Download Vol. 12 No. 1 - Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética y
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva - Vol. 12 No. 1 - Octubre de 2006 Volumen 12 No. 1 octubre de 2006 Issn 0120-2729 Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva Órgano Oficial de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética, Maxilofacial y de la Mano LANTOX 100 U. Registro Sanitario No INVIMA 2006M-0006464. FABRICANTE: LANZHOU INSTITUTE OF BIOLOGICAL PRODUCTS. IMPORTADOR: DERMACARE S.A. VENTA: CON FORMULA FACULTATIVA. FORMA FARMACEUTICA: POLVO ESTERIL PARA RECONSTITUIR A SOLUCION INYECTABLE. VIA DE ADMINISTRACION: INTRAMUSCULAR. PRINCIPIOS ACTIVOS: CADA FRASCO VIAL CONTIENE: TOXINA CLOSTRIDIUM BOTULINUM TIPO A 100 U. PRESENTACION COMERCIAL: FRASCO VIAL TIPO I CON 100U. INDICACIONES: TRATAMIENTO DE DISTONIAS, BLEFAROESPASMO, ESPASMO HEMIFACIAL, ESTRABISMO, HIPERHIDROSIS Y TRATAMIENTO DE LINEAS HIPERFUNCIONALES. CONTRAINDICACIONES Y ADVERTENCIAS: HIPERSENSIBILIDAD A ALGUNO DE SUS COMPONENTES, SOLO DEBE SER ADMINISTRADO POR ESPECIALISTAS. OBSERVACIONES: LAS CONTRAINDICACIONES Y ADVERTENCIAS DEBEN APARACER EN LAS ETIQUETAS Y EMPAQUES MAS LA FECHA DE VENCIMIENTO. VIDA UTIL: CINCO AÑOS A PARTIR DE LA FECHA DE FABRICACION ALMACENADO ENTRE-20 Y -5º C. LANTOX 50 U. Registro Sanitario No INVIMA 2006M-0006458. FABRICANTE: LANZHOU INSTITUTE OF BIOLOGICAL PRODUCTS. IMPORTADOR: DERMACARE S.A. VENTA: CON FORMULA FACULTATIVA. FORMA FARMACEUTICA: POLVO ESTERIL PARA RECONSTITUIR A SOLUCION INYECTABLE. VIA DE ADMINISTRACION: INTRAMUSCULAR. PRINCIPIOS ACTIVOS: CADA FRASCO VIAL CONTIENE: TOXINA CLOSTRIDIUM BOTULINUM TIPO A 50 U. PRESENTACION COMERCIAL: FRASCO VIAL TIPO I CON 50U. INDICACIONES: TRATAMIENTO DE DISTONIAS, BLEFAROESPASMO, ESPASMO HEMIFACIAL, ESTRABISMO, HIPERHIDROSIS Y TRATAMIENTO DE LINEAS HIPERFUNCIONALES. CONTRAINDICACIONES Y ADVERTENCIAS: HIPERSENSIBILIDAD A ALGUNO DE SUS COMPONENTES, SOLO DEBE SER ADMINISTRADO POR ESPECIALISTAS. OBSERVACIONES: LAS CONTRAINDICACIONES Y ADVERTENCIAS DEBEN APARACER EN LAS ETIQUETAS Y EMPAQUES MAS LA FECHA DE VENCIMIENTO. VIDA UTIL: CINCO AÑOS A PARTIR DE LA FECHA DE FABRICACION ALMACENADO ENTRE-20 Y -5º C. RCCP Vol. 11 No. 2 Diciembre de 2005 Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva Órgano Oficial de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética, Maxilofacial y de la Mano Revista Colombiana de RCCP Vol. 11 No. 2 Cirugía Plástica y Reconstructiva Diciembre de 2005 10 Órgano Oficial de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética, Maxilofacial y de la Mano. Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética, Maxilofacial y de la Mano Publicación cuatrimestral Editor: Jorge Arturo Díaz Reyes, M.D. Consejo Directivo Luis Felipe Pardo, M.D. Emilio Aun Dau, M.D. Francisco León Hernández, M.D. Aníbal Mantilla M., M.D. Hernando Laverde, M.D. Ricardo Salazar, M.D. Junta Directiva Presidente Luis Felipe Pardo, M.D. Vicepresidente Emilio Aun Dau, M.D. Secretario Ejecutivo María Esther Castillo, M.D. Secretaria General Rosalba Herrera, M.D. Tesorero Francisco León Hernández, M.D. Fiscal Central Norte Noroccidental Oriental Occidental Suroccidente La Heroica Nororiental Caldas Juan Hernando Santamaría, M.D. Vocal Alejandro Jaimes, M.D. Seccional Central Manuel Solano T., M.D. Seccional Oriental Carlos Enrique Ramírez, M.D. Seccional Nororiental William Mogollón, M.D. Seccional Noroccidental Andrés Díaz Romero, M.D. Seccional Suroccidental Nicolás Arturo Gallo, M.D. Seccional Centro-occidente Diego Naranjo Pérez, M.D. Seccional Norte Nicolás Amastha Amastha, M.D. Seccional Caldas Gustavo Echeverry De la Roche, M.D. Seccional La Heroica Carmen Judith Herrera, M.D. Presidente Curso 50A Germán A. Wolff I. www.revistacirplastica.org.co Comité Editorial Olga Lucía Mardach, M.D. Samith Nassif, M.D. Germán Wolff, M.D. Jorge A. Uribe, M.D. Carlos Enrique Hoyos, M.D. Jorge Arturo Díaz R., M.D. Manuela Berrocal R., M.D. Jorge Emilio Parra, M.D. Diego Naranjo, M.D. Traducciones Aníbal Mantilla M., M.D. Gerente comercial Jorge Arturo Díaz Reyes, M.D. Consejo Asesor Tito Tulio Roa R., M.D. Gabriel Alvarado G., M.D. Alberto Kurtzer S., M.D. Rosario Gómez de G., M.D. Alcides Velásquez L., M.D. Jaime Restrepo E., M.D. Roberto Leignelet R., M.D. Cristóbal Sastoque M., M.D. Orlando Pérez S., M.D. Felipe Coiffman Z., M.D. Marco A. Ramírez, M.D. J. Mario Castrillón M., M.D. Luis Fernando Robledo R., M.D. Guillermo Marín A., M.D. María Cristina Quijano, M.D. J. Michael Drever, M.D. (Canadá) Fernando Ortiz M., M.D. (México) José Guerrero S., M.D. (México) Luis O. Vasconez, M.D. (EE.UU) Juares Avelar, M.D. (Brasil) Ricardo Barudi, M.D. (Brasil) Jaime Planas, M.D. (España) Antonio Fuente del Campo, M.D. (México) Informes e inscripciones: Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica • Avenida 15 No. 119A-43 of. 406 Bogotá, Colombia. Teléfonos: 2140462 - 2139028 - 2139044. Telefax: 6127774. E-mail: cirugiaplastica@sky.net.co Licencia del Ministerio de Gobierno No. 4000260 de agosto de 1991 Comercialización pauta publicitaria LEGIS S.A. MediLegis. Avenida Calle 26 # 82-70. medilegis@legis.com.co. Teléfono: 4255262 ISSN 0120 - 2729 ©Derechos Reservados: se permite la reproducción parcial citando la fuente. Tarifa Postal reducida No. 1195 de Adpostal. Producción editorial e impresión medilegis@legis.com.co Consúltenos en: www.revistacirplastica.org.co 11 • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva RCCP Vol. 11 No. 2 Diciembre de 2005 CONTENIDO Volumen 12 No. 1 Octubre de 2006 Editorial 14 16 Fiesta, duelo y reflexión. J. A. Díaz. Obituario. El profesor Julio Blair Q.E.P.D. Carta del presidente 17 Responsabilidad, ética, calidad. L. F. Pardo. Artículos 19 Colgajo aquiliano. 29 Versatilidad del colgajo chino. Serie de casos. 34 Aplicaciones de la anaplastología y la osteointegración en cirugía plástica. Reporte de caso y revisión de la literatura. C. E. López-Valderrama, H. Barón-Gallo. 41 Mamoplastia vertical con pedículo superior y colgajo dermoglandular. 49 Experiencia con la técnica de lipoabdominoplastia. 55 Escalas de medición en salud y su aplicación en cirugía de la mano. Evaluación de un instrumento para aplicación en población colombiana. G. A. Wolff, J. Ramírez, D. Miranda, L. Rueda, J. García, C. Gil, L. H. Lugo. 66 Descripción de tumores resecados y sus márgenes en carcinoma basocelular y escamocelular en el Hospital Universitario de San Ignacio. J. C. Leyva, R. Mestre, R. Soto. 69 Curación avanzada de heridas A propósito del cincuentenario 75 Palabras del Doctor Alejandro Jaimes Soto. 76 Fundación de la SCCP. Precursor y fundadores 78 Historia de la cirugía plástica. Contexto mundial - contexto nacional. D. A. Vega, L. F. Pardo. 89 El impacto de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica en la medicina colombiana. R. Salazar. 91 Medios, aciertos y buenos ejemplos. Dr. G. A. Wolff. 92 La manipulación de la belleza. 96 Honor a la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica. 97 El Cincuentenario de la SCCP. 99 Libro: “Historia de laCirugía Plástica en Colombia” 101 Testimonio gráfico de la conmemoración J. A. Díaz, G. Wolff, J. Restrepo, M. Hoyos. J. L. Restrepo. L. F. Botero, A. Patrón G. F. Ramírez, J. H. Ramírez. C. E. Jiménez. A. Caballero. Z. Cuéllar-Montoya. E. Otero. J. F. Patiño. Invitamos a los miembros de la SCCP y demás lectores de nuestra revista a que nos envíen sus trabajos en CD, presentados de acuerdo a las normas de publicación que aparecen en la sección “Información a los autores” 12 RCCP Vol. xx No. x xxx de 2006 INFORMACIÓN A LOS AUTORES Información a los autores La Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva, es una publicación oficial de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética, Maxilofacial y de la Mano. Su meta es la de proporcionar un medio para la publicación de artículos principalmente relacionados con la Cirugía Plástica, de manera que permita la comunicación de trabajos originales, revisión de temas, presentación de casos clínicos; así como la promoción de la especialidad por medios de temas que interesen a la comunidad médica en general. Para la publicación de los artículos se deben tener en cuenta los siguientes puntos: 1. Aspecto general La decisión acerca de la aceptación, revisión y publicación es potestad de los editores, y ésta puede incluir resumen del artículo, reducción en el número de ilustraciones y tablas, cambios en la redacción, o acompañamiento de un artículo de discusión. Los trabajos deben ser inéditos y suministrados exclusivamente a la Revista. Su reproducción total debe contar con la aprobación del editor y dar crédito a la publicación original. Los trabajos deben ser enviados a Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva. Dirección: Avenida 15 No. 119A-43 oficina 406; teléfonos: 2140462-2139028-2139044. Bogotá D.C., Colombia. El autor debe guardar copia de todo el material enviado. Se debe acompañar la remisión de cada trabajo de una carta del autor principal en la cual se exprese claramente que el trabajo ha sido leído y aprobado por todos los autores y que se desea su publicación en la revista. 2. Preparación de manuscritos 2.1. Los trabajos deben venir escritos en el programa Word de Windows. El material fotográfico, dibujos y tablas deberán grabarse en archivos separados (.JPEG, .GIF, .TIFF) y referenciarse dentro del documento escrito. Todo el trabajo deberá enviarse en un disco compacto (CD) de datos. 2.2. Cada componente del trabajo debe ir en una hoja aparte y se ordenará de la siguiente forma: a) Título, b) palabras clave, c) resumen, d) texto e) resumen en inglés, f) agradecimientos, g) bibliografía, h) tablas y figuras (cada una en página separada). 2.3. En la primera página se incluye el título corto y que refleje el contenido del artículo. Nombre del autor y sus colaboradores, con los respectivos títulos académicos y el nombre de la institución a la cual pertenece. 2.4. Se debe señalar el nombre y dirección del autor responsable de la correspondencia relacionada con el trabajo y de aquel a quien debe solicitarse las separatas, incluyendo, si es posible, una dirección de correo electrónico. Así mismo, especificar las fuentes de ayuda para la realización del trabajo sea en forma de subvención, equipos o medicamentos. 2.5. En la segunda hoja se deben incluir las palabras claves, o sea aquellas palabras que identifiquen el tema y llamen la atención acerca de los tópicos que se estén tratando. 2.6. El resumen debe constar de un máximo de 200 palabras, incluyendo los propósitos del estudio o la investigación, los procedimientos básicos, los hallazgos principales y las conclusiones. Debe ser concreto, escrito en estilo impersonal (no usar ‘nosotros’ o ‘nuestros’ por ejemplo), sin abreviaturas, excepto cuando se utilicen unidades de medida. 2.7. El texto debe seguir este orden: introducción, materiales y métodos, resultados, discusión y conclusiones. 2.8. El resumen en inglés se hará de acuerdo a los parámetros anteriores, redactado y escrito en forma correcta y deberá acompañar todos los artículos. 2.9. Los agradecimientos se colocarán si el autor o autores desean dar algún crédito especial a alguna otra persona que, sin formar parte del equipo investigador, ayudó al desarrollo de una parte del trabajo. El agradecimiento se hará en formato muy breve, mencionando únicamente el nombre y el motivo. 2.10. La bibliografía se escribirá a doble espacio y se numerará siguiendo el orden y aparición de las citas en el texto y no por orden alfabético. En el texto la cita se hará mediante un número encerrado entre paréntesis, al final del párrafo correspondiente. Este número es el que corresponde al orden de organización de la bibliografía al final del artículo. Debe escribirse también a doble espacio. a) En caso de revistas: apellidos e iniciales del nombre del autor y sus colaboradores, si son más de cinco puede escribirse después de los tres primeros “ et al” o “y col”, título completo del artículo, nombre de la revista abreviado según estilo del Index Medicus; año de publicación, volumen, páginas inicial y final. Para el uso de mayúsculas y puntuación sígase el ejemplo: Jelks GW, Smith B, Bosniak S, et al. The evaluation and managment of the eye in the facial palsy. Clin Plast Surg 1979; 6: 397-401. b) En caso de libro: apellidos e iniciales de todos los autores; título del libro; edición; ciudad; casa editorial; año; páginas inicial y final. Para el uso de mayúsculas y puntuación, sígase el ejemplo: Kirschbaum S. Quemaduras y Cirugía Plástica de sus secuelas. 2a. ed. Barcelona; Salvat Editores, 1979: 147-165. c) En caso de capítulos de libros: apellidos e iniciales de los autores del capítulo; título del capítulo; autores y editores del libro; título del libro; edición; ciudad; casa editorial; año; páginas inicial y final. Para el uso de mayúsculas y puntuación sígase el ejemplo: Kurzer A, Agudelo G. Trauma de cabeza y cuello. Facial y de tejidos blandos, en: Olarte F, Aristizábal H, Restrepo J, eds. Cirugía. 1ª ed. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia; 1983: 311-328. En la sección de bibliografía no se debe citar comunicaciones personales, manuscritos en preparación y otros datos no publicados; estos se pueden mencionar en el texto, colocándolos entre paréntesis. 2.11. Las tablas y cuadros se denominaran ‘tablas’, y deben llevar numeración arábiga de acuerdo con el orden de aparición; el título correspondiente debe estar en la parte superior de la hoja y las notas en la parte inferior. Los símbolos para unidades deben aparecer en el encabezamiento de las columnas. Las fotografías, gráficas, dibujos y esquemas se denominaran ‘figuras’, se enumeran según el orden de aparición y sus leyendas se incluyen en hojas separadas, incluyendo una leyenda por cada fotografía o gráfica, así se trate de un mismo caso. En estas eventualidades se presentarán las fotografías utilizando el número correspondiente seguido de las letras del alfabeto necesarias, ejemplo: Figura 1A, figura 1B, etcétera. Si una figura o tabla ha sido publicada con anterioridad, se requiere el permiso escrito del editor y debe darse crédito a la publicación original. Si se utilizan fotografías de personas, estas no deben ser identificables, en caso contrario, debe obtenerse el permiso escrito para enviarlas. 2.12. La revista tendrá inicialmente las siguientes secciones: información general, editorial, página del presidente de la sociedad, página de honor, artículos originales, artículos de revisión, presentación de casos clínicos, ideas, innovaciones, correspondencia y comunicaciones breves. 2.13. El comité editorial podrá seleccionar como editorial aquel trabajo que merezca destacarse por su calidad e importancia. 2.14. Presentación de casos son los trabajos destinados a describir uno o más casos que el autor considere de interés especial; debe constar de un resumen, descripción detallada del caso y discusión. Su extensión no debe ser mayor de 12 páginas a doble espacio y se acepta un máximo de 5 ilustraciones. 2.15. Las cartas al editor son comentarios cortos sobre algún material previamente publicado, u opiniones personales que se consideran de interés inmediato para la cirugía plástica, en este caso la comunicación debe llevar un título. 2.16. El título resumido de los artículos publicados aparece en la carátula y en las páginas impares interiores, por lo cual el autor debe sugerir este título si el de su trabajo contiene más de cinco palabras. 2.17. La Revista Colombiana de Cirugía Plástica y reconstructiva no asume ninguna responsabilidad por las ideas expuestas por los autores. 2.18. Para las citas bibliográficas la abreviatura de la Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva es: Rev Colomb Cir Plást Reconstr. Jorge Arturo Díaz R., M.D., Editor Avenida 3 AN Nº 23 C- 48 Cali, Colombia • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva 13 Information for Authors The Colombian Journal of Plastic and Reconstructive Surgery is the oficial publication of the Colombian Society of Plastic, Aesthetic, Maxilofacial and Hand Surgery, Its goal is to provide the means for the publication of scientific articles, mainly related to Plastic Surgery topics in surch a way that it allows for a comprehensive communication of original works, thematic revisions, clinical case presentations, as well as to promote the specialty by the diffusion of themes that may interests the medical community in general. For the publication of articles the following items should be considered. 1.0 General Aspects The decision wether the articles submitted are to be accepted, revised and published, is of the dominion of the editors and such a decision, may include a summary of the article, a reduction in the number of figures and tables, changes in the editing or to enclose a discussion article. The articles must be unpublished and provided exclusively to the Journal. Its entire reproduction must have the editor´s approval and given whole credit for the original publication. The articles must be send to: Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva. Avenida 15 No. 119A-43 oficina 406; phones: (571) 2140462-2139028-2139044. Bogotá D.C., Colombia. In original and 1 copy (including tables and figures) and with a diskette. The author must keep a copy of all the material send. All works must have a letter of the main author in which it is clearly stated that the article has been read and approved by all the authors and that they want it tobe published in the Journal. 2.0 Manuscript Preparation 2.1 The manuscript must be type written, in white paper, letter size, using only one side, black ink, double spaced and keeping a 4.0, cm margins to the top, left side and bottom of the page and a 2.5 cms, margin for the right side. Also include a Page Maker program diskette. 2.2 Each part of the work must have its individual page and will be arranged as follows: a) Title b) Key words c) Summary d) Text e) summary in english language f) acknowledgements or gratitudes g) bibliography h) tables and figures, (each one in an individual separate page, title for the tables and the figures must be numbered and with its corresponding notes and or texts, double spaced for each figure) 2.3 The first page must include a short title that clearly reflects the content of the article. The name of the author and his co-workers with their respective academic titles and the name of the institution were the authors work. 2.4 The name and the address of the author responsible for receiving the mail related to the article, as well as the address were the reprints are to be asked for. Also the sources of any kind of help for the realization of the work, may it be in the way of funding. Equipment or drugs. 2.5 The second page must include the key words; that is to say the words that will better identify the article and call the attention on the topics treated in the article. 2.6 The summary must have a maximum of 200 words that states the purpose of the investigation, the basic procedures, the main findings and the conclusions. It must be specific, written in an impersonal style (the use of “us” or “ours” for example, is discouraged) and there must be no abbreviations except when dealing with unities of measure. 2.7 The text must follow the following order: introduction, materials and methods, results, discussion and conclusions. 2.8 The summary in English language will follow the previously mentioned parameters, correctly written and must all the articles. 2.9 The acknowledgements should be written if the author wants to give any credit to a person that, without being a member of the investigative team, helped in a especial way during the investigation. These will be done very briefly. Giving the name of the person and the reason for the acknowledgements. 2.10 The bibliography will be numbered accordingly to the mention in the text and not in alphabetical order, it must be numbered inside brackets at the end of the paragraph of the text that makes reference in the bibliography and is this number that should correspond to the order in the list of bibliographical references. All quotes must also be written with a double space. A) Journals; last names and the initials of the first name of the author and his coworkers, if there is a number greater than 5 authors, after the third name use the words et al. or cols.: complete name of the article, name of the journal, abbreviated as in the Index Medicus: year of publication, volume, pages initial and final. Example: JELKS GW, SMITH B, BOSNIAK S, The evaluation and management of the eye in facial palsy, Clin.Plast. Surg. 1979; 6:397 – 401. B) Books last names and initials of the first names of all the authors; title; edition; city; publisher; year; initial and final pages. Example: KIRSCHBAUM S, Quemaduras y Cirugía Plástica de sus Secuelas. 2da ed., Barcelona, Salvat editores, 1979: 147 – 165. C) Book chapters last names and initials of the names of the chapters authors, title of the chapter, authors and publishers of the book, title of the book edition, city, publishers, year, first and final pages. Example: KURZER A, AGUDELO G, Trauma de cabeza y cuello. Facial y de tejidos blandos, en OLARTE F, ARISTIZABAL H, RESTREPO J, eds. Cirugía, 1ed., Medellín. Editorial Universidad de Antioquia, 1983: 311 –328 D) The personal communications, manuscripts in preparation shoul not be cited in the bibliography, instead they may be mentioned in the text and between brackets. 2.11 The tables and charts will be called charts and will have arabic numeration according to the order in which they appear in the text, the corresponding title must be written at the of the page and the notes at the bottom. The symbols for the units must be written at the heading of each column. 2.12 The photographies, pictures, drawings and diagrams will be named figures and are numbered according to the order in which they appear and their texts are written in separate pages including a text for each photography or picture even if it deals with the same case, in this case the pictures will be presented using their corresponding number followed by the letters that may be needed, example: fig 1a; fig 1b, etc… If a figure or a chart has been previously published the written authorization of the editor is needed and credit must be given to the original publication; if photographies of persons are being used they shall not be identified, in the opposite situation, a written autorization of the patients must be send with the pictures. 2.13 The journal will have in the beginning the following sections: General Information, Editorial, The page of the Society’s president, Page of Honor, Original Articles, Articles of theme revitions, Case Presentations, Ideas and Innovations and letters to the Editor. 2.14 The editorial committee may choose as an editorial note that work that deserves to be highlighted for its importance and special quality. 2.15 Clinical Case presentations are those works whose purpose is to describe one or more cases that the author considers of special interest; they must have a summary, detailed description of the case and discussion, it must not have more than 12 pages at double space and no more than 5 ilustrations will be accepted. 2.16 The letters to the editor are short comments about any previously published material or personal opinions that may have an immediate interest for Plastic Surgery; in this case the communication must have a title. 2.17 The summarized title of the articles published, appear in the front page and in the odd number interior pages, therefore the author must suggest this title if the original title of the work has more than five words. 2.18 The Colombian Journal of Plastic and Reconstructive Suregery does not assume any responsibility for the ideas exposed by the authors. 2.19 For the bibliographical references the shorthand writing for the Colombian Journal of Plastic and Reconstructive Surgery is: Rev. Colomb. Cir. Plast. Reconstr. Jorge Arturo Díaz R., M.D., Editor Avenida 3 AN Nº 23 C- 48 Cali, Colombia 14 EDITORIAL RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Fiesta, duelo y reflexión JORGE ARTURO DÍAZ REYES, M.D.* No bien se habían apagado los ecos de nuestra celebración cincuentenaria, cuando la muerte de Julio Blair, uno de los miembros más connotados y queridos de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, vino a enlutarnos. Semanas antes, él, tan poco dado a la figuración pública, él, tan indiferente a la lisonja, él, a quien la enfermedad había retirado del ejercicio profesional hacía ya varios años, él, tan reacio al estrado, quizá como una premonición, decidió acudir el 15 de mayo al Centro de Convenciones de Medellín, no solo para honrar la mesa de honor en la sesión solemne matinal que marcó la fecha, sino para recibir la condecoración que conllevaba el respeto, la gratitud y el cariño de todos los colegas. Quienes le conocimos debimos captar entonces que tal figuración, por otros quizá deseada y hasta disputada, pero en él insólita y única, podría entrañar algún hondo significado que no fuimos capaces de intuir entonces. Ahora, después de su muerte, no podemos dejar de interpretarla como un voluntario adiós. De ancestros ingleses, quizá Julio compartía ese precepto victoriano que admite a un caballero aparecer en el periódico solo en cuatro circunstancias: cuando nace, cuando se casa, cuando muere, y cuando recibe la Orden del Imperio Británico. Sí, la suya, era una elegante y rigurosa discreción, rara en estos tiempos, y sobre todo en este oficio tan vulnerado por los ataques del descaro extremo. Así, avalado solo por la calidad de su trabajo y su bonhomía, llegó a ser uno de los cirujanos estéticos de mayor demanda, y un espejo en el que se miraban sus muchos discípulos. Parco en público, pero frondoso en privado, aunó a su talento quirúrgico reconstructivo y estético, a su generosidad en la enseñanza, y a su laboriosidad antioqueña, una simpatía personal, un sentido del humor y un gusto por los placeres elementales de la vida que hacían de su amistad un privilegio y de su compañía un placer. Una noche de congreso, como tantas otras, presidió largamente, con el ánimo festivo de siempre, su mesa muy concurrida en el bar del Hotel Meliá Pereira. Era evidente que la conversación, la música y la joven cantante le complacían. Se le notaba, libamos algo, bromeamos bastante y disfrutamos mucho, fue la última vez antes de su retiro. Así, a plenitud, alegre y fraterno, le recordamos y queremos seguirlo recordando sus contertulios de aquella vez. Este número extraordinario de la revista, que lleva en la parte científica una mayoritaria participación de la Universidad de Antioquia, cuyo servicio ha cumplido también medio siglo y en el cual transcurrieron como aprendiz y maestro los más de sus años, rinde homenaje a su memoria. Ya, como uno anticipado, el XIV Curso Internacional de Cirugía Estética, había elegido por divisa: “Responsabilidad, Ética, Calidad”, tres virtudes que le distinguían. No todo el contenido de la revista en esta ocasión es referente a la técnica o a la tecnología. Como parte de la conmemoración esta edición dorada dedica espacios no acostumbrados a los aspectos históricos y humanísticos de nuestra especialidad. Junto a las comunicaciones de interés meramente quirúrgico, figuran los discursos de protocolo y, algunas firmas admirables de no cirujanos plásticos reflejan con sus artículos la imagen que la cirugía plástica proyecta en otros ámbitos y nos llevan más allá de la propiocepción. El escritor Antonio Caballero, con su ensayo: “La manipulación de la belleza”, nos pone “del otro lado del bisturí, es decir de la punta”, pues valga recordar que no hay mejor aproximación a la equidad en las relaciones humanas, (y las del cirujano y su paciente lo son tanto como las más), que ponerse uno en la situación del otro. El Dr. Zoilo Cuellar, presidente de la Academia Nacional de Medicina, en la introducción a la sesión solemne conjunta de de dicha entidad con las sociedades de Historia de la Medicina y de Cirugía Plástica, el 20 de abril, para la presentación del libro “Historia de la Cirugía Plástica en Colombia” destaca la importancia que para la medicina entrañan los cincuenta años de la especialidad en el país. • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva El Dr. Efraím Otero, presidente de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina, a través de la obra de Ricardo Salazar centra su texto en la unidad, solidez y representatividad nacional e internacional de nuestra sociedad, así como en su contribución al prestigio de nuestra ciencia en el exterior y el aporte a las academias. El Dr. José Félix Patiño hace prefacio a la Historia de la Cirugía Plástica, precisando conceptos como historia, historia natural, epistemología científica, creación del conocimiento y noción de verdad. El Dr. Alejandro Jaimes, presidente saliente de la SCCP, enfatiza en su discurso inaugural del Curso y la celebración en Medellín la función social de la especialidad, la gesta de los fundadores y la lealtad de los miembros. Los Drs. Alejandro Vega, residente, y Felipe Pardo, presidente de de la SCCP, retroceden en su revisión bibliográfica hasta el segundo milenio antes de Cristo para seguir el desarrollo de la especialidad y ubicarlo en los marcos nacional y mundial. El Dr. Ricardo Salazar, historiador de la SCCP, analiza la influencia que la Cirugía Plástica ha ejercido en la medicina colombiana y, en particular, la importancia de su relación con la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas. El Discurso del Dr. Felipe Pardo al tomar juramento como nuevo presidente, compendia su visión de nuestra organización científico-gremial y bosqueja las líneas fundamentales de su plan de trabajo. El discurso del Dr. Germán Wolff, presidente del XIV Curso Internacional de Cirugía Estética Medellín 2006, va más allá de lo simplemente protocolario, para prevenir sobre la relación con los medios masivos de difusión y llamar la nueva genera- * Jorge Arturo Díaz Reyes, M.D. Editor Revista Sociedad de Cirugía Plástica y Reconstructiva. Avenida 3 AN No. 23C - 48. Cali - Colombia. Correo electrónico: jadir45@yahoo.es. 15 ción de cirujanos a recoger los aciertos y buenos ejemplos de los predecesores. Junto a lo anterior se han seleccionado trabajos científicos, tanto del área reconstructiva como de la estética, y de autores diversos, incluyendo residentes y un colega clínico invitado, no miembro de la Sociedad. Con fiesta, duelo y reflexión cerramos este quincuagésimo año después de SCCP, al que la muy vieja manía hindú, hoy método universal, de contar todo (incluido el tiempo) de a diez en diez, le confiere valor de oro, de “bodas de oro”. Pero solo por el orden que le da ese sistema numérico no tendría por que ser este más importante que otros años; el 28 o el 63 por ejemplo, sin embargo, la costumbre de darle a la cincuentena carácter nodal, de período cumplido, de gran efeméride, obliga mirar al pasado, hacer balances, y proyectar el futuro. Eso es lo que lo hace realmente significativo. La Junta Directiva Nacional de la Sociedad y el Comité Organizador del XIV Curso Internacional de Cirugía Estética, presididos por los doctores Alejandro Jaimes y Germán Wolff respectivamente, se jugaron a fondo para engalanar la fecha, y lo consiguieron, más allá de las expectativas incluso. La Seccional Noroccidental, presidida por el Dr. Andrés Díaz fue anfitriona lujosa y la concurrencia masiva de los miembros, así como la de los productores y proveedores de insumos para nuestra especialidad, hicieron del encuentro en Medellín un punto de inflexión histórica. Esta edición también consigna, para el recuerdo, testimonio gráfico de ello. La memoria prefiere las imágenes a las palabras. 16 obituario El profesor Julio Blair Q.E.P.D., entre sus colegas, en el Congreso Latinoamericano de Bogotá 1966. Sentido homenaje de adiós al profesor Julio Blair, quien falleció en Medellín, el 6 de junio del presente año, después de padecer una larga enfermedad. Gran caballero, colega brillante y emérito profesor de la Universidad de Antioquia, quien dedicó sus días productivos a la enseñanza y desarrollo de la cirugía plástica. Por supuesto queda en nuestra memoria, su vital personalidad, y sentido desinteresado para compartir su sabiduría, experiencia y ejemplo con quienes fueron sus mejores amigos; sus alumnos. (Seccional Noroccidental de la SCCP) 17 carta del presidente Responsabilidad, ética, calidad* LUIS FELIPE PARDO POSSE, M.D. Presidente * Discurso de posesión mayo 15 de 2006 Es un gran honor el haber sido elegido para tener el privilegio de servir a esta, nuestra Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Estética, Maxilofacial y de la Mano, como su 35o presidente. Cuanta gratitud sentimos por aquellos que, adelantados en el tiempo ,le pusieron farolas al camino y lo iluminaron ya que después fue posible caminar más de prisa y llegar más lejos; hago referencia con estas palabras a nuestros 12 fundadores, quijotes de esta sociedad, tal actitud generosa sembró la semilla en las generaciones posteriores, irrigada, abonada, cuidada con esmero y defendiéndola ante el abatir de la feroz competencia desleal, antiética y no pocas veces ilegal en que hoy se ve envuelto el ejercicio o mejor dicho el acto médico en nuestro país. Labor abnegada y entrega altruista de todas las juntas directivas que me han precedido con el compromiso y respaldo de nosotros los asociados. Actitud que es un auxilio para la formación de jóvenes cirujanos plásticos ávidos de conocimiento y de orientación en este mundo del entorno que nos rodea y en el cual nos desempeñamos. En verdad mucho hemos cambiado en estos cincuenta años, lecciones de vida y aprendizaje, la globalización del mundo, el impresionante desarrollo de la ciencia, el Internet y de las comunicaciones, la lucha por mantener los valores sociales éticos y morales, nuestra proyección hacia la comunidad siempre en defensa y en la búsqueda del objetivo primordial, brindar bienestar al ser humano a quién y por el cual nos debemos: nuestro paciente, brindándole salud y calidad de vida. Nuestra sociedad no es otra cosa que la suma de nosotros mismos como miembros y debemos asumir el tema de cómo enfrentar el futuro, haciéndonos responsables de esta tarea, estimulando el sentido de identidad y de pertenencia con nuestra sociedad. De la experiencia del saber y del profesionalismo nacen los cambios oportunos y benéficos; nuestra sociedad, aunque a paso lento pero firme, está realizando cambios organizacionales y renovando actividades, todo esto indica que estamos reflexionando en nuestro futuro, estamos iniciando planeación estratégica. La actitud frente al desafió de la evolución de nuestras disciplinas y los problemas que aquejan a nuestro quehacer profesional debe ser proactiva, anticipándonos a los desafíos del entorno, aprovechando lo positivo y protegiéndonos de lo negativo, debemos impulsar el desarrollo con responsabilidad, ello invoca a la innovación y a la creatividad, procesos que se pueden aprehender y emprender en forma sistemática; ofreciendo un camino no conflictivo que permite un continuo abrir de fronteras. El cambio debe ser permanente, las amenazas siempre existen pero siempre es posible visualizar las oportunidades de progreso. La lucha por mantener los valores, el esfuerzo, la rigurosidad en el trabajo y la innovación permanentes, permite el lujo y la riqueza en bien de la sociedad. Es un deber y responsabilidad de nuestra sociedad ocupar el espacio que nos permita relacionarnos con el grupo humano en el cual estamos insertos, hacernos representar en los temas que nos interesan como especialistas tanto en el sector público como privado, no podemos sustraernos a la realidad de la globalización y a los acuerdos transnacionales, debemos involucrarnos para obtener acuerdos que permitan mantener una calidad uniforme con estándares bien definidos frente a la responsabilidad de mantener la excelencia que en últimas es la que permite proteger eficientemente al ser humano enfermo que se nos confía. Debemos ocupar un espacio de influencia en la acreditación de los centros formadores de especialistas a través de nuestros docentes participantes en ellos; también es un deber ineludible liderar los procesos de recertificación, debemos planificar seriamente la iniciación de nuestro programa de recertificación que nos permita enfrentar con seguridad la obsolescencia que tanto daño causa y que hoy más que nunca es una gran amenaza por el explosivo desarrollo de la ciencia y la tecnología. Si no somos capaces de tener proposiciones claras cuando la política nos lo exija quedaremos por fuera de las mesas de discusión, debemos trabajar aceleradamente en este proceso. En relación al costo-beneficio de las prestaciones médicas, tema de gran interés, tanto para el sector público como para el privado, tenemos el deber y la responsabilidad de realizar 18 carta del presidente los estudios que permitan dar una opinión fundada sobre este importante tema, evitando así que se atente a la seguridad de nuestros pacientes y la justa retribución de nuestro trabajo profesional en beneficio de una reducción de costo mal entendido. En relación al más importante de los pilares de nuestro acto médico, me refiero a la práctica médica, paradigma bioético por excelencia, pienso que el tema de la ética debe ser afrontado con más energía. no olvidemos que las sociedades solo se prestigian por la calidad de sus miembros. Este campo que tradicionalmente lo hacemos descansar en otras instituciones gremiales o en los tribunales de justicia, se ha transformado en una permisividad que perjudica. El deber y responsabilidad de nuestra sociedad es dar el valor agregado del prestigio que significa pertenecer a ella. En más de una oportunidad he observado que el tema de la ética solo se relaciona en dirimir diferencias que en la mayor parte de las veces nunca se soluciona y nada aporta a la sociedad. El día que los pacientes antes de confiarse a un especialista, verifiquen que es miembro de nuestra sociedad por sus cualidades humanas, científicas y éticas, podremos decir que esta se ha prestigiado. Es nuestro deber y responsabilidad informar, orientar y educar a través del manual de ética, próximo a editarse, el cual constituye una aproximación a la práctica de la especialidad incluyendo declaraciones de principios y normas de autorregulación. Injusto sería no expresar en nombre de nuestra sociedad la inmensa gratitud, admiración y respeto por todos los profesores invitados extranjeros, amigos, que a través de estos 50 años a costa de sacrificio personal y familiar, y, con denodado coraje han decidido venir a nuestro país sin importar las enormes dificultades sociopolíticas que en momentos diferentes pudieron ser causa de temor, han transitado en nuestros eventos nacionales transmitiendo sus experiencias y enseñanzas contribuyendo al engrandecimiento de nuestra especialidad, ustedes todos también han sido quijotes de esta obra, la SCCP. Observo con agradecimiento la participación de las empresas de la industria que se relacionan con la medicina, tanto en lo científico como en lo económico; su lealtad durante estos lustros, y en particular con nuestra especialidad, se hace más afecto por las dificultades que atraviesan, relacionadas con el aumento indiscriminado del número de sociedades científicas, del número creciente de eventos científicos y de la preocupación por la relación costo-beneficio del acto médico que trae como consecuencia menores utilidades del sector empresarial. Todos formamos parte de esta gran familia, del equipo, y por lo tal, del compartir el reto de consolidarnos como una sociedad de conocimiento y una institución con privilegio de servicio humano y social, de respeto y amor a la verdad, en la persona en su unicidad y trascendencia, una organización comprometida con el saber. Bajo esta perspectiva debemos asumir el reto de consolidar los grupos de investigación, a la vez que el de impulsar el desarrollo en aquellas áreas que siendo prioritarias aún no cuentan con grupos y proyectos de investigación en población y desarrollo, campo que relaciona los esfuerzos en el ámbito de la familia y la bioética. De igual modo es necesario desarrollar la capacidad para investigar en las nuevas tecnologías y en innovaciones educativas. Felicitaciones en nombre de todos los asociados y agradecimientos a la Seccional Noroccidental, a su junta directiva y al comité organizador en cabeza de el doctor Germán Wolff por este extraordinario curso y celebración. Acceso on-line Usted podrá consultar nuestros últimos números en la página web de la Revista Colombiana de Cirugía Plástica: www.revistacirplastica.org.co • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva investigación Colgajo aquiliano JORGE ARTURO DÍAZ, M.D.*, GERMÁN WOLFF, M.D.**, JAIME RESTREPO, M.D.**, MARCO HOYOS, M.D.** Palabras clave: colgajo fasciocutáneo, flujo reverso, reconstrucción de pierna, unidad fasciocutánea. Key words: fasciocutaneous flap, reverse flow, leg reconstruction, fasciocutaneous unit. Resumen El colgajo de flujo reverso en isla de piel sobre pedículo fascial, con base distal en la región aquiliana, tallado en la pantorrilla y tunelizado subfascialmente por la cara interna de la pierna es un idóneo recurso para el recubrimiento definitivo de elementos expuestos en los dos tercios distales de la mitad anterior: hueso, fracturas o materiales de osteosíntesis. También, como tratamiento de osteomielitis y úlceras crónicas. Este colgajo se diferencia de propuestas anteriores en su aplicación del concepto de “Unidad Vascular Fasciocutánea Posterior de la Pierna” UVFP (1), en que sus dimensiones y arco de rotación son mayores y en que su diseño es versátil tanto en la orientación como en la forma, lo cual coloca los dos tercios inferiores de la región anterior plenamente a su alcance. Presentamos una serie de casos donde describimos el diseño, técnica quirúrgica y experiencia clínica de 29 casos tratados con esta cirugía durante 11 años, en dos grupos: 13 separando del pedículo el nervio Sural sin seccionarlo y 16 seccionándolo proximalmente e involucrándolo dentro del pedículo. Con seguimiento entre 6 meses y 11 años. Abstract The reverse flow flap in skin island on basis of fascial pedicle, of distal base in the aquilian area, carved in the calf and translate subfascialy, for the internal face of the leg, it is a suitable resource for the definitive covering of elements exposed in the inferior two thirds of the leg in the anterior half: bone, fractures or osteosynthesis materials. It can be used also in the ostheomielitis treatment and chronic ulcers. This flap differs from previous proposals for application of the concept of leg back Fasciocutaneous Vascular Unit UVFP in their bigger dimensions and rotation arch, its versatile design, and in the orientation and form, which places the two inferior thirds of the anterior region fully within its reach. We present a case series describing design, chirurgical technique and clinical experience during 11 years of follow-up of 29 cases treated with this procedure, in two groups: 13 in which we separated Sural nerve without cutting it, and 16 in which we cut the nerve and involved it in the pedicle. Follow-up was from 6 months to 11 years in some cases. Introducción Las pérdidas de tejidos blandos con exposición ósea en la porción anterior de los dos tercios distales de la pierna es frecuente y su reconstrucción ha requerido de colgajos que implican sacrificios anatómicos y funcionales. La introducción de los colgajos fasciocutáneos peninsulares de pedículo proximal, por Ponten en 1981 (2), abrió una nueva época en el manejo de dichas lesiones. Los colgajos fasciocutáneos peninsulares de pedículo distal, por Donski en 1983 (3), cambiaron la concepción respecto a la circulación y el diseño. Los colgajos en isla nutridos por los vasos axiales de los nervios sensitivos, publicados por Masquelet, Romaña y Wolff en 1992 (4), mejoraron el arco de rotación, los resultados estéticos y centraron atención sobre la anatomía de la vascularización retrógrada. Por otra parte, Walton y Bunkis en 1984 (5) habían logrado la transposición de un colgajo libre fasciocutáneo pediculado en la arteria sural, que tomaba casi toda la región posterior de la pierna, desde el surco de flexión poplíteo hasta la unión del tercio medio con el tercio distal, y desde la línea medio-medial, hasta la línea medio-lateral. Entre 1993 y 1997 Wolff y Restrepo practicaron 42 disecciones e inyecciones de látex coloreado a través de la arteria femoral, corroborando la existencia de un plejo vascular de tres niveles: subdérmico, suprafascial y subfascial en el cual * Cirujano plástico. Unidad de Cirugía Plástica de Cali. ** Cirujanos plásticos. Hospital San Vicente de Paúl, Universidad de Antioquia, Medellín. 20 Jorge Arturo Díaz, M.D., Germán Wolff, M.D., Jaime Restrepo, M.D., Marco Hoyos, M.D. Colgajo aquiliano RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 sensitivos, sino por las perforantes retromaleolares dístales de los vasos tibiales posteriores y peroneos. Se presenta experiencia de 29 casos en isla, para reconstrucción de los dos tercios distales anteriores de la pierna, realizados en 29 pacientes. En 16 de ellos fue seccionado el nervio Sural para levantar con el pedículo. En 13 el nervio fue separado del pedículo sin seccionarlo. Esta circunstancia no influyó en la sobrevivencia del colgajo. La aplicación del concepto UVFP permite mayor arco de rotación y dimensión de la isla de piel, pues siendo su vascularización independiente del Figura 2. Disección en cadáver e Inyección de látex de nervio sural, si se puede diseñar con la red anastomótica fasciocutánea posterior de la pierna. Figura 1. Colagajo Aquiliano, aplicación del concepto Obsérvese las anastomosis entre tibiales posteriores y libertad, por encima de la conjunción Unidad Vascular Fasciocutánea Posterior de la Pierna peroneas cruzando por delante del tendón de Aquiles. UVFP. de los gastrocnemios, nivel que Masquelet considera límite superior, dado confluyen, formando unidad anastomótica, los vasos cutáneos que a partir de allí, hacia arriba el trayecto de nervio sural axiales, los perforantes septocutáneos tibiales posteriores y es subfascial (12). peroneos y los perforantes musculares (1) (Figuras 1 y 2). De este plejo forman parte los vasos nutricios de los nervios Materiales y métodos surales, pero no son su fuente. Sobre la revisión bibliográfica y en particular sobre el estudio De otro lado, es conocido que, fisiológicamente, la muscu- anatómico UVFP, realizado por este mismo grupo (1), se praclatura de la pantorrilla y su sistema fasciocutáneo constituye ticaron en 29 pacientes, 29 colgajos aquilianos para reconstrucel más importante componente de la bomba venosa llamada ción de diversos defectos con exposición ósea o de material de “corazón periférico” (6), con sístole y diástole, y que además osteosíntesis, en la cara anterior de los dos tercios distales de cumple funciones de reservorio sanguíneo y termorregula- la pierna homolateral. En 13 no se seccionó el nervio Sural y su ción (7);. funciones todas en las que actúa como una unidad trayecto subfascial fue separado del pedículo, conservándolo. anatómica y fisiológica, para la cual los vasos perforantes son Se compararon los resultados en los dos grupos. el vínculo entre la circulación profunda y la superficial del En 23 paciente había fracturas expuestas. En 16 existía complejo fasciocutáneo. Como anotara Testut (8): “Las redes previamente procesos de osteomielitis crónica del hueso a vasculares superficial y profunda del miembro inferior están cubrir. En 11 había material de osteosíntesis expuesto. En enlazadas entre sí por numerosas anastomosis que las hacen cuatro el hueso había sido expuesto por avulsión sin fractura. solidarias desde el punto de vista anatómico y funcional”. En dos había úlcera crónica de 6 y 18 años de evolución. Estas Sobre las experiencias y observaciones anteriores, este particularidades estuvieron distribuidas al azar entre los dos grupo elaboró el concepto de “Unidad Vascular Fasciocutánea grupos. (Tabla 1) 20 lesiones fueron por accidentes de tránsito, Posterior de la pierna” UVFP, según el cual toda esta zona es un 3 por accidentes de trabajo y 6 por armas fuego. solo conjunto y no un agregado de territorios con vasos axiales dominantes como ha sido el criterio clásico (9-11). Anatomía Aplicando este concepto y el de que toda la unidad vascular La isla del colgajo está compuesta de: fasciocutánea posterior de la pierna UVFP puede ser sustentada 1. Piel mediante flujo reverso, no por la vascularización de los nervios 2. Tejido adiposo y vasos subcutáneos RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 tibial posterior perforante s.c. Jorge Arturo Díaz, M.D., Germán Wolff, M.D., Jaime Restrepo, M.D., Marco Hoyos, M.D. 21 Colgajo aquiliano peronea tendón de aquiles colgajo aquiliano Figuras 3A y 3B. La UVFP puede ser sustentada por las perforantes retromaleolares dístales de los vasos tibiales posteriores y peroneos. 3. 4. 5. Fascia superficial Elementos interfasciales: tejido areolar, red vascular Fascia profunda El pedículo adipofascial comprende todo lo anterior, menos la piel y una capa de 0,5 cm de tejido graso subdérmico que se deja in situ para garantizar la integridad de la circulación subdérmica de la zona dadora y la red suprafascial superficial en el colgajo. La línea pívot es una transversal que une los bordes proximales de los maléolos, (5 cm sobre sus puntas). En este espacio se conservan vasos perforantes septocutáneos tibiales y peroneos posteriores. (Figuras 3A y 3B) ladas (15), cumple funciones de “corazón periférico” y compensación de los fuertes gradientes de presión ocasionados por las contracciones-relajaciones de la musculatura en la pantorrilla, así como de reserva sanguínea y termorregulación (6,7) (Figura 4). Al momento de autonomizar el colgajo, la circulación arterial, igual que la venosa, invierten su flujo hasta el nivel arteriolar pero no al nivel capilar, donde el flujo continúa siendo ortógrafo en sus dos fases arterial y venosa (15). El aporte arterial de las perforantes aquilianas es constante y suficiente. Ninguna de las series informa falla arterial. (Figura 5) Flujo arterial Las arterias tibial anterior, tibial posterior y peronea tienen importantes anastomosis distales. En la zona retromaleolar, las perforantes de las arterias peronea posterior y tibial posterior que son más del 50% del total de las pequeñas y más del 30% del total de las grandes (13 -15), se anastomosan con la red sub, intra, suprafascial y subdérmica, que asciende verticalmente hasta el hueco poplíteo y que a lo ancho avanza, por lo menos, hasta las líneas medio-medial y medio-lateral que son proyección de los respectivos septos fasciocutáneos intermusculares. De esta red, también hacen parte los plejos arteriales perineurales de los nervios cutáneos, o sus arterias, cuando existen (1,12). Esta unidad vascular, compuesta en sus cuatro niveles por arterias arteriolas, arterias “choque”, anastomosis arteriovenosas, capilares, vénulas, canales venosos, anastomosis venosas, venas avalvulares, comunicantes y vénulas valvu- Figura 4. El plejo fascicutáneo tiene cuatro niveles interconectados: profundo, subfascial, intrasfascial, suprafascial y subdérmico. 22 Jorge Arturo Díaz, M.D., Germán Wolff, M.D., Jaime Restrepo, M.D., Marco Hoyos, M.D. Colgajo aquiliano RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Fisiología Figura 5. Cara profunda del colgajo autonomizado con inversión del flujo vascular. Retorno venoso El retorno venoso es mas difícil de explicar que el aporte arterial. Torii (16) considera que cuando la presión venosa está sobre 56 a 84 cm de agua (en el colgajo autonomizado) es vencida la resistencia valvular y el flujo se invierte. Esto adjudicaría a la vena safena superficial, una importante participación en la evacuación retrógrada. A este fenómeno de inhibición de la función valvular e inversión del flujo venoso, contribuiría la denervación que se produce al levantar el colgajo (16). Otros autores (5) aseguran que son las venas concomitantes de la red y las perforantes septocutáneas, muchas de ellas avalvulares como los canales anastomóticos de la red y eventualmente las vías de shunt arterio-venoso, las que responden por la mayor parte (80%) del drenaje (17). En general, puede ser una suma de los dos sistemas. También hay “shunt” para compensar el flujo. Walton, Matory y Petra (18) confirmaron la presencia de sangre saturada de oxigeno en las venas del colgajo. El “shunt” ocurre no solo por las anastomosis A-V y los vasos de paso (throughfare), sino por el propio lecho capilar, 40% del total, ya que la denervación del colgajo dilata las anastomosis La anastomosis A-V aumenta el “shunt” y esto puede explicar las necrosis distales aun con alto flujo de la zona isquémica, pues al aumentar el flujo el intercambio gaseoso disminuye (19). Hay otras dos teorías para explicar cómo el retorno venoso evita el obstáculo valvular en este colgajo. Lin y colaboradores (20) sugieren el “cross over pattern” de las ramas comunicantes entre las venas concomitantes. Nichter y jazayeri (15) sugieren el “by pass pattern” que circunvala las estructuras valvulares en el flujo venoso reverso. Al autonomizar el colgajo, el flujo arterial como explica el trabajo de Walton (26) se instaura por las perforantes retromaleolares tibiales y peroneas que ingresan a la red, desde allí, en sentido proximal, el flujo se hace retrógrado por la circulación anastomótica y sus elementos axiales hasta el nivel precapilar donde la circulación arterial vuelve a ser ortógrada. El shunt arteriovenoso y los vasos comunicantes compensatorios, hacen que la sangre venosa de la unidad, con frecuencia posea altos contenidos de oxigeno y la arterial los transporte en menor grado (5), lo cual prueba que las venas de la unidad fasciocutánea no llevan solo sangre venosa, ni las arterias solo sangre arterial. El intercambio gaseoso tisular se hace por tanto, a nivel capilar sino y poscapilar (15). El retorno venoso se hace en sentido ortógrafo hasta el nivel venular donde la circulación, en lugar de avanzar en sentido proximal, deriva por las perforantes venosas y comunicantes, hacia las venas profundas, tibiales y peroneas. La vena safena externa en opinión de Torii (16) invierte su flujo inhibiendo la acción valvular por presión y denervación. La participación de tal fenómeno en el colgajo está por aclararse. Técnica quirúrgica Diseño Se marcan los siguientes puntos: 1. A Punto pívot 5 cm sobre la punta del maléolo externo (Figura 6) 2. B Punto pívot 5 cm sobre la punta del maléolo interno. 3. C Punto proximal del área receptora. 4. D Punto distal del área receptora. Figura 6. Los puntos pívot se marcan por lo menos 5 cm bajo las puntas de los maléolos. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Jorge Arturo Díaz, M.D., Germán Wolff, M.D., Jaime Restrepo, M.D., Marco Hoyos, M.D. 23 Colgajo aquiliano Se mide la distancia A - C Aumentando 1 cm a la distancia anterior, se marca C´ sobre la pantorrilla, punto proximal de la isla de piel en el colgajo. 7. Se mide la distancia C - D eje vertical de área receptora. 8. Aumentando 1 cm a la distancia anterior, se marca bajo el punto C´el punto D´. Punto distal de la isla de piel en el colgajo. El eje del colgajo se orientará según los grados de rotación: Aproximadamente 90º para tercio distal y 45º para tercio medio. 9. La distancia B - D´ debe ser 1 cm mayor a la distancia B - D. 10. Finalmente, se dibuja la forma de la isla de piel de acuerdo al defecto, sobrepasando en 1 cm su anchura. 5. 6. Cirugía Bajo anestesia regional, previa expresión, por elevación del miembro y aplicación de venda elástica de punta del pie al muslo, se aplica torniquete y se coloca el paciente en decúbito prono. Se inicia la disección por el punto C incidiendo la piel, ligando la vena safena superficial, incidiendo la fascia profunda y el epimisio, dejando 2 cm de margen de seguridad fuera de la isla de piel y manteniendo esta medida en todo el pedículo. Se despega de los vientres de los gastrocnemios, respetando y liberando el nervio sural, que corre subfascial, unido solo por el tejido areolar laxo, hasta el tercio distal de la pierna. (Figura 7) Se continúa en este plano distalmente, según la necesidad de disección, el punto pívot, 5 cm sobre las puntas de los maléolos y lateralmente siguiendo el trayecto de los septum fasciocutáneos lateral y antero-medial, ligando los vasos perforantes Figura 7. La no inclusión ni sección del nervio sural muestra que el colgajo no es “neurocutáneo” y puede ser tallado por encima de los gastrognemios. septocutáneos proximales de la tibial posteriores y la peronea. Las perforantes musculares pueden ser cauterizadas. En el plano subdérmico, la disección deberá mantener, por lo menos 0,5 cm de tejido graso subcutáneo sobre el pedículo y bajo la dermis para garantizar la integridad del plejo vascular subdérmico y el suprafascial. Se prepara el área receptora, retirando el tejido de granulación, reavivando sus bordes y disecándolos subcutáneamente 2 cm a fin de facilitar la sutura del colgajo. Se tuneliza subcutáneamente por la cara interna de la pierna, desde la línea de incisión medio posterior hasta el borde medial del área receptora, siguiendo la trayectoria que tendrá el eje de rotación del colgajo, conservando la vena safena anterior y dejando suficiente amplitud para prevenir la compresión del pedículo, pues por el edema postoperatorio de las primeras 48 horas puede aumentar más de dos veces su volumen. (Figura 8) Se baja el torniquete y se revisa la hemostasia. A continuación se dobla la rodilla 90º y se fija el colgajo a la zona receptora con sutura en dos planos: fascia dérmica mediante hilos poliglicólicos 4-0 (Figuras 9A y 9B), y cutáneo con puntos en “U” horizontal de seda 4-0. Cuando el área dadora tiene un ancho menor a 5 cm y hay suficiente flaccidez de piel, se sutura borde a borde. Caso contrario se colocará un injerto de piel para prevenir el “robo venoso” por colapso de las venas superficiales y aumento de la presión venosa en la red profunda por donde el colgajo hace su retorno. Se coloca un apósito laxo, distal y otro proximal dejando la piel de la isla descubierta para monitoreo. En el postoperatorio se mantendrá reposo en cama doce días, con pierna elevada, cuidando de que el apoyo se haga exclusivamente sobre la punta del talón, el borde lateral del pie y la cara posterior del muslo. Figura 8. Rotación a la zona receptora para cubrir la lesión. 24 Jorge Arturo Díaz, M.D., Germán Wolff, M.D., Jaime Restrepo, M.D., Marco Hoyos, M.D. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Colgajo aquiliano Figuras 9A y 9B. Colgajo in situ al soltar el torniquete. Por una semana se administra enoxaparina 40 mg subcutáneos, diarios, desde las 12 horas preoperatorias. Después ambulación, con media elástica durante dos meses. Precauciones: evitar la torción del pedículo. Disecar el túnel dos veces más grande que el pedículo. No desvitalizar la piel de recubrimento del túnel. Mantener un margen de por lo menos 0.5 cm de grasa subcutánea bajo los colgajos de la zona dadora. Comprobar la integridad de los vasos tibiales y peroneos y su perforantes en las fractura distales. Sospechar daño de la micro circulación fascial en casos de aplastamientos, o de las perforantes en casos de fracturas maleolares. Tratar primero el edema preoperatorio. Tres, con osteomielitis crónica, presentaron fístulas supurativas en bordes de la isla de piel. (Figuras 10A y 10B) Uno con osteoartrosis, osteomielitis de 4 años de evolución y refracturas expuestas repetidas, sufrió necrosis de en la piel de recubrimiento del túnel con exposición del pedículo, pero la isla de piel sobrevivió y el defecto se injertó. Todos los pacientes presentaron algún grado de edema postoperatorio. En 15, fue leve casi no perceptible. En 12 moderado, perceptible pero sin signos adicionales (Figuras 11A y 11B). En 2 hubo edema severo, con flictenas sobre la isla de piel. La mayoría de los pacientes del grupo en que se seccionó el nervio sural manifestaron conservar algún grado de sensibilidad en el colgajo. Discusión Los colgajos fasciocutáneos de flujo reverso se han hecho muy populares a partir de la primera publicación de uno peninsular por Donski en 1983 (3). Esto ha estimulado el estudio de la anatomía vascular de la pierna. Desde la revisión del nervio Sural por Facinelli, Masquelet Resultados Todos los colgajos sobrevivieron (Tabla 1). El grupo en que no fue seccionado el nervio Sural, tuvo menos complicaciones, pero las ocurridas en el otro grupo, más numeroso, fueron independientes de este hecho. Un colgajo sufrió necrosis parcial de la isla de piel al cuarto día, pero el componente facial sobrevivió y cicatrizó sin secuelas por segunda intención. Se atribuyó la falla venosa a estrangulamiento temporal por edema del pedículo dentro del túnel subfascial. Dos pacientes presentaron hematomas en las primeras 24 horas postoperatorias. Cuatro presentaron sufrimientos leves en los colgajos del área dadora. Figuras 10A y 10B. Osteomielitis y material de osteosíntesis cubiertos con fístulas en el borde superior. Jorge Arturo Díaz, M.D., Germán Wolff, M.D., Jaime Restrepo, M.D., Marco Hoyos, M.D. 25 Colgajo aquiliano RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 TABLA 1 Edad Lesión Evolución Sitio Área cm2 Sección Sural Complicaciones 1 32 Fx. Os. Exp. O/mielitis. 1 año 1/3 distal 10x6 Sí Fístula 2 43 Fx. Exp. Avulsión 3 meses 1/3 medio 11x6 Sí Necrosis parcial 3 27 Fx. Os. Exp. O/mielitis. 3 meses 2/3 distales 17 x 9 Sí No 4 30 Hueso Exp. Avulsión 2 meses 2/3 distales 20x6 Sí No 5 29 Fx. Os. Exp. O/mielitis. 8 meses 1/3 medio 4x6 No No 6 39 Fx. Exp. Aplast. O/mielitis. 6 meses 1/3 medio 11x6 Sí Hematoma 7 40 Fx. Osteortr. O/mielitis. 4 años 1/3 distal 9x6 Sí Sufrimiento tunel 8 63 Fx. Exp. 1 mes 1/3 distal 6x6 No No 9 54 Úlcera Cr. O/mielitis. 18 años 1/3 medio 9x6 No No 10 55 Fx. Exp.Conm. Fusíl 1 mes 1/3 distal 10x10 No No 11 52 Fx. Exp. O/mielitis. 1 mes 1/3 distal 10x10 No No 12 21 Fx. Os. Exp. O/mielitis. 3 meses 2/3 distales 11x7 Sí Fístula 13 37 Fx. Os. Exp. O/mielitis. 13 meses 1/3 medio 5x3 No No 14 67 Fx. Os. Exp. O/mielitis. 4 meses 2/3 distales 14x8 No No 15 48 Hueso Exp. Avulsión 2 meses 2/3 distales 19x7 No No 16 64 Fx. Os. Exp. 15 días 1/3 distal 5x6 Sí No 17 28 Fx. Pérdida ósea exp. 23 días 1/3 distal 8x8 Sí No 18 56 Fx. Os. Exp. O/mielitis. 3 meses 1/3 distal 5x4 No No 19 31 Fx. Pérdida ósea exp. 21 días 2/3 distales 13x8 Sí No 20 55 Úlcera Cr. O/mielitis. 6 años 1/3 distal 9x7 Sí No 21 24 Fx. Exp. 2 meses 1/3 distal 3x6 Sí No 22 62 Fx. Os. Exp. O/mielitis. 10 meses 1/3 distal 4x8 Sí Fístulas 23 48 Pérdida ósea expuesta 10 meses 2/3 distales 12x9 Sí No 24 24 Fx. Exp. O/mielitis. 2 meses 2/3 distales 10x5 Sí No 25 52 Fx. Exp. 1 mes 1/3 medio 8x4 No No 26 5 Hueso Exp. Avulsión 15 días 1/3 distal 8x4 Sí No 27 38 Hueso Exp. Avulsión 1 mes 2/3 distales 12x6 No Hematoma 28 49 Fx. Os. Exp. O/mielitis. 2 meses 2/3 distales 17x6 No No 29 41 Fx. Os. Exp. O/mielitis. 5 meses 1/3 distal 4x4 No No y Restrepo en 1981 (21) y la publicación de “Skin Island Flaps, supplied by the vascular axis of sensitive nerves”, por Masquelet, Romaña y Wolff, en 1992 (4), muchas publicaciones (22-24), siguiendo los principios clásicos de axialidad y territorialidad vascular han orientado los pedículos distales sobre los vasos axiales perineurales superficiales y han acuñado el termino de “colgajos neurocutáneos”, de la misma manera que otros (25-27) lo han hecho con los colgajos fasciocutáneos reversos en el antebrazo. Por otro lado, a las fuentes vasculares de la unidad fasciocutánea posterior de la pierna: vasos cutáneos, vasos perforantes septales y vasos perforantes musculares, se les han asignado territorios y mapas, recomendando su axialidad para el levantamiento de colgajos en la zona (9,11,28). Estos criterios no han sido confirmados por la práctica quirúrgica, ni por las observaciones anatómicas de los últimos años, pues colgajos que ocupan varios territorios, nutridos por una sola de las fuentes han tenido éxito. Además, casi todo el bloque 26 Jorge Arturo Díaz, M.D., Germán Wolff, M.D., Jaime Restrepo, M.D., Marco Hoyos, M.D. Colgajo aquiliano RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 11A y 11B .- Lesiones por aplastamiento. Colgajo integrado, pero edema posoperatorio global. fasciocutáneo posterior ha sido transpuesto como colgajo libre pediculado en una sola fuente: la arteria sural (5). En la actualidad todos los estudios coinciden en la existencia de un plejo anastomótico fasciocutáneo, al cual confluyen los vasos axiales superficiales, perforantes septocutáneas y perforantes musculares. Como anota Batchelor (29), desde los trabajos de Lang en 1962 y Scahfer en 1972, se sabe que tal unión se da a través de cuatro niveles interconectados: profundo, subfascial, intrasfascial, suprafascial y subdérmico (Figura 4). Esta distribución obedece a las funciones de corazón periférico, reservorio sanguíneo y termorregulación (6,7). No obstante que Masquelet (30) opina, que para los colgajos existen tres territorios: uno anatómico, uno fisiológico y uno quirúrgico; el complejo fasciocutáneo posterior de la pierna se comporta como un solo territorio anatómico, fisiológico y quirúrgico irrigado por varias fuentes; una verdadera “Unidad Vascular Fasciocutánea Posterior de la Pierna” UVFP (1). Sus límites se extienden en profundidad desde la piel hasta la aponeurosis profunda; verticalmente, desde el hueco poplíteo hasta los tobillos; y transversalmente, desde la línea medio-medial a la medio-lateral. Esta unidad puede nutrirse totalmente, inclusive con flujo retrógrado, por un pedículo que conserve por lo menos una de dichas fuentes vasculares. Este concepto permite levantar dentro de la unidad con gran libertad un colgajo en isla, de pedículo distal, basado en la región aquiliana y separado, sin seccionar el nervio sural. La circulación del colgajo estará dada por las perforantes septales de los vasos tibiales posteriores y peroneos que abordan la UVFP, a través de los septum en el espacio retromaleolar. Al no incluir el nervio sural este no es un colgajo “neurocutáneo” pues el pedículo no contiene vasos neurales sino perforantes septocutáneas distales, aunque de hecho, los vasos perineurales formen parte de la UVFP como un elemento más. El diseño permite unos ejes superiores a los 30 centímetros de longitud, 180º de rotación y gran libertad respecto al tamaño y forma de la isla de piel, con diámetros mayores a 20 cm tunelizado, por el lado interno alcanza fácilmente a cubrir los dos tercios proximales de la pierna, donde su calidad, volumen, grosor, resistencia, aspecto y textura son ideales para la reconstrucción de esta zona, hasta ahora tratada con colgajos que sacrifican estructuras importantes como los músculos y los tabiques vasculares, o que son aparatosos y más laboriosos como los cruzados o los libres. Las aplicaciones clínicas reportadas de los colgajos fasciocutáneos posteriores de la pantorrilla, distales y en isla, se han hecho para reconstruir talón, tobillo y cuello de pié (4,22,23,31,36) debido a su corto alcance y limitada dimensión. Masquelet (12), describiendo el colgajo neurocutáneo distal, basado en la arteria del nervio sural, afirma: “El colgajo no debe ser diseñado proximalmente a la fusión de los dos vientres de los gastrocnemios, a causa de que más allá de este nivel, el nervio y la arteria están subfasciales.” Con el pedículo distal basado en las perforantes septocutáneas aquilianas, peroneas y tibiales, y no en la vasculatura perineural, se puede diseñar proximalmente más allá de la conjunción de los gastrocnemios, incluso, hasta el borde inferior del hueco poplíteo y a lo ancho, por lo menos hasta las líneas medio-medial y medio-lateral de la pierna; lo Jorge Arturo Díaz, M.D., Germán Wolff, M.D., Jaime Restrepo, M.D., Marco Hoyos, M.D. 27 Colgajo aquiliano RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Figuras 12A, 12B y 12C. Avulsión con exposición de la tibia. Transoperatorio de colgajo in situ. Estado postoperatorio tardío. cual le da una dimensión y arco de rotación que lo hacen apto paras las grandes reconstrucciones anteriores en los dos tercios distales. Esta dimensión y utilidad son las que pretendemos poner en este presente trabajo. (Figuras 12A, 12B, 12C, 13A y 13B) Conclusiones Aplicando el concepto de “Unidad Vascular Fasciocutánea Posterior de la Pierna” UVFP, presentamos para reconstrucción en los dos tercios distales de la región anterior, un colgajo en isla de piel de flujo reverso, basado en las perforantes septocutáneas retromaleolares de los vasos tibiales posteriores y peroneos. Este colgajo no es neurocutáneo y puede ser autonomizado sin seccionar el nervio sural, minimizando sus secuelas. Por su largo arco de rotación y libertad de tamaño y orientación, ofrece ventajas sobre otros colgajos fasciocutáneos de flujo reverso propuestos previamente. Por su volumen, textura, sencillez, inocuidad y economía, es una opción válida frente a colgajos no fasciocutáneos utilizados para los mismos fines: musculares, arteriales, libres y cruzados. Figuras 13A 13B y 13C. Pérdida ósea por tiro de fusil. Aproximación. Postoperatorio mediato. 28 Jorge Arturo Díaz, M.D., Germán Wolff, M.D., Jaime Restrepo, M.D., Marco Hoyos, M.D. Colgajo aquiliano RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Referencias 1. Díaz JA, Wolff G, Restrepo J, Hoyos M. Unidad vascular fasciocutánea posterior de la pierna, un viejo nuevo concepto. Presentado en el XXVI Congreso Colombiano de Cirugía Plástica; 1997; Cartagena. 2. Ponten B. The fasciocutaneous flap: its use in soft tissue defects of the lower leg. Br J Plast Surg 1981;34(2):215-20. 3. Donski PK, Fogdestam I. Distally based fasciocutaneous flap from the sural region. A preliminary report. Scand J Plast Reconstr Surg 1983;17(3):191-6. 4. Masquelet A, Romana MC, Wolf G. Skin island flaps supplied by the vascular axis of the sensitive superficial nerves: anatomic study and clinical experience in the leg. Plast Reconstr Surg 1992;89(6):1115-21. 5. Walton RL, Bunkis J. The posterior calf fasciocutaneous free flap. Plast Reconstr Surg 1984;74(1):76-85. 6. Ley JA. Insuficiencia venosa crónica de la pelvis y los miembros inferiores. Barcelona: Mosby Ed; 1997. p. 22-3. 7. Guyton AC. Textbook of Medical Physiology. 4th ed. Philadelphia: WB Saunders; 1971. Chaps. 28, 31, 32 y 71. 8. Testut L, Latarjet A. Tratado de anatomía humana. Vol. IV. Barcelona: Salvat; 1954. 9. Taylor GI, Palmer JH. The vascular territories (angiosomes) of the body: experimental study and clinical applications. Br J Plast Surg 1987;40(2):113-41. 10. Lamberty BG. Fasciocutaneous flaps. Presented at the International Congress of Plastic Surgery; 1992; Madrid. 11. Whetzel TP, Barnard MA, Stokes RB. Arterial fasciocutaneous vascular territories of the lower leg. Plast Reconstr Surg 1997;100(5):1172-83. 12. Masquelet AC, Beveridge J, Romana C, Gerber C. The lateral supramalleolar flap. Plast Reconstr Surg 1988;81(1):74-81. 13. Carriquiry C, Aparecida Costa M, Vasconez LO. An anatomic study of the septocutaneous vessels of the leg. Plast Reconstr Surg 1985;76(3):354-63. 14. Miller JR, Potparic Z, Colen LB, Sorrell K, Carraway JH. The accuracy of duplex ultrasonography in the planning of skin flaps in the lower extremity. Plast Reconstr Surg 1995;95(7):1221-7. 15. Nichter LS, Jazayeri MA. The physiologic basis for nonconventional vascular perfusion. Plast Reconstr Surg 1995;95(2):406-12. 16. Torii S, Namiki Y, Mori R. Reverse-flow island flap: clinical report and venous drainage. Plast Reconstr Surg 1987;79(4):600-9. 17. Batchelor JS, Rahim A, McGuinness A. The anatomic basis for arteriovenous shunting in human lower leg fascial flaps. Plast Reconstr Surg 1995;95(2):233-9. 18. Walton RL, Matory WE Jr, Petry JJ. The posterior calf fascial free flap. Plast Reconstr Surg 1985;76(6):914-26. 19. Reinisch JF. The pathophysiology of skin flap circulation. The delay phenomenon. Plast Reconstr Surg 1974;54(5):585-98. 20. Lin SD, Lai CS, Chiu CC. Venous drainage in the reverse forearm flap. Plast Reconstr Surg 1984;74(4):508-12. 21. Fachinelli A, Masquelet A, Restrepo J, Gilbert A. The vascularized sural nerve: anatomy and surgical approach. Int J Microsurg 1981;3:57. 22. Hasegawa M, Torii S, Katoh H, Esaki S. The distally based superficial sural artery flap. Plast Reconstr Surg 1994;93(5):1012-20. 23. Jeng SF, Wei FC. Distally based sural island flap for foot and ankle reconstruction. Plast Reconstr Surg 1997;99(3):744-50. 24. Cavadas PC. Reversed saphenous neurocutaneous island flap: clinical experience. Plast Reconstr Surg 1997;99(7):1940-6. 25. Bertelli JA, Kaleli T. Retrograde-flow neurocutaneous island flaps in the forearm: anatomic basis and clinical results. Plast Reconstr Surg 1995;95(5):851-9. 26. Pribaz JJ, Pelham FR. Use of previously burned skin in local fasciocutaneous flaps for upper extremity reconstruction. Ann Plast Surg 1994;33(3):272-80. 27. Maruyama Y, Onishi K, Iwahira Y. The ulnar recurrent fasciocutaneous island flap: reverse medial arm flap. Plast Reconstr Surg 1987;79(3):381-8. 28. Taylor GI, Caddy CM, Watterson PA, Crock JG. The venous territories (venosomes) of the human body: experimental study and clinical implications. Plast Reconstr Surg 1990;86(2):185-213. 29. Batchelor JS, Moss AL. The relationship between fasciocutaneous perforators and their fascial branches: an anatomical study in human cadaver lower legs. Plast Reconstr Surg 1995;95(4):629-33. 30. Masquelet A, Romano C. Principles of fasciocutaneous flaps. In: Georgiade, editor. Plastic and reconstructive surgery. Boston; 1996. Chap. 104, p. 1159. 31. Hallock GG. Distal lower leg local random fasciocutaneous flaps. Plast Reconstr Surg 1990;86(2):304-11. 32. Álvarez E, Merchán S. Reconstrucción de la pierna con los colgajos axiales fasciocutáneos locales. Rev Col Cir Plast 1996;5:30. 33. Caicedo J. Colgajos fasciocutáneos en tercio inferior de la pierna. Rev Col Cir Plast 1996;5:40. 34. Calderon W, Swett A, Israel G, Arriagada J. Fasciocutaneous flaps for coverage of the distal portion of the leg, the ankle and the sole of the foot. Presented at the International Congress of Plastic Surgery; 1992; Madrid. 35. Hyakusoku H, Tonegawa H, Fumiiri M. Heel coverage with a T-shaped distally based sural island fasciocutaneous flap. Plast Reconstr Surg 1994;93(4):872-6. 36. Carriquiry CE. Heel coverage with a deepithelialized distally based fasciocutaneous flap. Plast Reconstr Surg 1990;85(1):116-9. Datos de contacto del autor Jorge Arturo Díaz, M.D. Avenida 3AN #23CN-48, Cali, Colombia. Correo electrónico: jadir45@yahoo.es • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva presentación de casos Versatilidad del colgajo chino. Serie de casos Jaime León Restrepo Espinal, M.D.* Palabras clave: colgajos, microcirugía, colgajo antebraquial, arteria radial. Key words: flaps, microsurgery, forearm flap, radial artery. Resumen El colgajo radial del antebrazo es uno de los colgajos septofasciocutáneos útiles en cirugía reconstructiva. Su flujo arterial y venoso ha sido estudiado por disección de cadáveres usando varias técnicas, como tinta e inyección de látex. El colgajo chino del antebrazo es extremadamente versátil, ya que puede ser usado tanto pediculado como en transposición libre, o como un colgajo compuesto del antebrazo incluyendo: vasos, nervio, hueso o tendones. Nosotros presentamos nuestra experiencia del colgajo chino en variedad de formas y situaciones clínicas. Abstract The radial forearm flap is one of several valuable septofasciocutaneous flaps. Therefore, its arterial and venous supply has been studied by cadaveric dissections using various techniques, such as ink and latex injections. The chinese forearm flap is extremely versatile, it can be used as an island skin flap, a free flap or as a compound forearm flap including: nerve, bone or tendons. We present our experience of the chinese flap in a variety of forms and clinical situations Introducción El colgajo radial del antebrazo es un colgajo septal centrado sobre el eje de la arteria radial. Descrito por los chinos desde el año 1978 y publicado en 1981 (1). Fue utilizado inicialmente para la reconstrucción nasal y para las amputaciones del pene. Su dibujo original en forma de moneda ha cambiado después de los años y las posibilidades de su diseño le permiten ser uno de los colgajos mas versátiles en reconstrucción, primordialmente en cirugías de cabeza y cuello. Guofan, cirujano perteneciente al ejército revolucionario popular de China, tuvo la oportunidad de ver trabajar a un cirujano japonés en la Manchuria, quien tomaba unos injertos gruesos libres de piel para la reconstrucción nasal; estos injertos venían de la cara anterior del antebrazo. Lógicamente, como no tenían una vascularizacion propia se perdían con el tiempo. Al regresar a su hospital en China, Goufan se dedicó a pensar en la posibilidad de hacer estos mismos injertos pero vascularizados sobre el eje de la arteria radial. Luego de muchos trabajos de disección y experiencias clínicas obtuvo el buen resultado de su colgajo antebraquial. Bases anatómicas Irrigación La arteria radial tiene un diámetro promedio de 2 mm, con extensión entre los 1,6 y los 2,6 mm, ausente en el 0,2% de las disecciones. Generalmente, se origina en el pliegue del codo y sigue por la cara lateral del antebrazo en forma recta sobre el músculo braquioradialis emergiendo de la profundidad a la superficie hasta el canal del pulso; en la mano normalmente hará parte del arco palmar profundo con la arteria cubital (Figura 1). La arteria radial da numerosas ramas colaterales en su recorrido por el antebrazo, según Timmons (3), y luego de nuestras disecciones en el laboratorio de anatomía del Instituto des Saints Peres en Paris, pueden ser de 10 a 17 (4). Las ramas proximales son menos numerosas pero más largas que las distales. La vascularización a nivel del músculo pronador * Profesor de cátedra del servicio de Cirugía Plástica. Facultad de Medicina Universidad de Antioquia. 30 Jaime León Restrepo Espinal, M.D. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Versatilidad del colgajo chino. Serie de casos más distal, esta mejora. Los nervios responsables de la inervación de esta zona son el radial, en su parte sensitiva y el músculo-cutáneo (3). Territorio cutáneo Luego de inyecciones vasculares (4), podemos demostrar que mucha parte del revestimiento cutáneo del antebrazo lo podemos tomar en el eje vascularizado de la arteria radial. Siempre hay que estar vigilantes frente a la posibilidad de variaciones anátomicas del eje vascular radio-cubital (Figura 2). Figura 1. Disposición anatómica de la arteria radial en el antebrazo. Figura 2. Colgajo antebraquial, disposición anatómica. Figura 3. Preparación y marcación del colgajo antebraquial. cuadrado está dada por una rama muy constante que permite tomar el colgajo compuesto con el radio. El retorno venoso tiene dos sistemas: el superficial y el profundo que se anastomosan entre sí. Del sistema superficial, el cefálico marca su importancia en la parte distal por sus anastomosis sobre las venas comitantes; en la región proximal al codo, este sistema comitante hace las anastomosis con las venas de la arteria humeral. Invervación sensitiva La inervación sensitiva de la piel antebraquial no es muy buena desde el punto de vista de la discriminación entre dos puntos, que varía de 16 a 36 mm. A medida que se hace Técnica quirúrgica La prueba de Allen es primordial antes de decidir sobre la toma de un colgajo antebraquial. Si persisten dudas, la ecografía Doppler simple o el Doppler sofisticado son las herramientas que pueden identificar de manera precisa el patrón de vascularización de la zona dadora. No es necesaria la arteriografía, a menos que existan secuelas por grandes traumatismos. El torniquete se utiliza idealmente con vaciamiento por gravedad y para la hemostasia se aplica el sistema bipolar de punta fina protegido. Idealmente se escoge la mano no dominante y en el preoperatorio mediato se instruye para evitar al máximo las venopunciones. El diseño del colgajo debe ser lo más exacto posible, siempre dando un margen de mínimo 1 centímetro en su alrededor para evitar tracciones en el momento de adaptarlo al sitio receptor. Es indiferente si la disección es proximal o distal, pero preferimos iniciar la disección proximal, teniendo la precaución de aproximar con suturas el defecto cutáneo una vez se levanta la piel para minimizar el autoinjerto de piel. La base del colgajo puede ser proximal o distal, en cualquier caso, el eje de la arteria radial y su septo son las prioridades. Distalmente, el espacio entre los músculos flexor carpi radialis y braquioradialis nos da la pauta para levantar la arteria radial y estar seguros de que la vascularización de la piel esté adecuada. Proximalmente, este septo es menos evidente, pero si a nivel distal está conservado no existirá morbilidad para el colgajo. Variaciones técnicas Luego de casi tres décadas de experiencia con el colgajo chino o antebraquial son muchas las aplicaciones que se han descrito, entre estas está que puede utilizarse como cutáneo, fascial, osteomiocutáneo, osteotenomiocutáneo o colgajo prefabricado. Y la variedad de su diseño puede obedecer a las necesidades del paciente como en los casos de colgajo de paso para reconstruir un eje vascular importante (Figura 3). RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Indicaciones El profesor Claude Lequang, microcirujano francés discutía diciendo que una de las pricipales indicaciones del colgajo chino se encontraba en defectos de cobertura de cabeza y cuello porque era para secuelas funcionales; podríamos estar parcialmente de acuerdo. Sus aplicaciones pueden ser en cirugías de vías aéreas superiores como laringe y tráquea. Nosotros lo hemos utilizado en varios pacientes con problemas de defectos por quemaduras, accidentes de tránsito, heridas por explosivos, por armas de fuego, avulsiones diversas y otros. Complicaciones El mayor porcentaje de las complicaciones son debidas a las dificultades del retorno venoso, gracias a las numerosas Figura 4. Necrosis del colgajo debida a trombosis venosa. Figura 6A. Izquierda: pérdida de región auricular. Derecha: diseño del colgajo antebraquial. Jaime León Restrepo Espinal, M.D. 31 Versatilidad del colgajo chino. Serie de casos venopunciones en el dorso de la mano de los pacientes, (principalmente de las mujeres, quienes adicionalmente tienen menor calibre de sus venas). En algunos casos hemos preferido hacer las anastomosis venosas en el sistema comitante proximal del pliegue del codo. Esta complicación se presenta generalmente en las primaras horas del posoperatorio (Figura 4). Presentación de casos Figura 5. Secuelas por quemadura por gasolina. Figura 6A. Izquierda: pérdida de región auricular. Derecha: diseño del colgajo antebraquial. Figura 6B. Detalle quirúrgico de la toma del colgajo arteria radial-vena cefálica. Figura 6C. Resultado a la segunda semana posoperatoria. Figura 5. Izquierda: preoperatorio. Derecha: posoperatorio tardío. 32 Jaime León Restrepo Espinal, M.D. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Versatilidad del colgajo chino. Serie de casos Figura 7A. Izquierda: avulsión nasomalar. Derecha: cubrimiento del defecto con colgajo de Converse. Figura 7B. Resultado varios años posoperatorios. Figura 8A. Avulsión malar y de comisura labial. Figura 8B. Resultado estético funcional final. Figura 9. Izquierda: avulsión por quemadura eléctrica. Derecha: adaptación del colgajo. Figura 10. Colgajo de paso. Reconstrucción de la arteria humeral, nervio mediano. Retracción de la piel. Cortesía Dr. Juan Fernando Lopera. Figura 7A. Izquierda: avulsión nasomalar. Derecha: cubrimiento del defecto con colgajo de Converse. Figura 6B. Detalle quirúrgico de la toma del colgajo arteria radial-vena cefálica. Figura 7B. Resultado varios años posoperatorios. Figura 6C. Resultado a la segunda semana posoperatoria. Figura 8A. Avulsión malar y de comisura labial. Figura 8B. Resultado estético funcional final. Jaime León Restrepo Espinal, M.D. 33 Versatilidad del colgajo chino. Serie de casos RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Figura 9. Izquierda: avulsión por quemadura eléctrica. Derecha: adaptación del colgajo. Figura 10. Colgajo de paso. Reconstrucción de la arteria humeral, nervio mediano. Retracción de la piel. Cortesía Dr. Juan Fernando Lopera. Referencias 1. Guofan Y, Baqui C, Youzi G. Forearms free skin flap transplantation. Nat Med J China 1981;61:139-42. 2. Gilbert A, Masquelet AC, Hentz RV. Les lambeaux artériels pédiculés du membre supérieur. Paris: Expansion Scientifique Française; 1990. 3. Timmons MJ. The vascular basis of the radial forearm flap. Plast Reconstr Surg 1986;77(1):80-92. 4. Restrepo JL. Técnica de inyección vascular en cadáveres. Rev Col Cir Plast 1999;5(2). Datos de contacto del autor Jaime León Restrepo Espinal Clinica Medellín Centro, Torre Fundadores No 111º. Medellín, Colombia. Correo electrónico: jlrestreponicolas@une.net.co • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva revisión Aplicaciones de la anaplastología y la osteointegración en cirugía plástica. Reporte de caso y revisión de la literatura CARLOS EDUARDO LÓPEZ-VALDERRAMA, M.D.*, HERNÁN BARÓN-GALLO** Palabras clave: anaplastología, osteointegración, prótesis, epítesis. Key words: prosthesis, ostheointegration, anaplastology, epithesis. Resumen A pesar de los refinamientos y avances técnicos logrados con las técnicas de reconstrucción con tejidos autólogos, el empleo de prótesis se indica en un gran número de pacientes, particularmente en quienes por la magnitud y complejidad del defecto a reconstruir, el fracaso de intentos previos de reconstrucción o las enfermedades asociadas no permitan realizar procedimientos reconstructivos que ofrezcan buenos resultados cosméticos y funcionales. La utilización de implantes de osteointegración permite un mejor anclaje de las prótesis, facilitando la higiene y logrando la retención de prótesis de gran volumen para el manejo de defectos faciales complejos. Se revisan las aplicaciones de la reconstrucción con prótesis osteointegradas en la cara, amputaciones digitales y reemplazos articulares, entre otros. Es importante la integración de un equipo multidisciplinario que desarrolle un plan de reconstrucción individualizado, con el fin de lograr los mejores resultados. Abstract Despite technical improvements and refinements obtained with reconstruction with autologous tissue, many patients usually need to wear prostheses for achieving reconstruction of complex facial defects in previous failed attempts of autologous reconstruction, and in high surgical risk patients. Osseointegrated implants can achieve a better prosthetic anchorage, hygiene and allow retention of high volume prostheses. We review applications of osseointegrated prostheses in facial reconstruction, digital amputations and joint replacement. It is very important to achieve a customized reconstructive plan by a multidisciplinary team to obtain the best reconstructive results. Introducción La utilización de prótesis debe considerarse como complemento y retoque final de los procedimientos de cirugía plástica reconstructiva con el fin de lograr la mejor apariencia y funcionalidad posible. Las primeras evidencias de la utilización de elementos protésicos en reconstrucción facial datan de la quinta dinastía egipcia (2750-2625 a. C.), encontrando en excavaciones arqueológicas prótesis auriculares talladas con cera (1). En la India, en el año 200 a. C., se describe la reconstrucción nasal con una prótesis de resina en un paciente con amputación de la nariz en una pelea de espadas. En la antigua China se realizaban prótesis en cera, madera y yeso para la reconstrucción de defectos de mutilados de la guerra. También se han encontrado máscaras de oro con grabados de los rasgos faciales que probablemente se utilizaron como prótesis en los guerreros mutilados (2). En el siglo XVI, los artistas registraron la utilización de prótesis con fines reconstructivos. En algunos retratos de la princesa de Eboli se alcanza a percibir el empleo de una prótesis ocular y en los del astrónomo Tycho Brahe, quien perdió su nariz en un duelo de espadas, se observan las diferentes prótesis nasales elaboradas por él para la reconstrucción de su deformidad. Ambroise Paré (3), considerado el padre de la anaplastología, describió la utilización de prótesis faciales en oro y plata o en papel maché según la capacidad económica de los pacientes. Estas prótesis se realizaban siguiendo los prototipos dibujados, sin modificaciones individuales para cada paciente, y se * Cirujano plástico-microcirujano, Clínica Reina Sofía-Colsánitas, Hospital Simón Bolivar, Clínica Colsubsidio. Bogotá, Colombia. ** Técnico anaplastólogo. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Figura 1. Paciente de 58 años con microtia izquierda. Arriba, derecha: Sistema de osteointegración anclado al hueso temporal. Izquierda Detalle de la prótesis de oreja tallada en silicona. Abajo, Moldes de la oreja normal (derecha), y la oreja tallada (izquierda) empleados en la elaboración de la prótesis Carlos Eduardo López-Valderrama, M.D., Hernán Barón-Gallo 35 Aplicaciones de la anaplastología y la osteointegración en cirugía plástica. Reporte de caso y revisión de la literatura fijaban con una cuerda atada alrededor de la cabeza. Pocas personas podían tolerar las incomodidades de la utilización de estas prótesis primitivas, y preferían entonces la utilización de parches, máscaras o simplemente, exponerse a la sociedad con sus deformantes defectos. En el siglo XVIII, Johann Beck, quien presentaba mutilaciones secundarias a la sífilis, diseñó y fabricó una prótesis tallada en madera con obturador en esponja, y se ganaba la vida cobrando por exhibirse en ferias y reuniones médicas. Un cerrajero se reconstruyó su mentón con una prótesis de plata metálica cubierta con cera pintada con el color de la piel y con un recubrimiento interno con esponja para lograr la retención de la saliva. Aún se encuentran los moldes realizados en cobre y la descripción de los detalles técnicos para la elaboración de esta prótesis. La anaplastología moderna se inicia a finales del siglo XVII por el dentista francés Nicolas Dubois de Chemant (1,2), quien describe la utilización de prótesis dentales de porcelana y su aplicación en la elaboración de prótesis de nariz, mentón y obturadores para el cierre de fístulas oronasales. Pierre Balif (3) introduce la elaboración de prótesis de múltiples capas de caucho elaboradas en moldes de yeso y pigmentadas con los colores de la piel, técnica que se utiliza en las prótesis de silicona actuales. A partir de este momento se han descrito innovaciones en la utilización de nuevos materiales como el celuloide, la cerámica y el vidrio. Después de la Segunda Guerra Mundial, la aplicación del cloruro de polivinilo (PVC), el polimetilmetacrilato y la silicona, permitieron la realización de prótesis para la reconstrucción de defectos compuestos, mucho más liviana y con una textura y plegabilidad similar a la de la piel y los tejidos subcutáneos. El desarrollo de las siliconas de grado médico y los refinamientos en las técnicas de anaplastología han permitido crear verdaderas obras de arte que reproducen de manera muy precisa las características de color, forma, volumen y textura de los tejidos deficientes (1-3). La retención estable y sostenida de la prótesis en el defecto receptor es difícil de lograr en muchos casos. Anteriormente se requería de la utilización de anteojos para sostener las prótesis de la nariz y órbitas, con el uso de de pegantes especiales, que con frecuencia producían irritación de la piel. En algunas amputaciones de las extremidades, el nivel alto de amputación no permite el diseño de un capuchón (socket) para lograr su retención estable. Estos inconvenientes pueden superarse con el empleo de los implantes de osteointegración (4-6). 36 Carlos Eduardo López-Valderrama, M.D., Hernán Barón-Gallo Aplicaciones de la anaplastología y la osteointegración en cirugía plástica. Reporte de caso y revisión de la literatura RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Los recientes avances en electrónica y telemedicina han permitido la fabricación de prótesis tomando como modelo las imágenes de escanografía y resonancia magnética del defecto y el tallado computarizado de las mismas con técnicas de esterolitografía y prototipado inverso (7). Se ha descrito la inserción de implantes de osteointegración a distancia con la ayuda de un brazo robótico y el desarrollo de la cirugía de realidad virtual (8). Principios básicos de la osteointegración Uno de los problemas observados en las prótesis, implantes y reemplazos articulares era el aflojamiento progresivo de éstos con la pérdida de la estabilidad y la ventaja mecánica de los mismos. En 1950, Branemark (9) inició sus estudios sobre la microcirculación ósea en conejos, descubrió que los implantes de titanio podían incorporarse permanentemente al hueso, es decir, la unión del hueso vivo con el implante era tan firme, que su separación solo se lograba con la fractura del hueso o del implante. Branemark acuñó el término de osteointegración para describir Figura 2. Resultado posoperatorio del paciente de la figura 1. La oreja reconstruida con prótesis osteointegrada es la oreja izquierda. este fenómeno. La filosofía de la osteointegración es lograr la interacción casi simbiótica de un tejido vivo altamente especializado, como el hueso, con un hueso al que está integrado. En los estudios biomecánicos se material inerte basado en una estructura técnicamente diseñada observó que tras la aplicación de fuerzas de torsión sobre el y controlada a nivel macro y microscópico que permita una implante osteointegrado no se apreciaba movimiento en la integración permanente y firme entre el hueso y el implante, interfase implante-hueso ni existía deformidad elástica (12). evitando el rechazo y ofreciendo múltiples aplicaciones clínicas La deformidad elástica observada tras la aplicación de fuerzas (10). La osteointegración es un mecanismo de anclaje logrado laterales o de presión axial sobre el implante es la misma a por la unión funcional y estructural del hueso vivo con un la observada al someter el hueso vivo carente de implantes, implante inerte capaz de soportar carga. Las propiedades de sometido a estas cargas, confirmando la integración biomeintegración del titanio al hueso son exclusivas de éste metal, cánica del implante al hueso. observándose una firme unión a nivel molecular entre el óxido de titanio de la superficie del implante y las proteínas del hueso, Aplicaciones clínicas formando una matriz hidratada de peróxido de titanio (11). Los principios de osteointegración fueron aplicados inicialSe considera que un implante está osteointegrado cuando mente en odontología en la rehabilitación de pérdidas denno se observa movimiento relativo entre el implante y el tales y para la fijación de prótesis en pacientes edéntulos. La RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Figura 3. Paciente con amputación traumática de tercer y cuarto dedos. Diseño de las prótesis de silicona. Abajo, resultado posoperatorio. Las prótesis corresponden al tercer y cuarto dedo de la mano izquierda. experiencia adquirida a nivel mundial de más de un millón de pacientes con implantes de osteointegración dentales en los últimos 30 años y más de 2.000 artículos científicos publicados permitieron extender las aplicaciones de la osteointegración a otras áreas (13): mediante la aplicación de implantes de osteointegración extraorales es posible lograr una adecuada fijación de las prótesis faciales en pacientes con defectos complejos secundarios a traumatismos, secuelas de quemaduras y resecciones oncológicas. Los adhesivos que an- Carlos Eduardo López-Valderrama, M.D., Hernán Barón-Gallo 37 Aplicaciones de la anaplastología y la osteointegración en cirugía plástica. Reporte de caso y revisión de la literatura teriormente se empleaban para fijar éstas prótesis presentaban problemas de irritación de la piel, y frecuentemente ocurrían desplazamientos y aflojamiento progresivo de la prótesis. La utilización de prótesis osteointegradas facilita enormemente la higiene en estos defectos que usualmente presentan exposición de grandes superficies de epitelio mucosecretor de la nariz y la cavidad oral. La reconstrucción protésica de defectos faciales se indica en pacientes en quienes no es posible ofrecer reconstrucciones con tejidos autólogos por el alto riesgo quirúrgico, o por falla en los intentos reconstructivos previos y como complemento a los procedimientos de cirugía reconstructiva realizados, para lograr el mejor resultado cosmético posible. Se han descrito resultados sorprendentes con la utilización de éstas técnicas en la reconstrucción de oreja (Figuras 1 y 2), nariz, órbitas, maxilares y en la reconstrucción de defectos compuestos (14-16). Una de las características más interesantes de los implantes osteointegrados es la osteopercepción (17). Está demostrado que las prótesis osteointegradas permiten una mejor comunicación con el medio exterior mediante la transmisión directa al hueso de estímulos sensoriales de tacto, presión y vibración. Este concepto es similar a lo observado en las uñas. Aunque la placa ungueal es completamente insensible, su contacto íntimo con el hueso de la falange distal a través de la matriz ungueal, permite la transmisión al hueso de sensaciones táctiles de presión y vibración. Las alteraciones del crecimiento de las uñas pueden producir trastornos de la sensibilidad (18) incluso incapacitantes para ciertos oficios (pianistas, violinistas). El mejor nivel de sensibilidad logrado con las prótesis osteointegradas supera en funcionalidad a los mecanismos de anclaje y adhesión convencionales. Este concepto de osteopercepción se está aplicando recientemente en los audífonos osteointegrados (19) para el manejo de hipoacusias conductivas (BAHA, del inglés Bone Anchored Hearing Aid). La ventaja mecánica que ofrecen los implantes de osteointegración, aumenta las posibilidades de reconstrucciones protésicas en niveles de amputación que anteriormente no eran susceptibles de rehabilitar. Anteriormente, la retención de las prótesis en dedos, manos y aún en miembros inferiores se lograba con la fabricación de un capuchón (socket) en el extremo de contacto de la prótesis, que cubría en una extensión considerable el muñón de amputación. En muchas ocasiones, la longitud del muñón no permitía realizar capuchones que cumplieran con una adecuada fijación y retención de las pró- 38 Carlos Eduardo López-Valderrama, M.D., Hernán Barón-Gallo Aplicaciones de la anaplastología y la osteointegración en cirugía plástica. Reporte de caso y revisión de la literatura RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Figura 4. Paciente posoperatorio (1 mes) reconstrucción mamaria con colgajo TRAM (trans rectal abdominal muscle). Epítesis elaborada en silicona para reconstruír el complejo areola pezón. La paciente no desea la realización de reconstrucción autóloga ni la mastopexia contralateral propuesta. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 tesis. Gracias a las técnicas de osteointegración, es posible lograr una adecuada retención de la prótesis aún en los casos en que el nivel de amputación del muñón no sea el ideal. En cirugía de mano, además de los excelentes resultados obtenidos con las prótesis articuladas de los dedos (Figura 3) y la reconstrucción de la matriz ungueal con prótesis osteointegradas, se han realizado trabajos interesantes con la aplicación de la osteointegración en los reemplazos articulares (20). La técnica de artroplastia con implantes de silicona, popularizada por Swanson (21), aunque ofrece muy buenos resultados funcionales en los pacientes, presenta un alto porcentaje de reabsorción ósea y de sinovitis por partículas de silicona, producidos por las fuerzas de cizallamiento y la generación de micromovimiento en la interfase silicona-hueso. Se han diseñado prótesis con revestimiento de titanio que permiten una verdadera osteointegración sin la utilización de cemento, con una menor incidencia de reabsorción ósea y de sinovitis por silicona (22). Existen algunos reportes en la literatura de utilización de grandes implantes de osteointegración para la adaptación de prótesis en amputaciones transfemorales del miembro inferior (23). En estos casos, la utilización de los capuchones convencionales de retención (socket) genera inconvenientes, como la pobre retención y ulceración del muñón de amputación, con la discapacidad que esto produce. La transmisión directa del peso a través del implante osteointegrado, conlleva a una mejor distribución de las cargas, mejorando la retención de la prótesis y reduciendo la incidencia de úlceras de presión en el muñón. Las pacientes sometidas a reconstrucción mamaria posmastectomía requieren la realización de procedimientos quirúrgicos en varios tiempos para la reconstrucción de la areola y el pezón. Un alto porcentaje de estas pacientes no desean someterse a procedimientos quirúrgicos adicionales, a pesar de su de bajo riesgo y que pueden incluso realizarse bajo anestesia local. Gracias al desarrollo de la anaplastología, hoy es posible realizar la reconstrucción del complejo areolapezón con prótesis que presentan una textura, forma, color y proyección del pezón muy similares a las del seno contralateral (Figura 4). Estas pacientes aceptan muy bien el uso de estas prótesis las cuales indicamos para uso en el intervalo entre la reconstrucción mamaria y la reconstrucción quirúrgica de la areola y el pezón. Hemos visto que un gran número de nuestras pacientes deciden no someterse a la reconstrucción quirúrgica por la gran satisfacción obtenida con la reconstrucción protésica de la areola y el pezón (24). Carlos Eduardo López-Valderrama, M.D., Hernán Barón-Gallo 39 Aplicaciones de la anaplastología y la osteointegración en cirugía plástica. Reporte de caso y revisión de la literatura Discusión La utilización de tejidos autólogos continúa siendo la opción ideal de reconstrucción en la mayoría de los casos y la realizamos en nuestros pacientes siempre y cuando sea posible. Sin embargo, en pacientes de alto riesgo quirúrgico, con enfermedades asociadas que contraindiquen la realización de procedimientos técnicamente complejos, debe contemplarse seriamente la utilización de prótesis. Igualmente, la reconstrucción protésica debe plantearse como complemento a la reconstrucción con tejidos autólogos, con el fin de lograr el mejor resultado cosmético y funcional posible. Consideramos que así como la osteointegración está determinada por la interacción dinámica entre el tejido óseo y el implante, el éxito de las reconstrucciones protésicas se logra con la interacción entre el cirujano y el técnico anaplastólogo. El equipo multidisciplinario por nosotros conformado nos permite elaborar un plan de reconstrucción específico para cada paciente, integrando diferentes áreas. Los conocimientos técnicos por sí solos no garantizan una reconstrucción exitosa. Es sin duda el sentido de la estética y la creatividad aportada por el artista, el complemento necesario para poder ofrecer los mejores resultados a nuestros pacientes. El desarrollo de nuevos implantes con revestimientos especiales que permitan una osteointegración más rápida, el diseño personalizado de las características del implante de acuerdo con las condiciones del hueso receptor adyacente al defecto, así como los avances tecnológicos en el tallado computarizado de las prótesis por estereolitografía y la cirugía de realidad virtual, permitirán aumentar las indicaciones de este recurso valioso como complemento de las herramientas disponibles en la cirugía reconstructiva. Agradecimientos Al Doctor John Cortés, quien nos dió a conocer los fundamentos de la anaplastología y a la Doctora Maria Sofia Pedraza quien participó activamente en la realización de nuestros primeros casos y nos impulsó a seguir trabajando en esta disciplina. 40 Carlos Eduardo López-Valderrama, M.D., Hernán Barón-Gallo Aplicaciones de la anaplastología y la osteointegración en cirugía plástica. Reporte de caso y revisión de la literatura RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Referencias 1. Conroy BF. The history of facial prostheses. Clin Plast Surg 1983;10(4):689-707. 2. Valauri AJ. The history and development of facial prostheses. Adv Ophthalmic Plast Reconstr Surg 1992;9:243-60. 3. Reisberg DJ, Habakuk SW. A history of facial and ocular prosthetics. Adv Ophtalmic Plast Reconstr Surg. 1990;8:11-24. 4. Tolman DE, Tjellstrom A, Woods JE. Reconstructing the human face by using the tissue-integrated prosthesis. Mayo Clin Proc 1998;73(12):1171-5. 5. Flood TR, Russell K. Reconstruction of nasal defects with implant-retained nasal prostheses. Br J Oral Maxillofac Surg 1998;36(5):341-5. 6. Parel SM, Branemark PI, Tjellstrom A, Gion G. Osseointegration in maxillofacial prosthetics. Part II: Extraoral applications. J Prosthet Dent. 1986;55(5):600-6. 7. Runte C, Dirksen D, Delere H, Thomas C, Runte B, Meyer U, et al. Optical data acquisition for computer-assisted design of facial prostheses. Int J Prosthodont. 2002 Mar-Apr;15(2):129-32. 8. Albrektsson T, Wennerberg A. The impact of oral implants - past and future, 1966-2042. J Can Dent Assoc 2005;71(5):327. 9. Branemark PI. Osseointegration and its experimental background. J Prosthet Dent 1983;50(3):399-410. 10. Albrektsson T, Branemark PI, Hansson HA, Lindstrom J. Osseointegrated titanium implants. Requirements for ensuring a long-lasting, direct bone-to implant anchorage in man. Acta Orthop Scand 1981;52(2):155-70. 11. Schmidt C, Kaspar D, Sarkar MR, Claes LE, Ignatius AA. A scanning electron microscopy study of human osteoblast morphology on five orthopedic metals. J Biomed Mater Res 2002;63(3):252-61. 12. Cehreli MC, Akkocaoglu M, Comert A, Tekdemir I, Akca K. Human ex vivo bone tissue strains around natural teeth vs. immediate oral implants. Clin Oral Implants Res 2005;16(5):540-8. 13. Branemark PI. Rehabilitation and osseointegration in clinical reality. Int J Oral Maxillofac Implants 2003;18(5):770-1. 14. McComb H. Osseointegrated titanium implants for the attachment of facial prostheses. Ann Plast Surg 1993;31(3):225-32. 15. Nishimura RD, Roumanas E, Chang TL, Beumer J 3rd. Craniofacial prostheses retained with osseointegrated implants. Pract Periodontics Aesthet Dent 1999;11(6):711-2, 714-5. 16. Harris L, Wilkes GH, Wolfaardt JF. Autogenous soft-tissue procedures and osseointegrated alloplastic reconstruction: their role in the treatment of complex craniofacial defects. Plast Reconstr Surg 1996;98(3):387-92. 17. Branemark R, Branemark PI, Rydevick B, Myers RR. Osseointegration in skeletal reconstruction and rehabilitation: a review. J Rehabil Res Dev. 2001;38(2):175-181. 18. Nishimura RD, Roumanas E, Moy PK, Sugai T. Nasal defects and osseointegrated implants: UCLA experience. J Prosthet Dent 1996;76(6):597-602. 19. Tjellstrom A, Lindstrom J, Hallen O, Albrektsson T, Branemark PI. Osseointegrated titanium implants in the temporal bone. A clinical study on bone-anchored hearing aids. Am J Otol 1981;2(4):304-10. 20. Moller K, Sollerman C, Geijer M, Branemark PI. Osseointegrated silicone implants. 18 patients with 57 MCP joints followed for 2 years. Acta Orthop Scand 1999;70(2):109-15. 21. Moller K, Sollerman C, Geijer M, Branemark PI. Early results with osseointegrated proximal interphalangeal joint prostheses. J Hand Surg [Am]. 1999;24(2):267-74. 22. Lundborg G, Branemark PI. Osseointegrated silicone implants for joint reconstruction after septic arthritis of the metacarpophalangeal joint: a 10-year follow-up. Scand J Plast Reconstr Surg Hand Surg. 2001;35(3):311-5. 23. Sullivan J, Uden M, Robinson KP, Sooriakumaran S. Rehabilitation of the trans-femoral amputee with an osseointegrated prosthesis: the United Kingdom experience. Prosthet Orthot Int 2003;27(2):114-20. 24. Little JW 3rd. Nipple-areola reconstruction. Clin Plast Surg 1984;11(2):351-64. Datos de contacto del autor Carlos López Valderrama, M.D. Carrera 21 #90-14, consultorio 409. www.doctorcarloslopez.com Correo electrónico: info@doctorcarloslopez.com. • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva presentación de casos Mamoplastia vertical con pedículo superior y colgajo dermoglandular LUIS FERNANDO BOTERO, M.D.*, ALFREDO PATRÓN G., M.D** Palabras clave: mamoplastia de reducción, mastopexia, mamoplastia vertical, mamoplastia con cicatriz mínima. Key words: reduction mammaplasty, mastopexy, vertical mammaplasty, minimal scar mammaplasty. Resumen La mamoplastia de reducción es un procedimiento que ha tenido una evolución acelerada en los últimos años. Los refinamientos introducidos por numerosos autores hacen que este desarrollo se acerque cada vez más a la técnica ideal. En una serie de casos intervenidos por los autores, se describe la técnica empleada para lograr un resultado estéticamente aceptable, con un relleno adecuado del polo superior mamario con un colgajo dermoglandular y cicatriz vertical. Se intervinieron 17 pacientes, con un seguimiento promedio de 13 meses. Se evaluaron los resultados con base en estudios fotográficos, grado de alargamiento de la cicatriz vertical, satisfacción de las pacientes, la apariencia de las cicatrices y la presencia de complicaciones postoperatorias. Se obtuvieron resultados satisfactorios para las pacientes y los cirujanos en un 94% (16 casos). En 11 pacientes se documentó la evolución de la longitud de la cicatriz vertical con el paso del tiempo. Sólo en 1 caso hubo elongación de la misma mayor a 2 cm. La apariencia de las cicatrices fue aceptable para todas las pacientes. Con respecto a las complicaciones, se observó la persistencia de arrugas en 2 pacientes (11,8%), de las cuales, un caso requirió corrección bajo anestesia local; necrosis grasa en un caso (5,9%) y asimetría en la forma mamaria y complejos areola pezón en 1 caso (5,9%). Como conclusión, la técnica de mamoplastia vertical con pedículo superior y colgajo dermoglandular inferior provee resultados estéticamente satisfactorios, duraderos, consistentes para reducciones mamarias inferiores a 500 g con tasas de complicaciones aceptables. Abstract Reduction mammaplasty is a complex procedure that has progressed toward small scars in last years. Refinements in technique introduced by several authors have allowed plastic surgeons to obtain better and long lasting results. The authors describe a series of cases operated in the last year using a technique based in an inferior dermoglandular flap for upper pole fullness in combination with a vertical scar approach. 17 patients were operated, with a medium follow-up of 13 months. The results were evaluated by photographic controls, vertical scar enlargement, patient satisfaction and complications. 94% of patients were satisfied with the results. In 11 patients vertical scar enlargement was measured. Only one patient showed more than 2 cm enlargement of vertical scar. Scar appearance was acceptable in all patients. With regard to complications, lower pole wrinkles were observed in 2 patients (11%) and one case required correction under local anaesthesia. There was fat necrosis in one patient (5.9%). Asymmetry of breast contour and nipple areola complex was present in one case (5.9%). For the authors, reduction mammaplasty and mastopexy with a combination of dermoglandular flap for upper pole fullness, superior pedicle, and a vertical scar provides consistent and aesthetically pleasant results with minimal scars. Introducción La mamoplastia de reducción es uno de los procedimientos más complejos en cirugía plástica, ya que debe producir un resultado estético, simétrico y duradero, con la menor cicatriz posible (1). Las técnicas de reducción y pexia mamaria se han refinado en la medida que ha mejorado el conocimiento de la anatomía vascular de la mama. En un principio la preocupación fundamental del cirujano era la supervivencia del complejo areola-pezón. Las técnicas ideadas por Guinard (1903), Lexer (1924), Hollander (1924), Biesenberger (1928), entre otros, tenían una alta tasa de complicaciones. Posterior al descubrimiento de la circulación dérmica del complejo areola-pezón por Scharzmann en 1930, las técnicas se centraron en lograr una forma y *.Cirujano Plástico ** Cirujano Plástico. Profesor Servicio de Cirugía Plástica. Universidad de Antioquia. 42 Luis Fernando Botero, M.D., Alfredo Patrón G., M.D RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Mamoplastia vertical con pedículo superior y colgajo dermoglandular simetría adecuadas, a expensas de la longitud de la cicatriz (2,3). Las descripciones de Bames (1948), Arie (1953), Strombeck (1960), Pitanguy (1960), Skoog (1963), McKissock (1972), Pontes (1973) y Regnault (1974) definieron las bases del abordaje actual de la mamoplastia reductora. Las décadas de los 80 y 90 se destacaron por el esfuerzo en disminuir las cicatrices. Lassus (1970), Peixoto (1980), Marchac (1982), Benelli (1990), Lejour (1993) emplearon técnicas innovadoras con excelentes resultados (4,5). Actualmente, además de disminuir la longitud de las cicatrices subsecuentes, la búsqueda se enfoca en lograr un resultado duradero y atractivo de acuerdo a los patrones culturales existentes. Igualmente se busca preservar la sensibilidad del complejo areola-pezón y la capacidad de lactancia (6). La mamoplastia de reducción continúa siendo un reto para el cirujano plástico y no existe una técnica ideal que permita restaurar los objetivos de forma y función para todos los pacientes. El manejo independiente del pedículo (complejo areola-pezón), piel y tejido glandular constituye el pilar fundamental para obtener resultados consistentes (7). La utilización de pedículos superior (Lejour), medial (Hall-Findlay) o supero-medial (Spear) es la tendencia actual para evitar el vaciamiento del polo superior que ocurre con las técnicas tradicionales (8). El manejo de la piel se ha refinado para limitar la cicatriz en el pliegue inframamario, ubicándola en forma de pequeña T invertida, inferolateral, oblicua o simplemente vertical. La remodelación del tejido glandular es la piedra angular para obtener resultados duraderos (7,8). Recientemente, Graff y Biggs (2000) han utilizado los colgajos glandulares descritos por Ribeiro (1975) y Daniel (1995) para obtener un relleno duradero del polo superior, con resultados satisfactorios (9). En búsqueda de una técnica ideal, describimos nuestra experiencia preliminar y evolución en la técnica de mamoplastia vertical con pedículo superior, utilizando además un colgajo dermoglandular para rellenar el polo mamario superior. Materiales y métodos Se realizaron un total de 29 mamoplastias de reducción y mastopexias en la Corporación de Cirugía Plástica de Antioquia entre octubre de 2003 y julio de 2005. Se empleó la técnica de mamoplastia vertical con pedículo superior y colgajo dermoglandular en 17 casos. Todos los procedimientos fueron realizados por uno o ambos autores. Se realizaron controles clínicos y fotográficos en el preoperatorio, 1 semana, 3, 6 y 12 meses posoperatorios. El seguimiento mínimo fue de 6 meses y el máximo de 24 meses. Se obtuvo consentimiento informado en todos los casos para la inclusión en el estudio. Los resultados fueron evaluados con base en los registros fotográficos pre y posoperatorios, el grado de alargamiento de la cicatriz vertical con el paso del tiempo, satisfacción de las pacientes, la apariencia de las cicatrices y la presencia de complicaciones postoperatorias. Marcación preoperatoria La marcación cutánea fue similar en las pacientes sometidas a mastopexia y mamoplastia de reducción. Con la paciente en posición de pié, se realizó marcación de la línea media (horquilla esternal-apéndice xifoides). Luego, se trazó una segunda línea correspondiente al eje mamario (punto medio-clavicular hasta el pezón y continuando hasta el pliegue inframamario). Esta línea no debe estar a más de 10-12 cm de la línea media. La nueva posición del complejo areolapezón se calculó sobre el monte mamario, en la intersección del pliegue inframamario con el eje de la mama, punto correspondiente al borde superior del complejo areola pezón (punto A). La distancia entre la horquilla esternal y el nuevo complejo areola pezón varió de acuerdo a la estatura de la paciente entre 18 y 23 cm. Desde este punto, se trazó una marcación curvilínea que semeja el domo de una mezquita hasta un plano ubicado a 4 cm inferior al punto A. Esta marcación es subjetiva de acuerdo a la cantidad de tejido a resecar y define el punto inferior del complejo areola-pezón, a cada lado (puntos B y C). Se marcó el punto D, punto más inferior de la resección cutánea, 2-4 cm superior a la intersección del pliegue inframamario y el eje de la mama. Esto varió de acuerdo a la cantidad de tejido resecado, ubicándose más superior a mayor resección. Se realizó tracción de la mama hacia superior y lateral trazando una línea que une el punto B con el punto D, y tracción medial y superior trazando una línea que une el punto C con el punto D, completando el marcado. Se procedió a corroborar esta marcación con la prueba del pinzamiento para determinar la suficiencia de la cobertura cutánea (Figuras 1 y 2). Técnica quirúrgica Se realizó infiltración local de todos los cuadrantes de la mama con solución vasoconstrictora, exceptuando el área del pedículo superior. Se procedió a la desepitelización del área RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 previamente marcada, preservando el complejo areola-pezón que se dejó de 4,5-5 cm de diámetro para evitar la excesiva tensión en el cierre. Se realizó el tallado del pedículo superior en forma perpendicular con adelgazamiento del mismo hasta permitir un ascenso sin tensión del complejo areola-pezón (Figura 3). Se inició el tallado del colgajo dermoglandular inferior conformando un bloque de parénquima en forma de escudo, que se extiende desde 2 cm superior al pliegue inframamario hasta 2 cm inferior al complejo areola-pezón y de 5 a 6 cm de ancho. El tallado del colgajo dermoglandular se hace de forma perpendicular hasta la fascia del músculo pectoral y se deja adherido al cuarto y quinto espacio intercostal de donde obtiene su irrigación (Figura 4). La resección glandular entonces se realiza de las porciones medial, superior y lateral, así como del pedículo superior, cuando éste requiere adelgazamiento ulterior para el ascenso. Luis Fernando Botero, M.D., Alfredo Patrón G., M.D 43 Mamoplastia vertical con pedículo superior y colgajo dermoglandular Completada la resección glandular, se incide el músculo pectoral previa infiltración con solución vasoconstrictora y se talla una cincha de espesor parcial de 8-10 cm de largo por 2-3 cm de ancho en la misma dirección de las fibras del músculo pectoral. Luego se introduce el colgajo dermoglandular inferior a través de la cincha muscular y se fija con suturas no absorbibles de la dermis a la segunda o tercera costilla, previa disección del plano retroglandular. Esto provee relleno al polo superior de la mama y proyección al complejo areolapezón (Figura 5). Luego de la reposición del complejo, se cierran los pilares lateral y medial resultantes con suturas absorbibles en dos planos incluyendo uno dérmico y otro glandular. El cierre de estos pilares resulta en la proyección de la glándula mamaria dándole una forma cónica, con un polo superior lleno, y un polo inferior vacío (Figura 6). El cierre cutáneo se realiza con material absorbible con reacomodación de la piel redundante produciendo ar r ugas suaves en la superficie cutánea y dejando un cierre vertical no mayor a 7 cm de longitud. Cuando existe gran exceso de piel, se extienden las incisiones para manejar las “orejas de per ro” creando una pequeña incisión en T inver tida o lateral (Figura 7). Resultados Figura 1. Marcación preoperatoria. Figura 2. Marcación preoperatoria. La edad a la cual se realizó el tratamiento quirúrgico osciló entre los 18 y 51 años, con una media de 33 años. El promedio de tejido resecado fue 210 g por mama, con un máximo de 370 g y un mínimo de 148 g. La técnica de mamoplastia descrita estuvo indicada principalmente para hipertrofia mamaria leve a moderada o ptosis mamaria sin hipertrofia. El período de seguimiento medio fue de 13 meses (rango entre 6 y 24 meses). El seguimiento fotográfico documentó la estabilidad del resultado durante el periodo de evaluación de cada paciente. Se observó que la apariencia posoperatoria inicial con aumento del polo superior y vaciamiento del polo inferior de la mama, 44 Luis Fernando Botero, M.D., Alfredo Patrón G., M.D Mamoplastia vertical con pedículo superior y colgajo dermoglandular Figura 3. Tallado del pedículo superior. Figura 4. Tallado del colgajo dermoglandular inferior que se empleará como relleno al polo superior mamario. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 se revirtió con el paso del tiempo, lográndose un resultado satisfactorio a partir de los tres meses posoperatorios, con una adecuada forma mamaria y posición de los complejos areola-pezón. Los resultados fueron evaluados de acuerdo al examen clínico y encuesta a las pacientes. Se obtuvieron resultados satisfactorios para las pacientes en un 94% (16 casos) (Figuras 8 y 9). En un caso (6%), el resultado fue calificado como pobre. En 11 pacientes se documentó la evolución de la longitud de la cicatriz vertical con el paso del tiempo. Sólo en 1 caso hubo elongación de la misma mayor a 2 cm, mientras que en otras pacientes (5), este parámetro se mantuvo constante o con una variación menor a 2 cm (5 casos). La apariencia de las cicatrices fue aceptable para todas las pacientes. Con respecto a las complicaciones, se observó la persistencia de arrugas en 2 pacientes (11,8%), de las cuales, 1 caso requirió corrección bajo anestesia local; necrosis grasa en 1 caso (5,9%) y asimetría en la forma mamaria y complejos areola pezón en 1 caso (5,9%), que ameritó nueva cirugía luego de 1 año de seguimiento, con extensión de la cicatriz vertical hacia lateral. No se presentó en ningún caso necrosis cutánea o de los complejos areola-pezón, cicatrices hipertróficas, dehiscencias, o hematomas. Discusión Figura 5. Realización de cincha de músculo pectoral bajo la cual se introduce el colgajo dermoglandular. a. Colgajo dermoglandular inferior. b. Cincha de músculo pectoral mayor. c. Complejo areola-pezón. d. Pilar lateral. La mamoplastia reductora es uno de los procedimientos practicados con mayor frecuencia en cirugía plástica. Aunque se han presentado grandes avances en cuanto a su seguridad y reproducibilidad, son muchas las pacientes insatisfechas por la cicatriz inframamaria asociada a las técnicas con cierre en T invertida y la forma de la mama a largo RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 plazo, que frecuentemente evoluciona hacia un aplanamiento progresivo del polo superior (10-12). La técnica de mamoplastia vertical con pedículo superior y colgajo dermoglandular inferior pretende dar solución a estos dos inconvenientes. Por una parte, el uso del pedículo superior permite mayor resección lateral e inferior, preservando el tejido del polo medial de la mama, para un resultado estéticamente superior (13) y por otra parte, el uso de un colgajo dermoglandular inferior provee relleno al polo superior mamario y aumenta la proyección del complejo areola-pezón, para un resultado duradero (9). El empleo de una técnica con cicatriz vertical es una modificación que complementa el objetivo de lograr una mejor forma con mínima cicatriz (14,15). Los resultados obtenidos con las pacientes del estudio empleando esta técnica modificada fueron similares a los reportados por Graf y Biggs en sus series (9,16), con la diferencia de que en nuestras pacientes se pretendió reducir aún más la cicatriz resultante, ya que estos autores emplean una técnica con cicatriz oblicua o en L. En este estudio, se emplearon modificaciones a la técnica vertical tipo Lejour, introducidas por otros autores, que aumentan la seguridad y disminuyen las tasas de complicaciones y la curva de aprendizaje (1,6,8,17,18). Estas fueron: 1. Marcación del borde superior de la areola 1 a 2 cm inferior al pliegue inframamario, para disminuir la incidencia de bottoming-out. 2. Adelgazamiento del pedículo superior, lo necesario para un ascenso y acomodación sin tensión. 3. Anclaje del colgajo o pilar lateral a la pared torácica, lo que evita el rollo lateral. Luis Fernando Botero, M.D., Alfredo Patrón G., M.D 45 Mamoplastia vertical con pedículo superior y colgajo dermoglandular Figura 6. Cierre de pilares lateral y medial. Apariencia posoperatoria inmediata. Figura 7. El manejo del exceso cutáneo con cicatriz vertical o en pequeña T invertida. Nótese la apariencia cónica con relativo vacío del polo inferior con respecto al superior. Figura 8. Paciente con resección de 275/250 grs. Fotografías preoperatorios y 6 meses posoperatorios. 46 Luis Fernando Botero, M.D., Alfredo Patrón G., M.D RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Mamoplastia vertical con pedículo superior y colgajo dermoglandular 4. 5. Figura 9. Paciente con resección de 206/196 grs. Fotografías preoperatorios y 12 meses posoperatorios. Figura 10. Evolución secuencial. Resección 275/260 grs. Preoperatorio, 2 semanas, 3 meses y 1 año posoperatorios. Mínima disección cutánea, sólo limitada a la porción inferior de la mama para acomodar el exceso cutáneo. Cierre cutáneo vertical o pequeñas extensiones lateral y medial en las incisiones en algunos casos. En esta serie de casos, la técnica descrita se empleó para pacientes con hipertrofia leve a moderada o ptosis mamaria sin hipertrofia, obteniendo resultados estables, con llenado duradero del polo superior mamario, cicatrices mínimas y alto grado de satisfacción de las pacientes. Biggs y Graf en las series descritas previamente (9,16) aconsejan la utilización del patrón en T invertida cuando las resecciones sobrepasen los 600 g de tejido por mama. La estabilidad de resultados es analizada por estos autores con documentación fotográfica a largo plazo (hasta 4 años), observando consistentemente la persistencia del resultado a través del tiempo, e igualmente, alcanzando un grado alto de aceptación en sus pacientes. La medición de la longitud de la cicatriz vertical, y su alargamiento a través del tiempo, ha sido un parámetro empleado por algunos autores para determinar el grado de ptosis y estabilidad de los resultados tanto en la técnicas en T invertida, como en la técnica de cicatriz vertical (2,10,19). Algunos han cuantificado un ensanchamiento promedio de 9,5 cm en 9 meses, mientras que otros lo relacionan con la cantidad de tejido resecado. En las 11 pacientes de la serie a las que se le realizó esta medición, sólo 1 presentó un alargamiento de la cicatriz vertical superior a 2 cm en los primeros 9 meses de seguimiento. Desafortunadamente, estos datos no son comparables debido a los diferentes tiempos registrados en Luis Fernando Botero, M.D., Alfredo Patrón G., M.D 47 Mamoplastia vertical con pedículo superior y colgajo dermoglandular RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 algunas pacientes. En nuestra serie, la tasa de complicaciones mayores y menores fue de un 23%, dada principalmente por la persistencia de arrugas en el polo inferior de la mama (2 pacientes). La tasa de reoperaciones fue 11,8%. Sólo hubo una complicación seria (asimetría) que requirió corrección bajo anestesia general y que se calificó como resultado pobre. La necrosis grasa se presentó en 1 paciente (5,9%), superior al estudio de Graf y Biggs (16), que la reporta como la complicación más frecuente con esta técnica (2%). En general, la tasa de complicaciones es comparable e inclusive inferior a la de otros estudios (5-30%), en los cuales éstas son atribuidas a la curva de aprendizaje de la técnica vertical, la extensa disección cutánea, y relacionadas directamente con la cantidad de tejido resecado (1,5,6,20). En nuestros casos, éstas se presentaron en los inicios del estudio y llevaron a adoptar las modificaciones descritas previamente (1,6,8,17,18,21,22). La técnica de mamoplastia vertical con pedículo superior y colgajo dermoglandular inferior ha permitido a los autores obtener resultados satisfactorios en mamoplastia de reducción y mastopexia logrando una forma estéticamente aceptable, con relleno duradero del polo superior de la mama, proyección del complejo areola-pezón y mínima cicatriz. La mamoplastia de reducción es una cirugía que evoluciona constantemente. Actualmente, no existe una técnica estándar para todos los casos (23-26). En nuestra opinión, la utilización del pedículo superior, la remodelación del parénquima mamario con suturas, el empleo de colgajos dermoglandulares para obtener una forma cónica y la resección cutánea vertical o en T de brazos cortos nos han permitido obtener buenos resultados. Conclusión La técnica de mamoplastia vertical con pedículo superior y colgajo dermoglandular inferior provee resultados estéticamente satisfactorios, duraderos y consistentes para reducciones mamarias inferiores a 500 g, con tasas de complicaciones aceptables. Agradecimientos Agradecemos a la Corporación de Cirugía Plástica de Antioquia por la colaboración prestada en la realización de este trabajo. Referencias 1. Chen CM, White C, Warren SM, Cole J, Isik FF. Simplifying the vertical reduction mammaplasty. Plast Reconstr Surg 2004;113(1):162-72. 2. La Trenta G, Lloyd H. Breast reduction. In: Rees T, La Trenta G, editors. Aesthetic Plastic Surgery. 2ª ed. Philadelphia: WB Saunders; 1994. p. 999-1002. 3. Regnault P, Daniel R. Breast reduction. En: Regnault P, Daniel R, editors. Aesthetic Plastic Surgery. 1ª ed. Boston: Little Brown; 1984. p. 499-558. 4. Lassus C. A 30-year experience with vertical mammaplasty. Plast Reconstr Surg 1996;97(2):373-80. 5. Berthe JV, Massaut J, Greuse M, Coessens B, De Mey A. The vertical mammaplasty: a reappraisal of the technique and its complications. Plast Reconstr Surg 2003;111(7):2192-9. 6. Beer GM, Morgenthaler W, Spicher I, Meyer VE. Modifications in vertical scar breast reduction. Br J Plast Surg 2001;54(4):341-7. 7. Van Thienen CE. Areolar vertical approach (AVA) mammaplasty: Lejour’s technique evolution. Clin Plast Surg 2002;29(3):365-77. 8. Hall-Findlay EJ. A simplified vertical reduction mammaplasty: shortening the learning curve. Plast Reconstr Surg 1999;104(3):748-59. 9. Graf R, Auersvald A, Benardes A, et al. Reduction mammaplasty and mastopexy with shorter scar and better shape. Aesth Surg J 2000;20:99-106. 48 Luis Fernando Botero, M.D., Alfredo Patrón G., M.D Mamoplastia vertical con pedículo superior y colgajo dermoglandular RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 10. Mandrekas AD, Zambacos GJ, Anastasopoulus A, Hapsas DA. Reduction mammaplasty with the inferior pedicle technique: early and late complications in 371 patients. Br J Plast Surg 1996;49(7):442-6. 11. Marconi F, Cavina C. Reduction mammaplasty and correction of ptosis: a personal technique. Plast Reconstr Surg 1993;91(6):1046-56. 12. Hidalgo DA. Improving safety and aesthetic results in inverted T scar breast reduction. Plast Reconstr Surg 1999;103(3):874-86. 13. Hamdi M, Hall-Findlay EJ. Pedicle choices in breast reduction. En: Hamdi M, Hammond D, Nahai F, editors. Vertical scar mammaplasty. 1ª ed. Berlin: Springer; 2005. p. 11-15. 14. Lejour M. Vertical mammaplasty and liposuction of the breast. Plast Reconstr Surg 1994;94(1):100-14. 15. Lejour M. Vertical mammaplasty: update and appraisal of late results. Plast Reconstr Surg 1999;104(3):771-81. 16. Graf R, Biggs TM. In search of better shape in mastopexy and reduction mammoplasty. Plast Reconstr Surg 2002;110(1):309-17. 17. Beer GM, Spicher I, Cierpka KA, Meyer VE. Benefits and pitfalls of vertical scar breast reduction. Br J Plast Surg 2004;57(1):12-9. 18. Lassus C. Long lasting results of vertical mammaplasty. In: Hamdi M, Hammond D, Nahai F, editors. Vertical scar mammaplasty. 1ª ed. Berlin: Springer; 2005. p. 17-22. 19. Hoffman S. Recurrent deformities following reduction mammaplasty and correction of breast asymmetry. Plast Reconstr Surg 1986;78(1):55-62. 20. Hamdi M. Secondary revisions after vertical scar mammaplasty. En: Hamdi M, Hammond D, Nahai F, editors. Vertical scar mammaplasty. 1ª ed. Berlin: Springer; 2005. p. 133-40. 21. Nahai F. Superior pedicle vertical scar mammaplasty: surgical technique. En: Hamdi M, Hammond D, Nahai F, editors. Vertical scar mammaplasty. 1ª ed. Berlin: Springer; 2005. p. 25-35. 22. Hanna K, Nahai F. Vertical reduction and mastopexy: problems and solutions. En: Hamdi M, Hammond D, Nahai F, editors. Vertical scar mammaplasty. 1ª ed. Berlin: Springer; 2005. p. 123-30. 23. De Mey A. Vertical scar mammaplasty with a superior pedicle. En: Hamdi M, Hammond D, Nahai F, editors. Vertical scar mammaplasty. 1ª ed. Berlin: Springer; 2005. p. 37-46. 24. Ribeiro L, Accorsi A. Mammaplasty using the lozenge technique. En: Hamdi M, Hammond D, Nahai F, editors. Vertical scar mammaplasty. 1ª ed. Berlin: Springer; 2005. p. 107-15. 25. Hamdi M. Indications and contraindications of vertical scar mammaplasty: general consensus. En: Hamdi M, Hammond D, Nahai F, editors. Vertical scar mammaplasty. 1ª ed. Berlin: Springer; 2005. p. 143-44. 26. Georgiade NG, Serafin D, Riefkohl R, Georgiade GS. Is there a reduction mammaplasty for “all seasons”?. Plast Reconstr Surg 1979;63(6):765-73. Datos de contacto del autor Alfredo Patrón G., M.D. Correo electrónico: alfredopatrongomez@gmail.com Departamento de Cirugía Plástica, Maxilofacial y de la Mano, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia. Correspondencia: Calle 20B Sur No 35-203. Torre 1. Apto 712. Conjunto Bosques de la Abadía, Medellín, Colombia. • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva presentación de casos Experiencia con la técnica de lipoabdominoplastia FEDERICO RAMÍREZ Z., M.D.*, JORGE H. RAMÍREZ Z., M.D.** Palabras clave: abdominoplastia, decolamiento selectivo, complicaciones en abdominoplastia, lipoabdominoplastia. Key words: abdominoplasty, selective dissection, complications, lypoabdominoplasty. Resumen A pesar de los avances técnicos, la abdominoplastia convencional sigue siendo el procedimiento de elección en un gran número de pacientes con deformidad de la pared abdominal, los resultados son satisfactorios en una amplia gama de casos pero el número de complicaciones es alto. Aquellas pacientes con un panículo adiposo grande en la región epigástrica sumado a laxitud de la pared musculoaponeurótica presentan un dilema terapéutico donde se debe sacrificar el resultado estético en favor de la seguridad vascular del colgajo ya que la suma de decolamiento extenso para la plicatura y liposucción arriesgan la vitalidad de la porción distal del mismo. Se presenta la experiencia con la técnica de lipoabdominoplastia con decolamiento selectivo; los resultados estéticos son armoniosos y las complicaciones menores. Abstract In spite of the technical advances, conventional abdominoplasty remains the first choice procedure in a great number of patients with abdominal wall deformity, the results are satisfactory in a wide range of cases but the are too much complications. Those patients with abundant fatty tissues in the epigastric region and musculofascial wall laxity present a therapeutic dilemma where the aesthetic result and the vascular flap security have to be confronted, since the sum of extensive undermining for plication and liposuction risk the distal portion flap vitality. The experience with the lipoabdominoplasty and selective undermining is discussed, the aesthetic results are harmonious and there are few complications. Introducción El abordaje quirúrgico de la pared abdominal ha presentado un gran progreso en las últimas tres décadas. La introducción de la lipoplastia en los años 80 por Illouz (1) marcó el inicio de una nueva era en el campo del contorno corporal, límites no imaginables se han alcanzado, no obstante, los objetivos que se imponen al cirujano son más estrictos en un marco de conocimiento y autodeterminación de los pacientes donde los riesgos deben controlarse al máximo. El objetivo de la abdominoplastia es mejorar el contorno y la apariencia externa de la pared abdominal, dejando cicatrices bien ubicadas y un ombligo con apariencia natural. En general los pacientes que solicitan una abdominoplastia presentan grados variables de piel laxa y redundante, exceso de tejido adiposo, diastasis muscular y laxitud musculoaponeurótica, cicatrices y estrías. Todos estos elementos pueden ser corregidos con las técnicas convencionales de abdominoplastia, sin embargo, la sumatoria de decolamiento extenso y liposucción agresiva en busca de mejorar la plenitud del abdomen superior ha mostrado sus riesgos. Huger (2) estudió los cambios en la circulación de la pared abdominal después de abdominoplastia y describió tres zonas vasculares: zona I “abdomen medio”, suplida principalmente por la arcada epigástrica profunda; zona II “abdomen inferior”, principal sistema arterial suplido por las arterias iliacas externas; zona III “flancos y abdomen lateral” irrigados por las arterias intercostales, subcostales y lumbares. En las técnicas de abdominoplastia clásica se interrumpen las zonas I y II, el colgajo resultante se perfunde por los vasos de la zona III y por flujo colateral de la arteria circunfleja iliaca superficial en la zona II. Mataraso (3) propuso una clasificación en cuatro tipos de las deformidades abdominales de acuerdo a la condición de la piel, la cantidad de grasa y el estado de las estructuras musculoaponeuróticas, adicionalmente propuso cuatro modalidades de tratamiento de acuerdo a la deformidad así, en el tipo I: lipectomía asistida por succión, en el II: * Cirujano Plástico Hospital Pablo Tobón Uribe, Profesor Sección de Cirugía Plástica Maxilofacial y de la Mano. Facultad de Medicina. Universidad de Antioquia. ** Residente Cuarto Año. Sección de Cirugía Plástica Maxilofacial y de la Mano. Facultad de Medicina. Universidad de Antioquia. 50 Federico Ramírez Z., M.D., Jorge H. Ramírez Z., M.D. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Experiencia con la técnica de lipoabdominoplastia miniabdominoplastia, en el III: abdominoplastia modificada y en el tipo IV donde existe laxitud severa de la piel, cantidad de grasa variable, flacidez abdominal significativa del abdomen inferior y/o superior: abdominoplastia estándar con lipectomía por succión. Unos años más adelante el mismo autor (4) describió las zonas seguras para liposucción en conjunto con abdominoplastia sobre la base del soporte sanguineo: SA1, área de succión segura; SA2, área de succión limitada; SA3, área de succión cautelosa; SA4, área de succión irrestricta. Debería entonces evitarse la liposucción en el epigastrio y mesogástrio en aquellos pacientes con abdomen de tipo IV con exceso graso y laxitud en el abdomen superior en pro de un procedimiento más seguro, obviamente con el detrimento en el resultado. Las técnicas de abdominoplastia se subdividen en dos grandes grupos; lipoplastia con resección menor de piel sobre el pubis (5-9) y abdominoplastia tradicional con lipoplastia de dorso y flancos (4,10). A pesar de los progresos en el tratamiento de la región abdominal, la abdominoplastia clásica se ha mantenido como el procedimiento quirúrgico de elección, alcanzando buenos resultados estéticos pero con complicaciones frecuentes como hematomas, seromas, sufrimiento cutáneo y necrosis. Sin duda el decolamiento amplio del colgajo abdominal es responsable de la alta incidencia de dichas complicaciones sobretodo en fumadores. Illuz (11) considera que exceptuando la diabetes y la obesidad “casi todas las complicaciones quirúrgicas se deben al decola- Figura 1a. Anteroposterior Figura 1b. Lateral derecha miento extenso y pueden evitarse con la resección en bloque sin elevación del colgajo (la lipectomía por succión crea un decolamiento en malla que es casi tan eficiente)”. Saldaña y colaboradores (12) describieron en el 2001 la técnica de lipoabdominoplastia, un abordaje quirúrgico nuevo para la pared abdominal que combina los principios de la liposucción y la abdominoplastia tradicional sin decolamiento del colgajo. La técnica de lipoabdominoplastia es aplicable virtualmente a cualquier paciente que solicite mejoría de la pared abdominal. Pacientes Materiales y métodos Entre abril y octubre de 2005, 17 pacientes de sexo femenino entre 29 y 42 años de edad fueron intervenidas quirúrgicamente para mejoría de la pared abdominal en la ciudad de Medellín por los autores del presente reporte. Todas las pacientes presentaban grados variables de laxitud musculoaponeurótica, acúmulos grasos supra e infra umbilicales y estrías en su mayoría peri e infraumbuilicales. Una característica común en estas pacientes era la presencia de acúmulos grasos epigástricos, laxitud musculoaponeurótica en la zona superior del abdomen al igual que acúmulos adiposos variables en el dorso y f lancos. Se excluyeron como candidatas para la técnica quirúrgica aquellas pacientes con antecedente de tabaquismo activo. Figura 1c. Posterior Figura 1d. Lateral izquierda RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Federico Ramírez Z., M.D., Jorge H. Ramírez Z., M.D. 51 Experiencia con la técnica de lipoabdominoplastia Técnica Se realiza siempre una valoración preoperatoria para identificar el estado general de salud de la paciente, detallar antecedentes de importancia, explicar en forma detallada la técnica quirúrgica y firmar el consentimiento. En el examen inicial se evalúa la laxitud de la pared musculoaponeurótica, el estado de la piel, la localización de los acúmulos grasos y la presencia de estrías. Se realiza una palpación de la pared en busca de hernias con la paciente en supino y en bipedestación y con ayuda de la maniobra de Valsalva. Se determina la altura del ombligo respecto a la orquilla vulvar y se realiza Figura 2a. Marcación abdomen Figura 2b. Marcación dorso una maniobra de pinzamiento para valorar la cantidad de tejido resecable. Se solicita una valoración prequirúrgica por un anestesiólogo calificado, se ordenan exámenes de laboratorio prequirúrgicos (hemoglobina, tiempo de protrombina, tiempo parcial de tromboplastina, hematocrito, plaquetas) y fotografías (anteroposterior, lateral derecha e izquierda, posterior) (Figuras 1a, 1b, 1c, 1d). En una segunda valoración se discuten con la paciente los resultados de laboratorio, la valoración preanestésica y los hallazgos fotográficos. Se insiste nuevamente en la localización de las incisiones y la longitud de las cicatrices. Se suspende cualquier tipo de medicación que altere la coagulación al menos Figura 3. Liposucción posterior 10 días antes de la cirugía y se dan las instrucciones de ayuno para el día del procedimiento. El día de la intervención se realiza la marcaDespués de la inducción anestésica se disponen los disposición preoperatoria, se sigue el diseño de manubrio de bicicleta tivos de compresión neumática intermitente en las extremidades incluyendo marcas para la línea media, el sitio de la incisión inferiores y se administra una dosis de antibiótico venoso (cesuprapúbica y las espinas ilíacas anterosuperiores. Además falosporina de primera generación). Se inicia el procedimiento se identifican los bordes internos de los músculos rectos del con la liposucción posterior en una forma convencional con abdomen y con una maniobra de pinzamiento se define en una técnica húmeda y cánulas de 3 y 4 mm en aquellas pacientes forma hipotética la cantidad de tejido resecable. Las zonas con acúmulos grasos en dicha zona. (Figura 3). dorsales para liposucción son marcadas también con la paciente Se cambia la posición de la paciente y en supino se procede sedente. (Figuras 2a, 2b). con la liposucción anterior. Culminado el proceso de succión 52 Federico Ramírez Z., M.D., Jorge H. Ramírez Z., M.D. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Experiencia con la técnica de lipoabdominoplastia se procede la incisión suprapúbica y se localiza la fascia de Scarpa, la disección del colgajo hasta la altura del ombligo se realiza respetando esta fascia; al llegar a este nivel se cambia el plano de disección hasta encontrar la capa anterior de la vaina de los rectos; se procede con la diéresis del colgajo solo en un túnel en la línea media limitado por dos líneas imaginarias que separan el tercio interno con los dos tercios externos de cada uno de los rectos, este túnel permitirá la realización de la plicatura (Figura 4). La técnica quirúrgica posee dos variantes; la lipoabdominoplastia convencional, que incluye aislamiento del ombligo y neoumbilicoplastia, indicada en pacientes con ombligos en posición normal ó baja y estrías supra e infraumbilicales y la minilipoabdomioplastia que implica la amputación del tallo umbilical y la fijación en una nueva posición caudal, indicada en pacientes con estrías infraumbilicales y ombligos altos. Cuando se termina la diéresis del colgajo se revisa el espesor y se procede con liposucción a cielo abierto si es necesario. Se marca la zona de plicatura entre los bordes internos de los rectos abdominales desde el apéndice xifoides hasta el pubis y se reseca un huso de tejido mediano infraumbilical (fascia de Scarpa y tejido graso) para permitir la sutura. Se realiza la plicatura con sutura Nurolón® 0 en puntos continuos ó separados según el criterio de cada cirujano (Figura 5). Se desciende el colgajo y se da el manejo al ombligo con la neoumbilicoplastia con incisión en cruz para la técnica de lipoabdominoplastia convencional o con la fijación del tallo en su nueva posición en la minilipoabdominoplastia. En la neoumbilicoplastia se realiza fijación del ombligo a la vaina de los rectos para mejorar el contorno de la zona. Se marca y reseca el tejido excedente, se disponen drenes al vacio y se sutura el colgajo en tres planos con Vicryl® 2 ceros en la fascia de Scarpa, 4 ceros en el plano subcuticular profundo y con Monocryl® ó Prolene® 4 ceros en el plano subcuticular. Se hospitaliza la paciente por 24 a 48 horas con analgésicos, antieméticos, antibióticos, protectores de mucosa gástrica y heparinas de bajo peso molecular que se inician a las seis horas de culminado el procedimiento y se continúan durante el tiempo de hospitalización en un régimen diario. Se ordena el retiro de la sonda vesical y la deambulación asistida en la mañana siguiente al procedimiento. Al momento del alta se ordena medicación oral a discreción del médico tratante y se dan las instrucciones de cuidado de los drenes. La primera valoración posoperatoria se realiza al tercer o cuarto día; Figura 4. Disección infraumbilical. Figura 5. Plicatura de los músculos rectos del abdomen. se valora la tolerancia gástrica al régimen de antibióticos y analgésicos prescritos, las medidas de higiene y el cuidado de curaciones y drenes. El drenaje aspirativo se retira en la segunda valoración posoperatoria alrededor del séptimo día posquirúrgico, se inicia terapia de drenaje linfático después de retirar los drenes. Las suturas no absorbibles son retiradas el día duodécimo, en este momento se realiza la primera documentación fotográfica posoperatoria en el consultorio (Figuras 6a, 6b, 6c, 6d). Federico Ramírez Z., M.D., Jorge H. Ramírez Z., M.D. 53 Experiencia con la técnica de lipoabdominoplastia RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Figura 6a. Anteroposterior Figura 6b. Lateral derecha Figura 6c. Posterior Figura 6d. Lateral izquierda Resultados Los resultados de los procedimientos fueron considerados excelentes por pacientes y cir ujanos en todos los casos. Se presentaron tres complicaciones: una dehiscencia de 2 cm en la línea media que se resolvió con curaciones en un período de dos semanas y con un resultado estético adecuado Figura 7. Aspecto del ombligo día 12º para la paciente y el cirujaposoperatorio no; un caso de epidermolisis en la vecindad de la herida quirúrgica y en posición lateral que sanó con cuidados locales en un período de una semana; y un caso de cicatrización hipertrófica en una paciente con antecedente de cesárea y cuya cicatriz ya tenía características fibroproliferativas. En ninguno de los casos se presentaron “orejas de perro” que requirieran corrección secundaria. La apariencia del ombligo neoformado fue adecuada y no se presentaron casos de estenosis en el periodo de seguimiento (Figura 7). Se observó una mejoría notable del contorno corporal y una apariencia juvenil del abdomen y el ombligo, la satisfacción de todas las pacientes con el procedimiento, la forma corporal y las cicatrices resultantes fueron muy bien valoradas (Figura 8a, 8b, 8c, 8d). Figura 8a. Pre Figura 8b. Pos Figura 8c. Pre Figura 8d. Pos 54 Federico Ramírez Z., M.D., Jorge H. Ramírez Z., M.D. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Experiencia con la técnica de lipoabdominoplastia Discusión Las técnicas de abdominoplastia convencional ofrecen la posibilidad de mejorar el contorno de la pared abdominal en un grupo amplio de pacientes, sin embargo cuando se trata de corregir la plenitud de la región epigástrica con la ayuda de la liposucción se enfrenta el riesgo de la necrosis del extremo distal y central del colgajo debido a la sumatoria del deterioro de la circulación que se da por el decolamiento del colgajo y la liposucción misma. En la técnica de lipoabdominoplastia la mejoría de la región epigástrica se logra de manera segura debido a la elevación del colgajo en un túnel en la línea media que respeta la mayoría de las perforantes del sistema comunicante de las arterias epigástricas profun- das superior e inferior (13) y al decolamiento discontinuo con cánula que logra el descenso del colgajo respetando la circulación al no seccionar los vasos perforantes. La ausencia de decolamiento en la técnica de lipoabdominoplastia preserva los vasos sanguíneos y linfáticos y reduce la tasa de complicaciones incluido el seroma, hematoma, dehiscencia, epidermolisis y necrosis (14). Conclusión La lipoabdominoplastia es una técnica segura y eficiente que permite resolver una gama amplia de alteraciones de la estética de la pared abdominal con mínima morbilidad y un adecuado nivel de satisfacción para el paciente y el cirujano. Referencias 1. Illouz YG. Une nouvelle technique pour les lipodystrophies localisés. Rev Chir Esthet Langue Fr 1980;6:19. 2. Huger WE Jr. The anatomic rationale for abdominal lipectomy. Am Surg 1979;45(9):612-7. 3. Matarasso A. Abdominolipoplasty. Clin Plast Surg 1989;16(2):289-303. 4. Matarasso A. Liposuction as an adjunct to a full abdominoplasty. Plast Reconstr Surg 1995;95(5):829-36. 5. Avelar JM. Abdominoplasty: a new technique without undermining and fat layer removal. Arq Catarin Med 2000;29:147-9. 6. Grazer FM. Suction-assisted lipectomy, suction lipectomy, lipolysis, and lypexeresis. Plast Reconstr Surg 1983;72(5):620-3. 7. Hakme F. Technical details in the lipoaspiration associate with liposuction. Rev Bras Cir 1985;75(5):331-7. 8. Shestak KC. Marriage abdominoplasty expands the mini-abdominoplasty concept. Plast Reconstr Surg 1999;103(3):1020-31. 9. Wilkinson TS, Swartz BE. Individual modifications in body contour surgery: the ‘‘limited’’ abdominoplasty. Plast Reconstr Surg 1986;77(5):779-84. 10. Matarasso A. Abdominolipoplasty: a system of classification and treatment for combined abdominoplasty and suction-assisted lipectomy. Aesthetic Plast Surg 1991;15(2):111-21. 11. Illouz YG. A new safe and aesthetic approach to suction abdominoplasty. Aesthetic Plast Surg 1992;16(3):237-45. 12. Saldanha OR, Bolivar E, Novaes W Jr, Lucon R, Magalhães F, Lopes E. Aesthetic Surg J 2001;21:518-26. 13. Graf R. Lipoabdominoplastia estudo de fluxometria e variaçao técnica. En: Saldaña OR. Lipoabdominoplastia. Rio de Janeiro: Editorial Dilivros; 2004. p. 87-101. 14. Saldaña OR. Lipoabdominoplastia-técnica cirúrgica. En: Saldaña OR. Lipoabdominoplastia. Rio de Janeiro: Editorial Dilivros; 2004. p. 29-41. Datos de contacto del autor Federico Ramírez, M.D. Calle 7D #43A-99 consultorio 305. Teléfono móvil: (57) 3006001309. Correo electrónico: ferazu@une.net.co • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva investigación Escalas de medición en salud y su aplicación en cirugía de la mano. Evaluación de un instrumento para aplicación en población colombiana GERMÁN A. WOLFF, M.D.*, JORGE RAMÍREZ, M.D.**, DAVID MIRANDA, M.D.***, LILIANA RUEDA, M.D.****, JENNY GARCÍA, M.D., MSc+, CATALINA GIL++, LUZ HELENA LUGO, M.D., MSc+++ Palabras clave: estudios de validación, escalas, evaluación funcional de la mano, Michigan Hand Outcomes Questionnaire. Key Words: validation studies, scale, functional evaluation of the hand, Michigan Hand Outcomes Questionnaire. Resumen Los diferentes campos de la salud requieren en la actualidad contar con formas de medición que tengan en cuenta el punto de vista del paciente. En cirugía de la mano esta es una necesidad importante, particularmente en Colombia donde no existe ningún instrumento validado para tal fin. En este campo la evaluación de los resultados ha pasado de las medidas objetivas como la medición del deterioro de movimiento, la fuerza ó la sensibilidad a medidas subjetivas como el uso de cuestionarios para medir síntomas, inhabilidad o discapacidad. Dentro de estas existen medidas generales como el SF36, el SF12, el Nottingham Health Profile, el Sickness Impact Profile y el Euroqol EQ-5D y medidas específicas como el Disabilities Of The Arm Shoulder And Hand (DASH), Michigan Hand Outcomes Questionnaire (MHQ), Patient Related Wrist Evaluation (PRWE), Jebsen –Taylor Hand Function Test, The Patient Outcomes Of Surgery-Hand/Arm (POS-HAND/ARM), The Carpal Tunel Questionnaire y el Arthritis Impact Measurement Scales 2 (AIMS2) entre otras. Se presentan las características del Michigan Hand Outcomes Questionnaire y la aplicación clínica que ha tenido este instrumento en su desarrollo. Abstract Different health fields require measurement instruments considering the patient perspective. This is an important fact in hand surgery, particularly in Colombia where there are not validated instruments for such aim. In this field the outcomes evaluation has changed from objective measures like movement, impairment, strength or sensibility to subjective measures as symptoms, inability or handicap questionnaires. Amongst them, there are general health questionnaires like the SF36, the SF12, the specific Nottingham Health Profile, Sickness Impact Profile and Euroqol Eq-5d and region specific questionnaires like Disabilities Of The Arm Shoulder And Hand (DASH), Michigan Hand Outcomes Questionnaire (MHQ), Patient Related Wrist Evaluation (PRWE), Jebsen - Taylor Hand Function Test, The Patient Outcomes Of Surgery-Hand/Arm (Pos-hand/arm), there are too disease specific questionnaires like The Carpal Questionnaire Tunnel and the Arthritis Impact Measurement Scales 2 (AIMS2). The Michigan Hand Outcomes Questionnaire characteristics and clinical application are presented. Introducción En Cirugía Plástica, como en otras áreas de la Medicina, es necesario disponer de instrumentos que permitan valorar el estado de salud de los pacientes en una forma global, con la participación activa del individuo afectado y en donde se exprese su concepto de mejoría o deterioro. Con estos instrumentos se pueden evaluar los desenlaces después de las intervenciones realizadas. Pero existen pocos en el campo de cirugía de la mano. En la actualidad se trabaja en varios centros del mundo en la construcción y validación de escalas * Profesor Titular. Jefe de la Sección de Cirugía Plástica. Facultad de Medicina. Universidad de Antioquia. ** Residente de IV año, Cirugía Plástica. Facultad de Medicina. Universidad de Antioquia. *** Residente de IV año de Cirugía Plástica. Facultad de Medicina. Universidad de Antioquia. **** Residente de IV año de Cirugía Plástica. Facultad de Medicina. Universidad de Antioquia. + Psiquiatra. Máster en Epidemiología Clínica. Grupos de Epidemiología Clínica y Psiquiatría Clínica. Facultad de Medicina. Universidad de Antioquia. ++ Estudiante de Pregrado en Medicina X Semestre. Facultad de Medicina. Universidad de Antioquia. +++ Fisiatra, Máster en Epidemiología Clínica. Profesora Titular Grupos de Epidemiología Clínica y Rehabilitación en Salud. Facultad de Medicina. Universidad de Antioquia. 56 Germán A. Wolff, M.D., Jorge Ramírez, M.D., David Miranda, M.D., Liliana Rueda, M.D., Jenny García, M.D., Msc, Catalina Gil, Luz Helena Lugo, M.D., Msc Escalas de medición en salud y su aplicación en cirugía de la mano. que permitan cambiar los paradigmas de evaluación de resultados y que orienten medidas diagnósticas y terapéuticas. En este artículo se revisan los instrumentos que se usan con mayor frecuencia para evaluar el funcionamiento de la mano. Para facilitar la comprensión, previamente se darán algunas nociones generales sobre escalas y su validación. Escalas de medición en salud Las escalas de medición en salud han adquirido gran relevancia, convirtiéndose en una forma de valorar los impactos de las diferentes intervenciones sobre los individuos y los colectivos (1). Se han agregado a otros indicadores de salud como: mortalidad, discapacidad, eventos iatrogénicos adversos e impacto económico. Existe una tendencia creciente a considerar las escalas de medición dentro de dos categorías: las de resultado que se enfocan en la consecuencia última de la enfermedad (aquellas que pueden ser percibidas por el paciente y lo afectan a diario) y las de proceso que incluyen variables que intrínsecamente no tienen valor para el paciente, pero son indicadores del estado de salud (2). Al seleccionar escalas para evaluación de estudios clínicos, es importante tener en cuenta los siguientes aspectos: El proceso de medición debe ser ético, no se deben utilizar procedimientos dolorosos o vergonzosos para el paciente, se debe seleccionar una escala diseñada para el propósito del estudio y por último, la escala debe haber tenido un proceso de validación bien elaborado (3,4). El cuestionario de una escala es una forma de entrevista altamente estructurada y diseñada para la recolección sistemática de datos. Este debe pasar cinco estados de desarrollo antes de ser aplicado en la práctica clínica: Fase de generación de un ítem Se toman un buen número de preguntas y respuestas que cubran todos los aspectos de la enfermedad a partir de los conceptos de los pacientes y los clínicos. Se lleva a cabo una fase de reducción de ítems. En este paso se eliminan preguntas repetitivas o innecesarias. En la tercera fase de preevaluación se hace una determinación preliminar de la validez y confiabilidad del cuestionario y se realizan las correcciones pertinentes. La fase de prueba de campo utiliza una muestra poblacional para revisar la aplicabilidad y funcionalidad del cuestionario. La última fase de evaluación de atributos de la prueba y repetición de la misma, se hace RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 con una evaluación previa de la validez, confiabilidad y sensibilidad antes de un nuevo ciclo completo de prueba. Los dos principales métodos para definir opciones de respuesta del paciente en las recolecciones sistemáticas de datos son: la escala visual análoga (EVA) y la escala de Likert (EL). La EVA es más simple de aplicar pero tiene como desventaja su imprecisión, la EL usa de cinco a siete opciones de respuesta que van de un extremo, como fuertemente en acuerdo, al otro fuertemente en desacuerdo, el paciente responde seleccionando la opción que mejor representa su respuesta. Terminología en evaluación de desenlaces Entender con claridad los conceptos esenciales de la instrumentación de cuestionarios es vital para la selección de la herramienta más apropiada en una condición clínica dada. En general se utilizan cinco términos que se describen a continuación: Validez Habla de la capacidad del instrumento de medir lo que se supone debe medir para una aplicación dada (3). Hay cuatro tipos de validez: Validez de apariencia: Una medición tiene validez de apariencia (forma) si los investigadores y los clínicos consideran que el instrumento mide la totalidad de lo que se quiere evaluar (3). Validez de contenido: Un instrumento tiene validez de contenido cuando logra abarcar todos los aspectos relevantes del fenómeno que se estudia, la validez de contenido es subjetiva puede ser determinada por un individuo o grupo de individuos mediante el uso de técnicas de consenso. La decisión de los ítems que deben ser incluidos ó excluidos, define la naturaleza del instrumento (3). Cualquier adición o cambio que se haga crea, en esencia, un nuevo instrumento que requiere validación. Validez de criterio: Se determina estadísticamente por comparación del instrumento con un criterio independiente, estándar establecido (validez de criterio concurrente) o estándar futuro (validez de criterio predictivo). Validez de constructo: La validez de constructo es de dos tipos, convergente y discriminante, ambas son intentos estadísticos para demostrar la adherencia entre los valores del instrumento y el constructo teórico. Un instrumento de evaluación con validez de constructo debe tener correlacio- RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Germán A. Wolff, M.D., Jorge Ramírez, M.D., David Miranda, M.D., Liliana Rueda, M.D., 57 Jenny García, M.D., Msc, Catalina Gil, Luz Helena Lugo, M.D., Msc Escalas de medición en salud y su aplicación en cirugía de la mano. nes altas con otras medidas del mismo constructo (validez convergente) y correlaciones bajas con las medidas de constructos diferentes (validez discriminante). Confiabilidad Es la capacidad de una prueba de arrojar resultados similares en repetidas aplicaciones, siempre y cuando el fenómeno a medir se haya mantenido estable (5), cuando se repite en una población bajo las mismas condiciones de prueba. Dentro de los métodos para evaluar la consistencia se encuentran el test-retest y las mediciones de consistencia interna, el primero es una expresión de la estabilidad y requiere dos mediciones separadas dentro de un intervalo apropiado; la consistencia interna es determinada en una aplicación del instrumento valorando la correlación entre ítems. Los errores que generan falta de confiabilidad pueden provenir del paciente, el observador ó el instrumento (6). La variación en las respuestas del paciente frecuentemente se origina en el comportamiento circadiano de algunos síntomas, fatiga, pobre memoria o falta de atención. Los observadores pueden presentar fatiga si el instrumento es complejo o se requieren juicios basados en la percepción visual o el tacto. Los instrumentos pueden fallar en especial si se utilizan componentes mecánicos. Si la consistencia es baja, debe mejorarse cambiando el diseño del instrumento, entrenando al asesor ó modificando los procesos. Sensibilidad al cambio Capacidad de la escala para detectar en el tiempo cambios significativos en el estado de salud de un individuo que ha sido sometido a una intervención, es un prerrequisito para los instrumentos evaluativos (7). Rango Distribución de las mediciones a lo largo de un intervalo sin acumulación en los extremos. Los instrumentos deben tener otras características: Factibilidad Se refiere al aspecto práctico de aplicación de la herramienta en la clínica, duración de la prueba, entendimiento de las preguntas por los pacientes y demás. El instrumento debe ser diseñado para un propósito específico. Es importante al seleccionar una escala, la evolución natural de la enfermedad, algunas medicio- nes se enfocan en aspectos agudos de una enfermedad; siendo inapropiadas para entidades de larga evolución. La escala debe ser validada en individuos o grupos de pacientes con características similares a los de la población de estudio. La funcionalidad del índice debe haberse mantenido en diferentes aplicaciones bajo condiciones similares de estudio, el análisis de este punto aportará evidencia acerca de la consistencia de la prueba. Factores que afectan la culminación de los cuestionarios por los pacientes: La finalización exitosa de una prueba depende de tres factores, el primero es el paciente, su nivel escolar, comprensión del lenguaje, personalidad, estado psicológico y fatiga. En segundo término están las características del cuestionario; su tamaño, facilidad de comprensión y preguntas irrelevantes. Por último se considera el entorno donde se lleva a cabo la prueba, ruido, influencia de la familia y personal de salud, compensación y ganancia secundaria. Al aplicar un instrumento se debe tratar de aminorar al máximo todos estos factores para obtener respuestas en el mayor número de ítems. Evaluación de desenlaces en cirugía de mano Mientras muchos textos en cirugía de la mano reportan sus resultados en términos de desaparición de síntomas y mejoría en mediciones objetivas, es cada vez más claro que el éxito de un procedimiento no depende exclusivamente del alivio de síntomas sino que es determinado por el impacto sicosocial y económico de la enfermedad y su tratamiento, en la vida del paciente. En 1993 se reunió un grupo de cirujanos y terapeutas en la Unidad de Mano de Pulvertaf en el Reino Unido, para revisar y definir las herramientas que podrían ser usadas para medir los desenlaces después de una cirugía de mano. El grupo identificó la necesidad de desarrollar cuestionarios específicamente diseñados para evaluar los pacientes sometidos a este tipo de cirugía. En el panorama internacional, el aumento creciente de los costos en el cuidado de la salud, en un marco de fondos restringidos y prioridades clínicas cambiantes, ha mostrado la necesidad de medir los desenlaces y examinar el balance costo-efectividad de varias opciones de tratamiento. La medición de desenlaces en la última década ha cambiado de las medidas objetivas a las subjetivas reportadas por el paciente. 58 Germán A. Wolff, M.D., Jorge Ramírez, M.D., David Miranda, M.D., Liliana Rueda, M.D., Jenny García, M.D., Msc, Catalina Gil, Luz Helena Lugo, M.D., Msc Escalas de medición en salud y su aplicación en cirugía de la mano. En el 2001 se reunió un grupo de cirujanos, terapeutas, economistas en salud, psicólogos e investigadores para revisar el progreso de la evaluación de desenlaces en cirugía de la mano y considerar las direcciones futuras; se presentaron las deliberaciones del grupo y se trató de elucidar el estado del arte en este campo. Parámetros de medición Existen tres grandes categorías de parámetros que pueden ser medidos en el campo de cirugía de mano: 1. Objetivos, como la medición del deterioro de movimiento, la fuerza ó la sensibilidad. 2. Subjetivos, por medio del uso de cuestionarios para medir síntomas, inhabilidad o discapacidad. 3. Costos, todas las consideraciones que tienen que ver con el valor del tratamiento. Herramientas de evaluación objetiva La medición objetiva se lleva a cabo con instrumentos calibrados para determinar parámetros como los arcos de movimiento, la fuerza de agarre y la sensibilidad. Herramientas de evaluación subjetiva La evaluación subjetiva de desenlaces de tratamiento puede ser determinada por entrevista con el paciente o por medio de cuestionarios hechos por este. Revisión de cuestionarios disponibles Los cuestionarios son diseñados con propósitos específicos, cada uno tiene ventajas y desventajas. Para efectos prácticos se consideran tres grandes grupos: 1. Cuestionarios de salud general Estos cuestionarios tienen un enfoque amplio, en áreas especializadas como la cirugía de mano se utilizan en combinación con cuestionarios específicos de regiones anatómicas ó de enfermedad. La calidad de vida en relación con la salud se ha convertido en un desenlace frecuentemente reportado y se refiere a esos aspectos de la calidad de vida que se relacionan específicamente con la salud de una persona. Como regla general las mediciones de calidad de vida en relación con la salud cubren las tres dimensiones del bienestar físico, mental y social incluidas en la definición de la OMS. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Entre los cuestionarios más comúnmente usados están el cuestionario de salud SF36 (8)(Ware 1992), validado en Colombia, el cuestionario de salud SF12 (9)(Ware 1996), el Nottingham Health Profile (10) (Hunt 1985), el Sickness Impact Profile (11) (Bergner 1981) y el Euroqol EQ-5D (12) (Euroqol Group 1990) El SF36 es el más difundido, es un cuestionario de calidad de vida en relación con la salud, contiene 8 escalas (función física, limitación de roles debido a problemas de salud física, dolor, percepción general de salud, vitalidad, función social, limitación de roles debido a problemas de salud mental y salud mental), se ha utilizado como complemento útil para cuestionarios específicos de región o de enfermedad (13). 2. Cuestionaros específicos de región Son diseñados para medir desenlaces en zonas corporales específicas, actualmente se cuenta con: Disabilities of the Arm Shoulder and Hand (DASH) Es un cuestionario auto-diligenciado, mide inhabilidad física y síntomas para desórdenes de la extremidad superior en poblaciones heterogéneas y para condiciones agudas y crónicas. Fue diseñado para medir desenlaces en condiciones músculoesqueléticas que afectan la extremidad superior, su desventaja es que fue hecho para medir inhabilidad y no puede medir deterioro, desventaja, satisfacción ó calidad de vida en relación con la salud (14). Existe una adaptación trans-cultural para población francesa, la versión final fue probada en 223 pacientes con buenos resultados, esta versión fue presentada a la Academia Americana de Cirujanos Ortopedistas para ser adoptada como propuesta oficial (15). Michigan Hand Outcomes Questionnaire (MHQ) Es un cuestionario específico de mano y muñeca, mide 6 dominios: función de la muñeca y la mano, actividades de la vida diaria, desempeño en el trabajo, dolor, estética y satisfacción con la función de la mano. Es una herramienta cuidadosamente diseñada, validada y confiable, tiene como desventaja su extensa longitud (16). Al momento de escribir este texto esta herramienta se encuentra en proceso de validación transcultural para población colombiana por un grupo de investigadores de la Universidad de Antioquia. Se discutirá ampliamente su uso en la última sección de este artículo. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Germán A. Wolff, M.D., Jorge Ramírez, M.D., David Miranda, M.D., Liliana Rueda, M.D., 59 Jenny García, M.D., Msc, Catalina Gil, Luz Helena Lugo, M.D., Msc Escalas de medición en salud y su aplicación en cirugía de la mano. Patient Evaluation Measure (PME) En este cuestionario se incluyen tres secciones; tratamiento, estado de la mano y estado global. Ha sido validado de forma independiente, sus ventajas incluyen un pequeño número de preguntas y la facilidad de calificación (17). Patient Related Wrist Evaluation (PRWE) Esta herramienta se desarrolló para medir desenlaces en fracturas de radio distal, puede ser usada para medir desenlaces en muñeca y mano, evalúa el concepto del paciente respecto al dolor de muñeca e inhabilidad (18). Jebsen –Taylor Hand Function Test Es un instrumento menos estructurado que los presentados, utiliza entrevista con el paciente y observación directa de su desempeño. Evalúa la función pre y post operatoria en cirugía de la mano, contiene preguntas acerca del desempeño en funciones precisas como escribir y recoger objetos pequeños. Tiene como desventaja no cubrir dominios como el dolor, la estética y la satisfacción (19). The Revel Functional Index (RFI) Es un cuestionario con 10 preguntas sobre actividades diarias, cada una calificada desde 0 (desarrollado sin dificultad) hasta 2 (imposible de realizar), el puntaje total se obtiene sumando los resultados parciales y va de 0 a 20 (20). Flail Upper Limb Classification System Es un método para medir la función no adaptada en extremidades superiores f lácidas, mide la función residual de la extremidad superior usando tareas diarias llevadas a cabo por el hombro, el codo, el antebrazo, la muñeca y la mano. La ejecución de tareas se enfoca en coordinación de las dos manos y la destreza. La calificación se divide así; sin función, función mínima no dominante, función de soporte, función útil y función normal (21). The Hand Injury Severity Scoring System (HISS) Se diseñó con el objetivo de valorar la severidad del trauma de mano y predecir el posible desenlace. Se han encontrado correlaciones positivas entre este sistema de clasificación, tiempo fuera del trabajo y tiempo total de cicatrización (22). Se ha encontrado correlación estadísticamente significativa entre la severidad del trauma evaluada por el HISS y el deterioro residual, cuando se compara con las guías de evaluación de deterioro permanente de la Asociación Médica Americana (23). The Patient Outcomes Of Surgery-Hand/Arm (POS-HAND/ARM) Es una herramienta psicométrica que se construyó en el Reino Unido para medir desenlaces quirúrgicos, puede ser usada antes y después de la cirugía para evaluar y comparar nuevas técnicas grupos y unidades quirúrgicas. Es bien aceptada por los pacientes y es fácil de completar. Aborda desenlaces importantes desde el punto de vista quirúrgico (fuerza, movilidad, sensación y dolor) y desde el punto de vista del paciente (actividades diarias, función psicológica y apariencia cosmética) (24). The Southampton Hand Assessment Procedure (SHAP) Es un sistema de clasificación de funcionalidad, (en relación con la función de la mano normal) que habilita al clínico inicialmente para determinar la discapacidad del paciente y subsecuentemente monitorear el desempeño a través de un curso de tratamiento o rehabilitación. El propósito no es establecer la función global de las manos sino determinar la efectividad del dispositivo protésico y su controlador enfocando la evaluación del desempeño unilateral del usuario (25). The Mayo Wrist Score Es un cuestionario específico de evaluación de la muñeca usado esencialmente para valorar parámetros funcionales, existen pocos reportes en la literatura sobre su utilidad clínica (26). Krimmer Wrist Score Es un cuestionario convencional de evaluación de la muñeca (The Mayo Wrist Score) con algunas modificaciones, igualmente usado para valorar parámetros funcionales, su uso no está muy difundido (27). The Hand Clinic Questionnaire Contiene ocho preguntas sobre dolor, rigidez, cambios neurológicos, uso de la mano y apariencia. Hay una pregunta adicional que investiga si el cuestionario fue fácil de entender, cada pregunta tiene cuatro respuestas que van de buena a pobre para el atributo medido. Fue desarrollado en Oswestry, Reino Unido (28). 60 Germán A. Wolff, M.D., Jorge Ramírez, M.D., David Miranda, M.D., Liliana Rueda, M.D., Jenny García, M.D., Msc, Catalina Gil, Luz Helena Lugo, M.D., Msc Escalas de medición en salud y su aplicación en cirugía de la mano. The Hand Outcome Survey Sheet (HOSS) Es un formato diligenciado por el médico, combina mediciones subjetivas y objetivas, se apoya en el índice HISS. El índice HISS (22) mide el trauma en cuatro tejidos (piel, hueso, unidades motoras y nervios). Esos cuatro tejidos y su grado de deterioro forman la base para medir el desenlace en el HOSS (28). 3. Cuestionarios Específicos De Enfermedad Existen pocas herramientas de este tipo, tienen el inconveniente de limitar su uso a una patología. The Carpal Tunel Questionnaire Es la primera herramienta de su clase para uso en mano, está validada y es confiable, su aplicación es autodiligenciada, valora la severidad de los síntomas y el estado funcional de pacientes con síndrome de túnel del carpo (29). Contiene 2 escalas, la escala de severidad de los síntomas contiene 11 ítems relacionados con la severidad, la frecuencia y la duración de síntomas como: dolor diurno y nocturno, parestesias, disestesias, debilidad y dificultad de agarrar objetos pequeños en las dos semanas previas. La escala de estado funcional contiene 8 ítems relacionados con las dificultades en desempeñar actividades como: escribir, sostener un libro, abotonarse la ropa, agarrar el teléfono, abrir jarras, llevar a cabo actividades domésticas, cargar una bolsa de compras, bañarse y vestirse, en las dos semanas anteriores (13). Modified Kapandji (29, 30) Index (MKI) For Assessment Of Functional Mobility Of The Rheumatoid Hand Kapandji, un cirujano francés propuso dos índices, uno para oposición y retroposición del pulgar y otro para f lexión y extensión de los dedos así como para evaluar los agarres entre los dedos y la palma, utilizando cilindros de diámetros específicos que corresponden a objetos comunes (Kapandji 1985, 1986). Los cirujanos de mano en Francia utilizan una versión simplificada del índice (MKI), como herramienta para determinar la severidad del deterioro en la movilidad global de la mano y la confiabilidad del tratamiento quirúrgico y provee información relevante sobre la movilidad funcional global de la mano en pacientes con artritis reumatoide (31) (Marie Martine Lefevre-Colau 203). RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 The Cochin Hand Functional Disability Scale In Hand Osteoarthritis Es una escala de inhabilidad funcional para manos osteoartríticas, contiene 18 preguntas sobre actividades de la vida diaria, es un cuestionario diligenciado por el médico, sus cualidades son la simplicidad y facilidad al obtener la calificación total, su confiabilidad, sensibilidad y validez han sido demostradas (32) (Duruöz MT 1996). Tiene como inconveniente no abordar la rigidez articular. The Dreiser Functional Index (DFI) Or Functional Index For Hand Osteoarthritis (FIHOA) Es un cuestionario auto-diligenciado desarrollado para pacientes con osteoartrosis, con 10 preguntas en actividades diarias cada una calificada desde 0 (desarrollado sin dificultad) hasta 3 (imposible de realizar), el puntaje total se obtiene sumando los parciales y va de 0 a 30 (33) (Dreiser 1995). Tiene como inconveniente no abordar la rigidez. The Australian/Canadian (AUSCAN) Osteoarthritis Hand Index Es un cuestionario de 15 ítems que aborda el dolor, la rigidez y la inhabilidad física en pacientes con osteoartritis de la mano, el propósito es que sea auto-diligenciado y aplicable en investigaciones de osteoartritis primaria de mano (34) (N. Bellamy 2002). Arthritis Impact Measurement Scales 2 (AIMS2) Este cuestionario incluye 13 ítems: movilidad, marcha, función de dedos y mano, función del brazo, auto-cuidado, tareas del hogar, actividades sociales, soporte de familia y amigos, dolor por artritis, trabajo, nivel de tensión, estado de ánimo y satisfacción. Cada ítem se califica independientemente en un intervalo que va de 0 a 10. (35, 36) (Meenan RF 1982). Una evaluación ideal de desenlace debería identificar y posiblemente medir el deterioro (alteración del estado de salud) y la incapacidad. Necesita ser sensible (hábil para identificar correctamente una anormalidad), específica (Hábil para identificar correctamente una presentación anormal), relevante, robusta, simple, comparable y reproducible. Evaluación del Michigan Hand Outcomes Questionnaire Los estudios sicométricos para la evaluación de resultados de un tratamiento médico fueron motivo de estudio a finales RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Germán A. Wolff, M.D., Jorge Ramírez, M.D., David Miranda, M.D., Liliana Rueda, M.D., 61 Jenny García, M.D., Msc, Catalina Gil, Luz Helena Lugo, M.D., Msc Escalas de medición en salud y su aplicación en cirugía de la mano. del siglo XX. En el campo de la cirugía de mano en el país, no se dispone de instrumentos para evaluar los protocolos de tratamiento y la evolución luego de una intervención terapéutica. El Michigan Hand Outcomes Questionnaire MHQ (38) fue publicado en 1998 por el Dr. Kevin Chung y su equipo de trabajo del departamento de cirugía plástica de la Universidad de Michigan. Motivados por el deseo de evaluar los aspectos subjetivos de la función y la calidad de vida del paciente con patología de la mano, desarrollaron un instrumento aplicable para tal fin. Luego de un proceso extenso de desarrollo preclínico, se estructuró un cuestionario de 37 ítems distribuidos en 6 dominios: funcionamiento global, actividades de la vida diaria, dolor, trabajo, estética y satisfacción del paciente. Este fue sometido a un proceso de análisis de la fiabilidad, consistencia interna y validez (de contenido, de criterio y de constructo) mediante pruebas estadísticas. El estudio demostró que el MHQ es una herramienta que valora la funcionalidad de la mano, posee alta correlación con otras escalas, es fácil de usar, bien aceptada y confiable. Un estudio desarrollado por el Dr. Chung en Michigan y el Dr. Fu-Chan Wei en Taiwán, evaluó los resultados de la reconstrucción del pulgar usando trasferencia libre de dedos del pie en pacientes con amputaciones a nivel metacarpiano (39) empleando el MHQ, el SF-36 (Short Form 36) y el LFQ (Lower Limb Functional Questionnaire). Se identificaron 21 pacientes quienes respondieron los 3 cuestionarios (fue necesario hacer la traducción, retrotraducción y adaptación cultural de los test al idioma chino). Este estudio demostró fuerte evidencia de mejoría funcional, incluso mayor a la normal en los pacientes sometidos a reconstrucción; el MHQ demostró mayor satisfacción con la estética y una mejor función de la mano cuando se usa el segundo dedo del pie. El SF-36 sólo mostró un leve cambio funcional sin ser estadísticamente significativo en los dominios físicos. Este estudio es limitado por el pequeño tamaño de muestra además de ser descriptivo y no aleatorio. Por esta razón el grupo de la Universidad de Michigan en un estudio prospectivo (40), evaluó a 2 pacientes con mano metacarpiana tipo II analizando los resultados de la trasferencia múltiple microvascular con un seguimiento a 4 años, comparando el resultado con el MHQ, el SF-36 y el test de Jebsen-Taylor. El primer paciente fue llevado a una primera etapa de reconstrucción con trasferencia del segundo dedo del pie izquierdo y 4 meses después a reconstrucción del segundo y tercer dedo del pie derecho. El segundo paciente fue sometido al mismo procedimiento. El MHQ demostró que los pacientes estaban satisfechos con el resultado, pero no se hizo énfasis en la comparación con otros cuestionarios de mano. Klein en 2003, publicó un artículo en el cual utilizó el MHQ en un estudio prospectivo de 104 pacientes (41) con síndrome de túnel del carpo sometidos a liberación mínimamente invasiva, con el interés de evaluar la seguridad y el resultado funcional de este procedimiento. En este estudio se realizó una prueba piloto que determinó la sensibilidad y especificidad del MHQ en pacientes con síndrome del túnel del carpo. Se concluyó que el MHQ es adecuado para valorar los resultados de este procedimiento; se apreció mejoría significativa en el dolor, la función global, las actividades de la vida diaria y el trabajo. El MHQ también fue desarrollado para niños (42), un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan decidió evaluar el resultado del manejo agudo de los niños lesionados en las máquinas caminadoras de banda sin fin; para lograr esto fue necesario hacer una adaptación del MHQ. Aunque las preguntas se llevaron a cabo telefónicamente, estuvieron dirigidas a los padres de los niños afectados y abordaron cinco aspectos con respecto al resultado del tratamiento obtenido en los menores: función global de la mano, actividades de la vida diaria, desempeño mientras jugaba o estaba en el estudio, dolor y apariencia de la mano. En el 2003, en Cincinnati (43), se utilizó el MHQ para el análisis de pacientes con artritis reumatoide. Se estudiaron pacientes que por su destrucción articular severa requirieron artroplastia de la metacarpofalángica. Se practicaron 208 artroplastias en 52 manos de 36 pacientes, con un seguimiento de 14 años, evaluando la durabilidad del implante, la reacción ósea del mismo a largo plazo y la respuesta funcional del paciente; para esto fue necesario complementar el estudio con rayos X de mano y la evaluación de arcos de movimiento. Se tuvieron en cuenta pacientes con daño articular que limitara las actividades de la vida diaria y que presentaran subluxación de la articulación metacarpofalángica teniendo en cuenta: la desviación ulnar, la flexión, la extensión activa y el arco de movimiento de los dedos segundo y quinto. 62 Germán A. Wolff, M.D., Jorge Ramírez, M.D., David Miranda, M.D., Liliana Rueda, M.D., Jenny García, M.D., Msc, Catalina Gil, Luz Helena Lugo, M.D., Msc Escalas de medición en salud y su aplicación en cirugía de la mano. Se utilizó el implante de Swanson en 148 articulaciones, el implante Swanson HP en 84 articulaciones, el implante Swanson HP-100 en 64 articulaciones y el implante de Sutter en 60 articulaciones. En el seguimiento, el 63% de los implantes se rompió, un 22% sufrió grave deformación y sólo un 16 % permaneció intacto. En este caso el MHQ demostró que a largo plazo los resultados de la artroplastia son desalentadores ya que el promedio de satisfacción fue solo de 55 sobre 100 puntos y poco menos de la mitad de los pacientes estuvo satisfecho con la apariencia de sus manos. No se encontró diferencia entre los distintos tipos de implantes. Por exhibir altas tasas de fractura, no se recomienda el uso de los implantes de Sutter ni de Swanson. El MHQ ha sido utilizado en pacientes con lesiones de la mano provocadas por quemaduras. Existen varias modalidades de rehabilitación de la mano quemada y el análisis del resultado funcional puede permitir establecer protocolos. En un estudio piloto (44) se evaluaron 20 pacientes, que habían sufrido lesiones por quemaduras, empleando el MHQ y el TEMPA (test de evaluación de los miembros superiores en personas de edad). Se realizó un seguimiento de 18,1 meses. El análisis de los datos mostró una alta correlación entre el MHQ y el TEMPA, y los resultados fueron estadísticamente significativos en la evaluación de la mano no dominante, ambas manos y en función global. Aunque existen actualmente otras escalas de evaluación funcional usadas en rehabilitación, el grupo evaluador tuvo en cuenta el TEMPA por la valoración cualitativa y cuantitativa. Este estudio encontró que el MHQ tiene dos limitaciones: haber sido diseñado en un único centro, en pacientes con diferentes patologías de la mano lo cual limita su aplicabilidad en pacientes con lesiones específicas, y el requerir un lenguaje apropiado y capacidad de lectura por parte del paciente ya que es autodiligenciado. Los resultados sugieren una alta correlación entre los dos test e incluso sugieren su complementariedad, se propone el uso del MHQ para el monitoreo de la percepción del paciente y su satisfacción, y el TEMPA para identificar y cuantificar los problemas en áreas específicas y así facilitar la terapia del paciente. También en el 2003 en Australia (45), el MHQ fue usado como método de comparación junto con el SODA (Evaluación de la Destreza Ocupacional Secuencial) para validar el AUSCAN (Índice Canadiense Australiano de RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 la Mano con Osteoartritis), el cual fue diseñado como un instrumento que permite describir el dolor y la dificultad con las actividades de la vida diaria en pacientes con artritis reumatoide. Se analizaron 88 pacientes con artritis reumatoide a quienes se les aplicaron las 3 encuestas y luego fueron comparadas, encontrando validez convergente entre ellas. Los autores aseguran que el SODA y el AUSCAN relacionan el efecto del dolor y la función mientras que el MHQ es mejor para diferenciar la habilidad del paciente, la satisfacción y los problemas específicos de cada una y ambas manos. Ninguna de las 3 escalas señala la etiología de la lesión y es necesario formular la pregunta aparte. Además el MHQ y el AUSCAN son comparables solamente en el dominio de actividades de la vida diaria. Los autores señalan estas recomendaciones, es una opción comparar los ítems del AUSCAN y el MHQ en las preguntas de actividades de la vida diaria. El MHQ podría incluir opciones para ambas manos en las preguntas 1 y 2. El MHQ fue comparado con el AMIS2 (Escala de Medición de Impacto de Artritis) (46), en la evaluación de los implantes de Swanson en la reconstrucción articular. En comparación con el estudio de Goldfarb sólo se hizo un seguimiento de 16 pacientes, con estadios 3 ó 4, a seis meses y un año y evaluaron los datos cuantitativos, subjetivos y objetivos de esta intervención. Se empleó el test de Jebsen como método de evaluación funcional en las actividades de la vida diaria. Aunque la fuerza de agarre y de la pinza no mejoró dramáticamente a corto plazo luego de la artroplastia, el MHQ demostró una gran mejoría en cuanto a la percepción estética de la mano. Existen patologías de la mano con mayor incidencia como el síndrome del túnel del carpo, en el cual inf luyen factores ocupacionales, de género, dominancia, obesidad, edad, entre otros: la gran inhabilidad que genera requiere una intervención rápida. Por este motivo en el centro de la mano de Pulvertaft, en Londres, se revisaron todos los casos con este diagnóstico (47). En un lapso de 6 meses, se recogieron 749 casos de síndrome del túnel del carpo, los cuales fueron a su vez separados en 3 grupos: pacientes que no trabajaban, pacientes que realizaban trabajo repetitivo y pacientes que realizaban trabajo no repetitivo, y escogieron el test MHQ para evaluar inmediatamente antes de la cirugía y el resultado postoperatorio en un promedio de 5 meses. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Germán A. Wolff, M.D., Jorge Ramírez, M.D., David Miranda, M.D., Liliana Rueda, M.D., 63 Jenny García, M.D., Msc, Catalina Gil, Luz Helena Lugo, M.D., Msc Escalas de medición en salud y su aplicación en cirugía de la mano. Con el MHQ se encontró una diferencia significativa entre los grupos en el dominio de actividades de la vida diaria, presentando peor puntaje aquellos que no trabajaban, estos pacientes también manifestaron más dolor. Hay que resaltar que en este estudio no se encontró diferencia en la edad de presentación de la enfermedad, tampoco se demostró diferencia en cuanto al tipo de trabajo realizado y las mujeres que trabajaban tenían menor inhabilidad y dolor que aquellas que no trabajaban. Con esta evaluación no se aprecia una clara relación entre el trabajo y el síndrome del túnel del carpo. Kotsis analizó el síndrome de túnel del carpo (48) y comparó el MHQ con el DASH (Cuestionario de Discapacidad del Brazo, Hombro y Mano). Fueron evaluados 51 pacientes de la clínica de mano de la Universidad de Michigan quienes llenaron los 2 cuestionarios antes de la cirugía y a los 6 meses del postoperatorio. El DASH demostró ser una escala más general que evalúa colectivamente el brazo, el hombro y la mano, por lo tanto, es limitada para evaluar pacientes con síndrome del túnel carpiano. El MHQ mostró ser más específico que el DASH para evaluar solamente la mano y es más versátil que el test de túnel del carpo, pero éste a su vez es menos específico en la evaluación del dolor. Otra ventaja del MHQ es que 4 de sus dominios poseen preguntas para ambas manos permitiendo la comparación entre ellas. El MHQ fue probado en otro estudio de síndrome del túnel del carpo en pacientes mayores de 65 años. La liberación del túnel mejora la sintomatología entre un 53% a un 97% y esto depende en gran medida de la velocidad de conducción nerviosa y la capacidad de cicatrización nerviosa, que se alteran con la edad. 75 pacientes, con 105 manos afectadas fueron evaluados en un período de 21 meses. El MHQ mostró una mejoría estadística en todos sus dominios en la evaluación postoperatoria (49). A pesar de las limitaciones que tenga cada escala es importante señalar el objetivo específico de cada estudio para poder identificar el tipo de escala que más se acerque a la medición deseada. Lo más importante es lograr la adaptación cultural y validación de estas escalas en nuestro país para disponer de instrumentos que permitan medir los desenlaces en las diferentes intervenciones. Referencias 1. Melhorn J, Brown P. Musculoskeletal outcome measures/replay. J Hand Surg 1998;23A:1-2. 2. Bellamy N, Buchanan W. Clinical evaluations in the rheumatic diseases. In: Koopman WJ, Moreland L, editors. Arthritis & allied conditions. A textbook of rheumatology. 15th ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; 2004. p. 51-80. 3. Sánchez R, Gómez C. Conceptos básicos sobre la validación de escalas. Rev Col Psiquiatría 1998;27(2):121-130. 4. Sánchez R, Echeverry J. Validación de escalas de medición en salud. Rev Salud Pública 2004;6(3):302-318. 5. Aiken L. Test psicológicos y evaluación. 8ª ed. México: Prentice Hall Hispanoamericana S.A.; 1996. 6. Ruiz J, Ruiz A. Investigación clínica: ideas vs. hechos (segunda parte). Rev Col Cirugía 1987;2(4):266-270. 7. Chung KC, Hamill JB, Walters MR, Hayward RA. The Michigan Hand Outcomes Questionnaire (MHQ): assessment of responsiveness to clinical change. Ann Plast Surg 1999;42(6):619-22. 64 Germán A. Wolff, M.D., Jorge Ramírez, M.D., David Miranda, M.D., Liliana Rueda, M.D., Jenny García, M.D., Msc, Catalina Gil, Luz Helena Lugo, M.D., Msc Escalas de medición en salud y su aplicación en cirugía de la mano. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 8. Ware JE Jr, Sherbourne CD. The MOS 36-item short-form health survey (SF-36). I. Conceptual framework and item selection. Med Care 1992;30(6): 473-83. 9. Ware J Jr, Kosinski M, Keller SD. A 12-Item Short-From Health Survey: construction of scales and preliminary tests of reliability and validity. Med Care 1996;34(3):220-33. 10. Hunt SM, McEwen J, McKenna SP. Measuring health status: a new tool for clinicians and epidemiologists. J R Coll Gen Pract 1985;35(273):185-8. 11. Bergner M, Bobbitt RA, Carter WB, Gilson BS. The Sickness Impact Profile: development and final revision of a health status measure. Med Care 1981;19(8):787-805. 12. The EuroQol Group. EuroQol: a new facility for the measurement of health-related quality of life. Health Policy 1990;16(3):199-208. 13. Atroshi I, Gummesson C, Johnsson R. Symptoms, disability, and quality of life in patients with carpal tunnel syndrome. J Hand Surg [Am] 1999;24(2):398-404. 14. Hudak PL, Amadio PC, Bombardier C. Development of an upper extremity outcome measure: the DASH (disabilities of the arm, shoulder and hand) [corrected]. The Upper Extremity Collaborative Group (UEGG). Am J Ind Med 1996;29(6):602-8. 15. Dubert T, Voche P, Dumontier C, Dinh A. Le questionnaire DASH. Adaptation française d’un outil d’évaluation internacional [The DASH questionnaire. French translation of a trans-cultural adaptation]. Chir Main 2001;20(4):294-302. 16. Chung KC, Pillsbury BS, Walters MR, Hayward RA. Reliability and validity testing of the Michigan Hand Outcomes Questionnaire. J Hand Surg [Am] 1998;23(4):575-87. 17. Dias JJ, Bhowal B, Wildin CJ, Thompson JR. Assessing the outcome of disorders of the hand. Is the patient evaluation measure reliable, valid, responsive and without bias? J Bone Joint Surg 2001;83(2):235-40. 18. MacDermid JC, Turgeon T, Richards RS, Beadle M, Roth JH. Patient rating of wrist pain and disability: a reliable and valid measurement tool. J Orthop Trauma 1998;12(8):577-86. 19. Jebsen RH, Taylor N, Trieschmann RB, Trotter MJ, Howard LA. An objective and standardized test of hand function. Arch Phys Med Rehabil 1969;50(6):311-9. 20. Revel M, Amor B. Traitement orthopédique des déformations enraidies en col de cygne de la main rhumatoïde [Orthopedic treatment of swan-neck deformities of the rheumatoid hand]. Rev Rhum Mal Osteoartic 1989;56(1):93-6. 21. Eggers IM, Mennen U. The evaluation of function of the flail upper limb classification system: its application to unilateral brachial plexus injuries. J Hand Surg [Am] 2001;26(1):68-76. 22. Campbell DA, Kay SP. The Hand Injury Severity Scoring System. J Hand Surg [Br] 1996;21(3):295-8. 23. Mink van der Molen AB, Ettema AM, Hovius SE. Outcome of hand trauma: the hand injury severity scoring system (HISS) and subsequent impairment and disability. J Hand Surg 2003;28(4):295-9. 24. Cano SJ, Browne JP, Lamping DL, Roberts AH, McGrouther DA, Black NA. The Patient Outcomes of Surgery-Hand/Arm (POS-Hand/Arm): a new patient-based outcome measure. J Hand Surg 2004;29(5):477-85. 25. Light CM, Chappell PH, Kyberd PJ. Establishing a standardized clinical assessment tool of pathologic and prosthetic hand function: normative data, reliability, and validity. Arch Phys Med Rehabil 2002;83(6):776-83. 26. Cooney WP, Bussey R, Dobyns JH, Linscheid RL. Difficult wrist fractures. Perilunate fracture-dislocations of the wrist. Clin Orthop Relat Res 1987;(214):136-47. 27. Kalb K, Ludwig A, Tauscher A, Landsleitner B, Wiemer P, Krimmer H. Behandlungsergebnisse nach operativer handgelenkversteifung [Treatment outcome after surgical arthrodesis]. Handchir Mikrochir Plast Chir 1999;31(4):253-9. 28. Sharma R, Dias JJ. Validity and reliability of three generic outcome measures for hand disorders. J Hand Surg 2000;25(6):593-600. 29. Levine DW, Simmons BP, Koris MJ, Daltroy LH, Hohl GG, Fossel AH, et al. A self-administered questionnaire for the assessment of severity of symptoms and functional status in carpal tunnel syndrome. J Bone Joint Surg Am 1993;75(11):1585-92. 30. Kapandji A. Clinical test of apposition and counter-apposition of the thumb. Ann Chir Main 1986;5(1):67-73. 31. Kapandji A. Proposal for a clinical score for flexion-extension of the long fingers. Ann Chir Main 1987;6(4):288-94. 32. Lefevre-Colau MM, Poiraudeau S, Oberlin C, Demaille S, Fermanian J, Rannou F, Revel M. Reliability, validity, and responsiveness of the modified Kapandji index for assessment of functional mobility of the rheumatoid hand. Arch Phys Med Rehabil 2003;84(7):1032-8. 33. Duruoz MT, Poiraudeau S, Fermanian J, Menkes CJ, Amor B, Dougados M, et al. Development and validation of a rheumatoid hand functional disability scale that assesses functional handicap. J Rheumatol 1996;23(7):1167-72. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Germán A. Wolff, M.D., Jorge Ramírez, M.D., David Miranda, M.D., Liliana Rueda, M.D., 65 Jenny García, M.D., Msc, Catalina Gil, Luz Helena Lugo, M.D., Msc Escalas de medición en salud y su aplicación en cirugía de la mano. 34. Dreiser RL, Maheu E, Guillou GB, Caspard H, Grouin JM. Validation of an algofunctional index for osteoarthritis of the hand. Rev Rhum Engl Ed 1995;62(6 Suppl 1):43S-53S. 35. Bellamy N, Campbell J, Haraoui B, Buchbinder R, Hobby K, Roth JH, MacDermid JC. Dimensionality and clinical importance of pain and disability in hand osteoarthritis: Development of the Australian/Canadian (AUSCAN) Osteoarthritis Hand Index. Osteoarthritis Cartilage 2002;10(11):855-62. 36. Meenan RF, Gertman PM, Mason JH, Dunaif R. The arthritis impact measurement scales. Further investigations of a health status measure. Arthritis Rheum 1982;25(9):1048-53. 37. Meenan RF, Mason JH, Anderson JJ, Guccione AA, Kazis LE. AIMS2. The content and properties of a revised and expanded Arthritis Impact Measurement Scales Health Status Questionnaire. Arthritis Rheum 1992;35(1):1-10. 38. Chung KC, Pillsbury MS, Walters MR, Hayward RA. Reliability and validity testing of the Michigan Hand Outcomes Questionnaire. J Hand Surg [Am] 1998;23(4):575-87. 39. Chung K, Wei FC. An outcome study of thumb reconstruction using microvascular toe transfer. J Hand Surg [Am] 2000;25(4):651-8. 40. Chung KC, Kotsis SV. Outcomes of multiple microvascular toe transfers for reconstruction in 2 patients with digitless hands: 2- and 4-year follow-up case reports. J Hand Surg [Am] 2002;27(4):652-8. 41. Klein RD, Kotsis SV, Chung KC. Open carpal tunnel release using a 1-centimeter incision: technique and outcomes for 104 patients. Plast Reconstr Surg 2003;111(5):1616-22. 42. Borschel GH, Wolter KG, Cederna PS, Franklin GA. Acute management of exercise treadmill-associated injuries in children. J Trauma 2003; 55(1):130-4. 43. Goldfarb CA, Stern PJ. Metacarpophalangeal joint arthroplasty in rheumatoid arthritis. A long term assessment. J Bone Joint Surg Am 2003;85A(10):1869-78. 44. Umraw N, Chan Y, Gomez M, Cartotto RC, Fish JS. Effective hand function assessment after burn injuries. J Burn Care Rehabil 2004;25(1):134-9. 45. Massy-Westropp N, Krishnan J, Ahern M. Comparing the AUSCAN Osteoarthritis Hand Index, Michigan Hand Outcomes Questionnaire, and Sequential Occupational Dexterity Assessment for patients with rheumatoid arthritis. J Rheumatol 2004;31(10):1996-2001. 46. Chung KC, Kotsis SV, Kim HM. A prospective outcomes study of Swanson metacarpophalangeal joint arthroplasty for the rheumatoid hand. J Hand Surg [Am] 2004;29(4):646-53. 47. Dias JJ, Burke FD, Wildin CJ, Heras-Palou C, Bradley MJ. Carpal tunnel syndrome and work. J Hand Surg [Br] 2004;29(4):329-33. 48. Kotsis SV, Chung KC. Responsiveness of the Michigan Hand Outcomes Questionnaire and the Disabilities of the Arm, Shoulder and Hand questionnaire in carpal tunnel surgery. J Hand Surg [Am] 2005;30(1):81-6. 49. Weber RA, Rude MJ. Clinical outcomes of carpal tunnel release in patients 65 and older. J Hand Surg [Am] 2005;30(1):75-80. Datos de contacto del autor Germán Augusto Wolff, M.D. Diagonal 75B #2A-80 Apartamento 421. Bogotá. Teléfono móvil: (57) 3104362601. Correo elcetrónico: wolff@epm.net.co • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva revisión Descripción de tumores resecados y sus márgenes en carcinoma basocelular y escamocelular en el Hospital Universitario de San Ignacio JUAN CARLOS LEYVA, M.D.*, RAFAEL MESTRE, M.D.**, RODRIGO SOTO, M.D.*** Palabras clave: carcinoma basocelular, carcinoma de células escamosas, tumores no melanóticos de la piel. Key words: carcinoma, basal cell, squamous cell, non-melanotic skin tumors. Resumen Los carcinomas basocelular (CBC) y escamocelular (CEC) son unas de las lesiones malignas de piel que con mayor frecuencia hacen parte de la consulta en los servicios de Cirugía Plástica. La meta de la terapia quirúrgica es erradicar el tumor clínico aparente y su extensión microscópica en el tejido subyacente de piel aparentemente normal. Este es un estudio observacional descriptivo, de recolección retrospectiva de casos, en el que se revisó la estadística quirúrgica del 1 de febrero de 2004 al 31 de julio de 2004 en pacientes operados por lesiones no melanóticas de piel (CBC y CEC) con diagnóstico clínico o anatomopatológico. Se revisaron 54 tumores de los cuales 75,9% tenían diagnóstico de CBC, 14,8% fueron CEC y 9,3% no tenían estudio histológico previo. Predominó el CBC con patrón nodular (27%) y de los CEC el 7,4% correspondió a CEC in situ. La localización anatómica mas frecuente de CBC fue nariz 31% y CEC cabeza y miembros superiores 37,5%. El promedio de los márgenes de sección para los CBC fue de 5,75 mm y para los CEC de 8,75 mm. Abstract The basal cell carcinoma (BCC) and the squamous cell carcinoma (SCC) are among the most frequently seen skin malignant tumors in plastic surgery. The goal on the surgical treatment of these is to eradicate the apparent tumor and its microscopic extension in the underlying tissue of apparently normal skin. This work is a descriptive observational study in which, through a retrospective collection of cases, we revised the surgical statistics between february 1st, 2004 and July 31st, 2004 of patients that underwent surgical treatment for non-melanotic skin tumors (BCC and SCC) with clinical or anatomopathological diagnosis. Among the 54 tumors that were checked 75.9% were BCC, 14.8% SCC and 9.3% had no previous histological diagnosis. The dominant tumor was BCC with nodular pattern (27%). For the SCC, 7.4% represented in situ SCC. The most frequent anatomical location for the BCC was the nose 31%, and for the SCC the head and superior limbs with 37.5%. The average margin for BCC was 5.75mm and 8.75 mm for SCC. Introducción Los carcinomas basocelular (CBC) y escamocelular (CEC) son unas de las lesiones malignas de piel más frecuentes de la consulta en los servicios de Cirugía Plástica, lo que conlleva a buscar la mejor conducta para solucionar el problema del paciente en el menor tiempo posible y con los mejores resultados. Teniendo en cuenta la clínica y, en la mayoría de los casos, los resultados de los estudios anatomopatológicos—que son los que permiten decidir con mayor seguridad con que márgenes serán resecadas dichas lesiones—se busca en un solo tiempo quirúrgico lograr una resección completa de la lesión para permitir simultáneamente una reconstrucción inmediata con la menor tasa de recidivas y disminuir reintervenciones que traen consecuencias de diferentes magnitudes para el paciente, el equipo quirúrgico y las instituciones. La necesidad de minimizar riesgos potenciales de mortalidad y morbilidad por escasa o excesiva resección quirúrgica y controlar los costos evitando procedimientos innecesarios requiere la búsqueda de diagnósticos precisos que preceden cualquier decisión quirúrgica (1). * Cirujano Plástico, Jefe del Servicio de Cirugía Plástica Hospital Universitario de San Ignacio (HUSI) – Pontificia Universidad Javeriana (PUJ), Bogotá, Colombia. ** Residente IV año Cirugía Plástica, HUSI- PUJ. *** Residente I año Cirugía Plástica, HUSI - PUJ. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Juan Carlos Leyva, M.D., Rafael Mestre, M.D., Rodrigo Soto, M.D. 67 Descripción de tumores resecados y sus márgenes en carcinoma basocelular y escamocelular en el Hospital Universitario de San Ignacio La meta de la terapia quirúrgica es erradicar el tumor clínico aparente y su extensión microscópica en el tejido subyacente de piel aparentemente normal (2). La importancia de obtener márgenes libres de tumor en el momento de la cirugía está bien documentada en la disminución de las tasas de recurrencia (3). Para tumores con un diámetro menor de 2 cm se requiere un margen mínimo de 4 mm para lograr la erradicación en el 95-96% de los casos (2-4),2- y en un 97% en carcinomas escamocelulares. Gooding et al. (5) y Pascal et al. (6) han mostrado recurrencias en solo una tercera parte de los casos en los que hay presencia de tumor en el margen quirúrgico o muy cerca de él. 2. Que se hubiera realizado marcación de la pieza quirúrgica después de la resección para orientación de la misma durante el análisis anatomopatológico y que estuviera reportado en la descripción quirúrgica. Se excluyeron enfermedades con múltiples carcinomas basocelulares o escamocelulares (más de 10 lesiones), genodermatosis (Síndrome de nevi basocelulares, xeroderma pigmentoso, etc.) Resultados Se revisaron 54 tumores de piel no melanóticos, de los cuales 75,9% tenían diagnóstico de CBC, 14,8% fueron carcinomas escamocelulares y 9,3% no tenían estudio histológico previo. De los carcinomas basocelulares resecados, el que preMateriales y métodos dominó fue el CBC con patrón nodular (27%), seguido por Este es un estudio observacional descriptivo, de recolección CBC sin tipificación histológica (22%) y el resto con una retrospectiva de casos, en el que se revisó la estadística quirúr- distribución homogénea en donde se encontraban CBC mixto gica del 1 de febrero de 2004 al 31 de julio de 2004 en pacientes (nodular y micronodular) 5,6%, morfeiforme 5,6%, sólido y operados por lesiones no melanóticas de piel (CBC, CEC) con trabecular 5,6%, micronodular 3,7%, adenoide y basoescadiagnóstico clínico o anatomopatológico, en la consulta de moso cada uno con 1,8%. Cirugía Plástica del Hospital Universitario de San Ignacio. Los CEC sin tipificación histológica constituyeron el 5,6% Los criterios de inclusión fueron: de los tumores, 7,4% CEC in situ y 1,8% infiltrantes. 1. Que se hubiera realizado marcación intraoperatoria de la Con respecto a la edad de los pacientes, 82% de los CBC se lesión, marcación de márgenes de sección en milímetros y que encontraron en pacientes mayores de 60 años, en tanto que 87% constara en la descripción quirúrgica. (Figuras 1 y 2). de los CEC se encontraron en pacientes mayores de 60 años. En cuanto a la distribución por sexo, se observó más frecuentemente en mujeres (55,5%). La localización anatómica mas frecuente de los CBC fue la nariz, con 31% de los tumores analizados, seguido por la mejilla con 27%. (Figura 3). Para el CEC la distribución anatómica más frecuente fue cabeza y miembros superiores con 37,5 % cada uno. (Figura 4). De las lesiones analizadas, 70 % tenían biopsia previa, 94% de las lesiones quedaron libres de tumor, y solo 6% requirieron manejo adicional. 68% de los CBC tenía un diámetro mayor o igual a 2 cm y 62,5% de los CEC un diámetro mayor de 2 cm. (Tabla 1). El promedio de márgenes de sección Figura 1A. Marcación de CBC en punta nasal. Fig. 1B. Marcación Intraoperatoria para los CBC fue de 5,75 mm y para los Prequirúrgico. Paciente de 61 años con CBC dorso Marcación intraoperatoria de CBC dorso y punta nasal. y punta nasal. CEC de 8,75 mm. 68 Juan Carlos Leyva, M.D., Rafael Mestre, M.D., Rodrigo Soto, M.D. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Descripción de tumores resecados y sus márgenes en carcinoma basocelular y escamocelular en el Hospital Universitario de San Ignacio Figura 2A. Marcación de Carcinoma Escamocelular Prequirúrgico. Paciente de 63 años con carcinoma escamocelular. Figura 2B. Marcación Intraoperatoria Marcación intraoperatoria de CEC temporal, parpados, mejilla. Figura 3. Localización más frecuente CBC Localización anatómica mas frecuente de los CBC: nariz 31% y mejilla 27%. Figura 4. Localización más frecuente CEC Localización anatómica más frecuente para CEC: cabeza y miembros superiores 37,5% cada uno. Discusión Agradecimientos Con lo observado en este estudio se plantea la posibilidad de revisar mediante un nuevo trabajo los bordes de sección durante el análisis anatomopatológico y cuantificar la distancia del tejido sano a la que se encuentran las lesiones tumorales, lo que permitirá disminuir los márgenes de resección según el tipo de cáncer como también la cantidad de tejido sano resecado. Los autores agradecen la contribución del Dr. Álvaro Ruiz, Profesor Titular del Departamento de Medicina Interna y Unidad de Epidemiología Clínica y de la Unidad de Epidemiología Clínica y Bioestadística de la Universidad Javeriana. Referencias 1. Hallock GG, Lutz DA. Prospective study of the accuracy of the surgeon’s diagnosis in 2000 excised skin tumors. Plast Reconstr Surg. 1998;101(5):1255-61. 2. Wolf DJ, Zitelli JA. Surgical margins for basal cell carcinoma. Arch Dermatol 1987;123(3):340-4. 3. Nathan CA, Amirghahri N, Rice C, Abreo FW, Shi R, Stucker FJ. Molecular analysis of surgical margins in head and neck squamous cell carcinoma patients. Laryngoscope 2002;112(12):2129-40. 4. Thomas DJ, King AR, Peat BG. Excision margins for nonmelanotic skin cancer. Plast Reconstr Surg. 2003;112(1):57-63. 5. Gooding CA, White G, Yatsuhashi M. Significance of marginal extension in excised basal-cell carcinoma. N Engl J Med. 1965;273(17):923-4. 6. Pascal RR, Hobby LW, Lattes R, Crikelair GF. Prognosis of “incompletely excised” versus “completely excised” basal cell carcinoma. Plast Reconstr Surg 1968;41(4):328-32. Datos de contacto del autor Juan Carlos Leyva González, M.D. Consultorio Carrera 20 No. 84-64, teléfono 6168152. Correo electrónico: juankley@hotmail.com. • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva revisión Curación avanzada de heridas CÉSAR EDUARDO JIMÉNEZ, M.D.* Palabras clave: apósitos, ambiente húmedo, cicatrización, cuidado avanzado de heridas. Key words: wound dressings, wound healing, moist environment, wound healing, advanced wound care. Resumen Las heridas agudas complicadas y las heridas crónicas siempre han acompañado la práctica médica, lamentablemente el cuidado que a ellas se les dedica no es el adecuado y muchas veces es empírico. Los altos costos en los servicios de salud y la pobre calidad de vida de los pacientes que sufren de estas entidades generaron en los últimos 20 años el desarrollo de tecnología para el cierre rápido, óptimo y barato de estas lesiones, con lo que aparece el concepto de ambiente húmedo y la producción de apósitos o vendajes especializados. El adelanto de esta tecnología de heridas ha crecido a pasos agigantados, no obstante en nuestro país aún existe resistencia a su uso a pesar de la evidencia científica existente. Es importante que los cirujanos conozcan este armamentario terapéutico y enfoquen las heridas de manera holística y no como lesiones aisladas de pacientes crónicos. Además, las nuevas generaciones de cirujanos deben entrenarse en sus años de residencia en el uso de estos apósitos, como ya se hace en Norte América y Europa, e inclusive considerar esta área como una subespecialidad del cuidado quirúrgico. Existen varios tipos de curaciones, la tradicional que usa apósitos de baja tecnología (gasas) y la avanzada que usa apósitos activos que interactúan con el microambiente de la herida, (p.e. hidrocoloides, alginatos, colágeno, entre otros). Abstract Management of nonhealing wounds has progressed significantly in the past decade. The tools and technologies in the wound care clinician´s armamentarium have burgeoned with advances in diagnosis, disease management, torcal devices and drugs, and bioengineering. Management of complex wounds is often a difficult matter involving a team approach between the primary physician, surgeon and other consulting physicians. This paper will discuss the principles of wound care mangement, with a holistic approach . “El verdadero viaje del descubrimiento no es descubrir nuevos parajes, es mirar los ya conocidos con otros ojos” Marcel Proust Introducción La enfermedad siempre ha acompañado la historia de la humanidad y gran parte de esa historia está representada en el manejo de las heridas, ya sean agudas, como las heridas postraumáticas o posquirúrgicas o crónicas como las úlceras de miembros inferiores. El manejo de las heridas complejas ha sido abandonado por los médicos y especialmente por los cirujanos, dejando en manos de las enfermeras su cuidado; siempre han representado un reto para el médico y desesperanza para el paciente, ya que son patologías que muy difícilmente se curan si no se les da el tratamiento adecuado y representan altos costos para los servicios de salud e importante deterioro en la calidad de vida de los pacientes. Todos los cirujanos nos vemos enfrentados en algún momento a heridas de difícil manejo, la aplicación de terapias basadas en la experiencia propia o de terceros sin estudios aleatorizados o basados en la evidencia, ha perpetuado antiguas creencias y ha hecho de las curaciones algo poco científico, por lo que aburre y se delega a personal no capacitado. El entendimiento adecuado de la fisiología del microambiente de una herida desde el punto de vista molecular, infeccioso y genético; el manejo multidisciplinario y el conocimiento de la tecnología de heridas nos permitirá tratar estas enfermedades con rigor científico y sentido crítico. * Coordinador Clínica de Heridas y Grupo de Soporte Nutricional Clínica del Occidente, Bogotá. Membership of The American Association of Wound Care. Asociación Colombiana de Cirugía. 70 César Eduardo Jiménez, M.D. Curación avanzada de heridas Figura 1. Botiquín de Vendajes de la Primera Guerra Mundial.Fotografía del Autor, tomada en National Museum of Pittsburg, PA, USA Actualmente el desarrollo de tecnología de apósitos, asociado a la valoración holística de los pacientes con heridas, ha disminuido las complicaciones, los costos y ha mejorado la rata de curación de estas entidades. Es muy importante para las nuevas generaciones de médicos y cirujanos, conocer el armamentario diagnóstico y terapéutico para el manejo de heridas complejas con el ánimo de optimizar la calidad de vida del paciente y ahorrar recursos, dejando atrás los conceptos folclóricos y carentes de evidencia científica. En los Estados Unidos y Europa, el cuidado de las heridas es parte fundamental del entrenamiento de los residentes quirúrgicos y desde hace ya varios años, se considera como una subespecialidad medicoquirúrgica, tanto para enfermeras como para cirujanos. Historia de los vendajes La historia de las heridas y vendajes es tan antigua como la historia de la humanidad; el hombre de Neardenthal en Irak, 60.000 años a. C. usó hierbas para tratar las quemaduras (1). Según el papiro de Smith y Ebers, los egipcios ya utilizaban métodos para el manejo de heridas con el uso de mezclas de sustancias como la mirra, la goma, aceite caliente y resinas de árboles, en forma de emplastos; además los egipcios fueron los primeros en mencionar los principios básicos del manejo de las heridas: lavar, cubrir e inmovilizar (1,2). Posteriormente en la antigua Grecia, Hipócrates fue el primero en usar vendajes compresivos para el manejo de úlceras venosas asociado a sustancias similares a las que usaban los egipcios y recalcó la importancia de las guerras como parte RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 del aprendizaje para los cirujanos y especialmente para el manejo de heridas traumáticas (1,3). Con el advenimiento del uso de la pólvora en las guerras, los médicos se vieron enfrentados a un nuevo tipo de heridas, Ambroise Pare, padre de la cirugía, fue el primero en tratar las heridas secundarias a armas de fuego con vendajes limpios y cambios frecuentes de ellos, desvirtuando el uso de aceite caliente o hierros encendidos para cauterizar dichas lesiones. En las guerras napoleónicas es muy importante mencionar al Doctor Barón Domique Larrey, gran figura de la historia napoleónica y de la medicina universal, el cual participó en varias de las campañas napoleónicas, creando los primeros sistemas de ambulancia y curaciones con tela “limpia” (4). En la época moderna, con más conflictos bélicos, se hizo necesario la producción en masa de vendajes para los heridos, y la Guerra de Crimen fue la primera en la cual, el gobierno inglés comenzó a producir vendajes de lino o cáñamo, para dicho fin, además es importante mencionar un personaje en este periodo, Florence Nigttingale, la cual estimuló la atención esmerada de los heridos y el desarrollo de curaciones, como parte importante en el cuidado de ellos. Los conflictos en América también estimularon el desarrollo de vendajes como los producidos durante la Guerra de Secesión, por el cirujano de la Unión, Lewis Sayre, que utilizaba vendajes de algodón o cáñamo, impregnados en alquitrán, como agente antiséptico y no adherente. En Europa el descubrimiento de los gérmenes, como causantes de infecciones por el Doctor Louis Pasteur y basados en los estudios del Doctor Joseph Lister, introdujo el uso de vendajes impregnados en ácido carbólico. La Primera Guerra Mundial, trajo el uso de vendajes personales para los soldados; dentro de su equipamiento se incluían vendajes de algodón impregnados con parafina, ideados por el Cirujano Francés G. Lumiere (4). Durante la Segunda Guerra Mundial en Vietnam y Corea se continuaron usando vendajes hechos de algodón y gasa, con las únicas propiedades de cubrimiento y absorción limitada para las heridas. En 1962 el Doctor George Winters, en Inglaterra, desarrolló un concepto que revolucionaría el manejo de las heridas: el ambiente húmedo, basado en los estudios con cerdos, demostró que la cicatrización en ambiente húmedo era mucho mejor y mas rápida que en ambiente seco, a partir de este concepto se desarrollaron vendajes o apósitos que mantuvieran la humedad en la herida y evitaran su desecación (5). César Eduardo Jiménez, M.D. 71 Curación avanzada de heridas RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Tipos de curaciones Tipos de Heridas Curación se puede definir como el conjunto de técnicas que favorecen la aparición de cicatrización en una herida, hasta lograr su cierre. La curación puede tener como objetivo, utilizada sola o con otra modalidad de tratamiento, el cierre completo de la herida o la preparación de esta para cirugía como terapia adyuvante. De acuerdo al tipo de apósitos y abordaje diagnóstico y terapéutico que se hace a las heridas, podemos identificar dos tipos de curaciones 1. Curación convencional 2. Curación avanzada En una reunión de consenso realizada en 1994 (10), se definieron conceptos y guías para que investigadores y clínicos interesados en el tema tuvieran un lenguaje común. Así, se definió herida como toda disrupción de estructuras anatómicas y funcionales normales, sin embargo, existen innumerables clasificaciones de heridas, la mayoría de difícil aplicación clínica. La separación más importante es determinar si la herida es aguda o crónica, basado en los conceptos de orden y temporalidad. Una herida aguda es aquella que tiene un tiempo de evolución menor a 30 días y sigue un proceso de reparación ordenado, dentro de un tiempo adecuado, restaurándose la integridad anatómica y funcional del tejido inicialmente lesionado. Ejemplo, heridas limpias luego de procedimientos quirúrgicos, abrasiones superficiales luego de traumas. Por otro lado, las heridas crónicas son aquellas que no siguen un proceso de reparación normal y se estancan en alguna fase de la cicatrización, sin restaurarse la integridad anatómica ni funcional del tejido lesionado. Ejemplo, úlceras venosas de miembros inferiores o úlceras por presión. En estas definiciones el concepto de orden se refiere a la secuencia de eventos biológicos que ocurren en la reparación de una herida y el concepto de temporalidad se refiere al tiempo que demora el proceso. 1. Curación convencional Es aquella que se nos enseñó en las facultades de medicina, la cual usa materiales de baja absorción y alta capacidad de desecación, representados por gasa y algodón en forma de compresas, apósitos o torundas. Estos materiales son pasivos en el sentido que no intervienen en el proceso de cicatrización y peor aún lo enlentecen y complican, estudios aleatorizados han demostrado que estos materiales disminuyen la cicatrización, aumentan costos, aumentan la incidencia de infección y generan más dolor (6). Las curaciones en este método se caracterizan por ser de frecuencia diaria, dolorosas ya que en cada evento de curación se remueve tejido sano de manera cruenta con sangrado y dolor, son más costosas porque implican gastos para el proveedor de salud y para el paciente en cada contacto para curación y alarga el periodo de cicatrización haciéndolo más susceptible a complicaciones locales o sistémicas. Lamentablemente se caracterizan por un alto nivel de empirismo por parte de las personas que lo realizan, sumado a conceptos de cultura popular y folclor que van en detrimento de la atención profesional, como el uso de plantas, azúcares tipo panela, soluciones antisépticas como el peróxido de hidrógeno, soluciones yodadas o con cloro, que se ha demostrado retrasan y complican el proceso de cicatrización, tanto en heridas agudas como crónicas (7). 2. Curación Avanzada La curación avanzada se basa en el principio de ambiente húmedo utilizando apósitos de alta tecnología que favorezcan la cicatrización estimulando el microambiente de la herida. Son curaciones realizadas con una periodicidad de 4 a 6 días dependiendo del tipo de herida, sin dolor y costo efectivas; favorecen el cierre rápido y óptimo de todo tipo de heridas (7-9). Apósitos Son el conjunto de materiales que disponemos para favorecer el proceso de cicatrización, existen diferentes tipos y clasificaciones, pero básicamente se diferencian según su localización y modo de acción. (Figura 2) Según su localización, los apósitos se clasifican en primarios y secundarios, los primarios son aquellos que están en contacto directo con la herida y los secundarios los que protegen al apósito primario o tienen funciones de absorción. Según su modo de acción los apósitos se clasifican, así (7,8,11): 1. Productos pasivos Son aquellos que no interactúan con la herida, tienen alta capacidad de desecación y poca absorción, además favorecen la infección. Son los usados en la curación convencional. Su representante es la gasa tejida o prensada, material de origen natural que destruye el tejido de granulación (7). 72 César Eduardo Jiménez, M.D. Curación avanzada de heridas 2. Productos activos Son utilizados en la curación avanzada y son activos porque interactúan con la herida favoreciendo su proceso de cicatrización. Las características de estos apósitos, son: • Proporcionan ambiente húmedo • Estériles • Capacidad de absorción • Protección contra la infección • No adherentes • No tóxicos ni alergénicos • No dejan residuos en la herida • Se adaptan a contornos anatómicos • Resistentes • Costo efectivos • Fáciles de usar • Disminuyen dolor y olor RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 de vapor de agua del interior de la herida al medio exterior. Ejemplos de este tipo de apósitos, son el Duoderm® (Convatec, Princeton,NJ); Nu Derm® (Jonhson & Jonhson Medical, Arlington, NJ); Comfeel® (Coloplast, Holtedam, Dinamarca); Cutinova® (Smith & Nephew, Largo,FL), entre otros. Interactivos Son apósitos poliméricos transparentes, permeables al vapor de agua, oxígeno y dióxido de carbono, pero impermeables al agua y bacterias. Son comúnmente usados para el cubrimiento de catéteres vasculares periféricos o centrales. En vista de ser transparentes, permiten visualizar fácilmente la herida, pero no tienen capacidad absortiva. Ejemplos de este tipo de apósitos, son Bioclusive® (Jonhson & Jonhson Medical, Arlington, TX); Op-Site® (Smith & Nephew, Largo,FL); Tegaderm® (3M, Healthcare, St. Paul, MN, New Cork,NY); Mefilm® ( Molnlycke Health Care, Gotenberg, Sweden), entre otros. En este gran grupo se encuentran: Hidrocoloides Son apósitos que están hechos de carboximetilcelulosa, gelatina y pectinas. Están disponibles como pastas, polvos o láminas adhesivas. Al contacto con la herida el apósito se gelifica, favoreciendo el ambiente húmedo y absorbiendo el exudado; son impermeables al agua y a las bacterias, pero permiten la difusión Figura 2. Apósitos. Fotografía del Autor Alginatos El primero apareció en 1982 (Sorsban®). Actualmente existen mas de 30 marcas comerciales. Están compuestos por fibras polisacáridas derivadas de las algas cafés, con alta capacidad de absorción y gelificación. El gel crea un medio oclusivo y húmedo que permite la cicatrización. Al entrar el apósito en contacto con el exudado, los iones de sodio de la herida se unen RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 a los iones de calcio del apósito y se forma alginato de sodio y sal de calcio. Ejemplos de este tipo de apósitos, Algiderm® (Bard, Murria Hill, NJ); Algosteril® (Jonhson & Jonhson Medical, Arlington, TX), Nu Derm Alginato® (Jonhson & Jonhson Medical, Arlington, NJ); Kaltostat® ( Convatec, Princeton, NJ) y Curasorb® (Kendall Company, Mansfield,MA). Hidrogeles Son polímeros de almidón, como el óxido de polietileno o polímeros de carboximetilcelulosa mas un 80% de agua, están disponibles como gel, hojas o gasas impregnadas; su función es rehidratar y desbridar. No absorben exudado. Ejemplos: Vigilon® (Bard, Murria Hill, NJ); Nu-gel® (Jonhson & Jonhson Medical, Arlington, TX); Tegagel® (3M, Healthcare, St. Paul, MN, New Cork,NY). Apósitos de colágeno Compuestos derivados del colágeno bovino tipo I; 90% colágeno y 10% de alginato. Absorbe y crea una matriz de soporte para el crecimiento y migración celular. Indicado en tejido de granulación, nunca en tejido infectado. Fybracol Plus® (Jonhson & Jonhson Medical, Arlington, TX). Hidropolímeros Polímero con alta capacidad de absorción compuesto de moléculas de poliuretano que se expanden al atrapar el exudado y una cubierta impermeable de polivinilo que genera una barrera protectora. Son ideales para manejo ambulatorio en heridas grandes y altamente exudativas, como en abdomen abierto. Ejemplo de estos apósitos, Tiell® y Tiell Plus® (Jonhson & Jonhson Medical, Arlington, TX) Espumas Hojas de poliuretano polimerizadas con alta capacidad de absorción, se expanden y se acomodan a la morfología de diferentes tipos de heridas. Ejemplos: Lyofoam® (Convatec, Princeton, NJ); Allevyn® (Smith & Nephew, Largo,FL); Curafoam® (Kendall Company, Mansfield,MA); Biopatch® (Jonhson & Jonhson Medical, Arlington, TX). Apósitos con carbón y plata Son apósitos que se presentan como telas de carbón activado impregnados en sales de plata, dentro de una funda de nylon poroso. Actisorb Plus® (Jonhson & Jonhson Medical, Arlington, TX). La plata es conocida desde hace muchos siglos, se César Eduardo Jiménez, M.D. 73 Curación avanzada de heridas usó como desinfectante desde la antigua Grecia en las tinajas de agua para preservarla; en 1834 F. Crede inventó una solución de nitrato de plata al 1%, como colirio; actualmente la plata se usa en diversos escenarios. Es así como el trasbordador espacial Challenger tiene los depósitos de agua hechos en plata. La plata tiene ciertas características especiales que la hacen ideal para el manejo de heridas infectadas (12,13): • Es bactericida de amplio espectro (incluido el MRSA estafilococo dorado meticilino resistente) • Viricida • Fungicida • Antiinflamatoria • Disminuye las metaloproteinasas en el ambiente local de la herida • Controla el olor Productos biológicos Son las llamadas “pieles sintéticas”, creadas en el laboratorio con base en keratinocitos cultivados de prepucios de neonatos embebidos en mallas de poliglactina (vycril®) o colágeno, cuya indicación principal son las úlceras neurotróficas y venosas resistentes al manejo con otros tipo de apósitos activos. Ejemplos: Dermagraft® y Apligraft® (14). La curación basada en la evidencia La curación avanzada no es una moda en el actuar de los cirujanos, sino una forma de tratamiento avalada por evidencia seria (15). La curación avanzada al ser más espaciada y con apósitos de alta tecnología, más fáciles de aplicar, ha demostrado ser más cómoda tanto para el paciente como para el prestador de salud. Además, múltiples estudios han hecho evidente la mayor costo-efectividad que tiene la curación avanzada sobre la curación tradicional y su capacidad notable de ahorro (16,17). Por otra parte, al estar basada en un ambiente húmedo, el proceso de cicatrización es más rápido y de mejor calidad. Todo lo anterior se puede observar al analizar los estudios que usan apósitos de alta tecnología como estándar de oro de comparación (18). Muchos trabajos han intentado comparar la curación avanzada con base en los diferentes apósitos activos disponibles, Thomas (19), evaluó las propiedades físicas de 12 hidrocoloides, encontrando diferencias importantes en grosor, absorción, permeabilidad, pH y cohesión entre los diferentes productos (19), de tal manera que es difícil evaluar los pro- 74 César Eduardo Jiménez, M.D. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Curación avanzada de heridas ductos de manera aislada sin tener en cuenta las diferentes variables que influyen en las heridas complejas, como el tipo de herida, patologías de base del paciente, adherencia a los tratamientos, entre otros. En la actualidad la manera indicada de manejar las heridas crónicas es por medio de la curación avanzada y se considera una mala práctica la utilización de productos pasivos para el manejo de heridas crónicas y aún más sin la implementación de protocolos serios de diagnóstico y tratamiento (20). Por último quiero estimular a los lectores de este artículo a mirar con otros ojos las heridas crónicas y orientar su diagnóstico y manejo de manera adecuada y con rigor científico. Referencias 1. Graham H. Historia de la cirugía. Editorial Iberia. Barcelona, segunda edición, caps. II, III y XIII; 1942. 2. Mendoza-Vega J. Lecciones de historia de la medicina. Ediciones Rosaristas, segunda edición, caps. I, II, XI; 1989. 3. Patiño Restrepo J, Guzmán Mora F, Herrera N, Baptiste S. Salas de cirugía hospitalarias. Manual de procedimientos. Fundación Santa Fe de Bogotá, primera edición, Bogotá, caps. 5 y 6; 1995. 4. Porter R. Breve historia de la medicina. Ediciones Taurus, tercera edición, caps. VI, VII, VIII; 2004. 5. Winter G, Scales JT. Effects o fair drying and dressings on wounds. Nature 1963;197:99. 6. Rivington LG. Hanging wet-to-dry dressings out to dry. Advanced in skin & wound care: The Journal for Prevention and Healing 2002;15:(2)79-84. 7. Krasner D, Sibbald G. Chronic wound care. Third edition, Appleton and Lange 2002; caps. 7, 8, 12. 8. Andrade P, Sepulveda S, González J. Curación avanzada de heridas. Rev Chil Cir 2004;4(56):396-403. 9. Trent JT, Falabella A, Eaglstein WH, Kirsner RS. Venous ulcers: pathophysiology and treatment options. Ostomy Woun Manag 2005;51(5):38-54. 10. Lazarus GS, Cooper DM, Knighton DR, Margolis DJ, Pecoraro RE, Rodeheaver G, et al. Definitions and guidelines for assessment of wounds and evaluation of healing. Arch Dermatol 1994;130(4):489-93. 11. Lionelli GT, Lawrence WT. Wound dressings. Surg Clin North Am 2003;83(3):617-38. 12. George Y, Herman U. Antibacterial properties of silver. American Journal Infect Dis 1998;20:195-200. 13. Lindsey M. Wound dressings. Wounds 1999;11(4):64-71. 14. Kalra M, Gloviczki P. Surgical treatment of venous ulcers: SEPS. Surg Clin North Am. 2003;83(3):617-638. 15. Vranckx JJ, Slama J, Preuss S, Perez N, Svensjo T, Visovatti S et al. Wet wound healing. Plast Reconstr Surg 2002;110(7):1680-7. 16. Lindholm C. Leg ulcer treatment in hospital and primary care in Sweden: cost-effective care and quality of life. In: proceedings of the International Committee on Wound Management Meetings. Adv Wound Care 2000;8:45-50. 17. Johnson A. The economic of modern wound management. Br Journal Pharm Practice 1985;2:194. 18. Robson MC. Cytokine manipulation of the wound. Clin Plast Surg 2003;30(1):57-67. 19. Thomas S, Loveless K. A comparative study of the properties of twelve hydrocolloid dressings. World Wide Wounds. Disponible en: http://www. worldwidewounds.com; 1997. 20. Bradley M, Cullum N, Nelson EA, Petticrew M, Sheldon T, Torgerson D. Systematic reviews of wound care management: (2). Dressings and topical agents used in the healing of chronic wounds. Health Technol Assess 1999;3(17 Pt 2):1-18. Datos de contacto del autor César Eduardo Jiménez, M.D. Clínica del Occidente. Bogotá, Colombia. Consultorio, teléfono 4254620 extensión 493. Correo electrónico: cesarejj@hotmail.com. • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva a propósito del cincuentenario Medio siglo de aprendizaje. Discurso del Dr. Alejandro Jaimes Soto* Cumplir medio siglo de actividades ininterrumpidas e inquebrantables en beneficio de la comunidad y la salud pública, apoyando científicamente, y en forma gremial, a los cirujanos plásticos de Colombia a través de la SCCP, hará que este 14 Curso Internacional de Cirugía Estética, que hoy inauguramos, deje una huella imborrable en la historia de la medicina en nuestro país. Bien dicen los expertos que “en la medida en que son reconocidas las acciones de las instituciones se crea un inmenso sentimiento de compromiso de seguir cada día mejorando, corrigiendo y enrutando a sus integrantes por aquellos senderos que la hacen grande”. Así, entonces, debo comenzar no solo agradeciendo los reconocimientos que ha recibido nuestra Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética, Maxilofacial y de la Mano, sino comprometiéndome en su nombre y en forma responsable a seguir mejorando a cada momento, motivando a sus asociados a continuar trabajando con responsabilidad, ética y calidad por el bienestar de un país a quien nos debemos. Las órdenes y medallas hoy recibidas son galardones que dignifican y enaltecen “y por la excelencia de su significado y tradición, conmueven, pero, por encima de todo comprometen la acción y la vida total de quienes somos homenajeados con ellas”. Gracias a los congresistas Ramiro Luna y Alirio Villamizar por engalanar este evento con las prestigiosas distinciones que hoy nos hacen en nombre de las más altas corporaciones legislativas de la República. Gracias también, Dr. Cantini, por el importante reconocimiento y distinción ofrecido por la Sociedad de Cirugía de Bogotá - Hospital de San José. La SCCP recibe todo con humildad y satisfacción por el deber cumplido. Han sido 50 años de profesionalismo y calidad, de esfuerzos continuos por dejar en alto nuestra especialidad y el nombre de nuestra Sociedad. Han sido años de alegrías y dificultades, de aprendizaje y de ¡Resultados!. Son 50 años de credibilidad y confianza—que no se consiguen con facilidad, de nuestra comunidad en una sociedad colombiana que busca el bienestar y la salud de niños, jóvenes, adultos y ancianos. Doy gracias en nombre de todos los colombianos a quienes les ha cambiado la vida con rumbos nuevos, positivos y diferentes, luego de una cirugía plástica reconstructiva o estética realizada por alguno de nuestros colegas miembros. Hay niños que ahora sonríen sin dificultad, rostros que después de padecer graves quemaduras despiertan alegres en las mañanas, hombres y mujeres con su autoestima transformada y lo que es mejor: espíritus renovados. Y todo ha sido posible por el cumplimiento de ustedes, de nosotros, de este equipo que incansablemente busca beneficios para la satisfacción física y mental del ser humano. Es su responsabilidad, su ética y su calidad, que, sumadas a la transparencia y el amor por la profesión han hecho, desde 1956, que la SCCP sea una institución efectiva y coherente con sus principios y acciones alrededor del compromiso con la salud y el respeto públicos. El fin del hombre es la felicidad y es nuestro deber no solo como humanos sino también, y con mayor vehemencia como médicos, aportar todo lo que esté a nuestro alcance para lograrlo; por nosotros, por los demás, por todos. Nuestra tarea sin duda coadyuva para que las nuevas generaciones puedan vivir felices en el mundo. Seguimos los lineamientos de nuestros maestros y fundadores: aquellos doce quijotes de los cuales, por fortuna, nos acompañan los doctores Coifmann, Goldemberg y Obonaga, a quienes presentamos un saludo lleno de afecto, admiración y agradecimiento. A través de estos 50 años hemos hecho los cambios que, de acuerdo con la evolución de la humanidad, ha necesitado nuestra Sociedad para crecer en forma y fondo y que orgullosamente mostramos a Colombia y al mundo entero. Como diría alguna vez un intelectual “Han sido cinco décadas de aprendizaje. La institución que nació un 15 de mayo de 1956 comparada con la que hoy cumple 50 años de vida muestra grandes diferencias de desarrollo y progreso, resultado de ese continuo aprendizaje. Y una institución que no cesa en su autocrítica, ha descubierto así la más eficaz de las formas de vitalidad y de progreso”. Deseo para todos una jornada productiva en materia académica y de integración. Compartamos conocimientos e ideas entre todos, atendamos las charlas y conferencias de los connotados profesores internacionales y nacionales y aprovechemos las propuestas de laboratorios y casas comerciales que permiten que la cirugía plástica en Colombia tenga una buena evolución. Gracias a todos y de corazón: ¡Bienvenidos! * Presidente de la sccp en el acto de inaguracion del xiv Curso Internacional de Cirugía Estética. Medellín, mayo 13 de 2006 a propósito del cincuentenario • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva Historia de la cirugía plástica Contexto mundial - contexto nacional Diego Alejandro Vega Castañeda, M.D.*, Luis Felipe Pardo Posse, M.D.** Palabras clave: cirugía plástica, historia, contexto nacional, contexto mundial, Colombia, siglo XX, culturas. Key words: plastic surgery, hystory, national context, world context, Colombia, XX century, cultures. Resumen Se narra de una manera breve pero clara, cómo ha sido el transcurrir de la cirugía plástica en las diferentes épocas, desde los tiempos antiguos hasta la modernidad, los diferentes factores culturales, sociales, coyunturales y políticos que impulsaron su desarrollo, sus forjadores y su transitar a través de la historia dentro de un contexto universal y del nuestro propio: Colombia. Abstract We tell in a brief and clear way how plastic surgery has evoluted in different times, since ancient times to modernity, the different cultural, social, conjunctural and political factors that impelled its development, its forgers and its journey, through history within a universal context and that of our own: Colombia. Contexto mundial Tiempos antiguos Aunque el hombre antiguo practicaba con cierta frecuencia la trepanación, no fue sino hasta la aparición de los babilonios (1950 d. C) cuando se empezó a practicar la cirugía especializada, en especial la de tipo oftalmológico. El código Hammurabi menciona la corrección de cataratas, describiéndola como un procedimiento quirúrgico legítimo. Sin embargo, los registros antiguos describen que las lesiones que mas captaron la atención de los interesados en aquellas épocas eran las sufridas en la nariz, posiblemente por ser las mas notables y obvias, y porque en ciertas culturas la nariz daba condición de respeto entre los semejantes. Un ejemplo claro de lo mencionado anteriormente se dio en la India, lugar donde se llevaron a cabo las primeras cirugías en nariz y lóbulos de las orejas por Sushruta (600 a. C). Estas descripciones aparecen en el Sushruta Sahmita, el cual fue traducido al inglés en 1916. El hecho de que Sushruta se especializara en la nariz tiene sus motivos, ya que la nariz era considerada órgano de reputación y su pérdida por amputación era una práctica común realizada para castigar a los criminales de ciudades conquistadas. Por tal motivo, los koomas, miembros de una casta de alfareros de la India, fueron los encargados de llevar a cabo estos procedimientos entre quienes la solicitaban. El conocimiento de estas técnicas se filtró rápidamente a través de Roma hacia los persas, los griegos, los árabes, e incluso hacia los judíos. A Celso (25 a. C a 50 d. C) se le considera como el primero en usar la técnica de colgajos de avance, aunque no se sabe con exactitud si él los elevaba antes de avanzarlos, como se hizo en el siglo XIX bajo el nombre de “colgajos de acuerdo al método francés”. También es considerado como el creador de los colgajos en isla con pedículo subcutáneo. Paulus Aegineta (625 a 690 d. C) fue el emprendedor de la evolución en las técnicas quirúrgicas durante la época del Imperio Romano, logró enlazar los conocimientos de las an- * Residente Primer Año. Postgrado Cirugía Plástica: Reconstructiva y Estética. Facultad de Medicina. Fundación Universitaria San Martín. ** Coordinador Postgrado Cirugía Plástica: Reconstructiva y Estética. Facultad de Medicina. Fundación Universitaria San Martín. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 tiguas escuelas de India y Arabia con las escuelas emergentes de Occidente; se le considera como uno de los iniciadores de la cirugía plástica actual y dentro de su obra se encuentran el manejo de fracturas nasales y de mandíbula, así como las correcciones quirúrgicas de la hipospadia. Con su muerte, el enriquecimiento del conocimiento quirúrgico por parte de la cultura greco-romana llega a su fin. El Renacimiento Se reconoce al renacimiento como la época de reinicio de la civilización comenzada en el siglo XIV, y alcanzando su cima en los siglos XV y XVI. Fue en este periodo en el que se publicó la fábrica de Vesalius (1543), momento en que se inició el estudio anatómico moderno, dejándose de lado la disciplina galénica y adoptándose la vesaliana. Durante la primera mitad del siglo XV la cirugía plástica fue practicada en Sicilia por miembros de la familia Branca. Debido a que Sicilia fue centro de aprendizaje árabe, griego y occidental en los siglos anteriores, se practicaban las técnicas reconstructivas de Sushruta; sin embargo, Antonio Branca, uno de los hijos de la familia, dejó de lado las prácticas de Sushruta y fue probablemente el primer cirujano en utilizar el brazo para reparar labios y lóbulos de las orejas mutilados. Durante el siglo XVI, la familia Vianeo practicó el arte de la cirugía plástica en la región de Calabria, zona suroccidental de la península itálica. Además, muchos otros practicantes de la cirugía plástica aparecieron corrigiendo narices mutiladas, debido tal vez a la gran cantidad de conflictos armados y de derramamiento de sangre que se presentaron entre 1530 y 1600. Sin embargo, el reconocido cirujano francés Ambroise Paré (1575) fue un gran crítico de las técnicas de la rinoplastia existentes; mencionaba su desacuerdo con la realización de incisiones en partes sanas del cuerpo, así como con el gran dolor y el poco resultado estético de las narices creadas. Para Paré, la calidad de la piel del brazo nunca seria comparable con la de la cara, y además nunca quedó a gusto con el resultado de los orificios nasales, que según el, nunca igualarían en semejanza a los naturales. Parece ser que Paré nunca conoció el trabajo del hombre que actualmente es considerado la piedra angular de la cirugía plástica: Gaspare Tagliacozzi (1545 – 1599) de Bologna. Su trabajo especializado en la reconstrucción nasal se dio a conocer en toda Europa por la publicación de su libro “De Curtorum Chirurgia per Insitionem” publicado en 1597. En el capítulo 10 de su libro, Tagliacozzi da pautas técnicas para la reconstruc- Diego Alejandro Vega Castañeda, M.D., Luis Felipe Pardo Posse, M.D. 79 Historia de la cirugía plástica. Contexto mundial - contexto nacional ción nasal a partir del colgajo de miembro superior: Aclara la edad para realización del procedimiento, siendo esta la adultez temprana, pues en este momento de la vida el paciente es lo suficientemente fuerte para soportar el procedimiento, así como la piel toma las características definitivas que la definen. Los siglos XVII y XVIII fueron de decadencia para la cirugía plástica. Luego de la muerte de Tagliacozzi, la cirugía plástica pierde interés en toda Europa, especialmente en Italia. Tal fue el deterioro de la especialidad que el nombre de Tagliacozzi era objeto de burlas entre el común de los médicos de la época. En este momento se pensó incluso en tomar narices que eran amputadas de esclavos, para ser reimplantadas en los defectos faciales de los señores burgueses de la época. Sin embargo, ellos creían que por acción de cierta mística, la nariz injertada moriría cuando el donante falleciera. Hasta los enciclopedistas fueron críticos de la cirugía plástica, en especial Voltaire quien hacía poemas satíricos sobre el injerto tomado de los gluteos para la reparación de defectos faciales presentes en los burgueses de la época. La Universidad de Paris, entidad que se encargo en la época de llevar la batuta en el tema de la reconstrucción facial, hizo mofa de las técnicas de reconstrucción nasal de Tagliacozzi, rechazándolas y tildándolas de absurdas. El Reinicio No es sino hasta 1794 que reaparecen citas literarias sobre las técnicas de Sushruta para la reconstrucción nasal. Aparece publicada en la Gentlemen’s Magazine de Londres una carta sobre la reconstrucción nasal de uno de los carreteros del Real Ejército Inglés durante 1792: luego de ser mutilada su nariz por traición, Cowasjee (el carretero en mención) es sometido al procedimiento mientras que era observado por médicos ingleses radicados en Bombay, los doctores Thomas Cruso y James Findlay. La descripción de la técnica es bastante clara y ordenada en su escrito original: “Se coloca una placa delgada de cera sobre el defecto nasal intentando moldear una nariz de buena apariencia, luego se aplana y se ubica sobre la frente. Se dibuja una línea sobre la frente rebordeando la placa de cera, la cual ya no es de uso; luego el cirujano diseca toda la piel demarcada, dejando indemne una porción de piel entre los ojos. Esta porción de piel preserva la circulación, hasta que se ha creado una unión entre las partes nueva y antigua. El defecto nasal se hace cruento y detrás de esta zona se hace una incisión en la piel, la cual rodea las alas, y llega hasta el labio superior. La piel disecada se baja 80 Diego Alejandro Vega Castañeda, M.D., Luis Felipe Pardo Posse, M.D. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Historia de la cirugía plástica. Contexto mundial - contexto nacional de la frente, se rota y se inserta en la incisión; se crea una nariz con soporte arriba, y con sus alas y su septo abajo, fijados en la incisión. Se ablanda tierra japónica en agua y se aplica en vendas delgadas de tela, se colocan 5 o 6 de estas una sobre otra y se aplican en la nariz recién reconstruida, dejándose solo por 4 días; luego se remueven y se colocan vendas preparadas con una especie de mantequilla. La piel que une la nariz con la frente se corta a los 25 días, momento en el que se necesita algo más de disección para mejorar el aspecto final de la nariz. Se le ordena al paciente que permanezca yacido en su espalda durante 5 o 6 días; y en el décimo día se le colocan bolas de tela en los orificios nasales para mantenerlos suficientemente abiertos. La operación siempre es exitosa. La nariz artificial es segura y luce muy similar a la nariz original, a diferencia de la cicatriz remanente en la frente que permanece bastante visible después de mucho tiempo”. Joseph Carpue, cirujano de Londres, leyó el artículo y dedujo que si ese procedimiento podía hacerse en la India, también podría realizarse en Europa. Tomó casi 20 años en investigar todo lo concerniente con el procedimiento, preguntando y averiguando datos con los soldados y demás personal que llegaba de la India. Contactó médicos que habían presenciado la cirugía en la India, quienes le brindaron información importante para su investigación, pero no fue sino hasta el 23 de octubre de 1814 que Carpue decide hacer la operación, la cual resultó exitosa tomándole solo 37 minutos en llevarla a cabo. Luego de los procedimientos de Carpue, en Europa se inició la rápida adopción de la rinoplastia como método correctivo facial. Uno de sus grandes impulsadores fue Von Graefe (1828 – 1870), quien luego de ser profesor de cirugía de la Universidad de Berlín fue asignado como cirujano general del ejército prusiano cerca del final de las guerras napoleónicas. Von Graefe publicó un reporte de tres casos de rinoplastia usando la técnica de Tagliacozzi, la técnica de Sushruta y una modificación de la técnica de Tagliacozzi. Esta única consistía en la aplicación inmediata del colgajo a la nariz sin periodo de retardo; también acortó a 6 días el periodo en el que el brazo permanecía afrontado a la cara. Publicó el libro Rinoplastik en 1818, considerado el segundo gran tratado de la cirugía plástica después del publicado por Tagliacozzi. Su trabajo estimuló el desarrollo de la cirugía en Europa y Estados Unidos. El interés impulsado en la cirugía por Von Graefe estimuló a sus colegas a explorar las posibilidades quirúrgicas y un buen ejemplo de ello es lo realizado por Johann Friedrich Dieffenbach (1792 – 1847), quien siendo contemporáneo de Von Graefe, estableció la reconstrucción nasal como técnica factible y demostró la importancia de las cirugías secundarias para el refinamiento de la punta nasal. Entre sus varias publicaciones, la mas famosa es Die operative chirurgie (1845 - 1848). En Francia aparecen los primeros tratados de cirugía plástica publicados en ese país gracias a Labat (1834) y Blandin (1836). Serre publicó en 1842 el Traté sur l’art de restaurer les déformités de la face; se recuerda a Serre por ser el principal exponente de la técnica de avance de colgajos, también llamada “método francés”, siendo adaptación de la técnica de Celso. Es también importante mencionar otros dos cirujanos de la época por sus aportes a la especialidad: Dupuytren, quien es conocido por sus procedimientos para la corrección de la fibromatosis palmar descrita en 1834 y por su clasificación de las quemaduras de acuerdo a la profundidad. Von Lagenbeck, sucesor de Dieffenbach, aportó conocimientos y técnicas a la cirugía de mandíbula y de paladar hendido. El siglo XIX se caracterizó por la gran publicación de artículos, libros y tratados de cirugía plástica, tal vez debido al gran auge que presentó durante la época. Además de los ya mencionados, vale la pena comentar otros que fueron importantes para el momento: • Handbuch der plastichen Chirurgie (Zeis 1838) • Traité de Chirurgie Plastiqué (Jobert 1849) • Surgycal observations (Warren 1867) • Manual of operative surgery (Szymanowski 1870) El nacimiento de los injertos de piel En 1804 Baronio publicó sus experiencias sobre los injertos de piel en ovejas. Bert a su vez publicó De la greffe animale (1863), en donde resumió sus experimentos en animales, así como otros asociados al transplante de partes humanas y animales. El primer injerto de piel exitoso del que se tenga conocimiento lo realizó Sir Astley Cooper en 1817. Removió la piel de un pulgar amputado y la colocó nuevamente sobre el defecto como un injerto de espesor total. Bünger, colega de Von Graefe, aplicó un injerto tomado de muslo sobre la nariz. Warren en 1840 transplantó un injerto de espesor total al ala de la nariz. Sin embargo, no fue sino hasta el último cuarto del siglo XIX que se reconoció la técnica de injertos de piel como procedimiento quirúrgico. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 A pesar de las técnicas mencionadas que hacían referencia a la viabilidad de los colgajos de piel, no fue sino hasta el 8 de diciembre de 1869 que esta técnica fue presentada formalmente, ante el auditorio de la Sociedad Imperial de Cirugía de Paris, de la mano de Reverdin. La técnica fue mejorada con el paso de los años, y de la mano de Ollier (1872) se logró la aplicación de un injerto dermoepidérmico de 4 x 8 cm, teniendo en cuenta que el injerto que Reverdin presentó solo media 2 x 3 mm. Por otra parte, Thiersch (1874) avocó al uso de hojas más grandes de injertos dermoepidérmicos para la cobertura de heridas y enfatizó en la importancia del componente dérmico. Gracias a esto, los colgajos de espesor parcial son también conocidos como colgajos de Ollier- Thiersch. Por el lado de los colgajos de espesor total, podemos mencionar a Pollock (1870), Lawson (1870), LeFort (1872) y Wolfe (1876), quienes usaron esta técnica para la corrección del ectropion de los párpados. Krause (1893) se encargó de perfeccionar la técnica. El injerto de espesor total también es conocido como injerto de Wolfe. Toda la literatura del siglo XIX sobre el tema fue compilada por Nélaton y Ombrédanne en dos libros publicados en 1904 y 1907, los cuales sirvieron de referencia hasta inicios de la segunda guerra mundial. Los inicios del siglo XX La primera guerra mundial (1914 – 1918) parece haber sido el punto de inicio para el desarrollo de lo que se considera la cirugía plástica moderna. El gran aumento de ingresos a los hospitales de guerra por pacientes con heridas por arma de fuego en cara obligó a las fuerzas militares a la organización de centros especializados; pocos cirujanos sabían como lidiar con el problema. Los franceses establecieron varios centros para la atención de estos pacientes; uno de ellos era controlado por Hippolyte Morestin, oriundo de la Isla colonial francesa de Martinica, conocido antes de la primera guerra mundial por su habilidad para utilizar la z-plastia para el manejo de las contracturas lineales y por sus trabajos en injertos de cartílagos. Dirigió el Hospital Militar Val-de-Grace de París. Fue uno de los primeros cirujanos que demostró que la piel y el tejido subcutáneo podían ser disecados sin estar sujetos a necrosis. Aunque murió prematuramente (1917) debido a la influenza, es recordado, además de lo ya mencionado, por estimular el interés de Sir Harold Gillies en la cirugía plástica. Nunca Diego Alejandro Vega Castañeda, M.D., Luis Felipe Pardo Posse, M.D. 81 Historia de la cirugía plástica. Contexto mundial - contexto nacional estuvo de acuerdo con integrar las técnicas dentales al manejo de las heridas por arma de fuego en cara. Harold Gillies era un otorrinolaringólogo enviado al Hospital Militar Británico de Rouen, Francia. Su amigo, un dentista norteamericano de apellido Roberts, pudo ver a Morestin durante cirugía y no vaciló en contarle a Gillies lo que había visto. Al ver los procedimientos de Morestin, Gillies se sintió inspirado y gracias a esto colocó una unidad de trauma facial en el Hospital Militar de Aldershot. Al parecer nunca hubo contacto formal entre Morestin y Gillies, incluso se dice que Morestin le prohibió la entrada a la sala de cirugía para que no pudiera ver sus procedimientos. Gillies organizó una unidad de trauma facial en el Queen Mary Hospital, Kent. Asistido por Kilner, atendía heridos de guerra ingleses y de las otras fuerzas aliadas; muchos cirujanos aliados asistieron al Queen Mary Hospital para aprender cirugía plástica. A diferencia de Morestin, Gillies si estaba interesado en las técnicas dentales para la reconstrucción facial por trauma de guerra y se asistió de Kelsey Fry para este fin. Además de Gillies, Kazanjian, oriundo de Boston, instaló una unidad de atención similar en Etaples cerca de Bologna. Siendo cirujano dental, aplicó sus conocimientos en prótesis dentales para la reconstrucción temprana por heridas con arma de fuego en cara. Perfeccionó los métodos de fijación de fragmentos de mandíbula y el uso de prótesis antes del cierre primario tardío de las heridas en cara. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, la cirugía plástica como especialidad no estaba reconocida en los Estados Unidos. Algunos cirujanos generales practicaban la cirugía reconstructiva y unos pocos mostraron interés en este tipo de trabajo. Cuando Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial en 1917, el cirujano general Gorgas organizó bajo la división de cirugía ciertas secciones como la de cirugía de cabeza, la cual incluía oftalmología, otorrinolaringología, neurocirugía y cirugía plástica y oral (este tal vez sea el principal motivo por el cual en Estados Unidos la cirugía plástica es considerada una subdivisión de la cirugía general, a diferencia de otros países en donde es especialidad propia). Blair fue el encargado de dirigir la subdirección de cirugía plástica; era bien conocido por su trabajo y por haber escrito el libro Diseases of the mouth and jaws (1912). Blair concibió la idea de crear equipos conformados por un cirujano general y un cirujano dental con el fin de combinar talentos. 82 Diego Alejandro Vega Castañeda, M.D., Luis Felipe Pardo Posse, M.D. Historia de la cirugía plástica. Contexto mundial - contexto nacional Luego de la Primera Guerra Mundial... Luego de finalizar la guerra, el gobierno de Estados Unidos creó y organizó tres centros especializados para recibir y atender adecuadamente a los pacientes heridos en combate durante los combates en Europa. Se ubicaron en Nueva Jersey, Baltimore y Washington D.C. Luego, y debido a la necesidad de descentralizar los centros, se crearon otros dos en Ohio y Missouri. Al final de la guerra, nombres como Gillies, Morestin, Lexer, Ganzer, Lindemann, Esser, Pichler y Burian eran reconocidos de forma mundial como especialistas en cirugía plástica o cirugía de cara y mandíbula. Podría considerarse entonces que la primera guerra mundial fue el inicio de la era en que la cirugía plástica se convirtió en especialidad. Luego de la gran guerra, los congresos médicos empezaron a incluir en sus programas temas asociados con el trauma de guerra, su tratamiento y los avances en nuevos procedimientos quirúrgicos de cirugía plástica para correcciones de defectos adquiridos en la cara. Al igual que en la segunda mitad del siglo XIX, en el periodo posguerra se publicaron gran cantidad de libros, tratados y artículos referentes a la cirugía plástica. Entre los más renombrados se encuentran: • Plastic surgery: its principles and practice (Davis 1919) • Plastic surgery of the face (Gillies 1920) • La revue maxilo-faciale (1919 – 1920) • Reconstructive surgery of the face (Blair 1922) Con el inicio de un periodo de paz y relativa prosperidad, aparece en escena la cirugía estética o cosmética, como nueva rama de la cirugía plástica. Joseph (1928), siendo cirujano ortopedista en Berlín, es considerado como el fundador de la rinoplastia reconstructiva; publicó su famoso libro en 1928. Fue profesor de dos jóvenes cirujanos norteamericanos que se convertirían en pioneros de la rinoplastia correctiva moderna en Estados Unidos: Aufricht y Safian. En Francia, Passot, Noel y otros se dedicaron a crear procedimientos quirúrgicos para corregir el envejecimiento facial. En Estados Unidos, Miller se dedico desde temprano a la cirugía estética de la cara y en 1907 publicó el libro Cosmetic Surgery: the correction of featural imperfections. El ideal de enseñar cirugía plástica tuvo su auge en el periodo postguerra. Se crearon cursos internacionales gracias a Lemaitre, profesor asociado de la facultad de medicina de la Universidad de Paris y jefe de otorrinolaringología en un RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 hospital parisino. En 1925 organizó una clínica de aprendizaje en su servicio en el Hospital Saint-Louis, la cual dirigió en base anual hasta 1928. Gillies hizo lo propio desarrollando una serie de demostraciones quirúrgicas y en los años siguientes, Eastman Sheehan, Ferris Smith, Kilner y Joseph llevaron a cabo cursos que fueron bien concurridos. No existía otra forma de enseñar cirugía plástica en esa época, y varios cirujanos de Estados Unidos y Europa recibían entrenamiento de esta manera. Entre estos estudiantes el mas brillante fue el doctor Sanvenero – Roselli, de Milán, quien sería el presidente del Cuarto Congreso Internacional de Cirugía Plástica llevado a cabo en Roma, en octubre de 1967. Una de las grandes contribuciones a la literatura en cirugía plástica la hizo Ferris – Smith con la publicación de Reconstructive Surgery en 1928; fue otorrinolaringólogo y se especializó en las técnicas de escisión parcial repetida y en el uso de colgajos locales de cara. En las décadas de 1920 y 1930 tres personalidades de la cirugía plástica (Gillies, Staige Davis y Papin Blair) ayudaron a construir los preceptos actuales de la forma en que se practica la cirugía plástica actualmente. Staige Davis probablemente fue el primer cirujano norteamericano en dedicarse completamente a la cirugía plástica; contribuyó con la especialidad aportando las técnicas de injerto en pellizco, técnicas de z – plastia (1931), escisión seriada de cicatrices (1929), vascularización de los injertos de piel (1925) y el fenómeno de retardo de los colgajos. Publicó el libro Plastic Surgery en 1919, siendo el primero de su clase en lengua inglesa. Blair y Gillies también influyeron de gran forma en el desarrollo de la cirugía plástica, no solo en las zonas anglo-parlantes, sino a nivel global. Su influencia no solo cubre los aspectos científicos y técnicos, sino que además aportaron gran parte de las actuales líneas organizacionales de las que se benefician los servicios de cirugía plástica actualmente. Gillies desarrolló el colgajo tubular, coincidencialmente con Filatov (1917) y mostró muchas aplicaciones de la técnica mencionada en su libro Plastic surgery of the face (1920). Blair refinó el proceso de demora en los colgajos no tubulares, publicando sus técnicas en 1921. También desarrolló las técnicas para la aplicación de injertos de espesor parcial de mayor grosor, que mostraban menor encogimiento y menor presencia de arrugas en comparación con los que Tiersch utilizaba para el cubrimiento de lesiones; para esto inventó una cuchilla especial RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 y una caja de succión que, conectada a un equipo de presión negativa, facilitaba la tracción de la piel y el aplanamiento de la zona donante durante la fase de toma del injerto. La toma de injertos de piel se facilitó aún más cuando Padgett, quien era cirujano plástico y discípulo de Blair, juntó esfuerzos con Hood, quien era ingeniero mecánico, para crear el dermátomo. La idea de la calibración, una de lo grandes avances del dermátomo, se alcanzó hacia 1920 de la mano de Finochietto, un cirujano argentino que diseño una cuchilla calibrable para tal fin. También hay que mencionar que Humby, cirujano inglés que prestaba servicios en algunos hospitales de Londres, agregó un rodillo a la cuchilla de Humby, lo cual permitía la calibración en el grosor de los injertos. El dermátomo de Padgett-Hood permitió que todos los cirujanos gozaran de la facilidad para la toma de injertos. Gracias a este aporte de los Estados Unidos, gran cantidad de vidas y de extremidades se lograron salvar durante la Segunda Guerra Mundial. Se considera a Blair como el padre del American Board of Plastic Surgery, establecido en 1937. Desde 1936 Blair comentó, con base en escritos y publicaciones, sobre la necesidad de crear una sociedad de cirugía plástica. Las oportunidades para aprender cirugía plástica en la década de 1930 eran escasas; existían pocos servicios organizados en los Estados Unidos, pero el más activo y conocido era el del Dr. Eastman Sheehan en el Postgraduate Hospital de Nueva York. Entrenó a varios cirujanos y publicó el libro Plastic Surgery of the Orbit en 1927. A Sheehan también se le atribuye el hecho de haber establecido el profesorado de cirugía plástica de la Universidad de Oxford; sin embargo, por ser considerado un fascista al apoyar las actividades de este tipo en España, fue necesario que las directivas de la Universidad consiguieran visa especial y solicitada a Sir Winston Churchill para poder entrar a Inglaterra. Sheehan nunca pudo ser jefe de este profesorado. Antes del establecimiento del programa de aprendizaje de tipo residencia, la única forma de aprendizaje existente era la observación. Debido a esto, se inició el establecimiento de programas de residencia en varias ciudades de Inglaterra y Estados Unidos como Philadelphia, Brooklin, Nueva York y Londres. En 1939 se publica el libro Surgery of injury and plastic repair, de la mano de Fomon. Aunque no era cirujano plástico, Fomon publica el libro después de pedirle a Kazanjian y a Shee- Diego Alejandro Vega Castañeda, M.D., Luis Felipe Pardo Posse, M.D. 83 Historia de la cirugía plástica. Contexto mundial - contexto nacional han que lo escribieran para él; obviamente ellos no aceptaron tal propuesta. Con varios signos de inexperiencia y de la mano de una mala edición, el libro compiló las técnicas quirúrgicas de una manera asombrosa, convirtiéndose en uno de los textos de referencia más importantes durante mediados del siglo XX. Antes de la Segunda Guerra Mundial, la cirugía plástica en Gran Bretaña estaba monopolizada por Gillies, McIndoe y Mowlem (de Nueva Zelanda), y Kilner, un cirujano plástico inglés. El inicio de la cirugía plástica en Suecia se da en la década de 1930 de la mano de Ragnell, cirujano plástico entrenado por Gillies en Inglaterra, quien fundó el servicio de cirugía plástica en el Instituto Karolinska. En Francia, luego de la muerte de Morestin, la cirugía plástica sufrió un estancamiento importante que no acabó sino hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando surgió una generación dinámica de cirujanos plásticos que hizo grandes aportes a la especialidad. Un ejemplo de esto es Victor Veau, cirujano pediatra francés que contribuyó al manejo quirúrgico del labio – paladar hendido en la década de 1920 y realizó aportes a la investigación embriológica del paladar hendido en la década de 1930. También es de mencionar el aporte de Esser, cirujano holandés al servicio del ejército austriaco durante la Primera Guerra Mundial; mostró la aplicación de los colgajos de rotación para el cubrimiento de defectos faciales, el uso del colgajo arterial en isla, y la técnica “inlay” para la realización de injertos de piel, cuya publicación se hizo en 1940. En 1921 se establece la American Association of Plastic and Oral Surgeons, considerada la más antigua del mundo. El nombre de la sociedad cambió a American Association of Plastic Surgeons en 1941. De la mano de otros notables cirujanos, incluyendo a Aufricht, se creó la American Society of Plastic and Reconstructive Surgeons en 1931; esta sociedad publicaba sus procedimientos en la revista Revue de Chirurgie Plastique hasta 1940, fecha en que crearon su propia revista de publicaciones. En 1936 se creó la European Society of Reconstructive surgery, cuyo primer congreso se realizó ese mismo año en Bruselas. Grandes personalidades de la cirugía plástica europea participaron. El segundo congreso se realizó al año siguiente en Londres, y el tercero en Milán en 1938. Es muy importante de mencionar que el periodo comprendido entre las guerras mundiales sirvió para el establecimiento de las bases anatómicas y fisiológicas de la cirugía reconstructiva 84 Diego Alejandro Vega Castañeda, M.D., Luis Felipe Pardo Posse, M.D. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Historia de la cirugía plástica. Contexto mundial - contexto nacional de mano, gracias a los aportes de Bunell, Wood – Jones e Iselin. La cirugía de mano logró su reconocimiento durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se instalaron centros especializados bajo la acesoria de Bunell. La Segunda Guerra Mundial Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, los objetivos de la cirugía plástica cambiaron. Se enfocaron los esfuerzos en el manejo de fracturas craneofaciales y de extremidades complicadas, el reemplazo de estructuras perdidas, la reparación de úlceras de presión, la preparación de tejidos blandos para procedimientos ortopédicos y la reparación de nervios periféricos. Se mostró gran interés en el manejo de quemaduras, lesiones por congelación y al desarrollo de la cirugía de mano. Es en esta época que se dió inicio a la cirugía de transplantes de tejidos. Debido al temor de bajas y heridos civiles durante esta guerra, se establecieron centros especializados en Gran Bretaña para atender tanto a civiles como militares; Gillies fue líder en insistir sobre el establecimiento de estos centros, haciendo énfasis en el tratamiento de quemaduras. Debido a la gran cantidad de lesiones por quemadura que presentaban los militares, y especialmente los pilotos de combate, McIndoe, quien era alumno y familiar de Gillies, fue el primero en utilizar injertos de espesor parcial para el manejo de quemaduras especialmente en la zona periorbitaria. Los centros de cirugía plástica y mandíbula en la Gran Bretaña se convirtieron en centros de enseñanza para médicos de las fuerzas aliadas. Se mostró gran avance en el desarrollo de las técnicas quirúrgicas durante este periodo. Aquí entra en escena John Marquis Converse, un joven cirujano plástico norteamericano quien trabajó con el Ejército Libre Francés en África del norte y luego con el Real Ejército Inglés en Oxford. Fue en 1942 que Converse creó la técnica del colgajo de “scalping” para la reconstrucción nasal. Al igual que en Gran Bretaña, se establecen centros especializados de cirugía plástica en los hospitales del Ejército y la Armada de los Estados Unidos; centros de cirugía de mano se adecuaron a los de cirugía plástica bajo el control de Bunnell. A diferencia de la Primera Guerra Mundial, los cirujanos plásticos luego de la Segunda Guerra Mundial pudieron volver a sus hogares a continuar con la práctica de la especialidad. Se encontraron con un aumento importante en la demanda del público en general por los servicios de estos especialistas. La cirugía electiva en tiempos de paz se volvió muy popular, a tal punto de encontrarse exigencia por parte de los pacientes en la realización de cirugías que buscaban mejorar su calidad de vida y que no estuvieran necesariamente relacionadas con salvar vidas. Este concepto fue el que ayudó al crecimiento de la cirugía plástica durante los últimos 50 años. Aunado a todo lo anterior, los avances científicos permitieron la creación de centros para manejo de labio y paladar hendido y quemados, así como se mejoraron de forma sustancial los programas de residencia en cirugía plástica durante los años de posguerra. En 1946 se inició la publicación del American Journal of Plastic and Reconstructive Surgery (mas comúnmente conocido actualmente como Plastic and Reconstructive Surgery) bajo la dirección de Davis e Ivy. También se fundó durante 1946 la Educational Foundation of the American Society of Plastic and Reconstructive Surgeons. Los años de posguerra también se caracterizaron por el adelanto en la investigación de la cirugía plástica. En 1943 Gibson y Medawar describieron los eventos que conducían al rechazo de aloinjertos; además de estos, muchos otros entraron en el tema del transplante de tejidos, mencionando en especial a Murray, quien en 1955 llevó a cabo el primer transplante renal exitoso del mundo entre gemelos monocigóticos. La edad de oro de la cirugía plástica Las décadas de 1960 y 1970 son consideradas como la edad de oro de la cirugía plástica, caracterizada por la proliferación de nuevas técnicas quirúrgicas, el rápido incremento en el número de practicantes de la especialidad, y el aumento en el interés por parte del público hacia nuestra disciplina. En 1967, Tessier y sus colegas presentan ante el cuarto Congreso Internacional de Cirugía Plástica y Reconstructiva sus conceptos sobre las técnicas de cirugía craneofacial, revolucionando así la corrección de varias deformidades craneofaciales. Esta disciplina creció rápidamente y a nivel mundial, lo que estimuló a la fundación de la Sociedad Internacional de Cirugía Craneomaxilofacial en 1983. Para la década de 1960 la cirugía de colgajos había cambiado poco desde el desarrollo del colgajo tubular por Gillies durante la Gran Guerra. Bakamjian introduce en 1965 el colgajo deltopectoral, lo cual enfoca todos los esfuerzos investigativos hacia el estudio del diseño de colgajos con base en el patrón vascular; esto desencadenó la descripción de una gran cantidad RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 de colgajos de patrón axial que obviaba la necesidad de procedimientos en múltiples etapas. De acuerdo a lo anterior, los cirujanos plásticos enfocaron su atención hacia los músculos, y los resultados de los estudios de Ger, Vasconez y McGraw fueron la proliferación de técnicas de colgajos. En la década de 1970 inicia la era de la microcirugía con la transferencia microvascular de omento, realizada por McClean y Buncke en 1972 en Estados Unidos; la transferencia microvascular de cuero cabelludo por Harii, Ohmori y Ohmori en 1974 en Japón; y la de colgajos inguinales en Australia por Daniel, Taylor, O’brien y colaboradores en 1973. La primera reimplantación exitosa en miembro superior de la que se tenga conocimiento se realizó en 1962 por Malt. En la década de 1970 la reimplantación de extremidades, dígitos y otras partes amputadas ya eran una realidad clínica. También en esta década aumentaron el número de técnicas para la reconstrucción mamaria, en especial para casos posablativos en el manejo del cáncer de seno; la más famosa y conocida es la llamada reconstrucción con colgajo TRAM (transversus rectus abdominis muscle) descrita en 1979 por Robbins, pero popularizada en 1982 por Hartrampf, Scheflan y Black. Los 60 y 70 fueron testigos del incremento en la demanda de la cirugía estética facial, pues ya estos procedimientos no estaban al alcance de unos pocos. Cualquier persona podía acceder a una cirugía de este tipo. En 1967 se fundó la American Society for Aesthetic Plastic Surgery. También es de mencionar los avances en las técnicas de cirugía estética que iniciaron su maduración en esta etapa. Por ejemplo, aunque la mamoplastia de aumento se inició luego de la Segunda Guerra Mundial con el uso de colgajos dermograsos, no fue sino hasta los 70’s y 80’s que se inició el uso de implantes artificiales; aquí la Dow – Corning Chemical tuvo mucho que ver, en especial con el escándalo que sobrevino luego de la supuesta presencia de enfermedades autoinmunes en mujeres que se habían practicado mamoplastia de aumento con implantes de silicona. Esto obligó a sacar del mercado de los Estados Unidos todos los implantes de este tipo y posiblemente la FDA vuelva a darles aprobación luego de confirmar la ausencia de riesgo de enfermedad en los pacientes que utilicen estos implantes. Sin embargo, en otras partes del mundo los implantes de silicona siguen siendo utilizados sin restricción alguna. Los primeros registros de liposucción datan de 1929, cuando Doujarrier intentó, con ayuda de una cureta, remover Diego Alejandro Vega Castañeda, M.D., Luis Felipe Pardo Posse, M.D. 85 Historia de la cirugía plástica. Contexto mundial - contexto nacional tejido graso de las pantorrillas de una bailarina; el resultado fue desastroso, pues la paciente tuvo que ser amputada por una lesión vascular irreversible. Gracias a esto, la liposucción quedó en el olvido hasta el año 1968, cuando Wilkinson realiza procedimiento similar, mostrando resultados aceptables; no continuó por falta de instrumental adecuado. Aunque Kesselring es considerado el inventor de la cánula de succión, no es sino hasta 1975 cuando Alpard & Alpard y Fischer presentan en Roma un equipo de succión conectada a la cánula mencionada. Notaron que la succión era lo suficientemente fuerte como para extraer grasa sin cortarla con la cuchilla que tenia la cánula. Desafortunadamente, este procedimiento no generó confianza entre los cirujanos de la época. En 1978, Kesselring y Meyer describieron modificaciones a la técnica de Fischer, modificando la cureta y haciendo extracciones grasas sólo en zonas trocantéricas. Sin embargo, es el cirujano francés Illouz quien modificó los instrumentos haciendo el procedimiento seguro, aceptable y exitoso mediante el empleo de la cánula roma; reportó sus resultados en 1978 y 1979 y publicó su técnica por primera vez en 1980. Klein en 1985 crea la técnica tumescente de la liposucción, que mejoró varias de las complicaciones mostradas con las técnicas antiguas, entre ellas la gran perdida de sangre y líquidos corporales. Lo demás, ya es historia… Contexto nacional La época precolombina El inicio de la cirugía plástica en Colombia se remonta hacia el origen de las culturas precolombinas que habitaron nuestro país. Evidencias sobre la presencia de alteraciones fueron dejadas por las culturas Tumaco, Tolima, Quimbaya y Muisca, las cuales por medio de orfebrería y cerámica plasmaron figuras antropomorfas con defectos corporales y craneofaciales; se han encontrado varias piezas de la cultura Tumaco, sobre todo en cerámica, que muestran alteraciones faciales como parálisis, hendiduras y asimetrías faciales. También se sabe a ciencia cierta que estas culturas practicaron la momificación, tenían conocimientos básicos de anatomía y practicaban mutilaciones rituales. Entre las más representativas figuran la clitoridectomia, la realización de tatuajes, la deformación craneana, el remodelado de la forma de los dientes con incrustaciones de piedras preciosas 86 Diego Alejandro Vega Castañeda, M.D., Luis Felipe Pardo Posse, M.D. Historia de la cirugía plástica. Contexto mundial - contexto nacional (característico de las tribus Pijao y Quimbaya) y los rituales de sacrificios humanos, en donde se realizaban disecciones técnicas y precisas. Tenían a la mano instrumentos quirúrgicos para sus procedimientos; el más conocido era el tumi, cuchillo de extremidad semicircular inferior fabricado en varios elementos (oro, plata, cobre y obsidiana) con el que practicaban cortes, disecciones y hasta trepanaciones. Gracias a los cronistas de Indias, se conocen relatos de enfermedades y patologías que requerían manejo quirúrgico. Una de las más conocidas y relacionadas con el ámbito de la cirugía plástica hace referencia a la primera descripción del paladar hendido hecha en el continente americano, descrita por Bernardino de Sahagún: “Esforzaos hija, y tened cuidado de vuestra salud; mirad, no caigáis en enfermedad por vuestra culpa y tened cuidado de vuestro hijito, mirad que las madres mal avisadas matan a sus hijos durmiendo, o cuando maman; si no les quitan la teta con tiento, suélense agujerear el paladar y mueren; mirad pues que nos le ha dado nuestro señor no le perdamos por vuestra culpa”. Las culturas precolombinas también tenían conocimientos básicos para el cuidado de heridas. El cronista Aguado comenta: “Las heridas las lavan con agua tibia, y con ponerles las manos encima le dan bastante cura, y si la herida esta en la cabeza, lávensela con agua y atenle los cabellos de una parte y otra de la herida unos a otros en lugar de puntos, y sin más beneficios de lavarle cada día sana muchos”. Al mismo tiempo que mostraban avances en técnica quirúrgica, también los había en anestesia y asepsia. El efecto anestésico lo lograban con la ingesta de chicha, coca, yagé y otros alucinógenos. No se conocen antecedentes del uso de la cocaína como anestésico local. Tenían la costumbre de limpiar y purificar el aire ambiental con ayuda de vapores de maíz en cocción. No hay que dejar de mencionar las deformidades craneales adquiridas. Eran realizadas bajo compresión mecánica con ayuda de dos tablillas durante la infancia. Se sabe que las tribus Guane, Panche, Pijao, Tumaco, Motilón y Quimbaya practicaban esta técnica. El encuentro de dos culturas El aporte médico inicial del descubrimiento de América es bastante pobre. Cristóbal Colón sólo hizo abordar un médico para su travesía, García Fernández y además contrató cirujanos. Hay que recordar que en aquella época la cirugía era un oficio y no tenia el rango social de la medicina (la cirugía se RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 derivó de la barbería). El cirujano de La Pinta era el Maestre Diego, en la Niña estaba el Maestre Alonso de Noguera, y en la Santa María estaba el Maestre Juan Sánchez. Gracias al retraso científico que presentó el Reino Español durante los siglos XV y XVI, es que la medicina y la cirugía tuvieron un pobre desarrollo en la América recién descubierta, lo cual también aplica para la Cirugía Plástica. Hay que resaltar las crónicas del Almirante Colón con respecto al aspecto fisonómico de los habitantes de las Indias, así como las descripciones que hace sobre las heridas y lesiones presentadas por los mismos. No hace mucho énfasis en los tratamientos médicos ni en las técnicas quirúrgicas para las patologías que las requerían. Sí menciona aspectos sobre la apariencia estética aplicada por los nativos de Indias, como el uso de adornos en oro y de maquillajes, que además de embellecer, protegían contra el sol y los insectos. Caso para mencionar hace referencia sobre las barras de oro que usaban las nativas a nivel del surco mamario para levantar el busto, y que con ayuda de collares y pecheras de oro, hacían que su belleza realzara. La presencia de médicos y hospitales en la Nueva Granada fue escasa durante el siglo XVI. El primer hospital fundado en la Nueva Granada se instaló en Santa Marta, hacia 1528, por acción del Gobernador García de Lerma. El Rey Carlos V apoyó esta iniciativa, pero el hospital dejo de funcionar por el mal estado de sus instalaciones y por la no obediencia de las órdenes reales impartidas. En 1534 se crea el Hospital en Cartagena de Indias, el cual es terminado por Juan de Vadillo. Sin embargo, la ausencia de médicos no permitió el avance científico de la institución, la cual sólo se valía de cirujanos para el manejo de pacientes. Varios médicos fueron asignados por la corona para el cubrimiento de plazas vacantes de médicos tanto en Santa Marta como en Cartagena. Eran bien remunerados y mostraban gran status social, aunque varios de ellos faltaron al contrato firmado y no cumplieron sus labores. Hay antecedentes de deserciones por parte de estos médicos, que incluso nunca llegaron al virreinato. Hacia las décadas de 1560 y 1570, el Rey Felipe II autorizó a los religiosos de la Orden de San Juan de Dios para la creación y manejo de Hospitales en el nuevo mundo. Cabe mencionar que esta orden hospitalaria tomó el mando del hospital de Santa Fe de Bogotá, por cédula real expedida por Felipe III, en 1595 (así se convertiría en el Hospital San Juan De Dios, fundado el 11 de abril de 1564). RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Forjadores de la cirugía plástica en Colombia Durante la colonia, el aspecto de la cirugía plástica fue muy poco tratado. Solo hasta la época de la república aparecen en el ámbito médico los primeros exponentes de la especialidad. El primero de ellos es el Dr. Antonio Vargas Reyes. El Dr. Vargas Reyes nace en Charalá (Santander) en 1816. De familia humilde, logra completar sus estudios de medicina en Santa Fe de Bogotá en la Escuela de Medicina del Rosario y en 1842 emigra a París para profundizar sus conocimientos de medicina y cirugía, rotando en los servicios de los Drs. Velpeau, Petit y De Roux. Regresa al país en 1847, donde inicia su práctica en Santa Fe de Bogotá. Siempre inquieto en conocimiento, funda “La Lanceta” en 1852, revista en que él y otros médicos de la época publicaron sus primeros artículos científicos. Hacia 1867 funda el Colegio Independencia, primera escuela privada de medicina del país, la cual posteriormente es convertida en la Universidad Nacional de Colombia, por orden del presidente Santos Acosta. Fue rector de la Universidad hasta 1872. En el campo de la cirugía plástica el Dr. Vargas Reyes es reconocido por sus técnicas en cirugía de labio y paladar y resección del maxilar superior (primera realizada en Colombia en 1847). Esta resección del maxilar superior también fue descrita en Medellín 18 años más tarde por el Dr. José Vicente Maldonado. La primera reconstrucción postraumática de mandíbula en Colombia se hizo en 1822. La historia cuenta que el entonces Capitán Tomás Cipriano de Mosquera recibió herida por arma de fuego en mandíbula durante la Batalla de Barbacoas contra Agustín de Agualongo; los cirujanos que lo atendieron utilizaron un doblón de oro para la reconstrucción de su lesión. En aquella época esos dobles de oro eran conocidos vulgarmente como “chochas”, motivo por el cual Tomás Cipriano de Mosquera se ganó el apelativo de “mascachochas” por parte de sus detractores, que de por cierto eran varios. La primera resección de mandíbula realizada en Colombia se llevó a cabo en 1879. Los Escritos de Pedro Ibáñez mencionan como los Drs. David Herrera y José Vicente Uribe hacen la resección mandibular de acuerdo a la técnica ideada por Broca en 1842; también en ese procedimiento se realiza la primera transfusión venosa viva del país. Ya hacia el año de 1902 se funda la Sociedad de Cirugía de Bogotá. De la mano del arquitecto Pietro Cantini (arquitecto del Capitolio Nacional y del Teatro Colón, entre otros) inician el diseño y construcción del Hospital de San José, el cual inicia obras exactamente en 1905, y fue terminado el 8 de febrero de 1925, aunque ya recibía y atendía pacientes desde 1920. Diego Alejandro Vega Castañeda, M.D., Luis Felipe Pardo Posse, M.D. 87 Historia de la cirugía plástica. Contexto mundial - contexto nacional En cuanto a las correcciones de labio y paladar hendido, se menciona que la primera cirugía de este tipo en Colombia fue realizada por el Dr. Ricardo Rodríguez Roldán hacia finales del siglo XIX en Antioquia. La primera corrección de labio hendido por técnica de Veau fue realizada en Cali hacia 1922 por el Dr. Primitivo Iglesias. Sin duda alguna, uno de los representantes más sobresalientes de los orígenes de la cirugía plástica en nuestro país es el Dr. Arcadio Forero. Nacido en Garagoa (Boyacá) en 1879, se graduó de médico de la Universidad Nacional en 1905. Ejerció su carrera en Colombia y en otros países de Suramérica, incluyendo Brasil y Bolivia. En 1911 viaja a Europa para especializarse en París y Viena en ojos, oídos, nariz y garganta. Regresa al país en 1913 y continúa su ejercicio profesional. Ingresa a la Sociedad de Cirugía de Bogotá para posteriormente viajar por varios países de Suramérica y ejercer su profesión. En 1925 viaja de nuevo a Viena y estudia operaciones cosméticas de la nariz, cosmética de la piel, trauma facial y labio leporino. Luego viaja a Berlín y estudia con Joseph sobre métodos para la corrección de deformaciones de la nariz por vía endonasal. Regresa a Argentina para ejercer labores como cirujano estético de la cara. Regresa a Colombia en 1928 y se vincula nuevamente al Hospital de San José, donde inicia la cirugía estética y facial de cabeza y cuello. En 1929 publica el libro Cirugía Plástica de la Nariz. Se establece de nuevo en Bogotá hacia 1934 y ejerce de forma gratuita en el Hospital de San José; intentó practicar cirugía estética, pero decidió dejarla de lado ante la poca consecución de pacientes. Respecto a esto menciona en su libro Memorias de mi vida: “Y respecto a la cirugía estética, debo decir que en Bogotá tuve que colgar la lira sobre el particular, por no ser en aquella época, ese, un centro suficientemente cultivado para proporcionar clientes”. En 1941 viaja a Nueva York y asiste al servicio de Cirugía Plástica del Dr. Eastman – Sheehan. Se retira de la vida profesional en 1947 y se instala en Bogotá y Garagoa. En 1955 escribe el libro Memorias de mi vida, en el que cuenta de forma amena su experiencia en el ejercicio de la medicina. En 1956 es homenajeado en el Congreso Internacional de Cirugía Plástica de La Habana como uno de los pioneros de la cirugía plástica en Latinoamérica. Falleció en Bogotá en 1968. Vale la pena mencionar al Dr. Yesid Trebert Orozco, quien era contemporáneo del Dr. Arcadio Forero. Se especializó en Cirugía y Gineco – Obstetricia en Alemania. Estudio con el Dr. Joseph y fue el primero en realizar abdominoplastias y mamoplastias por hipertrofia y ptosis. 88 Diego Alejandro Vega Castañeda, M.D., Luis Felipe Pardo Posse, M.D. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Historia de la cirugía plástica. Contexto mundial - contexto nacional El Dr. Guillermo Nieto Cano estudió medicina en la Universidad de Chile y se formó como cirujano plástico en el servicio de Sir Harold Gillies en Inglaterra. En 1947 regresó a Colombia y fundó en Bogotá el servicio de cirugía plástica del Hospital la Samaritana. Al año siguiente organizó el servicio en el Hospital Militar Central y en 1951 el del Hospital San Juan de Dios (hay que recordar que estudió con Gillies, quien fue pionero en la organización de servicios de cirugía plástica durante las dos grandes guerras). Fue docente del Gimnasio Moderno y escribió el libro Anatomía, Fisiología e Higiene para sus alumnos de cuarto de Bachillerato. Su logro literario más importante fue el Atlas de incisiones y suturas. Los Drs. León Hernández y Alvaro Londoño fundaron el servicio de cirugía plástica del Hospital San Vicente de Paúl en 1954. En este mismo año el Dr. Benson Goldemberg funda el servicio de cirugía plástica del Hospital Universitario del Valle y el Dr. Hernando Castro hace lo propio en el Hospital Infantil “Lorencita Villegas de Santos”. El 15 de mayo de 1956, en los salones principales del Club Médico de Bogotá, por convocatoria de los Drs. Felipe Coiffman y Guillermo Rojas, se funda la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica y Reparadora. Su primer presidente fue el Dr. Delfín Borrero. Los integrantes de la junta de la sociedad al momento de su fundación fueron: Dr. Hernando Castro, Dr. Humberto Dorado, Dr. Néstor Godoy, Dr. Luis González, Dr. León Hernández, Dr. Alvaro Londoño, Dr. José Ignacio Mantilla, Dr. Guillermo Nieto Cano, Dr. Gerardo Obonaga, Dr. Juan Luis Mora, y el Dr. Delfín Borrero. En 1958 se llevó a cabo el primer congreso de la Sociedad en Bogotá, y desde ese entonces se han realizado tres seminarios colombianos de educación en cirugía plástica, veintinueve congresos nacionales, dos congresos iberoamericanos y quince cursos internacionales. En el mes de mayo de 2006, se conmemoraron los 50 años de la sociedad durante el XV curso internacional de cirugía estética que tuvo a Medellín como sede. Se contó con la participación de ilustres y reconocidos colegas de Bélgica, Brasil, Francia, México, USA y Colombia. Agradecimientos Aprovecho este espacio para agradecer al Dr. Jorge Ernesto Cantini, quien aportó a esta corta recopilación con detallada bibliografía asociada a la Historia del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital de San José. Y agradezco especialmente al Dr. Felipe Pardo Posse, quien además de facilitar bibliografía que fue de excelente utilidad, me orientó para la realización de este trabajo. Referencias 1. McCarthy JG, editor. Plastic surgery. Vol. 1. Philadelphia: WB Saunders Co; 1990. p. 1-24. 2. Mathes SJ. Plastic surgery. Vol. 1. Philadelphia: Saunders Elsevier; 2006. p. 11-25, 27-34. 3. Salazar R. La cirugía plástica en Colombia. Bogotá: Medilegis; 2006. 4. Cantini JE. Servicio de cirugía plástica: reconstructiva y estética 75 años. Curso conmemorativo del aniversario del servicio integrado de cirugía plástica; 2003. 5. Cantini JE. La Sociedad de Cirugía de Bogotá-Hospital de San José cumple 100 años. Rev Colomb Cir Plast Reconstr 2002;8:58-61. 6. Castrillón JM. Marco histórico de la cirugía plástica en Colombia. Rev Colomb Cir Plast Reconstr 1994;4:3-9. 7. Castrillón JM. Reseña histórica de la cirugía plástica en Antioquia. Rev Colomb Cir Plast Reconstr 1991;1:167-171. 8. Castrillón JM. Reseña histórica. En: Kurzer A, editor. Cirugía. Cirugía Plástica. 1ª ed. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia; 1997. p. 3-8. Datos de contacto del autor Diego Alejandro Vega Castañeda, M.D. Correo electrónico: diegoavega@yahoo.com Luis Felipe Pardo Posse, M.D. Calle 125 Nº29 –59 Consultorio 207 Bogota,D.C., Colombia. Correo electrónico: fepardo@cable.net.co a propósito del cincuentenario a propósito del cincuentenario • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva El impacto de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica en la medicina colombiana Ricardo Salazar López, M.D.* A raíz de la publicación del libro “La Cirugía Plástica en Colombia” y de acuerdo a reflexiones presentadas en el mismo por el prologuista Dr. Jorge Arturo Díaz, quien refiere que ningún texto histórico es completo ya que siempre faltarán comentarios, observaciones, anotaciones y adiciones, las cuales siempre serán suministradas por algunos de los protagonistas, es importante resaltar algunos episodios significativos y trascendentales de la vida de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica. A lo largo de esta media centuria y como se mencionó tangencialmente en el libro, es importante resaltar la gestión del Dr. Delfín Borrero al afiliar la Sociedad a la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, la vinculación con esta asociación ha sido definitiva para el crecimiento y desarrollo de la especialidad y de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica. Esta asociación que agrupa a las más importantes y prestigiosas sociedades científicas de las diferentes especialidades tanto médicas como quirúrgicas ha desempeñado un muy importante papel como entidad aglutinadora y asesora del estado en diferentes tópicos relacionados con la salud y el ejercicio de las diferentes especialidades. En esta asociación, la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica ha ocupado diferentes posiciones de liderazgo y en algunas ocasiones ha logrado canalizar y controlar el ingreso y la creación de subespecialidades afines a la cirugía plástica, las cuales en algún momento podrían desplazar a la especialidad y eventualmente relegarla a un segundo lugar, tanto en el ejercicio como en la regulación y control de la representación de la especialidad en los diferentes comités asesores del Estado y de la comunidad académica. El posicionamiento de la sociedad en esta institución se ha logrado a través de años de esfuerzo de los diferentes dignatarios quienes han ocupado los cargos directivos en los diferentes períodos. Además de la gestión inicial del Dr. Delfín Borrero es importante resaltar los esfuerzos y logros del Dr. John Sanabria, quien durante su período presidencial logró que la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica formara parte del comité asesor de la especialidad en dicha asociación y de allí se transformara en comité asesor de la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina ASCOFAME. El Dr. Omar Pacheco durante su presidencia participó en diferentes eventos de esta asociación y adelantó importantes gestiones en la lucha por conseguir un marco jurídico por parte del Estado para el ejercicio de las diferentes especialidades. Durante este tiempo, la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica obtuvo mediante procesos electorales representación en la Junta Directiva de la Asociación en la persona del Dr. Rafael Polo Lara, quien como dignatario de esta entidad tuvo un papel muy importante en la elaboración e implementación de los procesos tarifarios ante las diferentes entidades aseguradoras. Otro logro importante durante la existencia de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica fue su vinculación al Colegio Colombiano de Cirujanos, este proceso tuvo lugar durante la presidencia del Dr. Felipe Coiffman. La participación de la sociedad en las actividades de este colegio también ha sido definitiva en lo que se refiere a la proyección de la especialidad ante la comunidad científica, los miembros de la sociedad han participado activamente tanto en la organización como en la realización de diferentes eventos de la cirugía colombiana presentando trabajos científicos y participando en congresos, cursos, mesas redondas y demás actividades interdisciplinarias, logrando de esta manera que el interlocutor de la especialidad ante el estamento científico sea la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica. Otro de los logros importantes es el de haber formado parte de los comités de la especialidad ante la Asociación Co- * Expresidente de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica 90 Ricardo Salazar López, M.D. El impacto de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica en la medicina colombiana lombiana de Facultades de Medicina ASCOFAME, actividad en la cual se debe destacar la gestión de los Doctores Felipe Pardo, Carlos Roberto Arias y Ricardo Salazar, quienes en su momento participaron en las actividades de esta entidad destinadas a la elaboración del documento que contenía los diferentes parámetros de calidad y formación que deberían ser aplicados por las diferentes universidades formadoras de especialistas; en la actualidad la gestión del Dr. Felipe Pardo ante ASCOFAME se está desarrollando con paso firme y con representación significativa de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica ante esta entidad. Durante le presidencia del Dr. Omar Pacheco se hicieron acercamientos importantes ante el Ministerio de la Protección Social tendientes a reforzar la representatividad de la sociedad ante esta entidad, el delegado del Ministerio Dr. Jorge Castellanos asistió a la sede de la sociedad y se interesó mucho por la gestión del Dr. Pacheco. En lo relacionado con la introducción de la disciplina de la cirugía plástica pediátrica también es importante anotar que el crecimiento y desarrollo de esta rama de la especialidad se debe a la gestión importante de los Doctores Hernando Castro Romero y Felipe Coiffman en dos importantes instituciones de reconocida trayectoria en la atención a la población infantil como fueron el Hospital Infantil Lorencita Villegas de Santos y el Hospital de la Misericordia. El Dr. Hernando Castro organizó en el Hospital Infantil de Bogotá el Servicio de Cirugía Plástica; al iniciarse la atención de esta franja de la población vinculó a su grupo de colaboradores al Dr. Gabriel González Aguilera y al odontólogo Jaime Rubio, todo esto con el objeto de ofrecer un manejo interdisciplinario a los pacientes de esta institución. Posteriormente se vincularon los Doctores Jorge González Acevedo y Rosario Gómez. En el Hospital de la Misericordia el Dr. Felipe Coiffman fundó el servicio de Cirugía Plástica Pediátrica, realizó Datos de contacto del autor Ricardo Salazar López, M.D. Calle 80 #10-43 (111) Teléfono móvil: (57) 3103226417, Bogotá. Correo electrónico: risalazarl@gmail.com. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 importantes gestiones con el Estado logrando importantes donaciones por parte de la Presidencia de la República en persona del Dr. Guillermo León Valencia, cuyo apoyo efectivo fue definitivo para a el desarrollo de este servicio. Posteriormente, el Dr. Coiffman vinculó a su equipo al Dr. Cristóbal Sastoque quien continuó con el liderazgo de la especialidad en esta institución, fortaleciendo la atención de los niños quemados y desarrollando una importante labor educativa y preventiva a la comunidad. Mientras se desarrollaban estos centros también en la Clínica San Rafael, el Dr. José Ignacio Mantilla organizó otro servicio de atención a la población infantil y vinculó al Dr. Jorge Rojas Luna, complementando de esta manera una atención integral a los pacientes. Luego se vincularon los Doctores Julio González Mora, Jorge Peraza y Herman Rodríguez Hoffman. También es importante mencionar que la atención de esta población infantil también tuvo un desarrollo importante en la ciudad de Medellín y en el departamento de Antioquia, todo esto gracias a la gestión del Profesor León Hernández quien realizó diferentes jornadas y procedimientos en los municipios de este departamento. En otra parte del país, la población infantil del departamento del Valle del Cauca fue atendida por el Dr. Jaime Guzmán, quien desde el Hospital Evaristo García se preocupó por ofrecer una atención integral a esta franja de la población. Estos y otros muchos logros se deben mencionar como impactos de la especialidad ante el cuerpo médico y ante la comunidad; los anteriormente mencionados doctores han sido destacados miembros de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica y muchos de ellos han ocupado importantes cargos en la Junta Directiva y en el desarrollo de su gestión no solamente se ha mencionado su nombre y su especialidad sino que también ha ocupado un sitio importante el nombre de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica. • Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva xiv curso internacional de cirugía estética Medios, aciertos y buenos ejemplos Discurso pronunciado la noche del 15 de mayo del 2006 en el Hotel Intercontinental de Medellín, durante la gala del XIV Curso Internacional de Cirugía Estética -50 años SCCP- Germán A. Wolff Idárraga A nuestra Sociedad le llegaron sus bodas de oro en un momento de total desconcierto para la humanidad. Si bien es cierto que la medicina y la tecnología han avanzado, a la par, de una manera en la que nuestros fundadores y nosotros mismos como estudiantes de pregrado jamás hubiéramos podido imaginar, es alarmante también cómo el trato entre las personas es más degradante e inhumano. Los medios masivos quieren hacernos creer (por medio de realities en los que aparecemos como seudopayasos, para dar un ejemplo) que en la posmodernidad todo se soluciona con Prozac ® y bisturí, mientras que la realidad demuestra lo contrario con cifras alarmantes en número de suicidas, pacientes con anorexia y bulimia o personas con depresiones severas. Las guerras son cada vez más cruentas y los conf lictos armados de países como el nuestro hacen que pongamos unos gigantescos signos de interrogación a lo que los medios nos dicen es la realidad. Ahora bien, nuestra generación ya hizo lo que debía y creo que el que estemos aquí celebrando 50 años de existencia como agremiación demuestra que lo hicimos bien. Como miembros, siempre antepusimos la ética y el humanismo sobre cualquier capricho o vanidad. Porque, y que esto les quede bien claro, por más posgrados y doctorados a los que ustedes se hayan visto obligados a realizar en esta sociedad globalizada que cada vez es más competitiva y exigente, la cirugía plástica es y va mucho más allá de agrandar senos o desvanecer arrugas. Somos, especialmente, reconstructores. Reconstructores de cuerpo, constructores de sociedad; y hemos hecho grandes aportes a la academia. Con nuestras manos y conocimiento le hemos devuelto la dignidad a muchas mujeres y hombres que por diversas razones, y entre ellas la lamentable violencia en que vivimos, quedaron mutilados o deformados. Si el día de hoy estamos cumpliendo 50 años no es sólo por el buen manejo económico y administrativo. También lo es porque tenemos un sentido de pertenencia y solidaridad poco comunes en este país; todo esto aunado a que siempre hemos tenido bastante claro lo que éticamente nos corresponde. En manos de ustedes, de su generación, habrá de quedar tan prolífica y respetable Sociedad. Y en manos de ustedes está aportarle al país lo que como cirujanos han aprendido, no solamente para que el nombre de nuestra Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica siga en alto y el trabajo que sus fundadores y el nuestro vaya a quedar en vano; también para que demuestren lo que un filósofo austriaco del siglo XX propuso en una conferencia a la que fue invitado y que, en apariencia, parecería descabellado: que la ética es la misma estética, y esto lo demuestro yo acá diciéndoles que no hay cosa más fea que obrar de manera incorrecta… el filósofo, como mero ejercicio de erudición, se llamaba Ludwig Wittgestein. Presidente XIV Curso Internacional de Cirugía Estética - 50 Años SCCP- 92 Antonio Caballero Holguín RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 La manipulación de la belleza La manipulación de la belleza (Conferencia dictada en el Centro de Convenciones de Medellín, el 15 de mayo de 2006, para conmemorar el cincuentenario de la SCCP) Antonio Caballero Holguín* Quiero, en primer lugar dar las gracias por haberme invitado a hablar en este XIV Curso Internacional de Cirugía Estética. Pero se preguntarán ustedes, como me pregunto yo mismo, ¿Qué pinto aquí, si no soy cirujano, ni tampoco profesor de Estética en una facultad de filosofía. De manera que debo presentarme. Soy escritor y periodista, pero no de temas de divulgación científica, como tal vez convendría en un acto de estas características; por el contrario, suelo ocuparme de los asuntos menos científicos imaginables: la política, el arte, en particular de la pintura y la fiesta de los toros. Además de una novela, he publicado libros dedicados a esos tres temas, en los cuales caben todas las extravagancias y todas las arbitrariedades. Sin embargo, me parece que tienen bastante que ver con la esencia del oficio que ustedes practican: la belleza. Están relacionados los tres con la belleza, y su manipulación. El primero de los tres, la política, se refiere a la manipulación cruda y desnuda: es decir, el engaño y la trampa. En esta época que vivimos, domina la imagen mucho más que las palabras, ese engaño y esa trampa se ejercen fundamentalmente sobre las apariencias visuales. Decía el ex presidente de Francia Valery Giscard d´Estaign, en un libro incompleto de memorias que publicó hace unos cuantos años, que él había decidido retirarse de la política, cuando había descubierto inesperadamente frente al espejo que la política lo estaba volviendo feo. No es verdad, claro. Digo: no es verdad que se retirara por eso; y la prueba es que todavía no se ha retirado. Pero sí es verdad que se estaba volviendo notablemente feo. La política que es el arte del disimulo y el engaño, afea el rostro, que es (dicen) el espejo del alma (de esto volveré a hablar más tarde). Solo los muy grandes políticos, quiero decir, los políticos que se entregan a las tareas de la grandeza, conservan su belleza física. Es el caso, por ejemplo, de ese gran hombre que fue presidente de África del Sur: Nelson Mandela. Pero observen ustedes en cambio el proceso de feización que ha sufrido una mujer originariamente bellísima como la política paquistaní Benazir Buttho. Y yo no creo que sea un simple azar burocrático-escultórico el hecho de que el emperador romano Augusto, que es quizá el primer político profesional que utilizó de manera masiva su propia imagen como instrumento publicitario, dispusiera que todas sus estatuas, a lo largo del medio siglo de sus principado, conservaran la misma cabeza idealizada de muchacho de veinte años con la que llegó al poder. Así que, resumiendo esto, en mi oficio de periodista político yo no trato con la belleza sino con la fealdad. No me ocupo de los grandes hombres, sino de los pequeños y mezquinos. No se si pueda afirmarse de manera rotunda que a todos los políticos profesionales les convendría una intervención extrema de cirugía reconstructiva, pero sí quiero recordar un anécdota de otro político francés: François Miterrand solo logró ser elegido presidente a su tercer intento, cuando se hizo limar por su dentista los colmillos que tenía demasiado visibles y afilados; de modo que cuando sonreía en la televisión, adquiría un aspecto inquietante de ogro devorador de niños. A partir de la operación odontológica los franceses no solo lo eligieron presidente dos veces, sino que lo empezaron a llamar cariñosamente “tonton”, o sea “tío”. Otro de mis temas habituales es el arte, y en particular, como ya dije, la pintura. Nunca he hecho profesionalmente crítica de arte, pero si he escrito y he publicado crónicas y comentarios sobre arte, que incluso he recopilado en un libro. Arte, me apresuro a precisar, occidental. Como ustedes saben, desde los griegos el arte de Occidente se ha dedicado a celebrar la belleza y se ha esforzado por excluir la fealdad. Ha pretendido ser un estudio de la belleza * Antonio Caballero es periodista y escritor y fue conferencista invitado a la conmemoración del cincuentenario de la SCCP. RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 formal, fundamentado filosóficamente en la equiparación, que viene de Aristóteles, de lo bello con lo verdadero. Una equiparación que muchas veces ha obligado a los artistas (y también a los filósofos) a falsificar lo verdadero para que fuera bello, o lo pareciera. Ser bello, o parecerlo. El ser, el parecer. Como ven, estamos aquí de lleno en la disciplina científica que practican ustedes. En el transcurso de los siglos, naturalmente, ha cambiado muchas veces el concepto de lo bello, como ha evolucionado también el de lo verdadero. Y ha habidos etapas, épocas, en que lo decididamente feo, quiero decir, lo que en ese mismo momento y bajo esos mismos cánones ha sido entendido como feo, ha sido sin embargo aceptado y absorbido dentro de lo bello. Podría hablar del Barroco, pero es sin duda en todos los “ismos” del arte del siglo XX donde este fenómeno ha sido más notorio. El hecho es que siempre toda crítica o comentario de arte en Occidente ha sido consustancialmente comentario o crítica sobre la belleza y sobre la fealdad. Mi tercer tema han sido los toros. Las corridas de toros. La belleza de lo sangriento y lo terrible. Y he podido darme cuenta de que los cirujanos plásticos suelen gustarles los toros (creo que precisamente por eso fui invitado a hablar en esta reunión): un gusto que atribuyo al hecho de que conocen por experiencia propia, por formación o por deformación profesional, la función estética del derramamiento de sangre. Decía el poeta Reiner María Rilke en una de sus “Elegías” que “lo bello es el comienzo de lo terrible. Es aquella parte de lo terrible que todavía podemos soportar” Resumo: la fealdad física y moral de los políticos y de la política; la belleza estética y espiritual de las artes plásticas; y el comienzo de lo terrible, que asoma en esa fiesta ritual de sangre que es la corrida de toros. Con esos tres elementos, creo que estoy preparado para decir dos o tres cosas sobre Cirugía Estética. Digo estética, y no plástica, porque para los profanos, o sea para los que estamos del otro lado del bisturí, del lado de la punta, lo que nos interesa de lo que hacen ustedes en el quirófano es lo referido a la belleza. No solemos tener Antonio Caballero Holguín 93 La manipulación de la belleza en cuenta aspectos que posiblemente para ustedes, como profesionales, sean más importantes. Digamos los de la cirugía reconstructiva para paciente con deformaciones físicas o para grandes quemados, etcétera. Para el profano, lo que ustedes hacen es una labor de embellecimiento. Más compleja, sin duda, pero en esencia igual a la que cumple un maquillador o un peluquero. La cirugía estética es, para nosotros, la intervención artificial que se hace sobre un cuerpo humano para acrecentar su belleza natural o para disfrazar sus imperfecciones naturales. Hablo de embellecimiento. Pero puede ser también una labor de rejuvenecimiento o de falsificación de la juventud desaparecida: borrar arrugas, quitar papadas, levantar párpados o senos caídos por el peso de los años. Es algo cada día más frecuente. No solo ya entre las personas que viven de su propia belleza, como las actrices o las modelos, sino entre todo el mundo. Leía hace poco en un periódico que en Inglaterra se ha multiplicado prodigiosamente el número de personas de mediana edad que se hacen operaciones de estiramiento facial, no por razones de coquetería sino por necesidad laboral. Las leyes que “flexibilizan” el despido de trabajadores han tenido, por lo visto, el efecto de que los hombres y las mujeres con arrugas están perdiendo el empleo, porque a los patrones les parecen viejos, aunque no lo sean en realidad. Sin embargo debo decir que, por útiles que puedan ser estas intervenciones de cirugía rejuvenecedora, personalmente no me inspira mucha simpatía. Me parece más noble, por decirlo así, en el sentido de que es obra de creador artístico y no de zapatero remendón, la cirugía estética que se dirige a la fabricación de la belleza que la que se ocupa de la restauración de la juventud. Porque la belleza que ustedes fabrican con las manos es cierta, aunque sea artificial: es sabido que todo arte es artificio. En cambio la juventud que restauran estirando y cortando es juventud falsa, y que se nota falsa. Es en suma, una forma de fealdad. Aunque ella no carezca, por supuesto, de utilidad práctica. También tenía una utilidad innegable el oficio de remendadota de virgos que practicaba la Celestina de Fernando de Rojas, que había remendado “rehecho”, se 94 Antonio Caballero Holguín La manipulación de la belleza jactaba ella –más de cinco mil–. Hay casos especiales, de acuerdo. Pero en líneas generales la madurez y la vejez naturales suelen ser más bellas que la falsa juventud. El pintor Francisco de Goya se negó una vez a restaurar un cuadro envejecido alegando que “el tiempo también pinta”. Tenía razón. Como dice el lema publicitario de diseñador Adolfo Domínguez, “la arruga es bella”. Aunque se refiere a la arruga de la ropa, y no de la piel. Pero también la arruga puede ser fea, o tenida por fea. ¿Quién decide eso? Porque la noción de belleza cambia con los tiempos, con las necesidades, con las modas. Los cánones de la belleza los imponen a veces los artistas, a veces los modistos, a veces los publicitarios, a veces los médicos. No los cirujanos plásticos sino los especialistas en dietética. A veces las películas de Hollywood. A veces los triunfos políticos, o militares, o económicos, de los imperios. En este momento, por ejemplo, todavía el canon de belleza más universalmente aceptado es el que corresponde a la raza blanca, que ha sido la que se ha impuesto militar y culturalmente sobre las demás en el curso del último milenio. Incluso más estrechamente hablando: el canon de belleza de la variedad anglosajona de la raza blanca. Fíjense ustedes en los cuentos de hadas, en los cuentos infantiles, que son los mismos en el sur de Europa, en la Europa latina, que en la del norte, en la Europa sajona y escandinava, las heroínas son siempre rubias y tienen los ojos azules. Solo existe una heroína morena, quiero decir de pelo oscuro, en toda la literatura infantil de Occidente: es Blancanieves. Y aunque su pelo era negro su piel era, como el nombre lo indica, blanca como la nieve. La blancura de la piel es una condición fundamental de la belleza y eso es así desde el principio de la civilización occidental. En el “Cantar de los cantares” de la Biblia, la bella Sulamita se tiene que disculpar ante las hijas de Jerusalem diciendo: “Morena soy, porque el sol me miró”. Esa es, en efecto, la única disculpa: el sol. No tanto ahora mismo, cuando florecen tanto distintas modalidades del cáncer de la piel. Pero en los últimos sesenta u ochenta años ha formado parte de la vélelas el bronceado de piel, lo cual, sin embargo, se debe más a que indica que se tiene RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 tiempo y dinero para ir a la playa o a la piscina que al bronceado mismo. Ser moreno sigue siendo cosa de pobres, o de negros: de personas consideradas inferiores por nuestra civilización actual, así los códigos y las leyes digan otra cosa. Por eso podemos ver fenómenos extremos como el del cantante Michael Jackson, un hombre negro que a fuerza de operaciones y decoloraciones ha conseguido convertirse a un engendro andrógino del color de la tiza y con las facciones de Diana Ross. Quiero decir de una Diana Ross ya debidamente blanqueada y operada ella misma. No sucede solo a los negros. En buena parte del continente asiático, en Indonesia y la India, en las Filipinas, en Taiwán, en el Japón, hasta en la propia China continental, las multinacionales farmacéuticas han podido imponer la moda del blanqueamiento, tanto de las pieles morenas como de las amarillas. Y las cremas blanqueadoras se anuncian en inglés, por supuesto –proponiendo este dilema: “White o wrong”, o sea: “blanco o falso”, que juega fonéticamente con el dilema “right or wrong”, cierto o falso: una especie de parodia monstruosa de la equivalencia aristotélica entre lo bello y lo verdadero. Pero es de suponer que mañana, quiero decir, dentro de unos pocos años, cuando terminen de cambiar las tornas que tan rápidamente están cambiando, el modelo de la belleza humana habrá que ir a buscarlo en China. Y aparecerán entonces cremas cosméticas amarilleadoras, y los cientos de miles de japoneses y japonesas que se han hecho operar los ojos para tenerlos redondos, como los occidentales, se los volverán a operar al revés para volverlos a tener rasgados. Y lo bronceado volverá a ser considerado atractivo, aunque de cáncer, como cuando servía como símbolo de status económico y social porque revelaba que se tenían vacaciones. Pero no importa quien decide cuál es la belleza, cuál es el modelo de la perfección estética corporal. Los cánones cambian. A veces se imponen modelos de índole biológica, como en esas estatuillas del Neolítico que se llamaban “venus esteatopigias”, y a veces modelos dictados por consideraciones estéticas, como ese que, justamente, se llamó “Canon” por excelencia, la estatua del Diadumeno RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 del escultor griego Policleto Y a veces esas consideraciones son puramente mentales, matemáticas, basadas en principios como el del áurea; y a veces, al revés, copian lo que naturalmente la naturaleza, si puedo decir eso; como en la anécdota de otro escultor griego, Praxiteles, que diseñó su copa para beber el vino sobre el molde del seno de su amante. A veces el modelo imperante de la belleza, femenina o masculina, viene simplemente de la dieta. Pero digo que no importa de donde viene, ni quien lo dicta. Lo importante es cómo se copia el modelo. Y es ahí donde entran ustedes, los cirujanos plásticos, los cirujanos estéticos. Porque antes, como dije hace rato, no existían más opciones de embellecimiento que el maquillaje o la peluquería, o la ropa. Con el desarrollo de la cirugía estética se ha alcanzado, han alcanzado ustedes, un poder que a todo lo largo de la historia de la humanidad se consideró propio de Dios, o del diablo: el poder de fabricar a voluntad seres humanos hermosos. O que parecen hermosos. O que se creen hermosos. Han alcanzado el poder de manipular la belleza. Podría pensarse que se trata de algo superficial y frívolo: la mera apariencia. Liposucciones, tetas, culos, narices. Pero es justamente lo contrario, lo que tienen más hondas repercusiones vitales y filosóficas: se trata nada menos que de saber quién somos. Mencioné antes el viejo adagio según el cual el rostro es el espejo del alma. Nuestra apariencia física, que es nuestra superficie más inmediata, es lo que tenemos más profundo. Ese es el tema que todo el mundo conoce aunque no haya leído el libro, la novela en apariencia frívola pero profundamente trágica que se titula “El retrato de Dorian Gray”, de Oscar Wilde: la historia de un hombre que, aunque se entrega a todas las pasiones, mantiene incólume ante el paso de los años el rostro de su juventud, de belleza arcangélica. Pero entre tanto, guardado en un desván, va transformándose y convirtiéndose en un monstruo horripilante el retrato al óleo que le había hecho un pintor. Ustedes tienen en su bisturí el pincel del retratista de Dorian Gray. Es una responsabilidad considerable: ustedes pueden hacer de una persona otra distinta: convertirla en alguien Antonio Caballero Holguín 95 La manipulación de la belleza que no es. Hace pocos meses fue noticia en el mundo entero el caso del transplante de cara que le hicieron a una francesa a quien un perro le había devorado la suya. Los cirujanos no se la reconstruyeron, sino que le transplantaron ya hecha la de otra mujer, la de una donante supongo que difunta. Se la transplantaron como se transplanta una riñón, o un hígado, pero con la diferencia de que no se trata de un órgano interno, sino externo, el más visible de todos los órganos. Todavía es pronto para que se conozcan las consecuencias psicológicas que esta operación haya tenido sobre la paciente. Pero no creo que se haya limitado simplemente a “mejorar su autoestima”, como suele decirse. Porque recuerdo el caso de otro transplantado, hace ya varios años. Un hombre que había perdido accidentalmente la mano, y a quien le pusieron la mano de un cadáver. Con el paso del tiempo fue incapaz de soportarlo. No porque su organismo mostrara una reacción de rechazo a la mano ajena, sino precisamente porque era ajena: el paciente empezó a sentir, o a creer que tenía vida propia: que no obedecía a su voluntad, sino a la voluntad del muerto. Y finalmente se la hizo quitar otra vez: prefirió quedarse manco, pero seguir siendo él mismo. También pueden ustedes hacer lo contrario: no convertir una persona en otra, sino convertir a muchas personas en la misma. Lo estamos viendo desde hace ya unos cuantos reinados de belleza de Cartagena, desde que se generalizó la participación de muchachas operadas. Estamos viendo que las candidatas de los distintos departamentos son todas iguales entre sí, como su hubieran sido literalmente, cortadas por la misma tijera. No sé si eso sea deseable, aunque estoy convencido de que es inevitable, pues en mi opinión la Cirugía Estética no plantea un problema físico sino todo un problema moral: el de parecernos a nosotros mismos. Porque, como decía Cesare Pavese, a partir de los cuarenta años todo hombre es responsable de su propia cara. No es que seamos lo que parecemos, sino que parecemos lo que somos. 96 Zoilo Cuéllar-Montoya RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Honor a la Sociedad de Colombiana de Cirugía Plástica Honor a la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica* Presentación de la sesión solemne conjunta de la Academia Nacional de Medicina, La Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina y la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica para la presentación del libro “La Historia de la Cirugía Plástica en Colombia, el 20 de abril de 2006. *Dr. Zoilo Cuéllar-Montoya Los años pasan y los lustros se suceden uno a otro y, cuando menos pensamos, se llega al medio siglo de existencia, pleno de ejecutorias para la ciencia y para la historia, en este caso, de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética, Máxilofacial y de la Mano. Ya hace tanto de ese lejano 15 de mayo de 1956, señor académico Coiffman, pero a Usted, como fundador de la Sociedad, como uno de los doce quijotes a los que se refiere el artículo que publicara en 1989, nuestro jamás olvidado y siempre cariñosamente recordado comprofesor, el Académico Hernando Castro Romero, al mirar, desde la cumbre de su experiencia el camino recorrido, le debe parecer un instante, pleno de recuerdos y de satisfacciones, pero, al fin y al cabo, medio siglo que se convirtió en un instante, sin que pueda decirnos como pasó por entre sus hábiles manos, o como fue Usted quien lo recorrió, en una secuencia meteórica que marchó, fúlgida, al lento paso de la vida. Representa entonces, esta sesión solemne, un hecho de notable importancia para la medicina colombiana, para la historia de su cirugía, como es la celebración, el próximo 15 de mayo del presente, de los primeros cincuenta años de labores, de docencia, de logros aunque, muy seguramente también, de dificultades y de alguna que otra situación, hoy olvidada por el efecto benéfico del tiempo, de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética, Máxilofacial y de la Mano. No soy yo quien tenga autoridad para referirme a ese hecho, el cual tratará, en primer lugar, el señor académico Salazar López; a continuación encontraremos referencias en la nota que tendré el honor de leer del aca- démico José Félix Patiño Restrepo, quien se excusa de asistir por hallarse fuera del país, en la intervención del Señor doctor Alejandro Jaimes Soto, en representación de la Sociedad, como su Presidente que es y, finalmente, en la intervención del señor Presidente de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina, el académico Doctor Efraim Otero Ruiz. Con mi inveterada costumbre de referirme a la historia y en ella imbricar a alguno de los galenos de mi familia, quiero mencionar, anecdóticamente, para las crónicas de la historia de la cirugía plástica en Colombia, que mi padre, el doctor Zoilo Cuellar Calderón, dentro de su especialización en órganos de los sentidos, en la misma forma como veinticino años atrás lo había hecho el profesor Arcadio Forero, adicionó a su especialidad la de la cirugía plástica y más de una vez le ayudé, allá en la calle quinta, en el vetusto e inamovible barrio de Santa Bárbara, varias cuadras al sur de la Catedral, en la Clínica Santa Lucía, a resecar una cicatriz queloide: había realizado dicha formación en la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York, en el año de 1937. * Presidente de la Academia Nacional de Medicina Efraim Otero Ruiz 97 El Cincuentenario de la SCCP RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 El Cincuentenario de la SCCP* *Discurso en la sesión solemne de la Academia nacional de Medicina, el 20 de abril de 2006 * Académico Dr. EfraÍm Otero Ruiz La Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina quiere asociarse a la solemne celebración del cincuentenario de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, cuya brillante y duradera conmemoración intelectual la constituye la publicación del libro de nuestro directivo y miembro de número, el académico Ricardo Salazar. Cumplimos así la doble función de la Academia y de los libros históricos, cual es la de revivir y atraer, aunque sea por fugaces momentos, las personas y los hechos que han constituido y siguen constituyendo la medicina colombiana, en la más noble acepción de la palabra. Hace unos años al responder la pregunta de un autor inglés sobre si se justifican las Academias Nacionales de Medicina, escribía yo que en cierta etapa de la vida, más temprana para unos que para otros, los médicos y los de algunas profesiones afines nos acogemos a las Academias. Porque ellas, además del clima de altura y de respeto intelectual que brindan, ofrecen la oportunidad de volver a encontrarse. Y no sólo con amigos y colegas que pueden haber tomado rumbos institucionales y profesionales distintos, sino con aquellos que, al exponer acá sus experiencias intelectuales o científicas, tienen la capacidad de hacernos vibrar al unísono, compartiendo las mismas nostalgias y las mismas preocupaciones por la gallarda profesión que escogimos y que, en las últimas décadas, conglomerados oficiales y económicos tratan cada vez más de arrancarnos de las manos. Esa función acogedora la cumplen al máximo conmemoraciones como ésta. Porque en el caso de la Sociedad que hoy exaltamos, trasciende el puñado de cirujanos plásticos que por coincidencia o necesidad se cruzaron en nuestras vidas y nos trae a escena, como lo hacen el libro y los elocuentes expositores que me han precedido, a una sociedad como un conglomerado humano coherente y vibrante; que a partir del idealismo de unos pocos trató de congregarse y formarse, padeciendo por varios años los dolores de na- cimiento que toda asociación científica ha experimentado y que al cabo de medio siglo se nos presenta ya como un grupo unido y poderoso, con seccionales y afiliaciones en todo el país, con referencias nacionales e internacionales y con un cuerpo sólido de publicaciones e innovaciones originales que vienen contribuyendo de manera decisiva al prestigio de nuestra ciencia en el exterior. Y eso lo logra el libro trayéndonos, narrativa o iconográficamente, las figuras de quienes sentaron esas bases, muchos de los cuales permanecen, si no en la presencia física, sí en la inmanencia espiritual con nosotros. Por eso la historia vá más allá de las bellas definiciones de Santiago Díaz y de Laín Entralgo citadas por el académico Patiño en su prefacio. La historia de las actividades médicas, como lo pedía André Malraux en sus Antimemorias “debe incluír esos momentos –unas veces humildes, otras resplandecientes- en que el enigma fundamental de la vida se muestra a cada uno de nosotros, como se revela a casi todas las mujeres en el rostro de un niño y a casi todos los hombres en el rostro de un muerto”. Y esto no lo podría cumplir en forma más exultante sino el académico, ex-presidente de la Sociedad de Cirugía Plástica y miembro fundador de nuestra Sociedad de Historia, Ricardo Salazar López, a quien acabamos de oír. Criado en ejemplar hogar congregado por su padre, el ilustre cirujano y profesor universitario Augusto Salazar Sánchez, puede decirse que sus genes y su formación influyeron para que fuera buen cirujano, buen profesor, buen investigador y buen amigo. Profesor de cirugía plástica de varias generaciones de javerianos, entre ellas las de dos de mis hijos, todos lo recuerdan con afecto como la persona que es y que ni los años ni la fama han podido cambiarle: * Presidente de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina 98 Efraim Otero Ruiz El Cincuentenario de la SCCP sencillo, amable, fácil transmisor del conocimiento sin estridencias ni pedanterías, trabajador, organizador y lector incansable. Así lo hemos visto en la Sociedad de Historia de la Medicina a la que se incorporó como fundador en 1982. Donde como tesorero “perpetuo” ha tenido que sufrir por muchos años lo que él mismo describe en el capítulo 17 de su libro reconociendo la labor ímproba de la doctora Rosarito Gómez: “Años en los cuales la infraestructura y los recursos de la Sociedad eran mínimos, lo cual hacía que toda gestiones, trámites y comunicaciones...debieran hacerse con recursos propios”. A Dios gracias, en los últimos 15 años nuestra Sociedad de Historia ha contado con el apoyo indefectible de esta Academia Nacional de Medicina, a la que pertenecen la mayoría de sus miembros. Ricardo ha cumplido a cabalidad lo que por allá a finales de los 80, durante la presidencia de Ernesto Andrade Valderrama, propusimos en carta dirigida a todas las sociedades científicas, en el sentido de que cada una de ellas debía designar su propio historiador para que, en los vaivenes o en los cambios de sedes, no se perdiera ni la documentación ni la tradición oral de las mismas. Además de sus múltiples trabajos científicos Ricardo ha publicado desde 1982 capítulos diversos de historia de la especialidad, así como una Evolución Histórica de la Cirugía Plástica en Colombia publicada en “Temas Médicos” de la Academia en 1995. Digno sucesor de Andrés Soriano Lleras, se ha convertido también en un experto en la historia de la formulación médica, teniendo en su poder recetas manuscritas de algunos de nuestros precursores médicos más notables. El mérito especial del libro, a mi manera de ver, radica en que Ricardo se rehusa a desprender la historia de la cirugía plástica de la historia misma de la medicina en Colombia. Por eso comienza en la medicina aborigen o precolombina, continuando con la de la conquista, resaltando a través de las octavas reales de Castellanos la reconstrucción plástica RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 hecha a don Pedro de Heredia, conquistador al que todos los alumnos bartolinos del Padre Granaditos recordábamos como “aquel que perdió las narices en una reyerta”. Después de 14 enjundiosos capítulos sobre la historia de la medicina y la cirugía nacionales, dedica los 10 siguientes a la de la cirugía plástica, desde su conformación como Sociedad hasta la efeméride que hoy celebramos. El libro, profusa y bellamente ilustrado, termina con un capítulo a manera de epílogo titulado “Los retos”, a cargo del Dr. Luis Felipe Pardo Posse, actual vicepresidente de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética, Maxilofacial y de la Mano, como hoy se la conoce. El largo nombre es un símbolo de sus meritorias realizaciones y de algunos de los retos que se le esperan en el futuro. Uno de los cuales, cubierto a profundidad y con insistencia por los autores, es el de la bioética de su práctica, sometida a las suplantaciones e infracciones que con relativa frecuencia tenemos que enfrentar los magistrados de los tribunales de ética médica. Para terminar, en lo personal para mí es un honor que en dos ocasiones haya tenido que hablar ante tan distinguido grupo, refiriéndome a temas de cirugía plástica en las que el personaje sobresaliente ha sido mi amigo Felipe Coiffman. La primera fue hace 20 años cuando, como Ministro de Salud, hube de dar la bienvenida a la publicación de su magno tratado sobre la especialidad, que hoy lleva más ediciones y más volúmenes añadidos y difundidos internacionalmente. La otra es hoy, cuando se le reconoce como egregio fundador y promotor de una sociedad de una especialidad que, en más de medio siglo, ha aportado lo mejor de sí y de su gente para mejorar la salud y el bienestar de nuestros compatriotas y del género humano. ¡Loor y gratitud imperecedera a quienes, temporal o definitivamente hoy presentes o ausentes, colocaron su grano de arena para construir de una profesión un arte que hoy enorgullece a Colombia!. José Félix Patiño Restrepo 99 Libro: “Historia de la Cirugía Plástica en Colombia” RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 Libro: “Historia de la Cirugía Plástica en Colombia”* * Texto leído en la sesión solemne en la Academia Nacional de Medicina, el 20 de abril del 2006 * José Félix Patiño Restrepo Magnífica obra nos regala Ricardo Salazar López. La Cirugía Plástica en Colombia es un libro ameno pero profundo, escrito con rigor de investigador y en buena prosa. Ricardo Salazar López, cirujano plástico, académico y profesor universitario se demuestra ahora como elegante autor y hace un notable aporte a la literatura médica de habla castellana. En palabras de Santiago Díaz Piedrahita, presidente de la Academia Colombiana de Historia, “la Historia es el fundamento del conocimiento”. Esta aseveración es particularmente cierta en el campo de la medicina, y de la cirugía en particular. La Real Academia Española define Historia como la narración y exposición verdadera de los acontecimientos pasados y cosas memorables. En sentido absoluto se toma por la relación de los sucesos públicos y políticos de los pueblos; pero también se da este nombre a la de sucesos hechos o manifestaciones de la actividad humana de cualquier otra clase. Manifestaciones humanas como marco del devenir de la medicina y de la cirugía plástica colombianas es lo que aparece en este libro y lo que lo hace especialmente valioso. También, la Historia ha sido definida como el estudio de los acontecimientos del pasado relativos al hombre y a las sociedades y, por extensión, al propio desarrollo de estos acontecimientos. Asimismo, como el relato de sucesos pretéritos, especialmente cuando se trata de una narración ordenada cronológicamente y verificada con los métodos del análisis y la crítica científica. Es pertinente citar a Pedro Laín Entralgo, quien afirma que la historia es el curso temporal y tradente -sujeto a tradición- de las acciones del género humano; curso en el cual los hombres van creando u olvidando posibilidades -intelectuales, técnicas, políticas, económicas, artísticas, etc.- para hacer su vida, y por tanto incrementando o empobreciendo su capacidad para vivir como tales hombres. La medicina ha estado íntimamente vinculada a la historia natural, que es el estudio descriptivo de los seres vivos y de su medio, es decir de la naturaleza y del mundo físico. Así lo comprendieron hace más de 2500 años los filósofos naturalistas jónicos, y tal fue el fundamento de la escuela hipocrática. Fueron los filósofos presocráticos quienes analizaron en forma racional el proceso de la vida, para convertirse en los inventores de la ciencia natural. Con ellos murieron los mitos como explicación de los fenómenos físicos y naturales, y con ellos nació la teoría científica de la influencia de la naturaleza y del ambiente sobre el hombre, para poder entender así la enfermedad en términos de causa y efecto. El historiador médico analiza la historia natural al tiempo que recopila y ordena el registro de las actividades humanas a fin de lograr una comprensión más profunda de ellas, relacionándolas con la evolución de la medicina como profesión y como ciencia. Entonces, la historia de la medicina es la historia del pensamiento racional y de la ciencia natural. Y la historia de la ciencia natural no es sólo el recuento de las conquistas del talento humano, sino el análisis de los instrumentos -materiales e intelectuales- creados por la inteligencia del hombre y, principalmente, la historia de la experiencia del hombre sobre la tierra y, realmente, sobre el universo físico. Es así como el estudio de la ciencia natural es un capítulo principal de la cultura, tanto por ser una disciplina bien * Miembro de la Academia Nacional de Medicina 100 José Félix Patiño Restrepo Libro: “Historia de la Cirugía Plástica en Colombia” definida en al ámbito profesional, como por el interés que representa para el público general. Sir Arthur Eddington ha denominado epistemología científica al terreno limítrofe entre la física y la filosofía; la llama epistemología científica a la rama de la filosofía que estudia la naturaleza del conocimiento, calificándola como científica porque una parte importante del conocimiento ha sido adquirido mediante los métodos de la ciencia física. “Esa parte del conocimiento ha tomado la forma de una descripción detallada de un mundo –el así llamado universo físico. El universo físico lo definía Eddington como el objeto de un conjunto determinado del conocimiento físico. “El conocimiento físico tiene la forma de descripción de un mundo y definimos como universo físico el mundo así descrito”. En Medicina, la epistemología científica también se refiere al conjunto de conocimientos que describen la naturaleza de la vida humana y su relación con el universo físico. En la ciencia, la creación del conocimiento, a diferencia de la creación de la belleza por las artes, es fundamentalmente una actividad progresiva de acumulación de experiencias de generación en generación. Pero, como lo afirma Mosterín, el aumento del conocimiento no es simplemente la acumulación de verdades que conocemos. “La noción de verdad es relativa a la de enunciado, y ésta a la de concepto. Qué verdades haya depende de qué conceptos empleemos. Y muchas veces el progreso de la ciencia consiste no en un aumento del número de verdades expresadas con un sistema conceptual determinado, sino en el cambio del sistema conceptual, en su ampliación o extensión o en su sustitución por otro”. La obra de Salazar López es expresión de la historia en RCCP Vol. 12 No. 1 Octubre de 2006 términos de cambios y extensiones conceptuales como marco de la epistemología científica médica. El progreso de la humanidad obedece a dos factores principales: la herencia biológica y el legado cultural. La herencia biológica no ha cambiado a través del tiempo, pero el legado cultural, que en gran parte es un sistema conceptual, se modifica en forma constante. Salazar López presenta bien el legado cultural y su transferencia y modificación a través de las épocas, y explora en forma detallada las raíces autóctonas. En medicina el sistema conceptual determina en forma preponderante el avance del conocimiento, el cual obedece a la observación e interpretación de hechos experimentalmente comprobables. En 15 capítulos Salazar nos lleva en un viaje que cubre el devenir histórico de la medicina colombiana, desde la época prehispánica hasta nuestros días. Muy juiciosa es la parte correspondiente a los inicios de la medicina con la llegada de los conquistadores, y luego al comienzo de los estudios médicos en la Nueva Granada, destacando el papel preponderante del médico y naturalista José Celestino Mutis y de Miguel de Isla. Los historiadores de la Universidad Nacional de Colombia y del fallecido Hospital de San Juan de Dios encontrarán en la obra de Ricardo Salazar una rica fuente de bien documentada información. Para mí es muy grato y honroso escribir estas líneas a manera de prefacio de un libro por un distinguido académico, Ricardo Salazar López, quien lleva en su sangre un linaje médico ilustre, como heredero de un gran cirujano colombiano, Augusto Salazar Sánchez. 101 especiales TESTIMONIO GRÁFICO DE LA CONMEMORACIÓN Las fotografías relacionadas a continuación hacen parte de los actos conmemorativos del quinquagésimo aniversario de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva celebrados en días pasados en la ciudad de Medellín. Se contó con la participación de profesores, fundadores y nuevas generaciones de cirujanos plásticos que lograron remembrar los hitos en la existencia de la asociación. Ceremonia inaugural del XIV Curso Internacional de Cirugía Estética, Centro de Convenciones de Medellín, mayo 13 de 2006 Mesa de honor: Drs. Felipe Pardo, Omar Pacheco, Raúl Sastre, Iván Echeverry, Ramiro Luna (senador), Alejandro Jaimes, Felipe Coiffman, Germán Wolff, Rosalba Herrera y Jorge Arturo Díaz. Habla el profesor Felipe Coiffman a nombre de los fundadores de la SCCP El Dr. Jorge Cantini coloca en la bandera de la SCCP la medalla otorgada por el Congreso de la República de Colombia. Drs. Jorge Arturo Díaz, Felipe Coiffman, Tito Tulio Roa y Jorge Cantini durante el coctel inaugural La Dra. María Cristina Quijano, ex presidente de la SCCP es condecorada por el Dr. Germán Wolff, presidente del Curso. El Senador Dr. Ramiro Luna, en nombre del Congreso de la República de Colombia, condecoró al Profesor Felipe Coiffman miembro fundador y emérito de la SCCP, con las medallas: “Cruz de Caballero” y “Cruz Gran Comendador” La Dra. Manuela Berrocal, ex secretaria ejecutiva de la FILACP es condecorada por el Dr. Alejandro Jaimes presidente de la SCCP. El Dr. Jaime Restrepo ex presidente, y su hijo Nicolás celebran la condecoración. Ricardo Salazar, Jorge Arturo Díaz, Felipe Coiffman, Germán Wolff, David Manzur (pintor), Antonio Caballero (escritor), y Pedro Contreras (presidente de ASMEDAS), conferencistas en la sesión matinal solemne del cincuentenario, el 15 de mayo en el Centro de Convenciones. 102 especiales TESTIMONIO GRÁFICO DE LA CONMEMORACIÓN “Fiesta Típica” el 16 de mayo Drs. Urrego, Botero, Andrés Díaz (Vice presidente del Curso y presidente de la seccional Noroccidental), Felipe Pardo, Germán Wolff y Alejandro Jaimes. “Drs.: Fernando Urrego y Luis Botero (del Comité Científico), Mónica García (secretaria general del Curso), Felipe Pardo (entonces Vicepresidente de la SCCP), Germán Wolff (presidente del Curso) y Alejandro Jaimes (presidente de la SCCP). Alegría en el la celebración del cumpleaños 50. Drs. Germán Wolff (ex presidente de la SCCP), Jorge Arturo Díaz (ex presidente y editor de la revista) y Alejandro Jaimes (presidente de la SCCP). Mesa de celebración típica presidida por la Dra. Gloria Ordoñez 103 especiales Noche de gala, 15 de mayo en el Hotel Intercontiental Junta Directiva Nacional (saliente) de la SCCP: Drs. Felipe Pardo (vicepresidente), Raúl Sastre (secretario ejecutivo), Rosalba Herrera (secretaria gral.), Emilio Aun (tesorero), Samith Nassif (fiscal), Omar Pacheco (vocal) y Alejandro Jaimes (presidente). Mesa de honor: Drs. Nassif, Herrera, Pardo, Echeverry, Jaimes, Coiffman, Wolff, Díaz, Sastre, Aun, Pacheco. Miembros de la nueva junta, Drs.: León Hernández (tesorero), Rosalba Herrera (secretaria general), María Esther Castillo (secretaria ejecutiva), Emilio Aun (vice presidente) y Felipe Pardo (presidente), faltan: el Dr. Juan Eduardo Santamaría (nuevo fiscal) y el Dr. Alejandro Jaimes (presidente saliente) Egresados de la Universidad Nacional Dr. Juan Eduardo Santamaría, fiscal nacional de la SCCP y señora (derecha), junto al Dr. Martín Gómez Rueda y señora. Cirujanos del Valle del Cauca El Dr. Alejandro Jaimes, toma juramento al Dr. Felipe Pardo como nuevo presidente de la SCCP. El Dr. Emilio Aun, tesorero saliente de la SCCP y actual vice presidente, recibe un pergamino por su gestión, de manos del Dr. Alejandro Jaimes Cirujanos de la Costa norte Egresados de la Universidad Juan N. Corpas 104 TESTIMONIO GRÁFICO DE LA CONMEMORACIÓN Egresados de la Universidad El Bosque Cirujanos de Bucaramanga. Drs.: Cristóbal Sastoque (ex presidente), Daniel Sastoque (miembro de número), Felipe Coiffman (emérito) y Guillermo Marín (ex presidente) Cinco ex presidentes: Ricardo Salazar, Alejandro Jaimes, Jorge Arturo Díaz, John Sanabria y Basilio Enriquez Sra. Ruby de Díaz, Drs.: Germán Wolff, Vanesa García, Jorge Arturo Díaz y Manuela Berrocal Drs.: Manuela Berrocal (ex secretaria general de la FILACP), Carlos Enrique Hoyos (presidente próximo Congreso Nacional Pereira 2007), Tito Tulio Roa (expresidente), Luis Vasconez (miembro correspondiente) y Celso Bohórquez (ex secretario ejecutivo de la SCCP) Drs.: Juan Sierra, David Betancurt, Oswaldo Ribeiro, Ewaldo Souza, Hernando Pacheco, Juan Santamaría (fiscal de la SCCP) y Julio Giraldo Pedro Pablo Berdugo, a nombre de las casa comerciales, recibe el reconocimiento del presidente del Curso Dr. Germán Wolff Egresados del Servicio Integrado El Dr. Carlos Enrique Hoyos, presidente del XXXI Congreso Colombiano de Cirugía Plástica, hace la invitación a Pereira 2007 Cirujanos de Cúcuta Drs.: Alejandro Jaimes, presidente saliente, y Felipe Coiffman, fundador.