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Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. Congreso de Antropología Rural Tilcara, Jujuy 3, 4 y 5 marzo 2004 Grupo temático. G.3. Organizaciones Rurales: Corporaciones, asociaciones, ongs. La comunidad rural y la política lugareña. Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. AUTORES: Lic. Ana Murgida <animurgida@yahoo.com.ar. >, Lic. Mariana Gasparotto <mgasparo@filo.uba.ar>, Dra. Claudia E. Natenzon <natenzon@filo.uba.ar> PIRNA - Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Puán 480 - 4º piso, 1406 Buenos Aires, Argentina; (54 11) 4432-0121; (54 11) 4432-0606 - int.169. Resumen En el marco del Programa de Manejo Integrado de la Cuenca del Río Iruya (Proyecto PEA Nº 58 Código PNUMA 2209, Programa Estratégico de Acción para la Cuenca Binacional del Río Bermejo) se elaboró el diagnóstico y la evaluación del riesgo ambiental del pueblo de Iruya, Provincia de Salta, República Argentina, a partir de los cuales se definieron las bases de un sistema participativo de alerta temprana (SPAT). En esta oportunidad se reflexionará sobre aspectos de la percepción del riesgo de los habitantes y la gestión del mismo llevada adelante por agentes externos a la sociedad local. Para ello se presenta la modalidad de trabajo llevada adelante por el equipo PIRNA - Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente-. El trabajo de campo fue central durante el proceso de construcción de conocimiento. Se realizó una permanente interconsulta entre los investigadores y los diferentes actores de Iruya, Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. aplicando metodologías participativas en talleres, y utilizando múltiples técnicas cualicuantitativas: entrevistas, mapas mentales, elaboración de cartografía temática, observación directa, relevamiento de estadísticas locales. Se logró caracterizar la peligrosidad percibida por los habitantes de Iruya, la distribución de bienes y personas expuestos al peligro geohidrológico; la vulnerabilidad y los aspectos socioeconómicos y culturales de la sociedad a través de una reflexión colectiva que permitió sentar las bases del SPAT. Palabras clave participación - percepción del riesgo – alerta temprano – Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. Introducción Entre los meses de diciembre de 2002 y julio de 2003 trabajamos para elaborar un diagnóstico socio-territorial que sirva de base para el diseño de un sistema participativo de alerta temprana (SPAT) en el marco de un proceso de gestión del riesgo en el pueblo de Iruya y de desarrollo sostenible en cuencas hídricas desde el Programa de Manejo Integrado del Río Iruya. Inicialmente adelantaremos que el enfoque escogido es el antropológico y que la reflexión estuvo presente en todo el proceso. En el diagnóstico confluyen los saberes específicos disciplinares de la geografía y la antropología con el saber de la sociedad local en torno de un proceso de gestión del riesgo. Este trabajo está construido sobre la noción de riesgo. Ciertamente cuando se lo refiere se está introduciendo la idea de calculabilidad, y planteando la posibilidad de quedar expuesto a algún tipo de suceso catastrófico1 (crisis sociales, eventos naturales, accidentes tecnológicos, etc.). La noción de riesgo es una construcción social, en la que confluyen múltiples dimensiones asociadas a las formas de conocimiento particulares: por un lado aquellas correspondientes a las lógicas de las sociedades locales y aquellas vinculadas a paradigmas científico - técnicos formales. Los distintos eventos naturales y sociales son clasificados y jerarquizados colectivamente de diferentes formas de acuerdo con el contexto socio-histórico particular. Por ello al indagar en las representaciones y prácticas sociales se puede interpretar la lógica local de construcción de lo peligroso, la significación que posee; las conductas para afrontarlo y las medidas de mitigación tradicionales (Turner, 1967, 1974; Maskrey, 1994). En el ámbito de la gestión, el problema de su reconocimiento y su puesta en discusión implica el entrecruzamiento de distintos campos sociales, culturales, políticos y económicos. En cualquier escala y fase implica trabajar con problemas complejos, que requieren una respuesta urgente desde el ámbito político, en los que intervienen múltiples actores con diferentes lógicas, intereses y conflictos (Funtowicz y Ravetz, 1993). 1 La catástrofe es el riesgo hecho acto, el fenómeno que pone en acción el potencial peligroso inherente a toda sociedad (Lavell, 1996; Natenzon et. al., 2003). Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. Por lo general el debate sobre los niveles aceptables de riesgo suele abrirse posteriormente a situaciones catastróficas, como una necesidad de resolver el problema luego de la fase de rehabilitación (recomposición de los daños ocasionados por la ocurrencia del fenómeno). Se trabaja sobre la historia reciente proyectando hacia un futuro pero, la mayoría de las veces, los intervalos de recurrencia del fenómeno -cuya duración puede ser imprevisible- contribuyen a relegar el tema frente a nuevas coyunturas de la más diversa índole. De lo anterior se desprende que la gestión del riesgo suele concentrarse en la emergencia y rehabilitación frente a las catástrofes, quedando así relegada una fase crucial: la prevención. En el desarrollo de ésta última, se apunta a evitar que el peligro se materialice y se diseñan las bases de la acción a ejecutar durante la emergencia y rehabilitación en caso de ocurrencia de una catástrofe. La prevención concebida participativamente tendrá efectos directos en una atenuación de los impactos que genere el fenómeno peligroso. En el caso del diagnóstico llevado adelante en Iruya, trabajamos en la fase de prevención a partir de las dimensiones básicas del riesgo: la vulnerabilidad social (cultural, institucional, socioeconómica), la peligrosidad (fenómenos que causan daños), la exposición de bienes y personas, y la incertidumbre emergente de los aspectos desconocidos del problema (Natenzon, 1995). Iruya: breve descripción El pueblo de Iruya es la capital de Municipio de Iruya, en el Departamento del mismo nombre, Provincia de Salta, República Argentina. Se encuentra emplazado en el ámbito de la Cordillera Oriental y las Sierras Subandinas en el Noroeste Argentino y pertenece a la cuenca alta del Río Bermejo. Está asentada sobre un abanico aluvial, entre paredes casi verticales del relieve circundante y los cauces de los ríos Colanzulí y el Milmahuasi, con una superficie de aproximadamente 300 por 800 metros. Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. En la actualidad Iruya tiene 1.4542 habitantes, cifra que muestra un incremento significativo en contraste con años anteriores: 199 habitantes en 1980; 585 en 19913. Este aumento de población originó un consecuente proceso de expansión urbana, visible en el gran aumento de viviendas y comercios producido en los últimos 10 años, y en el rápido desarrollo de un asentamiento nuevo en el abanico aluvial ubicado frente al pueblo, cruzando el río Colanzulí. Según lo relevado por agentes sanitarios, en 1991 existían 272 viviendas (45% habitadas), y, hoy en día alcanzan las 374, de las cuales está habitado el 65% (236 viviendas y 272 familias)4. ¿Qué es el Programa de Manejo Integrado del Río Iruya? El Programa de Manejo Integrado de la Cuenca del Río Iruya (Promi Iruya) forma parte del Programa Estratégico de Acción para la Cuenca Binacional del Río Bermejo (PEA). El PEA cuenta con la asistencia financiera del Fondo Mundial para el Medio Ambiente, siendo el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente la agencia de implementación y la Organización de los Estados Americanos y la Comisión Binacional para el Desarrollo de la Alta Cuenca del Río Bermejo y el Río Grande de Tarija las agencias de ejecución regional y binacional respectivamente. El PEA es una de los tantas experiencias que se están llevando adelante en distintas partes del mundo a fin de evaluar la forma en que el manejo sustentable de cuencas aporta a una mejora en el medio ambiente global. El Promi Iruya tiene varias componentes que trabajan sobre distintos aspectos: conservación de recursos naturales (producción), educación ambiental (gestión de residuos y forestación), ordenamiento territorial, control de la erosión. Todas las componentes se encuentran relacionadas con la aspiración de que los resultados de cada una constituyan insumos para las restantes. Las diversas componentes constituyeron así un mapa de múltiples voces y disciplinas (ingenieros civiles, agrónomos y en recursos naturales; geógrafos, antropólogos; historiadores; docentes; geólogos; miembros de las instituciones locales). Dicha combinación de especialistas portadores de saberes e intereses (a veces diferentes) resultó en un difícil pero interesante 2 3 Información del Programa de Atención Primaria de Salud de Iruya, 2003 Censos nacionales de población (Indec, 1980 y 1991). Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. debate acerca de los objetivos y las metodologías de acción en campo las reuniones de discusión. En este marco, la actividad desarrollada por nuestro equipo formó parte de la componente de ordenamiento territorial y consistió en la realización de un diagnóstico socio-territorial del riesgo ambiental del Pueblo de Iruya. El principal objetivo fue la realización del diagnóstico y el diseño de las bases para un Sistema Participativo de Alerta Temprana (SPAT) como elementos constitutivos del proceso de gestión del riesgo. Modalidad de trabajo. Participación Con la modalidad de trabajo desarrollada para el diagnóstico socio-territorial de Iruya intentamos fusionar los modos de conocimiento científicos y técnicos con los saberes tradicionales de la población local. Más allá de los objetivos específicos de la actividad que nos fue asignada nos motivó la posibilidad de operar sobre la realidad, de hacer algún aporte concreto aún cuando nos encontrabamos en la etapa de diagnóstico. Al trabajar desde la reflexividad logramos generar una interacción que permitió re-jerarquizar valores locales, pensar e instalar el tema del riesgo desde los patrones y las preocupaciones locales. Nuestro trabajo se caracterizó por una constante interconsulta y la constitución de espacios participativos, en los cuales se explicitaron los objetivos y los alcances a fin de no alentar falsas expectativas. Para establecer la interconsulta se aplicaron técnicas de trabajo de campo de corte antropológico, propendiendo a la interpretación de los principios y patrones culturales de sociabilidad e interacción dentro de la sociedad local en la cual se busca desarrollar programas de prevención de desastres. La idea ha sido comprender las normas de sociabilidad y las modalidades de comunicación locales en función del diseño de las bases para el SPAT Sistema Participativo de Alerta Temprana. En este sentido, las entrevistas en profundidad, la observación y la participación han permitido desarrollar el trabajo reflexivo entre quienes intervienen en el acto de comunicación. Su 4 Información del Programa de Atención Primaria de Salud de Iruya, 2003. Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. complemento fue la aplicación de técnicas de discusión colectivas y grupales, acerca de los peligros existentes y las maneras de mitigar los efectos no deseados derivados de las prácticas locales. La construcción de mapas mentales fue realizada a través de diversas actividades. En uno de los talleres se conjugó la interacción entre los diversos actores sociales involucrados y se hicieron representaciones gráficas de lugares identificados con peligrosidad derivada de procesos naturales y de actividades humanas. Luego, se interpretó conjuntamente con los autores el material tendiendo a la comprensión de la percepción local de la peligrosidad y del riesgo. Las estadías prolongadas en terreno favorecieron interacciones directas con los actores sociales locales. La fluidez que implica el contacto cotidiano permitió ajustar la comprensión mutua. Paulatinamente se hicieron evidentes las representaciones y prácticas sobre las que los actores sociales involucrados construyen los conceptos de riesgo, peligrosidad y prevención. La gestión de riesgo requiere en definitiva de una participación real de la sociedad local en cuestión. Todo el saber de los expertos no puede en modo alguno suplir aquel que corresponde a la población local, ni tampoco una receta externa bajada desde un escritorio puede garantizar el compromiso de quienes luego deberán llevarla a la práctica. En este sentido es que una de las nociones centrales a toda gestión que tenga intervención en la vida pública requiere de la construcción de espacios participativos. La constitución de instancias participativas cobra relevancia a la hora de influir en la confección de la agenda pública, esto es, lograr que las necesidades de la sociedad local tengan la atención de las autoridades gubernamentales. Por ello, ante la decisión de implementar planes para la prevención de desastres, viables y sostenibles; uno de los objetivos deberá ser potenciar y ampliar el control de los actores sociales sobre las decisiones que afectan sus propias vidas. Es posible identificar distintas formas en las que un proyecto de desarrollo o investigación establece vinculaciones con los actores sociales externos a su producción. En muchos casos se los toma como meros informantes o mano de obra barata (por ejemplo, albañiles para construcción de obras o maestros como difusores de información), perdiendo la posibilidad de Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. establecer una interacción reflexiva con ellos en tanto actores sociales involucrados portadores de un saber legítimo. El amplio espectro de acciones “participativas” pueden ir desde la información al público hasta el dirigismo y/o clientelismo para imponer ideas dentro de las comunidades en lugar de generar procesos endógenos de “empoderamiento” de la sociedad local. En este sentido, recuperamos la participación como una de las formas de construir nuevos conocimientos y de producción del espacio público. En ella confluyen diferentes actores sociales que intercambian discursos y saberes, populares y expertos, en torno de preocupaciones locales. En su ejercicio se incluye la participación de expertos (científicos y técnicos) pertenecientes a dicha población y externos a ella, quienes deben comprender la lógica local y adecuarse a ella al momento de operativizar planes de acción. Por supuesto que este trabajo implica un proceso comunicativo particular en el cual, tanto los portadores del saber experto como aquellos del saber popular son al mismo tiempo emisores y receptores que ajustan su discurso con cada reunión de trabajo, retroalimentando sus saberes y experiencias Para que un sistema participativo de alerta temprana sea viable es necesario articular diferentes elementos dentro del ciclo que compone una situación de desastre. El ciclo de desastre incluye diferentes fases o momentos que atraviesa una población radicada en un zona de riesgo: prevención; asistencia (emergencia) y rehabilitación; rehabilitación y reconstrucción. Una vez que los riesgos son reconocidos y que la población sufre impactos -de cualquier tenorsobre sus vidas o sus bienes materiales, queda impuesta una dinámica diferente en la concepción espacio-temporal local. Su impronta va quedando lentamente inscripta en las prácticas y representaciones. Las experiencias colectivas, la memoria de los acontecimientos peligrosos pasados, ayudan a otorgar sentido a la tarea en la que se les propone involucrarse. Percepción del riesgo e identificación de peligros Hablar de riesgo implica su definición y jerarquización valorativa. De este modo, la valoración de situaciones como riesgosas es el nexo entre la percepción y la acción que se manifiesta en el sentido otorgado a las consecuencias dañinas que puede tener un suceso, actividad o Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. elemento material (peligro). Esto responde no sólo a la probabilidad percibida de fatalidad, sino que también depende de las creencias y acciones de los agentes implicados; y, complementariamente, todo riesgo percibido es un riesgo real por sus consecuencias (Shrader – Frechette, 1997). Tener en cuenta la percepción social local en los procesos de gestión del riesgo tiene relevancia porque establece directamente un vínculo entre las necesidades surgidas de los procesos sociales particulares y las políticas a ejecutar para mitigarlos. Si bien el trabajo específico que realizamos se focalizaba sobre un peligro en particular (el hidrogeológico), al preguntar a la gente sobre la percepción del riesgo en general ella colocó el énfasis en otras cuestiones y peligrosidades consideradas problemáticas. De esta manera, desde el principio del trabajo de campo encontramos diferencias entre quienes solicitaron el trabajo y las necesidades o preocupaciones locales. (Renn 1992, Douglas: 1985:154, Graham y Wiener: 1995) En el caso sobre el que estamos reflexionando encontramos que uno de los fenómenos peligrosos reconocido por las autoridades provinciales, las del Promi Iruya y la sociedad local, es el de los torrentes de lodo y piedras -denominados localmente como "volcanes"5característicos del comportamiento estacional de los ríos que rodean al pueblo. Con anterioridad al trabajo de campo en el pueblo de Iruya habíamos recabado información entre científicos y técnicos del Promi Iruya que habían estado en el lugar. La interpretación que transmitieron era que los habitantes no estaban preocupados por la situación de riesgo que ellos como expertos sí podían detectar. Una vez en el terreno, al preguntar por qué es peligroso el volcán, recibimos en general la misma respuesta: “Porque la erosión se lleva muchas partes del pueblo y cada vez se hace más chiquito y hay mucho peligro con la gente que está en la orilla.” (Varón, 15 años). De esta forma comprobamos que los volcanes también son reconocidos como peligrosos por la población de Iruya. Los habitantes nos han comentado y mostrado los efectos destructivos del volcán: derrumbes de terrenos cercanos al cauce de los ríos con las consecuentes pérdidas materiales y de vidas humanas. La propietaria de un hospedaje nos invitó a su casa y nos hizo 5 La denominación volcanes alude al sonido estruendoso y a las vibraciones del terreno cuando las rocas y el lodo bajan por el cauce de los ríos. Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. notar que las marcas irregulares del borde del jardín obedecían los derrumbes que provocó el golpe del río. La atribución de peligrosidad queda expuesta a través de las prácticas y representaciones sociales. Los indicadores aparecen en referencias que los habitantes hacen en sus relatos sobre accidentes asociados a los torrentes de barro y a los derrumbes que marcan hitos en la configuración del pueblo: terrenos con viviendas o destinados a la producción agropecuaria que se han caído (lo que se evidencia notablemente al comparar fotos de la década del ’70 y la situación actual), accidentes de personas que se las ha “llevado” el volcán, personas sepultadas por derrumbes, etc. En una oportunidad “El volcán arruinó el camino y la acequia, y el intendente nunca la arregló.” (Mujer, 30 años). El camino que se menciona es el único existente para acceder al pueblo y en varias oportunidades quedó inutilizado. En una de ellas el problema fue sentido como más grave porque se produjo en la entrada del pueblo. Este acontecimiento fue señalado en reiteradas ocasiones, es un hito que quedó en la memoria del pueblo porque agudizó la situación de aislamiento que normalmente experimentan los pueblos de la zona. Pero la escasa comunicación en este tipo de situaciones críticas se transforma en incomunicación y en una mayor sensación de indefensión. En las distintas entrevistas se advierte que la población percibe los riesgos y reclama al municipio por su falta de actuación con respecto al problema. En el caso del Barrio Villa El Campo (enfrente de Iruya) el volcán impide el cruce del río Colanzulí: “En el verano cuando llueve mucho es problema, no se puede entrar ni salir. El volcán cava mucho el río.” (Mujer, 56 años, Barrio Villa El Campo). Este riesgo pasa a ser parte de la vida cotidiana por cuanto el tráfico peatonal a través del río es intenso. La zona central de Iruya es el foco de actividades sociales, comerciales y administrativas tanto para los adultos como para los niños. Si bien no hay registros oficiales las prácticas de relato de historias orales y los registros audiovisuales demuestran que se trata de un suceso relevante en la vida de los iruyanos. No sólo se mantiene esta memoria de eventos catastróficos de carácter natural como una simple narración de acontecimientos extraordinarios, sino que forman parte de las experiencias y del sentido práctico desde el cual afrontan este fenómeno peligroso. Esto constituye una validación Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. constante del saber local y forma parte de los relatos para “impresionar” a los forasteros. Estos acontecimientos se mantienen vivos en la memoria de la sociedad local. Los habitantes que disponen de los medios audiovisuales necesarios han registrado el fenómeno. En general la filmación responde solamente al registro del evento extraordinario, pero algunos autores de videos caseros filman con el objetivo de registrar y analizar el comportamiento del volcán. A partir de la observación directa de los volcanes ocurridos y grabados6 pueden describir su dinámica. Tener en cuenta estas fuentes de información sería crucial para el diseño de las obras de ingeniería para el control de la erosión, que constituyen una de las componentes del Promi Iruya. Los habitantes utilizaron estos videos para validar su posición crítica de las obras realizadas delante de la coordinadora del Promi Iruya. De este modo intentaron (infructuosamente) abrir la discusión local a los “expertos”. Algunos pobladores sostienen que en cuanto llueva (hace dos años que hay sequía) las obras colapsarán como las anteriores. A finales de la década del noventa, comentaba un poblador, el volcán “...levantó las defensas desde abajo, luego las arrastró y las rompió; ven?: en la playa quedan los resto ...”. No sólo en Iruya sino en general, las obras de ingeniería se realizan para impedir o controlar ciertos fenómenos y son diseñadas para soportar como máximo un nuevo evento cuya probabilidad de ocurrencia se considera lo suficientemente baja. Esto no quita que la ocurrencia fuera de lo previsto exceda la capacidad de mitigación o contención de la obra. El diseño de este tipo de obras debería incluir evaluaciones de impacto ambiental que tengan en cuenta el conocimiento local sobre los fenómenos sobre los que se pretende actuar y sobre las formas conocidas para mitigarlos. En Iruya los ingenieros reconocen que en el futuro se encontrarán con el problema del mantenimiento de las obras una vez que el programa finalice (2005). Si la población local duda sobre su eficiencia, debido a que no fueron hechas en función de una interacción con la población, no son sentidas como propias y, por lo tanto, será poco probable que exista un interés en mantenerlas. 6 En un video casero de febrero de 1999 se registró uno de los volcanes más importantes en el río Colanzulí. El volcán tuvo una altura de hasta 3 m. de barro y piedras y el autor del video enfocó especialmente los remolinos que hacían profundos “pozos” que cavaron y destrozaron las defensas existentes. De acuerdo con los relatos de los habitantes del pueblo ese año las lluvias fueron más intensas. Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. Por otra parte el trabajo de campo permitió detectar prácticas sociales que, junto a la creciente expansión urbana, aumentan el riesgo. Entre estas se puede señalar el emplazamiento y expansión del pueblo sobre material inestable, el impacto del escurrimiento superficial de agua pluvial, del agua que infiltra de manera casi ininterrumpida por los desperfectos en la red de agua subterránea, el desagote cloacal que desembocaba en una barranca al río Colanzulí y ocasionó derrumbes, la existencia de pozos ciegos sin rellenar, estacionamiento y tránsito de grandes camiones y los sistemas de riego. Entre otras prácticas reconocidas por la población encontramos que el alcoholismo incide en las formas de “muerte” accidental (“accidentes de tránsito, despeñado”) y en las condiciones de vida (“violencia, peleas, enfermedades, adicción”7). Los ríos, con sus torrentes de barro y piedra incluidos, forman parte de los medios de producción y consumo locales. De ellos obtienen el agua que consumen, sus lechos constituyen -en algunos tramos y en determinados momentos- los únicos caminos para llegar a Iruya y el resto de la Provincia, y para circular entre distintos barrios y poblados del interior; los sedimentos del volcán también son útiles, empleados como material de construcción. (Los habitantes de Iruya señalaron durante los talleres la necesidad de que se efectivice el sistema de alerta y que éste tome en cuenta a quienes circulan por los ríos.) En cuanto a la dinámica de uso del espacio que se pone en práctica ante la inminencia de la llegada del volcán, hemos detectado que algunas personas dejan sus viviendas en los barrios más expuestos para ubicarse en lugares más seguros. Cuando llega el volcán es todo un acontecimiento; los habitantes del pueblo se reúnen para verlo pasar, lo fotografían y lo filman. Es objeto de una suerte de juegos “rituales”, desde la playa niños y jóvenes lo desafían jugando delante del torrente de lodo y piedra, calculando el momento para alejarse del cauce. 7 Esta información fue resultado del trabajo en el aula con alumnos de polimodal del Colegio Secundario Senador Emilio Correa (Mayo 2003). Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. Gestión del riesgo: Sistema Participativo de Alerta Temprana (SPAT) y política local “El volcán baja cuando truena fuerte y hay nubes negras o si amanece negro bien cargado y entonces caen chaparrones fuertes y baja el volcán.” (Mujer, 30 años). De acuerdo con las interpretaciones de varios técnicos consultados y con la expresión de diferentes actores sociales, se puede decir que la principal causa de este fenómeno es la lluvia. Que llueva en Iruya no es condición para que baje un volcán. En cambio es posible que mientras que allí esta soleado, llueva en las nacientes de los ríos Colanzulí o Milmahuasi y baje el volcán. Dentro del saber local existen formas de pronóstico que anticipan la ocurrencia del fenómeno. Los pobladores reconocen algunos signos que les permiten pronosticar el estado del tiempo y anticipar el fenómeno: los colores del cielo y de las nubes, la proximidad de una lluvia, la presencia de nubosidad en las cabeceras de los ríos, la interrupción del curso de agua, olor a barro, sonido del volcán. A la noche la oscuridad incrementaría el riesgo por la dificultad de reconocer algunos de estos signos y por la falta de monitoreo. Estos elementos de juicio nos permiten afirmar que estamos frente a un fenómeno natural que pese a las posibilidades actuales de anticipación conlleva un elevado grado de incertidumbre. Los entrevistados manifiestan su inquietud ante la existencia de una variabilidad climática. Los mayores contaban que hasta hace unos años podían pronosticar con mucha certeza que pasaría con el tiempo, pero en la actualidad no se animan a especular sobre ello: “-el clima está cambiando” (entrevistas), tomando esto último como causa de incertidumbre. Es allí, en esta interfase entre el saber local que duda, y el saber experto que no conoce la realidad local, en donde se encuentra la riqueza para construir un nuevo conocimiento útil para la prevención. Este es el fundamento de nuestra propuesta para la construcción participativa de un sistema de alerta temprano. La puesta en marcha de un SPAT implica la instrumentación de redes de vigilancia y monitoreo que permitan la detección de fenómenos, en función del tiempo que sus efectos tardan en ser sentidos en un sitio. Es ese período de tiempo el que da la oportunidad de declarar estados de alerta y/o alarma para la protección o evacuación de la población. Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. Los conceptos de riesgo y de alerta son complementarios en el plano de la gestión y de la convivencia con situaciones de peligro (probable, potencial). Por alerta se entiende el estado de advertencia ante situaciones de riesgo, cualquiera sea su magnitud previsible. Su declaración pública previene acerca de un peligro, apelando a los actores sociales involucrados para intervenir activando todas las medidas de seguridad y los procedimientos preestablecidos. Para ello es imprescindible que un SPAT surja de un proceso participativo de prevención como se señaló al inicio del trabajo, que genere el involucramiento de las instituciones existentes, que deberán ser quienes lo pongan y mantengan en funcionamiento. Con la comunidad de Iruya existen posibilidades de desarrollar un sistema participativo de alerta temprana, pues ya hay formas locales construidas en ese sentido, junto con conocimientos empíricos que facilitarán la tarea. Se han detectado una serie de instituciones vinculadas al tema que pueden participar del SPAT, mientras que aquellas que deben proporcionar información científico técnica de calidad todavía están ausentes en el área. En el nivel local detectamos las siguientes instituciones: Junta Municipal de Defensa Civil, Comisaría de Iruya, Hospital Dr. Ramón Carrillo de Iruya, Club Deportivo Iruya, las congregaciones religiosas, las asociaciones de base étnica, las escuelas y gremios. A su vez hay vínculos establecidos con el nivel provincial: Defensa Civil de Salta, Ministerio de Salud Pública y Jefatura de Policía de Salta. Pese a estas posibilidades el pueblo de Iruya no cuenta con ninguna política municipal de prevención explícita y vigente que las aglutine y ponga en acción. Este sería un rol a desempeñar por la Junta Municipal de Defensa Civil, en la actualidad, una entidad virtual y meramente nominal. Debería ser el nodo que articule y coordine acciones entre los niveles gubernamentales -Nacional, Provincial, Municipal- y la ciudadanía, rol que hoy no está cumpliendo. La Policía local se encarga de la seguridad del Municipio y es el único organismo que realiza tareas de asistencia y rescate en casos de emergencia y desastre -no hay bomberos-. Cuando sus acciones requieren del soporte externo deben subordinarse a las decisiones de la Jefatura Provincial. La policía de la provincia de Salta tiene entre sus objetivos "Defender las personas y la propiedad de éstas ante peligros inminentes (incendios, inundaciones, y otros estragos)", por lo cual debería atender los peligros locales. Esta y otras instituciones de Iruya cuentan con Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. medios de movilidad y de comunicación que estarían disponibles para asistencia y rescate. El personal disponible consiste en el cuerpo de policías y la guardia del hospital; ambas instituciones sin preparación para casos de catástrofe, pero con conocimientos de la zona por ser oriundos de la misma, y operar situaciones “normales” de la seguridad y la salud local Frente a casos de emergencia la intervención inmediata es realizada por la policía, la municipalidad y el hospital, quienes se conectan entre sí y con los vecinos que se ofrezcan para colaborar en el rescate. El personal del Hospital acude en caso de que exista cualquier tipo de víctima. Una institución que suele intervenir en caso de emergencias es el Club Deportivo Iruya -ubicado en el Barrio Villa El Campo o La Banda brindando la cancha de fútbol como pista de aterrizaje para el helicóptero, o mediante el voluntarismo de algunos de sus miembros en el caso de acudir en socorro de alguna persona accidentada. En caso de emergencia grave el Municipio solicita ayuda a Defensa Civil de Salta, que envía su personal provincial. La coordinación de la emergencia y el pedido de asistencia debería hacerlo la inexistente Junta Municipal de Defensa Civil. Dadas las condiciones mencionadas, la capacitación de las instituciones existentes y la provisión de elementos operativos y medios para la comunicación en situaciones de emergencia aparecen como una plataforma viable y de fácil implementación en el corto plazo. De hecho, los habitantes de Iruya reconocen el peligro, están preocupados y se mostraron interesados en desarrollar las actividades necesarias para intentar mitigarlo y contar con el SPAT. La construcción de un sistema de estas características requiere de un poder local representativo y consolidado, reconocido por la población, que tenga en claro estrategias de desarrollo para la sociedad en su conjunto, con buena llegada a las fuentes de financiamiento, creatividad para obtención de fondos genuinos y cierto nivel de efectividad en la administración de la cosa pública. Sin embargo, en el pueblo de Iruya nos encontramos con un sistema político -el Consejo Deliberante y la Municipalidad- caracterizado por su debilidad ejecutiva Que se apoya en la existencia de una red de distribución del poder entre algunos miembros de la sociedad local, inserta en y articulada con otra más amplia de políticos de orden provincial. Según los entrevistados, los temas que reciben apoyo provincial son el de transitabilidad de las calles y caminos, a raíz de la importancia que se le está otorgando desde el gobierno provincial al turismo. Una muestra de ello es la construcción de la Hostería provincial en el año 1998. Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. Evidentemente, la relación que vincula a gobernantes y gobernados se funda en el sistema burocrático que reproduce la lógica existente en los niveles nacional y provincial. A nivel local la legitimidad se expresa en un reconocimiento formal de las instituciones como nexo con otros poderes extra-locales, en los cuales depositan la idea de autoridad. Conclusiones Para que se instale y ponga en marcha en Iruya un Sistema Participativo de Alerta Temprana cobra relevancia la gestión social del riesgo. Es importante considerar la multiplicidad de escalas que se dan cita en este lugar: municipio, provincia, nación, organismos internacionales; cada una a su vez con una multiplicidad de actores que necesitan reforzar su coordinación, o que presentan lógicas de actuación que responden a objetivos diversos, discordantes, o por momentos, enfrentados. La gestión social de Iruya, pese a que está focalizada en el Municipio, tiene una dependencia directa a la escala provincial (de tipo clientelar), la cual brinda recursos económicos propios y canaliza gran parte de los disponibles a otras escalas. En este sentido, consideramos que la gestión constituye un proceso a través del cual se busca articular y regular diversos intereses de los diferentes actores sociales que confluyen en la toma de decisión. Como resultado, se ponen en práctica los instrumentos de gestión que permiten la intervención sobre la realidad y la modificación de la configuración del espacio social (González, 1999). La dependencia económico funcional de Iruya respecto a factores externos, en particular su interacción política con la escala provincial, hace necesario considerarlos de manera explícita, en sus alcances y limitaciones. La gestión social del SPAT, entonces, presupone la articulación de estos intereses en juego. Y sería ingenuo pensar que esta articulación puede realizarse a distancia, o con presencias esporádicas de los profesionales involucrados. Esta distancia se refiere no sólo a lo geográfico o a las condiciones de comunicación física. También, a las pautas culturales de intercambio, y a las formas en que se ejerce el poder y se pone en práctica la democracia. En este sentido lo participativo alcanza su máxima significación. El SPAT no podrá implementarse aisladamente y con reglas de juego diferentes a las formas vigentes del ejercicio democrático en Iruya. Sin Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. embargo, la necesidad efectiva de que el mismo se lleve a cabo de manera participativa y con el involucramiento de la población en riesgo, puede ser un ejercicio específico y acotado que devele formas alternativas de gestión social. Participación social y gestión del riesgo. Aportes para la construcción de sistemas de alerta temprano. Murgida, Ana María, Mariana Gasparotto y Claudia E. Natenzon. PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA. Bibliografía Funtowicz, Silvio y Ravetz, Jerome. (1993) Epistemología política. Ciencia con la gente. CEAL, Buenos Aires. González, Silvia G. (1999) “Gestión urbana pública y riesgo. El caso de las inundaciones en la baja cuenca del arroyo Maldonado (Ciudad de Buenos Aires, Argentina)”. 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En: Procesos territoriales en Argentina y Brasil. A. F. Alessandri Carlos y R. Bertoncello, compiladores. Universidad de Buenos Aires/ Universidad de San Pablo, en edición, 13 p. Natenzon, C., Gasparotto, M., Murgida, A., Ludueña, S. (2003) Informe Final: Diagnóstico socio-territorial del riesgo ambiental del Pueblo de Iruya, Proyecto PEA Nº 58, COD. PNUMA 2209, Programa de Manejo Integrado de la cuenca del río Iruya. Shrader-Frechette, Kristin (1997) “Hydrogeology and framing questions having political consequences”, In Philosophy of Science, núm. 64 (Proceedings), S149-S160. Turner, Víctor (1974) Dramas, fields and metaphors. Ithaca, Cornell. University Press.