicar que a los profesionales les preocupan en menor medida los efectos adversos de los antipsicóticos en pacientes con EP de menor edad y, en consecuencia, un cuadro clínico menos grave. Entre 2002 y 2008 se publicó una advertencia sobre los efectos del empleo de antipsicóticos en pacientes con demencia. Durante dicho período, los autores observaron que la prescripción de antipsicóticos atípicos de alta potencia disminuyó, la prescripción de quetiapina y ziprasidona aumentó y el empleo de aripiprazol se convirtió en una práctica habitual. Puede sugerirse entonces que el empleo de antipsicóticos en pacientes con EPSP se modificó y que dicha modificación incluyó la administración de agentes mejor tolerados, aunque no más eficaces. La ausencia de prescripción de antipsicóticos en la mitad de los pacientes con EP y psicosis podría deberse a la recomendación de abordar el tratamiento mediante la resolución de las comorbilidades médicas y la interrupción de las drogas que no están destinadas a mejorar la EP y que podrían generar psicosis. También se considera que los síntomas psicóticos en caso de EP pueden no ser significativos y, en consecuencia, no requerir tratamiento. Finalmente, es posible que los profesionales consideren que el tratamiento con antipsicóticos puede ser riesgoso en pacientes con EP. Entre las limitaciones del presente estudio se destaca la ausencia de información sobre la gravedad de la EP, la demencia y la psicosis. Además, no fue posible verificar el diagnóstico y sólo se incluyeron pacientes con psicosis comórbida. Este último criterio podría haber generado un sesgo de selección de pacientes más graves. Son necesarios estudios adicionales que permitan conocer los factores que contribuyen al empleo de antipsicóticos en pacientes con EP. También deberían evaluarse las consecuencias del tratamiento en términos de morbimortalidad y progresión clínica de la EP. La mitad de los pacientes con EP y síntomas psicóticos recibe tratamiento con antipsicóticos a pesar de la probabilidad de empeoramiento del parkinsonismo y de los riesgos asociados con dicho tratamiento en caso de demencia. Durante los últimos años se verificó un cambio del patrón de prescripción caracterizado por el empleo más frecuente de quetiapina y aripiprazol en comparación con el Información adicional en www.siicsalud.com: autores, instituciones investigadoras, especialidades en que se clasifican, etc. 22 resto de los antipsicóticos. Es necesario contar con estudios adicionales sobre el riesgo asociado con la prescripción de antipsicóticos en pacientes con EP en comorbilidad con demencia. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/124794 Comentario La psicosis en la enfermedad de Parkinson es de tratamiento dificultoso, dadas las complicaciones que pueden surgir con el uso de agentes antipsicóticos en esta población. Es necesario realizar una adecuada valoración de los fármacos disponibles en cada caso en particular, siempre teniendo en cuenta las ventajas y desventajas de cada uno, y siguiendo las recomendaciones que surgen a raíz de los estudios científicos. 9- Existen Factores Específicos Asociados con la Posibilidad de Internación Psiquiátrica en Casos de Esquizofrenia European Psychiatry 26(4):224-230, May 2011 Durante los últimos 50 años tuvo lugar en Europa una disminución de la proporción de pacientes psiquiátricos hospitalizados en forma crónica. En coincidencia, en muchos países se crearon políticas destinadas a disminuir este tipo de hospitalización e integrar a los pacientes a la comunidad. Según lo estimado en casos de esquizofrenia, sólo el 15% al 40% de los pacientes no requiere rehospitalización luego del primer episodio de la enfermedad. Entre los determinantes del riesgo de hospitalización se incluye la gravedad del cuadro, la edad temprana de inicio, la cantidad de hospitalizaciones anteriores, el consumo de sustancias y el tratamiento administrado. También se consideran factores vinculados con la atención como la disponibilidad de camas y la cantidad de pacientes por psiquiatra. En un estudio reciente efectuado en pacientes esquizofrénicos tratados con antipsicóticos atípicos se recabó información sobre los factores asociados con la hospitalización. Dicha información fue empleada para efectuar el presente análisis, cuyo objetivo fue comparar factores asociados con la hospitalización de pacientes residentes en países de Europa con diferentes sistemas de salud. El estudio fue transversal y se llevó a cabo con la colaboración de psiquiatras residentes en Alemania, España, Grecia e Italia. Se aplicó un cuestionario estructurado destinado a recabar información sobre la práctica médica, el desempeño en hospitales, centros de salud o consultorios, los años de profesión, la cantidad de pacientes atendidos y la proporción de pacientes esquizofrénicos. En una segunda parte de dicho cuestionario se incluyeron preguntas destinadas a evaluar casos correspondientes a pacientes esquizofrénicos que habían consultado durante el último mes. Para cada paciente se recabó información demográfica, clínica y vinculada con su nivel de autonomía, el tratamiento recibido y la presencia de conductas adictivas. El cuadro clínico fue valorado en términos de gravedad y sintomatología. Con dicho fin se aplicó la Positive and Negative Syndrome Scale (PANSS). Además se evaluaron los síntomas vinculados con la alteración del estado de ánimo, la afección cognitiva, la presencia de insomnio y de otros síntomas a destacar. Colección Temas Maestros, Serie Psicosis, Volumen 1, Número 4 Participaron 744 psiquiatras que recabaron información sobre 3 996 pacientes tratados en Alemania, Italia, Grecia y España. En general, los psiquiatras que se desempeñaban en consultorios o centros de salud atendían pacientes ambulatorios, en tanto que los psiquiatras que trabajaban en hospitales atendían pacientes ambulatorios e internados. La mayoría de los pacientes evaluados fueron ambulatorios. La menor proporción de pacientes hospitalizados tuvo lugar en Grecia. Además, la cantidad de pacientes ambulatorios fue elevada en Alemania y baja en Italia. Los pacientes evaluados fueron en su mayoría de sexo masculino y tuvieron una media de edad de 38.4 + 11.7 años. La mayoría de ellos vivían con sus familias y en el 59.8% de los casos existía un cuidador regular. El 53.1%, 30.6% y 16.53% de los pacientes sufrían una enfermedad moderada, grave o leve, respectivamente. Según los resultados del análisis univariado llevado a cabo, la hospitalización tuvo lugar en pacientes de menor edad y más probablemente de sexo masculino en comparación con la atención ambulatoria. Asimismo, la población de pacientes internados presentaba enfermedad de evolución más prolongada y más grave. Otras variables asociadas en forma significativa con la atención ambulatoria fueron el empleo, el nivel educativo superior, la convivencia con la familia y la existencia de un cuidador. En cambio, la hospitalización se relacionó con el antecedente de una mayor cantidad de episodios psicóticos agudos, con disfunción cognitiva y social, con un bajo nivel de conciencia de enfermedad y de cumplimiento terapéutico y con una frecuencia superior de conductas adictivas. La realización de un análisis multivariado permitió identificar nueve variables asociadas con la hospitalización en forma independiente. Estas incluyeron la obtención de un puntaje mayor o igual a 18 correspondiente a los síntomas positivos, el nivel inadecuado de conciencia de enfermedad, la ausencia de convivencia con la familia y el antecedente de 5 o más episodios psicóticos agudos. Otras variables identificadas fueron la obtención de un puntaje mayor o igual a 9 correspondiente a la disfunción cognitiva, la fatiga, la agitación y el insomnio, la adicción a drogas ilegales, la presencia de una entidad moderada a grave y la falta de cooperación con el tratamiento. Las variables asociadas en forma significativa con el país de atención fueron la convivencia con la familia, la cantidad de episodios agudos previos y la capacidad para colaborar con las pautas terapéuticas. Finalmente, la realización de un análisis univariado permitió apreciar una asociación entre la hospitalización y el sexo masculino en Alemania y Grecia. Dicha relación no tuvo lugar en Italia y fue baja en España. Los resultados obtenidos permitieron apreciar que los factores relacionados con la gravedad de la enfermedad influyen sobre la probabilidad de hospitalización. Asimismo, la probabilidad de hospitalización fue mayor en ausencia de cooperación con el tratamiento, en caso de baja conciencia de enfermedad, convivencia con la familia y consumo de drogas ilegales. En coincidencia, dichos factores se asocian con el riesgo de recaídas y con la gravedad y la duración de la esquizofrenia. Debe considerarse que muchas de las variables identificadas son más frecuentes en la población masculina. Por lo tanto, es lógico que la población de pacientes hospitalizados haya incluido una proporción más elevada de hombres en comparación con la población de pacientes ambulatorios. En cuanto a las diferencias entre los países, en términos de factores asociados con la hospitalización, se halló que la convivencia con la familia no tuvo un efecto protector en pacientes residentes en Alemania. En dicho país, cerca de la mitad de los pacientes vive con sus familias. En cambio, en el resto de los países, dicha proporción asciende a las tres cuartas partes. Es decir, la cantidad de pacientes esquizofrénicos que viven solos y residen en Alemania es mayor en comparación con la cantidad de pacientes que viven solos y residen en los países mediterráneos. Este hallazgo coincide con lo informado en otros estudios. Asimismo, Alemania se caracterizó por presentar pacientes más graves y un menor nivel de asistencia por parte de cuidadores. Las diferencias halladas entre los países podrían explicarse según las características del sistema de salud. En Italia los hospitales psiquiátricos fueron reemplazados por servicios de salud mental en hospitales generales donde la cantidad de camas es muy limitada. En Grecia y España se aplicaron políticas que tienden a la externación y al tratamiento ambulatorio. En consecuencia, la demanda de hospitalizaciones psiquiátricas es inferior en comparación con la disponibilidad de camas. Finalmente, Alemania tiene un nivel de camas relativamente elevado y similar a la capacidad de atención en la comunidad. En Alemania existe un sistema más evolucionado de alojamientos asistidos en comparación con España o Grecia. Los pacientes que residen en dichos lugares tienen un nivel mayor de acceso a los hospitales y de necesidad de internación. Lo antedicho permitiría explicar por qué, a diferencia de lo observado en Alemania, los pacientes que residen en países mediterráneos y viven con sus familias tienen menos prioridad de hospitalización, en tanto que los pacientes con cuadros más graves tienen una prioridad mayor de internación. Es posible que en Alemania haya una disponibilidad elevada de camas que resulta en una asociación menor entre la cantidad de episodios agudos y la hospitalización. Otro factor a considerar es la información brindada por los pacientes y sus familias respecto de la cantidad de episodios agudos sufridos por los pacientes en el pasado. Por ejemplo, en Grecia se observa un nivel elevado de estigmatización que limita la atención ambulatoria de los pacientes esquizofrénicos y fomenta la omisión de información. En cuanto a las campañas de salud pública llevadas a cabo en Alemania con el fin de disminuir la estigmatización del enfermo mental, el efecto fue limitado. Entre las limitaciones del presente estudio se incluye la posibilidad de sesgos vinculados con la obtención de información otorgada por el psiquiatra. Además, no se consideró la participación de otros profesionales involucrados en la atención de los pacientes esquizofrénicos. Existen factores vinculados con la gravedad de la enfermedad, la autonomía y la presencia de conductas adictivas asociados en forma significativa con la posibilidad de internación de los pacientes esquizofrénicos residentes en Alemania, Italia, Grecia y España. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/124793 10 - Beneficios del Reemplazo de la Polifarmacia Antipsicótica por Monoterapia American Journal of Psychiatry 168(7):702-708, May 2011 La polifarmacia antipsicótica es una estrategia terapéutica aplicada con frecuencia, a pesar de la falta de información al respecto. Según lo estimado, su frecuencia es creciente y alcanza el 10% al 30% en pacientes esquizofrénicos. No obstante, las recomendaciones vigentes la posicionan como último recurso terapéutico. En general, se asume que la 23 Sociedad Iberoamericana de Información Científica monoterapia se asocia con un nivel superior de cumplimiento, menos efectos adversos y un costo más bajo en comparación con la combinación de antipsicóticos. De todos modos, el reemplazo de la polifarmacia por la monoterapia no resulta simple. Los riesgos y el costo de la polifarmacia antipsicótica suscitaron iniciativas para disminuir su prevalencia por parte de entidades como la New York State Ofice of Mental Health. Sin embargo, los autores de un metanálisis sobre la terapia combinada con clozapina concluyeron que la polifarmacia antipsicótica es necesaria en ciertos casos. En resumen, la polifarmacia antipsicótica es una práctica frecuente a pesar de la falta de información sobre su aplicación y de recomendaciones que la avalen. El presente artículo se llevó a cabo con el objetivo de informar los resultados de un estudio sobre el reemplazo de la polifarmacia por la monoterapia antipsicótica en pacientes esquizofrénicos. Se incluyeron pacientes de 18 años en adelante que reunían los criterios para el diagnóstico de esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo de acuerdo con los resultados de la aplicación de la Structured Clinical Interview for DSM-IV Axis I Disorders - Patient Edition (SCID-P). Todos recibían dos antipsicóticos, presentaban un cuadro clínico persistente o efectos adversos significativos y requerían un cambio de medicación. Durante una primera entrevista se tomaron muestras de sangre con el fin de corroborar el cumplimiento del tratamiento prescrito. Luego, los participantes fueron distribuidos en forma aleatoria para recibir el mismo tratamiento o abandonar un antipsicótico y seguir un esquema de monoterapia. La droga a interrumpir fue escogida por el paciente y su médico tratante. La interrupción debía tener lugar dentro de los 30 días y la monoterapia debía continuarse durante un mínimo de 6 meses en ausencia de contraindicaciones. Se permitió el empleo concomitante de otros psicofármacos diferentes de los antipsicóticos. El período de estudio tuvo una duración de 6 meses. Luego, se incluyó un período naturalista adicional de 6 meses de seguimiento. Durante la primera entrevista se aplicó la SCID-P y se recabó información sociodemográfica y clínica. El parámetro principal de valoración fue el tiempo transcurrido hasta la interrupción, sin importar la causa. Los parámetros secundarios incluyeron la valoración de los síntomas psiquiátricos, la necesidad de internación y la aparición de efectos adversos. Los pacientes fueron entrevistados en forma periódica durante un año. La sintomatología psiquiátrica se valoró mediante la Positive and Negative Syndrome Scale (PANSS). Para evaluar la aparición de síntomas extrapiramidales se aplicaron la Abnormal Involuntary Movement Scale (AIMS) y la Simpson-Angus Rating Scale. La disfunción sexual se valoró mediante la Arizona Sexual Experience Scale. También se aplicó la Subjective Side Effect Rating Scale y se evaluaron los signos vitales, el peso corporal y los niveles de prolactina, glucosa y lípidos en sangre, entre otros parámetros. Todas las evaluaciones fueron llevadas a cabo por profesionales calificados. Participaron 114 pacientes de los cuales 56 recibieron polifarmacia y 58 recibieron monoterapia. No se hallaron diferencias significativas entre los grupos en cuanto a la dosis de antipsicóticos que recibían al inicio del estudio. Dichas dosis se encontraban dentro de los límites recomendados por el Schizophrenia Patient Outcomes Research Team. Las combinaciones más frecuentes fueron quetiapina y risperidona, quetiapina, risperidona, olanzapina o ziprasidona y un antipsicótico típico, aripiprazol y quetiapina y olanzapina 24 y risperidona, entre otras. Todos los participantes presentaban síntomas residuales. El 14% y el 31% de los pacientes asignados a polifarmacia o monoterapia interrumpieron el tratamiento, respectivamente. Entre los motivos de interrupción se incluyó el empeoramiento sintomático, la preferencia de los pacientes y la aparición de efectos adversos. El tiempo transcurrido hasta la interrupción fue menor entre los pacientes asignados a reemplazar la polifarmacia por la monoterapia. Asimismo, la frecuencia de interrupción fue significativamente superior en dicho grupo, sin importar la edad o el origen étnico de los pacientes. No se hallaron diferencias significativas entre ambos grupos en términos de psicopatología, incidencia de efectos adversos sexuales, síntomas extrapiramidales y discinesias tardías, probabilidad de internación psiquiátrica y tiempo transcurrido hasta la internación. Tampoco se observaron diferencias significativas entre los grupos al considerar la cantidad total de internaciones. En cambio, la monoterapia se asoció con una disminución significativa del índice de masa corporal, en tanto que la polifarmacia se asoció con un aumento continuo de dicho parámetro. De acuerdo con los resultados obtenidos, la continuidad de la polifarmacia antipsicótica resultó superior en comparación con su reemplazo por monoterapia en términos de tiempo transcurrido hasta la interrupción. Esto permite indicar que el nivel de satisfacción del paciente o el profesional ante el reemplazo de polifarmacia por monoterapia fue bajo. En general, los pacientes que interrumpieron uno de los antipsicóticos y no presentaron un curso favorable retornaron al régimen anterior. Lo antedicho coincide con los resultados de un estudio abierto no aleatorizado en el que la polifarmacia fue reemplazada por la monoterapia. En este caso, el 54% de los pacientes presentó estabilidad, el 23% mejoró y el 23% restante empeoró. Debido al diseño de este estudio, los pacientes y sus médicos conocían el cambio de estrategia terapéutica. Por lo tanto, es posible que cualquier trastorno del estado de ánimo, cambio sintomático o aparición de efectos adversos se haya atribuido al nuevo esquema terapéutico. A su vez, dicha atribución habría favorecido la interrupción del nuevo esquema. En cambio, los mismos síntomas en pacientes que continuaron el esquema anterior seguramente se interpretaron como oscilaciones normales correspondientes a la enfermedad y su tratamiento. De acuerdo con lo antedicho, el tiempo hasta la interrupción del tratamiento puede considerarse un parámetro más adecuado al efectuar estudios a doble ciego. Los resultados permiten apoyar la recomendación de monoterapia antipsicótica en reemplazo de la polifarmacia, aunque los pacientes deberían tener la libertad de retornar al régimen anterior si la nueva estrategia no resulta satisfactoria. Puede sugerirse que la mayoría de los pacientes tienen una evolución favorable ante el reemplazo de polifarmacia por monoterapia ya que este último esquema fue continuado durante los 6 meses de estudio en el 69% de los casos. Además, la monoterapia se asoció con una disminución del peso corporal en ausencia de empeoramiento sintomático y sin aumento de la frecuencia de hospitalización. Lo antedicho es de importancia si se considera que el aumento ponderal es un motivo de interrupción del tratamiento antipsicótico. Los autores sugieren que la mayoría de los pacientes que presentan síntomas a pesar de recibir dos antipsicóticos pueden beneficiarse ante el reemplazo de la polifarmacia por monoterapia. Dicho cambio se acompaña por beneficios metabólicos vinculados con la disminución del peso corporal y por una disminución de los efectos adversos de la Colección Temas Maestros, Serie Psicosis, Volumen 1, Número 4 combinación de drogas, entre otros aspectos. Los pacientes esquizofrénicos o con trastorno esquizoafectivo que reciben dos antipsicóticos pueden beneficiarse ante la interrupción de uno de ellos. Dicho beneficio se observa en términos de efectos adversos metabólicos y vinculados con la combinación de las drogas. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/124792 Comentario La adhesión terapéutica es clave para lograr una buena evolución sintomática del paciente psicótico. En relación con esto, en este trabajo se analizan los beneficios de la monoterapia farmacológica. Tener presente esta alternativa es de gran importancia para minimizar efectos adversos que desalienten a los pacientes a continuar con el esquema instaurado. 11 - La Percepción Inadecuada del Sueño puede Responder al Tratamiento Antipsicótico Neurosciences (Riyadh) 15(2):110-112, Abr 2010 La percepción inadecuada del estado del sueño o insomnio subjetivo es un trastorno de prevalencia desconocida. Se observa en pacientes que, a pesar de contar con registros polisomnográficos aparentemente normales, refieren problemas significativos vinculados con el sueño. Entre los motivos de la falta de información sobre la frecuencia de este cuadro se incluye la ausencia de búsqueda de atención por parte de los pacientes, el tratamiento inadecuado, la fisiopatología ambigua del trastorno y la escasez de estudios al respecto. De acuerdo con la información disponible, la percepción inadecuada del estado del sueño es un cuadro de insomnio paradójico. Otros autores refieren que representa una disfunción fisiológica del sueño cuya evaluación precisa no es posible debido a la ausencia de herramientas adecuadas. En general, el tratamiento de los pacientes con percepción inadecuada del estado del sueño es similar al de aquellos con insomnio clásico e incluye la administración de ansiolíticos y terapia cognitivo-conductual. El presente estudio se llevó a cabo con el fin de discutir un caso de percepción inadecuada del estado del sueño en una paciente que recibió el diagnóstico de trastorno delirante y fue tratada con olanzapina. Paciente de sexo femenino de 60 años que se presenta a la consulta en septiembre de 2007. Refiere insomnio y antecedente de agitación. Además, ha sufrido un intento de suicidio reciente y fue internada en un servicio de psiquiatría de un hospital iraní. La paciente no responde en forma adecuada al tratamiento ambulatorio destinado a mejorar el insomnio y tiene antecedente de una internación psiquiátrica hace 40 años, con diagnóstico incierto. Según lo referido por sus familiares, la paciente no ha presentado síntomas durante varios años. Tiene un buen estado de salud física, es analfabeta y convive con su familia. Tiene una hermana esquizofrénica y su marido ha fallecido. En el examen físico se la observa aliñada, aunque presenta agitación, aplanamiento afectivo y se arranca el cabello, síntoma habitual de agitación observado en la cultura iraní. Refiere no poder dormir y describe como depresivo su estado de ánimo. Más allá de la preocupación por el insomnio, la paciente no presenta delirios o alucinaciones. Días atrás intentó suicidarse debido al insomnio mediante ahorcamiento con una bufanda. La evaluación mediante actigrafía muestra un patrón normal de sueño y la paciente recibe el diagnóstico de percepción inadecuada del estado del sueño. Se verifica el antecedente de falta de respuesta a las benzodiazepinas por lo cual es tratada con trazodona, tioridazina y amitriptilina. Además, se le aplican 6 sesiones de terapia electroconvulsiva. Transcurridas 2 semanas y en presencia de un patrón normal de sueño, la paciente no alcanza mejorías. Por lo tanto, se concluye que presenta un delirio. La administración de olanzapina permite la mejoría completa luego de 6 semanas, que se mantiene durante el período de seguimiento. En general, el insomnio se asocia con otros trastornos psiquiátricos como la depresión y la ansiedad y no es tratado con la misma importancia que estas enfermedades. No obstante, el tratamiento inadecuado del insomnio puede exacerbar otros síntomas. Por lo tanto, es importante evaluar a los pacientes que presentan insomnio mediante actigrafía, polisomnografía, cuestionarios o una combinación de estas herramientas. La paciente descrita refería insomnio a pesar del tratamiento administrado y su reevaluación permitió concluir que presentaba un trastorno delirante. El beneficio obtenido ante la administración de olanzapina coincidió con lo informado en otros estudios. Concretamente, se halló que la olanzapina y otros antipsicóticos atípicos son eficaces para mejorar la calidad del sueño. Asimismo, la olanzapina es útil para tratar los pacientes con trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia y, de acuerdo con el caso presentado, la percepción inadecuada del estado del sueño. No es posible definir la percepción inadecuada del estado del sueño como un trastorno psicótico que siempre responderá a la olanzapina. Según proponen los autores, la percepción inadecuada del estado del sueño podría estar asociada con trastornos con patrones sintomáticos similares que responderían a tratamientos diferentes. En algunos casos, la olanzapina parece eficaz. Entre las limitaciones del presente estudio se destaca que la paciente no pudo ser evaluada mediante polisomnografía y que su cuadro de agitación impidió la aplicación de terapia cognitivo-conductual. Esta estrategia pudo haber resultado beneficiosa sin necesidad de tratamiento farmacológico. Son necesarios estudios adicionales que permitan evaluar si ciertos tipos de percepción inadecuada del estado del sueño constituyen trastornos psicóticos. Además, debería evaluarse la utilidad de la olanzapina y de otros antipsicóticos atípicos en estos casos. Existen diferentes tipos de insomnio, algunos de los cuales tendrían características psicóticas y responderían al tratamiento con antipsicóticos atípicos. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/124849 Información adicional en www.siicsalud.com: autores, instituciones investigadoras, especialidades en que se clasifican, etc. 25 Sociedad Iberoamericana de Información Científica 12 - Utilidad de la Quetiapina en Pacientes con Síndrome Confusional Journal of Psychosomatic Research 69(5):485-490, Jun 2010 Se estima que hasta el 50% de los pacientes ancianos hospitalizados presenta síndrome confusional. Este cuadro tiene consecuencias sobre el funcionamiento y la morbimortalidad de los pacientes. En general, el tratamiento de los pacientes que tienen síndrome confusional se dirige a la causa subyacente e incluye la aplicación de estrategias farmacológicas y no farmacológicas; no obstante, la información sobre las drogas a administrar es limitada. La importancia de contar con estudios controlados con placebo sobre el tratamiento de los pacientes con síndrome confusional es apreciable si se considera que es un cuadro fluctuante y puede mejorar ante la resolución de la causa médica que lo origina. Según lo informado en un estudio, el haloperidol y la olanzapina podrían ser útiles. La quetiapina también resultó beneficiosa y permitió mejorar el resultado de la Delirium Rating Scale, de la Mini-Mental State Examination (MMSE) y del Clock Drawing Test. El presente estudio aleatorizado, a doble ciego y controlado con placebo se llevó a cabo con el objetivo de determinar la eficacia y la aceptabilidad de la quetiapina en pacientes internados en hospitales generales que tuvieron un síndrome confusional. Participaron pacientes que presentaron un síndrome confusional durante su internación en servicios de clínica, cirugía o traumatología. Todos fueron distribuidos en forma aleatoria para recibir quetiapina o placebo. La presencia de un déficit cognitivo preexistente se evaluó según la información aportada por los allegados de los pacientes o incluida en las historias clínicas. La dosis de quetiapina varió entre 25 y 175 mg/día y fue ajustada según el resultado de la Delirium Rating Scale Revised 98 (DRS-R-98), la respuesta clínica y la tolerabilidad. La DRS-R-98 fue el parámetro principal de evaluación. Además, los pacientes fueron evaluados mediante la MMSE, la Brief Psychiatric Rating Scale y la escala Clinical Global Improvement. Para valorar la tolerabilidad del tratamiento se aplicó la Abnormal Involuntary Movements Scale y se llevó a cabo una evaluación clínica. Los pacientes fueron evaluados en forma periódica durante los primeros 10 días de estudio. Se incluyeron 42 pacientes con una media de edad de 84.2 años. Cada grupo estuvo integrado por 21 pacientes, 19 de los cuales eran de sexo femenino. No obstante, el estudio fue completado por 16 pacientes tratados con quetiapina y 13 que recibieron placebo. La dosis media de quetiapina no superó los 40 mg. La mayoría de los pacientes (n = 19) había sido sometida a una intervención quirúrgica, generalmente reemplazo de cadera (n = 11). Las comorbilidades clínicas fueron frecuentes e incluyeron, en orden decreciente de frecuencia, infección urinaria (5 pacientes), diabetes (3 sujetos) y fibrilación auricular (3 participantes), entre otras. La media del puntaje inicial de la DRS-R-98 fue 22.73, que disminuyó más rápidamente entre los pacientes tratados con quetiapina, aunque no se observaron diferencias significativas al respecto entre ambos grupos. No obstante, la administración de quetiapina se asoció con una mejoría significativamente más rápida del puntaje de la DRS-R-98 Información adicional en www.siicsalud.com: autores, instituciones investigadoras, especialidades en que se clasifican, etc. 26 correspondiente a la gravedad del cuadro clínico. El análisis del puntaje de esta escala, correspondiente a las subescalas no cognitiva y cognitiva, permitió apreciar una mejoría significativamente más rápida de los ítems no cognitivos ante la administración de quetiapina. No se hallaron diferencias significativas entre ambos grupos al aplicar los parámetros secundarios de evaluación. Un paciente suspendió la toma de quetiapina debido a la aparición de sedación. Otras causas de abandono del tratamiento fueron la suspensión por parte del médico tratante, la falta de administración por parte del personal de enfermería y el incumplimiento por parte del paciente. La frecuencia de movimientos anormales ante la administración de quetiapina o placebo fue de 4.8% y 14.3%, respectivamente. Siete pacientes fallecieron por motivos no vinculados con el tratamiento administrado. El estudio debió suspenderse antes de tiempo debido a una advertencia de la Food and Drug Administration sobre el empleo de antipsicóticos en pacientes ancianos. No obstante, la información obtenida permite sugerir que la administración de quetiapina se asocia con una respuesta terapéutica significativamente más rápida que el placebo en pacientes con síndrome confusional en términos de mejoría de la gravedad del cuadro clínico. También se verificó una mejoría estadísticamente significativa de síntomas no cognitivos como la agitación, la inquietud, los trastornos del pensamiento y de la percepción. Esta mejoría tuvo lugar desde el tercer día de tratamiento. Además, la quetiapina fue bien tolerada y no generó efectos adversos graves. La utilidad de la quetiapina observada en el presente estudio coincide con lo informado en estudios anteriores sobre el empleo de antipsicóticos atípicos en pacientes con síndrome confusional. Este tratamiento puede resultar beneficioso aun ante la administración de dosis bajas de las drogas. Esto es importante ya que la mejoría del síndrome confusional permite disminuir el malestar y la duración de la internación. A la hora de analizar los resultados obtenidos debe considerarse que se incluyeron pocos pacientes. No obstante, no resulta simple reclutar pacientes con síndrome confusional. Además, la cantidad de participantes fue mayor en comparación con la incluida en otros estudios similares. Según los investigadores, son necesarios estudios adicionales que permitan evaluar los predictores de respuesta y la relación entre la mejoría del cuadro clínico subyacente y la resolución del síndrome confusional. Esto permitirá comprender el papel de los antipsicóticos para el tratamiento de estos pacientes. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/124823 Comentario El síndrome confusional es un cuadro clínico frecuente en los hospitales generales que demanda solicitudes de interconsultas psiquiátricas y neurológicas constantemente. La conducta primordial siempre es buscar y resolver la posible causa subyacente. En relación con las medidas farmacológicas, la quetiapina es una opción que, aun con dosis bajas, puede ofrecer beneficios interesantes a estos pacientes. Más allá de que se requieren estudios adicionales, son bienvenidos los trabajos como éste, que aportan científicamente herramientas para la práctica cotidiana asistencial. Sociedad Iberoamericana de Información Científica Eventos recomendados Los acontecimientos científicos recomendados por la Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC) se destacan por su utilidad para la actualización de los profesionales iberoamericanos. Eventos auspiciados por la Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC) XXIX Congreso Brasileño de Psiquiatría Río de Janeiro, Brasil 2 al 5 de noviembre de 2011 congresso2@abpbrasil.org.br www.cbpabp.org.br 14th National Conference: Dementias 2012 Londres, Reino Unido 9 y 10 de febrero de 2012 www.mahealthcareevents.co.uk/dementias 2012 conferences@markallengroup.com XII Congreso Latinoamericano de Neuro-Psicología Santiago, Chile 7 al 10 de noviembre de 2011 slan@rcferias.cl chile2011.slan.org XIX Symposium Internacional Sobre Actualizaciones y Controversias en Psiquiatría Barcelona, España 22 y 23 de marzo de 2012 controversias@geyseco.es www.geyseco.es/controversias 2nd International Congress on Neurobiology, Psychopharmacology and Treatment Guidance Tesalónica, Grecia 24 al 27 de noviembre de 2011 kostasfountoulakis@hotmail.com www.psychiatry.gr/ XIV Congreso Argentino de Psicología Salta, Argentina 12 al 14 de abril de 2012 colpsicsalta@arnet.com.ar www.fepra.org.ar XIX WFN World Congress on Parkinson’s Disease and Other Movement Disorders Shanghai, China 11 al 14 de diciembre de 2011 www.siicsalud.com/scripts/congresos.php/cc031183 www2.kenes.com/parkinson/Pages/Home.aspx parkinson@kenes.com Jornada Teórico-clínica: Psicoanálisis, Neurociencia y Trastorno Límite de la Personalidad (con Glen O. Gabbard) Madrid, España 17 de diciembre de 2011 www.siicsalud.com/scripts/congresos.php/cc031266 psicoanalisis-neurociencia.com/programa Conferencia Temática de la Asociación Mundial de Psiquiatría (WPA) Granada, España 8 al 11 de febrero de 2012 www.thematicconferencegranada2012.com/web/index.php info@thematicconferencegranada2012.com 28 30 ICP Congress 2012. International Congress of Psychology Ciudad del Cabo, Sudáfrica 22 al 27 de julio de 2012 info@icp2012.com www.icp2012.com APA 120 th Annual Convention Orlando, EE.UU. 2 al 5 de agosto de 2012 www.apa.org/convention convention@apa.org XXVII Congreso APAL Buenos Aires, Argentina 16 al 19 de noviembre de 2012 apalcongreso2012.org secretaria@apalcongreso2012.org WPA 2013 - World Psychiatric Association International Congress Viena, Austria 1 de octubre al 30 de noviembre de 2013 www.wpaic2013.org Colección Temas Maestros, Serie Psicosis, Volumen 1, Número 4 Contacto Directo con expertos Utilice el formulario para realizar consultas profesionales a los integrantes de los comités científicos, columnistas, corresponsales y consultores médicos de SIIC. Consulte la nómina de especialistas –ordenada por países y temas– en http://www.siicsalud.com/main/geo.htm y http://www.siicsalud.com/main/consultores.htm. En caso de inconveniente o limitación del médico requerido, el pedido se deriva al especialista que consideremos mejor relacionado con el tema. Recomendamos formular preguntas concisas para facilitar respuestas precisas. Las consultas a expertos de habla no hispana o portuguesa deben redactarse en inglés. SIIC supervisa los textos en idioma inglés para acompañar a los lectores y facilitar la tarea de los expertos consultados. Médico o institución consultante .......................................................................................................................................................... Correo electrónico (e-mail).................................................................................................................................................... Domicilio profesional .......................................................................................................................................................................... C.P. ........................ Localidad ........................................................ País ................................................ Teléfono ............................... desea consultar al Dr..............................................................lo siguiente: .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... (en caso de que el espacio de consulta resulte insuficiente, amplíela en una página adicional) ....................................... .. ......................................... Firma Aclaración Las solicitudes de fotocopias, consultas a bases de datos, etc., no corresponde canalizarlas por Contacto Directo. con autores distinguidos Para relacionarse con los autores cuyos artículos fueron seleccionados en esta edición, cite a la Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC) y a la colección Temas Maestros. TM Nº Título Dirección A B El Insight en la Esquizofrenia y su Relación... Analizan los Posibles Vínculos... • Dr. D. Gil Sanz. C/Andrés del Río 7, bajo, 39004, Santander, Cantabria, España • Dr. J. G. Franco. Universitat Rovira i Virgili, Hospital Psiquiatric Universitari Institut Pere 1 2 Importancia de la Evaluación del Funcionamiento... Conciencia de Enfermedad en Pacientes... • Dr. S. Brissos. Janssen-Cilag Pharmaceutical, Lisboa, Portugal • Dr. P. J. Quee. University Medical Center Groningen, Department of Psychiatry & Rob 3 Predictores de Recuperación en Caso... • Dr. N. Albert. Copenhagen University, Psychiatric Center Copenhagen, Faculty of 4 Violencia y Psicosis Posictal: Comparación... • Dr. K. Kanemoto. Aichi Medical University, Department of Neuropsychiatry, Nagakute, 5 Percepción de Emociones Faciales... • Dr. C. G. Kohler. University of Pennsylvania School of Medicine, Schizophrenia 6 Alteraciones Neuroanatómicas que Preceden... • Dr. A. Mechelli. King’s College London, Department of Psychosis Studies, Londres, Mata IISPV, Sant Llorenç 21, 43201, Reus, España Giel Research Center, Groningen, Países Bajos Health Sciences, Copenhagen, Dinamarca Aichi, Japón Research Center, Department of Psychiatry, PA 19104, Filadelfia, Pensilvania, EE.UU. Reino Unido 29 Sociedad Iberoamericana de Información Científica Autoevaluaciones de Lectura Por cada artículo de las secciones Artículos originales y Reseñas distinguidas se formula una pregunta, con cuatro opciones de respuesta. La correcta, que surge de la lectura atenta del trabajo, se indica en el sector Respuestas Correctas, acompañada del fundamento escrito por el especialista que elaboró la pregunta. TD Nº 1 2 3 4 5 6 Enunciados Seleccione sus opciones ¿Qué síntomas son determinantes importantes del funcionamiento de los pacientes esquizofrénicos? A) Los negativos y los depresivos. B) Los positivos. C) Los depresivos, exclusivamente. D) Los cognitivos, exclusivamente. Señale la opción correcta sobre la conciencia de enfermedad en pacientes psicóticos: A) Se asocia con la neurocognición en pacientes con psicosis crónica. B) Se relaciona con la neurocognición en pacientes que presentan psicosis de inicio reciente. C) No se asocia con la cognición social en pacientes con psicosis crónica. D) No se relaciona con los síntomas psicóticos en ningún caso. ¿Cuál de los siguientes factores predice la evolución favorable de los pacientes esquizofrénicos? A) Sexo masculino. B) Edad avanzada. C) Nivel adecuado de habilidades sociales. D) Nivel elevado de síntomas positivos. Señale la opción correcta sobre los episodios de psicosis posictal: A) No son peligrosos. B) Tienen un origen biológico. C) No guardan relación con las crisis. D) No se resuelven a pesar del control de las crisis. Señale la opción correcta sobre la percepción de emociones en caso de esquizofrenia: A) No se ve afectada por factores demográficos. B) Es más adecuada a medida que avanza la edad. C) Es menos adecuada a medida que avanza la edad. D) No se vincula con la edad de los pacientes. ¿Qué característica neuroanatómica se asocia con la aparición de psicosis en individuos con riesgo elevado para presentar la enfermedad? A) Aumento del volumen de la sustancia gris en el giro temporal superior izquierdo. B) Disminución del volumen de la sustancia gris en la región parahipocampal. C) Aumento del volumen de la sustancia gris en el giro frontal inferior derecho. D) Disminución del volumen de la sustancia gris en el giro frontal inferior derecho. Respuestas Correctas Disminución del volumen de la sustancia gris en la región parahipocampal. 6 Es menos adecuada a medida que avanza A medida que avanza la edad, disminuye la capacidad de los pacientes esquizofrénicos para la edad. percibir las emociones. 5 4 Tienen un origen biológico. 3 Nivel adecuado de habilidades sociales. 2 Se asocia con la neurocognición en pacientes con psicosis crónica. Los episodios de psicosis posictal pueden ser peligrosos, especialmente si existe antecedente de violencia durante otros episodios. Una ventaja es que estos episodios tienen un origen biológico y se relacionan con las crisis, cuyo control también permitirá el control de la violencia. Los factores que predijeron la evolución favorable de los pacientes esquizofrénicos fueron el sexo femenino, la menor edad, el crecimiento con ambos padres, el nivel elevado de habilidades sociales y el bajo nivel de síntomas negativos. En los pacientes con episodios múltiples o psicosis crónica, la neurocognición, la cognición social y los síntomas permiten explicar el nivel de conciencia de enfermedad. En cambio, ninguno de los factores tendría dicho efecto en el grupo de pacientes con psicosis de inicio reciente. El funcionamiento de los pacientes esquizofrénicos no se relaciona necesariamente con los síntomas positivos. De hecho, otros síntomas como los depresivos y los negativos se identificaron como determinantes importantes del funcionamiento psicosocial. Los negativos y los depresivos. Fundamentaciones Respuestas 1 TD Nº La aparición de psicosis en individuos de alto riesgo se asociaría específicamente con la disminución del volumen de la sustancia gris en la región parahipocampal. B C B C A A Opción 30