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Economía de la Salud: Curación de Heridas Por JOSÉ M.ª MARTÍNEZ El criterio de eficiencia en la selección de apósitos L a atención a pacientes con heridas, ya sean agudas o crónicas, es un importante reto ante el que se encuentran los profesionales sanitarios, ya que estas lesiones constituyen un importante problema de salud, con un elevado impacto, no sólo en la calidad de vida de los usuarios, sino también en la demanda de recursos, tanto humanos como económicos, que estos tratamientos detraen de las organizaciones sanitarias. El aumento de la prevalencia de algunas patologías vasculares o la diabetes, está influyendo decisivamente, tanto en el incremento de usuarios que padecen este tipo de lesiones, como en que estas heridas sean cada vez más complejas de tratar, requiriendo en muchos casos un abordaje multidisciplinar capaz de conformar el tratamiento más adecuado. Por ello, es imprescindible valorar y diagnosticar las necesidades que el paciente tiene y que pueden tener influencia en la resolución de su problema de salud, así como conocer y aplicar correctamente los cuidados adecuados, orientados hacia la prevención, el diagnóstico y el tratamiento, conforme a las últimas novedades. Cuando se produce una herida, el organismo pone en marcha una serie de procesos encaminados a la reparación y el reemplazamiento de los tejidos lesionados. Este proceso recibe el nombre de cicatrización, y puede dividirse en cuatro fases cronológicamente encadenadas y frecuentemente superpuestas: hemostasia, fase inflamatoria, fase proliferativa y fase de remodelación. Aunque desconocida por algunos profesionales sanitarios, hoy en día no 54 MEDICAL ECONOMICS es posible hablar de atención al paciente con heridas sin que se tenga en cuenta la técnica de la cura en ambiente húmedo, técnica que está en constante desarrollo y que, paradójicamente, está poco referenciada con trabajos publicados. El desarrollo de la cura en ambiente húmedo debe sus inicios a George Winter quién, en el año 1962, demostró experimentalmente que las heridas, cubiertas por una lámina de película impermeable, curaban dos veces más rápidamente que las expuestas al aire. Con este descubrimiento se abrió una nueva perspectiva para el cuidado de estas lesiones que ha ido avanzando hasta nuestros días con el desarrollo de nuevos materiales, y que algunos autores han descrito de una manera tan gráfica como la “revolución de los apósitos”. La técnica de la cura húmeda se basa en mantener el lecho de la herida aislado del medio ambiente exterior, reproduciendo el microambiente de temperatura y humedad que existe en el interior de nuestro organismo, el entorno óptimo para la reparación tisular. El desarrollo de nuevos materiales para el tratamiento de heridas, ha hecho que los profesionales sanitarios dispongan en la actualidad de un amplio abanico de opciones terapéuticas para el cuidado de estos pacientes. Incluso algunas de ellas ofrecen la posibilidad no sólo de la cura en ambiente húmedo, sino de ser herramientas coadyuvantes en el control de la infección (apósitos antimicrobianos) o el dolor (apósitos con analgésicos/antiinflamatorios). Los principales beneficios que debe proporcionar un apósito son el control adecuado del exudado, mantener un 24 de enero de 2014 adecuado nivel de humedad en el lecho de la herida, permitir el intercambio gaseoso, aislar térmicamente la herida, protegerla de las agresiones físicas y bacterianas del medio externo, y que pueda ser retirado fácilmente. Los apósitos mayoritariamente utilizados son, sin duda, aquellos orientados al control del nivel adecuado de humedad, y que podemos calificar como hidro-reguladores. Su capacidad de absorción, gestionando el exudado de la herida, les faculta para mantener el lecho de la herida húmedo, evitando que los bordes de la misma se maceren, reduciendo así el riesgo de deterioro de tejido sano o de infección. Este nivel óptimo de temperatura y humedad estimula el proceso fisiológico de cicatrización. En algunos casos de mayor complejidad, donde confluyen una peor situación de los tejidos de la herida y una patología de base en el paciente, que dificulta el correcto desarrollo del proceso de cicatrización, aparecen situaciones que afectan de modo significativo, no sólo a la reducción de las tasas de cicatrización, sino a las actividades diarias de los usuarios, reduciendo su calidad de vida. En los casos con infección o dolor, cuyo tratamiento, tradicionalmente, se ha basado en la administración oral de medicamentos, de acuerdo con la Escalera Analgésica de la Organización Mundial de la Salud, esa medicación sistémica puede dar lugar a posibles reacciones adversas medicamentosas, y trastornos a otros órganos del cuerpo humano. COSTE DEL TRATAMIENTO La realidad es que, actualmente, y dadas las especiales circunstancias económicas generales, el factor crítico determinante para la adquisición de productos sanitarios es el precio unitario. ¿Es este el criterio adecuado? MedicalEconomics.es Figura 1. Coste Semanal Nº medio cambios apósito/ semana Coste Coste Coste medio semanal Coste semanal Coste del en apósitos visita enfermería semanal apósito (12 pacientes) enfermera (12 pacientes) total Hidropolimérico inicial 3,5 cambios 1,948 € 81,84 € 7,67 € 321,93 € 403,41 € Hidropolimérico alveolar 3D 2,17 cambios 1,956 € 50,96 € 7,67 € 199,29 € 250,25 € Figura 2. Evolución de la lesión 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% 71% 62% H. Alveolar 3D 37% 27% 26% H. Inicial 9,41% Manejo exudado Maceración piel sana Puede ser un criterio erróneo, si no se analiza desde un punto de vista de eficiencia, pues el coste del tratamiento con un determinado apósito no sólo está relacionado con dicho precio unitario sino, además, con su efectividad esperada, variable fundamental que se expresa en la reducción del tiempo necesario para la cicatrización de la herida. Para determinar el coste del tratamiento hay que tener en cuenta otros elementos como: la necesidad de apósitos secundarios y otros materiales de soporte, el tiempo necesario para la aplicación del apósito, la frecuencia de cambio de curas y el coste de los recursos humanos. Y esta determinación no es fácilmente cuantificable. Así, el principal objetivo de esta publicación es reflexionar sobre si utilizamos o Reduccion superficie no la mejor estrategia, a la hora de adquirir apósitos para nuestros centros sanitarios; si se hace, sobre todo, la elección en función de los razonamientos económicos, de los conocimientos y habilidades de los profesionales sanitarios involucrados, del beneficio terapéutico de los pacientes o mediante una mezcla de todos estos argumentos. Además, esta reflexión debería hacerse pensando en que debe ser una valoración continuada y, por tanto, de gran dinamismo. En el reciente Congreso de la Sociedad Española de Heridas (SEHER), celebrado en Toledo, profesionales del Hospital La Paz de Madrid presentaron un interesante estudio evaluando el rendimiento de un apósito hidro-regulador con estructura alveolar en 3D, frente al hidropolimérico que venía utilizándose habitualmente, así como su impacto en el proceso de cicatrización, confort del paciente, consumo y gasto total. El estudio cubrió un período de convivencia entre ambos tipos de apósitos de 2 semanas de forma continuada, en una población de 12 pacientes con úlceras vasculares. Se recogieron datos en cada tipo de apósito, tanto clínicos (manejo del exudado, control de la maceración de la piel periulceral y planimetría de la superficie de la piel) como económicos (número de cambios de apósito, y coste y tiempo invertido por los profesionales de Enfermería). Los resultados obtenidos fueron muy superiores, en general, a favor del apósito con tecnología 3D, en ambos conceptos, pues, durante el período de tratamiento, se consiguió una reducción media de un 27,59% de la superficie con un coste semanal menor (figuras 1 y 2). Además, los pacientes sintieron un mayor confort y mejoró su ánimo al realizarse menos cambios, un mejor control del exudado y notarse un menor olor. Por tanto, la eficiencia del apósito hidropolimérico en 3D fue mayor, a pesar de que el precio unitario era superior. Los resultados de esta experiencia nos llevan a reflexionar acerca de la necesidad de construir procesos de compra que primen la eficiencia y la mejor gestión de los recursos disponibles, evitando resultados indeseados que quiebren el mismo objetivo del procedimiento. Algunos países del norte de Europa han comenzado a implementar con éxito procesos de selección de productos sanitarios, basados en el coste por proceso. ¿Es este un guante que deberíamos recoger? Q Sección patrocinada por: Presidente del Instituto para la Gestión de la Sanidad y director de Medical Economics. Para contactar: jmmartinezgar@gmail.com MedicalEconomics.es 24 de enero de 2014 MEDICAL ECONOMICS 55