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ISSN: 1888-9891 revista de psiquiatría y salud mental Revista de Psiquiatría y Salud Mental Órgano Oficial de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica Volumen 1, Número 1. Octubre-Diciembre 2008 EDITORIAL ¿Quo vadis psiquiatría? ORIGINALES La amplificación somatosensorial en la esquizofrenia está relacionada con la preservación del rendimiento neuropsicológico Actitud respecto a la medicación antipsicótica como factor predictivo de la suspensión del tratamiento antipsicótico en el período inicial de la psicosis de inicio temprano y Curso del funcionamiento cognitivo en primeros episodios psicóticos: estudio comparativo entre esquizofrenia y otros diagnósticos psicóticos Consenso Español de Salud Física del Paciente con Trastorno Bipolar octubre-diciembre 2008 AGENDA - volumen 1 - numero 1 www.elsevier.es/saludmental Revista de Psiquiatría y Salud Mental Órgano Oficial de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica COMITÉ EDITORIAL Sociedad Española de Psiquiatría Sociedad Española de Psiquiatría Biológica Director: Julio Vallejo Ruiloba Editores Asociados: E. Baca García M. Bernardo Arroyo J. Bobes García J. Cervilla Ballesteros J.M. Menchón Magriñá Junta Directiva Presidente: J. Vallejo Ruiloba Vicepresidente: J. Sáiz Ruiz Secretario: M. Bernardo Arroyo Vicesecretario: M. Martín Carrasco Junta Directiva Presidente: J. Giner Ubago Vicepresidente: J. Bobes García Secretario: E. Álvarez Martínez Vicesecretario: C. Arango López CONSEJO EDITORIAL R. Alarcón (Rochester, EE.UU.) M. Alegría (Boston, EE.UU.) V. Arango (New York, EE.UU.) F. Artigas (Barcelona) J.L. Ayuso Mateos (Madrid) E. Baca (Madrid) P. Bech (Kobenhavn, Danmark) G. Berrios (Cambridge, UK) A. Blanco (Sevilla) C. Blanco (New York, EE.UU.) A. Bulbena (Barcelona) J. Cañive (Albuquerque, EE.UU.) W. Carpenter (Baltimore, EE.UU.) M. Casas (Barcelona) X. Castellanos (New York, EE.UU.) J.M. Delgado (Sevilla) P. Delgado (Cleveland, EE.UU.) J. Escobar (Piscataway, EE.UU.) J. Fernández Piquer (Madrid) J. García-Sevilla (Mallorca) J. Garrabé (París, France) C. Gastó (Barcelona) M. Gaviria (Chicago, EE.UU.) J. Gibert-Rahola (Cádiz) T.E. Goldberg (Glen Oaks, EE.UU.) G. Goodwin (Oxford, UK) P. Gorwood (París, France) J. Guimón (Bilbao) COMITÉ DE EXPERTOS M. Gutiérrez (Vitoria) M. Hammon (París, France) E. Hollander (New York, EE.UU.) E. Ibáñez (Valencia) B. Kirkpatrick (Augusta, EE.UU.) A. Labad (Tarragona) C. Leal (Valencia) Y. Lecrubier (París, France) J. De León (Lexington, EE.UU.) J. Licinio (Miami, EE.UU.) J. Lieberman (New York, EE.UU.) A. Lobo (Zaragoza) J. Mann (New York, EE.UU.) J.E. Mezzich (New York, EE.UU.) H-J. Moller (München Deutschland) M. Oquendo (New York, EE.UU.) T. Palomo (Madrid) L. Rojo (Valencia) F. Rubia (Madrid) P. Ruiz (Houston, EE.UU.) J. Sáiz (Madrid) D. Stein (Capetown, South África) M. Trujillo (New York, EE.UU.) J. Van Os (Maastricht, Nederland) J.L. Vázquez-Barquero (Santander) E. Vieta (Barcelona) M. Weisman (New York, EE.UU.) Revista de Psiquiatría y Salud Mental es el órgano oficial de expresión de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Publicación trimestral. Copyright 2008 Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos. Copyright 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Reservados todos los derechos. El contenido de la presente publicación no puede ser reproducido, ni transmitido por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, ni registrado por ningún sistema de recuperación de información, en ninguna forma, ni por ningún medio, sin la previa autorización por escrito del titular de los derechos de explotación de la misma. ELSEVIER ESPAÑA, a los efectos previstos en el artículo 32.1 párrafo segundo del vigente TRLPI, se opone de forma expresa al uso parcial o total de las páginas de Revista de Psiquiatría y Salud Mental con el propósito de elaborar resúmenes de prensa con fines comerciales. 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Bargalló 10 A ctitud respecto a la medicación antipsicótica como factor predictivo de la suspensión del tratamiento antipsicótico en el período inicial de la psicosis de inicio temprano D. Fraguas, C. Llorente, M. Rapado-Castro, M. Parellada, D. Moreno, A. Ruiz-Sancho, Ó. Medina, M. Álvarez-Segura, M.J. de Castro y C. Arango 18 C urso del funcionamiento cognitivo en primeros episodios psicóticos: estudio comparativo entre esquizofrenia y otros diagnósticos psicóticos A. Zabala, J.I. Eguiluz, R. Segarra, S. Enjuto, J. Ezcurra, E. Elizagarate, A.M. González Pinto y M. Gutiérrez 26 Consenso Español de Salud Física del Paciente con Trastorno Bipolar J. Bobes, J. Sáiz Ruiz, J.M. Montes, J. Mostaza, F. Rico-Villademoros y E. Vieta; en representación del Grupo de Expertos para el Consenso de la Salud Física del Paciente con Trastorno Bipolar AGENDA 38 Revista de Psiquiatría y Salud Mental Contents www.elsevier.es/saludmental Volume 1, Number 1/2008 EDITORIAL 1 Quo vadis psychiatry? J. Vallejo Ruiloba ORIGINAL ARTICLES 3 S omatosensory amplification in schizophrenia is associated with preserved neuropsychological function M. Valdés, M. Bernardo, N. Segarra, G. Parramón, M.T. Plana, L. Rami, M. Salamero and N. Bargalló 10 A ttitude toward antipsychotic medication as a predictor of antipsychotic treatment discontinuation in first-episode early-onset psychosis D. Fraguas, C. Llorente, M. Rapado-Castro, M. Parellada, D. Moreno, A. Ruiz-Sancho, Ó. Medina, M. Álvarez-Segura, M.J. de Castro and C. Arango 18 C ourse of cognitive functioning in first-episode psychosis: a comparison between schizophrenia and non-schizophrenia psychosis A. Zabala, J.I. Eguiluz, R. Segarra, S. Enjuto, J. Ezcurra, E. Elizagarate, A.M. González Pinto and M. Gutiérrez 26 Spanish Consensus on Physical Health of Patients with Bipolar Disorder J. Bobes, J. Sáiz Ruiz, J.M. Montes, J. Mostaza, F. Rico-Villademoros and E. Vieta; on behalf of the Expert Group for Consensus on the Physical Health of Patients with Bipolar Disorder AGENDA 38 Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc). 2008;1:1-2 Revista de Psiquiatría y Salud Mental www.elsevier.es/saludmental EDITORIAL ¿Quo vadis psiquiatría? J. Vallejo Ruiloba Director REVISTA DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL. La psiquiatría inicia el siglo XXI con aire victorioso, en el que las desgracias pasadas son olvidadas en pro de una merecida prosperidad. ¿Está justificado este clima de euforia? Relativamente. No hay que olvidar que la psiquiatría ha transitado desde el principio de su historia por diferentes fases de distinta naturaleza1. Los inicios prometedores de la época griega hipocrática y parte de la era romana hasta Galeno dieron paso al oscurantismo que ocupó la historia hasta la Revolución Francesa. En este agónico período la cultura quedó relegada a los monasterios y muchos enfermos mentales fueron ejecutados en manos de la Inquisición. Con la Revolución Francesa Pinel inicia una nueva época de esplendor, que se extendió por todo el siglo XIX gracias a la psiquiatría francesa y alemana. Se impusieron posiciones organicistas y el estudio de los síntomas psiquiátricos, bajo la tutela de la psicopatología descriptiva, culminó con la clasificación categorial de Kraepelin a finales de siglo2. Toda la primera mitad del siglo XX hasta la Segunda Guerra Mundial transcurrió en un plácido y no muy productivo paseo, tutelado por los inicios del psicoanálisis, la analítica existencial, la fenomenología y el fracaso de las posiciones organicistas. Tras la Segunda Guerra Mundial se producen varios fenómenos que condicionan diversas y a veces antagónicas vías de expansión3. La dinámica de grupos y la preocupación por los factores sociales genera una corriente de interés por el papel de la familia y su importancia en la génesis de la enfermedad mental, que culmina en la década de 1970 con la emergencia arrolladora de la antipsiquiatría. Dos décadas bastaron para que los grandes manicomios fueran devastados, por la influencia vital y joven de esta corriente psiquiátrica, que si bien contenía los ingredientes positivos de la crítica a un sistema caduco, era radicalmente reduccionista en el ámbito social y carecía de base teórica para constituirse en una alternativa sólida4. Dio pie a la psiquiatría comunitaria, lo cual ya fue importante porque por primera vez en la historia el objetivo era que el paciente viviera y fuera tratado en el seno de su comunidad y no en el manicomio5. Sin embargo, paralelamente, en la década de 1950, se dispuso de psicofármacos con verdadera actividad sobre las enfermedades y los trastornos psiquiátricos. Litio, ansiolíticos, antipsicóticos y antidepresivos supusieron una auténtica revolución que cambió totalmente la perspectiva. Los manicomios sufrieron por primera vez una reducción de estancias y todo facilitó la emergencia de la psiquiatría comunitaria antes mencionada. Pero, no sólo esto, en sí ya muy importante, sino que la eficacia de estos psicofármacos propició investigaciones con nuevas y productivas hipótesis etiopatogénicas6. En concreto, la eficacia de los antidepresivos estimuló las hipótesis catecolamínica e indolamínica de las depresiones y la de los neurolépticos alentó la hipótesis dopaminérgica de la esquizofrenia. Estas vías de investigación cristalizaron en estudios solventes sobre neuroquímica y neuroendocrinología. Paralelamente se desarrolló la genética y el estudio de la imagen cerebral gracias al avance de las técnicas en estos campos7. Con todo ello llegamos al momento actual, en el que la psiquiatría comunitaria sigue en expansión, los psicofármacos se depuran, sin que aparezcan nuevas moléculas revolucionarias, y avanza inexorablemente la llamada psiquiatría biológica, liderada por la neuroquímica, la genética y la neuroimagen7. La nueva era representa nuevamente el desplazamiento de la psiquiatría hacia posiciones biologistas, cada vez más radicales, porque sustentan la base biológica en trastornos como la ansiedad, las fobias, el estrés postraumático, la histeria o los trastornos de la personalidad, que hasta el momento eran considerados de base psicosocial8. La gran pregunta es hacia donde irá la psiquiatría. No hace muchos años Eysenck9 sentenció que la psiquiatría se dividiría en 2 vertientes, una biológica, de la cual se ocuparían los neurólogos, y otra que acogería el campo de las 2 antiguas neurosis, que quedaría en manos de los psicólogos clínicos. También Fuller10 vaticinó la muerte de la psiquiatría y todavía hoy algunas mentes ingeniosas nos sorprenden con parecidas opiniones. ¿Tienen base tales sentencias? En principio no, pero la psiquiatría debe protegerse de peligrosas sombras que la rodean y acechan. Citaremos algunas. En nuestra opinión, el más grave peligro que tiene la psi tercera revisión del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, tercera edición (DSM-III) llevamos 30 años en los que el interés por la sintomatología y la exploración clínica fina han desaparecido en pro de un diagnóstico rápido basado en criterios de gran fiabilidad y escasa validez8. La psicopatología descriptiva apenas se ha enriquecido y los síntomas nuevos son escasos11. Consecuencia de ello es que las clasificaciones tienen consenso universal pero no son consistentes. En este ámbito la psiquiatría debe volver a la clínica depurada si no quiere convertirse en una rama de la medicina con escasa solvencia. Todo lo anterior redunda en dos problemas importantes. El primero se refiere a la escasa correlación de la clínica con los datos biológicos. Se ha producido, en este sentido, una peligrosa contradicción entre los resultados de los datos biológicos, cada vez más depurados, y los datos clínicos, cada vez más difusos e inexactos. Por otra parte, la inconsistencia clínica impacta de manera negativa en los datos terapéuticos. En efecto, estudios con muy cuidada metodología arrojan datos inexactos y a veces radicalmente falsos cuando se analizan los resultados terapéuticos en una muestra poco perfilada clínicamente (p. ej., el trastorno depresivo mayor), por cuanto no son de fiar los resultados obtenidos con escasa fiabilidad clínica. Sólo la precisión clínica (p. ej., trastorno depresivo mayor con o sin melancolía) puede ofrecer resultados dignos de confianza. Otro peligro que debe sortear la moderna psiquiatría es la depuración y mejora de las técnicas biológicas, en particular referidas a síntomas precisos. Debemos huir de optimismos desbordantes e injustificados, pues de lo contrario caeremos en una prepotencia baldía, sin base real. Algo de esto ocurre en la nueva psiquiatría y hay que evitarlo. En J. Vallejo Ruiloba efecto, las expectativas desbordantes de hace unos años respecto a la neuroquímica, la imagen cerebral o la genética no han arrojado los frutos esperados. Sólo vagas conclusiones en referencia a enfermedades, como la implicación serotoninérgica en las depresiones, la afectación cerebral en la esquizofrenia o la implicación genética de los trastornos obsesivos, pero sin avances sustanciales ni resultados concluyentes. Seamos humildes con nuestro avance, que es real, pero no permite regodearse fatuamente en el tema. Si no mejoramos clínica y fenomenológicamente en los síntomas puede producirse el vaticinio de Eysenck, de forma que los neurólogos se vean capaces de asumir los trastornos mayores y los psicólogos clínicos los trastornos menores, con el consiguiente desdibujamiento del papel de la psiquiatría. Bibliografía 1. Vallejo J. Los vaivenes de la psiquiatría. Rev Neurol. 2007; 45:706. 2. Berrios G. Descriptive psychopathology .Conceptual and historical aspects. Psychol Med. 1984;14:303-13. 3. Vallejo J. Introducción a la psicopatología y la psiquiatría. 6.ª edición. Barcelona: Masson; 2006. 4. Roth M, Kroll J. The reality of mental illness. Cambridge: Cambridge University Press; 1986. 5. Ramos J. De la antipsiquiatría a la nueva psiquiatría comunitaria: hacia una psiquiatría de la complejidad. En: Vallejo J, editor. Update Psiquiatría. Barcelona: Masson; 2000. p. 35-49. 6. Valllejo J. Teorías bioquímicas de la depresión. En: Vallejo J, Cuenca E, editores. Depresión y noradrenalina. Barcelona: Doyma; 1999. 7. Menchon JM. Bases biológicas, psicológicas y sociales de la psiquiatría. En: Vallejo J, editor. Introducción a la psicopatología y la psiquiatría. 6.ª edición. Barcelona: Masson; 2006. 8. Vallejo J. Definición y concepto de enfermedad mental. Normalidad y enfermedad psíquica. En: Vallejo J, Leal C, editores. Tratado de psiquiatría. Vol. I. Barcelona: Ars Medica; 2005. 9. Eysenck H. The future of psychiatry. Londres: Methuen Col; 1975. 10. Fuller E. La muerte de la psiquiatría. Barcelona: Martínez Roca; 1980. 11. Berrios G. Vieja y nueva psiquiatría. Maristán. 1994;6:34-43. Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc). 2008;1:3-9 Revista de Psiquiatría y Salud Mental www.elsevier.es/saludmental ORIGINALES La amplificación somatosensorial en la esquizofrenia está relacionada con la preservación del rendimiento neuropsicológico Manuel Valdésa,b, Miguel Bernardoa,b,*, Nuria Segarraa, Gemma Parramóna, M. Teresa Planaa, Lorena Ramia, Manel Salameroa,b y Nuria Bargallóc Instituto Clínic de Neurociencias, IDIBAPS, Hospital Clínico Universitario, Barcelona, España. Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica, Facultad de Medicina, Universidad de Barcelona, Barcelona, España. c Centro de Diagnóstico por la Imagen, Hospital Clínico Universitario, Barcelona, España. a b Recibido el 4 de agosto de 2008; aceptado el 16 de septiembre de 2008 PALABRAS CLAVE Alexitimia. Amplificación somatosensorial. Evaluación neuropsicológica. Esquizofrenia. Resumen Antecedentes: Algunas características alexitímicas son parecidas a los síntomas negativos de la esquizofrenia, y la amplificación somatosensorial se ha definido como un estilo perceptivo anormal que podría estar relacionado con las alucinaciones y los síntomas positivos de la esquizofrenia. Este estudio persigue aclarar si ambas construcciones psicológicas se relacionan con el tipo de síntomas clínicos y con el rendimiento neuropsicológico de los pacientes con esquizofrenia. Métodos: Un grupo de 37 pacientes afectados de esquizofrenia se evaluó desde el punto de vista psicológico (20 ítems; Toronto Alexithymia Scale y Escala de Amplificación Somatosensorial), clínico y neuropsicológico, y se comparó con un grupo de control de sujetos sanos (n = 37). Resultados: No hubo diferencias entre pacientes y controles en las puntuaciones de alexitimia y de amplificación somatosensorial, tampoco se encontró relación entre ambas variables psicológicas y el tipo de síntomas psicóticos en el grupo de pacientes. Sin embargo, en los pacientes con esquizofrenia las puntuaciones en amplificación somatosensorial se relacionaron con un rendimiento neuropsicológico mucho mejor que el presentado por los sujetos alexitímicos y los pacientes en general. Conclusiones: La alexitimia no se relacionó con los síntomas negativos ni con el rendimiento neuropsicológico de los pacientes con esquizofrenia y pareció ser una construcción psicológica ajena a la enfermedad. En cambio, los pacientes con estilo somatosensorial amplificador presentaron un rendimiento neuropsicológico muy similar al de los controles sanos, lo cual permite pensar en la posibilidad de que la amplificación somatosensorial sea una variable psicológica potencialmente relacionada con la evolución clínica y neuropsicológica de los pacientes con esquizofrenia. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. *Autor de correspondencia. Correo electrónico: mbernardo@clinic.ub.es (M. Bernardo). 4 M. Valdés et al KEY WORDS Alexithymia. Somatosensory amplification. Neuropsychological assessment. Schizophrenia. Somatosensory amplification in schizophrenia is associated with preserved neuropsychological function Abstract Background: Some alexithymic features are similar to negative symptoms of schizophrenia, while somatosensory amplification has been defined as an abnormal perceptual style that could be related to hallucinations and positive schizophrenic symptoms. This study analyzed whether both psychological constructs are related to the type of clinical symptoms and to the neuropsychological performance of patients with schizophrenia. Methods: Thirty-seven patients with schizophrenia were assessed psychologically (20item Toronto Alexithymia Scale and Somatosensory Amplification Scale), clinically, and neuropsychologically and were compared with a control group of healthy subjects (n= 37). Results: No differences were found in alexithymia or somatosensory amplification between patients and controls and there was no relationship between the two psychological variables and the type of psychotic symptoms in the patient group. However, among patients with schizophrenia, somatosensory amplification was related to significantly better neuropsychological performance than that found in alexithymic subjects and in patients in general. Conclusions: Alexithymia was unrelated to negative symptoms and to the neuropsychological performance of patients with schizophrenia, and as a psychological construct seems to be separate from the disease. However, in patients with an amplifier style, neuropsychological performance was highly similar to that found in healthy controls, raising the possibility of studying somatosensory amplification as a psychological variable that is potentially related to the clinical and neuropsychological outcomes of patients with schizophrenia. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Introducción Hay pruebas que sugieren que el establecimiento anómalo de conexiones neuronales en el transcurso del neurodesarrollo se asocia a la aparición clínica de la esquizofrenia (expresada a través de síntomas psicóticos)1-6 y de una particular disfunción cognitiva que ha sido objeto de creciente atención en los últimos años. El estudio del aparato perceptivo de los pacientes afectados de esquizofrenia se ha centrado en el análisis de su estilo atribucional7,8, el establecimiento de cogniciones en relación con los otros9,10, y en el modo en que emergen las alucinaciones auditivas a partir de los sistemas perceptivos del lenguaje11-13, pero hay pocos estudios dedicados al papel que pueden tener otras variables psicológicas, como la alexitimia (supuestamente implicada en la regulación emocional) y el estilo amplificador somatosensorial, que describe un tipo particular de integración neuronal de los estímulos somáticos y de los estados corporales. La alexitimia se ha definido como la dificultad para identificar y describir sentimientos y la dificultad de distinguirlos de las sensaciones corporales, en el contexto de una pobre actividad imaginativa y de un pensamiento orientado a la acción14, y se ha considerado como un factor psicológico de riesgo de trastornos psicosomáticos diversos y de algunas enfermedades médicas y psiquiátricas15,16. Más recientemente, la alexitimia se ha conceptualizado como una disfunción cerebral que dificulta la capacidad de experimentar emocio- nes conscientes durante la activación autonómica propia de la respuesta emocional17. No están claras las causas de esta disfunción cerebral, aunque se han propuesto tres hipótesis en el transcurso de los últimos años: la primera supone la existencia de un déficit en la comunicación interhemisférica a través del cuerpo calloso; la segunda sugiere la presencia de disfunciones en el hemisferio cerebral derecho, y la tercera propone la existencia de mecanismos disfuncionales en la corteza frontal18. En algunos estudios previos se ha constatado que los pacientes afectados de esquizofrenia con predominio de síntomas deficitarios presentan puntuaciones en alexitimia significativamente más altas que los controles sanos, y que las puntuaciones en alexitimia se correlacionan de forma positiva con el aplanamiento afectivo y el empobrecimiento del lenguaje19,20, La amplificación somatosensorial se refiere a la tendencia a experimentar las sensaciones somáticas como intensas, anómalas y nocivas, la propensión a focalizar la atención en sensaciones corporales infrecuentes y la disposición a reaccionar ante las sensaciones somáticas con cogniciones y respuestas emocionales que las intensifican21. Se trata, pues, de un estilo particular de integración de los estímulos sensoriales que se ha estudiado en pacientes con dolor crónico22,23, y en pacientes afectados de hipocondría y trastornos de angustia24,25. El estudio de la alexitmia y de la amplificación somatosensorial puede tener sentido en el contexto de la investi- Alexitimia y amplificación somatosensorial en la esquizofrenia gación de los procesos cognitivos propios de los pacientes con esquizofrenia, y en el de los estudios psicométricos que persiguen identificar correlativos neuropsicológicos de las variables psicológicas. De acuerdo con este enfoque, el presente estudio intenta aclarar si la alexitimia se relaciona con los síntomas negativos de la esquizofrenia (aplanamiento afectivo, pobreza expresiva, anhedonía, inhibición de la respuesta emocional, etc.) y con un peor rendimiento neuropsicológico (en vocabulario y fluidez verbal), y si la amplificación somatosensorial está relacionada con las alucinaciones y los síntomas positivos de la esquizofrenia, y con un menor déficit cognitivo. La amplificación somatosensorial ha demostrado ser muy prevalente en los pacientes con síntomas somáticos sin explicación, pero no hay estudios sobre su posible relación con la distorsión perceptiva y los síntomas de primer rango propios de la esquizofrenia. 5 Variables psicológicas Métodos — Toronto Alexithymia Scale (TAS-20)33, validada en España34, que es un cuestionario autoinformado de 20 ítems, que el sujeto debe responder conforme a una escala de 1 (máximo desacuerdo) a 5 puntos (máximo acuerdo). Los resultados se expresan en puntuaciones totales (TAS total) y en puntuaciones para las tres subescalas: dificultad para identificar sentimientos y distinguirlos de las sensaciones corporales (TAS-1), dificultad para expresar sentimientos (TAS-2) y empleo de pensamiento dirigido a la acción (TAS-3). Los sujetos con más de 61 puntos se consideran alexitímicos. — Somatosensory Amplification Scale (SSAS)35, validada en España36, que es un cuestionario autoinformado que evalúa la sensibilidad para percibir sensaciones corporales que pueden ser desagradables pero no patológicas. Los sujetos deben expresar el grado de acuerdo o desacuerdo con las afirmaciones de los ítems, conforme a una escala de 1 (“en absoluto”) a 5 (“totalmente de acuerdo”). Muestra Evaluación neuropsicológica Un grupo de 40 pacientes afectados de esquizofrenia de tipo paranoide, entre 15 y 35 años de edad, se seleccionaron consecutivamente entre los pacientes atendidos en el Programa de Esquizofrenia del Servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico de Barcelona, por medio de una entrevista estructurada (Structured Clinical Interview for DSM-IV Axis I Disorders-Clinical Version [SCID-I])26, de acuerdo con los criterios del texto revisado de la cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSMIV-TR)27. Se excluyó a los pacientes con historia clínica de lesión cerebral, convulsiones, consumo de sustancias, diabetes, hipertensión y enfermedad sistémica, o con otros diagnósticos psiquiátricos en el eje I. Todos los pacientes firmaron el consentimiento informado antes de participar en el estudio, y 3 de ellos no completaron el protocolo, por lo que la muestra final se compuso de 37 pacientes, que mantuvieron su tratamiento antipsicótico durante todo el estudio. Se seleccionó un grupo de control de sujetos sanos (n = 37), apareados por sexo, edad y nivel socioeconómico de sus padres, de acuerdo con los mismos criterios, y se evaluaron con el mismo protocolo psicológico y neuropsicológico. Evaluación clínica — Entrevista clínica estructurada, de acuerdo con criterios DSM-IV-TR (SCID-I)28, para establecer el diagnóstico psiquiátrico. — Brief Psychiatric Rating Scale (BPRS-18)29, que consta de 18 ítems que evalúan el tipo y gravedad de los síntomas psiquiátricos. — Positive and Negative Symptoms Scale (PANNS)30, validada en España31, que evalúa la psicopatología presente en los pacientes esquizofrénicos. — Edinburgh Inventory32 para evaluar la lateralidad cerebral. — Auditory Verbal Learning Test (RAVLY)37 para evaluar la codificación de nueva información verbal (memoria a corto plazo) y la retención a largo plazo (repetición de una lista de palabras al cabo de 20 min). — Escala de Inteligencia para Adultos Wechsler III (WAIS-III), en su versión española38,39 para evaluar la atención selectiva (dígitos inversos), la memoria de trabajo (secuencia de números y letras, dígitos inversos) y la inteligencia verbal premórbida (vocabulario). — Trail Making Test40, que evalúa la atención y la velocidad motora (parte A) y la flexibilidad mental (parte B). — Wisconsin Card Sorting Test41 que mide la formación de conceptos, la comprobación de hipótesis, la solución de problemas y la flexibilidad de pensamiento. — FAS-Test42, que mide la fluidez verbal y puede usarse como indicador complementario de la función frontal. Análisis estadístico Para la comparación entre grupos se usó el test de la t de Student y para las variables categóricas se usó el de χ2. Para estudiar las relaciones entre variables psicológicas, clínicas y neuropsicológicas se utilizó la correlación de Pearson. Resultados No hubo diferencias entre pacientes y controles en lo concerniente a las variables sociodemográficas, las características psicológicas y la dominancia cerebral (tabla 1). Ningún sujeto sano fue calificado de alexitímico y sólo 2 pacientes (5,3%) puntuaron por encima de los 61 puntos en la TAS-20, y aunque los pacientes presentaron mayores puntuaciones que los controles en la TAS-3 (pensamiento orientado a la acción) (t = −1,790; p = 0,07) no hubo diferencias significativas entre los 2 grupos en las puntuaciones totales dla TAS. 6 M. Valdés, et al. Tabla 1. Características demográficas, psicológicas y clínicas de los pacientes con esquizofrenia y de los controles sanos Variables Demográficas Edad Sexo Varones Mujeres Nivel educativo < 8 años 8-12 años > 12 años Psicológicas TAS-20 TAS-1 TAS-2 TAS-3 SSAS Clínicas Diestros Evolución de la enfermedad BPRS PANSS P N G Tratamientoa Neurolépticos atípicosb Pacientes con esquizofrenia (n = 37) Controles valor sanos de (n = 37) p 28,68 ± 5,17 28,17 ± 5,06 25 (67,5%) 12 (32,5%) 24 (64,8%) 13 (35,2%) 9 (24%) 16 (43,2%) 12 (32,5%) 10 (27%) 17 (45,9%) 10 (27%) 39,63 12,33 11,28 16,03 24,08 ± ± ± ± ± 14,9 7,41 6,11 5,83 6,40 33 (88,8%) 34,30 ± 13,6 9,97 ± 6,79 10,88 ± 6,36 13,45 ± 6,11 25,00 ± 5,81 30 (83,7%) 5,62 ± 2,3 34,44 ± 8,52 12,65 ± 5,15 18,53 ± 6,99 30,03 ± 8,14 1.862,8 ± 753,2 Medidos en equivalentes de unidades de clorpromacina/día. Risperidona: n = 16; quetiapina: n = 6; clozapina: n = 6; aripiprazol: n = 6; olanzapina: n = 5; ziprasidona: n = 2. a mente peores en los pacientes con esquizofrenia que en los controles, pero no se relacionaron con las puntuaciones de alexitimia en estos últimos. No obstante, la TAS-3 (pensamiento orientado a la acción) se correlacionó significativamente con la forma B del Trail Making Test (r = 0,386; p = 0,02), la secuenciación de letras y números (r = –0,371; p = 0,008), con las puntuaciones de dígitos inversos (r = –0,434; p = 0,008), dígitos totales (4 = – 0,408; p = 0,01) y vocabulario (r = –0,322; p = 0,008). Por lo tanto, los pacientes con pensamiento orientado a la acción tendieron a presentar una peor atención selectiva, peores rendimientos en las funciones ejecutivas y menor inteligencia verbal. Las puntuaciones en amplificación somatosensorial (SSAS) se correlacionaron positivamente con los dígitos inversos (r = 0,322; p = 0,007) y los dígitos totales (r = 0,322; p = 0,007) en los pacientes, pero no se relacionaron con las variables sociodemográficas, los síntomas psiquiátricos ni los rendimientos en las otras pruebas neuropsicológicas (RAVLT, TMT, ECST y FAS), en las que los pacientes puntuaron significativamente por debajo de los controles. Puesto que la amplificación somatosensorial también se considera una construcción dimensional, los pacientes y los controles se compararon a partir de su división en 2 grupos, de acuerdo con un punto de corte de 23: los pacientes con puntuaciones altas en el SSAS (n = 20; media: 28,04 ± 4,1) rindieron mejor en dígitos inversos (t = 2,492; df 33; p = 0,02) y en dígitos totales (t = 2,492; df 33; p = 0,01) que los pacientes con puntuaciones bajas (n = 14, media: 18,14 ± 4,1), y entre los controles con puntuaciones altas (n = 19; media: 29,05± 3.6) y puntuaciones bajas (n = 14; media: 19,50 ± 2,8) no hubo diferencias significativas en el rendimiento neuropsicológico. b Puesto que la alexitimia es una construcción dimensional, los pacientes y los controles se dividieron en 2 grupos (más o menos de 50 puntos en la TAS-20), con la finalidad de compararlos: no hubo diferencias significativas en el rendimiento neuropsicológico entre los controles con puntuaciones altas (n = 7; media: 55, 6 ± 2,6) y puntuaciones bajas (n = 28; media: 30,5 ± 3,6) ni entre los pacientes con puntuaciones altas (n = 9; media: 58,5 ± 5,4) y puntuaciones bajas (n = 27; media: 33,3 ± 2,7) en la TAS-20, Las puntuaciones totales de alexitimia no se relacionaron con las variables sociodemográficas en ninguno de los 2 grupos, ni con los síntomas psiquiátricos en el grupo de pacientes. Las puntuaciones en la TAS-1 se correlacionaron positivamente con las puntuaciones de amplificación somatosensorial (SSAS) tanto en el grupo de control (r = 0,473; p = 0,005) como en el grupo de pacientes (r = 0,433; p = 0,009). Los rendimientos en el RAVLT, el Trail Making Test, la prueba de dígitos, el WCST y el FAS fueron significativa- Discusión Los pacientes con esquizofrenia no difirieron de los controles sanos en características alexitímicas (puntuaciones TAS totales), pero puntuaron más alto que los controles en el factor TAS-3 (pensamiento orientado a la acción), que describe un estilo cognitivo centrado en los detalles externos de la vida cotidiana más que en los contenidos relacionados con los sentimientos, la fantasía y las experiencias personales susceptibles de promover activación emocional43,44. En los pacientes con esquizofrenia las puntuaciones en TAS-3 se asociaron a menor capacidad verbal y a peores rendimientos en las funciones frontales (atención selectiva, memoria de trabajo y flexibilidad mental), de manera que fue el único factor de la alexitimia que se relacionó con el rendimiento neuropsicológico. Este hallazgo confirma sólo parcialmente los resultados de un estudio previo con pacientes psicosomáticos45, en los que el pensamiento orientado a la acción se relacionó significativamente con una menor inteligencia verbal pero no con déficit neuropsicológicos frontales. La presencia de déficit neuropsicológico en los pacientes con esquizofrenia, pero no en los controles sanos, permite pen- Alexitimia y amplificación somatosensorial en la esquizofrenia sar que la disfunción frontal asociada al TAS-3 puede depender de los efectos de la enfermedad más que de la presencia de características alexitímicas. Las puntuaciones TAS totales en pacientes con esquizofrenia fueron más bajas que las encontradas en pacientes con dolor crónico46,47, con conducta bulímica48 y con dispepsia funcional49 y son muy inferiores a las comunicadas en otros estudios con pacientes afectados de esquizofrenia, usando la misma versión de la TAS50-52. La baja prevalencia de características alexitímicas en nuestra muestra de pacientes es difícil de explicar pero, como ocurre en nuestro estudio, en las investigaciones con pacientes más crónicos53,54 no se encontraron relaciones entre las características alexitímicas y los síntomas psicóticos, tanto positivos como negativos, lo que sugiere que la alexitimia es una construcción psicológica independiente de la esquizofrenia. Las puntuaciones en amplificación somatosensorial (SSAS) en los pacientes con esquizofrenia fueron muy similares a las encontradas en otros estudios con pacientes psiquiátricos55,56 y mucho menores que las halladas en pacientes con dolor crónico57, fibromialgia58 y dispepsia funcional49. Estos datos parecen indicar que la amplificación somatosensorial es un estilo perceptivo más propio de los pacientes afectados de enfermedades somáticas que de trastornos psiquiátricos, aunque algunos estudios han considerado la amplificación general como un índice de distrés y de emocionalidad negativa más que como un índice válido de sensibilidad somática59,60. Estos estudios consideran la amplificación sensorial como un “marcador neurótico” por su habitual asociación con las puntuaciones de neuroticismo (N), aunque esta asociación no implica necesariamente que la amplificación somatosensorial se relacione con las manifestaciones psicopatológicas. Por otra parte, cabe esperar que la amplificación somatosensorial y el neuroticismo estén relacionados de alguna manera puesto que el neuroticismo describe la tendencia a responder con alta activación emocional y la amplificación somatosensorial es un estilo perceptivo que tiende a incrementar las señales promovidas por los cambios corporales. En consecuencia, la amplificación somatosensorial y el neuroticismo pueden estar relacionados funcionalmente en el procesamiento general de las señales corporales, pero mantener distintas relaciones con los estados psicopatológicos y otras variables psicológicas. En nuestro estudio, las puntuaciones SSAS no se relacionaron con los síntomas psiquiátricos, ni positivos ni negativos, y los pacientes con puntuaciones altas en el SSAS no presentaron el déficit neuropsicológico general encontrado en el grupo total de pacientes. Esto significa que los pacientes con estilo somatosensorial amplificador tendieron a presentar un mejor rendimiento neuropsicológico que los pacientes alexitímicos y que los pacientes psiquiátricos en general, con independencia de la naturaleza de sus síntomas clínicos. Las relaciones que se observaron entre la alexitimia y el estilo somatosensorial amplificador son congruentes con otros estudios previos61-64 y con los principales elementos 7 que los definen como construcciones psicológicas: las puntuaciones SSAS se correlacionaron significativamente con los elementos interoceptivos de la respuesta emocional (dificultad para identificar sentimientos y distinguirlos de las sensaciones corporales), pero no con los elementos más cognitivos de la alexitimia (el pensamiento orientado a la acción). Estos resultados apoyan la idea de que la amplificación somatosensorial es un estilo perceptivo que puede estar interrelacionado funcionalmente con la capacidad cognitiva para identificar y describir sentimientos. En conclusión, la alexitimia como construcción psicológica no es más prevalente en los pacientes esquizofrénicos que en los controles sanos, y no parece relacionarse con el tipo de síntomas psiquiátricos ni con el rendimiento neuropsicológico de los pacientes. Sin embargo, los pacientes con esquizofrenia tienden a puntuar más alto en la TAS-3 (pensamiento orientado a la acción) y a presentar menor inteligencia verbal y peores rendimientos en las funciones frontales. No está claro el porqué de este hallazgo, sobre todo si se repara en que la TAS-3 se ha definido como un componente separado de la alexitimia, y es el factor alexitímico de más baja fiabilidad psicométrica43,44. A su vez, la amplificación somatosensorial no se relacionó tampoco con los síntomas psicóticos, y los pacientes con puntuaciones altas en el SSAS presentaron un rendimiento neuropsicológico significativamente mejor que los pacientes alexitímicos y que todos los pacientes con esquizofrenia en general. El hallazgo es interesante porque la amplificación somatosensorial aparece asociada a la preservación de importantes funciones cerebrales y podría ser usada como una variable psicológica potencialmente relacionada con la evolución clínica y neuropsicológica de los pacientes con esquizofrenia. Para terminar, nuestra investigación futura intentará replicar estos hallazgos con una muestra de pacientes lo bastante grande como para que se pueda utilizar el punto de corte recomendado para seleccionar sujetos alexitímicos (61 en lugar de 50) y se dirigirá a la identificación de posibles sustratos estructurales y neuroquímicos de la amplificación somatosensorial en pacientes con esquizofrenia. Agradecimiento Este estudio ha sido financiado por el FIS N2003 F 5030494. Bibliografía 1. Weinberger DR. Implications of normal brain development for the pathogenesis of schizophrenia. Arch Gen Psychiatry. 1987; 44:660-9. 2. McGlashan TH, Hoffman RE. Schizophrenia as a disorder of developmentally reduced synaptic connectivity. Arch Gen Psychiatry. 2000;57:637-48. 3. McGlashan TH, Hoffman RE. Schizophrenia as a disorder of developmentally reduced synaptic connectivity. Arch Gen Psychiatry. 2000;57:637-48. 8 4. Crow TJ, Ball J, Bloom SR, Brown R, Bruton CJ, Colter N, et al. Schizophrenia as an anomaly of development of cerebral asymmetry. A postmortem study and a proposal concerning the genetic basis of the disease. Arch Gen Psychiatry. 1989;46:114550. 5. Murray RM, Lewis SW. Is schizophrenia a neurodevelopmental disorder? Br Med J (Clin Res Ed). 1987;295(6600):681-2. 6. McGlashan TH, Hoffman RE. Schizophrenia as a disorder of developmentally reduced synaptic connectivity. 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Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc). 2008;1:10-17 Revista de Psiquiatría y Salud Mental www.elsevier.es/saludmental Originales Actitud respecto a la medicación antipsicótica como factor predictivo de la suspensión del tratamiento antipsicótico en el período inicial de la psicosis de inicio temprano David Fraguas, Cloe Llorente, Marta Rapado-Castro, Mara Parellada, Dolores Moreno, Ana Ruiz-Sancho, Óscar Medina, Mar Álvarez-Segura, María J. de Castro y Celso Arango* Unidad de Adolescentes, Departamento de Psiquiatría, Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Madrid, España. Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental CIBERSAM. Recibido el 13 de junio de 2008; aceptado el 5 de septiembre de 2008 PALABRAS CLAVE Psicosis. Adolescente. Primer episodio. Antipsicótico. Suspensión. Actitud respecto a medicación. Resumen Antecedentes: La suspensión de la medicación antipsicótica constituye un factor de riesgo clave para las recurrencias en la psicosis. La recurrencia clínica está relacionada con una mala evolución, en especial en las fases más tempranas de la enfermedad psicótica. Se ha propuesto que la actitud respecto al tratamiento durante la fase aguda de un primer episodio de psicosis es uno de los principales factores determinantes de la suspensión del tratamiento. Sin embargo, la relación entre la actitud respecto a la medicación antipsicótica y la suspensión del tratamiento no se ha evaluado adecuadamente en una población adolescente. Métodos: Se propuso a adolescentes, de entre 12 y 18 años, ingresados de forma consecutiva en una unidad de adolescentes en lo que constituía su primer ingreso como consecuencia del primer episodio de psicosis, la participación en un ensayo controlado, aleatorizado, de 6 meses, con dosis flexibles de olanzapina frente a quetiapina. Se evaluó la actitud respecto a la medicación antipsicótica utilizando el instrumento de 10 ítems Drug Attitude Inventory (DAI). La variable de valoración fue la suspensión del tratamiento por cualquier causa durante el seguimiento de 6 meses. La muestra de estudio la formaron 42 pacientes (34 varones [82,9%], 8 mujeres [17,1%]; edad media ± DE, 16,1 ± 1,3). Resultados: De los 42 pacientes, tan sólo 29 (69%) continuaron con la medicación durante todo el período de 6 meses de seguimiento, mientras que 13 (31%) suspendieron la medicación. Las puntuaciones del DAI fueron superiores a 0 en todas las valoraciones realizadas, lo que significa que la actitud general de los pacientes respecto a la medicación era positiva. La mayor puntuación del DAI en la situación basal estaba relacionada con una menor suspensión del tratamiento por cualquier causa (razón de riesgos [HR] ajustada = 0,81 [IC del 95%: 0,68-0,96], p = 0,016), mientras que las puntuaciones del DAI a los 15 días no estaban relacionadas con la suspensión del tratamiento (HR ajustada = 1,0 [IC del 95%: 0,82-1,23], p = 0,998). Conclusiones: Una mejor actitud respecto a la medicación antipsicótica en el momento del primer ingreso psiquiátrico en la vida del paciente por un primer episodio psicótico de inicio temprano presentaba una relación significativa con una menor suspensión del tratamiento antipsicótico por cualquier causa. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. *Autor de correspondencia. Correo electrónico: carango@hggm.es (C. Arango). Actitud respecto a la medicación y suspensión del tratamiento en la psicosis juvenil KEY WORDS Psychosis. Adolescent. First episode. Discontinuation. Antipsychotic. 11 Attitude toward antipsychotic medication as a predictor of antipsychotic treatment discontinuation in first-episode early-onset psychosis Abstract Background: Antipsychotic drug discontinuation is a key risk factor in psychotic relapses. Clinical relapse is related to poor outcome, especially in the earlier stages of psychotic illness. The attitude toward treatment during the acute phase of a first episode of psychosis has been proposed as one of the main determinants of treatment discontinuation. However, the relationship between attitude toward antipsychotic medication and treatment discontinuation in the adolescent population has not been properly assessed. Methods: Adolescents, aged 12-18 years old, consecutively admitted to an adolescent unit with a first lifetime admission for a first episode of psychosis were asked to participate in a randomized, flexible-dose, 6-month controlled trial of olanzapine vs. quetiapine. Attitude toward antipsychotic medication was assessed using the 10-item Drug Attitude Inventory (DAI). The outcome variable was all-cause treatment discontinuation over the 6-month follow-up. The study sample was composed of 42 patients [34 boys (82.9%), eight girls (17.1%), mean age ± SD: 16.1 ± 1.3]. Results: Of the 42 patients, only 29 (69%) continued the medication throughout the entire 6-month follow-up, while 13 (31%) discontinued the medication. DAI scores were greater than zero at all assessments, indicating that the general attitude of the patients toward medication was positive. Higher DAI scores at baseline were related to lower all-cause treatment discontinuation [adjusted hazard ratio (HR) = 0.81 (95% CI: 0.68-0.96), P=0.016], while DAI scores at 15 days were unrelated to treatment discontinuation [adjusted HR=1.0 (95% CI: 0.82-1.23), P=0.998]. Conclusions: A better attitude toward antipsychotic medication at a first lifetime psychiatric admission for a first early-onset psychotic episode was significantly related to lower all-cause antipsychotic treatment discontinuation. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Introducción Las medicaciones antipsicóticas tienen una eficacia demostrada para reducir las tasas de recurrencias en los pacientes con un primer episodio de esquizofrenia1. Sin embargo, hasta el 30-50% de los pacientes con un primer episodio de psicosis sufren de hecho una recurrencia durante el primer año de enfermedad1,2. Se ha observado que el tiempo transcurrido hasta la suspensión de la medicación constituye un importante índice de la efectividad antipsicótica, sea cual sea su causa3. De hecho, el factor de riesgo más relevante para la recurrencia es la suspensión del tratamiento, que se ha asociado a tasas más elevadas de reingreso, hospitalizaciones más prolongadas y una recuperación más lenta de los síntomas psicóticos1,4. A pesar de ello, se ha calculado que hasta el 40% de los pacientes con un primer episodio de esquizofrenia abandonan la medicación y que el 20% cumplen el tratamiento de manera insuficiente2. En términos generales, los factores de riesgo para la suspensión del tratamiento antipsicótico en los pacientes con esquizofrenia son los siguientes: efectos secundarios de la medicación5-9, poca percepción de lo que es la enfermedad10-17 y presencia de síntomas psicóticos graves2,17,18. Se ha descrito que los antipsicóticos de segunda generación (ASG) producen menos síntomas extrapiramidales (SEP) y son me- jor tolerados que los antipsicóticos de primera generación (APG). Sin embargo, no se han observado diferencias entre los pacientes tratados con APG y con ASG en cuanto a su actitud respecto a la medicación ni en cuanto al cumplimiento del tratamiento13,14,19,20. En la psicosis de inicio temprano (PIT), las tasas observadas de suspensión del tratamiento con ASG al cabo de un año de tratamiento han sido de alrededor del 70%21, lo que es similar a lo observado en la población esquizofrénica adulta3. En cambio, otros estudios han descrito que la suspensión del tratamiento tiende a ser más prominente en los pacientes que se encuentran en las fases más tempranas de la esquizofrenia2,6,15,20,22. En este sentido, los pacientes que se encuentran en una fase inicial de la enfermedad podrían estar más dispuestos a asumir el riesgo de averiguar si se pueden mantener estables sin medicación, sobre todo antes de sufrir episodios repetidos de recurrencia15. El mantenimiento de la medicación antipsicótica es un factor predictivo importante de la evolución clínica, en especial en las fases iniciales de la enfermedad8,23-25. La suspensión de la medicación puede verse influida por factores clínicos, como el tiempo de evolución de la enfermedad y la gravedad de los síntomas26, así como por las percepciones negativas iniciales de los pacientes sobre los fármacos11,27. En este sentido, se ha propuesto que la actitud 12 D. Fraguas et al respecto al tratamiento durante la fase aguda de un primer episodio de psicosis puede ser uno de los principales factores determinantes del mantenimiento del tratamiento por parte del paciente6,16. Sin embargo, los datos sobre la relación entre la actitud respecto a la medicación antipsicótica y la suspensión del tratamiento en una población adolescente no se han evaluado adecuadamente. Así pues, con objeto de determinar la relación existente entre la suspensión del tratamiento y la actitud respecto a la medicación antipsicótica en una población adolescente, hemos recogido los datos correspondientes a estos dos parámetros de un ensayo comparativo, controlado, aleatorizado, con dosis flexibles de olanzapina frente a quetiapina en los primeros episodios de psicosis de inicio temprano. El aumento notable de las prescripciones de medicación antipsicótica en adolescentes que se ha producido en las últimas décadas28,29 resalta la importancia de evaluar la interrupción de su administración en esta población. los criterios de la cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV). Con objeto de comparar la actitud respecto a la medicación antipsicótica con la suspensión del tratamiento por cualquier causa en los adolescentes con un primer episodio de psicosis, se recogieron los datos relativos a estos 2 parámetros en este ensayo. De los 50 pacientes incluidos en el ensayo clínico, 8 se negaron a responder al Drug Attitude Inventory (DAI). De los 42 pacientes que formaron la muestra final del estudio, 21 (50%) no habían recibido nunca tratamiento antipsicótico, es decir, no habían estado expuestos en ningún momento a fármacos antipsicóticos antes de su incorporación. El estudio fue aprobado por los Comités de Ética y de Investigación Clínica del Hospital General Gregorio Marañón (Madrid, España). Todos los representantes legales firmaron un formulario de consentimiento informado antes de la inclusión en el estudio y se obtuvo el asentimiento de los pacientes para el estudio. Métodos Determinación de la suspensión del tratamiento Participantes La muestra final del estudio la formaron 42 pacientes (34 varones [82,9%], 8 de sexo femenino [17,1%]; edad media ± DE: 16,1 ± 1,3; límites: 12-18 años). Se propuso a adolescentes, de entre 12 y 18 años, ingresados de forma consecutiva en la Unidad de Adolescentes del Hospital General Gregorio Marañón (Madrid, España) entre noviembre de 2002 y diciembre de 2005 en lo que constituía su primer ingreso como consecuencia del primer episodio de psicosis (síntomas psicóticos de menos de 6 meses de evolución) la participación en un ensayo controlado, comparativo, aleatorizado, con dosis flexibles de olanzapina frente a quetiapina. Los pacientes, así como sus padres/tutores, recibieron explicaciones verbales y por escrito sobre el estudio. De los 53 pacientes que cumplían estos criterios, 3 rechazaron la participación. Así pues, se incluyó a 50 pacientes en el ensayo. Todos ellos recibieron risperidona (dosis: 2-6 mg) durante los primeros 3-5 días de hospitalización. Tras la estabilización con risperidona, se asignó a los participantes aleatoriamente la administración de olanzapina o quetiapina. La estratificación de la asignación aleatoria a los grupos de quetiapina u olanzapina se basó en la edad y el sexo de los participantes. La dosis administrada fue determinada por los psiquiatras según su criterio clínico. Se permitió el uso de medicación adyuvante, excepto por fármacos antipsicóticos distintos de olanzapina o quetiapina. Los criterios de exclusión fueron los siguientes: mal uso de sustancias o un trastorno médico que se considerara clínicamente que era la causa principal de los síntomas psicóticos positivos; retraso mental; alteración del desarrollo persistente; cualquier trastorno orgánico del sistema nervioso central; antecedentes de traumatismos craneales con pérdida del conocimiento; embarazo y lactancia. Se evaluó el abuso de sustancias a lo largo de los 6 meses de tratamiento según Se evaluó la suspensión del tratamiento por cualquier causa en la situación basal (todos los pacientes tratados con risperidona); a los 15 días (pacientes tratados con olanzapina o con quetiapina); a los 30 días (pacientes tratados con olanzapina o con quetiapina); a los 90 días (pacientes tratados con olanzapina o con quetiapina), y a los 180 días (pacientes tratados con olanzapina o con quetiapina). A todos los pacientes se les prescribió inicialmente risperidona en la situación basal; continuaron luego con risperidona durante 3-5 días, y a continuación se les asignó aleatoriamente el tratamiento de olanzapina o quetiapina. Los pacientes que informaron al entrevistador de que habían dejado de tomar la medicación durante más de 24 h fueron clasificados en el grupo de suspensión del tratamiento. En los pacientes que parecían poco fiables en la anamnesis, el entrevistador verificó las preguntas con un informador adicional (p. ej., uno de los padres) con el fin de corroborar la información recibida. Determinación de la actitud respecto a la medicación antipsicótica La actitud respecto a la medicación antipsicótica se evaluó con el empleo de la versión española del DAI de 10 ítems30. El DAI es un instrumento completado por el propio paciente que se basa en afirmaciones que deben clasificarse como verdaderas-falsas en relación con la experiencia del paciente en cuanto a las medicaciones psicotropas. La puntuación del DAI va de −1 a +1. Algunas afirmaciones se formulan en sentido positivo (p. ej., “Me siento más normal cuando estoy tomando mis medicinas”) y otras se formulan de modo negativo (p. ej., “No es natural para mi mente y para mi cuerpo estar controlado por medicamentos”). Las puntuaciones van de −10 a +10, y las más altas indican una actitud más positiva respecto a la medicación. El DAI se administró en la situación basal (todos los pacientes tratados con rispe- Actitud respecto a la medicación y suspensión del tratamiento en la psicosis juvenil ridona), a los 15 días (pacientes tratados con olanzapina o con quetiapina); a los 30 días (pacientes tratados con olanzapina o con quetiapina); a los 90 días (pacientes tratados con olanzapina o con quetiapina), y a los 180 días (pacientes tratados con olanzapina o con quetiapina) de iniciada la medicación del estudio. Determinación de otros parámetros clínicos y sociodemográficos Todas las variables clínicas fueron evaluadas por 4 psiquiatras experimentados de la Unidad de Adolescentes (MP, DM, AR-S y CA). La psicopatología se evaluó con la versión española de la Positive and Negative Syndrome Scale (PANSS)31-34, que ha sido validada con anterioridad32,34. Los coeficientes de correlación intraclase (CCI) para los 4 psiquiatras oscilaban entre 0,72 y 0,96. Se obtuvo información diagnóstica en la situación basal con el empleo de la Kiddie-Sads-Present and Lifetime Version (K-SADS-PL)35, en su traducción española36, y se confirmó a los 6 meses con el empleo de los criterios del DSM- IV37. Los diagnósticos fueron establecidos por un psiquiatra titulado y con experiencia en psiquiatría de la infancia y la adolescencia, que disponía de una capacitación formal en el uso de la entrevista semiestructurada (OM). Todos los diagnósticos fueron verificados de nuevo al cabo de 6 meses. Dadas las características de la muestra en estudio, los diagnósticos se clasificaron como esquizofrenia (19 pacientes), trastorno bipolar (14 pacientes) y otras psicosis (9 pacientes); estas últimas incluían el trastorno esquizoafectivo (2 pacientes), la depresión con características psicóticas (1 paciente), el trastorno esquizofreniforme (1 paciente) y la psicosis no especificada (5 pacientes). Análisis estadístico Se utilizó la media, la desviación estándar (DE) y el tamaño muestral para describir las variables continuas, y frecuencias y porcentajes para describir las variables discretas. Se aplicó la prueba de χ2 para valorar la relación entre las variables discretas. Las comparaciones de los distintos grupos en cuanto a las variables continuas se realizaron mediante análisis de la varianza (ANOVA). Se utilizó un ANOVA para medidas repetidas para comparar la puntuación DAI en la situación basal con las puntuaciones DAI durante el seguimiento de 6 meses (15, 30, 90 y 180 días). Para evaluar la relación entre la actitud respecto a la medicación antipsicótica (evaluada con el DAI) y la suspensión del tratamiento por cualquier causa (como variable de valoración), se utilizaron dos modelos de análisis de regresión de Cox. El primero de ellos evaluó la relación entre el DAI basal (todos los pacientes tratados con risperidona) y la suspensión de la medicación por cualquier causa. El segundo modelo evaluó la relación entre el DAI a los 15 días (pacientes tratados con olanzapina o quetiapina) y la suspensión del tratamiento por cualquier causa. En las razones de riesgos (HR) de los análisis de regresión de Cox se introdujeron ajustes respecto al sexo, la edad, la raza, el fármaco antipsicótico (olanzapina 13 o quetiapina), el hecho de no haber recibido nunca antipsicóticos antes de la incorporación al ensayo (como variable dicotómica de sí/no) y la psicopatología (mediante la puntuación total de la PANSS). Todas las pruebas estadísticas fueron bilaterales. El nivel de significación se fijó en p < 0,05. El examen de los datos se realizó con el programa SPSS para Windows, versión 12.0. Resultados Participantes Un total de 42 pacientes completaron el DAI (pacientes con respuesta al DAI), mientras que 8 pacientes se negaron a completar los ítems del DAI (pacientes sin respuesta al DAI). Los 42 pacientes con respuesta al DAI formaron la muestra del estudio. No hubo diferencias significativas de edad (p = 0,504), sexo (p = 0,124), raza (p = 0,311), medicación antipsicótica (quetiapina u olanzapina) (p = 1,000), uso previo de antipsicóticos (p = 1,000), diagnóstico (p = 0,920) o suspensión del tratamiento (p = 1,000) entre los pacientes con respuesta al DAI y los pacientes sin respuesta a este cuestionario. Sin embargo, los pacientes con respuesta al DAI tenían unas puntuaciones totales de la PANSS inferiores a las de los pacientes sin respuesta al cuestionario (93,6 ± 18,3 frente a 128,0 ± 12,3, p < 0,001). De los 42 pacientes que formaron la muestra del estudio, tan sólo 29 (69%) continuaron con la medicación durante todo el período de seguimiento de 6 meses, mientras que 13 (31%) suspendieron el tratamiento. No se observaron diferencias significativas de edad (p = 0,684), sexo (p = 0,398), raza (p = 0,350), diagnóstico (p = 0,717), uso previo de antipsicóticos (p = 0,836) o tipo de tratamiento antipsicótico (p = 0,899) entre los pacientes que suspendieron la medicación y los que completaron el seguimiento de 6 meses. En la tabla 1 se resumen las características sociodemográficas de los 42 participantes. Suspensión del tratamiento En la figura 1 se indican las tasas de supervivencia correspondientes a la suspensión por cualquier causa a lo largo del período de seguimiento. De los 13 pacientes (31%) que suspendieron la medicación antipsicótica, 4 lo hicieron a causa de una pérdida de eficacia antipsicótica, en 5 se perdió el seguimiento y 4 pacientes fueron apartados del estudio a causa de una mala adherencia el tratamiento. Actitud respecto a la medicación antipsicótica Las puntuaciones del DAI a lo largo del período de seguimiento de 6 meses fueron las siguientes: basal (0,7±4,0), 15 días (2,6±4,3), 30 días (2,4±4,8), 90 días (3,0±3,8) y 180 días (2,6±3,9). Tal como se muestra en la figura 2, las puntuaciones medias del DAI fueron superiores a 0 en todas las valoraciones, lo cual significa que la actitud general de los pacientes respecto a la medicación era positiva. La puntuación del DAI a los 15 días fue significativamente superior a 14 D. Fraguas et al Tabla 1. Características clínicas y sociodemográficas de la muestra (n = 42) Edad (años) (media ± DE) 16,1 ± 1,3 Sexo, n (%) (media ± DE) Varón Mujer Raza u origen étnico, n (%) Caucásico Negro del Caribe Latinoamericano Gitano Diagnóstico DSM-IV a los 6 meses, n (%) Esquizofrenia Trastorno bipolar psicótico Otras psicosis Nunca tratados con medicación antipsicótica, n (%) Tratamiento antipsicótico, n (%) Olanzapina Quetiapina Abuso de sustancias (criterios DSM-IV), n (%) 34 (81,0) 8 (19,0) 34 (81,0) 1 (2,4) 6 (14,3) 1 (2,4) 19 (45,2) 14 (33,3) 9 (21,4) 21 (50,0) 22 (52,4) 20 (47,6) 1 (2,4) No se observaron diferencias significativas en la edad (p = 0,684), sexo (p = 0,398), raza (p = 0,350), diagnóstico (p = 0,498), tratamiento antipsicótico previo (p = 0,836) o tratamiento antipsicótico de estudio (olanzapina o quetiapina) (p = 0,899) entre los pacientes que suspendieron la medicación y los que completaron el seguimiento a los 6 meses. Proporción de pacientes que no han abandonado el tratamiento la basal (p = 0,021), mientras que las diferencias entre la puntuación basal del DAI y la obtenida a los 30 (p = 0,194), 90 (p = 0,091) o 180 días (p = 0,462) no era significativa. Las 1,00 puntuaciones del DAI no estaban relacionadas con causas específicas de suspensión del tratamiento (falta de eficacia, pérdida del seguimiento y mala adherencia al tratamiento; p > 0,05 en todos los casos). La puntuación del DAI en la situación basal fue significativamente mayor en los pacientes que completaron el seguimiento en comparación con los que suspendieron la medicación antipsicótica (p = 0,021). No se observaron diferencias significativas de las puntuaciones del DAI a los 15 (p = 0,484), 30 (p = 0,456) o 90 días (p = 0,534) entre los pacientes que suspendieron la medicación y los que completaron el seguimiento de 6 meses. No hubo diferencias significativas en ninguna de las puntuaciones del DAI (basal, 15, 30, 90 o 180 días) entre los grupos de tratamiento (quetiapina frente a olanzapina) en ninguna de las evaluaciones realizadas (p > 0,05 en todos los casos). Relación entre la suspensión del tratamiento y la actitud respecto a la medicación La relación entre la suspensión del tratamiento (como variable de valoración) y la actitud respecto a la medicación en la situación basal (todos los pacientes tratados con risperidona) y a los 15 días (pacientes tratados con olanzapina o quetiapina) se evaluó mediante dos análisis de regresión de Cox. Como se muestra en la tabla 2, las puntuaciones más altas del DAI en la situación basal estaban relacionadas con una menor suspensión del tratamiento (HR ajustada = 0,81; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,68-0,96; p = 0,016). En cambio, las puntuaciones del DAI a los 15 días no estaban relacionadas con la suspensión del tratamiento (HR ajustada = 1,0 [IC del 95%: 0,82-1,23]; p = 0,998). 42 pacientes 0,95 0,90 0,85 36 pacientes 0,80 0,75 0,70 29 pacientes 0,65 Basal 15 días 30 días 90 días 180 días Figura 1. Suspensiones del tratamiento por cualquier causa durante el seguimiento de 6 meses. Actitud respecto a la medicación y suspensión del tratamiento en la psicosis juvenil 5 4 3 IC del 95% Figura 2. Puntuaciones del Drug Attitude Inventory (DAI) (media e intervalo de confianza del 95%) durante el seguimiento de 6 meses. IC: intervalo de confianza. Aunque las puntuaciones del DAI van de −10 a +10, en la figura sólo se muestra el intervalo de −1 a +5. *Comparación con el DAI basal p < 0,05. 15 * 2 1 0 —1 DAI basal Discusión Los resultados de este estudio indican que una mejor actitud respecto a la medicación antipsicótica en el primer ingreso DAI 15 días DAI 30 días DAI 90 días DAI 180 días psiquiátrico en la vida del paciente por un primer episodio psicótico de inicio temprano (es decir, en la evaluación basal del estudio) estaba relacionada significativamente con una menor suspensión del tratamiento por cualquier causa. Tabla 2. Relación entre la suspensión del tratamiento y la actitud respecto a la medicación Suspensión del tratamiento por cualquier causa basal DAI en la situación basal HR ajustada = 0,811 (IC del 95%: 0,684-0,961), p = 0,016 DAI a los 15 días Sexo Edad Raza Fármaco antipsicóticoa Ausencia de tratamiento previo con antipsicóticosb Psicopatología (puntuación total de la PANSS en la situación basal) Psicopatología (puntuación total de la PANSS a los 15 días) Suspensión del tratamiento por cualquier causa 15 días HR ajustada = 0,351 (IC del 95%: 0,043-2,883), p = 0,330 HR ajustada = 0,927 (IC del 95%: 0,554-1,550), p = 0,772 HR ajustada = 1,385 (IC del 95%: 0,706-2,717), p = 0,343 HR ajustada = 1,227 (IC del 95%: 0,331-4,544), p = 0,759 HR ajustada = 0,764 (IC del 95%: 0,233-2,505), p = 0,657 HR ajustada = 0,980 (IC del 95%: 0,940-1,022), p = 0,341 HR ajustada = 1,015 (IC del 95%: 0,828-1,243), p = 0,888 HR ajustada = 0,520 (IC del 95%: 0,057-4,732), p = 0,562 HR ajustada = 0,790 (IC del 95%: 0,427-1,463), p = 0,454 HR ajustada = 1,030 (IC del 95%: 0,580-1,828), p = 0,920 HR ajustada = 1,423 (IC del 95%: 0,281-7,211), p = 0,670 HR ajustada = 1,036 (IC del 95%: 0,240-4,468), p = 0,962 HR ajustada = 1,015 (IC del 95%: 0,995-1,099), p = 0,078 DAI: Drug Attitude Inventory; HR: razón de riesgos; IC: intervalo de confianza. a Fármaco antipsicótico: olanzapina o quetiapina. b Ausencia de tratamiento previo con antipsicóticos antes de la inclusión en el ensayo, expresada en forma de variable dicotómica (sí/no). 16 Anteriormente se ha descrito que la suspensión de la medicación antipsicótica en la población adolescente aumenta el riesgo de recurrencia clínica y de mala evolución24. Así pues, nuestros resultados sugieren que la suspensión de la medicación antipsicótica en pacientes adolescentes con un primer episodio de psicosis puede estar relacionada con la actitud inicial respecto a la medicación antipsicótica. La adolescencia es un período de transición en la vida, de la dependencia social y respecto a los padres a la independencia individual. Esta fase comporta cambios físicos y emocionales importantes. La presencia de una enfermedad psiquiátrica grave, como la psicosis, puede interferir en los procesos normales de crecimiento y desarrollo durante este período. Los adolescentes que presentan cambios visibles de su aspecto físico (como aumento de peso o SEP a causa de los fármacos antipsicóticos) tienen un riesgo de dificultades de adaptación social, y muestran una predisposición específica a la falta de cumplimiento de los tratamientos médicos que comportan un efecto negativo sobre el aspecto físico38-40. De hecho, la pertenencia a un grupo de compañeros es un aspecto muy importante en la vida de un adolescente, y los estigmas de un diagnóstico psiquiátrico y las interrupciones de las actividades cotidianas a que obliga el tratamiento pueden dificultar el sentimiento de pertenencia a un grupo. Los pacientes adolescentes tienden a sentir que necesitan ocultar a sus compañeros los trastornos médicos que sufren, con objeto de evitar las valoraciones negativas y la estigmatización41. Por consiguiente, los diferentes sentimientos de vergüenza por tomar una medicación pueden contribuir a la suspensión de los fármacos antipsicóticos durante la adolescencia2,6,15,20,22. En este sentido, la valoración de la actitud respecto a la medicación antipsicótica aporta un instrumento útil para predecir el riesgo de abandono de la medicación en esta población. Nuestros resultados indican que la actitud respecto a la medicación a lo largo del período de seguimiento fue positiva (todas las puntuaciones medias del DAI fueron superiores a 0). Sin embargo, como se muestra en la figura 2, las puntuaciones del DAI tendieron a aumentar a lo largo del estudio, sobre todo durante las primeras 2 semanas. Esto concuerda con los estudios previos que indican aumentos del DAI durante las primeras semanas de seguimiento con antipsicóticos26 y la importancia de valorar la actitud respecto a la medicación en las fases iniciales del tratamiento antipsicótico. Conviene señalar que las tasas de suspensión de los antipsicóticos observadas en la adolescencia21 han sido similares a las observadas en pacientes esquizofrénicos adultos3. Nuestros resultados pusieron de manifiesto una tasa de suspensión de la medicación durante el seguimiento de 6 meses (31%) inferior a la de otros estudios de seguimiento de 12 meses (alrededor del 70%)21. Sin embargo, nuestra tasa de suspensión (31%) fue superior a la observada en un seguimiento de 3 meses en pacientes con un primer episodio de psicosis (19%)6. Nuestro estudio tuvo algunas limitaciones que podrían influir en la capacidad de generalización de los resultados. En D. Fraguas et al primer lugar, el pequeño tamaño muestral puede limitar la capacidad del estudio de detectar diferencias (error de tipo II) y dificulta todo tipo de análisis de subgrupos, por ejemplo, entre distintos diagnósticos. En segundo lugar, este estudio no utilizó una medida objetiva de la adherencia, como las concentraciones plasmáticas de antipsicóticos. En tercer lugar, hubo una amplia gama de medicaciones simultáneas, como benzodiazepinas, antidepresivos, anticonvulsivantes, litio y anticolinérgicos. Aunque la amplia variedad de prescripciones puede haber afectado a los análisis de la actitud respecto a la medicación antipsicótica, los resultados pueden ser más generalizables a la población adolescente que los de los estudios realizados en grupos de pacientes homogéneos y cuidadosamente seleccionados. En cuarto lugar, el DAI se centra en aspectos globales de los efectos beneficiosos de la medicación y no en efectos específicos ni en efectos secundarios. En quinto lugar, los pacientes fueron seleccionados en el momento del ingreso en un hospital psiquiátrico, y ello puede introducir un sesgo en los resultados hacia individuos con una enfermedad más grave. No obstante, la hospitalización fue la norma general ante un episodio psicótico en niños y adolescentes, y en nuestra región no había centros privados para la hospitalización de niños y adolescentes cuando se llevó a cabo el estudio. Así pues, creemos que la muestra de nuestro estudio era representativa de la psicosis de los adolescentes en nuestra región. Por último, utilizamos una muestra de diagnósticos heterogéneos, y ello puede ser importante también para la posibilidad de generalización de los resultados. Agradecimientos Financiado en parte con subvenciones del Ministerio de Sanidad de España, Instituto de Salud Carlos III “CIBER07/09, CIBER de Salud Mental (CIBERSAM)”, Fondo de Investigación Sanitaria (FIS-P104/0455), y de NARSAD 2005: Independent lnvestigator Award. Bibliografía 1. Ucok A, Polat A, Cakir S, Genc A. One year outcome in first episode schizophrenia. Predictors of relapse. Eur Arch Psychiatry Clin Neurosci. 2006;256:37-43. 2. Coldham EL, Addington J, Addington D. Medication adherence of individuals with a first episode of psychosis. Acta Psychiatr Scand. 2002;106: 286-90. 3. Lieberman JA, Stroup TS, McEvoy JP, Swartz MS, Rosenheck RA, Perkins DO, et al. 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González Pintoa,b,e y Miguel Gutiérreza,b,e Departamento de Neurociencia, Sección de Psiquiatría, Facultad de Medicina y Odontología, Universidad del País Vasco (UPV-EHU), Vizcaya, España. b Salud Mental CIBER-SAM, Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental, Instituto de Salud Carlos III, Ministerio de Sanidad, España. c Departamento de Psiquiatría, Hospital de Cruces, Sistema de Salud Mental Osakidetza, Vizcaya, España. d Hospital Psiquiátrico de Álava, Sistema de Salud Mental Osakidetza, Álava, España. e Departamento de Psiquiatría, Hospital Santiago Apóstol, Sistema de Salud Mental Osakidetza, Álava, España. a Recibido el 8 de julio de 2008; aceptado el 25 de agosto de 2008 PALABRAS CLAVE Cognición. Curso. Esquizofrenia. Primer episodio. Psicosis. Resumen Objetivos: Describir el curso del rendimiento cognitivo en primeros episodios psicóticos y determinar posibles diferencias en el grado de afectación y evolución de los déficit cognitivos entre esquizofrenia y otras psicosis. Método: Se evaluaron las áreas de atención, memoria de trabajo y funciones ejecutivas en 57 primeros episodios psicóticos en el momento basal y al año de seguimiento. Resultados: Para la muestra total, se detectaron reducciones significativas en: porcentaje de errores de omisión y comisión en la tarea de atención sostenida (p < 0,001 y p = 0,001, respectivamente), tiempo total empleado en el Stroop-I (p < 0,001), porcentaje de errores de omisión en memoria de trabajo (p = 0,001), porcentaje de errores perseverativos del WCST (p < 0,001), así como un incremento en el número de categorías completadas en este último (p < 0,001). El resto de variables analizadas permanecieron estables (4 de un total de 10). El perfil de cambio fue similar para el grupo de esquizofrenia (n = 20) y no esquizofrenia (n = 37) en las áreas de atención y memoria de trabajo. Para el funcionamiento ejecutivo, el grupo de no esquizofrenia presentó un perfil de cambio más favorable. No se detectaron diferencias significativas entre grupos en su rendimiento cognitivo en ninguna de las evaluaciones. Conclusiones: El curso de los déficit cognitivos en primeros episodios psicóticos presenta mejorías significativas durante el primer año en las áreas de atención, memoria de trabajo y funciones ejecutivas. El rendimiento neuropsicológico no parece ser lo suficientemente específico para diferenciar pacientes con esquizofrenia de pacientes con otros diagnósticos psicóticos, al menos durante el primer año tras la instauración del tratamiento. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. *Autor de correspondencia. Correo electrónico: arantzazu.zabala@ehu.es (A. Zabala). Curso del funcionamiento cognitivo en primeros episodios psicóticos KEY WORDS Cognition. Course. Schizophrenia. First episode. Psychosis. 19 Course of cognitive functioning in first-episode psychosis: a comparison between schizophrenia and non schizophrenia psychosis Abstract Aims: To describe the course of cognitive functioning in first-episode psychosis and to determine possible differences in the degree and trajectory of cognitive deficits between schizophrenia and non-schizophrenia first-episode psychosis. Method: We assessed attention, working memory, and executive functioning in 57 patients with first-episode psychosis both at baseline and at 1-year of follow-up. Results: For the overall group, significant reductions were found in the percentage of omission and commission errors for the sustained attention task (p<0.001 and p=0.001, respectively), in the total time to complete the Stroop-I task (p<0.001), in the percentage of omission errors for the working memory task (p=0.001), and in the percentage of perseverative errors for the Wisconsin card sorting test (WCST; p<0.001), as well as a significant increase in the number of categories completed in the WCST (p<0.001). The remaining cognitive variables analyzed remained stable (4 of the 10 variables tested). The pattern of change was similar for patients with schizophrenia (n=20) and non-schizophrenia (n=37) in the areas of attention and working memory. For executive functioning, the non-schizophrenia group showed a more beneficial pattern of change. No significant differences were detected in cognitive performance among subgroups at baseline or at the 1-year follow-up. Conclusions: The course of cognitive deficits in first-episode psychosis showed significant improvements over the 1-year period in the areas of attention, working memory and executive functioning. Neuropsychological performance did not seem to be specific enough to distinguish between patients with schizophrenia and non-schizophrenia first-episode psychosis, at least during the first year. © 2008 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Introducción Los déficit cognitivos se han estudiado ampliamente en la psicosis y se han caracterizado como una manifestación inherente a la enfermedad1. Los estudios neuropsicológicos han descrito de manera uniforme la presencia de déficit de atención, de memoria de trabajo, de función ejecutiva, de aprendizaje y de memoria2. Estos deterioros se han descrito en pacientes con un primer episodio psicótico (PEP), y se dan en individuos que no han presentado todavía síntomas psicóticos3-7. El curso de los déficit cognitivos en la esquizofrenia parece ser relativamente estable. En estudios longitudinales realizados en pacientes con un primer episodio se ha demostrado una estabilidad de la función neurocognitiva en el período de entre 2 y 5 años posterior8. Además, la mayor parte de las funciones afectadas parecen mejorar modestamente tras la instauración del tratamiento9-12. La relación entre las variables clínicas y la función cognitiva es todavía incierta. La literatura médica sugiere que puede haber una relación entre los síntomas y la disfunción cognitiva. Sin embargo, esa relación explica tan sólo una pequeña parte de la varianza (es decir, un 10-15%) en la gravedad de la disfunción cognitiva en pacientes con PEP13. Uno de los objetivos actuales de la investigación neuropsicológica en la psicosis es la identificación de patrones concretos de déficit cognitivos asociados a diagnósticos psicóticos específicos. Son pocos los estudios que han compa- rado directamente la función neuropsicológica de distintos subgrupos de pacientes. Lamentablemente, no está claro si los déficit cognitivos descritos en la esquizofrenia están presentes también en igual medida en otras formas de psicosis. Globalmente, la literatura médica sugiere que puede haber un solapamiento del deterioro cognitivo en diversos diagnósticos psicóticos, aunque los déficit tienden a ser más leves en los pacientes no esquizofrénicos14-16. Que nosotros sepamos, hay un estudio previo en el que se comparó directamente el curso de los déficit cognitivos en la esquizofrenia con el de pacientes con PEP de otras psicosis17. En dicho estudio, no se detectaron diferencias de rendimiento en las áreas de la atención, la memoria de trabajo, la función ejecutiva y el aprendizaje y la memoria, ni en la situación basal ni a los 2 años de seguimiento, excepto por el aprendizaje y la memoria, en donde el grupo de otras psicosis obtuvo puntuaciones superiores a las del grupo de otras psicosis en la evaluación realizada a los 2 años. Los objetivos principales del presente estudio fueron describir el curso de la función cognitiva durante un seguimiento de un año en una muestra de pacientes con PEP y determinar las posibles diferencias en el grado y la trayectoria de los déficit cognitivos entre los pacientes con esquizofrenia y los pacientes con psicosis distintas de la esquizofrenia. Nuestra hipótesis fue que: a) el rendimiento cognitivo en el grupo total de pacientes se mantendría estable a lo largo del período de un año, y b) los pacientes con un diagnóstico 20 de esquizofrenia presentarán un rendimiento cognitivo más lento que los pacientes con otros diagnósticos psicóticos, tanto en la situación basal como en el seguimiento realizado a un año. La investigación realizada en esta población brinda la oportunidad de estudiar las fases iniciales de la enfermedad y evita tener que abordar ciertos factores de confusión como la cronicidad o el tratamiento antipsicótico a largo plazo, que podrían interferir en los resultados. Métodos En este artículo se presentan los resultados neuropsicológicos longitudinales de un estudio prospectivo de PEP. Se evaluó un total de 57 pacientes en la situación basal y en el seguimiento realizado a un año, con la misma batería de tests cognitivos. Participantes La selección de los pacientes se ha descrito detalladamente en un artículo previo18. Los criterios de inclusión para la participación en el estudio fueron los siguientes: a) edad entre 15 y 65 años; b) presencia de un PEP, definida por la existencia de al menos uno de los siguientes síntomas: delirios, alucinaciones, trastorno del pensamiento formal y síntomas catatónicos, determinando la presencia de los síntomas por una puntuación de la Positive and Negative Syndrome Scale (PANSS) para el ítem 1 , 2 o 3 igual o superior a 4, y c) presencia de un familiar de primer grado que pudiera actuar como informador, en caso necesario. Los criterios de exclusión fueron los siguientes: a) hospitalizaciones previas o tratamiento psiquiátrico ambulatorio por síntomas psiquiátricos; b) enfermedad médica o neurológica importante; c) antecedentes de traumatismo craneal con pérdida del conocimiento; d) retraso mental; e) diagnóstico actual de dependencia de sustancias (excepto tabaco), y f) participación en un ensayo clínico. Un total de 89 pacientes con PEP se incorporaron a un proyecto general de investigación en el PEP. Solamente se ha incluido en este estudio a pacientes que completaron la valoración neuropsicológica en el seguimiento realizado a un año; n = 57 (64%). En esta visita se perdió el seguimiento de 32 (36%) pacientes. El estudio fue aprobado por los consejos institucionales de revisión de los hospitales participantes. Tras haberles dado una explicación detallada de los procedimientos del estudio, todos los pacientes dieron su consentimiento informado por escrito. Evaluación psiquiátrica Se utilizó la Entrevista Clínica Estructurada para los trastornos del Eje I del DSM-IV19 para fines diagnósticos, tanto en la situación basal como en el seguimiento a un año. El PEP se definió como la primera vez que un paciente presentaba síntomas psicóticos positivos. Teniendo en cuenta la evaluación diagnóstica realizada a un año, se dividió a los pacientes en 2 grupos: grupo de primer episodio de esquizofrenia (n = 20) A. Zabala et al y grupo de primer episodio de otra psicosis no esquizofrenia (n = 37). Este último grupo tenía la siguiente composición: 2 psicosis inducidas por sustancias, 13 trastornos esquizofreniformes, 2 trastornos esquizoafectivos, 3 trastornos delirantes, 9 trastornos psicóticos breves, 4 psicosis atípicas, 3 trastornos bipolares y una depresión con manifestaciones psicóticas. Se evaluó la presencia y la gravedad de los síntomas psicóticos en la situación basal y en el seguimiento, utilizando la versión española de la Positive and Negative Syndrome Scale (PANSS)20. Los datos de presentación clínica corresponden a los exámenes de alta en la situación basal y en el seguimiento a un año. Evaluación neuropsicológica Se evaluó la función cognitiva de los pacientes en la situación basal y en el seguimiento a un año, utilizando la misma batería de tests neuropsicológicos que incluía determinaciones informatizadas de la atención sostenida y selectiva, la memoria de trabajo y la función ejecutiva. En la tarea de atención sostenida, se indicaba al paciente que pulsara el botón lo más rápidamente posible cuando apareciera la letra O en la pantalla. En la tarea de memoria de trabajo, se le indicaba que respondiera tan sólo cuando la letra O fuera precedida por la letra X. Para ambas tareas, se analizaron los siguientes resultados: tiempo medio de reacción en la pulsación, porcentaje de comisiones y porcentaje de omisiones. La atención selectiva se evaluó con el test de interferencia de colorpalabra Stroop (Stroop-1); se registró el tiempo medio para completar esta tarea y el porcentaje de errores. La función ejecutiva se evaluó con el Wisconsin Card Sorting Test (WCST). Los datos de este test se presentan para el número de categorías completadas (con un máximo de 6) y el porcentaje de errores perseverativos. Los test fueron administrados siempre por el mismo psicólogo clínico experimentado, con una formación específica en evaluación neuropsicológica. En la situación basal, las evaluaciones cognitivas se realizaron durante o inmediatamente después del alta, cuando la sintomatología había remitido adecuadamente. Análisis de los datos Se examinaron las distribuciones de las variables y se realizaron transformaciones logarítmicas para corregir la inclinación de la distribución cuando ello era apropiado. Los datos descriptivos se tabulan con medias y desviaciones estándar (DE). Las diferencias entre los grupos (esquizofrenia frente a psicosis no esquizofrenia) en cuanto a las características sociodemográficas y de tratamiento se evaluaron con pruebas de la t de Student para los datos continuos y con análisis de χ2 para los datos nominales. Para examinar la evolución del rendimiento cognitivo a lo largo del año de seguimiento (comparaciones intragrupo para el grupo total de PEP y para los grupos de psicosis de esquizofrenia y no esquizofrenia) se utilizaron análisis con la prueba de t de Student para muestras apareadas. Para examinar las diferencias de ren- Curso del funcionamiento cognitivo en primeros episodios psicóticos dimiento cognitivo entre los grupos (psicosis de esquizofrenia frente a no esquizofrenia) en la situación basal y al año de seguimiento, se utilizaron pruebas de t de Student. Las posibles asociaciones entre el rendimiento cognitivo y los síntomas (medidos con la puntuación total de la PANSS) en la situación basal y al año de seguimiento se analizaron con un test de correlación de Pearson. Se utilizó una corrección de Bonferroni para comparaciones múltiples y el nivel de significación (valor de p) tras la corrección con este método se estableció en 0,005 (0,05/10). Todas las pruebas estadísticas fueron bilaterales y los análisis se realizaron con el programa SPSS para Windows, versión 11.5.1. Resultados Datos sociodemográficos Los datos sociodemográficos se presentan en la tabla 1. No hubo diferencias entre el grupo de esquizofrenia y el grupo de no esquizofrenia en cuanto a edad, sexo, años de estudios, estado civil, residencia o situación laboral. 21 Tratamiento antipsicótico En el momento de la evaluación neuropsicológica basal, todos los pacientes estaban recibiendo tratamiento antipsicótico. En el grupo de esquizofrenia, un 45% (n = 9) estaban siendo tratados con olanzapina, el 40% (n = 8) con risperidona y el 15% (n = 3) con otros fármacos antipsicóticos. En el grupo de no esquizofrenia, el 43% (n = 16) estaban siendo tratados con olanzapina, el 43% (n = 16) con risperidona y el 14% (n = 5) con otros fármacos antipsicóticos. En el seguimiento realizado al cabo de un año, el 40% (n = 8) de los pacientes del grupo de esquizofrenia estaban siendo tratados con olanzapina, el 30% (n = 6) con risperidona, el 20% (n = 4) con otros fármacos antipsicóticos, y el 10% (n = 2) no tomaban ninguna medicación antipsicótica. En el grupo de no-esquizofrenia, el 30% (n = 11) de los pacientes estaban siendo tratados con olanzapina, el 32% (n = 12) con risperidona, el 8% (n = 3) con otros fármacos antipsicóticos, y el 30% (n = 11) no recibían ningún tratamiento antipsicótico. No hubo diferencias significativas en la distribución de los tratamientos antipsicóticos entre los grupos en la situación basal, χ2 (2) = 0,062, p = 0,969, ni en la evaluación de seguimiento a un año, χ2(3) = 4,146, p = 0,246. Tabla 1. Información sociodemográfica de pacientes con un primer episodio de psicosis Edad (límites) Primer episodio de psicosis (n = 57) Primer episodio de esquizofrenia (n = 20) Primer episodio de no esquizofrenia (n = 37) X̄ ± DE X̄ ± DE X̄ ± DE 24,46 ± 7,34 (17-53) 23,30 ± 6,58 (17-38) 25,08 ± 7,74 (18-53) Análisis t (55) = -0,872, p = 0,387 n (%) n (%) n (%) Sexo Varón Mujer 40 (70) 17 (30) 14 (70) 6 (30) 26 (70) 11 (30) χ² (1) = 0,000, p = 0,983 Estudios (años) ≤5 6-8 9-11 > 11 11 (19) 24 (42) 20 (35) 2 (4) 3 (15) 11 (55) 5 (25) 1 (5) 8 (22) 13 (35) 15 (40) 1 (3) χ² (3) = 2,601, p = 0,457 Estado civil Solteros Casados Divorciados/separados 51 (89,5) 6 (10,5) 0 18 (90) 2 (10) 33 (89) 4 (10) χ² (1) = 0,009, p = 0,924 Residencia Solos En pareja Padres Hijos 4 (7) 4 (7) 48 (84) 1 (2) 0 1 (5) 19 (95) 0 4 (11) 3 (8) 29 (78) 1 (3) χ² (3) = 3,307, p = 0,347 Situación laboral Activo No activo 20 (35) 37 (65) 5 (25) 15 (75) 15 (41) 22 (59) χ² (1) = 1,377, p = 0,241 22 A. Zabala et al Tabla 2. Curso del rendimiento cognitivo de pacientes con un primer episodio de psicosis Primer episodio de psicosis (n=57) Atención sostenida Tiempo de reacción (s) Omisiones (%) Comisiones (%) Atención selectiva Stroop-I Tiempo total (s) Errores (%) Memoria de trabajo Tiempo de reacción (s) Omisiones (%) Comisiones (%) Función ejecutiva WCST Categorías Errores perseverativos (%) Evaluación basal Evaluación a 1 año Análisisa 0,486 ± 0,067 4,26 ± 7,60 0,22 ± 0,53 0,481 ± 0,075 1,41 ± 3,09 0,02 ± 0,132 t(53) = 0,310, p = 0,758 t(53) = 3,874, p < 0,001 t(53) = 3,607, p = 0,001 31,27 ± 10,89 15,11 ± 23,07 27,14 ± 7,57 8,21 ± 16,69 t(44) = 19,72, p < 0,001 t(44) = 2,739, p = 0,009* 0,431 ± 0,103 8,19 ± 11,56 1,87 ± 7,79 0,42 ± 0,119 3,71 ± 4,71 0,41 ± 1,42 t(50) = 0,333, p = 0,741 t(50) = 3,438, p = 0,001 t(50) = 2,423, p = 0,019 3,98 ± 2,39 18,98 ± 15,99 5,31 ± 1,46 12,46 ± 10,86 t(40) = 6,776, p < 0,001 t(40) = 4,222, p < 0,001 Prueba de la t de Student para muestras apareadas. *Deja de ser significativo tras la aplicación de una corrección de Bonferoni. a Curso del rendimiento cognitivo Curso del rendimiento cognitivo en el grupo total de PEP En la tabla 2 se presentan las puntuaciones brutas medias y las desviaciones estándar para las variables cognitivas en la si- tuación basal y en el seguimiento realizado a un año. Todas las diferencias detectadas entre las dos evaluaciones fueron en el sentido de una mejora. Se detectaron reducciones significativas en el porcentaje de errores de omisión y comisión en la tarea de atención sostenida, en el tiempo total para completar la tarea del Stroop-1, en el porcentaje de errores de omisión para Tabla 3. Curso del rendimiento cognitivo de pacientes con un primer episodio de psicosis de esquizofrenia o no-esquizofrenia Evaluación basal Atención sostenida Tiempo de reacción (s) Omisiones (%) Comisiones (%) Atención selectiva Stroop-I Tiempo total (s) Errores (%) Memoria de trabajo Tiempo de reacción (s) Omisiones (%) Comisiones (%) Función ejecutiva WCST Categorías Errores perseverativos (%) Primer episodio esquizofrenia (n = 20) Primer episodio no-esquizofrenia (n = 37) X̄ ± DE X̄ ± DE 0,492 ± 0,077 4,11 ± 8,77 0,22 ± 0,55 0,486 ± 0,064 4,54 ± 7,10 0,23 ± 0,54 t(52) = 0,485, p = 0,629 t(51) = 0,557, p = 0,580 t(51) = 0,489, p = 0,627 30,64 ± 10,38 8,57 ± 15,86 32,59 ± 12,56 18,13 ± 24,94 t(44) = 1,058, p = 0,296 t(44) = 0,856, p = 0,396 0,452 ± 0,119 10,41 ± 14,99 1,18 ± 1,78 0,427 ± 0,096 7,31 ± 9,47 2,29 ± 9,32 t(50) = 0,987, p = 0,329 t(50) = 0,924, p = 0,360 t(50) = -0,929, p = 0,357 3,31 ± 2,52 23,17 ± 23,20 4,23 ± 2,32 16,92 ± 10,82 t(42) = 0,206206, p = 0,838 t(40) = -0,899, p = 0,097 Análisis intragrupo: prueba de t de Student para muestras apareadas. Análisis de comparación entre los grupos: prueba de t de Student. *Deja de ser significativo tras la aplicación de una corrección de Bonferoni. a b Análisisb Curso del funcionamiento cognitivo en primeros episodios psicóticos la tarea de memoria de trabajo y en el porcentaje de errores perseverativos en el WCST. Además, se observó un aumento significativo del número de categorías completadas en el WCST. Curso del rendimiento cognitivo en los subgrupos de psicosis de esquizofrenia y no esquizofrenia En la tabla 3 se presentan las puntuaciones brutas medias y desviaciones estándar de las variables cognitivas en la situación basal y en el seguimiento realizado al año, para cada subgrupo de pacientes. Al analizar los cambios del rendimiento cognitivo en cada subgrupo a lo largo del período de un año, todas las diferencias observadas lo fueron en el sentido de una mejoría. El grupo de esquizofrenia presentó una disminución significativa del tiempo total para completar la tarea del Stroop-I, así como un aumento significativo en el número de categorías completadas en el WCST. De forma análoga, en el grupo de no esquizofrenia se observaron mejorías iguales a las del grupo de esquizofrenia y se apreció, además, una disminución significativa del porcentaje de errores perseverativos en el WCST. Comparaciones entre los grupos No hubo diferencias significativas entre el grupo psicosis de esquizofrenia y el grupo de no esquizofrenia, ni en la situación basal ni el seguimiento realizado a un año (tabla 3). Evaluación a 1 año Primer episodio Primer episodio esquizofrenia no-esquizofrenia (n = 20) (n = 37) 23 Factores de confusión Para descartar el efecto de posibles factores de confusión, como el grado de síntomas, se evaluaron las asociaciones entre la puntuación total de la PANSS y el rendimiento cognitivo en la situación basal y en el seguimiento a un año (tabla 4). No hubo ninguna correlación que alcanzara significación estadística. Discusión Los resultados obtenidos en nuestra muestra indican que los déficit cognitivos que afectan a la atención, la memoria de trabajo y la función ejecutiva, y cuya presencia se describe de manera uniforme en los pacientes con un PEP11, tienden a mejorar a lo largo del primer año después de la instauración del tratamiento. Aunque algunas medidas específicas se mantuvieron estables durante este período de tiempo (4 de las 10 variables cognitivas estudiadas), ninguna de ellas mostró una disminución. Este resultado concuerda con lo indicado por la literatura especializada previa, en cuanto a que hay pocos indicios de un deterioro de las capacidades cognitivas en los primeros años de enfermedad8. Además, se ha descrito que la mejora más importante es la que se produce durante el primer año de tratamiento12. Al analizar los subgrupos de pacientes, es decir, los pacientes con esquizofrenia y los pacientes con psicosis no esquizofrenia, Evaluación longitudinala Análisisb Primer episodio esquizofrenia (n = 20) Primer episodio no-esquizofrenia (n = 37) X̄ ± DE X̄ ± DE 0,507 ± 0,092 0,91 ± 1,20 0,05 ± 0,22 0,472 ± 0,066 1,79 ± 3,74 0,05 ± 0,32 t(55) = 1,928, p = 0,059 t(55) = -0,557, p = 0,580 t(19,00) = 1,00, p = 0,330 t(17) = -0,682, p = 0,505 t(19) = 3,114, p = 0,006* t(19) = 2,48, p = 0,023* t(36) = 1,492, p = 0,144 t(33) = 2,399, p = 0,022* t(33) = 2,210, p = 0,034* 28,50 ± 7,35 11,25 ± 20,58 27,11 ± 8,76 7,84 ± 16,05 t(54) = 0,999, p = 0,322 t(54) = 0,837, p = 0,406 t(14) = 12,888, p < 0,001 t(14) = 1,364, p = 0,194 t(30) = 13,979, p < 0,001 t(30) = 2,002, p = 0,054* 0,454 ± 0,167 4,30 ± 5,28 0,30 ± 0,571 0,407 ± 0,080 3,57 ± 4,48 0,62 ± 1,93 t(23,62) = 1,294, p = 0,208 t(54) = 0,650, p = 0,518 t(54) = -0,219, p = 0,827 t(16) = -0,354, p = 0,728 t(19) = 1,926, p = 0,069 t(19) = 1,937, p = 0,068 t(34) = 1,327, p = 0,193 t(31) = 2,607, p = 0,014* t(31) = 1,587, p = 0,123 5,32 ± 1,20 14,18 ± 10,88 5,31 ± 1,61 11,14 ± 10,91 t(54) = -0,073, p = 0,942 t(54) = 1,092, p = 0,282 t(16) = 4,961, p < 0,001 t(13) = 1,719, p = 0,109 t(23) = 4,801, p < 0,001 t(12) = 5,046, p < 0,001 24 A. Zabala et al Tabla 4. Correlación entre la puntuación total de la PANSS y los tests neuropsicológicos Atención sostenida Tiempo de reacción (s) Omisiones (%) Comisiones (%) Atención selectiva Stroop-I Tiempo total (s) Errores (%) Memoria de trabajo Tiempo de reacción (s) Omisiones (%) Comisiones (%) Función ejecutiva WCST Categorías Errores perseverativos (%) Evaluación de la PANSS basal X̄ ± DE Evaluación de la PANSS a un año X̄ ± DE 55,89 ± 17,22 33,72 ± 13,38 r = 0,025, p = 0,859 r = –0,006, p = 0,966 r = –0,031, p = 0,830 r = 0,032, p = 0,826 r = 0,216, p = 0,131 r = -0,014, p = 0,923 r = 0,014, p = 0,928 r = 0,058, p = 0,706 r = –0,018, p = 0,902 r = 0,031, p = 0,884 r = –0,092, p = 0,527 r = –0,088, p = 0,543 r = –0,112, p = 0,437 r = 0,266, p = 0,064 r = 0,233, p = 0,107 r = –0,045, p = 0,756 r = –0,309, p = 0,052* r = 0,168, p = 0,287 r = –0,219, p = 0,144 r = 0,278, p = 0,111 *Deja de ser significativo tras la aplicación de una corrección de Bonferoni. la mejoría sólo alcanzó significación para dos y tres variables cognitivas, respectivamente. Nuevamente, ninguno de los subgrupos presentó deterioro alguno. Globalmente, el curso de los déficit de atención y de memoria de trabajo en pacientes con PEP y un diagnóstico de esquizofrenia o con un diagnóstico distinto a la esquizofrenia parece ser muy similar a lo largo del primer año siguiente a la instauración del tratamiento. En relación con la función ejecutiva, los pacientes con PEP y un diagnóstico de no esquizofrenia presentaron un curso de los déficit ligeramente más favorable que el de los pacientes con un PEP de esquizofrenia. No pudimos detectar diferencias entre los pacientes con esquizofrenia y los pacientes con PEP distinto de la esquizofrenia en cuanto al grado de deterioro cognitivo descrito, en la situación basal ni en el seguimiento. Nuestros resultados indican una falta de especificidad de las alteraciones cognitivas en relación con el grado de afectación de la atención, la memoria de trabajo y la función ejecutiva en nuestra muestra de pacientes con PEP, al menos durante el primer año siguiente a la instauración del tratamiento. El concepto de un solapamiento del rendimiento cognitivo en las distintas categorías diagnósticas ha sido descrito ya anteriormente en la literatura médica, y la investigación ha llegado a la conclusión de que los trastornos psicóticos comportan déficit cognitivos similares14,21. Aunque algunos estudios han indicado que los déficit cognitivos pueden ser significativamente más intensos en los pacientes con esquizofrenia que en los que presentan otros trastornos psicóticos22, no está claro si estas diferencias son observables en la fase inicial de la enfermedad o más tarde a lo largo de su curso. La ausencia de diferencias entre los pacientes con PEP que presentaban esquizofrenia y los que tenían otros diagnósticos psicóticos en las áreas de la atención, la memoria de trabajo y la fun- ción ejecutiva al inicio del curso de la enfermedad, es decir, en la situación basal y en el seguimiento a un año, ha sido descrita ya con anterioridad17. La gravedad de los síntomas se redujo durante el período de seguimiento, al igual que ocurrió con algunas puntuaciones cognitivas. Sin embargo, no detectamos ninguna correlación entre las puntuaciones cognitivas y la gravedad de los síntomas en ninguno de los momentos de valoración. En consecuencia, la gravedad de los síntomas no parece estar relacionada con el rendimiento en los tests neuro– psicológicos en nuestra muestra de PEP. La relación entre la disfunción cognitiva y la sintomatología clínica todavía no se conoce bien. Aunque algunos estudios han detectado una relación entre dimensiones concretas de los síntomas y algunos tests neuropsicológicos en pacientes con PEP, esta relación explica tan sólo una pequeña parte (es decir, un 1015%) de la varianza existente en la gravedad de la disfunción cognitiva12,23. Esta observación ha respaldado el concepto de que la gravedad de los déficit cognitivos puede no explicarse exclusivamente por la gravedad de los síntomas. Aunque la evaluación cognitiva se realizó con el empleo de una batería neuropsicológica, hay dominios cognitivos como el del aprendizaje y la memoria, la velocidad psicomotriz, las capacidades visuoconstructivas, el aprendizaje y la memoria visuales o la cognición social que no se han evaluado en este estudio. Otra limitación es el pequeño tamaño muestral de los subgrupos de pacientes, que podría explicar posiblemente la falta de diferencias significativas intragrupo en algunas variables cognitivas a lo largo de un año de seguimiento y la ausencia de diferencias entre los subgrupos tanto en la situación basal como en el seguimiento. Este hecho puede contribuir a aumentar la posibilidad de un error de tipo II como consecuencia de la baja potencia estadísti- Curso del funcionamiento cognitivo en primeros episodios psicóticos ca, lo cual limita la capacidad del estudio de detectar diferencias intragrupo o intergrupos moderadas o pequeñas. Por último, no incluimos una muestra de controles sanos y, por tanto, los cambios longitudinales observados en nuestra muestra de pacientes no se compararon con los cambios de un grupo control. Por consiguiente, cuando se observa una mejoría, no está claro en qué medida se debe a una mejora genuina de las capacidades cognitivas o a efectos del aprendizaje o la práctica24. Conclusiones Nuestros resultados no respaldan la presencia de diferencias en el grado de déficit cognitivos relacionados con la atención, la memoria de trabajo o la función ejecutiva entre los pacientes con un primer episodio de esquizofrenia y los pacientes con un primer episodio de psicosis distintas de la esquizofrenia durante el primer año siguiente a la instauración del tratamiento. Durante esta fase inicial, el deterioro cognitivo puede constituir un marcador inespecífico de la psicosis, con un curso estable que tiende a la mejoría. El estudio longitudinal más prolongado de esta muestra puede ser útil para aclarar si el curso de los déficit cognitivos es similar para los diferentes diagnósticos psicóticos o si las entidades con un mejor pronóstico muestran un mejor rendimiento cognitivo durante la remisión. Agradecimientos Este estudio fue financiado en parte por la Universidad del País Vasco (UPV-EHU), el Ministerio de Sanidad de España, Instituto de Salud Carlos III, Salud Mental CIBER-SAM, RETICS RD06/0011 (red REM-TAP), y las subvenciones PI01/1455; PI05/1508 (Ministerio de Sanidad de España: Fondo de Investigaciones Sanitarias). Bibliografía 1. Green MF. Cognitive impairment and functional outcome in schizophrenia and bipolar disorder. J Clin Psychiatry. 2006;67:e12. 2. Heinrichs RW, Zakzanis KK. Neurocognitive deficit in schizophrenia: a quantitative review of the evidence. Neuropsychology. 1998;12:426-45. 3. Bilder RM, Goldman RS, Robinson D, Reiter G, Bell L, Bates JA, et al. 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Correo electrónico: barcelona@geyseco.es XVII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Psiquiatría Legal Zaragoza, 22-24 octubre http://www.psiquiatrialegal.org/CONGRESOS.htm Información: Alternativa Group. Plaza Pere San, 7. 08172 Sant Cugat del Vallés. Tel.: 93 589 74 66. Fax: 93 544 21 78. Correo electrónico: alternativa@alternativagroup.com 8th International Forum on Mood and Anxiety Disorders Viena, 12-14 noviembre http://www.aim-internationalgroup.com/2008/ifmad/ Información: Publi Créations. Partner of AIM. 74, Bd. d’Italie. MC 98000 Monaco. Tel.: +377.97973555. Fax. +377.97973550. Correo electrónico: info@publicreations.com XXV Congreso APAL Isla Margarita (Venezuela), 24-28 noviembre http://www.apal2008.org/ Información: Tilesa. Londres, 17. 28028 Madrid. Tel.: 91 361 26 00. Fax: 91 355 92 08. Correo electrónico: apal2008@tilesa.es 2009 Enero VIII Simposium Internacional Barcelona, 20-21 enero 17th European Congress of Psychiatry (EPA) Lisboa (Portugal), 24-28 enero http://www2.kenes.com/epa/Pages/home.aspx Información: Kenes International. 1-3, Rue de Chantepoulet. PO Box 1726. CH-1211 Geneva 1. Switzerland. Tel.: +41 22 908 0488. Fax: +41 22 732 2850. Correo electrónico: epa2009@kenes.com Noviembre Febrero XII Congreso Nacional de Psiquiatría Avances en Psiquiatría. Valencia, 3-7 noviembre http://www.psiquiatriavalencia08.com/ Información: Viajes Halley. Departamento Congresos. Cea Bermúdez, 61. 28003 Madrid. Tel. 91 455 00 28. Fax: 549 93 48. Correo electrónico: congresos@viajeshalley.es Madrid, 10-11 febrero Marzo XVII Curso de Actualización en Psiquiatría Vitoria. 5-6 marzo Salud física del paciente con trastorno bipolar XXXVI Congreso Nacional Socidrogalcohol Salamanca, 26-28 marzo http://www.socidrogalcohol.org/ Información: Gama Congresos. C/ Recaredo, 31 bajo. 46001 Valencia. Telf.: 96 315 57 88. Correo electrónico: inscripciones@gamacongresos.com International Congress on Schizophrenia Research. San Diego, California (Estados Unidos) 28 marzo-1 abril 2009 http://www.schizophreniacongress.org/ Información: International Congress on Schizophrenia Research. 5323 Harry Hines Boulevard. Dallas, TX 75390-9127. Tel.: 214 645 2790. Correo electrónico: Coordinator@schizophreniacongress.org 39 24 Congreso Nacional de la Asociación Española de Neuropsiquiatría Cádiz, 3-6 junio http://www.24congresoaen.com/ Información: Viajes El Corte Inglés, S.A. División Comercial. Área de Congresos. Teniente Borges, 5. 41002 Sevilla. Tel.: 902 930 167. Fax: 902 930 168. Correo electrónico: 24congresoAEN@viajeseci.es Post APA Madrid-Barcelona, 12-13 junio 71st Annual Meeting. The College on Problems of Drug Dependence (CPDD) Reno/Sparks, Nevada (EE.UU.), 20-25 junio http://www.cpdd.vcu.edu/ Abril Congreso Internacional WPA (Treatments in Psychiatry: A New Update) Florencia (Italia), 1-4 abril http://www.wpa2009florence.org/ Información: Newtours S.p.A. Via Augusto Righi, 8. 50019 Osmannoro, Sesto Fiorentino. Florence, Italy. Tel: +39 055 33611. Fax: +39 055 3033895. Correo electrónico: info@wpa2009florence.org Mayo IV Reunión de Medicina de la Adicción 9º World Congress of Biological Psychiatry París, 28 junio-2 julio http://www.wfsbp-congress.org/ Septiembre 22º ECNP Congress. Estambul (Turquía), 12-16 septiembre http://www.ecnp.eu/emc.asp Información: ICEO-International Congress & Event Organizers. 6, Avenue E. Van Nieuwenhuyse. 1160 Brussels. Belgium. Tel.: +32 2 777 0188. Fax: +32 2 779 5960. Correo electrónico: www.iceo.be Barcelona, 8 mayo 162nd Anual meeting APA (American Psychiatric Association) San Francisco (EE.UU.), 16-21 mayo http://www.psych.org/ Información: American Psychiatric Association. 1000 Wilson Boulevard, Suite 1825, Arlington, Va. 22209-3901. Tel.: 703-907-7300. Correo electrónico: apa@psych.org XI Jornada Nacional de Patología Dual Madrid, 29-30 mayo 4.ª Reunión Nacional sobre Trastornos del Movimiento (Trastornos psicóticos y enfermedad de Parkinson) Oviedo, 18-19 septiembre Octubre 16 CongresoAstur-Galaico de Psiquiatria Avilés (Asturias), 9-10 octubre http://www.psiquiatriaasturiana.org/v_portal/apartados/ pl_portada.asp?te=2 XIII Congreso Nacional de Psiquiatría Junio Madrid, 19-24 octubre Debates en Psiquiatría Oviedo, 5-6 junio Noviembre Winter Workshop in Pyschoses Barcelona, 15-18 noviembre Revista de Psiquiatría y Salud Mental (2008) INFORMACIÓN PARA LOS AUTORES NORMAS DE PUBLICACIÓN SECCIONES DE LA REVISTA R evista de Psiquiatría y Salud M ental (RPSM), órgano de expresión de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB), es una publicación orientada al estudio de las enfermedades mentales, sus procesos patológicos y sus consecuencias psicosociales, y tiene como finalidad difundir los avances científicos en todos los campos relacionados con la enfermedad y la salud mental. Se publicarán trabajos inéditos sobre la psiquiatría y salud mental y su repercusión médica, social y de comportamiento. Por tal motivo, se da cabida en la Revista a trabajos procedentes del ámbito biológico, clínico y psicosocial. La Revista se adhiere a las normas del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (http://www.icmje.org), por lo que los manuscritos deben elaborarse siguiendo sus recomendaciones. Todas las contribuciones originales, además de las que considere el Comité Editorial, serán evaluadas antes de ser aceptadas por revisión externa y anónima por pares (peer review). El envío de un artículo a R evista de Psiquiatría y Salud M ental implica que es original y que no ha sido previamente publicado ni está siendo evaluado para su publicación en otra revista. No se aceptará material previamente publicado. Los autores son responsables de obtener los oportunos permisos para reproducir parcialmente material (texto, tablas o figuras). Originales. Trabajos de investigación que aportan nuevos resultados en las áreas de interés de la Revista. Los manuscritos deberán estructurarse en los apartados: Introducción, Material y métodos, Resultados, Discusión y Bibliografía. La extensión recomendada es de 3.000-3.500 palabras (sin incluir resumen, tablas, figuras y bibliografía), que equivale a unas 12 páginas DIN A4 a doble espacio, con tipo de letra Arial de tamaño 12. Se incluirá un máximo de 6 tablas y figuras (esquemas, gráficos o imágenes). También se recomienda limitar el número de referencias bibliográficas (en lo posible, a un máximo de 40 citas). Los originales deberán acompañarse de un resumen de un máximo de 250 palabras estructurado en los apartados: Introducción, Material y métodos, Resultados y Conclusiones. Para la publicación de ensayos clínicos controlados se recomienda seguir los criterios CONSORT, disponibles en: http://www.consort-state-ment.org Autoría. En la lista de autores deben figurar únicamente aquellas personas que cumplan cada uno de los siguientes requisitos: Revisiones. Puestas al día de un problema de relevancia biológica, clínica o psicosocial mediante la aportación de la necesaria bibliografía para este cometido. Si bien los trabajos de revisión serán preferiblemente encomendados por los Editores de la Revista, cabe la posibilidad de su espontánea aportación. La extensión recomendada es la misma que para los artículos originales. El resumen no estructurado de los trabajos de esta sección deberá ser lo más escueto posible (de unas 150 palabras), pero fluido en su lectura y concluyente del tema en cuestión. No obstante, con el fin de evitar esfuerzos innecesarios, conviene llegar a un acuerdo previamente sobre el tema y la extensión del manuscrito con los Editores. 1. Haber participado en la concepción y realización del trabajo que ha dado como resultado el artículo en cuestión. 2. Haber participado en la redacción del texto y en sus posibles revisiones. 3. Haber aprobado la versión que finalmente será publicada. Conflicto de intereses. Los autores deben describir cualquier relación financiera o personal que pudiera dar lugar a un conflicto de intereses en relación con el artículo publicado. Incluso si los autores consideran que no los hay, deberán indicarlo. Responsabilidades éticas. Cuando se describen experimentos que se han realizado en seres humanos se debe indicar si los procedimientos seguidos se conformaban con las normas éticas del comité de experimentación humana responsable (institucional o regional) y con la Asociación Médica Mundial y la Declaración de Helsinki (http://www. wma.net/s/ethicsunit/helsinki.htm). No se deben utilizar nombres, iniciales o números de hospital, sobre todo en las figuras. Cuando se describen experimentos en animales, se debe indicar si se han seguido las pautas de una institución o consejo de investigación internacional, o una ley nacional reguladora del cuidado y la utilización de animales de laboratorio. Consentimiento informado. Los autores deben mencionar en la sección de métodos que los procedimientos utilizados en los pacientes y controles se han realizado tras la obtención del consentimiento informado. Si se reproducen fotografías o datos de pacientes, los autores son responsables de la obtención del consentimiento por escrito, autorizando su publicación, reproducción y divulgación en soporte papel e Internet. ENVÍO DE MANUSCRITOS Los manuscritos deben remitirse a través de la siguiente dirección web: http://ees.elsevier.com/rpsm. Los autores pueden ponerse en contacto con la secretaría técnica de la Revista a través de correo electrónico: repsiquiatria@elsevier.com Originales breves. Trabajos de investigación que por sus características especiales (series con número reducido de casos, estudios epidemiológicos descriptivos, trabajos con objetivos y resultados muy concretos) pueden publicarse de forma abreviada. Su extensión no superará las 1.500 palabras, más 2 figuras y/o tablas y un máximo de 15 referencias bibliográficas. Se aportará un resumen estructurado (máximo de 250 palabras). Cartas. La sección se divide en “Cartas científicas”, trabajos que contienen nuevos estudios que pueden exponerse de forma abreviada, y “Cartas al Editor”, donde los lectores pueden expresar su opinión argumentada, conforme o disconforme, de una publicación reciente, así como sobre un tema que consideren importante comentar por su actualidad. Con esta sección se pretende fomentar y estimular el coloquio y la discusión entre los profesionales lectores de la Revista. Las aportaciones deben ser precisas y convenientemente argumentadas, preferentemente con citas bibliográficas en un número no superior a 10. La extensión de la carta no sobrepasará las 750 palabras, y se dará preferencia para la publicación a las más concisas y de mayor brevedad y claridad. La Revista se reserva el derecho de acortar el texto de la carta, ya sea por haber sobrepasado la extensión establecida o por reiteraciones que afectan a la fluidez de su lectura. Editoriales. Esta sección es habitualmente por encargo. Sin embargo, el comité editorial puede considerar para publicación y someter al proceso de revisión trabajos no solicitados, para lo que conviene establecer un previo acuerdo. PREPARACIÓN DE LOS MANUSCRITOS Todos los manuscritos se adecuarán a las normas de publicación. El manuscrito se escribirá en castellano y/o inglés, y se presentará a doble espacio, con márgenes de 2,5 cm y páginas numeradas, de acuerdo con el siguiente orden: Primera página. Contiene el título del trabajo, nombre completo y uno o los dos apellidos de los autores, así como el centro de trabajo de cada Normas de publicación. / Revista de Psiquiatría y Salud Mental (2008) uno y la población en que se halla cada centro. También corresponde aquí escribir la dirección completa del autor al que se dirigirá la correspondencia, incluyendo teléfono, fax y correo electrónico. Esta página se adjuntará separada del resto del artículo en la web (http://ees.elsevier.com/rpsm). Resumen. Se elaborará según la sección a la que pertenece el trabajo (léase secciones de la revista). Al final de éste se escribirán no más de 5 palabras clave (utilizando los términos del Medical Subject Headings (MeSH) de Index Medicus). Se añadirá la versión en lengua inglesa del resumen, así como del título del trabajo y las palabras clave. Debido a su importancia para alcanzar la mayor difusión de las publicaciones, conviene que la versión inglesa del resumen presente la mayor claridad y calidad posible, por lo que se recomienda una revisión de estilo por parte de un nativo, preferentemente un profesional del campo del artículo. Texto. De estructura y extensión según la sección del trabajo. Las citas bibliográficas se señalarán numéricamente, en superíndice, en el orden de su aparición en el texto. Bibliografía. Las referencias bibliográficas se citan en secuencia numérica, en formato superíndice, de acuerdo con su orden de aparición en el texto. La bibliografía se remitirá como texto estándar, nunca como notas al pie. No se deben incluir citas difícilmente asequibles o verifica bles, como resúmenes de congresos o comunicaciones personales. Los autores son responsables de la exactitud y adecuada presentación de las referencias bibliográficas, que seguirán el estilo recomendado por el Comité Internacional de Editores de Revistas Biomédicas, que se puede consultar en: http://www.nlm.nih.gov/bsd/uniform_requirements.html Lista de todos los autores. Si el número de autores es superior a seis, se incluirán los seis primeros, añadiendo la partícula latina “et al”. Por ejemplo: 7. Galache Osuna JG, Moreno Ambroj C, Sánchez-Rubio Lezcano J, Calvo Cebollero I, Portolés Ocampo A, Aured Guayar C, et al. Evolución a corto y medio plazo del infarto agudo de miocardio transmural en mujeres ancianas. ¿Son tratadas correctamente? Rev Esp Geriatr Gerontol. 2007;42:142-8. Capítulo en libro. Autores, título del capítulo, editores, título del libro, ciudad, editorial, año y páginas. Por ejemplo: 32. Martínez-Murillo R, Rodrigo J. The localization of cholinergenic neurons and markers in the CNS. En: Stone TW, editor. CNS neurotransmitters and neuromodulators: Acetylcholine. Londres: CRC Press; 1995. p. 1-37. Libro. Autores, título del libro, ciudad, editorial y año. Por ejemplo: 5. Gálvez Vargas R, Delgado Rodríguez M, Guillén Solvas JF. Concepto, importancia y futuro de la infección hospitalaria. Granada: Universidad de Granada; 1993. Material electrónico. Artículo de revista en formato electrónico. Por ejemplo: 3. Morse SS. Factors in the emergence of infectious diseases. Emerg Infect Dis. [revista electrónica] 1995 Jan-Mar [accedido 05 Jun 1996]. Disponible en: www.cdc.gov/nci-dod/EID/eid.htm Agradecimientos. Podrán ser expresados a personas o entidades que hayan ayudado a la realización del trabajo. En su caso, de acuerdo con los criterios del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas, se mencionarán las personas y el tipo de ayuda aportada, así como las entidades o instituciones que hayan financiado o suministrado materiales. En caso de proyectos de investigación financiados es suficiente mencionar el código de registro y la entidad, institución o fundación que lo apoya económicamente. Tablas. Se numerarán con números arábigos, de acuerdo con su orden de aparición en el texto. Cada tabla se escribirá en una hoja aparte, al final del texto. Incluyen un título en la parte superior y en la parte inferior se describen las abreviaturas empleadas por orden alfabético. El contenido es autoexplicativo y los datos que incluyen no figuran en el texto ni en las figuras. Figuras (gráficos, esquemas o imágenes). No se aceptarán las imágenes fotográficas o microscópicas de calidad insatisfactoria o de insuficiente valor demostrativo. Es recomendable utilizar los formatos jpg o tiff, de resolución no inferior a 300 puntos por pulgada (dpi). El tamaño ha de ser también de 9 × 12 cm. No se aceptará cualquier tipo de material iconográfico presentado en color. Las figuras se numerarán con números arábigos, de acuerdo con su orden de aparición en el texto. Las leyendas de las figuras se incluirán en hoja aparte al final del manuscrito, identificadas con números arábigos. Deben identificarse las abreviaturas empleadas por orden alfabético. Las fotografías de personas deben realizarse de manera que no sean identificables o se adjuntará el consentimiento de su uso por parte de la persona fotografiada. PROCESO EDITORIAL La recepción del manuscrito será inmediatamente confirmada por la Revista. Tras su valoración por parte de los Editores, el trabajo será evaluado por expertos independientes. El resultado final conducirá a la aceptación del manuscrito, a la devolución para introducir correcciones para la reelaboración del trabajo o al rechazo de su publicación en la Revista. Excepto en el primer caso, las otras decisiones serán comunicadas al autor convenientemente argumentadas. Antes de la publicación del artículo, el autor indicado para la correspondencia en la primera página del manuscrito recibirá una prueba de composición del artículo. El autor deberá responder en 48 horas dando su visto bueno para la impresión o indicando las correcciones necesarias, si fuera preciso. Las correcciones deben limitarse a los errores de imprenta, nunca serán adiciones o cambios del original. Acerca del manuscrito titulado _____________________________ _____________________________________________________ Remitido para su publicación a la revista arriba menciona da, sus autores, abajo firmantes, DECLARAN: — Que es un trabajo original. — Que no ha sido previamente publicado. — Que no ha sido remitido simultáneamente a otra publicación. — Que todos ellos han contribuido intelectualmente en su elaboración. — Que todos ellos han leído y aprobado el manuscrito remitido. — Que, en caso de ser publicado, transfieren todos los derechos de autor al editor, sin cuyo permiso expreso no podrá reproducirse ninguno de los materiales publicados en la Revista. — Que la editorial no comparte necesariamente las afirmaciones que los autores manifiestan en el artículo. A través de este documento ELSEVIER ESPAÑA, S.L. asume los derechos para editar, publicar, reproducir, distribuir copias, preparar trabajos derivados en papel, electrónicos o multimedia e incluir el artículo en índices nacionales e internacionales o bases de datos. Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha