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NÚMERO 26 VOLUMEN 9 ENERO | ABRIL 2012 REVISTA DE DIVULGACIÓN EN CIENCIAS DE LA SALUD Ciencias Clínicas Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 Excisión electroquirúrgica con asa del cérvix y riesgo de parto pretérmino El uso de impedanciometría intraluminal esofágica multicanal en reflujo gastroesofágico patológico y relación con sintomatología respiratoria asociada a pH no ácido o levemente ácido en población pediátrica y adulta | Estudio piloto Colecistectomía en un paciente con conducto hepático accesorio | Reporte de un caso Educación Médica El electrocardiograma normal | Parte 2 Calidad en la atención Revisión y diferencias de los sistemas de evaluación de la calidad para la atención médica en México ISSN 1665-6237 • Registro Postal • PUBLICACIONES PP19-0021 • Autorizada por SEPOMEX Revista indizada en: Imbiomed, Latindex, Periódica No. 26 • Volumen 9 MENSAJE EDITORIAL Damos la bienvenida a todos nuestro lectores en este primer número de Avances del 2012. Esperamos contar con su preferencia durante todo este año, porque seguiremos trabajando para darles a conocer investigaciones médicas y temas relacionados con la salud que sean de utilidad en su práctica médica. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el próximo 4 de febrero es el Día Mundial contra el Cáncer, enfermedad que es una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo. Y el 7 de abril es el Día Mundial de la Salud. Recordemos estas fechas para que desde nuestros espacios de trabajo contribuyamos a mejorar la calidad de vida de las personas. En este número 26 de Avances les presentaremos una completa selección de artículos. En la sección de Ciencias Clínicas, iniciamos con una interesante investigación sobre la relación entre la glicemia y la mortalidad en pacientes con diagnóstico de Influenza A H1N1. Este artículo hace una extensa revisión del tema, que es de gran interés debido a la importancia que esta enfermedad ha cobrado en los últimos tiempos a nivel mundial, y especialmente en nuestro país. En la sección de Educación Médica se expone la segunda parte del artículo sobre el electrocardiograma normal, el cual da a conocer una completa revisión de los conceptos a considerar en este importante estudio. Y por último, en la sección de Calidad en la Atención se plantea una revisión de los sistemas de evaluación de la calidad para la atención médica en México, la Acreditación y la Certificación para las instituciones de salud. Esperamos que los conocimientos vertidos en todos los artículos, estudios e investigaciones aquí mostradas los integren a su práctica médica y les permitan innovar en sus campos de trabajo. Comité Editorial Revista Avances. El segundo artículo de esta sección nos habla de un estudio realizado para determinar el riesgo de parto pretérmino en pacientes previamente sometidas a conización cervical por medio de excisión electroquirúrgica con asa. El siguiente artículo nos presenta un completo estudio realizado para determinar qué porcentaje de los eventos de reflujo detectados mediante pHmetría e impedancia esofágica intraluminal múltiple combinada corresponden a reflujo ácido o reflujo no ácido. La importancia del conducto cístico, desde el punto de vista quirúrgico para la realización de ciertas maniobras operatorias, como la colecistectomía y la colangiografía operatoria, se analiza en el siguiente artículo, además se presenta un caso de estudio. Mensaje Editorial No. 26 • Volumen 9 CONSEJO EDITORIAL No. 26 • Volumen 9 Tec Salud del Sistema Tecnológico de Monterrey Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud Rector Dr. Guillermo Torre Amione Director Dr. Jorge E. Valdez García Vicerrector de Administración y Centros Médicos Ing. Ernesto Dieck Assad Director Área de Pregrado Dr. Manuel Pérez Jiménez Vicerrector de Investigación e Innovación Académica Dr. Martín Hernández Torre Director de Institutos de Salud y Programas Sociales Dr. Juan Homar Páez Garza Director Área de Posgrado Dr. Antonio Dávila Rivas Directora de Extensión Dra. Gabriela Villarreal Levy Fundación Santos y De la Garza Evia Centro Médico Hospital San José Directora Lic. Martha Blancas Álvarez Director Médico Dr. Javier Valero Gómez Cuerpo Médico del Centro Médico Hospital San José Presidente Dr. Carlos Zertuche Zuani Vicepresidente Dra. Estrella González Camid Revista auspiciada por Fundación Santos y De la Garza Evia Contacto: avances@hsj.com.mx www.hsj.com.mx Editor en Jefe Dr. Jorge E. Valdez García Editor Ejecutivo Ing. Jorge López Audelo Harp Editores Asociados Dr. Juan Mauro Moreno Guerrero Dr. Manuel Pérez Jiménez Dr. Oscar Valencia Urrea Editor Asistente Dra. Gabriela Guzmán Navarro Comité Editorial Dr. Arturo J. Barahona Iglesias Dr. Carlos Díaz Olachea Dr. Francisco Durán Íñiguez Dr. Jorge M. Fernández De la Torre Dr. Horacio González Danés Dr. Román González Ruvalcaba Dr. Francisco G. Lozano Lee Dr. Pedro Méndez Carrillo Dr. Manuel Ramírez Fernández Dr. Ricardo Rodríguez Campos Dra. Ana Cecilia Rodríguez de Romo Dr. Enrique Saldívar Ornelas Dr. Francisco X. Treviño Garza Dr. Javier Valero Gómez Dr. Daniel Humberto Méndez Lozano Dr. Víctor Javier Lara Diaz Dr. Francisco Javier Serrano Bosquet Dirección de Comunicación y Mercadotecnia Coordinación General de la Revista Coordinación de Acervo Científico y Producción Editorial Diseño y corrección editorial Lic. Juan Eduardo López Faconi Lic. Ma. de los Ángeles Garza Fernández Lic. Griselda Tovar Contreras Dominio Gráfico AVANCES puede ser consultada a través de Internet en: http://www.itesm.edu • www.hsj.com.mx Se encuentra indizada en: http://www.imbiomed.com/ • http://www.latindex.unam.mx/ http://www.dgbiblio.unam.mx/periodica.html La revista AVANCES es medio oficial del Centro Médico Hospital San José. Reserva de derechos expedido por el Instituto Nacional del Derecho de Autor No. 04-2003-040912075900-102. Certificado de Licitud de Título y Certificado de Licitud de Contenido de la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas (SEGOB) en trámite. Autorizada por SEPOMEX como PUBLICACIONES. Registro Postal PP19-0021. El contenido de los artículos firmados es responsabilidad de sus autores. Todos los derechos están reservados de acuerdo a la Convención Latinoamericana y la Convención Internacional de Derechos de Autor. Ninguna parte de esta revista podrá ser reproducida por medio alguno, incluso electrónico, ni traducida a otros idiomas, sin la autorización escrita de sus editores. www.fsge.org.mx Consejo Editorial No. 26 • Volumen 9 CONTENIDO 4 Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 18 Excisión electroquirúrgica con asa del cérvix y riesgo de parto pretérmino Dra. Ibeth Ana Luisa González Cordero, Dra. Claudia Rodríguez Silva, Dr. Luis Alonso Morales Garza, Dr. Víctor Manuel Santana Enríquez, Dra. María Teresa Sánchez Ávila Dr. José Israel Sandoval Quiroga, Dr. Salim Abraham Barquet Muñoz, Dr. Hugo Rangel Nava, Dr. Daniel Méndez Lozano, Dr. Ventura Enrique Niño Parra, Dr. Carlos Cuauhtémoc Ayala Larios 22 El uso de impedanciometría intraluminal esofágica multicanal en reflujo gastroesofágico patológico y relación con sintomatología respiratoria asociada a pH no ácido o levemente ácido en población pediátrica y adulta. Estudio piloto Dra. Cinthya Yannet Arzola González, Dra. María de los Ángeles Estrella González Camid, Dra. María Teresa Sánchez Ávila, Dr. Carlos A. Cuello García, Dr. Luis Morales Garza 34 Colecistectomía en un paciente con conducto hepático accesorio Reporte de un caso Dr. Óscar Villegas Cabello, Dr. José de Jesús Muñiz Eguía, Dr. Oziel Cantú Delgado, Dr. Rey Jesús Romero González 38 El electrocardiograma normal Parte 2 Dr. Gerardo Pozas Garza 43 Revisión y diferencias de los sistemas de evaluación de la calidad para la atención médica en México Mtro. Dr. Roberto Cruz González, Dra. Selene Martínez Aldana, Dr. Edgar Martínez Zúñiga Contenido No. 26 • Volumen 9 CIENCIAS CLÍNICAS Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 • Dra. Ibeth Ana Luisa González Cordero1 • Dra. Claudia Rodríguez Silva2 • Dr. Luis Alonso Morales Garza3 • Dr. Víctor Manuel Santana Enríquez4 • Dra. María Teresa Sánchez Ávila5 Resumen • Palabras clave Influenza H1N1, hiperglicemia, mortalidad. • Introducción En la primavera del 2009, desde que el Centro de Control de Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (CDC) anunció la enfermedad de la Influenza A H1N1, esta ha causado desproporcionada morbilidad y mortalidad entre la población a nivel mundial. El estrés fisiopatológico de cualquier enfermedad aguda causa trastornos metabólicos, como alteración del metabolismo de la glucosa hepática, y aumento de la resistencia periférica a la insulina e hiperglucemia, la cual se ha asociado con una mayor morbilidad y mortalidad en pacientes con enfermedad respiratoria aguda y otro tipo de enfermedades. • Objetivo Determinar la relación entre la glicemia y la mortalidad en pacientes con diagnóstico de Influenza A H1N1. • Pacientes y método Estudio analítico, observacional, retrospectivo de casos y controles. Grupo de casos de pacientes con diagnóstico de Influenza A H1N1 y con hiperglice- mia; grupo control sin hiperglicemia al momento del ingreso. Se realizó retrolectivo. Los criterios de inclusión fueron los siguientes: edad mayor de 15 años, diagnóstico de Influenza H1N1 por método de PCR de cualquier origen durante el 2009, y que los pacientes tuvieran exámenes de laboratorio a su ingreso hospitalario. Se excluyeron los pacientes que no tuvieran información completa en el expediente clínico, así como aquellos con prueba de PCR negativa para Influenza H1N1. • Resultados Se analizó un total de 132 pacientes con diagnóstico de Influenza H1N1 con PCR positiva, el número total de pacientes fue de 95 pacientes (n=95), ya que fueron excluidos 22. Los pacientes con hiperglicemia al ingreso fueron n=61 (64.21 %) y pacientes con glicemia normal al ingreso, n=34 (35.79 %). La mediana de edad en el grupo de hiperglicemia fue de 33 años (24 a 44) y en el grupo de normoglicemia fue de 26 años (21 a 38), p=0.097. Un total de 12 pacientes con diabetes mellitus (12.63 %), 13 pacientes con hipertensión arterial sistémica (13.68 %), un paciente con enfermedad obstructiva crónica (EPOC) (1.05 %), 7 pacientes en total con el diagnóstico de asma (7.37 %), 10 pacientes en embarazo (10.53 %), 15 pacientes con obesidad mórbida (15.79%), no existió diferencia de prevalencia entre grupos. Los pacientes que requirieron manejo en UCI fueron 18 del grupo de hiperglicemia (29.51 %), y en el grupo de normoglicemia, 2 pacientes (5.88 %), p=0.008, OR 6.7 [95 %IC 1.59-27.58]. 18 pacientes en el grupo de hiperglicemia (29.51 %) necesitaron VM; y en el de normoglicemia, sola- 1 Residente de Geriatría del Programa Multicéntrico de Especialidades Médicas de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 2 Residente de Medicina Interna del Programa Multicéntrico de Especialidades Médicas de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 3 Director Académico de la Especialidad de Medicina Interna de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 4 Jefe de Medicina Crítica y Subdirector del Hospital Metropolitano “Bernardo Sepúlveda” del estado de Nuevo León. 5 Profesora del Departamento de Ciencias de la Salud de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 4 Ciencias Clínicas Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 No. 26 • Volumen 9 mente uno (2.94 %), p=0.001, OR 13.81 [95 % IC 2.21-84.36]. Por último, 12 pacientes fallecieron en el grupo de hiperglicemia (19.67 %), y solo 1, en el grupo de normoglicemia (2.94 %), p de 0.028 con OR de 8.082 [95 % IC 1.268-50.18]. de las células es facilitada por la proteína NA. La variación antigénica de los cambios de las proteínas HA y NA permite al virus escapar de las respuestas inmunes. Cambios antigénicos en los subtipos de HA están asociados con las pandemias.2 • Conclusiones Hiperglicemia se asoció a mayor mortalidad en los pacientes con Influenza H1 N1, así como a mayor necesidad de UCI y de requerir ventilación mecánica. Desde su surgimiento y propagación mundial, en el verano 2009, la Influenza H1N1 fue declarada por la Organización Mundial de la Salud una pandemia, lo que incrementó el uso de los recursos, el número de pacientes y los costos, los cuales son producto de la duración de la enfermedad, la tasa de hospitalización y la tasa de letalidad.1 En 1918-1919 la pandemia por Influenza A H1N1 provocó una tasa de mortalidad del 1 %, pero debido al número masivo de personas infectadas hubo 50 millones de muertes.2 Las descripciones clínicas de la Influenza fueron claramente descritas por Caus en 1551, quien la describió como una enfermedad de la “sudoración”, caracterizada por fiebre, dolor de cabeza y mialgias. Su propagación es principalmente a través de aerosoles y/o gotas. El periodo de incubación del virus H1N1 2009 es de 1 a 7 días (Infect Dis Clin N Am 24 (2010) 203–228). Su cuadro clínico se caracteriza por fiebre superior a 39º C y escalofríos, acompañada de mialgias intensas y tos seca, con o sin hemoptisis, fatiga debilitante con postración notable. Características no especificas de laboratorio son linfopenia, trombocitopenia, elevación ligera de AST / ALT y CPK. Un caso confirmado de H1N1 se define por síndrome gripal con resultados de las pruebas positivas para el virus H1N1 2009, ya sea por transcripción reversa de reacción en cadena de la polimerasa (RT-PCR) o cultivo viral.1 Para conocer su implicación como enfermedad hay que entenderla desde su origen. El virus que causa la enfermedad Influenza H1N1 pertenece a la familia Orthomyxoviridae de cadena negativa de RNA segmentado, familia de virus de la influenza A, B, C. La Influenza (humana estacional) tiene el potencial de propagación rápida y puede afectar a grandes poblaciones. La Influenza A tiene un subtipo de clasificación que se basa en la antigenicidad de las 2 glucoproteínas de superficie principal de la célula: la hemaglutinina (HA) y de la neuraminidasa (NA). 16 subtipos de HA (H1-H16) y 9 de NA (N1-N9) han sido identificados. Los receptores para los cuales el virus de gripe humana tienen preferencia son glicanos largos que terminan en ácidos siálico vinculados a la galactosa por un alfa-2, 6. Estos receptores se expresan en las células epiteliales en todo el tracto respiratorio, mucosa nasal, senos paranasales, faringe, tráquea, bronquios, bronquiolos y alvéolos, pero su abundancia varía para cada sitio. La proteína HA facilita la unión del virus a los receptores de la célula huésped y la fusión endosómica posterior. Subunidades de la polimerasa (PB1, PB2, y polimerasa ácida) y nucleoproteína implementan la replicación y la transcripción de RNA viral. La proteína de exportación nuclear y la matriz de exportación de proteínas de los complejos de ribonucleoproteína virales enlazan al núcleo y al citoplasma para el ensamblaje de nuevos viriones en la membrana plasmática. La liberación viral Estudios epidemiológicos han sido realizados sobre lnfluenza H1N1, tres de ellos en ciudades de Canadá.3,4,5 El primero de ellos presentó 3,152 casos confirmados en la comunidad de Ontario, Canadá. El periodo de incubación promedio fue de 4 días y la duración de los síntomas fue de 7 días. El riesgo de hospitalización fue de 4.5 % (95 % IC 3.8 % -5.2 %) y la tasa de letalidad fue del 0.3 % (95 % IC 0.1 % -0.5 %). El riesgo de ingreso hospitalario fue más alto entre los pacientes de menos de 1 año de edad y los de 65 años o mayores. Los adultos de más de 50 años de edad, 7 % de los casos, representó 7 de cada 10 muertes inicial (OR de 28.6, IC 95 % 7.3 -111.2).6 Zarychanski identificó los factores que se correlacionaban con severidad en pacientes con Influenza H1N1 2009 en Manitoba, Canadá. 795 casos confirmados permitieron definir severidad como la entrada a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) desde su llegada; entre los factores observados que asociaron a severidad fueron un grupo étnico particular de la región, comorbilidades agregadas (incluyendo pacientes con diabetes mellitus, enfermedades previas pulmonares y malignidad), además de retardo en el inicio del tratamiento antiviral.4 En el 2009, otro estudio realizado en todo Canadá con una población de adultos jóvenes (promedio 21.3 años) admitidos a la unidad de cuidados intensivos presentó 168 pacientes confirmados, se observó una mortalidad del 14.3 % a los 28 días, y a los 90 días, de 17.3 %, con Marco teórico Ciencias Clínicas 5 Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 No. 26 • Volumen 9 severa hipoxia a su ingreso, PaO2/FIO2 de 147 mm/Hg en promedio a su ingreso, y la media de estancia en UCI fue de 12 días.5 En China se realizó un estudio con el propósito de investigar la naturaleza y la duración de la enfermedad en 426 pacientes confirmados y hospitalizados con diagnóstico de Influenza H1N1. La edad media de los 426 pacientes fue de 23.4 años, el 53.8 % eran varones. El periodo medio de incubación del virus fue de 2 días. Los síntomas más comunes fueron fiebre (67.4 %) y tos (69.5 %). La incidencia de diarrea fue de 2.8 % y la incidencia de náuseas y vómitos fue de 1.9 %. Linfopenia, que era común en los adultos (68.1 %) y los niños (92.3 %), típicamente se produjo el día 2 y se resolvió en el día 7. La hipokalemia se observó en el 25.4 % de los pacientes. La duración de la fiebre era típicamente de 3 días. La duración media de tiempo durante la cual los pacientes fueron positivos por PCR fue de 6 días (rango, 1 a 17). Los factores de riesgo independientes para la positividad prolongada por PCR incluyeron: una edad de menos de 14 años, sexo masculino, y un retraso de la aparición de los síntomas al tratamiento con Oseltamivir de más de 48 horas.7 Un estudio similar fue realizado en los Estados Unidos, de los 272 pacientes analizados, 25 % fue ingresado en una UCI y 7 % murió. 45 % de los pacientes eran niños menores de 18 años, y 5 %, de 65 años de edad o más. 73 % de los pacientes tenía al menos una condición médica subyacente, estas condiciones incluían: asma, diabetes, corazón, pulmón, enfermedades neurológicas y el embarazo.8 En nuestro país se analizaron 2,582 pacientes positivos para Influenza H1N1 en el periodo comprendido de abril y mayo, la distribución porcentual de edad de la mortalidad y la morbilidad para todos los pacientes con neumonía grave durante la presentación del brote de 2009 fue un marcado cambio en las personas entre las edades de 5 y 59 años, en comparación con las distribuciones observadas en periodos anteriores de la epidemia de gripe. El aumento porcentual en la muerte se observó en los subgrupos de los pacientes entre las edades de 5 y 59 años, que representó el 87 % de las muertes graves por neumonía durante el estudio, en comparación con el 17 % en promedio durante los períodos de la epidemia anterior. Los cambios en la morbilidad fueron pronunciados, con el 71 % de los casos graves, la neumonía se produjo en pacientes de edades comprendidas entre los 5 y 59 años, en comparación con un promedio del 32 % de los casos en ese grupo de edad durante los períodos de 6 Ciencias Clínicas referencia.9 Es muy poca la literatura que existe sobre esta pandemia que actualmente nos afecta, al igual que la información referente a factores que condicionan el pronóstico, la morbilidad y la mortalidad, por lo que el enfoque de este estudio será conocer estos factores en nuestra población con diagnóstico de Influenza H1N1. Hiperglicemia en enfermedad aguda En la enfermedad aguda, la producción de glucosa es mayor y el aclaramiento de la glucosa periférica disminuye, lo que resulta en elevadas concentraciones de glucosa en plasma. Esta respuesta parece estar mediada por una combinación de cambios neurohumorales, producción de citocinas y la liberación de mediadores lipídicos.10 La elevación en suero de las concentraciones de glucagón, adrenalina y cortisol se observa en respuesta a una variedad de estímulos fisiopatológicos, y la combinación de estas hormonas reproduce la hiperglucemia marcada, la hiperinsulinemia y el acelerado metabolismo de la glucosa en la enfermedad aguda. La adrenalina estimula la producción de glucosa e inhibe su utilización, en parte por la inhibición de la secreción de insulina del páncreas. El glucagón parece desviar precursores de la glucosa y de la gluconeogénesis a partir del glucógeno a la producción de glucosa, contribuyendo a la producción neta de glucosa hepática. La resistencia hepática a la insulina conlleva al fracaso para suprimir la gluconeogénesis, a pesar de la hiperglucemia y el aumento de los niveles circulantes de insulina, también contribuye al aumento de la producción de glucosa.11 La inducción de resistencia a la insulina reversible por estrés agudo reduce la utilización de glucosa periférica. Los pacientes con sepsis muestran una reducción en la utilización de la glucosa, en un clamp euglucémico, en comparación con los controles, a pesar de las concentraciones de insulina plasmática similar. Se ha atribuido a la inflamación y la producción de citocinas. En los ratones, la infusión de la citocina proinflamatoria IL-6 reduce la captación de glucosa estimulada por la insulina en el músculo esquelético y embota la actividad de la insulina en suprimir la producción hepática de glucosa. La infusión de IL-10, citocina antiinflamatoria, detiene los defectos en la acción de la insulina y la señalización producidos por la IL-6. En las ratas, la infusión de la citocina proinflamatoria TNF-a reduce la sensibilidad a la insulina a las 24 horas e induce la resistencia a la insulina por más de 4 días. El TNF-a aumenta la neutralización en un 68 %, la Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 No. 26 • Volumen 9 tasa de infusión de glucosa necesaria para mantener euglicemia en ratas durante estudios de clamp euglucémico, estimulando la captación de glucosa por el músculo esquelético. En ratones knock-out deficientes en TNF con obesidad inducida por la dieta responden a una dosis de insulina exógena o de glucosa más eficientemente que ratones de tipo salvaje con expresión de TNF-a. El aumento de las concentraciones de citocinas estimula la generación de una proteína supresora de señalización de citocinas, que actúan como los inhibidores en la retroalimentación negativa de la transducción de señales por citocinas, los cuales han demostrado inhibir la fosforilación de la tirosina del receptor de insulina y la señal de transducción.12 Estudios sobre el efecto de la glucosa en la enfermedad aguda definen la hiperglicemia como la glucosa en sangre por encima de las concentraciones fisiológicas (> 100 mg/dl) en estrés agudo (Capes et al. 2001; Van den Berghe et al. 2001).13,11 Para fines de este estudio, tomaremos como hiperglicemia >100 mg/dl la concentración de glucosa en sangre. La hiperglucemia puede tener efectos adversos en la enfermedad aguda a través de sobrecarga de glucosa celular y el estrés oxidativo. En la enfermedad aguda, las citocinas, hormonas y hasta la hipoxia regulan la expresión y localización en la membrana de los transportadores de la glucosa en muchos tipos celulares. La sobrecarga celular de la glucosa es un aumento del metabolismo de la glucosa, que a su vez aumenta la producción de superóxido y peroxinitrito que pueden afectar la actividad mitocondrial. Alteraciones ultra estructurales han sido observadas en mitocondrias hepáticas obtenidas en biopsias de hígado de los pacientes en UCI con hiperglucemia, mientras que prácticamente no hubo anomalías mitocondriales detectables en pacientes en los que se mantiene normoglicemia terapéuticamente. La toxicidad mitocondrial de la glucosa en diversas células podría explicar el amplio espectro de la disfunción de órganos y tejidos asociados con la hiperglucemia en la enfermedad aguda.14 La hiperglucemia aguda se asocia con mayor riesgo de infección. Los efectos en el sistema inmune de los pacientes con diabetes incluyen la disminución de la quimiotaxis de los neutrófilos, macrófagos, fagocitosis, destrucción, y el deterioro en el complemento y citocinas en respuesta a la infección. Asimismo, la disfunción del sistema inmune podría contribuir al riesgo mayor de infección en la hiperglucemia aguda. Además, las concentraciones de glucosa elevada po- drían tener efectos locales sobre la inmunidad del huésped o el crecimiento de bacterias, que podrían promover la infección.14 Los espacios de aire en los pulmones están recubiertos con una fina capa de fluido. El volumen y la composición del líquido superficial de las vías respiratorias es cuidadosamente regulado, y es crítico para la defensa del pulmón. Los estudios en animales han demostrado que la concentración de glucosa del líquido de la superficie de las vías respiratorias es 3 a 20 veces menor que la del plasma. La glucosa no se ha detectado en las secreciones de la nariz de voluntarios humanos sanos usando palillos de glucosa oxidasa (límite inferior de detección de aproximadamente 9 mg/dl). El líquido normal de las vías respiratorias inferiores de humanos, recolectada de forma no invasiva del aliento exhalado condensado, contiene 7.2 mg/dl de glucosa. Las concentraciones de glucosa en la vía aérea se elevan cuando se eleva la glucosa en la sangre. Las concentraciones de glucosa son de 20-160 mg/dl en las secreciones nasales de pacientes con diabetes mellitus tratados, y de 20 a 200 mg/dl en aspirados bronquiales de los pacientes en UCI en estrés con hiperglucemia. La glucosa no se detecta en las secreciones nasales en el momento basal (glucosa en la sangre < 90 mg/dl), pero se detecta en las secreciones nasales a 10 minutos de la elevación de la glucosa en sangre a 200 mg/dl. Un umbral de glucosa en la sangre de 120 a 170 mg/dl identificado, por encima del cual la glucosa se hace detectable en las secreciones nasales. El líquido de las vías respiratorias inferiores de los pacientes con diabetes (como la muestra aliento exhalado condensado) contiene 20 mg/dl de glucosa en comparación con 7 mg/dl de glucosa en líquido de la superficie de las vías respiratorias de los voluntarios sanos (p <0,0001). Las concentraciones de glucosa en las secreciones de las vías aéreas inferiores también aumentan en respuesta a la hiperglucemia.15 La observación de que las concentraciones de glucosa son 10 veces menores en las vías respiratorias humanas que en el plasma, implica que la glucosa se elimina activamente desde la luz de la vía aérea contra el gradiente de la concentración de glucosa. Los estudios en animales han indicado que la glucosa es retirada de la luz de la vía aérea por transportadores de Na+ dependientes de glucosa en la membrana apical de células del epitelio de las vías respiratorias. El transporte de glucosa desde el lumen por los transportadores de Na+ dependientes de glucosa es impulsado por un gradiente de Na+, que se genera por una bomba NaK-ATPasa en la membrana basolateral de las células Ciencias Clínicas 7 Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 No. 26 • Volumen 9 epiteliales. Se ha demostrado que el transportador de Na-dependiente de glucosa-1 y GLUT2 se expresan en el RNAm del epitelio nasal humano. El efecto de la hiperglucemia en las concentraciones de glucosa en la vía aérea se explica por el aumento del movimiento de la glucosa en la luz de la vía aérea, que abruma los procesos de transporte para eliminar la glucosa de las secreciones de las vías respiratorias. La inflamación podría elevar las concentraciones de glucosa en la vía aérea por el aumento de la permeabilidad de la vía aérea, además de incrementar el movimiento de la glucosa en la luz y reducir el gradiente conduciendo el transporte de glucosa fuera de la luz.16 Se ha postulado que la hiperglicemia afecta a los pulmones y capilares por daños de la glicosilación no enzimática. En un estudio de la diabetes inducida en hámsteres, la hiperglucemia a concentraciones de 400 a 450 mg/dl mostró daño pulmonar directo; se observó que el endotelio capilar se llena de vesículas plasmalemales, disrupción de los alvéolos, y engrosamiento en el intersticio pulmonar. Estos cambios se observaron después de 6 semanas de hiperglicemia.17 Hiperglicemia parece causar estrés celular por una serie de mecanismos que podrían ser perjudiciales para el pulmón. En primer lugar, durante la hiperglicemia, el movimiento de glucosa a través de la vía de los polioles se incrementa. Normalmente, muy poca glucosa es metabolizada por la vía aldosa reductasa, pero cuando la vía de los polioles está activa se produce sorbitol. El aumento de las concentraciones de sorbitol puede causar estrés osmótico a las células y consumo de dihidronicotinamide adenina dinucleótido fosfato (NADPH). En segundo lugar, la hiperglucemia incrementa las concentraciones de los productos finales de glicocilación avanzada. Estas proteínas glicosiladas están formadas por una reacción enzimática, y los cambios en la estructura de proteínas pueden alterar sus funciones celulares. En tercer lugar, la glucosa activa varios isómeros de la proteína cinasa C. Esto a su vez afecta la expresión de óxido nítrico, la endotelina, factor nuclear kappa B (NF-kB), y el inhibidor del activador del plasminógeno, entre otros. Por último, la hiperglucemia aumenta el flujo de glucosa a través de la vía de hexosamina, afectando a los mediadores de la inflamación y provocando resistencia a la insulina. El efecto combinado de los cuatro mecanismos es un gran exceso de producción de superóxidos mitocondrial, que provocan estrés celular y daño.18 8 Ciencias Clínicas Algunos de estos mecanismos también pueden explicar cómo afecta a la inmunidad, y la hiperglucemia podría aumentar la susceptibilidad a la infección pulmonar. Glicosilación no enzimática de las inmunoglobulinas es suficiente para producir la alteración de la función después de solo unas pocas horas de la hiperglucemia; la actividad fagocítica y la quimiotaxis de neutrófilos también son afectadas por la hiperglucemia, un efecto atribuido a un exceso de consumo de NADPH y a la activación de la proteína cinasa C.18 La glucosa e infección en las vías respiratorias La glucosa en las secreciones de las vías respiratorias se asocia con la adquisición de infección respiratoria en pacientes intubados de la UCI. Los pacientes con glucosa presente en los aspirados bronquiales son más propensos a tener bacterias patogénicas detectadas en el esputo (riesgo relativo: 2.4 (95 % IC 1.5, 3.8)), especialmente al S. aureus resistente a meticilina (riesgo relativo 2.1 (IC 95 % 1.2, 3.8)), que los sin glucosa bronquial. Además, la glucosa en las secreciones de la vía aérea, las secreciones a la admisión en la unidad de cuidados intensivos se asocian con adquisición posterior de S. aureus meticilino-resistente (riesgo relativo 1.8 (IC 95 % 1.1, 3.6)), lo que implica que la glucosa precede a la infección.19 La hiperglucemia afecta el resultado de múltiples trastornos médicos. Se trata de un factor de riesgo independiente en el desarrollo de insuficiencia renal en la diabetes mellitus tipo II,20 y en el estudio DIGAMI (diabetes mellitus, insuline glucosa infusion in myocardial infarction), los pacientes con glucemia 110 mg/dl sobre la admisión tuvieron un peor resultado después de infarto al miocardio. Este efecto persiste más de 3.4 años de seguimiento.21 En el estudio Whitehall, estudio prospectivo en París y Helsinki, con seguimiento por más de 20 años, la longevidad estaba relacionada con una concentración de 2 h de glucosa en sangre dentro del 80 % de la distribución normal.22 Después de haber leído la literatura, podemos inferir que la hiperglicemia afecta la función pulmonar, en este contexto, en 1989, Lange23 estudió la función pulmonar en 11,763 personas, de las cuales 2.5 % tenían diabetes mellitus y otro 7.1 % fue intolerante a la glucosa. La glucosa plasmática se asoció negativamente con la capacidad vital y del volumen espiratorio forzado en 1 segundo (FEV1). Fremantle Diabetes Study demostró que los diabéticos tienen una alteración de la respuesta ventilatoria a la hipoxia. Los pacientes con diabetes tienen una mayor percepción de la disnea cuando Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 No. 26 • Volumen 9 existe hipoxia y realizan un mayor esfuerzo respiratorio, pero los cambios en el volumen corriente se redujeron, en comparación con controles.24 La diabetes es un factor de riesgo independiente de mortalidad por tuberculosis pulmonar,25 y se asocia con un mayor riesgo de infección pulmonar por Staphylococcus aureus y Gram-negativos. En un estudio reciente de la diabetes se encontró que un modificador de la enfermedad, independiente de la neumonía en pacientes jóvenes y en pacientes de mayor edad, se asoció con un aumento en la severidad de COPD.6 Por último, en un meta-análisis se encontró que la diabetes se asocia con resultados pobres de neumonía adquirida en la comunidad.26 Las infecciones pulmonares, virus de la Influenza y estreptococos se asocian con una mayor morbilidad y mortalidad en los pacientes diabéticos.27 En ratones, la hiperglucemia se asocia con tasas mucho mayores de la replicación de virus de la gripe en comparación con ratones no-diabéticos o ratones diabéticos normoglicémicos.28 Dos estudios han demostrado que la hiperglucemia aguda de ingreso al hospital se asocia con pobres resultados en infección pulmonar. Los pacientes con neumonía adquirida en el hospital que tienen una concentración de glucosa en la sangre > 200 mg/dl tienen un riesgo mayor de muerte y complicaciones hospitalarias, en comparación con aquellos con un nivel de glucosa en la sangre < 200 mg/dl.3 Un aumento de la concentración de glucosa en sangre de 20 mg/dl es asociado con un aumento del 3 % en el riesgo de complicaciones en el hospital.6 Se ha encontrado que el 50 % de los pacientes ingresados por exacerbaciones agudas de enfermedad pulmonar obstructiva crónica tienen en sangre concentración de glucosa de 126 mg/dl.26 El riesgo relativo de muerte o de estancia prolongada en el hospital es más grande en aquellos pacientes con las mayores concentraciones de glucosa en sangre (cuartil más alto de glucosa en sangre contra cuartil más bajo de concentración de glucosa en sangre, riesgo relativo 1.97 (IC 95 % 1.33, 2.92 P <0,0001) y aumenta en un 14 % con cada aumento de 20 mg/dl de la concentración de glucosa en sangre.26 Con este preámbulo podemos señalar hasta el momento una serie de importantes conclusiones: la hiperglicemia es un estado con alta prevalencia e incidencia que se ha convertido en un problema de salud pública en países desarrollados, así como en los países en vías de desarrollo; de igual forma, la morbilidad y la mortalidad de la misma son altas, lo que implica un costo muy elevado para el sistema sanitario. Planteamiento del problema Dada la alta tasa de letalidad presente en meses pasados en los hospitales por el virus de la Influenza H1N1, es menester saber si la hiperglicemia de ingreso guarda relación con la mortalidad en pacientes con diagnóstico de Influenza H1N1, para tener dentro del armamento terapéutico modificadores de la glucosa y ofrecer métodos pronósticos más sencillos y fáciles de detectar, que deriven en atención y referencia hospitalaria oportuna. La pregunta básica que se intentó responder con la investigación es la siguiente: ¿Es mayor la mortalidad en los pacientes con hiperglicemia a su ingreso con diagnóstico de Influenza H1N1 que los normoglicémicos con diagnóstico de H1N1? Objetivos El objetivo primario de esta investigación es determinar si existe asociación entre mortalidad e hiperglicemia de ingreso en pacientes con diagnóstico de Influenza H1N1 2009. Como objetivos secundarios están los siguientes: • Determinar las características demográficas de los pacientes con diagnóstico de Influenza H1N1 en el Centro Médico Hospital San José y en el Hospital Metropolitano Bernardo Sepúlveda de la ciudad de Monterrey, N. L. • Conocer el número de días de hospitalización de los pacientes con diagnóstico de Influenza H1N1. • Conocer las características del cuadro clínico de inicio en pacientes con Influenza H1N1. • Relación de hiperglicemia y necesidad de Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y Ventilación Mecánica (VM). Justificación del estudio A lo largo de lo expuesto hasta ahora, se han mostrado algunos puntos de lo importante que es establecer en nuestra experiencia lo ya descrito en la literatura. Una parte de la población que atendemos en nuestro servicios tiene diagnóstico de Influenza H1N1, por lo tanto, debemos estar capacitados para manejar adecuadamente a estos pacientes, y para ello debemos conocer las características particulares en nuestra población y los factores que empeoran el pronóstico y elevan la mortalidad. Ciencias Clínicas 9 Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 No. 26 • Volumen 9 La importancia de este trabajo radica en demostrar que la hiperglicemia de inicio aumenta la mortalidad en pacientes con diagnóstico de Influenza H1N1. De esta manera, podremos clasificar el nivel de riesgo, además de intervenir y reducir el riesgo al que se encuentran expuestos nuestros pacientes, mientras sus niveles de glicemia se encuentren elevados. Metodología de la investigación Diseño del estudio Este trabajo correspondió a un estudio epidemiológico no experimental de casos y controles, no pareado, ya que identifica a un grupo control (pacientes normoglicémicos con diagnóstico de Influenza H1N1) y a un grupo de casos (pacientes con hiperglicemia a su ingreso con diagnóstico de Influenza H1N1). Se investigó la diferencia de la mortalidad entre ambos. Es un estudio retrolectivo, ya que la información se obtiene a partir del expediente clínico. Se establecieron los siguientes criterios de inclusión: edad mayor de 15 años; diagnóstico de Influenza H1N1 por método de PCR de cualquier origen, durante el periodo 1 de enero del 2009 al 31 de diciembre del 2009, en pacientes ingresados al Centro Médico Hospital San José y al Hospital Metropolitano “Dr. Bernardo Sepúlveda”, y que los pacientes contaran con exámenes de laboratorio a su ingreso hospitalario. Se excluyeron pacientes de los que no se tenía información completa en el expediente clínico, así como aquellos con prueba de PCR negativa y/o no concluyente para Influenza H1N1. Las variables a capturar fueron edad, sexo, peso, talla, presencia de enfermedades subyacentes, como diabetes mellitus, hipertensión arterial sistémica, EPOC, asma y neoplasia pulmonar, en el cuadro clínico de inicio; así como los siguientes datos de laboratorio al ingreso: glucosa, hemoglobina, leucocitos totales, linfocitos totales, plaquetas, creatinina, electrolitos séricos, AST, ALT, CPK, DHL. Se registró la necesidad de ventilación mecánica y la muerte, en caso de suceder. Los casos revisados fueron los de pacientes con diagnóstico de Influenza H1N1 más hiperglicemia al ingreso, los controles fueron pacientes con diagnóstico de Influenza H1N1 sin hiperglicemia al ingreso. Hiperglicemia se definió como glucosa sérica > 100 mg/dl. Las variables a controlar fueron la diabetes mellitus y similar a Influenza. No se realizó tamaño muestral por considerarse el cien por ciento de los casos revisados en ambos hospitales. 10 Ciencias Clínicas Se realizó estadística descriptiva para variables cuantitativas y cualitativas. Las variables cualitativas se expresaron como n (%), las variables cuantitativas como M (±DE), en caso de normalidad en la distribución o con descripción resistente en su defecto con mediana (rangos). La prueba de normalidad utilizada fue Kolmogorov-Smirnoff. Para establecer diferencias se utilizó prueba T de Student para variables cuantitativas normales; prueba U de Mann-Whitney, para variables cuantitativas no normales; y prueba de Chi-cuadrada, para variables no-cuantitativas. Se ofreció además una Razón de Momios. El valor de p se consideró estadísticamente significativo cuando p=<0.05. Para la realización de las mismas se utilizó el paquete estadístico SPSSMR. En conclusión, el diseño de esta investigación es la de un estudio epidemiológico no experimental de casos y controles. Resultados Se revisó un total de 132 expedientes con diagnóstico de Influenza H1N1 con PCR positiva, de los cuales 22 no cumplieron con los criterios por no contar con laboratorios a su ingreso, por lo tanto, el número total de pacientes fue de 95 pacientes (n=95). Fueron clasificados dos grandes grupos: pacientes con hiperglicemia al ingreso (n=61, 64.21 %) y pacientes con glicemia normal al ingreso (n=34, 35.79 %) (ver Tabla 1). De la edad de todos los pacientes se obtuvo una mediana de 30 años (24 a 42); en el grupo de hiperglicemia la mediana fue de 33 años (25 a 44); en el grupo de normoglicemia, fue de 26 años (21.5 a 38.7). No hubo diferencia significativa en relación a edad entre los dos grupos (p=0.097). Con respecto al género, 35 pacientes (36.84 %) pertenecieron al género masculino; y 60 pacientes (63.16 %), al femenino. En el grupo de hiperglicemia, 26 (42.62%) fueron hombres y 35 pacientes fueron mujeres (57.38 %). En el grupo de normoglicemia, 9 pacientes fueron hombres (26.47 %) y 25 pacientes (73.53 %) fueron mujeres. No existió diferencia significativa con respecto al género entre ambos grupos (p=0.128). En los días de estancia hospitalaria se obtuvo una media de 3 días (2 a 5.5) en todos los pacientes. Para los días de estancia en el grupo de hiperglicemia se tuvo una mediana de 4 días (4 a 7), en el grupo de Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 No. 26 • Volumen 9 Tabla 1. Características del total de pacientes con diagnóstico Influenza H1N1 y por grupos No. Pacientes (%) Mediana de edad Género Masculino (%) Femenino (%) Peso (±DE) IMC (±DE) Comorbilidades Diabetes mellitus (%) Hipertensión arterial (%) EPOC (%) Asma (%) Hipotiroidismo (%) Embarazo (%) Obesidad mórbida (%) Total Grupo Hiperglicemia Grupo Normoglicemia Valor de p 95 (100) 30 (24 a 42) 61 (64) 33 (25 a 44) 34 (35) 26 (21 a 38) 0.097 35 (36) 60 (63) 73 (±17) 26 (±6) 26 (42) 35 (57) 74(±15) 26.5 (±4) 9 (26) 25 (73) 71(±19) 26.8 (±7) 0.128 0.128 0.673 0.902 12 (12) 13 (13) 1 (1) 7 (7) 3 (3) 10 (10) 15 (15) 10 (16) 9 (14) 1 (1) 4 (6) 2 (3) 2 (2) 13 (21) 2 (5) 4 (11) 0 (0) 3 (8) 1 (2) 8 (23) 2 (5) 0.202 0.765 0.990 0.698 0.990 0.004 0.076 normoglicemia, fue de 3 días (2 a 4). No hubo diferencia significativa en relación a los días de estancia hospitalaria entre los grupos (p=0.139). Se realizó un análisis de enfermedades concomitantes que presentaron los pacientes, lo cual se describe a continuación (ver Tabla 1): un total de 12 pacientes presentaron diabetes mellitus tipo 2 (12.63 %): 10 pacientes, en el grupo de hiperglicemia (16.39 %), y en el grupo de normoglicemia, un total de 2 pacientes (5.88 %); no existió diferencia significativa entre estos grupos (p=0.202). Se obtuvo un total de 13 pacientes con hipertensión arterial sistémica (13.68 %): 9 pacientes correspondieron al grupo de hiperglicemia (14.75 %), y 4 pacientes, al grupo normoglicémico (11.76%); no existió diferencia entre grupos con respecto a esta entidad (p=0.765). Asimismo, un paciente con enfermedad obstructiva crónica (EPOC), contabilizado en el total de los pacientes (1.05 %), que se encontró en el grupo de hiperglicemia, representó el 1.64% de este grupo. No hubo diferencia estadística entre los grupos (p=0.990). Siete pacientes en total con el diagnóstico de asma (7.37 %): 4 pacientes correspondieron al grupo de hiperglicemia (6.56 %) y 3 pacientes, al de normoglicemia (8.82 %); no se presentó diferencia significativa entre ellos (p=0.698). No existieron pacientes con diagnóstico de neoplasia pulmonar. Pacientes con hipotiroidismo fueron en total 3 (3.16%): 2 pacientes, en el grupo de hiperglicemia (3.28 %), y un paciente, en el de normoglicemia (2.94 %); sin diferencia estadística entre ellos (p=0.990). Pacientes en embarazo fueron 10 en total (10.53 %): en el grupo de hiperglicemia hubo 2 pacientes (3.28 %), y 8 pacientes, en el grupo de normoglicemia (23.53%); existió diferencia significativa con p=0.004. Todas las pacientes embarazadas se encontraban en el tercer trimestre del embarazo. Por último, se contabilizaron 15 pacientes con obesidad mórbida (15.79 %): al grupo de hiperglicemia correspondieron 13 (21.31 %), y 2 pacientes, en el grupo de normoglicemia (5.88 %); sin diferencia estadística entre los grupos (p=0.076). El cuadro clínico de presentación entre los dos grupos fue muy similar, sin diferencia significativa entre ninguno de los síntomas (ver Grafica 1). La fiebre fue descrita en 84 pacientes del total, lo que correspondió a un 88.42 %: 56 pacientes, del grupo hiperglicémico (91.8 %), y 28 pacientes, del grupo normoglicémico (82.35 %). La cefalea estuvo presente en 42 pacientes (44.21 %) del total: 27 pacientes, en el grupo de hiperglicemia (44.26 %), y 15 pacientes (44.12 %), en el de normoglicemia. Tos descrita en 68 pacientes (71.58 %): 44 pacientes, en el grupo de hiperglicemia (72.13 %), y 24 pacientes, en el de normoglicemia (70.59 %). Disnea estuvo presente en 30 pacientes, lo que correspondió al 31.58 % del total: en el grupo de hiperglicemia 21 pacientes describieron este síntoma (34.23 %), y 9 pacientes, del grupo de normoglicemia (26.47 %). Congestión nasal o rinorrea estuvo descrito en un total de 33 pacientes (34.74 %): 21 correspondieron al grupo de hiperglicemia (34.43 %), y Ciencias Clínicas 11 Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 No. 26 • Volumen 9 12 pacientes, al grupo de normoglicemia (35.29 %). Síntomas gastrointestinales, como náusea, vómito o diarrea se presentaron en un total de 9 pacientes (11.48 %): 7 pacientes, en el grupo de hiperglicemia (11.48 %). Síntomas generales, como astenia, adinamia, mialgias y artralgias fueron presentadas en 59 pacientes (62.11 %): 35 pacientes, en el grupo hiperglicemia (57.38 %), y 24 pacientes, en el grupo de normoglicemia (70.29 %). Las características de somatometría y signos vitales de su ingreso fueron analizados. El promedio del peso en la población en general fue de 73.55 kg (±17.08), el grupo de hiperglicemia tuvo una media de 74.76 kilos (±15.31) y en el grupo de normoglicemia esta tuvo una media de 71.83 kilos (±19.90); sin diferencia significativa entre ellos (p=0.673). En cuanto a la talla, la media en el total de pacientes fue 1.66 metros (±0.10), en el grupo de hiperglicemia fue de 1.67 metros (±0.11), y 1.64 metros (±0.08), en el grupo de normoglicemia, con una p=0.376. El Índice de Masa Corporal (IMC) promedio de la población en general fue de 26.63 (±6): en el grupo de hiperglicemia fue de un promedio de 26.5 (±4.91), y en el de normoglicemia, de 26.8 (±7.45); no existió diferencia estadística entre los grupos (p=0.902). La mediana de Presión Arterial Sistólica (PAS) (ver Tabla 2) en todos los pacientes fue de 119.5 mmHg (110 a 130), en el grupo de hiperglicemia, de 120 mmHg (107.5 a 130), y en el grupo de normoglicemia fue 110 mmHg (110 a 120), con una p=0.483 entre los grupos. Asimismo, en el total de los pacientes para la Presión Arterial Diastólica (PAD) se obtuvo una mediana de 70 mmHg (63 a 80), en el grupo de hiperglicémicos fue de 70 mmHg (68.5 a 80), y en el grupo de normoglicémicos fue de 70 mmHg (60 a 80); sin existir diferencia estadística entre ellos (p=0.854). La media de frecuencia cardiaca a su ingreso en el total de pacientes fue de 98 latidos por minuto (±19.75), de 99.63 latidos por minuto (±20.7), en el grupo de hiperglicemia, y en el grupo de normoglicemia la media fue de 95.97 latidos por minuto (±18); no existió diferencia entre los grupos (p=0.382). La media de la frecuencia respiratoria en la población en general fue de 26 respiraciones por minuto (±8.76), en el grupo de hiperglicemia fue de 28.05 respiraciones por minuto (±9.51) y en el grupo de normoglicemia fue de 24.19 (±6.68); con una diferencia significativa de p=0.028. La temperatura media reportada al ingreso en la población en general fue de 38.17 centígrados (±5.57), en el grupo de hiperglicemia la media fue de 37.56 grados (±1.11), y de 39.2 grados, en el grupo de normoglicemia (±9.05); sin diferencia estadística entre ellos (p=0.572). Sobre la saturación de oxígeno reportada por medición de pulsoximetría en el total de pacientes se tuvo una mediana de 93 % (85 a 97), en el grupo de hiperglicemia fue de 88 % (74 a 96.25), y en el grupo de normoglicemia, de 96 % (94 a 98); existió diferencia estadística entre los grupos (p=<0.0001). En cuanto a los laboratorios a su ingreso (ver Tabla 3), la mediana de glicemia en el total de pacientes fue de 108 mg/dl (94 a 135), en el grupo de hiperglicemia se obtuvo 124 mg/dl (109 a 149), y en los normoglicémicos, 88 mg/dl (81.5 a 94.75), p=<0.001. La hemoglobina en la población total tuvo un promedio de 13.11 mg/dl (±1.91), en el grupo de hiperglicemia la media fue de 13.25 mg/dl (±2.04), en el grupo de normoglicemia el promedio fue de 12.85 mg/dl (±1.66); sin diferencia significativa entre los grupos (p=0.308). La media de leucocitos en el total de pacientes fue 7.37 miles/mm³ (±3.30), en el grupo de hiperglicemia el promedio fue 7.29 miles/mm³ (±2.74), y en el grupo de normoglicemia la media fue 7.58 miles/ Tabla 2. Signos vitales al ingreso hospitalario PAS (mmHg) PAD (mmHg) FC (resp min) FR (lat min) Temperatura (°) Sat O2 (%) * Población Total Grupo hiperglicemia Grupo normoglicemia Valor de p 119 (110 a 130) 70 (63 a 80) 98 (±19) 26 (±8) 38.1 (±5) 93 (85 a 97) 120 (107 a 130) 70 (68 a 80) 99 (±20) 28 (±9) 37.5 (±1) 88 (74 a 96) 110 (110 a120) 70 (60 a 80) 95 (±18) 24 (±6) 39.2 (±9) 96 (94 a 98) 0.483 0.854 0.382 0.028 0.572 <0.0001 PAS, presión arterial sistólica; PAD, presión arterial diastólica; FC, frecuencia cardiaca; Sat O2, saturación de oxigeno por *pulsoximetría. 12 Ciencias Clínicas Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 No. 26 • Volumen 9 Tabla 3. Laboratorios al ingreso del total de pacientes y por grupos Glicemia (mg/dl) Hb (mg/dl) Leucocitos (miles/mm³) Linfocitos (miles/mm³) Plaquetas (miles/mm³) Creatinina (mg/dl) BUN (mg/dl) Na (mEq/lt) K (mEq/lt) Cl (mEq/lt) AST (UI/lt) ALT (UI/lt) CPK (UI) DHL (UI) PO2 (mmHg)* PCO2 (mmHg)* HCO3 (mEq/l)* Sat O2 (%)* Total 108 (94 a 135) 13 (±1.9) 7.3 (±3) 1.1 (±0.7) 188 (±78) 0.87 (±0.4) 15 (±8) 136 (±4) 3.7 (±0.5) 103 (100 a 105) 30 (25 a 49) 23 (14 a 41) 109 (54 a 372) 271 (150 a 372) 76 (±34) 31 (±9) 19 (±4) 93 (87 a 97) Grupo Hiperglicemia 124 (109 a 149) 13 (±2) 7.2 (±2) 1.1 (±0.7) 176 (±75) 0.95 (±0.4) 17 (±9) 135 (±4) 3.8 (±0.6) 102 (99 a 105) 34 (22 a 68) 24 (16 a 52) 191 (100 a 485) 365 (163 a 1673) 67 (±29) 34 (±8) 20 (±4) 91 (84 a 95) Grupo Normoglicemia 88 (81 a 94) 12.8 (±2) 7.5 (±4) 1.1 (±0.6) 209 (±81) 0.73 (±0.2) 11 (±5) 136 (±2) 3.7 (±0.3) 103 (101 a 105) 23 (17 a 33) 16 (12 a 27) 60 (47 a 123) 259 (145 a 417) 93 (±37) (±27) 18 (±4) 97 (93 a 99) Valor de p <0.001 0.308 0.719 0.858 0.064 0.004 0.001 0.640 0.449 0.473 0.002 0.008 0.025 0.222 0.037 0.024 0.079 0.1 BUN, nitrógeno ureico sanguíneo; Na, sodio; K, potasio; Cl, cloro; AST, aspartato aminotransferasa; ALT, alanino aminotransferasa; CPK, creatin fosfoquinasa; DHL, deshidrogenasa láctica; PO2, presión de oxígeno; PCO2, presión de bióxido de carbono; HCO3, bicarbonato; Sat O2, saturación de oxígeno. *Gasometría arterial. mm³ (±4.15), p=0.719. Hubo un total de 12 pacientes leucopénicos (13.04 %) que correspondieron a 8 pacientes (13.11 %) del grupo de hiperglicemia, y 4 (11.76 %), al grupo de normoglicemia; sin diferencia estadística entre los grupos (p=0.990). Los linfocitos en el promedio total de pacientes fueron de 1.14 miles/mm³ (±0.72), en el grupo de hiperglicemia la media fue de 1.13 miles/mm³ (±0.77), y en el grupo de normoglicemia fue de 1.16 miles/mm³ (±0.64); sin diferencia estadística entre los grupos (p=0.858). Un total de 73 pacientes (79.35 %) de la población en general presentó linfopenia absoluta, 45 (73.77 %), correspondieron al grupo de hiperglicemia, y 28 pacientes (82.35 %), al grupo de normoglicemia, p=0.449. El promedio de plaquetas en el total de pacientes fue de 188.2 miles/mm³ (±78.98), en el grupo de hiperglicemia el promedio fue de 176 miles/ mm³ (±75.82), y en el grupo de normoglicemia la media fue de 209 miles/mm³ (±81.42); sin diferencia estadística entre ellos (p=0.062). El total de pacientes con plaquetopenia correspondió a 29 (31.52 %), en el grupo de hiperglicemia hubo 21 pacientes (34.43%), y en el grupo de normoglicemia, 8 (23.53%), p=0.354. La media de la creatinina en la población en general fue de 0.87 mg/dl (±0.41), en el grupo de hiperglicemia fue de 0.95 mg/dl (±0.45), y en el grupo de normoglicemia el promedio fue de 0.73 mg/ dl (±0.28); existió diferencia significativa entre ellos (p=0.004). El Nitrógeno Ureico de la Sangre (BUN) promedio de la población en general fue de 15.05 mg/ dl (±8.71), en el grupo de hiperglicemia fue de 17.17 mg/dl (±9.34), y en el de normoglicemia, 11.56 mg/dl (±5.94), p=0.001. En el total de pacientes el promedio de sodio sérico (Na) fue de 136.35 mEq/lt (±4.09), en el grupo de hiperglicemia el promedio de Na fue de 135.1 mEq/lt (±4.79), y en el de normoglicemia, 136.08 mEq/lt (±2.57); sin diferencia entre ellos (p=0.640). En la población en general, la media de potasio sérico (K) fue de 3.77 mEq/lt (±0.53), en el de hiperglicémicos fue de 3.8 mEq/lt (±0.61), y en el de normoglicémicos fue de 3.71 mEq/lt (±0.37), p=0.449. El cloro tuvo una mediana de 103 mEq/lt (100 a 105), en el grupo de hiperglicémicos, de 102 mEq/lt (99 a 105.5), y en el de normoglicémicos, de 103 mEq/lt (101 a 105.25), p=0.473. De igual manera, para el AST en el total de pacientes se obtuvo una mediana de 30 UI/lt (19 a 49), en el grupo de hiperglicemia, de 34 UI/lt (22 a 68.5), y en los normoglicémicos, 23 UI/ lt (17.2 a 33.5), con p=0.002. La ALT en la población en general tuvo una mediana de 23 UI/lt (14 a 41), en los hiperglicémicos, de 24.5 UI/lt (16.7 a 52.2), y en los normoglicémicos, de 16 UI/lt (12 a 27); con diferencia estadística entre ellos (p=0.008). En el total de pacientes la mediana de CPK fue de 109.5 U/l Ciencias Clínicas 13 Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 No. 26 • Volumen 9 (54.75 a 372.5), en el grupo de hiperglicemia, 191 U/l (100.5 a 485), y en el grupo de normoglicemia fue de 60 U/l (47 a 123); existió diferencia estadística entre ellos (p=0.025). La mediana de DHL en el total de los pacientes fue de 271.5 U/l (150.25 a 372.5), en los hiperglicémicos fue de 365 U/l (163 a 1673), en los normoglicémicos de 259 U/l (145 a 417), p=0.222. En cuanto al análisis de gasometría arterial, la PO2 en la totalidad de los pacientes tuvo un promedio de 76.12 mmHg (±34.11), en el grupo de hiperglicémicos, una media de 67.64 mmHg (±29.6), y en el grupo de normoglicemia, un promedio de 93.07 mmHg (±37.22); con diferencia estadística (p=0.037). La PCO2 en promedio en el total de pacientes fue de 31.95 mmHg (±9.01), en el grupo de hiperglicémicos tuvo una media de 34.11 mmHg (±8.85), y en el grupo de normoglicemia, de 27.64 mmHg (±7.95), estadísticamente significativo (p=0.024). El HCO3 de la población en general la media fue de 19.98 mEq/l (±4.18), los hiperglicémicos con promedio de 20.8 mEq/l (±4.01), y los normoglicémicos, 18.34 mEq/l, (±4.17); sin diferencia entre ellos (p=0.079). La mediana de saturación de oxígeno arterial en la población total fue de 93 % (87 a 97.7), en los hiperglicémicos, de 91 % (84.75 a 95.5), en los normoglicémicos fue de 97.5 (93 a 99), p=0.1. Respecto a los pacientes con hiperglicemia (n=61), el tiempo de control fue de una mediana de 2 días, aquellos que no alcanzaron control glicémico durante su estancia fueron 5 pacientes (8.2 %). No se menciona en el expediente clínico el tiempo de control de hiperglicemia en 31 pacientes (50.82 %). El tratamiento empleado durante su internamiento fueron: 18 pacien- tes con insulina rápida (29.51 %), 1 paciente con insu- lina NPH (1.64 %), 3 pacientes con insulina NPH y rápida (4.92 %), 3 pacientes con hipoglucemiantes orales (4.92 %), 36 de ellos (59.02 %) sin tratamiento hipoglucemiante. Del total de pacientes (ver Tabla 4), 20 tuvieron necesidad de UCI (21.05 %) y 75 fueron manejados en sala general (78.95 %). En el grupo de hiperglicemia, 18 pacientes requirieron manejo en UCI (29.51 %) y 43 pacientes recibieron atención en piso (70.49 %). En el grupo de normoglicemia, solo 2 pacientes fueron atendidos en UCI (5.88 %) y los restantes, en sala general (32 pacientes, 94.12 %). Se descubrió diferencia significativa entre los grupos con respecto a la necesidad de UCI, fue más frecuente la misma en el grupo de hiperglicemia (p=0.008, OR 6.7 [95 %IC 1.59-27.58]). Con respecto a los días en UCI, se obtuvo una mediana de 9.5 días en la totalidad de los pacientes. En el grupo de hiperglicemia, la mediana de estancia en UCI fue de 9.5 días. En el grupo de normoglicemia, la mediana de días en UCI fue de 16.5 días. No existió diferencia significativa entre los grupos (p=0.947). De la totalidad de pacientes, 19 requirieron VM (20 %) y 76 (80 %) no tuvieron esa necesidad (ver Tabla 4). En el grupo de hiperglicemia, 18 pacientes tuvieron necesidad de VM (29.51 %) y 43 pacientes fueron manejados sin ella (70.49 %). En el grupo de normoglicemia, solamente 1 paciente requirió VM (2.94 %) y 33 pacientes no la necesitaron (97.06 %). Se obtuvo una diferencia significativa entre los grupos, con mayor necesidad de VM en el grupo de hiperglicemia (p=0.001, OR 13.81 [95 % IC 2.2184.36]. En un análisis posterior, se dividieron a los pacientes con hiperglicemia al ingreso en dos grupos: aquellos que necesitaron VM y aquellos que no, esto se realizó con la finalidad de determinar la frecuencia de comorbilidades entre ambos y descartar un posible sesgo. No se obtuvo diferencia significativa entre la frecuencia de cada una de las comorbilidades en los subgrupos. Por último, de la totalidad de pacientes incluidos en el estudio, 13 pacientes fallecieron (13.68 %) (ver Tabla 4). La gran mayoría de pacientes que murieron se encontraron en el grupo de hiperglicemia: 12 pacientes (19.67 %), y solo 1 en el grupo de normoglicemia (2.94 %). Como objetivo primario de la investigación se propuso determinar si existía Tabla 4. Resultados de objetivos primarios y secundarios Objetivos secundarios Total pacientes UCI Días en UCI Total de pacientes VM Objetivo primario Muerte 14 Ciencias Clínicas Población total Grupo hiperglicemia Grupo normoglicemia Valor de p 20 (21%) 9.5 19 (20%) 18 (29%) 9.5 18 (29%) 2 (5.8%) 16 1 (2%) 0.008 0.947 0.001 13 (13%) 12 (19%) 1 (2%) 0.028 Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 No. 26 • Volumen 9 diferencia en la mortalidad de los pacientes con respecto a su glicemia de ingreso. De acuerdo a los datos obtenidos se encontró una p de 0.028 con OR de 8.082 [95 % IC 1.268-50.18]. Esto demuestra una asociación estadísticamente significativa entre hiperglicemia al ingreso y mortalidad. Discusión La pandemia de Influenza H1N1 tuvo una importancia a gran escala en el último año, debido a la alta morbilidad y letalidad a nivel mundial. Los gobiernos, autoridades sanitarias nacionales e internacionales, y los profesionales de la salud nos enfrentamos a una enfermedad de orden mundial, en donde el conocimiento y las soluciones de la misma, entre otras, eran la prioridad. Hay evidencia abundante sobre el efecto deletéreo de la hiperglicemia en el pronóstico de paciente con enfermedad pulmonar, pero en pacientes con diagnóstico de Influenza H1N1 no hay registro de este hecho. La evidencia sugiere que cifras de glicemia arriba de 100 mg/dl al ingreso hospitalario del paciente nos pueden hablar de factor pronóstico de mortalidad en afecciones pulmonares. Este trabajo estudió la asociación de hiperglicemia y mortalidad en los pacientes con diagnóstico de Influenza H1N1. Del total de pacientes incluidos en el estudio, la mayoría pertenecieron al género femenino; sin embargo, no hubo una diferencia significativa a este respecto. La edad promedio de los enfermos fue de 34 años, lo cual concuerda con lo revisado en la literatura al respecto de la edad. Además, enfermedades concomitantes o afecciones se presentaron en los pacientes, como diabetes mellitus, en el 12 %; hipertensión arterial, en 13 % de la población estudiada; obesidad extrema, en un 15 % del total de pacientes; y embarazo, en el 15 %, todas las pacientes se encontraban en el último trimestre de gestación; todas estas afecciones están descritas en trabajos publicados. Factores como peso, talla e IMC fueron analizados, y se encontró que el peso medio de la población fue de 73 kilogramos y el índice de masa corporal fue de 26, es decir, en sobrepeso. El cuadro clínico de presentación fue exactamente igual entre los grupos, y en orden decreciente en frecuencia fue: fiebre, tos, síntomas generales como astenia, adinamia, artralgias, cefalea, congestión nasal o rinorrea, disnea y dolor torácico; y descritos en un porcentaje menor, síntomas gastrointestinales, como náusea, vómito y dolor abdominal, resultados similares encontrados en la literatura. El registro de signos vitales al ingreso también fue analizado. Tanto en el grupo de hiperglicemia como en el normoglicemia se mantuvieron cifras de tensión arterial, frecuencia cardiaca y frecuencia respiratoria en las mismas condiciones, excepto la saturación de oxígeno medida por pulsoximetría (ver Tabla 5), la cual fue significativamente más baja (media de 88mmHg) en el grupo de hiperglicemia, en comparación con los de normoglicemia con media de 96 mmHg, p=<0.0001. En cuanto a parámetros de laboratorios, la leucopenia fue descrita en el 13 % de la población total; linfopenia, en el 79 %; y plaquetopenia, en el 31 % del total, sin ser más frecuente estadísticamente entre los grupos. Parámetros renales como BUN y creatinina fueron significativamente más elevados en el grupo de hiperglicemia (medias de 17 y 0.9 mg/dl, respectivamente) que en el grupo de normoglicemia (11 y 0.73 mg/dl), con p´s de 0.001 y 0.004, respectivamente. En parámetros de AST, ALT, CPK, también hubo diferencia significativa, fueron mayores los valores en el grupo de hiperglicemia, lo cual ha sido descrito en la literatura como parámetros de severidad en Influenza H1N1. La gasometría arterial fue más deletérea en los pacientes hiperglicémicos, con una PO2 promedio de 67 mmHg (p=0.03) y de CO2 de 34 mmHg (p=0.02) (ver Tabla 5). En este último rubro, cabe señalar, que no se precisa el porcentaje de FIO2 inspirada en el momento de la toma. La asociación de hiperglicemia (ver Tabla 5), necesidad de UCI, ventilación mecánica y muerte fue estudiada, se encontró una mayor necesidad de UCI en esta población, la cual fue estadísticamente significativa con p=0.008, OR 6.7 [95 % 1.59-27.58], mayor requerimiento de ventilación mecánica con p=0.001, OR 13.81 [95 % 2.21-84.36], y mayor asociación con muerte en este grupo con p=0.028, OR 8.082 [95 % 1.268-50.180], concordante con lo presentado en la literatura en diversas enfermedades pulmonares. Los intervalos de confianza amplios, ya mostrados, se deben al número total de pacientes incluidos, y un número mayor de estos se deben requerir para acortar este margen. No hubo diferencia entre el número de días en UCI u hospitalización en general. Al hacer un subanálisis de comorbilidades presentes en los pacientes y la necesidad de ven- Ciencias Clínicas 15 Mortalidad asociada hiperglicemia en H1N1 No. 26 • Volumen 9 Tabla 5. Variables con significancia estadística en el presente estudio (p=<0.5) FR (lat min) Sat O2 (%) ‡ Creatinina (mg/dl) BUN (mg/dl) AST (UI/lt) ALT (UI/lt) CPK (UI) PO2 (mmHg)* PCO2 (mmHg)* Total pacientes UCI Total de pacientes VM Muerte ‡ Por pulsooximetría Población total 26 (±8) 93 (85 a 97) 0.87 (±0.4) 15 (±8) 30 (25 a 49) 23 (14 a 41) 109 (54 a 372) 76 (±34) 31 (±9) 20 (21%) 19 (20%) 13 (13%) Grupo de hiperglicemia 28 (±9) 88 (74 a 96) 0.95 (±0.4) 17 (±9) 34 (22 a 68) 24 (16 a 52) 191 (100 a 485) 67 (±29) 34 (±8) 18 (29%) 18 (29%) 12 (19%) Grupo normoglicemia 24 (±6) 96 (94 a 98) 0.73 (±0.2) 11 (±5) 23 (17 a 33) 16 (12 a 27) 60 (47 a 123) 93 (±37) (±27) 2 (5.8%) 1 (2%) 1 (2%) Valor de p 0.028 <0.0001 0.004 0.001 0.002 0.008 0.025 0.037 0.024 0.008 0.001 0.028 * Por gasometría arterial Gráfica 1. Cuadro clínico de presentación de Influenza H1N1 en los grupos de hiperglicemia y normoglicemia Grupo Hiperglicemia Fiebre Cefalea Tos tilación mecánica, como parámetro de daño pulmonar, no hubo una mayor prevalencia de estas y necesidad de ventilación mecánica. Grupo Normoglicemia Disnea o dolor torácico Congestión nasal o rinorrea Náusea, Astenia, vómito adinamia o diarrea o artralgias que pacientes con diagnóstico de Influenza H1N1 y la presencia de hiperglicemia deben identificarse en nuestro medio y se deberán tomar las medidas pertinentes para su debida clasificación y corrección. Conclusiones Por todo lo expuesto anteriormente, la hiperglicemia se asoció a mayor mortalidad en los pacientes con Influenza H1N1, asimismo, a mayor necesidad de UCI y de requerir ventilación mecánica. De esta manera, con las conclusiones ya mostradas, podemos decir 16 Ciencias Clínicas Referencias bibliográficas 1. Ashleigh R. Tuite MSc MHSc, Amy L. Greer MSc PhD. 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Ibeth Ana Luisa González Cordero Email: ibethgc@hotmail.com Ciencias Clínicas 17 No. 26 • Volumen 9 Excisión electroquirúrgica con asa del cérvix y riesgo de parto pretérmino • Dr. José Israel Sandoval Quiroga1 • Dr. Salim Abraham Barquet Muñoz1 • Dr. Hugo Rangel Nava2 • Dr. Daniel Méndez Lozano2 • Dr. Ventura Enrique Niño Parra2 • Dr. Carlos Cuauhtémoc Ayala Larios3 Resumen • Palabras clave Pretérmino, asa, diatérmica, excisión, cono cervical. • Objetivo Determinar el riesgo de parto pretérmino en pacientes previamente sometidas a conización cervical por medio de excisión electroquirúrgica con asa (EEQA). • Material y métodos Se estudiaron todas aquellas pacientes que fueron sometidas a conización cervical por medio de EEQA, del 2007 al 2010, en el Departamento de Colposcopia del Hospital Regional Materno Infantil de Alta Especialidad; y que posteriormente hayan tenido un embarazo y un nacimiento >20 semanas de gestación. Fueron pareadas con un grupo control que no fue sometido a conización cervical por medio de EEQA. • Resultados Se compararon los resultados finales del nacimiento de ambos grupos, y se encontró una incidencia de prematurez del 2.4 %±1.7 para el grupo de casos contra 4.8 %±2.3 para el de control, con una p<0.4. La media del peso de los recién nacidos fue 3,272.8gr±45.6 para el grupo de casos contra 3,329.6±54.2 para el grupo de control, con una p<0.4. Se demostró una media de la edad gestacional de los recién nacidos de 38.9±.15 semanas contra 39.0±.13 semanas para el grupo de casos y de control, respectivamente, con una p<0.7. • Conclusiones Se demostró que el realizar conización cervical por medio de EEQA no aumenta el riesgo de presentar un parto pretérmino en el próximo embarazo. Introducción La definición de nacimiento pretérmino es aquel nacimiento que ocurre antes de que se complete la semana 37 de gestación.¹ Existen dos tipos de nacimiento pretérmino, aquel que tiene una indicación médica (nacimiento pretérmino indicado) y que se presenta en un 30 % del total de los nacimientos pretérmino. Y los restantes 2/3 son los nacimientos pretérmino espontáneo.²,³ Los productos de nacimientos prematuros tienen más riesgo de morbilidad y muerte que los productos de término.4 La incidencia de parto pretérmino es del 13 %, del cual un sexto se presenta antes de la semana 32.5,6 Entre los distintos factores de riesgo que existen para el desarrollo de trabajo de parto pretérmino se encuentran: infecciones de vías urinarias, cervicitis, vaginosis, tricomoniasis e infecciones por estreptococo del grupo B.7 Otros factores de riesgo asociados son embarazo múltiple, primer embarazo, desnutrición, tabaquismo, nacimiento pretérmino previo, raza negra e hispánica, sangrado en el segundo o tercer trimestre, niveles altos de fibronectina o longitud cervical corta.8 Existe controversia sobre si las mujeres con tratamientos quirúrgicos cervicales puedan desarrollar parto pretérmino.9,10 Displasias cervicales El cáncer de cérvix es el más común en las mujeres en todo el mundo, se reportan 493,000 casos nuevos al año que resultan en 274,000 muertes.¹¹ La principal causa etiológica del cáncer cervical es el virus de papiloma humano.¹² Se cree que el 50 % de la población adulta y sexualmente activa tiene infección por virus de papiloma humano.¹³ El tamizaje con tomas de citología cervical reduce la incidencia y mortalidad por cáncer de cérvix.14 1 Residente de Ginecología y Obstetricia del Programa Multicéntrico de Especialidades Médicas de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey-SSNL. 2 Catedrático de Ginecología y Obstetricia del Programa Multicéntrico de Especialidades Médicas del Tecnológico de Monterrey-SSNL. 3 Adscrito al Departamento de Colposcopia del Hospital Regional Materno Infantil de Alta Especialidad. 18 Ciencias Clínicas Excisión electroquirúrgica con asa del cérvix y riesgo de parto pretérmino No. 26 • Volumen 9 Tratamientos de displasias cervicales Para el tratamiento de displasias cervicales existe una gran variedad de procedimientos. Se pueden dividir en tratamientos ablativos y tratamientos excisionales.15 Los tratamientos ablativos incluyen los químicos con ácido bicloracético o tricloracético, la coagulación en frío, la crioterapia, la electrocoagulación y la vaporización con láser. Entre los métodos excisionales se encuentran la histerectomía, la conización en frío y el procedimiento excisional de la zona de transformación con asa diatérmica.16 Para realizar el procedimiento excisional con asa diatérmica es necesario que se realice una evaluación colposcópica para delinear la extensión de la lesión en el exocérvix y el endocérvix17. Después de colocar el ácido acético 3 % se puede aplicar anestesia local junto con epinefrina o vasopresina para prevenir el sangrado. La extensión del tejido que se remueve depende de la distribución y extensión de la lesión en el cérvix. Un margen de 5 mm que rodeé la zona de transformación es preferible.18 Relación entre tratamiento con asa diatérmica y parto pretérmino Según una investigación realizada en el Hospital de Parkland entre 1992 y el 2008, no existe una relación entre la utilización de asa diatérmica para un procedimiento excisional con riesgo de parto pretérmino en el embarazo siguiente.19 De acuerdo a Milheiras, la realización de excisión cervical por medio de asa diatérmica para displasia, no se relaciona con parto pretérmino, pero sí con tener un trabajo de parto más corto.20 En un estudio realizado por Himes, no encontró un aumento en la incidencia de parto pretérmino en comparación con su grupo control, sin embargo, observó que la mayoría de los partos pretérmino en su grupo de casos tenían un tiempo más corto (entre 2 a 3 meses) entre la conización cervical con asa diatérmica y el nacimiento pretérmino.21 Sadler, observó que tanto la conización cervical con asa diatérmica como la conización con láser se asociaron con un incremento de hasta 3 veces el nacimiento pretérmino posterior a ruptura prematura de membranas pretérmino; pero no encontró un riesgo de parto pretérmino en general relacionado con el tratamiento.22 Sin embargo, nuevos datos muestran la asociación entre los procedimientos cervicales excisionales y el subsecuente nacimiento pretérmino o de ruptura prematura de membranas según alguna serie de casos o meta-análisis.10,23 En un estudio realizado en Noruega, la proporción de nacimientos pretérmino fue de 17.2 % en mujeres que tuvieron nacimientos subsecuentes después de una conización cervical con asa diatérmica versus el 6.2 % en mujeres que no se les realizó una conización cervical.24 Según un estudio en Finlandia, cualquier tratamiento de neoplasia intraepitelial cervical, incluyendo el procedimiento excisional con asa diatérmica, incrementa el riesgo de nacimiento prematuro con un riesgo relativo de 1.99 hasta 2.86 según la edad gestacional.21 Según otro estudio practicado en Dinamarca, la realización de excisión cervical con asa diatérmica incrementa hasta 2 veces el parto pretérmino.25 Las variables consideradas en los diferentes estudios son la fecha en que se realizó el procedimiento excisional, el tipo de procedimiento, tratamientos quirúrgicos previos, tiempo de intervalo entre el procedimiento excisional y el subsecuente embarazo, duración del embarazo en semanas, tipo de nacimiento, grado histológico y profundidad del cono.26 Material y métodos Se trata de un estudio observacional, retrospectivo de casos y controles. Fueron incluidas todas aquellas pacientes que se sometieron a conización cervical por medio de excisión electroquirúrgica con asa diatérmica de 20x15 mm en el Hospital Regional Materno Infantil de Alta Especialidad, en el periodo que correspondió del 2007 al 2010; y que posteriormente hayan tenido un embarazo y un nacimiento mayor de 20 semanas de gestación en el mismo hospital. Fueron pareadas con un grupo control de pacientes de acuerdo a la edad del grupo de casos, las cuales no fueron sometidas a conización cervical por medio de excisión electroquirúrgica con asa. Fueron seleccionadas por orden de número de expediente dentro del periodo de tiempo correspondiente entre caso y caso. Se analizaron un total de 82 casos (pacientes con cono) y se parearon con 82 controles (pacientes sin cono). Resultados En el periodo de estudio se analizó un total de 164 expedientes; de los cuales, 82 correspondieron al grupo de casos (pacientes con cono) y 82, al grupo de controles (pacientes sin cono). Las características demográficas de ambos grupos fueron la edad, con una media de 27.5 ± .52 para ambos grupos. Número de gestas previas, con una media de 3.2 ± .14 para el grupo de casos y de 2.8 ± .15 para el grupo control, y finalmente el tabaquismo, con un porcentaje de 12.1 ± 3.6 para el grupo de casos y de 14.6 ± 3.9 para el grupo control (ver Tabla1). Ciencias Clínicas 19 Excisión electroquirúrgica con asa del cérvix y riesgo de parto pretérmino No. 26 • Volumen 9 Tabla 1. Distribución demográfica de pacientes sometidas a cono cervical (casos) y sin cono cervical (controles). Casos (n=82) Controles(n=82)Valor-p Edad (años) 27.5 ± .52 27.5 ± .52 NS* Gestas Previas 3.2 ± .14 2.8 ± .15 NS* Tabaquismo (%) 12.1 ± 3.6 14.6 ± 3.9 NS* NS= No Significativo *= Prueba exacta de Fisher Se compararon los resultados finales del nacimiento para ambos grupos, y se encontró una incidencia de prematurez del 2.4 % ± 1.7 para el grupo de casos contra 4.8 % ± 2.3, para el grupo control, con una p<0.4. La media del peso de los recién nacidos fue de 3272.8 gr ± 45.6 para el grupo de casos contra 3329.6 ± 54.2, para el grupo de control, con una p<0.4; y finalmente se demostró una media de la edad gestacional de los recién nacidos de 38.9 ± .15 semanas para el grupo de casos contra 39.0 ± .13 semanas, para el de control, con una p<0.7 (ver Tabla 2). Discusión En nuestro estudio logramos demostrar que la incidencia de parto pretérmino no fue estadísticamente significativa, se observó un 2.4 ± 1.7 % vs. 4.8 ± 2.3 % para el grupo de casos y de control, respectivamente, con una p=0.4. Una posible explicación de nuestros resultados podría estar relacionada con el hecho de que el tamaño del tejido cervical extirpado con asa diatérmica es más pequeño en comparación con la conización en frío. En un estudio realizado por Fanning y Padratzick se observó que los especímenes obtenidos por conización en frío eran 50 % más grandes y 100 % más pesados que los conseguidos por conización con asa diatérmica.15 Se ha visto que la longitud del cérvix después de una conización con asa no permanece corta con un tiempo adecuado de cicatrización.27 Por otra parte, logramos observar que la incidencia de parto pretérmino en ambos grupos en forma general fue baja, se tuvo un 2.4 ± 1.7 % en el grupo de casos contra un 4.8 ± 2.3 % en el grupo control, con una p=0.4. Nuestra baja incidencia general se puede atribuir en primera instancia al número pequeño de pacientes estudiados, por otra parte, Schempf demostró que la mayor incidencia de partos pretérmino se observa en pacientes menores de 18 años de edad y en mayores de 35 años de edad.18 Tomando en cuenta lo anterior, y que en nuestro estudio la media de edad fue de 27.5 años, podemos inferir que nuestro grupo de pacientes se encuentra en un grupo de menor riesgo y, por lo tanto, con una baja incidencia de parto pretérmino. Finalmente, nosotros consideramos que uno de los elementos fuertes con los que cuenta nuestro estudio es que las características demográficas en ambos grupos son muy similares u homogéneas; por lo que consideramos que los resultados finales son de gran valor estadístico. Por otra parte, encontramos dos aspectos débiles: el primero, es el número pequeño de muestra, y el segundo, el no incluir como variable el antecedente de parto pretérmino previo. Sabemos que el antecedente de parto pretérmino anterior es el factor de riesgo más importante descrito en la literatura, sin embargo, no se utilizó como variable confusa, ya que lamentablemente nuestra base de datos no está diseñada para realizar estudios de tipo retrospectivo, ya que se omite esta información. Por lo tanto, sería necesario realizar un estudio de nuestra población de forma prospectiva. Conclusión Los resultados de nuestro estudio no lograron demostrar una diferencia estadísticamente significativa en la incidencia de parto pretérmino en mujeres que tuvieron un embarazo posterior al tratamiento de conización cervical por medio de excisión electroquirúrgica con asa diatérmica. Tabla 2. Resultados estadísticos del nacimiento en pacientes sometidas a cono cervical previo (casos) y sin cono cervical previo (controles) Incidencia de prematurez (%) Peso del recién nacido (gr) Edad gestacional al nacer (semanas) NS= No Significativo 20 Ciencias Clínicas *= Prueba exacta de Fisher Casos (n=82) 2.4 ± 1.7 3274.8 ± 45.6 38.9 ± .15 Controles (n=82) 4.8 ± 2.3 3329.6 ± 54.2 39.0 ± .13 Valor-p NS* NS* NS* Excisión electroquirúrgica con asa del cérvix y riesgo de parto pretérmino No. 26 • Volumen 9 Referencias bibliográficas 1. Steer P. The Epidemiology of preterm labour. BJOG 2005; 1:1-3. 2. Edward R. Newton, MD. Preterm Labour, Preterm Premature Rupture of Membranes, and Chorioamnionitis. Clin Perinatol 2005; 32:571-600. 3. Tonse N.K. Raju, MD, DCH. Epidemiology of Late Preterm (Near-Term) Births. Clin Perinatol 33:751-763. 4. Ellen L. Mozurkewich, MD; Gary Naglie, MD; Murray D. Krahn, MD; MSc and Robert H. Hayashi, MD. Predicting Preterm Birth: A Cost-Effectiveness Analysis. 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Cuello García4 • Dr. Luis Morales Garza5 Resumen • Objetivo Determinar qué porcentaje de los eventos de reflujo detectados mediante pHmetría e impedancia esofágica intraluminal múltiple combinada corresponden a reflujo ácido o reflujo no ácido, respectivamente, así como determinar si existe concordancia entre ambas pruebas. Los objetivos secundarios son el análisis demográfico de la muestra, y la determinación del índice de síntomas y correlación con sintomatología respiratoria. El diseño de este estudio es analítico. • Pacientes y métodos Revisión de pacientes admitidos para evaluación de sintomatología atribuida a reflujo gastroesofágico. Se realizó pHmetría con impedanciometría intraluminal multicanal durante un periodo de 18 a 24 horas. Se determinaron el índice de síntomas, índice de sensibilidad de síntomas e índice de correlación con sintomatología. Ambas pruebas diagnósticas se evaluaron para su concordancia mediante el gráfico de Bland-Altman como causantes de los síntomas. • Resultados Se incluyeron 8 pacientes en edad adulta y pediátrica. Ambas pruebas mostraron una correlación buena. En 2, de los 8 pacientes, no existió correlación aceptable entre el pH ácido y pH no ácido como causante de los síntomas. Existió correlación de la sintomatología referida por los pacientes y reflujo gastroesofágico, ya sea ácido o no ácido. De los pacientes estudiados por sintomatología respiratoria previa y que refirieron tos durante el estudio, se encontró relación con eventos de reflujo ácido, levemente ácido y/o no ácido. • Conclusión Fue posible asociar la sintomatología de los pacientes con reflujo gastroesofágico ácido o no ácido mediante la determinación del índice de síntomas e índice de correlación de síntomas. Introducción El reflujo gastroesofágico patológico es uno de los diagnósticos más frecuentes realizados en la consulta de pediatría, el cual se ha incrementado en los últimos años debido a una sospecha temprana con diagnosis oportunas, mejores técnicas, y con el reconocimiento de factores de riesgo de algunos pacientes asociados a patologías subyacentes. 1 Residente del primer año de Neumología Pediátrica del Instituto Nacional de Pediatría. 2 Gastroenterología/Pediatría. Profesora de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 3 Gastroenterología y Posgrado en Motilidad Medicina Interna. Profesora de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 4 Investigador clínico y Profesor de Pediatría de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 5 Gastroenterólogo. Profesor de Pregrado y Posgrado de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 22 Ciencias Clínicas El uso de impedanciometría intraluminal esofágica multicanal en reflujo gastroesofágico patológico y relación con sintomatología respiratoria asociada a pH no ácido o levemente ácido en población pediátrica y adulta. Estudio piloto No. 26 • Volumen 9 Se estima que cerca del 70 % de los recién nacidos sanos y lactantes tienen episodios de regurgitaciones que se consideran fisiológicos, el 95 % de estos casos se resuelven por completo hacia los 12 a 14 meses de edad.1 Existe un grupo de niños que presentan sintomatología muy discreta y variada que puede ir desde rechazo al alimento, anorexia, dolor abdominal, vómito o regurgitaciones, así como tos o pirosis dependiendo del grupo etario. Cabe resaltar que no todo niño con reflujo gastroesofágico manifestará la enfermedad, esta última es definida como síntomas de reflujo que son problemáticos en el niño o en el adolescente, y no solamente preocupantes para la persona que los cuida.2 La incidencia de la enfermedad varía de acuerdo a la región involucrada. Se ha reportado que en el Reino Unido la incidencia estimada en niños de 2 a 19 años es de 0.47 a 0.77 por cada 1,000 personas de los géneros masculino y femenino, respectivamente. En Estados Unidos, la incidencia es de 0.9 por cada 1,000 personas en niños menores de 5 años.3 En lo que respecta a México, se realizó una revisión sistemática en el año 2006 que incluyó el análisis de 48 artículos publicados sobre este tema de los años de 1995 a 2005, solamente el 13 % de estos artículos estuvieron enfocados a la población pediátrica; la mayor parte de ellos fueron publicaciones nacionales, solamente dos eran de revistas extranjeras y correspondieron en un 33 % a evidencia tipo III –que pertenece a consensos, guías clínicas, paneles de expertos–; sin embargo, no existe un estudio en México que determine la incidencia de estas patologías en nuestra población pediátrica, pese a ser uno de los retos más frecuentes a los que se enfrenta el médico en la consulta ambulatoria o en los distintos hospitales.4,5,6 Existen grupos de pacientes que tienen mayor riesgo de reflujo gastroesofágico patológico, como pacientes con Síndrome Down,7,8 parálisis cerebral infantil,9,10 distrofias musculares, obesidad, antecedente de atresia esofágica reparada, fibrosis quística, hernia hiatal, acalasia, prematurez y neumopatía crónica (displasia broncopulmonar),11-14 quienes por mecanismos aún no definidos son más propensos a la enfermedad, que perpetúa su compromiso nutricional y los expone a manifestaciones y complicaciones extra intestinales secundarias a la patología.15 En estos casos, y si se trata de reflujo ácido, es factible detectarlo mediante el uso de pH-metría esofágica de 24 horas.16 Con respecto al espectro clínico de la enfermedad, una de las principales manifestaciones es pirosis,17-21 sin dejar a un lado el síndrome de Sandifer en pacientes neurológicamente íntegros.22,23 Entre las manifestaciones extra intestinales destacan disfonía, tos crónica, laringitis,24-27 estridor, falla de medro, sibilancias de inicio temprano, irritabilidad, alteraciones del sueño.28-30 Estudios en población pediátrica, como el de Iniesta y colaboradores, asociaron asma como principal manifestación extra intestinal de ERGE, primordialmente en pacientes del género masculino en México.31,32 Debido a que la presentación clínica en el niño puede ser con sintomatología muy sutil, el diagnóstico diferencial es amplio, por lo que es recomendable realizar una historia clínica profunda y enfocada al grupo de edad. Si la sintomatología está causando repercusión significativa en el estado de salud del paciente deberá iniciarse el abordaje diagnóstico acorde a guías clínicas o algoritmos propuestos y basados en evidencia contundente. Algunas herramientas diagnósticas se enlistan a continuación. Se mencionan ventajas y desventajas de algunas de ellas de acuerdo a diferentes autores. 1. Registro de pH esofágico en 24 horas Es considerada como el estándar de oro de las pruebas diagnósticas, la ventaja de esta prueba es que se cuenta con datos de referencia para población pediátrica, tiene reproducibilidad, y además se puede hacer de manera ambulatoria. Sin embargo, la sonda que se introduce puede llegar a ser molesta para el paciente. En cuanto a detección de pH, se registran solamente los eventos de reflujo ácido detectados por la sonda, queda excluida la detección de reflujo no ácido. Este último punto representa una desventaja, considerando que la mayor parte de los niños, específicamente los lactantes, así como aquellos con alteración de la deglución o con alteración del estado neurológico y que son alimentados por sonda por gastrostomía, debido a la frecuencia con que se alimentan y a que en ocasiones se les ofrece una alimentación continua por medio de infusiones, se logra neutralización gástrica del pH, de tal modo que al realizar pHmetría de 24 horas es factible que se obtenga una prueba negativa que no significará que el paciente esté exento de enfermedad por reflujo gastroesofágico.33-37 Ciencias Clínicas 23 El uso de impedanciometría intraluminal esofágica multicanal en reflujo gastroesofágico patológico y relación con sintomatología respiratoria asociada a pH no ácido o levemente ácido en población pediátrica y adulta. Estudio piloto No. 26 • Volumen 9 La medición de pH esofágico en 24 horas ofrece datos cuantitativos tanto de la exposición esofágica al ácido, así como de los eventos de reflujo que ocurran en dicho intervalo de tiempo. Se define así “exposición esofágica al ácido” por el porcentaje de tiempo que el esófago registró medición de pH<4.0 durante las 24 horas del estudio. Todo valor >3.5 es considerado anormal. que sustentan su valor diagnóstico. En lo referente a los estudios realizados en pacientes pediátricos, se ha reportado que entre 30-88 % de los eventos de reflujo son de carácter no ácido.45-47 Este hecho ha sido importante, ya que ha permitido relacionar sintomatología de tracto respiratorio secundaria, o ligada estrechamente a la patología, incluyendo en este grupo a los pacientes con asma.48 Para el análisis de la pHmetría se han desarrollado varias escalas de puntuación, la de DeMeester y colaboradores es la de mayor utilidad. Esta evalúa 6 parámetros a partir de los cuales se determina el puntaje: 1. Porcentaje total de tiempo con pH menor a 4.0. 2. Porcentaje de tiempo con pH menor a 4.0 en posición erguida. 3. Porcentaje de tiempo con pH menor a 4.0 en posición supina. 4. Total de episodios de reflujo (número absoluto). 5. Total de episodios de reflujo mayores a 5 minutos. 6. Duración del episodio de reflujo más prolongado. El principio de impedancia eléctrica se ha definido como el cociente de voltaje entre corriente eléctrica. En el caso del esófago, múltiples electrodos que se colocan a lo largo de un catéter miden la impedancia entre cada par de estos, con lo que se logra visualizar el flujo del bolo en el esófago. La impedancia será inversamente proporcional a las concentraciones iónicas del contenido luminal. Con base en lo anterior, esta prueba no resulta de ayuda en la evaluación de reflujo gastroesofágico en pacientes prematuros, debido a que el pH gástrico en ellos pudiera ser >4 el 90 % del tiempo.38,39 Hay que tomar en cuenta que la puntuación DeMeester no correlaciona de manera alguna con sintomatología del paciente, por esta razón, en estudios recientes se ha propuesto el estudio de las variables de la prueba, tomando en cuenta también el índice de síntomas junto con el puntaje DeMeester40 para tener una evaluación más completa de la pH metría convencional y determinar si la exposición a pH ácido explica la sintomatología del paciente. Dentro de las debilidades de esta prueba diagnóstica se encuentra el hecho de que no existen medidas estandarizadas en la población pediátrica para manejar rangos de referencia, aunado a esto, su costo es elevado, en comparación a la medición de pH esofágico convencional, así como el tiempo que consume la prueba y la calidad del estudio que dependerá de la experiencia del analista.49 El índice de síntomas fue inicialmente descrito por Wiener y colaboradores41 y consiste en el porcentaje de síntomas que preceden una caída de pH esofágico por debajo de 4.0 dentro de un intervalo de tiempo de 5 minutos dividido entre el total de síntomas reportados. Se ha desarrollado también el índice de sensibilidad de síntomas (ISS), el cual se define como el porcentaje de episodios de reflujo asociados con síntomas dentro del total de episodios de reflujo. Un ISS mayor al 10 % correlaciona sintomatología como consecuencia de reflujo.42-44 2. Impedanciometría esofágica intraluminal multicanal combinada Esta técnica ha sido de utilidad especialmente para la población adulta, ya que se cuentan con más estudios 24 Ciencias Clínicas Por ende, un bolo con contenido relativamente bajo de iones, como el aire, registrará mayor impedancia a diferencia de un bolo con alto contenido iónico, como solución salina o reflujo.48 El procedimiento se lleva a cabo de manera similar al registro de pH esofágico convencional, insertando vía nasal un catéter delgado que recorre el esófago en su totalidad. Posterior a 24 horas del estudio, es posible determinar los eventos de reflujo ácido y no ácido, así como la altura registrada en cada uno de los eventos, por lo que se puede saber si abarcó esófago, boca o inclusive vía aérea. Combinando la medición de pH esofágico, además del uso de impedancia, se puede determinar reflujo ácido con pH <4.0, reflujo levemente ácido (7<pH>4.0) y reflujo no ácido (pH>7). Sumado a esto, es posible determinar si el contenido en esófago es líquido o gas.48-51 Para determinar un episodio de reflujo ácido se debe registrar la caída del pH de por lo menos 1 punto y por debajo de 4. Este estudio diagnóstico es prometedor en la población pediátrica, especialmente en aquellos niños con sintomatología respiratoria crónica o recurrente sin etiología definida. De igual manera permite evaluar pacientes que, pese a tener tratamiento con inhibidores El uso de impedanciometría intraluminal esofágica multicanal en reflujo gastroesofágico patológico y relación con sintomatología respiratoria asociada a pH no ácido o levemente ácido en población pediátrica y adulta. Estudio piloto No. 26 • Volumen 9 de bomba de protones, continúan manifestando sintomatología, debido a que los medicamentos mencionados no eliminan los eventos de reflujo sino que convierten un pH ácido en no ácido, originando eventos que no serán detectados en una determinación de pH esofágico convencional, y que por su efecto volumétrico pudieran manifestar síntomas y correlacionar bien con un enfermedad.52,53 Se han realizado estudios en población pediátrica, sin embargo, no se han logrado establecer medidas específicas para la interpretación de datos. Una desventaja de estos es que la muestra incluida es pequeña. Skopnik y colaboradores estudiaron 17 pacientes con sintomatología de reflujo gastroesofágico, se realizó tanto medición de pH esofágico convencional como la impedanciometría, y se documentó que la mayor parte de los eventos de reflujo posprandiales no presentaban caída del pH.54 Existen también algunos estudios que tuvieron como propósito el de correlacionar la sintomatología del paciente con los eventos de reflujo gastroesofágico, los principales síntomas evaluados fueron aquellos asociados a tracto respiratorio, principalmente apneas, el grupo de edad más estudiado fue el de los lactantes. Rosen y Nurko estudiaron a un grupo de 28 pacientes con enfermedad respiratoria crónica que fueron sometidos a tratamiento con antiácidos. Se registraron 1,822 eventos de reflujo mediante impedanciometría, de estos, 45 % correspondió a reflujo no ácido, al realizar análisis multivariado de estos datos se pudo relacionar la sintomatología respiratoria ligada principalmente a los eventos de reflujo no ácido.55-59 Condino y colaboradores en un estudio realizado en 34 pacientes entre 2 y 11 meses de edad reportaron que 47 % de los eventos de reflujo fueron ácidos y 53 % no ácidos.60 Sacre y Vandenplas diseñaron un estudio que incluyó 22 pacientes, y registraron 364 episodios de reflujo gastroesofágico, 49 de estos episodios (30 %) se asociaron a reflujo no ácido y 11 de estos eventos (22.4 %) se relacionaron a reflujo ácido.61 3. Endoscopia más estudio histológico Es útil en la visualización de la mucosa esofágica con descripción de sus características relacionándolas con daño secundario a RGE, sin embargo, no existe un consenso pediátrico que correlacione los hallazgos observados por el endoscopista con el estudio histopatológico que confirme la presencia de esofagitis, ya que la presencia de eritema, palidez, aumento o disminución del patrón vascular son altamente suges- tivos más no específicos de esofagitis. El análisis histopatológico del esófago permite diferenciar si el daño en la mucosa es secundario a reflujo gastroesofágico o si se trata de alguna entidad clínica asociada, como esofagitis eosinofílica, la cual se encuentra en pacientes con antecedentes de asma o fiebre del heno.62-65,14 4. Estudios de motilidad esofágica Las alteraciones de la motilidad han sido relacionadas también como predisponentes a reflujo debido a que disminuye el tono del esfínter esofágico inferior o hay relajaciones transitorias del mismo. El estudio de manometría esofágica permite medir la presión y movimiento del esófago, patrón de motilidad y peristalsis coordinada, así como las presiones de los esfínteres superior e inferior. En la población pediátrica estas alteraciones se han asociado al estilo de vida de los pacientes, tales como hábitos dietéticos y posturales, patologías subyacentes, alteraciones congénitas, así como efectos secundarios a ingesta de fármacos o intervenciones quirúrgicas previas.63 El estudio permite evaluar medidas basales del cuerpo esofágico y sus esfínteres, detalles de estado posprandial, respuesta a estimulación, e identificación de reflejos esofágicos de protección.66 Una desventaja del estudio es que no todas las instituciones cuentan con el equipo, además es necesario personal entrenado para realizar la prueba. 5. Gammagrafía Permite detectar reflujo gastroesofágico así como aclaramiento en un punto determinado del esófago. Se reporta sensibilidad del 15 a 59 %, que es baja comparada con su especificidad que va de 83 a 100 %. Es mejor en comparación a la medición de pH esofágico convencional, ya que permite aportar datos sobre reflujo posprandial y demostrar si hay o no vaciamiento gástrico alterado.67 Es una prueba que se puede realizar relativamente rápido y es poco invasiva, el nivel de radiación para el niño es mínimo, sin embargo, sigue siendo una prueba de alto costo y que no se tiene al alcance en todas las instituciones. Una de las fortalezas de este estudio es que el material marcado con Tecnesio 99 puede ayudar a determinar si hay aspiraciones a vía aérea/parénquima pulmonar. Es un estudio de utilidad, más no forma parte de la batería básica de estudios en el abordaje del paciente pediátrico con reflujo gastroesofágico. Pese a que este estudio puede determinar reflujo ácido y no ácido, el tiempo de monitoreo pudiera no ser suficiente para hacer una correlación con el índice sintomático. Ciencias Clínicas 25 El uso de impedanciometría intraluminal esofágica multicanal en reflujo gastroesofágico patológico y relación con sintomatología respiratoria asociada a pH no ácido o levemente ácido en población pediátrica y adulta. Estudio piloto No. 26 • Volumen 9 Justificación del estudio En la práctica pediátrica, uno de los diagnósticos que con mayor frecuencia se hacen en la consulta u hospital es el de reflujo gastroesofágico patológico. La sintomatología puede ser muy variada de acuerdo al grupo de edad, sin embargo, en diversos estudios se han ligado patologías de tracto respiratorio a la presencia de reflujo. El niño en la actualidad se expone a factores predisponentes para esta patología más frecuentemente debido al cambio en su estilo de vida tanto en hábitos de alimentación, disciplinas deportivas, factores de estrés de orden psicosocial y hábitos de sueño, que repercuten de manera importante en su salud. Hasta hace algunos años, la medición de pH en esófago durante 24 horas era considerada el estándar de oro, sin embargo, la técnica de impedanciometría esofágica intraluminal múltiple ha permitido, tanto en población pediátrica como en el adulto, ofrecer un diagnóstico más certero y oportuno para estos pacientes, eliminando así el porcentaje de incertidumbre que existía en algunos casos cuando la prueba convencional con pH no resultaba positiva ante un paciente que clínicamente se presenta con patología relacionada a reflujo gastroesofágico. La justificación de este estudio radica en que no existen en México estudios previos que muestren la utilidad de la impedanciometría esofágica intraluminal multicanal combinada en el diagnóstico de reflujo gastroesofágico patológico. Asociado a esto, cabe destacar la importancia de un diagnóstico oportuno en pacientes con sintomatología respiratoria crónica atribuida a reflujo gastroesofágico patológico, ya que las complicaciones pulmonares pueden ser severas e irreversibles. Se tiene como objetivo determinar si la sintomatología referida por el paciente se relaciona con reflujo gastroesofágico ácido o no ácido, y de manera secundaria determinar si la sintomatología respiratoria referida por algunos pacientes se correlaciona con reflujo gastroesofágico no ácido. La meta es iniciar un estudio al que se dé seguimiento durante varias etapas. Pacientes y métodos Objetivo del estudio Determinar qué porcentaje de los eventos de reflujo detectados mediante pHmetría e impedanciometría esofágica intraluminal múltiple combinada correspon- 26 Ciencias Clínicas den a reflujo no ácido o reflujo ácido en pacientes en edad pediátrica y adulta estudiados en el Departamento de Endoscopia del Centro Médico Hospital San José y su correlación con la sintomatología. Objetivos secundarios • Análisis demográfico de la muestra. • Establecer relación entre sintomatología respiratoria y eventos de reflujo no ácido (pH<4). Hipótesis del estudio En pacientes adultos y pediátricos que presentan eventos de reflujo no ácido, la sintomatología respiratoria se relaciona a los eventos de reflujo con pH por arriba de 4. Hipótesis nula No existe relación entre sintomatología respiratoria y evento de reflujo con pH por arriba de 4 en pacientes pediátricos y adultos. Diseño del estudio 1. Clasificación del estudio a. Replicativo 2. Tipo de investigación a. Observacional 3. Características del estudio a. Con relación al método de observación: longitudinal b. Con relación al tipo de análisis: analítico c. En relación con el tiempo: retrospectivo Universo, muestra y tamaño de la muestra Método de selección de los pacientes Se incluyeron pacientes de población pediátrica y adulta que presentaron sintomatología calificada por su médico como sugestiva de reflujo gastroesofágico patológico. Se analizaron todos aquellos pacientes que acudieron a consulta de gastroenterología durante los meses de febrero a septiembre de 2010 y a quienes se hayan realizado estudio de pH metría e impedancia esofágica intraluminal múltiple combinada en el Departamento de Endoscopia del Centro Médico Hospital San José, con diagnóstico probable de reflujo gastroesofágico y/o enfermedad por reflujo gastroesofágico con o sin alguna patología. Criterios de inclusión 1. Pacientes pertenecientes a población pediátrica o adulta que acudieron a consulta de gastroenterología con diagnóstico de reflujo gastroesofágico patológico y que fueron enviados por su médico para llevar a cabo prueba de impedancia esofágica intraluminal múltiple. El uso de impedanciometría intraluminal esofágica multicanal en reflujo gastroesofágico patológico y relación con sintomatología respiratoria asociada a pH no ácido o levemente ácido en población pediátrica y adulta. Estudio piloto No. 26 • Volumen 9 2. Pacientes con sintomatología respiratoria que se sospecha tiene relación a reflujo gastroesofágico patológico. 3. Pacientes con síndrome anémico, falla para el crecimiento, movimientos anormales de cuello, otitis media de repetición, que se sospechó estuvieran relacionados a reflujo gastroesofágico patológico. Criterios de exclusión 1. Pacientes que no hayan contado con una preparación adecuada para el estudio. (Ayuno, suspensión de fármacos previo al estudio). 2. Pacientes que fueron estudiados previamente con pH metría esofágica convencional. 3. Que no cumplieron por lo menos 18 horas de monitoreo continuo. Criterios para suspensión o exclusión de un paciente del estudio 1. Detección durante el estudio de cualquiera de los criterios de exclusión. Variables del estudio 1. Eventos de reflujo no ácido. 2. Eventos de reflujo ácido y levemente ácido. 3. Sintomatología presentada durante el tiempo de estudio. 4. Sintomatología respiratoria que se relaciona con eventos de reflujo con pH por arriba de 4. 5. Índice de síntomas. 6. Probabilidad de asociación de síntomas. Técnicas de análisis estadístico La concordancia entre pH e IIMe se estimó mediante la gráfica de Bland y Altman, la cual evalúa la diferencia entre dos variables continuas medidas con diferentes herramientas contra la media entre estas dos mismas variables. El gráfico establece +/- 2 desviaciones estándar como el límite de significancia (96 % de los casos). En todo caso o paciente que salga de esta área, se considera que no hay concordancia entre las dos pruebas en el mismo. Para determinar los índices de síntomas y de sensibilidad de asociación a síntomas se utilizó la prueba K de Cohen.68 Valores >0.60 se toman como indicadores sustanciales. Diferencias entre valores de las variables continuas se analizaron con la prueba U de Mann Whitney, por ser un tamaño limitado de muestra y la alta probabilidad de ser sin distribución normal. Comparaciones entre variables categóricas se realizaron mediante prueba exacta de Fisher en el caso de frecuencias esperadas <5. Todas las pruebas son de dos colas con un valor de P menor de 0.05, considerado como estadísticamente significativo. Técnicas, procedimientos y métodos de confiabilidad Se colocó sonda de monitoreo de pH e impedanciometría al paciente con o sin sedación (dependiendo de la edad del paciente) mediante técnica estandarizada. Fue realizado control radiográfico posterior para corroborar la ubicación de punta de la sonda a 2-3 cm por arriba de la unión esofagogástrica (tercera vértebra por arriba del diafragma). Se utilizó equipo Accutrac pHz® que tiene la capacidad de leer eventos de reflujo ácido y no ácido. Cuenta con 8 canales, 6 de los cuales son destinados a impedanciometría y 2 de ellos, a lectura de pH convencional. Se utilizó sonda Versaflex® Z de Alpione BioMed Medical Devices, misma que es de un solo uso, es desechable y libre de látex. Cuenta con sensor para pH de cristal de antimonio así como 8 anillos que registran impedancia. Medida 6 French (2mm diámetro), flexible. Sensor de pH colocado a 0 cm de la punta del catéter. Los anillos discurren a lo largo del catéter y se encuentran a -3,-1,1,3,5,9,11 y 13 cm correspondientes a una distancia de 2 cm entre cada uno de los electrodos. El paciente o el cuidador del mismo estuvo a cargo de registrar el momento en que se presentaron síntomas tanto respiratorios como gastrointestinales. Se utilizó software distribuido por el proveedor para documentar sintomatología con gráficas de pH e impedancia. Fueron determinadas elevaciones pH, así como caídas del mismo. Posteriormente se realizó análisis estadístico con el fin de correlacionar sintomatología respiratoria y pH por arriba de 4 determinado mediante impedanciomentría. Se excluyeron del análisis los períodos pre y postprandiales debido a la variación fisiológica del pH durante estos eventos. Se determinó el índice de síntomas (IS), el cual se define como el número de síntomas relacionados a reflujo divididos entre el número total de síntomas. Asimismo, se estableció el índice de sensibilidad de síntomas (ISS), definido como la probabilidad de tener un síntoma relacionado a reflujo.43,44 Se consideró correlación de síntomas positiva si >50 % de los síntomas fueron precedidos por pH ácido o no ácido detectado por IIMe con una latencia menor a 5 minutos. La correlación se consideró significativa si más de 6 síntomas fueron reportados por el paciente en un período de 24 horas. Ciencias Clínicas 27 El uso de impedanciometría intraluminal esofágica multicanal en reflujo gastroesofágico patológico y relación con sintomatología respiratoria asociada a pH no ácido o levemente ácido en población pediátrica y adulta. Estudio piloto No. 26 • Volumen 9 Resultados Tabla 2. Diagnóstico de base* Se revisaron los expedientes correspondientes al período de febrero a septiembre de 2010 de pacientes programados para impedanciometría esofágica intraluminal multicanal combinada en el Departamento de Endoscopia del Centro Médico Hospital San José. El total de pacientes para este periodo fue de 8, 4 de ellos en edad pediátrica y 4, en edad adulta. Las edades de los pacientes oscilaron desde los 0 años (tres lactantes de 8, 9 y 16 meses de edad) hasta los 67 años de edad. (Ver Tablas 1 y 6). La mayor parte de los pacientes había sido sometido a tratamiento previamente, ya sea con inhibidores de la bomba de protones, antagonistas de los receptores tipo 2 para histamina o procinéticos, predominantemente como se muestra en la Tabla 1. Dentro de este universo de pacientes, en algunos de ellos, primordialmente en adultos, se les había realizado previamente estudios diversos como panendoscopia, manometría esofágica, serie esofagogastroduodenal, y un paciente pediátrico ya contaba con Gammagrama con Tecnesio 99. Los hallazgos reportados en las biopsias tomadas de aquellos pacientes sometidos a endoscopia fueron los Tabla 1. Características de la población Género Masculino Femenino Edad Pediátrico Adulto Tratamiento previo Sí No Tipo de medicamento* Inhibidor bomba protones Anti H2 Procinético Estudio previo+ Endoscopia previa pH metría previa Manometría esofágica Serie esofagogastroduodenal Gammagrama Tc99 Radiografía de tórax (n=8) 4 4 4 4 4 4 4 2 2 4 0 2 3 1 4 Características principales de la población analizada: * Pacientes en edad adulta y pediátrica. + Datos obtenidos directamente del expediente clínico del paciente o con el médico tratante. 28 Ciencias Clínicas Enfermedad por reflujo gastroesofágico Otitis media de repetición Tos crónica (n=8) 6 1 2 * Información obtenida según diagnóstico de ingreso referido en el expediente clínico del paciente. siguientes: esofagitis, duodenitis y gastritis. No se encontró colonización bacteriana en alguno de los 4 pacientes en los que se tiene documentado reporte de patología. El diagnóstico más frecuente entre la población fue el de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ver Tabla 2), sin embargo, algunos pacientes fueron estudiados por diagnósticos diferentes, como otitis media de repetición; y en un par de ellos, por tos crónica y episodios de broncoespasmo estudiados previamente para descartar patología pulmonar o inmunológica subyacente, y en los cuales no se logró integrar un diagnóstico concluyente. La sintomatología referida en la población de pacientes fue diversa: tos, dolor torácico y pirosis, fueron los más frecuentes. Con respecto a la población pediátrica, ninguno de los pacientes estudiados en este periodo de tiempo había presentado ALTE (de las siglas en inglés Acute Life Threatening Event), Síndrome Sandifer, falla de crecimiento y, contrario a lo esperado, no se referían episodios de vómito o regurgitación, solamente en un paciente se refería como sintomatología predominante un episodio de apnea y disfonía. Tabla 3. Indicación para llevar a cabo el estudio* Tos Dolor torácico Pirosis Vómito Regurgitación ALTE + Apnea Disfonía Broncoespasmo Falla de crecimiento Sandifer (N=8) 4 2 2 0 0 0 1 1 1 0 0 * Síntoma predominante referido por el paciente o por el cual estuvo sometido a tratamiento previo al estudio. Uno de los pacientes presentó 2 síntomas. + De las cifras en inglés Acute Life Threatening Event (Evento agudo que amenaza la vida del paciente). El uso de impedanciometría intraluminal esofágica multicanal en reflujo gastroesofágico patológico y relación con sintomatología respiratoria asociada a pH no ácido o levemente ácido en población pediátrica y adulta. Estudio piloto No. 26 • Volumen 9 Acorde al protocolo referido previamente, el paciente era sometido a impedanciometría esofágica intraluminal multicanal combinada si su médico tratante consideraba al paciente como candidato al estudio, ya fuera por sintomatología respiratoria previamente estudiada y que se atribuyera consecuencia de reflujo gastroesofágico, si presentaba falla a tratamiento médico previo (terapia con inhibidores de bomba de protones, anti H2, primordialmente). La mayor parte de los pacientes completaron el estudio durante el intervalo mínimo de tiempo para considerar la prueba como significativa. Solamente 2 de los 8 pacientes (25 %) no cumplieron con las 18 horas mínimas de estudio; el primero de ellos por salida de la sonda de manera accidental en presencia de los padres, solo completó 17 horas de estudio; y en el segundo de los pacientes no se documentó en el expediente clínico la causa por la que solamente se sometió a 12 horas de estudio. Ambos pacientes pertenecían a la población pediátrica. Con respecto al análisis del estudio, se tomaron en cuenta los siguientes parámetros: 1) número total de episodios de reflujo durante el estudio; 2) número de episodios de reflujo, ya fuese con pH <4 o >4 en posición supina y erguida; 3) correlación de síntoma a reflujo; 4) índice de síntoma, 5) probabilidad de asociación de síntoma. En la Tabla 4 se muestra el total de episodios de reflujo durante el estudio sin importar la posición del paciente, llama la atención que predomina en 7 de los 8 pacientes incluidos en el análisis, episodios de reflujo no ácido y levemente ácido (pH >4), misma situación que se presenta al encontrarse en posición erguida (Ver Tabla 4.1), pero que no se reproduce encontrándose el paciente en posición de decúbito supino (ver Tabla 4.2). Se excluyeron del análisis los episodios de reflujo relacionados a periodos pospandriales. Se muestra en la Figura 1 el análisis de concordancia tomando en cuenta el índice de probabilidad de Tabla 4. Episodios totales de reflujo durante el estudio y su valor de referencia Edad Género M F F M M M F F 45 67 14 0 1 0 27 53 pH <4 33 2 48 3 1 17 11 72 IIMe 4a7 25 35 33 58 6 48 23 80 Total >7 3 28 46 9 10 9 37 80 61 65 127 70 17 75 71 232 Valores normales* pH <4 = 55 pH 4-7 = 26 pH >7 = 1 Total = 73 ** pH= Estudio de análisis de pH esofágico convencional IIMe= impedanciometría esofágica intraluminal multicanal combinada. * Número de eventos considerados normales para percentil 95 en adulto. ** Número de eventos de reflujo totales considerados normales en adulto (percentil 95). No existen rangos de referencia establecidos para población pediátrica.59 Tabla 4.1 Episodios totales de reflujo en posición erguida Edad 45 67 14 0 1 0 27 53 Género M F F M M M F F pH <4 33 0 38 2 1 16 8 63 IIMe 4a7 25 16 24 49 6 46 23 72 Total >7 3 14 40 9 7 9 37 77 61 30 101 60 14 72 68 212 pH = Estudio de análisis de pH esofágico convencional IIMe = impedanciometría esofágica intraluminal multicanal combinada. Tabla 4.2 Episodios totales de reflujo en posición supina Edad 45 67 14 0 1 0 27 53 Género M F F M M M F F pH <4 0 2 10 1 0 1 3 9 IIMe 4a7 0 19 9 9 0 2 0 8 Total >7 0 14 6 0 3 0 0 3 0 35 26 10 3 3 3 20 pH = Estudio de análisis de pH esofágico convencional IIMe = impedanciometría esofágica intraluminal multicanal combinada. Ciencias Clínicas 29 El uso de impedanciometría intraluminal esofágica multicanal en reflujo gastroesofágico patológico y relación con sintomatología respiratoria asociada a pH no ácido o levemente ácido en población pediátrica y adulta. Estudio piloto No. 26 • Volumen 9 asociación de síntoma (ISS) para medición convencional de pH ácido y mediante impedanciometría. Se construyó con el software estadístico SPSS versión 13.0 utilizando el método de Bland y Altman. Se encuentra concordancia entre la diferencia de método de pHmetría convencional e impedanciometría con respecto a la media, todos los pacientes permanecen dentro de la zona contemplada para 2 desviaciones estándar, 2 de ellos se encuentran en extremos opuestos, pero sin salir del rango considerado como 95 % para concordancia estadística. En la Tabla 6 se realiza un análisis global de la población estudiada incluyendo edad, género, indicación del estudio, duración del mismo y el total de episodios de reflujo asociados a pH ácido o no ácido, así como el puntaje DeMeester otorgado para la medición convencional de pH esofágico para cada uno de los pacientes. Ninguno de los pacientes fue evaluado de acuerdo a la escala de Boix-Ochoa al momento del proceso de evaluación. De los 8 pacientes incluidos en el estudio, solamente 1 de ellos presentó un puntaje DeMeester alterado,8,15 lo cual correlaciona con mayor tiempo de exposición a pH ácido en esófago y que nos permite considerar el estudio de medición de pH esofágico por método convencional como patológico, además de tener un porcentaje significativo de probabilidad de asociación de síntoma para reflujo levemente ácido (99.6 %) (ver Tabla 5). El resto de los pacientes reportaron puntajes DeMeester <14.72 considerados como normales, 4 de los pacientes no refirieron sintomatología alguna durante el estudio, por lo que se reportan índices en 0, sin embargo, de los 4 pacientes en quienes se documentó sintomatología durante el periodo de estudio, en 2 de ellos se obtuvo un índice de probabilidad de asociación de síntomas >95 %, considerándose con significancia estadística para asociar su sintomatología con la presencia de eventos de reflujo predominantemente no ácido. Discusión Aun cuando el tamaño de la muestra incluida fue pequeño, cabe resaltar que en los pacientes estudiados por sintomatología respiratoria, especialmente aquellos con tos crónica y que refirieron este síntoma durante el estudio, se encontró relación con eventos de reflujo ácido, levemente ácido y no ácido. En condiciones ideales para poder establecer de manera objetiva y a largo plazo cuál de las dos pruebas diagnósticas ofrece mayor beneficio al paciente y al médico durante el proceso de diagnóstico, se requeriría el llevar a cabo un ensayo clínico que permitiera valorar otros aspectos, tales como el seguimiento al paciente, su evolución a largo plazo, mejora en la calidad de vida, así como la optimización de recursos al requerir menor cantidad de medicamentos. No obstante, llamó la atención que de los 8 pacientes incluidos en este estudio, 7 de ellos reportaron puntaje DeMeester considerado normal, sin embargo, esta escala no correlaciona con sintomatología, por ende, consideramos importante el añadir impedanciometría al análisis de pH esofágico en pacientes a quienes se atribuya sintomatología típica o atípica secundaria a reflujo gastroesofágico, ya que permite tener más variables a considerar y asociar sintomatología no solamente al pH ácido sino también a eventos de reflujo levemente ácido y no ácido. Esto último es de gran importancia en población pediátrica que tiene factores subyacentes que neutralizan el pH ácido y pueden dar lecturas de pH esofágico (por método convencional) negativas, aun cuando exista reflujo gastroesofágico patológico. Mediante el uso de impedanciometría esofágica intraluminal multicanal combinada es posible detectar a pacientes que requieren de tratamiento médico para reflujo gastroesofágico levemente ácido y no ácido, cuya sintomatología se relaciona a esta entidad Tabla 5. Probabilidad de asociación de síntoma * (ISS) Edad Género pH <4 45 67 14 0 1 0 27 53 M F F M M M F F 0 0 0 99.7 0 95 81.1 0 4a7 >7 0 93.8 0 100 0 0 99.6 0 0 97.5 0 98.1 0 0 84.3 0 Reflujo Total no ácido+ 0 0 95.6 91.3 0 0 99.05 100 0 0 0 73.2 91.9 98.1 0 0 * Probabilidad de que el síntoma y el reflujo no estén asociados únicamente al azar (>95% es significativo). + Correspondiente al promedio de las columnas con pH levemente no ácido (>4) y levemente ácido (4-7). 30 Ciencias Clínicas Tabla 5.1. Índice de síntomas Edad 45 67 14 0 1 0 27 53 Género M F F M M M F F pH <4 0 0 0 50 0 40 25 0 4a7 0 11.8 0 0 0 0 6.3 0 >7 0 17.6 0 50 0 0 6.3 0 Total 0 29.4 0 100 0 40 37.5 0 pH <4 = ácido pH 4 a 7 = levemente ácido pH >7 no ácido. El uso de impedanciometría intraluminal esofágica multicanal en reflujo gastroesofágico patológico y relación con sintomatología respiratoria asociada a pH no ácido o levemente ácido en población pediátrica y adulta. Estudio piloto No. 26 • Volumen 9 Tabla 6. Representación global de la población y variables consideradas en el análisis estadístico Edad 45 67 14 0 1 0 27 53 Género Indicación M F F M M M F F ERGE ERGE ERGE OMA Repetición Tos crónica Tos crónica Broncoespasmo ERGE ERGE Duración de estudio+ pH metría* ácido (<4) [%] 24 24 22:58 21:55 17 12 24 24 33 (54) 2 (3) 48 (37.7) 0 (0) 1 (5.8) 17 (22.6) 11 (15.4) 72 (31) IIM** 28 (45.9) 63 (96.9) 83 (65.3) 0 (0) 16 (94.1) 57 (76) 60 (84) 160 (68.9) IIM § Leve ácido (pH4-7) [%] 25 (40.9) 35 (53.8) 33 (25.9) 0 (0) 6 (36.2) 48 (64) 23 (32.3) 80 (34.4) IIM no ácido (pH>7) [%] 3 (4.9) 28 (43) 46 (36.2) 0 (0) 10 (58.8) 9 (12) 37 (52.1) 80 (34.4) Puntuación DeMeester 9.5 0.4 9.5 1.4 14.1 2 7.1 41.4 ( ) Expresada en años. (*) Episodios detectados por cristal de antimonio en la sonda para pHmetría convencional en posición erguida y supina. (**) Eventos totales detectados tanto en posición erguida como en decúbito supino con electrodos para impedanciometría. (§) Episodios durante el estudio correspondientes a pH levemente ácido considerado entre 4 -7, tomados en cuenta a partir del total de episodios de reflujo detectados por los canales de impedanciometría. (+) Duración determinada en horas. Se incluye el tiempo total de permanencia de sonda en el paciente. ( ) Puntuación DeMeester expresada en porcentaje. Valor de corte normal <14.7. No existe medida estandarizada para población pediátrica. IIM = Impedancia Esofágica Intraluminal Multicanal. ERGE = Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico. F= Femenino M= Masculino. Figura 1. Análisis de concordancia por método de Bland y Altman Ciencias Clínicas 31 El uso de impedanciometría intraluminal esofágica multicanal en reflujo gastroesofágico patológico y relación con sintomatología respiratoria asociada a pH no ácido o levemente ácido en población pediátrica y adulta. Estudio piloto No. 26 • Volumen 9 aun cuando hayan tenido estudios previos de medición de pH esofágico ácido con el método convencional con resultados normales o negativos para reflujo gastroesofágico ácido. Conclusiones Mediante el estudio de impedanciometría esofágica intraluminal multicanal combinada fue posible asociar la sintomatología del paciente con los eventos de reflujo gastroesofágico, ya sean pH ácido, levemente ácido o no ácido, mediante la determinación del índice de síntomas y el índice de probabilidad de asociación de síntoma (ISS). Existió relación de sintomatología respiratoria con eventos de reflujo ácido, levemente ácido y no ácido. El realizar el estudio de impedanciometría esofágica intraluminal multicanal combinada en comparación a la medición convencional de pH esofágico otorgó más datos con respecto a los eventos de reflujo gastroesofágico del paciente, que si sólo se realizara la medición convencional y se determina el puntaje DeMeester. Referencias bibliográficas 1. Sherman PM, Hassall E, Fagundes Neto U et.al. A global, evidence-based consensus on the definition of gastroesophageal reflux disease in children without neurologic defects. Gastroenterology 2001;121:1294. 2. Sherman P, Hassal E, Fagundes-Neto U, et.al. A global, evidence based consensus on the definition of gastroesophageal reflux disease in the pediatric population. Am J Gastroenterol 2009;104:1278-1295. 3. Miyazawa R, Tomomasa T, KanekoH et.al. Prevalence of gastroesophageal reflux related symptoms in japanese infants. Pediatr Int 2002;44:513-6. 4. Bredenoord A, Smout A. 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Cinthya Yannet Arzola González Email: arzolacinthya@hotmail.com Ciencias Clínicas 33 No. 26 • Volumen 9 Colecistectomía en un paciente con conducto hepático accesorio Reporte de un caso • Dr. Óscar Villegas Cabello1 • Dr. José de Jesús Muñiz Eguía2 • Dr. Oziel Cantú Delgado3 • Dr. Rey Jesús Romero González3 Resumen • Palabras clave Conducto, hepático accesorio. • Introducción El conducto cístico es el elemento anatómico más importante desde el punto de vista quirúrgico para la realización de ciertas maniobras operatorias, como la colecistectomía y la colangiografía operatoria, entre otras. Sabemos que el conducto cístico presenta diferentes tipos de variaciones anatómicas, las cuales en los momentos críticos del procedimiento realizado son de vital importancia en el pronóstico del procedimiento y en el paciente; además tener la ubicación precisa de la vía biliar disminuye el riesgo transoperatorio de lesión de esta vía tan importante, lo que se traduce en mayor seguridad y pronóstico de la colecistectomía; nuestra arma principal es la colangiografía transoperatoria, la cual a través de los años ha sido un estudio esencial en la orientación del cirujano sobre la vía biliar, y que tiene como objetivos generales demostrar la frecuencia de las diferentes variaciones anatómicas que presenta el conducto cístico y evidenciar la importancia del conocimiento de la anatomía de la zona hepatobiliar.1-6 • Métodos Presentación de un caso sobre una paciente del género femenino, de 26 años de edad, con antecedente de pancreatitis biliar 2 semanas previas a su ingreso, sin antecedentes de importancia; quien ingresa por cuadro de cólico biliar acompañado de náusea y vómito, no coluria, no acolia. La paciente presentó pruebas de fun- cionamiento hepático con AST de, ALT de, FA de, GGT de; la ecografía de abdomen reportó litiasis vesicular múltiple, vesícula con pared de 6 mm. El resultado de patología reportó colecistitis crónica litiásica además de litos compuestos de colesterol. • Resultados Se inició intervención por incisión de Kocher, se disecó por planos hasta entrar a la cavidad abdominal; comenzó la disección de la vesícula biliar iniciando por su hilio dejando expuesto el Calot, se disecó arteria cística, se pinzó, ligó y cortó; fue identificado el conducto cístico que midió aproximadamente 4 mm de longitud, entonces se pinzó, cortó y se introdujo catéter de colangiografía No. 8. Se inyectó material de contraste y se realizó disparo de rayo x que reveló conducto hepático accesorio, el cual desemboca a 3 mm por arriba de la unión de cístico con hepático común, que cuenta con ramas derecha e izquierda. Se realizó colecistectomía de fondo a cístico, se verificó hemostasia y así se terminó el procedimiento. La paciente evolucionó de manera favorable y se le dio de alta a los 4 días postoperatorios. • Conclusión En vista de lo totalmente aberrante que puede ser la anatomía de la vía biliar, no existe medio mejor para asegurar la integridad de la vía biliar que una disección meticulosa y muy gentil de los elementos del triángulo de Calot. El cirujano debe verificar por todos los medios, ya sean reparos anatómicos (triángulos de seguridad, entre otros), colangiografías, u opinión de otros colegas, antes de ligar o clipar las estructuras bilio vasculares. Siempre hay que recordar y tener en mente los posibles retos a los que nos enfrentamos, así como tomar en cuenta que en nuestras manos se encuentra la vida de una persona. 1 Jefe del Programa Multicéntrico de Cirugía General de Especialidades Médicas de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 2 Profesor de Cirugía General Programa Multicéntrico de Especialidades Médicas de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 3 Residente de Cirugía General del Programa Multicéntrico de Especialidades Médicas de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 34 Ciencias Clínicas Colecistectomía en un paciente con conducto hepático accesorio Reporte de un caso No. 26 • Volumen 9 Introducción El conducto cístico es el elemento anatómico más importante desde el punto de vista quirúrgico para la realización de ciertas maniobras operatorias, como la colecistectomía y la colangiografía operatoria, entre otras, conocemos que el conducto cístico presenta diferentes tipos de variaciones anatómicas, las cuales en los momentos críticos del procedimiento realizado son de vital importancia en el pronóstico del procedimiento y en el paciente; además, el tener la ubicación precisa de la vía biliar disminuye el riesgo transoperatorio de lesión de esta vía tan importante, lo que se traduce en mayor seguridad y pronóstico de la colecistectomía. Nuestra arma principal es la colangiografía transoperatoria, la cual a través de los años ha sido un estudio esencial en la orientación del cirujano acerca de la vía biliar, además demuestra la frecuencia de las diferentes variaciones anatómicas que presenta el conducto cístico y evidencia la importancia del conocimiento de la anatomía de la zona hepatobiliar.1-6 Tanto el hígado como la vía biliar se originan a partir de una evaginación sólida en forma de un rudimento situado en la pared ventral del intestino anterior primitivo, próximo a la entrada en el tallo vitelino. El esbozo hepático (pars hepatis) aparece en la cuarta semana de gestación como un divertículo duodenal. La porción craneal sólida del divertículo hepático acaba desarrollando el tejido hepático glandular y conductos hepáticos intrahepáticos; la porción caudal (pars cystic a) se convierte en la vesícula biliar, conducto cístico y el colédoco. Este proceso de desarrollo proporciona en múltiples oportunidades formación de anomalías en los diversos estadios. Las variaciones de la vía biliar principal, según Lassau, poseen una explicación embriológica y se relacionan con una teoría hemodinámica de la segmentación hepática, lo que significa una mayor variación en los conductos derechos.7 La vesícula biliar está ausente de forma congénita en un 0.1 % de la población. Métodos Se trata de una paciente del género femenino, de 26 años de edad, con antecedente de pancreatitis biliar 2 semanas previas a su ingreso, sin antecedentes de importancia; la cual ingresa por cuadro de cólico biliar acompañado de náusea y vómito, no coluria, no acolia; la paciente presenta pruebas de funcionamiento hepático con AST de, ALT de, FA de, GGT de, la ecografía de abdomen reportó litiasis vesicular múltiple, vesícula con pared de 6 mm. El resultado de patología reporta colecistitis crónica litiásica ademas de litos compuestos de colesterol. Resultados Se inició intervención por incisión de Kocher, se disecó por planos hasta entrar a cavidad abdominal; comenzó la disección de la vesícula biliar iniciando por su hilio dejando expuesto el Calot, se disecó arteria cística, se pinzó, ligó y cortó; fue identificado el conducto cístico que midió aproximadamente 4 mm de longitud, entonces se pinzó, cortó y se introdujo catéter de colangiografía No. 8. Se inyectó material de contraste y se realizó disparo de rayo x que reveló conducto hepático accesorio, el cual desemboca a 3 mm por arriba de la unión de cístico con hepático común, que cuenta con ramas derecha e izquierda. Se realizó colecistectomía de fondo a cístico, se verificó hemostasia y así se terminó el procedimiento. La paciente evolucionó de manera favorable y se le dio de alta a los 4 días postoperatorios. Discusión Algunas anomalías son extremadamente raras, como el conducto hepático desembocando en la vesícula, continuándose el conducto cístico como colédoco, por lo que se acompaña, en la mayoría de los casos, durante el acto quirúrgico de la sección del conducto hepático.8 Conductos accesorios persistentes (fetal) entre el hígado y la vesícula se presentan entre un 8.7-28 %.9 Variaciones en la anatomía de la vía biliar extra hepática y arteria hepática ocurren en más del 50 % de los casos.10 En una revisión de Andrén-Sandberg,11 se describe que las anomalías anatómicas se presentaron en 16 de 55 casos de lesiones de vía biliar. Conductos cisto-hepáticos o colecisto-hepáticos fueron visibles en 3-5.2 % de las autopsias.9 La anatomía de las vías biliares extra hepáticas puede considerarse en 3 niveles: 1. Superior Convergencia biliar en la placa hiliar. El conducto hepático derecho resulta de la confluencia del conducto paramediano, que drena los segmentos V y VIII, y del conducto lateral, que drena los sectores distales VI y VII. El conducto hepático izquierdo representa un tronco en común que reúne los conductos de los segmentos II y III. Sobre este tronco convergen casi en ángulo Educación Médica 35 Colecistectomía en un paciente con conducto hepático accesorio Reporte de un caso No. 26 • Volumen 9 recto los conductos de los segmentos I y IV. La reunión de los hepáticos derecho e izquierdo se realiza en el hilio hepático, lo que constituye la confluencia biliar superior. El hepático izquierdo se dispone horizontalmente, este es el de mejor accesibilidad quirúrgica. En cambio, el derecho es corto y se dispone verticalmente en el eje del conducto hepático común. Con respecto a la constitución de la confluencia biliar es muy variable, solo en un 57 % es modal. En ocasiones, la desembocadura se produce en un sector más abajo del aparente, presentando un trayecto adosado, en “caño de escopeta”. Más raramente el cístico rodea la vía biliar principal por detrás o por delante para desembocar en su borde izquierdo. Aproximadamente en el 2 % de los casos, el cístico desemboca en el conducto hepático derecho o en el conducto lateral derecho, constituyendo conductos hepatocísticos que drenan la totalidad del hígado derecho o el sector lateral derecho. 2. Medio Representada por la vía biliar accesoria que desemboca en la vía biliar principal. Las modalidades de desembocadura del cístico son variables, pudiendo desembocar en cualquier lugar de la vía biliar principal. Lo más frecuente es su desembocadura formando un ángulo agudo con la vía biliar principal, lo cual nos permite describir el triángulo de la colecistectomía, expuesto por Calot en 1891, conformado por el cístico, el borde derecho del conducto hepático y la arteria cística. 3. Inferior Dado por una porción retroduodenal y la porción pancreática. En un 60 % de los casos desemboca en la parte media de la segunda porción duodenal. A su vez, la desembocadura común del colédoco con el Wirsung en un solo conducto se da en un 60 % de los casos. Como doble cañón a nivel de la carúncula mayor en un 38 %, y por separado en un 2 %.12 Budde describió otro triángulo conformado por el conducto cístico, el borde derecho del conducto hepático y el borde inferior del hígado. El mismo contiene el pedículo cístico. Goor clasifica 11 tipos de anomalías en la terminación del conducto cístico. El desarrollo de la cirugía laparoscópica trajo como consecuencia la utilización de potentes y peligrosos instrumentos muy cerca de la vía biliar, como el electrocoagulador, el láser, la utilización de grapas metálicas para clipar la arteria y el conducto cístico. Se ganó en magnificación, pero se perdió la estéreo visión y se perdieron grados de libertad de movimiento.13 Figura 1. Conducto hepático derecho accesorio, demostrado por colangiografía transoperatoria 36 Educación Médica Colecistectomía en un paciente con conducto hepático accesorio Reporte de un caso No. 26 • Volumen 9 Conclusiones No en vano existen las descripciones detalladas de la vía biliar, estas variables son causas de complicaciones catastróficas, las cuales pueden terminar con la vida de un paciente, además de ser de vital importancia en el pronóstico transoperatorio y postoperatorio. Se debe tener siempre en mente e instituir en nuestras instituciones educativas la concientización sobre la vital importancia de la colangiografía transoperatoria y de realizarla de manera rutinaria para así evitar complicaciones catastróficas, como las que se han reportado. Debemos de tener respeto a la vía biliar y siempre estar consientes de las posibles anomalías que podemos enfrentar en cada caso. Referencias bibliográficas 1. Adams D. 1993. 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Correspondencia: Dr. Oziel Cantú Delgado Email: oziel7@hotmail.com Educación Médica 37 No. 26 • Volumen 9 EDUCACIÓN MÉDICA El electrocardiograma normal Parte 2 • Dr. Gerardo Pozas Garza1 • Palabras clave Electrocardiograma de doce derivaciones, derivación – aVR, ritmo sinusal. Componentes del electrocardiograma: ondas y complejos Onda P La activación auricular se lleva a cabo mediante la aparición sucesiva de dos vectores: el primero, para la aurícula derecha y el segundo, para la izquierda. El vector resultante de la despolarización auricular se proyecta hacia abajo, a la izquierda y ligeramente hacia atrás. Su proyección en el plano frontal es aproximadamente a + 50° (ver Figura 1A). El asa de la onda P se inscribe en sentido antihorario (ver Figura 1B). Por ello, la polaridad de la onda P será positiva en DI, DII y aVF; y negativa, en aVR; DIII y aVL pueden mostrar una polaridad positiva, negativa o bifásica, según la posición del corazón. En caso de tener una polaridad bifásica, esta será (+/-) en DIII y (-/+) en aVL. La polaridad en las derivaciones precordiales es positiva con excepción de V1 que puede ser bifásica (+/-, el componente terminal negativo debe ser menor de 40 milisegundos). La duración de la onda P es menor de 120 milisegundos y su voltaje es menor de 0.2 mV. La repolarización auricular (Ta) es de polaridad opuesta a la onda P, sin embargo, no se suele observar debido a que coincide con la despolarización ventricular y es de poca amplitud. Complejo QRS La despolarización ventricular ocurre mediante la sucesión de tres vectores: septal, pared libre y basal. El primer vector tiene una duración de 10 milisegundos, es de poca magnitud, está dirigido a la derecha y adelante, y puede orientarse hacia arriba o abajo dependiendo de la posición eléctrica del corazón. El segundo vector tiene una duración de 40 milisegundos y una magnitud diez veces mayor que el primero. Se dirige hacia la izquierda, atrás, y abajo o arriba según la posición del corazón. El tercer vector tiene una duración de 20 milisegundos y se dirige hacia la derecha, arriba, y atrás (en adultos) o adelante (en la infancia y juventud). De la sumatoria de los tres vectores individuales se origina un vector resultante que constituye el promedio de la activación ventricular y se representa por el eje eléctrico (ver Figura 1A). El asa de QRS, en el plano frontal, puede girar en sentido horario (corazones intermedios y verticales) o antihorario (corazones horizontales) (ver Figura 1B). El espectro del eje eléctrico de QRS en un adulto en condiciones normales es de – 30° a + 90°.1 En el número 4 de la serie se describieron las morfologías unipolares para cada uno de los ventrículos. También se describió la morfología normal para las derivaciones precordiales. El complejo QRS tiene un límite superior de duración de 100 milisegundos. La amplitud del complejo QRS es muy variable, sus principales determinantes son la edad, el género, la complexión física y la impedancia de los tejidos entre el corazón y la piel.2 Punto J El punto J denota el final de la despolarización y el inicio de la repolarización ventricular. Normalmente se inscribe a nivel de la línea isoeléctrica, pero existen variantes fisiológicas que pueden originar un desnivel positivo o negativo. La desviación del punto J respecto a la línea isoeléctrica depende de la edad, el género y la derivación estudiada.3 Para las derivaciones V2/V3 estos son los límites superiores de normalidad para un desnivel positivo: hasta 0.25 mV en varones menores de 40 años, hasta 0.20 mV en varones mayores de 40 años, y hasta 0.15 mV en mujeres adultas. Para el resto de las derivaciones el valor es de 0.1 mV, independientemente del género y la edad. En lo que respecta a un 1 Cardiólogo electrofisiólogo del Centro Médico Hospital San José y del Instituto de Cardiología y Medicina Vascular del Centro Médico Zambrano Hellion. 38 Educación Médica El electrocardiograma normal Parte 2 No. 26 • Volumen 9 desnivel negativo del punto J, el punto de corte de normalidad es de 0.05 mV para las derivaciones V2/V3 y 0.1 mV para el resto. Onda T Representa la repolarización ventricular.4,5,6 En el plano frontal su vector es bastante paralelo al vector de QRS (ver Figura 1A). El asa de la onda T gira en sentido horario (ver Figura 1B). Por tanto, la polaridad de la onda T suele ser positiva en DI, DII y aVF, y negativa, en aVR; puede ser bifásica en DIII (-/+) y aVL (+/-). En el plano transverso el vector de la onda T suele situarse más anterior respecto al de QRS. Por tanto, la polaridad de la onda T es positiva en las derivaciones del plano transverso, independientemente de la polaridad dominante del complejo QRS. Las derivaciones V1 y V2 pueden mostrar ondas T planas o invertidas, sobre todo en mujeres jóvenes. La morfología de la onda T muestra que la inscripción de sus ramas no ocurre con la misma velocidad: la primera rama es más lenta que la segunda (independientemente de la polaridad) y su vértice es romo. La amplitud de la onda T no suele superar los 0.5 mV en las derivaciones del plano frontal y 1 mV en las derivaciones precordiales. La duración de la onda T no es de mucho valor, sin embargo, este parámetro se incluye en la medición del intervalo QT. Onda U Existe controversia sobre el origen de la onda U. Se considera que en condiciones normales, la onda U es el resultado del potencial de acción prolongado de las células M.7 Su polaridad es la misma que la onda T que le precede y su amplitud no suele rebasar el 15 % de la misma. Se observa principalmente en las derivaciones V2 y V3 y es más evidente en presencia de bradicardia. Es importante no confundir a la onda U con una onda T bimodal. Para establecer el diagnóstico diferencial es recomendable analizar las doce derivaciones en forma simultánea. Esta diferenciación es particularmente importante cuando se valora la duración del intervalo QT (que no debe incluir a la onda U).8 Componentes del electrocardiograma: segmentos e intervalos Intervalo PR Se extiende desde el inicio de la onda P hasta el inicio del complejo QRS. Corresponde, por tanto, al conjunto de la onda P y el segmento PR. Comprende la despolarización o activación de las siguientes estructuras: nodo sinusal, aurículas, nodo AV, His, rama derecha e izquierda y red de Purkinje. En un adulto, la duración del intervalo PR es de 120 a 200 milisegundos. En ancianos se acepta un límite superior normal de 220 milisegundos. Figura 1. Esquema que ejemplifica la orientación de los vectores de P, QRS, ST y T (1A) y las asas correspondientes (1B) en el plano frontal. Las asas de QRS y T giran en sentido horario; el asa de P gira en sentido antihorario. Se muestran las derivaciones DI y aVF. Educación Médica 39 El electrocardiograma normal Parte 2 No. 26 • Volumen 9 Segmento ST Corresponde a la fase 2 de meseta del potencial de acción ventricular. El segmento ST es isoeléctrico debido a que todas las células ventriculares se encuentran despolarizadas. Sin embargo, en condiciones normales, el segmento ST puede mostrar un desnivel positivo (ver apartado del punto J). Este desnivel positivo suele ser mayor en varones que en mujeres. El segmento ST también puede ser representado mediante un vector que en condiciones normales es bastante paralelo al vector de la onda T. De esta forma, es característico que un desnivel positivo del punto J vaya seguido de un supradesnivel del segmento ST y una onda T positiva (dentro de los parámetros de voltaje señalados previamente). Intervalo QT Se extiende desde el inicio del complejo QRS hasta el final de la onda T. Representa la sístole electromecánica del corazón (despolarización y repolarización) y su duración está en relación con el potencial de acción ventricular. El límite inferior normal de duración es de 360-370 milisegundos.9 El punto de corte superior varía dependiendo de la edad y el género: 440 milisegundos hasta los quince años, 460 milisegundos en mujeres adultas y 450 milisegundos en hombres adultos. La duración del intervalo QT varía en forma inversa a la frecuencia cardiaca, por lo que su valor debe corregirse de acuerdo a esta. El método más comúnmente utilizado para corregir la frecuencia es la fórmula de Bazzet: QTc = QTm / RR 1/2.10 Intervalo TP (TQ) Corresponde a la fase 4 del potencial de acción ventricular (reposo) y representa la diástole electromecánica. El segmento TP se inscribe en la línea isoeléctrica debido a que todas las células se encuentran polarizadas. Este segmento se debe usar como referencia para valorar un desnivel del punto J o del segmento ST. Un ciclo cardiaco, por lo tanto, está integrado por la suma de los intervalos QT y TP (TQ). Cuando la frecuencia cardiaca aumenta, el intervalo TP se acorta de manera progresiva. La derivación – aVR La técnica de obtención y la utilidad del formato de Cabrera u ordenado han sido publicados previamente en otro artículo de esta serie.11 Solo basta recordar que esta derivación consiste en invertir la polaridad de la derivación aVR al registrar desde el punto diametralmente opuesto (- aVR, + 30°).12 Esta modificación facilita el cálculo del eje eléctrico debido a que este se encuentra frecuentemente en el rango próximo a + 30°.13 Como es esperado, la morfología del trazo electrocardiográfico en la derivación – aVR será fundamentalmente positiva. En este apartado se describe un análisis efectuado en 100 sujetos sanos (70 del género masculino) a quienes se les practicó un examen médico rutinario. Se adquirieron dos estudios electrocardiográficos: uno con el formato convencional y otro con el formato de Cabrera. En la Tabla 1 se muestran los porcentajes para la morfología del complejo QRS, la amplitud de la onda q cuando esta existe, la magnitud del desnivel Figura 2. Trazos electrocardiográficos correspondientes a la derivación – aVR De izquierda a derecha: morfología RS, morfología R, morfología qR y morfología qRs. 40 Educación Médica El electrocardiograma normal Parte 2 No. 26 • Volumen 9 positivo del punto J y la amplitud de la onda T. La polaridad de la onda T fue positiva en todos los casos. Las morfologías electrocardiográficas características de la derivación – aVR se muestran en la Figura 2. En el grupo convencional se analizó la polaridad de la onda T en DIII y aVL, ya que debido a que están colocadas en los extremos del espectro del eje eléctrico pueden mostrar una polaridad bifásica. Onda T en la derivación DIII: positiva 45 %, negativa 28 %, isoeléctrica o plana 15 % y bifásica 12 %. Onda T en la derivación aVL: positiva 83 %, isoeléctrica o plana 13 %, negativa 4 % y bifásica 0 %. Ritmo sinusal Con el fin de que el corazón pueda cumplir su función de bomba en forma eficiente, el sistema de conducción debe proveer el acoplamiento de la activación auricular y ventricular (asociación) dentro de parámetros de tiempo fisiológicos (sincronía).14,15,16 De esta forma, la definición de ritmo sinusal incluye los siguientes tres componentes: 1) la onda P debe ser de origen sinusal; 2) el intervalo PR debe tener una duración fisiológica, y 3) el complejo QRS debe tener una duración normal. Figura 3. Definición operativa y funcional de ritmo sinusal y diversos trastornos patológicos Se desglosa brevemente cada una de las características. La onda P denota la activación auricular, más no determina si esta inicia en el nodo sinusal o si se trata de un origen ectópico (o retrógrada). La despolarización auricular debe tener una dirección céfalo-caudal (de arriba hacia abajo). Cuando la duración del intervalo PR es menor de 120 milisegundos o mayor de 200 milisegundos se abreviará o prolongará el acoplamiento mecánico entre las aurículas y ventrículos, adelantando o retrasando el cierre de las válvulas auriculoventriculares, respectivamente. La duración normal del complejo QRS refleja la integridad anatómica y funcional del sistema de conducción intraventricular que incluye al haz de His, a la rama derecha e izquierda, la red de Purkinje y las conexiones intercelulares. La transmisión del impulso eléctrico en forma prácticamente simultánea por ambas ramas y red de Purkinje, aunado a la conducción eléctrica efectuada a través de las uniones entre las células ventriculares, determina el acoplamiento eléctrico responsable de la sincronía de activación inter e intraventricular. En síntesis, la concurrencia de los tres componentes es lo que delimita al ritmo sinusal. Desde un punto de vista estricto, la falta de alguno de ellos determina que el ritmo no sea sinusal. En la Figura 3 se esquematiza un ejemplo de ritmo sinusal y se compara con un intervalo PR corto, un intervalo PR largo y un ensanchamiento en la duración del complejo QRS. Tabla 1. Análisis de la derivación – aVR en cien personas sanas Se muestran los componentes de un latido sinusal (A) y se compara con ejemplos de asincronía auriculoventricular representados por un intervalo PR corto y largo (B), asincronía ventricular representado por un ensanchamiento en la duración del complejo QRS (C) y asincronía auriculoventricular y ventricular (D). En todos los casos existe asociación auriculoventricular. Se muestran los porcentajes para la morfología del complejo QRS, amplitud de la onda q, desnivel positivo del punto J y amplitud de la onda T. Educación Médica 41 El electrocardiograma normal Parte 2 No. 26 • Volumen 9 Referencias bibliográficas 1. Surawicz B, Childers R, Deal B, Gettes L. AHA/ACCF/HRS recommendations for the estandarization and interpretation of the electrocardiogram. Circulation 2009;119:e235-e240. 2. Surawicz B. Effect of heart rate on QRS voltage. J Cardiovasc Electrophysiol 2000;11:61-63. 3. Wagner G, Macfarlane P, Wellens H, Josephson M, et al. 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James TN. The internodal pathways of the human heart. Prog Cardiovasc Dis 2001;43:495-535. Correspondencia: Dr. Gerardo Pozas Garza Email: gpozas@itesm.mx 42 Educación Médica No. 26 • Volumen 9 CALIDAD EN LA ATENCIÓN Revisión y diferencias de los sistemas de evaluación de la calidad para la atención médica en México • Mtro. Dr. Roberto Cruz González1 • Dra. Selene Martínez Aldana2 • Dr. Edgar Martínez Zúñiga3 Resumen Actualmente existen en el Sistema Nacional de Salud de México dos sistemas de evaluación de la calidad de la atención en la salud para los mexicanos que, por sus características, buscan garantizar la calidad y la seguridad del paciente en la atención médica, y que han causado cierto grado de confusión en el Sistema Nacional de Salud con respecto a la Acreditación y la Certificación. Este artículo pretende hacer una revisión y explicar las diferencias que existen entre ambos, desde cómo nacen, su definición, quienes son los responsables de su aplicación, el marco jurídico vigente que los respalda y cómo se han comportado o han funcionado a nivel nacional, desde su creación hasta la fecha. Introducción y antecedentes El presente ensayo pretende revisar y explicar las diferencias entre los dos mecanismos de evaluación vigentes en nuestro sistema nacional de salud en México, así como revisar cómo nacen y el marco jurídico que los respalda. Como antecedentes se pueden mencionar la publicación del decreto de creación –en el Diario Oficial de la Federación el 15 de mayo del año 2003– del Sistema de Protección Social en Salud (Seguro Popular), conducido por la Comisión Nacional de Protección Social en Salud, el cual es un órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud. Y posteriormente el desarrollo y la creación de un Reglamento en Materia de Protección Social en Salud, en la Ley General en Salud, el cual fue publicado el 5 abril de 2004, con esto se cubre el aspecto legal de este sistema de protección social en salud.1 Para evaluar la calidad y operatividad de este nuevo sistema de financiamiento a la salud que se creó, se requirió de un mecanismo que garantizara la calidad, calidez y seguridad de la atención médica del paciente, como lo marca la Ley General de Salud en su artículo 6 inciso 1.2 Por tal motivo, para incrementar la calidad en los servicios, la Secretaría de Salud Federal estableció los mecanismos mínimos que servirían de base para la atención de los beneficiarios del Sistema de Protección Social en Salud a través del sistema de evaluación de la calidad en la atención a la salud denominado Acreditación, el cual evaluaría la calidad, seguridad y capacidad de la atención médica de los establecimientos de salud que se incorporarán al Sistema de Protección Social en Salud, como lo establece el artículo 77 bis 9 de la Ley General de Salud.2,3 1 Director de Evaluación de la Calidad. Dirección General de Calidad y Educación en Salud. Secretaría de Salud 2 Subdirectora de Acreditación. Dirección General de Calidad y Educación en Salud. Secretaría de Salud 3 Jefe de Acreditación. DGCES Dirección General de Calidad y Educación en Salud. Secretaría de Salud Calidad en la atención 43 Revisión y diferencias de los sistemas de evaluación de la calidad para la atención médica en México No. 26 • Volumen 9 En el reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Protección Social en Salud, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 5 de abril de 2004, y en la última reforma publicada el 13 de noviembre del 2008, en sus artículos del 23 al 29, se hace mención que la Acreditación es el resultado de un procedimiento de evaluación inicial de las condiciones bajo las cuales se ejerce la práctica médica en los establecimientos de salud para la atención médica que otorgan los servicios esenciales cubiertos por el Sistema de Protección Social en Salud (Seguro Popular). Este sistema de evaluación constituirá un requisito previo para que los prestadores de servicios sean incorporados al Régimen Estatal del Sistema de Protección Social en Salud. Es así como nace este sistema de evaluación de la calidad de la atención a la salud, denominado Acreditación.1,4 Durante el año de 1999 se establecieron las bases para la Certificación,5,6 cuando México se incorpora a la certificación de hospitales y fue creada la Comisión de Certificación de Hospitales, que posteriormente cambia de nombre a Comisión de Certificación de Servicios de Salud, bajo la rectoría del Consejo de Salubridad General, que otorga la certificación a hospitales y también a unidades médicas, como hemodiálisis u otro tipo de atención médica ambulatoria. Sin embargo, la certificación de hospitales es a la que más modificaciones se le han hecho a través de los años, hasta llegar al año 2009, cuando los estándares de certificación se homologaron a estándares internacionales y se cambió la metodología de auditor para hacerla adecuada a nuestro tiempo.7 Estos nuevos estándares, junto con el desarrollo de nuevos métodos, marcan un profundo impacto, principalmente para reconocer la seguridad del paciente como una prioridad de los sistemas de salud de México, tanto gubernamentales como privados, con un potencial beneficio para la población mexicana. La presencia de ciertos factores han determinado que la certificación adquiera una nueva dimensión. Como sería el acelerado aumento en la generación de datos sobre el desempeño de los sistemas de salud a través de indicadores de calidad y seguridad; el incremento en el acceso a la información a través de Internet, por parte de la población; además del incremento en el grado de escolaridad y la penetración de la información de los medios de comunicación en la población. Esto ha generado una creciente exigencia por parte de la población hacia médicos y hospitales por una mejor atención de la salud con calidad, calidez y eficiencia.8,9 44 Calidad en la atención Un factor que también ha influido es el denominado fenómeno de la globalización, que plantea una tendencia a estandarizar los niveles de calidad de productos y servicios de toda índole entre los países, de manera que sean altamente competitivos. En la atención médica este fenómeno se ve reflejado en el llamado “turismo médico“, y en la formación de los denominados “conjuntos o conglomerados de hospitales“, como se observan en Baja California, Nuevo León o Jalisco.10 Esto ha influido para que se cuente con un sistema de certificación que permita, en primer lugar, asegurar niveles relativamente homogéneos de calidad y seguridad para el paciente, y comparar servicios para valorar su grado de competitividad. La penetración de este sistema de certificación en los hospitales públicos y privados en México ha ido ganando aceptación debido, tal vez, al fuerte posicionamiento que ha adquirido la certificación específica de hospitales implantada en Estados Unidos y Canadá desde los años cincuenta del siglo pasado, y que se fue extendiendo por muchos países. Al inicio del siglo XXI, los libros “To Err is Human” y “Crossing the Quality Chasm” (“Errar es humano” y “Cruzando el abismo de la calidad”), publicados por el Instituto de Medicina de los Estados Unidos, marcaron lo que podría ser una nueva era en la calidad de la atención médica respecto a los errores no solamente de los médicos, sino de los demás componentes humanos de los sistemas y de las organizaciones de atención, que cuando se hacen evidentes en conjunto son los llamados eventos adversos. En este siglo, el ejercicio de la profesión médica entra de lleno y de golpe a lo denominado “falibilidad expuesta”, que se refiere a el manejo equivocado del paciente, lo cual es mucho más frecuente de lo que se pensaba, y las consecuencias son mucho mayores de las imaginadas.11,12 Para finales del 2007, ya con estos antecedentes, el Consejo de Salubridad General toma la decisión de homologar internacionalmente los estándares y los métodos de la certificación de hospitales.13,14 Se establece un convenio con la Joint Commission International, de Estados Unidos, para lograr esta homologación, apoyada por la Asociación Nacional de Hospitales Privados y las Instituciones de Salud del Sector Público. En enero del 2009 entran en vigor los nuevos estándares y la nueva metodología de rastreadores ya igualada. Con ello, México se convirtió en el primer país del mundo que ha homologado sus estándares con la Joint Commission International, además de preservar los requisitos propios de las normas oficiales mexicanas y de programas prioritarios en nuestro país.7 Revisión y diferencias de los sistemas de evaluación de la calidad para la atención médica en México No. 26 • Volumen 9 Durante el año 2009, el personal del Consejo de Salubridad General inició un proceso de inducción para estimular e impulsar el nuevo sistema dirigido a más de 220 hospitales ubicados en la mayoría de los estados del país, tanto públicos como privados. El Consejo aprobó también un acuerdo en el que se exige la certificación a los hospitales privados para que participen en licitaciones públicas para ofrecer sus servicios a la Secretaría de Salud.15 Además, se emitió un exhorto para rechazar a los hospitales no certificados que se interesen en participar en cualquier concurso o premio de calidad en salud en el territorio nacional.14 De igual manera, se continuó avanzando en la alineación entre la Acreditación que otorga la Secretaría de Salud a través de la Dirección General de Calidad y Educación en Salud a los establecimientos de salud que prestan servicios al Seguro Popular, de acuerdo al Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012,16 Programa Sectorial de Salud 2007-2012,17 Programa de Acción Específico 2007-2012 del Sistema Integral de Calidad en Salud (SICALIDAD)18 y la certificación del Consejo de Salubridad General, de tal manera que esta última pueda ser requisito para la Acreditación. De acuerdo al entorno nacional e internacional, han sido creados cambios con una visión hacia el futuro para avanzar en esta nueva era de la certificación de hospitales en México, considerando también que existe una mayor exigencia de la población y del predomino por la seguridad para los pacientes que son atendidos en el Sistema Nacional de Salud. Revisión y diferencias Se efectúa una revisión documental, de tipo transversal, de ambos sistemas de evaluación de la calidad, tanto de la Acreditación como de la Certificación, explicando las diferencias entre ambos y proporcionando datos estadísticos de su comportamiento a nivel nacional. Acreditación Uno de los principales y más importantes personajes de la administración en la salud es Avedis Donabedian, el cual propone tres maneras de evaluación de la calidad enfocada al proceso, la estructura y los resultados.9 Entendiendo por el proceso como un conjunto de tareas elementales que se realiza en secuencia, estas tareas son necesarias para obtener un resultado. O bien, como una serie de actividades que se lleva a cabo por los profesionales de la salud y los pacientes, es decir, los procesos son lo que hace el día a día de los trabajadores de la salud. La estructura son las áreas operativas en la que se encuentra organizada, la forma en que se agrupan esas áreas y las relaciones de trabajo que se establecen entre ellas. Es decir, los elementos relativamente estables de la organización, que incluyen los recursos humanos, la infraestructura física y los recursos financieros para la prestación de servicios, en este caso de salud. La evaluación de la estructura se basa en aspectos, tales como la adecuación de las instalaciones y los equipos; el perfil profesional y técnico del personal y su organización; la estructura organizativa y su diseño, el cual se encuentra entrelazado al funcionamiento de programas; las fuentes de financiamiento y su control; los sistemas de información con que cuenta, además de sus políticas y su normatividad.9,10 Los resultados son el cambio en el estado de salud que se puede atribuir a la atención, incluyendo conocimiento, cambio en la conducta y satisfacción. Pocas veces se cuestiona la validez de utilizar los resultados como elemento de calidad. Los resultados es lo que acontece al ejecutar los procesos. 9,10 Con estos conceptos previos ya explicados, podemos definir la Acreditación como un proceso formal y voluntario de evaluación externa que se basa en estándares nacionales y/o criterios predeterminados, que se pueden repetir con regularidad e incluye la emisión de un juicio o dictamen por parte de los evaluadores o auditores que la realizan.4 La Acreditación puede ser aplicada a organizaciones de salud complejas como hospitales de segundo y tercer nivel, a los centros de salud que son de primer nivel, a las unidades de especialidades médicas, a los centros de cirugías ambulatorias o de corta estancia, a las unidades médicas móviles y, además, en forma específica a áreas de atención en la salud.4 De tal forma que la Ley General de Salud –en su título tercero Bis de la Protección Social en Salud, artículo 77 bis 9– y el Reglamento de la Ley General en Salud en Materia de Protección Social en Salud –en sus artículos 23 al 29– mencionan que la Acreditación debe ser aplicada a los establecimientos de salud para la prestación de servicios de salud que se integren al Sistema de Protección Social en Salud (SPSS) o Seguro Popular.2,3,1 Por lo tanto, la Acreditación por su normatividad legal la hace obligatoria para aquellos que quieran incorporarse a dar servicios al Sistema de Protección Social en Salud a nivel nacional, a todos aquellos establecimientos de Salud que se interesen, tanto del sector público, privado y social. 2,3,1 Calidad en la atención 45 Revisión y diferencias de los sistemas de evaluación de la calidad para la atención médica en México No. 26 • Volumen 9 El Manual para la Acreditación y Garantía de Calidad4 define a la acreditación como: un dictamen positivo que se obtiene al alcanzar un puntaje de 85 % y más como resultado de la auditoria de las condiciones de capacidad, calidad y seguridad, conforme a la cédula que se aplica en los establecimientos de salud, para Unidades de Especialidades Médicas (UNEMES), Unidades Médicas Móviles (Caravanas de la Salud), Catálogo Universal de Servicios de Salud (CAUSES) de primer y segundo nivel; y de 90 % y más para Gastos Catastróficos, Seguro Médico para una Nueva Generación y Malformaciones Congénitas y Adquiridas. Entendiéndose como cédula al formato que contiene los ítems a explorar, con base en los Catálogos Universales de Servicios Esenciales de Salud, Fondo de Protección de Gastos Catastróficos, Seguro Médico para una Nueva Generación y Malformaciones Congénitas y Adquiridas. De acuerdo al Reglamento Interior de la Secretaría de Salud, este sistema de acreditación, cuya responsabilidad recae en la Dirección General de Calidad y Educación en Salud,3 desde el año 2004, cuando dio inicio este sistema, acreditó ese mismo año un total de 302 establecimientos de salud. (Ver Tabla1). Durante los últimos siete años se ha logrado la acreditación hasta el mes de diciembre del 2010 de un total de 8,573 establecimientos de salud a nivel nacional. De un universo potencial de acreditación –de acuerdo a datos proporcionados por la Dirección General de Información en Salud (DGIS)– de 12,001, lo que representa un avance del 71.2 % de la acreditación a nivel nacional. (Ver Tabla 1). Tabla 1. Número de establecimientos de salud acreditados por año a nivel nacional Año 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 Total 46 Cantidad de establecimientos acreditados 302 911 704 2,164 1,907 1,331 1,254 8,573 Calidad en la atención Certificación En el año de 1992, la Organización Panamericana de la Salud inició el proyecto de promover la Certificación de hospitales en América Latina. Como respuesta, la Secretaría de Salud Federal de México inició acciones para impulsar la calidad de la atención hospitalaria, lo que dio como resultado que en 1994 se creara la Comisión Mexicana de Certificación de Servicios de Salud, A. C., en el cual participaron representantes de los sectores público, social y privado.5,6 Los estándares que se desarrollaron se escribieron en un documento denominado Manual de Estándares Mínimos para la Certificación Hospitalaria. Para evaluar su idoneidad se llevó a cabo una prueba piloto en cuatro hospitales de la Ciudad de México. Los resultados de estas pruebas dejaron a la luz problemas estructurales en las cédulas de evaluación, y se hizo una serie de recomendaciones para su mejoramiento. Esta experiencia no se documentó y se desconocen los resultados que obtuvieron los hospitales, sin embargo, fue evidente que este sistema de evaluación de la calidad era inoperante. Hubo además otros problemas que enfrentó este primer intento y que influyeron en su abandono. Se pueden resumir en: a) la presencia diluida del Gobierno en la estructura de la Comisión Mexicana de Certificación de Servicios de Salud, A. C., lo que disminuyó la fuerza del proyecto; b) los hospitales se clasificaron a priori en diferentes niveles de complejidad hospitalaria; c) se fundamentó en estándares que para esa época ya empezaban a ser obsoletos, y d) se establecieron niveles de rendimiento muy bajos para los hospitales. Por diversas razones, aun cuando la Comisión se constituyó legalmente, nunca inició sus actividades de manera regular y todo el proceso previo se interrumpió indefinidamente.6 Entre 1997 y 1999 se empezaron a aplicar los criterios para la certificación, los cuales fueron tomados de los utilizados por la Joint Comission on Accreditation of Healthcare Organization de los Estados Unidos y del Canadian Council on Health Services Accreditation; estos criterios fueron aplicados en algunos hospitales. De forma tal, que la certificación de hospitales en México inició en julio del año 1999 a cargo del Consejo de Salubridad General. El implantar el sistema de certificación hospitalaria o “acreditación”, como se le denomina en la mayoría de los países que la realizan, no ha sido sencillo. Revisión y diferencias de los sistemas de evaluación de la calidad para la atención médica en México No. 26 • Volumen 9 En el caso de México, la cercanía con Estados Unidos y Canadá, y la relación comercial con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte han impulsado la necesidad de establecer estándares de calidad equivalentes entre los países. La evolución de los esfuerzos para certificar hospitales en México y el proceso que se siguió para lograrlo obtuvo sus frutos en diciembre de 2008, cuando se obtuvo la homologación internacional de los estándares de certificación del Consejo de Salubridad General con los estándares de la Joint Commission International, que hoy es el punto de referencia para la certificación internacional de hospitales.11 El Consejo de Salubridad General (CSG) es un órgano del Estado Mexicano, establecido por el artículo 73 fracción XVI a través de cuatro adiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que depende del Presidente de la República, presidido por el Secretario de Salud.5 El ámbito de acción del Consejo abarca a todas las organizaciones públicas y privadas que constituyen el Sistema Nacional de Salud, y aquellas que estén relacionadas como las autoridades administrativas federales, estatales y municipales. El Reglamento Interno del Consejo de Salubridad General de 1983 define nuevas atribuciones, como son el rendir opiniones y formular sugerencias al Poder Ejecutivo, opinar sobre programas de investigación y de formación de recursos humanos, así como estudiar la legislación de salud y proponer reformas. Al Consejo de Salubridad General se le atribuyen las funciones de elaborar, revisar y mantener permanentemente actualizados los datos y catálogos de insumos para la salud, así como la Certificación de la calidad de establecimientos prestadores de servicios de salud. El manual del proceso para la certificación de hospitales define a la Certificación de Establecimientos de Atención Médica como el proceso por el cual el Consejo de Salubridad General reconoce a los establecimientos de atención médica, que participan de manera voluntaria y cumplen con los estándares necesarios para brindar servicios con buena calidad en la atención médica y la seguridad a los pacientes. Este mecanismo de Certificación opera desde el año 1999, y aplica las denominadas “cédulas para la certificación” en las áreas de atención a la salud, desde los Hospitales, las Unidades Médicas de Atención Ambu- latoria, las Unidades Psiquiátricas, los Centros de Rehabilitación y las áreas de Hemodiálisis. Este esquema de Certificación actualmente utiliza los procesos y requisitos que se homologaron a la Joint Comission International que opera en los Estados Unidos de América y Canadá, lo cual da la posibilidad de realizar comparaciones (benchmark) no sólo entre estados e instituciones, sino con otras unidades similares en el contexto internacional.14,7 Podemos resumir que la Certificación es de carácter voluntario, por lo tanto no obligatoria por ley, pero sí es un sistema de evaluación de la calidad y seguridad del paciente más complejo en su cumplimiento, debido a que las cédulas que utiliza presentan estándares internacionales. La Certificación es realizada por auditores mexicanos que han sido capacitados en ella. El día 8 de abril del 2010, durante la Ceremonia de Certificación de Establecimientos de Atención Médica, en la Ciudad de México,12 se dio a conocer que para la certificación y re-certificación se inscribieron 406 hospitales, de los cuales 160 mantuvieron su certificación; 100 instituciones la recibieron por primera vez, tanto del sector público como del privado; y el resto, 146, están en proceso. (Ver Tabla 2). Tabla 2. Número de hospitales con Certificación vigente hasta abril de 2010 por organización de prestación de salud a nivel nacional Organización Secretaría de Salud Instituto Mexicano del Seguro Social Pemex Hospitales privados Secretaría de la Defensa Nacional ISSSTE Hospitales del Magisterio Secretaría de Marina Cruz Roja Instituto de Seguridad del Estado de México DIF Hospital Universitario Instituto Chihuahuense de la Salud Total Cantidad 20 26 14 71 1 7 1 2 1 2 1 1 1 148 A pesar de que la acreditación y la certificación son sistemas que buscan la evaluación de la calidad y seguridad de la atención del paciente, existen diferencias entre sí, pero ambos buscan el mismo objetivo que es: Calidad en la atención 47 Revisión y diferencias de los sistemas de evaluación de la calidad para la atención médica en México No. 26 • Volumen 9 Tabla 3. Conceptos de diferencias entre los mecanismos de evaluación de la calidad externos: Acreditación y Certificación. Mecanismo de evaluación Carácter de aplicación del mecanismo evaluatorio Costo de aplicación Duración del dictamen Obligatoriedad para el Sistema de Protección Social en Salud (Seguro Popular) Cantidad de establecimientos de salud evaluados a diciembre de 2010 Acreditación Obligatorio por Ley No 5 años Sí Certificación Voluntario Sí 2 años No 2004-2010 8,554 Hospitales vigentes abril /2010 148 la calidad, calidez y la seguridad del paciente, junto con la eficiencia y eficacia de los recursos de insumos para la salud y los factores económicos que intervienen para dar viabilidad y sustentabilidad a los establecimientos de atención médica en salud a nivel nacional. (Ver Tabla 3). Conclusión Se puede concluir que la Acreditación y la Certificación son herramientas valiosas para garantizar la calidad y seguridad de la atención médica. Estos sistemas de evaluación deben ser un compromiso irrenunciable e indispensable para el mantenimiento y mejora continua de un nivel de atención a la salud de la población, y que ambos sistemas deberán consolidar la calidez, calidad y seguridad para los pacientes, al igual que la eficiencia y eficacia en el manejo de los recursos que proporciona el Sistema Nacional de Salud, por lo que su aplicación y consolidación es vital en el Sistema de Salud Mexicano. De los dos sistemas de evaluación, el sistema de Acreditación por sus características propias de obligatoriedad por ley, es “sin costo”, no se solicita remuneración económica alguna, y se requiere un manejo de mínimos indispensables en seguridad, calidad y capacidad; desde sus inicios en el año 2004, ha tenido una mayor práctica por parte de los auditores estatales y federales debido al número de establecimientos de salud evaluados, se han auditado un total de 8,573 establecimientos de salud, tanto públicos como privados, entre los años del 2004 al 2010 en todo el país. Como comentario final, debemos recordar que la salud es un derecho constitucional como lo menciona el Artículo 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: D.O.F. Publicado el 3 febrero 48 Calidad en la atención 1983.19 “Toda persona tiene derecho a la protección de la salud. La ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la federación y las entidades federativas en materia de salubridad general.20 Referencias bibliográficas 1. Reglamento de la Ley General en Salud en Materia de Protección Social en Salud, diario oficial de la federación, 13 de noviembre de 2008. 2. Ley General de Salud, diario oficial de la federación, 11 de junio de 2009. 3. Reglamento Interior de la Secretaría de Salud, diario oficial de la federación 19 de enero de 2004. 4. Manual para Acreditación y Garantía de Calidad en Establecimientos para la Prestación de Servicios de Salud. 5. Acuerdo por el que se establecen las bases para la instrumentación del Programa Nacional de Certificación de Hospitales. Diario oficial de la federación, 1 abril de 1999. 6. Criterios para la Certificación de Hospitales, Consejo de Salubridad General. Diario oficial de la federación, 25 de junio de 1999. 7. Ruelas Barajas E. El camino hacia la certificación internacional de hospitales de México. CONAMED, Vol. 14, Número 3, JulioSeptiembre, 2009. 8. Ruelas E., Poblano O. Certificación y acreditación en los Servicios de Salud. Modelos, Estrategias y Logros en México y Latinoamérica. Colección Estratégica para Mejorar la Calidad. Secretaría de Salud. Primera edición 2005. 9. Gestión de la Calidad Total, ediciones Días de Santos, S. A., 1996. 10. Martínez R. A., Chávez R. S., Cambero G. E. G. Gestión de la Calidad en los Servicios de Salud, Universidad de Guadalajara, 2007. 11. Ruelas Barajas, E. Nuevas tendencias en la calidad de la atención médica. CONAMED, Vol. 14, Número 3, Jul- Sep. 2009. 12. Ruelas-Barajas E. Una nueva era de la certificación de hospitales en México. Cirugía y Cirujanos Vol. 78, No. 3 , Mayo-Junio 2010. p. 201. 13. Reglamento Interior de la Comisión para la Certificación de Establecimientos de Servicios de Salud, DOF, 22 de octubre de 2003. Revisión y diferencias de los sistemas de evaluación de la calidad para la atención médica en México No. 26 • Volumen 9 14. Acuerdo para el desarrollo y funcionamiento del Sistema Nacional de Certificación de Establecimientos de Atención Médica. Diario oficial de la federación, 13 junio de 2008. 15. Manual del proceso para la certificación de hospitales. Consejo de Salubridad General. Enero de 2009. México. 16. Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 (PND). 17. Programa Sectorial de Salud 2007-2012 (PROSESA). 18. Programa de Acción Específico 2007-2012, Sistema Integral de Calidad en Salud, SICALIDAD. 19. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. 20. Sánchez C. O. El derecho Constitucional a la Protección de la Salud, México Número 6, Colección Discursos, Poder Judicial de la Federación, 2000. p. 14. Correspondencia Dr. Roberto Cruz González Email: drrobertocruz@gmail.com Calidad en la atención 49 No. 26 • Volumen 9 Información para los Autores La revista AVANCES es el medio de publicación científica del Hospital San José Tec de Monterrey y de la Escuela de Medicina del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y auspiciado por la Fundación Santos y De la Garza Evia en Monterrey, Nuevo León, México. La revista AVANCES se publica tres veces al año y solamente recibe manuscritos originales de todas las áreas de la Medicina Clínica, la Investigación Básica en Bio-medicina, Educación Médica y Humanidades Médicas. Todos los trabajos enviados deberán de apegarse a los formatos que se describen abajo, y serán sujetos a revisión por expertos y por el Comité Editorial para dictaminar su aceptación. La revista AVANCES considerará las contribuciones en las siguientes secciones: • Artículos originales • Artículos de revisión • Casos clínicos • Casos clínico-patológicos • Cartas al editor REQUISITOS COMUNES A TODOS LOS MANUSCRITOS Todos los manuscritos se deberán enviar vía correo electrónico o por triplicado, incluyendo tablas y figuras. Los manuscritos deberán estar escritos correctamente en lengua española (castellano). El texto deberá estar escrito a máquina o en impresora, con un tipo de letra no menor a “Times New Roman” a 12 picas, a doble espacio, en hojas de papel blanco bond tamaño carta, con márgenes de cuando menos 25 mm. (1 pulgada), utilizando un solo lado de la hoja y comenzando cada una de las secciones en página nueva. El resumen, el texto, los reconocimientos y agradecimientos, las referencias, tablas, figuras y pies de figuras deberán estar en hojas por separado. Se numerarán las páginas en forma consecutiva comenzando con la página frontal, y se colocará el número en el extremo inferior derecho de cada página. Todos los manuscritos deberán venir acompañados de una carta del autor principal dirigida al comité editorial de la revista AVANCES, solicitando la revisión y, en su caso, la publicación del manuscrito. PÁGINA FRONTAL Todos los manuscritos deberán contener una la página frontal que tendrá: • Título completo del trabajo • Nombre y apellido(s) de cada autor • Adscripción: los departamentos institucionales en los cuales se realizó el trabajo, nombre y dirección actual del autor responsable de la correspondencia y al que se le solicitarán los reimpresos (corresponding author) • Un título corto de no más de 40 caracteres, contando espacios y letras (running title) • De 3 a 6 palabras clave para facilitar la inclusión en índices internacionales. 50 Políticas editoriales REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Todas las referencias bibliográficas se presentarán de acuerdo con las indicaciones de la Reunión de Vancouver (Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas. Requisitos uniformes para preparar los manuscritos que se proporcionan para publicación en revistas biomédicas. Bol Of Sanit Panam 1989; 107: 422-437). Se indicarán con números arábigos en forma consecutiva y en el orden en que aparecen por primera vez dentro del texto. • En el caso de los artículos publicados en revistas periódicas aparecerán en la forma siguiente: Somolinos-Palencia J. El exilio español y su aportación al estudio de la historia médica mexicana. Gac Méd Méx 1993;129:95-98. • Las referencias a libros tendrán el siguiente modelo: Aréchiga H, Somolinos J. Contribuciones mexicanas a la medicina moderna. Fondo de Cultura Económica. México, 1994. • Las referencias a capítulos en libros aparecerán así: Pasternak RC, Braunwald E. Acute myocardial infarction. En: Harrison’s Principles of Internal Medicine. Isselbacher KJ, Braunwald E, Wilson JD, Martin JB, Fauci AS, Kasper DL (Eds.) McGraw-Hill Inc. 12a. Edición New York, 1994, pp 1066-1077. • Las referencias de artículo de revista en Internet deberán aparecer así: Abood S. Quality improvement initiative in nursing homes: the ANA acts in an advisory role. Am J Nurs [serial on the Internet]. 2002 Jun [cited 2002 Aug 12];102(6):[about 3 p.]. Available from: http://www.nursingworld.org/AJN/2002/june/Wawatch.htm TABLAS Deberán presentarse a doble espacio, numeradas en forma consecutiva con caracteres arábigos en el orden citado dentro del texto, con los títulos en la parte superior y el significado de las abreviaturas, así como las notas explicativas al pie. FIGURAS, GRÁFICAS E ILUSTRACIONES Deberán ser profesionales y fotografiados en papel adecuado de 127 x 173 mm. (5 x 7 pulgadas). El tamaño de las letras, números, símbolos, etc. deberán permitir una reducción sin que se pierda la nitidez. Cada figura deberá estar marcada al reverso con lápiz blando para indicar su número, el apellido del primer autor, y con una flecha que señale la parte superior, para facilitar su correcta orientación. Las fotografías de medio tono deberán ser de excelente calidad y contrastes adecuados, y se enviarán sin ser montadas. No se aceptarán copias en blanco y negro de fotos en color. Sólo podrán aceptarse un máximo de seis fotografías por artículo. Para la publicación de ilustraciones a color, los autores deberán aceptar el costo que cotice la imprenta. Los pies de figura aparecerán escritos a doble espacio, en hoja aparte, con numeración arábiga. Se explicará cualquier simbología y se mencionarán los métodos de tinción y/o la escala en las figuras que lo requieran. REQUISITOS ESPECÍFICOS Artículos originales Resumen Se presentará en un máximo de 2000 palabras, e indicará el propósito de la investigación, los procedimientos básicos (selección de la muestra, de los métodos analíticos y observacionales); principales hallazgos (datos concretos y en lo posible su significancia estadística), así como las conclusiones relevantes.0 No. 26 • Volumen 9 Introducción Deberá incluir los antecedentes, el planteamiento del problema y el objetivo del estudio en una redacción libre y continua debidamente sustentada en la bibliografía. Casos clínicos Deberán constar de introducción, presentación del caso, discusión, ilustraciones y/o imágenes y bibliografía, con una extensión máxima de 10 cuartillas. Material y métodos Se señalarán claramente las características de la muestra, los métodos o descripción de procesos empleados con las referencias pertinentes, en tal forma que la lectura de este capítulo permita a otros investigadores, realizar estudios similares. Los métodos estadísticos empleados, cuando los hubiere, deberán señalarse claramente con la referencia correspondiente. Cartas al editor Pueden tratar sobre temas relacionados con manuscritos publicados previamente o con temas científicos del ámbito de interés de la revista AVANCES. Tendrán una extensión de una cuartilla y media como máximo. Se permite una figura o tabla y no más de 10 referencias bibliográficas. En caso de tratarse de comentarios sobre algún trabajo publicado, y si el tiempo lo permite, se buscará enviar la carta al autor de trabajo original para que, en caso de que este lo considere, se pueda publicar, al mismo tiempo, un comentario de este autor. Resultados Deberá incluir los hallazgos importantes del estudio, comparándolos con las figuras o gráficas estrictamente necesarias y que amplíen la información vertida en el texto. Discusión Deberán de contrastarse los resultados con lo informado en la literatura y con los objetivos e hipótesis planteados en el trabajo. Conclusión Cuando aplique. Deberá formular recomendaciones finales basadas en los resultados del trabajo de investigación. Artículos de revisión Estos serán sobre un tema de actualidad o de relevancia médica o educativa, escrita por una persona con suficiente dominio del área sobre la cual se realice el artículo. Las secciones y subtítulos serán de acuerdo con el criterio del autor. Su extensión máxima será de 20 cuartillas. Las figuras y/o ilustraciones deberán ser las estrictamente necesarias, no siendo más de seis, la bibliografía deberá ser suficiente y adecuada y en la forma antes mencionada. Se recomienda que el número no sea menor de 50 citas para este tipo de artículos. Casos clínico-patológicos Esta sección tiene el propósito de contribuir al proceso de la educación médica continua. Los manuscritos deberán contener la exposición y discusión de un caso clínico relevante y su correlación con los hallazgos patológicos, imagenológicos o moleculares que fundamenten el diagnóstico final. En un máximo de 10 cuartillas se hará la presentación del caso, la historia clínica y los estudios de laboratorio, imagenología y registros eléctricos; la discusión clínica incluyendo el diagnóstico diferencial; la presentación de los hallazgos macroscópicos, microscópicos y en su caso, bacteriológicos y moleculares que fundamenten el diagnóstico final; la correlación clínico patológica y las referencias bibliográficas así como las lecturas recomendadas. Se podrán incluir un máximo de cinco ilustraciones (tablas, gráficas y/o fotografías) (se requieren originales) que se refieran a los datos clínicos, imagenológicos, de laboratorio y a los resultados del estudio anatomopatológico. Proceso de Publicación Se notificará a los autores de la recepción su trabajo y se les comunicará el número interno de seguimiento del manuscrito. El costo de la publicación de fotografías o cualquier imagen en color será por cuenta del autor. Una vez que los trabajos sean aceptados para su publicación, se le notificará al autor principal. Inmediatamente previo a la impresión, se le harán llegar al autor principal copias del formato final del trabajo para su corrección. En caso de no recibir corrección alguna, se procederá a su publicación. Nueva sección Ecos bibliográficos Esta sección tiene la intención de difundir de manera sucinta información relevante y de interés para todos nuestros lectores, independientemente de su especialidad. El formato será breve con la intención de ser atractivo para su lectura. Requisitos específicos • Título • Frase clave: 5-15 palabras que atraiga la atención del artículo. • Resumen del artículo: 150-200 palabras. • Comentario: 100-150 palabras. • Máximo de 300 palabras en total. • Cita del artículo. • Nombre, especialidad y correo electrónico de quien comenta. Enviar los trabajos a: REVISTA AVANCES OFICINA EDITORIAL Hospital San José Tec de Monterrey Av. Morones Prieto #3000 Pte. Col. Los Doctores, Monterrey, Nuevo León. México 64710 Teléfono: (81) 83471010, exts. 3211 y 2579 e-mail: avances@hsj.com.mx www.hsj.com.mx/publicaciones Políticas editoriales 51