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REVISTA COLOMBIANA DE PSIQUIATRIA Número 1 / Marzo 2014 Año 50 / Volumen 43 Año 50 / Volumen 43 / Número 1 / Marzo 2014 www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Publicación trimestral de la Asociación Colombiana de Psiquiatría Director-Editor Carlos A. Palacio A. Fundada en 1964 www.psiquiatria.org.co © Copyright 2014 Asociación Colombiana de Psiquiatría La Revista Colombiana de Psiquiatría está indexada en: PsycINFO, SciELO, DOAJ, REDALYC, PSICODOC, Publindex (categoría A1), EBSCO, Banco Nacional de Datos en Salud y Ciencias Biomédicas, Periódica, Literatura Latinoamericana y del Caribe en Ciencias de la Salud (Lilacs), Latindex, Índice Mexicano de Revistas Biomédicas (Imbiomed) y Catálogo BIBLOS. Correspondencia: Cra. 18 No. 84-87, Of. 403 Bogotá, Colombia Tels.: (571) 2561148, 8016691; fax: 2563549 revista@psiquiatria.org.co Edición: Elsevier España, S.L. Travesera de Gracia, 17-21 08021 Barcelona (España) José Abascal, 45, 3ª planta 28003 Madrid (España) Miembro de la Asociación de Prensa Profesional. Sección Ciencias de la Salud Reservados todos los derechos. El contenido de la presente publicación no puede ser reproducido, ni transmitido por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, ni registrado por ningún sistema de recuperación de información, en ninguna forma, ni por ningún medio, sin la previa autorización por escrito del titular de los derechos de explotación de la misma. ELSEVIER ESPAÑA, a los efectos previstos en el artículo 32.1 párrafo segundo del vigente TRLPI, se opone de forma expresa al uso parcial o total de las páginas de Revista Colombiana de Psiquiatría con el propósito de elaborar resúmenes de prensa con fines comerciales. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Ni Elsevier ni la Asociación Colombiana de Psiquiatría tendrán responsabilidad alguna por las lesiones y/o daños sobre personas o bienes que sean el resultado de presuntas declaraciones difamatorias, violaciones de derechos de propiedad intelectual, industrial o privacidad, responsabilidad por producto o negligencia. Tampoco asumirán responsabilidad alguna por la aplicación o utilización de los métodos, productos, instrucciones o ideas descritos en el presente material. En particular, se recomienda realizar una verificación independiente de los diagnósticos y de las dosis farmacológicas. Aunque el material publicitario se ajusta a los estándares éticos (médicos), su inclusión en esta publicación no constituye garantía ni refrendo alguno de la calidad o valor de dicho producto, ni de las afirmaciones realizadas por su fabricante. Disponible en internet: www.elsevier.es/rcp Tarifa de suscripción anual online 5 7,9 € (IVA incluido.) Atención al cliente Elsevier España, S.L. Travesera de Gracia, 17-21 08021 Barcelona (España) Tel. 902 888 740 Correo electrónico: suscripciones@elsevier.com Protección de datos: Elsevier España, S.L. declara cumplir lo dispuesto por la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal. Impresión Editorial Kimpres Ltda. Esta revista está hecha con papel sin ácido ISSN: 0034-7450 Portadilla Rev Colombiana Psiquiatria ok.indd 1 Comité Editorial César Augusto Arango Dávila, MD, PhD Rubén Ardila, PhD Jaime Eduardo Bernal, MD, PhD Antonio Bulbena Vilarrasa, MD, MSc España Gerardo Campo Cabal, MD, MMED Carlos Gómez-Restrepo, MD, MSc María Isabel Gutiérrez, MD, MSc, PhD Carlos López Jaramillo, MD, Master Iván Darío Montoya, MD, MSc Estados Unidos Carlos Palacio Acosta, MD, Maestría María Nelcy Rodríguez, Bioestadística, MPH Maritza Rodríguez Guarín, MD, Maestría Comité Científico Nacional Gonzalo Arboleda (Universidad del Rosario) Ricardo De la Espriella Guerrero (Universidad Juan N. Corpas) Franklin Escobar Córdoba (Universidad Nacional) Carlos Filizzola Donado (Universidad Javeriana) Marco Fierro Urresta (Universidad del Rosario) Álvaro Franco Zuluaga (Universidad del Bosque) Jenny García Valencia (Universidad de Antioquia) José Antonio Garciandía Imaz (Universidad Javeriana) Luis Eduardo Jaramillo González (Universidad Nacional) Diana Matallana Eslava (Universidad Javeriana) Alexánder Pinzón Amado (Universidad Industrial de Santander) Hernán Rincón Hoyos (CES) Juan Carlos Rivas (Universidad del Valle) Germán Rueda Jaimes (Universidad Autónoma de Bucaramanga) Ricardo Sánchez Pedraza (Universidad Nacional) César Sánchez Vergara (Universidad de Cartagena) Miguel Uribe Restrepo (Universidad Javeriana) Comité Científico Internacional Sergio Aguilar-Gaxiola (Estados Unidos) Renato Alarcón (Estados Unidos) Victoria Arango (Estados Unidos) Shrikant Bangdiwala (Estados Unidos) Germán Berríos (Reino Unido) Javier I. Escobar (Estados Unidos) José de León (Estados Unidos) Paola Leone Campo (España) Fernando Lolas (Chile) Manuel Martín (España) Juan Mezzich (Estados Unidos) Ricardo Millán-González (Costa Rica) Robert Schwartz (Estados Unidos) Mauricio Sierra-Siegerd (Reino Unido) Sergio Strejilevich (Argentina) Rebecca Syed (Reino Unido) Marta Torrens (España) Mark Underwood (Estados Unidos) Benjamín Vicente (Chile) Eduard Vieta (España) Milton Wainberg (Estados Unidos) Junta Directiva de la Asociación Colombiana de Psiquiatría 2013-2014 Presidente: Jaider Alfonso Barros Bermúdez Vicepresidente: Iván Alberto Jiménez Rojas Tesorero: Carlos Alberto Filizzola Donado Secretario: Juan David Ávila Cadavid Vocales: Silvia Lucía Gaviria, Henry Pérez Pertuz, Henry García Moncaleano, Orlando Fierro Pérez, Pedro Gómez Méndez, Rodrigo Nel Córdoba Rojas Representante de los docentes de los posgrados: Carlos Alberto López Jaramillo Representante de los residentes: Jairo Mario González Díaz Revisor fiscal: Henry Eduardo Ortega Reyes Suplente del revisor fiscal: Ricardo Machado Viasús Directores anteriores Ricardo Azuero (1964-1965) Humberto Rosselli (1966-1970; 1971-1979) Alejandro Pinto (1970-1971) Rafael Salamanca (1979-1983) Roberto Chaskel (1983-1994) Carlos Arteaga (1994-2002) Carlos Gómez-Restrepo (2003-2012) 26/03/2014 12:53:57 PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Revista Colombiana de Psiquiatría • Volumen 43 • Número 1 • 2014 CONTENIDO Editorial La importancia de la educación continua Carlos A. Palacio A. ....................................................................................................................................................................... 1 Artículos originales Depresión en síndromes coronarios agudos: aplicación de la escala Beck Depression Inventory Jimmy J. Arevalo, Karen A. Soto y Beatriz Caamaño ..................................................................................................................... 2 Factores asociados al abandono temprano del tratamiento de trastornos por uso de sustancias en una institución de Medellín, Colombia Jenny García Valencia y María Paulina Méndez Villanueva .......................................................................................................... 7 Habilidades motoras y de procedimiento que interfieren en la vida académica habitual de un grupo de estudiantes con signos y síntomas de TDAH María Helena Rubio-Grillo, Yudy Salazar-Torres y Aida Rojas-Fajardo ........................................................................................ 18 Confiabilidad intraevaluador del cuestionario para limitaciones en la actividad y restricciones en la participación de niños con TDAH Luisa Matilde Salamanca Duque, María Mercedes Naranjo Aristizábal, Gladys Helena Gutiérrez Ríos y Jaime Bayona Prieto.................................................................................................................................................................... 25 Artículos de revisión Fundamentos y aplicaciones clínicas de la estimulación magnética transcraneal en neuropsiquiatría Mayra Malavera, Federico Silva, Ronald García, Ligia Rueda y Sandra Carrillo .......................................................................... 32 Imaginería mental: neurofisiología e implicaciones en psiquiatría Nathalie Tamayo Martínez ............................................................................................................................................................ 40 Reporte de caso Evaluación objetiva del procesamiento de las emociones. Estudio de un caso forense Ana Calzada Reyes, Ana Teresa Gutiérrez Manso y Mariloly Acosta González ........................................................................... 47 Epistemología, filosofía de la mente y bioética Intersubjetividad: entre explicación y comprensión Flor Emilce Cely Ávila ................................................................................................................................................................... 52 Eugenesia y discriminación en Colombia: el papel de la medicina y la psiquiatría en la política inmigratoria a principios del siglo xx Jaime Carrizosa Moog ................................................................................................................................................................... 58 Artículo disponible on-line en inglés The Importance of Continuing Education Carlos A. Palacio A. ....................................................................................................................................................................... e1 PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Revista Colombiana de Psiquiatría • Volume 43 • Issue 1 • 2014 CONTENTS Editorial The Importance of Continuing Education Carlos A. Palacio A. ....................................................................................................................................................................... 1 Original Articles Depression in Acute Coronary Syndromes: Application of the Beck Depression Inventory Jimmy J. Arevalo, Karen A. Soto and Beatriz Caamaño ................................................................................................................. 2 Factors Associated With the Temporary Abandonment of Treatment for Disorders Due to Substance Abuse in an Institution in Medellin, Colombia Jenny García Valencia and María Paulina Méndez Villanueva...................................................................................................... 7 Procedural Motor Skills and Interference in the Academic Life Routine of a Group of Schoolchildren With Signs and Symptoms of ADHD María Helena Rubio-Grillo, Yudy Salazar-Torres and Aida Rojas-Fajardo .................................................................................... 18 Intra-rater Reliability for the Questionnaire on Activity Limitations and Participation Restrictions of Children With ADHD Luisa Matilde Salamanca Duque, María Mercedes Naranjo Aristizábal, Gladys Helena Gutiérrez Ríos and Jaime Bayona Prieto ............................................................................................................................................................... 25 Review/Updating Articles Fundamentals and Clinical Applications of Transcranial Magnetic Stimulation in Neuropsychiatry Mayra Malavera, Federico Silva, Ronald García, Ligia Rueda and Sandra Carrillo ...................................................................... 32 Mental Imagery: Neurophysiology and Implications in Psychiatry Nathalie Tamayo Martínez ............................................................................................................................................................ 40 Case Report Objective Assessment of Emotion Processing. Forensic Case Report Ana Calzada Reyes, Ana Teresa Gutiérrez Manso and Mariloly Acosta González ....................................................................... 47 Epistemology, Philosophy of Mind and Bioethics Intersubjectivity: Between Explanation and Understanding Flor Emilce Cely Ávila ................................................................................................................................................................... 52 Eugenics and Discrimination in Colombia: the Role of Medicine and Psychiatry in Immigration Policy at the Beginning of the 20th Century Jaime Carrizosa Moog ................................................................................................................................................................... 58 Article available on-line in English The Importance of Continuing Education Carlos A. Palacio A. ....................................................................................................................................................................... e1 PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Nuestra portada Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe (Medellín, Colombia). J. David J. Bedoya Giraldo (2013) Técnica: Cámara Canon EosRebel Xsi Lente 50 mm. ISO: 200. Velocidad: 1/125 s Siempre he pensado que el ser humano se debe reinventar todos los días y para ello debe explorar caminos en todas las esferas que conforman su realidad; es por esto que busco refugio en la fotografía, en el teatro, en la música, en mis estudios, en mi religión. Me gusta encontrar ese punto de vista a veces disonante que permanece oculto a las miradas pasajeras y a los esquemas de la sociedad, me gusta ver la sorpresa, alegría, tristeza, intriga, que se encuentra en el rostro de las personas cuando les apuntas con una cámara; me gusta ver las historias que se tejen entre el diafragma y el inconsciente de la gente; y un poco más sencillo, me gusta plasmar el recuerdo, el azul del cielo, el negro de las pupilas y lo cambiante del mundo. Esta fotografía a la que llamo “centro grávido” es una mirada a la realidad ondulante, es un distractor para los ojos, una pincelada que trata de armonizar los verdes profundos de un jardín botánico. J. David Bedoya Giraldo Estudiante de décimo semestre de Medicina en la Universidad de Antioquia, Colombia REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):1 PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Editorial La importancia de la educación continua The Importance of Continuing Education Carlos A. Palacio A. Director de Revista Colombiana de Psiquiatría La calidad en la atención en salud de la población es un elemento fundamental en los sistemas de salud. En Colombia, desafortunadamente, puede ser uno de los más descuidados, quizá porque la prioridad ha sido la ampliación de la cobertura desde la implementación de la Ley 100 de salud. Este descuido ha llevado a unos costos incalculables en vidas y en complicaciones en la atención de los pacientes. Las políticas actuales —como el crecimiento incontrolable de las facultades de medicina y el aumento de médicos que egresan de ellas sin una formación adecuada para el ejercicio de su profesión, el crecimiento de cupos de posgrado con un afán desmedido de las universidades de incremento en el costo de matrículas sin procesos integrales de educación, la carencia de un sistema de certificación y recertificación para los profesionales en las diferentes especialidades clínicas y quirúrgicas, la falta de programas estructurados de formación continua por parte de los responsables directos, facultades de medicina y asociaciones científicas, el interés de las distintas instituciones prestadoras de salud en emplear «mano de obra barata»— son apenas algunas de las causas de la mala calidad de la atención de nuestra población. Es hora de que cada uno de los entes involucrados en el sistema asuma sus responsabilidades: el Ministerio de Salud y Educación, con procesos sólidos de vigilancia, control y certificación; las facultades de medicina con programas de alta calidad habilitados y acreditados, que brinden formación integral a todos sus egresados y las asociaciones científicas en establecer programas de educación continua a sus asociados. La Asociación Colombiana de Psiquiatría está a tiempo de hacerlo, cuenta con todos los insumos para esto, la virtualidad a través de su portal podría ser una fuente de capacitación continua con cursos, foros y simposios en las diferentes líneas del conocimiento (psicofarmacología, psicopatología, clínica, psicoterapias, podrían ser algunas); Revista Colombiana de Psiquiatría es otro medio importante de capacitación, especialmente con la divulgación del conocimiento que se origina en los diferentes centros de investigación en salud mental del país; los congresos regionales y nacionales que se realizan en el país con el acompañamiento de la Asociación son fuente importante de actualización y divulgación de conocimiento científico, y la implementación de un sistema de créditos académicos y evaluaciones periódicas por parte del comité científico de la asociación son apenas algunas de las propuestas que se deben trabajar para que, de una manera coherente y estructurada, puedan implementarse. La Asociación y su Junta Directiva han trabajado la gran mayoría de ellas; debemos hacer una apuesta para lograrlo de una vez por todas, hemos sido ejemplo para muchas asociaciones científicas en las tareas emprendidas, y una iniciativa en este sentido no puede quedarse en el intento. Correo electrónico: cpalacio.palacio@gmail.com 0034-7450 © 2014 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España S.L. Todos los derechos reservados. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):2-6 PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Artículo original Depresión en síndromes coronarios agudos: aplicación de la escala Beck Depression Inventory Jimmy J. Arevalo a,*, Karen A. Soto b y Beatriz Caamaño c a División de Investigaciones, Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud, Bogotá, Colombia de Medicina, Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud, Bogotá, Colombia c Hospital Universitario Fernando Troconis, Universidad del Magdalena, Santa Marta, Colombia b Facultad I N F O R M AC I Ó N D E L A RT Í C U L O R E S U M E N Historia del artículo: Introducción: Se ha relacionado la depresión con la ocurrencia de enfermedades cardio- Recibido el 14 de mayo de 2013 vasculares. Parece incrementar el riesgo de muerte en enfermedad coronaria. La presencia Aceptado el 31 de mayo de 2013 de depresión tras un síndrome coronario agudo (SCA) y su relación con factores socioeconómicos no se ha estudiado en Colombia. Palabras clave: Objetivo: Describir la frecuencia de depresión y sus factores asociados en pacientes hospi- Depresión talizados por SCA. Síndrome coronario agudo Métodos: Entre abril y mayo de 2008, se llevó a cabo un estudio de corte transversal en Beck Depression Inventory tres unidades de cuidado coronario en Santa Marta, Colombia. La presencia de síntomas Infarto de miocardio depresivos se evaluó con el Inventario de Depresión de Beck (BDI). Se consideró depresión Angina inestable si el BDI era ≥ 10. Se probó la relación entre la presencia de depresión y características demográficas, clínicas y paraclínicas. Resultados: Se encontró un BDI ≥ 10 (algún grado de depresión) en 21 (63,64%) pacientes; 9 de 10 (91,66%) pacientes sin ingresos fijos presentaron depresión, frente a 12 de 23 (57,14%) con ingresos fijos (p = 0,037). En 8 de 8 (100%) pacientes con inversión patológica de la onda T en el electrocardiograma, se evidenció depresión, frente a 13 de 25 (52%) sin cambios en la onda T (p = 0,014); 17 de 22 (77,27%) pacientes que tenían consumo previo de cigarrillos presentaron depresión, frente a 4 de 11 (36,36%) que nunca habían consumido cigarrillos (p = 0,021). Conclusiones: Los síntomas depresivos son altamente prevalentes entre los pacientes que sufren un SCA. El desempleo, la inversión patológica de la onda T y el consumo de cigarrillos parecen estar asociados con la presencia de síntomas depresivos tras un evento coronario agudo. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. *Autor para correspondencia. Correo electrónico: jarevalo@fucsalud.edu.co (J.J. Arévalo). 0034-7450 © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España S.L. Todos los derechos reservados. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):2-6 3 Depression in Acute Coronary Syndromes: Application of the Beck Depression Inventory A B S T R A C T Keywords: Background: Depression has been related to the occurrence of cardiovascular diseases, and Depression also appears to increase the risk of death from coronary artery disease. The presence of Acute coronary syndrome depression after the occurrence of an acute coronary syndrome (ACS) and its relationship Beck Depression Inventory with socioeconomic factors has not been studied in Colombia. Myocardial infarction Objective: To describe the frequency of depression and associated factors in patients Unstable angina hospitalized with an ACS. Methods: A cross-sectional study was carried out between April and May 2008 in three coronary care units in Santa Marta, Colombia. The presence of depression was evaluated with the Beck Depression Inventory (BDI). Depression was considered to be present if BDI was equal or greater than 10. The relationship between the presence of depression and demographic, clinic and laboratory characteristics was analyzed. Results: A BDI score ≥10 (any degree of depression) was seen in 21 (63.64%) of the patients. In 9 out of 10 (91.66%) patients without stable income had depression in contrast to 12 out of 23 (57.14%) with stable income (P=.037). Depression was found in in 8 of the 8 (100%) patients with electrocardiographic pathological T wave inversion, in contrast to 13 out of the 25 (52%) without changes in T wave (P=.014). Depression was detected in 17 of 22 (77.27%) patients who smoked cigarettes versus 4 of 11 (36.36%) of patients who have never smoked (P=.021). Conclusions: Depressive symptoms are significantly present in patients suffering an acute coronary syndrome. Unemployment, pathological T wave inversion, and smoking seem to be associated with the presence of depressive symptoms after an acute coronary event. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción La depresión es un trastorno frecuente entre los pacientes que han sufrido un infarto agudo de miocardio (IAM): aproximadamente 1 de cada 6 pacientes con IAM sufren depresión mayor y por lo menos el doble presenta síntomas depresivos tempranos después del evento1-3, por lo que se la reconoce como un importante factor asociado con impacto en la morbimortalidad cardiaca temprana2,4. Las tasas de hospitalización de pacientes con síntomas depresivos son significativamente mayores que las de los no deprimidos, por lo que se asocian con pobre pronóstico cardiovascular5-7. No obstante, los pacientes deprimidos con IAM tienen menos probabilidad de que se reconozca su depresión que aquellos con depresión pero sin enfermedad cardiaca6. Algunos estudios apuntan que cerca del 65% de los pacientes después de un IAM presentan síntomas depresivos y un 15-22%, depresión y que un paciente con depresión tiene 3,5 veces más riesgo de muerte que los no deprimidos7,8. Se han encontrado factores de estrés relacionados con la depresión en pacientes que han sufrido un IAM, tales como las malas relaciones familiares, el desempleo, menor nivel educativo9,10 y el bajo apoyo social, que se relacionan con deterioro en el estado de salud durante el primer año de recuperación, especialmente las mujeres 4,11,12. La depresión también está asociada con pobre adherencia a las recomendaciones para la reducción de riesgos, anormalidades del tono autonómico, lo que puede a los pacientes más susceptibles a arritmias ventriculares, y mayor activación plaquetaria1. Por esto se ha propuesto que el tratamiento de la depresión puede mejorar el pronóstico de pacientes deprimidos con enfermedad cardiaca8, y se ha asociado la rehabilitación cardiaca con disminución de los síntomas depresivos, incluso con impacto positivo en las tasas de mortalidad10. En este estudio se evaluó la presencia de síntomas depresivos en pacientes que habían sufrido de un síndrome coronario agudo (SCA) y se estudió la relación de características demográficas, clínicas y paraclínicas con la presencia de depresión. Métodos Tipo de estudio Estudio de corte transversal llevado a cabo entre abril y mayo de 2008 en las unidades de cuidado coronario de las instituciones prestadoras de servicios de salud Clínica El Prado, Clínica La Milagrosa, Clínica Mar Caribe y la empresa social del estado Hospital Universitario Fernando Troconis en Santa Marta, Colombia. Población y muestra Se incluyó en el estudio a todos los pacientes hospitalizados por un SCA (angina inestable, IAM sin elevación del seg- 4 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):2-6 mento ST [IAMSEST] e IAM con elevación del segmento ST [IAMCEST]) procedentes de las instituciones participantes, que supieran leer y escribir español o inglés, no tuvieran problemas cognoscitivos graves que imposibilitaran su participación con el asistente de investigación, y dieran su consentimiento por escrito para participar en el estudio. Se excluyó a los pacientes cuya causa principal de admisión fuera diferente del SCA. Los sujetos fueron invitados a participar en el estudio consecutivamente durante el tiempo de ejecución del protocolo de investigación. Consideraciones éticas Conforme a la legislación Colombiana, este estudio se consideró sin riesgo. Se obtuvo del Comité de Proyectos de Investigación de la Universidad del Magdalena aprobación del protocolo en junio de 2007. Las instituciones participantes autorizaron la aplicación del protocolo a través de comunicados expedidos por las correspondientes Direcciones Científicas hospitalarias en febrero de 2008. Se solicitó a todos los participantes consentimiento informado por escrito. No se recolectó información de identificación de los pacientes para guardar la confidencialidad. Evaluación de depresión La presencia de síntomas depresivos se evaluó aplicando el Inventario de Depresión de Beck (BDI) en una ocasión durante la primera semana de estancia hospitalaria. El BDI es una prueba autoaplicable de 21 puntos ampliamente usada para medir la presencia y la gravedad de los síntomas depresivos13-17. Los encuestados fueron instruidos para que calificaran cada síntoma de la escala de 0 a 3 (0, ausencia de síntomas; 1-3, niveles de gravedad en incremento). Puntuaciones ≥ 10 se consideraron indicativas de la presencia de síntomas depresivos. El BDI ha sido adaptado al español y se ha validado en el escenario específico de pacientes con enfermedad coronaria18. Características demográficas, clínicas y paraclínicas Las características demográficas son sexo, edad, estado civil, grado de escolaridad, nivel de interacción social, ocupación y estrato socioeconómico. El grado de escolaridad se clasificó en cuatro niveles: nulo, quienes nunca cursaron básica primaria; bajo, quienes cursaron básica primaria; medio, quienes cursaron media vocacional o secundaria, y alto, quienes cursaron niveles más altos de educación, como carreras técnicas y profesionales. El nivel de interacción social se clasificó según el paciente viviera solo o acompañado y el número de personas con que compartiera su habitación. La ocupación se clasificó en tres grupos: desempleado, trabajador o pensionado. El estrato socioeconómico se clasificó en tres niveles y se preguntó en relación con el lugar de residencia del paciente: bajo, niveles 1 y 2 del Departamento Administrativo Nacional de Encuestas (DANE); medio, niveles 3 y 4 del DANE; alto, niveles 5 y 6 del DANE. Los datos demográficos se recogieron mediante encuesta a los participantes. Las características clínicas y paraclínicas son el tipo de SCA (angina inestable, IAMSEST, IAMCEST), consumo de cigarrillos, alcoholismo, sedentarismo, peso, talla, índice de masa corporal (IMC), síntomas anginosos (típicos o atípicos), concentraciones del biomarcador cardiaco de necrosis isoforma MB de la creatincinasa (CK-MB), inversión patológica de la onda T, presencia de onda Q patológica, leucocitos y dislipemia. El tabaquismo y el alcoholismo se clasificaron en tres grupos: historia negativa, previa o actual. El sedentarismo se definió como no realizar ejercicio aeróbico por 30 min tres o más veces por semana. Análisis de datos Se realizó un análisis descriptivo de las variables demográficas, clínicas y paraclínicas. Las variables continuas se resumieron con media ± desviación estándar y mediana (intervalo), y las variables categóricas se expresaron como proporciones. La asociación entre las características de los participantes y la presencia de síntomas depresivos se evaluó mediante pruebas de diferencia de proporciones y los valores de p se derivaron de la distribución Z para las variables categóricas. La relación entre las variables continuas con diferentes niveles de BDI se evaluaron mediante correlación lineal simple visual y el coeficiente de correlación de Spearman (rho). La ocupación se recategorizó durante el análisis de los datos a ingresos fijos si se trataba de un participante empleado o pensionado, y sin ingresos fijos para los desempleados. Resultados Se presentaron 53 pacientes con SCA confirmado a las instituciones participantes. Se excluyó a 7 pacientes que no cumplían los criterios de inclusión por presentar problemas cognoscitivos graves que imposibilitaban la interacción con el entrevistador. Se solicitó a 46 pacientes su participación en el estudio. De ellos, 33 (71,7%) dieron su consentimiento por escrito. La tabla 1 muestra las características demográficas, clínicas y paraclínicas de los participantes. Se muestra cada característica en relación con puntuaciones BDI ≥ 10 y < 10. En 21 (63,63%) de 33 pacientes, se detectaron síntomas depresivos. De estos, 11 pacientes (52,38%) presentaban síntomas leves (BDI 10-19); 6 (28,57%), moderados (BDI 20-28), y 4 (19,05%), graves (BDI 29-63). Los pacientes sin depresión mostraron una frecuencia de 11 (91,67%) con ingresos fijos y el grupo con depresión, 12 (57,14%) (Z, p = 0,038). El desempleo se presentó en 1 (8,33%) paciente sin depresión y 9 (42,86%) con depresión; tenían un trabajo 7 (58,33%) sin depresión y 6 (28,57%) con depresión, y eran pensionados 4 (33,33%) sin depresión y 6 (28,57%) con depresión. El consumo de cigarrillos previo al ingreso se presentó en 22 (66,67%) pacientes, de los que 17 (80,95%) tenían síntomas depresivos y 4 (41,67%) no (Z, p = 0,028). En el análisis de los hallazgos electrocardiográficos, se encontró a 8 (38,1%) 5 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):2-6 Tabla 1 – Características de los pacientes según puntuación del Inventario de Depresión de Beck Característica Sujetos, n Edad (años) Varonesa Pesoa (kg) Estaturaa (cm) IMCa Estado civila Casado Unión libre Soltero Viudo Otrosb Nivel educativoa Bajo Medio Alto Número de individuos en habitacióna Ingresos fijosc Estrato socioeconómicoa Bajo Medio Alto Síndrome coronario agudoa Angina inestable IAMSEST IAMCEST Dolor torácico típicoa Consumo previo de cigarrillosd Consumo previo o actual de alcohola Sedentarismoa CK-MBa Inversión patológica de la onda Te Presencia de onda Q patológicaa Recuento leucocitarioa Dislipemiasa BDI < 10 12 56,5 (21-74) 10 (83,33) 77,5 (60-98) 168 (158-172) 27,11 (21,25-35) BDI ≥ 10 21 67 (39-80) 14 (66,67) 71 (53-120) 167 (144-183) 25 (20,47-37,45) Total 33 62 (21-80) 24 (72,73) 72 (53-120) 168 (144-183) 26,12 (20,47-37,45) 6 (50) 3 (25) 1 (8,33) 1 (8,33) 1 (8,33) 9 (42,86) 7 (33,33) 3 (14,29) 1 (4,76) 1 (4,76) 15 (45) 10 (30) 4 (12) 2 (6) 2 (6) 5 (41,69) 6 (50) 1 (8,33) 1 (0-8) 11 (91,67) 13 (89,6) 5 (23,81) 3 (14,29) 1 (0-11) 12 (57,14) 14 (42) 11 (33) 4 (12) 1 (0-11) 23 (69,70) 6 (50) 6 (50) 0 13 (61,9) 6 (28,57) 2 (9,52) 19 (57,58) 12 (36,36) 2 (6,06) 6 (50) 4 (33,33) 2 (16,67) 9 (75) 4 (41,67) 10 (83,33) 6 (50) 57,5 (0-390) 0 0 7.909,52 ± 2.201,56 5 (41,67) 16 (76,19) 4 (19,05) 1 (4,76) 19 (90,48) 17 (80,95) 16 (76,19) 13 (61,9) 26 (0-1.080) 8 (38,1) 3 (14,29) 8.150 ± 3.235,45 10 (47,62) 22 (66,67) 8 (24,24) 3 (9,09) 28 (84,85) 22 (66,67) 26 (78,79) 19 (57,58) 28 (0-1.080) 8 (24,24) 3 (9,09) 7.996,97 ± 2.577,12 15 (45,45) BDI: Inventario de Depresión de Beck; IAMCEST: infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST; IAMSEST: infarto agudo de miocardio sin elevación del segmento ST; IMC: índice de masa corporal. a No se encontraron diferencias estadísticamente significativas. b Otros incluye: separado, divorciado. c Prueba de diferencia de proporciones, distribución Z, p = 0,038. d Prueba de diferencia de proporciones, distribución Z, p = 0,021. e Prueba de diferencia de proporciones, distribución Z, p = 0,014. Los datos expresan n (%), mediana (intervalo) o media ± desviación estándar. pacientes con inversión patológica de la onda T y a ninguno en el grupo sin síntomas depresivos (Z, p = 0,014). Discusión Este trabajo presenta el análisis de los datos obtenidos de aplicar una prueba de criba de depresión en una población de pacientes hospitalizados en unidades de cuidado coronario por SCA. Nuestros hallazgos indican que la depresión se presenta en un alto porcentaje de estos pacientes y que se encuentra relacionada con factores demográficos como no tener ingresos financieros fijos, clínicos como el consumo de cigarrillos y paraclínicos como la inversión patológica de la onda T en el electrocardiograma. Los resultados de este estudio deben ser interpretados en el contexto de ciertas limitaciones. En primera instancia, la frecuencia de síntomas depresivos encontrados hace referencia exclusivamente a la población estudiada y es difícil su extrapolación directa a la población colombiana general. Sin embargo, al examinar las características de los participantes, se encontró que son similares a las características de la población colombiana que se esperaría encontrar en una unidad de cuidado coronario con un SCA, por ejemplo, mayor proporción de varones, con bajo nivel educativo y socioeconómico, y con sobrepeso. Y en segundo lugar, las asociaciones encontradas carecen de la relación temporal causa-efecto, por lo que es necesario continuar su estudio con otro tipo de diseño metodológico, como un estudio de cohortes, en el que se pueda rea- 6 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):2-6 lizar un análisis multivariable para controlar por las variables que puedan generar confusión e interacción. El desempleo, el bajo nivel socioeconómico y el riesgo psicosocial se han relacionado como factores predisponentes a la depresión en pacientes que sufren un IAM. Además, se han relacionado con un aumento en el riesgo de mortalidad y morbilidad cardiaca hasta 1 año tras el evento coronario y mayores tiempos de estancia hospitalaria8,11. El consumo de cigarrillos se ha asociado con aumento en la incidencia de depresión, especialmente en pacientes que persisten en el consumo de cigarrillos los 6 meses posteriores al IAM4. La inversión de la onda T se encontró asociada con la presencia de síntomas depresivos. Es posible que esta relación se deba a una hiperactividad o hipoactividad de mediadores inflamatorios, por ejemplo, aumento de la secreción de interleucina 1b, factor de necrosis tumoral alfa e interferón (citocinas proinflamatorias) y aumento del número de leucocitos19. Otras de las variables medidas en nuestro estudio que se han relacionado con la presencia de depresión en pacientes que han sufrido un SCA incluyen el sexo masculino, el estrato socioeconómico bajo7,9,12, el antecedente de enfermedad coronaria, el alto IMC, las malas relaciones del hogar y la familia, y el bajo nivel educativo20,21. Es posible que estos factores también sean importantes en nuestra población y que con un tamaño muestral mayor hubiesen sido detectados. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. Conclusiones Los síntomas depresivos se presentan frecuentemente en pacientes hospitalizados por un SCA. Existen factores como el desempleo, la inversión patológica de la onda T y el consumo de cigarrillos que parecen estar asociados con la presencia de síntomas depresivos tras un evento coronario agudo. Agradecimientos Los autores agradecen a los participantes y las instituciones involucradas con la realización de este estudio. Financiación El estudio no recibió ayuda o auxilio de agencias de financiación. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener conflicto de intereses alguno. 19. 20. B I B L I O G R A F Í A 1. Ziegelstein RC. Depression in patients recovering from a myocardial infarction. JAMA. 2001;286:1621-7. 2. Bekke-Hansen S, Trockel M, Burg MM, Taylor CB. Depressive symptom dimensions and cardiac prognosis following 21. myocardial infarction: results from the ENRICHD clinical trial. Psychol Med. 2012;42:51-60. Myers V, Gerber Y, Benyamini Y, Goldbourt U, Drory Y. Post-myocardial infarction depression: increased hospital admissions and reduced adoption of secondary prevention measures—a longitudinal study. J Psychosom Res. 2012;72:5-10. Doyle F, McGee HM, Conroy RM, Delaney M. What predicts depression in cardiac patients: sociodemographic factors, disease severity or theoretical vulnerabilities? Psychol Health. 2011;26:619-34. Foss Nieradko B, Stepnowska M, Piotrowicz R. [Effect of the dynamics of depression symptoms on outcomes after coronary artery bypass grafting]. Kardiol Pol. 2012;70:591-7. Jiang W, Krishnan RR, O’Connor CM. Depression and heart disease: evidence of a link, and its therapeutic implications. CNS Drugs. 2002;16:111-27. Guck TP, Kavan MG, Elsasser GN, Barone EJ. Assessment and treatment of depression following myocardial infarction. Am Fam Physician. 2001;64:641-8. Rivelli S, Jiang W. Depression and ischemic heart disease: what have we learned from clinical trials? Curr Opin Cardiol. 2007;22:286-91. Krzyzkowiak W. Depression after myocardial infarction and its psychosocial conditions. Psychiatr Pol. 2007;41:679-91. Milani RV, Lavie CJ. Impact of cardiac rehabilitation on depression and its associated mortality. Am J Med. 2007;120:799-806. Leifheit-Limson EC, Reid KJ, Kasl SV, Lin H, Jones PG, Buchanan DM, et al. The role of social support in health status and depressive symptoms after acute myocardial infarction: evidence for a stronger relationship among women. Circ Cardiovasc Qual Outcomes. 2010;3:143-50. Wheeler A, Beltrame J, Tucker G, Air T, Ling LH, Schrader G. Depression and 5-year mortality in patients with acute myocardial infarction: Analysis of the IDACC database. Aust N Z J Psychiatry. 2012;46:669-75. Denollet J, Strik JJ, Lousberg R, Honig A. Recognizing increased risk of depressive comorbidity after myocardial infarction: looking for 4 symptoms of anxiety-depression. Psychother Psychosom. 2006;75:346-52. Grace SL, Abbey SE, Kapral MK, Fang J, Nolan RP, Stewart DE. Effect of depression on five-year mortality after an acute coronary syndrome. Am J Cardiol. 2005;96:1179-85. Ladwig KH, Lehmacher W, Roth R, Breithardt G, Budde T, Borggrefe M. Factors which provoke post-infarction depression: results from the post-infarction late potential study (PILP). J Psychosom Res. 1992;36:723-9. 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An increase in depressive symptoms after myocardial infarction predicts new cardiac events irrespective of depressive symptoms before myocardial infarction. Psychol Med. 2012;42:683-93. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):7-17 PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Artículo original Factores asociados al abandono temprano del tratamiento de trastornos por uso de sustancias en una institución de Medellín, Colombia Jenny García Valencia a,* y María Paulina Méndez Villanueva b a Médica, Especialista en Psiquiatría, Magíster en Epidemiología, Doctora en Epidemiología; Coordinadora de Investigación, Samein S.A.S; Profesora asociada, Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad de Antioquia, Medellín, Antioquia, Colombia b Médica, Especialista en Psiquiatría; Coordinadora, Centro de Atención de Drogodependencias de Samein S.A.S., Medellín, Antioquia, Colombia I N F O R M AC I Ó N D E L A RT Í C U L O R E S U M E N Historia del artículo: Objetivo: Determinar la frecuencia de abandono temprano del tratamiento y los factores Recibido el 28 de noviembre de 2013 asociados a este entre los pacientes atendidos en 2012 en un Centro de Atención de Aceptado el 21 de enero de 2014 Drogodependencias de Medellín. Métodos: Estudio de casos y controles. Los casos fueron los sujetos que abandonaron Palabras clave: prematuramente el programa y los controles, quienes lo completaron. Se compararon Trastornos relacionados ambos grupos en factores sociodemográficos, relacionados con el patrón de uso de con sustancias sustancias, las comorbilidades y la decisión de ingreso al tratamiento. Terapéutica Resultados: La frecuencia de abandono temprano del programa fue del 59%, pero una alta Resultado del tratamiento proporción de este abandono (47,5%) ocurrió en la transición de una etapa del programa Calidad de la atención de salud a otra. Las variables asociadas con el abandono temprano fueron: trastorno psicótico (odds ratio [OR] = 0,32; intervalo de confianza del 95% [IC95%], 0,11-0,91), trastorno bipolar (OR = 0,31; IC95%, 0,12-0,77), heroína como principal sustancia problema en comparación con alcohol (OR = 6,68; IC95%, 1,52-29,4), toma de decisión del tratamiento por un familiar en comparación con la personal (OR = 3,02; IC95%, 1,28-7,17) y tratamientos previos (OR = 1,87; IC95%, 1,02-3,44). Conclusiones: La frecuencia de abandono temprano del tratamiento hallada en este estudio es similar a la reportada en otros. Se encontraron factores asociados al abandono que se puede tener en cuenta al planear estrategias para mejorar los resultados del programa. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. * Autor para correspondencia: Carrera 51 D # 62-29, Medellín, Antioquia, Colombia. Correo electrónico: jegava@gmail.com, jennygarcia@medicina.udea.edu.co (J. García Valencia). 0034-7450 © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España S.L. Todos los derechos reservados. 8 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):7-17 Factors Associated With the Temporary Abandonment of Treatment for Disorders Due to Substance Abuse in an Institution in Medellin, Colombia A B S T R A C T Keywords: Objective: To determine the frequency and factors associated withtreatment drop-out in Substance-related disorders patients from a Substance User Treatment Center in Medellín, Colombia. Therapeutics Methods: A case-control study was conducted, with patients with an early treatment Treatment outcome dropout as cases, and patients who completed the treatment as controls. Demographic Quality of health care data, substance use pattern, concomitant diseases, and the decision to initiate treatment were compared between cases and controls. Results: The frequency of early drop-out was 59%, but a high proportion of this drop-out (47.5%) occurred in the transition period between the program stages. The variables associated with drop-out were: psychotic disorder (OR=0.32; 95% CI, 0.11-0.91), bipolar disorder (OR=0.31; 95% CI, 0.12-0.77), heroin as the principal substance compared to alcohol (OR=6.68; 95% CI, 1.52-29.4), decision to initiate the treatment by the family compared to personal decision (OR=3.02; 95% CI, 1.28-7.17), and previous treatments (OR=1.87; 95% CI, 1.02-3.44). Conclusions: The drop-out frequency is similar to those reported in other studies. Associated factors were found, which could be considered in order to plan strategies to improve the program results. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Los trastornos por uso de sustancias son un problema importante de salud pública por su alta frecuencia y los altos costos para la sociedad, lo que incluye dificultades en las relaciones familiares y con otras personas, menoscabo de la salud física, ausentismo laboral, pérdida de la productividad, costos del tratamiento y aumento de la morbilidad y mortalidad por accidentes y violencia contra otros1,2. En respuesta a la creciente necesidad de tratamiento para disminuir la carga de los trastornos por uso de sustancias, se inició en 2009 el Centro de Atención en Drogodependencia de Samein (CAD-Samein) en Medellín (Colombia), que tiene un modelo médico de atención. Para ingresar al CAD-Samein, el usuario tiene una evaluación inicial, en la cual es valorado por psiquiatría, psicología, terapia de familia y medicina general, y además participa en talleres psicoeducativos. En esta fase se hace el plan de tratamiento y se toma la decisión de cuál es la etapa que sigue, dependiendo de las necesidades del paciente. Estas etapas son: a) deshabituación o residencial, que es de internación y dura 30 días; b) reinserción en el medio familiar y social o «ambulatoria diurna», que se realiza con la modalidad de hospital de día y dura 30 días, y c) «seguimiento», que dura 4 meses en los cuales, con espacios individuales y grupales, se ayuda a que el paciente continúe reforzando su habilidad para solucionar problemas y prevenir la recaída. En el contexto de la atención en salud, se ha recomendado el uso de prácticas basadas en la evidencia en los tratamientos a los pacientes y que los programas tengan datos válidos y confiables para medir su desempeño y seguir su progreso3. Entre los indicadores de éxito de los tratamientos para los trastornos por uso de sustancias, está la reducción o interrupción del consumo y las recaídas, y además existen otros, como el abandono temprano o la salida no planeada, en la cual el paciente se retira del programa sin haber participado en todos los elementos del tratamiento que lo llevarán a un cambio 4. En múltiples estudios, se ha demostrado que esta tasa de abandono es un factor que predice el pronóstico después del tratamiento, por lo que la retención en el programa debe ser una meta intermedia importante5-7. Teniendo en cuenta que el abandono temprano es un indicador del éxito del tratamiento, es importante establecer cuáles son las características asociadas con este para poder tomar medidas de prevención y lograr establecer quiénes pueden ser los pacientes que lograrían beneficiarse más de los programas 8 . Aunque hay investigaciones sobre este tópico en otros países, estas características pueden variar dependiendo del contexto cultural y el sistema de salud9. Por consiguiente, el presente estudio tiene por objetivo determinar la frecuencia de abandono temprano del tratamiento y los factores asociados a este entre los pacientes atendidos en 2012 en el CAD-Samein. Métodos Este es un estudio observacional de casos y controles; el grupo de casos está constituido por los sujetos que abandonaron prematuramente el tratamiento y el de controles, por los que completaron el programa tal como se planeó. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):7-17 Se incluyó a todos los pacientes evaluados para ingresar al CAD-Samein desde el 1 de enero de 2012 hasta el 31 de diciembre de 2012 para tratamiento de un trastorno por uso de sustancias. Previa autorización de Samein S.A.S., se hizo una revisión de las historias clínicas de los sujetos que se presentaron para evaluación inicial en la institución, con el fin de recolectar información sobre el diagnóstico de trastornos por uso de sustancias según criterios de la Décima Edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), como también de posibles factores que pudieran inf luir en el de senlace. Entre esos factores están la edad, la escolaridad, el sexo, la ocupación, el estado civil, la edad de inicio del trastorno, la comorbilidad médica (definida como la presencia de una enfermedad médica que esté generando la necesidad actual de tratamiento), comorbilidad psiquiátrica (diagnóstico de un trastorno mental según CIE-10 sin incluir rasgos o trastornos de personalidad), trastorno de personalidad diag nosticado seg ún CIE-10 por miembros de equipo terapéutico, antecedente de dependencia a sustancias en familiares de primer grado de consanguinidad, tratamientos previos para el trastorno por uso de sustancias, toma de decisión (definida como la persona que tomó la iniciativa para que el paciente iniciara el tratamiento, categorizada en: personal, la familia, orden judicial o solicitud laboral y orden del médico), polifarmacodependencia (dependencia a tres o más sustancias) y principal sustancia problema (sustancia que está generando el mayor malestar, problema o discapacidad en el sujeto). Todas estas características se establecieron de acuerdo con lo consignado en la historia clínica por los miembros del equipo terapéutico. Además, se calcularon los tiempos de permanencia en el programa y de transición (definido como el transcurrido entre la finalización de una etapa y el inicio de la siguiente). Se definió abandono temprano como el retiro del paciente, tanto voluntario como por decisión del equipo terapéutico, que ocurrió antes del tiempo establecido previamente dentro del plan de tratamiento. Además, se evaluó el abandono temprano de cada una de las «etapas» del programa, que tienen estos tiempos preestablecidos, como ya se mencionó: 1 mes para la residencial, 1 mes para diurna-ambulatoria y 4 meses para seguimiento. Análisis estadístico Se describió a los participantes empleando frecuencia y porcentaje para las variables cualitativas y mediana [intervalo intercuartílico] (mínimo-máximo) para las cuantitativas, debido a que estas no tenían distribución normal, lo cual se evaluó con la prueba de Kolmogorov-Smirnov. Se compararon los casos y controles mediante análisis bivariable empleando la prueba de la U de Mann-Whitney para variables cuantitativas y la de la x2 para las cualitativas; además, con estas últimas se calculo la odds ratio (OR) con el respectivo intervalo de confianza del 95% (IC95%). Posteriormente, se estableció cuáles eran las características que se asociaban de modo independiente con el abandono temprano usando análisis multivariable de regresión logística binaria por el método paso 9 a paso hacia atrás. Las variables ingresadas al modelo fueron las que obtuvieron en la asociación bivariable p < 0,25 de acuerdo con el criterio de Hosmer-Lemeshow. De forma exploratoria, se comparó a los sujetos con y sin abandono temprano del tratamiento en cada una de las etapas (residencial, ambulatoria diurna y seguimiento). Solamente se hizo análisis bivariable mediante U de Mann-Whitney para variables cuantitativas y x 2 con estimación de OR e IC95% para las cualitativas. Para todas las pruebas se empleó un nivel de significación de p < 0,05. Resultados Se presentaron para evaluación inicial 418 sujetos, predominantemente varones (83%), con una mediana de edad de 27 [18-41,2] (12-71) años. La mayoría de ellos estaban solteros (61,2%) y el 50% tenía una escolaridad ≤ 11 [7-13] (0-18) años; en cuanto a su ocupación, el 30,9% estaba empleado y el 29,7%, desempleado (tabla 1). El 34,2% tenía alguna comorbilidad médica y el 49,8%, un trastorno psiquiátrico concomitante, principalmente trastorno depresivo mayor, trastorno bipolar y trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Además, el 21,8% tenía un trastorno de personalidad. El 98,3% de los sujetos evaluados tenían dependencia de sustancias y el 28,0%, uso nocivo de sustancias, con medianas de edad de inicio de 14 [12-16] (7-64) y 15 [13-16] (11-50) años respectivamente. La dependencia más frecuente fue a nicotina (63,2%), seguida por marihuana (58,1%), cocaína (49,5%), alcohol (43,3%), opiáceos (10,3%), sedantes (6,9%), inhalantes (3,8%), LSD (0,7%) y «éxtasis» (0,2%). El uso nocivo tuvo por sustancias más comunes: alcohol (16%), cocaína (11,2%), sedantes (6,4%), marihuana (6,2%), inhalantes (4,5%), LSD (2,4%), «éxtasis» (0,5%) y opiáceos (0,2%). El 40,7% de los sujetos tenían polifarmacodependencia, y la principal sustancia problema reportada con más frecuencia fue cocaína (34,7%), seguida por marihuana (31,3%), alcohol (19,1%), heroína (7,9%), nicotina (2,9%), medicamentos opiáceos (1,7%), sedantes (0,7%) y otros (0,7%). Además, el 47,6% de los sujetos habían tenido tratamientos previos; en cuanto a la decisión de hacer el programa actual, en el 53,2% fue personal, el 20,3% por la familia, el 17,5% por el médico, el 2,6% por exigencia laboral y el 0,5% por orden judicial. De los 418 sujetos que estaban en la evaluación inicial de 2012, 36 (8,6%) abandonaron durante ese proceso, 35 porque no estaban interesados en el programa y 1 por motivos laborales. Entre los que abandonaron en la evaluación y los que continuaron el proceso, no había diferencias estadísticamente significativas en sexo, edad, escolaridad, ocupación, comorbilidad médica y psiquiátrica, antecedentes de tratamientos previos ni motivación personal para el tratamiento. De los 382 pacientes que terminaron la evaluación inicial y que afirmaron querer continuar en el tratamiento, a 14 no se los consideró aptos para el programa por las siguientes razones: síntomas psicóticos, afectivos o cognitivos graves que impedían que se beneficiaran del programa (5), requerían institución de larga estancia (8) o no tenían diagnóstico de adicción (1). Quedaron 368 individuos que debían comenzar 10 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):7-17 Tabla 1 – Características demográficas de pacientes que ingresaron en 2012 a fase de evaluación inicial del CAD-Samein Pacientes, n Sexo masculino Grupos de edad < 18 años 18 a 30 años 31 a 40 años 41 a 50 años 51 a 60 años > 60 años Estado civil Casado Soltero Unión libre Viudo Separado o divorciado Ocupación Empleado Desempleado Estudiante Ama de casa Empleo informal Discapacitado Pensionado Comorbilidad médica Comorbilidad psiquiátrica Tipo de comorbilidad psiquiátrica Trastorno depresivo mayor Trastorno bipolar I Trastorno bipolar II Esquizofrenia Trastorno esquizoafectivo Psicosis por tóxicos (antecedente) Trastorno de ansiedad generalizada Fobia social Trastorno de déficit de atención Trastorno oposicional desafiante Trastorno de control de impulsos Juego patológico Demencia alcohólica Retraso mental Trastorno de personalidad Tipo de trastorno de personalidad Narcisista Antisocial Límite Histriónico Evitativo Dependiente Antecedente de dependencia a sustancias en familiares de primer grado 418 347 (83,0) 99 (23,7) 140 (33,5) 72 (17,2) 46 (11,0) 40 (9,6) 21 (5,0) 73 (17,5) 256 (61,2) 44 (10,5) 3 (0,7) 39 (9,3) 129 (30,9) 124 (29,7) 88 (21,1) 28 (6,7) 26 (6,2) 15 (3,6) 6 (1,4) 143 (34,2) 208 (49,8) 54 (12,9) 35 (8,4) 15 (3,6) 22 (5,3) 3 (0,7) 18 (4,3) 2 (0,5) 1 (0,2) 29 (6,9) 3 (0,7) 1 (0,2) 7 (1,7) 3 (0,7) 5 (1,2) 91 (21,8) 24 (5,7) 47 (11,2) 7 (1,7) 10 (2,4) 1 (0,2) 1 (0,2) 267 (63,9) Salvo otra indicación, los valores expresan n (%). el tratamiento en cualquiera de las etapas, pero no llegaron a ellas 100 sujetos (27,2%). El tiempo transcurrido entre la terminación de la etapa de evaluación y el comienzo del tratamiento fue una mediana de 39 [21-62] (0-188) días. Al comparar los grupos que comenzaron y no comenzaron tratamiento después de la evaluación, se observó que la edad y la escolaridad eran significativamente menores: con medianas de edad de 29 [19-41] años en el grupo que comenzó tratamiento y 23,5 [17-36] en el que no (p = 0,02), y medianas de escolaridad de 11 [8-13] años en el grupo que comenzó tratamiento y 10 [7-11] años el que no (p = 0,03). No hubo diferencias entre estos dos grupos en la edad de inicio del trastorno por uso de sustancias. En el análisis bivariable, las características que se asociaron con comenzar el tratamiento fueron tener 18 años o menos, la escolaridad, tener comorbilidad psiquiátrica, haber tenido tratamientos previos y que la decisión del tratamiento fuera personal (tabla 2). Al evaluar en el análisis multivariable cuáles eran las características que se asociaron con un aumento de la posibilidad de no comenzar el tratamiento fueron: ser varón (OR = 2,45; IC95%, 1,15-5,19; p = 0,02) y ser adolescente (OR = 2,22; IC95%, 1,32-2,71). El desempleo y la polifarmacodependencia se asociaron con menor posibilidad de no iniciar el tratamiento: OR = 0,49 (IC95%, 0,28-0,87), OR = 0,52 (IC95%, 0,13-0,87) y OR = 0,59 (IC95%, 0,36-0,99) respectivamente. Con el fin de determinar las posibles razones de que los sujetos no iniciaran el tratamiento pese a haber manifestado su interés al finalizar la evaluación, se contactó con ellos telefónicamente. Se logró contactar con 78, y estos fueron sus motivos: 23 perdieron el interés en el programa, 3 tenían problemas laborales para iniciar y 52 se desmotivaron ante los trámites. De estos, 30 volvieron a usar las sustancias durante ese tiempo. Abandono prematuro del programa y factores asociados a este De los 268 pacientes que comenzaron el tratamiento en el CAD después de la evaluación inicial, 110 (41,0%) lo terminaron tal como se había planeado y el restante 59,0% se retiró prematuramente. El tiempo de permanencia en el programa tuvo una mediana de 30 [28-60] (0-281) días. Los factores se asociaron con abandonar el tratamiento antes de su terminación se evaluaron mediante análisis bivariable, y los estadísticamente significativos fueron: edad de inicio —mediana de quienes abandonaron, 14 [12-15] y de quienes completaron el tratamiento, 15,5 [13-18,5] (p = 0,007)—; ser menor de 18 años; estado civil; tener comorbilidades médicas y psiquiátricas, específicamente trastornos psicóticos, trastorno bipolar y otros trastornos mentales, y la principal sustancia problema (tabla 3). Al hacer el análisis multivariable, se establecieron los factores que se relacionan de manera independiente con el abandono del tratamiento (tabla 4). Se observó que, cuando los familiares tomaban la decisión del tratamiento, la posibilidad de que el paciente lo abandonara prematuramente era 3,02 veces la de los sujetos cuya decisión era personal; además, haber tenido tratamientos previos y que la principal sustancia problema fuera heroína mostraron ser factores que incrementan el riesgo de abandono. Hubo tendencia a la significación estadística en la asociación con incremento del riesgo en los de edad ≥ 18 años. Por otra parte, tener trastornos psicóticos y afectivo bipolar resultó factor asociado con menor posibilidad de abandonar el tratamiento. De los 158 pacientes que abandonaron prematuramente el programa después de haber comenzado tratamiento, 11 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):7-17 Tabla 2 – Características de los sujetos que abandonaron el proceso inmediatamente después de la evaluación inicial Característica Abandonan después de evaluación (n = 100) Comenzaron tratamiento (n = 268) OR (IC95%) p Varones Edad ≤ 18 años Escolaridad ≥ 11 años Desempleados Estado civil Casado* Soltero Unión libre Separado Comorbilidad médica Comorbilidad psiquiátrica Tipo de comorbilidad psiquiátrica Sin comorbilidad psiquiátrica* Trastorno depresivo mayor Trastornos psicóticos Trastorno por déficit de atención Trastorno bipolar Otros Trastorno de personalidad Tipo de trastorno de personalidad Sin trastorno de personalidad* Narcisista Antisocial Otros Dependencia en familiares Polifarmacodependencia Principal sustancia problema Alcohol* Cocaína Marihuana Heroína Nicotina Otros Tratamientos previos Toma de decisión Personal* Familiares Laboral o judicial Médica 90 (90,9) 38 (38,0) 45 (46,4) 22 (22,0) 220 (82,1) 62 (23,1) 158 (59,8) 92 (34,3) 1,96 (0,95-4,05) 2,03 (1,24-3,34) 0,58 (0,36-9,93) 0,54 (0,32-0,92) 0,06 0,004 0,02 0,02 13 (13,0) 63 (63,0) 15 (15,0) 9 (9,0) 31 (31,0) 41 (41,0) 52 (19,5) 159 (59,8) 26 (9,8) 29 (10,9) 94 (35,0) 145 (54,1) — 1,58 (0,81-3,11) 2,31 (0,96-5,56) 1,24 (0,47-3,25) 0,83 (0,51-1,36) 0,58 (0,37-0,94) 0,18 0,06 0,66 0,46 0,02 59 (59,0) 10 (10,0) 10 (10,0) 8 (8,0) 8 (8,0) 5 (5,0) 21 (21,0) 127 (47,4) 39 (14,6) 30 (11,2) 20 (7,5) 40 (14,9) 12 (4,5) 60 (22,4) — 0,55 (0,25-1,18) 0,72 (0,33-1,56) 0,86 (0,35-2,06) 0,43 (0,19-0,98) 0,89 (0,30-2,66) 0,92 (0,53-1,61) 0,12 0,40 0,74 0,04 0,84 0,77 79 (79,0) 7 (7,0) 12 (12,0) 2 (2,0) 70 (70,0) 31 (31,0) 208 (77,6) 15 (5,6) 31 (11,6) 14 (5,2) 169 (63,8) 120 (44,8) — 1,23 (0,48-3,12) 1,01 (0,49-2,08) 0,38 (0,08-1,69) 1,32 (0,81-2,18) 0,55 (0,34-0,90) 0,67 0,96 0,20 0,26 0,02 20 (20,4) 26 (26,5) 37 (37,8) 8 (8,2) 3 (3,1) 4 (4,1) 38 (40,0) 51 (19,2) 102 (38,3) 78 (29,3) 20 (7,5) 8 (3,0) 7 (2,6) 142 (55,0) — 0,65 (0,33-1,27) 1,21 (0,63-2,31) 1,02 (0,39-2,69) 0,96 (0,23-3,97) 1,46 (0,38-5,52) 0,54 (0,34-0,88) 0,21 0,56 0,97 0,95 0,58 0,01 49 (50,5) 29 (29,9) 4 (4,1) 15 (15,5) 156 (61,4) 46 (18,1) 9 (3,5) 43 (16,9) — 2,01 (1,14-3,53) 1,41 (0,42-4,79) 1,11 (0,57-2,17) 0,02 0,58 0,76 IC95%: intervalo de confianza del 95%; OR: odds ratio. *Categoría de referencia. Salvo otra indicación, los valores expresan n (%). 75 (47,5%) se retiraron durante la transición de una etapa a la siguiente: 60 después de la etapa residencial y 15 desde la diurna ambulatoria. Estos 75 pacientes corresponden al 27,9% de todos los que comenzaron tratamiento en el CAD. Cuando se contactó telefónicamente con ellos, 7 dijeron que no querían continuar, 1 no volvió por problemas laborales, 49 querían continuar inicialmente pero ante los trámites se desmotivaron, recayeron o «siguen esperando», y no se logró comunicación con los restantes 18. Entre los pacientes que volvieron al programa después de la transición, se evidenció que el tiempo transcurrido entre la terminación de la etapa residencial y la siguiente tuvo una mediana de 34 [21,7-56,7] (1-187) días y la mediana de tiempo entre la terminación de la etapa ambulatoria diurna y la siguiente fue de 26,5 [10-40,5] (5-125) días. Factores asociados con la permanencia en cada una de las etapas del programa De manera exploratoria, se evaluaron los factores asociados con la permanencia en cada una de las etapas del programa. Etapa residencial En la etapa residencial abandonaron prematuramente 49 (20,8%) de los 235 que la iniciaron. La mediana de tiempo de permanencia en esta etapa fue de 30 [28-30] (0-62) días. Las razones de que se retiraran tempranamente en la etapa residencial fueron: alta voluntaria de 34, expulsión de 13 y motivos laborales o de salud de 2. Los factores que se encontraron asociados al abandono temprano fueron tener edad ≤ 18 años (OR = 2,55; IC95%, 1,29-5,02), el desempleo (OR = 2,03; IC95%, 12 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):7-17 Tabla 3 – Características asociadas con el abandono temprano del programa del CAD en 2012 Característica Varones Edad ≤ 18 años Terminaron bachillerato Desempleados Estado civil Casado* Soltero Unión libre Separado o divorciado Comorbilidad médica Comorbilidad psiquiátrica en eje I Tipo de comorbilidad psiquiátrica Sin comorbilidad psiquiátrica* Trastorno depresivo mayor Trastornos psicóticos Trastorno por déficit de atención Trastorno bipolar Otros Trastorno de personalidad Tipo de trastorno de personalidad Sin trastorno de personalidad* Narcisista Antisocial Otros Dependencia en familiares Polifarmacodependencia Principal sustancia problema Alcohol* Cocaína Marihuana Heroína Nicotina Otros Tratamientos previos Toma de decisión Personal* Familiares Laboral o judicial Médica Terminaron programa (n = 110) Abandonaron programa (n = 158) OR (IC95%) p 87 (79,1) 17 (15,5) 64 (59,3) 37 (33,6) 133 (84,2) 45 (28,5) 94 (60,3) 55 (34,8) 1,41 (0,75-2,63) 2,18 (1,17-4,06) 1,04 (0,63-1,72) 1,05 (0,63-1,76) 0,28 0,01 0,87 0,84 28 (25,7) 56 (51,4) 14 (2,8) 11 (10,1) 49 (44,5) 68 (61,8) 24 (15,3) 103 (65,6) 12 (7,6) 18 (11,5) 45 (28,5) 77 (48,7) — 2,15 (1,14-4,05) 1,00 (0,39-2,57) 1,91 (0,75-4,83) 0,49 (0,29-0,83) 0,59 (0,36-0,96) 0,02 0,99 0,17 0,007 0,03 41 (37,3) 16 (14,5) 18 (16,4) 6 (5,5) 21 (19,1) 8 (7,3) 19 (17,3) 86 (54,4) 23 (14,6) 12 (7,6) 14 (8,9) 19 (12,0) 4 (2,5) 41 (25,9) — 0,68 (0,33-1,43) 0,32 (0,14-0,72) 1,11 (0,39-3,10) 0,43 (0,21-0,89) 0,24 (0,07-0,84) 1,68 (0,91-3,09) 0,32 0,006 0,84 0,02 0,02 0,09 91 (82,7) 6 (5,5) 9 (8,2) 4 (3,6) 68 (62,4) 46 (41,8) 117 (74,1) 9 (5,7) 22 (13,9) 10 (6,3) 101 (64,7) 74 (46,8) — 1,17 (0,40-3,39) 1,90 (0,83-4,33) 1,94 (0,59-6,40) 1,11 (0,67-1,84) 1,23 (0,75-2,00) 0,78 0,13 0,27 0,69 0,42 24 (22,2) 35 (32,4) 35 (32,4) 3 (2,8) 8 (7,4) 3 (2,8) 52 (49,1) 27 (17,1) 67 (42,4) 43 (27,2) 17 (10,8) 0 4 (2,5) 90 (59,2) — 1,70 (0,86-3,38) 1,09 (0,53-2,22) 5,04 (1,31-19,3) — 1,18 (0,24-5,84) 1,51 (0,91-2,48) 0,13 0,81 0,02 — 0,83 0,11 69 (65,1) 14 (13,2) 5 (4,7) 18 (17,0) 87 (58,8) 32 (21,6) 4 (2,7) 25 (16,9) — 1,81 (0,89-3,66) 0,63 (0,16-2,45) 1,10 (0,55-2,18) 0,09 0,51 0,78 IC95%: intervalo de confianza del 95%; OR: odds ratio. *Categoría de referencia. Salvo otra indicación, los valores expresan n (%). 1,07-3,85), comorbilidad médica (OR = 0,36; IC95%, 0,16-0,82) y trastorno de personalidad antisocial (OR = 2,82; IC95%, 1,24-6,41), y al comparar con alcohol, tener como principal sustancia problema la marihuana (OR = 6,04; IC95%, 1,35-27,05), la cocaína (OR = 7,00; IC95%, 1,53-32,03) o la heroína (OR = 14,0; IC95%, 2,62-74,89) (tabla 5). Etapa diurna ambulatoria En la etapa diur na ambulator ia se ret iraron antes de completarla 17 de los 78 sujetos que la iniciaron (21,8%). La mediana de tiempo de permanencia en esta etapa fue 30 [25-32] (0-53) días. Las razones por las que no se completó esta etapa fueron: alta voluntaria de 12 y motivos laborales o de salud de 5. No hubo factores asociados estadísticamente con el abandono temprano de la etapa diurna ambulatoria, pero se observó una tendencia en los que tenían un trastorno de personalidad (OR = 3,82; IC95%, 0,99-14,60) y estaban desempleados (OR = 2,69; IC95%, 0,89-8,08) (tabla 6). Etapa de seguimiento De los 79 que iniciaron la etapa de seguimiento, 19 (24,1%) abandonaron el tratamiento, la mayoría porque no querían continuar. La mediana de tiempo de permanencia fue 127 [49-176] (0-251) días. Los factores asociados al abandono fueron: tener edad ≤ 18 años (OR = 4,42; IC95%, 1,30-14,97) y comorbilidad psiquiátrica (OR = 0,34; IC95%, 0,12-0,98). 13 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):7-17 Tabla 4 – Características que se asocian de manera independiente con el abandono temprano del programa de tratamiento en el CAD-SAMEIN en 2012 Característica Edad ≤ 18 años Tipo de trastorno psiquiátrico Sin trastorno* Trastorno depresivo mayor Trastornos psicóticos Trastorno de déficit de atención Trastorno afectivo bipolar Otros trastornos psiquiátricos Principal sustancia problema Alcohol* Cocaína Marihuana Heroína Otras sustancias Toma de decisión Personal* Familiar Laboral o judicial Médica Tratamientos previos b OR (IC95%) Wald p 0,79 2,20 (0,94-5,18) 3,29 0,07 0,11 –1,14 –0,01 –1,16 –1,30 1,11 (0,46-2,69) 0,32 (0,11-0,91) 0,99 (0,29-3,38) 0,31 (0,12-0,77) 0,27 (0,06-1,23) 0,06 4,57 0,00 6,36 2,86 0,81 0,03 0,99 0,01 0,09 0,50 –0,40 1,90 0,36 1,65 (0,74-3,67) 0,67 (0,25-1,78) 6,68 (1,52-29,40) 1,43 (0,21-9,59) 1,53 0,64 6,32 0,14 0,22 0,42 0,01 0,71 1,11 0,03 0,29 0,63 3,02 (1,28-7,17) 1,03 (0,22-4,67) 1,35 (0,56-3,19) 1,87 (1,02-3,44) 6,33 0,001 0,45 4,16 0,01 0,97 0,50 0,04 IC95%: intervalo de confianza del 95%; OR: odds ratio. *Categoría de referencia. Discusión Este estudio ha evaluado las características de los pacientes, el riesgo y los factores asociados con el abandono del tratamiento de un programa de adicciones diseñado bajo un modelo médico con componentes residenciales y ambulatorios de corta duración. Los pacientes que se presentaron a evaluación para entrar al programa del CAD-Samein tenían características similares a los de otros estudios sobre instituciones de tratamiento para trastornos por uso de sustancias10-12: en su mayoría eran jóvenes, solteros y varones; aproximadamente la mitad de ellos tenían comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos, principalmente afectivos, y cuando tenían rasgos disfuncionales de personalidad, predominaban el antisocial y el narcisista. El diagnóstico concomitante con trastornos afectivos se ha observado tanto en pacientes como en población general; por ejemplo, en el estudio de prevalencia de sustancias psicoactivas de Colombia, el 61,5% de los sujetos con trastornos por uso de sustancias tenían depresión mayor13. La comorbilidad con trastornos psiquiátricos es bastante frecuente y resalta la importancia de que las instituciones tengan facilidades para que esta población pueda ser atendida con el fin de mejorar el pronóstico tanto de la adicción como del otro trastorno concomitante, pues se ha visto que, entre los sujetos con trastornos mentales graves, la comorbilidad con una adicción se asocia con incremento de la gravedad de los síntomas psiquiátricos, necesidad de más medicación y mayores tasas de rehospitalizaciones, visitas a urgencias, indigencia, criminalidad, violencia, suicidio, problemas legales y estrés familiar 14. Los trastornos por uso de sustancias se iniciaron, en la mayoría de los pacientes evaluados, en la adolescencia: el 75% comenzó con el trastorno a los 16 años o antes y para la mitad la edad de inicio fue los 14 años. Esto es similar a lo encontrado en otro estudio hecho con adolescentes en una fundación para tratamiento de farmacodependencia de Colombia15. Abandono temprano del tratamiento De los sujetos evaluados para comenzar tratamiento, el 8,6% abandonó al inicio y el 3,3% no era apto para un programa con las características del CAD. Esto era de esperarse porque en la fase inicial hay una tamización para que puedan entrar los pacientes que más se beneficien del proceso terapéutico. Sin embargo, 100 sujetos que eran aptos y afirmaron querer continuar en el tratamiento nunca lo comenzaron, al parecer porque perdieron la motivación en esta fase de transición, como afirmaron algunos con los que se pudo contactar. Esta fase fue de larga duración, pues para la mitad de los pacientes que comenzaron el tratamiento fue ≥ 39 días, y es un factor susceptible de intervención para mejorar los cuidados y los desenlaces de los pacientes. En un estudio realizado en Estados Unidos, se observó que el tiempo de espera para la iniciación estaba inversamente relacionado con la continuación a largo plazo del tratamiento para las adicciones, y los autores afirmaban que podía tener implicaciones tanto para el individuo —al aumentar la posibilidad de recaídas, sufrir complicaciones e involucrarse en actividades delictivas— como para las ineficiencias financieras en los programas, porque los recursos limitados se invierten en pacientes que 14 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):7-17 Tabla 5 – Características asociadas con el abandono temprano de la etapa residencial del CAD-2012 Característica Varones Adolescentes (edad ≤ 18 años) Terminaron bachillerato Desempleados Estado civil Casado* Soltero Unión libre Separado o divorciado Comorbilidad médica Comorbilidad psiquiátrica en eje I Tipo de comorbilidad psiquiátrica Sin comorbilidad psiquiátrica* Trastorno depresivo mayor Trastornos psicóticos Trastorno por déficit de atención Trastorno bipolar Otros Trastorno de personalidad Tipo de trastorno de personalidad Sin trastorno de personalidad* Narcisista Antisocial Otros Dependencia en familiares Polifarmacodependencia Principal sustancia problema Alcohol* Cocaína Marihuana Heroína Nicotina Otros Tratamientos previos Toma de decisión Personal* Familiares Laboral o judicial Médica Completaron etapa (n = 186) Abandonaron temprano (n = 49) OR (IC95%) p 156 (83,9) 37 (19,9) 112 (61,5) 63 (33,9) 42 (85,7) 19 (38,8) 25 (51,0) 25 (51,0) 1,15 (0,47-2,81) 2,55 (1,29-5,02) 0,65 (0,34-1,23) 2,03 (1,07-3,85) 0,75 0,006 0,18 0,03 44 (23,9) 103 (56,0) 18 (9,8) 19 (10,3) 65 (34,9) 99 (53,2) 3 (6,1) 39 (79,6) 2 (4,1) 5 (10,2) 8 (16,3) 25 (51,0) — 5,55 (1,62-18,9) 1,63 (0,25-10,59) 3,86 (0,84-17,81) 0,36 (0,16-0,82) 0,91 (0,49-1,72) 0,006 0,61 0,08 0,01 0,78 89 (47,8) 28 (15,1) 25 (13,4) 13 (7,0) 24 (12,9) 7 (3,8) 42 (22,6) 25 (51,0) 3 (6,1) 4 (8,2) 5 (10,2) 10 (20,4) 2 (4,1) 15 (30,6) — 0,38 (0,11-1,36) 0,57 (0,18-1,79) 1,37 (0,44-4,21) 1,48 (0,62-3,51) 1,02 (0,19-5,21) 1,51 (0,75-3,04) 0,13 0,57 0,94 0,37 0,98 0,24 144 (77,4) 13 (7,0) 18 (9,7) 11 (5,9) 119 (64,0) 88 (47,3) 34 (69,4) 2 (4,1) 12 (24,5) 1 (2,0) 29 (61,7) 28 (57,1) — 0,65 (0,14-3,02) 2,82 (1,24-6,41) 0,38 (0,05-3,08) 0,91 (0,47-1,75) 1,48 (0,79-2,80) 0,58 0,01 0,37 0,77 0,22 42 (22,6) 73 (39,2) 51 (27,4) 12 (6,5) 2 (1,1) 6 (3,2) 98 (54,7) 2 (4,1) 21 (42,9) 17 (34,7) 8 (16,3) 0 1 (2,0) 28 (58,3) — 6,04 (1,35-27,05) 7,00 (1,53-32,03) 14,0 (2,62-74,89) — 3,50 (0,27-44,75) 1,16 (0,61-2,20) 0,02 0,01 0,002 — 0,67 0,65 116 (64,8) 28 (15,6) 9 (5,0) 26 (14,5) 27 (58,7) 11 (23,9) 0 8 (17,4) — 1,69 (0,74-3,81) — 1,32 (0,54-3,24) 0,21 — 0,99 IC95%: intervalo de confianza del 95%; OR: odds ratio. *Categoría de referencia. Salvo otra indicación, los valores expresan n (%). entran y no vuelven al tratamiento, o en la paradoja de un profesional con una agenda sobrecargada que debe esperar en su oficina a usuarios que nunca llegan16. Se ha recomendado reducir el tiempo de espera entre el primer contacto y la visita inicial, pues es una intervención fácil y barata que se ha probado exitosa en aumentar el compromiso con el tratamiento en instituciones de rehabilitación de alcoholismo y drogadicción17. Además de los factores institucionales que se relacionan con el tiempo de espera y no iniciar el tratamiento, es relevante evaluar las características del paciente porque se puede tenerlas en cuenta para tomar medidas que permitan un mayor beneficio en la atención. En el presente estudio, ser varón y adolescente se asoció con mayor probabilidad de no comenzar el tratamiento después de la evaluación, lo cual concuerda con estudios realizados en otros países18. Además, los sujetos en desempleo y con polifarmacodependencia tenían mayor probabilidad de iniciarlo. Esto es coherente con la observación de que la mayor gravedad de la adicción es un factor predictor de que se inicie el tratamiento19. Otros factores que se han encontrado en la literatura, pero que no se evaluaron en el presente estudio, son la dependencia de estimulantes y que el paciente considerara su problema de adicción como muy importante19,20. En cuanto a la frecuencia de abandono temprano del tratamiento una vez iniciado, que se definió como retirarse en 15 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):7-17 Tabla 6 – Características asociadas con el abandono temprano de la etapa diurna ambulatoria del CAD-2012 Característica Completaron etapa (n = 61) Abandonaron temprano (n = 17) OR (IC95%) p Varones Adolescente (edad ≤ 18 años) Terminaron bachillerato Desempleados Estado civil Casado* Soltero Unión libre Separado o divorciado Comorbilidad médica Comorbilidad psiquiátrica en eje I Tipo de comorbilidad psiquiátrica Sin comorbilidad psiquiátrica* Trastorno depresivo mayor Trastornos psicóticos Trastorno por déficit de atención Trastorno bipolar Otros Trastorno de personalidad Tipo de trastorno de personalidad Sin trastorno de personalidad* Narcisista Antisocial Otros Dependencia en familiares Polifarmacodependencia Principal sustancia problema Alcohol* Cocaína Marihuana Heroína Nicotina Otros Tratamientos previos Toma de decisión Personal* Familiares Laboral o judicial Médica 47 (77,0) 4 (23,5) 35 (57,4) 18 (29,5) 16 (94,1) 16 (26,2) 11 (64,7) 9 (52,9) 4,77 (0,58-39,1) 0,86 (0,25-3,04) 1,36 (0,45-4,16) 2,69 (0,89-8,08) 0,11 0,82 0,59 0,07 10 (16,4) 39 (63,9) 5 (8,2) 7 (11,5) 19 (31,1) 37 (60,7) 4 (23,5) 10 (58,8) 0 3 (17,6) 5 (29,4) 12 (70,6) — 0,64 (0,16-2,47) — 1,07 (0,18-6,36) 0,92 (0,28-2,98) 1,55 (0,49-4,98) 0,52 0,99 0,94 0,89 0,45 24 (39,3) 9 (14,8) 14 (23,0) 5 (8,2) 7 (11,5) 2 (3,3) 6 (9,8) 5 (29,4) 3 (17,6) 4 (23,5) 2 (11,8) 2 (11,8) 1 (5,9) 5 (29,4) — 1,60 (0,32-8,11) 1,37 (0,31-5,96) 1,92 (0,29-12,86) 1,37 (0,22-8,66) 2,40 (0,18-31,88) 3,82 (0,99-14,60) 0,57 0,67 0,50 0,74 0,98 0,05 55 (90,2) 2 (3,3) 1 (1,6) 3 (4,9) 37 (61,7) 18 (29,5) 12 (70,6) 1 (5,9) 2 (11,8) 2 (11,8) 8 (47,1) 5 (29,4) — 2,29 (0,19-27,37) 9,16 (0,76-109,5) 3,06 (0,46-20,33) 0,55 (0,19-1,63) 0,99 (0,31-3,23) 0,51 0,08 0,25 0,28 0,99 13 (22,0) 15 (25,4) 25 (42,4) 3 (5,1) 2 (3,4) 1 (1,7) 31 (52,5) 6 (35,3) 5 (29,4) 5 (29,4) 1 (5,9) 0 0 10 (62,5) — 0,72 (0,18-2,93) 0,43 (0,11-1,69) 0,72 (0,06-8,46) — — 1,50 (0,48-4,68) 0,65 0,23 0,79 — — 0,48 40 (67,8) 8 (13,6) 2 (3,4) 9 (15,3) 8 (61,5) 4 (30,8) 0 1 (7,7) — 2,50 (0,60-10,34) — 0,55 (0,06-5,01) 0,21 — 0,60 IC95%: intervalo de confianza del 95%; OR: odds ratio. *Categoría de referencia. Salvo otra indicación, los valores expresan n (%). cualquier momento antes de la finalización planeada, fue del 59,0%. Esta cifra es alta y puede explicarse por varias razones: a) la definición de abandono que empleamos nosotros es bastante conservadora en comparación con la de otros autores que la han tomado como retirarse antes de transcurrido un 75% del tiempo, menos de 90 días en programas residenciales de larga duración o menos de 21 días en los de corta duración4,21,22; ellos han tenido tasas entre el 25 y el 45%. Sin embargo, los que han tenido definiciones más conservadoras tienen frecuencias entre el 54 y el 87%, que son similares a la nuestra23,24, y b) la tasa de abandono del presente estudio incluye las pérdidas en los periodos de transición; de hecho, al evaluar por etapas, se retiraron el 20,8% de la residencial, el 21,8% de la diurna ambulatoria y el 24,1% de la de seguimiento. Estos son valores que están dentro de lo esperado según lo reportado en otros estudios, tanto para programas completos como para los que son exclusivamente residenciales (abandono entre el 16,7 y el 56%) o ambulatorios (abandono entre el 32,4 y el 73%)23,25. Las pérdidas ocurridas en los periodos de transición entre una fase del tratamiento y la siguiente fueron el 27,9% de los 268 pacientes que comenzaron el programa. Esto indica que en los periodos de transición de una fase a otra hay alto riesgo de abandonos del tratamiento y que se debe hacer esfuerzos administrativos para evitar dichos periodos o reducir su duración, que actualmente está entre 1 y 187 días para el paso de 16 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):7-17 la etapa residencial a la siguiente y de 5 a 125 días para pasar de la etapa ambulatoria diurna a la posterior. Otras explicaciones para el abandono temprano del tratamiento son los factores propios del individuo, que en el presente estudio fueron: toma de decisión del tratamiento por los familiares y no por el paciente, tener como principal sustancia problema la heroína, no tener comorbilidad médica ni psiquiátrica, específicamente trastornos psicóticos y bipolar, y hubo tendencia a la asociación con la edad ≤ 18 años. Con respecto a esto último, en otros estudios concuerdan en que, a menor edad, mayor probabilidad de abandonar tempranamente el tratamiento, lo que puede estar relacionado con las características propias de la adolescencia y con que el paciente tenga una percepción de menor gravedad del problema porque no se han presentado todavía consecuencias importantes26,27. También es coherente con los resultados de otros estudios lo de la toma de la decisión por parte de la familia, porque la autorreferencia se ha mostrado como factor protector de retirarse antes de tiempo28. En otras palabras, se ha observado que quienes abandonan reportan menos motivación interna y más presión externa para iniciarlo29. Ser usuario de opiáceos también es un hallazgo similar al de otros reportes, especialmente cuando son inyectables25,30. En cuanto a la comorbilidad psiquiátrica y su asociación con el abandono, no hay hallazgos concordantes en la literatura: algunos estudios muestran que no hay diferencias entre quienes abandonan y los que no, pero otros la han visto como un factor protector y otros como de riesgo. Esta falta de concordancia puede explicarse por síntomas particulares, como la ansiedad y la psicosis que podrían precipitar el abandono, y también por las características del programa. Si un programa no tiene servicios de psicología y psiquiatría, podría haber dificultades para retener en el tratamiento a un paciente sintomático 8,22; así, el modelo médico de atención que se tiene en el CAD-Samein puede explicar el hallazgo de que las comorbilidades sean un factor protector del abandono temprano. Nosotros no observamos asociación del abandono con la presencia de trastornos específicos de personalidad, pero en otros estudios esta se ha reportado con el antisocial y el histriónico31. tener edad ≤ 18 años, el desempleo y ser soltero, y los que lo disminuían, tener comorbilidad médica y que el alcohol fuera la principal sustancia problema; en la etapa ambulatoria diurna, el factor de riesgo es tener un trastorno de personalidad, y en la etapa de seguimiento, tener edad ≤ 18 años incrementó el riesgo de abandono, y presentar comorbilidad psiquiátrica lo disminuyó. De todas maneras, se requieren otros estudios para las etapas específicas y así confirmar los hallazgos. Conclusiones La frecuencia de abandono temprano del tratamiento en el CAD-Samein está en la banda de lo reportado por otros estudios. Se encontraron factores asociados al abandono que se puede tener en cuenta para mejorar los resultados del programa, con estrategias como: disminuir o quitar el tiempo de transición entre etapas, seleccionar a sujetos con características que indiquen que pueden beneficiarse más del proceso e incrementar la motivación del paciente. Es importante realizar nuevos estudios en los que se haga una recolección prospectiva de información, de forma que mejoren la validez y la confiabilidad de los resultados y se pueda incluir otras variables importantes que pueden influir en el abandono del tratamiento de un programa de adicciones. Agradecimientos Agradecemos a la Lisandra Arango García por su colaboración en la recolección de información y a todo el equipo terapéutico y administrativo del Centro de Atención de Drogodependencias de Samein S.A.S. Financiación Este trabajo fue financiado por Samein S.A.S. y parcialmente por la Estrategia de Sostenibilidad 2013-2014 de la Universidad de Antioquia dada al Grupo Académico en Epidemiología Clínica (GRAEPIC). Limitaciones Este estudio tiene como limitaciones haber recolectado la información retrospectivamente a partir de historias clínicas, lo que puede afectar a la validez de algunos datos que podrían no haber sido consignados sistemáticamente. Otra limitación es no haber evaluado otros factores que se han mostrado asociados con el abandono del tratamiento como, por ejemplo, la estabilidad familiar, la calificación de la alianza terapéutica por el paciente, el estilo de apego y las estrategias de afrontamiento, que son factores protectores26,32,33. También es una limitación que, para la determinación de los factores de riesgo de cada una de las etapas del programa, no tuvimos una muestra suficientemente grande para tener adecuada potencia estadística. Por eso se hizo una evaluación, pero de forma exploratoria, y se encontró que: para la etapa residencial, los factores que aumentaban el riesgo de abandono son Conflicto de intereses Aunque las autoras no tienen conflictos de intereses en el tema específico del artículo, ambas trabajan en Samein S.A.S. B I B L I O G R A F Í A 1. Ministerio de la Protección Social, Dirección Nacional de Estupefacientes. Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Colombia - 2008. Bogotá: Guadalupe; 2009. 2. Laudet AB. The road to recovery: where are we going and how do we get there? Empirically driven conclusions and future directions for service development and research. Subst Use Misuse. 2008;43:2001-20. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):7-17 3. McCorry F. Quality and performance improvement: what’s a program to do? Sci Pract Perspect. 2007;3:37-45. 4. Beynon CM, McMinn AM, Marr AJ. Factors predicting drop out from, and retention in, specialist drug treatment services: a case control study in the North West of England. BMC Public Health. 2008;8:149. 5. Arbour S, Hambley J, Ho V. Predictors and outcome of aftercare participation of alcohol and drug users completing residential treatment. Subst Use Misuse. 2011;46:1275-87. 6. Darke S, Campbell G, Popple G. Retention, early dropout and treatment completion among therapeutic community admissions. Drug Alcohol Rev. 2012;31:64-71. 7. Tate SR, Mrnak-Meyer J, Shriver CL, Atkinson JH, Robinson SK, Brown SA. Predictors of treatment retention for substance-dependent adults with co-occurring depression. Am J Addict. 2011;20:357-65. 8. Broome KM, Flynn PM, Simpson DD. Psychiatric comorbidity measures as predictors of retention in drug abuse treatment programs. Health Serv Res. 1999;34:791-806. 9. Jacobson JO, Robinson PL, Bluthenthal RN. 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REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):18-24 PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Artículo original Habilidades motoras y de procedimiento que interfieren en la vida académica habitual de un grupo de estudiantes con signos y síntomas de TDAH María Helena Rubio-Grillo a,*, Lenis Judith Salazar-Torres b y Aida Rojas-Fajardo c a Magíster en Educación, Terapeuta ocupacional, Profesora Asociada, Programa Académico de Terapia Ocupacional, Escuela de Rehabilitación Humana, Facultad de Salud, Universidad del Valle, Cali, Colombia b Magíster, Neuropsicología, Terapeuta ocupacional, Profesora Auxiliar, Programa Académico de Terapia Ocupacional, Escuela de Rehabilitación Humana, Facultad de Salud, Universidad del Valle, Cali, Colombia c Magíster en Educación, Terapeuta ocupacional, Profesora Asistente, Programa Académico de Terapia Ocupacional, Escuela de Rehabilitación Humana, Facultad de Salud, Universidad del Valle, Cali, Colombia I N F O R M AC I Ó N D E L A RT Í C U L O R E S U M E N Historia del artículo: Introducción: Hay una ascendente prevalencia del trastorno por déficit de atención e Recibido el 22 de febrero de 2013 hiperactividad (TDAH) en las instituciones educativas. Las dificultades en el desarrollo Aceptado el 7 de mayo de 2013 académico se manifiestan en la lentitud del procesamiento de información, dificultades en la planificación y la memoria de trabajo, dificultades en mantener la concentración y en Palabras clave: seleccionar los datos o estímulos relevantes para la ejecución y la finalización de tareas. Habilidades motoras Si no se establecen medidas educativas y adecuada intervención especializada, estas y de procedimiento características pueden afectar a los aprendizajes significativos. Se propuso identificar las Vida académica cotidiana habilidades motoras y de procedimiento que interfieren en las actividades académicas de un grupo de estudiantes de básica primaria con signos y síntomas de TDAH. Material y métodos: Investigación descriptiva, en la que participaron estudiantes de 2.o a 4.o grado de básica primaria, en quienes se detectaron signos y síntomas de TDAH a partir de los cuestionarios para profesores y de conducta en la escuela. Se determinaron las habilidades motoras y de procedimiento, y se evidenció cuáles interferían en la ejecución de actividades académicas. Resultados: La población que presentó comportamientos de inatención e hiperactividad manifestó dificultades de comportamiento, bajo funcionamiento académico y, a su vez, mayor dificultad en las habilidades de postura y de organización de espacio y objetos, lo que interfirió en las actividades de la vida académica diaria. Conclusiones: La valoración de las habilidades motoras y de procedimiento permitió determinar las dificultades específicas en las actividades cotidianas y acordar las estrategias de intervención en el aula de clase. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. *Autor para correspondencia. Correo electrónico: maria.rubio@correounivalle.edu.co; mherubio@gmail.com (M.H. Rubio). 0034-7450 © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España S.L. Todos los derechos reservados. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):18-24 19 Procedural Motor Skills and Interference in the Academic Life Routine of a Group of Schoolchildren With Signs and Symptoms of ADHD A B S T R A C T Keywords: Introduction: There is a rising prevalence of attention deficit and hyperactivity disorder Procedural motor skills (ADHD) in educational institutions. Difficulties in academic development manifest as: Academic life routine slow information processing, difficulty in planning and working memory, difficulty staying focused, struggle selecting data or stimuli relevant to the implementation and completion of tasks. If adequate educational measures and specialized intervention are not established, the characteristics may affect instrumental learning. The aim of this study is to identify procedural motor skills that interfere with academic activities in a group of elementary school children, with signs and symptoms of ADHD. Material and methods: Descriptive study including children from 2nd to 4th grade of elementary school in which teachers detected signs and symptoms of ADHD by using questionnaires and observing school behavior. Procedural motor skills were identified and it was evidenced which skills interfered in the execution of academic activities. Results: The population that showed inattention and hyperactivity behaviors manifested behavioral problems, low academic performance, and in turn, greater difficulty in postural skills and skill related with organization of space and objects, which interfered with the activities of daily living academic routine, as expected. Conclusions: The assessment of procedural motor skills allowed to determine specific difficulties in routine activities, and to agree on intervention strategies in the classroom. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción La distracción, los periodos de atención breve, la inquietud motora, la inestabilidad emocional y las conductas impulsivas son comportamientos característicos (DSM-IV) de los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)1, interfieren significativamente en la participación de los niños en las actividades de la vida académica diaria y, en algunos casos, en su rendimiento académico, para lo cual requieren utilización de diferentes servicios de asesoramiento y ayuda2-6. Las actividades de la vida académica diaria son conductas rutinarias, esperadas, responden a las responsabilidades personales en función de los distintos roles de estudiante. Se caracterizan por ser universales, facilitan la capacidad o competencia del individuo para llevar a cabo las habilidades adaptativas (para el autocuidado, las habilidades motrices, sociales, cognitivas, comunicativas7). Constituyen el soporte mínimo para que se de una integración académica y social básica, permitiendo a cada estudiante realizar actividades que lo incorporan a lo social y permiten reconocer a un individuo como perteneciente a determinadas cultura y sociedad8. Trabajos revisados9,10 describen la relación del TDAH con los déficit en las funciones corporales y el desempeño general de la persona; sin embargo, no valoran la participación de los escolares con dificultades específicas en las habilidades o destrezas de ejecución durante el desempeño de las tareas de la vida académica diaria. Las habilidades o destrezas de ejecución requeridas para la vida académica son las acciones observables, concretas y dirigidas a una meta y la representación que emplea la persona para participar en las actividades de la vida escolar diaria11, en este caso las escolares, mientras desempeña las tareas significativas en un entorno específico (el aula escolar), poniendo en juego y combinando las diferentes funciones y estructuras corporales (subsistema de desempeño mente-cerebro-cuerpo)12. Las tareas significativas requieren de un procedimiento, que representa una acción continua o sucesión de acciones que se llevan a cabo en una manera definida y conducen a un resultado determinando las destrezas o habilidades13. Las habilidades o destrezas de ejecución incluyen las habilidades motoras, de procedimiento, interacción y comunicación. Se consideraron en este trabajo porque hacen referencia a la forma en que la persona establece secuencias lógicas de acciones durante la tarea, selecciona y usa herramientas y materiales, y adapta o modifica su ejecución cuando se presentan dificultades. En el caso de las actividades académicas, por ejemplo, una habilidad para buscar y encontrar objetos en la realización de una tarea escolar implica muchos procesos cognitivos —la memoria, la atención, la solución de problemas, las habilidades visuoespaciales y de planeación motora— que varían según los elementos de habilidad y las tareas13. El niño puede llegar a verse a sí mismo como irresponsable, olvidando que no siempre puede hacer las cosas con rapidez y exactitud. Es importante, entonces, establecer y conocer hasta qué punto los alumnos con síntomas y signos de TDAH tienen problemas en la serie de acciones encaminadas a completar una tarea significativa, las acciones que utiliza en la organización y adaptación lógica de su comportamiento a fin de 20 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):18-24 completar una tarea especificada, dirigida a una meta, o en la organización de sus trabajos, rutinas y responsabilidades personales, de acuerdo con los distintos roles de estudiante. durante las actividades; acciones procedimentales de mantener la velocidad o un ritmo constante durante la tarea, mantener la atención localizada, seguir el objetivo y lograr completar la tarea específica, escoger, seleccionar utensilios, materiales y herramientas necesarios y usarlos con el fin requerido, manejarlos con cuidado al sostenerlos, sujetarlos y estabilizarlos, protegiéndolos de daño, buscar información verbal o escrita necesaria y responder de manera apropiada a estímulos no verbales relacionados con la tarea; comenzar la acción o paso siguiente sin dudar, continuarlo y realizar por pasos las acciones sin interrupciones, realizar pasos en un orden lógico para un uso eficiente de tiempo y energía y terminar completando las acciones o pasos individuales sin persistencia inapropiada; además, si se busca, localizar los utensilios, herramientas y materiales en el entorno; recogerlos, reunirlos, organizarlos espacialmente y guardarlos retornándolos a su lugar; ajustar o cambiar el entorno de trabajo con anticipación en respuesta a problemas que ocurren, o acomodar y modificar las acciones motoras o localizar los objetos dentro del área de trabajo, y finalmente, anticipar o evitar circunstancias o problemas no deseados. Métodos Es este estudio observacional-descriptivo, participaron 231 estudiantes que cursaban entre 2.o y 5.o de una institución educativa perteneciente a la Estrategia Escuelas Saludables entre octubre de 2010 y septiembre de 2011. Para identificar a los estudiantes con signos y síntomas de TDAH, se utilizó la forma abreviada de los cuestionarios de Conner’s para profesores, que permiten identificar las características de conducta de los estudiantes dentro del aula escolar14-16. La información se sometió a análisis cuantitativo mediante SPSS v.18.0. Se realizó un análisis descriptivo por cada cuestionario utilizando la frecuencia de la media. Los estudiantes que resultaron con sospecha de signos y síntomas de TDAH se sometieron a la evaluación de habilidades motoras y de procedimiento17,18, con el fin de medir la calidad del desempeño en actividades de la vida académica diaria en términos de esfuerzo, eficiencia, seguridad y grado de asistencia requerido y las habilidades en una actividad de la vida escolar diaria seleccionada en el contexto de la ejecución (aula). Las habilidades del desempeño se clasificaron en una escala de puntuación de 4 a 1. Cuando el desempeño es competente, ayuda a la progresión de la acción y da buenos resultados, puntúa 4; si el desempeño pone en riesgo la progresión de la acción y produce resultados inciertos, es discutible y puntúa 3; en el caso de que un desempeño ineficaz interfiera en la progresión de la acción y produzca resultados indeseables, puntúa 2, y si el desempeño es deficiente e implica interrupción en la tarea o necesidad de asistencia, 1. Los datos se analizaron y se compararon con los valores adecuados para la edad del sujeto según lo establecido en la prueba17, que determinó la necesidad de asistencia. Se tuvo en cuenta las habilidades motoras de posicionar, alinear y estabilizar la postura; movilizarse; coordinar durante la manipulación; la fuerza y el esfuerzo y el calibre durante las acciones de transportar y levantar; el ritmo y la energía para resistir Resultados Los evaluados fueron 231 estudiantes de 6-13 años; el 20% tenía 9 años; el 35% cursaba 4.o grado; el 56% eran niñas, cifras similares a las de los estudiantes que resultaron con signos y síntomas de TDAH (los de 9 años, el 40%; las niñas, el 51%, y los de 4.o grado, el 28%). Tanto en los cuestionarios de la escuela como en la apreciación de los profesores, los estudiantes que calificaron con sospecha de signos y síntomas de TDAH presentaron categorías dominantes de comportamiento de atención e hiperactividad y demostraron dificultades análogas en todas las edades y todos los grados, sin diferencias por sexo (fig. 1). Los ítems que determinaron la deficiencia en atención fueron «molesta frecuentemente a otros niños», «discute y pelea por cualquier cosa», «se distrae fácilmente», «escasa atención», «niega sus errores o culpa a los demás». En el caso de la hiperactividad se encontraron los ítems «discute y pelea 8. Es impulsivo e irritable 7. Intranquilo, siempre en movimiento Características de atención e hiperactividad, conducta en la escuela 4. Molesta frecuentemente a otros niños Características de atención e hiperactividad, apreciación de profesores 3. Se distrae fácilmente, tiene escasa atención 1. Tiene excesiva inquietud motora 0 1 2 3 Figura 1 – Ítems identificados por puntuar una media ≥ 2, que son los susceptibles de análisis. 21 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):18-24 Tabla 1 – Comportamiento de los niños con signos y síntomas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad por categorías de atención e hiperactividad, según edad y sexo Variables Ítems (calificación media) 1. Tiene excesiva inquietud motora 2.o Edad 7 años 8 años 9 años Sexo Femenino Masculino 3.o Edad 8 años 9 años 10 años Sexo Femenino Masculino 4.o Edad 9 años 10 años 11 años Sexo Femenino Masculino 5.o Edad 10 años 11 años Sexo Femenino Masculino 3. Se distrae fácilmente, tiene escasa atención 4. Molesta frecuentemente a otros niños 7. Intranquilo, siempre en movimiento 8. Es impulsivo e irritable 2,25 2,75 2 1,75 2 3 2 2,25 3 2,25 2,5 2 2,5 2,25 1 1,86 2,29 2,43 2,14 1,86 2,43 2 2,43 1,43 2,71 3 2,14 2 3 2,86 3 3 2,14 3 3 2,14 3 3 2,14 3 1,6 3 2,8 3 2 2,75 1,8 3 1,8 3 2 2 2 1,52 3 3 2 3 3 2,33 2,7 3 2,17 2,33 0 2,17 1,75 2,5 1,5 2,5 2,25 2,7 2,25 1,33 2,25 3 2 3 2,17 3 2,33 3 2 3 2 2 2,5 2,2 2,5 2,2 3 2,2 2 2,2 2 por cualquier cosa», «intranquilo», «siempre en movimiento», «es impulsivo e irritable»; se observó que, mientras las niñas obtienen puntuación de 2, los niños puntúan 2,5 excepto en «se distrae fácilmente», donde las niñas superan esa puntuación (tabla 1). A los estudiantes que resultaron con comportamientos que demuestran déficit en la atención e hiperactividad, se los valoró con la prueba de habilidades motoras y de procedimiento. De las habilidades motoras evaluadas, mostraron dificultad en el alineamiento postural, posicionamiento torpe y asimétrico, lo que indica un incremento del esfuerzo postural, dificultad en posicionar y estabilizar la postura e incremento en el consumo de energía para poner atención, lo que a su vez interfiere en la independencia y la calidad al desempeñar tareas familiares y rutinarias de las actividades de la vida académica diaria (tabla 2). La media demostró evidencia de distintos grados de interferencia en su desempeño de habilidades motoras y procedimentales que producen resultados inciertos; los susceptibles de análisis en las habilidades motoras fueron posicionar y alinear la postura y poner atención en actividades que requieren energía; en relación con las habilidades procedimentales, fueron prestar atención al utilizar el conocimiento, y en espa- cio y objetos, reunir, buscar y organizar, se evidenció desorganización, uso inapropiado del espacio o los objetos. En los demás ítems demostraron un desempeño competente, con buenos resultados (fig. 2). En general, la media, al observar el desempeño según la edad de los estudiantes de 8 años, fue ineficaz en espacio y objetos en el ítem de guardar, y los de 10 años en guardar y organizar. Por sexo, los varones obtuvieron calificaciones discutibles en posicionar, organizar y guardar, mientras las niñas resultaron en guardar y organizar. Por grado, en 2.o, el desempeño de los estudiantes de 7 años fue ineficaz en organizar, en especial los varones; los varones de 3.o mostraron calificaciones ineficientes en organizar y guardar y cercanas a discutible en posicionar la postura; en 4.o, los de 10 años fueron ineficientes en guardar y organizar y los varones en estabilizar y posicionar la postura. Discusión La información proporcionada por los cuestionarios de Conner’s fue efectiva y evidenció el comportamiento que exteriorizan los estudiantes en el aula y la percepción de los 22 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):18-24 requieren una atención determinada para que su comportamiento no influya en las rutinas deseadas en la vida académica diaria. Para ello se requiere que los profesores primero conozcan las características de los comportamientos para poder brindarles una estructura normativa, organización del aspecto físico del aula, que favorezca el orden del espacio, el tiempo y, en general, la vida académica. Para una actuación coordinada y disociada de las actividades académicas rutinarias, se requiere la integración de procesos sensitivos, posturales, perceptuales, atencionales y cognitivos, un ambiente físico, motivacional, entre otros, que lleve a desarrollar determinada tarea de manera organizada en condiciones dinámicas o estáticas21-24. Las profesoras comentaron que los estudiantes que presentan dificultad en la atención y con una actividad aumentada pierden las cosas con frecuencia y facilidad, cambian de posición y de espacio constantemente y aducen que estos elementos interfieren en su atención y la de sus compañeros. Los estudiantes, por su parte, demostraron dificultad en el alineamiento y estabilidad postural; Lucas-Torres25 definió que el control postural es determinante en la capacidad de atención a la hora de realizar una actividad. Concuerdan Lucas-Torres25 y Orjales26, quienes encontraron en sus estudios el uso inapropiado del espacio o los objetos; en estos ítems, se encontró ineficacia en poner atención a actividades que requieren energía, o al utilizar el conocimiento, y en espacio y objetos, reunir, buscar y organizar se evidenció desorganización, lo cual inf luyó en el desarrollo de atención, la planeación de estrategias para la realización de una determinada tarea, al igual que el desarrollo de una táctica de resolución de un trabajo y la atención a la hora de realizar la actividad, lo que se suma a la motivación y el juicio, como comenta Sánchez27. Tabla 2 – Comportamiento de los niños con signos y síntomas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad en el AMPS según el grado, la edad y el sexo Variables 2.o Edad 7 años 8 años 9 años Sexo Femenino Masculino 3.o Edad 9 años Sexo Femenino Masculino 4.o Edad 9 años 10 años 11 años Sexo Femenino Masculino 5.o Edad 10 años Sexo Femenino Ítems (calificación media) Postura, alinea Espacio y objetos, organiza Espacio y objetos, guarda 4 3,5 4 2,5 3,5 3,5 3 2 3,5 3,5 4 4 2,75 1,5 3,5 3,2 3,4 3,4 3,5 2 3,75 2 3,75 2 3,43 3,67 3 3,86 3,67 4 3,71 3,67 4 3,71 3 3,29 4 3,14 4 3 4 4 3 4 4 Números altos indican mayor dificultad. Conclusiones profesores; asimismo, permitió reconocer las características de los signos y síntomas, que en este caso correspondieron a desatención e hiperactividad, aspectos encontrados en los estudios previos realizados por Pineda19 y Amador 20. Los estudiantes con comportamientos en el ámbito escolar que manifiestan sospecha de signos y síntomas de TDAH Si el estudiante con signos y síntomas de TDAH se puede beneficiar de experiencias significativas al permanecer en el aula escolar, desarrollar procesos de bienestar y manejo de las actividades rutinarias deseadas, es necesario proporcionar una intervención interdisciplinaria para que el profesor, Frecuencia de puntuación Número de niños por valor 15 2 Espacio y objetos, guarda 5 1 4 3 2 1 14 5 Espacio y objetos, organiza 4 0 13 8 Postura, alinea 2 0 0 2 4 6 8 10 12 14 16 Figura 2 – Grado de interferencia en el desempeño de habilidades motoras y de procedimiento. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):18-24 a partir de situaciones concretas y vivenciales, pueda contar con un material básico de estrategias educativas innovadoras que lo guíen y fortalezcan para que pueda favorecer un entorno estructurado, predecible, con expectativas claras o congruentes y retroalimentación inmediata para así ayudar a los estudiantes a manejar este tipo de comportamientos. Este tipo de estudios potencian la escuela como un sector donde se puede abordar temas en un primer nivel de intervención, sin necesidad de utilizar otros niveles que incrementan los costos y requieren de mayor talento humano, familiar o social. No se trata de trasladar el contexto terapéutico al salón de clase, sino de proporcionar al profesor herramientas que le faciliten su trabajo y sean efectivos sin sobrecargar su papel y conociendo las limitaciones del profesor. Esto no sustituye la intervención terapéutica de un profesional; más bien se constituyen en herramientas de intervención orientadas a mejorar la participación de los estudiantes en las actividades escolares y su inserción en la comunidad académica. La valoración de las habilidades motoras y de procedimiento permitió determinar específicamente las dificultades que los estudiantes están presentando y poder reconocer las dificultades en las actividades rutinarias esperadas, dirigidas a una meta, y las responsabilidades de los estudiantes de acuerdo con sus roles, para así determinar la necesidad de estrategias de intervención orientadas a mejorar su participación en las actividades y su inserción en la comunidad. Mayor conocimiento aumenta las probabilidades de manejar efectivamente la condición y generar pronósticos efectivos. Es importante seguir investigando sobre la efectividad de las pruebas estandarizadas utilizadas en el contexto escolar, pruebas que faciliten la selección y aplicación de estrategias cognitivoconductuales y, en consecuencia, favorezcan los procesos de aprendizaje de los niños con signos y síntomas de TDAH. Agradecimientos A los escolares, profesores y personal directivo de la institución educativa que participaron en el estudio. A los estudiantes de práctica del Programa Académico de Terapia Ocupacional que acompañaron este proceso, por su valioso apoyo en el desarrollo y término de la investigación. A la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad del Valle, que financió la investigación. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. B I B L I O G R A F Í A 1. López JJ. Aliño I. Manual diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales DSM IV TR. Madrid: Masson; 2005. p. 97. 23 2. Vidarte JA. Perfil sicomotor de los niños diagnosticados clínicamente con el trastorno por déficit de la atención e hiperactividad. Manizales: Grupo de investigación Cuerpo en movimiento, Universidad Autónoma de Manizales; 2003. 3. Domingo-Sanz MA. Una propuesta de evaluación e intervención del terapeuta ocupacional en trastorno de déficit de atención e hiperactividad infantil. Puerto Real: Consejería de Salud de Andalucía; 2005. 4. Matesanz-García B. Terapia ocupacional en el ámbito escolar. En: García López et al, compiladores. Investigación en T.O. 90 años de historia. Actas del VII Congreso Nacional de estudiantes de T.O. TOG. (A Coruña). 2008;5. Disponible en: www.revistatog.com 5. Artigas-Pallarés J. Nuevas opciones terapéuticas en el tratamiento del trastorno por déficit de atención/ hiperactividad. Rev Neurol. 2008;38 Supl 1:S117-23. 6. Marks D, Mlodnicka A, Bernstein M, Chacko A, Rose S, Halperin JM. Profiles of service utilization and the resultant economic impact in preschoolers with attention deficit/ hyperactivity disorder. J Ped Psychol. 2009;34:681-9. 7. Romero Ayuso DM. Actividades de la vida diaria. An Psicol. 2007;23:264-71. 8. Moruno P. Definición y clasificación de las AVD. Barcelona: Masson; 2006. 9. Cardo E, Servera M. Trastorno por déficit de atención/ hiperactividad: estado de la cuestión y futuras líneas de investigación. Rev Neurol. 2008;46:365-72. 10. Querejeta M. La valoración de la dependencia: criterios y técnicas de valoración. Clasificación. Madrid: IMSERSO; 2012. 11. Enfoque de habilidades para la vida para un desarrollo saludable de niños y adolescentes. Organización Panamericana de la Salud; 2001. 12. Domingo-Sanz M. Trastorno de déficit de atención e hiperactividad en terapia ocupacional. TOG (A Coruña). 2008;5. Disponible en: http://www.revistatog.com/num8/ pdfs/caso 1.pdf 13. Fisher AG. Evaluación de habilidades motoras y de procedimiento. 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REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):25-31 PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Artículo original Confiabilidad intraevaluador del cuestionario para limitaciones en la actividad y restricciones en la participación de niños con TDAHq Luisa Matilde Salamanca Duque a,*, María Mercedes Naranjo Aristizábal a, Gladys Helena Gutiérrez Ríos b y Jaime Bayona Prieto c a Universidad Autónoma de Manizales, Manizales, Colombia de Salud El Bosque, Clínica El Bosque, Bogotá, Colombia c Magíster en Neurorrehabilitación, Bucaramanga, Colombia b Fundación I N F O R M AC I Ó N D E L A RT Í C U L O R E S U M E N Historia del artículo: Introducción: Los cuestionarios para la evaluación de limitaciones en la actividad y Recibido el 28 de junio de 2013 restricciones en la participación de niños con TDAH (CLARP-TDAH) se han desarrollado Aceptado el 16 de octubre de 2013 recientemente en Colombia, basados en las sugerencias hechas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Palabras clave: Discapacidad y la Salud (CIF), lo cual permite trascender de la evaluación clínica a una Trastorno por déficit de atención evaluación desde la funcionalidad y el funcionamiento de los niños en su contexto familiar con hiperactividad y escolar. En este estudio se determinó el grado de confiabilidad intraevaluador para los Niños cuestionarios CLARP TDAH Padres y Profesores. Reproducibilidad de resultados Métodos: En una muestra no probabilística de 203 niños y niñas colombianos escolarizados y diagnosticados con TDAH, se determinó la confiabilidad intraevaluador a través del índice kappa; los informantes fueron los padres y los profesores. Resultados: Se encontró que la confiabilidad intraevaluador de los dominios del cuestionario CLARP-TDAH para padres obtuvo k > 0,7, mientras que para los dominios del CLARP-TDAH Profesores resultaron > 0,8. Conclusiones: Los cuestionarios CLARP-TDAH son una herramienta con buen nivel de confiabilidad intraevaluador, lo cual permite realizar una evaluación confiable de las limitaciones en la actividad y las restricciones en la participación para determinar el funcionamiento en los entornos familiar y escolar. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. q Tesis de Maestría en Neurorrehabilitación, macroproyecto «Confiabilidad intraevaluador de los instrumentos CLARP TDAH Padres y CLARP TDAH Profesores», 2012, Universidad Autónoma de Manizales. * Autor para correspondencia. Correo electrónico: luisasalamanca@autonoma.edu.co (L.M. Salamanca Duque). 0034-7450 © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España S.L. Todos los derechos reservados. 26 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):25-31 Intra-rater Reliability for the Questionnaire on Activity Limitations and Participation Restrictions of Children With ADHD A B S T R A C T Keywords: Introduction: Questionnaires for evaluating activity limitations and participation restrictions Attention deficit/hiperactivity in children with ADHD (CLARP-TDAH) has recently been developed in Colombia, based on disorder the suggestions made by the WHO from the International Classification of Functioning, Children Disability and Health (ICF), allowing clinical evaluation beyond an evaluation of the Reproducibility of results functionality and functioning of children in their family and school environments. Previous research with the questionnaire proved useful in the multidisciplinary approach of Colombian children with ADHD. This study determines the level of intra-rater reliability for questionnaires CLARP-TDAH Parents and Teachers. Methods: The study included a non-random sample of 203 Colombian children attending school and diagnosed with ADHD. Intra-rater reliability and the reproducibility of the results was determined using the Kappa index. The informants were parents and teachers. Results: Kappa values >0.7 were obtained for the intra-rater reliability of the questionnaire domains of CLARP-TDAH Parents, while for CLARP-TDAH Teachers domains these values were >0.8. Conclusions: CLARP-TDAH questionnaires are a tool with a good level of intra-rater reliability, which allows a reliable assessment of activity limitations and participation restrictions in order to determine the level of functioning at home and school. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno del comportamiento que se caracteriza por hiperactividad, impulsividad e inatención1. Se considera que este trastorno es uno de los más comunes durante la etapa infantil 2,3 y afecta al desarrollo integral de los niños que lo padecen, con profundas alteraciones de su calidad de vida y su funcionalidad en los contextos familiar, escolar y social en general4. Este hecho, junto con su elevada prevalencia, lo convierte en un problema latente de salud pública. El diagnóstico y el abordaje terapéutico y rehabilitador del TDAH en Latinoamérica usualmente se han basado en herramientas fundamentalmente clínicas, las cuales, aunque útiles, han limitado la identificación de factores que caracterizan su funcionamiento y pueden incidir en la mejora de la calidad de vida tanto de los afectados como de sus familias. De los instrumentos para apoyar el diagnóstico y la caracterización del TDAH, sobresalen la Décima Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10)5, el cuarto Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales (DSM-IV)6 y fenómenos de comorbilidad7. Para cambiar esta visión y trascender de lo puramente clínico en el TDAH, se hacen necesarias herramientas especializadas que contribuyan a abordar de manera más integral a los niños con este trastorno, considerando dimensiones de su funcionalidad y su funcionamiento en diferentes contextos de la vida cotidiana8. Se hace necesario, pues, reconocer a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2001 lideró la consolidación de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF)9, la cual permite caracterizar a la persona desde su condición de salud y su perfil de funcionamiento considerando aspectos personales y ambientales en torno a posibles limitaciones de la actividad y restricciones para la participación social. Por lo anterior, se consideró necesario implementar una herramienta de evaluación que permitiera integrar el modelo biopsicosocial de la discapacidad desde la CIF, y en 2009 se creó un cuestionario para la evaluación de Limitaciones en la Actividad y Restricciones en la Participación de niños con diagnóstico de TDAH de entre 6 y 12 años —los cuestionarios CLARP-TDAH Padres y CLARP-TDAH Profesores10,11—, que permiten caracterizar el funcionamiento humano de los niños en los contextos familiar y escolar según el desempeño declarado por los padres y los profesores en los diferentes dominios considerados por la CIF, como aprendizaje y aplicación del conocimiento, tareas y demandas generales, autocuidado, movilidad, interacciones y relaciones interpersonales, entre otros. Estos cuestionarios basados en la CIF permiten identificar interacciones entre los factores personales y contextuales que existen en el TDAH12,13 proporcionando elementos que orientan la interacción entre el estado de salud y el contexto en que se desenvuelve el niño y evidenciando limitaciones y restricciones que afectan a su desempeño cotidiano. Los cuestionarios CLARP-TDAH, en un primer estudio con una muestra de 42 niños y niñas con TDAH de 6-12 años de edad, demostraron un adecuado nivel de confiabilidad por consistencia interna dado por coeficientes alfa de Cronbach de 0,87 y 0,96 respectivamente10,11. El objetivo del presente estudio es determinar la confiabilidad intraevaluador de ambos cuestionarios. 27 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):25-31 Material y métodos Se desarrolló un estudio descriptivo, exploratorio y de reproducibilidad, específicamente desde la confiabilidad intraevaluador para los cuestionarios CLARP-TDAH Padres y CLARP-TDAH Profesores. Se tomó una muestra a conveniencia de 203 niños y niñas escolarizados en instituciones públicas y privadas en las ciudades colombianas de Cali, Bucaramanga, Popayán, Cartagena y Bogotá; para ello se contactó con instituciones de apoyo terapéutico a niños diagnosticados clínicamente con TDAH, y se confirmó su diagnóstico aplicando el MINIKID. Los criterios de inclusión fueron niños de ambos sexos diagnosticados de TDAH, escolarizados y de edad entre 6 y 12 años; el criterio de exclusión fue que tuvieran diagnósticos clínicos neurológicos, reumáticos, neuromusculares tipo parálisis cerebral, distrofia muscular, retardo mental, autismo, traumatismos recientes o lesión medular. En cada institución de apoyo terapéutico, se seleccionó a los padres de familia con los que se contactó telefónicamente, una vez aceptaron la participación en el estudio, para la firma del consentimiento informado. La técnica fue la entrevista estructurada, ya que los cuestionarios están diseñados para que los cumplimenten los padres y los profesores; con estos, se contactó a través de las instituciones educativas. aprendizaje y aplicación del conocimiento, tareas y demandas generales, comunicación, movilidad, interacciones y relaciones interpersonales y áreas principales de la vida, vida comunitaria, social y cívica (tabla 2). Ambos cuestionarios contienen preguntas que califican el grado de dificultad de los niños para la realización de actividades familiares y escolares entre 0 y 4, conforme a lo establecido por la CIF: 0, ninguna dificultad; 1, dificultad ligera; 2, dificultad moderada; 3, dificultad grave, y 4, dificultad completa. El tiempo determinado para responder a los cuestionarios CLARP-TDAH Padres y CLARP-TDAH Profesores es de aproximadamente 15-20 min. Los cuestionarios se aplicaron dos veces a los padres y los profesores en dos momentos diferentes en un lapso de 8 días para calcular la confiabilidad intraevaluador. Tabla 2 – Dominios e ítems del CLARP-TDAH Profesores Dominios Aprendizaje y aplicación del conocimiento Copiar Repetir Adquisición de habilidades complejas Centrar la atención Pensar Leer Escribir Calcular Resolver problemas Tomar decisiones Tareas y demandas generales Llevar a cabo una única tarea independientemente Llevar a cabo una única tarea en grupo Realizar múltiples tareas Manejo de responsabilidades Comunicación Comunicación recepción de mensajes hablados Comunicación recepción de gestos corporales Comunicación recepción de dibujos y fotografías Conversar con una sola persona Conversar con muchas personas Movilidad Permanecer sentado Permanecer de pie Manipular Lanzar Atrapar Andar sobre diferentes superficies Andar sorteando obstáculos Trepar Correr Saltar Interacciones y relaciones interpersonales Establecer relaciones Regulación del comportamiento en las interacciones Tolerancia en las relaciones Áreas principales de la vida y vida comunitaria, social y cívica Educación escolar Juego Deportes Arte y cultura Manualidades Instrumentos El cuestionario CLARP-TDAH Padres está constituido por 20 ítems distribuidos en tres dominios, que incluyen tareas y demandas generales, autocuidado y vida doméstica (tabla 1). El cuestionario CLARP-TDAH Profesores está constituido por 37 ítems distribuidos en seis dominios, que incluyen Tabla 1 – Dominios e ítems del CLARP-TDAH Padres Dominios Ítems Tareas y demandas generales Completar la rutina diaria Dirigir el propio nivel de actividad Manejo del estrés Autocuidado Lavar partes individuales del cuerpo Lavar todo el cuerpo Secarse Cuidado de los dientes Cuidado del pelo Regulación de la micción Regulación de la defecación Ponerse la ropa Quitarse la ropa Comer Beber Vida doméstica Preparar comidas sencillas Lavar y secar ropa Limpiar la zona de cocina y los utensilios Limpieza de la vivienda Eliminación de la basura Cuidado de los animales Ítems 28 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):25-31 Se realizó análisis estadístico con el software SPSS versión 19.0 con el fin de obtener el valor del índice kappa para determinar dicha propiedad psicométrica. Según parámetros universales, k < 0,2 se considera acuerdo insignificante; un valor de 0,2-0,4 se considera acuerdo bajo; de 0,4-0,6 se considera acuerdo moderado; de 0,6-0,8 se considera acuerdo bueno y k > 0,8 indica acuerdo de confiabilidad muy bueno. Este estudio se clasificó como investigación sin riesgo seg ún la resolución 008430 del Ministerio de Salud de Colombia. Resultados Caracterización sociodemográfica Respecto a las características de la muestra, el 66,5% de los niños eran varones y el 33,5%, mujeres. La edad de los niños participantes osciló entre 6 y 12 (media, 8,6 ± 1,7) años. El 75,4% de los niños pertenecían a estratos considerados socioeconómicamente bajos y medio-bajos. Los padres de familia declararon que el 29,1% de los niños con TDAH recibían tratamiento farmacológico y el 81,8% estaba involucrado en algún programa de apoyo terapéutico. Confiabilidad intraevaluador de los cuestionarios Los dominios del instrumento CLARP-TDAH Padres obtuvieron un grado de acuerdo bueno y muy bueno, con k > 0,6. Es importante resaltar que las actividades de dirigir su propio nivel de actividad, ponerse la ropa y la regulación de la micción y la defecación obtuvieron k > 0,8, lo cual refleja muy buena fuerza de concordancia entre las dos evaluaciones (tabla 3). Tabla 3 – Valores de índice kappa de los ítems del CLARP-TDAH Padres (n = 203) Ítem k p Completar la rutina diaria Dirigir el propio nivel de actividad Manejo del estrés Lavar partes individuales del cuerpo Lavar todo el cuerpo Secarse Cuidado de los dientes Cuidado del pelo Regulación de la micción Regulación de la defecación Ponerse la ropa Quitarse la ropa Comer Beber Preparar comidas sencillas Lavar y secar ropa Limpiar la zona de cocina y los utensilios Limpieza de la vivienda Eliminación de la basura Cuidado de los animales 0,799 0,810 0,734 0,787 0,784 0,731 0,748 0,754 0,803 0,809 0,857 0,723 0,689 0,689 0,799 0,752 0,787 0,763 0,639 0,749 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 0,0001 En el instrumento CLARP-TDAH Profesores se encontró que las actividades con una fuerza de concordancia muy buena (k > 0,8) fueron las relacionadas con aprendizaje y aplicación del conocimiento (como repetir y calcular) y con la comunicación (como recepción de gestos y dibujos) y las habilidades relacionadas con el movimiento (como correr, lanzar, atrapar, sortear obstáculos, trepar y saltar). De igual manera, las actividades de orden relacional, tales como establecer relaciones, participar en actividades de arte y cultura, educación escolar, deportes y manualidades, también obtuvieron k > 0,8 (tabla 4). En general, los instrumentos CLARP-TDAH Padres y CLARP-TDAH Profesores, en todos y cada uno de sus dominios, obtuvieron resultados considerados por las normas internacionales con valores bueno y muy bueno. Tabla 4 – Valores de índice kappa de los ítems del CLARP-TDAH Profesores (n = 203) Ítem k p Copiar Repetir Adquisición de habilidades complejas Centrar la atención Pensar Leer Escribir Calcular Resolver problemas Tomar decisiones Llevar a cabo una única tarea independientemente Llevar a cabo una única tarea en grupo Realizar múltiples tareas Manejo de responsabilidades Comunicación recepción de mensajes hablados Comunicación recepción de gestos corporales Comunicación recepción de dibujos y fotografías Conversar con una sola persona Conversar con muchas personas Permanecer sentado Permanecer de pie Manipular Lanzar Atrapar Andar sobre diferentes superficies Andar sorteando obstáculos Trepar Correr Saltar Establecer relaciones Regulación del comportamiento en las interacciones Tolerancia en las relaciones Educación escolar Juego Deportes Arte y cultura Manualidades 0,755 0,815 0,788 0,768 0,784 0,795 0,775 0,812 0,731 0,772 0,761 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,735 0,765 0,785 0,754 0,001 0,001 0,001 0,001 0,831 0,001 0,821 0,001 0,749 0,785 0,813 0,773 0,721 0,807 0,808 0,781 0,805 0,870 0,879 0,852 0,807 0,784 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,793 0,834 0,816 0,872 0,850 0,839 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 0,001 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):25-31 Discusión Aunque existen reportes del uso de la CIF en la población pediátrica en general, los cuestionarios CLARP-TDAH se constituyen en un primer acercamiento para la evaluación del funcionamiento y la discapacidad en este modelo; por lo tanto, este estudio se hace relevante para determinar la propiedad psicométrica de confiabilidad intraevaluador de los cuestionarios y así determinar la factibilidad de su uso y su aplicación clínica. Si bien la afección por signos y síntomas es importante en el TDAH, lo es más la funcional14,15, que genera mayores repercusiones en el desempeño de diferentes actividades de la vida diaria familiar, escolar y social y, por ende, necesidad de intervenciones que causan mayores costos personales, económicos y sociales, como la desintegración familiar, el aumento en la tasa de deserción escolar y la repetición de grados escolares. Por lo tanto, es clara la importancia de llevar a cabo desde la funcionalidad y el funcionamiento de niños con TDAH procesos de valoración que permitan evidenciar el impacto en los diferentes contextos familiar y escolar, especialmente respecto a resultados a largo plazo y no solamente a los síntomas a corto plazo. Según Lollar16, en cuanto a la necesidad de centrar la discusión en la función, la deficiencia y los resultados a largo plazo y su medición en niños con TDAH, es importante reconocer que la medición del funcionamiento del niño es más útil que describir síntomas, especialmente para la planeación de intervenciones. Es de resaltar que la reducción de síntomas centrales no puede corresponderse con la mejoría en el funcionamiento. Con este estudio se logra dar un paso respecto a la evaluación de la funcionalidad y el funcionamiento de los niños con TDAH utilizando la CIF, lo que permite trascender a las consecuencias personales y familiares y con los amigos, la escuela y la vida social. En el presente subproyecto, se trascendió al análisis psicométrico de los cuestionarios CLARP-TDAH en cinco ciudades colombianas, y se ha encontrado un adecuado nivel de confiabilidad intraevaluador de ambos cuestionarios: en el CLARP-TDAH Padres, todos sus ítems con valores muy buenos (todos k > 0,6; cuatro de ellos > 0,8 y 16 > 0,7), y en el CLARP-TDAH Profesores, los 37 ítems con k > 0,7 (16 de ellos > 0,8). Es de resaltar que en el estudio de Battaglia et al17 publicado en 2004, también se encontró una fuerte confiabilidad test-retest para la codificación de las diferentes variables de todos los dominios de actividad y participación de la CIF (entre p < 0,001 y p = 0,02). Especificando el análisis de los valores kappa de cada uno de los ítems, es importante reconocer que, respecto al CLARP-TDAH Padres, los ítems ponerse la ropa, dirigir el propio nivel de actividad, regulación de la micción y de la defecación y completar la rutina diaria fueron los que obtuvieron k > 0,8, lo cual puede darse porque para los padres es más fácil reconocer con mayor certeza y confiabilidad actividades funcionales relacionadas con los hábitos en el hogar que otras actividades más circunstanciales (p. ej., actividades de la vida doméstica como eliminación de la basura, que fue la que obtuvo un valor más bajo). En cuanto a la confiabilidad 29 del CLARP-TDAH Profesores, llama la atención que los ítems relacionados con la movilidad (como trepar, correr y saltar) son los que obtuvieron k > 0,85, al igual que los deportes, el arte y la cultura, que son actividades fácilmente observables por un profesor y en diferentes actividades y contextos de la rutina escolar. De igual manera, otros ítems con valores altos, como las actividades relacionadas con la comunicación verbal, no verbal, gráfica y escrita, que son parte habitual de la rutina académica, se hacen evidentes y susceptibles de evaluación confiable y consistente por un profesor. Los ítems con valores de correlación menores pero igualmente adecuados correspondieron a las actividades en que el profesor puede conocer el desempeño irregular de los niños, como aquellas que implican menor o mayor complejidad dependiendo del contexto, el objetivo y la propia actividad, como resolver problemas y llevar a cabo tareas en grupo. Cabe reconocer que, según la literatura revisada, no existe otro instrumento para la evaluación de la funcionalidad y el funcionamiento bajo el modelo de la CIF para niños con TDAH, pero sí existen reportes del uso de la CIF en la población pediátrica en general17,18. Es posible iniciar el análisis considerando que los resultados acertados de confiabilidad para la evaluación de los dominios de la CIF pueden relacionarse, entre otros aspectos, con que fue construida con base en dominios específicos y códigos de esta clasificación, resultados similares a los encontrados en otros estudios que han evaluado a niños con diversas situaciones cognitivas, motoras y del comportamiento17. En términos generales, se encontró que los padres y los profesores brindan información adecuada a través de la técnica de entrevista, que es fiable para identificar consecuencias en el funcionamiento de los niños con TDAH19-21. Ambos cuestionarios resultaron confiables para su aplicación, por lo cual se asume que ambas fuentes pueden dar información adecuada como tradicionalmente se realiza para niños con este diagnóstico a través de otros instrumentos y escalas en Colombia, como Checklist para DDA versión Colombiana validado en Manizales Colombia22 y el BASC23. Padres y profesores son fiables para identificar consecuencias en el funcionamiento de los niños con TDAH; no obstante, se observan diferencias y similitudes en la manera de hacerlo24 . Con este resultado, cabe citar el estudio de Ortiz-Luna et al19, donde se analiza si la cuestión es si los padres y profesores tienen maneras distintas de conceptualizar las conductas o si estas diferencias podrían ser reflejo de la diferencia entre ambos contextos. Igualmente, estas podrían ser las razones de la diferencia en la confiabilidad de ambas fuentes, padres y profesores, pues resulta mayor la confiabilidad intraevaluador del cuestionario para profesores en el contexto escolar con k > 0,7 que la del cuestionario para padres en el contexto familiar y del hogar, en el que algunos tienen valores de 0,6. Según la información recolectada de padres y profesores, estos instrumentos permiten evidenciar que las manifestaciones clínicas del TDAH podrían tener gran impacto en el desarrollo de los niños desde diferentes dimensiones que interfieren en su funcionamiento cognitivo, comunicativo, personal y social, pues afectan a su desempeño y generan múltiples desventajas; es evidente entonces, como refieren 30 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):25-31 Biederman et al20 y Lollar16, que la presencia de los síntomas en sí no determina su situación de discapacidad, sino que las repercusiones de estos síntomas son lo que altera la funcionalidad y el funcionamiento del niño en sus contextos familiar y escolar para el caso de este estudio. Específicamente, el cuestionario para profesores tiene mayores fortalezas psicométricas de confiabilidad, y se reconoce —como hacen otros autores como Loe et al12— que su aplicación permitiría determinar puntualmente los problemas en la escuela, que son clave en la caracterización de los niños con TDAH, especialmente en los dominios de aprendizaje y aplicación del conocimiento y tareas y demandas generales, que a su vez son los que obtuvieron mejores valores kappa. Los cuestionarios CLARP pueden ser aplicados por diferentes profesionales y el personal que interviene a los niños con TDAH, entre ellos médicos, psicólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, fonoaudiólogos, educadores especiales y docentes. En tal sentido, favorece la intervención interdisciplinaria e integral a los niños y niñas en busca de su proceso de rehabilitación; además, permite evidenciar cambios en el curso de la evolución del trastorno. Es de reconocer que los cuestionarios son de fácil y clara aplicación y requieren mínimo entrenamiento desde las bases conceptuales y la aplicación de la CIF. Ambos instrumentos de evaluación de limitaciones en la actividad y restricciones en la participación de niños y niñas con TDAH muestran claramente que la CIF es una herramienta relevante para su valoración integral, y se ha probado su aplicabilidad y confiabilidad en procesos de intervención en salud y rehabilitación pediátrica. Se constituye en un adelanto y aporte investigativo en el campo de la neurorrehabilitación, específicamente en coherencia con el interés de la CIF (OMS) de caracterizar las condiciones de salud de las personas desde un modelo biopsicosocial y una estructura que permita abordar los factores biológicos, personales y sociales desde el funcionamiento humano, como refieren Jetta25 y Rauscher et al26 en sus publicaciones sobre la relación e importancia de la CIF para los procesos investigativos y de intervención en rehabilitación. También el instrumento permite identificar problemas y dificultades específicas y relevantes, y facilita diseñar el plan de intervención más apropiado desde las diversas disciplinas de apoyo terapéutico que intervienen a los niños con TDAH; esto, al mismo tiempo, confirma la utilidad de la CIF en cuanto aporta a un lenguaje común, estandarizado, fiable y aplicable transdisciplinaria y transculturalmente, que permita describir los elementos importantes de la salud en esta población. Conclusiones Sobre los niños diagnosticados de TDAH, es necesario conocer información adicional que vaya más allá del diagnóstico clínico y su caracterización frente a signos y síntomas, se debe tener en cuenta otras alteraciones funcionales y de funcionamiento que trasciendan los diferentes ámbitos familiar y escolar desde las conductas y comportamientos adaptativos personales y sociales. Para ello se diseñaron los cuestionarios CLARP-TDAH Padres y Profesores basados en la CIF, para des- cribir las limitaciones en la actividad y las restricciones en la participación de los niños desde dominios relacionados con aprendizaje y aplicación del conocimiento, tareas y demandas generales, comunicación, autocuidado, movilidad, áreas principales de la vida, vida comunitaria social y cívica, interacciones y relaciones interpersonales, vida doméstica. Los cuestionarios CLARP-TDAH cuentan con una adecuada confiabilidad intraevaluador (k > 0,7), lo que evidencia adecuada propiedad psicométrica para su uso y aplicación clínica. Se recomienda el desarrollo de otros estudios de investigación en torno a otras propiedades psicométricas de los cuestionarios. Conflicto de intereses Los autores declaran que no existe ningún conflicto de intereses. B I B L I O G R A F Í A 1. Cardo E, Nevot A, Redondo M, Melero A, De Azua B, García-De la Banda G, et al. Trastorno por déficit de atención/hiperactividad: ¿Un patrón evolutivo? Rev Neurol. 2010;50 Supl 3:S143-7. 2. Sánchez CR, Ramos C, Simón M. Trastorno por déficit de atención/hiperactividad: validación de la escala EDAH en población canaria de educación primaria. Rev Neurol. 2012;54:10-6. 3. American Academy of Pediatrics. Commitee on Quality Improvement and Subcommitte on Attention-Deficit/ Hyperactivity Disorder. Clinical Practice Guideline: Diagnosis and evaluation of the child with attention-deficit/ hyperactivity disorder. Pediatrics. 2001;105:1158-70. 4. Miranda-Casas A, Presentación-Herrero J, Colomer-Diago C, Roselló B. Satisfacción con la vida de niños con trastorno por déficit de atención/hiperactividad: estudio de posibles factores de riesgo y de protección. Rev Neurol. 2011;52 Supl 1:S119-26. 5. The tenth revision of the International Classification of Diseases and related Health Problems. Geneve: WHO; 1992. 6. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. 4.a ed. Washington: American Psychiatric Association; 1994. 7. Roselló B, Amado L, Bo RM. Patrones de comorbilidad en los distintos subtipos de niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Rev Neurol Clin. 2000;1:181-92. 8. Ustün TB. Using the international classification of functioning, disease and health in attention-deficit/ hyperactivity disorder: separating the disease from its epiphenomena. Ambul Pediatr. 2007;7(1 Suppl):132-9. 9. International Classification of Functioning, Disability and Health. Geneva: WHO; 2001. 10. Salamanca LM. Construcción, validación y confiabilidad de un cuestionario sobre niños y niñas con TDAH. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. 2010;8:1117-29. 11. Salamanca LM. Cuestionario para la evaluación de limitaciones en la actividad y restricciones en la participación en niños con TDAH a nivel escolar. Revista Chilena de Psiquiatria y Neurología de la Infancia y Adolescencia. 2010;21:19-30. 12. Loe IM, Feldman HM. Academic and educational outcomes of children with ADHD: literature review and proposal for future research. Ambul Pediatr. 2007;7 Supl 1:82-90. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):25-31 13. Brown RT, Perrin JM. Measuring outcomes in attention-deficit/ hyperactivity disorder. Ambul Pediatr. 2007;7:57-9. 14. Puentes-Rozo PJ, Barceló-Martínez E, Pineda DA. Características conductuales y neuropsicológicas de niños de ambos sexos, de 6 a 11 años, con trastorno por déficit de atención/hiperactividad. Rev Neurol. 2008;47:175-84. 15. Hoza B. Peer functioning in children with ADHD. Ambul Pediatr. 2007;7 Supl 1:101-6. 16. Lollar D. Function, impairment, and long-term outcomes in children with ADHD and how to measure them. Pediatr Ann. 2008;37:28-36. 17. Battaglia M, Russo E, Bolla A, Chiusso A, Bertelli S, Pellegri A, et al. International Classification of Functioning, Disability and Health in a cohort of children with cognitive, motor, and complex disabilities. 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Uso de un cuestionario breve para el diagnóstico de deficiencia atencional. Rev Neurol. 1999;28:361-5. 23. Pineda DA, Kamphaus RW, Mora O, Puerta IC, Palacio LG, Jiménez I, et al. Uso de una escala multidimensional para padres de niños de 6 a 11 años en el diagnóstico de deficiencia atencional con hiperactividad. Rev Neurol. 1999;28:952-9. 24. Montiel-Nava C, Peña JA. Discrepancia entre padres y profesores en la evaluación de problemas de conducta y académicos en niños y adolescentes. Rev Neurol. 2001;32:506-11. 25. Jetta AM. Toward a common language for function, disability, and health. Phys Ther. 2006;86:726-34. 26. Rauscher L, Greenfield BH. Advancements in contemporary physical therapy research: use of mixed methods designs. Phys Ther. 2009;89:91-100. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):32-39 PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Artículo de revisión Fundamentos y aplicaciones clínicas de la estimulación magnética transcraneal en neuropsiquiatría Mayra Malavera a, Federico Silva b,*, Ronald García c,d, Ligia Ruedae y Sandra Carrillo f a Médico, Grupo de Ciencias Neurovasculares, Fundación Cardiovascular de Colombia, Floridablanca, Colombia Neurólogo y Epidemiólogo Clínico, Director Neurociencias, Director de la Unidad de Estudios Clínicos, Director Grupo Ciencias Neurovasculares, Fundación Cardiovascular de Colombia, Floridablanca, Colombia c PhD en Neurociencias, Martinos Center for Biomedical Imaging, Massachusetts General Hospital, Harvard Medical School, Boston, Massachusetts, Estados Unidos d Escuela de Medicina, Universidad de Santander, Bucaramanga, Colombia e Médico psiquiatra, Fundación Cardiovascular de Colombia, Floridablanca, Colombia f Médico neurólogo, Especialista en Neurofisiología, Fundación Cardiovascular de Colombia, Floridablanca, Colombia b Médico I N F O R M AC I Ó N D E L A RT Í C U L O R E S U M E N Historia del artículo: La estimulación magnética transcraneal (EMT) es una herramienta no invasiva de Recibido el 12 de diciembre de 2012 estimulación cerebral que se basa en la capacidad de un campo magnético generado para Aceptado el 18 de julio de 2013 penetrar el cráneo y las meninges y originar una corriente eléctrica secundaria en el tejido cerebral que produce despolarización neuronal. Esta técnica se puede aplicar en un solo Palabras clave: estímulo, en pares de estímulos separados por intervalos o en trenes de estímulos repetidos Estimulación magnética a varias frecuencias. Si bien el mecanismo de acción exacto se desconoce, la EMT repetitiva transcraneal puede modular la excitabilidad de la corteza cerebral, por lo cual se ha vislumbrado como Neuromodulación una posible herramienta diagnóstica y terapéutica en el área de neuropsiquiatría. El objetivo Plasticidad neuronal de este artículo es revisar el conocimiento actual de la EMT en cuanto a principios básicos, Rehabilitación mecanismos fisiopatológicos y utilidad en la práctica clínica de la neuropsiquiatría. © 2012 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Fundamentals and Clinical Applications of Transcranial Magnetic Stimulation in Neuropsychiatry A B S T R A C T Keywords: Transcranial Magnetic Stimulation (TMS) is a non-invasive method for stimulation of Transcranial magnetic stimulation brain that is based on the ability of a generated magnetic field to penetrate skull and Neuromodulation brain meninges, inducing an electric current in the brain tissues that produces neuronal Cortical plasticity depolarization. TMS can be applied as single pulse of stimulation, pairs of stimuli separated Neurological rehabilitation by variable intervals to the same or different brain areas, or as trains of repetitive stimuli at various frequencies. Its mechanism of action is currently unknown. Repetitive TMS can *Autor para correspondencia. Correo electrónico: federicosilva@fcv.org (F.A. Silva Sieger). 0034-7450 © 2012 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España S.L. Todos los derechos reservados. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):32-39 33 modify the excitability of the cerebral cortex, and has been postulated as a diagnostic and therapeutic tool in the area of neuropsychiatry. The aim of this article is to review the knowledge of the TMS as regards its basic principles, pathophysiological mechanism, and its usefulness in clinical practice. © 2012 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción La estimulación magnética transcraneal (EMT) es una técnica de neuroestimulación y neuromodulación cerebral segura, no invasiva e indolora que se ha postulado como una herramienta terapéutica que podría facilitar la reorganización funcional cerebral y la recuperación clínica de pacientes con trastoros del sistema nervioso1-4. La EMT utiliza el principio de inducción electromagnética descrito por Michael Faraday en 1831, el cual postula que un campo magnético variable en el tiempo puede inducir voltaje en un conductor cercano, de modo que un pulso de corriente fluyendo a través de una bobina de hilo conductor genera un campo magnético. La frecuencia de cambio de este campo magnético determina la inducción de una corriente secundaria en cualquier conductor cercano, como las neuronas corticales1,5,6. La EMT fue introducida en 1985 por Barker et al (Universidad de Sheffield), quienes demostraron que colocar una bobina generadora de corriente eléctrica sobre la cabeza de un ser humano evocaba una respuesta motora de algunos músculos de la mano, y de esa manera se podía evaluar la integridad de las vías motoras centrales3,7. Desde su desarrollo, se ha utilizado en la investigación de diferentes afecciones cerebrales con potenciales usos terapéuticos5. Al contrario que otras técnicas de estimulación cortical, la EMT se puede usar para el estudio de sujetos normales y sujetos con condiciones neuropsiquiátricas, con la ventaja de ser un método no invasivo con buen perfil de seguridad8-10. Aspectos técnicos de la EMT El equipo de EMT (fig. 1) consiste en una fuente de energía que descarga en un capacitador (dispositivo pasivo capaz de almacenar energía) y genera pulsos cortos de corriente eléctrica dirigida a una bobina productora de un campo magnético pulsátil1,4,5. El monitor posee accesorios auxiliares para controlar temperatura, intensidad y frecuencia del pulso 4,11. La bobina de estimulación consiste en un material de hilo de cobre completamente aislado recubierto con un molde de plástico1. Con la bobina activa, el campo magnético penetra fácilmente piel, cráneo y meninges e induce una corriente eléctrica secundaria en el tejido cerebral, orientada en un plano paralelo a la superficie cortical cuando se sitúa la bobina tangencialmente al cráneo, de tal manera que la estimulación se hace sobre los elementos neuronales de la corteza que tienen orientación horizontal y no transversal. Su acción neuromoduladora es, en su gran mayoría, transináptica e indirecta, y actúa cerca del cono axónico de las células pirami- Figura 1 – Equipo de estimulación magnética transcraneal. dales corticales y las regiones de las neuronas que presentan umbrales de despolarización más bajos12,13. El foco del campo magnético depende de la forma de la bobina de estimulación. Existen cuatro tipos de bobina: forma de ocho o mariposa, circular, doble cono y bobina H (fig. 2). La bobina más usada en los estudios de investigación es la forma de ocho, que consta de dos alas unidas y permite una estimulación más focal y superficial. La bobina circular produce una estimulación más profunda pero menos focal, mientras que la bobina de doble cono induce un campo eléctrico menos focal pero más fuerte, que logra la estimulación directa de regiones cerebrales profundas, y la bobina H, diseñada para reducir el campo eléctrico en la superficie cortical y aumentarlo hacia la profundidad14-16. La intensidad de la corriente eléctrica producida en la bobina es de 5-10 kA; la intensidad del campo magnético inducido es de 1-2 T, el área cortical que se puede estimular es de aproximadamente 3 cm 2 y 2 cm de profundidad 7. La EMT se puede aplicar como un pulso simple, un estímulo cada 3 s o más; como pares de estímulos separados por un lapso, conocido como pulso apareado, y en pulsos únicos repetidos, conocida como EMT-repetitiva (EMTr)4,16. Existen dos tipos de protocolos de EMTr usados hasta la fecha. El protocolo convencional hace referencia a la aplicación de pulsos únicos repetidos regularmente a una frecuencia alta (> 1 Hz) o baja (< 1 Hz)4,7. La EMT de alta frecuencia aumenta el flujo sanguíneo en el área estimulada incrementando la actividad cerebral 34 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):32-39 A (pulsos theta burst ininterrumpidos en corto tiempo) o intermitentes (trenes de 2 s de theta burst repetidos cada 10 s)4,9. Mecanismos de acción B C Figura 2 – Tipos de bobina utilizados en estimulación magnética transcraneal. A: bobina de doble cono. B: bobina en forma de ocho (activa). C: bobina en forma de ocho (placebo). (estimulación neuronal), mientras que la de baja frecuencia disminuye la actividad cerebral (inhibición neuronal)17. Por otro lado, la EMTr en patrón se refiere a la aplicación repetida de descargas cortas de estimulación a una frecuencia alta separadas por pausas cortas sin estimulación. Dentro de este, el protocolo más usado es la estimulación theta burst, compuesto de series de impulsos de alta frecuencia (tres pulsos a 50 Hz) repetidos a intervalos de 200 ms (5 Hz en el ritmo theta del electroencefalograma [EEG]), que pueden ser aplicados en trenes continuos Los mecanismos fundamentales aún no están completamente dilucidados16,18. El campo magnético generado puede tener suficientes magnitud y densidad para despolarizar las neuronas del tracto corticoespinal directamente a través del cono axonal o indirectamente por medio de interneuronas19. La EMTr puede inducir cambios en los sistemas de neurotransmisión, serotonina, dopamina, receptores de NMDA, taurina, aspartato y serina, y puede regular la expresión de algunos genes como c-fos y c-jung, importantes para la plasticidad sináptica19-21. Además, Li et al observaron mediante imágenes de resonancia magnética transcraneal que, al utilizar EMT de 1 Hz sobre la corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC) izquierda, se producía un aumento inmediato en el flujo sanguíneo local y en corteza prefrontal medial bilateral, corteza orbital derecha, hipocampo izquierdo, núcleo mediodorsal del tálamo, putamen, ínsula y giro temporal bilateral22. Estos datos indican que la EMT, además de producir cambios en la corteza cerebral estimulada, influye en la actividad de otras regiones corticales y subcorticales a través de diversos circuitos y conexiones cerebrales23. Varios mecanismos de la EMTr pueden intervenir en la regulación funcional como la plasticidad sináptica (el más explorado), cambios en la excitabilidad de las redes neuronales, activación de asas de retroalimentación y la metaplasticidad, entendida como la plasticidad de la plasticidad sináptica16. Los cambios inducidos por la plasticidad sináptica pueden ser fortalecidos o debilitados por la potenciación y depresión neuronal a largo plazo (PLP y DLP), los cuales se asocian a los efectos duraderos de la EMTr16,24. Se han descrito varios protocolos de estimulación que pueden inducir plasticidad sináptica en la forma de PLP y DLP, como la plasticidad dependiente del tiempo de espiga y dependiente de la actividad neuronal que hace referencia a la potenciación por estimulación repetida de la neurona presináptica a frecuencias altas (> 10 Hz), mientras que a bajas frecuencias (1-3 Hz) resulta en depresión neuronal16. Efectos secundarios Uno de los efectos secundarios descritos con la EMT es las convulsiones, con un riesgo < 1/1.000. En general, se ha reportado con estímulos simples sobre áreas corticales lesionadas, infartos y otras alteraciones estructurales. Asimismo se han presentado crisis convulsivas al realizar estimulación de un foco epileptogénico demostrado en el EEG y convulsiones en pacientes con trastorno depresivo mayor (TDM) que recibían antidepresivos tricíclicos y neurolépticos6,25. Otro de los efectos no deseados es la cefalea, la cual se presenta en un 3-10% por incremento de tensión en músculos craneales5. Se han reportado algunos efectos transitorios en el umbral auditivo del 10% de los pacientes, por lo que se recomienda la utilización de tapones auditivos durante el procedimiento6. 35 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):32-39 Aplicaciones clínicas de la EMT Los efectos de la EMT se han estudiado en diversas enfermedades del sistema nervioso central16. En la tabla 1 se listan las principales aplicaciones terapéuticas de la EMT. Trastorno depresivo mayor El TDM es una enfermedad mental prevalente que compromete significativamente la calidad de vida. Se han evidenciado datos de inadecuada respuesta al tratamiento con farmacoterapia y psicoterapia hasta en el 50% de los pacientes, y de nula mejoría en un 10-20% a pesar de tratamientos múltiples y a menudo agresivos. Estos sujetos podrían ser candidatos a procedimientos de neuromodulación no invasiva como la EMT26,27. La mayoría de estudios clínicos con EMTr para el tratamiento del TDM han evidenciado disminución de las puntuaciones en la escala de depresión de Hamilton aplicando estimulación de alta frecuencia sobre la CPDL izquierda y de baja frecuencia sobre la CPDL derecha 28 . Algunos estudios han estimulado la CPDL derecha o las dos cortezas de manera simultánea. La eficacia demostrada de la EMTr es mayor que con placebo (el 37 frente al 20%) y puede deberse a la inhibición sobre la CPDL derecha o estimulación sobre la izquierda, aunque algunos pacientes pueden tener respuesta paradójica. El mecanismo de acción sobre la depresión se desconoce; sin embargo, se propone que modula la actividad cortical y circuitos neuronales asociados con el control del estado de ánimo29,30. Slotema et al publicaron un metanálisis (2010) que incluyó 40 estudios de EMTr en sujetos con TDM, 34 estudios compararon la EMTr frente a placebo y 6 frente a terapia electroconvulsiva (TEC). En el primer grupo se incluyó a 1.347 pacientes, de los que 715 recibieron EMTr activa y 632, EMTr placebo durante 1-5 semanas a una frecuencia de 0,3-10 Hz e intensidad entre el 80 y el 120% de EMTr sobre la CPDL izquierda (30 estudios), CPDL derecha (3 estudios) y CPF bilateral (7 estudios). En general se encontró que la EMTr disminuía de manera significativa los síntomas depresivos en comparación con el tratamiento placebo (tamaño del efecto, 0,55; p < 0,001). El segundo grupo incluyó a 215 sujetos, 113 tratados con EMTr y 102 con TEC. Los resultados fueron más favorables con la TEC que con la EMTr (tamaño del efecto, –0,47; p = 0,004). Los autores concluyen que la EMTr no puede reemplazar la TEC, dado que los pacientes mejoraron significativamente con esta última terapia31. Por otro lado, Berlim et al realizaron un metanálisis de siete estudios clínicos aleatorizados, 150 sujetos recibieron EMTr de alta frecuencia (media de edad, 48,9 ± 10,9 años; el 60% mujeres; duración del actual episodio depresivo mayor-EDM, 9,54 ± 4 meses) y 144 sujetos recibieron TEC (media de edad, 51,3 ± 12,8 años; el 70,8% mujeres; EDM, 7,24 ± 2,8 meses). El número promedio de sesiones de EMTr de alta frecuencia y de TEC fue 15,2 ± 4,1 y 8,2 ± 1,9 respectivamente. En total, 38 (el 33,6% de 113) y 53 (el 52% de 102) sujetos que recibieron respectivamente EMTr de alta frecuencia o TEC presentaron remisión al final del estudio. Los resultados mostraron que la TEC es significativamente más efectiva que la EMTr de alta frecuencia en obtener remisión y reducción de los síntomas depresivos (odds ratio [OR] agrupada = 0,46; intervalo de confianza del 95% [IC95%], 0,22-0,96) (NNT= 6; IC95%, 3,2-18,9). En adición, aproximadamente 5 de 10 sujetos con TDM presentaron remisión después de 8 sesiones de TEC comparado con 3 de 10 sujetos que recibieron 15 sesiones de EMTr de alta frecuencia. Los autores concluyen que la TEC parece tener más efectividad que la EMTr de alta frecuencia al menos a corto plazo para tratar el TDM resistente a los medicamentos a pesar que la EMTr sea una técnica de mayor seguridad. Sin embargo, aún se requiere de un tamaño de muestra más grande, periodos de seguimiento más largos y protocolos de tratamiento más intensivos32. En relación con la duración del tratamiento, un estudio observacional de 73 pacientes con TDM que no respondieron a EMTr diaria en 4-6 semanas, fueron tratados 6 semanas adicionales, y se encontró una respuesta superior al 26% (mejoría en la escala de depresión ≥ 50%)33. También se puede aplicar los tratamientos espaciados en el tiempo; en un estudio clínico que incluyó a 77 pacientes con TDM, se realizó EMTr 3 días a la semana durante 6 semanas (18 sesiones), comparada con 5 días a la semana durante 4 semanas (20 sesiones), y se obtuvo mejoría en ambos grupos34. Fitzgerald et al proponen que los estudios realizados con EMTr deberían durar como mínimo de 3 a 4 semanas antes de determinar la eficacia29. Se ha señalado que en los pacientes con TDM que responden inicialmente a la EMTr puede disminuirse las sesiones gradualmente; por ejemplo, los tratamientos diarios pueden disminuirse a 3 sesiones en una semana, 2 en la segunda y 1 en la tercera semana. Después se realiza una sesión por Tabla 1 – Usos de la estimulación magnética transcraneal Enfermedades neurológicas Dolor: neuralgia del trigémino, facial atípico, de miembro fantasma Enfermedad de Parkinson Rehabilitación en el ACV Epilepsia Esclerosis múltiple Esclerosis lateral amiotrófica Tinnitus, migraña Enfermedades psiquiátricas Pediatría TDM Trastorno bipolar Trastorno por estrés postraumático Trastorno obsesivo-compulsivo Abstinencia del abuso de sustancias Esquizofrenia Trastorno por déficit de atención con hiperactividad Autismo TDM Tartamudez ACV: accidente cerebrovascular; TDM: trastorno depresivo mayor. 36 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):32-39 semana por varias semanas (p. ej., 4 semanas), 2 sesiones por mes durante 2 meses y después a una por mes. La frecuencia de sesiones se puede aumentar o disminuir según la evolución clínica del paciente35. Existen varios parámetros que modifican la respuesta a la EMTr, tales como la intensidad del estímulo (80-110% del UM), el número total de estimulaciones (120-2.000) y de sesiones (5-20). En estudios recientes se demostró que pulsos de mayor intensidad, mayor número de estimulaciones o cursos de tratamientos más prolongados, ausencia de psicosis, menor edad y previa respuesta a la estimulación predicen una buena respuesta36. Mientras que factores como mayor resistencia a los medicamentos, larga duración del episodio depresivo, edad avanzada y síntomas psicóticos son predictores negativos. Los pacientes con tratamiento antidepresivo coadyuvante tienen mayor respuesta a la terapia de EMTr, al contrario que los pacientes que toman benzodiacepinas o anticonvulsivos. Los estudios de imagen muestran que los pacientes con respuesta inicial a la terapia de estimulación tienen actividad basal en región frontal inferior, al contrario que los que no responden. El metabolismo cerebral basal se encontró reducido en la región cerebelar, temporal, cingulado anterior y occipital, en correlación con mejoría después de 2 semanas de EMTr (20 Hz) sobre la CPDL izquierda36. La EMTr en sujetos con TDM tiene similares contraindicaciones que en población general. Se ha encontrado que es seguro aplicar EMTr < 1 Hz en sujetos con TDM y antecedente personal o familiar de convulsiones35. Sin embargo, en pacientes con alto riesgo de convulsiones se debe considerar la estimulación solo si el beneficio supera el riesgo. Las características psicóticas (ideas delirantes y alucinaciones) no son contraindicación para tratar el TDM con EMTr, pero la mayoría de los estudios clínicos aleatorizados los excluyen para disminuir la posibilidad de complicaciones37,38. En conclusión, la EMTr en pacientes con TDM que no responden al tratamiento farmacológico es eficaz y segura. Actual mente está aprobada en Estados Unidos por la Food and Drug Administration (FDA) desde el año 2008 y se encuentra como opción en las guías de tratamiento de la Asociación Americana de Psiquiatría y la Red Canadiense de Tratamientos del estado de ánimo y ansiedad 27. El protocolo propuesto para el TDM es estimular la CPDL izquierda diariamente (lunes-viernes) durante 4-6 semanas usando 10 Hz, 3.000 pulsos por sesión con un 100-120% del UM, que ha obtenido una eficacia demostrada mayor que con placebo (el 37 frente al 20%)30. Esquizofrenia Se ha observado por medio de tomografía por emisión de positrones (PET) hipoactividad de la corteza prefrontal e hiperactividad en el área temporoparietal, y con base en lo anterior se ha investigado la EMTr de alta frecuencia sobre la corteza prefrontal y de baja frecuencia en la temporoparietal, debido a la capacidad de producir modulación de la excitabilidad neuronal39. Freitas et al (2009) 40, publicaron un metanálisis de estudios prospectivos en sujetos con esquizofrenia refractaria a medicamentos, a quienes se aplicó EMTr de alta frecuencia sobre la CPDL izquierda para tratar los síntomas negativos y de baja frecuencia sobre la corteza temporoparietal izquierda para las alucinaciones auditivas y los síntomas positivos. En el análisis para síntomas negativos y positivos, se incluyó únicamente el brazo activo de estudios controlados y se comparó el resultado del tratamiento post-EMTr frente al estado basal. Los resultados del metanálisis al analizar estudios controlados y no controlados indicaron que la EMTr de alta frecuencia sobre la CPDL y de baja frecuencia sobre la corteza temporoparietal izquierda induce una reducción de los síntomas negativos (tamaño del efecto, 0,58; IC95%, 0,11-1,04; p = 0,014) y positivos (tamaño del efecto, 0,54; IC95%, 0,32-0,76; p < 0,001). Sin embargo, al analizar solamente los resultados de los estudios controlados con placebo, este efecto perdió significación para los síntomas negativos y positivos (0,27; p = 0,417; 0,17; p = 0,129). Este metanálisis confirma la necesidad de realizar estudios grandes que evalúen la eficacia clínica de la EMTr en los síntomas positivos y negativos de la esquizofrenia, al tiempo que señala la necesidad de explorar alternativas para protocolos de estimulación, ya que actualmente no existe claridad acerca de cuáles son los parámetros de estimulación y la duración de la terapia para lograr una respuesta óptima; faltan aún estudios controlados y aleatorizados con un tamaño de muestra suficiente y mayor tiempo de seguimiento para obtener conclusiones adecuadas40. Enfermedad de Parkinson Por medio de estudios de neuroimágenes, se ha evidenciado que en sujetos con enfermedad de Parkinson (EP) hay una disminución de la actividad alrededor del área motora suplementaria y CPDL, con aumento de la actividad sobre el área premotora lateral y parietal. La corteza motora primaria (M1) es un área cortical clave en la vía motora corticosubcortical. En los síntomas motores de la EP, se encuentra alterado el circuito de los ganglios basales-tálamo-cortical, por lo que M1 es un sitio ideal para realizar neuromodulación41. La EMTr puede normalizar los circuitos patológicos corticosubcorticales, patrones de activación y la excitabilidad de las áreas motoras corticales41,42. Fregni et al43 publicaron una revisión sistemática y metanálisis de 12 estudios prospectivos que evaluaron la eficacia de la EMTr en la función motora de pacientes con EP usando la escala unificada de la enfermedad de Parkinson (UPDRS). A partir de los datos de 8 estudios controlados con placebo, se encontró un efecto benéfico significativo en la función motora de estos pacientes al aplicar EMTr (tamaño del efecto, 0,60; IC95%, 0,24-0,96). Es interesante que en este estudio la mejoría inicial en la función motora inmediatamente después de la EMTr fue predictiva de un efecto duradero 43. Rehabilitación en el accidente cerebrovascular Tras un accidente cerebrovascular (ACV), el área cerebral afectada presenta un proceso llamado plasticidad maladaptativa, que lleva a alteración de la activación neuronal44,45. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):32-39 • Rehabilitación en la afasia. En individuos diestros, la afasia no fluente resulta de lesiones del lóbulo frontal izquierdo (área de Broca). En los últimos 10-15 años, las técnicas de neuroimagen han descrito dos tendencias generales; los pacientes con pequeños infartos en el hemisferio izquierdo tienden a reclutar áreas perilesionales, mientras que los pacientes con grandes lesiones tienden a reclutar las regiones principalmente homotópicas en el hemisferio derecho 46. Se ha determinado que la EMTr facilita la recuperación por medio de la estimulación de regiones lesionales o contralesionales. La mayoría de los estudios han aplicado EMTr baja frecuencia en el GFI posterior derecho (porción triangular) para producir una desinhibición del GFI derecho al izquierdo y así facilitar procesos de neuroplasticidad cerebral y la producción del lenguaje 47-49. • Rehabilitación motora. Takeuchi et al llevaron a cabo un estudio aleatorizado, en 20 pacientes con ACV subcortical entre 6-60 meses tras el evento, aplicando una única sesión sobre M1 contralesional de 1 Hz al 90% del UM (1.500 pulsos) con bobina activa o placebo. La EMTr activa redujo la amplitud del PME en M1 contralesional y la duración de la inhibición transcallosa comparada con placebo, aunque el resultado en el desempeño motor pudo estar afectado por el entrenamiento previo50. De la misma manera, Khedr et al realizaron un estudio en 36 pacientes con ACV isquémico tratados en 5 días aleatorios de EMTr activa de 1 o 3 Hz o de estimulación con una bobina placebo (1 Hz, el 100% del UM, 900 pulsos; 3 Hz, el 130% del UM, 30 pulsos × 10 trenes). Los autores encontraron que los sujetos sometidos a una EMTr activa de 1 Hz tuvieron una mejoría del funcionamiento motor y una reducción de la excitabilidad del hemisferio no lesionado con aumento de la excitabilidad en el hemisferio lesionado51. En conclusión, la EMTr facilita la recuperación motora de pacientes con ACV a través de la estimulación de regiones lesionales o contralesionales. La EMTr de baja frecuencia en el hemisferio no afectado sobre la función motora puede ser más beneficiosa que la de alta frecuencia sobre el hemisferio afectado52. No obstante, aún se desconocen los efectos a largo plazo de dicha técnica como estrategia de rehabilitación del lenguaje, debido a que faltan estudios controlados con mayor tamaño de muestra y características homogéneas del ACV para determinar el papel diferencial de varios protocolos de EMTr46,47,52. Epilepsia La anormalidad más común en la corteza motora de los sujetos con epilepsia es un aumento de la excitabilidad y una reducción de los mecanismos inhibitorios intracorticales53. Varios estudios señalan la eficacia de la EMTr de baja frecuencia (0,33-1 Hz) en el tratamiento de la epilepsia41. Bae et al realizaron una revisión de 30 estudios controlados con placebo que usaron EMTr en sujetos con epilepsia, y hallaron que el evento adverso más grave fue las convulsiones durante o después de la terapia en 4 de 280 sujetos, con un riesgo bruto por sujeto de 1,43% ± 1,39% (riesgo promedio 37 ponderado por tamaño de muestra, 1,43% ± 0,65%), y ningún paciente sufrió estatus convulsivo. La EMTr de alta frecuencia (burst de 20-100 Hz) o de baja frecuencia (1 Hz) sobre el foco epiléptico mostró reducir las crisis parciales continuas durante 20-30 min, y la de baja frecuencia también redujo el mioclono cortical epiléptico54. Aunque la EMTr de baja frecuencia (≤ 1 Hz) parece que disminuye la excitabilidad cortical motora y se ha aplicado como tratamiento coadyuvante para disminuir la frecuencia y la intensidad de las crisis en epilepsias focales refractarias idiopáticas, los efectos pueden ser transitorios y controvertidos5,53. En conclusión, hay estudios que muestran una reducción de la crisis hasta en un 70% utilizando EMTr inhibitoria aplicada sobre el foco epiléptico identificado con EEG, y el efecto se mantiene hasta 4 semanas5. Sin embargo, se necesitan más estudios controlados para determinar la eficacia y el perfil de seguridad. EMT en el dolor neuropático El dolor neuropático es el causado por la lesión o disfunción del sistema nervioso; se presenta en cerca del 1% de la población. Se han descrito mecanismos fisiopatológicos centrales y periféricos para explicar la lesión nerviosa. La EMTr podría mejorar el dolor crónico intenso, al menos parcial y transitoriamente. El área que más se ha estudiado es la CPDL o la corteza parietal 55. Lefaucheur et al (2001) realizaron un estudio en 18 pacientes (edad promedio, 54 años), con dolor neuropático crónico de la mano resistente a tratamiento farmacológico, a los que se sometió a 3 sesiones aleatorias de EMTr durante 20 min a frecuencias de 10 Hz o 0,5 Hz o con bobina placebo. La mejoría del dolor fue valorada mediante la escala visual analógica (EVA) del dolor antes y después de cada sesión. Los autores encontraron que los pacientes sometidos durante 20 min a EMTr con 10 Hz tuvieron una mejoría del dolor en comparación con 0,5 Hz o placebo56. Por otro lado, Leung et al 57 publicaron un metanálisis para evaluar el efecto analgésico de la EMTr en varios estadios del dolor neuropático. La localización del dolor fue en nervio periférico, raíz nerviosa, médula espinal, nervio o ganglio trigémino y dolor supraespinal post-ACV. Los datos brutos de 419 pacientes se extrajeron de 5 (de 235) estudios clínicos controlados (1 paralelo, 4 cruzados); se halló un efecto analgésico general significativo y con mayor reducción de la puntuación en la EVA en el grupo de EMTr comparado con placebo. Además, se encontró que múltiples sesiones (frente a una sola, p = 0,003) y baja frecuencia de estimulación (frente a > 10 Hz) parece generar mayor efecto analgésico. La EMTr parece ser más efectiva en suprimir el dolor neuropático de origen central que el de origen periférico57. Conclusiones La EMT es una técnica que permite la modulación de redes neuronales en sujetos normales y con distintos trastornos neuropsiquiátricos. La EMT tiene gran potencial y se puede utilizar con fines terapéuticos en enfermedades neuroló- 38 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):32-39 gicas y psiquiátricas, tanto en niños como en adultos. En población adulta, la EMTr es una técnica aprobada por la FDA para el TDM resistente a los medicamentos con un adecuado perfil de seguridad y con efectos secundarios leves y transitorios. Financiación Soportado por el Instituto de Ciencia y Tecnología COLCIENCIAS. Código número 6566-49-326169. Conflicto de intereses Los autores manifiestan que no tienen ningún conflicto de intereses en este artículo. B I B L I O G R A F Í A 1. Pascual-Leone A, Tormos-Muñoz JM. [Transcranial magnetic stimulation: the foundation and potential of modulating specific neuronal networks]. Conferencia Inaugural. Rev Neurol. 2008;46 Supl 1:S3-10. 2. Hallett M. Transcranial magnetic stimulation: a primer. Neuron. 2007;55:187-99. 3. Calvo-Merino B, Haggard P. [Transcranial magnetic stimulation. Applications in cognitive neuroscience]. Rev Neurol. 2004 Feb 16-29;38(4):374-80. Spanish. 4. Rossi S, Hallett M, Rossini PM, Pascual-Leone A. Safety of TMS consensus group. 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REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):40-46 PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Artículo de revisión Imaginería mental: neurofisiología e implicaciones en psiquiatría Nathalie Tamayo Martínez* Especialista en Psiquiatría de Enlace, Maestría en Epidemiología Clínica, Pontificia Universidad Javeriana; Psiquiatra adscrita, Clínica Nuestra Señora de la Paz, Bogotá, Colombia I N F O R M AC I Ó N D E L A RT Í C U L O R E S U M E N Historia del artículo: Objetivo: Explicar en qué consiste y qué implicaciones tiene en psiquiatría la imaginería mental. Recibido el 5 de julio de 2013 Método: Se realiza una búsqueda narrativa de la literatura. Aceptado el 9 de septiembre de 2013 Resultados: Hay múltiples términos con los cuales se nombra este fenómeno; se define como las representaciones que dan la experiencia de percepción en ausencia de un estímulo sensorial; Palabras clave: pueden darse en cualquiera de sus modalidades y se relacionan con casi el mismo sustrato Imaginería mental neurobiológico de las percepciones que la generaron. No hay una teoría unificada sobre su Memoria funcionamiento, pero posiblemente sea un fenómeno del funcionamiento cerebral que corres- Simulación mental ponda a la forma en que se manipula la información para atender a las exigencias del medio. Enfermedades mentales Conclusiones: Los hallazgos indican implicaciones tanto en el funcionamiento cotidiano como la memoria y la simulación mental y en condiciones patológicas como el trastorno de estrés postraumático, las alucinaciones, enfermedades afectivas, entre otros. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Mental Imagery: Neurophysiology and Implications in Psychiatry A B S T R A C T Keywords: Objective: To provide an explanation about what mental imagery is and some implications Imagery in psychiatry. Memory Methods: This article is a narrative literature review. Mental simulation Results: There are many terms in which imagery representations are described in different Mental disorder fields of research. They are defined as perceptions in the absence of an external stimulus, and can be created in any sensory modality. Their neurophysiological substrate is almost the same as the one activated during sensory perception. There is no unified theory about its function, but it is possibly the way that our brain uses and manipulates the information to respond to the environment. Conclusions: Mental imagery is an everyday phenomenon, and when it occurs in specific patterns it can be a sign of mental disorders. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. *Autor para correpondencia. Correo electrónico: nathalietamayo@hotmail.com; nathalietamayo@gmail.com (N. Tamayo). 0034-7450 © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España S.L. Todos los derechos reservados. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):40-46 «Cuando tengo una idea, empiezo a construirla en mi imaginación. Cambio la construcción, hago mejoras y opero el dispositivo en mi mente.» Nicolás Tesla 41 los canales sensoriales del que provienen, aunque pareciera que esto no se puede realizar definitivamente. Función: la imaginería como epifenómeno Introducción La imaginería mental es un término que hace referencia a las representaciones mentales que dan la experiencia de percepción sin la presencia de un estímulo sensorial aferente, por lo cual podemos considerarlo un fenómeno subjetivo. Desde los años setenta, su estudio ha generado grandes controversias respecto a su existencia, su función, la forma en que se generan1 y las implicaciones que tienen tanto en la vida cotidiana como en las enfermedades mentales. En cada punto de este debate se han organizado varias teorías y múltiples paradigmas para su estudio; sin embargo, con el advenimiento de las nuevas técnicas de estudio cerebral, se ha podido medir esta experiencia y dar un gran paso para entenderla. Aunque actualmente no existe una hipótesis unificada sobre la imaginería mental, esta revisión busca hacer un resumen sobre algunos de los hallazgos publicados: su definición, sus funciones, los mecanismos por los que se genera y las implicaciones que tiene en la vida cotidiana y en condiciones mentales patológicas. Para esta revisión narrativa, se hace una exploración de la literatura usando PubMed como motor de búsqueda y se escogen 69 artículos relacionados con el tema. Qué es la imaginería Existen varias definiciones de imaginería, algunas divergentes, aunque no necesariamente excluyentes1,2; una de ellas es la descrita por Stephen Kosslyn, unos de los principales investigadores en este tema, que la define como «la presencia de una representación mental mientras el estímulo no está siendo percibido, esta fue creada durante la fase de percepción, tiene las características del estímulo y dan la experiencia subjetiva de percepción»3. Sin embargo, autores más recientes han anotado que también hay representaciones que se generan como producto del funcionamiento mental y que no requieren de una estimulación sensorial previa para su creación4,5. Sencillamente se ha considerado como percibir con los ojos de la mente, teniendo en cuenta que no abarca solo las imágenes visuales, sino también las auditivas, olfativas y motoras, entre otras. Tipos de imaginería Los estudios realizados en imaginería se basan en los sistemas aferentes somáticos, principalmente visual, auditivo, motor y olfativo 6, aunque posiblemente todos los sistemas aferentes hacia el sistema nervioso central (SNC) puedan recrear percepciones mentales en imaginería. Para el estudio de estas representaciones, se ha tratado de dividirlas según Es poco lo que se sabe sobre la función que cumple este fenómeno; aunque cada vez son menos las personas que niegan su existencia y se conoce cada vez más los procesos neurológicos que las generan, no se ha planteado qué implicaciones tiene en el funcionamiento mental. Debemos partir del concepto de que nuestra vida mental existe en función del medio que habitamos, tanto el externo, que llegamos a conocer por vista, oído, olfato, gusto y tacto, como el de nuestro cuerpo, que registramos a través de las aferencias viscerales y propioceptivas, de tal forma que el SNC está constantemente procesando la información proveniente de cada canal sensorial, analizando y comparando con la ya almacenada, para dar una respuesta. Las imágenes mentales aparecen como la forma en que el cerebro percibe y recuerda la información que recibe7. La imaginería mental surgiría como una huella de las aferencias registradas en el SNC, que son independientes de los sistemas sensoriales que las generaron8. La interacción entre las percepciones sensoriales y las imágenes mentales construidas por nuestro cerebro sería el origen de nuestra individualidad como sujetos9-11. Las limitaciones que había para su estudio y la poca integración de los resultados encontrados hasta el momento posiblemente están dadas por las escasas herramientas que existían para evaluar estos eventos de forma directa; ya que la imaginería está definida como una percepción subjetiva, no fue medible hasta el advenimiento de las técnicas de imagen cerebral funcional, la estimulación magnética transcraneal y los potenciales electrofisiológicos, entre otros 6,12,13. Los diferentes grupos de investigación que se dedican al estudio de este tipo de representaciones usan términos y marcos conceptuales heterogéneos, en algunos casos divergentes, por lo que encontramos que múltiples fenómenos descritos en la literatura científica pueden ser vistos como eventos relacionados con imaginería mental. Otra limitación en la integración de la información consiste en las diferencias en los modelos experimentales; los estudios neurofisiológicos que se realizan en esta área cada vez tienden a usar construcciones mentales simples para encontrar un resultado específico, dividiendo la complejidad de este fenómeno —a diferencia de los modelos experimentales clínicos, que tienden a evaluarlo como un todo— la mayoría de las veces sin dar importancia a cada una de sus partes. Sin embargo, dado que es un área de investigación abierta recientemente, la diversidad en el tipo de estudios es necesaria para crear las piezas de un rompecabezas que posteriormente se pueda armar. Por lo tanto, se describe de manera resumida cómo se ha propuesto que la imaginería inf luye en el proceso de memoria, el fenómeno computacional de la información y la simulación mental; sin embargo, también se ha considerado que se relaciona con otras capacidades humanas como la comunicación, la comprensión del lenguaje y el desplazamiento14,15. 42 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):40-46 Memoria Nuestro cerebro funciona como un órgano de almacenamiento donde la información percibida debe ser codificada, consolidada y recobrada para su uso. En el proceso de almacenamiento, la imaginería permitiría guardar la información como memoria declarativa16,17; durante el recobro, la información vuelve a la conciencia en la forma en que fueron almacenadas7,18, ya sea como memoria de trabajo o episódica11,13,15,16,19. Algunos autores proponen una memoria de trabajo según dos modalidades sensitivas: la visual (incluyendo la visuoespacial) y auditiva14,16,20,21. Fenómeno computacional Nuestra comprensión del medio se basa en la comparación de la información sensorial de nuestros sentidos y la información almacenada previamente22. La función computacional de la imaginería abarcaría los momentos en que podemos responder a la pregunta «¿qué pasaría sí…?», donde la reexperimentación y la manipulación de información proveniente de experiencias pasadas servirían como base para imaginarnos y predecir múltiples desenlaces de un evento futuro, incluso aquellos que pueden no ser factibles3,5,14,16,22. Simulación mental Recobrar información y mantenerla en la conciencia nos permite trabajar con ella, se puede trabajar con una o varias representaciones mentales simultáneamente y de diferente forma, por ejemplo, como si se tuviera delante la información o como diálogos entre varios interlocutores1,2; esto permite analizar y obtener conclusiones que no se hicieron durante la vivencia del evento, incluso comparar eventos sin relación temporal alguna. Las simulaciones visuales pueden ser de dos tipos, la simulación instrumental que corresponde a construir la representación mental desde la perspectiva de una tercera persona, que se vive como la disociación con lo que sucede en el evento, o la simulación por emulación, que corresponde a construir la representación desde la perspectiva de la primera persona, reviviendo o creando el evento como si estuviera sucediendo3,16,17,24. Neurofisiología Este es uno de los temas en que falta integración de los hallazgos publicados. Desde los primeros estudios en los años sesenta, se han refinado los métodos de investigación. Dos de los paradigmas más usados son el de desplazamiento por un espacio recreado mentalmente y la rotación de un objeto; sin embargo, ante la complejidad de las primeras escenas usadas y las diferentes estrategias metodológicas que cada sujeto puede llevar a cabo para realizar los objetivos propuestos, se ha tenido que diseñar paradigmas cada vez más precisos, tratando de dividir los fenómenos mentales en sus unidades funcionales más básicas, por lo que los estudios actuales son muy específicos en los estímulos presentados y los desenlaces buscados. Esto tiene la ventaja de describir partes de información muy puntuales respecto al funcionamiento de la imaginería, pero llevan a la desintegración este complejo proceso, aunque también se ha anotado que es difícil dividirlos completamente2,25,26. La mayoría de los estudios realizados sobre imaginería usan representaciones visuales; sin embargo, los hay también en otras modalidades sensoriales. Los hallazgos apuntan a que la representaciones mentales que se forman durante la imaginería comparten casi el mismo sustrato neurobiológico de las percepciones sensoriales y que hay submodalidades para cada tipo de representación. Por ejemplo, en la imaginería visual habría tamaño, forma, ubicación, distancia, etc., teniendo cada una un sustrato específico26-31. Por otra parte, el uso de la información generada puede desencadenar procesos neurofisiológicos similares; por ejemplo, el recobro de la información, ya sea visual o auditiva, activa también las cortezas sensoriales primarias, el hipocampo, la corteza cingulada posterior, la corteza prefrontal medial y el giro angular19. Dado que la imaginería se basa en las creaciones mentales sin percepción de estímulos sensoriales, se ha estudiado la influencia de diferentes tipos de estimulación sensorial al momento de crear las representaciones25, donde se ha encontrado que la luminosidad, la apertura ocular y los estímulos externos presentados pueden interferir en las características de las imágenes mentales que se están generando9,16, pero también se ha encontrado que existe un mecanismo de regulación en el que se inactivan las áreas cerebrales no relevantes que pueden alterar la creación de imágenes mentales32. Se explica brevemente los hallazgos encontrados según cada tipo de imaginería. Imaginería visual Hasta ahora es el área más estudiada. Se estima que dos tercios de las áreas cerebrales que se activan durante la percepción sensorial visual también se activan durante la imaginería1. La representación visual en imaginería se ha divido en dos componentes principales, el «qué» del objeto, que abarca todas las propiedades de este (como color, forma, tamaño, textura, etc.) y el «dónde», que hace referencia a su ubicación y manipulación espacial. Estos dos fenómenos tienen sustratos neurobiológicos diferentes y cada uno de ellos tiene submodalidades específicas31, que se debe integrar para dar la coherencia de la imagen26,27,33; esto explicaría que las personas que nacen ciegas puedan realizar ejercicios de imaginería basados en ubicación espacial, pero no en características propias de los objetos34. Por lo tanto, se ha propuesto que la imaginería es un grupo de fenómenos que se integran para percibirlos como una única experiencia26 y habría diferencias individuales en las habilidades para recrear cada uno de estos dos tipos de imaginería según los estilos cognitivos de cada individuo. Durante la representación mental del «qué» del objeto, se activan las cortezas visuales primarias ubicadas principalmente en el lóbulo occipital 6,33, el área 17 de Broadman se REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):40-46 activa con imágenes que tienen una alta resolución1,10,35. El complejo occipital lateral se relaciona con el procesamiento de la forma, las neuronas del área V4 se activan con la discriminación del color y las neuronas del área V5 se asocian con la percepción de movimiento6. El «dónde» del objeto muestra diversos tipos de activación principalmente en la corteza parietal, que está involucrada también en la transformación visuoespacial relacionada con la rotación mental 27, al igual que la corteza premotora izquierda para rotar objetos externos; para rotaciones del sujeto respecto al objeto imaginado, se activa la corteza motora suplementaria 28 . La predicción del movimiento de un objeto activa el hipocampo, el lóbulo parietal inferior, la ínsula y el cíngulo anterior 369. La imaginería visual de personas y de la representación del propio cuerpo también constan de múltiples procesos, se ha encontrado la activación en menor intensidad del giro occipital inferior, el giro fusiforme lateral, el surco temporal superior y la amígdala cuando se imagina caras de personas famosas, pues este es el mismo circuito implicado en este tipo de percepción sensorial21,25,37,38. Imaginería auditiva Algunos estudios muestran la activación de la corteza auditiva primaria en relación con la imaginería de melodías específicas39, a diferencia de otros que reportan la activación de la corteza premotora y la corteza motora suplementaria6,40, los estudios que presentan estímulos no relacionados con el lenguaje no activan las áreas cerebrales correspondientes con este tipo de función6, aunque es necesaria la activación parietal cuando se recupera información verbal41. Un estudio interesante muestra que la activación del área motora suplementaria precede a la activación de las cortezas auditivas cuando se hace una representación de imaginería, a diferencia de la activación simultánea de estas dos áreas cuando se tiene alucinaciones auditivas 40. Imaginería motora y táctil La imaginería motora está definida como la percepción de una acción motora sin su ejecución41. En este proceso se ha encontrado una activación de la corteza motora primaria42, las cortezas motoras suplementarias, el tálamo y el cerebelo43, pero otros estudios no han encontrado esta correlación6; tal vez tenga que ver el hecho de que un estímulo motor también puede ser representado visualmente39. La edad y las características individuales parecen tener un papel importante en la capacidad para realizar imaginería motora11,43. Para la imaginería táctil, las áreas de corteza somatosensorial primaria son las que se han relacionado con su funcionamiento6. Imaginería olfatoria y gustativa En la imaginería olfatoria se observa la activación de la corteza olfatoria primaria6,44; como hallazgo curioso, crear una 43 de estas representaciones (p. ej., recordar su aroma favorito) se acompaña del movimiento nasal de olfatear45. En la imaginería gustativa, la activación de la corteza gustativa primaria se presenta lateralizada, predominantemente izquierda6. No se sabe cómo se integra toda esta información en el funcionamiento mental cotidiano. El SNC está conformado por complejas interconexiones neuronales en forma de circuitos, cada uno de los cuales tiene funciones específicas; estos a su vez cuentan con múltiples vías de retroalimentación e interconexiones entre ellos durante su trayecto, que se modulan según su jerarquía organizacional. Respecto a su activación, se han descrito dos mecanismos que son independientes de la modalidad sensorial en la que surgen: se llaman activación «de abajo arriba» cuando inicia en la percepción sensorial externa y «de arriba abajo» cuando inicia en la corteza cerebral y modula procesos más bajos en la jerarquía organizacional; el proceso «de arriba abajo» es el relacionado con la imaginería8,39. En la interacción de estos, lo más probable es que los mecanismos neuronales sean similares para los dos tipos, aunque utilizados de forma diferente12,37,46,47. La interacción recíproca entre la información generada intrínsecamente y la recibida por estimulación sensorial permite una interpretación del mundo que es la base para guiar qué respuesta dar4,22,39. Los estudios de este proceso de integración para los estímulos visuales muestran que generar una predicción en relación con un estímulo presentado activa el funcionamiento conjunto entre lóbulo temporal medial, incluido el hipocampo, la corteza parietal medial, el complejo retroesplénico y la corteza prefrontal medial, que sería donde se integraría la información generada en los otros2,15,22,47,48. Implicaciones en psiquiatría Desde diferentes campos se ha descrito estos fenómenos mentales y se ha buscado manipularlos. Sin embargo, los estudios realizados en condiciones más cercanas al funcionamiento mental cotidiano tienden a dejar de lado puntos esenciales al momento de medir la complejidad de las representaciones mentales como fenómenos independientes aunque integrados. Como se ya se ha mencionado respecto a la memoria, durante el proceso de consolidación y recobro de la información, la manipulación de esta a través de la imaginería puede generar cambios en los recuerdos, lo que tendría implicaciones en múltiples áreas del comportamiento humano, tanto normal como patológico24,49. Una de las principales ventajas de las imágenes mentales es la capacidad de reinterpretar y recombinar información, que va más allá de la experiencia perceptiva y es fundamental para el pensamiento creativo5; la manipulación de la información permitiría la creación de elementos nuevos no contenidos en las imágenes recobradas23,50. Esta capacidad se usa en algunos tipos de psicoterapia, como la técnica cognitivo-comportamental de reescribir el pasado (imagery re-scripting) o la terapia enfocada en esquemas, entre otras16,51. La recreación de las representaciones mentales parece tener algún tipo de cabida en el aprendizaje 46,52. Se ha propuesto este tipo de intervenciones para condiciones cotidianas (p. ej., ejercicio físico y habilidades manuales)23,53 y patológi- 44 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):40-46 cas, como el trastorno de estrés postraumático54, en la rehabilitación después de un evento cerebrovascular55 o el dolor crónico; sin embargo, algunos estudios no han podido mostrar esta ventaja, posiblemente por deficiencias metodológicas56. No se había hablado hasta ahora sobre la interacción entre la imaginería y las emociones, que es un campo cuyos resultados son concluyentes con una relación bidireccional entre los dos procesos57,58. Por ejemplo, las emociones influyen en la capacidad de rotar mentalmente un objeto59, la presentación de caras con expresión de miedo sesga la percepción de imágenes almacenadas previamente60 y las instrucciones en la creación de representaciones visuales negativas o positivas generan más emoción que si se dan las mismas instrucciones solo en representación verbal61,62. En cuanto a comportamiento, se ha encontrado que cuando las personas imaginan eventos futuros positivos activan la corteza cingular anterior derecha y las personas que reportan un mayor grado de optimismo activan más frecuentemente esta misma área63. De igual modo, imaginar representaciones mentales positivas generaría un estado de ánimo positivo 64. En las enfermedades mentales, se ha estudiado acerca de la correlación entre imaginería y alucinaciones. Se ha encontrado que los pacientes con esquizofrenia, familiares en primer grado de pacientes con esta enfermedad y personalidades esquizotípicas reportan imágenes mentales más vívidas que los controles65. Respecto a las alucinaciones auditivas, anteriormente se describieron los hallazgos sobre la activación cortical similar en la representación auditiva en imaginería y alucinación, pero con diferente activación temporal40. Respecto al trastorno depresivo mayor y trastornos de ansiedad, se ha encontrado que estos pacientes generan imágenes poco vívidas y menos imágenes positivas respecto al futuro; además, en los pacientes con ansiedad se encontró más imágenes negativas respecto al futuro 66. En el trastorno afectivo bipolar, se ha propuesto que estos pacientes también usan una imaginería visual más vívida, con imágenes intrusivas respecto al futuro, cuya cantidad se relacionaría con síntomas ansiosos67. Por lo tanto, se propone que usar predominantemente imágenes visuales sería un factor de riesgo de sufrir trastorno afectivo bipolar 68. En el trastorno por estrés postraumático, se ha propuesto un modelo de imaginería en el que hay una alteración en la integración de la experiencia del sujeto en términos de la ubicación espacial, por lo que en esta afección se reexperimentarían imágenes mentales en un contexto espacial inapropiado15. Otras de las enfermedades o síntomas mentales que se han relacionado con tipos específicos de imaginería son el trastorno de personalidad límite58, el craving a comida69, anorexia nerviosa16, fobias58 , juego patológico70, tartamudeo17, síndrome del miembro fantasma17 e ideas suicidas16, y en la enfermedad de Alzheimer, donde se ha observado que los pacientes con demencia leve tienen menos capacidad de recrear imágenes mentales complejas que las personas sanas de la misma edad34. Los pacientes con lesiones cerebrales han generado retos al momento de estudiar la imaginería, dado que en ellos se observa una disociación en la capacidad de generar imágenes, y los resultados que se obtienen no son los esperados para el daño cerebral que sufren18,71. Por ejemplo, el paciente HJA tenía una lesión en las cortezas visuales primarias con agnosia visual, aunque era capaz de dibujar con detalles los objetos que se le pedía que pintara. Este tipo de evidencia genera dudas sobre la necesidad de las cortezas somatosensoriales primarias para el proceso de imaginería37,48,71 y también sobre la participación de cada región cerebral en el proceso de creación de esta41. Conclusiones La imaginería mental es percibir con los sentidos de la mente en ausencia de un estímulo externo y hace referencia a múltiples procesos que se integran para dar la impresión de una percepción unitaria. Dado que es una experiencia subjetiva, su estudio se había visto bastante limitado hasta el advenimiento de las nuevas técnicas de evaluación cerebral. En esta revisión se muestra que existe una superposición neuroanatómica entre la activación al percibir el mundo externo y generar imágenes mentales; también se explica cómo varias de nuestras capacidades mentales usan este fenómeno para su funcionamiento, y se plantean algunas situaciones en las que pudiera ser beneficioso usarlas y otras en que su funcionamiento con un patrón específico sería predictivo de enfermedad mental. Conflicto de intereses Los autores declaran que no existe ningún conflicto de intereses. B I B L I O G R A F Í A 1. Kosslyn SM. Mental images and the brain. Cogn Neuropsychol. 2005;22:333-47. 2. Pylyshyn ZW. Mental imagery: In search of a theory. Behav Brain Sci. 2002;25:157-82. 3. Moulton ST, Kosslyn SM. Imagining predictions: mental imagery as mental emulation. Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci. 2009;12:1273-80. Disponible en: www.ncbi.nlm.nih.gov/ pmc/articles/PMC2666712/ 4. Bar M. 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Aceptado el 21 de enero de 2014 Objetivo: Demostrar la utilidad de la aplicación de evaluaciones neurofisiológicas y neuropsicológicas a pacientes en quienes se pretenda demostrar el papel significativo de las Palabras clave: emociones en la ejecución de determinadas conductas. Miedo Métodos: Se realizó entrevista psiquiátrica con fines forenses. Se registró la actividad eléctrica EEG cerebral (EEG) en estado de vigilia y en condiciones basales, se calcularon los generadores Reconocimiento de expresiones de densidad de corriente en la banda theta y se realizó evaluación de reconocimiento de emocionales las emociones. Resultados: En la entrevista psiquiátrica se destaca que el miedo fue un elemento importante en el actuar impulsivo y poco previsor del acusado y se demostró una disminución sustancial de sus facultades para comprender el alcance de sus actos y dirigir su conducta en el periodo de tiempo de ocurrencia del delito que se le imputa. El EEG mostró alteraciones en regiones frontales y los generadores de densidad de corriente se localizaron en regiones frontotemporales y áreas asociativas occipitales. Conclusiones: Se recomienda asociar estos estudios con la evaluación psiquiátrica con fines forenses para acrecentar la objetividad de los diagnósticos formulados por peritos actuantes. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Objective Assessment of Emotion Processing. Forensic Case Report A B S T R A C T Keywords: Introduction: The main objective of the emotions is to ensure the homeostasis, the survival Fear and the well-being of the organism. EEG Objective: To demonstrate the usefulness of performing neurophysiological and neuro- Emotion recognition psychological assessments in patients, in order to demonstrate the significant role of the emotions in the execution of certain behaviours. * Autor para correspondencia: Instituto de Medicina Legal, La Habana, Cuba. Correo electrónico: anacalz@infomed.sld.cu (A. Calzada Reyes). 0034-7450 © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España S.L. Todos los derechos reservados. 48 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):47-51 Methods: A forensic psychiatric interview was conducted. EEG in vigil state was registered, the generators of current density to theta band were calculated, and the emotions recognition test was performed. Results: The results of the psychiatric interview demonstrated that fear was an important element in acting impulsively, and lack of foresight of the accused. A substantial decrease was demonstrated in the ability to understand the scope of the acts and the direction of the behaviour during the time the crime occurred. The EEG showed alterations in frontal regions, and the generators of current density were located in frontal-temporal regions and occipital associative areas. Conclusions: It is recommended to associate these studies with the forensic psychiatric assessment, in order to increase the objectivity of the diagnoses formulated by medical experts. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Presentación del caso El principal objetivo de las emociones consiste en garantizar la homeostasis, la supervivencia y el bienestar del organismo1. Todo lo que las personas ejecutan tiene lugar en un espacio psicológico donde las emociones definen los puntos cardinales2. De manera general, las emociones en el ser humano aparecen como disparadores inmediatos de acción ante estímulos particulares, son capaces de mover hacia aquello que se cataloga como agradable y alejar de lo que resulta aversivo. Alcanza un papel primordial en la toma de decisiones y la solución de conflictos. De esta manera, las reacciones emocionales tienen especial utilidad cuando nos enfrentamos a información variada e incompleta o situaciones demasiado difíciles para resolverlas exclusivamente a través de razonamientos. De hecho, las emociones parecen tener la capacidad de modular la actividad del resto de funciones cognitivas, y puede llegar incluso a tomar un papel dominante en la estructuración de los de procesos cognitivos3. Se han identificado seis emociones básicas: el miedo, la sorpresa, el asco, la ira, la alegría y la tristeza4. En función de su contribución al bienestar o el malestar de la persona, se dividen en positivas y negativas. Todas ellas, tanto las de carácter positivo como las de carácter negativo, cumplen funciones importantes para la vida5. El desarrollo actual de las neurociencias y su aplicación en el incremento de la objetividad de los diagnósticos en el campo forense resultan de extraordinaria importancia. Es evidente el número elevado de investigaciones que nos aproximan a la génesis de las emociones y de los estados afectivos, aparejada con el desarrollo de metodologías e instrumentos de avanzada que permiten su medición6-11. En este artículo se presenta el caso de un acusado en que el miedo desempeñó un papel significativo en el desarrollo de una conducta desacertada durante la ejecución del acto constitutivo de un delito. Se muestra resultados de su evaluación clínica, así como los resultados de técnicas que evalúan el funcionamiento del sistema nervioso central y el reconocimiento de las emociones. Se trata de un joven de 21 años que fue producto de un embarazo gemelar, el último en nacer, y estuvo en incubadora por un síndrome de dificultad respiratoria. Tenía antecedentes de una convulsión febril cuando pequeño y de «epilepsia hasta la adolescencia», esta última referida por la madre del evaluado, aunque no se contó con ningún elemento objetivo (historia clínica, electroencefalograma [EEG], tratamiento recibido) que apoyara este diagnóstico. De igual manera, durante la primera infancia, se recoge como antecedente la presencia de conducta hipercinética y trastornos del aprendizaje: repitió segundo grado y abandonó la escuela en segundo año de técnico medio, por las dificultades para adquirir conocimientos. No existe reporte de conducta agresiva anterior a la ocurrencia de estos hechos. Sobre el hecho, narró con claridad todo lo que hizo horas antes de lo acontecido, durante los hechos y después. Refirió que alrededor de la una de la mañana estaba somnoliento, y de pronto vio las vacas agitadas, que se habían salido de su lugar; como el sitio tenía poca iluminación, no podía distinguir bien y se asustó, pensando que pasaba algo y hubiese alguna persona allí. Fue para el lugar con un machete, pero al sentirse rodeado de las vacas, comenzó a darle golpes con este instrumento, con el objetivo de unirlas y cuando se percató que había una en el piso que no se levantaba, llamó al jefe. Ese es el momento en que él se dio cuenta de que las había herido. En su declaración anterior dijo que había visto a personas, por miedo a lo que había hecho y lo que podía pasarle, pero acepta que mintió. Fue remitido a nuestra institución con el objetivo de realizar una evaluación psiquiátrica forense. Primeramente se realizó una entrevista estructurada, por parte de dos psiquiatras forenses. Con posterioridad, se solicitó evaluación en laboratorio de neurofisiología, donde se realizó una entrevista clínica al evaluado y se registró un EEG en condiciones basales, en estado de vigilia utilizando el equipo Medicid V y el programa Track Walker (Neuronic, SA; Cuba). Se registraron 3 min con los ojos cerrados, 2 min con los ojos abiertos, 3 min durante la hiperventilación y 2 min de recuperación. Se seleccionaron de 20 a 24 ventanas del estado de ojos cerrados, libres de artefactos, y se procedió al análisis cuantita- REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):47-51 tivo del EEG para compararlo con el de individuos de iguales edad y sexo que forman parte de la base de datos normativa cubana. Se calculó el espectro de frecuencia en cada una de las derivaciones y luego las medidas espectrales de banda ancha; el poder absoluto (PA), que representa la energía que contiene todo el EEG (PA total) o la contenida en una banda de frecuencias particular (delta, theta, alfa y beta); el poder relativo (PR), que no es más que la contribución de cada banda del EEG a la energía total del espectro, y la frecuencia media (FM), que se corresponde con los valores de frecuencia (en Hz) que constituyen el «centro de gravedad», ya sea de una banda o de la totalidad del espectro. Se estimaron los generadores de la actividad lenta en la frecuencia 4,29 Hz, utilizando el programa Localizador de Fuentes (Neuronic, SA; Cuba) y el modelo bayesiano promediado (BMA)12, el cual permite encontrar la densidad de corriente primaria dentro del cerebro, sin estar condicionada en el modelo asumido. Se aplicó la prueba de reconocimiento de expresiones emocionales. Esta se encuentra insertada en una batería de evaluación neuropsicológica computarizada, desarrollada por el Centro de Neurociencias de Cuba, y permite evaluar la capacidad de un sujeto de reconocer las expresiones faciales. En ella se muestra una serie de fotos que varían gradualmente desde la expresión neutra por la que se comienza hasta la emoción estudiada (21 pasos). La habilidad en reconocer la emoción se mide por el número de pasos necesarios que necesita cada evaluado para identificar expresión emocional. Las emociones utilizadas son: asco, ira, tristeza y miedo. Los resultados obtenidos se comparan con la base de datos normativa para la población cubana. Resultados El examen psiquiátrico directo mostró a un evaluado que coopera durante la entrevista, pero impresiona asustado, no 49 comprende muchas veces lo que se le pregunta y emite respuestas torpes, con contradicciones. Estas últimas pudieran ser interpretadas como «manipulaciones», pero resulta evidente para los peritos que su actuar durante el desarrollo del interrogatorio se corresponde con su estado emocional, en el que prevalece el miedo. Independientemente de que cuando se le ofrece apoyo existe una mejora del estado emocional, el miedo no desaparece totalmente. Todos estos hallazgos son propios de la personalidad del evaluado, caracterizada por la inseguridad, el miedo, la sugestión y la impulsividad. También se confirmó que este sujeto tiene una capacidad intelectual deficitaria; no obstante ello, conservó recuerdo de lo acontecido durante el hecho. No se comprobaron otros signos o síntomas que afectaran cualitativamente a su organización psicológica y su posibilidad de analizarse críticamente a sí mismo y la realidad circundante. Weil: rindió intelectualmente para un retraso mental ligero. EEG: signos ligeros de disfunción cortical frontal bilateral. El cálculo de los generadores de densidad de corriente de la actividad lenta para la frecuencia 4,29 Hz demostró que el origen de esta actividad se localiza en área suplementaria motora en ambos hemisferios, frontal medial, temporal inferior y áreas asociativas occipitales derechas y en regiones poscentral y angular del hemisferio izquierdo (figura 1). Prueba de reconocimiento de expresiones emocionales: en la evaluación del umbral para el reconocimiento de emociones, se demuestra déficit en los umbrales para el reconocimiento de las expresiones faciales emocionales negativas asco e ira. Esto puede corresponderse con la presencia de una sobrevaloración en la expresión emocional de miedo, hace que confunda estas dos expresiones faciales con miedo (9 veces el asco y 10 veces la ira). Estos hallazgos pueden estar relacionados con rasgos de la personalidad de este sujeto descritos en acápites anteriores (tablas 1 y 2). Figura 1 – Generadores de la actividad lenta localizados en área suplementaria motora en ambos hemisferios, frontal medial, temporal inferior y áreas asociativas occipitales derechas y en regiones poscentral y angular del hemisferio izquierdo. 50 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):47-51 Tabla 1 – Umbrales para el reconocimiento de las emociones, respuestas correctas e incorrectas y grado de deterioro en comparación con datos normativos Emoción Umbral (media) Asco Tristeza Miedo Ira Respuestas (correctas) 17,50000 13,83333 12,86667 0 2 12 15 0 Tabla 2 – Rectificaciones realizadas durante la identificación de las emociones Emoción Rectificación Rectificación Rectificación Rectificación asco tristeza miedo ira Asco Tristeza Miedo Ira 0 0 0 0 1 0 1 2 9 3 0 8 0 0 1 0 Discusión Los peritos actuantes formularon como diagnóstico en este evaluado un retraso mental ligero (no enajenado). Se comprobó que el consumo de alcohol y la somnolencia no afectaban a sus facultades mentales en el momento de ejecutar los hechos. La ingesta ocurrió muchas horas antes, y durante la ejecución del hecho, este sujeto mantuvo una coordinación psicomotora y organización adecuada de su personalidad que le permitieron realizar varias acciones en el lugar. Este actuar organizado descarta igualmente el efecto de la somnolencia. Sin embargo, resultó evidente que el miedo sí fue un elemento importante en su actuar impulsivo y poco previsor. Su organicidad, su inexperiencia, las malas condiciones del área de trabajo, donde había una iluminación deficiente, y la responsabilidades en su puesto laboral (para las cuales este individuo no estaba preparado) lo llevaron a funcionar durante los hechos con una disminución sustancial de sus facultades de juicio y voluntad. Lo que significa que este evaluado, ante cualquier emoción de marcada intensidad, desarrolla gran impulsividad, lo cual esta respaldado por la desorganización psicológica que experimenta. La ley en nuestro país tiene previstas las eximentes por este tipo de conductas13. El análisis de la actividad eléctrica cerebral reveló la presencia de actividad lenta anormal en regiones frontales. Un trastorno funcional a nivel de los lóbulos frontales puede acompañarse de una amplia variedad de déficit emocionales, cognitivos y comportamentales que, con mucha frecuencia, incluyen la impulsividad, lo cual se manifestó en el actuar de este evaluado. El análisis de los generadores de densidad de corriente de la actividad lenta anormal evidenció que el incremento de la actividad theta se genera en regiones cerebrales Respuestas (incorrectas) 9 3 1 10 Grado de deterioro Patológico Normal Normal No reconoce que participan en la integración de la información vinculada a nuestra conducta14,15. Es importante recordar que la actividad a nivel cortical cumple un papel modulador del componente subcortical del circuito afectivo14, de ahí que cualquier anormalidad estructural o funcional en estas estructuras puede tener un efecto negativo interfiriendo en este importante papel. La confirmación mediante la prueba de reconocimiento de expresiones emocionales, de una valoración incrementada de la emoción miedo, es de extraordinaria importancia en este evaluado. Los psiquiatras forenses establecieron el papel que tuvo el miedo en el desarrollo de la conducta de este individuo. Los resultados en esta prueba objetivan y complementan los hallazgos clínicos. En la práctica forense, es una necesidad contar con elementos objetivos que respalden los diagnósticos clínicos. Las emociones a veces se experimentan cuando algo inesperado sucede, y los efectos emocionales empiezan a tener el control en esos momentos. Cada persona experimenta una emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores, su aprendizaje y la situación concreta. Algunas de las reacciones fisiológicas y en el comportamiento que desencadenan las emociones son innatas, mientras que otras pueden adquirirse. Unas se aprenden por experiencia directa, como el miedo o la ira, pero la mayoría de las veces se aprende por observación de las personas de nuestro entorno16-18. Es importante tener en cuenta que las emociones se desencadenan después de un proceso evaluador del contenido mental15, es decir, la emoción se activa al pensar la información, o interpretarla y darle un significado16,17. La información primaria y más influyente es la sensación, que despierta el organismo, lo activa ante la realidad que lo rodea. De esta forma, la emoción primaria emerge de la relación básica sensación/pensamiento. La respuesta de miedo tiene como objetivo afrontar una amenaza; la elección de una respuesta para alcanzar este objetivo permite alcanzar la meta establecida para solucionar la situación de amenaza. Una vez alcanzado el objetivo, el miedo sigue latente como sistema que orienta la relación con el mundo interno o externo a la mente, activándose cuando una nueva situación es interpretada como amenaza19. La habilidad para controlar la experiencia afectiva depende fundamentalmente de la capacidad para distinguir estados internos y diferenciarlos unos de otros. Así, en la medida que las personas delimitan más detalladamente su experiencia, pueden manipular con mayor precisión sus estados afectivos. Cuando la diferenciación emocional REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):47-51 es deficiente, los niveles de psicopatía son más elevados, independientemente de la constelación diagnóstica a que se refiere el síntoma, incluyendo síntomas somatomorfos19. Tomando como base la explicación antes expuesta, la dinámica de la conducta desarrollada por el evaluado como consecuencia del miedo experimentado puede entenderse mejor. Este estudio tiene como limitación abordar resultados de un solo evaluado, lo que hace necesario incrementar el tamaño de la muestra estudiada. Ello permitirá replicar los hallazgos y proporcionar mayor validez a este tipo de evaluación objetiva. Igualmente resultaría interesante realizar de manera conjunta otras pruebas psicofisiológicas, como la respuesta simpática de la piel y las medidas de la reactividad cardiovascular, ambas con diseños experimentales similares a esta evaluación para reconocimiento de emociones. Conclusiones Para cumplir de manera eficaz con una de las tareas periciales de la psiquiatría, la determinación del estado mental del acusado en el momento de cometer la acción delictiva, se requiere de una amplía y detallada información. Sin embargo, muchas veces no se cuenta con elementos objetivos que sustenten las evaluaciones psicopatológicas realizadas. Actualmente, con el desarrollo continuo de las neurociencias, ha surgido la necesidad de introducir y aplicar sus avances al campo forense. Ello garantiza la disponibilidad de herramientas objetivas que demuestran y complementan muchas de las manifestaciones sintomáticas presentes en los sujetos evaluados, tal como se ha evidenciado en este caso que se presenta. Esto resulta de extraordinario valor no solo para los peritos médicos, sino también para los jueces encargados de impartir justicia. Estos pueden establecer retrospectivamente la culpabilidad o inocencia de alguien, en la medida que dispongan de determinadas informaciones confiables y objetivas13. La evaluación del reconocimiento de expresiones emocionales puede brindar información valiosa en casos similares al presentado en este trabajo. Conflicto de intereses Los autores declaran que no existe ningún conflicto de intereses. 51 B I B L I O G R A F Í A 1. Adolphs R. Emoción y conocimiento: La evolución del cerebro y la inteligencia. Barcelona: Tusquets; 2002. 2. Ohman A, Birbaumer N. Psychophysiological and cognitive clinical perspectives on emotion: Introduction and overwiew. En: Birbaumer N, Ohman A, editores. The structure of emotion. Psychophysiological, cognitive and clinical aspects. Seatle: Hogrefe-Huber; 1993. p. 3-17. 3. Palmero FC. La emoción desde el modelo biológico. REME. 2003;6. 4. Ekman P. Facial expression and emotion. Am Psychol. 1993;48:384-92. 5. Reeve J. Motivación y emoción. Madrid: McGraw-Hill; 1994. 6. Davidson RJ. Seven sins in the study of emotion: correctives from affective neuroscience. Brain Cogn. 2003;52:129-32. 7. Koole S. The psychology of emotion regulation: An integrative review. Cogn Emo. 2009;23:4-41. 8. Lang PJ, Bradley MM, Cuthbert BN. 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REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):52-57 PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Epistemología, filosofía de la mente y bioética Intersubjetividad: entre explicación y comprensiónq Flor Emilce Cely Ávila* Psicóloga, PhD en Filosofía, Universidad El Bosque, Bogotá, Colombia I N F O R M AC I Ó N D E L A RT Í C U L O R E S U M E N Historia del artículo: La discusión sobre explicación y comprensión plantea una división de las ciencias con Recibido el 1 de abril de 2013 base en lo que se considera propio de cada uno de los dominios: la tarea propia de las Aceptado el 28 de mayo de 2013 ciencias naturales sería la explicación, mientras que la de las ciencias sociales sería la de la comprensión o interpretación. Actualmente hay una línea de trabajo que apunta a superar Palabras clave: el dualismo metodológico y proponer estudios de tipo más interdisciplinario, como el que se Intersubjetividad está realizando sobre el surgimiento de lo mental en el marco de relaciones intersubjetivas. Explicación En particular, el concepto de intersubjetividad defendido por la fenomenología como una Comprensión práctica corporizada está siendo apoyado por los resultados de investigaciones llevadas Fenomenología a cabo a partir de las neurociencias cognitivas y la psicología del desarrollo. Autores de Psiquiatría diversas raíces, como J. Bruner y S. Gallagher, proponen considerar este tipo de colaboración interdisciplinaria como un posible camino para integrar las tradiciones de la explicación y la comprensión. El propósito de este trabajo es analizar hasta qué punto esta colaboración entre la fenomenología y las ciencias, en particular sobre el tema del entendimiento de otros y de su relevancia para la comprensión de ciertas psicopatologías, ha permitido cerrar la brecha que se había abierto en el siglo xix entre dichas tradiciones. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Intersubjectivity: Between Explanation and Understanding A B S T R A C T Keywords: The discussion on explanation and understanding has led to a division in the sciences, Intersubjectivity based on what is considered to be inherent to each of the domains. The task of the Explanation natural sciences would be the explanation, while that of the social sciences would be Understanding understanding or interpretation.There is a line of work that currently seeks to overcome the Phenomenology methodological dualism and to propose more interdisciplinary studies, such as the studies Psychiatry on emergence of the mental in the framework of intersubjective relationships. In particular, the concept of intersubjectivity defended by the phenomenology as an embodied practice, is being supported by the results of investigations carried out on the basis of the cognitive neuroscience and developmental psychology. Authors from different roots, such as J. Bruner and S. Gallagher propose considering these types of interdisciplinary collaboration as a qTrabajo presentado en el II Congreso Nacional de Filosofía, Concepción (Chile), en noviembre de 2011. *Autor para correspondencia. Correo electrónico: florcely@gmail.com (F.E. Cely Ávila). 0034-7450 © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España S.L. Todos los derechos reservados. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):52-57 53 possible way to integrate the traditions of the explanation and understanding. The purpose of this paper is to analyze to what extent this collaboration between phenomenology and sciences, particularly on the subject of understanding others and their relevance for the understanding of certain psychopathologies, has allowed to close the gap that had opened in the nineteenth century between these traditions. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción La discusión clásica sobre explicación y comprensión planteaba una división de las ciencias con base en lo que es propio de cada uno de los dominios. Así, se estimaba que la tarea propia de las ciencias naturales era la explicación (causal), mientras que la de las ciencias sociales era la comprensión1. En particular, la discusión se dio entre los que consideraban que no es legítimo pretender dar una explicación causal de las acciones humanas y que a lo máximo que podemos aspirar es a comprenderlas o interpretarlas (asignándoles un sentido o significado) y, de otro lado, entre los que defendieron la idea de que podemos dar una explicación causal de la acción, pues esta es un suceso en un mundo de sucesos cuyos antecedentes causales podemos identificar. El primer enfoque planteaba que la acción intencional no era susceptible de explicación causal en el mismo sentido en que lo son los sucesos naturales y que, por ello, el método utilizado en las ciencias sociales debería ser distinto que en las ciencias naturales. Uno de los autores que más clara y enfáticamente defendió este dualismo metodológico fue Dilthey2. Para este filósofo, el principal objetivo de las ciencias naturales consistía en explicar causalmente los fenómenos, mientras que el de las ciencias del espíritu era comprender al hombre. Dicha división se podía observar claramente en relación con la división de las ciencias que se dio a finales del siglo xix y comienzos del siglo xx: la hermenéutica tenía como objeto comprender la acción de los individuos en términos de su experiencia y motivación interna (a partir de un cierto mecanismo basado en la empatía), mientras que una disciplina positivista como la psicología de la época (la psicología científica de comienzos del siglo xx) se encargaba de una tarea muy distinta, la de explicar el comportamiento natural de los organismos en términos causales(*). En este artículo se analiza una línea de trabajo sobre el tema de la intersubjetividad que apunta a superar el dualismo metodológico y propone estudios de tipo más inter(*) De todas maneras, aunque Dilthey se opuso tajantemente a la reducción naturalista de las ciencias del hombre, se opuso igualmente al relativismo y al escepticismo, considerando que en las ciencias humanas era crucial la búsqueda de conocimiento objetivo. De otro lado, la idea de que las ciencias humanas y sociales pueden alcanzar la objetividad y que se diferencian de las ciencias naturales solo metodológicamente fue criticada por Gadamer3, quien considera que la Verstehen implica comprender la motivación básica detrás de los eventos particulares, más que buscar leyes generales o universales. disciplinario. En este sentido, se limita a la discusión desde el punto de vista epistemológico y se desarrolla un primera línea de respuesta a las siguientes cuestiones: ¿es posible integrar los enfoques de la explicación y la comprensión de manera tal que no se caiga en eclecticismos superficiales o en incoherencias conceptuales?, ¿el científico en búsqueda de explicaciones causales estará dispuesto a integrar en su propia explicación los aportes de disciplinas pertenecientes más a la tradición de la comprensión? Con respecto al tema de la intersubjetividad, ¿el neurocientífico que investiga la activación de redes neuronales relacionadas con la cognición social deberá considerar como válida y necesaria la noción de interacción significativa que propone el fenomenólogo? Lo que intenta mostrar este trabajo es que el análisis de los estudios contemporáneos sobre el tema de la intersubjetividad a partir de las dos tradiciones es una muestra clara de que es posible cerrar la brecha entre ellas de una manera que supera los conflictos planteados en estos interrogantes. Intersubjetividad: entendiendo las otras mentes El tema del conocimiento de las otras mentes devino particularmente problemático a partir de la filosofía cartesiana. Pues, si de la única mente de la cual se tiene conocimiento directo, infalible e incorregible es la mente propia, ¿cómo podemos acceder o conocer la mente de otros con algún grado de certeza si a ellas solo tenemos un acceso mediado, falible y sujeto a error? Las respuestas a este problema han sido muy diversas, y la tendencia actual es rechazar las consecuencias solipsistas y escépticas heredadas de la filosofía cartesiana y que nos dejan ante un gran abismo entre el yo y los otros. Vamos a analizar en esta sección la propuesta de solución a este problema proveniente de la fenomenología y de la psicología cultural. Recordemos que la fenomenología desde sus inicios con Husserl ha propuesto una manera radicalmente anticartesiana de entender la propia mente y la mente de los otros (o, en términos más fenomenológicos, los temas de la subjetividad y la intersubjetividad)4. Se hace énfasis en que la experiencia subjetiva no se debe concebir como un reino interno de estados mentales privados, separados del cuerpo y definidos solipsísticamente. Se propone entender que la subjetividad se expresa ya en los gestos y las posturas corporales, así como en el mismo comportamiento, y se constituye en un contexto de interacción con otros; se habla así del surgimiento intersubjetivo de lo subjetivo. 54 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):52-57 Para sustentar esta tesis de la interacción con respecto a la comprensión de otros, una tendencia contemporánea de investigación en fenomenología se está apoyando en los resultados de investigaciones empíricas de diversas disciplinas. Se apela, por ejemplo, a las investigaciones recientes en psicología del desarrollo, que arrojan datos sobre el desarrollo temprano de habilidades en los niños que les permiten entender a otros de una manera corporizada y socialmente embebida. Se citan especialmente las investigaciones en la línea de la intersubjetividad primaria de Trevarthen5 y del enfoque de sistemas dinámico de Thelen y Smith6. De otro lado, la fenomenología adopta una posición crítica frente a otras líneas de investigación sobre el tema de la intersubjetividad en el área de las neurociencias cognitivas, particularmente en relación con lo que hoy se conoce como «la teoría de la mente» (TM) y la teoría de la simulación (TS). Según la primera, el acceso a la mente de otros está mediado por una «teoría de la mente» que adoptamos desde cierta etapa de la niñez. Se utiliza el término teoría para referirse tanto a la capacidad que se tiene de atribuir estados mentales (como creencias, deseos, etc.) a otros y a sí mismo como a la posibilidad de explicar y predecir la conducta con base en dichas atribuciones. Se plantea así que dicha «teoría» sería un mediador indispensable para poder acceder y entender la mente de otros. Este supuesto se ha defendido desde un punto de vista teórico, pero también se basa en los resultados de investigaciones en las cuales se hace énfasis en un mecanismo innatamente especificado7 o se muestra que los niños hacia la edad de 4 años desarrollan un entendimiento de las otras mentes mediado por una TM 8 . El niño alcanzaría su entendimiento de las otras mentes empleando implícitamente una instancia teórica a partir de la cual presume la existencia de estados mentales en otros y, con base en tal presunción, explica y predice la conducta de otros. Un punto importante aquí es que la capacidad que le permite alcanzar ese entendimiento es una que viene innatamente especificada en un módulo especial del cerebro. La teoría de la simulación, de otro lado, plantea que tenemos la capacidad de emplear nuestra propia mente como modelo con el cual simulamos y proyectamos estados mentales en la mente de otras personas, con el fin de explicar y predecir su comportamiento (tenemos la posibilidad de ponernos a nosotros mismos «en los zapatos del otro»). Según esta teoría, uno no teoriza sobre las otras personas, sino que usa su propia experiencia mental como un modelo interno para entender las otras mentes. Para entender a otros, entonces, se simularían los pensamientos o sentimientos que el otro está vivenciando, y de los cuales se tendría experiencia si se estuviera en su situación9. Y al igual que la TM, la TS se apoya en datos arrojados por las investigaciones en el terreno de las neurociencias, esta vez en relación con las neuronas espejo. La fenomenología rechaza por igual estas dos concepciones, puesto que considera que las dos parten de algunos supuestos erróneos en común: en primer lugar, consideran que la relación entre el yo y los otros es una relación de observador y observados, esto es, en la que primaría la perspectiva de tercera persona desde la cual el proceso de «leer la mente de los otros» se concibe como un proceso observacio- nal de explicación y predicción en el que, en segundo lugar, siempre estaríamos haciendo inferencias de los estados mentales de los otros a partir del comportamiento observable. En síntesis, los dos enfoques están fundados implícitamente en una concepción cartesiana de la mente, en la cual se la considera como un «reino interno» separado del comportamiento externo por un abismo epistémico que solo puede ser salvado por la inferencia. Ahora bien, al criticar esta concepción cartesiana de lo mental, no se está abogando por una concepción conductista; se insiste más bien en que la discusión sobre el tema de las otras mentes ha oscilado siempre entre dos posiciones extremas (la solipsista y la conductista) porque se parte de algunas intuiciones equivocadas10: «Una razón por la cual el problema de las otras mentes parece tan persistente es que tenemos intuiciones conflictivas sobre la accesibilidad de la vida mental de los otros. Por un lado, hay algo de cierto en la afirmación de que los sentimientos y los pensamientos de los otros se manifiestan en sus expresiones y acciones. En muchas situaciones, tenemos un entendimiento directo, pragmático de la mente de los otros. Vemos la ira del otro, nos identificamos con su dolor, comprendemos sus creencias articuladas lingüísticamente; no tenemos que inferir su existencia. Por otro lado, hay algo de cierto en la idea cartesiana de que la vida mental del otro es, en algún sentido, inaccesible. Hay algunas situaciones en que no tenemos ninguna razón para dudar de que el otro está enojado, sufriendo o simplemente aburrido. Pero también hay situaciones en las cuales no tenemos ninguna pista sobre el estado exacto de su mente. Parece erróneo afirmar que la vida mental de los otros es esencialmente inaccesible, pero también parece erróneo afirmar que todo está a la vista. El reto es conciliar las dos intuiciones, más que abandonar una de ellas». De manera tal que en el caso de los otros no adoptamos una «actitud observacional», como si fuéramos espectadores del comportamiento del otro (tal y como lo plantea la orientación conductista en psicología). El conocimiento de los otros depende de la interacción, concepto que, en este sentido, se opone a los privilegios tanto de la introspección como de la observación conductual. El entendimiento de los otros no depende entonces ni de una teoría de la mente ni de la capacidad de simulación de los estados mentales de otro, sino de una forma de práctica corporizada. Esto era muy claro ya en los trabajos de Husserl y es uno de los temas clave en los trabajos de fenomenólogos contemporáneos como S. Gallagher, quien plantea que la base para la interacción humana y para el entendimiento de otros se funda ya en ciertas prácticas corporizadas (prácticas emocionales, sensoriomotrices, perceptuales y no conceptuales); prácticas que constituyen nuestro acceso primario a otros y continúan siéndolo aun antes de que adquiramos las habilidades de plantear TM. Esto no lleva a este autor a negar que, eventualmente, desarrollamos ciertas capacidades para entender a otros basadas en una instancia teórica o en la capacidad de simulación, pero lo clave es que la vía primaria a partir de la cual nos relacionamos, interactuamos y entendemos a otros no tiene que ver con una TM o una capacidad de simulación. Tiene que ver con capacidades sensoriomotrices que se constituyen como capacidades básicas de una intersubjetividad primaria REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):52-57 que se presentan desde los primeros meses de vida, continúan desarrollándose a lo largo de toda la vida y no desaparecen por el uso de medios intersubjetivos de comunicación basados en el lenguaje, como el diálogo y la conversación, que eran los únicos que se tenía en cuenta para la explicación de cómo entendemos a otros. En esta crítica coincide uno de los autores que ha trabajado en el área de la psicología del desarrollo, pero desde una perspectiva de la psicología cultural, J. Bruner. Este psicólogo rechaza la idea de que el niño se basa fundamentalmente en una teoría para entender a otros; plantea que hay una importante diferencia entre una teoría y una presuposición tácita, en el sentido en que generalmente nuestras prácticas presuponen un conocimiento que no nos es accesible por otro medio que la práctica: la mayoría de la gente habla correctamente y no tiene una «teoría de la gramática». Y hace énfasis en que, en todo caso, solo podemos aceptar la idea de la mediación de tal «teoría», pero como incorporada en la «conversación cultural»: «… aprender términos tales como pensar, creer, prestar atención, recordar, es aprender una teoría de la mente»9. Pero lo que uno puede decir sobre otros depende del «carácter situado del discurso»: «Inferir el estado mental de otro requiere algo más que una teoría de la mente: requiere también una teoría de la cultura»11. Así como se han controvertido las apuestas teóricas tanto de la TM como de la TS, también se han cuestionado los datos arrojados por investigaciones empíricas en las neurociencias. Por un lado, podemos afirmar que la intuición básica en la que se basa la TM es errónea, en el sentido de plantear que son las activaciones neuronales de un módulo innatamente especificado en el cerebro lo que explica el reconocimiento y la comprensión de los otros. El tema de entender a otros no se agota en una explicación basada en los descubrimientos de la activación de ciertos módulos, necesariamente tiene que referirse a las habilidades «interpretativas» básicas que hacen posible la atribución de significado a sus acciones. Por otro lado, en lo que tiene que ver con las «neuronas espejo», es decir, aquel conjunto de neuronas que se activan tanto cuando una acción motora es llevada a cabo como cuando se observa la realización de la misma acción por otro sujeto12. Está claro que tal vez nadie pretenda reducir el entendimiento de la interacción entre dos personas a la simple «interacción de dos cerebros», pero es cuestionable la posición reduccionista que plantea que este tipo de investigación resolverá todos los interrogantes sobre cómo nos entendemos y actuamos en armonía en un mundo compartido con otros. Como bien señala Gallagher, la interacción entre dos personas implica como mínimo la existencia de dos cerebros, pero la constatación de este hecho, así como la explicación del funcionamiento neuronal de esos cerebros, no agota la comprensión del tema(**). (**) En este texto, Gallagher13 menciona la controversia que existe en relación con dos temas: por un lado, hasta qué punto se ha acumulado buena evidencia que demuestre que hay neuronas espejo en humanos (pues la investigación se ha hecho desde el comienzo y de manera prioritaria con primates) y, por otro lado, aun si se demostrara que sí se activa dicho conjunto de neuronas en humanos, se cuestiona si esto realmente tiene que ver con la cognición social. 55 Lo interesante de los planteamientos de Gallagher y Bruner es la defensa de una posición crítica con respecto al reduccionismo naturalista que insiste en que solo es importante la búsqueda de causas, pero —y esta es una idea central en este trabajo— no hasta el punto de caer en el otro extremo, en el que se postula que, en relación con los temas de las ciencias humanas, todo se reduce a la interpretación, o en el que se apela para explicar cómo entendemos a los otros, por ejemplo, a un «espíritu humano universal» (como hacen representantes de la hermenéutica tales como Droysen o Dilthey). Veamos. Gallagher propone apelar a la evidencia arrojada por la investigación empírica dado que, interpretada de una manera apropiada, puede llevar a confirmar ciertas tesis contextuales de algunos de los más importantes hermeneutas. Para tal fin, cita las investigaciones sobre la intersubjetividad secundaria de Trevarthen y Meltzoff, en las que se muestra cómo los niños de alrededor de 1 año de edad ya son capaces de un tipo de entendimiento de las acciones e intenciones de otros gracias a la atención conjunta y el contexto pragmático. Tales estudios científicos tienen mucho que ofrecer en el sentido de apoyar o corregir ciertos análisis fenomenológicos. Pero, de igual manera, las descripciones y análisis fenomenológicos han contribuido a definir determinados programas de investigación empírica en las ciencias cognitivas14. En este sentido, el estudio de la subjetividad e intersubjetividad es uno de los campos en que se puede apreciar el trabajo conjunto de filósofos de la mente, fenomenólogos y científicos cognitivos tratando de desarrollar un enfoque «de la vida cognitiva: una vida que no es solo la vida de la mente, sino de un agente corporizado, situado ecológicamente y enactivo»15. Por su parte, Bruner, aunque considera que explicación e interpretación son fundamentalmente diferentes y, por lo mismo, irreductibles, considera justificado protestar contra quienes insisten en que hay diferencias irreconciliables entre los dos enfoques en relación con el proyecto de entender las propias mentes y las mentes de los otros: «De hecho, probablemente sea la tensión entre las dos lo que evita que la investigación sobre las teorías de la mente en desarrollo se convierta en una serie de rutinas experimentales vacías, o que se vuelva tan hermenéutica como, pongamos, la teoría literaria»16. El punto fuerte de Bruner es, entonces, que no hay explicación posible que esté exenta de interpretación. Sin embargo, enfatiza Bruner, ser interpretativo no tiene por qué llevar a ser «antiempírico, antiexperimental o anticuantitativo. Sencillamente significa que debemos dar sentido a lo que nos dice la gente a la luz de la tríada [perspectiva, discurso y contexto] antes de empezar a explicarlo»16. En síntesis, esta línea de trabajo sobre el surgimiento de lo mental en el marco de relaciones intersubjetivas apunta a superar el dualismo metodológico explicación/comprensión proponiendo estudios de tipo más interdisciplinario. Ahora bien, el defensor del dualismo irreconciliable podría aún replicar y afirmar que podemos perfectamente seguir con una división del trabajo entre los humanistas interpretativistas, de un lado, y los neurocientíficos, de otro. Pero el hecho es que el científico natural debe tener en cuenta el aporte del científico social o del filósofo en el sentido en que entender a los otros tiene que ver necesariamente con un contexto de interacción en en el que entran en juego la atri- 56 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):52-57 bución de significado a sus acciones y sus estados mentales y no simplemente con la activación de un determinado conjunto de neuronas y que, si no incluye lo primero, necesariamente su explicación será una explicación incompleta e incluso una explicación de la que se podrá decir que para empezar perdió el punto que pretendía explicar. Explicación y comprensión en la psiquiatría La historia de las relaciones entre explicación y comprensión en la psiquiatría está asociada innegablemente al nombre de Jaspers. Este psiquiatra alemán introdujo la noción del Verstehen (comprensión) en la psicopatología17. Partiendo de una distinción clara entre comprender y explicar, Jaspers divide el campo de la psicopatología en los fenómenos que son plenamente comprensibles o inteligibles y aquellos que son explicables causalmente. El comprender equivale a una «visión de lo psíquico obtenida desde dentro», mientras que explicar se refiere al «hecho de conocer relaciones causales objetivas, que solo se ve desde fuera». De esta manera considera que los dos métodos —el de la comprensión y el de la explicación— se complementan en la psicopatología. Para Jaspers, es necesario que la psiquiatría parta de un estudio de la experiencia interna vivida por el paciente. En este sentido, plantea que el psiquiatra está obligado a «recrear o capturar la experiencia del paciente en su propia mente a través de un proceso de variación imaginativa». La comprensión así está ligada a la descripción de los fenómenos mentales anormales, descripción que requiere un método apropiado, la fenomenología. Sin embargo, se le ha criticado que realmente no haya avanzado de manera explícita una explicación sobre el método de análisis fenomenológico aplicado al terreno de la psicopatología18 . Ahora bien, a partir del último cuarto del siglo xx, se empezó a cuestionar la idea de una psicopatología comprensiva y se da un giro en el cual «la psiquiatría pasó de ser primordialmente un arte práctico (clínico) a ser una disciplina preponderantemente científica sustentada en la neurobiología»19. El énfasis en este enfoque neurobiológico en psiquiatría hizo que se considerara la labor de la fenomenología como restringida a la descripción de las estructuras de experiencia, y se estimó que no tendría nada que ver con la explicación de los mecanismos causales que las producen. No obstante, la fenomenología nunca ha dejado de insistir en la importancia de comprender la experiencia y el comportamiento de los pacientes desde un punto de vista no reduccionista, comprensión que se considera esencial en la posible explicación de la experiencia psicótica. De manera tal que desde la época de la influencia jaspersiana en psicopatología no se ha dejado de hacer avances importantes en el área de la psiquiatría fenomenológica, tanto teórica como empírica, lo cual ha llevado a que dicha área comience a tener relevancia explicativa. Esto ha sido posible gracias a que la fenomenología ha puesto en primer plano la experiencia subjetiva, como una parte esencial de la interacción sistémica del organismo con el medio ambiente y no simplemente como un mero rasgo epifenoménico que subyace a los procesos «reales»20 . En este sentido, podemos afirmar que la experiencia subjetiva tiene un papel causal importante en la progresiva transformación experiencial que se encuentra en el desarrollo de la esquizofrenia21: «Una vez que el campo de la experiencia se transforma […] da lugar a formas de atención y modos de experiencia que implican desarrollos de o reacciones hacia los aspectos experienciados subjetivamente tanto del yo como del mundo. No se trata, por ejemplo, de eventos neuronales per se, sino más bien de la experiencia de ciertas sensaciones kinestésicas como objetos focales que provocan formas cada vez más intensas de concentración reflexiva. De esta manera, la experiencia subjetiva puede desempeñar un papel causal importante en las transformaciones progresivas experienciales del desarrollo de una enfermedad esquizofrénica. Estas características relevantes de la vida subjetiva tienen que ver con su aspecto general o “sensación”, no son analizables en términos de contenidos proposicionales “tipo oración”»21. No se está negando el papel fundamental que tienen las alteraciones del funcionamiento neurobiológico en la producción de la experiencia psicótica, pero está claro que tener en cuenta la dimensión subjetiva de dicha experiencia permite dar cuenta de la conducta de una persona esquizofrénica de una manera en que la referencia al estado del sistema nervioso solamente no podría hacerlo. En el caso de los trastornos específicos de la intersubjetividad en la esquizofrenia, también se apela fuertemente a los avances en la investigación de los correlatos neurofisiológicos de la «cognición social», queriendo postular que los problemas asociados con las relaciones intersubjetivas en los pacientes esquizofrénicos tendrían que ver con déficits en la estructura o el funcionamiento de conjuntos particulares de neuronas, particularmente de las neuronas espejo. Pero esta es una cuestión que está lejos de estar aceptada dentro de la comunidad de investigación en neurociencias, así como en los grupos de investigación interdisciplinarios que insisten en la importancia de no caer en la ilusión de que se ha llegado a la explicación completa del fenómeno en cuestión (en este caso, el relacionado con los trastornos de la intersubjetividad en la esquizofrenia) solo porque se cuenta con evidencia de la actividad de las neuronas espejo. Hay que tener en cuenta que el comportamiento desencadenado por el tipo de experiencia particular que vive el paciente psicótico es asumido de manera muy problemática por los otros con que interactúa y, en general, por el medio social y cultural en que se encuentra. De tal manera que, así como es crucial tener en cuenta el nivel de la experiencia subjetiva para la explicación de los rasgos esquizofrénicos, también hay que tener en cuenta la manera en que los factores más contextuales, más situados, influyen en la condición y la evolución del tipo de experiencia por el que va pasando el sujeto esquizofrénico. «La fenomenología se refiere a la persona como algo inseparable de su ser-en-el-mundo y de su ser-con-otros. Esto en correspondencia con una visión sistémica o ecológica del cerebro como un órgano que está embebido y continuamente formado por las relaciones ambientales. La creciente convergencia de la fenomenología y la neurociencia cognitiva corporizada o enactiva también se aplica a la psicopatología fenomenológica y a enfoques sistémicos de la enfermedad mental. Las potencialidades cultivadas por una estrecha cooperación entre estos enfoques solo se están descubriendo»22. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):52-57 En síntesis, la fenomenología ha hecho importantes aportes en el campo de la psicopatología, no solo en lo que tiene que ver con el punto de vista puramente descriptivo, sino que ha desarrollado de manera importante nuevas vías de explicación como la mencionada anteriormente de la causalidad circular. Esta nueva vía de explicación, que es ante todo interdisciplinaria, ha mostrado además su relevancia en el campo del diagnóstico y la clasificación psiquiátricas. Y, por supuesto, el gran reto es mostrar argumentativamente (y también de manera empírica) por qué la fenomenología o la filosofía de la psiquiatría son indispensables en la labor de comprender y explicar la experiencia psicótica. Dicho en otras palabras, se necesita trabajar arduamente para mostrar la indispensabilidad de la «estancia fenomenológica» en este campo (como plantea Ratcliffe23). Conclusiones La evidencia neurocientífica nos ha permitido constatar que entender a otros tiene que ver con la activación de ciertos sistemas de neuronas, es decir, para poder tener una adecuada comprensión de las acciones de otros, damos por sentado que se suceden a nivel neurofisiológico una serie de eventos conectados de manera causal y sujetos a las leyes físicas. Pero el punto es que entender la complejidad encerrada en las acciones de los otros tiene que ver también, y sobre todo, con la atribución de significado a sus comportamientos. En palabras de Gallagher, «… en nuestras relaciones interpersonales no estamos buscando una explicación causal de por qué alguien actúa de la manera en que lo hace… Más bien, estamos leyendo la expresión del otro (la acción, el gesto, la expresión facial) en búsqueda del significado… Entender a otros no es algo mágico; no necesitamos tampoco apelar a un espíritu divino para entender nuestra capacidad de comunicar, empatizar, estar enamorados, etc. […] Parece claro que los estudios y debates en las ciencias cognitivas pueden contribuir y hacer más precisos los importantes descubrimientos sobre la comprensión elemental y empática hallada en la tradición hermenéutica»24. En relación con la psiquiatría, interesa resaltar que, si no se logra mostrar con suficiente solidez argumentativa —y, por qué no, apelando a algunos datos arrojados por las investigaciones empíricas— que no hay manera de entender fenómenos tan complejos como la acción humana a partir de dos rutas que se pueden entrecruzar: la de la explicación y la de la comprensión, va a seguir haciendo carrera en psiquiatría la idea de que lo fundamental es la búsqueda de causas y su concomitante tratamiento bioquímico o, a lo sumo, la idea de que la psicoterapia que apunte a la comprensión y el tratamiento de los diferentes síntomas tiene simplemente un efecto placebo, puesto que tendrá que ver con meros estados mentales epifenoménicos. B I B L I O G R A F Í A 1. Von Wright G. Explicación y comprensión. Madrid: Alianza; 1979. 57 2. Dilthey W. Introducción a las ciencias del espíritu. Madrid: Alianza; 1980. 3. Gadamer HG. Verdad y método. Salamanca: Sígueme; 1992. 4. Husserl E. 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Dichos principios sirvieron de base para ir decretando leyes eugenésicas y luego discriminatorias. Colombia Palabras clave: no estuvo al margen de dicha corriente y propició leyes inmigratorias congruentes con ese Eugenesia pensamiento en la primera mitad del siglo xx. Discriminación © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Ley Todos los derechos reservados. Eugenics and Discrimination in Colombia: the Role of Medicine and Psychiatry in Immigration Policy at the Beginning of the 20th Century A B S T R A C T Keywords: With the Theory of Evolution, eugenics had its beginnings during the last decades of the Eugenics 19th century. Academics discussed the results obtained from their observations, and Discrimination progressively had influence on the promulgation of laws and norms related to ethnic Law hygiene and improvement of race. Such principles were the fundamentals to order eugenic and discriminatory laws. Colombia was not outside that discussion and developed immigration laws congruent to that thinking during the first half of the 20th century. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. * Autor para correspondencia. Correo electrónico: carrizosa@une.net.co 0034-7450 © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España S.L. Todos los derechos reservados. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):58-63 Introducción La eugenesia se refiere a la aplicación de las leyes biológicas de la herencia al perfeccionamiento de la especie humana. El nacer bien —eugenesia— permite la manipulación y la selección de caracteres específicos en la búsqueda de seres humanos sanos e inteligentes. El origen de la eugenesia está fuertemente arraigado al surgimiento del darwinismo social a finales del siglo xix. Se puede deducir que hoy en día la fertilización in vitro, los diagnósticos prenatales o los abortos terapéuticos, entre otros procedimientos, se pueden considerar como eugenesia. Es la incursión de la eugenesia en la política con la masificación y no la individualización de caracteres distintivos o diferenciadores lo que le ha dado una connotación negativa1. El acto de separar personas o grupos humanos por sus rasgos físicos y mentales, perdiendo con ello sus derechos y valores ciudadanos, es lo que constituye discriminación. Las divisiones por características de una especie es lo que se denomina raza, y lo que hoy constituiría el término etnia. Sin embargo, los juicios de valor como bueno o malo, superior e inferior y su controvertida relación con características físicas sustentaron los procesos de estigmatización y discriminación. El higienismo fue una orientación de la salud pública del siglo xix que permitió, además, la incursión de la eugenesia como una tendencia de la preservación de la salud en una población o país mediante medidas como el control de la natalidad con esterilización selectiva o la expedición de certificados prenucpciales. El ejemplo de mayor uso de la eugenesia como política de estado se encuentra durante el surgimiento y apogeo del nacionalsocialismo en Alemania, en los años treinta y cuarenta del siglo pasado. El auge de la antropometría, la craneometría y la frenología, el desarrollo de la microbiología, la genética y las ciencias sociales en esa época, fueron propiciadoras de serias discusiones entre los científicos y políticos de los países europeos y Estados Unidos. Colombia no fue ajena a dichos debates, sino que fue más allá y promulgó leyes de inmigración con fines eugenésicos y discriminatorios, incluso años antes del desarrollo del fascismo. El presente texto describe inicialmente las leyes de inmigración en Colombia, el contexto político y social de la época y el empleo de la eugenesia como herramienta dirigida a la discriminación. Leyes de inmigración en la primera mitad del siglo xx 59 sis general, a los alcoholizados crónicos, a los atáxicos, a los epilépticos; a los idiotas; a los cretinos; a los baldados a quienes su lesión impide el trabajo. En el caso de que en algunas familias de inmigrantes, algún miembro de ella estuviere comprendido en la prohibición de este inciso, la respectiva autoridad podrá permitir su entrada siempre que los demás miembros de la familia sean personas sanas y útiles. La Ley 114 de 1922 sobre inmigración y colonias agrícolas toca aspectos relativos al mejoramiento de la raza (destacado del autor): ARTÍCULO 10. Con el fin de propender al desarrollo económico e intelectual del país y al mejoramiento de sus condiciones étnicas, tanto físicas como morales, el Poder Ejecutivo fomentará la inmigración de individuos y de familias que por sus condiciones personales y raciales no puedan o no deben ser motivo de precauciones respecto del orden social o del fin que acaba de indicarse, y que vengan con el objeto de laborar la tierra, establecer nuevas industrias o mejorar las existentes, introducir y enseñar las ciencias y las artes, y en general, que sean elemento de civilización y progreso. ARTÍCULO 11. Los agentes de inmigración no visarán pasaporte alguno de inmigrantes que estén en cualquiera de los casos especificados en la Ley 48 de 1920, ni de individuos que por condiciones étnicas sean motivo de precauciones en Colombia. Queda prohibida la entrada al país de elementos que por sus condiciones étnicas, orgánicas o sociales sean inconvenientes para la nacionalidad y para el mejor desarrollo de la raza. La Ley 74 de 1926, «Sobre el fomento a la agricultura y a la inmigración y se dictan otras disposiciones», y los siguientes decretos permiten vislumbrar al inmigrante como objeto de mercado por cuyo tráfico se recibirá dinero. Además se establecen las cuotas de inmigrantes por nacionalidad: ARTÍCULO 46. Por cada inmigrante europeo varón mayor de diez y ocho años apto para los trabajos en obras públicas o en la agricultura que sea traído al país por las entidades públicas a su costa y con las calidades exigidas por las leyes sobre inmigración, el Tesoro Público abonará un auxilio hasta de treinta pesos que se pagarán al introductor cuando presente a la autoridad que el Gobierno designe los respectivos inmigrantes en capacidad de trabajar. PARÁGRAFO 1.º. Por la esposa e hijos de los inmigrantes se abonarán quince pesos ($ 15) más por cada uno de éstos. A continuación se describen en orden cronológico las leyes y los decretos referentes a la inmigración que se pudiera considerar eugenésicas o discriminatorias referidas a aspectos psiquiátricos o neurológicos. La ley N.o 48 de 1920 sobre inmigración y extranjería: Decreto 2232 de 1931, por el cual se establece un requisito para la entrada de ciertos extranjeros al país: ARTÍCULO 7.º. No se permite entrar al territorio de la República a los extranjeros que se hallen en algunos de los siguientes casos: b) A los que sufran de enajenación mental, comprendiendo en ello también la demencia, la manía, la paráli- ARTÍCULO 30. Durante el año de 1932 se permitirá la entrada a Colombia a: 10 búlgaros; 10 hindúes; 10 palestinos; 10 chinos; 10 libaneses; 10 polacos; 10 rusos; 10 griegos; 10 lituanos; 10 rumanos; 10 sirios; 10 turcos y 10 yugoeslavos. 60 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):58-63 El Decreto 1060 de 1933 reafirma las condiciones neurológicas y psiquiátricas por las cuales una persona no podría entrar a Colombia: ARTÍCULO 10. Para que un Cónsul pueda visar el pasaporte de un extranjero, además de lo establecido en el Decreto 492 de 1931, debe tener a la vista los siguientes documentos: … c) Certificado expedido por un médico de reconocida honorabilidad, en el que conste que el extranjero no padece enfermedades graves, crónicas o contagiosas, o enfermedades mentales, y que no es alcoholizado crónico, atáxico, epiléptico y que no usa drogas heroicas o tóxicas. Los gitanos y judíos han sido objeto de discriminación por las políticas migratorias colombianas, como se describe a continuación: Decreto 148 de 1935, por el cual se establecen requisitos para la entrada al país de extranjeros pertenecientes a determinadas nacionalidades: ARTÍCULO 60. Los gitanos, sea cual fuere la nacionalidad a que pertenezcan, sólo podrán entrar al país mediante permiso especial del Ministerio de Relaciones Exteriores y los funcionarios diplomáticos o consulares sólo les podrán visar el pasaporte con la autorización expresa de dicho Ministerio. La visa, en ningún caso, podrá ser sino de tránsito y por un tiempo no mayor de cuatro meses. PARÁGRAFO 10. Para los gitanos de cualquier nacionalidad el depósito a que se refiere el aparte c) del artículo 6 del Decreto 1060 de 1933, será de doscientos pesos ($ 200), inclusive para las esposas y los hijos mayores de quince años, y perderán el derecho a la devolución en caso de que infrinjan cualquiera de las disposiciones del presente Decreto o del 1060 de 1933. Decreto 1697 de 1036, por el cual se reglamenta la entrada y residencia de extranjeros: ARTÍCULO 20. Para que el Cónsul de Colombia pueda refrendar el pasaporte de un extranjero, éste debe presentarle los siguientes certificados: …3.o. De salud, expedido por un médico de reconocida honorabilidad, del cual se desprenda que el extranjero no padece de enfermedades crónicas contagiosas (sífilis, lepra, tuberculosis, etc.), o enfermedades mentales y graves del sistema nervioso (siringomielia, paraplegías, etc.); que el extranjero no tiene el vicio del alcohol y que no usa drogas heroicas o tóxicas. Decreto 397 de 1937, por el cual se establecen requisitos para la entrada al país de extranjeros pertenecientes a determinadas nacionalidades: ARTÍCULO 10. Los búlgaros, chinos, egipcios, estones, griegos, hindúes, latvios, letones, libaneses, lituanos, marroquíes, palestinos, polacos, rumanos, rusos, sirios y turcos podrán entrar al país siempre que llenen los siguientes requisitos: Para que pueda ser visado el pasaporte, deberá presentar los siguientes certificados: • De salud, expedido por un médico de reconocida honorabilidad, en el que conste que el extranjero no padece de enfermedades crónicas, contagiosas (sífilis, lepra, tuberculosis, etc.), o enfermedades mentales y graves del sistema nervioso (siringomielia, paraplejías, etc.), que el extranjero no tiene el vicio del alcohol y que no usa droga heroicas o tóxicas; • Consignar en la aduana del puerto de entrada los depósitos de inmigración que en seguida se expresan: el padre o esposo, mil pesos ($1.000) moneda legal colombiana; los hijos mayores de veinte años, hombre o mujer, mil pesos ($1.000); la madre o esposa, quinientos pesos ($ 500); los hijos de diez a veinte años de edad, doscientos cincuenta pesos ($ 250); los hijos menores de diez años, cien pesos ($ 100). ARTÍCULO 11. Los gitanos, sea cual fuere la nacionalidad, no podrán entrar al país. El Decreto 1723 de 1938, la circular y el Decreto 1205 de 1940 se expiden entre los 5 y 7 años de iniciado el régimen nacional socialista en Alemania, cuando los judíos habían perdido su nacionalidad y sus derechos civiles en el Tercer Reich: ARTÍCULO 10. Los funcionar ios consulares de la República no podrán, sin autor ización especial y concreta en cada caso del Ministerio de Relaciones Exteriores, visar pasaportes de individuos que hayan perdido su nacionalidad de origen, o que no la tengan, o cuyos derechos civiles y políticos hayan sufrido limitaciones de cualquier especie que dificulten o estorben su regreso al país de origen, o que de conformidad con el artículo 11 de la Ley 114 de 1922 sean objeto de precauciones especiales en Colombia. Circular a las embajadas y consulados del Ministerio de Relaciones Exteriores firmada por el Canciller Luis López de Mesa: «… poner todas las trabas humanamente posibles a las visas de nuevos pasaportes a elementos judíos». Decreto 1205 de 1940: ARTÍCULO 7. Los extranjeros que hayan declarado para obtener la entrada a Colombia que se dedicarán a determinada profesión u oficio, o se radicarán en determinado sitio, no podrán dedicarse a otra distinta ni cambiar de domicilio, sino después de haber obtenido permiso del Ministerio de Relaciones Exteriores, previo concepto de la Dirección General de la Policía Nacional. Si no se solicitare el permiso o éste se negare, y el extranjero cambia de domicilio o la profesión indicada, se le señalará un plazo para que abandone el país y si no lo hiciere, será expulsado. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):58-63 Estos decretos y leyes pueden entenderse en el contexto político, social y académico que reinaba en el país, y que será abordado en las figuras multifacéticas de los psiquiatras Dres. Miguel Jiménez López y Luis López de Mesa. Contexto científico y político Entre los proponentes académicos y científicos de un mejoramiento de la raza, se encuentran personajes ilustres como Miguel Jiménez López y Luis López de Mesa. El primer académico sustentó en el Tercer Congreso Médico Colombiano en Cartagena, en 1918, sus estudios en la conferencia titulada «Algunos signos de la degeneración colectiva en Colombia y en países similares». Dos años más tarde, en un evento convocado por la Asamblea de Estudiantes en Bogotá, se dio cita con otras personalidades para discutir «el estado de la raza». El psiquiatra Jiménez consideraba que la mezcla acaecida entre españoles e indígenas había sido un proceso fallido por las características de las dos poblaciones. Las manifestaciones antropométricas de esta unión se hacían evidentes en bajos peso y talla, amorfo índice craneoencefálico, anomalías en la cavidad bucal y cambios en órganos internos. Desde el punto de vista fisiológico destacaba la baja nupcialidad, natalidad y esperanza de vida, la propensión a la fatiga y la alta mortalidad infantil y tendencia a enfermedades infecciosas y degenerativas. El resultado psicológico fue descrito por él así: «… la impaciencia infantil de nuestras actividades; la emotividad que se transmite prontamente de lo alto a lo bajo de las esferas sociales y que implica una sugestibilidad extrema de las masas; la tendencia de la mayor parte de las agrupaciones a buscar sin reflexión la solución extrema y violenta de toda clase de situaciones, lo que denuncia un fondo común de impulsividad; los cambios bruscos de opiniones y de actitudes con respecto a hechos y a hombres que en el fondo han quedado los mismos, signo de inestabilidad mental. Tales caracteres francamente morbosos de la raza se han traducido en nuestra historia por una serie de agitaciones y de mudanzas, que nos han acreditado como uno de los pueblos más inestables del universo»2. Este pensador consideraba que la población colombiana presentaba «signos indudables de una degeneración colectiva; degeneración física, intelectual y moral… existiendo muchos hechos de carácter funcional que ponen en evidencia la inferioridad biológica de nuestra raza con respecto al promedio de la especie humana»3. El mismo Jiménez propone un «refrescamiento de la sangre» con propuestas de actividad física en las escuelas, procesos de higienización y planteamientos de inmigración de la siguiente forma: «… el más deseable para regenerar nuestra población es un producto que reúna, en lo posible, estas condiciones: raza blanca, talla y peso un poco superiores al término medio entre nosotros; dolicocéfalo; de proporciones corporales armónicas; que en él domine un ángulo facial de ochenta y dos grados aproximadamente; de facciones proporcionadas para neutralizar nuestra tendencia al prognatismo y al excesivo desarrollo de los huesos malares; temperamento sanguíneo-nervioso, que es especialmente apto para habitar las alturas y las localidades tórridas; de reconocidas dotes prácticas; metódico para las diferentes actividades; apto en 61 trabajos manuales; de un gran desarrollo en su poder voluntario; poco emotivo; poco refinado; de viejos hábitos de trabajo; templado en sus arranques, por una larga disciplina de gobierno y de moral; raza en que el hogar y la institución de la familia conserven una organización sólida y respetada; apta y fuerte para la agricultura; sobria, económica y sufrida y constante en sus empresas. Estas serían las condiciones más apetecibles, aunque, como es obvio verlo, no es tan fácil encontrarlas reunidas en ningún pueblo. Creo, sin embargo, que las razas que más se aproximan a este desideratum son algunas de las que pueblan las regiones centrales de Europa, en las cuales se han mezclado y atemperado felizmente los caracteres de los pueblos meridionales y septentrionales del Viejo Continente. En Suiza, en Bélgica, en Holanda, en Baviera, en Wurtemberg, en el Tirol sería acertado buscar el personal de nuestra inmigración. Serían también elementos muy apropiados para nuestro suelo, por sus condiciones fisiológicas y morales, los vascos, los irlandeses y los bretones, y quizá también los habitantes de los países escandinavos». Para el también psiquiatra López de Mesa, las características de la población colombiana se debían a razones de mezclas étnicas y con una influencia importante del medio ambiente. Independientemente de su teoría, llega a unos hallazgos similares a los de su colega Jiménez, resumidas en una población proclive a padecer de enfermedades infecciosas y degenerativas. Estas propiedades afectaban de una u otra forma el sistema nervioso produciendo manifestaciones comportamentales y cognitivas descritas como «tórnese irritable y con poca capacidad memorativa, la voluntad y el juicio. Surgen la pereza de acción y el abuso del chiste, que cuando es malévolo indica irritabilidad y cuando es, como entre nosotros, réplica en juego de palabras, pura desidia mental». Los conceptos de López de Mesa lo llevan a afirmar que el mestizaje en Colombia estaba «trastocando los valores supremos y que la alfabetización popular podría traer consigo peligros políticos»3. Los dos psiquiatras no solo estudiaron las características raciales de la población colombiana y su posible depuración sino que, por obvias razones de la época, apoyaron la formulación de leyes que restringieran el ingreso al país de personas con enfermedades mentales y neurológicas. Su doble filiación de reconocidos académicos y de políticos influyentes permitió que la corriente eugenista e higienista permeara las leyes de inmigración. Estos conceptos fueron discutidos y adoptados por Laureano Gómez, quien en su libro «Interrogantes sobre el progreso de Colombia» describe: «Nuestra raza proviene de la mezcla de españoles, de indios y de negros. Los dos últimos caudales de herencia son estigmas de completa inferioridad. Es en lo que hayamos podido heredar del espíritu español donde debemos buscar las líneas directrices del carácter colombiano contemporáneo» 4 . Tanto Jiménez López como López de Mesa no solo fueron personajes muy reconocidos y venerados en el mundo académico, sino que ostentaron cargos públicos importantes; el primero fue ministro de Gobierno en 1922, representante a la Cámara, Senador de la República, Presidente del Directorio Nacional Conservador y representante de Colombia ante la Asamblea de las Naciones Unidas en 1951, y el segundo fue ministro de Educación del gobierno del 62 REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):58-63 presidente Alfonso López Pumarejo y de Relaciones Exteriores del presidente Eduardo Santos Montejo. Tal parece que la política de inmigración no obedecía a tintes partidarios, ya que prestigiosos políticos tanto liberales como conservadores firman estas leyes y decretos; es el caso de Marco Fidel Suárez, Pedro Nel Ospina, Miguel Abadía Méndez, Dario Echandía, Alfonso López Pumarejo y Carlos Lleras Restrepo. De la eugenesia a la discriminación Charles Darwin estableció, con la teoría de la evolución, las primeras bases de la eugenesia, que significa nacer bien. Basado en su pensamiento el científico observa diferencias en la especie humana y llega a catalogarla con la siguiente descripción del libro «Selección natural y su afectación a las naciones civilizadas»: «Existe en las sociedades civilizadas un obstáculo importante para el incremento numérico de los hombres de cualidades superiores, sobre cuya gravedad insisten Grey y Galton, a saber: que los pobres y holgazanes, degradados también a veces por los vicios se casan de ordinario a edad temprana, mientras que los jóvenes prudentes y económicos, adornados casi siempre de otras virtudes, lo hacen tarde a fin de reunir recursos con que sostenerse y sostener a sus hijos. [...] Resulta así que los holgazanes, los degradados y, con frecuencia, viciosos tienden a multiplicarse en una proporción más rápida que los próvidos y en general virtuosos [...]. En la lucha perpetua por la existencia habría prevalecido la raza inferior y menos favorecida sobre la superior, y no en virtud de sus buenas cualidades, sino de sus graves defectos»5 (Darwin, 1961; Parte 1, Cap. V, p. 186). Otros destacados pensadores como Francis Galton, Alexander Graham Bell y George Bernard Shaw no solo aprobaban estas teorías, sino que consideraron prudente desarrollar proyectos para disminuir la frecuencia y la aparición de determinadas enfermedades en la población, bajo el concepto de eugenesia positiva. Aparecen así las leyes que prohibían que las personas se casaran y procrearan con aquellas que podrían tener alguna enfermedad como ceguera, sordera, epilepsia, demencia, etc. Los aportes dados desde la frenología y la antropometría permitieron el desarrollo agregado de las características étnicas o raciales, que el estudio de las ciencias sociales y psiquiátricas complementaron con características psíquicas específicas. Toda esta discusión y desarrollo científico permeaba el ámbito académico y fue penetrando los espacios políticos y legislativos. Se dio un siguiente paso hacia una política de eugenesia activa al iniciar las campañas masivas de esterilización en varios países europeos, Estados Unidos y Canada. Colombia, entre otros países latinoamericanos, no due ajena a esta discusión internacional, y vio la oportunidad no solo de poblar el territorio e incrementar la fuerza laboral calificada, sino de mejorar la raza. El devenir del nazismo y la segunda guerra mundial influyó en que las leyes colombianas de inmigración fueran cada vez más selectivas y discriminatorias. Ante la progresiva pérdida de los derechos civiles, la expropiación, la expatriación, la persecución y el asesinato masivo de los judíos durante el Tercer Reich, fue negligente la respuesta de la mayoría de los países en acoger a las víctimas 6. La legislación colombiana prohibía el visado a aquellas personas que hubiesen perdido su nacionalidad o sus derechos en los países de origen, y amenazaba a los extranjeros con la expulsión si cambiaban de profesión o de lugar de residencia. Además, los conceptos raciales de personajes como Luis López de Mesa no veían con agrado las uniones entre poblaciones indígenas y judías, «por lo semejantes que son en la índole de algunas de sus calidades inferiores, mimetismo moral y astucia, zalamería aparente y crueldad íntima»7. A pesar de la apertura a las inmigraciones, específicamente europeas, esta no se concretó como en otros países latinoamericanos, debido a la escasa promoción en las embajadas y consulados sobre esta política, y el temor arraigado de los comerciantes colombianos, que veían la posibilidad de ver menguada o perdida la propia capacidad laboral. En realidad se permitió ingreso a personas y familias seleccionadas, con profesiones definidas, con respaldo económico y con soportes de salud y buena conducta. Las hordas de posibles inmigrantes sin oficio, desempleados o rechazados por su sociedad, como en el caso de los judíos, no encontraron mayor aliento en las embajadas de Colombia7. Conclusiones Las enfermedades mentales y neurológicas han sido blanco de la discriminación y estigmatización en toda la historia. Los siglos xx y xxi no son la excepción, a pesar de los avances tecnológicos y científicos. Las corrientes médicas de la eugenesia y el higienismo a finales del siglo xix y principios del xx permearon no solo la academia, sino la política pública en Europa, Estados Unidos y América latina. La medicina se convirtió en garante de leyes que, con el propósito del mejoramiento de la raza y la obtención de mano de obra calificada, vulneraron los derechos civiles de personas con algún tipo de enfermedad mental o neurológica, y de paso cerraron las puertas a individuos que, por condiciones étnicas, no tuvieron posibilidad de una vida mejor o de escapar al holocausto como en el caso de los judíos. Colombia no fue ajena a esta corriente, y al menos dos ilustres psiquiatras dieron respaldo científico y académico a las leyes de inmigración en las primeras décadas de inmigración, que restringieron el ingreso de ciudadanos por condiciones de enfermedad neurológica o mental o étnicas. Hubo médicos que cuestionaron las posiciones de Jiménez y López de Mesa, pero no tuvieron la posibilidad de asumir cargos políticos importantes. Es el caso de Luis E. González, quien con su tesis en medicina sobre «La raza antioqueña es única y no está degenerada» controvierte las postulaciones de Jiménez8. Es al menos cuestionable desde la medicina, y más aún desde el derecho, si la restricción de movilidad internacional debió y deba estar limitada por condiciones de enfermedad. El papel de la medicina, y de la psiquiatría y la neurología en particular, debe además ser el respaldo, la veeduría y defensa de derechos ciudadanos y humanos, de sus pacientes, familias y comunidades. Sin embargo, se debe entender que las corrientes de eugenesia social, la genética y el higienismo estaban en su esplendor y que eran públicas, oficiales y legales, y que sus adeptos pensaban con convicción en el bienestar social. REV COLOMB PSIQUIAT. 2014;43(1):58-63 Los juicios de Núremberg y la creación de la Organización de las Naciones Unidas fueron el resultado de las atrocidades cometidas durante la segunda guerra mundial con la especie humana basadas en conceptos erróneos de la eugenesia. Sin duda los regímenes totalitarios y fascistas del siglo xx cargan con el peso histórico de los delitos de lesa humanidad cometidos; pero existe también una responsabilidad por acción u omisión de los gobiernos que, conociendo los hechos, actuaron a favor o en contra de las víctimas del conflicto. Cabe la reflexión sobre las discriminaciones étnicas existentes actualmente en Colombia, los estigmas regionales entre otros y cuestionarse sobre la real oportunidad que tiene el ciudadano colombiano de ejercer sus derechos constitucionales. No solo persiste en algunos ámbitos la discriminación racial, sino que la estigmatización por padecer algunas enfermedades aún permea la sociedad9-14. Finalmente, vale la pena meditar sobre el verdadero papel que tuvo Colombia durante la segunda guerra mundial, concebido como de neutralidad15. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. Conflicto de intereses Los autores declaran que no existe ningún conflicto de intereses. B I B L I O G R A F Í A 1. Alvarez R. Sir Francis Galton, padre de la eugenesia. 1.a ed. Madrid: Artes Gráficas Glavileño; 1985. 2. Charry JCA. Los intelectuales colombianos y el dilema de la construcción de la identidad nacional (1850-1930). European Review of Latin American and Caribbean Studies. 2011;90:55-77. 3. Mejía OW. Gestión migratoria laboral en Colombia a través de la historia. Un vistazo a partir de la normatividad. 11. 12. 13. 14. 15. 63 IV Congreso de la Red Internacional de Migración y Desarrollo, 2011. Gómez L. Interrogantes sobre el progreso de Colombia. 1.a ed. Bogotá: Minerva; 1928. Darwin C. Desarrollo de las facultades intelectuales y morales en los tiempos primitivos y civilizados. En: Darwin C. El origen del hombre. 4.a ed. Madrid: EDAF; 1986. p. 128-45. Weber L. The holocaust chronicle — a history in words and pictures. Lincolnwood; 2009. Hernández JA. Emigración judía en Colombia en los años 1930 y 1940. Un caso particular: los polacos. Pensam Cult. 2007;10:177-90. Gonzalez LE. La raza antioqueña es única y no está degenerada [tesis]. Medellín: Facultad de Medicina, Universidad de Antioquia; 1923. Sánchez LE, Arboleda FJ, Cardona GA, Córdoba SA, Ibáñez MP; Pérez IR, et al. Experiencias de estigma en personas con enfermedad mental y su impacto en la autoestima en Colombia. Universidad El Rosario. Uribe RM, Mora OM, Cortés RAC. Voces del estigma. Percepción de estigma en pacientes y familias con enfermedad mental. Universitas Médica. 2007;48:207-20. Carrizosa MJ. Estigma en epilepsia. IATREIA. 2009;22:246-5. Plan Subregional Andino de Reducción del Estigma y Discriminación a las Personas con VIH y a los Grupos de Población más Expuestos 2008-2012. Lima: Organismo Andino de Salud-Convenio Hipólito Unanue; 2009. Ley N.o 1482 de 2011. Esta ley tiene por objeto garantizar la protección de los derechos de una persona, grupo de personas, comunidad o pueblo, que son vulnerados a través de actos de racismo o discriminación. Vela JC. Racismo, clasismo, servilismo y discriminación social en Colombia. El Nuevo Bogotano, 16 de junio de 2012. Bushnell D. Colombia y la causa de los aliados en la segunda guerra mundial: la colaboración militar y económica con Estados Unidos, apenas produjo una declaración de beligerancia contra los países del Eje. Credencial Historia. 2005;67:128-36. PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Instrucciones para los autores OBJETIVOS La Revista Colombiana de Psiquiatría (RCP) es una publicación oficial de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, de carácter trimestral (marzo, junio, septiembre y diciembre) y su finalidad es difundir los distintos modelos de conocimiento que actualmente configuran el cuerpo teórico y práctico de nuestra especialidad. En ésta pueden participar psiquiatras, residentes de psiquiatría, médicos no psiquiatras, psicólogos, filósofos y otros profesionales de la salud o interesados en esta área. Publica, en español o en inglés, trabajos originales, artículos de revisión o de actualización, reportes de caso de todas las áreas de la psiquiatría y la salud mental, artículos de epistemología, filosofía de la mente y bioética y artículos sobre metodología de investigación y lectura crítica. CONTENIDO Y FORMA DE PRESENTACIÓN Idioma. Se publicarán artículos en español o en inglés. Editorial. El editorial es un comentario crítico, hecho con profundidad y preparado por el director, los editores asociados o personas con gran experiencia del tema tratado. Presentación del número. La presentación del número es un comentario escrito por el(los) editor(es) asociado(s) o editores invitados para que presenten los temas principales tratados en el número. Artículos originales. Los artículos originales presentan resultados inéditos de investigación cuantitativa o cualitativa; contienen toda la información relevante para que el lector que lo desee pueda repetir el trabajo, así como evaluar sus resultados y conclusiones. Estos artículos deben tener resumen en español e inglés cada uno hasta de 1.500 caracteres, introducción, materiales y métodos (cuando sea pertinente se informará tipo de diseño, lugar dónde se realizó, participantes, desenlaces principales e intervención), resultados, discusión, conclusiones, agradecimientos (si se requiere) y referencias. Extensión máxima: 7.500 palabras. Los artículos pueden contener hasta 5.000 palabras sin tener en cuenta las referencias, las tablas y las figuras. El total de tablas y figuras no debe exceder de 6. En este tipo de artículos es fundamental aclarar cuáles fueron las consideraciones éticas y si el estudio y el consentimiento informado (cuando sea necesario) fueron presentados y aprobados por el Comité de Ética de la Institución. Artículos de revisión. Los artículos de revisión son enviados a la RCP o solicitados por el director o los editores asociados a especialistas del área y tratan a fondo un determinado tema, esto es, con amplia bibliografía, análisis y comentarios acerca de trabajos de otros autores. Estos artículos deben tener un resumen en español e inglés cada uno hasta de 1.500 caracteres, planteamiento del problema o introducción, desarrollo del tema, discusión, conclusiones y referencias. Extensión máxima: 6.000 palabras. Los artículos pueden contener hasta 4.000 palabras sin tener en cuenta las referencias, las tablas y las figuras. El total de tablas y figuras no debe exceder de 5. Artículos de actualización. El artículo de actualización está destinado a poner al día la información sobre temas relevantes en psiquiatría y salud mental. Son menos completos que los artículos de revisión y se enfocan en los últimos hallazgos. Estos artículos deben tener resumen en español e inglés, cada uno hasta de 1.500 caracteres, planteamiento del problema o introducción, actualización del tema, discusión, conclusiones y referencias. Extensión máxima: 4.500 palabras. Los artículos pueden contener hasta 3.000 palabras sin tener en cuenta las referencias, las tablas y las figuras. El total de tablas y figuras no debe exceder de 4. Reporte de caso. El reporte de caso es la presentación de la experiencia profesional basada en el estudio de casos particulares que revistan interés para el profesional y en el cual se discuta el tema y las posibles aproximaciones futuras. En general, los reportes de caso sugieren nuevas aproximaciones terapéuticas e hipótesis. Estos artículos deben tener, como mínimo, resumen en español e inglés (hasta de 1.500 caracteres), introducción, presentación del caso, breve revisión del tema, discusión, conclusiones y referencias. Extensión máxima: 2.400 palabras. Deben contener hasta 1.200 palabras, pero se exceptúan las referencias, las tablas y las figuras. Es necesario escribir un párrafo con consideraciones éticas y con las precauciones que se tuvieron para proteger la confidencialidad del(a) paciente. Sección de Epistemología, filosofía de la mente y bioética. Con el fin de suscitar controversia y grupos de discusión, esta sección presenta, de manera educativa y crítica, artículos sobre los temas referidos. Éstos deben tener máximo 4.500 palabras de extensión. Sección de Metodología de investigación y lectura crítica. Esta sección presenta, de una manera educativa y crítica, artículos sobre los temas referidos e ideas sobre protocolos de investigación, que susciten controversia y grupos de discusión. Los artículos deben tener máximo 3.600 palabras de extensión. Agenda. La «Agenda» divulga eventos o hechos de contenido de interés para el área, actividades de la Asociación Colombiana de Psiquiatría o de otras asociaciones. CÓMO ENVIAR MATERIAL A LA RCP Modo de envío, requerimientos y forma de evaluación. Los autores enviarán sus trabajos por vía electrónica, a través del Elsevier Editorial System (EES), en la dirección: http://ees. elsevier.com/rcp, donde se encuentra toda la información necesaria para realizar el envío. La utilización de este recurso permite seguir el estado del manuscrito en el proceso editorial directamente a través de esta página web. El texto del manuscrito (salvo la página del título), el resumen y las palabras clave, las referencias, las tablas y sus leyendas, y los pies de figuras se incluirán en un único fichero. El manuscrito debe acompañarse de una carta de presentación redactada en la sección attach files del EES. La página del título y cada una de las figuras, si las hubiera, se enviarán en ficheros separados. Todos estos documentos se grabarán en la sección attach files del EES. Consulte las instrucciones generales de uso del EES en su tutorial para autores: http://elsevier6.custhelp.com/app/ answers/detail/p/7923/a_id/732. Los manuscritos deben ajustarse a los Requisitos uniformes para los manuscritos enviados a revistas biomédicas, del Grupo de Vancouver (1997). Todas las contribuciones serán evaluadas por dos revisores anónimos del Comité Editorial, que determinarán la calidad científica del material, la originalidad, la validez, la importancia del trabajo y la adaptación a las normas de publicación de la RCP. Dicho Comité comunicará su aceptación provisional o su no aceptación para publicación, así como las posibles modificaciones sugeridas en un plazo máximo de tres meses a partir de su recepción. La redacción se reserva el derecho de suprimir ilustraciones y alterar el texto sin que ello modifique el contenido. Cada uno de los autores principales recibirá tres ejemplares de la Revista. Carta de presentación. El artículo debe ir acompañado de una carta firmada por el autor principal y por los demás autores, en la cual se manifieste la revisión y aprobación del material por todos ellos. La carta debe especificar si el material ha sido o no publicado en otros lugares, así como el nombre, la dirección, el teléfono y el correo electrónico de la persona a la cual se debe dirigir la correspondencia. En caso de haber sido parcialmente o totalmente publicado en otro medio se requiere la aprobación, por escrito de los editores, para ser publicado en la RCP. Los conceptos de los trabajos son de total responsabilidad de los autores. Ni la Asociación Colombiana de Psiquiatría ni la Revista Colombiana de Psiquiatría se responsabilizan por tales conceptos emitidos. Una vez aceptado para publicación, el artículo admitido es de propiedad de la ACP y su reproducción física o por medios digitales deberá ser convenientemente autorizada por el director, por los editores asociados de la RCP y por el coordinador de publicaciones de la ACP. Antes de la publicación, los autores deben informar si hay una relación (filiación, financiación) entre ellos y alguna institución pública o privada, que pudiera derivar en conflictos de intereses. Los autores aceptan la responsabilidad definida por el Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (N Engl J Med. 1997:336(4):309-15) y las recomendaciones sobre investigación clínica. Cuando se informe sobre experimentos en humanos es indispensable tener la aprobación del comité de ética de la institución donde se realizó el estudio y el desarrollo de éste debe seguir los lineamientos expuestos por la Declaración de Helsinki de 1964 y sus posteriores enmiendas, que se pueden encontrar en http://www.wma.net/s/ethicsunit/helsinki.htm. En los artículos originales y reportes de caso no se deben mencionar los nombres de los pacientes, ni sus iniciales, ni los números de historia clínica, ni cualquier dato que permita su identificación. Los experimentos clínicos deben estar registrados en alguna base pública para ello (Clinical Trials: http:// www.clinicaltrials.gov; International Clinical Trials Registry Platform [ICTRP]: http://www.who.int/ictrp/en/;LatinRec). Finalmente, en caso de estudios con animales, se deben añadir las consideraciones sobre investigación en éstos (si existe o no comité de investigación en animales, los cuidados que se tuvieron con estos, etc.). Preparación del manuscrito. Los artículos deben ser mecanografiados en espacio doble (esto incluye tablas de referencias), con márgenes (laterales, superiores e inferiores) de mínimo 2,5 cm en todas las páginas. Todas deben estar numeradas. En la primera página debe aparecer: (a) título; (b) nombres y apellidos de los autores con sus grados académicos más importantes y su afiliación institucional acompañada de la respectiva dirección (los nombres serán publicados en el orden y manera que fueron enviados); (c) indicación del autor responsable de la correspondencia; (d) un título abreviado (titulillo) que no exceda los cuarenta caracteres; (e) si el artículo recibió ayuda o auxilio de alguna agencia de financiación; (f) si el artículo se basa en una tesis académica, se debe indicar el título, el año y la institución donde fue presentado; (g) si el trabajo fue presentado en reunión científica, se debe indicar el nombre del evento, el lugar y la fecha, y (h) si alguno de los autores tiene conflicto de interés en el tema expuesto en el artículo por ser ponente o speaker del laboratorio, trabaja como asesor, consultor o comité de algún laboratorio. La segunda página debe presentar un resumen (en español y en inglés) estructurado, con una extensión no superior a 1.500 caracteres y con una lista de máximo cinco palabras clave (en español y en inglés). Éstas últimas deben correspon- der a las propuestas en la lista de los Descriptores en Ciencias de las Salud (DeCS), de BIREME (disponible en http://decs.bvs. br/E/homepagee.htm) y a las keywords indexadas en el Medical Subject Headings (MeSH) del Index Medicus (disponible en http://www.nlm.nih.gov/mesh/). El resumen indicará los objetivos del trabajo, los procedimientos básicos utilizados (métodos), los resultados principales (aquí se presentan datos específicos y su significación estadística, si es el caso) y las conclusiones principales. Las tablas y las figuras (gráficas, fotografías, dibujos o esquemas) deben aclarar o aportar al texto, no duplicar el contenido. En términos generales, se recomienda un máximo de seis. Cada una debe tener un título en la parte superior y si es el caso anotaciones en la parte inferior. Deben clasificarse (números arábigos) de acuerdo con el orden de aparición en el texto y sitio de inclusión. Algunas requieren permiso del editor y el crédito respectivo a la publicación original. Estas tablas y figuras deben ser enviadas en archivos y hojas independientes. Las referencias en el texto, en subtítulos y en figuras deben ser enumeradas consecutivamente en el orden en que aparecen en el texto. Se utilizarán para ello números arábigos (números índices) dentro de paréntesis. Respecto a las abreviaturas, serán indicadas en el texto en el momento de su primera utilización. Posteriormente se seguirá utilizando únicamente la abreviatura. Los agradecimientos deben ser concisos, directos y dirigidos a personas o instituciones que contribuyen sustancialmente al artículo. Deben ir antes de las referencias bibliográficas. Las referencias bibliográficas se insertan en el texto y se numeran consecutivamente siguiendo el orden en que se mencionan por primera vez. El estilo y la puntuación de las referencias sigue el formato que recomienda Requisitos uniformes, citados anteriormente. Las abreviaturas de las revistas deben estar conformes con el estilo utilizado en el Index Medicus. Aun cuando todo depende del artículo en general, se aconseja la inclusión de hasta cuarenta referencias bibliográficas para artículos originales, sesenta para artículos de revisión, cuarenta para artículos de actualización, quince para reportes de caso y doce para las secciones de «Epistemología, filosofía de la mente y bioética», «Metodología de investigación y lectura crítica». La exactitud de las referencias bibliográficas es de responsabilidad de los autores. La lista de las referencias debe seguir el modelo de los ejemplos citados a continuación: 1. Artículos de publicaciones periódicas (un autor): Streiner DL. Thinking small: research designs appropriate for clinical practice. Can J Psychiatr. 1998;43(7):737-41. 2. Artículos de publicaciones periódicas (dos a seis autores): enumere todos los autores: Vega KJ, Pina I, Krevsky B. Heart 3. 4. 5. 6. 7. transplantation is associated with an increased risk for pancreatobiliary disease. Ann Inter Med. 1996;124:980-3. Artículos de publicaciones periódicas (más de seis autores): enumere los primeros seis autores seguido por et al. Ramos A, Fraga S, Krieger M, Jardim S, Curi R, Ferreira F, et al. Aspectos psiquiátricos da intoxicacao ocupacional pelo mercúrio metálico: relato de un caso clínico. Rev Bras Psiquiatr. 1998;20:200-6. Artículos sin nombre del autor: Cancer in South Africa (editorial). S Afr Med J. 1994;84:15. Libros: Reichel-Dolmatoff G, Desana P. Simbolismo en los indios tukano del Vaupés. 2 ed. Bogotá (Colombia): Nueva Biblioteca Colombiana de Cultura; 1986. Capítulos del libro: Kessler HH. Concepto de rehabilitación. En: González R. Rehabilitación Médica. Barcelona (España): Masson S. A.; 1997. p. 1-5. Libros en que los editores son autores Norman IJ, Redfern SJ, editors. Mental health care for elderly people. New York: Churchill Livingstone; 1996. Otros tipos de referencia deberán seguir las indicaciones dadas en el documento del International Committee of Medical Journal Editors (Grupo de Vancouver), disponible en internet en http://www.icmje.org. El autor debe enviar los datos de correspondencia: la dirección de su oficina o consultorio y la dirección electrónica. Si son varios autores, sólo es necesario enviar los datos de uno de ellos. Anualmente la RCP ofrece a los autores, como estímulo a su participación, los premios (mención de honor y reconocimiento en dinero o especie) Héctor Ortega Arbeláez, al mejor artículo publicado por un profesional en el área de la salud, y Humberto Rosselli Quijano, al mejor artículo publicado por un residente de psiquiatría y el premio al mejor artículo no original. El jurado calificador está integrado por un miembro del Comité Científico de la ACP, un miembro del Comité Editorial y el director de la Revista o su delegado. Estos premios serán entregados en el marco del Congreso de nuestra asociación. El director y el Comité Editorial de la RCP invitan a los colegas y otros profesionales a participar y permitir así el desarrollo y crecimiento de la Revista. Consideraciones éticas. Las opiniones expresadas en los artículos firmados son de los autores y no coinciden necesariamente con las de los editores de la Revista Colombiana de Psiquiatría. Las sugerencias diagnósticas o terapéuticas, como elección de productos, dosificación y método de empleo, corresponden a la experiencia y al criterio de los autores. Todos los textos incluidos en la Revista Colombiana de Psiquiatría están protegidos por derechos de autor. Conforme a la ley, está prohibida su reproducción por cualquier medio mecánico o electrónico, sin permiso escrito del autor.