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CONTEXTO HISTÓRICO, CULTURAL Y FILOSÓFICO. ORTEGA Y GASSET.
Ortega y Gasset desarrolló su filosofía en la primera mitad del s.XX. Desde el punto de vista histórico-político,
vive la Restauración Borbónica. Alfonso XXII da continuidad desde 1902 a un sistema político separado de la
sociedad que dice gobernar. Síntoma de la crisis del momento es el “Desastre del 98” con la pérdida de las
últimas colonias en Cuba, Puerto Rico y Filipinas (1898). La situación socioeconómica a principios del s.XX
también muestra la inoperancia política: La economía española estaba atrasada con respecto de Europa, la
agricultura había entrado en crisis, la esperanza de vida era de 34 años, altísima mortalidad infantil y
analfabetismo del 64 por ciento. La escasa industria se concentraba en el País Vasco y Cataluña, mientras el
70 por ciento de la población vive en el campo en condiciones míseras. La única salida es la emigración. La
situación de crisis creada tras la Primera Guerra Mundial abonará el campo de los totalitarismos. Es el miedo
que trasluce Ortega en “El tema de nuestro tiempo”, conocedor de las consecuencias de la Revolución rusa y
la llegada al gobierno italiano del fascismo. En España, un mes después de la publicación de esta obra, se
produce el golpe de Estado de Primo de Rivera (1923). Son de especial influencia en la vida y obra de Ortega la
aparición de la Segunda República, en la que él participó, que trató de impulsar la definitiva regeneración de
España, pero fue un régimen inestable debido en gran parte a los problemas políticos y sociales acumulados
en el régimen anterior. Como consecuencia de ello se produce una honda división entre los españoles, que
lleva a la Guerra Civil (1936-1939) continuada por la dictadura del general Franco.
Desde el punto de vista cultural, todo este periodo de crisis socio-política dio lugar a un renacimiento cultural
en España que se mantuvo hasta la guerra civil. Los intelectuales del momento, frustrados y desencantados
por el deterioro político y económico, intentaron analizar de manera objetiva el problema de la decadencia de
España y promover su regeneración. Ortega coincidió con este movimiento regeneracionista en que la
situación de España debía ser renovada y que esta superación solo podía realizarse acercando España a
Europa. Ortega coincidió con las generaciones del 98 (Unamuno, Pio Baroja, Valle Inclán, A. Machado… ), la
del catorce y del 27 ( García Lorca,
), que dieron lugar a figuras de gran renombre en literatura,
historia, filosofía, medicina, etc. La profunda reflexión de estos grupos sobre España y su atraso respecto de
Europa dio lugar a una intensa renovación cultural que ha llegado a denominarse Edad de Plata de la cultura
española. Dentro de este movimiento renovador hay que situar la editorial Revista de Occidente, fundada por
Ortega en 1923. En ella publicó estudios sobre el pensamiento de importantes autores europeos, que acercó
la vida intelectual europea al estudioso español y lo sacó de su aislamiento.
Desde el punto de vista filosófico, serán de especial influencia en Ortega: 1) El neokantismo, que conocerá en
Alemania con Nastorp y Cohen, aunque no siguió la línea de su pensamiento por participar del idealismo, al
que considera causa de la crisis de la modernidad; 2) El vitalismo de Nietzsche, del que asumirá su concepción
perspectivista de la verdad y la defensa de los valores vitales, aunque siempre evitando su irracionalismo y
relativismo. Al vitalismo Nietzscheano Ortega enfrentará su raciovitalismo; 3) El historicismo, del que la
influencia de Dilthey fue decisiva en su concepto de razón vital e histórica: el hombre es incomprensible fuera
de su vida e historia; 4) La fenomenología de Husserl, del que recibió la preocupación por hacer que la
filosofía descansara en un fundamento firme descubierto a partir de una reflexión independiente, aunque
para la fenomenología dicha realidad radical será la conciencia y para Ortega la vida; 5) El existencialismo. La
descripción orteguiana de las categorías de la vida es muy cercana al análisis que Heidegger hace de la
existencia humana. También comparte con el existencialista Sartre la idea de que el hombre carece de
naturaleza, puesto que se va haciendo. Aunque no participa del nihilismo y angustia vital presentes en estos
autores, sino que propone una afirmación positiva de la vida, idea que manifiesta en “El tema de nuestro
tiempo”.