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TRASCENDENCIA DE LA DETECCIÓN DEL VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO Y SU RELACIÓN CON EL CÁNCER CÉRVICO-UTERINO Coordinador Dr. Rafael Jiménez Flores. FES Iztacala, UNAM. INTRODUCCIÓN AL SIMPOSIO: : El comportamiento de la mucosa que reviste el interior de la cavidad vaginal y el cervix es muy semejante al que tienen otras mucosas, de tal manera que los mecanismos de la Inmunidad Innata son altamente eficientes en el control de infecciones y necesarios en el mantenimiento de la homeostasis, a saber; pH, competitividad bacteriana, moco, proteasas, descamación, IgA de secreciones, entre las más destacadas. La infección por HPV, se considera una enfermedad de transmisión sexual y se propone que haya pequeñas erosiones del epitelio que permitan la exposición de proteínas muy abundantes de la matríz extracelular (integrinas) que servirían como receptor para components de la superficie viral de esta manera los virus se “pegan” a las membranes de células epiteliales, de tal forma que en determinado momento puedan ser incorporados al citoplasma y al núcleo de una célula que garantice su replicación. En este momento es factible que participen los mecanismos de la Inmunidad específica o adquirida y comenzaremos recordando que las células dendríticas (DC) se ubican periféricamente, ya sea recubriendo piel, mucosas o epitelios de revestimiento; son células inmaduras y disponen de máxima capacidad para capturar antígenos. Posteriormente, durante el proceso de maduración expresan abundantes moléculas HLA y coestimuladoras, son móviles y tienen una gran capacidad para estimular linfocitos T vírgenes (naive) o en reposo. En el proceso de maduración de las DC participan fundamentalmente antígenos y citocinas pro-inflamatorias. Es importante reiterar que en su forma inmadura las DC son ávidas realizando endocitosis y macropinocitosis, hecho que favorece el procesamiento de antígenos y de manera prácticamente simultánea la maduración. Una de las propiedades biológicas más interesante de las DC, es la migración. El poder transportarse desde la periferia hasta el tejido linfoide secundario representa una ventaja evolutiva para iniciar una eficiente respuesta inmune al transportar hasta los linfocitos, a los antígenos encontrados en tejidos periféricos. Las quimiocinas y sus receptores (una superfamilia de proteínas involucradas en la migración celular), se han descrito como participantes en el tráfico de DC. Principalmente se han documentado CCR2, SLC/6Cina, CCR7, ELC/MIP3 y DC-SIGN. En resumen las DC, son leucocitos especializados en captar antígenos especialmente en tejidos periféricos, migran a órganos linfoides secundarios, maduran, presentan antígenos en la restricción genética del complejo principal de histocompatibilidad dando así inicio a una respuesta inmune eficaz (1). El sistema inmune de los seres humanos integra múltiples funciones celulares y humorales que permiten a los individuos eliminar agentes infecciosos (virus, bacterias, parásitos y hongos), eliminar células que han concluido sus funciones (apoptosis), identificar y eliminar a células malignas transformadas, además de participar en la patogenia de diversas enfermedades humanas, ya sean estas por hipersensibilidad o por inmunodeficiencias Los órganos linfoides primarios (timo y médula ósea), secundarios (bazo, ganglios, nódulos) y las células efectoras del sistema que se originan en la médula ósea y maduran en los órganos linfoides primarios son células mononucleares: (linfocitos T y B, las células NK, monocitos, macrófagos tisulares y células presentadoras de antígeno). Las células polimorfonucleares o granulocitos originan a neutrófilos, basófilos y eosinófilos. Muchas de las funciones de estas células dependen de mediadores bioquímicos (citocinas o interleucinas); de estas se han descrito numerosas moléculas y sus respectivos receptores, destacando la complejidad de sus mecanismos de acción. Por ejemplo las que producen los linfocitos T (Th1: IL-2, IFN-, TNF; y Th2: IL- 4, 5, 6 y 10); las que producen los Linfocitos T citotóxicos (LTc) son enzimas que rompen sobre triptofano (granzyma A), sobre Asp y DNA (granzyma B) y 8 proteínas mas con actividad de perforina; otras citocinas importantes son las producidas por macrófagos, CPA, LB, y también células endoteliales y epiteliales. En las células presentadoras de antígeno (CPA, DC para el caso), la estructura terciaria de los dominios 1 - 2 y 1 - 1 de los antígenos de clase (HLA) I y II respectivamente, forman un “nicho” donde se ubica y presenta a los antígenos que previamente han sido procesados en el citoplasma de estas células. Dicho mecanismo requiere de otros complejos proteicos: los proteosomas formados por 7 subunidades 7 y 7, codificados por los genes LMP2 y LMP7; Y las proteínas asociadas al transporte de antígeno en el citoplasma, tales como TAP1 y TAP2. Dichas proteínas establecen una asociación física para el transporte del antígeno desde la región no endosómica al retículo endoplásmico, donde serán acoplados al nicho de los HLA. La calnexina, proteína que también participa en la presentación restringida por clase I, y las proteínas DM y la cadena invariante Li, realizan la misma función en el contexto de los HLA II. Todas estas proteínas se reciclan y están reguladas por citocinas (IFN , IL-2). El receptor de Linfocitos T (TCR) está formado por un par de cadenas de glucoproteínas transmembranales, pertenece también a la superfamilia de las inmunoglobulinas, Y se ubican en la superficie de linfocitos T. En sangre periférica el 90% de estas células expresan el heterodímero - y las restantes el -. En tejidos, la proporción de expresión es variable, por ejemplo en el epitelio vaginal el heterodímero - es más abundante que el - y probablemente más importante. La reciente comprobación de la estructura tridimensional del TCR mediante estudios de cristalografía y su flexibilidad para el reconocimiento antigénico, explican su diversidad biológica. La correcta función del TCR requiere de la participación de otras moléculas: el complejo pentamolecular CD3 (, , , - o - ), CD4, CD8, ICAM, CD11a, CD18, LFA1, VLA-4, CD28, CD44 y CD45, entre las más importantes. Respecto al reconocimiento que los LT hacen sobre las CPA podemos mencionar que, en términos generales, las moléculas HLA de clase I presentan antígenos endógenos y las de clase II presentan antígenos exógenos (como por ejemplo los derivados de patógenos que no parasitan a las células). En infecciones virales y en cáncer inducido por virus oncogénicos, los antígenos son reconocidos preferentemente dentro de la restricción genética de los HLA A, B, C. Es importante destacar la importancia de moléculas de coestimulación sobre las CPA como son los de la familia B7, CD40, Rank, OX40L que interactúan con sus ligandos sobre LT; CD28, CTLA-4, CD40L, RankL y OX40, respectivamente. Estas moléculas participan para “estabilizar” el reconocimiento que el TCR hace sobre las moléculas del MHC al identificar el antígeno, y muy probablemente en la llamada sinapsis inmunológica. Realizado el reconocimiento del antígeno, se inicia en el LT una cascada de eventos biológicos, que incluyen fosforilación de proteínas, activación de segundos mensajeros, trascripción de genes, síntesis de proteínas y liberación de numerosas citocinas. Todos estos eventos biológicos concluyen en actividades de linfocitos T cooperadores 1 y 2, citotóxicos, Linfocitos B, células plasmáticas, NK y macrófagos; que en conjunto mantienen la homeostasis y eliminan a patógenos. Las consideraciones hechas respecto de la Inmunidad Específica, se aplican a la infección viral, que para fines prácticos podemos señalar lo siguiente: En esencia todos los virus constituyen “entidades” de material genético RNA o DNA de cadena sencilla o doble, abiertas o cerradas, positivas o negativas y que se encuentran rodeados de proteínas para favorecer su tránsito a través de membranas y transferir así el material genético. La replicación viral y su transmisión dependen absolutamente del huésped. La especie humana puede ser infectada por un poco más de 400 virus, de los cuales aproximadamente el 30% corresponden a Rhinovirus y el 70 % restante a una gran diversidad de virus. Como se ha planteado previamente, la infección por HPV en la mucosa anogenital generalmente se debe a la actividad sexual que produce pequeñas lesiones de los estratos superficiales de la mucosa, exponiendo a los queratinocitos basales. Nigel McMillan, propone que una proteína heterodimérica de la familia de las integrinas (subunidades 6 - 4) es utilizada como receptor para el HPV y que el proceso habitual de endocitosis en el reciclamiento de las proteínas membranales, transporta al virus al interior de las células basales del epitelio escamoso, las cuales garantizan la división celular. Obviamente este mecanismo tiene interrogantes por ejemplo, ¿como es que, siendo estas proteínas de la matriz extracelular tan ubicuas, solo se infecten zonas muy precisas?, desde este ángulo es difícil aceptar la especificidad de especie y el tropismo tan exquisito, además de los diferentes comportamientos clínicos. Como se ha mencionado anteriormente, ciertas células del sistema inmune están capacitadas para iniciar el reconocimiento de los antígenos virales y existen evidencias de que se completa el proceso biológico de Respuesta Inmune, a juzgar por la producción de numerosos anticuerpos. Lamentablemente es muy posible que no tengan la eficiencia deseada, ya que la zona donde se da el proceso infectivo afecta únicamente a las células germinativas y estratos superficiales del epitelio, en donde, anatómicamente parece no haber participación de la respuesta inmune humoral. Respecto a la respuesta celular existen mecanismos complejos que involucran proteínas de genes transformantes, alteraciones de genes como P53 y Rb y quizá muchas otras alteraciones que permiten que las células transiten de la normalidad a la malignidad, que haya múltiples alteraciones para generar inestabilidad genética (incapacidad para controlar el metabolismo, la división y la diferenciación celular). Dicho de otra forma, la malignización es muy probablemente el resultado de diversos factores: ambientales, infecciosos, y alteraciones de la respuesta inmune. Las infecciones por los virus del papiloma humano (HPV) (más de 100 tipos descritos) afectan tejidos epiteliales y piel (cavidad orofaríngea, traqueobronquial, vaginal y vías urinarias), produciendo proliferación del tejido, generalmente benigna conocido como verruga. Algunos HPV que infectan genitales externos y el epitelio cérvico-vaginal, son considerados de alto riesgo (HPV 16, 18, 31, 33 y 35) porque su material genético se ha encontrado en más del 90% de los carcinomas epidermoides cervicales. Las lesiones que evolucionan hacia cáncer genital lo hacen lentamente, habitualmente en dos o más décadas. Este proceso involucra a genes (E6, E7) de HPV y sus productos, que serán revisados por el Dr. Garrido. Sin embargo, no todas las mujeres infectadas por HPV de alto riesgo desarrollan neoplasia, ni todos los carcinomas cervicales tienen secuencias de nucleótidos del HPV. Otra alteración reportada que involucra a la respuesta Inmune son los cambios en las moléculas HLA, se ha reportado disminución o ausencia de clase I, así como sobreexpresión de clase II en diferentes neoplasias. Sin embargo, existe consenso de que la pérdida de la expresión HLA-I se encuentra en estadios avanzados de cáncer cervical, mama, colon, ó en aquellos estadios que presentan múltiples metástasis. En carcinomas cervicales se ha reportado disminución de la expresión de HLA-A2, A3, Bw4 y Bw6, así como disminución de clase I en neoplasia intraepitelial cervical (NIC) grado I y III. También se ha visto una sobreexpresión de HLA-II en carcinomas cervicales. Ciertos autores proponen que las alteraciones de HLA clase I en cáncer se deben a modificaciones post-transcripcionales. En México se reporta que en este cáncer, hay una elevada asociación con HLA-B35 y DR5. Para el caso de CaCu no encontramos estudios en donde se haya demostrado contundentemente que los LT puedan erradicar a las células cancerosas. En el caso de otras neoplasias como melanoma, se conocen bien algunos antígenos específicos presentados por las células neoplásicas a LTc CD8+. Este establece interacciones sobre posiciones críticas de las moléculas HLA-I, y permite identificar en el “nicho” algunos péptidos, representando un genuino reconocimiento antigénico tumoral. Además, con péptidos sintéticos y eluídos de HPV se han realizado trabajos experimentales, buscando peptidos antigénicos que puedan ser empleados como alternativas terapéuticas. Con HPV 16 se han probado tres regiones de la proteína E6 que incluyen a los aminoácidos 131140, 130-137 y 130-138, y aunque se ha demostrado que son antigénicas, no necesariamente son útiles para terapia efectiva en la clínica. Existen diferentes reportes en donde detectan anticuerpos de clases IgG, IgM e IgA contra proteínas (tempranas o tardías) de HPV, tanto en población considerada sana, como en aquellos en quienes se ha documentado infección por HPV, y es que siendo un grupo de virus tan variado y tan ubicuo, se antoja difícil que haya individuos que nunca hayan sido infectados por uno de ellos. Además, estos virus tienen tanta semejanza estructural en sus genes, que es muy factible la posibilidad de reacciones cruzadas; por lo tanto la utilidad para identificar mediante la serología a poblaciones con o sin infección por HPV, tiene poca utilidad. Por lo anterior, se puede concluir que a pesar de los notables avances del campo biomédico, queda mucho por descubrir en todas las áreas involucradas.