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Revista Hoja Filosófica Diciembre, Vol.1. No. 35, 2014 ISSN: 2215-4051 DISCURSO Constantino Láscaris Comneno y el derecho humano a una memoria digna Autor: Dr. Eduardo Saxe Fernández* * Discurso ofrecido el 26 de febrero de 2014, con ocasión de la reinauguración de la plaza y el busto de Constantino Láscaris Comneno, ubicados frente a la entrada principal del edificio de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA) (Campus Omar Dengo), Heredia. Agradezco a la Escuela de Filosofía la deferencia de encargarme estas palabras. 16 Revista Hoja Filosófica Diciembre, Vol.1. No. 35, 2014 I Este hombre sabio y generoso que recordamos reuniéndonos alrededor de su busto y dentro de su plaza, benemérito de la nación, hoy empieza a recibir una reparación de esta universidad, por la “destrucción/condenación de su memoria” (damnatio memoriae), mediante la reinauguración de este monumento en la plaza que vuelve a tener su nombre. Más sigue vigente el daño que sufriera Láscaris, cuando alguien/unos/unas/ buscó/aron borrar todo lo que había o aparecía bajo su nombre (abolito nominis), pues se ha perdido la placa que acompañaba su busto, y la Biblioteca Constantino Láscaris Comneno del Centro de Estudios Generales no cuenta con ninguna de sus obras. Esperemos que en un futuro próximo la comunidad de la UNA procederá a corregir tal flagrante violación al derecho humano de Constantino Láscaris a tener una memoria digna. Me aproximaré a Láscaris y con él al derecho humano de una memoria digna. Constantino Láscaris Comneno (19231979) llegó a Costa Rica en la década de 1950, durante la segunda administración José Figueres Ferrer (1954-1958), en medio del auge de la república nacionalista populista y la reforma universitaria capitaneada por Rodrigo Facio Brenes. Tenía entonces la misma edad que Alejandro cuando murió en Babilonia y podríamos decir que similarmente al macedonio, Láscaris padecía de constante añoranza (póthos) por alcanzar nuevos horizontes, y se enrumbó hacia América dispuesto a participar en una aventura, en su caso académica pero también histórica. Ya en nuestra tierra se enamoró del régimen político incipiente, llegando a afirmar que, si el planeta se encaminaba por sendas del respeto, kantianas, es decir pacíficas y no sangrientas, la nación costarricense podría aportar mucho. Para tal afirmación se fundaba en creer que Costa Rica tenía una sociedad en la que prevalecía la “convivencia”. La convivencia social posibilita para Láscaris un sistema político democrático, fundado en las prácticas de derechos individuales y colectivos. Láscaris sin duda creía que las características de Costa Rica eran las suyas propias, pues decía que: “Como soy pequeño, flaco y débil, soy fanático del respeto físico a la persona humana…amo la convivencia”1. Láscaris participaba admirativamente en el proceso histórico costarricense, al principio des1 El Costarricense, 8ª ed, San José: EDUCA, 1994:8. ISSN: 2215-4051 de la Universidad de Costa Rica pero, al cabo, desde y en la mayoría de personas que tuvieron interlocuciones con él, y que fueron precisamente la mayoría de la gente costarricense durante alrededor de dos décadas. Su presencia nacional y sus perspectivas calaron y significaron rupturas y reconsideraciones de provincialismos y localismos, de vetustas idiosincrasias conservadoras, de dogmatismos y sobre todo de mucha ignorancia y mediocridad orgullosas, características de los ambientes intelectuales, científicos y artísticos del país. Láscaris hizo su tarea de sabio agudamente pero con penetrante gentileza, con picardía, con pasión y osadía, y en su dialogar pudo ofrecer a las y los costarricenses una oportunidad para considerar-se y re-considerar la vida, el país, la humanidad y el mundo, aventureramente, inéditamente, siempre desde perspectivas inadvertidas antes, pero, a lo mejor, también cargadas de sentido, de sentidos. Fue por sobre todo, una persona generosa y así será recordado. Siempre, al interlocutar, pensaba y se preocupaba por el interés y el bienestar, no propio sino de aquel/los/as con quienes buscaba convivir2. Láscaris viene a Costa Rica y procede a liderar el primer establecimiento institucional y profesional de la filosofía, impulsando la universidad autónoma y moderna, con una decisiva presencia en la creación de un Departamento de Filosofía, de la celebración de un eventos internacionales filosóficos (un congreso interamericano en 1961, bajo la presidencia de Abelardo Bonilla fungiendo como presidente a.i. del país), de promover la formación de filósofos y filósofas en universidad europeas y de Norteamérica para que constituyeran el núcleo investigador, docente y divulgador de la filosofía en Costa Rica y Centroamérica. Contaba el país en esos año una serie de filósofo-políticos, entre ellos no solamente Abelardo Bonilla Baldares, sino también José Joaquín Trejos Fernández3 o Daniel Oduber 2 Para asentar esta afirmación no solo me refiero a experiencias personales sino a las percepciones que tuvieron de Láscaris quienes lo trataron. Testimonio de ellos son las siguientes palabras, a manera de ejemplo, aparecidas en diferentes artículos, parte de una sección de homenaje a Láscaris, que publicara la Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica (Vol. XX, N. 51, 1982). Láscaris es calificado como: “…un hombre generoso y desprendido de los bienes materiales” (Rafael A. Herra, 79); “…generoso hasta el exceso” (Roberto Murillo, 83); “estaba dotado de esa virtud que, al decir de Aristóteles, es la más preciada: la generosidad” (Jorge Vega Rodríguez, 86); “Siempre fue generoso y dadivoso. Desde que llegó al país siempre invitaba y pagaba. Nunca admitía que un subordinado suyo lo hiciera. Menos si era asistente de escaso sueldo” (Guillermo Malavassi, 87). 3 Trejos Fernández era profesor de Filosofía del derecho en la Universidad de Costa Rica, Oduber Quirós realizó un posgrado en Canadá con una tesis sobre Platón; ambos fueron presidentes de la república (19661970 y 1974-1978). Bonilla Baldares, filósofo y profesor de literatura en la misma UCR, fue vicepresidente durante la administración Echandi Ji- 17 Revista Hoja Filosófica Diciembre, Vol.1. No. 35, 2014 Quirós. La filosofía durante ese periodo y hasta aproximadamente principios de la década de 1980, y en importante medida gracias a Constantino Láscaris, en Costa Rica resultaba una disciplina políticamente significativa porque era importante socialmente. Habría que realizar alguna investigación para determinar la que estimo una muy relevante cantidad de personas con formación filosófica profesional, graduadas en la UCR en esos años –y primeros de la UNA y el TEC-, que participaba activamente en la vida pública (por no hablar de los ámbitos empresariales). Solo por esto tendríamos que celebrar a Constantino Láscaris. Pero además era parte de la conformación ideológica de esa llamada Segunda República, sugiriendo o apoyando la creación de diferentes instituciones e instancias educativas y científicas (el Instituto de Teoría e Historia de la Ciencia y la Tecnología en la misma UNA), así como con sus comentarios, interpretaciones y propuestas respecto de todos los temas relevantes, en el momento o según su parecer, y utilizando no solamente la prensa y la radio, sino también el nuevo medio de comunicación que por aquellos años estremecía a la república costarricense, la televisión. Cuando llegó a San José por primera vez, el rector Facio y el presidente Figueres le informaron que se le consideraba (y otorgaba) el título y el carácter de “sabio”. Sin duda Láscaris debe haberse sentido no solamente conmovido y halagado, sino también muy preocupado por tal designación, recordando lo que se discute durante las primeras lecciones del curso de filosofía griega, sobre los Siete Sabios y sobre declaraciones délficas de sabiduría al maestro de Platón. Bien conocía Láscaris Comneno la trascendencia de las ideas filosóficas en la historia de los pueblos y yo imagino, entonces, que a partir de ese pronunciamiento buscó desempeñarse lo mejor posible en esa condición atribuida localmente, como portador de sabiduría. Lo conmovió tanto la deferencia que mató al viejo Constantino y construyó otro, nuevo, en su llamado “primer testamento”, escrito y publicado a esa joven edad de mitad de sus treinta años de vida4. Renacía Láscaris como sabio costarricense, como “el” filósofo-guía-pedagogo popular nacional. Para su fortuna, como diría alguien estoico/as, Káiros se unió con Járis en esta nueva existencia, que junto con la energía de su podeménez (1958-1962). 4 C. Láscaris Comneno (19 ). “Mi primer testamento”. Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica. ISSN: 2215-4051 roso anhelo, (póthos), hace emerger y florecer su carisma, la fina y oportuna gracia de suma inteligencia, el profundo ingenio brillante que caracterizaría a Constantino Láscaris Comneno. En su aproximación a ser sabio mezclaba rasgos de quienes admiraba, incluyendo a Quevedo y su mundo, y de los antiguos a Sócrates, Platón, Aristóteles, Diógenes el Cínico, a Solón, Creo que encontraba gran afinidad con Jean-Paul Sartre, filosófica y personalmente –por su “mirada compartida”. Pero también auto encarnaba la historia bizantina, turca, inglesa e independientemente en la misma Grecia y en la diáspora mediterránea y mundial helena que corrían por sus venas (incluyendo su hederitaria vinculación con grupos pitagóricos en Nueva York, dirigidos por John H. Manas). Gravitó fuertemente en el Dr. Láscaris la más reciente experiencia de Grecia, desde la independencia hasta la partición de Chipre que tanto le afectó (como cónsul que era). Su participación siempre resultó importante, incluso cuando no se compartían sus criterios. Supo Láscaris acercarse a los temas y las problemáticas nacionales y centroamericanas de todo tipo, desde perspectivas no vistas ni previstas en las opiniones dominantes. Opinaba desde lo que entonces yo (de 22 años cuando empecé a conversar con él) llamaba “el mundo al revés” (años después supe de otro mundo al revés que paralelamente había inventado Galeano). Aquí Láscaris seguía a Aristóteles, en que lo característico del filosofar consiste en admirarse de lo cotidiano y lo dado o asumido como natural o autoevidente y suficiente. Suponer que siempre hay algo más detrás de las apariencias. Por eso, decía Láscaris, los perros guardianes de la República de Platón son filósofos, porque ladran, es decir, preguntan a los que no conocen y a quienes no reconocen. En otra oportunidad podría hacer referencia a mi trabajo y amistad con él. Aquí conviene apenas recordar su asentamiento discursivo en/desde la Antigüedad, especialmente helena pero también romana. Es decir, verbalmente y por escrito, Láscaris casi siempre tomaba o asumía como referencia al pensamiento, la teoría o la experiencia de la Antigüedad helena, pertinente para el caso y que sirviera para aproximarse o comparar con el pensamiento, la teoría o la experiencia de la actualidad americana (costarricense y centroamericana en particular). En muchos casos aplicaba el “mesón” aristotélico. En otras oportunidades utilizaba mucho el pensamiento existencialista, y en todos los casos lo hacía, desde una especie de “existencialismo crítico cínico”, para molestia de quienes sustentaban otras tendencias filosóficas más influyentes entonces 18 Revista Hoja Filosófica Diciembre, Vol.1. No. 35, 2014 en Costa Rica, pragmatistas, neo marxistas e historicistas, neo positivistas y neo tomistas. II. Insisto en que Láscaris pensaba muchas cosas y las pensaba y decía desde perspectivas que aún hoy resultan controvertidas y de la mayor relevancia. Permítaseme mencionar temas que causaban y causan estupefacción, pasiones y odios en Costa Rica, en palabras de Láscaris Comneno, con el propósito de demostrar, una vez más, la relevancia actual de este pensador y de ahí (al menos parcialmente), la necesaria dignidad para su memoria. ISSN: 2215-4051 ción impuesta, ha sido la única vía racional para que la mujer sea persona: la libertad no es algo recibido, sino la estructura realizadora de la consciente liberación individual. Y de ahí, que el paso de la fecundación alienante, o reproducción de la especie mediante el ser madre de la madre a la que la especie vedaba ser persona, a la fecundación racionalmente establecida elevó la reproducción de servidumbre individual a fecundación liberadora: solamente cuando la mujer asume libremente la responsabilidad de dar ser a otra existencia, se eleva a liberación del ser. El culto a la mujer-madre enmascaró la irracionalidad de la contribución femenina en la apertura al ser de las existencias”5. II. 1. Control de natalidad y aborto En 1976 Láscaris participa en el VI Seminario Nacional de Demografía, realizado aquí en la UNA, con un texto sobre las “Consecuencias de la noción de existencia”. Se trata de reflexiones sobre un tema que –dice- suscita “polémica” en el país. Señala como el existencialismos ha separado a la especie del individuo arrojado en el mundo. La humanidad ha logrado, mediante la técnica, que es el pensamiento, “romper precisamente la evolución natural”. Sin embargo, ante, “…la posibilidad de autodestrucción de la existencia por la extensión numérica en progresión geométrica de la existencia misma… la existencia despliega el único medio de la salvación de la aporía: la razón misma, dirigida a la existencia misma… Con otras palabras, la reproducción irracional lleva a la destrucción irracional de la especie racional”. El argumento principal lo desarrolla de la siguiente forma: “Viste la existencia en cuanto a mujer, el ser mujer de la existencia fue el medio de la especie de mantener la especie a través de los individuos, de ahí la servidumbre de la mujer a la especie: culto a la madre fue el medio de enmascaramiento de la esclavitud específica de la mujer, o bien, su reducción a la condición de hembra o claustro materno. La asunción por la mujer, no ya simplemente de su condición de mujer, sino de la manera de ser de la persona, ha sido la liberación individual de la mujer respecto a la especie. En términos jurídicos: mientras se dio el “debido” matrimonial, se vedó a la mujer la existencia como persona que se esencializa, para ser simplemente individuo que se especifica. El paso del debido a la liberación respecto a la fecunda- El texto fue reproducido en 2009 en la revista Población y Salud en Mesoamérica, con una presentación en la que se caracterizaba el ensayo lascarino como, “…una refrescante reflexión de un tema que es tan vigente hoy como hace 30 años, sobre las bases filosóficas, desde la óptica del existencialismo, de cuestiones controversiales sobre el momento en que el ser humano puede considerase titular de todos los derechos de una persona o sobre los fundamentos éticos del control de la natalidad. Uno de los méritos del ensayo es que trasciende el dogma religioso que tan difícil hace las discusiones de estos temas”. II. 2. Amor a la liberación y la cultura afroamericana Confesaba Láscaris que él, al igual que Platón, había abandonado la pretensión de publicar poesía cuando algún sabio o poeta (Sócrates a Platón y Martínez Rivas a Láscaris) le señaló las imperfecciones de su poetizar. Sin embargo, continuó escribiendo poesía, sobre temas que le apasionaban al máximo. Y el tema que logró sacarle su mejor voz poética (como quiera que juzguemos su “calidad”) fue el de la población negra costarricense y caribeña6. Lo hizo en un libro titulado “De Salomón a Demóstenes Smith”, en el que estos dos personajes aparecen comunicándose mediante poemas, sobre respectivas vidas amorosas y eróticas, pero también culturales y con final político. Efectivamente, los últimos dos poemas del libro conforman una unidad de cierre 5Población y Salud en Mesoamérica, vol. 6, n.2, enero-junio. 6 Quienes escucharon a Láscaris hablar de Sócrates recordarán sin duda que lo presentaba como “de rasgos negroides”, incluyendo rasgos caracterológicos africanos decisivos para la sabiduría socrática. 19 Revista Hoja Filosófica Diciembre, Vol.1. No. 35, 2014 significativo: ISSN: 2215-4051 Y un nauseabundo olor a blanco EN AFRICA QUEDAN7 Y un escozor grandilocuente. Dicen que en África quedan ¡Moreno! Todavía algunos negros Las tripas se me revuelven Que ingleses y españoles De un retorcijón Y el portugués no pudieron Maloliente Traerse para el Caribe. ¿Soy negro! ¿Negrito, negrazo, negro! Toditicos los morenos; De moreno ni los dientes Para venderlos a plazos Y de blanco ni las nalgas El polaco no dio crédito Y de indio ni el copete. Que era mercancía frágil Puñeta con el ¡moreno! Aunque daba buen dinero. Complaciente Y algo triste me pongo Cuando un poco me lo pienso. Que los primos de Guinea Han echado al europeo Han violado unas belgas, A los ingleses culeo. Y ya mandan en su casa Y bailan en la unesco Mientras que acá en el Caribe Solo nos queda el sesteo, Guantes blancos pa la boda Y oírse llamar moreno REPUDIO Tengo rabia en los puños Y vitriolo en el vientre Y odio, rellenito de odio De los pies a la frente; Todo el pellejo Rencor de muerte Azucarada Con aguardiente Y asco, baboso y gordo gordo, Y una picazón que me muerde 7 C. Láscaris Comnemo (1994) De Salomón a Demóstenes Smith, pp. 6566. Láscaris refleja con precisión varias expresiones derivadas y propiciadoras de los procesos de liberación nacional que en esos años tenían lugar en África y Asia, y que él deseaba se extendieran al Caribe, identificándose con las naciones africanas y afrodescendientes, como greco chipriota que era, en el rechazo compartido el imperialismo inglés, como destacaré enseguida. II.3. Antiimperialismo Ya mencioné que Constantino Láscaris se desempeñó como cónsul de Chipre. Añadir que publica un artículo en la Revista de Filosofía del a Universidad de Costa Rica (N.21, 1967, pp. 129148), dedicado a Monseñor Makarios, “…como muestra de respeto hacia quien expulsó a los británicos repitiendo la gesta de Onisilos, expulsor de los persas”. Hace un “Elogio del nacionalismo” chipriota, defendiendo la enosis (integración) con Grecia y, en general, refiriéndose a los procesos de desintegración de los imperios europeos durante las décadas de 1950 y 1960. Destaca el destino del héroe chipriota Karaolis: cuenta cómo la opresión inglesa suscitó la rebelión en la isla y la posterior furibunda respuesta imperial, aplicándole a Chipre, justamente, la misma política que el Imperio Británico aplicaba a las colonias y naciones negras de África: “… la misma “política” que aplicaba a los mau-mau: el látigo y el campo de concentración. Y tristemente famosos fueron los campos de tortura de Xero y Amorphita… El gobernador británico (execrado sea su nombre) tomó todas las medidas militares. Ya sabe cuáles. Y los “jueves” ingleses aplicaban a los patriotas chipriotas la ley inglesa. Karolis fue atrapado con una pistola. Fue juzgado y condenado a 20 Revista Hoja Filosófica Diciembre, Vol.1. No. 35, 2014 muerte. En inglés, era un presunto asesino, a matar para que sirviera de escarmiento. En griego, era patriota, a imitar. El gobernador británico hizo cumplir la británica sentencia” (p.137). En términos más generales, Láscaris presenta el menos tres señalamientos críticos sobre el colonialismo y el imperialismo: 1.Los procesos de descolonización suelen ser hediondos, tanto por la exacerbación de la ira del perdedor, como por la necesidad de hacer daño que llega a poseer al pueblo que busca la soberanía. Estos procesos, en los casos extremos, son verdadero cáncer… Lo canceroso viene del poderoso lejano que no tolera opiniones ajenas, que no perdona ambiciones que no sean las suyas, que no tolera opiniones ajenas, que no perdona ambiciones que no sean las suyas, que no consiente en la que haya otro que gane un centavo sin que pase por la caja registradora imperial” (p. 141). 2.“El colonialismo tiene una justificación eficaz; la fuerza. Por eso, sólo se repele con la fuerza llamada patriotismo. El colonialismo recibió toda una justificación teológica en el siglo XVI por obra del dominico español Francisco de Vitoria. En el siglo XIX, Francia e Inglaterra utilizaron los mismos argumentos del P. Vitoria: la libertad de comercio, la libertar de propaganda religiosa, etc. Y en nombre de la libertad se explotó a la mitad de la humanidad” (p. 136). El tercer señalamiento crítico se dirige al destino de los países pequeños, explícitamente sobre Chipre pero también aplicable a las naciones caribeñas y también, hay que destacar, aplicable a Costa Rica. Láscaris presenta una lúcida y premonitoria advertencia a la debilidad mental y moral costarricense que sin duda ya había logrado calar: 3.”Por pequeña que sea una nación, tiene ante sí la opción del pueblo soberano. Si se pragmatiza, si se prefiere entregarse a la inercia, entonces es terreno abonado para el neocolonialismo. No me refiero a penetraciones económicas; el dinero solo esclaviza a los esclavos del dinero. Hablo de los pueblos, naciones de nombre, con mentalidad de siervos” (p. 142). A mi juicio, esta cita de Láscaris Comnemo le haría honor a él y a las mejores aspiraciones filosóficas de la Universidad Nacional, si se decidiera colocarla en una placa junto a su busto. Significaría un aliento a quienes la lean hoy y mañana. No debe escandalizarse nadie por esta solicitud ya que, considerándolo un poco detenidamente, el pensamiento lascariano podría tratarse simple- ISSN: 2215-4051 mente de una glosa a aquellas palabras de algún himno patriótico costarricense, en el que se cantaba el principio de saber ser “libres, no siervos menguados”. III. Ágalma, tó agalmátos, la estatua es también el recuerdo, la imagen de una forma, éidos. Su dura piel a leve pintura o misterioso traje nos proyectan y suscitan procesiones de ideas, formas, sentidos, símbolos, evocaciones. Un aire sutil, una comunicación casi imperceptible pero cierta emana del éidolon, el simulacro, el espectro, el fantasma, la imagen, la figura, la idea, Es la imaginación a partir de la estatua, la presencia casi imperceptible del alma evocada, en las flores de amarillo luminoso, colgando de este árbol que adorna la plaza8. Casi cosa viva, ente espiritual sagrado ha sido una estatua, tanto durante la Antigüedad helena como actualmente, por parte por ejemplo de la iglesia católica con imágenes y reliquias de santos o vírgenes. Por este motivo, cuando el paganismo y la civilización heleno romana decayeron, quienes portaban las palabras del monoteísmo triunfante por excluyente, procedían a destruir o desfigurar las estatuas paganas, a reemplazarlas con santos o santas o textos-dibujos, transformando sus templos en iglesias y eficacia –por ejemplo la quema de la mayoría de los códices mayas por el obispo Landa y la ubicación de la catedral mexicana sobre los antiguos templos aztecas. De las estatuas helenas que pervivieron por diferentes razones, son numerosas las que muestran características mutilaciones en sus narices y órganos genitales; pues se suponía que sufriendo tales daños, esos ídolos perderían su efectividad metafísica. Esta plaza Láscaris y su monumento de recuerdo se gestaron durante la década de 1980, bajo la iniciativa de Olmedo España Calderón, inicialmente durante alguna de las veces en que fui director del entonces Departamento de Filosofía y luego bajo su propia administración, cuando se inauguró. La modesta plaza estaba circundada por silbantes pinos, e incluía una placa en al que Láscaris señalaba lo que mencioné al principio, que si el mundo caminaba por las sendas de la paz Costa Rica sería relevante. Desafortunadamente esa placa ha desaparecido… (al igual que el futuro de paz del mundo y de Costa Rica). También había desaparecido el busto. Cuando volví a asumir la dirección de la Escuela de 8 La referencia es a una árbol de Corteza Amarilla. Ubicado al frente de Láscaris, entonces florecido. 21 Revista Hoja Filosófica Diciembre, Vol.1. No. 35, 2014 Filosofía en 2008, empezamos a indagar sobre su paradero posterior a la destrucción de las antiguas instalaciones (los llamados “Hatillos o Tugurios de la UNA”) y la construcción de los nuevos edificios de la Facultad de Filosofía y Letras. Después de mucho rebuscar finalmente apareció la estatua, abandonada en un armario de utensilios de limpieza, en la Biblioteca Central. Estaba desfigurada por algún líquido químico que, según se nos informó (¿piadosamente?), o se le aplicó creyendo que de esa forma se conservaría mejor la obra escultórica. Afortunadamente, el escultor Gerardo Martí, quien había hecho la cabeza y la había donado a la UNA, de nuevo se ofreció para restaurarla. Y así lo hizo. Su reciente partida impidió poder expresarle a Gerardo Martí un reconocimiento agradecido por dejarnos esta extraordinaria muestra de amistad y admiración hacia su amigo Constantino Láscaris. Resulta oportuno señalar, sin embargo, que parecía más dolida y seria, acaso expresión del padecimiento que secretamente afectaba al filósofo, acaso también expresión del dolor del escultor por la entonces reciente muerte del amigo y maestro. Mientras, la actual, es más pura, más idealizada, con una sonrisa leonardesca. La escultura así restaurada estuvo largo tiempo en las oficinas de la Escuela, después se la ha instalado aquí, finalmente ahora, muchos meses después, se reinaugura oficialmente. Pero los ataques contra la memoria de Constantino Láscaris no se limitaron al abandono y supresión de su plaza y monumento, como indicaba al principio. Según me informan en la Biblioteca Constantino Láscaris del Centro de Estudios Generales, Tatiana, la hija mayor de Constantino, donó la biblioteca de su padre, pero, como no estaba clasificada ni habían entonces controles electrónicos, fue saqueada sin misericordia. Ante ello, Tatiana recogió las obras que subsistieron y se las llevó. Hoy en día esa biblioteca no cuenta con ninguna de las obras de Constantino Láscaris… Adicionalmente, una estudiante de filosofía que aparentemente pensaba escribir su tesis de licenciatura sobre Láscaris, hace ya bastantes años me pidió intermediación con Tatiana para tener acceso a documentación inédita del filósofo. Tatiana accedió y esta persona se llevó una bolsa con textos lascarianos. Al cabo, ni escribió la tesis sobre Láscaris ni ha querido devolver los documentos a solicitud de Tatiana, que yo sepa hasta la fecha. En resumen, intentos de saqueo de la memoria lascariana, similares a los que él mismo conocía haber sucedido en la Antigüedad (por ejemplo las acusaciones contra Platón por haber destruido la obra de Demócrito). Se ha pretendido eliminar el ISSN: 2215-4051 nombre y la obra de Láscaris, se ha cometido el crimen de abolitio nominis que la UNA haría bien en reparar en lo posible. ¿Qué podría significar esto? Muchas o pocas cosas. Entre otras, desde mi perspectiva resulta destacadísimo que se trata de una reparación a daño recibido, en este caso el daño (damnatio memoriae y bolitio nominis) que recibió la memoria digna de Constantino Láscaris cuando “la universidad” no repuso su monumento-homenaje. Se trata de un derecho humano específico que, según me han indicado al menos dos estudiosos del tema, apenas estaríamos empezando a articular. Es el derecho humano a tener una memoria digna. Es decir, que la posteridad debe respetar la dignidad digna que alguien/algunos/as tuvo/tuvieron/fueron. Existen otros casos similares incluso en la misma Facultad de Filosofía, de necesidad de respeto al derecho humano a una memoria digna. La semana pasada también hasta encontré una disposición del sistema Facebook destacando que terceras personas no tienen derecho a alterar aquellos sitios de internet que resulten abandonados por la muerte de su(s) titular(es), para no cambiar lo que esas personas desaparecidas habían hecho ahí. Es necesario concientizar sobre este derecho humano, precisarlo y hacerlo efectivo. Resulta un derecho humano fundamental, tanto individual como social como nacional e internacionalmente, en tanto la(s) memoria(s), como maestra(s), es/son componente clave en nuestra constitución ontológica y en nuestra misma posibilidad de sobrevivencia, por no hablar del respeto a la presencia de alguien en la(s) historia(s). Ya no advertía aquel otro Kostantinos, el poeta de Alejandría amigo de Durrell, sobre la llegada de ejércitos y gobernantes e ideólogos que destruían la pólis, derribarían las estatuas y expulsarían a los filósofos después de cerrar sus escuelas. Esto sucedió con Láscaris, símbolo principal de la filosofía en la UNA y, con él también entonces sucedió con la filosofía en la UNA. En diferentes momentos, cuando era director Carlos Morales Morales y también durante mi última dirección, han corrido historias de que en la UNA se quería cerrar filosofía. Eran amenazas de sectores dedicados a privatizar la institución para ponerla al servicio del empresariado oligárquico y su Estado. En la UNA permitieron la continuidad de la filosofía para no pasar por totalitarios, pero no ya bajo la forma de Departamento de servicio de toda la universidad, sino que había que aislar tan peligrosa influencia, lo que se lograría 22 Revista Hoja Filosófica Diciembre, Vol.1. No. 35, 2014 transformándola en Escuela, que reduciría su alcance. Se le suprimieron la mitad de las plazas académicas. Supuso esto una creciente ausencia de reflexión filosófica en las diferentes facultades y unidades académicas de la Universidad, en ciertos casos con importantes regresiones teóricas y metodológicas. En algunos se lograron capacidades propias para continuar la indagación y la discusión filosóficas, sobre la base del aporte del Departamento de Filosofía, como es el caso de la Facultad de Ciencias de la Salud, que ha continuado y ampliado su discusión ética y epistemología sobre todo. Otras facultades quedaron a la auto deriva reflexiva disciplinaria e interdisciplinaria, siempre crucial y muchas veces envuelta en conceptualizaciones engañosas, esta vez centradas en el culto absolutista al individualismo posesivo, materialista y excluyente-delirante-agresivo. La mercancía como criterio de verdad y de ser, que desplaza y engloba al(os) sujeto(s), definiéndolos(s) y dotándolos(s) de determinados condicionamientos y controles ónticos. Pero, de todas maneras, la tierra se sigue moviendo y los/as jóvenes neoliberales solamente interesados en aprender a acumular riqueza a toda costa están menguando y ha resurgido con fuerza en estudiantado inteligente, honesto, crítico y más solidario, conscientes del muy difícil futuro que deben aprender a enfrentar. ISSN: 2215-4051 vivir con dignidad. Con la reinauguración de esta imagen de Constantino Láscaris Comnemo y de su plaza, en suma, reponemos para la Universidad Nacional, para Costa Rica y el mundo, (parte de) el mérito de su muy digna memoria. Con el monumento evocamos horizontes de sentido y el lugar de convierte, a partir de ahora, un hito recordatorio de que alguna vez la Universidad Nacional y en Costa Rica se consideró importante la filosofía, es decir, la discusión ontológica, epistemológica, ética y estética, sobre el anhelo por ser. Hito también hermético y hermenéutico y, en tales sentidos protector y promotor del quehacer filosófico en esta universidad y el país, así como, finalmente, esta plaza y esa figura son lugar de encuentro para aspiraciones y convivencias discursivas. Porque, al contrario de lo que ciertos marineros creyeron escuchar desde el mar, cerca de alguna costa cretense en el siblo III de nuestra era, el gran Pan no ha muerto. En tales contextos, que no han desaparecido aún, las filosofías, cualquier filosofía que no sea positivista o dogmática resulta peligrosa porque, si hay reflexión filosófica hay también anhelo de conocimiento, de plenitud y de libertad. Como enseñaba el mismo Tales milesio, quienes la practican no tienen problemas en adquirir riqueza y/o poder, pero no se obcecan en ello, al perseguir otros intereses más gratificantes y atractivos, cognitivos y espirituales, que además no implican asesinatos, manipulaciones o apropiaciones. O como indicaba el mismo Láscaris: “… el dinero solo esclaviza a los esclavos del dinero. Hablo de los pueblos, naciones de nombre, con mentalidad de siervos” (p.142). El actual auge del interés juvenil por la filosofía, que ha abarrotado las aulas aquí pero también en la Universidad de Costa Rica, demuestran la necesidad de filosofar para lograr enfrentar los retos personales, nacionales, internacionales y ontológicos límites, que las destrucciones sociales y ecológicas infligen a la humanidad y el planeta. Muchachas y muchachos que se encuentran en busca de sentidos, de instrumentos y horizontes para interpretar y actuar, transformar y lograr 23