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Contacto Científico C A R D I O O N C O L O G Í A Artículo de revisión Cardiooncología: Una mirada a la nueva subespecialidad de la cardiología Dr. Eduardo Borquez Dr. Andrés Schuster Dr. Manuel Pinto Departamento de Cardiología Clinica Alemana de Santiago, Facultad de Medicina Clinica Alemana, Universidad del Desarrollo, Santiago, Chile Contacto: eborquezn@alemana.cl El cuidado de los pacientes oncológicos ha experimentado grandes cambios en los últimos años. Las herramientas diagnósticas y el tratamiento quirúrgico precoz de la patología oncológica y de la terapia posterior (adyuvante) con quimioterápicos y radioterapia, han permitido aumentar la sobrevida significativamente tanto en niños como en adultos. Sin embargo la mejoría en la sobrevida de los pacientes así tratados se ha acompañado de aumento en ellos de la incidencia de insuficiencia cardiaca, cardiopatía isquémica, hipertensión arterial, arritmias, compromiso pericárdico y trombo embolismo pulmonar. Se estima una incidencia acumulada de enfermedad cardiaca de más de 20% al cabo de 10 años (1). Por ejemplo, el desarrollo de insuficiencia cardiaca en una cohorte de pacientes holandesas con cáncer de mama seguidos a 10 años llegó a 22%, y probablemente aumente aún más en el seguimiento posterior(2). Esto ha hecho considerar al cáncer dado su sobrevida más extensa como una enfermedad crónica que se extiende mucho más allá del término de la neoplasia, esta vez transformada en enfermedad cardiovascular. La Organización Mundial de la Salud predice que en 2015 en el mundo habrán más de 15 millones de nuevos casos de cáncer, y en 2035 llegarán a alrededor de 25 millones, por lo que se predice tam- 150 bién un aumento de patologías cardiacas asociadas(3). En nuestro país, según datos del Ministerio de Salud en 2009 el 52,6 % de la mortalidad correspondían a causas cardiovasculares y neoplásicas (4). En el mundo desarrollado esto se acerca al 70%. Probablemente muchos de estos casos desarrollaron cardiotoxicidad. Esta situación naturalmente ha atraído la atención de cardiólogos, sociedades de cardiología, fundamentalmente europeas y norteamericanas, surgiendo una nueva subespecialidad, que se ha denominado Cardiooncología (5), cuyo rol fundamental es entender cómo el tratamiento del cáncer impacta en la esfera cardiovascular con el fin de lograr prevenir la aparición de la cardiotoxicidad. De allí que estemos asistiendo en los últimos años a un crecimiento exponencial de las publicaciones respecto al tema, y progresivamente el tema ha ido tomando un mayor espacio en los congresos más importantes de cardiología. Recientemente, se ha incorporado formalmente por las sociedades de cardiología como una nueva subespecialidad e iniciado la formación de cardiooncólogos, como es el caso de algunos centros en Canadá, Estados Unidos y países europeos. R E V I S T A E L E C T R Ó N I C A C I E N T Í F I C A Desde el punto de vista del cardiólogo estamos asistiendo a un mayor número de pacientes oncológicos con patología cardiaca, lo que resulta de compartir pacientes, muchos de edades mayores y de menor reserva cardiovascular, que además tienen los mismos factores de riesgo como son la hipertensión arterial, diabetes, dislipidemia, tabaquismo, obesidad, vida sedentaria, asociados a otros factores como inflamación y mal nutrición. En los pacientes oncológicos es importante la ausencia de patología cardiovascular previa pues en general el éxito del tratamiento oncológico depende en parte de ello, o bien de poder prevenir, detectar precozmente y tratar eventualmente el desarrollo de alguna de estas ya sea por efecto cardiotóxico de las drogas en uso o debido a sus propios factores de riesgo. Incluso después de terminado el tratamiento con quimioterápicos, es importante el seguimiento para pesquisar la aparición de efectos tardíos de estos durante el periodo de sobrevida posterior, o tratar la patología cardiaca concomitante (6). En la práctica actual los cardiólogos, especialmente los ecocardiografistas, cada vez con mayor frecuencia somos llamados a valorar la función ventricular en estos pacientes, especialmente al inicio de la quimioterapia, pues los oncólogos están conscientes del posible efecto cardiotóxico que pueden desarrollar sus pacientes. Sin embargo, hasta ahora no existe la costumbre entre los oncólogos de seguir a estos pacientes con nuevos estudios que permitan detectar a tiempo la aparición del efecto sobre el corazón, y muchas veces vemos el efecto clínico de los quimioterápicos cuando ya ocurrió la insuficiencia cardiaca y el paciente es derivado para su tratamiento. Lamentablemente no ha habido hasta ahora una conducta preventiva de sus efectos. Desde hace un tiempo se sabe que el efecto cardiotóxico de los quimioterápicos tiene fundamentalmente dos mecanismos de compromiso miocárdico, el primero o tipo 1, que es representado por la doxorubicina derivado de la adriamicina, cuyo efecto es de tipo irreversible y relacionado a la dosis acumulada, y el tipo 2, representado por el trastuzumab, en que el efecto es reversible al suspender el medicamento. Han sido las Sociedades de Ecocardiografía e Imagen Cardiaca de Estados Unidos y Europa, a fines de 2014, Y A C A D É M I C A D E C L Í N I C A A L E M A N A las que por primera vez han propiciado una orientación consensuada sobre la evaluación de pacientes adultos durante y después de la terapia del cáncer. En dicha publicación (7) se definió la disfunción cardiaca asociada a la quimioterapia como la disminución de la fracción de eyección (FE) mayor a 10%, o una FE menor a 53% (considerando normal FE de 53% o más). Esta disminución puede ser sintomática o asintomática y reversible o no. Evidentemente nos interesa detectarla cuando es subclínica y reversible, pues el tratamiento en esta etapa generalmente logra mejorar la situación del paciente. La ecocardiografía es la técnica que en la práctica se utiliza para la valoración de la FE, dada su amplia disponibilidad, ausencia de exposición a la radiación y menor costo. Se estima que la mejor modalidad para el cálculo es el uso de ecocardiografía tridimensional. Es posible usar también el método de Simpson con eco bidimensional, que sin embargo tiene problemas de variabilidad inter observador que se aproximan al 10% lo que trae problemas cuando queremos comparar estudios. Afortunadamente contamos con otro método, el strain longitudinal global cuyo valor máximo promedio permite también la detección subclínica precoz de la disfunción ventricular, que tiene además la ventaja de ser semiautomático, y cuya variabilidad es mucho menor, alrededor del 4 a 5%. Con este método, se considera disfunción ventricular izquierda de significancia clínica la disminución del 15% o más del valor del strain respecto del valor basal del paciente, siendo normal variaciones de hasta un 8 %. Valores intermedios, que corresponden a variaciones entre 9 y 14 %, podrían sugerir disfunción (8). Lo anterior, o sea la detección objetiva de la disfunción subclínica es sólo uno de los aspectos del amplio espectro de la cardiooncología, pues en la actualidad incluye también la prevención de los efectos cardiacos de los fármacos usados, para lo cual debiera existir una valoración basal del estado del paciente oncológico con detección de los factores de riesgo cardiovascular, cuya corrección debe iniciarse inmediatamente y después con la vigilancia regular especialmente de aquellos que reciben derivados de la adriamicina o de trastuzumab. La etapa siguiente es detectar a tiempo, esto es cuando hay elementos subclínicos de cardiotoxicidad como 151 Contacto Científico se ha definido previamente, e iniciar entonces el tratamiento con las medidas que ya se han probado efectivas, es decir inhibidores de la enzima convertidora, betabloqueadores, bloqueadores del receptor de angiotensina(9), con el objeto de evitar que aparezca la insuficiencia cardiaca clínica y en último término prevenir la muerte del paciente. En otros pacientes que previamente ya tenían patología cardiovascular el tratamiento es permanente y aquellos que sobreviven al cáncer deben controlarse posteriormente pues los efectos cardiotóxicos no sólo se inician durante la quimioterapia, sino que en cualquier momento, pudiendo aparecer muchos años después en forma de una miocardiopatía dilatada, arritmias y alteraciones de la conducción, o compromiso autonómico. C A R D I O O N C O L O G Í A Referencias 1. Yeh ET, Bickford CL. Cardiovascular complications of cancer therapy: Incidence, pathogenesis, diagnosis, and management. Journal of the American College of Cardiology.2009; 53:2231-47. 2. Hooning MJ. Long-Term Risk of Cardiovascular Disease in 10-Year Survivors of Breast Cancer. Journal of the National Cancer Institute .2007; 99 (5):365-375. 3. Organización Mundial de la Salud. 01 de abril 2008. ¿Aumenta o disminuye el número de casos de cáncer en el mundo? Preguntas al experto. Disponible en: http://www.who.int/ features/qa/15/es/. 4. Ministerio de Salud. Departamento de estadísticas e Información de Salud. Defunciones por grandes grupos de causas 2009.Disponibles en: http://deis.minsal.cl/Grafico_ No sólo con ecocardiografía es posible detectar la cardiotoxicidad subclínica. También los biomarcadores como las troponinas dan información de la injuria miocárdica. Si estas se mantienen persistentemente elevadas por más de un mes después de la quimioterapia se ha asociado a mayor incidencia de eventos cardiacos con una probabilidad de 85 % de eventos al año de seguimiento (10). Morta_70_04%20versión%204%20(2)_archivos/Graficos_ Grandes_causas_por%20años.html. 5. Barac A. Murtagh G, Carver JR, et al. Cardiovascular health of patients with Cancer and Cancer Survivors. A Roadmap to the Next level. Journal of the American College of Cardiology.2015; volumen 65 (25):2739–46. 6. Ewer MS, Lippman SM. Type II chemotherapy-related cardiac dysfunc- tion: time to recognize a new entity. J Clin Oncol 2005;23:2900-2. Nos parece necesario establecer en cada institución instancias de comunicación con los oncólogos haciéndolos partícipes del cuidado cardiológico de sus pacientes a través de reuniones conjuntas, sin pretender invadir su quehacer, sólo hacerles presente que nuestra intervención está dirigida fundamentalmente a la prevención, detección de compromiso cardiaco y eventual instauración de tratamiento de manera oportuna. Creemos que lo anterior trasciende más allá del mero interés cardiológico local de tratar integralmente al paciente como la enfermedad crónica que es y se extienda a nivel nacional pues estaremos contribuyendo preventivamente a a disminuir la morbilidad y mortalidad cardiológica asociada al cáncer. 7. Plana JC. Galderisi M, Barac A, et al. Expert consensus for multimodality imaging evaluation of adult patients during and after cancer therapy: a report from the American Society of Echocardiography and the European Association of Cardiovascular Imaging. J Am Soc Echocardiogr. 2014 Sep;27(9):911-39. 8. Thavendiranathan P, Poulin F, Lim KD, et al. Use of Myocardial Strain Imaging by Echocardiography for the Early Detection of Cardiotoxicity in Patients During and After Cancer Chemotherapy: A Systematic Review. J Am Coll Cardiol 2014;63: 2751-68. 9. Cadeddu C, Piras A, Mantovani G, et al. Protective effects of the angiotensin II receptor blocker telmisartan on epirubicininduced inflammation, oxidative stress, and early ventricular impairment. Am Heart J 2010;160:487.e1-7. Del punto de vista práctico es importante que el o los cardiólogos interesados, establezcan los vínculos necesarios y existan reuniones conjuntas con los oncólogos, para lograr nuestros objetivos. 152 10. Cardinale D, Sandri MT, Colombo A, et al. Prognostic value of troponin I in cardiac risk stratification of cancer patients undergoing high-dose chemotherapy. Circulation 2004;109: 2749-54.