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3.1. Los Reyes Católicos: La construcción del Estado Moderno BLOQUE 3: La formación de la Monarquía Hispánica y su expansión mundial (1474 – 1700) 3.1. LOS REYES CATÓLICOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO 3.1.1. Los Reyes Católicos: la unión dinástica de las Coronas de Castilla y de Aragón. El matrimonio entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón se llevó a cabo en 1469. Isabel sucedió a Enrique IV (su hermano) en el trono de Castilla (1474). Poco después, Alfonso V de Portugal invadió Castilla y reivindicó el trono castellano para Juana la Beltraneja (hija de Enrique IV), con quien estaba prometido. Ello provocó la guerra civil por la sucesión entre los partidarios de Isabel y los de Juana. La firma del Tratado de Alcaçovas (1479) con Portugal supuso, entre otras cuestiones, el reconocimiento de Isabel I como reina de Castilla. Ese mismo año Fernando II fue proclamado rey de Aragón. De este modo las dos grandes coronas hispanas quedaron unidas por el matrimonio de sus respectivos reyes, surgiendo así una nueva entidad política: la monarquía hispánica. Sin embargo se trataba de una unión dinástica, personal, que planteaba varios objetivos comunes para las dos coronas, como el dominio peninsular, la unidad religiosa y el fortalecimiento del poder real frente a los nobles. Pero esta unión no supuso la unidad territorial e institucional de ambas coronas, ya que cada una mantuvo sus fronteras, sus leyes, sus instituciones políticas, su sistema de recaudación de impuestos, sus monedas, sus aduanas, sus lenguas y sus usos tradicionales. Legalmente, los súbditos de una corona eran considerados extranjeros en la otra. La única institución común fue el Tribunal de la Inquisición. No hubo el más mínimo intento de avanzar hacia una fusión de reinos, ni hacia un Estado unificado. Los reyes gobernaban conjuntamente Castilla y Aragón y las grandes decisiones se tomaron por acuerdo mutuo “Tanto monta, monta tanto...”, pero siempre intervino más Fernando en Castilla que Isabel en Aragón. El título de Reyes Católicos les fue concedido por Alejandro VI tras conquistar Granada y expulsar a los judíos (ambos acontecimientos tuvieron lugar en 1492). La unión dinástica entre ambos reinos nació desigual desde el primer momento: Castilla era mucho más grande y tenía más población, así como una economía en expansión y unas instituciones más homogéneas y útiles para el ejercicio sin trabas del poder monárquico. Por ello, Castilla desempeñó desde el principio un papel hegemónico: en ella obtenían los reyes sus recursos fiscales, y de ella salieron las principales fuerzas militares y las empresas de conquista (América). 3.1.2. Los Reyes Católicos: la reorganización del Estado: instituciones de gobierno. El objetivo de los Reyes Católicos era fortalecer el poder real y disminuir el de los estamentos privilegiados, estableciendo una monarquía autoritaria, y crear una administración central en manos de la monarquía, sentando las primeras bases de un Estado Moderno. Todas las reformas se limitaron al reino de Castilla. La autoridad de los monarcas se impuso sobre: La nobleza, se redujo su poder político, apartándola de los cargos superiores de la administración que van a ser progresivamente ocupados por juristas y letrados pero se consolidó su poder económico y social (Leyes de Toro, 1505) con la institución del mayorazgo (en virtud de la cual todas las tierras habían de pasar íntegras al hijo mayor) que vinculaba las tierras a los grandes títulos nobiliarios. La Iglesia: se presionó a las Órdenes Militares, que poseían extensas propiedades y rentas, para que nombrasen al rey como su gran maestre cuando el cargo quedase vacante. Los Reyes Católicos consiguieron del Papa el derecho de patronato o regalías que les permitía proponer el nombramiento de las personas que iban a ocupar los cargos eclesiásticos más importantes. Los municipios: se controló a las oligarquías urbanas mediante el reforzamiento de la figura del corregidor, funcionario con carácter permanente que tenía amplias facultades de gobierno en todos los asuntos en nombre del poder monárquico y que eran nombrados por los reyes, quedando de esta forma los municipios sometidos al poder real. 1 3.1. Los Reyes Católicos: La construcción del Estado Moderno Para fortalecer el poder real los monarcas se sirvieron de una serie de instituciones que sentaron las bases del Estado Moderno: Se reorganizó la Hacienda, lo que permitió incrementar los ingresos fiscales. Se prestará especial interés al fortalecimiento del ejército que pasó de tener una estructura medieval a formar un ejército permanente (instrumento de guerra moderno, rápido y bien dirigido), bajo el control directo del poder real. Se creó un cuerpo permanente que atendía a los asuntos diplomáticos. La diplomacia se convertirá en un elemento definitivo en las relaciones exteriores. Se reorganizó la administración de justicia, creando una red territorial con dos Chancillerías o tribunales superiores, una en Valladolid y otra en Granada. El Consejo Real fue reorganizado, dejó de ser consultivo para ser de gobierno en algunos temas judiciales y administrativos. Se profesionalizó la institución y, aunque nobles y eclesiásticos formaban parte de ella, los monarcas introdujeron en su composición funcionarios con formación jurídica, perdiendo así la nobleza su influencia política. La complejidad del reino llevó a establecer los primeros Consejos especializados por temas (Inquisición, Hacienda, Indias, etc.) Las Cortes, perdieron protagonismo y en Castilla sólo se reunían cuando los monarcas necesitaban dinero, si bien los Reyes Católicos contaron con el apoyo de las ciudades. Se creó la Santa Hermandad, cuerpo de vigilancia y policía rural, encargada de reprimir la delincuencia, acabar con las bandas de salteadores y las luchas entre los señores locales. Las ciudades aceptaron pagar una fuerte contribución para mantener estas cuadrillas armadas. En la Corona de Aragón apenas hubo cambios institucionales. Isabel y Fernando respetaron e incluso confirmaron los privilegios de Valencia, Aragón y Cataluña, manteniendo su tradición política pactista. Asimismo, nombraron virreyes en cada uno de sus territorios, como representante del monarca que, en su nombre, ejercía la plenitud de los atributos reales. La Corona de Aragón tenía mucho más limitada su autoridad por la existencia de unos privilegios estamentales muy sólidos e intocables. Además no se obtenían apenas ingresos fiscales por el empobrecimiento que provocaron las guerras del s. XV. Aragón se quedó con un sistema político rígido, poco adecuado para un Estado Moderno, pero contó con los ingresos y el ejército de Castilla para su política exterior. 3.1.3. Los Reyes Católicos: la política religiosa. Su objetivo era lograr dar cohesión y unidad al conglomerado político y cultural que gobernaban. Fue donde más se mostró el autoritarismo de los Reyes difundiendo el cristianismo católico por todos sus territorios, con un objetivo claro: lograr la unidad religiosa. Esta política se caracterizó por: La creación de la Inquisición o Tribunal del Santo Oficio (1478), institución encargada de perseguir a los sospechosos de herejía y a los falsos conversos. Fue creado por Gregorio IX en 1233 y existía en Aragón desde 1241. El Tribunal del Santo Oficio era la única institución que podía actuar en todos los territorios de la monarquía, bajo la autoridad directa de los Reyes. Estaba regulado por el Consejo de Inquisición, al frente del cual estaba el Inquisidor General, que seguía los mandatos de la corona, convirtiéndose de ese modo en un instrumento político al servicio de la misma. La expulsión de los Judíos: oprimidos por la presión popular y vigilados por la Inquisición, especialmente los conversos al cristianismo. Los Reyes firmaron el decreto de expulsión en 1492, por el cual tenían que elegir entre convertirse o marcharse. Entre 90.000 y 100.000 abandonarán la península en condiciones precarias, pudiendo llevarse pocas posesiones y malvendiendo las que no podían llevarse. Su destino fueron los puertos del norte de áfrica donde fundaron comunidades sefardíes Conversión forzosa de los mudéjares en 1502. Violando los pactos firmados en las capitulaciones tras la Guerra de Granada. Fueron obligados a convertirse al cristianismo o a abandonar los territorios de los Reyes lo que causó una sublevación en las Alpujarras Granadinas. Los que permanecieron y se convirtieron fueron conocidos como moriscos. 2 3.1. Los Reyes Católicos: La construcción del Estado Moderno El patronato regio: es decir el derecho de los RR.CC a elegir a los principales cargos eclesiásticos en sus reinos y especialmente en Granada, las Canarias y las tierras descubiertas donde podrán nombrar cargos, evangelizar, crear misiones… Supone el control por parte de los reyes sobre la Iglesia. Fue concedida por el Papa en 1486 para Granada, Puerto Real y Canarias. En 1508 se concedió para América En 1505 se pidió su extensión al resto de territorios peninsulares, lo que se logró en 1523 durante el reinado de Carlos I 3.1.4. Los Reyes Católicos: la conquista del Reino Nazarí de Granada. La guerra y conquista de Granada supuso la incorporación a Castilla del último reducto musulmán de la Península. La frontera con el reino nazarí era una fuente continua de conflictos, a pesar de que los reyes nazaríes estaban en situación de debilidad, con numerosos problemas internos que minaban su capacidad de resistencia militar; bastó aprovechar uno de los múltiples incidentes en la frontera para desencadenar la guerra que se prolongó durante diez años (14821492). La finalización de la Reconquista y la unidad de España era una idea que no había desaparecido de la mentalidad de los reinos cristianos. Además, la incorporación del reino nazarí era algo que los Reyes Católicos tenían como objetivo porque había disminuido el pago de las “parias” y los turcos amenazaban en el Mediterráneo occidental apoyando a los berberiscos (piratas musulmanes norteafricanos) que desembarcaban constantemente en el Reino de Granada (amenazando a los reinos cristianos). A la victoria final de los castellanos contribuyeron las luchas internas en el Reino Nazarí entre bandos nobiliarios rivales, e incluso entre miembros de la propia familia real: llegaron a estar enfrentados el rey de Granada y su hijo, Boabdil. Por regla general, fue una guerra más de asedios que de batallas campales. La primera fase de la conquista se realizó por la frontera oeste del Reino Nazarí (toma de Ronda, Loja, Málaga). En la segunda fase atacaron por el este (cayendo Baza, Guadix, Almería). La última campaña fue el largo y costoso asedio de la ciudad de Granada, que duró casi un año. El 2 de enero de 1492 los Reyes Católicos tomaron la ciudad y culminaron definitivamente el proceso de Reconquista. El rey Boabdil, por capitulaciones, entregó la ciudad a los Reyes Católicos, que se comprometieron a respetar la religión y costumbres de los vencidos. 3.1.5 Los Reyes Católicos: el descubrimiento de América. A finales de la Edad Media varias condiciones favorecieron los grandes descubrimientos geográficos que marcaron la época del Renacimiento: factores técnicos (desarrollo de la cartografía, de las técnicas de navegación…), políticos (la competencia y rivalidad con Portugal por la expansión atlántica o ideológicos (la euforia tras la conquista de Granada prolongó el espíritu de cruzada). Pero fue una motivación económica la que llevó a los portugueses primero, y a los castellanos después, a buscar una nueva ruta hacia las Indias para obtener las especias orientales y otros productos de lujo al quedar la ruta tradicional bloqueada por el imperio turco en el Mediterráneo oriental. Cristóbal Colón, marino de origen genovés, presentó a otras monarquías, entre ellas a la portuguesa, su proyecto de llegar a las Indias a través de la ruta inexplorada del Oeste. Este proyecto fue rechazado por los portugueses por considerarlo de escaso interés y basado en cálculos erróneos; desengañado, se dirigió entonces a Castilla, donde de nuevo una comisión de expertos rechazó la propuesta por incierta y costosa. Pero cuando Bartolomé Díaz dobló el cabo de Buena Esperanza (1488) –llegando al océano Indico a partir del Atlántico-, Colón insistió. Finalizada la guerra de Granada, los Reyes Católicos decidieron apostar por el proyecto de Colón y tras una dura negociación se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe (abril de1492) por las que Colón obtendría: los títulos de almirante, virrey y gobernador general de todas las islas y tierras firmes que descubriera y el 10% de los beneficios que se obtuvieran. El viaje se organizó en el puerto de Palos (Huelva) y fue financiado en su mayor parte por la Corona. Se armaron tres barcos a cuyo mando estaban los hermanos Pinzón y el propio Colón. Partieron el 3 de agosto de 1492 y, tras repostar en Canarias, comenzó el viaje hacia el Oeste por el Atlántico; los vientos alisios les permitieron avanzar rápidamente. El 12 de octubre de 1492 llegaron a las Antillas, en concreto a una isla que los indígenas llamaban Guanahaní (una de las islas 3 3.1. Los Reyes Católicos: La construcción del Estado Moderno Bahamas) y ellos llamaron San Salvador y desde allí se dirigieron a Cuba (que llamaron Isla Juana) y a Haití (a la que denominaron La Española) buscando oro y riquezas. Colón tomó posesión de las tierras en nombre de los reyes y emprendió el regreso a la Península Ibérica en 1493. Ante el éxito de la expedición, Colón realizó tres viajes más a los nuevos territorios sin saber que había llegado a un nuevo continente. Colón murió con la convicción de que había llegado cerca de las costas orientales de Asia, de ahí el nombre de indios aplicado a los indígenas. Con la bula papal “Inter Caetera” (1493) y posteriormente con el “Tratado de Tordesillas” (1494) firmado entre Castilla y Portugal, se hizo el reparto del mundo para colonizar y explotar: se trazó una línea imaginaria de demarcación a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. La zona situada al oeste de esa línea correspondía a España y las tierras situadas al este, a Portugal. Este acuerdo incluía para Portugal no solo la ruta que bordeaba África, sino que también le permitiría la futura ocupación de Brasil. 3.1.6. Los Reyes Católicos: la incorporación de Navarra. Navarra fue incorporada a la Corona de Castilla en 1512, al final del reinado. Al comienzo del mismo, Castilla y Francia llegaron a un acuerdo para mantener la independencia de Navarra, solución provisional porque ambos aspiraban a anexionarse el pequeño reino pirenaico. Tras la muerte de Juan I de Navarra y II de Aragón el reino fue gobernado por Leonor I, casada con Gastón de Foix IV, vinculándose el reino de ese modo a la casa de Foix y orientándose a la política francesa. A su muerte recomendó a sus herederos Francisco I (muerto con 14 años en 1483) y su hermana Catalina (reina de Navarra de 1483 a 1512) buscar la protección francesa. En 1512 (ya había fallecido Isabel) cuando Fernando II de Aragón aprovechó un incidente diplomático (una supuesta conspiración de Navarra y Francia contra Castilla en la que se planifica el matrimonio entre el infante navarro con una hija del rey de Francia Luis XII) para ordenar al Duque de Alba la ocupación del reino. En las Cortes de Burgos de 1515 Navarra quedó anexionada a la Corona de Castilla, sin la presencia de ningún navarro. Como en los demás reinos, se mantuvieron sus fueros e instituciones propias 3.1.7. Los Reyes Católicos: las relaciones con Portugal. La integración de las Canarias Las Islas Canarias fueron objeto de disputa entre Portugal y Castilla durante la guerra civil entre Isabel y Juana la Beltraneja, hasta que, en el Tratado de Alcaçovas (1479), Portugal renunció al archipiélago a cambio de las Azores y Madeira. La conquista de las Islas Canarias había comenzado en 1402. La iniciativa correspondió a miembros de la nobleza, vasallos de Castilla, que conquistaron y tomaron posesión de las islas menores: Lanzarote, Fuerteventura, Gomera y El Hierro. Las islas fueron reducidas a señoríos particulares. A partir de 1475, la monarquía intervino de forma directa en la conquista de las tres islas restantes: Gran Canaria, La Palma y Tenerife. El procedimiento seguido por los Reyes Católicos en estas últimas islas fue diferente al empleado en la ocupación de las otras: la conquista se efectuó por el sistema de capitulaciones, por el que se establecía un contrato con particulares para que llevaran a cabo la conquista de los nuevos territorios en nombre de la monarquía y a continuación se repartían las tierras. Estas islas, tras su conquista, permanecieron como tierras de realengo, es decir, bajo el dominio directo de la Corona. La conquista de las Canarias fue larga (finalizó en 1496), debido a la resistencia que opusieron los indígenas (guanches), en la isla de Tenerife. La población indígena se redujo de forma espectacular y terminó reducida a la esclavitud, perdiendo su cultura, costumbres y forma de vida. Las islas fueron rápidamente colonizadas, sobre todo por andaluces y extremeños, a los que luego se añadieron portugueses y judíos conversos. El azúcar se convirtió en la principal fuente de riqueza, aunque también se explotó desde 1492 para el tráfico hacia América, en cuya ruta las Canarias eran escala obligada. 4 3.1. Los Reyes Católicos: La construcción del Estado Moderno Establecer unas relaciones con Portugal positivas fue el empeño de los Reyes Católicos tras superarse la guerra civil. Por el Tratado de Alcaçovas (1479) el rey de Portugal reconoció a Isabel I reina de Castilla y, a cambio, se pactó la boda de la hija mayor de los reyes, Isabel, con el heredero del trono portugués. El acuerdo incluía también un reparto de las zonas de explotación y navegación en el Atlántico, ámbito de rivalidad desde hacía tiempo. Tras el descubrimiento de América se negoció un nuevo pacto, el Tratado de Tordesillas (1494). Un meridiano situado a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde separó las dos zonas de influencia: la occidental para Castilla y la oriental para Portugal, por lo que, más tarde, Brasil sería portugués. ANEXO I: Los Reyes Católicos: la proyección exterior. Política italiana y norteafricana. La política exterior de los Reyes Católicos fue una mezcla de los intereses, no siempre coincidentes, de Aragón y Castilla. Su dirección correspondió a Aragón, si bien Castilla la financió y fue su gran beneficiaria. La línea de actuación de los reyes fue muy activa, disponiendo de los instrumentos necesarios: dinero para costear las empresas, una marina y un ejército poderosos y un cuerpo de representantes diplomáticos bien organizado. Fernando retomó la política tradicional aragonesa de expansión por el Mediterráneo , esto suponía el enfrentamiento con Francia. El escenario fue Italia, un mosaico de pequeños estados, pero de gran interés para las dos grandes potencias militares del momento: la monarquía francesa y la española. La antigua rivalidad aragonesa hacia Francia será una constante de la política exterior española hasta finales del siglo XVII. El objetivo era el reino de Nápoles (conquistado por Alfonso V de Aragón en 1443, pero separado a su muerte –en 1458- de la Corona aragonesa y legado a su hijo ilegítimo Ferrante I). En 1494 comenzaron los enfrentamientos hispano-franceses en Italia, cuando Francia invadió el reino de Nápoles. Las tropas españolas -al mando de Fernández de Córdoba, el Gran Capitán- forzaron la retirada francesa. Pero en 1499 Francia, tras anexionarse Milán, invadió de nuevo Nápoles y, tras una nueva derrota, se llegó a un acuerdo por el que Francia se quedaba con Milán y renunciaba a Nápoles en beneficio de Aragón. El resultado fue la victoria de Fernando el Católico frente a las pretensiones francesas, así como la reincorporación a la Corona de Aragón de importantes territorios: • Los condados catalanes de Rosellón y Cerdaña, en posesión de Francia desde la guerra civil catalana, y devueltos en 1493. • El propio Reino de Nápoles, integrado en la Corona de Aragón desde 1503. Además los Reyes Católicos intentaron reforzar sus relaciones exteriores mediante alianzas matrimoniales con Portugal y, para aislar a Francia, con Inglaterra y el Sacro Imperio. La política norteafricana respondía a los intereses de Castilla. La hostilidad hacia los territorios del norte de África respondía a intereses económicos, ideológicos y estratégicos. Se trataba de impedir una nueva invasión y que los musulmanes que permanecían en el sur peninsular tuvieran el apoyo de los bereberes; contener la piratería berberisca que empezaba a ser un problema para el comercio mediterráneo, desde que contaba con el apoyo del sultán turco. Además permanecía vivo el espíritu de cruzada y, para muchos dirigentes, el deber religioso de extender el cristianismo en el norte de África. Para evitar enemistarse con Portugal, que ocupaba Ceuta (desde 1415), la ocupación española en el norte de África quedó limitada a un reducido número de plazas fuertes en la costa: Melilla, Orán, Bugía y Trípoli, cuya eficacia frente a la piratería fue prácticamente nula. 5