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Desarrollo Estabilizador ó Estabilidad sin Desarrollo Mtro. Carlos Huerta Durán «Un comentario común respecto al desarrollo estabilizador ha sido que si bien logró resultados positivos, para principios de los setenta había quedado agotado. Ésta es una apreciación errónea. El modelo del desarrollo estabilizador no es un recetario de medidas económicas detalladas. El desarrollo estabilizador es la concepción de que es deseable y posible conciliar el crecimiento y la estabilidad. Ello requiere firmeza en los objetivos, creatividad en el diseño de las medidas concretas y capacidad de ejecución. Estoy seguro de que esta concepción sigue siendo válida». Don Antonio Ortiz Mena El desarrollo estabilizador: reflexiones sobre una época, (1998) Carlos Huerta.* Cd. de México, 16 de marzo de 2007. I. Introducción. El nombre de Antonio Ortiz Mena es sin duda un referente histórico-económico que deja un legado invaluable para comprender una de las etapas económicas más prósperas en nuestro país, el denominado: desarrollo estabilizador. Ortiz Mena se desempeñó como Secretario de Hacienda durante dos sexenios consecutivos que abarcaron los años de 1958 a 1970 . El hecho de reseñar los resultados de un hombre aplicador de políticas públicas económicas, obedece a reconocer y a contrastar los logros realizados durante el desarrollo estabilizador y los mediocres resultados del neoliberalismo económico de los últimos 25 años en nuestro país. Este ensayo breve tiene el propósito de no olvidar que México ha podido transitar por el crecimiento y la estabilidad de precios; estabilidad de precios entendida como el manejo responsable de los precios en los bienes y servicios, de las tasas de interés, del tipo de cambio y de un incremento continuo en el precio del trabajo: el salario. En los números, el crecimiento económico del Producto Interno Bruto (PIB) como media anual registró uno de los niveles más altos de la historia económica mexicana: 6.75 por ciento cada año. La nostalgia económica se intensifica si consideramos que durante los últimos 25 años de experimento neoliberal, este país ha crecido en apenas poco más de 2 por ciento anual. Sin mayor preámbulo, este documento de trabajo se divide en cinco partes. En la primera, se destaca la forma en como la planificación nacional era un componente fundamental para lograr el crecimiento económico y la estabilidad de precios. Posteriormente, los datos duros del periodo en cuestión no dejan duda de la prosperidad económica de 1958 a 1970. En la tercera y cuarta secciones, se hacen algunas reflexiones sucintas a cerca de la institucionalidad y de su ejecutor, para contrastar lo que se hizo y lo que se ha hecho en los últimos 25 años en México. Este ensayo se complementa y finaliza con un anexo de cuadros para mostrar el crecimiento comparado del PIB y de la importancia de la economía mexicana a nivel internacional . II. El plan del crecimiento con estabilidad de precios. El plan no sólo se elaboró en papel y previo a la asunción como presidente de Adolfo López Mateos en 1958, se procesó con el Presidente en turno: Adolfo Ruiz Cortines y con el propio candidato. Sin embargo, el diagnóstico económico y su soluciones estuvo perfectamente articulado a través de una creatividad sin límites de tejidos políticos y relaciones personales en las áreas económicas estratégicas que conducirían al país en los próximos 6 años y que al final alargó el periodo de Ortiz Mena como Secretario de Hacienda por seis años más. Como lo señala el ex secretario de hacienda, el “mayor problema de la política económica no consistía en establecer los objetivos, sino en encontrar la manera de alcanzarlos. Era necesario eslabonar las metas con los instrumentos y medios de acción.” De esta manera se diseñaron los principales objetivos planificadores: 1. Elevar el nivel de vida de la población, sobre todo de los campesinos, obreros y ciertos sectores de la clase media. 2. Continuar aumentando el ingreso nacional. 3. Acelerar el proceso de diversificación de actividades productivas en la economía. 4. Avanzar en el proceso de industrialización dando preferencia a las industrias básicas. 5. Lograr un desarrollo regional más equilibrado. 6. Propiciar el aumento de la productividad de todos los factores de la producción, no sólo de la mano de obra. 7. Lograr un mejor aprovechamiento de los recursos financieros nacionales mediante una adecuada coordinación de las políticas monetaria, fiscal y de crédito para ampliar las fuentes de financiamiento no inflacionarias y coadyuvar al mantenimiento de la estabilidad cambiaria. 8. Preservar la paz interna a través de la vigencia de la Constitución y con el fortalecimiento del régimen democrático surgido de la Revolución . Todos los instrumentos de política económica estaban claros para lograr los objetivos, y éstos funcionaban a semejanza de la exactitud de un reloj. La política fiscal, monetaria, financiera; la cambiaria, la industrial, la agrícola; la energética , la laboral y de comercio interno y externo, operaban bajo una premisa fundamental: conseguir que la economía mexicana creciera conciliando la estabilidad de precios. Para conseguir la coordinación entre objetivos e instrumentos de política económica se encontraba la planificación estratégica como antesala de las decisiones que se iban a tomar . III. Los números del desarrollo estabilizador. En el desarrollo estabilizador y la prosperidad económica de esos doce años, pueden demostrarse a través de los números: El crecimiento económico en México de 1958-1970, cuando Ortiz Mena se encontró al frente del control de la hacienda pública han sido los más altos que el país haya registrado en el siglo pasado y en lo que va de éste. Véase gráfica 1 y cuadro 1. Durante el periodo del desarrollo estabilizador, el crecimiento promedio anual del PIB real fue de 6.75 por ciento y el crecimiento promedio anual del PIB por habitante fue de 3.4 por ciento. Estos niveles de crecimiento contrastan con los promediados en los años de aventura neoliberal: cero por ciento de crecimiento en la administración de Miguel de la Madrid; 3.5 por ciento con Salinas, heredando una de las peores crisis bancarias y financieras en 1994-1995. El sexenio zedillista junto con el foxiano, lograron un magro crecimiento de 2.5 y 2.3 por ciento, respectivamente. En suma, los 25 años de cambios negativos de aumento en la pobreza, de iniquidad en la distribución del ingreso, de desempleo, de pérdida del poder adquisitivo han promediado un crecimiento mediocre de apenas 2 por ciento, que no se asemeja por mucho al crecimiento económico del desarrollo estabilizador. Asimismo, de 1958 a 1970 ha sido el periodo de más baja inflación desde el periodo traumático de la Gran Depresión de 1929 y hasta nuestros días . La inflación promedio anual fue de 2.5 por ciento. Véase gráfica 2 y cuadro 1. Si comparamos a México en el contexto internacional, es posible observar que el crecimiento económico del PIB durante 1958 a 1970 fue superior a países como España, Italia, Francia, Alemania, Canadá, Estados Unidos e Inglaterra entro otros. Por su parte, el crecimiento de los precios en México se mantuvo a la par con el de Estados Unidos; la inflación acumulada entre estos dos países durante el periodo en cuestión, estuvo apenas en márgenes por arriba de 34 por ciento. Véase cuadro 2 del anexo. “El crecimiento con estabilidad fue el resultado de un manejo congruente de política económica. Para propiciar la estabilidad y dar certidumbre a los agentes económicos, el tipo de cambio nominal se mantuvo fijo en 12.50 pesos por dólar, en todo momento bajo condiciones de libre convertibilidad. ” Por su parte, la inversión bruta fija aumentó de 14.1 por ciento en 1958 a 18.5 por ciento en 1970. Como consecuencia, el producto medio por persona ocupada aumentó sustancialmente en el periodo. La tasa media de crecimiento de la productividad laboral durante el desarrollo estabilizador fue de 4.5 por ciento. A su vez y como resultado de lo anterior, el salario mínimo real se incrementó a una tasa media a anual de 6 por ciento (por encima de la inflación) entre 1959-1970. En cuanto al déficit del gobierno federal, éste apenas representó 1.3 por ciento del PIB entre 1958 y 1970, y el déficit total del sector público fue de 2.6 por ciento promedio anual durante el periodo en estudio. Respecto al ahorro privado este se incrementó a una tasa media anual de 2.2 por ciento durante los 12 años de Ortiz Mena al frente de la Secretaría de Hacienda, con la virtud de que dadas las condiciones de estabilidad macroeconómica, este ahorro fue voluntario. Los depósitos en las instituciones financieras del sector privado y mixtas pasaron de 13 por ciento en 1958 a 31 por ciento en 1970 como proporción del PIB. Estos números muestran la fortaleza de una economía planificada, de una articulación política excelsa y de una conducción responsable y visionaria de Don Antonio Ortiz Mena. IV. Algunas reflexiones de carácter institucional. La experiencia del desarrollo estabilizador y la contundencia de los números muestra que es posible crecer sin inflación durante un ciclo económico largo, atemperando los choques internos y externos que conlleva la economía política nacional. Muestra de ello es la coordinación entre la política monetaria y la política fiscal, entre la Secretaría de Hacienda y el Banco Central. Esto constituyó un factor importante para expandir la oferta monetaria con base a los requerimientos de demanda efectiva del mercado, lo que dio como resultado un incremento en el ahorro voluntario en la economía. Esta relación se ha perdido al darle autonomía al Banco de México en la administración de 1988 a 1994. Es claro que, el uso irresponsable de utilizar al Banco de México para financiar el gasto del gobierno en la década de los setenta, creo un antecedente traumático que orilló a tomar la decisión de separar al banco del país con las decisiones de política económica para contribuir al crecimiento económico. Sin embargo, este eslabonamiento de política fiscal, monetaria y financiera en el desarrollo estabilizador creo las bases de estabilidad de precios y crecimiento económico. Es necesario reconsiderar la autonomía y el papel que jugará el banco de bancos, el Banco de México, en el crecimiento económico nacional La concatenación de instrumentos de política económica junto con una articulación política de los funcionarios gubernamentales, encargados de llevar a cabo las políticas públicas, generaron un círculo virtuoso de crecimiento, estabilidad y bienestar social. Así lo señaló Ortiz Mena: “(…) la estabilidad permite promover el ahorro y la inversión, y de esta manera se estimula permanentemente el desarrollo económico; ello, a su vez, hace posible un incremento sostenido de los salarios reales y en general del ingreso disponible, lo que estimula el ahorro. Asimismo, la estabilidad macroeconómica facilita la aplicación de medidas de cambio estructural.” “(…) Por ejemplo, lograr finanzas públicas sanas durante un año es relativamente sencillo. Sin embargo, realizar los cambios de fondo en la estructura tributaria y de gasto que permitan que esta situación se sostenga por un periodo largo de tiempo puede ser políticamente costoso en el corto plazo y requiere de una fuerte capacidad de gestión y de liderazgo político. Cuando los gobiernos carecen de decisión o la capacidad para realizar estos cambios, es frecuente que, para justificarse, recurran al argumento de que existe una disyuntiva entre crecimiento y estabilidad. En estos casos, se tiende a aceptar la inflación como un ‘costo’ del crecimiento.” V. Colofón. Desarrollo estabilizador o estabilidad sin desarrollo es el dilema del México del siglo XXI. Hemos logrado la estabilidad de precios a un costo muy elevado, pero no hemos sido capaces de desarrollar a este país en los últimos 25 años. El periodo que va de 1958 a 1970, denominado desarrollo estabilizador, mostró que era posible crecer y mantener los precios estables. Durante estos doce años, México logró una tasa de crecimiento anual promedio de 6.75 por ciento, con una inflación de apenas 2.5 por ciento. Su crecimiento anual fue superior a economías del tamaño de Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Brasil y Chile. La planificación estratégica y la habilidad para ejecutar las políticas públicas de crecimiento con estabilidad de precios, fue dirigida por Don Antonio Ortiz Mena, secretario de hacienda durante 1958 a 1970. La mayoría de las políticas públicas que impulsaron el crecimiento en el desarrollo estabilizador, hoy o ya no existen, o su operación tiene objetivos totalmente distintos. En el neoliberalismo económico, la planificación sólo existe como el resultado de enumerar un conjunto de deseos sin contar con los instrumentos económicos para su ejecución. La política fiscal y monetaria se encuentran dislocadas del objetivo de crecimiento y promoción del empleo bien remunerado. Se ha preferido el incremento de la productividad a través de la liberalización comercial y financiera y se han abandonado al campo y a la industria dejando que el mercado reasigne los factores de la producción en función de la oferta y la demanda; el resultado, desabasto alimentario, cierre de empresas, mayor desempleo e incremento de la economía informal. La inflación se ha controlado por medidas contraccionistas del salario real, y de astringencia crediticia con altas tasas de interés; estos dos elementos han controlado los precios pero han ido a contracorriente del crecimiento económico. La estrategia económica ha ido aparejada de una falta de planificación, de un carente liderazgo político que no ha permitido un pacto político y social para transitar a un estadio de crecimiento con estabilidad de precios que sea traducido en un mayor nivel de bienestar colectivo. Don Antonio Ortiz Mena hubiera cumplido 100 años el próximo 16 de abril de este año. Sin embargo, esto no podrá ser, su fallecimiento debe de ser un recordatorio a un periodo que anhelamos millones de mexicanos. Un neodesarrollo estabilizador es necesario y urgente. Su concreción pasa inexorablemente por un replanteamiento integral de la política económica de los últimos 25 años y el desafío sigue vigente: desarrollo estabilizador o estabilidad sin desarrollo. Y así hemos de dejarlo. * Mtro. en Economía. Asesor de la Coordinación de Desarrollo Económico del Grupo Parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados, LX Legislatura. Agradezco los comentarios y sugerencias del Dr. Fluvio Ruiz, Dr. Juan Moreno y Mtro. Ricardo Álvarez. El reconocimiento hecho a ellos, no hacen a ninguno responsable por las cosas olvidadas, mal escritas o mal razonadas presentadas en este ensayo. En eso asumo la responsabilidad plena. Correo electrónico: ce_huerta@yahoo.com Don Antonio Ortiz Mena, nació en Hidalgo Parral, Chihuahua en 1907. Se graduó como licenciado en derecho por la Escuela Nacional de Jurisprudencia (1930). También hizo estudios en la Facultad de Filosofía y Letras. Fue asesor del Departamento del Distrito Federal de 1930 a 1936. Colaboró en la dirección del Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras públicas (1936-1945). Durante la segunda guerra mundial formó parte del Comité para la Defensa Política del Continente Americano. De 1952 a 1958 fue director del Instituto Mexicano del Seguro Social. Ocupó la Secretaría de Hacienda durante los periodos de 1952-1958 y 1959-1970 donde estuvo al frente de lo que se denominó “desarrollo estabilizador”. Presidió el Banco Interamericano de Desarrollo de 1971 a 1987. En 1988 fue director general de Banamex. Doctor honoris causa de la Universidad de las Américas. Tomado de: Mussachio, H. (1999) Milenios de México. Diccionario Enciclopédico, Ed. Diagrama, Italia, pp. 2165-2166. Es importante señalar que en nuestro análisis, omitimos el entramado político de la época del desarrollo estabilizador. No se duda de su importancia, ya que el crecimiento económico, no se explica sin el orden político y social de finales de la década de los cincuenta y de los sesenta. Sin embargo, un próximo ensayo retomará esta parte nodal. Ortiz, A. (1998) El desarrollo estabilizador: reflexiones sobre una época, FCEColmex, México, pp.41-42. La política energética era vista como garante del desarrollo económico del país. La política petrolera consistía en lo siguiente: Se buscaba lograr la salud financiera del sector. Modificar la estructura interna de Pemex para elevar su productividad. Ampliar su estructura productiva a ramas de la petroquímica básica y se dejaría a los particulares las ramas secundarias. El sector eléctrico era no menos importante, ya que se consideraba aumentar la capacidad de generación y mejorar el abasto: “Sin perjuicio de adoptar otras medidas tendientes a facilitar la mexicanización de la industria de energía eléctrica, el estado debe estudiar la conveniencia y posibilidad de no otorgar concesiones a favor de empresas extranjeras.” Ibid. pp. 43-44. Durante la época del desarrollo estabilizador se otorgó una gran importancia a la planeación. Desde inicios del gobierno de López Mateos institucionalizó la planeación y otorgó a la Secretaría de la Presidencia la responsabilidad directa sobre la misma. Durante los 25 años de neoliberalismo económico, la inflación promedio anual fue de 34 por ciento. Ibid. p. 55. Ibid. pp. 287-288. VI. Anexo.