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Titulo: Más ética, más desarrollo Autor: Bernardo Kliksberg Editorial: Temas, 2004 Autor del comentario: Carlos Alberto Rosales Purizaca LIBROS PARA LEER es una sección de comentarios de obras recientes de alta relevancia vinculadas con los desafíos éticos del desarrollo y la movilización del capital social. COMENTARIO DEL LIBRO: MÁS ÉTICA, MÁS DESARROLLO Más ética, más desarrollo de Bernardo Kliksberg analiza la realidad socioeconómica de Latinoamérica desde una perspectiva ética, centrando el cultivo de los valores como medio para generar el desarrollo. El autor llama la atención sobre la erradicación de prácticas inmorales que cada día sumergen a la región en el subdesarrollo. En consecuencia afirma que América Latina padece de una profunda “sed de ética”, la cuál exige, además de erradicar la corrupción, generar una nueva forma de gerencia social basada en el respeto a la dignidad de las personas, sobre todo, de las más necesitadas. Por tanto esta obra ofrece un enfoque distinto y enriquecedor, pues considera el aspecto ético y humano como esencial para salir de la pobreza. El autor inicia la obra presentando la “pobreza paradojal”, que consiste en la discrepancia entre las altas cifras de pobreza y los altos niveles de producción en la región. Señala que la causa de esta paradoja son las agudas desigualdades en América Latina, la cuál ha llevado a que la ciudadanía aumente su nivel de percepción de la realidad, y por tanto, buscar medios para hacer más efectivo su reclamo. El libro esta dividido en cuatro partes. La primera parte se centra en resaltar el impacto de la ética sobre el desarrollo. La segunda parte del libro comparte las experiencias latinoamericanas de capital social. En la tercera parte del libro discute cómo la ética ha sido llevada a la acción sobre la base de participación. En la parte final de su libro, Kliksberg presenta una serie de propuestas contundentes para alcanzar una economía orientada por la ética. A continuación una síntesis de algunas de las principales ideas discutidas a lo largo del libro. Estructura y contenido La primera parte del libro se centra en presentar el impacto que tiene la ética sobre el desarrollo. Para ello, el autor utiliza el ejemplo de Noruega, Finlandia, Suecia y Canadá, países pioneros en un desarrollo humano basado en los valores sociales. “Si una sociedad cultiva sistemáticamente sus valores éticos, cosecha resultados” (p. 20). “Poner en el centro de la agenda pública temas como la coherencia de las políticas económicas con los valores éticos, la responsabilidad social de la empresa privada, la eticidad en la función pública, el fortalecimiento de las organizaciones voluntarias, y el desarrollo de la solidaridad en general” (p. 21). “El corrupto no sólo daña por lo que roba a la sociedad, sino por el mensaje que transmite” (p. 22). Documento incluido dentro de la Biblioteca Digital de la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Etica y Desarrollo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) - www.iadb.org/etica De otro lado, el autor señala que es indispensable reformular el pensamiento económico convencional, no limitado al aspecto técnico, sino también humano. Asimismo realiza un profundo análisis al concepto de capital social. Expone una serie de investigaciones que revelan la relación entre capital social, integridad familiar y rendimiento educativo; así como entre capital social y salud. En la segunda parte del libro, Kliksberg comparte las experiencias latinoamericanas de capital social, entre las que destaca Villa El Salvador (Perú), Ferias de consumo familiar (Venezuela), y el Presupuesto municipal participativo (Porto Alegre, Brasil). De estas experiencias, el autor extrae las siguientes enseñanzas: participación organizada de la comunidad, capacidad para generar soluciones y una concepción en términos de valores. “Es hora de que el discurso consensual sobre la infancia se traslade a los hechos concretos. Se necesitan políticas públicas que realmente se hagan responsables por garantizar a todos los niños sus derechos indiscutibles de nutrición, salud, educación y desarrollo y que protejan el pilar de su felicidad y equilibrio, la familia” (p. 72). El autor afirma que para actuar estructuralmente contra la corrupción, es necesario ahondar en el tema de la desigualdad, y fundamenta su propuesta mediante investigaciones que revelan la relación entre la desigualdad y la corrupción. “¿Cómo diseñar políticas económicas con rostro humano, cómo articular estrechamente las políticas económicas y las sociales, cómo mejorar la equidad en el continente más desigual de todo el planeta, cómo llevar adelante alianzas virtuosas entre Estado, empresas y sociedad civil en todas sus expresiones para enfrentar la pobreza, cómo garantizar el fundamental derecho a la salud hoy debilitada?” (p. 80) Para combatir la pobreza, el desempleo, el déficit en salud y educación, la desvalorización de la familia, la delincuencia y la desigualdad, el autor exige que se termine con los siguientes mitos: pensar que la política social es superflua y que la política social es un gasto. Asimismo no podemos seguir permitiendo la descalificación a los pobres, el escepticismo sobre la participación y la resistencia a la cooperación interorganizacional. Hay que terminar con aquel mito que hace pensar que es posible prescindir del Estado y que el aporte de la sociedad civil es marginal, pues estas ideas no sólo son erróneas sino contraproducentes para el desarrollo socioeconómico de nuestra sociedad. Todos apostamos, por el contrario por un desarrollo que incluya alianzas entre la sociedad civil, el Estado y el sector privado. De otra parte, Kliksberg expone con claridad las paradojas del mundo globalizado, entre las cuáles se revela que mientras una parte del género humano padece desnutrición, en el otro extremo, en los países desarrollados, uno de los males alarmantes de la salud pública es la obesidad. Esto hace que el autor exija un código ético para la globalización. Frente a la pregunta ¿Es posible civilizar o humanizar la globalización?, el autor responde que un parámetro fundamental de si ello es factible sería lo que sucede con la condición de la mujer. En la tercera parte de su libro, Kliksberg hace un llamado a llevar la ética a la acción. Para tal efecto, el autor resalta la importancia de la participación en el desarrollo. Para legitimarla, expone una serie de tesis sobre aspectos claves. La participación: 1. Da resultados, implicando el respeto de la historia, cultura e idiosincrasia de la población. Junto a ello tener un proyecto en términos de valores, de perfil de sociedad por lograr. 2. Tiene ventajas comparativas, sobre todo impactos positivos en materia de sostenibilidad social y equidad. 3. Es un núcleo central de la gerencia del nuevo siglo. Se prioriza la necesidad de participación para generar confianza. 4. Enfrenta fuertes resistencias e intereses. El autor señala que no existe una coherencia entre el discurso y la acción, al momento de valorar la participación como clave para el sustento del desarrollo. Se le cuestiona en términos de costo y tiempo. El diseño y ejecución de los programas sociales sólo se realiza en términos económicos y no en aspectos de participación comunitaria. Existe un choque entre culturas donde la gerencia es vertical frente a otra donde es horizontal, la primera impide la participación, la segunda la promueve. Se desvaloriza la capacidad de los pobres ara gestionar su propio desarrollo. Se usa la participación comunitaria sólo para fines políticos. Existe una fuerte resistencia a compartir el poder y la toma de decisiones. 5. Requiere de políticas y estrategias orgánicas y activas. Entre ellas: la investigación. Realizar una tarea continuada de aprendizaje de las experiencias exitosas de la región. Apoyar la realización de nuevas experiencias innovadoras. Forjar una gran alianza estratégica en torno a la participación. Ganar conciencia pública respecto de las ventajas de la participación. 6. Se halla en la naturaleza misma del ser humano. La participación eleva la dignidad y abre posibilidades de desarrollo y realización. En la cuarta parte de su libro, Kliksberg realiza una serie de propuestas para una economía orientada por la ética. En esta parte el autor analiza el desarrollo social en Argentina, a la cuál no son ajenos los países de la región, y sugiere terminar con las siguientes falacias: La que opone la política económica a la política social. La que descalifica a la política social argumentándose en que se trata de un simple “asistencialismo”. La que opone Estado y sociedad civil. La que considera a los pobres como un objeto y no un sujeto. Frente a ello, el autor propone: Las políticas públicas deben tener un rol fundamental, ser socioeconómicas. Las políticas deben ser descentralizadas. Una política social renovada que genere redes y alianzas. Concertaciones entre las políticas públicas, responsabilidad social empresarial, voluntariado y otros sectores de la sociedad civil. El autor sugiere que para terminar con la pobreza en Argentina debe considerársela como un desafío colectivo, que se base en una relación estrecha entre ética y economía. “Siempre se puede ayudar aunque no se tenga nada, con una sonrisa, visitando a un enfermo, con un gesto fraterno, todo ello puede ser importante para el otro. (…) Ayudar al otro, es una de las posibilidades de realización y de expresión más fundamentales de ser humano” (p. 197). Hacia la parte final de su libro, Kliksberg se plantea ¿Cómo construir una economía con rostro humano que genere el desarrollo en América Latina? Para ello sugiere terminar con las siguientes coartadas: 1. Convertir a la pobreza en un problema individual. 2. La política del “chorreo”. 3. Deslegitimar la política social. 4. Terminar con la posibilidad de que los pobres pierdan su capacidad de indignación frente a las injusticias sociales. Kliksberg propone combinar tres factores: el voluntariado, la responsabilidad social de la empresa privada, y la articulación y “empoderamiento” de los pobres, pues son capital en acción. Según el autor, este capital articulado con políticas públicas activas tiene un efecto poderoso. Finalmente Kliksberg, confirma que es viable construir una economía con rostro humano, por las siguientes razones: El avance significativo de democratización en América Latina. Está a salvo el contrato ético, el contrato entre las personas en las bases de la sociedad. “Es imprescindible, al realizar análisis económicos, tener en cuenta las implicancias en términos humanos y éticos. (…) Ésta es la fuerza que tiene la ética, (…), las bases de nuestras culturas latinoamericanas, nuestras creencias religiosas, espirituales, nuestras creencias filosóficas, el ejemplo de nuestros libertadores, nuestras culturas indígenas, tienen un fondo cultural presidido por esos valores. Ha llegado el momento de rescatarlos”. (p. 212).