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Revista Chilena de Pediatría Indexada en Medline/PubMed desde 2014 Volumen 86, Nº 4 Julio - Agosto 2015 ISSN: 0370-4106 / www.scielo.cl 221 224 236 279 291 299 305 EDITORIAL • Riesgo cardiometabólico en pediatría: obesidad infantil y condición física ACTUALIDAD • Shock séptico en unidad de cuidados intensivos. Enfoque actual en el tratamiento ARTÍCULOS ORIGINALES • Seroconversión frente a primovacunación reforzada contra hepatitis B en niños con cáncer • Hospitalización por episodios de cianosis en recién nacidos de edad gestacional igual o mayor a 34 semanas • Nivel de autoconcepto en niños con secuelas de quemaduras: estudio comparativo • Variación secular de los nacimientos, peso y longitud al nacer: perspectiva local • Caracterización de las causas de alopecia infantil • Lactantes menores de 3 meses hospitalizados por síndrome febril agudo. Experiencia clínica de 5 años CASOS CLÍNICOS • Rabdomiólisis grave secundaria a deshidratación hipernatrémica • Inicio temprano de discapacidad intelectual en el Síndrome de deleción del cromosoma 22q11.2 • Ectasia ductal mamaria en niños, a propósito de un caso RECOMENDACIÓN DE EXPERTO • Síndrome nefrótico idiopático: recomendaciones de la Rama de Nefrología de la Sociedad Chilena de Pediatría. Parte 1 ARTÍCULOS DE REVISÓN • Constipación crónica CONOSUR • Resumen. En dengue con signos de alarma ¿Podemos predecir evolución a grave desde la emergencia? Vol. 86, Núm. 4, 2015, 221-306 Sin título-1 1 15-10-15 21:12 Sin título-1 2 15-10-15 21:12 Volumen 86, Nº 4 J ulio-Agosto 2015 ISSN: 0370-4106 / www.scielo.cl Publicación oficial de la Sociedad Chilena de Pediatría Publicada desde 1930 REVISTA C HILENA DE P EDIATRÍA , es la publicación oficial de la Sociedad Chilena de Pediatría desde 1930. En ella se publican Artículos Originales, Casos Clínicos, Actualidades y Artículos de Revisión de interés para la especialidad, así como, documentos emitidos por las Ramas y Comités de la Sociedad. Se publica en forma bimestral y se puede encontrar a texto completo en www.scielo.cl Se encuentra registrada en Index Medicus Latino-Americano (IMLA), Embase Excerpta médica Database, Periódica, Scientific Electronic Library on Line (www.scielo.cl), Scopus (www.scopus.com), Free medical journal (www.freemedicaljournals.com). Indexada en Medline/ PubMed desde 2014. ISSN 0370 - 4106 (versión escrita), ISSN 0717 - 6228 (versión electrónica). Representante legal: Hernán Sepúlveda Rodríguez Eduardo Castillo Velasco 1838, Ñuñoa, Casilla 593-11 Tels. (56-2) 22371598 - 22379757, Fax: 2380046, Santiago, Chile www.sochipe.cl / E-mail: revista@sochipe.cl Secretaria Ejecutiva: Vania Huerta Freire r r r Valor Anual de suscripción nacional : $ Número único año 2014 : $ Número único año 2013 : $ Número único otros años : $ Becados y profesionales de la salud : $ International subscription rates Air mail Americas Air mail other regions Venta de publicidad: Sociedad Chilena de Pediatría : US$ : US$ 90.000 15.400 14.600 11.000 53.000 240 297 Director-Editor Francisco Cano Sch. Profesor Titular, Facultad de Medicina, Universidad de Chile Sub Director Coeditor Sergio Stagno, M.D. Comité Editorial Internacional Department of Pediatrics. University of Alabama at Birmingham Eduardo Bancalari, M.D. University of Miami School of Medicine Gastón Zilleruelo, M.D. Paul Harris D. Profesor Titular, Facultad de Medicina, Pontifi cia Universidad Católica de Chile Ricardo Uauy, M.D. Miller School of Medicine. University of Miami London School of Higiene and Tropical Medicine. University of London Fernando Moya, M.D. Editor Emérito Fernando D. Martínez, M.D. Carlos Toro A. Profesor Titular, Facultad de Medicina, Universidad de Chile The University of Arizona Comité Editorial Artículos Originales Luisa Schonhaut B. Profesor de Pediatría, Facultad de Medicina, Clínica Alemana Universidad del Desarrollo Guillermo Lay-Son Rodríguez Magíster en Ciencias Médicas Centro de Genética y Genómica Clínica Alemana-Universidad del Desarrollo. Mauricio Farfán Urzúa Profesor Asociado. Doctor en Ciencias Biomédicas. Facultad de Medicina. Universidad de Chile. Pablo Cruces Romero Medicina Intensiva Pediátrica Centro de Investigación en Medicina Veterinaria. Universidad Andrés Bello. Anibal Espinoza Gamboa Médico Especialista en Radiología Pediátrica. Hospital San Borja Arriarán/ Universidad de Chile. Clínica Alemana-Universidad del Desarrollo Aldo Bancalari M. Profesor Asociado, Departamento de Pediatría, Facultad de Medicina, Universidad de Concepción Loreto Podestá L. Profesora Auxiliar de Pediatría, Instituto de Pediatría, Facultad de Medicina. Universidad Austral de Chile Eduardo Hebel F. Profesor Asociado, Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil, Facultad de Medicina. Universidad de la Frontera de Chile New Hanover Regional. Medical Center Coastal Carolina. Neonatology, PLLC Editores de Sección Paul Harris D. Pontifi cia Universidad Católica de Chile. Casos Clínicos Luisa Schonhaut B. Clínica Alemana. Universidad del Desarrollo. Asesores Editoriales de Sección Artículos Originales Arturo Borzutzky Raúl Bustos Daniel Springmuller Marta Azócar Jose Miguel Herrera Pedro Zambrano Pontifi cia Universidad Católica de Chile. H. Guillermo Grant Benavente. Pontifi cia Universidad Católica de Chile. H. Luis Calvo Mackenna, Universidad de Chile. Universidad Andrés Bello. Clínica Indisa. Clínica Universidad Los Andes - Clínica Dávila Casos Clínicos Daniela Kramer H. Pedro-José López E. Carmen Gloria Rostion Luis Cárdenas M. Ximena Ortega Dimitri Parra R. María Luisa Ceballos H. Luis Calvo Mackenna. Clínica Alemana. H. Exequiel González Cortés. Clínica Alemana. Universidad de Chile. H. Roberto del Río. H. Luis Calvo Mackenna - Universidad de Chile. Clínica Las Condes, Universidad de Chile. The Hospital for Sick Children, University of Toronto, Canada. H. Luis Calvo Mackenna - Universidad de Chile Imágenes Florencia de Barbieri M. Pontifi cia Universidad Católica. Isabel Fuentealba F. Hospital Luis Calvo Mackenna, Clínica Alemana. Lizbet Pérez H. José Joaquín Aguirre, Universidad de Chile. Asesor Editorial de Metodología Gastón Duffau T. Profesor Titular. Facultad de Medicina. Universidad de Chile. Asesor Editorial de Idioma Inglés Viviana Jure de la Cerda 1135 Bedford Court Marion, IA 52302, USA. Sociedad Chilena de Pediatría Miembro de la Asociación Latino Americana de Pediatría (ALAPE) y de la International Pediatric Association (IPA) Directorio 2015-2016 Presidente Luis Felipe González F. Vicepresidente Humberto Soriano B. Secretaria General Rossana Faúndez H. Tesorero Juan José Escobar R. Secretaría de Actas y Reglamentos Teresa Alarcón Orellana Representante Secretaría de Educación Continua Paula Guzmán M. Secretaría de Filiales Eduardo Coopman M. Jaime Tapia Zapatero Secretaría de Ramas y Comités Sofía Aros Aranguiz Secretaría de Socios Claudia Paris D. Hana Rumie C. Secretaría de Relaciones Institucionales Jaime Tapia Zapatero Secretaría de Medios y RR.PP Humberto Soriano Brücher Francisco Moraga Mardones Presidentes de Filiales Zona Norte: Arica: Marcela Solange Amaro L. Ginecología María Rosa Olguí D. Iquique: Francisco Donoso V. Infectología Juanita Zamorano R. Antofagasta: Marcelo Pastenes M. Inmuno-reumatología pediátrica Liliana Schlesinger F. El Loa: Eduardo Coopman Nefrología Pilar Hevia J. Atacama: Ricardo Espinoza O. Neonatología Jorge Torres T. La Serena: José Luis Zúñiga A. Neurología Fernando Novoa S. Valparaíso: Jorge Duarte M. Aconcagua: Benjamín Zuleta Q. Zona Sur: O'Higgins-Colchagua: Jorge Muñoz Maule: Alvaro Méndez Hematología-Oncología Mirta Cavieres A. Nutrición Catalina Le Roy O. Oftalmología Francisco Conte S. Pediatría Ambulatoria René Soto W. Pediatría Hospitalaria Gonzalo Menchaca O. Ñuble: María Aurora Cabello S. Cuidados Intensivo Adriana Wegner A. Concepción: Paulina Escobar C. Salud Mental Nereyda Concha C. Bío-Bío: Fernando Araya U. Presidentes de Comités Becados Inti Estella Barbagelata G. Araucanía: Paulina Venegas N. Los Lagos: Lidia González L. Aysén: Carmen Lucero L. Punta Arenas: Gustavo Pizarro T. Ética Inés Araneda A. Lactancia Materna María Inés Brugal S. Medicina del Deporte Francisco Verdugo M. Medio Ambiente Lidya Tellerías C. Past President Hernán Sepúlveda R. Presidentes de Ramas Adolescencia Lilianette Nagel B. Secretaría de Educación Contínua Oscar Herrera González Anatomía Patológica Elena Kakarieka W. NANEAS Carlos Flores C. Atención Primaria Inés Guerrero M. Parasitología Isabel Noemi H. Presidente Comité de Investigación Sergio Weisstaub Nuta Cardiología Infantil Fernando Herrera L. SIDA Elba Wu H. Endocronología y Diabetes Alejandro Martínez A. Emergencias Pediátricas Ida Concha M. Directora Editora, Revista Estetoscopio y Sitio Web Jimena Maluenda Parraguez Gastroenterología Rossana Faúndez H. Pediatría Social Carlos Becerra F. Genética Cristóbal Passalacqua H. Seguimiento RN Enrica Pittaluga P. Medios y Salud Infantojuvenil Valeria Rojas O. Rev Chil Pediatr. 2015;86(4):vii-viii www.elsevier.es/RCHP VOLUMEN 86, Nº 4 JULIO - AGOSTO 2015 EDITORIAL Riesgo cardiometabólico en pediatría: obesidad infantil y condición física Gerardo Weisstaub 221 ACTUALIDAD Shock séptico en unidad de cuidados intensivos. Enfoque actual en el tratamiento Daniela Arriagada S., Alejandro Donoso F., Pablo Cruces R., Franco Díaz R. 224 ARTÍCULOS ORIGINALES Seroconversión frente a primovacunación reforzada contra hepatitis B en niños con cáncer Rodolfo Villena, Marcela Zubieta, Carmen Hurtado, Carmen Salgado, Gladys Silva, Jazmine Fernández, Milena Villarroel, Marisol Fernández, Javier Brahm, Miguel O’Ryan, María Elena Santolaya Hospitalización por episodios de cianosis en recién nacidos de edad gestacional igual o mayor a 34 semanas C. Paulina Casanueva, R. Javier Cifuentes 236 244 Nivel de autoconcepto en niños con secuelas de quemaduras: estudio comparativo Carmen Castillo C., Dolores Santander M., Fresia Solís F. 251 Variación secular de los nacimientos, peso y longitud al nacer: perspectiva local Hugo Amigo, Patricia Bustos, Claudio Vargas, Pablo Iglesias 257 Caracterización de las causas de alopecia infantil Andrea Cortés G., Felipe Mardones V., Viviana Zemelman D. 264 Lactantes menores de 3 meses hospitalizados por síndrome febril agudo. Experiencia clínica de 5 años Benigno Miguel Méndez Espinola, Patricio Herrera Labarca 270 CASOS CLÍNICOS Rabdomiólisis grave secundaria a deshidratación hipernatrémica Ignacio Mastro-Martínez, Ana María Montes-Arjona, Margarita Escudero-Lirio, Bárbara Hernández-García, José Fernández-Cantalejo Padial Inicio temprano de discapacidad intelectual en el Síndrome de deleción del cromosoma 22q11.2 Marco Cascella, Maria Rosaria Muzio Ectasia ductal mamaria en niños, a propósito de un caso clínico María Soledad Zegpi, Camila Downey, Verónica Vial-Letelier 279 283 287 RECOMENDACIÓN DE EXPERTO Síndrome nefrótico idiopático: recomendaciones de la Rama de Nefrología de la Sociedad Chilena de Pediatría. Parte 1 Pilar Hevia, Vilma Nazal, María Pía Rosati, Lily Quiroz, Claudia Alarcón, Sonia Márquez, Karen Cuevas, en representación de la Rama de Nefrología de la Sociedad Chilena de Pediatría 291 viii ARTÍCULOS DE REVISÓN Constipación crónica Alejandra Torres, Mónica González 299 CONOSUR Resumen. En dengue con signos de alarma ¿Podemos predecir evolución a grave desde la emergencia? Lugo S., Morilla L., Bejarano O., Basualdo W., Pavlicich V. 305 Rev Chil Pediatr. 2015;86(4):xi-xii www.elsevier.es/RCHP VOLUME 86, ISSUE 4 JULY-AUGUST 2015 EDITORIAL Cardiometabolic risk in paediatrics: Childhood obesity and physical condition Gerardo Weisstaub 221 CLINICAL OVERWIEW Septic shock in intensive care units. Current focus on treatment Daniela Arriagada S., Alejandro Donoso F., Pablo Cruces R., Franco Díaz R. 224 RESEARCH REPORTS Seroconversion in response to a reinforced primary hepatitis B vaccination in children with cancer Rodolfo Villena, Marcela Zubieta, Carmen Hurtado, Carmen Salgado, Gladys Silva, Jazmine Fernández, Milena Villarroel, Marisol Fernández, Javier Brahm, Miguel O’Ryan, María Elena Santolaya Hospital Admissions due to cyanosis episodes in newborns with gestational age of 34 weeks or more C. Paulina Casanueva, R. Javier Cifuentes 236 244 Self-concept level in children with burns sequelae: A comparative study Carmen Castillo C., Dolores Santander M., Fresia Solís F. 251 Secular variation of births, weight and length at birth: Local perspective Hugo Amigo, Patricia Bustos, Claudio Vargas, Pablo Iglesias 257 Aetiology of childhood alopecia Andrea Cortés G., Felipe Mardones V., Viviana Zemelman D. 264 Children less than 3 months hospitalised due to acute febrile syndrome. 5 years clinical experience Benigno Miguel Méndez Espinola, Patricio Herrera Labarca 270 CLINICAL CASES Severe rhabdomyolysis secondary to severe hypernatraemic dehydration Ignacio Mastro-Martínez, Ana María Montes-Arjona, Margarita Escudero-Lirio, Bárbara Hernández-García, José Fernández-Cantalejo Padial 279 Early onset intellectual disability in chromosome 22q11.2 deletion syndrome Marco Cascella, Maria Rosaria Muzio 283 Mammary duct ectasia in children: A case report María Soledad Zegpi, Camila Downey, Verónica Vial-Letelier 287 REPORT OF THE EXPERT Idiopathic Nephrotic Syndrome: recommendations of the Nephrology Branch of the Chilean Society of Pediatrics. Part One Pilar Hevia, Vilma Nazal, María Pía Rosati, Lily Quiroz, Claudia Alarcón, Sonia Márquez, Karen Cuevas, en representación de la Rama de Nefrología de la Sociedad Chilena de Pediatría 291 xii REVIEW ARTICLE Chronic constipation Alejandra Torres, Mónica González 299 SOUTH CONE OF AMERICA Abstract. Can progression to severe dengue in dengue with warning signs be predicted in the emergency room? Lugo S., Morilla L., Bejarano O., Basualdo W., Pavlicich V. 305 Rev Chil Pediatr. 2015;86(4):221---223 www.elsevier.es/rchp EDITORIAL Riesgo cardiometabólico en pediatría: obesidad infantil y condición física Cardiometabolic risk in paediatrics: Childhood obesity and physical condition Gerardo Weisstaub INTA, Universidad de Chile, Santiago, Chile En Chile, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en adultos. Es sabido que la génesis de estas enfermedades comienza en la infancia, y la velocidad de su progresión a lo largo del ciclo vital depende de la presencia, severidad y del tiempo de permanencia de los factores de riesgo cardiovasculares1 . Lo anteriormente expuesto junto a la evidencia que muestra el impacto que tiene el ambiente fetal en el desarrollo de las enfermedades crónicas han generado una mayor preocupación por la Correo electrónico: gweiss@inta.uchile.cl prevención de estos factores de riesgo desde los primeros años de vida2,3 . La obesidad, epidemia mundial que afecta a la mitad de los escolares chilenos4 , también se asocia a un incremento del riesgo cardiometabólico5 . La asociación mencionada no es nueva, hace 15 años que uno de los estudios de cohorte más importantes del mundo (Bogalusa Heart Study) mostró que casi el 60% de los niños con sobrepeso presentaban, al menos, un factor de riesgo cardiometabólico (aumento de la presión arterial, hiperlipidemia, aumento de insulina)6 . Hace casi 10 años, junto a la doctora Burrows observamos en niños y adolescentes chilenos que consultaron por sobrepeso, que casi el 80% tenían obesidad abdominal, un 40% hipertrigliceridemia, y un poco más de un tercio de los niños tenían presión arterial elevada7 . Aunque los factores que condicionan la presencia de la obesidad son múltiples y diversos (p. ej., desnutrición fetal, alteración del sueño, cultura alimentaria, obesidad de los padres, genética) pueden resumirse de manera sobre simplificada en el desbalance entre la ingesta y el gasto de energía, es decir comemos más de lo que gastamos y hacemos poco ejercicio. Los pediatras estamos habituados a dialogar con los niños y sus padres respecto a la alimentación, y como parte del control sano sugerimos la cantidad, la frecuencia y el tipo de alimentos que deben comer para lograr un buen crecimiento y desarrollo. Frecuentemente alertamos sobre el daño a la salud que produce consumir alimentos con exceso de algunos componentes críticos (energía, azúcar, sal y grasa saturada) y en caso de ser necesario solicitamos la opinión de un nutricionista. Si realizamos alguna indicación alimentaria http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.06.010 0370-4106/© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). 222 somos capaces de evaluar el impacto que esta ha tenido en la salud del niño. En resumen, el tema alimentario está incorporado con bastante detalle en nuestro quehacer profesional. Al parecer, no nos referimos al ejercicio con la misma profundidad. En general es un tema que no se suele abordar más allá de unas pocas preguntas relacionadas con la frecuencia de las clases de educación física en la escuela o la practica extracurricular de algún deporte. Las recomendaciones en cuanto a este, si es que se hacen, no suelen hacer referencia al tipo, duración, frecuencia e intensidad con que debe realizarse (criterios que si consideramos en otras intervenciones terapéuticas o preventivas). Cómo no seguir teniendo en cuenta a uno de los 4 factores de riesgo de muerte más importante a nivel mundial8 ? En Chile, casi el 90% de los adultos, y el 80% de los adolescentes entre 15 y 19 años son sedentarios. Nuestros escolares ven diariamente 3,0 ± 1,7 h de TV y practican actividad física extra programática 0,7 ± 1,4 h/semana9 , datos que muestran lo lejos que están nuestros niños y jóvenes de los 60 min diarios de actividad física, de intensidad moderada a vigorosa, que recomienda la OMS10 . La escasa práctica de ejercicio, en la intensidad y frecuencia recomendada, conduce progresivamente al deterioro de la condición física; variable que representa a un conjunto de atributos importantes para la salud: composición corporal, la resistencia cardiorrespiratoria, la flexibilidad y la resistencia/fuerza muscular. Tener una baja condición física se relaciona inversamente con un aumento del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y es un fuerte predictor de morbimortalidad en la vida adulta11 . Pero vale la pena preocuparnos de esta condición desde la niñez? Dwyer et al. observaron, luego de seguir a una cohorte prospectiva de adultos australianos durante 20 años (desde los 11 años), que la disminución de la condición física, en su componente cardiorrespiratorio, durante el período observado se asoció con un aumento del riesgo de obesidad en la vida adulta (RR: 4,5; IC 95%: 2,6-7,7)12 . El papel de la fuerza muscular en la prevención de diversas enfermedades también ha sido de gran interés en los últimos años, varios estudios en adolecentes muestran que mantener un nivel adecuado de masa muscular actuaría como factor protector cardiometabólico13,14 . Analizando la evidencia expuesta es importante resaltar la necesidad de evaluar los diferentes componentes de condición física en la edad pediátrica, evaluación que puede realizarse a partir de múltiples pruebas. En este contexto que el Ministerio de Educación desde el 2010 realiza la evaluación de la condición física en muestras representativas de estudiantes de 8.◦ básico del país15 . En el año 2013, en casi 12.000 niños de todo el país se realizaron diferentes evaluaciones para conocer el estado de cada uno de los componentes de la condición física: composición corporal (IMC y perímetro de cintura), resistencia cardiorrespiratoria (prueba de Cafra y prueba de Navette), la flexibilidad (flexión de tronco hacia adelante) y la resistencia/fuerza muscular (abdominales cortos, salto a pie juntos y flexión extensión de codos16 . Los resultados de la evaluación son preocupantes: casi dos tercios de los niños y niñas tienen menos fuerza que la esperada para la edad y sexo (prueba de salto largo a pies juntos) y el 84% de las mujeres y el 50% de los varones necesitan mejorar su condición física cardiorrespiratoria (prueba de Navette). G. Weisstaub Diferencias importantes en estas evaluaciones se observan al analizarlas teniendo en cuenta el tipo de financiamiento de los establecimientos educativos. Mientras que el 42% de los niños y niñas que concurren a establecimientos particulares pagados tienen una adecuada condición física (considerando las pruebas de Cafra y Navette), solo el 31% de los estudiantes que concurren a establecimientos municipales alcanzan igual resultado. En resumen, el ejercicio es también una actividad preventiva y terapéutica cuya prescripción requiere tener en cuenta detalles similares a los de otra intervención, y en la que es importarte interactuar con otros profesionales del área. Conocer condición física de los niños y niñas, y promover su mejoramiento es de vital importancia si nuestro objetivo es que crezcan de manera saludable. Bibliografía 1. Enfoque de riesgo para la prevención de enfermedades cardiovasculares. Subsecretaría de Salud Pública: MINSAL. 2014. 2. Barker DJP, Osmond C. Infant mortality, childhood nutrition and ischemic heart disease in England and Wales. Lancet. 1986;1:1077---81. 3. Corvalán C, Kain J, Weisstaub G, Uauy R. Impact of growth patterns and early diet on obesity and cardiovascular risk factors in young children from developing countries. Proc Nutr Soc. 2009;68:327---37. 4. Informe Mapa Nutricional 2013. Departamento de Planificación y Estudios. JUNAEB [consultado Abr 2015]. Disponible en: http://www.junaeb.cl/wp-content/uploads/2013/03/ Informe-Mapa-Nutricional-2013.pdf 5. Burrows RA, Leiva LB, Weisstaub G, Lera LM, Albala CB, Blanco E, et al. High HOMA-IR, adjusted for puberty, relates to the metabolic syndrome in overweight and obese Chilean youths. Pediatr Diabetes. 2011;12:212---8. 6. Freedman DS, Dietz WH, Srinivasan SR, Berenson GS. The relation of overweight to cardiovascular risk factors among children and adolescents: The Bogalusa Heart Study. Pediatrics. 1999;103:1175---82. 7. Burrows R, Weisstaub G, Ceballos Z, Gattas V, Leiva L, Lera L, et al. Síndrome metabólico en niños y adolescentes: asociación con sensibilidad insulínica, grado y distribución del sobrepeso. Rev Med Chile. 2007;135:174---81. 8. OMS. Global health risks: Mortality and burden of disease attributable to selected major risks. 2009. 9. Loaiza MS, Atalah SE. Factores de riesgo de obesidad en escolares de primer año básico de Punta Arenas. Rev Chil Pediatr. 2006;77:20---6. 10. Organización Mundial de la Salud. Recomendaciones mundiales sobre actividad física para la salud. 2010 [citado octubre 2011]. [consultado 1 Jul 2015]. Disponible en: http://whqlibdoc. who.int/publications/2010/9789243599977 spa.pdf 11. Kodama S, Saito K, Tanaka S, Maki M, Yachi Y, Asumi M, et al. Cardiorespiratory fitness as a quantitative predictor of all-cause mortality and cardiovascular events in healthy men and women: A meta-analysis. JAMA. 2009;301:2024---35. 12. Dwyer T, Magnussen CG, Schmidt MD, Ukoumunne OC, Ponsonby AL, Raitakari OT, et al. Decline in physical fitness from childhood to adulthood associated with increased obesity and insulin resistance in adults. Diabetes Care. 2009;32:683---7. 13. Artero EG, Ruiz JR, Ortega FB, España-Romero V, VicenteRodríguez G, Molnar D, et al., HELENA Study Group. Muscular and cardiorespiratory fitness are independently associated with metabolic risk in adolescents: The HELENA study. Pediatr Diabetes. 2011;12:704---12. Riesgo cardiometabólico en pediatría: obesidad infantil y condición física 14. Artero EG, España-Romero V, Jiménez-Pavón D, Martinez-Gómez D, Warnberg J, Gómez-Martínez S, et al., HELENA Study Group. Muscular fitness, fatness and inflammatory biomarkers in adolescents. Pediatr Obes. 2014;9:391---400. 223 15. SIMCE Educación Física 8.◦ Básico para Docentes y Directivos. Agencia de Calidad de la Educación, 2012. 16. Estudio Nacional de Educación Física. Agencia de Calidad de la Educación, 2013. Rev Chil Pediatr. 2015;86(4):224---235 www.elsevier.es/rchp ACTUALIDAD Shock séptico en unidad de cuidados intensivos. Enfoque actual en el tratamiento Daniela Arriagada S. a , Alejandro Donoso F. a,b,∗ , Pablo Cruces R. b,c y Franco Díaz R. b a Programa de Medicina Intensiva en Pediatría, Facultad de Medicina Clínica Alemana-Universidad del Desarrollo, Santiago, Chile Área de Cuidados Críticos, Unidad de Gestión Clínica de Niño, Hospital Padre Hurtado, Santiago, Chile c Centro de Investigación de Medicina Veterinaria, Escuela de Medicina Veterinaria, Facultad de Ecología y Recursos Naturales, Universidad Andrés Bello, Santiago, Chile b Recibido el 22 de abril de 2014; aceptado el 20 de julio de 2015 Disponible en Internet el 29 de agosto de 2015 PALABRAS CLAVE Sepsis; Shock séptico; Control glucémico; Inótropos; Hemofiltración de alto volumen ∗ Resumen Los pilares terapéuticos del niño con shock séptico se mantienen en el tiempo, sin embargo, se han incorporado nuevos conceptos, siendo importante que el pediatra y el intensivista tengan conocimiento a cabalidad de ellos. La reanimación con fluidos es una intervención fundamental, no obstante, aún no se ha establecido un tipo de fluido ideal, presentando cada uno limitaciones específicas, no existiendo evidencia sobre la superioridad de un tipo de fluido. Si a pesar de una adecuada resucitación con fluidos persiste el shock, el inicio de inótropos y/o vasopresores está indicado. En caso de refractariedad al uso de vasopresores, nuevos fármacos vasoactivos pueden ser empleados y el uso de hidrocortisona debe considerarse en niños con sospecha de insuficiencia suprarrenal. Existe controversia respecto a la transfusión de glóbulos rojos o el nivel óptimo de glucemia, no existiendo consenso en el valor umbral para el uso de estos hemocomponentes o el inicio de insulina, respectivamente. Asimismo, la utilización de la hemofiltración de alto volumen (HFAV)aún permanece controversial, requiriendo mayores estudios para su recomendación en forma rutinaria en el curso de un shock séptico refractario. El soporte nutricional es primordial, ya que la desnutrición es una grave complicación que debe ser prevenida y tratada adecuadamente. El objetivo de la presente revisión es entregar una actualización en los más recientes avances en tratamiento del shock séptico en la población pediátrica. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/ by-nc-nd/4.0/). Autor para correspondencia. Correo electrónico: adonosofuentes@gmail.com (A. Donoso F.). http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.07.013 0370-4106/© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Shock séptico en unidad de cuidados intensivos. Enfoque actual en el tratamiento KEYWORDS Sepsis; Septic shock; Glycemic control; Inotropes; High-volume hemofiltration 225 Septic shock in intensive care units. Current focus on treatment Abstract Essential therapeutic principles in children with septic shock persist over time, although some new concepts have been recently incorporated, and fully awareness of pediatricians and intensivists is essential. Fluid resuscitation is a fundamental intervention, but the kind of ideal fluid has not been established yet, as each of these interventions has specific limitations and there is no evidence supportive of the superiority of one type of fluid. Should septic shock persists despite adequate fluid resuscitation, the use of inotropic medication and/or vasopressors is indicated. New vasoactive drugs can be used in refractory septic shock caused by vasopressors, and the use of hydrocortisone should be considered in children with suspected adrenal insufficiency, as it reduces the need for vasopressors. The indications for red blood cells transfusion or the optimal level of glycemia are still controversial, with no consensus on the threshold value for the use of these blood products or the initiation of insulin administration, respectively. Likewise, the use of high-volume hemofiltration is a controversial issue and further study is needed on the routine recommendation in the course of septic shock. Nutritional support is crucial, as malnutrition is a serious complication that should be properly prevented and treated. The aim of this paper is to provide update on the most recent advances as concerns the treatment of septic shock in the pediatric population. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Introducción El shock séptico es una causa importante de morbimortalidad en niños. La resucitación precoz, agresiva y guiada por metas es el pilar del tratamiento en la etapa inicial, siendo el uso de fluidos, administración de antibióticos, empleo de inótropos y/o vasopresores y la eliminación del foco infeccioso la base de este. Sin embargo, nuevas terapias han surgido como elementos coadyuvantes, algunas de ellas con evidencia de su real utilidad en la práctica clínica para determinados grupos de pacientes, mientras que otras presentan menor nivel de evidencia que apoye su uso1 . Así, el objetivo de la presente publicación es una puesta al día en el estado del conocimiento en los más recientes avances en tratamiento del shock séptico en pediatría. Se efectuó una búsqueda en PubMed de las publicaciones sobre shock séptico y su terapéutica actual, empleando las palabras claves sepsis, shock séptico, tratamiento. Se seleccionaron, las que, en opinión de los autores, eran las más relevantes de conocer para el intensivista infantil. No es una revisión sistemática sobre el tema. Fluidos de reanimación, productos sanguíneos y fármacos vasoactivos Fluidos de reanimación La reanimación con fluidos es una intervención de primera línea y piedra angular en el tratamiento del shock séptico, siendo su fin reestablecer la estabilidad hemodinámica y perfusión tisular2,3 . Asimismo, cuando la administración de fluidos se realiza precozmente en el curso de shock séptico, la mortalidad se reduce2,4,5 . Sin embargo, a pesar de que el uso de fluidos ha sido aprobado por décadas, solo recientemente se han realizado estudios controlados aleatorizados para evaluar su impacto en la sobrevida de estos pacientes6 . Todos los fluidos de reanimación pueden contribuir a la formación de edema, mediante la extravasación de fluidos al espacio intersticial, especialmente en condiciones de alteración de la permeabilidad como la sepsis7,8 . Las soluciones cristaloides son aquellas que contienen iones libremente permeables y donde el sodio y cloro determinan su tonicidad (solución salina normal 0,9% y Ringer lactato). Las soluciones coloidales se definen como aquellas que presentan moléculas relativamente incapaces de cruzar membranas capilares sanas (semipermeables) debido a su peso molecular y las cuales pueden ser naturales (albúmina) o sintéticas (dextranos, gelatinas). Ambos tipos de soluciones de reanimación poseen ventajas y desventajas. Recientemente se ha recomendado no utilizar las soluciones coloidales que contienen hidroxieltilalmidones, debido a que sus riesgos sobrepasan los beneficios que estos presentan9,10 . La solución salina normal es el fluido más utilizado y su ventaja radica en su gran disponibilidad y bajo costo, constituyéndose en la primera línea de los fluidos de resucitación. Aproximadamente, solo el 25% de la cantidad infundida permanece en el compartimento intravascular, lo que ocasiona la administración de grandes cantidades en el paciente críticamente enfermo y el consecuente desarrollo de edema intersticial. La administración excesiva de este fluido puede provocar acidosis metabólica hiperclóremica11-13 , como también vasoconstricción renal y disminución de la tasa de filtración glomerular14-16 . En un reciente trabajo, la administración de suero salino isotónico se asoció a una disminución de la perfusión cortical renal 226 en comparación con la misma cantidad de Plasma-Lyte17 . Sobre la base de esta hipótesis, Yunos et al.18 , en un estudio prospectivo, no ciego, demostraron que en aquellos pacientes que recibieron soluciones con lactato «balanceadas» o albúmina disminuyó el uso de terapia de sustitución renal como también la incidencia de daño renal agudo. En contraparte, para las soluciones coloidales existen datos que sugieren una mejoría en la función cardiaca en pacientes con hipovolemia19-21 , como también se ha asociado a una menor administración de fluidos de reanimación (3 a 4 veces) en comparación con los cristaloides19,22 . No obstante, estudios actuales con hidroxietilalmidones, han demostrado efectos dañinos con este tipo de fluidos, tales como alteración en la función renal y aumento en la necesidad de terapia de sustitución renal23-25 . Considerando estos riesgos, se ha desanconsejado su uso en pacientes críticamente enfermos. Por lo tanto, no hay un tipo de fluido de reanimación ideal y cada uno presenta sus limitaciones específicas, las que van desde alteraciones de la función renal9,10 hasta su escasa disponibilidad (tabla 1). Actualmente, no hay información que confirme la superioridad de un tipo de fluido sobre otro en la resucitación hemodinámica tanto de niños como adultos10,26-29 , por lo tanto, más que el tipo de fluido a emplear, lo primordial es la premura con la que este se administre. Finalmente, su elección dependerá, entre otros factores, del tipo de fluido perdido por el paciente según el sustrato fisiopatológico subyacente, los potenciales efectos adversos y la disponibilidad de estos en cada centro hospitalario30 . Productos sanguíneos Glóbulos rojos La anemia es una condición común en los pacientes críticamente enfermos. Aproximadamente el 95% de los pacientes que ingresan a unidades de cuidados intensivos presentan cifras de hemoglobina bajo el valor normal, especialmente después de 3 días de permanencia31 . La causa de la anemia del paciente crítico es multifactorial32 y la importancia de la normalización de los niveles de hemoglobina radica en que la anemia está asociada a altas tasas de morbimortalidad en algunos subgrupos de pacientes, probablemente secundaria a hipoxia tisular32 . La tolerancia a la anemia es dependiente del estado de la volemia, de la reserva fisiológica del paciente y si esta es de naturaleza aguda o crónica. Además, la anemia normovolémica es mejor tolerada que la hipovolémica, en la cual el gasto cardíaco (GC) disminuye agudamente. La transfusión de glóbulos rojos tiene un papel fundamental en el tratamiento de la anemia aguda desarrollada por el paciente crítico, ya que tiene como objetivo reducir la hipoxia tisular e incrementar la entrega de oxígeno a los tejidos33 . En la resucitación precoz de pacientes con sepsis grave, la instauración de un protocolo terapéutico que incluyó la transfusión de glóbulos rojos para obtener un hematocrito mayor del 30% se asoció a una disminución en la mortalidad hospitalaria2 . Sin embargo, este tratamiento no está exento de complicaciones. Pacientes que han recibido transfusiones presentan mayores tasas de mortalidad y D. Arriagada S. et al. disfunción orgánica, como también una mayor estancia hospitalaria34,35 . Asimismo, en una revisión sistemática de 45 estudios observacionales en adultos críticamente enfermos, Marik y Corwin36 identificaron que la transfusión de glóbulos rojos es un factor predictor de mortalidad, complicaciones infecciosas y desarrollo de síndrome de distrés respiratorio agudo, aunque, dado su diseño metodológico, sus conclusiones deben ser evaluados en forma criteriosa. En cuanto a cuál es el nivel apropiado de hemoglobina en los pacientes con shock séptico, es aún controversial. En una interesante publicación de Laverdière et al.37 , se describe el escaso consenso existente entre los intensivistas en las prácticas de transfusión en el paciente con shock séptico, entre otros escenarios clínicos. Un hallazgo similar fue reportado por Nahum et al.38 , donde un 41% de los encuestados señaló un umbral de 10 g/dl de hemoglobina. En las más exhaustivas revisiones sobre el nivel óptimo de hemoglobina en pacientes pediátricos críticos en condiciones estables, se ha corroborado que el umbral de 7 g/dl disminuye los requerimientos de transfusión, sin aumentar el desarrollo de síndrome de disfunción orgánica múltiple (SDOM) o mortalidad39,40 . En el año 2011, en la comunicación del Grupo Canadiense y la red Pediatric Acute Lung Injury and Sepsis Investigators (PALISI) se evaluó el impacto de una estrategia de transfusión restrictiva (< 7,0 g/dl) vs. liberal (9,5 g/dl) en el pronóstico clínico. No se encontraron diferencias en el desarrollo de SDOM, estada en UCI o mortalidad41 . En una reciente revisión se señaló que utilizar un umbral de hemoglobina de > 7 g/dl no se asoció a un mejor pronóstico; no obstante, si a un mayor riesgo de morbimortalidad42 . Además, una estrategia liberal transfusional puede ser deletérea en el paciente séptico a nivel microcirculatorio43 . En la actualidad, la evidencia apoya que para el paciente inestable se debe buscar un nivel de Hb ≥ 10 g/dl, salvo en el grupo etario neonatal donde este debe ser mayor. Referente al tiempo de almacenamiento de los glóbulos rojos, Koch et al.44 demostraron que pacientes adultos transfundidos con eritrocitos con almacenamiento menor de 15 días presentaron mejores resultados (disminución de la morbimortalidad intrahospitalaria, disminución de la necesidad de soporte ventilatorio) que aquellos que recibieron glóbulos rojos con almacenamiento mayor. En otro estudio, en una cohorte de 455 pacientes pediátricos, se demostró que la transfusión de glóbulos rojos de más de 14 días de almacenamiento se asoció, de forma independiente, a un incremento de SDOM y aquellos con más de 21 días con un aumento del Pediatric logistic organ dysfunction score (score PELOD) y mortalidad45 . Es importante destacar que el médico intensivista debe evaluar el caso individualmente para establecer un apropiado umbral de transfusión de hemoglobina y tener presente los riesgos, tanto del acto de transfundir (infecciones, reacciones transfusionales, sobrecarga de fluidos, inmunosupresión, daño pulmonar, etc.) como el transfundir glóbulos rojos «viejos». Prevenir o al menos disminuir el riesgo de anemia derivada de la excesiva extracción de sangre es además una importante estrategia. Una reciente encuesta entre intensivistas concluyó que el adecuado umbral para transfundir es aún uno de los tópicos sobre el cual no hay consenso46 . Shock séptico en unidad de cuidados intensivos. Enfoque actual en el tratamiento Tabla 1 227 Tipos, composición y potenciales efectos adversos de fluidos utilizados en resucitación Fluido Coloides Albúmina Gelatinas Cristaloides NaCl 0,9% Ringer lactato PlasmaLyte Osmolaridad (mOsm/l) Na+/Cl--(mmol/l) Observaciones 250 148/128 274-301 154-145/120145 Alto costo No está indicado su uso en pacientes con injuria cerebral traumática Limitada eficacia 308 280,6 154/154 131/111 294 140/98 Acidosis metabólica hiperclorémica Hipotonicidad Posible hiperlactacidemia Contiene calcio Contiene acetato y gluconato Plasma La transfusión de plasma fresco congelado (PFC) está indicada ante sangramiento o cuando se planifique un procedimiento invasivo en un paciente con deficiencia documentada de factores de coagulación. Se ha comprobado el amplio uso de PFC en adultos críticos, siendo su principal indicación la hemorragia y la corrección de coagulopatía adquirida47 . Sin embargo, su empleo en otras situaciones no es útil, pues se observa solo un efecto discreto sobre la international normalised ratio cuando esta no se encuentra alterada (> 2,5)48 . Debe utilizarse en infusión rápida para lograr niveles efectivos de factores de coagulación. No está recomendado como líquido de reanimación y su uso no está exento de reacciones adversas (sobrecarga de fluidos, reacciones alérgicas, etc.)49 . Fármacos vasoactivos Vasopresores e inótropos La administración de fármacos vasopresores y/o inótropos es adecuada solo luego de una apropiada resucitación con fluidos o mientras esta se efectúa. Según el perfil hemodinámico del paciente, será preciso iniciar soporte inotrópico (cuando exista evidencia de hipodébito evaluado por saturación venosa central de oxígeno), agentes nitrodilatadores y/o vasopresores. En los pacientes pediátricos hay diversos patrones hemodinámicos de shock séptico refractario a fluidos. En su clásica comunicación, Ceneviva et al.50 reportaron que un 58% presentó un GC bajo, que respondió a inótropos y/o vasodilatadores; un 20% exhibió un GC elevado con resistencia vascular sistémica baja, respondiendo a terapia vasopresora, y un 22% presenta disfunción cardiaca y vascular, necesitando soporte inotrópico y vasopresor50 . La dopamina sigue siendo el medicamento de primera línea para la hipotensión arterial refractaria a fluidos5 , aunque estudios controlados no han demostrado sus efectos protectores en el territorio esplácnico y renal51,52 . Otro aspecto a considerar para el empleo de dopamina es la insensibilidad edad-específica a su uso53-55 , pues por su mecanismo de acción, pacientes prematuros y lactantes menores de 6 meses, pudieran presentar inmadurez de las vesículas sinápticas que contienen noradrenalina en el sistema nervioso simpático53 . Luego, ante la situación de refractariedad al uso de dopamina, podemos optar por 2 opciones, epinefrina (predominante efecto −adrenérgico a dosis bajas) o norepinefrina según el patrón hemodinámico (shock frío o caliente). A pesar de que el uso de fármacos inótropos y/o vasopresores está indicado en el shock séptico refractario a fluidos, estos no deben utilizarse en búsqueda de un valor arbitrario de GC y, por ende, en lograr una determinada meta de entrega de oxígeno (oxygen delivery [DO2 ])56-58 . Nuevos fármacos vasoactivos (vasopresina, terlipresina, levosimendán) El papel de estos fármacos aparece en el contexto de shock séptico refractario a altas dosis de catecolaminas, el cual se asocia a una elevada tasa de morbimortalidad. La mayoría de los trabajos actualmente disponibles son pequeñas casuísticas, donde se han empleado como terapia de rescate. Es frecuente observar una mejoría de la presión arterial, la diuresis y la depuración de lactato, en concomitancia con descenso de las dosis empleadas de fármacos vasoactivos59 . Arginina vasopresina Es una neurohormona sintetizada a nivel hipotalámico, con un papel clave en la homeostasis circulatoria y en la regulación de la osmolalidad sérica60 . Actúa en los receptores vasculares (V1) causando vasoconstricción arterial; no obstante, en ciertos órganos puede provocar vasodilatación selectiva61 y a nivel de túbulo renal (V2) incrementando la reabsorción de agua libre. Su uso fue sugerido al demostrarse niveles plasmáticos inapropiadamente bajos en pacientes con shock séptico62-64 . Su indicación es en shock séptico vasopléjico, refractario al uso de altas dosis de vasopresores65-67 . 228 En una reciente comunicación en población pediátrica se utilizó a dosis bajas (0,0005-0,002 U/kg/min) vs. placebo, no demostrándose mejoría en el tiempo de estabilización hemodinámica como tampoco en el pronóstico, pero sí se encontró una tendencia hacia una mayor mortalidad (aunque no significativa) en los niños tratados68 . A pesar de estos datos, es necesario disponer de estudios controlados para determinar su real eficacia, dosis, tiempo ideal de inicio y perfil de seguridad en pacientes pediátricos, ya que la evidencia actual está limitada por el reducido número de estudios existentes. Terlipresina Es un análogo sintético de la arginina vasopresina que presenta una mayor selectividad para los receptores V1, con una vida media más larga. Se puede utilizar en bolo (20 g/kg cada 4 a 6 h) o en infusión continua (4-20 g/kg/h)69 . Rodríguez-Núñez et al.70 presentaron una serie de 15 niños, la mitad de ellos con enfermedad meningocócica, quienes fueron reclutados luego de estar recibiendo al menos 2 catecolaminas en dosis altas. Se observó una rápida elevación de la presión arterial con la consiguiente disminución de dosis de fármacos vasoactivos empleados y mejoría en la sobrevida. En otro trabajo, niños con shock séptico e hipotensión arterial refractaria71 fueron aleatorizados para recibir tratamiento con terlipresina por un máximo de 96 h, observándose un incremento en la presión arterial pero sin efecto sobre la mortalidad. Recientemente, Filippi et al.72 comunicaron su uso en pacientes neonatales con hipotensión refractaria asociada a hipertensión pulmonar. Se observó un incremento en la presión arterial, diuresis y mejoría en la depuración de lactato, permitiendo un rápido destete en el uso de las catecolaminas empleadas. Sin embargo, su uso no está exento de eventos secundarios, dentro de los cuales se han reportado lesiones isquémicas73 , desequilibrio electrolítico y graves alteraciones en el flujo microcirculatorio74 , por lo que su utilización debe ser en forma cautelosa. Finalmente, según la evidencia actualmente disponible, tanto vasopresina como terlipresina deben ser vistos como agentes de rescate en el shock refractario75 . Levosimendán Es un fármaco con efecto en la contractilidad miocárdica, actúa primariamente por unirse a la troponina C y aumentar la sensibilidad del miofilamento al Ca+2 . Además presenta un efecto vasodilatador por estimulación de los canales de potasio ATP dependiente en el músculo liso vascular, logrando una caída en la poscarga. El levosimendán no aumenta el Ca+2 intracelular, como tampoco aumenta el consumo de oxígeno (VO2 ), además no presenta actividad proarrítmica. Su efecto hemodinámico se mantiene hasta 7 a 9 días después de suspender su infusión76 . Su utilidad ha sido estudiada, principalmente, en pacientes adultos con falla cardíaca aguda. Los reportes pediátricos son escasos y se limitan la mayoría de ellos a estados de hipodébito en el postoperatorio de cardiocirugía77 o en miocarditis aguda78 . Las comunicaciones sobre su utilidad en shock séptico comenzaron hace más de una década, con el estudio D. Arriagada S. et al. experimental animal de Oldner et al.79 , donde se observó una mejoría en el GC y DO2 . Así, dado su efecto en la depresión cardíaca inducida por sepsis, se ha propuesto su uso en esta condición80 , observándose mejoría en los indicadores de hemodinamia sistémica y regional81 . Recientemente, se comunicó la experiencia clínica con la infusión de levosimendán en dos lactantes con shock séptico hipodinámico resistente a catecolaminas, demostrándose un aumento en la contractilidad miocárdica y mejoría de la perfusión tisular, mientras hubo una reducción de los niveles de lactato e incremento en el débito urinario82 . La combinación de levosimendán y epinefrina parece ser, desde el punto de vista teórico, una muy buena alternativa para el shock séptico con hipodébito significativo83,84 . Su gran inconveniente, en la actualidad, es su elevado costo. Suplementación esteroidal Los esteroides fueron ya propuestos para el tratamiento de las infecciones graves en el año 195485 , sin embargo, su uso en el shock séptico ha sido controversial por décadas86,87 . Un resurgimiento de este tema fue generado por Annane et al.88 , quien describió un estado de insuficiencia suprarrenal relativa (ISR) en adultos con shock séptico y cuyo tratamiento con hidrocortisona logró una reducción en la mortalidad. Es sabido que la incidencia de insuficiencia suprarrenal (ISR) variará según la etiología, gravedad y los criterios empleados para definirla89 pero se asume que existe ISR absoluta en el contexto de un shock séptico refractario a catecolaminas, cuando la concentración de cortisol realizada al azar es < 18 g/dl e ISR relativa cuando 30 a 60 min postestimulación con hormona adrenocorticotropa el incremento de cortisol es ≤ 9 g/dl5 , no obstante, no se recomienda usar sistemáticamente esta prueba. Su uso en el contexto de shock séptico refractario a fluidos y catecolaminas logra una mejoría en el estado hemodinámico y disminuye la necesidad del uso de vasopresores88,90-92 . En los estudios iniciales se utilizaron altas dosis de corticoides en cursos cortos, pero no produjeron efectos favorables93,94 . La observación de que la sepsis grave está asociada a ISR relativa88 o resistencia del receptor de glucocorticoides inducida por inflamación sistémica95 hizo utilizar bajas dosis de corticoides por largos periodos, obteniéndose reducción de los días de uso de vasopresores y en la mortalidad a los 28 días. A raíz de estos datos, la dosis actualmente recomendada es de 1-2 mg/kg/día cada 6-8 h (200-300 mg/día)96,97 . El estudio CORTICUS98 fue un ensayo clínico aleatorizado, controlado con placebo, el cual se efectuó en medio millar de pacientes adultos (65% quirúrgicos) con sepsis o shock séptico de menos de 72 h de evolución. El resultado primario fue la mortalidad a los 28 días, no encontrándose diferencia para la totalidad de los pacientes (hidrocortisona 34,3%; placebo 31,5%) o en los no respondedores al test de estimulación con corticotropina. En el grupo en que se usó hidrocortisona, el shock revirtió más rápido que en el grupo placebo, observándose una pronta recuperación de la disfunción cardiovascular. En niños con shock séptico, entre un 30-55% desarrolla esta condición89,99 , presentando mayor riesgo aquellos con Shock séptico en unidad de cuidados intensivos. Enfoque actual en el tratamiento shock séptico grave100 , terapia esteroidal crónica, anomalías estructurales del sistema nervioso central y púrpura fulminans meningocóccico101 . En este último grupo se ha descrito que los pacientes fallecidos presentan una inadecuada respuesta endocrina102 . En una reciente comunicación, Hebbar et al.89 desarrollaron un protocolo con una prueba con bajas dosis de adrenocorticotropina y suplementación empírica de gluco/minerolocorticoide en niños con síndrome de respuesta inflamatoria sistémica y shock dependiente de vasopresores. La mayoría de ellos presentaron alguna forma de insuficiencia suprarrenal, siendo significativamente superior en niños mayores de 2 años. Con la administración de esteroides hubo reducción en la dosis y duración del uso de vasopresores. La presencia de ISR en pacientes pediátricos con sepsis grave está asociada con un pobre pronóstico103 . De otro modo, un estudio de cohorte retrospectivo pediátrico señaló que no existe evidencia que los esteroides estén asociado a mejor pronóstico en pacientes sépticos, y aunque pudieran ser utilizados en pacientes con mayor gravedad, su uso se asoció a mayor mortalidad104 . Su uso está indicado en aquellos pacientes con shock séptico refractario a catecolaminas o en quienes presentan factores de riesgo para desarrollar ISR. En la actualidad, la mayoría de los centros hospitalarios emplean bajas dosis de esteroides si el paciente persiste con shock séptico, después de una adecuada resucitación con fluidos y catecolaminas46 . Control de glucemia y uso de insulina El interés por mantener la condición de normoglucemia resurgió luego del trabajo de van den Berghe et al.105 , donde se utilizó terapia insulínica para mantener niveles de glucemia entre 80-110 mg/dl, observándose una reducción de la mortalidad. Está ampliamente demostrado que la presencia de hiperglucemia en el paciente críticamente enfermo es un biomarcador de gravedad de la enfermedad y está asociado a mal pronóstico106,107 . Fisiopatológicamente, la hiperglucemia observada en el paciente crítico es secundaria a hiperinsulinismo por resistencia periférica a esta en el tejido adiposo, músculo estriado esquelético y cardíaco108,109 e incremento de la gluconeogénesis hepática por aumento de las hormonas contrarreguladoras de la insulina110 . No obstante, en una provocadora comunicación de niños con meningococcemia se describió la existencia de hiperglucemia asociada a hipoinsulinemia, más que a la existencia de resistencia a la insulina111 . El objetivar esta condición metabólica es trascendental, ya que puede inducir un estado proinflamatorio atribuible a la sobrecarga de glucosa y estrés oxidativo celular109,112 y ser uno de los mecanismos involucrados en la refractariedad al uso de vasopresores, secundario a un aumento de óxido nítrico por la enzima óxido nítrico sintetasa inducible113 y causar disfunción inmunitaria, tanto celular como humoral, desempeñando un papel importante en el desarrollo de la inmunoparálisis del paciente séptico114,115 . Empero existe controversia en relación con el estricto control de la glucemia y en qué momento de la evolución 229 comenzar a tratarla116 . Según un metaanálisis efectuado por Griesdale et al.117 y Wiener et al.118 en población adulta, la terapia intensiva con insulina aumentó el riesgo de hipoglucemia y no confirió beneficio en la mortalidad. En el estudio Normoglycemia in Intensive Care Evaluation-Survival Using Glucose Algorithm Regulation (NICE SUGAR)119 se demostró una mayor mortalidad a los 90 días en el grupo tratado con insulina en comparación con el grupo convencional, como también el desarrollo de hipoglucemia grave fue más frecuente en el grupo sometido a un control estricto de la glucemia. La hipoglucemia debe ser considerada como un factor de riesgo independiente de mortalidad (neuroglucopenia)23,120 . A diferencia de los estudios realizados en adultos, en pacientes pediátricos no se ha encontrado diferencia en la mortalidad en relación con los niveles de glucemia. Branco et al.121 diseñaron un estudio prospectivo sobre control de la glucemia en una población pediátrica general. El objetivo fue mantener la glicemia entre 60-140 mg/dl con el uso de insulina. Empleando este protocolo, un tercio de los pacientes requirió el uso de insulina, pero con un mayor incidencia de hipoglicemia (20% vs. 3%). No hubo diferencia en la mortalidad en relación con los niveles de glicemia. La variabilidad de la glucemia es un predictor independiente de mortalidad en pacientes críticos, especialmente con sepsis/shock séptico122,123 . Existe evidencia que cambios rápidos en la concentración plasmática de glucosa originan daño endotelial y celular124-128 . Actualmente, en la población adulta se recomienda mantener niveles de glucemia menor a 150 mg/dl5 , pero en pacientes pediátricos no se puede recomendar un nivel óptimo de glicemia por ausencia de datos para este grupo etario. Soporte nutricional Aproximadamente, un 20 a 30% de los niños hospitalizados presentan malnutrición en el momento de su ingreso o durante su estadía129 ; sin embargo, en los pacientes críticamente enfermos esta incidencia puede variar entre un 25 y un 70%130,131 . La malnutrición presentada por estos niños es usualmente de origen multifactorial132 . El desequilibrio energético y proteico de estos pacientes es secundario a la liberación de mediadores proinflamatorios, lo que contribuye a la mantención de un estado catabólico permanente. La desnutrición calórico-proteica ocasiona una disminución en la concentración de antioxidantes (glutatión y vitamina E), comprometiendo la capacidad de neutralizar radicales libres y por ende evitar el daño tisular133 . Perez et al.134 en un estudio observacional y prospectivo evaluaron la relación existente entre el estado nutricional con pronóstico de la enfermedad meningocócica, encontrándose una asociación de mayor gravedad y letalidad en los que presentaban mayor relación peso/edad, talla/edad e índice de masa corporal. En contraparte, al analizar los parámetros clínicos y de laboratorio habitualmente empleados como predictores de gravedad para la enfermedad meningocócica, ninguno se asoció a las variables antropométricas evaluadas. 230 En un estudio de cohorte prospectivo efectuado en Brasil se reportó que un 45% de los pacientes admitidos eran desnutridos al momento del ingreso. No se correlacionó la presencia de desnutrición con la mortalidad, pero sí con la duración de la ventilación mecánica y estadía intraUCI135 . Recientemente, se evaluó la suplementación de la dieta con cinc, selenio, glutamina y un secretagogo de prolactina (metoclopramida) en el desarrollo de sepsis nosocomial, no observándose ventaja en la población inmunocompetente, pero sí un descenso en la frecuencia de infecciones nosocomiales en pacientes inmunocomprometidos136 . Con respecto a cuál vía utilizar (enteral/parenteral) para iniciar la nutrición, varios estudios han demostrado que la mayoría de los niños críticamente enfermos toleran bien la nutrición enteral precoz, sin aumentar la incidencia de complicaciones130,137 . Su ventaja radica en que es más fisiológica, presentando un efecto trófico sobre la mucosa intestinal y estimula el sistema inmunitario local, disminuyendo la translocación bacteriana, reduciendo la incidencia de sepsis y falla multiorgánica132 . Terapia de sustitución renal-hemofiltración de alto volumen Terapia de sustitución renal El daño renal agudo es frecuente en el paciente críticamente enfermo y es una grave complicación en el curso del shock séptico, empeorando su pronóstico138 . En el paciente séptico las técnicas de depuración de carácter continuo (hemodiafiltración venovenosa) son mejor toleradas que las de carácter intermitentes y que la diálisis peritoneal139,140 . En el contexto de shock séptico, esta terapia es una herramienta útil, al permitir un uso de fluidos más liberal e independiente del débito urinario horario141 y, a su vez, si esta es utilizada precozmente, evita sobrecargas de fluidos deletéreas en estos pacientes, lo cual ocasiona disfunción orgánica secundaria142-145 . Hemofiltración de alto volumen El tratamiento en la actualidad del shock séptico considera una resucitación guiada por objetivos hemodinámicos e intervenciones basadas en la evidencia, como acciones primordiales1,146-148 . No obstante, para el shock séptico refractario han surgido terapias no convencionales consistentes en técnicas extracorpóreas de purificación sanguínea, dentro de las cuales está, entre otras, la hemofiltración de alto volumen (HFAV)149-152 . La HFAV debe ser iniciada sin necesidad de encontrarse establecida una falla renal aguda, sino que con un objetivo hemodinámico. El uso de HFAV es una terapia relativamente reciente y es definida por una dosis continua de volumen de filtración > 50 ml/kg/h o intermitente (pulsos) por 4 a 12 h en un rango de 100-120 ml/kg/h149,153 . La hipercitocinemia es riesgosa en el paciente séptico y la reducción de sus niveles a un rango homeostático pudiese ocasionar una mejoría en el pronóstico154 . Para esto, la remoción de citocinas mediante el uso de técnicas extracorpóreas de purificación sanguínea es una opción. D. Arriagada S. et al. Las citocinas son moléculas medianas hidrosolubles (0,5-60 kDa), las cuales existen en forma libre en la circulación. Estas características las convierten en objetivos adecuados para su remoción mediante técnicas extracorpóreas. La remoción de mediadores inflamatorios no es selectiva y ocurre principalmente por el mecanismo de transporte convectivo (proporcional a la dosis de ultrafiltración y al coeficiente de cribado de los solutos) y en parte por adsorción. En la actualidad, para aumentar la eliminación se emplean membranas con alto punto de corte (high cut-off hemofiltration techniques) que permite la eliminación más eficaz de citocinas155 . Se ha postulado la combinación de diversos mecanismos hipotéticos como son: 1) la remoción solo del peak de concentración de citocinas pro y antiinflamatorias en sangre156 , cambiando el foco desde la simple eliminación de citocinas a la inmunomodulación; 2) el umbral de inmunomodulación, en el cual la remoción de citocinas desde la sangre provoca un arrastre desde el espacio extra e intracelular, ocasionando una caída de mediadores inflamatorios intersticiales hasta un punto donde se inhibe la cascada inflamatoria157 , y 3) la optimización del flujo linfático (entre 20 a 40 veces) ocasionada por la elevada cantidad de cristaloides usados como solución de reemplazo para con la HFAV, lo que origina un significativo arrastre de mediadores inflamatorios al compartimento sanguíneo, dejándolos así disponibles para su remoción158 . Recientemente, se ha señalado que la HFAV puede actuar al nivel inflamatorio restaurando la función inmunitaria a través de la regulación de monocitos y neutrófilos159 . La base científica del concepto de HFAV se apoyó en un inicio en modelos ex vivo, que mostraron eliminación de citocinas y factores del complemento160 , y también en experimentación animal, que evidenció mayor estabilidad hemodinámica y sobrevida161 . En los últimos años la HFAV ha evolucionado a una terapia auxiliar frecuentemente utilizada en el shock séptico162 ; sin embargo, su eficacia no está aún completamente establecida163 , existiendo variabilidad en la técnica aplicada en cuanto a duración, dosis de la terapia y tipo de hemofiltro empleado. Las primeras comunicaciones de estudios clínicos en humanos, la mayoría efectuados en shock séptico refractario, señalaron una disminución en el requerimiento de vasopresores con el uso de HFAV164 . Ha sido documentado para la modalidad de pulso una mejoría en la hemodinamia sistémica y descenso en la mortalidad, lo cual presenta evidentes ventajas prácticas y de costo165,166 . En el reciente trabajo IVOIRE se concluye que no se puede recomendar el uso de HFAV para los pacientes adultos con shock séptico y falla renal163 . Aquí se utilizó una dosis de 70 ml/kg/h por 96 h, no demostrándose ningún efecto benéfico en la mortalidad. Con el uso de HFAV existen potenciales consecuencias adversas relacionadas con la pérdida excesiva de electrolitos (hipofosfatemia, hipocalemia)163 , micronutrientes 167 , aclaramiento de antibióticos168-170 y de anticonvulsivantes. De las escasas comunicaciones reportadas en la población pediátrica, destaca la de Journois et al.171 , en donde se utilizó HFAV en pacientes sometidos a cirugía cardiaca con bypass cardiopulmonar, mostrando una disminución Shock séptico en unidad de cuidados intensivos. Enfoque actual en el tratamiento del sangrado postoperatorio, el tiempo de extubación y los niveles plasmáticos de citocinas. Sin embargo, aún falta confirmar la real utilidad de esta terapia en pacientes pediátricos sépticos. Una reciente revisión sistemática y metaanálisis sobre el uso de HFAV, ya sea en la modalidad continua o intermitente, no demostró beneficio en la mortalidad o en la recuperación comparada con la hemofiltración estándar172 . En la actualidad existe controversia sobre si la HFAV presenta un papel eficiente para ser recomendada rutinariamente como terapia coadyuvante en el shock séptico refractario. Conclusiones El shock séptico es un problema de salud pública, con una importante morbimortalidad asociada. Su tratamiento debe ser precoz y agresivo, con el objetivo de normalizar la perfusión tisular. El tratamiento mediante el uso de fluidos, administración de antibióticos de amplio espectro, empleo de agentes inótropos y/o vasopresores y la eliminación del foco infeccioso, posee contundente evidencia que mejora el pronóstico de los pacientes con shock séptico. Luego de efectuada esta etapa de resucitación inicial, se puede señalar que para la reanimación con fluidos no existe evidencia sobre la superioridad de un tipo sobre otro. En caso de refractariedad al uso de vasopresores, el uso de hidrocortisona debe considerarse y nuevos fármacos vasoactivos pueden ser empleados. Aún existe controversia referente a la transfusión de glóbulos rojos o uso de insulina, no existiendo consenso en el valor umbral de hemoglobina o nivel óptimo del control glucémico, respectivamente. El soporte nutricional precoz es primordial, ya que la desnutrición es una grave complicación que debe ser prevenida y tratada adecuadamente. Las técnicas de depuración sanguínea de carácter continuo son mejor toleradas que las de carácter intermitentes, evitando sobrecargas de fluidos deletéreas, las cuales ocasionan disfunción orgánica secundaria. Existen fundamentos teóricos para el uso de HFAV; no obstante, permanece controversial si presenta un papel eficiente para ser recomendada rutinariamente como terapia coadyuvante en el shock séptico refractario. Addendum Desde la aceptación de este manuscrito han sido publicados relevantes artículos en pacientes adultos con shock séptico173---175 , los cuales evalúan la efectividad del uso de la terapia temprana dirigida por metas (Early GoalDirected Therapy, [EGDT]), base de las recomendaciones para el paquete de reanimación inicial de la Campaña sobreviviendo a la Sepsis. En ellos no se demostró con su aplicación una disminución de la mortalidad a los 90 días173,174 , en comparación a un cuidado estándar. Además, una vez asegurada una terapia antibiótica y de fluidos de reanimación adecuada, el manejo hemodinámico de acuerdo al protocolo EGDT no resultó en una mejoría del pronóstico vital174 . 231 Conflicto de intereses Este trabajo cumple con los requisitos sobre consentimiento/asentimiento informado, comité de ética, financiación, estudios animales y sobre la ausencia de conflicto de intereses según corresponda. Referencias 1. Dellinger RP, Levy MM, Rhodes A, et al. Surviving sepsis campaign: International guidelines for management of severe sepsis and septic shock, 2012. Intensive Care Med. 2013;39:165---228. 2. Rivers E, Nguyen B, Havstad MA, et al. Early goal directed therapy in the treatment of severe sepsis and septic shock. N Engl J Med. 2001;345:1368---77. 3. Marik PE, Varon J. Sepsis: State of the art. Dis Mon. 2001;47:465---532. 4. Jones AE, Brown MD, Trzeciak S, et al. The effect of a quantitative resuscitation strategy on mortality in patients with sepsis: A meta-analysis. 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Rev Chil Pediatr. 2015;86(4):236---243 www.elsevier.es/rchp ARTÍCULO ORIGINAL Seroconversión frente a primovacunación reforzada contra hepatitis B en niños con cáncer Rodolfo Villena a,b,∗ , Marcela Zubieta b,c,d , Carmen Hurtado a,e , Carmen Salgado a,b,c , Gladys Silva b , Jazmine Fernández d , Milena Villarroel a,c,f , Marisol Fernández f , Javier Brahm a,e , Miguel O’Ryan a y María Elena Santolaya a,c,f a Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile Hospital de niños Dr. Exequiel González Cortés, Santiago, Chile c Programa Infantil Nacional de Drogas Antineoplásicas (PINDA), Santiago, Chile d Fundación Nuestros Hijos, Santiago, Chile e Laboratorio de Gastroenterología, Hospital Clínico Universidad de Chile, Santiago, Chile f Hospital de niños Dr. Luis Calvo Mackenna, Santiago, Chile b Recibido el 18 de agosto de 2014; aceptado el 13 de abril de 2015 Disponible en Internet el 19 de agosto de 2015 PALABRAS CLAVE Hepatitis B; Vacuna ADN recombinante; Niños con cáncer ∗ Resumen Introducción: La respuesta inmune a los antígenos de las vacunas está disminuida en los niños con cáncer. El objetivo de este estudio fue evaluar la seroconversión frente a vacuna ADN recombinante contra hepatitis B al momento del inicio de la quimioterapia y/o remisión en niños con cáncer. Pacientes y método: Estudio prospectivo, bicéntrico, controlado, no aleatorizado de niños con diagnóstico reciente de cáncer pareados con niños sanos. Los casos fueron vacunados a tiempo 0, 1 y 6 meses, a dosis de 20 y 40 g si eran < ó > 10 años, respectivamente, con vacuna ADN recombinante contra hepatitis B, en el momento del diagnóstico en el caso de los tumores sólidos y luego de la remisión en el caso de los tumores hematológicos. El grupo control recibió el mismo esquema, con dosis de 10 o 20 g respectivamente. Se midieron anticuerpos séricos anti-HBs a los 2, 8 y 12 meses posvacunación. Seroconversión se definió como títulos anti-HBs > 10 mUI/ml al octavo mes. Resultados: Un total de 78 niños con cáncer y 25 controles fueron evaluados con títulos anti-HBs al octavo mes. La tasa de seroconversión fue de 26,9%, en niños con cáncer, sin diferencia por edad, género ni tipo de tumor (p = 0,13; 0,29; y 0,44, respectivamente), y de 100% en el grupo control (p < 0,0001, comparado con los niños con cáncer). En el seguimiento a los 12 meses solo el 31,9% de los niños con cáncer presentaba títulos anti-HBs > 10 mUI/ml. Autor para correspondencia. Correo electrónico: rodolfo.villena@redsalud.gov.cl (R. Villena). http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.06.012 0370-4106/© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Seroconversión frente a primovacunación reforzada contra hepatitis B en niños con cáncer 237 Conclusiones: La vacunación contra hepatitis B con vacuna ADN recombinante, con esquema reforzado de 3 dosis, en el momento del inicio de la quimioterapia y/o remisión provee una respuesta inmune insuficiente en la mayoría de los niños con cáncer. En esta población debieran evaluarse vacunas de tercera generación, con adyuvantes más inmunogénicos, esquemas reforzados a los 0, 1, 2 y 6 meses, medición de títulos de anticuerpos al octavo y duodécimo mes, eventual uso de refuerzos y reevaluación de inmunogenicidad si correspondiese. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/ by-nc-nd/4.0/). KEYWORDS Hepatitis B; DNA recombinant vaccine; Children with cancer Seroconversion in response to a reinforced primary hepatitis B vaccination in children with cancer Abstract Introduction: Immune response against vaccine antigens may be impaired in children with cancer. The aim of this study was to evaluate the seroconversion response against hepatitis B vaccination (HBV) at the time of chemotherapy onset and/or remission in children with cancer. Patients and method: Prospective, two-centre, controlled, non-randomised study conducted on children recently diagnosed with cancer, paired with healthy subjects. Cases received HBV at time 0, 1 and 6 months with DNA recombinant HBV at a dose of 20 and 40 g if < or > than 10 years of age, respectively, at the time of diagnosis for solids tumours and after the remission in case of haematological tumours. Controls received the same schedule, but at of 10 and 20 g doses, respectively. HBs antibodies were measured in serum samples obtained at 2, 8 and 12 months post-vaccination. Protective titres were defined as > 10 mIU/ml at 8th month of follow up. Results: A total of 78 children with cancer and 25 healthy controls were analysed at month 8th of follow up. Seroconversion rates in the cancer group reached 26.9%, with no differences by age, gender or type of tumour (P = .13, .29, and .44, respectively). Control group seroconversion was 100% at the 8th month, with P < .0001 compared with the cancer group. At month 12 of follow up, just 31.9% of children with cancer achieved anti-HBs antibodies > 10 mIU/ml. Conclusions: Vaccination against hepatitis B with three doses of DNA recombinant vaccine at an increased concentration, administrated at the time of onset of chemotherapy and/or remission provided an insufficient immune response in a majority of children with cancer. More immunogenic vaccines should be evaluated in this special population, such as a third generation, with more immunogenic adjuvants, enhanced schedules at 0, 1, 2, 6 month, evaluation of antibody titres at month 8 and 12 h to evaluate the need for further booster doses. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Introducción Chile es un país con baja endemicidad de infección por el virus de la hepatitis B (VHB). Su seroprevalencia es de 0,15% según la encuesta nacional de salud 2009-20101,2 , alcanzando hasta 1,8% en la población de niños con cáncer3 . La vacunación programática en nuestro país se inició en 1990, enfocada a grupos de riesgo, masificándose a lactantes desde el año 2005, a través del Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI). La estimación del riesgo residual de su transmisión a través de transfusión de hemoderivados ha disminuido a través de los años, permaneciendo aún un riesgo marginal4,5 . La infección por VHB durante la quimioterapia (QT) puede favorecer que el virus permanezca en estado latente o de inmunotolerancia, con posibilidades de reactivarse y provocar injuria hepatocelular durante la QT de mantenimiento, e incluso en los periodos posteriores a esta3 . La inducción de enfermedad hepática crónica podría determinar una alteración en la farmacodinamia de antineoplásicos metabolizados en el hígado, lo que obligaría a postergar su uso, con una mayor posibilidad de recaída del cáncer y exacerbación de la hepatitis6 . Por otra parte, se sabe que la QT produce aplasia medular, que trae consigo alteraciones inmunes de los componentes humorales y celulares, los cuales se normalizan alrededor de 6 meses posterior al fin del tratamiento7,8 . Los factores de riesgo para que esto se prolongue no están del todo aclarados, postulándose la menor edad, enfermedad subyacente, duración y tipo de terapia9---12 . Múltiples estudios han abordado el tema de falta y pérdida de inmunidad humoral post-QT contra variados antígenos de las vacunas, la cual persiste incluso hasta 15 meses después de la QT y/o 6 meses postransfusión de hemoderivados13---18 , variando acorde al tipo de inmunización, involucrando a la mayoría de las vacunas del PNI de Chile y a las de recomendación para grupos de riesgo11---15 . 238 La inmunización con vacunas inactivadas durante la QT es segura, pero su eficacia es cuestionable, por lo que no existe consenso respecto de su aplicación rutinaria durante el tratamiento19,20 . Inclusive, se plantea que el revacunar antes de los 6 meses post-QT sería de poco beneficio, ya que no generaría respuesta con niveles protectores para el individuo. Los estudios internacionales en relación con la inmunogenicidad de vacuna anti-VHB en niños con función inmune anormal son discordantes21---28 , lo que ha llevado a consensuar que en inmunocomprometidos por QT, virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y niños con insuficiencia renal en hemodiálisis se utilicen dosis reforzadas de vacuna anti-VHB, de 20 y 40 g en niños menores o > a 10 años respectivamente, para optimizar la respuesta y alcanzar niveles protectores, definidos como anti-HBs > 10 mUI/ml, con utilización de dosis de refuerzo, en caso de no alcanzar estos niveles29---32 . El objetivo de nuestro trabajo fue determinar la seroprotección anti-VHB después de primovacunación reforzada con vacuna ADN recombinante, en esquema 0, 1 y 6 meses, y su persistencia a los 12 meses en niños con cáncer de reciente diagnóstico, comparándola con la de una población control de niños sanos. Pacientes y métodos Diseño general del estudio Estudio prospectivo, abierto, bicéntrico, controlado, no aleatorizado de niños entre 2 y 18 años con cáncer recientemente diagnosticado (grupo 1) en tratamiento en las unidades de oncología de los hospitales de niños Dr. Exequiel González Cortés y Dr. Luis Calvo Mackenna, Santiago, Chile. Como grupo control (grupo 2) se incluyeron niños sanos, hijos de funcionarios de los hospitales participates, pareados por edad y género en una relación de un control cada 3 casos. El estudio fue aprobado por los Comités de Ética Científicos de los Servicios de Salud Metropolitano Sur y Metropolitano Oriente. Los sujetos se incluyeron en el protocolo luego de que los padres o tutores legales firmaron su consentimiento informado y los niños firmaron su asentimiento si eran mayores de 10 años. Criterios de inclusión Grupo 1: niños con cáncer de 2 a 18 años de edad, no vacunados anti-VHB, sin infección previa demostrada por VHB (antígeno de superficie y anticuerpos anti core total negativos), con diagnóstico reciente (< 40 días) de cáncer, que fueran a iniciar protocolos de tratamiento quimioterápico del programa infantil nacional de drogas antineoplásicas (PINDA) vigentes al momento de su diagnóstico. Los pacientes con tumores sólidos fueron vacunados en el momento del diagnóstico y los pacientes con cáncer hematológico en el momento de su primera remisión, demostrada por mielograma realizado al día 33. Grupo 2: niños sanos de 2 a 18 años, no vacunados antiVHB, sin infección previa demostrada por VHB (antígeno de superficie y anticuerpos anti-core total negativos), sin enfermedad oncológica ni inmunológica conocida o sospechada. R. Villena et al. Criterios de exclusión Niños con cáncer diagnosticado hace 40 o más días; cáncer hematológico que no se encuentre en remisión al día 33; niños con o sin cáncer vacunados previamente contra VHB; niños con o sin cáncer infectados por el VHB. Vacunación Se utilizaron las recomendaciones vigentes en el momento de la inclusión de pacientes, correspondientes a las normas del comité asesor de inmunizaciones de Estados Unidos en diciembre del 200533 . Se administraron 3 dosis de vacuna anti-VHB ADN recombinante, Recombax® (Sanofi Pasteur) en esquema de 0, 1 y 6 meses, en dosis de 20 y 40 g cada una, en niños < o > de 10 años, respectivamente en el grupo 1 (casos), y de 10 y 20 g cada una, en niños < o > de 10 años respectivamente en el grupo 2 (controles). Seroconversión se definió como una concentración de anti-cuerpos anti-HBs > 10 mUI/ml32 al octavo mes desde el iniciode la vacunación. Muestras de sangre a) Niveles de HBsAg y anti-HBc. Se determinaron mediante test de EIA, Axsym Laboratorios Abbott, al inicio y al final del estudio, para excluir a aquellos que hayan presentado infección previa por VHB y para determinar la eventual presencia de niños infectados durante el período de estudio. b) Niveles de anticuerpos anti-HBs. Se determinaron mediante test de EIA, Axsym Laboratorios Abbott, a los 2, 8 y 12 meses posprimovacunación, a través de muestras sanguíneas, definiéndose como niveles protectores una concentración de anticuerpos anti-HBs > 10 mUI/ml32 . Análisis estadístico El tamaño muestral se estimó para detectar una diferencia de tasa de seroconversión de al menos 30%, asumiendo entre 50% y 65% para niños con cáncer, extrapolada desde población inmunocomprometida sin VIH, comparada con 100% de seroconversión en sanos, para un estudio con poder de 90%, error ␣ de 5% e intervalo de confianza de 95%, requiriendo 80 niños con enfermedad neoplásica y 27 niños sanos como grupo control. Las variables discontinuas se compararon con pruebas de Chi cuadrado o Fisher, según correspondía. Se utilizó software StatCalc Epi Info 2000. Resultados Población estudiada La inclusión en el estudio se realizó entre los meses de mayo de 2007 y junio de 2010, con un seguimiento programado de 12 meses para cada sujeto incluido. Durante este período se diagnosticaron 188 nuevos casos de cáncer infantil en los 2 centros, de los cuales 103 fueron incluidos en el estudio (fig. 1). La causa de no inclusión en 85 pacientes fue falta de consentimiento y/o asentimiento informado (n = 30), falla de reclutamiento antes de los 40 días (n = 25), pacientes con cáncer hematológico que no remitió antes de los 40 Seroconversión frente a primovacunación reforzada contra hepatitis B en niños con cáncer Grupo 1, casos Candidatos 188 No enrolados 85 Enrolados 103 Eliminados 16 Iniciaron vacunación 87 Retiro de consentimiento 9 Retiro de consentimiento: 12, fallecimiento: 3, traslado: 1 239 retirada de consentimiento (n = 2) y traslado a otra región (n = 1). El grupo 2, control, consistió en 35 sujetos sanos pareados por edad y género, con un mínimo de 3 casos por cada control; un paciente se retiró después de consentir, antes de iniciar la vacunación. Los 34 restantes completaron su esquema de vacunación, en 25 de ellos se midió los niveles de anticuerpos anti-HBs al octavo mes de seguimiento y en 9 pacientes a los 12 meses de seguimiento. Nueve y 16 sujetos retiraron su consentimiento para la toma de anticuerpos anti-HBs al mes 8 y 12 de seguimiento respectivamente (fig. 1). Las características de los grupos 1 y 2 se describen en la tabla 1. Seroconversión Anti-HBs al 8vo mes 78 Anti-HBs al 12mo mes 72 Grupo 2, controles Enrolados 35 Eliminados 1 Iniciaron vacunación 34 Retiro de consentimiento 9 Anti-HBs al 8vo mes 25 Retiro de consentimiento: 2 Anti-HBs al 12mo mes 9 Figura 1 Flujo de sujetos incluidos en el estudio en el grupo de niños con cáncer y en el grupo control. días (n = 17), tumores sólidos que no requerían QT (n = 8) y pacientes con indicación de trasplante de precursores hematopoyéticos (TPH) (n = 5). De los 103 pacientes incluidos 87 recibieron su esquema de vacunación completo. Dieciséis fueron retirados del estudio antes de terminar su esquema de vacunación. Las causas de retiro fueron: fallecimiento (n = 5), mala adherencia al protocolo (n = 5), recaída de la enfermedad oncológica (n = 3), indicación de TPH (n = 2) y abandono de QT (N = 1). De los 87 pacientes con esquema de vacunación completo 9 retiraron su consentimiento para la segunda toma de títulos de anticuerpos, por lo que 78 pacientes completaron su seguimiento al octavo mes y 72 al duodécimo mes. Los 6 pacientes retirados entre los 8 y 12 meses de seguimiento obedecieron a fallecimiento (n = 3), La seroconversión al completar el esquema de vacunación propuesto fue de 26,9% (n = 21) en el grupo 1, casos, (RR: 0,13; IC: 0,02-0,94), sin diferencia significativa por edad (p = 0,13), por género (p = 0,29), ni por tipo de enfermedad oncológica (p = 0,59), comparado con 100% de seroprotección en el grupo 2, control (p < 0,013) (fig. 2). El análisis comparativo de la seroprotección entre los niños de los grupos 1 y 2 al completar el esquema de vacunación demuestra que existe un riesgo relativo de no lograr seroprotección de 0,38 (IC: 0,24-0,59) (p < 0,003) en los niños con cáncer. En el seguimiento a los 12 meses el grupo 1, casos, solo logró títulos anti-HBs > 10 mUI/ml en el 31,9%, mientras que los sujetos del grupo control se mantenían en el 100% (fig. 3). Discusión El cáncer infantil es la segunda causa de muerte en niños mayores de 5 años en Chile desde 1990. Su sobrevida se ha incrementado sostenidamente gracias a los avances en QT34---37 , sin embargo la intensidad de esta produce una deficiencia inmune global, que se suma a los trastornos propios de la enfermedad subyacente9,16,38,39 , cuya recuperación cuantitativa y funcional es variable9,12,38 . Los factores de riesgo para estos trastornos no están del todo aclarados, proponiéndose la menor edad de la persona, independiente del género, enfermedad subyacente, duración y tipo de terapia9---12 . Nuestro estudio no mostró diferencias significativas entre los grupos < y > de 10 años, ni en relación con el género ni entre los distintos tipos de cáncer. En los pacientes incluidos se logró una seroprotección de 26,9%, menor que lo reportado en otras series extranjeras (60%)21---23,40 , probablemente por diferencias en el tipo de adyuvantes vacunales utilizados, momento precoz de vacunación, no consideración de la interferencia por el uso de hemoderivados durante nuestro esquema de vacunación o causas que no conocemos. El hecho de que la seroprotección en el grupo control alcanzó el 100% al octavo mes con títulos > 1.000 mUI/ml, manteniéndose al duodécimo mes (84% con títulos > 1.000 mUI/ml) en todos los sujetos, sugiere que el problema podría radicar en los trastornos inmunes asociados al cáncer y su QT, los que afectarían la inmunogenicidad en primovacunación anti-VHB con esquema reforzado, indistintamente del tipo de tumor, edad y género de los sujetos. Ningún sujeto con seroprotección a los 8 meses vio disminuidos sus títulos de anticuerpos anti-HBs a los 12 meses, 240 Tabla 1 R. Villena et al. Características demográficas de los niños con cáncer de reciente diagnóstico (grupo 1) y controles (grupo 2) Datos Grupo 1 (n = 78) Grupo 2 (n = 25) Valor de p Edad promedio meses (rango) > 10 años Género Femenino Enfermedad oncológica Cáncer hematológico Leucemia/linfoma Tumores sólidosa 123,2 (30 - 214) 39 (50%) 122 (32 - 204) 14 (56%) 0,13 0,29 36 (46,1%) 9 (36%) 0,44 38 29/9 40 a Tumores sólidos: osteosarcoma (13), rabdomiosarcoma (8), sarcoma de Ewing (5), tumores de sistema nervioso central (4), tumor de Willms (2), PNET (2), hepatocarcinoma (n = 1), tumor ovárico (n = 1), retinoblastoma (n = 1); sarcoma de pelvis (n = 1); tumor pulmonar (n = 1); tumor de vaina de nervio periférico (n = 1) y tumor ectodérmico (n = 1). planteándose como estrategias el retomar el esquema habitual de vacunas, revacunar sin medir títulos de protección y, por último, medir niveles y revacunar de acuerdo a los resultados obtenidos. Zignol plantea que realizar refuerzos postesquema de vacunación sería una medida simple, costoefectiva y útil para restaurar la inmunidad en pacientes con enfermedades neoplásicas11 ; sin embargo, se requieren más estudios con diseños apropiados y seguimientos prolongados para poder dar una recomendación basada en la evidencia. Nuestro estudio muestra un aumento de seroprotección hasta 31,9% en el grupo 1 a los 12 meses de seguimiento, lo cual aún es insuficiente para alcanzar los objetivos sanitarios deseados. El uso de vacunas recombinantes de tercera generación contra el VHB, expresadas en células mamíferas que contienen epítopes Pre-S/S, ha presentado mayor inmunogenicidad en grupos de riesgo, lo cual abre nuevas perspectivas para nuestros pacientes41 . los que se mantuvieron o aumentaron. Así mismo ninguno de los pacientes con niveles bajos de anticuerpos presentó evidencia clínica ni serológica de infección por el VHB, lo que podría explicarse porque Chile es un país de baja endemicidad de infección por el VHB1,2 , aun en los grupos de mayor riesgo4 , como podría ser el hospedero con cáncer. Nuestro estudio tiene limitaciones, entre ellas la alta deserción en el grupo control, con retirada de consentimiento asociado a la sucesiva toma de muestras de sangre. Los resultados, sin embargo, en los niños en que se evaluó título de anticuerpos en el grupo control, fueron altamente consistentes, mostrando una respuesta inmune robusta y sobre los niveles considerados protectores en todos los sujetos evaluados. La conducta que debiera asumirse para los pacientes oncológicos una vez terminada su QT está aún en discusión, Grupo1, casos 27% Hombres 29% p = 0,29 Mujeres 26% < 10 años 29% p = 0,13 ≥ 10 años 25% Sólidos 25% p = 0,44 Hematológicos p < 0,013 29% Grupo 2, controles 100% Hombres 100% Mujeres 100% < 10 años 100% ≥ 10 años 100% p > 0,5 p > 0,5 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100% Figura 2 Porcentaje de sujetos que presentaron seroconversión* comparando los grupos 1 (casos) y 2 (controles) en general y por categorías de edad, género y tipo de cáncer dentro del grupo 1. *Seroconversión se definió como títulos de anti-HBs > 10 mUI/ml al octavo mes de seguimiento postinicio de vacunación. Seroconversión frente a primovacunación reforzada contra hepatitis B en niños con cáncer Casos (a) 241 Controles (b) 1000 1000 900 800 700 100 600 500 400 10 300 200 100 1 0 0 10 20 30 40 50 60 70 80 0 5 Casos (c) 10 15 20 25 Controles (d) 1000 1000 900 800 700 100 600 500 400 10 300 200 100 0 1 0 10 20 30 40 50 60 70 80 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Figura 3 Títulos de anticuerpos anti-HBs en mUI/ml por sujetos, comparando los grupos 1 (casos) y 2 (controles) al octavo mes (A y B) y al duodécimo mes (C y D). *Seroconversión se definió como títulos de anti-HBs > 10 mUI/ml al octavo mes de seguimiento postinicio de vacunación. Como conclusión, este estudio muestra que la primovacunación con vacuna ADN recombinante, en el momento del diagnóstico y/o remisión de la enfermedad neoplásica en niños, utilizando esquema de 0, 1 y 6 meses, con dosis reforzada no es eficaz para proteger contra el VHB. Estos resultados avalan que debiera evaluarse en esta población utilizar vacunas de tercera generación contra el VHB, con adyuvantes más inmunogénicos, esquemas reforzados a los 242 0, 1, 2 y 6 meses, considerando medición de títulos de anticuerpos anti-HBs a los 8 y 12 meses, con eventual uso de refuerzos vacunales y/o reevaluación de inmunogenicidad, si correspondiese. Financiación Sociedad Chilena de Pediatría, Proyecto de Investigación P2008008. Conflicto de intereses Este trabajo cumple con los requisitos sobre consentimiento/asentimiento informado, comité de ética, financiamiento, estudios animales y sobre la ausencia de conflictos de intereses según corresponda. Referencias 1. Informe anual, Hepatitis B, año 2011, Unidad de Vigilancia, Departamento de Epidemiología. División de Planificación Sanitaria, Ministerio de Salud. [consultado 15 Abr 2014]. Disponible en: http://epi.minsal/htlm/bolets/reportes/Hepatitis B/HepB 2011.pdf. 2. Encuesta Nacional de Salud 2009-2010. 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Mast E, Margolis H, Fiore A, et al. A comprehensive immunization strategy to eliminate transmission of hepatitis B virus infection in the United States. Recommendations of the Seroconversión frente a primovacunación reforzada contra hepatitis B en niños con cáncer 34. 35. 36. 37. Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP) Part 1: Immunization of infants, children, and adolescents. MMWR. Recommendations and Reports. 2005;54:RR-16. Cáncer Infantil en Chile PINDA. República de Chile Ministerio de Salud. División Rectoría y Regulación Sanitaria. Departamento Salud de las Personas Unidad de Cáncer Programa Nacional de Cáncer Programa Cáncer Infantil PINDA Organización Mundial de la Salud. 2.a ed.; 2002. Documento «Objetivos sanitarios para Chile 2000-2010, Cáncer» Ministerio de Salud. [consultado 15 Abr 2014]. Disponible en: http://www.minsal.cl Pui CH, Sandlund JT, Pei D, et al. 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En ellos se aplicaron 2 protocolos de estudio que consideraban exámenes de primera y segunda línea; estos últimos ante la recurrencia de eventos. El protocolo de primera línea consideró exámenes bioquímicos generales, radiografía de tórax y ecocardiografía en casos seleccionados, en tanto que el protocolo de segunda línea incluyó electroencefalograma, electrocardiograma, resonancia magnética nuclear encefálica, screening metabólico ampliado, ácido pirúvico, ácido láctico y en caso de convulsiones, citoquímico y cultivo de líquido cefalorraquídeo y reacción en cadena de la polimerasa para herpes. Resultados: Noventa y ocho de un total de 3.454 (2,8%) RN hospitalizados ingresaron por episodio de cianosis. La edad gestacional (EG) fue 37,8 + 1,36 semanas; peso al nacimiento: 3145 + 477 g. Edad materna: 32 + 4,8 años. El 19,4% de las madres tenía antecedentes mórbidos: diabetes gestacional (8,1%), síndrome hipertensivo del embarazo (5,1%), colestasia intrahepática (3,1%) y retardo del crecimiento (3,1%). Género: 48,8% masculino, parto por cesárea: 68,4%. Edad al ingreso: 1,9 + 1,4 días; duración de la hospitalización: 4,2 + 4,2 días. En todos los pacientes se practicaron exámenes de primera línea y en el 39,8% exámenes de segunda línea. En el 21,4% de los RN se identificó una causa, siendo el síndrome convulsivo el más frecuente (33%). Los RN con diagnóstico asociado presentaron 3,8 + 2,7 episodios de cianosis versus 1,5 + 2,4 en el grupo sin diagnóstico (NS). El 15,4% se fueron de alta con monitor; no hubo reingresos. Autor para correspondencia. Correo electrónico: casanueva.paulina@gmail.com (C.P. Casanueva). http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.06.013 0370-4106/© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Hospitalización por episodios de cianosis en recién nacidos 245 Conclusión: La incidencia de hospitalización neonatal por episodios de cianosis fue de 6 por 1.000 RN vivos. Solo en cerca de un 20% de ellos es posible identificar una causa, siendo la más frecuente el síndrome convulsivo. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/ by-nc-nd/4.0/). KEYWORDS Newborn; Cyanosis; Apnoea; Sudden infant death Hospital Admissions due to cyanosis episodes in newborns with gestational age of 34 weeks or more Abstract Objectives: A retrospective study was performed between January 2007 and December 2012 to assess the admission rates of newborns due to episodes of cyanosis Patients and method: Retrospective study that included all the newborns hospitalized with episodes of cyanosis between January 2007 and December 2012. In them were employed two study protocols that considered first and second line tests, the latter in view of recurrence of events. The first line protocol considered general biochemical tests, chest x-ray and echocardiography in selected cases, while the second line protocol included electroencephalogram, electrocardiogram, nuclear magnetic resonance of the brain, expanded metabolic screening, pyruvic acid, lactic acid, and in case of seizures, cytochemical, and culture of cerebrospinal fluid (CSF) and PCR (polymerase chain reaction) for herpes. Results: A total of 98 (2.8%) out of 3,454 newborns were admitted due to episodes of cyanosis. Gestational age: 37.8 + 1.4 weeks, birth weight: 3,145 + 477 g. Maternal age: 32 + 4.8 years. Disease was present in 19.4% of mothers; gestational diabetes (8.1%), pregnancy induced hypertension (5.1%), intrahepatic cholestasis (3.1%), and intrauterine growth retardation (3.1%). Gender: 48.8% male, 51.2% female (NS). Birth: caesarean section, 68.4%, and vaginal delivery, 31.6%. Age on admission 1.9 + 1.4 days. Hospital stay: 4.2 + 4.2 days. First line tests were performed in 100% of patients with 39.8% fulfilling the criteria for second line study. A condition was detected in 21.4%, with convulsive syndrome was the most frequent (33%). Newborns with an identified condition had 3.8 + 2.7episodes versus 1.5 + 2,4 in those without diagnosis (NS). A home oxygen monitor was given to 15.4%. There were no re-admissions. Conclusions: Most newborns admitted due to cyanosis are discharged with a condition of unknown origin. In this study, convulsive syndrome was the most frequent cause. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Introducción El evento de aparente amenaza a la vida, conocido como Apparent Life Threatening Event (ALTE) es definido como un evento agudo que es percibido por el observador como una amenaza para la vida de un lactante menor de un año, que se acompaña de una combinación de al menos 2 de los criterios siguientes: apnea, cambio de color, alteración del tono, atoro y que implica algún tipo de maniobra de reanimación1 . La frecuencia reportada de ALTE varía según el tipo de estudio realizado de 0,58 a 10 por cada 1.000 RN vivos2---5 y se presenta generalmente durante los primeros 6 meses de vida6---8 , con una mayor concentración de casos antes de los 3 meses. Los episodios de aparente amenaza a la vida en RN son descritos en la literatura de diferentes maneras, como ALTE9---13 , episodios aparentemente letales14 , colapso neonatal inesperado15 , colapso posnatal súbito e inesperado16 o síndrome de muerte súbita neonatal precoz o síndrome de casi muerte17 . Esta heterogeneidad en la metodología de selección de pacientes hace imposible determinar si los pacientes incluidos en estos estudios son equivalentes desde el punto de vista clínico, o si los cuadros descritos corresponden a entidades de diferente origen. Estos eventos pueden ocurrir tan precozmente como durante las primeras 2 h de vida13---16 . Así, algunos de estos reportes han relacionado temporalmente estos episodios con situación de contacto piel a piel del RN con su madre13,14 . La incidencia reportada en RN es variable. Andres et al.13 y RodríguezAlarcón et al.14 reportaron para episodios que se presentan en las primeras 2 h de vida una incidencia de 0,034 y 0,74 por 1.000 RN respectivamente. La incidencia reportada para el período neonatal, no restringida a las primeras 2 h de vida, es también muy variable: 0,05 a 1,3 por 1.000 RN10---17 . Recientemente se han publicado varios artículos sugiriendo estrategias de consenso para el manejo y estudio de estos pacientes4,18---20 , sin embargo el estudio etiológico en lactantes y RN con ALTE sigue representando un desafío para el clínico, por la gran variabilidad de potenciales causas4,6,19 . El objetivo de este estudio fue caracterizar clínicamente los episodios de cianosis en RN de 34 o más semanas de edad gestacional atendidos en nuestro centro. La Unidad de Neonatología de Clínica Indisa-Neored es una unidad de nivel 3, con 3.454 RN hospitalizados durante el período (417 el año 2007 y 704 el 2012), y se encuentra adosada a 246 una maternidad que atendió un número creciente de partos anuales: 1.711 el año 2007 y 4.290 el 2012, con un total de partos de 17.362 entre los años 2007 y 2012. C.P. Casanueva, R.J. Cifuentes Tabla 1 Estudio segunda línea en recién nacidos hospitalizados por crisis de cianosis Exámenes realizados Pacientes y método Se realizó un estudio retrospectivo, recopilando información de las fichas clínicas de todos los RN con EG igual o mayor a 34 semanas hospitalizados entre enero de 2007 y diciembre de 2012, cuyo registro de ingreso especificara que el motivo de ingreso fue un episodio de cianosis y/o apnea. Para efectos del estudio se eligió el episodio de cianosis como el criterio de selección de pacientes, ya que en todos los estudios neonatales, independientemente de cuál sea la definición utilizada para los episodios percibidos como de amenaza a la vida, la cianosis es un signo presente y es el que más comúnmente refieren los padres y cuidadores. La búsqueda se realizó en el programa computacional de fichas clínicas, y luego los datos se recopilaron manualmente desde cada historia clínica, resguardando el anonimato de los RN. El estudio fue aprobado por la dirección de la institución, y dada su naturaleza retrospectiva, y el manejo de la información clínica desligada de los datos de identificación del RN, no se requirió documento de consentimiento por parte del adulto legalmente responsable. Los RN hospitalizados durante el período analizado fueron evaluados según los protocolos de nuestra unidad. El año 2005 se implementaron 2 protocolos basados en una revisión bibliografía y en el consenso del equipo médico. El protocolo «Manejo RN con crisis de cianosis en puerperio» (anexo 1), establece criterios de manejo y hospitalización de los RN que presentan episodios de cianosis en puerperio. El protocolo «Manejo RN hospitalizado con crisis de cianosis» (anexo 1) sugiere el estudio y manejo del RN que se hospitaliza por episodios de cianosis. El protocolo define exámenes de primera y segunda línea. Los exámenes de primera línea se realizan a todo paciente que se hospitaliza por apnea o episodio de cianosis, e incluyen: exámenes bioquímicos generales ----hemograma, proteína C reactiva (en mayores de 24 h), electrolitos plasmáticos (Na, K), glucemia, gases, calcemia y magnesemia (cuando hay antecedente de administración de sulfato de magnesio a la madre), radiografía de tórax y ecocardiografía, frente a sospecha cardiopatía congénita (según examen físico, medición de saturación arterial de oxígeno y presión arterial pre y posductal)----. El alta se indica con 24 h sin episodios de cianosis o apnea. Si se repite el episodio durante la hospitalización, o presenta sintomatología asociada que haga sospechar causa probable, se solicitan exámenes de segunda línea que incluyen: electroencefalograma, electrocardiograma (ECG), resonancia magnética nuclear encefálica (RMN), screening metabólico ampliado (espectrometría de masas en tándem para la detección de 49 enfermedades metabólicas), ácido pirúvico y ácido láctico. Si presenta convulsiones o alta sospecha se solicita citoquímico y cultivo de líquido cefalorraquídeo y reacción en cadena de la polimerasa para herpes, e iniciando tratamiento con aciclovir hasta obtener resultado del estudio. El alta se indica con 48 h sin episodios de cianosis o apnea. El alta con monitor cardiorrespiratorio se indica en RN con apneas o episodios de cianosis detectadas durante el período TAC cerebro RMN cerebro EEG Ecocardiografía ECG N (%) 13 26 38 9 39 (13,3) (26,5) (38,8) (9,2) (39,8) ECG: electrocardiograma; EEG: electroencefalograma; RMN: resonancia magnética nuclear;TAC: tomografía axial computarizada. de estudio, con exámenes de segunda línea realizados y según juicio clínico del médico tratante. Resultados Durante el período de estudio ingresaron por episodios de cianosis 98 RN de 34 o más semanas de gestación. Durante este período el total de RN vivos en la clínica fue de 17.362 y el total de RN hospitalizados fue de 3.454 (2.082 de EG igual o mayor a 34 semanas). Los RN de 34 o más semanas de gestación hospitalizados por crisis de apneas o cianosis representaron el 0,6% de los RN vivos del período, el 2,8% del total de RN hospitalizados y el 4,7% del total de hospitalizados de 34 o más semanas de EG. La EG promedio fue de 37,8 + 1,4; 15% menores de 37 semanas; el peso promedio fue de 3.145 + 477 g. La edad materna promedio fue de 32 + 4,8 años. Solo en 19 madres se encontró algún antecedente mórbido (19,4%). De estos las enfermedades más frecuentes fueron diabetes gestacional (8,1%), síndrome hipertensivo del embarazo (5,1%), colestasia intrahepática y retardo del crecimiento intrauterino (ambos con un 3,1%). No hubo diferencia significativa de género (48,8% masculino versus 51,2% femenino). La mayoría (79,6%) tuvo un peso de nacimiento adecuado para su EG y 15,3% fueron pequeños para la EG. La vía de parto fue cesárea en un 68,4% y parto vaginal en un 31,6%. La edad promedio al ingreso fue de 1,9 + 1,4 días. La duración promedio de hospitalización fue de 4,2 + 4 días. El 80% de los RN presentaron menos de 3 episodios de cianosis durante la hospitalización. En el 100% (n = 98) de los RN se practicaron exámenes de primera línea según protocolo. Los exámenes de segunda línea fueron realizados, según protocolo descrito, en un 39,8%. De ellos, en el 13,3% se realizó TAC de cerebro, en 26,5% RMN de cerebro, 38,8% electroencefalograma, 39,8% ECG y 9,2% ecocardiografía. En un 53,8% (21 RN) de los RN en los que se realizó exámenes de segunda línea se encontró un diagnóstico asociado (tabla 1). En 21 de los 98 RN se identificó una causa para la crisis de cianosis o apnea. En todos ellos se identificó un diagnóstico asociado con exámenes de segunda línea. El diagnóstico más frecuente fue síndrome convulsivo (33%). En los 7 RN con cuadro convulsivo no se encontró diagnóstico etiológico, adicionalmente 2 RN presentaron cuadros convulsivos, pero en estos casos uno estuvo asociado a encefalitis herpética y el otro a infarto cerebral. Hospitalización por episodios de cianosis en recién nacidos Tabla 2 Etiologías identificadas Diagnóstico Síndrome convulsivo Reflujo gastroesofágico Trastorno succión-deglución Comunicación interventricular QT largo Traqueomalacia Encefalitis por herpes Accidente vascular hemorrágico Infarto cerebral Laringomalacia Total N (%a ) 7 (33,3) 3 (14,2) 3 (14,2) 2 (9,5) 1 (4,8) 1 (4,8) 1 (4,8) 1 (4,8) 1(4,8) 1 (4,8) 21 (100) a Indica el porcentaje de cada tipo diagnóstico respecto del total de casos diagnosticados. La tabla 2 muestra algunas características del grupo de RN en los que se identificó un diagnóstico asociado (21 RN) versus el grupo en los que no se pesquisó diagnóstico (77 RN). Ambos grupos fueron comparables en todas las variables analizadas. La tabla 3 muestra las características principales de los 21 RN en los que se identificó un diagnóstico. En un paciente que presentó ECG alterado dentro de los exámenes de segunda línea se realizó holter y se diagnosticó síndrome de QT prolongado. De los 39 RN que requirieron exámenes de segunda línea, en un 21% (7 RN) no se realizó el estudio completo según lo sugerido en el protocolo, ya que el estudio se orientó por la historia clínica. No se detectó ninguna enfermedad metabólica. El alta con monitor se indicó en un 15,3% de los RN. De ellos uno tenía diagnóstico asociado (traqueomalacia) y 2 eran de EG menor a 37 semanas. Ninguno de los RN fue rehospitalizado en la unidad después del alta. El monitor utilizado al alta en estos casos fue un monitor cardiorrespiratorio, y las alarmas fijadas en 15 seg para apnea y en 70 latidos por minuto para bradicardia. Todos los padres fueron entrenados en reanimación neonatal previo Tabla 3 247 al alta, y en el caso que el alta fuera con monitor fueron entrenados en el uso de este (tabla 4). Entre los RN ingresados por cianosis 14 eran de EG menor a 37 semanas (14,3%). En este grupo solo un paciente cursó con diagnóstico asociado (falta de coordinación succión deglución). Discusión Nuestro estudio mostró una incidencia de hospitalización neonatal por episodios de cianosis de 6 por 1.000 RN vivos. Los RN hospitalizados por esta causa representaron el 4,7% de las hospitalizaciones en RN de EG igual o mayor a las 34 semanas; es decir, uno de cada 20 RN de esa EG que se hospitaliza ingresa por presentar episodios de cianosis. En uno de cada 5 casos (21,4%) se identificó una posible causa, siendo la más frecuente el síndrome convulsivo. Es importante destacar que, aunque en la mayoría de los casos no se detectó una causa que explicara el episodio de cianosis, los RN fueron dados de alta después del período de observación y estudio, sin que se registrara letalidad ni reingresos por esa causa. La revisión de la literatura fue realizada utilizando los términos cianosis, apnea y ALTE cruzados con el recién nacido, recién nacido término y recién nacido pretérmino tardío, en inglés y español, extrayendo los artículos referidos a las apneas o cianosis en RN de 34 o más semanas de EG al nacer. La incidencia observada en esta serie es más alta que la reportada previamente en RN10---17 . Esta diferencia probablemente esté explicada por diferencias en los criterios de inclusión utilizados y por la manera de detectar los casos. En nuestro caso era criterio suficiente para hospitalización que el paciente presentara un episodio de cianosis que requiriera oxígeno para recuperarse, o que presentara 2 episodios aunque fueran de recuperación espontánea. Nuestro estudio no requería que se cumplieran los criterios habituales de ALTE. El criterio de hospitalización fue Características de los recién nacidos con y sin etiología identificada Diagnóstico asociado Sí (21 RN) No (77 RN) p* EG (semanas, promedio + 1 DS) Peso nacimiento (g, promedio + 1 DS) Edad ingreso (días, promedio + 1 DS) Edad materna (años, promedio + 1 DS) Hospitalización (días, promedio + 1 DS) Número de episodios (promedio + 1 DS) Sexo: femenino/masculino (n, %) 38 + 1,1 3 166 + 440 1,9 + 1,8 32,5 + 3,8 6,7 + 5,7 3,8 + 2,7 14/7 (67/33) 38 + 1,4 3 140 + 431 3,2 + 4,9 31,9 + 5,1 3,6 + 3,4 1,5 + 2.4 36/41 (46,7/53,2) 0,7 0,8 0,5 0,3 0,8 0,5 0,9 Adecuación (n, %) AEG PEG GEG 17 (81) 3 (14,3) 1 (4,8) 61 (79,2) 12 (15,6) 4 (5,2) 0,9 0,9 0,9 Vía de parto cesárea/vaginal (n, %) Apgar 1 min (promedio/DS) Apgar 5 min (promedio/DS) 15/6 (71,4/28,6) 8,8/0,8 9,2/0,4 52/25 (67,5/32,5) 8,8/0,6 9,3/0,5 0,9 0,5 0,6 AEG: adecuado para edad gestacional; PEG: pequeño para edad gestacional; GEG: grande para edad gestacional. * Se calculó p utilizando «t» de Student para datos continuos y Chi-cuadrado para proprociones. 248 C.P. Casanueva, R.J. Cifuentes Tabla 4 Características, estudio y diagnóstico en RN con diagnóstico asociado RN Sexo EG (semanas) Peso nacimiento (g) Vía parto Inicio (días de vida) Estudio Diagnóstico 1 2 F F 37 37 3.290 2.700 Vaginal Cesárea 1 9 3 F 37 3.100 vaginal 2 Fibrobroncoscopia Radiografía esófago-estómagoduodeno RMN cerebro 4 5 6 7 8 M F M M M 39 40 40 37 39 3.140 2.760 3.440 3.760 3.085 Vaginal Cesárea Cesárea Cesárea Cesárea 2 2 1 1 3 Laringomalacia Reflujo gastroesofágico severo Hemorragia intracraneana malformación cerebral vascular Síndrome convulsivo Síndrome convulsivo Crisis epileptiformes Traqueomalacia Encefalitis por herpes i 9 10 11 F M F 37 37 39 2.620 4.120 3.910 Cesárea Cesárea Cesárea 2 2 1 12 F 38 2.670 Cesárea 28 13 F 38 3.480 Cesárea 2 Radiografía esófago-estómagoduodeno Videodeglución 14 F 36 3.080 Cesárea 1 Videodeglución 15 F 37 3.320 Cesárea 2 Ecocardiografía 16 F 38 3.310 Cesárea 1 Ecocardiografía 17 18 19 20 21 F M F F M 37 38 37 38 40 3.350 3.530 3.350 2.610 3.580 Cesárea Cesárea Cesárea Vaginal Cesárea 1 2 1 1 2 EEG EEG EEG EEG Holter definido de esta manera en el protocolo utilizado porque el consenso del grupo neonatal fue definir criterios de ingreso que permitieran hospitalizar y estudiar casos aparentemente más leves por el potencial riesgo de episodios de ALTE. La literatura reporta que un factor de riesgo de recurrencia es la presentación a una edad más precoz3,21,22 , y se consideró que en caso de recurrencia es más seguro que esta ocurriera en un paciente adecuadamente monitorizado. En relación con las características clínicas de los RN de esta serie, destaca la alta tasa de cesárea. Sin embargo, esta no es diferente de la tasa observada en la población atendida en nuestro centro. La edad de presentación en nuestra serie es concordante con lo descrito en los estudios de población neonatal9---17 . En nuestra serie no restringimos el período a estudiar como algunos de los estudios neonatales que analizan solo los casos que se presentan en las EEG EEG EEG Fibrobroncoscopia PCR virus herpes en líquido cefalorraquídeo RMN cerebral Nasofibroscopia Videodeglución Infarto cerebral Laringomalacia Incompetencia mecanismos protectores vía aérea Reflujo gastroesofágico severo Microaspiración a vía aérea Falta coordinación succión deglución Comunicación interventricular pequeña Comunicación interventricular pequeña Síndrome convulsivo Síndrome convulsivo Síndrome convulsivo Síndrome convulsivo QT largo primeras horas de vida, en RN en situación de apego13,14 . Estos eventos aparentemente se relacionan con posiciones potencialmente asfixiantes. Sin embargo, por su edad de ocurrencia, pareciera corresponder a una entidad distinta a la que describimos en este estudio, aunque no podemos descartar que los mismos mecanismos causales estén involucrados en los casos de nuestra serie en los que no pesquisamos causa. La mayor frecuencia de episodios en los casos en los que se identificó una causa es concordante con lo descrito por Davies et al.23 , quienes reportaron que en el grupo con eventos repetidos era más probable encontrar una causa significativa. En relación con la evaluación etiológica la literatura muestra una gran variabilidad en el tipo de estudios realizados, las causas detectadas y el porcentaje de casos en los que se detecta una posible causa6,16,18,24 . La mayoría de Hospitalización por episodios de cianosis en recién nacidos los estudios se refieren a ALTE en general, es decir, a episodios que ocurren en lactantes menores de un año; muy pocos estudios están enfocados en episodios que ocurren en el período neonatal10,16,24 . Tieder, en una revisión sistemática de ALTE6 , no encontró en 37 estudios analizados un nivel adecuado de evidencia con respecto al diagnóstico y pronóstico. En esta revisión fue difícil obtener conclusiones debido a la heterogeneidad de los estudios realizados, los diagnósticos y las poblaciones seleccionadas. Sin embargo, los distintos autores plantean diferenciar los RN con un evento aislado de los que presentan eventos a recurrencia, ya que en estos últimos es más probable que exista una causa subyacente6,23,25 . En nuestro estudio, la mayoría de los RN con diagnóstico asociado presentó 4 crisis o más. Semmekrot2 realizó una encuesta sobre ALTE en Holanda. Este estudio incluyó desde RN hasta preescolares de 2 años de vida. El principal diagnóstico descrito fue reflujo gastroesofágico y un 15,5% de los RN fue dado de alta con monitor. El presente estudio, por su naturaleza retrospectiva, puede presentar algunas falencias, como el riesgo de una pesquisa incompleta de RN hospitalizados por crisis de cianosis. Este se minimizó con la revisión de los registros electrónicos de RN hospitalizados en la unidad, seleccionando todos aquellos que presentan la palabra cianosis o apnea en el ingreso, resumen de alta o como diagnóstico de egreso. Otro riesgo asociado a la naturaleza retrospectiva del estudio es la falta de homogeneidad en el manejo clínico de los RN; sin embargo, en nuestro estudio este está minimizado por la aplicación de un protocolo clínico vigente en la unidad desde 2 años previos al período estudiado y suficientemente difundido entre los profesionales. En este estudio no se consideró el estudio de enfermedad viral dentro de los episodios de cianosis, porque si bien una infección viral, especialmente por virus respiratorio sincitial, puede ser causa de apneas26 , la literatura muestra que las infecciones por virus respiratorios son excepcionales durante los primeros días después del nacimiento, lo cual es concordante con las características clínicas de la muestra analizada en que ninguno de los RN presentó signos respiratorios adicionales a los episodios de cianosis. Conclusión Los episodios de cianosis en RN de EG igual o mayor de 34 semanas son una causa frecuente de hospitalización, para la cual no existen en la literatura criterios universales de hospitalización ni de estudio etiológico, a pesar de que recientemente se han publicado algunos consensos de manejo y estudio diagnóstico4,18---20 . Con el protocolo en aplicación en nuestra unidad en 4 de cada 5 casos no es posible detectar una causa, sin embargo pareciera ser una primera propuesta segura, ya que ninguno de estos RN requirieron una rehospitalización, ni presentaron eventos letales. Los resultados de esta revisión retrospectiva, la primera realizada en el país en pacientes neonatales, son suficientes para fundamentar un estudio de diseño prospectivo, multicéntrico y con seguimiento de largo plazo para describir mejor esta condición, definir una estrategia costo-efectiva de estudio y evaluar su potencial impacto en el desarrollo de estos RN en el largo plazo. 249 Conflicto de intereses Este trabajo cumple con los requisitos sobre consentimiento/asentimiento informado, comité de ética, financiación, estudios animales y sobre la ausencia de conflicto de intereses según corresponda. Agradecimientos Los autores agradecen a los doctores Eduardo Broitman y Sergio Ambiado la revisión del manuscrito y sus comentarios. Anexo. Material adicional Se puede consultar material adicional a este artículo en su versión electrónica disponible en doi:10.1016/j.rchipe. 2015.06.013. Referencias 1. National Institutes of Health Consensus Development Conference on Infantile Apnea and Home Monitoring, Sept 29 to Oct 1, 1986. Pediatrics. 1987;79:292-9. 2. Semmekrot B, Van Sleuwen B, Engelberts A, et al. Surveillance study of apparent life---threatening events (ALTE) in the Netherlands. Eur J Pediatr. 2011;169:229---36. 3. Kiechl-Kohlendorfer U, Hof D, Peglow U, et al. Epidemiology of apparent life threatening event. Arch Dis Child. 2005;90:297---300. 4. McGovern M, Smith M. Causes of apparent life threatening events in infants: A systematic review. Arch Dis Child. 2004;89:1043---8. 5. Wennergren G, Milerad J, Lagercrantz H, et al. The epidemiology of sudden infant death syndrome and attacks of lifelessness in Sweden. Acta Paediatr Scand. 1987;76:898---906. 6. Tieder J, Altman R, Bonkowsky J, et al. Management of an apparent life-threatening events in infants: A systematic review. J Pediatr. 2013;163:94---9. 7. Brockmann P, Gonzalez X, Bertrand P, et al. Perfil clínico de lactantes hospitalizados por un episodio de ALTE (Apparent LifeThreatening Event). Rev Chil Pediatr. 2006;77:267---73. 8. Zenteno D, Quiroz G, Celis M, et al. Causas atribuidas a eventos de aparente amenaza a la vida del lactante. Rev Chil Pediatr. 2008;79:163---71. 9. Silvestri J. Apparent life threatening events in the young infant and neonate. Clin Ped Emerg Med. 2008;9:184---90. 10. Grylack L, Williams A. Apparent life- threatening events in presumed healthy neonates during the first three days of life. Pediatrics. 1996;97:349---51. 11. Poets AS, Poets C. Sudden death and severe apparent life threatening events in term infants within 24 hours of birth. Pediatrics. 2011;127:e869---73. 12. Poets A, Urschitz M, Steinfeldt R, et al. Risk factors for early sudden death and severe apparent life threatening events. 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Rev Chil Pediatr. 2015;86(4):251---256 www.elsevier.es/rchp ARTÍCULO ORIGINAL Nivel de autoconcepto en niños con secuelas de quemaduras: estudio comparativo Carmen Castillo C. a,∗ , Dolores Santander M. a y Fresia Solís F. b a b Psicóloga, Centro de Rehabilitación Santiago, Corporación de Ayuda al Niño Quemado, COANIQUEM, Santiago, Chile Tecnólogo Médico, Licenciada y magíster en bioestadística, Centro de Rehabilitación Santiago, COANIQUEM, Santiago, Chile Recibido el 9 de mayo de 2014; aceptado el 12 de marzo de 2015 Disponible en Internet el 19 de agosto de 2015 PALABRAS CLAVE Quemaduras; Niños; Secuelas; Autoconcepto; Autoestima; Factor de riesgo ∗ Resumen Introducción: Autoconcepto es el conjunto de ideas y actitudes que se tiene acerca de sí mismo. Nuestro objetivo fue evaluar si existen diferencias en el nivel de autoconcepto de niños de 8-12 años con y sin secuelas de quemaduras, e identificar variables predictoras del autoconcepto en los niños con secuelas. Pacientes y método: Estudio comparativo, transversal de 109 niños con secuelas de quemaduras de 8 a 12 años de edad, con 109 niños sin secuelas de quemaduras, del mismo grupo de edad y nivel socioeconómico. Se utilizó la escala de autoconcepto de Piers-Harris, que entrega medida de autoconcepto general y dimensiones: conductual, estatus intelectual y escolar, apariencia y atributos físicos, ansiedad, popularidad, felicidad y satisfacción. Resultados: No hubo diferencias significativas en el nivel de autoconcepto general ni en sus dimensiones al comparar ambos grupos (p > 0,05). Dentro del grupo con secuelas de quemaduras la variable número de secuelas resultó ser un factor protector para las dimensiones ansiedad, popularidad, felicidad-satisfacción y autoconcepto general. La variable localización surgió como factor de riesgo para la dimensión conductual. Discusión: La ausencia de diferencias en autoconcepto entre niños con secuelas de quemaduras y sin ellas es similar a lo reportado por la literatura. El hallazgo en factores de riesgo y protectores motiva a continuar investigando, incorporando antecedentes premórbidos y familiares. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/ licenses/by-nc-nd/4.0/). Autor para correspondencia. Correo electrónico: psicologia@coaniquem.cl (C. Castillo C.). http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.03.003 0370-4106/© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). 252 KEYWORDS Burns; Children; Sequelae; Self-concept; Self-esteem; Risk factor C. Castillo C. et al. Self-concept level in children with burns sequelae: A comparative study Abstract Introduction: Self-concept is the set of ideas and attitudes that a person has about him/herself. Objective: To evaluate whether there are differences in the level of self-concept in children 8-12 years old with and without burns sequelae. To identify predictive variables of self-concept in children with sequelae. Patients and method: A comparative cross-sectional study of self-concept in 109 children with burns sequelae, from 8 to 12 years old, with 109 children without burns sequelae, and of the same age and socioeconomic status. The Piers-Harris self-concept scale is used, which provides a general measurement of self-concept and behavioural, intellectual and school status, appearance, and physical attributes, anxiety, popularity, happiness and satisfaction dimensions. Results: There were no significant differences in the level of general self-concept or their dimensions (P > .05). In the group with burns sequelae, the protective factor was the variable number of sequels was associated with the dimensions of anxiety, popularity, happinesssatisfaction and general self-concept. The location variable emerged as a risk factor for the behavioural dimension. Discussion: The absence of differences in self-concept between children with burns sequelae and children without them is similar to that reported in the literature. The finding in the risk and protective factors encourages to further research, and perhaps incorporating pre-morbidity and family background. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Introducción Una buena imagen personal es un rasgo de personalidad esencial para la felicidad y el sano funcionamiento de las personas. El autoconcepto es un constructo psicológico definido como conjunto de ideas y sentimientos que la persona tiene acerca de sí mismo. Autoestima es la magnitud en que se valoran estas ideas y actitudes. Se desarrolla en un marco social interpersonal y, según las experiencias de aceptación o rechazo, se fortalecerá o debilitará1,2 . La etapa escolar o segunda infancia (6 a 11 años) es la más estable en el desarrollo del concepto de sí mismo. Según la teoría de Piaget los niños se encuentran en el periodo de operaciones concretas; el pensamiento es lógico acerca del aquí y el ahora, aumentando la autoconfianza en sus juicios personales y permitiéndole completar su «concepto de sí mismo»3 . El autoconcepto sufre un quiebro y modificación en los inicios de la adolescencia, por esto no se consideró incluir niños sobre 12 años, en que surge frecuentemente la creencia de que una parte de su cuerpo es fea o desagradable (dismorfofobia)4 . Existen observaciones de varios autores que una secuela grave de quemadura puede provocar un quebrantamiento en la imagen física, pero no hay estudios concluyentes5---13 . LeDoux12 encontró que niños con quemaduras tienen mejor nivel de autoestima que niños de grupo control. Presentaron además mejores estrategias de enfrentamiento social y capacidad de compensar los cambios en su apariencia física, focalizando en otras áreas. Moore14 tampoco describe problemas sociales y académicos en pacientes entre 4 y 19 años con graves secuelas de quemaduras. En relación con variables predictoras, Rivlin y Faragher13 reportaron que la edad, el sexo, la superficie corporal quemada y la localización de la lesión influyen en el ajuste social, la depresión y la ansiedad de los niños, aun habiendo transcurrido un tiempo prolongado desde la lesión. Específicamente Abdullah6 encontró una relación inversa entre el número de cicatrices y el autoconcepto en las dimensiones apariencia física y felicidad-satisfacción de la escala Piers y Harris, en varones entre 6 y 18 años, aunque no estableció esta relación en mujeres ni en autoconcepto general. Por otra parte, Gilboa7 sugiere que el ajuste a la experiencia traumática está fuertemente relacionado con rasgos específicos de personalidad más que con características físicas de la quemadura. Considerando lo expuesto, es importante aportar con evidencia en la aclaración de esta aparente contradicción. Nuestro objetivo fue comparar el nivel de autoconcepto entre niños con y sin secuelas de quemaduras e identificar predictores del autoconcepto en niños con secuelas. Pacientes y método Tipo de diseño Comparación de grupos paralelos de niños con y sin lesiones por quemaduras. Grupos de estudio y de control Grupo de estudio Ciento nueve niños de ambos sexos, entre 8 y 12 años de edad cumplida, con un año o más de tratamiento de sus secuelas, reclutados voluntariamente en el Centro de Nivel de autoconcepto en niños con secuelas de quemaduras: estudio comparativo Rehabilitación de Santiago de COANIQUEMc . Se les solicitó la colaboración para responder al test en forma autoadministrada mientras esperaban atención. Este procedimiento se realizó de forma individual y confidencial, en diferentes días de la semana durante 6 meses. Se obtuvo el consentimiento de los padres y la autorización de los directivos de la institución. Grupo de control Ciento nueve niños de 8 a 12 años de edad, reclutados voluntariamente de un colegio vecino. Ninguno había sufrido quemaduras. Los niños provenían de las mismas localidades geográficas que los del grupo de estudio y se asumió que tenían una calificación similar de nivel socioeconómicod . La administración del test se realizó a los cursos completos del colegio por las mismas autoras del estudio, previa autorización del director del establecimiento y aviso a los padres. 253 teorema del límite central garantiza una distribución normal cuando «n» es suficientemente grande, las medias de las dimensiones se compararon con prueba «t» de Student para muestras independientes. Se evaluó la influencia de las variables edad y género en la media de cada dimensión y en el autoconcepto global mediante ANOVA. En el análisis dentro del grupo en estudio se exploró la influencia de las variables: género (femenino-masculino), edad (8-9,1012 años), lugar de residencia (región metropolitana y otras regiones), número de zonas quemadas (1-2, 3-6) y localización (cara/mano, tronco/extremidades), usando variables dummy para análisis de regresión logística, teniendo como variables dependientes cada una de las puntuaciones de las dimensiones y el autoconcepto global, dicotomizado en ≤ 44 puntos y de 45 puntos y más. Se consideró significativo si el estadístico de Wald tuvo un valor p < 0,05. Resultados Tamaño de muestra Características de los grupos Se determinó un tamaño de muestra de 109 niños en el grupo de estudio y 109 controles para detectar una diferencia entre las medias de ambos grupos de 0,55 puntos, con error tipo i de 0,05 y potencia de 0,8. Las desviaciones estándar para cada grupo se calcularon de estudio piloto sobre autoconcepto, y estas se combinaron obteniendo un error estándar de 1,44 puntos15 . La distribución de niños en los grupos de estudio y de control según el género resultó significativa (p < 0,05), con predominio del género femenino en el grupo con secuelas de quemaduras y del género masculino en los niños sin ellas. La edad es similar en ambos grupos (p ≥ 0,995), con una media de 9,69 años en el grupo de estudio y de 9,72 años en el grupo de control (tabla 1). La mayor frecuencia de superficie corporal quemada corresponde a ≤ 4% (49,2%); líquidos calientes es el agente causal más frecuente (66,1%); el 63,3% tiene entre una y 2 zonas quemadas; la localización cara/mano concentra el 50,5% de las lesiones y el 85,3% de los niños registra cirugías (tabla 2). Instrumento: cuestionario de Piers Harris El cuestionario de autoconcepto de Piers Harris fue diseñado para ser aplicado en niños de 8 a 12 años, y validado en Chile en 1992, demostrando confiabilidad y validez16,17 . Mide el concepto de sí mismo en los ámbitos de conducta, desempeño intelectual y escolar, apariencia y atributos físicos, ansiedad, popularidad, felicidad, satisfacción y autoconcepto general. Contiene 70 afirmaciones, expresadas en puntuaciones estándar T. El cuestionario puede aplicarse desde tercero básico, cuando el niño es lector independiente. La estandarización chilena del instrumento establece 6 rangos de puntuaciones. En este análisis se realiza un corte clínico de buen autoconcepto en 45 puntos y bajo autoconcepto menor o igual a 4418 . Resultados cuestionario de Piers Harris En promedio, la puntuación del nivel de autoconcepto fue de 50,32 ± 10,06 puntos en los niños con secuelas de Tabla 1 Características demográficas de los niños en los grupos de estudio y de control Característica Niños con secuelas de quemaduras Niños sin secuelas de quemaduras Análisis estadístico Los datos se registraron en una planilla Excel y se procesaron mediante el programa estadístico SPSS versión 16.0. Las características demográficas de los grupos de estudio y de control se compararon mediante la prueba de diferencia de proporciones y la «t» de Student; se testó normalidad con la prueba de Kolmogorov Smirnov, resultando las puntuaciones de las dimensiones ligeramente sesgadas a izquierda, con asimetría entre ---0,4 y ---1,2. Dado que el c Centro de rehabilitación que atiende pacientes ambulatorios con el soporte de la Corporación de Ayuda al Niño Quemado. d Ingreso familiar mensual inferior a 1.109 dólares estadounidenses, de acuerdo con encuesta CASEN 2006 (Ministerio de Planificación Nacional). N % N % 109 100,0 109 100,0 Género Femenino Masculino Total 61 48 109 56,0 44,0 100,0 44 65 109 40,4 59,6 100,0 Edad (años)** 8 9 10 11-12 Total 27 25 32 25 109 24,8 22,9 29,4 22,9 100,0 26 25 32 26 23,9 22,9 29,4 23,8 Total * * ** p = 0,015. p = 0,995. 254 C. Castillo C. et al. Tabla 2 Antecedentes clínicos Niños con secuelas de quemaduras Total Residencia Región metropolitana Otras regiones Edad en el momento de quemarse (años) <1 1-3,9 4-7,9 8 años y + Número de zonas quemadas 1-2 3-6 Superficie corporal quemada (%)a ≤4 5-9,9 10 y más a N % 109 100 55 54 50,5 49,5 12 68 16 13 1-3,9 68 41 11 62,4 14,7 11,9 22 62,4 37,6 32 11 21 50,0 17,2 32,8 N % 109 100 72 20 17 66,1 18,3 15,6 56 53 51,4 48,6 39 48 35,8 44,0 16 77 16 14,7 70,6 14,7 Corresponde a 65 casos. quemaduras y de 51,28 ± 9,46 puntos en el grupo de control. La prueba T indica que no hay diferencias significativas en las medias de las puntuaciones, tanto del autoconcepto total (p ≥ 0,467) como de cada dimensión (tabla 3). Como en la constitución de los grupos la variable género presentaba diferencias significativas, se probó la influencia de esta variable en conjunto con la edad, mediante análisis multivariado ANOVA. El género no influye en el autoconcepto general ni en ninguna de sus dimensiones; la edad solo influye significativamente en la apariencia física (prueba F = 9,93; p < 0,002) y popularidad (prueba F = 5,12; p < 0,025), aunque en este último caso el modelo no tiene buen ajuste. Análisis en grupo de estudio En grupo de estudio la regresión logística determinó que en las dimensiones intelectual-escolar y apariencia-atributos físicos ninguna variable fue predictora de autoconcepto. Tanto en el autoconcepto global como en las dimensiones ansiedad, popularidad y felicidad-satisfacción el análisis Tabla 3 múltiple selecciona la variable zona (1-2) en presencia de las demás variables como significativa, con una odds ratio < 1, lo que se traduce en un efecto protector. En la dimensión conducta la localización cara-mano indica un riesgo 2 veces mayor que la localización tórax/extremidades, en presencia de las demás variables del modelo (odds ratio > 1) (tabla 4). Discusión Al igual que en los estudios antes mencionados10,11,14,19 no se encontraron diferencias significativas en el nivel de autoconcepto de los niños con secuelas de quemaduras respecto de aquellos que no tienen. Es alentador encontrar este resultado, considerando que estos pacientes están sometidos a tratamientos prolongados, y el autoconcepto es un elemento importante en el desarrollo de los niños y en su adaptación social. Concordantemente, Bergamasco y Price20 reportaron que la alteración de la imagen corporal depende de experiencias individuales y de la adaptabilidad general a los cambios del cuerpo. Esto hace menos probable que el niño con secuelas Comparación de nivel de autoconcepto entre grupos Dimensión Conductual Intelectual-escolar Apariencia física Ansiedad Popularidad Felicidad-satisfacción Autoconcepto total * Total Agente Líquido caliente Objeto caliente Otro Localización Cara/mano Tronco/extremidades Años con secuelas 20,2 4-7,9 8 y+ Número de cirugías Ninguna 1 2 No significativo. Niños con secuelas de quemaduras Media DS 51,03 51,33 50,85 47,47 45,44 47,39 50,32 10,77 9,49 9,70 10,60 10,92 10,62 10,06 IC 95% 48,9-53,0 49,5-53,1 49,0-52,7 45,4-49,4 43,3-47,5 45,3-49,4 48,4-52,2 Niños sin secuelas de quemaduras Media DS 52,03 50,04 49,73 49,62 47,04 49,30 51,28 9,27 9,18 8,17 10,10 8,59 10,19 9,46 Valor p IC 95% 50,2-53,7 48,2-51,7 48,1-51,2 47,7-51,5 45,4-48,7 43,2-47,4 49,4-53,0 0,464* 0,308* 0,358* 0,126* 0,232* 0,177* 0,467* Nivel de autoconcepto en niños con secuelas de quemaduras: estudio comparativo 255 Tabla 4 Análisis de regresión logística para las dimensiones de autoconcepto del test de Piers Harris en el grupo de niños con lesiones por quemaduras Dimensión Conductual Ansiedad Popularidad Felicidad-satisfacción Autoconcepto total * ** Odds * 2,037 0,275** 0,386** 0,371** 0,300** IC 95% Estadístico de Wald p Variable predictora 0,83-4,94 0,121-0,621 0,174-0,856 0,152-0,905 0,128-0,702 8,7 7,5 4,7 4,1 6,8 0,003 0,006 0,030 0,043 0,009 Localización cara-mano Zona (1-2) Zona (1-2) Zona (1-2) Zona (1-2) Factor de riesgo: odds ratio superior a 1. Factor protector: odds ratio inferior a 1. de quemaduras perciba problemas en su imagen corporal si expone más su cuerpo y la familia tiene una actitud positiva hacia esa nueva imagen. Un cambio no constituye necesariamente una alteración de la imagen corporal, lo que importa es la interpretación de los cambios. Si la imagen ideal está menos determinada por el atractivo físico, los cambios que provoca la secuela tendrán un menor efecto negativo en la imagen corporal21 . En el análisis de factores protectores y de riesgo, los resultados indicaron que la presencia de una o 2 zonas de secuelas de quemaduras era un factor protector para las dimensiones ansiedad, popularidad, felicidad-satisfacción y autoconcepto global. Lo anterior es concordante con otros estudios que reportan que los niños con menor número de cicatrices tienen mayor nivel de autoconcepto6 . La importancia de haber encontrado este factor protector muestra un camino a seguir en futuras investigaciones focalizando en el número y extensión de las secuelas. En relación con la variable localización, los resultados son compatibles con la experiencia clínica diaria que muestra la tendencia de los pacientes a desarrollar estrategias de afrontamiento agresivas y manifestar frustración cuando presentan secuelas visibles. Vivir con cicatrices puede ser problemático en un contexto sociocultural en que se valora el atractivo físico. La cicatriz facial es relevante porque la cara es el centro de atractivo y belleza, está fuertemente asociado a la identidad y es el canal principal para la percepción de otros y la comunicación21,22 . En ocasiones los niños con quemaduras desarrollan una imagen pública adecuada, pero en privado están muy sensibles a las miradas y están ansiosos frente a ser rechazados y/o burlados, variando según la intensidad y la situación23 . Es habitual que inicialmente el tratamiento se centre en los aspectos físicos, especialmente en la rehabilitación funcional de las secuelas, no considerando aspectos psicológicos como la percepción que tienen los pacientes de su imagen física, su autoestima e identidad social. Los niños, usando las prendas compresivas, pueden pensar que el cambio de su cuerpo es temporal, pero al quitarse las prendas se inicia una nueva fase de adaptación de la imagen física y se enfrentan a la permanencia de las cicatrices, pudiendo presentar un «duelo demorado»23 . Además, esto puede ocurrir porque tienen expectativas de futuras cirugías, manteniendo excluida de la evaluación global de su aspecto físico las cicatrices con la idea de que serán «eliminadas» o «borradas»20 . Por lo anterior, en próximos estudios en esta área se deberían diferenciar los pacientes que aún llevan sus trajes compresivos de quienes ya no los llevan, y hace cuánto tiempo dejaron de usarlos. Además, sería interesante estudiar las características premórbidas de estos pacientes, sus estructuras y dinámicas familiares, su capacidad de resiliencia, porque finalmente serán estas variables psicosociales más importantes en la recuperación física y psicológica que las características de la lesión. Se debe tener presente que una intervención psicosocial temprana propenderá a una rehabilitación física más eficiente y, en definitiva, a un mejor ajuste social de estos pacientes y sus familias. Una limitación de este estudio fue la falta de registro del dato de la superficie corporal quemada (solo el 59,6% lo presentaba). Este hecho no permitió considerar esta variable en el análisis. Conflicto de intereses Este trabajo cumple con los requisitos sobre consentimiento/asentimiento informado, comité de ética, financiamiento, estudios animales y sobre la ausencia de conflicto de intereses según corresponda. Referencias 1. Hurlock E. Desarrollo psicológico del niño. New York: Ed. McGraw-Hill; 1967. 2. Mussen P, Conger J, Kagan J. Desarrollo de la personalidad en el niño. México: Ed. Trillas; 1985. 3. Piaget J. Seis estudios de psicología. Ed Barcelona: Six Barral; 1981. 4. Königová R. The psychological problems of burned patients. The Rudy Hermans Lecture 1991. Burns. 1992;18:189---99. 5. Santander D, Rojas J. Autoconcepto, cirugía plástica y psicología. En: Imágenes en salud mental. Monografía de la Sociedad Chilena de Salud Mental. Santiago:Sociedad Chilena de Salud Mental (SCSM); 2001. p. 89-92. 6. Abdullah A, Blakeney P, Hunt R, et al. Visible scars and selfesteem in pediatric patients with burns. J Burn Care and Rehabil. 1994;15:164---8. 7. Gilboa D, Bisk L, Montang I, Tsur H. Personality traits and psychosocial adjustments of patients with burns. J Burns Care and Rehabil. 1999;20:340---6. 8. Bernstein N, O’Connell K, Chedekel D. Patterns of burn adjustment. J Burn Care Rehabil. 1992;13:4---12. 9. Orr D, Reznikoff M, Smith G. Bogy image, self-esteem and depression in burn injured adolescents and young adults. J Burn Care Rehabil. 1989;10:454---61. 256 10. Jessee P, Leeper J, Strickland M, Wales P. Perception of body image in children with burns, five years after burn injury. J Burn Care Rehabil. 1992;13:33---8. 11. Sawyer MG, Minde K, Zuker R. The burned child---scarred for life? A study of the psychosocial impact. Burns. 1983;9:205---13. 12. Le Doux J, Meyer W, Blakeney P, Herndon D. Positive self-regard as a coping mechanism for pediatric burn survivors. J Burn Care and Rehabil. 1996;17:472---6. 13. Delgado G, Moreno I. Variables psicológicas y familiares implicadas en las quemaduras infantiles. Una revisión. APCS. 2010;6:17---21. 14. Moore P, Moore M, Blakeney P, Meyer W, Murphy L, Herndon D. Competence and physical impairment of pediatric survivors of burns on more than 80% total body surface area. J Burn Care Rehabil. 1996;17:547---51. 15. Dupont WD, Plummer WD. Power and sample size calculations: A review and computer program, controlled clinical trials. 1990;11:116-28. 16. Piers E. Manual for the Piers-Harris children’s self-concept scale. Los Angeles, California: Western Psychological Services; 1969. C. Castillo C. et al. 17. Piers E. The Piers-Harris children’s self-concept scale. Research monograph n.◦ 1. Counselor Recordings and Tests; 1976. 18. Gorostegui M. Adaptación y construcción de normas de la escala de autoconcepto para niños de Piers y Harris. Tesis para optar al grado de psicólogo. Facultad de Ciencias Sociales. Psicología Educacional. Pontificia Universidad Católica de Chile; 1992. 19. Robert R, Meyer W, Bishop S, Rosenberg L, Murphy L, Blakeney P. Disfiguring burn scars and adolescent self-esteem. Burns. 1999;25:581---5. 20. Bergamasco E, Rossi L, Amancio A, de Carvalho E. Body image of patients with burn sequelae: Evaluation through the critical incident technique. Burns. 2002;28:47---52. 21. Tagkalakis P, Demiri E. 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Rev Chil Pediatr. 2015;86(4):257---263 www.elsevier.es/rchp ARTÍCULO ORIGINAL Variación secular de los nacimientos, peso y longitud al nacer: perspectiva local Hugo Amigo a,∗ , Patricia Bustos b , Claudio Vargas b y Pablo Iglesias c a Doctor en Salud Pública, Departamento de Nutrición, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile Médico, Departamento de Nutrición, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile c Alumno, Escuela de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile b Recibido el 30 de julio de 2014; aceptado el 25 de marzo de 2015 Disponible en Internet el 20 de agosto de 2015 PALABRAS CLAVE Nacimientos; Peso y longitud al nacer; Tendencias KEYWORDS Births; Weight and length at birth; Trends ∗ Resumen Objetivo: Analizar la evolución de los nacimientos y medidas antropométricas al nacer entre 1974-2011 en el Hospital de Limache, Región de Valparaíso, Chile. Pacientes y métodos: Se construyeron series de tiempo de nacimientos, peso y longitud al nacer, peso y talla baja al nacer. Se modelaron las tendencias con regresiones multivariadas usándose splines para representar los cambios de tendencia por década. Resultados: La serie comprende 17.574 nacimientos. Hubo un aumento de los nacimientos/año en los 70 (30/año) y disminución de 17 y 22 nacimientos/año en los 80 y 90 (p < 0,001); después, sin tendencia significativa. Los recién nacidos entre 2000-2011 registran 266 g más que los de la década de los 70 (p < 0,001), alcanzando actualmente en promedio 3.530 g. El bajo peso al nacer disminuyó de 8% en los 70 a 1,1% después de 2000. La longitud al nacer incrementó 1 cm en 37 años, con disminución de la talla baja de 7,6% a 2,1% en el periodo estudiado. Conclusión: Los nacimientos en el Hospital de Limache disminuyeron y las medidas antropométricas al nacer mejoraron; sin embargo, hay que considerar los posibles sesgos que distorsionan estas estimaciones. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/ licenses/by-nc-nd/4.0/). Secular variation of births, weight and length at birth: Local perspective Abstract Objective: To analyse the outcomes of births and anthropometric measurements at birth of children born between 1974 and 2011 at Limache Hospital (Valparaíso, Chile). Patients and method: Times series were constructed of births, weight and length at birth, and low weight and length at birth. The trend was modelled with linear and logistical regressions using splines to represent breaks in the trend by decade. Autor para correspondencia. Correo electrónico: hamigo@med.uchile.cl (H. Amigo). http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.06.014 0370-4106/© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). 258 H. Amigo et al. Results: The series includes 17,574 births. There was an increase in births per year in the 1970s (30/year) and declines in them to 17 and 22 births/year in the 1980s and 1990s, respectively (P < .001), with no significant trend thereafter. Newborns from 2000 to 2011 weighed 266 grams more than those in the 1970s (P < .001), and have now reached a mean weight of 3,530 g. Low birthweight fell from 8% in the 1970s to 1.1% after 2000. Birth length increased by 1 cm in the 37 years studied, with a reduction of low birth length from 7.6% to 2.1% during the period. Conclusion: Live births in the Limache Hospital declined, and anthropometric measurements at birth improved in the years analysed. This information is useful in developing interventions, taking into account the possible selection biases that could distort these estimates and their interpretation. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/ licenses/by-nc-nd/4.0/). Introducción Las medidas antropométricas al nacer han sido utilizadas para evaluar las condiciones del embarazo1,2 y, más recientemente, han tenido una nueva mirada al asociarse la injuria fetal, medida a través del peso al nacer, con las enfermedades crónicas del adulto3,4 . La antropometría del recién nacido no solo refleja las condiciones intrauterinas y maternas que le ha tocado vivir, como nutrición, exposición a tabaco, medicamentos y drogas, sino también las condiciones socioeconómicas y la duración del embarazo. Adicionalmente, la instrumentalización del parto ha actuado en sentido negativo, al observarse que en las sociedades más avanzadas ha habido una tendencia al aumento de las cesáreas, las que se practican generalmente antes de la fecha prevista del parto, teniendo como consecuencia, entre otras, una disminución de las medidas antropométricas al nacer5 . Las medidas antropométricas al nacer han tenido una evolución favorable en el país, situándolo con valores semejantes a las de los países más desarrollados6,7 , indicándose que estas mejorías podrían estar relacionadas con los cambios socioeconómicos positivos observados estas últimas décadas, lo que se ha traducido en una equidad social asociada al producto del embarazo8,9 . Sin embargo, se desconoce su efecto en los distintos niveles de atención, al verificarse una concentración de los partos de riesgo en algunos hospitales y maternidades de mayor complejidad, la mayoría de ellos ubicados en ciudades de gran tamaño y en lugares donde hay una alta densidad poblacional, lo que traería como consecuencia una disminución de los nacimientos en los centros de atención ubicados en las localidades de menor tamaño. Las políticas de descentralización han estimulado que en el nivel local (municipio, consejos regionales) se puedan establecer acciones destinadas a atender las demandas de la población10 , para lo que se requiere tener información actualizada y desagregada de sus realidades. El análisis de las condiciones locales es relevante al entregar antecedentes que permitan elaborar actividades, pero esta información puede tener distorsiones necesarias de considerar. En general existe un desconocimiento de la información que se genera a nivel local, siendo evidente cuando se analizan series de tiempo de largo tiempo. Este desconocimiento es marcado en lugares con menor nivel de desarrollo por falta de recolección de datos, dificultades en el almacenamiento de los registros y su posterior análisis. Si bien Chile tiene un buen sistema de información en el área de las estadísticas vitales11 , analizar series de tiempo a nivel local y compararlas con lo que se publica a nivel nacional puede evidenciar situaciones diferentes y entregar antecedentes para políticas públicas a nivel central y local. Desde finales de la década de los 90 hemos estudiado las características del nacimiento en los nacidos vivos del único hospital/maternidad que atiende 2 municipios semi rurales de la región de Valparaíso, Limache y Olmué, y su asociación con enfermedades crónicas del adulto12---15 . El objetivo de este trabajo fue analizar la evolución de las medidas antropométricas al nacer de los nacidos vivos en el Hospital de Limache, región de Valparaíso, desde mediados de la década de los 70 hasta el año 2011. Pacientes y método Se recopiló información de los nacimientos ocurridos en el Hospital Santo Tomás de Limache desde enero de 1974 hasta diciembre de 2011. Este hospital es la única institución pública localizada en esa área geográfica, representativo de un centro asistencial de una ciudad de mediano tamaño, localizada a corta distancia de ciudades más grandes y destinada a atender los partos de las comunas de Limache y Olmué, en el que la información es registrada por personal de la maternidad después de la atención de cada parto, bajo normas establecidas por el servicio de salud del país16 . La información se registra en un libro en que se consigna el tipo de parto, número de gestaciones, edad y nombre de la madre, puntuación en el test de APGAR, sexo, peso y longitud al nacer. Con el universo de los nacimientos atendidos en este hospital se construyeron series de tiempo que cubrieron un período de 37 años de forma ininterrumpida. Para los análisis se construyeron splines que representan los quiebros de tendencia (cambios de trayectoria) en distintos momentos del tiempo, y los análisis se efectuaron mediante modelos de regresión lineal múltiple17 , considerándose significativos valores de p < 0,01. La evolución de los nacimientos por año se analizó mediante las pendientes por Variación secular de los nacimientos, peso y longitud al nacer 259 900 Nacimientos / año 800 700 600 500 400 300 200 100 2010 2008 2006 2004 2002 2000 1998 1996 1994 1992 1990 1988 1986 1984 1982 1980 1978 1976 1974 0 Años Figura 1 Número de nacimientos por año entre 1974 y 2011; Hospital de Limache, región de Valparaíso. década. En el análisis de respuestas binarias se elaboraron modelos de regresión logística, también utilizando splines para representar los cambios de tendencia. El uso de splines lineales por décadas equivale a lo que se conoce como piecewise regression, que corresponde a regresión por segmentos. Esto permite que la relación entre peso al nacer y los años correlativos tenga diferente pendiente en cada década. Para el análisis de las medidas antropométricas al nacer la variable peso se categorizó de acuerdo a criterios internacionales sugeridos18 , y la longitud al nacer se categorizó de acuerdo a desviaciones estándar, según referencia OMS, para cada sexo. Los datos fueron digitalizados en planillas Excel, para el análisis de ellos se utilizó el software SPSS en su versión 20 y Stata en su versión 11. Resultados En la década de los 70 hubo un incremento de 30 nacimientos por cada año, posteriormente en los 80 se inicia un descenso de 17 nacimientos por año, en los noventa de 22 y a partir del año 2000 la disminución es menor, llegando a una reducción de 11 nacimientos/año. Todos los cambios de trayectoria alcanzaron significación estadística (p < 0,0001) respecto al inicio de la serie (1974) o al periodo anterior. En la figura 1 se observa la evolución de la serie de nacimientos para el periodo estudiado. El número de nacidos vivos por mujer al inicio del periodo era de 2,8 y al final de la serie de 1,95. Desde el comienzo y hasta el año 2000 se evidencia una disminución de un 4,7% para los 70, 3,2% para los 80, 2,7% para los 90, sin variaciones significativas posteriores. Se observa además una disminución de las desviaciones estándar a medida que transcurren los años, no siendo posible recuperar esta información en el año 1984 (fig. 2). El promedio de peso al nacer se incrementó casi 300 g en todo el período, con un incremento promedio de 22,9 g/año en los setenta, de 7,8 y 9,7 g/año en los ochenta y noventa, y de 5,7 g/año después de 2000 (ajustado por sexo y ser primípara); todos los splines fueron significativos (p < 0,001); los recién nacidos en el período 2000-2011 registraron 266 g más en promedio respecto a los nacidos en la década de los 70 (p < 0,001), alcanzando valores medios al nacer de 3.530 g (fig. 3). El bajo peso al nacer tuvo una tendencia a la disminución, observándose valores cercanos al 10% en la década de los 70, para alcanzar cifras menores al 2% después de 2000. La misma tendencia se observó con el peso insuficiente, cuyos valores al inicio del estudio eran sobre 20% y al final de la serie no superan el 7% (fig. 4). Al analizar esta serie mediante regresión logística, usando un spline con nodos en cada cambio de década, se encontró un descenso promedio anual del orden del 14% en los 70 (IC 95%: 10-18), 6% en los 80 (IC Nacidos vivos por madre 6 5 4 3 2 1 0 1973 1978 1983 1988 1993 1998 2003 2008 Años Figura 2 Número de nacidos vivos por madre entre 1974 y 2011; Hospital de Limache, región de Valparaíso. 260 H. Amigo et al. Peso al nacer (kg) 3,9000 3,7000 3,5000 3,3000 3,1000 2,9000 2,7000 2,5000 1973 1978 1983 1988 1998 1993 2003 2008 Años Figura 3 Promedio de peso al nacer (kg) en los nacidos vivos del Hospital de Limache entre 1974-2011, región de Valparaíso. 30,0% % del total 25,0% 20,0% 15,0% 10,0% 5,0% 10 08 06 20 20 04 20 02 20 00 20 20 98 96 19 94 19 90 92 19 19 88 19 86 19 84 19 82 19 80 19 78 19 76 19 19 19 74 0,0% Años < de 2,5 kg. 2,5 - 2,99 kg. Figura 4 Evolución del bajo e insuficiente peso al nacer en los nacidos en el Hospital de Limache entre 1974-2011, región de Valparaíso. 95%: 2,8-8,7), 5% en los 90 (IC 95%: 2,4-9,3) y 12% (IC 95%: 2,6-19) después de 2000 (datos no mostrados). En cuanto al peso insuficiente se encontró un descenso promedio anual de 2,1% (IC 95%: 0,9-4,8) en los 70, 3% en los 80 (IC 95%: 1,5-4,4), 1,7% (IC 95%: 0,9-3,5) en los 90 y 4,3% (IC 95%: 1,76,8) después de 2000, ninguno de ellos significativo (datos no mostrados). La longitud al nacer tuvo una ganancia de casi 1 cm en los 37 años estudiados (fig. 5). En cuanto a la tendencia, en la década de los 70 se observó un incremento de 4,7% por año, que va disminuyendo progresivamente para no observarse tendencia significativa a partir de 2000. Con respecto a la talla baja al nacer (< ---2 desviaciones estándar), se evidenció una disminución importante en el periodo estudiado, con valores menores al 8% al inicio de la serie y llegando a cifras menores al 2% en 2011 (fig. 6). En cuanto a la tendencia solo se verificó una disminución significativa anual para los 70 (9,3%; IC 95%: 5,6-13,4) y 80 (7,5%; IC 95%: 4,7-10,3). Para las décadas más recientes no se observó una tendencia significativa. Discusión Los resultados de este estudio indican que el número de nacidos vivos en el Hospital de Limache ha disminuido en los 37 53,000 Talla al nacer (cm) 52,000 51,000 50,000 49,000 48,000 47,000 46,000 1973 1978 1983 1988 1993 1998 2003 2008 Años Figura 5 Talla al nacer de los nacidos vivos en el Hospital de Limache entre 1974-2011, región de Valparaíso. Variación secular de los nacimientos, peso y longitud al nacer 261 10,00% 9,00% 8,00% % del total 7,00% 6,00% 5,00% 4,00% 3,00% 2,00% 1,00% 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 0,00% Años < –2 DE Figura 6 Evolución de la talla baja al nacer en los nacidos en el Hospital de Limache entre 1974-2011, región de Valparaíso. años analizados, observándose paralelamente una mejoría de las medidas antropométricas al nacer. Lo anterior podría explicarse por una disminución de la natalidad, una mejoría de las condiciones del embarazo y parto en las comunas estudiadas y/o una ocurrencia de derivación oportuna de embarazos de alto riesgo obstétrico a centros de mayor complejidad. Esta información podría ser un buen antecedente para la elaboración de políticas y programas a nivel local destinados a mejorar las condiciones del embarazo y parto, y ser útil para redefinir las inversiones en salud materna a ese nivel de acción19 . Esta es una información bien registrada y estimada, pero podría ser incorrectamente interpretada si no se considera la existencia de posibles sesgos que se encuentran en análisis poblacional de este tipo de datos y que podrían producir una estimación incorrecta del efecto de interés20 . Las mejorías de las condiciones de infraestructura vial han permitido un mejor acceso a los centros asistenciales de mayor complejidad, también el transporte de pacientes desde un centro asistencial de menor complejidad a uno más especializado, facilitándose de forma institucional o directamente a los beneficiarios el acceso a estos centros destinados a atender población de mayor riesgo biológico, cuya consecuencia ha sido que algunas maternidades disminuyan y otras aumenten el número de partos. Esta es una situación que se puede repetir en varios lugares del país y del continente en que hay una redefinición de la función de este tipo de institución debido a las mejorías del transporte y la comunicación. Esto se complementa con la atención del parto en instituciones privadas. En el caso chileno se ha implementado un convenio que permite a algunas usuarias del sistema público la atención del parto en hospitales privados21 . Desde el punto de vista de la validez externa se puede señalar que lo más probable es que estos resultados sean similares a los que se encontrarían en otras comunas semirurales del país que tienen un hospital básico, que están a una distancia razonable y con buenas vías de acceso a un hospital de referencia. Estos resultados no deberían replicarse en grandes centros urbanos que cuentan con infraestructura para atender todo tipo de partos. En este trabajo no se contabilizaron los partos de madres residentes en las comunas de Limache y Olmué que tuvieron sus hijos en otras ciudades por haber tenido partos de riesgo (múltiples, prematuros, retardo severo del crecimiento intrauterino, cesáreas u otros). Lo anterior repercute en el número de nacimientos en los diferentes niveles de atención y en las medidas antropométricas al nacer. Esta es la situación que se ha comprobado en el hospital estudiado, y probablemente se repite en muchos hospitales tipo 4 (básico) que están atendiendo principalmente partos normales de personas de bajos recursos que habitan en las respectivas comunas. Según la OMS un parto normal sería aquel de inicio espontáneo, bajo riesgo al comienzo del parto, manteniéndose como tal hasta el alumbramiento. «El niño nace espontáneamente en posición cefálica entre las 37 a 42 semanas completas. Después de dar a luz, tanto la madre como el niño se encuentran en buenas condiciones»22 . Según esta misma referencia, entre un 70% a 80% de todas las gestantes se pueden considerar como de «bajo riesgo» al comienzo del parto, cifras similares a las verificadas en el país23 . Los resultados de este estudio, evaluados a través del peso al nacer, son favorables, incluso considerando los sesgos de selección, y coherentes con lo reportado a nivel nacional que sitúa a Chile con valores cercanos a países de mejor nivel de desarrollo6 y que se refleja en que las diferencias por nivel socioeconómico en este tipo de indicadores han ido desapareciendo, al no observarse mayores desigualdades desde hace más de una década14 . Una situación menos favorable se dio con la longitud al nacer que no logra alcanzar los valores promedio señalados como esperables según la OMS, aunque la talla baja al nacer mejora considerablemente. Este tema requiere más estudio. La condición de bajo e insuficiente peso al nacer tiene una frecuencia mínima especialmente en los últimos años analizados. La mejoría de estos parámetros hace pensar que existiría a largo plazo menor riesgo de presentar enfermedades crónicas no trasmisibles, según la teoría de D. Barker24 . En estudios realizados con población nacida en Limache, evaluada en la vida adulta, hemos podido demostrar que el menor peso al nacer efectivamente se asocia a mayores valores de lípidos sanguíneos, presión arterial y glicemia, pero también hemos podido demostrar la contribución de factores que actúan a lo largo de la vida de las personas que son también importantes en la existencia de estas enfermedades, como son la obesidad, el sedentarismo y otros12,25,26 . Estos datos analizados desde la perspectiva local pueden no reflejar necesariamente una mejoría debido a que los 262 partos de riesgo se han derivado a centros de mayor complejidad, por lo que la buena situación antropométrica al nacer hay que interpretarla con cautela. A su vez, las madres residentes en estas comunas que tienen buen nivel socioeconómico y que no tuvieron su parto en el hospital de Limache podrían modificar los datos antropométricos al nacer, al menos de 2 formas: que la esperable mejor atención que han tenido durante el embarazo sumado a un adecuado estado nutricional se acompañen de partos de buen peso al nacer (que si nacieran en el Hospital de Limache contribuirían a mejorar aún más las cifras encontradas) o que a la inversa, debido a la posibilidad que tienen estas madres de acceder con más frecuencia a partos por cesárea, o con un adelantamiento de la fecha final de parto, estos casos hubieran contribuido a la disminución de los buenos índices antropométricos al nacer encontrados en la comuna. Por lo tanto, las acciones a nivel local deben tener en consideración estos aspectos. Los análisis que comprobaron los cambios de tendencia reflejan que en relación con el peso hay un aumento progresivo en los promedios, que podrían seguir aumentando, y hay una disminución del bajo peso especialmente al inicio del período estudiado, llegando en estos últimos años a valores que difícilmente pueden reducirse. Lo anterior podría ser interpretado como un efecto positivo de las condiciones del embarazo, pero no es descartable un efecto no deseado (niños macrosómicos) de la epidemia de obesidad que afecta a la población nacional. Sin embargo, para un correcto análisis es preciso considerar los sesgos y para ello se sugiere realizar análisis que muestren la situación de las madres que son derivadas a hospitales donde se atienden partos de riesgo y/o la población de mejores recursos para comparar las tendencias en los indicadores analizados. La disminución de los nacidos vivos en los municipios que han sido parte de este trabajo es concordante con la baja de las tasas de natalidad observadas en el país en el período de esta investigación. A nivel nacional se indicó una reducción de 43%27 , mientras que en el Hospital de Limache esta disminución alcanzó el 69%. Debe mencionarse que en la década de los 70 la totalidad de los nacidos de madres residentes en esas comunas eran atendidos en el Hospital de Limache, mientras que en la actualidad solo un cuarto de ellas se atienden en ese centro asistencial. ¿Qué es lo deseable en la actualidad? ¿Será mejor disponer de recursos para el traslado de las madres a control y atención del parto a centros asistenciales de mayor complejidad? O por el contrario lo deseable sería invertir en mejorar la atención local en localidades como Limache (de mediano tamaño), contratando matronas y obstetras que puedan responder a las necesidades locales y mejorando la infraestructura de la atención del parto, de manera que se trasladaran solo los casos que requirieran manejo especializado para las madres o sus recién nacidos. Son temas que merecen reflexión en la realidad actual del país. Este trabajo tiene la fortaleza de que ha recuperado toda la información del nacimiento desde la década de los 70 hasta la actualidad, lo que reafirma que la información proveniente del sistema de información chileno es válida para realizar trabajos de asociación o de tendencias de largo tiempo28 , ya que la información ha sido registrada por profesionales capacitados y con normas establecidas desde hace muchos años. Este es un trabajo que ha analizado H. Amigo et al. información de larga data y probablemente es una de las series de tiempo de datos al nacer más extensas del país y de América Latina, lo que en sí es una fortaleza y un buen ejemplo de la utilidad que entrega la información que se genera a nivel local. Nuestros resultados indican que el análisis de información a nivel local puede presentar gran utilidad para la toma de decisiones a ese nivel, sin embargo esta información debe ser interpretada con cuidado, considerando los posibles sesgos existentes y complementando la información según la residencia de la madre. Por otro lado, este posible sesgo de selección está indicando que el sistema de salud capta y refiere oportunamente los casos de riesgo, limitando la atención en los hospitales básicos de ciudades de tamaño pequeño y mediano a los partos con menos riesgo, y también refleja que con mayor frecuencia las madres de estas localidades recurren a centros asistenciales privados. Nosotros concluimos que los nacidos vivos en el Hospital de Limache han disminuido en los años analizados. Las medidas antropométricas al nacer han mejorado, desapareciendo los valores de riesgo. Esta información sirve para elaborar políticas e intervenciones en salud materna a nivel local, aunque es necesario considerar los posibles sesgos que podrían distorsionar estas estimaciones y su interpretación. Financiación Financiado por Fondecyt, proyecto 1100414. Conflicto de intereses Este trabajo cumple con los requisitos sobre consentimiento/asentimiento informado, comité de ética, financiamiento, estudios animales y sobre la ausencia de conflicto de intereses según corresponda. Agradecimientos A los profesionales del Servicio de Maternidad del Hospital de Limache, por su contribución con información de los nacimientos ocurridos en la institución. A Francisca Soto, alumna del vi año de Medicina de la Universidad de Chile, por su colaboración en la obtención y procesamiento de los datos. Referencias 1. Fernandez Ballart JD, Arija Val V, Cucó Pastor G, Murphy M. Nutrición durante el embarazo y la lactancia. En: Serra Majem LL, Aranceta J, editores. Nutrición y Salud Pública. Barcelona: Masson, SA; 2006. p. 275---87. 2. WHO Report of expert committee. The newborn infant. In: World Health Organization, editor. Physical status: The use and interpretation of anthropometry. Geneva: WHO Technical Report; 1995. p. 121-60. 3. Barker DJ, Osmond C, Kajantie E, Eriksson JG. Growth and chronic disease: Findings in the Helsinki Birth Cohort. Ann Hum Biol. 2009;36:445---58. 4. Norris SA, Osmond C, Gigante D, et al. Size at birth, weight gain in infancy and childhood, and adult diabetes risk in five low-or middle-income country birth cohorts. Diabetes Care. 2012;35:72---9. Variación secular de los nacimientos, peso y longitud al nacer 5. Do Carmo Leal M, da Silva AA, Dias MA, et al. Birth in Brazil: National survey into labour and birth. Reprod Health. 2012;9:15. 6. UNICEF. Estado mundial de la infancia. New York; 2014 [consultado 13 Jun 2014]. Disponible en: http://www.unicef.org/ spanish/sowc2012/statistics.php 7. Lopez PO, Breart G. Trends in gestational age and birth weight in Chile, 1991-2008. A descriptive epidemiological study. BMC Pregnancy Childb. 2012;12:121. 8. Amigo H, Vargas C, Rona RJ. A feeling of well-being accompanied by a period of prosperity and birthweight in Chile: A possible link? Paediatr Perinat Epidemiol. 2005;19:426---34. 9. Amigo H, Bustos P, Kaufman JS. Absence of disparities in anthropometric measures among Chilean indigenous and nonindigenous newborns. BMC Public Health. 2010;10:392. 10. Ministerio de Interior de Chile. Diagnóstico sobre el proceso de descentralización en Chile Santiago, Chile 2010 [consultado 30 Jun 2014]. 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El objetivo fue estudiar la causa de alopecia en niños en 2 hospitales pediátricos de referencia nacional en Chile. Pacientes y método: Análisis descriptivo de registros clínicos del total de pacientes atendidos entre enero de 2007 y junio de 2010 en los Servicios de Dermatología de los Hospitales Roberto del Río y Luis Calvo Mackenna. Se incluyeron pacientes con diagnóstico clínico de alopecia. Resultados: Se encontraron 345 registros clínicos, 179 varones (51,9%). La mediana de edad fue 72 meses. Los diagnósticos más prevalentes fueron alopecia areata (AA) (36,8%), tiña capitis (TC) (21%), nevo sebáceo (13,2%) y efluvio telógeno (8,7%). Según el grupo etario predominaron en recién nacidos: aplasia cutis y nevo sebáceo; en lactantes, preescolares y escolares: nevo sebáceo, AA y TC. En escolares se agregó tricotilomanía. En adolescentes nevo sebáceo, AA y efluvio telógeno. Se observó una correlación significativa entre AA con enfermedad autoinmune, enfermedad tiroidea, alteraciones ungueales, enfermedad psiquiátrica y síndrome de Down. En TC el agente etiológico más prevalente fue Microsporum Canis (86,6%). La tricotilomanía se correlacionó con enfermedad psiquiátrica significativamente. Conclusiones: Las principales causas de alopecia infantil fueron adquiridas y no cicatriciales. La etiología varía de acuerdo al grupo etario estudiado. Algunos tipos de alopecia infantil presentaron alta prevalencia de enfermedad psiquiátrica. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Aetiology of childhood alopecia Abstract Introduction: Childhood alopecia is a relative rare event in general paediatric dermatology practice. Hair loss in children may have multiple causes, and there are different types of Autor para correspondencia. Correo electrónico: dracortesg@gmail.com (A. Cortés G). http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.06.015 0370-4106/© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Caracterización de las causas de alopecia infantil Trichotillomania; Tinea capitis 265 alopecia according to age groups. The aim of the study was to describe the clinical and epidemiological profile of alopecia in children from two Chilean paediatric hospitals. Patients and method: Descriptive analysis of clinical records of patients from the Dermatology Department of Roberto del Rio and Luis Calvo Mackenna Hospitals between January 2007 and June 2010. Patients with clinical diagnosis of alopecia were included. Results: A total of 345 clinical records were analysed, with 179 males (51.9%). The median age was 72 months. Overall, the most common diagnoses were: alopecia areata (AA), (36.8%), tinea capitis (TC), (21%), nevus sebaceous (13.2%), and tellogen effluvium (8.7%). According to age groups, in newborns, the most common causes were aplasia cutis and nevus sebaceous. In toddlers, pre-school and school children, the principal causes were nevus sebaceous, AA and TC. Trichotillomania was also significant in school children. In adolescents, nevus sebaceous, AA and tellogen effluvium were the most frequent diagnoses. AA was statistically associated with autoimmune disease, thyroid disease, nail disorder, psychiatric disease, and Down’s syndrome. The most common aetiological agent in TC was M. canis (86.6%). Trichotillomania was also statistically associated to psychiatric disorders. Conclusions: In this study, the main causes of alopecia in children were acquired and nonscarring alopecia. In our results, the type of alopecia varies according to age group. Some types of childhood alopecia showed a close correlation to psychiatric disorders. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Introducción La alopecia puede provocar alteraciones considerables en la esfera psicológica y emocional de los pacientes afectados, provocando baja autoestima, sentimientos de vulnerabilidad y alteración de la imagen personal1---4 . La alopecia, de acuerdo a su modo de presentación, es posible clasificarla como congénita cuando se presenta desde el nacimiento, o adquirida si lo hace más tarde. Además, dependiendo de si existe o no un daño irreversible en el folículo piloso se define como cicatricial o no cicatricial5 . Los estudios de prevalencia de alopecia infantil muestran que la alopecia en niños se presenta en alrededor del 1% de la consulta de dermatología pediátrica, y aproximadamente el 90% de la alopecia infantil corresponde al tipo no cicatricial y adquirida, describiéndose como las causas más comunes la alopecia areata (AA), tiña capitis (TC) y tricotilomanía (TT)3,6 . Las causas principales de alopecia pueden variar según edad, por ejemplo, un estudio realizado en EE. UU. encontró que en adolescentes predomina el efluvio telógeno (ET), alopecia androgenética y AA7 . Otro estudio realizado en Nigeria muestra que la TC es la alopecia más frecuente en preescolares y escolares3 . Si bien son múltiples los diagnósticos que pueden presentarse clínicamente como pérdida del pelo en niños, la mayoría de las investigaciones se han centrado en AA, siendo muy escasos los estudios de otras causas de alopecia infantil. En nuestro país no existen estudios de alopecia en niños. Esta investigación pretende realizar una caracterización de la alopecia infantil en la consulta dermatológica. Pacientes y método registro estadístico de atención diaria fue alopecia. Este estudio fue realizado en 2 hospitales pediátricos de referencia de la Región Metropolitana, el Hospital Roberto del Río y el Hospital Luis Calvo Mackenna. Pacientes Se define la población de estudio como el universo de los pacientes que consultaron en el servicio de dermatología de estos hospitales entre enero del año 2007 y junio del año 2010 con el diagnóstico consignado en la hoja de estadística de alopecia. Se incluyeron las fichas de los pacientes con diagnóstico de: alopecia, AA, alopecia cicatricial, alopecia por tracción, TT, ET, efluvio anágeno, síndrome de anágeno suelto, alopecia difusa, alopecia androgenética, aplasia cutis, alopecia triangular, TC, querion de Celso, tricodistrofia y nevo sebáceo de Jadassohn. Se consideraron criterios de exclusión: pacientes mayores de 15 años (edad límite de atención en estos hospitales), pacientes sin examen físico de alopecia de cuero cabelludo y pacientes con datos incompletos en la ficha clínica. Se revisaron los registros clínicos identificándose variables de interés como: edad al diagnóstico, sexo, subtipo de alopecia, tiempo de evolución al diagnóstico, comorbilidades cutáneas y sistémicas, presencia de eritema, dolor, prurito y descamación, tratamiento efectuado y antecedentes familiares. Los diagnósticos incluidos como comorbilidad psiquiátrica fueron obtenidos de la evaluación psiquiátrica de los pacientes que estaba consignado como tal en la ficha clínica. Bajo el término comorbilidad autoinmune se incluyeron vitíligo, enfermedad celiaca, enfermedad tiroidea y mesenquimopatías. Diseño Análisis estadístico Estudio de tipo retrospectivo, de revisión de todas las fichas clínicas de pacientes cuyo diagnóstico consignado en el Para la descripción de la variable sexo se utilizaron medidas estadísticas de frecuencia (frecuencia absoluta y relativa) y 266 Tabla 1 A. Cortés G et al. Prevalencia de Alopecias en Población Infantil, Distribuidos por Sexo y Edad Tipo de alopecia a Alopecia areata Tiña capitisa Nevo sebáceo Efluvio telógeno Tricotilomaníaa Misceláneab Aplasia cutis Alopecia por tracción Alopecia cicatricial Alopecia triangulara Anágeno suelto Alopecia androgenética Total N.o pacientes 127 73 46 31 18 14 9 9 9 5 5 1 345 Porcentaje del total 36,8 21 13,2 8,7 5,2 4 2,6 2,6 2,6 1,4 1,4 0,3 100 Distribución por sexo Mujer Hombre 61 29 12 24 10 9 4 7 4 3 5 0 66 44 34 7 8 5 5 2 5 2 0 1 Mediana de edad al diagnóstico, meses Mediana de tiempo de evolución al diagnóstico, meses 88 64 54 83 103 89,5 2 50 72 8 38 172 2 2 48 4 4,5 9 2 5,5 3 8 12 8 a En 2 casos pacientes con alopecia areata tienen además tricotilomanía, y en un caso el paciente con alopecia triangular tiene además tiña capitis. b Miscelánea: pseudotiña amiantacea, dermatitis seborreica, psoriasis y alopecia occipital del lactante. para la variable edad se utilizó la mediana y estadísticas de frecuencia, las variables nominales causa de alopecia, sintomatología asociada y comorbilidad fueron descritas con medidas estadísticas de frecuencia (frecuencia absoluta y relativa). Para la correlación de las variables causa de alopecia (analizada como variable continua) y sexo se utiliza test exacto de Fisher. Para la correlación entre AA (dicotomizada en presencia/ausencia para efectos del análisis) con la variable comorbilidad se analizó a través de tablas de contingencia y odds ratio, aplicando test de Chi cuadrado utilizando el programa SPSS 11.5. Resultados Se revisaron un total de 470 registros, de los cuales se incluyeron 345 registros que reunían los criterios de inclusión, 179 varones (51,9%) y 166 mujeres (48,1%). La mediana de edad fue de 72 meses (0 a 180 meses), con una mediana de tiempo de evolución al diagnóstico de 3 meses (0 a 168 meses). La mayor parte de los niños con alopecia presentó un patrón no cicatricial (97%) y adquirido (83%). En un 66,6% de los casos no existió presencia de eritema, dolor, prurito ni descamación. En el caso de los pacientes con alguna manifestación clínica se observó descamación en un 75,6% y eritema en el 34,7% de los síntomas, el prurito afectó a un 46,9% y dolor a un 7,8%. Se encontró una mayor prevalencia de AA, TC, nevo sebáceo y ET en el total de los casos que en conjunto reunieron el 80% de estos. Los diagnósticos clínicos por sexo y edad se muestran en la tabla 1. Se observaron más varones que mujeres con nevo sebáceo (p < 0,002), por el contrario, se observaron más mujeres que varones con ET (p < 0,011) y con síndrome de anágeno suelto (p < 0,019). En el resto de las causas de alopecia no se observaron diferencias por sexo. La distribución de las causas de consulta por alopecia por grupos etarios se muestra en la figura 1. En lactantes se observó una mayor presencia de nevo sebáceo (24%) seguido de AA (19%); en preescolares y escolares mayor presencia de AA (36% y 42%, respectivamente) seguida de TC (33% y 28%), y en adolescentes AA (47%) seguido de ET y nevo sebáceo (16%). Alopecia areata En AA el área comprometida del cuero cabelludo y el tiempo de evolución se presentan en la tabla 2. No se observaron diferencias significativas por sexo, existiendo predominio de alopecia menor al 50% del compromiso del cuero cabelludo. Como se observa en la tabla 3, dentro de las comorbilidades asociadas a AA que presentaron diferencias estadísticamente significativas respecto a los pacientes con otras causas de alopecia se encontraban: enfermedad autoinmune (OR: 2,7; IC: 1-7,8; p < 0,05), enfermedad tiroidea (OR: 3,1; Distribución por grupo etáreo de las causas de Alopecia 60 50 40 30 20 10 0 Recien nacido Lactantes Preescolares Escolares AC NS AA TT SAS AT A.Cic A. Trac ET TC Adolescentes Figura 1 Distribución de las causas más frecuentes de alopecia, por grupo etario.AA: alopecia areata; AC: aplasia cutis; A. Cic: alopecia cicatricial; AGA: alopecia androgenética; AT: alopecia triangular; A. Trac: alopecia por tracción; ET: efluvio felógeno; NS: nevo sebáceo; SAS: síndrome anágeno suelto; TC: tiña capitis; TT: tricotilomanía. Caracterización de las causas de alopecia infantil Tabla 2 Extensión de alopecia areata y distribución por sexo Extensión del compromiso en cuero cabelludo < 25% 25-50% 50-75% 75-99% Ophiaceo Universalis Totalis Total Tabla 3 267 N.◦ de pacientes (%) 99 (79,9) 12 (9,4) 5 (3,9) 1 (0,78) 4 (3,1) 3 (2,36) 3 (2,36) 127 (100) Sexo H M 49 5 4 1 3 2 2 66 50 7 1 0 1 1 1 61 Mediana edad al diagnóstico, meses Mediana del tiempo de evolución al diagnóstico, meses 96 60 53 86 87 118 96 88 2 2 3 8 7,5 4 3 2 Comorbilidades en pacientes con alopecia areata Comorbilidad Pacientes con alopecia areata Pacientes sin alopecia areata % del total de pacientes con AA (N = 127) Enfermedad psiquiátrica Enfermedad cutánea Atopia respiratoria Alteraciones ungueales Enfermedad autoinmune Dermatitis atópica Enfermedad tiroidea Síndrome de Down Tricotilomanía Vitíligo 52 22 12 12 9 8 7 5 2 1 28 45 16 0 6 5 3 2 18 0 40,9%* (OR: 4,8, p > 0,00015) 17,3% 9,4% 9,4%* (OR: 20,8, p < 0,00053) 7%* (OR: 2,7, p < 0,05) 6,3% 5,5%* (OR: 3,1, p < 0,05) 3,9%* (OR: 9, p < 0,01) 1,5% 0,78% * Diferencias estadísticamente significativas entre pacientes con alopecia areata y no areata. IC: 1-11; p < 0,05), enfermedad psiquiátrica (OR: 4,8; IC: 2,88,1; p < 0,00015), síndrome de Down (OR: 9; IC:1,04-77,9; p < 0,01) y alteraciones ungueales (OR: 20,8; IC: 2,7-163,5; p < 0,00053). La frecuencia de alteraciones ungueales fue la siguiente: pits en 6 casos, leuconiquia en 4 casos, estrías longitudinales en 3 casos, onicofagia en 2 casos, onicomadesis en un caso y onicolisis en un caso. En 5 pacientes existía más de una alteración ungueal. En relación con la comorbilidad psiquiátrica de pacientes con AA, se encontró que la presencia de déficit atencional/hiperactividad (12%), trastorno ansioso (10%) y del ánimo (7%) son los más prevalentes. No se observaron diferencias por sexo en cuanto a comorbilidad psiquiátrica. El 12,6% de los pacientes con AA tuvo un episodio previo, el cual se presentó con un tiempo promedio de 24 meses antes del último episodio. En el caso de los pacientes con AA severa, un 25% tuvo un episodio previo. Un 4,7% de los pacientes con AA refirió antecedentes familiares de AA. Tiña capitis De los 73 pacientes encontrados un 98,7% tenía alguna manifestación en el momento del diagnóstico (descamación, prurito, eritema o dolor), el resto de los pacientes solo presentaba alopecia. Se solicitó estudio micológico directo a 61 pacientes y cultivo de hongos a 67 pacientes con TC, destacando que el 86,6% fue positivo para M. Canis (tabla 4). Nevo sebáceo De los 46 pacientes a quienes se les diagnosticó nevo sebáceo el 84,7% eran asintomáticos en el momento del diagnóstico; de estos pacientes un 54% fue intervenido quirúrgicamente, el resto solo se observó. Tricotilomanía De los 18 pacientes que se diagnosticaron con TT un 88,8% no presentó eritema, descamación, dolor ni prurito. El 50% de Tabla 4 Resultados de estudios micológicos directos y cultivos de pacientes con tiña capitis Micológico directo Positivo Negativo 61 Cultivo 67 Especie M. canis T. tonsurans M. gypseum T rubrum 51 Positivo 58 Número 52 2 1 1 10 Negativo 9 Porcentaje 86,6% 3,33% 1,66% 1,66% 268 estos pacientes presentaba comorbilidad psiquiátrica asociada, en relación con pacientes sin TT (p < 0,006). Dentro de estas comorbilidades se encontró trastorno ansioso en 7 niños (38,8%), trastorno de hiperactividad en 4 casos (22,2%), disfunción familiar, violencia intrafamiliar y oposicionista desafiante cada uno en un paciente. Los 5 casos encontrados de síndrome de anágeno suelto eran de sexo femenino, asintomáticos. Todos los casos tenían tricograma que mostraba un 100% de cabellos en anágeno. Se encontró solo un caso de alopecia androgenética, de sexo masculino, de 14 años de edad, con el antecedente familiar del padre con alopecia androgenética. Discusión El perfil de alopecia infantil encontrado en este estudio corresponde en su mayoría a alopecias adquiridas y no cicatriciales, concordante con lo descrito en niños en estudios internacionales3,8 . Las principales causas encontradas fueron AA (36,8%), tiña capitis (21%), nevo sebáceo (13,2%) y ET (8,7%). La AA en algunos estudios asiáticos muestra una mayor prevalencia en sexo femenino2,9,10 y en otros en el sexo masculino1,11 ; en nuestro estudio, sin embargo, no existió diferencias significativas por sexo. La mediana de edad de presentación fue 7 años, con el 68% de los casos entre los 5 y 15 años, similar a lo encontrado por Sharma et al.12 , mayor a lo descrito en estudios más recientes que presentan edades cercanas a los 5 años8,12,13 y menor al estudio en China de Xiao, donde ocurre a los 10 años11 . En relación con la severidad de AA, el 87,4% de los pacientes presentó alopecia menor al 50% de la superficie del cuero cabelludo similar al estudio de Nanda et al.9 , cifra mayor a la publicada por estudios de Nigeria e India con un 74,2% y 83,1% respectivamente3,12 . Esta diferencia podría estar influenciada por el tiempo transcurrido desde la aparición de la lesión hasta la consulta dermatológica, que en este estudio fue de 2 meses en promedio. Por otro lado, el 12,6% correspondió a alopecia severa, y en este grupo existió un predominio en el sexo masculino, en un rango de 3,3:1, lo que concuerda con algunos estudios1,11 , aunque otros trabajos no muestran esta tendencia2,12 . El antecedente familiar de AA se encontró en el 4,7%, coincidente con el estudio de Tan et al.2 , pero inferior a lo mostrado en otros estudios donde oscila entre un 8% y un 24%10,13,14 , llegando en el estudio de Kuwait al 51,6%9 , lo que podría ser explicado por la alta consanguinidad de los padres en otros países. La presencia de alguna enfermedad autoinmune afectó al 7% de los pacientes con AA, de los cuales la enfermedad tiroidea correspondió al 5,5%. Alteración de anticuerpos antitiroideos se presentó en un 11,1% de los pacientes a los que se les midió anticuerpos. En estudios internacionales se estiman cifras de 11,4% de alteraciones tiroideas y 25,7% de alteraciones en los anticuerpos antitiroideos15,16 . Estas diferencias podrían deberse a la dificultad de estudiar mediante exámenes de laboratorio a nuestros pacientes, donde solo se estudió al 37,8% de estos con TSH y al 14,1% con anticuerpos. La prevalencia de vitilígo fue rara (0,78%), similar al estudio de China11 , muy por debajo de otros estudios en A. Cortés G et al. India1,12,15 , mientras que hubo significativa prevalencia de síndrome de Down (3,9%), superior a lo reportado por Nanda et al., con un 1,4% de los casos9 . La presencia de atopia se describe entre el 10 y 50% de los pacientes con AA1,15,17 , encontrando en nuestro trabajo un 15,7%, cifra que no fue estadísticamente significativa comparándola con el resto de los pacientes con alopecia no areata. La AA totalis y universalis son las alopecias que frecuentemente se han asociado a enfermedad tiroidea y dermatitis atópica7 , observándose en nuestro estudio la presencia de 33% para estas comorbilidades en la unión de estos subgrupos. Dentro de este grupo, los pacientes que tienen el peor pronóstico son los de inicio antes de la adolescencia, con antecedentes familiares de AA y presencia de comorbilidades antes descritas18 . Alteraciones ungueales se evidenciaron en el 9,4% de los casos, valor similar al encontrado en el estudio de Singapur2 , pero menor a lo descrito en otros estudios con cifras cercanas al 30%9,10,12 . Al ser un estudio restrospectivo, puede ser que las manifestaciones ungueales sean subestimadas por no ser consignadas. En la literatura se describen como alteraciones más prevalentes los pits, traquioniquia, estrías longitudinales y leuconiquia punctata, siendo los 2 primeros cambios más específicos de AA en comparación con controles sanos19 . En nuestro estudio se encontró una importante asociación de prevalencia entre morbilidad psiquiátrica en AA (40,9% de los casos), tomando en consideración tanto los diagnósticos psiquiátricos como los estresores psicosociales (estos últimos pertenecientes al eje V del CIE-10, versión multiaxial para niños y adolescentes). Entre los estresores psicosociales destacaron la disfunción familiar (5,5%) y los problemas escolares (3,9%). Un estudio describe que pacientes con AA tienen mayor comorbilidad psiquiátrica, principalmente trastorno adaptativo, trastorno ansioso, trastorno del ánimo y agresividad20 . En nuestra serie el déficit atencional con hiperactividad fue lo más prevalente (9,4%), seguido del trastorno ansioso (7,8%) y del trastorno del ánimo (5,5%). En relación con los hallazgos en tiña capitis, no existieron diferencias por sexo, presentando una mediana de edad al diagnóstico de 5,3 años, similar a lo reportado en Paraguay y Nepal21,22 . Casi todos los casos fueron sintomáticos, destacando la descamación y el prurito como manifestaciones asociadas. Microsporum canis fue encontrado en el 86,6% de los casos, especie más prevalente en Chile21 con casos aislados de Trichopyton tonsurans, M. gypseum y T. rubrum. En Estados Unidos se considera el T. rubrum como el primer agente etiológico seguido de M canis4 . Es importante mencionar que nuestros resultados de prevalencia real de la TC podrían estar subestimada, ya que esta podría ser también tratada en centros de salud primaria. Entre los casos de NS encontramos una diferencia estadísticamente significativa por sexo a favor de los varones, presentándose en un rango de 2,8:1, lo que difiere de otros estudios, sin hallazgos de tumores concomitantes23---25 . El ET fue la cuarta causa más común de alopecia en nuestro estudio, con un 8,9% del total, similar a lo descrito por Nnoruka et al.3 . La edad de inicio de nuestros pacientes fue de 7 años, con mayor prevalencia femenina en un rango de 3,4:1, lo que concuerda con otros estudios7 . Caracterización de las causas de alopecia infantil La TT en nuestro estudio no mostró diferencias por sexo, al igual que en el estudio de Tay26 , aun cuando hay estudios que revelan mayor prevalencia en mujeres27,28 . La edad media de presentación fue de 8 años, menor a lo descrito por Tay, donde fue de 11 años. La mediana de tiempo de evolución al diagnóstico fue de 4,5 meses, similar a lo encontrado por el estudio de Tay et al.26 . En niños y adolescentes se asocia entre un 30% a 75% con comorbilidades del eje 1, tales como desórdenes ansiosos y del ánimo26,27 ; en nuestro estudio la comorbilidad psiquiátrica alcanzó un 50% de los casos. Se encontró síndrome de anágeno suelto en el 1,4%, inferior a lo publicado por Cantatore-Francis et al.29 . Su edad de presentación más común fue de 3,1 años y solamente se presentó en niñas, al igual que lo descrito en otros estudios28---30 . En conclusión, fue posible establecer las diferentes proporciones de diagnóstico de alopecia infantil de aquellos pacientes que consultan en centros de referencia de dermatología pediátrica, diferenciándolas por grupo etario. Se constató, además, asociación entre la presencia de comorbilidad psiquiátrica con AA y TT. Dentro de las limitaciones de nuestro estudio se encuentra que es un trabajo retrospectivo basado en revisión de fichas clínicas; que el grupo etario de adolescentes solo fue contemplado hasta los 15 años, pues en Chile los hospitales pediátricos atienden solamente a menores de 15 años; el origen étnico no fue un factor considerado en este estudio; por otro lado, los pacientes con alopecia infecciosa pueden ser también tratados en atención primaria, lo que lleva a una subestimación de este tipo de alopecia en los hospitales estudiados. Conflicto de intereses Este trabajo cumple con los requisitos sobre consentimiento/asentimiento informado, comité de ética, financiación, estudios animales y sobre la ausencia de conflicto de intereses según corresponda. Referencias 1. Sharma VK, Kumar B, Dawn G. Profile of alopecia areata in northern India. Int J Dermatol. 1996;35:22---7. 2. Tan E, Tay YK, Goh CL, Chin Giam Y. 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Loose anagen hair syndrome and loose anagen hair. Arch Dermatol. 2002;138:521---2. Rev Chil Pediatr. 2015;86(4):270---278 www.elsevier.es/rchp ARTÍCULO ORIGINAL Lactantes menores de 3 meses hospitalizados por síndrome febril agudo. Experiencia clínica de 5 años Benigno Miguel Méndez Espinola a,∗ y Patricio Herrera Labarca b a b Servicio de Pediatría y Unidad de Emergencia, Hospital Clínico Roberto del Río, Santiago, Chile Departamento de Pediatría, Campus Norte, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile Recibido el 21 de junio de 2014; aceptado el 24 de febrero de 2015 Disponible en Internet el 8 de julio de 2015 PALABRAS CLAVE Fiebre; Infección bacteriana grave; Lactante febril ∗ Resumen Introducción: La fiebre aguda de origen no precisado (FAONP) es planteada cuando la anamnesis y el examen físico no permiten identificar la causa. En menores de 3 meses esta situación es preocupante, por el riesgo de una infección bacteriana grave. Objetivo: Describir variables clínicas y de laboratorio de pacientes con FAONP, buscando pistas para basar estudios sobre las decisiones a que da lugar este problema. Pacientes y Método: Describimos retrospectivamente una cohorte de menores de 3 meses internados en el Hospital Roberto del Río (2007-2011) por FAONP. Se revisaron las historias clínicas y se efectuó una dicotomización de los pacientes según gravedad del diagnóstico de egreso, en graves y no graves. Se compararon en estratos determinados por variables con interés clínico. Resultados: Durante el periodo de estudio se ingresaron 550 niños con FAONP. La concordancia entre gravedad al ingreso y egreso fue baja (kappa = 0,079; p = 0,26). El 23,8% de los niños fueron graves y el 76,2% no graves. En el grupo de los graves predominó la infección del tracto urinario (68,7%) y en los no graves el síndrome febril agudo (40,7%). Los niveles de corte para la proteína C reactiva, leucocitos y neutrófilos/mm3 , para calcular índices fijos y variables, solo mostraron valores predictivos negativos de alguna utilidad para descartar infección bacteriana grave. Las curvas ROC con recuento de leucocitos, neutrófilos y proteína C reactiva, no ofrecen índices fijos de utilidad clínica. El 34,6% de las punciones lumbares fueron traumáticas o fallidas). Conclusiones: De acuerdo a nuestros resultados, parece evidente un exceso de hospitalizaciones, la poca utilidad de exámenes para identificar infección bacteriana grave, un alto porcentaje de punciones lumbares traumáticas o fallidas y excesos de terapias antibióticas. Se hace necesaria una revisión de criterios y procedimientos clínicos. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/ licenses/by-nc-nd/4.0/). Autor para correspondencia. Correo electrónico: benignomiguel@gmail.com (B.M. Méndez Espinola). http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.02.001 0370-4106/© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Lactantes menores de 3 meses hospitalizados por síndrome febril agudo KEYWORDS Fever; Severe bacterial infection; Febrile infant 271 Children less than 3 months hospitalised due to acute febrile syndrome. 5 years clinical experience Abstract Introduction: Acute fever of unknown origin (AFUO) is established when the anamnesis and physical examination cannot identify the cause. In infants less than 3 months-old this is situation for concern, due to the risk of a serious bacterial infection. Objective: To describe the clinical and laboratory variable of patients with AFUO, in order to look for clues in order to base studies on the decisions arising drom this problem. Patients and Methods: A report is presented on a retrospective study conducted on a cohort of children less than three months-old admitted to the Hospital Roberto del Río (2007-2011) due to an AFUO. Clinical histories were reviewed and the patients were grouped, according to the severity of the admission diagnosis, into severe and non-severe. They were compared in strata determined by the variables of clinical interest. Resultados: A total of 550 children were admitted with AFUO during the study period. There was low agreement between the severity on admission and at discharge (kappa = 0.079; P = .26). There were 23.8% of children in the severe group and 76.2% in the non-severe group. Urinary tract infection predominated in the severe group (68.7%) and 40.7% with acute febrile syndrome in the non-severe group. The cut-off levels for C-reactive protein, white cells, and neutrophils per mm3 , to calculate the fixed and variable indices, only showed negative predictive values of some use for ruling out serious bacterial infection. The ROC curves with white cell and neutrophil counts and C-reactive protein, did not provide andy fixed indices of clinical use. More than one-third (34.6%) of lumbar punctures were traumatic or failures. Conclusions: According to the results of this study, there is an obvious excess of hospital admissions, little usefulness in the examinations to identify serious bacterial infection, a high percentage lumbar punctures traumatic and lumbar punctures failures, and an excess of antibiotic treatments. A review of clinical criteria and procedures is needed. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Introducción Luego de la virtual desaparición de los problemas clínicos planteados por los lactantes desnutridos, han emergido otros, en parte determinados por los cambios de morbilidad establecidos por las inmunizaciones sistemáticas. Uno de ellos es la fiebre en lactantes menores. Este síntoma es interpretado desde hace siglos por la población como una manifestación importante de enfermedad, lo que debe considerarse de utilidad porque alerta a los padres y los induce a solicitar precozmente atención médica en las consultas externas, y especialmente en los servicios de urgencia pediátricos (SUP), constituyéndose ---la fiebre--- en uno de los principales motivos de consulta1 . En el SUP, en el momento de la atención no se cuenta con la suficiente información clínica previa, a lo que se agregan factores involucrados en la llamada «presión asistencial»», que tienden a reducir el tiempo de anamnesis y examen físico, emergiendo así el problema de la «fiebre aguda de origen no precisado» (FAONP)* o «síndrome febril agudo» (SFA)* , que frecuentemente es objeto de publicaciones nacionales y extranjeras1---15 . ∗ «FAONP» no aparece en el CIE 10, se registra corrientemente como «SFA» (R50.9). Dentro de este grupo de pacientes destaca el de los menores de 3 meses, por suponerse en ellos aspectos clínicoepidemiológicos particulares, como son: una epidemiología sui generis, en la que se superponen los riesgos que afectan al recién nacido con los derivados del programa de inmunizaciones solo incipiente y la noción de que los signos clínicos básicos esquematizados en infecciones graves, invasivas o no, tienen poca sensibilidad y especificidad13---17 . Otros factores, como la «judicialización» de la práctica médica, tienden a aumentar la presión sobre el médico y el paciente, especialmente por la posibilidad de no detectar oportunamente una infección que podría resultar grave (por muerte o secuelas importantes en el niño). De aquí que, cuando la anamnesis y el examen físico en el SUP no permiten identificar una causa satisfactoria para la fiebre, se postula el diagnóstico convencionalmente llamado «SFA», que en el menor de 3 meses suele suponer alto el riesgo de una infección bacteriana grave (IBG), que va desde un 7 a 29% según algunos estudios publicados2---4,8 . Aunque la literatura y la práctica pediátrica cotidiana coinciden en que la mayoría de estos pacientes con buen estado general tienen infecciones virales benignas y autolimitadas, las razones ya anotadas predisponen al temor a no reconocer y tratar oportunamente una IBG2,8,9 . En las últimas décadas, diversos autores han estudiado a estos niños febriles y han propuesto diferentes estrategias ---como los criterios de alto y bajo riesgo--- para identificar 272 oportunamente a los portadores de IBG. Sin embargo, estos no son del todo reconocidos como válidos para el menor de 3 meses2---6,8---10,15,17---21 . Ante tal incertidumbre, parece que la manera más segura de resolverla es recurrir a exámenes de laboratorio y frecuentemente a la hospitalización, además de esquemas empíricos de tratamiento antibiótico, en el supuesto de que el grupo en el que no se toman estas decisiones se expone a consecuencias de importancia7,10,21---23 . Como el asunto no está resuelto y es un tema común, iniciamos este estudio con el objetivo de examinar un conjunto de características clínicas y de laboratorio de un segmento significativo de estos pacientes, en búsqueda de aspectos que, pudiendo estar correlacionados, pudieran permitir o indicar diseños de estudio analíticos, en un campo en el que abundan las descripciones simples. Por ejemplo, para estudiar la racionalidad (costo-efectividad) de las decisiones y consecuencias derivadas de este frecuente problema. Pacientes y métodos Con fines primariamente descriptivos, se eligió arbitrariamente una cohorte de niños menores de 3 meses internados sucesivamente en el Servicio de Pediatría del Hospital Roberto del Río, con el diagnóstico de «SFA» (CIE 10 R50.9), en el periodo comprendido entre el 1/01/2007 y el 31/12/2011. La identificación de los pacientes se realizó a partir del informe diario de hospitalizaciones en pediatría y los requisitos para la incorporación fueron: edad inferior a 3 meses; fiebre ≥ a 38 ◦ C de 5 días o menos de evolución; que al ingreso se les haya realizado hemograma, hemocultivo, examen de orina completa y un urocultivo con muestra obtenida con sonda vesical; no tener antecedentes de: enfermedades crónicas, hospitalización ni tratamiento con antibióticos en los últimos 7 días. Otros estudios, como radiografía de tórax, proteína C reactiva (PCR), inmunofluorescencia viral indirecta para adenovirus, influenza, parainfluenza, virus respiratorio sincitial y metapneumovirus, punción lumbar (PL) y coprocultivos también se consideraron, pero no fueron exigidos para ser incluidos en el estudio. Análisis descriptivo y retrospectivo, sin hipótesis previa alguna, se aplicó una dicotomización arbitraria del total de niños basada en la gravedad de estos según su diagnóstico al egreso y según la existencia en aquel de alguna de las entidades consideradas IBG en grupo grave (G), en contraposición con las no graves (NG). No se hizo análisis del diagnóstico de egreso. Se revisaron las fichas clínicas de los pacientes, registrándose la edad, sexo, días de fiebre antes de la consulta, temperatura de ingreso al SUP y al hospital, gravedad estimada al ingreso y egreso, diagnósticos de egreso, exámenes de laboratorio, tratamientos indicados y días de hospitalización. Los pacientes G para este análisis fueron los que egresaron con diagnósticos de: meningitis bacteriana aguda (MBA), neumonía, bacteriemia oculta (BO), pielonefritis aguda (ITU), osteoartritis, gastroenteritis aguda y Sepsis. En los NG se incluyó al resto (sin infección grave o con otras enfermedades). B.M. Méndez Espinola, P. Herrera Labarca Se consideró como «gravedad al ingreso» la estimada al momento de la hospitalización y registrada en la historia clínica de ingreso. Al egreso y para todos los efectos de comparación, definimos que gravedad «moderada a grave» corresponde al grupo G y la «leve o sin gravedad» al grupo NG. Se consideró como punción lumbar traumática cuando en el líquido cefalorraquídeo (LCR) se contabilizaron 400 o más eritrocitos/mm3 y fallidas cuando no se obtuvo LCR. Se plantea «FAONP» o «SFA» cuando la anamnesis y el examen físico no permiten identificar la causa de la fiebre. Para el diagnóstico de infección urinaria, se exigió un recuento de ≥ 10.000 unidades formadoras de colonias/mm3 , en orina obtenida con sonda vesical. Métodos estadísticos La descripción se hizo utilizando medias y porcentajes como estadísticas descriptivas, con sus correspondientes medidas de dispersión, error estándar e intervalos de confianza del 95% (IC95%). Para estudiar la posible asociación resultante de la comparación de grupos ya dicotomizados ---inicialmente--- y luego controlando los resultados por variables con sentido clínico, se usó la razón de riesgos (OR) como medida de asociación --- con su respectivo IC95%. Para analizar el efecto de confusión en los resultados del estudio, se usó el análisis estratificado de Mantel-Haenszel24 . Para las pruebas de significación estadística, se prefirió usar la prueba de U-Mann Whitney para comparar las medianas de las variables continuas y Chi cuadrado para proporciones. Para el análisis de significación de posibles confusores se usó la prueba de Chi cuadrado de Mantel-Haenszel. Para estudiar la concordancia entre la asignación de «gravedad» al ingreso y la resultante del diagnóstico de egreso, se usaron las estadísticas kappa, utilizando el porcentaje de concordancia observada, su corrección determinada por la concordancia esperada por azar y cálculo del error estándar de kappa para el examen de la hipótesis nula kappa = 0. Se calculó «Z» según lo habitual25,26 . El nivel de significación estadística se estableció arbitrariamente en p < 0,05. El estudio del comportamiento de los exámenes de laboratorio se hizo construyendo curvas ROC, luego de usar los puntos de corte propuestos localmente. Resultados Se ingresaron al estudio 550 pacientes, correspondientes al 3,1% del total de hospitalizados en el Servicio de Pediatría durante el periodo de estudio y al 14,1% de los menores de 3 meses. Al grupo G ingresaron 131 niños (23,8%) y al NG 419 (76,2%). El parto fue vaginal en el 81,3% de los G y el 76,5% de los NG (p > 0,05). Los síntomas agregados a la fiebre se describieron en el 50% de los G y en el 49% de los NG, destacando en los primeros la irritabilidad (15,2%) e inapetencia (15%), al compararlos con los NG (p > 0,05). La tos fue más frecuente en los NG (16%) en comparación a los G (8%), p < 0,05. Se hizo una radiografía de tórax al 93% de los pacientes, PCR al 90,7%, inmunofluorescencia viral indirecta al 90%, PL al 83,6% y coprocultivos al 10%. Lactantes menores de 3 meses hospitalizados por síndrome febril agudo Tabla 1 273 Características generales de 550 niños menores de 3 meses, hospitalizados por «síndrome febril agudo» Variables Edad (días) < 29 29-89 Sexo Masculino Femenino Temperatura al ingreso (◦ C) < 38,5 38,5-38,9 39-39,4 39,5-39,9 > 40 Horas de fiebre al ingreso ≥ 24 < 24 Gravedad al ingreso Moderada y grave Leve Días tratamiento hospitalizado <1 ≥1 Días hospitalizado >4 <4 Graves, n◦ (%) No graves, n (%) 65 (49,6) 66 (50,4) 189 (45,1) 230 (54,9) 95 (72,5) 36 (27,5) 236 (56,3) 183 (43,7) 64 (48,9) 36 (27,5) 16 (12,2) 13 (9,9) 2 (1,5) 240 (57,3) 112 (26,7) 51 (12,2) 13 (3,1) 3 (0,7) 84 (64,1) 47 (35,9) 225 (53,7) 194 (46,3) 14 (10,7) 117 (89,3) 20 (4,6) 399 (95,2) 54 (41,2) 77 (58,8) 48 (11,5) 371 (88,5) OR 5,4; IC95%: 3,4-8,6 p < 0,0001 115 (87,7) 16 (12,2) 312 (74,5) 107 (25,5) OR 2,5; IC95%: 1,4-4,3 p < 0,002 OR 2; IC95%: 1,3-3,1 p < 0,001 0R 1,5; IC95%: 1-2,3 p < 0,037 IC95%: intervalo de confianza del 95%; OR: odds ratio. La tabla 1 muestra las características generales de los grupos G y NG, con predominio significativo del sexo masculino, duplicando al femenino la probabilidad de pertenecer al grupo G, OR = 2 (IC95%: 1,3-3,1), p < 0,001. Las horas de fiebre previa a la consulta y los días de hospitalización fueron significativamente más prolongados en el grupo G: OR: 1,5 (IC95%: 1-2,3), p < 0,037 y OR: 2,5 (IC95%: 1,4-4,3), p < 0,0001, respectivamente. La tabla 2 muestra que, al ingreso, en ambos grupos predominaron significativamente (p < 0,05) los de gravedad leve o grupo NG (516/550), sobre los de gravedad moderada a severa o grupo G (34/550). Al comparar con la estadística kappa26,27 , observamos baja concordancia entre la gravedad clínica al ingreso con la estimada como real por el diagnóstico de egreso: kappa (corregido por la concordancia atribuible al azar) = 0,079; p = 0,26. En la tabla 3 se muestran los diagnósticos de egreso de los 550 niños y de los 131 del grupo G. Considerando a todos los pacientes, destacan el SFA (40,7%), ITU (16,4%), IRA alta (14,5%), sepsis (1,5%), MBA (1,1%) y BO (0,9%). En el grupo G, predominan la ITU(68,7%) y neumonía (12,2%). La tabla 4 muestra los valores de corte para PCR (mg/L), leucocitos y neutrófilos (por mm3 ) utilizados para calcular los índices fijos y variables, tomando como positivos a los pacientes con diagnóstico de egreso G. Observamos que dada la prevalencia de «infecciones graves» en este grupo (0,24 o 24%), solo los valores predictivos negativos tienen alguna utilidad para descartar casos de IBG. Las curvas ROC construidas con el recuento de leucocitos, neutrófilos y PCR no ofrecen un punto de corte que determine índices fijos de utilidad clínica. La tabla 5 muestra el resultado de los hemocultivos realizados a los 550 pacientes: 29 (19,6%) del grupo G y 10 (2,4%) del NG resultaron positivos. Los del grupo NG se interpretaron posteriormente como contaminación: 7 Staphylococcus coagulasa-negativo, 2 Bacillus sp. y un Tabla 2 Concordancia entre la calificación de gravedad al ingreso y egreso de 550 niños menores de 3meses, hospitalizados por «síndrome febril agudo» Ingreso Egreso Grupo «grave» Grupo «no grave» Total Kappa = 0,079; p = 0,26. Grupo «moderada a grave» Grupo «leve» Total 14 20 34 117 399 516 131 419 550 274 Tabla 3 B.M. Méndez Espinola, P. Herrera Labarca Diagnósticos de egreso de los 550 niños menores de 3 meses, hospitalizados por «síndrome febril agudo» Diagnósticos de egreso Grupo «grave» Total Síndrome febril agudo Infección urinaria Rinofaringitis aguda Neumonía Exantema viral Gastroenteritis aguda Meningitis viral Fiebre por sed Sepsis Influenza Meningitis bacteriana aguda Bacteriemia oculta Herpangina Fiebre por vacuna Ictericia neonatal Conjuntivitis aguda Artritis séptica cadera Otros Total N.o % N.o % 224 90 80 33 21 20 20 10 8 8 6 5 3 3 3 3 3 10 550 40,7 16,4 14,5 6,0 3,8 3,6 3,6 1,8 1,5 1,5 1,1 0,9 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 1,8 100 0 90 0 16 0 4 0 0 8 0 6 4 0 0 0 0 3 0 131 0 68,7 0 12,2 0 3,1 0 0 6,1 0 4,6 3,1 0 0 0 0 2,3 0 100 Tabla 4 Utilidad de leucocitos, neutrófilos totales y PCR para reconocer IBG en 550 niños menores de 3 meses, hospitalizados por «síndrome febril agudo» Examen Leucocitos ≥ 20.000/mm IC95% Neutrófilos ≥ 9.000/mm3 IC95% PCR ≥ 80 mg/L IC95% 3 Sensibilidad Especificidad VP (+) VP (−) Prevalencia 0,17 (10,8-24,3) 0,34 (25,6-42,4) 0,23 (15,8-31,4) 0,95 (93,0-97,3) 0,89 (85,9-92,1) 0,98 (95,9-99,0) 0,54 (37,4-69,3) 0,49 (38,7-60,3) 0,78 (60,9-89,9) 0,79 (74,8-82,1) 0,81 (77,3-84,6) 0,8 (75,7-83,2) 0,24 0,24 0,25 IBG: infección bacteriana grave; IC95%: intervalo de confianza del 95%; PCR: proteína C reactiva; VP: valor predictivo. Streptococcus viridans. El 14,4% de las ITU fueron bacteriémicas. Se estudió con inmunofluorescencia viral indirecta al 87% de los G y al 91% de los NG, resultando positivos el 4,6% de los G y el 4,5% de los NG. La tabla 6 muestra que los pacientes con valores de PCR ≥ 80 mg/L, leucocitos ≥ 9.000/mm3 y neutrófilos ≥ 20.000/mm3 al ingreso recibieron tratamiento antibiótico empírico inicial, con una frecuencia significativamente Tabla 5 Microorganismos aislados en el hemocultivo de 29 niños menores de 3 meses hospitalizados por «síndrome febril agudo», pertenecientes al grupo grave y según diagnósticos de egreso Patógenos ITU Escherichia coli Staphylococcus aureus Streptococcus agalactiae Enterococcus faecalis Pasteurella multocida Streptococcus pneumoniae Streptococcus viridans Neisseria meningitidis Klebsiella pneumoniae Total 10 ITU: infección del tracto urinario. Sepsis 2 3 Meningitis Bacteriemia Neumonía Osteoartritis 3 1 2 1 1 1 1 1 1 3 1 1 1 13 5 4 3 Total 10 5 4 3 1 3 1 1 1 29 Lactantes menores de 3 meses hospitalizados por síndrome febril agudo 275 Tabla 6 Asociación entre algunas variables y uso de antibióticos, en 550 niños menores de 3 meses hospitalizados por «síndrome febril agudo» Uso de antibióticos Punción lumbar Traumática y fallida No traumática Recuento leucocitos (por mm3 ) ≥ 20000 < 20000 Recuento neutrófilos (por mm3 ) ≥ 9000 < 9000 Proteína C Reactiva (mg/L) ≥ 80 < 80 Según grupos Grave No grave OR-IC95%-p Sí No 104 190 48 118 OR 1,3; IC 95% 09-2 p < 0,16 37 279 4 230 OR 7,6; IC95% 2,7-21,7 P < 0,0001 66 250 24 210 OR 7,6; IC95% 2,7-21,7 p < 0,0001 31 261 5 202 OR 4,8; IC95% 1,8-12,6 p < 0,001 128 186 3 233 OR 53,4;IC95% 16,7-170,6 p < 0,0001 IC95%: intervalo de confianza del 95%; OR: odds ratio. mayor (p < 0,001), Este tratamiento en el grupo G también fue significativamente más frecuente (p < 0,05). En 6 de los 460 niños a los que se practicó PL, el LCR mostró alteraciones citoquímicas compatibles con MBA, con una prevalencia del 1,1% (6/550). El 34,6% de las PL resultaron punción lumbar traumática o fallida. No se cuantificó el número de intentos que precedieron a la obtención o no obtención del LCR. Discusión Está muy difundido que los lactantes menores de 3 meses son poco sintomáticos y que en el caso de una infección, independiente de su gravedad, la fiebre puede ser la única manifestación. En estas circunstancias, estos niños con SFA constituyen un dilema para los pediatras de urgencia, ya que el buen estado general observado en muchos de ellos no descartaría la posibilidad de una IBG7,8,16---20 . Por lo expuesto, parece conveniente que estos pacientes sean observados clínicamente durante algunas horas y estudiados con pruebas de laboratorio que pudieran ayudar a clarificar el origen y la etiología de la fiebre. En nuestro medio, habitualmente ingresan al sector de observación del SUP22 , donde es posible cumplir satisfactoriamente esos objetivos. Para racionalizar la solicitud de exámenes de laboratorio, parece adecuado restringirlos a los que tienen o tuvieron fiebre confirmada con termómetro (en la casa o en el SUP); en caso contrario, la observación clínica podría ser suficiente14 . Si el lactante esta afebril, pero tiene el antecedente de irritabilidad, inapetencia, letargia, palidez u otro cambio anormal para los padres, también debería ser estudiado8 . Al analizar la variable horas de fiebre al ingreso (tabla 1), se observa que los pacientes G tienen menor probabilidad que los NG de haber tenido menos de 24 h de fiebre al momento de la atención en el SU (OR = 1,54). Esto indica que, si el paciente tiene menos de 24 h de fiebre, la probabilidad de ser G es un 54% mayor que los que están con más días de fiebre (que resultan ser NG). Esto tiene lógica y debiera aplicarse en la práctica, sobre todo ante el temor de las infecciones fulminantes, que ya es posible descartar en pacientes con más de 24 h de fiebre y, además, al menos un 54% de las no fulminantes. Al ingresar al hospital, el 93,8% de nuestros pacientes se clasificaron como NG, a diferencia del 11% del grupo G y el 50% de los con MBA estimados de gravedad G. Desconocemos los fundamentos para calificar la gravedad al ingreso, pero al evaluar la concordancia de esta con la estimada como real por el diagnóstico de egreso, se concluye que la concordancia es baja (tabla 2). Este hallazgo, junto a la infrecuente descripción de otros signos clínicos agregados, nos parece importante y debería motivar una mayor rigurosidad semiológica, para lograr una estimación más precisa del paciente en la práctica médica cotidiana y en futuros estudios prospectivos. No obstante lo anterior, el 76,2% de nuestros pacientes sufrían infecciones comunes, leves y autolimitadas, que solo requerían de un adecuado control médico ambulatorio, sin necesidad de exponerlos a los riesgos y costos de la hospitalización7,21,22,27---30 . Durante la internación, al 60% de los pacientes se les comprobó la causa de la fiebre, egresando con un diagnóstico específico. El 40% restante permaneció como SFA y egresó con este diagnóstico, aunque por la buena evolución clínica pudieron corresponder a infecciones por virus no identificados por la falta de medios para investigarlos. El 72% de nuestros pacientes ingresaron en primavera y verano, estaciones en las que, según publicaciones extranjeras, cerca del 50% de estos casos de SFA serían causados por enterovirus, y en los recién nacidos, además por el virus herpes2,31---33 . Es llamativa la alta prevalencia de ITU en el grupo G (68,7%) ---tasa que parece insólitamente elevada si la 276 comparamos con lo conocido7,15 --- y el 14,8% con bacteriemia está dentro de lo esperable34---36 . Aunque en principio debe aceptarse que todos fueron pielonefritis, ningún caso se confirmó con DMSA. La alta frecuencia de IBG encontrada en el grupo G (23,8%) puede explicarse por la inclusión de niños con gastroenteritis aguda y neumonía, en los que solo se sospechó etiología bacteriana. La baja prevalencia de sepsis (1,5%), MBA (1,1%) y BO (0,9%) concuerda con reportes de nuestro medio y el extranjero1,5,8,9,11,15 . Coincidiendo con otros estudios8,37---43 , observamos que el número de leucocitos, neutrófilos totales y PCR en los niveles de corte locales mostraron baja sensibilidad para identificar IBG, aunque por su mejor especificidad, con la prevalencia de IBG encontrada, pueden ayudar a descartar este tipo de infecciones. La procalcitonina ---no usada en este estudio--es para algunos un mejor test para diferenciar infecciones bacterianas de las no bacterianas (virales), aunque las evidencias no lo confirman42,44,45 . Apreciamos que los niños con leucocitosis y PCR elevada habitualmente son hospitalizados y tratados empíricamente con antibióticos, sospechando una bacteriemia oculta. Como esta dolencia no tiene un cuadro clínico y de laboratorio específicos2,46---49 ---el hemocultivo es de resultado más tardío--- ese proceder podría justificarse en pacientes con algún compromiso del estado general; en caso contrario, considerando la baja prevalencia de BO en nuestro medio, el tratamiento precoz con antibióticos debería hacerse con alguna base que justifique la frecuencia con que aparecen usados en este estudio8,15,35,44---50 . El análisis rutinario del LCR en lactantes febriles menores de 3 meses es controvertido, excepto en los recién nacidos y en los mayores que por su gravedad ameriten el inicio precoz de tratamiento antibiótico5,8,9,16,17,51 . Las guías clínicas de nuestro centro y de otros lo recomiendan51,52 argumentando que la gravedad de la MBA y el riesgo del subdiagnóstico clínico superan a su baja prevalencia y justifican una PL. Para nosotros, el estudio del LCR en los recién nacidos febriles y en los mayores con sospecha de MBA es incuestionable, pero a su vez insistimos en la necesidad de ser muy cuidadosos y exigentes desde el punto de vista clínico. Postulamos que los mayores de 28 días con esta enfermedad en su mayoría presentan lo que llamaremos el «síndrome de MBA», que además de la fiebre incluye letargia, rechazo alimentario, vómitos, irritabilidad y palidez, junto a un contexto epidemiológico (socioeconómico-cultural y ginecoobstétrico) particular37,52---54 . Este síndrome excede en estos casos al llamado «síndrome meníngeo», que se refiere a los signos de irritación meníngea. Por otro lado, la afirmación de que los signos meníngeos tienen poca sensibilidad y especificidad en el lactante menor de 3 meses está más basada en la intuición que en evidencias, no se ha estudiado lo suficiente para medir su validez y se refiere solo al síndrome de irritación meníngea52,53 . Se debe recordar que si no hay signos de irritación meníngea ni «síndrome de MBA» no se justifica el procedimiento, ya que el estudio del LCR es para descartar o comprobar enfermedad en un paciente cuyas probabilidades de tenerla son razonablemente altas, en un marco de epidemiologia y clínica coherente. En este estudio, de los 460 niños con PL, 6 tuvieron alteraciones del LCR compatible con MBA y de los 90 sin PL, ninguno presentó la enfermedad, cuya prevalencia fue del 1,1%. B.M. Méndez Espinola, P. Herrera Labarca Sin lugar a dudas, ante la necesidad de PL, esta debe realizarse. El procedimiento es fácil y generalmente exitoso si se respetan sus normas técnicas, el trocar adecuado y se logra una correcta inmovilización del paciente54---57 . Sin embargo, lo observado en este trabajo es preocupante, porque el 34,6% de las punciones lumbares traumáticas o fallidas parece desproporcionadamente elevado y coincide, además, con reportes locales previos54 . Como los estudios retrospectivos, el nuestro tiene limitaciones, especialmente con relación a la evaluación clínica y manejo de los pacientes; de todas maneras, nos permite conocer aspectos interesantes y corregibles de nuestra realidad local. En resumen, si bien es cierto que la conceptualización de la fiebre en la población puede ser muy útil para mejorar el pronóstico en niños menores, concluimos que un número importante de nuestros enfermos tuvieron infecciones leves y autolimitadas que pudieron ser manejadas en forma ambulatoria, evitando así las hospitalizaciones. Esto debiera ser posible en una buena red de niveles de atención, con buen funcionamiento de criterios y medios de referencia. La utilidad de los exámenes de laboratorio (y la PL) está sobrevalorada a la luz de nuestros hallazgos. Tal vez se justificarían en una población previamente seleccionada a otro nivel más eficiente, que pudiera detectar a los que serán graves con mayor eficacia de lo que muestra este estudio. Se deben hacer esfuerzos para mejorar la técnica de PL y/o procurar mayor supervisión por personal idóneo. Conflicto de intereses Este trabajo cumple con los requisitos sobre consentimiento/asentimiento informado, comité de ética, financiamiento, estudios animales y sobre la ausencia de conflictos de intereses según corresponda. Referencias 1. Méndez Espínola B, Herrera P, Guerra H, Dattas JP, Muñoz B, Velasco J. Estructura de la consulta pediátrica en el Servicio de Urgencia. Hospital Infantil Roberto del Río. Rev Chil Pediatr. 2005;76:259---65. 2. Byington CL, Enriquez F, Hoff C, et al. Serious bacterial infection in febrile infants 1-90 days old with and without viral infections. Pediatr. 2004;113:1662---6. 3. Baskin M. The prevalence of serious bacterial infections by age in febrile infants during the first 3 months of life. Pediatr Ann. 1993;22:462---6. 4. Stanley R, Pagon Z, Bachur R. Hyperpyrexia among infants younger than 3 months. Pediatr Emerg Care. 2005;21:291---4. 5. Baker D, Avner J. The febrile Infant: What’s New? Clin Ped Emerg Med. 2008;9:213---20. 6. 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El objetivo es presentar un paciente en el que se desarrolló secundario a una deshidratación hipernatrémica grave tras una diarrea aguda. Caso clínico: Lactante de 11 meses que consultó por fiebre, vómitos, diarrea y anuria. Presentó convulsión tónico-clónica autolimitada. Ingresó en mal estado general, severamente deshidratado, con escasa reactividad. En las pruebas complementarias destacó acidosis metabólica grave, hipernatremia e insuficiencia renal prerrenal. Al tercer día apreció leve hipotonía axial y elevación de creatín fosfokinasa 75.076 UI/l, interpretado como rabdomiólisis. Se inició hiperhidratación y alcalinización sistémica, con buena respuesta clínica y bioquímica, siendo dado de alta sin secuelas motoras. Conclusiones: La hipernatremia grave está descrita como causa rara de rabdomiólisis e insuficiencia renal. En pacientes críticos es importante un alto índice de sospecha de rabdomiólisis y determinación seriada de la creatín fosfokinasa para su detección y tratamiento precoz. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/ by-nc-nd/4.0/). Severe rhabdomyolysis secondary to severe hypernatraemic dehydration Abstract Introduction: Rhabdomyolysis is a rare paediatric condition. The case is presented of a patient in whom this developed secondary to severe hypernatraemic dehydration following acute diarrhoea. Case report: Infant 11 months of age who presented with vomiting, fever, diarrhoea and anuria for 15 hours. Parents reported adequate preparation of artificial formula and oral rehydration Autor para correspondencia. Correo electrónico: Ignacio.mastro@salud.madrid.org (I. Mastro-Martínez). http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.06.016 0370-4106/© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). 280 I. Mastro-Martínez et al. solution. He was admitted with malaise, severe dehydration signs and symptoms, cyanosis, and low reactivity. The laboratory tests highlighted severe metabolic acidosis, hypernatraemia and pre-renal kidney failure (Sodium [Na] plasma 181 mEq/L, urine density> 1030). He was managed in Intensive Care Unit with gradual clinical and renal function improvement. On the third day, slight axial hypotonia and elevated cell lysis enzymes (creatine phosphokinase 75,076 IU/L) were observed, interpreted as rhabdomyolysis. He was treated with intravenous rehydration up to 1.5 times the basal requirements, and he showed a good clinical and biochemical response, being discharged 12 days after admission without motor sequelae. Conclusions: Severe hypernatraemia is described as a rare cause of rhabdomyolysis and renal failure. In critically ill patients, it is important to have a high index of suspicion for rhabdomyolysis and performing serial determinations of creatine phosphokinase for early detection and treatment. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Introducción La rabdomiólisis es una entidad inhabitual en pediatría, de incidencia desconocida1 . Debido a que la clínica puede ser sutil, y solo en la mitad de los pacientes diagnosticados aparece la tríada completa de debilidad muscular, mialgias y orinas colúricas1 , probablemente la incidencia de esta enfermedad esté infraestimada2 . Las causas más frecuentes de rabdomiólisis, tanto en niños como en adultos, son las secundarias a traumatismo o compresión muscular, seguidas de aquellas por esfuerzos musculares y alteraciones metabólicas2 . En los niños puede ser el síntoma de inicio de distrofias musculares. Dentro de las alteraciones metabólicas la rabdomiólisis se ha descrito tras alteraciones electrolíticas, principalmente hipocalemia e hipofosfatemia, pero también a hiperosmolaridad por cetoacidosis diabética, coma hiperosmolar e hipocalcemia2 . Las alteraciones graves del sodio constituyen una causa poco frecuente de rabdomiólisis2,3 . El objetivo es presentar el caso clínico de un lactante con rabdomiólisis secundaria a una deshidratación hipernatrémica grave. Caso clínico Lactante de 11 meses que acudió al servicio de urgencias por fiebre de 48 h de evolución, vómitos y deposiciones diarreicas. Los vómitos cedieron tras 24 h, pero las deposiciones habían aumentado en número y cantidad. Los padres refirieron anuria en las últimas 15 h, pese a adecuada tolerancia con fórmula artificial y suero de rehidratación, siendo ambos preparados correctamente. Se objetivó pérdida ponderal del 20% respecto al peso previo hacía 24 h. A la exploración presentó mal estado general, mucosas pastosas, cianosis acra y escasa reactividad. Presentó un episodio de cianosis central, relleno capilar prolongado e hipotensión, asociado a hipertonía seguida de movimientos clónicos de miembros que cedió en 1 min. Los padres refirieron que en su domicilio había presentado un episodio similar. Na (mEq/L) Cr (mg/dL) 190 3 180 2,5 170 2 160 1,5 150 1 140 0,5 130 120 0 0 2 4 Sodio (Na) 6 8 10 12 Creatinina (Cr) Figura 1 Evolución de las cifras de sodio y creatinina en plasma durante la hospitalización del paciente. Se procedió a intubación orotraqueal, canalización de la vía venosa periférica y expansión de volemia. En las pruebas complementarias al ingreso presentó acidosis metabólica grave (pH 6,92, pCO2 42 mm Hg, HCO3 8,6 mEq/L, EB ---20 mEq/L), hipernatremia e insuficiencia renal prerrenal (urea 128 mg/dl, creatinina 2,6 mg/dl, sodio [Na] plasmático 181 mEq/l, potasio plasmático 3,7 mEq/l, densidad orina > 1.030). Debido al shock hipovolémico descompensado se inició expansión con cristaloides y alcalinización sistémica (suero fisiológico y bicarbonato, 60 ml/kg en total). En las primeras 6 h se produjo un descenso de la natremia hasta 171 mEq/l (1,6 mEq Na/l/h), alcanzando cifras de Na inferiores a 145 mEq/l a las 48 h de empezar su corrección (fig. 1). El paciente presentó progresiva mejoría clínica y de la función renal, manteniendo diuresis espontánea. Se extubó exitosamente a las 24 h de su ingreso. No obstante, al tercer día apreció leve hipotonía axial, que se atribuyó a un efecto secundario de la medicación sedante utilizada. En las pruebas bioquímicas destacó una elevación de enzimas de lisis celular (valores máximos: GOT 1.360 UI/l, GPT 834 UI/l, lactato deshidrogenasa 8.234 UI/l, creatín fosfocinasa [CPK] 75.076 UI/l) interpretado como rabdomiólisis. Permaneció con diuresis dentro de límites Rabdomiólisis grave secundaria a deshidratación hipernatrémica CPK (UI/L) LDH, GOT (UI/L) 20000 18000 16000 14000 12000 10000 8000 6000 4000 2000 0 80000 70000 60000 50000 40000 30000 20000 10000 0 0 2 4 CPK 6 8 LDH 10 12 GOT Figura 2 Evolución de las cifras de creatín fosfokinasa (CPK), lactato deshidrogenasa (LDH) y transaminasa GOT (GOT) durante la hospitalización del paciente. normales y parámetros de función renal en rango normal (urea 10 mg/dl, creatinina 0,3 mg/dl). Se inició rehidratación intravenosa hasta 1,5 veces las necesidades basales. Con estas medidas se logró un descenso progresivo de niveles de enzimas asociadas a lisis celular (fig. 2). Dada la evolución favorable, se dio de alta hospitalaria a los 12 días de su ingreso, sin presentar secuelas motoras. Discusión En el caso clínico descrito el paciente presentó una hipernatremia grave probablemente secundaria a una deshidratación por una diarrea aguda. No se encontró ninguna otra causa previamente descrita de rabdomiólisis, y la recuperación posterior fue completa. El hallazgo bioquímico fue casual, dado que la debilidad axial se atribuyó a un efecto secundario de la medicación sedante utilizada. La etiología de la hipernatremia como causa rabdomiólisis fue inicialmente comunicada en animales de experimentación tras la infusión con suero salino hipertónico4 , existiendo una correlación positiva entre los niveles de Na y CPK. En pediatría la primera descripción de esta asociación se realizó en 3 pacientes con deshidratación hipernatrémica grave secundaria a gastroenteritis, que evolucionaron a fallo renal agudo y rabdomiólisis5 , describiéndose posteriormente casos similares, aunque la mayoría de ellos asociados a enfermedad cerebral6---11 . En general, la causa primaria es la presencia de una diabetes insípida junto con la imposibilidad de acceso a una correcta hidratación, lo que condiciona la aparición de una hipernatremia extrema, y tras su corrección se aprecia una elevación de la CPK en los siguientes días6---11 . En adultos también se ha descrito asociado a enfermedad cerebral tumoral, tras cirugía cerebral y en el puerperio inmediato12 . En nuestro caso se objetivó como causa de la hipernatremia una diarrea aguda, dado el elevado número de deposiciones alcanzado y la correcta preparación de la fórmula de rehidratación oral y de la fórmula de inicio, lo que en la actualidad supone una rara forma de presentación. La presencia de eventos convulsivos también pudo contribuir a la elevación de las enzimas asociadas a lisis celular en nuestro paciente13,14 . La etiopatogenia de la rabdomiólisis se desconoce: se postula la presencia de un daño directo de las células musculares por la osmolaridad elevada (alteración de la bomba 281 Na-K, aumento en el calcio intracelular y activación de proteólisis y apoptosis12,15 ) o cambios bruscos en la osmolaridad que conlleven aumento del agua intracelular, edema celular y muerte. Se desconoce si la rabdiomiólisis secundaria a hipernatremia puede ser evitada con una corrección lenta (< 0,5 mEq/l/hora o 12 mEq/l/día), como ocurre con la mielinolisis cerebral pontina16---18 . Nuestro paciente presentó un descenso brusco inicial de la natremia, debido a las maniobras de resucitación de volumen, con un descenso menor en las siguientes horas. A partir del tercer día desarrolló una rabdomiólisis grave que afortunadamente respondió al tratamiento con hiperhidratación. En otros casos la corrección de la hipernatremia también fue brusca o no se refiere este dato, por lo que es difícil establecer una relación10,11,15 . La complicación más temida tras una rabdomiólisis es el fallo renal agudo1,2 y las alteraciones hidroelectrolíticas. Su tratamiento es el de la causa desencadenante, la hiperhidratación y la alcalinización de la orina11 . Cuando no es suficiente se recurre a técnicas de depuración extrarrenal3 . En la mayoría de los casos descritos la evolución fue hacia la aparición de un fallo renal agudo que no respondió al tratamiento farmacológico y requirió de técnicas de depuración extrarrenal6---11 , produciendo en ocasiones el fallecimiento del paciente7,11 . En nuestro caso, a pesar de las cifras de CPK alcanzadas, los parámetros de función renal se mantuvieron dentro de límites normales, y en el seguimiento posterior no se comprobó la presencia de insuficiencia renal residual. Conclusiones La hipernatremia grave está descrita como causa rara de rabdomiólisis e insuficiencia renal. En pacientes graves puede ser difícil llegar a un diagnóstico de rabdomiólisis únicamente a través del cuadro clínico. Por ello, cuando concurran diferentes factores de riesgo en pacientes críticos, sería conveniente la determinación seriada de la CPK para su detección precoz y tratamiento. Conflicto de intereses Este trabajo cumple con los requisitos sobre consentimiento/asentimiento informado, comité de ética, financiación, estudios animales y sobre la ausencia de conflicto de intereses según corresponda. Referencias 1. Elsayed EF, Reilly RF. Rhabdomyolysis: A review, with emphasis on the pediatric population. Pediatr Nephrol. 2010;25:7---18. 2. Mannix R, Tan ML, Wright R, Baskin M. Acute pediatric rhabdomyolysis: Causes and rates of renal failure. Pediatrics. 2006;118:2119---25. 3. Watanabe T. Rhabdomyolysis and acute renal failure in children. 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Pascale’’ --- IRCSS, Naples, Italy b Division of Infantile Neuropsychiatry, UOMI---Maternal and Infant Health, Asl NA 3 SUD, Torre del Greco, via Marconi, 66, 80059 Torre del Greco, NA, Italy Received 11 May 2015; accepted 30 June 2015 Available online 8 September 2015 KEYWORDS DiGeorge syndrome; Velocardiofacial syndrome; Microdeletion syndrome; 22q11 deletion syndrome; Tetralogy of Fallot; Cognitive impairment; Intellectual disability disorders PALABRAS CLAVE Síndrome de DiGeorge; Síndrome velocardiofacial; Síndrome de microdeleción; Abstract Chromosome 22q11.2 deletion syndrome, or DiGeorge syndrome, or velocardiofacial syndrome, is one of the most common multiple anomaly syndromes in humans. This syndrome is commonly caused by a microdelection from chromosome 22 at band q11.2. Although this genetic disorder may reflect several clinical abnormalities and different degrees of organ commitment, the clinical features that have driven the greatest amount of attention are behavioral and developmental features, because individuals with 22q11.2 deletion syndrome have a 30-fold risk of developing schizophrenia. There are differing opinions about the cognitive development, and commonly a cognitive decline rather than an early onset intellectual disability has been observed. We report a case of 22q11.2 deletion syndrome with both early assessment of mild intellectual disabilities and tetralogy of Fallot as the only physic manifestation. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Inicio temprano de discapacidad intelectual en el Síndrome de deleción del cromosoma 22q11.2 Resumen El síndrome del cromosoma 22q11.2, también conocido como supresión o síndrome de DiGeorge o síndrome velocardiofacial, es uno de los síndromes más comunes de anomalías múltiples en los seres humanos. Este síndrome es comúnmente causado por una microdeleción del cromosoma 22 en q11.2 banda. Aunque este trastorno genético muestra varias anomalías clínicas y diferentes grados de compromiso orgánico, las características clínicas que han atraído 夽 Please cite this article as: Cascella M, Muzio M. R. Inicio temprano de discapacidad intelectual en el Síndrome de deleción del cromosoma 22q11.2. Rev Chil Pediatr. 2015;86:282. ∗ Corresponding author. E-mail address: m.cascella@istitutotumori.na.it (M. Cascella). http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.06.019 0370-4106/© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). 284 Síndrome de deleción 22q11; Tetralogía de Fallot; Deterioro cognitivo; Trastornos de discapacidad intelectual M. Cascella, M.R. Muzio la mayor atención son el comportamiento y el desarrollo, porque las personas con síndrome de deleción 22q11.2 tienen un riesgo 30 veces mayor de desarrollar esquizofrenia. Hay diferentes opiniones sobre el desarrollo cognitivo, y comúnmente se se ha observado un deterioro cognitivo en lugar de un inicio temprano de discapacidad intelectual. Presentamos un caso de síndrome de deleción 22q11.2 tanto con la evaluación temprana de discapacidades intelectuales leves como con la tetralogía de Fallot como única manifestación física. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/ by-nc-nd/4.0/). Introduction Chromosome 22q11.2 deletion syndrome (22q11DS), previously also known as DiGeorge syndrome or velocardiofacial syndrome, is a complex genomic disorder caused in most cases by a hemizygous 3-megabase microdeletion from chromosome 22 at band q11.2. The 22q11DS can shows several clinical abnormalities and different degrees of organ commitment.1 More than 180 clinical features, have been described, not only physical but behavioral and psychiatric, too.2 Children and adults with 22q11DS have high rates of behavioral, psychiatric, and communication disorders. In children, these include attention deficit/hyperactivity disorder, anxiety, and affective disorders. Adults have a high rate of psychotic disorders, particularly schizophrenia.3 Population 22q11DS usually have a below-borderline normal intelligence quotient (IQ), with most individuals having higher scores in the verbal than the nonverbal domains. Some are able to attend normal schools, while others are homeschooled or in special classes. The severity of hypocalcemia early in childhood is associated with autism-like behavioral difficulties.4 The objective of this study was to report a case of 22q11DS with both early assessment of mild intellectual disabilities (ID) and tetralogy of Fallot (TOF) as only clinical manifestation. Case report A 13 years old Caucasian male is followed by our infantile neuropsychiatry team, since he was 3 years old. He came to our observation for both severely expressive language deficits and motor dysfunction. The personal anamnesis showed the intrauterine diagnosis of TOF, however at birth there were no perinatal asphyxia (APGAR score was 8 at 1 min and 9 at 5 min). He was born with labor at term via spontaneous vaginal delivery, weighing 3017 g. TOF was managed with a two-stage repair strategy with an initial palliation (systemic-to-pulmonary shunt operation at the age of 2 months) followed by later repair (transanular repair at the age of 18 months). Family history was non-contributory. Because of the presence of this heart defect, testing for the 22q11DS was performed. A 22q11.2 FISH genetic analysis with LSI DiGeorge N25(D22S75) and LSI DiGeorge/VCFS (Vysis) probes showed a microdeletion from chromosome 22 at band q11.2. At the age of 4 years old the child showed difficulties of acquiring vocabulary and formulating a spoken language. His motor dysfunction consisted in performance of motor coordination, significantly below the expected level for his age (developmental coordination disorder). At first, full-scale IQ was assessed by using Wechsler Preschool and Primary Scale of Intelligence (WPPSI). This test showed an IQ of 54, suggestive for a mild ID, confirmed with both the Raven Progressive Matrices at the age of 7 years old, and the Wechsler Intelligence Scale for Children (WISC-R = 51) at the age of 10 years old. The last IQ test administered (WISC IV = 52 at the age of 12 years old), further confirmed the degree of the intellectual development disorder (ICD-11), with deficits in sustained attention, working memory, executive function, verbal learning, and visual---spatial processing. The parents had a good educational level (high school) showing a normal IQ (WAIS-III). TOF was the only physic manifestation of 22q11DS. There were no other features such as facial dysmorphisms and immunodeficiency, as well as hypocalcemia, gastroesophageal reflux and atopy. Furthermore, the nasopharyngoscopy did not show any palate anomalies. The child received educational services with psychomotor education until he was 7 years old and logopedy until the age of 10 years old; furthermore at this age he started a program of occupational therapy. Discussion Chromosome 22q11DS is one of the most common multiple anomaly syndromes in humans with a population prevalence ranging from approximately 12,000 to 16,000.5 Although a large number of clinical features have been reported in association with 22q11DS, the anomalies that have attracted the greatest amount of attention are the behavioral and developmental. While Shprintzen et al.6 described at first psychiatric disorders in 22q11DS, a lot of researchers studied 22q11.2 resided genes, influencing psychiatric phenotypes.7,8 According to Shprintzen it is not yet clear what biologic basis of mental illness in 22q11DS, however the syndrome is an clinical model for understanding psychiatric disorders, especially psychosis, in humans.9 People with 22q11DS have a 30-fold risk of developing schizophrenia, suggesting that the 22q11.2 deletion can be considered the highest known genetic risk factor for schizophrenia.10,11 The neurocognitive profile is also highly variable, both between individuals and during the course of development.12 It is well known that schizophrenia phenotype includes a cognitive deficit and a decline in academic performance preceding the first episode of psychosis.12 Duijff et al.13 studying the cognitive development in children with 22q11DS, suggested that the finding of cognitive decline can be only partly explained as the result Early onset intellectual disability in chromosome 22q11.2 deletion syndrome of ‘growing into deficit’; indeed in their study about a third of children with the syndrome showed an absolute loss of cognitive faculties previously acquired.13 Recently, results from the International Consortium on Brain and Behavior in 22q11DS have been published.14 This study confirms previous findings that this syndrome is one of the most important risk factors for psychosis, because the authors report an high prevalence of schizophrenia spectrum disorders; indeed attention deficit hyperactivity disorder (ADHD) as well as mood and anxiety disorders were also prevalent. Severe cognitive impairment was associated with schizophrenia spectrum disorders,14 however this result can be detected in both 22q11DS patients and general population. The association of developmental delays (particularly in language) are very common in patients with 22q11DS. While our patient did not present any psychiatric disorders, nevertheless he was last assessed at age 12 years, so subsequent development of psychosis cannot be excluded; indeed according to Vorstman et al.,15 the early cognitive decline is a strong indicator of the risk of developing psychosis and our commitment will be to follow the patient in years. The real peculiarity was the early ID rather than a more specific cognitive decline. A lot of studies demonstrated that cognitive impairments are common in individuals with 22q11DS with a mean IQ of 75,16---18 suggesting that other factors contribute to adaptive functioning in this population, such as poorer socialization and communication skills.19 Our patient showed a cognitive deficit with both early onset and IQ less than commonly observed in 22q11DS. Tarsitano et al.20 described a case of 22q11DS associated with ID, however in their case there were evident dysmorphic features and an additional genomic disorder (duplication in 8q22.1). Dysmorphic facial features with attention disorder and learning difficulties were present in two cases described in literature, however in this double report there were not information about the degree of intellectual development disorder assessed with any full-scale IQ.21 In our case there were not neonatal hypocalcemia and/or seizures. This is another particularity of our case, because according to Cheung et al.22 both two conditions are associated with the severity of ID. The results of several studies confirm that palate anomalies are very common in this syndrome23,24 ; so these features require recognition and treatment and may impact cognitive evaluation. Although the palate anomalies such as submucous cleft palate and velopharyngeal insufficiency are common, and these conditions if underdiagnosed can contribute to speech and language delays, however in our patient the nasopharyngoscopy did not show any sign of palate anomalies. Conclusion Chromosome 22q11DS is relatively common and this diagnosis should be considered in patients who have TOF features accompanied by psychiatric and behavioral disorders. It is important that we remain open to the more subtle manifestations of 22q11DS because this syndrome remains undiagnosed in many children. Our case is a particular report of 22q11DS for the early mild intellectual disabilities with an early ID rather than a more specific cognitive decline.13 The guidelines also state clearly that 285 dysmorphic features can be subtle in some children with 22q11DS.25 However, to our knowledge, the combination of early onset mild ID with no other features such as facial dysmorphisms, palate anomalies, immunodeficiency, hypocalcemia, gastroesophageal reflux and atopy is an unusual clinical manifestation of 22q11DS. Conflict of interest This article meets all requirements about informed consent/acknowledgement, ethics committee, funding, animal research and lack conflict of interest, as appropriate. References 1. Ryan AK, Goodship JA, Wilson DI, et al. Spectrum of clinical features associated with interstitial chromosome 22q11 deletions: a European collaborative study. J Med Genet. 1997;34: 798---804. 2. Shprintzen RJ. Velo-cardio-facial syndrome: a distinctive behavioral phenotype. 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Rev Chil Pediatr. 2015;86(4):287---290 www.elsevier.es/rchp CASO CLÍNICO Ectasia ductal mamaria en niños, a propósito de un caso clínico María Soledad Zegpi a , Camila Downey a,∗ y Verónica Vial-Letelier b a b Departamento de Dermatología, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile Médico general, Universidad de los Andes, Santiago, Chile Recibido el 7 de mayo de 2015; aceptado el 10 de julio de 2015 PALABRAS CLAVE Ectasia ductal mamaria; Nódulo mamario; Telorragia; Niños KEYWORDS Mammary duct ectasia; Breast lump; Bloody nipple discharge, Children ∗ Resumen Introducción: La telorragia es un síntoma poco frecuente en pacientes pediátricos, la causa más frecuente en esta población es la ectasia ductal mamaria (EDM), que es una afección benigna y autolimitada, caracterizada por la dilatación del conducto mamario, fibrosis e inflamación periductal. Objetivo: Presentar un caso de EDM, para facilitar el rápido reconocimiento por parte de los médicos, y evitar estudios y tratamientos agresivos. Caso clínico: Lactante de sexo masculino de 6 meses de edad, sano, alimentado por lactancia materna exclusiva; consultó por un nódulo retroareolar derecho y telorragia unilateral. Se realizó una ecografía Doppler que mostró una lesión multiquística, sugerente de una EDM. Se planteó tratamiento expectante y acudió a control a los 6 meses con excelente evolución. Conclusiones: La EDM es la principal causa de telorragia en niños, corresponde a una afección benigna, y la resolución generalmente es espontánea, antes de los 9 meses. Por lo que su conocimiento es de gran relevancia para el adecuado diagnóstico y manejo de estos pacientes. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/ licenses/by-nc-nd/4.0/). Mammary duct ectasia in children: A case report Abstract Introduction: Bloody nipple discharge is an infrequent symptom during childhood. The most common cause in this population is mammary duct ectasia (MDE), which is a benign and selflimiting condition, that is characterized by dilatation of the mammary ducts, fibrosis and periductal inflammation. Objective: Report of a case of MDE in order to improve physicians’ diagnosis accuracy and avoid aggressive studies and treatments. Autor para correspondencia. Correo electrónico: camiladowney@gmail.com (C. Downey). http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.07.012 0370-4106/© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). 288 M.S. Zegpi et al. Case report: Six-months old male healthy infant, exclusively breastfeeded, that visited our clinic with a lump beneath his right nipple and bloody discharge from the same nipple. An ultrasound was performed which showed a multicystic lesion suggestive of MDE. Watchful waiting was decided as treatment, with good evolution after six months of follow up. Conclusions: The MDE is the leading cause of bloody discharge in pediatric population, being a benign condition that resolves spontaneously before nine months. The knowledge of this condition is essential so as to accurately diagnose and treat it. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Introducción Discusión La presencia de nódulos mamarios, asociada o no a galactorrea, es un fenómeno frecuente en recién nacidos y lactantes. La principal causa es el paso de hormonas maternas transplacentarias1,2 . La descarga de sangre por el pezón (telorragia) no es habitual en la población pediátrica, lo que genera mucha angustia y preocupación, tanto en los padres, como en el personal médico, principalmente por su asociación con neoplasia maligna en los adultos. La causa más frecuente de telorragia en niños es la ectasia ductal mamaria (EDM), la cual es una alteración benigna del tejido mamario que se caracteriza por la dilatación del conducto mamario, fibrosis e inflamación periductal3 . Tiene una etiología y fisiopatología poco dilucidada, pero se cree que existiría una influencia hormonal, una predisposición a la dilatación de los ductos en estos pacientes asociados a influencia ambiental (inflamación y obstrucción, entre otros), que llevan a plantear que se trataría de una etiología multifactorial4 . El objetivo de este trabajo es presentar una afección benigna, poco frecuente en pediatría, para que los médicos tanto generales como especialistas, lo incluyan dentro del diagnóstico diferencial de aumento de volumen mamario con o sin telorragia. La EDM corresponde a la dilatación de los ductos mamarios acompañado de una inflamación periductal4 . Los conductos más afectados suelen ser los localizados a nivel subareolar2 . La EDM es un hallazgo poco común en los niños. Clínicamente se puede presentar con secreción unilateral o bilateral, con o sin masa palpable. El grado de ectasia ductal determina si hay masas palpables o no1,5 . Los síntomas que presenta la EDM en orden de frecuencia son: telorragia, nódulo mamario y aumento de volumen mamario4 . La causa más frecuente de telorragia es la EDM; otras posibles etiologías menos frecuentes son la ginecomastia, la fibroquistosis, los quistes hemorrágicos, la hiperplasia epitelial mamaria, el papiloma intraductal, las reacciones autoinmunes, la hematofagocitosis, la hematopoyesis extra medular y el tumor benigno filodes1,2,5,6 . En niños que presentan aumento de volumen mamario, la EDM no es considerada usualmente dentro del diagnóstico diferencial inicial, ya que esta afección se presenta con mayor frecuencia en adultos, principalmente en mujeres con edad fértil, seguida de las mujeres posmenopáusicas4 . La edad de presentación en niños es en promedio 38 meses (con un rango de 2 meses hasta 13 años de edad), y la relación varón: mujer es 5:24 . La etiología de la EDM es desconocida. Se cree que podría ser secundaria a una infección bacteriana, a traumatismos, a alteraciones congénitas del sistema ductal y a alteraciones hormonales4,7 . Para algunos autores el paso de hormonas transplacentarias podría estar implicado en el desarrollo de la EDM, de tal manera que los estrógenos promoverían el crecimiento del sistema ductal y la progesterona el de los alveolos mamarios2,6,8 . También se ha descrito relación con el paso de hormonas a través de la leche materna, de forma que la suspensión de la lactancia materna produciría una regresión de la EDM8,9 . El estudio en general se comienza con una ecografía de partes blandas con Doppler color, los hallazgos ecográficos pueden variar; el hallazgo más común de observar son los conductos dilatados, pero no siempre está presente; además se pueden encontrar estructuras anecogénicas tubulares. Las lesiones quísticas pueden ser pequeñas y simples, o más grandes, multiseptadas o complejas4,5 . Dado que en la mayoría de las ocasiones las EDM suelen ser leves, la ecografía mamaria podría ser normal; en estos casos el estudio citológico de la secreción podría orientar al diagnóstico con la presencia de células epiteliales Caso Lactante de sexo masculino de 6 meses de edad, sin antecedentes mórbidos relevantes, alimentado con lactancia materna exclusiva. Consultó por aumento de volumen retroaleolar derecho de horas de pesquisa por la madre. Al examen físico destacaba: nódulo retroareolar derecho de 1 cm de diámetro, no doloroso a la palpación, con costra en la superficie y que, a la compresión, presentaba salida de secreción sanguinolenta por el pezón (fig. 1). Se realizó estudio con ecografía mamaria con Doppler que mostró lesión multiquística con finos tabiques, algunos quistes con contenido ecogénico, la cual en conjunto midió 1,3 × 1,0 cm en sus ejes mayores. No presentaba calcificaciones ni flujo vascular con el estudio Doppler color. Los hallazgos fueron compatibles con una EDM derecha (figs. 2 y 3). Se planteó tratamiento expectante. Se controló al paciente 1, 3 y 6 meses después, presentando buena evolución. Sin aumento de volumen ni dolor, y escasa secreción oscura en 2 oportunidades. Ectasia ductal mamaria en niños, a propósito de un caso clínico 289 El tratamiento de la EDM pediátrica suele ser expectante. A menudo, esta se resuelve entre uno a 9 meses4,5,12 . Si en un plazo aproximado de 9 meses no ha cesado la descarga; podría considerarse una evaluación por cirugía infantil. En el caso de que existan nódulos palpables, masas rápidamente progresivas o que protruyan a través del pezón, se indicaría la escisión local2 . En general, si la descarga por el pezón es bilateral y/o se produce con la manipulación o estimulación de la mama, se debe pensar en una causa benigna, pero si esta descarga es unilateral, espontánea y persistente, se debe pensar en una causa de carácter maligno, por lo que solo en esos casos sería recomendado realizar un estudio más invasivo3,12 . Conclusión Figura 1 Nódulo retroareolar derecho de aproximadamente 1 cm de diámetro, que a la compresión presenta secreción sanguinolenta por el pezón. La telorragia es una entidad poco frecuente en pediatría. Por esta razón y por su asociación con afección tumoral en el adulto, suele ser un motivo de preocupación para los padres y médicos. Su causa más frecuente es la EDM, la cual es una afección totalmente benigna y autolimitada. Este fenómeno benigno se cree que es multifactorial, vinculado al proceso de adaptación hormonal en los primeros meses de vida. La ecografía es, con frecuencia, diagnóstica, como en el caso presentado. El tratamiento electivo es conservador, pues el cuadro habitualmente es de desaparición espontánea antes de los 9 meses. Conflicto de intereses Este trabajo cumple con los requisitos sobre consentimiento/asentimiento informado, comité de ética, financiación, estudios animales y sobre la ausencia de conflicto de intereses según corresponda. Figura 2 Lesión multiquística con finos tabiques, algunos quistes con contenido ecogénico, la cual en conjunto midió 1,3 × 1,0 cm en sus ejes mayores. No presentaba calcificaciones ni flujo vascular con el estudio Doppler color. ductales e histiocitos2 . Los procedimientos invasivos o cirugía deberían evitarse en niños pequeños, ya que podrían producir una deformidad mamaria importante, que podría afectar estética y funcionalmente en el futuro. En el caso de que la descarga sea unilateral, espontánea, persistente y acompañada con una masa palpable, se podría realizar un procedimiento invasivo. De lo contrario, solo se recomienda el seguimiento hasta la resolución espontánea1 . La ecografía mamaria, el estudio citológico de la secreción y la medición de los niveles hormonales (prolactina, estradiol y hormonas tiroideas) suelen ser suficientes como estudio8 . Una de las principales preocupaciones acerca de la telorragia es el temor subyacente de carcinoma de mama3,6 . Existen pocos reportes sobre carcinomas de mama en niños, como el carcinoma secretor juvenil y el filoides10,11 . Estos raros tumores se presentan como una masa unilateral que progresa lentamente. Al producirse un infarto espontáneo del tumor, puede presentar telorragia. Bibliografía 1. De Praeter C, de Coen K, Vanneste K, Vanhaesebrouck P. Unilateral bloody nipple discharge in a two-month-old male. Eur J Pediatr. 2008;167:457---9. 2. Martínez JJM, Lombraña EEL. Telorragia en la infancia ¿motivo de alarma? Bol Pediatria. 2012;52:175---8. 3. Weimann E. 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Parte 1 Pilar Hevia a,∗ , Vilma Nazal b , María Pía Rosati a , Lily Quiroz c , Claudia Alarcón d , Sonia Márquez e y Karen Cuevas a , en representación de la Rama de Nefrología de la Sociedad Chilena de Pediatría a Unidad de Nefrología, Hospital San Juan de Dios, Santiago, Chile Unidad de Nefrología, Hospital Metropolitano La Florida, Santiago, Chile c Unidad de Nefrología, Hospital de Carabineros, Santiago, Chile d Unidad de Nefrología, Hospital Felix Bulnes, Santiago, Chile e Unidad de Nefrología, Complejo Asistencial Dr. Sótero del Río, Santiago, Chile b Recibido el 31 de diciembre de 2014; aceptado el 13 de mayo de 2015 Disponible en Internet el 9 de septiembre de 2015 PALABRAS CLAVE Niños; Síndrome nefrótico; Tratamiento; Glomerulopatía; Corticosensible ∗ Resumen El síndrome nefrótico idiopático es la glomerulopatía más frecuente en la infancia, afecta a 1-3/100 mil niños menores de 16 años y se presenta con más frecuencia entre los 2 y 10 años. Su causa es desconocida, y la histología corresponde a enfermedad por cambios mínimos en más del 90% de los casos, o a glomeruloesclerosis focal y segmentaria. Un 80 a 90% responde a esteroides (síndrome nefrótico corticosensible), con buen pronóstico a largo plazo y preservación de la función renal en el tiempo. De los pacientes con síndrome nefrótico corticosensible, el 70% presenta una o más recaídas en su evolución, y de estos, la mitad se comporta como recaedor frecuente o corticodependiente, grupo que concentra el riesgo de toxicidad por esteroides. Los pacientes con síndrome nefrótico corticorresistente tienen mal pronóstico, evolucionando el 50% a insuficiencia renal crónica terminal. El objetivo de la terapia del síndrome nefrótico idiopático es inducir y mantener la remisión de la enfermedad, disminuyendo los riesgos secundarios a la proteinuria, pero minimizando los efectos adversos de los tratamientos, especialmente por el uso prolongado de corticoides. Este documento es producto de un esfuerzo colaborativo de la Rama de Nefrología de la Sociedad Chilena de Pediatría con el objetivo de ayudar a los pediatras y nefrólogos infantiles en el tratamiento del síndrome nefrótico idiopático en pediatría. En esta primera parte, se presentan las recomendaciones de manejo del síndrome nefrótico corticosensible. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Autor para correspondencia. Correo electrónico: pilarheviaj@gmail.com (P. Hevia). http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.05.005 0370-4106/© 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). 292 KEYWORDS Children; Nephrotic syndrome; Treatment; Glomerulopathy; Steroid-sensitive P. Hevia et al. Idiopathic Nephrotic Syndrome: recommendations of the Nephrology Branch of the Chilean Society of Pediatrics. Part One Abstract Idiopathic nephrotic syndrome is the most common glomerular disease in childhood, affecting 1 to 3 per 100,000 children under the age of 16. It most commonly occurs in ages between 2 and 10. Its cause is unknown and its histology corresponds to minimal change disease in 90% of cases, or focal segmental glomerulosclerosis. 80 to 90% of cases respond to steroids (steroid-sensitive nephrotic syndrome) with good prognosis and long-term preservation of renal function over time. 70% of patients with SSNS have one or more relapses in their evolution, and of these, 50% behave as frequent relapsing or steroid-dependent, a group that concentrate the risk of steroid toxicity. Patients with steroidresistant nephrotic syndrome have a poor prognosis and 50% of them evolve to end-stage renal disease. The goal of therapy is to induce and maintain remission of the disease, reducing the risk secondary to proteinuria while minimizing the adverse effects of treatments, especially with prolonged use of corticosteroids. This paper is the result of the collaborative effort of the Nephrology Branch of the Chilean Society of Pediatrics with aims at helping pediatricians and pediatric nephrologists to treat pediatric SNI. In this first part, recommendations of steroid-sensitive nephrotic syndrome are discussed. © 2015 Sociedad Chilena de Pediatría. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Introducción Definiciones El síndrome nefrótico (SN) se caracteriza por proteinuria en rango nefrótico, hipoalbuminemia y edema generalizado. Afecta a 1-3/100.000 niños menores de 16 años1,2 . La gran mayoría de los casos comienza entre los 2 y 10 años, correspondiendo este grupo a SN idiopático (SNI) o primario3 . Quedan fuera del alcance de esta guía los menores de un año, que en su gran mayoría son de causa genética4 , y los SN secundarios a lupus eritematoso sistémico, púrpura de Schöenlein Henoch, vasculitis, malignidades e infecciones. El SNI responde en un 80-90% a la terapia esteroidal y la histopatología más frecuente es la enfermedad por cambios mínimos. Dentro de las otras entidades histológicas, la segunda en frecuencia corresponde a glomeruloesclerosis focal y segmentaria, con una tasa de respuesta inicial a corticoides de solo 20-50%3 . Aproximadamente el 80-90% de los pacientes presenta una o más recaídas durante el curso de su enfermedad, pero mantiene adecuada respuesta a corticoides, con buen pronóstico a largo plazo y función renal normal. Los pacientes resistentes a esteroides, que en su mayoría corresponden a glomerulonefritis focal y segmentaria, tienen mal pronóstico a largo plazo y un 50% desarrolla enfermedad renal crónica. En este último grupo, estudios nacionales e internacionales evidencian que alrededor de un 10-30% presenta mutaciones genéticas para proteínas estructurales del podocito5,6 . El objetivo de la terapia del SNI es lograr remisión de la enfermedad, minimizando así los riesgos secundarios a la proteinuria, tales como dislipidemia, infecciones bacterianas invasivas, eventos tromboembólicos y desnutrición. La mortalidad se ha reducido de un 40-60% a un 0,7% después de la aparición de los antibióticos y la introducción de la terapia esteroidal7 . Las definiciones se listan en la tabla 1. Tratamiento de síndrome nefrótico idiopático Primer episodio Prednisona (PRD) en dosis única matinal por vía oral. Consta de 2 fases: a) Diaria: 60 mg/m2 o 2 mg/kg al día, máximo 60 mg, durante 6 semanas. b) Días alternos: 40 mg/m2 o 1,5 mg/kg en días alternos, máximo 40 mg, durante 6 semanas. Luego disminuir dosis de forma progresiva en 1 a 3 meses hasta suspender. Las dosis y duración óptima del tratamiento del primer episodio de SN aún no están completamente definidas, y son objeto de controversias. Aunque algunos estudios prospectivos y un metaanálisis han demostrado que el alargar la terapia con prednisona de 3 a 6 meses en el primer episodio de un síndrome nefrótico corticosensible permite remisiones sostenidas y disminuye la frecuencia de recaídas8,9 , dos estudios clínicos randomizados recientes, de buena calidad metodológica, mostraron que la prolongación del tratamiento esteroidal de 3 a 6 meses no disminuyó la frecuencia de recaídas a los 12 meses de seguimiento, ni la proporción de pacientes con recaídas frecuentes y necesidad de otros tratamientos inmunosupresores, pese a una mayor dosis acumulada10,11 . Tratamiento de las recaídas Prednisona 60 mg/m2 o 2 mg/kg (máximo 60 mg) en una dosis diaria hasta la remisión completa durante al menos 3 días, Síndrome nefrótico idiopático: recomendaciones de la Rama de Nefrología de la Sociedad Chilena de Pediatría Tabla 1 Definiciones de síndrome nefrótico Clasificación Definición Síndrome nefrótico Edema, hipoalbuminemia < 2,5 mg/dl y proteinuria en rango nefrótico* P/C < 0,2 o < 1+ dipstick durante tres días consecutivos. Resolución del edema y albúmina ≥ 3,5 mg/dl P/C entre 0,2 -2, y albuminemia > 3 mg/dl Falla en lograr remisión completa después de 8 semanas de terapia corticoidal P/C > 2 o > +3 en dipstick durante 3 días consecutivos Una recaída dentro de los 6 meses de respuesta inicial o una a 3 recaídas en 12 meses 2 o más recaídas en los 6 meses de respuesta inicial, o 4 o más recaídas en 12 meses 2 recaídas consecutivas durante la terapia corticoidal, o dentro de los 14 días de suspensión de esta Proteinuria persistente durante 4 o más semanas de corticoides después de una o más remisiones Remisión completa Remisión parcial Corticorresistencia Recaída Recaedor infrecuente Recaedor frecuente Corticodependencia Corticorresistencia secundaria P/C: proteinuria/creatininuria. * Proteinuria en rango o > 40 mg/m2 /h o 3+ dipstick. nefrótico: P/C > 2 mg/mg luego 40 mg/m2 o 1,5 mg/kg (máximo 40 mg) en días alternos durante 4 semanas. Síndrome nefrótico corticodependiente recaedor frecuente Aproximadamente el 40-45% de los niños con síndrome nefrótico corticosensible presentan recaídas frecuentes (RF) o corticodependencia (CD)2,12 . Los factores asociados con mayor riesgo de RF-CD son: menor tiempo a la primera recaída (marcador más consistente), número de recaídas en los primeros 6 meses desde el comienzo, menor edad y hematuria al comienzo, sexo masculino y mayor tiempo en lograr la primera remisión2 . El pronóstico a largo plazo para la mayoría de estos pacientes es muy bueno, con preservación de la función renal. Por este motivo, es fundamental limitar los efectos adversos asociados al tratamiento, especialmente por uso prolongado de corticoides (detención de crecimiento lineal, cambios conductuales, obesidad, síndrome de Cushing, hipertensión arterial, cataratas, intolerancia a la glucosa y desmineralización ósea)2 . Los niños con síndrome nefrótico con recaídas frecuentes CD deben ser manejados por nefrólogos infantiles. La elección del tratamiento a seguir debe balancear los beneficios con los potenciales efectos adversos. 1. Prednisona: prolongar la terapia por un período de 6 a 18 meses, a la menor dosis posible, para mantener 293 la remisión sin efectos adversos indeseables2,13,14 . Después del tratamiento de la recaída, disminuir los esteroides de manera progresiva hasta llegar a una dosis en lo posible ≤ 10 mg/m2 en días alternos. Se sugiere disminuir la dosis en 10 mg/m2 cada 2 semanas hasta llegar a 10 mg/m2 (o 0,5 mg/kg) en días alternos, mantener esta dosis durante 3 a 6 meses y luego intentar disminuir a 5 mg/m2 (o 0,25 mg/kg) en días alternos hasta completar 9-18 meses de tratamiento. Si no se logra remisión con días alternos, volver a dosis diaria en la mínima dosis posible por el mismo periodo2 . Con el fin de disminuir el riesgo de recaída en los pacientes que están recibiendo PRD en días alternos, en caso de presentar infecciones respiratorias u otras, se sugiere administrar la dosis de prednisona en forma diaria durante 7 días15,16 . 2. Agentes ahorradores de esteroides: están indicados cuando hay efectos adversos relacionados con los corticoides o recaídas con prednisona >10 mg/m2 o 0,5 mg/kg en días alternos (o su equivalente en dosis diaria)2,12,17 . No hay ensayos clínicos randomizados que permitan elegir uno de ellos sobre los otros como agente de primera línea, sin embargo un metaanálisis de 32 estudios demostró que los agentes alquilantes y ciclosporina disminuyeron el número de recaídas en síndrome nefrótico con recaídas frecuentes al comparar con prednisona sola2,18 . Considerando la relación costo-beneficio se sugiere el siguiente orden: a. Ciclofosfamida2,17,18 Puede lograr remisión prolongada con suspensión de todo tipo de fármacos, aunque puede tener efectos adversos significativos. Más efectivo en síndrome nefrótico con recaídas frecuentes que en síndrome nefrótico corticodependiente (SNCD). Dosis: 1-3 mg/kg/d durante 8-12 semanas (no sobrepasar dosis acumulada máxima de 168 mg/kg). Iniciar con paciente en remisión. Aumentar ingesta de agua durante el tratamiento. Disminuir prednisona de manera paulatina, hasta suspender en 3 meses. Considerar vía intravenosa si el niño no puede deglutir el comprimido entero (y no se puede preparar el elixir) o hay mala adherencia. Dosis: 500 mg/m2 /dosis mensual durante 6 meses. No se recomienda un segundo pulso. Los comprimidos no se pueden fraccionar. En caso de niños pequeños que no degluten cápsulas, se puede preparar una solución oral de ciclofosfamida 10 mg/ml19,20 . Controlar perfil hematológico cada 15 días el primer mes y luego una vez al mes. Suspender transitoriamente con leucopenia < 4.000/mm3 y en caso de infección moderada a severa. Efectos adversos: alopecia, cistitis hemorrágica, aumento riesgo de infección, infertilidad (con dosis acumulada > 200 mg/kg). b. Inhibidores de calcineurina (ICN)2,12,17,18,22 : En comparación con ciclofosfamida no tiene diferencias en recaídas durante el tratamiento. Mantiene remisión en 80-85% de los pacientes que recayeron con ciclofosfamida. Tiene alta tasa de recaídas al suspenderlo. Ciclosporina: dosis 4-5 mg/kg/d (150 mg/m2 /d) cada 12 horas. Iniciar con el paciente en remisión. Disminuir los esteroides de manera paulatina e intentar suspenderlos en 6 meses. Si no es posible, mantenerlos en la mínima dosis posible, si es posible en días alternos. Monitorizar con niveles plasmáticos: al inicio del tratamiento, sospecha de no adherencia, falta de respuesta o nefrotoxicidad. Nivel 294 Tabla 2 P. Hevia et al. Vacunas en síndrome nefrótico Vacuna Indicaciones Vacuna antineumocócica Niño menor de 6 años: con esquema de vacunación antineumocócica completa (3 dosis antes de los 24 meses) se recomienda una dosis de VNC (idealmente 13 valente) Si tienen esquema incompleto (≤ 2 dosis antes de los 24 meses) se recomienda 2 dosis (separadas por 8 semanas). Niños 6 a 18 años: si no han recibido VNC, deben recibir una dosis de esta. Para todos los niños ≥ 2 años se recomienda además una dosis de VNP, separada por al menos 8 semanas de la VNC. Puede repetirse una segunda dosis de VNP, por única vez, 5 años más tarde. No se aconseja repetir más dosis de VNP por posible hiporrespuesta inmunitaria frente a dosis múltiples Conjugada (VNC): Synflorix® (10 valente) Prevenar 13® (13 valente) Polisacárida (VNP): Pneumo23® Vacunas a virus vivo (VVV) Trivírica Polio oral Varicela Rotavirus Prednisona: Diferir hasta que la dosis sea menor a 1 mg/kg/día (o < 20 mg en >10 kg) o 2 mg/kg en días alternos (< 40 mg en días alternos en >10 kg) por lo menos durante un mes. CFM y RTX: Postergar administración hasta después de 3 meses de suspensión. Otros agentes inmunosupresores (ICN, MMF): Postergar durante un mes después de suspendido Vacuna antiinfluenza (VAI) En cada invierno, al paciente y a sus contactos. En pacientes tratados con RTX, diferir por 6 meses. Otras vacunas inactivadas No hay contraindicaciones. Mantener esquema de vacunación habitual. Son menos inmunógenas que en la población general CFM: ciclofosfamida; ICN: inhibidores de calcineurina; MMF: micofenolato; RTX: rituximab. plasmático aconsejado: CsA C0 80-150 ng/ml (no sobrepasar los 200 ng/ml). En pacientes estables en remisión durante más de 6 meses disminuir la dosis de ciclosporina a la menor posible, para lograr niveles plasmáticos < 100 (idealmente entre 60-80) ng/ml. Mantener durante 12-24 meses, con disminución progresiva en 3 a 6 meses hasta suspender. Controlar la función renal cada 3 meses y perfil lipídico anual. No hay datos que demuestren beneficio de realizar biopsia renal de rutina con tratamientos prolongados (mayor de dos años). Efectos adversos: hipertensión arterial, cosméticos (hipertricosis, hiperplasia gingival), hipercolesterolemia y disfunción renal. Si la creatinina aumenta en un 25%, disminuir la dosis en 50%, y si no se normaliza suspender la ciclosporina y evaluar realización de biopsia renal. Tacrolimus: agente alternativo a la ciclosporina, preferido especialmente en adolescentes ya que no tiene los efectos adversos cosméticos de la ciclosporina. Dosis 0,1 mg/kg/d cada 12 horas, niveles plasmáticos basales 5-8 ng/ml. Efectos adversos: hipertensión arterial, nefrotoxicidad, hiperglucemia, y rara vez neurotoxicidad (cefalea, convulsiones). c. Micofenolato mofetil (MMF)2,18,21,22 Inferior a ciclosporina en prevenir recaídas, presenta un mejor perfil de seguridad. También indicado como agente ahorrador de ciclosporina. Alta tasa de recaídas al suspender el MMF. Dosis: 800-1200 mg/m2 /día o 30 mg/kg/d de MMF (o su equivalente en ácido micofenólico) en 2 dosis durante al menos 12-24 meses. Al retirar, disminuir progresivamente la dosis hasta suspender en 3 a 6 meses. Disminuir de manera paulatina los corticoides e intentar suspenderlos en 6 meses. Si no es posible, mantener en la mínima dosis posible, ojalá en días alternos. Efectos adversos: depresión medular (controlar perfil hematológico mensual al inicio y luego cada 3 meses: si los leucocitos son <4000/mm3 , suspender transitoriamente), diarrea y meteorismo (mejoran al fraccionar la dosis cada 8 horas). Conducta frente a recaídas durante el tratamiento con MMF o ICN: si hay recaída y el paciente está sin esteroides, reanudar PRD en protocolo de recaída habitual, revisar dosis y niveles plasmáticos. Con recaídas frecuentes, considerar mantener dosis baja de esteroides asociados (< 0,5 mg/kg en días alternos). En casos más severos puede ser necesario el uso combinado de MMF e ICN, para permitir suspensión de esteroides y menores niveles plasmáticos de ICN22,23 . Si hay recaída después de un mes de suspendido MMF o ICN, intentar manejo solo con esteroides. 3. Rituximab (RTX): la eficacia del uso de RTX en SNI se basa principalmente en series de casos y en escasos estudios controlados. A pesar de las limitaciones de los datos disponibles, diferentes publicaciones lo recomiendan para casos seleccionados de SNCD, RF o SNCR, ya sea en los pacientes de difícil manejo del SN o que presentan signos de toxicidad a los fármacos usados2,24---26 . En algunos casos, permite lograr una remisión sostenida, interrumpir otras terapias IS o al menos disminuir en forma significativa la dosis de estas, sin mayores riesgos de infecciones severas. Síndrome nefrótico idiopático: recomendaciones de la Rama de Nefrología de la Sociedad Chilena de Pediatría Tabla 3 Síndrome nefrótico idiopático corticosensible. Resumen de tratamiento Clínica Tratamiento SN comienzo Prednisona vía oral en dosis única matinal: 60 mg/m2 /día o 2 mg/kg/día (máximo 60 mg) 40 mg/m2 o 1,5 mg/kg d.a. (máximo 40 mg) Disminuir dosis en 10 mg/m2 cada 1-4 semanas Prednisona vía oral en dosis única matinal: 60 mg/m2 /día o 2 mg/kg/día (máximo 60 mg) 40 mg/m2 o 1,5 mg/kg d.a. (máximo 40 mg) Recaídas con prednisona < 0,5 mg/kg días alternos Recaída SNRF SNCD 295 Prednisona 60 mg/m2 /día 40 mg/m2 d.a 30 mg/m2 d.a. 20 mg/m2 d.a. 10 mg/m2 d.a. (o 0,5 mg/kg d.a.) 5 mg/m2 d.a. (o 0,25 mg/kg d.a) Recaídas con prednisona > 0,5 mg/kg días alternos 1.- Ciclofosfamida a) Prednisona oral diaria hasta remisión b) Ciclofosfamida oral 1-3 mg/kg/día (dosis acumulada máxima 168 mg/kg) + prednisona 40 mg/m2 d.a. 30 mg/m2 d.a. 20 mg/m2 d.a. 10 mg/m2 d.a (o 0,5 mg/kg d.a.) 5 mg/m2 d.a. (o 0,25 mg/kg d.a.) 2a.- Ciclosporina 4-5 mg/kg/día (150 mg/m2 /día) en 2 dosis Duración Comentarios 6 semanas 6 semanas Completar 3-6 meses en total Hasta proteinuria (---) por 3 días 4 semanas Si no se logra remisión con días alternos, volver a dosis diaria en la mínima dosis posible por el mismo periodo Hasta proteinuria (---) durante 3 días 4 semanas Frente a infecciones respiratorias u otras, en pacientes que están recibiendo PRD en días alternos, administrar la misma dosis en forma diaria por 7 días 2 semanas 2 semanas 3 a 6 meses Completar 9 a 18 meses Controlar perfil hematológico cada 15 días el primer mes y luego una vez al mes 8-12 semanas 4 semanas 2 semanas 2 semanas Suspender transitoriamente con leucocitos < 4000/mm3 y en caso de infección moderada a severa Efectos adversos: alopecia, cistitis hemorrágica, aumento riesgo de infección, infertilidad 2 semanas 2 semanas 12-24 meses, disminuir progresivamente hasta suspender en 3 a 6 meses Nivel plasmático aconsejado: 296 Tabla 3 Clínica P. Hevia et al. (continuación) Tratamiento Duración Comentarios Disminuir los corticoides de manera paulatina Intentar suspender en 6 meses o mantener la mínima dosis posible (idealmente días alternos) -Inicial: C0 80-150 ng/ml (< 200 ng/ml) -Remisión > 6 meses: C0 60-80 ng/ml (< 100 ng/ml) Controlar función renal cada 3 meses y perfil lipídico anual Efectos adversos: HTA, cosméticos (hipertricosis, hiperplasia gingival), hipercolesterolemia y disfunción renal 2b.- Tacrolimus 0,1 mg/kg/día cada 12 horas Disminuir los corticoides de manera paulatina 12-24 meses, disminuir progresivamente hasta suspender en 3 a 6 meses Intentar suspender en 6 meses o mantener la mínima dosis posible (idealmente días alternos) Preferido especialmente en adolescentes Niveles plasmáticos basales C0 5-8 ng/ml Efectos adversos: HTA, nefrotoxicidad, hiperglucemia, y rara vez neurotoxicidad (cefalea, convulsiones) 3.- Micofenolato mofetil 800-1200 mg/m2 /día o 30 mg/kg/día en 2 dosis Disminuir los corticoides de manera paulatina 12-24 meses, disminuir progresivamente hasta suspender en 3 a 6 meses Efectos adversos: depresión medular (controlar perfil hematológico mensual al principio y luego cada 3 meses: si leucocitos < 4000, suspender transitoriamente), diarrea y meteorismo (mejoran al fraccionar la dosis cada 8 horas) Intentar suspender en 6 meses o mantener la mínima dosis posible (idealmente días alternos) C0 : hora cero, nivel pre-dosis; d.a.: día alterno; PRD: prednisona; SNCD: síndrome nefrótico córtico dependiente; SNRF: síndrome nefrótico recaedor frecuente. Los mejores resultados se ven en SNCD, con un 60-80% de respuesta favorable, siendo limitados en SNCR, principalmente secundario a glomerulonefritis focal y segmentaria, donde la respuesta favorable es aproximadamente en un 30-45%27---33 . Por lo anterior, sugerimos considerar el uso de este medicamento principalmente en el grupo de pacientes con SNCD y RF que persisten con recaídas frecuentes a pesar de combinaciones óptimas de PRD y agentes ahorradores de corticoides y/o a quienes tienen serios efectos adversos con la terapia. Criterios de exclusión: pacientes con cleareance de creatinina < 60 ml/min/1,73 m2 y en anasarca, o con infección viral activa, portadores de VHB, VHC o VIH o antecedente de tratamiento de TBC27,28,33,34 . Dosis: 375 mg/m2 (máx. 1 g) ev semanal. Actualmente no hay consenso en el número de dosis recomendada. En la mayoría de las publicaciones se ha utilizado un mínimo de 2 y un máximo de 4 dosis de RTX, incluyendo retratamientos28,29,33---35 , desaconsejando mayor número de dosis27,35 . Se sugiere la monitorización del tratamiento con la medición de subpoblación linfocitaria CD19, esperando valores < 1%, lo que se logra en más del 80% de los casos después de la primera dosis de RTX. Sin embargo, no se ha establecido la relación entre el número de dosis y la recuperación de los linfocitos B y entre esta y la ocurrencia de recaídas30,35,36 . Para iniciar el RTX, el paciente debe estar en remisión. Una vez completadas una a 2 dosis de RTX, disminuir prednisona e ICN de manera progresiva hasta suspender, siempre que la proteinuria se mantenga negativa27,28,32 . Estudios recientes han demostrado que el uso de MMF en dosis habituales como tratamiento de manutención, concomitante al RTX logra remisiones más prolongadas37,38 . Efectos adversos26 : la mayoría de ellos son relacionados con la infusión del medicamento y están directamente relacionados con la velocidad de infusión. Incluyen: rush cutáneo, fiebre, escalofríos, dolor abdominal, hiper- e hipotensión, taquicardia, mialgias. Estos síntomas pueden ser minimizados con premedicación de antihistamínicos y/o corticoides, desaparecen al detener la infusión y raramente recurren. Broncoespasmo y shock anafiláctico son menos frecuentes. Existe mayor riesgo de infección por gérmenes Síndrome nefrótico idiopático: recomendaciones de la Rama de Nefrología de la Sociedad Chilena de Pediatría habituales y oportunistas, se recomienda el uso de cotrimoxazol profiláctico por riesgo de infección por Pneumocystis jiroveci. La leucoencefalopatía multifocal progresiva causada por poliomavirus JC, que se ha descrito en pacientes con LES, enfermedades malignas y artritis reumatoidea, no se ha reportado en pacientes con SN. Hay reportes de casos anecdóticos de neumonitis intersticial, miocardiopatía, pancolitis y daño renal agudo. Indicaciones de biopsia renal en síndrome nefrótico idiopático2,13 La biopsia solo será prioritaria en aquellos pacientes que no responden a corticoides o que manifiesten características dentro de su cuadro clínico sugerentes de histología diferente a enfermedad por cambios mínimos: a) Edad menor de un año. b) SN corticorresistente. c) SN asociado a hematuria macroscópica, HTA, falla renal (VFG < 90 ml/min/1,73m2 ), hipocomplementemia. d) Disminución de la función renal en niños que reciben terapia con ICN. La evaluación histológica debe incluir las 3 técnicas, microscopia óptica, inmunofluorescencia y microscopia electrónica. Inmunizaciones2,17,39,40 Tanto por su enfermedad de base como por los tratamientos inmunosupresores a los que se ven expuestos, los pacientes con SN tienen un estado de inmunodepresión, por lo cual requieren de ajustes en el esquema de vacunación habitual (PNI), así como también de vacunas complementarias (tabla 2). Especial énfasis hay que hacer en la vacunación antineumocócica, recomendada a todos los niños con SN, por alto riesgo de infección invasiva por neumococo. Se aconseja preferir esquema mixto, vacuna conjugada-polisacárido, ya que esta última es menos inmunogénica pero contiene más serotipos que la conjugada. Se debe postergar la administración de vacunas a virus vivos hasta que el paciente esté con una dosis de esteroides ≤ 1 mg/kg/d durante más de un mes. No se recomienda la vacuna polio oral, se prefiere vacuna polio inactivada. Los contactos pueden ser vacunados de acuerdo a calendario de vacunación vigente, a excepción de vacuna polio oral. En caso de inmunización a contactos con polio oral, evitar la exposición directa del niño con secreciones gastrointestinales de los contactos vacunados durante 3-6 semanas después de la vacunación. En vacuna de varicela, evitar contacto cercano con paciente si desarrolla lesiones secundarias a la vacuna tabla 3. Los pacientes deben ser inmunizados anualmente con vacuna antiinfluenza, independiente del estado de inmunosupresión. 297 Insuficiencia suprarrenal Pacientes que reciben cursos prolongados de corticoides tienen riesgo de supresión de glándula suprarrenal por lo que su disminución deberá ser gradual (no mayor a 20-25% de la dosis cada 1-4 semanas). Al llegar a una dosis de PRD de 5-7,5 mg/m2 en días alternos (equivalente a 1015 mg/m2 /d de cortisol, dosis de sustitución fisiológica), se sugiere medición de cortisol basal (tomar el día en que le toca recibir la PRD, antes de esta), para suspender esteroides con valores ≥ 10 ug/dl. En caso de cirugía, anestesia o infecciones graves se deberá suplementar con corticoides parenterales en dosis de 2-4 mg/kg/d de hidrocortisona y luego 0,3 a 1 mg/kg/d de prednisona oral mientras dure el estrés y luego suspender rápidamente13,41 . Conflicto de intereses Este trabajo cumple con los requisitos sobre consentimiento/asentimiento informado, comité de ética, financiación, estudios animales y sobre la ausencia de conflicto de intereses según corresponda. Referencias 1. Hodson E. The management of idiopathic nephrotic syndrome in children. Paediatr Drugs. 2003;5:335---49. 2. Kidney Disease Improving Global Outcomes (KDIGO) Glomerulonephritis Work Group. KDIGO Clinical Practice Guideline for Glomerulonephritis. Kidney Int Suppl. 2012;2:139---274. 3. ISKDC. The primary nephrotic syndrome in children. Identification of patients with minimal change nephrotic syndrome from initial response to prednisone. J Pediatr. 1981;98(4):561---4. 4. Jalanko H. Congenital nephrotic syndrome. 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Rev Chil Pediatr. 2015;86(4):299---304 www.elsevier.es/rchp ARTÍCULO DE REVISIÓN Constipación crónica Alejandra Torres a,∗ y Mónica González b a b Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago de Chile, Chile Hospital de Niños Roberto del Río, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago de Chile, Chile Recibido el 9 de junio de 2014; aceptado el 21 de enero de 2015 Disponible en Internet el 21 de agosto de 2015 PALABRAS CLAVE Constipación crónica; Constipación funcional; Tratamiento de la constipación KEYWORDS Chronic constipation; Functional constipation; Constipation treatment ∗ Resumen La constipación infantil es un problema frecuente en la consulta pediátrica y constituye aproximadamente un 25% de la consulta al gastroenterólogo infantil. Se describe una prevalencia media de 8,9% en población pediátrica, pero esta es variable, ya que está influenciada por los distintos hábitos dietéticos y definiciones usadas en las poblaciones estudiadas. Un 90-95% de los casos son de causa funcional, y en ellos las medidas terapéuticas más importantes son la educación del niño y sus padres, la formación de un hábito defecatorio, una dieta rica en fibra y el uso de medicamentos en tratamientos de desimpactación y mantenimiento. Por último, es importante explicar a los padres que el tratamiento habitualmente es prolongado, ya que son frecuentes las recaídas. Se describe además que un 25% de los niños afectados continuarán con síntomas hasta la adultez. © 2015 Publicado por Elsevier España, S.L.U. en nombre de Sociedad Chilena de Pediatría. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/ licenses/by-nc-nd/4.0/). Chronic constipation Abstract Infant constipation is a common problem in pediatric practice and it constitutes approximately 25% of children’s gastroenterologist consultations. An average prevalence of 8.9% in the pediatric population is described, but it varies as it is influenced by different dietary habits and definitions used in the studied populations. 90 to 95% of the cases have a functional cause, where the most important therapeutic measures are: Education to children and their parents, forming a stool pattern, a diet rich in fiber and the use of drugs for disimpaction treatment and maintenance. Finally, it is important to explain to parents that the treatment is usually long, due to frequent relapses. It is described that 25% of affected children will continue with symptoms into adulthood. © 2015 Published by Elsevier España, S.L.U. on behalf of Sociedad Chilena de Pediatría. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/ licenses/by-nc-nd/4.0/). Autor para correspondencia. Correo electrónico: aletorresrmd@gmail.com (A. Torres). http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.06.017 0370-4106/© 2015 Publicado por Elsevier España, S.L.U. en nombre de Sociedad Chilena de Pediatría. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). 300 A. Torres, M. González Introducción La constipación se define como la presencia de evacuaciones infrecuentes o incómodas, con deposiciones habitualmente aumentadas de consistencia, que puede cursar con o sin incontinencia fecal. Es un síntoma secundario a una amplia variedad de trastornos, constituye una causa frecuente de consulta al pediatra general (3---5%) y un 25% de la consulta al gastroenterólogo pediatra1 . La constipación se debe a causas funcionales en 90-95% de los casos y en el 5-10% a infrecuentes etiologías orgánicas. prevalencia se ha relacionado con los diferentes hábitos dietéticos de los distintos países y con problemas en los criterios usados en la definición de la afección. La prevalencia va aumentando con la edad, se describe al año 2,9%, a los 2 años 10,1%5 y en pre-escolares una prevalencia de 31%6 . No existen diferencias por sexo, hasta la adolescencia, en que algunos autores describen un aumento de mujeres afectadas (1,5:1), posiblemente secundario al rol de la progesterona, que actúa sobre el suelo pélvico y la motilidad colónica7 . Fisiología de la defecación Generalidades Los patrones normales de defecación varían según la edad, desde una media de 4 defecaciones al día en la primera semana de vida a 2 al día al año de edad. El patrón normal del adulto de 3 veces al día a 3 veces por semana se alcanza aproximadamente a los 4 años2,3 . Debe considerarse además que el número de deposiciones y su consistencia varía dependiendo de la dieta consumida por las distintas poblaciones. En relación con la constipación funcional se han establecido los criterios de ROMA III (2006), los que se dividen en criterios para niños menores y mayores de 4 años2 (tabla 1). Existen períodos bien definidos en los que hay un aumento en el diagnóstico de constipación funcional: cuando existe cambio de lactancia materna a artificial, cuando se introducen los sólidos en la alimentación, al entrenar la retirada de los pañales y al inicio de la vida escolar. Los pacientes con constipación pueden presentar de forma secundaria incontinencia fecal retentiva, caracterizada por la emisión involuntaria de deposiciones asociada a la presencia de una ampolla rectal llena de estas. Esta condición se acompaña de «posturas retentivas», tales como cruzar las piernas en tijera, contraer los glúteos, danzar de adelante hacia atrás para contraer y relajar los glúteos con el fin de lograr que el bolo fecal ascienda. Epidemiología Se ha descrito una prevalencia de 0,7-29,6%, con una media de 8,9% en población pediátrica4 . Este amplio rango de Tabla 1 III Constipación crónica funcional. Criterios de Roma < 4 años: 2 o más criterios por un mes 4-18 años: 2 o más criterios por 8 semanas Dos episodios de defecación a la semana o menos Uno o más episodios de incontinencia a la semana Dos episodios de defecación a la semana Uno o más episodios de incontinencia fecal a la semana Posturas y comportamientos retentivos Defecación dolorosa Fecaloma Deposiciones grandes que tapan el baño Historia de retención de deposiciones Defecación dolorosa Fecaloma Deposiciones grandes A medida que el contenido intestinal avanza por el colon se reabsorbe agua, electrolitos y algunos nutrientes. A través de este proceso se va formando el bolo fecal, el cual queda retenido en el sigmoides y posteriormente se vacía hacia el recto, que en condiciones de reposo se encuentra sin deposiciones. La continencia anal se logra por la contracción mantenida del esfínter anal interno (engrosamiento de la musculatura circular del recto, involuntaria), la contracción del esfínter anal externo (constituido por musculatura estriada) y por el ángulo formado por los ejes longitudinales del canal anal y rectal (dependiente de los músculos del piso pélvico, especialmente del elevador del ano). Cuando llegan deposiciones al recto este se distiende, hasta que se adquiere la sensación de plenitud rectal, lo que provoca aumento de la actividad propulsiva rectal y relajación del esfínter anal interno. Al descender la masa fecal se distiende el canal anal, generando la sensación de urgencia defecatoria. La defecación puede ayudarse de forma voluntaria con la relajación de la musculatura del piso pélvico y del esfínter anal externo, además del aumento de la presión abdominal por contracción del diafragma y los músculos de la pared del abdomen8 . Fisiopatología La fisiopatología de la constipación es multifactorial. En un pequeño porcentaje es secundaria a un trastorno orgánico conocido, como malformaciones anorrectales, enfermedad de Hirschsprung, anormalidades neurológicas o trastornos endocrino-metabólicos (tabla 2). En más del 90% de los niños se diagnostica constipación funcional; esta se ha relacionado con la retención de deposiciones después de un episodio de dolor o miedo a defecar. Como consecuencia de la retención la mucosa rectal absorbe el agua de la masa fecal, obteniéndose heces más voluminosas y duras que son más difíciles de evacuar. Este proceso produce un círculo vicioso provocando mayor retención de deposiciones, distensión del recto, incontinencia fecal retentiva debido a esfínter anal incompetente y por último pérdida de la sensación de urgencia defecatoria9 . Respecto a la predisposición genética no se han encontrado mutaciones en genes asociados específicamente a la constipación funcional. Los factores genéticos podrían tener un rol en pacientes con constipación que se inicia en los primeros meses de vida, y en aquellos con historia familiar de constipación. Hay numerosos síndromes asociados con constipación debido a mutaciones en los genes que afectan los sistemas necesarios para una defecación normal10 . Constipación crónica Tabla 2 Causas de constipación orgánica Causas intestinales Enfermedad de Hirschsprung Malformaciones anorrectales Displasia neuronal intestinal Causas neurogénicas Alteraciones medulares: mielomeningocele, espina bífida Parálisis cerebral Tumores Neuropatías Causas metabólicas o endocrinas Hipotiroidismo Diabetes mellitus Hipercalcemia Hipocalemia Intoxicación por vitamina D Fármacos Opioides Anticolinérgicos Antidepresivos Otras causas Anorexia nerviosa Abuso sexual Esclerodermia Fibrosis quística Alergia alimentaria Enfermedad celiaca 301 Historia clínica Se debe consultar sobre: frecuencia del ritmo defecatorio, tamaño y consistencia de las deposiciones, presencia de conducta retentiva, presencia de rectorragia, defecación dolorosa, dolor abdominal y asociación con problemas urinarios. A veces el dolor abdominal puede ser el síntoma de presentación de la constipación en el niño mayor en quien ya no existe un control del ritmo defecatorio por parte de los cuidadores. Es importante considerar además la presencia y frecuencia de los episodios de incontinencia fecal, que aumentan en casos de constipación severa. Durante la evaluación nutricional se debe consultar sobre hábitos alimenticios, ingesta de fibra y líquidos. También deben evaluarse posibles factores desencadenantes, como situaciones de estrés familiar o social. En pacientes derivados por antecedente de incontinencia fecal sin historia de conducta retentiva, o que son de difícil manejo, debe descartarse la posibilidad de abuso sexual. Antecedentes personales Consultar sobre el momento de eliminación del meconio, la que habitualmente ocurre antes de las 48 h de vida. Su retraso hace sospechar la presencia de megacolon agangliónico. También consultar la coexistencia de enuresis e infecciones urinarias que orientan a anormalidades medulares y el consumo de medicamentos que favorezcan la constipación. Antecedentes familiares Se ha descrito un retraso del tránsito colónico en un subgrupo de niños con constipación secundaria a enfermedades crónicas. Esto puede deberse a la disfunción de los músculos de la pared del colon (contracciones peristálticas débiles o ineficaces) o a disfunción del sistema nervioso entérico (actividad motora no coordinada). En niños se ha postulado que esta demora podría ser secundaria a la retención fecal masiva crónica en el recto. Una reducción en el número y maduración de las células intersticiales de Cajal (marcapasos de la peristalsis intestinal), también ha sido sugerido como una causa de constipación de tránsito lento. No se sabe si los cambios en estas células son primarios o secundarios a la constipación9 . Existen factores ambientales y sociales asociados a constipación en la infancia, tales como bajo consumo de fibra, bajo nivel de actividad física, hacinamiento y baja escolaridad de los padres7 . La asociación con problemas conductuales es compleja, porque aquí la constipación puede ser causa o consecuencia de la conducta. Es importante notar que niños con espectro autista y obesos tienen mayor frecuencia de constipación9,10 . Diagnóstico La historia clínica y el examen físico son los pilares fundamentales en el diagnóstico. Los exámenes complementarios se reservan para casos de fracaso del tratamiento, o cuando existen elementos clínicos que orienten a una posible causa orgánica. Es frecuente encontrar antecedentes familiares de constipación; debe consultarse por familiares con enfermedad de Hirschsprung, hipoparatiroidismo, enfermedad tiroidea, fibrosis quística y enfermedad celíaca. Examen físico Debe realizarse un examen físico completo que incluya antropometría y buscar signos de enfermedades asociadas. La mayoría de los niños con constipación funcional tiene peso normal o está con sobrepeso, mientras que en los casos de constipación orgánica se observa con mayor frecuencia desnutrición. El examen del abdomen está dirigido a pesquisar la presencia de masas fecales en el cuadrante inferior izquierdo y en la región suprapúbica. Se ha descrito la presencia de masas abdominales o fecaloma en el 30-75% de los pacientes con constipación11 . Es necesario además realizar una inspección de la región lumbosacra para descartar presencia de signos sugerentes de disrafias espinales. La exploración del reflejo abdominal y cremasteriano, la inervación de extremidades inferiores y la sensibilidad anal son necesarios para descartar enfermedades medulares. A la inspección anal es importante descartar que no exista una posición del ano anormal, fisuras, eritema o edema perianal, hemorroides o lesiones traumáticas. Además es fundamental realizar tacto rectal para excluir estenosis 302 anal, evaluar la tonicidad del esfínter y si existe presencia de deposiciones en la ampolla rectal. En pacientes con constipación funcional es habitual encontrar la ampolla rectal dilatada y llena de deposiciones, mientras que en la enfermedad de Hirschsprung encontramos una ampolla rectal vacía con aumento del tono del esfínter anal, y ocasionalmente al retirar el dedo se puede observar emisión de deposiciones en forma explosiva. Exámenes complementarios Exámenes radiológicos La radiografía de abdomen simple se ha utilizado para estimar la carga de masa fecal en el colon, y como apoyo diagnóstico de constipación en pacientes en los cuales no se puede realizar evaluación con tacto rectal. Es barata y fácilmente disponible, pero tiene como desventaja la alta variabilidad interobservador y tiene una pobre correlación con el tránsito colónico12 . El enema baritado serviría para evaluar la anatomía del colon, pudiendo mostrar la presencia de megacolon, megarrecto, estenosis, diverticulosis y masas. Al respecto los hallazgos característicos de la enfermedad de Hirschsprung son presencia de un segmento estrecho de transición y dilatación preestenótica. No está recomendado de forma rutinaria, salvo si existe clínica sugerente de organicidad12 . A. Torres, M. González Manometría colónica Es una prueba diagnóstica para diferenciar entre función motora colónica normal y desórdenes colónicos neuromusculares. Habitualmente se usa para identificar niños que se beneficiarán de una cirugía, como la creación de enema continente anterógrado (Malone). Otros estudios Estos exámenes, en general, son requeridos en caso de constipación que no responde al manejo habitual. Para descartar la presencia de enfermedades metabólicas y sistémicas como hipotiroidismo, fibrosis quística e hipocalcemia se puede realizar medición de T4 libre-TSH, electrolitos en sudor y calcemia, respectivamente. Si se sospecha constipación como síntoma de alergia alimentaria se puede realizar una prueba diagnóstica retirando el alimento sospechoso y después volver a introducirlo, observando la respuesta clínica. Aproximadamente un 10% de los pacientes que tienen constipación intratable tienen enfermedades medulares, sin ningún otro hallazgo al examen físico13 . En caso de sospecha de disrafia espinal se sugiere realizar resonancia magnética nuclear de médula espinal, ya que este examen permite detectar procesos patológicos que tienen resolución quirúrgica, de los cuales el más frecuente es la médula anclada. Tratamiento Manometría anorrectal Esta técnica permite medir las presiones en la región anorrectal y cuantificar la función del esfínter anal interno y externo. La manometría anorrectal está indicada para demostrar la presencia del reflejo recto-anal inhibitorio, el cual está ausente en la enfermedad de Hirschsprung o en la acalasia anal. Histología Cuando se sospecha enfermedad de Hirschsprung el diagnóstico debe ser confirmado por una biopsia con tinción inmunohistoquímica del recto. Habitualmente se realiza por succión pero, al ser un método ciego, es posible que no sea concluyente y se deba realizar una biopsia quirúrgica que asegure la obtención de todo el espesor de la mucosa a unos 3 cm del borde anal. Este examen muestra típicamente ausencia de células ganglionares en los plexos submucoso y mientérico. Además hay un aumento en la actividad de la acetilcolinesterasa en las fibras nerviosas parasimpáticas de la lámina propia de la mucosa, muscular de la mucosa y capa muscular. Tiempo de tránsito intestinal Aporta información sobre la movilidad total y segmentaria del colon. Es especialmente útil en niños con incontinencia fecal sin respuesta al tratamiento para determinar si esta se relaciona o no con la retención fecal. La técnica consiste en ingerir una cápsula con marcadores radioopacos e ir evaluando con radiografía de abdomen la eliminación de estos en un tiempo definido. Algunos investigadores sugieren que el uso de marcadores radioopacos no sería más útil que el registro del ritmo defecatorio y de los episodios de escurrimiento, como forma de estimar el tiempo de tránsito colónico9 . El objetivo del tratamiento es lograr la presencia de deposiciones blandas, regulares, no asociadas a dolor. Algunas de las recomendaciones están basadas en la experiencia clínica y en escasos estudios bien diseñados. Lo más importante es la combinación de todas las medidas terapéuticas, que incluyen: educación del niño y de sus cuidadores, modificación del comportamiento, medidas dietéticas y tratamiento farmacológico. Educación y modificación del comportamiento Es importante poder explicar al paciente y a su familia la fisiopatología de la constipación y aclarar que la incontinencia no es una acción voluntaria ni desafiante por parte del niño. También debe explicarse que el tratamiento es prolongado y que son frecuentes las recaídas. La modificación del comportamiento incluye la obligación de ir al baño al menos una vez/día por 5 a 10 min, aprovechando el reflejo gastrocólico posprandial. Durante este momento debe asegurarse que el paciente esté en una posición cómoda y que logre apoyar los pies para favorecer la acción de la prensa abdominal. Se sugiere que el paciente realice un registro de los resultados de su entrenamiento defecatorio en hojas de seguimiento, lo cual supone un refuerzo positivo en la modificación conductual. Además involucra a la familia en el tratamiento y puede servir para realizar ajustes en la terapia. Dieta y estilos de vida A pesar de que estudios relacionados con el consumo de fibra dietética han resultado disímiles, varios han descrito que los niños con constipación consumen menos fibra que los que no la padecen. Existen pocos estudios doble ciego, placebo Constipación crónica y controlados que estudien el uso de fibra en niños; algunos demuestran un efecto beneficioso y otros no muestran diferencias significativas con el placebo9 . El rol protector de la fibra en constipación se ha atribuido a la inducción de estimulación mecánica y osmótica de la motilidad colónica. Una revisión del efecto de distintos tipos de fibra en adultos con constipación mostró que la fibra soluble puede ser beneficiosa, por el incremento del ritmo defecatorio, efectos promotilidad y ablandamiento de las deposiciones. En relación con el consumo de fibra insoluble los datos son poco concluyentes9 . Uso de probióticos Los mecanismos por los cuales los probióticos podrían ser beneficiosos incluyen la mejoría de la disbiosis, que pueden presentar estos pacientes, pero no está claro si esto es un factor contribuyente o secundario a la constipación. Otra teoría es que los probióticos podrían disminuir el tiempo de tránsito colónico debido a una reducción del pH en el colon. Hasta el momento no hay datos concluyentes que apoyen el uso de probióticos en el tratamiento de la constipación crónica funcional en el niño14 . Tratamiento farmacológico Desimpactación. Alrededor del 30% de los niños con constipación funcional de largo tiempo presentan dolor abdominal y/o presencia de fecaloma, lo cual provoca una severa incontinencia en el 90% de los pacientes9 . La desimpactación fecal puede ser realizada con el uso de agentes orales, por vía nasogástrica o rectal. El medicamento de primera línea en desimpactación es el polietilenglicol (PEG). La eficacia y seguridad del PEG oral ha sido mostrada en varios estudios, demostrándose desimpactación exitosa en el 75-92% de los pacientes después de 3-6 días consecutivos, utilizando una dosis entre 1,0 a 1,5 g/kg/día15 . El PEG con o sin electrolitos ha demostrado ser un medicamento seguro, con pocos efectos adversos, como diarrea, náuseas o dolor abdominal. En relación con el PEG 3.350 sin electrolitos existen en el mercado presentaciones comerciales con sobres de 17 g y también puede ser preparado como fórmula magistral. Debe ser administrado disuelto en proporción de 17 g de PEG 3.350 por 240 cc de agua. En caso de que el paciente no tolere el medicamento por vía oral, este puede ser administrado como solución de PEG 3.350 con electrolitos a través de sonda nasogástrica. Al comparar la eficacia de laxantes osmóticos con enemas retrógrados los estudios prospectivos realizados hasta el momento no han demostrado que una alternativa sea superior a otra como tratamiento de primera línea en la desimpactación fecal15 . En la tabla 3 se muestran los medicamentos más usados en el tratamiento de la constipación crónica y su dosificación16 . Mantenimiento. La terapia de mantenimiento requiere del uso de laxantes en combinación con el resto de las medidas terapéuticas ya mencionadas, durante un período que puede durar meses o años. Dentro de los medicamentos utilizados el más eficaz y seguro ha sido el PEG 3.350 sin electrolitos (en dosis de 0,5 a 1 g/kg/día); este ha demostrado ser superior 303 Tabla 3 Medicamentos usados en el tratamiento de la constipación Medicamento Dosis Laxantes osmóticos (uso vía oral) Lactulosa (70%) 1-3 ml/kg/día en 2 dosis Sorbitol (70%) 1-3 ml/kg/día en 2 dosis Jarabe de malta 2-10 ml/240 ml de leche o jugo Hidróxido de 1 ml/kg/día de solución de magnesio 400 mg/5 ml PEG 3.350 sin Desimpactación: 1-1,5 g/kg/día electrolitos por 3 días Mantenimiento 0,2-0,8 g/kg/día Enema osmótico Enema de fosfatos < 2 años: evitar > 2 años: 2,5 ml/kg hasta 135 ml Infusión por sonda nasogástrica Solución de Desimpactación: 25 ml/kg/h (hasta PEG 3.350 con 1.000 ml/h) hasta obtener líquido electrolitos claro o 20 ml/kg/h por 4 h/día Lubricantes Aceite mineral (vaselina) < 1 año: no recomendado Mantenimiento: 1-3 ml/kg/día (máximo 90 ml/día) Estimulantes (utilizados solo a corto plazo, previo a procedimientos) Bisacodilo 3-10 años: 5 mg/día > 10 años: 5-10 mg/día Disponible en grageas de 5 mg y supositorios de 10 mg Supositorios Uso en lactantes de glicerina a placebo y lactulosa17 . Faltan estudios que evalúen el rol de los laxantes estimulantes en el manejo de la constipación en el niño. El uso de enemas no estaría recomendado para el tratamiento de mantenimiento en constipación crónica funcional, pero sí se han descrito beneficios en el tratamiento de las causas orgánicas, como en pacientes con espina bífida18 . Cirugía. Es una indicación de excepción; estaría indicada en un pequeño grupo de pacientes que tienen constipación funcional severa, refractaria a tratamiento médico intensivo. Incluye la realización de enemas continentes anterógrados, técnica reportada por Malone (1990), en la cual a través de una cecostomía se administran soluciones de limpieza colónicas a intervalos regulares para evitar la acumulación de deposiciones y la posterior incontinencia. Estudios demuestran que es una técnica efectiva, pero con éxito variable entre 52% a 92% en diferentes estudios. Complicaciones reportadas incluyen el desarrollo de tejido de granulación, filtración alrededor del tubo, desplazamiento, infección de la piel y estenosis del ostoma9 . La otra técnica realizada es la resección rectosigmoidea en pacientes con un segmento recto sigmoideo 304 extremadamente dilatado y con hipomotilidad, logrando una anastomosis primaria colo-anal. El principal inconveniente es la pérdida del reservorio rectal, lo cual puede provocar la presencia de incontinencia9 . Neuromodulación. Es una técnica nueva, que consiste en la estimulación directa de los nervios sacros a través de la estimulación percutánea con un electrodo puesto al nivel del tercer agujero sacro y la implantación de un dispositivo de estimulación bajo la piel de los glúteos. Existen pocos estudios en niños, los cuales sugieren un rol terapéutico promisorio como alternativa a la cirugía en pacientes con constipación de difícil manejo19 . Seguimiento y pronóstico El tratamiento de la constipación no es sencillo; requiere de la colaboración constante del paciente y su familia. A pesar de la respuesta al tratamiento inicial, se describen recaídas frecuentes y hasta un 25% de los pacientes continúan con síntomas hasta la adultez. Se han descrito como factores de peor pronóstico la menor edad al comienzo de los síntomas, la demora en consultar y la menor frecuencia de deposiciones en el momento del diagnóstico20 . Por lo tanto, la constipación debe ser diagnosticada y tratada lo más precozmente posible. También se ha estudiado la relación entre constipación infantil funcional y los trastornos gastrointestinales funcionales en la adultez, planteándose que la historia de constipación infantil parece ser un predictor de síndrome de intestino irritable en la edad adulta21 . Por último, debe considerarse que debido a lo prolongado de sus síntomas, estos niños refieren una menor calidad de vida22 , lo que se asocia además a los elevados costos en atención médica y fármacos23 a los cuales deben recurrir. Conclusiones La constipación crónica es una enfermedad muy frecuente en pediatría, en su mayoría de causa funcional. Requiere de un tratamiento prolongado a veces por meses o años, caracterizado por la suma de medidas dietéticas, farmacológicas y de comportamiento, a fin de evitar las múltiples recaídas que caracterizan a esta afección. Conflicto de intereses Este trabajo cumple con los requisitos sobre consentimiento/asentimiento informado, comité de ética, financiación, estudios animales y sobre la ausencia de conflicto de intereses según corresponda. Referencias 1. Loening-Baucke V. Chronic constipation in children. Gastroenterology. 1993;105:1557---64. 2. Rasquin A, di Lorenzo C, Forbes D, et al. 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Dis Colon Rectum. 2012;55:278---85. 20. Bongers ME, van Wijk MP, Reitsma JB, Benninga MA. Long-term prognosis for childhood constipation: Clinical outcomes in adulthood. Pediatrics. 2010;126:e156---62. 21. Khan S, Campo J, Bridge JA, Chiappetta LC, Wald A, Di Lorenzo C. Long-term outcome of functional childhood constipation. Dig Dis Sci. 2007;52:64---9. 22. Youssef NN, Langseder AL, Verga BJ, Mones RL, Rosh JR. Chronic childhood constipation is associated with impaired quality of life: A case-controlled study. JPGN. 2005;41:56---60. 23. Liem O, Harman J, Benninga M, Kelleher K, Mousa H, Di Lorenzo C. Health utilization and cost impact of childhood constipation in the United States. J Pediatr. 2009;154:258---62. Rev Chil Pediatr. 2015;86(4):305 www.elsevier.es/rchp CONO SUR Resumen. En dengue con signos de alarma ¿Podemos predecir evolución a grave desde la emergencia?夽 Abstract. Can progression to severe dengue in dengue with warning signs be predicted in the emergency room? Lugo S, Morilla L, Bejarano O, Basualdo W, Pavlicich V. En Dengue con signos de alarma ¿Podemos predecir evolución a grave desde la emergencia? Pediatr (Asunción). 2013;40:209-216. Resumen Introducción: El dengue se ha convertido en un serio problema de salud pública en Paraguay. La existencia de factores clínicos o de laboratorio que puedan predecir la evolución de la enfermedad, durante su evaluación en los servicios de urgencias, puede favorecer la identificación temprana de individuos con mayor riesgo, y así optimizar los recursos en época de epidemias. Objetivos: Determinar los factores de riesgo clínicos y de laboratorio de dengue grave (DG) al ingreso, en los pacientes hospitalizados por dengue con signos de alarma. Material y método: Estudio de casos y controles, llevado a cabo en el Servicio de Urgencias del Hospital General Pediátrico «Niños de Acosta Ñu» de febrero a junio de 2012. Para identificar los aspectos asociados a la evolución de DG se realizó el análisis univariado de las variables clínicas y de laboratorio al ingreso hospitalario. De las variables con significación estadística se procedió al análisis de regresión logística. Resultado: Doscientos diecisiete niños fueron incluidos, 57 casos de DG y 160 controles. La media de edad fue de 11 años (p: 0,719). Los días de enfermedad al ingreso fueron similares 3,4 versus 3,6 (p: 0,643). Presentó asociación con DG: la hemoconcentración y descenso de plaquetas (OR: 3,3; IC 95%: 2,0-11,3; p: 0,027) y el antecedente de vómitos (OR: 3,2; IC 95%; 1,7-7,2; p: 0,007). Para la hemoconcentración y caída de plaquetas, la sensibilidad fue del 26% y la especificidad del 93%, con un VPP 57,7% y un VPN 78%. La presencia de vómitos tuvo una sensibilidad del 78,9% y especificidad del 48,8%, con un VPP 35,4% y un VPN 86%. La extravasación se produjo entre el 3.◦ y 6.◦ día de enfermedad, media: 5,3 ± 0,9. Conclusiones: La hemoconcentración con descenso de plaquetas aumentó 3,3 veces la posibilidad de tener DG cuando está presente, pero su ausencia no implicó que no lo desarrollarían. Ninguna de las variables permitió predecir con suficiente solvencia la evolución a DG en el momento del ingreso hospitalario. © 2015 Publicado por Elsevier España, S.L.U. en nombre de Sociedad Chilena de Pediatría. 夽 Esta sección contiene los artículos originales de las Revistas de Pediatría de las Sociedades de Pediatría del Cono Sur. Seleccionados en XIX Reunión de Editores, realizada en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en noviembre de 2014, para ser publicados por los países integrantes durante el año 2015. http://dx.doi.org/10.1016/j.rchipe.2015.06.018 0370-4106/© 2015 Publicado por Elsevier España, S.L.U. en nombre de Sociedad Chilena de Pediatría. Revista Chilena de Pediatría Reglamento de Publicaciones ASPECTOS GENERALES 1. Envío. La Revista Chilena de Pediatría recibe para su publicación solamente artículos originales con temas de investigación clínica o experimental, medicina social, salud pública y bioética relacionados con el niño y que no hayan sido publicados en otras revistas. La Revista Chilena de Pediatría se reserva los derechos sobre ellos. El orden de publicación de los trabajos queda al criterio del Comité Editorial y en última instancia del Director de la Revista, los que se reservan el derecho de rechazar artículos por razones técnicas o científicas, así como de sugerir o efectuar reducciones o modificaciones del texto, o material gráfico. Los artículos enviados a publicación en la Revista Chilena de Pediatría deberán ajustarse a las siguientes instrucciones, cumpliendo estrictamente con las indicaciones de los REQUISITOS UNIFORMES PARA LAS PUBLICACIONES ENVIADAS A REVISTAS BIOMÉDICAS del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas, reproducidas en detalle en Rev Chil Pediatr 1999; 70: 145-61. http://www.icmje.org/ urm_full.pdf, abril 2010. El artículo debe ser escrito en doble espacio, letra times 12, MS Word o equivalente. El idioma puede ser español o inglés. El artículo debe ser enviado mediante el sistema editorial electrónico de publicaciones OJS que Revista Chilena de Pediatría aplica desde enero 2010 (www.revistachilenadepediatria.cl); el autor debe adquirir un nombre de usuario y contraseña, ingresar al sistema, calificar el artículo según el tipo al cual corresponde (original, caso clínico, etc), e ingresarlo con el detalle que el sistema OJS indica. No se aceptarán artículos en otro formato. Al momento de enviar el artículo vía OJS, debe enviarse vía fax la Carta Compromiso y la Tabla Resumen Revisión Editorial, que se encuentran en la Sección para Autor bajo el encabezado “Lista de comprobación de envío” del sistema editorial on line y al final del Reglamento de Publicaciones de cada Revista. 2. Publicaciones múltiples. La siguiente declaración sobre publicaciones múltiples fue aprobada por el Comité Internacional de Revistas Médicas (grupo Vancouver) en mayo de 1983. Se ha editado para que sirva como guía a autores y editores: Se entiende por publicación múltiple aquella que se realiza más de una vez sobre la misma información, contenido, análisis, etc., aunque su redacción o presentación sean diferentes. En este sentido, la publicación múltiple incluye la publicación paralela y la publicación reiterada. Se entiende por publicación paralela aquella en que la publicación secundaria está destinada a lectores cuyo idioma nacional es diferente al de la publicación primaria, que, de esta manera, quedaría fuera del alcance de ellos, por lo que se denomina también publicación en dos idiomas. Esta clasificación incluye publicaciones secundarias destinadas a médicos que no suelen emplear métodos de registro y recuperación sistemática de información en sus lecturas profesionales. La publicación reiterada o duplicada indebidamente es la publicación múltiple destinada a grupos de lectores compartidos por ambas publicaciones (primaria y secundaria) y que, muy probablemente, emplean sistemas similares de registro y recuperación de información profesional. La política de los editores de revistas hacia estas publicaciones múltiples es la siguiente: La publicación paralela se acepta si: a) los editores de ambas revistas involucradas están completamente informados. El editor de la segunda publicación deberá tener una fotocopia, reimpresión o copia del original de la primera versión; b) la prioridad de la primera publicación es respetada por la segunda con un intervalo de por lo menos 2 semanas; c) el contenido de la segunda publicación es escrito para un grupo diferente de lectores, en otras palabras, no se trata de una simple traducción de la primera, de la cual, algunas veces, bastará una versión abreviada; d) la segunda versión refleja fielmente la información y las interpretaciones de la primaria; e) una nota al pie de la primera página de la segunda versión informa a los lectores y agencias de documentación que el trabajo fue editado y se está publicando para una audiencia o público en paralelo con la primera versión, empleando la misma información. La nota al pie de la primera página deberá dar suficiente y adecuada referencia de la primera versión; f) en el currículum vitae e informes de producción científica, los trabajos publicados en paralelo deben ser señalados de manera inequívoca. La publicación reiterada o duplicada no es aceptable y si los autores violan esta regla podrán ser sometidos a sanciones. Las entregas preliminares o publicaciones previas, esto es, la divulgación de información científica descrita en un trabajo que ha sido aceptado pero no publicado aún, en muchas revistas es considerada como violación a los derechos reservados. En casos excepcionales, y sólo con la aprobación del editor de la publicación primaria, podría aceptarse la entrega preliminar de información, por ejemplo, para prevenir a la población de un riesgo. 3. Proceso de arbitraje. La Revista Chilena de Pediatría en su proceso de arbitraje adhiere a los principios delineados por The Council of Science Editors (CSE) que se encuentran disponibles en: http://www.councilscienceeditors.org/services/draft_approved.cfm. Todo artículo enviado a la Revista Chilena de Pediatría es sometido a un proceso de arbitraje por pares, dos expertos en el tema abordado en la investigación, y por un tercer árbitro que evalúa el trabajo desde el punto de vista metodológico. Los autores deberán completar formulario de posibles evaluadores, señalando los nombres y direcciones de correo actualizadas de especialistas en el tema de su manuscrito, chilenos(as) o extranjeros(as), que estimen mejor calificados(as) para actuar como árbitros de su manuscrito y con los cuales no tenga publicaciones conjuntas durante los últimos 5 años o relación de parentesco, profesional, comercial o tutor-estudiante. En caso de existir conflictos de interés entre los autores y determinados expertos nacionales o extranjeros, se debe adjuntar en este mismo formulario, indicando el nombre de las personas que no se desea participen en el proceso arbitral. Esta información será manejada en forma estrictamente confidencial. 4. Directrices para Publicaciones Científicas en Salud. Proyecto EQUATOR. EQUATOR Network es una iniciativa internacional cuyo objetivo es mejorar la confiabilidad y el valor de la bibliografía de investigación médica por medio de la promoción de prácticas claras y precisas para la presentación de informes de estudios de investigación. Esta organización es dirigida por un grupo ejecutivo internacional que reúne a destacados expertos en metodología de investigación sanitaria, estadística, presentación de informes y trabajo editorial. Entre sus patrocinadores figura la Organización Panamericana de Salud, OPS, Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud, OMS. El año 2007 se fijaron 2 objetivos principales para los próximos cinco años: 1. Proporcionar recursos e instrucción para permitir la mejora de la presentación de informes de investigación en salud, y 2. Supervisar el progreso de las mejoras en la presentación de informes de investigación sanitaria. En su página de presentación www.equator-network.org/, traducida al español en http://www.espanol.equator-network.org/home/, se encuentra el acceso a 3 áreas de contenidos, Directrices, Autores y Editores. En el área destinada a Autores se encuentra una extensa y detallada información sobre Recursos para autores, destinada a dar asistencia en la elaboración de publicaciones de investigación de alta calidad, a través de las secciones de Planificación y realización de su investigación, Redacción de su Investigación, Escritores médicos/Recursos adicionales, y Consideraciones y directrices éticas. Revista Chilena de Pediatria recomienda encarecidamente a los autores de artículos de investigación biomédica revisar en detalle la importante información que EQUATOR pone a su disposición, con el objetivo de optimizar la calidad de la publicación científica pediátrica en Chile. ASPECTOS ESPECÍFICOS Las contribuciones serán clasificadas de la siguiente forma: 1. EDITORIALES Las editoriales son ensayos breves que expresan los puntos de vista de los autores en un tema médico o de interés general pediátrico, como también en relación con un artículo de investigación o revisión publicado en el mismo ejemplar. Las editoriales ofrecen perspectivas sobre la forma en que el artículo se relaciona con otra información sobre el mismo tema. En general son solicitadas por el comité editorial de la revista a un autor o grupo de autores especialistas sobre el tema. Con relación a su contenido puede tratarse de un tema de actualidad, no necesariamente relacionado con el contenido de la revista; en otros casos presenta el punto de vista de la revista referente a un tema; también puede referirse a políticas editoriales y será firmado por los responsables de la editorial. La extensión máxima recomendable es de hasta cinco páginas de texto, contará con menos de diez referencias bibliográficas, sin utilizar cuadros o figuras y no incluye resumen. 2. CASO CLÍNICO El reporte de Casos Clínicos tiene como objetivo educar e informar sobre aspectos específicos de una patología específica o síndrome no descrito previamente, presentar un Caso Clínico conocido pero de escasa frecuencia, o informar de procedimientos diagnósticos o terapéuticos poco conocidos o de reciente conocimiento. Su estructura debe ser similar a la de un Artículo Original, reemplazando las secciones “Paciente y Método” y “Resultados” por “Caso Clínico”. El resumen debe ser estructurado con un máximo de 250 palabras y el manuscrito debe contener una Introducción, Objetivo de su presentación, Caso Clínico detallado, Discusión y Conclusiones de los Autores al respecto de lo presentado. El número máximo de palabras del manuscrito es de 2000 palabras y el número de referencias debe ser de un mínimo de 7 y de un máximo de 25. 3. ARTÍCULO ORIGINAL Los Artículos Originales reportan el resultado de los estudios de investigación en Ciencias Básicas o Clínicos. Debe contener información suficiente y disponible para que los lectores puedan evaluar los resultados obtenidos, repetir los experimentos presentados, y evaluar los procedimientos intelectuales que contiene el artículo. Este tipo de artículo debe ser altamente estructurado, contener un Título, un Resumen, una Introducción, Pacientes (Material) y Métodos, Resultados, Discusión y Conclusiones. No se aceptarán manuscritos que no cumplan con esta estructura, la cual debe igualmente ser aplicada en el Resumen en idioma castellano e inglés. El número máximo de palabras de manuscrito es de 3500 palabras. Las secciones del manuscrito deben estructurarse como sigue: 3.1 Página del título En la lista de autores señalar en números sucesivos su filiación institucional, profesión y especialidad. Identificar al autor con nombre, inicial del segundo nombre (opcional), y primer apellido. 3.2 Resumen La segunda página debe contener: a) Un resumen de no más de 250 palabras, que describa los propósitos del estudio, los pacientes y método aplicado, los resultados principales en forma cuantitativa cuando corresponda y las conclusiones más importantes (no emplee abreviaturas no estandarizadas). b) Un resumen en inglés con no más de 250 palabras, con las mismas características que el anterior. El resumen debe ser estructurado de acuerdo a las secciones que componen el artículo, esto es, objetivo, pacientes y método, resultados y conclusiones en forma explícita y esquemática. Debe incluir al menos cuatro (4) palabras claves incluidas en Mesh (www.ncbi.n/m.nih.gov/mesh). 3.3 Introducción Resuma la racionalidad del estudio u observación y exprese claramente el propósito del artículo. Cuando sea pertinente a su estudio, haga explícita la hipótesis cuya validez pretenda analizar. No revise extensamente el tema y cite solamente las referencias bibliográficas que sean estrictamente pertinentes. Finalice esta sección con el Objetivo del trabajo. 3.4 Pacientes y Método Describa claramente la selección de sujetos en estudio. Identifique los métodos, instrumentos, y procedimientos empleados, con la precisión necesaria para permitir a otros observadores reproducir sus resultados. Cuando se trata de métodos establecidos y de uso frecuente limítese a nombrarlos y cite las referencias respectivas. Cuando los métodos ya han sido publicados pero no son bien conocidos, proporcione las referencias y agregue una breve descripción. Cuando los métodos son nuevos o aplicó modificaciones a métodos establecidos, descríbalos con precisión, justifique su empleo y enuncie sus limitaciones. Cuando se efectuaron experimentos en seres humanos, indique si los procedimientos satisfacen normas éticas establecidas de antemano, revisadas por un comité “ad hoc” de la institución en que se efectuó el estudio, o concordantes con la Declaración de Helsinki (1975 y revisada en 1983) y en el caso de trasplante renal la Declaración of Estambul (publicada en Kidney Int 2008,74;7). Si la investigación presentada ha requerido un Consentimiento Informado, se debe agregar al artículo una copia de éste junto a la carta-aceptación del Comité de Ética correspondiente. Incluya cualquier Comité de Ética Institucional o de Cuidado Animal que garantice el diseño experimental y bienestar animal, en caso de experimentación con animales. Identifique todos los fármacos y compuestos químicos empleados con su nombre genérico, dosis y vías de administración. Cuando sea conveniente, identifique a los pacientes mediante números correlativos, pero no use sus iniciales, ni los números de fichas clínicas de su hospital. Indique el número de sujetos, de observaciones, cálculo del tamaño muestral, los métodos estadísticos empleados y el nivel de significación estadística utilizado. 3.5 Resultados Presente sus resultados con una secuencia lógica. Esta secuencia debe aparecer concordante en el texto, las tablas y figuras. Los datos se pueden mostrar en tablas o figuras, pero no simultáneamente en ambas. No repita en el texto la descripción de todos los datos que se presentan en una tabla o figura, destaque o resuma en el texto sólo las observaciones importantes. No mezcle la presentación de los resultados con su discusión 3.6 Discusión Discuta y destaque los aspectos nuevos e importantes que aporta su trabajo y las conclusiones que usted propone a partir de ellos. No repita los datos que aparecen en Resultados. Haga explícitas en la Discusión las implicaciones de sus hallazgos y sus limitaciones, y relacione estas observaciones con otros estudios relevantes identificándolos mediante las citas bibliográficas respectivas. Conecte sus conclusiones con los objetivos del estudio que señaló en la Introducción, pero evite proponer conclusiones que no están sólidamente respaldadas por sus hallazgos, así como apoyarse en otros trabajos que aún no están terminados. Proponga nuevas hipótesis cuando le parezca adecuado, pero identifíquelas claramente como tales. Cuando sea apropiado, proponga recomendaciones. Finalice esta sección con las Conclusiones que los autores extraen de la experiencia presentada. 3.7 Agradecimientos Exprese su reconocimiento sólo a personas e instituciones que hicieron contribuciones sustantivas a su trabajo. Los autores son responsables por la mención de personas o instituciones a quienes los lectores podrían asignar responsabilidad o apoyo de los resultados del trabajo y sus conclusiones. 3.8 Referencias Se recomienda incluir referencias nacionales cuando sea posible, numere las citas bibliográficas en el orden en que las menciona por primera vez en el texto, y considere un máximo de 40 citas. Identifique las referencias en el texto mediante numerales arábigos, colocados entre paréntesis al final de la frase o párrafo en que se las alude. Las referencias que sean citadas únicamente en las tablas o en las leyendas de las figuras, deben numerarse en la secuencia que corresponda a la primera vez que se cita en el texto la tabla o figura en particular. Los nombres de las revistas deben abreviarse según el estilo usado en el Index Medicus. No incluya como referencias a “observaciones no publicadas” ni a “comunicaciones personales”, las que pueden insertarse entre paréntesis en el texto. Puede incluir trabajos que están oficialmente aceptados por una revista y en trámite de publicación; en este caso indique la referencia completa, agregando a continuación del nombre abreviado de la revista, entre paréntesis, la expresión “en prensa”. Los trabajos que han sido enviados a publicación pero todavía no han sido oficialmente aceptados, no deben colocarse entre las referencias, sino que pueden ser citados en el texto, entre paréntesis, como “observaciones no publicadas”. El orden en la anotación de cada referencia debe ser el siguiente: Artículos en revistas: Apellido e inicial del nombre del o de los autores. Mencione todos los autores cuando sean seis o menos; si son siete o más, mencione sólo los tres primeros y agregue et al. Limite la puntuación a comas que separen los autores entre sí. Sigue el título completo del artículo, en su idioma original. Luego, el nombre de la revista en que apareció, abreviado de acuerdo a la nomenclatura internacional (Index Medicus), año de publicación, volumen de la revista, página inicial y final del artículo. Ejemplo: 16. Guzmán S., Nervi F., Llanos O. et al. Impaired liquid clearence in patients with previous acute pancreatitis. Gut. 1985;26:888-91 Capítulos en libros: Ejemplo: 18. Croxatto H.: Prostaglandinas. Funciones endocrinas del riñón. En: Pumarino E. ed. Endocrinología y Metabolismo, Santiago: Editorial Andrés Bello, 1984; 823-40. Para otros tipos de publicaciones, atenerse a los ejemplos dados en Rev Chil Pediatr 1999;70:145-161 Formato Documento Electrónico (ISO) JINGUITUD A., Adriana y VILLA, Hugo. ¿Es frecuente la deshidratación hipernatrémica como causa de readmisión hospitalaria en recién nacidos? Rev Chil Pediatr. 2005,76:471-8; http://www.scielo.cl/, última visita 03-01-2010 a) b) c) 3.9 Tablas Presente cada tabla en hoja aparte según se indica en la sección correspondiente del sistema OJS. Numere las tablas en orden consecutivo y coloque un título breve encabezando cada tabla. Sobre cada columna coloque un encabezamiento corto o abreviado. Separe con líneas horizontales solamente los encabezamientos de las columnas y los títulos generales; en cambio, las columnas de datos deben separarse por espacios y no por líneas. Cuando se requieran notas aclaratorias, agréguelas al pie de la tabla y no en el encabezamiento. Use notas aclaratorias al pie de la tabla para todas las abreviaturas no estándar que figuran en ella. Cite cada tabla en orden consecutivo en el texto del trabajo. 3.10 Figuras Denomine figuras a cualquier tipo de ilustración que no sea tabla (gráficos, radiografías, electrocardiogramas, ecografías, etc.). No envíe reproducciones fotográficas, incluya las imágenes y tablas en el formato electrónico como archivo JPG o TIFF, siempre con una resolución mínima de 300 dpi. Las letras, números y símbolos deben verse claros y nítidos en toda la superficie de la fotografía; y tener un tamaño suficiente como para seguir siendo legibles cuando la figura se reduzca de tamaño en la publicación. Los símbolos, flechas o letras empleadas para identificar imágenes en las fotografías de preparaciones microscópicas, deben tener tamaño y contraste suficiente para ser distinguidos de su entorno. Cite cada figura en el texto en orden consecutivo. Si una figura es reproducción de material ya publicado, indique su fuente de origen y obtenga permiso escrito del autor o editor para reproducirla en su trabajo. La publicación de ilustraciones en color debe ser consultada con la Dirección de la revista y será de costo del autor. La suma total de figuras y tablas no debe exceder la cantidad de 5. 3.11 Unidades de medida Emplee las unidades correspondientes al sistema métrico decimal (Annals of Internal Medicine 1979;90:98-9). Recuerde que en español las cifras decimales deben ser separadas con coma y por convención los miles y los múltiplos de mil se indican con un espacio en lugar de punto. 3.12 Apartados Deben ser solicitados por escrito, después de recibir la comunicación oficial de aceptación y programación definitiva del trabajo. Su costo debe ser cancelado por el autor directamente en la imprenta. 3.13 Autores En la nómina de autores sólo deben figurar las personas que hubiesen participado de manera suficiente en él trabajo, y, por lo tanto, pueden ser hechas públicamente responsables de su contenido. La autoría debe limitarse a quienes contribuyen efectivamente en el estudio: a) Diseño del estudio; b) Recolección de datos y/o pacientes; c) Análisis de Resultados; d) Redacción del manuscrito; e) Evaluación estadística. Otros (especificar). Señalar la contribución de cada autor según se detalla en la Carta Compromiso. Los autores deben ser profesionales correctamente identificados con su nombre, apellido e inicial del segundo apellido; especialidad, subespecialidad e Institución a la que pertenece. En el caso de estudiantes de pregrado, pueden participar como autores, excluyendo específicamente la calidad de autor de contacto. Identificar al autor con nombre, inicial del segundo nombre (opcional), y primer apellido. 3.14 Reconocimiento de contribuciones que no alcanzan autoría En un lugar apropiado en el artículo (en la página del título, como nota al pie de la página o apéndice del texto según los requisitos de cada revista) deberán especificarse una o más declaraciones: a) contribuciones reconocidas que no justifican autoría; b) reconocimiento de ayuda técnica; c) reconocimientos de apoyo material y financiero, y d) relaciones financieras que pueden constituir conflicto de interés. El apoyo financiero o material de cualquier fuente deberá especificarse. Si el trabajo es aceptado también se debe incluir otras relaciones financieras que signifiquen conflicto de intereses, pero inicialmente éstas deberán ser señaladas en la carta adjunta. 4. ACTUALIDADES Este tipo de artículo en general es solicitado por el Comité Editorial de la Revista. Es escrito por expertos reconocidos en el tema, y contiene una visión general del problema, los aspectos más recientemente descritos, la experiencia personal del (de los) Autor (es), y una propuesta sobre el futuro del conocimiento sobre el tema tratado, desde un punto de vista clínico y/o experimental. 5. ARTÍCULOS DE REVISIÓN Los artículos de revisión resumen y analizan la información disponible sobre un tema específico basado en una búsqueda cuidadosa de la literatura médica. Debido a que los resultados de los estudios individuales de investigación pueden verse afectados por muchos factores, combinar los resultados de diferentes estudios sobre el mismo tema pueden ser de utilidad para llegar a conclusiones acerca de la evidencia científica para la prevención, diagnóstico o tratamiento de una enfermedad específica. Entre sus características deben incluir un Resumen estructurado que contenga los principales aspectos examinados (límite 250 palabras), describir las fuentes de las cuales los autores han extraído la información, y describir la metodología empleada para la búsqueda y selección de los artículos en que basan la revisión. El número máximo de palabras es de 3000 y el máximo de citas bibliográficas es de 50 6. CARTAS AL EDITOR Las cartas al editor ofrecen una manera para que los lectores de la revista expresen sus comentarios, preguntas o críticas sobre artículos publicados. Los reportes de investigación breves y reportes de casos también pueden ser publicados como cartas al editor. Esta sección habitualmente ocupa páginas numeradas de la revista, por lo cual dichas comunicaciones son registradas en los índices bibliográficos y pueden ser utilizadas, en caso necesario, como referencias bibliográficas. Su extensión no debe ser mayor a 2 páginas, 1 figura o tabla, no contener más de cinco referencias y debe incluir un título o encabezado que permita su identificación. Envío de artículo para publicación Carta Compromiso De acuerdo al Reglamento de Publicaciones de la Revista Chilena de Pediatría, envío a Ud. el artículo titulado para ser considerado para su publicación en esa Revista científica, señalando lo siguiente: 1. Es un artículo original, con temas de investigación clínica o experimental, salud pública, medicina social o bioética, que cumple íntegramente con los REQUISITOS UNIFORMES PARA LAS PUBLICACIONES ENVIADAS A REVISTAS BIOMÉDICAS del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas, reproducidas en detalle en la Revista Chilena de Pediatría, 1999; vol. 70 (2): 145-61. 2. Es un artículo inédito, que no ha sido enviado a revisión y no se encuentra publicado, parcial ni totalmente, en ninguna otra revista científica nacional o extranjera. 3. No existen compromisos ni obligaciones financieras con organismo estatal o privado de ningún tipo que puedan afectar el contenido, los resultados y las conclusiones de la presente publicación. En caso de existir fuentes de financiamiento o compromisos financieros de alguna índole, estas se detallan en carta adjunta. 4. Señale su contribución al trabajo presentado, identificando con la letra correspondiente junto a su nombre para las siguientes categorías: a. Diseño del estudio. b. Recolección de datos y/o pacientes. c. Análisis de Resultados. d. Redacción del manuscrito. e. Evaluación estadística. f. Otros (especificar). Nombre y firma de los autores que certifican la aprobación final al trabajo. Indicar autor responsable y dirección para correspondencia, indicando expresamente si acepta que su correo electrónico sea mencionado en la publicación: Nombre Dirección autor responsable: Teléfono: Correo electrónico: Contribución Firma autor Fax: @ Confidencial Señale en esta área los eventuales conflictos de intereses en relación a posibles árbitros del presente trabajo: 1) 2) 3) TABLA RESUMEN REVISIÓN EDITORIAL DECLARADO Declared NO CORRESPONDE Not Applicable CONSENTIMIENTO / ASENTIMIENTO INFORMADO Informed Consent / Assent COMITÉ DE ÉTICA Ethics Approval FINANCIAMIENTO Financial Disclosure CONFLICTO DE INTERÉS Conflict of Interest ESTUDIOS ANIMALES Animal Care Committee Instrucciones para completar la tabla por parte de los autores: Cada Autor responsable (Corresponding author) debe completar la tabla, seleccionando las siguientes opciones para cada fi la: Fila 1. Consentimiento/Asentimiento informado a. Declarado/Declared. Se adjunta copia del formulario de consentimiento/asentimiento informado (Requisito para investigaciones originales con seres humanos). Asentimiento requerido cuando los participante tienen entre 14 y 18 años; debe incluir además el consentimiento por tutor o adulto responsable. b. No corresponde/Not applicable. El estudio no requiere Consentimiento/Asentimiento informado. Fila 2. Comité de Ética c. Declarado/Declared. Se adjunta carta de aprobación por Comité de Ética local, regional o Institucional (obligatorio en toda investigación que involucre a seres humanos). d. No corresponde/Not applicable. El estudio no requiere aprobación por Comité de Ética. Nota: Se debe adjuntar una copia del formulario de consentimiento/asentimiento informado (Requisito para investigaciones originales con seres humanos). Asentimiento requerido cuando los participante tienen entre 14 y 18 años; debe incluir además el consentimiento por tutor o adulto responsable. Fila 3. Financiamiento a. Declarado/Declared. Todas las fuentes de financiamiento han sido declaradas en la página principal del manuscrito. b. No corresponde/Not applicable. El estudio no cuenta con financiamiento por parte de ninguna compañía o empresa, así como tampoco con fondos concursables. Fila 4. Conflicto de Interés a. Declarado/Declared. Se han declarado en detalle los conflictos de interés de carácter económico, contractual, ético u otro, en la página principal del manuscrito. b. No corresponde/Not applicable. No existen conflicto de interés en este manuscrito de carácter económico, contractual, ético u otro. Fila 5. Estudios Animales a. Declarado/Declared. Se adjunta carta de aprobación para la experimentación con animales de parte del Comité de Ética local, regional o institucional. b. No corresponde/Not aplicable. No existen experimentos en animales en este manuscrito ABREVIATURAS PARA UNIDADES DE MEDIDA La siguiente lista indica las abreviaturas o símbolos de uso internacional que representan las unidades de medidas empleadas con mayor frecuencia en los trabajos publicados por la revista. Los autores deben utilizar estas abreviaturas o símbolos en el texto, tablas y figuras de los trabajos que envían a la Revista Chilena de Pediatría para su publicación. Abreviatura o símbolo correcto Abreviaturas alternativas que no deben usarse (incorrectas) cpm cps Ci °C dpm dps Eq g h IU kg l m min M mol osmol rpm s k d c ml μ n p x NS n p CPM CPS TERMINOLOGÍA cuentas por minuto cuentas por segundo curie grados celsius desintegraciones por minuto desintegraciones por segundo equivalente gramo hora unidad internacional kilogramo litro metro minuto molar mole osmol revoluciones por minuto segundo kilo–(prefijo) deci–(prefijo) centi–(prefijo) mili–(prefijo) micro–(prefijo) nano–(prefijo) pico–(prefijo) promedio (término estadístico) no significativo (estadístico) número de observaciones (estadístico) probabilidad (estadístico) DPM DPS gr hr Kg Lt mt RPM seg Nº P Nótese que a ninguna abreviatura o símbolo se le agrega “s” para indicar plural. Una lista más completa de abreviaturas o símbolos de uso común en biología y medicina aparece publicada en Annals of Internal Medicine 1979; 90: 98-99. Referencias 1. 2. International Committee of Medical Journal Editors. Uniform requirements for manuscripts submitted to biomedical journal. JAMA 1997; 277: 927934. Requisitos uniformes para las publicaciones enviadas a revistas biomédicas. Rev Chil Pediatr 1999; 70: 145-161. Revista Chilena de Pediatría Publication Policy GENERAL ISSUES 1. Submission. Revista Chilena de Pediatría only accepts for publication original papers describing clinical or experimental Research, Social Medicine, Public Health or Bioethics as they relate to children. They must not have been published in other Journals. Revista Chilena de Pediatría reserves all rights on manuscripts submitted. Order of publication is decided by the Editorial Committee and is the final responsibility of the Director of the Journal. They reserve the right to reject articles for technical or scientific reasons, as well as suggest or perform reductions or modifications to the text or graphics. Articles sent for publication to Revista Chilena de Pediatría must follow these instructions, as described in Uniform Requirements for Publications Submitted to Biomedical Journals of the International Committee of Editors of Medical journals, as reproduced in detail in Rev Chil Pediatr 1999; 70: 145-61. http://www.icmje.org/urm_full.pdf, april 2010. The manuscript must be submitted in double space, font times 12, MS Word or equivalent. The languaje can be spanish or english. The manuscript must be electronically submitted through the OJS system applied by Revista Chilena de Pediatría since January 2010 (www. revistachilenadepediatria.cl); the author must obtain a user name and password, enter the system, qualify the type of article (original, clinical case, etc). and enter it with the detail the OJS system indicates. Articles will not be accepted in any other format. At the time of sending the article via OJS, a Letter of Agreement must be sent through FAX, which is found in the “Author “ section, under the heading “List of verification of submission” of the editorial system on line. 2. Multiple publication. A declaration of multiple publication was approved at the International Committee of Medical Journals (Vancouver Group) in May 1983. It has been edited as a guide for authors and editors. Multiple publications are those which are focused on the same information, content and analysis although its editing and presentation is different. Multiple publication may be parallel or repeated. Parallel publication is that produced for readers whose main language is different from the primary publication, and therefore would not have access to the primary publication; this is also called bi-lingual publication. This classification includes secondary publications targeting physicians who do not commonly use indexing methods in their regular updating methodology. Repeated or duplicative publication refers to multiple publication for readers who are shared by primary and secondary sources and possibly use similar indexing methods. Journal editors’policy regarding multiple publications is as follows: Parallel publication is accepted if a) editors of both Journals are informed, and the editor of the second Journal has a reproduction of the first version, b) priority of the first publication is respected in an interval of at least 2 weeks, c) the content of the second version is written for a different group of readers, in other words, it is a simple translation of the first one from which sometimes a condensed version will be sufficient, d) the second version faithfully reflects the information and interpretations of the first, e) a footnote in the first page of the second version informs readers and documenting agencies that the work was edited and is being published for a parallel audience, utilizing the same information. The first page footnote should give sufficient and adequate reference to the first version, f) in the curriculum vitae and reports of productivity, parallel publications must be indicated in an inequivocal manner. Repeated or duplicative publication is not accepted. Authors who violate this rule will be sanctioned. Preliminary disclosure or publication, that is divulging scientific information described in a manuscript which has been accepted but not published yet is considered in many Journals to be a violation of publication rights. In exceptional cases and only with the approval of the Editor, information can be prematurely disclosed, i.e.to prevent risk in a population. 3. Review. Revista Chilena de Pediatría adheres to the principles defined by The Council of Science Editors (CSE) available in http://www. councilscienceeditors.org/services/draft_approved.cfm. All manuscripts submitted to Revista Chilena de Pediatría are peer reviewed by two experts in the subject dealt in the research, and one expert who evaluates the methodology. Manuscripts returned to the author to incorporate the observations of the reviewers will have 45 calendar days to submit the corrected version. In case of conflicto of interest between authors and experts, a note should be added at the “Editor’s Comments” section of the electronic system of input, indicating the names of those who should not be asked to review. This information will be kept confidential. 4. The EQUATOR Network is an international initiative that seeks to improve reliability and value of medical research literature by promoting transparent and accurate reporting of research studies. The EQUATOR Network is directed by an international Steering Group that brings together leading experts in health research methodology, statistics, reporting and editorial work. It was founded, among others, by the Pan American Health Organization, a regional office of the World Health Organization. In 2007 the Group established the core programme with two primary objectives for the next five years: 1. to provide resources and education enabling the improvement of health research reporting, and 2. to monitor progress in the improvement of health research reporting. Three main areas can be found in the Homepage, Resources for authors, Resources for reporting guidelines developers, and Resources for editors and peer reviewers. In the Author’s Area it can be found a detailed information about the following resources: Planning and conducting a research, writing a research, medical writers - additional resources, and Ethical guidelines and considerations. Revista Chilena de Pediatria strongly supports this initiative, asking to authors of biomedical manuscripts to visit EQUATOR page seeking to improve reliability and value of medical research literature. SPECIFIC ISSUES Contributions will be classified as follows: 1. EDITORIALS Editorials are brief essays expressing the author’s point of view on a Medical or General Pediatric issue. It can also deal with a research publication of review published in the same issue. Editorials offer perspectives on how information relates to other data in the area. In general, they are requested by the Editorial Committee to an author or a group of authors on a subject. Regarding content, it may be related to an up-to-date subject, not necessarily related to the content of the issue, in other cases it may present the Journal’s point of view regarding a subject, it might also refer to editorial policies, and it will be signed by those responsible for the Editorial. Maximum recommended length is five pages of text, with ten or less bibliographic references, no Tables or Figures, and no Summary. 2. CLINICAL CASE The goal of Clinical Case Reports is to educate and inform regarding specific aspects of a specific pathology or Syndrome previously not described, present a known case of low frequency, or inform of poorly known or recently developed diagnostic or therapeutic procedures. Structure should be similar to an Original Article, replacing sections entitled “Patient and Method” and “Results” by as section named “Clinical Case’. The abstract must be structured, 250 words in length (maximun), and the manuscript should include an Introduction, Objective, Clinical Case in detail, and Conclusion the authors remark from what has been presented. The maximun number of words is 2000, and the number of references must be between 7 and 25. 3. ORIGINAL ARTICLE Original Articles report the results of research studies in Basic or Clinical Sciences. It should vontain enough information so that the reader can evaluate the results, repeat the experiments, and evaluate the intellectual processes that are contained in the article. This type of manuscript should be highly structured. It should include a Title, Abstract, Introduction, Patients/Materials and Methods, Results, Discussion, Conclusions. Manuscripts that do not comply with this structure will be rejected. This structure must be applied also to the Abstract, which must be submitted in Spanish and English, with a maximun of 250 words. The manuscript should not exceed 3500 in length. Detailed instructions for the Sections follow: 3.1 Title Page In the list of Authors, institutional affiliation, profession and specialty should be included. 3.2 Abstract The second page must contain: a) A summary of 250 words of less describing the purpose of the study, patients and method, main results in quantitative form if applicable, and main conclusions. Non-standerd abbreviations are not accepted. B) A summary in English, same as previously described. These summaries must be structured according to the sections of the article, that is: objective, patients/material and method, results, conclusion in brief, explicit form. It shpuld nclude at least three keywords included in Mesh (www.pubmed.gov....etc). 3.3 Introduction This section should summarize the rationale of the study or observation, and clearly express the purpose of the study. When pertinent, the tested hypothesis should be made explicit. The subject does not be reviewed extensively, and citations must be limited to those pertinent to the work presented. This section ends with the Objective of the research. 3.4 Patients and Methods This section describes clearly subject selection for the study. Method, instruments and procedures are identified with enough precision to allow other observers to reproduce the results. When using established and frequently used methods, it is sufficient to name and cite references. When methods are published but not well known, references are provided with a brief description. When methods are new, or previous methods are modified, precise descriptions must be included, with justification for its use and explanation of limitations. When experiments are carried out on humans, it is essential that a statement be made that process was reviewed following the Helsinki Declaration (1975) by an “ad hoc”committee at the institution where the research was performed. If Informed Consent was required, a copy must be added, together with the letter of acceptance of the Ethics Committee. All pharmaceuticals and chemical compounds must be identified by its generic name, dose and form of administration. Whenever possible, patients should be identified through correlative numbers, not through their chart numbers, initials, or names. The number of subjects and observations must be detailed, also the sample size, statistical methods and statistical level of significance used. 3.5 Results Results must be presented sequentially, in concordance to the text, Tables, and Figures. Data can be shown in Tables or Figures, but not both. Results should not be described as well as shown in a Table or Figure. The text should only summarize or highlight the most significant observations. Presentation of results obtained in this research should not be mixed with the discussion of the topic. 3.6 Discussión This section should highlight the new and important aspects of the subject provided by your research and the conclusions you propose based on them. Data from results need not be repeated. Implications of your findings must be made explicit, their limitations explained, and relationship with other studies must be made, where each study is identified through the respective citation. This is the place to connect objectives and conclusions. Conclusions should be avoided if not solidly backed up by data. Studies not yet completed by the author or other authors should not be used as support or points of discussion. New hypotheses may be offered when appropriate, and clearly identified as such. Recommendations may be offered when appropriate. This section ends with Conclusions obtained by authors from the experience. 3.7 Acknowledgements Only persons and institutions who provided significant contributions to the work may be acknowledged. 3.8 References Whenever possible, national references should be included. Citations should be listed in the order mentioned in the text, with a maximum 40 references. References should be identified in the text in Arabic numbers in paranthesis, placed at the end of the paragraph where they are alluded to. Those references cited only in Tables or Graphs should be numbered in the first place where the text alludes to the corresponding Table or Graph. The names of Journals must be abbreviated according to Index Medicus convention. No reference should be given to “unpublished a) b) c) d) 3.9 observations” or “personal communication”, which may be inserted in parenthesis in the text. Papers officially accepted for publication may be included; in that case, the reference must include, in parenthesis, the words “in press”. Work sent for publication but not officially accepted may not be added to references, but cited in the text in parenthesis as “unpublished observations”. The order for each citation must be as follows: Journal articles: Last name and initial for the autor(s). Mention all authors if under six, if over seven authors, mention the first three, adding ‘ét.al’. Only commas separate names. The complete title follows, in its original language. After that, the name of the Journal publishing the article should follow, abbreviated according to international nomenclature (Index Medicus), year of publication, volume, initial and final page of the article in the Journal. Example: 16. Guzmán S., Nervi F., Llanos O. et al.: Impaired liquid clearance in patients with previous acute pancreatitis. Gut. 1985;26:888-91. Book chapters: Ejemplo: 18. Croxatto H.: Prostaglandinas. Funciones endocrinas del riñón. En: Pumarino E. ed. Endocrinología y Metabolismo, Santiago: Editorial Andrés Bello, 1984; 823-40. For other publication styles, use examples cited in Rev Chil Pediatr 1999; 70: 145-61. Electronic Documernt Format (ISO) JINGUITUD A., Adriana y VILLA, Hugo. ¿Es frecuente la deshidratación hipernatrémica como causa de readmisión hospitalaria en recién nacidos? Rev Chil Pediatr. 2005,76:471-478. http://www.scielo.cl/, last visit 03-01-2010. Tables Each Table should be presented in a separate page, as indicated in the relevant section of the OJS system. Tables should be numbered in consecutive order, with a brief title heading each Table. A brief or abbreviated heading should identify each column, above it. Horizontal lines should separate general titles and heading only. Data columns should be separated by spaces and not lines. When notes are required to clarify content, they should be added at the foot, not at the head of the Table. Clarifications at the foot of the Table should be added whenever non-standard abbreviations are used. Each Table should be cited consecutively in the text. 3.10 Figures Figures include any type of illustration which is not a Table (Graphs, X-rays, EKGs, Echos, etc). Photographic reproductions are nor accepted. Images and Tables should be sent as a .JPG or.TIFF file, with a minimum resolution of 300dpi or better. Letters, numbers and symbol should be clearly seen in the full surface of the photograph, and have sufficient size to be legible when reduced for publication. Symbols, arrows or letters used to identify images in photographs of microscopic preparations must be of sufficient size and contrast to be detected from the environment. Each figure must be cited in the text consecutively. If a figure is reproduced from published material, the source must be identified, and written permission from author or editor must be obtained to reproduce it in the paper. Color illustrations must be discussed with the Journal Editor, and will be charged to the author. The total number of Tables and Figures may not add to more than Five (5) 3.11 Measurements Units of measurement must correspond to the Decimal Metric System (Annals of Internal Medicine 1979;90:98-99). In Spanish, decimals are marked with a comma, and thaousands and multiples of a thousand are separated by a period. 3.12 Reprints Reprints must be requested in writing after receiving acceptance of the publication. Cost is paid directly to the press by the author. 3.13 Authors Author list may only include those individuals who participated significantly in the work published, and can therefore become responsable to the public for the content. Contributors are those who contributed effectively in the study a) design, b) data collection, c) data analysis, d) statistical analysis, e) manuscript editing, f) others (should be specified). Specific contribution should be detailed in the Acknowledgement Letter. Authors must be professionals properly identified by name, initial of middle name and last name or last names. They should also identify their Specialty and Sub-specialty, and the Institution they belong to. In the case of students, they may participate as authors, but may not be the contact author. 14.14 Acknowledgements and various contributions. As an appendix to the text, the following should be added: a) recognized contributions that are not authorship; b) recognition of technical assistance nocimiento; c) recognition of material and financial support, and d) financial relationships that might constitute a conflict of interest. Financial or material support of any nature must be specified. If the paper is accepted, all other financial relationships that might constitute a conflict of interest must be included as specified in the Attached Letter. 4. UP-TO-DATE This type of article is usually requested by the Editorial Committee of the Review. It is written by known experts in the subject, and contain a general visión of the issue, recently described aspects, personal experience of the Author(s), and a proposal for the clinical and experimental future in the area. 5. REVIEW ARTICLES Review articles summarize and analyze available information regarding a specific subject based on a careful search of the medical literature. Since individual studies can be affected by many factors, combination of their results can be useful in reaching conclusions on the prevention, diagnosis or treatment of a specific illness. They should include a structured Abstract containing main aspects examined, sources where the information was obtained, methodology for search and selection of articles used for the review, the maximum length should not exceed 3000 words. 6. LETTERS TO THE EDITOR Letters to the Editor are a way to entertain the readers’ comments, questions or criticisms regarding published articles. Brief research and case reports may also be published as letters to the editor. It may not be longer than one (1) page in length, and contain more than five references. It should include a title or heading to permit identification. These communications are registered in bibliographic indices and may be used as bibliographic references if necessary. ARTICLE SUBMISSION FOR PUBLICATION Letter of acknowledgement According to the Publication Policy of Revista Chilena de Pediatría, I am submitting the following manuscript. To be considered for publication in that scientific Journal, stating the following: 1. This is an original article, based on clinical or experimental research, public health, social or bioethical medicine, that fully follows the UNIFORM REQUISITES FOR PUBLICATIONS SUBMITTED TO BIOMEDICAL JOURNALS of the International Committee of Medical journals, http://www.icmje.org/urm_ full.pdf, april 2010. 2. This is an unpublished manuscript, not sent for revisión, not published partially or fully in any other national or foreign Journal 3. There are no financial obligations of any kind with any State or private organizationthat might affect the content, results or conclusions of this research. Should there be financial sources of any kind, these are detailed in the attached letter. 4. Contributions to the submitted work are detailed, as identified with the corresponding letter: (a) Study design (b) Data or patient collection (c) Data or Result Analysis (d) Manuscript Editing (e) Statistical Analysis (f) Other (specified) Name and signature of all authors certifies approval of the manuscript submitted, Indicate responsable author and address for correspondence, clearly indicating if your email address may be mentioned in the publication. Address: Phone: E-mail: Please answer the following table. Fax: @ ABBREVIATIONS FOR UNITS OF MEASURE The following list indicates internationally accepted abbreviations or symbols most frequently used in publications in this Journal. Authors should use them in manuscripts submitted toRevista Chilena de Pediatría for publication. TERMINOLOGY Counts per minute Counts per second curie degrees celsius desintegrations per minute desintegrations per second equivalente gram hour international unit kilogram litre meter minute molar mole osmol revolutions per minute seconds kilo–(prefix) deci–(prefix) centi–(prefix) milli–(prefix) micro–(prefix) nano–(prefix) pico–(prefix) average (statistical) non significant (statistical) number of observations (statistical) probability (statistical) Abbreviation or correct symbol Alternative Abbreviations not to be used (incorrect) cpm cps Ci °C dpm dps Eq g h IU kg l m min M mol osmol rpm s k d c ml μ n p x NS n p CPM CPS DPM DPS gr hr Kg Lt mt RPM seg Nº P Note that no abbreviation ends in “s” to show plural. A more complete list of abbreviations and symbols of common use in biology and medicine is published in Annals of Internal Medicine 1979; 90: 98-99. Referencias 1. 2. International Committee of Medical Journal Editors. Uniform requirements for manuscripts submitted to biomedical journal. JAMA 1997; 277: 927-934. Requisitos uniformes para las publicaciones enviadas a revistas biomédicas. Rev Chil Pediatr 1999; 70: 145-161. Reglamento de ingreso de socios a la Sociedad Chilena de Pediatría De acuerdo a lo establecido en los Estatutos de la Sociedad Chilena de Pediatría, Decreto N° 1376, de fecha 22 de Septiembre de 1970 del Ministerio de Justicia, las reformas de los mismos aprobadas en la Asamblea Extraordinaria del 29 de Noviembre de 2001 en Pucón, y del acuerdo en Reunión de Directorio del 4 de Septiembre de 2006 que crea la categoría de Socio Afín, el ingreso como Socio a la Sociedad Chilena de Pediatria puede realizarse en las categorías de socio activo, colaborador, y afín, y se reglamenta de la siguiente manera: Ingreso como SOCIO ACTIVO - Solicitud escrita al Directorio cuyo formato se encuentra a disposición de los postulantes en la página web de la Sociedad: www.sochipe.cl Curriculum Vitae actualizado Fotocopia Certificado de Título de Médico Cirujano otorgado por una Universidad nacional o extranjera con convalidación Fotocopia Certificado de Título de Pediátra reconocido por ASOFAMECH o CONACEM Ingreso como SOCIO COLABORADOR - Solicitud escrita al Directorio. Curriculum Vitae actualizado. Fotocopia Certificado de Título de Médico Cirujano u otra profesión universitaria afín a la pediatría Ingreso como SOCIO AFIN - Solicitud escrita al Directorio extendida por el Presidente de la Rama o Comité de la Sociedad Chilena de Pediatría a la cual el postulante no médico quiere pertenecer. Curriculum Vitae actualizado Fotocopia Certificado de Título Universitario en carrera afin a la pediatría o en relación a trabajos con niños.