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140 Años de Publicación Continua AÑO (VOL) 140 Nº 8 AGOSTO 2012 ARTÍCULOS DE INVESTIGACIÓN • Relación colesterol total a HDL y colesterol no HDL: los mejores indicadores lipídicos de aumento de grosor de la íntima media carotidea. • Índice clínico de gravedad en pancreatitis aguda: BISAP (“Bedside Index for Severity in Acute Pancreatitis”). Dos años de experiencia en el Hospital Clínico Universidad de Chile. • Etiología viral en la neumonía del adulto adquirida en la comunidad en un hospital del sur de Chile. • Resultados del trasplante renal en portadores de riñones poliquísticos. • El aborto eugenésico podría explicar la menor mortalidad infantil existente en Cuba comparada con la de Chile. • Propiedades psicométricas y utilidad diagnóstica del Addenbrooke’s Cognitive Examination-Revised (ACE-R) en una muestra de ancianos chilenos. • Valores de referencia del test de marcha de seis minutos en niños sanos. • Reactividad a tuberculina en trabajadores de la salud de un centro de referencia de tuberculosis. • Modelo de regresión logística binaria para el diagnóstico morfológico de lesiones por virus del papiloma humano (VPH) en la boca. • Edad de menarquia y ascendencia indígena. Un estudio poblacional en Chile. CASOS CLÍNICOS • Insuficiencia renal aguda secundaria como manifestación inicial de favismo en un adulto mayor. • “Systolic anterior motion” (SAM): una causa infrecuente de hipotensión severa en el perioperatorio de cirugía no cardiaca • Síndrome de Good y aplasia pura de la serie roja, reporte de un caso y revisión de la literatura. ARTÍCULO DE REVISIÓN • Rememorando la contribución de Goldstein y Brown al estudio del metabolismo del colesterol: a un cuarto de siglo del Premio Nobel de Medicina. ARTÍCULO ESPECIAL • Terapias perioperatorias en el cáncer de vesícula biliar resecable: conclusiones del Consenso Latinoamericano de Manejo del Cáncer de Vesícula Biliar. MEDICINA BASADA EN EVIDENCIA • El primer paso: la pregunta clínica. • La suspensión de inhibidores de la bomba de protones induciría síntomas de reflujo. ÉTICA MÉDICA • Neuroética: reflexiones sobre los principios latentes de la moral en medicina. Rev Med Chile 140 (8), 2012: 963-1094, RMCHAW ISSN 0034-9887 140 Años de Publicación Continua YEAR (VOL) 140 N8 AUGUST 2012 RESEARCH ARTICLES • Total/HDL cholesterol ratio and non HDL cholesterol as predictors for increased intima media thickness. • Bedside index for severity in acute pancreatitis (BISAP) score as predictor of clinical outcome in acute pancreatitis. Retrospective review of 128 patients. • Viral etiology of community acquired pneumonia among adults admitted to a general hospital. • Outcome of renal transplantation in patients with autosomal dominant polycystic kidney disease. • Eugenic abortion could explain the lower infant mortality in Cuba compared to that in Chile. • Psychometric properties and diagnostic usefulness of the Addenbrooke’s Cognitive Examination-revised in a Chilean elderly sample. • Reference values for the 6-minutes walking test in healthy Chilean children. • Positive tuberculin test and risk of infection by Mycobacterium tuberculosis in a tuberculosis clinic settled in an upright building, in Minas Gerais, Brazil. • Usefulness of Toki’s morphological criteria for the diagnosis of oral lesions caused by human papillomavirus. • Age at menarche and indigenous ancestry. A population study in Chile. CASE REPORTS • Favism presenting as an acute renal failure. Report of one case. • Systolic anterior motion. A report of two cases. • Association of Good syndrome with pure red cell aplasia. Report of one case. REVIEW ARTICLE • The contribution of Goldstein and Brown to the study of cholesterol metabolism. SPECIAL ARTICLE • Radio and chemotherapy in gallbladder cancer. A Latin American Consensus. EVIDENCE BASED MEDICINE • First step: the clinical question. • Critically appraised article. MEDICAL ETHICS • Neuroethics: reflections on the latent principles of morals in medicine. Rev Med Chile 140 (8), 2012: 963-1094, RMCHAW ISSN 0034-9887 Revista MÉDICA de Chile 140 AÑOS DE PUBLICACIÓN CONTINUA AÑO (VOL) 140 - Nº 8 - AGOSTO 2012 Publicación oficial de la Sociedad Médica de Santiago, de sus Sociedades Filiales, de sus Capítulos y Sociedades Afiliadas en Regiones ©2012, Sociedad Médica de Santiago. No part of this publication may be reproduced, displayed, or transmitted in any form or by any means, electronic or mechanical, including photocopying or by any information storage or retrieval system, without the prior written permission from the Editors. Una versión electrónica de la Revista Médica de Chile se publica en el sitio web www.scielo.cl del Programa SciELO Chile, de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT). An electronic version of Revista Médica de Chile is published in the web site www.scielo.cl by the Programa SciELO Chile of CONICYT, Chile. Sociedad Médica de Santiago Sociedad Chilena de Medicina Interna Fundada en 1869 Directorio de la Sociedad Médica de Santiago PRESIDENTE Dr. Guillermo Acuña Leiva VICEPRESIDENTE Dr. Jorge Vega Stieb PAST PRESIDENTE Dr. Héctor Ugalde Prieto SECRETARIA Dra. Carolina Herrera Contreras TESORERO Dr. Walter Passalacqua Rivanera Directores Jorge Alfaro Lucero Jacqueline Pefaur Penna Marta Aliste Silva Claudio Puebla Arredondo Gloria Briones Bilbao Juan Eduardo Sánchez Valenzuela Sylvia Echávarri Vesperinas Sepúlveda Arévalo Tomás Ricardo Estela Petit Néstor Soto Isla Marylucy Gálvez Arias Sebastián Valderrama Chang Carolina Herrera Contreras Jesús Véliz López Marcelo Llancaqueo Valeri Rodrigo Zapata Larraín Walter Passalacqua Rivanera Sociedades Filiales Sociedad Chilena de Alergia e Inmunología Sociedad Chilena de Biología y Medicina Nuclear Sociedad Chilena de Cardiología y Cirugía Cardiovascular Sociedad Chilena de Dermatología y Venereología Sociedad Chilena de Endocrinología y Diabetes Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias Sociedad Chilena de Gastroenterología Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile Sociedad Chilena de Hematología Sociedad Chilena de Hipertensión Arterial Sociedad Chilena de Infectología Sociedad Chilena de Inmunología Sociedad Chilena de Medicina Intensiva Sociedad Chilena de Nefrología Asociación Chilena de Nutrición Clínica Sociedad Chilena de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía Sociedad Chilena de Osteología y Metabolismo Mineral Sociedad Chilena de Parasitología Sociedad Chilena de Reumatología Sociedad Chilena de Trasplantes Revista Médica de Chile (Rev Med Chile) Fundada en 1872 por los Drs. Germán Schneider, Rodulfo A. Philippi, Alfonso Thévenot, Adolfo Murillo, Pablo Zorrilla y Adolfo Valderrama. Editor Humberto Reyes B. Editor Emérito Alejandro Goic G. Editor de Resúmenes en inglés Daniel Bunout B. Secretaria Ximena Quinteros F. Editores Asociados Max Andresen H. Joaquín Palma H. International Advisory Committee Dame Marcela Contreras, MD, London, UK Felipe C Cabello, MD, Valhalla, NY, USA Luis R Espinoza, MD, New Orleans, LA, USA Dr. Arturo Evangelista M, Barcelona, España Richard V Lee, MD, Buffalo, NY, USA Dr. Julián Panés, Barcelona, España Jorge Rakela, MD, Scottsdale, AZ, USA Dr. Moisés Selman L, México DF, México Comité Editorial Asesor Cecilia Albala B. Miriam Alvo A. Fernando Araya D. Marco Arrese J. Eugenio Arteaga U. Carmen Paz Astete A. Carmen Gloria Aylwin H. Francisco Barriga C. Paula Bedregal G. Leandro Biagini A. Gisella Borzone T. Javier Brahm B. Lucía Bronfman F. María Elena Cabrera C. Fernando Cassorla G. Silvia Castillo T. José Castro O. Iván Caviedes S. Fanny Cortés M. Miguel Cuchacovich T. Hernán Chamorro B. Sara Chernilo S. Orlando Díaz P. Karin D’Ottone M. Alberto Dougnac L. Alejandro Fajuri N. Carlos Fardella B. Alejandra Fernández V. Marcela Ferrés G. Gustavo Figueroa C. Fernando Florenzano U. Carlos Fuentealba P. Homero Gac E. Jaime Godoy F. Fernando González F. Sergio González B. Mauricio Guivernau B. Christel Hanne A. Sandra Hirsch B. Enrique Jadresic M. Liliana Jadue H. Jorge Jalil M. Jaime Labarca L. Luz María Letelier S. Alberto Maiz G. Pedro Paulo Marín L. Loreto Massardo V. Diego Mezzano A. Sergio Mezzano A. Rodrigo Moreno B. Manuel Moreno G. Fernando Munizaga C. Patricia Muñoz C. del V. Sergio Muñoz N. Alfonso Olmos C. Miguel O’Ryan G. Karin Papapietro V. Jaime Pereira G. Juan Carlos Prieto D. Enrique Reynolds H. Iván Roa E. Juan Carlos Roa St. José Adolfo Rodríguez P. Roque Sáenz F. Isabel Segovia D. Eduardo Talesnik G. Paola Toche P. Olivia Trucco A. Mario Uribe M. Gonzalo Valdivia C. Jorge Valenzuela E. Raúl Valenzuela M. José Luis Vukasovic R. Eduardo Wainstein G. Nelson Wohllk G. Marcelo Wolff R. Ricardo Zalaquett S. Rodrigo Zapata L. RMCHAW, ISSN 0034-9887 Revista Médica de Chile (Rev Med Chile) Publicada mensualmente, desde 1872, por la Sociedad Médica de Santiago. Published monthly, since 1872, by Sociedad Médica de Santiago (Chilean Society of Internal Medicine) La Revista Médica de Chile somete los manuscritos recibidos a revisión por pares. Está incluida en las principales bases de datos del área biomédica y otras: Revista Médica de Chile is a peer reviewed journal, indexed in major biomedical and other databases: Index Medicus/ MEDLINE/ National Library of Medicine; Current Contents/ Clinical Medicine; Science Citation Index; LILACS/ Literatura Latino-Americana y del Caribe en Ciencias de la Salud; Chemical Abstracts; Current Citations (Computer File); Index Veterinarius; Nutrition Abstracts and Reviews, Series A: Human & Experimental; SciSearch (Online Database); Social Sciences Citation Index (Select Cov) La REVISTA MÉDICA DE CHILE publica trabajos originales sobre temas de interés médico y de Ciencias Biomédicas, dando preferencia a los relacionados con la Medicina Interna y sus especialidades derivadas. Los trabajos deben enviarse directamente a la REVISTA MÉDICA DE CHILE, Bernarda Morín 488, Providencia, Santiago y deben ceñirse a las normas que aparecen como Instrucciones a los Autores, en los números de enero y julio de cada año y se publican, permanentemente, en www.scielo.cl. La revista se reserva el derecho de hacer modificaciones de forma al texto original. Los trabajos que cumplan con los requisitos formales, serán sometidos a arbitraje por expertos. La nómina de árbitros consultados se publica una vez al año, en Crónica. El Comité Editorial Asesor está constituido por árbitros a quienes se consulta, además, para decisiones editoriales mayores. Valor de Suscripciones Sin costo para los Socios de la Sociedad Médica de Santiago. El valor de la suscripción anual es de $ 220.000 para médicos No Socios de la Sociedad Médica de Santiago y $ 22.000 cada número. El valor para Instituciones es de $ 242.000. A los estudiantes de medicina se les concede una tarifa especial de $ 95.000 por la suscripción anual y de $ 9.500 cada número. Todos los valores incluyen IVA. Toda suscripción deberá hacerse mediante pago adelantado a la Dirección de la Revista. Para los suscriptores extranjeros el valor es de US$ 240 vía aérea en Sudamérica y de US$ 260 vía aérea a Europa. Cambio de dirección: Todo cambio de dirección deberá comunicarse oportunamente. La Revista no se responsabiliza por la pérdida de ejemplares debido al no cumplimiento de esta disposición. Dirección postal (mailing address): Bernarda Morín 488, Providencia; Casilla 168, Correo 55, Santiago, Chile. Teléfono: 56[2] 753 5520. E-mail: revmedchile@smschile.cl Versión electrónica en: http://www.scielo.cl y www.smschile.cl ISSN 0717-6163 Producción: Editorial IKU Ltda. Tel/Fax (2) 212 63 84. E-mail: mcristina@editorialiku.cl Los autores y avisadores son responsables por el contenido científico y los puntos de vista expresados, los cuales no necesariamente coinciden con los de los Editores o de la Sociedad Médica de Santiago. Contributors and advertisers are responsible for the scientific content and the views expressed, which are not necessarily those of the Editors or the Sociedad Médica de Santiago. CONTENIDO/contents Artículos de Investigación / Research Articles Relación colesterol total a HDL y colesterol no HDL: los mejores indicadores lipídicos de aumento de grosor de la íntima media carotidea. Total/HDL cholesterol ratio and non HDL cholesterol as predictors for increased intima media thickness. Mónica Acevedo, Verónica Krämer, Rodrigo Tagle, Ramón Corbalán, Pilar Arnaíz, Ximena Berríos, Carlos Navarrete .......................................................................................................................................................... 969 Índice clínico de gravedad en pancreatitis aguda: BISAP (“Bedside Index for Severity in Acute Pancreatitis”). Dos años de experiencia en el Hospital Clínico Universidad de Chile. Bedside index for severity in acute pancreatitis (BISAP) score as predictor of clinical outcome in acute pancreatitis. Retrospective review of 128 patients. Macarena Gompertz, Lara Fernández, Ivone Lara, Juan Pablo Miranda, Carla Mancilla, Zoltán Berger ................. 977 Etiología viral en la neumonía del adulto adquirida en la comunidad en un hospital del sur de Chile. Viral etiology of community acquired pneumonia among adults admitted to a general hospital. M. Luisa Rioseco Z., Raúl Riquelme O., Mauricio Riquelme O., Carlos Inzunza P., Paola Oyarzún G., Yasna Agüero O., Marcela Ferrés G., Pablo Vial C., Rodrigo Fasce P., Antoni Torres M. ............................................ 984 Resultados del trasplante renal en portadores de riñones poliquísticos. Outcome of renal transplantation in patients with autosomal dominant polycystic kidney disease. Jorge Vega, Daniel Lira, Simón Medel, Pablo Betancour, Helmuth Goecke, Alejandra Carrasco . .............................. 990 El aborto eugenésico podría explicar la menor mortalidad infantil existente en Cuba comparada con la de Chile. Eugenic abortion could explain the lower infant mortality in Cuba compared to that in Chile. Enrique Donoso S., Jorge A. Carvajal C......................................................................................................................... 999 Propiedades psicométricas y utilidad diagnóstica del Addenbrooke’s Cognitive Examination-Revised (ACE-R) en una muestra de ancianos chilenos. Psychometric properties and diagnostic usefulness of the Addenbrooke’s Cognitive Examination-revised in a Chilean elderly sample. Carlos Muñoz-Neira, Fernando Henríquez Ch., Josefina Ihnen J., Mauricio Sánchez C., Patricia Flores M., Andrea Slachevsky Ch. ................................................................................................................................................. 1006 Valores de referencia del test de marcha de seis minutos en niños sanos. Reference values for the 6-minutes walking test in healthy Chilean children. Darwin Gatica, Homero Puppo, Gregory Villarroel, Iván San Martín, Rossana Lagos, Juan José Montecino, Cristian Lara, Daniel Zenteno ..................................................................................................................................... 1014 Positive tuberculin test and risk of infection by Mycobacterium tuberculosis in a tuberculosis clinic settled in an upright building, in Minas Gerais, Brazil. Reactividad a tuberculina en trabajadores de la salud de un centro de referencia de tuberculosis. Silvana Spíndola de Miranda, Alice Campos de Oliveira, Aline Xavier Santos, Deborah Pereira Prado, Cláudia Leão Soares, Rachel Santos Nery, Henrique Cunha Vieira, Wânia da Silva Carvalho ................................. 1022 Modelo de regresión logística binaria para el diagnóstico morfológico de lesiones por virus del papiloma humano (VPH) en la boca. Usefulness of Toki’s morphological criteria for the diagnosis of oral lesions caused by human papillomavirus. Josué R. Bermeo E., Blanca S. González L., Eva Ramón G., Hugo Mendieta Z. . ........................................................ 1028 Edad de menarquia y ascendencia indígena. Un estudio poblacional en Chile. Age at menarche and indigenous ancestry. A population study in Chile. Ximena Ossa, Patricia Bustos, Sergio Muñoz, Hugo Amigo ........................................................................................ 1035 Casos Clínicos / Case Reports Insuficiencia renal aguda secundaria como manifestación inicial de favismo en un adulto mayor. Caso clínico. Favism presenting as an acute renal failure. Report of one case. Demetrio Torres C., Mauricio Chandía C. .................................................................................................................. 1043 967 CONTENIDO/contents “Systolic anterior motion” (SAM): una causa infrecuente de hipotensión severa en el perioperatorio de cirugía no cardiaca. Systolic anterior motion. A report of two cases. Mario Concha, Verónica Mertz K. ............................................................................................................................... 1046 Síndrome de Good y aplasia pura de la serie roja, reporte de un caso y revisión de la literatura. Association of Good syndrome with pure red cell aplasia. Report of one case. Camila Peña, Marvila Intriago, Pilar Muñoz, Ana María Gray, María Elena Cabrera ............................................. 1050 Artículo de Revisión / Review Article Rememorando la contribución de Goldstein y Brown al estudio del metabolismo del colesterol: a un cuarto de siglo del Premio Nobel de Medicina. The contribution of Goldstein and Brown to the study of cholesterol metabolism. Víctor Cortés, Tatiana Vásquez, Antonio Arteaga, Flavio Nervi, Attilio Rigotti . ........................................................ 1053 Artículo Especial / Special Article Terapias perioperatorias en el cáncer de vesícula biliar resecable: conclusiones del Consenso Latinoamericano de Manejo del Cáncer de Vesícula Biliar. Radio and chemotherapy in gallbladder cancer. A Latin American Consensus Pablo González M., Ramón Baeza, Bettina Müller, Jorge Gallardo, Hans Harbst, Marisa Bustos, César García, Osvaldo Giannini, Raúl Cartes, Eugenio Vinés, Paula Carrasco ................................................................................. 1060 Medicina Basada en Evidencia / Evidence Based Medicine El primer paso: la pregunta clínica. First step: the clinical question. Juan Carlos Claro, Nicole Lustig, Mauricio Soto, Gabriel Rada .................................................................................. 1067 Análisis crítico de un artículo: La suspensión de inhibidores de la bomba de protones induciría síntomas de reflujo. Critically appraised article: Proton-pump inhibitor therapy induces acid-related symptoms in healthy volunteers after withdrawal of therapy. Roberto Candia B. . ...................................................................................................................................................... 1073 Ética Médica / Medical Ethics Neuroética: reflexiones sobre los principios latentes de la moral en medicina. Neuroethics: reflections on the latent principles of morals in medicine. Gustavo Figueroa ......................................................................................................................................................... 1078 Cartas al Editor / Letters to the Editor Definición de la Medicina Interna y el internista / Definition of Internal Medicine and the internist. Joaquín Montero............................................................................................................................................................ 1085 Definición de la Medicina Interna y el internista. Réplica / Definition of Internal Medicine and the internist. Reply. Luz María Letelier, Sylvia Echávarri, Rodolfo Armas Merino, Raimundo Gazitúa, Andrés Valdivieso . .................... 1086 Adrenalitis tuberculosa / Tuberculous adrenalitis. José Luis Cabrerizo-García, Begoña Zalba-Etayo, Ruth Domene-Moros .................................................................... 1087 Similitudes y diferencias entre las muertes por malaria y por abortos / Similarities and differences between deaths due to abortion and malaria. Enrique A. Martínez. ................................................................................................................................................... 1089 La publicación de manuscritos en inglés en una revista médica en español ¿Aumenta el número de citaciones en revistas indexadas? / Does publishing articles in English on a Spanish speaking journal increases its citation by indexed journals? Jorge Vega, Claudio Vidal, Jaime Vidal, Pablo Betancour ........................................................................................... 1092 968 artículos de investigación Rev Med Chile 2012; 140: 969-976 Relación colesterol total a HDL y colesterol no HDL: los mejores indicadores lipídicos de aumento de grosor de la íntima media carotidea MÓNICA ACEVEDO1, VERÓNICA KRÄMER1,a, RODRIGO TAGLE2, RAMÓN CORBALÁN1, PILAR ARNAÍZ3, XIMENA BERRÍOS4, CARLOS NAVARRETE5,b Total/HDL cholesterol ratio and non HDL cholesterol as predictors for increased intima media thickness Background: LDL, HDL cholesterol and triglycerides, are the most commonly used lipid cardiovascular risk predictor indicators. However population based studies have shown that non-HDL cholesterol and total/HDL cholesterol ratio are better predictors, are easy to measure and do not require fasting. Aim: To determine which lipid indicators are better determinants of subclinical atherosclerosis, measured by intima media thickness (IMT) among subjects without demonstrated atherosclerosis. Material and Methods: Lipid profile, height, weight, blood pressure and bilateral IMT, measured by ultrasound with automatic border recognition software, were assessed in 770 men and 854 women aged 45 ± 11 years, in Santiago de Chile. Results: Mean total cholesterol was 202, HDL 50, LDL 121, triglycerides 157 and non-HDL cholesterol 152 mg/dl. Total/HDL cholesterol ratio was 4.3. Mean IMT was 0.62 mm. All lipid markers were significantly correlated with IMT. This correlation was higher for non-HDL cholesterol (r = 0.24, p < 0.0001) and total/HDL cholesterol ratio(r = 0.23, p < 0.0001). In both men and women, total/HDL cholesterol ratio was the best predictor of having an IMT over the 75th percentile (odds ratio 1.21, 95% confidence intervals 1.09-1.35, p < 0.01). Conclusions: Total/HDL cholesterol ratio was the best determinant of subclinical atherosclerosis. (Rev Med Chile 2012; 140: 969-976). Key words: Carotid intimae-media thickness; Cholesterol; Risk factors. E s bien sabido que los niveles de lípidos en la sangre, particularmente el colesterol lipoproteína de baja densidad (LDL) y lipoproteína de alta densidad (HDL) son factores de riesgo (FR) de enfermedad aterosclerótica. Esto ha sido demostrado en numerosos estudios epidemiológicos1,2. Sin embargo, estudios más recientes, han demostrado que otras determinaciones de lipoproteínas, como la Apo AI y Apo B, y relaciones como la de colesterol total a HDL División de Enfermedades Cardiovasculares. 2 Departamento de Nefrología. 3 División de Pediatría. 4 Departamento de Salud Pública. Escuela de Medicina, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile. 5 Departamento de Matemáticas, Universidad de la Serena, La Serena, Chile. a Enfermera Matrona. b PhD, Estadístico. 1 Fuente de apoyo financiero: grant irrestricto otorgado por Pfizer Inc. a la Interamerican Heart Foundation, organización sin fines de lucro. Recibido el 14 de noviembre de 2011, aceptado el 24 de abril de 2012. Correspondencia a: Dra. Mónica Acevedo División de Enfermedades Cardiovasculares Pontificia Universidad Católica de Chile. Lira #85, Primer Piso, Santiago Centro. Teléfono: (+562) 3543334; Fax: (+562) 6325275 E-mail: macevedo@med. puc.cl (CT/HDL), Apo B a Apo AI y el colesterol noHDL (colesterol total menos HDL, que considera todas las lipoproteínas que contienen Apo B) son mejores indicadores pronósticos de enfermedad cardiovascular aterosclerótica3-6. Las relaciones de CT/HDL y el colesterol no-HDL tienen la ventaja que son más simples de determinar ya que no requieren ayuno. La mayoría de los estudios en que se ha comparado la capacidad predictora de estas lipoproteínas y determinaciones lipídicas, es en 969 artículos de investigación Colesterol total a HDL y colesterol no HDL: mejores indicadores de grosor íntima media elevado - M. Acevedo et al aquellos sujetos que ya han tenido infarto o bien en estudios epidemiológicos. Durante los últimos años, ha habido un intento por buscar otros marcadores intermedios de daño aterosclerótico que puedan advertir, más precozmente, de la necesidad de intervenciones más agresivas, para así no tener que esperar los eventos duros, como son la muerte y el infarto. Así, en la actualidad, algunos de los más usados son la determinación de calcio coronario y el grosor íntima media carotídeo (IMT)7,8. Si bien el primero es un muy buen predictor de eventos coronarios, su uso debe ser cuidadoso, porque su determinación implica radiación. El IMT, si bien menos potente como predictor de eventos coronarios que el anterior, tiene la ventaja de ser igual, un buen predictor de eventos cardio y cerebrovasculares y de ser no invasivo, no radioactivo y fácil de realizar. Muy recientemente, han sido publicados los valores de percentil 75 para este marcador (considerado de mayor riesgo aterosclerótico) en distintas ciudades latinoamericanas, incluida Santiago de Chile, de modo que estos valores ya pueden ser usados en la práctica clínica habitual en nuestra región9. A nivel internacional, existe muy poca información de cuáles lipoproteínas son las que mejor se correlacionan a IMT elevado. A nivel nacional, no existen datos al respecto. Por ello, el objetivo de este estudio fue estudiar cuáles indicadores lipídicos se correlacionan más estrechamente con aterosclerosis subclínica, medida por grosor intima-media carotídeo (IMT), en la población del estudio epidemiológico CARMELA-Santiago de Chile. Material y Método Estudio transversal en la población del estudio CARMELA (CArdiovascular Risk factor Multiple Evaluation in Latin America), realizado en población urbana de Santiago de Chile entre los años 2004 y 2006 por muestreo epidemiológico estratificado en adultos de 3 estratos socio-económicos: bajo, medio-bajo y medio-alto. La muestra correspondió a 1.624 hombres y mujeres de entre 25 y 64 años de edad, sin antecedente de enfermedad aterosclerótica. Recolección de datos La metodología usada en el estudio CARMELA ha sido publicada previamente10. En forma resumi970 da, los sujetos fueron encuestados en sus hogares sobre antecedentes demográficos y médicos previos, FR cardiovascular y medicamentos. Luego, todos fueron citados al centro universitario, donde una enfermera les midió peso, talla, índice de masa corporal (IMC), cintura, cadera, y presión arterial sistólica y diastólica en reposo, en 3 oportunidades y en 1 sólo día, según recomendaciones de JNC 7, y les realizó extracción de sangre venosa en ayunas para determinación de perfil lipídico y glicemia. Todos los sujetos fueron citados nuevamente, en el plazo de 1 semana al centro universitario, para el examen físico y determinación del IMT. Todos los sujetos firmaron un consentimiento informado para participar en el estudio, aprobado por el comité de ética de la universidad ejecutora. Mediciones de laboratorio Las muestras para perfil lipídico y glicemia fueron obtenidas por punción venosa, con ayuno de 12 h, y se determinaron en el laboratorio del centro universitario donde se realizó el estudio (laboratorio certificado por el Lipid Standardization and Surveillance Program of the Centers for Disease Control and Prevention, Atlanta, Georgia): a) Colesterol total, colesterol HDL y triglicéridos: Fueron medidos usando los métodos enzimáticos estándar con reactivos ad-hoc (analizador Hitachi). b) Colesterol LDL: Fue calculado por fórmula de Friedewald. c) Colesterol no-HDL: Fue calculado restando el colesterol HDL al valor de colesterol total. d) Relación CT/HDL: Fue calculada dividiendo el colesterol total por el HDL. e) Glicemia: Método glucosa oxidasa. Medición de Grosor Intima-Media Carotídeo (IMT) Este se realizó según las recomendaciones del consenso de Mannheim11. Para la medición del IMT y placa carótida se utilizó un transductor lineal de alta frecuencia (5-13 Mhz). La imagen se focalizó en la pared posterior de cada arteria carótida común, en áreas sin placas, dónde se eligió un segmento de 1 cm, proximal a la bifurcación carótida de cada lado. Se realizaron mediciones en cada carótida común, en 3 ventanas ecográficas, utilizando un software con medición automática de bordes. Todas las mediciones se realizaron “offline” y en fin de diástole. Placa carotídea se definió Rev Med Chile 2012; 140: 969-976 artículos de investigación Colesterol total a HDL y colesterol no HDL: mejores indicadores de grosor íntima media elevado - M. Acevedo et al como una protrusión en el lumen mayor al 50% del IMT adyacente o IMT > 1,5 mm. El valor de IMT registrado correspondió al mayor valor de IMT medio entre el lado derecho e izquierdo. Las mediciones fueron ciegas al resultado de los exámenes de sangre. Para efectos de análisis estadístico se utilizó sólo IMT medio máximo. El coeficiente de variación intraoperador de nuestro grupo es de 3,8%. indicador lipídico con los tres cuartiles inferiores. Esto último se fundamenta en que, se sabe que un sujeto que se encuentra en el cuartil superior de las lipoproteínas aterogénicas es un individuo de mayor riesgo cardiovascular. Todos los cálculos se realizaron ocupando el software estadístico R12. Análisis estadístico Para las comparaciones de medias se ocupó análisis de varianza y modelos de regresión lineal múltiple. Los resultados se expresan como media o media ± DE. Se estimó coeficientes de correlación de Pearson y correlación parcial ajustada por edad, sexo, IMC y presión arterial. Los Odds Ratio fueron estimados a partir de modelos de regresión logística múltiple y se expresan como Odds Ratio (IC 95%). Éstos fueron estimados para cada indicador lipídico como factor de riesgo para IMT elevado (cuartil superior versus los 3 cuartiles inferiores), ajustado por edad, sexo, IMC y presión arterial. A su vez, los indicadores lipídicos fueron incluidos de dos formas en los modelos: a) como variable continua y b) comparando el cuartil superior del Se analizaron los resultados de 770 hombres y 854 mujeres, edad promedio 45 ± 11 años. La prevalencia de factores de riesgo cardiovascular fue: dislipidemia (diagnóstico de hipercolesterolemia, con o sin tratamiento farmacológico, y/o CT > 200 mg/dL, y/o colesterol HDL <40 en hombres y < 50 mg/L en mujeres) 69%; tabaquismo 46%; hipertensión arterial 30%; síndrome metabólico 24%; diabetes 13% e historia familiar de enfermedad coronaria 18%. En la Tabla 1 se muestran los valores promedios de variables demográficas, bioquímicas y de IMT carotídeo en la población total y separada por sexo. Las mujeres presentaron un colesterol no-HDL, triglicéridos, CT/HDL y presión arterial sistólica y diastólica significativamente menores que los Resultados Tabla 1. Edad, valores promedio de factores de riesgo cardiovascular, grosor íntima media carotideo (IMT) promedio y prevalencia de placa carotidea de los sujetos separados por sexo. Valores expresados como promedio ± desviación estándar Edad (años) IMC (kg/m ) Total (n = 1.624) Hombres (n = 770) Mujeres (n = 854) 45 ± 11 45 ± 11 45 ± 11 NS p 28 ± 5 27 ± 4 28 ± 6 0,02 Colesterol Total (mg/dL) 202 ± 42 200 ± 41 203 ± 43 NS Colesterol NO-HDL (mg/dL) 152 ± 42 155 ± 41 150 ± 43 0,02 2 Colesterol HDL (mg/dL) 50 ± 13 46 ± 12 53 ± 13 < 0,0001 Colesterol LDL (mg/dL) 121 ± 34 120 ± 34 122 ± 33 NS Triglicéridos (mg/dL) 157 ± 108 175 ± 117 141 ± 97 < 0,0001 CT/HDL 4,3 ± 1,3 4,6 ± 1,3 4,0 ± 1,2 < 0,0001 Presión Arterial Sistólica (mmHg) 122 ± 34 125 ± 44 119 ± 21 < 0,001 Presión Arterial Diastólica (mmHg) IMT medio máximo (mm) Placa carotidea (%) 79 ± 12 82 ± 12 76 ± 12 < 0,0001 0,62 ± 0,11 0,63 ± 0,11 0,61 ± 0,11 < 0,0001 15 17 13 0,02 CT/HDL = Relación colesterol total a colesterol de alta densidad. IMC = índice de masa corporal. IMT = grosor íntima media carotideo. Rev Med Chile 2012; 140: 969-976 971 artículos de investigación Colesterol total a HDL y colesterol no HDL: mejores indicadores de grosor íntima media elevado - M. Acevedo et al Figura 1. Coeficientes de correlación entre los diferentes indicadores lipídicos e IMT carotideo, ajustado por edad, sexo e IMC. CT/ HDL = Relación colesterol total a colesterol de alta densidad. IMT = grosor íntima media carotideo. IMC = índice de masa corporal. hombres, y un HDL e IMC mayores. El IMT promedio fue 0,62 ± 0,11 mm, con un percentil 75 de 0,67 mm. Los hombres, como era esperado, tuvieron un IMT y presencia de placa aterosclerótica carotídea significativamente mayores que las mujeres. En la Figura 1 se observan las correlaciones de Pearson de las distintas variables lipídicas, analizadas como variables contínuas, con el IMT. Si bien todas se correlacionaron al marcador, la magnitud de estas correlaciones fue mejor para colesterol no-HDL (r = 0,24, p < 0,0001) y para la relación CT/HDL (r = 0,23, p < 0,0001). La Tabla 2 muestra el análisis de regresión logística para cada parámetro lípídico (considerado como variable continua) como indicador de IMT elevado (cuartil superior versus cuartiles inferiores), ajustado por edad, sexo, IMC y presión arterial. En este análisis, la razón CT/HDL presentó la mayor probabilidad de IMT sobre percentil 75 (OR = 1,21, p < 0,0001). Por otra parte, también se hizo el análisis de regresión logística para cada parámetro lipídico como indicador de IMT elevado, pero considerando como factor de riesgo el percentil 75 de cada indicador. Los puntos de corte para los indicadores lipídicos (percentil 75) fueron los siguientes: colesterol total 228, LDL 144, triglicéridos 192, HDL (cuartil inferior o percentil 25) 41 mg/dL, y CT/HDL 5,1 y colesterol no-HDL 179 mg/dL. Estos resultados se presentan en la Figura 2, la que 972 Tabla 2. Odds Ratios (OR) para cada indicador lipídico (considerado como variable continua) de IMT elevado en todos los sujetos Indicador lipídico como variable continua CT/HDL Muestra total OR (IC 95%)* p 1,21 (1,09-1,35) < 0,0001 Colesterol NO-HDL (mg/dL) 1 (1-1,01) < 0,0001 Colesterol LDL (mg/dL) 1 (1-1,01) 0,08 Triglicéridos (mg/dL) 1 (1-1) 0,01 Colesterol HDL (mg/dL) 0,99 (0,98-1) 0,01 *Odds Ratios ajustado por edad, sexo, IMC y presión arterial. CT/HDL= Relación colesterol total a colesterol de alta densidad. IMT=grosor íntima media carotideo. OR= Odds Ratio. muestra nuevamente, la relación CT/HDL como el indicador mejor relacionado a IMT elevado, pero también resultó significativo el colesterol no-HDL. El colesterol HDL también resultó significativo en este análisis, en este caso, como protector de IMT elevado (Odds Ratio = 0,69, p = 0,02). El mismo análisis, pero diferenciado por sexo mostró: a) el CT/HDL como el más significativo indicador de IMT elevado en mujeres (Odds Ratio = 1,87, p < 0,0001) versus hombres (Odds Ratio = 1,65, p = 0,001) y, b) que el colesterol no-HDL se asoció a IMT elevado sólo en mujeres (Odds Ratio = 1,56, p = 0,03 versus Odds Ratio = 1,46, p = 0,06, mujeres versus hombres). Rev Med Chile 2012; 140: 969-976 artículos de investigación Colesterol total a HDL y colesterol no HDL: mejores indicadores de grosor íntima media elevado - M. Acevedo et al Figura 2. Odds Ratios para cada indicador lipídico (percentil 75) de IMT elevado en todos los sujetos, ajustado por edad, sexo, IMC y presión arterial. CT/HDL = Relación colesterol total a colesterol de alta densidad. IMT = grosor íntima media carotideo. IMC = índice de masa corporal. LDL = colesterol de baja densidad. HDL = colesterol de alta densidad. Valores de percentil 75 de indicadores lipídicos: colesterol total = 228 mg/dL LDL = 144 mg/dL Triglicéridos = 192 mg/dL HDL (cuartil inferior o percentil 25) = 41 mg/dL CT/HDL = 5,1 colesterol no-HDL = 179 mg/dL En ninguno de los análisis el colesterol LDL, por sí solo, se asoció significativamente a un mayor IMT (Tabla 2 y 3). Con respecto a placa carotídea, el mejor indicador lipídico fue la razón CT/HDL (Odds Ratio = 1,25, < 0,0001). Discusión En este estudio se demuestra que la relación CT/HDL y el colesterol no-HDL, indicadores lipídicos simples y que no requieren ayuno, presentaron la mejor asociación, entre distintos marcadores de lipoproteínas, con aterosclerosis subclínica. Los siguió, pero en sentido inverso, o sea como protector de IMT elevado, el colesterol HDL. Asimismo, la relación CT/HDL presentó la mejor correlación con placa aterosclerótica carotídea. La mayoría de los estudios en que se ha comparado la capacidad predictora de estas lipoproteínas y razones lipídicas, es en sujetos que ya han tenido infarto o en estudios epidemiológicos. Existen, sin embargo, pocos estudios en la literatura internacional comparando estos indicadores lipídicos como predictores de aterosclerosis sub- Rev Med Chile 2012; 140: 969-976 Tabla 3. Probabilidad de placa aterosclerótica carotidea para cada indicador lipídico considerado como variable continua, en todos los sujetos Indicador lipídico como variable continua OR p CT/HDL 1,25 (1,11-1,41) < 0,0001 Colesterol NO-HDL (mg/dL) 1,01 (1-1,01) < 0,0001 Colesterol HDL (mg/dL) 0,99 (0,98-1) NS Colesterol LDL (mg/dL) 1 (1-1,01) 0,07 Triglicéridos (mg/dL) 1 (1-1) 0,02 *OR ajustado por edad, sexo, IMC y presión arterial. CT/ HDL=Relación colesterol total a colesterol de alta densidad. OR=Odds Ratio. clínica. Entre estos últimos, existe uno publicado en autopsias de jóvenes, que encontró que el principal determinante de aterosclerosis precoz era el colesterol no-HDL, por sobre apo B y apo A113. En el año 2007, Frontini y cols14 reportaron la utilidad del colesterol no-HDL. En ese estudio, ellos demostraron que este último indicador era un mejor predictor de IMT elevado, por sobre el LDL, apoA1 y triglicéridos. Gardener y cols15 en el Northern Manhattan Study (NOMAS) demos- 973 artículos de investigación Colesterol total a HDL y colesterol no HDL: mejores indicadores de grosor íntima media elevado - M. Acevedo et al traron que el colesterol LDL junto a la relación ApoB/ApoA1 eran los predictores más potentes de placa carotídea, por sobre otras lipoproteínas. En el estudio NOMAS, sin embargo, la edad promedio de la población era casi 20 años mayor que la del estudio nuestro, y el 61% de los sujetos enrolados presentaba placas carotídeas, versus 15% en el nuestro. El interés por realizar este estudio fue, fundamentalmente, estudiar la utilidad de los distintos parámetros lipídicos y razones de lipoproteínas como indicadores de aterosclerosis subclínica, determinada por IMT elevado y placa aterosclerótica. En muchos centros asistenciales aún es difícil que los sujetos acudan a su control de salud en ayunas para realizarse un perfil de lípidos. En este sentido, los trabajos que han evidenciado que indicadores simples, como el colesterol no-HDL o la relación CT/HDL son buenos predictores de enfermedad coronaria, han facilitado la evaluación del riesgo cardiovascular a nivel poblacional6,16. El colesterol no-HDL agrupa al colesterol LDL, IDL, lipoproteína (a) y VLDL, es decir, a todas las lipoproteínas que contienen apo B. Por su lado, la razón CT/ HDL considera los 2 factores más importantes de riesgo cardiovascular aterosclerótico, como son el colesterol total y el colesterol HDL. La ventaja de la razón CT/HDL, sin embargo, es que considera a ambos, y no uno u otro por separado. Así, el encontrar en nuestro estudio que, categóricamente, esta razón fue la más predictora de aterosclerosis subclínica, apoya el pensamiento actual sobre la aterosclerosis, que se refiere a que lo más importante para la “no progresión” o “regresión” de la misma, es la relación entre el colesterol total o LDL, y el HDL, como lo ha postulado recientemente, el grupo de Nicholls y cols17-19. Si bien en este estudio, también calculamos la razón LDL / HDL (que es otra relación de riesgo ateroesclerótico), en la sección resultados reportamos sólo la relación CT/HDL, ya que es la que tiene mayor validez en estricto sentido: lo que se mide en el perfil lipídico por métodos enzimáticos es el colesterol total y el HDL, y no el LDL, que se calcula, en la mayoría de los pacientes, por fórmula de Friedewald. Queremos destacar que el conocer que indicadores lipídicos simples se asocian a presencia de aterosclerosis subclínica, podría tener importancia en la toma de decisiones terapéuticas en relación a la dislipidemia. El tratamiento de la dislipidemia requiere, en la mayoría de los casos, 974 no sólo de cambios en el estilo de vida, sino de intervenciones farmacológicas. Las guías actuales de prevención primaria sugieren tratamiento con estatinas en todos aquellos sujetos con colesterol LDL > 160 mg/Dl1,20. Si bien estas indicaciones se apoyan en la evidencia, en el mundo real, la indicación de estatinas se realiza sólo en unos pocos sujetos, generalmente hombres. En mujeres, especialmente en aquellas en edad fértil, la mayoría de las veces no se indican estatinas por el riesgo de teratogenia. Esto constituye un problema a nivel poblacional, ya que si bien se ha demostrado que tanto mujeres como hombres se benefician del uso de estatinas y de niveles más bajos de colesterol21, en la práctica clínica existen pocas herramientas complementarias que nos ayuden a tomar la decisión de intervención con fármacos en algunos grupos de riesgo. En este sentido, nuestro trabajo, que incorpora una herramienta como el IMT, podría aportar: demostramos que tanto en hombres como mujeres, pero con mayor poder en las mujeres, aquellos cuya razón CT/ HDL era > 5,1, tenían entre 1,5-2 veces más riesgo de aterosclerosis subclínica y placa. Estos grupos de pacientes podrían ser fácilmente identificados con una simple determinación de colesterol total y HDL, que ni siquiera requiere ayuno. El colesterol HDL, por sí solo, y en la razón CT/HDL, demuestra una vez más, que es un factor protector y que se debe considerar. Quizás en un futuro, como lo planteó Nicholls y cols18, debiéramos centrarnos más en la relación de los factores aterogénicos (colesterol total y LDL) y protectores (HDL), más que en sus valores individuales. Esto deberá ser demostrado en estudios de eventos. Finalmente, es importante decir que la determinación de colesterol total y HDL es muy barata y está bien estandarizada en la mayoría de los centros de salud. La realización del IMT carotídeo, en este caso, nos permitió confirmar que, tal como lo dicen las guías americanas y europeas, los sujetos con niveles lipídicos mayores al percentil 75, sí tienen más riesgo de aterosclerosis, y por lo tanto, ameritarían tratamientos más agresivos y precoces. En este estudio existen limitaciones: no medimos apo B ni apo AI, ambos, indicadores que han demostrado ser excelentes predictores de riesgo de eventos coronarios, sobretodo infarto. Así mismo, no se midieron otras importantes partículas lipídicas, causantes de enfermedad aterosclerótica prematura, como es la lipoproteína (a). Por ser un Rev Med Chile 2012; 140: 969-976 artículos de investigación Colesterol total a HDL y colesterol no HDL: mejores indicadores de grosor íntima media elevado - M. Acevedo et al estudio transversal no podemos hablar de relación de causalidad entre los indicadores lipídicos y el IMT. 9. Conclusión En conclusión, en este trabajo se demuestra que la razón CT/HDL, y en segundo lugar, el colesterol no-HDL, parámetros lipídicos simples, que no requieren ayuno, estandarizados y baratos de realizar, fueron los que mejor se asociaron, entre distintos marcadores de lipoproteínas, a aterosclerosis subclínica. El colesterol HDL demostró ser protector de grosor carotídeo elevado. 10. 11. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 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Dos años de experiencia en el Hospital Clínico Universidad de Chile MACARENA GOMPERTZ1,a, LARA FERNÁNDEZ1,b, IVONE LARA1,b, JUAN PABLO MIRANDA1,c, CARLA MANCILLA2, ZOLTÁN BERGER1 Bedside index for severity in acute pancreatitis (BISAP) score as predictor of clinical outcome in acute pancreatitis. Retrospective review of 128 patients Background: Identification of patients at risk for severe disease early in the course of acute pancreatitis (AP) is essential to optimize management and to improve outcomes. Aim: To assess BISAP score as a predictor of severity of AP. Patients and Methods: Retrospective review of AP patients between January 2009 and December 2010. BISAP, APACHE II and Balthazar scores were calculated. Length of stay, local complications, organ failure and mortality were registered. Accuracy of the scoring system for predicting severity was measured by the area under the receiver operating curve (AUC). Results: The medical records of 128 patients, median age 46.5 years (55.5% men), were reviewed. Mean hospital stay was 15 days, 18 patients (14%) had local complications, 7 patients (5.4%) developed organ failure and 2 patients died (1.6%). The AUC for BISAP score to detect organ failure was 0.977 (95% IC 0.947-1.000). A BISAP score ≥ 3 had a sensitivity, specificity, positive and negative predictive value of 71.4, 99.1, 83.3 and 98.3% respectively. An APACHE II score ≥ 8 had a sensitivity and specificity of 71.5 and 86.8% respectively. The figures for a Balthazar score ≥ 6 were 42.8 and 98.3% respectively. There was a significant correlation between BISAP score and length of hospital stay. Conclusions: BISAP score was a useful method for predicting the severity of PA, with the advantage of being simple and based on parameters obtained on the first day of hospitalization. Its sensitivity and specificity were superior to APACHE II and Balthazar score in this cohort. (Rev Med Chile 2012; 140: 977-983). Key words: Multiple organ failure; Pancreatitis; Severity of illness index. L a incidencia de pancreatitis aguda (PA) ha aumentado, constituyendo más de 200.000 ingresos cada año en Estados Unidos de Norteamérica1 y más de 3.000 en Chile. La mayoría de los casos de PA son leves y autolimitados, sin embargo, aproximada- Sección de Gastroenterología, Departamento de Medicina Interna, Hospital Clínico Universidad de Chile. Santiago, Chile. 2 Unidad de Paciente Crítico, Hospital Clínico Universidad de Chile. Santiago, Chile. a Becada de Gastroenterología. b Interna de Medicina. Universidad de Chile. c Becado de Medicina Interna y Bioestadístico. 1 Recibido el 21 de noviembre de 2011, aceptado el 2 de mayo de 2012. Correspondencia a: Dr. Zoltán Berger y Macarena Gompertz. Sección Gastroenterología, Hospital Clínico Universidad de Chile, Santos Dumont 999, Independencia, Santiago, Chile. E-mail: berger.zoltan@gmail.com, macagompertz@yahoo.es mente 20% de los pacientes desarrollan una enfermedad grave con complicaciones locales y sistémicas; la mortalidad de este subgrupo puede alcanzar de 10 a 30%1-4. Según estadísticas del Ministerio de Salud de Chile, la mortalidad a causa de PA en Chile fue 7-10% entre los 977 artículos de investigación BISAP como predictor de gravedad en pancreatitis aguda - M. Gompertz et al años 2000 y 2003, significando alrededor de 250 muertes por año. El diagnóstico de PA se basa en la presencia de dolor abdominal característico asociado al aumento en los niveles de enzimas pancreáticas y/o hallazgos característicos de PA en la tomografía axial computarizada (TAC) de abdomen1,2. La gravedad de la PA se define por la presencia de complicaciones locales, falla orgánica o ambas. La identificación precoz de pacientes que cursan una PA grave es importante para optimizar el manejo y mejorar los resultados2-8. Se han propuesto múltiples factores pronósticos e índices predictores de gravedad en PA. APACHE II es el que ha demostrado un mayor valor predictivo positivo con 69%. El resto de los índices pronósticos no han demostrado adecuada sensibilidad y especificidad en la predicción precoz de PA grave3,7-16. Continúa la búsqueda permanente para obtener un método predictor de gravedad en PA que sea simple, orientado a la clínica y aplicable en cualquier institución en las primeras 24 h de ingreso. El índice BISAP (Bedside Index for Severity in Acute Pancreatitis) fue creado con este objetivo y validado en forma retrospectiva en un gran número de pacientes (17.992 y 18.256 casos respectivamente)17. Posteriormente, fue validado en forma prospectiva en 397 pacientes concluyendo que constituye un método fiable y preciso para predecir gravedad en PA y una herramienta útil para el manejo clínico e investigación18. El índice BISAP se calcula dentro de las primeras 24 h de ingreso del paciente con diagnóstico de PA. Se basa en cinco variables: nitrógeno ureico (BUN) (=B) > 25 mg/dl, compromiso de conciencia (“Impaired mental status = I”), síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS = S), edad (Age =A) > 60 años y derrame pleural (Pleural efusión = P) evidenciado en imágenes. La puntuación comprende desde 0 (ausencia de variables señaladas) a 5 puntos (presencia de todas las variables), reflejando buena correlación con la evolución posterior y sobrevida. En el grupo de pacientes en el cual fue validado este índice, los puntajes de 3, 4 y 5 se relacionaron con una mortalidad de 5,3, 12,7 y 22,5%, respectivamente. Además de la evaluación de mortalidad, una puntuación ≥ 3 se correlacionó con 7,4 y 12,7 veces mayor riesgo de desarrollar falla orgánica y falla orgánica persistente, respectivamente15,16. 978 Objetivos El objetivo de este estudio fue evaluar la utilidad del índice BISAP como predictor de gravedad y riesgo de mortalidad en PA, en nuestro grupo de pacientes, y compararlo con los índices APACHE II y Balthazar. El objetivo secundario fue evaluar la utilidad de BISAP para predecir el tiempo de estadía hospitalaria. Métodos Se realizó un estudio retrospectivo que incluyó todos los pacientes hospitalizados con diagnóstico de PA en el Hospital Clínico Universidad de Chile entre enero de 2009 y diciembre de 2010. Se excluyeron aquellos casos en los cuales no fue posible obtener datos completos de la ficha clínica. El diagnóstico de PA se realizó en base a la presencia de dolor abdominal, aumento de enzimas pancreáticas al menos 3 veces sobre el valor normal y/o evidencias radiológicas de pancreatitis. Se recolectaron datos demográficos, comorbilidades, resultados de laboratorio e imágenes de los pacientes hospitalizados con diagnóstico de PA. Los índices BISAP y APACHE-II fueron calculados para cada paciente utilizando datos de las primeras 24 h del ingreso. La TAC o resonancia magnética abdominal se realizó generalmente después de las 72 h. El síndrome de respuesta inflamatoria sistémica se definió mediante la presencia de 2 o más de los siguientes criterios: pulso > 90 latidos/ min, frecuencia respiratoria > 20 respiraciones/ min o PaCO2 < 32 mmHg, temperatura >38°C o < 36°C, recuento leucocitos > 12.000 o < 4.000 células/mm3 o >10% baciliformes4. Se registró el tiempo de hospitalización, complicaciones locales, presencia de falla orgánica y mortalidad. Estadística Los datos descriptivos se presentan como medianas con intervalo de confianza 95% para variables continuas. Los datos categóricos se presentan como proporciones. La distribución de gravedad y mortalidad en PA para el índice BISAP fue evaluada utilizando la prueba Cochran-Armitage. Se calculó la sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo y negativo para cada índice. Se calcularon las curvas de ROC (acrónimo de Receiver Operating Charac- Rev Med Chile 2012; 140: 977-983 artículos de investigación BISAP como predictor de gravedad en pancreatitis aguda - M. Gompertz et al teristic) para falla orgánica para los índices BISAP, APACHE II y Balthazar utilizando valores de corte; la precisión de cada índice se evaluó mediante el área bajo la curva16. Se consideró significativo un valor de p < 0,05. El análisis estadístico se realizó utilizando STATA 10.0. Resultados Ciento cuarenta pacientes fueron hospitalizados con diagnóstico de PA entre enero de 2009 y diciembre de 2010 en el Hospital Clínico Universidad de Chile. Ciento veintiocho pacientes fueron incluidos en este estudio y 12 fueron excluidos por falta de disponibilidad de ficha clínica o datos incompletos; entre los pacientes excluidos no hubo fallecidos. La edad promedio de los 128 pacientes fue 46,5 años, 55,5% fueron hombres. Las características clínicas y demográficas de este grupo de pacientes están detalladas en la Tabla 1, los índices de gravedad están detallados en la Tabla 2. En relación a la evolución clínica, 18 pacientes desarrollaron complicaciones locales, 7 pacientes desarrollaron falla orgánica y 2 pacientes fallecieron; se detallan las complicaciones y los índices de gravedad de ambos pacientes fallecidos en la Tabla 3. La distribución de los casos y la relación entre el índice BISAP con el desarrollo de complicaciones locales y falla orgánica se presenta en la Figura 1. Evaluación del desarrollo de falla orgánica en relación a puntaje BISAP La curva ROC demostró que el puntaje BISAP 3 posee una sensibilidad y especificidad óptima como umbral para predecir falla orgánica (Tabla 4). La relación entre puntajes más altos del índice BISAP y mayor desarrollo de falla orgánica fue estadísticamente significativo (valor p = 0,003). Tabla 1. Características clínicas, demográficas y datos de laboratorio de 128 pacientes con pancreatitis aguda Características clínicas, demográficas y datos de laboratorio (n = 128) Edad promedio (años) 46,5 (43,4 - 49,5) Días hospitalización (promedio, 95% IC) 15,0 (11,8 - 18,3) Sexo masculino (nº,%) 71 (55,5) Diabetes tipo 2 (nº,%) 17 (13,3) Índice Masa Corporal ≥ 30 (nº,%) 23 (17,9) Colecistectomía previa (nº,%) 30 (23,4) PA previa (nº,%) 30 (23,4) Etiología Biliar (nº,%) Alcohol (nº,%) Idiopática (nº,%) Hipertrigliceridemia (nº,%) Posterior a CPER (nº,%) Otros 57 21 20 18 8 4 (44,5) (16,4) (15,6) (14,0) (6,3) (3,2) Laboratorio Hematocrito % (promedio, 95% IC)* Leucocitos (promedio, 95% IC)* Proteína C reactiva mg/L 24 h (promedio,95% IC)* Proteína C reactiva mg/L 48 h (promedio, 95% IC)* Amilasa U/L (promedio, 95% IC)* Lipasa U/L (promedio, 95% IC)* 41,6 12815,9 102,0 157,9 1308,7 4487,0 (40,4 - 42,8) (11906,9 - 13725,0) (83,2 - 120,8) (134,4 - 181,4) (998,8 - 1618,7) (704,5 - 8269,5) *Valores de referencia: hematocrito 40-54%, leucocitos 4.000-10.000/ul, Proteína C reactiva < 10 mg/L, amilasa 30-110 U/L, lipasa 23-300 U/L. Rev Med Chile 2012; 140: 977-983 979 artículos de investigación BISAP como predictor de gravedad en pancreatitis aguda - M. Gompertz et al Tabla 2. Índices de gravedad en 128 pacientes con pancreatitis aguda Índices de Gravedad (n = 128) APACHE II (promedio, 95% IC) 4,9 (4,1 - 5,6) < 8 (nº, %) 107 (83.5) 8 (nº, %) 2 (1,5) 9 (nº, %) 4 (3,1) 10 (nº, %) 3 (2,3) 11 (nº, %) 4 (3,1) ≥ 12 (nº, %) 8 (6,2) BISAP (nº, %) 0 66 (51,6) 1 37 (28,9) 2 19 (14,8) 3 2 (1,6) 4 4 (3,1) 5 0 Imágenes abdominales (TAC o Resonancia) (nº, %) 125 (97,7) Necrosis (nº, %) 15 (12,0) Balthazar + Necrosis (nº, %) 0 17 (13,6) 1 30 (24,0) 2 57 (45,6) 3 6 (4,8) 4 9 (7,2) 5 1 (0,8) 6 3 (2,4) 7 0 8 2 (1,6) Tabla 3. Complicaciones en 128 pacientes con pancreatitis aguda Complicaciones (n = 128) Colecciones pancreáticas (nº, %) 18 (14%) Colecciones infectadas 10 (7,8%) Disfunción multiorgánica (nº, %) 7 (5,4%) Fallecidos (nº, %) 2 (1,6%) Índices de Severidad (paciente 1/paciente 2) BISAP 4/4 APACHE II 13/26 Balthazar 4/8 980 El área bajo la curva del índice BISAP en este estudio fue 0,9770 (95% IC 0,947-1,000), se presenta en la Figura 2. La curva ROC demostró una sensibilidad y especificidad óptima para puntaje APACHE II de 12 como umbral para predecir falla orgánica en este grupo de pacientes (sensibilidad 71,4%, especificidad 97,5%). Al analizar el puntaje APACHE II ≥ 8, aceptado generalmente como punto de corte4,5,9 se obtuvo una sensibilidad de 71,5% y especificidad de 86,8%. El área bajo la curva para el índice Balthazar fue 0,8275 (95% IC 0,6843-0,9707). Un puntaje ≥ 6 posee sensibilidad y especificidad óptima como umbral para predecir falla orgánica en este grupo (sensibilidad 42,86%, especificidad 98,31%). Evaluación del tiempo de hospitalización en relación a puntaje BISAP La estadía hospitalaria promedio de los 128 pacientes fue de 15 días. Analizando según el índice BISAP, la duración promedio de la hospitalización fue 8,2; 12; 32,4; 40,5 y 61 días para los puntajes BISAP de 0 a 4 respectivamente (no hubo pacientes con puntaje BISAP 5 en este estudio). La distribución se presenta en la Figura 3. La relación entre hospitalización más prolongada y puntaje BISAP mayor fue estadísticamente significativa (valor p = 0,0001). Los pacientes con puntaje BISAP ≥ 3 tuvieron 2,7 veces mayor probabilidad de estadía hospitalaria más prolongada que aquellos con puntaje BISAP < 3 (valor p = 0,0001). Discusión La gravedad de la PA varía desde enfermedad leve a grave. Los casos leves son generalmente autolimitados y la inflamación se resuelve sin secuelas mediante manejo médico. Cerca de 20% de los pacientes desarrollan una enfermedad severa GRAVE definida por la presencia de complicaciones locales o falla orgánica según la clasificación de Atlanta20. En nuestro estudio encontramos 14% de casos GRAVES severos y una mortalidad global de 1,6%, lo cual se correlaciona con los resultados obtenidos en un estudio previo realizado en el Hospital de Concepción basado en índice de gravedad según TAC de abdomen, en el cual se identifico 16% de casos GRAVES severos y 0% de mortalidad en un grupo de 61 pacientes21. Rev Med Chile 2012; 140: 977-983 artículos de investigación BISAP como predictor de gravedad en pancreatitis aguda - M. Gompertz et al Figura 1. Severidad en relación a índice BISAP. Distribución de los casos y relación entre el índice BISAP con el desarrollo de complicaciones locales y falla orgánica en este grupo de pacientes (n = 128). La distribución fue 66, 37, 19, 2, 4 y 0 pacientes con puntaje BISAP de 0 a 5 respectivamente. Figura 2. Área bajo la curva ROC del índice BISAP. Figura 3. Estadía hospitalaria en relación a índice BISAP. Tiempo de hospitalización en relación a puntuación BISAP (no hubo pacientes con puntaje BISAP 5 en este estudio). Rev Med Chile 2012; 140: 977-983 981 artículos de investigación BISAP como predictor de gravedad en pancreatitis aguda - M. Gompertz et al Este estudio retrospectivo demostró la utilidad del índice BISAP como predictor de gravedad en PA, revelando que un puntaje BISAP ≥ 3 presenta buena correlación con el desarrollo de complicaciones locales y falla orgánica. Cuando comparamos la sensibilidad y especificidad óptima para predecir falla orgánica de los índices BISAP, APACHE II y Balthazar observamos que BISAP ≥ 3 posee una sensibilidad de 71,4% y especificidad de 99,1%, las cuales son superiores a las obtenidas con APACHE II ≥ 8 y Balthazar ≥ 6. Al analizar este grupo de pacientes observamos que la mayoría de ellos obtuvo puntajes BISAP entre 0 a 1, lo cual se correlacionó con una evolución compatible con PA leve. En el grupo de pacientes con puntaje 2 observamos que el 53% presentó complicaciones locales y 11% desarrollo falla orgánica en forma tardía (después de la primera semana de evolución) relacionada con infección de necrosis pancreática. En el grupo de pacientes con puntaje 3, el 50% desarrolló complicaciones locales y falla orgánica precoz, mientras que el 100% de los pacientes con puntaje 4 presentaron enfermedad GRAVE severa con una mortalidad de 50% (no hubo pacientes con puntaje BISAP 5). En resumen, podemos señalar que BISAP ≥ 2 sería útil para predecir complicaciones locales, mientras que BISAP ≥ 3 podría predecir complicaciones sistémicas y falla orgánica. Aunque la clasificación de Atlanta sólo distingue pancreatitis leve y grave, surge la necesidad de la categoría “moderada” definida como la presencia de colecciones agudas y/o necrosis pancreática con bajo riesgo de mortalidad, según un estudio de De-Madaria y colaboradores22,23. Esta clasificación es apoyada en el estudio de Petrov y colaboradores, quienes además proponen una cuarta categoría denominada “crítica”24. En base a nuestro estudio podemos sugerir que BISAP 2 podría corresponder a casos moderados de PA, lo cual requiere ser validado en futuras investigaciones. Un hallazgo relevante de nuestro estudio fue la correlación significativa entre puntajes altos del índice BISAP con estadía hospitalaria más prolongada. Este resultado no había sido mencionado en publicaciones anteriores. El índice BISAP posee la ventaja de ser un método simple, barato y que se basa en signos vitales, exámenes de laboratorio e imágenes que son realizados prácticamente en todos los pacientes durante las primeras 24 h de hospitalización. Esta 982 Tabla 4. Sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo y negativo de BISAP Sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo y negativo de BISAP BISAP ≥3 BISAP ≥4 Sensibilidad 71,43% Especificidad 99,17% 100% Valor predictivo positivo 83,33% 100% Valor predictivo negativo 98,36% 97,58% Clasificados correctamente 97,66% 97,58% 57,14% simpleza le brinda ventajas sobre el índice APACHE II que requiere mayor número de exámenes de laboratorio y es de cálculo complejo, y sobre el índice Balthazar, que requiere la realización de imágenes abdominales costosas, además de necesitar al menos 72 h de evolución de la enfermedad. El alto valor predictivo negativo (98,36%, Tabla 4) permitiría evitar la hospitalización de pacientes con BISAP 0 y 1 en unidades de mayor complejidad y más alto costo. La principal limitación de nuestro estudio fue el bajo número de casos severos de PA con sólo 2 casos fatales, por lo que no es posible analizar la relación entre índice BISAP y mortalidad. Esta mortalidad no difiere significativamente de las experiencias en nuestro hospital: la mortalidad fue de 2,8% en pacientes hospitalizados con PA, entre enero de 2002 y diciembre de 2010, con 19 casos fatales de un total de 673 pacientes (datos no publicados). En conclusión, la posibilidad de predecir precozmente la gravedad de la PA es de gran trascendencia, principalmente en orientar nuestros esfuerzos para una reanimación agresiva y considerar el manejo en unidades de paciente crítico. No existe un índice perfecto que permita predecir la evolución de la PA, cuya gravedad estará determinada por la respuesta del huésped, el desarrollo de necrosis pancreática y el riesgo de infección. El índice BISAP es una herramienta pronóstica útil que nos permite diferenciar los casos leves, severos y quizás moderados, considerando que sus componentes son clínicamente relevantes y fáciles de obtener en cualquier hospital. En el análisis de nuestros enfermos encontramos que la sensibilidad y especificidad de BISAP es superior, comparada con los índices más complejos APACHE II y Rev Med Chile 2012; 140: 977-983 artículos de investigación BISAP como predictor de gravedad en pancreatitis aguda - M. Gompertz et al Balthazar. Recomendamos el uso de BISAP en la práctica cotidiana para definir la conducta en la clasificación y manejo inicial de pacientes con PA. 14. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. Frossard JL, Steer M, Pastor C. Acute pancreatitis. 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LUISA RIOSECO Z.¹, RAÚL RIQUELME O.¹, MAURICIO RIQUELME O.¹, CARLOS INZUNZA P.¹, PAOLA OYARZÚN G.ª, YASNA AGÜERO O.ª, MARCELA FERRÉS G.², PABLO VIAL C.³, RODRIGO FASCE P.4,b, ANTONI TORRES M.5 ¹Hospital de Puerto Montt, Chile. ²Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. ³Universidad del Desarrollo, Santiago, Chile. 4 Instituto de Salud Pública de Chile. 5 Hospital Cliníc de Barcelona, España. ªInterno Medicina. Universidad San Sebastián, Puerto Montt, Chile. b Bioquímico. Financiamiento: Este trabajo no contó con financiamiento externo. Recibido el 28 de julio de 2011, aceptado el 2 de mayo de 2012. Correspondencia a: Dra. María Luisa Rioseco Z. Bellavista 123, Puerto Montt. Fax: 65/289409 E-mail: malurioseco@ gmail.com A Viral etiology of community acquired pneumonia among adults admitted to a general hospital Background: There is paucity of information about viral etiology of community acquired pneumonia in adults. Aim: To investigate the viral etiology of pneumonia among hospitalized patients. Material and Methods: All adults with pneumonia that were hospitalized were prospectively enrolled at Puerto Montt hospital. A microbiological and viral assessment was carried out. Viral assessment included direct immunofluorescence of nasopharyngeal aspirates for influenza A and B virus and serum samples obtained during the acute phase of the disease and during convalescence for Hanta virus. Results: Between April 1 2005 and March 31 2006, 159 adults aged 62 ± 20 years (58 % males), were admitted to the hospital for pneumonia. Mean hospital stay was 11.9 ± 8.6 days. Four patients had Hantavirus acute infection. Other viruses were identified in twelve patients (7.7%). Nine had influenza A, one syncytial respiratory virus, one syncytial and influenza A virus and one varicella zoster virus. Excluding patients with Hantavirus, no significant differences in age, clinical presentation, chest X ray findings, laboratory results and mortality were observed between patients with bacterial or viral etiology of the pneumonia. Conclusions: Viral etiology was confirmed in 10% of adult patients hospitalized with community acquired pneumonia. (Rev Med Chile 2012; 140: 984-989). Key words: Hanta virus; Pneumonia; Pneumonia, bacterial; Pneumonia, viral. diferencia de lo que ocurre en la población pediátrica, el estudio de la etiología viral en la neumonía adquirida en la comunidad (NAC) del adulto no es rutinario en la práctica clínica y además, muchas de las neumonías asociadas a virus son secundariamente bacterianas más que primariamente viral, lo que dificulta la real objetivación del problema. Se suma a ello el hecho que las técnicas habituales para la detección de virus tienen baja sensibilidad, especialmente en el adulto1 o entregan resultados en forma re984 trospectiva. Por estas razones, existe la impresión de que los virus jugarían un rol relativamente pequeño en la etiología de la NAC del adulto. En los años recientes, la introducción de nuevos métodos diagnósticos como la reacción de polimerasa en cadena (RPC) para varios virus respiratorios2 ha permitido mejorar el diagnóstico etiológico de la neumonía revelando que los virus pueden estar presentes como patógenos únicos o asociados a otros agentes en hasta el 50% de los casos2. El presente trabajo se diseñó con el objetivo artículos de investigación Etiología viral en NAC - M. L. Rioseco et al de investigar el rol de los virus en la etiología de la NAC del adulto que ingresa al Hospital Puerto Montt (HPM) ubicado en el sur de Chile, durante el período de un año. Material y Método Se enrolaron en forma prospectiva y consecutiva los pacientes mayores de 15 años que ingresaron al Servicio de Medicina del HPM entre el 1° de abril de 2005 y 31de marzo de 2006 y que cumplían con los criterios diagnósticos para NAC de Fang et al.: infiltrado nuevo y persistente en la radiografía de tórax de admisión y uno o más criterios mayores (tos, expectoración mucopurulenta o hemoptoica, temperatura axilar superior a 37,8 °C), o por lo menos dos criterios menores (dolor torácico pleurítico, disnea, compromiso de conciencia, síndrome de condensación en el examen físico pulmonar o recuento de glóbulos blancos (GB) mayor de 12.000/ml3. Se excluyeron pacientes hospitalizados en los últimos 30 días, portadores de VIH, neoplasia activa, neutropenia (GB < 1.000), tratamiento quimioterápico o inmunosupresor en los últimos 6 meses o uso de prednisona ≥ 20 mg/día. Al ingreso se realizó un completo registro de historia clínica, examen físico, exámenes de laboratorio y radiografía de tórax. Se registró si hubo insuficiencia renal aguda (IRA), shock, ambos definidos según criterios publicados4, necesidad de Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), ventilación mecánica (VM), mortalidad y si ésta pudo ser atribuida a la NAC. Alcoholismo se definió como ingestión estimada ≥ 80 gramos de alcohol diario el último año. Se realizó una valoración de gravedad al ingreso aplicando el modelo predictivo de Fine y col., que considera edad, sexo, comorbilidad, signos vitales, laboratorio y radiología5, el CURB-65 (por siglas en inglés de confusión, uremia, frecuencia respiratoria, presión arterial y edad)6 y CRB-65 (donde se excluye la uremia)7. El estudio etiológico bacteriano al ingreso incluyó Gram y cultivo de expectoración en medios de cultivo agar sangre y chocolate en 3% CO2, 2 baciloscopias de expectoración en sospecha de tuberculosis, 2 hemocultivos (HC) en sistema automatizado BactAlert®, estudio de líquido pleural y 2 muestras de sangre (al ingreso y a los 15 días) para estudio serológico de microorganismos Rev Med Chile 2012; 140: 984-989 atípicos. El suero se mantuvo a -80 ºC hasta su procesamiento. Las muestras pareadas fueron procesadas mediante inmunofluorescencia indirecta para Mycoplasma pneumoniae (Zeus®, New Jersey, U.S.A) y Chlamydophila. pneumoniae (Focus®). En los pacientes que ingresaron a UCI se buscó antígeno de Legionella pneumophila serogrupo 1 en orina mediante test inmunocromatográfico (NOW Legionella, Binax®). El estudio viral incluyó inmunfluorescencia directa (IFD) para virus influenza A (IA) y B, parainfluenza, adenovirus y virus respiratorio sincicial (VRS) en hisopado nasofaringeo y estudio serológico en muestras pareadas para virus IA (H1N1 y H3N2) mediante inhibición de la hemaglutinación en el Instituto de Salud Pública (ISP) de Chile. Además se realizó serología para Hantavirus mediante ELISA (IgG e IgM), usando antígeno recombinante para virus Sin Nombre y Laguna Negra en el Laboratorio de Biología Molecular de la Pontificia Universidad Católica de Chile, (Santiago, Chile). Las muestras positivas fueron confirmadas en el ISP de Chile. Se consideró diagnóstico de certeza el aislamiento de algún microorganismo patógeno en sangre o líquido pleural, la seroconversión (aumento mayor o igual a 4 veces en el título de IgG en el suero de la fase convaleciente versus aguda), la IFD de hisopado nasofaringeo positiva y la presencia de anticuerpos IgM para virus Hanta. El diagnóstico se consideró probable cuando se aisló un microorganismo patógeno en muestra válida de esputo (más de 25 polimorfonucleares y menos de 10 células epiteliales por campo 40x). Estadística Las variables obtenidas fueron almacenadas y analizadas usando el paquete estadístico SPSS para Windows®, 10.0 (SPSS, Chicago, IL, USA). Los resultados son expresados como valores promedio ± 2DS. Para comparar las variables continuas se empleó el test t de Student y el test de c2 o test exacto de Fisher cuando fue apropiado para las variables categóricas. Un valor bilateral de p < 0,05 se consideró estadísticamente significativo. Resultados En el período de estudio, ingresaron 159 adultos con NAC. La edad media fue de 62 ± 20 años, 985 artículos de investigación Etiología viral en NAC - M. L. Rioseco et al 57% mayor de 65 años, 57,9% hombres y permanecieron hospitalizados 11,9 ± 8,6 días. El 17% era de procedencia rural y 5,7% vivía en casa de reposo. Trece coma dos por ciento había recibido antibióticos en los últimos 15 días y 79,2 % tenía alguna comorbilidad siendo las más frecuentes EPOC o asma (31%), diabetes (23%), cardiopatías (21%) y alcoholismo (14,5%). Ingresaron a UCI 25 pacientes (15,7%) y 20 (12,6%) fueron conectados a VM. Falleció el 13,2 % (21/159). Obtuvimos diagnóstico etiológico en 41,5% (66/159) de los pacientes con un total de 73 microorganismos. Cincuenta pacientes tuvieron etiología bacteriana (5 con dos agentes identificados), 15 etiología viral (un caso con IA y VRS) y uno etiología mixta (Streptococcus B-hemolítico grupo A (SBHGA) y varicela) (Tabla 1). Los exámenes realizados en busca de etiología, la técnica, el rendimiento obtenido y los agentes etiológicos identificados, se muestran en la Tabla 2. De los exámenes dirigidos al diagnóstico viral, el mejor rendimiento se obtuvo con la serología pareada para virus IA que permitió identificar 9 pacientes cuya IFD resultó negativa. La IFD sólo resultó positiva en 3 pacientes, dos con VRS y uno con IA. Tabla 1. Etiología en 159 adultos con NAC n de pacientes % Streptococcus pneumoniae 18 11,3 Mycoplasma pneumoniae 13 8,2 9 5,7 5 3,1 Hantavirus 4 2,4 Escherichia coli 2 1,2 Haemophilus influenzae 2 1,2 Moraxella catharralis 2 1,2 Tuberculosis 2 1,2 Streptococcus Grupo A 1 0,6 VRS 1 0,6 VRS e influenza A 1 0,6 Varicela y Streptococcus Grupo A 1 0,6 Streptococcus mitis y M. pneumoniae 1 0,6 S. aureus y Citrobacter freundii 1 0,6 S. aureus y Klebsiella pneumoniae 1 0,6 M. pneumoniae y H. influenzae 1 0,6 M. pneumoniae y S. pneumoniae 1 0,6 93 58,5 Influenza A Chlamydophila pneumoniae Desconocida 986 Hubo 4 casos de síndrome cardiopulmonar por Hantavirus (SCPHV), 3 con serología IgM (+) e IgG(-) y 1 caso IgM (+) e IgG (+). Hubo 3 casos graves, 1 moderado y uno falleció. Se detectaron dos pacientes con serología IgM (-) e IgG (+) sin antecedente sugerente de SCPHV. Excluyendo los 4 casos activos, se obtuvo una seroprevalencia de Hantavirus de 1,3% (2/155). Todos los casos de SCPHV tenían compromiso radiológico extenso bilateral, principalmente intersticial. Comparados con los otros casos de NAC, tenían con mayor frecuencia plaquetas < 100.000 (p = 0,000), hiponatremia < 135 mEq/L (p = 0,011), ninguno tenía esputo (p = 0,002), las imágenes radiográficas progresaron más del 50% en 48 h (p = 0,024), tuvieron con mayor frecuencia IRA (p = 0,009), PAFI < 200 (p = 0,008), shock (p = 0,005), requirieron UCI (p = 0,011) y VM (p = 0,006). El recuento de plaquetas en los pacientes con SCPHV fue significativamente menor (44.750 ± 30.630, rango 14.000-87.000 vs 243.508 ± 129.867, rango 9.760-705.000; p = 0,003) y el hematocrito significativamente mayor (51,7 ± 7,2, rango 44,1-61,5 vs 37,5 ± 6,7 rango 18-51; p = 0,000), pero esto no se correlacionó con mortalidad. En todos los pacientes con SCPHV hubo sospecha etiológica previa al resultado de la serología en base a antecedentes epidemiológicos, radiología, hematocrito elevado y/o plaquetas bajo 100.000. No hubo casos con sospecha clínica de SCPHV no confirmada. Excluyendo los pacientes con SCPHV, en los 155 pacientes restantes pudimos identificar 12 NAC (7,7%) asociadas a virus: 9 casos de IA, un caso por VRS, un caso con IA y VRS e incluimos un paciente que tenía una varicela extensa y neumonía grave y que además tuvo HC positivos a SBHGA. No se encontraron diferencias significativas en la edad, presentación clínica, radiológica, de laboratorio, en la evolución ni en la mortalidad de aquellos con Rev Med Chile 2012; 140: 984-989 artículos de investigación Etiología viral en NAC - M. L. Rioseco et al Tabla 2. Estudio etiológico en 159 adultos con NAC Test diagnóstico Metodología n (%) Rendimiento Agente etiológico(n) pacientes (%) Hemocultivos Bact Alert® 146 (92,4) Cultivo expectoración Cultivo corriente en muestra válida Cultivo líquido pleural Cultivo corriente Panel viral en hisopado nasofaringeo Inmunofluorescencia directa (IA, IB, VRS, ADV, PI) 120 (75,5) 2,5 Serología pareada Mycoplasma pneumoniae (IgG) Microinmunofluorescencia 102 (64,2) 17,6 M. pneumoniae (18) Serología pareada Chlamydophila pneumoniae (IgG) Microinmunofluorescencia 100 (62,9) 5,0 C. pneumoniae (5) Antígeno urinario Legionella pneumophila Inmunocromatografía Serología Hantavirus (IgM e IgG) ELISA 157 (98,7) 2,5 IgM (+) IgG (-) IgM (+) IgG (+) (3) (1) Serología pareada IA e IB Inhibición de hemaglutinación 101 (63,5) 8,9 IA H3N2 (9) Baciloscopia Ziehl Nielsen M. tuberculosis (2) neumonía viral comparados con los pacientes en que se demostró etiología bacteriana. Tampoco hubo diferencias al evaluar la gravedad al ingreso mediante los criterios PSI, CRB-65 y CURB-65. La hospitalización fue más prolongada en los que ingresaron a UCI (17,2 ± 12,6 vs 10,9 ± 7,2 días, p = 0,001) y en los que requirieron VM (16,7 ± 13,6 vs 11,9 ± 8,6 días, p = 0,008) independiente de la etiología. El 58,5% del total de los pacientes correspondió a los grupos PSI IV y V (93/159) y el 26,4% tuvo CURB-65 3 a 5. La mortalidad en el grupo PSI V fue de 48%. Fallecieron 21 pacientes (13,2%) y de ellos el 71,4% (15/21) lo hizo antes de trascurrir 15 días desde el ingreso. Factores asociados a mortalidad fueron: PSI IV-V (19,3 vs 4,5% OR 5,4 IC95% 1,417,9, p = 0,000), CURB-65 3-5 (40,5 vs 3,4%, OR 19,2 IC95% 5,9-62, p = 0,000), CRB-65 3-4 (45 vs Rev Med Chile 2012; 140: 984-989 65 (40,9) 1 13 (8,2) 2 (1,3) 13 S. pneumoniae E. coli S. pyogenes S. mitis (15) (2) (1) (1) 21,5 S. pneumoniae H. influenzae M. catharralis S. aureus E. coli K. pneumoniae C. freundii (4) (3) (3) (2) (1) (1) (1) S. pneumoniae (1) VRS Influenza A (2) (1) 100 0 100 8,6%, OR 8,7 IC95% 3-25 p = 0,000), VM (62 vs 5%, OR 30 IC95% 9,5-97,3, p = 0,000). No hubo asociación entre etiología y mortalidad. Conclusiones Los principales hallazgos del estudio son mostrar que los virus, particularmente IA, son importantes agentes etiológicos en la NAC del adulto y que la presentación clínica, con la excepción del Hantavirus, fue indistinguible de las NAC de origen bacteriano. El SCPHV, en la medida que se manifiesta por un cuadro febril asociado a infiltrados pulmonares cumple con la definición de NAC, sin embargo, creemos debe ser considerado en forma separada. El SCPHV es una zoonosis endémica en el sur de Chile y si se toman en cuenta los antecedentes 987 artículos de investigación Etiología viral en NAC - M. L. Rioseco et al epidemiológicos de ruralidad y algunos elementos clínicos y de laboratorio básico como el recuento de plaquetas y el hematocrito, se puede obtener un diagnóstico presuntivo con facilidad8, lo que no ocurre con los virus respiratorios más frecuentes. El diagnóstico de 4 casos en un año y la seroprevalencia de 1,3% para Hantavirus en adultos que se hospitalizan por NAC en Puerto Montt, reflejan nuestra particular realidad endémica y geográfica. La introducción del diagnóstico viral en este estudio, permitió mejorar la capacidad diagnóstica en un porcentaje importante respecto a una serie local anterior, donde la etiología sólo se demostró en 29,5% de los pacientes con NAC9. Sin embargo, el mejor rendimiento lo obtuvimos con la serología pareada para IA, técnica laboriosa, no disponible en hospitales y que entrega diagnóstico retrospectivo con utilidad epidemiológica. La incorporación de la PCR permitiría elevar el 41,5% actual a valores muy superiores. Es un hecho conocido que entre los virus respiratorios, IA es el más frecuentemente involucrado en la etiología de la NAC, pero también se pueden reconocer con alguna frecuencia otros virus comunes como el VRS, adenovirus, parainfluenza y otros como metapneumovirus, herpes simplex y varicella zooster10. La introducción reciente de mejores métodos diagnósticos como la amplificación de ácido nucleico, ha mejorado la capacidad de detectar distintos virus en la fase aguda de la enfermedad. Con esta herramienta diagnóstica se ha podido establecer la causa viral en más de 50% de los pacientes con NAC2,11 pero desde el punto de vista clínico, no hay claros elementos que permitan diferenciarlas de la NAC bacteriana. El virus IA causa brotes de intensidad variable cada invierno, produciendo morbimortalidad especialmente en ancianos. El VRS puede afectar hasta el 3-7% de ancianos sanos y hasta el 4-10% de adultos de alto riesgo (con enfermedades cardiacas y respiratorias crónicas) y ocurre neumonía en 2-7% de las personas infectadas12. En Chile hay escasa información sobre el rol de los virus en la NAC del adulto. Díaz et al., en 130 pacientes con NAC en que se usó IFD en hisopado nasofaríngeo para influenza A y B, parainfluenza 1 a 3, adenovirus y VRS, obtuvo un rendimiento de 25%, identificando principalmente virus parainfluenza 1-3 (14 casos) seguido de IA (8 casos)13. Nosotros, pese a usar similar técnica, no pudimos 988 reproducir estas cifras. Sólo obtuvimos un rendimiento de 2,5% para la IFD y dado que usualmente los test diagnósticos que detectan antígeno viral tienen mayor rendimiento en los primeros días de evolución, creemos posible que esta diferencia de rendimiento podría estar reflejando diferencias en el momento de hospitalización entre un hospital universitario de alta complejidad y las latencias propias de un hospital público de provincia. Por otra parte y producto de exposiciones previas, los adultos tienen anticuerpos medibles, razón por la que una muestra aislada de IgG no es útil como método diagnóstico. La elevación más de cuatro veces del valor basal de IgG es un buen método de investigación epidemiológica11 y nos permitió demostrar 9 casos de IA que clínicamente nunca fueron sospechados ni recibieron tratamiento antiviral. Debe considerarse que este método diagnóstico pudo subestimar la presencia de agentes etiológicos en los pacientes más graves ya que en 71,4% de los fallecidos no se obtuvo la segunda muestra de suero por haber fallecido antes de los 15 días. Nuestro trabajo aporta al conocimiento de la participación de los virus en la NAC del adulto en nuestro medio y señala la necesidad con contar con estudios rutinarios de mayor sensibilidad, especificidad y rapidez que permitan tratar oportunamente estos casos que muchas veces no son sospechados ni diagnosticados. Al respecto, la implementación de la RPC en varios hospitales del país como consecuencia de la pandemia por H1N1 en el año 2009, permitiría disponer de esta técnica para otros virus respiratorios, mejorando así la oportunidad diagnóstica y el manejo de pacientes hospitalizados por NAC. El conocer precozmente la etiología viral permite iniciar la terapia específica con inhibidores de la neuroaminidasa en el caso de los virus influenza, limitar el uso innecesario de antimicrobianos e implementar medidas específicas para evitar la transmisión nosocomial de estos agentes. Referencias 1. 2. CDC. Evaluation of rapid influenza diagnostic tests for detection of novel influenza A (H1N1) virus - United States, 2009. MMWR 2009; 58 (Nº30). Marcos MA, Esperatti M, Torres A. Viral pneumonia. Curr Opin Infect Dis 2009; 22: 143-7. Rev Med Chile 2012; 140: 984-989 artículos de investigación Etiología viral en NAC - M. L. Rioseco et al 3. 4. 5. 6. 7. Fang G, Fine M, Orloff J, Arisumi D, Yu VL, Kapoor W, et al. New and emerging etiologies for community acquired pneumonia with implications for therapy: A prospective multicenter study of 359 cases. Medicine 1990; 69: 307-16. American College of Chest Physicians Society of Critical Care Medicine consensus conference committee. Definitions for sepsis and organ failure and guidelines for the use of innovatives therapies in sepsis. Critical Care Med 1992; 20: 864-73. Fine M, Auble T, Yealy D, Hanusa BH, Weissfeld LA, Singer DE, et al. A prediction rule to identify low-risk patients with community-acquired pneumonia. N Engl J Med 1997; 336: 243-50. Lim WS, van der Eerden MM, Laing R, Boesma WG, Karalus N, Town GL, et al. Defining community acquired pneumonia severity on presentation to hospital: an international derivation and validation study. Thorax 2003; 58: 377-82. Lim WS, Baudouin SV, George RC, Hill AT Jamieson C, Le Jeune I, et al. BTS guidelines for the management of community acquired pneumonia in adults: update 2009. Rev Med Chile 2012; 140: 984-989 8. 9. 10. 11. 12. 13. Thorax 2009; 64 Suppl 3: iii1-55. Riquelme R, Riquelme M, Torres A, Rioseco ML, Vergara J, Scholz L, et al. Hantavirus Pulmonary Syndrome, Southern Chile. Emerg Infect Dis 2003; 9 N°11: 1438-43. Riquelme R, Riquelme M, Rioseco ML, Gómez V, Gil R. Neumonía adquirida en la comunidad en Puerto Montt. Etiología. Rev Chil Enf Resp 2003; 19: A276. Mandell L, Wunderink R, Anzueto A, Bartlett, Campbell G, Dean N, et al. Infectious Diseases Society of America/ American Thoracic Society Consensus Guidelines on the Management of Community-Acquired Pneumonia in Adults. CID 2007; 44 (Suppl 2): 27-72. Marcos MA, Esperatti M, Torres A. Viral pneumonia. Curr Opin Infect Dis 2009; 22: 143-7. Falsey A, Hennessey PA, Formica MA, Cox C, Walsh EE. Respiratory syncitial virus infection in elderly and highrisk adults. N Engl Med 2005; 352: 1749-59 Díaz A, Fuentes G, Couble C, Uribe R, Mercado G, Soza A, et al. Etiología de la neumonía adquirida en la comunidad en adultos hospitalizados en Santiago, Chile: implicancias para las guías clínicas. Rev Chil Enf Respir 2005; 21: 23-32. 989 artículos de investigación Rev Med Chile 2012; 140: 990-998 Resultados del trasplante renal en portadores de riñones poliquísticos JORGE VEGA1,2,3, DANIEL LIRAa, SIMÓN MEDELa, PABLO BETANCOUR2,3, HELMUTH GOECKE2,3,4, ALEJANDRA CARRASCO2 1 Servicio de Medicina Interna, Sección Nefrología, Hospital Dr. Gustavo Fricke, Viña del Mar. 2 Servicio de Medicina Interna, Sección Nefrología, Hospital Naval A. Nef, Viña del Mar. 3 Cátedra de Medicina del Hospital Naval A. Nef, Departamento de Medicina, Escuela de Medicina, Universidad de Valparaíso, Valparaíso. 4 Departamento de Nefrología, Hospital Clínico, Pontificia Universidad Católica de Chile. a Alumnos de la Escuela de Medicina, Universidad de Valparaíso. Recibido el 26 de diciembre de 2011, aceptado el 18 de abril de 2012. Correspondencia a: Dr. Jorge Vega Stieb, 5 Norte 1035, Viña del Mar. Fono: 32-2974237 Fax: 32-2970050 E-mail: jvegastieb@gmail. com L Outcome of renal transplantation in patients with autosomal dominant polycystic kidney disease Background: Patients with autosomal dominant polycystic kidney disease (ADPKD) have a better survival in chronic dialysis than patients with other etiologies of renal failure. It has been suggested that extra-renal manifestations of ADPKD may increase the odds of complications and mortality, if these patients are transplanted. Aim: To determine whether survival and complications in transplanted patients with ADPKD are different from kidney graft recipients with other etiologies of renal failure. Subjects and Methods: Four hundred six patients with kidney transplantation were followed in three hospitals between 1976 and 2011 and 19 were carriers of ADPKD. The latter were matched by type of donor, gender, age and date of kidney transplant, with 38 graft recipients with other etiologies of renal failure. Results: Graft and patient 1, 5, 10 and 15 years survival were similar in both groups. Hospitalizations due to viral infections and sepsis were more common in patients with ADPKD. There were no differences in the rate of acute rejection, delayed graft function, cancer, gastrointestinal disorders and hospitalizations due to cardiovascular diseases. The frequency of graft loss due to death with a functioning kidney was similar between both groups. Conclusions: Patient and graft survival in transplanted patients with ADPKD were similar to patients with other etiologies of renal failure. The rate and type of complications were similar between groups with the exception of hospitalizations due to sepsis and viral infections, which were more common in ADPKD patients. (Rev Med Chile 2012; 140: 990-998). Key words: Kidney transplantation; Morbidity; Mortality; Polycystic kidney, autosomal dominant. a enfermedad renal poliquística autosómica dominante (RPQ) es un desorden hereditario sistémico, que afecta principalmente a los riñones, frecuentemente al hígado y puede comprometer cerebro, páncreas, vasos arteriales y aparato digestivo1,2. Su prevalencia es variable, 1 caso por cada 400-1.000 habitantes en Estados Unidos de Norteamérica, 1 por 2.459 habitantes en Gales y 1 por cada 4.033 habitantes en Japón3,4. En el mundo esta enfermedad afecta aproximadamente a 4-6 millones de personas5 y en Estados Unidos de Nor990 teamérica a 300.000-600.0002. Es la enfermedad genética que más frecuentemente origina una falla renal (IRC) con necesidad de diálisis1,6. El 50% de los pacientes con RPQ llega a IRC entre la cuarta y sexta década de vida1,3,6. La incidencia anual de IRC en Estados Unidos de Norteamérica secundaria a RPQ en hombres y mujeres es 8,7 y 6,9 casos por millón de habitantes y 5,6 y 4,0 en Japón4. En el mundo, de los pacientes en diálisis crónica (HDC), 2% a 13% son portadores de RPQ6-11. En Chile, 3,1% de los pacientes en HDC son portadores de esta enfermedad12. artículos de investigación Trasplante renal en riñones poliquísticos - J. Vega et al La sobrevida de los pacientes portadores de RPQ en diálisis crónica es mejor a la de los dializados por IRC de otras etiologías10,11. Dado que los enfermos con RPQ tienen con frecuencia alteraciones extrarenales como aneurismas aórticos o intracraneanos, valvulopatías cardiacas, quistes hepáticos o divertículos colónicos; podrían tener un mayor riesgo de sufrir complicaciones y morir a causa de ellas después de un trasplante renal (TxR)11. El objetivo de esta investigación fue conocer si los pacientes trasplantados renales portadores de RPQ tienen una sobrevida o complicaciones diferentes a los enfermos trasplantados por una falla renal de otra etiología. Sujetos y Métodos El estudio consideró 382 pacientes trasplantados entre 1968 y 2011 en los Hospitales Naval Almirante Nef, Dr. Gustavo Fricke y Clínica Reñaca y 24 que se controlaron regularmente en estos centros pero que fueron trasplantados en otros hospitales del país o del extranjero. Dieciséis enfermos recibieron un segundo trasplante y 2 un tercero. De los 406 pacientes, 19 (4,7%) fueron portadores de RPQ y constituyen los casos incluidos en esta investigación. Cada uno de ellos fue pareado con 2 pacientes portadores de IRC de una causa diferente a RPQ (se excluyeron a los diabéticos) considerando su género, edad, tipo de donante (vivo o cadavérico), fecha de trasplante y hospital de la intervención o del seguimiento. Se eligió como controles a los dos pacientes trasplantados en la fecha más cercana al caso que cumplieran con todos los criterios señalados. Para el pareo de la edad se consideró que los controles tuvieran una diferencia menor de 10 años con el caso. No hubo pacientes con RPQ o controles que hayan sido excluidos por algún motivo, salvo el ser portadores de diabetes mellitus debido a que estos presentan mayor morbimortalidad. En los 57 pacientes se registraron: datos demográficos, etiología de la enfermedad renal, tipo y características del donante, antigüedad del diagnóstico de la insuficiencia renal, tiempo de permanencia en diálisis, datos inmunológicos de donantes y receptores, fecha y lugar del trasplante, drogas inmunosupresoras utilizadas, evolución del TxR, complicaciones y el estado del paciente al final del seguimiento (1-12-2011). Rev Med Chile 2012; 140: 990-998 Estadística Para el análisis estadístico se utilizó frecuencias, porcentajes, promedios, desviación estándar, mediana y rango intercuartil según correspondiera; para determinar la distribución de las variables cuantitativas se graficaron los datos y se usó la prueba de normalidad de Shapiro-Wilk. El análisis inferencial bivariado se realizó mediante la prueba estadística de χ2 (chi cuadrado) con corrección de Yates para variables cualitativas, test exacto de Fisher cuando fue necesario y la prueba de MannWhitney para variables cuantitativas. El Odds Ratio fue la medida de riesgo con un intervalo de confianza de 95%. Para las curvas de sobrevida se utilizó el método de Kaplan-Meier y para su comparación las pruebas de Log rank y Wilcoxon. Se consideró significativo un valor de p < 0,05. Se utilizó el programa estadístico Stata 10.0. Resultados Los pacientes portadores de RPQ y sus controles tuvieron donantes de edades similares y no difirieron en el número de incompatibilidades HLA, tasa de anticuerpos reactivos contra linfocitos de panel (PRA), número de trasplantes previos, duración de la insuficiencia renal entre el diagnóstico y el inicio de diálisis, tiempo de permanencia en diálisis ni en la prevalencia de infección crónica por los virus C y B de hepatitis. El donante del injerto en los 57 receptores fue mayoritariamente un sujeto en muerte cerebral (Tabla 1). El esquema inmunosupresor inicial en la mayoría de los pacientes consistió en ciclosporina, azatioprina y prednisona. El uso de tacrolimus y micofenolato mofetil fue la excepción. Sin embargo, estas últimas drogas se fueron incorporando durante la evolución del TxR, así como rapamicina y everolimus. La inducción con anticuerpos antilinfocíticos o contra los receptores de IL-2 fue de baja ocurrencia, como lo fue también en la terapia de un rechazo agudo. Esta complicación tuvo una incidencia similar durante los primeros 5 años en ambos grupos. No hubo diferencias en las drogas inmunosupresoras empleadas durante la evolución del injerto (Tabla 2). La función renal al momento del egreso hospitalario después de efectuado el trasplante, al año de evolución y en el último control fue similar entre los dos grupos (Tabla 3). 991 artículos de investigación Trasplante renal en riñones poliquísticos - J. Vega et al Tabla 1. Características clínicas de 19 pacientes con riñones poliquísticos y de 38 controles trasplantados de riñón Edad de los donantes (años) media (DS) Género de los donantes n (%) masculino Donante fallecido n (%) Casos (n = 19) Controles (n = 38) 37,7 (12,7) 35,6 (13,2) 9 (50,0)* 14 (73,7) Odds Ratio (IC 95%) p 0,61 26 (68,4) 0,46 (0,15 - 1.46) 0,18 28 (73,7) 1,00 (0,29 - 3,49) > 0,99 Edad de los receptores (años) media (DS) 47,9 (5,4) 45,1 (8,3) Género de los receptores n (%) masculino 14 (73,7) 28 (73,7) 1,00 (0,29 - 3,49) > 0,99 Primer trasplante renal n (%) 17 (89,5) 37 (97,4) 4,35 (0,37 - 51,4) 0,24 Segundo trasplante renal n (%) 2 (10,5) 1 (2,6) PRA pre-trasplante mediana (RIC) 0 0 (0,0 ) 0,36 PRA máximo mediana (RIC) 3 (0,25 ) 3 (0,5 ) 0,13 2,4 (1,0) 2,0 (0,8) 0,06 0,6 Incompatibilidades HLA A B media (DS) Incompatibilidades HLA DR media (DS) (0,3 ) 0,11 (0,8) 0,6 (0,5) 0,96 Intervalo entre Dg. IRC y HDC (meses) mediana (RIC) 5 (1,5, 45,5) 3,5 (0,24) 0,52 Duración de HDC (meses) mediana (RIC) 31,5 (23,53) 28,5 (9,47) 0,65 Infección por virus C de la hepatitis n (%) 3 (18,8) 6 (18,8) 1,00 (0,21 - 4,65) > 0,99 Infección por virus B de la hepatitis n (%) 3 (15,8) 1 (2,6) 6,94 (0,67 - 71,9) 0,10 Etiologías de la IRC: - Riñones poliquísticos - Desconocida - Glomerulonefritis crónica - Pielonefritis crónica - Nefroesclerosis n (%) n (%) n (%) n (%) n (%) 19 0 0 0 0 (100) (0,0) (0,0) (0,0) (0,0) 0 (0,0) 19 (50,0) 15 (39,5) 3 (7,9) 1 (2,6) PRA: anticuerpos reactivos contra linfocitos de panel; DM: diabetes mellitus; Dg: diagnóstico; RIC: rango intercuartil; *se desconoce el género de un donante. La proporción de pacientes que tuvo una función renal retardada (requirió de diálisis después del TxR) fue similar entre los grupos. También lo fue la tasa de eventos cardiovasculares, neoplasias malignas, diabetes mellitus post TxR, daño hepático crónico, fracturas óseas, artritis gotosa y eritrocitosis. Los pacientes con RPQ tuvieron más frecuentemente hospitalizaciones por infecciones que los controles, sin embargo, la incidencia de infecciones urinarias no fue diferente (Tabla 4). De los pacientes con RPQ que tuvieron una determinación previa al TxR de anticuerpos de tipo IgG para CMV, en 88,9% de ellos estos fueron positivos. En los controles, la proporción de positivos fue 84,2%. Todos los enfermos que sufrieron una infección por CMV fueron portadores de RPQ (Tabla 4).En la mayoría de ellos la 992 serología para CMV se desconocía y no recibieron profilaxis antiviral (trasplantes efectuados antes de 1993). El origen de las sepsis en los pacientes con RPQ fue urinario en 46,2%, cutáneo en 23,1%, desconocido en 15,4% y respiratorio o digestivo en los restantes. En los controles, el origen de las sepsis fue urinario en 50%, digestivo en 37,5% y cutáneo en 12,5%. Las sepsis fueron significativamente más frecuentes después de los 5 años en los pacientes con RPQ. Sólo en un enfermo fue necesario hacer una nefrectomía por quistes infectados recurrentes. No hubo infecciones de quistes hepáticos o complicación de los divertículos en ninguno de los pacientes con RPQ. La sobrevida de los injertos (censurando a las muertes con riñón funcionante) a 1, 5, 10 y 15 años fue 100%, 100%, 91,7% y 91,7% en los portadores Rev Med Chile 2012; 140: 990-998 artículos de investigación Trasplante renal en riñones poliquísticos - J. Vega et al Tabla 2. Inmunosupresión utilizada en 19 trasplantados renales con riñones poliquísticos y sus 38 controles Características Casos Controles OR (IC 95%) p Inmunosupresión inicial Azatioprina-prednisona n (%) 4 (21,1) 10 (26,3) 0,75 (0,20 - 2,80) 0,66 Azatioprina-prednisona-CsA n (%) 13 (68,4) 22 (57,9) 1,58 (0,49 - 5,04) 0,44 MMF-CsA- prednisona n (%) 2 (10,5) 4 (10,5) 1,00 (0,17 - 6,02) > 0,99 Otros esquemas n (%) 0 2 (5,2) Inducción con anticuerpos n (%) 1 (5,3) 3 (7,9) 0,65 (0,06 - 6,68) 0,72 TAR durante el primer año del TxR n (%) 0,58 (0,19 - 1,80) 0,35 7 (36,8) 19 (50,0) MPDN gramos utilizados en año 1, mediana (RIC) 0 (0,1,5) 0,5 (0,3) 0,15 Uso de anticuerpos antilinfocíticos en TAR n (%) 1 (5,3) 3 (7,9) > 0,99 Inmunosupresión al año de TxR Azatioprina-prednisona n (%) 4 (21,0) 6 (17,6) 1,18 (0,30 - 4,67) 0,81 Azatioprina-prednisona-CsA n (%) 8 (42,1) 16 (45,7) 0,73 (0,24 - 2,21) 0,57 MMF-CsA- prednisona n (%) 5 (26,3) 4 (11,8) 3,04 (0,71 - 13,0) 0,13 CsA- prednisona n (%) 2 (10,5) 5 (14,3) 0,78 (0,14 - 4,43) 0,78 Otros esquemas n (%) 0 3 (8,6) TAR en años 2 al 5 post TxR n (%) 2 (10,5) 5 (15,2) 0,70 (0,12 - 4,03) 0,69 Cambio en inmunosupresión n (%) 12 (63,2) 18 (47,4) 1,90 (0,62 - 5,89) 0,26 Azatioprina-prednisona n (%) 2 (12,5) 9 (27,3) 0,38 (0,07 - 2,02) 0,26 Azatioprina-prednisona-CsA n (%) 2 (12,5) 7 (21,2) 0,53 (0,10 - 2,91) 0,46 Ciclosporina-prednisona n (%) 4 (25,0) 6 (18,2) 1,50 (0,36 - 6,31) 0,58 MMF- CsA-prednisona n (%) 2 (12,5) 6 (18,2) 0,64 (0,11 - 3,61) 0,61 MMF-TAC-prednisona n (%) 2 (12,5) 2 (6,0) 2,21 (0,28 - 17,3) 0,45 Otros esquemas n (%) 4 (24,8) 2 (6,0) Último esquema inmunosupresor utilizado MMF: Micofenolato mofetil; CsA: Ciclosporina; TAC: Tacrolimus; TAR: Terapia antirechazo; TxR: Trasplante renal; MPDN: Metilprednisolona; RIC: rango intercuartil. de RPQ y 100%, 90,5%, 82,8% y 75,9% en los controles, respectivamente. Estas diferencias no fueron significativas (Log rank test: 0,234; Wilcoxon: 0,204) (Figura 1). La sobrevida de pacientes (censurando a quienes volvieron a HDC) a 1, 5, 10 y 15 años fue 100%, 89,2%, 57,6% y 32,0% en los portadores de ADPKD y 89,5%, 81,1%, 68,5% y 42,7% en los controles, respectivamente. Estas diferencias no fueron significativas (Log rank test: 0,786; Wilcoxon: 0,641) (Figura 2). Las hospitalizaciones por eventos cardiovasculares y la incidencia de enfermedades digestivas Rev Med Chile 2012; 140: 990-998 o cáncer, no fueron estadísticamente diferentes entre los grupos (Tabla 5). La muerte con riñón funcionante fue la principal causa de pérdida de injertos (76,5%) y su frecuencia fue similar entre los grupos. Las causas de muerte más frecuentes fueron las infecciones tanto en los pacientes con RPQ como en los controles. No hubo diferencias significativas entre los grupos en las causas de muerte (Tabla 5). Al momento de corte en el seguimiento de esta serie, 52,6% de los portadores de RPQ y 34,2% de los controles estaban con su injerto funcionante (p NS). 993 artículos de investigación Trasplante renal en riñones poliquísticos - J. Vega et al Tabla 3. Función renal durante la evolución del trasplante de 19 pacientes con RPQ y sus 38 controles Características Creatininemia al alta del TxR, mg/dl, mediana (RIC) Creatininemia al año 1 del TxR,mg/dl, mediana (RIC) eGFR al año 1 (ml/min/1,73 m2) promedio (DS) Creatininemia al año 3 del TxR (mg/dl) promedio (DS) eGFR al año 3 (ml/min/1,73 m2) promedio (DS) Creatininemia al año 5 del TxR (mg/dl) promedio (DS) eGFR al año 5 (ml/min/1,73 m2) promedio (DS) Creatininemia al año 10 del TxR (mg/dl) promedio (DS) eGFR al año 10 (ml/min/1,73 m2) promedio (DS) Última creatininemia (mg/dl) promedio (DS) en controles ambulatorios en pacientes con MCRF Última eGFR en controles ambulatorios en pacientes con MCRF (ml/min/1,73 m2) promedio (DS) Duración del TxR (meses), promedio (DS) en pacientes con MCRF Edad al fallecimiento (años), promedio (DS) Casos Controles 1,46 (1,0; 2,1) 1,32 (1,1; 1,7) 59,1 (21,0) 1,4 (0,4) 56,1 (14,7) 1,4 (0,5) 55,5 (22,9) 1,6 (0,6) 53,1 (17,6) 1,65 (1,3; 2,1) 1,38 (1,1; 1,8) 56,5 (20,1) 1,5 (0,5) 53,5 (16,3) 1,5 (0,5) 51,8 (16,8) 1,8 (0,5) 43,7 (16,3) p 0,15 0,56 0,64 0,36 0,55 0,46 0,69 0,33 0,32 1,7 (0,6) 1,9 (1,1) 0,09 48,6 (17,9) 34,6 (14,6) 0,09 95,9 (50,9) 110,4 (89,5) 0,83 57,2 (10,4) 0,80 57,6 (5,7) Última creatinina ambulatoria (mg/dl) mediana (RIC) en pacientes con riñón funcionante a la fecha de corte Última eGFR (ml/min/1,73 m2) promedio (DS) en pacientes con riñón funcionante a la fecha de corte Duración del TxR (meses), promedio (DS) en pacientes que regresaron a HDC Pacientes con pérdida del injerto y regreso a HDC n (%) Pacientes que murieron con riñón funcionante n (%) Pacientes con injerto funcionante a fecha de corten (%) OR (IC 95%) 1,2 (0,9; 1,4) 1,5 (1,4; 1,8) 0,06 61,0 (25,7) 51,1 (15,0) 0,21 90 (NE) 63,2 (48,8) 0,32 1 (5,26) 8 (42,11) 10 (52,63) 6 (15,79) 19 (50,00) 13 (34,21) 0,29 (0,01 - 2,80) 0,72 (0,20 - 2,53) 2,14 (0,60 - 7,60) 0,41 0,78 0,25 TxR: Trasplante renal; eGFR: Velocidad de filtración glomerular estimada con fórmula MDRD; med: mediana; RIC: rango intercuartil; MCRF: Muerte con riñón funcionante; HDC: Hemodiálisis crónica. N.E: No hay DS ya que sólo fue 1 caso. Control Caso 994 1 año (12 meses) 100,0% 100,0% 5 años (60 meses) 90,5% 100,0% 10 años (120 m) 82,8% 91,7% 15 años (180 m) 75,9% 91,7% Figura 1. Sobrevida de injertos en 19 pacientes con RPQ y 38 controles trasplantados de riñón (se censuraron a los que fallecieron con un injerto funcionante). Log-rank test: 0,234. Wilcoxon: 0,204. Rev Med Chile 2012; 140: 990-998 artículos de investigación Trasplante renal en riñones poliquísticos - J. Vega et al Tabla 4. Complicaciones del trasplante renal en 19 pacientes con RPQ y sus 38 controles Casos % Controles % Odds ratio (IC 95%) p (%) 21,0 26,3 0,75 (0,15 - 3,2) 0,66 Hospitalizaciones por infecciones en primeros 5 años (%) 57,9 21,1 5,16 (1,55 - 17,1) 0,007 Enfermedades cardiovasculares en primeros 5 años (%) 21,1 13,2 1,76 (0,41 - 7,50) 0,44 Neoplasias malignas en primeros 5 años (%) 10,5 5,3 2,12 (0,27 - 16,3) 0,47 Diabetes Mellitus post TxR (%) 26,3 13,2 2,36 (0.59 - 9,45) 0,23 Daño hepático crónico (%) 21,1 10,5 2,27 (0.50 - 10,3) 0,29 Alcoholismo (%) 15,8 5,3 3,38 (0,51 - 22,2) 0,21 Eritrocitosis post TxR (%) 21,0 21,0 1,00 (0,26 - 3,86) > 0,99 Infección por virus varicela-zoster (%) 31,6 23,7 1,49 (0,44 - 5,05) 0,52 Infección por citomegalovirus (%) 15,8 0 Tuberculosis (%) 10,5 2,6 4,35 (0,37 - 51,4) 0,24 Infección urinaria en primeros 5 años (%) 26,3 39,5 0,57 (0,13 - 2,08) 0,39 ≥ 3 infecciones urinarias en primeros 5 años (%) 21,0 5,3 4,80 (0,59 - 56,6) 0,09 Fracturas óseas (%) 15,8 5,3 3,38 (0,51 - 22,2) 0,21 Necrosis ósea avascular (%) 10,5 2,6 4,35 (0,37 - 51,4) 0,24 Gota aguda (%) 10,5 13,2 0,78 (0,14 - 4,43) 0,78 Hospitalizaciones por infecciones después del 5° año (%) 78,6 34,8 6,88 (1,48 - 32,0) 0,01 Complicaciones Función renal retardada 0,03 Enfermedades cardiovasculares después del 5° año (%) 7,1 26,1 0,22 (0,02 - 2,04) 0,18 Neoplasias malignas después del 5° año (%) 28,6 29,1 1,13 (0,26 - 5,01) 0,87 Infección urinaria después del 5 año (%) 50,0 25,0 3,00 (0,60 - 15,1) 0,16 > 3 infecciones urinarias después del 5 año (%) 14,3 12,5 1,17 (0,09 - 11,7) 0,99 TxR: Trasplante renal. Control Caso 1 año (12 meses) 89,5% 100,0% Rev Med Chile 2012; 140: 990-998 5 años (60 meses) 81,1% 89,2% 10 años (120 m) 68,5% 57,6% 15 años (180 m) 42,7% 32,0% Figura 2. Sobrevida en 19 sujetos con RPQ y 38 controles trasplantados de riñón (se censuraron a los que regresaron a diálisis crónica. Logrank test: 0,786. Wilcoxon: 0,641. 995 artículos de investigación Trasplante renal en riñones poliquísticos - J. Vega et al Tabla 5. Hospitalizaciones por eventos CV, incidencia de enfermedades digestivas y cánceres. Causas de muerte con riñón funcionante RPQ Controles p (n = 19) % 15,8 21,0 5,3 (n = 38) % 10,5 10,5 2,6 0,57 0,28 0,61 (n = 15) % 53,3 6,7 33,3 (n = 24) % 29,2 29,2 29,2 0,13 0,09 0,78 (n = 8/19) 42,1% (n = 18/38) 47,4% 0,71 50,00 25,00 0 25,00 38,9 22,2 27,8 11,1 0,59 0,88 0,09 0,36 Primeros 5 años Enfermedades digestivas Enfermedades cardiovasculares Cáncer Año 6 en adelante Enfermedades digestivas Enfermedades cardiovasculares Cáncer Muerte con riñón funcionante Causas Infecciones Enfermedades digestivas Enfermedades cardiovasculares Cáncer CV: Cardiovasculares; TxR: Trasplante renal; RPQ: Riñones poliquísticos; HDC: Hemodiálisis crónica. Discusión En esta serie la prevalencia de RPQ como causa de IRC fue 4,7%. Esta proporción ha variado entre 6,5% y 15% en diversas publicaciones6-8,11,13-15. Sobrevida de injertos En nuestra serie, la sobrevida de injertos a 1, 5, 10 y 15 años en pacientes con RPQ no fue estadísticamente diferente a la de los controles. Estos resultados han sido encontrados también por otros autores2,8,13,16. En 1990 Fitzpatrick et al comunicaron los resultados de los TxR efectuados en Clínica Mayo a 54 pacientes con RPQ entre 1964-1987, los que fueron pareados con 107 pacientes con otras enfermedades renales. Encontraron que la sobrevida de injertos en ambos grupos fue similar a 1, 5 y 10 años de efectuado el TxR8. Florijn et al publicaron en 1994 una serie de 101 TxR con RPQ, efectuados en Holanda entre 1967-1991, los que compararon con 692 controles con otras nefropatías. Encontraron que la sobrevida de los injertos en pacientes con RPQ no fue diferente a la de sus controles17. Hallazgos similares fueron publicados en 1997 por Hadimeri et al quienes en 114 pacientes con RPQ, trasplantados en Suecia entre 1985-1993, encontraron una sobrevida de injertos a 5 años de 996 62% vs 61% en los controles13. El año 2002 Stiasny et al reportaron una serie de 90 TxR con RPQ que fueron pareados con 88 pacientes injertados durante el mismo período. La sobrevida de injertos a 1, 5 y 10 años fue 83%, 73% y 67%, respectivamente, en los pacientes con RPQ y 84%, 70% y 51% en los controles, diferencias que no fueron significativas16. Estos hallazgos no han sido universales. Algunos autores han encontrado mejor sobrevida de injertos en pacientes trasplantados con RPQ al compararlos con sujetos con otras etiologías de IRC1,7. Johnson et al el año 2005 comunicaron los resultados de 187 TxR efectuados en pacientes con RPQ en Irlanda, entre 1989-2002, los que fueron comparados con 1.080 sujetos con otras patologías renales. Encontraron que la sobrevida de los injertos a 1, 5 y 10 años fue 88,2%, 79,1% y 54,3% en los pacientes con RPQ y 85,5%, 68,1% y 48,6% en los controles, respectivamente, diferencias que fueron significativas7. Las variables que influyeron en el pronóstico fueron la edad del receptor y del donante, tasa de PRA, género del donante y función retardada del injerto. El año 2011 Jacquet et al publicaron una serie de 543 TxR en pacientes con RPQ, entre los años 1988-2007 en Francia. Estos fueron comparados con 4.779 con otras nefropatías. Encontraron que la sobrevida de injertos Rev Med Chile 2012; 140: 990-998 artículos de investigación Trasplante renal en riñones poliquísticos - J. Vega et al (censurando las muertes con riñón funcionante) a los 5, 10 y 15 años del TxR fue 90,4%, 81,1% y 76% en los pacientes con RPQ y 86,9%, 75,4% y 66%, en los con otras nefropatías, respectivamente. Estas diferencias fueron significativas1. Complicaciones Los portadores de RPQ en IRC habitualmente ingresan a HDC y son trasplantados a una edad superior a la de los pacientes con otras nefropatías y tienen una mayor prevalencia de hipertensión arterial, hipertrofia ventricular izquierda, enfermedad diverticular del colon, valvulopatías cardiacas, aneurismas intracraneanos y aórticos, quistes hepáticos y pancreáticos2,6,9,6,18. Por ello se ha planteado que estos pacientes al ser sometidos a un TxR, tendrían un mayor riesgo de complicaciones y de muerte por causas cardiovasculares o infecciosas, principalmente infecciones de los quistes renales y hepáticos y complicaciones de los divertículos colónicos16. En los pacientes con RPQ se ha comunicado mayor frecuencia de adenomas renales por lo que se ha temido que puedan sufrir una mayor incidencia de carcinomas. Los enfermos con RPQ tienen frecuentemente resistencia a la insulina por lo que se ha postulado que el TxR, al requerir corticoides en su esquema terapéutico, aumentaría la prevalencia de diabetes mellitus post trasplante (DMPT) y que ella aumentaría el riesgo de sufrir infecciones urinarias9. Algunas publicaciones han comunicado que no existen diferencias en la incidencia de complicaciones posteriores al TxR entre los pacientes con RPQ y sus controles6,10. Otras, como Fitzpatrick et al han comunicado una mayor frecuencia de complicaciones relacionadas con las manifestaciones extra-renales de la enfermedad como: disección aórtica, aneurismas intracraneales, insuficiencia valvular aórtica y quistes infectados; sin embargo, no observaron una mayor frecuencia de diverticulitis, perforación colónica ni cáncer renal8. Jacquet et al en su serie de pacientes con RPQ encontraron una mayor prevalencia de DMPT y de enfermedad tromboembólica, pero no observaron una mayor frecuencia de eventos cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, infecciones bacterianas ni cánceres renales1. Stiazny et al en 90 pacientes TxR con RPQ no encontraron una mayor frecuencia de cardiopatía coronaria, enfermedad tromboembólica, infecciones ni de neoplasias, respecto a los controles. Si encontraron en cambio, una mayor Rev Med Chile 2012; 140: 990-998 incidencia de infecciones urinarias16. Este hallazgo no fue encontrado en nuestra serie. Florijn et al en 101 pacientes con RPQ encontraron una mayor incidencia de infarto al miocardio y accidentes cerebrovasculares que en los controles, en los que usaron azatioprina. Ello no ocurrió en los que usaron ciclosporina 17. En nuestra serie, en que más de 70% de los pacientes utilizó ciclosporina, la incidencia de hospitalizaciones por complicaciones cardiovasculares no fue estadísticamente diferente entre los pacientes con RPQ y sus controles. Vicente Torres, en un artículo de revisión destacó que las complicaciones directamente relacionadas con la enfermedad son raras4, lo que también fue observado en nuestra serie. Sobrevida de pacientes En nuestra serie la sobrevida de pacientes a 5, 10 y 15 años no fue estadísticamente diferente en los pacientes con RPQ y sus controles. Perrone et al, seleccionó a todos los pacientes con RPQ TxR en Estados Unidos de Norteamérica (n = 3.170) que iniciaron diálisis crónica entre 1990-1996 y los parearon con sujetos con otras etiologías de IRC. Encontraron que la sobrevida de los pacientes trasplantados con RPQ fue similar a la de los controles y que sus causas de muerte no fueron diferentes. No hubo influencia de las manifestaciones extrarenales de los RPQ en la mortalidad. La duración de la diálisis en el período previo al TxR no influyó sobre la mortalidad en ninguno de los 2 grupos11. Johnson et al, en 187 trasplantados con RPQ no encontraron diferencias en la sobrevida de pacientes respecto a los controles. La sobrevida a 1, 5 y 10 años fue 98%, 95,4% y 81,8% en los con RPQ y 96%, 89% y 73,4% en los controles, respectivamente7. Jacquet et al encontraron que la sobrevida a 5, 10 y 15 años en pacientes con RPQ fue similar a la de sus controles. Ella fue 93,4%, 87,4% y 78,7% y 93,4%, 87,2% y 82,4%, respectivamente1. Stiasny et al, en 90 TxR con RPQ no encontraron diferencias en la sobrevida de pacientes, sin embargo, observaron que la sobrevida de las mujeres a 10 años fue significativamente superior a la de los hombres. Esta diferencia de sobrevida por género no se encontró en los controles16. Florijn et al, en 101 pacientes con RPQ encontraron una sobrevida de pacientes similar a la de los controles, pero una mayor frecuencia de muerte con riñón funcionante por enfermedades cardiovasculares17. Brazda et al, en 104 injertos en pacientes con RPQ 997 artículos de investigación Trasplante renal en riñones poliquísticos - J. Vega et al observaron una sobrevida a 5 años de 95%, la cual no fue diferente a la de los controles, 90%. En esa serie, los pacientes sometidos a nefrectomía de los riñones poliquísticos previo al TxR tuvieron una sobrevida mayor a 1 y 5 años (100%) que los que no fueron nefrectomizados (92%, 84%)14. En nuestros pacientes con RPQ ninguno fue nefrectomizado previo al TxR. En suma, en nuestra serie de TxR portadores de RPQ la sobrevida de injertos y pacientes no fue estadísticamente diferente respecto a la de sus controles. Este hallazgo sugiere que los pacientes con RPQ, que habitualmente son significativamente mayores que los trasplantados con otras etiologías de falla renal, no se comportan en forma diferente, por lo que debieran ser incorporados a las listas de trasplante usuales y no necesariamente a las listas de donantes con criterio expandido. La frecuencia de complicaciones fue similar entre los grupos con excepción de una mayor frecuencia de hospitalizaciones por infecciones virales y septicemias en los portadores de RPQ, lo que nos permite proponer una vigilancia más activa al respecto en ellos. La muerte con un riñón funcionante fue la principal causa de pérdida de los injertos y no hubo diferencias en las causas de muerte entre ambos grupos. Las infecciones fueron la causa más frecuente de muerte con riñón funcionante. No hubo influencia de las manifestaciones extrarenales de los RPQ en la morbilidad ni mortalidad. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 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Infant mortality rate in Cuba is similar to that of developed countries. Chilean infant mortality rate is slightly higher than that of Cuba. Aim: To investigate if the lower infant mortality rate in Cuba, compared to Chile, could be explained by eugenic abortion, considering that abortion is legal in Cuba but not in Chile. Material and Methods: We compared total and congenital abnormalities related infant mortality in Cuba and Chile during 2008, based on vital statistics of both countries. Results: In 2008, infant mortality rates in Chile were significantly higher than those of Cuba (7.8 vs. 4.7 per 1,000 live born respectively, odds ratio (OR) 1.67; 95% confidence intervals (CI) 1.52-1.83). Congenital abnormalities accounted for 33.8 and 19.2% of infant deaths in Chile and Cuba, respectively. Discarding infant deaths related to congenital abnormalities, infant mortality rate continued to be higher in Chile than in Cuba (5.19 vs. 3.82 per 1000 live born respectively, OR 1.36; 95%CI 1.221.52). Conclusions: Considering that antenatal diagnosis is widely available in both countries, but abortion is legal in Cuba but not in Chile, we conclude that eugenic abortion may partially explain the lower infant mortality rate observed in Cuba compared to that observed in Chile. (Rev Med Chile 2012; 140: 999-1005). Key words: Abortion legal; Abortion eugenic; Congenital abnormalities; Cuba; Chile; Infant mortality; Public Health. L a tasa de mortalidad infantil es un indicador del desarrollo económico, social y sanitario de un país. En los países menos desarrollados, la muerte del niño antes del primer año de vida es un dramático y no resuelto problema de salud pública1. Cuba y Chile, son parte de los países con menor mortalidad infantil en la Región de las Américas, alcanzando Cuba tasas de países desarrollados, manteniéndose Chile muy cerca de ellos2. En Cuba y Chile las causas de muerte en los primeros 28 días de vida dependen principalmente de malformaciones congénitas y prematurez, posteriormente, hasta alcanzar el primer año División de Obstetricia y Ginecología, Unidad de Medicina Materno Fetal, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. 1 Recibido el 21 de noviembre de 2011, aceptado el 18 de abril de 2012. Correspondencia a: Dr. Enrique Donoso S. Lira 85, 5º piso. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile. Teléfono: (56-2) 6863034 E-mail: edonoso@med. puc.cl de vida, adquieren relevancia las enfermedades originadas de causas ambientales, especialmente las enfermedades infecciosas3,4. La reducción de la tasa de mortalidad infantil es un objetivo sanitario mundial, el que se ha logrado en las últimas décadas mejorando la atención de los recién nacidos prematuros y de los infantes con patologías infecciosas. Las malformaciones congénitas no pueden ser reducidas mediante estrategias sanitarias, excepto por la suplementación prenatal con ácido fólico que reduce significativamente el riesgo de malformaciones del tubo neural. Así, las malformaciones congénitas aumentan su preponderancia como 999 artículos de investigación Aborto eugenésico y mortalidad infantil - E. Donoso et al causa de muerte infantil, llegando a ser la primera causa en países desarrollados. Gran parte de las malformaciones congénitas incompatibles con la vida extrauterina, como la anencefalia, la agenesia renal bilateral, las malformaciones multisistémicas y algunas trisomías, son identificables o sospechables mediante la ultrasonografía prenatal de rutina5-7. Frecuentemente los portadores de estas patologías nacen vivos y fallecen en el período neonatal precoz, incrementando la mortalidad infantil. Es posible que el aborto eugenésico, permisible en múltiples legislaciones, pueda reducir la mortalidad infantil, al evitar el nacimiento de niños malformados o no viables. No ha sido estudiado de modo específico si la interrupción legal del embarazo por malformaciones congénitas tiene un impacto demográfico en la tendencia de la mortalidad infantil, sin embargo, algunas experiencias internacionales así lo sugieren8-12. En Canadá, la tasa de mortalidad infantil atribuible a malformaciones congénitas se ha reducido en los últimos 20 años, muy probablemente debido a las políticas de diagnóstico antenatal y aborto eugenésico8-10. Cuba y Chile tienen una legalidad contrapuesta en relación a la interrupción de la gestación antes de la viabilidad: Cuba tiene una legislación que no penaliza el aborto inducido13, mientras que Chile no acepta en su legalidad ninguna causal de aborto14. Adicionalmente, Cuba tiene tasas de mortalidad infantil menores que las de Chile, lo cual no se explica completamente por diferencias en cobertura o en tipo de sistemas de salud. El objetivo de este estudio es poner a prueba nuestra hipótesis que la menor mortalidad infantil en Cuba respecto a Chile, se debe en parte a la existencia de aborto eugenésico en Cuba, comparando entre estos países el efecto de las muertes infantiles por malformaciones congénitas y anomalías cromosómicas, sobre la tasa de mortalidad infantil. Materiales y Método Análisis poblacional comparativo de la mortalidad infantil, con especial énfasis en las muertes por malformaciones congénitas (MFC) y anomalías cromosómicas (AC) en el primer año de vida, ocurridas en Cuba y Chile en el año 2008. La información biodemográfica es obtenida de los anuarios de Estadísticas de Salud de Cuba15 y de Estadísticas Vitales de Chile16, correspondientes al 1000 año en análisis. Las causas de muerte relacionadas con MFC/AC se presentan según la 10ª revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades, Traumatismos y Causas de Defunción (CIE-10)17, contenidas entre los códigos Q00-99, rotulados como “Muertes por malformaciones congénitas, deformidades y anomalías cromosómicas”. Las variables analizadas son el número de muertes infantiles por malformaciones del sistema nervioso (Q00-07), circulatorio (Q20-28), respiratorio (Q30-34), digestivo (Q39-45), urinario (Q6064), osteomuscular (Q65-79) y las por anomalías cromosómicas (Q90-99). Las tasas de mortalidad infantil, neonatal precoz y tardía, y posneonatal, por MFC/AC y el resto de las causas, se expresan por mil nacidos vivos (nv). La comparación entre las causas de muertes se efectúa mediante la prueba de chi-cuadrado (χ²) con corrección de Yates. El análisis de riesgo de muerte se realiza según Odds Ratio (OR) con intervalo de confianza del 95% (IC 95%). Se consideró diferencia significativa un p < 0,05. Resultados En la Tabla 1 se presenta el número de nacidos vivos, el total de muertes infantiles, el total de muertes infantiles por MFC/AC con sus respectivas tasas de mortalidad infantil por causas. Se observa que el porcentaje de muertes infantiles atribuibles a MFC/AC es significativamente mayor en Chile (33,8%; 658/1.948) que en Cuba (19,2%; 111/579) (p < 0,001). Además, como se observa en la Tabla 2, en Chile hubo un significativo mayor riesgo de mortalidad infantil, mortalidad infantil por malformaciones congénitas y mortalidad infantil por el resto de las causas. En Chile, el 58,4% (384/658) de las muertes por MFC/AC ocurren en el período neonatal precoz, el 13,5% (89/658) en el neonatal tardío y el 28,1% (185/658) en el posneonatal; mientras que en Cuba estas muertes ocurren en 28,8% (32/111), el 24,3% (27/111) y el 46,9% (52/111), respectivamente. El riesgo de muerte infantil por malformaciones MFC/AC, en los tres períodos del primer año de vida es significativamente mayor en Chile (Tabla 3). El análisis de riesgo de las muertes infantiles por MFC por sistemas y AC, se presentan en la Tabla 4. Hubo un riesgo significativamente ma- Rev Med Chile 2012; 140: 999-1005 artículos de investigación Aborto eugenésico y mortalidad infantil - E. Donoso et al Tabla 1. Tasa de mortalidad infantil y por malformaciones congénitas/anomalías cromosómicas. Cuba y Chile, 2008 País Nacidos vivos Muertes < 1 año (n) TMI Muertes < 1 año MFC/AC (n) TMI MFC/AC Cuba 122.569 579 4,72 111 0,91 Chile 248.366 1.948 7,84 658 2,65 TMI: tasa de mortalidad infantil (x 1.000 nv). MFC/AC: malformaciones congénitas/anomalías cromosómicas, incluidas bajo los códigos Q00-99 (CIE 10). Tabla 2. Mortalidad infantil, por malformaciones congénitas/anomalías cromosómicas y el resto de las causas. Cuba y Chile, 2008 Mortalidad infantil Mortalidad infantil por MFC/AC Mortalidad infantil por el resto de las causas TMI Chile TMI Cuba OR (95% CI) Valor p 1.948 (7,84) 579 (4,72) 1,67 (1,52 - 1,83) < 0,001 658 (2,65) 111 (0,91) 2,93 (2,39 - 3,60) < 0,001 1.290 (5,19) 468 (3,82) 1,36 (1,22 - 1,52) < 0,001 TMI: tasa de mortalidad infantil (x 1.000 nv). MFC/AC: malformaciones congénitas/anomalías cromosómicas, incluidas bajo los códigos Q00-99 (CIE 10). Tabla 3. Mortalidad neonatal precoz, neonatal tardía y posneonatal por malformaciones congénitas y anomalías cromosómicas. Cuba y Chile, 2008 Muertes < 1 año MFC/AC Chile n (TMI) Cuba n (TMI) OR (95% CI) Valor p Neonatal precoz (< 7 días) 384 (1,55) 32 (0,26) 5,93 (4,08 - 8,66) < 0,0001 Neonatal tardía (7 - 27 días) 89 (0,36) 27 (0,22) 1,63 (1,04 - 2,56) < 0,03 Posneonatal (28 días - 11 meses) 185 (0,74) 52 (0,42) 1,76 (1,28 - 2,42) < 0,001 TMI: tasa de mortalidad infantil (x 1.000 nv). MFC/AC: malformaciones congénitas/anomalías cromosómicas, incluidas bajo los códigos Q00-99 (CIE 10). Tabla 4. Riesgo de mortalidad infantil por malformaciones congénitas de los sistemas y anomalías cromosómicas. Cuba y Chile, 2008 Cuba CIE 10 Sistemas Q00-07 Nervioso Q20-28 Cardiovascular Q30-34 Respiratorio Chile n TMI n TMI OR (IC95%) Valor p 4 0,03 107 0,43 13,21 (4,70 - 42,04) < 0,001 57 0,47 170 0,68 1,47 (1,08 - 2,01) < 0,01 4 0,03 12 0,05 1,48 (0,44 -5,43) NS Q38-45 Digestivo 17 0,14 22 0,09 0,64 (0,33 - 1,26) Q60-64 Urinario 1 0,01 64 0,26 31,59 (4,76 - 613,59) < 0,001 NS Q65-79 Osteomuscular 11 0,09 88 0,35 3,95 (2,05 - 7,81) < 0,0001 Q90-99 Cromosómicas 7 0,06 130 0,52 9,17 (4,15 - 21,38) < 0,001 TMI: tasa de mortalidad infantil (x 1.000 nv). NS: diferencia no significativa. Rev Med Chile 2012; 140: 999-1005 1001 artículos de investigación Aborto eugenésico y mortalidad infantil - E. Donoso et al yor en Chile de muertes infantiles dependientes de malformaciones del sistema cardiovascular, osteomuscular, nervioso, urinario y por anomalías cromosómicas. No hubo diferencias significativas en el riesgo de muertes infantiles dependientes de malformaciones del sistema digestivo y respiratorio. Discusión Los resultados de esta investigación muestran que la mortalidad infantil es significativamente mayor en Chile que en Cuba (7,84‰ vs 4,72‰, p < 0,001). Las muertes infantiles atribuidas a MFC/AC es significativamente mayor en Chile que en Cuba (33,8% vs 19,2%, p < 0,001), del mismo modo, la tasa de mortalidad infantil atribuida a MFC/AC es significativamente mayor en nuestro país (2,65‰ vs 0,91‰, p < 0,001). El análisis de mortalidad en los tres períodos del primer año de vida, también Cuba muestra mejores indicadores que Chile. Es interesante destacar que la tasa de mortalidad infantil calculada excluyendo las MFC/ AC persiste mayor en Chile (5,19‰ vs 3,82 ‰, p < 0,001). La mayor mortalidad infantil por MFC/AC existente en Chile, explica parcialmente la diferencia en la mortalidad infantil de ambos países, ya que excluidas las por MFC/AC, la diferencia persiste. Esto apoya nuestra hipótesis que el aborto eugenésico, permitido en Cuba y penalizado en Chile, explica parcialmente, la mayor tasa de mortalidad infantil en Chile. En el período neonatal precoz se registra la mayor diferencia en mortalidad asociada a MFC/AC [OR 5,93 (IC95% 4,08-8,66)]; esto apoya adicionalmente nuestra hipótesis, pues la gran mayoría de los recién nacidos con MFC fallece durante la primera semana de vida8,10,11. En Cuba, en 1965, el gobierno de la Revolución, enmendó el Código de Defensa Social, sin cambiar el artículo 433 sobre el aborto, definiendo aborto ilegal como el practicado por personal no médico, sin el consentimiento de la mujer, con fines de lucro, fuera del hospital y en violación de cualquier otra norma establecida por el Ministerio de Salud18-20. La legislación cubana coincide con la definición de salud integral de la OMS, establecida en su Constitución desde 1946 “como un estado de completo bienestar físico, mental y social”, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermeda1002 des21, permitiendo a los médicos cubanos actuar con flexibilidad en lo relacionado a la inducción de aborto19. Por el contrario, en 1989 el gobierno Militar Chileno modificó el Código Sanitario, con el artículo 119 que establece: “No podrá ejecutarse ninguna acción cuyo fin sea provocar un aborto”14. Por sobre esta normativa, la legislación chilena establece en el artículo 19 de su Constitución Política que: “La ley protege la vida del que está por nacer”22. Estas contrapuestas visiones sobre el embrión y feto, establecen en Cuba y Chile diferentes estrategias para el control de las malformaciones congénitas y las anomalías cromosómicas detectadas en el control prenatal. La legislación cubana, privilegia la salud física y psicológica de la mujer, y la hace proclive a la interrupción de la gestación, mientras que la chilena privilegia al embrión por ser considerado persona desde el momento de la concepción, y establece políticas de prevención y tratamiento postnatal. Chile desde el 2000, fortifica las harinas con ácido fólico23, para disminuir el riesgo de defectos del tubo neural como la anencefalia y el mielomeningocele. Esta medida permitió una reducción global de 43% de las malformaciones del tubo neural en la evaluación de los primeros 2 años, demostrando ser una intervención costo-efectiva24,25. Otra medida implementada en agosto de 2002 por el Estado de Chile, es el Régimen de Garantías en Salud, instrumento de regulación sanitaria que considera el Acceso Universal y Garantías Explícitas (AUGE) de la atención y tratamiento de enfermedades de alto costo y prevalencia. Esta ley considera el tratamiento de malformaciones como las cardiopatías congénitas operables en menores de 15 años, las disrrafias espinales y las fisuras labio-palatinas26. La evaluación preliminar de experiencias nacionales señala un impacto en la reducción de las muertes neonatales por cardiopatías congénitas27. Cuba en la tercera etapa de la implementación del Programa Nacional de Reducción de la Mortalidad Infantil (1980-1989), consideró como estrategias la incorporación prenatal de nuevas tecnologías (alfafetoproteína y ultrasonido diagnóstico) para garantizar un mejor diagnóstico de los recién nacidos, como también el desarrollo de la cirugía cardiovascular para la corrección precoz de cardiopatías congénitas complejas28. Cuba y Chile tienen una alta cobertura de personal capacitado para realizar el control prenatal, Rev Med Chile 2012; 140: 999-1005 artículos de investigación Aborto eugenésico y mortalidad infantil - E. Donoso et al siendo de 100% en la población cubana y de 96% para la población obstétrica chilena29; en ambos países se considera el ultrasonido diagnóstico como parte del control habitual del embarazo de bajo riesgo. La ultrasonografía es el procedimiento diagnóstico más importante para la detección de anomalías estructurales del feto30, como también para la identificación de indicadores de aneuploidías31. La introducción de esta metodología en el control prenatal, permite que la identificación de una anomalía fetal estructural o genética, pueda derivar a la terminación del embarazo según la legalidad vigente del país. Una experiencia cubana prospectiva mostró que de 128 gestantes con fetos con MFC o enfermedad genética, 108 (84,4%) solicitaron el aborto, siendo las malformaciones cardíacas las más frecuentes (29,7%), seguida por los defectos del tubo neural (18%) y las renales (14,8%); hubo 99% de confirmación anatomopatológico del diagnóstico prenatal32. Otro estudio cubano mostró que en un período de 6 años se diagnosticaron 499 malformaciones de las cuales 102 (20,5%) se interrumpieron por cardiopatía, asociadas o no a otras malformaciones mayores/menores o cromosomopatías33. Otro estudio cubano sobre la eficacia de la ultrasonografía efectuada entre las 22-24 semanas, en el diagnóstico de malformaciones mayores, mostró una sensibilidad diagnóstica global de 74,4% y una especificidad de 97,3%, con un índice Kappa de 0,66 de concordancia con las necropsias34. La experiencia chilena sobre la capacidad diagnóstica de la ecografía entre las 18-28 semanas en población obstétrica de bajo riesgo, mostró una sensibilidad general de 50% en el diagnóstico de MFC, para las genitourinarias 78,9%, neurológicas 76,8%, músculoesqueléticas 56,6%, digestivas 55,2%, cardiovasculares 36,2%, síndromes malformativos 44% y para trisomías 49%35. Otro estudio chileno efectuado en una población de 1.167 fetos de bajo riesgo, la ultrasonografía de rutina entre las 22-26 semanas mostró una sensibilidad de 51,3% para el diagnóstico de malformaciones congénitas, con una cobertura de 93,7% de la población obstétrica36. Es importante destacar que Chile y Cuba tienen un riesgo diferente de presentar hijos con malformaciones congénitas y anomalías cromosómicas, debido al envejecimiento de la Rev Med Chile 2012; 140: 999-1005 población de mujeres chilenas embarazadas y en edad fértil. La tasa específica de fecundidad por edad en Cuba de mujeres de 40-44 años (4,2 nacimientos/1.000 mujeres 40-44 años) y de 4549 años (0,2 nacimientos/1.000 mujeres 45-49)15, es muy inferior a lo que acontece en Chile con 13,3 nacimientos/1.000 mujeres 40-44 años y 0,7 nacimientos/1.000 mujeres 45-49 años, respectivamente16. En Chile, la tendencia de los nacimientos en mujeres de 40 o más años es significativamente ascendente y con un mayor riesgo de mortalidad infantil comparadas con mujeres de 20-34 años (OR 1,60; 95% IC 1,51-1,70)37. Lo anterior se explica por el envejecimiento de la mujer chilena en edad fértil38, que sumado a las mayores expectativas laborales y educacionales, hace que ellas posterguen el embarazo a edades mayores39. Considerando las similitudes entre Chile y Cuba, con respecto a la cobertura total de la atención prenatal, el uso rutinario del ultrasonido diagnóstico en embarazos de alto y bajo riesgo, y la adecuada tasa de detección de anomalías fetales, es posible postular que la legalización del aborto eugenésico en Chile podría reducir la mortalidad infantil, por evitar el nacimiento de fetos no viables, cuyo destino es morir en el período neonatal o dentro del primer año de vida. Desconocemos que exista una legislación sobre aborto eugenésico que tenga como fin la reducción de la mortalidad infantil; si así fuese consideramos esa alternativa como éticamente incorrecta. La reducción de la tasa de mortalidad infantil, si bien es un objetivo sanitario mundial40, debe ser el reflejo de políticas públicas de mejoría integral de la salud del niño, independiente de su condición estructural o genética. Para Cuba y Chile, las tasas de mortalidad infantil en 2008, han sido las más bajas para ambos países en su historia demográfica y sanitaria, con una reducción del indicador respecto al año 2000, de 16,1% para Chile y de 34,7% para Cuba15,16. Los datos presentados corresponden a un año, diferencias que podrían no repetirse en otros. Para descartar esta posibilidad, analizamos de modo similar, las estadísticas vitales de Chile y Cuba de los años 2006 y 2007, observando similares diferencias, y siempre a expensas del aumento de la mortalidad infantil asociada a MFC/AC. Es justo enfatizar que Cuba mantiene una significativa menor tasa de mortalidad infantil que Chile en el análisis de las causas, excluidas 1003 artículos de investigación Aborto eugenésico y mortalidad infantil - E. Donoso et al las por MFC/AC (5,19‰ vs 3,82‰, p < 0,001). Desconocemos la razón de esta diferencia, pero podemos aventurar que es el reflejo de mejores políticas públicas en salud infantil en Cuba. Una reflexión mayor sobre este tema se aleja de los objetivos de este estudio. 10. 11. Conclusión El análisis de nuestros datos apoya la hipótesis de que el diagnóstico prenatal de anomalías congénitas puede explicar parcialmente las menores tasas de mortalidad infantil de Cuba en comparación con Chile, mediante el aborto eugenésico. Así, diferentes conceptos sobre salud materna y fetal podrían influir en un sensible indicador demográfico, como es la muerte del niño en el primer año de vida. 12. 13. Referencias 14. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. UNICEF. 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Universidad de Chile. 2 Departamento de Psicología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile. 3 Centro de Investigación Avanzada en Educación, Universidad de Chile. 4 Departamento de Farmacología Molecular y Clínica, ICBM y Departamento de Ciencias Neurológicas Oriente, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. 5 Servicio de Neurología, Clínica Alemana de Santiago, Región Metropolitana, Chile. a Psicólogo(a). Financiamiento FONDECYT Proyecto N° 1100975. PIA-Conicyt Proyecto CIE-05 Los autores no tienen conflictos de intereses que declarar. Recibido el 25 de agosto de 2011, aceptado el 4 de abril de 2012. Correspondencia a: Ps. Carlos Muñoz Neira Unidad de Neurología Cognitiva y Demencias, Servicio de Neurología, Hospital del Salvador. Avenida Salvador 364, Santiago, Región Metropolitana, Chile. Teléfono: +56-2-5754021 Fax: +56-2-5754021 Email: carlos7munoz@ gmail.com L Propiedades psicométricas y utilidad diagnóstica del Addenbrooke’s Cognitive Examination-Revised (ACE-R) en una muestra de ancianos chilenos CARLOS MUÑOZ-NEIRA1,2,a, FERNANDO HENRÍQUEZ CH.1,2,a, JOSEFINA IHNEN J.1,2,a, MAURICIO SÁNCHEZ C.2,a, PATRICIA FLORES M.1,3,a, ANDREA SLACHEVSKY CH.1,2,3,4,5 Psychometric properties and diagnostic usefulness of the Addenbrooke’s Cognitive Examination-revised in a Chilean elderly sample Background: The Addenbrooke’s Cognitive Examination - Revised (ACE-R) is a good alternative to the Mini Mental State Examination (MMSE) for assessing cognitive capacities in dementia. Aim: To estimate the psychometric properties and diagnostic utility of the Addenbrooke’s Cognitive Examination-Revised (ACE-R) in a Chilean elderly sample. Material and Methods: ACE-R was adapted for the Chilean population (ACE-R-Ch) and then administered to 60 dementia patients, 22 mild cognitive impairment (MCI) patients and 45 control subjects in addition to the MMSE for assessing global cognitive efficiency. Caregivers of dementia patients and collateral sources of MCI patients and elderly subjects without dementia were interviewed with measures of dementia severity, functional status in activities of daily living and cognitive changes. Convergent validity, internal consistency reliability, cutoff points, sensitivity and specificity for ACE-R-Ch were estimated. Results: Regarding convergent validity, the ACE-R-Ch showed significant correlations (p < 0,001) with another cognitive measure (r = 0,952 with MMSE), a rating for dementia severity (Spearman rho=-0,822 with CDR), functional capacity assessments (r = -0,70 with ADLQ-Ch; r = -0,725 with PFAQ-Ch; and r = 0,650 with IADL Scale) and a measure of cognitive changes (r = -0,633 with AD8-Ch). In terms of reliability, the test had a Cronbach alpha coefficient of 0.918. The best cut-off point to distinguish cases of dementia from control subjects was a score of 76, which reached a sensitivity of 0.92 and a specificity of 0.93. Conclusions: The ACE-R-Ch showed acceptable psychometric properties, becoming a valid and reliable instrument to assess global cognitive efficiency or cognitive impairment. Its diagnostic utility to detect dementia patients also worked very well in a Chilean elderly sample. (Rev Med Chile 2012; 140: 1006-1013). Key words: Cognition; Dementia; Diagnostic techniques, neurological. a utilidad de las pruebas de screening cognitivo con buenas propiedades psicométricas y capacidad diagnóstica para evaluar demencias es indiscutible. El test cognitivo breve más utilizado para ello es el Mini Mental State Examination (MMSE)1, ya estandarizado en Chile2. En términos de evaluaciones breves, con la intención 1006 de crear un test cognitivo simple para detectar precozmente las enfermedades demenciantes y ayudar a diferenciar entre sus distintos tipos, se desarrolló el Addenbrooke’s Cognitive Examination (ACE)3, instrumento que ha mostrado en diversos estudios mayor sensibilidad y valor predictivo para detectar demencias en comparación al MMSE, así artículos de investigación Utilidad de The Addenbrooke’s Cognitive Examination-Revised (ACE-R) en ancianos chilenos - C. Muñoz-Neira et al como buena utilidad para discriminar entre enfermedad de Alzheimer, demencia frontotemporal, parálisis supranuclear progresiva y otros síndromes parkinsonianos que cursan con demencia3-7. Asimismo, ha sido sugerido que los síntomas anímicos comórbidos o trastornos del ánimo no afectarían su desempeño8. Con el fin de facilitar su uso, proporcionar una herramienta que posibilite su traducción e implementación en otras culturas y mejorar su sensibilidad para detectar trastornos cognitivos, se diseñó la versión revisada del ACE: el Addenbrooke’s Cognitive Examination-Revised (ACE-R)9. El ACE-R incorpora en su estructura al MMSE, por lo que administrarlo conlleva la ventaja de obtener puntajes para ambas pruebas. Ha evidenciado una precisión diagnóstica y propiedades psicométricas similares a las del ACE, exhibiendo en su publicación original excelentes validez convergente, confiabilidad, sensibilidad y especificidad9. Considerando las características favorables de esta prueba y que los rendimientos en pruebas cognitivas son sensibles a variables socioculturales10, resulta relevante obtener datos chilenos para su utilización en la clínica de las demencias. Más aún, si se advierten las diversas limitaciones del MMSE11-15, se torna importante contar con una alternativa, en conjunto con disponer de los primeros datos de referencia acerca de la validez, confiabilidad, sensibilidad y especificidad para el ACE-R en Chile. El objetivo de este estudio entonces consistió en estimar las propiedades psicométricas y la utilidad diagnóstica del ACE-R en Chile (ACE-R-Ch) en una muestra de ancianos atendidos en el Servicio de Neurología del Hospital del Salvador incluyendo casos de demencia, deterioro cognitivo leve (DCL) y controles. Material y Método Desarrollo del ACE-R-Ch El ACE-R original evalúa 5 dominios cognitivos: Orientación y Atención (18 puntos), Memoria (26 puntos), Fluencias Verbales (14 puntos), Lenguaje (26 puntos) y Habilidades Visoespaciales (16 puntos), siendo 100 puntos su puntaje máximo total. La adaptación y transculturación del ACER se inició usando como referencia su versión en español (versión argentina) recientemente validada16. Se modificó la sub-escala de Memoria en la tarea de memoria anterógrada (prueba del Rev Med Chile 2012; 140: 1006-1013 Nombre y la Dirección), además de las preguntas de memoria retrógrada. El ACE-R-Versión Chilena (ACE-R-Ch) (Anexo 1) alcanzó su versión definitiva después de un estudio piloto que incluyó a 30 sujetos normales. (El Anexo 1 no figura en esta publicación, pero puede solicitarse directamente al autor corresponsal). Pacientes Se realizó un muestreo por conveniencia, incluyendo a 127 adultos mayores de ambos sexos, 65 o más años de edad, habla hispana (chilenos) y con al menos 4 años de educación formal. Se consideraron 3 grupos para la configuración de la muestra: i) grupo de pacientes con demencia (n = 60); ii) grupo de pacientes con DCL (n = 22) y iii) grupo de control (n = 45). Se incorporaron en el estudio a pacientes de la Unidad de Neurología Cognitiva y Demencias del Servicio de Neurología del Hospital del Salvador. Los sujetos control correspondieron a cónyuges, familiares y personas cercanas a los consultantes de la unidad. Los diagnósticos fueron realizados por un neurólogo con la Clinical Dementia Rating Scale (CDR)17,18 y los criterios diagnósticos establecidos para los diferentes tipos de demencia. Todos los sujetos incluidos en la investigación se sometieron a evaluaciones neurológica completa, neuropsicológica y con neuroimágenes (TAC o RMN) para confirmar su diagnóstico y ser correctamente categorizados. Contaban además con una fuente de garantía confiable (un cuidador primario para los pacientes con demencia y un informante clave para los pacientes con DCL y los controles). Se excluyeron del estudio a sujetos que presentaran déficits sensoriales severos (pérdida visión o audición) que imposibilitaran una evaluación neuropsicológica, depresión representados por un puntaje total ≥ 5 puntos en la Geriatric Depression Scale19 y cuadros ansiosos determinados por un puntaje ≥ 51 puntos en la Zung Scale20. El grupo de pacientes con demencia incluyó a 60 sujetos de CDR ≥ 117,18. Se incluyeron a 41 pacientes diagnosticados con enfermedad de Alzheimer según los criterios de la NINCDSADRDA21, 11 con demencia frontotemporal según los criterios de Neary y Snowden22, 5 con demencia vascular según los criterios de la NINDS-AIREN23 y 3 con demencia por cuerpos de Lewy según los criterios de consenso para el cuadro24. El grupo de pacientes con DCL incluyó a 22 1007 artículos de investigación Utilidad de The Addenbrooke’s Cognitive Examination-Revised (ACE-R) en ancianos chilenos - C. Muñoz-Neira et al pacientes de CDR = 0,517,18. Se entendió por DCL un deterioro de uno o más dominios cognitivos con una capacidad funcional en las actividades de la vida diaria (AVD) relativamente preservada25. El grupo control incluyó a 45 adultos mayores sanos de CDR = 017,18 sin quejas de memoria ni historiales de enfermedades neurológicas y/o psiquiátricas. Evaluación y material utilizado Para obtener indicadores de eficiencia cognitiva global se le administró a toda la muestra el ACE-R-Ch en conjunto con el MMSE chileno2. La severidad de la demencia se estimó con la CDR17,18. La funcionalidad en las AVD se evaluó con el Activities of Daily Living Questionnaire en su versión validada en Chile (ADLQ-Ch)26, el Functional Assessment Questionaire (PFAQ) en su versión chilena27 y la Instrumental Activities of Daily Living (IADL) Scale28. Para medir la presencia de cambios cognitivos se usó la versión local del Alzheimer Disease 8 (AD8-Ch)29. Procedimiento y análisis de datos La investigación fue aprobada por el Comité de Ética Científico del Servicio de Salud Metropolitano Oriente. Todos los participantes firmaron un consentimiento informado previo a su inclusión al estudio. En algunos casos de demencia, el cuidador primario firmó el documento debido a la discapacidad cognitiva del paciente. Luego del pilotaje, se realizó la recolección de datos y los análisis estadísticos respectivos con el Software Estadístico PASW Statistics 18 para Windows. Se obtuvieron los perfiles demográficos y clínicos de la muestra ordenados por división diagnóstica. Se compararon los 3 grupos estudiados (pacientes con demencia, DCL y controles) mediante pruebas ANOVA de un factor. Para estimar la validez convergente del instrumento30 se contrastaron mediante correlaciones los resultados obtenidos en el ACE-R-Ch con el MMSE (r de Pearson), la CDR (rho de Spearman), el ADLQ-Ch, el PFAQ, la IADL Scale y el AD8-Ch (r de Pearson). Para determinar la confiabilidad del ACE-R-Ch se estimó su consistencia interna utilizando el coeficiente alfa de Cronbach31. Validez y confiabilidad se calcularon con todos los sujetos del estudio para utilizar una muestra de heterogeneidad máxima. Tanto los puntajes del ACE-R-Ch como los del MMSE se sometieron 1008 a un análisis con curvas ROC (Receiver Operator Characteristic)32 para estimar los puntos de corte que permitieran entregar la sensibilidad y especificidad más altas diferenciando: i) pacientes con demencia de controles; ii) pacientes con DCL y demencia de controles, o bien iii) pacientes con DCL de controles. Para tales efectos, el diagnóstico clínico de demencia (CDR ≥ 1), así como el de DCL (CDR = 0,5) y el de un caso sano (CDR = 0), sirvieron como gold standard contra los cuales se compararon los puntajes del ACE-R-Ch y del MMSE. El área bajo la curva (ABC) fue calculada también para cada situación de manera de precisar la utilidad diagnóstica de ambas pruebas. El nivel de significación estadística en todos los cálculos realizados fue ≤ 0,05. Resultados Adaptación y transculturización del ACE-R-Ch Un comité de jueces expertos (5 profesionales de la salud con al menos 5 años de experiencia en evaluaciones neuropsicológicas) consideró que el ACE-R-Ch se adaptó de forma apropiada, cumpliendo los criterios de pertinencia, claridad y suficiencia. Al ser probado en el estudio piloto, su aplicación no reveló dificultades. Durante la recolección de datos se observó que su administración es fácil y toma entre 20 y 40 minutos aproximadamente. Datos demográficos y perfiles clínicos En la Tabla 1 se resumen los datos demográficos y clínicos de la muestra separados en los 3 grupos establecidos: pacientes con demencia (n = 60), pacientes con DCL (n = 22) y sujetos control (n = 45). En términos de edad, años de educación y sexo no se encontraron diferencias significativas (p > 0,05) entre los grupos estudiados, situación que sustenta su homogeneidad. En cuanto a los perfiles clínicos, se encontraron diferencias significativas (p < 0,01) y de efecto moderado (0,47 < ε2 < 0,71)33 en medidas de eficiencia cognitiva global (ACER-Ch y MMSE), gravedad de la demencia (CDR), evaluación funcional (ADLQ-Ch, PFAQ e IADL Scale) y cuantificaciones de cambios cognitivos (AD8-Ch). El análisis post-hoc de estas variables identificó diferencias significativas (p < 0,05) y de amplio rango para todos los puntajes obtenidos en estas valoraciones entre los grupos de pacientes con demencia, DCL y controles, exceptuando dos Rev Med Chile 2012; 140: 1006-1013 artículos de investigación Utilidad de The Addenbrooke’s Cognitive Examination-Revised (ACE-R) en ancianos chilenos - C. Muñoz-Neira et al Tabla 1. Datos demográficos y perfiles clínicos de la muestra Parámetro Descriptivos según grupos Demencia DCL Control (n = 60) (n = 22) (n = 45) Comparaciones por grupos 2 F Sig. Posthoc§ Edad 73,37 ± 8,78 71,59 ± 8,99 73,76 ± 7,45 0,52 (2;122) 0,60 -0,01 Años de educación 10,80 ± 5,03 11,14 ± 5,10 13,11 ± 4,60 2,98 (2;118) 0,51 0,03 Sexo % Mujeres % Hombres 51,7% (31) 48,3% (29) 45,5% (10) 54,5% (12) 55,6% (25) 44,4% (20) χ2 = 0,61 (2) 0,74 ACE-R-Ch 50,80 ± 18,62 77,05 ± 10,47 89,13 ± 9,13 92,80 (2;124) < 0,01* 0,59 a MMSE 17,80 ± 5,92 26,23 ± 2,54 27,84 ± 2,27 74,10 (2;124) < 0,01* 0,54 a 1,90 ± 0,83 0,50 ± 0,00 0,00 ± 0,00 152,04 (2;124) < 0,01* 0,71 a ‡ (n) (n) CDR ADLQ-Ch 49,05 ± 21,4 20,12 ± 11,05 12,84 ± 11,41 63,31 (2;121) < 0,01* 0,50 b PFAQ 15,92 ± 9,54 2,44 ± 3,85 0,64 ± 1,51 69,50 (2;119) < 0,01* 0,53 c IADL 3,60 ± 2,02 6,21 ± 2,12 7,3 ± 1,27 51,19 (2;111) < 0,01* 0,47 d AD8-Ch 6,45 ± 1,97 3,31 ± 1,70 1,51 ± 1,91 78,33 (2;108) < 0,01* 0,58 b Resultados Expresados en Media ± Desviación Estándar. *La diferencia de medias es significativa. Demencia < DCL < Control. bDemencia > DCL > Control. cDemencia >DCL; Demencia > Control. dDemencia < DCL; Demencia < Control. ‡Test Chi-Cuadrado, todas las demás comparaciones se realizaron mediante un análisis ANOVA de un factor. §El análisis post-hoc se realizó con la prueba Games-Howell para todas las mediciones, excepto para el AD8-Ch en el que se ocupó la prueba Tukey. a Tabla 2. Puntajes de la versión chilena del ACE-R (ACE-R-Ch) divididos por dominio cognitivo Parámetro Descriptivos según Grupos Demencia DCL Control (n = 60) (n = 22) (n = 45) Comparaciones por Grupos 2 F Sig. Posthoc§ ACE-R-Ch 50,80 ± 18,62 77,05 ± 10,47 89,13 ± 9,13 92,8 (2;124) < 0,01* 0,59 a Orientación y Atención 10,25 ± 4,49 16,45 ± 2,18 17,29 ± 1,34 66,22 (2;124) < 0,01* 0,51 b Memoria 8,88 ± 5,47 18,00 ± 3,56 22,62 ± 3,83 116,9 (2;124) < 0,01* 0,65 a Fluencias Verbales 4,25 ± 3,36 7,32 ± 2,57 10,47 ± 2,74 54,44 (2;124) < 0,01* 0,46 a 16,55 ± 6,63 22,18 ± 3,20 24,16 ± 2,25 32,51 (2;124) < 0,01* 0,33 a 9,73 ± 3,69 13,23 ± 2,05 14,69 ± 1,84 39,63 (2;124) < 0,01* 0,38 a Lenguaje Habilidades Visoespaciales Resultados Expresados en Media ± Desviación Estándar. *La diferencia de medias es significativa. aDemencia < DCL < Control. b Demencia < DCL; Demencia < Control. §El análisis post-hoc se realizó con la prueba Games-Howell para todas las mediciones, excepto para el dominio Fluencias Verbales en el que se ocupó la prueba Tukey. de las evaluaciones de funcionalidad, IADL Scale y PFAQ, escalas en las que no se hallaron diferencias significativas (p > 0,05) para los resultados entre el grupo de pacientes con DCL y los controles. ACE-R-Ch En términos de variables demográficas, la prueba desarrollada no mostró diferencias significativas entre los resultados obtenidos según sexo (t = -1,508, p > 0,05), los que tampoco correlacio- Rev Med Chile 2012; 140: 1006-1013 naron significativamente con la edad (r = -0,30, p > 0,05). Sí se encontró, sin embargo, una relación significativa entre los rendimientos en el ACE-RCh y los años de educación (r = 0,475, p < 0,01). En la Tabla 2 se sintetizan los puntajes del ACE-R-Ch para toda la muestra, detallando la división por dominio cognitivo que permite el instrumento y sus comparaciones pertinentes. Se encontraron así diferencias significativas (p < 0,01) y de efecto moderado (0,46 < ε2 < 0,65) entre los 1009 artículos de investigación Utilidad de The Addenbrooke’s Cognitive Examination-Revised (ACE-R) en ancianos chilenos - C. Muñoz-Neira et al grupos diagnosticados en los puntajes totales y en los dominios Orientación y Atención, Memoria y Lenguaje, mientras que en los dominios Fluencias Verbales y Habilidades Visoespaciales, si bien se encontraron diferencias significativas (p < 0,01), estas tuvieron un efecto menor (0,33 < ε2 < 0,38)33. El análisis post-hoc mostró que los puntajes totales del ACE-R-Ch, así como los de Orientación y Atención, Memoria, Fluencias Verbales, Lenguaje y Habilidades Visoespaciales fueron significativamente más bajos (p < 0,05) en el grupo de pacientes con demencia que en el de pacientes con DCL y que en el control. Los pacientes con DCL además obtuvieron rendimientos significativamente más bajos (p < 0,05) que los controles en los puntajes totales, de Memoria, Fluencias Verbales, Lenguaje y Habilidades Visoespaciales, sin embargo, entre ambos grupos no se hallaron diferencias significativas en el dominio Orientación y Atención (p > 0,05). Es posible señalar que todas las diferencias observadas en este último análisis sugieren ser de amplio rango (ver Anexo 2). Validez y Confiabilidad En términos de validez convergente, el ACE-RCh mostró correlaciones significativas con mediciones de eficiencia cognitiva global, gravedad de la demencia, capacidad funcional y cambios cognitivos (p < 0,01) (Tabla 3). En cuanto a la confiabilidad, se estimó la consistencia interna del instrumento obteniéndose un coeficiente alfa de Cronbach de 0,918, el que puede ser considerado como excelente. Tabla 3. Validez convergente de la versión chilena del ACE-R (ACE-R-Ch) Los resultados obtenidos permiten sostener que el ACE-R - Versión Chilena (ACE-R-Ch) es un instrumento válido, confiable y de buena utilidad diagnóstica para la detección de casos de demencia en una muestra de ancianos chilenos, lo que sugiere que su uso en la evaluación de quejas cognitivas a lo largo de Chile podría ser recomendable. En la publicación original del ACE-R9, Mioshi y colaboradores recomiendan dos puntos de corte, 82 puntos: sensibilidad = 0,84, especificidad = 1,0 y 88 puntos: sensibilidad = 0,94, especificidad = 0,89. El presente estudio propone que el punto de corte óptimo es el hallado para distinguir pacientes con demencia de sujetos sanos: 76 pun- Evaluación Instrumentos Utilidad Diagnóstica Las ABC obtenidas mediante las curvas ROC ejecutadas entregan valores más altos para el ACE-R-Ch que para el MMSE (Figura 1 y Tabla 4). Se consideró que el punto de corte que reveló el mejor ajuste entre sensibilidad y especificidad para el ACE-R-Ch fue el que contrastó el grupo de pacientes con demencia con los controles (punto de corte = 76, sensibilidad = 0,917, especificidad = 0,933; Figura 1, i., Tabla 4, i.). Discusión ACE-RCh Eficiencia cognitiva global MMSE 0,952‡ Gravedad de la demencia CDR -0,822‡‡ Funcionalidad en las actividades de la vida diaria ADLQ-Ch PFAQ IADL -0,70‡ -0,725‡ 0,650‡ Cambios cognitivos AD8-Ch -0,633‡ Coeficiente de Correlación de Pearson, p < 0,001. ‡‡Coeficiente de Correlación rho de Spearman, p < 0,001. ‡ Tabla 4. Análisis con curvas ROC para el ACE-R-Ch y el MMSE Comparación Instru- Área bajo Punto mentos la curva de corte Sensibilidad Especificidad (Intervalo de confianza al 95%) i) Demencia vs control ACE-R-Ch 0,970 76 0,917 0,933 0,942; 0,997 MMSE 0,955 25 0,883 0,889 0,920; 0,990 0,931 81 0,841 0,822 0,889; 0,974 MMSE 0,890 27 0,805 0,756 0,835; 0,944 ACE-R-Ch 0,827 91 0,864 0,622 0,730; 0,924 MMSE 0,711 29 0,864 0,429 0,586; 0,837 ii) Demencia y DCL vs control ACE-R-Ch iii) DCL vs control 1010 Rev Med Chile 2012; 140: 1006-1013 artículos de investigación Utilidad de The Addenbrooke’s Cognitive Examination-Revised (ACE-R) en ancianos chilenos - C. Muñoz-Neira et al Figura 1. Curvas ROC para el ACE-R-Ch y el MMSE. ACE-R-Ch = Addenbrooke’s Cognitive Examination - Revised - Versión Chilena; MMSE=Mini Mental State Examination. tos, sensibilidad = 0,917, especificidad = 0,933, indicadores prácticamente idénticos a los arrojados por el estudio preliminar de esta investigación34. El punto de corte calculado para diferenciar pacientes con demencia y DCL, como grupo combinado, de controles también podría ser usado por presentar valores respetables: punto de corte = 81, sensibilidad = 0,841, especificidad = 0,822, sin embargo, el punto de corte obtenido para diferenciar pacientes sólo con DCL de controles no se recomienda debido su baja especificidad: punto de corte = 91, sensibilidad = 0,864, especificidad = 0,622. En cuanto a validez convergente y confiabilidad, el ACE-R-Ch mostró resultados similares a los obtenidos en la publicación original9 que reportó validez convergente (correlación significativa r = -0,321, p < 0,001 con la CDR) y confiabilidad (coeficiente alpha de Cronbach de 0,8) excelentes. Además, sobre este punto mostró resultados homólogos con las dos validaciones latinoamericanas conocidas hasta el momento: la brasileña35 y la argentina16. En pacientes con demencia, la utilidad diagnóstica, sensibilidad y especificidad del ACER-Ch también fueron parecidas a las encontradas por dichas investigaciones, aunque los puntos de corte fueron diferentes. En concreto, el estimado en Chile para distinguir entre pacientes con demencia y sujetos sanos fue más bajo que los hallados en los estudios mencionados, lo que podría explicarse por factores socioculturales10,36-38. Por otra parte, comparado con el MMSE, el ACE-R-Ch presentó mayor ABC, lo que podría sugerir que es una prueba de mejor utilidad diagnóstica que el MMSE. Una de las debilidades de esta investigación podría encontrarse en la inclusión exclusiva de sujetos de una unidad especializada en demencias dentro de un hospital. Habría sido valioso, por Rev Med Chile 2012; 140: 1006-1013 ejemplo, sumar a participantes de otros lugares especializados o centros de salud de atención primaria. Otro aspecto cuestionable de nuestro estudio podría vincularse al trabajo con pacientes diagnosticados con DCL si se tienen en cuenta las controversias que ha generado la definición de este concepto aún en construcción39. En relación a la proyección de esta investigación, interesante resultaría trabajar en una normalización del ACE-R-Ch usando una muestra representativa de las personas de tercera edad en Chile. En la actualidad es ampliamente conocido que múltiples desórdenes neurológicos (ACV, Parkinson, epilepsias, TEC, etc.) y psiquiátricos (esquizofrenia, TAB, etc.) cursan con trastornos cognitivos. En la práctica general o ambulatoria, ante quejas de problemas de memoria es necesario el uso de un test de screening breve y sensible que permita definir si hay motivos de preocupación que ameriten un estudio profundo40. Además de contar con adecuadas propiedades psicométricas, el test de screening efectivo debe ser de bajo costo y breve, junto con ser aceptado por la población objetivo2,41. En este trabajo se plantea que el ACE-R es un test que cumple con las características recién descritas, lo que lo deja bien posicionado para los ámbitos clínico e investigativo y se ve reflejado además en el interés que ha despertado en más de 150 centros, clínicos y de investigación, a nivel global (Portugal, Bélgica, Rumania, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, India, Sri Lanka, Argentina, Brasil, etc.)9. Para finalizar, si bien el ACE-R-Ch podría situarse como un instrumento que entrega elementos clínicos que aportan al diagnóstico de las demencias, es de resaltar que una evaluación neuropsicológica completa debería siempre incluir el testimonio de una fuente de garantía cercana 1011 artículos de investigación Utilidad de The Addenbrooke’s Cognitive Examination-Revised (ACE-R) en ancianos chilenos - C. Muñoz-Neira et al al paciente sobre el estado de salud de este, la capacidad funcional en las AVD, la sintomatología neuropsiquiátrica respectiva, si es que la presenta, e informaciones respecto de posibles cambios cognitivos, a fin de obtener una visión íntegra del caso. De este modo, la utilización conjunta de pruebas de screening cognitivo y valoraciones de informantes en las demencias permitiría realizar un proceso de evaluación de mejor calidad42. Agradecimientos: Nuestros más sinceros agradecimientos a la Dra. Eneida Mioshi, creadora de la versión original del ACE-R, a la Lic. Teresa Torralva, autora del artículo de la versión en español del ACE-R y además a sus respectivos equipos de trabajo. Agradecemos también a los Profesores del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile Andrés Antivilo, Iris Gallardo y Elisabeth Wenk por su valiosa asesoría. Anexo 2. Detalle análisis post-hoc de las valoraciones utilizadas Parámetro Comparaciones Post-hoc Demencia vs Control Demencia vs DCL DCL vs Control Sig. IC95% Sig. IC95% Sig. IC95% ACE-R-Cha < 0,01* -44,91; -31,75 < 0,01* -34,11; -18,38 < 0,01* -18,47; -5,71 Orientación y Atencióna < 0,01* -8,5; -5,57 < 0,01* -7,98; -4,43 0,24 -2,08; 0,41 Memoriaa < 0,01* -15,9; -11,58 < 0,01* -11,61; -6,62 < 0,01* -6,92; -2,32 Fluencias Verbalesb < 0,01* -7,63; -4,8 < 0,01* -4,86; -1,28 < 0,01* -5,02; -1,28 Lenguajea < 0,01* -9,8; -5,41 < 0,01* -8,25; -3,01 0,04* -3,84; -0,1 Habilidades Visoespacialesa < 0,01* -6,27; -3,64 < 0,01* -5,04; -1,95 0,02* -2,72; -0,2 MMSEa < 0,01* -12,04; -8,05 < 0,01* -10,67; -6,19 0,04* -3,18; -0,06 CDRa < 0,01* 1,64; 2,16 < 0,01* 1,14; 1,66 < 0,01* 0,5; 0,5 ADLQ-Cha < 0,01* 28,41; 44,01 < 0,01* 20,09; 37,75 0,047* 0,08; 14,5 PFAQa < 0,01* 12,27; 18,29 < 0,01* 9,81; 17,14 0,16 -0,57; 4,19 IADLa < 0,01* -4,5; -2,9 < 0,01* -3,99; -1,24 0,12 -2,4; 0,22 AD8-Chb < 0,01* 3,96; 5,85 < 0,01* 1,85; 4,43 < 0,01* 0,42; 3,11 IC95% = Intervalo de Confianza al 95%. *La diferencia de medias es significativa. aTest de Levene p<0,05. Post-hoc GamesHowell. bTest de Levene p > 0,05. Post-hoc HSD de Tukey. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. Folstein MF, Folstein SE, Mchugh PR. “Mini-mental state”. A practical method for grading the cognitive state of patients for the clinician. J Psychiatr Res 1975; 12: 189-98. González-Hernández J, Aguilar L, Oporto S, Araneda L, Vásquez M, Von Bernhardi R. Normalización del “MiniMental State Examination” según edad y educación, para la población de Santiago de Chile. Revista Memoriza. com 2009; 3: 23-34. Mathuranath PS, Nestor PJ, Berrios GE, Rakowicz W, Hodges JR. A brief cognitive test battery to differentiate Alzheimer’s disease and frontotemporal dementia. Neurology 2000; 55: 1613-20. Bak TH, Rogers TT, Crawford LM, Hearn VC, Mathuranath PS, Hodges JR. Cognitive bedside assessment in atypical parkinsonian syndromes. J Neurol Neurosurg Psychiatry 2005; 76: 420-2. Bier JC, Ventura M, Donckels V, Eyll E, Claes T, Slama H, et al. 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José Arrieta 5969, Peñalolén, Santiago. Fono: 0056-09-8180678 E-mail: danielzenteno@ gmail.com E Valores de referencia del test de marcha de seis minutos en niños sanos DARWIN GATICA1,a, HOMERO PUPPO2,a, GREGORY VILLARROEL1,a, IVÁN SAN MARTÍN3,a, ROSSANA LAGOS5,a, JUAN JOSÉ MONTECINO3,a, CRISTIAN LARA3,a, DANIEL ZENTENO1,2,4 Reference values for the 6-minutes walking test in healthy Chilean children Background: The 6-minutes walking test (6WT) is the ideal submaximal test for the evaluation and follow-up of patients with chronic respiratory diseases. There are no reference values (RV) for Chilean children using the American Thoracic Society guidelines. Aim: To generate 6WT reference values for Chilean children aged 6 to 14 years. Material and Methods: 6MW was evaluated in 192 healthy children (100 women) aged between 6 and 14 years. The test was carried out in a 30 m long indoor flat surface. Children also answered a survey about health problems and their weight and height were recorded. Results: The distance walked by women and men was 596.5 ± 57 and 625 ± 59.7 m respectively (p < 0.05). There was a significant correlation between the distance walked and height (r = 0.58), age (r = 0.56), weight (r = 0.54) and reserve heart rate (r = 0.21). Conclusions: These results can be used as reference values for the 6WT in Chilean children aged 6 to 14 years. They are similar to those reported abroad. (Rev Med Chile 2012; 140: 1014-1021). Key words: Reference values; Respiratory functions tests. l test de marcha de seis minutos (TM6) es una herramienta cada vez más utilizada en la práctica clínica que evalúa la capacidad para realizar ejercicio físico de un sujeto, midiendo la distancia máxima que puede caminar durante 6 min. Se considera una prueba sub-máxima, debido a que provoca un estrés fisiológico en los sistemas cardiorespiratorio y muscular en condiciones de demanda aeróbica, por tanto, es un buen indicador de la capacidad para realizar ejercicio1. Es una prueba sencilla, bien tolerada y representativa de las actividades de la vida diaria y que no requiere de equipo sofisticado para su realización2,3. Además, cumple con criterios de validez y confiabilidad tanto en niños sanos4-6, como en niños con patologías cardiopulmonares7,8. En el año 2002, la Sociedad Americana del Tórax (ATS) publicó una recomendación oficial que establece las pautas para su aplicación. Dentro de éstas se 1014 describen: el propósito, indicaciones, limitaciones, contraindicaciones, seguridad y aspectos técnicos específicos3. La creciente utilización del TM6 en la práctica clínica ha llevado a la realización de diversos estudios para unificar criterios en la aplicación del test y establecer valores de referencia en personas sanas que faciliten la comparación con pacientes que presenten patologías, principalmente de carácter crónico5-15. En población adulta existen múltiples estudios publicados que han permitido establecer valores normales11-14. En pediatría ha sido utilizado en niños sanos4-6,9,10,15, en pacientes con fibrosis quística7,8, bronquiolitis obliterante16, cardiopatías y trasplantes cardiacos y/o pulmonares, así como también, en intervenciones terapéuticas17. Sin embargo, aún sigue siendo poco utilizado en población pediátrica y la falta de valores de referencia ha dificultado su interpretación. En Chile existe un trabajo publicado en el artículos de investigación Test de marcha de 6 minutos en niños - D. Gatica et al año 2001 por Escobar9; ellos propusieron valores esperados de distancia caminada de 294 niños de dos colegios de la Región Metropolitana (RM) de edad entre 6 y 14 años, obteniendo valores según edad y sexo. Este estudio ha sido de bastante utilidad en nuestro medio, sin embargo, actualmente existen algunos aspectos que cuestionan su empleo. Dentro de estos, destaca que los valores obtenidos son muy altos al ser comparados con los obtenidos de estudios internacionales5,6,9. Debido a la escasez de datos referenciales en nuestro medio, nos propusimos evaluar a una población de niños sanos entre 6 y 14 años, de dos colegios de la RM, con la finalidad de establecer valores de referencia de distancia recorrida en 6 min utilizando un protocolo estandarizado, según guías ATS vigentes y posteriormente, comparar los datos obtenidos con la información existente en la literatura. Pacientes y Método Este estudio corresponde a una investigación no experimental de tipo transversal descriptivo y correlacional. La muestra correspondió a 192 niños sanos (100 mujeres), con edades comprendidas entre 6 y 14 años, que asisten a dos colegios de la RM (comuna de Maipú y Santiago) durante los meses de octubre a diciembre de 2009. Los niños incluidos cursaban desde primero a octavo básico y fueron seleccionados a través de una encuesta de estado de salud confeccionada según estudios internacionales y adaptada para ser aplicable al grupo que fue evaluado. Esta encuesta fue entregada y completada por los padres de cada niño, lo cual permitió detectar patologías respiratorias, musculoesqueléticas u otras, tanto agudas como crónicas, uso de medicamentos ocasionales y permanentes. No ingresaron al estudio niños con encuestas incompletas, índice de masa corporal (IMC) alterado, patologías agudas dentro de las últimas tres semanas, alteraciones cardiovasculares o cualquier otra patología crónica, niños con antecedentes de hospitalización en los tres últimos meses, historia de tabaquismo activo, consumo de medicamentos en forma permanente, sintomatología respiratoria y los que no tenían el consentimiento informado firmado por sus padres. El TM6 se realizó en un espacio cerrado, de superficie plana, de 30 metros de longitud, en Rev Med Chile 2012; 140: 1014-1021 cuyos extremos se instalaron dos conos reflectantes para señalar el límite de recorrido permitiendo que los niños giraran alrededor de ellos. En el trayecto se instalaron sillas para eventuales detenciones y marcas visibles cada 3 metros para facilitar el registro de la distancia recorrida. La prueba fue realizada por dos kinesiólogos entre 8:00 y 13:00 h utilizando las frases de incentivo planteadas en el protocolo estandarizado por la ATS. En una ficha diseñada especialmente para la prueba se registraron datos personales, peso, talla, además de una pregunta simple dirigida a pesquisar consumo de tabaco. Los niños utilizaron calzado y ropa adecuada. Luego de un reposo de 10 min, se explicó en forma clara e individual las características de la prueba. Se registraron antes del TM6, al final y a los 3 min posteriores frecuencia respiratoria (FR), frecuencia cardiaca (FC) y saturación de oxígeno (SpO2) medida por un oxímetro de pulso transcutáneo (Nonin 9500; Nonin Medical, Inc., Minneapolis, EUA), sensación subjetiva de fatiga de extremidades inferiores (SSF) y de disnea (SSD) utilizando la escala modificada de Borg. Luego se calculó el porcentaje de la frecuencia cardiaca de reserva (FCR) utilizando la formula de Karvonen18 (%FCR = FC actividad-FC reposo / FC máxima teórica-FC reposo). Para el análisis se utilizó estadística descriptiva para presentar los datos como media y desviación estándar. Para comparar rendimiento por género y grupo de edad se utilizó la prueba de Wilcoxon para muestras independientes. Para el grupo total (n = 192) se utilizó análisis de varianza. Se aplicó la prueba R de Pearson para analizar posibles correlaciones entre las variables independientes y distancia recorrida. Usando el modelo de regresión lineal múltiple se determinó la mejor combinación de variables para estimar la distancia recorrida y establecer la ecuación respectiva. Para el análisis de los resultados, se utilizó el software SPSS 15.0, para Windows. En todos los casos los resultados fueron considerados significativos cuando p < 0,05. Resultados Todos los sujetos completaron la prueba sin complicaciones o efectos adversos. En la Tabla 1 se describen las características antropométricas del grupo separados por edad y sexo. Sólo existen diferencias significativas en la variable talla en los grupos de 8, 13 y 14 años (p < 0,05) en los cuales 1015 artículos de investigación Test de marcha de 6 minutos en niños - D. Gatica et al Tabla 1. Características antropométricas 6 años 7 años 8 años 9 años 10 años 11 años 12 años 13 años 14 años F (n = 11) F (n = 9) F (n = 12) F (n = 12) F (n = 10) F (n = 8) F (n = 12) F (n = 15) F (n = 11) Talla (m) 1,20 ± 0,04 1,26 ± 0,05 1,27 ± 0,04*** 1,37 ± 0,04 1,44 ± 0,06 1,47 ± 0,02 1,57 ± 0,07 1,59 ± 0,06*** 1,60 ± 0,04*** Peso (kg) 22,83 ± 1,90 23,62 ± 2,48 27,35 ± 2,38 31,05 ± 4,07 36,85 ± 5,13 39,39 ± 4,20 46,54 ± 6,01 50,95 ± 5,75 52,4 ± 4,68 IMC (peso/talla²) 15,77 ± 0,83 15,48 ± 1,16 16,93 ± 0,84 16,53 ± 1,73 17,83 ± 1,62 18,33 ± 1,64 18,88 ± 1,76 20,11 ± 1,66 20,47 ± 1,37 M (n = 9) M (n = 7) M (n = 11) M (n=6) M (n=12) M (n=9) M (n=14) M (n=12) M (n=12) Talla (m) 1,21 ± 0,04 1,29 ± 0,07 1,31 ± 0,05*** 1,41 ± 0,06 1,40 ± 0,06 1,45 ± 0,05 1,54 ± 0,08 1,65 ± 0,07*** 1,66 ± 0,05**** Peso (kg) 22,79 ± 1,57 26,07 ± 2,37 28,13 ± 3,38 32 ± 2,88 33,73 ± 4,41 37,78 ± 3,9 46,49 + 6,07 53,93 ± 4,47 53,5 ± 5,81 IMC (peso/talla²) 15,62 ± 0,70 15,73 ± 0,80 16,15 ± 1,05 16,17 ± 1,14 17,03 ± 1,28 17,99 ± 1,32 19,48 ± 1,03 19,87 ± 1,28 19,49 ± 1,83 F: Femenino; M: Masculino; IMC: Índice de Masa Corporal; m: metros; kg: kilogramos. ***p < 0,05. Tabla 2. Parámetros iniciales y finales en el TM6 Mujeres Variables Hombres Inicio Final % Diferencia Inicio Final FC 84 ± 10 127 ± 17 32,9 ± 0,9 % 84 ± 10 124 ± 17 FR 17 ± 3 25 ± 4 29,6 ± 1 %*** 18 ± 3 25 ± 5 26,3 ± 1,1*** SpO2 98 ± 1 97 ± 1 0,6 ± 0,2 % 98 ± 1 97 ± 1 0,6 ± 0,1 SSF 1 ± 1 4 ± 3 3,5 ± 0,2*** 1 ± 1 3 ± 3 2,6 ± 0,2*** SSD 1 ± 1 3 ± 3 2,7 ± 0,2 1 ± 1 3 ± 2 2,6 ± 0,2 FCR % 34,1 ± 12,3 % Diferencia 31,5 ± 0,9 31,9 ± 12 FC: Frecuencia cardiaca ; FR: Frecuencia respiratoria ; SpO2: Saturación de oxígeno; SSF: Sensación subjetiva de fatiga; SSD: Sensación subjetiva de disnea; FCR: Frecuencia cardiaca de reserva. ***p < 0,05. los hombres resultaban más altos que las mujeres. En la Tabla 2 se describen las variables evaluadas al inicio, al final y la diferencia entre ellas, separadas por género. Se produjo un aumento en la FC, FR, SSF Y SSD y la SpO2 se mantuvo en rangos normales en ambos grupos. Sólo existieron diferencias significativas en el porcentaje de aumento de la FR (29,6 ± 1% mujeres; 26,3 ± 1,1% hombres; p = 0,03), y la SSF (3,5 ± 0,2 mujeres; 2,6 ± 0,2 hombres; p = 0,006). La evaluación realizada a los 3 min posteriores a la finalización del TM6 marcó un regreso a los niveles basales de todos los pará- 1016 metros. La distancia recorrida en promedio para el grupo fue de 610,4 ± 57 m (596,5 ± 50,7 m en mujeres; 625,6 ± 59,7 m en hombres; diferencia de 29,1 m; p < 0,05). En la Tabla 3 y Figura 1 se expresan los valores de distancia recorrida por edad y sexo. En el análisis por rango etáreo se encontró que en la mayoría de los grupos los hombres recorrieron una distancia mayor que las mujeres, exceptuando en el grupo de 6 años. Sólo existen diferencias estadísticas significativas en el grupo de 8 y 13 años, en donde los varones caminaban 49,3 m (p = 0,0489 < 0,05) y 42,5 m Rev Med Chile 2012; 140: 1014-1021 artículos de investigación Test de marcha de 6 minutos en niños - D. Gatica et al Tabla 3. Distancia recorrida en el TM6 según edad y sexo 6 años 7 años 8 años 9 años 10 años 11 años 12 años 13 años 14 años Mujeres 562,5 ± 39,1 568,2 ± 31,6 556,5 ± 48,9*** 575,7 ± 53,2 585,7 ± 28,7 606,7 ± 60,3 629,4 ± 20,3 631,4± 50,2*** 638,5 ± 20,9 Hombres 562 ± 43,1 597,11 ± 33,6 605,8 ± 62,2*** 611,4± 47 618,7 ± 67,5 608,7 ± 35,9 636,1 ± 47,3 673,9± 45*** 674,3 ± 54,2 562,3 ± 39,8 580,9 ± 34,7 580,1 ± 59,9 587,6 ± 52,8 603,7 ± 55 607,8 ± 47,3 633 ± 36,8 650,3 ± 51,8 657,2 ± 44,7 Total *** p < 0,05. Figura 1. Distancia recorrida por edad y género. más que las niñas (p = 0,0381 < 0,05) respectivamente. Utilizando la prueba estadística R de Pearson encontramos una correlación positiva entre distancia y talla r = 0,577; edad r = 0,556, peso r = 0,535, (p < 0,0001) y FCR r = 0,207 (p = 0,004). Al aplicar el modelo de regresión lineal múltiple se determinó que la edad, peso, talla y FCR utilizada representan el 34,4% de la distancia recorrida y corresponde al mejor modelo para la ecuación. Debido a las diferencias entre la distancia recorrida entre hombres y mujeres hemos establecidos 3 ecuaciones para realizar la comparación con estudios previos. a) Ecuación para el grupo total (n = 192) Distancia = 265,058 + [227,455 * talla (m)] + [6,103 * edad (años)] - [1,701 * peso (kg)] + [61,489 * Frecuencia cardiaca de reserva] R² = 34,4%; Error = 46,14 mts. Rev Med Chile 2012; 140: 1014-1021 b) Ecuación para hombres (n = 92) Distancia hombres = 331,404 + (158,523 * talla) + (11,945 * edad) - (2,139 * peso) + (70,221 * Frecuencia cardiaca de reserva) R² = 29,9%; Error= 49,96 mts. c) Ecuación para mujeres (n = 100) Distancia mujeres = 274,566 + (208,818 * talla) + (2,337 * edad) - (0,682 * peso) + (77,849* Frecuencia cardiaca de reserva) R²= 39,6%; Error = 39,43 mts. La correlación de nuestros datos predictivos con las ecuaciones de Priesnitz, Geiger y Li se presenta en la Tabla 4 (Figuras 2-4). Encontramos una fuerte correlación con los valores de Priesnitz para el grupo total (r = 0,996, p < 0,0001) y Geiger, (mujeres r = 0,911, hombres r = 0,951; p < 0,0001). Con los valores de Li la correlación fue menor pero sigue siendo considerable (mujeres r 1017 artículos de investigación Test de marcha de 6 minutos en niños - D. Gatica et al Tabla 4. Correlación entre valores predicitvos Priesnitz Geiger Li Población n r Brasil 188 (92 hombres) 0,996** Austria 280 (hombres) 0,951** 248 (mujeres) 0,911** 805 (hombres) 0,798** 640 (mujeres) 0,663** China **La correlación es significativa al nivel de 0,01. A Figura 2. Correlación valores predictivos de Priesnitz. B Figura 3 A y B. Correlación valores predictivos de Geiger. A B Figura 4 A y B. Correlación valores predictivos de Li. 1018 Rev Med Chile 2012; 140: 1014-1021 artículos de investigación Test de marcha de 6 minutos en niños - D. Gatica et al Tabla 5. Comparación de distancia recorrida con valores obtenidos por Escobar y cols Edad Sexo 6 - 8 años 9 - 11 años 12 - 14 años Distancia Escobar y cols (2001) (media ± desv. estándar) Distancia Gatica y cols (2010) (media ± desv. estándar) Diferencia distancia (metros) % Diferencia Femenino 652,8 ± 62,1 561,9 ± 40,3 90,9 13,93 Masculino 650,1 ± 63,9 588,9 ± 52,0 61,1 9,4 Femenino 722,9 ± 55 599,3 ± 46,4 123,6 17,09 Masculino 722,4 ± 62,8 613,7 ± 52,6 108,7 15,04 Femenino 737,2 ± 57,1 634,4 ± 40,0 102,8 13,94 Masculino 809,9 ± 77 660,1 ± 51,1 149,8 18,49 = 0,663, hombres r = 0,798; p < 0,0001). A nivel nacional tenemos el estudio de Escobar9 del año 2001. Para realizar la comparación con sus resultados agrupamos nuestros valores de acuerdo a 3 categorías de edad como se presenta en la Tabla 5. En todos los grupos nuestros resultados de distancia fueron inferiores tanto en hombres como en mujeres. En el grupo de 6 a 8 años existía una diferencia que va desde 9,4 a 13,93%; en el grupo de 8 a 11 años de 15,04 a 17,09% y por último en el grupo de 12 a 14 años la diferencia se extendió desde el 13,94 a 18,49%. Discusión El presente estudio proporciona ecuaciones y valores de referencia para predecir la distancia recorrida en el TM6, para niñas y niños sanos residentes en la RM según estándares ATS. En Chile existe poca evidencia de su aplicación en población pediátrica y tampoco contamos con valores de referencia fiables y aceptados por las sociedades científicas nacionales. Nuestra motivación está dirigida a aumentar la utilización de esta prueba para establecer de forma sencilla el perfil de capacidad física de un paciente con patología cardiopulmonar y poder realizar una comparación fiable en el tiempo de la tolerancia al ejercicio. En el grupo total se observó que los varones recorren 29,1 m más que las mujeres. Al realizar el análisis por edad sólo encontramos diferencias significativas en los de 8 y 13 años lo que se podría explicar a que en dichos subgrupos la talla de los varones es estadísticamente superior, con lo cual lograrían un mejor rendimiento debido Rev Med Chile 2012; 140: 1014-1021 a un largo de zancada mayor. Encontramos una correlación positiva entre distancia recorrida y talla, edad, peso y porcentaje de utilización de la FCR lo que está en concordancia con los resultados presentados por otros autores5,6,9,10,15. Al realizar el análisis con el modelo de regresión lineal múltiple se encontró que las variables seleccionadas representan el 34,4% de la distancia, es probable que factores como la motivación, condición física, coordinación y habilidades motoras de los participantes estuvieran relacionados en un mejor rendimiento. Los valores de referencia existentes en pediatría son escasos y relativamente recientes. Geiger4 determinó valores de normalidad en una población de 456 niños sanos caucásicos según edad y sexo entre 3 y 18 años, logrando estandarizar la distancia caminada desde temprana edad. Destaca una diferencia entre géneros donde los varones caminan una mayor distancia que las niñas. Dentro del mismo año Li9 en un estudio de 1.445 niños chinos sanos estandarizó valores de normalidad estableciendo la talla como factor determinante y creando un nomograma de distancia caminada entre los percentiles 25 y 75. En el año 2009 Priesnitz6 estableció valores de referencia en 188 niños sanos de 6 a 12 años en una población brasileña. Estos tres estudios presentan ecuaciones de referencia de distancia recorrida basadas en la talla, peso, edad y diferencia de FC antes y después del TM6. Al comparar nuestros resultados predictivos con estos estudios hemos encontrado una alta correlación con Priesnitz6 y Geiger5 y una correlación más baja pero considerable con los valores de Li9. La alta correlación se debe probablemente a similitudes en grupos de edades, características antropométricas y la aplicación de 1019 artículos de investigación Test de marcha de 6 minutos en niños - D. Gatica et al un mismo régimen de estímulo (incentivos ATS2), la menor correlación con los valores de Li9 podría establecerse por diferencias raciales, grupo etáreo y posiblemente también a variables antropométricas. A nivel nacional el contraste con el estudio publicado por Escobar10 resulta más notorio. Si bien ambos fueron realizados en la RM y las edades eran similares, la aplicación de un protocolo diferente conlleva a diferencias importantes en los valores obtenidos de distancia recorrida por ambos grupos (Tabla 5). En el transcurso del test el uso establecido de las frases de estímulo para continuar el ejercicio que el evaluador emite adquieren gran importancia, debido a que su intensidad, entusiasmo y frecuencia representa importantes diferencias en los resultados3,20. En este sentido pudieran darse diferencias cuando dos evaluadores realizan la prueba, sin embargo, cuando se utiliza un protocolo estandarizado la confiabilidad interobservador es alta4 (coeficiente de correlación intraclase 0,94). Al evaluar la confiabilidad test-retest no existen diferencias significativas entre dos TM6 separados por 18 días4 y por 30 min6 con una diferencia media de 15 m y 8,78 m respectivamente. Desde este punto de vista parece razonable descartar la posibilidad de un efecto de aprendizaje en una prueba de práctica, razón por la cual nuestro grupo decidió realizar un solo test. Por otro lado, además de la representación fisiológica de rendimiento aeróbico expresado en las distintas variables evaluadas posterior al TM6, se realizó el cálculo del porcentaje de utilización de la FCR utilizando la formula de Karvonen que establece un mejor perfil de rendimiento físico dentro de una prueba submáxima. Mediante esta fórmula se obtiene una estimación válida de la carga cardiovascular. En condiciones controladas, el porcentaje de FCR que se emplea al realizar un trabajo físico está fuertemente asociado al porcentaje del consumo de oxígeno de reserva empleado19, de tal forma que al medir la primera se obtiene una estimación cercana del costo energético de dicha actividad. Por último, el conocimiento del rendimiento observado en la aplicación del protocolo de la ATS para el TM6 a niños sanos, complementa la interpretación de los datos obtenidos en sujetos con disfunción del movimiento, enfermedades cardiacas o respiratorias crónicas. En relación con la incidencia clínica, estos datos derivados de la marcha expresada en rendimiento físico aeróbico, nos permite determinar el grado 1020 de proximidad de los pacientes a los rangos de normalidad. En síntesis, el protocolo de ATS para el TM6, cumple con los requisitos necesarios para estresar el sistema cardiorrespiratorios del sujeto por medio de una prueba funcional eficiente que hace entrega de manera rápida y oportuna de datos confiables, válidos y útiles para la retroalimentación en la práctica clínica y aplicables con facilidad en distintos centros de nuestro país con personal entrenado1. Los resultados presentados en este estudio establecen valores de referencia de distancia recorrida en el TM6 en niños chilenos sanos de 6 a 14 años, determinando las principales variables que inciden en un mejor rendimiento. Se generan ecuaciones de referencia como una medida útil para establecer una adecuada tolerancia al ejercicio físico. Agradecimientos: Los autores de este trabajo agradecen enormemente el apoyo brindado por los colegios Ozanam, de Santiago y al colegio Luis Gandarillas, de Maipú; a sus directores, profesores y alumnos por su buena disposición para con nuestro grupo. 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Thorax 1984; 39: 818-22. 1021 artículos de investigación Rev Med Chile 2012; 140: 1022-1027 Positive tuberculin test and risk of infection by Mycobacterium tuberculosis in a tuberculosis clinic settled in an upright building, in Minas Gerais, Brazil SILVANA SPÍNDOLA DE MIRANDA1, ALICE CAMPOS DE OLIVEIRA2, ALINE XAVIER SANTOS2, DEBORAH PEREIRA PRADO2, CLÁUDIA LEÃO SOARES2, RACHEL SANTOS NERY3, HENRIQUE CUNHA VIEIRA3, WÂNIA DA SILVA CARVALHO4 ABSTRACT Tuberculosis Clinic of the Hospital of Clinics of the Federal University of Minas Gerais, Brazil. 2 Faculty of Medicine of the Federal University of Minas Gerais, Brazil. 3 Medicine Undergraduate Student in the Faculty of Medical Sciences of Minas Gerais. 4 Faculty of Pharmaceutics of the Federal University of Minas Gerais, Brazil. 1 Recibido el 3 de septiembre de 2011, aceptado el 8 de abril de 2012. Correspondencia a: Dra. Silvana Spíndola de Miranda Av. Alfredo Balena, 190 Sta. Efigênia, Faculdade de Medicina/Departamento de Clínica. Médica/Belo Horizonte, Minas Gerais, Brasil. CEP: 30130-100 Fono: 00 55 31 88217283 E-mail: silvanaspindola@ gmail.com 1022 Background: Occupational Tuberculosis (TB) can lead to work absenteeism and a negative professional impact. Knowing the reactivity of the tuberculin test and the risk of M. tuberculosis infection among healthcare professionals is essential for the revision and reinforcement of control measures against TB transmission. Aim: To assess the reactivity of tuberculin test and risk of M. tuberculosis infection among healthcare professionals working in an upright building, in which a TB Reference Clinic is placed. Subjects and Methods: A tuberculosis Skin Test (TST) was done to 251 staff members of a TB clinic that did not have a previous history or suspicion of TB and that did not have a previous TST done. Among subjects with absence of reaction, repeated tests were carried out to assess booster reaction. Results: Fifty one percent of studied subjects (129) had a positive tuberculin test. The booster phenomenon was evidenced in 35.7% (68/190). The seroconversion among non-reactive subjects, subjected to a new TST after one year, was 5.1%. The infection risk was 1.4. Conclusions: This study indicates an important occupational risk of infection in healthcare settings exposed to high TB incidence, and should be used to better allocate resources for infection control. (Rev Med Chile 2012; 140: 1022-1027). Key words: Infectious disease transmission, patient-to-professional; Latent tuberculosis; Tuberculin test. Reactividad a tuberculina en trabajadores de la salud de un centro de referencia de tuberculosis Antecedentes: La tuberculosis ocupacional causa ausentismo laboral. Conocer la reactividad tuberculínica de los trabajadores de la salud ayuda a mejorar las medidas de control para evitar la infección laboral con M. tuberculosis. Objetivo: Estudiar la reactividad tuberculínica de un grupo de trabajadores de la salud de un centro de referencia de tuberculosis que está ubicado en una edificación vertical. Material y Métodos: Se realizó una prueba de tuberculina a 251 empleados de una clínica de tuberculosis, que no tenían antecedentes o sospecha de tuberculosis y quienes no habían sido sometidos previamente a la prueba. Aquellos sujetos que no respondieron a tuberculina fueron sometidos a una nueva prueba para evaluar la reacción de artículos de investigación M. tuberculosis infection in an upright building - S. Spíndola de Miranda et al refuerzo. Resultados: El 51% de los sujetos estudiados tuvieron una reacción tuberculínica positiva. El fenómeno de refuerzo se observó en 69 de 190 sujetos (35,7%). La tasa de seroconversión en aquellos sujetos con una tuberculina negativa en que se repitió la prueba la cabo de un año, fue de 5,1%. Conclusiones: En este grupo de trabajadores de la salud expuestos a M. tuberculosis, hay una alta tasa de reactividad negativa a tuberculina. T uberculosis (TB) is a Public Health problem considered as occupational infectious disease, always as occurring in healthcare professionals. TB presents serious consequences when associated to multidrug resistant (MDR) strains’ dissemination1. The occupational TB could lead to work absenteeism and a negative professional impact. The knowledge about the occurrence of positive tuberculin test between healthcare professionals is one of the essential steps for revision and reinforcement of control measures against TB transmission. Different infection control measures, usually of simultaneous administrative and engineering character, have been implemented in industrialized countries, resulting in reduced nosocomial tuberculosis transmission. However, the effective role of individual infection control measures is difficult to establish. The implementation of such measures could be neither feasible, nor cost-effective, for resource-limited nations2-6. In countries with high TB burden, the occupational risk has often been neglected and hidden by the high general population prevalence. Several studies indicate a higher TB risk between healthcare professionals, depending mainly on their time of service, professional category, and occasional utilization of respiratory protection. Other related factors are also mentioned, such as the delay in diagnosis for positive bacteriology patients, as well as the infrastructure precariousness and the barely structured work process, culminating in long shifts with doubled workday, stress and work overcharge2-4. Seventy three thousand cases of tuberculosis were notified in Brazil in 2009, corresponding to an incidence coefficient of 50/100,000 inhabitants. This situation places Brazil within the list of 22 countries concentrating 80% of all tuberculosis cases around the world, occupying the 19th place in such list, according to data from the World Health Organization and the Brazilian Ministry of Health7,8. Tuberculosis is the 4th death cause between infectious diseases, and the 1st one in HIV Rev Med Chile 2012; 140: 1022-1027 positive patients. In total numbers, tuberculosis causes the death of about 4,500 victims per year. In the State of Minas Gerais, an average of 6,085 cases/year occurred in the last six years, with an incidence coefficient of 23 cases/100,000 inhabitants; which represents the 4th lower incidence coefficient in the Brazilian Southeastern region, and the 4th higher TB burden in the country. The tuberculosis mortality coefficient was of 3.0/100,000 inhabitants, the percentage of cure between the new cases was of 70.2% and the proportion of treatment abandonment was of 8.5%, which could contribute for the increase of resistant tuberculosis cases9. In Belo Horizonte, 1,897 new tuberculosis cases were notified in 2009 (incidence coefficient of 28.88/100.000 inhabitants), with cure rates of 66.2%, treatment abandonment rate of 19.7%, and tuberculosis mortality coefficient of 4.3%, data from the 2009 year.10 In recent studies developed in the Hospital of Clinics of the Federal University of Minas Gerais (HC/FUMG), a high occurrence of resistant TB (15.3%) was detected, which is similar to data reported in other series analyzing the resistance profile between hospital attended patients11. There are no recent studies evaluating M. tuberculosis infection in professionals who often circulate in TB reference clinics settled in upright buildings and attending patients with varied complexity grades. The purpose of this study was to evaluate the positive tuberculin test and risk of infection in healthcare professionals, who work into upright buildings where a TB reference clinic is located. Patients and Methods This is a transversal, prospective, and descriptive study, developed between March 2006 and March 2008, in the Bias Forte Clinic (BFC) of the FUMG, located on the fifth floor of a seven floors 1023 artículos de investigación M. tuberculosis infection in an upright building - S. Spíndola de Miranda et al building. The employee regularly, uses the same elevators as the clinic patients. This study was approved by the Institutional Review Board/Independent Ethics Committee of the Federal University of Minas Gerais. The BFC has 308 employees. Only BFC staff members accepting to develop TST, signing an Informed Consent Form (ICF), and having neither previous TB history/suspicion, nor a previously executed TST were included in this study. The sample size calculation was determined based on a multicentric study developed in Brazil, describing the prevalence of positive TST (63%) in hospitals11. An error of 5% and a confidence interval of 95% were admitted. The risk analysis of TB infection was calculated using the model proposed by Ruffino-Neto ; where: r = infection risk, No = number of infection-free individuals at baseline, N = number who remained infection-free after time t, t = time elapsed between the two Purified Protein Derivative (PPD) tests13. The healthcare professionals were evaluated according to their respective functional categories (administrative staff, nursing professionals, physicians, psychologists, social assistants, and pharmacists, among others). A questionnaire structured and validated by REDE in TB-research/ Brazil was utilized. Symptoms of active TB, Bacillus Calmette-Guerin (BCG) vaccination history, professional contact with TB or contact occurring outside working environment, and use of NIOSH-95 or PFF2 masks (respiratory protection standardized by the Ministry of Health, Brazil)8 were assessed during the work. The submission to any respiratory symptomatic screening, occurring at building entrance and during the study period, was also verified. Purified Protein Derivative (PPD-RT 23 Mtb- 2 UT-Copenhagen-Denmark) was administered, in the amount of 0.1 mL, by the Mantoux technique (intradermal). Induration reading was developed with a ruler after 72 to 96 hours, considering its longer transverse axis, and the result was expressed in millimeters.8 Clinic staff members with negative first test (TST1), < 10 mm, were submitted to a new TT (Tuberculin Test) between one and three weeks after the first test (TST2), for evaluation of booster phenomenon. After 12 months, a third test (TST3) was developed in clinic staff members with 1024 a persisting negative TT14, and an increase >10 mm in the induration, from TST2 to TST3, was considered as tuberculin conversion15. The treatment for LTBI (Latent Tuberculosis Infection) was indicated for BFC healthcare professionals with positive TST and a contact history shorter than two years, or tuberculin conversion without signs of active TB. The medication utilized was isoniazide 10 mg/kg/day, maximal dose of 300 mg/day, for 6 months8. Results The number of BFC healthcare professionals included in this study was 251, out of a 308 total; a fraction corresponding to 82%. The average age was 40 years (17 to 69). The female gender represented 69% (175/251) and the male, 31% (77/251). The female gender presented positive TST in 96/175 (55%) and negative TST in 79/175 (45%). For the male gender, the TST was positive in 33/77 (43%) and negative in 44/77 (57%). Comparing the groups, 12% more women than men exhibited positive TST. The BFC functional categories were: cleaning workers 101/251 (55.9%), administrative technicians 75/251 (29%), nurses 19/251 (7.5%), radiology technicians 7/251 (2.8%), physiotherapists 3/251 (1.2%), occupational therapists 3/251 (1.2%), social assistants 1/251 (0.4%), pharmacists 1/251 (0.4%), physicians 2/251 (0.8%), and psychologists 2/251 (0.8%). Positive tuberculin test was verified in 51% (129/251) of included BFC staff members. One hundred and one out of these 251 (40%) exhibited BCG vaccination scar, and 150/251 (60%) had no scar. Out of the scarred individuals, 46/101 (45.5%) had positive TST, while 83/150 (55.5%) of the unscarred individuals had positive TST (Table 1). The booster phenomenon was evidenced in 35.7% (68/190) of the BFC staff members execuTable 1. Prevalence of M. tuberculosis infection in individuals with and without BCG vaccination scar With BCG Without BCG scar (%) scar (%) Workers TST positive Total (%) 101 150 251 46 (45.5) 83 (55.5) 129 (60) Rev Med Chile 2012; 140: 1022-1027 artículos de investigación M. tuberculosis infection in an upright building - S. Spíndola de Miranda et al ting the second TST. Only 32% of the healthcare professionals executed the third TST (39/122). The conversion rate between those developing TST was of 5.1% (2/39). The infection risk was of 1.4. History of TB contact was reported in 125/251 (49.8%) healthcare professionals. One hundred and fifteen out of these 125 (92%) had had nosocomial contact, and 10/125 (8%) domiciliary contact. All the employees with positive TST, exhibiting booster phenomenon and tuberculin conversion had not symptoms of active TB, and their thoracic X-ray did not evidence lesions suggestive of pulmonary sequel or signs of active disease. The selection of symptomatic respiratory (SR) individuals was developed only when the patient effectively arrived to attendance floor (TB Clinic), but this selection did not occur when the patient entered the building. The healthcare professionals had started to use respiratory protection masks in the TB Clinic floor, only on occasion of its creation, in the 2001 year. Two employees, 0.6% (2/308), had TB before the study and were excluded from it. Discussion This is the first work describing the LTBI in healthcare professionals working in a TB clinic settled in an upright building, as in Brazil, the majority of clinics attending TB patients are settled in horizontal and better ventilated buildings. The BFC offers a care program for patients of primary, secondary, and tertiary complexity; besides a reference clinic for TB. The BFC healthcare professionals are commonly exposed, because they circulate by elevators and corridors, close to TB and other diseases suspected population. A work developed in the United States of America (Washington State) draws the attention to the high risk of tuberculinic reactivity in professionals working in the non nosocomial health area. The higher risk was verified in clinics and medical consulting rooms’ professionals; with an infection rate of 4.7/10,000 professionals in this area, but the respective building characteristics of their workplaces were not described16,17. In this study, the average age was of 40 years and the predominant population was of female gender (69%), with a proportion of positive TSTs larger between women (55%) than between men Rev Med Chile 2012; 140: 1022-1027 (43%), in the same way as described by other authors5,18. The positive tuberculin test at BFC was high (51%); a fact already described for hospitals, but never described for clinics placed in upright buildings. Therefore, control measures for these settings, similar to those adopted by hospitals, should be considered. For instance: measures of administrative and/or engineering character, measures for individual protection, and creation of a TB Control Commission to act effectively. In unvaccinated individuals, the prevalence was high (55.3%), demonstrating a high M. tuberculosis infection probably due to exposition, in the same way as occurring in hospitals (closed places), as the majority of BFC healthcare professionals had not a history of TB contact outside their work environment. Even the TST-positive and BCG scarred individuals were, probably, infected in their workplace. Studies have demonstrated that individuals vaccinated during their childhood, and tested at an interval of 5 years or more, usually have a tuberculin reactivity pattern similar to that of their own reference population19,20. In other words, BCG vaccination in childhood does not interfere with PPD results in adulthood. Besides, the contact history rate at BFC was of 92%, so it probably derives from exposition within the building. Recent studies have demonstrated the utility of Interferon Gamma Release Assay (IGRA) test for evaluation of latent M. tuberculosis infection; however, in the United States of America, authors have reported to be more cost effective to use IGRA test only in close contact, HIV seropositive individuals, and immigrants from countries with high TB prevalence21-23. In this work, we have not utilized IGRA test, as it was not validated yet for utilization in the Brazilian population8. The high tuberculin conversion (5.1%) and an infection risk of 1.4, three times higher than that found in the Brazilian general population, which is of 0.5, demonstrate both a high risk of recent transmission. Works just developed within Brazilian hospitals have reported a high conversion rate, but with significant decrease when measures of nosocomial control are implemented24,25,11. It is convenient to emphasize that this just seroconverted population has higher risk to fall ill and so perpetuate TB transmission, increasing then the burden on the health system. 1025 artículos de investigación M. tuberculosis infection in an upright building - S. Spíndola de Miranda et al The healthcare professionals with tuberculin conversion were medicated with H 300 mg/day for 6 months, without any report of adverse reaction. Prevention measures should be introduced in clinics with the same magnitude as BFC, in the same way as already occurring in hospitals, as these clinics do not present the typical Health Center structure corresponding to horizontal and better ventilated buildings. The use of mask and SR screening are practical and low cost measures; they should be adopted routinely by all nosocomial clinics within Brazilian hospitals, developing tuberculosis treatment within upright buildings. Such measures could decrease TB transmission in sceneries where the public health system cannot offer adequate buildings. The limitations observed in this study were the small number of healthcare professionals that repeated the third TST, and the ignorance about the HIV status, which could influence the results. Conclusion This study indicates an important occupational risk of infection in health care settings with high TB incidence, and should be used to better allocate the limited resources for infection control. Moreover, it is necessary an architecture reevaluation for buildings in which TB patients are attended, in order to better avoid this disease transmission. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. References 1. 2. 3. 4. 5. Joshi R, Reingold AL, Menzies D, Pai M. Tuberculosis among health-care workers in low-and-middle icome coutries: a Systematic review. PLoS Med 2006; 3: e 494. Kritski AL, Dalcomo MP, Souza RB, Hollanda T, Filho PPG, Melo FAF. 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Atheneu, 2005. 1027 artículos de investigación Rev Med Chile 2012; 140: 1028-1034 1 Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex). Toluca, México. 2 Centro de Investigación y Estudios Avanzados en Odontología (CIEAO) de la UAEMex. Toluca, México. 3 Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Distrito Federal, México. 4 Centro de Investigación en Ciencias Médicas (CICMED) de la UAEMex. Toluca, México. a Alumno del Doctorado en Ciencias de la Salud. b Doctora en Odontología. c Doctora en Ciencias Quimicobiológicas. d Doctor en Endocrinología. Fuente de financiamiento de la investigación: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Recibido el 30 de noviembre de 2011, aceptado el 26 de marzo de 2012. Correspondencia a: C.D. Josué Roberto Bermeo Escalona Eulalia Peñaloza #150. Colonia Federal. Toluca, Estado de México. C.P. 50120. México. Teléfonos: (01) (722) 217 70 42. E-mail: josuer84@hotmail. com L Modelo de regresión logística binaria para el diagnóstico morfológico de lesiones por virus del papiloma humano (VPH) en la boca JOSUÉ R. BERMEO E.1,a, BLANCA S. GONZÁLEZ L.2,b, EVA RAMÓN G.3,c, HUGO MENDIETA Z.4,d Usefulness of Toki’s morphological criteria for the diagnosis of oral lesions caused by human papillomavirus Background: Oral lesions caused by human papillomavirus (HPV), share morphological features which may complicate their diagnosis. Aim: To analyze the usefulness of Toki’s morphological criteria for the diagnosis of HPV lesions in cervix, in the diagnosis of oral lesions. Materials and Methods: Retrospective study of 355 oral lesions by HPV. The pathologic evaluation was carried out three times by the same examiner with a Kappa coefficient of 0.780 (p = 0.01). Toki’s criteria scored the presence of acanthosis as 1, dyskeratosis as 1, koilocytosis as 4, basilar hyperplasia as 1, bi or multinucleated cells as 2 and papillomatosis as 1. The information was analyzed using c2 and binary logistic regression. Results: Fifty eight percent of cases (207) corresponded to Verruca Vulgaris (VV), 23% (80) to Multifocal Epithelial Hyperplasia (MEH), and 19% (68) to Condyloma Acuminatum (CA). According to Toki’s criteria, 76/80 MEH lesions, 195/207 of VV and 67/68 of CA, had a score equal or greater than six. A logistic regression showed that dyskeratosis suggests the presence of MEH. The presence of acanthosis and dyskeratosis in HPV oral lesions are not useful criteria for the diagnosis of VV. No significant associations with CA were found. Conclusions: The morphological criteria studied do not predict their possible viral etiology and do not allow a differential diagnosis of the lesions. Therefore, polymerase chain reaction studies are required to identify high-risk HPVs or sexually transmitted viral lesions. (Rev Med Chile 2012; 140: 1028-1034). Key words: Condylomata acuminate; Warts. as infecciones por virus del papiloma humano (VPH) en boca comprenden hiperplasia epitelial multifocal (HEM), verruga vulgar (VV) y condiloma acuminado (CA), se trata de lesiones que comparten características clínicas y morfológicas1. El diagnóstico de estas lesiones se establece mediante la correlación de información clínica e histopatológica. La HEM no ofrece problemas diagnósticos por ser una lesión múltiple, frecuente 1028 en niños y de carácter autolimitante2, mientras que diferenciar el CA de VV y de lesiones únicas de HEM en adultos que además están sujetas a irritación, puede resultar complicado2,3. La identificación del tipo de lesión es importante considerando la posibilidad de que se trate de lesiones por trasmisión sexual en niños y adolescentes4, y de VPHs de alto riesgo para el desarrollo de lesiones premalignas y malignas5-7. El VPH se caracteriza por su capacidad para artículos de investigación Modelo de regresión logística para el diagnóstico morfológico de lesiones por VPH en boca - J. R. Bermeo et al estimular la proliferación de las células del epitelio de piel y mucosas6, se ha sugerido que entre los cambios característicos de infección por VPH en boca se encuentran: hiperplasia epitelial, acantosis, papilomatosis, hiperqueratosis, estrato granular prominente, queratinización de células aisladas, binucleación, células con cambios degenerativos en sus núcleos y coilocitosis como el cambio más relevante8,9. Estos criterios son los mismos utilizados para el diagnóstico de lesiones por VPHs en la región cervicouterina10. También suelen utilizarse los criterios de Toki para el diagnóstico de estas lesiones, este sistema asigna un valor a los siguientes criterios: Coloilocitosis 4, bi o multinucleación 2, disqueratosis 1, papilomatosis 1, hiperplasia basilar 1 y acantosis 1. Lesiones que obtienen un valor igual o mayor a 6, se consideran lesiones por VPH11,12. El VPH en cavidad bucal se asocia con la presencia de lesiones benignas, premalignas y malignas1, sin embargo, no se cuenta, con una descripción acuciosa de los cambios estructurales y celulares en cada una de las lesiones que comprenden estos grupos de patologías. El propósito de este trabajo es analizar los cambios morfológicos estructurales y celulares de lesiones benignas por VPH en cavidad bucal (HEM, VV y CA), diagnosticadas en el laboratorio de histopatología del Centro de Investigación y Estudios Avanzados en Odontología (CIEAO) de la Facultad de Odontología de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), en un período de 20 años. Material y Método Se llevó a cabo un estudio retrospectivo, descriptivo en 355 lesiones diagnosticadas como infecciones causadas por VPH, los datos fueron obtenidos del archivo del laboratorio del CIEAO de la UAEMex. Las muestras fueron procesadas mediante técnicas histológicas de rutina y teñidas con hematoxilina-eosina. Las laminillas fueron observadas al microscopio óptico Olimpus en tres ocasiones por el mismo examinador, Kappa 0,780 p = 0,01 Los hallazgos se registraron en una cédula como presentes o ausentes. Los diagnósticos se establecieron utilizando criterios morfológicos descritos en la literatura. Se registró la edad y género de los pacientes. Rev Med Chile 2012; 140: 1028-1034 Se obtuvieron los valores de cada grupo de patologías según los criterios de Toki. Adicionalmente, las variables morfológicas se dividieron en variables estructurales y celulares y se analizaron mediante regresión logística. Variables estructurales Hiperplasia epitelial, grado de hiperplasia epitelial, papilomatosis, hiperparaqueratosis, hiperortoqueratosis, ambas queratinas, grado de hiperqueratosis, estrato granular prominente, edema intracelular, intensidad del edema intracelular, disposición del edema intracelular, edema extracelular, intensidad del edema extracelular, disposición del edema extracelular, infiltrado inflamatorio, intensidad del infiltrado inflamatorio, hiperplasia pseudoepiteliomatosa, hiperplasia de células basales, disposición de la hiperplasia de las células basales, acantosis y melanina. Variables celulares Coilocitosis, intensidad de la coilocitosis, estrato de la coilocitosis, disposición de la coilocitosis, células con cambios degenerativos en sus núcleos (degeneración mitosoide), grado de las células con cambios degenerativos, células binucleadas, grado de células binucleadas, disqueratosis, picnocitosis, perlas de queratina, mitosis, grado de mitosis, pleomorfismo (estrato del pleomorfismo, hipercromatismo, disposición del hipercromatismo, aumento de tamaño nuclear, disposición del aumento, polimorfismo y disposición del polimorfismo). Grado de afectación Se registró como ligero, moderado e intenso; disposición aislada, focal o generalizada. Los cambios celulares y las mitosis se contaron por campo, examinándose todos los campos. En total se evaluaron 44 variables, 43 de ellas categóricas y sólo 1 numérica (Edad). Criterios de Toki11,12 Acantosis “1”, disqueratosis “1”, hiperplasia basilar “1”, coilocitosis “4”, células bi o multinucleadas “2” y papilomatosis “1”. Estadística La información fue tabulada y analizada en el paquete SPSS Vs16 Inc (Chicago USA). Para el análisis de la asociación de variables estructurales 1029 artículos de investigación Modelo de regresión logística para el diagnóstico morfológico de lesiones por VPH en boca - J. R. Bermeo et al y celulares se utilizó c2 p ≤ 0,05. La predicción de variables se estableció mediante regresión logística binaria, p ≤ 0,05. Las variables categóricas independientes se convirtieron en variables dummy, cuando fue posible como variables dicotómicas, las que presentaron más de dos categorías se transformaron utilizando la fórmula (c-1) de variables dummy, siendo “c” el número de categorías de cada una de las variables13. Las variables dependientes fueron la HEM, la VV y el CA. Se utilizó el método delante condicional para la regresión. Resultados Criterios de Toki De la muestra evaluada 76/80 lesiones de HEM, 195/207 de VV y 67/68 de CA tuvieron puntajes ≥ 6 pero ninguna presentó asociación estadísticamente significativa (c2 p ≥ 0,15). De acuerdo a los resultados de la regresión logística, sólo la disqueratosis presentó una asociación estadística significativa (OR = 2,698; IC 95%, 1,614-4,511; p < 0,001) en el caso de la HEM. En la VV, tanto la acantosis (OR = 0,099; IC95%, 0,013-0,765; p = 0,027), como la disqueratosis (OR = 0,563; IC 95%, 0,365-0,867; p = 0,009), presentaron asociación significativa negativa, es decir, su presencia disminuye la probabilidad de que se trate de una VV. En el caso del CA, ninguna de las variables presentó asociación significativa. Figura 1. El análisis de los criterios de Toki considerando la disposición de la hiperplasia de células basales, la intensidad de la hiperplasia, su grado y los estratos involucrados; la disposición de la coilocitosis y el grado de las células binucledas; arrojó los siguientes resultados: La presencia de queratinización individual (disqueratosis), aumenta el riesgo de que la lesión sea una HEM (OR = 2,588; IC 95%, 1,5374,357; p < 0,001), el grado de células binucleadas en general mostró una asociación significativa (p = 0,014), al analizar las categorías se notó que tanto la ausencia (OR = 0,117; IC 95%, 0,0150,948; p = 0,044), como la presencia de 1 a 5 células binucleadas por campo (OR = 0,470; IC 95%, 0,260-0,853; p = 0,013), disminuyen el riesgo de que se trate de una HEM, en el modelo las muestras que presentaban más de 5 células binucleadas por campo se consideraron como referencia. Por lo que la presencia de más de 5 células binucleadas por campo se puede considerar como un hallazgo característico de la HEM. La VV presentó las mismas variables significativas observadas en el segundo análisis, acantosis (OR = 0,099; IC 95%, 0,013-0,765; p = 0,027) y disqueratosis (OR = 0,563; IC 95%, 0,365-0,867; p = 0,009), disminuyendo la probabilidad de una VV. Para el análisis de los casos de CA se incluyeron la VV y la HEM, asignándoles un valor de 0 al dicotomizar las variables. En general se observó una asociación significativa con coilocitosis Figura 1. Análisis de regresión logística de los criterios de Toki. 1030 Rev Med Chile 2012; 140: 1028-1034 artículos de investigación Modelo de regresión logística para el diagnóstico morfológico de lesiones por VPH en boca - J. R. Bermeo et al (p = 0,010). Las muestras en las que no se observó coilocitosis (OR = 0,033; IC 95%, 0,002-0,457; p = 0,011), las que mostraron coilocitosis leve (OR = 0,081; IC 95%, 0,015-0,430; p = 0,003) y coilocitosis moderada (OR = 0,131; IC 95%, 0,023-0,734; p = 0,021), disminuía la posibilidad de que se trate de un CA, mientras que la coilocitosis severa es un hallazgo que sugiere esta lesión. Criterios que se proponen para el diagnóstico diferencial de HEM, VV y CA Para evaluar los criterios morfológicos observados en las muestras estudiadas, se realizaron 3 análisis de regresión logística multivariante, uno para cada lesión, con el objeto de identificar variables útiles para establecer el diagnóstico diferencial entre ellas. La edad, el género, las variables estructurales y celulares se analizaron juntas en cada modelo, por lo que cada uno incluyó las 44 variables predictoras, para acercarnos a la regla de “10” mencionada por Aguayo y Lora en 200714 que dice que “no se debe seleccionar más de una variable por cada diez casos estudiados”. Las variables independientes explican el 81,7% de la HEM, el 65,4% de la VV y el 82,5% del CA, de acuerdo a los modelos elaborados. En el caso de la HEM, conforme aumenta la edad, disminuye el riesgo de presentar la lesión. Mientras que los hallazgos de hiperparaqueratosis, hiperparaqueratosis e hiperortoqueratosis, disqueratosis y mitosis aumentan la probabilidad de que se trate de HEM. Los datos estadísticos se muestran en la Tabla 1. En el caso de la VV sucede lo contrario, conforme aumenta la edad se incrementa la probabilidad de sufrir la lesión. Mientras que la presencia de hiperparaqueratosis, disqueratosis y acantosis disminuyen el riesgo de que sea una VV. Tabla 2. Al evaluar el CA se notó que al aumentar la edad, se incrementa el riesgo de presentar la lesión. Sin embargo, en el género femenino el riesgo disminuye con respecto al masculino. El estrato granular en general muestra una asociación estadística significativa (p = 0,005), al comparar las categorías, en las lesiones con estrato granular ligero y moderado disminuye el riesgo de que la lesión sea un CA. Mientras que el estrato granular prominente es un hallazgo sugestivo de CA. Los resultados obtenidos al evaluar la intensidad de la coilocitosis fueron similares a los detectados en el análisis de los criterios de Toki, notándose una asociación estadística significativa (p = 0,002). No obstante, al comparar las categorías, en las lesiones sin coilocitosis y las que presentan coilocitosis leve y moderada disminuye Tabla 1. Variables útiles para hacer el diagnóstico de HEM Variables OR IC 95% p Interpretación Edad 0,955 0,939 - 0,971 < 0,001 a Hiperparaqueratosis 9,277 2,055 - 41,844 0,004 b Hiperparaqueratosis e hiperortoqueratosis 5,218 1,042 - 26,138 0,044 b Disqueratosis 2,915 1,639 - 5,183 0,001 b Mitosis 2,255 1,256 - 4,051 0,006 b a. Disminuye la probabilidad de presentar la lesión; b. Aumenta la probabilidad de presentar la lesión. Tabla 2. Variables útiles para hacer el diagnóstico de VV Variables OR IC 95% p Interpretación Edad 1,021 1,008 - 1,033 0,001 b Hiperparaqueratosis 0,479 0,285 - 0,805 0,005 a Disqueratosis 0,527 0,334 - 0,829 0,006 a Acantosis 0,105 0,013 - 0,825 0,032 a a. Disminuye la probabilidad de presentar la lesión; b. Aumenta la probabilidad de presentar la lesión. Rev Med Chile 2012; 140: 1028-1034 1031 artículos de investigación Modelo de regresión logística para el diagnóstico morfológico de lesiones por VPH en boca - J. R. Bermeo et al Tabla 3. Variables útiles para hacer el diagnóstico de CA Variables Edad OR IC 95% 1,024 1,007 - 1,041 p Interpretación 0,005 b Género Femenino Masculino 0,212 0,105 - 0,428 < 0,001 Categoría de referencia a b Estrato granular Ligero Moderado Prominente 0,358 0,228 0,147 - 0,873 0,024 0,077 - 0,678 0,008 Categoría de referencia a a b Severidad de la coilocitosis Sin coilocitosis Leve Moderada Severa 0,015 0,035 0,095 0,001 - 0,328 0,007 0,004 - 0,303 0,002 0,011 - 0,813 0,032 Categoría de referencia a a a b Grado de células con cambios degenerativos en sus núcleos Significancia general sin considerar categorías p = 0,045 a. Disminuye la probabilidad de presentar la lesión; b. Aumenta la probabilidad de presentar la lesión. la posibilidad de que se trate de un CA, mientras que la coilocitosis severa incrementa el riesgo de presentarla. El grado de células con cambios degenerativos en sus núcleos presenta una asociación estadística significativa (p = 0,045) con el CA, sin embargo, al evaluar las diferencias entre las categorías no se encontraron datos relevantes. Tabla 3. El resto de las variables estructurales y celulares evaluadas en este estudio no mostraron asociaciones estadísticas significativas con las lesiones estudiadas. Discusión El diagnóstico de infección por VPH frecuentemente se basa en una combinación de características clínicas e histopatológicas, tanto en las lesiones cervicales como bucales15. Para el diagnóstico de lesiones por VPH en región cervicouterina no existe un acuerdo universalmente aceptado, sin embargo, en la mayoría de los reportes se utilizan los criterios de Toki con algunas modificaciones, considerando como criterios mayores: coilocitosis, papilomatosis, acantosis, multinucleación, disqueratosis e hiperplasia basal11. Los criterios de Toki, fueron originalmente definidos por Reid en 198216 y más tarde retomados por Toki en 198712 para proponer la asignación de valores a cada criterio, la suma con un valor mayor de 6 sugiere una lesión por 1032 VPH, el objetivo era simplificar la estrategia de Reid. Se postula que los criterios de Toki pueden ser aplicados para identificar lesiones virales en cavidad bucal, ya que diversos autores han descrito la acantosis, papilomatosis, estrato granular prominente e hiperqueratosis como cambios sugestivos de infección por VPH en boca1,17. No obstante, los resultados obtenidos en nuestro estudio sugieren que estos criterios, no explican la posible naturaleza viral de las lesiones. De hecho Toki en su artículo de 198712 admite haber encontrado discrepancias al utilizar sus criterios y refiere una probabilidad de 36,2% de caer en falsos positivos (error tipo I) y una probabilidad de 1,7% de cometer falsos negativos (error tipo II)12. Los efectos citopáticos inducidos por el VPH son consistentes en la VV, la HEM y en el CA3, su presencia fue confirmada en este estudio. Estos cambios según la literatura incluyen la llamada “degeneración mitosoide” por su parecido con mitosis o mitosis atípicas, que ilustran cambios nucleares degenerativos, caracterizados al microscopio electrónico por alteraciones en la forma del núcleo, perforación de la membrana nuclear con marginación y condensación de la cromatina18. Se ha mencionado que estas células se localizan frecuentemente en el estrato espinoso, sin embargo, en este estudio estas células se observaron tanto en los estratos espinosos, como en los basales y parabasales, además el análisis estadístico no demostró su presencia en algún estrato en particular19. El VPH se caracteriza por su capacidad de Rev Med Chile 2012; 140: 1028-1034 artículos de investigación Modelo de regresión logística para el diagnóstico morfológico de lesiones por VPH en boca - J. R. Bermeo et al inducir proliferación celular20, la hiperplasia epitelial, la hiperplasia pseudoepiteliomatosa, la hiperplasia basal y la papilomatosis, aunque predominan en alguno de los tres tipos de patologías no son criterios útiles por si mismos para diferenciar estas lesiones. La coilocitosis es uno de los criterios más relevantes en el diagnóstico de las lesiones por VPH21. En la VV y en la HEM la coilocitosis no fue un hallazgo constante, mientras que las formas leves y moderadas estuvieron presentes en las tres lesiones, sólo la coilocitosis severa fue una hallazgo consistente en la mayoría de los casos de CA. La búsqueda intencionada de coilocitosis, en lesiones con características clínicas sugestivas de lesiones por VPH debe ser considerada durante el diagnóstico de estas lesiones. La presencia de CA en niños, no necesariamente se relaciona con abuso sexual22, pero siempre es conveniente confirmar el diagnóstico, ya que los criterios clínicos tampoco son suficientes para discriminar entre VV, CA y lesiones únicas de HEM3,23. Los cambios estructurales considerando la hiperqueratosis en sus dos formas paraqueratosis y ortoqueratosis, el edema intra y extracelular fueron hallazgos constantes en las tres lesiones, estas manifestaciones han sido descritas previamente24. El edema en sus dos formas es común en las lesiones bucales independientemente de su naturaleza. No obstante, McLeod21 sugiere que las células con edema intracelular con núcleos picnóticos, pueden ser considerados como coilocitos tipo B, en un estado diferente de infección ya sea más temprana y menos desarrollada. Sin embargo, aunque la presencia de coilocitosis severa es una guía diagnóstica, los resultados obtenidos demuestran que estos criterios morfológicos tampoco son suficientes para establecer el diagnóstico definitivo. Al valorar los criterios de Toki pudimos demostrar que no son suficientes para establecer un diagnóstico diferencial entre lesiones por VPH y lesiones reactivas de la mucosa oral15. El estudio de estas lesiones mediante PCR, permite establecer su asociación con alguno de los virus de la familia papovaviridae, pero esta prueba no permite establecer un diagnóstico y sólo debe indicarse en el caso de sospecha de abuso sexual en niños y en lesiones con datos que sugieran malignidad. Las inconsistencias notadas en la literatura con respecto al tipo de virus relacionado con alguna de estas lesiones, y aun con las localizadas en el Rev Med Chile 2012; 140: 1028-1034 cérvix10 pueden deberse a errores en el diagnóstico presuntivo y a una inadecuada asociación con los resultados de la prueba de PCR9,25,26. Conclusiones Se estudiaron criterios morfológicos con la hipótesis de que a través de ellos se podría establecer el diagnóstico diferencial entre HEM, VV y CA. Considerando que los criterios morfológicos descritos en la literatura no están claramente definidos para cada una de las lesiones y en consecuencia a la falta de un acuerdo universalmente aceptado. Sin embargo, de acuerdo a los resultados de este estudio, los criterios de Toki, no explican la posible naturaleza viral de las lesiones, ni permiten establecer el diagnóstico diferencial entre ellas. Aunque proponemos una estrategia para el diagnóstico diferencial de la HEM, la VV y el CA, recomendamos tomar con discreción los criterios con niveles de significancia altos ya que pueden conducir a cometer falsos negativos, se debe dar un mayor valor diagnóstico a las variables que presentan significancias más cercanas a 0,05. Las variables propuestas pueden resultar en algunos casos insuficientes por lo que recomendamos realizar estudios de inmunohistoquímica, hibridación in situ y preferiblemente de PCR, cuando se sospeche la presencia de VPHs de alto riesgo en las lesiones. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. Syrjänen S. Human papillomavirus infections and oral tumors. Med Microbiol Immunol 2003; 192: 123-8. Flaitz MC. Focal epithelial hyperplasia: a multifocal oral human papillomavirus infection. Ped Dent 2000; 22: 153-4. Anderson KM, Pérez MD, Miles L, Allen CM, Nuovo GJ. The histologic differentiation of oral condyloma acuminatum from its mimics. 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A population study in Chile Background: The age at menarche may influence decisively health and disease in women. It also indicates the beginning of the reproductive period and, as a consequence, the possibility of biological continuity for the human species. Genetic and environmental determinants define the age of menarche and can explain differences found among different populations. Aim: To determine the age at menarche among adolescents with different levels of indigenous descent (parental indigenous surnames), considering the effect of socioeconomic and demographic factors. Material and Methods: An observational study of historic cohorts of 8.624 girls from the Araucanía Region (central-southern Chile) was carried out. Data were collected by health professionals using a previously validated questionnaire. Occurrence of menarche was estimated through survival analysis and compared between groups (according to indigenous parental surnames) adjusted for parents’ income and educational level and provenance (rural/urban). Results: Estimated median age of menarche was 151 months (95% CI: 150-151). In female with four indigenous surnames, menarche occurred two months later than girls without indigenous surnames and with two indigenous surnames (p < 0,001). In girls whose parents had lowest level of schooling, the difference increased to eight months later (p < 0,005). Conclusions: Age at menarche in the group with higher indigenous descent is later even if socio-economic conditions remain stable. Genetic factors might play an important role, however conditions of vulnerability can influence and further delay the onset of reproductive competency. (Rev Med Chile 2012; 140: 1035-1042). Key words: Factors; Groups; Menarche; Socioeconomic factors. L a edad de la menarquia es una variable antropológica, sicológica y biológica que puede influir en forma determinante en algunos estados de salud-enfermedad de las mujeres. Marca, además, el comienzo de la competencia reproductiva y, como consecuencia, la posibilidad de la continuidad biológica para la especie humana. Determinantes genéticos y ambientales definen la edad de la menarquia y pueden explicar las diferencias encontradas entre diferentes grupos étnicos1-4. Desde un enfoque evolutivo, la selección natural favorece a individuos que optimizan sus com- Departamento de Salud Pública, Facultad de Medicina, Universidad de La Frontera, Temuco, Chile. 2 Centro Excelencia CIGES, Universidad de La Frontera, Temuco, Chile. 3 Departamento Nutrición, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. a Doctor en Salud Pública. b Doctor en Bioestadística. c Doctor en Salud Pública y Nutrición. 1 Fuentes de financiamiento: Fondo de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT) Proyecto N° 1060884 y Fondo de Mejoramiento de la Calidad de la Educación Superior (MECESUP) Proyecto FRO003 Recibido el 22 de diciembre de 2011, aceptado el 9 de mayo de 2012. Correspondencia a: Dra. Ximena Ossa Departamento Salud Pública, Carrera #228, Temuco. Fono: 45-592199 Fax: 45-214071; E-mail: xossa@ufro.cl petencias para procrear y traspasar la información genética a las nuevas generaciones, produciéndose un juego adaptativo entre las características de vida de los individuos y el medioambiente. Estas características involucran patrones y fases de crecimiento y competencias reproductivas dentro de las cuales se encuentra la menarquia5. En Brasil y Colombia se han publicado edades de menarquia para población indígena más tempranas que lo descrito para la población general. Algunos autores postulan que la edad temprana de menarquia en algunas poblaciones indígenas puede deberse, desde un contexto ecológico, a 1035 artículos de investigación Edad de la menarquia y ascendencia indígena - X. Ossa et al una adaptación para facilitar las condiciones reproductivas en un medioambiente adverso, donde las expectativas de vida son bajas6,7. Otros estudios señalan edades más tardías en población aborigen y especialmente en lugares rurales, atribuyéndose esto a causas genéticas, escaso desarrollo y mayor vulnerabilidad social8-10. En Chile, los últimos estudios publicados señalan una edad para la menarquia de 12,7 años en adolescentes de Santiago, pero los estudios sobre menarquia en población indígena han sido limitados a muestras no representativas y no concluyentes en sus resultados11-14. La menarquia temprana es un factor de riesgo para algunos tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas no transmisibles15-18, por lo que debiera constituir una preocupación en salud pública. Por otro lado, la menarquia temprana se asocia con sobrepeso en período pre-puberal y, también en el período de la adolescencia y adultez, aunque esta última asociación es controversial19-21. En Chile, se ha evidenciado diferencias significativas en la prevalencia de obesidad en mujeres de distinto nivel educacional22, lo que muestra la necesidad de estudiar en profundidad todos los determinantes que pudieran intervenir en este fenómeno, especialmente en los grupos vulnerables. Este estudio constituyó la primera fase de un proyecto que midió el crecimiento en etapas puberales de adolescentes de diferente origen étnico. El objetivo de este trabajo fue conocer la edad de menarquia en adolescentes con distinta ascendencia indígena (número de apellidos mapuches) considerando el efecto de factores socioeconómicos y demográficos. Diseño de estudio y población Estudio observacional de cohortes históricas, en las que se determinó en forma retrospectiva la edad de menarquia de 8.624 adolescentes (8 y 16 años) que asistían a escuelas públicas de la Región de La Araucanía (zona centro-sur de Chile). Estos establecimientos fueron seleccionados aleatoriamente en 24 de las 32 comunas de la Región y corresponden al 80% de las escuelas con mayor concentración indígena. Al interior de cada escuela fueron encuestadas todas las niñas que voluntariamente aceptaron responder la encuesta, lo que constituyó el 98% de las asistentes a estos establecimientos educacionales. 1036 Recolección de datos La información se obtuvo mediante un cuestionario con preguntas abiertas, previamente validado, contestado por las niñas en la sala de clase. Este proceso fue guiado y supervisado por una profesional matrona y acompañado por una profesora del establecimiento. Se estimuló el recuerdo de la edad de la menarquia con fechas importantes como cumpleaños, fiestas y vacaciones. En una sub-muestra de 274 niñas (131 indígenas y 143 no indígenas) se corroboró con la madre o cuidadora el dato entregado por la participante. Las preguntas abarcaron: fecha de nacimiento, mes, año y edad de la menarquia (método de status quo), apellidos parentales, ubicación geográfica de la escuela, escolaridad de la madre o, en su defecto del padre; finalmente, el ingreso familiar fue estimado de datos obtenidos acerca de la ocupación del jefe de hogar en la encuesta y confirmada por la profesora respectiva. Estas ocupaciones se clasificaron por grupo (Clasificación Internacional Uniforme de Ocupaciones, CIUO-88)23 y luego categorizadas en niveles utilizando como referencia el de las remuneraciones medias mensuales reales según grupo ocupacional para el país publicada por el Instituto Nacional de Estadística de Chile24. Análisis de datos Se procedió al análisis descriptivo del grupo de estudio según número de apellidos parentales indígena (desde cero a cuatro apellidos de origen mapuche). Para tal efecto se trabajó con un listado de los apellidos de origen mapuche que fue revisado y validado por especialistas en la lengua mapuche25. La edad de menarquia se calculó en meses desde el mes y año de nacimiento hasta el mes y año en que ocurrió el evento. Las niñas que no habían experimentado su menarquia contribuyeron con los tiempos desde el mes y año de nacimiento hasta el momento de la aplicación del cuestionario. Se realizó una estimación de la mediana de la edad de la menarquia a través de análisis de sobrevida y comparación de la distribución de los tiempos de ocurrencia de la menarquia (curvas de sobrevida) entre los diferentes grupos de ascendencia indígena utilizando test de Wilcoxon (recomendado para distribuciones de sobrevida cuyas funciones de riesgo no son proporcionales en el tiempo y para diferencias de sobrevida tempranas) con ajuste por método de Bonferroni Rev Med Chile 2012; 140: 1035-1042 artículos de investigación Edad de la menarquia y ascendencia indígena - X. Ossa et al para comparaciones múltiples definidas a priori (p < 0,005)26. Posteriormente, fueron evaluados los tiempos de ocurrencia de menarquia ajustados por nivel socioeconómico y origen urbano o rural. (13,2% y 6,7% respectivamente). Las escuelas fueron predominantemente urbanas, encontrándose directa correlación entre mayor número de apellidos mapuche y asistencia a escuelas rurales (p < 0,001). De todas las niñas, 39,2% no habían tenido su menarquia al momento del estudio. La mediana estimada para la edad de menarquia, considerando los datos censurados, fue de 151 meses (IC 95% 150-151), esto es 12,58 años. La correlación entre el dato entregado por la niña y su madre o cuidadora en la sub-muestra fue de 100%14. La mediana para edad de menarquia fue similar en los grupos con cero y con dos apellidos mapuches, pero ambos tuvieron una diferencia significativa con las niñas con cuatro apellidos mapuches en quienes la mediana fue dos meses más tardía (p < 0,001) (Tabla 2). Realizando una comparación en la proporción de ocurrencia de menarquia (curvas de sobrevida) por grupos de apellidos, de acuerdo a la edad, se observa que la proporción de niñas que había experimentado su menarquia antes de los 10 años fue baja (menos de 2%); a los 11 años, esta proporción se eleva a 9%, con una mayor proporción de niñas sin apellidos mapuches (11%) y una menor para aquellas con cuatro apellidos mapuches (7%). Para todas las niñas con 13 y más años, el porcentaje de experimentar la menarquia fue sobre el 60%, sin diferencias por etnia. La proporción de adolescentes con menarquia más tardía fue similar en los grupos: menos de 2% la Aspectos éticos Este estudio contó con la aprobación del Comité de Ética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Se obtuvo el asentimiento informado de las niñas previa aplicación del cuestionario, respaldado por las pautas éticas internacionales para la investigación biomédica en seres humanos. Resultados De los 8.624 cuestionarios aplicados, la muestra quedó conformada por 8.495 niñas por rechazo de 129 encuestas incompletas (1,52%, debido a deficiencias en los datos de los apellidos parentales o imprecisiones en la fecha de nacimiento o de menarquia). Entre las características socio-demográficas (Tabla 1), se observa una correlación inversa entre el número de apellidos indígenas y la escolaridad de la madre y el nivel de ingresos del jefe de hogar (p < 0,001); a mayor número de apellidos mapuche existe menor nivel de educación y de ingresos. Tanto en relación con la escolaridad e ingresos de los progenitores, hubo una proporción de niñas que desconocía el dato Tabla 1. Características socio-demográficas según número de apellidos indígenas Variable Sin apellido mapuche n % Educación de los padres* Básica incompleta Básica completa E. Media E. Superior 97 847 2.492 496 2,5 21,5 63,4 12,6 Ingresos familiares** Sin ingresos Bajos ingresos Medio-bajo Medio-alto 397 789 2.780 437 Escuela*** Rural Urbana 183 4.349 1 apellido mapuche n 2 apellidos mapuches 3 apellidos mapuches 4 apellidos mapuches % n % n % n % 38 379 720 101 3,1 30,6 58,2 8,2 72 374 412 47 8,0 41,3 45,5 5,2 69 363 227 18 10,2 53,6 33,5 2,7 85 348 172 16 13,7 56,0 27,7 2,6 9,0 17,9 63,1 9,9 152 330 811 96 10,9 23,8 58,4 6,9 158 335 458 49 15,8 33,5 45,8 4,9 80 336 276 21 11,2 47,1 38,7 3,0 78 348 230 16 11,6 51,8 34,2 2,4 4,4 95,6 133 1.319 9,2 90,8 161 894 15,3 84,7 189 566 25,0 75,0 189 512 27,0 73,0 *Rho Spearman = -0,33, p = < 0,001. **Rho Spearman = -0,24, p = < 0,001. ***Rho Spearman = 0,25, p = < 0,001. Rev Med Chile 2012; 140: 1035-1042 1037 artículos de investigación Edad de la menarquia y ascendencia indígena - X. Ossa et al Tabla 2. Edad de la menarquia según número de apellidos mapuches n, de apellidos mapuches n % Mediana Error Std IC 95% 0 4.531 53,3 150 0,24 150 a 151 1 1.453 17,1 151 0,27 150 a 153 2 1.055 12,4 150 0,23 149 a 151 3 755 8,9 151 0,23 149 a 152 701 8,3 152 0,22 150 a 153 8.495 100 151 0,24 150 a 151 4 Total Test de Wilcoxon X 2 (4) = 18,2 (p = 0,001). Tabla 3. Proporción de ocurrencia de menarquia por edad y número de apellidos mapuches (Análisis de sobrevida) Edad en años Número que entran al intervalo n Número de apellidos mapuches 0 % 1 % 2 % 3 % 4 % 8 8.495 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 9 8.390 0,2 0,1 0,1 0 0,1 10 7.774 1,8 1,2 1,6 1,8 1,2 11 6.403 11,6 7,6 10,9 7,7 7,2 12 4.185 34,0 31,4 32,4 33,8 27,7 13 1.784 66,8 62,9 68,5 66,4 64,5 14 418 90,2 87,0 91,5 91,0 90,1 15 56 98,2 97,4 16 6 99,5 99,0 17 - 100 100 98,4 100 98,1 100 - 99,2 100 - - Diferencias significativas entre los grupos 0 y 1; 0 y 4; 2 y 4 (Test de Wilcoxon con ajuste Bonferroni, p < 0,005). habían tenido después de su cumpleaños número quince (Tabla 3). Se encontraron diferencias significativas en la distribución de las curvas de ocurrencia de menarquia entre los grupos con: cero y un apellido mapuches (Wilcoxon c2(1) = 8,1 p = 0,004); cero y cuatro apellidos mapuches (Wilcoxon c2(1) = 11,6 p < 0,001); y dos y cuatro apellidos mapuches (Wilcoxon c2(1) = 8,2 p = 0,004). Cuando la muestra fue dividida por niveles de educación parental, se confirmó que existen diferencias significativas en la edad de menarquia en el grupo con menor nivel educacional, ocurriendo a los 147 meses en estudiantes sin apellidos mapuches y retrasándose hasta los 155 meses en aquellas 1038 con cuatro apellidos mapuches, es decir, ocho meses más tarde (Wilcoxon c2(1) = 8,2, p = 0,004), manteniéndose esta diferencia al ajustar por procedencia urbano/rural. En el resto de las categorías, las diferencias por etnia no fueron significativas. Discusión En este trabajo, la edad de menarquia en las adolescentes no indígenas es más temprana que en las niñas con cuatro apellidos indígenas y a su vez en el grupo de mayor ascendencia indígena (cuatro apellidos mapuches) la edad de menarquia es significativamente más tardía que los demás grupos, Rev Med Chile 2012; 140: 1035-1042 artículos de investigación Edad de la menarquia y ascendencia indígena - X. Ossa et al incluso cuando se controla por condiciones socioeconómicas. Sin embargo, estas diferencias no necesariamente deben ser atribuidas a etnicidad, sino más bien a la participación de un grupo de factores que incluyen carga genética/étnica, nivel socio-económico y estado nutricional, entre otros. En algunos estudios de comunidades indígenas en América Latina, la edad de menarquia se encontró por sobre los 13 años8,10,27,28 a diferencia del grupo con mayor ascendencia indígena en este estudio que bordea los 12,7 años. Es probable que tanto las diferencias en edad de menarquia entre los grupos como la diferencia con niñas indígenas de otros países tenga relación con las condiciones socioeconómicas respectivas. El Índice de Desarrollo Humano (IDH) para la población indígena de la región de La Araucanía está entre los más bajos del país lo que condiciona una situación de inequidad importante29 y esto podría explicar la diferencia en la edad de menarquia entre los grupos de mayor y menor ascendencia indígena en la región. En el grupo de niñas sin apellidos mapuches, los padres tienen mayor nivel educacional y de ingresos, lo cual también puede ser interpretado como mejores condiciones de vida (proxy) permitiendo expresar en ellas el potencial biológico. Algunos estudios han demostrado que entre los niveles de población con mejores condiciones socio-económicas, la menarquia se presenta a edades más tempranas debido a mejor nutrición y condiciones sanitarias de la población1,30-32. De hecho, Thomas y colaboradores sugieren que en una escala global, la menarquia aparece más temprano en países con mejores expectativas de vida33. Por otro lado, el IDH en la población indígena de la Región es mayor que aquellos observados en otras comunidades indígenas en América Latina34. La diferencia en la edad de la menarquia, especialmente entre los grupos sin apellidos indígena y cuatro apellidos indígena, aunque significativa, no es tan marcada como ocurre con otras poblaciones indígenas del continente, por lo que se puede inferir que el grupo local se encuentra en mejores condiciones socioeconómicas que sus congéneres de otros países, lo que les permite el adelanto de la menarquia27,35. Otro de los factores que puede explicar una edad de menarquia más temprana en las niñas indígenas es la alta prevalencia de exceso de peso que ha sido observada en todos los grupos de edad, incluida la población escolar en Chile36, con- Rev Med Chile 2012; 140: 1035-1042 dición que se ha ido concentrando en los niveles socioeconómicos bajos sobre todo en mujeres22,37. De acuerdo a estudios realizados tanto en población chilena como extranjera, el exceso de peso puede contribuir a una maduración sexual más temprana12,14,37,38. Estudios previos realizados en la Región de La Araucanía verificaron que había un alta prevalencia de obesidad en niños mapuches al ingreso a la escuela, condición que puede estar influyendo en que el retraso en la edad de menarquia no sea tan marcado en este grupo étnico39,40. Existe evidencia que en mujeres mapuches, la menarquia ha tendido a aparecer en forma más tardía que en aquellas mujeres no indígenas41. En una investigación realizada por nuestro grupo, con una sub-muestra de adolescentes participantes del presente estudio que incorporó mediciones antropométricas14, se demostró en el modelo final ajustando por escolaridad de la madre, que el sobrepeso y la obesidad determina significativamente reducción de la edad de menarquia y que el factor étnico aunque retrasa esta edad no alcanza significación estadística (p = 0,081). Por estos resultados, es posible suponer que el factor genético puede estar regulando esta situación sobre todo en aquellas niñas que no presentan sobrepeso u obesidad encontrándose en ellas edades de menarquia más tardías que influyan en los resultados del grupo indígena42,43. Por muchos años, la región de La Araucanía ha mostrado los indicadores socioeconómicos más bajos del país, no obstante, éstos han ido mejorando en los últimos años44,45 y por lo tanto, es razonable esperar que la edad de menarquia, como marcador biológico del mejoramiento de las condiciones medioambientales, también sufra modificaciones. Algunos estudios indican que la edad de menarquia en Chile estaría estacionaria desde la década de los 1970-7946, sin embargo, otra investigación realizada en la Región de La Araucanía muestra una tendencia secular hacia una menarquia más temprana en las últimas décadas sin diferenciación étnica43. Lo anterior, en conjunto con los resultados de esta investigación, deja abierta la posibilidad de que la edad de menarquia aún no se estabilice, sobre todo en poblaciones que están todavía en proceso de mejoramiento de sus condiciones de vida. Este fenómeno, en conjunto con otros factores medioambientales tanto previos como posteriores a la menarquia, puede influir en la aparición de enfermedades crónicas 1039 artículos de investigación Edad de la menarquia y ascendencia indígena - X. Ossa et al no transmisibles que requieren de mayor estudio en los grupos étnicos vulnerables. Entre las debilidades de este estudio, cabe mencionar que la edad de menarquia fue obtenida en forma retrospectiva por lo que es un dato afecto al sesgo de memoria. Sin embargo, el intervalo ocurrido entre el evento y la recolección de información fue relativamente corto y en la sub-muestra se estimó una correlación alta con el dato entregado por la madre o cuidadora por lo que se estima un riesgo de sesgo atenuado. También podría considerarse una debilidad no haber considerado una muestra representativa de todas las comunas de la IX Región, sin embargo, esto no fue realizado de esta forma porque había 8 comunas en que la concentración de la población indígena era muy baja. Es necesario destacar que en ambos tipos de comunas (seleccionadas y no seleccionadas) el índice de desarrollo humano (IDH) era similar, con cifras que van entre 0,57 y 0,76 con una escala de 0 a 1, siendo el promedio nacional de 0,73 (metodología para el cálculo de IDH regional y comunal 2005 especial para Chile)47. Entre las fortalezas cabe destacar que se utilizó un cuestionario validado, aplicado por profesionales calificados en salud reproductiva, con la colaboración de madres y profesoras. También es una fortaleza el haber trabajado con una muestra suficientemente grande de niñas que asisten a escuelas públicas de la Región de La Araucanía, lo que confiere representatividad de la etnia Mapuche que habita en la Región. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. Agradecimientos: Nuestros agradecimientos a las matronas Elba Contreras y Claudia Fernández por su intensa y prolija labor, así como también a los Directores de Salud Municipal de la región de La Araucanía y Directores de Escuelas y Liceos que participaron en esta investigación por su estrecha colaboración. 12. Referencias 14. 1. 2. Junqueira Do Lago M, Faerstein E, De Souza Lopes C, Werneck GL. Family socio-economic background modified secular trends in age at menarche: evidence from the Pró -Saúde Study (Rio de Janeiro, Brazil). Ann Hum Biol 2003; 30: 347-52. Long JR, Xu H, Zaho LJ, Shen H, Liu YJ, Xiong DH et al. The oestrogen receptor α gene is linked and/or associated with age of menarche in different ethnic groups. 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In the initial evaluation he appeared acutely ill and had resting dyspnea, edema and jaundice. His initial laboratory assessment disclosed azotemia, elevated lactate dehydrogenase levels, a low hemoglobin concentration (4.9 /dL) and a high corrected reticulocyte count (4,7%) with negative direct and indirect Coombs’ test. The patient was transferred to the ICU, where he received support therapy with hemodialysis, mechanical ventilation, vasoactive drugs and transfusions of packed red cells. The evolution after 1 month was favorable and he was discharged without anemia and with normal renal function. Three months after discharge, the glucose-6-phosphate-dehydrogenase screening study did not demonstrate detectable enzymatic activity. (Rev Med Chile 2012; 140: 1043-1045). Key words: Favism; Glucose-6-phosphate; Hemolysis; Jaundice. E l déficit de glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa (G6FD) es la enzimopatía más común en el ser humano1. Corresponde a una enzima intracelular, ubicua; cuya principal función en el eritrocito es protegerlo del estrés oxidativo2. La enzima es parte crucial de la vía de las pentosas3, importante en la formación de glutatión, siendo esta la causa de la hemólisis desencadenada por estímulos oxidativos. Especialmente sensible a este déficit es el eritrocito por su condición anuclear4. La presentación clínica del cuadro es muy variada, siendo descritos 4 cuadros típicos: ictericia neonatal, anemia hemolítica aguda, anemia hemolítica congénita crónica y para un porcentaje importante de portadores el déficit es asintomático5. La falla renal vinculada al déficit de G6PD no se encuentra en el espectro clásico, es una entidad rara aunque ha sido descrita6. Caso clínico Paciente de 67 años, sexo masculino, con antecedente de epilepsia tónico-clónica sin tratamiento Escuela de Medicina, Universidad Católica del Maule, Talca, Chile. Servicio de Medicina Interna, Hospital de Talca. a Estudiante de Medicina. Recibido el 17 de agosto de 2011, aceptado el 10 de abril de 2012. Correspondencia a: Dr. Mauricio Chandía C. Escuela de Medicina, Facultad de Medicina. Universidad Católica del Maule. Av. San Miguel Nº 3605, Talca, Chile. Fax: 56-71-413657 E-mail: mchcabas@gmail. com farmacológico actual. No usaba medicamentos, no refería hábitos tóxicos ni alergias a fármacos. Consultó de urgencia por cuadro de 2 días de evolución de dolor abdominal asociado a ictericia, coluria y compromiso del estado general; el cual se habría originado tras consumo de habas. Al examen físico no se encontró evidencias de loxocelismo. No se registraron antecedentes familiares de favismo. Ingresó en falla renal aguda oligúrica, requiriendo soporte dialítico desde su llegada. En los exámenes de ingreso presentaba hematocrito de 14,1% con hemoglobina de 4,9 g/dL, glóbulos blancos 33.000/µL (fórmula conservada) y leve trombocitopenia (133.000/µL). El recuento de reticulocitos corregido fue de 4,6%. El nitrógeno ureico sanguíneo fue de 125 mg/dL y creatininemia de 3,47 mg/dL (producto BUN/ Creatinina 19,2). El sedimento de orina no mostraba hematuria ni cilindros y a la instalación de la sonda Foley se describió salida de orina de color rojizo. La bilirrubina total fue de 5,7 mg/dL; de predominio indirecto (3,2 mg/dL). El valor de los electrolitos plasmáticos a su ingreso fue de: potasio 1043 casos clínicos Favismo con insuficiencia renal aguda - D. Torres et al 4,9 mEq/L, sodio 137 mEq/L, cloro 99 mEq/L. Gases arteriales: pH 7,5, pO2 139, bicarbonato 16,4. Los tests de Coombs directo e indirecto fueron negativos. El paciente fue sometido a transfusión de 9 unidades de glóbulos rojos en días alternos, por lapso de 5 días desde su llegada. El frotis de ingreso negativo para esquistocitos y citometría de flujo negativa a hemoglobinuria paroxística nocturna. Frente a la posibilidad de púrpura trombótico trombocitopénico (PTT) se inició plasmaféresis sin mejoría del cuadro clínico. Durante su evolución cursó con disfunción hepática y respiratoria, requiriendo ventilación mecánica invasiva por lo cual fue trasladado a UCI. Durante la segunda semana de estadía hospitalaria presentó síndrome de respuesta inflamatoria sistémica secundaria a infección por S. Aureus, se trató con vancomicina; requirió apoyo transitorio con drogas vasoactivas (dobutamina). Tras aproximadamente 1 mes de hospitalización la ventilación mecánica fue retirada y recuperó diueresis por lo cual fue trasladado a Unidad de Intermedio. Fue dado de alta a los 4 días con valores de nitrógeno ureico 17,2 mg/dL y creatinina sérica de 1,17 mg/dL. Dada la posibilidad de sobreestimar la concentración de glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa (G6PD) debido a las transfusiones y mayor número de reticulocitos circulantes, es que tres meses después del episodio hemolítico se llevó a cabo el estudio. Este se realizó mediante el método colorimétrico de Tönz y Betke, mostrando actividad enzimática indetectable. Tabla 1. Principales funciones de las moléculas de NADPH y Ribosa en el metabolismo4 NADPH Ribosa Reacciones biosintéticas Producción de glutatión Estabilidad de catalasa Resistencia a estrés oxidativo Producción de coenzimas Replicación de ácidos nucleicos División celular Discusión La glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa es una enzima intracelular, ubicua4, cuyo principal rol es la protección del eritrocito frente al estrés oxidativo (Tabla 1). Su deficiencia es el trastorno heredable más común en el hombre, presentándose típicamente en varones jóvenes6. Existe una gran cantidad de sustancias descritas como desencadenantes de hemólisis en pacientes con déficit de G6PD (Tablas 2 y 3)7. En las variantes más frecuentes de esta enfermedad los síntomas se inician en forma de crisis hemolíticas a edades tempranas8. Desde este punto de vista, considerando la edad de nuestro paciente, es notorio que no haya desarrollado previamente este tipo de crisis. La falla renal aguda desarrollada como producto de una crisis hemolítica por favismo es una entidad clínica rara. El origen de esta complicación estaría en el efecto tóxico sobre la célula tubular de los pigmentos de hemoglobina libre en el plasma que es filtrada por el riñón6. El diagnóstico diferencial incluye varias causas de nefrotoxicidad asociada a pigmentos. El loxocelismo produce nefrotoxicidad por hemoglobinuria en casos de afectación sistémica9, pero se puede descartar porque no existe el hallazgo de las lesiones cutáneas características ni el antecedente de la mordedura de araña. La hemoglobinuria paroxística nocturna puede desencadenar crisis hemolíticas intravasculares masivas (como en este caso), pero se asocia a ausencia de marcación para CD55 Y CD5910, descartada en la citometría de flujo de sangre periférica. Por su parte, púrpura trombótico trombocitopénico (PTT), puede presentar hasta en Tabla 2. Agentes desencadenantes de hemólisis en deficiencia de G6PD7 Factor desencadenante Mecanismo Fármacos oxidantes Formación de H2O2 al interaccionar con hemoglobina Habas, berros y otros alimentos Contienen divicina, isouramilo y convencina que aumentan el glutatión oxidado Infecciones (neumonía bacteriana, hepatitis aguda) Estrés oxidativo, acidosis metabólica Cetoacidosis diabética Acidosis metabólica 1044 Rev Med Chile 2012; 140: 1043-1045 casos clínicos Favismo con insuficiencia renal aguda - D. Torres et al Tabla 3. Fármacos con efecto oxidante que pueden ocasionar crisis hemolíticas en déficit de G6PD7 Asociación definida Asociación posible Asociación dudosa Antimaláricos Primaquina Pamaquina Cloroquina Mepacrina Quinina Sulfonamidas Sulfanilamida Sulfacetamida Sulfapiridina Sulfametoxazol Sulfadimidina Sulfasalazina Glibenclamida Aldesulfona Sulfadiazina Sulfafurazol Sulfonas Dapsona Antipiréticos o analgésicos Acetanilida Ácido acetilsalicílico Paracetamol Fenacetina Otros fármacos Ácido nalixídico Niridazol Metiltionino Fenazopiridina Cotrimoxazol Ciprofloxacino Cloranfenicol Análogos vitamina K Ácido ascórbico Mesalazina Ácido aminosalicílico Doxorrubicina Probenecid Dimercaprol Otros químicos Naftalina un tercio de los casos falla renal, pero de patogenia distinta11, sin hemoglobinuria con orinas de color rojizo como en nuestro caso. Además se observó que la curva de descenso de lactato deshidrogenasa fue independiente de la plasmaféresis, mostrando su mayor nadir previo al inicio de ésta, sin aumentar tras su suspensión. Nuestro reporte enfatiza que siendo el déficit de G6PD la enzimopatía del eritrocito más común en el mundo, es importante considerarla como diagnóstico diferencial en todo caso de anemia hemolítica Coombs negativa asociada a falla renal, a pesar de que no existan estudios de prevalencia de esta enfermedad para nuestro país. Referencias 1. 2. 3. 4. B. Mehta A, Glucose-6-phosphate dehydrogenase deficiency. Postgrad Med J 1994; 70: 871-7. Frank JE. Diagnosis and management of G6PD deficiency. Am Fam Physn 2005; 72: 1277-82. Cosentino C, Grieco D, Costanzo V. ATM activates the pentose phosphate pathwaypromoting anti-oxidant defence and DNA repair. The EMBO Journal 2011; 30: 546-5. Ramírez-Cheyne J, Zarante I. 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A report of two cases Systolic anterior motion describes the anterior displacement of one or both mitral valve leaflets, obstructing the outflow tract of the left ventricle. It can be a cause of severe hypotension during the intraoperative and postoperative period of non-cardiac surgery. The diagnosis is made with echocardiography. We report two patients with this problem. The first was a 74-year-old male subjected to an incisional hernia repair who presented severe hypotension in the intraoperative period. A transesophageal echocardiography revealed an anterior displacement of the mitral valve anterior leaflet. Epinephrine was discontinued and Norepinephrine and a volume expander were administered, with good response. The second patient was a 64-year-old male undergoing a right liver lobectomy. In the postoperative period, he suffered severe hypotension. A transesophageal echocardiography revealed an anterior displacement of the mitral valve anterior leaflet. Dobutamine was discontinued, volume was administered, and a Norepinephrine infusion was started with good response. (Rev Med Chile 2012; 140: 1046-1049). Key words: Hypotension; Mitral valve; Postoperative period. S ystolic anterior motion (SAM) de la válvula mitral, es una rara causa de deterioro hemodinámico en el período perioperatorio de cirugía no cardiaca. Descrita inicialmente como una característica de la miocardiopatía hipertrófica, puede presentarse en numerosas otras situaciones1-6. A pesar de esto, el diagnóstico raras veces se sospecha, y se confirma sólo cuando se realiza una ecocardiografía en un paciente hipotenso que no responde a tratamiento convencional. Reportamos dos pacientes en los cuales una hipotensión severa sólo pudo revertirse cuando se realizó el diagnóstico y las medidas terapéuticas apropiadas establecidas. Paciente 1 Paciente de 74 años programado para una herniorrafia incisional supra umbilical. Como 1046 único antecedente presentaba una hipertensión arterial no tratada con cifras tensionales de 160/90 mm Hg, con evidencias electrocardiográficas de hipertrofia ventricular izquierda. Se administró anestesia general, sin incidentes hasta aproximadamente 20 min de cirugía, en que presentó progresiva disminución de la presión arterial hasta 50/20 mm Hg, sin respuesta a la administración de 1.000 ml de ringer lactato y de repetidas dosis de 8-12 mg de efedrina. Se detectó eritema papular difuso que hizo plantear una reacción anafiláctica, y se administraron 300 mg de hidrocortisona, 0,2 y 0,3 mg de adrenalina endovenosa y luego una infusión de 0,25 ug/kg/min sin recuperación de la presión arterial. Se realizó una ecocardiografía transesofágica (ETE) que mostró un ventrículo izquierdo hipertrófico, con una válvula aórtica de aspecto y movilidad normal, y con desplazamiento de la valva anterior de la válvula mitral que casos clínicos Systolic anterior motion en cirugía no cardiaca - M. Concha et al determinaba obstrucción completa del tracto de salida del ventrículo izquierdo (TSVI) durante la sístole. Se administraron rápidamente 1.000 ml de Voluven®, se suspendió la infusión de adrenalina y se inició norepinefrina hasta 2,5 ug/kg/min, con lo que se obtuvo una rápida recuperación de condiciones hemodinámicas aceptables. Al término de la cirugía, el paciente se trasladó a la unidad de cuidados intensivos, donde se disminuyó gradualmente hasta suspender la noradrenalina y se extubó 6 h después. Alta al quinto día post operatorio. favoreciera el desarrollo de un SAM, se realizó una laparotomía exploradora, encontrándose 300 ml de sangre antigua, sin identificarse un sitio de sangrado. Se aportó volumen, la norepinefrina se aumentó de 0,05 a 1,5 ug/kg/min, restableciéndose PA de 100/70 mm Hg, PCP de 22 mm Hg, e IC 3,2 lt/m2. No se observaron otros problemas hemodinámicos en el post operatorio. El paciente fue dado de alta al día 30 debido a colecciones intraabdominales que requirieron drenaje percutáneo. Discusión Paciente 2 Paciente de 64 años, hipertenso en tratamiento con atenolol con lo que mantenía cifras tensionales de 140/85 mm Hg. El ecocardiograma mostraba una buena función sistólica e hipertrofia ventricular izquierda. Se realizó una lobectomía hepática derecha, sin incidentes de importancia durante el intraoperatorio. Aproximadamente a las 12 h del post operatorio presentó disminución de presión arterial hasta 80/50 mm Hg y frecuencia cardiaca de 135, sin respuesta a la administración de 500 ml de Voluven®. Se inició infusión de dobutamina que se aumentó hasta 7 ug/kg/min, observándose mayor deterioro de las condiciones hemodinámicas, por lo que se colocó un catéter de arteria pulmonar que mostraba una presión de capilar pulmonar (PCP) de 18 mmHg, y un índice cardiaco de 1,2 lt/ m2. Se realizó un ETE que mostraba un ventrículo izquierdo hipertrófico, con una cavidad pequeña, con buena función global y sin alteraciones de motilidad segmentaria, y con una válvula aortica de aspecto y movilidad normal. Durante el sístole, la valva anterior de la válvula mitral se desplaza obstruyendo el 70% del TSVI, y produciendo una insuficiencia mitral (IM) moderada. Se hizo el diagnóstico de SAM, se administraron 1.000 ml de Voluven®, se inició infusión de noradrenalina hasta 2 ug/kg/min, se suspendió la dobutamina, y se administran 3 mg de metoprolol. Dentro de los siguientes 20 min se observa disminución de la obstrucción del TSVI y de la IM, la presión arterial se estabilizó en 100/60 mm Hg y la frecuencia cardiaca en 100. Doce horas después se presentó nuevo episodio de compromiso hemodinámico de características similares. Por la posibilidad de la existencia de un hemoperitoneo que pudiera perpetuar una condición de hipovolemia que Rev Med Chile 2012; 140: 1046-1049 SAM está descrito como la obstrucción del TSVI por el desplazamiento anterior de una o ambas valvas de la válvula mitral. Como resultado de esto puede asociarse IM. Ambas características se encontraban presentes en los pacientes reportados. Dado que las imágenes fueron consideradas características, dada la gravedad de la condición clínica y la rápida respuesta a las medidas terapéuticas, no se realizaron otras determinaciones para confirmar el diagnóstico. Sin embargo, una mayor rigurosidad diagnóstica hubiese hecho necesario el uso de Doppler color que evidenciaría una aceleración del flujo en el TSVI previo a la obstrucción y aparición de flujo turbulento post estenótico7. El uso de modo M a nivel de la válvula mitral también hubiese ayudado a precisar el grado de desplazamiento anterior del velo mitral. La falta de respuesta sin embargo, hubiese hecho necesario descartar otras causas como una estenosis aortica subvalvular o una isquemia miocárdica. Estas mediciones sin embargo, pueden ir más allá de lo que un médico no frrcuentemente expuesto a esta técnica pudiera realizar, y enfatizan la importancia de la evaluación cualitativa de las estructuras cardiacas y de su función, lo que en otras situaciones ha mostrado ser adecuado para la evaluación de la función cardiaca8. SAM es un proceso dinámico que puede estar determinado por ciertas condiciones anatómicas o patológicas9. En otros casos, modificaciones de la precarga, post carga o contractilidad, pueden modificar la arquitectura ventricular, permitiendo la obstrucción del TSVI5,6. Todas estas condiciones se presentan frecuentemente en el período perioperatorio como resultado de efecto de drogas, estimulación simpática, o hipovolemia. Los pacientes reportados presentaban varias de las condiciones 1047 casos clínicos Systolic anterior motion en cirugía no cardiaca - M. Concha et al mencionadas: hipertrofia ventricular izquierda, importante disminución de la precarga, secundaria a vasodilatación severa en uno y a pérdida de volumen intravascular en otro, determinando ambas situaciones disminución del retorno venoso, y disminución de la post carga secundaria a vasodilatación por la reacción anafiláctica en uno, y secundaria al uso de dobutamina en el otro. En ambos el uso de b adrenérgicos antes de hacer el diagnóstico probablemente contribuyó a agravar la obstrucción del TSVI. En el segundo paciente, se agrega la posibilidad que la dobutamina, a través de su efecto vasodilatador pudiera haber actuado como un factor agravante adicional. Considerando lo inespecífico de la signología del cuadro y de la información obtenida con la monitorización habitual, la que puede llevar a establecer medidas terapeúticas absolutamente contrarias a las correctas, el diagnóstico de SAM requiere de un alto índice de sospecha y la imprescindible confirmación ecocardiografica, idealmente ETE. La información obtenida del catéter de arteria pulmonar puede ser difícil de interpretar. El aumento de la PCP puede explicarse por disminución de la distensibilidad secundario a la hipertrofia ventricular, y la disminución del IC por la obstrucción del TSVI, y no por disfunción ventricular. En ausencia de la información obtenida con el ETE, frente a mediciones hemodinámicas sugerentes de claudicación ventricular izquierda, la disminución del aporte de volumen y la administración de un inótropo con efecto vasodilatador parece una muy buena indicación. Desafortunadamente, en un SAM, estas medidas terapéuticas son exactamente las opuestas a las requeridas. Este hecho enfatiza la importancia de la ETE, que permite hacer el diagnóstico y establecer el tratamiento correcto. El conocimiento de la existencia de factores que pueden predisponer para la aparición de SAM como: presencia de una miocardiopatía hipertrófica, hipertensión arterial con hipertrofia ventricular, o algunas situaciones más infrecuentes como pacientes diabéticos sometidos a estimulación β adrenérgica, o incluso en pacientes con infarto miocárdico9, deben hacer plantear la posibilidad de este diagnóstico como la posible causa de un cuadro de un severo compromiso hemodinámico, especialmente cuando no se dispone con facilidad de ecocardiografía, y en forma empírica se plantea el uso de vasoconstrictores. En situaciones en las cuales se considera el 1048 uso de b bloqueadores, la posibilidad de eliminar un mecanismo compensatorio, que puede ser de gran importancia cuando se trata de otro cuadro, hace mandatorio la confirmación del diagnóstico. La ETE ha sido recomendada para tratar de determinar la causa de un compromiso hemodinámico grave durante cirugía no cardiaca10. Se reportan dos casos de SAM en los cuales el diagnóstico sólo pudo ser realizado utilizando ETE, lo cual permitió modificar el tratamiento en curso y establecer las medidas adecuadas. Cuadros como SAM, que no pueden ser diagnosticados sin ecocardiografía, en los cuales la información obtenida con los medios de monitorización habituales e incluso un catéter de arteria pulmonar, pueden hacer parecer indicado terapias que pueden agravar la situación, nos obliga a tomar conciencia de la necesidad de incorporar la ETE como un medio de diagnóstico habitual en el período perioperatorio de cirugía no cardiaca. Finalmente, se debe insistir en la importancia del apoyo cardiológico para optimizar los beneficios de la ETE en manos de intensivistas o anestesiólogos, tanto para el entrenamiento como para la correcta interpretación de las imágenes. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. Doi YL, McKenna WJ, Oakley CM, Goodwin JF. ‘Pseudo’ systolic anterior motion in patients with hypertensive heart disease. Eur Heart J 1983; 4: 838-45. Cueto L, Arriaga J, Zinser J. Echocardiographic changes in pheochromocytoma. Chest 1979; 76: 600-1. Henein MY, O’Sullivan C, Sutton GC, Gibson DG, Coats AJ. Stress-induced left ventricular outflow tract obstruction: a potential cause of dyspnea in the elderly. J Am Coll Cardiol 1997; 30: 1301-7. Maraud L, Gin H, Roudaut R, Aubertin J, Bricaud H. Echocardiographic study of left ventricular function in type 1 diabetes mellitus: hypersensitivity of betaadrenergic stimulation. Diabetes Res Clin Pract 1991; 11: 161-8. Aniskevich S, Shine TS, Feinglass NG, Stapelfeldt WH. 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Systolic anterior motion of the mitral valve-beyond hypertrophic cardiomyopathy. Heart 2008; 94: 1383-5. 10. Fleisher LA, Beckman JA, Brown KA, Calkins H, Chaikof Rev Med Chile 2012; 140: 1046-1049 EL, Fleischmann KE, et al. ACC/AHA 2007 Guidelines on Perioperative Cardiovascular Evaluation and Care for Noncardiac Surgery: Executive Summary: A Report of the American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines (Writing Committee to Revise the 2002 Guidelines on Perioperative Cardiovascular Evaluation for Noncardiac Surgery) Developed in Collaboration With the American Society of Echocardiography, American Society of Nuclear Cardiology, Heart Rhythm Society, Society of Cardiovascular Anesthesiologists, Society for Cardiovascular Angiography and Interventions, Society for Vascular Medicine and Biology, and Society for Vascular Surgery. J Am Coll Cardiol 2007; 50: 1707-32. 1049 casos clínicos Rev Med Chile 2012; 140: 1050-1052 Síndrome de Good y aplasia pura de la serie roja, reporte de un caso y revisión de la literatura Sección de Hematología, Hospital del Salvador. Santiago de Chile. a Residentes de Hematología, Hospital del Salvador. b Residente de Medicina Interna, Hospital del Salvador. Recibido el 1 de marzo de 2011, aceptado el 10 de abril de 2012. Correspondencia a: Dra. María Elena Cabrera C. Sección Hematología Hospital del Salvador. Fax: 575 3583 E-mail: mecabrera@vtr.net E CAMILA PEÑAa, MARVILA INTRIAGOa, PILAR MUÑOZb, ANA MARÍA GRAY, MARÍA ELENA CABRERA Association of Good syndrome with pure red cell aplasia. Report of one case The association between Good’s syndrome (hypogammaglobulinemia and thymoma) with pure red aplasia is very uncommon. We report a 70-year-old male, who had a thymoma excised nine years before. Afterwards, he suffered frequent respiratory infections, which were attributed to a humoral immunodeficiency. Nine years later, he developed a pure red cell aplasia. He received prednisone and cyclosporine, resulting in a progressive rise of hemoglobin level, after one month of treatment. The patient died shortly thereafter due to infection, complicating a domestic accident. (Rev Med Chile 2012; 140: 1050-1052). Key words: Good’s syndrome; Red cell aplasia pure; Thymoma. l timoma suele asociarse a otras entidades, comúnmente llamadas síndromes paratímicos. La más frecuente es la asociación con miastenia gravis (15%). La asociación con aplasia pura de la serie roja (APSR) es 5-10% y con inmunodeficiencia, denominada síndrome de Good (SG), alrededor de 5%. Por otro lado, 50% de las APSR se relacionan con timoma y el SG representa sólo 0,2% de todas las inmunodeficiencias1-3. El SG fue descrito por primera vez por el Dr. Robert Good en 1954, y se caracteriza por hipogammaglobulinemia y linfocitos B muy disminuidos en pacientes con timoma. También existe una relación de linfocitos T, CD4/CD8 invertida. Estos pacientes tienen una elevada susceptibilidad a infecciones bacterianas, virales, micóticas e infecciones oportunistas, y la resección del tumor en general no mejora la inmunodeficiencia4. No se conoce la causa de esta asociación5. La APSR también es extremadamente infrecuente. Se caracteriza por anemia severa normocítica, normocrómica, arregenerativa y ausencia absoluta de eritroblastos en la médula ósea, con normalidad de las otras series hematopoyéticas. 1050 La forma adquirida en adultos frecuentemente es de evolución crónica. La etiología es autoinmune y se han descrito varios mecanismos, como anticuerpos contra eritroblastos o contra eritropoyetina. También se ha propuesto la inhibición de las colonias eritroides de la médula ósea, mediada por linfocitos T o natural killer6-9. La APSR se ha asociado a infecciones virales, desórdenes autoinmune y neoplasias, siendo lo más frecuente la asociación con timoma. Sin embargo, la asociación de SG y APSR es extremadamente rara, y sólo existen alrededor de 16 casos publicados en la literatura. Se describe el caso de un varón que presentó la asociación de estas dos raras enfermedades: síndrome de Good y aplasia pura de la serie roja. Caso clínico Varón de 70 años, con antecedentes de extirpación de timoma tipo linfocítico (tipo B1), el año 2000. Posteriormente, cursó con múltiples infecciones respiratorias altas y bajas, manejadas casos clínicos Síndrome de Good y aplasia pura de serie roja - C. Peña et al ambulatoriamente con antibióticos de amplio espectro, empíricamente. El estudio de su inmunidad, el año 2004, mostró cuantificación de inmunoglobulinas disminuidas: IgG 497 mg/ dl (800-1700), IgA 86 mg/dl (100-490) e IgM 21 mg/dl (40-250). No se solicitó estudio por citometría de flujo de poblaciones linfocitarias. Se diagnosticó una inmunodeficiencia humoral y por el antecedente de timoma, un síndrome de Good. Desde el año 2007, recibió tratamiento mensual de gammaglobulina iv. En mayo de 2009, se observó la instalación progresiva de una anemia normocítica, normocrómica, que no respondió a vitamina B12 ni ácido fólico. En diciembre de 2009, el hemograma mostraba: hemoglobina 4,6 g/dl, leucocitos y plaquetas normales, VCM 108 fl y ferritina 845 ng/ml (12-300). Se realizó un mielograma que evidenció ausencia de eritroblastos (< 1%), es decir, una eritroblastopenia absoluta, con normalidad de las series granulocítica y megacariocítica (Figura 1). Con el diagnóstico de APSR inició tratamiento con prednisona 30 mg/día y ciclosporina 100 mg c/12 h, manteniendo niveles de ciclosporina en rango de 200 ng/ml. Con este tratamiento se observó un aumento progresivo de hemoglobina, hasta su normalización al mes de tratamiento, en enero de 2010. Lamentablemente el paciente sufrió una caída a nivel, resultando en una contusión pulmonar y disminución de la capacidad ventilatoria por dolor. Esta situación produjo agravación de una infección respiratoria, sepsis, y neumonía aspirativa, falleciendo el 28 de febrero de 2010. Discusión La asociación que presentó el paciente de SG y APSR, es extremadamente inhabitual. Sin embargo, forman una unidad diagnóstica. En el SG el diagnóstico de timoma generalmente precede al de la inmunodeficiencia, como se observó en nuestro caso. La inmunodeficiencia se confirmó cuatro años después de la extirpación del tumor, aunque el paciente comenzó con infecciones broncopulmonares poco después de la cirugía. La mortalidad del SG es elevada5 y por tanto, es importante la prevención de las infecciones y el adecuado manejo de éstas. Nuestro paciente continuó con infecciones respiratorias, a pesar de la administración mensual de gamaglobulina. Más Rev Med Chile 2012; 140: 1050-1052 Figura 1. Mielograma del paciente, en el que se observa ausencia total de eritroblastos. aun, la administración del tratamiento inmunosupresor para controlar la aplasia de la serie roja, contribuyó a aumentar la susceptibilidad a las infecciones. Con respecto a la APSR, en la mayoría de los casos se presenta en un período relativamente cercano, de algunos meses, al diagnóstico de timoma. Sin embargo, puede ser tardío como en nuestro caso, 9 años después10. Ambas entidades, se describen preferentemente en adultos mayores, como el caso descrito. En una revisión de la Clínica Mayo11, se describen 13 pacientes con diagnóstico de APSR y timoma, entre los años 1950 y 2005. La mediana de edad fue 65 años, sin diferencia de sexo y hemoglobina promedio de 6 g/dl. El tratamiento de la anemia asociada a timoma se basa en drogas inmunosupresoras. En una revisión reciente12 referente a tratamiento, se describen varias alternativas, entre ellas corticoides, ciclosporina y ciclofosfamida, y globulina antitimocito. La respuesta al tratamiento inmunosupresor en nuestro caso con corticoides y ciclosporina fue efectivo y rápido, con normalización del nivel de hemoglobina al mes de tratamiento. Sin embargo, aunque la terapia es efectiva, conlleva morbilidad, especialmente infecciones pulmonares, incluso fatales como en este caso. Después de la normalización del hemograma, se requiere continuar con tratamiento de mantención, preferentemente con ciclosporina, para evitar recidivas. El Grupo de Estudio de la APSR de Japón13 observó una elevada tasa de recaídas (86%) al suspender la ciclosporina e incluso éstas se produjeron durante la terapia de mantención en 11%. 1051 casos clínicos Síndrome de Good y aplasia pura de serie roja - C. Peña et al En cuanto a los casos descritos previamente con esta rara asociación de SG y APSR, sólo existen según nuestro conocimiento 16 casos en el mundo. De estos llama la atención que la mayoría de los pacientes son de origen asiático (Japón y China), encontrándose sólo dos casos previos de raza caucásica, lo que haría de nuestro caso aún más inhabitual. Predomina en sexo femenino (10 vs 6 casos) y las edades fluctúan entre 41 y 79 años, con una media de 60 años. En cuanto al tipo de timoma, no se especifica en todos los casos, habiendo una predominancia de tipo AB, y sólo un caso descrito con tipo B1 como nuestro paciente14-20. La importancia de este caso es que si bien es una patología infrecuente, el timoma se relaciona con inmunodeficiencia (síndrome de Good) y también con aplasia pura de la serie roja, y según nuestro conocimiento, existe sólo 16 casos reportados en la literatura con ambas patologías simultáneamente, siendo nuestro caso el primero descrito en Chile. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Baumgart KW, Britton WJ, Kemp A, French M, Roberton D. The spectrum of primary immunodeficiency disorders in Australia. J Allergy Clin Immunol 1997; 100: 415-23. Carretero P, Garcés M, García F, Marcos M, Alonso L, Pérez R, et al. Inmunodeficiencia con timoma (Síndrome de Good). A propósito de un caso. Rev Esp Alergol Inmunol Clín 1998; 13: 33-6. Martínez I, Serralta S, Sandín N, Rodríguez R. Vialat V, Marsán V. Timoma e Inmunodeficiencia en un niño. Inmunología 2006; 25: 1616. Tarr PE, Sneller MC, Mechanic LJ, Economides A, Eger CM, Strober W, et al. 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Rev Med Chile 2012; 140: 1050-1052 artículos de revisión Rev Med Chile 2012; 140: 1053-1059 Rememorando la contribución de Goldstein y Brown al estudio del metabolismo del colesterol: a un cuarto de siglo del Premio Nobel de Medicina VÍCTOR CORTÉS , TATIANA VÁSQUEZ , ANTONIO ARTEAGA , FLAVIO NERVI2, ATTILIO RIGOTTI1,2 1 1 1 The contribution of Goldstein and Brown to the study of cholesterol metabolism In December 1985, the Nobel Prize of Medicine was awarded to Drs. Joseph L. Goldstein and Michael S. Brown for their fundamental scientific work on the regulation of cholesterol metabolism mediated by the low density lipoprotein receptor pathway. This article briefly reviews the academic and research accomplishments of Drs. Brown and Goldstein as a tribute to these physician-scientists for their welldeserved award and enormous contribution to biomedical science worldwide. (Rev Med Chile 2012; 140: 1053-1059). Key words: Cholesterol; Nobel prize; Receptors, lipoprotein. E l colesterol es una biomolécula que cumple importantes roles metabólicos y fisiológicos en diferentes especies animales, siendo un componente esencial de las membranas celulares y precursor de las hormonas esteroidales y de las sales biliares1. Además, el colesterol participa en el control de la morfogénesis embrionaria en los mamíferos2. Concordantemente, la homeostasis del colesterol, tanto a nivel celular como del organismo en su totalidad, es un proceso muy relevante y se encuentra finamente regulado. Las alteraciones en la regulación de la síntesis, absorción y excreción del colesterol predisponen al desarrollo de enfermedades crónicas de alta prevalencia, alta mortalidad e impacto social y económico. La enfermedad cardiovascular isquémica de origen ateroesclerótico es la primera causa de morbilidad y mortalidad en Chile y el mundo. Dentro de su etiopatogenia, la hipercolesterolemia representa un factor de riesgo claramente establecido ya que favorece el desarrollo de ateroesclerosis3. Por otra parte, la hipersecreción de colesterol biliar es el evento fisiopatológico clave que determina la Departamentos de 1 Nutrición, Diabetes y Metabolismo y 2 Gastroenterología Escuela de Medicina, Pontificia Universidad Católica, Santiago, Chile. Recibido el 9 de enero de 2012, aceptado el 19 de enero de 2012. Correspondencia a: Dr. Attilio Rigotti, Departamento de Gastroenterología, Escuela de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. Marcoleta #367, interior, 2do Piso, Santiago, Chile. Teléfono: 56-2-3543832. E-mail: arigotti@med.puc.cl aparición de colelitiasis, un estado patológico de alta prevalencia en Chile4. La comprensión detallada de los procesos celulares y moleculares que controlan el metabolismo del colesterol ha sido un logro fundamental para el desarrollo de las estatinas, fármacos hipolipemiantes de amplio uso por su demostrado efecto protector antiaterogénico5. En efecto, las estatinas han representado uno de los grandes avances en el armamento terapéutico médico de las últimas décadas, disminuyendo significativamente la mortalidad por enfermedad cardiovascular y cerebrovascular ateroesclerótica3. Dentro de los investigadores más insignes en este campo destacan los médicos Joseph L. Goldstein y Michael S. Brown (Figura 1), cuyo trabajo científico fundacional sobre la regulación del metabolismo del colesterol mediado por la vía celular dependiente del receptor de lipoproteínas de baja densidad (LDLR) los hizo acreedores del Premio Nobel de Medicina en 19856,7. Este artículo es un homenaje a estos médicos investigadores con motivo de los 27 años que han transcurrido desde la obtención de este merecido galardón. 1053 artículos de revisión Homenaje a los doctores Joseph L. Goldstein y Michael S. Brown - V. Cortés et al Algunos aspectos históricos sobre la investigación del colesterol previo a 1985 Durante casi dos siglos, la investigación en el campo del colesterol ha mostrado un avance continuo con aportes científicos de alto impacto8. En 1815, el químico francés Michel Chevreul propuso el uso del nombre de colesterol (del griego: chole, bilis y stereos, sólido) para designar al compuesto lipídico que había sido detectado por François Poulletier de la Salle en 1769 en los cálculos biliares9. Con el transcurso del tiempo y el esfuerzo de muchos investigadores, se estableció la importancia biológica del colesterol y sus derivados hormonales esteroidales y las sales biliares. La definición de la compleja estructura molecular del colesterol y las sales biliares, gracias al trabajo de Heinrich Wieland y Adolf Windaus, y de la intricada vía de biosíntesis del colesterol, estudiada por Konrad Bloch y Feodor Lynen, también les valió el reconocimiento con los Premios Nobel de Química en 1927 y 1928 y el de Medicina en 1964, respectivamente8. En la década de 1930-39, Rudolph Schoenheimer planteó la existencia de un delicado equilibrio entre la cantidad de colesterol que una Figura 1. Fotografía de los Dres. Michael Brown (izquierda) y Joseph Goldstein (derecha) tomada en sus laboratorios de investigación del Southwestern Medical Center de la Universidad de Texas en Dallas, USA. 1054 célula sintetiza y la que obtiene desde el medio extracelular10. Por otro lado, el médico noruego Carl Müller definió en 1938 el cuadro clínico de la hipercolesterolemia familiar como una enfermedad autosómica dominante caracterizada por xantomas, altos niveles de colesterol sanguíneo y enfermedad coronaria precoz11. Sin embargo, tanto los mecanismos determinantes de la regulación fisiológica del metabolismo de colesterol así como las causas de la hipercolesterolemia familiar permanecieron desconocidos hasta los años ’70 del siglo pasado. Joseph Goldstein y Michael Brown12-15 Los Drs. Goldstein y Brown se conocieron a mediados de la década de 1960-69 durante su residencia en Medicina Interna en el Massachusetts General Hospital en Boston, forjando una amistad que les ha permitido desarrollar una de las colaboraciones científicas más notables y duraderas del siglo XX y que se extiende por 40 años hasta la actualidad. Posterior a su estadía en Boston, ambos investigadores completaron su formación científica en los National Institutes of Health (NIH) de Estados Unidos de Norteamérica (USA), donde conocieron casos de dislipidemias genéticas, muchos de ellos fatales, que influyeron decisivamente en la elección y desarrollo de su futura línea de investigación. A comienzos de los años 70, el Dr. Goldstein desarrolló un protocolo genético poblacional sobre trastornos lipídicos hereditarios en sobrevivientes de ataques cardiacos16, el cual daría origen al estudio de la hipercolesterolemia familiar. Finalmente, ambos investigadores iniciaron en 1972 una carrera académico-científica conjunta en la Southwestern Medical School de la Universidad de Texas en Dallas, centrados inicialmente en la hipótesis de que las anormalidades en la regulación de la enzima 3-hidroxi-3-metilglutaril CoA (HMGCoA) reductasa, catalizadora de la única etapa limitante de la síntesis del colesterol, era la causa celular de la hipercolesterolemia familiar. A lo largo de la década de 1970-79 y a pesar de su intenso trabajo científico, los Drs. Brown y Goldstein continuaron desempeñándose como clínicos en los servicios de medicina del Hospital Parkland Memorial de Dallas y haciendo docencia de pre- y postgrado en medicina interna y genética médica. De hecho, la formación de nuevas generaciones de médicos investigadores, así como Rev Med Chile 2012; 140: 1053-1059 artículos de revisión Homenaje a los doctores Joseph L. Goldstein y Michael S. Brown - V. Cortés et al de científicos básicos puros, ha sido unas de sus preocupaciones permanentes, tal como lo manifestaron en una inspiradora publicación de 199717. En este trabajo, Brown y Goldstein enfatizan su convicción de la relevancia la participación de médicos clínicos en la investigación de frontera, según ellos la única vía conducente al descubrimiento de los mecanismos celulares y moleculares de enfermedades humanas. Además, este concepto desarrolla un punto central del informe Flexner sobre la formación médica en Estados Unidos de Norteamérica18, que recalca la necesidad de la investigación científica ejecutada por profesores de medicina para crear los ambientes académicos propicios e indispensables para una formación médica de calidad. Concordantemente con estas opiniones publicadas hace 15 años, Michael Brown actualmente se desempeña como director del programa combinado de médicos investigadores (MD-PhD) de University of Texas Southwestern Medical Center, participando activamente en la selección y educación de dichos estudiantes y dicta seminarios y congresos especialmente dedicados a la educación biomédica. Los descubrimientos claves que llevaron al Premio Nobel de Medicina de 1985 Tanto la biosíntesis celular del colesterol, como la importancia de la enzima HMGCoA reductasa y su regulación por retroalimentación negativa, habían sido previamente delineadas19. La aproximación experimental clave aplicada por Brown y Goldstein fue la utilización de cultivo primario de fibroblastos obtenidos desde sujetos controles y pacientes con hipercolesterolemia familiar homocigota20. En sus primeras observaciones, Brown y Goldstein notaron que cuando los fibroblastos normales se cultivaban en medios enriquecidos con LDL, la actividad de la enzima HMGCoA reductasa disminuía. Por el contrario, cuando se cultivaban en medios deprivados de LDL, la actividad de HMGCoA reductasa aumentaba, indicando que la actividad de esta enzima dependía de los niveles de exposición de las células al colesterol LDL presente en el medio extracelular. Adicionalmente, ellos establecieron que esta regulación era gatillada específicamente por LDL y no por HDL, sugiriendo la especificidad lipoproteica de este proceso21. Rev Med Chile 2012; 140: 1053-1059 En contraste, los fibroblastos de pacientes homocigotos para hipercolesterolemia familiar no mostraron esta retroalimentación: a partir de una actividad enzimática basal de HMGCoA reductasa muy aumentada, la exposición a medios enriquecidos en LDL no suprimía la actividad de esta enzima. Inversamente, la actividad de la reductasa tampoco aumentaba cuando los fibroblastos se cultivaban en ausencia de LDL20. Como es lógico, la explicación inicial para estos resultados fue que el defecto observado en las células de los pacientes se debía a una alteración en el gen codificante para la HMGCoA reductasa, lo cual impedía su regulación por colesterol. Sin embargo, la hipótesis correcta surgió después del experimento clave de introducir colesterol directamente en las células, mediante su solubilización en etanol, independientemente de la presencia de partículas de LDL en el medio de cultivo. Con esta intervención, sorprendentemente, se detectó una supresión de la actividad de la reductasa en los fibroblastos de los sujetos con hipercolesterolemia familiar, tal como lo observado en fibroblastos controles normales22. Este hallazgo llevó a Goldstein y Brown a postular que el defecto determinante del fenotipo celular asociado a la hipercolesterolemia familiar homocigota residía en una incapacidad de la células para captar colesterol presente en las LDL desde el medio externo hacia el compartimento intracelular, implicando la existencia de un receptor para LDL en la superficie de la membrana plasmática. La existencia del receptor de LDL (LDLR) se evidenció en 1974 mediante el uso de LDL marcada en su componente proteico con yodo radioactivo (125I)23. Estos experimentos permitieron demostrar la unión saturable y de alta afinidad de LDL a la superficie de células normales en cultivo, la cual se asociaba a internalización y degradación lisosomal de las partículas de LDL, con liberación de colesterol en las células, y reciclaje del receptor hacia la superficie celular (Figura 2). Importantemente, estos fenómenos estaban ausentes en los fibroblastos derivados de pacientes hipercolesterolémicos familiares23. Paradójicamente, el trabajo que reportaba estos hallazgos fue inicialmente rechazado para publicación en Journal of Biological Chemistry, una de las más prestigiosas revistas de bioquímica básica, ya que los revisores argumentaron que “la publicación de este artículo con sus observaciones incompletas no servirán a la ciencia médica ni otorgará reconocimiento en el largo plazo 1055 artículos de revisión Homenaje a los doctores Joseph L. Goldstein y Michael S. Brown - V. Cortés et al a sus autores”13, aunque finalmente fue publicado en esta revista en el año 197423. Es interesante destacar que estos descubrimientos clave se lograron pese a los relativamente escasos recursos materiales con que Brown y Goldstein contaban en esa época: un laboratorio con tres mesones, una tecnóloga Figura 2. Esquema de endocitosis de LDL, reciclaje del receptor de LDL y el procesamiento intracelular de las partículas de LDL. Las partículas circulantes de LDL, las cuales contienen moléculas de colesterol (recuadro) libre y esterificado, se unen en la superficie celular a los receptores de LDL (LDLR). Estos receptores normalmente se ubican en subdominios de la membrana plasmática conocidos como fosetas cubiertas, por estar asociados en su cara citoplásmica con diversas proteínas intracelulares, de las cuales destaca la clatrina. Una vez producida la asociación entre LDL y su receptor esta foseta es invaginada hacia el espacio intracelular, formándose una vesícula cubierta. Esta estructura se asocia con un nuevo grupo de proteínas intracelulares y sufre acidificación de su espacio luminal, representado aquí por el ingreso de iones H+, formándose un nuevo organelo denominado endosoma. El medio ácido del endosoma permite que las partículas de LDL se disocien del LDLR, el cual es destinado de vuelta a la superficie celular por medio de un organelo denominado vesícula de reciclaje. En la superficie celular, el LDLR es relocalizado en las fosetas cubiertas, quedando disponible para un nuevo ciclo de unión y endocitosis de LDL. A diferencia del LDLR, las partículas de LDL son destinadas hacia los lisosomas para su degradación terminal, en donde el componente lipídico es descompuesto hasta colesterol y ácidos grasos libres para su posterior incorporación en los distintos compartimentos de lípidos metabólicamente activos de la célula, mientras que las apolipoproteínas, en particular la apo B, son hidrolizadas hasta sus aminoácidos constituyentes. Este ciclo de internación y retorno a la superficie celular del LDLR demora aproximadamente 10 min y es repetido cientos de veces en las 20 h de vida de esta proteína de la membrana plasmática. (Figura modificada en base referencia 7). 1056 bioquímica y un auxiliar de laboratorio. Es posible que el éxito de estos trabajos iniciales se produjera por la conjunción afortunada de diversos factores: los talentos personales de Brown y Goldstein, su óptima preparación académica obtenida en ambientes universitarios de calidad, el planteamiento de las preguntas claves, la aplicación de métodos apropiados, la motivación y confianza en sí mismos y una buena dosis de serenditipia. Junto con una mejor caracterización de la regulación del metabolismo del colesterol, el esfuerzo de Brown y Goldstein y sus colaboradores permitió entender un fenómeno biológico de alcances más generales. En efecto, aunque la existencia de endocitosis celular había sido descrita en décadas previas, este proceso se asumía como inespecífico e independiente de receptores celulares. Por lo tanto, la demostración que la captación celular de LDL requiere una proteína específica en la superficie celular24 (Figura 2) constituyó un cambio paradigmático esencial en el estudio de las vías endocíticas de una célula25,26. Adicionalmente, en 1982 Goldstein, Brown y su equipo lograron aislar y purificar el producto proteico del receptor de LDL desde las glándulas suprarrenales de bovino27, permitiendo, a posteriori, la identificación del gen codificante para el gen de este receptor en 198528, sentando las bases para el análisis de las mutaciones genéticas que dan cuenta de la hipercolesterolemia familiar29. Finalmente, el laboratorio de Brown y Goldstein también identificó por primera vez la existencia de receptores celulares, distintos del LDLR, que median la captación celular de LDL químicamente alteradas, en macrófagos tisulares30, un evento patogénico precoz y central en la aterogénesis. Este hallazgo sentó las bases para el estudio de los mecanismos celulares de acumulación anormal de colesterol en la lesión ateromatosa, llevando a la identificación posterior de los receptores scavenger31,32 y su papel determinante en la ateroesclerosis33. Rev Med Chile 2012; 140: 1053-1059 artículos de revisión Homenaje a los doctores Joseph L. Goldstein y Michael S. Brown - V. Cortés et al La ciencia de excelencia continúa En su trabajo posterior al Nobel de Medicina en 1985, Brown y Goldstein centraron sus esfuerzos en el entendimiento de los mecanismos subyacentes a la regulación transcripcional del metabolismo de colesterol (Figura 3). Esto les permitió descubrir el sistema transcripcional conocido como sterol regulatory element binding proteins (SREBPs)34. Estos factores transcripcionales interactúan con proteínas reguladoras y responden a cambios en los niveles de colesterol en la membrana del retículo endoplásmico, generando una regulación génica concertada de la síntesis y captación de colesterol LDL mediadas por la enzima HMGCoA reductasa y el receptor de LDL, respectivamente (Figura 3). De manera relevante, la regulación de la expresión del receptor de LDL mediada por SREBP-2 es clave para la acción hipolipemiante de las estatinas. En efecto, las estatinas inhiben competitivamente el sitio activo de la enzima HMGCoA reductasa35, disminuyendo la síntesis intracelular de colesterol, lo que conlleva a una tendencia hacia la disminución del contenido de colesterol en la membrana del retículo endoplásmico. Esta reducción es detectada por la maquinaria proteica endoplásmica que activa el sistema transcripcional dependiente de SREBP-2, el cual sufre proteólisis controlada, siendo liberado desde la membrana del retículo endosplásmico y viajando al núcleo celular para estimular compensatoriamente la expresión del gen del receptor de LDL y cantidad del mismo en la superficie celular (Figura 3B). Como consecuencia, el mayor número de receptores de LDL que se localizan en la membrana celular frente a la exposición a las estatinas determina una remoción aumentada de las partículas de LDL y la característica reducción en los niveles plasmáticos de colesterol LDL3,5. De hecho, el grupo de Brown y Goldstein en colaboración con el Dr. Akira Endo, descubridor de la primera estatina en Japón, fueron quienes Rev Med Chile 2012; 140: 1053-1059 Figura 3. Regulación transcripcional del metabolismo celular del colesterol por el sistema SREBP-2. (A) Cuando el contenido de colesterol celular, principalmente en la membrana del retículo endoplásmico (RE), se encuentra elevado, este lípido se une a la proteína SCAP (SREBP-cleavage activating protein), la cual en respuesta cambia su conformación e interactúa físicamente con INSIG (insulin-induced gene), una proteína residente en el ER. Esta interacción ancla al complejo formado por SCAP y SREBP-2 (sterol regulatory element binding protein-2) en el RE y evita su migración hacia el aparato de Golgi. (B) Cuando el colesterol celular es bajo, SCAP libre de colesterol se desprende de INSIG y el complejo SCAP-SREBP-2 se transloca hacia el Golgi donde SREBP-2 es activado. (C) La activación de SREBP-2 ocurre en el aparato de Golgi y consiste de la liberación del extremo amino terminal de la proteína precursora (pSREBP-2) por acción secuencial de dos proteasas S1P (site 1 protease) y S2P (site 2 protease). Este segmento liberado, el cual contiene el dominio de unión a ADN conocido como bHLH, no está anclado a ninguna membrana celular y se transloca al núcleo celular (nSREBP-2) donde actúa directamente en los elementos de respuesta a esteroles (SRE, sterol responsive elements) que regulan la transcripción del receptor de LDL (LDLR), HMGCoA R (reductasa) y varios otros genes involucrados en la síntesis de colesterol. Esta respuesta transcripcional contribuye a elevar los niveles de colesterol celular y se activa en presencia de estatinas. La mayor expresión del LDLR en la superficie celular inducida por el uso de estatinas trae como consecuencia una reducción de los niveles séricos de colesterol LDL. establecieron que el efecto farmacológico de este compuesto aislado de un hongo36 dependía de esta vía regulatoria de la homeostasis del colesterol celular37. Desde la introducción de las estatinas a la práctica clí- 1057 artículos de revisión Homenaje a los doctores Joseph L. Goldstein y Michael S. Brown - V. Cortés et al nica a comienzos de la década de los años 1980, el efecto hipocolesterolémico de estos medicamentos, que Brown y Goldstein denominan como la “penicilina para el colesterol”38, ha constituido uno de los avances terapéuticos más importantes en la historia de la medicina, así como también una de la fuerzas motoras más poderosas de la industria farmacéutica mundial3. Finalmente, en los últimos años, Brown y Goldstein han concentrado sus estudios en los detalles moleculares de la vía endocítica de captación de colesterol dependiente del receptor de LDL, con espacial énfasis en los mecanismos de acción de las proteínas NPC1 y NPC2, centrales en la solubilización y salida de colesterol desde los lisosomas hacia otros compartimentos intracelulares14,39. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Conclusión 8. Como se evidencia de este artículo conmemorativo, las casi cuatro décadas de trabajo científico de los Dres. Brown y Goldstein representan fielmente el encanto y la pasión por una idea fija que ha sido abordada desde una perspectiva amplia y sinérgica, alcanzando logros sobresalientes con impacto real para la ciencia, la medicina y la sociedad en general. Este ilustre ejemplo refleja cabalmente el concepto moderno de ciencia biomédica translacional que fluye recíprocamente tanto desde el gen hacia la enfermedad así como del mesón de laboratorio a la cama del paciente y que los Drs. Brown y Goldstein hicieron realidad en forma pionera. Muchos académicos en diferentes partes del mundo, incluyendo los autores de este artículo, han recibido directa o indirectamente la influencia científica de estos investigadores motivando el desarrollo de una carrera académica centrada en el estudio del metabolismo del colesterol en diferentes enfermedades humanas. Como ellos mismos lo encarnan y lo han expresado, “patientoriented researchers may be bewitched, bothered, and bewildered, but they are still beloved”17. ¡Qué sabio y válido consejo para las futuras generaciones de investigadores biomédicos! 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. Agradecimientos: Los autores agradecen al Dr. Michael Brown por su gentileza de compartir la fotografía reproducida en este artículo. 1058 19. Tabas I. Cholesterol in health and disease. J Clin Invest 2002; 110: 583-90. Willnow TE, Hammes A, Eaton S. Lipoproteins and their receptors in embryonic development: more than cholesterol clearance. Development 2007; 134: 3239-49. Steinberg D. The cholesterol wars: the skeptics vs. the preponderance of evidence. New York, USA: Elsevier Academic Press, 2007. Zanlungo S, Rigotti A, Nervi F. Hepatic cholesterol transport from plasma into bile: implications for gallstone disease. Curr Opin Lipidol 2004; 15: 279-86. Grundy SM. 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Proc Natl Acad Sci USA 2008; 105: 15287-92. 1059 artículo especial Rev Med Chile 2012; 140: 1060-1066 1 Instituto Oncológico, Viña del Mar, Universidad de Valparaíso, Chile. 2 IRAM, Santiago, Chile. 3 Instituto Nacional del Cáncer, Santiago, Chile. 4 Clínica Alemana, INTOP, Santiago, Chile. 5 Clínica Alemana, Instituto Nacional Del Cáncer, Santiago, Chile. 6 Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago. Chile. 7 Hospital Regional de Concepción, Chile. 8 Radionuclear, Santiago, Chile. 9 Clínica Santa María, Santiago, Chile. 10 Fundación Arturo López Pérez, Santiago, Chile . Recibido el 26 de marzo de 2012, aceptado el 28 de mayo de 2012. Correspondencia a: Dr. Pablo González Mella Instituto Oncológico. Hospital Naval Almirante NefClínica Reñaca. Departamento de Oncología. Universidad de Valparaíso. Anabaena 336, Jardín del Mar, Reñaca, Viña del Mar, Chile. Fono: 56-32-2830516. E-mail: pagon@ institutooncologico.cl E Terapias perioperatorias en el cáncer de vesícula biliar resecable: conclusiones del Consenso Latinoamericano de Manejo del Cáncer de Vesícula Biliar PABLO GONZÁLEZ M.1, RAMÓN BAEZA2, BETTINA MÜLLER3, JORGE GALLARDO4, HANS HARBST5, MARISA BUSTOS6, CÉSAR GARCÍA7, OSVALDO GIANNINI1, RAÚL CARTES8, EUGENIO VINÉS9, PAULA CARRASCO10 Radio and chemotherapy in gallbladder cancer. A Latin American Consensus No randomized controlled trials have been conducted in gallbladder cancer to establish standard treatments. We therefore conducted the first Latin American Consensus meeting for the management of gallbladder cancer. In this paper we report the conclusions of the experts’ panel for (neo) adjuvant treatment of resectable gallbladder cancer. These are based on the review of the literature, the discussion of the participating experts and the vote of the assistants (surgical oncologists, medical oncologists, radiation oncologists and others). The reviewed topics were the role or adjuvant radiochemotherapy in T1bN0M0, T2-3 N0-1 M0 and T4 N0-1 M0 disease and doses, schedules and drugs for radiochemotherapy. (Rev Med Chile 2012; 140: 1060-1066). Key words: Adjuvants, immunological; Chemoradio therapy; Drug therapy); Gallbladder neoplasms; Radiotherapy. l cáncer de vesícula biliar es una enfermedad muy poco frecuente en Europa y Norteamérica, con una incidencia de 1,2 por 100.000 habitantes1, y con escaso e interés científico; sin embargo, es de alto impacto en áreas de Sudamérica como en Chile, donde constituye la primera causa de muerte por cáncer en mujeres. Particularmente la región de la Araucanía presenta la mayor tasa de mortalidad reportada en el mundo (35 por 100.000 habitantes/año). Otras regiones con una alta incidencia del cáncer de vesícula biliar son Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Brasil, la población amerindia de Estados Unidos de Norteamérica, Polonia, Argelia, India2 y el norte andino de Argentina. El pronóstico del cáncer de vesícula biliar sigue siendo ominoso, con una sobrevida global de sólo 1060 5% a 5 años3. Incluso en pacientes resecados con cirugía de intención curativa en estadios tempranas (T2N0M0), la supervivencia a 5 años no llega al 30%4,5, lo cual se explica por un alto porcentaje de pacientes que presentará recurrencias tanto locoregionales como a distancia. Muchos pacientes son diagnosticados en etapas avanzadas, fuera del alcance quirúrgico. En el contexto del Simposio Latinoamericano de Gastroenterología Oncológica SLAGO 2009, celebrado en la ciudad de Viña del Mar, se desarrolló el primer Consenso Latinoamericano de Cáncer de Vesícula, que abordó los temas de manejo quirúrgico, terapias perioperatorias y terapias paliativas. En la presente publicación presentamos las conclusiones referentes a las terapias perioperatorias en pacientes con enfermedad resecable, basadas artículo especial Consenso Latinoamericano en terapia del cáncer de vesícula biliar - P. González et al en las presentaciones y votaciones vertidas en el simposio por la audiencia, representada en un 33% por cirujanos oncólogos, en 24% por oncólogos médicos, en 20% por oncólogos radioterapeutas y en 23% por profesionales vinculados a la oncología (enfermeras especializadas en oncología, químicos farmacéuticos, psico-oncólogos y algunos residentes en especialidades oncológicas invitados), además de la revisión exhaustiva de la literatura y la discusión del panel de expertos. En la audiencia y como expertos votantes se encontraban especialistas destacados de Chile, Argentina, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Perú, México, Venezuela, Brasil, Panamá, Guatemala y Estados Unidos de Norteamérica. Las conclusiones referentes a las terapias paliativas fueron recientemente reportadas en esta misma revista6. Conclusiones del Consenso Pacientes T1b N0 M0 (infiltrantes hasta la muscular, AJCC 6ª Edición) 1. ¿ Existe indicación de radio-quimioterapia adyuvante en pacientes sometidos a colecistectomía simple ? Existe consenso en la literatura que en la enfermedad T1a (limitada a la mucosa) el riesgo de compromiso ganglionar es inferior a 3% y el riesgo de recidiva extremadamente bajo por lo que no se justifica someter al paciente a una cirugía radical ni a radio-quimioterapia adyuvante. La situación es más compleja en la enfermedad T1bN0M0. Esta situación clínica fue el primer punto a revisar y consensuar. Se realizó una revisión del riesgo de compromiso ganglionar, metástasis a distancia y cifras de sobrevida global. El riesgo de compromiso ganglionar es cercano al 15% ,y 50 de los pacientes presenta elementos histológicos que podrían conferir un alto riesgo (permeación vascular linfática y/o perineural). Las cifras de mortalidad a 5 años, aún luego de cirugía radical son cercanas a 15%7-10. Los expertos revisores indican que este grupo amerita el ingreso a estudios clínicos para evaluar el rol de la cirugía radical y/o radioquimioterapia complementaria. Fuera de protocolos de investigación, los expertos votantes no recomiendan, en forma mayoritaria, la utilización de terapias complementarias. Rev Med Chile 2012; 140: 1060-1066 El Consenso recomienda la inclusión de este grupo a protocolos de investigación, fuera de ellos recomienda la observación en pacientes portadores de enfermedad T1b N0 M0 sometidos a simple colecistectomía. 2. ¿ Existe indicación de radio-quimioterapia adyuvante luego de colecistectomía radical ?. Se reconoce el rol etapificador de una cirugía radical pero se desconoce su impacto terapéutico. Los expertos votantes no recomiendan, en forma mayoritaria, la utilización de terapias complementarias. El Consenso recomienda la inclusión de estos pacientes a protocolos de investigación, fuera de ellos recomienda la observación en pacientes portadores de enfermedad T1b N0 M0, sometidos a colecistectomía radical. Pacientes T2 -3 N0-1 M0 3. ¿Existe indicación de radio-quimioterapia adyuvante en todos los pacientes? Si se analiza las sobrevidas a 5 años de pacientes con compromiso de la subserosa y/o de la serosa sometidos a cirugía exclusiva nos encontramos con cifras de sobrevida de 37 y 15% respectivamente en la serie con mayor número de pacientes7. La mayor serie reportada en Chile demuestra resultados equivalentes11. Cuando se describe el patrón de recidiva de los pacientes resecados, el 80% presenta un componente loco-regional lo que ofrece una base racional para terapias adyuvantes regionales12. Un estudio retrospectivo con sobre 4.000 pacientes reportó mediante un análisis multivariado que la radioterapia postoperatoria produce beneficio en sobrevida a los pacientes con enfermedad más avanzada o igual a T213. Los resultados de series reportadas con radioquimioterapia adyuvante son superiores a los descritos con cirugía exclusiva, y la tolerancia razonablemente buena13-18. Los expertos votantes, en forma mayoritaria recomienda radioquimioterapia postoperatoria a este grupo de pacientes. El Consenso reconoce la falta de estudios aleatorios y sugiere fuertemente la realización de estos para obtener conclusiones más definitivas. La mejor evidencia disponible sin embargo, permite recomendar la radioquimioterapia adyuvante en atención al patrón de recidiva y la existencia de series que muestran una tolerancia aceptable y resultados superiores a los reportados con cirugía exclusiva. 1061 artículo especial Consenso Latinoamericano en terapia del cáncer de vesícula biliar - P. González et al 4. Los hallazgos en la pieza operatoria luego de la reintervención radical, ¿determinan la indicación de terapia adyuvante ?. Existen diversos factores pronósticos de recidiva y de sobrevida que sólo pueden identificarse en los hallazgos de la pieza operatoria definitiva. Entre ellos el tipo de resección, R0 versus R1, demostrándose la inexistencia de sobrevivientes a largo plazo cuando existe resección con enfermedad residual macroscópica o microscópica , el grado de invasión parietal, T1b versus T2 versus T3. N0 versus N1,la presencia de invasión linfovascular, grado de diferenciación y el subtipo papilar13. Todos ellos deben ser considerados en el momento de evaluar el riesgo de recidiva; sin embargo, no se ha identificado en forma prospectiva el beneficio de una radioquimioterapia adyuvante en la presencia de estos factores. Los expertos revisores y la mayoría de los votantes consideran estos factores al momento de decidir una adyuvancia luego de una cirugía radical, particularmente en la enfermedad precoz T1b N0 M0, pero no modifican la conducta pro tratamiento adyuvante en la enfermedad T2-3 N0-1 M013-15. El Consenso reconoce la presencia de factores pronósticos en la pieza operatoria de la cirugía radical y la ausencia, sin embargo, de factores predictivos del beneficio de la radioquimioterapia adyuvante. Se reconoce a los pacientes R1-2 y M+ (incluyendo ganglios lumboaórticos que corresponden a N2 en AJCC, versión 7ª) como candidatos a manejo exclusivamente paliativo. Los otros factores no son, en la actualidad, gravitantes en la decisión de realizar o no una radioquimioterapia adyuvante en la enfermedad T2-3 N0-1 M0. 5. ¿Existe algún rol de terapias neoadyuvantes? Luego de una colecistectomía con hallazgo de un cáncer de vesícula biliar T2-3 NX M0, existe consenso en la necesidad de realizar una reoperación radical por su rol etapificador y eventualmente terapéutico (no demostrado aún en estudios randomizados fase III). Desafortunadamente es frecuente que se obtenga una resección R1 R2, con un mal pronóstico a corto plazo. Parece racional plantear una terapia neoadyuvante, previa a la reoperación radical con el objetivo de incrementar las cifras de resección R0, único procedimiento potencialmente curativo. Hemos identificado un solo estudio no rando- 1062 mizado, chileno, que evaluó la radioquimioterapia neoadyuvante en cáncer de vesícula biliar potencialmente resecables, luego de una colecistectomía. Durante el consenso se revisaron los resultados con una mediana de seguimiento de 62 meses, en 21 pacientes T2-3, N0-1. Se reportó 87% de resecciones R0 y una sobrevida a 5 años de 57%, superior a los resultados históricos en el mismo centro19,20. No queda claro los criterios de inclusión, el tipo de estudio (retrospectivo o prospectivo), el número de pacientes a ingresar y el objetivo primario del estudio. El Consenso de los revisores y la mayoría de los expertos votantes concluyen que no existe a la fecha evidencia suficiente para recomendar terapias neoadyuvantes en el cáncer de vesícula biliar fuera de un estudio de investigación. Pacientes T4 N0-1 M0 6. ¿Son candidatos a radio-quimioterapia adyuvante con intención curativa? Los pacientes con enfermedad T4 independientemente de su status ganglionar presentan enfermedad irresecable en condiciones habituales por su compromiso vascular o compromiso de dos o más órganos extrahepáticos (AJCC versión 6ª y 7ª). En circunstancias muy particulares podría ser resecado un paciente en estas condiciones sin embargo, esta debe considerarse al menos R1. Se revisa la literatura, las opiniones de expertos y no se encuentra evidencias de un beneficio real de una radioquimioterapia adyuvante. La sala mayoritariamente vota en contra de la realización de radioquimioterapia adyuvante en este contexto. El Consenso concluye no recomendar la realización de radioquimioterapia adyuvante en la enfermedad T4. 7. ¿Existe algún rol de terapias neoadyuvantes? Se reconoce la necesidad de contar con terapias activas capaces de conseguir un “downstaging” debido a la alta frecuencia con la que se diagnostica esta enfermedad en fase avanzada, no resecable con intención curativa. Se revisa el único estudio publicado con radioquimioterapia neoadyuvante. No fueron tratados pacientes T4, la técnica de radioquimioterapia es obsoleta y el número de pacientes escaso19,20. Se reúnen las opiniones de expertos y las votaciones de la sala. Rev Med Chile 2012; 140: 1060-1066 artículo especial Consenso Latinoamericano en terapia del cáncer de vesícula biliar - P. González et al El Consenso concluye que no hay datos que justifiquen, fuera de un protocolo de investigación, la realización de radioquimioterapia neoadyuvante en enfermedad T4. Radio-quimioterapia: 8. Radioterapia con 5 FU, capecitabina o gemcitabina concomitante. Dosis esquemas. La asociación de radioterapia y quimioterapia concomitante utilizada a título adyuvante o neoadyuvante ha representado el principal avance en el tratamiento de distintos cánceres digestivos. Se ha demostrado beneficios en sobrevida global en tumores de la vía aéreo-digestiva superior, esófago, gástrico, páncreas y recto21-27. Se ha reportado beneficio en control locorregional y calidad de vida, con su utilización a título exclusivo, en el cáncer de canal anal28. Lo anterior hace planteable su utilización en el cáncer de la vesícula biliar. La mejor evidencia disponible se basa exclusivamente en series retrospectivas o prospectivas no randomizados con un bajo número de pacientes. La mayor experiencia se tiene con radioterapia de alta energía, con fraccionamientos convencionales, de 1.8 a 2 Gy por fracción, 5 fracciones por semana con dosis total de 45 a 54 Gy. La quimioterapia concomitante más utilizada es con 5 FU en bolus semana 1 y 5, infusión continua durante todo el tratamiento o capecitabina durante todo el tratamiento. Los expertos revisores recomiendan mayoritariamente, a falta de evidencia en vesícula biliar, utilizar esquemas validados en recto. La gemcitabina se ha utilizado en un reducido número de pacientes, se reconoce su potente efecto radiosensibilizante y su mayor morbilidad potencial al compararla con las flouropirimidinas. No hay claridad respecto de la dosis adecuada, en general se ha extrapolado los esquemas utilizados en páncreas, los que a su vez no están del todo consensuados29-32. Se revisa la literatura, y fuera de protocolos de investigación, se recomienda la utilización de flouropirimidinas en forma mantenida durante la radioterapia. Por razones de comodidad, preferencia de los pacientes y de orden práctico, la audiencia de expertos votantes recomienda como primera alternativa la capecitabina en dosis de 825 mgr/m2 repartido en dos dosis al día. En segundo orden el 5-FU en infusión continua en dosis de 225 mg/ m2 al día. Finalmente, sólo 15% de la audiencia Rev Med Chile 2012; 140: 1060-1066 recomienda la gemcitabina concomitante, sin embargo, los estudios fase I para determinar su dosis ideal concomitante con radioterapia (en el cáncer de páncreas) varían entre 60 mg/m2 por dos veces a la semana, hasta 1.000 mgr/m2 una vez por semana29-32. El Consenso recomienda la utilización de radioterapia con fraccionamiento convencional, en dosis de 45 Gy con sobreimpresión hasta 50,4 Gy con campos reducidos. Se recomienda la utilización de flouropirimidinas en forma concomitante. 9. ¿Existe algún rol de la quimioterapia (neo) adyuvante exclusiva?. Dosis esquemas No se ha publicado hasta la fecha un estudio aleatorio de quimioterapia adyuvante en cáncer de vesícula biliar, por lo que no se ha podido establecer un tratamiento estándar ampliamente aceptado. En un estudio japonés que incluyó pacientes con carcinoma pancreáticobiliar, y que evaluó un total de 112 pacientes con cáncer de vesícula biliar, se reportó un beneficio en sobrevida global con quimioterapia adyuvante con mitomicina C + 5-fluorouracilo (sobrevida a 5 años de 26% versus 14,4%, p = 0,0357, HR = 0,65433. Recientemente se reportaron dos estudios randomizados que demostraron un impacto favorable en sobrevida global con esquemas de quimioterapia de gemcitabina y gemcitabina asociada con cisplatino a título paliativo, lo cual hace urgente explorar este tipo de esquemas a título adyuvante en estudios randomizados controlados con un diseño y poder estadístico adecuado34,35. El consenso recomienda la conducción de un estudio randomizado que explore el rol de la quimioterapia adyuvante en el cáncer de vesícula biliar resecado en forma curativa. No se recomienda el uso de quimioterapia adyuvante exclusiva fuera de estudios clínicos. 10.¿Cuáles son los requerimientos técnicos mínimos para una correcta radioterapia en el cáncer de vesícula biliar?. Campos, CTV, PTV, Energías, técnica convencional vs conformacional 3D vs IMRT vs IGRT. Se reconoce la radioterapia como una herramienta de enorme impacto en los cánceres en general y de los digestivos en particular. Existe numerosas evidencias que demuestran que el beneficio obtenido por el efecto antitumoral de 1063 artículo especial Consenso Latinoamericano en terapia del cáncer de vesícula biliar - P. González et al Tabla 1. Restricciones órgano / volumen blanco Órganos de riesgo/ Volumen blanco Volumen Restricción PTV 100% 50.4 Gy mínimo Intestino delgado 100% 75% 50% 25% 45 Gy máximo 48 Gy máximo 50 Gy máximo 55 Gy máximo Riñón derecho 50% 25% 18 Gy máximo 20 Gy máximo Riñón izquierdo 50% 25% 10 Gy máximo 15 Gy máximo Hígado 50% 25% 30 Gy máximo 35 Gy máximo Médula espinal + 0,5 cm 100% 45 Gy máximo Los expertos revisores y los especialistas votantes concluyen que la realización de radioterapia conformacional 3D, con múltiples campos (al menos 3), y un estricto respeto de los OAR (organ at risk) sin sacrificar la dosis al PTV (planning tumor volumen) constituyen una exigencia absoluta al momento de plantear una radioquimioterapia adyuvante. Se recomiendan las siguientes restricciones (Tabla 1). El Consenso destaca la necesidad contar con un programa de control de calidad de la radioterapia. Se reconoce como un mínimo necesario la utilización de radioterapia conformacional 3D con múltiples campos. Referencias 1. la radioterapia puede perderse e incluso tener un efecto deletéreo si no se realiza un control de calidad y no respetan las condiciones técnicas necesarias36-39. Se revisan los requerimientos mínimos necesarios para realizar una adecuada radioterapia en el cáncer de la vesícula biliar. La realización de simulación con TAC que permita obtener imágenes de reconstrucción 3D y en particular la obtención de BEV (beam eye view) y DRR (digitally reconstructed radiography) junto con dosimetría 3D, constituye un requerimiento técnico mínimo de la Radioterapia Conformacional 3D. A la fecha no existe una clara evidencia del beneficio en términos de sobrevida con radioterapia con modulación de intensidad (IMRT, procedimiento técnico que es posible gracias a la incorporación de un software de planificación inversa cuya principal ventaja es la posibilidad de generar curvas de isodosis cóncavas) ni con radioterapia guiada por imágenes (IGRT, procedimiento que permite además tener en cuenta la movilidad de los órganos y volúmenes blanco, gracias a que incorpora equipos de imaginería montados en el equipo de radioterapia, de manera de realizar correcciones del posicionamiento en tiempo real), sin embargo, su potencial beneficio en términos de disminuir la toxicidad aguda y crónica es algo que debe ser estudiado y se estimula la generación de estudios en este sentido. 1064 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Carriaga M, Henson D. Liver, gallbladder, extrahepatic bile ducts, and pancreas. Cancer 1995; 75 (1 Suppl): 17190. 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Santiago de Chile. a Residente Medicina Interna 1 2 3 JUAN CARLOS CLARO1,2,4, NICOLE LUSTIG1,a, MAURICIO SOTO1,3, GABRIEL RADA1,2,4 First step: the clinical question E n el año 2003 se inauguró en la Revista Médica de Chile una Sección titulada “Medicina Basada en Evidencia” (MBE). En concordancia con el ciclo de la MBE, uno de los primeros artículos publicados en dicha Sección se centró en la formulación de una pregunta clínica adecuada1. Desde entonces hasta ahora, ha habido un desarrollo importante en el ámbito de la MBE, siendo oportuno actualizar los conceptos planteados en aquel artículo. Durante la práctica clínica es frecuente que frente a diversas situaciones surjan preguntas, tanto por parte del clínico como del propio paciente. Estas preguntas pueden ser de índole práctica como, por ejemplo ¿dónde retiro mis medicamentos? o ¿de cuántos miligramos son los comprimidos de metformina que entregan en el consultorio? Por otro lado, existe otro tipo de preguntas, relacionadas más directamente con la situación clínica concreta, y que podemos clasificar en dos grupos: Preguntas de preparación (background): forman parte del conocimiento general de una condición. Habitualmente se responden en libros de texto y artículos de revisión (revisión narrativa; el tradicional review de muchas revistas médicas). Buscan responder aspectos relacionados con la naturaleza de dicha condición, del tratamiento o métodos diagnósticos habituales de una enfermedad (p. ej. ¿cuáles son las alternativas de tratamiento para una neumonía adquirida en la comunidad, en adultos?, ¿cuáles son los métodos diagnósticos disponibles para evaluar un abdomen agudo en mujeres en edad fértil?). Preguntas de acción (foreground): son aquellas preguntas específicas que nos formulamos para tomar decisiones clínicas en distintos ámbitos como, por ejemplo: acerca de los efectos de terapias, exactitud o impacto de métodos diagnósticos Correspondencia a: Dr. Juan Carlos Claro. E-mail: jcclarog@uc.cl u observaciones acerca de la causa de algunas enfermedades. Estas preguntas constituyen la base de la práctica de la Medicina Basada en Evidencia (p. ej. ¿Es útil la amoxicilina para el tratamiento de la rinosinusitis aguda en adultos?, ¿cuál es el riesgo de presentar hipoglicemias nocturnas con insulina glargina (ultra-lenta) comparado con insulina lenta, en pacientes diabéticos?). Este tipo de preguntas más avanzadas o específicas sólo podrían ser contestadas utilizando los resultados de estudios clínicos que hayan sido realizados en grupos de pacientes de las mismas características y con problemas similares. Conforme un médico va avanzando en la práctica de la profesión va cambiando la proporción de preguntas de preparación y de acción que se hace. De este modo, inicialmente la mayoría de las preguntas son de preparación, y muy pocas son de acción, mientras que cuando va obteniendo experiencia y conocimiento, surgen preguntas más específicas o de acción (Figura 1). Es importante destacar que, a pesar de tener una vasta trayectoria clínica y amplios conocimientos, nunca dejan de generarse preguntas de preparación. Nadie había oído hablar hasta hace pocos años del SARS (síndrome respiratorio agudo severo), y por tanto, todas las preguntas que esta condición generó inicialmente fueron de preparación, incluso para los más experimentados especialistas. ¿Qué y cuántas preguntas clínicas se hace un profesional de salud? Diversos estudios han intentado responder a esta pregunta. Una revisión de la literatura encontró que profesionales de salud que trabajaban en atención primaria se hacen 0,07 a 1,85 preguntas por cada paciente que consulta. Este margen fue atribuido a diferentes escenarios clínicos, diferen- 1067 medicina basada en evidencia El primer paso: la pregunta clínica - J. C. Claro et al Tabla 1. Etapas en la práctica de la Medicina Basada en Evidencia 1. Convertir el problema clínico en una pregunta bien formulada 2. Buscar eficientemente la mejor evidencia que la responda 3. Realizar un análisis crítico de la evidencia encontrada 4. Hacer uso de lo encontrado y analizado en la toma de decisiones Figura 1. En el eje X se representa el tiempo (t) en el que se desarrolla nuestra experiencia clínica. En el eje Y el total de preguntas que nos hacemos. Al inicio de nuestra carrera clínica, la mayoría de las preguntas que nos hacemos son de preparación (background), y conforme aumenta nuestra experiencia, aumenta la proporción de preguntas de acción (foreground) aunque nunca llegan a desaparecer las de preparación. cias en la definición de pregunta o en el método de evaluación usado. Entre 30% y 56% de esas preguntas fue seguido de una búsqueda de información, lo cual fue más probable si el problema era urgente o si era alta la expectativa de que existiese una respuesta clara2. En otro estudio se evaluaron las preguntas de un grupo de pediatras y médicos de familia3. Las preguntas de diagnóstico fueron entre 50 y 60% del total, las de terapia entre 20 y 30%, y las no clínicas o de índole práctica cerca del 15%. Por otro lado, en un estudio realizado en un Servicio de Medicina de un Hospital universitario, por cada 10 pacientes hospitalizados, se generaban 57 preguntas por parte del tutor y los alumnos (de pre y postgrado), siendo la mayoría (74%) acerca del cuidado directo de los pacientes4. Esto sugiere que los ambientes docente-asistenciales tienden a generar más preguntas por paciente que los espacios puramente asistenciales. ¿Por qué estructurar la pregunta clínica de acción? Las preguntas clínicas pueden ser muy frecuentes y generarse a partir de variadas situaciones, tanto médicas como no médicas. Transformar un problema clínico en una pregunta clínica es la primera etapa en la práctica de 1068 la Medicina Basada en Evidencia1 (Tabla 1). Sin embargo, antes de empezar a buscar respuestas es conveniente que nuestra pregunta sea formulada de tal forma que nos permita delimitar, al máximo posible, las necesidades de información y nos facilite la elaboración de una estrategia de búsqueda eficiente. Para ayudarnos en este proceso se han planteado las características que debe cumplir una pregunta clínica bien elaborada5: 1. Definir claramente el problema a resolver. 2. Facilitar la estrategia de búsqueda. 3. Definir el tipo de evidencia y, por tanto, el diseño de estudio más adecuado para poder responderla de la mejor manera. En otras palabras, es conveniente evitar, en la medida de lo posible, búsquedas demasiado amplias, mediante la construcción de preguntas clínicas bien formuladas. Componentes de una pregunta de acción Las preguntas clínicas de acción pueden hacer referencia a distintos ámbitos. Habrá ocasiones en que nos preguntaremos acerca de los efectos de determinada intervención en comparación a otra, en una patología específica y con un objetivo concreto. En otras nos preguntaremos sobre la exactitud de determinado examen de laboratorio para el diagnóstico de una condición, o incluso acerca del rol de la exposición a cierto factor de riesgo para el desarrollo de una enfermedad. Dentro de la literatura se han definido los componentes que debe tener una pregunta clínica estructurada, inicialmente para preguntas de terapia, pero posteriormente para los otros ámbitos (diagnóstico, pronóstico, etc.)6: Rev Med Chile 2012; 140: 1067-1072 medicina basada en evidencia El primer paso: la pregunta clínica - J. C. Claro et al P: Población: Corresponde a las personas a las que se va a aplicar la información encontrada. Incluiremos aquellas características clínicamente importantes que están relacionadas con la intervención, es decir, aquellas que si están presentes o ausentes modifican la respuesta. Por ejemplo: si nuestra paciente presenta hipertensión arterial y un cáncer de mama en etapa inicial, este último es muy relevante clínicamente. Sin embargo, si nos preguntamos cuál es el efecto del enalapril en esta paciente, sólo nos interesa el primero (no existe ninguna razón fisiopatológica para pensar que el enalapril actúe distinto en mujeres hipertensas con o sin cáncer de mama). Visto de otra forma, son aquellas características que un investigador consideraría como criterios de inclusión para un estudio clínico (es prácticamente impensable que un investigador restrinja sus criterios para incorporar pacientes a un estudio que evalúa los efectos del enalapril a mujeres con cáncer de mama). Es conveniente intentar reducir la definición de población al mínimo posible de características (en la gran mayoría de los casos basta un término para realizar una buena definición de Población). A medida que se agregan más conceptos, la posibilidad de encontrar evidencia disminuye. Esto obedece a razones conceptuales (no todos los estudios utilizan criterios de inclusión tan estrictos), a razones relacionadas con cierto tipo de evidencia (las revisiones sistemáticas (RS) suelen buscar preguntas amplias, para luego abordar los casos más específicos o subgrupos) y a razones prácticas (la indización en base de datos no siempre considera todos los términos posibles). A: Acción: Si bien todos los componentes son importantes para formular una buena pregunta clínica, la acción que se evalúa es el único componente imprescindible en una pregunta de acción (valga la redundancia). En el caso de las preguntas de terapia, esta acción es la Intervención cuyos efectos se evalúan. En la enseñanza de la metodología de la Medicina Basada en Evidencia, en particular cuando el espacio curricular no permite abordar todos los ámbitos de la pregunta clínica, se suele privilegiar la enseñanza de la metodología en torno a la toma de decisiones terapéuticas, en cuyo caso, se suele sustituir la A (acción) por la I (intervención). Al igual que otros autores, nos parece preferible utilizar el concepto Acción, ya que las decisiones clínicas no se circunscriben sólo al ámbito terapéutico7. De hecho, las preguntas de Rev Med Chile 2012; 140: 1067-1072 diagnóstico pueden ser incluso más frecuentes que las de terapia3. C: Comparación: En el caso de las preguntas de terapia, corresponde a la alternativa contra la cual la intervención se debiera comparar. En casos en que la intervención es la única opción terapéutica existente para determinada condición, la comparación ideal es el tratamiento óptimo (estándar, habitual, rutinario) complementado con un placebo, con el fin de minimizar el sesgo durante el desarrollo del estudio8. Si existen alternativas eficaces en uso, la comparación óptima corresponde al mejor tratamiento disponible. Existe mucha controversia sobre la utilidad (y la justificación ética) de estudios que comparan contra placebo cuando existe una terapia efectiva9. O: Objetivo: Es lo que se busca conseguir con la acción. En el caso de intervenciones terapéuticas, se trata del desenlace o evento (outcome o endpoint). Es fundamental diferenciar outcomes importantes para el paciente, de outcomes intermedios. Estos últimos son variables o parámetros que supuestamente predicen el outcome importante para el paciente, lo cual no necesariamente se cumple en todos los casos10,11. Ámbito de la pregunta de acción Revisemos los componentes recién mencionados, aplicados a los diferentes ámbitos de preguntas de acción: 1. Preguntas de terapia: Si bien el concepto de “terapia” excluye a las intervenciones preventivas, en este caso nos referimos a “intervenciones preventivas o terapéuticas”. Hemos preferido mantener el nombre “terapia” por ser de amplio uso y fácil conceptualización. Los aspectos relacionados con este ámbito han sido discutidos en la sección anterior para ejemplificar los distintos componentes de una pregunta; Población, Acción (intervención), Comparación (placebo u otra comparación activa), Objetivo (desenlace o outcome). El estudio que responde a esta pregunta de manera más confiable (menor riesgo de sesgo) es el Estudio Controlado Randomizado (ECR), por lo tanto, la evidencia que se debe buscar para responder a estas preguntas son Revisiones Sistemáticas (RS) de ECRs. 2. Preguntas de diagnóstico: Dentro del proceso que realizamos para poder llegar a un diagnóstico, 1069 medicina basada en evidencia El primer paso: la pregunta clínica - J. C. Claro et al se utilizan diversos elementos que van modificando las probabilidades12, como síntomas, signos, exámenes de laboratorio, imágenes, etc. Para cada uno de estos “tests”, se pueden plantear preguntas a distintos niveles. a) Preguntas de exactitud diagnóstica (diagnostic accuracy): Se compara el test diagnóstico con el gold standard para evaluar cuán exacto es este nuevo test para hacer diagnóstico de una condición determinada. La Población corresponde a pacientes en que se sospecha el diagnóstico, la Acción es el test diagnóstico, la Comparación es el gold standard, y el Objetivo es la correcta identificación de la condición buscada, la cual se suele expresar en términos de sensibilidad, especificidad, e idealmente likelihood ratio13. El estudio primario más confiable para responder a estas preguntas es un estudio de corte transversal en que a los pacientes se les aplican ambos test; el que está en evaluación y el gold standard14. La mejor evidencia corresponde a una RS de este tipo de estudios, las cuales se denominan habitualmente RS de exactitud diagnóstica. b) Preguntas de utilidad diagnóstica (diagnostic utility): Buscan evaluar el impacto que un determinado test diagnóstico tiene sobre un determinado objetivo en una población. Por ejemplo: en adultos jóvenes con cuadro de abdomen agudo, el uso de un TAC de abdomen al ingreso, comparado con la conducta quirúrgica habitual (que no incluye TAC), ¿disminuye la tasa de laparotomías en blanco? En este caso, la Población y Acción son similares a las preguntas de exactitud diagnóstica, pero el Objetivo es impactar sobre outcomes clínicos (Tabla 2). El estudio más confiable para responder esta pregunta es un ECR en que en la población en estudio, a un grupo se le realice un TAC y el otro reciba la atención habitual (cirugía u observación), para evaluar finalmente si la aplicación de dicho test sirvió para disminuir la tasa de laparotomías en blanco. Una RS de ECR nos permitirá conocer la mejor evidencia para responder a este tipo de pregunta. 3. Preguntas de pronóstico: Se formulan en individuos que ya presentan una determinada condición, en los que se desea por un lado estimar su probable curso clínico en un período de tiempo determinado o, por otro, evaluar el efecto que determinadas exposiciones tienen sobre dichos pacientes. Por ejemplo: - En pacientes hospitalizados que ingresan por hemorragia digestiva alta y vuelven a sangrar durante la hospitalización, ¿cuál es su riego de morir a 1 mes? - En adultos mayores con antecedentes de accidente vascular encefálico, ¿cuál es su riesgo de convulsiones a 1 año? - En mujeres con cáncer de mama, la presencia de un determinado polimorfismo genético, comparado con la ausencia del mismo, ¿se asocia a menor sobrevida? En los dos primeros ejemplos no se aplica una comparación, sino que lo que queremos evaluar es la ocurrencia (eventualidad) de determinada complicación en un período de tiempo, mientras que en el tercer ejemplo nos enfocamos en el efecto que tiene determinada exposición en la condición de dichos pacientes (Tabla 3). Los estudios para responder a estas preguntas son observacionales, siendo en general el de cohorte prospectiva el más confiable. Cuando la incidencia del evento es muy baja, pueden ser preferibles los estudios de casos y controles. Una RS de estudios observacionales constituye la mejor evidencia en este ámbito. 4. Preguntas de riesgo o daño: Existe un grupo de preguntas que evalúan cuán importante es un Tabla 2. Ejemplos de preguntas de diagnóstico Elemento P Exactitud (accuracy) (de un test) En pacientes adultos mayores, con cuadro de cólico renal… Utilidad (de un test) En pacientes adultos jóvenes, con cuadro de abdomen agudo… 1070 A (Test) C O … el uso de una ecografía de abdomen + sedimento de orina… … comparado con un PieloTAC (gold standard)… …¿identifica correctamente la urolitiasis? … el uso de TAC de abdomen… … comparado con manejo quirúrgico habitual… … ¿disminuye la tasa de laparotomías en blanco? Rev Med Chile 2012; 140: 1067-1072 medicina basada en evidencia El primer paso: la pregunta clínica - J. C. Claro et al Tabla 3. Ejemplos de preguntas de pronóstico Elemento P Eventualidad (likelihood) En pacientes con hemorragia digestiva alta… Efecto de la exposición En mujeres con cáncer de mama… A (exposición) C O … que resangran durante la hospitalización… (no se aplica) … ¿cuál es la mortalidad? … la presencia de determinado polimorfismo genético… … comparado con la ausencia de dicho polimorfismo… … ¿aumenta la mortalidad? factor determinado en una población para el desarrollo de una determinada condición o evento. Por ejemplo: - ¿Tienen los fumadores mayor riesgo que los no fumadores para desarrollar cáncer bronquial? - Los pacientes con urolitiasis sometidos a radiografías seriadas en el seguimiento de su cuadro, ¿tienen más probabilidad de desarrollar leucemia aguda que pacientes no irradiados? sistemática de todos esos estudios constituirá la mejor evidencia). Todo esto permitirá realizar una adecuada estrategia de búsqueda. El éxito del proceso propuesto por la MBE depende de manera crítica de una pregunta clínica bien formulada. Si bien estas preguntas podrían formar parte de las preguntas de terapia, diagnóstico o pronóstico, vale la pena separarlas, dado que su objetivo es evaluar el desarrollo de una condición nociva para el paciente. Es por esto mismo que las respuestas las podemos encontrar en estudios tan diversos como ECR que reporten daño como efecto adverso de la intervención en estudio, o en estudios observacionales. En el primer caso, la Acción está constituida por la exposición a determinado factor. En general se utiliza el concepto Daño para las consecuencias indeseadas de las intervenciones médicas (por ej. los efectos adversos de un medicamento) y Riesgo para la exposición a otros factores (por ej. el tabaco). 1. Conclusión 6. A partir del encuentro clínico con cada paciente se pueden generar múltiples dudas. Con cada una de ellas comienza un nuevo ciclo en la práctica de la medicina basada en evidencia. Es importante convertir estas dudas en preguntas clínicas bien formuladas. Para ello, debemos reconocer cuáles corresponden a preguntas de acción, reconocer el ámbito al que pertenece cada pregunta, diferenciar sus distintos componentes, y tener en cuenta cuál es el diseño de estudio más confiable para responderla (una revisión Rev Med Chile 2012; 140: 1067-1072 Referencias 2. 3. 4. 5. 7. 8. 9. Soto M, Rada G. Formulación de preguntas en Medicina Basada en Evidencia. Rev Med Chile 2003; 131: 1202-3. Coumou HC, Meijman FJ. How do primary care physicians seek answers to clinical questions? A literature review. J Med Libr Assoc 2006; 94: 55-60. González-González AI, Sánchez Mateos JF, Sanz Cuesta T, Riesgo Fuertes R, Escortell Mayor E, Hernández Fernández T. Estudio de las necesidades de información generadas por los médicos de atención primaria (proyecto ENIGMA). 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Rev Med Chile 2012; 140: 1067-1072 medicina basada en evidencia Rev Med Chile 2012; 140: 1073-1077 Análisis crítico de un artículo: La suspensión de inhibidores de la bomba de protones induciría síntomas de reflujo ROBERTO CANDIA B.1,2 Critically appraised article Departamento de Gastroenterología, 2 Unidad de Medicina Basada en Evidencia, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile. 1 Correspondencia a: Dr. Roberto Candia E-mail: roberto.candia@ gmail.com Reimer C, Søndergaard B, Hilsted L,Bytzer P. Proton-Pump Inhibitor Therapy Induces Acid-Related Symptoms in Healthy Volunteers After Withdrawal of Therapy. Gastroenterology 2009; 137: 80-7 Background & Aims: Rebound acid hypersecretion (RAHS) has been demonstrated after 8 weeks of treatment with a proton-pump inhibitor (PPI). If RAHS induces acid-related symptoms, this might lead to PPI dependency and thus have important implications. Methods: A randomized, double-blind, placebo-controlled trial with 120 healthy volunteers was conducted. Participants were randomized to 12 weeks of placebo or 8 weeks of esomeprazole 40 mg/d followed by 4 weeks with placebo. The Gastrointestinal Symptom Rating Scale (GSRS) was filled out weekly. A score of >2 on 1 of the questions regarding heartburn, acid regurgitation, or dyspepsia was defined as a clinically relevant acid-related symptom. Results: There were no significant differences between groups in GSRS scores at baseline. GSRS scores for acid-related symptoms were significantly higher in the PPI group at week 10 (1.4 ± 1.4 vs 1.2 ± 0.9; P = .023), week 11 (1.4 ± 1.4 vs 1.2 ± 0.9; P = .009), and week 12 (1.3 ± 1.2 vs 1.0 ± 0.3; P = .001). Forty-four percent (26/59) of those randomized to PPI reported ≥1 relevant, acid-related symptom in weeks 9-12 compared with 15% (9/59; P < .001) in the placebo group. The proportion reporting dyspepsia, heartburn, or acid regurgitation in the PPI group was 13 of 59 (22%) at week 10, 13 of 59 (22%) at week 11, and 12 of 58 (21%) at week 12. Corresponding figures in the placebo group were 7% at week 10 (P = .034), 5% at week 11 (P = .013), and 2% at week 12 (P = .001). Conclusions: PPI therapy for 8 weeks induces acid-related symptoms in healthy volunteers after withdrawal. This study indicates unrecognized aspects of PPI withdrawal and supports the hypothesis that RAHS has clinical implications. Conclusión de los revisores La suspensión de una terapia prolongada con inhibidores de la bomba de protones podría inducir pirosis y sensación de regurgitación en personas previamente asintomáticas. Pregunta clínica ¿La suspensión de una terapia crónica con in- hibidores de bomba de protones induce síntomas asociados a reflujo gastroesofágico? Introducción El uso de inhibidores de la bomba de protones (IBP) es frecuente y en constante incremento. Datos epidemiológicos muestran que aproximadamente el 5% de la población recibe o ha recibido tratamiento a largo plazo con estas drogas1, lo que 1073 medicina basada en evidencia Análisis crítico de un artículo: Suspensión de IBP induciría síntomas de reflujo - R. Candia está avalado por su alta eficacia en el bloqueo de la secreción ácida gástrica y su excelente perfil de seguridad. Múltiples guías clínicas recomiendan su uso en diferentes escenarios2,3: - Manejo empírico de dispepsia no ulcerosa. - Reflujo gastroesofágico (RGE). - Enfermedad péptica. - Profilaxis de enfermedad péptica en usuarios crónicos de antinflamatorios no esteroidales (AINEs). A pesar de lo anterior, se estima que hasta 33% de los pacientes con uso prolongado no tienen una clara indicación4. Algunas de las causas pueden ser deducidas a partir de datos obtenidos en la atención primaria: el retiro del medicamento es difícil de lograr en pacientes con uso crónico, independiente de su indicación, dada la aparición o reaparición de síntomas dispépticos al intentar su suspensión5. Se ha demostrado que el uso de estas drogas por más de 8 semanas induce una hipersecreción de gastrina, mediado en parte por un incremento de la masa de células enterocromafines. La gastrina es el principal estimulador paracrino de la secreción ácida gástrica. Estudios fisiológicos muestran la existencia de un feedback negativo en el control de su secreción: a mayor secreción ácida menor secreción de gastrina y viceversa. Este feedback explicaría los altos niveles plasmáticos de gastrina en los usuarios crónicos de IBP y generaría una hipersecreción ácida de rebote al suspender el medicamento6-8. Esta hipersecresión ácida transitoria podría inducir o regenerar los síntomas y, por tanto, producir la necesidad de prolongar el uso de IBP. Características del estudio Tipo de estudio: Estudio clínico randomizado, realizado en un hospital universitario danés entre septiembre de 2007 y marzo de 2008. Pacientes: Se reclutaron 120 individuos sanos, mayores de 18 años, sin síntomas asociados a secreción ácida (pirosis o regurgitación) y sin uso previo de IBP o bloqueadores del receptor de histamina tipo 2. Se dividieron en 2 grupos de 60 pacientes. Grupo Intervención: Esomeprazol 40 mg al día por 8 semanas seguido por placebo hasta completar 12 semanas. 1074 Grupo Control: Placebo durante 12 semanas. Outcomes: Outcome primario: Aparición de síntomas asociados a RGE ácido. Para su evaluación se utilizó una encuesta previamente validada que cuantifica en una escala de 1 a 7 la presencia de dispepsia, regurgitación y pirosis (1 = ausencia de síntomas / 7 = síntomas de máxima intensidad). Esta encuesta fue aplicada a través de un cuestionario en línea y los participantes debían contestarla en forma semanal mientras durase el estudio. Se consideró como “síntoma significativo” un puntaje > 2. Outcomes secundarios: Niveles plasmáticos de gastrina y cromogranina A, como una estimación indirecta de la secreción ácida gástrica y la masa de células enterocromafines. Validez (riesgo de sesgo) del estudio Ver Tabla 1. Resultados Ver Tabla 2. Comentarios y aplicación práctica Comentarios acerca de la validez (riesgo de sesgo) Se trata de un estudio de buen diseño que cumple con la mayoría de los criterios para minimizar el riesgo de sesgo. En relación a la “randomización” Tabla 1. 1. Generación adecuada de la secuencia Sí 2. Ocultamiento de la secuencia de asignación Sí 3. Seguimiento 98,3% 4. Grupos similares respecto a variables pronósticas Parcialmente* 5. Intención de tratar No 6. Fueron ciegos a la intervención - Pacientes - Tratantes - Recolectores de datos - Adjudicadores de eventos - Analistas Sí Sí Sí Sí No claro *Se pesquisó diferencia en la cantidad de infectados por H. pylori (grupo intervención 2% vs 13% grupo control). Rev Med Chile 2012; 140: 1073-1077 medicina basada en evidencia Análisis crítico de un artículo: Suspensión de IBP induciría síntomas de reflujo - R. Candia Tabla 2. Efectos absolutos Grupo Diferencia Control Efectos relativos RR (IC 95%) Outcome* Grupo Intervención Puntaje promedio en encuesta de síntomas de RGE en la semana 12 (escala de 1 a 7) 1,34 (± 0,62) 1,04 (± 0,14) En promedio, los pacientes reducirían sus síntomas en 0,3 puntos (0,14 -0,47) - Proporción de pacientes con síntomas significativos de RGE en la semana 12 20,7% (12 de 58 pctes) 1,7% (1 de 59 pctes) 190 de cada 1.000 pacientes tendrían síntomas inducidos por la suspensión de IBP 12,17 (5,84 a 18,5) RR= Riesgo relativo (RR), IC= Intervalo de confianza. *No se observaron diferencias en los síntomas entre la semana 0 y 8, tanto en el puntaje promedio de la encuesta como en la proporción de pacientes con síntomas relevantes. (distribución aleatoria o al azar, en castellano) y al ocultamiento de la secuencia de asignación, el diseño es apropiado, ya que la secuencia de la distribución aleatoria fue generada por un computador centralizado y la asignación a cada grupo fue realizada a través de códigos en sobres sellados. Otro aspecto relevante del estudio está relacionado con el rol que cumplen los pacientes: ellos son los que aplican la intervención (autoadministración del medicamento) y a la vez son los adjudicadores de outcome (ellos responden semanalmente una encuesta on-line). La utilización de un placebo idéntico, sumado a que los pacientes no estaban informados en relación al momento de la suspensión del IBP, garantizan el “ciego” en personajes importantes para el desarrollo de sesgo. En relación al análisis de los datos: Sólo se incluyeron en el análisis 118 de los 120 pacientes inicialmente reclutados, por lo tanto, los datos de 2 pacientes están “perdidos”. Los pacientes analizados corresponden a los que adhirieron con más de 90% de la terapia, por lo tanto, estamos frente a un análisis por protocolo. Si bien este tipo de análisis no es el ideal cuando existe pérdida de datos, dado que se altera el balance generado por la “randomización” (en un escenario con pérdida importante de datos el análisis más adecuado es el “por intención de tratar”), en este caso nos parece que el riesgo de sesgo es bajo, por dos razones: a. Si consideramos que el objetivo del estudio es evaluar un efecto adverso, para poder concluir fehacientemente que la aparición de los síntomas es secundaria al uso previo de IBP los autores deben estar absolutamente seguros que los pacientes consumieron la droga en forma apropiada, por lo tanto, el análisis por protocolo es el indicado en esta situación. Rev Med Chile 2012; 140: 1073-1077 b. El riesgo de sesgo está dado por la pérdida de información, independiente del tipo de análisis. Dado que más de 98% de los pacientes cumplieron con el protocolo, el riesgo de sesgo asociado es menor. Al evaluar el balance entre las variables pronósticas basales destaca la diferencia en la tasa de infección por Helicobacter pylori (HP), que es mayor en el grupo control. Existen datos epidemiológicos y fisiopatológicos que muestran que la gastritis crónica por HP con compromiso predominantemente corporal podría disminuir los síntomas asociados a RGE9,10. Esta gastritis disminuye la masa de células parietales, que son las responsables de la secreción ácida; por lo tanto, la mayor tasa de infección en el grupo control podría protegerlos de los síntomas asociados a RGE ácido y generar sesgo. Afortunadamente este riesgo no es categórico, ya que una revisión sistemática no confirma esta asociación11 y un estudio posterior, de diseño similar, pero que incluyó sólo pacientes no infectados por HP, muestra resultados en la misma dirección que el estudio analizado12. Comentarios acerca de los resultados Este estudio muestra que la suspensión de una terapia crónica con IBP (8 semanas) induce síntomas de RGE ácido en pacientes previamente sanos. • La proporción de pacientes con síntomas de RGE clínicamente relevantes una vez suspendido el IBP fue 20,7%, versus 1,7% en el grupo que utilizó placebo (semana 12). Si evaluamos la proporción acumulada entre las semanas 8 y 12 de pacientes con síntomas relevantes la diferencia es 44% vs 15%, respectivamente; es decir, el riesgo de inducir síntomas de RGE al 1075 medicina basada en evidencia Análisis crítico de un artículo: Suspensión de IBP induciría síntomas de reflujo - R. Candia • • • • suspender IBP versus el no usar terapia prácticamente se triplica. Este fenómeno puede ser secundario a hipersecreción ácida de rebote. Entre los outcomes secundarios se incluyó la medición semanal de gastrina y cromogranina A en plasma, ambas como indicadores indirectos de secreción gástrica. Ambos mostraron niveles significativamente más altos en el grupo que recibió IBP y se correlacionaron con la aparición de síntomas. A pesar que estos datos fisiopatológicos apoyan los hallazgos clínicos, este estudio no fue diseñado para demostrar este punto. La diferencia en el puntaje promedio de la encuesta aplicada alcanza significación estadística; sin embargo, la diferencia en términos clínicos parece poco relevante: 1,34 vs 1,04 en una escala de 1 a 7, lo que se contrapone a los hallazgos en el outcome dicotómico (proporción de pacientes con síntomas significativos). Este hallazgo es plausible si el puntaje de los pacientes considerados con o sin síntomas de RGE ácido fue cercano a 2 (umbral para considerar un síntoma como significativo). Otro aspecto a considerar es el riesgo de sobrestimar los resultados en términos absolutos: La proporción acumulada de pacientes con síntomas de RGE ácido entre las semanas 8 y 12 en el grupo control es de 15%, la que es llamativamente alta si consideramos que estos eran voluntarios sanos. Una probable explicación es que los pacientes pueden sobrestimar síntomas de menor relevancia al estar obligados a contestar una encuesta semanal y de esa forma exacerbar los hallazgos. Si bien este hecho es cierto, la comparación con placebo permite validar que al menos en términos relativos esta diferencia es real. Otro aspecto que apoya la consistencia de los datos es la publicación posterior de un estudio similar que muestra resultados en la misma dirección12. Comentarios acerca de la aplicabilidad Los IBP son drogas seguras y ampliamente utilizadas en nuestro medio. En la actualidad son las drogas más efectivas para el manejo de patologías digestivas asociadas a la secreción ácida (RGE, enfermedad péptica, las más frecuentes). La evidencia que avala su seguridad es abundante, incluso en embarazo13,14, por lo que los datos ob1076 tenidos por este estudio son un aporte en relación al perfil de seguridad de estas drogas. • El estudio está diseñado en voluntarios sanos, lo que permite asegurar que la aparición de síntomas se asocia sólo a la intervención. Si bien se debe asumir que los datos no son del todo aplicables a pacientes con RGE, dado que son poblaciones distintas, si se considera la fisiopatología del síntoma lo más probable es que los hallazgos puedan ser generalizados: en todo paciente los síntomas son secundarios a la presencia de ácido en el esófago, lo que ocurrirá con mayor probabilidad en ambas poblaciones al aumentar la secreción ácida gástrica. • Los datos proporcionados por este estudio son de alta relevancia en el medio local: La sobreutilización de estas drogas es frecuente y tiene un costo económico asociado tanto para pacientes como para las instituciones prestadoras de salud. Estos resultados nos sugieren que no sólo la indicación inadecuada es responsable de su sobreutilización, si no que la droga en sí, al gatillar síntomas tras su suspensión, obliga a los pacientes a consumirlas crónicamente. • Este estudio se suma a evidencia reciente que muestra otros efectos no deseados de los IBP, como el riesgo de infecciones gastrointestinales y peritonitis bacteriana espontánea en cirróticos, alteraciones en la absorción de otras drogas15,16 y al mayor riesgo de fracturas17,18. Si bien la evidencia antes mencionada es controvertida, dado que está originada sólo en estudios observacionales, son aspectos que se deben tener en consideración antes de asumir que estas drogas son inocuas. En suma, el presente artículo corresponde a un estudio bien diseñado que muestra datos clínicos y fisiopatológicos que sugieren la generación de síntomas asociados a secreción ácida tras la suspensión de drogas diseñadas para lo contrario. Si bien existe riesgo de sobrestimación de los efectos en términos absolutos, las diferencias en términos relativos son confiables, por lo que esta información se debe considerar al momento de indicar IBP. Referencias 1. Forgacs I, Loganayagam A. Over-prescribing proton pump inhibitors. BMJ 2008; 336: 2-3. Rev Med Chile 2012; 140: 1073-1077 medicina basada en evidencia Análisis crítico de un artículo: Suspensión de IBP induciría síntomas de reflujo - R. Candia 2. Newcastle Guideline Development and Research Unit, NHS National Institute for Clinical Excellence (NICE). Clinical Guideline 17. Dyspepsia-management of dyspepsia in adults in primary care 2004. p. 1-47. Disponible en http://www.nice.org.uk/nicemedia/ live/10950/29460/29460.pdf [Consultado el 17 de febrero de 2012]. 3. Talley NJ, Vakil N, Practice Parameters Committee of the American College of Gastroenterology. Guidelines for the management of dyspepsia. Am J Gastroenterol 2005; 100: 2324-37. 4. 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Use of acid-suppressive drugs and risk of fracture: a metaanalysis of observational studies. Ann Fam Med 201; 9 (3): 257-67. 1077 ética médica Rev Med Chile 2012; 140: 1078-1084 Neuroética: reflexiones sobre los principios latentes de la moral en medicina Departamento de Psiquiatría Escuela de Medicina Universidad de Valparaíso. Intereses: no hay conflictos de intereses por declaración. Recibido el 29 de febrero de 2012, aceptado el 16 de mayo de 2012. Correspondencia a: Dr. Gustavo Figueroa Departamento de Psiquiatría Escuela de Medicina Universidad de Valparaíso. E-mail: gfigueroacave@ gmail.com S GUSTAVO FIGUEROA Neuroethics: reflections on the latent principles of morals in medicine Ethical dilemmas resulting from neural sciences have promoted the emergence of a new discipline termed neuroethics. Researchers distinguish between ethics of neuroscience and neuroscience of ethics. The former deals with ethical problems arising from new forms of interventions into the brain. The latter investigates the neural mechanisms that may possibly underlie morality as such. This article presents a survey of the new empirical facts and directions, and a critical evaluation of the methodological and ontological problems underlying neuroethics as such. Conceptual analyses of research issues and the underlying implicit conceptions of human being are thoroughly investigated based on Heidegger´s thought. (Rev Med Chile 2012; 140: 1078-1084). Key words: Ethics; Moral development; Neurobiology. afire consagró a la neuroética al caracterizarla como el “examen de lo que es correcto o incorrecto, bueno o malo, acerca del tratamiento, perfeccionamiento, invasiones o manipulaciones del cerebro humano”1. La conmoción ética provocada por los avances de las neurociencias justifica afirmar que la genética y la neuroética están en el corazón del siglo XXI. La primera examina las repercusiones morales de nuestra evolución biológica y la segunda de nuestra conciencia moral2. Estos hallazgos empíricos impresionan estar palpando algo decisivo: la esencia del hombre. Habermas tendría razón: abandonemos la “abstención posmetafísica” de las sociedades occidentales pluralistas que impedía conceptualizar una “vida buena” válida universalmente, elaboremos una “ética-de-la-especie-humana” (Gattungsethik) que resguarde contra las tecnociencias –una ética sustancialista, no sólo formalista– con una normatividad protectora3. Este proyecto exige denunciar los hechos consumados, retroactivamente aceptados cómplicemente por el derecho, y resistir ante presiones y decisiones de supuestas urgencias para 1078 evitar la amenaza de una “pendiente resbaladiza” (Dammbruch-Argument). Apel sugiere algo parecido aunque su perspectiva es procedimental: “una macroética posconvencional de responsabilidad planetaria”4. La neuroética pretende ocupar un lugar especial dentro de las biotecnologías. Primero esboza un marco moral para analizar los efectos de estas neurociencias. Pero ambiciona dar un salto determinante de nivel: interpretar los datos neurocientíficos como expresión de las bases neuronales de la conducta moral –su origen–, lo que, de comprobarse, constituiría una revolución al interior de la bioética5-7. Rasgos fundamentales de nuestra condición cambiarían radicalmente: determinismo, culpabilidad, elección, voluntad. Así Changeaux explica el libre albedrío como resultado de interacciones electroquímicas en el cerebro y como programa biológico para la toma de decisiones modelada por la evolución8. Habría un doble plano, neuroética de la neurociencia o ética aplicada y neurociencia de la ética o ética fundamental. La razón de esta dicotomía está en ética médica Neuroética - G. Figueroa que su “bien interno” específico como práctica, diría Aristóteles, apunta a los valores inherentes al hombre: su vertiente moral9-12. Si la ética supuso un giro en filosofía y la bioética un giro en medicina, la neuroética constituría un giro mayor porque cuestiona las bases del pensamiento moral occidental13. Este trabajo se divide en dos partes. Primera: resultados empíricos que justifican considerar a la neuroética como rama de la bioética y/o nueva forma de fundamentar los fenómenos morales. Segunda: cuestionamiento de las concepciones que posibilitan estas investigaciones. Neuroética de las neurociencias Como ética aplicada procura confeccionar normas éticas específicas para regular el diseño, aplicación y consecuencias de la investigación de las neurotecnologías. Sus respuestas indican: ¿son moralmente correctos los estudios y sus efectos? Es una rama de la bioética como otras (investigación médica, etc), aunque original: aborda asuntos sobre la esencia del hombre. Interrogantes surgidas desde los datos rozan variadísimos tópicos producto de investigaciones particulares sin relación entre sí. Los siguientes trabajos revelan que sus resultados tienen sustento empírico, precisión metodológica y alcance en sus conclusiones, y no constituyen construcciones especulativas. El córtex cingulado anterior se ha correlacionado con el engaño intencional, el córtex prefrontal dorsolateral con la supresión activa de recuerdos y la onda p300 con la detección de recuerdos de actos cometidos durante un homicidio14,15. Estas técnicas ayudan en la resolución de crímenes, como ya se hace en cortes americanas, así como en suprimir recuerdos patógenos en individuos con estrés postraumáticos, ¿es legítimo escudriñar otras mentes y borrar lo que es intolerable?16. La fMRI de adolescentes indica anormalidades estructurales y funcionales consideradas un riesgo para desarrollar esquizofrenia, promoviendo el uso de psicofármacos preventivos que, a su vez, provocan síntomas colaterales17. Moralmente ¿qué grado de probabilidad y qué cantidad de malestares las hacen permisibles? El implante de electrodos profundos restaura el movimiento en parkinsonianos y aminora las Rev Med Chile 2012; 140: 1078-1084 obsesiones, compulsiones, dolores y depresión crónicos, pero se acompaña de modificaciones de la personalidad ¿qué cuantía es lícita?18. Estructuras corticales mediales de las zonas prefrontal y parietal están interrelacionadas con cogniciones de sí-mismo, auto-conciencia corporal, capacidad de autorreflexión19,20. ¿Es justo manipular electroquímicamente el sí-mismo (self) y trastocar la propia experiencia? El consentimiento informado precisa de funciones cognitivas y afectivas que nacen de la activación del cortex prefrontal y regiones mediales corticales y subcorticales, interacción alterada en la depresión y esquizofrenia21,22. Estos hallazgos ¿disminuyen la validez del consentimiento? Imágenes del cortex prefrontal medio y del estriatum ventral aparecen necesarias para emitir juicios morales así como mentalizar: extraer inferencias de los estados mentales ajenos y propios (auto-conciencia), emociones, aprendizaje de contingencias de recompensa. Estas experiencias confirman que las emociones y empatía son determinantes para emitir juicios morales23. Individuos con déficits en estas regiones ¿tienen menor juicio moral y se les debe condonar sus actuaciones ilícitas?24. Las características de la neuroética de las neurociencias muestran: 1] Nace de la investigación que no se adscribe a ninguna filosofía moral tradicional (kantismo, pragmatismo, utilitarismo); 2] elabora sus valores y normas mientras se enfrenta con dilemas que emergen durante su quehacer concreto; 3] sus respuestas son consecuencia de las presiones y exigencias de la realidad que no tolera postergaciones ni evasiones; 4] es ética vivida y no ética reflexiva o de principios deductivos; 5] es pluralista consecuencia de la sociedad posmoderna donde ha nacido, no se construye desde una sola ética y por ello no exige proyectos personales de vida plena; 6] es multidisciplinaria porque involucra a actores provenientes de diferentes áreas del conocimiento y sociedad. Neurociencia de la ética La neuroética fundamental significa trascender de nivel, ir a las fuentes de la moralidad y sustentarla en el conocimiento científico de los mecanismos cerebrales. Por una parte, representa la culminación de la neuroética aplicada, destinada 1079 ética médica Neuroética - G. Figueroa a resolver empíricamente el origen –ontogenético como filogenético– de la conciencia moral y, por otra, inicia la construcción de una ética universal. Estas tareas encarnan la Aufhebung de Hegel: la neuroética “absorve”, “conserva” y “supera” la tradición moral y aporta tres perspectivas25. 1. Los experimentos de Liber y confirmados por Haggar y Eimer, están demostrando que la voluntad libre para ejecutar actos es ilusoria26,27. Los potenciales cerebrales preparatorios de la corteza motora secundaria preceden a las decisiones conscientes para desarrollar el movimiento espontáneo en 350 milisegundos; procesos neuronales extraconscientes causan realmente los actos aparentemente volitivos, que sólo restrospectivamente son inexactamente catalogados como propios. Igualmente ilusoria es la autoría al ejecutar tareas irreflexivas como mover un cursor28. Otros investigadores también comprueban como retrospectiva la supuesta voluntad, elección y decisión de nuestras acciones cotidianas, porque las causas efectivas radican en procesos neuronales infrapersonales previos29. Greene demostró que cuando un sujeto se encuentra ante un dilema moral éste se resuelve no mediante mejores razones sino cómo está construido el cerebro. No solamente los juicios aducidos son posteriores a procesos neuroquímicos sino la activación cerebral nace de zonas emocionales e intuitivas, no racionales30. Hechos semejantes refutarían la regla de Kant: lo que deberíamos hacer está determinado por lo que haríamos “si la razón determinase completamente la voluntad”31. 2. Experimentos con dilemas morales sugieren algo trascendente: la moralidad es producto de la evolución. A] Si se ve un hombre sangrante tendido y llevarlo al hospital significa manchar el tapiz del propio vehículo que costará 200 dólares, la mayoría de encuestados consideraron moralmente incorrecto preferir el tapiz; B] Si una carta de una organización reputada internacionalmente solicita una donación de 200 dólares para salvar la vida de un niño desnutrido de África, un porcentaje significativo no consideró inmoral no entregar dinero; C]. Una persona viaja en un tren cuyo conductor ha perdido el conocimiento y se encuentra ante la disyuntiva: si deja que continue atropellará a cinco excurionistas que caminan distraídamente por la vía y si opera una palanca desviará su curso pero arrollará a un operario que está trabajando; el 90% se pronunció en salvar a los excursionistas; 1080 D] Un individuo se halla en la vía de un tren que viene descontrolado y en ésta deambulan cinco personas que no podrán salir a tiempo salvo que empuje a un obeso que se encuentra a su lado y éste obture la vía, lo que acarreará su muerte; sólo el 10% encontró lícito empujar al obeso aunque murieran los otros cinco32-34. Escaneando la actividad cerebral mientras resuelven dilemas se ve que emplean bastante tiempo cuando creen lícito perjudicar directamente a una persona aunque sea para salvar a otras y, contrariamente, lo hacen con rapidez si concluyen que no se debe hacer. Ante dilemas personales invierten 7 segundos –dañar a alguien– y 4 en los impersonales, porque se activa desde el lóbulo frontal hasta el sistema límbico asociados a la emoción y cognición social. Hipótesis probable: los resultados expresan códigos de funcionamiento del cerebro primitivo, adquiridos durante la evolución. En la prehistoria los cazadores-recolectores vivían en pequeños grupos de raza y costumbre homogéneos que jamás sobrepasaban los 130 sujetos. La homogeneidad y cohesión tenían una importancia vital para la supervivencia: cuando hay cercanía física se reactivan códigos éticos emocionales de supervivencia, mientras que, sin esa intimidad, operan otros programas más racionales, distintos de la supervivencia. Los necesitados cercanos nos afectan emocionalmente más que los desconocidos porque los códigos primarios son los juicios morales rápidos con respuesta social inmediata. Estas redes neuronales fueron seleccionadas por resultar beneficiosas: ayudar a íntimos de modo inmediato y agredir y atacar extraños tienen una función adaptativa. 3. La neuroética da el paso crucial: el cerebro toma decisiones obedeciendo una moral universal inscrita en sus neuronas desde el pleistoceno. La activación de ciertas zonas evoca decisiones éticas porque evolutivamente se seleccionaron afectos ante la necesidad de ayudar a los cercanos.Así, la capacidad de distinguir el bien y el mal es una función adaptativa, ayudarse a sí y los inmediatos permiten subsistir y perpetuarse. Hauser acude a Chomsky y propone una gramática universal que genera una facultad moral equipada con reglas y principios abstractos que puede utilizarse según el contexto, facultad que genera y guia la adquisición de reglas morales. ¿Que sucede con la “paradoja del altruismo” –invertir biológicamente recursos propios para favorecer la adaptación de otro? Rev Med Chile 2012; 140: 1078-1084 ética médica Neuroética - G. Figueroa Hamilton recurrió a la genética35. Lo que se trata de proteger no es el grupo sino sus genes, porque la eficacia biológica debe medirse por la presencia efectiva de un alelo en el depósito de genes que reúne a todos los de una población, dispersos por las células de los individuos que la componen. Esta ética universal producto de la evolución es inversa a la Regla de Oro kantiana: “obra de tal modo que asegures tu supervivencia no dañando a los cercanos, porque tu suerte está ligada a la suya, y rechaza a los diferentes” y “obra con los demás según la medida en que compartan tus genes”13. Cuestionamientos metodológicos Los hallazgos de la neuroética recuerdan a Carnap: “la ciencia no tiene fronteras ni en el tiempo ni en el espacio lógico. Hay un progreso constante del saber científico, un impulso permanente y progresivo hacia una mayor cientificidad”36. Dos ámbitos de cuestionamientos surgen ante este programa: metodología y fundamentos. El ámbito metodológico es impreciso: 1] El salto entre señales electromagnéticas y experiencias subjetivas es altamente hipotético, una ilusión de estar ante una “lectura-de-la-mente”; 2] los estudios imagenológicos se basan en covarianzas probabilísticas y no en conexiones causales; 3] posibilidad de “la falacia localizatoria”, aislar al sujeto de sus interconexiones con el ambiente; 4] peligro de “la falacia mereológica”, tomar parte del individuo por su totalidad; 5] medir estados momentáneos que se trasponen a atributos cambiantes en el tiempo; 6] la interpretación depende de factores culturales y sociales, que no se consideran ni explicitan; 7] diseños experimentales muy alejados de la realidad, artificiales, simplificados y con escaso número de variables; y 8] empleo de términos provenientes de otros saberes o marcos históricos sin precisar ni los contextos específicos ni sus características fenomenológicas (intuiciones, sentimientos, empatía, juicio). Neuroética y sus fundamentos La neuroética es o una respuesta alternativa a preguntas siempre permanentes o una nueva manera de interrogar en lo concerniente a las cuestiones morales. Como respuesta no es inno- Rev Med Chile 2012; 140: 1078-1084 vadora ya que desde Grecia se han buscado las bases naturales de la ética, pero es original cómo interroga: exclusivamente a los datos entregados por la ciencia empírica. Primero: significa dar por evidente que la ciencia es el método privilegiado para conocer la realidad moral porque ésta es una expresión del cerebro, ámbito propio del conocimiento positivo sobre el filosófico, espiritual o religioso. Segundo: la neuroética no se pregunta por la esencia de “lo moral”, “valor” o “norma”: los da por supuestos. Arranca no diferenciando entre génesis real y fundamento último de la ética: el origen fáctico no es el principio radical, la causa no es justificación primaria, la historia comprobada no es condición de posibilidad. Al no interrogarse por el fundamento primario llega atrasada, se encuentra ya-siempre (immer-schon) instalada en una comprensión vulgar o ingenua y no sabe qué posibilita hablar de lo ético37. Surgen dos interrogantes ¿Por qué privilegia a la ciencia sobre otras aproximaciones para conocer la realidad moral? ¿Qué entiende por moral? La neuroética en tanto ciencia positiva es ciencia moderna y, según Heidegger, consiste en investigación (Forschung)38. Desde Newton se invierte el procedimiento. Los científicos griegos averiguaban el ser de “las cosas” –lo moral–, ahora cuenta dónde, cuándo y cómo se presentan “los fenómenos” morales; antes interesaba su esencia, ahora sustituirlos por algo más preciso, la precisión objetiva –ondas cerebrales. La ruptura estriba en cómo procede el neuroeticista a diferencia del “naturalista” Hipócrates: acota por anticipado “un” campo circunscrito y exacto de conocimiento desde un proyecto-previo (Vorentwurf). Este esquemaanticipatorio (la actividad cerebral es mensurable) pre-determina el comprender, halla como objeto solamente lo que “su” tipo de representación ha admitido con anterioridad. En lugar de acatar y respetar los hechos morales tal como se muestran, es el investigador quien elabora el patrón que establece lo que es realmente moral. La neuroética se hace científica cuando recurre a cierto tipo de pensar, el calculador o representativo (Verrechnen), pensar que asume una actitud determinante –objetivadora, operacional, dominadora, instrumental, clasificatoria–, que instala el control y poder en el investigador y su quehacer por sobre lo investigado. Entonces ¿cuál es “la realidad” (Wirklichkeit) de la moralidad? La que emana del actuar eficaz 1081 ética médica Neuroética - G. Figueroa (wirken) de este “proceder ejecutivo-asegurador”. Sólo es dato moral lo que hace acto de presencia, lo hecho-presente (An-wesen) en cuanto resultado (Er-gebnis), consecuencia, efecto (Er-folg) o creación del intervenir (leisten) del investigador para convertirlo en seguro. Si lo ético es producto (das Herausgestellte) del im-poner del investigador, su saber científico será forzoso (zwingend) porque ob-liga a abandonar “la-cosa-ética” y quedarse con “lo escogido”, los procesos químico-físicos. Heidegger previene del doble peligro inherente a esta investigación: la ilusión de que “la ciencia alcanza lo real en su realidad con primacía sobre todos los otros modos de experiencia” y “la apariencia de que las cosas pueden ser igualmente cosas pese a la investigación científica de la realidad”; atenerse a ella exclusivamente puede desfigurala, aún aniquilarla (Vernichtung)39. La neuroética propone la hipótesis que la moral es una adaptación que obedece a la ley universal de la selección natural para hacer de nosotros seres sociales, pero pasa por alto que, en cuanto “ley” (Gesetz), es un ob-jeto-puesto (ge-setzt) por un sub-jeto investigador. Esta teoría trabaja con dos pre-supuestos. Primero: la escisión sujeto-objeto, obra del neurocientífico; lo investigado es una re-presentación (Vor-stellung) del investigador, en que simultáneamente son dados sujeto y objeto, sujeto como representante y objeto como representado. Segundo: ni la objetivación de la ley natural ni la subjetivización del científico son lo que se muestra, sino lo puesto-delante (Gegenstand), en-frente, lo ob-jetivo (lo lanzado) para dominarlo y someterlo, o sea, intervenir para unificar el conocimiento y conseguir un mundo coincidente con el pro-yecto del neuroeticista40. Sin entrar en los complejísimos datos sobre si el egoísmo, altruismo o reciprocar son los afectos que nos conviertieron en sujetos morales y con ello sociales13, Heidegger da un paso atrás y se pregunta por sus condiciones de posibilidad. El hombre es ser-en-el-mundo, es decir, está siempreabierto (Erschliessung) y el estado-de-ánimo (Gestimmtsein) es “una” de las maneras como abre su mundo, junto a otras: el comprender y el lenguaje (Rede). Al actuar moralmente los tres momentos des-cubren conjuntamente, abren comprensivoafectivo-lingüísticamente los comportamientos de sí-mismo y los otros. La conciencia-moral abre al sujeto, “da algo a entender”, es una llamada (Ruf) para señalar o encararlo con su propio ser37. Con1082 siderarnos seres morales porque respondimos en la prehistoria con sentimientos altruistas, egoistas o reciprocantes es olvidar que “somos” seres morales y no simplemente “tenemos” sentimientos morales. Esto significa: a] libres para autoelegirnos (Selbstwahl); b] no-libres radicalmente porque nunca fuimos nuestro propio fundamento, menos dueños incondicionados del propio ser; .y c] esta deficiencia esencial o no-ser primordial que caracteriza nuestra condición nos hace estar-endeuda o, mejor, ser-deudor. Es la sustancia ética inmanente a nuestra existencia40. On-the-road 1] La neuroética es un proyecto diseñado para ser sometido a pruebas empíricas y que ha aportado datos duros utilizando hallazgos provenientes de diferentes ámbitos científicos. 2] La fecundidad de su perspectiva está generando una renovación sustancial de la bioética al elaborar un cuerpo de doctrina en permanente expansión. 3] Proveniente de las neurociencias, es heredadera de sus avances así como de sus concepciones ontológicamente insuficientes del hombre: “cerebro-que-piensa”, “self-neuronal”, “mentecomputacional”, “cerebro-ético”, expresiones fundamentadas en una dimensión circunscrita, la dimensión de la animalidad, biología y finalmente naturaleza física –la ontología materialista biologicista. 4] Se divide en ética de las neurociencias y neurociencia de la ética y, aunque entrelazadas, la primera es ética aplicada y la segunda busca constituirse en ética fundamental. Ambas merecen reparos sustantivos a pesar de sus méritos. 5] Como neuroética aplicada los cuestionamientos son especialemnte metodológicos. La ciencia empírica requiere cumplir ciertos estándares insoslayables que ella no satisface, aunque promete perfeccionarlos: tecnologías estandarizadas, selección de muestras, operacionalización, validez, confiabilidad, etc. 6] Los reparos a la neuroética fundamental son más profundos. Los presupuestos ontológicos exigen otro modo de pensamiento distinto del calculante –el meditativo–, que trasciende la génesis fáctica hacia sus condiciones de posibi- Rev Med Chile 2012; 140: 1078-1084 ética médica Neuroética - G. Figueroa lidad, lo moral como dado hacia lo moral como modo de ser, lo objetivo hacia lo que aparece, los sentimientos morales hacia la sustancia ética inmanente a nuestra existencia. Referencias 1. Safire W. Visions for a new field of “neuroethics”. En: Marcus SJ, editor. Neuroethics. Mapping the field. 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Rev Med Chile 2012; 140: 1078-1084 Carta al Editor Rev Med Chile 2012; 140: 1085-1086 Definición de la Medicina Interna y el internista Definition of Internal Medicine and the internist Sr. Editor: Recientemente Letelier y coautores1 nos ofrecieron, en un interesante artículo, una nueva definición de la medicina interna: “Especialidad clínica dedicada a la atención integral del adulto, desde la adolescencia hasta la senectud, con énfasis en el diagnóstico y tratamiento no quirúrgico de sus patologías y en la prevención primaria y secundaria de éstas, tanto en ambiente hospitalario como ambulatorio”. La primera reflexión que surge frente a esta definición es ¿qué se considera por atención integral del adulto? Cuando se habla de acciones integrales, se está dando a entender que hay partes de un todo que requieren ser articuladas. Para los autores la atención integral sería la capacidad del internista de tener en cuenta y manejar en un momento las múltiples patologías (partes) que puede presentar un paciente (todo). Sin embargo, el Ministerio de Salud2 nos da otra visión de este concepto: al describir el modelo para la atención primaria habla de atención integral con enfoque familiar y comunitario. En este caso el todo es el “modelo de atención sanitario a nivel primario” y las partes son los distintos tipos de acciones a desarrollar desde las promocionales y preventivas hasta las curativas y rehabilitadoras, para proveer salud al individuo y la comunidad. Es decir, lo de integral puede tener distintas lecturas y por lo tanto, se presta a confusiones entre ámbitos muy cercanos de la acción médica sanitaria. El segundo elemento que confunde en la definición es el cambio de foco del sujeto de la medicina interna. Se pasa desde el foco tradicional que es la persona adulta, a secas, a un foco más amplio y difuminado como son las personas, desde la adolescencia hasta la senectud. Me parece más claro el lema “Doctors for Adults”, que usa el American College of Physicians3. El objeto es aquella persona que ha completado su desarrollo y puede emprender su proyecto de vida autónomamente. Al incluir a los niños a partir de los 10 años hasta los jóvenes de 19 años, según lo que la OMS usa para definir adolescencia4, un internista muchas veces se sentirá incómodo. No se sentirá competente para hacerse cargo del cuidado de niños o adolescentes en pleno proceso de desarrollo. Se requiere de otro enfoque para entenderlos, así como conocimientos y habilidades específicas que permitan trabajar con ellos, sus padres y su familia. Es entendible que por razones pragmáticas y programáticas se admitan adolescentes mayores en los Servicios de Medicina Interna, pero eso no es razón para incorporarlos en la definición de la misma. Por último, incluir en la definición de la medicina interna la prevención primaria le agrega otro elemento de confusión. El concepto de prevención primaria no es tan claro como parece. Para algunos la prevención primaria es la prevención primordial; es decir, un concepto cercano a la promoción de la salud, con una mirada poblacional para incrementar la salud de la comunidad a través de distintas herramientas que van del desarrollo de políticas públicas saludables hasta la educación en salud (ejemplo es la ley que prohibe fumar en ciertos espacios públicos). Este enfoque ciertamente está muy distante de la medicina interna; sin embargo, para otros el concepto de prevención primaria se centra más bien en la detección precoz de enfermedades o de los factores de riesgo de enfermar y la forma de evitar o reducir la exposición del individuo a dichos factores (ejemplo es persuadir a un fumador que deje de fumar)5. Esta mirada es un campo de acción neto para el internista; pero también para el ginecólogo, los pediatras y otros especialistas. Dada esta falta de especificidad y de la amplitud del concepto, más vale excluirlo de la definición, lo cual no significa necesariamente limitar la acción del internista ni le quita la responsabilidad de recomendar las medidas preventivas apropiadas para sus pacientes. En síntesis, la definición propuesta debería ser mejorada, acorde a lo que plantea el Diccionario de la RAE sobre la palabra “definición”6: “Una proposición que expone con claridad y exactitud los caracteres genéricos y diferenciales de algo material o inmaterial”. Esta falta de claridad y exactitud de la definición de la medicina interna, no ayuda y más bien impide que los médicos jóvenes se formen un buen concepto de ella y les dificulta percibir cabalmente la plenitud y belleza de esta especialidad. Joaquín Montero Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile. 1085 Carta al Editor Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. Letelier LM, Valdivieso A, Gazitúa R, Echávarri S, Armas Merino R. Definición actual de la medicina interna y el internista Rev Med Chile 2011; 139 (8): 1081-8. Modelo de Atención con Enfoque Familiar en la Atención Primaria de Salud. 2006. Ministerio de Salud. División de Gestión de la Red Asistencial. Departamento de Modelo Atención. Unidad de Atención Primaria. Santiago Chile. The American College of Physicians, disponible en http:// www.acponline.org/about_acp/ (consultado 9 de enero de 2012). Organización Panamericana de la Salud .Salud del Adolescente .OPS/OMS Washington 1995. Starfield B, Hyde J, Gérvas J, The concept of prevention: a good idea gone astray? J. Epidemiol Comm Health 2008; 62: 580-3. Real Academia Española, disponible en http://buscon.rae. es (consultado 9 de enero de 2012). Definición de la Medicina Interna y el internista (Réplica) Definition of Internal Medicine and the internist (Reply) Sr. Editor: Agradecemos los comentarios del Dr. J. Montero a nuestro artículo sobre la Medicina Interna (MI)1 ya que contribuye a la necesaria discusión y análisis de definiciones de especialidades. No obstante, nos permitimos discrepar con algunos de sus comentarios. Como menciona el Dr. Montero, la RAE define “definición” como caracterizar tanto aspectos genéricos como diferenciales de una materia. En este sentido no compartimos su opinión respecto a excluir la prevención primaria de nuestra definición de MI dado que la prevención es un aspecto fundamental del quehacer de todo internista, que si bien es compartida por muchas especialidades, no la excluye de la definición de éste, porque ésta omisión dejaría incompleta la definición en sus 1086 aspectos genéricos. Asimismo, nuestro concepto de integral, explicado en el texto del articulo en el sentido que bien señala el Dr. Montero en su carta, deliberadamente no incluye el enfoque familiar y comunitario por considerarlo propio de otra especialidad. Aún así el concepto de integral sigue siendo parte de la definición del internista en cuanto a un aspecto genérico respecto de algunas especialidades, pero también diferencial respecto de otras. En relación a su objeción sobre la incorporación de los adolescentes en nuestra definición, es cierto que los adolescentes pueden tener problemáticas específicas que son resueltas de mejor forma por otros especialistas. Sin embargo, en el sistema público de salud, en Chile, se hospitalizan jóvenes a partir de los 15 años de edad en Servicios de Medicina. Esta realidad obliga al internista a hacerse cargo de las patologías no quirúrgicas de este grupo etario, que según la propia definición del Dr. Montero corresponde a adolescentes. Las diferentes especialidades difieren en muchas características unas de otras, pero inevitablemente comparten otros aspectos; estas características compartidas no deben excluirse de una definición, si es que pertenecen a la esencia de aquello a definir, sean estas características genéricas o diferenciales. En suma, nuestra definición intenta hacerse cargo de la realidad actual de la Medicina Interna en Chile, lo que inevitablemente puede sobreponerse con otras especialidades. Luz María Letelier, Sylvia Echávarri, Rodolfo Armas Merino, Raimundo Gazitúa, Andrés Valdivieso Grupo de Trabajo ad hoc de la Sociedad Médica de Santiago-Sociedad Chilena de Medicina Interna (2007-2009). Referencias 1. Letelier LM, Valdivieso A, Gazitúa R, Echávarri S, Armas Merino R. Definición actual de la Medicina Interna y el internista. Rev Med Chile 2011; 139: 1081-8. Rev Med Chile 2012; 140: 1085-1086 Carta al Editor Rev Med Chile 2012; 140: 1087-1088 Adrenalitis tuberculosa Tuberculous adrenalitis Sr. Editor La adrenalitis tuberculosa es el resultado de la diseminación hematógena de una tuberculosis (TBC) activa, detectándose en 6% de éstas. La insuficiencia suprarrenal o enfermedad de Addison es poco común y su causa más frecuente es autoinmune (70-90%)1. El origen tuberculoso es menos frecuente. El diagnóstico en ocasiones es difícil, pero si el tratamiento se instaura precozmente resulta muy efectivo. Presentamos el caso de un paciente con hiponatremia debida a enfermedad de Addison, secundaria a una tuberculosis pleural. El inicio del tratamiento específico consiguió una rápida mejoría y resolución de la hiponatremia. Un varón de 84 años, exfumador desde hacía 7 años, con antecedentes de paquipleuritis derecha e hiperuricemia, independiente para actividades de la vida diaria, ingresó en el hospital con astenia, anorexia, náuseas y dolor abdominal. En la exploración clínica destacaron tensión arterial de 100/60 mmHg, temperatura de 37,4ºC, hipoventilación en campo medio y base del pulmón izquierdo e hiperpigmentación cutánea difusa. La analítica presentaba hemoglobina de 10,2 g/ dl (rango normal 13-17,4) y leucocitos de 2,4 mil/mm3 (4-11), sodio plasmático de 122 mEq/L (132-145) y potasio de 5,42 mEq/L (3,1-5,1). La radiografía y la TAC toráxicas mostraron derrame pleural izquierdo y calcificación pleural derecha (Figura 1). El cortisol plasmático a las 8 h AM fue de 4,65 pg/dL (5-25) y la ACTH de 743 pg/ ml (0-46). Osmolaridad urinaria: 262 mOsm/K. La TAC abdominal mostró aumento de tamaño irregular de ambas glándulas suprarrenales (Figura 1). La prueba de Mantoux fue positiva. Se practicó toracocentesis evacuadora, obteniendo líquido de aspecto amarillo y turbio, con pH: 7,86, leucocitos: 1.080 (linfocitos: 96%), glucosa: 105 mg/dl, proteínas: 3,8 g/dl, LDH: 549 UI/L, ADA: 154,8 U/l (40-60), baciloscopia y cultivo negativos. Se diagnosticó una enfermedad de Addison con probable origen tuberculoso, por diseminación hematógena de un foco pleural activo y se inició tratamiento sustitutivo y tuberculostático con rifampicina, isoniacina y pirazinamida; posteriormente se recibió informe del cultivo de la biopsia pleural, positivo para Mycobacterium tuberculosis resistente a isoniacida por mutación del gen katGpor lo que se reinició tratamiento con rifampicina, levofloxacino y etambutol, manteniéndose durante 12 meses (suspendiendo el levofloxacino al 2º mes). La evolución de las cifras de sodio fue paralela al inicio del tratamiento específico. La mejoría clínica y analítica fue evidente, dándose alta hospitalaria a domicilio con controles posteriores donde se mantenía su buen estado general y evolución favorable. Se estima que entre 19 y 43% de la población mundial está infectada por TBC2. . La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió un incremento mundial de la TBC3 atribuyéndolo al aumento de la migración internacional, fallos en los sistemas sanitarios, poca eficacia de la vacuna, la pobreza de ciertos países de África, Asia y América Latina, la baja sensibilidad de los métodos diagnósticos y, sobre todo, la pandemia VIH/SIDA4,5. Se estima que el 4% de los casos corresponden a Mycobacterium tuberculosis resistentes a más de una droga antituberculosa, lo que dificulta su tratamiento y curación, además de elevar el coste6. Cuando en 1855 Thomas Addison describió la insuficiencia suprarrenal, la causa más frecuente era la TBC, hoy sólo representa 7-20% de los casos. Por otra parte, la adrenalitis tuberculosa únicamente se desarrolla en 0,3% a 5% de los pacientes con TBC7. Figura 1. a) TAC torácico: derrame pleural izquierdo y calcificación pleural derecha; b) TAC abdominal: hipertrofia glándulas suprarrenales (flechas). 1087 Carta al Editor La glándula adrenal es el órgano endocrino que más frecuentemente se afecta debido a un foco primario de TBC, como el pulmón, el riñón o el intestino. No se conoce claramente el tropismo del bacilo por las glándulas suprarrenales. Suele permanecer clínicamente latente durante décadas y en el momento del diagnóstico, cuando aparecen sus manifestaciones clínicas, la destrucción de las mismas puede llegar hasta 90%. Nerup propuso en 1974 los criterios para establecer el diagnóstico de la insuficiencia suprarrenal de origen tuberculoso: calcificaciones radiológicas adrenales y evidencia de diseminación hematógena8. Sin embargo, su baja sensibilidad etiquetaba a la mayoría de las formas tuberculosas como idiopáticas o autoinmunes y por ello son poco utilizados actualmente. La técnica de imagen de elección es la TAC, donde aparecen glándulas aumentadas al inicio, atróficas y calcificadas tras años de evolución. El diagnóstico etiológico de certeza lo confirma la biopsia, aunque puede evitarse en caso de demostrar una infección tuberculosa activa en otra localización9,10. Cuando hay atrofia no hay consenso sobre la necesidad de comenzar tratamiento tuberculostático. Pero si están aumentadas bilateralmente, la pauta es similar a la TBC pulmonar11. La recuperación glandular depende de la cantidad de tejido funcionante que en este caso fue precoz, a pesar de la resistencia a isoniacida por la mutación del gen katG, asociada en 60-90% de los casos de resistencias12. El pronóstico es favorable y la supervivencia dependerá del proceso causal. Debido al incremento de la prevalencia de la TBC en el actual contexto de crisis económica y social global13, debemos tener presente el probable origen tuberculoso en pacientes con insuficiencia suprarrenal. Su diagnóstico y tratamiento precoz son determinantes para preservar la función glandular. José Luis Cabrerizo-García1, Begoña Zalba-Etayo2, Ruth Domene-Moros3 1 Servicio de Medicina Interna, 2Unidad de Cuidados Intensivos, 3Servicio de Radiología Hospital Universitario “Lozano Blesa”. Zaragoza, España. 1088 Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. Ten S, New M, Maclaren N. Clinical review 130: Addison’s disease 2001. J Clin Endocrinol Metabol 2001; 86: 2909-22. Kim JH, Langston AA, Gallis HA. Miliary tuberculosis: epidemiology, clinical manifestations, diagnosis, and outcome. Rev Infect Dis 1990; 12: 583-90. Jacobi J, Schnellhardt S, Kulschewski A, Amann KU, Kuefner MA, Eckardt KU, et al. An unusual case of hyponatraemia. Nephrol Dial Transplant 2010; 25: 9981001. Perkins MD, Kritski AL. Diagnostic testing in the control of tuberculosis. Bullettin WHO 2002; 80 (6): 512-3. http://www.who.int/tb/publications/globalreport/2009/ keypoints/es/index.html. OMS, 2009. Maulen NP. Factores de virulencia de Mycobacterium tuberculosis. Rev Med Chile 2011; 139: 1605-10. Montoya T, Pavón I, Olivar J, Peñalver D, Iglesias P. Dificultades diagnósticas en un caso de enfermedad de Addison de origen tuberculoso. Endocrinol Nutr 2007; 54: 279-82. Nerup J. Addison’s disease –clinical studies. A report of 108 cases. Acta Endocrinol (Copenh) 1974; 76: 127-41. Mc Murray JF, Long D, Mc Clure R, Kotchen T. Addison’s disease with adrenal enlargement on computed tomographic scanning. Am J Med 1984; 77: 365-8. Villabona CM, Sahún M, Ricart W, Serres X, Maroto A, Fernández-Real JM, et al. Tuberculosis Addison’s disease. Utility of CT in diagnosis and follow up. Eur J Radiol 1993; 17: 210-3. Kelestimur F. The endocrinoloy of adrenal tuberculosis: The effects of tuberculosis of the hypotalamo-pituitaryadrenal axis and adrenocortical function. J Endocrinol Invest 2004; 27: 380-6. Araya P, Velasco M, Tognarelli J, Arias F, Leiva T, Sccapatticio A, et al. Detección de mutaciones asociadas a cepas multidrogo resistente de Mycobacterium tuberculosis en Chile. Rev Med Chile 2011; 139: 467-73. Cabello F. Tuberculosis: una dinámica contínua entre el pasado y el presente, para imaginar el futuro. Rev Med Chile 2011; 139: 829-32. Correspondencia a: Begoña Zalba-Etayo. Unidad de Cuidados Intensivos. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. C/ S. Juan Bosco 15. 50009 Zaragoza, España. E-mail: bzalbaetayo@gmail.com Rev Med Chile 2012; 140: 1087-1088 Carta al Editor Rev Med Chile 2012; 140: 1089-1091 Similitudes y diferencias entre las muertes por malaria y por abortos Similarities and differences between deaths due to abortion and malaria Sr. Editor: Centros de investigación de alto prestigio publican cifras mundiales sobre muchos temas. Me voy a referir a dos temas en particular, que no están ligados directamente pero logran acercar problemáticas comunes de África y de Latinoamérica: la malaria y los abortos clandestinos. Tras las cifras me atrevo a reflexionar desde una visión humana, no sé si cristiana, pero también biológica, sobre ambos problemas. Las cifras: En el mundo la malaria causa la muerte de un niño menor de cinco años cada 30 segundos. Es decir, algo más de un millón de decesos al año1-3. Los abortos clandestinos efectuados en America Latina y África causan la muerte de un poco más de siete vidas en gestación, también cada 30 segundos. Es decir, casi 8 millones al año4-7. Para combatir la malaria se han estudiado los insectos, los protozoos, las poblaciones humanas y sus hábitos. Las medidas tomadas no han estado exentas de errores, incluso por la misma Organización Mundial de la Salud (OMS), como comenta el Dr. Jeacques Verdrager en su libro L’OMS et le Paludisme, memoires d’un médicin specialiste de la Malaria3. Hay medidas que provocaron el comienzo de la resistencia del protozoo a la quinina, tras su introducción masiva en la sal de cocina. Este error no fue reconocido a tiempo y causó un rebrote de la malaria hasta el estado actual, que es calificado de catastrófico1. Por otra parte, el aborto clandestino constituye una situación de riesgo para las mujeres que se someten a prácticas no ejecutadas ni menos controladas por organismos calificados. La solución planteada por muchos investigadores a este problema defiende la implementación de los abortos legalizados5-7. Con ello se evitaría, también en Chile, según la Dra. Agnés Guillaume, autora de varios estudios, la mencionada situación de riesgo a que se someten en el mundo casi 8 millones de mujeres que interrumpen clandestinamente sus embarazos. Pero esta aseveración no menciona que tal medida no evitaría la muerte de la misma cantidad de vidas en gestación, que supera en más de siete veces la mortalidad infantil por malaria. Aquí reside la base de mi crítica. Los estudios para atacar la malaria abarcan desde los genes del Plasmodium falciparum, P. vivax, P. malariae, hasta los genes de las más de 60 especies de insectos del género Anopheles, vectores de la enfermedad. Además de la diversidad de poblaciones humanas que tienen tolerancias diferentes a distintas fuentes de la enfermedad. En cambio, el abordaje del aborto me parece, por decir lo menos, una visión sin altura de miras y lejos de todo respeto por la vida humana. La protección de las madres, matando los bebés en forma “legal”, no tiene ningún respeto por el ser humano integral. Las agrupaciones así llamadas “feministas”, al aceptar o promover la legalización del aborto, están reafirmando aun más la impunidad a la que quedan sometidos los responsables masculinos de cada embarazo no deseado. Es sorprendente cómo la mirada ante este fenómeno social queda restringida a una solución tan simplista como brutal: la higiene de un asesinato que protege a uno de los cómplices y deja en absoluta libertad al responsable de la otra mitad del delito. Nadie puede cortar una vida humana argumentando ninguna razón. Propongo atacar el problema desde otros ángulos. La sociedad es co-responsable de dar a conocer las implicancias del comienzo del ejercicio de la sexualidad. No terminarán los abortos si sólo pretendemos eliminar a los bebés, el más débil de la cadena de responsables (si a éstos se les puede llamar responsables). La malaria se ataca desde múltiples perspectivas, ¿por qué no el aborto? Es como si optáramos por matar a cada portador de malaria: así eliminamos la fuente que provee protozoos para los insectos vectores y nunca más habría malaria. Pero, tal medida nos parecería una carnicería injustificable. ¿Por qué entonces la justificamos para este otro mal, que puede evitarse de otras maneras, mucho más imperativas y que permitirían mejorar no sólo los riesgos de las mujeres sino el comportamiento de una sociedad que parece reaccionar como “zombies” ante las propuestas de los/las intelectuales? Esos millones de niños que no nacen tal vez podrían haber aportado más a la sociedad si ésta se preocupase, por ejemplo, de buscar para cada uno de ellos una familia que los acoja. Ello es un desafío mayor, pero más rentable para la humanidad y más acorde con nuestras potenciales capacidades intelectuales y espirituales, que el genocidio que queremos justificar con leyes inhumanas. Uno de 1089 Carta al Editor Figura 1. La foto muestra hermosos nenúfares en un estanque de Mansala en las cercanías de Katibougou, Mali, África Oeste. En este estanque, que podría estar infestado de larvas de Anopheles, hay un niño al fondo (en el círculo) que busca los frutos comestibles de estas plantas. Estos pueblos saben, por tradición, que esos frutos tienen un remedio posible para la malaria. Tal vez sea ésta una clave para aumentar la investigación en este tema. Claves así, más diversas y de lo profundo de nuestro ser humano, necesitamos también para evitar la muerte de niños (y de sus madres) antes de nacer. Foto tomada en compañía de Amadou K. Coulibaly, entomólogo investigador del Instituto Politécnico Rural (IPR) de Katibougou, (http://www. ipr-ifra.org/), Mali. los artículos referidos aquí4, mostraba una foto de un grupo de mujeres en Los Lagos, Chile, y mencionaba también a grupos de mujeres “católicas pro-aborto”, clamando por el derecho a decidir. Personalmente alabo el derecho a decidir, amo la libertad, pero pregunto: ¿por qué no adelantar el ejercicio de esa decisión en algunos meses? Ello evitaría los riesgos y la muerte de ambos seres humanos (la madre y su criatura). Si no somos capaces como sociedad humana de decidir “a tiempo”, ¿cuál será nuestro futuro? Educamos a nuestros jóvenes para que decidan “después” de haber actuado. Es la política del “parche después de la herida”, parche que agrava la inhumanidad para heridas que son evitables. Por ejemplo la ley de “tolerancia cero” es para evitar beber alcohol antes, no después de conducir un vehículo. Las violaciones, como argumento para producir interrupciones del embarazo, tampoco van a eliminar la causa final. Tal vez una buena acogida de la sociedad a una víctima post-violación debiera implicar un lavado vaginal inmediato y profundo que evite una fecundación no deseada (en el caso de las mujeres en edad fértil), lo que además serviría para obtener ADN-evidencia, registrar una declaración ante la policía, identificar al culpable y ayudar a que la persona abusada no vuelva a exponerse al violador. Porque aquél puede estar “a la vuelta de la esquina” o en la misma casa de la persona violentada. Una “píldora del día 1090 después” jamás logrará esa necesaria y profunda acogida que la sociedad debe brindar a las víctimas. Si tratamos el aborto desde diversos frentes, con mayor altura de miras, sin necesidad de pensar sólo en legislar sobre la interrupción de los embarazos, podremos contribuir a cuidar a las mujeres, incluidas aquellas con embarazos de alto riesgo, otro argumento al que adhieren algunos autores. Agradecimientos: a las entidades que respaldaron viajes a África y Francia, mediante los proyectos de investigación en quínoa: International Center of Genetic Engineering and Biotechnology and Third World Academy of Sciences (ICGEB-TWAS Proyecto CRP.PB/CHI06-01), Agence National de Recherche, (ANR-IMAS- Proyecto ANR07 BDIV 016-01 y EU Framework Program 7 (Bourses IRSESMarie Curie, Proyecto PIRSES-GA-2008-230862). Enrique A. Martínez Biólogo Marino, PhD en Ciencias Biológicas, mención Ecología. Investigador del Programa Regional de Investigación CONICYT-Coquimbo. Referencias 1. Duobi S. Paludisme: Une catastrophe sanitaire et economique. Biofutur 2008; 293:1 (Editorial Nº especial Paludisme). Rev Med Chile 2012; 140: 1089-1091 Carta al Editor 2. Robert, V. Rapport final d’une étude organisationelle de la lutte anti-Anophelienne en Guyane française. Rapport IRD 4 août 2004, 72 pp. 3. Verdrager, J. L’OMS et le Paludisme: memoires d’un médecin specialiste de la Malaria, L’Hanattan, Paris, 2005, 86pp. 4. Fléchet, G. L’accès à l’avortement en Afrique et en Amerique latine: un problème de santé publique et d’inegalité sociale. Actualité scientifique. IRD. Mai 2008. 2p. 5. Guillaume A, Lerner S. L’avortement en Amérique latine et dans le Caraïbe, une revue de la littérature des années 1990 à 2005 (CD Rom), CEPED, décembre 2007. Rev Med Chile 2012; 140: 1089-1091 http://www.ceped.org/cdrom/avortement_ameriquelatine_2007. 6. Guillaume A. Bibliographie sur l’avortement en Afrique, CEPED, 2006. http://www.ceped.org/article.php3?id_article=28. 7. Guillaume A, Molmy W. L’avortement en Afrique, une revue de la littérature des années 1990 à nos jours. CEPED, 2004. Correspondencia a: Dr. Enrique A. Martínez Corporación Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (www.ceaza.cl)-La Serena, Chile. Tel 51-204878 E-mail: Enrique.a.martinez@ceaza.cl 1091 Carta al Editor Rev Med Chile 2012; 140: 1092 La publicación de manuscritos en inglés en una revista médica en español ¿Aumenta el número de citaciones en revistas indexadas? Does publishing articles in English on a Spanish speaking journal increases its citation by indexed journals? Sr. Editor: La Revista Médica de Chile publica en ocasiones, cada vez más frecuentes, manuscritos recibidos en idioma inglés, cuando sus autores no tienen al español como idioma materno. Con el propósito de conocer si la publicación de manuscritos en inglés, en la Revista Médica de Chile, origina más citaciones en ISI Web of Knowledge que las publicaciones en español, decidimos hacer una investigación, empleando los 120 ejemplares de la Revista publicados entre enero de 2000 y diciembre de 2010. Identificamos e incluimos en este análisis a todos los manuscritos publicados en inglés durante el período indicado (n = 36) y pareamos a cada uno de ellos con dos artículos publicados en español (n = 72), de la misma categoría (artículos de revisión, de investigación, especiales, cartas al editor, editoriales, casos clínicos), de un tema semejante (cuando se pudo) y publicados a menos de 4 meses en distancia cronológica con respecto a la publicación del artículo índice en inglés, para que tuvieran oportunidades semejantes de ser citados. La búsqueda de las citaciones de los artículos publicados en inglés y en español se efectuó en ISI Web of Knowledge. De los 36 manuscritos publicados en inglés, 9 correspondieron a Trabajos de Investigación, 9 a Casos Clínicos, 8 a Artículos de Revisión, 5 a Cartas al Editor, 4 a Artículos Especiales y 1 a una Editorial. De los 9 Artículos de Investigación publicados en inglés, 4 (44,4%) fueron citados al menos en 1 ocasión (23 citaciones en total; mediana: 5; rango intercuartil (RIC): 9,0-2,0). De sus 18 controles publicados en español, 7 (38,9%) fueron citados al menos en una oportunidad (30 citaciones en total; mediana: 4; RIC: 6,0-3,0). Esta diferencia no fue significativa. 1092 De los 9 Casos Clínicos publicados en inglés, sólo 3 (33,3%) fueron citados, al menos en 1 ocasión (1 citación cada uno). De sus 18 controles publicados en español, 3 (16,7%) fueron citados al menos en una oportunidad (12 citaciones en total). Esta diferencia no fue significativa. De los 8 Artículos de Revisión publicados en inglés 7 (87,5%) fueron citados al menos en una ocasión (18 citaciones en total; mediana: 1.0; RIC: 2,0-1,0). De sus 16 controles publicados en español 9 (56,3%) fueron citados al menos en una ocasión (23 citaciones en total; mediana: 1,5; RIC: 2,5-1,0). Esta diferencia no fue significativa. Hallazgos similares ocurrieron con Artículos Especiales y Cartas al Editor. Al excluir de las citaciones ISI las efectuadas en la Revista Médica de Chile, no se modificaron los resultados y no hubo diferencias significativas según el idioma de publicación. Este estudio nos permite concluir que la publicación de manuscritos en idioma inglés en la Revista Médica de Chile, durante la primera década de este siglo, no influyó en el número de citaciones ISI, independientemente del tipo de artículo de que se trató. Ello no apoya la idea de algunos lectores de la Revista Médica de Chile, que proponen la publicación en idioma inglés, de manuscritos generados en el país, por autores nacionales, esperando aumentar el número de citaciones en revistas indexadas en ISI Web of Knowledge, lo que aumentaría su “factor de impacto”. Jorge Vega1,2,3, Claudio Vidal1,2, Jaime Vidal1,2, Pablo Betancour1,2 1 Departamento de Medicina, Escuela de Medicina, Universidad de Valparaíso, Valparaíso. 2 Servicio de Medicina, Hospital Naval Almirante Nef, Viña del Mar. 3 Servicio de Medicina, Hospital Dr. Gustavo Fricke, Viña del Mar. Correspondencia a: Dr. Jorge Vega 5 Norte 1035, Viña del Mar. Fono: 56-32-2974237. Fax: 56-32-2970050. Email: jvegastieb @gmail.com Carta al Editor 1093