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Caso clínico. Síndrome febril, bicitopenia y proteinuria. Ana Ferrer Ribera, Rosa Oltra Sempere, Mª José Galindo Puerto Unidad de Enfermedades Infecciosas Hospital Clínico Universitario de Valencia Paciente de 81 años con antecedente de hipercolesterolemia, HTA, hiperplasia benigna de próstata, adenocarcinoma de colon resecado con intención radical pT3pNo (estadio IIA) en octubre 2012 que no requirió tratamiento quimioterápico. Consulta por deterioro del estado general, con incapacidad progresiva para la deambulación, astenia intensa y fiebre de hasta 38ºC que desaparece con amoxicilinaclavulánico oral. Previamente refiere, dos meses antes, lumbalgia persistente para la que se pauta diazepan, dexametasona y tramadol. Posteriormente presenta deterioro cognitivo y es valorado por neurología, atribuyéndose en parte al tratamiento administrado. Es diagnosticado de síndrome depresivo y leve parkinsonismo. EXPLORACIÓN FÍSICA: PA 110/55 mm Hg. Regular estado general, no impresiona de gravedad. Hábito asténico, ACP: tonos rítmicos, soplo sistólico II/IV en foco aórtico. Murmullo vesicular conservado. Abdomen blando y depresible, no visceromegalias, ni masas, molestia a la palpación en hipogastrio. EXPLORACIONES COMPLEMENTARIAS: En la analítica realizada se objetiva bicitopenia (anemia y trombopenia) y cortisoluria indetectable, por lo que se amplía analítica para descartar insuficiencia suprarrenal. Se objetiva en este caso además proteinuria. Rx tórax: cardiomegalia leve Ecografía abdominal: dentro de la normalidad. TAC programado por oncología: cardiomegalia, elongación de troncos supraaórticos. Ateromatosis aórtica. Opacidad nodular milimétrica subpleural en LSD sin cambios con respecto al estudio previo. No nódulos pulmonares de nueva aparición. Al reaparecer la fiebre, persistir la astenia y el deterioro del estado general, y persistir bicitopenia y proteinuria, se decide ingreso hospitalario para estudio. Se objetiva fiebre de hasta 39ºC precedida de escalofríos y se solicitan analítica, hemocultivos y serologías. EXPLORACIONES COMPLEMENTARIAS: -Analítica: Química hemática: destaca urea= 58 mg/dl, creatinina= 0.91 mg/dl, ácido úrico= 5.9 mg/dl; Na= 134 mEq/l; K= 4.2 mEq/l; hierro= 25 mcg/dl; ferritina= 230 ng/ml; GOT= 40 UI/l; GPT= 29 UI/l; GGT= 81 UI/l; LDH= 455 UI/l; PCR= 93.1 mg/l; F alc= 250 UI/l Hemograma: L=8860 (64.4% pmn); Hem= 3490000; Hb= 10.7 g/dl; Hcto= 32%; VCM= 92 fL; plaquetas= 55.000. Frotis de sangre periférica: anisocitosis eritrocitaria sin aumento de esquistocitos, linfocitos activados y trombopenia confirmada. VSG= 120 mm Coagulación: I Quick= 100%. orina: proteínas totales 167.6 mg/dl, ratio proteinuria/creatinuria= 2.27 serología VHB, VHC, VIH, borrelia, leishmania, rosa de bengala negativas; IgG para VHC positiva. En este momento se plantea el diagnóstico diferencial. ¿Qué pruebas complementarias realizarías? RESOLUCIÓN DEL CASO: Al tratarse de un paciente con un síndrome febril prolongado, que se inicia con lumbalgia intensa, a lo que se añade bicitopenia y posteriormente síndrome nefrótico, se plantea el diagnóstico diferencial entre espondilodiscitis y endocarditis infecciosa. Se realiza una RMN de columna lumbar en la que se objetiva: A nivel lumbar se aprecian cambios espondilodiscartrósicos entre L2 y L3 sin signos de espondilodiscitis. Se realiza ecocardiograma: ventrículo izquierdo no dilatado con función sistólica conservada. Ventrículo derecho no dilatado con función sistólica conservada. Válvula aórtica trivalva con buena apertura, sigmoideas CI y CD ligeramente engrosada, a nivel de cara ventricular de la sigmoidea no coronaria se observa una imagen algodonosa y desflecada que en sístole prolapsa a aorta, muy sugestiva de vegetación. Insuficiencia aórtica ligera-moderada. Resto normal. Se inicia tratamiento empírico con daptomicina, gentamicina y ampicilina. Tras lo cual persiste la fiebre. Es valorado por nefrología al presentar proteinuria en rango nefrótico. Revisando la historia clínica por este motivo se observa trombopenia que se empieza a detectar en septiembre 2013, y proteinuria en octubre que aumenta progresivamente hasta llegar a rango nefrótico y se acompaña de hematuria (52 hem /campo) e hipoalbuminemia (también desde septiembre). En ECG se objetiva un aplanamiento de ST en V5-V6 que no aparecía un año antes. Con posterioridad se reciben los hemocultivos extraídos al ingreso en los que se objetiva hongos levaduriformes. Por este motivo se pauta anidulafungina. Al recibirse la identificación de la levadura como candida famata se añade al tratamiento fluconazol y se suspende el tratamiento antibiótico, manteniendo el antifúngico. La misma candida aparece en dos series de hemocultivos posteriores. En el ecocardiograma de control de 10 días después se mantiene imagen sugestiva de vegetación a nivel de sigmoidea Ao no coronaria, quizá haya disminuido ligeramente de tamaño respecto a previa (diámetro longitudinal en paraesternal sagital 14 mm, en apical 8x10 mm). IAo ligera-moderada (no sobrepasa el plano del TSVI). Existe también una IM ligera sobre válvula con ligeros cambios degenerativos sin imágenes sugestivas de vegetaciones. Revisando también la historia microbiológica se objetiva durante el ingreso para cirugía la aparición de hemocultivos positivos para levaduras, que posteriormente se identificaron como candida famata. Tras todo esto, el diagnóstico final es endocarditis infecciosa por candida famata y probable glomerulopatía asociada a endocarditis. Reexplorando al paciente y reinterrogándolo, refiere aparición en los dedos de los pies de hemorragias subungueales que no había comentado previamente. La endocarditis por candida es una de las manifestaciones más graves de candidiasis y la causa más frecuente de endocarditis fúngica. En una revisión de 270 casos de endocarditis fúngica realizada en 2001, las especies de candida no albicans son las responsables de un 28% de los mismos. Los factores de riesgo son de candidemia y por tanto también de endocarditis son: tratamiento antibiótico previo, prematuridad, neutropenia, grandes quemados, cirugía gastrointestinal complicada, nutrición parenteral, adicción a drogas por vía parenteral, padecer una valvulopatía o ser portador de prótesis valvulares y la cirugía valvular. Las manifestaciones clínicas incluyen signos y síntomas de afectación cardiaca (disnea, edema, dolor torácico y aparición de soplos o cambios en los preexistentes), fenómenos embólicos, sintomatología sistémica como fiebre, sudoración nocturna y pérdida de peso. La aparición de embolias arteriales es más frecuente que en las endocarditis bacterianas probablemente por el mayor tamaño de las vegetaciones. Es frecuente la aparición de otras complicaciones de la candidemia como endoftalmitis, osteomielitis vertebrales o meningitis. El diagnóstico suele ser tardío. En una revisión los pacientes presentaban síntomas una media de 32 días antes de la hospitalización, manifestaciones extracardiacas y otros diagnósticos. El tratamiento se recomienda que sea combinado médico-quirúrgico, aunque los datos sobre mortalidad según la aproximación realizada son controvertidos: según las series revisadas, la mortalidad realizando un abordaje combinado es mayor o menor que solo el tratamiento médico. Probablemente este hecho se relaciona con la comorbilidad presente en los pacientes. En general el tratamiento antifúngico recomendado es una equinocandina iv asociada a fluconazol 600-800 mg al día, a voriconazol oral o iv o a una formulación lipídica de anfotericina B un mínimo de 6 semanas, especialmente en pacientes con absceso perivalvular u otras complicaciones. Si la infección se asienta sobre material protésico se debería retirar si es posible, en caso contrario se debe considerar la prescripción de tratamiento supresivo crónico con fluconazol 400-800 mg al día. En las endocarditis por candida es necesaria la sustitución valvular. Revisando la historia de nuevo, durante su ingreso en cirugía digestiva un año antes, y pese a ser una cirugía programada, presenta múltiples complicaciones: evolución tórpida, con un íleo que se resuelve con tratamiento conservador, pero que obliga a mantener durante varios días nutrición parenteral. Durante ese ingreso presenta fiebre, se solicita un TAC abdominal en el que se observan cambios postquirúrgicos, se solicitan hemocultivos y se pauta tratamiento antibiótico empírico, tras lo cual mejora siendo dado de alta con antibiótico oral. En los hemocultivos crecen hongos levaduriformes para los que no se pauta tratamiento, y que posteriormente son identificados como candida famata. Es dado de alta el 22 de octubre de 2012 y la sintomatología por la que consulta empieza en el verano de 2013. Este es un paciente mayor, sometido a cirugía abdominal por una neoplasia, con complicaciones postquirúrgicas que requiere colocación de un catéter central por el que se administra nutrición parenteral y múltiples antibióticos, factores todos ellos que pueden favorecer la aparición de una candidemia y posteriormente complicaciones como la endocarditis por candida. Este es un caso complejo, afortunadamente poco habitual en el que se ponen de manifiesto varias enseñanzas: -es importante revisar y controlar todas las muestra microbiológicas que se solicitan a los pacientes. Debería ponerse en marcha algún tipo de control o de alarma para evitar que muestras con resultados positivos pasen desapercibidas, produciendo en ocasiones complicaciones importantes a los pacientes -es importante explorar bien a los pacientes. Estamos acostumbrados a solicitar pruebas complementarias y exploramos poco: el paciente presentaba fenómenos embólicos en extremidades que habían pasado desapercibidos. La interpretación de los soplos cardiacos a veces es complicada cuando los pacientes tienen otras comorbilidades como la anemia o edades avanzadas, de ahí la importancia de vigilar los cambios en la intensidad y las características de los mismos. -es fundamental revisar la historia clínica antigua: si no lo hacemos podemos perder información muy importante y básica para llegar a diagnósticos correctos y tratamientos adecuados. Bibliografía: Ellis ME, Al-Abdely H, Sandridge A et al. Fungal endocarditis: evidence in the world literature, 1965-1995. Clin Infect Dis 2001; 32:50 Baddley JW, Benjamin DK Jr, Patel M et al. Candida infective endocarditis. Eur J Clin Microbiol Infect Dis 2008; 27:519 Pappas PG, Kauffman CA, Andes D et al. Clinical practice guidelines for the management of candidiasis: 2009 update by the infectious Diseases Society of America. Clin Infect Dis 2009; 48:503 Steinbach WJ, Perfect Jrm cabell CH et al. A meta-analysis of medical versus surgical therapy for candida endocarditis. J Infect Dis 2005; 51:230