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TRAUMA EN LA MUJER TRAUMA EN LA MUJER EMBARAZADA Los traumatismos constituyen la principal causa de muerte no obstétrica durante el embarazo. En la actualidad, por el desarrollo de la tecnología, existe una tendencia a la disminución de los factores obstétricos y un aumento significativo de las causas traumáticas a expensas sobre todo de accidentes de tránsito, más notoria en los países de mayor desarrollo. El 5 al 10% de las mujeres gestantes sufren algún tipo de trauma, siendo esta frecuencia mucho mayor en el tercer trimestre. La mujer gestante puede sufrir las mismas lesiones que la no gestante, pero además existen otras que son propias del período gravídico, por ello es sumamente importante que el médico que deba prestar atención a estas pacientes conozca bien los cambios anatómicos y fisiológicos que ocurren en ellas durante esta etapa, ya que pueden influir en la evaluación correcta de la madre y modificar la respuesta orgánica al traumatismo. Además, debe tener presente en todo momento que está tratando dos vidas y no una, y que el feto corre mucho más riesgo de muerte o lesiones severas que la madre, sin embargo no debe olvidar nunca que el mejor tratamiento para el feto es el tratamiento adecuado de la madre. Si bien la atención primaria es similar a la de cualquier otro paciente, en las gestantes debe procurarse la intervención temprana de un especialista en obstetricia. ALTERACIONES ANATOMICAS Y FISIOLÓGICAS DE LA MUJER GESTANTE Describiremos solamente los principales cambios que pueden conducir a errores en la evaluación y el tratamiento de estas pacientes: 1- ALTERACIONES ANATOMICAS: a- Aumento de volumen uterino: El útero sobresale de la pelvis a partir de la 12º semana, llega al ombligo a las 20 semanas, alcanza el reborde costal alrededor de la 36º y desciende un poco al fin del embarazo cuando la cabeza fetal se encaja en la pelvis. En cuanto al contenido del útero, se hace más vulnerable a medida que crece su continente, presentando hasta el segundo trimestre una protección fetoplacentaria relativa por la cantidad de líquido amniótico que amortigua los traumas directos, pero en el último trimestre el líquido protector es mínimo, las paredes uterinas se hacen extremadamente delgadas y tanto el feto como la placenta (que se halla altamente vascularizada en ese momento), se hacen más susceptibles a cualquier agresión. b- Desplazamiento de órganos: Los órganos intraperitoneales son desplazados hacia el abdomen superior y de este modo hallan mayor protección de los traumatismos. c- Pelvis: La sínfisis se abre 4 a 8 mm.y aumenta el espacio en la articulación sacroilíaca. La cabeza del feto encajada en la pelvis hace que una fractura pelviana pueda acompañarse de fractura de cráneo fetal. 2 - CAMBIOS EN EL VOLUMEN Y LA COMPOSICIÓN DE LA SANGRE: a.- Aumento de volemia y anemia fisiológica El volumen plasmático aumenta hasta un 40 a 50 % en el tercer trimestre, mientras los glóbulos rojos aumentan 20 a 30 %, dando origen a una anemia relativa, con un hematocrito de entre 31 y 35 %. Esto hace que la madre pueda sufrir pérdidas de 30 a 35 % de volumen sanguíneo y hasta 20% en forma brusca sin presentar síntomas, pudiendo el feto estar en shock aunque la madre no lo esté. Cuando se hace efectivo el estado de shock materno, la mortalidad fetal asciende a un 80 %. Por este motivo, se indica siempre una reposición de líquidos precoz como para mantener una buena circulación y oxigenación materno-fetal. b- Cambios en la composición sanguínea: Aumento de glóbulos blancos hasta 25000 en el momento del parto, aumento de fibrinógeno y factores de coagulación, se acorta el tiempo de protrombina y disminuye la albúmina. 3- CAMBIOS HEMODINÁMICOS: a- Frecuencia cardíaca y tensión arterial: La frecuncia cardíaca aumenta hasta 15 a 20 latidos por minuto en el tercer trimestre, con un descenso de presión arterial de 10 a 15 mm de Hg. a partir del segundo trimestre, que retorna a valores similares a los basales a fines del embarazo. b- Gasto cardíaco: Aumenta 1 a 1,5 l por minuto luego de la semana 10°, debido al aumento de volumen plasmático y a la disminución de resistencia periférica en útero y placenta. El útero de término recibe el 20% del gasto cardíaco. c- Sindrome de hipotensión supina: El útero gravídico puede comprimir la vena cava inferior en posición supina, con la consiguiente disminución del retorno venoso en forma brusca, seguido de un cuadro de hipotensión severa. También por este motivo puede aumentar el sangrado en lesiones hemorrágicas situadas por debajo de la compresión. Todo ello hace que la posición para examinar a estas pacientes difiera de la normal, debiendo elevar 15º la cadera derecha y desplazar manualmente el útero hacia la izquierda (o elevar 15º todo el lado derecho de la tabla) en el primer examen si existe sospecha de lesión de columna vertebral o directamente en decúbito lateral izquierdo si no se sospecha lesión de columna o luego de descartada la misma . d- ECG: Puede haber desviación del eje a la izquierda 15 º, ondas T aplanadas o invertidas en derivaciones inferiores y precordiales y aumenta la frecuencia de las contracciones ectópicas. 4- CAMBIOS RESPIRATORIOS: a- PCO2 y consumo de oxígeno: Disminuye la pCO2 hasta 30 mmHg. por acción de la progesterona sobre el centro respiratorio, que produce hiperventilación. Hay también aumento del consumo de oxígeno en la madre. Cuando la pCO2 materna se halla cercana a los 40 mmHg., puede indicar existencia de mala ventilación, con consiguiente riesgo de sufrimiento fetal. La oxigenoterapia materna es de gran importancia para evitarlo. b- Elevación del diafragma: El diafragma se eleva en forma paulatina por el aumento de presión intraabdominal, lo que sumado a la hiperventilación citada, aumenta el riesgo de que, de sufrir la paciente un traumatismo torácico con producción de neumotorax, éste pueda convertirse en hipertensivo en forma precoz. La capacidad vital se mantiene aún con el aumento del volumen corriente a expensas de la disminución de los volúmenes de reserva inspiratoria y espiratoria. 5- CAMBIOS GASTROINTESTINALES: Disminuyen la motilidad y el vaciado gástrico, lo que aumenta significativamente los riesgos de aspiración, haciendo necesario extremar las medidas de precaución con el mantenimiento de la vía aérea en pacientes inconscientes. 6- SISTEMA URINARIO: Hay un aumento del flujo sanguineo renal, con aumento del filtrado glomerular. A fines del embarazo, las pelvis renales y los uréteres se dilatan y la vejiga es desplazada fuera de la protección de la pelvis, haciéndose estos órganos mucho más vulnerables. La creatinina y el nitrógeno urinarios disminuyen a la mitad. Es frecuente la glucosuria. 7- SISTEMA ENDÓCRINO: La hipófisis aumenta 30 a 50 % de su peso, la presencia de shock materno puede desencadenar un cuadro de necrosis de hipófisis anterior con insuficiencia. 8- CAMBIOS NEUROLÓGICOS: La eclampsia puede simular un trauma craneoencefálico, se la debe sospechar ante la presencia de convulsiones, HTA, edemas e hiperreflexia. Puede ser necesaria la presencia de un neurólogo para el correcto diagnóstico diferencial. MECANISMOS LESIONALES Se mencionarán sólo los relacionados con el abdomen, el resto de los traumatismos no difiere de los de la no embarazada. Son más importantes cuanto más avanzada se halla la gestación. Raros durante el primer trimestre debido a la protección fetal por el útero y el líquido amniótico. Se clasifican en traumas cerrados y penetrantes. 1- TRAUMATISMOS CERRADOS a- Trauma directo: los más frecuentes son producidos por accidentes de tránsito y violencia doméstica. b- Trauma indirecto: por desaceleración y contragolpe. Son los que más daños fetales producen, sobre todo rotura uterina y desprendimiento placentario. El cinturón de seguridad asegura menos lesiones y mortalidad materna, pero si se halla ubicado sobre el abdomen puede provocar grave trauma fetal. Se debe preguntar siempre si se estaba colocado. 2- LESIONES PENETRANTES En el 3º trimestre hay mayor protección de vísceras abdominales, con aumento de lesiones uterinas. En heridas de arma de fuego el útero, líquido y feto disminuyen velocidad e impacto, con alta frecuencia de trauma úterino y fetal y baja frecuencia de lesiones asociadas, lo que resulta en buen pronóstico materno pero mal pronóstico fetal. EVALUACIÓN Y MANEJO DE LAS PACIENTES 1-Evaluación inicial: seguiremos como siempre las reglas del ABC. A-Vía aérea y control de columna cervical: La posición de la paciente debe ser la correcta para evitar la compresión de la vena cava: en decúbito lateral izquierdo o con elevación de 15º del lado derecho de la paciente (de la pelvis o de la tabla) y desplazamiento manual del útero hacia la izquierda, según se sospeche o no lesión de columna vertebral. Siempre se le debe suministrar oxígeno, y evaluar las posibilidades de intubación orotraqueal respetando las indicaciones habituales. Las drogas necesarias para la secuencia de intubación rápida habituales no presentan contraindicaciones en el embarazo. B-Ventilación: Recordar la hipocapnia fisiológica de fines del embarazo y el mayor riesgo de producción de neumotorax hipertensivo. De tener que colocar un tubo de drenaje pleural, colocarlo uno o dos espacios por encima de lo habitual por la elevación del diafragma. C-Circulación y control de hemorragias: Realizar una reposición importante de volumen aunque no haya síntomas de hipovolemia. La causa más común de muerte fetal es el shock hipovolémico materno, ascendiendo ésta a un 80% de los fetos sometidos a este cuadro. Está indicada la transfusión de sangre en forma temprana del grupo y factor específico y si la paciente es Rh negativa, también se utiliza en forma preventiva l inmunoglobulina anti-Rh ante la mínima sospecha de trauma abdominal, por la posible sensibilización durante una hemorragia materno-fetal aún de poco volumen. Está contraindicado el uso de aminas presoras porque podrían provocar vasoconstricción en la circulación placentaria con el consiguiente agravamiento de las condiciones de hipoperfusión e hipoxia fetal. D-Examen neurológico: La eclampsia como complicación de fines de embarazo puede confundirse con un traumatismo cráneo encefálico. E- Exposición: Siguiendo las mismas normas que en otros pacientes. 2- Evaluación secundaria Examen completo de cabeza a pies como en cualquier otro paciente, teniendo especial interés: Abdomen: presencia de hematomas u otros signos externos de trauma, altura de fondo uterino para estimar tiempo de embarazo, presencia o no de contracciones , palpación de partes y movimientos fetales y auscultación de latidos del mismo. Pelvis: habitualmente más elástica en estadío terminal de gestación, por aumento de laxitud ligamentaria y aumento de espacios en sínfisis pubiana y articulaciones sacroilíacas. Periné y examen ginecológico: presencia de hematomas, sangrado o líquido amniótico en vagina, dilatación cervical. En forma ideal, estos últimos exámenes deberían ser realizados por un obstetra y cirujano especializado, que serán quienes van a decidir el tratamiento definitivo de la paciente. Es imperativo internar a toda paciente embarazada con traumatismo abdominal de mediano a severo, sobre todo si se observa presencia de sangrado vaginal, contracciones uterinas, dolor abdominal, auscultación de latidos fetales alterados, u otros síntomas dudosos. 3- Estudios complementarios: Luego de estabilizar a la paciente, se deberán realizar los siguientes estudios: -Radiografías: no se hallan contraindicadas en la paciente gestante, sólo deben reducirse a lo mínimo indispensable y puede utilizarse protección abdominal para las que sea posible. -Ecografía: de elección para la detección de lesiones intraabdominales maternas y la comprobación de la indemnidad uterina, viabilidad fetal (presencia de latidos cardíacos fetales), edad fetal aproximada, lesiones placentarias importantes. -Lavado peritoneal diagnóstico: de no contarse con ecógrafo, es de gran utilidad ante dudas de presencia de sangre o líquido amniótico libres en abdomen materno. Recordar que la laxitud y distensión abdominal pueden enmascarar los signos de irritación peritoneal. El lavado debe realizarse por el método abierto, con una incisión supraumbilical y con visualización directa del fondo uterino. -Monitoreo fetal con doppler: indicado por encima de las 20 semanas de gestación, debe mantenerse un mínimo de 4 horas. Permite estudiar la dinámica uterina, evaluar la posibilidad de sufrimiento fetal o de lesiones placentarias. Si durante el monitoreo se hallan contracciones uterinas cada 15 minutos o más, dolor a la palpación uterina, anormalidades de la actividad cardíaca fetal, hemorragia vaginal, rotura de membranas o lesiones traumáticas maternas severas, el seguimiento debe realizarse hasta cumplirse 24 h. de producido el trauma. -Determinación del ph vaginal: un ph menor de 7 suele indicar presencia de líquido amniótico en vagina, consecuencia de una rotura prematura de membranas. -Test de Kleihauer-Betke: detecta la presencia de hemorragia feto-materna, con la posible sensibilización de la misma. Se realiza en madres Rh negativas y de ser positivo se debe administrar una dosis suplementaria de inmunoglobulina anti-Rh. -Amniocentesis: en algunos casos se puede efectuar para determinar el grado de madurez fetal y para el diagnóstico de hemorragias de origen materno o fetal. 4- Cesárea de urgencia: Si en algún momento durante las instancias anteriores la madre sufre un paro cardiorespiratorio, no hay duda de que la conducta es la de realizar maniobras de resucitación habituales. Lo que sí se halla en permanente discusión es en qué momento debe realizarse una cesárea de urgencia para salvar al feto aún en el caso de la muerte materna. La mayoría de los autores coinciden en que el principal factor a tener en cuenta es la viabilidad fetal, que en centros de mediana complejidad es a partir de las 25 ó 26 semanas de gestación, o con un peso superior a los 750 g. Como método de evaluación aproximada, se puede decir que el feto es viable cuando el fondo uterino se halla por encima de la altura del ombligo. Con respecto al mejor momento de la realización de la cesárea de urgencia, los últimos trabajos indican que ésta debería ser precoz, cuando la madre lleva sólo 4 minutos en paro, se debería tardar unos 2 ó 3 minutos hasta la extracción del feto, y luego seguir en forma paralela con la resucitación de la madre y el niño. Esto aumentaría las posibilidades de sobrevida de este último, que según la literatura llegan a ser nulas si se sobrepasa el término de 20 minutos de paro cardíaco materno. LESIONES ESPECIFICAS EN LA EMBARAZADA POLITRAUMATIZADA La mujer embarazada puede sufrir todas las lesiones de una no embarazada, pero existen particularaidades que son propias de su estado y que describiremos a continuación: 1- CONTRACCIONES UTERINAS: Es el problema obstétrico más frecuente luego de un traumatismo. Su intensidad y frecuencia está relacionada con la gravedad de la lesión uterina y con la edad gestacional. Debe realizarse su seguimiento por tocografía externa durante 4 horas o durante 24 hs. si la frecuencia de las contracciones supera las 15 por minuto. No se indican agentes úteroinhibidores porque las contracciones que no ceden en forma espontánea suelen ser consecuencia de un daño obstétrico severo. 2- TRAUMATISMO UTERINO: Más frecuente a partir del tercer mes de gestación, cuando el útero comienza a sobresalir de la pelvis, aumenta su frecuencia hacia fines del embarazo por el tamaño desarrollado y por la debilidad de sus paredes. El trauma uterino puede ser parcial, produciendo hemorragias maternas de variada magnitud, o puede producirse la rotura uterina, ya sea intra o extraperitoneal o intravaginal. Los síntomas y signos presentes son: de irritación peritoneal, reconocimiento de partes fetales al examen del abdomen materno, metrorragia y shock hemorrágico. En una radiografía pueden observarse extremidades fetales extendidas, feto en posición anormal o aire libre intraperitoneal. El útero y la placenta son ricos en factores activadores del plasminógeno, por lo que una lesión puede dar origen a una coagulación intravascular diseminada, agravando el estado clínico materno. Cuando existe rotura uterina confirmada, el único tratamiento posible es la laparotomía exploradora precoz, para evitar la muerte materna por shock hemorrágico. Este también es el tratamiento de elección en lesiones abdominales penetrantes. 3- ABRUPTIO PLACENTAE (desprendimiento placentario): Es la causa más frecuente de mortalidad fetal luego de un traumatismo, exceptuando la muerte materna. Se presenta en el 2 a 4% de los traumas leves y hasta en un 38% en los severos. La gravedad de la lesión depende del porcentaje de placenta desprendida, que cuando es mayor del 40% representa un elevado riesgo de muerte fetal. Los síntomas que pueden presentarse son: Metrorragia (en 70% de las pacientes), pérdidas vaginales de líquido amniótico, contracciones uterinas, irritabilidad uterina (útero que se contrae a la palpación abdominal), dolor abdominal, signos de hipovolemia materna desproporcionados con el grado de hemorragia vaginal visible, tamaño uterino mayor al que corresponde con su edad gestacional, signos de sufrimiento. Cuando el embarazo está avanzado, el desprendimiento puede ocurrir ante traumas menores. Para el diagnóstico es de cierta utilidad la ecografía convencional (permite en algunos casos visualizar el hematoma retroplacentario), pero mejor aún es el monitoreo fetal, que demuestra la existencia de sufrimiento fetal. El tratamiento estará determinado por el grado de desprendimiento, la presencia de sufrimiento fetal, la madurez fetal y las repercusiones maternas. 4- HEMORRAGIA FETO-MATERNA: Ya hemos señalado la posibilidad de hemorragias de mayor o menor cuantía en los traumatismos, con la posibilidad de la sensibilización materna Rh en madres Rh- con fetos Rh+, también puede dar origen a arritmias, anemia y muerte fetal por exanguinación. 5- ROTURA PREMATURA DE MEMBRANAS: Implica la rotura de las mismas antes del desencadenamiento del parto. La trascendencia dependerá de: volumen de líquido amniótico perdido, riesgo de infección del mismo y sobre todo, de la madurez fetal. El diagnóstico se realiza por la determinación del pH vaginal y por ecografía. LESIONES FETALES: El feto se halla protegido por el líquido amniótico, útero y abdomen materno, por lo que resulta difícil que sufra lesiones directas, sin embargo es muy sensible a las alteraciones maternas que pueden provocarle graves consecuencias en forma indirecta. 1- LESIONES FETALES DIRECTAS: Los daños fetales directos en los traumatismos cerrados son raros. Las lesiones más frecuentes son la fractura de cráneo y las hemorragias intracraneales luego de los traumas pelvianos maternos. Los traumatismos penetrantes producen con más frecuencia lesiones uterinas y fetales que lesiones maternas, porque el útero aumentado desplaza las vísceras maternas protegiéndolas y se halla muy expuesto. El diagnóstico se realiza con ecografía, monitoreo fetal y posible lavado peritoneal en los traumas cerrados y el tratamiento depende de los hallazgos. En los traumatismos penetrantes el tratamiento es quirúrgico. 2- LESIONES INDIRECTAS: SUFRIMIENTO FETAL. Las principales consecuencias del traumatismo materno sobre el feto son las que surgen de la alteración de la oxigenación y perfusión placentaria. Las causas más frecuentes de mortalidad fetal son: muerte de la madre, abruptio placentae y shock materno. El diagnóstico de sufrimiento fetal se realiza por monitoreo con tocografía externa, siendo los signos los siguientes: menor variabilidad de la frecuencia cardíaca, taquicardia de más de 160 latidos por minuto, bradicardia de menos de 110 lat./ minuto o desaceleraciones fetales luego de las contracciones uterinas. El tratamiento depende de la gravedad de los síntomas y de la madurez fetal. CONCLUSIONES Sería de suma importancia contar con un obstetra en el equipo de atención inicial de una paciente politraumatizada embarazada, pero es más importante aún que todos los médicos del sector de emergencias conozcan los cambios gestacionales para realizar una correcta evaluación, atención inicial, oportuna consulta con el obstetra y saber cuándo, cómo, dónde y por qué requiere derivación una paciente de este tipo. La mujer embarazada debe tratarse siguiendo todos los pasos habituales (ABC) y enfatizando en estos casos la importancia de la oxigenoterapia materna y la reposición de líquidos en forma precoz y abundante. Recién luego de la estabilización materna, tener presente que dentro de la paciente existe una segunda víctima que debe ser correctamente evaluada y atendida. Recordar siempre que EL MEJOR TRATAMIENTO PARA EL FETO ES EL TRATAMENTO DE LA MADRE. VIOLENCIA DOMÉSTICA Decidimos incluir esta sección debido al alarmante aumento en las estadísticas de violencia como causa de trauma en mujeres. Aún sabemos que el registro obtenido por las denuncias es ínfimo en relación a la cantidad de traumatismos por este origen, ya que la mayoría de las mujeres no denuncian, en general por miedo y algunas veces por desconocimiento. Esperamos que este apartado sirva de guía a los médicos que atienden estos casos para detectarlos y estimular y enseñar a las pacientes los métodos a seguir para realizar las denuncias correspondientes. La ONU define “Violencia contra la mujer” como: “Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se produce en la vida pública como en la privada.” Actualmente esta es una de las causas más frecuentes de lesiones en mujeres durante su cohabitación, matrimonio y embarazo. No influyen factores socioeconómicos, culturales ni raciales. En la Provincia de Buenos Aires existieron aproximadamente 52000 denuncias durante el año 2008 (unas 160 por día). Esta cifra representa un 100% de aumento de las denuncias con respecto al año anterior. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires durante el mismo año se registraron 25000 denuncias. No existen estadísticas nacionales, pero fuentes privadas registraron 168 muertes de mujeres por violencia doméstica durante el mismo período en todo el país. Algunos datos a tener en cuenta: -En nuestro país, en el 42% de los casos de mujeres asesinadas, el crimen lo realiza su pareja. -El 82% de mujeres golpeadas lo es por su pareja. -El 45% de las mujeres que denuncian llevan más de 6 años de convivencia violenta. -Según las estadísticas, el 50% de las mujeres pasa por alguna situación de violencia en algún momento de su vida. -Sólo 44 de los 193 países de la ONU poseen legislación contra la violencia doméstica. -Internacionalmente se calcula un 10% de denuncias, más en países desarrollados. Ante un trauma de origen dudoso en mujeres, se sugiere sospechar violencia ante: -Lesiones que no van de acuerdo con historia de la paciente. -Autoestima devaluada, depresión o intento de suicidio. -Autoabuso. -Frecuentes visitas a médicos o servicios de emergencias. -Uso de sustancias o drogas prohibidas. -Pacientes que se autoculpan de las lesiones. -Pareja que insiste en estar presente durante la entrevista y el examen. Un grupo de especialistas en el tema en los Estados Unidos desarrollaron un cuestionario que, hecho sin la pareja presente, detectan 65 a 70% de las víctimas de violencia: Indicador de violencia doméstica: 1-¿Fue golpeada, pateada o lastimada de alguna forma en el último año? ¿Por quién? 2-¿Se siente segura en su actual relación? 3-¿Hay alguna pareja anterior que la haga sentir insegura ahora? Una vez diagnosticado el maltrato, los pasos a seguir son: -Tratamiento de las lesiones físicas -Tratamiento de las lesiones psicológicas. No se aconseja la terapia familiar mientras persista la violencia, sólo la individual. -Instrucción a la paciente para que realice la denuncia correspondiente en el momento en que ella se sienta preparada para realizarla, si no aparenta haber un riesgo inminente para la misma. Si lo hay, instarla a hacer la denuncia inmediata. -Instruir a la paciente sobre las estrategias de seguridad y plan de huida para aplicarlos de ser necesario. En caso de requerirse abandono del hogar recomendarle: Elegir un momento en que la situación hogareña sea tranquila. No dar indicios de la intención de huida. Conocer previamente los lugares donde puede acudir y no difundir datos sobre los mismos. Evitar los lugares donde se pueda encontrar con el agresor. No olvidar que las agresiones más violentas, y en muchos casos los que acaban con la vida de la mujer, suceden cuando se están realizando los trámites de separación o cuando la mujer decide abandonar el domicilio conyugal. En la República Argentina, la legislación vigente al respecto es la siguiente: -Ley Nacional 24417 de protección contra la violencia familiar (dic 1994): “Toda persona que sufriese lesiones o maltrato físico o psíquico por parte de alguno de los integrantes del grupo familiar podrá denunciar estos hechos ante el juez de familia y solicitar medidas cautelares…” Considera matrimonio o uniones de hecho. -En la Provincia de Buenos Aires se cuenta con la Ley 12569 y 20 leyes provinciales complementarias que amparan a las víctimas frente a actos de violencia que pueden llegar a sufrir por parte de su pareja, marido, conviviente o de cualquier miembro del grupo familiar. En caso de querer realizar la denuncia, debe instruirse a las pacientes a realizarla o a efectuar consultas en los siguientes establecimientos: -Comisarías de la Mujer y de la Familia: Provincia de Bs. As.: 0221- 429-3114 o www.mseg.gba.gov.ar -Dirección Nacional de la Mujer. -Consejo Nacional de la Mujer. (4345- 7384). -Consultas Pcia. Bs. As.: 0800- 666-5065. -Cap. Fed.: 0800- 666-8537.