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Miércoles, 13 de julio de 2016
•SALUD
Inician un estudio
pionero de detección
de crisis de epilepsia
EFE
Alicante
La grasa corporal y su influencia en la salud humana es objeto de estudio
Una investigación estudia
la relación entre la grasa
y su impacto en la salud
Un equipo del Instituto Aragonés de Ciencias de la
Salud, el Servet y el Royo Villanova, involucrados
Agencias
Zaragoza
La obesidad, entendida como un
exceso de grasa, debe ser estudiada más allá de sus connotaciones estéticas. Así lo defiende,
al menos, el grupo de investigación “Biología del Tejido Adiposo
y Complicaciones Metabólicas de
la Obesidad” del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud
(IACS), centro adscrito al departamento de Sanidad del Gobierno
de Aragón.
Este grupo, liderado por José Miguel Arbonés, pone el foco de su
investigación en el tejido adiposo
y reivindica la funcionalidad de
la grasa. No todos los depósitos
de grasa son malos.
Así, la grasa subcutánea protege frente a complicaciones metabólicas, como la diabetes y
otras enfermedades cardiovasculares, son energía para la vida
diaria, apoyan la actividad de
otros órganos, como el hígado, el
páncreas y el cerebro y también
evitan infecciones de la piel. El
problema es cuando se trata de
grasa visceral.
Es decir, aquella grasa buena
que supera sus límites de expansión y se vuelve mala colocándose en la zona interna del abdomen rodeando los órganos internos. Este tipo de grasa se asocia
con mayor probabilidad de desarrollar síndrome metabólico, relacionado con la diabetes, la hipertensión, enfermedades cardiovasculares y también con
otras afecciones, como algunos
tipos de cáncer y enfermedades
inflamatorias y pulmonares.
En esta línea, el grupo del Instituto Aragonés de Ciencias de la
Salud liderado por Arbonés, coordina, en el marco del programa
de ayudas “Acción Estratégica de
Salud” (antes proyectos FIS) del
Instituto de Investigación Carlos
III, un proyecto de investigación
que estudia la relación entre la
grasa corporal subcutánea y visceral y la aparición de enfermedades asociadas a la obesidad. Es
decir, pretenden conocer por qué
algunas personas obesas desarrollan complicaciones, como diabetes o enfermedades cardiacas, y
otras permanecen sanas a lo largo de su vida.
En este proyecto, Arbonés coordina un equipo multidisciplinar de especialistas que trabajan
entre el IACS, el Hospital Universitario Miguel Servet y el Royo
Villanova.
“Buscamos sinergias”, dice
Arbonés, “con el objetivo, de que
nuestras investigaciones repercutan a corto plazo en mejorar el
bienestar de los pacientes y, a largo plazo, comprender los mecanismos que contribuyen a la obesidad y sus consecuencias fisiopatológicas, en particular la diabetes tipo II”.
Más de 300 participantes
En dos años, este equipo de investigadores ha estudiado a más
de 300 personas con muy buenos
resultados. Así, pacientes procedentes de los Servicios de Cirugía
de los Hospitales Miguel Servet y
Royo Villanova donan muestras
de grasa.
Con el apoyo de los servicios de
Radiología de estos hospitales se
realizan técnicas de imagen abdominal para determinar el nivel
de expansión de su tejido adiposo. Los Servicios de Bioquímica
Clínica y de Endocrinología del
Hospital Miguel Servet aportan a
este estudio una exhaustiva caracterización del estado metabólico y nutricional de los pacientes. Por último, en la Unidad de
Investigación Traslacional del
Hospital Miguel Servet se estudia, mediante técnicas avanzadas de biología molecular, la funcionalidad de la grasa. En total,
más de una docena de investigadores participan directamente en
este estudio, apoyados además
por diverso personal de enfermería.
Según demuestran las investigaciones de este grupo, la grasa
visceral o grasa mala es independiente del aspecto físico. Así, alrededor del 30% de personas
obesas mantiene índices de grasa
subcutánea buena y no desarrollan enfermedades metabólicas,
tradicionalmente asociadas a la
obesidad.
Y, al contrario, existe un porcentaje significativo de personas
delgadas, sin grasas subcutáneas
aparentes, pero con una acumulación inadecuada de grasa visceral en su cuerpo. Por encima de
cualquier consideración estética,
subraya Arbonés, nos encontramos ante un problema de salud.
La luz de alerta se enciende
cuando aparecen, de forma simultánea, tres de los cinco factores del síndrome metabólico: bajo colesterol bueno, tensión alta,
niveles elevados de azúcar y triglicéridos o un perímetro de cintura elevado.
Ante esta situación es necesario tomar conciencia y comenzar,
bajo supervisión médica, un programa que cambie los estilos de
vida y el tipo de alimentación.
La Universidad de Alicante
(UA) ha iniciado un "proyecto
pionero a nivel nacional" para
la investigación del proceso de
detección de crisis de epilepsia
con perros, según han informado fuentes de esta institución
académica.
El objetivo es analizar qué
sustancia detectan estos animales para anticiparse al ataque y
mejorar así el adiestramiento
en beneficio de la calidad de vida de las familias.
Solo en la provincia de Alicante hay más de 20.000 afectados por epilepsia, de los cuales
alrededor del 80 % son niños
de entre 0 y 9 años, de acuerdo
con los datos manejados por la
UA.
Con la finalidad de mejorar
la autonomía, independencia y
calidad de vida de enfermos y
familiares, la UA ha puesto en
marcha este proyecto para la investigación del proceso de detección de crisis de epilepsia
con perros.
Existen muchos estudios
científicos, sobre todo desarrollados en Estados Unidos, que
muestran que los animales de
compañía reducen las arritmias
cardiacas y la frecuencia de las
crisis, factores relacionados con
la muerte súbita en epilepsia,
han explicado las mismas fuentes. Además, los perros de alerta médica pueden anticiparse a
una crisis entre 8 y 15 minutos
antes de que se produzca, tiempo suficiente para evitar golpes,
caídas y colocar al paciente en
un lugar y posición seguros.
A pesar de las múltiples investigaciones, no existen datos
clínicos que involucren a animales de compañía en epilepsia
y faltan datos que demuestren
claramente qué sustancia o sustancias presentes en los fluidos
corporales de un paciente detecta un perro para anticiparse
al ataque.
En este marco, la UA, de la
mano de un equipo multidisciplinar que cuenta con investigadores de química analítica,
neurología, neurofisiología,
psicología de la salud, comunicación y psicología social, enfermería, bioquímica y biología
molecular, así como de expertos en adiestramiento, pretende
buscar las moléculas marcadoras de las crisis de epilepsia.