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Cada historia tiene un final, pero cada final, es el inicio de una nueva etapa. Estimado lector: Reciba un cordial saludo. El motivo de esta carta es comunicarle que hemos tomado la decisión, que el número 28 de la Revista Avances, sea nuestra última edición. La revista fue publicada por nueve años, contando con la participación de trescientos noventa y siete autores y doscientos treinta y cinco revisores que trabajaron con nosotros. La revista pasó por varias etapas desde su nacimiento, hasta transformarse en lo que ahora es, una revista de investigación en ciencias de la salud. El ambicioso proyecto que inició la Fundación Santos y De la Garza Evia, en el que colaboraron el Cuerpo Médico del Hospital San José, la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud y los Institutos de Salud de TecSalud, no hubiera llegado hasta lo que es hoy, sin el apoyo de colaboradores profesionales y comprometidos con la difusión del conocimiento, y por supuesto de nuestros lectores, y es por ésta razón por la que le reiteramos nuestro más sincero agradecimiento por haber estado con nosotros a lo largo de estos años. Esperando poder seguir contando con su participación en futuros proyectos, me despido enviándole mis más cordiales saludos. Dr. Jorge Valdez García Director Revista Avances No. 28 • Volumen 9 MENSAJE EDITORIAL ¿Cuál es mi lugar en un “paper”? ¡Yo voy primero! • Por Dr. Luis Villela1 Los profesionistas de la salud que han escrito algún documento original y lo han enviado a una revista con editor y revisión por pares, saben de la importancia de ceñirse a ciertos lineamientos o reglas internacionales de escritura y autoría en la presentación final y publicación de artículos científicos. Sin embargo, en pocas ocasiones, por alguna razón, no se cumple o se cumple parcialmente con las “mejores prácticas” en el aspecto de autorías. El ejemplo más común es decidir, en cuanto a los autores, quienes figurarán en el artículo y en qué orden. El International Committee of Medical Journal Editors (ICMJE) o grupo Vancouver estableció, en la década de los noventa, ciertas reglas de autoría, que todo autor de un documento científico publicado en revistas con editor debe conocer y esforzarse por cumplir.1 Pero no solo el grupo Vancouver ha delineado estos requisitos –que desde mi punto de vista son muy subjetivos–, este asunto ha sido abordado por otros. Stephen Kosslyn, de profesión psicólogo y que trabaja para la Universidad de Harvard, diseñó unos criterios basados en una puntuación dependiendo de la “labor” realizada en el artículo para aparecer como autor, co-autor, o solo con una mención de agradecimiento en el documento científico. La puntuación máxima es de 1000 en forma global y se distribuye de la siguiente forma: 1) La idea (250 puntos). Sin la idea nada pasa, si la idea surge en una discusión, todos los que participan tienen derecho a la puntuación aunque no por igual, siempre habrá un líder o líderes que conducirán dicha discusión y le darán forma a la idea; 2) El diseño (100 puntos) del estudio, que constituye el entorno en el que se ha de encontrar la respuesta a la pregunta de investigación; 3) La implementación (100 puntos), aquí el grupo designa a un supervisor o responsable de ver que los insumos requeridos para el estudio existan y que se pueda llevar acabo todo el diseño como se planeó; 4) La conducción del estudio (100 puntos), uno o varios miembros del grupo se encargará(n) de hacer las observaciones o desarrollar las intervenciones, y de resolver los problemas que puedan presentarse en forma profesional; 5) El análisis de datos (200 puntos), entre más complejo es el análisis estadístico, mayor será la puntuación para la persona que lo realice, se debe tener en mente que el análisis debe cumplir el o los objetivo(s) del trabajo; y 6) La escritura del documento (250 puntos), nada ocurre si lo que se observó o midió no se escribe y se deposita en un documento final científico; este apartado recibe un mayor número de puntos debido a la complejidad de esta parte, donde además se incluye el reporte de resultados, el análisis y la discusión de los mismos.2 Kosslyn también es muy enfático en su documento, donde señala que todo individuo cuya contribución esté entre 1 % y 10 % de los puntos totales es acreedor a un “agradecimiento” en el documento, pero sin que su contribución justifique una co-autoría. El individuo que obtenga 10 % o más tiene derecho a un lugar como autor, pero el lugar será de acuerdo al número de puntos obtenidos en todas las fases. Es importante mencionar que cada fase con sus puntos será dividida entre los individuos que hayan participado en la misma. En lo personal, creo que esta es una buena forma de delimitar las autorías, debido a que otros lineamientos o reglas siguen siendo subjetivos y esta forma es un tanto más objetiva. Pero, ¿por qué crear estas reglas o criterios de autoría? Por los famosos autores “fantasmas” o “invitados” que normalmente son científicos de renombre, y que al ser incluidos en la lista de autores le dan peso a la publicación, o bien “jefes” o “directores” de algún servicio 1 Profesor investigador y Director de la Cátedra de Hematología y cáncer del Tecnológico de Monterrey, Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tec Salud. Mensaje Editorial ¿Cuál es mi lugar en un “paper”? ¡Yo voy primero! No. 28 • Volumen 9 o departamento en instituciones de salud, pero que no contribuyeron en nada en la misma, y cuya inclusión se utiliza como moneda de cambio o para quedar bien con dicha persona. Asimismo se debe recordar que la autoría ayuda a obtener fondeo, prestigio nacional o internacional, incluso contribuye para ser aceptado como miembro en asociaciones importantes. Amber Dance, una escritora científica independiente, resume en forma magistral este tópico de historias en relación a autorías fantasmas en un documento que sugiero ampliamente como lectura.3 Sin lugar a duda, muchos de los artículos científicos publicados nacional o internacionalmente, si no tienen autores fantasmas o invitados, si tienen autores que sin realizar nada o poco se encuentran dentro de la publicación. Incluso, algunos editores de revistas de alto impacto empiezan a solicitar que se especifiquen los “créditos” o rubros en los que participan cada uno de los autores;4 es decir, definir para cada uno en qué rubro participó y cuál fue esa participación. En ocasiones se incluyen personas que “no tienen relación” con el área de investigación, pero su participación es importante en un terreno donde los demás autores no tienen experiencia; cuando se realiza la inclusión de especialistas o expertos, la autoría es válida, siempre y cuando se explique el porqué de la inclusión y qué fue lo que el experto aportó. Nosotros, como académicos, directores de cátedras, profesores investigadores tenemos un compromiso muy importante de no solo motivar a estudiantes, residentes o colegas dedicados a la asistencia, a escribir o participar en trabajos de investigación, sino también en difundir y hacer crecer un sentir ético en la creación de un documento científico que se publicará y se divulgará entre nuestra comunidad. Referencias. 1. The International Committee of Medical Journal Editors. Consultado en: http://www.icmje.org/ethical_1author.html 2. Kosslyn S. Authorship criteria. Consultado en: http://isites. harvard.edu/fs/docs/icb.topic562342.files/authorship_criteria_ Nov02.pdf 3. Dance A. Authorship: Who’s on first? Nature 2012; 489: 591593. 4. Frische D. It is time for full disclosure of author contributions. Nature 2012; 489: 475. Correspondencia: Dr. Luis Villela Email: villela@itesm.mx Mensaje Editorial No. 28 • Volumen 9 CONSEJO EDITORIAL No. 28 • Volumen 9 TecSalud del Sistema Tecnológico de Monterrey Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud Rector Dr. Guillermo Torre Amione Director Dr. Jorge E. Valdez García Vicerrector de Administración y Centros Médicos Ing. Ernesto Dieck Assad Director Área de Pregrado Dr. Manuel Pérez Jiménez Vicerrector de Investigación e Innovación Académica Dr. Martín Hernández Torre Director de Institutos de Salud y Programas Sociales Dr. Juan Homar Páez Garza Director Médico Dr. Javier Valero Gómez Director Área de Posgrado Dr. Antonio Dávila Rivas Director Área de Investigación Dr. Daniel Humberto Méndez Lozano Directora de Extensión Dra. Gabriela Villarreal Levy Fundación Santos y De la Garza Evia Directora Lic. Martha Blancas Álvarez Cuerpo Médico del Hospital San José Presidente Dr. Carlos Zertuche Zuani Vicepresidente Dra. Estrella González Camid Revista auspiciada por Fundación Santos y De la Garza Evia Contacto: avances@hsj.com.mx www.hsj.com.mx Editor en Jefe Dr. Jorge E. Valdez García Editor Ejecutivo Ing. Jorge López Audelo Harp Editores Asociados Dr. Juan Mauro Moreno Guerrero Dr. Manuel Pérez Jiménez Dr. Óscar Valencia Urrea Dr. Víctor Javier Lara Díaz Editor Asistente Dra. Gabriela Guzmán Navarro Comité Editorial Dr. Arturo J. Barahona Iglesias Dr. Carlos Díaz Olachea Dr. Francisco Durán Íñiguez Dr. Jorge M. Fernández De la Torre Dr. Horacio González Danés Dr. Román González Ruvalcaba Dr. Francisco G. Lozano Lee Dr. Pedro Méndez Carrillo Dr. Manuel Ramírez Fernández Dr. Ricardo Rodríguez Campos Dra. Ana Cecilia Rodríguez de Romo Dr. Enrique Saldívar Ornelas Dr. Francisco X. Treviño Garza Dr. Javier Valero Gómez Dr. Daniel Humberto Méndez Lozano Dr. Víctor Javier Lara Díaz Dr. Francisco Javier Serrano Bosquet Dirección de Comunicación y Mercadotecnia Coordinación General de la Revista Coordinación de Acervo Científico y Producción Editorial Diseño y corrección editorial Lic. Juan Eduardo López Faconi Lic. Ma. de los Ángeles Garza Fernández Lic. Griselda Tovar Contreras Dominio Gráfico AVANCES puede ser consultada a través de Internet en: http://www.itesm.edu • www.hsj.com.mx • www.cmzh.com.mx Se encuentra indizada en: http://www.imbiomed.com/ • http://www.latindex.unam.mx/ http://www.dgbiblio.unam.mx/periodica.html La revista AVANCES es medio oficial del Centro Médico Hospital San José. Reserva de derechos expedido por el Instituto Nacional del Derecho de Autor No. 04-2003-040912075900-102. Certificado de Licitud de Título y Certificado de Licitud de Contenido de la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas (SEGOB) en trámite. Autorizada por SEPOMEX como PUBLICACIONES. Registro Postal PP19-0021. El contenido de los artículos firmados es responsabilidad de sus autores. Todos los derechos están reservados de acuerdo a la Convención Latinoamericana y la Convención Internacional de Derechos de Autor. Ninguna parte de esta revista podrá ser reproducida por medio alguno, incluso electrónico, ni traducida a otros idiomas, sin la autorización escrita de sus editores. www.fsge.org.mx Consejo Editorial No. 28 • Volumen 9 CONTENIDO Cartas al Editor 6 Investigación Médica Estudiantil Julio César López Valdés Ciencias Clínicas 8 Pérdida de peso en el adulto mayor durante la hospitalización Dra. Ibeth Ana Luisa González Cordero, Dr. Abel Jesús Barragán Berlanga, Dr. Salvador Bruno Valdovinos Chávez 21 Evaluación de la profilaxis antitrombótica en pacientes quirúrgicos en dos hospitales de la Ciudad de Monterrey Dr. Jorge Favio Lezama de Luna, Dr. Manuel Ramírez Sánchez, Dr. Luis Villela Martínez, Dr. José Antonio Díaz Elizondo 28 Las posiciones eléctricas del corazón Dr. Gerardo Pozas Garza, Dr. Francisco Cruz Ramos Humanidades Médicas 34 ¿Anestesia o anestresia? Dr. Pedro Méndez Carrillo Calidad en la Atención 45 Estudio observacional, descriptivo e inferencial sobre la calidad de vida profesional, su compromiso con la calidad de los trabajadores de la salud y el impacto de la acreditación Mtro. Dr. Roberto Cruz González, Dra. Alma Guadalupe Ávalos Contreras, Mtro. Antonio Heras Goméz, Mtra. Alma P. Cáliz Morales, Lic. Jessica Santos García Contenido No. 28 • Volumen 9 CARTAS AL EDITOR Investigación Médica Estudiantil Estimado Sr. Editor: Tengo el gusto de dirigirme a su persona por medio de la presente, en donde me permito plantearle mi inquietud acerca de un tema que a mi consideración necesita mención; me refiero a la investigación a nivel de pregrado y a las dificultades que esta conlleva en nuestra sociedad aún, un tanto, elitista. La actividad científica dentro de la comunidad de pregrado ha tenido un alza significativa en América Latina desde hace varias décadas, fenómeno observado en el nacimiento de diversas revistas científicas, creadas por iniciativa de los propios estudiantes de Medicina con la finalidad de brindar un espacio sostenido de publicación para artículos cuyos autores son los propios estudiantes de pregrado (ver Tabla 1).1-3 Sin embargo, a pesar de los precedentes establecidos por nuestros homólogos, además de la existencia en los planes de estudio de asignaturas o talleres que fomenten el conocimiento del método científico, en México aún no se encuentran tales bases para llevar a cabo la formación de una revista de propiedad netamente estudiantil; esto implica que, inclusive, aquellas revistas de concepción local y de bajo factor de impacto se encuentren en manos de los académicos de antaño, quienes, a veces, generan una repulsión por el conocimiento generado a partir de una investigación estudiantil, por lo tanto, truncan el proceso de investigación (el cual concluye cuando el manuscrito es publicado en alguna revista o comunicado en algún congreso científico), desechando así la información obtenida y el potencial aporte que esta conlleva. Por consiguiente, la investigación científica del pregrado atraviesa por una etapa de decadencia, no solo por la devaluada producción, sino también por el estigma generado por la “baja calidad” y el inferior índice de citación ocasionado por la publicación de artículos de autoría estudiantil debido al recelo del profesional.4 Si la investigación es el eje fundamental de la formación médica, la actividad científica del pregrado debería ser mayormente incitada, creando organismos paralelos a las revistas “profesionales” que permitan manuscritos exentos de grado académico, sin que esto implique la disminución de la rigidez en los criterios de aceptación (“para un estudiante de medicina es grata una publicación”), ya que el proceso permite al estudiante desarrollar múltiples competencias y su formación como profesional.5 Julio César López Valdés. Estudiante de Medicina. Facultad de Medicina de Tampico (UAT). Tampico, Tamaulipas, México. Email: cerealkiller_zerocool@hotmail.com 6 Cartas al Editor Investigación Médica Estudiantil No. 28 • Volumen 9 Tabla 1. Ejemplos de revistas estudiantiles de pregrado actualmente activas Revista Ciencia y Medicina Medicina Actual Revista signos vitales Esculapio Revista SCEMUSS Revista de estudiantes de Medicina del Sur Revista ANACEM-Chile País Bolivia Paraguay El Salvador Perú Chile Inicio 2000 2000 2003 2003 2005 Periodicidad Anual Anual Cuatrimestral Cuatrimestral Anual Base de datos ISSN ISSN, LILACS Latindex, IMBIOMED, ISSN ISSN, Latindex Latindex, IMBIOMED Chile Chile 2005 2007 Semestral Semestral Revista MAGNO Chile 2008 Anual Latindex, Index Copernicus Latindex, IMBIOMED, DOAJ, EBSCO, LILACS e Index Copernicus ISSN Tomada y modificada de REVISTA ANACEM Vol. 6 No. 2 (2012). Referencias bibliográficas 1. Franco C. Rodríguez-Morales AJ. Revistas científicas de estudiantes de medicina. Gaceta Médica de Caracas 2009;117(1):70. 2. Montenegro-Idrogo JJ, Mayta-Tristán P. Revistas científicas de estudiantes de medicina: ¿en qué se diferencian de otras revistas biomédicas? Revista ANACEM. 2011;5(2):128. 3. Soto D. Investigar y publicar siendo estudiante de pregrado. Revista ANACEM. 2011; 5(1):70. 4. Ángel-Isaza AM, Botero-Suárez HF, González DC, Ospina LP, Velasco MM, Ocampo MF, Interés de los estudiantes de medicina por la investigación. Ciencia e Investigación Médica Estudiantil Latinoamericana (CIMEL)2010; 15(1): 9-13. 5. Bonilla-Escobar FJ, Bonilla-Vélez J, López-Castillo CA. Investigación Médica Estudiantil: Perspectiva desde Colombia. Ciencia e Investigación Médica Estudiantil Latinoamericana (CIMEL) 2010 Vol. 15, Nº 2 :94. Cartas al Editor 7 No. 28 • Volumen 9 CIENCIAS CLÍNICAS Pérdida de peso en el adulto mayor durante la hospitalización • Dra. Ibeth Ana Luisa González Cordero1 • Dr. Abel Jesús Barragán Berlanga2 • Dr. Salvador Bruno Valdovinos Chávez3 Resumen • Palabras clave: Adulto mayor, pérdida de peso, hospitalización. • Introducción El adulto mayor es propenso a perder peso. Estudios previos han documentado que hasta 62 % de los pacientes hospitalizados presentan esta condición. La pérdida de peso es predictor independiente de mortalidad y de disminución de las actividades de la vida diaria. • Objetivo Determinar la prevalencia de pérdida de peso del adulto mayor hospitalizado. • Pacientes y método Estudio de cohorte, no experimental, prospectivo, longitudinal, basado en un estudio de casos y controles. Se determinó la prevalencia de pérdida de peso significativa en adultos >65 años hospitalizados en la Unidad de Cuidados Geriátricos Agudos del Hospital Metropolitano “Dr. Bernardo Sepúlveda”. Realizamos análisis por regresión logística para definir variables predictoras de pérdida de peso significativa. • Resultados Se analizaron 83 pacientes con media de edad de 77.67 (±8.59) años. El peso promedio al ingreso fue de 64.97 (± 16.39) kilogramos; el índice de masa corporal fue de 25.1 (± 5.33) kg/mt2 y dinamometría de 12.8 (±7.12) kilogramos. Al egreso se obtuvo un promedio de peso de 63.13 (±16.69) kilogramos, con una disminución de 1.84 (±3.55) kilogramos en promedio. Veinticinco pacientes (30.1 %) presentaron pérdida de peso significativa. Solo la escala de Folstein (OR 0.787 IC95% 0.651 – 0.951, p=0.013) y la residencia en medio urbano (OR 0.059 IC95% 0.004-0.823, p=0.035) son factores protectores significativos para la pérdida de peso considerable durante la hospitalización. • Conclusión En los adultos mayores la disminución de peso presente durante la hospitalización tuvo una prevalencia del 30 %. Factores de riesgo no clásicos fueron asociados a pérdida de peso. Puesto que la pérdida de peso obedece a múltiples causas se requieren variadas intervenciones simultáneas como plan terapéutico. 1. Residente de Geriatría del Programa Multicéntrico de Especialidades Médicas de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey - SSNL. 2. Director Académico de la Residencia de Geriatría de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 3. Jefe de Enseñanza e Investigación en Salud, Hospital Metropolitano, Secretaría de Salud de Nuevo León, Tecnológico de Monterrey. 8 Ciencias Clínicas Pérdida de peso en el adulto mayor durante la hospitalización No. 28 • Volumen 9 Introducción En los países desarrollados, las personas aumentan de peso hasta los 50 y 60 años de edad, después permanece el peso bastante estable por un tiempo, posteriormente empiezan a perderlo.1 La pérdida de peso en personas de edad avanzada se ha demostrado en numerosos estudios transversales y prospectivos.2 En el estudio Americano para la Prevención del Cáncer, las mujeres mayores de 85 años tenían índices de masa corporal (IMC) 1.8 kg/m2 menos que las mujeres de entre 55 y 64 años; y los hombres mayores de 85 años tenían un IMC 2.6 kg/m2 más bajos que los hombres de 45 a 64 años, que corresponde al peso corporal de aproximadamente 4 kg y 5.5 kg más bajo en los adultos mayores que las mujeres y los hombres jóvenes, respectivamente.3 Tal vez sea originado, en los estudios trasversales, por la muerte prematura de las personas obesas, inclinando la balanza hacia los adultos mayores con menores pesos. También se ha detectado consistentemente en estudios longitudinales; en un estudio estadounidense, hombres que habitan en comunidad de adultos mayores de 65 años perdió en promedio 0.5 % de su peso corporal por año.4 En la encuesta US National Health Interview Survey de 1997 a 1998, de 68.556 adultos, cuatro veces más individuos de 75 años o mayores tenían bajo peso (IMC <18.5, 5 % vs. 1.2 %) que los de 45 a 64 años y menos sustancialmente con sobrepeso (IMC >25; 47.2 % vs. 63.5 %).2 El envejecimiento se asocia con una disminución de la masa y fuerza muscular y la pérdida de hasta 3 kg de masa corporal magra por década después de 50 años de edad. Después de los 60 años de edad, la pérdida de peso corporal es de forma desproporcionada al tejido magro del cuerpo. Cuando es excesiva, esta pérdida de músculo esquelético conduce a la sarcopenia (del griego y significa «la pobreza de carne»). Sarcopenia se asocia con trastornos de la marcha y el equilibrio, fragilidad, caídas y fracturas.4 En las personas mayores, en contraste con la situación habitual en adultos jóvenes, el aumento de la grasa corporal comúnmente coexiste con la pérdida de músculo. La combinación de un exceso de grasa y una deficiencia muscular (obesidad sarcopénica) se asociaron independientemente con efectos adversos,5,6 por ejemplo, discapacidad en las actividades de la vida diaria.7 Numerosos estudios han demostrado que la pérdida de peso en ancianos se asocia con reducción de la supervivencia, sobre todo si la pérdida de peso es involuntaria y, posiblemente, incluso cuando es deliberada. En el estudio cardiovascular Health Study de los sujetos mayores de 65 años, los que perdieron el 5 % o más de su peso corporal inicial en los tres años después de entrar en el estudio tuvieron una mortalidad 2 veces mayor [95 % intervalo de confianza (IC) 1.672.62] durante los siguientes 4 años, en comparación con el grupo de peso estable.8 La mortalidad fue mayor con la pérdida de peso, independientemente del peso inicial y si la pérdida de peso fue o no intencional. Del mismo modo, las personas de 60 años, seguidos un promedio de 4.5 años en el Systolic Hypertension in the Elderly Program (SHEP),9 los que perdieron 1.6 kg por año o más peso tuvo una tasa de muerte 4.9 veces mayor (95 % IC 3.5-6.8) que aquellos sin cambio de peso significativo. La asociación adversa de pérdida de peso con mortalidad estaba presente incluso en los sujetos que fueron más pesados al inicio del estudio (IMC >31 kg/m2) y era independiente del peso basal. La combinación del peso corporal inicial bajo y pérdida de peso se asocia con malos resultados de supervivencia en las personas mayores. En el estudio SHEP, los sujetos con un IMC basal inferior a 23.6 kg/m2, que perdió más de 1.6 kg por año, tenían una mortalidad casi 20 veces mayor que la tasa de mortalidad de los pacientes con un IMC basal de 23.6 a 28 kg/m2, cuyo peso se mantuvo estable.9 En una persona mayor, la pérdida de peso involuntaria del 5 % o más, en 6 a 12 meses, se asocia con un mayor riesgo de efectos adversos, y una pérdida del 10 % o más significa una desnutrición proteico-energética.10 Pérdida de peso involuntario de las personas mayores se asocia con más efectos adversos que la pérdida de peso intencional. En un meta-análisis de 26 estudios que examinaron la relación entre la pérdida de peso y mortalidad,11 pérdida de peso que no fue intencionada o mal definida se asoció con un significativo incremento de la mortalidad (22 % al 39 %), mientras que la pérdida de peso intencional no tuvo ningún efecto significativo sobre la mortalidad. Las causas de pérdida de peso no intencionado en el adulto mayor se encuentran enumeradas en la Tabla 1.11 En cuanto a nuestra población, estudios prospectivos en adultos mayores México-Americanos no institucionalizados realizado a partir del Hispanic Established Population for the Epidemiological Study of the Elderly, en donde se analizó el cambio de peso (>5 % pérdida de peso corporal) y su asociación con la disminución de actividades de la vida diaria (AVD)12 y mortalidad,13 se encontró que en el primer estudio se obtuvo un 1.43 (95 % IC 1.06–1.95) más probabilidad de presentar Ciencias Clínicas 9 Pérdida de peso en el adulto mayor durante la hospitalización No. 28 • Volumen 9 Tabla 1. Causas de pérdida de peso no intencional en los adultos mayores Factores sociales • Pobreza • Inhabilidad en compra • Inhabilidad para preparar y cocinar alimentos • Inhabilidad para comer por sí mismo • Vivir solo, aislamiento social, escaso soporte de red social • Si no se adaptan a las preferencias de alimentos étnicos de las personas institucionalizadas Factores psicológicos • Depresión • Demencia • Alcoholismo • Duelo Factores médicos • Insuficiencia cardiaca • Enfermedad pulmonar obstructiva crónica • Infección • Cáncer • Alcoholismo • Disfagia • Artritis reumatoide • Síndromes de mala absorción • Hipermetabolismo (hipertiroidismo) Síntomas gastrointestinales • Infección por Helicobacter pylori • Vómito, diarrea, constipación • Enfermedad de Parkinson Medicación • Antibióticos • Antineoplásicos • Antirreumáticos • Suplementos nutricionales • Agentes pulmonares • Agentes cardiovasculares • Agentes del sistema nervioso central • Agentes gastrointestinales Tabla tomada y adaptada de Harrington M. A Review and meta -analysis of the effect of weight loss on all-cause mortality risk. Nutr Res Rev 2009; 22:93–108. disminución de AVD, y 1.35 (95 % IC 1.06-1.70), en mortalidad, que aquellos que permanecían con peso estable. La desnutrición o pérdida de peso es común en los ancianos. Las tasas reportadas varían, pero los estudios en los países desarrollados han encontrado que hasta el 15 % de los ancianos de la comunidad, entre 23 % y 62 % de pacientes hospitalizados y hasta el 85% de los residentes de hogares de ancianos, sufren de esta condición.14 Se asocia con numerosos efectos adversos (ver Tabla 2) y es un fuerte predictor independiente de mortalidad en personas de edad 10 Ciencias Clínicas avanzada, independientemente de donde vivan, ya sea en la comunidad o en un asilo de ancianos u otra institución.15 La tasa de mortalidad es aún mayor en la presencia de otras enfermedades médicas, como insuficiencia renal, insuficiencia cardiaca y enfermedad cerebrovascular. Por ejemplo, tasa de mortalidad a los 9 meses de 205 sujetos mayores de 70 años sin cáncer, ingresados a un hospital de Suecia, con desnutrición e insuficiencia cardiaca, se incrementó 4 veces la tasa en los sujetos con las dos condiciones (80 % vs. 18%).15 Aun después del alta hospitalaria, cuando la desnutrición proteicoenergética se encuentra aún presente, parece ser un fuerte factor de riesgo independiente de mortalidad en los siguientes 4.5 años o más.16 Hay una disminución relacionada con la edad en el apetito y la ingesta de energía en personas sanas, ambulatorias, no institucionalizadas.17 Personas mayores sanas tienen menos hambre, presentan saciedad antes de una comida, se sacian más rápidamente después de comer y comen menos bocadillos entre las comidas que las personas más jóvenes.14,18 En estudios transversales, el promedio diario de consumo de energía disminuye en aproximadamente un 30 % entre los 20 y 80 años de edad.16,19 Del mismo modo, estudios longitudinales han demostrado en las personas mayores reducción en el consumo de energía de 19 a 72 Kcal / día / año en las mujeres y de 25 a 100 Kcal / día / año en los hombres, respectivamente.20 La reducción fisiológica del apetito y la ingesta de energía se ha denominado «la anorexia del envejecimiento».14 Tabla 2. Efectos de pérdida de peso en el anciano • Disminución de relajación muscular • Disminución de masa muscular y fuerza • Mayor riesgo de fractura • Disminución de masa ósea • Aumento de incidencia de caídas • Disminución de estatus funcional • Mayor riesgo de infección • Aumento de presencia de anemia • Aumento de neumonías • Fatiga • Retraso de recuperación de cirugía • Disminución de función cognitiva • Disminución de gasto cardiaco • Disminución de líquido intravascular • Aumento de incidencia de úlceras por presión • Aumento de hospitalización y estancia hospitalaria • Aumento de mortalidad Pérdida de peso en el adulto mayor durante la hospitalización No. 28 • Volumen 9 Causas posibles de este fenómeno son: el aumento de la actividad de las hormonas de la saciedad, como la colecistocinina; disminución de la actividad de las hormonas que estimulan el apetito, como los opiáceos; disminución del sentido del olfato;21 y los cambios en el sistema gastrointestinal que aumentan la saciedad y la plenitud pre y posprandial. Asociados con la edad aumenta la producción o el efecto de las citocinas de la saciedad que contribuyen a la anorexia fisiológica del envejecimiento.22 Las citocinas son secretadas en respuesta a un estrés significativo, a menudo debido a malignidad o infección. Las citocinas interleucina (IL) -1, IL-6 y factor de necrosis tumoral alfa (TNF- ) disminuyen la ingesta de alimentos y reducen el peso corporal a través de varias vías centrales y periféricas. El envejecimiento es en sí misma una forma de estrés; se asocia con cambios relacionados al estrés en la circulación de los patrones hormonales: aumento del cortisol, catecolaminas, disminución de las hormonas sexuales y hormona del crecimiento, que a su vez estimulan la liberación de IL-6 y TNF- . IL-1 y IL-6 están elevados en las personas mayores con caquexia, mientras que las concentraciones en plasma de IL-6 parecen aumentar en función del envejecimiento normal y se correlacionan inversamente con los niveles de capacidad funcional en personas de edad avanzada. Mayores niveles circulantes de proteína C-reactiva y los receptores de citocinas también se asociaron independientemente con disfunción física y discapacidad.23 Como ya se mencionó, el adulto mayor es particularmente propenso a perder peso y contar con la presencia de factores patológicos durante su hospitalización, muchos de los cuales se vuelven más comunes con el aumento de edad (ver Tabla 1). La mayoría de los factores responden al tratamiento, por lo que el reconocimiento es importante. En nuestro medio, Dávila y colaboradores realizaron un estudio de 174 pacientes de la consulta de Geriatría del Hospital Metropolitano, en el que se encontró una prevalencia de pérdida de peso del 47.7 %, y como factores relacionados a esta pérdida fueron: estado civil, diferentes grados de demencia, mala dentición, diuréticos, EPOC, enfermedad acido péptica y evento vascular cerebral. El diseño del estudio fue con la población de la consulta sin incluir pacientes hospitalizados.24 Objetivos El objetivo primario: determinar la prevalencia de pérdida de peso del adulto mayor durante su hospitalización. Objetivos secundarios: 1) determinar las características demográficas de los pacientes de hospitalización en la Unidad de Cuidados Geriátricos Agudos del Hospital Metropolitano; 2) conocer los factores que están asociados en el adulto mayor con la pérdida de peso durante su hospitalización. Metodología de la investigación Diseño del estudio Estudio de una cohorte, no experimental, prospectivo, longitudinal. Para evaluar los objetivos secundarios se anidó un estudio de casos y controles. Todos los adultos mayores (>65 años) que se hospitalizaron en la Unidad de Cuidados Geriátricos Agudos del Hospital Metropolitano en el periodo comprendido de diciembre del 2011 y julio del 2012. Criterios de inclusión: pacientes internados en la Unidad de Cuidados Agudos para el Adulto Mayor del Hospital Metropolitano, edad mayor o igual a 65 años de edad y que otorguen su consentimiento informado. Criterios de exclusión: pacientes que no puedan realizar posición de bipedestación o sedestación al ingreso hospitalario, o que esto pueda poner en riesgo su salud. Criterio de eliminación: los pacientes de quienes no existió información completa (peso al egreso); que no pudieron realizar posición de bipedestación o sedestación al egreso hospitalario, o que esto pueda poner en riesgo su salud; o haya fallecido. El tamaño de muestra fue determinado mediante muestreo por conveniencia de todo aquel paciente consecutivo que reúna los criterios del presente estudio, que se hospitalizó de diciembre del 2011 a julio del 2012. Se realizó cálculo de tamaño de muestra con la siguiente ecuación: Ciencias Clínicas 11 Pérdida de peso en el adulto mayor durante la hospitalización No. 28 • Volumen 9 Con el tamaño de la población a estudiar de 210 pacientes (periodo de enero a julio con 30 ingresos por mes), con un nivel de confianza del 90 % y una prevalencia estimada del 60 % y un 5 % de margen de error, con un tamaño de muestra calculada de 117 pacientes. Pérdida de peso significativa se definió como pérdida de peso ≥5 % de su peso corporal inicial. Se registró el peso a su ingreso (dentro de las primeras 48 hrs de su ingreso) y a su egreso hospitalario, y la diferencia se analizó como variable continua, se realizaron las siguientes categorías: sin pérdida significativa, pérdida <5 % o ganancia de peso corporal al egreso hospitalario, y pérdida significativa cuando la pérdida de peso es ≥5 %. El método que se utilizó para registro de peso al ingreso y al egreso hospitalario fue el siguiente: paciente en sedestación en silla de ruedas, con bata hospitalaria únicamente y la realización de esta medición fue por personal de salud (residentes, estudiantes, nutriólogas y/o enfermería) en báscula digital Primex®, modelo 700 ubicada dentro de la Unidad de Geriatría y se precisó en kilogramos. Como medida estándar en la Unidad de Cuidados Agudos Geriátrica del Hospital Metropolitano, con la intervención del departamento de Nutrición, a los pacientes ingresados –en menos de 24 horas de su ingreso– se les da el soporte nutricio de acuerdo a la condición de cada paciente. Los datos y mediciones geriátricas que se obtuvieron dentro de las primeras 48 horas de su ingreso y registrados por residentes, estudiantes de medicina y nutrición en entrenamiento geriátrico fueron: 1. Variables sociodemográficas: nombre, registro, teléfono, edad, género, escolaridad, estado civil, lugar de nacimiento, residencia, tipo de vivienda, personas con las que vive, sostenimiento económico, presencia de hijos y visitas de los mismos. 4. Disfuncionalidad en las dos semanas previas a su ingreso y actual: Índice de Katz,26 que evalúa las actividades de la vida diaria básica (AVDB) del adulto mayor, seis actividades: baño, vestido, uso de retrete, movilidad, continencia y alimentación. Y la evaluación de las actividades instrumentadas (AVDI) con el Índice de Lawton,27 ocho actividades: uso de teléfono, realizar compras, preparar alimento, realizar tareas de hogar, lavar ropa, utilizar transporte, controlar medicación y manejar dinero. 5. Auto percepción de salud se evaluó con la pregunta ¿Cómo diría que se encuentra de salud?, con posibles respuestas: excelente/muy buena, buena/ regular y mala /muy mala. 6. Examen mental: evaluación a través de la aplicación del Examen Mínimo del Estado Mental de Folstein (MMSE).28 7. Presencia de depresión: Escala de Depresión Geriátrica de Yesavage.29 8. Evaluación de marcha y equilibrio: test levántate y anda cronometrada.30 9. Evaluación nutricional: riesgo Nutricional con el DETERMINE.31 Peso en kilogramos y talla en metros al ingreso y egreso hospitalario utilizando Báscula Digital Primex. Dinamometría. 10. Número de piezas dentales y uso de prótesis dentarias. 11. Fuerza de prensión con el dinamómetro al ingreso y egreso hospitalario.32 12. Numero de caídas en el último año.33 13. Índice de Comorbilidades de Charlson.34 14. Diagnósticos geriátricos. 2. Comorbilidades: enumerar riesgos y daños a la salud, como diabetes mellitus, hipertensión arterial, cirugías, tabaquismo, cáncer, pulmonares, cardiopatías y otras. 3. Medicamentos: número y tipo de medicamentos antes del ingreso, número de medicamentos durante el internamiento, medicamentos usados durante el internamiento, polifarmacia (uso de 3 o más medicamentos).25 12 Ciencias Clínicas Análisis estadístico Se realizó estadística descriptiva para variables cuantitativas y cualitativas. Las variables cualitativas se expresaron como n (%), las variables cuantitativas como M (±DE) en caso de normalidad en la distribución o con descripción resistente en su defecto con mediana (rangos). La prueba de normalidad utilizada es Kolmogorov-Smirnoff. Para establecer diferencias se utilizó prueba T de Student para variables cuantitativas normales; prueba U de Mann-Whitney, para variables cuantitativas no normales; y prueba de Chi-cuadrada, Pérdida de peso en el adulto mayor durante la hospitalización No. 28 • Volumen 9 para variables cualitativas. Se realizó un análisis por regresión logística multivariado para obtener una Razón de Momios (OR) e Intervalos de Confianza (IC 95 %) para definir si alguna variable predice pérdida de peso significativa. El valor de p se consideró estadísticamente significativo cuando p=<0.05. Para la realización de las mismas se utilizó el paquete estadístico SPSS.MR Aspecto ético Según el reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la Salud, el artículo número 17 se clasifica como investigación con riesgo mínimo: esto es estudios prospectivos que emplean el registro de datos a través de procedimientos comunes en exámenes físicos o psicológicos de diagnósticos o tratamiento rutinarios, entre los que se consideran: pesar al sujeto, pruebas de agudeza auditiva, electrocardiograma, termografía, entre otros. La aprobación ética se obtuvo del Comité de Ética e Investigación del Hospital Metropolitano “Dr. Bernardo Sepúlveda” y de la Escuela de Medicina del Tecnológico de Monterrey. Consentimiento informado Se realizó consentimiento informado de acuerdo al Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación y de la declaración de Helsinki, donde toda la información obtenida será utilizada de forma anónima para fines de investigación. Protección frente al riesgo físico y/o emocional Para salvaguardar la privacidad de los sujetos que participan en la investigación se siguieron los estándares de confidencialidad que se llevan a cabo con los expedientes clínicos de los hospitales participantes. La base de datos es resguardada y revisada solo por los investigadores. Resultados Un total de 237 pacientes ingresaron a la Unidad de Cuidados Agudos Geriátricos en un periodo de siete meses, de los cuales, 56 fallecieron y en 98 pacientes no se logró obtener el peso a su ingreso por condición médica de base. En un total de 83 pacientes se llevó a cabo el análisis. Se realizó estadística descriptiva para los datos sociodemográficos, comorbilidades, valoración y síndromes geriátricos del ingreso; cabe señalar que no se incluyeron los datos perdidos para el análisis, estos fueron menor del 5 % en las variables. Se utilizó la prueba de normalidad Kolmogorov-Smirnoff, y se encontró que Tabla 3. Características sociodemográficas de la población Variable Edad • Media (años) • Desviación estándar Género • Femenino • Masculino Estado Civil • Casado • Viudo • Soltero • Unión libre • Divorciado/separado Escolaridad • Media (años) • Rangos Lugar de nacimiento • Urbano • Rural Residencia actual • Urbano • Rural Tipo de vivienda • Casa propia • Casa familiar • Casa rentada Vive con • Esposa • Esposa e hijos • Hijos • Hijos y otros • Otros • Solos Sostenimiento económico • Trabajo • Pensión • Pensión y aporte familiar • Solo de aporte familiar • Otros Número de hijos vivos • Media (número) • Desviación estándar Percepción de visitas de los hijos • Muy seguido • Más o menos • Poco Frecuencia (N=83) Porcentaje (%) 77.67 ±8.59 49 34 59 41 29 37 10 1 6 34.9 44.6 12 1.2 7.2 2 0a4 27 49 32.5 59 67 14 80.7 16.9 39 38 3 47 45.8 3.6 10 12 18 24 15 4 12 14.5 21.7 28.9 18.1 4.8 8 3 21 48 2 9.6 3.6 25.3 57.8 2.4 5.4 ±3.6 39 27 7 47 32.5 8.4 solo escolaridad, actividades de la vida diaria y número de caídas en los últimos 12 meses fueron no normales, el resto de las variables cuantitativas presentó normalidad en su distribución. Las características sociodemográficas se detallan a continuación (ver Tabla 3). En sus antecedentes, los hallazgos de las comorbilidades registradas fueron: 25 pacientes tenían diagnóstico de diabetes mellitus (30.1 %); 44 pacientes presentaban Ciencias Clínicas 13 Pérdida de peso en el adulto mayor durante la hospitalización No. 28 • Volumen 9 diagnóstico de hipertensión arterial sistémica (53 %); historia de cáncer, 2 de los pacientes (2.4 %); cáncer actual, 3 pacientes (3.6 %); enfermedades pulmonares relatada en 9 de los pacientes (10.8 %); cardiopatías, 16 pacientes (19.3 %); antecedentes de tuberculosis pulmonar con tratamiento completo, en 3 pacientes (3.6 %); historia de padecimiento reumático, en 2 pacientes (2.4 %); evento vascular cerebral, en 16 (19.3 %); enfermedad renal crónica fue descrita por 5 pacientes (6 %); depresión actual, en 1 paciente (1.2 %); 3 pacientes, con demencia (3.6 %); 3 pacientes, con historia de cirugía de cabeza y/o cuello (3.6 %); 1, con cirugía torácica (1.2 %); 13, con antecedente de cirugía abdominal (15.7 %); 4, con amputación de miembro inferior (4.8 %); consumo de alcohol más de 30 gr a la semana en 6 pacientes (7.2 %); presencia de más de 2 paquetes/ año de cigarros en 9 pacientes (10.8 %). En cuanto a la valoración geriátrica, autopercepción de salud fue descrita como excelente en 4 pacientes (4.8 %); buena, en 26 pacientes (31.3 %); regular, en 27 (32.5 %); descrita como mala en 15 (18.1 %); y muy mala, en 3 pacientes (3.6 %). En la valoración de funcionalidad, las actividades de la vida diaria (AVBD o Índice de Katz) tuvo una mediana de 6 (3 a 6), actividades de la vida diaria instrumentada (AVDI o Índice de Lawton) con media de 3.62 (2.91). En la variable de evaluación cognoscitiva, la escala de Folstein el promedio fue de 19.42 (7.14) puntos. En la escala de depresión geriátrica (Yesavage) un promedio de 4.61 (4.03) puntos. Se realizó determinación nutricional y se encontró que 45 pacientes presentaban riesgo de moderado a alto para desnutrición (54.2 %). Se observaron piezas dentales, y 4 de los pacientes tenían de 24 a 32 piezas dentarias (4.8 %); 15, de 12 a 24 piezas (18.1 %); de 6 a 12 piezas, en 11 de los pacientes (13.3 %); y de 0 a 6 piezas, en 47 de los pacientes (56.6 %). En el registro de peso al ingreso la media fue de 64.97 (±16.39) kilogramos, la talla fue de 1.60 (±0.8) metros, el índice de masa corporal (IMC) fue de 25.1 (±5.33) kilogramo/mts2 y en la dinamometría el promedio fue 12.83 (±7.12) kilogramos. En la valoración de marcha y caídas, la escala de levántate y anda cronometrado, la media fue de 17.65 (±7.99) segundos, 29 de los pacientes presentaron alguna caída (34.9 %), con un número de caídas en los últimos 12 meses mediana de 1 (0 a 3) caídas; las caídas de 21 pacientes ocurrieron en el domicilio (25.3 %); en la calle, en 5 de los pacientes (6 %); y en 3, en ambos lugares (3.6 %). Índice de comorbilidades (Charlson) de 2.14 (±1.8) puntos. De los síndromes geriátricos detectados al ingreso estos fueron los resultados. 14 Ciencias Clínicas Tabla 4. Síndromes geriátricos de la población Abuso y maltrato Caídas Colapso del cuidador Deterioro cognoscitivo leve Demencia Depresión Riesgo de desnutrición Deterioro funcional Estreñimiento Fragilidad Hipotensión ortostática Incontinencia fecal Incontinencia urinaria Obesidad Patología de los pies Patología dental Pérdida de la autonomía Polifarmacia Síndrome de inmovilidad Trastorno del sueño Trastorno de la marcha Úlceras por presión Déficit visual Déficit auditivo Patología social Estado terminal Encarnizamiento terapéutico Delirium Disfunción sexual Frecuencia (N=83) 1 29 3 23 31 28 45 8 24 11 1 7 22 10 6 45 6 51 7 4 19 2 35 29 0 0 0 0 0 Porcentaje (%) 1.2 34.9 3.6 27.7 37.3 33.7 54.2 9.6 28.9 13.3 1.2 8.4 26.5 11 7.2 54.2 7.2 61.4 8.4 4.8 22.9 2.4 42.2 34.9 0 0 0 0 0 Los datos obtenidos al egreso hospitalario fueron los siguientes. Peso al egreso en promedio de 63.13 (±16.69) kilogramos, una disminución de 1.84 (±3.55) kilogramos en promedio y una dinamometría al día del egreso en promedio de 14.09 (±9.71) kilogramos, con una media de hospitalización de 6.54 (±3) días. La proporción y tipo de cambio de peso se detalla enseguida (Ver Tabla 5). Tabla 5. Cambio de peso en la población al egreso hospitalario. Sin pérdida o ganancia Pérdida < 5% peso corporal Pérdida ≥ 5% peso corporal Frecuencia (N=83) 29 29 25 Porcentaje (%) 34.9 34.9 30.1 Para fines de cálculo estadístico se establecieron dos grupos: por una parte, los pacientes con pérdida significativa de peso (descenso >5 % de su peso corporal con respecto al ingreso hospitalario) (n= 25); por la otra, los pacientes con pérdida de peso no significativa Pérdida de peso en el adulto mayor durante la hospitalización No. 28 • Volumen 9 (descenso <5 % con respecto a su ingreso hospitalario) o ganancia de peso (n=58). Para establecer diferencias entre los grupos se utilizó la prueba de T de Student, prueba U de Mann-Whitney y prueba Chi-cuadrada. Al comparar la valoración geriátrica entre ambos grupos, se encontró diferencia solo en la autopercepción. Los resultados del análisis diferenciativo de las características sociodemográficas se detallan en la tabla 6. Se demostraron diferencias significativas entre los grupos para las siguientes variables: autopercepción de salud (p=0.012) y trastornos del sueño (p=0.002). (Ver Tablas 8 y 9). La comparación de comorbilidad entre los grupos no demostró ser significativamente diferente (Ver Tabla 7). Fue realizado un análisis de regresión logística para determinar las variables que predicen de manera Tabla 6. Diferencias en las características sociodemográficas de los dos grupos Variable Edad (años) Género • Masculino • Femenino Escolaridad Estado Civil • Casado • Unión libre • Viudo • Divorciado/separado • Soltero Lugar de nacimiento • Urbano • Rural Residencia Actual • Urbano • Rural Tipo de vivienda • Casa propia • Casa familiar • Casa rentada Vive con • Esposa • Esposa y otros • Hijos • Hijos y otros • Otros • Solos Sostenimiento económico • Trabajo • Pensión • Pensión y familia • Familia • Otros Número de hijos vivos Percepción de visitas de los hijos • Muy seguido • Mas o menos • Poco Grupo de pérdida no significativa de peso (n=58) 77.2 (±8.2) Grupo de pérdida significativa de peso (n=25) 78.5 (±9.5) 24 34 2 (0-7) 10 15 2 (0-6) 0.907 20 1 25 4 8 9 0 12 2 2 0.902 18 36 9 13 0.531 49 7 18 7 0.088 25 28 3 14 10 0 0.337 7 9 12 16 11 3 3 3 6 8 4 1 0.992 6 2 14 34 1 5.5 (±3.6) 2 1 7 14 1 5.3 (±3.8) 0.963 26 19 4 13 8 3 0.799 Valor de p* 0.541 0.820 0.883 *p significativa <0.05. Ciencias Clínicas 15 Pérdida de peso en el adulto mayor durante la hospitalización No. 28 • Volumen 9 Tabla 7. Diferencias en las comorbilidades presentes en los dos grupos Variable Diabetes mellitus Hipertensión arterial Historia de cáncer Cáncer actual Enfermedad pulmonar Cardiopatías Tuberculosis pulmonar tratamiento completo Enfermedades reumáticas Evento vascular cerebral Enfermedad renal crónica Depresión Demencia Cirugía de cabeza y cuello Cirugía torácica Cirugía abdominal Amputación de miembro inferior Etilismo Tabaquismo Grupo de pérdida no significativa de peso (n=58) 19 31 1 3 5 10 2 1 12 2 0 3 2 1 10 3 5 6 Grupo de pérdida significativa de peso (n=25) 6 13 1 0 4 6 1 1 4 3 1 0 1 0 3 1 1 3 Valor de p* 0.425 0.903 0.544 0.243 0.335 0.497 0.886 0.544 0.619 0.139 0.129 0.243 0.670 0.505 0.527 0.644 0.445 0.844 *p significativa <0.05. independiente la pérdida significativa de peso; para tal fin se incluyeron en el cálculo aquellas variables que resultaron significativamente diferentes entre los grupos (autopercepción de salud y trastornos del sueño), así como aquellas con tendencia a la significancia (p<0.10: lugar de residencia, escala de Folstein, número de caídas en 12 meses). (Ver Tabla 10). Los resultados muestran que solo la escala de Folstein (OR 0.787 IC95% 0.651 – 0.951, p=0.013) y la residencia en medio urbano (OR 0.059 IC95% 0.004-0.823, p=0.035) son factores protectores significativos para la pérdida significativa de peso durante la hospitalización. Discusión Entre los ancianos hospitalizados, la pérdida de peso se asocia con pobres resultados clínicos a corto y largo plazo. Numerosos estudios han demostrado que el riesgo de complicaciones mórbidas durante la hospitalización o dentro de los 12 meses del alta aumenta en proporción directa con la gravedad de los déficits nutricionales del paciente de edad avanzada.35-37,4,5 La población de estudio consistió en ancianos ingresados en una unidad de atención de cuidados geriátricos agudos. Casi todos tenían múltiples comorbilidades, se les prescribió múltiples medicamentos o tenían otros indicadores de fragilidad. 16 Ciencias Clínicas La edad media de la población fue de 77 años, y el género femenino tenía mayor prevalencia. La mediana de escolaridad fue de apenas de 2 años, característica ya presenciada en esta población. De las comorbilidades presentes, diabetes mellitus e hipertensión arterial fueron las de mayor registro en los pacientes y, por otra parte, cáncer o estados terminales fueron las de menor frecuencia, ya que los pacientes con dichas comorbilidades no se incluyeron por no tener las condiciones para registrar su peso. En la valoración geriátrica global encontramos que la percepción de salud de nuestra población, la mayoría la describía como regular, teniendo una mediana de AVDB de 6 y media de AVDI de 3. En la evaluación cognitiva, la escala de Folstein tenía un puntaje en promedio de 19, tal vez influido por la escolaridad y nivel socio económico de esta población. Detectamos 29 síndromes geriátricos; la polifarmacia, el riesgo para desnutrición y la patología dental tuvieron las más altas frecuencias, y en la literatura están implicadas como causas de pérdida de peso en el adulto mayor. En el análisis del cambio de peso al egreso hospitalario, el promedio de peso fue de 63 kg con una disminución en promedio de 1.84 kg; el 30 % de nuestra población presentó pérdida de peso significativa –a pesar de la Pérdida de peso en el adulto mayor durante la hospitalización No. 28 • Volumen 9 Tabla 8. Diferencias en la valoración geriátrica entre los grupos Variable Autopercepción de salud • Excelente • Buena • Regular • Mala • Muy mala AVDB AVDI Escala de Folstein Escala de Depresión geriátrica Peso al ingreso (kg) Talla (mts) IMC (kg/mt2) Dinamometría (kg) Riesgo nutricional Piezas dentales • 24 a 32 piezas • 12 a 24 piezas • 6 a 12 piezas • 0 a 6 piezas Prótesis dental • No • Puente • Placa unilateral • Placa bilateral Prueba levántate y anda cronometrada (seg) Número de caídas en 12 meses Lugar de caídas • Domicilio • Calle • Ambos lugares Índice de Charlson Dinamometría al egreso (kg) Días de hospitalización Grupo de pérdida no significativa de peso (n= 58) Grupo de pérdida significativa de peso (n=25) 2 23 19 9 0 6 (0-6) 3.6 (±2.8) 20.5 (±6.4) 4.5 (±3.7) 66.5 (±17.7) 1.6 (±0.8) 25.7 (±5.5) 12.5 (±7.5) 28 2 3 8 6 3 6 (0-6) 3.4 (±3) 16.9 (±8.1) 4.6 (±4.6) 61.4 (±12.4) 1.6 (±0.1) 22.8 (±3.8) 14.5 (±4.9) 11 0.012 1 13 9 31 3 2 2 16 0.115 31 3 9 8 17.3 (±8) 2 (0-7) 14 0 2 6 18.7 (±7.9) 0 (0-10) 0.371 16 4 2 2.3 (±1.7) 13.9 (±9.9) 6.4 (±2.9) 5 1 1 1.7 (±2) 15.2 (±8.6) 7.6 (±4.7) 0.911 Valor de p* 0.471 0.779 0.058 0.950 0.197 0.561 0.188 0.538 0.515 0.590 0.059 0.353 0.804 0.506 AVDB, actividades de la vida diaria básica; AVDI, actividades de la vida instrumentada; kg, kilogramos; mts, metros; IMC, índice de masa corporal; seg, segundos. *p significativa <0.05. intervención nutricional utilizada en la Unidad Geriátrica–, lo cual confirma lo reportado en la literatura mundial. Son múltiples los factores de riesgos descritos en el adulto mayor asociados a pérdida de peso, lo que explica la alta prevalencia durante su hospitalización. Condiciones médicas comunes en los ancianos, tales como enfermedades gastrointestinales, síndromes de malabsorción, infecciones agudas y crónicas, a menudo causan anorexia, deficiencias de micronutrientes y aumento de los requerimientos de energía.13 Cáncer y enfermedades reumatológicas producen efectos anoréxicos por la liberación de citocinas. Caquexia es un síndrome complejo metabólico asociado con la enfermedad subyacente y se caracteriza por la pérdida de músculo con o sin pérdida de masa grasa. Las características de la caquexia es la pérdida de peso, pero la inflamación es también un componente clave. La anorexia, resistencia a la insulina, y el mayor deterioro de proteínas musculares se asocian frecuentemente con caquexia. La inflamación desempeña un papel importante en la patogénesis de la caquexia, con un aumento absoluto o relativo en los niveles de las citocinas de la inflamación, como TNF-a, IL-1 y IL-6.38 Condiciones que a menudo afectan a las personas mayores que se asocian frecuentemente con caquexia incluyen cáncer, insuficiencia cardíaca crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica e insuficiencia renal crónica.39 La depresión se asocia a menudo con el duelo y el deterioro de las redes sociales y es común en las personas mayores; se encuentra presente en el 2 % Ciencias Clínicas 17 Pérdida de peso en el adulto mayor durante la hospitalización No. 28 • Volumen 9 Tabla 9. Diferencias en diagnósticos geriátricos entre los grupos Variable Abuso y maltrato Caídas Colapso del cuidador Demencia Depresión Riesgo nutricional Deterioro cognoscitivo leve Deterioro funcional Estreñimiento Fragilidad Hipotensión ortostática Incontinencia fecal Incontinencia urinaria Obesidad Patología de los pies Patología dental Pérdida de la autonomía Polifarmacia Síndrome de inmovilidad Trastornos del sueño Trastorno de la marcha Úlceras por presión Déficit visual Déficit auditivo Grupo de pérdida no significativa de peso (n=58) 1 18 2 21 18 31 16 5 17 7 1 6 14 6 5 30 4 37 4 0 11 1 24 23 Grupo de pérdida significativa de peso (n=25) 0 7 1 10 10 14 7 3 7 4 0 1 8 4 1 15 2 14 3 4 4 1 11 6 Valor de p* 0.509 0.782 0.902 0.743 0.428 0.830 0.969 0.632 0.904 0.628 0.509 0.340 0.457 0.509 0.456 0.488 0.859 0.503 0.443 0.002 0.195 0.535 0.824 0.170 *p significativa <0.05. al 10 % de la comunidad de adultos mayores, y una proporción mucho mayor en los institucionalizados y hospitalizados.40 En nuestro estudio, la prevalencia de depresión fue de 33 %. La depresión es más probable que se manifieste como disminución del apetito y pérdida de peso en los adultos mayores que en adultos jóvenes y es una causa importante de pérdida de peso y de desnutrición en este grupo. La desnutrición en sí puede empeorar la depresión.41 Inmovilidad, temblores y problemas de vista pueden reducir la capacidad de una persona de edad para consumir alimentos. La mala dentadura limita el tipo y la cantidad de alimentos ingeridos. En un estudio de residentes de un asilo de entre 60 a 101 años en Boston, la mitad se quejaron de problemas con la masticación, morder y tragar. Las personas con dentaduras postizas eran más propensas a tener escaso aporte de proteínas que las que tienen su propios dientes.44 Las personas mayores tienen más probabilidades de vivir solas que los adultos jóvenes. El aislamiento social y la soledad se han asociado con disminución del apetito y la ingesta de energía en el anciano durante su internamiento.42 Las personas mayores tienden a consumir mucho más alimento (hasta un 50 %) durante una comida al comer en compañía de amigos o familiares, que cuando comen solos. Polifarmacia usada durante la hospitalización en los ancianos puede provocar una deficiente absorción de nutrientes, síntomas gastrointestinales y pérdida de apetito. Por ejemplo, la digoxina y algunos tipos de quimioterápicos pueden causar náuseas, vómitos y pérdida del apetito. Además de posibles interacciones medicamentosas que contribuyen a la anorexia.38 La demencia también puede contribuir a la reducción de la ingesta en las personas mayores, ya que los individuos simplemente se olvidan de comer. Hasta el 50 % de los pacientes institucionalizados con demencia ha informado que sufre de desnutrición proteícoenergético.43 18 Ciencias Clínicas Sin embargo, en nuestro estudio ninguno de los factores de riesgo expuestos anteriormente demostró predicción de forma independiente para pérdida de peso significativa durante la hospitalización del adulto mayor. Pérdida de peso en el adulto mayor durante la hospitalización No. 28 • Volumen 9 Tabla 10. Modelo de regresión logística para las variables mostradas Variable Escala de Folstein Número de caídas en 12 meses Residencia urbana Trastorno del sueño Autopercepción de salud OR 0.787 0.957 0.059 0.000 0.000 IC 95% 0.65-0.95 0.63-1.46 0.004-0.82 0.00-* 0.00-* Valor de p* 0.013 0.837 0.035 0.999 0.088 Se ofrecen Razón de Momios (OR) e intervalos de confianza (IC) del 95%. * p significativa <0.05. Por otra parte, encontramos que con cada aumento en el puntaje de la escala de Folstein y vivir actualmente en un medio urbano protege contra la pérdida de peso significativa en esta población. En la revisión de la literatura hay estudios que muestran una asociación entre disfunción cognitiva o menor desempeño cognitivo y pérdida de peso, principalmente en pacientes con Enfermedad de Alzheimer,28,29,45,30 pero no en pacientes hospitalizados. Hasta lo que sabemos no existe reporte de asociación de pérdida de peso y vivir en un medio urbano. Una de las limitaciones de nuestro estudio es el tamaño de muestra no alcanzado, debido primordialmente a la gravedad de los pacientes, lo que imposibilitaba el registro del peso debido a que requeríamos que lograran al menos la posición de sedestación. Los resultados alcanzaron un 76 % de nivel de confianza con 5 % de margen de error. La segunda limitante es que es un estudio monocéntrico, por lo tanto los resultados no podrían ser aplicados a otras poblaciones. La tercera limitante fue no registrar peso diario, registro que nos abriría a la observación de cambios en el peso del día a día de los pacientes, esto no fue factible por la logística y los recursos humanos disponibles. Una área de oportunidad en futuros estudios es el registro del número de complicaciones presentes en los pacientes hospitalizados, y analizar si como consecuencia de pérdida de peso durante la hospitalización la incidencia de estas complicaciones aumenta y cuál de ellas en esta particular población. Conclusión En los adultos mayores, la disminución de peso presente durante la hospitalización tuvo una prevalencia del 30 %. Características sociodemográficas, como baja escolaridad y bajo puntaje en Folstein fueron también presenciadas en este estudio. Factores de riesgo no clásicos: escala de Folstein y residencia fueron asociados a pérdida de peso. Puesto que la pérdida de peso obedece a múltiples causas se requieren múltiples intervenciones simultáneas como plan terapéutico. Por lo anterior, recomendamos que el peso de los pacientes adultos mayores hospitalizados sea vigilado en forma estrecha, porque la pérdida de peso tiene una alta prevalencia y efectos adversos. Contar con las herramientas adecuadas para la medición del peso a todo paciente hospitalizado. Referencias bibliográficas: 1. Villareal DT, Apovian CM, Kushner RF, et al. Obesity in older adults: technical review and position statement of the American Society for Nutrition and NAASO, The Obesity Society. Am J Clin Nutr 2005;82:923–34. 2. Schoenborn CA, Adams PF, Barnes PM. Body weight status of adults: United States, 1997–98. Adv Data 2002; 1–15. 3. Stevens J, Cai J, Pamuk ER, et al. The effect of age on the association between body-mass index and mortality. 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Durante dos meses se llevó a cabo la clasificación de pacientes en grupos de riesgo bajo, moderado y alto para evento tromboembólico y la evaluación preoperatoria de medidas antitrombóticas establecidas. La muestra fue de 200 pacientes. 100 pacientes fueron evaluados en el Hospital Metropolitano de los Servicios de Salud de Nuevo León y 100 pacientes en TecSalud Hospital San José. • Resultados Las medidas profilácticas tomadas en cada grupo de riesgo de pacientes fueron analizadas en cada hospital. Consideramos importante destacar que en el grupo de mayor riesgo para enfermedad tromboembólica solo se prescribieron medidas profilácticas efectivas en el 61.5 % de los pacientes operados en TecSalud Hospital San José y en el 50 % de los pacientes evaluados en el Hospital Metropolitano. • Discusión La infrautilización de medidas profilácticas antitrombóticas es un fenómeno que ha sido reportado por varios autores. En México existen trabajos publicados en los cuales se demuestra también un uso no óptimo de estas medidas. Por medio de este trabajo podemos concluir que en nuestra población, tomando en cuenta la evaluación de dos hospitales de la localidad, no existe un uso rutinario correcto de las medidas profilácticas antitrombóticas en pacientes quirúrgicos. Introducción Diversos estudios han demostrado que la Enfermedad Tromboembólica Venosa (ETV) es la causa más frecuente de muerte prevenible en pacientes hospitalizados.1,2 La Enfermedad Tromboembólica Venosa en pacientes sometidos a un procedimiento quirúrgico es una patología frecuente que puede desarrollarse en forma subclínica o presentarse como un cuadro agudo de edema, congestión y dolor de una extremidad a veces invalidante.2 Existen factores de riesgo documen- 1 Cirugía General, Gastrointestinal y Laparoscopia Avanzada. Servicio de Cirugía General y Mínima Invasión. Hospital de Infectología. Centro Médico Nacional “La Raza”. 2 Coordinador de Investigación de Especialidad de Calidad de la Atención Clínica de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 3 Hematólogo. Profesor Investigador. Centro de Innovación y Transferencia en Salud de la Escuela de Medicina del Tecnológico de Monterrey. 4 Coordinador de Investigación de la Especialidad de Cirugía General de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. Ciencias Clínicas 21 Evaluación de la profilaxis antitrombótica en pacientes quirúrgicos en dos hospitales de la Ciudad de Monterrey No. 28 • Volumen 9 Tabla 1. Factores de riesgo trombótico establecidos por la ACCP Cirugía Trauma mayor o en extremidades Inmovilidad de extremidades Cáncer (activo u oculto) Terapia antineoplásica (quimio, radio) Compresión venosa (tumor, hematoma) Antecedente de ETV Pacientes mayores de edad. (>60años) Embarazo o período postparto Anticonceptivos orales con estrógenos Agentes estimuladores de eritropoyesis Padecimientos médicos agudos Enfermedad inflamatoria Intestinal Síndrome nefrótico Desórdenes mieloproliferativos Hemoglobiuria paroxistica nocturna Obesidad Cateterización venosa central Trombofilia y trombocitosis hereditaria o adquirida Geerts WH, Bergqvist D, Pineo GF, Heit JA, et al: Prevention of venous thromboembolism: the Eight ACCP Evidence based Clinical practice Guidelines. Chest 2008; 133: 381S-453S.2 tados en la literatura y establecidos por la American Collegue of Chest Physicians (ACCP), los cuales se relacionan con el aumento en la incidencia de Enfermedad Tromboembólica Venosa (ETV) en pacientes quirúrgicos.2 (Ver Tabla 1). La subutilización de medidas profilácticas antitrombóticas en la práctica intrahospitalaria ha sido demostrada en varias publicaciones a nivel mundial.3 Se estima que globalmente solo se proporciona la adecuada profilaxis antitrombótica recomendada por la ACCP a cerca del 65 % de los pacientes que tienen indicación para recibirla.3 Geerts y colaboradores clasificaron a los pacientes en diferentes grupos de riesgo, basándose en diferentes factores de riesgo como: edad, sexo, tipos de cirugía, co-morbilidades y antecedentes previos de Enfermedad Tromboembólica Venosa.3 (Ver Tabla 2). Los mecanismos de profilaxis antitrombótica pueden ser de tipo mecánico o farmacológico, ambos pueden darse por separado o de forma simultánea.3 La profilaxis mecánica incluye: medias de compresión graduada, dispositivos de compresión neumática intermitente y bombas de presión venosa para los pies.3 Las opciones farmacológicas comprenden: heparina no fraccionada a dosis bajas, heparina de bajo peso molecular (HBPM), antagonistas de la vitamina K (warfarina) y un agente inhibidor de factor Xa (fondaparineux).3 Agentes anti-agregantes plaquetarios no son recomendados actualmente por las guías clínicas del ACCP. Las indicaciones del uso de profilaxis antitrombótica están especificadas de acuerdo al grupo de riesgo al que sea asignado el paciente. Estas recomendaciones fueron revaloradas y emitidas en el 2008 por el Ame- Tabla 2. Clasificación del riesgo de evento de ETV en pacientes sometidos a cirugía. ACCP 2008. Geerts WH, Bergqvist D, Pineo GF, Heit JA, et al: Prevention of venous thromboembolism: the Eight ACCP Evidence based Clinical practice Guidelines. Chest 2008; 133: 381S-453S.2 22 Ciencias Clínicas Evaluación de la profilaxis antitrombótica en pacientes quirúrgicos en dos hospitales de la Ciudad de Monterrey No. 28 • Volumen 9 rican Collegue of Chest Physician (ACCP), y actualmente constituyen la guía clínica más utilizada por todos los centros hospitalarios.3 (Ver Tabla 3). Objetivo El objetivo de nuestro trabajo es evaluar la frecuencia con que se utilizan medidas profilácticas efectivas, ya sea mecánicas o farmacológicas, en pacientes quirúrgicos en las áreas de cirugía general y ortopédica en las diferentes categorías de riesgo, de acuerdo a los criterios del ACCP en TecSalud Hospital San José –un hospital privado– y en el Hospital Metropolitano “Bernardo Sepúlveda‑” –un hospital público de los Servicio de Salud de Nuevo León. Hipótesis Hipótesis del estudio (alterna): Existe una subutilización de las medidas profilácticas efectivas para la Enfermedad Tromboembólica Venosa en la atención perioperatoria de pacientes en las áreas de cirugía general y ortopédica de acuerdo a las recomendaciones del ACCP, tanto en hospitales públicos como privados. Hipótesis nula: No existe una subutilización de las medidas profilácticas efectivas para la Enfermedad Tromboembólica Venosa en la atención perioperatoria de pacientes en las áreas de cirugía general y ortopédica de acuerdo a las recomendaciones del ACCP, tanto en hospitales públicos como privados. Material y métodos Estudio prospectivo transversal, analítico observacional. Se llevaron a cabo las mediciones en un periodo de dos meses en ambos hospitales. Se anticipó una prevalencia del 40 % de no cumplimiento completo para pacientes con riesgo de trombosis venosa. Con una precisión del 5 %, tamaño esperado de la muestra (universo) a recolectar de 300 pacientes, se requirieron 163 pacientes para obtener un intervalo de confianza del 95 % de entre 35 y 45 % de prevalencia de no cumplimiento. Para asegurar la muestra se admitieron 200 pacientes en total. Fueron seleccionados de manera consecutiva a todos los pacientes adultos (>15 años) que estuvieron programados de forma electiva o de urgencia y se sometieron a un procedimiento quirúrgico u ortopédico en el Hospital Metropolitano de SSNL y en TecSalud Hospital San José durante el período asignado por el protocolo para la recolección de datos. Tabla 3. Niveles de riesgo de evento trombótico y profilaxis recomendada según las guías clínicas de la ACCP Riesgo aprox. de TVP sin profilaxis, % <10 Opciones sugeridas de Tromboprofilaxis Ninguna Deambulación temprana y agresiva • La mayoría de los pacientes de cirugía general, ginecológica y urológica abiertas • Pacientes médicos en reposo en cama • Pacientes de < 60 años sin FR 10-40 HBPM (a dosis profiláctica) DBHNF 2 o 3/día, Fondaparinux Medidas mecánicas • > 60 años y cirugía mayor • 40-60 años, cirugía mayor + FR • Infarto al miocardio • Enfermedades médicas con FR • ETV previa • Malignidad • Cirugía de cadera, rodilla, tobillo • Lesión de médula espinal 40-80 HBPM (dosis terapéutica), antagonistas orales de la Vit K (INR 2-3). DBHNF. Dosis recomendada (3 veces día). Se debe combinar con medidas mecánicas Riesgo Bajo Parámetros quirúrgicos • Cirugía menor en pacientes ambulatorios • Pacientes médicos completamente ambulatorios Moderado Alto Geerts WH, Bergqvist D, Pineo GF, Heit JA, et al: Prevention of venous thromboembolism: the Eight ACCP Evidence based Clinical practice Guidelines. Chest 2008; 133: 381S-453S.2 Ciencias Clínicas 23 Evaluación de la profilaxis antitrombótica en pacientes quirúrgicos en dos hospitales de la Ciudad de Monterrey No. 28 • Volumen 9 Tabla 4. Pacientes incluidos en el estudio Hospital TecSalud Hospital San José Hospital Metropolitano Total Frecuencia 100 100 200 Porcentaje (%) 50.0 50.0 100.0 Porcentaje acumulado 50.0 100.0 Distribución de pacientes por hospital Criterios de inclusión Pacientes adultos (mayores de 15 años) que serán sometidos a procedimientos quirúrgicos electivos de tipo ortopédicos, vasculares, bariátricos, de cirugía general o de urgencia en ambas instituciones participantes en el estudio. Criterios de exclusión Pacientes que sean menores de edad (menores de 15 años). Pacientes en los que no se lleve a cabo ningún procedimiento quirúrgico (cancelación o suspensión). Pacientes que no autoricen la recolección de información por el evaluado. Técnicas de análisis estadístico El estudio abarcó la recopilación en el preoperatorio y postoperatorio inmediato de los datos generales del paciente, los factores de riesgo (clasificación del paciente en un grupo de bajo, moderado y alto riesgo) y otras comorbilidades, las medidas de profilaxis para ETV utilizadas y los datos del procedimiento quirúrgico. Posteriormente, en el postoperatorio se revisaron indicaciones post operatorias prescritas relacionadas con profilaxis antitrombótica establecida en cada caso en particular, especificando dosis y tipo de profilaxis utilizada (farmacológica o no farmacológica). Se indicó al médico tratante agregar la profilaxis recomendada en cada paciente que la requiriera. Se analizaron las variables no categóricas de las características basales mediante el cálculo de medias, medianas y medidas de dispersión (IC95 %, desviación estándar y rangos intercuartiles). Se determinaron proporciones de no cumplimiento con las recomendaciones de las guías clínicas ya establecidas, con sus respectivos intervalos de confianza de 95 %. Fueron comparadas proporciones entre lo observado y lo esperado de acuerdo a la literatura mundial (se encuentran reportadas tasas de cumplimiento del 60 % en estudios similares realizados en otros países). Para los cálculos estadísticos se utilizó el programa de ordenador Excel® de Microsoft® y SPSS® para Windows® versión 13.0 (SPSS, Inc., Chicago IL). Resultados Fueron incluidos 200 pacientes para la realización de este estudio durante los meses de septiembre y octubre de 2010. Los pacientes estuvieron divididos en dos grupos para el estudio y análisis de los datos obtenidos; 100 pacientes (50 % de la muestra total) correspondieron a pacientes operados en TecSalud Hospital San José, un hospital privado, y los otros 100 pacientes de la muestra correspondieron a pacientes que fueron operados en el Hospital Metropolitano Dr. Bernardo Sepúlveda, hospital público de los Servicios de Salud de Nuevo León. (Ver Tabla 4). La información demográfica de los pacientes incluidos en el estudio en ambos hospitales resultó homogénea y se presenta en las Tablas 4 y 5 del presente artículo. Tabla 5. Información demográfica de los pacientes operados en TecSalud Hospital San José Número % Pacientes 100 100 Sexo femenino 44 44 Edad promedio (media + DE) 40 años +/- 17a N/A Sexo masculino 56 56 Edad promedio (media + DE) 53.5 años +/- 16ª N/A Datos demográficos de los pacientes incluidos en el estudio en TecSalud Hospital San José. DE= Desviación estándar. 24 Ciencias Clínicas Evaluación de la profilaxis antitrombótica en pacientes quirúrgicos en dos hospitales de la Ciudad de Monterrey No. 28 • Volumen 9 Tabla 6. Información demográfica de los pacientes operados en el Hospital Metropolitano Número % Pacientes 100 100 Sexo femenino 62 62 Edad promedio (media + DE) 37 +/- 16ª N/A Sexo masculino 38 38 Edad promedio (media + DE) 48 +/- 17ª N/A Datos demográficos de los pacientes incluidos en el estudio en el Hospital Metropolitano de Monterrey. DE= Desviación estándar Gráfica 1. Clasificación de riesgo para ETV en los pacientes operados en TecSalud Hospital San José incluidos en el estudio Riesgo para ETV HSJ Gráfica 2. Clasificación de Riesgo para ETV en los pacientes operados en el Hospital Metropolitano incluidos en el estudio Riesgo para ETV en Hospital Metropolitano (n=100) 17% 52% 10% 42% 31% 48% BAJO MODERADO BAJO ALTO MODERADO ALTO Clasificación establecida por criterios del ACCP 20082. ETV= Enfermedad Tromboembólica Venosa. Clasificación establecida por criterios del ACCP 2008. ETV= Enfermedad Tromboembólica Venosa. Tabla 7. Grupo de pacientes con riesgo alto de ETV operados en el TecSalud Hospital San José (N=5) Pacientes 20 pacientes Terapia antitrombótica Empleada No farmacológica (NE) % Dispositivo/fármaco 38.5 20 pacientes VE 32 pacientes Mixta (efectiva) 61.5 HBPM DP diaria. 0 pacientes VE 2 pacientes con MCG Medidas profilácticas tomadas en pacientes operados con riesgo alto de ETV en TecSalud Hospital San José. DP= Dosis Profiláctica , NE= No Efectiva, VE= Vendas elásticas. MCG= Medias de compresión graduada. Ciencias Clínicas 25 Evaluación de la profilaxis antitrombótica en pacientes quirúrgicos en dos hospitales de la Ciudad de Monterrey No. 28 • Volumen 9 En el grupo de pacientes operados en TecSalud Hospital San José (N=100), durante los meses de duración del estudio, se clasificaron como pacientes de alto riesgo para Enfermedad Tromboembólica Venosa (ETV) a 52 pacientes (52 %); como de riesgo moderado, a 31 pacientes (31 %); y como riesgo bajo, a 17 pacientes (17 %). Ver Gráfica 1. En el grupo de pacientes de riesgo alto para Enfermedad Tromboembólica Venosa (ETV) solo en el 61.5 % de los pacientes se prescribió la adecuada profilaxis antitrombótica, la cual correspondió a medias de compresión elástica combinadas con heparina de bajo peso molecular. (Ver Tabla 7). En el Hospital Metropolitano de los Servicios de Salud de Nuevo León se clasificaron como pacientes de alto riesgo en este periodo a 42 pacientes (Ver Gráfica 2), de los cuales solo se prescribió adecuada profilaxis en el 50 % de los pacientes. (Ver Tabla 7). Discusión La Enfermedad Tromboembólica Venosa representa una complicación en todo paciente quirúrgico que presente factores de riesgo para el desarrollo de la misma. Motivo por el cual en este trabajo decidimos realizar una evaluación de los factores de riesgo para desarrollo de Enfermedad Tromboembólica Venosa, así como las medidas preventivas que se están realizando en pacientes quirúrgicos en nuestra población, representada esta última por dos hospitales de la ciudad de Monterrey: TecSalud Hospital San José y el Hospital Metropolitano de los Servicios de Salud de Nuevo León. Las medidas profilácticas antitrombóticas efectivas para disminuir el riesgo de ETV en pacientes quirúrgicos se encuentran perfectamente bien definidas en guías clínicas establecidas, dentro de las cuales, la guía proporcionada por el Americal Collegue of Chest Physician (ACCP) en 20082 ha sido la más aceptada por todos los hospitales a nivel mundial. Para la realización de este estudio fueron incluidos 200 pacientes (n=200), estos fueron divididos en dos grupos para su estudio: 100 pacientes fueron evaluados de forma longitudinal y consecutiva no aleatoriamente durante los meses de septiembre y octubre en TecSalud Hospital San José y 100 pacientes fueron evaluados de la misma manera en el Hospital Metropolitano de los Servicios de Salud de Nuevo León. La recolección de la información necesaria para el estudio se obtuvo en la mayoría de los pacientes en el preoperatorio. En TecSalud Hospital San José encontramos que solo en el 61.5 % de los pacientes fue indicada la terapia antitrombótica efectiva. En el 38.5 % restante de los pacientes se utilizaron medidas no farmacológicas o mecánicas consistentes en medias elásticas, las cuales no tienen ninguna utilidad en este grupo de pacientes y no son recomendadas por la ACCP. En el grupo de pacientes evaluados en el Hospital Metropolitano identificamos que solo en el 50 % de los pacientes se les indicó profilaxis adecuada. Podemos demostrar en este estudio que no se otorgó terapia farmacológica antitrombótica innecesaria a ningún paciente, ya que de todos los que se clasificaron como de riesgo bajo para ETV a ninguno de ellos se les administró medicamento alguno, salvo las medias elásticas, las cuales constituyen un rutina obligatoria en quirófano en ambos hospitales para todos los pacientes que se someterán a un procedimiento quirúrgico mayor, independientemente del riesgo que presenten. De igual manera, podemos demostrar que los resultados obtenidos en este trabajo manifiestan un uso sub óptimo de la profilaxis antitrombótica en pacientes quirúrgicos en las dos instituciones evaluadas en este estudio. El hecho de que una de las instituciones sea un hospital privado nos permite inferir que la mayor disponibilidad de recursos no está estrechamente relacionada con un mejor apego a las normas establecidas para el uso adecuado de la Tromboprofilaxis. Tabla 8. Grupo de pacientes con riesgo alto para ETV en el Hospital Metropolitano (N= 42). Pacientes % 21 pacientes 50 Terapia antitrombótica empleada No farmacológica(NE) Dispositivo/ medicamento VE en todos los pacientes 21 pacientes 50 Mixta (efectiva) HBPM en todos los casos VE en todos los casos Medidas profilácticas tomadas en los pacientes operados con riesgo alto en el Hospital Metropolitano de Monterrey. VE= Vendas elásticas. HBPM= Heparina de Bajo Peso Molecular. DIS/MED= Dispositivo/Medicamento. NE=No Efectiva. 26 Ciencias Clínicas Evaluación de la profilaxis antitrombótica en pacientes quirúrgicos en dos hospitales de la Ciudad de Monterrey No. 28 • Volumen 9 Conclusión Existe subutilización en el uso de profilaxis antitrombótica en pacientes quirúrgicos de moderado y alto riesgo en ambos hospitales evaluados en este estudio. Los resultados en relación a porcentajes de cumplimiento adecuado de profilaxis antitrombótica son semejantes a los publicados a nivel mundial por otros autores y son ligeramente mejores a los publicados por autores mexicanos como Carrillo y col. y Zavaleta y col. Sin embargo, constituye una área importante de mejoramiento en la calidad de la atención y seguridad brindada a los pacientes. Proponemos como una medida para el mejoramiento del uso adecuado de profilaxis antitrombótica cuatro recomendaciones: 1.- Diseño de guías clínicas estandarizadas con los lineamientos nacionales e internacionales, pero adecuadas a los procesos y necesidades propias de nuestras instituciones. 2.- La creación de un equipo de salud multidisciplinario enfocado en el cuidado y la atención del paciente con riesgo de Enfermedad Tromboembólica Venosa; y encargado de la evaluación de las terapias antitrombóticas que se están administrando a cada paciente. 3.- Desarrollo de estudios observacionales en los hospitales de nuestra población para conocer la calidad de la profilaxis antitrombótica que se está manejando en cada hospital, así como para conocer el impacto económico y en cuestiones de salud que trae consigo la carencia de una adecuada Tromboprofilaxis. 4.- Capacitación constante sobre el beneficio de la Tromboprofilaxis al personal del área médica de base, residentes y personal de enfermería de las instituciones. Por el gran impacto que tiene la Enfermedad Tromboembólica Venosa en la morbilidad y en los costos económicos que genera para las instituciones y los pacientes, consideramos que es necesario implementar políticas hospitalarias encaminadas a incrementar el uso adecuado de la Tromboprofilaxis. Referencias bibliográficas: 1. Agnelli G: Prevention of Venous Thrombosis in Surgical Patients. Circulation 2004; 110 (Suppl IV): IV-4 - IV-12. 2. Geerts WH, Bergqvist D, Pineo GF, Heit JA, et al: Prevention of venous thromboembolism: the Eight ACCP Evidence based Clinical practice Guidelines. Chest 2008; 133: 381S-453S. 3. Anaya DA, Nathens AB. Thrombosis and Coagulation: Deep vein thrombosis and pulmonary embolism prophylaxis. Surg. Clin. N. A. 2005; 85: 1163-1177. 4. Antiplatelet Trialists’ Collaboration. Collaborative overview of randomised trials of antiplatelet therapy. III. Reduction in venous thrombosis and pulmonary embolism by antiplatelet prophylaxis among surgical and medical patients. 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Correspondencia: Dr. Jorge Favio Lezama de Luna Email: faviolezama@hotmail.com Ciencias Clínicas 27 No. 28 • Volumen 9 Las posiciones eléctricas del corazón • Dr. Gerardo Pozas Garza1 • Dr. Francisco Cruz Ramos2 Palabras clave Corazón en posición intermedia, corazón en posición horizontal, corazón en posición vertical, dextrorrotación, levorrotación. Introducción El eje eléctrico corresponde al vector promedio resultante de la sumatoria de los vectores individuales para los procesos de despolarización y repolarización de aurículas y ventrículos (aP, aQRS, aT). En condiciones normales, el eje eléctrico del complejo QRS coincide con la posición anatómica del corazón dentro del tórax. En circunstancias anormales (trastornos de conducción intraventricular, hipertrofias, infarto, entre otros), el eje eléctrico se desvía independientemente de la posición anatómica del corazón. El Dr. Frank Wilson propuso el concepto de las posiciones eléctricas del corazón. Estas corresponden a variantes de la normalidad y su determinación se basa en el cálculo del eje eléctrico del complejo QRS. El corazón puede rotar dentro del tórax de acuerdo a tres ejes: anteroposterior, longitudinal y transversal (ver Figura 1). Respecto al eje anteroposterior existen cinco rotaciones posibles: horizontal, semihorizontal, intermedio, semivertical y vertical. En cuanto al eje longitudinal (baseápex), visto el corazón desde el ápex, las variantes son: dextrorrotación y levorrotación. Finalmente, respecto al eje transverso, el corazón puede presentar la punta hacia adelante o la punta hacia atrás. El método de Grant, que representa gráficamente la dirección de los vectores en los planos frontal y transversal, es de ayuda en la caracterización de las posiciones eléctricas.1 El reconocimiento de las morfologías electrocardiográficas unipolares facilita la interpretación diagnóstica.2 El método de Cabrera despliega las derivaciones del plano frontal en un formato anatómico u ordenado y auxilia en el cálculo del eje eléctrico cardiaco.3 En el presente artículo se analizarán las rotaciones del corazón con énfasis en la despolarización y repolarización ventricular (QRS y T). Rotación en el eje anteroposterior Posición eléctrica intermedia El asa de QRS gira en el plano frontal en sentido horario con un vector promedio cercano a + 30°. Las derivaciones aVL, aVF y V6 muestran morfologías de epicardio izquierdo (R, qR, qRs, Rs) (ver Figura 2, trazo superior). El asa de T en el plano frontal también gira en sentido horario y su eje eléctrico puede situarse tanto a la izquierda como a la derecha del eje eléctrico del complejo QRS. La separación de los ejes de QRS y T en el plano frontal suele ser menor de 40°, circunstancia que también se aplica a las siguientes dos variantes.4 Posición eléctrica horizontal El asa de QRS en el plano frontal gira en sentido antihorario con un vector promedio cercano a – 30°. Las derivaciones aVL y V6 muestran morfologías de epicardio izquierdo. Las derivaciones aVF y V1 muestran morfologías de epicardio derecho (rS, QS, Qr, rSr’) (ver Figura 2, trazo medio). Como resultado del sentido de rotación del asa, la morfología del complejo QRS es QI-SIII (negatividad inicial en DI, negatividad final en DIII). La parte inicial del asa se sitúa en el hemicampo positivo de aVF (morfología rS), mientras que su parte final se inscribe en el hemicampo positivo de aVL (morfología qR). El asa de T en el plano frontal gira en sentido horario, por lo que la polaridad de la onda T en la derivación DIII puede ser negativa; en caso de presentar una polaridad bifásica esta será siempre -/+. El vector de la onda T suele situarse a la derecha del eje de QRS. Posición eléctrica vertical En el plano frontal el asa de QRS gira en sentido horario con un vector promedio dirigido a +90°. Las derivaciones aVF y V6 muestran morfologías de epicardio izquierdo; la derivación V1 muestra morfología de epicardio 1 Cardiólogo electrofisiólogo de TecSalud Hospital San José y del Instituto de Cardiología y Medicina Vascular de TecSalud. 2. Médico pasante en servicio social de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 28 Ciencias Clínicas Las posiciones eléctricas del corazón No. 28 • Volumen 9 derecho y la derivación aVL explora a la aurícula izquierda (morfología rS) (ver Figura 2, trazo inferior). De acuerdo al sentido de rotación del asa, la morfología del complejo QRS es SI-QIII (negatividad final en DI, negatividad inicial en DIII). La parte inicial del asa se sitúa en el hemicampo positivo de aVL (morfología rS), mientras que su parte final se localiza en el hemicampo positivo de aVF (morfología qR). El asa de T rota en sentido horario y su vector promedio por lo regular está a la izquierda del vector de QRS. La onda T puede ser negativa en aVL cuando el asa de la misma se sitúa en su hemicampo negativo; en caso de ser bifásica su polaridad será +/-, más no al revés. Rotación en el eje longitudinal Ausencia de rotación en el eje longitudinal En esta condición, como es de esperarse, el ventrículo derecho tiene una situación anterior respecto al ventrículo izquierdo. Esto determina que las derivaciones V1 y V2 exploren al ventrículo derecho (morfología rS); y las derivaciones V5 y V6, al izquierdo (morfología qR). Las derivaciones V3 y V4, que exploran al septum interventricular, registran deflexiones bifásicas (RS) y se denominan transicionales. Tradicionalmente se habla de una progresión en la amplitud de la onda R en las derivaciones precordiales. Sin embargo, se sabe que la amplitud de la onda R en V5 y V6 puede disminuir en condiciones normales. También se debe considerar que la amplitud máxima de la onda S se verifica en la derivación V2 y posteriormente muestra una disminución progresiva en su amplitud. Por tanto, se observa un incremento progresivo en el cociente de la amplitud de las ondas R y S de V1 a V6. Dextrorrotación Visto el corazón desde el ápex, el corazón experimenta una rotación horaria (a favor de las manecillas del reloj). Esto determina que el ventrículo derecho se sitúe relativamente más anterior y más arriba respecto al izquierdo. Por tanto, el potencial del ventrículo derecho será registrado no solo por V1 y V2, sino por las derivaciones medias (V3/V4). Como consecuencia, el plano transicional se desplaza a la izquierda y la morfología isodifásica se registra en la derivación V5. El asa de QRS en el plano horizontal gira en sentido antihorario con su parte final hacia atrás y a la derecha (S en V6). Dado que el asa arranca hacia la izquierda no se inscribe la onda q fisiológica en V6 (morfología Rs) (ver Figura 3, trazo superior). Figura 1. Esquema que representa los ejes a partir de los cuales el corazón puede rotar Se muestran las morfologías unipolares epicárdicas (derecha [rS], izquierda [qR], dorsal o posterior [QR]), y endocárdicas (rS y QS). Ciencias Clínicas 29 Las posiciones eléctricas del corazón No. 28 • Volumen 9 Figura 2 Trazo superior. Formato de Cabrera. Posición eléctrica intermedia. Asa de complejo QRS con giro horario en el plano frontal. Eje eléctrico de QRS: 32°; eje eléctrico de T:3°. El vector de T es anterior al de QRS en el plano transverso. Se observa una progresión en el cociente de la amplitud de la onda R y S de V1 a V6: 0.4, 0.75, 1.57, 4.66, 7 y 12. Trazo medio. Formato de Cabrera. Posición eléctrica horizontal. Asa de complejo QRS con giro antihorario en el plano frontal. Eje eléctrico de QRS: -15°; eje eléctrico de T: - 19°. La onda T es negativa en DIII. El vector de T es anterior al de QRS en el plano transverso. Trazo inferior. Formato de Cabrera. Posición eléctrica vertical. Asa de complejo QRS con giro horario en el plano frontal. Eje eléctrico de QRS: 85°; eje eléctrico de T: 44°. La onda T es plana en aVL. El vector de T es anterior al de QRS en el plano transverso. 30 Ciencias Clínicas Las posiciones eléctricas del corazón No. 28 • Volumen 9 Levorrotación En este caso, el corazón rota en sentido antihorario situando al ventrículo izquierdo en una posición relativamente anterior y superior respecto al derecho (en contra de las manecillas del reloj). Ahora, el potencial del ventrículo izquierdo será registrado a partir de V3, o en ocasiones V2, así como por el resto de las derivaciones izquierdas. Por lo tanto, el plano transicional se desplaza a la derecha (V2). En la levorrotación es común observar una onda R alta en V2; puede también registrarse una onda q (manifestación del primer vector septal) a partir de V3. El asa de QRS en el plano horizontal gira en sentido antihorario con su parte final a la izquierda (morfología R) (ver Figura 3, trazo inferior). Vector de la onda T en el plano transverso Para determinar si el vector de la onda T es anterior o posterior respecto al vector de QRS se debe analizar la polaridad de la onda T en la derivación que muestre el complejo QRS isodifásico: si la onda T es positiva el vector de T es anterior al de QRS; si la onda T es negativa el vector de T es posterior al de QRS. Rotación en el eje transverso El Dr. Enrique Cabrera describió, en 1963, un patrón electrocardiográfico del tipo QI, QII y QIII sugestivo de un desplazamiento anterior del ápex (punta adelante) y un patrón del tipo SI, SII y SIII sugestivo de un desplazaFigura 3 Trazo superior. Formato de Cabrera. Dextrorrotación. El asa de QRS gira en sentido antihorario en el plano transverso. La parte inicial del asa se dirige a la izquierda y la parte final se sitúa a la derecha y hacia atrás. Esto explica la falta de onda Q y la persistencia de onda S en V6. El complejo transicional se registra en V4. El vector de T en el plano transverso en anterior al de QRS. Trazo inferior. Formato de Cabrera. Levorrotación. El asa de QRS gira en sentido antihorario en el plano transverso. La parte inicial se sitúa en el hemicampo negativo de V6. La parte final del asa se dirige a la izquierda. El vector de T en el plano transverso es anterior al de QRS. Ciencias Clínicas 31 Las posiciones eléctricas del corazón No. 28 • Volumen 9 Figura 4 Otras posibilidades de rotación Corazón horizontal dextrorrotado En este caso, el vector máximo de QRS se encuentra entre + 10 y + 30°. Sin embargo, el asa en el plano frontal no rota en sentido antihorario como es lo esperado sino en sentido horario. Esto explica que el asa de QRS se sitúe, al inicio, en el hemicampo positivo de DI, determinando la inscripción de una deflexión positiva (R); así como en el hemicampo negativo de DIII, inscribiendo una onda Q (la onda T también puede ser negativa) (ver Figura 4, trazo superior). Esta variante debe ser distinguida de un infarto de miocardio de la región inferior.5 Los datos que sugieren que la onda Q es fisiológica (de posición) son: 1) duración menor de 40 ms y sin empastamiento; 2) que sea circunscrita a DIII, a veces aVF, pero no en DII; 3) onda T negativa asimétrica en DIII. Trazo superior. Formato de Cabrera. Corazón horizontal dextrorrotado. El asa de QRS gira en sentido horario en el plano frontal (SIQIII). Eje eléctrico de QRS: 10°; eje eléctrico de T: 14°. El vector de T es anterior al de QRS en el plano transverso. La onda Q en DIII, profunda y con empastamiento pero de duración normal, con onda T negativa asimétrica sugiere la variante de la normalidad. Trazo inferior. Formato de Cabrera. Corazón horizontal con S en V6. Eje eléctrico de QRS: - 29°; eje eléctrico de T: 26°. El vector de T es anterior al de QRS en el plano transverso. La onda S profunda en las derivaciones inferiores así como la persistencia de onda S en las derivaciones V5 y V6 plantean el diagnóstico diferencial con un bloqueo fascicular izquierdo. Sin embargo, el TIDI no se encuentra prolongado en aVL respecto a V6 por lo que se trata de la variante de la normalidad. miento posterior del ápex (punta atrás). En ésta última, el vector promedio del complejo QRS se encuentra perpendicular al plano frontal, por lo que la determinación del eje eléctrico es difícil o imposible. Rotaciones combinadas Las rotaciones cardiacas pueden ocurrir en forma aislada o en combinación. Las combinaciones más comunes son: corazón horizontal levorrotado y corazón vertical dextrorrotado. 32 Ciencias Clínicas Corazón horizontal con S en V6 Como fue señalado anteriormente, un corazón horizontal determina la inscripción de complejos de morfología de epicardio izquierdo (R, Rs, qRs, qR) en las derivaciones V5 y V6. Cuando un corazón es horizontal no presenta levorrotación, puede presentar una onda S profunda en dichas derivaciones (ver Figura 4, trazo inferior) y se plantea el diagnóstico diferencial con un bloqueo del fascículo anterior izquierdo. En el bloqueo fascicular el eje de QRS está más a la izquierda de – 30° y el asa de QRS es más amplia (abierta) que en el corazón horizontal. El bloqueo fascicular se manifiesta por una prolongación ligera en la duración del complejo QRS, así como por un aumento en el tiempo a la inscripción de la deflexión intrinsecoide (TIDI, desde el inicio del complejo QRS hasta la cúspide de la onda R) en la derivación aVL.6, 7 Conclusiones El análisis vectorial del electrocardiograma permite caracterizar las posiciones eléctricas del corazón. El diagnóstico diferencial con los trastornos de conducción intraventricular se basa en un ensanchamiento en la duración del complejo QRS, así como en una prolongación del tiempo a la inscripción de la deflexión intrinsecoide (TIDI). El diagnóstico diferencial con el infarto de miocardio de la región inferior se establece por la presencia de onda Q patológica en DIII, aVF y generalmente también en DII. Las posiciones eléctricas del corazón No. 28 • Volumen 9 Referencias bibliográficas: 1. Pozas G. El método de Grant. Revista Avances 2012;27:18-22. 2. Pozas G. 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Correspondencia: Dr. Gerardo Pozas Garza Email: gpozas@itesm.mx Ciencias Clínicas 33 No. 28 • Volumen 9 HUMANIDADES MÉDICAS ¿Anestesia o anestresia? • Dr. Pedro Méndez Carrillo1 Antecedentes En el ejercicio diario de su profesión, el anestesiólogo enfrenta múltiples situaciones que le exigen una completa capacidad de respuesta, asimismo, que sea eficiente, efectivo y eficaz siempre, pues cualquier desviación de lo planeado y esperado le plantea un nuevo reto. En la ciencia del eterno “a ver qué pasa”, el compromiso absoluto del anestesiólogo es saber qué es lo que debe suceder ante cualquier acción efectuada, pero otra parte del compromiso es saber qué es lo que se va a hacer “si no sucede lo que debería suceder”. En fin, esto marca una constante exigencia física, mental y emocional que requiere que el anestesiólogo esté siempre en condiciones de responder a tales exigencias y, por fortuna, generalmente lo está. Sin embargo, estar preparado para responder adecuadamente requiere también una entrega total física, mental y emocional, lo que penosamente no siempre sucede. Usted, anestesiólogo ¿está siempre en las mejores condiciones para atender a su paciente?, si su respuesta es sí, es usted digno de admiración. Si la respuesta es no, me atrevo a preguntarle si usted sabe la causa o las causas de esta respuesta. Estamos acostumbrados a escuchar, leer, imaginar y compartir los conceptos sobre el estrés (inmenso estrés) que acompaña al anestesiólogo,1 lo que no deja de ser cierto, sobre todo porque hemos aprendido a permitir que así sea, es decir, aprendimos que nuestra especialidad, además de la complejidad y el compromiso que implica, va acompañada de una serie de inconvenientes, defectos, desventajas o como queramos llamarles, que nos han servido hasta para compadecernos a nosotros mismos, al mismo tiempo que nos han sido útiles para buscar y, muchas veces, obtener la compasión de los demás, de nuestros pacientes, de nuestra familia, de los colegas, de muchas personas.2 Pero eso no es todo, también nos ha dado la oportunidad de erigirnos en defensores de algo que muchos han llamado “dignidad del anestesiólogo”, vistiéndonos de un inmenso orgullo y de una armadura reluciente para montarnos en un hermoso caballo blanco y blandir un brillante laringoscopio dorado con el que hemos de iluminar las laringes del mundo, demostrando de una vez por todas “quiénes somos los anestesiólogos”. Con todo respeto, pero es una triste figura la que estoy describiendo. Nuestro enemigo lo traemos dentro. Nos corroe y nos convierte en profesionales del enojo y el lamento. No es eso lo que necesitamos. Necesitamos cambiar nuestra forma de ver las cosas y ser gentiles con nosotros mismos. Si aceptamos que cuando nos enfrentamos a esa incómoda brecha entre lo que quisiéramos que la vida fuera y lo que realmente es, nos sentimos “estresados”, entonces nos daremos cuenta que al final los anestesiólogos vivimos en un constante estado de estrés, pero, ¿quién no lo vive en esta vida?3 Las causas argumentadas son innumerables, lo penoso es la consecuencia que tiene ese estrés en el desempeño de cualquiera de nosotros, algo que en verdad no es permisible y no es justo con el beneficiario final de nuestro “ser anestesiólogo”: el paciente. El paciente, quien está confiando en todo lo que sabes, es claro que no tiene necesidad de conocer todo lo que te provoca estrés a ti anestesiólogo, porque ge- 1. Médico anestesiólogo. Profesor de posgrado de la especialidad de anestesiología de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey. 34 Humanidades Médicas ¿Anestesia o anestresia? No. 28 • Volumen 9 neralmente sus temores están enfocados en la anestesia, no en el anestesiólogo. Entonces, ¿por qué permitirte acercarte al paciente con mil y un pensamientos y emociones que te van a hacer disminuir tu capacidad de regalarle la mejor atención posible? No necesitas que la NOM de la Anestesiología te prohíba ejercerla si no estás en óptimas condiciones físicas, mentales o emocionales; la lógica y el sentido común te lo dicen: “no, así no”. Dicha Norma dice textualmente: “8.5 Proporcionar al paciente trato respetuoso y digno de acuerdo con los principios de la ética médica”.4 Ahora bien, un motivo de distracción –entre otros–, de disminución de la atención y de la capacidad de raciocinio, de abolición de la serenidad y capacidad de tomar decisiones, de incapacidad para entregarse a la labor encomendada, es una inadecuada relación con el equipo de trabajo, con los compañeros a bordo, con los colaboradores, con los asistentes, con el mundo que nos rodea durante el desempeño de nuestra labor como anestesiólogos.5 Hablemos de esto, de lo que con frecuencia pretendemos ignorar, lo que aparentemente a nuestros ojos no importa: las relaciones interpersonales inadecuadas como fuente directa de estrés laboral. Hace más de medio siglo, Hans Selye definió el estrés como “la respuesta no específica del organismo a cualquier demanda del exterior”.6 El estrés laboral se puede definir como “el conjunto de reacciones nocivas físicas y emocionales que ocurren cuando las exigencias del trabajo no son iguales a las capacidades, los recursos o las necesidades”.2,3 Gráfica 1. Papel del estrés en la fisiopatología de la isquemia miocárdica Con permiso de García, R. “Estrés, afrontamiento y optimismo en pacientes con cardiopatía isquémica”. Tesis para obtener el grado de Maestría en Ciencias. Facultad de Psicología, UANL. México, 2009. Humanidades Médicas 35 ¿Anestesia o anestresia? No. 28 • Volumen 9 En las publicaciones sobre el estrés laboral, en particular del anestesiólogo, podremos encontrar toda la relación de lo que implica el estrés en la persona, de hecho, valdrá la pena hablar de esto en párrafos posteriores, pero lo que ahora haré notar es lo que dice la definición anotada arriba: “reacciones nocivas físicas y emocionales”. La descripción de la fisiopatología del estrés es una descripción muy razonada, muy estructurada, muy “médica”, como lo podemos ver en la Gráfica 1 que se muestra, aplicado en particular al papel del estrés en la cardiopatía isquémica.7 Sabemos que durante el estrés se describen tres etapas, que el doctor Daniel J. Sánchez Silva, del Hospital Vargas, de Caracas,5 describe así en forma coincidente con la descripción tradicional, mas con una implicación laboral y con el anestesiólogo en mente: 1.- Reacción de alarma: ante una amenaza, el organismo se altera en su fisiología al activarse el sistema neuroendocrino, que al responder enérgicamente produce una serie de respuestas encaminadas a preparar al individuo para responder a la amenaza. 2.- Estado de resistencia: si el individuo es sometido en forma prolongada a la amenaza causante del estrés (física, química, biológica o social) su organismo continúa su adaptación a las demandas para lograr en algún momento llegar a un equilibrio con las mismas. 3.- Fase de agotamiento: si no se logra el equilibrio, el individuo llega a un estado de deterioro con disminución importante de su capacidad de reaccionar ante el estresor, agotando sus recursos y sucumbiendo finalmente con todas las implicaciones físicas, mentales y emocionales que esto significa. Sin embargo, ¿dónde está nuestra aportación a la parte emocional de la definición antes vista? En el contexto del estrés laboral, el doctor Sánchez Silva considera en su escrito diversas condiciones que pudieran ser causas del estrés en el anestesiólogo: 1.- El diseño de las labores 2.- El estilo de dirección 3.- Las relaciones interpersonales 4.- Las labores asignadas 5.- El desarrollo profesional 6.- Las condiciones ambientales En la Guía de Prevención de la CLASA,8,4 el doctor Gustavo Calabrese expone los diferentes factores que pueden influir en la generación del estrés en el anes- 36 Humanidades Médicas tesiólogo y los clasifica en personales, profesionales, institucionales y ambientales. Los factores personales los refiere a la tan comentada situación del anestesiólogo, que considerándose un profesionista con un alto compromiso social se niega a sí mismo la posibilidad de actuar y comportarse como una persona normal, que sufre de fatiga, que se enferma, que se ve expuesto a todos los posibles estresores presentes en el mundo en que vive. El compromiso profesional, por otra parte, lo lleva a enfrentarse a trabajos agotadores, pacientes críticos y muy graves, emergencias, a la muerte, inclusive. Esto se traduce en una fuerte carga emocional. Agreguemos a esto la competencia entre colegas, la obsesión por vivir “bien”, los compromisos familiares, fiscales, académicos, de actualización, entre otros. Si se ve involucrado en labores administrativas o simplemente como profesional al servicio de una institución de salud se agregan aún más factores de estrés. Los factores ambientales, escribe el doctor Calabrese, están vinculados a una infraestructura laboral y a una protección inadecuadas, posiblemente en un entorno laboral intenso, con un clima de trabajo rutinario, competitivo, hostil, donde predominan las inadecuadas relaciones interpersonales de todos los miembros del equipo de salud. Las relaciones interpersonales en el ambiente laboral Cuando el estrés en el anestesiólogo va más allá del estrés agudo propio de enfrentarse a una situación que exige una total atención y concentración (para lo que indudablemente está preparado), se convierte en un motivo de deterioro de su estabilidad física, mental y emocional en el momento justo en que más requiere él mismo de un equilibrio en esas esferas que le permita actuar de la mejor manera posible, requisito indudable para sacar adelante la tarea de atender en forma óptima a su paciente.9 Cuando esto sucede, se puede ver alterada su estabilidad emocional. Esa situación, en demasiadas ocasiones se convierte en una situación incómoda para todos los que le rodean. Estamos ante un momento en el que el estrés se apodera de un miembro del equipo que se convierte en “estresado”. Si de alguna manera se equilibra con una actitud adecuada del resto del grupo, no tendrá mayor trascendencia y el nivel de tensión ha de disminuir. ¿Anestesia o anestresia? No. 28 • Volumen 9 Sin embargo, dada la jerarquía (real o imaginaria) que tiene el médico ante el resto del personal del área de trabajo con frecuencia sucede que la tensión, la angustia, el nerviosismo y todas las sensaciones y emociones que emana el propio médico alteran el equilibrio emocional del grupo. Es en este momento que el “estresado” se convierte en “estresor”. Un estresor es cualquier suceso, situación, objeto o persona que se percibe como estímulo o situación que provoca una respuesta de estrés.9 Es decir, se produce una reacción en cadena donde a las fuentes de estrés habituales del anestesiólogo –muchas de las cuales son compartidas por todo el equipo que atiende al paciente–, se agrega el propio estrés del grupo desencadenado por una respuesta violenta del médico hacia los demás miembros del equipo. Dice el doctor Marco A. Morales Domínguez en su artículo Burnout, el Compañero Incómodo: “…sabemos que no hay nada peor que una mala relación entre colegas, todos opinamos sobre lo que muchas veces no sabemos y, lo que es peor, lo hacemos con la autoridad que nos da el ser médicos, todo lo cual resulta mucho peor si el que opina es un colega de la misma especialidad; todos sabemos de quién cuidarnos las espaldas. Esta situación genera mucha ansiedad”.10 En una labor de equipo, todos somos colegas en armonía, cada quien con un papel que representar, con una responsabilidad y un compromiso por cumplir. Es indispensable tener cada uno de los participantes un total control de sus capacidades. ¿Qué nos sucede si el funcionamiento de la máquina se ve afectado porque uno de los engranes de la cadena de trabajo se deforma e interfiere con las demás piezas, dándoles una sobrecarga innecesaria y exigiéndoles aplicar buena parte de su energía a una nueva tarea, que no es la originalmente asignada? Nos vemos en riesgo de cometer errores y no cumplir nuestra misión. ¿Será posible encontrar alguna explicación para nuestro comportamiento individual y de grupo ante situaciones generadoras de estrés, que si nos lo permitimos nos hará disminuir nuestra capacidad de respuesta y nos volverá intolerantes e intolerables? Según Nisbett y Cohen (citados por Gladwell M., en Outliers): “cada uno de nosotros tiene su propia personalidad, pero esta se encuentra revestida por una serie de tendencias, asunciones y reflejos que nos han llegado de la historia de la comunidad en que crecimos, y esas diferencias son extraordinariamente específicas”.11 Geert Hofstede, psicólogo social y antropólogo, ha demostrado en sus estudios sobre las dimensiones culturales, la existencia de grupos nacionales y regionales que influyen sobre la conducta de las sociedades y las organizaciones, conducta que persiste a través de los años.12-14 Una de sus contribuciones más valiosas ha sido el planteamiento de las “dimensiones de Hofstede”, resultado de haber encontrado diferencias sistemáticas entre las naciones en cuanto a los valores aceptados por la sociedad, que la llevan inconscientemente a un estado particular de comportamiento. Si revisamos algunas de ellas con la intención de comprender y entender el comportamiento de los miembros de una organización, tal como aquellas en las que nos desenvolvemos día a día con nuestro trabajo, tal vez nos expliquemos algunos aspectos de nuestro propio comportamiento.15 Índice de Distancia al Poder (PDI) Es el grado en el que los miembros con menos poder o autoridad en las organizaciones o instituciones (incluyendo la familia) aceptan y esperan que el poder esté distribuido en forma desigual. Esto es aceptado por “los de abajo” y favorecido por “los de arriba”. El poder y la desigualdad son factores fundamentales en cualquier sociedad, y es indudable que en el mundo todas las sociedades son desiguales, que en cualquiera existe desigualdad en las organizaciones, pero “algunas son más desiguales que otras”. La distancia al poder está relacionada con la actitud hacia la jerarquía, es decir, con el valor y el respeto que en una cultura en particular se guarda hacia la autoridad. En una cultura con un PDI alto puede observarse lo siguiente: 1.- Aquellos con autoridad demuestran abiertamente su rango. 2.- A los subordinados no se les dan tareas importantes y ellos esperan instrucciones de “los de arriba”. 3.- Cuando las cosas marchan mal se espera que los subordinados admitan su responsabilidad. 4.- La relación entre el “jefe” y los subordinados raramente es cercana o personal. 5.- La tendencia es al totalitarismo. 6.- Son claramente aceptadas las divisiones de clases en la sociedad. Humanidades Médicas 37 ¿Anestesia o anestresia? No. 28 • Volumen 9 En cambio, en una cultura con un PDI bajo: 1.- Los superiores tratan a sus subordinados con respeto y no abusan de su rango. 2.- A los subordinados se les encomiendan tareas importantes. 3.- La responsabilidad (culpa) es compartida y muchas veces aceptada por el superior, dada su responsabilidad como administrador de las tareas. 4.- Los superiores a menudo socializan con los subordinados. 5.- La norma es el liberalismo demócrata. Índice de Evasión de la Incertidumbre (UAI) Es la medida en que una cultura tolera la incertidumbre, la ambigüedad. Una sociedad con un índice alto de evasión de la incertidumbre es aquella en la que el comportamiento está regido por leyes y reglas sociales estrictas, sin aceptar la posibilidad de cambiar su punto de vista ante circunstancias inesperadas, sus miembros responden más a las emociones que a la razón y evaden el riesgo y la ambigüedad. En los países con un alto UAI se describen las siguientes características: 1.- Son culturas con una larga tradición histórica. 2.- La población es homogénea, no es multicultural. 3.- Se evitan los riesgos, aun siendo calculados. 4.- Es muy difícil introducir nuevas ideas y conceptos. En los países con un bajo UAI se observa lo siguiente: 1.- Generalmente es un país con una historia joven (Estados Unidos). 2.- La población es muy diversa debido a las múltiples oleadas de inmigración. 3.- El riesgo es aceptado como parte innegable de los negocios. 4.- Se promueve la innovación y el rebasar las limitaciones. Individualismo Hace referencia a aquellas sociedades donde los lazos entre los individuos son débiles, cada uno ve por sí mismo y los suyos. En el lado opuesto (colectivismo) las sociedades están formadas por individuos que desde su nacimiento están integrados en grupos con fuertes lazos, donde la lealtad es retribuida con la protección del grupo al individuo. El individualismo como dimensión intercultural hace énfasis en los derechos del individuo en oposición a los del grupo, así sea la familia, la tribu, la compañía, 38 Humanidades Médicas etc. En estas culturas se favorecen los logros personales (por ejemplo Estados Unidos), mientras que en las culturas donde se aprecia un colectivismo indudable se manifiesta una mentalidad de trabajo de grupo (por ejemplo Japón, China, Corea). En un país con una escala alta de Individualismo se pueden apreciar los siguientes rasgos: 1.- La identidad de una persona gira en torno al “Yo”. 2.- Se enaltecen las metas y los logros personales. 3.- Es aceptable alcanzar las metas individuales aun a expensas de otros. 4.- El Individualismo es muy valorado, ya sea en la personalidad, en el vestido o en los gustos musicales o culinarios. 5.- El objetivo supremo es el derecho del individuo, y se legisla para proteger la libre elección y la libertad de expresión. En cambio, en un país con un bajo índice de Individualismo: 1.- El “Nosotros” es más importante que el “Yo”. 2.- La conformidad es algo esperado y se ve como algo positivo. 3.- Los deseos y las aspiraciones del individuo deben ser puestas a un lado si es necesario para el bien del grupo. 4.- Son más importantes los derechos de la familia y del “bien común”. 5.- Las reglas otorgan estabilidad, orden y obediencia. Masculinidad (MAS) Se refiere a la distribución de “roles” entre los géneros. No tiene la connotación literal de masculinidad o femineidad. Está basado en el hecho de que los valores femeninos difieren de los masculinos en diferentes sociedades; de un país a otro se aprecian diferentes dimensiones en cuanto a la competitividad y la adquisición de riqueza en el hombre (polo “masculino”), y la actitud en la mujer de tener y establecer buenas relaciones y una buena calidad de vida (polo “femenino”). En una cultura con una baja masculinidad es muy posible que este rasgo coincida con una desigualdad entre los géneros (por ejemplo en el Medio Oriente). El país con la sociedad más “masculina”, según Hofstede, es Japón (MAS 95) y otras sociedades similares son Estados Unidos, Alemania, Irlanda e Italia, mientras que las culturas “femeninas” incluyen a España, Tailandia, Corea, Portugal y el Medio Oriente. ¿Anestesia o anestresia? No. 28 • Volumen 9 ¿Cómo se manifiesta esto en un país o una cultura? Veamos. En una cultura “masculina”: 1.- Las prioridades en la vida son obtener logros, riqueza y crecimiento. 2.- Es aceptable resolver conflictos actuando agresivamente. 3.- Las mujeres y los hombres tienen diferentes papeles en la sociedad. 4.- Los profesionales a menudo “viven para trabajar”. El Índice de Evasión de la Incertidumbre de 82 pudiera explicarnos ciertos rasgos de conducta, que en algún momento adoptamos en nuestro quehacer como anestesiólogos, cuando ante nuevas situaciones, desconocidas, sorprendentes o diferentes a las usuales, nos queremos apegar a lo establecido y nos consideramos responsables de atender y resolver cualquier situación, por seria que ésta sea. En una cultura “femenina” (con una MAS baja): 1.- Las prioridades en la vida son la familia, las relaciones y la calidad de vida. 2.- Los conflictos deben ser idealmente resueltos a través de la negociación. 3.- Los hombres y las mujeres deben compartir posiciones idénticas en la sociedad. 4.- Los profesionales “trabajan para vivir”, toman períodos vacacionales más prolongados y tienen horarios flexibles de trabajo. El Individualismo en México, comparado con el de Estados Unidos (máximo exponente, 91) es muy bajo. Eso significa que la tendencia en nuestra cultura es hacia el colectivismo, aunque es digno de hacerse notar la enorme posibilidad de tener diferentes regiones con diferentes tasas de Individualismo dentro de nuestro propio país, dadas las diferentes características de una región con otra. En la región norte del país es muy de tomar en cuenta la influencia de la cultura estadounidense sureña, dada su cercanía geográfica, lo que posiblemente otorga a aquella región de México un Individualismo más marcado.16 Tabla 1. Dimensiones de Hofstede Gráfica 2. Dimensiones de Hofstede DimensiónÍndice Distancia al poder 81 Evasión de la incertidumbre 82 Individualismo 30 Masculinidad 69 Índices definidos para México según su patrón cultural. Adaptado de Hofstede, G. (2001). Dimensions of National Cultures. http:// www.geerthofstede.com/culture/dimensions-of-national-cultures. aspx A México se le asignan estos valores:13 En el mapa mundial de los Índices de Distancia al Poder, nuestro país ocupa un lugar muy alto, lo que tal vez significa que culturalmente estamos predispuestos a otorgar privilegios especiales a las personas que ostentan el poder, a respetar y temer a la gente mayor, y a aceptar que los miembros menos poderosos de un grupo acepten a su vez y esperen que el poder y la autoridad estén distribuidos en forma desigual. Si aplico esta imagen a la persona del propio anestesiólogo, tal vez pueda entender la actitud y el comportamiento (¿esporádico?) de cualquiera de nosotros cuando tomamos la responsabilidad de la atención al paciente, donde hacemos valer nuestra jerarquía, como los expertos que somos en nuestra área, algo que no siempre hacemos de una manera equilibrada. Gráfica comparativa entre México (en gris oscuro) y Estados Unidos (en gris claro). PDI: Índice de Distancia al Poder, IDV: Individualismo, MAS: Masculinidad, UAI: Índice de Evasión de la Incertidumbre.Adaptado de Hofstede, G. (2001). Dimensions of National Cultures. http://www.geerthofstede.com/culture/dimensions-of-national-cultures.aspx Esto pudiese influir en el comportamiento habitual de los miembros de un grupo de trabajo, donde se aprecian las característica señaladas antes –la identidad gira en torno al “Yo”, lo importante son las metas y los logros personales, las metas individuales se alcanzan aun a expensas de otros y el Individualismo es altamente valorado. Humanidades Médicas 39 ¿Anestesia o anestresia? No. 28 • Volumen 9 A México se le asigna una MAS de 69. Es la representación de una sociedad con tendencia a la “masculinidad”, es decir, la prioridad es tener éxito, resolviendo las diferencias agresivamente y trabajando intensamente, independientemente del género del individuo. En nuestra región, la proporción de afiliados al Colegio de Anestesiología es de 102 hombres y 91 mujeres. El grupo de anestesiólogas está inmerso en la consecución de sus metas personales, y muestran ser tan eficientes y exigentes como los hombres, ambos grupos comparten las cualidades y tendencias de la sociedad de la que forman parte y ejercen plenamente su herencia cultural. En nuestro entorno social nos conducimos de acuerdo a los patrones de comportamiento que hemos recibido del pasado y los matizamos con los rasgos de nuestra propia personalidad. Otorgamos y exigimos respeto a la autoridad, a la que representamos cuando estamos en la cabecera de un enfermo, evitamos correr riesgos y deseamos tener todos los argumentos necesarios para actuar según nuestra propia convicción, tomamos decisiones individualistas y no pensamos en fracasar, nuestra visión es el éxito, somos agresivos y exigentes; aunque en momentos actuamos “femeninamente” dando atención a nuestra familia y buscando una mejor calidad de vida a cada momento, pero sin sacrificar el trabajo y aceptando sus exigencias. Posiblemente sea explicable nuestro comportamiento con base a la herencia cultural, pero aún eso no justifica el establecer una relación incómoda en el grupo de trabajo del que somos parte importante. El estrés laboral es considerado entre los riesgos laborales más importantes en el personal de salud, junto a los riesgos físicos, químicos y biológicos; aparece cuando se presenta un desajuste entre la persona, el puesto de trabajo y la propia organización. De acuerdo con el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, España, el estrés laboral es “la respuesta fisiológica, psicológica y de comportamiento de un individuo que intenta adaptarse y ajustarse a presiones internas y externas”.17 Dijimos antes que un estresor es cualquier suceso, situación, objeto o persona que se percibe como estímulo o situación que provoca una respuesta de estrés. El estresor puede ser de tipo psicosocial, cuando el estrés se genera por el significado que la persona le asigna al estresor, o biogénico cuando una situación tiene la capacidad de producir cambios bioquímicos 40 Humanidades Médicas y fisiológicos que automáticamente disparan la respuesta de estrés.18 En la situación generadora de estrés en el contexto que nos interesa, es importante hacer notar que si se genera un cambio en el entorno suele haber falta de información y ambigüedad en la misma, se percibe la inminencia del cambio y entre más se prolongue la situación estresante mayor será el desgaste psicológico y fisiológico de las personas involucradas. La labor de los profesionales de la salud, cualquiera que sea su especialidad, es fuente innegable de estrés (pues se viven continuamente situaciones de gran intensidad emocional) que está determinado por sucesos vitales intensos y extraordinarios, sucesos diarios estresantes de pequeña intensidad y sucesos de tensión crónica mantenida. Los estresores laborales pueden ser originados en el ambiente físico: iluminación, ruido, contaminación, temperatura, peso; por la tarea en sí: la carga mental y el control sobre la labor específica; o por las características de la organización: conflicto de expectativas y ambigüedad en las metas, jornadas de trabajo excesivas, promoción y desarrollo profesional y relaciones interpersonales conflictivas.17 Relaciones interpersonales conflictivas Hasta aquí hemos revisado el posible origen cultural de la forma en que se dan las relaciones entre personas en el ambiente de trabajo del anestesiólogo y de todos los miembros del equipo con quienes colabora; también hemos revisado la influencia de las respuestas emocionales ante situaciones de estrés y cómo pueden verse afectadas las funciones cognitivas, lo que puede afectar profundamente la calidad de la atención al paciente. Asimismo, hemos planteado el efecto de la personalidad en la calidad de la relación con los demás y su relación con la generación de un ambiente laboral desfavorable en cuanto a la eficiencia en la propia atención. Es factible que todos los conceptos revisados sean la raíz de la forma poco gentil de reaccionar del médico ante una situación que le provoca estrés y que lo puede alterar de tal forma que él mismo se convierta en un generador de estrés para los que lo rodean. Tener “pobres relaciones de trabajo”, ser “autoritario” o “demasiado ambicioso”, y “ser conflictivo con los mandos”, tiene su origen con demasiada frecuencia en un “pequeño defecto de relación interpersonal”, más que en una incapacidad técnica. Son defectos ¿Anestesia o anestresia? No. 28 • Volumen 9 de origen emocional, de los cuales no se habla y son resultado de la incapacidad para llevar una adecuada relación entre las personas.19 Los expertos en liderazgo creativo, como Karen Boylston, mencionan que “los clientes dicen que no les interesa si cada miembro de un equipo se graduó con honores en Harvard, Stanford o Wharton, ellos estarán siempre donde se sientan comprendidos y tratados con respeto”. Tomemos en cuenta que en el ámbito de trabajo que conocemos, todos somos a la vez proveedores y clientes, unos de otros. Para mantener la calidad en la atención a los pacientes, una área de atención anestesiológica debe poseer un propósito claro y definido con base a prioridades, entre las cuales destacan dos:20 1.- Garantizar la seguridad de los pacientes y la mejor calidad de atención. 2.- Mejorar el sentimiento de satisfacción de los pacientes con el grupo de trabajo y entre los miembros del mismo. Si todo funciona adecuadamente, lo único que estará en la mente de las personas será atender a los pacientes, de lo contrario los esfuerzos estarán encaminados a un sinfín de situaciones que comprometerán la seguridad de los pacientes. El error humano es el factor causal indudable en la mayoría de los accidentes que se dan en las profesiones con un alto nivel de complejidad técnica, como la nuestra. Mas aun, esos errores suelen involucrar con frecuencia problemas de relación entre las personas. Dificultades en la comunicación, problemas de liderazgo, toma de decisiones “a escondidas”, son ejemplos de esos problemas interpersonales. En un estudio en el que se aplicó un cuestionario al personal de una área quirúrgica, los problemas de comunicación fueron identificados como una gran barrera para obtener la mejor operación posible, lo cual se convierte en una preocupación constante para la dirección del área, pues disminuye notablemente la eficiencia. Esto representa un reto para el manejo del área en cuestión, pues exige a quien lo dirige que sea un líder accesible, efectivo e inteligente para obtener lo mejor de cada una de las personas involucradas en la atención.21 Un recurso útil para resolver los conflictos interpersonales dentro de un quirófano y sus consecuencias es la implementación de simulacros que darán la pauta para desarrollar habilidades para la comunicación, al mismo tiempo que se revisan los métodos de ma- nejo de las situaciones críticas, identificando las barreras interpersonales en un ambiente discretamente cerrado, dando oportunidad al líder de trabajar con todas las partes involucradas para estudiar y resolver los conflictos encontrados. La meta es lograr una reducción en la incidencia de errores intraoperatorios que sean producto de los conflictos entre personas, al mismo tiempo que se incrementa la eficiencia del grupo de trabajo. Los expertos recomiendan otorgar “recompensas” e incentivos al hacerse evidente la mejoría en la productividad, mientras se encuentra la manera de delegar responsabilidades en los subalternos y se implementan iniciativas para promover el trabajo en equipo.17 Cuando existe una buena comunicación entre las personas y se percibe el apoyo social y de la organización, los efectos negativos del estrés se ven amortiguados. Cuando los estresores propios de la tarea del anestesiólogo lo afectan de tal manera que sufre de manifestaciones como ansiedad, miedo, fobia, depresión, conducta adictiva, alteraciones alimentarias, trastorno de la personalidad, en fin, trastornos emocionales y de conducta que lo llevan a ese estado alterado en su relación con los demás miembros del equipo de trabajo, es cuando podemos afirmar que él mismo se convierte en una fuente de estrés en el entorno inmediato de trabajo. ¿Cuál sería el resultado en un ambiente de trabajo como el nuestro si tomáramos conciencia de nuestras emociones, comprendiéramos los sentimientos de los demás, toleráramos las presiones y frustraciones que soportamos con frecuencia, aumentáramos nuestra capacidad de empatía y aumentáramos nuestras posibilidades de desarrollo y nuestras habilidades sociales?19 El tener conciencia de sí mismo es tal vez la habilidad más importante que podemos adquirir en este aspecto, puesto que nos permitirá ejercer de alguna manera el auto-control. La idea no es reprimir los sentimientos, sino más bien hacer lo que Aristóteles consideró la tarea más difícil al decir: “cualquiera puede enojarse, eso es fácil, pero enojarse con la persona indicada, en la medida apropiada, en el momento adecuado, con el propósito debido y en la forma apropiada…, eso no es fácil”.22 La vida emocional proviene del sistema límbico, de la amígdala en particular. De allí proviene el placer y el disgusto, el temor y el miedo. Cuando se desarrolló la neocorteza hace millones de años, los humanos pudieron planear, aprender y recordar. La libido pro- Humanidades Médicas 41 ¿Anestesia o anestresia? No. 28 • Volumen 9 viene del sistema límbico, el amor de la neocorteza. Ahora bien, entre más conexiones y comunicación existan entre el sistema límbico y la neocorteza serán posibles más respuestas emocionales. Es interesante el hecho de que la capacidad intelectual de alguna manera está relacionada con la capacidad emocional, son complemento una de la otra. Esto explicaría la habilidad de las personas para manejar el estrés sin afectar su habilidad para concentrarse y utilizar su capacidad intelectual plenamente. Los investigadores aceptan que el CI influye en un 20 % en el éxito del individuo durante su vida y que el resto depende de otros factores atribuibles, entre otras cosas, a esas vías neurológicas producto de la evolución. Estas nos proveen de lo que actualmente es llamado “inteligencia emocional”. La inteligencia emocional describe cualidades, tales como la aceptación y comprensión de los propios sentimientos, la empatía por los sentimientos de los demás y la regulación de las emociones de una manera tal que nos ayuda a vivir favorablemente. La base de la inteligencia emocional de la cual dependen la mayoría de las habilidades emocionales es el sentido de la auto-conciencia, el darnos cuenta de lo que sentimos. Una vez que adquirimos conciencia de una respuesta emocional –o dicho de otra manera, cuando fisiológicamente es procesada por la neocorteza–, se incrementan las posibilidades de manejarla apropiadamente. Es cuando me doy cuenta de que lo que “estoy sintiendo es enojo, o tristeza, o vergüenza”. 24 Algunos impulsos son más fáciles de controlar que otros. Uno de los más difíciles es la ira que usualmente se genera cuando se tiene la sensación de estar siendo ofendido o transgredido. La primera respuesta del organismo ante la ira es de estrés, con todas las consecuencias fisiológicas descritas anteriormente. Si esto se presenta en una persona que ya está en un estado de estrés (por ejemplo, un anestesiólogo enfrentándose al inicio de una anestesia en un paciente crítico), su umbral para que el enojo lo lleve a un estado de distrés está en un nivel muy bajo. Aceptar la ira y esperar que se disipe, dejar que se pase, realmente aumenta su poder sobre sus efectos; el cuerpo necesita la oportunidad de procesar ese estrés por medio de estrategias como el ejercicio, técnicas de relajación o “contando hasta 10”, como se ha dicho siempre. Lo importante es adquirir la conciencia de lo que está sucediendo y hacer algo al respecto. 42 Humanidades Médicas La ansiedad sirve para un propósito similar. Preocuparse por algo es ensayar una situación de peligro, enfocar la mente en un problema para encontrar una solución adecuada. El peligro emerge cuando la preocupación se convierte en una ocupación por sí misma, bloqueando el pensamiento y resignándose a ello en vez de perseverar y lograr el objetivo principal. Ahora bien, ¿por qué algunas personas logran seguir enfocadas en la tarea principal haciendo a un lado la ira o la angustia, y otras no? Los que han adquirido suficiente conciencia de sí mismos y sus reacciones son las personas que pueden desarrollar mecanismos efectivos para afrontarlas. En situaciones de depresión y falta de confianza, por ejemplo (que son estados de ánimo de “baja energía”) el hacer ejercicio puede despertar un estado de “alta energía” que es incompatible con aquellos. Por el contrario, los estados de humor de “alta energía” como la ira o la ansiedad se verán contrarrestados por algún método de relajación. La idea es que las personas logren desviar su atención hacia un estado de energía tal que rompa el ciclo destructivo del estado de ánimo que los domina en ese momento. ¿Será posible identificar a las personas que manejan mejor la frustración y que toman cada dificultad como un reto más que como un fracaso? Según se ha reportado en los estudios de Martin Seligman, psicólogo de la Universidad de Pennsylvania,19, 23 el optimismo como una actitud es crucial, pues cuando el optimista falla, lo atribuye a “algo” que él podrá cambiar y no a una debilidad innata contra la cual nada podrá hacer; esa confianza en su capacidad para efectuar el cambio se recicla y se refuerza a sí misma. Las habilidades emocionales más fácilmente reconocibles son las “habilidades personales”, como la empatía, la amabilidad y la habilidad para interpretar una situación social determinada. Se dice que el individuo que otorga mayor importancia a la inteligencia emocional, que la utiliza y la promueve, tendrá mayores oportunidades de ser feliz y tener éxito como individuo y como miembro de una sociedad. En el mundo de las organizaciones y de acuerdo con los directivos encargados del personal, el coeficiente intelectual puede lograr que te contraten, pero la inteligencia emocional te dará oportunidad de ser promovido. Aquellas personas que son buenos colaboradores en el grupo y que son populares con sus colegas tienen una mayor posibilidad de recibir la ¿Anestesia o anestresia? No. 28 • Volumen 9 colaboración que necesitan para lograr sus metas y llegar a su objetivo. Los programas dedicados a la prevención y control del estrés hacen primero una evaluación multidimensional de los factores organizacionales,17 personales e interpersonales que están relacionados con la generación del estrés en el trabajo. Esto implica revisar los elementos clave como las condiciones físicas y psicosociales del trabajo (estresores); la apreciación del individuo de las exigencias ambientales y de los recursos de los que dispone para enfrentarlas (percepción del estrés); las características personales e interpersonales que determinan su vulnerabilidad al estrés; las respuestas fisiológicas, cognitivas y de comportamiento; principalmente, las consecuencias sobre la salud, la satisfacción laboral, el rendimiento en el trabajo y las relaciones interpersonales. Las técnicas habituales de afrontamiento y superación del estrés son un recurso de indudable valor, mas la adquisición de la conciencia de sí mismo es la estrategia personal que puede marcar la diferencia entre vivir en el estrés solo cuando es necesario o vivir en el estrés eternamente; vivir con el estrés o convertirse en el estrés uno mismo. La recomendación de Peter Salovey, citado por Goleman, D., en La Inteligencia Emocional,24,25 va encaminada a que yo desarrolle mis capacidades personales en cinco aspectos cruciales: 1.- Conocer mis propias emociones. Es la base del conocimiento de sí mismo, es decir, el reconocer un sentimiento mientras este ocurre. Ser incapaz de advertir mis sentimientos reales me deja a merced de ellos. 2.- Manejar mis emociones. Nace de la auto-conciencia y me otorga la capacidad de serenarme, de dejar de ser irritable, ansioso, melancólico y de vivir todas sus consecuencias. 3.- La motivación propia. Postergar la gratificación y contener la impulsividad me permite el autodominio de las emociones y la auto-motivación, lo que es la semilla de la creatividad. Poseer esta capacidad me otorga la oportunidad de ser mucho más productivo y eficaz. 4.- Saber reconocer las emociones en los demás. La “habilidad personal fundamental” es la empatía, que me da una capacidad enorme para percibir las más sutiles señales sociales que me indican lo que otros necesitan o quieren. 5.- Manejar las relaciones. Es un arte saber manejar las emociones de los otros. Las habilidades socia- les implícitas llevan al individuo a ser popular, ser líder y ser eficiente en las relaciones interpersonales, que dependen de una interacción serena con los demás. Hemos de agradecer la oportunidad que se nos concedió de ser médicos primero y anestesiólogos después, es un enorme privilegio que, como tal, nos otorga el compromiso de ser tan buenos como las capacidades de cada uno de nosotros lo permitan y de ser mejores personas y profesionistas, ante nosotros mismos y ante los demás. Es indudable que seremos capaces de hacer todo esto en un ambiente que nos proporcione las condiciones necesarias para obtener los mejores resultados. El ambiente propicio lo crearemos nosotros, todos y cada uno de los miembros del equipo; la confianza en sí mismo que cada uno posea se hará notar y, sin duda, provendrá no sólo de los conocimientos del profesionista, sino del conocimiento de sí mismo y del control que ejerza sobre sus reacciones y sus emociones, de lo que hará gala y con lo que hará crecer su capacidad, eficiencia y productividad, las cuales serán la base para otorgar a nuestros pacientes el beneficio de ser atendidos en un clima de seguridad y máximo cuidado, donde si el estrés está presente será solo para agudizar las habilidades de todas las personas para actuar oportuna y eficientemente. Referencias bibliográficas: 1.- Calabrese, G. 2012. Estrés laboral en el anestesiólogo. Rev. Arg. de Anest., 70 No. 1, 141-148. Simposio 2012. 2.- Calabrese, G. 2006. Impacto del estrés laboral en el anestesiólogo. Rev. Col. Anest., 34, 233-240. 3.- Calabrese, G. 2010. 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Correspondencia: Dr. Pedro Méndez Carrillo Email: pemendez@itesm.mx 44 Humanidades Médicas No. 28 • Volumen 9 CALIDAD EN LA ATENCIÓN Estudio observacional, descriptivo e inferencial sobre la calidad de vida profesional, su compromiso con la calidad de los trabajadores de la salud y el impacto de la acreditación • Mtro. Dr. Roberto Cruz González1 • Dra. Alma Guadalupe Ávalos Contreras2 • Mtro. Antonio Heras Goméz3 • Mtra. Alma P. Cáliz Morales4 • Lic. Jessica Santos García5 Resumen La calidad de vida en el trabajo es una filosofía de gestión que mejora la dignidad del empleado, realiza cambios culturales y brinda oportunidades de desarrollo y progreso personal. La Dirección General de Calidad y Educación en Salud, perteneciente a la Subsecretaría de Integración y Desarrollo del Sector Salud de la Secretaría de Salud Federal, en el año 2009 realizó la encuesta “Calidad de vida profesional y compromiso con la calidad de los trabajadores de la salud”, como una necesidad para conocer su sentir, las exigencias y las expectativas de los profesionales de la salud. La encuesta se realizó durante el periodo del 6 al 14 de julio del año 2009, con la participación de 8,218 profesionales en las 32 entidades federativas. La encuesta comprende el dominio acerca de la percepción de “Impacto de Acreditación”, en el que los profesionales refieren en un 89.9 % que perciben mejoras secundarias al proceso de acreditación en los establecimientos de salud acreditados en los que labora. • Palabras clave: Calidad de vida, calidad de la atención en salud, acreditación de instituciones de salud. Introducción El compromiso por la mejora continua de la calidad en la prestación de servicios de salud tiene como referencia la estrategia del Sistema Integral de Calidad denominado SICALIDAD,1 que impulsa diversas acciones y programas desde la perspectiva de la cali- dad percibida, la calidad técnica y la seguridad del paciente, y la institucionalización de la calidad. Su objetivo central de la mejora continua de la calidad es volver a generar confianza por parte de los ciudadanos en las organizaciones de salud e impulsar la mejora de la calidad de la atención de la salud, garantizando la seguridad de los usuarios de los servicios de salud. 1 Director de Evaluación de la Calidad. Dirección General de Calidad y Educación en Salud. Secretaría de Salud. 2 Auditor Federal. Dirección General de Calidad y Educación en Salud. Secretaría de Salud. 3 Director General Adjunto de Calidad. Dirección General de Calidad y Educación en Salud. Secretaría de Salud. 4 Subdirectora de Vinculación Ciudadana. Dirección General de Calidad y Educación en Salud. Secretaría de Salud. 5 Auditor Federal. Dirección General de Calidad y Educación en Salud. Secretaría de Salud. Calidad en la Atención 45 Estudio observacional, descriptivo e inferencial sobre la calidad de vida profesional, su compromiso con la calidad de los trabajadores de la salud y el impacto de la acreditación No. 28 • Volumen 9 El programa de acción denominado “Caminando con los profesionales de la salud” permite conocer las necesidades, las exigencias y las expectativas de los profesionales de la salud en sus áreas de trabajo, con el fin de impulsar las acciones que permitan proporcionar servicios de salud con calidad y calidez, y estas deberán de estar vinculadas siempre a mejorar la calidad de vida profesional. Como antecedente podemos citar que tenemos el concepto de organización racional del trabajo –en donde se sustituyen los métodos empíricos y rudimentarios por métodos científicos– dentro del cual uno de los principales aspectos son las condiciones de trabajo, en donde Taylor comprobó que la eficiencia no solo depende del método de trabajo y del incentivo salarial, sino de un conjunto de condiciones que garanticen el bienestar físico del trabajador y disminuyan la fatiga.2 Conociendo la interrelación que existe entre los horarios excesivos del trabajador, la falta de comunicación con sus áreas directivas, el nulo reconocimiento por sus jefes inmediatos y la percepción de incongruencia entre su trabajo y la remuneración por el mismo. Factores que en conjunto pueden predisponer a tres probables escenarios, los cuales definen al Síndrome de Burnout (Síndrome de desgaste),3,4 cuyas principales características son: • Agotamiento: sensación de ya no ser capaz de ofrecer más de sí mismo(a) a nivel laboral y emocional. • Suspicacia/escepticismo: actitud distante hacia el trabajo, hacia las personas a las que se está ofreciendo el servicio y también hacia los compañeros de trabajo. • Ineficacia: es la sensación de que no se están llevando a cabo debidamente las tareas y de que se es incompetente en el trabajo. Los doctores Maslach y Jackson en sus trabajos sobre el Síndrome de Burnout consideran a este síndrome como un proceso de estrés crónico por contacto, en el que influyen factores externos e internos, entendiéndose por factores externos las situaciones institucionales, y por factores internos, la personalidad del trabajador, entre otros. Este síndrome es motivo de preocupación por las repercusiones personales que implica, ya sea emocionales, conductuales o psicosomáticas en la familia o ante la sociedad, así como por los problemas laborales y ante la organización a 46 Calidad en la Atención la que se pertenece, ocasionando ausentismo laboral, disminución del grado de satisfacción de los profesionales y usuarios, con pérdida de productividad.3,4 De allí la importancia de conocer la percepción del profesional con referencia a las estrategias de calidad, su interrelación con los demás profesionales de la salud, con su equipo directivo y la opinión acerca de la mejora de los elementos implícitos en la (o no) materia de acreditación, la cual es una necesidad dentro de las directrices de la Dirección General de Calidad y Educación en Salud.5,6 Asimismo, dentro de los objetivos de este estudio se contempla el impacto del proceso de evaluación de la calidad en los establecimientos de salud: centro de salud u hospital, denominado Acreditación como Garantía de Calidad. Entendiéndose como impacto la verificación del efecto independiente de la intervención, en este caso la “acreditación” en la mejor atención médica de los pacientes. La acreditación se concibe como un elemento de garantía de la calidad, diseñada para fortalecer la oferta y verificar las condiciones mínimas requeridas para la prestación de los servicios de salud en sus componentes de capacidad, seguridad y calidad,5 está dirigida a garantizar los servicios que integran el Catálogo Universal de Servicios de Salud y del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos.7 En ese sentido, la responsabilidad de la Dirección General de Calidad y Educación en Salud, de acuerdo al Reglamento Interno de la Secretaría de Salud (DOF 19-11-07 Cap. X, Art. 18), es la de establecer, emitir y operar los instrumentos y mecanismos necesarios para el desarrollo de la Acreditación como Garantía de la Calidad.8,6 Un reto importante en la evaluación de todo programa es la internalización de la evaluación, es decir, la medición del impacto que está teniendo determinado programa en la sociedad, con base a su utilidad o funcionalidad, su cumplimiento de metas y objetivos, su credibilidad, transparencia y la calidad de los productos o servicios que genera. Esta evaluación de impacto permite influir en la obtención de información sobre costo-efectividad del gasto que ayude a decidir acerca de continuar o no su aplicación. Además, dicha información puede contribuir a elevar la calidad de la discusión en materia de políticas públicas y dar un empoderamiento al ciudadano.9,10 Estudio observacional, descriptivo e inferencial sobre la calidad de vida profesional, su compromiso con la calidad de los trabajadores de la salud y el impacto de la acreditación No. 28 • Volumen 9 La evaluación de programas sociales privilegia aspectos sujetos a los principios de transparencia, calidad y credibilidad. La evaluación busca responder la pregunta si la intervención evaluada se desprende de los objetivos nacionales plasmados en el Plan Nacional de Desarrollo11 y /o los Planes Sectoriales,12 cuya vigencia es sexenal; o a una debida alineación de las actividades, componentes, propósitos y fines del programa; y al manejo de indicadores, sistemas de diagnóstico, operación, información y monitoreo que haga que el desempeño de los programas sea legible para el evaluador. Además del impacto para verificar el efecto independiente de la intervención en las variables del objetivo del programa.10 das. Se analizó utilizando la regla normal o empírica en la distribución de frecuencias que le da validez de aproximadamente 68 % con una desviación estándar positiva o negativa de un 95 % para 2 desviaciones estándar, y un 99.7 % si se halla entre tres más y tres menos desviaciones estándar, a partir del valor medio. El diseño de la encuesta sobre el proyecto Calidad de Vida Profesional y Compromiso con la Calidad contempla dentro de la metodología cuatro etapas principales: 1. Diseño de la encuesta, validación y configuración de muestra. 2. Invitación a responsables estatales y gestores de calidad. 3. Envío de instrucción vía correo electrónico con los lineamientos de la encuesta para su contestación. 4. Aplicación de la encuesta, análisis de resultados e informe de resultados. El objetivo general es obtener información acerca de la percepción de los profesionales de la salud a través de una encuesta nacional que mida la calidad de vida profesional, el impacto de acreditación y la garantía de calidad de los establecimientos de salud y su compromiso con la calidad, en aquellos establecimientos médicos afiliados al Sistema de Protección Social en Salud (Seguro Popular). La encuesta está diseñada bajo tres dimensiones y cinco dominios: 1. Calidad de la vida de los profesionales de la salud. • Apoyo directivo • Apoyo del equipo de trabajo y centro laboral • Compromiso de la Dirección • Capacidades, carga laboral, ambiente y entorno organizacional • Calidad de vida profesional percibida Materiales y métodos Es un estudio observacional, descriptivo, inferencial. La ejecución de la encuesta se realizó durante el periodo del 6 al 14 de julio de 2009 en forma voluntaria. Se aplicaron como criterios de toma de encuestas el efectuarlo en un hospital y en dos jurisdicciones sanitarias por Estado, con la siguiente distribución de frecuencias (ver Tabla 1). El tipo de variable a estudiar es cualitativa, con un nivel de medición ordinario; el análisis estadístico es una medida de tendencia central, la media muestral, la desviación media como medida de dispersión; además de la varianza y desviación estándar a la muestra de las encuestas obteni- 2. Compromisos con la calidad. (Aquí la encuesta está enfocada en forma diferente en sus cuestionamientos, haciendo referencia a cómo expresa el trabajador su compromiso con la calidad). 3. Percepción del impacto de la acreditación. Tabla 1. Distribución de frecuencias para la encuesta No. de profesionales de la salud por Unidad hospitalaria o Jurisdicción 0-100 101-300 301-600 601-900 901-1200 Más de 1,200 No. mínimo de encuestas de personal médico y de enfermería Todos 120 180 240 310 340 No. mínimo de encuestas de otro personal de la salud 20 30 60 75 100 115 Calidad en la Atención 47 Estudio observacional, descriptivo e inferencial sobre la calidad de vida profesional, su compromiso con la calidad de los trabajadores de la salud y el impacto de la acreditación No. 28 • Volumen 9 En esta encuesta, la muestra de los profesionales que han participado o conocido el proceso de acreditación es de 6,762 profesionales. De igual forma, las preguntas se enfocaron a si su percepción del impacto de la acreditación sobre su establecimiento de salud ha sido positivo o negativo. Resultados Se trata de una muestra de 8,218 cuestionarios con una distribución en las 32 entidades federativas, con una media muestral de 256.8 encuestados y una desviación media de 131.8; el estado con mayor cuestionarios contestados y enviados fue Veracruz con 573, y el estado con menor número de cuestionarios contestados por los profesionales fue Campeche con 19, es decir, una amplitud o intervalo de variación de 554. (Ver Tabla 2). Con una desviación estándar de 153.43 encuestas y una validez del 95 %, ya que se encontraba dentro de 2 desviaciones estándar de la media, los valores fueron: máximo de 563.66 y mínimo de 50.06, por lo que presenta un margen de error de 5 %. La distribución de la muestra fue de 6,500 que respondieron la encuesta, de ellos, 30 % fueron médicos, 46 %, enfermeras y 4 %, odontólogos, que representan el 80 % de los encuestados; los psicólogos, el 1 %, trabajo social, el 3 % y otros, principalmente administrativos, el 16 %. La participación por género de los encuestados fue de 32 % hombres y 68 % mujeres. Los datos generales de la encuesta en su participación por centro de trabajo son los siguientes: unidades de atención primaria 51 %, de los cuales Centros de Salud Urbanos representaron un 35 % de participación y los Centros de Salud Rurales, un 16 %. La participación de hospitales es del 44 % y áreas administrativas, del 17 %. La aplicación de la encuesta se realizó a los trabajadores de la salud, en cualquiera de los turnos matutino, vespertino, nocturno y jornadas especiales. En lo referente a la participación por tiempo de antigüedad laboral: de 0 a 10 años de trabajo laborado respondieron un 61.4 %; de 11 a 20 años fue de un 25.5 %; con 21 a 30 años de tiempo laborado, 10.4 %; de entre 31 a 40 años fue el 2.5 %; y, por último, con más de 40 años de antigüedad respondió el 0.2 %. Los resultados obtenidos de los cuestionarios o encuestas sobre las tres dimensiones se presentan a continuación: 48 Calidad en la Atención Tabla 2. Número de participantes por Estado en la encuesta Estado Aguascalientes Baja California Baja California Sur Campeche Chiapas Chihuahua Coahuila Colima Distrito Federal Durango Guanajuato Guerrero Hidalgo Jalisco México Michoacán Morelos Nayarit Nuevo León Oaxaca Puebla Querétaro Quintana Roo San Luis Potosí Sinaloa Sonora Tabasco Tamaulipas Tlaxcala Veracruz Yucatán Zacatecas Total Número de encuestados 543 467 229 19 100 169 144 134 417 207 202 100 351 130 411 306 315 290 470 83 160 22 39 258 443 181 304 369 212 573 444 126 8,218 1. Calidad de vida de los profesionales de la salud En la búsqueda por evaluar la relación de los profesionales con el equipo directivo de su unidad de salud, los resultados son los siguientes: en la Tabla 3 se muestra que solo el 49 % de los participantes tiene plena confianza en la capacidad técnica de sus directivos. El 78 % de los encuestados cree que su esfuerzo no es suficientemente reconocido. Solo el 31.4 % de los profesionales refiere que recibe apoyo directivo para mejorar la calidad de su trabajo. En referencia al apoyo recibido por sus compañeros de trabajo, como lo señala la Tabla 4, los profesionales refieren en el 49.60 % que cuenta siempre con el apoyo de sus compañeros, el 43.6 % indica que se fomenta el trabajo en equipo en su centro laboral, el Estudio observacional, descriptivo e inferencial sobre la calidad de vida profesional, su compromiso con la calidad de los trabajadores de la salud y el impacto de la acreditación No. 28 • Volumen 9 Tabla 3. Apoyos directivos Tabla 4. Apoyo de equipo de trabajo y centro laboral Tabla 5. Compromiso de la Dirección Calidad en la Atención 49 Estudio observacional, descriptivo e inferencial sobre la calidad de vida profesional, su compromiso con la calidad de los trabajadores de la salud y el impacto de la acreditación No. 28 • Volumen 9 34 % de los profesionales recibe información sobre los resultados de su trabajo, y el 30 % recibe información sobre los avances de los indicadores de calidad. más se preguntó: ¿En su centro laboral, jurisdicción u hospital existe un Comité de Calidad y Seguridad del Paciente? Respondió “sí” un 72 % y “no”, un 28 %. La Tabla 5 hace referencia a lo siguiente: el 49 % de los profesionales refiere estar informado acerca de la existencia de algún programa de calidad, el 25 % indica que son escuchadas y aplicadas las propuestas formuladas por los profesionales en su área laboral, y un 45 % percibe que el equipo directivo se compromete con la calidad de la atención a la salud. La seguridad es un principio fundamental de la atención al paciente y un componente crítico de la gestión de la calidad. Mejorarla requiere una labor compleja que afecta a todo el sistema en el que interviene una amplia gama de medidas relativas a la mejora del funcionamiento, la seguridad del entorno y la gestión del riesgo, incluidos la lucha contra las infecciones, el uso inadecuado de medicamentos, la seguridad del equipo y las prácticas clínicas seguras. Solo el 10.2 % de los profesionales de la salud refiere que trabaja en condiciones de estrés o esfuerzo emocional que le impiden cuidar la seguridad de los pacientes o escucharlos; sin embargo, este rubro se contrapone con el valor del 31 % de los profesionales que indica que su carga de trabajo es mucha. La Calidad de Vida en el trabajo es una filosofía, un set de creencias que engloban todos los esfuerzos por incrementar la productividad y mejorar la moral (motivación) de las personas. A continuación se muestran reactivos correspondientes a la percepción de los profesionales con referencia al dominio: capacidades, carga laboral, ambiente y entorno organizacional, los resultados se muestran en la Tabla 6. Ade- Tabla 6. Capacidades, carga laboral, ambiente y entorno organizacional 50 Calidad en la Atención Estudio observacional, descriptivo e inferencial sobre la calidad de vida profesional, su compromiso con la calidad de los trabajadores de la salud y el impacto de la acreditación No. 28 • Volumen 9 Tabla 7. Calidad de vida profesional percibida Tabla 8. Compromiso con la calidad Referente a los hallazgos indicados en la Tabla 7, el 75.8 % de los profesionales menciona que su trabajo es profesionalmente satisfactorio, el 72.9 % refiere que existe concordancia entre su puesto y sus capacidades profesionales, y el 81.7 % se siente orgulloso de pertenecer a su organización laboral. 2. Compromiso con la calidad En la dimensión de compromiso con la calidad, uno de los grandes retos para cualquier Sistema de Salud es prestar servicios de salud no solo eficientes y eficaces, sino con el más elevado nivel de calidad posible. De allí que los siguientes cuestionamientos son referentes al compromiso de los trabajadores de la salud respecto a su compromiso con la calidad, como se muestra en la Tabla 8. 3. Percepción del impacto de la acreditación La última dimensión a explorar se refiere a la percepción del impacto del proceso de acreditación, se concibe como garantía de calidad al brindar certidumbre en los requisitos mínimos en los componentes de capacidad, seguridad y calidad en las unidades que presta servicio a la población afiliada al Sistema de Protección Social en Salud (Seguro Popular). Para finales del año 2010 se contó con la acreditación de 8,519 unidades, lo que representó el 68 % de unidades acreditadas del universo total de los establecimientos de salud afiliados al Sistema de Protección Social en Salud, que es de 12,743 establecimientos. Dentro de los parámetros establecidos en las cédulas de evaluación se especifican los criterios de in- Calidad en la Atención 51 Estudio observacional, descriptivo e inferencial sobre la calidad de vida profesional, su compromiso con la calidad de los trabajadores de la salud y el impacto de la acreditación No. 28 • Volumen 9 Tabla 9. Percepción del impacto de la acreditación fraestructura de las diferentes áreas, diferenciadas de acuerdo al nivel de atención del establecimiento o de la patología incluida en el Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos. De las cuales se especifican los lineamientos generales en el Manual de Acreditación y Garantía de Calidad. Sin duda, acorde al número de establecimientos acreditados y después de siete años de este sistema de evaluación de la calidad iniciado en el año 2004 a la fecha, los profesionales en la actualidad tienen conocimiento del proceso, de las cédulas de auditoria y de los beneficios (o no) de la acreditación. Es una necesidad el conocer la percepción de los profesionales de la salud en las unidades acreditadas sobre el impacto de este sistema de evaluación, como se muestra en la Tabla 9. Discusión y conclusiones De las preguntas enfocadas a la calidad de vida de los profesionales de la salud, el 82.1 % se siente satisfecho con el trabajo que realiza y el 81.7 % se siente orgulloso de pertenecer a su organización laboral. Esto nos orienta a que los profesionales de la salud que respondieron la encuesta se sienten “a gusto” efectuando su trabajo, dando a entender que 52 Calidad en la Atención su vocación de servicio está en el área de la salud e igualmente manifiestan un sentido de pertenencia y orgullo en la institución que laboran. En el 75.8 % su trabajo es profesionalmente satisfactorio, y existe concordancia entre el puesto y sus capacidades profesionales en un 72.9 %. Con estos datos se puede interpretar que en el área de la salud el personal debe de estar trabajando acorde a sus estudios y capacidades. El personal se desconecta siempre de su trabajo cuando está con su familia en un 53.4 %, y algunas veces, en un 39 %. Por lo tanto, un 76.8 % tiene un buen balance entre su vida profesional y personal. Casi la mitad del personal que se encuestó le es difícil desconectarse de su trabajo y se lo lleva a casa, pero esto aparentemente no afecta su vida familiar. Sobre el compromiso con la calidad de los trabajadores de la salud, el estudio indica que en lo referente al apoyo directivo, solo el 49 % de los participantes en la encuesta tiene plena confianza en la capacidad técnica de sus directivos. El 78 % de los encuestados cree que su esfuerzo no es suficientemente reconocido. El 72 % generalmente no recibe comentarios o indicaciones sobre la calidad de su trabajo. Solo el 31 % hace mención de recibir apoyo directivo para Estudio observacional, descriptivo e inferencial sobre la calidad de vida profesional, su compromiso con la calidad de los trabajadores de la salud y el impacto de la acreditación No. 28 • Volumen 9 mejorar la calidad de su trabajo. Y casi el 27 % manifiesta que sí se le motiva para seguir esforzándose en sus labores con calidad. Estos datos nos hablan de la importancia de no olvidar la capacitación también a los directivos de las áreas de la salud en temas de motivación, trabajo en equipo, liderazgo y calidad en el trabajo. Los resultados obtenidos sobre el apoyo del equipo de trabajo y centro laboral indican que casi el 50 % refiere que sí recibe apoyo de sus compañeros, además un 44 % menciona que en su centro laboral siempre se fomenta el trabajo en equipo, y 47.2 % indica que algunas veces. Esto nos debe de alertar sobre mejorar el trabajo en equipo, ya que sabemos de antemano que el trabajo en salud siempre ha sido y será en equipo. Solamente un 29.6 % de los encuestados contestó que en su centro laboral se les informa sobre los avances de los indicadores de calidad; un 34 % indicó que siempre recibe información sobre los resultados de su trabajo, y 44 % mencionó que algunas veces. Estos números nos revelan el desarrollar e implementar una forma de comunicación intrainstitucional, con el objetivo de mejorar la comunicación entre y para los trabajadores, para que sea un mecanismo útil para dar a conocer los resultados obtenidos en su institución por el trabajo de todos, y para informar sobre las actividades que se están llevan a cabo dentro de su área de trabajo. El compromiso de la dirección con la calidad se ve reflejado por la siguiente información: el 49.4 % siempre está informado si su centro laboral trabaja con algún programa de calidad; mientras que el 44.9 % indica que algunas veces recibe información sobre los objetivos y planes del área en la que trabaja, y el 42.4 % siempre recibe la información. El 56 % refirió que algunas veces las propuestas de mejora son escuchadas y aplicadas en su área laboral, mientras que el 24.6 % indicó que siempre son escuchadas. El equipo directivo de su centro laboral siempre está comprometido con la calidad de la atención médica de acuerdo con el 45.6 %, y un 46.4 % mencionó que algunas veces. Estos datos revelan la gran importancia que la dirección tiene en comprometerse con la implementación y difusión de programas de calidad en la atención médica de su institución. Ya que si la dirección no está comprometida con la calidad, los trabajadores no actuarían por iniciativa propia en la calidad. Las capacidades, carga laboral, ambiente y entorno organizacional se ven reflejadas, ya que el 94.5 % de los profesionales encuestados se encuentra saturado por su carga de trabajo diaria, asimismo más del 50 % estima que trabaja en condiciones de estrés o esfuerzo emocional. Se tienen que realizar más estudios sobre estos datos para llegar a conclusiones adecuadas y dar soluciones. El 75.6 % de los encuestados manifiesta que las instalaciones en donde labora son adecuadas para sus labores; el 79.2 % piensa que cuenta con un espacio físico adecuado para realizar su trabajo. El 37.6 % menciona que siempre cuenta con el instrumental e insumos mínimos necesarios para la realización de su trabajo, mientras que el 56.8 % menciona que algunas veces. El 57.4 % siempre se esfuerza por comunicarse con los pacientes adecuadamente, y el 20.6 %, algunas veces. Finalmente, el 84.4 % manifiesta que está capacitado para realizar su trabajo. Los encuestados manifiestan que aparentemente ya no es un problema prioritario la falta de espacio, instalaciones adecuadas, instrumental o equipo para realizar en forma adecuada sus labores. Además, manifiestan que se sienten capacitados para su trabajo y se esfuerzan en comunicarse en términos no médicos con sus pacientes y sus familias, a pesar de la carga de trabajo que presentan. Un 35.5 % de los encuestados expresa su compromiso con la calidad actualizando su conocimiento técnico para proporcionar servicios de calidad a los pacientes y asistiendo a programas de capacitación en calidad, mientras que un 27 % lo hace participando en comités y un 16 %, respetando los derechos de los usuarios y proporcionando un trato digno. Esto refleja que hay que trabajar en la capacitación de la calidad en las diferentes áreas de una institución de salud para que se involucren y participen en el desarrollo de programas no solamente de calidad, sino de mejora continua, y que puedan ser aplicadas a su institución o incluso ser replicadas en otras instituciones del sector salud. De los datos obtenidos sobre el impacto de la acreditación: el 89.9 % de los encuestados menciona que se perciben mejoras, mientras que el 10.2 % manifiesta que la acreditación no ha tenido efectos de mejora. Estos resultados demuestran que el proceso de acreditación es un mecanismo de evaluación de la calidad, que su cumplimiento deriva en que el personal de salud percibe mejoras por llevarlo a cabo. Calidad en la Atención 53 Estudio observacional, descriptivo e inferencial sobre la calidad de vida profesional, su compromiso con la calidad de los trabajadores de la salud y el impacto de la acreditación No. 28 • Volumen 9 Estas mejoras son en los procesos, en el equipamiento, la infraestructura, etc. y para el 90.5 % de los encuestados la acreditación ha significado un cambio trascendental en la calidad con la que se prestan los servicios de salud a la población. Referencias bibliográficas: 1. Dirección General de Calidad y Educación en Salud Programa de Acción Específico 2007-2012 Sistema Integral de Calidad en Salud. 2007. 2. I. Chiavenato. Introducción a la Teoría General de la Administración, 5a. Edición. 2004, pag. 65-114. 3. Montero Marín, J. y García Campayo, J. (2010). A newer and broader definition of burnout: Validation of the “Burnout Clinical Subtype Questionnaire (BCSQ-36). BMC Public Health, 10:302, DOI:10.1186/1471-2458-10-302. 4. Álvarez A; Arce MA; Barrios AE; Sánchez de Coll AR, Síndrome de Burnout en Médicos de Hospital Públicos de la Ciudad de Corrientes. Revista de Posgrado de la Vía Cátedra de Medicina No. 141 Enero 2005 pag. 27-30. 5. Dirección General de Calidad y Educación en Salud. Manual de Acreditación y Garantía de Calidad en Establecimientos para la Prestación de Servicios de Salud. 2009. 6. Reglamento Interior de la Secretaría de Salud, Diario Oficial de la Federación 19 enero 2004. 7. Reglamento de la Ley General en Salud en Materia de Protección Social en Salud, Diario Oficial de la Federación 13 de noviembre 2008. 8. Ley General de Salud, Diario Oficial de la Federación 11 de junio 2009. 9. Maldonado Trujillo C., Reflexiones sobre un sistema emergente. La evaluación de programas sociales en México. Revista Buen Gobierno. 2009. 10. Lineamientos generales para la evaluación de los Programas Federales de la Administración Pública Federal. Diario Oficial de la Federación. 30 marzo 2007. 11. Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 (PND). 12. Programa Sectorial de Salud 2007-2012 (PROSESA). Correspondencia: Mtro. Dr. Roberto Cruz González Email: roberto.cruz@salud.gob.mx 54 Calidad en la Atención No. 28 • Volumen 9 Información para los Autores La revista AVANCES es el medio de publicación científica de Tec Salud del Sistema Tecnológico de Monterrey auspiciado por la Fundación Santos y De la Garza Evia en Monterrey, Nuevo León, México. La revista AVANCES se publica tres veces al año y solamente recibe manuscritos originales de todas las áreas de la Medicina Clínica, la Investigación Básica en Bio-medicina, Educación Médica y Humanidades Médicas. Todos los trabajos enviados deberán de apegarse a los formatos que se describen abajo, y serán sujetos a revisión por expertos y por el Comité Editorial para dictaminar su aceptación. La revista AVANCES considerará las contribuciones en las siguientes secciones: • Artículos originales • Artículos de revisión • Casos clínicos • Casos clínico-patológicos • Cartas al editor REQUISITOS COMUNES A TODOS LOS MANUSCRITOS Todos los manuscritos se deberán enviar vía correo electrónico o por triplicado, incluyendo tablas y figuras, y habrán de estar escritos correctamente en lengua española (castellano). El texto deberá estar escrito a máquina o en impresora, con un tipo de letra “Times New Roman” no menor a 12 picas, a doble espacio, en hojas de papel blanco bond tamaño carta, con márgenes de cuando menos 25 mm (1 pulgada), utilizando un sólo lado de la hoja y comenzando cada una de las secciones en página nueva. El resumen, el texto, las referencias, tablas, figuras y pies de figuras deberán estar en hojas por separado. Se numerarán las páginas en forma consecutiva comenzando con la página frontal y se colocará el número en el extremo inferior derecho de cada página. Todos los manuscritos deberán venir acompañados de una carta del autor principal, dirigida al comité editorial de la revista AVANCES, solicitando la revisión y, en su caso, la publicación del manuscrito. PÁGINA FRONTAL Todos los manuscritos deberán contener una página frontal que tendrá: • Título completo del trabajo. • Nombre y apellidos de cada autor. • Adscripción: los departamentos institucionales en los cuales se realizó el trabajo, nombre y dirección actual del autor responsable de la correspondencia y al que se le solicitarán los reimpresos (corresponding author). • Un título corto de no más de 40 caracteres, contando espacios y letras (running title). • Las palabras clave serán definidas por el Comité Editorial de acuerdo a los Descriptores en Ciencias de la Salud: http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm con el fin de facilitar la inclusión en índices internacionales. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Todas las referencias bibliográficas se presentarán de acuerdo con las indicaciones de la Reunión de Vancouver (Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas. Requisitos uniformes para preparar los manuscritos que se proporcionan para publicación en revistas biomédicas. Bol Of Sanit Panam 1989; 107: 422-437). Se indicarán con números arábigos en forma consecutiva y en el orden en que aparecen por primera vez dentro del texto. • En el caso de los artículos publicados en revistas periódicas aparecerán en la forma siguiente: Somolinos-Palencia J. El exilio español y su aportación al estudio de la historia médica mexicana. Gac Méd Méx 1993;129:95-98. • Las referencias a libros tendrán el siguiente modelo: Aréchiga H, Somolinos J. Contribuciones mexicanas a la medicina moderna. Fondo de Cultura Económica. México, 1994. • Las referencias a capítulos en libros aparecerán así: Pasternak RC, Braunwald E. Acute myocardial infarction. En: Harrison’s Principles of Internal Medicine. Isselbacher KJ, Braunwald E, Wilson JD, Martin JB, Fauci AS, Kasper DL (Eds.) McGraw-Hill Inc. 12a. Edición New York, 1994, pp 1066-1077. • Las referencias de artículo de revista en Internet deberán aparecer así: Abood S. Quality improvement initiative in nursing homes: the ANA acts in an advisory role. Am J Nurs [serial on the Internet]. 2002 Jun [cited 2002 Aug 12];102(6):[about 3 p.]. Available from: http://www.nursingworld.org/AJN/2002/june/Wawatch.htm TABLAS Deberán presentarse a doble espacio, numeradas en forma consecutiva con caracteres arábigos en el orden citado dentro del texto, con los títulos en la parte superior y el significado de las abreviaturas, así como las notas explicativas al pie. FIGURAS, GRÁFICAS E ILUSTRACIONES Deberán ser profesionales y fotografiados en papel adecuado de 127 x 173 mm (5 x 7 pulgadas). El tamaño de las letras, números, símbolos, etc. deberán permitir una reducción sin que se pierda la nitidez. Cada figura deberá estar marcada al reverso con lápiz blando para indicar su número, el apellido del primer autor, y con una flecha que señale la parte superior, para facilitar su correcta orientación. Las fotografías de medio tono deberán ser de excelente calidad y contrastes adecuados, y se enviarán sin ser montadas. No se aceptarán copias en blanco y negro de fotos en color. Sólo podrán aceptarse un máximo de seis fotografías por artículo. Para la publicación de ilustraciones a color, los autores deberán aceptar el costo que cotice la imprenta. Políticas editoriales 55 No. 28 • Volumen 9 Los pies de figura aparecerán escritos a doble espacio, en hoja aparte, con numeración arábiga. Se explicará cualquier simbología y se mencionarán los métodos de tinción y/o la escala en las figuras que lo requieran. REQUISITOS ESPECÍFICOS Artículos originales Resumen (en español e inglés) Se presentará en un máximo de 200 palabras, e indicará el propósito de la investigación, los procedimientos básicos (selección de la muestra, de los métodos analíticos y observacionales); principales hallazgos (datos concretos y en lo posible su significancia estadística), así como las conclusiones relevantes. Introducción Deberá incluir los antecedentes, el planteamiento del problema y el objetivo del estudio en una redacción libre y continua debidamente sustentada en la bibliografía. Casos clínico-patológicos Esta sección tiene el propósito de contribuir al proceso de la educación médica continua. Los manuscritos deberán contener la exposición y discusión de un caso clínico relevante y su correlación con los hallazgos patológicos, imagenológicos o moleculares que fundamenten el diagnóstico final. En un máximo de 10 cuartillas se hará la presentación del caso, la historia clínica y los estudios de laboratorio, imagenología y registros eléctricos; la discusión clínica incluyendo el diagnóstico diferencial; la presentación de los hallazgos macroscópicos, microscópicos y en su caso, bacteriológicos y moleculares que fundamenten el diagnóstico final; la correlación clínico patológica y las referencias bibliográficas así como las lecturas recomendadas. Se podrán incluir un máximo de cinco ilustraciones (tablas, gráficas y/o fotografías) (se requieren originales) que se refieran a los datos clínicos, imagenológicos, de laboratorio y a los resultados del estudio anatomopatológico. Casos clínicos Material y métodos Se señalarán claramente las características de la muestra, los métodos o descripción de procesos empleados con las referencias pertinentes, en tal forma que la lectura de este capítulo permita a otros investigadores realizar estudios similares. Los métodos estadísticos empleados, cuando los hubiere, deberán señalarse claramente con la referencia correspondiente. Deberán constar de introducción, presentación del caso, discusión, ilustraciones y/o imágenes y bibliografía, con una extensión máxima de 10 cuartillas. Resultados Deberá incluir los hallazgos importantes del estudio, comparándolos con las figuras o gráficas estrictamente necesarias y que amplíen la información vertida en el texto. El costo de la publicación de fotografías o cualquier imagen en color será por cuenta del autor. Una vez que los trabajos sean aceptados para su publicación, se le notificará al autor principal. Inmediatamente previo a la impresión, se le harán llegar al autor principal copias del formato final del trabajo para su corrección. En caso de no recibir corrección alguna, se procederá a su publicación. Discusión Deberán de contrastarse los resultados con lo informado en la literatura y con los objetivos e hipótesis planteados en el trabajo. Conclusión Cuando aplique. Deberá formular recomendaciones finales basadas en los resultados del trabajo de investigación. Artículos de revisión En general, los artículos de revisión serán solicitados por el Comité Editorial, es decir, serán por invitación. Excepcionalmente se aceptarán colaboraciones espontáneas de expertos en el tema a revisión reconocidos internacionalmente. Las secciones y subtítulos serán de acuerdo con el criterio del autor. Su extensión máxima será de 20 cuartillas. Las figuras y/o ilustraciones deberán ser las estrictamente necesarias, no siendo más de seis, la bibliografía deberá ser suficiente y adecuada y en la forma antes mencionada. Se recomienda que el número no sea menor de 50 citas para este tipo de artículos. 56 Políticas editoriales Proceso de Publicación Se notificará a los autores la recepción de su trabajo y se les comunicará el proceso a seguir para la revisión y/o publicación del manuscrito. REVISTA AVANCES OFICINA EDITORIAL Hospital San José Av. Morones Prieto #3000 Pte. Col. Los Doctores, Monterrey, Nuevo León. México 64710 Teléfono: (81) 83471010, ext. 2579 e-mail: avances@hsj.com.mx www.hsj.com.mx 0