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La ciencia y la Cultura común en las Representaciones Sociales del Cambio Climático GT 21 Sociología y Medio Ambiente Ana Teresa López Pastor, Miguel Vicente Mariño, Mónica Arto Blanco y María Barba Núñez Resumen La presente comunicación se dirige a la presentación del proyecto RESCLIMA está coordinado por el Grupo de Investigación en Pedagogía Social y Educación Ambiental- SEPA y la Red RINEF-CISOC de la Universidade de Santiago de Compostela, con la implicación de investigadores de la Universidade da Coruña, Universidad de Valladolid, Universidad de Granada, Universidade do Minho (Portugal), Universidad Veracruzana (México), Universidad Federal de Paraná (Brasil) y la Universidad Autónoma de Madrid. El proyecto busca ampliar los conocimientos sobre las representaciones sociales del cambio climático (CC) en los cuatro países participantes, analizando las actitudes y comportamientos de la población ante el problema. La metodología se base en una encuesta representativa de la población española; la aplicación de cuestionarios y la realización de grupos de discusión entre población universitaria; análisis de medios de comunicación online (blogs, Youtube, etc.) y materiales curriculares de enseñanza media. Atendiendo al calendario del proyecto, se exponen en la comunicación los resultados de la demoscópica realizada en España (2012) con el apoyo de Fundación MAPFRE, como punto de partida en la atención al objeto del presente estudio: la relación entre la ciencia y la cultura común en las representaciones sociales del cambio climático. Palabras clave Cambio climático, representaciones sociales, educación, comunicación, cultura científica. Introducción El Cuarto Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, 2007) confirmó el inequívoco origen antrópico del CC, planteando la necesidad de activar políticas globales, regionales y locales efectivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, previniendo los peores escenarios futuros. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (1992) establece en el artículo 6 la promoción y apoyo a la educación, la capacitación y la sensibilización respecto del CC, así como promover la participación pública. Sin embargo, el consenso entre la comunidad científica sobre las amenazas del CC no es necesariamente evidente –ni comprensible, en el mismo nivel epistemológicopara la población, ni siquiera para aquellos grupos más formados e informados con relación al problema. El CC se percibe socialmente como un problema de carácter global, deslocalizado en el tiempo y en el espacio y demasiado abstracto (Meira, 2009). Aunque en los estudios de opinión aparece entre los problemas ambientales que más preocupan a la población, no es percibido como una amenaza prioritaria, máxime si se pone en relación con otros problemas socio-económicos (Meira, Arto y Montero, 2009; Meira, Arto, Heras y Montero, 2011). La conexión entre ciencia y sociedad puede ser estudiada y entendida a través de las llamadas representaciones sociales del CC, permitiendo describir el papel que juegan dichas representaciones como barreras o incentivos para la comprensión, la valorización y la acción como respuesta a esta amenaza. La noción de representación social ha tenido una amplia repercusión en las Ciencias Sociales, de ahí las múltiples acepciones que se han ido elaborando. Pero todas las conceptualizaciones giran en torno a la idea de aquel saber o conocimiento de tipo común o social, en el que se mezclan tanto conceptos científicos como elementos de la cultura popular, y que tienen en los medios de comunicación el principal vehículo de difusión en la actualidad. La representación se elabora alrededor de un objeto concreto (una idea, una persona, un hecho social, etc.) en ella afloran los preconceptos e ideologías, así como el propio contexto en el que está inmersa la persona. El carácter colectivo de las representaciones contribuye a formar la conducta y a orientar la comunicación social, a la par que ayuda a comprender y a transformar la realidad. Las representaciones tienen un componente histórico, reelaborándose a lo largo del tiempo, pero también un componente de estabilidad, de forma que los elementos novedosos se integran en un conjunto conocido, dando continuidad lógica al saber social. Se parte de la evidencia de que la solidez de la base científica del CC, la forma cómo la población lo percibe y lo valora, es un factor crucial para concretar cualquier acción de respuesta, pues condiciona la presión ciudadana sobre los tomadores de decisiones para que adopten políticas más contundentes, e influye en la disposición individual para aceptar y adoptar cambios significativos en aspectos centrales de la vida cotidiana (consumo energético doméstico, movilidad, alimentación, consumo, etc.). La Ciencia ha puesto sobre la mesa durante décadas un problema de gran calado como el CC. A través de los medios de comunicación fue conformándose una conciencia de relevancia social y urgencia de las medidas para intentar corregirlo. Dado que la sociedad en general no conoce todas las claves científicas que permiten comprender los procesos geo-físicos, tal y como sucedería en la esfera científica, el discurso social intenta darle un sentido unitario y coherente. Los diferentes elementos y conceptos del discurso se reorganizan en función de una lógica propia que no es la científica, aunque no se prescinde de los conceptos científicos. La relevancia social del problema atribuida por la población tampoco tiene por qué coincidir con la relevancia o gravedad atribuida por la comunidad científica. La investigación social revela la existencia de discursos dispares sobre el cambio climático, como los elaborados desde el ámbito político o el que se canaliza desde los medios de comunicación. Según Weingart, Engels y Pansegrau (2000), la esfera política, la científica y los medios de comunicación generan discursos dinámicos, que se retroalimentan entre sí o que pueden resultar divergentes y hasta contradictorios, ya que se construyen en base a lógicas e intereses que le son propias. En este sentido, la finalidad general del proyecto RESCLIMA es generar conocimiento básico y aplicado sobre las representaciones sociales del CC que sirva como base científico-social para el desarrollo de recursos de comunicación y educación orientados a que las sociedades contemporáneas comprendan y valoren su potencial de amenaza y se movilicen ante él. El objeto de estudio en el análisis de las representaciones sociales se refiere a las relaciones entre la cultura científica y la cultura común que se expresan en las mismas. Interesa ampliar el conocimiento tanto de la estructura de las representaciones sociales del CC (los elementos que las integran y las relaciones que se establecen entre ellos: conceptos, creencias, metáforas, imágenes, iconos, teorías profanas, imágenes mentales, etc.), como de los procesos que contribuyen a su conformación y difusión (objetivación, anclaje, divulgación y difusión de la ciencia, mensajes y mensajeros, conversaciones y otros procesos de interacción social, etc.). En este fenómeno convergen procesos cognitivos y psicológicos, relacionados con la forma en que los individuos asimilan y organizan nueva información para significar el mundo que los rodea –que incluye información científica re-significada por la cultura común-, y procesos sociales y culturales, que se refieren a cómo se comparte y negocia con los otros una visión compartida del mundo imprescindible para facilitar la vida social (las representaciones tienen una triple función: socializadora, pragmática e identitaria). La hipótesis se centra en la compleja relación entre conocimiento científico y conocimiento común, especialmente la forma en que el primero se transpone a la cultura común para convertirse en un elemento constitutivo de la cultura ambiental contemporánea. La exploración de cómo interactúan ambas dimensiones -la cognitiva y la sociocultural- de las representaciones sociales es una vía para identificar barreras para el conocimiento, la valoración y la acción personal y social con respecto al CC. Atendiendo a este objeto, se ha venido desarrollando durante la última década una línea de investigación centrada en el análisis de las representaciones sociales de los problemas ambientales, en general, y del cambio climático, en particular. Estos trabajos se han centrado en el conjunto de la sociedad española y en grupos o colectivos específicos de la misma, principalmente estudiantes. También se han establecido lazos de colaboración con grupos de investigación que desarrollan líneas de estudio similares en otros países (Portugal, México y Brasil), encaminados a favorecer una aproximación comparada a las representaciones sociales del CC en el espacio cultural iberoamericano. La consolidación de esta línea transcultural constituye otra de las finalidades de este proyecto. Objetivos del estudio El proyecto RESCLIMA busca dar continuidad y proyección internacional a la línea de investigación sobre las representaciones sociales del CC en la sociedad española y de cómo modulan las respuestas a esta amenaza tanto a nivel individual como colectivo. La finalidad principal de este proyecto es explorar la lógica compleja que preside la construcción del conocimiento sobre el CC. En coherencia con ello se abordan los siguientes objetivos: 1. Identificar elementos estructurales en la representación social del CC, valorando su carácter universal o idiosincrático, en el espacio iberoamericano (España, Portugal, México y Brasil). 2. Analizar la influencia de distintas variables (edad, género, posición política, estudios, religión, grado de alfabetización científica, etc.) en las representaciones del CC. 3. Explorar la relación entre la estructura de las representaciones sociales del CC y los hábitos y predisposición a actuar a favor del clima de la población. 4. Estudiar el rol de distintos medios y mediadores en la construcción de las representaciones sobre el CC. 5. Extraer propuestas para el diseño de programas y recursos de comunicación y educación ambiental destinados a generar representaciones sociales más ajustadas a las necesidades de acción que comporta el CC. Metodología Para el logro de los objetivos propuestos, se apoya el presente estudio en una metodología que asume los principios de triangulación metodológica (cualitativacuantitativa) y procedimental, partiendo de la formulación del cambio climático como problema complejo y multidimensional en su expresión sociocultural y tratamiento educativo. Los medios de comunicación, los “viejos” y los “nuevos”, juegan un papel clave en la construcción de las representaciones sociales, ya que en las sociedades contemporáneas son los intermediarios principales entre el campo de la ciencia y la ciudadanía. El curriculum escolar es otro mediador entre ambos campos, científico y ciudadano. Para conocer y analizar que ciencia del CC –o que “cultural común” del CC- se transpone en este sistema de mediación hemos optado por analizar, además de los medios de comunicación tradicionales y nuevos, los libros de texto. En base a estos presupuestos, el material empírico se recopilará a través de diferentes técnicas, siguiendo el principio de triangulación metodológica y procedimental. A excepción de la demoscopia ya realizada y cuyos resultados se presentan, las otras técnicas comenzará a ser aplicadas en fases más avanzadas del proyecto: - Aplicación de un cuestionario ad-hoc a muestras de estudiantes de primer y último curso de titulaciones universitarias pertenecientes al campo de Ciencias, Ciencias de la Salud o Ingeniería y Arquitectura, por una parte, y al campo de las Ciencias Sociales y Jurídicas o Humanidades, por otra. El cuestionario se aplicará en una universidad de cada país implicado en el estudio (Brasil, España, México y Portugal). Se pretende analizar los conocimientos, valoraciones y actitudes de los participantes ante el CC teniendo en cuenta como variables independientes principales la titulación y la nacionalidad, además de otras variables socio-demográficas básicas. - Realización de grupos de discusión, tres por cada país, dos integrados por estudiantes universitarios (ciencias naturales frente a ciencias humanas-sociales), y otro por población adulta científicamente lega. El objetivo de esta técnica es profundizar, a través de una conversación dirigida, en la identificación de los elementos de la cultura científica y de la cultura común que se manejan en cada colectivo social con relación al CC con miras a verificar (o no) la homogeneidad social y la universalidad de las representaciones sociales de este “objeto”. La división entre personas científicamente legas y personas con formación superior responde a las claves anteriormente señaladas, dado que cabría suponer que las segundas tuvieran una representación del CC más ajustada a las ciencias del clima que las segundas. La idea es articular la discusión en torno a imágenes icónicas relacionadas con el CC, a partir de imágenes que transmiten y reproducen los medios. El uso de las mismas imágenes en todos los grupos permite homogeneizar la dinámica de discusión. - Análisis de discurso en medios de comunicación. Se parte del papel central de los medios de comunicación en la configuración de las representaciones sociales de la ciudadanía. El análisis de este “discurso mediático” –que se ha visto aumentado en los últimos años-, su contenido, estructura y variables ideológicas se convierte en un elemento imprescindible para comprender cómo se está interiorizando socialmente el CC. Para ello se parte de una revisión bibliográfica de trabajos centrados en el análisis de medios de comunicación (convencionales o digitales), a modo de estudio metaanalítico recogiendo las principales conclusiones educativo-comunicativas de los mismos. A partir de ahí se plantea un análisis a dos niveles: identificación de los principales actores que intervienen en Internet en materia de comunicación de CC y análisis de su producción en blogs o redes sociales; y análisis de los contenidos sobre CC en Youtube. En ambos casos, nos interesa el perfil de la persona o entidad que divulga, el contenido de lo que divulga y el grado de interactividad de las personas usuarias. -Análisis del discurso en libros de texto. Los libros de texto permiten analizar cómo se traspone el contenido de los currículos oficiales, y de la ciencia que en ellos se selecciona, a la práctica escolar. En ellos se examinará como se incorpora el CC, tanto desde la perspectiva de las ciencias del clima como de otras dimensiones (ética, económica, social, etc.). Su contenido condiciona la agenda de lo que hay que aprender y, como consecuencia, marca las tendencias en la enseñanza formal. Se seleccionarán los libros de la dos editoras que más ejemplares vendan en el ámbito educativo de cada país o, si es posible, las que más vendan en el estado o región de referencia. Para homogeneizar las diferencias entre los sistemas educativos de cada país, se seleccionarán los libros diseñados para los alumnos del último año obligatorio de educación secundaria, dado que esta edad difiere entre los países, se tomará como referente el país con la edad más temprana de finalización de la escolaridad obligatoria. - Realización de un estudio demoscópico, diseñado para explorar cinco dimensiones de las representaciones sociales del cambio climático en la población adulta española: conocimientos y creencias, grado de relevancia atribuido, nivel de información, valoración de las políticas de respuesta y comportamientos. Con ello se da continuidad a los estudios demoscópicos bianuales realizados previamente por el Grupo SEPA, en base a contratos de Investigación con la Fundación MAPFRE (2007-12). Se presentan en esta comunicación los resultados más destacados de la demoscopia realizada en 2012. La muestra del estudio son 1.300 entrevistas personales a domicilio, realizadas en todo el territorio español mediante un cuestionario semi-estructurado a población mayor de edad. El nivel de confianza es 95% para p=q=0,5, el error absoluto muestral: ±2,7%. El trabajo de campo se realizó entre el 12/05/2012 y el 15/06/2012. El tratamiento y análisis de datos cualitativos se apoyará en el uso de programas informáticos como el denominado Qualitative Data-Analysis Software (ATLAS-ti, versión 7) que admite la digitalización y codificación de textos, imágenes y vídeos. Para el análisis cuantitativo de datos se ha empleado el programa Statistical Package for the Social Sciences (SPSS), versión 20. Resultados Los conocimientos y las creencias sobre el cambio climático El amplio reconocimiento de conceptos como “cambio climático”, escuchado en alguna ocasión por el 97,5% de la muestra, de “calentamiento global” (94,8%), “efecto invernadero” (89,4%) y “CO2” (78,8%), muestran el grado de penetración de diversas expresiones relacionados con el CC. Las personas entrevistadas reconocen también mayoritariamente la realidad del fenómeno del cambio climático: nueve de cada diez (90,1%) piensa que “el cambio climático está ocurriendo”, frente a un 4,6% que piensa que no y otro 5,3% que “no sabe”. La opinión sobre el grado de acuerdo de la comunidad científica acerca de a las causas del cambio climático se encuentra repartida, de forma notablemente simétrica, entre los que consideran que hay “poco acuerdo” en la comunidad científica (31,5%) y los que consideran que hay “bastante acuerdo” (31,5%). El resto de las opiniones se reparte, también a partes iguales, entre los que creen que no hay “ningún acuerdo” (7,5%) y los que consideran que hay “mucho acuerdo” (7,5%). Cerca de dos tercios de las personas encuestadas (64,3%) creen que el CC es provocado, “principalmente” o “exclusivamente” por causas humanas. En contraste, menos de uno de cada diez (8,4%) cree que se debe “principalmente” o “exclusivamente” a causas naturales. Otro 22,2% se sitúa en una posición intermedia al optar por atribuir el CC “tanto a causas naturales como humanas”. Los que no se definen en relación con esta cuestión (NS/NC) son muy pocos (5%). La relevancia y el grado de amenaza atribuido por la población Los problemas económicos y el paro son las dos cuestiones a las que más se alude para señalar los dos principales problemas a nivel español (59,0% y 55,5%), autonómico (52,2% y 66,3%) y local (41,6% y 74,5%), respectivamente. A nivel global, los dos problemas más destacados son los económicos (61,1%) y el hambre (37,6%) y, únicamente en este ámbito, se le atribuye cierta relevancia al CC entre los diez principales problemas, recogiendo un 3,6% de la menciones. Al preguntar por la importancia concedida al CC en general, más de la mitad de las personas encuestadas (57,9%) consideran que se le está dando menos importancia de la que tiene. Un tercio (27,4%) entiende que al CC se le concede la importancia que realmente tiene, mientras que un porcentaje reducido (9,7%) valora que se está exagerando la importancia de esta cuestión. Al ser preguntados sobre la relevancia que diferentes colectivos le atribuyen al CC, mientras que entre 7 y 8 de cada 10 personas apuntan que colectivos ecologistas y científicos atribuyen a esta problemática mucha (50,2% y 26,6%) o bastante importancia (33,9% y 44,3%), no más de 3 de cada 10 tienen esta misma percepción de “la ciudadanía” (35,4%) o de “los partidos políticos de izquierdas” (34,6%), y menos de 2 de cada 10 personas entrevistadas se la atribuyen “al gobierno” (19,8%), “los partidos políticos de derechas” (18,2%) o a “las grandes industrias (15,5%). Los datos informan de que prácticamente 9 de cada 10 personas entrevistadas valoran como “muy” (52,3%) o “bastante” (36,9%) probable que las consecuencias del CC afecten de forma más aguda “a los países pobres” y a “las futuras generaciones”. En el polo opuesto, poco más de 5 de cada 10 personas creen que pueden padecer los riesgos del CC a nivel personal (el 17,9% “mucho” y el 39,5% “bastante”) o que pueden afectar a “las generaciones actuales” (el 15,9% “mucho” y el 39,5% “bastante”). Las fuentes y el nivel de información La televisión (“mucha” o “bastante frecuencia”, 46,0%) es el medio más común a través del cual se ha recibido información sobre CC. Tres de cada diez encuestados (29,4%) aluden a las campañas publicitarias, a los periódicos (28,9%) y, en menor medida, a la radio (16,3%). Los medios de comunicación de masas (televisión, prensa y radio) están entre las fuentes principales; les siguen los formatos impresos como las revistas especializadas (16,9%), las guías de ahorro energético (15,2%) y los libros (11,9%). Destacan también los formatos online (páginas y boletines web, 14,9%) y las redes sociales (13,9%). Los formatos de proximidad como charlas o conferencias (12,4%), clases (10,5%) y exposiciones (9,6%) se encuentran en los últimos puestos en cuanto a frecuencia de uso como fuentes de información sobre CC. El 45,9% de la muestra no conoce ningún libro, película, campaña de sensibilización o exposición relacionada con el CC. Las personas que sí mencionan algún formato comunicativo, aluden a películas de ficción (15,3%), a campañas de información, educación (12,6%). A mayor distancia encontramos los documentales (4,9) y el documental o libro de Al Gore (4,7%). Las noticias y programas de TV (3,3%) y la publicidad comercial (2,0%), cierran los ejemplos de contenidos pensados para el formato televisivo y con mayor impacto a nivel de audiencia. Tras los libros (2,2%) y las exposiciones (1,6%), las restantes categorías solo recogen porcentajes testimoniales. La población española señala a los grupos ecologistas (69,4%), los científicos (67,6%) y los educadores ambientales (64,6%) como los agentes en los que más se puede confiar para obtener información sobre CC. Les siguen los médicos (58,1%), los profesores o maestros (57,4%), los amigos o familiares (47,3%) y los medios de comunicación (43,7%). Las administraciones y organizaciones gubernamentales que más confianza despiertan son las internacionales, la ONU (39,1%) y la Unión Europea (36,8%). Les siguen la Administración central (26,3%), la Administración autonómica (24,8%) y los ayuntamientos (24,6%). En los últimos puestos encontramos a sindicatos (16,2%) y los empresarios (11,9%). Los comportamientos y la predisposición a actuar El principal motivo por el cual las personas encuestadas se plantean reducir su consumo energético es el ahorro económico (81,6%). La motivación relacionada con la preocupación por la contaminación (13,8%) es, con mucha diferencia, el segundo motivo. Únicamente un reducido porcentaje señalan incentivos para el cambio de hábitos (la oferta de alternativas, 1,0% o la existencia de subvenciones, 0,5%). Solo un 1,7% de la muestra manifiesta poco interés por el ahorro energético. En cuanto a los comportamientos cotidianos de ahorro energético, apagar las luces (algo que indica hacer siempre el 63,3%) y utilizar bolsas de la compras propias (47,1%) son realizados con frecuencia en la vida diaria, mientras que utilizar la bicicleta como medio de transporte habitual (3,4%) y consumir productos procedentes de agricultura o ganadería ecológica (6,1%) son los comportamientos menos usuales entre la población española. Los resultados indican que la participación en iniciativas públicas recibe un apoyo escaso, siendo la más frecuente colaborar en campañas de ahorro energético (14,2%) y firmar propuestas de actuación ante el CC (8,8%). De entre las actividades ya realizadas de cara a favorecer el ahorro energético, utilizar bombillas de bajo consumo es la respuesta más habitual (87,5%), seguida de la compra de electrodomésticos más eficientes (60,5%). A la inversa, la instalación de paneles solares en el hogar es una opción minoritaria (6,4%). El reciclaje (22,0%), la reducción del uso del automóvil (19,4%) y el ahorro de electricidad y gas (18,4%) son las principales recomendaciones que las personas encuestadas harían a otras de su confianza para luchar contra el CC. La valoración de las políticas de respuesta Atendiendo a las causas del CC, la población española atribuye el máximo grado de responsabilidad a “las grandes industrias” (62,5% “Mucha” y 29,9% “Bastante”). Se mantiene una valoración menos severa con “los ciudadanos” como agente causante del CC: sólo el 26,0% atribuye “Mucha” responsabilidad y un 43,2% “Bastante”. En relación a la responsabilidad en las soluciones, la población española también percibe que son “las grandes industrias” las que deben adquirir el mayor grado de compromiso con las soluciones al CC. Pero, cuando se trata de observar la capacidad de los ciudadanos en ser parte de las soluciones, la valoración desciende 13,4 puntos. Con respecto a las medidas concretas, son merecedoras de mayores apoyos aquellas que no suponen restricciones como “mejorar la información al consumidor” (82,0% Muy o Bastante acuerdo) o crear una “red interurbana de vías ciclistas” (73,3% Muy o Bastante acuerdo). Del mismo modo, “disminuir la velocidad a 110 km/h.” no es una medida que concite apoyos suficientes (sólo está de acuerdo el 36,0%). La población española tampoco secunda la “suspensión de construcción de más autovías o autopistas”, porque sólo están Muy o Bastante de acuerdo un 29,5%; ni “la construcción de más plantas de energía nuclear” y confirma un cierto rechazo a adoptar este tipo de medidas como solución al CC. Algunas medidas adoptadas por los gobiernos de nivel local como “restringir el uso del automóvil en el centro histórico”, “crear servicios públicos de asesoramiento sobre el ahorro y uso eficiente de energía” o “establecer zonas urbanas en las que la velocidad del tráfico esté limitada a 30km./h.” Ante la pregunta de ¿qué deberíamos hacer? la población española percibe que principalmente deberíamos reducir el nivel de consumo energético (85,7%), fomentar el uso de las tecnologías más eficientes (84,5%), anticiparnos a las posibles consecuencias del CC (82,6%). El inmovilismo expresado como “da igual lo que hagamos” es aceptado por un 18,0% de la población. Pero el extremo de “no deberíamos hacer nada” sólo es apoyado por un 4,1% de las personas encuestadas y evidencia un claro retroceso con respecto a la consulta anterior por perder cinco puntos porcentuales de referencia. Conclusiones A modo de conclusión, podemos avanzar que los medios de comunicación tradicionales son la principal fuente de información sobre el CC y constituyen la principal vía de acceso a la ciencia del CC para el conjunto de la población. La información que por lo general se recibe sobre CC parece tener un cierto carácter pasivo y superficial, dado el mayor uso de medios convencionales y las dificultades de las personas entrevistadas para aludir a formatos comunicativos concretos. A la vez, los interlocutores pueden ser un elemento clave de cara a la comunicación sobre CC: los grupos ecologistas y los científicos son los interlocutores que más confianza despiertan, mientras que los políticos, seguidos de sindicalistas y empresarios, son los que menos. Sin embargo, los ciudadanos consideran que las grandes industrias y el gobierno son los que mayores responsabilidades tienen de cara al desarrollo de políticas públicas que afronten el CC. Resulta de interés destacar que, a pesar de la amplia divulgación del CC como problema, del consenso social hacia el hecho de ser ya una realidad originada por causas humanas, el contexto económico ha conseguido desdibujar buena parte de la relevancia y urgencia que se le ha venido atribuyendo en los últimos años. Sin embargo, los datos muestran que la mayor o menor relevancia atribuida está condiciona no solo por factores contextuales como puede ser la coyuntura económica, sino también en cuanto al distanciamiento: cuanto más cercano a las personas es el ámbito espacial al que se circunscribe la cuestión, menos relevancia se le otorga al CC, hasta convertirse en una problemática “invisible”. A la vez, y a pesar de la unanimidad científica, la percepción pública sigue destacando que en el seno de la comunidad científica todavía existen dudas sobre las causas que originan el CC. Sin duda, los medios de comunicación han contribuido a mantener esta percepción, destacando polémicas minoritarias o negacionistas que no representan el discurso general sobre la cuestión. Las preguntas que abordan los comportamientos de la población muestran que se han ido incorporando una serie de hábitos cotidianos de cara a favorecer el ahorro energético, percibido como algo deseable. La principal motivación es, con gran diferencia, por un interés de ahorro económico y de forma secundaria por evitar la contaminación. Es decir, los hábitos que se han ido implantando con mayor éxito son aquellos que han supuesto un bajo esfuerzo económico y en cuanto a calidad de vida subjetiva, de ahí la baja renuncia a usar el vehículo privada a pesar de destacarse como una de las principales soluciones para luchar contra el CC. La valoración de las políticas públicas nos indica que aquellos ítems formulados de una forma negativa o prohibitiva recogen, por lo general, mayores porcentajes de desacuerdo, frente aquellos que se construyen en base a ideas de mejor, respaldo de iniciativas, etc. Esto nos indica la importancia de la comunicación en relación a las medidas que se realizan desde las diferentes administraciones, siendo necesario destacar las mejoras perseguidas. En líneas generales, y siguiendo los objetivos del proyecto RESCLIMA, las representaciones sociales sobre el CC se configuran desde una edad temprana, incluyendo elementos que provienen de la cultura científica. Desde este punto de vista la hipótesis que se pretende probar es que las representaciones sociales del CC en diferentes sociedades y colectivos específicos de población son muy similares debido a la fuerte influencia de los medios de comunicación y de otros canales y procesos de interacción social. El retrato que hemos venido perfilando sobre la población española nos servirá para testar si las tendencias generales detectadas son comunes a colectivos con mayor formación científica (población universitaria) y en diferentes culturas (Brasil, España, México y Portugal). Bibliografía Core Writing Team, Pachauri, R.K. and Reisinger, A. (Eds.) (2007). Contribution of Working Groups I, II and III to the Fourth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. Geneva: IPCC (versión online). Recuperado el 15 de abril de 2013, en el sitio web: http://www.ipcc.ch/publications_and_data/ar4/syr/en/contents.html Jodelet, D. (1986). 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