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Como prevenir el ataque vascular cerebral en pacientes hipertensos en riesgo: bloqueo del receptor AT-1 como prioridad Editor responsable Angel F. González Caamaño Como prevenir el ataque vascular cerebral en pacientes hipertensos en riesgo: bloqueo del receptor AT-1 como prioridad Introducción y epidemiología El ataque vascular cerebral es un evento que se puede prevenir. Incluso desde tiempos re1 motos el mejor tratamiento conocido ha sido la prevención (Cuadro1). En términos de mortalidad y discapacidad, el ataque vascular cerebral (o ictus) es más deletéreo que el infarto del miocardio. La enfermedad cardiovascular es por mucho la primera causa de muerte en todo el mundo. Hay 18 millones de nuevos ataques vasculares cerebrales cada año y la mortalidad es de 8 millones mundialmente al año. El ataque vascular cerebral produce un impacto grave en los costos totales de atención a la salud y representa un alteración significativa de la calidad de vida e independencia del paciente (OMS, Reporte 2006). Muchos pacientes tienen temores profundos de ataque vascular cerebral más que de otros ataques cardiacos, la tendencia de la enfermedad cardiovascular está, en general, aumentando, como también el ataque vascular cerebral en particular. Además, por cada ataque vascular cerebral que se presenta hay 10 a 15 casos de demencia vascular a me- Cuadro 1. En medicina la prevención es el mejor tratamiento Los mejores médicos previenen la enfermedad. Los médicos mediocres tratan la enfermedad antes de que sea evidente. Los peores médicos tratan la enfermedad cuando se manifiesta por completo. Huang Di Neijing (2600 AC Primer Texto Médico Chino) Un médico que previene es un mejor médico que uno que trata 1 nudo relacionada con eventos silenciosos. En general, estos eventos se desarrollan con el tiempo con dos tipos de lesiones de la sustancia blanca cerebral: mayores densidades de áreas perivasculares cerebrales, infartos lacunares y/o adelgazamiento de la sustancia blanca (términos clínicos de acuerdo a las imágenes obtenidas con resonancia magnética, IRM). Estas lesiones de la sustancia blanca son factores pronóstico importantes de riesgo de nuevos ataques cerebrovasculares. En el Rotterdam Scan Study que incluyó a más de 1,000 pacientes ancianos después de un ataque vascular cerebral, con predominio neto de mujeres (52%) y de pacientes hipertensos (82%) seguidos por cuatro años después de la RM basal, hubo una incidencia anual de 6% de recidiva (11/1,000 personas/años) con una distribución de acuerdo con la presencia de lesiones de la sustancia blanca de 2 14.7% contra 3.2% en individuos sin lesiones. El ataque vascular cerebral tiene muchos factores de riesgo identificados que se pueden clasificar como modificables y no modificables: Los factores de riesgo no modificables son: • Edad avanzada • Género masculino • Etnia no caucásica • Antecedente familiar • Ataque vascular cerebral previo Entre los factores de riesgo modificables están: • Hipertensión • Diabetes • Fibrilación auricular • Enfermedad de arteria carótida • Hiperlipidemia • Tabaquismo • Obesidad • Consumo elevado de alcohol La hipertensión está fuera de estos factores de riesgo en particular de acuerdo con un reporte reciente de la OMS: “Una vez que se ha identificado hipertensión es el factor prevenible aislado más importante de muerte prematura. En consecuencia, todos los lineamientos internacionales han recomendado, más que nunca, estrategias agresivas para tamizaje y tratamiento”. La hipertensión afecta a 1.5 billones de personas en todo el mundo, y se ha estimado que en los siguientes 20 años, si continúa la tendencia actual, este panorama crecerá a 2.3 billones. Por otro lado, el riesgo de ataque vascular cerebral relacionado con la presión arterial se sabe que comienza desde valores tan bajos como 110/70 mmHg y se duplica con cada aumento de 20 mmHg en la presión sistólica y por cada 10 mmHg en la diastólica (Figura 2). 2 De acuerdo con los resultados del Blood Pressure Lowering Trialist's Trial, el riesgo de complicaciones cardiovasculares disminuyó con la reducción de la presión arterial, pero la pendiente de esta relación fue más pronunciada para el ataque vascular cerebral, es decir, esta condición es muy sensible a los cambios en la presión arterial. Sin embargo, no es sólo la cuestión de reducir la presión arterial, debido a que la selección del medicamento también cuenta. En realidad, los agentes humorales, como los bloqueadores del SRAA, son más efectivos que los bloqueadores de los canales del calcio. Esto se debe, en gran parte, a la importancia del SRAA en la evolución cardiorrenal y vascular (Figura 3). Bloqueo SRAA y prevención del ataque vascular cerebral Por lo tanto, es lógico pensar que los beneficios se derivan de bloquear el SRAA al prevenir el ataque vascular cerebral. El SRAA se puede bloquear a diferentes niveles, p. ej., a nivel del sistema renina (una modalidad prometedora), a nivel de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA) o del receptor de angiotensina I. Con respecto a los beneficios de los fármacos antihipertensores para la prevención del ataque vascular cerebral, de acuerdo con los resultados de un meta-análisis conducido por Staessen et al. hubo un máximo beneficio derivado de los bloqueadores de los cana3 les del calcio y ligeramente menor con los IECA. Cuando se llevó a cabo este metaanálisis había sólo dos estudios importantes disponibles con los ARA II pero había todavía una tendencia positiva. Figura 2. Mortalidad por ataque vascular cerebral en cada década de la vida contra presión arterial usual al inicio de esa década. Riesgo de mortalidad por EC PAS (mmHg) Años 80-89 años 70-79 años 60-69 años 50-59 años 40-49 años 256 128 64 32 16 8 4 2 1 120 140 160 180 PAD (mmHg) 256 128 64 32 16 8 4 2 1 70 80 90 Años 80-89 años 70-79 años 60-69 años 50-59 años 40-49 años 100 110 3 Figura 3. Importancia de la evolución fisiopatológica cardiovascular-renal de la activación del SRA Aterotrombosis y enfermedad CV progresiva Lesión tisular (IM, ataque vascular cerebral, insuficiencia renal, insuficiencia arterial periférica) Disfunción tisular temprana Remodelación patológica Activación del SRA Angiotensina II Inflamación de estrés oxidativo y mecánico Daño en órgano blanco Falla en órgano terminal (ICC, ERT) Factores de riesgo Muerte Hay varios estudios con uso de los ARA II que han evaluado múltiples aspectos de la prevención del ataque vascular cerebral, como el LIFE, VALUE, SCOPE, ACCESS, MOSES y Jikei Heart. Cuando se considera el uso del SRAA para la prevención del ataque vascular cerebral se tiene que tomar la decisión de usar un ARA II y/o IECA y la selección se puede definir por las propiedades que van más allá de la reducción de la presión arterial. · · · · Bloqueo selectivo del receptor de angiotensiona II Bloqueo de la angiotensina II generada no dependiente de la ECA Estimulación del receptor de la angiotensina AT-2 Menores eventos secundarios El aspecto de los receptores AT-2 puede tener implicaciones futuras interesantes, en particular en el área del ataque vascular cerebral, debido a que en modelos experimentales, al administrar un ARA II junto con un bloqueador específico de estos receptores la calificación de déficit neurológico fue mucho peor, lo cual indica un efecto aditivo para el beneficio obtenido por el bloqueo solo del receptor AT-1.4 Un buen ejemplo del efecto del bloqueo del receptor AT-1 en la prevención del ataque vascular cerebral es el estudio LIFE, el cual comparó a losartán con atenolol, y el punto final principal tuvo una fuerte influencia debido a la reducción de 25% (p < 0.001) de los ataques vasculares cerebrales. 4 Esta fue una población de alto riesgo para ataque vascular cerebral, debido a que tenía una alta proporción de hipertrofia ventricular izquierda (25%), diabetes (22%), hipertensión sistólica aislada (40%) y fibrilación auricular (45%). Además, esta diferencia también estuvo presente con una presión arterial equivalente e independientemente del tipo de ataque vascular cerebral en cuestión (hemorrágico o isquémico). Otro análisis más reciente del estudio LIFE evidenció tales beneficios adicionales, la reducción de la morbilidad y mortalidad cardiovascular y, en particular, de ataque vascular cerebral. La estrategia con un ARA II, en comparación con el tratamiento con atenolol, demostró: • Mayor reducción de hipertrofia ventricular. • Mayor regresión del grosor de la íntima-media de la arteria carótida. • Mayor reducción de la microalbuminuria. • Menores casos de diabetes de reciente inicio. • Menor incidencia de fibrilación auricular. • Menor incidencia de microalbuminuria en pacientes diabéticos. Con respecto a la menor incidencia de fibrilación auricular (30%; p < 0.001) en el grupo tratado con losartán, el diámetro auricular izquierdo tuvo una reducción significativamente mayor que con atenolol (45%; p < 0.001), un hallazgo objetivo que podría contar para los resultados y, además, brindar señales de mayor protección cardiaca. Sin embargo, la reducción del ataque vascular cerebral que se presentó en todos los casos de fibrilación auricular, cuando estuvo presente previamente, recién diagnosticada y también en sujetos 5 sin alteraciones del ritmo. En el estudio MOSES, que comparó eprosartán con nifedipino, la reducción de la presión arterial fue similar al final del seguimiento de 36 meses. Sin embargo, las reducciones del primer ataque vascular cerebral (21%; p = 0.014) o recurrencias (25%; p = 0.02) fueron sig6 nificativamente menores con el ARA II. El estudio ASCOT comparó una combinación de un bloqueadores de los canales del calcio con un IECA contra un betabloqueador más un diurético. Cuando se asociaron los resultados con el brazo de reducción de lípidos (ASCOT-LLA) con aquellos del brazo antihipertensor (ASCOT-BPLA), es decir, al agregar las dos estrategias más efectivas para reducir el riesgo cardiovascular, hubo una reducción significativa de 48% para el infarto del miocardio no fatal y enfermedad coronaria y de 44% para ataque vascular cerebral fatal o no fatal que superan el resultado de ambas estrategias por separado.7 El estudio Jikei Heart de prevención secundaria en una población japonesa de más de 3 000 pacientes con hipertensión y antecedente de enfermedad coronaria y/o insuficiencia cardiaca estudió el efecto protector de un tratamiento con base en un ARA II (telmisartán), contra un tratamiento no basado en un ARA II, ambos muy agresivos, enfocados en obtener valores de presión arterial de 130/80 mmHg.8 5 Un índice alto de pacientes recibió bloqueadores de los canales del calcio (43%), seguido de cerca por los IECA (32%) y estatinas en 33% de los casos. además, 33% de los pacientes recibió betabloqueadores. La edad promedio de la población fue de 61 años y cerca de 25% había sufrido un infarto agudo del miocardio (IAM). Los pacientes fueron medicados por completo para prevención secundaria, y su presión arterial basal fue de 139/90 mm Hg, es decir un control de la presión arterial aceptable. Por mucho, la reducción (131/77 mmHg) fue la mayor reducción de la presión arterial lograda hasta ahora en un estudio aleatorio controlado. En esta población de alto riesgo tratada intensamente, el punto final combinado de morbilidad y mortalidad cardiovascular (ataque vascular cerebral, ataque cerebral isquémico transitorio, IAM, hospitalización por insuficiencia cardiaca, angina de pecho, disección aórtica, isquemia de la extremidad inferior, niveles de creatinina sérica elevados o re9 querimiento de diálisis) se redujo 39% en el brazo de ARA II (p < 0.0021, IC: 0.47-0.79). Si se analiza el ataque vascular cerebral solo, la reducción fue de 40% (p < 0.028; IC: 0.38-0.95). Por lo tanto, la relación entre la disminución del ataque vascular cerebral y la reducción de la presión arterial fue lineal, y mientras mayor fuera la disminución lograda en la presión arterial más se aminoró el ataque vascular cerebral, el efecto sería incluso más marcado si se bloqueara el SRAA. El uso de un ARA II mejoró el control de la presión arterial, y gracias a su mejor tolerabilidad permitió un control más sostenido de la misma y una mayor reducción de eventos, en particular de ataque vascular cerebral. Sin embargo, esta ventaja no tiene una explicación simple cuando se analizan todos los efectos de los ARA II, lo cual contaría para sus beneficios terapéuticos: • Hay un beneficio específico derivado del bloqueo selectivo del receptor AT-1. • Los receptores AT-2 son estimulados. • Tienen un efecto antiaterosclerótico. • Tienen un efecto antitrombótico y antifibrinolítico. • Mejoran la hipertrofia ventricular izquierda. • Mejoran la estructura y función vascular. • Reducen la prevalencia de fibrilación auricular. • Tienen un efecto atifibrinolítico. • Mejoran el flujo cerebral y la autorregulación del cerebro. • Tienen efectos antiinflamatorios. • Reducen la presión arterial central. Los ARA II tienen un efecto de clase en común, el bloqueo selectivo del receptor AT-1 y la estimulación del receptor AT-2 que varía de acuerdo con la dosis utilizada. Pero, además, cada uno se atribuye a sus propios efectos. En realidad, losartán tiene propiedades uricosúricas así como efectos antiinflamatorios y antiplaquetarios; telmisartán estimula su receptor nuclear PPAR-gamma, mientras que eprosartán inhibe al sistema simpático. 6 En el caso especial de telmisartán hay ciertas características diferenciales que se deben considerar: • Tiene una vida media prolongada. • Tiene mejor penetración tisular, en particular en el cerebro. • Induce mejor control de la presión arterial durante 24 horas. • Produce mejor control de la elevación de la presión arterial matutina. • Tiene un volumen de distribución significativo. • Tiene mejor control metabólico. En modelos experimentales telmisartán evidenció mejor penetración de la barrera hematoencefálica que losartán y telmisartán.10 Por otro lado, los pacientes con hipertrofia ventricular izquierda, ya sea documentada por electrocardiografía o por ecocardiografía, tienen una mayor prevalencia de eventos cerebrovasculares.11 En este aspecto, telmisartán evidenció más eficacia para reducir la hipertrofia ventricular que amlodipino, a niveles similares de reducción de la presión arterial (Figura 4). El estudio LIFE evidenció que la reducción de la mortalidad y de los índices de eventos estuvo relacionada con una reducción en el índice de masa ventricular izquierda (IMVI) y que este efecto permaneció incluso después de corregir el IMVI basal con tratamiento y con la presión arterial durante el tratamiento. La reducción de eventos alcanzó 64% en pacientes que redujeron la hipertrofia contra aquellos que no (niveles de corte: 115 g/m2 en 2 12 varones y 104 g/m en mujeres) (p < 0.001, IC: 0.23-0.50) Figura 4. Telmisartán contra amlodipino brindó mayor regresión de la HVI a pesar de una actividad antihipertensiva (sistólica) semejante. Cambio en el IMVI (RM) 0 Amlodipino Telmisartán (n=34) (n=36) -5 g/m 2 -10 -15 -20 -25 * Cambio en la PAS 0 -5 -10 mmHg -15 -20 -25 -30 -35 Amlodipino Telmisartán (n=34) (n=36) *p<0.0001 contra amlodipino 7 Figura 5. Efectos metabólicos de reemplazar candesartán o valsartán por telmisartán Insulina plasmática (mU/L) NS TG (mg/dL) 12 10 8 6 p<0.01 (mg/dL) 160 140 120 100 80 60 40 20 0 (mU/L) (mg/dL) Glucosa plasmática (mg/dL) 4 2 Candesartán Telmisartán Valsartán 0 Candesartán Telmisartán Valsartán 160 140 120 100 80 60 40 20 0 p<0.05 Candesartán Telmisartán Valsartán Otro aspecto importante entre los efectos adicionales es la modulación de los receptores nucleares del receptor de peroxisoma proliferador activado-gamma (PPAR-gamma) que están involucrados en la remodelación cardiovascular y en los procesos de resistencia a la insulina. Hay una gran diferencia entre actuar inespecíficamente y estimular a estos receptores y modular su actividad, como lo hace telmisartán, debido, a que además de producir efectos favorables, se evitaron los eventos colaterales como la hipertrofia de los adipocitos, retención de líquidos, y aumento de peso. Esto se puede analizar al comparar los efectos metabólicos de diferentes ARA II. En un estudio que reemplazó candesartán o valsartán por telmisartán en pacientes estables con diabetes tipo 2, que habían estado en tratamiento por más de seis meses, hubo una reducción significativa en la glucemia, insulinemia y niveles de triglicéridos (Figura 5). Desde el punto de vista de la evolución cardiovascular telmisartán actúa a diferentes niveles, desde la mejoría de las condiciones metabólicas, reducción de los factores de riesgo, reducción del daño a órgano blanco, bloqueo de los mecanismos patofisiológicos que determinan la progresión de la enfermedad hasta la reducción del impacto de las implicaciones una vez que se han establecido. Se puede concluir que la prevención del ataque vascular cerebral es adecuada en la actualidad y se requieren medidas rápidas en este aspecto. Éstas se deben basar principalmente en abordajes orientados a la población y enfocados al paciente en particular. 8 En este aspecto, el bloqueo selectivo de los receptores AT-1 y la reducción de la presión arterial durante 24 horas tienen un potencial dramático para la protección contra el ataque vascular cerebral, debido a que producen: • Reducción de la remodelación • Reducción de la disfunción endotelial • Reducción de la aterosclerosis • Reducción de la hipertrofia ventricular izquierda • Reducción de la disfunción cardiaca • Reducción del daño renal • Corrección del desequilibrio metabólico • Reducción de la mortalidad Referencias 1.- Huang Di Neijing (2600 AC Primer Texto Médico Chino) 2.- Stroke 2003;34:1125 3.- Staessen & Wong, J Hypertens June 2003 4.- Hypertension November Dzau et al. 2006 5.- Circulation JACC 2005;47:713 6.- Schraeder J et al. stroke 2005;36:1218-1226 7.- Sever P. Eur Heart J 2006 Dec; 27 (24):2982-8 8.- Lancet 2007;389:1431 9.- Lancet 2007:369:1431 10.- J Pharm Exp Ther 2001;298:60 11.- Verdecchia P. Circulation 2001;104:2036 12.- Devereux R et al. JAMA 2004;292:2250 9